Cantalamessa, Raniero - La Fe No Es Privilegio Sino Don PDF

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La fe no es privilegio, sino don


Raniero Cantalamessa, OFMcap

Si no meto mi mano en su costado, no creer:


II Domingo de Pascua B

Hechos 4, 32-35, Salmo 117, I Juan 5,1-6, Juan 20,19-31

14 de abril de 2012.- Ocho das despus, estaban otra vez sus discpulos dentro y
Toms con ellos. Se present Jess en medio estando las puertas cerradas, y dijo: La
paz con vosotros. Luego dice a Toms: Acerca tu dedo y mira mis manos; trae tu mano
y mtela en mi costado, y no seas incrdulo, sino creyente. Toms le contest: Seor
mo y Dios mo. Dcele Jess: Porque me has visto has credo. Dichosos los que no han
visto y han credo.

Con la insistencia sobre el suceso de Toms y su incredulidad inicial (Si no veo en sus
manos la seal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos, no creer), el
Evangelio sale al encuentro del hombre de la era tecnolgica que no cree ms que en lo
que puede verificar. Podemos llamar a Toms nuestro contemporneo entre los
apstoles.

San Gregorio Magno dice que, con su incredulidad, Toms nos fue ms til que todos los
dems apstoles que creyeron enseguida. Actuando de tal manera, por as decirlo, oblig
a Jess a darnos una prueba tangible de la verdad de su resurreccin. La fe en la
resurreccin sali beneficiada de sus dudas. Esto es cierto, al menos en parte, tambin
aplicado a los numerosos Toms de hoy que son los no creyentes.
La crtica y el dilogo con los no creyentes, cuando se desarrollan en el respeto y en la
lealtad recproca, nos resultan de gran utilidad. Ante todo nos hacen humildes. Nos
obligan a tomar nota de que la fe no es un privilegio, o una ventaja para nadie. No
podemos imponerla ni demostrarla, sino slo proponerla y mostrarla con la vida. Qu
tienes que no lo hayas recibido? Y, si lo has recibido, a qu gloriarte cual si no lo
hubieras recibido?, dice San Pablo (1 Corintios 4,7). La fe, en el fondo, en un don, no un
mrito, y como todo don no puede vivirse ms que en la gratitud y en la humildad.

La relacin con los no creyentes nos ayuda tambin a purificar nuestra fe de


representaciones burdas. Con mucha frecuencia lo que los no creyentes rechazan no es al
verdadero Dios, al Dios viviente de la Biblia, sino a su doble, una imagen distorsionada
de Dios que los propios creyentes han contribuido a crear. Rechazando a este Dios, los
no creyentes nos obligan a volvernos a situar tras las huellas del Dios vivo y verdadero,
que est ms all de toda nuestra representacin y explicacin. A no fosilizar o banalizar
a Dios.

Pero tambin hay un deseo que expresar: que Santo Toms encuentre hoy muchos
imitadores no slo en la primera parte de su historia --cuando declara que no cree--, sino
tambin al final, en aquel magnfico acto suyo de fe que le lleva a exclamar: Seor mo
y Dios mo!.
Toms es tambin imitable por otro hecho. No cierra la puerta; no se queda en su
postura, dando por resuelto, de una vez por todas, el problema. De hecho, ciertamente le
encontramos ocho das despus con los dems apstoles en el cenculo. Si no hubiera
deseado creer, o cambiar de opinin, no habra estado all. Quiere ver, tocar: por lo
tanto est en la bsqueda. Y al final, despus de que ha visto y tocado con su mano,
exclama dirigido a Jess, no como un vencido, sino como un vencedor: Seor mo y
Dios mo!. Ningn otro apstol se haba lanzado todava a proclamar con tanta claridad
la divinidad de Cristo.

Evangelio
Al anochecer de aquel da, el primero de la semana, estaban los discpulos
en una casa con las puertas cerradas, por miedo a los judos. Y en esto entr
Jess, se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Y, diciendo esto, les
ense las manos y el costado. Y los discpulos se llenaron de alegra al ver
al Seor. Jess repiti: Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, as
tambin os envo yo. Y, dicho esto, sopl sobre ellos y les dijo: Recibid el
Espritu Santo; a quienes les perdonis los pecados, les quedan perdonados;
a quienes se los retengis, les quedan retenidos. Toms, uno de los Doce,
llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jess. Y los otros
discpulos le decan: Hemos visto al Seor. Pero l les contest: Si no
veo en sus manos la seal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de
los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo. A los ocho das,
estaban otra vez dentro los discpulos y Toms con ellos. Lleg Jess,
estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: Paz a vosotros.
Luego dijo a Toms: Trae tu dedo, aqu tienes mis manos; trae tu mano y
mtela en mi costado; y no seas incrdulo, sino creyente. Contest Toms:
Seor mo y Dios mo! Jess le dijo: Por qu me has visto has credo?
Bienaventurados los que crean sin haber visto.

Muchos otros signos, que no estn escritos en este libro, hizo Jess a la vista
de los discpulos. stos han sido escritos para que creis que Jess es el
Mesas, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengis vida en su nombre.

Juan 20, 19-31

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