Morgade Educación Sexuada
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Presentacin
1. Sntesis de la clase dictada en el marco del curso del centro REDES, Gnero y sexualidades: debates y
herramientas para una educacin intercultural coordinado por Silvia Elizalde. Se retoman elaboraciones
publicadas en los siguientes trabajos: Morgade, G (coord. 2011) Toda educacin es sexual. Buenos Aires:
La Cruja; Morgade, G. (2013). Notas epistemolgicas desde una investigacin feminista sobre educacin
sexual. Revista da FAEEBA-Educao e Contemporaneidade, 22(40); Morgade, Graciela (2010) Mujeres
que dirigen poniendo el cuerpo. Gnero, autoridad y poder en la escuela primaria. Buenos Aires: NOVEDUC.
2. [email protected] / Actual decana de la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de
Buenos Aires.
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La construccin social del cuerpo comienza desde el nacimiento. Cuando nace un/a
beb, a partir de la lectura de su cuerpo y enseguida se le atribuye un sexo y un
nombre, de mujer o de varn. En ocasiones, los genitales externos no son del todo
legibles3 y se atribuye un sexo, aun con algunas incertidumbres. Las investigaciones
muestran que os juegos y contacto fsico que las madres y los padres hacen con hijos
e hijas tambin es diferencial. Se ha estudiado que en el caso de los hijos varones, en
general son tratados con ms rudeza y energa que las chicas, que suelen ser tratadas
con ms delicadeza y orden.
Ms adelante, la vestimenta, las formas de comunicacin verbal, gestual y fsica,
los estmulos y los retos sern tambin vehculo de las concepciones familiares
acerca de cmo es una nia y de cmo es un nio. Se multiplicarn las muecas
para ellas y las pelotas para ellos: basta mirar en las publicidades o en las jugueteras
la divisin entre juguetes de nenas y juguetes de varones. Tambin habr, tibia-
mente, algn que otro regalo menos sesgado; generalmente, an, con muy poca
frecuencia.
Sabemos que muy tempranamente chicos y chicas desarrollan una identidad
de gnero: a partir de los dos o tres aos, se auto-asignan los rasgos de lo que co-
rresponde a una nena o a un nene segn la ropa, los peinados, que a las nenas
les gusta cocinar y a los nenes hacer torres, etc., etc. contenidos que no estn in-
cluidos en la carga gentica de sus cuerpos sino, ms bien, en la carga cultural de
su lugar y tiempo.
Chicas y chicos tambin leen libros e historietas, que han venido cambiando sus
mensajes en los ltimos aos pero que, tambin en conjunto, continan presentando
algunas imgenes de lo femenino y lo masculino que responden a las concepciones de
gnero ms tradicionales: las labores domsticas a cargo de las mujeres, el sostn eco-
nmico a cargo de los varones Algunos cuentos sin embargo son muy innovadores
aunque a veces resultan de difcil aceptacin por parte de las adultas y los adultos que
los compran o los leen4.
Alejado, sin duda alguna, de los cuentos en que la mam ratona cocinaba mientras
el pap ratn lea el diario: una imagen que hoy en da representa poco y nada a las
vidas reales y actuales de mujeres y varones. Tal vez est tambin alejado, desde otro
extremo, de las opciones que las mujeres toman cuando no logran satisfacer sus in-
tereses; pero incluido en una biblioteca seguramente representa una historia posible,
entre otras, en que una mujer lucha por mejorar su mundo. Cuntos libros de las
bibliotecas hogareas o familiares estn protagonizados por paps a cargo de sus hijos
o hijas? Cuntos cuentos por madres electricistas? Cuntos por familias con dos
mams, dos paps, una mam sola, una abuela con un nieto recuperado? Cuntos
por varones que bailan? Cuntos por mujeres que construyen puentes?
Por otra parte, aun cuando a veces han contribuido a instalar temas innovadores, las
telenovelas tienden a presentar a los temas afectivos de manera estereotipada: (
) no por ser valorada por ciertas perspectivas de anlisis comunicacional, la telenovela
queda eximida de ser leda como un espacio de regulacin cultural de las identidades
y comportamientos esperables para varones y mujeres, de acuerdo con los par-
metros de los discursos dominantes. Ms bien es preciso recordar que en la mayora
de estas ficciones ambas condiciones genricas suelen presentarse de manera res-
trictiva desde el exclusivo paradigma de la hetero-normatividad, la ideologa del
amor romntico como propia de la condicin femenina y la aparicin del logro de
un marco legal (matrimonio) y una estructura contenedora socialmente reconocida
(la familia) como nicas instancias de legitimacin y autentificacin de la unin
amorosa de una pareja heterosexual (Elizalde, 2009)5. As, en las telenovelas, las
mujeres sufren por amor con mucha ms frecuencia que lo que sufren por problemas
econmicos o por problemas laborales. Parecera que el sufrimiento por amor es
constitutivo del discurso del amor romntico, an cuando el amor romntico viene
siendo criticado ampliamente desde el movimiento feminista. Posiblemente, el dis-
positivo amoroso romntico sea uno de los ms poderosos, resistentes y persistentes
nudos constitutivos del patriarcado.
Ahora bien, la educacin llamada formal, la que brinda la escuela en sus diferentes
niveles, es un espacio significativo en cuestiones de gnero y ha venido siendo estu-
diando en las ltimas dcadas desde esta perspectiva.
4. Por ejemplo Arturo y Clementina sobre dos hermosas tortugas enamoradas; cuando Clementina deca
que pensaba en encarar una actividad, Arturo rpidamente le haca un regalo para suplantarla (un cuadro
si quera pintar; un equipo de msica si quera cantar, etc.). Hacia el final del cuento, la casa de Clementina
tena pisos para albergar a los objetos que le regalaba Arturo cada vez que a ella se le ocurra una actividad
nueva para hacer Finalmente, Clementina se va de la casa y abandona a Arturo. Evidentemente, se trata
de una historia que tal vez tiene un final feliz para una protagonista aunque no tan feliz para el otro. Y
sobre todo, es un cuento no tradicional.
5. Elizalde, Silvia en Elizalde, Silvia, Felitti, Karina y Queirolo, Graciela (2009) Gnero y sexualidades en
las tramas del saber. Buenos Aires: Libros del Zorzal.
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Por una parte, las primeras investigaciones desde la perspectiva de gnero, motorizadas
polticamente por el movimiento social de mujeres, se enfocaron en los modos en que
las instituciones educativas tendan a reproducir las significaciones hegemnicas de
lo femenino y la posicin subordinada de las mujeres. Los resultados centrales de
esas primeras investigaciones mostraban que as como existan (y existen an) un
sesgo cultural de clase que tiende a invisibilizar y a excluir a los sectores ms desfa-
vorecidos, si bien los crditos que brindan las titulaciones fueron centrales en el me-
joramiento del lugar social de las mujeres, la propuesta escolar no pona en discusin
y, menos, modificaba la divisin sexual del trabajo social.
Por otra parte, desde hace un par de dcadas se encuentran en plena expansin
las investigaciones sobre las significaciones hegemnicas de la masculinidad en la es-
cuela. Robert Connell, uno de los principales investigadores en la tradicin de los
Mens Studies y la educacin muestra, en 19956 y en el contexto anglosajn, que en
las aulas se refuerzan los sentidos tradicionales de lo masculino, soslayando o conde-
nando la existencia de masculinidades subordinadas y, bsicamente, la homosexua-
lidad. En coincidencia con Connell, otros y otras colegas mostraron cmo el arquetipo
dominante de la virilidad alimenta una mstica de la masculinidad caracterizada por
el vigor y la fuerza, el control sobre el dolor fsico y el ocultamiento de las emociones,
el colocarse en riesgo, la tendencia a la competencia y a la conquista; en sntesis, una
idea de cierta superioridad que hara inevitable a la dominacin masculina.
Complementariamente, los estudios tienden tambin a indagar los modos de sufri-
miento y, en ocasiones, resistencia de los varones que no se adecuan completamente
al arquetipo viril (Lomas, 2004)7.
Y ms recientemente, y a la luz de los desarrollos de la teora queer o de la rareza
(que sostiene que las diversidades son mltiples y no hay una ms importante que
otras), la investigacin tiende a hacerse cargo de la complejidad multidimensional del
discurso hegemnico escolar. Se incorpora entonces con fuerza la cuestin del cuerpo
y, con l, las sexualidades desde la perspectiva de gnero y en trminos de diferencias
en la orientacin sexual.
a) El currculum explcito
Por dcadas, y an en la actualidad, el currculum formal o explcito evidenci sesgos
discriminatorios, por presencia o ausencia, en la mayora de las reas acadmicas del
currculum: la historia centrada en la celebracin de los hroes militares o polticos,
el canon de la literatura que solo admite grandes obras de la literatura escritas por va-
rones, el lenguaje sexista enseado en la escuela sin mediacin de crtica, contenidos
para chicas y contenidos para chicos en la Educacin Fsica. Veamos algunos ejemplos.
8. Morgade, Graciela y Kaplan, Carina (1999) Mujeres esmeradas y varones inteligentes: juicios escolares
desde un enfoque de gnero. Revista Argentina de Educacin. Buenos Aires: AGCE.
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A los chicos se les motiva ms que a las chicas en reas del conocimiento como la
ciencia y la tecnologa.
Se espera que las mujeres sean ms honestas y responsables, mientras se piensa que
los hombres tienden a ser ms corruptos.
Se contina legitimando la idea de que las mujeres son las nicas responsables de
la maternidad y del hogar, y los hombres los que generan el capital.
Se otorgan mayores tiempos de participacin a los hombres y stos son intelectual-
mente ms exigentes.
Se promueven, a travs de los formatos de clase, roles de participacin protagnicos
para los hombres y subordinados para las mujeres.
Se toma con naturalidad el hecho de que los hombres sean ms asertivos al comu-
nicarse y que las mujeres sean ms pasivas y sumisas
9. Garca Surez, Carlos Ivn (2004) Hacerse mujeres, hacerse hombres. Bogot: Universidad Central-DIUC
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10. En el plano mdico, las vacunaciones (aunque tambin se controlan en la escuela); en el plano legal, la
existencia de defensoras de menores o instituciones para la denuncia de violencia familiar, etctera.
11. En numerosas ocasiones aparecen artculos con preocupaciones en este sentido: cfr. Monitor de la
Educacin Comn, 1882, pp. 217, 1903, pp. 1081. Tambin en la Revista de Educacin de la Provincia
de Buenos Aires, 1883, pp. 5; 1884, pp. 489.
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c. El currculum omitido
Algunas investigaciones dan una idea global del tipo de interrogantes y desarrollos
ms recientes en el campo. Debbie Epstein y Richard Johnson (2000)12, por ejemplo,
indagaron minuciosamente en Gran Bretaa la produccin de identidades sexuales
en el nivel secundario, no solo en el currculum sexual formal (en su aspecto de edu-
cacin sexual) sino tambin las culturas sexuales tanto de los profesores como de los
alumnos, que son intrnsecas a la dinmica de la escuela, por ejemplo en lo que se re-
fiere al control, la resistencia y la disciplina. Para ello, trabajaron en establecimientos
donde estuviesen cursando estudiantes que se identificaran como gays, lesbianas o
bisexuales, an entendiendo que se trataba de una identificacin que poda cambiar
a lo largo de sus vidas.
12. Epstein D. y Johnson R. (2000) Sexualidades e institucin escolar. Madrid: Ediciones Morata S.L.
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que nos asisten es condicin para su ejercicio pero que se apoya tambin en otra
hiptesis ms discutible: conocer los derechos es condicin suficiente para que se
los ejerza en la prctica social13.
Sin embargo, as como es discutible que conocer los mtodos anticonceptivos sea
condicin necesaria y suficiente para su empleo, la investigacin muestra que tampoco
parece suficiente con el trabajo sobre los derechos para que los/as estudiantes se los
apropien y modifiquen los vnculos y las prcticas en sus vidas cotidianas.
Entendemos que dejando afuera las emociones y sentimientos asociados a las di-
ferentes dimensiones de ejercicio de los derechos, estas propuestas caen finalmente
en otra forma de silenciamiento de la afectividad que deja afuera la experiencia y
reduce la potencia de las transformaciones a las que aspiran a contribuir. Estos con-
tenidos y enfoques no han tenido plena presencia en la formacin inicial y muy poco
en la formacin continua de quienes hoy estn en las aulas. Pero tambin desde las
aulas maestras-os y profesoras-es son los profesionales ms adecuados para hacer de
la escuela un espacio relevante en cuestiones de gnero y sexualidades. Con otros pro-
fesionales y servicios, sin duda, en un movimiento de opinin y de participacin ms
amplio, obviamente, pero en un papel protagnico.
En este proyecto de educacin sexual con enfoque de gnero se requieren recursos
y programas especficos de capacitacin y acompaamiento para que los y las docentes
trabajen de manera institucional, apoyados/as tambin por los servicios de salud y de
asistencia jurdica de otras reas de gobierno. Y es central tambin, aun con sus difi-
cultades en acompaar e inclusive en informar a sus hijos e hijas, que las familias no
renuncien ni a sus obligaciones ni a sus valores en el tema.
Porque, an con esta multiplicidad de indicios de que la escuela es un lugar ms
de expresin de una sociedad desigual que un lugar de construccin de herramientas
para el cambio, tambin es evidente que sin la escuela no es posible construir un
destino diferente; para los sectores postergados que lograron mantenerse entre sus
paredes, la educacin represent la mejora de las posibilidades de trabajo, de plani-
ficacin de la vida personal y el proyecto familiar, de continuacin de estudios, de
conocimiento de derechos y disponibilidad de recursos para hacerlos cumplir
Subrayar el valor de la escuela, no como una pretensin voluntarista sino a partir de
la constatacin de que en sus paredes se dan procesos de disputa, situaciones de ejer-
cicio de la autonoma que no se dan en otros mbitos, episodios de contacto respetuoso
entre culturas y subjetividades diversas, e inclusive, momentos de disonancia entre
los derechos estudiados y los derechos ejercidos. La escuela conserva un discurso uni-
13. Con anterioridad, tambin haban sido publicados algunos materiales desde la perspectiva de gnero
y derechos; por ejemplo, el excelente manual de FEIM, Sexualidad y salud en la adolescencia. Partiendo
de una crtica a las relaciones de gnero hegemnicas, el manual introduce al conocimiento del cuerpo y los
modos de preservar su salud y desarrollar ampliamente las nociones que, desde los derechos sexuales y re-
productivos, asisten a los y las adolescentes para disfrutarlo y cuidarlo. Los materiales referidos al curso
Nuestros derechos, nuestras vidas publicados por el Consejo de los Derechos de Nios, Nias y Adolescentes
o el libro de Liliana Pauluzzi sostienen tambin esta visin.
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a. Qu ensear?
En la primera parte de esta clase hemos subrayado que la sexualidad como dimen-
sin biolgica del ser humano y como problema mdico est presente en las visiones
de todos y todas en las escuelas medias. Y en tanto concepcin hegemnica, deriva
en interrogantes y respuestas desde los contenidos.
Sin embargo, el atravesamiento histrico y cultural con que los cambios en las
prcticas sociales (las formas de las familias, la construccin social de los cuerpos,
etc.) y en las formas de valorar esos cambios desde los diferentes marcos morales estn
presentes en los modos en que los y las jvenes se preguntan en el terreno de la se-
xualidad. Y estas dimensiones estn prescriptas en los lineamientos curriculares y
han comenzado a ser abordadas, sobre todo, en los contenidos escolares en las Ciencias
Sociales y la Formacin tica y Ciudadana.
Ms all de sostener que la implementacin plena de la Ley de Educacin Sexual
Integral en una poltica de largo aliento, y de la produccin especfica del Programa
Nacional de Educacin Sexual Integral14 y la produccin acadmica que se encuentra
en pleno desarrollo15, se perfilan desde nuestra perspectiva algunos ejes y temticas
que sera posible y potente trabajar en las escuelas.
18. La obra central en la produccin de Carol Gilligan ha sido In a different voice: psychological theory
and womens development. En esa obra, publicada por primera vez en 1977, la autora sostiene que las
mujeres desarrollan ms ampliamente una tica del cuidado y de la responsabilidad diferente de la tica
masculina centrada en los derechos que tienden a desarrollar los varones hegemnicos.
19. Nancy Chorodow estudi las construcciones psicolgicas relacionadas con la maternidad. Su obra ms
importante, The reproduction of mothering, fue convergente con los trabajos de Gilligan en sealar la ten-
dencia femenina a la intimidad y la conexin tiene implicancias en los modos de conocimiento desarrollados
en las mujeres.
20. Bsicamente los trabajos de Judith Butler. En Cuerpos que pesan (Bodies that matter, o sea, que se
materializan, o bien que importan, haciendo el juego con los diferentes significados de matter) Butler des-
arrolla de manera ms exhaustiva sus hiptesis, que pretenden reubicar a la materialidad de los cuerpos
como un efecto de las dinmicas del poder, ya que la materialidad de los cuerpos es indisociable de las
normas regulatorias que gobiernan su materializacin y la significacin de esos efectos materiales.
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desarrollos tecnolgicos han sido particularmente crticos para la vida de las mujeres y
de los grupos subordinados. En particular, las tecnologas de la sexualidad. Por ejemplo
la prevencin del embarazo no deseado, que se han volcado sistemticamente hacia
cuerpo de las mujeres y han desarrollado muy escasamente intervenciones sobre el cuer-
po masculino. Por otra parte, tambin coinciden en que es solo reciente la recuperacin
sistemtica de algunos saberes tradicionalmente femeninos o de grupos subordinados.
En sntesis, ms all de la corta vida de estas tradiciones, que lleva a que an
sean coexistentes, sus aportes sealan tambin diversos problemas para la cuestin
de gnero y construccin del conocimiento cientfico, que van desde la interrogacin
acerca de los modos en que los sesgos patriarcales estn presentes en las formas de
clasificacin y de construccin de categoras tericas hasta el cuestionamiento de los
sesgos presentes en la enseanza a partir de la transposicin didctica. Y adems, se
parte de la base de que los diferentes actores de las polticas educativas juegan papeles
diferenciales; la poltica y las polticas gubernamentales en un sentido de inclusin
(o de exclusin sistemtica) y las polticas de otras organizaciones (las iglesias por
ejemplo) en un sentido de reproduccin de sus intereses especficos.
estos procesos escolares habituales cobran una virulencia mayor: como hemos visto,
los discursos en pugna, los temores y fantasas, la carencia de espacios de formacin
docente llevan a alejarse velozmente de un involucramiento personal. Seala Britzman:
Por detrs de esas preocupaciones estn las ansiedades de la propia profesora: de no
estar preparada para responder a las preguntas de los estudiantes y de que la clase se
disuelva en una lucha de poder entre el conocimiento de las estudiantes y el conoci-
miento de la profesora22.
Pudor, temor, placer, serenidad, odio, vergenza, amor, deseo, rabia, tristeza, culpa,
alegra emociones vinculadas a los modos en que se vive, disfruta o padece el cuerpo
sexuado. Visibilizadas por diversas tradiciones de la psicologa, banalizadas en la teora
del manejo de la inteligencia emocional para el management y, recientemente, anali-
zadas hasta sus mnimas expresiones por las neurociencias, las emociones y los sen-
timientos que las nuclean aparecen entre las demandas estudiantiles para la temati-
zacin de la sexualidad. La tradicin espaola de la educacin afectivo sexual tendi
tibiamente a abrir este camino en un sentido emancipatorio. Probablemente permi-
tiendo que emerjan preguntas reales ser posible profundizarlo.
a aquella educacin que reconoce el carcter sexuado de los sujetos que se encuentran
en el mbito escolar.
En segundo lugar, si bien ya hablar de educacin sexuada implica la adopcin
de una conceptualizacin que avanza por sobre las omisiones, cabe preguntarse tam-
bin por los sentidos que implica una pedagoga consonante con las tradiciones crticas
que nos orientan. O, en otras palabras, cmo sexuar a la educacin ms all de los
enfoques represivos o parcializantes que han venido siendo predominantes.
En esta direccin plantearemos algunos elementos identificados en nuestra investi-
gacin que permiten pensar en una pedagoga de la sexualidad que no pedagogice
a las sexualidades e integre al sujeto sexuado, volviendo sobre el currculum y la pre-
gunta sobre qu es valioso de ensear y de aprender en este campo y cmo hacerlo.
Y, sobre todo, cmo avanzar en un sentido de justicia.
Parecera que las posibilidades del que el sujeto llegue a poner coto a las exigencias
del mundo externo dependen de la capacidad de conectarse -escuchar, sentir, buce-
ar- con la propia interioridad. Ahora bien, despus de Foucault, Rubin, Rich, Butler,
Preciado, ms que hablar de demandas del mundo externo que remitiran a man-
datos sociales, digamos- deberamos decir: las posibilidades de soportar la fuerza sim-
blica de la infinita reiteracin de las relaciones de gnero dependen de
Cmo hacer para favorecer, posibilitar al Yo (estudiante) semejante conexin? A
modo de consejo para el/la docente, Corn sugiere: Se pueden encontrar algunas in-
dicaciones en Winnicott (1996) que dan que pensar: los gestos del adulto son los que
permiten, si no son intrusivos, a la psiquis residir en el cuerpo, al yo construirse, al
yo-piel conformar un todo capaz de soportar, de contener los afectos. La cuestin
es ser un educador que no sea intrusivo, ni por invasin de sentimientos, ni por rechazo
a la sensibilidad. Un educador suficientemente bueno, es decir, atento a la interaccin.
Atento a lo que apuntala y contribuye a sostener, a la creatividad primaria. Atento
a lo que hay que dar y tambin a lo que hay que negar. ()23.
Tal vez la Educacin Sexual que los chicos y las chicas esperan es aquella que abre un
espacio donde la pregunta Cul es mi deseo? pueda ser formulada (y que cada unx la
conteste donde, cuando -y con quien- quiera). Estamos pensando en una Educacin
Sexuada Justa o Queer. La construccin un espacio tal requiere describir, explicar y de-
nunciar la injusticia ertica y la opresin sexual. Necesita, por tanto, instrumentos con-
ceptuales que puedan mostrarnos el objeto a estudiar. Debe construir descripciones
ricas sobre la sexualidad, tal y como esta existe en la sociedad y en la historia, y requiere
un lenguaje crtico convincente que transmita la crueldad de la persecucin sexual24.
Desde esta perspectiva, trabajar sobre las emociones en el currculo escolar estara
lejos de invadir la intimidad o privacidad sino, ms bien, de ofrecer un espacio pblico
23. Corn, Laurence (2007) Moverse en las preguntas en Frigerio, Graciela y Diker, Gabriela (comps.)
Educar: figuras y efectos del amor. Buenos aires: Del estante editorial. Pp. 22.
24. Rubin Gayle Rubin, Gayle (1989). Reflexionando sobre el sexo: notas para una teora radical de la se-
xualidad. En Vance, Carole (comp.). Placer y peligro. Explorando la sexualidad femenina. Madrid: Revolucin.
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25. Focalizando en Otros hay un peligro de olvidar examinar la propia (o del propio grupo) implicancia
en las condiciones que una busca afectar. Pp61. Feminism and critical pedagogy; Luke, Carmen y Gore,
Jennifer (eds.; 1992); New York: Routledge.
26. Gore, Jennifer (1996) Controversias entre las pedagogas. Morata: Espaa. Pg. 143.
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aulas. Sin embargo el ensear a partir de las preguntas de las/os alumnos podra con-
siderarse amenazante, ya que nada en mi formacin docente me prepar para observar
a mis estudiantes transformndose a s mismos/as.
Enmarcar el desencuentro como problema de justicia puede permitirnos arrojar
luz sobre la problemtica planteada: el desencuentro entre las propuestas escolares
adultas sobre abordaje de la sexualidad y las expectativas/pedidos que los chicos y
chicas tienen al respecto. Las voces juveniles -an cuando se trate de los-as afecta-
dos-as -, no son tenidas en cuenta en el desarrollo del trabajo escolar sobre la sexua-
lidad. Y en este sentido cabe interrogarse tienen derecho lxs chicxs a ser represen-
tadxs en las decisiones relativas al abordaje escolar de la sexualidad? Se lxs excluye
injustamente? Se les debera conceder la capacidad de intervencin paritaria en las
deliberaciones pblicas, as como una representacin en los procesos pblicos de
toma de decisiones? Desanudar esta injusta sordera, del orden de lo poltico y es-
pecficamente de la bsqueda de un marco adecuado-, nos invit a reflexionar en
las siguientes direcciones: cuales son las experiencias de los/as jvenes de hoy, cuales
son los discursos que ellxs de los cuales se apropian y resignifican, cuales son los p-
blicos que sostienen estos discursos, cual es el sentido de la sexualidad para chicos
y chicas Nos parece importante hacer notar que, en los debates acerca de la edu-
cacin sexual, las tensiones se ubican en los conflictos entre los discursos que el
Estado sostiene, y los valores de las familias que, por supuesto, deben ser respetados.
Ahora bien, recordemos que segn todas las leyes vigentes, lxs jvenes deben ser
odos En este sentido, creemos que la preocupacin institucional por lograr acuer-
dos con las familias, por respetar las morales particulares de las familias, opera en
detrimento de los derechos de nios, nias, adolescentes y jvenes. Generando es-
pacios de discusin de justicia curricular, en cuanto a la participacin de los pblicos
de jvenes y adultxs; que decidan qu es lo valioso de ensear y de aprender; que
disputen los significados de los contenidos curriculares y produzcan continuas trans-
formaciones en las formas de la transmisin. Entendemos que una pista posible es
habilitar la autoridad de las voces de lxs jvenes y la autoridad docente en trminos
de la propia afectividad y reconocimiento de la propia experiencia, tanto en sus sen-
tidos dolorosos como en sus sentidos placenteros.
En la imaginacin de lxs jvenes aparece un modelo de Educacin Sexuada Justa o
Queer posible: La experiencia les da un margen para la empata y la aceptacin, decamos
ms arriba, y tambin les da un margen para pensar la sexualidad de otra manera.
Britzman (1999) por ejemplo, identifica tres versiones de la educacin sexual: la
normal, normalizadora de los cuerpos y el deseo; la crtica, que cuestiona a las re-
laciones de poder y reivindica los derechos sexuales y reproductivos y la que denomina
la aun no tolerada, que apunta al cuidado de s como prctica de la libertad.29
Segn Britzman, la educacin sexual normal genera no solamente un cuerpo de
contenidos limitado por las voces dominantes sino que tambin genera los lmites de
30. Lopes Louro, Guacira (2004) Um corpo extranho. Belo Horizonte: Autntica.
31. Maher, Frances y Thompson Tetreault, Mary Kay (1994). El aula feminista. Una mirada interna sobre
cmo profesorxs y estudiantxs estn transformando la educacin superior para una sociedad diversa. Nueva
York: Basic Books. Pp. 56.
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En este lnea de trabajo podran albergarse tambin los intereses y demandas de los/as
jvenes de la Ciudad de Buenos Aires. El amor que en trminos religiosos no es ms
que una expresin de un amor a Dios se transformar en una marca registrada de la
Iglesia Catlica si no lo tomamos tambin desde nuestros desarrollos tericos y polticos.
Entendemos que enfrentamos el desafo de tensar las fronteras de la pedagoga vi-
sibilizando los afectos y los cuerpos sexuados que los contienen. La ampliacin de las
fronteras tericas y polticas que permiten ampliar tambin la comprensin del proceso
de construccin social de la subjetividad, en su dimensin material y en su dimensin
simblica, se completara al incluir las emociones y los sentimientos implicados en
los vnculos consigo mismx y con otros/as.
Para cerrar...
Pensamos en una educacin sexuada, es decir que se hace cargo de su carcter for-
mativo en cuestiones sexo-genricas, que mantenga el sentido crtico y productivo
de la justicia como horizonte vertebrador de las prcticas, justicia en la divisin social
y sexual del trabajo que persiste en la construccin social de sujetos que encarnan,
que corporizan, la exclusin de la vivienda, el alimento, el abrigo, la salud y la educacin
que hacen a la dignidad de las personas.
En Amrica Latina sigue vigente con toda crudeza la cuestin de la justicia redis-
tributiva y la justicia de reconocimiento y la situacin financiera mundial que atraviesa
a nuestras economas pone nuevamente en figura la injusticia por la cual grandes
sectores de la poblacin pueden llegar a ser nuevamente desempleados, nuevamente
excluidos, criminalizados, violentados. En situaciones de crisis, aparece con crudeza
que son los eslabones ms dbiles del frgil tejido social.
El significado ms genrico de justicia descansa en una participacin igualitaria ()
la justicia exige alcanzar acuerdos sociales que permitan a todos los miembros de la so-
ciedad participar como iguales en la vida social32. Sin redistribucin econmica, reco-
nocimiento cultural y representacin poltica no hay justicia, y no puede existir una de-
mocracia genuina si no existe tal base. Se conoce el significado de justicia cuando ms
voces son escuchadas. En este sentido la justicia no es esttica sino dinmica. No se da
de una vez y para siempre, por el contrario, se va dando en la medida que las personas
pueden participar en la esfera pblica, en la medida que los obstculos son removidos.
En sntesis, los derechos ciudadanos y la valoracin de las diferencias se ensean
y ejercitan. Seguramente disminuir el sufrimiento si podemos contribuir a que los
chicos y las chicas exploren el mundo con ms libertad y ms justicia, en el que tanto
el cuidado de la vida como el sostn econmico sean asumidos por todos y todas.
32. Fraser, Nacy (2006) Fraser, N (2006) Reinventar la justicia en un mundo globalizado. En la revista: New
Left Review. N 36 Pp 35
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Resumen
La autora plantea a la educacin como sexuada. Lo social fue sistematizando una forma de
concebir a lo femenino y a lo masculino a partir de una continuidad establecida entre lo ledo
en los genitales externos y un sistema de expectativas. En ese sistema, no hay ms que dos
posibilidades normales: aquello que sigue la norma, se piensa como normal, el resto, es
lo anormal. De acuerdo a sus desarrollos, la educacin, en tanto sexuada, debe hacerse cargo
de su carcter formativo en cuestiones sexo-genricas, que mantenga el sentido crtico y pro-
ductivo de la justicia como horizonte vertebrador de las prcticas, justicia en la divisin social
y sexual del trabajo que persiste en la construccin social de sujetos que encarnan, que cor-
porizan, la exclusin de la vivienda, el alimento, el abrigo, la salud y la educacin que hacen
a la dignidad de las personas.
Plantea a su vez la situacin de Amrica Latina, donde sigue vigente con toda crudeza la
cuestin de la justicia redistributiva y la justicia de reconocimiento y la situacin financiera
mundial que atraviesa a nuestras economas pone nuevamente en figura la injusticia por la
cual grandes sectores de la poblacin pueden llegar a ser nuevamente desempleados, nueva-
mente excluidos, criminalizados, violentados. En situaciones de crisis, aparece con crudeza
que son los eslabones ms dbiles del frgil tejido social.
El significado ms genrico de justicia descansa en una participacin igualitaria () la
justicia exige alcanzar acuerdos sociales que permitan a todos los miembros de la sociedad
participar como iguales en la vida social33. Sin redistribucin econmica, reconocimiento
cultural y representacin poltica no hay justicia, y no puede existir una democracia genuina
si no existe tal base. Se conoce el significado de justicia cuando ms voces son escuchadas.
En este sentido la justicia no es esttica sino dinmica. No se da de una vez y para siempre,
por el contrario, se va dando en la medida que las personas pueden participar en la esfera p-
blica, en la medida que los obstculos son removidos.
En sntesis, los derechos ciudadanos y la valoracin de las diferencias se ensean y ejercitan.
Seguramente disminuir el sufrimiento si se puede contribuir a que los chicos y las chicas ex-
ploren el mundo con ms libertad y ms justicia, en el que tanto el cuidado de la vida como
el sostn econmico sean asumidos por todos y todas.
33. Fraser, Nacy (2006) Fraser, N (2006) Reinventar la justicia en un mundo globalizado. En la revista: New
Left Review. N 36 Pp 35
Summary
Sexed Education and School Curriculum: Current Debates
The author argues that education is gendered. The social systematized a way of conceiving the
feminine and the masculine from an established continuity between the read on the external
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genitals and a set of expectations. In that system, there are only "two" "normal" possibilities:
what follows "the norm", is intended as "normal", the rest is "abnormal". According to their
development, education, as sexed, must take charge of the formative sex-generic issues that
keep the critical and productive sense of justice as a guiding horizon of the practices, social
justice and sexual division labor that persists in the social construction of subjects who
embody, excluding housing, food, shelter, health and education that confer dignity.
She also raises the question of the situation in Latin America, where the issue of
distributive justice, justice of recognition and the global financial situation, which penetrate
our economies, prevail and put back in "figure" the injustice by which large sectors of the
population may become unemployed again, excluded, criminalized and subjected to violence.
In crisis situations, it becomes evident that they constitute the weakest links in the fragile
social fabric.
"The most general meaning of justice rests on equal participation (...) justice requires
social arrangements that enable all members of society to participate as equals in society."
Without economic redistribution, cultural recognition and political representation there can
be no justice, and there can be no genuine democracy if there is no such basis. The meaning
of justice becomes known when more voices are heard. In this sense, justice is not static but
dynamic. It is not given once and for all, on the contrary, it develops when people can
participate in the public sphere, when obstacles are removed.
In short, citizen rights and the appreciation of differences are taught and exercised.
Suffering will surely lessen if boys and girls are helped in the exploration of the world with
more freedom and justice, in which both life care and the provision for the family are
undertaken by everyone.
Resumo
Educao sexuada e currculo escolar: debates atuais
A autora trata a educao como sexuada. O social foi sistematizando uma forma de
conceber o feminino e o masculino a partir de uma continuidade estabelecida entre o que
foi lido nos genitais externos e em um sistema de expectativas. Nesse sistema s existem
duas possibilidades normais: aquilo que segue a norma, que acreditado como
normal, e o resto, o anormal. De acordo com os seus desenvolvimentos, a educao,
enquanto sexuada, deve ser responsvel pelo seu carter formativo nas questes
sexo/genricas, manter o sentido crtico e produtivo da justia como horizonte orientador
das prticas, da justia na diviso social e sexual do trabalho que persiste na construo
social de sujeitos que encarnam, que corporalizam, da excluso do lar, do alimento, do
abrigo, da sade e da educao que fazem parte da dignidade das pessoas.
Alm disso, comenta sobre a situao da Amrica Latina, onde continua vigente, com
toda a sua crueldade, a questo da justia redistributiva e da justia de reconhecimento, e
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da situao financeira mundial que atravessa as nossas economias, que coloca novamente
em cena a injustia pela qual os grandes setores da populao podem novamente ficar
desempregados, excludos, criminalizados, violentados. Em situaes de crise, aparecem
cruelmente os que so os elos mais fracos do frgil tecido social.
O significado mais genrico de justia assentado em uma participao igualitria () a
justia exige que sejam conseguidos acordos sociais que permitam a todos os membros da
sociedade participar como iguais na vida social. Sem redistribuio econmica,
reconhecimento cultural e sem representao poltica no h justia, e no pode existir
uma democracia autntica se essa base no existir. Conhece-se o significado de justia
quando mais vozes so escutadas. Neste sentido, a justia no esttica, mas dinmica. No
acontece s uma vez e para sempre, pelo contrrio, vai acontecendo medida que as pessoas
possam participar na esfera pblica e medida que os obstculos so removidos.
Em sntese, os direitos dos cidados e a valorizao das diferenas so ensinados e
exercitados. Com certeza, o sofrimento diminuir se se puder contribuir para que as
crianas explorem o mundo com mais liberdade e mais justia, onde tanto o cuidado da
vida como a sustentao econmica seja assumida por todas as pessoas.