Graco - Plutarco
Graco - Plutarco
Graco - Plutarco
ISSN 1989-4988
RESUMEN
Claseshistoria.com
11/03/2010
Cayo Sempronio Graco a travs de las Vidas Paralelas de
Pablo Rodrguez Romn Plutarco
Introduccin
La obra y el autor.
Plutarco
No son muchas las referencias que tenemos de la vida de Plutarco. Tan solo la Suda
bizantina y Eusebio de Cesarea hacen referencias ms o menos notables de su vida,
por lo que hemos de acudir fundamentalmente a la informacin que el propio autor nos
leg en su obra. A travs de alusiones a su juventud podemos establecer que naci en
torno al ao 45 en la ciudad de Queronea, situada en la provincia griega de Beocia,
aunque existen debates entorno a la fecha. Creci en el seno de una acaudala familia
A los 20 aos fue enviado a Atenas para recibir la formacin retrica y filosfica propia
de su condicin social, por lo que estudi en la Academia con el platnico Ammonio, lo
que no le impidi conocer otras corrientes como el estoicismo o el epicureismo. A
pesar de que vivi la mayor parte de su vida en Queronea, realiz por distintos motivos
numerosos viajes por Grecia, Egipto, Asia Menor o Roma, donde goz de notables
amistades como los senadores Soscio Senecio y Fundano, a los cuales dedic
algunos de sus ltimos escritos, el cnsul Lucio Mestrio Floro, gracias al cual obtuvo la
ciudadana romana, o el emperador Trajano, del cual parece haber sido preceptor.
Plutarco fue iniciado en los misterios del dios Apolo, llegando a ser el mayor de los
sacerdotes del Orculo de Delfos, posiblemente entorno al ao 100. Ejerci tambin
como magistrado en su ciudad natal, a la que adems represent en diversas
embajadas al principio de su vida pblica. Adriano, que hereda de su predecesor el
afecto hacia Plutarco, le nombr procurador de Grecia, posiblemente solo a ttulo
honorfico2, lo cual le permiti acceder a privilegios y honores propios de los cnsules.
Cre una pequea academia en Queronea que estuvo en contacto con la de Atenas.
Finalmente, muere entre el 119 y el 127, siendo por entonces considerado el mayor
intelectual de Grecia.
En cuanto a su actividad literaria la obra de Plutarco fue muy prolfica, se dice que
escribi ms de 200 obras, de las cuales solo conservamos un pequea parte. Bajo el
ttulo de Moralia se recopilan los restos supervivientes de su trabajo, recogidos por un
monje bizantino del siglo XIII. Se trata por tanto, de una serie de ensayos y discursos
que tratan temas tan diversos como poltica, filosofa, zoologa, historia Existen
tambin un par de trabajos menores agrupados en las llamadas Cuestiones que
versan sobre los cultos romanos y griegos respectivamente, pero sin duda, su principal
obra fueron las Vidas Paralelas, que inicia al asentarse definitivamente en Queronea,
tras su ltima estancia en Roma, y a las que dedicar las dos ltimas dcadas de su
vida.
1
BOULOGNE, Jaques., Plutarque. Un aristocrate grec sous l'occupation romaine,
Presses Universitaires de Lille, Lille, 1994. Pg. 25
2
PLUTARCO. Vidas Paraleas. Tomo I. PEREZ JIMENEZ, Aurelio (traduccin). Ed.
Gredos, Madrid 1985. Pg. 18
Vidas paralelas
Plutarco sigue para la redaccin de sus Vidas el mtodo del historiador; que se refleja
tanto en el procedimiento de composicin como en el enjuiciamiento de sus materiales
de cara a reflejar una verdad histrica objetiva. Su forma de componer sigue tres
estadios: lectura previa de las fuentes, elaboracin de un borrador que se atiene
3
Gredos 71
4
BOULOGNE, Jaques., Plutarque. Un aristocrate grec sous l'occupation romaine,
Presses universitaires de Lille, 1994. Pg. 57.
5
CRAWFORD, Michael: Historia del mundo Antiguo. Fuentes para el estudio del
mundo antiguo. Ed. Taurus, Madrid 1986, Pg 54.
La crisis de la Repblica
En la segunda mitad del II a.C., era evidente que Roma no era capaz de digerir el
imperio que tan rpidamente haba engullido. La problemtica de la Repblica Tarda
puede simplificarse en dos mbitos, uno poltico y otro socio-econmico. El primero se
manifiesta por la inadecuacin de un rgimen anquilosado, diseado para la direccin
de una ciudad-estado, no de un imperio. Como consecuencia de esto, vamos a asistir
a la ruptura de la oligarqua dirigente en dos facciones, de un lado los optimates;
6
C. B. R. Pelling En: PLUTARCO. Vidas Paraleas. Tomo I. PEREZ JIMENEZ, Aurelio
(traduccin). Ed. Gredos, Madrid 1985. Gredos.
La llegada masiva de trigo de las nuevas provincias a Roma estaba llevando a la ruina
econmica a la Italia tradicional de pequeos propietarios rsticos, que proporcionaba
a Roma los soldados para sus ejrcitos. No pudiendo soportar la competencia,
procedan a vender sus fincas que quedaban absorbidas en los latifundios. Una ley del
220 a.C. prohiba a los senadores ejercer el comercio, por lo que les obligaba a invertir
la riqueza de sus botines de guerra en tierras, que dejaban en manos de un
administrador que las explotaba con mano de obra esclava. Por otra parte, les era
difcil acceder al ager publicus, ya que se convirti en el principal vehculo de
expansin de los latifundios de los grandes propietarios7, a travs de diversos medios,
como explica el propio Polibio (VIII), adems el estado cedi gran parte del mismo a
especuladores con los que estaba endeudado como medio de resarcirse del pago. En
este estado de cosas, muchos de estos desposedos, emigraron a Roma, con la
esperanza de lograr all ms oportunidades, y en el caso de los itlicos intentar
conseguir la ciudadana romana, que les permitiese ser participes de los crecientes
privilegios de la plebs romana.
7
ROLDN, Jos Manuel:, Historia de Roma. La Repblica Romana. Tomo I. Ed.
Ctedra, Madrid 1987. Pg. 358.
que solo acabar con el propio fin de la repblica. Al poco de acceder al cargo
propuso una lex agraria que permitiera el reparto de tierra procedente del ager
publicus a los ciudadanos ms pobres. La ley estableca un mximo de yugadas de
agro pblico que ningn ciudadano podra sobrepasar (124Ha. o 240 Ha. si tena mas
de dos hijos). La tierra restante deba ser devuelta para proceder a su reparto entre
ciudadanos sin tierras en lotes de 5 o 6 Ha, con compromiso de no venderlas y de
pagar un reducido impuesto sobre ellas. La adjudicacin de tierras correra a cargo
comisin de tres miembros elegida anualmente. En el fondo, no era ms que
revitalizarlas leyes Licinias aprobadas dos siglos antes. Plutarco se posiciona
claramente a favor de ley al establecer que no pudo haberse escrito una ley ms
benigna contra semejante iniquidad y codicia (IX).
8
ARBIZU, Jos Mara., Res publica Opressa. Poltica Popular en la Crisis de la
Repblica (133 44 a.C.). Ed. Complutense, Madrid, 2000. Pg 70
Hay que ser conscientes a la hora de abordar la figura de Cayo Graco que Plutarco es
un panegirista de la familia Graco y sus leyes, su discurso nada tiene que ver con las
diatribas de Cicern o las palabras de Livio9. Sin embargo, no conviene olvidar que
Plutarco es un ciudadano romano muy con estrechos vnculos con el poder, por lo que
se muestra muy respetuoso con el senado romano y sus instituciones. Ni an los que
peor hablaron de ellos() se atrevieron a decir que no nacieron con la mejor ndole
para la virtud entre todos los roanos () y no censuran otra cosa que un exceso de
ambicin (), siendo para el autor los ricos con su oposicin ante una causa loable y
justa, los que pusieron a ambos en precisin de combatir.10
Cayo Sempronio Graco viene al mundo en el 154 a.C., perdi a su padre a una
temprana edad por lo que recibi una esmerada educacin bajo la influencia del griego
Menelao de Marathe y de su madre Cornelia, ejemplo de matrona romana hacia la que
Plutarco se deshace en elogios, y a la que Indro Montanelli la califica como una gran
intelectual y, salvando las distancias, una exisita matesse de maison.11 Plutarco
considera crucial a la hora ahondar en la personalidad de los hermanos Graco la
9
ORTIZ, Fernando., Las Reformas Graquianas. Ed. Universidad Complutense de
Madrid, Madrid 1992. Pg. 34
10
Comparacin Agis y Cleolenes y de Tiberio y Cayo Graco
11
MONTANELLI, Indro,: Histoira de Roma. Ed. Paza Jans, Barcelona, 2000. Pag 178
educacin que recibieron, aun parece que se debi ms su virtud a la educacin que a
la naturaleza (I).
12
ROLDN, Jos Manuel:, Historia de Roma. La Repblica Romana. Tomo I. Ed.
Ctedra, Madrid 1987. Pg. 409.
13
Jose Mara Arbizu ve en ello una prueba de que Cayo Graco y Fulvio concibieron
conjuntamente su poltica desde un principio.
14
ROLDN, Jos Manuel:, Historia de Roma. La Repblica Romana. Tomo I. Ed.
Ctedra, Madrid 1987. Pg. 410.
vuelta triunfante de ste ltimo supuso una oportunidad inmejorable, por lo que decide
abandonar su puesto de cuestor en Cerdea para presentarse a las elecciones del
tribunado de la plebe en diciembre del 124 a.C. Hicieronle oposicin todos los
principales (III), que se conjuraron ante la alianza de ambos, denunciando a Cayo por
haber abandonado su magistratura y ser el instigador de una revuelta de latinos en
Fregellae. Pero los esfuerzos senatoriales no evitaron que fuera elegido. Plutarco nos
da buena cuenta de su popularidad afirmando que el hospedaje en Roma fue
insuficiente para la cantidad de gente de la plebs que lleg para apoyarle en los
comicios.
Aqu comienza la obra poltica del menor de los Graco. A pesar de que Plutarco siente
debilidad por el hermano mayor, Cayo le supera ya que contaba a su favor con la
experiencia de su ste y posea un pensamiento poltico ms elaborado, siendo
consciente de que los problemas de la republica no se reducan al ager publicus.
Lamentablemente ha sido siempre muy difcil delimitar de manera veraz su
pensamiento y objetivos ya que casi nunca es posible saber hasta que punto estn
contaminadas las fuentes por interpolaciones posteriores15. De aqu el intenso debate
historiogrfico sobre los verdaderos objetivos de los hermanos Graco, en el que no
vamos a entrar, y que como hemos visto viene desde la propia Antiguiedad. Lo que
est claro es que Graco, nunca intent aniquilar el poder de la oligarqua dirigente, a la
que por otra parte perteneca, tan solo quera limitarlo en busca de un mejor
funcionamiento de la repblica.
15
GOMEZ PANTOJA, J. (coord.) Historia Antigua. Grecia y Roma. Ed. Ariel,
Barcelona, 2003. Pg 459
16
ROLDN, Jos Manuel:, Historia de Roma. La Repblica Romana. Tomo I. Ed.
Ctedra, Madrid 1987. Pg. 411.
hermano. Otras medidas importantes fueron la lex de capite civis, que prohiba la
constitucin de juicios en tanto no estuviesen determinados por decreto popular; por
tanto limitaba la capacidad del senado de promover juicios que entraaran causas
capitales, como los que en el 132 a.C. dieron la posibilidad de perseguir a los
partidarios de Tiberio. Por otro lado, aunque Plutarco nos las presenta como
separadas hay que poner en conexin con sta17 otra ley que la conocemos por el
nombre que le dio Cicern de lex ne quis iudicio cirmumveniatur, que prevea el
castigo de todo magistrado que conspirase para lograr la condena de un inocente. Por
tanto, hay que poner estas leyes en relacin con la experiencia del 133 a.C., ya que
estaban destinadas a impedir que la nobilitas pudiera realizar acciones como las que
posibilitaron la eliminacin de Tiberio Graco.18
Las medias de Cayo no se quedan solo en esto, promulg tambin una batera de
leyes que podramos denominar politica social, a las que Plutarco se refiere como
leyes que hizo a favor del pueblo (V). Continu con la lex agraia de Tiberio de la que
desconocemos la mayor parte de su contenido. Suponemos que devolvera los
poderes judiciales a los triunviros que daran nueva vitalidad a los trabajos. Pero esta
ley ira ms all que la de Tiberio, Jose Manuel Roldn ve en Cayo un precursor de la
poltica agraria llevada por Cesar19. El peso de la poltica de Cayo no resida slo en la
distribucin de tierras del ager publicus, sino tambin, y sobre todo, en la revitalizacin
de la poltica de fundacin de colonias cincuenta aos despus, pero con clara
finalidad socioeconmica y no militar, lo que permita asentar a un mayor nmero de
ciudadanos romanos y tambin latinos. En el sur de Italia se fundaron las colonias de
Scolacium y Tarento, bajo los nombres pragmticos de Minervium y Neptunia, y en
frica, la primera colonia romana de ultramar sobre los restos de la derruida Cartago.
En conexin con esta poltica colonial y agraria estn los proyectos que nos transmite
Plutarco de mejorar la red viaria. Tiberio al presentar su proyecto haba limitado el
problema a la plebe rstica, su hermano va de nuevo ms all con una ley que
favoreca a la plebe urbana, la lex frumantaria, con la que asegura la distribucin de
17
ROLDN, Jos Manuel., Historia de Roma. La Repblica Romana. Tomo I. Ed.
Ctedra, Madrid 1987. Pg 412
18
ARBIZU, Jos Mara., Res publica Opressa. Poltica Popular en la Crisis de la
Repblica (133 44 a.C.). Ed. Complutense, Madrid, 2000. Pg. 74.
19
ROLDN, Jos Manuel., Historia de Roma. La Repblica Romana. Tomo I. Ed.
Ctedra, Madrid 1987. Pg. 413.
trigo a Roma con un precio estable, para lo cual se prevea la adquisicin de trigo por
cuenta de los fondos del estado. Una medida de clara inspiracin helenstica, al igual
que la lex militaris que privaba a los menores de 16 aos de servir en el ejrcito y
aseguraba a los soldados el equipamiento a expensas del estado. La lex Asia, una vez
pacificada la provincia, estableca que los nuevos recursos procedentes de las misma
seran arrendados en la propia Roma en subasta pblica, en virtud de la misma se
adjudicaba la recaudacin de impuestos a los publicani, con lo que se aseguraba la
recaudacin de los mismo, obtena el apoyo de stos y debilitaba el poder de la
nobilitas.
20
ARBIZU, Jos Mara., Res publica Opressa. Poltica Popular en la Crisis de la
Repblica (133 44 a.C.). Ed. Complutense, Madrid, 2000. Pg. 82
Por tanto, Durante su primer tribunado Cayo Graco goz del apoyo sin reservas de la
poblacin romana. La ley frumentaria hizo le proporcion una popularidad de la que no
haba gozado ningn poltico anterior a l, mientras que el senado asista impotente a
como se iban aprobando una tras otras cada una de las leyes que promova. 21
21
. ARBIZU, Jos Mara., Res publica Opressa. Poltica Popular en la Crisis de la
Repblica (133 44 a.C.). Ed. Complutense, Madrid, 2000 Pg 85.
22
ROLDN, Jos Manuel., Historia de Roma. La Repblica Romana. Tomo I. Ed.
Ctedra, Madrid 1987. Pg 418.
recientemente distribuidas del ager publicus, y la prohibicin de que los latinos fueran
objeto de azotes, medida que se interpreta como la consecin del ius provocandis23.
Livio nunca ocult que serva al senado por lo que segn Plutarco stas medidas
calmaron los nimos del pueblo contra el senado. Es importante la resea que hace
Plutarco al establecer Druso no se incorpor tanto como Cayo en los proyectos nunca
se acerc al manejo de caudales, siendo as que Cayo se haba encargado de la
mayor parte, lo que le granje el amor del pueblo, por lo que se muestra de nuevo
crtico con el exceso de atribuciones que l mismo se dio (IX).
En ese ao hubo miembros del colegio de tribunos junto con el nuevo cnsul trataron
de dinamitar la obra legislativa de Cayo. La primera ley que trataron de derogar fue la
lex rubria. Graco y sus partidarios eran conscientes de la gravedad del momento
acudieron a la asamblea, en la result muerto un provocador del cnsul Opimio. En la
noche siguiente ambos bandos ultimaban los preparativos para un enfrentamiento que
se revelaba inevitable. Cayo no estaba dispuesto a dejarse asesinar como su
hermano, por lo que se retir junto con Fulvio al Aventino. El senado ante la presin de
Opimio decidi transferir a los cnsules mediante el senatus consultum ultimum,
poderes extraordinarios para el restablecimiento del orden en la ciudad, medida de
incalculables consecuencias para el futuro devenir de la historia de Roma. Opimio
invit a la lucha a los equites, que no se hicieron de rogar. Finalmente el asalto al
Aventino se sald con la fuerte de Fulvio Flaco y 250 de sus partidarios, mientras Cayo
consigui escapar a la otra orilla del Tber donde se hizo matar por un esclavo; su
muerte proporcionaba un nuevo hroe a la causa popular, pero dejaba el camino libre
a un periodo de reaccin senatorial, empeado en barrer su imagen y su obra.
23
G. Rotonda En: ARBIZU, Jos Mara., Res publica Opressa. Poltica Popular en la
Crisis de la Repblica (133 44 a.C.). Ed. Complutense, Madrid, 2000 Pg 88.
24
ROLDN, Jos Manuel., Historia de Roma. La Repblica Romana. Tomo I. Ed.
Ctedra, Madrid 1987. Pg 418.
Es muy importante la visin de Plutarco en esta ltima parte. El autor griego nos
transmite una imagen de un Cayo resignado a la lucha, frente al alborotador Fulvio.
Fue ste ltimo quien instig a Cayo a llevar a sus partidarios a la asamblea. Nos
cuenta que ante la muerte del secuaz de Opimio, lejos de alegrarse, Cayo se enfureci
ya que daban a los rivales la ocasin que esperaban. Fulvi llam enseguida a sus
pardarios a las armas, mientras que Cayo acudi desarmado y resignado, instando al
senado a la paz, lo cual se neg Opimo. Por tanto, Plutarco exculpa a Cayo del
transcurrir de los acontecimientos, transfiriendo a Opimio, y sobre todo, a Fulvio Flaco
toda la responsabilidad de lo ocurrido.
Conclusin
La consecuencia directa de los sucesos acaecidos entre el 133 121 a.C. fue una
profunda polarizacin de la poltica romana en dos faccin: populares y optimates.
Antes de la aparicin de los hermanos Graco la plebs careca de objetivos poltcos
calros, fueron ellos quienes la politizaron. Por lo que podemos ver el conflicto entre
populares y optimates como un conflicto entre los grades propietros y de otro lado la
pebs urbana y rustica. El senatus consultum ultimum sirvi a los posteriores optimates
como un modelo de actucacin poltica, que conduci a un recrudecimiento de la lucha
poltica. El apoyo de Cayo Graco a los italicos hizo que se incluyera desde siempre en
el oprograma popular. Sin embargo los aos que siguen van a ser difciles para la
causa popular, con la absolucin de Opimio el proceso popular perdi su capacidad
para proceder contra los delitos cometidos contra los tribunos de la Plebe 25, adems el
senado aprovech para derogar la ley agraria junto con otras leyes introducidas por los
hermanos Graco, aunque no se moficic la tasa del trigo ni trat de restablecer el
monopolio sovre los tribunales.
25
ARBIZU, Jos Mara., Res publica Opressa. Poltica Popular en la Crisis de la
Repblica (133 44 a.C.). Ed. Complutense, Madrid, 2000 Pg 91.
BIBLIOGRAFA
- CRAWFORD, Michael: Historia del mundo Antiguo. Fuentes para el estudio del
mundo antiguo. Ed. Taurus, Madrid 1986,
- GOMEZ PANTOJA, J.(coord.). Historia Antigua. Grecia y Roma. Ed. Ariel, Barcelona,
2003