Alejandro Portes Capital Social
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Alejandro Portes
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Capital Social: Sus orgenes y aplicaciones en la sociedad moderna
Resumen
Este artculo pasa revista a los orgenes y definiciones del capital social en los escritos
de Bourdieu, Loury y Coleman, entre otros autores. Distingue cuatro fuentes del capital
social y examina su dinmica. Las aplicaciones del concepto en la literatura sociolgica
hacen hincapi en su papel en el control social, el respaldo familiar y beneficios
transmitidos por redes extrafamiliares. Brindo ejemplos de cada una de estas funciones
positivas. Las consecuencias negativas de los mismos procesos tambin merecen
sealarse a fin de tener una imagen equilibrada de las fuerzas en juego. Reviso cuatro
de esas consecuencias y las ilustro con ejemplos pertinentes. Escritos recientes sobre el
capital social ampliaron el concepto, que pasa de ser un activo individual a convertirse
en un rasgo de las comunidades y hasta las naciones. La seccin final describe esta
extensin conceptual y examina sus limitaciones. Sostengo que, como denominacin
abreviada de las consecuencias positivas de la sociabilidad, el capital social tiene un
lugar definido en la teora sociolgica. Sin embargo, ampliaciones excesivas del
concepto pueden poner en peligro su valor heurstico.
I. Introduccin
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Conferencia pronunciada el 31 de agosto de 1998. El autor agradece la asistencia de Patricia Landolt y
Clemencia Cosentino en la preparacin del artculo y los comentarios hechos por John Logan y Robert K.
Merton a una versin anterior. La responsabilidad por el contenido es exclusivamente suya
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II. Definiciones
El primer anlisis sistemtico contemporneo del capital social fue el de Pierre Bourdieu,
quien lo defini como "el agregado de los recursos reales o potenciales que se vinculan
con la posesin de una red duradera de relaciones ms o menos institucionalizadas de
conocimiento o reconocimiento mutuo" (Bourdieu, 1985, p. 248).
Este tratamiento inicial apareci en algunas breves "Notas provisorias" publicadas
en Actes de la Recherche en Sciences Sociales en 1980. Como estaba escrito en fran-
cs, el artculo no despert una amplia atencin en el mundo angloparlante; tampoco lo
hizo, para el caso, la traduccin inglesa, escondida en las pginas de un texto sobre la
sociologa de la educacin (Bourdieu, 1985).
Esta falta de visibilidad es lamentable, porque el anlisis de Bourdieu posiblemente
sea en el plano terico el ms elaborado entre los que introdujeron la expresin en el
discurso sociolgico contemporneo. Su tratamiento del concepto es instrumental y se
concentra en los beneficios que reciben los individuos en virtud de su participacin en
grupos, y en la construccin deliberada de la sociabilidad con el objetivo de crear ese
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recurso. En la versin original Bourdieu llega a afirmar que "las ganancias obtenidas
debido a la pertenencia a un grupo son la base de la solidaridad que las hace posibles"
(Bourdieu, 1985, p. 249). Las redes sociales no son un dato natural y deben construirse
mediante estrategias de inversin orientadas hacia la institucionalizacin de relaciones
grupales, utilizables como una fuente confiable de otros beneficios. La definicin de
Bourdieu aclara que el capital social puede descomponerse en dos elementos: primero, la
relacin social misma que permite a los individuos reclamar acceso a los recursos
posedos por sus asociados, y segundo, el monto y la calidad de esos recursos.
En trminos generales, Bourdieu hace hincapi en el carcter fungible de diferentes
formas de capital y en la reduccin ltima de todas ellas al capital econmico, definido
como trabajo humano acumulado. De all que, a travs del capital social, los actores
puedan obtener acceso directo a recursos econmicos (prstamos subsidiados,
informacin sobre inversiones, mercados protegidos); pueden incrementar su capital
cultural gracias a los contactos con expertos o individuos refinados (esto es, capital
cultural encarnado), o, de manera alternativa, asociarse a instituciones que otorgan
credenciales valoradas (esto es, capital cultural institucionalizado).
Por otro lado, la adquisicin de capital social requiere la inversin deliberada de
recursos tanto econmicos como culturales. Aunque Bourdieu insiste en que los re-
sultados de la posesin de capital social o cultural son reductibles al capital econmico,
los procesos que dan origen a estas formas alternativas no lo son. Cada uno de ellos tiene
su propia dinmica y, en relacin con el intercambio econmico, se caracterizan por una
menor transparencia y una mayor incertidumbre. Por ejemplo, las transacciones que
implican capital social tienden a caracterizarse por la presencia de obligaciones no
especificadas, horizontes temporales inciertos y la posible violacin de las expectativas de
reciprocidad. Empero, por su falta misma de claridad, pueden ayudar a disfrazar lo que
de otro modo seran intercambios mercantiles lisos y llanos (Bourdieu, 1979, 1980).
Una segunda fuente contempornea es la obra del economista Glen Loury (1977,
1981). ste dio con el trmino en el contexto de su crtica de las teoras neoclsicas sobre
la desigualdad racial de los ingresos y sus implicaciones polticas. Loury sostena que las
teoras econmicas ortodoxas eran demasiado individualistas, ya que se concentraban
exclusivamente en el capital humano individual y la creacin de un campo nivelado para
la competencia sobre la base de esas aptitudes. Por s mismas, las prohibiciones legales
contra las preferencias raciales de los empleadores y la implementacin de programas de
igualdad de oportunidades no reduciran las desigualdades raciales. En opinin de Loury,
stas podran mantenerse eternamente por dos razones: primero, la pobreza heredada de
padres negros que se transmitira a sus hijos en la forma de menores recursos materiales y
oportunidades educativas. Segundo, las conexiones ms precarias de los trabajadores
negros jvenes con el mercado laboral y su falta de informacin sobre las oportunidades
existentes.
La nocin meritocrtica de que, en una sociedad libre, cada individuo se elevar hasta el
nivel justificado por su competencia est en conflicto con la observacin de que nadie
recorre ese camino completamente solo. El contexto social dentro del que se produce la
maduracin individual condiciona fuertemente lo que pueden lograr individuos que en
otros aspectos son igualmente competentes. Esto implica que la igualdad absoluta de
oportunidades [...] es un ideal inalcanzable. (Loury, 1977, p. 176)
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En el anlisis de Bourdieu el equivalente ms cercano al capital humano es el capital cultural en-
carnado, que se define como el habitus de prcticas, conocimientos y conductas culturales aprendidos
mediante la exposicin a modelos de roles en la familia y otros mbitos (Bourdieu, 1979).
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Decir, por ejemplo, que el estudiante A cuenta con capital social porque tuvo acceso a un amplio
prstamo para la enseanza de sus parientes y que la estudiante B no dispone de aqul porque no goz de
la misma facilidad pasa por alto la posibilidad de que la red familiar de B est igualmente o ms motivada
para acudir en su ayuda pero carezca simplemente de los medios de hacerlo. Definir el capital social como
equivalente de los recursos as obtenidos es lo mismo que decir que los exitosos tuvieron xito. Esta
circularidad es ms evidente en las aplicaciones del capital social que lo definen como una propiedad de
colectividades, que se analizan ms adelante.
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Tanto Bourdieu como Coleman insisten en el carcter intangible del capital social, en
comparacin con otras formas. Mientras que el capital econmico est en las cuentas
bancarias de la gente y el capital humano en sus cabezas, el capital social es inherente a
la estructura de sus relaciones. Para poseerlo, una persona debe relacionarse con otros, y
el verdadero origen de su beneficio son stos y no ella. Como antes se mencion, la
motivacin de otros para hacer accesibles los recursos en trminos de concesin no es
uniforme. En el nivel ms general, cabe distinguir entre motivaciones consumatorias
versus motivaciones instrumentales.
Como ejemplo de las primeras, las personas pueden pagar sus deudas a tiempo, dar
limosnas para las instituciones de beneficencia y obedecer las reglas de trnsito, porque
sienten que es su obligacin comportarse de esta forma. Las normas internalizadas que
hacen posibles dichas conductas son luego apropiables por otros como recurso. En este
caso, los tenedores de capital social son otros integrantes de la comunidad que pueden
hacer prstamos sin temor a la falta de pago, beneficiarse con la caridad privada o dejar
que sus chicos jueguen en la calle sin preocuparse. Coleman (1988a, S104) se refiere a
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esta fuente en su anlisis de las normas y sanciones: "Las normas efectivas que inhiben el
delito hacen posible caminar libremente de noche por una ciudad y permiten que los
ancianos dejen sus casas sin temor por su seguridad'. Como es bien sabido, un nfasis
excesivo en este proceso de internalizacin de normas condujo a la concepcin
exageradamente socializada de la accin humana en sociologa, criticada de manera tan
custica por Wrong (1961).
Un enfoque ms cercano a la visin subsocializada de la naturaleza humana en la
ciencia econmica moderna considera el capital social, primordialmente, como la
acumulacin de obligaciones de otros de acuerdo con la norma de reciprocidad. En esta
versin los dadores brindan acceso privilegiado a los recursos con la expectativa de que
sern plenamente recompensados en el futuro. Esta acumulacin de vales sociales difiere
en dos aspectos del intercambio puramente econmico. Primero, la moneda con que se
pagan las obligaciones puede ser diferente de la utilizada en un principio al incurrir en
ellas, y tan intangible como la manifestacin de aprobacin o lealtad. Segundo, no se
establece el momento del reembolso. En efecto, si existe un cronograma de pagos, es ms
adecuado definir la transaccin como un intercambio mercantil y no como uno mediado
por el capital social. Este tratamiento instrumental del trmino es muy conocido en
sociologa y se remonta al anlisis clsico de Simmel ([1902a] 1964) sobre el intercambio
social, los ms recientes de Homans (1961) y Blau (1964) y el extenso trabajo sobre las
fuentes y la dinmica de la reciprocidad encarado por autores de la escuela de la
accin racional (Schiff, 1992; Coleman, 1994). Existen otras dos fuentes del capital
social que se ajustan a la dicotoma consumatorio versus instrumental, pero de una
manera diferente. La primera tiene sus puntales tericos en el anlisis de Marx de la
conciencia de clase emergente en el proletariado industrial. Al verse arrojados a una
situacin comn, los trabajadores aprenden a identificarse mutuamente y cada uno
apoya las iniciativas de los otros. Esta solidaridad no es el resultado de una
introyeccin de normas durante la infancia, sino un producto emergente de un
destino comn (Marx [1894] 1967, Marx y Engels [1848] 1947). Por esta razn, en
estas situaciones las disposiciones altruistas de los actores no son universales, sino
circunscriptas a los lmites de su comunidad. Otros miembros de sta pueden
apropiarse, como fuente de su capital social, de esas disposiciones y las acciones
que se desprenden de ellas.
Solidaridad circunscripta es la expresin usada en la literatura reciente para
referirse a este mecanismo. Se trata de la fuente del capital social que lleva a los
miembros adinerados de una iglesia a hacer donaciones annimas a las escuelas y
hospitales de sta; a los integrantes de una nacionalidad oprimida a incorporarse
voluntariamente, en su defensa, a actividades militares peligrosas para la vida, y a
los proletarios industriales a participar en marchas de protesta o huelgas solidarias
en apoyo de sus compaeros. La identificacin con el propio grupo, secta o comu-
nidad puede ser una poderosa fuerza motivacional. Coleman habla de "celo" al re-
ferirse a formas extremas de este mecanismo, y las define como un antdoto eficaz
contra la actividad independiente y egosta de otros en los movimientos colectivos
(Coleman, 1990, pp. 273-282; Portes y Sensenbrenner, 1993).
La fuente final del capital social encuentra su raz clsica en la teora de la in-
tegracin social de Durkheim ([1893] 1984) y la capacidad de sancin de los rituales
grupales. Como en el caso de los intercambios de reciprocidad, la motivacin de los
dadores de dones socialmente mediados es instrumental, pero en este caso la
expectativa de retribucin no se basa en el conocimiento del receptor, sino en la
insercin de ambos actores en una estructura social comn. El imbricamiento de una
transaccin en dicha estructura tiene dos consecuencias. Primero, las recompensas
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As como las fuentes del capital social son plurales, tambin lo son sus consecuencias. La
literatura emprica incluye aplicaciones del concepto como predictor, entre otras cosas,
del desgaste escolar y el rendimiento acadmico, el desarrollo intelectual de los nios, las
fuentes de empleo y los logros ocupacionales, la delincuencia juvenil y su prevencin y
la capacidad de empresa de inmigrantes y grupos tnicos.3 La diversidad de los efectos va
ms all del amplio conjunto de variables dependientes especficas al que se ha aplicado
el capital social, para abarcar adems el carcter y el significado de las consecuencias
esperadas. Una revisin de la literatura hace posible distinguir tres funciones bsicas del
capital social, aplicables en una variedad de contextos: (a) como fuente de control social;
(b) como fuente de apoyo familiar; (c) como fuente de beneficios a travs de las redes
extrafamiliares.
Como ejemplos de la primera funcin encontramos una serie de estudios que se
concentran en la imposicin de reglas. El capital social creado por las redes comunitarias
compactas es til para padres, docentes y autoridades policiales, en la medida en que
procuran mantener la disciplina y promover la lealtad entre quienes estn a su cargo.
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La siguiente resea no apunta a una cobertura exhaustiva de la literatura emprica. La aparicin de
las bsquedas tpicas computarizadas ha hecho obsoleta esa tarea. Mi intencin, en cambio, es documen-
tar los principales tipos de aplicacin del concepto en la literatura y poner de relieve sus interrelaciones.
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de Nueva York y Miami (Waters, 1994; Doeringer y Moss, 1986; Bailey y Waldinger,
1991; Waldinger, 1996; Stepick, 1989). Como en el caso de los enclaves, las
oportunidades de movilidad a travs de los nichos son motorizadas en su totalidad por las
redes. Sus miembros encuentran empleos para otros, les ensean las aptitudes necesarias
y supervisan su desempeo. El poder de las cadenas reticulares es tal que las vacantes en
el nivel de ingreso se cubren a menudo con parientes y amigos de remotos lugares
extranjeros en vez de acudir a otros trabajadores locales disponibles (Sassen, 1995).
Lo opuesto de esta situacin es la escasez de conexiones sociales en ciertas comu-
nidades empobrecidas, o su carcter trunco. Desde la publicacin de All Our Kin, de
Carol Stack (1974), los socilogos saben que la supervivencia cotidiana en las comu-
nidades urbanas pobres depende con frecuencia de la estrecha interaccin con parientes
y amigos en situaciones similares. El problema es que dichos lazos rara vez superan los
lmites del centro de la ciudad [inner cite], lo que priva a sus habitantes de fuentes de
informacin sobre oportunidades laborales en otros lugares y los medios de
aprovecharlas. Wacquant y Wilson (1989) y Wilson (1987, 1996) tambin ponen de
relieve la forma en que la desercin tanto de los empleos industriales como de las familias
de clase media de las reas cntricas predominantemente negras despeja de capital social
a la poblacin restante, una situacin que conduce a sus niveles extremadamente altos de
desocupacin y dependencia del bienestar social.
El mismo punto es central para las etnografas comparativas de Mercer Sullivan
(1989) entre jvenes portorriqueos, negros y blancos de clase obrera en tres comuni-
dades neoyorquinas. Sullivan pone en tela de juicio las afirmaciones genricas acerca de
las subculturas juveniles como determinantes del comportamiento desviado, y muestra
que tanto el acceso a trabajos regulares como la participacin en actividades desviadas se
concretan con la mediacin de las redes. Como Granovetter (1974) lo haba sealado
anteriormente, los adolescentes rara vez encuentran trabajo; lo que sucede, en cambio, es
que ste llega a ellos por medio de los padres y otros adultos de su comunidad inmediata.
Sullivan demuestra que esas redes son mucho ms dbiles en el caso de los jvenes
negros debido a que en la generacin adulta son muy pocos quienes ocupan posiciones
influyentes. Librados a sus propios recursos, los adolescentes negros muy pocas veces
pueden competir exitosamente por trabajos regulares; as, quedan en libertad de buscar
formas alternativas de obtener un ingreso.
En su anlisis de los embarazos adolescentes en el gueto de Baltimore, Fernndez-
Kelly (1995) seala que las densas pero truncas redes de las familias negras del centro de
la ciudad no slo apartan a sus miembros de la informacin sobre el mundo exterior, sino
que simultneamente respaldan estilos culturales que hacen an ms difcil el acceso a
puestos de trabajo en los mbitos predominantes. En este contexto de aislamiento el
embarazo adolescente no es la excrecencia de una sexualidad descuidada o excesiva
sino, ms corrientemente, un medio deliberado de conseguir un estatus de adulto y cierto
grado de independencia.
De manera similar, Stanton-Salazar y Dornbusch (1995) investigaron la relacin
entre las redes sociales exteriores y el rendimiento y las aspiraciones acadmicas de
estudiantes mexicanos de colegios secundarios del rea de San Francisco. Encontraron
correlaciones positivas entre estas variables, aunque las asociaciones ms fuertes se dan
con el bilingismo, lo que sugiere el papel del capital cultural en el logro de estatus. En
un artculo relacionado, Valenzuela y Dornbusch (1994) destacan el rol de las redes
familiares y una orientacin hacia la familia en el desempeo acadmico de estudiantes
de origen mexicano. En paralelo con los estudios de Hagan et al. (1996) y Gold (1995),
estos artculos sugieren que las familias inmigrantes compensan la ausencia de la tercera
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forma de capital social -redes exteriorescon una insistencia en la forma del apoyo
familiar, incluida la preservacin de las orientaciones culturales de su patria.
Figura 1
La literatura de investigacin sobre el capital social subraya con vigor sus consecuencias
positivas. En efecto, nuestra tendencia sociolgica es ver que de la sociabilidad surgen
cosas buenas; por lo comn, las malas se asocian con el comportamiento del homo
economicus. Sin embargo, los mismos mecanismos apropiables por individuos y grupos
como capital social pueden tener otras consecuencias, menos deseables. Es importante
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Esta seccin se basa parcialmente en Portes y Sensenbrenner (1993) y Portes y Landolt (1996)
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hacer hincapi en ellas por dos razones: primero, para no caer en la trampa de presentar
las redes comunitarias, el control social y las sanciones colectivas como puras ventajas;
segundo, para mantener el anlisis dentro de los lmites del anlisis sociolgico serio y no
transformarlo en declaraciones moralizantes. Estudios recientes identificaron por lo menos
cuatro consecuencias negativas del capital social: exclusin de los extraos, reclamos
excesivos a los integrantes del grupo, restricciones a la libertad individual y normas
niveladoras hacia abajo. A continuacin los resumo.
En primer lugar, los mismos lazos que aportan beneficios a los miembros de un
grupo por lo comn lo autorizan a vedar el acceso a otros. Waldinger (1995) describe el
riguroso control ejercido por blancos tnicos -descendientes de inmigrantes italianos,
irlandeses y polacos- sobre el negocio de la construccin y los sindicatos de policas y
bomberos de Nueva York. Entre otros casos se cuentan el creciente control de los
comercios de provisiones por parte de inmigrantes coreanos en varias ciudades de la
costa este, el tradicional monopolio de los comerciantes judos sobre el negocio de
diamantes en Nueva York y el predominio de los cubanos en numerosos sectores de la
economa de Miami. En cada uno de estos ejemplos, el capital social generado por la
solidaridad circunscripta y la confianza estn en el centro del progreso econmico del
grupo. Empero, como lo seala Waldinger (1995, p. 557), "las mismas relaciones sociales
que [...] mejoran la desenvoltura y la eficiencia de los intercambios econmicos entre los
miembros de la comunidad restringen implcitamente a los extraos a ella".
Los grupos tnicos no son los nicos que usan el capital social para beneficio eco-
nmico. Hace dos siglos Adam Smith ([1776] 1979, p. 232) se quejaba de que las
reuniones de comerciantes terminaban inevitablemente como una conspiracin contra el
pblico. El pblico, desde luego, lo constituyen todas las personas excluidas de las redes
y el conocimiento mutuo que vinculan a los grupos en colusin. Sustityase
"comerciantes" por contratistas blancos de la construccin, caciques sindicales tnicos o
empresarios inmigrantes, y la pertinencia contempornea de la observacin de Smith
resultar evidente.
El segundo efecto negativo del capital social es el reverso del primero porque, en
ciertas circunstancias, el cierre del grupo o la comunidad puede impedir el xito de las
iniciativas empresarias de sus miembros. En su estudio sobre el ascenso de las empresas
comerciales en Bali, Geertz seal que los empresarios exitosos sufran el asedio
constante de sus parientes en busca de empleos y prstamos. Apuntalaban estos reclamos
normas fuertes que imponan la asistencia mutua dentro de la familia extensa y entre los
miembros de la comunidad en general (Geertz, 1963). El resultado era la conversin de
empresas prometedoras en hoteles de beneficencia, lo que pona un freno a su expansin
econmica.
Granovetter (1995), que llama la atencin sobre este caso, seala que es un ejem-
plo del problema que la teora clsica del desarrollo econmico identificaba en las
empresas tradicionales. Weber ([1922] 1965) plante el mismo argumento al destacar la
importancia de las transacciones econmicas impersonales orientadas por el principio del
universalismo como una de las grandes razones del xito empresarial puritano. As, las
clidas relaciones intergrupales vigentes en las comunidades muy solidarias pueden dar
origen a un gigantesco problema de ventajerismo, en la medida en que miembros menos
diligentes impongan a los ms exitosos todo tipo de demandas respaldadas en una
estructura normativa compartida. Para los reclamantes, su capital social consiste
precisamente en el acceso privilegiado a los recursos de sus compaeros. En el proceso se
disipan oportunidades de acumulacin y xito empresarial.5
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Se ha observado un problema conexo en los barrios de las reas cntricas de las ciudades, donde las
redes de parientes constituyen un recurso de subsistencia clave, a travs de la asistencia mutua y el fcil ac-
ceso a favores y pequeos prstamos. Por la misma razn, la norma que dictamina que los recursos entrantes
(como una remuneracin en dinero) se compartan con parientes y amigos impide eficazmente cualquier
acumulacin sostenida o inversin empresarial de los individuos. Quienes desean tomar ese camino deben
distanciarse de sus antiguos camaradas (vanse Uehara, 1990; Fernndez-Kelly, 1995; Stack, 1974).
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La multiplicidad se refiere a redes sociales superpuestas en que las mismas personas se vinculan a
travs de diferentes roles. En los pueblos, por ejemplo, los mismos individuos pueden ser a la vez parientes,
vecinos y compaeros de trabajo, lo que incrementa la intensidad y la capacidad del control mutuo de sus
lazos (Boissevain, 1974, pp. 31-33).
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Ejemplos similares comunican Stepick (1992), en su estudio sobre los jvenes haitiano-
norteamericanos de Miami, y Surez-Orozco (1987) y Matute-Bianchi (1986, 1991)
entre los adolescentes mexicano-norteamericanos del sur de California. En cada caso la
emergencia de normas niveladoras hacia abajo ha sido precedida por perodos
prolongados, a menudo a lo largo de varias generaciones, en que la discriminacin
exterior bloque la movilidad de un grupo en particular. Esa experiencia histrica
subraya el surgimiento de una postura opositora hacia la corriente predominante y una
solidaridad fundada en una vivencia comn de subordinacin. Una vez vigente, sin
embargo, esta perspectiva normativa tiene el efecto de contribuir a perpetuar la
situacin misma que condena.
Advirtase que el capital social, en la forma de control social, sigue estando pre-
sente en esas situaciones, pero sus efectos son exactamente opuestos a los habitual-
mente celebrados en la literatura. En tanto la solidaridad circunscripta y la confianza
son fuentes del ascenso socioeconmico y el desarrollo empresarial en algunos grupos,
en otros tienen el efecto contrario. La sociabilidad es de dos filos. Si bien puede ser la
fuente de bienes pblicos, como los celebrados por Coleman, Loury y otros, tambin
puede conducir a males pblicos. Las familias mafiosas, los crculos de prostitucin y
apuestas y las bandas juveniles brindan otros tantos ejemplos de la forma en que la
insercin en las estructuras sociales puede servir a fines socialmente muy poco deseables.
Este aspecto es particularmente importante cuando centramos nuestra atencin en las
versiones ms recientes y celebratorias del capital social.
Como vimos en las secciones anteriores, los anlisis sociolgicos del capital social se
fundaron en las relaciones entre actores o entre un actor individual y un grupo. Todos
hicieron centro en el beneficio potencial recibido por los actores debido a su insercin en
redes o estructuras sociales ms amplias. Con la equiparacin del capital social con el
nivel de civismo en comunidades como los pueblos, las ciudades e incluso toda una
nacin, los cientficos polticos introdujeron un interesante giro conceptual. Para Robert
Putnam, el ms prominente de los partidarios de este enfoque, el capital social implica
"rasgos de organizaciones sociales, como redes, normas y confianza, que facilitan la
accin y la cooperacin en beneficio mutuo". El carcter colectivo de esta versin del
concepto es evidente en la siguiente frase: "Trabajar juntos es ms fcil en una
comunidad beneficiada con un stock sustancial de capital social" (Putnam, 1993, pp. 35-
36).
En la prctica este stock se equipara con el nivel de intervencin asociacional y
comportamiento participativo en una comunidad, y se mide con indicadores tales como
la lectura de diarios, la pertenencia a asociaciones voluntarias y las expresiones de
confianza en las autoridades polticas. Putnam no es timorato en cuanto al alcance
esperado y la significacin de esta versin del capital social: "Esta revelacin resulta tener
poderosas implicaciones prcticas para muchas cuestiones de la agenda nacional
norteamericana: la forma en que podramos superar la pobreza y la violencia en el centro
sur de Los Angeles [...] o sustentar las inexpertas democracias del ex imperio sovitico"
(Putnam, 1993, p. 36; 1996).
La perspectiva de un diagnstico simple de los problemas del pas y una rpida
solucin para ellos ha atrado una amplia atencin pblica. El artculo de Putnam,
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Esta seccin est parcialmente basada en Portes y Landolt (1996).
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Las dcadas que han presenciado un deterioro nacional del capital social son las mismas en
cuyo transcurso el predominio numrico de una generacin confiada y cvica fue
reemplazado por esta dominacin de cohortes postcvicas. [...] As, un anlisis generacional
conduce casi inevitablemente a la conclusin de que es probable que la cada de la
confianza y el compromiso siga vigente. (Putnam, 1996, pp. 45-46)
Algunas regiones de Italia [...] tienen muchas organizaciones comunitarias activas [...]. Estas
"comunidades cvicas" valoran la solidaridad, la participacin ciudadana y la integridad. Y
aqu la democracia funciona. En el otro extremo estn las regiones "no cvicas", como
Calabria y Sicilia, apropiadamente caracterizadas por el trmino francs incivisme. En ellas,
el concepto mismo de ciudadana queda empequeecido. (Putnam, 1993, p. 36)
En otras palabras, si su ciudad es "cvica", hace cosas cvicas; si es "no cvica", no.
En esta definicin del capital social la tautologa es la resultante de dos decisiones
analticas. Primero, empezar con el efecto (esto es, las ciudades exitosas versus las no
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El mtodo de la induccin analtica, popular en la sociologa norteamericana en los aos cuarenta
y cincuenta, consista precisamente en este proceso de bsqueda de todos los casos y eliminacin gradual
de todas las excepciones. Cay rpidamente en descrdito cuando se descubri que, en lo fundamental,
daba origen a tautologas, al redefinir las caractersticas esenciales del fenmeno que haba que explicar.
La nica forma de garantizar la clausura o un nivel de excepciones igual a cero resulta ser una explicacin
que es un corolario lgico del efecto a explicar. Sobre la induccin analtica, vanse Turner (1953) y
Robinson (1951).
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Conclusin
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Un esfuerzo prometedor en esta direccin es el hecho por Woolcock (1997), que procura aplicar
elconcepto de capital social al anlisis del desarrollo nacional y comunitario en los pases del Tercer Mundo.
Luego de una amplia revisin de la literatura, seala que las "definiciones del capital social deberan
concentrarse primordialmente en sus fuentes y no en sus consecuencias, dado que los beneficios de largo
plazo, si y cuando los hay, son el resultado de una combinacin de diferentes [...1 tipos de relaciones
sociales, combinacin cuya importancia relativa, con toda probabilidad, cambiar con el tiempo" (Woolcock,
1997, p. 35).
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De igual a igual: el desafo del Estado ante los nuevos problemas sociales
es una coedicin del Fondo de Cultura Econmica y de la
Secretara de Desarrollo Social de la Nacin.
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Impreso en Brasil
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