El Auge de Las Revistas Teatrales Argentinas en 1910 1934
El Auge de Las Revistas Teatrales Argentinas en 1910 1934
El Auge de Las Revistas Teatrales Argentinas en 1910 1934
1910-1934
CARLOS ALTAMIRANO y BEATRIZ SARLO: La Argentina del Centenario: campo intelectual, vida
literaria y temas ideolgicos, en Ensayos argentinos. De Sarmiento a la vanguardia. Buenos Aires, Centro
Editor, 1983, pg. 71. (El artculo fue publicado anteriormente en Hispamrica, nms. 25-26, 1980.)
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Juan Moreira, novela de Eduardo Gutirrez que fuera publicada por entregas en el peridico La Patria
Argentina, entre 1879 y 1880, se convierte en drama por obra de los hermanos Podest, y se representa en
los circos a partir de 1884. Recin en 1886 se le incorpora la palabra, ya que anteriormente se lo representaba
en base a la mmica. Es la obra cumbre del drama gauchesco, gnero que despus llevar a escena las figuras
de Martn Fierro, Santos Vega y dems hroes gauchos, y asimismo es germen de la actividad teatral estable
y popular.
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Trasmisores
Esta conciencia profesional, relacionada con el carcter rentable de la actividad
teatral, est presente tambin en los actores, los encargados de trasmitir el mensaje
teatral. Era habitual llegar a ser actor de manera accidental, siguiendo una tradicin
familiar (caso de las compaas ambulantes y de circo); el aprendizaje se realizaba por
medio de la observacin o de la imitacin, y se comenzaba a trabajar desde muy
temprana edad. Despus surgen los cuadros filodramticos y los conservatorios; el
primero de stos, el Lavardn, data de 1905. Eran tambin frecuentes los concursos,
muchos de ellos promovidos por las revistas o por los empresarios.
Las caractersticas del trabajo eran semejantes a las que adopt en Espaa el
desarrollo del gnero chico: giras, tres, cuatro o cinco secciones diarias, estrenos
semanales, escaso tiempo para el ensayo, improvisacin, agregados (morcilla),
capocomiquismo, divismo, etc. Modalidades que tornan a esta zona rispida, pues es
precisamente aqu donde se producirn los roces con los autores, donde se hace
patente la ambigedad que hemos sealado, como lo evidenciar la crtica ejercida
desde Bambalinas.
mbitos teatrales
Para posibilitar tal desarrollo, tambin crece la infraestructura. El nmero de
mbitos-salas donde tiene lugar el hecho teatral va a experimentar un crecimiento
vertiginoso. En el perodo 1880-1930, se abren en el centro de Buenos Aires 60 salas.
Si en 1906 existan 13 salas, en 1911, habr 21; en 1925, 32, y en 1928, 43. Es
interesante sealar, adems, que se trata de locales con una capacidad promedio de
700 butacas. Tambin las haba en barrios perifricos al centro: Boedo, Once, Villa
Crespo, Flores, Belgrano, La Boca fuerte reducto de la inmigracin genovesa,
posea siete salas, incluso una dedicada al espectculo lrico. Un fenmeno semejante
ocurra en diversas ciudades del interior.
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Carta de Nemesio Trejo a Enrique Garca Velloso a raz del estreno de El chirip rojo, de ste, en
1900. Publicada en Enrique Garca Velloso: El chirip rojo. Universidad de Buenos Aires. Facultad de
Filosofa y Letras. Documentos para la historia del teatro nacional, Buenos Aires, 1965.
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En Bambalinas, ao I, nm. 14, 6 de julio de 1918.
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ANBAL FORD
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inters de los lectores (entre ellos: concursos, encuestas, servicios anexos, regalo de
partituras, etc.) 9.
Se trata de publicaciones que, por su brevedad, permiten completar la lectura en
un lapso corto de tiempo, y cuyo precio de venta era relativamente bajo (20 centavos,
y el salario por hora de un obrero no calificado era de 31 centavos) 10. La apelacin
al lector por medio de los recursos mencionados, adems de la temtica que
comunicaban, hizo que se constituyeran en la lectura principal de los sectores medios
y populares.
Por otro lado, la industria editorial, que aprovecha la pausa impuesta por la guerra
en los pases de Europa, experimentan un avance importante y variado, que cubre
diversas zonas que atendan la necesidad cultural de ios distintos sectores. En un nivel
popular, hay numerosas ediciones que renen el material publicado anteriormente a
manera de folletn, otras que recogen los temas payadorescos, la literatura cocoliche y
lunfarda, y se afianza tambin la modalidad del cancionero, con publicaciones que
editan diferentes manifestaciones de la cancin pupular, como El alma que canta (1916)
y El cantaclaro (1921).
Dentro de una ptica cultural diferente, y apuntando a un lector ms instruido, se
debe sealar la aparicin, desde 1915, de la Biblioteca argentina, dirigida por Ricardo
Rojas, La cultura argentina, dirigida por Jos Ingenieros, y la Cooperativa editorial Buenos
Aires, propiciada por Manuel Glvez en 1916, que edita autores modernos y alcanza
tiradas muy altas, que se distribuan tambin en los pases limtrofes. Manuel Gleizer,
a partir de 1918, y la Editorial Claridad, a partir de 1922, realizarn tambin una tarea
relevante.
Si bien en algunas ocasiones estas editoriales publicaban obras dramticas, hay
otras que lo hacen en forma exclusiva, como las Bibliotecas Teatro uruguayo y Teatro
argentino, ambas editadas en Montevideo por Bertani, que alcanzan varios volmenes,
o el Nuevo archivo teatral de cultura popular, editado por Pascual Mediano, que cuenta
con setenta ttulos de teatro espaol y rioplatense. Tambin el inters por el teatro se
ver reflejado en el terreno de la investigacin. Ricardo Rojas dirige una serie de
publicaciones teatrales textos o crtica que publica el recientemente creado
Instituto de Literatura Argentina a partir de 1923.
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JORGE RIVERA:
comunicacin como lo es el periodstico. El espectador que se haba redo, emocionado o interesado con la pieza, necesitaba, adems, tenerla, releerla, ya que ese teatro
le brindaba informacin, posibilitaba la indagacin, la explicacin sobre s mismo y
sobre la sociedad en que viva. Adems, le permitan acompaar el desarrollo teatral
que l mismo haba generado, incorporarse a l (por medio de concursos, o por el
ingreso a los cuadros no profesionales). La tcnica de apelacin al lector que he
sealado, asimismo, lo incitaba a opinar, dar ideas, a ejercer la crtica, como se ver
ms adelante.
En el terreno profesional, las revistas cumplan una funcin importante para los
innumerables grupos de aficionados o profesionales que deseaban montar las obras, y
evitaba la engorrosa tarea de copiar los originales. Muchos de los ejemplares que hoy
pueden adquirirse en libreras de viejo, ostentan sellos de compaas o de archivos
teatrales. Ese rol puede calcularse tambin a travs de un catlogo que fue editado
con posterioridad a 1935, por una importante librera de folletera y libretos, El
cantaclaro, y en el que figuran la totalidad del repertorio de Bambalinas, L,a Escena,
Teatro Popular, Teatro Argentino, Argentores y Teatro del Pueblo (estos dos ltimos
estaban en curso de publicacin). En el catlogo se consigna: el nmero de la revista,
el nombre de la obra, el autor o traductor, el carcter de la pieza (drama, comedia,
sanete, zarzuela, juguete cmico, revista, etc.), el nmero de actos, la cantidad de
hombres y mujeres que intervienen. Obviamente, estos datos estaban destinados al
profesional o a personas vinculadas al teatro, ms que al lector comn.
Las revistas aludidas, en general, poseen las siguientes caractersticas:
En el aspecto externo, se trata de publicaciones de pequeo formato, impresas en
papel de baja calidad y gramaje y en cuerpo chico y apretado, con una media de
alrededor de 18 pginas, sin numerar. La cubierta suele tener una foto en colores de
algn autor, actor o actriz, escenas de la obra publicada y no muy frecuentemente,
caricaturas. La cubierta posterior resea ttulos editados y promociona la propia
coleccin, o publicaciones semejantes (de narrativa, de poesa) o bien productos
diversos. El precio de venta era el mismo para todas ellas, 20 centavos en capital y 25
en el interior. En 1910, la entrada al teatro oscilaba de uno a dos pesos, y al cine, de
40 a 60 centavos n .
Se vendan en quioscos y libreras, aparecan con una frecuencia semanal o
quincenal, y en algunos casos aislados, mensual. Cada nmero editaba una obra
completa o dos, si fueran breves, o una breve y un monlogo, o dilogo
estrenada en la gran mayora, y casi siempre de autor rioplatense. Algunas tambin
brindaban informacin, gacetillas, fotografas y notas sobre el movimiento teatral
contemporneo.
El grueso de estas publicaciones fue editado en Buenos Aires, pero existen
similares en otras ciudades del pas o del Ro de la Plata donde se gener un
movimiento teatral semejante al porteo: Rosario, Montevideo, y aun en otras que lo
vivieron perifricamente, como Rafaela (provincia de Santa Fe) o Baha Blanca
(provincia de Buenos Aires). Su circulacin se produca a lo largo de todo el pas y
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Datos extrados de Guia Arte Teatral. Teatro Apolo. Buenos Aires, ao II, nm. 8, 1 de febrero de 1910.
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1922:
1923:
1925:
1926:
1928:
1930:
1931:
1932:
1933:
Sin que expliciten la fecha, pero que por las caractersticas de la revista, o por las
obras publicadas pueden ubicarse en estos aos, se han encontrado:
Labardn: mensual. Publica una obra estrenada en 1917, en Buenos Aires.
Pluma y tinta: varios nmeros, repertorio nacional, fundamentalmente Florencio Snchez.
Teatro rioplatense: encontrado un nmero, edita una obra estrenada a fines de 1920 en Buenos Aires.
Muchas de las revistas, como se desprende de la nmina, tuvieron vida efmera,
otras subsistieron como proyecto cultural y comercial y se consolidaron en el
gusto del pblico. Comparativamente, las espaolas que les son contemporneas,
parecen haber tenido una trayectoria ms estable y duradera, como lo demuestran
los casos de La novela teatral, que entre 1916 y 1925 publica 446 nmeros; La farsa,
que alcanza 476 nmeros entre 1927 y 1936; Los contemporneos sobrepasa los 700 13.
E n nuestro medio, si exceptuamos Bambalinas y La escena, slo encontramos El teatro
nacional que sobrepas los 170 nmeros, Teatro popular, que llega a 133, El teatro que
13
JOS ANTONIO PREZ BOWE: La coleccin dramtica "La novela teatral" 1916-1925, en
Segismundo, XIII, 1-2, mms. 25-26, Esgueva, Manuel: La coleccin teatral "La farsa" Madrid. CSIC
(anejos de la revista Segismundo, 3, 1972).
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con el lector, acepta las pautas vigentes del desarrollo teatral, intenta formas de
relacin novedosas con los receptores, etc.
Esta tensin va a estar presente desde el primer nmero, en el que hablan de
compaas irrespetuosas que mutilan los libretos y prometen reflexionar, decir lo
que en el apremio de la crnica inmediata se ha dejado de decir y donde tambin
introducen al actor, proponindose apuntar la colaboracin de los actores en el xito
de una obra, y dar a la interpretacin un espacio ms reflexivo y analtico.
, La crtica ejercida por Bambalinas no se diferencia demasiado de la que se haca
contemporneamente en otros medios; se valoraba al teatro colocado ya a un nivel
envidiable en el concierto de las actividades progresivas del intelecto argentino
(nmero n ) pero con un no disimulado disgusto por la manera en que ste se iba
desenvolviendo, disgusto que los llevar, por ejemplo, a asumir una constante actitud
de crticos y de consejeros. Y lo que critican, son precisamente las claves de la
expansin teatral; la configuracin de la relacin autor-actor, que pona al primero
casi al servicio del intrprete, escribiendo para determinadas figuras; las modalidades
que el actor adoptaba morcillas, improvisacionas, divismo y por medio de las que
estableca su nexo con el pblico, que esperaba la exageracin, la redundancia (verbal
o gestual), el agregado; las formas de apuntalamiento de esas figuras por medio de
apuntadores, o la existencia de barras capaces de llevar al xito o al fracaso una obra;
el hecho de que el teatro constitua un negocio, por lo que el empresario tena un peso
importante, etc.
Las marcas de autor se hacen evidentes en notas como los morcilleros (nm. 26)
donde opinan que nunca han criticado el agregado en aquellos actores con ciertas
condiciones de espiritualidad para ello y que, sin llegar al abuso, lo hacen de acuerdo
con la psicologa del personaje que encarnan, para criticar esta actitud en actores
principiantes o partiquinos que podran deformar el carcter de la obra, y que finaliza,
justamente con una formulacin de pedido a la Sociedad de Autores, para que
dictamine qu caminos habra que seguir ya que la morcilla iba da por da
entraando un peligro mayor para el buen teatro.
Y aqu nos aproximamos a otro fuerte exponente de las marcas de autor, de enorme
presencia en toda la crtica de esos momentos: el aconsejar. El teatro era un todo a
construir, la crtica puede resultar un correctivo, es posible reencauzar lo desviado,
sugerir ideas nuevas, intentar controlar el auge teatral. As, pedirn a los autores que
no se reiteren (nm. 2, en el comentario a la obra La otra noche en los corrales, de Alberto
Vacarezza; nm. 5, donde exigen que los dramaturgos no se plagien en la utilizacin
de tipos o recursos de probado xito; nm. 25, en que critican el apresuramiento en
la factura que revela La gruta de Ollantay de Enrique Garca Velloso) o realizarn un
balance del ao teatral fuertemente crtico y aludiendo a una escasa renovacin
(nmero 35). A veces requieren que se gesten organismos nuevos: reclaman una
escuela de canto para el desarrollo del teatro lrico con cantantes nativos (nm. 23).
En el nm. 36, la primera pgina la ocupan una serie de pequeas reflexiones sobre
el movimiento teatral, donde de manera irnica, se opina sobre la labor de los crticos
(si la crtica pondera una comedia, ofende a muchos autores, si la ataca, molesta a
uno solo); sobre el peso de la propaganda (la reclame es necesaria en el teatro, pero
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siempre es mejor que la haga la propia obra); se enjuicia la moral de las actrices (en
el camarn de una actriz honesta, pocas veces se ve una madre o un esposo); y
vuelven a la carga en la relacin autor-actor, autor-empresario, y aconsejan al primero
autor, afetate en casa, si no quieres correr el riesgo de una "lectura", o reconocen
con amargura: el cmico debe interpretar al autor; esto es axiomtico. Pero entre
nosotros, pasa a la inversa, el autor debe interpretar al cmico.
Bambalinas es coherente con la defensa de sus ideas: los actores reporteados sern
figuras ms preparadas que la mayora, que se especializaban en un repertorio
elevado por ejemplo, Angelina Pagano o al entrevistar a un intrprete de teatro
popular, ste ser diferente al grueso de los actores. Se da el caso tambin y esto es
un nexo interesante con la actitud que seguidamente detallaremos, la de medio de
comunicacin de un actor de repertorio alto y extranjero, como Francisco Ducasse
(nm. 25) que afirma no rescatar demasiados valores entre los autores y s en los
intrpretes, y el cronista ironiza, disiente y evidencia su desacuerdo de manera muy
directa; actitud firme que podra ser considerada valiosa por los lectores.
En general, la ptica de la revista para las generalidades del quehacer teatral es
positiva, se hace hincapi en el momento especial por el que se transitaba, se
promocionan los distintos componentes de la actividad teatral (formacin de compaas, giras, galas, estrenos, etc.), se alientan actividades que no tenan demasiado
desarrollo, como la escenogrfica (nm. 10), se recuerdan aniversarios (el de la
fundacin de la sociedad de autores, nm. 24), el de la muerte de Florencio Snchez
(nm. 32).
Junto a estas marcas de autor, que ubican al dramaturgo y su texto en un lugar de
privilegio por encima de los otros responsables del hecho teatral, la revista evidencia
la aceptacin de formas del teatro y del periodismo popular.
Como medio de comunicacin en una sociedad altamente consumidora y
alfabetizada Bambalinas debe competir con otras semejantes, con las colecciones de
narrativa, y con otras formas del periodismo popular que ya mencionamos. Para ello
cuenta con la pieza editada, un producto que ya ha probado sus virtudes en el
escenario, y por tanto puede resultar un gancho importante para el lector. En esta
zona aparecen las marcas de medio de comunicacin a que alud.
Marcas que se harn visibles, por ejemplo, en los slogans elegidos, que se
insertan en cualquier espacio de la revista, que ubican tanto a la publicacin como a
la obra de teatro dentro de un mercado de consumo: A Bambalinas se la imita. Jams
se la iguala o Bambalinas publicar todo el repertorio del teatro nacional, hayan sido
o no editadas anteriormente, o bien La difusin de Bambalinas significa el afianzamiento de nuestro teatro, o el hecho de que se donaran 50 ejemplares de cada nmero
para las bibliotecas de habla hispana: La publicacin de Bambalinas significa la
perpetuacin del teatro nacional, al llevar sus obras a las bibliotecas de Amrica del
sur y Europa espaola.
Otra de las marcas de medio de comunicacin, y a mi parecer, la ms importante, es la
atencin prestada al espectador-lector, donde se evidencia una relacin que se va
afianzando y fortaleciendo. En efecto, la reedicin de algunos nmeros, o los
concesionarios de venta con que cuentan en el interior o en pases limtrofes ya en
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NORA MAZZIOTTI
Mendoza 3820
1430 BUENOS
AIRES
Argentina
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