Sin Título-1 PDF
Sin Título-1 PDF
Sin Título-1 PDF
Ana Comnena
INDICE
INTRODUCCIN
PROEMIO
LIBRO I
LIBRO II
LIBRO III
LIBRO IV
LIBRO V
LIBRO VI
LIBRO VII
LIBRO VIII
LIBRO IX
LIBRO X
LIBRO XI
LIBRO XII
LIBRO XIII
LIBRO XIV
LIBRO XV
7
41
47
99
135
173
197
229
271
307
333
361
407
449
481
527
569
INTRODUCCIN
I. La persona.
Ana Comnena naci un sbado 2 de diciembre de 1083. Era hija del
emperador Alejo I Comneno y de Irene Ducas. La autora quiso rodear
su nacimiento de un hecho fantstico. Cuenta ella misma que su madre estaba a punto de dar a luz, pero que deseaba que su hija naciera
estando presente su esposo. Alejo se hallaba inmerso en la campaa
contra Roberto Guiscardo, pero tena previsto el regreso en unos das.
Irene, entonces, hizo la seal de la cruz sobre su vientre y le pidi a su
hija que aguardase al retorno de Alejo para nacer. Su suegra la reconvino por lo extravagante de su deseo, pero Ana hizo caso a su madre
y vino al mundo estando presente su padre, a los dos das del ruego
de la madre. La autora nos dice que ese hecho es prueba del amor que
siempre sinti por sus padres y, aadamos, muestra el alto concepto
que tena de s misma, ya que esta clase de portentos se asociaban en la
Antigedad a la aparicin de grandes personajes en la historia.
La princesa naci en la sala Prpura1 del palacio imperial. Era este
el lugar que el protocolo fijaba para el alumbramiento de los hijos del
matrimonio imperial. Nacer all confera a los hijos el ttulo de porfirognetos y era un punto de orgullo y distincin. No se recata Ana
Comnena de hacrnoslo recordar aqu y all en su obra y, en el caso de
que trate con algn personaje que pertenezca a tan selecto club, deja
constancia del hecho.
Era la hija primognita del matrimonio. Ella misma nos dice que
nada ms nacer se la consider heredera del trono y se le confirieron
los honores propios del ttulo. Haba, no obstante, un problema. Era
1 Prfira [] en griego. Porfirogneto [] significa nacido en la sala Prpura.
10
11
Ana amaba a su familia, pero senta una profunda animadversin hacia su hermano Juan, hasta el punto de conjurar para
su muerte, como hemos dicho. Declara en numerosas ocasiones a
lo largo de su historia la intencin de escribir una obra imparcial,
pero no puede evitar caer en el juego simpata/antipata al describir a los personajes que trata. Es decir, Ana no era un espritu tan
noble como parece desprenderse de sus propias confesiones. Ella
misma se goza de modo morboso en hacernos ver su vida como un
camino de espinas donde solo parecen brillar los aos iniciales de
su existencia.
Ana Comnena no debe engaarnos con sus innumerables muestras de autocompasin morbosa. Es una mujer de gran carcter a la
que, frustrada en sus ambiciones, por las que haba apostado fuertemente, solo le quedaba escribir una obra donde, magnificando las
hazaas de todos los que la rodearon, minimizara las tareas de su
hermano Juan, el gran detestado, y de su sucesor, Manuel (11431180), de quien fue contempornea durante unos aos. Sin embargo, de sus otros enemigos no habla. De su hermana Teodora no
dice nada, tal vez porque fuera del partido de Juan. La mencin a
Eudocia, su tercera hermana, es indiferente, quiz por haber apoyado a Juan o por estar al margen de la querella.
Frente a este panorama, las declaraciones de autocompasin en
las que, de paso, como carcter fuerte que es, proclama su capacidad
de superacin del sufrimiento, as como las de amor y cario filial y
conyugal, suenan, de nuevo, a pura retrica.
Las aficiones de Ana no se cieron exclusivamente a las materias
tradicionales. En su obra hay muy claros destellos de sus conocimientos sobre medicina. Es ella la que forma parte del consejo mdico que asiste a su padre en la postrera enfermedad e incluso sus
opiniones son aceptadas y llevadas a cabo. Del mismo modo se permite, gracias a su conocimiento de la materia, emitir juicios crticos
sobre el equipo de doctores. Previamente, haba ido dando cuenta
de las enfermedades del emperador. La descripcin de los ltimos
das y momentos de este tiene toda la exactitud de un informe mdico. En esto recuerda a Tucdides, un precedente de la Antigedad,
12
13
II. La obra.
Para entender La Alexada hay que intentar aproximarse al universo
mental de la clase culta bizantina. El fenmeno histrico del Imperio romano de Oriente tiene tres fundamentos. La organizacin administrativa y poltica del Bajo Imperio romano, la religin cristiana
en su versin ortodoxa y la cultura griega de la Antigedad.
La tercera de estas patas sobre la que se sustenta el edificio del
mundo bizantino tiene su expresin fundamental en la lengua griega. Ya desde los primeros momentos de Bizancio, cuando el latn
deja de ser lengua oficial tras el reinado de Justiniano (527-565)
y el griego se convierte, como haba venido siendo desde los tiempos de Alejandro Magno, en nico idioma oficial, se contempla un
fenmeno nada extrao. En Occidente tambin ocurri que los
documentos escritos, ya fueran oficiales, ya fueran destinados a un
pblico cultivado, estuvieran redactados en una lengua de prestigio.
En Occidente era el latn; en Oriente era el griego. Este idioma era
el griego de la koin, esa fusin de los diferentes dialectos griegos de
la Antigedad con predominio aplastante de la versin ateniense
del siglo V a. C. De este modo, el griego que se hablaba en la calle
fue distancindose del griego que se empleaba en los documentos
oficiales y literarios.
Sirvindose de ese instrumento lingstico, el contenido de esa
cultura griega que ilustraba a los bizantinos estaba conformado por
5 Ver XV VII.9, nota 31.
14
las estructuras mentales del Bajo Imperio romano, al igual que su estructura poltica. A pesar de que en los momentos del aprendizaje del
idioma de prestigio los alumnos se familiarizaran con los autores de la
Antigedad, su empleo en las creaciones propias vena tamizado por la
concepcin de lo que se viene llamando segunda sofstica6. Este movimiento, a su vez, no era sino el intento de renovar las letras helnicas
volviendo al periodo helenstico. Los bizantinos cultivados saban de
Homero, de Hesodo, de los lricos, de Herdoto y de Tucdides. Saban bastante ms de Platn y de Aristteles porque hubo movimientos
filosficos en Bizancio, muchos de ellos curiosamente paralelos a los del
Occidente latino. Pero aquellos nunca pasaron de ser adornos convencionales que mostraban a los lectores la familiaridad con unos modelos
escolares. Las citas de los clsicos eran obligadas, pero no su concepcin
del mundo. Entre Tucdides y Ana Comnena hay un espritu de continuidad en el relato de la historia y el uso de un idioma parecido, pero
nada ms7.
Algn estudioso de Bizancio ha reconocido que la historiografa
es una de las escasas aportaciones propias y originales de ese mundo
a la cultura universal. Porque el resto de la literatura bizantina culta
es un intento de reproducir esquemas y modelos ya fijados. En un
universo mental esttico (no as en el mundo real, donde el cambio se
produca constantemente), no caben innovaciones y toda novedad se
contempla con recelo. No en vano, un verbo como , cuyo
6 Temporalmente, abarca desde el siglo I d. C. hasta el III d. C.
7 Otra cosa, cuyo mbito no entra dentro del foco de inters de esta introduccin,
es la literatura escrita en lengua popular, en ese griego que ya mostraba las caractersticas que desembocarn en la lengua cotidiana que se habla hoy en da en
Grecia. En este sentido, el peso de aquella lengua de prestigio ha sido tan poderoso
en el mundo griego a lo largo de su historia que solo en los aos setenta del pasado
siglo se logr que esa lengua de la calle entrara en los mbitos oficiales y cultos.
Hasta entonces, salvo los escritores que deseaban recoger el alma viva de la gente
de su tiempo mediante su expresin natural, todo texto escrito estaba redactado
en una lengua artificial que no dudaramos en calificar como una especie de latn
simplificado, para entender el fenmeno desde nuestra perspectiva cultural. Con
todo, queda el ltimo resto de aquel peso que es la imposible ortografa del griego
moderno, tan sierva de la tradicin como cualquier otra, pero que tiene en su
contra el hecho de que reproduce grficamente una lengua que se hablaba hace
dos mil quinientos aos.
15
calco semntico al espaol sera innovar, significado que tiene en griego moderno, para los bizantinos significa actuar revolucionariamente,
provocar revueltas. La aportacin de la historiografa bizantina es que,
a pesar del miedo a la innovacin, a pesar del empleo de unas modelos
establecidos y de una lengua esclerotizada y dominada por la retrica,
permite al autor expresarse.
La historiografa bizantina, al igual que la escrita en el Bajo Imperio, se centra en la figura del monarca. Este enfoque tiene su lgica
ya que, como dijimos, la segunda sofstica retorna el helenismo y es
en esa poca cuando aparece el culto a la personalidad del gobernante, fomentada por la apabullante figura de Alejandro Magno. A
este proceso se aade la progresiva orientalizacin de la monarqua
imperial romana, que incida en el papel esencial de quien ostentaba
el poder absoluto. No obstante, el autor en este gnero tiene licencia
para mostrar su criterio respecto a la labor de los personajes cuya actuacin poltica expone. Porque otra de las caractersticas que tiene la
historiografa bizantina, esta s heredada de la primera historiografa
escrita en griego, es su inters exclusivo en la poltica y en las guerras.
Todo lo dicho lo encontramos en La Alexada. El asunto son las
guerras y los conflictos polticos de un emperador concreto, Alejo I
Comneno, padre de la autora. La lengua es la que las normas exigen, el griego helenstico aprendido de los modelos antiguos, con
algunos deslices propios de quien habla una versin diferente en su
vida cotidiana. La retrica y la presencia de citas de autores de la
Antigedad son exigidas para demostrar que quien est redactando
ha ledo y conoce a los maestros de siempre. El mrito de la obra reside en que, partiendo de materiales ya trillados y con poco margen
para algo tan ajeno a la mentalidad bizantina como la originalidad,
resulte una obra original. La Alexada no es una biografa, porque
nada se nos cuenta de la infancia del protagonista ni de su realidad
ms all de su intervencin en la poltica interna y externa del Imperio, pero narra las peripecias de un solo personaje y no entra en
la sucesin de varios monarcas, tal y como era lo habitual en los
historiadores bizantinos. La obra muestra la tradicional parcialidad
que encontramos en el gnero, pero amplificada, porque el inters
16
de la autora es mostrar al mundo el gran gobernante que fue su padre. Esta finalidad requerira el empleo de los recursos de un gnero
ya fijado como era el encomio; pero no es un encomio, porque ese
gnero estaba sometido a unas normas que La Alexada no sigue. De
otro lado, hay un indudable aliento pico que se refleja no solo en
las citas frecuentes de los textos homricos, cuya presencia tiene esa
intencionalidad de remarcar dicho aliento, sino en las descripciones
de encuentros blicos o en las argucias de esa especie de Odiseo
versin medieval que Ana Comnena pretende fuera su padre. Pero
no es una obra pica, porque est en prosa y porque tampoco respeta las normas del gnero pico. La Alexada, segn su autora, es
historia. No se cansa de repetirlo a lo largo de su obra. Reitera
una y otra vez ese tpico, que era obligado en el historiador desde
Herdoto y Tucdides, de que la historia debe ser el receptculo
donde se protejan los hechos dignos de memoria del paso destructor del tiempo e, igualmente, debe recoger esos hechos tal como
sucedieron en la realidad, sine ira et studio, en la frmula magistral
de Tcito. Pero, al igual que pasa siempre, el escritor de historia se
deja llevar por sus fobias y filias. En el caso de La Alexada, esa separacin entre las intenciones y la realidad es todava ms amplia,
porque el fin reconocido de la obra es dejar constancia de lo hecho
por alguien excepcional. El marco elegido por la autora, el gnero
histrico, le permite adems hacer pasar por objetivo lo que poco
tiene de tal. Sera como una coartada de la que, no obstante, nada
hay que reprochar a Ana Comnena. Salvo en el caso de la trada
formada por Herdoto, Tucdides y Polibio, las declaraciones de
imparcialidad de los historiadores han sido siempre papel mojado.
La ira y el studium estaban siempre presentes. Pero algo que desde
nuestra perspectiva sera reprochable, por lo menos de forma tan
ostensible, en un giro curioso se nos vuelve un elogio. Gracias a esa
licencia para exponer las simpatas y las antipatas del historiador,
la originalidad, el criterio y la disidencia entran en el enrarecido
mundo de las letras cultas bizantinas.
La Alexada es original en la unin, a nuestro juicio muy bien
lograda, de tantos elementos dispares. Aunque sus modelos estn
17
18
mayor utilidad para los objetivos del Imperio que esos supuestos
correligionarios procedentes del oeste. Y as mucho ms que nos
aclara, a fin de cuentas, por qu en la historiografa occidental sobre las cruzadas los bizantinos aparecen desde muy pronto como
seres taimados, desleales, traicioneros y cobardes.
Y entre bambalinas, la princesa se revela como una autora
que mediante el engrandecimiento de las obras de su padre dentro de un gnero pretendidamente imparcial como es la historia
deja claro que los sucesores de Alejo I fueron unos intiles que
echaron a perder su gran labor. Lo hace porque quiere dejar constancia de la verdad, pero nosotros sabemos que lo evidente en
todo este asunto es que Ana Comnena era una mujer de una inteligencia y una formacin sobresalientes y de un rencor todava
ms sobresaliente.
19
20
Estos, al poco de acceder al trono el emperador, haban protagonizado un proceso de expansin que los haba situado en
la costa adritica del Imperio. Alejo I, con medios ya utilizados
secularmente, acept la presencia de los turcos en Asia Menor,
considerndolos poblaciones aliadas, asentadas en zonas anteriormente bizantinas y admitidas por consentimiento imperial.
De este modo, la situacin resultaba igualmente desastrosa, pero
se salvaba un tanto el honor.
Despus del tratado y tras las actuaciones que posteriormente veremos de Alejo contra los normandos, el siguiente objetivo fue el enfrentamiento con los pechenegos en el periodo que
va de 1086 a 1091. En principio, los pechenegos9, aliados con los
herejes maniqueos descontentos de las provincias blgaras, penetraron en territorios del Imperio tras cruzar el Danubio y los
asolaron. Las campaas se sucedieron con diversa suerte a lo largo
de los aos 1087 y 1088.
En la primavera de 1087, el emperador sufri una tremenda
derrota en Dristra, ciudad danubiana que abra el paso a las fortalezas fronterizas del Imperio. La derrota no lleg a tener ms graves
consecuencias gracias a los enfrentamientos que los pechenegos tuvieron con sus aliados cumanos a causa del reparto de botn. Finalmente, este mismo ao, Alejo concluy un tratado de paz con los
pechenegos, tratado que no fue cumplido por estos.
En torno a 1089/1090, los pechenegos de nuevo invadieron
el Imperio y devastaron los territorios adyacentes a Caripolis.
En este momento, el emir de Esmirna, Tzacs10, aprovech las
difciles circunstancias por las que atravesaba Alejo y, tras ponerse en contacto con los pechenegos y aliarse con ellos, inici una
ofensiva que lo condujo a las mismas puertas de Constantinopla,
despus de haberse apoderado de Clazomenas, Focea, Mitilene
9 Tribus nmadas procedentes del norte del Caspio que se instalaron a lo largo del
siglo XI entre el Don y el Danubio.
10 aka Bey [Chaka Bey], emir selycida de Esmirna. Originariamente, al servicio
de los emperadores bizantinos, se revel y acab siendo emir independiente de
Esmirna. Fue asesinado por su yerno Qilidj Arslan I.
21
22
23
estado que beneficiara a ambas partes. El Imperio precisaba hombres de armas con los que hacer frente a las acometidas de turcos en
oriente y pechenegos, cumanos y serbios en occidente. Los pretendidos derechos de Bizancio sobre los territorios conquistados por
los normandos fueron obviados y subordinados a la necesidad de
recuperar los sectores perdidos en los Balcanes y en Anatolia. Romano IV propuso el matrimonio de uno de sus hijos con una hija de
Roberto. Esta propuesta no tuvo resultados. Posteriormente, Miguel
VII Ducas volvera de nuevo a solicitar la alianza de los normandos
mediante el establecimiento de vnculos familiares. Lo intent epistolarmente a fines de 1071 o principios de 1072; posteriormente,
en 1072/73 propuso a su hermano Constantino como esposo de
una hija de Roberto. No hubo tampoco respuesta a estas solicitudes
del emperador. Sin embargo, en el ao 1074, Roberto accedi a
desposar a su hija con el hijo de Miguel VII, Constantino. Como
resultado, el emperador emiti un crisbulo, donde se establecan
los trminos del compromiso. En dicho crisbulo destaca, por parte
de ambos mandatarios, la obligacin de tener iguales enemigos y
amigos. Las intenciones del emperador durante estas negociaciones
tenan dos objetivos, introducir a los normandos en la rbita de
Bizancio como mercenarios contra los enemigos de oriente y occidente, y, de otro lado, prevenir un proceso de expansin dentro
del territorio bajo administracin bizantina en los Balcanes. De este
modo, el Imperio haca uso nuevamente del viejo sistema de reconocer legalmente como aliados a aquellos que le haban arrebatado
parte de sus posesiones, intentando, simultneamente, situarlos bajo
sus influencias. Todas estas medidas creaban una extraa sensacin
de unidad de intereses.
La razn de giro poltico de Roberto estaba relacionada con las
actividades del papa Gregorio VII, cuyos tratos con los normandos no fueron, en un principio, todo lo amistosos que se deseara.
Roberto, gracias a su tratado con los bizantinos, recibira tambin
apoyo contra el papa. Como consecuencia, el despecho del papa
ante la adversa marcha de sus intereses en el Imperio provoc la
bendicin de la ofensiva contra sus costas adriticas. El papa haba
24
25
26
27
Estos objetivos haban llevado a unas lneas de actuacin poltica en las que primaba una reconciliacin con la iglesia latina. Por
ejemplo, un tratado del arzobispo de Bulgaria, Teofilacto de Ocrida,
pide a sus lectores no den tanta importancia al formalismo y a las
manifestaciones religiosas, al tiempo que quitaba relevancia a aspectos
tradicionalmente conflictivos como la inclusin de la palabra Filioque
en el Credo, adjudicando esta tergiversacin de la fe ortodoxa a la
pobreza del latn. Alejo I y Urbano II mantenan buenas relaciones
con la finalidad de unir las iglesias y colaborar tambin en la recuperacin de los Santos Lugares. Existen textos de la poca que atestiguan
peticiones de apoyo por parte de Alejo I al papado o a Roberto, conde
de Flandes, si bien en este ltimo caso, procedentes de una carta falsa,
pero posiblemente basada en un original. Existe, adems, otro texto,
este en griego, la Crnica sinptica13 del siglo XIII, atribuido a Teodoro
Escutariotes, donde el emperador, percatado de la imposibilidad de
reconquistar en solitario Asia Menor y sabedor de que occidente no
soportaba el dominio de los infieles sobre Tierra Santa, convenci a
los caudillos occidentales para que despacharan a los turcos de Anatolia, como motivo real, y para liberar Tierra Santa, como pretexto.
De todos modos, los cruzados aprovecharon las tradicionales peticiones de ayuda y penetraron en el Imperio con sus miras puestas
en la recuperacin de los Santos Lugares, pero dispuestos tambin a
pasar por encima del propio estado bizantino. Los bizantinos, a su vez,
nunca vieron con buenos ojos esta autntica invasin procedente del
mundo que ellos denominaban latino.
El primero en llegar a territorio bizantino y solicitar el paso hacia
Asia Menor fue Pedro el Ermitao. A mediados de 1096 y tras un
viaje lleno de saqueos y pillajes, la masa de harapientos y mal armados
hombres arrib a Constantinopla y pas a zona selycida. Su fin fue el
casi total exterminio a manos de los turcos, cerca de Nicea. Solo unos
pocos se salvaron, entre quienes se encontraba el propio Pedro.
A fines de 1096, comenzaron a llegar los caballeros, Godofredo de Bouillon, Raimundo de Tolosa, Hugo de Vermandois,
Roberto de Normanda, Roberto de Flandes y Bohemundo, hijo
13 , Snopsis kronik.
28
29
30
31
32
33
IV. La sociedad.
En poca de Alejo I tiene lugar el desarrollo del fenmeno social
de la prnoia14. Este recurso de pago a personas por parte del
estado tena una existencia prolongada de tiempo atrs. Sin embargo, bajo el emperador Comneno y ya hasta el fin del Imperio
la prnoia adquiere un marcado carcter militar que la convierte
en pieza clave de un proceso de feudalizacin sin influencias occidentales y autctono de Bizancio.
Mediante la prnoia el emperador haca entrega de tierras propiedad del estado (no de su fortuna personal) a aquellos hombres
que merecieran, en su opinin, una recompensa. El pronoiario, o
beneficiarlo de la prnoia, tambin llamado stratiotes15, quedaba a
cargo de los bienes de las fincas concedidas, con inclusin de los
campesinos, proikoi16, que la trabajaban. Las tierras, sin embargo, no le eran cedidas en propiedad. El pronoiario usufructuaba
14 . El trmino en griego significa previsin y es la palabra con que el
cristianismo designar la Divina Providencia.
15 . Su significado es soldado.
16 , colonos.
34
las posesiones del estado y perciba directamente las cargas tributarias de las mismas, as como sus beneficios; pero el emperador poda
enajenarlas cuando lo considerara oportuno. Del mismo modo, no
eran transmisibles a herederos del seor. El pronoiario, igualmente,
estaba obligado a contribuir con hombres, segn las dimensiones de
sus tierras, al ejrcito imperial.
La institucin de la prnoia con una orientacin plenamente
militar se diriga hacia dos propsitos fundamentales. De un lado,
completar las filas de un ejrcito propiamente bizantino que, a causa
de la evolucin histrica de los tiempos precedentes a los Comneno,
haba ido cediendo su plaza de manera alarmante a las tropas mercenarias. Se trataba de hacer convivir ambos sistemas de reclutamiento
y dotar de este modo al Imperio de un instrumento esencial para la
restauracin y mantenimiento del antiguo esplendor.
De otro lado, la prnoia era el sistema de creacin de una nueva
jerarqua aristocrtica y la dotacin a la misma de un poder econmico. Se recompensaba y se fortaleca a la par ese sector social de
propietarios de tierras y latifundistas, que auparon al trono a los
Comneno. Con todas estas medidas se cerraba lentamente el crculo
de poder en torno a las familias aristocrticas de marcado carcter
militar y feudal frente a la antigua nobleza burocrtica y civil que fue
progresivamente relegada.
El proceso de feudalizacin bizantina no acab, sin embargo, del
todo con las pequeas propiedades libres, aunque este tipo de organizacin rural qued a punto de extincin. Alejo I tom medidas,
que venan de un proceso previo, para ir sujetando al campesino a la
tierra y al seor que le tocara en suerte.
La institucin del kharistikion17 tambin al arbitrio del emperador,
se incluye asimismo en este deslizamiento feudalizante del Imperio.
Por ella, un laico se haca cargo de la administracin de bienes eclesisticos pertenecientes a monasterios. Del total de recursos obtenidos se
ceda al monasterio lo necesario para su sustento y lo dems pasaba a
manos del beneficiario o caristicario. Este instrumento econmico recibi tanto crticas de un sector de la iglesia por los abusos a que daba
17 , regalo, donacin.
35
V. La traduccin.
La traduccin que se presenta en este libro est basada en la que fue
publicada en el ao 1989 por la Editorial Universidad de Sevilla y que
fue galardonada con el Premio Nacional de Traduccin en el ao 1990.
18 .
19 Ver I II.5, nota 8.
20 .
En el lapso de tiempo transcurrido desde 1989 hasta hoy, ha hecho aparicin internet. A la red debo gran cantidad de informacin,
tremendamente accesible hoy, que en aquellos aos era bastante
complicada de conseguir. En este caso, la bsqueda de los trminos
en internet es el punto de partida de las aclaraciones.
Finalmente, la presencia de lagunas en el texto original viene
representada en la traduccin mediante puntos suspensivos entre
parntesis, ().
Rute (Crdoba), otoo de 2015
La Alexada
PROEMIO
41
42
43
44
45
originen un movimiento dado hacia las armas y las batallas, sino que
muevan al lector a las lgrimas y obliguen al sufrimiento no solo a
la naturaleza sensible, sino tambin a la que carece de hlito vital.
2. El dolor que experimentaba por el estado del csar y su inesperada muerte me alcanzaron personalmente y me causaron una
profunda herida. Creo que las precedentes desgracias frente a esta
insoportable desgracia son como gotas en comparacin con todo el
ocano Atlntico o las olas del mar Adritico. Es ms, segn parece,
eran aquellas preludio de esta y se apoderaba de m el humo de ese
fuego propio de un horno, la quemadura aquella de llama indescriptible y las antorchas diarias de un indecible ardor. Oh fuego
sin materia, que reduces a cenizas, fuego que iluminas con furor
inexpresable y que ardes, pero sin consumir, y quemas el corazn,
pero con la apariencia de que no nos quemamos, aunque recibamos
el rojo vivo hasta los huesos, la mdula y los pedazos del alma!
3. Pero soy consciente de que por causa de esos acontecimientos
me aparto de mi propsito. La presencia del csar y del sufrimiento
del csar destilan en m un inmenso sufrimiento. As pues, tras enjugarme el llanto de mis ojos y recuperarme de mi dolor, soportar lo
que viene a continuacin ganando, segn dice la tragedia2, dobles
lgrimas, como si me acordara de la desgracia en la desgracia. Pues
exponer en pblico la vida de semejante emperador supone rememorar su virtud y sus gestas, lo que me hace brotar las ms clidas
lgrimas en un llanto que se une al de todo el universo. Recordarlo
y explicar pblicamente su reinado es motivo de lamentos para m
y rememoracin de una prdida para los dems. Comience, pues, la
historia de mi padre desde el momento en que es ms adecuado comenzar. Y el momento ms adecuado es aquel desde donde nuestra
obra sea ms clara y ms histrica.
46
LIBRO I
ltimas etapas de la vida de Alejo previas a su proclamacin como emperador. Inicio de las invasiones normandas
I. Primeras actuaciones de Alejo. Su nombramiento como estratego autocrtor3 para combatir al rebelde Urselio4.
3 General en jefe con plenos poderes civiles y militares.
4 Roussel de Bailleul, ( - 1077), aventurero de origen normando procedente de
Sicilia que entr al servicio de Romano IV Digenes. Rehus enfrentarse a los
turcos en la batalla de Mantzikert (1071). A pesar de ello, ante la necesidad de
generales y de fuerzas que sufra el imperio, fue contratado por Miguel VII Ducas y
47
48
49
50
51
52
siempre os causan el mayor perjuicio. Qu clase de ventaja extrais de la tirana de Urselio, a no ser degellos, cegueras y mutilaciones de miembros? Estos, que son para vosotros la causa de
semejantes desgracias, preservan intactas sus propiedades gracias a
su servilismo para con el brbaro y, al mismo tiempo, se apropian
de los regalos provenientes del emperador, ganndose su gratitud
por no haber abandonado ni a vosotros ni a la ciudad de Amasea
a merced del brbaro. Y esto sin atender nunca a ninguna de vuestras razones. Por ello, mientras quieren conservar la tirana adulando al tirano con expectativas halageas y mantener intactas sus
propiedades, a la vez piden al emperador honores y regalos. Pero si
la situacin sufriera algn tipo de cambio, ellos abandonaran esta
actitud e inflamaran el nimo del emperador contra vosotros. Por
consiguiente, si me hacis caso, dejad que se vayan por el momento a los que os incitan al motn y que cada uno de vosotros medite
en su casa lo que os he dicho y os daris cuenta de quin es el que
os aconseja lo ms conveniente.
53
54
4. Cuando Dociano, sobrino del anterior emperador Isaac Comneno14 y primo de Alejo (hombre que perteneca a una clase ilustre
por su linaje y posicin social) vio que Urselio mostraba las seales
de haber sido cegado y que era conducido con el auxilio de un hombre, profiri un hondo gemido y entre las lgrimas provocadas por
el estado de Urselio acusaba de crueldad al general. Le reprochaba
en su enojo que hubiera dejado sin vista a un hombre tan noble, a
un autntico hroe merecedor de haber sido preservado sin castigo.
Fue entonces cuando el general dijo: Pronto podrs enterarte de los
motivos de la ceguera, querido primo. Tras un breve lapso de tiempo, condujo a este y a Urselio a una sala, donde le descubri el rostro
y mostr los ojos de Urselio brillando fogosamente. Cuando Dociano vio esto, se qued estupefacto, asombrado, sin saber qu hacer
ante la magnitud del milagro. Al tiempo, se ech las manos a los ojos
por si era algo parecido a un sueo lo que estaba viendo o un prodigio mgico o algn raro y novedoso artificio. Cuando se percat
de la humanidad que haba demostrado su primo con ese hombre y
adems de humanidad, de su astucia, le invadi la alegra y transform el asombro en gozo, mientras abrazaba y besaba repetidamente
el rostro de su primo. Los mismos sentimientos experimentaron la
corte del emperador Miguel, el emperador mismo y todo el mundo.
55
talar y la epmide17 arzobispal. Botaniates, tan pronto se hubo sentado en el trono imperial, como nuestra obra expondr en su desarrollo con mayor detalle, despos a la emperatriz Mara18 y se dispuso a dirigir los asuntos del imperio.
2. Nicforo Brienio, ya duque de Dirraquio19 en poca del emperador Miguel, antes del reinado de Nicforo, comenz a plantearse la posibilidad de acceder al trono y organiz la rebelin contra
Miguel. No es necesario que expliquemos aqu las causas y el modo
como lo hizo, pues la historia escrita por el csar ya hace constar las
motivaciones de la rebelin. Pero s hemos de relatar brevemente
el hecho de que, tomando como base de operaciones la ciudad de
Dirraquio, recorriera desde all los dominios de occidente para ponerlos bajo su propio mando y cmo fue capturado. Al interesado en
poseer ms exactos informes de este episodio lo remitimos al csar.
3. Este hombre mereca realmente el imperio por su maestra
en el arte de la guerra, por su pertenencia a uno de los linajes ms
ilustres, por estar adornado con una elevada estatura, por la belleza
en su rostro y por la superioridad sobre sus contemporneos en la
seriedad de su carcter y en la fuerza de sus brazos. Era tan diestro en
persuadir a la gente y tan capaz de atraerse a todos desde su primera
mirada y su primera conversacin, que todos en masa, soldados y
civiles, lo auparon a los primeros puestos y lo consideraron digno
de reinar sobre toda la parte oriental y occidental. Efectivamente,
cuando marchaba sobre las ciudades, todas lo acogan con las manos alzadas y en medio de los aplausos una ciudad dejaba paso a
otra. Las noticias de estos acontecimientos perturbaban a Botaniates, trastornaban tambin al ejrcito que le era fiel y precipitaban al
imperio entero en la zozobra.
17 Cinta larga y ancha que llevan los obispos de la Iglesia Ortodoxa sobre los
hombros durante la liturgia. Modernamente, se llama omoforion [] y
es semejante el humeral de la Iglesia Catlica.
18 Mara de Alania. Tras el derrocamiento de Miguel Ducas, Nicforo Bota-
19 El ttulo de duque no tena por qu ser hereditario. Corresponde aproximadamente al cargo de gobernador, tanto de ciudades, como de otros organismos administrativos. Asimismo, el jefe de la flota reciba la denominacin de gran duque.
56
57
24 Al noroeste de Selimbria.
25 Jorge Maniaces haba tomado Edesa y vencido a los rabes en 1032. Luego,
venci a los musulmanes en Sicilia. Se sublev en 1043 y fue reprimido. En este
caso, se trata de antiguos mercenarios francos que procedan de su ejrcito.
58
59
lado para ponerlos bajo su mando. Emplaz a Catacalon29 como comandante de los comatenos y turcos, y les encomend que prestaran
toda su atencin al contingente escita a fin de repeler sus embestidas.
4. As estaban las cosas. Tan pronto como el ejrcito de Brienio
hubo llegado a la altura del barranco, nada ms dar mi padre la seal
convenida saltaron entre clamores y gritero las tropas que estaban
emboscadas y dejaron estupefactos a los enemigos con su repentina
intervencin, circunstancia que aprovech cada uno acometiendo y
matando al primero que encontraba hasta que los pusieron en fuga.
Pero Juan Brienio, hermano del caudillo, rememorando su mpetu
guerrero y su valor, hizo volver su caballo con el freno, abati de un
nico golpe al soldado de los inmortales que lo segua, detuvo a la
falange que hua en plena confusin y, tras reorganizarla, repeli a
los enemigos. De ese modo, los inmortales emprendieron la huida
en desorden con un cierto desbarajuste, masacrados por los soldados
que iban siempre en pos de ellos.
5. Entonces mi padre se arroj en medio de los enemigos y,
combatiendo valientemente, desbarat el orden de la formacin
en el sector donde se haba presentado, acometiendo a todo el
que se le aproximaba y derribndolo al punto. En la confianza de
que algunos soldados lo seguan para protegerlo, sostena incansable el combate. Pero al darse cuenta de que su falange haba sido
rota y estaba ahora dispersa por todas partes, reagrup a los de
mayor presencia de nimo (seis eran en total) y decidi que con
las espadas desenvainadas, una vez estuvieran prximos a Brienio,
cargaran contra l sin vacilacin y, si era necesario, aquellos tambin moriran con l. Sin embargo, Teodoto, un soldado que haba
servido a mi padre desde pequeo, desaconsej esa decisin alegando que el intento era manifiestamente descabellado. Tomando,
pues, la direccin opuesta, pretenda apartarse a corta distancia del
ejrcito de Brienio para iniciar de nuevo la accin cuando hubiera
reagrupado y reorganizado a algunos conocidos de los soldados
que se haban dispersado.
29 Este Constantino Euforbeno Catacalon, diferente de Tarcaniotes Catacalon,
que forma parte del ejrcito de Nicforo Brienio.
60
6. An no se haba apartado de all mi padre y ya los escitas estaban desbaratando las filas de los comatenos de Catacalon mediante
el empleo de alaridos y un enorme gritero. Una vez que los hubieron repelido y puesto fcilmente en fuga, dirigieron su atencin al
pillaje y se fueron en busca de su campamento. Pues as es la raza
escita. Cuando an no han terminado de batir claramente al contrario y poseer el dominio de la batalla, arruinan su victoria con el
pillaje. Toda la servidumbre que compona la retaguardia del ejrcito
de Brienio se mezclaba con las filas de sus soldados a causa del miedo
a los escitas y para no sufrir ninguna calamidad por culpa de ellos.
Como no paraba de presentarse gente que hua de las manos escitas,
se origin una no pequea confusin en las filas de Brienio, donde
acabaron mezclndose unos estandartes con otros.
7. Entre tanto, mi padre, que estaba apresado y rodeado, como
decamos antes, por el ejrcito de Brienio, vio a un palafrenero de
Brienio tirando de uno de los caballos imperiales engalanado con el
manto prpura y los flaros dorados30, y tambin vio que los portadores de las picas terminadas en doble hacha, tradicionales aclitos
del emperador, corran cerca de l. Al ver esto, ocult su rostro con
la visera que penda en torno a su casco y, lanzndose contra ellos
con sus seis soldados, de los que antes hemos dado cuenta, derrib
al palafrenero, captur el caballo imperial, arrebat tambin al tiempo las hachas de doble filo y abandon sin ser advertido el ejrcito.
Cuando estuvo fuera de peligro, despach aquel caballo de dorados
flaros y las picas con hachas de doble filo, que marchan a ambos
lados de la imperial persona, junto con un heraldo de voz muy potente con la orden de que recorriera todo el ejrcito gritando que
Brienio haba cado.
8. Esta estratagema, cuando fue realizada, logr que se reagruparan soldados del disperso ejrcito de mi padre, el gran domstico
de las escolas, y los hizo retornar, mientras que animaba a otros para
que se mantuviesen firmes. Se quedaron inmviles en el lugar que
ocasionalmente ocupaban y, volviendo sus miradas hacia atrs, no
daban crdito a tan inslito espectculo. Se pudo entonces observar
30 Atributos imperiales.
61
62
63
5. Entonces, por la imposibilidad del ejrcito de Brienio de ofrecer resistencia (todos los hombres y caballos estaban ya heridos),
este inclin su estandarte indicando la retirada y dio la espalda a sus
enemigos para que arremetiesen contra ella. Sin embargo, Brienio a
pesar del agotamiento del combate y de la intensa presin que sufra,
mostraba su valor y su animosidad acometiendo sin cesar en una y
otra direccin al adversario, y organizando tambin sin cesar las medidas precisas para la huida de modo correcto y honroso. Contendan, asimismo, a cada uno de sus lados su hermano y su hijo31, que
en aquellos momentos dieron admirables muestras a los enemigos
de su heroico comportamiento.
6. Cuando ya su caballo estaba exhausto y no poda emprender ni
la fuga ni la persecucin (estaba prximo a expirar a causa de las sucesivas galopadas), retenindolo con la brida como un valeroso atleta, se
plant en posicin de recibir y desafi a dos valientes turcos. Uno de
ellos lo acometi con la lanza, pero no logr darle un golpe decisivo
e iba a recibir de la derecha del turco otro ms potente, cuando ya
Brienio le haba cortado con su espada la mano, que rod por tierra
aferrada a la lanza. El otro, saltando de su caballo como un leopardo, se precipit sobre el caballo de Brienio y se agarr a su costado.
Aquel estaba firmemente enganchado a este, procurando subrsele a la
espalda; y este, revolvindose como una fiera sobre s mismo, quera
clavarle a aquel su espada. Sin embargo, su empeo no encontraba
la ocasin propicia y el turco que estaba aferrado a su espalda se agachaba siempre y esquivaba los mandobles. Finalmente, su derecha se
dio por vencida de dar mandobles al aire y el atleta renunci. Se puso
entonces por entero a disposicin de sus enemigos. Ellos lo cogieron y,
como si hubieran alcanzado enorme gloria, lo llevaron a Alejo Comneno, que no se haba situado muy lejos del lugar donde se captur a
Brienio y que estaba ordenando las falanges de los brbaros y las suyas
propias, mientras las excitaba para el combate.
7. Primero unos mensajeros haban anunciado a Alejo la captura de este hombre, despus lo presentaron al general. Era realmente
un espectculo temible tanto durante la lucha, como cuando estaba
31 Juan y Nicforo Brienio, futuro esposo este de Ana Comnena.
64
cautivo. Dueo, pues, as de Brienio, Alejo Comneno lo envi prisionero al emperador Botaniates, sin tocarle para nada los ojos a este
hombre. Pues no era Comneno de ese tipo de personas que se ensaan
con sus oponentes tras su captura y consideraba suficiente castigo ser
prisionero de guerra. Fueron, por tanto, sus grandes cualidades de nobleza, humanidad y generosidad las que tambin mostr con Brienio.
8. En efecto, tras su captura, durante una ocasin en que llegaron a un lugar llamado (...) despus de haber recorrido un trecho
bastante grande de camino, le dijo a Brienio con intencin de que
el hombre se recuperara de su pena dndole favorables expectativas:
Bajemos del caballo y sentmonos un poco para descansar. Pero
l, temeroso del peligro que corra su vida, estaba como loco y no
necesitaba reposo alguno. Pues cmo podra hacerlo quien da por
perdida su propia existencia? No obstante, pronto se dobleg al deseo del general. Pues si la persona sometida obedece a todo lo ordenado, en el caso de que sea un prisionero de guerra, lo hace an ms.
9. Los caudillos, por consiguiente, desmontaron de los caballos.
Alejo yaca recostado sobre la verde hierba como sobre un lecho de
follaje, y Brienio mantena la cabeza apoyada sobre la raz de una
encina de alta cabellera. El uno dorma y al otro no lo venca el dulce
sueo, como se expresa la amable poesa32. Pero se fij en la espada de
Alejo y la estuvo contemplando colgada de las ramas. Como no vea a
nadie por ningn lado en ese momento, rehacindose de su desazn,
se le ocurri una idea mejor que consista en matar a mi padre. Quiz
hubiera llevado a cabo su resolucin, si no hubiera sido porque una
fuerza divina procedente de lo alto se lo impidi, le calm la furia
de su nimo y lo inclin a observar con benevolencia al general. Yo
misma pude orle frecuentemente contar este relato. Le es legtimo,
a quien quiera, pensar por ello que Dios guardaba a Comneno para
un puesto de mayor rango, ya que era su deseo que el cetro de los romanos fuera honrosamente reclamando por l. Si le ocurri a Brienio
despus de esto alguna desgracia no deseada, es responsabilidad de
algunos que rodeaban al emperador33. Mi padre es inocente.
32 Il., XIV 398; Il., II 2.
33 Nicforo Brienio fue cegado por orden del emperador Nicforo III Botaniates
65
66
2. Comenzando desde Epidamno36 (la capital del Ilrico37), haba llegado hasta la ciudad de los tesalios38, tras haber sometido por
s mismo toda la regin y haberse elegido y autoproclamado emperador, mientras trasladaba su ejrcito errante adonde quera. Este
hombre era tambin admirado por las dimensiones de su cuerpo, la
fuerza de sus brazos, la severidad de su rostro, cualidades que cautivan antes que otras a esa grosera clase de los soldados. Esta no para
mientes en el alma, ni se fija en la virtud, sino que se detiene en las
virtudes del cuerpo admirando la osada, la fuerza, la agilidad y la estatura, Juzgndolas dignas de la prpura y de la diadema. Basilacio,
que posea estas cualidades no sin nobleza, posea tambin un alma
valiente e inconmovible. Tena un cierto aire y aspecto digno por entero de ostentar el poder. Posea una voz tonante, capaz de aterrar a
todo un ejrcito y un grito suficiente para anular el valor en el alma.
Era invencible en sus arengas cuando intentaba, indistintamente,
animar al soldado al combate o desanimarlo para que huyera. Dado
que este hombre sali en campaa con tan ventajosas cualidades,
tom, como decamos, la ciudad de los tesalios y reuni en torno a
s un ejrcito imbatible.
3. Pero mi padre Alejo Comneno, como si fuera a enfrentarse a
un enorme Tifn o un Gigante de cien brazos, tras despertar toda su
astucia militar y su valiente inteligencia, estaba listo para combatir
con su contrincante. Y aunque todava no se haba sacudido el polvo
de sus ltimas acciones ni haba lavado la sangre de la espada ni de
sus manos, marchaba como un terrorfico len hacia Basilacio, un
jabal de salientes colmillos, despertando su clera. Lleg, en efecto,
travs de su esposo el csar Brienio pasando por encima de su hermano primognito y del deseo del propio Alejo.
36 Ms adelante, Ana Comnena la denomina Dirraquio. Es la actual Durrs, en
Albania.
37 El Ilrico era una provincia romana de poca imperial que comprenda zonas de
la costa dlmata del Adritico y parte del interior. Estaba situada donde antiguamente estuvo el reino de Iliria. Sus lmites eran Istria (Eslovenia y Croacia) por el
norte y el ro Drin (actualmente en Albania) por el sur. Al este, el lmite era el ro
Sava (Croacia y Bosnia).
38 Tesalnica.
67
68
69
70
siempre saba distinguir al enemigo del amigo. Cuando un capadocio llamado Gules, voluntarioso servidor de mi padre, diestro
con su mano, de mpetu invencible en el combate, vio a Basilacio
y lo reconoci con fiabilidad, le propin un mandoble en el yelmo;
pero le pas lo que a Menelao frente a Alejandro. Su espada, rota
en tres o cuatro partes, cay de sus manos dejando la empuadura
en la mano. Cuando el general lo vio, al momento se puso a insultarlo por no tener espada y lo llam cobarde; pero el soldado,
mostrando la empuadura, lo nico que le quedaba de su espada,
calm al gran domstico.
5. Otro, un macedonio de nombre Pedro y de apellido Torni44
cio , cay en medio de los enemigos y mat a muchos de ellos.
La falange le segua, ignorando lo que se estaba haciendo. Como
el combate se haba entablado en la oscuridad, nadie era capaz de
ver lo que estaba ocurriendo. Comneno se arroj contra la seccin
de la falange que an no se haba dispersado, hiriendo a los que
se le enfrentaban. Luego se volvi hacia sus soldados y de nuevo
se afanaba para que destruyeran lo que an resista de la falange
de Basilacio, mientras mandaba emisarios a los de retaguardia y
les ordenaba no vacilar y que lo siguieran rpidamente hasta darle
alcance.
6. En esto, un celta de la guardia del domstico, por contarlo
brevemente, valeroso soldado y lleno del espritu de Ares, al ver
que mi padre acababa de salir de entre los enemigos, con la espada
desnuda, exhalando una clida transpiracin de sangre y, considerndolo uno de los enemigos, cay a peso sobre l, lo acometi con
la lanza sobre el pecho y pronto hubiera desplazado al general de
la silla, si no es porque l mismo, simultneamente, se afirm en
la silla y llam al celta por su nombre, amenazndolo con cortarle
enseguida la cabeza con su espada. l sigui contndose entre los
vivos gracias a que se excus alegando el desconocimiento de su
identidad y la confusin provocada por la noche y el combate.
44 Emparentado con la familia de los Taronitas. Descendiente de Tornik, prncipe
de Taron, y de la casa real georgiana de los Bagrtidas.
71
72
hombre, le propuso la paz a Basilacio por mediacin de su acompaante Yoanicio (hombre de reconocida virtud) con unas condiciones
que ofrecan a Basilacio la seguridad de no sufrir ninguna represalia
a cambio de su entrega y la de Tesalnica. A pesar de la desconfianza de Basilacio, los tesalonicenses decidieron dejar el paso franco a
Comneno por temor a que tomara la ciudad y a tener que soportar
terribles calamidades.
4. Sin embargo, Basilacio, cuando se enter de lo que estaba
haciendo la poblacin, se traslad a la acrpolis y salt de una a la
otra. Y ni an en estas circunstancias renunciaba al combate y a las
batallas, por ms que el domstico le asegurara que no le sucedera
nada irremediable. Antes al contrario, Basilacio apareca como un
hombre ntegro en los momentos crticos y apurados. No consinti
en empaar su valor y gallarda, hasta que ocupantes y defensores de
la acrpolis, tras expulsarlo de comn acuerdo, lo entregaron a su
pesar y por la fuerza al gran domstico.
5. Inmediatamente, Alejo inform al emperador de la captura
de Basilacio, permaneci un poco de tiempo en Tesalnica y restableci la situacin en la ciudad para emprender finalmente el regreso esplndidamente victorioso. Pero unos enviados del emperador
llegaron a mi padre entre Filipos y Anfpolis y, tras ponerle en la
mano las rdenes dictadas por el emperador sobre aquel hombre,
se hicieron cargo de Basilacio, lo condujeron a un lugar llamado
Clempina y cerca de la fuente que hay all le sacaron los ojos. Desde
el momento en que se produjo este hecho y hasta hoy la fuente se
llama fuente de Basilacio.
6. Este fue para el gran Alejo, como si fuera un Heracles, el
tercer trabajo previo a su reinado. No faltaramos a la verdad si identificramos a Basilacio con el jabal de Erimanto y a mi padre Alejo
con un valerossimo Heracles vivo entre nosotros. Queden, pues, ah
los xitos y las hazaas de Alejo Comneno antes del trono, por todos
los cuales recibi como recompensa del soberano la dignidad de sebasto45 con una proclamacin pblica de este cargo ante el senado.
45 Dignidad honorfica.
73
74
75
76
77
78
79
informaba de dnde estaban depositadas. Como no ces de desdentarlo hasta que se hubo apropiado de todo su dinero, las riquezas y
los dientes abandonaron simultneamente a Mascabeles. Luego, fij
su mirada en los ojos de Guillermo y lo priv de la vista, porque le
envidiaba hasta la mirada.
80
81
82
83
84
85
86
le declar una crudsima guerra. Para evitar que el rey llegara a ser
imbatible por su unin con Roberto, se adelant a proclamar sus pacficas intenciones a Roberto, cuando ni siquiera previamente posea
lazos de amistad con l. Al enterarse de la llegada del duque Roberto a Salerno, el papa parti de Roma y se present en Benevento.
Tras unas conversaciones a travs de embajadores, concertaron un
encuentro personal. De este modo despus de que uno saliera de
Benevento con la guardia y otro de Salerno con un ejrcito, tan
pronto como las tropas de ambos se hubieron divisado a una prudente distancia, cada uno de ellos se destac de sus filas, se encontraron en un mismo sitio, se intercambiaron mutuos juramentos
de lealtad y se volvieron. El juramento estableca que el papa deba
conferir a Roberto la dignidad de rey y firmar con l una alianza
en el momento oportuno contra los romanos60. El duque, a su vez,
jur al papa, que lo apoyara en lo que deseara. Sin embargo, estos
juramentos nunca se hicieron realidad. El papa estaba muy enojado contra el rey y el enfrentamiento contra este le corra mucha
prisa. Y el duque Roberto, por su parte, tena su mirada puesta
sobre el imperio de los romanos, contra el que rechinaba los dientes como un jabal salvaje y alimentaba su clera. Por tanto, los
juramentos se quedaron solo en las palabras. Estos brbaros, no
bien haban terminado de jurar el cumplimiento de sus mutuos
acuerdos, cuando ya los rompan.
7. El duque Roberto, volviendo riendas, se dirigi a Salerno
y ese despreciable papa (no s de qu otro modo llamarlo ante el
recuerdo de aquel inhumano ultraje a los embajadores) march a
la guerra, una guerra civil, asistido por la gracia espiritual y la paz
evanglica, con todo convencimiento y con todas sus fuerzas, el
muy dspota, el pacfico y el discpulo del pacfico. El papa pronto
despach embajadores a los sajones y a los caudillos de los sajones,
Landulfo y Velco61, con promesas de muchos y diversos beneficios
60 Estos romanos son los bizantinos. Para la mentalidad bizantina, su estado se
denominaba Imperio de los Romanos o Romania y sus sbditos eran romanos.
Bizantinos eran solo los habitantes de Bizancio, esto es, Constantinopla.
61 Rodolfo, duque de Suabia y Welf, duque de Baviera.
87
88
10. Record entonces el papa los tratados y juramentos con Roberto y le mand una embajada para solicitar su ayuda. Y he aqu
que, simultneamente, tambin Enrique busc su apoyo con el envo de emisarios en el momento de marchar sobre la vieja Roma. A
Roberto, sin embargo, le parecieron ambos igualmente idiotas al requerir un pacto de tal ndole. Entonces, respondi al rey de palabra,
sin ningn escrito y al papa le redact una carta. La carta deca, ms
o menos, as: Carta para el gran pontfice y seor mo, de Roberto,
duque por la gracia de Dios. Aunque conozco de odas la ofensiva que unos enemigos han realizado contra ti, no he dado ningn
crdito a ese rumor, porque s que nadie se atrevera a levantarte la
mano. Quin, a no ser que estuviera loco, intentara algo contra
tan magnfico padre? Por otra parte, te comunico que yo me estoy
armando para una muy dura campaa contra un pueblo dificilsimo
de batir, los romanos, que han llenado toda la tierra y el mar con
sus triunfos. Sin embargo, soy deudo, desde el fondo de mi alma, de
mi lealtad hacia ti, que te brindar cuando la ocasin lo requiera.
De este modo despach a los embajadores de los gobernantes que
solicitaban su auxilio. A unos lo hizo con esta carta; de otros se libr
despachndolos con persuasivas palabras.
XIV. Roberto se apresta a cruzar en direccin a Auln64. Actuaciones previas de su hijo Bohemundo65 en el Ilrico.
1. Pero no omitamos las acciones que realiz l en Longibarda
hasta su llegada a Auln acompaado del ejrcito. Porque era adems una persona de carcter tirnico y muy cruel, fue en aquellos
momentos cuando imit la locura de Herodes. Efectivamente, no
satisfecho con los hombres ya alistados desde antes y veteranos
en las batallas, consigui poner en armas un ejrcito de nuevos
reclutas sin reparo ninguno respecto a su edad. Antes al contrario,
se atrajo a su bando al que se pasaba por su edad y al que no la
64 Valona, en la costa de la actual Albania.
65 Bohemundo de Tarento (1058-1111).
89
90
91
92
93
94
95
instrucciones escritas para el gobierno del territorio ducal, se apresur a salir dos das despus de la ciudad imperial rumbo a Epidamno
y al pas del Ilrico, porque los escitas Borilo y Germano le urgan
insistentemente a que partiera.
4. En torno ms o menos al lugar conocido como la Fuente,
donde hay un templo dedicado a Nuestra Seora la Virgen Madre de
Dios que es famoso entre los templos de Bizancio, se tropez con mi
padre Alejo. Tras reconocerse mutuamente, Monomacato comenz
a hablar muy afectado al gran domstico. Le dijo que se haba exilado por l y por su amistad, que los escitas Borilo y Germano sentan
envidia de todos y, poniendo a girar la rueda del odio que le tenan a
l, haban logrado separarlo de su familia y de esta hermosa y amada
ciudad bajo una hermosa apariencia. Tan pronto hubo narrado detalladamente todas sus desventuras, todas las calumnias que haban
levantado ante el emperador y que haba padecido por culpa de estos
esclavos, el domstico de occidente le proporcion todo el consuelo
que poda darle, ya que era capaz de aliviar el alma apesadumbrada
por las desgracias. Finalmente, tras afirmar Alejo que Dios sera el
vengador de esas injusticias y advertirle que recordara su amistad,
despidi a Monomacato, que se encaminaba hacia Dirraquio, y l
avanz en direccin a la ciudad imperial.
5. Cuando Monomacato lleg a Dirraquio y se enter tanto de
los preparativos del tirnico Roberto, como del levantamiento de
Alejo, comenz a ponderar su reaccin. En pblico se mostraba hostil a ambos, pero tena pensamientos ms profundos que su hostilidad a la vista y que la apariencia. El gran domstico le haba advertido por carta de lo ocurrido: que lo amenazaba la privacin de la vista
y que ante esta perspectiva no tuvo ms remedio que oponerse a los
tiranos con prcticas propias de una tirana, que l deba sublevarse
por su amigo y que asumiera la misin de enviarle dinero recaudado
por cualquier medio. En efecto dijo Necesito dinero dijo y sin
este no es posible nada de lo que debe hacerse.
6. Pero Monomacato no envi el dinero y, tras una amistosa
recepcin a los emisarios de Alejo, les ofreci en lugar de dinero una
carta que contena el siguiente mensaje. l conservaba la primitiva
97
98
LIBRO II
99
100
101
6. Sin embargo, los Comneno eran informados por muchos partidarios suyos de esas reacciones y, ante el temor de caer atrapados
ambos en las redes de sus enemigos y no tener a nadie que pudiera
ayudarlos, buscaban con la ayuda de Dios el modo de afianzar su
seguridad. En consecuencia, tras laboriosas reflexiones e intensos
exmenes de la situacin junto a su madre encontraron una nica
esperanza humana de salvacin. Consista en acercarse a la emperatriz, cuando hubiera un motivo razonable para hacerlo, y revelar su
secreto. Mantenan oculta, no obstante, sus intenciones y no desvelaron a nadie sus proyectos. Estaban atentos como los pescadores,
no fuera que asustasen la pesca. Su plan definitivo consista en huir,
pero teman descubrrselo a la emperatriz por miedo a que ella se
presentara ante el emperador y le comunicara las intenciones de los
Comneno, ya que estaba emparentada con ellos y con el emperador.
Por tanto, renunciaron a su primitivo plan y dirigieron hacia otra
direccin sus reflexiones, pues eran unos maestros en aprovecharse
de las circunstancias que se les presentaban.
102
un patrimonio perteneciente en origen a su abuelo y luego a su padre. Con ello tambin la emperatriz confiara en l y aumentara
su lealtad El anciano no se percat de que estaba cometiendo una
injusticia y un error, y de que echaba piedras sobre su propio tejado.
2. La emperatriz se dio cuenta de esos planes por los rumores
que corran y estaba muy apesadumbrada al sospechar el peligro que
se cerna sobre su hijo. Se encontraba desanimada, porque no poda
comunicar a nadie su pesar. Pero los Comneno repararon en esta
actitud. Cuando encontraron la oportunidad que buscaban, decidieron acercarse a la emperatriz. Su madre confi a Isaac el modo de
iniciar la conversacin con la emperatriz, valindose de la compaa
de su hermano Alejo. Cuando estuvieron a su lado, Isaac dijo a la
emperatriz: No os vemos, seora, como ayer y antes de ayer, sino
como corroda y obsesionada por ntimos pensamientos hasta el extremo de no mostrar confianza en aquel al que Vos podrais revelar
vuestros secretos. Pero ella no deseaba revelarlos por el momento
y, suspirando profundamente, dijo: No se debe preguntar a los que
habitan una tierra extraa5, porque esto solo es suficiente para su
dolor. En cuanto a m, ay, qu sucesin de desgracias y de qu tipo
se me estn dispensando en tan breve lapso de tiempo, segn parece! Los Comneno se apartaron sin aadir ms palabras, clavaron
sus ojos en tierra, cubrieron sus manos y estuvieron pensativos un
rato. Luego, tras hacer la acostumbrada reverencia, volvieron a casa
inquietos.
3. Al da siguiente, llegaron de nuevo para hablar con ella; pero
al ver que la emperatriz los miraba con mayor alegra que el da
anterior, se le acercaron los dos y dijeron: Vos sois nuestra seora
y nosotros vuestros obedientes siervos, dispuestos a sufrir todo por
Vuestra Majestad. Que ningn pensamiento os turbe ni os hunda
en un total desaliento. Con estas palabras dieron fe de su lealtad a
la emperatriz y alejaron de ellos toda sospecha. Haban adivinado el
5 Era natural de Alania, aproximadamente en lo que actualmente es Osetia del
Norte y Georgia. Su nombre originario era Marta de Georgia, hija del rey Bagrat
IV (1018-1072). Su padre la envi en 1065 para ser esposa de Miguel VII Ducas
y en Constantinopla recibi el nombre de Mara de Alania.
103
secreto gracias a su agudeza, su inteligencia y su capacidad para captar a las pocas palabras los pensamientos humanos que yacen ocultos
y que eran secretos hasta el momento. Pronto fueron ms estrechas
sus relaciones con la emperatriz y junto a sus muchas muestras de su
lealtad prometieron apoyarla en todo aquello que exigiera su presencia. De forma generosa se dispusieron, de acuerdo con el mandato
divino, a alegrarse con la que se alegraba y a entristecerse con la que
penaba6. Pedan que se los considerara familiares e ntimos amigos
suyos, oriundos del mismo pas que ella, pidiendo solo a cambio
que, si algo les era comentado a la soberana o al emperador por quienes los envidiaban, se lo comunicase sin tardanza, para no caer por
desconocimiento en las trampas de sus enemigos. Se lo pedan junto
con una exhortacin a la confianza, aadiendo que, con la ayuda de
Dios, le ofreceran sin reservas su ayuda y su lealtad, para que con
el apoyo de ellos su hijo Constantino no perdiera el imperio. Por
ltimo expresaron su deseo de confirmar estos compromisos con un
juramento, pues no podan permitirse ninguna distraccin frente a
quienes los envidiaban.
4. Estos dos hombres se vieron libres de su enorme inquietud,
recobraron los nimos y desde aquel momento conversaban con el
emperador luciendo un rostro ms alegre; tanto ms, cuanto que
eran capaces, en especial uno de ellos Alelo de ocultar en su interior
los pensamientos ms recnditos y las intenciones ntimas manteniendo al tiempo las apariencias. Como la llama de la envidia se
iba convirtiendo en una gran hoguera y no ignoraban nada de lo
que se deca al emperador en contra de ellos, segn lo convenido
previamente. Conocan, asimismo, que los dos prepotentes esclavos
planeaban librarse de ellos. A partir de entonces ya no marchaban
juntos al palacio, como tenan acostumbrado, y cada uno de los dos
se presentaba diariamente por separado Este era un plan inteligente
y digno de Palamedes, porque, si suceda que uno de ellos era apresado por culpa de las secretas intrigas de aquellos dos poderosos
escitas el otro podra huir y no caeran ambos al mismo tiempo en la
trampa de los brbaros. Ese era su plan. Sin embargo, el hecho que
6 Epstola a los Romanos, 15.
104
105
106
107
del imperio de los romanos creen que vienen las fuerzas completas
para reunirse aqu convocados por una seal, se engaan al confiar
solo en lo que ven. A pesar de las muchas rplicas que Borilo diriga
a estas palabras, tambin en este asunto fue ms poderoso Alejo y se
gan la aprobacin general. En lo que respecta a Germano, como
era ms simple, no atac mucho a Alejo. Sin embargo, como ni
siquiera estas acusaciones contra el domstico haban turbado el nimo del emperador, decidieron preparar una celada a los Comneno
aprovechando la facilidad del momento (era la tarde).
4. Por naturaleza es la servidumbre enemiga de sus seores y
cuando se emancipa de ellos, aferrndose a su xito, se torna insoportable para sus compaeros de esclavitud. Esa clase de conducta y
de temperamento fue el que sufri Alejo Comneno por parte de los
dos citados esclavos. Dichos personajes no estaban airados contra
los Comneno al servicio del soberano, sino porque Borilo codiciaba
el trono, como dicen algunos, con la complicidad en la conjura de
Germano, que colaboraba afanosamente para la encerrona. Entre
ellos discutan las decisiones que deban tomar para lograr sus objetivos y empezaban a actuar abiertamente de acuerdo con los planes
que antes solo murmuraban entre dientes.
5. Alguien de origen alano escuchaba lo que se deca. Tena la
dignidad de magistro8 y estaba emparentado desde haca mucho
tiempo con el emperador e incluido entre sus familiares. Sali, pues,
en la vigilia9 central de la noche y corri al encuentro de los Comneno para comunicar todo al gran domstico. Algunos dicen que la
emperatriz no ignoraba del todo la marcha del magistro junto a los
Comneno. Alejo lo condujo ante su madre y su hermano. Tras or
aquella abominable noticia, creyeron preciso sacar a la luz lo que
haban mantenido oculto hasta entonces y, con la ayuda de Dios,
procurarse la salvacin.
8 Los magistri eran ttulos de alto rango dentro de la corte. Su puesto en la jerarqua iba tras los ttulos propios de los miembros de la familia imperial y solan
otorgarse a parientes directos o indirectos de la familia reinante.
9 La noche se divida en cuatro vigilias, cuya duracin dependa de la extensin de
las horas nocturnas segn la estacin del ao.
108
6. Cuando dos das despus supo que el ejrcito haba tomado Tzurulo (una ciudadela situada en algn lugar de Tracia), el
domstico march al encuentro de Pacuriano (hombre de corta
estatura, pero un poderoso guerrero, como dice el poeta10, que era
de origen armenio) en la primera vigilia de la noche y lo puso
al corriente de todo, de la clera de los esclavos, de su envidia,
de su prolongado empeo por perjudicarlos y del reciente plan
que consista en quitarles los ojos. Y aadi que no deba aceptar
estos ataques como si fuera un prisionero, sino morir como un
valiente, si fuera necesario, pues esta es lo propio de un carcter
firme, deca.
7. Pacuriano, cuando hubo escuchado todo y comprendido
que no deba haber ningn retraso en semejantes circunstancias,
sino que era necesario llevar a cabo una accin ms audaz, dijo:
Si, cuando amanezca maana, sales de aqu, yo te seguir para
combatir con energa a tu lado. Pero si dilatas tu decisin ms
tiempo, entrate bien de que yo mismo, yo, ir al emperador y te
denunciar a ti y a los que estn contigo sin perder un instante.
Alejo repuso: Como veo que te preocupas de mi salvacin, y esto
es obra enteramente de Dios, no ignorar tu consejo, pero tenemos que reforzar nuestro mutuo compromiso con un juramento.
All, en efecto, se prometieron fidelidad el uno al otro mediante
un juramento, de tal modo que, si Dios elevaba a Alejo al trono
imperial, Pacuriano sera honrado con la dignidad de domstico,
que ahora posea l. Tras despedirse de Pacuriano, Alejo Comneno sali de all y march junto a otro hombre, tambin l valiente,
Humbertpulo11. Lo hizo partcipe de su proyecto y le refiri la
causa por la que en su deseo de escapar le solicitaba su alianza.
Este accedi enseguida y le dijo: Me tendrs dispuesto para servirte sin reservas, sobre todo en los momentos de peligro.
10 Il.,V 801.
11 Constantino Humbertpulo, sobrino de Roberto Guiscardo. Como se ver en
el curso de La Alexada, Alejo I estuvo siempre rodeado de personajes originarios
en Occidente. Era normal que cambiaran de bando y se pasaran al lado de los
bizantinos cuando estos pagaban bien sus servicios.
109
8. Estos hombres que hemos mencionado se sumaban al partido de Alejo especialmente porque l era superior a los dems en
valor e inteligencia. Era muy generoso y le gustaba enormemente
no tener la mano quieta en sus obsequios, aunque no posea una
gran fortuna. No era l de los que rapiaban y se pasmaban ante la
riqueza. Pues no se suele valorar la generosidad por el montante de
las entregas de dinero, sino que se juzga segn la intencin. Puede
darse el caso de que alguien, poseyendo escasos bienes y donndolos
segn sus capacidades econmicas, sea generoso, pero al que tiene
mucho dinero y lo entierra y no lo distribuye segn sus posibilidades
al necesitado, nadie se equivocara al llamarlo un nuevo Creso o un
Midas avaro, enloquecido por el oro y srdido, capaz de aprovechar
un grano de comino partido. Como los hombres mencionados saban desde tiempo atrs que Alejo estaba adornado de todas esas
virtudes, deseaban su ascenso al trono y oraban para ello.
9. Alejo, tras pedir a Humbertpulo un juramento y obtenerlo, march rpidamente a su casa para comunicarle todo a los suyos. La noche durante la que mi padre plane estos hechos era la
del domingo de la Tirofagia12. Al da siguiente, con el nacimiento
del alba, sali de la ciudad con los suyos. El pueblo acept a Alejo
por su arrojo y su inteligencia, y por ello compuso en su honor una
cancioncilla en lengua vulgar, inspirada en estos acontecimientos,
que refera con mucho donaire la trama de este asunto y revelaba
el presentimiento de la intriga en contra y la rplica ingeniada por
l. La cancioncilla, con sus mismas palabras, deca as: El sbado
de la Tirofagia, bien por Alejo!, lo pensaste. Y el lunes por la maana, adelante, halcn mo, bien. El sentido de dicha cancioncilla
era algo as como que el sbado de la Tirofagia, muy bien por
tu inteligencia, Alejo. Y el lunes despus del domingo, como un
halcn que vuela elevado, volaste por encima de los brbaros que
se conjuraban.
12 Tirofagia [] significa ingesta de queso. El Domingo de la Tirofagia corresponde al Domingo de Quincuagsima e inicia la Cuaresma. Durante la
semana precedente, la Semana de la Tirofagia, no se permite comer carne, pero s
se permiten los productos lcteos (queso, leche, mantequilla), pescado y huevos.
Aqu es el 14 de febrero de 1081.
110
111
como los porteros abran las puertas les anuncies nuestra llegada. El
preceptor se apresur a cumplir la orden.
4. Las mujeres llegaron al templo del patriarca Nicols, conocido hasta ahora como El Refugio, que se halla cerca de la
gran iglesia y que fue construido hace tiempo para asilo de los
que han sido objeto de denuncias. La intencin, creo, de nuestros antepasados era habilitar una parte de la gran iglesia para que
cualquier persona que hubiera sido denunciada y lograra entrar en
su interior, se viera libre automticamente del castigo impuesto
por las leyes. En efecto, los antiguos emperadores y csares consideraban dignos de gran atencin a sus sbditos. El cuidador de
dicho templo no abri inmediatamente la puerta a las mujeres,
sino que les pregunt quines eran y de dnde venan. Uno de los
que componan el grupo dijo: Mujeres de oriente. Han gastado
todo el dinero en lo que necesitaban y se apresuran ahora a hacer
sus devociones antes de salir para casa. El hombre, tras abrir las
puertas sin dilacin, les dej libre la entrada.
5. Al da siguiente, el emperador convoc el senado, porque
se haba enterado de la maniobra de los Comneno y, lgicamente,
estuvo hablando contra ellos y atacaba al domstico. Envi tambin entonces al llamado Estraboromano y a un tal Eufemiano
junto a las mujeres, para hacerlas venir a palacio. Pero Ana Dalasena les respondi: Decid esto al soberano: mis hijos son leales
servidores de Vuestra Majestad y por servirla animosamente en
todas circunstancias no escatimaron ni sus vidas ni sus cuerpos,
afrontando continua y gallardamente los peligros por el bien de
vuestro imperio. Pero la envidia erigida contra ellos, que no soportaba la solicitud y la buena disposicin de Vuestra Majestad
hacia ellos, les cre en cada momento serios riesgos y, cuando se
enteraron de que haba planes para sacarles los ojos, sin poder
soportar ya tan injusta amenaza salieron de la ciudad, no como
sediciosos, sino como fieles servidores, para huir de un peligro inminente y al mismo tiempo tambin para dar a conocer a vuestro
imperio la trama que se urda contra ellos y pedir el socorro de
Vuestra Majestad.
112
6. Los emisarios insistan con pertinacia para que los acompaara. La mujer les replic airada: Permitidme que ore, ya que estoy
en una iglesia consagrada a Dios. Es absurdo que haya llegado a sus
puertas sin entrar ni suplicar la mediacin de Nuestra Seora, la
Inmaculada Madre de Dios, ante el mismo Dios y el corazn del
emperador. Avergonzados los emisarios por la piadosa peticin de
la mujer, le permitieron el acceso. Ella marchaba a paso lento, como
cansada por la vejez y las penas, pero la realidad era que finga este
cansancio. Se acerc a las puertas mismas del santuario, realiz dos
genuflexiones y a la tercera se sent en el suelo, mientras se aferraba
con fuerza a las sagradas puertas gritando13: No saldr de este santo
templo, a menos que me corten las manos o que reciba la cruz del
emperador como garanta de mi salvacin.
7. Estraboromano se arranc la cruz que portaba en torno a su
cuello e intent ofrecrsela. Pero ella le replic: No os pido la garanta a vosotros, sino que es al emperador mismo a quien reclamo
el amparo que he mencionado. Y no estoy dispuesta a aceptar que
se me entregue una cruz pequea, sino una de un tamao digno.
Estas exigencias tenan como fin lograr que el juramento que se le
hiciera fuera claro. En efecto, podra pasarle a la gente inadvertido lo
estipulado porque la promesa se hubiera hecho sobre una pequea
crucecita. As pues, apelo a la decisin y a la piedad del emperador.
Marchaos y anuncidselo.
8. Su nuera, la esposa de Isaac (que haba entrado anteriormente, cuando se abran las puertas para el canto de maitines) dijo, despus de retirar el velo que le cubra el rostro: Que ella se marche,
si quiere. Nosotras no saldremos del templo sin garantas, aunque
ello nos suponga la muerte. Por tanto, los representantes del emperador, al ver que la actitud de las mujeres era ms obstinada y su
comportamiento ms arrojado que antes, temieron que se produjera
un alboroto y comunicaron todo al emperador tras marcharse del
13 En las iglesias ortodoxas el altar, o santuario [ ], est separado del resto
del templo por el iconostasio, un muro donde se representan una serie de iconos
en un orden establecido. En este se abren tres puertas. La central tiene dos hojas y
solo puede ser traspasada por el sacerdote.
113
templo. Este, que era bueno por naturaleza, se pleg tambin a las
exigencias de la mujer y le envi la cruz requerida con la promesa
de que poda estar completamente tranquila. De este modo, cuando
abandon la santa iglesia, el emperador orden que fuera confinada
con sus hijas y sus nueras en el monasterio de mujeres de Petria, que
se encuentra cerca de la Puerta de Hierro. Hizo llamar tambin a
la nuera del csar Juan14 (tena la dignidad de protovestiaria15) del
templo de Blaquernas, que haba sido fundado bajo la advocacin
de Nuestra Seora la Madre de Dios, y le orden que ella tambin
ingresase en el citado monasterio de Petria16. Y orden que sus bodegas, sus campos de trigo y todos sus tesoros fueran conservados
sin mengua.
9. Cada maana, ambas se acercaban a sus vigilantes y les preguntaban si tenan alguna noticia sobre sus hijos. Ellos les comunicaban ingenuamente todo lo que oan. Y la protovestiaria, que era
generosa con su mano y su corazn, a fin de ganarse a los guardianes para su causa los animaba a que cogiesen todo lo que quisieran de los comestibles trados para su consumo particular, pues les
estaba permitido introducir sin obstculos aquellos productos que
necesitaran. A partir de entonces, los guardianes se hallaban mejor
dispuestos a facilitar las noticias y cuando los Comneno llevaban a
cabo acciones de pblico conocimiento, ninguna les pasaba desapercibida.
114
115
116
117
21 El ro Maritza.
22 Regin en torno a la ciudad de Adrianpolis, de la que era originario el rebelde
Nicforo Brienio
23 Hoy Byk-ekmece, en la Propntide. Est situada entre Mesembria y Constantinopla.
118
VII. Alejo es proclamado emperador por el ejrcito. Apoyo prestado por la familia Ducas.
1. Estaban todos expectantes, aguardando el futuro y deseando ver
que era proclamado emperador el que esperaban. La mayora rezaba para que Alejo asumiera el poder, pero los partidarios de Isaac
dentro de sus posibilidades tampoco se daban reposo en su empeo
por ganarse a todos. La situacin era inviable, segn pareca, a tenor
de los unos, que ansiaban que aquel se convirtiera en timonel de la
nave del imperio, y de los otros que lo deseaban de este. Tambin
se encontraban presentes entonces junto a Alejo personas cercanas
a l por su parentesco: el arriba citado csar Juan Ducas, hombre
capaz de dar buenos consejos y hbil en el momento de actuar, a
quien yo misma hace tiempo alcanc a conocer brevemente. Estaban asimismo sus nietos Miguel y Juan y, no menos aun, el marido
de su hermana Jorge Palelogo, quienes se coordinaban, trabajaban
y encauzaban las opiniones de la gente en el sentido de sus deseos.
Y moviendo todos los hilos, como se suele decir, manipulaban todos los recursos diestramente con vistas a la proclamacin de Alejo.
Consecuentemente, fueron transformando los pensamientos de la
gente para llevarlos al terreno deseado, por lo que, en efecto, tras
breve plazo lleg a suceder que los partidarios de Isaac empezaron a
disminuir.
2. Nadie poda oponerse al csar Juan en la posicin que ocupaba. Era imbatible por su gran inteligencia, por la talla de su cuerpo
y por su aspecto propio de un soberano. Qu no hacan, en consecuencia, los Ducas? Qu no decan? Qu favores no prometan a
los jefes y al comn del ejrcito, si Alejo ascenda al trono imperial?
Afirmaban: Con inmensos regalos y honores os recompensar de
acuerdo con lo que sea apropiado para cada uno, no segn se le
antoje, como hacen los caudillos ignorantes e inexpertos. Porque
durante una larga temporada ha estado desempeando el cargo de
estratopedarca vuestro y gran domstico de occidente, porque ha
compartido la sal con vosotros, luchando valientemente a vuestro
lado en emboscadas y en batallas formales sin fijarse en su integridad
119
120
y reina con la verdad, la dulzura y la justicia.24 Y aadi a sus palabras: Soberano Alejo. Cuando hubo dicho estas palabras y como
si hubiera hecho una profeca, desapareci. Ni siquiera Alejo pudo
cogerlo a pesar de mir a todas partes por si lo vea en algn sitio, y
de cabalgar a rienda suelta en pos de l para saber con mayor exactitud, si lo alcanzaba, quin era y de dnde vena. Antes al contrario,
la aparicin se hizo completamente invisible.
6. Cuando volvi de la bsqueda, su hermano Isaac le hizo muchas preguntas sobre el aparecido y le peda que le desvelara las palabras dichas en secreto. Isaac insista en preguntar y Alejo en un primer momento pareca rehusar, pero luego le hizo saber las palabras
que haban sido pronunciadas confidencialmente. Externamente,
hablaba al hermano interpretando aquel mensaje como una ficcin,
como un engao, pero en su interior le daba vueltas al asunto y encontraba semejanzas entre el venerable aspecto de la aparicin y del
telogo hijo del trueno25.
7. Puesto que Isaac estaba observando hechas realidad las palabras que haba dicho y con las que haba profetizado el futuro
aquel anciano, insisti valientemente en obligarlo hasta que logr
calzarle los borcegues de color prpura, ms an al ver la ardiente
adhesin que todo el ejrcito mostraba a Alejo. A partir de ese instante, los Ducas iniciaron la aclamacin26. Lo haban aceptado entre
otras razones tambin porque Irene, pariente suya y madre ma, era
la legtima esposa de mi padre. Junto con ellos tambin los parientes consanguneos de su linaje actuaban animosamente del mismo
modo. El resto del ejrcito, tras aceptar la aclamacin, alz sus voces
hasta casi el cielo. Pudo contemplarse entonces un raro fenmeno,
los que antes disentan en su opinin y hubieran preferido afrontar
la muerte a renegar de su voluntad, se volvieron en un instante tan
acordes a los dems que no haba forma de reconocer si hubo una
vez una divergencia de opiniones entre estos.
24 Salmos, XLIV 5.
25 San Juan Evangelista.
26 , Por muchos y buenos aos!. Constantino
Porfirogneto, De cerimoniis, I 38.
121
122
3. Los emisarios no recibieron ninguna respuesta definitiva al trmino de su mensaje. Al da siguiente, los hicieron llamar y durante
largo rato intentaron demostrarles la imposibilidad de acceder a las
pretensiones de Meliseno. Los Comneno, por su parte, al da siguiente les daran a conocer su parecer por mediacin de Jorge, llamado
Manganes, a quien haban encargado de su cuidado. Aunque estuvieran as las cosas, no desatendan en absoluto el asedio e intentaban
con escaramuzas ganar dentro de sus posibilidades las murallas de
la ciudad. Al da siguiente, tras hacerlos llamar, les comunicaron su
decisin. Esta consista en honrar a Meliseno con el ttulo de csar,
dignarlo con el uso de la diadema, la aclamacin y todos los dems
honores que son protocolarios para semejante dignidad, y en concederle el gobierno de la muy grande ciudad de Tesalnica, donde existe un bellsimo templo construido bajo la advocacin del gran mrtir
Demetrio de cuyo atad fluye un lquido perfumado que siempre
concede grandes curaciones a quienes se le acercan con fe.
4. Los emisarios se molestaron ante estas propuestas y como no
se atendan sus peticiones, como vean los grandes preparativos que
haca el rebelde contra la ciudad y el ejrcito tan numeroso que posea, y como el tiempo ya se les estaba acabando, temiendo que,
cuando fuera tomada la ciudad, los Comneno no quisieran cumplir
lo que ahora prometan, pidieron que esas promesas constaran por
escrito en un crisbulo certificado con rojas letras. Alejo, el recin
proclamado emperador, accedi e hizo llamar enseguida a Jorge
Manganes, que tambin haca las funciones de secretario suyo, y
le encarg la redaccin del crisbulo. Pero l estuvo retrasando la
confeccin del escrito durante tres das, poniendo unas veces una excusa, otras veces otra. Tan pronto deca que haba acabado agotado
del da y que no haba podido terminar el escrito durante la noche,
como achacaba a una brasa, que le haba cado encima en la noche,
la reduccin a cenizas de lo que llevaba escrito. Con tales pretextos
y algunos otros, Manganes, como si planeara tretas29 se retrasaba
utilizando cada vez una excusa distinta.
29 Juego de palabras entre el apellido de Manganes y el verbo manganeo
[]: planear tretas.
123
5. Tras salir de all, los Comneno llegaron pronto al lugar llamado Aretas. Es este un sitio que se halla cerca de la ciudad, domina la
llanura y los que se sitan a sus pies lo ven elevarse como una colina,
una de cuyas laderas se inclina hacia el mar, la otra hacia Bizancio y
las dos restantes estn orientadas hacia el norte y el oeste. Batida por
todos los vientos, tiene agua transparente, potable y que siempre fluye. Desprovista totalmente de vegetacin y rboles, hubirase dicho
que unos leadores talaron la colina. Por lo agradable y templado
del lugar el soberano Romano Digenes haba erigido unas brillantes edificaciones dignas de los emperadores para estancias breves.
Tras llegar a este sitio, intentaron ganar las murallas, pero no con
mquinas de asedio o catapultas por la carencia absoluta de tiempo,
sino con el envo de la infantera ligera, arqueros, lanceros y catafractos30.
124
125
X. Manganes se deshace de los emisarios de Meliseno. Los Comneno entran en Constantinopla en medio de un gran saqueo.
1. Mientras tenan lugar estos acontecimientos, los emisarios de
Meliseno insistan vivamente en reclamar el prometido crisbulo.
Enseguida se hizo llamar a Manganes para que lo trajese. l aseguraba que lo tena escrito, pero sostena que los instrumentos precisos
para las firmas imperiales junto con la pluma se haban perdido. Y
es que Manganes disimulaba bien y era un hombre hbil en prever
fcilmente el futuro, sacar partido del pasado, conocer el presente
con exactitud, para dirigirlo diestramente en la direccin deseada, y
enmascarar los asuntos con solo desearlo. Manganes iba retrasando
la redaccin del crisbulo y dejando las esperanzas de Meliseno en
el aire. En efecto, tema que, si le era entregado ms rpido de lo
conveniente el crisbulo que le conceda el ttulo de csar, acabara
por rehusar esta dignidad y asumira con audaz empeo el control
de todo el imperio, como haba sealado a los Comneno. Estos eran
126
el recurso y la artimaa de Manganes para retrasar la firma del crisbulo donde se le confera el ttulo de csar.
2. Mientras pasaban esto y la oportunidad haca urgente la entrada en la ciudad, los emisarios, sospechando la trama, insistan
con mayor viveza en reclamar el crisbulo. Pero los Comneno les
dijeron: Como ya tenemos en nuestras manos la ciudad, nos vamos para tomar posesin de ella con el auxilio de Dios. Marchaos,
comunicdselo a vuestro amo y seor y decidle lo siguiente: si todo
fuera como esperamos y t te presentas a nosotros, nuestros intereses
comunes se veran encauzados de conformidad con tu voluntad y
la nuestra. Eso se les dijo a los emisarios. Enviaron, por otro lado,
a Jorge Palelogo al jefe de los nemitzos, Gilpracto, para poner a
prueba la disposicin de Gilpracto y, si comprobase que aceptaba
favorablemente a los Comneno segn su promesa, hacerle la seal
convenida, una vez observada la cual, los partidarios de Alejo se
apresuraran a entrar y Jorge, tras subir a la torre, les abrira rpido
las puertas. El acogi muy favorablemente esta misin ante Gilpracto, porque era un hombre dispuesto a las acciones blicas y a los
asaltos de ciudades, por lo que se le podra haber llamado con justicia un destructor de murallas, como Homero deca de Ares33. Tras
armarse y disponer de forma muy experta todo su ejrcito, los Comneno avanzaron a paso lento y se dirigieron en masa a la ciudad.
3. As pues, al atardecer, tras aproximarse a la muralla y recibir
la seal de Gilpracto, Jorge Palelogo subi a la torre con sus hombres. Los de Alejo, que se haban acercado entonces a corta distancia
de las murallas, clavaron empalizadas y acamparon ostensiblemente. Permanecieron una pequea parte de la noche all. Luego, los
Comneno ocuparon el centro de la falange junto con los jinetes
escogidos y lo mejor del ejrcito y, tras ordenar la infantera ligera,
comenzaron a avanzar poco a poco hasta aparecer al alba sbitamente formados en filas compactas ante las murallas. Todos haban
adoptado un aspecto blico e iban cubiertos de armaduras para impresionar a los de dentro. Cuando Palelogo les dio la seal desde lo
alto de las murallas y les abri las puertas, entraron en masa, no en
33 Il., V 31, 455.
127
128
129
130
133
entonces a todos los que llevaban las espadas sobre sus hombros2 y
a todos los soldados originarios de Coma, los fue emplazando desde
el foro de Constantino hasta el denominado Milio y ms arriba,
alineados perfectamente en filas compactas. Los soldados se situaron
con los escudos pegados unos a otros, preparados para la batalla e
inmviles, por el momento.
5. El que entonces ocupaba el cargo de patriarca era un hombre
realmente santo, pobre, que haba pasado por todos los grados de la
asctica seguidos por los antiguos padres que consumieron su vida
en desiertos y montaas y era considerado poseedor de un carisma
proftico y divino por haber hecho muchas predicciones sin equivocarse nunca y servir de norma y ejemplo de virtud para generaciones
venideras. Pareca no ignorar en absoluto lo que le suceda a Botaniates. Ya fuera por inspiracin divina, ya por sugerencia del csar
(tambin esto se rumoreaba), que mantena amistosas relaciones con
l haca tiempo por lo sublime de su virtud, aconsej al emperador
que abdicase del trono, diciendo: No des motivos para una guerra
civil, ni desobedezcas los mandatos de Dios. No quieras que la ciudad se mancille con sangre de cristianos. Cede, pues, a la voluntad
de Dios y abdica del trono.
6. Obedeci el emperador las palabras del patriarca. Temiendo
la loca arrogancia del ejrcito, se visti y baj con idea de dirigirse hacia la gran iglesia de Dios3. Como estaba muy confundido,
olvid que iba vestido an con la ropa propia de los emperadores.
Entonces Borilo se volvi, lo agarr por el pao que est pegado
con broches de perlas al brazo y lo despoj de su vestidura, diciendo
en tono de burla y de chanza: Semejante atuendo, en verdad, nos
conviene ahora. Una vez que l hubo penetrado en el gran templo
de Dios consagrado a la Sabidura Divina, aguard en su interior los
acontecimientos.
2 La Guardia Varega.
3 Santa Sofa.
134
LIBRO III
Alejo Comneno se hace cargo del Imperio. primeras disposiciones. Campaas contra los turcos e invasin normanda (1081)
I. Situacin de la emperatriz Mara tras el derrocamiento de Botaniates. Acomodo de la nueva familia imperial.
1. Tan pronto como los Comneno llegaron al palacio imperial, enviaron en busca de Botaniates a Miguel, marido de su sobrina, que
ms adelante desempe el cargo de logoteta de los secreta4. Parti
con el entonces eparca5 (que era Padeno), embarc en un pequeo
navo al emperador y march junto a l hasta el clebre monasterio
de Periblepto. Luego, ambos lo instaron a vestir el hbito monstico.
Como Botaniates estuvo intentando posponer este acto para ms
adelante y ante el temor de que aquellos esclavos junto con los sol4 Miguel Ducas, cuado de Alejo y hermano de Irene, su esposa. El logoteta
[] era un cargo equivalente, ms o menos, a ministro. Etimolgicamente, significa contable, administrador. Las primeras menciones de su existencia datan del siglo V-VI d.C. A lo largo de la historia de Bizancio, hubo diferentes logotetas: logothetes tou dromou [ ], responsable
del correo y de los asuntos exteriores; logothetes tou genikou [
], equivalente a un ministro de hacienda, logothetes tou stratiotikou
[ ], encargado del ejrcito; logothetes ton agelon
[ ], encargado de los bienes inmuebles imperiales, as como
del suministro de animales para el ejrcito y los correos. Hubo algunos tipos
ms de logotetas. Con la llegada de Alejo Comneno al trono, se instituye el
cargo de logoteta de los secreta [ ], algo as como administrador de las oficinas, una especie de ministro de administracin pblica
que se encargaba de organizar y supervisar la burocracia del estado. Ms adelante, este cargo ser denominado gran logoteta [ ], aunque a
fines del imperio ser un nombramiento simplemente honorfico.
5 Prefecto de Constantinopla.
135
136
137
138
139
cuencia los colores de todas las flores que suelen hacer brotar las
estaciones, pero la belleza de la emperatriz, su gracia desbordante, el
atractivo de su carcter y su prestancia superaban manifiestamente
lo que las palabras y el arte pudieran hacer. Ni Apeles ni Fidias, ni
ningn escultor crearon jams una estatua de igual belleza. Segn se
dice, la cabeza de la Gorgona converta en piedra a los hombres que
la miraban. Del mismo modo, cuando alguien la vea caminar o se la
encontraba de repente, se detena asombrado y se quedaba clavado
en la posicin que por azar tuviera, aparentemente privado de vida
y pensamiento. Nadie vio nunca en cuerpo humano tal armona y
equilibrio de miembros, tal proporcin del todo con respecto a las
partes y de estas con respecto al todo. Era una obra de arte viviente y
favorita de los seres amantes de la belleza. Era, claramente, como la
materializacin en este mundo terreno del dios Amor.
5. El csar, pues, empleando a fondo sus recursos, abland y
domin el nimo del emperador, aunque muchos le aconsejaban
que desposara a la ex-emperatriz Eudocia8, de quien se murmuraba
que haba vuelto a desear ser emperatriz y con este objetivo haba
seducido a Botaniates mediante cartas, cuando este estaba prximo
a Damalis y se apresuraba para ser elevado a la dignidad imperial.
Otros decan que no actu as por s misma, sino por su propia hija
Zoe Porfirogneta. Quiz hubiera logrado el xito de no haberlo
impedido uno de sus servidores, el eunuco Len Cidoniates, tras
una larga y oportuna conversacin que no nos es lcito reproducir
en detalle ya que huimos por naturaleza de la calumnia, pero que
ser de gran inters para los escritores de y sobre semejantes temas.
6. Sin embargo, el csar Juan con toda clase de presiones dio por
terminado este asunto, aconsejando y convenciendo a Botaniates
para que se casara con la emperatriz Mara, como hemos expuesto
detalladamente, y desde entonces tuvo con ella mucha confianza.
Como aquellas negociaciones se estuvieron prolongando durante
8 Eudocia Macremboltisa era viuda de Constantino X Ducas (1009-1067) y cuada del csar Juan Ducas. Volvi a casarse, esta vez con Romano IV Digenes y
fue relegada posteriormente. Su hija Zoe se cas con Adriano, hermano de Alejo
Comneno.
140
141
Cosmas.
142
143
144
IV. Alejo Comneno reestructura la jerarqua de la corte. Solucin del asunto de Mara de Alania y su hijo Constantino.
1. Como de acuerdo con lo prometido Nicforo Meliseno deba
recibir la dignidad de csar y como Isaac por ser el primognito de
los hermanos deba ser honrado con un ttulo de mayor categora
sin que existiera dignidad ms alta que la de csar, el emperador
Alejo invent un nuevo ttulo cuya denominacin sera el resultado
de unir los nombres de sebasto y de autocrtor. As cre la dignidad
de sebastocrtor con categora igual a la de un segundo emperador.
El csar estara subordinado a este y ocupara el tercer puesto, empezando por el soberano, en el orden de las aclamaciones. Orden,
asimismo, que fueran coronados tanto el sebastocrtor como el csar
en los actos pblicos oficiales con unas coronas que se diferenciaban bastante por la magnificencia de la diadema que cie la cabeza
de Alejo. La corona imperial cubre la cabeza como una semiesfera
perfecta, adornada por doquier de perlas y piedras preciosas, en
unos sitios incrustadas, en otros colgando, pues de cada lado de las
sienes penden unas filas de perlas y piedras preciosas que rozan las
mejillas como un elemento destacado de la indumentaria destinada
a los emperadores. Sin embargo, las coronas de sebastocrtores y
csares constan de perlas y piedras preciosas dispersas por aqu y por
all, pero sin la semiesfera.
2. En aquellos das tambin fue honrado Taronites, el marido de
la hermana del emperador, con los ttulos de protosebasto y protovestiario y no mucho despus fue nombrado tambin panhipersebasto y se le asign un asiento al lado del csar. Adems se concedi
a su hermano Adriano Comneno el ttulo de protosebasto ilustrsimo; y el ltimo de sus hermanos, Nicforo, fue promocionado a la
dignidad de gran drungario10de la flota y elevado, tambin este, a la
categora de sebasto.
3. Mi padre invent la nueva jerarqua de dignidades compo10 Gran drungario era el segundo al mando de la flota, tras el gran duque.
145
146
147
148
siervos.
4. Como haba aceptado de este modo la plena responsabilidad
de los desmanes, pretenda y deseaba curar esta herida. As, tras la
curacin y purificacin de sus faltas, se hara cargo de los asuntos del
imperio y podra dirigir y administrar correctamente el imperio y los
asuntos relacionados con el ejrcito y la guerra. Acudi a presencia
de su madre, le comunic aquel encomiable sentimiento y busc
un medio que lo curase y alejase de estos remordimientos que torturaban su conciencia. Ella abraz a su hijo y acogi gustosamente
sus palabras. Mandaron llamar, pues, de comn acuerdo al patriarca
Cosmas (por aquel entonces an no haba abdicado del trono) y a
algunos destacados miembros del sagrado snodo y del estamento
monstico.
5. Compareci ante ellos el emperador como acusado, como
condenado, como un hombre comn o alguien de otra condicin
que est sometido a la autoridad y aguarda en cualquier momento
la sentencia que el tribunal dictar en contra de l. Alejo confes
todas las faltas sin omitir ni la instigacin, ni el consentimiento, ni
la actuacin, ni la causa de esos actos y, tras explayarse en todos los
hechos con temor y fe, pidi ardientemente la cura de sus males,
sometindose a s mismo a la pena. El tribunal conden a idnticas
penas tanto a l como a sus parientes consanguneos que se haban
alzado tambin en rebelin, ordenando ayunar, dormir en el suelo
y las medidas que los acompaan para reconciliarse con el favor
divino. Ellos aceptaron las penas y las cumplieron de buena gana.
Tampoco sus mujeres consintieron en permanecer libres de castigo
(cmo podran negarse si eran amantes esposas de sus maridos?) y
voluntariamente aceptaron el yugo del arrepentimiento.
6. Pudo verse entonces el palacio lleno de lgrimas, de afliccin,
de una afliccin no digna de reproche ni que acusaba una debilidad de espritu, sino encomiable y receptculo de una alegra mayor
nunca desaparecida. El emperador, por su parte, dada su religiosidad, iba ms all y visti por debajo de la prpura imperial un cilicio
que estuvo en contacto con la piel de su cuerpo durante cuarenta
das y cuarenta noches. Adems, de noche dorma acostado en el
149
150
151
asuntos civiles y polticos. Hall, por tanto, una inexpugnable fortaleza para el mejor gobierno en el hecho de confiar a mi venerada
y honradsima madre la administracin de todas las cuestiones de
estado.
6. Mi Majestad decreta, pues, oficialmente a travs del presente
crisbulo que, por la experiencia que atesora sobre las cosas de la vida,
aunque las haya despreciado por entero, las decisiones que ella haga
constar por escrito, siempre que hayan sido propuestas por el presidente de los secreta o por sus subordinados o por cualquier otro funcionario, cuyas memorias, peticiones y resoluciones sean preparadas
en materia de disminucin de cargas fiscales, tengan plena vigencia,
como si hubieran sido dispuestas por el sereno poder de Mi Majestad
y como si hubieran sido escritos segn el dictado de mi propia boca.
Cualquier clase de resoluciones o instrucciones que sean expresadas,
tanto escritas como no escritas, ya motivadas ya no motivadas, y que
lleven su sello en el que aparecen la Transfiguracin y la Dormicin12,
sern tenidas en cuenta como si proviniesen de Mi propia Majestad y
con la fecha puesta por el que dirija en ese momento los secreta.
7. Adems, en las promociones y sucesiones de los secreta y de
los temas, en las dignidades, cargos y donaciones de tierras, mi santa
madre tendr mi imperial permiso de hacer lo que le parezca correcto. Adems, las personas que sean promovidas a puestos de los
secreta y de los temas y sean los sucesores en estos cargos, y las personas que sean honradas con ttulos de categora superior, media o
inferior sern en adelante mantenidos en sus puestos y conservarn
sus privilegios. Adems, los incrementos de las rentas, los aumentos
en las cantidades de las donaciones, las reducciones de impuestos,
las disminuciones o supresiones de pagos, ser ella quien los ordene
con pleno derecho. Para resumir, nada de lo que ella ordene por
escrito o no, ser entendido como carente de vigencia. Sus palabras
y prescripciones sern tenidas en cuenta como si provinieran de Mi
Majestad, ninguna de ellas ser derogada y tendrn vigencia y estabilidad en los tiempos venideros.
8. Ninguna persona exigir responsabilidades ni someter a in12 Es el nombre que recibe en la Iglesia Ortodoxa la Asuncin de la Virgen.
152
153
gua desentonara de su buen juicio, sino que era una oradora muy
persuasiva. Tampoco era una charlatana que prolongara su discurso
interminablemente, ni la abandonaba pronto la inspiracin del discurso, sino que tras comenzar oportunamente, acababa a su vez en
el momento ms oportuno. El trono imperial la gan para s cuando
disfrutaba de madurez, cuando ms descollaba su inteligencia, su
agudeza floreca y su saber en torno a la poltica alcanzaba cotas
extremas, cualidades en las que el gobierno y la administracin hallan su fuerza. Estaba en una edad naturalmente apropiada no solo
para hablar ms sabiamente que los jvenes, como dice la tragedia,
sino incluso para actuar ms sensatamente13. Tiempo atrs, cuando
ella perteneca al grupo de las mujeres ms jvenes, era totalmente
asombrosa la prudencia, propia de las canas, que mostraba en una
edad juvenil. Su aspecto ofreca al espectador la muestra de la virtud
y la seriedad que residan en ella.
4. Como deca, cuando mi padre ascendi al trono, se reserv para s los combates y las penalidades, mientras converta a su
madre en espectadora de sus trabajos, y, tras hacerla su seora,
obedeci sus rdenes como un esclavo. El emperador la quera
mucho, dependa de sus consejos (tan amante hijo de su madre
era), prestaba su derecha como mano ejecutora de las palabras de
aquella y consenta o disenta con ella en todo lo que aquella consenta o disenta.
5. En suma, la situacin era la siguiente. El emperador posea
simblicamente el imperio, pero ella posea el imperio mismo; la
una legislaba, administraba y rega todo, y l refrendaba con su sello las medidas de aquella, las escritas con su firma y las no escritas
con su aprobacin verbal. Por as decir, no era un emperador, sino
un instrumento del poder imperial de ella. l quedaba satisfecho
con todas las decisiones que su madre adoptaba y decretaba, y
no solo era el que mejor obedeca a su madre, sino que tambin
le prestaba atencin como a un sabio en la ciencia del gobierno
del imperio. Pues saba que ella iba buscando siempre lo mejor
y que superaba con diferencia a todos los que vivan en aquella
13 Esquilo, Eumnides, 848-849
154
155
156
objeto de la alabanza, todo ello segn la ley de los escritores de encomios? Pero las reglas de la historia no dan tanta licencia al que la
cultiva. Por eso, si al hablar de esta emperatriz, contamos sus xitos
muy comedidamente, que nadie de cuantos conocen su virtud, su
enorme dignidad, su agudeza para cualquier asunto y su sublime inteligencia, llene nuestro relato de reproches. Pero volvamos nosotros
al punto en el que, por extendernos sobre la emperatriz, nos hemos
desviado un tanto del hilo narrativo. Como decamos, pues, ella no
consagraba el da entero a las ocupaciones mundanas; por el contrario, cumpla con las funciones religiosas en la iglesia consagrada a
la mrtir Tecla, que el soberano Isaac Comneno17, su cuado, haba
mandado edificar por el siguiente motivo.
6. Cuando los jefes dacios decidieron dejar de respetar el tratado
que mantenan haca tiempo con los romanos y lo rompieron con
su perjurio, los srmatas, conocidos antiguamente con el nombre de
misios y que se extendan por todos los territorios ms all del lmite
que marca el curso del Istro18, al tener evidencia de este hecho, decidieron no continuar en paz dentro de sus fronteras, se movilizaron
en masa y se instalaron en nuestros territorios. La causa de esta migracin fue la implacable enemistad que los vecinos getas tenan con
los srmatas, a quienes hacan vctimas de pillaje. Por eso, cuando
se percataron de que era el momento oportuno y tan pronto como
vieron el Istro helado, lo utilizaron como tierra firme, se trasladaron
de sus tierras a las nuestras con todo su pueblo y acosaron nuestros
dominios con terribles saqueos de ciudades y regiones fronterizas.
7. Cuando el emperador Isaac se enter de ello, consider necesario ganar Triaditza19. Tras haber repelido anteriormente a los brbaros de oriente, este nuevo conflicto se le present como un problema
de fcil solucin. Efectivamente, despus de reunir todo el ejrcito,
emprendi el camino que llevaba hacia el territorio afectado con el
deseo de arrojar a esos brbaros al otro lado de las fronteras romanas.
Tras alinear como general todo su ejrcito en perfecta formacin,
17 Isaac I Comneno (1054-1057).
18 Danubio.
19 Actualmente, Sofa, la capital de Bulgaria.
157
158
Dios mostraba hacia l. Al tener noticias por rumores de una sedicin en oriente, volvi a palacio. A raz de aquel acontecimiento
mand edificar una famosa iglesia consagrada a la gran mrtir Tecla,
dotada suntuosamente con generoso presupuesto y con todos los recursos artsticos, en donde ofreca los votos que deben hacer los cristianos y cumpla siempre con los himnos sagrados. De este modo,
fue construida esa mencionada iglesia y puesta bajo la advocacin de
la gran mrtir Tecla, donde, como antes expusimos, cumpla con sus
continuas devociones la emperatriz y madre del emperador Alejo.
11. Yo misma tambin tuve ocasin de tratar con ella y admirarla durante un breve tiempo. Todos saben bien que lo que hemos
dicho no es producto de vanagloria y todos los que quieren descubrir la verdad sin partidismos pueden reconocerlo, si es que quieren.
Porque si yo hubiera preferido entonar un panegrico y no hacer historia, hubiera aplicado mi obra a una mayor relacin de sus obras,
como he aclarado ms arriba. Pero ahora debemos volver a nuestro
objetivo.
159
160
nia; a Burtzes, que era toparca de Capadocia y Coma, y a los restantes jefes, ofrecindoles informacin sobre todos los acontecimientos
que le haban ocurrido, por cuya causa, y gracias a la divina providencia, haba ascendido a la dignidad imperial y haba sido salvado
inopinadamente de un peligro inminente. Asimismo, les ordenaba
que fortalecieran sus posiciones adoptando las medidas precisas y
que, tras dejar all un nmero suficiente de soldados, se presentaran
en Constantinopla con el resto de las tropas y con cuantos reclutas
recin alistados y en pleno vigor pudieran conseguir.
4. Luego, comprendi que deba afianzar dentro de lo posible su
posicin frente a Roberto y apartar de la empresa a los caudillos y
condes que se haba atrado. Pero cuando el emisario que haba sido
enviado a Monomacato antes de la toma de Constantinopla y por
cuya mediacin le peda ayuda y requera que le fuera remitido dinero, regres trayendo solo una carta donde se deshaca en excusas,
como antes hemos relatado, y donde expona que le era imposible
ayudarle en ese momento, puesto que an Botaniates estaba en posesin de la autoridad, y cuando la hubo ledo, qued desolado por
el temor de que Monomacato se pasase al bando de Roberto nada
ms enterarse del derrocamiento de Botaniates. En consecuencia,
mand llamar a su cuado Jorge Palelogo y lo despach a Dirraquio (ciudad ilrica) encomendndole la tarea de expulsar de all a
Monomacato mediante el recurso a todo su ingenio y sin combatir,
ya que no dispona de tropas suficientes con las que echarlo a la
fuerza de la ciudad, y de oponer, en lo posible, sus argucias a las
argucias de Roberto.
5. Le encomend, asimismo, que reparare las almenas de una
nueva forma, dejando sin clavar la mayor parte de sus piezas de
madera, para que, si en algn momento se les ocurriera a los latinos trepar a ellas por escalas, rodase la empalizada por tierra al
mismo tiempo del asalto y arrastrase en su cada a los enemigos.
Adems, hizo por escrito encarecidas y abundantes exhortaciones a
los gobernadores de las ciudades costeras y de las islas en el sentido
de que no deban abatirse ni, menos an, volverse negligentes y que
[], esto es, un desfiladero de valor estratgico.
161
162
163
go, el protoproedro y catepn Constantino, que ha sido informado por Nuestra Majestad sobre cada uno de los requerimientos
que se hacen y que se confirmarn con el juramento que vas a
pronunciar, te dar mayores detalles. Cuando Nuestra Majestad y
los embajadores enviarlos por Tu Alteza llegaron a un acuerdo, se
les record algunas de las ms urgentes y fundamentales cuestiones, pero como los hombres de Tu Alteza afirmaron que no tenan
competencia sobre esos asuntos, Nuestra Majestad dej pendiente
el juramento. Preste, pues, ahora el juramento Tu Alteza de acuerdo con la garanta que de ello ofreci a Nuestra Majestad tu leal
Albertes34 mediante su propio juramento y segn Nos requerimos
como preciso colofn.
6. La tardanza de tu fidelsimo y nobilsimo conde Bulcardo
se produjo porque Nuestra Majestad deseaba que l contemplara a
nuestro amadsimo sobrino35, el hijo del muy feliz sebastocrtor y
carsimo hermano de Nuestra Majestad36, para que a su regreso te
pusiera en conocimiento de la inteligencia que posee el nio a pesar
de su tierna infancia. Porque a las cuestiones relacionadas con su aspecto exterior y con su fsico Nuestra Majestad les confiere un valor
secundario, si bien en este apartado posee abundantes cualidades.
Tu embajador te pondr al corriente de que durante su estancia en
la capital vio al nio y de que, como es natural, trat con l sobre
muchos aspectos. Puesto que Dios an no ha agraciado a Nuestra Majestad con un hijo y el lugar de hijo legtimo lo ocupa este
amadsimo sobrino, con la anuencia de Dios, ningn impedimento
existe para que nosotros nos unamos con el parentesco de la sangre,
tengamos mutuos lazos de amistad y creemos mutuas relaciones familiares en virtud de nuestro parentesco, de tal manera que, con la
ayuda de Dios, uno sea ms poderoso gracias a al otro y viceversa,
y acabemos siendo ambos temibles e invencibles para los enemigos.
7. Ahora han sido remitidos a Tu Nobleza como muestra de afecto un colgante de oro con perlas, un relicario dorado que lleva dentro
34 Albert, otro miembro de la embajada de Enrique IV.
35 Juan Comneno, futuro gobernador de Dirraquio.
36 Isaac Comneno.
164
165
2. Al ver este estado cosas, el emperador comenz a dar innumerables vueltas en la cabeza a sus pensamientos, adoptando y desechando sucesivas soluciones y planes estratgicos hasta que asumi
en la medida de sus posibilidades el plan que consideraba mejor y se
puso manos a la obra. En consecuencia, eligi a los decarcas39 entre los
hombres recin reclutados (los haba romanos y algunos oriundos de
Coma). De ellos, embarc a unos armados ligeramente solo con arcos
y escudos, y a otros, los que tenan alguna experiencia, cubiertos con
yelmo, escudo y lanza, les orden que bordearan la costa y la orilla,
cruzasen el mar en secreto y cayeran sobre los infieles si notaban que
estos tenan una superioridad numrica no mucho mayor que la suya.
Luego, deberan retornar inmediatamente al lugar de donde haban
partido. Como saba que eran totalmente bisoos, les recomend que
ordenasen a los remeros remar sin ruido, vigilando al tiempo a los
brbaros que suelen emboscarse en las hendiduras de las rocas.
3. As se estuvo actuando durante unos das y pronto los brbaros comenzaron a escapar hacia lugares ms al interior de la costa. Cuando el emperador se enter, orden a destacamentos de sus
fuerzas que tomasen las localidades y edificaciones que haban estado antes en manos de los turcos y que pasaran las noches al abrigo de
estas. Asimismo, les orden que en torno al alba, cuando el enemigo necesitase salir para forrajear o por otro motivo, los atacaran en
masa; que se contentaran con poder realizar alguna accin en contra
de ellos, aunque fuera poca cosa, y que, sin buscar ms riesgos ni
darle pretexto al enemigo de probar su valor, volvieran rpidamente
para ponerse a salvo en el interior de las fortalezas.
4. No mucho tiempo tardaron los brbaros en estar tan lejos
que el soberano recobr el nimo y orden a los hombres, que hasta
entonces haban combatido a pie, montar a caballo, blandir la lanza
y llevar a cabo numerosas y fugaces incursiones a caballo contra los
enemigos, sin que hubieran de atacarlos ya por la noche y furtivamente, sino cuando acabara de amanecer. Los que hasta entonces
haban sido decarcas ascendieron a pentecontarcas40. Ellos, que ha39 Decurin, al mando de diez hombres.
40 Al mando de cincuenta soldados.
166
ban luchado a pie, de noche y con mucho miedo contra los enemigos, los atacaban ahora por la maana y, cuando el sol brillaba en el
centro del cielo, libraban grandes combates llenos de valor. De este
modo, sucedi que mientras a unos se les iban reduciendo sus posesiones, a los romanos enseguida volvi a alumbrarlos el fulgor de un
podero que haba estado ahogado bajo las cenizas. Pues Comneno
no solo los arroj mucho ms lejos del Bsforo y de las regiones
prximas al mar, sino que incluso oblig al sultn a pedir muy encarecidamente la paz gracias a la expulsin de los brbaros ms all de
los lmites de Bitinia, Tinia y Nicomedia.
5. Ante las abundantes noticias que confirmaban el incontenible
avance de Roberto, quien ya haba reunido abundantes fuerzas y se
dispona a acercarse a las costas de Longibarda, Alejo recibi favorablemente la peticin de la paz. Pues si ni siquiera Heracles poda
luchar contra dos, como dice el proverbio, mucho menos podra
un joven general que acababa de hacerse cargo de un imperio ya
arruinado y que desde haca mucho tiempo iba marchitndose poco
a poco, degradado hasta el extremo, sin poseer riquezas, sin dinero,
pues todos los recursos haban sido engullidos antes y dilapidados
en gastos completamente intiles. Por ello, tras expulsar a los turcos
de Damalis y de los lugares costeros de su entorno con toda clase
de medios, incluido el ganrselos con obsequios, se vio obligado a
firmar un tratado de paz. Una vez fijado como frontera el ro llamado Dracn41, los convenci para que no lo traspasaran ni hicieran
nunca incursiones contra los lmites de Bitinia.
167
168
la navegacin por mar hasta Dirraquio; la otra la puso bajo las rdenes de Bohemundo, quien deba encaminarla por tierra tambin
hacia Dirraquio.
4. Cuando ya haba pasado Corif y enfilaba la proa hacia Dirraquio, cay sbitamente dentro de una gran tempestad a la altura
del cabo conocido por Glosa45. Abundantes lluvias y vientos procedentes de las montaas agitaban el mar con su fuerza. Entonces,
comenzaron a levantarse y a rugir las olas; los remos, cuando los
remeros los empujaban, se quebraban; los vientos desgarraban las
velas, las vergas caan rotas contra la cubierta y las embarcaciones
se hundan con toda su tripulacin. Esto suceda a pesar de estar en
la estacin del verano, cuando el sol pasa de Cncer y se apresura a
Leo, tambin conocida con el nombre de cancula. Todos eran presa de la confusin, de la angustia, sin saber qu hacer, ya que eran
incapaces de enfrentarse a semejantes enemigos. Se levant un gran
clamor, geman, imploraban, invocaban a Dios llamndolo salvador
y suplicaban poder vislumbrar tierra firme.
5. Pero la tempestad no apacigu su clera en todo este tiempo, como si Dios demostrase al orgullo incontenible y soberbio de
Roberto ya desde el primer momento que su final no sera feliz. En
suma, algunas naves se hundieron con sus navegantes; otras chocaron contra la costa y quedaron destrozadas. En cuanto a las pieles
que cubran las torres46, cuando se reblandecieron por efecto de la
lluvia, los clavos saltaron de su sitio y entonces estas pieles hicieron
volcar por su peso las torres de madera, que provocaron el hundimiento de las naves en su cada. La embarcacin que ocupaba
Roberto se salv semidestruida y a duras penas, as como se salvaron, inesperadamente, algunos barcos de transporte junto con sus
tripulantes.
6. El mar devolvi muchos muertos, no pocas bolsas y algunos otros objetos que transportaba la marinera de Roberto, y los
esparci sobre la arena. Los supervivientes se dedicaron a enterrar a
los muertos, y en ese mismo sitio los invadi la enorme pestilencia
45 Una de las puntas del golfo al fondo del cual se halla Auln.
46 Torres de asedio.
171
3 No hay constancia de tal despoblacin de la zona. Por otro lado, aqu la autora
mezcla la mitologa con la historia de modo arbitrario. Anfin y Zeto son los fundadores mticos de la ciudad de Tebas.
172
LIBRO IV
173
174
combate con los latinos. Tras hacerles algn escaso dao, entraron
de nuevo en Dirraquio.
4. La gente tena diversas opiniones sobre el monje que acompaaba a Roberto. Unos divulgaban su creencia de que se trataba
del copero del emperador Miguel Ducas. Otros aseguraban que era
el propio soberano Miguel, consuegro del brbaro, el causante de
que Roberto se hubiera embarcado en esta gran guerra, segn se
dice. Finalmente, haba quien insista en saber con certeza que era
una argucia enteramente achacable a Roberto, ya que el monje no
haba acudido a este por propia iniciativa. Roberto, tras conquistar
desde una extrema pobreza y un oscuro origen gracias a su carcter enrgico y su gran inteligencia todas las ciudades y regiones de
Longibarda y de Apulia, y convertirse en su seor, como el libro
tercero ha mostrado, ambicion muy pronto mayor poder, hecho
que es frecuente en los temperamentos insaciables, entonces lleg a
la conclusin de que deba intentar apoderarse de las ciudades del
Ilrico y, si los asuntos le iban de acuerdo a sus planes, continuar
adelante. Pues, en efecto, todos los codiciosos, una vez que acceden
al poder, no presentan diferencia alguna con la gangrena. Cuando
esta enfermedad hace presa en un cuerpo, no se detiene ante ningn
obstculo hasta que lo invade todo entero y lo corrompe.
II. Alejo pide ayuda a los venecianos. Victoria de estos sobre los
normandos y saqueo de su campamento.
1. El soberano recibi los informes de Palelogo con todo lo sucedido, esto es, que Roberto haba atravesado el estrecho en el mes de
junio, de que a pesar de haber cado (como el libro tercero indic)
en una enorme tormenta, haber naufragado y estar acosado por una
calamidad de tal ndole, no se haba abatido y haba tomado Auln
con sus huestes al primer asalto. Asimismo, fue informado de cmo
volvan a acudir junto a l desde todos los puntos de origen fuerzas tan numerosas como los copos de la nieve invernal, y de cmo
las personas ms simples, confiando en que el falso Miguel era en
175
176
177
amistosamente, como es natural, los honr con innumerables obsequios y los despach con numerosas riquezas para el dux de Venecia8
y sus magistrados.
178
abandonar la campaa, sino combatir con empeo. Como haba llegado el invierno, no poda sacar las naves al mar y, adems, las flotas
romana y veneciana, que vigilaban esas aguas, lo aislaban de los refuerzos procedentes de Longibarda y del suministro que ellos transportaban. Con la llegada de la primavera9 y el apaciguamiento de las
tormentas marinas los venecianos, tras levar anclas, atacaron los primeros a Roberto. Detrs de estos, inmediatamente, navegaba Murice
con la escuadra romana. Se produjo entonces un violentsimo choque
militar y los hombres de Roberto volvieron la espalda. Roberto reconoci a continuacin que deba arrastrar a tierra firme toda su flota.
2. Los isleos, las villas costeras del continente y todos cuantos
pagaban tributos a Roberto, enterados de su derrota naval, se envalentonaron por lo que le haba sucedido y empezaron a no pagar
las cargas impositivas. En consecuencia, Roberto comprendi que
deba empearse ms a fondo en esta guerra y volver a combatir
por tierra y mar. Pero sus planes no podan llevarse a la prctica por
temor al naufragio, ya que en aquellos momentos estaban soplando grandes vientos. Por ello, mientras permaneca dos meses en el
puerto de Jeric deseoso de combatir por tierra y mar, emprendi la
preparacin de su dispositivo blico. Las flotas veneciana y romana
vigilaban dentro de sus posibilidades el estrecho y, cuando las aguas
permitan la navegacin, rechazaban a los refuerzos que intentaban
atravesar desde la otra orilla en direccin a Roberto. Seguidamente, empez a extenderse el hambre por la imposibilidad en que se
hallaba Roberto de proporcionar suministros al contingente acampado junto al ro Glicis debido a los obstculos que interponan los
defensores de Dirraquio a quienes salan por forraje u otro tipo de
aprovisionamiento desde los atrincheramientos normandos. Incluso
el clima del lugar, que les resultaba extrao, los perjudicaba mucho
hasta el punto de que, como se dice, en el transcurso de tres meses
se produjo tal mortandad de hombres que ascendi a la cantidad
de diez mil. Este mal tambin alcanz y aniquil a muchas fuerzas
de la caballera de Roberto. Hasta quinientos caballeros, condes y
jefes, todos hombres muy valerosos, acabaron siendo vctimas de la
9 1082.
179
180
181
182
183
184
185
186
VI. Disposiciones estratgicas para la batalla. Las tropas de Roberto vencen a las romanas. Actuacin heroica de Alejo.
1. Esos eran los deseos y planteamientos de Roberto; pero otros ms
astutos e inteligentes eran los del emperador. No obstante, ambos
caudillos contenan a sus tropas, mientras deliberaban acerca de la
estrategia y el modo de comandar y dirigir correctamente el ejrcito.
El soberano planeaba caer sbitamente y de noche por cada uno de
los dos flancos sobre el campamento de Roberto. Orden entonces
que todo el ejrcito de los aliados iniciase la ofensiva desde la retaguardia, despus de atravesar los campos de sal. El emperador no
descart este camino, aun siendo el ms largo, por ser insospechado un ataque desde esa parte. l, a su vez, cuando tuviera noticias
de que los hombres destacados por ese camino haban llegado a su
destino, tena planeado atacar frontalmente a Roberto. Este, por su
parte, tras abandonar las tiendas vacas y cruzar de noche por los
puentes (era el da dieciocho del mes de octubre de la quinta indiccin) lleg con todo su ejrcito a la iglesia del gran mrtir Teodoro,
erigida desde antiguo junto al mar. Rogaron a Dios durante toda la
noche para ponerlo de su parte y comulgaron con los puros y divinos misterios. Luego, cuando hubo ordenado sus propias falanges,
ocup el puesto central de la formacin. Puso al mando del ala que
estaba junto al mar a Amicetes (un conde de ilustre linaje, valiente
con sus brazos y su corazn) y de la otra a su hijo Bohemundo,
apodado Sanisco.
2. Al darse cuenta de esta situacin, el soberano, que tena gran
habilidad para encontrar la salida ms oportuna en los momentos
crticos, supo adaptarse a las circunstancias y situ su formacin por
la pendiente del lado del mar. Tras dividir su ejrcito, no contuvo el
187
188
189
190
191
192
193
historia.
2. Tras estos acontecimientos, los celtas emprendieron camino
en direccin a Roberto. l, al verlos e informarse de lo que les haba
sucedido, empez a acusarlos a todos gravemente. Y amenaz a uno
de ellos, un hombre destacado, con azotarlo, mientras lo llamaba
cobarde e inexperto. Este hombre pensaba que sera vctima de los
males ms terribles por no haber saltado sobre la roca con su caballo
y no haber matado al emperador Alejo tras derribarlo, o no haberlo
trado vivo tras capturarlo. Roberto, efectivamente, era una persona
muy audaz y valiente, pero tena una enorme acritud, una clera
siempre a flor de piel y un corazn repleto de rabia e ira, de modo
que, cuando estaba cara al enemigo, o atravesaba con su lanza al
adversario o se mataba a s mismo, rompiendo, como se dice, el hilo
de las Parcas.
3. No obstante, aquel soldado que Roberto tena bajo acusacin
intentaba explicarle con claridad lo impracticable y escarpado de la
roca, que el lugar se elevaba hasta lo ms alto del cielo, que la roca
era abrupta y peligrosa, que sera imposible que nadie, infante o
jinete, pudiera subir a ella sin el apoyo divino y que no exista nadie
que consiguiera subir a esa roca no ya durante la lucha y el combate,
ni siquiera sin mediar guerra alguna. Y si desconfas de m dijo
cuando t mismo o algn otro de tus caballeros, el ms valiente,
lo intente, se dar cuenta de lo imposible que es. No obstante, si
alguien aparece en la cima de la roca (no ser porque carezca de alas,
sino ms bien porque las posea), yo mismo estoy dispuesto a sufrir
cualquier castigo y ser juzgado por cobarda. Cuando el brbaro
hubo dicho estas palabras en medio de la admiracin y el estupor
que an le duraban, el airado Roberto se retrajo y abandon su clera por la admiracin.
4. El emperador, una vez hubo atravesado los repliegues de las
montaas vecinas y todos aquellos senderos intransitables, lleg a
Acrida en dos noches y dos das. En el camino cruz el Carzanes y
permaneci un tiempo en el lugar llamado Babagora (un desfiladero
de difcil acceso) sin tener la ms mnima confusin en sus ideas ni
por la derrota ni por las dems calamidades de esta batalla y sin sen-
195
196
LIBRO V
197
198
199
200
201
202
203
junto con los hombres a su mando, que ascendan a unos dos mil
quinientos, emprendieron el camino a sus casas desordenadamente.
Aunque repetidas veces los haca llamar el emperador, prometan
acudir, pero retrasaban la partida. El insista prometindoles incluso
regalos y honores por escrito, pero ni aun as volvieron a su lado.
3. Mientras el emperador se empeaba en estos preparativos
contra Roberto, un emisario lleg a presencia de Roberto para comunicarle la inminente invasin de Longibarda por el rey de Alemania. Estuvo reflexionando sobre lo que deba hacer en este aprieto. Tras cambiar de opinin varias veces y dado que haba dejado a
Rogelio como heredero de su autoridad en el momento de la travesa
hacia el Ilrico y que an no haba atribuido a Bohemundo, que era
ms joven, ninguna tierra, reuni a todos los condes y a los jefes de
su ejrcito, hizo llamar a su hijo Bohemundo Sanisco10 y lo present
en pblico. Y dijo:
4. Sabis, condes, que en el momento de pasar hacia el Ilrico
ced el seoro de mis territorios a Rogelio, el amadsimo primognito de mis hijos. Pues no hubiera sido conveniente que yo, al marcharme de all para emprender una tarea de esta ndole, abandonara
mis dominios sin autoridad, como una presa fcil para las incursiones de todo el que quisiera. Pero como el rey de Alemania ya est al
llegar y tiene intencin de atacarlos, nosotros tenemos la obligacin
de defenderlos en la medida de nuestras posibilidades. Porque el
hecho de estar ocupados ahora en otros asuntos no debe ser causa
para actuar negligentemente con los nuestros. As pues, parto para
defender mis dominios y para presentar batalla al rey de Alemania.
En cuanto a Dirraquio, Auln y todas las dems ciudades e islas que
he ocupado personalmente con mi lanza, le cedo su gobierno a este,
a mi hijo ms joven. Os encomiendo y os pido que estimis a este
10 Los estudiosos no se ponen de acuerdo en la procedencia de ese apellido. Se
aduce un error de copista y que la forma correcta sera , Neaniskos, es
decir, El joven. Puede ser que esta denominacin venga del hecho de que, a pesar
de ser el primognito de Roberto Guiscardo, no haba sido elegido como heredero
de su padre. Ambos hechos podran haber conducido al error de Ana Comnena
cuando dice que Bohemundo era menor que Rogelio en el discurso de Roberto
que viene a continuacin.
204
205
206
207
de la argucia del soberano. Antes al contrario, como si hubiera previsto la estratagema, se adapt a esta circunstancia y, tras dividir
sus fuerzas en dos y dejar pasar de largo los carros, se lanz desde
cada flanco contra la formacin romana. Las falanges se mezclaron
entonces con las falanges y los hombres luchaban cara a cara con los
hombres. De este modo y tras caer muchos por cada bando durante
la lucha, Bohemundo se alz con la victoria. El soberano, a su vez,
en medio del acoso a que era sometido por todas partes, se mantena
firme como una torre inamovible. Tanto cabalgaba contra los celtas
que venan a su encuentro, acometiendo, matando y siendo acometido en el choque armado con algunos enemigos, como levantaba el
nimo con continuas llamadas a los fugitivos. Pero, cuando vio quo
las falanges empezaban a dispersarse en muchos sectores, pens que
deba ponerse a salvo, no para proteger su propia persona, ni por
efecto de la confusin que provoca la cobarda, como quizs alguien
pudiera replicar, sino porque tena la esperanza de enfrentarse ms
valientemente en otro momento a los aguerridos celtas, una vez a
salvo del peligro y nuevamente recuperado.
4. Mientras escapaba de sus enemigos en compaa de unos
pocos hombres, se encontr de nuevo con un grupo de celtas y
demostr ser un general intrpido. En efecto, tras animar a sus
hombres, hizo frente a la carga que los celtas hacan contra ellos
como si en ese mismo da tuviera que vencer o morir. De un mandoble, el emperador mat a uno de los celtas y entre todos los que
lo acompaaban, actuando como servidores de Ares, hirieron y
pusieron en fuga a muchos hombres. As, tras escapar de innumerables y muy grandes peligros, de nuevo logr ponerse a salvo en
Acrida tras pasar por Estrugas13. Despus de permanecer all un
tiempo y hacer llamar a muchos de los soldados que haban huido,
los dej a todos en ese lugar con el gran domstico y lleg hasta el
ro Bardares14, pero no con intencin de descansar, porque no se
permita a s mismo ninguna de las comodidades ni de los ocios
propios de un emperador.
13 Ciudad situada cerca del lago de Ohrid.
14 Ro Vardar.
208
209
irracional. Pues cuando tras grandes esfuerzos uno no puede soportar con firmeza el ataque enemigo, es una insensatez exponerse a un
riesgo manifiesto. As pues, las alas derecha e izquierda de la falange
romana se daban a la fuga, en tanto el emperador an aguantaba
valientemente el peso del combate contra la falange de Bohemundo sobre su sola persona. Pero, cuando comprendi que el peligro
era insuperable, juzg necesario salvarse para poder reemprender la
lucha con el vencedor como un poderoso oponente y evitar que
Bohemundo se alzara con la victoria definitiva.
8. As era l, tanto en la derrota, como en la victoria, en la huida
y en la persecucin, nunca se esconda atemorizado ni, menos an,
caa en las redes de la desesperacin. Tena, asimismo, una enorme
fe en Dios, que llevaba siempre presente en sus pensamientos, y se
abstena de hacer ningn tipo de juramento. Por tanto, como hemos
dicho arriba, por eludir cualquier resistencia tambin l se vio perseguido en su escapada por Bohemundo y sus mejores condes. En
medio de estos hechos, dijo a Gules (un servidor de su padre) y a
los que estaban con l: Hasta cundo estaremos huyendo? y acto
seguido, dando vuelta a las riendas, desenvain su espada y asest un
mandoble en el rostro del primero que lo acometa. Los celtas vieron
esta reaccin y se percataron de que l haba renunciado a la vida.
Como saban desde haca tiempo que los hombres que han tomado
esta decisin son imbatibles, se echaron atrs y abandonaron la persecucin. Se libr as de sus perseguidores y logr salir del peligro y
es ms, tampoco se mostr abatido durante esta fuga y se dedic a
llamar a unos fugitivos y a burlarse de otros, si bien la mayora de
ellos fingieron no reconocerlo. A salvo, pues, del peligro, regres a
la capital con el propsito de reunir nuevas tropas y marchar contra
Bohemundo.
210
211
212
213
214
lugar llamado Alage29 a la parte izquierda de Larisa. Una vez examinadas las caractersticas del lugar y consciente de que ese sitio era lo
suficientemente bajo, se qued all con sus hombres para tender la
emboscada. Los jefes de las tropas romanas, cuando el emperador,
como hemos dicho, se dispona a cruzar el desfiladero de Libotanio
apresurndose a tender su emboscada, seleccionaron un destacamento de las tropas romanas y lo enviaron contra los celtas a fin de
atraerse sobre ellos su atencin e impedirles disfrutar de una tregua
que les permitiera descubrir adnde iba el emperador. Los soldados
bajaron a la llanura, atacaron a los celtas y soportaron el combate
durante largo tiempo, hasta que la noche no les permiti continuar
luchado. Por su parte, el emperador, cuando lleg al lugar proyectado, orden que todos desmontasen de los caballos. Los hombres pasaron el resto de la noche sentados sobre sus piernas, manteniendo
las riendas en las manos. Tambin el emperador con las riendas en
las manos se mantuvo as toda la noche, apoyado en una germandria
que haba encontrado casualmente en el lugar.
215
216
217
boscosa limitada por dos montaas a la que daba acceso un estrecho paso (clisura34 lo llaman), denominado Palacio de Domnico.
Atraves este paso y fij all su campamento. Al da siguiente, al
alba, le dio alcance con todo su ejrcito el falangarca35 Miguel Ducas, mi to materno, persona clebre por su inteligencia, que superaba en belleza y en estatura no ya a sus coetneos, sino incluso a los
que nunca han existido (todos los que vean a este hombre quedaban
estupefactos) y que era el ms hbil e incomparable a la hora de prever el futuro, descubrir lo que es urgente y llevarlo a cabo.
2. El soberano le haba ordenado que no entrasen todos por la
boca del desfiladero y que situara en el exterior el grueso de sus fuerzas. A continuacin deba escoger a algunos turcos y srmatas que
fueran expertos arqueros, que podran penetrar a cierta distancia de
la entrada, y darles instrucciones para que no utilizasen ms armas
que sus flechas. Tras entrar en el desfiladero y mientras cargaban
contra los latinos, los que quedaron fuera empezaron a discutir ansiosamente unos con otros sobre quin deba entrar por la boca del
desfiladero. Pues Bohemundo, al que le sobraban conocimientos de
estrategia, haba ordenado a sus hombres que formaran una lnea
compacta de escudos y que se cubrieran con estos sin moverse. El
protostrtor36, al ver que sus hombres poco a poco se iban deslizando al interior del desfiladero, opt por entrar tambin l. Cuando
Bohemundo los vio, se alegr como un len que encuentra una
gran presa37, hubiramos dicho al modo homrico y as tambin
al ver l con sus ojos a estos y al protostrtor Miguel, arremeti con
todas sus tropas con un incontenible ataque. Los romanos volvieron
enseguida la espalda.
3. Uzs, que llevaba ese nombre a causa de sus orgenes38, clebre
por su valenta, que saba manejar a derecha e izquierda la seca piel de
34 Ver III IX.3, nota 17
35 Otra denominacin para un comandante en jefe o general.
36 Cargo a la vez militar y palatino equivalente a un comandante en jefe.
37 Il., III 23.
38 Perteneca al pueblo de los uzos, emparentados con los hunos y los escitas.
218
219
220
221
222
6. Era muy erudito, al parecer, y hbil como ningn otro hombre en explorar la complejsima doctrina peripattica, especialmente, la dialctica. Pero respecto a las otras artes humansticas no era
ni mucho menos un entendido. Ms bien cojeaba en el arte de la
gramtica y no gustaba del nctar de la retrica. Por ello, tampoco tena un lenguaje armonioso ni bellamente trabajado. Adems
posea un estilo rudo y completamente falto de adorno. Su discurso no haca sino fruncir el entrecejo y despedir acritud por todos
lados. Sus escritos estaban repletos de irrupciones dialcticas y su
expresin en las disputas estaba repleta de argumentos silogsticos,
ms en las conversaciones que en los escritos. Tan fuerte era en sus
argumentaciones y tan irrefutable, que quien le replicaba automticamente caa en la impotencia y era reducido al silencio. A cada
uno de los dos lados de la cuestin horadaba un agujero y arrojaba
al interlocutor en un pozo de dificultades, ya que su experiencia
dialctica conturbaba la mente de este. Quien se tropezaba una vez
con l era incapaz de atravesar sus laberintos.
7. Por otro lado, era el ms grosero. Su clera lo dominaba
y cualquier virtud que adquiriera gracias a las letras esa clera la
destrua y borraba. Este hombre discuta con palabras y manos, no
permita que el interlocutor llegara por entero a la falta de argumentos, ni le era suficiente coser la boca al oponente y condenarlo
al silencio, sino que su mano pronto caa sobre la barba y los cabellos y enseguida a un insulto le suceda otro insulto. Era incapaz
de refrenar sus manos y su lengua. Solo tena como caracterstica
impropia de un filsofo que tras la paliza cesaba su clera, lo dominaba el llanto y caa en un evidente arrepentimiento.
cnsul de los filsofos de la Universidad Imperial de Constantinopla. Esta institucin fue fundada por Teodosio II en 425 d.C. y recibi el nombre de Pandidakterion [], esto es el lugar donde se ensea todo. Originalmente,
inclua treinta y una ctedras (quince en latn y diecisis en griego) de leyes, filosofa, medicina, aritmtica, geometra, astronoma, msica, retrica, etc. Bajo el
reinado de Constantino IX Monmaco, la Universidad fue reformada y se dividi
en dos escuelas, la Escuela de Leyes y el Gimnasio. En la primera se impartan
enseanzas destinadas a futuros jueces, funcionarios y abogados. En el segundo,
se imparta el resto de las disciplinas. El director de este ltimo era el cnsul de
los filsofos.
223
224
227
228
LIBRO VI
I. Recuperacin de Castoria.
1. Como dijimos anteriormente, Brienio era dueo de Castoria. El
soberano en su afn por expulsarlo y recuperar Castoria, mand llamar
de nuevo al ejrcito y, tras suministrarles a todos los hombres armas
para el asedio y el combate en campo abierto, se puso en camino hacia la plaza fuerte. Esta ciudad presenta la siguiente situacin. Hay un
lago, el de Castoria, en el que se adentra un promontorio desde tierra
cuyo extremo se ensancha hasta terminar en un acantilado rocoso. En
ese promontorio hay una edificacin constituida por torres y murallas
a modo de plaza fuerte, lo que le confiere la denominacin de Castoria1. Habiendo encontrado all dentro a Brienio, el emperador juzg
necesario intentar apoderarse primero de las torres y murallas mediante
helpolis. Pero como esto no era factible a menos de que los soldados
se aproximasen a los muros desde algo parecido a una base de operaciones, antes de nada mand fijar una empalizada y luego prepar
torres de madera, afianz las junturas con cadenas y se puso a combatir
contra los celtas desde estas, como si de una fortaleza se tratase.
2. Despus de emplazar helpolis y catapultas por el exterior de
las murallas, luch durante toda la noche y todo el da, y derrib el
1 Una de las etimologas que se aducen para el nombre de la ciudad. Ana Comnena hace derivarlo del trmino kastron [] tomado del latn castrum,
campamento y que en griego significa plaza fuerte, lo que incluye las ciudades
amuralladas que existan en aquella poca.
229
recinto de la muralla. Pero los defensores resistan con bastante coraje y no capitulaban ni siquiera a pesar de tener la muralla derrumbada. Como le era imposible conseguir su objetivo, Alejo concibi
un plan tan audaz como inteligente Combatira simultneamente
desde ambas partes, desde tierra firme y desde del lago mediante
barcos en los que meter a algunos valientes. Como no haba barcos,
carg unos botes ligeros en carros y los introdujo en el lago a travs
de un embarcadero. El emperador vea que los latinos suban con
mayor rapidez por el lado del promontorio, mientras que los que
descendan por el otro lado necesitaban ms tiempo para su descenso. Orden, entonces, a Jorge Palelogo que, una vez embarcado
al frente de un grupo de vigorosos guerreros, abordara la base del
promontorio y que, cuando viera la seal convenida, ascendiera a su
cima por el lado posterior, accediendo a ella a travs del camino ms
solitario y transitable. Cuando viera que el soberano reemprenda
el combate contra los latinos desde tierra, tambin l se apresurara
cuanto pudiera para que no fueran capaces de luchar al mismo tiempo en dos frentes, sino que, relajando la intensidad de la batalla en
una de las partes, fueran derrotados entonces por esa misma parte.
3. Jorge Palelogo atrac en la base del citado promontorio y
aguard armado en aquel sitio. Situ en lo alto un viga para otear
la aparicin de la seal convenida por el emperador. Le orden tambin que nada ms verla, se lo hiciera saber. Cuando alboreaba el
da, los hombres del soberano lanzaron el grito de guerra y se apresuraron a trabar combate contra los latinos por el lado de tierra. Al
percatarse de la seal, el viga se lo comunic a Palelogo mediante
otra seal. Este pronto alcanz junto con sus hombres la cumbre del
promontorio, donde se situ en formacin cerrada.
4. Brienio no se renda aunque viera que estaba siendo asediado
al otro lado de sus murallas y que Palelogo ruga amenazadoramente contra los defensores. Por el contrario, animaba a los condes
para que ofreciesen mayor resistencia. Pero ellos, dirigindose a l
sin ningn reparo, le dijeron: Ests viendo cmo a una desgracia le
sucede otra desgracia. As pues, es lcito que cada uno de nosotros
se preocupe a partir de ahora de su propia salvacin y que unos nos
230
pasemos al emperador y otros regresemos a nuestra patria. Poniendo enseguida manos a la obra, solicitaron al emperador que colocara uno de sus estandartes junto al templo del gran mrtir Jorge
(esta iglesia haba sido construida haca tiempo y estaba dedicada
al mrtir) y otro en direccin a Auln, para que todos aquellos de
nosotros que quieran ser vasallos de Vuestra Majestad acudan al estandarte que est vuelto hacia el templo del mrtir y cuantos quieran
regresar a su propia patria, se dirijan hacia el que mira a Auln. Tras
decir esas palabras, se encaminaron enseguida hacia donde estaba el
emperador. En cuanto a Brienio, que era un guerrero valeroso, se
negaba rotundamente a cambiar de bando, pero jur no alzar nunca
sus armas contra el soberano, solo con que le cediera una escolta que
debera preservarlo del peligro hasta llegar a las fronteras del imperio
de los romanos y tener as paso franco hacia su pas. El soberano
satisfizo con suma celeridad su peticin y regres a Bizancio como
un muy ilustre vencedor.
231
232
III. Alejo comparece ante un tribunal eclesistico para responder de la confiscacin de los bienes de la iglesia.
1. Alejo regres a la ciudad imperial4. No ignoraba las murmuraciones que all se extendan por calles y esquinas, y que heran su corazn al orlas, ya que, aunque no hubiera realizado ninguna fechora
tan grande, eran mltiples las bocas calumniosas que se abran en su
entorno. En efecto, por la acuciante necesidad y la general turbacin
ante la penuria del tesoro imperial haba dirigido su atencin a aquellos recursos, que entenda como prstamos, no como un despojo
o como producto insidioso de una mano tirnica, tal como diran
sus calumniadores. Antes bien, tena la intencin de devolver a las
iglesias los objetos preciosos que les haban sido arrebatados, una vez
hubiera encauzado las guerras pendientes.
2. No soportaba, ya de regreso en la ciudad imperial, dar motivos a los que queran difundir calumnias contra l. Por ello, convoc una gran asamblea en el palacio de Blaquernas con idea de
presentarse primero como acusado para defender luego su actuacin. Pronto estuvo presente todo el senado, el ejrcito y los miembros ms notables de la jerarqua eclesistica, quienes esperaban
conocer el objeto de esta reunin plenaria. El motivo no era sino
el examen de los rumores contra el emperador. Tambin estaban
presentes los ecnomos de los sagrados conventos y se expusieron
4 1 de diciembre de 1083.
233
234
235
ejrcito10. Esta fue notificada al soberano. Los acusadores comparecieron y denunciaron a los integrantes de esa conjura. Cuando
la conspiracin sali a la luz e iba a recaer sobre los responsables el
grave castigo que seala la ley, el soberano no se mostr dispuesto a
infligirlo y decret solo la confiscacin de sus bienes y su reclusin y
dej ah el castigo de la conspiracin. Pero retornemos al punto en
el que nos desviamos.
2. Coincidiendo con el nombramiento de domstico por Nicforo Botaniates, el soberano haba aceptado a un maniqueo, Traulo,
lo haba incluido en el servicio de la familia y, tras dignarlo con el
santo bautismo, lo haba casado con una de las damas de la emperatriz. Cuando este vio que las cuatro hermanas que tena eran conducidas a prisin junto con los dems maniqueos y eran despojadas
de todas sus propiedades, mont en clera, ya que no poda tolerar
este ultraje y reflexion sobre la manera de librarse del servicio al
soberano. Su cnyuge, a cuyo conocimiento lleg el plan, cuando
vio que estaba a punto de huir, revel sus intenciones al encargado
del asunto de los maniqueos.
3. Traulo se enter de la actuacin de su esposa y entonces hizo
venir al atardecer a todos los que haban sido informados anteriormente de su plan secreto. Todos los que estaban unidos a l por algn
parentesco acudieron a su lado y se marcharon juntos a Beliatoba11,
villorrio que se halla en la elevacin que domina el valle de Beliatoba.
Como lo encontraron deshabitado, lo consideraron propiedad suya
y construyeron viviendas. Posteriormente, en sus diarias incursiones
desde su cuartel general llegaran a alcanzar hasta nuestra Filippolis,
de donde regresaron tras aduearse de abundante botn.
4. Pero Traulo, no satisfecho con ello, firm tambin tratados
con los escitas12 que moraban en el Paristrio y se atrajo a los jefes de
10 Segn otros historiadores bizantinos, a pesar del papel simblico y nulo desde
el punto de vista poltico del senado, hubo enemistad entre Alejo y los integrantes
de la institucin. De ah que muchas de las conjuras contra el emperador tuvieran
su origen entre los senadores.
11 Al norte de Filippolis.
12 Los pechenegos que habitaban entre los Balcanes y el Danubio.
236
Glabinitza, Dristra13 y de las zonas vecinas, mientras se comprometa con la hija de uno de los caudillos escitas por su profundo anhelo
de perjudicar al soberano con la incursin de los escitas. El emperador, que era informado de esos movimientos da a da, se esforzaba por ganrselo mediante cartas y promesas, adelantndose a los
acontecimientos y para evitar los daos que pudiera causar. Tambin
le remiti un crisbulo garantizndole la inmunidad y la libertad
plena. Pero el cangrejo no aprenda a andar hacia adelante y l segua
siendo el mismo de ayer y de antes de ayer. As pues, persisti en sus
intentos por atraerse a los escitas, de cuyos territorios haca venir
ms gente, en su labor de pillaje por todas las regiones colindantes.
V. Gracias al apoyo de los venecianos, Roberto sufre varios reveses. Concesiones del emperador a Venecia en agradecimiento e
sus servicios.
1. Posteriormente, el emperador, que se haba tomado la cuestin
de los maniqueos como algo secundario, logr reducirlos a la obediencia. Bohemundo, por su parte, an permaneca en Auln. Por
tanto, vuelva el relato nuevamente a l. Cuando se hubo enterado del final que tuvieron las actividades de Brienio y de los dems
condes, de los que unos prefirieron pasar al servicio del soberano,
mientras otros estaban dispersos por doquier, inici el viaje y pas
a Longibarda. Encontr a su padre, Roberto, en Salerno, como el
relato ha expuesto anteriormente, a quien excitaba continuamente
con sus palabras en contra del emperador. Roberto, al ver que l
llevaba en su rostro aquella terrible noticia y que las muchas esperanzas que tena depositadas en l se haban vuelto del revs, igual
que una concha manejada por el oleaje, se qued atnito durante
un rato, como herido por un rayo. Cuando se hubo informado de
todo y hubo conocido el final que haban tenido sus esperanzas, se
vio dominado por el desaliento. Pero ni aun as cay en reflexiones
cobardes, ni indignas de su valor y su audacia. Antes bien, se daba
13 Hoy, Silistra, junto al Danubio.
237
238
239
240
con mayores fuerzas contra Roberto. Le dieron alcance cuando tena instalado su cuartel general en Botrento y se enzarzaron en un
combate con l del que salieron indiscutiblemente victoriosos y en
el que mataron a muchos enemigos y se ahogaron muchos ms. Incluso poco falt para que capturasen a su propio hijo Guido y a su
esposa. Despus de haber obtenido una brillante victoria sobre l, se
la comunicaron al emperador.
10. l les correspondi con abundantes presentes y honores.
Honr al dux de Venecia18 con la dignidad de protosebasto junto con
sus rentas. Honr tambin al patriarca con la dignidad de hiprtimo
en unin de sus correspondientes rentas. Igualmente, orden que
anualmente fuera distribuida entre todas las iglesias de Venecia una
importante cantidad de oro procedente del tesoro imperial. Hizo
tributarios a todos los naturales de Melfi que poseyeran negocios
en Constantinopla de la iglesia del apstol evangelista San Marcos
y cedi la explotacin de los negocios que se extendan desde el antiguo muelle de los hebreos hasta el lugar llamado Bigla19, incluidos
los muelles existentes dentro de estos lmites. Les regal asimismo
muchos inmuebles en la ciudad imperial, en Dirraquio y en donde
se les antojase pedirlos. Y, lo que es ms importante, les concedi la
exencin de aranceles en el comercio dentro de las fronteras del imperio de los romanos, para que comerciasen libremente a voluntad,
sin tener que aportar ni un bolo en virtud de tasas comerciales o
de cualquier clase de impuesto exigido para los fondos pblicos, as
como la dispensa de subordinarse a ninguna autoridad romana.
241
to tampoco despus de esta derrota. Tras enviar por delante una de sus
naves al mando de su hijo contra Cefalenia con la misin de apoderarse
de su capital y emplear las naves que le quedaban y todas sus tropas
en un ataque contra Bonditza20, l embarc en una monere armada y
arrib a Cefalenia. Antes de unirse a las restantes fuerzas y a su hijo y
durante su permanencia en Ater (un cabo de Cefalenia,), unas intensas
fiebres hicieron presa en l. En una ocasin, ante el insoportable ardor
de la fiebre, pidi agua fresca. Sus hombres se dispersaron en todas direcciones en busca del agua. Entonces, uno de los lugareos les dijo:
Veis la isla de taca? En ella hay una gran ciudad llamada Jerusaln,
aunque con el tiempo ha ido quedando en ruinas. En ella existe una
fuente de la que mana siempre agua potable y fresca.
2. Cuando Roberto se enter de la indicacin, cay presa de un
hondo temor, ya que reconoci en el nombre de Ater unido al de la ciudad de Jerusaln su muerte inminente. En efecto, haca tiempo algunos
adivinos lo haban adulado, como suelen hacerlo con los prncipes, con
la siguiente profeca: Hasta Ater lo someters todo; pero cuando salgas
de all rumbo a Jerusaln cumplirs con tu deuda. Si fueron las fiebres
la enfermedad que mat a Roberto o si fue una pleuresa, no sabra decirlo con exactitud. El caso es que en seis das muri21.
3. Gaita, su mujer, lleg al lado de Roberto y de su hijo, que
lloraba por su padre, cuando exhalaba el ltimo suspiro. Se le comunic, entonces, su muerte a aquel de sus hijos que haba designado
en vida como su heredero22. Este, al enterarse de la noticia, qued
transido por un inmenso dolor. Cuando estuvo repuesto gracias a
esperanzadoras reflexiones y hubo recuperado la claridad de ideas,
hizo llamar a todo el mundo, les anunci lo sucedido en medio de
grandes lgrimas provocadas por la muerte de su padre y tom juramento a todos en su favor. Una vez que los tuvo reunidos, inici la
travesa rumbo a Apulia. Aunque estuvieran en verano, durante el
viaje vino a caer en medio de una fortsima tormenta, de modo que
se hundieron algunos barcos y algunos otros quedaron inutilizados
20 En el golfo de Arta, hoy Vonitsa.
21 17 de julio de 1085.
22 Rogelio.
242
al embarrancar en la arena. La nave que transportaba el cadver qued medio destrozada y el fretro que lo contena fue recuperado a
duras penas por quienes lo acompaaban. Al cabo, fue depositado
en Benusio23. En el antiguo monasterio de la Santsima Trinidad,
donde haban sido enterrados antes sus hermanos, recibi sepultura. Roberto muri tras veinticinco aos de gobierno ducal y a los
setenta de edad.
4. Cuando el emperador se enter de la sbita muerte de Roberto, se recuper al verse libre de semejante peso e inici inmediatamente una ofensiva contra los que todava ocupaban Dirraquio. Plane sumirlos en la discordia mediante cartas y toda clase de medios.
Esperaba tomar as de fcilmente luego la ciudad de Dirraquio. Tambin prepar que los venecianos que habitaban en Constantinopla
aconsejaran a travs de cartas a los amalfitanos, venecianos y cuantos
extranjeros hubiese en Epidamno, que secundaran sus deseos y le
entregaran Dirraquio. Tambin l, recurriendo a promesas y obsequios tampoco cejaba en su idea de que le entregasen la ciudad de
Dirraquio, As pues, una vez convencidos (as es el carcter de todos
los latinos, codicioso y acostumbrado a vender por un bolo24 hasta
lo ms querido) y con la esperanza de grandes beneficios, urdieron
una conjura y mataron al que primero los haba persuadido de que
entregasen la plaza a Roberto junto con sus partidarios. Aquellos,
por su parte, se pasaron al emperador y le entregaron la plaza, gracias
a lo cual sacaron el beneficio de una completa libertad.
243
244
245
equivocado en cuantas ocasiones haba hecho profecas sobre su persona, no quiso exilarlo de la ciudad, porque se haba refutado a s
mismo y, al tiempo tambin, porque no quera dar la sensacin de
que lo haba expulsado de all por resentimiento.
6. Retornemos, pues, nosotros al lugar de donde nos desviamos,
no sea que demos la apariencia de ser unos charlatanes que empaamos la importancia de la historia con los nombres de personas
procedentes de la astrologa. Roberto, segn la opinin general y
las afirmaciones de algunos, haba sido un extraordinario caudillo,
inteligente, de hermoso aspecto, ocurrente con las palabras, agudo
en su conversacin, de voz potente y afable. Fsicamente, era de alta
estatura, con una melena siempre moderada en la cabeza, barbudo,
atento siempre a respetar los hbitos de su familia. Era, en suma,
una persona que conserv la lozana de su rostro y de todo su cuerpo hasta el final y que estaba satisfecho de ello, lo que dio pie a una
presencia que se consideraba digna de mandar. Del mismo modo,
juzgaba merecedores de su respeto a todos sus hombres y mucho
ms a sus ms ntimos partidarios. Sin embargo, tambin era muy
avaro, ambicioso, codicioso, cicatero y muy ansioso de obtener la
gloria, por lo que al ser derrotado, provoc tambin numerosos reproches en todo el mundo.
7. Algunos reconvenan al soberano porque se haba asustado
y haba emprendido demasiado pronto la guerra contra l. Si no
hubiera ido en su busca antes de tiempo, como decan, fcilmente hubiera sido vencido por las presiones que venan de todos los
frentes, el de los llamados arbanitas30 y el de los dlmatas enviados
por Bodino. Pero estos detractores profieren sus acusaciones en unos
puestos que estn al abrigo de las flechas, desde donde disparan con
la lengua sus punzantes proyectiles en contra de los que combatieron. En efecto, todo el mundo conoce la valenta de Roberto, su
habilidad en las cuestiones relacionadas con la guerra y la firmeza de
sus decisiones. No era, ciertamente, hombre al que se pudiera vencer
fcilmente, sino todo lo contrario, porque se mostraba ms valiente
en las derrotas.
30 Albaneses.
246
247
3. Las tradiciones que se cumplen cuando tiene lugar el nacimiento de algn hijo de la pareja imperial se llevaron tambin a
cabo cuidadosamente, segn se dice. Es decir, aclamaciones y distribucin de obsequios y dignidades a los notables del senado y del
ejrcito. Todos y, en especial los parientes consanguneos de la emperatriz, estaban ms contentos que nunca. Cantaban, saltaban y
no saban qu hacer de gozo. Transcurrida una serie determinada de
das, mis padres me consideraron digna de la corona y de la diadema imperial. En aquella poca, Constantino, el hijo del emperador
Miguel Ducas, de quien hemos hablado con frecuencia, estaba todava asociado al trono con mi padre, el soberano. Firmaba a su lado
con el color rojo en las donaciones, lo segua en los cortejos con la
tiara y era aclamado tras l en las aclamaciones. Por ello, tambin
yo sera aclamada en el momento de la aclamacin y los que la dirigan, cuando deban hacer la aclamacin, aclamaban juntamente a
Constantino y Ana. Este ceremonial se estuvo cumpliendo durante
bastante tiempo, como despus he odo contar muchas veces a mis
parientes y a mis progenitores. Tal vez era ello un augurio de lo que
me ocurrira, tanto de las alegras, como de las desgracias.
4. Posteriormente la pareja imperial tuvo una segunda hembra33,
que se pareca fsicamente a sus padres y que mostraba al tiempo la
virtud y la inteligencia que luego brillaran en ella. Aoraban tambin el nacimiento de un varn y en sus oraciones lo pedan. Al fin,
durante la undcima indiccin les naci un varn34. Instantneamente, mis padres se alegraron y ya no les qued sombra de pena
al ver su deseo convertido en realidad. Todos los sbditos saltaban
viendo a sus gobernantes tan felices, se alegraban unos con otros y
disfrutaban. Pudo verse entonces el palacio repleto de gozo y no de
penas ni de ningn otro tipo de preocupaciones. Mientras unos,
los leales, estaban contentos con todo su corazn, otros fingan estar alegres. En efecto, los sbditos sienten hostilidad hacia los que
33 Mara Comnena, futura esposa de Nicforo Catacalon.
34 Juan Comneno, sucesor de Alejo como Juan II. Naci en una fecha indeterminada entre el 1 septiembre de 1087 y el 31 de agosto de 1088. Rein desde 1118
y muri en 1143.
248
poseen el poder, pero fingen con frecuencia y se ganan con su adulacin la simpata de sus superiores. A pesar de todo, era digna de
verse la alegra que sentan todos juntos y al unsono.
5. El nio era de piel morena, frente ancha, mejillas un tanto
descarnadas, nariz ni chata ni aguilea, sino ms o menos entre ambas, los ojos bastante negros y dejando traslucir un carcter todo lo
perspicaz que puede adivinarse en una pequea criatura. Con el deseo, en consecuencia, de que este nio ascendiera al trono imperial
y dejarle como herencia el imperio de los romanos, lo llevaron a la
gran iglesia de Dios y all lo bautizaron y coronaron. En suma, estas
son las ceremonias que nos competen a nosotros, los porfirognetos,
desde el primer momento de nuestra vida. Lo que ocurri despus,
ser contado en su momento.
IX. Andanzas de Solimn35, sultn de Nicea. Alejo recupera posiciones en Asia Menor gracias a su astucia.
1. Como sealamos anteriormente, el soberano Alejo tras haber expulsado a los turcos de las orillas de Bitinia, del propio Bsforo y de
las regiones ms al norte, lleg a un acuerdo con Solimn y firm
un tratado de paz con l para poder dirigirse as al Ilrico, donde
sufri grandes calamidades hasta derrotar por completo a Roberto
y a su hijo Bohemundo, y salvar de una ruina total nuestras posesiones occidentales. A su regreso, se encontr con que los turcos al
mando de Apelcasem36, no solo hacan correras por oriente, sino
que haban llegado hasta la misma Propntide y sus plazas costeras. Comencemos, pues, a relatar ya cmo el emir Solimn, cuando
parti de Nicea, dej en esta al citado Apelcasem en calidad de gobernador; cmo Puzano37 fue enviado por el sultn de los persas38 a
35 Ya ha sido mencionado antes en La Alexada. Su nombre originario era Sulaiman ibn Qutulmish. Gobern de 1080 a 1086.
36 Abul Qasim, emir de Nicea (1084-1092).
37 Buzan, general del sultn Malik Shah, gobernador de Edesa.
38 Malik Shah (1072-1092). Era hijo de Alp Arslan (1064-1072), segundo sobe-
249
Asia; cmo, una vez derrotado por Tutuses39, el hermano del sultn,
fue muerto y cmo los primos de Puzano, tras la derrota de este,
estrangularon a Tutuses.
2. Filareto, que era un hombre de origen armenio, clebre por
su valenta e inteligencia y que haba sido ascendido a la dignidad de
domstico por el anterior emperador Romano Digenes, se sinti
muy dolido en razn de la alta estima en que lo tena al ver el final
de Digenes y al saber que haba sido cegado. Por ello, se rebel y
se hizo con el dominio de Antioqua. Como los turcos asolaban
a diario los alrededores y no le daban reposo, plane pasarse a los
turcos y circuncidarse, tal como es su costumbre. Sin embargo, su
hijo lo presionaba insistentemente para que reprimiera tan insensato impulso, aunque su padre no atenda a ese excelente consejo.
Empujado por su pesar, lleg tras ocho das de viaje a Nicea y se
present ante el emir Solimn, que ya tena la dignidad de sultn, e
instigndolo a la guerra contra su padre, lo anim para que asediara
Antioqua. Solimn se dej persuadir por esta iniciativa. En el momento de partir hacia Antioqua dej a Apelcasem como gobernador de Nicea, nombrndolo jefe superior de todos los jefes y l, por
su parte, en compaa del hijo de Filareto lleg en doce noches (pues
para no despertar sospechas descansaba durante el da) a Antioqua
y la tom al primer asalto.
3. Entre tanto, tambin Caratices40 saque inesperadamente Snope, porque se haba enterado de que all haba grandes cantidades de oro y dinero del tesoro imperial. Pero Tutuses, hermano del
gran sultn, que gobernaba Jerusaln, toda Mesopotamia, Calep41,
as como la propia Bagdad y que pretenda el dominio de Antioqua,
cuando vio que el emir Solimn se rebelaba e intentaba asumir el
gobierno de Antioqua, lleg con todas sus fuerzas a la zona entre
rano de la dinasta selycida y vencedor de Romano IV Digenes en la batalla de
Mantzikert (1071), que marc el inicio de la expansin turca en Anatolia.
39 Tutush, hermano del sultn Malik Shah, emir selycida de Damasco desde
1079 a 1095.
40 Emir selycida.
41 Alepo.
250
251
252
253
254
era para los arqueros, ya que no tenan terreno suficiente para cargar
a caballo contra los romanos. Entonces, levant de all el campo
y decidi situar sus fuerzas en un lugar ms ventajoso. Lleg, por
tanto, a un sitio denominado por unos Halices y por otros Ciparisio.
7. Butumites lleg por mar antes de lo esperado e incendi las
naves de Apelcasem. Al da siguiente se present tambin Taticio por
tierra y despleg sus tropas en un lugar favorable. Durante quince
das completos, desde la maana hasta la noche, no ces de provocar escaramuzas ni de librar batallas con Apelcasem. Pero ante la
resistencia de Apelcasem y su vigorosa oposicin, los latinos acabaron por aburrirse y, aunque no contaban con el auxilio del terreno,
hostigaban a Taticio para que les permitiera librar batalla ellos solos
contra los turcos. l, si bien no le pareca aconsejable emprender esa
accin, cedi a los deseos de los latinos al ver que cada da se iban sumando nuevas fuerzas turcas a Apelcasem. Al alba, tras emplazar sus
falanges, trab combate con Apelcasem. En aquella ocasin fueron
muchos los turcos que murieron, muchsimos los que cayeron prisioneros y la mayora de ellos volvieron la espalda sin echar cuenta
de su propia impedimenta. Hasta el propio Apelcasem logr salvarse
a duras penas en direccin a Nicea. Una vez que los hombres bajo
el mando de Taticio hubieron recogido de all un enorme botn,
regresaron a su campamento.
8. Cuando el soberano se enter de esta nueva, con su habilidad
para cautivar e corazn humano y ablandar hasta las piedras, remiti
una carta a Apelcasem aconsejndole que renunciara a tan vanas empresas y que no diera golpes en el aire. Por el contrario, deba unirse
a l para liberarse de sus grandes penalidades y gozar de generosos
obsequios y honores. Cuando Apelcasem se enter de que Prosuc
estaba asediando las plazas ocupadas por algunos strapas y de que
ya estaba prximo a Nicea, a la que pretenda poner sitio, sacando,
como se dice, de la necesidad virtud y tras mltiples conjeturas sobre
las intenciones del emperador, confi en l y acept sus propuestas
de paz. Una vez suscrito el tratado por ambos, el soberano, atento a
sacar un provecho adicional a esta maniobra e incapaz de cumplir de
otra manera sus objetivos, lo hizo llamar a la capital para que tomara
255
256
con una embajada hacia Lacedemonia. Luego, mientras la embajada perda tiempo, daba ocasin a los constructores para concluir
su obra. Despus de concluida la superchera, los lacedemonios se
enteraron de la reconstruccin de Atenas. El hombre de Peania50
rememora este astuto engao en algunos pasajes de sus discursos.
Semejante a ese plan fue el de mi padre por no decir que incluso
posea mayor valor estratgico que el de Alcibades. Efectivamente,
el soberano, regalando a aquel brbaro con carreras de caballos y
con toda clase de placeres, le hizo perder un da tras otro hasta que
el castillo estuvo construido. Entonces, una vez completa la obra,
despach a este personaje de la ciudad imperial.
257
258
romanas volvieron a la capital dado que no constituan un contingente capaz de combatir contra el ataque persa que de nuevo se
esperaba proveniente del hontanar del dominio turco.
259
260
Sin embargo, el soberano tena sus planes acerca de dicho matrimonio. Pens que deba mantener en vilo mediante falsas esperanzas
las expectativas del sultn. Mand buscar a Curticio junto con otros
tres ms y los envi como embajadores portando una carta en la que
declaraba querer la paz y asentir a lo indicado, mientras tambin
presentaba l algunas otras exigencias que creaban una dilacin.
Pero cuando los embajadores de Bizancio an no haban llegado a
Corosn, tuvieron que emprender el regreso al haberse enterado de
la muerte del sultn.
5. En efecto, su hermano Tutuses, tras matar al emir Solimn y a
su propio yerno55, que haba venido desde Arabia contra l, ciego de
orgullo al enterarse de que el sultn haba iniciado ya conversaciones de paz con el emperador, plane la muerte de su hermano. Pues
bien, haciendo venir a doce hombres de los llamados casios56, (que
en lengua persa significa los que ansan matar), los envi rpidamente como embajadores al sultn con las instrucciones precisas
sobre el modo de matar a su hermano: Id les dijo y anunciad en
primer lugar que queris comunicar al sultn determinada informacin confidencial. Cuando se os haya franqueado la entrada, acercaos como si quisierais hablarle al odo y aniquilad inmediatamente
a mi hermano.
6. Los embajadores, o mejor, los asesinos, partieron para matar
al sultn muy animosamente, como si hubieran sido invitados a una
comida o a un banquete. Como lo encontraron ebrio y se les daba
total libertad por hallarse lejos de aquellos soldados a los que se haba
confiado la custodia del sultn, se le acercaron, sacaron los cuchillos
de sus axilas y en un instante aniquilaron a aquel infeliz. El placer
55 Ana Comnena confunde los personajes. Malik Shah fue asesinado, seguramente mediante un veneno, el 19 de noviembre de 1092 y su visir Nizam al-Mulk, un
persa, fue asesinado en otoo de 1092, antes que el sultn.
56 En rabe, hashishiyun, esto es consumidores de hashish, secta islmica ismailita creada por un personaje llamado El viejo de la montaa, Hasan-ibn-Sabah, en la fortaleza de Alamut, al norte de Irn, a fines del siglo XI. Sus integrantes,
tras entrar en estado de enajenacin gracias a la droga, llevaban a cabo asesinatos
por encargo que solan costarles la vida. El sustantivo asesino deriva de esta palabra rabe. En el texto griego, Ana Comnena los denomina khsioi [] y su
etimologa es errnea, tanto respecto a la lengua de origen como a su significado.
261
que los casios sienten ante la sangre es tal que solo les gusta hundir
su cuchillo en las entraas de un hombre. Es ms, si se ven atacados
por alguien en ese mismo instante y son destrozados a mandobles,
consideran como gloriosa esa muerte57, ya que su ansia por matar la
reciben unos de otros y se la transmiten de padres a hijos como una
herencia. En fin, ninguno de ellos retorn junto a Tutuses, porque
sufrieron el castigo de su propia muerte.
7. Puzano, una vez enterado de ese suceso, volvi con todas sus
fuerzas a Corosn. Cuando estaba prximo a Corosn, lo recibi
Tutuses, el hermano del sultn asesinado. Al instante se entabl una
batalla cuerpo a cuerpo y mientras ambos ejrcitos luchaban con denuedo sin que el uno cediera en nada la victoria al otro, cay herido
de muerte Puzano, que combata lleno de coraje y que sembraba
la confusin en todas las falanges. Sus hombres se procuraron la
salvacin con la huida, dispersndose en todas direcciones. Tutuses,
por su parte, emprendi el regreso a Corosn con la victoria en sus
manos y creyndose ya investido de la dignidad de sultn, aunque se
cerna un peligro sobre su cabeza. Efectivamente, Pargiaruc, hijo de
Tapares58, el sultn asesinado, al encontrarse con Tutuses se alegr
como un len al hallarse con tan enorme presa, segn dice el poeta59, y, tras atacarlo con todo su poder y coraje, rompi las fuerzas
de Tutuses en muchas partes. Una vez puestas en fuga, emprendi
una persecucin sin cuartel. Y muri tambin el propio Tutuses, que
haba estado hinchado de orgullo como Novato60.
8. Cuando Apelcasem ya haba partido, como antes hemos contado, en busca del sultn de Corosn con sus riquezas, su hemano
Pulcases lleg a Nicea y la ocup. Al enterarse de este hecho, el
soberano prometi generosos presentes si le entregaba la ciudad y
se retiraba de ella. Aunque Pulcases lo deseaba, difera la respuesta
en espera de lo que pasara con Apelcasem y remita mensaje tras
mensaje al soberano para dejarlo en suspenso, mientras de hecho
57 Tienen asegurado el paraso si mueren tras cometer los asesinatos.
58 Malik Shah.
59 Il., III 23.
60 Heresiarca que vivi en el siglo III, de orgullo proverbial.
262
aguardaba la llegada de su hermano. Entre tanto, ocurri ms o menos lo siguiente. El sultn de Corosn, que haba sido asesinado por
los casios, haca tiempo que retena en su poder a los dos hijos del
gran Solimn. Estos tras su muerte huyeron rpidamente de Corosn y llegaron a Nicea. Los moradores de Nicea, al contemplarlos,
los acogieron alegremente en una atmsfera de revuelta y Pulcases
les entreg gustoso Nicea como herencia de su padre. Clitziastln,
el primognito de los dos, fue proclamado sultn. l hizo venir a
las mujeres e hijos de los defensores de Nicea y los instal en ella,
reinstaurando en esta ciudad, como alguien dira, la capital de los
sultanes. Tras tomar estas medidas acerca de Nicea, retir a Pulcases
del mando, nombr al archistrapa Mucumet jefe de los strapas
que estaban en Nicea y tras dejarlo all, sali contra Melitene.
263
siquiera a una fraccin de las fuerzas atacantes, crey mejor preservar sus tropas intactas, aunque ello supusiera renunciar a la victoria.
Viendo que su situacin se iba tornando bastante crtica y que las
posibilidades de sobrevivir se haban perdido, se dirigi al mar, embarc en sus propias naves y emprendi la navegacin por el ro en
direccin al sitio que ocupaba Elcanes. Este, sin embargo, previ las
intenciones de Alejandro y se adelant a ocupar la entrada del lago y
el puente sobre el ro, cerca del cual hubo antiguamente una antigua
iglesia edificada por Santa Elena en honor del gran Constantino, de
quien procede el nombre por el que an hoy se conoce el puente.
Tras emplazar en dicha entrada y en el puente a muy aguerridos soldados por ambos lados, les orden que acecharan el paso de los barcos. Todos nuestros guerreros cayeron en las redes de Elcanes en el
momento de entrar en el lago a bordo de las citadas embarcaciones.
Cuando vieron el peligro en el que se haban precipitado, sin saber
qu hacer, vararon las naves y desde ellas saltaron a tierra. Cuando llegaron los turcos, se entabl un violento combate. Muchos de
nuestros mejores soldados cayeron prisioneros y muchos tambin
cayeron en el ro y fueron arrastrados por sus remolinos.
3. Cuando el emperador se hubo enterado de estos acontecimientos, despach por tierra contra l un importante contingente
de tropas al mando de Opo por hacrsele intolerable la idea de esta
derrota. Este lleg a Czico, de la que se apoder al primer asalto. Seleccion luego entre sus filas un nmero aproximado de trescientos
aguerridos soldados, destructores de murallas62, y los destac contra
Pemaneno63, que ocuparon a la primera. De sus defensores mataron
a una parte y enviaron los dems como prisioneros a Opo, que rpidamente los expidi en direccin al emperador. A continuacin,
levant el campo de all, lleg a Apolonade y no ceda en su asedio.
4. Elcanes, que no contaba con suficientes fuerzas para oponerse
a Opo, le entreg la ciudad voluntariamente y l junto con parientes
consanguneos desert al bando del emperador para gozar de sus
innumerables obsequios y recibir el mayor de todos ellos, es decir,
62 Ver II X.2, nota 32.
63 En Misia, al sur de Czico.
264
265
266
268
retiraron. Taticio, al darse cuenta, los atac sin perder tiempo; pero
era parecido, como se dice a un infante corriendo en pos de un
carro lidio1. Los escitas se adelantaron y cruzaron el valle conocido
por Sidera. Como no pudo darles alcance en ese sitio, repleg todas
sus fuerzas y retorn a Adrianpolis. Dej all a los celtas, dio licencia a los soldados para que cada uno se marchara a su casa y volvi a
la capital con una parte del ejrcito.
269
270
LIBRO VII
271
272
273
el Paristrio. Con ellos tambin estaban los dos hijos del soberano
Digenes, Nicforo y Len, que haban nacido en la sala Prpura
del palacio tras su ascenso al trono imperial y que desde entonces
fueron llamados porfirognetos.
4. La Prpura es una estancia del palacio construida sobre una
planta cuadrangular desde su base hasta el arranque del techo, desde donde cambia de forma para terminar en pirmide. Por el lado
del mar, mira al puerto en el que se hallan las estatuas de piedra de
toros y leones10. El suelo fue embaldosado y las paredes recubiertas
de un mrmol que no era de cualquier tipo, como tampoco de
una clase valiosa, pero asequible, sino que est adornada con aquel
que los antiguos emperadores mandaron traer de Roma. Es este
mrmol, por resumir, de color prpura y lo recorre una especie de
picaduras blancas parecidas a los granos de arena. Por el color de
este mrmol, creo, nuestros antepasados denominaron la Prpura
a esta estancia.
5. Como deca, cuando la trompeta con su estentreo sonido
anim a todo el mundo a marchar contra los escitas por la senda
del Hemo, Brienio, que intentaba impedir el empeo del soberano
sin convencerlo, dijo sentenciosamente: Sabed, Majestad, que si
atravesis el Hemo, pondris a prueba los caballos ms probados.
Ante los requerimientos de alguien para que explicase el sentido de
la frase, aadi: Durante la huida. Este hombre, aunque haba
perdido la vista por su rebelin, era reconocido, al menos, como
el ms experto y fino consejero en asuntos de estrategia y tctica.
Remitimos al muy gran csar11 a todo aquel que desee saber con
mayor detalle cmo el mencionado Brienio fue cegado a raz de su
rebelin o levantamiento contra el soberano Botaniates y cmo,
capturado por Alejo Comneno, quien a la sazn era gran domstico
de las tropas de oriente y occidente, fue entregado a Borilo con los
ojos intactos.
de la cordillera.
10 El puerto de Bucolen.
11 Nicforo Brienio, Materiales para una historia, [ ]; Alexada, I IVVII.
274
275
276
277
278
279
280
281
282
283
284
285
286
VI. Fracasos del emperador en su poltica de evitar las incursiones escitas mediante tratados de paz.
1. Entre tanto, el emperador, que se hallaba en Beroe, concentr
all y arm a los prisioneros rescatados y a todo el resto del ejrcito.
Fue entonces tambin cuando el conde de Flandes31, a su regreso
de Jerusaln, lleg a presencia del soberano y le prest el juramento
acostumbrado por los latinos con la promesa de que, nada ms llegar
a su casa, le enviara como refuerzos quinientos caballeros. El emperador, tras recibirle con todos los honores, despidi al latino, que
se march satisfecho a su tierra. Luego, el soberano levant de all
el campamento y con las nuevas fuerzas que haba reclutado lleg a
Adrianpolis.
2. Los escitas atravesaron el valle entre Goloe y Dimpolis y
fijaron su campamento en torno al lugar llamado Marcela. El soberano, por su parte, al enterarse de las noticias relativas a los cumanos
y como esperaba su vuelta, senta temor y estaba receloso por su
llegada. Hizo venir entonces a Sinesio y tras mandar redactar unos
crisbulos para los escitas, le orden que si consentan en suscribir
los tratados y entregaban rehenes como garanta, refrenara su avance
y organizara su estancia en el lugar que ocupasen en ese momento
junto con el suministro de abundantes provisiones. Porque los planes que meditaba consistan en emplearlos contra los cumanos en el
caso de que a su regreso atravesaran el Istro e intentaran avanzar ms
adelante. Si, por el contrario, los escitas no se dejaran convencer,
Sinesio deba dejarlos donde estuvieran y regresar.
3. El mencionado Sinesio lleg a su presencia y tras las lgicas conversaciones, los persuadi para que pasaran a ser aliados del
emperador. Durante su permanencia entre ellos los cubri a todos
de atenciones, evitando los motivos de queja. Los cumanos, por su
parte, a la vuelta venan preparados para la guerra contra los escitas,
a los que no encontraron. Al enterarse de que haban atravesado
los desfiladeros y de que, tras llegar a Marcela, haban ultimado un
31 Roberto I (1031-1093) llamado Roberto el Frisn. En 1086, acompaado de
una gran escolta armada, llev a cabo una peregrinacin a Jerusaln.
287
288
289
290
291
292
293
294
295
296
297
298
299
300
301
llanura (era una cantidad innumerable), ya que los brbaros devastaban con ellos da y noche nuestro territorio. Mand buscar a Uzs y
a Monastrs y les orden que pasaran por detrs de las lneas escitas
al frente de los mejores jinetes para llegar al amanecer a la llanura y
apoderarse de todos los caballos y de los otros rebaos que hubiera,
incluidos sus pastores. Les animaba a no tener miedo diciendo: Vosotros podris cumplir esta orden sin obstculos, porque mientras
actuis, nosotros estaremos luchando frontalmente con ellos. Efectivamente, las palabras se hicieron realidad en el acto y la misin fue
llevada a cabo felizmente.
3. A causa del esperado ataque de los escitas, el soberano no les
conceda el sueo a sus ojos, ni menos aun dormitaba. Antes bien,
tras mandar buscar a los soldados, especialmente a los expertos en
el arco, durante toda la noche mantuvo largas conversaciones con
ellos sobre los escitas. Los animaba y les daba las instrucciones ms
convenientes para la batalla del da siguiente, es decir, cmo se debe
tensar el arco, lanzar las flechas, refrenar en ocasiones los caballos
para darles rienda a continuacin y cmo desmontar, si fuera preciso. As pas la noche. Cuando amaneca, tras haber dormido algo,
toda la plana mayor de los escitas, que haba cruzado el ro, pareca
querer combatir, lo que confirmaba las conjeturas del soberano (en
efecto, tena gran habilidad en prever el futuro gracias a la enorme
experiencia que haba adquirido por la cantidad de combates a que
se vea sometido diariamente). El emperador mont enseguida en su
caballo, orden que la trompeta diera el toque de combate y, cuando
tuvo organizada la falange, se puso l a su frente. Tan pronto como
vio que los escitas atacaban con mayor resolucin que antes, mand
que los arqueros desmontasen de sus caballos y que los atacaran a
pie sin dejar de usar sus arcos. El resto de la formacin, a su vez, se
lanz tras estos, mientras el soberano en persona diriga el centro del
ejrcito.
4. Los arqueros atacaron con valor a los escitas. Cuando la batalla se hizo ms violenta, los escitas volvieron la espalda atemorizados
por la densidad de las flechas disparadas y, al mismo tiempo tambin,
porque haban visto la formacin compacta del ejrcito romano y al
302
303
305
306
LIBRO VIII
307
2. As pues, se encamin sin tardanza y directamente a Querobacos. Una vez en su interior, cerr las puertas y recogi l mismo las
llaves. Luego, distribuy a todos sus leales servidores por las almenas
de la muralla, con la orden de que no se tomaran descanso y de que
se mantuvieran en vela, vigilando las murallas, no fuera que alguien
subiese a ellas y se asomase para entrar en tratos con los escitas.
3. Al salir el sol, los escitas que eran esperados ocuparon la elevacin que est prxima a la muralla de Querobacos y se instalaron en
ella. A continuacin, se destacaron unos seis mil de ellos, se dispersaron para saquear la zona y llegaron incluso hasta la localidad de Decato, que dista en torno a diez estadios5 de las murallas de la ciudad
imperial, hecho por el que, creo, recibi su nombre. El resto del contingente enemigo permaneci en el mismo sitio. El emperador subi
por la muralla hasta las almenas para observar la llanura y las colinas
de los alrededores por si nuevas fuerzas brbaras se sumaban a las que
all estaban o por si estas tendan emboscadas para intentar detener
al que pudiera atacarlos. Como no observ ningn indicio de tales
movimientos. En la segunda hora del da vio que los escitas no se
disponan a combatir, sino que se agachaban para comer y descansar.
Entonces se le hizo insoportable la sola idea de que, tras someter a
pillaje toda la regin, avanzasen hasta los propios muros de la emperatriz de las ciudades sin que l pudiera hacerles frente en una batalla
formal por la cantidad de gente que vio en sus fuerzas. Y todo ello
cuando l haba salido de Constantinopla para expulsarlos del pas.
4. Hizo entonces llamar a los soldados que estaban a su mando
y con la pretensin de tantear su parecer, les dijo: No debemos
acobardarnos al mirar la masa de los escitas, sino presentarles batalla
con nuestra confianza puesta en Dios, pues solo con que actuemos
coordinados, estoy convencido de que los derrotaremos completamente. Ante el radical rechazo de sus hombres a ese plan, l les dijo
para atemorizarlos ms y alertarlos ante el peligro: Si los que han
salido para saquear regresaran y se unieran a los que estn aqu, el
peligro sera manifiesto. Porque o la fortaleza caera en sus manos y
nosotros seramos vctimas de una matanza, o por el contrario, sin
5 1,5 km.
308
prestarnos la ms mnima atencin, se acercaran tal vez a las murallas de la ciudad imperial y no nos permitiran entrar en la ciudad
por estar acampados delante de sus puertas. En consecuencia, hay
que arriesgarse y no morir como cobardes. Por lo que a m respecta,
pienso salir ahora mismo. Todos aquellos de vosotros que queris
seguirme cuando yo corra en vanguardia para meterme en medio de
los escitas, hacedlo. Todos aquellos de vosotros que no podis o no
queris hacerlo, no crucis el umbral de las puertas.
5. Pronto sali armado por la puerta que daba a la zona del lago.
Tras bordear la muralla y dar un pequeo rodeo, subi por la zona
posterior de la colina, pues saba que sus hombres no lo seguiran en
un combate formal contra los escitas. l fue quien primero agarr su
lanza y se precipit entre las tropas escitas, acometiendo al primero
que se le opona. Tampoco sus soldados abandonaron la batalla y
en aquella ocasin dieron muerte a la mayor parte de los enemigos,
mientras que a los restantes los hicieron prisioneros. Despus, de
acuerdo con su hbito de tramar argucias, orden que los soldados
se vistieran con las ropas escitas y montaran en sus caballos. Entreg
a algunos de sus ms leales los caballos de sus soldados, sus estandartes y las cabezas de los escitas que haban cortado y les orden
que los guardaran y que lo esperasen dentro de la fortaleza. Cuando
todo estuvo organizado, con los estandartes escitas y sus soldados
vestidos con ropajes escitas descendi hasta el ro que corre cerca de
Querobacos, que era el lugar por donde pensaba que pasaran los
escitas al regreso de sus incursiones. Aquellos saqueadores, al verlos
all, creyeron que eran tambin escitas y acudieron a su lado sin ninguna precaucin. Unos cayeron en la matanza y los dems fueron
capturados.
309
del lunes sali de la ciudad. Dividi sus tropas y coloc a los portadores de los estandartes escitas, delante y detrs a los prisioneros
escitas, todos bajo la custodia de los lugareos. En cuanto a las cabezas cortadas y clavadas en lanzas, orden que hicieran el camino
del mismo modo y sostenidas por otros hombres. Tras estos y a una
distancia moderada los vena siguiendo con sus soldados y los habituales estandartes romanos.
2. Cuando amaneci el domingo de abstinencia6, Palelogo,
que era un hombre de comportamiento arrojado en las acciones
blicas, parti de Bizancio antes que los dems. Como conoca el
temperamento impulsivo de los escitas, no haca el camino despreocupadamente; por el contrario, destac un reducido grupo de sus
servidores, que lo seguan, y les orden que se adelantaran a una
cierta distancia para inspeccionar las llanuras, los bosques y los caminos para que, si aparecieran en algn momento los escitas, retornasen rpidamente y se lo comunicaran. Cuando en el transcurso de
esta misin vieron por la llanura llamada de Dimilia a los hombres
que vestan las ropas escitas y llevaban los estandartes escitas, retrocedieron y dijeron que ya estaban llegando los escitas. Palelogo,
sin perder tiempo, tom sus armas. Entonces, pisndole los talones,
se present otro explorador que sostena que tras los escitas haban
aparecido a una prudente distancia estandartes romanos y soldados
que marchaban detrs de ellos.
3. Quienes daban estas noticias hacan conjeturas ciertas y al
mismo tiempo errneas. El ejrcito que iba en retaguardia era, efectivamente, romano en su aspecto y en la realidad, con el emperador
a su cabeza; pero los que iban delante con indumentaria escita eran
todos integrantes del ejrcito romano, aunque vistieran ropas escitas por orden del emperador. E igual que engaaron gracias a su
apariencia de escitas a los autnticos escitas, como hemos contado
anteriormente, con el mismo propsito el soberano mand usar en
aquellos momentos los ropajes escitas con idea de engaar y hacer
6 Se celebra 56 das antes de la Pascua segn el calendario litrgico de la Iglesia
Ortodoxa. En el calendario litrgico catlico corresponde a Sexagsima, esto es, el
segundo domingo antes del mircoles de ceniza.
310
311
Alejo a aquella masa de brbaros tan numerosa y asumi correctamente todo el peso de la guerra hasta obtener la victoria. Si reflexionamos sobre el nmero de soldados que lo acompaaban y sobre su
vala, para luego compararlos con las estratagemas del soberano y su
astucia, as como su valenta y su audacia en la actuacin contra la
masa de los brbaros y su podero, nos encontraramos con que la
victoria fue obra exclusiva de l.
312
313
(los haba diseminado por todas las ciudades de occidente para que
defendieran sus plazas ms importantes), sino alistando a nuevos reclutas, parte entre los blgaros, parte entre los nmadas (que la lengua vulgar conoce con la denominacin de vlacos) y parte entre los
procedentes de cualquier otra regin, tanto jinetes como infantes.
5. En cuanto al emperador, tras hacer venir a los quinientos celtas del conde de Flandes desde Nicomedia, sali con sus allegados
de Bizancio para llegar rpidamente a Eno. Subi entonces a una
barca y despus de inspeccionar cuidadosamente la situacin del ro
y examinar todo su cauce desde ambas orillas, reconoci el lugar
donde el ejrcito ocupara una posicin ms segura y se volvi. Esa
noche convoc a los jefes del ejrcito y les coment el resultado de
la inspeccin del ro y de sus dos orillas: Tenis que atravesarlo
maana para observar toda la extensin de la llanura que hay al
otro lado. Tal vez no os parezca inapropiado el emplazamiento que
os voy a mostrar y donde tenemos que montar el campamento. El
acuerdo fue unnime. Al amanecer, el primero en tocar la otra orilla
fue el emperador seguido de todo el ejrcito. Despus de examinar
otra vez con los jefes militares toda la ribera del ro y la llanura que
se extenda al otro lado y sealarles el lugar que le gustaba (se hallaba
prximo a un pueblo llamado Querenos por los lugareos, con el ro
a un lado y al otro un terreno pantanoso), ante el asentimiento general de los soldados sobre la proteccin que ofreca el lugar, mand
sin tardanza que se cavara un foso y acanton en aquel sitio todo el
ejrcito. El emperador, entonces, regres a Eno junto con numerosos peltastas para repeler los ataques de los escitas que venan por
aquella direccin en contra de nosotros.
314
315
316
V. La batalla de Lebunio.
1. Mientras el emperador llevaba a cabo esas acciones, los escitas,
que se hallaban junto al arroyo denominado Mauropotamo12, intentaban atraerse secretamente a los cumanos requiriendo una alianza
cesas blgaras. Este ltimo era padre de Irene Ducas, madre de Ana Comnena.
11 Vado sobre el ro Maritza.
12 Ro Negro.
317
con ellos. Pero tampoco paraban de enviar embajadores al emperador para negociar la paz. l, por su parte, adivinando su dolosa actitud, les responda apropiadamente, porque quera dejar en el aire sus
planes hasta que recibiera los mercenarios esperados desde Roma13.
A su vez, los cumanos, que consideraban ambiguas las promesas de
los patzinaces, no se les unieron. Es ms, una tarde le informaron al
emperador: Hasta cundo retrasaremos el momento de la batalla?
Sabed que ya no aguardaremos y cuando el sol se levante, comeremos carne de lobo o de cordero14. Al trmino de estas palabras,
el emperador, percatndose de que la decisin de los cumanos era
definitiva, no poda ya retrasar ms el momento de la batalla. Como
haban decidido para aquel da el momento del combate, les prometi que el enfrentamiento con los escitas tendra lugar al da siguiente. A continuacin, convoc a los jefes, a los pentecontarcas y a los
dems para ordenarles que anunciasen por todo el campamento que
el combate sera al da siguiente.
2. Aunque tena intencin de combatir, sin embargo, tema a
la innumerable muchedumbre de patzinaces y cumanos, y sospechaba de un entendimiento entre ambos. Mientras el emperador
haca estas reflexiones, se pas a sus filas un contingente de cinco mil
hombres audaces y belicosos procedentes de regiones montaosas.
3. Puesto que la batalla no admita ya ms retrasos, invoc a
Dios como auxilio. Cuando el sol se estaba poniendo, el emperador fue quien primero comenz los ruegos destinados a Dios en
medio de una brillante procesin con antorchas y con el canto de
los himnos consagrados a l. No dej que el resto del campamento
permaneciera inactivo, sino que fue aconsejando uno por uno a los
ms prudentes que hicieran lo mismo, y a los ms descuidados se lo
orden. Entonces pudo verse cmo el sol se ocultaba en el horizonte
al mismo tiempo que el ambiente se iluminaba no ya con el fulgor
de un nico sol, sino con el de muchos otros astros que regalaban su
brillante resplandor. Todos los hombres aplicaron antorchas o velas
13 Existi un intercambio de cartas entre Alejo y el papa Urbano II, en las que
aquel le peda ayuda. Estn recogidas en las crnicas latinas.
14 Esto es, sern vencidos o vencern.
318
319
320
321
322
felicitaciones, pasaron el resto del camino charlando sobre los acontecimientos relacionados con la derrota de los escitas.
4. Cuando a su llegada a Bellos rboles el soberano se enter
de la huida de los cumanos, mand cargar en mulas todo lo que les
corresponda en razn de lo pactado con ellos y se lo envi, ordenando a los encargados de llevar a cabo el envo que se apresuraran
a alcanzarlos, si podan, incluso al otro lado del Danubio. En efecto,
siempre le resultaba difcil no ya mentir, sino incluso aparentar la
mentira, mxime cuando sola hacer significativos alegatos a todos
contra la mentira. Esto es lo que pas con los que huyeron. En cuanto a los dems, tras acompaarlo durante el resto de la jornada, fueron obsequiados con generosos presentes. Sin embargo, consider
preciso no entregar en ese momento los sueldos convenidos, sino
dejar que digirieran con el sueo el vino que haban bebido para que
luego, con el dominio de su conciencia recobrado, pudieran apreciar
su generosidad. As pues, al da siguiente, hizo llamar a todos y no
solo les dio lo estipulado, sino mucho ms. Pero tom rehenes entre
ellos, ya que quera despedirlos en direccin a sus hogares y tema
que al dispersarse produjeran durante su retorno no pocos daos a
las aldeas que se hallaban en el camino. Como tambin le pidieron
una escolta para el viaje, les cedi a Yoanaces (hombre muy destacado por valenta y sensatez), a quien responsabiliz del cuidado de
todos y del buen comportamiento de los cumanos hasta que llegasen
a Zigo18.
5. En fin, todas esas gestas que el soberano llev a cabo fueron
posibles gracias a la divina providencia. Tras concluir definitivamente con los asuntos pendientes, volvi a Bizancio como triunfante
vencedor cuando corra el mes de mayo. Pongamos aqu el punto
final a los acontecimientos relacionados con los escitas, aunque he
dicho pocas cosas de las muchas que sucedieron, como si fuera solo
la punta de mi dedo la que tocase el mar Adritico. Porque respecto
a las brillantes victorias del soberano, las derrotas parciales de sus
enemigos, cada una de sus gestas, los sucesos ocurridos entre unas
y otras, su astucia y su capacidad de resolver mediante toda clase de
18 La cordillera de los montes Balcanes.
323
324
325
326
emperador y march a la tienda asignada a l. Pronto entr a la carrera el portador de la carta que haba sido enviada a Juan. Regresaba
de all con la noticia de su llegada.
3. Por tanto, libre entonces el sebastocrtor de las muchas sospechas y animado por pensamientos ms favorables, march agitado
a presencia del emperador, repleto de clera contra los que haban
vertido esas acusaciones sobre su hijo. Nada ms verlo el emperador,
reconoci el motivo de su presencia. No obstante, le pregunt cmo
estaba. l dijo: Mal por tu causa. Isaac, en efecto, no tena la ms
mnima capacidad de dominar las riendas de su rugiente clera y se
descontrolaba solo con or cualquier palabra. Y aadi a estos trminos alguno ms, diciendo: No estoy enojado tanto contra Vuestra
Majestad, cuanto contra ese y seal a Adriano porque va difundiendo falsedades. A estas palabras no replic aquel tierno y dulce
emperador ni con una slaba, pues saba cmo hacer cesar la ardiente
clera de su hermano. Una vez sentados ambos junto con el cesar
Nicforo y algunos de sus parientes y allegados, trataron solamente
entre ellos sobre las acusaciones contra Juan. Al ver el sebastocrtor
que Meliseno y su propio hermano Adriano atacaban con cierto disimulo a su hijo, sin poder contener otra vez su ira en ebullicin y
fijando una penetrante mirada en Adriano, lo amenaz con cortarle
la barba y ensearle a no intentar apartar al emperador de tales parientes con sus manifiestas mentiras.
4. En esto lleg Juan, se introdujo enseguida en la tienda imperial y escuch todo lo que se haba dicho en contra de l. No se le
abri, sin embargo, ninguna investigacin y fue dejado en libertad
tras estas palabras del emperador: Por el respeto que tengo hacia
tu padre y hermano mo, no consiento en or hablar en contra de
ti. No te preocupes y obra como siempre. Estas palabras fueron
pronunciadas dentro de la tienda imperial ante la nica presencia
de los parientes, sin nadie ajeno a la familia. As pues, cuando los
rumores, o tal vez los intentos de conjura, se remansaron por igual,
hizo llamar a su hermano, es decir, al sebastocrtor Isaac, y a su
hijo Juan y tras una extensa charla, le dijo al sebastocrtor: Vuelve
t en buena hora a la capital para comunicar a nuestra madre lo
327
328
329
planes secretos. Estos eran Jorge, hijo de Decano, Eustacio Camitzes y Miguel el copero, cargo tambin llamado habitualmente pincerna por los cortesanos del palacio imperial. Eran estos
hombres muy valientes y estaban entre los ntimos del emperador.
Uno de ellos, Miguel fue a su presencia y le revel todo al soberano, quien sin crerselo por completo, negaba esas palabras. Ante
la insistencia de Gabras y sus prisas por partir, los partidarios del
soberano le dijeron: Si no nos garantizas tus planes mediante un
juramento, no secundaremos tus deseos. l estuvo de acuerdo en
prestar el juramento y ellos le indicaron el sitio donde se hallaba el
Santo Clavo1 con que aquellos criminales atravesaron el costado
de mi Salvador, para que lo tomara y la trajera como testigo de su
juramento por Aquel que fue herido con ella.
7. Gabras los obedeci y tras entrar a escondidas en el lugar
donde estaba, tom el Santo Clavo. Uno de los que previamente
haba advertido al emperador, entr a la carrera y le dijo: Tenemos a Gabras con el Santo Clavo escondido en su pecho. Enseguida, a una orden del soberano, Gabras fue apresado y el Clavo
arrebatado de su pecho. En el interrogatorio revel todo su plan a
la primera pregunta y delat a los cmplices. As pues, tras ser condenado, lo puso bajo la custodia del duque de Filippolis2, Jorge
Mesopotamites, para que lo mantuviera recluido y encadenado en
1 Hay un debate sobre aquello a lo que se refiere Ana Comnena con las palabras
. Literalmente, significa el santo clavo, pero lo que atraves el
costado de Cristo fue una lanza. Ahora bien, lanza en griego es . Hay
quien sugiere que Ana Comnena est aqu empleando clavo en sentido metafrico por cuanto es puntiagudo y se clava como una lanza. Haba varios clavos de
la lanza de Cristo en las iglesias de Constantinopla, uno de ellos en la iglesia de
la Virgen del Faro. En todo caso, el trmino clavo en griego es inequvoco. Sin
embargo, en XI VI.7 vuelve a aparecer la expresin. Esta vez, las fuentes latinas
hablan expresamente de la Santa Lanza. Como era habitual en las reliquias, aparecan varios ejemplares de una misma en diferentes sitios. A pesar de que exista una
Santa Lanza en Constantinopla, los cruzados en el pasaje mencionado del libro XI
encuentran otra en Antioqua. Finalmente, los juramentos hechos sobre reliquias
eran considerados sagrados.
2 El castigo de Gregorio Gabras fue breve. Unos pocos aos ms tarde, fue desposado realmente con Mara, la hija del emperador, pero el matrimonio fue un
fracaso y se anul. A partir de ah, se pierde la pista del personaje.
331
332
LIBRO IX
333
el contrario, empleaba los smbolos propios de los emperadores, llamndose a s mismo emperador, y durante su estancia en Esmirna,
como si estuviera en un palacio imperial, aparejaba una flota para
volver a saquear las islas, arribar hasta la misma Bizancio e incluso
subir, si le fuera posible, al trono imperial.
3. El soberano, conforme se iba cerciorando a diario de estos
movimientos, llegaba a la conclusin de que no deba desanimarse ni desor aquellos anuncios, sino prepararse durante lo que an
restaba de primavera y el siguiente invierno, para afrontar ventajosamente estos problemas en la prxima primavera y afanarse por
todos los medios en hacer fracasar no solo sus proyectos, decisiones,
expectativas y empresas, sino incluso expulsarlo de la propia Esmirna, as como defender de su mano todo cuanto l haba posedo
anteriormente. Una vez pasado el invierno, al hacer su aparicin la
risuea primavera, mand llamar de Epidamno a su cuado Juan
Ducas y lo nombr gran duque de la flota. Lo puso al frente de
un ejrcito reclutado en tierra firme, le orden que marchara en
direccin a Tzacs por tierra y que encargara la jefatura de la flota a
Constantino Dalaseno con la orden de bordear la zona costera para
llegar simultneamente a Mitilene y as presentar batalla a Tzacs
por ambos frentes, mar y tierra.
4. Tan pronto como Ducas lleg a Mitilene, construy torres de
madera y partiendo desde all, como si fuera su base de operaciones,
se enfrent vigorosamente a los brbaros. Tzacs, que haba encomendado el defensa de Mitilene a su hermano Galabatzes, consciente de que este en la batalla no estaba a la altura de un hombre de tal
vala, lleg all a toda velocidad, dispuso la formacin de combate y
libr batalla con Ducas. La noche dio por terminado el duro enfrentamiento que se produjo. Desde ese instante y durante tres meses,
Ducas no dej de atacar las murallas de Mitilene y de librar con
Tzacs heroicos combates desde la salida del sol hasta la puesta.
5. Pero Ducas nada obtena ms que grandes fatigas, lo que
al soberano, al entrarse, le provocaba enfado y irritacin. En una
ocasin, tras preguntar a un soldado procedente de all, se percat de que Ducas no consegua ms que complicarse en batallas y
334
335
Tzacs pidi la paz con una sola condicin, que le fuera permitido
navegar sin contratiempos hasta Esmirna. Accedi Ducas y tom
dos rehenes entre los principales strapas. El brbaro, a su vez,
tambin pidi a Ducas rehenes con el compromiso de no causar
dao a ningn mitilenio en su partida, ni llevarse a nadie consigo
en la travesa a Esmirna. Ducas se comprometi a procurarle una
navegacin sin problemas hasta Esmirna para lo que le cedi a
Alejandro Euforbeno y a Manuel Butumites, hombres aguerridos
y valientes. Con sus palabras de honor mutuamente comprometidas, uno tena la tranquilidad de que Tzacs no hara ningn dao
a los mitilenios durante su partida y el otro que la flota romana no
le provocara ningn conflicto durante su travesa.
8. Pero como el cangrejo no aprende a andar hacia adelante,
as tampoco Tzacs abandon su habitual perversidad. En efecto,
intent llevarse consigo a todos los mitilenios, mujeres y nios
incluidos. Mientras esto suceda, Constantino Dalaseno, que era
entonces talasocrtor6 y que an no haba arribado, de acuerdo
con las rdenes impartidas por Ducas fonde las naves junto a un
promontorio y, cuando se enter de las noticias, acudi a presencia de Ducas para pedirle que le permitiera librar combate con
Tzacs. Este se lo neg eventualmente por respeto al juramento
dado. Dalaseno, por su parte, insista, alegando lo siguiente: T
has jurado, pero yo no estaba presente. Respeta t la palabra
que diste, porque yo, que no estuve presente y que ni he jurado,
ni conozco el acuerdo al que llegasteis ambos, me aprestar a
la guerra contra Tzacs. Cuando Tzacs hubo soltado amarras y
emprenda la navegacin con su botn rumbo a Esmirna, Dalaseno
le dio alcance antes de lo previsto y tras atacarlo inmediatamente,
emprendi su persecucin. Tambin Ducas dio alcance al resto de
la flota de Tzacs, que estaba soltando amarras, y una vez en poder
de las naves, liber a todos los prisioneros del brbaro y a los cautivos encadenados en ellas. Dalaseno, a su vez, tras apoderarse de
un buen nmero de naves corsarias de Tzacs, orden matar a sus
tripulantes y remeros.
6 Otra denominacin para el almirante de la flota.
336
337
y lleg al cerro de Cirene, donde fij su campamento. Prefiri retrasar por el momento la hora de entrar en combate a causa de su
bisoez y su ignorancia en materia de estrategia. En efecto, hubiera
debido caer sobre ellos inopinadamente. Sin embargo, dilataba el
momento de la batalla, no con vistas a organizar el enfrentamiento
porque realmente no estuviera listo (contaba con estupendos preparativos y, si hubiera querido, hubiera podido entrar en combate enseguida), sino porque no quera librar batalla y porque se planteaba
la guerra como un juego infantil. Mientras, recurra cobardemente
a embajadores y haca como que intentaba atraerse al adversario con
palabras aduladoras.
2. Creo que no era sino la inexperiencia sobre las guerras la razn de su comportamiento, porque, como yo misma o decir acerca
de l, haba tocado por primera vez una lanza y una espada el da anterior, y ni siquiera saba montar a caballo. En el caso de que casualmente hubiera montado en uno y luego hubiera querido desmontar,
habra sufrido miedo y vrtigo. Tan inexperto era Rapsomates en
cuanto a experiencia militar. As pues, ya fuera por dicha causa, ya
fuera porque el repentino ataque de las tropas romanas haba consternado su pretendida valenta, el caso es que su mente se hallaba
desconcertada. De ah que, al haber marchado al combate con una
cierta desesperanza, los acontecimientos no se desenvolvieran a su
favor. Butumites, en efecto, se haba ganado a algunos de sus seguidores, que tras desertar ingresaron en su ejrcito. Al da siguiente,
cuando Rapsomates tuvo emplazadas sus falanges, present batalla
a Ducas, marchando a paso lento pendiente abajo por el cerro. Tan
pronto como el espacio de tierra entre ambos se estrech, una parte
de los hombres de Rapsomates, en nmero de cien, desert al bando
de Ducas y a rienda suelta, con las puntas de las lanzas vueltas hacia
atrs, avanzaron hacia l.
3. A la vista de estos hechos, Rapsomates volvi enseguida la
espalda y escap a toda velocidad en direccin a Nemeso10, por si
lograba encontrar una nave con la que abordar Siria y ponerse a
salvo. Pero Manuel Butumites se lanz en su persecucin tras l.
10 Hoy, Limassol, en la costa sur de Chipre.
338
339
340
341
342
343
344
345
346
347
348
349
350
351
7. Todos murmuraban que aquel hombre haba intentado asesinar al soberano a instancias de Digenes, aunque el soberano en
modo alguno prestara odo a esas palabras y se encolerizara contra
ellos. Tanta paciencia tuvo con l, que incluso cuando la punta de la
daga tocaba su garganta, finga no saber nada. As se desarrollaron
estos acontecimientos. En suma, tras recordarle el gran domstico a
Nicforo estas tentativas y como no tena forma de convencerlo, volvi al lado del emperador y le comunic la obstinacin de Digenes,
as como que Digenes mantena una absoluta negativa a confesar,
aunque, como afirmaba, se le hubiera pedido con insistencia que lo
hiciera.
352
353
que los estamentos civil y militar estaban completamente corrompidos por las adulaciones de Digenes. Como no tena suficientes
fuerzas para apresar a tanta gente y tampoco deseaba mutilar a un
colectivo tan abundante, envi a Digenes y a Cecaumeno Catacalon32, los principales inspiradores de la conspiracin, a Cesarpolis33, con la nica condena de ser encadenados y vigilados all,
ya que haba decidido no tomar ninguna otra represalia ms dura
contra ellos, aunque todos le aconsejaban que los mutilase (le tena
un extraordinario afecto a Digenes y mantena an sus antiguas
atenciones hacia l). Tambin exili al marido de su hermana, Miguel Taronites y a (...) y les confisc sus bienes. En cuanto a los
dems, no decidi nada en concreto, ni siquiera la apertura de un
proceso. Antes prefiri atrarselos a travs de la generosidad. Todos
los exiliados llegaron por la tarde a su destino, incluido Digenes,
que lleg a Cesarpolis. De los dems, ninguno cambi de posicin
y todos conservaron sus antiguos puestos.
IX. Una vez condenados los ms directos inspiradores de la conjura, Alejo perdona a los dems.
1. En medio de estas terribles circunstancias, al da siguiente, el emperador quiso convocar a todos y participarles su decisin. Asistieron todos los que sentan una profunda devocin por la persona del
soberano entre sus parientes y allegados, y todos los que a la sazn
integraban el servicio de la familia. Atrevidos y hbiles en prevenir
acontecimientos, sagaces para averiguar la postura ms conveniente
y llevarla a cabo, ante el temor de que al da siguiente, cuando la
gente acudiera, algunos se lanzasen contra l y lo despedazasen en
el mismo trono, habida cuenta de que solan portar espadas bajo las
vestiduras (como aquel que se le aproxim con aire de pedigeo
mientras jugaba al polo) y como no haba ms remedio que terminar
32 En el periodo que va de 1038 a 1057, haba sido protagonista de hazaas heroicas. En el momento de la conjura, era un anciano.
33 En Macedonia oriental, en la regin de Kavala.
354
355
356
ojos. Todo el mundo se asombra al or estos hechos, pero yo personalmente pude ver a este hombre y lo he odo disertar asombrada
sobre tan interesantes temas. Y yo misma, que no soy lega en tales cuestiones, reconoca que este hombre estaba en posesin de un
exacto conocimiento de los teoremas.
3. Aunque se dedicara al estudio de temas intelectuales, no
abandonaba su antiguo rencor contra el soberano; por el contrario,
sus aspiraciones a gobernar estaban enteramente vivas. Lgicamente, cuando comunic de nuevo a algunos sus secretas intenciones,
uno de ellos fue a presencia del soberano y le inform sobre esta
cuestin. Este hizo venir a Digenes y lo interrog acerca de lo que
haba tramado y sobre sus cmplices en la conjura. Como l confes
todo muy pronto, fue perdonado.
359
360
LIBRO X
361
362
a los notables de la iglesia y organiz la celebracin de un snodo pblico sobre este asunto para detener el imparable avance de este mal.
5. En aquel snodo estuvieron presentes todo el colegio de obispos y el patriarca Nicols4. Nilo se situ cara al pblico junto con
los armenios y sus doctrinas fueron expuestas. Incluso l en persona
desarroll claramente sus creencias, defendindolas con vigor y por
extenso. Qu ocurri entonces? El snodo, para apartar las almas
de la gente de sus corruptas enseanzas, lanz contra l un anatema
eterno y ratific con mayor claridad el principio de la unin hiposttica en consonancia con las tradiciones de los santos.
6. Despus de este, o mejor dicho, al mismo tiempo que este,
tambin Blaquernites, aunque fuera un clrigo, lleg a convertirse
en un personaje pblico merced a sus opiniones impas y ajenas a la
iglesia. En efecto, este estaba en tratos con iluminados5 y participaba
en sus desviaciones, engaaba a mucha gente, minaba las principales casas de la capital y divulgaba los dogmas de su impiedad.
Aunque el soberano lo estuvo llamando durante mucho tiempo e
instruyndolo en la ortodoxia, no haba manera de que se retractara
de sus falsas y particulares creencias. El soberano remiti tambin
este caso a la iglesia. Sus miembros, tras una intensa investigacin,
comprobaron su obstinacin y lanzaron sobre l y sus opiniones un
anatema eterno.
363
364
365
tiempo, cuando se enter de que los cumanos haban llegado al Paristrio junto con el impostor, reuni a los notables del estamento
militar y a sus allegados y parientes para plantearles la conveniencia de salir en contra de ellos. Todos, sin embargo, desaconsejaban
este plan.
5. En consecuencia, como l no poda confiar solo en s mismo
ni deseaba llevar a la prctica sus propios planes, rog a Dios que
tomara una decisin. Convoc, pues, a todos los miembros de los
estamentos sagrado y militar, y march al atardecer hacia la gran
iglesia de Dios, donde ya se encontraba el patriarca Nicols, que
haba ascendido al trono patriarcal durante la sptima indiccin, el
ao 65928, tras la dimisin de Eustracio Garidas. Despus de haber escrito en dos tabletas la consulta sobre si deba partir y atacar
a los cumanos o no, le orden al presidente de la reunin que las
depositara en la mesa del altar. Cuando concluy el canto de los
himnos, que dur toda la noche, al alba, el que las haba colocado
entr, recogi un texto, lo sac, lo desat delante de todos y lo ley.
Por consiguiente, habiendo interpretado la seal proveniente de este
hecho como un orculo divino, el soberano se entreg por completo
a la campaa y reuni al ejrcito mediante cartas que envi en todas
direcciones.
6. Cuando estuvo bien preparado, emprendi el camino en
contra de los cumanos. Cuando lleg a Anquialo junto con todo
el ejrcito que haba hecho reunir, mand llamar a su cuado, el
csar Nicforo Meliseno, a Jorge Palelogo y a su sobrino Juan Taronites y los envi a Beroe para que vigilasen y protegiesen tanto
esta ciudad como las regiones colindantes. Respecto a los dems
jefes, tras dividir sus tropas, puso al mando de estas a Dabateno9,
a Jorge Euforbeno y a Constantino Humbertpulo y les encomend la defensa de los desfiladeros que haba en los alrededores del
Zigo. Desde all lleg a Cortarea (as se denomina un desfiladero
del Zigo), recorri todo el Zigo inspeccionando, para corregir las
8 Agosto de 1084.
9 Uno de los fieles de primera hora a Alejo. En aquel momento era topotereta de
Heraclea del Ponto.
366
deficiencias, si todas las instrucciones que haba impartido anteriormente haban sido cumplidas por los encargados de llevarlas a
cabo, o si estaban a medio terminar o eran insuficientes, de modo
que los cumanos no pudieran cruzar fcilmente a travs de estos pasos. Una vez organizado todo, regres de aquella zona y fij
el campamento junto al conocido como Lago Sagrado, que est
prximo a Anquialo. De noche, un tal Pudilo, un jefe vlaco, lleg
para anunciar el paso de los cumanos por el Danubio. El emperador entonces juzg preciso reunir al amanecer a la flor y nata de sus
parientes y jefes y decidir lo que deba hacerse. Ante la opinin comn de que era necesario acudir a Anquialo, despach enseguida
a Cantacuzeno y a Taticio al lugar conocido por Termas en unin
de algunos aliados, el ilkn Escaliario y otros hombres escogidos,
para organizar la vigilancia de aquella zona. l, por su parte, sali
en direccin a Anquialo.
7. Cuando se hubo enterado del ataque de los cumanos sobre
Adrianpolis, hizo venir en pleno a los notables de esta ciudad. De
ellos envi al llamado Tarcaniotes Catacalon y a Nicforo Brienio
(el hijo del que antiguamente haba montado una conspiracin, haba intentado tomar el poder y haba sido cegado) y les encomend
que organizasen una minuciosa defensa de la plaza y que cuando
llegaran los cumanos, no librasen combate contra ellos de forma
irresoluta, sino que los acosaran con flechas certeras y disparadas a
distancia, as como que mantuvieran cerradas las puertas la mayor
parte del tiempo, prometindoles abundantes favores si observaban
las rdenes. Una vez les hubo dado estas rdenes a Brienio y a los
dems, el soberano los despidi hacia Adrianpolis con excelentes
expectativas. A Euforbeno Constantino Catacalon le mand por
carta que recogiera al llamado Monastrs (un semibrbaro que posea experiencia sobre asuntos militares) y a Miguel Anemas junto
con los soldados a sus rdenes y que, cuando se enterasen de que los
cumanos haban atravesado los desfiladeros, los siguieran por detrs
y los hostigasen con ataques por sorpresa.
367
368
3. La plaza de Anquialo presentaba a la sazn el siguiente aspecto. A la derecha estaba el mar del Ponto y a la izquierda un lugar
escarpado, de difcil acceso, lleno de viedos y que no permita el
paso de la caballera. Qu ocurri entonces? Los brbaros, al ver la
resistencia del emperador y habiendo desesperado de sus pretensiones, cambiaron de objetivo y se dirigieron a Adrianpolis, ya que
el impostor los engaaba diciendo: Cuando Nicforo Brienio se
entere de que yo estoy a punto de llegar a Adrianpolis, abrir las
puertas, me recibir alegremente, me obsequiar con muchas riquezas y se portar muy cortsmente conmigo, puesto que si no por
naturaleza, s al menos por adopcin, le tuvo un cario fraternal a
mi padre. Y cuando nos sea entregada la plaza, continuaremos camino hacia adelante, en direccin a la ciudad imperial. Llamaba to
a Brienio erigiendo una falsedad basada en un fundamento cierto.
En efecto, el antiguo emperador Romano Digenes saba que aquel
hombre superaba en inteligencia a todos los de su poca, conoca
con toda seguridad que era recto en su proceder y que tanto sus
palabras como sus obras estaban orientadas por la verdad. Por ello,
tuvo a bien adoptarlo como hermano y, como es natural, el acuerdo
se hizo con el mutuo consentimiento. Estos hechos son ciertos y son
as conocidos por todo el mundo, pero el impostor tanto despreci
el pudor, que lleg a llamar to a Brienio.
4. Estas eran las maquinaciones del impostor. En cuanto a los
cumanos, que por brbaros poseen como consecuencia natural un
carcter inestable y tornadizo, obedecieron a sus palabras. Una vez
llegados a Adrianpolis, acamparon en las afueras de la ciudad. Despus de cuarenta y ocho das durante los cuales se libraban combates a diario (los jvenes, ansiosos por combatir y salir cada da,
libraron frecuentes combates con los brbaros), el impostor requiri
la presencia de Nicforo Brienio, quien se asom a una torre y en
cuanto poda discernir por la voz del hombre, deca no reconocer en
l al hijo de Romano Digenes, su pariente por adopcin segn una
costumbre que es frecuente, como hemos dicho. Y afirmaba que de
hecho el hijo del emperador haba muerto en Antioqua. Tras decir
esto, despidi al falsario cubierto de vergenza.
369
370
soldado muy valeroso que pareca haber heredado de su padre el valor y haber nacido como un hijo valeroso de padres muy valerosos.
Tras escapar de una muerte segura, hirviendo de clera contra el
falso Digenes, sigui avanzando. Este se hallaba junto a la orilla del
ro, donde Mariano luchaba con los brbaros. Cuando lo vio vestido
de prpura y ataviado al modo de los emperadores, as como que sus
hombres se haban dispersado, alzando entonces su fusta, lo golpe
en la cabeza mientras lo llamaba sin contenerse falso emperador.
371
vejaciones por parte del soberano Alejo, he llegado a vuestra presencia confiando en la antigua intimidad de mi padre con Vuestra
Majestad y para cooperar con Vos en vuestros planes. Se serva de
tan aduladores trminos para atrarselo an ms. Para dar mayores
detalles sobre la actuacin de este hombre, aadir que haba recibido un salvoconducto del soberano Alejo, as como una carta donde
se indicaba lo que sigue al encargado de defender una plaza llamada
Putza: Obedece todo lo que el portador de esta te encomiende y
hazlo al instante. Pues el emperador haba previsto certeramente
que los cumanos llegaran all una vez partieran de Adrianpolis.
Cuando estuvieron ultimadas todas estas medidas, Alacaseo, como
hemos dicho, fue al encuentro del impostor y mientras pona como
prueba su pelado a rape, deca: Por Vos he sufrido terribles ultrajes,
por Vos he sido torturado y encadenado, por Vos he estado encerrado en prisin durante bastantes das desde que atacasteis las fronteras romanas, porque le parec sospechoso al soberano a causa de
la amistad que mi padre tuvo con Vos. En suma, he huido sin que
nadie se diera cuenta para venir junto a Vos, mi Seor. Ya libre, someter a vuestra consideracin aquellas opiniones mas que os sean
ms convenientes.
3. El impostor lo recibi amablemente y le pregunt lo que deba hacer para cumplir sus planes. l le dijo: Veis esa fortaleza y
esa extensa llanura capaz de dar forraje a vuestros caballos durante
todo el tiempo que deseis descansar Vos y todo vuestro ejrcito? No
hay razn para que vayamos ms lejos. Quedmonos ah un poco
de tiempo a fin de que podis apoderaros de la plaza y reponeros,
mientras los cumanos salen y suministran las vituallas para emprender as el camino de la ciudad imperial. Si es de vuestro agrado, ver
al gobernador de la ciudadela, que es un antiguo conocido mo, y
me encargar de que os la entregue sin combatir.
4. Este plan satisfizo a Digenes. Esa noche Alacaseo at la citada carta a una flecha y la dispar al interior de la fortaleza. Cuando su comandante la hubo ledo, prepar la entrega de la plaza.
A la maana siguiente, Alacaseo fue el primero en aproximarse a
las puertas y fingir mantener una conversacin con el gobernador.
372
373
374
375
376
377
378
379
380
381
382
383
algunos brbaros del linaje de los masacrados, al edificar unas fortificaciones aparentemente semejantes a las de una ciudad, colocaron
los huesos de los que haban cado intercalados como argamasa, haciendo que la ciudad les sirviera de algo parecido a una tumba. An
hoy da sigue en pie esa ciudad, cuyas fortificaciones fueron erigidas
con piedras y huesos mezclados entre s.
5. En suma, todos haban cado bajo la espada. Solo Pedro en
unin de unos pocos regres y se introdujo de nuevo en Helenpolis. En cuanto a los turcos, le estuvieron tendiendo emboscadas
nuevamente para capturarlo. El soberano, al or todas estas noticias y confirmarse tan gran matanza, se indignaba al pensar que
Pedro pudiera ser capturado. Mand buscar enseguida a Constantino Euforbeno Catacalon, de quien ya hemos hablado en muchas
ocasiones, embarc bastantes fuerzas en naves de guerra y lo envi
por mar en su auxilio. Los turcos, al observar su llegada, se dieron a la fuga. l, sin perder un instante, rescat a Pedro y a sus
acompaantes, que eran contados, y logr ponerlos a salvo junto
al emperador.
6. Durante la entrevista en la que el emperador le record la
imprudencia que haba demostrado tener desde el primer momento y cmo por hacer caso omiso de sus recomendaciones se haba
sumido en tantas calamidades, l, como altivo latino que era, no
reconoci su propia culpabilidad en tan enormes desgracias y se la
achacaba a aquellos que no lo haban obedecido, sino que haban
seguido solo sus particulares deseos, y los calificaba de piratas y
ladrones. Por todo ello, afirmaba que Nuestro Salvador no haba
permitido que pudieran peregrinar al Santo Sepulcro.
7. Los latinos que como Bohemundo y sus secuaces ambicionaban desde haca tiempo gobernar el imperio de los romanos y
queran apropirselo, tal cual hemos dicho, hallaron una excusa
en la proclama de Pedro para reunir tal muchedumbre y engaar a
las personas ms puras. Y con el pretexto de que partan contra los
turcos para liberar el Santo Sepulcro vendieron sus tierras.
384
385
notorio, duque, que nuestro seor Hugo est a punto de llegar portando desde Roma el estandarte dorado de San Pedro28. Que sepas
que l es caudillo de todo el ejrcito franco. Por tanto, disponte a
recibirlo a l y a las fuerzas a su mando de modo digno de su podero
y preprate a marchar a su encuentro.
4. Mientras estos utilizaban tales trminos con el duque, Hugo
descendi por Roma hasta Longibarda, como hemos dicho, y emprendi la travesa desde Bari hacia el Ilrico, durante la cual cay en
medio de una fortsima tormenta y perdi la mayora de sus barcos
junto con sus remeros y tripulantes. Solo una barca, donde coincidi que iba l, fue despedida medio destrozada por las olas en
el sector de costa entre Dirraquio y un lugar llamado Pales29. Un
par de hombres que estaban escudriando el horizonte aguardando
su llegada lo encontraron milagrosamente a salvo. Lo llamaron y le
dijeron: El duque aguarda tu llegada con vivos deseos de verte. l
pidi al punto un caballo. Uno de aquellos desmont de su caballo
y se lo ofreci gustosamente.
5. Cuando el duque lo vio tan inesperadamente a salvo, lo salud, le pregunt adnde iba y de dnde vena, se enter de cmo
le haban sucedido esas calamidades en la travesa, lo alivi con sus
grandes promesas y le brind a continuacin un abundante banquete. Tras el festn lo dej a su aire, si bien no le permiti una completa
libertad. Sin perder tiempo, indic al soberano las circunstancias
en que aquel haba llegado y le dijo que esperaba sus instrucciones. Tan pronto como el soberano se hubo enterado de todo, envi
a Butumites a Epidamno, a la que con frecuencia hemos llamado
Dirraquio, para que lo recogiera y lo condujera a la capital no por
el camino directo, sino desvindose por Filippolis, pues tema a
la muchedumbre de los celtas y a los ejrcitos que venan detrs.
El emperador lo acogi con cortesa y lo cubri de toda clase de
atenciones. Nada ms hacerle entrega de gran cantidad de dinero, lo
convenci para que pasara a ser su vasallo, pronunciando el habitual
juramento de los latinos.
28 Entregado por el papa a quienes iban a combatir contra los enemigos de la fe.
29 Cabo Palli, al norte de Dirraquio.
386
VIII. Travesa del conde de Prebentza30. Excurso sobre la tzangra. Hazaas de Mariano Maurocatacalon.
1. Estos fueron, desde sus comienzos, los acontecimientos relacionados con Hugo. En cuanto a Bohemundo, de quien hemos hablado
con frecuencia, cuando no haban transcurrido an quince das, hizo
la travesa con diversos condes y un ejrcito que superaba a todos en
nmero hasta llegar a la costa de Cabalion, un lugar cercano al Bosa31. Estos son los nombres que reciben los lugares en aquella zona
y que nadie nos reproche el empleo de semejantes denominaciones
brbaras, por las que quizs se mancille el estilo de nuestra historia,
ya que tampoco Homero despreci el nombrar a los beocios ni de
determinadas islas brbaras en pos de la exactitud de su narracin.
2. Siguindolo de cerca, tambin el conde de Prebentza lleg a
las costas del estrecho de Longibarda con el deseo de cruzarlo. All
alquil una gran nave pirata de tres mstiles por seis mil estteras32
de oro, en la que haba doscientos remeros y tres botes que la seguan a remolque. No dirigi la navegacin hacia el sector de Auln,
como haca el resto de los ejrcitos de los latinos, por temor a la
flota romana y tras soltar amarras, se desvi un tanto para navegar
directamente hacia Quimara33. Tuvo la suerte de hacer la navegacin
con viento de popa.
3. No obstante, por escapar al humo, cay en la hoguera. En
efecto, no hall escuadras que se emboscaran a lo largo del estrecho
de Longibarda, sino al mismsimo duque de toda la flota romana,
Nicols Maurocatacalon. Este se haba enterado previamente de la
existencia de aquella nave pirata y tras tomar consigo las birremes,
30 Hay dudas sobre el personaje al que se refiere la autora con ese ttulo. Unos
dicen que se trata de Raimundo de Saint Gilles, conde de Tolosa y marqus de
Provenza, al que Ana Comnena llamar ms adelante Isangeles. Otros opinan que
se trata de Ricardo de Principat, hijo de Guillermo de Hauteville, hermano de
Roberto Guiscardo.
31 Ro del Epiro, al norte de Auln.
32 En la antigedad, la esttera ateniense tena un peso de 8,72 gr. de oro y la
egintica, 12,62 gr.
33 Al sur de Auln.
387
trirremes y naves ligeras de toda su flota, parti y se situ en Cabalion, frente a Asn34, desde donde haba zarpado, dejando all la mayor parte de la escuadra. Envi al que se llama segundo conde con
su galera, que los marineros denominan excusato35, y le orden
que encendiera una hoguera cuando viese que los remeros de la nave
pirata soltaban amarras y que esta se adentraba entre las olas del mar.
Tan pronto como parti, se dispuso a cumplir la orden.
4. Nada ms observarla, el duque Nicols dot de alas a unas
naves, desplegando las velas, y a otras dot de innumerables patas,
poniendo sus remos en movimiento, y march contra el conde que
estaba cruzando el estrecho. No haba navegado an tres estadios36
desde tierra firme, cuando le dio alcance mientras aquel se apresuraba a arribar a la costa de Epidamno al frente de mil quinientos
soldados armados y ochenta caballos de raza. Cuando el piloto de la
nave vio al duque, le dijo al conde de Prebentza: El barco que nos
est dando alcance es de Siria. Corremos el riesgo de caer bajo sus
cuchillos y espadas. En consecuencia, el conde orden enseguida
que todos se pusieran las corazas y que luchasen con valenta.
5. Aunque estuvieran a mitad del invierno, en el da de Nicols,
aquel gran patriarca37, se dio la circunstancia de que el mar estaba
completamente en calma y la luna llena brillaba en una noche ms
clara que en primavera. Como el viento haba dejado de soplar, la
nave pirata no tena fuerza que la impulsara y sucedi que se qued
quieta en medio de las aguas. Al llegar a este punto de la historia,
quisiera que mi lengua celebrara las gestas de Mariano. Enseguida
pidi l al duque de la flota, su padre, los barcos ms ligeros, se arroj directamente sobre aquella nave e intent apoderarse de ella con
un abordaje por proa. Rpidamente acudieron a ese punto los hombres en armas, nada ms verle armado para el combate. Mariano
34 Colina cercana a Auln, tambin llamada Yasn.
35 Del latn, excussatum, aqu transcrita al griego como exkoussaton
[]. Parece ser una galera donde se embarca el segundo al mando de
la flota.
36 0,450 km.
37 6 de diciembre de 1096.
388
389
del conde y que se hallaba en popa, al ver estos hechos dispar numerosos dardos contra Mariano. Pero tampoco as ceda Mariano y
mientras combata, exhortaba a hacer lo mismo los que estaban a su
mando, de modo que en tres ocasiones hubo que relevar a los hombres heridos y agotados que rodeaban al sacerdote latino. En cuanto
al sacerdote, aunque haba recibido muchos impactos y estaba empapado en su propia sangre, aguantaba a pie firme.
8. No hay coincidencia de opiniones sobre la cuestin de los clrigos entre nosotros y los latinos. A nosotros se nos prescribe por los
cnones, las leyes y el dogma evanglico: No toques, no murmures,
no ataques, pues ests consagrado39. El brbaro latino, sin embargo,
lo mismo manejar los objetos divinos que se colocar un escudo
en la izquierda y aferrar en la derecha la lanza, y de igual modo
comulga con el cuerpo y la sangre divinos, que contempla matanzas
y se convierte en un ser sanguinario, como dice el salmo de David40.
As, esta brbara especie no son menos sacerdotes que guerreros.
Pues bien, aquel combatiente, mejor que sacerdote, lo mismo se
vesta con la estola sacerdotal que manejaba el remo o se dedicaba a
combatir en batallas navales, luchando con el mar y con los hombres
simultneamente. En cambio, como acabo de decir, nuestro modo
de vida se remonta a Aarn, a Moiss y a nuestro primer pontfice.
9. Tras haberse prolongado esta violenta batalla desde la tarde
hasta la mitad del da siguiente, los latinos se rindieron en contra de
su voluntad, una vez pedida y obtenida de Mariano la garanta de
inmunidad. Por su parte, aquel aguerridsimo sacerdote no cesaba
de combatir ni siquiera cuando ya se haba llegado a la paz. Es ms,
cuando su aljaba estuvo vaca de proyectiles, tom un guijarro de
honda y lo lanz contra Mariano, que aunque se cubri la cabeza
con el escudo, lo golpe en l y, tras partirlo en cuatro partes, rompi el casco. Mariano, aturdido por el impacto de la piedra, perdi
el conocimiento y estuvo tendido en el suelo sin voz durante mucho
tiempo, como el famoso Hctor, que estuvo a punto de agonizar por
efecto de la piedra que le haba lanzado yax. Una vez logr a duras
39 II Colosenses, 21.
40 Salmos, XXV 9.
390
penas volver en s y reponerse, dispar sus flechas e infligi tres heridas al que lo haba alcanzado con sus proyectiles. Ese polemarca41,
ms que sacerdote, que no se cansaba nunca de batallar, como haba
arrojado todas las piedras de sus manos y, en una palabra, careca
tanto de piedras como de dardos, sin saber qu hacer ni con qu defenderse de su adversario, comenz a agitarse, a enardecerse y enfurecerse, dando vueltas como una fiera sobre s mismo, y utilizaba sin
reservas todo lo que caa en sus manos. Y as, al encontrar una bolsa
llena de pan de cebada, lanz los panes de la bolsa como si fuesen
piedras de honda, a la manera de una consagracin y haciendo de la
guerra una celebracin y una ceremonia sagrada. Pues bien, agarr
un pan y con toda la fuerza de su mano lo arroj contra el rostro de
Mariano y lo golpe en la mejilla.
10. Estos fueron los hechos relacionados con aquel sacerdote y
con aquella nave y sus tripulantes. En cuanto al conde de Prebentza, tras su rendicin, la de su nave y la de los hombres a su mando,
sigui voluntariamente a Mariano el resto de la travesa. Cuando
hubieron llegado a tierra y desembarcaban de la nave, aquel sacerdote emprendi una y otra vez la bsqueda de Mariano, al que por
no conocer su nombre lo llamaba por el color de sus vestiduras. Una
vez se hubo acercado a l, lo rode con sus brazos, mientras se jactaba: Si me hubierais encontrado en tierra firme, muchos habrais
muerto entre mis manos. Sac y le entreg, entonces, una copa de
plata de ciento treinta estteras de valor. Y mientras charlaba y haca
este regalo, expir.
391
en un terreno que se extenda desde el puente situado cerca del Cosmidio hasta San Focas. Aunque el emperador lo exhortaba a que
cruzase el estrecho de la Propntide, el conde retrasaba el paso un
da tras otro, ideando excusa tras excusa. En una palabra, aguardaba
la llegada de Bohemundo y de los dems condes. Efectivamente,
mientras Pedro haba aceptado desde el mismo comienzo hacer tan
largo camino con la finalidad de peregrinar al Santo Sepulcro, el
resto de los condes y ms que ellos Bohemundo le guardaban un viejo rencor al emperador y buscaban una oportunidad para vengarse
de aquella brillante victoria que haba obtenido sobre Bohemundo
durante la batalla librada en Larisa. Como los condes estaban de
acuerdo y soaban con apoderarse de la capital, acordaron llevar
adelante un mismo plan (esto lo hemos mencionado en repetidas
ocasiones anteriormente) que consista en seguir aparentemente el
camino que conduca a Jerusaln, cuando en realidad lo que queran
era arrebatarle al soberano el trono y aduearse de la capital.
2. Pero el emperador, que desde haca tiempo conoca su perfidia, haba ordenado por cartas a las fuerzas aliadas y a sus jefes que
se situasen escalonadamente desde Atira hasta Fileas (lugar de la
costa del Ponto), que estuviesen atentos por si Godofredo enviaba
a alguno de sus hombres a Bohemundo y a los condes que venan
detrs, o viceversa, y que los apartaran de su ruta.
3. Entre tanto tuvo lugar el siguiente suceso. El emperador haba mandado buscar a algunos de los condes de Godofredo para
aconsejarles que lo convencieran de que prestase juramento a su
persona. Como el tiempo se consuma a causa de la charlatanera
natural y la gran prolijidad de los latinos, acab por difundirse entre ellos el falso rumor de que los condes haban sido apresados por
el emperador. Como consecuencia, inmediatamente se movilizaron
sus compactas falanges contra Bizancio y arrasaron totalmente los
palacios que se hallaban junto al llamado Lago de Plata, mientras
al mismo tiempo intentaban tomar las murallas de Bizancio sin
helpolis, porque carecan de ellas, y confiando en su propia masa.
Tan poco pudor mostraron tener, que osaron arrojar fuego contra
la puerta que est a los pies del palacio imperial, cerca de la iglesia
392
393
emperador retrocedieron; pero l se qued quieto en el trono, mientras los alentaba y regaaba con una cierta dulzura. Esta actitud dej
a todos asombrados. Como observaba que los latinos se iban aproximando sin ningn pudor a las murallas y que no obedecan a lo que
se crea conveniente, mand buscar primero a su yerno Nicforo, mi
csar, y le orden que tomara a su cargo a los arqueros ms aguerridos y expertos, y los emplazase en lo alto de las murallas con orden
de disparar flechas sin descanso contra los latinos; pero no deban
apuntar a nadie, sino procurar errar en la mayora de los casos, de
modo que la densidad con que se disparasen las flechas sirviera solo
para atemorizarlos y no matarlos. Como hemos dicho, respetaba el
carcter sagrado de la jornada y no deseaba una matanza fratricida.
7. En segundo lugar, orden que algunos soldados escogidos, armados con arcos la mayora y aferrando largas lanzas el resto, abrieran la puerta de San Romano y les hicieran una demostracin de
fuerza. Cada uno de los lanceros deba ir cubierto por dos peltastas a
cada flanco. Cuando estuviesen as formados, avanzaran a paso lento. Previamente, habran sido enviados contra los celtas unos pocos
y expertos arqueros que dispararan flechas desde lejos y acosaran
incesantemente sus dos flancos. Cuando estos vieran que el terreno
intermedio entre ambos contendientes se acortaba, ordenaran a los
arqueros que iban tras ellos que arrojasen una densa nube de flechas
contra los caballos, no contra los jinetes, para cargar luego a rienda
suelta contra los celtas. As se conseguira de un lado detener la fase
ms impetuosa del ataque de los celtas y evitar una fcil carga contra
los romanos, que no podran hacer por tener los caballos heridos, y
de otro lado sobre todo, impedir la muerte de cristianos. Las rdenes
del emperador fueron cumplidas con decisin y las puertas fueron
abiertas. Unas veces cargando a rienda suelta contra el enemigo y
otras reteniendo los caballos, lograron matar a muchos, mientras
que entre ellos hubo pocos heridos aquel da.
8. Dejmoslos aqu a esos. En cuanto al csar, mi seor, como
hemos dicho, tom a su cargo algunos expertos arqueros, los emplaz a lo largo de las torres y estuvo acosando a los brbaros con
ellos. Todos posean arcos potentes y certeros, porque era un grupo
394
de jvenes con una experiencia en manejar el arco que no desmereca en nada a la pericia del Teucro homrico44. El arco del csar,
por su parte, era realmente el arco de Apolo. No haca como los
famosos griegos de los poemas de Homero que, llevando la cuerda
hasta el pecho, ponan el hierro en su sitio para mostrar como ellos
su excelencia en la caza; antes bien, como un Heracles, disparaba
flechas mortales desde arcos inmortales y bastaba que se propusiera
un blanco para acertar en l con solo quererlo45. Y as, en los momentos en que se presentaba la ocasin de combatir y pelear no
erraba su disparo, fuera cual fuera el blanco que se propusiera, y
donde apuntaba siempre causaba heridas. Tan fuertemente tensaba
el arco y con tanta potencia lanzaba la flecha, y pareca manejar las
habilidades del arco por encima del propio Teucro y de los Ayantes.
Sin embargo, aunque as fuera, por respeto al carcter sagrado del
da y teniendo presente la orden del emperador, cuando vea que los
latinos se iban aproximando audaz e insensatamente a las murallas
cubiertos con escudos y cascos, tensaba el arco, colocaba la flecha en
la cuerda y la disparaba con una trayectoria alta o baja, pero siempre
intentando fallar el tiro.
9. Aunque reprimiera sus impulsos de disparar a los latinos
con propsito de acertar a causa del da en que estaban, la osada y
desvergenza de un latino que no solo lanzaba una densa nube de
flechas contra los que estaban en lo alto de las murallas, sino que
incluso, hablando en su propio idioma, pareca proferir numerosas
injurias, empuj al csar a tensar su arco contra l, y de su mano
sali un dardo que lejos de perderse, horad el largo escudo, la coraza de lminas junto con el brazo y fue a clavarse en su costado.
El latino qued enseguida tendido en tierra sin voz, como dice el
poeta46, mientras que el clamor de los que vitoreaban al csar y de
los que lloraban al cado se elevaba hasta el cielo. En suma, aquel
da se libr un horrible y sangriento combate entre ambos bandos
por la decisin con que luchaban tanto nuestra caballera como los
44 Il., IV 105-111.
45 Il., IV 105-111, 123.
46 Il., XV 537-538; XX 483; Od., V 456-457.
395
396
397
398
399
400
401
402
que les estaba sirviendo una copa mortal. Y tampoco ocult su perversidad, tanto despreciaba a sus subordinados. Al mismo tiempo,
orden a sus propios cocineros que preparasen las carnes al modo de
su pas. Al da siguiente se dedic a preguntar a los que haban comido las primeras viandas cmo se encontraban. Ellos dijeron: Estupendamente, y aadieron que no haban sentido la ms pequea
molestia. Entonces fue cuando les revel su secreto y les dijo: Yo tena bien presentes las guerras contra l y aquella clebre batalla. Por
ello, tema que pudiera buscar mi muerte introduciendo un veneno
mortal en la comida. Este fue el comportamiento de Bohemundo.
Por mi parte, puedo afirmar que nunca vi a ningn malvado que no
se diera prisa por obrar lejos de lo correcto en todas sus palabras y
actuaciones, pues cuando se abandona el justo medio, no importa
en direccin a qu extremo se vaya, uno se sita lejos de la virtud.
5. Tras hacer venir a Bohemundo, el emperador le pidi que
prestara tambin el juramento habitual de los latinos. Y Bohemundo, que saba cules eran sus recursos, que no era de antepasados
ilustres, ni tena abundancia de riquezas, lo que motivaba que tampoco contara con fuerzas numerosas, sino con los escassimos celtas
que lo seguan y como, adems, era perjuro por naturaleza, cedi
de muy buena gana a los deseos del soberano. A continuacin, el
emperador escogi una estancia del palacio imperial y extendi por
el suelo todo tipo de riquezas, (...), vestidos, monedas de oro, de
plata y objetos de menor valor. Tan llena estaba la habitacin, que
ni siquiera se poda caminar por la abundancia de los obsequios. Al
encargado de mostrar este despliegue de riquezas a Bohemundo le
orden que abriera de par en par las puertas. l, estupefacto ante la
visin del tesoro, dijo: Si tantas riquezas hubieran sido mas, hace
tiempo que sera yo seor de muchos pases. Y el encargado repuso:
Todos estos bienes te regala hoy el emperador.
6. Bohemundo acept alegremente esos regalos y agradeci el
gesto. Seguidamente, se encamin para descansar al lugar donde
se hospedaba. Pero cuando le fueron llevadas esas riquezas, cambi
de parecer y el que antes se haba asombrado, dijo ahora: Nunca
hubiera esperado sufrir tal deshonra por parte del emperador. To-
403
405
406
LIBRO XI
1. Asedio de Nicea.
1. Por su parte, Bohemundo y todos los condes aguardaban la llegada de Isangeles, reunidos en el lugar desde donde pensaban iniciar
la travesa hacia Ciboto1 en unin de Godofredo. Puesto que, al
ser una muchedumbre considerable, no podan permanecer en ese
mismo sitio por la dificultad de aprovisionamiento, se dividieron en
dos a pesar de estar esperando la venida del emperador con Isangeles
para emprender el camino de Nicea una vez se hubieran reunido
all con l. Unos se encaminaban a travs del pas de los bitinios y
de Nicomedia hacia Nicea; otros, tras cruzar el estrecho de Ciboto,
confluyeron en el mismo punto. De este modo, situados ya cerca de
Nicea, se distribuyeron las torres y los lienzos de muralla entre ellos
mismos, porque haban decidido efectuar el asalto a los muros de
acuerdo con una cierta organizacin para hacer ms enrgico el asedio gracias a la mutua competencia. Dejando libre el sector asignado
a Isangeles, esperaban su venida. Entonces lleg tambin el soberano
a Pelecano con sus pensamientos puestos en Nicea, como nuestra
obra mostr anteriormente.
2. Los brbaros del interior de Nicea mandaban continuos mensajes al sultn, para que los socorriese. Dado que este an se retrasaba y el asedio se vena ya prolongando durante muchos das desde la
salida del sol hasta la puesta, cambiaron de parecer y reconocieron
1 Civetot, en el golfo de Nicomedia.
407
408
murallas con las helpolis que tena aprestadas. Entre tanto, les lleg
un rumor que informaba de la venida del sultn. Cuando los turcos se enteraron de esta nueva y se animaron, expulsaron enseguida
a Butumites. El sultn2, por su parte, destac una seccin de su
ejrcito y la envi para que inspeccionase la ofensiva de Isangeles,
con orden de que si se topasen con algunos celtas, no rehuyeran
el combate con ellos. Cuando los hombres de Isangeles los vieron
de lejos, se enzarzaron en una batalla. Los otros condes y el propio
Bohemundo, enterados de la incursin de aquellos brbaros, seleccionaron a grupos de doscientos hombres de cada contingente y,
una vez reunido una tropa muy numerosa, lo enviaron sin dilacin
en apoyo de Isangeles. Despus de ponerlos en fuga, persiguieron a
los brbaros hasta el anochecer.
4. Mas el sultn en absoluto estaba deprimido por estos acontecimientos, antes bien, cuando iba amaneciendo el da, se arm y
ocup con todas sus tropas la llanura que se extenda por fuera de
las murallas de Nicea. Los celtas, tras percatarse de su presencia y
armarse fuertemente, se lanzaron contra ellos como leones. Entonces se produjo un duro y sangriento enfrentamiento. Como la batalla se encontraba estabilizada con igual provecho para ambas partes
durante todo el da, al llegar el sol al crepsculo, los turcos huyeron,
porque la noche regul el combate. En suma, perecieron muchos de
ambos bandos, hubo no pocos muertos y la mayora fueron heridos.
5. Los celtas retornaron despus de haberse alzado con esta brillante victoria y de haber ensartado en sus lanzas, como estandartes,
las cabezas de muchos enemigos, para que los brbaros, al ver de
lejos lo sucedido, se asustasen por esta prematura derrota y renunciasen a una obstinada resistencia. De tal ndole eran los actos que
haban llevado a cabo y las reflexiones que hicieron los latinos. El
sultn, tras la visin de las infinitas huestes de estos y habida cuenta
de su irrefrenable valor a raz del propio ataque, curs a los turcos
del interior de Nicea un mensaje con sus palabras: Haced en adelante todo aquello que juzguis mejor. Pues saba de antemano que
preferan entregar al emperador la ciudad antes que caer cautivos de
2 Qilidj Arsln I, hijo de Solimn. Ver libro VI XII.1, nota 52.
409
los celtas.
6. Isangeles, por su parte, que mantena su primitivo empeo,
tras construir una torre circular de madera y cubrirla de pieles por
ambos flancos, completar su interior con mimbres entrelazados y
fortificarla en todo su permetro, la aproxim al costado de la torre
llamada Gonata. Se le haba dado este nombre haca tiempo, cuando
el famoso Manuel, padre del precedente emperador Isaac Comneno3, y de su hermano Juan, mi abuelo paterno, fue elegido por el
entonces emperador Basilio4 para el cargo de estratego autocrtor de
todo el oriente, con la orden de dar fin a las hostilidades con Esclero5, ya fuera mediante oposicin militar, ya convencindolo con su
buen juicio para firmar un tratado de paz. Pero Esclero, que era muy
aguerrido y disfrutaba con la sangre, prefiri siempre la guerra a la
paz, con lo que a diario se producan violentos combates. Como Esclero no solo no deseaba la paz, sino que pugnaba valientemente por
apoderarse de Nicea con ayuda de helpolis, sucedi que, despus de
haber derruido la muralla, la torre perdi sus apoyos y cay a peso.
Qued con el aspecto de estar inclinada sobre una rodilla y por este
hecho recibi semejante apelativo6.
7. As era conocida la historia de la torre Gonata. Isangeles,
cuando gracias a su enorme pericia tuvo dispuesta la ya citada torre
de madera, que los ms expertos en ingenios blicos denominan
tortuga, introdujo en su interior hombres armados demoledores de
murallas7, y otros que saban minar la torre con sus herramientas,
con objeto de que los unos lucharan contra los defensores de la muralla y mediante esta maniobra los otros dispusieran de tregua para
3 Isaac I Comneno (1057-1059).
4 Basilio II (976-1025).
5 Bardas Esclero, miembro de elevado rango en la corte, pariente del emperador
Basilio I el Grande (867-886). Se sublev contra Basilio II entre los aos 976 y
979 y fue derrotado.
6 El trmino Gonata [] deriva del sustantivo gony, genitivo gnatos
[, ], que significa rodilla. As, el nombre de la torre sera algo as
como Torre Arrodillada.
7 Teikhesipletes [] esto es demoledor de murallas, epteto del dios
Ares en la Ilada (V 455).
410
411
412
413
414
415
416
417
418
419
420
dijo: No todas las victorias las concede Dios a los caudillos mediante las armas, ni siempre se logran los xitos con la batalla. Es ms,
aquello que las penalidades de la guerra no han facilitado, muchas
veces lo regalan las palabras. Los rodeos empleando la amistad y el
disimulo erigen muchos trofeos. No debemos consumir el tiempo
en vano, sino apresurarnos ms antes de que llegue Curpagn, y
llevar a cabo alguna accin inteligente y valerosa para nuestra salvacin. Que cada uno de nosotros se gane rpidamente al brbaro
que defiende su propio sector. Y si as lo queris, que se establezca
una recompensa para el que logre primero ese objetivo, el gobierno
de la ciudad hasta que llegue el encargado del soberano que vaya a
recibirla de nosotros. As, tal vez, podamos obtener un provechoso
triunfo.
5. El hbil Bohemundo, que amaba el poder y que haba proyectado, dicho y explicado esto no tanto en beneficio de los latinos
en su conjunto, cuanto en beneficio de su propio prestigio, no err
en su objetivo, ni en sus palabras y ni en su engao, como nuestra
historia expondr en su desarrollo. Tras asentir a estas propuestas,
todos los condes se pusieron manos a la obra. Al amanecer Bohemundo parti hacia la torre19. El armenio, a su vez, abri las puertas segn lo acordado. Bohemundo ascendi al punto en unin de
quienes lo acompaaban con mayor velocidad de la esperada. Los
del interior y el exterior lo contemplaron plantado en las almenas
de la torre y mandando que la trompeta diera el toque de combate.
Entonces, se pudo ver un acontecimiento inslito. Los turcos, totalmente atemorizados, huyeron sin dilacin por la puerta opuesta y
solo unos pocos y valientes hombres resistieron para la defensa de la
ciudadela. Los celtas ascendieron desde el exterior tras los pasos de
Bohemundo por las escalas y se apoderaron enseguida de la ciudad
de Antoco. Tancredo tom consigo a bastantes celtas y emprendi
la persecucin en pos de los turcos fugitivos. Muchos cayeron muertos y otros tantos, heridos.
6. Curpagn, que haba llegado con muchos miles de hombres
en auxilio de la ciudad de Antoco, al encontrrsela ya tomada, fij el
19 Conocida como la torres de las Dos Hermanas.
421
422
423
424
por los strapas Tangripermes y Maraces21. Cuando los brbaros vieron que aquel se lanzaba contra ellos, se armaron, emplazaron sus
falanges y formaron en orden de combate sobre la llanura que se
extiende fuera de la muralla de la ciudad. El duque sin perder un
instante se arroj contra ellos en correcto orden militar. El combate
dur la mayor parte del da. En medio de la batalla, cuando el resultado era incierto, los turcos volvieron la espalda y huyeron a la
desbandada. Muchos murieron entonces. No cayeron prisioneros
solo miembros de la soldadesca, sino incluso la mayora de los strapas, de modo que el nmero de los cautivos ascendi a cerca de dos
mil. Cuando tuvo noticias de este hecho, el emperador orden que
estos fueran dispersados por las islas. Los turcos que sobrevivieron
atravesaron por el ro Meandro en direccin a Poliboto22. Haban
actuado despectivamente con Ducas creyendo que estaba acabado,
pero no fue as. Tras dejar a Petzeas23 como duque de esa ciudad,
tom l consigo a todo su ejrcito y avanz inmediatamente en su
persecucin, no en tropel, sino con una adecuada formacin y del
modo como segn la recomendacin del soberano un general muy
experto debe atacar a sus enemigos.
6. Los turcos, como se ha dicho, en su ruta por el Meandro y las
ciudades que lo bordean llegaron a Poliboto. El duque no emprendi al instante su persecucin, sino que march por el camino ms
corto, ocup Sardes y Filadelfia al primer asalto y confi la defensa
de estas ciudades a Miguel Cecaumeno. Cuando llegaron a Laodicea, todos sus habitantes se pasaron enseguida a su bando. Actu
con ellos como gente que de forma voluntaria se pasa a su lado y,
confiando en ellos, les permiti que administrasen libremente sus
propiedades sin imponerles tampoco un jefe. Desde all, atravesando por Coma, lleg a Lampe24 y la dej bajo el mando de Eustacio
21 El emir Marak. Sin ms datos.
22 Hoy Bulwadin. En Frigia, al sur de Amorio.
23 Duque de feso hasta un momento entre 1105 y 1106. A partir de esa fecha,
fue nombrado duque de Laodicea en sustitucin de Cantacuzeno, llamado por el
emperador Alejo a Europa para enfrentarse a la inminente invasin de Bohemundo.
24 En Frigia.
425
426
427
428
429
430
431
4. En aquella ocasin fue cuando el soberano orden a Isangeles que cediera el mando de Laodicea a Andrnico Tzintziluces y
las plazas de Maraceo y Balaneo a los subordinados del que entonces gobernaba Chipre, el duque Eumacio. Le orden asimismo que
continuara su avance y combatiera con toda la energa posible para
ocupar las dems plazas, acciones que, efectivamente, llev a cabo
obedeciendo las cartas del emperador. As pues, una vez entregadas
las plazas a los arriba indicados, parti hacia Antrado33 y se apoder
de ella sin combatir. Al enterarse de eso Atapacas34 de Damasco, una
vez reunidas suficientes fuerzas, avanz contra l. Puesto que Isangeles no posea bastantes tropas para enfrentarse con tan numerosos soldados, concibi un plan no tanto valeroso como inteligente.
Confiado en los lugareos, dijo: Voy a ocultarme en algn lugar,
ya que la plaza es enorme. Vosotros, cuando Atapacas llegue, no le
confesis la verdad, sino aseguradle que yo he huido atemorizado.
5. Una vez llegado Atapacas y tras preguntar por Isangeles, fij
su tienda cerca de la muralla agotado por el viaje y con la confianza de que haba huido. Ante la abrumadora cortesa mostrada por
los lugareos, los turcos, confiados y sin sospechar ninguna hostilidad, soltaron sus propios caballos por la planicie. Isangeles, cuando
el sol del medioda lanzaba sus rayos desde el cielo, tras armarse
fuertemente, abri de repente las puertas y se arroj en medio del
campamento de aquellos en unin de sus hombres (que se elevaban
al nmero de cuatrocientos). Cuantos estaban habituados a luchar
decididamente, tras plantarse erguidos, aceptaron el combate con
ellos sin escatimar sus vidas. Los dems intentaban procurarse su
propia salvacin con la fuga. Pero la amplitud de la planicie y la
ausencia de zona pantanosa o montaosa o de barrancos los entreg
a todos en manos de los latinos. Ello provoc que todos acabaran
como vctimas de sus espadas y pocos cayeran prisioneros. Despus
de haber derrotado as a los turcos gracias a esa estratagema, avanz
hacia Trpoli.
33 Isla junto a la costa siria.
34 No es el nombre del dirigente, sino su ttulo, Atabeg. Se trata de Zahir ad-Din
Toghtekin (1104-1128). Fund la dinasta Burid en Damasco.
432
6. Ascendi y conquist primero directamente la cima de la colina situada frente a Trpoli, que forma parte del sistema montaoso
del Lbano, para tenerlo como baluarte y retener el agua que desciende del Lbano hacia Trpoli por la pendiente de esa colina. Entonces, inform al emperador de todo lo acontecido y le pidi que
se construyera un baluarte bien fortificado antes de que llegaran de
Corosn huestes ms numerosas e iniciaran la guerra contra ellos. El
emperador encomend al duque de Chipre la construccin de dicha
plaza fuerte tras darle instrucciones para que rpidamente expidiera
con la flota todo el material preciso y a los obreros encargados de
edificar dicho bastin en el emplazamiento que Isangeles les haba
indicado. Entonces sucedi lo siguiente.
7. Isangeles, que haba acampado fuera de Trpoli, no se conceda tregua en el empeo de tomarla. Por su parte, cuando Bohemundo se hubo enterado de la llegada de Tzintziluces a Laodicea,
sac a la luz la enemistad que de tiempo atrs albergaba en su seno
contra el soberano y envi contra Laodicea a su sobrino Tancredo
en unin de nutridas huestes con la intencin de someterla a asedio.
Nada ms llegar este rumor a odos de Isangeles, inmediatamente,
sin perder un instante, acudi a Laodicea y, empleando todo tipo de
razones y argumentos, aconsej a Tancredo que renunciara al asedio
de la ciudad. Como a pesar de su prolongada conversacin con l
no consegua convencerlo, sino ms bien pareca a todas luces que le
cantaba a un sordo, se volvi de all y lleg de nuevo a Trpoli. Aquel
de ninguna manera cejaba en su asedio. Tras comprobar Tzintziluces el empeo de Tancredo y el punto crtico al que estaba abocada
su situacin, solicit auxilio de Chipre. Pero ante el retraso de los
refuerzos desde all y sumido en una situacin angustiosa, prefiri
entregar la plaza abrumado tanto por el asedio, como por el hambre.
433
434
435
regalarles con abundantes presentes y ofrecerles reposo, les preguntaba a dnde preferan ir a continuacin. Ellos pidieron ir a Jerusaln.
Habindoles dado generosos regalos, los envi por mar sirviendo en
todo a sus deseos. Tras su partida de la capital, Isangeles se dirigi a
su propio ejrcito. Lleg de nuevo a Trpoli con la clara voluntad de
tomarla. Posteriormente, cay en una mortal enfermedad y, cuando
estaba expirando, hizo venir a su sobrino Guillermo40 y le cedi en
herencia todas las plazas ocupadas por l, proclamndolo caudillo y
jefe de sus tropas. Cuando el soberano se enter de su muerte, dio
instrucciones por escrito enseguida al duque de Chipre para que
enviara a Nicetas Calintzes con bastantes riquezas a Guillermo para
que se lo ganara y dispusiera que prestase el juramento de guardar
al soberano una firme lealtad, tal como su fallecido to Isangeles
observ hasta el final.
436
437
438
439
440
441
442
443
444
445
447
5. Pero l menospreciaba a todos y buscaba al duque de la ciudad. Lo era en aquel entonces un tal Alejo, oriundo del tema Armenaco. Tras acudir a su presencia, le ordenaba con un rostro y
una apariencia severa y empleando un tono serio y completamente brbaro que comunicara al soberano Alejo el siguiente mensaje:
Ante vos estoy yo, el famoso Bohemundo, hijo de Roberto, de cuya
valenta y perseverancia hace tiempo que tenis buena cuenta tanto
vos como vuestro imperio. En cuanto se me presente la coyuntura,
bien sabe Dios que no me aguantar los perjuicios que me han sido
provocados. Pues desde que llegu a Antioqua a travs del imperio
de los romanos y me apoder de toda Siria con mi lanza, he sufrido
muchas amarguras por causa de vos y de vuestro ejrcito, enviado
de promesa en promesa, precipitado a innumerables calamidades y
combates con brbaros.
6. Pero ahora, enteraos al menos de que, si bien he estado muerto, de nuevo he vuelto a vivir y he escapado de vuestras manos.
Despus de pasar desapercibido a todos los ojos, manos y pareceres
bajo el aspecto de un muerto y mientras ahora me muevo con vida y
respiro el aire, desde esta Corif, expido a Vuestra Majestad unas noticias muy desagradables, que es imposible oigis con alegra. A mi
sobrino Tancredo he dejado a cargo de la ciudad de Antioqua como
digno adversario para vuestros generales. Yo parto para mi pas bajo
el rumor de ser un muerto para vos y los vuestros, y un vivo para m
y los mos, y con idea de planear contra vos terribles calamidades.
Aunque vivo, he muerto; y habiendo muerto, acabo de recuperar la
vida, solo con el fin de destruir la Romania. Pues si logro alcanzar la
otra orilla y ver a los longibardos, a todos los latinos, germanos y a
mis francos, hombres expertos en las artes de Ares, colmar vuestras
ciudades y territorios de ros de sangre y matanzas sin cuento hasta
que consiga clavar mi lanza en la misma Bizancio. A tal punto de
jactancia haba llegado el brbaro.
448
LIBRO XII
449
450
451
452
equivalente a la masa de los celtas para afrontarla, no perda el tiempo ni se echaba atrs. Antes bien, mand buscar a los hombres de
Celesiria, es decir a Cantacuzeno y Monastrs. Uno era gobernador
de Laodicea y el otro de Tarso. Aunque los mandase llamar de all,
no dej sin defensa los pases y ciudades puestos bajo su gobierno.
Envi a Petzeas a Laodicea con otras fuerzas. A Tarso y a todas las
ciudades y regiones bajo el mando de Monastrs envi a Aspietes.
Era este hombre noble, de origen armenio y de los afamados por su
valenta, como los rumores proclamaban por aquel entonces, si bien
en aquella ocasin no demostr que fuera as, al menos en cuanto a
su capacidad como estratega.
2. Durante su etapa como gobernador de Antioqua, Tancredo,
a quien nuestra historia ha dejado antes en Siria, difunda continuos
rumores sobre su pronta llegada a Cilicia con intencin de atacarla
y arrebatarla de manos del emperador, ya que era suya y se la haba
quitado con su lanza a los turcos. No solo divulgaba por todas partes semejantes rumores, sino incluso profera amenazas peores que
aquellas mediante cartas que a diario entregaba a Aspietes. Y no solo
amenazaba, sino incluso ofreca adelantos de sus amenazas y prometa llevarlas a cabo cuando tuviera reclutadas de todas procedencias,
entre armenios y celtas, tropas que l disciplinaba a diario con vistas
a las batallas y a los combates. En ocasiones, destacaba algunos hombres para que realizaran incursiones, mostrando el humo antes que
el fuego. Y, preparando mquinas de asedio, se aprestaba con todos
los medios para el cerco.
3. Esto era lo que haca l. Pero Aspietes, el armenio, permaneca
relajado, como si no existieran amenazas de nadie, ni temores, ni se
cerniera tan enorme peligro, mientras abusaba de fortsimas bebidas
durante la noche. Por muy valiente y esforzado servidor de Ares que
fuera, cuando arrib a Cilicia, lejos del poder de su seor y dueo l
de los asuntos pblicos, se entreg a todo tipo de placeres. De este
modo, el famoso armenio, afeminndose y viviendo muellemente,
cuando lleg el momento del ataque, se present como un hombre
reblandecido frente a Tancredo, un soldado muy resistente. Los odos de Aspietes no se alteraron ante los truenos de sus amenazas, ni,
453
454
455
como arriba se dijo, y encaminarse hacia el interior de las regiones occidentales, lleg a Tesalnica en el mes de septiembre de la
decimocuarta indiccin, cuando corra el vigsimo8 ao desde que
asumiera las riendas del imperio.
2. Oblig a la augusta a que partiera con l. Su carcter era tal,
que no deseaba en absoluto aparecer en pblico, sino que viva frecuentemente aislada y entregada a sus tareas, me refiero a la lectura
de santos varones, la meditacin, las buenas obras, la caridad con
las gentes, sobre todo con aquellos que saba por su hbito y su
forma de vida que servan a Dios. Tambin se daba a la oracin y a
los cantos de antfonas9. Cuando iba a aparecer en pblico por una
necesidad insalvable en su calidad de emperatriz, se llenaba de pudor
y floreca inmediatamente el sonrojo en sus mejillas.
3. La filsofa Tano10 a uno, que le haba dicho en tono burln
al verle el codo desnudo: Es un hermoso codo, le respondi: Pero
no es para el pblico. Del mismo modo, a la emperatriz, mi madre,
imagen de la dignidad, hogar de santidad, no le gustaba que el codo
o la mirada fueran de dominio pblico y ni siquiera deseaba destinar
su voz a odos que no fueran los habituales. Tan enorme y admirable
prueba de pudor daba ella. Pero, ya que contra el destino, dicen, ni
siquiera los dioses luchan11, se vio forzada a acompaar al emperador en sus continuas campaas.
4. La retena dentro del palacio imperial su innato pudor, pero
el afecto hacia el soberano y su ardiente amor por l la sacaban del
palacio a pesar de no ser su deseo. Las causas eran las siguientes. Primero, porque la enfermedad que le haba atacado los pies requera
8 Ana Comnena se equivoca, es el vigesimocuarto ao (1105).
9 En el original griego Ana Comnena habla de , esto es cantos
alternativos. Se trata de las antfonas, cantos litrgicos de la Iglesia Ortodoxa en
los que dos semicoros cantan alternativamente.
10 Esposa o discpula de Pitgoras, vivi durante el siglo VI a.C. Era originaria de
Crotona e hija de Miln, protector de Pitgoras. Quedan fragmentos atribuidos a
ella sobre matemticas, fsica, medicina y tica.
11 . La frase es proverbial. Se le atribuye a Ptaco de
Mitilene (640-568 a.C.) en Digenes Laercio, Vida de los filsofos ilustres, I 77. La
menciona tambin Simnides de Ceos (3.15, ed. Bergk).
456
457
458
459
460
461
Tras haber permanecido l durante un ao y dos meses en aquel lugar y como haba sido informado de que Bohemundo esperaba an
en sus dominios de Longibarda, ante la proximidad del invierno
devolvi a los soldados a sus casas y l march a Tesalnica. Mientras
estaba llegando a Tesalnica naci en Balabista21 el primero de los
hijos varones del porfirogneto y emperador Juan22, acompaado en
el parto por una hembra. Una vez hubo celebrado all la conmemoracin del gran mrtir Demetrio23, regres a la capital.
5. Entonces sucedi lo siguiente. En el foro de Constantino haba una estatua de bronce orientada hacia levante sobre una preciosa
columna de prfido. Sostena un cetro en su mano derecha y llevaba
en la izquierda una esfera de bronce. Se deca que era la estatua de
Apolo, pero creo que los habitantes de Constantinopla la denominaban Antelio24. El famoso Constantino, grande entre los emperadores, padre y seor de la ciudad, le dio su nombre con el ttulo
de estatua del emperador Constantino. No obstante, prevaleci el
nombre puesto en origen a la estatua y todos la llamaban Anelio o
Antelio. Unos vientos fortsimos, que soplaban de frica, la tiraron
inesperadamente de su pedestal y la precipitaron en tierra en el momento en que el sol an andaba por la constelacin de Tauro. El hecho no pareci un buen augurio a la gente y, en particular, a quienes
no estaban a bien con el soberano. Murmuraban que lo acontecido
presagiaba la muerte del soberano. Pero este deca: S que hay un
nico Seor de la vida y de la muerte y no puedo creer bajo ningn
concepto que las cadas de estatuas provoquen la muerte, pues cada
vez que un Fidias, por ejemplo, u otro escultor esculpiera un estatua
trabajando con su cincel sobre la piedra, resucitara a muertos y
21 Hoy, Siderocastro, en la Macedonia central, junto a la frontera con Bulgaria. El
nombre que recoge Ana Comnena de la localidad procede del blgaro, Valovishta
[].
22 Juan Comneno, hermano de Ana, se cas con Piriska, hija del rey de Hungra,
que cambi su nombre por el de Irene. Tuvieron ocho hijos, cuatro nios y cuatro nias. El primognito mencionado aqu se llam Alejo y su hermana gemela,
Mara.
23 25 de enero de 1107.
24 En griego esa denominacin quiere decir Frente al sol.
462
tambin creara seres vivos? Y si eso es as, qu dejaramos al Creador de todas las cosas? Pues l dice: `Yo matar y dar la vida25, y no
la cada o la ereccin de tal o cual estatua. En efecto, todo lo pona
en manos de la providencia de Dios.
463
cuando no la haba, buscaba con desvelo el modo de hacerla retornar. Era l por naturaleza pacfico, pero las circunstancias lo obligaban a ser el ms belicoso. Yo misma afirmara con toda seguridad
respecto a esta persona que el imperio de los romanos, tras haber
perdido durante mucho tiempo su conciencia imperial, solo con l
volvi a recobrarla, como si aquella fuera la primera ocasin en que
se le prestara hospitalidad dentro del estado romano.
3. Como deca al iniciar esta obra, me quedo admirada de
cmo se desbord la cuestin de la guerra. Era digno de verse
cmo en todas las partes del interior y del exterior se producan
alborotos. Pero el emperador Alejo prevea las intenciones ocultas
y secretas de sus enemigos y conjuraba los quebrantos con todo
tipo de medios, enfrentndose a los sediciosos del interior y a los
brbaros del exterior, adelantndose con su perspicacia a las conspiraciones de los conspiradores y reprimiendo sus embates. Personalmente, yo creo, basndome en el curso de los acontecimientos,
que ese era el sino del imperio, porque las estructuras del estado
se hallaban convulsionadas y todo el resto del mundo haba enloquecido en contra del imperio de los romanos en una situacin
parecida a la de alguien que se encuentra en un momento tan crtico, que se ve acosado por extranjeros y a la vez atormentado por
sus compatriotas y fsicamente agotado, pero al que la Providencia
lo levanta para que responda a las adversidades de toda procedencia, tal como deba comprobarse en aquellos momentos. Y es que
el brbaro Bohemundo, a quien hemos citado con frecuencia, se
dispona a marchar contra el estado romano a la cabeza de una
importantsima expedicin y alzaba en armas una muchedumbre
de rebeldes procedentes de todos sitios, como he dicho ms arriba
en el prembulo de este captulo.
4. Eran cuatro en total quienes iniciaron la conjura, de apellido Anemas y de nombre Miguel uno, otro Len, otro (...) y
otro (...). Eran hermanos, primeramente por su sangre y en aquella ocasin tambin por sus intenciones, pues todos coincidan en
el mismo fin, matar al soberano y apoderarse del cetro imperial.
Los secundaban tambin otros nobles, los Antocos, que eran de
464
ilustre linaje, los conocidos por Exazeno, Ducas y Hialeas, los varones ms animosos que nunca nacieron para combatir, y adems
Nicetas Castamonites, un tal Curticio y Jorge Basilacio. Estos eran
los principales conspiradores del estamento militar. A su vez, del
senado figuraban Juan Salomn, al que por la abundancia de sus
riquezas y la brillantez de su linaje, Miguel, que haca la labor
de jefe del cuarteto de los Anemas, le prometi engaosamente
ungirlo emperador. Este Salomn, que perteneca a la lite de la
aristocracia senatorial, era el ms bajo de estatura y el de temperamento ms ligero, tanto entre sus colegas, como entre quienes
lo haban engaado. Crea haber llegado a la cumbre en las disciplinas aristotlicas y platnicas, pero de hecho no haba logrado
ningn correcto conocimiento sobre la filosofa y ms bien estaba
cegado por lo abrumador de su ligereza.
5. Se diriga, pues, a toda vela hacia el control del imperio, como
si fuera impulsado por los vientos de los citados Anemas. Pero estos
eran en todo unos impostores. Los partidarios de Miguel no contaban con alzarlo al trono (faltara ms!), sino que aprovechaban
la ligereza del hombre y su fortuna personal para su propio inters.
Mientras drenaban las corrientes de su oro, se ganaron a aquel vanidoso con la esperanza de cederle el mando del imperio con la intencin de que, si las cosas marcharan por buen camino y los Hados
fijaran en ellos benevolentemente sus ojos, tras un breve periodo de
gloria y ventura, le daran un codazo, se lo quitaran de encima y
ellos por su cuenta se aduearan del cetro. No obstante, los trminos en los que se dirigan a l no contenan mencin del asesinato
del soberano y no aludan a la necesidad de desenvainar la espada,
ni al enfrentamiento ni a la lucha, a fin de no atemorizar pronto al
hombre, ya que saban que se acobardaba como nadie ante la idea de
cualquier tipo de violencia. En suma, abrazaron al citado Salomn
como el elemento ms importante de todos. Tambin se unieron en
secreto a la faccin Esclero y Jero, que acababa de dejar entonces la
eparqua de Constantinopla.
6. Pero Salomn, que tena un carcter bastante simple, como
arriba se ha dicho, y que no comprenda nada de las acciones de
465
466
467
en tales trances y conmovida por los lamentos de la esposa de Salomn, se la entreg en donacin sin haberle sustrado ni una pequea parte.
5. Encarcelaron a Salomn en Sozpolis28. Orden que se les
cortara a rape el pelo de la cabeza y el de la barba a Anemas y a sus
cmplices por ser los principales responsables y que marcharan en
cortejo por medio de la plaza y luego, que se les sacasen los ojos.
Los ejecutores los agarraron, los vistieron con tnicas, les adornaron la cabeza con intestinos de bueyes y ovejas al modo de nfulas,
los condujeron a los bueyes y, tras montarlos no a horcajadas, sino
a un lado, los estuvieron paseando por el patio del palacio imperial. Unos maceros saltando ante ellos gritaban y cantaban una
graciosa cancioncilla apropiada al cortejo y compuesta en lengua
vulgar. La cancin peda que se invitase a todo el mundo a venir
para que vieran a esos hombres cornudos, sediciosos y que haban
afilado sus espadas contra el soberano.
6. Todos, sin importar la edad, acudan a ver semejante espectculo, de modo que tambin nosotras, las hijas del emperador,
salimos y contemplamos el espectculo a escondidas. Cuando la
gente pudo ver que Miguel miraba al palacio y levantaba las manos
suplicantes al cielo pidiendo con el gesto que le fueran separados
los brazos de los hombros, las piernas de los glteos y que fuera
seccionada su cabeza, a todo ser vivo le brotaban las lgrimas y
los lamentos, especialmente a nosotras, las hijas del emperador.
Yo, con el deseo de librar al hombre de aquel tormento, llam
repetidas veces a la emperatriz, mi madre, para que contemplara
el cortejo. Nos ocupbamos de esos hombres por causa del emperador, para que no se viera privado de tan excelentes militares y
en especial de Miguel, en tanto en cuanto haba sido pronunciada
contra l una condena ms dura.
7. Como deca, al ver yo cunto lo estaba humillando la desgracia, forzaba a mi madre para que intentara de algn modo librar
a los hombres del desastre que ya les era inminente. Los ejecutores
hacan el camino con bastante lentitud, buscando ocasin para el
28 En Tracia, a orillas del Mar Negro.
468
perdn de los criminales. Ante su demora en presentarse (se encontraba sentada al lado del soberano en el lugar donde, frente a
una imagen de la Virgen, rezaban juntos las oraciones destinadas a
Dios), baj y me situ al otro lado de las puertas. Temerosa porque
no me atreva a entrar, llam con una seal a la emperatriz. Finalmente, ella me hizo caso y subi. Cuando vio el espectculo que
estaba ofreciendo Miguel, prorrumpi en lamentos, retorn entre
clidas lgrimas junto al emperador le rog repetidas veces que le
perdonara los ojos a Miguel.
8. Sin esperar un instante, se envi al hombre que deba detener a
los verdugos. A pesar de su rapidez, los alcanz dentro del lugar llamado Las Manos, que, una vez atravesadas, no libran a nadie del cumplimiento del castigo. Los emperadores fijaron esas manos de bronce
en un sitio elevado, en una alta bveda de piedra. Su deseo era que si
un condenado a muerte por la ley iba pasando por debajo de ellas y en
el camino le llegaba la concesin del indulto imperial, se librara de la
pena. Era como si las manos dieran a entender que el emperador los
haba vuelto a abrazar, los haba retenido por entero con sus manos y
an no se haban librado de las manos de su clemencia. En el caso de
que se traspasaran, era seal de que a partir de ah el poder imperial
los haba desahuciado.
9. En suma, la suerte de los condenados depende de los Hados,
que yo estimo es una opcin decidida por Dios, cuyo auxilio debemos
invocar. Pues o el anuncio del perdn les llega a estos desgraciados a su
paso por las manos y se ven libres de la pena, o, una vez atravesadas las
manos, han perdido la oportunidad de salvarse. Yo todo lo atribuyo
a la Divina Providencia, que tambin en aquellos momentos salv a
aquel hombre de perder la vista. Al parecer, Dios nos movi entonces
a la clemencia. En efecto, el portador del mensaje de la salvacin se
apresur y le entreg la nota del indulto a los que conducan a Miguel
dentro de la bveda, donde estn fijadas las manos de bronce y, tras
hacerse cargo de este, lleg a la torre que existe cerca de palacio y lo
encerr all. As se le haba dado orden de actuar.
469
470
471
472
473
474
40 15 kilmetros.
41 9 kilmetros.
42 Eran dos hermanos, Isaac, el gran duque de la flota entre 1106 y 1107, y Esteban.
475
476
hombres de raza germnica y celtberos44. Cuando los hubo reagrupado a todos, los disemin por toda la franja del interior que corre
junto al mar Adritico y, tras asolarla completamente, atac a continuacin Epidamno, a la que llamamos Dirraquio, con el objetivo de
tomar esta ciudad y luego, de este modo, devastar el territorio hasta
Constantinopla.
3. Siendo como era Bohemundo un hombre hbil para los asedios, en los que consegua superar al famoso Demetrio Poliorcetes,
y con Epidamno en su mente, moviliz todo ingenio mecnico de
asedio existente contra esta ciudad. La rode primero con su ejrcito
y asedi los enclaves prximos y distantes de la ciudad de Dirraquio,
en unas ocasiones con la oposicin de tropas romanas; en otras, libre
de quienes se lo impedan. Mientras se producan muchos combates, destrucciones y matanzas, como hemos sealado arriba, pona
su atencin en el propio sitio de la ciudad de Dirraquio.
4. Pero antes de meternos en materia sobre la famosa batalla de
Dirraquio provocada por el rebelde Bohemundo, debemos explicar
qu posicin ocupa la ciudad. Se halla en la mitad de la costa del
Adritico, que es un mar interior, amplio y que se extiende anchuroso hasta la orilla italiana. Se prolonga en direccin al norte y se
dobla al oriente hacia las tierras de los brbaros vetones45, frente a
44 Parece ser que Ana Comnena se est refiriendo con esta denominacin a hombres procedentes del condado de Barcelona y de Catalua. En primer lugar, las
fuentes antiguas de las que bebe Ana Comnena sitan a los celtberos en la parte
oriental de la Pennsula Ibrica, aunque no llega a la costa mediterrnea, siendo su
punto extremo Zaragoza y Teruel, hecho que no invalida la hiptesis ya que no es
descabellado aducir la falta de un conocimiento exacto de la geografa peninsular
en la autora. Por otro lado, aquella regin tena lazos histricos desde muy antiguo
con el Roselln y la Provenza, regiones importantes en la Primera Cruzada. Como
hemos visto en I XII.11, una hija de Roberto Guiscardo era esposa de Ramn
Berenguer II. Su hermano gemelo, Berenguer Ramn II tuvo que acudir en compaa de sus fieles a la Cruzada como expiacin por el asesinato de su hermano.
Por otro lado, mientras el resto de las tierras de Espaa luchaba en la Reconquista
contra los musulmanes, combate que el papado consideraba una Cruzada particular y que exima a la nobleza aragonesa y castellana de asistir a sus correligionarios
del resto de Europa, en Catalua esa situacin no se daba. Finalmente, sabemos
que en el ao 1102 se hallaba en la corte de Alejo el obispo de Barcelona, a quien
encarg el emperador un mensaje a Pascual II.
45 Se trata de piratas eslavos asentados en la costa del Ilrico y que estaban en
quienes se halla el pas de Apulia. Estos son los lmites del Adritico.
Dirraquio, o Epidamno, es una antigua ciudad griega que se halla al
sur de Eliso, y Eliso est al nordeste.
5. Esta poblacin llamada Eliso, no sabra decir con certeza si
recibi su denominacin por un ro Eliso que desemboca en el caudaloso ro Drimn o si tiene esa denomina sencillamente porque
s. Eliso es un enclave elevado y completamente inexpugnable que
domina, segn se dice, la llanura de Dirraquio. Es tan segura que
ofrece proteccin a Dirraquio por tierra y por mar. Gracias al uso
que de la citada ciudadela de Eliso hizo el soberano Alejo para auxilio de la ciudad de Epidamno, pudo fortificar Dirraquio por el ro
Drimn, que es navegable, y por tierra. Introdujo por el continente
y por mar todas las provisiones que eran precisas para la alimentacin de sus soldados y moradores, y todo el material necesario para
armas y para la guerra.
6. Por aadir algunos datos sobre el ro Drimn y su curso, dir
que fluye desde lo alto del lago Licnitis, al que la gente llama Acrida
con un trmino de origen brbaro, y desde el monte Mocro a travs de unas cien zanjas que denominamos canales. Esos ros fluyen,
como desde diferentes fuentes, separados del lago en nmero de cien
y sin cesar. Luego, se unen as con el ro que pasa por Deure, a partir
de donde se llama Drimn, y aumentando su caudal, lo ensanchan
y lo hacen ms grande. Este ro, tras bordear las fronteras de los
dlmatas, sube hacia el norte, luego se dobla hacia el sur y llegando
a los pies de Eliso desemboca en el golfo del Adritico.
7. Queden as descritas la posicin de Dirraquio y de Eliso, y
las fuertes defensas de ambos lugares. El emperador, que an permaneca en la ciudad imperial, al conocer por las cartas del duque de
Dirraquio la travesa de Bohemundo, apresur su partida. El duque
de Dirraquio, que vigilaba sin reposo y no conceda a sus ojos el
descanso del sueo, cuando supo que Bohemundo haba cruzado
el mar hasta ganar las llanuras del Ilrico, que haba desembarcado
de su nave y fijado all mismo su campamento, mand buscar a
un escita con alas en sus pies, segn dice la expresin, con el fin de
guerra permanente con los venecianos.
479
480
LIBRO XIII
Continuacin de las campaas de Bohemundo. Conjuras. Tratado entre Bohemundo y Alejo (1107-1108)
481
482
483
484
485
emperador un general y un instructor. En suma, una vez seleccionados los ms diestros de ellos y nombrados sus capitanes, los envi a
los valles por donde iba a cruzar el ejrcito brbaro. l, por su parte,
decidi pasar el invierno en Tesalnica.
2. Como decamos, tras despedirse de su tierra, el rebelde de
Bohemundo pas con una muy potente flota desde aquellas tierras
hasta las nuestras y despleg todo el ejrcito franco para asolar nuestras llanuras. March sobre Epidamno con intencin de apoderarse
de ella al primer ataque, si pudiera. Si no, plantara mquinas de asedio y catapultas en torno a toda la ciudad. Con este objetivo, pues,
acamp frente a la puerta que se abre a oriente, encima de la cual
hay un jinete de bronce, y tras una inspeccin comenz el asedio.
Durante todo el invierno estuvo pensando y estudiando los puntos
por donde era factible tomar Dirraquio y cuando la primavera comenzaba a sonrer, al tener ya todas sus tropas en esta orilla, prendi
fuego a sus naves de mercanca y a las que haban llevado caballos
y soldados. Adopt esta medida estratgica para que su ejrcito no
tuviese la vista puesta en el mar y porque lo forzaba a ello la flota
romana. Y dirigi toda su atencin al asedio.
3. Primeramente, despleg alrededor su ejrcito brbaro y plane escaramuzas destacando pelotones de soldados del ejrcito franco (los arqueros del ejrcito romano tambin los acosaban con sus
flechas, unas veces desde las torres de Dirraquio, otras desde lejos).
Atacaba y era atacado. Se adue de Petrula, de la aldea de Milo,
situada ms all del ro Diabolis y de otros lugares similares que se
encontraban en torno a Dirraquio, con todo se qued por derecho
de conquista. Lograba estos xitos gracias a su destreza blica. Entre
tanto, iba construyendo mquinas de guerra, preparando tortugas
fortificadas con torretas y arietes, algunas trincheras y ms tortugas
para proteger a los zapadores. Trabaj durante todo el invierno y
el verano atemorizando con amenazas y con hechos a quienes eran
pusilnimes.
4. Pero no poda vencer en el combate a la valenta romana. Se
frustraron tambin sus planes en el aspecto relacionado con la intendencia. Todo lo que haba rapiado previamente por los alrededores
486
de Dirraquio acab consumindolo y el suministro de las provisiones esperadas era obstaculizado por los soldados del ejrcito romano
que se haban adelantado a ocupar valles, pasos e incluso el mar.
Sobrevino entonces un hambre general que haca perecer por igual
a hombres y caballos, ya que no haba ni forraje para los caballos ni
alimentos para los hombres. Se le aadi tambin al ejrcito brbaro
la desgracia de una enfermedad del vientre, parece ser que por causa
de una escasa alimentacin, es decir por comer solo mijo; pero en
realidad, era la clera de Dios, que se abata sobre tan numeroso y
aguerrido ejrcito y que provocaba las muertes de uno tras otro.
487
con los embates. Unos hombres muy fuertes situados a cada lado del
ariete lo empujaban con vigor contra la muralla en un movimiento
coordinado. Estos acometan con el ariete una vez y este en su empuje destrozaba la muralla y, tras rebotar y ser sometido de nuevo
a la accin del impulso, volva a deteriorarla. El ariete haca este
movimiento ininterrumpidamente, sin cesar de ser impulsado y sin
cesar de horadar la muralla.
3. Probablemente, los antiguos ingenieros que inventaron el
ariete en los alrededores de Gadira10 le confirieron esta denominacin por referencia a los carneros que conocemos, los cuales se
ejercitan topndose unos con otros. Los del interior, burlndose del
trgico asalto de los brbaros que manejaban el ariete y de que el
asedio no fuera para ellos por buen camino, abrieron las puertas y
los exhortaban a entrar en medio de las carcajadas provocadas por
las sacudidas del ariete. Decan: El ariete nunca har con sus acometidas contra el muro una brecha tan grande como la que ofrece
la puerta. En suma, aquel empeo se demostr vano por la valenta
de los defensores y el valor del general Alejo, sobrino del soberano
Alejo. El enemigo acab por desentenderse del ingenio y por renunciar al sitio, pues el coraje de los defensores y el hecho de que
hubieran abierto las puertas a los brbaros y se hubieran atrevido a
afrontarlos los hundieron en el desnimo y en la desmoralizacin
ante la mquina. De ese modo, quedaron inutilizados los efectos de
la tortuga reforzada con arietes. Ninguna consecuencia peor trajo el
que le prendieran fuego desde lo alto de la muralla a la mquina, ya
intil e inmvil por los motivos antes citados, y el que la redujeran
a cenizas.
4. El ejrcito franco renunci a esos medios y puso su atencin
en otro ingenio ms terrible an destinado al extremo del sector
norte, frente a la sede ducal, lugar que recibe la denominacin de
pretorio. La situacin del lugar era la siguiente. Este sitio se elevaba
sobre una colina, y me refiero no a una colina rocosa, sino de tierra,
sobre la que se haba cimentado el amurallamiento de la ciudad.
Frente a esta, como decamos, los hombres de Bohemundo comen10 Cdiz.
488
zaron a excavar con gran habilidad. Era una nueva calamidad contra
las ciudades ingeniada entre los sitiadores y otro instrumento de asedio ideado por estos contra la ciudad. Excavaban bajo tierra como
topos e iban horadando el terreno bajo el suelo, y ya protegindose
en la superficie de los lanzamientos de piedras y dardos efectuados
por los defensores con tortugas de cubierta elevada, ya sosteniendo
el techo de la galera mediante vigas, el caso es que cavaban en lnea
recta e iban construyendo una galera muy amplia y larga, mientras
apartaban en carros la tierra que sacaban. Una vez la excavacin
hubo alcanzado la longitud necesaria, lo celebraron como si hubieran realizado una gran labor.
5. Pero los defensores andaban alerta y desde cierta distancia
empezaron a cavar la tierra en su sector, hicieron una zanja considerable y se emplazaron a lo largo de la extensin de dicha zanja, atentos al lugar por donde sin duda el bando sitiador iba a construir su
galera desde su territorio hasta el nuestro. Pronto descubrieron un
lugar donde estaban golpeando, excavando y minando los cimientos
de la muralla. Apercibidos de su presencia, abrieron un hoyo frente
a ellos y, cuando vieron la masa de los enemigos a travs del hoyo
abierto desde el interior, les arrojaron fuego y calcinaron sus rostros.
6. Este fuego haba sido elaborado por ellos segn el siguiente
procedimiento. Se recogi la resina, que es muy combustible, del
pino y de otros rboles similares de hoja perenne. Esta fue macerada
y mezclada con azufre, se introdujo en tubos de caa y fue expulsada por quien los manejaba con un fuerte y prolongado soplo. Nada
ms tomar contacto con el fuego encendido en el extremo del tubo,
prendi y cay como un torbellino en las caras de los enemigos.
Gracias al empleo que hicieron de ese fuego los defensores de Dirraquio, lograron prender las barbas y los rostros de sus adversarios al
encontrrselos de frente. Era digno de verse cmo ellos salan en
desbandada por donde haban entrado ordenadamente, igual que
un enjambre de abejas perseguido por el fuego.
7. Como tambin estos esfuerzos se haban hecho en vano y el
empeo de los brbaros no haba culminado en ningn resultado
til, tuvieron una tercera ocurrencia, una torre de madera que, como
489
490
491
492
al bando de Bohemundo y, a su vez, que desde el otro campo circularan cartas o se enviaran mensajes a nuestros hombres, medios con
cuyo auxilio frecuentemente suelen crearse amigos. Pues la escasez
de comunicacin, segn el Estagirita16, destruye muchas amistades.
2. Como saba que Bohemundo era un hombre repleto de maldad y de fuerza, deseaba entablar batalla con l cara a cara, como
se ha dicho, pero tampoco renunciaba en absoluto a hacer planes
contra l sirvindose de cualesquiera otros medios y estrategias. A
causa de las razones ya citadas, aunque se impacientara mucho por
combatir este padre mo, siendo como era desde siempre muy valiente y arrojado, se afanaba en derrotarlo por vas diversas, ya que
se dejaba gobernar en todo por la razn.
3. El estratega, creo, no debe empearse siempre en conquistar
la victoria mediante el recurso a la espada, sino que tambin en ocasiones debe apelar a la astucia cuando el momento y las circunstancias permitan obtener con ella una victoria completa. La cualidad
que mejor caracteriza a los estrategas es, a nuestro entender, la capacidad de recurrir tanto a las espadas y las batallas, como a los pactos.
Por otra parte, en ocasiones se debe vencer al enemigo acudiendo a
la astucia, si se presenta la ocasin de recurrir a ella. Es evidente que
el soberano organiz tales movimientos en aquellos instantes. Con
el deseo de introducir la discordia entre los condes y Bohemundo,
y sacudir, o incluso quebrar, su cohesin militar, plane la siguiente
estratagema.
4. Mand llamar de Npoles al sebasto Marino (era l del linaje
de los Maistromilio17 y, aunque en aquel momento no le guardara
al emperador un muy claro vasallaje por haberlo engaado con palabras y promesas fraudulentas, sin embargo se atrevi a confiarle
sus proyectos secretos sobre Bohemundo). Hizo lo mismo tambin
16 Aristteles, tica a Nicmaco, VIII 5.1 [1157b 10-15]: Muchas amistades
destruy la incomunicacin [ ].
17 El apellido de la familia deriva de la denominacin latina de los gobernadores
de la ciudad: magistri militum. De hecho, el enclave ya no estaba bajo el poder
del Imperio Bizantino, sin embargo, sus dirigentes seguan conservando la denominacin bizantina.
493
494
495
496
un gobernador siempre alerta, Miguel Cecaumeno. Al frente de Petrula con tropas de infantera mixta24 estaba Alejandro Cabasilas,
hombre muy intrpido que haba obtenido muchos triunfos contra
los turcos en Asia. Deure25 la defenda Len Nicerites con numerosas fuerzas y a Eustacio Camitzes se le haban encomendado los
desfiladeros de Arbano26.
2. Bohemundo, por su parte, desde el inicio de la carrera, siguiendo la expresin usual, envi contra Cabasilas a su hermano
Guido, a un conde llamado Sarraceno y a Contopagano. Gracias a
que algunas villas limtrofes con Arbano se haban pasado al bando
de Bohemundo, sus habitantes, que conocan con exactitud los
senderos de Arbano, pudieron acudir a su encuentro, dar detallada
cuenta de la posicin de Deure e indicarle la existencia de senderos
recnditos. Entonces Guido, tras dividir en dos el ejrcito, tom
bajo su responsabilidad la batalla frontal contra Camitzes y orden que Contopagano y el conde llamado Sarraceno, conducidos
por los deuriotas, cayeran sobre la retaguardia de Camitzes. Dado
que ambos estuvieron de acuerdo en la estrategia, cuando Guido
emprendi el combate de frente, los otros condes cayeron por la
espalda sobre el ejrcito de Camitzes y provocaron una tremenda
matanza, al no poder luchar l contra todos. Cuando comprob
que sus hombres estaban huyendo, los sigui tambin. Muchos
romanos cayeron entonces, Caras, quien desde nio haba sido
escogido y sumado a sus ntimos por el soberano, y Escaliario, un
turco que haba sido antiguamente un renombrado caudillo de las
gentes de oriente y que, tras pasarse al emperador, haba recibido
el santo bautismo.
3. Esos fueron los acontecimientos relacionados con Camitzes.
A su vez, Aliates, que defenda Glabinitza con otros hombres de
lite, baj a la llanura. Dios sabe si lo hizo con intencin de combatir o de inspeccionar alguna posicin. Pues bien, casualmente,
24 Infantera ligera e infantera pesada. La primera armada con arcos; la segunda,
con hacha, espada y escudo. Combatan ya juntas, ya por separado.
25 Debar, al norte de Acrida.
26 Al oeste de lago de Acrida.
497
498
499
500
501
502
503
rables), les prestaron a sus naves las alas de las velas y se atrevieron a
zarpar rumbo al Ilrico. Como el viento del sur soplaba fuertemente
y les impeda totalmente atracar en Dirraquio, se vieron obligados
a costear hasta llegar a Auln. Una vez hubieron fondeado all los
innumerables barcos mercantes, transportaron hacia el lugar donde
estaba Bohemundo abundantes tropas de infantera y caballera, y le
facilitaron tambin todos los vveres. A partir de ese momento, los
celtas se hicieron con copiosos suministros de modo que importaron
de all generosamente los productos de subsistencia.
3. El emperador lleno de clera recrimin grandemente a Isaac
su conducta y gracias a sus amenazas en el caso de que no se corrigiera, lo persuadi para que anduviera alerta. Pero las cosas no le iban
a Contostfano segn lo esperado. Aunque haba intentado una y
mil veces rechazar a los que pasaban de la costa italiana en direccin
al Ilrico, haba fracasado en sus objetivos. Cuando llegaba al centro
del estrecho y vea que los celtas venan navegando con viento de
cola, desplegadas las velas y a una velocidad imparable, no era capaz
de luchar simultneamente contra los celtas y contra los vientos y
las brisas que le soplaban de proa. Ni siquiera el mismo Heracles,
afirman, pudo luchar contra dos adversarios y emprenda el regreso
a causa de la fuerza del viento. Por todo ello, el soberano estaba muy
enojado.
4. Al conocer que Contostfano tena fondeada la flota romana en un emplazamiento que no era el adecuado y que por ello
los vientos del sur le resultaban desfavorables, pero beneficiaban la
navegacin de los celtas, envi a Contostfano una carta en la que,
tras describir las costas de Longibarda y del Ilrico y los puertos que
haba en cada orilla, le seal los sitios donde deba fondear y desde
donde encontrara brisas de popa en el momento de zarpar contra
los celtas que estuvieran haciendo la travesa. Anim nuevamente
a Contostfano y lo convenci de que se pusiera manos a la obra.
Cuando Isaac se hubo repuesto de su desaliento, arrib al lugar que
le recomendara el soberano y fonde sus naves. Se mantuvo a la expectativa del momento en que los hombres de Longibarda iniciaran
la navegacin hacia el Ilrico con su abundante impedimenta. Cuan-
504
505
de malla. Consideraba que era completamente intil e insensato tomarlos como blanco.
2. La cota de malla es un tipo de armamento defensivo celta en
el que un anillo de hierro est entrelazado a otro anillo con tan excelente calidad en el metal que repele un dardo arrojado con fuerza
y preserva el cuerpo del soldado. Otro accesorio para la defensa es
un escudo que no es redondo, sino largo que es muy ancho en su
parte superior y termina en una punta aguda. Por dentro presenta
un aspecto ligeramente curvado y por fuera brilla uniformemente y
resplandece como el bronce. Un dardo, aun de procedencia escita
o persa, o disparado por brazos de gigantes, rebotara sobre este y
retornara hacia el que lo lanz.
3. Me parece que era precisamente porque el emperador conoca el armamento usado por los celtas y nuestros arcos, por lo que
mandaba dejar en paz a los hombres y ordenaba atacar ms a los
caballos, aconsejando que los atravesaran con los dardos para que
al ser derribados de sus monturas, se les pudiera vencer fcilmente.
Pues un celta a caballo es imposible de resistir en su ataque y capaz
de horadar la muralla de Babilonia, pero una vez desmontado es un
juguete para cualquiera.
4. El emperador, al percatarse del estado de desunin que presentaban quienes iban con l, prefiri no franquear los desfiladeros,
aunque tuviera el vivo deseo de entablar una batalla campal con
Bohemundo, como en muchas y reiteradas ocasiones nos explic.
Pues era en la batalla ms cortante que cualquier espada, de firme
resolucin y completamente decidido. Sin embargo, las circunstancias lo apartaban de su empeo, limitando tremendamente sus aspiraciones.
5. Bohemundo, pues, estaba siendo acosado por tierra y por
mar. El soberano se haba sentado a contemplar, como un espectador, los hechos que estaban sucediendo en la llanura del Ilrico,
aunque se encontraba espiritual y anmicamente por entero junto a
los combatientes y comparta con ellos sus trabajos y penalidades,
por no decir ms que ellos, incitando a la batalla y a los combates a
los jefes emplazados en las cimas de los desfiladeros y recomendando
506
cmo se deba atacar a los celtas. Mariano, por su parte, que guardaba los accesos del estrecho entre Longibarda y el Ilrico, repela
continuamente a quienes atravesaban desde all hacia el Ilrico, no
permitiendo que ningn navo de tres mstiles ni transporte cargado
con innumerables mercancas ni barco ligero de dos remos cruzase
al encuentro de Bohemundo. Este vea que Alejo planteaba la guerra
muy hbilmente, mientras que a l le faltaban los alimentos suministrados por mar y los abastecidos por tierra. Cuando alguien sala
del campamento por provisiones o llevaba los caballos a abrevar, lo
atacaban los romanos y mataban a la mayora de ellos, de modo que
poco a poco su ejrcito iba disminuyendo. Pregunt entonces las
condiciones de paz a Alejo, duque de Dirraquio, por mediacin de
unos emisarios.
6. Un conde de Bohemundo, el noble Guillermo Clareles33,
como vea que todo el ejrcito de los celtas estaba siendo devastado
por el hambre y la enfermedad (una tremenda se haba abatido sobre
ellos desde el cielo), se procur su propia salvacin y desert con
cincuenta caballos al bando del soberano. El emperador lo acogi,
se inform de la situacin de Bohemundo y, una vez estuvo seguro
de que el hambre haba hecho acto de presencia en el ejrcito de este
y que su situacin haba llegado a un punto crtico, le correspondi
con el ttulo de nobilsimo y le hizo innumerables regalos y favores.
Cuando se hubo enterado por una carta de Alejo de que Bohemundo haba enviado embajadores para pedir la paz, dado que sospechaba que quienes le rodeaban planeaban continuamente conspiraciones contra l (vea en cuntas ocasiones se haban sublevado y
haba sido atacado por su gente ms que por enemigos extranjeros)
y dado que crea adems mejor no pelear contra ambos frentes con
las dos manos, haciendo de la necesidad virtud, como se suele decir,
reconoci que era ms beneficioso aceptar la paz con los celtas y no
rechazar la solicitud de Bohemundo, pues tema avanzar ms lejos
por la causa que el relato ha mostrado anteriormente.
7. Por todo ello, se qued en el mismo lugar con idea de hacer
frente a las dos clases de enemigos y orden al duque de Dirraquio
33 Guillaume Claret.
507
508
509
510
511
512
513
por su envergadura y su mirada, y su risa era para todos los dems motivo de terror. Tanto se caracterizaba as en alma y cuerpo
que su nimo y su pasin estaban en armas y los dos miraban a la
guerra. Sus pensamientos eran diversos, astutos y escurridizos ante
cualquier intento de captarlos. Su conversacin era inteligente y sus
respuestas, inaprensibles. Con un talante lleno de tales cualidades y
tan sealadas solo poda ser superado por el emperador gracias a su
linaje, elocuencia y dems cualidades naturales.
514
515
516
517
518
519
520
521
toda su regin; San Elas44, el distrito militar junto con las villas bajo
su soberana; el distrito militar de Borze45 y las plazas a su mando; la
regin en torno al distrito militar de Sezer46, que los griegos denominan Larisa, y Artac47, Teluc48, los distritos militares con cada recinto;
junto a estos, Germanicea y las fortalezas a su mando; la Montaa
Negra49 y las plazas bajo su jurisdiccin y la llanura entera que se
prolonga a sus pies, evidentemente, sin el distrito de los Rupenio50,
los armenios Len y Teodoro, que son sbditos de Vuestra Majestad.
19. Junto a las localidades citadas el distrito militar de Pagras51,
el distrito militar de Palatzas52, y el tema de Zume53 y todas las plazas
y villas bajo su jurisdiccin y la regin que le pertenece a cada una.
Todas estas localidades tambin constan en el crisbulo de Vuestras
Majestades, porque me han sido cedidas por vuestra divina autoridad hasta el fin de mi vida, con el compromiso de que han de volver tras mi bito al imperio de la Nueva Roma y emperatriz de las
ciudades, Constantinopla, siempre y cuando guarde una muy pura
fidelidad y una limpia lealtad hacia vosotros, los siempre venerables
y honorables emperadores, hacia vuestro imperio y trono, y sea siervo y sumiso vasallo del cetro imperial.
20. Acuerdo y juro por Dios, que es venerado en la iglesia de
Antioqua, que no habr patriarca de nuestra raza en Antioqua,
sino que lo ser aquel que designen Vuestras Majestades de entre los
44 Rs-al-Hanzir, al noroeste de Antioqua.
45 Qalat Berze, en Siria, al noroeste de Laodicea.
46 Qalat Sgar, en Siria.
47 En Siria, al noroeste de Antioqua, cerca de Rhaniya.
48 Dulk, en el norte de Siria, al oeste de Apamea.
49 El Amano (Nur Dagh), al noroeste de Antioqua.
50 Prncipes de la Pequea Armenia, reino armenio de Cilicia. Los Rupnidas
pertenecan a una rama menor de la familia real armenia de los Bagrtidas. El reino fue fundado en 1078 y estuvo precedido por el poder creciente de los oficiales
armenios al servicio de los bizantinos. Los armenios aprovecharon la debilidad del
poder imperial en la zona tras la batalla de Mantzikert.
51 Bagrs, en Siria, al norte de Antioqua.
52 Quizs Balgt.
53 Al-Gma, al norte de Antioqua.
522
523
vuestra presencia, a la ciudad imperial, para que tome la citada cantidad con destino a nuestra persona.
27. Vosotros, los siempre venerables, honorables y augustos
emperadores del imperio de los romanos, respetaris en adelante el
texto escrito en el crisbulo por Vuestras Piadosas Majestades y observaris las promesas. Yo, por este juramento, confirmo lo acordado
entre vosotros y yo. Pues juro por la Pasin de nuestro clemente
Salvador Cristo, por aquella invencible Cruz que padeci por la salvacin de todos, y por los santsimos Evangelios que han asombrado
a todo el mundo, y aqu presentes, juro con ellos en mi mano por
la Cruz de Cristo asociada en mi pensamiento a la Corona de espinas, a los Clavos y a la Punta de la lanza de aquel que atraves el
costado del Seor y dador de vida, a Vos, el poderossimo y santo
emperador, nuestro seor Alejo Comneno y a vuestro coemperador, vuestro muy amado hijo, nuestro seor Juan Porfirogneto, que
todo lo pactado y dicho por mi boca para siempre guardar y observar sin transgresiones, que me ocupo y me ocupar por siempre de
vuestras posesiones, que no mostrar en lo ms mnimo intenciones
malvadas o dolosas hacia vosotros, sino que perseverar en todos los
acuerdos adoptados por m y de ningn modo jurar en falso contra
vosotros ni me encaminar por un rumbo que anule las promesas, ni
tendr ningn pensamiento opuesto al tratado, tanto yo como todos
y cada uno de cuantos pertenecen a mi soberana y constituyen el
conjunto de mis soldados. Incluso nos vestiremos la coraza contra
vuestros enemigos y ofreceremos la diestra a vuestros amigos. Todos
mis pensamientos sern y se encauzarn para beneficio y honra del
imperio de los romanos. Ojal cuente as con el auxilio de Dios,
ojal cuente con el auxilio de la Cruz y de los divinos Evangelios.
28. Esto fue escrito y los juramentos prestados en presencia de
los testigos abajo expuestos, en el mes de septiembre de la segunda
indiccin del ao 66171. Los testigos y firmantes ante quienes se
realizaron estos trmites son los siguientes: los obispos muy devotos
de Dios, Mauro de Amalfi y Renardo de Tarento junto con clrigos
que los acompaan. El muy bendito abad del venerable monasterio
1 1108.
525
526
LIBRO XIV
Campaas contra turcos y francos. Enfermedades del emperador. Los maniqueos (1108-1115)
527
528
529
posea una inteligencia tan clara que saba lo que deba hacerse y
cmo poner en prctica sus planes en un lapso de tiempo imperceptible, conocedor adems de que no posea suficientes fuerzas para
enfrentarse a tan gran cantidad de soldados enemigos, orden enseguida reforzar todas las puertas de la ciudad y prohibi que nadie
subiera a las murallas y que nadie gritara ni hiciera sonar flautas o
ctaras. En suma, confiri a la ciudad un aspecto tal que quienes viniesen la creyeran completamente deshabitada. Asn lleg a Filadelfia, rode con su ejrcito las murallas y estuvo aguardando durante
tres das. Como estaba claro que nadie se asomaba a las almenas,
que las puertas estaban reforzadas y que no dispona de helpolis ni
catapultas, considerando que el ejrcito de Eumacio era pequeo
y por ello ni siquiera se atreva a salir, emprendi otro camino en
medio de recriminaciones por su debilidad y de un total desprecio
hacia l. Separ a diez mil hombres de su ejrcito y los envi contra
Celbiano13, a otros (...) como si fueran en direccin a Esmirna y a
Ninfeo14, y a los restantes a Cliara15 y Prgamo. Una vez enviados todos a realizar las incursiones, l se uni a los qu partan en direccin
a Esmirna (...).
7. Sin embargo, Filocales, que conoca las intenciones de Asn,
envi todas las fuerzas a su mando contra los turcos Estas persiguieron a los que haban salido tranquilamente rumbo a Celbiano, los
alcanzaron y cayeron sobre ellos cuando amaneca el da. No se contuvieron a la hora de la matanza y liberaron a todos los prisioneros
que llevaban los turcos. Luego, emprendieron la persecucin de los
turcos que haban partido hacia Esmirna y Ninfeo. Algunos hombres de la vanguardia, que se haban adelantado, libraron combate
desde las dos alas de la formacin contra aquellos y los vencieron
completamente. Mataron a muchos y obtuvieron gran cantidad de
cautivos. Los supervivientes, que fueron escasos, en su huida general
cayeron en los remolinos del Meandro y se ahogaron rpidamente.
Es ese un ro de Frigia, el ms tortuoso de todos los ros debido a
13 Al suroeste de Filadelfia. Cerca de feso.
14 Al este de Esmirna.
15 En Lidia, entre Kirkaga y Soma.
530
531
2. Tancredo se haba aprovechado de aquellos incontables regalos, de las montaas de oro, de la extrema atencin que les haba
dispensado, de la masa de tropas enviadas por l para que colaborasen sin que el imperio de los romanos hubiera obtenido ninguna
compensacin por su parte. Mientras, los francos planeaban sus particulares xitos cancelando pactos y juramentos sin preocuparse por
nada. Por todo ello, su alma se desgarraba sin saber cmo sobrellevar
la insolencia.
3. Por ello, envi una embajada a Tancredo, gobernador de Antioqua, acusndole de su falta y de la transgresin de los juramentos. Aada que no estaba dispuesto a soportar que se le estuviese
despreciando eternamente y que lo castigara tambin a l por su ingratitud con los romanos. Hubiera sido indigno y ms que indigno
gastar las riquezas ms all de toda cuenta, haber destacado los ms
ilustres batallones romanos por toda Siria y por la misma Antioqua
en su afn por ampliar con todas sus fuerzas y voluntad los lmites
del imperio de los romanos y que Tancredo disfrutase de los placeres
a costa de sus riquezas y sus fatigas.
4. Cuando recibi esta embajada, aquel brbaro furioso y enloquecido, que no soportaba ni siquiera en el extremo de sus odos la
verdad de las palabras y la franqueza de los embajadores, actu enseguida como suele hacerlo su raza e, hinchado de soberbia, se jact de
que colocara su trono por encima de los astros y amenaz con atravesar las murallas de Babilonia con la punta de su lanza. Hablaba y
se expresaba en precisos trminos sobre la valenta que caracterizaba
a sus tropas y su incontenible mpetu, y afirmaba que nunca dejara
escapar Antioqua, aunque los que fueran a enfrentarse con l portasen manos de fuego, y que l en personase se tena por un Nino16, el
gran asirio, y que era como un gigante enorme e imbatible, erguido
como una roca sobre el suelo, y consideraba a los romanos hormigas
y los ms cobardes de los seres vivos.
16 Para los historiadores griegos de la antigedad, como Ctesias de Cnido o Diodoro Sculo, Nino fue un rey legendario de Asiria, fundador del primer imperio
asirio. A su nombre se le atribua la denominacin de la ciudad de Nnive. Se cas
con la tambin legendaria reina Semramis, la cual, una vez viuda, tom las riendas
del poder y ampli el imperio hasta la India y Etiopa.
532
5. Cuando a su regreso los embajadores informaron de la insensatez del celta, el emperador se llen de clera sin que se le pudiera ya
refrenar, y quera ir inmediatamente a reclamar Antioqua. As pues,
tras reunir a la lite del estamento militar y a todos los miembros del
senado, pidi consejo a todos. En ese momento, todos rechazaron la
expedicin del soberano contra Tancredo, argumentando que antes
era preciso ganarse a todos los condes que gobernaban los alrededores de Antioqua y al rey mismo de Jerusaln, Balduino, y sondear sus opiniones sobre si querran cooperar con l en su campaa
contra Antioqua. Si tuviera constancia de que estos eran enemigos
de Tancredo, entonces podra atreverse a marchar contra l y si no,
resolver de otro modo el asunto de Antioqua.
6. El soberano elogi este consejo, mand buscar a Manuel Butumites y a uno que saba la lengua latina, y los despach en direccin a los condes y al rey de Jerusaln, despus de haberles hecho
abundantes recomendaciones sobre lo que deban tratar con ellos
y con el propio rey de Jerusaln, Balduino. Dado que era imprescindible enviarles riquezas a causa del codicioso carcter latino, dio
rdenes a Butumites para el entonces duque de Chipre, Eumacio
Filocales, donde detallaba las instrucciones precisas para que le facilitara tantos barcos como le hicieran falta. A la par, le orden que
entregase a los condes mucho dinero de todo tipo, de toda clase de
formas y acuaciones y de diversos valores. Prescribi asimismo a
los ya citados y en concreto a Manuel Butumites, que tras recibir las
riquezas de Filocales, atracaran sus naves en Trpoli, se entrevistaran
con el conde Pelctrano17, hijo de Isangeles, a quien nuestra historia
ha hecho frecuentes menciones, le recordaran la fidelidad que su
padre guard hacia el soberano y, al tiempo de entregarle las cartas
imperiales, le dijeran: No se te debe considerar como inferior a tu
17 Beltrn (Bertrand) de Tolosa, marqus de Provenza y duque de Narbona (10651112), hijo de Raymond de Saint-Gilles. Cuando este march a la Cruzada, lo
dej como regente en su nombre sobre las posesiones de la familia. Ejerci como
tal desde 1096 hasta 1105 en que, a la muerte de su padre, hered todos los derechos. March tambin l a la Cruzada y en 1109, tras tomar la ciudad de Trpoli
con ayuda de los genoveses y del rey Balduino I de Jerusaln, se erigi en conde de
Trpoli. Muri el 21 de abril de 1112.
533
534
de cuaresma, los retuvo a su lado durante los cuarenta das18, mientras sitiaba Tiro, como hemos dicho. La ciudad estaba protegida,
adems de por otros medios, por unas murallas inexpugnables que
constaban de tres recintos en torno a ella. El crculo ms exterior
contena al segundo y este a su vez al de ms adentro, que era el tercero. Eran como crculos que contenan unos a otros y que rodeaban
la ciudad con un cinturn.
9. Balduino supo atacar previamente este conjunto de murallas
para tomar posteriormente la ciudad, pues actuaban como corazas
protectoras de Tiro y dificultaban el sitio. Este, mediante algunas
maquinar de asedio haba destruido la primera y segunda lneas y lo
estaba intentando con la tercera. Pero, una vez destruidas las almenas, a continuacin relaj el asedio. La hubiera tomado si se hubiera
esforzado, pero como crea que tras esos avances podra poner pie en
la ciudad con escalas, se dedic al asedio como si ya la tuviese en sus
manos. Esto les proporcion la salvacin a los sarracenos. Balduino,
que vea cercana la victoria, fue completamente repelido y quienes
estaban en el interior de las redes, se libraron de sus hilos. El tiempo
que haca perder la negligencia de Balduino les permiti recuperar
la iniciativa.
10. Tramaron la siguiente argucia. Pidieron en apariencia un
tratado de paz y le trasladaron emisarios para la paz, pero en realidad, mientras se iban desarrollando las conversaciones de paz,
se preparaban para la defensa y gracias a las expectativas que iban
dejando en suspenso, tenan tiempo de tramar estratagemas contra
l. Cuando comprobaron su enorme desinters por la guerra y que
los sitiadores flaqueaban, llenaron una noche numerosas nforas
de cermica con pez lquida y las lanzaron contra las mquinas que
rodeaban la ciudad. Al estrellarse, necesariamente empaparon de
ese lquido la madera. A continuacin de estas, les arrojaron antorchas encendidas y despus repitieron la operacin con nforas
llenas de nafta que al contacto con el fuego inmediatamente comenzaron a lanzar llamas al aire, con lo que las mquinas de los sitiadores quedaron reducidas a cenizas. Mientras se iba iluminando
18 Hasta el 21 de abril de 1112.
535
536
537
III. Retirada de una flota procedente de Longibarda sin presentar combate. Incursin de los turcos, derrota de estos y firma de
un tratado con el emperador.
1. Los problemas caan sin descanso sobre el emperador como los
copos de nieve. Por mar, los caudillos de Pisa, Gnova y Longibarda
se disponan a devastar con una flota todas las zonas costeras y por
tierra el emir Saisn21 estaba al llegar desde oriente en su ofensiva
contra Filadelfia y las regiones del litoral. Reconoci que deba salir
de la ciudad imperial y acudir all donde fuera posible combatir en
ambos frentes. Lleg, pues, al Quersoneso. Luego, tras hacer venir tropas terrestres y navales procedentes de todas partes y destacar
un importante cuerpo de ejrcito, lo emplaz por el Escamandro
hasta Atramicio, en el tema Tracesio. Estaba al mando de Filadelfia
como general Constantino Gabras acompaado de una guarnicin
lo suficientemente numerosa para esa plaza. El medio brbaro Monastrs, a quien hemos mencionado en numerosas ocasiones, haca
lo mismo con Prgamo, Cliara y los pueblos de sus alrededores. Las
restantes ciudades costeras tenan a su frente a otros hombres que se
distinguan de los dems por su experiencia militar y por su audacia. Muchas recomendaciones les hizo el soberano tales como que
21 Malik Shh (1107-1116), hijo mayor de Qilidj Arsln y heredero. Traslad la
capital a Iconio (Konya).
538
539
tan preparado para hacerles frente, se volvieron por creer ms conveniente regresar sin haber entrado en accin que ser derrotados en
un combate con la flota romana. Estas fueron todas las noticias que
aquel celta atemorizado y asustado an por la presencia de la flota
romana dio a Balduino.
5. Estos fueron, pues, los acontecimientos que vivieron los celtas en el mar. Pero la situacin en el continente no se presentaba
libre de turbulencias, ni se le haba planteado al soberano sin preocupaciones. Un cierto Miguel de Amastris, que era gobernador de
Acruno23, tras urdir una sedicin, se erigi en amo de la plaza y se
dedic a devastar terriblemente sus alrededores. Cuando se hubo
enterado de esto el soberano, envi contra l a Jorge, el hijo de Decano24 al mando de una nutrida tropa. Este, despus de un asedio
de tres meses, se apoder de esa ciudad y rpidamente envi a aquel
rebelde al soberano. El soberano encomend el gobierno de la plaza
a otro y, clavndole un dardo entre las cejas25, llen de amenazas al
sedicioso a quien, para meterle miedo, conden aparentemente a
muerte. Pero pronto liber al soldado de sus temores. An no acababa de ocultarse el sol en el horizonte, cuando aquel prisionero se
vea libre y el condenado a muerte se haba encontrado con infinitos
regalos.
6. As era mi padre y emperador en todo momento, aunque
solo obtuviera a cambio la tremenda ingratitud de la gente, como
le pas antiguamente tambin al primer benefactor, Nuestro Seor, que hizo llover man en el desierto, dio alimento en las montaas y permiti el paso a travs del mar sin que se mojaran, para
ser posteriormente rechazado, insultado, golpeado y por ltimo
condenado a la cruz por los facinerosos. Cuando llego a este punto, brotan las lgrimas delante de mis palabras y me siento agitada
en el momento de tratar sobre este particular y de hacer la lista
de los ingratos; pero contengo mi lengua, aunque mi corazn desee vivamente detallarlos, y me digo sin cesar a m misma lo del
23 Hoy Afion Kara-hisar, en Frigia.
24 Ver VIII IX.6-7. Haba tomado parte en la conspiracin de Gabras.
25 Sentido figurado: mirar fijamente.
540
541
542
543
544
545
546
547
unos iban al asalto de Nicea y sus regiones limtrofes y que Monolico32 y (...) estaban devastando las zonas costeras. Los primeros, una
vez hubieron asolado los territorios limtrofes con el lago de Nicea y
Prusa, as como Apolonade, acamparon all mismo y tras acumular
todo el botn en ese sitio continuaron su avance al mismo ritmo y
devastaron entonces Lopadio y toda la zona de sus alrededores hasta
llegar a Czico, que tomaron al primer asalto por la parte del mar sin
que su gobernador opusiera la ms mnima resistencia. Ms bien,
huy cobardemente de la plaza. Luego inform de que Contogmes
y el emir Mucumet33, archistrapas de gran rango, haban marchado
por los montes Lencianos hacia Pemaneno34, arrastrando un abundante botn y a muchos hombres capturados a punta de lanza, incluidos a cuantas mujeres y nios haban perdonado sus armas. Monolico, por su parte, haba vadeado un ro llamado por los lugareos
Bareno35, que fluye desde un monte conocido por Ibis36, en el que
nacen tambin muchos y diversos ros como el Escamandro, el Angelocomites37 y el Empelo38, se haba encaminado a Pario39 y Abido
del Helesponto y haba atravesado Atramicio y Cliara en unin de
numerosos cautivos de forma incruenta y sin combatir.
4. Ante estos informes el soberano orden por carta que Camitzes, entonces con el cargo de duque de Nicea, siguiera a los brbaros con quinientos soldados, que lo mantuviera al corriente de sus
movimientos por carta y que evitase trabar combate con ellos. l,
tras su salida de Nicea alcanz a Contogmes, al emir Mucumet y a
los dems en el lugar llamado Aorata y, como si se hubiera olvidado
de las prescripciones del soberano, los atac enseguida. Estos, que
32 El emir Manalough
33 El sultn Mohammed I (1105-1118), hijo de Malik Shah I. Sucedi a su hermano Barkyaruq.
34 Cerca de Lopadio, en Misia.
35 Hoy Gnen-ay.
36 Monte Ida, en Misia.
37 El Grnico. Hoy Bigha-ay.
38 Kara-der.
39 En la Propntide, al este de Galpoli.
548
549
550
551
enseguida con sus espadas. Los soldados que guardaban la retaguardia con la misin de defender a los hombres encargados de preservar
la impedimenta y los caballos, y repeler en lo posible a quienes los
atacasen, al notar la presencia de los turcos, se lanzaron contra ellos
y los pusieron totalmente en fuga.
3. Camitzes, que estaba entonces prisionero de los turcos, al ver
la confusin surgida en el encuentro de la batalla y contemplar que
unos huan y otros perseguan, como era un hombre de firme carcter, plane su fuga y emprendi el camino. Un catafracto celta,
que se encontr con l, le cedi su caballo con el que dio alcance
al soberano cuando estaba acampado en la llanura del valle que se
extiende entre Filadelfia y Acroco y que tiene una amplitud capaz
de admitir la presencia no de un ejrcito, sino de varios. Al ver a
Camitzes, tras recibirlo con una enorme alegra y agradecer a Dios
el haberlo liberado, lo envi a la ciudad imperial, diciendo: Cuenta
todas las penalidades que has visto y sufrido y anuncia a los nuestros
que, gracias a Dios, an estamos vivos.
4. Cuando se hubo enterado de la muerte de Ampelas y Tzipureles, dijo el soberano muy dolido en su alma por la muerte de
aquellos: Hemos entregado dos y hemos recibido uno. Pues, cuando obtena alguna victoria en combate, era su costumbre averiguar
si alguno de sus soldados haba sido capturado o si alguno haba
muerto por una mano enemiga. Aunque hubiera puesto en fuga
todas las falanges enemigas y se hubiera alzado con la victoria sobre
ellas, si por casualidad haba perecido uno de sus ltimos soldados,
no le conceda valor ninguno al hecho de la victoria y la consideraba
realmente como una victoria cadmea44 o un perjuicio en lugar de
un provecho. Tras dejar l como comandantes a Jorge Lebunes y a
otros con soldados a su mando para que vigilaran el pas, emprendi
44 Modernamente, suele hablarse ms de victoria prrica. Es una victoria cuyos
resultados para el vencedor son peores que si hubiera perdido. Hace referencia a
Cadmo, fundador mtico de la ciudad de Tebas. Segn el mito, a la hora de establecer el primer asentamiento de Tebas, mand a sus compaeros a tomar agua de una
fuente guardada por un monstruo similar a la Hidra de Lerna (una serpiente gigante de varias cabezas y aliento mortfero). Los hombres consiguieron el objetivo
de matar al monstruo y conseguir el agua, pero a costa de perecer en su totalidad.
552
553
planeado el emperador contra los brbaros y cmo se haba alzado con una brillante victoria que le report la satisfaccin de una
estupenda venganza. Finalmente, expuso su inesperada fuga de los
brbaros. A estas palabras todo el mundo lo aclam y la algaraba de
la aclamacin ascendi hasta el cielo.
VII. Fuentes de informacin y mtodo historiogrfico de la autora. Su estado personal en el momento de la redaccin de esta
obra.
1. As concluy este asunto. Constantinopla estaba rebosante de comentarlos sobre las gestas del emperador. Y es que, en verdad, se
haba enfrentado azarosamente a circunstancias difciles, adversas a
l y a los intereses de los romanos, y se haba visto sumido por entero
en un cmulo de desgracias; pero su virtud, su decisin y su energa
hacan frente y plantaban cara a cualquier contratiempo. A ninguno
de los emperadores precedentes habidos hasta hoy se le acumularon
tantas complicaciones y penalidades provocadas por personas tan
diversas de dentro y fuera del imperio, como encontramos en este
soberano. Ya fuera porque los acontecimientos deban estar dispuestos de forma adversa a los romanos, con el consentimiento de Dios
(por nada podra relacionar nunca la marcha de nuestros asuntos
con el curso de los astros), ya fuera porque el podero romano acab
vindose reducido a este estado por la despreocupacin de anteriores emperadores, el caso es que una multitud de problemas y una
turbulenta inestabilidad coincidieron en el momento del reinado
de mi padre.
2. Simultneamente, se haban rebelado el escita en el norte, el
celta en el oeste y el ismaelita en el este, sin contar con los peligros
procedentes del mar, sin los brbaros que dominaban los mares, sin
las innumerables naves piratas, que haba aparejado la clera de los
sarracenos y coordinado la ambicin y el odio de los vetones47 hacia
el imperio romano. En efecto, todos lo miran con envidia. Dado
47 Ver XII IX.5, nota 44.
554
555
556
557
558
559
560
561
Platn. Este era, precisamente, lo inefable entre los griegos y entre los caldeos lo secreto, y de l hicieron depender muchos otros
principios terrenos y ultraterrenos.
5. Juan Tzimiscs71, aquel admirable emperador, venci a esos
discpulos de Manes, que eran ms radicales y crueles en su forma
de ser que Pablo y Juan de Calnice72 y que asuman el peligro hasta
derramar su sangre, si fuera preciso. Tras reducirlos al cautiverio, los
deport desde las regiones clibes73 y armenias de Asia a Tracia. Los
oblig a establecerse en Filippolis, de un lado, con el fin de alejarlos
de las ciudades fortificadas y de los baluartes que ocupaban sediciosamente; y de otro, con el fin de situarlos como guardianes muy
firmes contra las invasiones provocadas por los escitas que las poblaciones de Tracia haban venido sufriendo frecuentemente a causa de
estos brbaros, ya que tenan por costumbre franquear los valles del
Hemo y recorrer las llanuras que se extienden a sus pies.
6. Esta del Hemo es una cordillera muy extensa y paralela al
Rdope. Comienza el macizo en el Ponto Euxino74, deja un tanto
de lado las cataratas y llega hasta el mismo Ilrico. Creo que, tras
interrumpirse su prolongacin por el mar Adritico, de nuevo reaparece en la otra orilla, en tierra firme, y termina en los propios
bosques hercinios75. A ambos lados de su extensin se asientan muchos y muy ricos pueblos. Los ms septentrionales son los dacios y
los tracios y ms australes que los tracios son los macedonios. Los
nmadas escitas, atravesando el Hemo en tiempos pasados, antes de
que la lanza de Alejo y sus muchas contiendas los condujeran al total
exterminio, acostumbraban a asolar masivamente el imperio de los
71 Juan I Tzimiscs (969-976).
72 Fundadores del paulicianismo. Ver VI II.1, nota 2.
73 Habitantes mticos de la actual Georgia, en el Cucaso.
74 Mar Negro.
75 Los Bosques Hercinios era la denominacin que reciban en la antigedad las
zonas boscosas de Germania paralelas al Danubio. Los diferentes autores atribuyen
esa denominacin a diversas reas que van desde las limtrofes con el nacimiento
del ro hasta los Crpatos, pasando por Bohemia y Hungra. Parece ser que la denominacin moderna de las montaas Harz procede del nombre antiguo. Corresponde a una regin que abarca partes de Baja Sajonia, Sajonia-Anhalt y Turingia.
562
563
564
extensas charlas, pasaba la mayor parte del tiempo sin comer. Todo
esto tena lugar durante el verano y en una tienda al aire libre.
567
2 Tecrito, Idilio. I5 1.113; Eurpides, Ed. Dindorf, Frag. 518. Referencia al festival dedicado a Adonis que tena lugar en Atenas en el mes de abril, cuyas protagonistas eran las flores, con las que se adornaban las casas. Lgicamente, las flores
se marchitaban pronto.
3 Quiz llamada as por hallarse cerca de la Puerta Elefantina.
568
LIBRO XV
I. Expedicin contra los turcos del sultn Solimn. Victoria sobre ellos.
1. Esa fue la actuacin del soberano en Filippolis con los maniqueos. Otras alteraciones de origen brbaro se cernieron de nuevo
sobre l. El sultn Solimn4 deseaba asolar Asia otra vez y haca
llamar de nuevo a sus huestes de Corosn y Calep, por si se daba
el caso de poder enfrentarse valientemente al soberano. Cuando un
informante lo hubo puesto al corriente de las intenciones del sultn Solimn, pens marchar en campaa hasta Iconio y trabar un
sangriento combate con l. Era aquel el lugar donde el sultanato de
Clitziastln tena sus fronteras. Mand, pues, llamar a sus tropas
desde diversas regiones y a numerosos mercenarios, y organiz en
todas partes su ejrcito. Mientras ambos generales hacan planes el
uno contra el otro, el soberano sufri una recada de su habitual
enfermedad de los pies. Las fuerzas iban afluyendo de todas partes,
pero lo hacan con lentitud y no de golpe por la lejana de sus puntos de origen. Su dolencia le impeda no solo alcanzar los objetivos
propuestos, sino incluso simplemente el acto mismo de caminar.
Recostado como estaba, se afliga no tanto por la enfermedad de sus
4 Ana Comnena est aqu equivocada. En el sultanato que tena su sede en Asia
Menor, o Sultanato de Rum, cuya capital fluctu entre Nicea e Iconio, la secuencia
es Suleimn ibn Kutalmish (1077-1086), Qilidj Arsln I (1092-1107), Melik Shh
/ Shhinshh (1107-1116) y Mesud II (1116-1156).
569
570
571
572
573
574
575
llamar a la augusta por los motivos que continuamente hemos venido mencionando para que estuviese a su lado hasta que decidiera
partir, hecho que tendra lugar cuando recibiera la noticia de la invasin de los brbaros. Enseguida lleg ella a Nicomedia y, al notar
que algunos opositores mostraban gran alegra, como si desearan
ultrajar al soberano reprochndole todo aquello que no haba podido hacer y murmurando que, tras prepararse tan concienzudamente
contra los brbaros y reunir tan numerosas fuerzas, se haba retirado
a Nicomedia sin haber llevado a cabo nada relevante, sinti una
profunda irritacin y un hondo pesar porque adems difundan estas calumnias sin pudor tanto por las esquinas, como por las plazas,
callejas y cruces. El soberano, como prevea que el final de la ofensiva contra los enemigos le sera favorable y como tena experiencia
sobre tan enojosos asuntos, no conceda ninguna importancia a las
charlas y a las ansias de venganza, despreciaba los trminos en que se
expresaban esas personas como si fueran juegos de nios, rindose
de su infantil comportamiento. Animaba a la augusta con halageas reflexiones, jurando que estas mismas murmuraciones seran la
causa de una victoria ms rotunda.
2. Yo considero que hay valenta en quien obtiene la victoria
gracias a la inteligencia. La fuerza del espritu se convierte sin la
sensatez en un hecho condenable y resulta temeridad y no valor.
Nos atrevemos a enfrentarnos con las armas contra lo que podemos, pero nos atrevemos tambin contra lo que no podemos, de tal
manera que, cuando un peligro nos es inminente y (...) atacar de
frente, utilizamos entonces otro modo de guerrear y nos esforzamos
por dominar al enemigo sin combatir. La primera de las virtudes
de los generales es la capacidad de obtener una victoria sin riesgos.
Con la habilidad un auriga supera a otro auriga dice Homero9.
Vencer temerariamente incluso lo desprecia el proverbio cadmeo.
Yo personalmente creo que lo mejor es utilizar en la propia batalla
astutos ardides y tcticas cuando el ejrcito no es lo bastante numeroso para hacer mella en el podero del adversario. Como puede leer
en nuestra historia quien as lo desee, no existe un nico sistema ni
9 Il., XXIII 318.
576
577
circunstancias vitales. A pesar de todo, no poda traicionar a la verdad en el instante de elaborar mi historia. Uno era el momento del
cario hacia mi padre, en el que he actuado con valor, y otro, el de
la verdad, el cual, una vez presentado, no podra yo mostrar toscamente. Como he dicho, aunque este preciso momento me distinga
como amante hija de mi padre, no por ello ninguna persona me
reprochar que haya ocultado la verdad.
5. Pero devolvamos la historia a su objetivo originario. El soberano, a la hora de fijar en aquel lugar su campamento no tena ms
misin que la de reclutar a nuevos soldados para todo su ejrcito e
instruirlos concienzudamente sobre cmo tensar el arco y manejar
la lanza, montar a caballo y maniobrar en diversas formaciones con
aquel nuevo tipo de alineacin que invent mientras enseaba a los
guerreros. A veces l tambin cabalgaba a su lado, recorra las falanges y daba las recomendaciones pertinentes. Cuando el sol estaba
abandonando los ciclos ms largos, dejando de lado el equinoccio de
otoo e inclinndose ya sobre los crculos meridionales, consider
que este momento era favorable para iniciar la campaa y se dirigi
sin desviarse con todas sus fuerzas hacia Iconio de acuerdo con los
objetivos que se haba impuesto desde el principio.
6. Entonces, ya en Nicea, destac del grueso del ejrcito a algunos soldados armados ligeramente con jefes experimentados y les
orden que hicieran una incursin de forrajeo organizando escaramuzas dispersas. Incluso en el caso de que se alzaran gracias al
auxilio de Dios con la victoria y derrotaran al enemigo, no deban
perseguirlo largo rato y deban hacer el camino de regreso en formacin, satisfechos por el triunfo concedido. As pues, una vez llegados
con el soberano a un lugar que se halla (...), conocido por los lugareos como Gaita, partieron aquellos inmediatamente y el soberano
levant el campo junto con todas sus fuerzas para llegar al puente
que se halla cerca de Pitecas10. Luego, en tres das, por Armenocastro y por un lugar llamado Leucas lleg a la planicie de Dorileo.
Como pensaba que esta tena suficiente capacidad para un ejrcito
en formacin y deseando contemplarlo entero y revistar en pleno el
10 Entre Nicea y Malagina.
578
579
580
581
por el este e iban rpidamente al encuentro de Monolico, se encontraron con el campamento de Burtzes cuando todava no haba
llegado, se aduearon de los animales de carga que all haba y de la
impedimenta de los soldados. Cuando Burtzes regresaba triunfador
del lugar de la batalla transportando un enorme botn, se encontr
con un hombre que vena del campamento y se enter de cmo los
turcos se haban marchado despus de apoderarse de todo lo que haba en l incluido su botn. Estuvo reflexionando sobre lo que deba
hacer. Como los brbaros iban ganando terreno rpidamente, quera
lanzarse tras ellos sin prdida de tiempo, pero no poda porque los
caballos estaban agotados. Renunci por ese motivo a la persecucin para no tener peores consecuencias, y marchando lentamente
en formacin, lleg al alba a las ya citadas villas de Burtzes y las
evacu todas. Tomaron de all los prisioneros y se llevaron cuantos
bienes posean los brbaros. Tras descansar en un lugar adecuado
brevemente l y todos sus hombres, a la salida del sol reanudaron el
camino en direccin al soberano.
6. En esto, sucedi que se tropezaron con l nuevas tropas turcas. Enseguida les hizo frente, lo que dio lugar a un violento combate. Despus de estar peleando durante bastante tiempo, los turcos
acabaron solicitando a los cautivos y el botn que se les haba arrebatado, asegurando que si se les entregaba lo que pedan no volveran
a intentar un ataque contra los romanos y retornaran a sus casas.
Pero Burtzes no tena la menor intencin de acceder a las peticiones
de los brbaros y les plant cara resueltamente con una batalla en la
que luch valientemente. Como el da anterior no haban probado
ni un trago de agua por estar imbuidos en los avatares de la guerra,
cuando llegaron a la orilla de un ro, refrescaron los ardores de la sed
y se fueron introduciendo de nuevo alternativamente en la batalla.
Mientras unos hacan frente a la batalla, los que estaban agotados se
recuperaban gracias al agua.
7. Al comprobar Burtzes el gran valor de los brbaros y vindose
exhausto ante tan enorme muchedumbre de enemigos, cay en el
desaliento y envi al emperador con la noticia de lo que ocurra no
ya a uno cualquiera de los soldados rasos, sino al ya citado Jorge
582
583
584
visin divina y celestial, anim a sus falanges, orden que avanzasen manteniendo la misma formacin y los exhort a tener valor,
aadiendo a sus palabras que aceptaran este esfuerzo tan grande
no por la salvacin personal, sino por la gloria y el honor de los
romanos, y adems que estuviesen dispuestos a morir sin reservas
por el bien de todos. En consecuencia, todos y cada de uno ellos
guardaban su puesto llenos de coraje, mientras iban cubriendo etapas con tanta tranquilidad, que los brbaros crean que ni siquiera
se estaban moviendo. Como a pesar de sus continuos ataques a lo
largo de aquel da los enemigos no haban sacado ningn provecho ni haban logrado romper total o parcialmente la cohesin del
ejrcito romano, regresaron sin xito a las cimas de las colinas. Entonces encendieron muchas hogueras y se dedicaron a aullar como
lobos durante toda la noche, llegando incluso en algn momento
a burlarse de los romanos, pues haba semibrbaros entre ellos que
hablaban griego. Cuando amaneci, Monolico organiz el mismo
plan y orden a los turcos que lo llevaran a cabo.
3. Entre tanto, hizo acto de presencia el propio sultn Clitziastln, que primero qued asombrado al ver la correcta formacin del
ejrcito romano y a continuacin se burl, como joven que era,
del anciano Monolico por su retraso en presentar batalla al soberano. Este repuso: Yo, sea por anciano o por cobarde, el caso es
que hasta aqu he venido retrasando el momento de enfrentarme
abiertamente al soberano. Pero si t piensas que tienes ms valor,
adelante, intntalo. Los hechos nos darn la leccin. El sultn,
pues, se lanz contra los soldados que marchaban en retaguardia,
mientras ordenaba a los dems strapas que atacaran frontalmente
al soberano y encargaba a otros el curso de la batalla en cada uno
de los dos flancos de la formacin. El csar Nicforo Brienio, que
comandaba el ala derecha, al percatarse de que se estaba produciendo una batalla en retaguardia, senta un fuerte deseo de acudir
en defensa de las lneas de atrs, pero no quera dar ni una muestra
de inexperiencia o inmadurez, por lo que iba conteniendo su clera pese a la rabia que senta contra los brbaros, y se esforzaba por
continuar su camino en correcto orden y con la misma formacin.
585
586
otro lado y a que no era una persona conocida por sus perseguidores,
logr ponerse a salvo, pero los escitas capturaron por lo menos al
copero y lo condujeron como un importante regalo a presencia del
soberano. El emperador se alegr por esa victoria sobre el enemigo,
pero estaba molesto porque el sultn no haba sido capturado ni
haba cado en sus manos, al haber escapado por un pelo, como se
suele decir.
2. Cuando cay la tarde, acamp en aquel lugar. Los brbaros
supervivientes de la batalla, tras ascender de nuevo a las cimas, encendieron innumerables hogueras y estuvieron durante toda la noche ladrando como perros contra los romanos. Un escita, que haba
desertado del ejrcito romano, se present ante el sultn y le dijo:
No intentes librar combate con el soberano durante el da, pues no
sacaras ningn beneficio. Por el contarlo, como las tiendas de su
campamento estn concentradas porque la llanura no tiene bastante
amplitud, tus arqueros armados ligeramente deben bajar de noche
a los pies de estas colinas y dispararles sin descanso sus flechas. As
infligirn al ejrcito romano no cualquier castigo.
3. Entonces tambin un semibrbaro, pasando inadvertido a la
vigilancia de los turcos, escap de su campamento para ir al encuentro del emperador, transmitirle todas las recomendaciones que aquel
escita le haba hecho al sultn y referirle con detalle todos los planes
que haban elaborado contra el ejrcito romano. Nada ms enterarse
de ello, el soberano dividi el ejrcito en dos partes y orden a la
primera que se introdujese rpidamente dentro del campamento y
que estuviese alerta y a la segunda que se armase y, una vez fuera del
recinto, se adelantase yendo al encuentro de los turcos que vinieran y trabase combate con ellos. Los brbaros rodearon de noche
el ejrcito y realizaron numerosas incursiones en torno a los pies de
las colinas sin cesar de arrojar continuamente sus dardos contra el
ejrcito. Pero los romanos, que actuaban segn las instrucciones del
soberano, se defendan sin romper la formacin. Cuando comenzaba a clarear el da, todos conservaban el mismo puesto de la noche
anterior y, una vez situados de nuevo en el interior de la formacin
el botn, toda la impedimenta y los cautivos junto con las mujeres y
587
los nios, reanudaron el camino en direccin a Ampus18. All les sobrevino un duro y sangriento combate. El sultn, despus de haber
reagrupado otra vez sus fuerzas y rodeado el ejrcito, mantuvo en
torno a este una valiente pelea, pero no pudo quebrar las compactas
lneas de los romanos y fue rechazado sin xito, como si hubiera
acometido a muros de diamante. Como consecuencia, durante toda
aquella noche sinti gran irritacin y, tras renunciar sin paliativos,
estuvo deliberando con Monolico y los dems strapas. Cuando el
da se iluminaba, pidi la paz al soberano con la aprobacin de todos
los brbaros.
4. El soberano no lo rechaz, sino que acogi su ruego y orden
enseguida que se diera el toque de parada. Mand que todos permanecieran quietos en idntica posicin a la que tuviesen en ese momento, sin desmontar de los caballos, ni descargar la impedimenta
de las acmilas, cubiertos con escudo, yelmo y lanza, como durante
todo el viaje realizado. El soberano adoptaba estas medidas con el
nico fin de evitar que por la confusin que se origina frecuentemente se quebrara la compostura de las lneas y pudieran ser todos
entonces fciles de capturar. Tema, al ver que los turcos eran una
masa numerosa, un ataque general contra el ejrcito romano. El soberano se situ en una posicin adecuada y, tras seleccionar a todos
sus parientes y a numerosos soldados para que ocuparan los lugares a
cada lado suyo, l mismo se puso en la presidencia con sus allegados
por sangre y parentesco a su derecha e izquierda y a continuacin
de estos, con un grupo mixto de la lite de sus soldados, todos completamente armados. Y el brillante fulgor de sus armas iluminaba el
ambiente ms incluso que los rayos del sol.
5. Acudi tambin entonces el sultn con los strapas que estaban bajo sus rdenes y cuya presidencia ocupaba Monolico, persona por encima de todos los turcos de Asia en edad, experiencia y
valenta. Se present ante al emperador en la llanura que hay entre
Augustpolis y Acronio. Los strapas, cuando distinguieron de lejos al soberano, descendieron de sus caballos y le otorgaron la reverencia acostumbrada a los emperadores. El sultn intent, a su
18 Puede tratarse de Ambanaz, en Frigia, al norte de Acruno.
588
589
590
encontraron con Saisn, que haba aceptado las palabras de sus exploradores como fidedignas, haciendo su ruta despreocupadamente.
9. Un tal Gazes, hijo del strapa Asn Catuc22, a quien haba
matado el sultn Saisn, se adelant de la falange y lo acometi con
su lanza. l se volvi con agilidad y arrebat la lanza de manos de
Gazes, diciendo: No saba yo que ahora hasta las mujeres llevan
lanzas entre nosotros. Saisn huy entonces camino del emperador,
pero quien logr disuadirlo de esta decisin fue Puqueas, que lo
acompaaba y que estaba vinculado desde haca tiempo a la faccin
de Masut, aunque aparentemente se ofreca de modo amistoso a Saisn para darle buenos consejos. En realidad, lo estaba precipitando
al interior de sus redes y de sus trampas con sus recomendaciones
en el sentido de que no retornara junto al emperador y entrara, pese
a que con ello se apartaba un poco de su ruta, en Tiragio, una villa
que se encuentra cerca de Filomelio. El ingenuo Saisn hizo caso a
las palabras de Puqueas y fue recibido amablemente a su llegada a
Tiragio por sus moradores romanos, ya que estaban al corriente de
la simpata que el emperador tena por l. Pero llegaron Masut y los
brbaros y pusieron cerco a la muralla. Saisn se asomaba entonces
y profera terribles amenazas a sus congneres brbaros, diciendo
que ya estaban a punto de llegar las tropas romanas del soberano y
que si no abandonaban la batalla sufriran esto, lo otro y lo de ms
all. Tambin los romanos del interior de la plaza hacan frente a los
turcos con valenta.
10. Pero Puqueas dio por concluida la comedia y sac a la luz el
lobo que iba oculto bajo su piel. Descendi de las almenas prometiendo a Saisn que iba a animar a los habitantes para que lucharan
con mayor valenta. La realidad fue que los amenaz y les aconsej que se rindieran abriendo las puertas a los turcos, si no queran
acabar como vctimas de la mano brbara, ya que estaban al llegar
numerosas fuerzas de Corosn. Ellos, en parte asustados por la multitud de los brbaros que los asediaban y en parte convencidos por
las advertencias de Puqueas, dieron paso franco a los turcos y, tras
capturar al sultn Saisn, lo privaron de la vista. Como carecan
22 Puede tratarse del Hasn de XIV I.5.
591
592
593
les recomend que no los criasen como esclavos, sino como seres
libres, considerndolos merecedores de una completa formacin e
instruyndolos en las Sagradas Escrituras. Tambin entreg algunos
al orfanato que l haba fundado y que estaba pensado ms como
escuela para quienes quisieran aprender, a fin de que sus directores
les ensearan el ciclo completo de estudios25.
4. En el sector que existe junto a la acrpolis, donde se abre el
acceso al mar, haba encontrado un templo de enorme tamao bajo
la advocacin del gran apstol Pablo y construy all, dentro de la
ciudad imperial, otra ciudad. El propio templo estaba, como una
ciudadela, en la parte ms elevada de esa ciudad. La nueva ciudad
se extiende a lo largo y a lo ancho sobre un nmero de estadios que
cualquiera podra decir. En su interior hay erigidas circularmente
un conjunto abigarrado de viviendas, moradas para los pobres y, lo
que demuestra mayor caridad, hospicios para personas mutiladas. Es
posible ver cmo esas personas, ciegos, cojos y gentes afligidas por
otras desgracias, van acudiendo uno por uno. Dirase que es el prtico de Salomn26, vindolo repleto de hombres invlidos en todo su
cuerpo o solo en parte del mismo.
5. Este recinto circular es doble y gemelo. Los unos, hombres y
mujeres mutilados, habitan en la parte superior. Otros se arrastran
en la planta baja. Respecto a las dimensiones del recinto, son tales,
que si alguien desea ver a esas personas y comenzara por la maana, concluira el recorrido al atardecer. Estas caractersticas tiene la
ciudad y as son tambin sus habitantes. Carecen de terrenos, de
viedos y de cualquiera otro bien con cuyo cuidado nos ocupamos
la vida. Cada uno o cada una habita con la paciencia de Job27 la casa
edificada para ellos, y el alimento y el vestido se los suministra generosamente la mano imperial. Lo ms inslito es que estos indigentes,
como si fuesen seores con propiedades y con todo tipo de recursos,
25 El triuium (gramtica, dialctica y retrica) y el quadriuium (matemtica, geometra, msica y aritmtica).
26 La autora confunde dos pasajes del Nuevo Testamento, Juan,V 1-4 y Hechos,
III 1-11.
27 Job, I 4.
594
tienen como administradores y encargados de su subsistencia al soberano mismo y a los diligentes servidores que rodean al soberano.
Pues all donde surga una propiedad agrcola en un buen estado,
siempre que fuera tambin accesible, la adjudicaba y ofreca a estos
hermanos, de donde manan para ellos ros de vino, el pan y todos
los productos con los que adems del pan se alimentan los hombres,
de modo que el nmero de los que coman sobrepasa todo clculo.
Tal vez peque de osada para algunos si dijera que la conducta del
soberano recuerda el milagro de Nuestro Salvador, me refiero al de
los siete mil y al de los cinco mil28. En aquel caso, con cinco panes
se hartaron miles porque era Dios quien haca el milagro; pero en
este, la caridad procede de un mandato divino. Y por otra parte, en
aquella ocasin se produjo un milagro y en esta era el suministro
imperial el que proporciona lo suficiente para nuestros hermanos.
6. Yo misma he llegado a ver a una mujer vieja asistida por una
joven, a un hombre ciego guiado por manos de uno que s ve, a personas sin pies que posean pies, no los suyos propios, sino los de otros;
a personas sin manos auxiliadas por las de otras personas, a criaturas
recin nacidas amamantadas por otras madres, a paralticos servidos
por otros hombres robustos. Era doble la muchedumbre de los que
reciban alimentos, pues unos se contaban entre los servidos y otros
entre los servidores. El soberano no poda decirle al paraltico: Levntate y anda29, ni al ciego ordenarle ver30, ni al que no tena pies
ordenarle andar31. Esta es una facultad solo del Unignito, que se hizo
hombre por nosotros y vivi entre nosotros en el pasado por el bien
de la humanidad. El soberano hizo aquello que estaba a su alcance,
dar asistentes a cada mutilado y mostrar la misma solicitud por el
disminuido que por quien gozaba de salud. De ese modo, si alguien
deseara hacerse una idea de cmo era la nueva ciudad que mi padre
28 Milagro de la multiplicacin de los panes y los peces, Mateo, XVI 9-10. El evangelista habla de cuatro mil, no de siete mil. La autora ha debido de confundirse con
el hecho de que los panes son siete.
29 Mateo, IX 5-6.
30 Mateo, IX 27-30; Juan, IX 1-7.
31 Alusin a varios pasajes del Nuevo Testamento donde se curan paralticos: Mateo, IX 18; Marcos, II 1-12; Lucas, V 17-26; Juan, V 1-9.
595
596
597
Posteriormente, conden gracias al auxilio de la retrica la complicada complejidad de la esquedografa. Sea, sin embargo, aadido a
nuestra historia este excurso, aunque no como algo accesorio, sino
como algo coherente con nuestra obra.
598
599
600
capital del imperio Su Santidad Nicols Gramtico39, bienaventurado entre los patriarcas. Se dieron a conocer los dogmas sacrlegos y
la prueba era irrefutable. Pero el acusado ni tan siquiera rebati a la
parte acusadora, sino que inmediata y abiertamente pas a exponer
su postura, prometiendo resistir al fuego, a los latigazos y a infinitas
muertes. Pues esos errados bogomilos estn convencidos de que podrn soportar sin esfuerzo cualquier castigo, ya que los ngeles los
salvarn sin duda de la hoguera. Y aunque la mayora de todos los
presentes le reprocharan su impiedad, incluso todos los que haban
tomado parte con l en su perdicin, Basilio era el mismo, un bogomilo muy valiente e inflexible. A pesar de que lo amenazaron con
arrojarlo a la hoguera y con otras penalidades, sostena firmemente
a su diablo y se abrazaba a su Satanael. Tras ser encarcelado, aunque
el emperador lo haca llamar frecuentemente y frecuentemente lo
exhortaba a que abjurara de su impiedad, se mantena firme ante los
requerimientos del emperador.
7. No omitiremos el prodigio que lo tuvo por protagonista. Sucedi antes de que el emperador mostrara hacia l un comportamiento ms duro y tras la confesin de su impiedad, cuando por
aquel entonces haba salido en direccin a una pequea morada en
las proximidades de las habitaciones imperiales y que acababa de ser
dispuesta para l. Era el anochecer. Las estrellas brillaban en lo alto
en medio del aire puro y la luna iluminaba aquella noche posterior
al snodo. Una vez el monje dentro de la celda y a media noche, empezaron a caer piedras espontneamente, arrojadas como el granizo
contra la celda, sin que ninguna mano las lanzara y sin que ningn
hombre apedreara a ese diablico abad. Era, segn parece, la clera
de los demonios airados que rodean Satanael, que no soportaban la
divulgacin de sus dogmas al emperador y el despliegue por parte de
este de una pblica persecucin contra sus errores. Un hombre llamado Parasceviotes, encargado de vigilar a aquel viejo endemoniado, para que no pudiera hablar con nadie ni difundir su tremenda
corrupcin, asegur con los ms terribles juramentos que haba odo
cmo caan arrojadas las piedras junto con su ruido al chocar contra
39 Nicols III Gramtico (1084-1111).
601
IX. Argucia de Alejo para distinguir a los bogomilos de los ortodoxos. Final de los bogomilos, excepto sus cabecillas.
1. Ya hemos dicho bastante sobre ese prodigio. Hubiera sido tambin mi deseo explicar por entero la hereja de los bogomilos; pero
me lo impide el pudor, como en alguna ocasin dice la hermosa
Safo40, puesto que yo, la escritora, soy una mujer, la criatura ms
honorable de la Prpura y el primersimo de los vstagos de Alejo.
Adems, lo que est en odos de la gente merece el silencio. Quiero
describir y exponer al completo la hereja de los bogomilos, pero
para no manchar mi propia lengua omito esta exposicin. Remito
a los interesados en conocer con detalle la hereja de los bogomilos
al libro denominado Panoplia dogmtica41, compuesto por prescripcin de mi padre. En efecto, mi padre haba mandado venir a un
monje llamado Zigabeno, conocido de mi abuela materna y seora,
y de todos los integrantes del estamento eclesistico, persona que
haba alcanzado las cimas de la literatura, incluida la retrica, que
no era negligente y que conoca como ningn otro el dogma, y le
orden que describiese en detalle todas y cada una de las herejas y
40 La cita es del poeta lrico mondico Alceo (fr. 19, en Bergk, Anth. lyr. grc.),
pero va dirigida a Safo. Esa es la razn que explica el error de Ana Comnena.
41 Eutimio Zigabeno (muerto despus de 1118) autor de la obra mencionada,
que se inicia en la poca apostlica y termina con los bogomilos. Poco ms se sabe
de su vida, aparte de que escribi tambin comentarios a los Salmos, a uno de los
Evangelios y a una de las epstolas paulinas.
602
expusiese las refutaciones de los Santos Padre contra cada una. Entre ellas est incluida, naturalmente, la hereja de los bogomilos tal
como aquel impo Basilio la haba predicado. Este libro lo titul el
soberano Panoplia dogmtica y aun hoy conserva el libro este ttulo.
2. Volvamos con nuestra historia a la liquidacin de Basilio. El
soberano mand buscar por doquier a los discpulos y correligionarios de Basilio, en especial a los llamados doce discpulos, sonde sus
creencias y resultaron ser claramente discpulos de Basilio. El mal
se haba propagado y esta nefasta doctrina haba llegado a afectar a
importantsimas casas y a mucha gente. En consecuencia, conden
de una vez a la hoguera a esos excomulgados, al director y a su coro.
Cuando fueron reunidos los bogomilos que haban sido descubiertos, unos se afirmaron en su hereja, otros se opusieron duramente a
los acusadores y rechazaron la hereja de los bogomilos. Puesto que
el soberano estaba decidido a no confiar en ellos y para que un buen
cristiano no se confundiera con los bogomilos como un bogomilo o
por el contrario, para que ningn bogomilo escapase como si fuese
cristiano, concibi un original sistema por el que se revelaran los
autnticos cristianos.
3. Al da siguiente, pues, se sent en su trono imperial. Haba
gran concurrencia de personalidades del senado, del sagrado snodo
y todos aquellos de los nazireos42 con formacin intelectual. Tras ser
conducidos ante el pblico todos los que eran acusados de la hereja de los bogomilos, el soberano volvi a ordenar el interrogatorio
de cada uno. Unos afirmaban que eran bogomilos y se agarraban
con fuerza a su propia hereja y otros rechazaban la acusacin calificndose a s mismos de ntegros cristianos y no cedan a pesar de
las imputaciones de los dems. El emperador frunci el entrecejo y
dijo: Que se enciendan dos hogueras y se clave en tierra junto a una
de ellas una cruz. Luego, que se le d a todos los que quieran morir
hoy en la fe cristiana la opcin de separarse de los dems y avanzar
hasta la hoguera de la cruz. Quienes persistan en su vinculacin a
42 El trmino procede de la palabra hebrea nazir, que significa apartado. Desde
el siglo IV aparece en los textos aplicado a los monjes. Ana Comnena lo emplea
como sinnimo en clave retrica de monje.
603
604
los apstoles del impo Basilio, que fueron separados del resto de los
herejes. Posteriormente, los mand buscar a diario. El emperador en
persona instrua a unos, animndolos continuamente a abjurar de
su abominable culto, y orden a algunos otros notables del sagrado
estamento eclesistico que acudieran diariamente junto a ellos, los
formaran en la fe ortodoxa y les aconsejaran que abandonasen la hereja de los bogomilos. Algunos de ellos cambiaron sus creencias por
unas ms juiciosas y fueron liberados de la prisin. Otros murieron
recluidos en crceles por herejes, si bien gozaron de una generosa
provisin de alimentos y vestidos.
605
606
607
Unos cayeron miserablemente bajo las flechas y las lanzas, otros fueron arrastrados de sus casas y conducidos como cautivos a las ciudades de Persia. El miedo se enseoreaba de todos y se apresuraban
a ocultarse en cuevas, bosques, montes y montaas de las crueles
circunstancias que sufran. Unos geman por las penalidades que
estaban padeciendo mientras eran llevados a Persia; otros, que an
eran libres, si es que quedaba todava alguno dentro de las fronteras
romanas, lloraban entre profundos lamentos a su hijo o a su hija;
otro clamaba por su hermano o por su sobrino, muerto a temprana
edad, y derramaban clidas lgrimas como las mujeres. No haba
entonces ningn pariente que no llorara y se lamentara. Con excepcin de algunos pocos, es decir Tzimiscs y el emperador Basilio47,
desde entonces hasta mi padre, ningn emperador se haba atrevido
en absoluto a tocar con la punta de sus pies las tierras de Asia.
608
609
como si le reprochara a ella la enfermedad: Qu es este padecimiento que me viene cuando respiro? Quiero respirar profunda e
intensamente para aliviarme el dolor de mi corazn; pero aun cuando lo intente muchas veces, ni en una ocasin puedo desprenderme
ni en una mnima parte de este peso agobiante. Es ms, persiste en
mi corazn como una pesada piedra, que me produce un corte al
respirar. No puedo conocer la causa, ni el origen de este dolor. Y te
digo ms, alma ma amadsima, compaera de mis penalidades y de
mis pensamientos, con frecuencia deseo bostezar, pero en medio del
bostezo se me corta la respiracin y me crea un sufrimiento enorme.
Explcame, si lo sabes, qu es esta otra dolencia que me viene.
5. A su vez, cuando la emperatriz oa estas palabras y se enteraba de los sufrimientos que l experimentaba, crea estar padeciendo
idnticos dolores, como si se le cortara tambin la respiracin a ella.
De tal manera la afectaban las palabras del soberano. Continuamente mandaba buscar a mdicos sabios y los obligaba a que estudiasen
la naturaleza de la enfermedad, as como les peda que la ilustrasen
sobre las causas prximas y remotas. Ellos echando mano a las arterias del emperador confesaban encontrar la apariencia de todo tipo
de irregularidades en el pulso arterial sin poder dar con la causa.
Saban que la dieta del emperador no era propia de una existencia
cmoda, sino austera, simple, propia en todo de la vida de un atleta
o de un militar, lo que evitaba las consecuencias de humores procedentes de una dieta excesiva. Por ello, achacaban a otras razones los
orgenes de esa opresin y afirmaban que la causa primera de esta
enfermedad no era otra ms que la sobreabundancia de preocupaciones y sus continuas y hondas aflicciones, lo que motivaba que su
corazn se inflamara y arrastrara a s todos los residuos del resto del
cuerpo.
6. Desde ese momento, la terrible enfermedad que atacaba al
soberano no conceda ningn tipo de tregua y lo iba asfixiando
como una horca48. Tanto se incrementaba cada da la gravedad de su
48 El diagnstico que recoge B. Leib en su edicin de La Alexada (ver Introduccin) sobre la postrera enfermedad del emperador refleja un estudio hecho por el
padre Verdun, mdico que ejerca en diferentes hospitales de Pars. Traduzco aqu
610
611
612
613
614
615
616
sueo, al menos una ofuscacin, un delirio, un extrao y monstruoso sufrimiento que me afecta a m. Cmo, si l ha desaparecido, me
cuento entre los vivos y (...) los que existen, cmo no he entregado
tambin yo el alma, cmo no he expirado inmediatamente despus
de que l expirara y no he perecido privada de los sentidos? Y si me
he librado de este final, cmo no me he arrojado desde un acantilado, desde un promontorio contra las olas del mar? He descrito
mi vida con sus grandes penalidades (...). Pero no hay, como dice la
tragedia52, sufrimiento ni desgracia inspirados por Dios cuya carga
yo no haya soportado. As Dios me convirti en el receptculo de
grandes calamidades. Fui privada del gran astro del universo, el gran
Alejo, cuya alma ciertamente dominaba sobre su desgraciado cuerpo.
22. Se apag tambin la ms grande luz, mayor que la clebre y
luminosa luna, el gran honor y renombre de oriente y occidente, la
emperatriz Irene. Sin embargo nosotros vivimos y respiramos. Posteriormente, como los males han sobrevenido uno tras otro y grandes
tormentas han descargado sobre nosotros, nos vimos obligados a ver
la ms terrible de las desgracias, la muerte del csar. Hemos sobrevivido entre tanta acumulacin de infortunios. A los pocos das, el
mal gan y la ciencia renunci. Fui arrojada a un mar de desaliento y
entre todas las desventuras solo me irritaba el que mi alma estuviera
presente en mi cuerpo. Si, segn parece, no hubiera (...) tenido una
constitucin de diamante o de alguna otra rara materia, tambin
hubiera perecido enseguida.
23. Estoy muerta de haber vivido infinitas muertes. Sabemos
porlas narraciones de algunos autores que la famosa Nobe53 fue
52 Eurpides, Orestes, 2.
53 Segn el mito, Nobe era hija de Tntalo y esposa de Anfin, rey de Tebas, al
que le dio siete hijos y siete hijas. Orgullosa de su descendencia, durante un festival
dedicado a la diosa Leto, se jact de tener ms hijos que ella, que solo haba tenido
a dos, Apolo y rtemis. Acto seguido, pidi que se le rindiera culto a ella y no a la
diosa. Enfurecida por el orgullo de Nobe, Leto mand a sus hijos a que la castigaran. Apolo mat a todos los hijos menos a uno, que haba orado a Leto, y rtemis
a todas las hijas menos una. Al conocer la noticia, Nobe, rota de dolor, le pidi a
Zeus, su abuelo, que la convirtiera en piedra. El dios accedi y desde entonces, en
el monte Spilo, en Lidia, adonde fue transportada por un torbellino, haba una
transformada en piedra a causa de su dolor (...). Luego, tras el cambio que la incluy en la naturaleza inanimada, tuvo un sufrimiento
inmortal dentro de su naturaleza inanimada. Pero yo soy ms infeliz
que aquella, porque tras las mayores y ltimas penalidades, he quedado viva para darme cuenta de otros males. Hubiera sido mejor
(...) en una piedra sin vida, hubiera permanecido (...) privada de
mis lgrimas y tan insensible a las calamidades (...). Soportar tan
tremendas adversidades y que los hombres me hicieran pasar en palacio las ms insufribles vejaciones de forma ms infortunada que
los males de Nobe (...). Las tremendas desgracias que llegaron hasta
aqu (...) as cesaron.
24. Hubiera bastado con la muerte de los dos emperadores, el
fin del csar y aquellos padecimientos para acabar definitivamente con nuestro cuerpo y nuestra alma. Ahora, como ros que descienden desde elevadas montaas (...) corrientes de infortunios (...)
como en un torrente que inunda (...) mi casa. Tenga fin, en suma,
mi relato, no sea que por describir mis pesares, resulte ms intensa
nuestra amargura.