Formacion Ministros Extraordinarios
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COMUNIDAD NAZARET
La Torre. Carretera Panamericana, Kil. 27.5. Apartado 031San Lucas
03008. Sacatepquez, GUATEMALA, C.A. Tel/Fax (502) 78303512 Email: [email protected] Sitio Web: http://www.icergua.org
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FORMACIN DE MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA COMUNIN
1334: En la Antigua Alianza, el pan y el vino eran ofrecidos como sacrificio entre las primicias de
la tierra en seal de reconocimiento al Creador. Pero reciben tambin una nueva significacin en el
contexto del Exodo: los panes cimos que Israel come cada ao en la Pascua conmemoran la
salida apresurada y liberadora de Egipto. El recuerdo del man en el desierto sugerir siempre a
Israel que vive del pan de la Palabra de Dios (Deut 8, 3). Finalmente, el pan de cada da es el fruto
de la Tierra Prometida, prenda de la fidelidad de Dios a sus promesas. El cliz de bendicin (1 Co
10, 16), al final del banquete pascual de los judos, aade a la alegra festiva del vino una
dimensin escatolgica, la de la espera mesinica del restablecimiento de Jerusaln. Jess
instituy su Eucarista dando un sentido nuevo y definitivo a la bendicin del pan y del cliz. 1335:
Los milagros de la multiplicacin de los panes, cuando el Seor dijo la bendicin, parti y
distribuy los panes por medio de sus discpulos para alimentar la multitud, prefiguran la
sobreabundancia de este nico pan de su Eucarista (ver Mt 14, 13-21; 15, 32-29). El signo del
agua convertida en vino en Can (ver Jn 2, 11) anuncia ya la hora de la glorificacin de Jess.
Manifiesta el cumplimiento del banquete de las bodas en el Reino del Padre, donde los fieles
bebern el vino nuevo (ver Mc 14, 25) convertido en Sangre de Cristo.
1336: El primer anuncio de la Eucarista dividi a los discpulos, igual que el anuncio de la pasin
los escandaliz: Es duro este lenguaje, quin puede escucharlo? (Jn 6, 60). La Eucarista y la
cruz son piedras de tropiezo. Es el mismo misterio y no cesa de ser ocasin de divisin.
Tambin vosotros queris marcharos? ( Jn 6, 67): esta pregunta del Seor resuena a travs de
las edades, como invitacin de su amor a descubrir que slo El tiene palabras de vida eterna (Jn
6, 68) y que acoger en la fe el don de su Eucarista es acogerlo a El mismo.
ACTUEMOS
Jess, los signos y nuestro compromiso.
En algunas Misas llevamos ofrendas y explicamos lo que ellas significan. Hoy hemos visto lo que
son ofrendas, alianza, pan y vino.
Preguntmonos:
El pan:
Siempre ser alimento, signo de entrega, fidelidad, de unidad...
Cmo acoges hoy a Jess, Pan de vida?
A qu compromiso te invita hoy Jess?
Qu podemos hacer por los que no tienen pan?
El vino:
Smbolo de la esperanza en el Mesas.
En qu pones tu esperanza?
Cmo vives la esperanza? La vives al estilo de Jess?
Crees en t, en las personas, en Dios?
Alianzas personales y comunitarias, de Iglesia:
Cules alianzas es urgente renovar hoy?
CELEBREMOS
Reunidos en torno al Seor, tambin hoy nos invita a acogerle y a compartir su vida. Somos
integrantes de la Iglesia y se nos ha entregado el mandato de ser signos de su Reino, Eucaristas
vivientes. Renovando nuestro deseo de ser signos crebles, llenos de vida y de amor, elevamos a
Dios la oracin que nos ense nuestro salvador: Padre Nuestro
TEMA 2: EL NOMBRE DE ESTE SACRAMENTO
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FORMACIN DE MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA COMUNIN
OBJETIVO
Conocer y profundizar el significado de los nombres de la Eucarista, para vivir con mayor
conciencia la vida divina que nos ofrece Jess en cada Misa.
NOTAS PEDAGOGICAS
Con la reflexin de este tema pretendemos reforzar los valores de la Eucarista que ya vivimos as
como acoger aquellos que hemos ignorado o rechazado.
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Es necesario llevar un cirio para la celebracin. Se pueden llevar pequeas velas para los
participantes.
Ante esta vela, que representa a Jess, el cual se entrega y se gasta por nosotros, ubicamos
nuestra vida, nos encendemos interiormente junto a l, y en silencio hacemos nuestro compromiso
personal.
Para terminar podemos cantar "Que sea mi vida la sal" "El Seor es mi luz y mi salvacin".
VEAMOS
Antiguamente los lugares reciban un nombre de lo que significaban. Alguien sabe qu significa
Guatemala, o algn nombre de lugar o persona y lo que significa? Qu significa tu nombre?
PENSEMOS
La gran riqueza de este sacramento se expresa en los distintos nombres que se le da, ya que
cada nombre evoca un aspecto (ver CIC 1328-1332).
Los nombres que se le dan a este sacramento son los siguientes:
Eucarista: porque es accin de gracias a Dios (ver 1 Co 11, 24; Mt 26, 26; Mc 14, 22). Con esas
palabras se recuerdan las bendiciones judas que proclaman -sobre todo durante la comida- las
obras de Dios: la creacin, la redencin y la santificacin.
Banquete del Seor: porque se trata de la Cena que el Seor celebr con sus discpulos la
vspera de su pasin y de la anticipacin del banquete de bodas del Cordero (ver 1 Co 11, 20; Ap
19, 9).
Fraccin del pan: rito judo utilizado por Jess (ver Mt 14, 19; 15, 36), sobre todo en la Ultima
Cena (ver Mt 26, 26; 1 Co 11, 24). En este gesto lo reconocieron los discpulos despus de la
resurreccin (ver Lc 24, 13-35). Significa que todos los que comen de este nico pan, que es
Cristo, entran en comunin con l y forman un slo Cuerpo en l (ver Col 10, 16-17).
Asamblea eucarstica: la Eucarista es celebrada en asamblea de los fieles, expresin visible de
la Iglesia (ver 1 Co 11, 17-34).
Memorial: porque hacemos memoria de la pasin y de la resurreccin del Seor.
Santo Sacrificio: actualiza el nico sacrificio de Cristo salvador e incluye la ofrenda de la
Iglesia; tambin se llama: Santo sacrificio de la Misa, sacrificio de alabanza (Heb 13, 15),
sacrificio espiritual (ver 1 Pe 2, 5), sacrificio puro (ver Mt 1, 11) y santo, ya que completa y supera
todos los sacrificios de la Antigua Alianza.
Santa y divina liturgia: toda liturgia encuentra su centro y su expresin en la celebracin de este
sacramento. Tambin se le llama el Santsimo sacramento por ser el sacramento de los
sacramentos; tambin as se le llama a las especies eucarsticas que se guardan en el sagrario.
Comunin: en l nos unimos a Cristo que nos hace partcipes de su Cuerpo y su Sangre para
formar un slo cuerpo (ver Col 10, 16-17)
Santa Misa: porque la liturgia en la que se realiza el misterio de salvacin se termina con
el envo de los fieles (missio).
ACTUEMOS
Sealemos dos o tres nombres que elegimos para trabajarlos tanto personalmente como en la
comunidad y parte de la Comunin Santa Mara del Nuevo xodo:
- EUCARISTA: Alegre accin de gracias.
- Banquete del Seor: Unirme a la entrega de Jess en la Ultima Cena, que me anticipan el
banquete de bodas del Cordero.
- FRACCIN DEL PAN: Jess se da a conocer partiendo el pan, dndose a los dems.
- COMUNIN: Todos somos uno con Jess.
- ASAMBLEA EUCARSTICA: La Iglesia es asamblea de fieles que celebra los misterios del
Seor.
- MEMORIAL: Actualiza la pasin y resurreccin de Cristo salvador.
- SANTA Y DIVINA LITURGIA: Centro, fuente de presencia y santificacin.
- SANTA MISA: Liturgia en que se realiza nuestra salvacin envindonos a una misin.
CELEBREMOS
Somos Iglesia, es decir, asamblea convocada por Jess para experimentar su amor y compartirlo
a nuestros hermanos. Un signo que se nos entrega en nuestro bautismo es la luz de Cristo, en
un cirio o vela. Y Jess nos recuerda que somos una Iglesia portadora de luz.
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FORMACIN DE MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA COMUNIN
Sacramento del amor que el Padre nos tiene: As am Dios al mundo! Le dio al Hijo Unico (Jn
3, 16). El Padre se volc sobre la humanidad; derram sobre ella su solicitud, su amor.
Las expresiones del amor de Jess hacia los hombres fueron mltiples: su predicacin, sus
gestos simblicos, sus acciones transformadoras, sus milagros, su estilo de vida, proclaman el
amor del Padre hacia la humanidad.
Lo importante de la Ultima Cena fue el encuentro que adquiri por parte de Jess su mxima
intimidad. Aquel que vivi acercndose cada vez ms al hombre, a la mujer, a la gente; aquel que
hizo de su vida un proyecto de cercana y entrega; que no fue como el sacerdote o el levita que
pasan de largo, sino como el samaritano que se acerca, que toca, que cura... se hizo cercano en
el Cenculo. Encontr en el pan los smbolos de s mismo entregndose y derramndose en su
pueblo.
Lo esencial de esta cena no es la transformacin del pan y de la copa, ni el significado que se les
atribuye, sino la fundacin de una comunidad unida especialmente a Jess. Esta intencin
engloba la accin sobre los elementos. Por el Don que el Maestro hace simblicamente de s
mismo, el grupo de los doce entra ahora en un estrecho contacto con l: nada los separa del
Jess que se va. La nueva comunidad as creada ser indestructible, an cuando deba vivir la
presencia de Jess a lo largo del tiempo, bajo modo de ausencia (X. Len Dulfour, La fraccin del
pan, Cristiandad, Madrid 1983,251).
El Seor, para dejarles una prenda de este amor, para no alejarse nunca de los suyos y hacerles
partcipes de su Pascua, instituy la Eucarista como memorial de su muerte y de su resurreccin
(CIC 1337).
La Eucarista es el Banquete del Seor (ver 1Co 11, 20) porque se trata de la Cena que el Seor
celebr con sus discpulos la vspera de su pasin, y de la anticipacin del banquete de bodas del
Cordero (ver Ap 19, 9) en la Jerusaln celestial (CIC 1329).
ACTUEMOS
La presencia de Jess en el pan indica que Jess es imprescindible para la vida humana, que El
es el Don primordial de Dios.
- La Eucarista, es un invento de la Iglesia?
- Qu hacer para que Jess, hecho pan, sea imprescindible en mi vida?
- Cmo hacer para que esta misma experiencia se viva en las personas que me rodean:
familia, amigos, compaeros de trabajo, comunidad parroquial?
CELEBREMOS
Monicin: Hermanos, hoy Cristo est presente entre nosotros como Hermano que con la fuerza
de su Espritu nos conduce al Padre. Cantemos con gozo al iniciar nuestra celebracin.
Alabemos al Santsimo.
Monicin: Escuchemos lo que el Catecismo de la Iglesia catlica nos dice:
El modo de presencia de Cristo bajo las especies eucarsticas es singular... En el santsimo
sacramento de la Eucarista estn contenidos verdadera, real y substancialmente el Cuerpo y la
Sangre junto con el alma y la divinidad de nuestro Seor Jesucristo, y, por consiguiente, Cristo
entero(Concilio de Trento: DS 1651) (CIC 1374).
Porque Cristo, nuestro Redentor, dijo que lo que ofreca bajo la especie de pan era
verdaderamente su Cuerpo, se ha mantenido siempre en la Iglesia esta conviccin, que declara de
nuevo el Santo Concilio: por la consagracin del pan y del vino se opera el cambio de toda la
sustancia del pan en la sustancia del Cuerpo de Cristo Nuestro Seor y de toda la sustancia del
vino en la sustancia de su Sangre; la Iglesia catlica ha llamado justa y apropiadamente a este
cambio, transubstanciacin (DS 1642) (CIC 1376).
Interioricemos estas palabras que hemos escuchado.
Se termina cantando otro canto eucarstico.
OBJETIVO
Comprender la importancia de la presencia de Jess en la Eucarista a travs de los siglos, para
ser responsables, junto a El, de la misin que nos toca testimoniar.
NOTAS PEDAGGICAS
Que quede claro el papel de nuestra vida en la historia, pues basta con la PASIVIDAD O
INDIFERENCIA de alguien o de algunos para que la historia no se prolongue de la manera ms
completa, enriquecida por el don de cada persona.
En la Iglesia se ha celebrado la Eucarista desde los primeros siglos hasta nuestros das,
conservando lo esencial, haciendo cambios de lo secundario, adaptndola a los distintos tiempos.
Leer la frase Yo estoy con ustedes todos los das, hasta el fin de la historia (Mt 28,20).
VEAMOS
En la historia de la humanidad encontramos costumbres y valores que se siguen experimentando
a pesar de los grandes cambios que vamos viviendo. Qu ejemplo se les ocurre? (Por ejemplo,
la necesidad de asociarse en comunidades, familias, clanes).
Qu valor encontramos ah? Otro ejemplo es la celebracin de fiestas Qu valor encierran?
Hoy, en la cultura actual, son muchas las personas, muchachas y muchachos que tienen miedo
asumir la responsabilidad de un hogar. Qu pasara si se rompiera la estructura familiar de modo
generalizado?
PENSEMOS
En la Iglesia o asamblea que nos reunimos, tambin hay realidades y experiencias que no
cambian y modos que van variando.
La Misa antes del Vaticano II era de una forma y ahora se celebra diferente. Qu cambios se
hicieron? (Por ejemplo, la Misa se celebraba en latn, el sacerdote estaba dando la espalda al
pueblo, etc.).
Vamos a hacer 6 equipos y cada uno va a reflexionar en su cita bblica y lo que ella nos aporta
para nuestra vida. Se establecen 3 actitudes, valores, enseanzas o exigencias que nos aportan
despus de leer y compartir. Por ejemplo: darnos, reconocerlo, etc.
Jess prepara la celebracin de la Cena Pascual en la que dar su Cuerpo y su Sangre a la
Iglesia. Ver en las dos multiplicaciones de los panes los valores y lo que lo que vivieron ah (ver
Mc 6, 34-44; 8,1; Jn 6, 1-71).
Luego la Cena Pascual, Qu situaciones se viven en ese ambiente? Qu les aporta la
experiencia? (ver Mc 14, 12-25; Lc 22, 1-38).
Se les aparece a los discpulos de Emas. Qu es lo esencial de la celebracin? Qu les aporta
para su vida? (ver Lc 24, 13-35).
Confirma la fe de sus apstoles y la misin de Pedro. Qu vivencias se dan y qu significado
tienen para sus vidas? (ver Jn 21, 1-22).
La comunidad apostlica se rene en el da del Seor, de su resurreccin, a celebrar la fraccin
del pan. Qu caractersticas tiene esta celebracin? (ver Hech 2, 42-47).
La Iglesia misionera va comunicando el mensaje del Seor, y algunas costumbres deben cambiar,
pues no es lo que Jess dej. Qu permanece de la Cena del Seor y que cambio hubo ah?
(ver 1Co 11,1.17-28).
En el transcurso de estos dos milenios, la Eucarista se sigue celebrando. Ella, en su estructura
esencial, sigue siendo el gran motivo de nuestra fe y la fortaleza que nos impulsa a vivir como
creyentes en todos los mbitos y reas de la vida social. Qu es lo esencial de lo que Cristo hizo
y que encontramos en la Eucarista? Qu ha cambiado?
El Catecismo de la Iglesia Catlica nos dice que la estructura fundamental de la Eucarista se ha
conservado a travs de los siglos hasta nosotros. Actualmente comprende dos grandes momentos
que constituyen un solo acto de culto: la liturgia de la Palabra y la liturgia eucarstica (ver CIC
1346).
ACTUEMOS
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FORMACIN DE MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA COMUNIN
Del aporte de los grupos se eligen las tres actitudes que para todos son ms necesarias para ser
cristianos activos y portadores de una historia en la que se vive y se transmite la vida de Dios, por
la responsabilidad hacia El y hacia nuestros hermanos en su realidad.
CELEBREMOS
Se insiste en la presencia de Jess: Yo estoy con ustedes todos los das hasta el fin de la historia
(Mt 28, 20).
Cada uno elige una actitud o compromiso, de entre los que aportaron los grupos, que luego tratar
de vivir.
La Eucarista significa y realiza la comunin de vida con Dios y la unidad del Pueblo de Dios, por
las que la Iglesia es ella misma. En ella se encuentra a la vez la cumbre de la accin por la que,
en Cristo, Dios santifica al mundo, y del culto que en el Espritu Santo los hombres dan a Cristo y
por El al Padre.
Finalmente, por la celebracin eucarstica nos unimos ya a la Liturgia del Cielo y anticipamos la
vida eterna, cuando Dios ser todo en todos (ver ICo 15, 28).
En resumen, la Eucarista es el compendio y la suma de nuestra fe: nuestra manera de pensar
armoniza con la Eucarista, y a su vez la Eucarista confirma nuestra manera de pensar (San
Ireneo) (CIC 1324-1327).
Se sugiere que el catequista que va a desarrollar este tema lo haga creativamente, de manera
que los participantes queden motivados a celebrar, vivir y anunciar su fe, teniendo como centro la
Eucarista.
Muchos cristianos, aunque frecuentan este sacramento, desconocen aspectos esenciales del
mismo. Es el momento de ayudar a valorar los signos sacramentales como expresiones de la vida
de Dios para nosotros.
VEAMOS
Es importante que iniciemos con una experiencia significativa para la vida de los participantes. A
continuacin presentamos dos opciones, que son sugerencias concretas para evocar o provocar la
experiencia.
Podemos inventar juntos o recordar la experiencia de un andinista, tomando los elementos que se
narran enseguida: cuando se encuentra el andinista frente a una montaa tiene ante sus ojos un
panorama muy limitado, sube con esfuerzo, fatiga y trabajo a la montaa. Una vez en la cima,
recuerda todas las dificultades de su ascenso, pero no le importa el cansancio, porque desde ese
punto puede contemplar un panorama amplio que le permite ubicarse mejor en su entorno y
descender con un rumbo fijo y no perderse en los valles ni en los bosques...
Podemos platicar juntos las propias experiencias de participar en una fiesta: para ir a una fiesta hay que
prepararse, luego hay que gozar la fiesta misma y tener en cuenta que sta nos deja algo positivo. Se
puede hacer una lista de los elementos que constituyen cada uno de estos momentos.
Ejemplo:
Antes de la fiesta:
En la fiesta:
Despus de la fiesta:
- traje
- omida
-nuevos amigos
- limpieza
- convivencia
- entusiasmo
- transporte
- baile
- ganas de seguir
- ...
- ...
- trabajando
PENSEMOS
La Eucarista es fuente y cima de toda la vida cristiana (LG 11). Los dems sacramentos, como
tambin todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, estn unidos a la Eucarista y
a ella se ordenan. La sagrada Eucarista, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia,
es decir, al propio Cristo, nuestra Pascua (PO 5).
FORMACIN DE MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA COMUNIN
de alabanza y de accin de gracias a Dios, para vivir de manera ms consciente estos aspectos
importantes de la Misa.
Conviene que el catequista lea y comente los textos bblicos ms importantes que se enuncian en
el desarrollo del tema. Como recurso didctico, el catequista puede hacer las preguntas al grupo,
escuchar algunas respuestas de los participantes y, finalmente, responderlas con las ideas que se
presentan en este tema.
VEAMOS
Cundo y por qu damos gracias?
Analiza el prefacio de la Plegaria Eucarstica IV del Misal Romano y trata de responderte
las preguntas: cundo y por qu damos gracias?
En verdad es justo darte gracias, y deber nuestro glorificarte, Padre Santo, porque t eres el
nico Dios vivo y verdadero que existes desde siempre y vives para siempre; luz sobre toda luz.
Porque t slo eres bueno y la fuente de la vida, hiciste todas las cosas para colmarlas de tus
bendiciones y alegrar su multitud con la claridad de tu gloria. Por eso, innumerables ngeles en tu
presencia, contemplando la gloria de tu rostro, te sirven siempre y te glorifican sin cesar. Y con
ellos tambin nosotros, llenos de alegra, y por nuestra voz las dems criaturas, aclamamos tu
nombre cantando.
PENSEMOS
Origen del nombre Eucarista.
Los nombres que recibe la Eucarista a veces se refieren al contenido del misterio celebrado; otras
veces, en cambio, se toman de algn rito o signo; es el sentido del primer nombre que recibe la
Eucarista, como Cena del Seor.
Cul es el nombre ms antiguo para designar la Eucarista?
El nombre ms antiguo que aparece en el Nuevo Testamento es el que usa Pablo: cena del Seor
(ver 1Co 11, 20 y contexto), o bien fraccin del pan que se halla en Lucas 24, 35 y en Hechos 2,
42.45; 20, 7.11; 27, 35.
Esta secuencia ritual de gestos y de palabras no se justifica slo por una voluntad sentimental
repetitiva de las mismas acciones que Jess hizo en la noche que se diriga a la muerte, sino
que sucede como respuesta al mandato de Cristo hganlo en memoria ma (1Co 11, 24.25).
Cul es el significado o el objeto de estos gestos rituales o secuencia de ritos?
El objeto del memorial de la cena del Seor es la Pascua nueva y definitiva del Nuevo
Testamento (ver 1Co 5, 7). La Cena del Seor es la proclamacin de la muerte del Seor (ver 1Co
11, 26). No slo agradecer la obra de la Creacin - liberacin - Alianza, sino la obra salvadora
obrada por Cristo = su memorial.
Por qu se le da el nombre de Eucarista o Accin de Gracias a la Cena del Seor?
El elemento de plegaria que en la narracin de Mt 26, 26-28 y de Mc 14, 22 aparece como
bendicin (= euloga) en el momento de romper el pan, y como accin de gracias (= Eucarista)
en el dar el vino- fue el elemento determinante en la valoracin de la Cena del Seor en su rito y
en su contenido o significado. O sea, de llamarse plegaria de accin de gracias pas a
denominarse todo el rito como Eucarista.
Cules son los antecedentes de la Plegaria Eucarstica o su genealoga?
De su origen judo nadie duda, pero hay opiniones encontradas respecto a cul de las formas de
oracin bendicional juda se puede considerar como su antecedente directo:
a) La berakah, oracin de bendicin.
Algunos ejemplos: la de David (ver 1 Cr 16, 4-36 y 29, 10-20), Salomn (1 Re 8) o Esdras (Es 89).
La estructura de estas oraciones suele ser:
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FORMACIN DE MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA COMUNIN
- Una alabanza inicial a Dios o una invitacin a ella (bendito Yahv, Dios de Israel... alaba alma
ma al Seor... alabad, pueblos, al Seor...).
- Un memorial o enumeracin de las maravillas obradas por Dios, un repaso a la obra de la
creacin y de la historia de Israel.
- La alabanza desemboca en una peticin o intercesin: que Dios siga protegiendo a su pueblo.
- Para acabar con una alabanza final.
En el tiempo de Jess, adems de las famosas semoneh esreh (las 18 bendiciones), se fueron
recopilando pronto muchas ms en el tratado llamado berakoth (bendiciones). El mismo Jess
ora a su Padre con este gnero de bendicin Yo te alabo, Padre, Seor del Cielo y de la tierra,
porque... (Mt 11, 25-26; ver Lc 10, 21), Te doy gracias, Padre, porque me has escuchado... (Jn
11, 41).
b) La birkat ha-mazon, oracin de accin de gracias.
La idea central de esta oracin no es tanto la admiracin, la bendicin o alabanza, sino
directamente la accin de gracias. Es una oracin tripartita: bendicin, accin de gracias y
peticin:
- Bendito seas t, Seor Dios nuestro, rey del universo...
- Te damos gracias, Seor, Dios nuestro, porque hiciste heredar a nuestros padres una tierra
deseable, buena y extensa...
- Apidate, Seor, Dios nuestro, de Israel tu pueblo...
c) La todah, oracin sacrificial de alabanza.
Esta oracin incluye una confesin tanto del propio pecado como de la grandeza de Dios. Esta
todah es bipartita: una primera parte es de alabanza y accin de gracias, de proclamacin de las
mirabilia Dei (maravillas de Dios), una verdadera celebracin anamntica de la obra de Dios; una
segunda de tono de peticin y splica, que surge espontneamente de la alabanza anterior, para
que Dios siga actuando en favor de su pueblo.
Cules son los dos significados de Eucarista que le da el libro de la Didaj, primer
testimonio ms antiguo despus de la Escritura?
El nombre de Eucarista (= accin de gracias y alabanza) es antiqusimo; se encuentra en el libro
de la Didaj o la Doctrina de los Doce Apstoles (c. 9-10.14).
Eucarista significa al mismo tiempo:
- la plegaria que se dice en la Eucarista (= accin de gracias)
- y la plegaria que hace la eucarista (pan y vino consagrados en el cuerpo y la sangre de Cristo).
En qu sentido la Eucarista es un sacrificio de alabanza y de accin de gracias?
La Eucarista es sacrificio: de accin de gracias, memorial y presencia; banquete, y prenda de la
gloria futura.
Con el sacrificio de Jesucristo, mxima bendicin, la Iglesia expresa su reconocimiento a Dios por
todos sus beneficios, por todo lo que ha realizado mediante la Creacin, la redencin y la
santificacin (CIC 1360). Este sacrificio... slo es posible a travs de Cristo: El une los fieles a su
persona, a su alabanza y a su intercesin, de manera que el sacrificio de alabanza al Padre es
ofrecido por Cristo y con Cristo para ser aceptado en El (CIC 1361).
ACTUEMOS
Aprender a dar gracias y cmo hacerlo?
Cul es la mejor forma para dar gracias a Dios Padre?
Analiza los siguientes dos textos. Uno es el himno de Laudes del Mircoles de la semana I:
Sentencia de Dios al hombre
antes que el da comience:
Que el pan no venga a tu mesa
sin el sudor de tu frente.
Ni el sol se te da de balde, ni
el aire por ser quien eres: las
cosas son herramientas y
buscan quien las maneje.
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y pensamiento en tu frente.
No basta con dar las gracias
sin dar lo que las merece;
a fuerza de gratitudes
se vuelve la tierra estril. Amn.
CELEBREMOS
Pasar de un rito de accin de gracias a una vida en accin de gracias.
MONITOR: Escuchemos uno de los textos bblicos de la Institucin de la Eucarista y como ha
dicho San Len Magno: Imitemos lo que tratamos.
MONITOR: La accin de gracias sacerdotal, a la que nos capacita nuestro bautismo para ofrecer
sacrificios espirituales, no se ejercita slo participando sacramentalmente en la Eucarista, sino
traduciendo nuestra vida en un pan entregado y sangre derramada. Un pan tomado en las manos
de Jess (= actitud de abandono); bendecido por su palabra (= actitud de escucha);partido por el
Sacrificio (= actitud de oblacin); y repartido para dar vida como el vino dado a beber en accin
de gracias (= actitud de disponibilidad).
(Meditemos en silencio este texto evanglico y preguntemos al Seor Jess qu me
quieres decir para mi vida?).
MONITOR: Con un signo que traigamos con nosotros hagamos una expresin de gratitud. Algo
que podamos presentar a los pies del Crucifijo y ofrendar con alegra a los dems
hermanos. Qu vas a presentar t?.
(Cada uno empieza a ofrecerlo en su doble dimensin: signo a Dios pero en el prjimo).
TODOS: concluyen con esta oracin u otra en forma espontnea a manera de oracin de los
fieles:
Dios nuestro, que nos renes para celebrar la Cena del Seor, en la cual tu hijo nico, antes de
entregarse a la muerte, confi a su iglesia el sacrificio nuevo y eterno, sacramento de su amor,
concdenos alcanzar por la participacin en este sacramento, la plenitud de amor y de la vida.
Por
Se sugiere que el catequista que va a desarrollar este tema lo haga creativamente, de manera que
los participantes queden motivados a comprometerse con los dems dando un testimonio de vida
a ejemplo Jess y de los mrtires.
VEAMOS
Es importante que iniciemos con una experiencia significativa para la vida de Iglesia: los mrtires,
o nuestros padres a quienes les ha tocado sufrir mucho e incluso persecucin de la misma Iglesia,
para ser fieles a la llamada que el Seor les ha hecho. Los mrtires se fueron haciendo tales poco
a poco, en la medida que fueron respondiendo a Dios con su vida. La entrega y sacrificio, en
constantes llamadas que El va haciendo hasta llegar al herosmo, se consigue con la ayuda de
Dios, con el ejercicio de las virtudes, la fe, la esperanza, el amor, el espritu de sacrificio, la
sencillez de la vida, la voluntad para aceptar la voluntad de Dios.
PENSEMOS
La celebracin de la Eucarista ha sido deseada por el mismo Jess y entregada a la Iglesia. La
vspera de la Pasin, mientras estaba a la mesa con sus discpulos, quiso que participaran
vitalmente de su Pascua: instituy la Eucarista como memorial de su muerte y resurreccin, y
mand que la celebraran hasta su vuelta gloriosa (ver SC 47; CIC 1337; OGMR 48). Por lo tanto,
celebramos la Eucarista para obedecer la voluntad de Cristo: renovar su sacrificio y hacer actual
su entrega para salvarnos.
Memoria Litrgica del Sacrificio de Cristo
Toda la grandeza de la Eucarista se encuentra por medio de las palabras y los gestos del
sacerdote que preside la asamblea litrgica, en nombre de Cristo (in persona Christi, segn la
conocida expresin de Santo Toms de Aquino), se hace presente y operante la Pascua del Seor
Jess. El es el verdadero y nico Sacerdote, el cual, al instituir el sacrificio de la eterna alianza, se
ofreci a s mismo al Padre como vctima de salvacin y nos mando perpetuar esta ofrenda en
conmemoracin suya (Prefacio I de la Eucarista).
El sacrificio de la Cruz no se repite, como no se repiten los acontecimientos histricos de Jess,
pero estos misterios de la vida del Seor se actualizan en la accin sacramental: Por eso, Seor,
nosotros tus siervos, y todo tu pueblo santo, al celebrar este memorial de la pasin gloriosa de
Jesucristo, tu Hijo, Nuestro Seor; de su Santa Resurreccin del lugar de los muertos y de su
admirable ascensin a los cielos, te ofrecemos, Dios de gloria y majestad, de los mismos bienes
que nos has dado, el sacrificio puro, inmaculado y santo: pan de vida eterna y cliz de eterna
salvacin (Plegaria Eucarstica I).
La memoria litrgica abarca todo el misterio histrico de Cristo Salvador, Hijo de Dios que naci
de mujer (Gl 4, 4). Si el Cuerpo que comemos y la Sangre que bebemos son el don inestimable
del Seor resucitado para nosotros, peregrinos, lleva tambin consigo, como Pan fragante, el
sabor y el perfume de la Virgen Mara (Juan Pablo II, Alocucin al Angelus, 5 de junio de 1983).
En verdad, desde el primer instante de su vida en el seno materno, Jess se ofreci para la gloria
de Dios y por la vida y redencin del mundo (ver Heb 10, 5-10); la cima de la oblacin es la hora
de la cruz; el fruto es la Resurreccin; el don salvfico es la participacin del hombre en la vida
divina.
El memorial eucarstico, haciendo presente el pasado, anticipa la garanta de la gloria futura. As lo
proclamamos en cada Misa cuando despus de la consagracin decimos: Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurreccin, Ven, Seor Jess!.
Memoria Eclesial del Sacrificio de Cristo
Las palabras de Jess Haced esto en memoria ma, debemos cumplirlas en comunidad. La
Eucarista no es un hecho privado y su naturaleza eclesial no permite que se piense y se viva
como un acto individual, aun cuando implique a una sola persona; al contrario, siempre es la
accin de la Iglesia, para la edificacin de la Iglesia.
La Iglesia hace la Eucarista y la Eucarista hace la Iglesia, la comunidad cristiana desde siempre
celebra el memorial de la Pascua de Cristo como fuente y clmen de la propia identidad y misin.
Por lo tanto, reunirse todos los domingos, en el nombre del Seor, para alimentarse de la mesa de
la Palabra y Pan de vida, es obedecer a la voluntad que Cristo manifest la Vspera de su Pasin
14
FORMACIN DE MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA COMUNIN
Terminamos cantando El testigo: Por ti, mi Dios, cantando voy la alegra de ser tu testigo
Seor
Tema 8: LA EUCARISTA,
PRESENCIA DE CRISTO POR EL PODER DE SU PALABRA Y LA ACCIN DEL ESPRITU
SANTO
OBJETIVO
Reafirmar que Cristo, el Hijo de Dios, muerto y resucitado, sigue presente en la Eucarista, por la
fuerza de su palabra y la accin del Espritu Santo.
NOTAS PEDAGGICAS
Insistir que el sacerdote en la Misa pronuncia las palabras de la consagracin, pero la eficacia de
convertir el pan y el vino en el Cuerpo y Sangre de Cristo provienen del mismo Cristo.
En este tema, es muy importante, como dice Santo Tomas de Aquino, que la presencia de Cristo
no se descubre por medio de los sentidos, porque ellos fallan, sino slo por la fe, la cual se apoya
en la autoridad de Dios.
San Cirilo, comentando el texto de San Lucas: Este es mi Cuerpo que ser entregado por
vosotros, declara: no te preguntes si esto es verdad, sino acoge ms bien con fe las palabras del
Seor, porque l, que es la verdad, no miente.
VEAMOS
El hombre siempre se ha expresado por medio de la palabra.
Saben ustedes lo que sufre un mudo?... Expliquen...
Muchas veces las personas mueren, pero quedan sus pensamientos por medio de sus palabras.
Te acuerdas cmo Dios cre el mundo, al hombre y las cosas que hay en el universo? Por medio
de su palabra: Hgase... Que se junten, produzca, llenen las aguas de seres vivientes, Hagamos al
hombre (ver Gn 1).
Los seres humanos no podemos vivir aislados; necesitamos relacionarnos y comunicarnos. Por
eso la palabra es uno de los dones ms preciados que poseemos. Gracias a la palabra podemos
salir al encuentro de nuestros hermanos y establecer con ellos vnculos de colaboracin y de
amistad.
Qu relacin tiene la palabra y la Creacin? Qu relacin tiene la palabra y la Eucarista?
Cuando el sacerdote dice: Tomad y comed todos de El, porque esto es mi Cuerpo que ser
entregado por vosotros Tomad y bebed todos de El, porque este es el Cliz de mi Sangre...
Quin pronuncia estas palabras? Y por el poder de quin recibe la eficacia para transformar el
pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo?.
PENSEMOS
Cristo Jess, que muri y resucit, que est a la derecha de Dios e intercede por nosotros(Rom
8, 34), est presente de mltiples maneras en su Iglesia (ver LG 48): en su Palabra, en la oracin
de la Iglesia... en los pobres, los enfermos, los presos (ver Mt 25, 31-46), en los sacramentos de
los que El es autor, en el sacrificio de la Misa y en la persona del ministro. Pero sobre todo (est
presente) bajo las especies eucarsticas (SC 7) (CIC 1373).
El modo de presencia de Cristo bajo las especies eucarsticas es singular. Eleva la Eucarista por
encima de todos los sacramentos y hace de ella como la perfeccin de la vida espiritual y el fin al
que tienden todos los sacramentos (S. Toms de A., s. th. 3, 73, 3). En el santsimo sacramento
de la Eucarista, estn 'contenidos verdadera, real y sustancialmente el Cuerpo y la Sangre junto
con el alma y la divinidad de Nuestro Seor Jesucristo y, por consiguiente, Cristo entero(Concilio
de Trento: DS 1651). Est presencia se denomina real no a ttulo exclusivo, como si las otras
presencias no fueran reales, sino por excelencia, porque es substancial, y por ella Cristo, Dios y
hombre, se hace totalmente presente (MF 39)(CIC 1374).
Los padres de la Iglesia afirmaron con fuerza la eficacia de la Palabra de Cristo y de la accin del
Espritu Santo para obrar esta conversin. As lo expresa S. Juan Crisstomo: No es el hombre
quien hace que las cosas ofrecidas se conviertan en Cuerpo y Sangre de Cristo, sino Cristo mismo
que fue crucificado por nosotros. El sacerdote, figura de Cristo, pronuncia estas palabras, pero su
16
FORMACIN DE MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA COMUNIN
eficacia y su gracia provienen de Dios. Esto es mi Cuerpo, dice. Esta palabra transforma las
cosas ofrecidas (Prod. Jud. 1, 6) (ver CIC 1375).
El Concilio de Trento resume la fe catlica cuando afirma: Porque Cristo, nuestro Redentor, dijo
que lo que ofreca bajo la especie de pan era verdaderamente su Cuerpo, se ha mantenido
siempre en la Iglesia esta conviccin, que declara de nuevo el Santo Concilio: por la consagracin
del pan y del vino se opera el cambio de toda la sustancia del pan en la sustancia del Cuerpo de
Cristo nuestro Seor y de toda la sustancia del vino, en la sustancia de su Sangre; la Iglesia
catlica ha llamado a este cambio, justa y apropiadamente transubstanciacin(DS 1642)(CIC
1376).
Es muy admirable el que Cristo haya querido quedarse de forma tan singular, ya que deja a los
suyos su Cuerpo y su Sangre de una manera visible y tangible, pues lo podemos comer y se
queda en medio de nosotros para darnos su vida y su amor.
Toda esta accin de la presencia real por la excelencia de la Eucarista y toda la fuerza de su
palabra, la encontramos en la epclesis, ya que la Iglesia pide a Dios Padre que enve al Espritu
Santo con el poder de su bendicin sobre el pan y el vino para que se conviertan por su poder en
el Cuerpo y la Sangre de Cristo y que quienes toman parte de la Eucarista sean un slo cuerpo y
un slo espritu.
As, en el relato de la Institucin de la Eucarista, por la fuerza de las palabras y la accin de
Cristo y el poder del Espritu Santo, se hacen presentes bajo las especies del pan y del vino, su
Cuerpo y su Sangre, su sacrificio ofrecido en la cruz de una vez para siempre.
Misterio admirable, entrega total, Cristo palabra del Padre, hecho manjar, y ah est todo entero,
que con la fuerza de su Espritu se convierte en pan de unidad.
ACTUEMOS
Al darte cuenta de una manera ms consciente de esta presencia real de Cristo en la Eucarista:
- A qu te puedes comprometer?
- Qu es lo que te queda claro?
- Realmente vives la Eucarista como fuente de vida y unin con Dios y con los hermanos?.
- Qu opinas de los que van a Misa y no comulgan?.
Sacar un compromiso grupal y presentarlo en forma de oracin.
CELEBREMOS
Lo ideal sera hacerlo frente al Santsimo Sacramento.
Todos: Eucarista, misterio admirable entrega total palabra del Padre hecha manjar y por el
Espritu Santo es pan de unidad.
Lector: Te adoro devotamente oculta deidad, que bajo estas sagradas especies te ocultas
verdaderamente. A t mi corazn totalmente se somete, Pues al contemplarte, se siente
desfallecer por completo.
Todos: Eucarista, misterio admirable entrega total palabra del Padre hecha manjar y por el
Espritu Santo es pan de unidad.
Lector: La vista, el tacto, el gusto, son aqu falaces, slo con el odo se llega a tener fe segura;
creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios nada ms verdadero que esta palabra de verdad.
Todos: Eucarista, misterio admirable entrega total palabra del Padre hecha manjar y por el
Espritu Santo es pan de unidad
Tema 9: LA EUCARISTA, BANQUETE DE LA COMUNIN EN EL CUERPO Y LA SANGRE
DEL SEOR
OBJETIVO
Tomar conciencia de la importancia que tiene la comunin eucarstica en la vida del cristiano,
preparndonos adecuadamente a recibirla y conociendo los frutos que produce en el creyente y en
toda la Iglesia.
NOTAS PEDAGGICAS
Por la extensin del tema, recomendamos estudiarlo en dos sesiones.
17
VEAMOS
La primera sesin puede incluir la primera parte: prepararnos para la comunin, y se puede
iniciar recordando algunas actitudes incorrectas frente a la comunin, que se dan frecuentemente,
como las de:
Quien no se acerca a comulgar porque piensa que deba haberse confesado inmediatamente
antes (confesin = boleto para comulgar).
Los que comulgan por compromiso en las celebraciones eucarsticas, sin estar en estado de
gracia.
Los que llegan a Misa, casi nicamente a la comunin (en cuanto alcanc a comulgar!).
Los que comulgan diario y casi nunca van a confesarse.
Los que van a Misa frecuentemente, pero casi nunca comulgan.
Se puede invitar a los participantes a dialogar sobre estas y otras situaciones parecidas
presentando cada uno su punto de vista.
La segunda sesin puede incluir la parte llamada Los frutos de la comunin, y puede iniciarse
con un dilogo sobre los efectos que pueden tener el comer algunos alimentos, por ejemplo: qu
pasa si comemos pura comida chatarra como papitas, refrescos, etc.?, qu pasa si nos
alimentamos con una dieta balanceada que incluya frutas, verduras, carne, leche, huevos...?
El animador puede agregar otras preguntas que provoquen el dilogo en este sentido: todo lo que
comemos produce en nosotros efectos positivos o negativos, de acuerdo a la calidad de alimentos
y de acuerdo a nuestra disposicin para ellos.
De esta experiencia pasaremos a comprender los efectos que producen en nosotros y para la
Iglesia la comunin eucarstica, dependiendo de nuestra disposicin para recibirla, es decir, si nos
encontramos o no en estado de gracia.
Es importante subrayar los dos aspectos: los efectos que produce y la disposicin de la persona.
As conectamos las dos sesiones y le damos unidad a este tema.
PENSEMOS
Prepararnos para la Comunin
La Misa es, al mismo tiempo y de modo inseparable, el memorial del sacrificio de la cruz y el
banquete sagrado de la comunin en el Cuerpo y la Sangre del Seor.
La celebracin de este sacrificio eucarstico est totalmente orientada hacia la unin ntima de los
fieles con Cristo por medio de la comunin. Comulgar es recibir a Cristo mismo que se ofrece por
nosotros.
La comunin eucarstica no es una accin intimista o sentimental. Comulgar con el Seor muerto y
resucitado significa donarse con El al Padre y a nuestros hermanos. Decimos en la plegara
eucarstica III dirigindonos al Padre: Dirige la mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y reconoce
en ella la Vctima por cuya inmolacin quisiste devolvernos t amistad, para que, fortalecidos con
el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos de Espritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y
un solo espritu.
El Seor Jesucristo viene a vivir con nosotros y nos hace vivir en El: Mi carne es verdadera
comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en
m y yo en l. Como el Padre, que es vida, me envi y yo vivo por el Padre, as quien me come
vivir por m (Jn 6, 55-57). La vida que l comunica es su amor al Padre y a todos los hombres.
Unindonos a l, Jesucristo nos une tambin entre nosotros: lo expresa muy bien el signo del pan
y del vino, compartidos en un banquete fraterno. Una multitud se transforma en un solo cuerpo en
virtud del nico pan: Misterio de amor! Smbolo de unidad! Vnculo de caridad!. Como los
granos de trigo se funden en un slo pan y muchas uvas en un poco de vino, as nosotros
formamos en Cristo un solo cuerpo y un solo espritu.
La Eucarista presupone, refuerza y manifiesta la unidad de la Iglesia. Exige la unidad de fe y
compromete a superar las divisiones contrarias a la caridad.
En sintona con el amor universal de Cristo, la Plegaria Eucarstica es una intercesin por el
mundo y por la Iglesia universal y particular, por los presentes y ausentes, por los vivos y por los
difuntos: Te pedimos, Padre, que esta Vctima de reconciliacin traiga la paz y la salvacin al
mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu servidor,
18
el Papa, a nuestro Obispo, al orden episcopal, a los presbteros y diconos, y a todo el pueblo
redimido por ti. Atiende los deseos y suplicas de esta familia que has congregado en tu presencia.
Rene en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el mundo. A nuestros
hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recbelos en tu reino, donde esperamos
gozar todos juntos en plenitud eterna de tu gloria. Hacerse uno con Cristo significa abrir el
corazn a la humanidad entera en todas sus dimensiones.
Las actitudes expresadas por la Plegaria Eucarstica animan tambin los siguientes ritos de
comunin: la oracin del Padrenuestro, el signo de la paz, la fraccin del pan, la comunin
sacramental. Toda la celebracin tiende hacia esta ltima. Por eso la Iglesia recomienda
vivamente recibir la comunin eucarstica cada vez que se participa en la santa Misa, an bajo
las dos especies, cuando lo prev el rito.
El Seor nos dirige una invitacin urgente a recibirle en el sacramento de la Eucarista: En
verdad les digo que si no comen la carne del Hijo del Hombre y no beben su sangre, no tienen
vida en ustedes (Jn 6, 53).
Por otra parte, se entiende que sin las debidas disposiciones para la comunin sacramental, sta
no sera autentica. Ya san Pablo exhortaba a los cristianos de esta manera: El que come el pan o
bebe la copa del Seor indignamente peca contra el Cuerpo y la Sangre del Seor. Cada uno,
pues, examine su conciencia y luego podr comer el pan y beber de la copa. El que come y bebe
indignamente, come y bebe su propia condenacin por no reconocer el Cuerpo (I Co 11, 27-29).
Quien tiene conciencia de haber cometido pecado grave y odio fuerte contra alguien, antes de
acercarse a la comunin eucarstica, debe arrepentirse y reconciliarse con Dios, accediendo al
Sacramento de la Reconciliacin.
Ante la grandeza de este sacramento, el fiel slo puede repetir humildemente y con fe ardiente
las palabras del Centurin: Seor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya
bastar para sanarme (ver Mt 8, 8).
Deben observarse tambin algunos signos exteriores de respeto: observar la ley del ayuno
eucarstico, que obliga a no tomar alimentos ni bebidas, excepto agua, durante una hora antes de
la comunin; responder Amn a las palabras del ministro; hacer un signo de adoracin a
Jesucristo presente en la Eucarista, antes de recibirla, etc.
Los frutos de la Comunin
El hecho de participar en la comunin eucarstica acrecienta nuestra unin con Cristo; nos
separa del pecado; crea y fortalece la unidad de la Iglesia; y nos hace reconocer a Cristo en los
ms pobres y comprometernos con ellos (ver CIC 1391-1397).
La comunin acrecienta nuestra unin con Cristo. Recibir la Eucarista en la comunin da como
fruto principal la unin ntima con Cristo Jess, que dice: El que come mi Carne y bebe mi
Sangre permanece en m y yo en l (Jn 6, 56).
Lo que el alimento material produce en nuestra vida corporal, la comunin lo realiza de manera
admirable en nuestra vida espiritual. Nuestro crecimiento en la vida cristiana necesita ser
alimentado por la comunin eucarstica, pan de nuestra peregrinacin, hasta el momento de la
muerte, cuando nos sea dado como vitico.
La comunin nos separa del pecado. El Cuerpo de Cristo que recibimos en la comunin es
entregado por nosotros, y la Sangre que bebemos es derramada por muchos para el perdn
de los pecados. Por eso la Eucarista nos une a Cristo purificndonos al mismo tiempo de los
pecados cometidos y preservarnos de futuros pecados.
De la misma manera que el alimento corporal sirve para reparar la prdida de fuerzas, la
Eucarista fortalece la caridad que, en la vida cotidiana, tiende a debilitarse. Dndose a nosotros,
Cristo reaviva nuestro amor y nos hace capaces de romper los lazos desordenados con las
criaturas y de arraigarnos a El. Cuando ms participamos en la vida de Cristo y ms progresamos
en la amistad, tanto ms difcil se nos har romper con l por el pecado.
La Eucarista vivifica la caridad en la vida cotidiana; y esta caridad vivificada borra los pecados
veniales. Pero no esta orientada al perdn de los pecados graves. Esto es propio del
sacramento de la Reconciliacin.
19
FORMACIN DE MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA COMUNIN
En la Ultima Cena, el Seor mismo atrajo la atencin de sus discpulos hacia el cumplimiento de la
Pascua en el reino de Dios: Y les digo que desde ahora no volver a beber del zumo de cepas,
hasta el da en que lo beba nuevo con ustedes en el Reino de mi Padre (Mt 26, 29).
Cada vez que la Iglesia celebra la Eucarista recuerda esta promesa y su mirada se dirige hacia el
que viene (ver Ap 1,4). En su oracin, implora su venida: Ven, Seor Jess (Ap 22, 20).
La Iglesia sabe que, ya ahora, el Seor viene en su Eucarista y que est ah en medio de
nosotros. Sin embargo, esta presencia est velada. Por eso celebramos la Eucarista mientras
esperamos la gloriosa venida de Nuestro Salvador Jesucristo, pidiendo entrar en tu reino, donde
esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria; all enjugars las lgrimas de
21
nuestros ojos, porque, al contemplarte como T eres, Dios nuestro, seremos para siempre
semejantes a ti y cantaremos eternamente tus alabanzas, por Cristo, Seor Nuestro.
De esta gran esperanza, la de los cielos nuevos y la tierra nueva en los que habitar la justicia, no
tenemos prenda ms segura, signo ms manifiesto que la Eucarista. En efecto, cada vez que se
celebra este misterio se efecta la obra de nuestra redencin (LG 3) y partimos un mismo pan
que es remedio de inmortalidad, antdoto no tanto para no morir, sino para vivir en Jesucristo para
siempre.
ACTUEMOS
Jess quiere que empecemos a gozar hoy de su propia vida. Confa a la Iglesia la continuidad de
su obra hacindolo presente entre nosotros en la Eucarista.
Despus de haber reflexionado juntos este tema, hagamos un compromiso preguntndonos:
- Qu podemos hacer para gozar del Don de Jess en la Eucarista?
- Cmo vamos a vivir la Eucarista de manera que nos haga ms conscientes de la vida plena
que con anticipacin empezamos a gozar?
- Qu podemos hacer para que se manifieste en nuestras actitudes la vida que Cristo nos
comunica?
Concretizamos un compromiso y buscamos un signo que lo exprese.
CELEBREMOS
Estando todos en crculo, se hace una oracin de accin de gracias en la que participen todos los
asistentes.
Tema 11: LA FIESTA MAS GRANDE DE LOS CRISTIANOS: LA MISA
OBJETIVO
Sensibilizar a los participantes a vivir cada Eucarista como una verdadera fiesta.
NOTAS PEDAGGICAS
Invitar clara y alegremente a cada persona a descubrir su manera de vivir como cristiano.
Muchos cristianos van a Misa por obligacin o por necesidad de relacin vertical con Dios. Insistir
que la Eucarista es una celebracin del Pueblo de Dios.
Necesitaremos un letrero con la frase: Fiesta: celebracin de la vida o Celebrar a Dios es
nuestra fuerza o bien, Este da est dedicado al Seor. No estn tristes. La alegra de Yav es
nuestro amparo (Neh 8, 10). Preparar un altar con un Cristo o la imagen de la Virgen Mara.
Llevar un florero, flores, veladoras, cerillos, un pandero, una guitarra, un libro o varios libros de
cantos.
VEAMOS
- Qu son las fiestas?
- Podramos decir que existe un motivo comn por el cual todo ser humano o toda cultura
necesita las fiestas?
- Cules son las fiestas que ms gozas o ms satisfaccin te han dejado?
- Qu se vivi en ellas?
Las fiestas son y han sido momentos importantes en los que cada familia, poblacin o cultura,
expresan el gozo de vivir, de ser, de pertenecer. Y hay un motivo que les une a las otras personas,
con las cuales quieren unir su gozo y expresarlo en un festejo, como un xtasis de la vida.
Tambin es importante clarificar que hay diferentes tipos de fiestas y la experiencia que tenemos
en ellas.
Por ejemplo, en una fiesta de matrimonio participan muchas personas y cada una de ellas lo vive
de manera diferente, segn lo que le significa. Por ejemplo los paps de los novios sienten dolor
por la separacin de su hijo o hija, quizs preocupacin por el futuro de ellos o la angustia de la
soledad al partir un miembro de su hogar.
Por otra parte, los invitados son tan diferentes. No todos viven igual esta celebracin, aunque
todos hayan sido invitados a ella. Unos van como amigos; unos ntimos y otros superficiales. Otros
22
FORMACIN DE MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA COMUNIN
van por ser familiares o conocidos. Y as cada participante tiene una experiencia diferente. Y sin
embargo, es un slo motivo: participar en esa fiesta.
Nos queda claro que cada persona participa y vive la fiesta segn el motivo que le une a ella.
PENSEMOS
Lc. 14,15- 24 (El banquete - los invitados que se excusan).
En este tema veremos que la Misa es la fiesta ms grande de los cristianos. Por qu ser?.
Jesucristo es quien nos revela el amor de Dios. Es Dios hecho hombre y ha venido a hacer a
los hombres hijos de Dios.
Todo lo que l es y hace por nosotros, se hace presente en cada Misa: su vida, sus palabras, su
entrega permanente, su muerte en la Cruz, su resurreccin. Por eso es urgente que tomemos
conciencia de la grandeza de esta fiesta de amor, fiesta de salvacin, y veamos cmo estamos
participando en ella. Somos invitados?, Somos familiares o participamos del motivo del Pueblo
que celebra y vivifica su fe?
Hemos visto que las fiestas son momentos importantsimos de la vida y del regocijo de un pueblo,
de una familia. Por esto es bueno que nos cuestionemos: Son nuestras Eucaristas un momento
de fe viva y gozosa? Son el momento privilegiado de encuentro, comunicacin y fortalecimiento
de nuestra vida como hijos de Dios?
La Misa requiere una participacin activa y alegre. Pues estamos en una fiesta.
La Misa es en realidad una fiesta. Hay signos externos que nos ayudan a estar en ambiente de
fiesta. Encontramos flores, cantos, asientos preparados para que quien asista se encuentre
acogido. Hay una mesa de la que participamos todos los invitados al banquete.
Ya est todo dispuesto. El Seor que nos invita nos espera para el encuentro. Y la mejor manera
de ser fieles que aceptan la invitacin de su Seor, es la participacin. Se requiere para esto una
doble actitud. A la vez una disposicin pasiva de quien sabe escuchar, acoger, estar en espera, y
por otra parte la respuesta dinmica de quien responde, dialoga, se alegra, canta.
ACTUEMOS
Al principio de nuestro tema decamos que hay diferentes maneras de estar y participar en una
fiesta, debido a los diferentes motivos, necesidades o a la relacin que tenemos con la fiesta.
Ahora nos podramos preguntar:
- Cules son los motivos principales por los que las personas van a Misa?
Nos dice el Catecismo de la Iglesia Catlica en el nmero 1136:
Quienes celebran esta accin,... participan ya de la Liturgia del Cielo, all donde la celebracin es
enteramente comunin y fiesta.
- Qu te exige a tu vida personal?
- Qu te ayudara en tu parroquia para que la Eucarista fuera ms alegre, viva y participativa?
CELEBREMOS
Hemos visto lo que es la fiesta como un momento clmen de la vida. Hemos profundizado en la
necesidad de participar activamente en las celebraciones litrgicas, para llevar a Dios en
nuestras vidas y presentarle nuestras vidas a Dios.
Vamos a vivir un momento celebrativo, el cual lo vamos a organizar entre todos. Cada uno es un
elemento de esa celebracin. Por eso cada uno va a expresar en oracin o en reflexin lo que el
Seor pone en su corazn.
Tema 12: RITOS DE INTRODUCCIN: FIESTA QUE NOS RENE Y RECONCILIA
OBJETIVO
Profundizar en la experiencia de ser convocados y reunidos por Dios Padre, para vivir la
hermandad como medio necesario para el crecimiento personal hacia la madurez y la santidad.
NOTAS PEDAGGICAS
Reconocernos humanos, es decir necesitados de los dems y del perdn (darlo y que nos lo
den), como exigencia de nuestro cristianismo.
23
FORMACIN DE MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA COMUNIN
Estas catequesis sobre la celebracin eucarstica son una magnfica oportunidad para educar en
las actitudes bsicas que exige la participacin en la Eucarista. Hoy se puede insistir en la
capacidad de reunirse y celebrar juntos, el sentido de comunidad, etc.
Canto: Somos un pueblo que camina.
VEAMOS
En el tema anterior decamos que hay diferentes formas de vivir una fiesta. Y comprendemos que
hay fiestas en las que salimos ms alegres y otras en las que hay dificultades.
Vamos a compartir algunas ideas sobre la experiencia de tener una identidad social. Por ejemplo,
es muy diferente el vivir en una ciudad o en un pueblo chico en el que todo mundo se conoce, se
saluda. En una ciudad se vive de manera diferente de una colonia a otra, pero lo que si es comn
a todo ser humano es la necesidad y la capacidad de ser persona sociable, hermanable, amigable.
Lamentablemente la vida acelerada y la vida moderna, con todo lo que nos propone la cultura de
los medios de comunicacin, es muy alejada a lo que nuestro corazn requiere.
- Qu es lo que nos hace ms personas, ms amables, ms positivas?
- Qu vivencias o situaciones nos despersonalizan? Cules nos bloquean?
PENSEMOS
Lo que Dios nos propone siempre es el ser sus hijos, el ser hermanos y compartir la vida del
Reino. Sabe que nos hizo con un gran anhelo de fraternidad y con una gran capacidad de
realizarla. La Eucarista es la gran fiesta en la que el amor del Padre nos llama para facilitar el
encuentro y la experiencia de la hermandad. La Eucarista es la fiesta de la unin y la exigencia de
la comunin.
La liturgia de la Eucarista comprende dos grandes momentos que forman una unidad bsica: la
liturgia de la Palabra, con las lecturas, la homila y la oracin universal; y la liturgia eucarstica, con
la presentacin del pan y el vino, la accin de gracias consecratoria y la comunin.
La liturgia de la Palabra y la liturgia eucarstica constituyen juntas un solo acto de culto
(SC 56) (CIC 1346).
Estas dos grandes partes estn acompaadas de los ritos introductorios, as como de los ritos de
despedida.
Hoy veremos los ritos introductorios.
Ritos Introductorios
a) Canto de entrada. La entrada procesional del sacerdote, que simboliza nuestro peregrinar
hacia el cielo, es acompaada por un canto y nuestra permanencia de pie, para manifestar nuestra
disponibilidad y respeto. El canto se introdujo en el siglo V para la solemne procesin papal hasta
el altar.
Lo primero que hacemos en la Misa es responder a nuestra necesidad de ser personas con una
identidad clara: ser cristianos. Y empezamos a responder con nuestro caminar, luego con nuestro
encuentro en el mismo lugar: la casa de Dios Padre. Y lo hacemos cantando, pues el Dios de la
vida y del amor nos quiere alegres y celebrando la vida.
b) Beso del altar. El sacerdote se inclina y besa el altar en seal de veneracin y amor a Cristo,
simbolizado en el altar. El beso en el altar es en nombre de todo el pueblo, como si nosotros
mismos besramos el altar.
c) La seal de la cruz, unida a la formula en el nombre del Padre y del Hijo y del Espritu Santo,
es signacin e invocacin con la que debe iniciar todo lo que realiza el cristiano.
d) Intercambio de saludos: El Seor est con ustedes. El sacerdote anuncia la presencia del
Seor en nuestra celebracin. Despus nos invita a participar activamente en la celebracin
litrgica.
e) El acto penitencial: hermanos, para celebrar dignamente estos sagrados misterios
reconozcamos nuestros pecados. Se pasa a este momento de nuestra toma de conciencia sobre
nuestra realidad, nuestra debilidad y nuestra necesidad de ser acogidos por el amor de Dios y por
el perdn que l nos brinda; por eso nos declaramos pecadores: Yo confieso, ante Dios
todopoderoso y ante ustedes.... Tambin nos confiamos a la intercesin de nuestra Seora, la
Virgen Mara: Por eso ruego a Santa Mara siempre Virgen. De igual manera invocamos la
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FORMACIN DE MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA COMUNIN
intercesin de los ngeles, los santos y nuestros hermanos. Esta es una buena forma de vivir
la comunin con los santos y con las dems personas.
f) El Kyrie: Se contina la intercesin de Jesucristo, nuestro Pastor: Seor ten piedad.
Cristo ten...
g) El Gloria: En l expresamos dos grandes anhelos: gloria a Dios y paz a los hombres.
h) Oracin colecta: Concentrados en oracin junto al sacerdote que eleva sus manos invocando
ayuda, nos unimos al deseo del celebrante y del mismo Jesucristo.
Como se puede apreciar, esta primera parte de la Eucarista nos convoca y nos rene en el mismo
caminar y tambin nos hermana a todos los creyentes.
ACTUEMOS
Saquemos por grupos de cinco personas las consecuencias de lo que acabamos de profundizar:
- Dios nos convoca y desea la vivencia de la fraternidad; Qu dificultades tenemos para
hacerlo vida?
- En el mbito personal: Deseo ser hermano de los dems, en la vida diaria?
- Qu exigencias me dan miedo ante mi situacin personal y cules me alegran o alientan
hacia el camino de ser ms persona y ser ms hijo de Dios?
- Cmo quiero ser portador de hermandad y de reconciliacin?
CELEBREMOS
Se puede hacer una celebracin en donde se vaya en procesin hacia la capilla o en torno a un
altar.
Canto: Somos un pueblo que camina.
Celebrante o Gua: Vamos a profundizar la experiencia de saber ver. Abramos nuestros ojos y
nuestro corazn para ver. En primer lugar miramos a Jesucristo, con sus brazos abiertos, como lo
hizo siempre: abiertos para abrazar a los nios, tocar los enfermos, levantar al cado o al pecador
o para tocar el fretro. Siempre para dar acogida, vida, perdn, para hacernos experimentar que
somos hijos del Padre.
Hoy t y yo somos ojos abiertos, corazn abierto, mente abierta, una persona dispuesta
a caminar, acoger y perdonar.
Hagamos un momento de oracin y expresemos nuestra reflexin del tema y la exigencia
que deseamos llevarnos para nuestra vida.
Terminamos rezando el Padre Nuestro, tomados de las manos y asumiendo un compromiso
comn.
Tema 13: LA LITURGIA DE LA PALABRA:
PALABRA QUE SE VUELVE DIALOGO Y ALIMENTO DE NUESTRA FE
OBJETIVO
Tomar conciencia de que en cada Eucarista es Dios quien busca nuestro encuentro y desea
nuestro dilogo con l, para que no vayamos a Misa por costumbre u obligacin sino por un
deseo de encuentro con el Dios que nos busca y nos habla.
NOTAS PEDAGGICAS
Motivar a la escucha del Dios que es verdad y fidelidad.
Darnos cuenta, desde nuestra propia experiencia, de lo que significa en nuestra vida
la comunicacin.
VEAMOS
Vivimos en la cultura de la palabra. Vemos palabras en los anuncios, canciones, novelas: Qu
prometen?, A qu realidades de la vida responden? Qu consecuencias ha trado a las
familias?.
La palabra es la manera por excelencia de comunicacin. Si algo hay que hace persona al ser
humano es la capacidad de relacionarse, de comunicarse, de proyectarse. Y en nuestra realidad,
encontramos en algunos hogares la unin y la comprensin formidable gracias al dilogo, al
respeto, a lo que es y piensa cada integrante de la familia, a sus decisiones y formas de vida.
25
En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba ante Dios... Vino a su propia casa, y los suyos
no lo recibieron; pero a todos los que lo recibieron les dio capacidad para ser hijos de Dios. (Jn 1,
1.11-12).
La Liturgia de la Palabra comprende lo siguiente:
a) Primera lectura.
Son palabras divinas para impulsarnos en nuestro peregrinar. Nos hablan del Pueblo de Dios en
su caminar hacia el Padre a lo largo de cuatro mil aos. A travs de los profetas y de los
apstoles, Dios gua nuestra vida y alimenta nuestra fe.
b) El salmo responsorial.
Es nuestra respuesta comunitaria a la Palabra de Dios. Se eleva nuestra plegaria junto al salmista
para encontrar y manifestar al Seor toda nuestra vida: en la alegra, en el dolor, en el abatimiento,
en el peligro, etc.
c) El Aleluya.
Significa alabar al Seor, pero no encierra ese sentido literalmente, sino la alegra infinita en el
corazn humano.
d) El Evangelio.
Es la lectura que est por encima de todas las dems lecturas, pues en ellas est Cristo que habla
y por eso nos ponemos de pie. Jesucristo est entre nosotros y nos habla. Nosotros como
discpulos, estamos de pie para seguirle, y nos comprometemos, como los apstoles, a llevar el
Evangelio a todos los rincones de la tierra. Si queremos vivir bien la santa Misa, debemos de
hacer apostolado, impulsando a que tengan las mismas disposiciones que estuvieron en Cristo
Jess (Fil 2, 5) y que el cristiano debe apegarse a la recomendacin de su Maestro: Aprendan de
m... (Mt 11,29).
e) La homila.
El ministro de la homila (Obispo, presbtero o dicono) debe explicar la palabra de Dios
relacionndola con la vida. Pero es importante una actitud de acogida, inters y propio
cuestionamiento ante la palabra del Seor. Hay que ir al encuentro de la Palabra de Dios con
autenticidad y humildad para que encuentre buena tierra y d buen fruto.
f) El Credo.
Es el smbolo o profesin de la fe en donde el pueblo da su asentimiento y su respuesta a la
Palabra de Dios y a la homila. Nuestra mente que va en busca de la verdad, la encuentra y la
expresa en el credo.
g) La oracin de los fieles.
El pueblo, ejerciendo su oficio sacerdotal, ruega por todas las necesidades de la Iglesia y del
mundo.
En esta parte de la Misa, la Palabra de Dios se vuelve dilogo en la persona que es capaz de
mantenerse abierta, activa y disponible al proyecto de Dios.
ACTUEMOS
- Qu actitud tengo ante la Palabra de Dios que escucho en la Misa?
- Qu se debe hacer para que las personas vivan en actitud de dilogo con la Palabra e Dios?
- Por qu algunos cristianos la estudian y la escuchan con tanta intensidad y a veces nosotros
nos hacemos los indiferentes?
26
FORMACIN DE MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA COMUNIN
ms estimaban. Lo que se necesitaba para el sacrificio era el pan y el vino, lo dems se guardaba
para sustento de los pobres y uso de la Iglesia.
Nuestra ofrenda significa que a la Misa vamos a ofrendarnos. Tanto mayor amor tenemos a
alguien si le regalamos lo ms valioso de nosotros mismos. Qu ofrecemos a Dios?...
b) La plegaria Eucarstica, que es una oracin de accin de gracias y de consagracin. La
plegaria Eucarstica es la oracin central de la Misa, y est estructurada en los siguientes
momentos:
- El prefacio: la Iglesia da gracias al Padre, por Cristo, en el Espritu Santo, por todas sus obras,
por la creacin, la redencin y la santificacin. Toda la asamblea se une con la aclamacin del
santo.
- La epclesis: la Iglesia pide al Padre que enve su Espritu Santo sobre el pan y el vino para que
se conviertan, por su poder, en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, y que quienes toman parte en
la Eucarista sean un solo cuerpo y un solo espritu.
- El relato de la institucin: se repiten las palabras que Jess pronunci en la ltima Cena sobre
el pan y el vino.
- La anamnesis: la Iglesia hace memoria de la pasin, de la resurreccin y del retorno glorioso de
Cristo Jess; presenta al Padre la ofrenda de su Hijo que nos reconcilia con El (CIC 1354).
- La Plegaria concluye con una oracin de intercesin y comunin con la Iglesia de los
bienaventurados, con los vivos y difuntos, y con las comunidades cristianas de todo el mundo.
c) La comunin, que viene precedida por la oracin del Padre Nuestro y la fraccin del pan.
ACTUEMOS
Elegir algunas de estas preguntas o repartirlas por grupos. Se escuchan las respuestas de
algunos equipos y se definen dos compromisos.
- Qu debo hacer para participar mejor en esta parte de la Misa?
- Me siento un regalo valioso para Cristo?
- Me ofrezco a l con generosidad como l se me ofrece a m?
- Cmo podemos hacer vida o irradiar el haber recibido a Jess Sacramentado?
- Soy consciente de que en cada Eucarista se actualiza la Cena Pascual?.
CELEBREMOS
En ambiente de oracin reflexionamos en nuestra capacidad de ofrecer y recibir. Y sintiendo
nuestra vida muy valiosa, nos ponemos en comunicacin con Dios, quien vive en nuestro interior,
presente, amigo, ofrendado a nuestra capacidad de recibir y dar.
Ante El nos preguntamos:
- Qu es lo que yo ms necesito?
- Qu es lo que me debo de regalar a m mismo?
- Qu espero que Dios me regale?
- Cmo acepto sus regalos?
- Qu estoy dispuesto a ofrecerle a Dios?
Despus de un rato de oracin personal, cantamos: Todo lo que tengo te lo vengo yo a ofrecer.
Veamos dos frases que hemos odo al terminar la Misa, y digamos en qu est la diferencia:
Antes, al terminar la Misa el sacerdote deca: Pueden irse en paz, la Misa ha terminado.
Hoy se recomienda despedir al pueblo con otras frases como la siguiente: Vayamos a vivir lo que
aqu hemos celebrado.
- Qu nos dice cada frase?
- Cul es la que ms entiende nuestra gente?
Despus de comulgar, es importante que hagamos dos cosas:
- Dar gracias a Dios por los beneficios recibidos en la Eucarista.
- Aceptar el envo, el compromiso, la misin que adquiero al estar en comunin con Dios, con
la Iglesia que se rene a alabar a Dios y que se dispone a cumplir su voluntad.
PENSEMOS
Recordemos cmo fueron los encuentros de los apstoles, de los discpulos con Jess y de qu
manera el llamado de Jesucristo trae consigo una misin. Y lo hermoso es que Dios respeta
nuestra libertad para que respondamos con fidelidad o que le dejemos si as lo deseamos.
Recordemos algunos pasajes de la vida de Jess en los que les cuestion el por qu lo buscaban
y qu consecuencias dej este encuentro.
Las siguientes citas bblicas se pueden repartir por grupos:
- Jn 1, 35-42: Encuentro con los apstoles: Qu buscan, qu encuentran, que transformacin
y consecuencias quedaron en ellos?
- Jn 3, 1-22: Nicodemo que lo busca de noche Qu le explica Jess? Qu le pide?
Qu consecuencias trajo este encuentro?
- Jn 6, 59-69: Despus de la multiplicacin de panes, cuando les anuncia que comern su Cuerpo
y su Sangre, muchos lo abandonan y pregunta a los apstoles: Ustedes tambin quieren
dejarme? Qu experimentaron los que seguan a Jess? Qu buscaban, qu encontraron,
que les exiga y cmo respondieron?.
- Lc 24, 13-35: Por qu iban a su pueblo? Qu haban buscado antes y qu buscaban ahora?
Cmo pudieron volver a la fe y que consecuencias trajo a su vida? Qu relacin tuvo la
experiencia de los signos sacramentales con su compromiso misionero?
Eucarista significa, accin de gracias. Ya en la plegaria central o anfora se dio gracias a Dios,
se le alab.
Despus de comulgar, se dedica un corto tiempo para dar gracias por los dones recibidos en la
celebracin, especialmente el de la comunin.
En la oracin despus de la comunin pedimos como Iglesia que se realice en nosotros lo que
hemos celebrado, que valoremos ms los bienes del cielo que los terrenos, que profundicemos
en los misterios celebrados, que permanezcamos unidos en la caridad, etc.
Luego viene la despedida: Podis ir en paz. En latn se deca Ite, missa est. De esa expresin
viene el nombre de Misa. Esa frase conlleva el deseo de que llevemos a la vida el misterio que
hemos celebrado.
El que sale de Misa no puede sentirse satisfecho de haber cumplido por asistir a ella, sino que
debe aceptar ser enviado al mundo para sembrar fe, alegra, justicia y caridad.
El sacerdote, por ltimo, se despide del altar con un beso, como lo salud al llegar.
ACTUEMOS
- Qu vamos a hacer para expresar mejor nuestro compromiso o la misin que recibimos al
salir de Misa?
- A qu nos compromete la Misa?
En nuestro bautismo se nos dio una vela que significa que recibimos la luz de Cristo, para llevarla
a todo el mundo. Luego se nos ungi con aceite para consagrarnos como sacerdotes que
ofrecen su vida por la santificacin de su pueblo, como profetas que anuncian el Reino de Dios y
denuncian lo que se opone a l, y como reyes que trabajan por llevar el Reino de Dios a todo el
mundo.
- A qu nos enva la Iglesia? Cul es nuestra misin?
CELEBREMOS
29
Cuando se adora a Cristo, presente en el Sacramento, hay que tener en cuenta que esta
presencia tiene su origen en el Sacrificio Eucarstico y tiende a la comunin sacramental
o espiritual.
OTRAS FORMAS DE CULTO A LA EUCARISTIA
Exposicin de la santsima Eucarista
La exposicin de la Santsima Eucarista, sea en el copn, sea en la custodia, lleva a los fieles
a reconocer en ella la maravillosa presencia de Cristo y les invita a la unin del corazn con l
que culmina en la comunin sacramental. As promueve adecuadamente el culto en espritu y en
verdad que le es debido (RC 82).
Templos expiatorios: Son templos en los que permanentemente se tiene la exposicin del
Santsimo.
Oracin ante el Sagrario: Aunque podamos orar en todas partes, hay lugares especiales que
impulsan y sostienen mejor la oracin; uno de ellos es la cercana fsica a la Sagrada
Eucarista reservada en el Sagrario. Ah se pueden hacer las visitas al santsimo Sacramento.
La bendicin con el Santsimo
Desde hace tiempo se acostumbraba bendecir a los fieles, trazando la seal de la cruz, con
reliquias de los santos y con mayor razn con el Santsimo Sacramento. Esto conjunta la
bendicin ascendente de alabanza, adoracin y accin de gracias con la bendicin
descendente de splica.
Procesiones eucarsticas
El pueblo cristiano da testimonio pblico de fe y piedad religiosa hacia el Santsimo Sacramento
con las procesiones en que se lleva la Eucarista por las calles con solemnidad (RC 101).
La finalidad de las procesiones eucarsticas es prolongar y hacer accesible al mayor nmero
de fieles la veneracin al Santsimo Sacramento. Por eso hay Estaciones o Paradas, donde
se hace un alto especial para alabarlo y donde se puede dar la bendicin con el Santsimo.
Desde la antigedad estas procesiones se hacan con motivo de la solemnidad del Cuerpo y la
Sangre de Cristo, pero pueden hacerse tambin por otros motivos.
Congresos eucarsticos
Son una manifestacin especial del culto Eucarstico y un signo eclesial de fe y caridad.
Los Congresos Eucarsticos se realizan a distintos niveles: internacionales, nacionales, de
la comunin.
El culto a la Eucarista fuera de la Misa nos ayuda a darnos cuenta de que el mismo Seor
Resucitado que se nos da como alimento en la celebracin, nos est presente las veinticuatro
horas del da, comunicndonos su fuerza y su vida: l es en verdad el Emmanuel, el Dioscon-nosotros.
El ritual citado de 1974 enumera, motiva y regula en su captulo tercero las varias formas de
culto: la exposicin breve y la ms prolongada, las procesiones, los congresos eucarsticos, etc.
Subrayando siempre que estas formas de culto deben proceder de la celebracin y conducir a ella,
y que en nuestra espiritualidad debemos llegar a una sntesis fructuosa entre ambos aspectos: la
celebracin y el culto (J. ALDAZABAL, Vocabulario Bsico de Liturgia, CPL, Barcelona 1994, p.
112).
ACTUEMOS
Con la persona que est a tu derecha comenta las siguientes preguntas para llegar a
un compromiso concreto:
1. Qu hacer para dar a conocer el tema de hoy en la familia, en el ambiente donde trabajo?
2. Cmo fomentar el culto a la Eucarista en sus diversas formas en la comunidad parroquial?
CELEBREMOS
Realizar esta celebracin preferentemente en torno al Sagrario; si no es posible, preparar un altar
con algn smbolo Eucarstico.
Gua: Hermanos, nos reunimos en torno al Sagrario donde se encuentra Cristo, el Seor,
presente, vivo, atento a escucharnos y a hablarnos de algo muy importante para nosotros.
Escuchemos una parte de la carta que el Papa Juan Pablo II enva al Obispo de Lieja con ocasin
del 750aniversario de la fiesta del Cuerpo y Sangre de Cristo (28 de mayo 1996):
31
Lector: Los fieles, cuando adoran a Cristo presente en el sacramento, recuerden que esta
presencia proviene del sacrificio y ordena a la Comunin al mismo tiempo sacramental y espiritual
(EM 50).
Exhorto, pues, a los cristianos a visitar regularmente a Cristo presente en el Santsimo
Sacramento del altar, porque todos estamos llamados a estar de modo permanente en la
presencia de Dios, gracias al que se quedar con nosotros hasta el fin de los tiempos.
En la contemplacin, los cristianos perciben con mayor profundidad que el Misterio Pascual est
en el centro de toda la vida cristiana. Este camino los lleva a unirse ms intensamente al Misterio
Pascual y a hacer del Sacrificio Eucarstico, don perfecto, el centro de su vida, segn su vocacin
especfica, en cuanto que confiere al pueblo cristiano una dignidad incomparable (ver Pablo VI,
MF 67).
En efecto, con el don de la Eucarista, somos acogidos por Cristo, recibimos su perdn, nos
alimentamos con su Palabra y con su Pan y somos por lo mismo enviados en misin al mundo;
cada uno es llamado as a dar testimonio de lo que ha recibido y a hacer lo mismo con sus
hermanos.
Los fieles refuerzan su esperanza descubriendo que, con Cristo, el sufrimiento y la desesperacin
pueden ser transfigurados, puesto que con El hemos pasado ya de la muerte a la vida. Por lo
tanto, cuando ofrecen al Maestro de la Historia su vida, su trabajo y toda la creacin, entonces sus
das son iluminados.
Gua: Meditemos un momento lo que el Papa nos ha dicho...
Gua: Ante el Santsimo ahora, presentemos nuestras oraciones, reconociendo el don maravilloso
de la Eucarista y ofrecindole al Seor nuestra vida, por todo el amor que nos tiene.
Tema 17: LA EUCARISTA, FUENTE Y COMPROMISO DE AMOR
OBJETIVO
Revalorar la Eucarista por ser la fuente vital del compromiso de amor del cristiano en el mundo,
tomando conciencia de que su celebracin nos apremia a la caridad de Cristo, para que
acrecentemos en nuestras comunidades los signos de servicio a favor de la dignidad humana, la
justicia y la solidaridad.
NOTAS PEDAGGICAS
Tener en cuenta que la Eucarista, como fuente para el compromiso social cristiano, es poco
valorada y promovida. Por lo tanto, el tema inicia ofreciendo fundamentos de la vida de las
primeras comunidades cristianas, del Concilio Vaticano II, y busca encontrar el sentido pleno de la
institucin de la Eucarista por parte de Jesucristo.
Se termina invitando a los cristianos a tomar una actitud abierta y sincera, as como a definir las
disposiciones y compromisos comunitarios que brotan de las exigencias de la celebracin de la
Eucarista.
VEAMOS
Canto: Estoy pensado en Dios
Oracin: Rom 12, 9-18.
Se relaciona la Eucarista, que es misterio de amor y solidaridad, con los problemas que vive la
comunidad y se trata de analizar cul debe ser la actitud que se debe tomarSe organizan grupos para especificar los problemas y luego se comparte en comn:
- Qu problema trataron?
- Cul fue la va de solucin?
La Iglesia nos invita a revalorar a la Eucarista como parte medular de nuestro cristianismo, de
nuestra fe, de nuestra vida toda. Por eso, es importante preguntarnos: Tiene algo que ver la
Eucarista con nuestros problemas sociales? Las celebraciones de la Misa, son de verdad en la
prctica, fuente para el compromiso de amor y servicio social en nuestras comunidades?
PENSEMOS
En los Hechos de los Apstoles se nos dice que los primeros cristianos acudan asiduamente a la
enseanza de los apstoles, a la convivencia, a la fraccin del pan y a las oraciones... Todos los
32
FORMACIN DE MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA COMUNIN
que haban credo vivan unidos; compartan todo cuanto tenan (Hech 2, 42.44). Haban
descubierto que la Eucarista es el centro de la vida de la Iglesia y en bien de la sociedad.
De ah que Jess en la intimidad de la Ultima Cena con sus discpulos, en la plena institucin de
la Eucarista, nos deja a todos el nico, nuevo y eterno mandamiento, como fruto de la
Celebracin Eucarstica: Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he
amado. No hay amor ms grande que dar la vida por sus amigos (Jn 15, 12-13).
El Concilio Vaticano II, a propsito de la Eucarista, afirma textualmente: La liturgia es la cumbre a
la cual tiende la actividad de la Iglesia y al mismo tiempo la fuente de donde mana toda su
fuerza... la renovacin de la Alianza del Seor con los hombres en la Eucarista enciende y
arrastra a los fieles a la apremiante caridad de Cristo (SC 10).
Si analizamos un poco nuestra vida, nos daremos cuenta de que jugamos muchos papeles
sociales, tales como: padres de familia, deportistas, empleados, comerciantes, profesionistas,
educadores , etc., y sin embargo, no es raro que toda esta vida queda olvidada cuando vamos
a Misa, tanto para darle gracias a Dios, o exponer nuestras necesidades o pedirle perdn, como
para buscar la luz de la Palabra de Dios que nos invita a vivir como hermanos. Como si la
celebracin de la Eucarista no tuviera nada que ver con el acontecer diario.
En la Eucarista, como fuente para el compromiso de amor, ofrecemos nuestra vida, celebramos
nuestra entrega junto con la de Jess, renovamos nuestra alianza, nuestro compromiso
comunitario comulgando el Cuerpo de Cristo, de ah que al concluir la celebracin, regresamos de
nuevo a nuestras familias, trabajos, comunidades, dispuestos a vivir la comunin con todos y a
trabajar por hacer que el Reino de Dios avance en nuestro mundo.
De esta forma, la celebracin de la Eucarista parte desde la vida como accin de gracias por los
hechos vividos del Reino de Dios: fe, conversin, fraternidad, justicia, solidaridad, amor, etc. Y se
convierte en fuente para la vida como sacrificio de entrega y compromiso por liberarnos de
nuestras situaciones de pecado individual y social y transformarlas en nuevos hechos del reino
de Dios en la familia, en la educacin, la salud, la economa, la cultura, el trabajo, la lucha por los
derechos humanos, en nuestras diversiones, etc.
La celebracin de la Eucarista, como fuente para el compromiso de amor, se convierte en un
fuerte llamado a la conciencia de todos, un compromiso de trabajar seriamente para que se
realice la fraternidad universal del Reino de Dios, donde no haya ambiciones, envidias, odios...
Es importante considerar que no celebramos la Eucarista porque ya vivimos plenamente la
comunin con Cristo y los hermanos, sino porque hacemos esfuerzos por construir un mundo de
hermanos, por compartir nuestros bienes, por hacer un mundo ms justo. Como bien exhortaba
San Pablo a los Romanos: Les ruego, pues, hermanos, por la gran ternura de Dios, que le
ofrezcan su propia persona como sacrificio vivo y santo capaz de agradarle; este culto conviene a
criaturas que tienen juicio. No sigan la corriente del mundo en que vivimos, sino ms bien
transfrmense a partir de una renovacin interior. As sabrn distinguir cul es la voluntad de Dios,
lo que es bueno, lo que le agrada, lo que es perfecto (Rom 12, 1-2).
ACTUEMOS
Teniendo en cuenta los problemas concretos que vivimos y que contradicen la fe cristiana, el
grupo se puede dividir en pequeos equipos, en base a los distintos ambientes de vida de
los participantes como est indicado en el cartel, para que a travs de fichas se contesten las
siguientes preguntas:
- Nosotros como amas de casa, empleados, campesinos, empresarios, profesionistas, etc.
Qu nos hace falta para revalorar a la Eucarista como fuente para el compromiso de amor?
- A qu me comprometo para que ayudados por la Eucarista acrecentemos en nuestra
comunidad los signos de servicio a favor de la dignidad humana, la justicia, la solidaridad?
Reunidos en plenario, se comparten las respuestas y las fichas se van acomodando en el
cartel segn sea el papel social que se coment.
CELEBREMOS
Durante el trabajo de equipo se les pide que en base al papel social, hagan una peticin al Seor
para que en este momento, y de preferencia formando entre todos un crculo, se compartan las
splicas y todos contestan: Escchanos, Padre de justicia y de amor.
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rboles del jardn, pero no comers del rbol de la Ciencia del bien y del mal. El da que comas de
l , ten la seguridad de que morirs (Gn 2, 16-17).
Mientras Adn y Eva obedecen este mandato, el mundo creado por Dios para ellos permanece en
armona: hay dilogo frecuente entre Dios y ellos, hay aceptacin y apoyo entre el hombre y la
mujer, hay convivencia entre el hombre y los seres creados.
Es la desobediencia, representada en el comer, en el querer saciarse a s mismo, en el querer ser
como dioses (ver Gn 3, 5) lo que hace que el mundo de Adn y Eva, el paraso, se pierda.
2) La Pascua:
El Pueblo de Israel vive una situacin de esclavitud y muerte. Clama a Dios y Dios le escucha: Yo
conozco sus sufrimientos, y por esta razn estoy bajando, para librarlo del poder de los egipcios...
Ve, pues, yo te envo al Faran para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel (Ex. 3,
8-10).
La Pascua es el ritual celebrado anualmente por los judos como un memorial del paso liberador
de Dios.
Con la celebracin de la Pascua, se acostumbraron los israelitas al sacrificio de la comunin, es
decir, de unin con Dios y con los hermanos, ya que con esa ceremonia se unan a sus
antepasados para gozar con ellos y como ellos de la libertad que Dios les haba dado. A partir de
esa comida sagrada, Dios los acompaaba por el camino como uno ms de la tribu, los guiaba y
les daba de comer para que no desfallecieran en el camino (ver Os 11, 1-4).
Esta comida con un cordero pascual es tambin un signo familiar del paso de Dios en la historia,
cambiando la opresin en libertad y la muerte en vida.
3) El Man:
Cuando los israelitas vieron esto, se dijeron unos a otros: Manha?, o sea Qu es esto? Pues
no saban lo que era. Y Moiss les dijo: Este es el pan que Yav les da para comer... (Ex 16, 15).
El man era llamado pan del cielo y pan de ngeles, que fue preparado y enviado por el mismo
Dios al pueblo de Israel peregrino por el desierto para transformar la desesperanza en esperanza;
la sensacin de abandono por la presencia providente; la actitud de reclamo por la accin de
gracias; la situacin de hambre por la abundancia de alimentos.
El man, por tanto, es un signo que Dios ofrece al pueblo de Israel para indicarles que quiere para
ellos una realidad mejor, que quiere que pasen de un duro peregrinar a gozar la tierra de
promisin, Tierra que mana leche y miel (Ex 3, 8).
A este respecto, el libro de la Sabidura nos dice: Este alimento demostraba tu ternura por tus
hijos, ya que responda a los deseos del que lo coma y se transformaba en lo que quera cada
uno (16, 21).
4) El Banquete en el mensaje y la vida de Jess:
El signo de la comida siempre estuvo presente en la vida de Jess. Con frecuencia se le descubre
comiendo con publicanos y pecadores, (ver Mt 9, 11-13; Mc 2, 15-17; Lc 5, 29-32) y tambin con
fariseos (ver Lc 7, 36-50; 11, 37; 14, 1).
La Santa Cena de Jess con sus apstoles no se puede entender como un hecho aislado de la
prctica diaria. La comida en comn es para los orientales garanta de paz, de confianza, de
cofraternidad; comunidad de mesa, comunidad de vida. La comida con Jess es ms todava.
Esto se ve especialmente claro cuando come con los pecadores y con los despreciados de la
sociedad (J. Jeremas, La ltima cena. Palabras de Jess, Madrid, Cristiandad 1980, p. 223).
A los escribas y fariseos les molestaba que Jess comiera con los pecadores, cobradores de
impuestos y marginados, porque los consideraba fuera de la salvacin de Dios, a la que
pretendan entrar por el estrecho cumplimiento de la ley mosaica (ver Lev 21, 17-23).
Que Cristo centrara su predicacin, obras e intereses en el Reino de Dios, y que, participara de la
vida de estas personas excluidas, significaba que tambin estas personas, a quienes ellos haban
eliminado de la salvacin, estaban llamados a ella junto con los que se sentan buenos.
Jess corrigi las pretensiones de quienes ofrecan algn banquete, incluso les puso como norma:
Cuando des un banquete, invita ms bien a los pobres, a los invlidos, a los cojos y a los ciegos
(Lc 14, 13). Pide que se invite a los que han sido marginados y a quienes no pueden pagarles:
Porque si das slo a quien te da, que haces de extraordinario.
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Por tanto, cada comida en comn es, pues, de parte de Jess, un signo mesinico. Con la palabra
revela el motivo de su encarnacin, y con el gesto la manera de realizar su misin. Esta actitud de
Jess de acercarse a los marginados de la ley para abrirles la puerta de entrada al Reino de Dios
manifiesta que aquello que nos salva es la solidaridad del Hijo de Dios con los separados por el pecado
y sus consecuencias. Al partir el pan con nosotros, nos salvamos por la comunin de vida con l, el cual
quiere que participemos de su vida como l ha participado de la nuestra.
Cuando comemos una manzana, una galleta o cualquier otro alimento, este es asimilado y se
convierte e identifica en nuestra persona. Cuando comemos el Cuerpo de Cristo en la Eucarista,
nosotros somos los asumidos y asimilados para convertirnos e identificarnos en Cristo. En Cristo,
aqul deseo de Adn y Eva, de ser como dioses (Gn 3, 5), se convierte en una realidad. Y
aquella armona perdida por el pecado de Adn es recuperada, ya que la unin y solidaridad con
los que participamos de esa comida y con todos los hombres para que nos lleve a crear juntos
un mundo mejor.
ACTUEMOS
- Lluvia de ideas sobre lo que debe traer armona en la creacin.
- Posteriormente lluvia de ideas sobre lo que aporta la Nueva Creacin que Cristo trae.
- Finalmente sacar conclusiones de la forma como la nueva creacin debe ir transformando
la primera creacin.
- Posteriormente relacionar esto con la Eucarista:
- Qu es la Eucarista, y a qu me compromete con Dios y con el mundo?
- Porqu la Eucarista es el pan que se ofrece por un mundo nuevo?
CELEBREMOS
Para llevar a cabo nuestra celebracin es necesario llevar piezas grandes de pan (suficiente para
todos los participantes).
Se forma un crculo alrededor de las piezas de pan y se hace una breve reflexin de la importancia
que Jess daba al hecho de compartir la comida, rescatando algunos elementos de la exposicin
anterior.
Nuestra celebracin se termina con la oracin del Padre Nuestro haciendo nfasis en la peticin
de danos hoy nuestro pan de cada da. Se sugiere que la oracin se haga tomados todos de la
mano.
Al final se parte el pan y se da un pedazo a cada participante como signo de comunin y de
solidaridad.
Vamos a tratar de analizar individualmente cada uno de estos actores y a situarlos en la funcin
que a cada uno se le asigna.
La asamblea litrgica
La asamblea litrgica es un grupo de bautizados (y/o de catecmenos) que se rene para realizar
una actividad religiosa. Personas que ordinariamente viven dispersas pero que se sienten unidos
por diversos vnculos y que se renen para expresar su vinculacin mediante una presencia fsica.
Se destaca el sentido de pertenencia al grupo, es decir, se sienten reconocidos y aceptados como
miembros de la comunidad. Ya en el A.T. aparece as: reneme al pueblo, para que yo le haga
escuchar mis palabras y ellos aprendan a respetarme por todo el tiempo que vivan sobre la tierra,
y las enseen a sus hijos (Dt 4,10)
Importancia de la asamblea litrgica
La asamblea litrgica debe ser considerada como uno de los signos litrgicos ms importantes.
Desde las primeras comunidades cristianas, de las cuales nos habla el libro de los Hechos de los
Apstoles (2,42-46 y 4,32-35), la congregacin o reunin de los fieles en asamblea para escuchar
la palabra, recibir la instruccin de los Apstoles, participar en la fraccin del pan y compartir los
bienes con los necesitados, es la base de la liturgia cristiana. A partir del siglo III la palabra griega
para designar la asamblea es sinaxis (sunaxiz) que se transcribe al latn como ecclesia
(ecclesia=iglesia, congregacin). Esta palabra, que tiene un valor especficamente bblico, se
emplea para designar, no slo la colectividad de los cristianos dispersos, sino tambin, la reunin
peridica en torno de la palabra de Dios y de la Eucarista.
La celebracin litrgica implica siempre una reunin de fieles, la supone ya realizada y debe
provocarla mediante el esfuerzo pastoral. De aqu que todas las formas litrgicas, aunque el
sacerdote celebre solo, se pronuncian siempre en plural porque entraan un dilogo con toda la
Iglesia.
La asamblea litrgica es un signo sagrado
En el Antiguo Testamento, la salida del pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto, su paso por el
Mar Rojo y su llegada al pie del Sina constituye una etapa decisiva de su historia. Fue la etapa de
su iniciacin en el proceso de su liberacin y de la conquista de la tierra prometida. Hasta ese
momento, Israel estaba constituido por una multitud de fugitivos desorganizados, dudosos y
rebeldes. Todava no constituan un pueblo organizado. Pero es al pie del Sina donde Israel es
convocado por Dios, donde escucha su voz y recibe la ley, y es all donde ellos se comprometen a
observar la palabra y la Ley del Seor: Yo har de vosotros un pueblo de sacerdotes y una nacin
consagrada. La Alianza se sella entonces, con la sangre de animales sacrificados por Moiss,
Aarn y, luego, por los sacerdotes. En adelante, Israel constituir un pueblo unido, el pueblo de
Dios o la Asamblea de Yav (Ex 19,24).
En el A.T. es Dios quien:
Convoca a su pueblo a reunirse en asamblea (en iglesia),
Es l quien est presente en medio de ellos, (Ex 19, 17-18),
Es l quien les dirige su palabra (Dt 4,112-13) y
Es l quien renueva el sacrificio de la Alianza, por medio de Moiss, Aarn y los sacerdotes de la
tribu de Lev.
Estos cuatro elementos aparecern siempre en las asambleas de Israel cuando: debe renovar la
Alianza, celebrar la Pascua, en la dedicacin del Templo (1Re 8), al regreso del destierro en
Babilonia y en muchas otras circunstancias especialmente solemnes cuando el Pueblo se
congrega para celebrar los acontecimientos ms importantes de su historia de salvacin.
En la organizacin religiosa de Israel, despus del destierro en Babilonia (s.VI a.C.), el tiempo
estaba marcado por las grandes solemnidades celebradas en Jerusaln por los fieles venidos de
todas partes en peregrinacin y congregados en asamblea hasta cuando las multitudes reunidas
para una de estas fiestas, la fiesta llamada de la cosecha de la cebada, (7 semanas despus de
los Acimos o Pascua, 50 das Cf Ex 34,22; dt 16,16) se encuentra con una nueva realidad: la
venida del Espritu Santo sobre los Apstoles. En ese pentecosts (=50 das) se inaugura una
nueva asamblea, la convocada por Jess en el poder del Espritu Santo.
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muy alta calidad de expresin constituyendo el patrimonio cultural de un pueblo. San Jernimo, al
respecto, afirma que no es la fiesta lo que provoca la asamblea, sino al contrario, es la asamblea
la que crea la fiesta.
En la vida de la Iglesia la fiesta litrgica inspir siempre representaciones o dramas sagrados y
contina suscitando los ms grandes regocijos en las ciudades, en los campos y en las familias.
La Iglesia que por su universalidad debe subsistir en condiciones muy variadas, se vale de los
valores de las diversas culturas para expresar y difundir el mensaje de Cristo a todas las naciones.
Esto lo hace particularmente y de manera ms plena en las celebraciones litrgicas y en la vida
multiforme y pluricultural de las comunidades cristianas (Cf. SC 37 a 40).
La cultura de un pueblo se expresa y se celebra en la asamblea litrgica
De acuerdo con lo dicho anteriormente, la liturgia debe asumir formas de celebracin de la fe
propias de las diferentes culturas fomentando la creatividad y la pedagoga de los signos, pero
respetando siempre los elementos esenciales de la liturgia (Cf. S. Domingo 117). Por ello, la
piedad popular, con su gran riqueza simblica y expresiva, est llamada a proporcionar a la liturgia
un dinamismo creador. Este dinamismo, con el debido discernimiento, puede servir para encarnar
ms y mejor la fe y la oracin de la Iglesia en nuestra cultura (Puebla 465).
Pinsese, al respecto en los atuendos tpicos, instrumentos musicales propios de la regin, bailes
y representaciones folklricas, productos del campo, etc. en la presentacin de ofrendas para el
sacrificio.
La asamblea litrgica, una reunin fraterna en la diversidad
Cristo reconcili a judos y paganos destruyendo la barrera que los separaba, el odio (Ef 2,14). El
nuevo pueblo de Dios es la congregacin de todos los bautizados, sin discriminacin de ninguna
clase. La Iglesia nace en Pentecosts que es lo opuesto a Babel (dispersin). El da de
Pentecosts, gentes de todas las regiones del mundo escuchan la voz de Dios que los convoca
(Hech 2, 6-11) al Banquete del Reino. Desde entonces, ya no hay circunciso ni incircunciso, judos
ni gentiles, griegos o brbaros, esclavos ni libres, sino que todos somos Uno en Cristo, porque no
hay sino un solo Seor, una sola fe y un solo bautismo, un solo pan que partimos y un solo caliz
de la sangre de Cristo.
La asamblea litrgica est hecha, no para dividir a los congregados sino para unir a los que estn
divididos.
La asamblea litrgica, participacin activa de todos los congregados
La Constitucin Sacrosanctum Concilium que estamos estudiando, en el N.14 nos dice: La santa
Madre Iglesia desea ardientemente que se lleve a todos los fieles a aquella participacin plena,
consciente y activa en las celebraciones que exige la naturaleza misma de la liturgia y a la cual
tiene derecho y obligacin el pueblo cristiano.
Por tanto, la participacin plena, consciente y activa comprende: las actitudes corporales, los
gestos, la ofrenda de los dones y la colecta, las respuestas al celebrante, la participacin en el
canto o en el dilogo, los tiempos de silencio, la comunin sacramental y todos los oficios o
ministerios que tienen derecho a realizar los bautizados o que les haya confiado el que preside. El
derecho y el deber que tienen los fieles de tomar parte activa en la liturgia se funda en el bautismo
que los hace participes del sacerdocio de Cristo.
Diferenciacin de funciones en la asamblea
La asamblea es la reunin fraterna y unnime de los bautizados para celebrar su fe. Pero en ella
no todo puede ser ejecutado por todos. Las funciones son diferenciadas. Esto en virtud de lo que
Cristo mismo instituy y de la naturaleza de la Iglesia. Existen las funciones propias del celebrante
que preside y las de los diferentes ministerios. Entre los ministros laicos que ejercen algn servicio
en la asamblea litrgica, hay quienes se ocupan de la proclamacin de la palabra (lectores), otros
los que acompaan al celebrante (aclitos y ministros de la comunin), otros estn al servicio
directo del pueblo al que guan o por el que velan. Lo veremos en la leccin siguiente.
La asamblea litrgica, anticipo de la asamblea de los bienaventurados
En la liturgia terrena pregustamos y participamos de aquella liturgia celestial que se celebra en la
Jerusaln del cielo donde Cristo est sentado a la diestra de Dios como ministro del santuario y
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del tabernculo verdadero hacia la cual nos dirigimos como peregrinos (Ap 21; Hebr 8, 2).
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En la liturgia terrena cantamos al Seor himnos de gloria con todo el ejrcito celestial; veneramos
la memoria de los santos y esperamos tener parte con ellos gozando de su compaia mientras
aguardamos la plena manifestacin de Nuestro Seor Jesucristo, cuando se manifieste El, nuestra
vida y nosotros nos manifestemos tambin gloriosos con El. (Fil 3,20). (Cf SC 8).
La liturgia es la obra de Cristo total, Cabeza y Cuerpo. Nuestro Sumo Sacerdote la celebra sin
cesar en la liturgia celestial, con la santa Madre de Dios, los apstoles, todos los santos y la
muchedumbre de seres humanos que han entrado ya en el Reino.
Diversos actores en la asamblea litrgica
Jesucristo, el Sumo y Eterno sacerdote
El primer actor en toda celebracin litrgica es Cristo. El es el nico mediador entre Dios y los
hombres, el Sumo y Eterno Sacerdote. Y si en la obra de la redencin Cristo es el centro y Seor
de la historia, lo es de manera especial en la accin litrgica. El est presente y actuante en la
asamblea porque, como l mismo dijo: donde estn dos o tres congregados en mi nombre, all
estoy yo en medio de ellos (Mt 18, 20).
Cristo est presente en su Palabra pues cuando se lee en la Iglesia la Sagrada Escritura, es El
quien habla; est presente en las sagradas especies eucarsticas; en la persona del celebrante
que preside la celebracin en nombre y en representacin suya; est presente con la fuerza de su
Espritu en los dems sacramentos, de modo que cuando alguien bautiza, es Cristo quien bautiza
(Cf. SC 7).
En la liturgia, lo mismo que en toda la historia de la salvacin, Cristo es el seor y centro, el
principio y el fin de todo y, por consiguiente, el protagonista de la liturgia y su actor principal. l es
el Sumo, el nico y el Eterno Sacerdote de la Nueva Alianza.
El sacerdocio ministerial que procede del sacramento del Orden y el sacerdocio bautismal de
todos los fieles son slo participacin del Sumo Sacerdocio de Jesucristo porque nadie se da a s
mismo este ttulo sino el que ha sido llamado por Dios. Al respecto, en la carta a los Hebreos el
Espritu Santo nos dice: Teniendo un Sumo Sacerdote que penetr los cielos, Jess el Hijo de
Dios, mantengamos firme la fe que profesamos. Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no
pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en
el pecado. Todo Sumo Sacerdote es tomado de entre los hombres y est puesto en favor de los
hombres en lo que se refiere a Dios para ofrecer dones y sacrificios por los pecados; y puede
sentir compasin hacia los ignorantes y extraviados por estar, tambin l, envuelto en flaqueza...Y
nadie se arroga tal dignidad sino el llamado por Dios... As como tampoco Cristo se apropi la
gloria del Sumo Sacerdocio sino que la tuvo de quien le dijo: Hijo mo eres t, yo te he
engendrado hoy. T eres Sacerdote eterno segn el rito de Melquisedec (Hb 4,14-16; 5,1-7).
Sentado a la derecha del Padre, es decir, glorificado con la misma gloria del Padre, Cristo ejerce
permanentemente su sacerdocio. De aqu que pueda salvar perfectamente a los que por l llegan
a Dios, por cuanto est siempre vivo para interceder en su favor (Hb 7,25). Como Sumo
Sacerdote de los bienes futuros (Hb 9,11), Cristo es el centro y el oficiante principal de la liturgia
que honra al Padre en los cielos. (Cf Catecismo N. 662). Es esto lo que maravillosamente canta la
liturgia en el Prefacio de la Misa de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote:
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvacin darte gracias siempre y en
todo lugar, Seor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno.
Que constituiste a tu nico Hijo Pontfice de la Alianza nueva y eterna por la uncin del Espritu
Santo, y determinaste, en tu designio salvfico, perpetuar en la Iglesia su nico sacerdocio.
El no slo confiere el honor del sacerdocio real a todo su pueblo santo, sino tambin, con amor de
hermano, elige a hombres de este pueblo, para que por la imposicin de las manos, participen de
su sagrada misin.
Ellos renuevan, en nombre de Cristo, el sacrificio de la redencin, preparan a tus hijos el
banquete pascual, presiden a tu pueblo santo en el amor, lo alimentan con tu palabra y lo
fortalecen con los sacramentos.
Tus sacerdotes, Seor, al entregar su vida por t y por la salvacin de los hermanos, van
configurndose a Cristo, y han de darte as testimonio constante de fidelidad y amor.
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Por eso nosotros, Seor, con los ngeles y los santos cantamos tu gloria diciendo, Santo, Santo,
Santo es el Seor Dios del universo.
Y porque Cristo es el Sumo y Eterno Sacerdote, por quien se tributa a Dios Padre todo honor y
toda gloria, en el momento cumbre de la celebracin litrgica de la Eucarista, el ministro que hace
las veces de Cristo, elevando las especies sacramentales, dice:
Por Cristo, con El y en El,
a T Dios Padre omnipotente, en
la unidad del Espritu Santo, todo
honor y toda gloria,
de Cristo como la asamblea litrgica y cada persona tributa al Padre el verdadero culto en
espritu y en verdad de que hablaba Jess a la Samaritana (Cf. Jn 4, 22-23).
La Iglesia de Dios que existe en la comunidad universal, en la comunidad particular o dicesis, y
en la comunidad local o parroquia, es asamblea litrgica cuando se congrega para celebrar la
Eucarista o los dems sacramentos. Al afirmar que la liturgia es celebracin de la Iglesia nos
referimos a la Iglesia en su totalidad. Esto quiere decir que toda celebracin litrgica, as sea la
celebrada por el sacerdote solo, es celebracin de toda la Iglesia.
El apstol san Pablo nos explica sto cuando nos presenta a la Iglesia como una comunidad de
culto diciendo a los Corintios: Ustedes son templo de Dios vivo, segn lo dijo Dios: Yo habitar y
andar en medio de ustedes, yo ser su Dios y ustedes sern mi pueblo (2Co 6,16). Y el apstol
san Pedro lo afirma tambin al presentarnos a la Iglesia como un edificio construido con piedras
vivas para la celebracin del culto: Ustedes como piedras vivas, son edificados en casas
espirituales para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, aceptos a Dios por
Jesucristo (1 Pe 2,4-5).
Los ministerios litrgicos
En la celebracin litrgica toda la asamblea es liturgo cada cual segn su funcin propia (Cf.
Catecismo1188); en ella interviene todo el pueblo sacerdotal como asamblea, dentro de los
distintos ministerios o servicios que requiere la comunidad (Leer SC 26 y 83).
La participacin de los fieles en la liturgia no es una concesin ni una accin pastoral para
alimentar la piedad de los fieles, es un derecho y un deber de cada uno en virtud de su
pertenencia a la Iglesia (SC14). Es algo propio de la naturaleza misma de la Iglesia que es Cristo y
de la liturgia que es la oracin de Cristo, al Padre, juntamente con su cuerpo (Leer SC 84).
Ministerios procedentes del Sacramento del
Orden Los ministerios ordenados
De acuerdo con lo ya estudiado, en la asamblea litrgica todos sus miem-bros deben ser
celebrantes activos; pero las funciones de cada uno son diferenciadas. En efecto, la asamblea
tiene un presidente, el celebrante principal. Entre el celebrante principal y el pueblo, diversos
intermediarios realizan diferentes servicios. Esta distincin de funciones hace de la asamblea un
cuerpo orgnico, expresin del Cuerpo Mstico de Cristo (1 Cor 12, 12-30) y, de la liturgia, un acto
en el que cada uno desempea un oficio propio en la armona ordenada de toda la accin. De aqu
que el Concilio Vaticano II y el Magisterio posterior de la Iglesia se interesen tanto por promover la
participacin de los laicos en los diferentes campos de la misin pastoral de la Iglesia (LG 33 - 34
y ChrL)
El celebrante principal o presidente
Actuando en nombre y representacin de Cristo, el celebrante que preside es el primer actor
visible de la celebracin litrgica. En virtud del sacerdocio ministerial de que est investido, su
funcin es indispensable para la existencia misma de la comunidad como Iglesia y como asamblea
oficial de culto. El sacerdocio ministerial, por el cual el celebrante preside la asamblea, es anterior
a la comunidad por lo que la asamblea no puede existir sin el sacerdocio (Cf Pastores dabo vobis
16).
El celebrante principal es el presidente de la asamblea no por designacin de la asamblea o en
razn de sus cualidades humanas, sino porque actuando en representacin de Cristo, representa
tambin a la asamblea como intrprete de sus sentimientos ante Dios. Es l quien ora, quien
realiza las acciones sagradas de partir el pan de la Palabra de Dios y el pan de la Eucarista; es l
quien orienta la oracin y la dimensin evangelizadora y catequtica a travs de la homila, los
comentarios, el canto y la msica.
Actividades propias del celebrante principal o presidente
Presidir no es hacerlo todo solo en detrimento de la funcin de los dems. Quien preside debe
coordinar los servicios de todos, lo cual exige que la celebracin sea debidamente preparada. Son
funciones propias de quien preside:
Acoger a la asamblea saludando a los fieles para hacerlos sentir bienvenidos y reconocidos dentro
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de la casa de la comunidad. As, quien preside, debe transformar un grupo disperso en asamblea
unida.
Coordinar la celebracin de tal manera que quienes van a ejercer un ministerio, lo puedan prestar
sin interferencia de nadie,
Abrir y cerrar la celebracin.
Dar el ritmo de la celebracin.
Orar por la Iglesia en nombre de Cristo.
Servir a la Palabra con la homila.
Realizar los signos sacramentales.
En nombre de Cristo y por mandato suyo, ejercen la funcin de celebrante principal o presidente
en la liturgia:
El Obispo
La funcin de santificar que la Iglesia cumple mediante los sacramentos, la ejerce en primer
trmino el Obispo quien, por tener la plenitud del sacerdocio, es el principal dispensador de los
misterios de Dios. (Canon 834). En desempeo de su funcin de santificar, el obispo, tomado de
entre los hombres y constituido en favor de los hombres en las cosas que se refieren a Dios para
ofrecer los dones y sacrificios por los pecados, goza de la plenitud del sacramento del Orden para
promover la santidad de los clrigos, de los religiosos y de los laicos.
El Presbtero
Bajo la autoridad del Obispo, los presbteros, consagrados para la celebracin del culto divino, son
sus inmediatos cooperadores en la funcin litrgica de santificar al Pueblo de Dios.
El Dicono
Partcipe del sacramento del Orden, colaborador del obispo y del presbtero, es tambin
celebrante y preside el culto divino en muchas funciones excepto en aquellas que estn
exclusivamente reservadas al Obispo o al Presbtero (Cnones 834 y 835).
Los colaboradores del celebrante principal
Las acciones litrgicas deben manifestar con claridad la unidad de la Iglesia. sto se da cuando
todos los participantes en la celebracin desarrollan con fe y devocin la accin propia de cada
uno de acuerdo con quien preside. (Cnones 834 y 835).
Segn este principio, el Obispo o el Presbtero no son, en modo alguno, los nicos responsables
de todos los actos de la celebracin. Entre el ministro ordenado y las personas que ejercen algn
servicio en la asamblea litrgica, hay quienes estn al servicio de la Palabra de Dios encargados
de proclamar las lecturas y de hacer los comentarios; otros asisten al celebrante y le sirven como
aclitos en el altar o como ministros extraordinarios en la distribucin de la comunin; otros
solemnizan la celebracin con la msica y el canto y otros estn al servicio directo del pueblo a
quien guan y por quien velan.
Ministerios instituidos o laicales
El sacerdocio de los laicos
El Concilio Vaticano II en su Constitucin sobre la Iglesia (LG), en el N. 31 nos dice: Con el
nombre de laicos se entiende aqu los fieles cristianos que por estar incorporados a Cristo
mediante el bautismo, constituidos en Pueblo de Dios y hechos participes, a su manera, de la
funcin sacerdotal, proftica y real de Jesucristo, ejercen la misin de todo el pueblo cristiano en la
Iglesia y en el mundo segn la parte que les corresponde. (Cf Catecismo 897)
El Papa Paulo VI en su Motu Proprio titulado Algunos ministerios (Ministeria quaedam) estableci
los ministerios instituidos conferidos a laicos sin que dejen su condicin de laicos.
En el documento de Puebla, al final del captulo sobre los laicos, despus de hablar de la misin
del laicado en la Iglesia y en el mundo leemos:
Para el cumplimiento de su misin la Iglesia cuenta con diversidad de ministerios. Al lado de los
ministerios jerrquicos la Iglesia reconoce un puesto a ministros sin orden sagrado. Por tanto,
tambin los laicos pueden sentirse llamados o ser llamados a colaborar con sus pastores en el
servicio de la comunidad eclesial, para el crecimiento y la vida de sta, ejerciendo ministerios
diversos segn la gracia y los carismas que el Seor quiera concederles.
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Los ministerios que pueden conferirse a laicos son aquellos servicios referentes a aspectos
realmente importantes de la vida eclesial (v.gr. en el plano de la Palabra, de la Liturgia o de la
conduccin de la comunidad), ejercidos por laicos con estabilidad y que han sido reconocidos
pblicamente y confiados por quien tiene la responsabilidad en la Iglesia (Puebla 804 - 805).
Pero el fundamento de los ministerios laicales, instituidos o no ordenados reside en el sacerdocio
comn de los fieles o sacerdocio bautismal y en los carismas. Este sacerdocio comn de los
fieles no es una participacin del sacerdocio ministerial o jerrquico del sacramento del Orden.
Ejercicio del sacerdocio de los fieles laicos
En orden a ejercer las funciones del sacerdocio comn de los fieles existen otros ministerios
particulares, no consagrados por el sacramento del Orden, y cuyas funciones son
determinadas por los obispos y segn las tradiciones litrgicas y las necesidades pastorales.
Los aclitos, lectores, comentadores y los que pertenecen a la schola cantorum desempean
un autntico ministerio litrgico.(SC 29)
La importancia litrgica de estos ministerios depende de su mayor o menor proximidad al
celebrante principal o presidente: en primer lugar, los aclitos y los ministros extraordinarios de la
comunin; luego, quienes se ocupan de la liturgia de la palabra: los comentadores y los lectores;
en tercer lugar, los que sirven al canto y a la msica y, luego, los que se ocupan de otros
ministerios en servicio de la asamblea.
Los aclitos
Los aclitos prestan un servicio litrgico muy destacado en las parroquias. Deben ser un grupo de
nios, nias o jvenes ejemplares por su conducta, por su respeto al prroco y a la comunidad,
por su piedad y por su amor a Jess sacramentado. La formacin de los aclitos es deber del
prroco o de quien l designe de manera que llegando a conocer la Eucarista, la amen de verdad
sirviendo dignamente en la celebracin litrgica y as vayan descubriendo y cultivando tambin su
posible vocacin sacerdotal o religiosa.
Los ministros extraordinarios de la Comunin.
Este tema ser abordado especficamente en el anexo 2, por lo que aqu nicamente se
menciona.
Otros ministerios dentro de la Asamblea Litrgica.
Los comentadores
Introducir los diferentes momentos de la celebracin litrgica por medio de breves y
oportunos comentarios, constituye un oficio litrgico que por su riqueza y alcance debe ser
objeto de atencin y de especial cuidado en la comunidad parroquial.
Los lectores
Los lectores deben ser personas idneas, que se destaquen dentro de la comunidad por la
autenticidad de su vida cristiana, sepan leer con fluidez y tengan buena vocalizacin. Adems,
deben ser personas con una formacin espiritual, bblica y litrgica suficientes para comprender
y proclamar la Palabra de Dios en forma clara, fluida y fiel. Corresponde al prroco cuidar de la
formacin de lectores a travs del estudio, la lectura y la meditacin de la Palabra de Dios; de su
capacitacin para la locucin, y la proclamacin solemne y digna de la Palabra en las
celebraciones.
Los cantores y los msicos
La msica sacra, como la vas a estudiar en la Leccin Tercera del Mdulo 6.3., constituye una parte
necesaria e integral de la liturgia solemne. Es una funcin ministerial en el culto divino que cumple la
doble finalidad de glorificar a Dios y fomentar la piedad de los fieles. En la celebracin litrgica los
cantos y la msica deben corresponder a cada parte de la celebracin y su contenido debe ajustarse a
las normas liturgias establecidas. Para ello se debe procurar que en las celebraciones litrgicas solo se
ejecute msica religiosa y cantos con letra que tenga coherencia y relacin con los hechos salvficos de
la fe. Por ello, no es aceptable que se interpreten canciones propias de ambientes profanos o que
conduzcan la mente y la emotividad de las personas a revivir experiencias que nada tienen que ver con
lo que se est celebrando. Hay que tener presente que no corresponde al sentido y valor de la liturgia la
ejecucin o interpretacin de serenatas, de msica para baile en celebraciones fnebres, canciones de
protesta, etc. Pero como antes se
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Queridos hermanos:
Vamos a entregar a nuestros hermanos NN un ministerio por el cual pueden administrar la
Sagrada Comunin dentro de la celebracin de la Sagrada Eucarista o llevarla a los enfermos.
Ustedes a quienes vamos a encomendar un ministerio tan importante en la Iglesia, deben llevar
una vida cristiana ejemplar animada por una fe firme y una caridad a semejanza de Cristo que
tanto nos am hasta entregarse a s mismo por nosotros. Deben procurar vivir tan
fervientemente de este ministerio de unidad y de caridad que los que participamos de un mismo
pan y de un mismo cliz, aunque seamos muchos, lleguemos a formar un solo cuerpo en Cristo.
Por consiguiente, al distribuir a los dems la Eucarista deben ejercer la caridad fraterna, segn
el mandato del Seor, que dijo a sus discpulos cuando les dio su cuerpo como comida: Esto les
mando, que se amen unos a otros como yo los he amado.
Despus de la oracin, los elegidos se sitan de pie frente al celebrante que les dirige las
siguientes preguntas:
Quieren aceptar el ministerio de distribuir a sus hermanos el cuerpo del Seor para servir
y edificar su Iglesia?
R/. S, quiero.
Estn dispuestos a administrar la Eucarista diligentemente, con todo cuidado y reverencia?
R/. S, estoy dispuesto.
Luego los elegidos se ponen de rodillas y el celebrante invita a los fieles a orar.
4. Los candidatos para este ministerio de la Sagrada Comunin han de recibir el entrenamiento
apropiado antes de ser comisionados para su servicio en la parroquia. (Norms #28).
5. Todos los nuevos ministros de la Comunin deben de ser comisionados preferentemente en
Hermanos, pidamos a Dios Padre que bendiga a estos hermanos nuestros elegidos para
administrar la Eucarista.
Todos oran en silencio durante unos minutos. Luego el celebrante contina:
En la procesin de las ofrendas, uno de los ministros lleva el copn con el pan y otro el cliz. En la comunin
reciben la Eucarista bajo las dos especies.
embargo, cuando esto no es posible debido a las circunstancias y/o a la condicin de la persona
moribunda, un ministro especial puede celebrar el Vitico fuera de la Misa (Cuidado Pastoral de
los Enfermos, cap. 5).
CONCLUSIN
24. Recibiendo el Pan de Vida, los discpulos de Cristo estn listos para llevar a cabo la tarea
que les aguarda en su vida ordinaria con la fuerza del Seor resucitado y de su Espritu. Para los
fieles que han entendido el sentido de lo que han hecho, la celebracin eucarstica no se termina
a la puerta de la iglesia. Como los primeros testigos de la resurreccin, los cristianos que se
renen cada domingo para experimentar y proclamar la presencia del Seor resucitado, estn
llamados a evangelizar y a dar testimonio en sus vidas diarias (Dies Domini #45).
Celebracin de la Palabra
para la distribucin de la Sagrada Comunin.
Acciones simblicas:
- Ritos,
- Gestos.
- Posturas.
- Movimientos.
- Danzas.
1. Canto inicial.
2. Saludo (en lugar diferente de la Sede)
a. + En el nombre del Padre + y del Hijo + y del
Espritu Santo. R/. Amen.
b. Saludo: El Dios de la esperanza, que con la
accin del Espritu Santo nos colma de su
alegra y de su paz, permanezca siempre con
todos vosotros. R/. Amen
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3. Acto penitencial.
a. Luz del mundo, que vienes a iluminar a todos
los que viven en las tinieblas del pecado:
Seor ten piedad. R/. Seor, ten piedad.
Padre Nuestro.)
6. Profesin de fe.
9. Conclusin.
7. Oracin de fieles.
8. Rito de Comunin.
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