Micropolítica Escolar y Cohesión Social en América Latina
Micropolítica Escolar y Cohesión Social en América Latina
Micropolítica Escolar y Cohesión Social en América Latina
Micropoltica escolar
y cohesin social en
A m r i c a L at i n a
Silvina Gvirtz, Jason Beech*
Introduccin
* Trabajo preparado para el proyecto Nueva agenda para la cohesin social en Amrica Latina, Cieplan-iFHC-Unin Europea-PNUD. Los autores agradecen los comentarios de Cristin Cox, Jos Weinstein y de los participantes del seminario sobre Educacin y Cohesin
Social en Amrica Latina organizado por Cieplan, Santiago, julio de 2007.
335
I.
336
En ese sentido, sugerimos que la relacin entre la micropoltica de la escuela y la cohesin social puede conceptualizarse en dos niveles: (i) en un nivel
bsico, cada unidad escolar debera colaborar en garantizar a todos y todas el
derecho a la escolarizacin bsica y, por lo tanto, el derecho a formarse como
ciudadano/a con capacidades para participar activa y productivamente en los
mbitos polticos, econmicos, culturales y sociales. El acceso, permanencia y
egreso bien sucedido de todos los nios y jvenes de la escuela es un primer
paso para promover la cohesin social. No es solo una condicin necesaria para
promoverla, sino que es parte del objetivo. Sin embargo, tal como demostraremos a continuacin, nos encontramos lejos de lograr este ideal en la regin.
Cuando se analizan las tasas de desercin y graduacin en la regin consideradas a nivel escuela, los nmeros de las escuelas que atienden a los quintiles de
ingreso ms bajos son alarmantes; (ii) avanzar en un segundo nivel de abordaje
de la problemtica en el cual pensar polticas para promover la cohesin social
ente los nios y jvenes que s estn en la escuela. En ese sentido, el desafo es
pensar qu tipo de cohesin social estamos promoviendo a travs del currculo
y a travs de los arreglos institucionales de las escuelas.
En las prximas dos secciones abordaremos cada uno de estos niveles, comenzando con una serie de reflexiones acerca del propio concepto de cohesin
social, para luego ofrecer algunas ideas acerca de cmo puede pensarse la cohesin en relacin con cada uno de los niveles explicitados. En paralelo plantearemos algunas propuestas concretas acerca de arreglos institucionales que
podran contribuir a mejorar lo que hace la escuela para promover la cohesin
social.
II. Exclusin
Esta pregunta vincula la cohesin social con el cumplimiento de los derechos universales. Consideramos que este vnculo es fundamental para pensar
la relacin entre escuela y cohesin social, porque, tal como demostraremos
ms adelante, en el mbito escolar suele vincularse la idea de cohesin social
con las obligaciones de los alumnos/ciudadanos, pero poco se dice acerca de
sus derechos. Sin embargo, somos conscientes de que los derechos ciudadanos
y la integracin social no necesariamente van de la mano (Barbalet 1988). Por
el contrario, el reconocimiento de ciertos derechos ciudadanos no siempre
redunda en la armona social, sino que en muchos casos puede ser (y ha sido)
foco de conflictos sociales. Por ejemplo, el derecho a huelga o a manifestarse
que detenta determinado grupo puede generar conflictos con otros. Esto no
implica necesariamente que el derecho a huelga deba ser limitado en nombre
de la paz social, pero s nos muestra que, como dice Gell, la cohesin social
se basa en la bsqueda de un fino equilibrio. Se trata de una reaccin poltica estratgica (Gell 2006) que como tal se basa en decisiones polticas. En
definitiva, definir qu tipo de cohesin social queremos implica tomar partido
por un tipo de orden social y por ende de sociedad (Sorj y Tironi 2007). Por
lo tanto, cuando decimos que en este trabajo vamos a considerar la relacin
entre derechos universales y cohesin social como un aspecto fundamental
de nuestra reflexin estamos tomando una postura valorativa que queremos
hacer explcita.
Los derechos que constituyen la ciudadana suelen clasificarse en derechos
polticos, civiles y sociales. Los primeros tienen que ver con la posibilidad de
participacin en el ejercicio del poder poltico, por ejemplo, a travs del voto.
Los derechos civiles se relacionan con las libertades individuales y se manifiestan a travs del Estado de Derecho y el sistema de justicia. Los derechos
sociales son aquellos que garantizan un determinado nivel de vida y el acceso a
la herencia social (Barbalet 1988). Los servicios sociales (entre ellos el sistema
educativo) son el locus esencial de estos derechos.
Destacaremos dos caractersticas de los derechos sociales, que son los que
ms nos interesan aqu. En primer lugar estos derechos generan una obligacin
al Estado que debe proveer y garantizar ciertos beneficios a la poblacin. En sus
orgenes, estos derechos fueron conceptualizados como meras declaraciones de
principios. Es decir que cuando el Estado adoptaba una norma constitucional o
un tratado internacional consagrando derechos sociales, tales como el derecho
a la educacin, no haba intencin de asumir una obligacin jurdica, sino que
se trataba simplemente de realizar una declaracin de buena intencin poltica
(Abramovich y Curtis 2002). En la actualidad existe una postura opuesta a la anterior. Desde esta perspectiva, se relativiza la distincin entre los distintos tipos
339
340
Tabla N 1
Tasa de desercin escolar en nivel primario
(en %, ao 2001-2002)
Pas
Bolivia
17,7
Brasil
20,1
Colombia
30,6
Paraguay
36,4
Per
21,9
Uruguay
7,9
Chile
1,3
Bolivia
84,4
Brasil
107,5
Colombia
65,2
Paraguay
63,5
Per
89,0
Uruguay
101,4
Chile
85,5
A su vez, para quienes consiguen el acceso, la situacin no es necesariamente sencilla. La desercin en el nivel medio sigue siendo muy preocupante.
Se puede apreciar en los grficos a continuacin los guarismos de este fenmeno. Esta situacin no se ha revertido en la actualidad.
La falta de acceso universal a los niveles primario y medio, sumada a las
tasas de desercin que se producen en el sistema, plantea un problema serio a
cualquier poltica que intente promover la cohesin social. La escuela es uno
de los mbitos privilegiados para promover la cohesin, pero solo en la medida
341
en que se garantice en ella un lugar para cada nio y para cada joven. Como se
dijo, asegurar el acceso y la permanencia en la escuela es una condicin sine qua
non para promover la cohesin social y ms an es el primer paso en el diseo
de modelos que pretendan hacerla realidad.
Grfico N 1
Tasa global de desercin en educacin secundaria.
Amrica Latina-zonas urbanas
60
49
50
47
44
40
40
36
36
36
1990
1999
30
20
40
23
14
23
21
19
17
14
10
0
0
0
Bolivia
Honduras
Per
Argentina
Brasil
Chile
Grfico N 2
Tasa global de desercin en educacin secundaria.
Amrica Latina-zonas rurales
90
80
70
60
81 79
75
66
65
59
60
46
50
%
60
56
45
36
40
32
30
20
10
0
0
Honduras Costa Rica
Per
0
Brasil
Chile
Mxico
342
0
Guatemala Colombia
1990
1999
pueden acceder, ya que se garantiza un ingreso a partir de criterios de justicia local (Elster 1994) sin discriminacin ni prebendas. Una
343
poltica bsica en este sentido es que las escuelas recurran al sorteo tanto
para definir las vacantes en las escuelas ms solicitadas como para definir
el turno en caso de escuelas de jornada simple.
Todos/as egresan. Si una escuela excluye, entonces no es una buena escuela.
En el nivel de enseanza bsica (inicial, primaria y secundaria) es necesario
y posible garantizar el derecho de todos/as a una buena calidad educativa.
Todos/os o la gran mayora egresa en tiempo y forma, para lo cual la escuela debe controlar y hacerse responsable por la sobreedad y la repitencia.
Todos/as pueden continuar con xito el nivel siguiente de educacin. Por
ejemplo, una buena escuela primaria debera hacer un seguimiento del
desempeo de sus graduados en el nivel secundario y responsabilizarse por
ajustar su oferta en el caso de que este no fuera satisfactorio.
Todos/as aprenden los saberes que se necesitan para un buen desempeo
social, laboral, cultural, personal, etc.
Todos/as pueden disfrutar del conocimiento que aprenden.
La comunidad siente que se estn haciendo las cosas bien.
Esta definicin de una buena escuela es claramente poltica. En ella no
hay margen para la exclusin. Sin embargo, no basta simplemente con definir
polticamente cmo debe funcionar una buena escuela. Si consideramos que
los derechos sociales deben ser exigibles (en este caso el derecho a una educacin de calidad), su cumplimiento tambin debe ser controlable. Es decir, que
se necesitan mecanismos de accountability para que las escuelas respondan por
sus resultados (no solo acadmicos) ante la comunidad y los niveles intermedio
y macro.
Estos mecanismos deberan estar basados en indicadores vinculados con:
El rendimiento interno (se produce informacin sobre tasa de graduacin,
repitencia, sobreedad, ausentismo docente y de los alumnos, tasa de rotacin de docentes y alumnos, etc.).
El rendimiento acadmico de sus estudiantes (se observa a travs de pruebas, observacin de cuadernos, cantidad de sanciones y problemas de convivencia, desempeo de los graduados en el nivel superior, etc.).
La percepcin de la escuela por parte de la comunidad. En general, se utilizan encuestas a padres, docentes y alumnos.
Las escuelas toman decisiones en forma permanente. Bsicamente operan
sobre dos tipos de decisiones: acadmicas y administrativo-financieras. Tanto estas decisiones como la definicin curricular, la organizacin pedaggica, la definicin de polticas de evaluacin de los alumnos, la definicin de las estrategias
344
transmiten a un vaco. Existen circunstancias sociales, institucionales y personales que afectarn la manera en que las polticas son entendidas por quienes
las deberan poner en prctica (Ball 1993).
Cuando los docentes se encuentran con un determinado texto (por ejemplo, un documento curricular), se enfrentan con una cantidad de problemas
que estn implcitos en la necesidad de traducir las simplezas abstractas que
contienen los textos de la poltica en prcticas interactivas y sustentables. Por lo
tanto, la forma en que se abordan estos problemas es localizada: dependiendo
del contexto, se ofrecern distintas soluciones al problema que trae aparejada la
implementacin de una determinada poltica (Ball 1993).
Ya mencionamos que la definicin de la cohesin social que se decida
promover en la escuela no es neutra, sino que implica definiciones polticas y morales. Por supuesto que la escuela no puede tomar por s sola este
tipo de decisiones. Debe haber lineamientos generales del nivel central, pero
tambin debe entenderse que, sobre la base de estos lineamientos, son las
escuelas y los docentes quienes deben tomar decisiones en el da a da que
van a determinar en gran medida el tipo de cohesin social que se promueve
en la institucin. Por ejemplo, los documentos curriculares pueden enfatizar
la importancia de promover la no discriminacin por cuestiones tnicas o de
gnero. Sin embargo, quienes se encuentran en el da a da con actitudes discriminatorias en las aulas son los docentes, quienes deben tomar decisiones
localizadas acerca de cmo resolver la situacin. Estas decisiones se toman
muchas veces basadas en la intuicin e ideologa de cada docente. Por el contrario, sugerimos que hacer explcito el hecho de que estos problemas deben
resolverse en la escuela (y no solo en los lineamientos del nivel central por
ms prescriptivos que sean) ayudara a que exista cierta reflexin institucional y la elaboracin de lo que podramos llamar polticas institucionales de
cohesin social, que indicaran orientaciones acerca de cmo una determinada escuela se propone poner en prctica los lineamientos establecidos por
el nivel central.
Por lo tanto, sugerimos que es importante que tambin en los aspectos
curriculares que hacen a la cohesin social, se considere a la escuela como un
actor poltico activo que (dentro de los marcos que debe establecer el Estado
central) toma decisiones de poltica curricular que influyen en el tipo de cohesin social que se promueve.
En la siguiente seccin ofrecemos algunas reflexiones acerca de cmo podran pensarse en las escuelas las polticas de cohesin social de segundo orden
aquellas destinadas a promover la cohesin social ente los nios y jvenes que
s estn en la escuela.
346
III. La
Ver Gell (2006) y Cox (2007) para un anlisis ms profundo del concepto de cohesin
social.
347
348
Cabe aclarar que estos temas ya surgieron en la reforma de la dcada de 1990, aunque son
plasmados de forma ms explcita y contundente en la nueva ley.
351
Sin embargo, no tenemos muy claro cmo se ha trasladado este cambio a las
propias instituciones educativas. En ese sentido, sera muy interesante promover
investigaciones acerca de qu se ensea y qu se aprende sobre los pases latinoamericanos, sobre la propia regin y sobre otras culturas en nuestras escuelas.
Otro tema que aparece en la educacin al pensar acerca de la cohesin
social en el mbito global es la idea de que podran existir ciertas formas de
ciudadana global. Al menos en Japn y en Inglaterra (Fujikane 2003) han
surgido ltimamente ciertas demandas que adoptan la idea de un nuevo tipo de
ciudadano/a que reconoce la interdependencia que existe en el mundo por la
cual las acciones de las personas pueden afectar la vida de muchos otros en lugares muy distantes. Este tipo de ciudadano/a que se promueve acta en forma
independiente de su Estado-nacin, en un intento por desarrollar una moral
universal con el objetivo de construir una sociedad global ms justa.
As, la nocin de aprender a vivir juntos cobra una nueva dimensin en
la que se incluyen tambin cuestiones como el cuidado del medio ambiente, las
luchas contra las enfermedades y las injusticias globales. Las ONG han contribuido en gran medida a esta nueva agenda, promoviendo principios tales como
el turismo sustentable, el comercio justo, los boicots a empresas que usan trabajo esclavo en el Tercer Mundo. Estas iniciativas que surgieron de la sociedad
civil estn llegando al currculo oficial y a las escuelas. Por ejemplo, Oxfam, una
prestigiosa ONG britnica, ha desarrollado un currculo escolar para promover
la ciudadana global (Fujikane 2003). En definitiva, al incluir una dimensin
global en el currculo de educacin para la ciudadana en estos pases lo que
se intenta es promover entre nios y jvenes una actitud en la que sean conscientes de que sus acciones (tanto colectivas como individuales) tienen efectos
globales y afectan a personas con las cuales ellos no necesariamente tienen contacto (incluidas las generaciones futuras).
En cuanto a lo metodolgico cmo ensear y aprender sobre estas cuestiones? Fujikane tambin seala que en Japn e Inglaterra aparecen nuevas
formas de trabajar estos temas en el aula. En primer lugar hay un desplazamiento de una enseanza basada en las disciplinas acadmicas hacia una basada en el
nfasis en ciertos temas. Por ejemplo, la cuestin ambiental o las inequidades
globales difcilmente puedan ser abordadas desde una disciplina en particular.
Claramente se requiere un trabajo interdisciplinario o transversal. En segundo
lugar, queda claro que estos temas no pueden ser abordados desde una concepcin de la enseanza basada en la transmisin de datos e informacin, sino
que se requiere cierto aprendizaje basado en el descubrimiento personal y en la
experiencia (learning by doing); por ejemplo, a travs de la participacin de intercambios con nios, jvenes e instituciones de otras partes del mundo usando
la internet.
352
Estos son solo algunos de los desafos a los que nos enfrentamos en un
camino en el que ya se defini, por lo menos desde la proclama poltica, que
la segunda lengua es un contenido socialmente significativo. No obstante, es
necesario cuestionarse si esta inclusin favorece y cmo la cohesin social. No
cualquier tipo de inclusin curricular puede considerarse como un paso hacia
el aprender a vivir juntos.
Esta dimensin de la cohesin social no debera minimizarse en la medida
en que es especialmente considerada en las escuelas que atienden a sectores ms
pudientes. La ruptura del espacio nacional como el espacio del dilogo y la aparicin, entre los sectores sociales ms pudientes de otros significativos ms all
de las fronteras nacionales, colabora en la construccin de espacios curriculares
de cohesin social bien diferenciados segn la pertenencia social de los alumnos.
No es un detalle menor analizar la mayor cantidad de tiempo que se le dedica a
un tipo de lo global (aprendizaje de una lengua utilizada en el primer mundo, la
mayora de las veces ingls, aprendizaje de culturas, geografas vinculadas al mismo) en escuelas de clases acomodadas (Tiramonti 2004). Aprender a vivir juntos
es en no pocas ocasiones aprender o desear vivir en el llamado primer mundo.
Las escuelas de lite, en no pocas ocasiones, refuerzan a travs de evaluaciones
internacionales (vg. IB) su sentido de pertenencia a un mundo internacional.
Por ltimo cabe sealar que incluir una dimensin global en el abordaje
que se le da a la cuestin de la cohesin social en las escuelas no es solo un problema de contenidos, sino tambin de estilos de enseanza y aprendizaje y en
353
los modos de organizar la escuela. Antes de adentrarnos en esos temas, presentaremos algunas reflexiones acerca de las dimensiones nacional y local.
Educar hoy debe implicar repensar cmo reconstruimos estos lazos en una
sociedad cada vez ms fragmentada, tanto en lo econmico como en lo cultural.
Este es un desafo en el que se juega la existencia misma de la idea de sociedad.
El reconocimiento de los otros como iguales, el respeto por las diferencias y
el compromiso con un proyecto que nos integre a todos econmica, cultural
y socialmente, son fundamentales en la actualidad para construir una sociedad
integrada (Beech 2007).
Sin embargo, en los sistemas educativos de la regin se da una segmentacin de la matrcula escolar sobre la base del nivel socioeconmico de los
alumnos (Narodowski y Nores 2002; Veleda 2005). Algunos datos de la CEPAL
elaborados sobre la base de los resultados de PISA nos dan una idea de esta
segmentacin.
Los grficos N 3 y 4 muestran que existe una importante segmentacin
de la matrcula escolar por nivel socioeconmico, lo que implica que los nios y
jvenes latinoamericanos tienden a ir a escuelas en las cuales conviven (y aprenden a vivir) con alumnos de niveles socioeconmicos similares al propio. Como
muestra el Grfico N 3, en promedio en la regin, por cada 10 alumnos de
nivel alto hay uno de nivel bajo en cierto tipo de escuelas, mientras que en otro
tipo de escuelas predominan los nios y jvenes de nivel bajo en proporcin de
9 a 1. Estas proporciones se intensifican en Chile, Per y Argentina, en donde
las proporciones llegan a 20 a 1 y 19 a 1. En los pases de la OCDE, mientras
tanto, el promedio de esta proporcin es de 4,8 y 5,4 a 1.
Grfico N 3
AMRICA LATINA (5 PASES) Y OCDE (7 PASES): CONFORMACIN DE LAS
COMUNIDADES EDUCATIVAS SEGN EL NIVEL SOCIOeconmico DE
LOS PADRES Y PARTICIPACIN DE LOS ESTUDIANTES EN ESCUELAS
CON BUEN EQUIPAMIENTO EDUCATIVO SEGN CUARTILES DE NIVEL
SOCIOeconmico DE SUS PADRES
(a) Homogeneidad de las comunidades educativas
(segregacin escolar)
25
20
15
20
19
19
12
10
13
10
11
10
4,8 5,4
Per
Mxico
Chile
Brasil
0
Argentina
Pases
latinoamericanos
Pases de la
OCDE
Comunidades escolares de estrato bajo: nmero de estudiantes de estrato bajo por cada estudiante de estrato alto
Comunidades escolares de estrato alto: nmero de estudiantes de estrato alto por cada estudiante de estrato bajo
355
Grfico N 4
AMRICA LATINA (5 PASES) Y OCDE (7 PASES): CONFORMACIN DE LAS
COMUNIDADES EDUCATIVAS SEGN EL NIVEL SOCIOeconmico DE
LOS PADRES Y PARTICIPACIN DE LOS ESTUDIANTES EN ESCUELAS
CON BUEN EQUIPAMIENTO EDUCATIVO SEGN CUARTILES DE NIVEL
SOCIOeconmico DE SUS PADRES
(En razones y porcentajes)
(b) Estudiantes que acceden a escuelas con buen equipamiento
(segmentacin de la oferta educativa)
70
50
Porcentajes
64
61
60
65
64
59
58
47
40
39
38
38
32
30
25
23
20
10
10
Chile
Brasil
Argentina
Mxico
Per
0
Pases
latinoamericanos
Pases de la
OCDE
Estudiantes del cuartil IV que acceden a escuelas con buen equipamiento escolar
Estudiantes del cuartil I que acceden a escuelas con buen equipamiento escolar
Promedio
El Grfico N 4 presenta resultados similares, aunque tomando como referencia el equipamiento de las escuelas. Lo que muestra es que no solo los jvenes y nios de distintos niveles socioeconmicos asisten a distintas instituciones
educativas, sino que adems los recursos fsicos estn desigualmente distribuidos entre estos tipos de escuelas, en detrimento de los ms pobres. Retomamos
aqu lo dicho en la seccin anterior con respecto a los derechos sociales y la
cohesin social. Cuando las oportunidades son distribuidas de manera desigual
surgen en los distintos grupos distintos tipos de valores y expectativas (Barbalet
1988), lo que eventualmente genera una mayor desintegracin social, ya que las
ventajas para un grupo son entendidas como desventajas por otros grupos.
Para analizar los efectos de la segmentacin de la matrcula escolar es
pertinente considerar la distincin que hace Putnam (2000) entre dos formas
de capital social: (i) el capital vinculante basado en relaciones de confianza al
356
matrcula escolar, el intercambio deportivo y artstico entre escuelas que atienden a nios de distintos niveles socioeconmicos podra ser un recurso valioso
para tender puentes entre estos dos universos.4
Pero por qu la escuela? Justamente, porque es una de las pocas instituciones capaz de llegar a todos y es una de las pocas instituciones que transmite
en forma explcita valores. La solidaridad, el respeto por la diferencia, la defensa
de la justicia, son valores que no fcilmente los nios y jvenes van a encontrar
en los medios de comunicacin.
Otro de los aspectos que debemos tener en cuenta al pensar acerca de la
cohesin social en el mbito nacional es la cuestin tnica. El aumento de la
pluralidad tnica en las grandes ciudades y la discriminacin que trae aparejada este fenmeno son un problema bastante universalizado en la actualidad
(Borja y Castells 1997). En Latinoamrica este problema adquiere un carcter
especial, dado que las cuestiones tnicas en nuestro continente fueron histricamente mal resueltas. Desde sus orgenes nuestros sistemas educativos han
desconocido los aportes de las culturas originarias y han discriminando de distintas maneras a los pueblos indgenas y a los afroamericanos. Por un lado, los
propios contenidos escolares expresados en el currculo y en los libros de texto
tendieron a discriminar en contra de estos grupos (y tambin de otras etnias)
(Gvirtz 2005b; Luykx 1999). Asimismo, las lenguas indgenas eran excluidas del
sistema educativo. Incluso Luykx (2008) sugiere que hasta la dcada de 1960
en Bolivia se castigaba fsicamente a los nios y nias por no saber hablar en
castellano o por usar su propia lengua en el aula. Finalmente, otra forma de discriminacin de los distintos grupos tnicos fue y sigue siendo su exclusin de la
escuela. Por ejemplo, en Brasil, mientras el 8% de los jvenes negros entre 15 y
25 aos es analfabeto, solo el 3% de los blancos lo son. En general, en ese pas,
los blancos se mantienen en el sistema educativo dos aos ms que los negros
(Gonalves Vidal y Mendes de Fara Filho 2008).
Queda claro que se han hecho muchos avances en nuestro continente,
tanto en la inclusin de las distintas etnias en los sistemas educativos, como
en la organizacin de una educacin multicultural bilinge y en la revisin del
currculo y los libros de texto para eliminar (o al menos suavizar) los contenidos racistas. Sin embargo, no hay dudas de que an hay mucho por hacer en
ese sentido en las escuelas, sobre todo cuando, tal como comentaremos ms
adelante, el racismo y la xenofobia tambin estn presentes y se aprenden en
nuestras escuelas.
Este es un ejemplo de un tipo de poltica institucional de cohesin social que puede pensarse y ponerse en prctica desde el nivel micro.
358
Las diferencias tnicas se cruzan tambin con el problema de las inequidades socioeconmicas y tambin con las migraciones. Borja y Castells (1997)
destacan cmo los procesos de urbanizacin han aumentado la pluralidad tnica y cultural de las ciudades a travs de las migraciones intra e internacionales.
Sobre la base de datos de algunos pases en desarrollo se sostiene que entre
1960 y 1990, aproximadamente el 40% del crecimiento urbano se explica por
la migracin rural-urbana. En el plano internacional, en Latinoamrica los movimientos inmigratorios en las ltimas dcadas se dieron en gran medida entre
pases del mismo continente. Por ejemplo, en Uruguay en 1991, del total de
extranjeros residentes 40% eran argentinos, 29% brasileos y 11% chilenos.
Mientras tanto el crecimiento de los habitantes peruanos en Chile fue de un
400% entre 1992 y 2002 (Poblete Melis 2007). Ambos tipos de migraciones
(interna e internacional) contribuyen a la diversidad cultural (y en algunos casos
tnicas) de las grandes ciudades de nuestro continente.
Las migraciones actuales, adems, tienen algunas caractersticas especiales
que influyen en cmo se resuelve el problema de la cohesin social. En primer lugar, la combinacin entre migraciones y medios electrnicos llevan a la
creacin de lo que Appadurai (2000) llama esferas pblicas de dispora. Es
decir, que los grupos emigrantes tienen posibilidad de permanecer en contacto
con sus parientes y amigos y con su cultura de origen a travs de estos medios,
lo que les genera menos presin para adaptarse a la cultura del lugar que los
recibe. Esto produce segn el autor un nuevo orden de inestabilidad en la produccin de subjetividades modernas. En segundo lugar, las minoras tnicas y
culturales tienden a concentrarse en barrios especficos de las grandes ciudades
en los cuales llegan a constituir, incluso, la mayora de la poblacin en algunos
casos. Como dicen Borja y Castells (1997):
La segregacin espacial de la ciudad a partir de caractersticas tnicas y culturales
de la poblacin no es pues una herencia de un pasado discriminatorio, sino un rasgo
de importancia creciente, caracterstico de nuestras sociedades: la era de la informacin global es tambin la era de la segregacin local. (Borja y Castells 1997:4)
Per
Uruguay
Argentina
55
19,6
33,6
38,2
11,2
15,3
Infectados VIH
44
17
21,2
71
63,5
71,8
Drogadictos
77
60,6
67
Ancianos
1,4
1,4
16
33,2
52
Nacionalidad o etnia
Tabla N 4
Los profesores y la discriminacin al menos por una causa (%)
Per
92,8
Uruguay
79
Argentina
85,7
vigente discusin acerca de las posibilidades que la escuela tiene o no para revertir lo que ocurre en la sociedad en general). Incluso entre aquellos docentes
que manifiestan estar interesados en revertir la discriminacin, percibimos en
un estudio que realizamos recientemente (Beech 2006) que no estn preparados para trabajar estos temas, ya que en su formacin son cuestiones que no
se discuten e, incluso, aquellos docentes con ms antigedad fueron formados
con una idea opuesta al respeto por la diversidad; una proclama que tal como
comentaremos a continuacin hizo pi en la poltica educativa latinoamericana
recin en la dcada de 1990.
Finalmente, todas las cuestiones aqu mencionadas deben ser consideradas
en el marco de una gran ruptura que se ha dado en la filosofa poltica dominante en nuestro continente (y en Occidente en general). Se trata del cambio
de filosofa poltica que implica el desplazamiento de una poltica educativa
que promueve la homogeneidad cultural a una que proclama el respeto por las
diferencias culturales de los alumnos.
Como es sabido, el proceso de construccin de la identidad nacional en
Latinoamrica (y en otros pases) funcion dentro del proyecto del Iluminismo,
que se basaba en una nocin nica del sujeto y de la historia (Lyotard 1984).
Adems, para este proyecto, que constituy la base del pensamiento moderno,
fue fundamental la idea de progreso, y la idea de que nada deba obstaculizar el progreso. En ese sentido, a fines del siglo XIX y principios del XX, la
diversidad cultural fue considerada como una piedra en el camino de la construccin de la nacin moderna, por lo que se idearon distintos sistemas (entre
ellos la escuela) para incorporar a los miembros de las distintas comunidades o
culturas a la nueva cultura nacional y se elimin a aquellos que no estuvieron
dispuestos a incorporarse de manera pacfica.
Hoy en da este discurso homogeneizador y homogeneizante ya no tiene
la aceptacin que tuviera. La crtica posmoderna ha instalado el discurso acerca
del respeto por la diversidad en el centro de la escena acadmica y poltica y, por
lo tanto, ya no se cree que las diferencias de gnero, tnicas, de clase, religiosas
y/o culturales sean algo contra lo que hay que luchar, sino que deben respetarse, ya que no existe un nico estndar basado en un hombre, blanco, cristiano
y de clase media contra el cual sea posible medir el progreso de los dems.
Por el contrario, se cree que de la suma de las diferencias se pude obtener una
sociedad mejor.
Las ideas acerca del respeto por la diversidad y la crtica a la identidad homognea que promova la escuela fueron reflejadas en las reformas educativas
latinoamericanas, en general a nivel de la retrica de las leyes y los documentos
oficiales (Beech 2005a, 2005b). La aceptacin de este principio implica una
gran ruptura con la manera en que se pens la construccin del lazo social en
361
la poltica educativa. Sin embargo, queda claro que por el simple hecho de que
las normas digan que las escuelas y los docentes deben respetar las diferencias
culturales de los alumnos, no necesariamente va haber un cambio en la manera
en que se trabaja en las instituciones.
Ante la situacin que se describe, nos preguntamos: qu efectos ha tenido en las escuelas la aparicin de una poltica educativa que establece que las
escuelas ya no deben ofrecer experiencias educativas similares, sino que cada
institucin debe adaptar su oferta al contexto cultural en el que est inserta?
Cmo afecta este cambio filosfico/normativo a las escuelas, a la identidad
de los docentes y a la de los alumnos? Cmo interpretan las instituciones y
los docentes la idea de respeto por la diversidad cultural y cmo la ponen
en prctica? Dnde ponen escuelas y docentes el lmite entre la bsqueda del
reconocimiento del otro como un semejante y el respeto por sus diferencias?
Cmo se cruza esta problemtica con las inequidades socioeconmicas?
Todos estos interrogantes se resuelven en la prctica en las escuelas. Son
los directivos y docentes los que en definitiva deben generar en el da a da prcticas interactivas y sustentables. Sin embargo, en el trabajo que se mencion
(Beech 2006), percibimos serias dificultades en los docentes para abordar esta
problemtica. En ese sentido, el discurso acerca del respeto por la diversidad
parece haber derivado en las escuelas en una idea sobre lo que no hay que promover una identidad homognea y discriminatoria, pero no queda claro entonces qu es lo que s hay que promover, lo que a su vez deriva en una especie
de relativismo tico y en la falta de capacidad de las escuelas y de los docentes
para interpelar a sus alumnos y construir sentidos de pertenencia inclusivos que
les permitan aprender a vivir juntos. Sin embargo, no caben dudas de que los
jvenes necesitan cierta identidad estable a partir de la cual puedan construir
sus vidas y sus vnculos con los dems. En definitiva, la pregunta fundamental
es cmo lograr un equilibrio entre la unin de los ciudadanos en un proyecto
comn que los interpele como semejantes y el respeto por las diferencias. Insistimos en que por ms que el Estado central regule el tema y provea apoyo a
las escuelas y a los docentes, esta cuestin se termina definiendo en el mbito
de la micropoltica de las escuelas. De ah la importancia de pensar el problema
tambin en el nivel escolar.
Con respecto a las relaciones entre los alumnos al interior de las escuelas,
el Grfico N 5 muestra que en Amrica Latina (con la excepcin de Per) los
estudiantes dicen estar muy bien integrados en comparacin con la visin que
tienen los alumnos de otras regiones.
Grfico N 5
Sentido de integracin de los alumnos dentro de sus escuelas:
pases de Amrica Latina y otras regiones del mundo
0
-. 2
-. 4
.2
.4
D E U
G BR
C AN
F IN
E SP
AU S
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F R A
JP N
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MKD
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ID N
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TUR 3
U R Y 3
BR A
AR G
C HL
BR A3
ME X
ME X3
PE R
Nota: 3 significa PISA 2003 (en vez de PISA 2000). Las barras verticales indican el intervalo de confianza de
la media de los estudiantes (nivel de confianza es de 0,95). Se utilizaron las ponderaciones replicadas de PISA
para tomar en cuenta la forma de la muestra. La escala del ndice est diseada para dar una media de cero
para los estudiantes de la OCDE.
Fuente: Crouch et al. (2007) a base de datos de PISA 2000 y 2003 (captulo 7 de este libro).
Una primera lectura de estos datos nos permite una mirada positiva, ya
que en trminos de convivencia con sus pares nuestros alumnos dicen sentirse
bastante bien (dato que se confirma en otros estudios; Beech y Marchesi 2008).
Sin embargo, si lo relacionamos con los datos acerca de la segmentacin social
de las escuelas y retomamos la distincin entre capital social vinculante y capital social puente, podra interpretarse que esta buena integracin al interior
de las escuelas es en parte consecuencia de una mayor homogeneidad social en
365
las instituciones de Amrica Latina, lo que a su vez genera mayor capital social
vinculante, pero podra dificultar el desarrollo del capital social puente.
En definitiva, el gran desafo en las cuestiones relacionadas con la promocin de la cohesin social en la escuela es el de generar un sentido de pertenencia que vaya ms all de los vnculos locales, evitando la fragmentacin
del sistema educativo y social. Por supuesto que para ello es fundamental la
definicin curricular en el nivel central y la lectura e interpretacin que las
propias instituciones hacen de esa prescripcin. Sin embargo, no debemos dejar
de considerar que la construccin de cohesin social desde la escuela, tanto en
su dimensin global, nacional, como local, est muy relacionada con el currculo no escrito y con el modelo que ven los alumnos en el da a da escolar. Por
ejemplo, se puede trabajar a nivel conceptual en la escuela el tema de los derechos y obligaciones de los ciudadanos y ciudadanas como valores fundamentales asociados a la participacin democrtica, los vnculos basados en el respeto
y la negociacin de las diferencias y la no discriminacin y la valoracin de la
diversidad. Sin embargo, si los alumnos ven que las relaciones entre directivos
y docentes son autoritarias, que el personal escolar viola sistemticamente las
normas y que tiene actitudes discriminatorias, ser difcil promover valores diferentes entre esos alumnos.
Por lo tanto, se hace necesario repensar el formato escolar y la micropoltica de la escuela y su relacin con los niveles intermedios y macropoltico, y tambin con otras instituciones y con la comunidad, para que estos reflejen el tipo
de vnculos ciudadanos que queremos fomentar entre nuestros nios y jvenes.
Conclusiones
En este trabajo hemos abordado el problema de la cohesin social desde la micropoltica de la escuela. Hemos sugerido que la escuela debe considerarse como
un actor protagnico de las polticas pblicas y que, desde esta perspectiva, la
escuela es un mbito privilegiado para la promocin de la cohesin social.
Tambin definimos la cohesin social como un tema vinculado estrechamente con el cumplimiento de los derechos universales y con la distribucin
equitativa de los derechos, especialmente, en lo que nos interesa aqu, de los
derechos sociales que son los que deberan garantizar cierto nivel de bienestar
y el acceso a la herencia social. Adems, dijimos que el derecho a la educacin,
en tanto derecho social aceptado por las legislaciones vigentes, es exigible al
Estado, incluso judicialmente.
En lnea con lo anterior, hemos planteado que la relacin entre micropoltica escolar y la cohesin social puede pensarse en dos niveles. Por un lado,
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Estas son solo algunas lneas para pensar la relacin entre micropoltica
escolar y la cohesin social. Seguramente no agotan el tema y necesitan ser
revisadas permanentemente. Por ejemplo, sera interesante avanzar en trabajos
sobre las prcticas cotidianas en las escuelas de la regin para ver en qu medida
y cmo fomentan la cohesin social.
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