56 Galindo - Llanto Lejos
56 Galindo - Llanto Lejos
56 Galindo - Llanto Lejos
juarense
contempornea
AFCHIPIEWiGO
Archipilago
Latacunga 801, Col. Lindavista,
Deleg. Gustavo A. Madero, C.P. 07300
ISBN: 968-5349-03-7
Impreso en Mxico
ndice
Prlogo
17
21
32
37
Vernica Ariza
Fuego
43
Armin Arjona
American, sir...
45
49
55
Adriana Candia
ngeles y mulas
59
66
Enrique Cortazar
70
Sucedi en un baldo
121
74
137
82
147
Alberto Garca
Bolas de nieve
91
Diego Ordaz
Julieta ante la segunda puerta del Paraso
159
Elpidia Garca
Yabadabad
94
161
99
167
103
171
110
176
Laurajimnez
Septiembre
113
Rosario Sanmiguel
Bajo el puente
178
Rigoberto Lasso
Aprender a nadar
115
184
118
Samuel Schmidt
De fantasmas y angustias
187
Zepeda
Prlogo
Pedro Siller
El polica que soaba historias de amor
192
Csar Silva
Los cuervos
199
Martha Trevio
Qu te puedo decir, abuela?
203
209
213
222
Luis Villagrana
El bautizo
224
236
Cules, en este caso, pueden ser las consecuencias? Estoy segura que, una,
la ms importante y valiosa, es la emocin intelectual. Despus de que
abrimos un libro y dejamos que nuestros ojos pasen por cada una de sus
palabras, no somos iguales. Nuestro conocimiento crece, las experiencias
se ven distintas, la vida misma tiene otro sabor. Valdra la pena ahondar
ms, mucho ms, sobre el placentero ejercicio de la lectura. Por lo tanto,
dejemos a un lado la importancia y quedmonos con el placer de leer,
un placer que nos llega a travs de los sentidos, un placer mental que
desata la imaginacin, que libera sueos, que nos cambia, que nos hace
permanecer.
El lector sufre una transformacin. Despus de cada lectura se
perfecciona su astucia. Cada nuevo libro estimula su atencin, lo vuelve
ms agudo, cauteloso, le crea expectativas, le ayuda a sacar un sexto
Parte Primera
segua ah, l saba que segua ah aunque pretendiera ignorarlo. Sala del
en Monterrey, convocado por la UANL. Este inicio del 2007 ha sido para
Comentario
de mercanca
en gndolas y anaqueles en un
permitira un mejor mundo para los seres humanos. En todo texto existe
una lnea ideolgica, la que marca ste es el respeto a las prcticas de los
Era obsesivo en el orden: cada lata con la etiqueta hacia el frente; llenaba
los huecos; acomodaba los precios; ordenaba las islas; fijaba los carteles
es determinante para permitir algo que no se tiene por lcito, sin aprobarlo
"Usted, seor, por qu abre las bolsas?" Nadie lo escuchaba. Eranslo sus
pensamientos. A veces gesticulaba algn recuerdo solitario que le robaba
11111
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comenz
precocimiento
Incluso
a romper
de los vegetales,
Lleg al extremo
su
Al da siguiente,
Resignado
se inclinaba
ese llanto
la almohada
en la pared y
en un sollozo. Lo perturbaba
de posibilidades.
en su catre, apoyando
torturaba,
que eventualmente
se transformaba
un sin fin
y que alguien lo
Se preguntaba
ese
tratando
a su propio reproche.
"Nunca
las constantes
responsable.
preguntaban
en su trabajo por
un empleo.
su supervisor.
Lo descansaron
El lunes: Con ojeras, desde la reja de su pequea casa, mir salir a una
Dnde
demonios
est su
de
abusos ... de increbles abusos hacia las personas y hacia los nios.
Un da, ya harto de estar escuchndolo,
colindaba
"No. No es cobarda!",
dos de la maana.
exacto
planchada.
Ese
rutina.
metdica
sali al pequeo
patio que
bajo la ventana
loco. Intent
descubrir otras voces, algo que pudiera hacer posible el origen de ese llanto.
joven seora que luego abord un lujoso auto que conduca un hombre ya
grande y se perdi en la red de labernticas
fue hacia la ventana
Se retiraba
y estuvo esperando
a su casa, intranquilo,
puerta de mosquitero,
de las casas americanas
calles de la colonia.
Despus
Desde su puerta su
mirada pareci trazar una raya angustiosa en el aire hasta aquella ventana
Otro sonido, algn golpe, un regao, una splica, un insulto, algo!, pero
en lo alto. Coincidi
dolor, de miedo. Miguel cerr los ojos y apret los puos, como si estuviera
de abarrotes que
tratando
ms que de
solamente l. Indag con un sastre que viva frente a su casa, era un hombre
tan chismoso que lo ms probable es que l supiera algo, pero nada, solamente
y reclamndole
Termin
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prolongado,
en su cobarda,
golpearlo
por or el rechinido
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ante la impotencia.
aunque estuvieran
escuchar
un bullicio indescifrable.
Como
con el individuo
y cuadrar
cuando
lo
un poco y se recrimin
a su rutina alimenticia
por
y al da siguiente
y casi inaudible,
se
qu demonios estaba pasando. Tal vez, hasta pudiera rescatar al nio. Pero
su escalera qued tan corta que apenas lleg a la mitad del muro, tan mal
annima
a la polica.
As
de patrullas acordonaran
la
rescatar al nio. Miguel no se dio cuenta que una afanadora tom el sobrecarta y lo ech al cesto de la basura sin mayor trmite.
esper ver aparecer todo el operativo
Pacientemente
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Desde temprano
volvi ms fuerte.
Mircoles:
el valor de su
su trabajo, pedira una disculpa por sus llegadas tarde y todo como antes.
del da aquel llanto ahogado
l se marchaba
Pero en el transcurso
dos por uno, a las flautas de la Paly los domingos, con eso l estaba bien.
A ese mocoso llorn lo mandara al carajo, que siguiera llorando todo lo
que quisiera. Con comprarse unos tapones para los odos dejara de estarlo
oyendo chillar todo el santo da.
Jueves: En la maana, mientras oa con indiferencia el llanto de
aquel mocoso, hizo un balance de todas las tonteras que haba hecho.
Por esa fijacin de preocuparse, por estar imaginando quin sabe cuntas
atrocidades: toda su ropa estaba sucia, sus apreciados vegetales lacios y
deshidratados, su Toyota hecho una porquera Y a punto de perder el
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empleo! que era todo su sustento. La verdad, es que a sus casi sesenta aos,
Parte Segunda
conseguir
con muchachitos
no se
groseros
dejara de tener tan aguzado el odo y tal vez el olfato. Se haba perdido de
riqusimas hamburguesas
porque mnimo,
le atrofiara el
cerebro de un hachn!
Viernes: Decidi ir al cine y hartarse de golosinas. No quiso regresar
temprano
-respond
molesta.
cerveza. Por la noche se tapone los odos con algodn para no or nada de
-No
nada. Ni siquiera los gemidos falsos de la gorda que viva detrs de su casa.
-Iba
corriendo. Qu pas?
Sbado: Entendi
y demonios
tratando
de cobrar una
abusando de su
desacomodando
la
cursi sentimentalismo.
azcar y letreros
del hospital.
-Hablaron
de engaosas
ofertas
lo que l acababa
entre paquetes
de acomodar,
que obstruan
entre
de
desmadrosos
ese reguero
de
apret los labios para no maldecir a Dios. Recog las cosas del suelo y
todava abajo me detuve a comprar un ramo de crisantemos.
-Puros
-S,
crisantemos, licenciada?
lquido las gndolas que recin haba limpiado, Miguel pareca el mismo,
y corts.
Rumbo al Centro Mdico, uno de los mejores hospitales de la ciudad,
pero ... no lo era. Por la noche ya no escuch el llanto del nio o de lo que
fuera que fuese. Ni los jadeos de la gorda de atrs que se la pasaba cogiendo
de cajeta y jabn
y lo desesper,
pero, no iba a
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11
-Est
11111
inconsciente?
-No,
Alberto Garca
desprend de
111111
Rodolfo, me par frente a la puerta y antes de abrir sequ mis ojos y luego
-Ma!
dijo.
11
1;111
11
-En
-Cmo
-S,
voy a ganarlo.
-Les
11,
Comentario
Este relato nos ubica inmediatamente en Ciudad Jurez. Cuando nieva
-Parece
lo primero que sucede .es que los nios salen y juntan bolas de nieve para
jugar. Tambin es comn que los adultos veamos cmo juegan con ellas
encargo. Dile que lo amo, con todo mi corazn. Y a ti tambin, Ma. -Mis
lgrimas comenzaron
sin prisa
Alberto nos reconocemos en las lneas que hacemos esperando que abran
las oficinas pblicas para hacer pagos o arreglar asuntos. En este cuento de
viajaban
ir.
Alberto hay dos reflexiones, una, los adultos no nos damos permiso de jugar
-Gracias,
-Gracias
por qu?
-Por
'11
-Le
dije llorando.
Eplogo
Al da siguiente lo cremamos. Mientras caminaba hacia mi auto, la imagen
de Miguel entrando por la ventana y clavando sus ojos en los mos, luego
esa prisa por desatar mis manos del respaldo de la cama y ese gesto suyo al
ver los golpes y las heridas que mi madre me haca en las piernas, volvieron
a mi mente; no voy a olvidarlo nunca.
Desde los cinco aos se hizo cargo de m. l fue mi padre y mi madre.
No slo le debo mi carrera y mi vida, Miguel fue el mejor lugar para vivir.
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