Periodismo de Investigacion - Dossier Del Curso
Periodismo de Investigacion - Dossier Del Curso
Periodismo de Investigacion - Dossier Del Curso
Periodismo de Investigacin
Dossier del curso
Pero esa soledad profesional no impidi a los dos periodistas seguir adelante con la investigacin
y con sus peligrosas acusaciones. Y fue solo despus de las declaraciones por escrito de James
McCord cuando el resto de los medios de comunicacin, incluyendo los audiovisuales,
decidieron unirse a los investigadores del Post y convertir la informacin sobre el Watergate en
el tema principal de sus agendas diarias.
En agosto de 1974 Richard Nixon, atrapado en el conflicto y con el porcentaje de credibilidad
entre la opinin ms bajo de toda la historia poltica de los Estados Unidos, pidi su dimisin
como presidente del Gobierno bajo la amenaza de acusacin pblica.
Las consecuencias para el mundo periodstico fueron inmediatas. 1974 se convirti en el ao
del periodismo de investigacin. Nunca antes una investigacin periodstica haba conseguido
llegar tan lejos con pruebas tan irrefutables, a pesar de que se public mayoritariamente citando
fuentes annimas. Y el poder de la prensa volvi a ser tomado muy en serio por la opinin
pblica y por toda la escala del funcionario norteamericano.
Hasta ese momento el trabajo que haban estado llevando a cabo los periodistas investigadores
solo haba sido reconocido y tal vez comentado favorablemente en los crculos profesionales de
aquel pas, pero no haba alcanzado ni consecuencias de tanta relevancia la dimisin de un
presidente de Gobierno como resultado de una serie larga de artculos periodsticos no es algo
que acontezca todas las dcadas ni tampoco la revalorizacin internacional de la investigacin
como componente bsico del trabajo periodstico.
Este acontecimiento de incalculable trascendencia poltica fue tambin proyectado, e incluso
celebrado, por los medios de comunicacin escritos y audiovisuales de todo el mundo y si alguna
leccin aprendieron entonces los profesionales del periodismo fue que era necesario empezar a
considerar la informacin, entendida hasta el momento como la base simple para elaborar textos
periodsticos, desde un prisma diferente. Se opona con cierta urgencia la necesidad de
considerar la informacin como algo susceptible de ser trabajado ms a fondo, de ser
documentado, ampliado, verificado, contextualizado, indagado y, en definitiva, investigado.
Quiz lo ms destacado que aport el caso Watergate fue el definitivo reforzamiento del derecho
a la libertad de informacin norteamericana. Tras un perodo de predominio de la prensa
sensacionalista y escandalosa, volva a recuperarse la imagen de seriedad y buen hacer de los
profesionales del periodismo. El Watergate convirti al periodista investigador en la figura
esplendorosa y heroica del periodismo norteamericano y gran parte de la culpa de que todava
hoy los jvenes estudiantes de Ciencias de la Informacin alimenten esa imagen idealizada y
romntica que hay que atribursela directamente a Carl Bernstein y Bob Woodward.
El Watergate marc un hito en cuanto a mostrar como fundamentales algunos principios que
afectaban directamente al papel que deba jugar la prensa: el de no limitarse a ser meros
intermediarios entre los canales prcticamente los poderes- oficiales y la opinin pblica,
reproduciendo las notas de prensa o los comunicados que las distintas instituciones transmitan
para el conocimiento del pblico receptor, sino que haba que empezar a cuestionar esas
versiones oficiales de los acontecimientos. Era preciso instalar la duda en la informacin oficial
y, sobre todo, procurar indagar en todas aquellas situaciones, que por alguna razn desconocida,
quedaban ocultas y no llegaban hasta los medios de comunicacin por los canales
estandarizados.
Sin embargo, el asunto Watergate no es el suceso histrico que seala el nacimiento de esta
modalidad periodstica. De hecho, en Estados Unidos la prensa empez a practicarla ya a
principios de este siglo, en las dcadas diez y veinte, aunque nunca hasta entonces se hubiera
hablado tanto de este tema como cuanto The New York Times public los famosos documentos
del Pentgono sobre la guerra del Vietnam y cuando ms tarde el Washington Post sac a la luz
el Watergate que forz la dimisin del presidente Nixon.
Hasta ese momento el periodismo de investigacin solamente se aceptaba en determinadas
publicaciones marginales, fuera de la prensa del establishment, y, en cualquier caso no era
manera habitual de trabajar del periodista americano.
Sin embargo, la historia del periodismo norteamericano de principios de este siglo recoge ya
muchos nombres de profesionales cuyos trabajos fueron considerados de investigacin. Aquellos
primeros periodistas investigadores recibieron la denominacin genrica de Muckrakers , que
literalmente significa recolectores de basura, rastrilladores de estircol, buscadores de porquera,
etc., y su objetivo fundamental era el de denunciar pblicamente la corrupcin poltica, la
explotacin laboral, la opresin social y una serie de abusos, inmoralidades y trapos sucios de
personajes e instituciones de la poca (Johnson, 1975: 14-15).
Entre los primeros investigadores se destacaron John Seigenthaler, que ms tarde llegara a ser
editor del peridico Tennessean de Nashville; Jack Newfield, que publicaba sus artculos de
investigacin en el diario The Village Voice , editado en New York por David Schneiderman;
Edward Bok y Mark Sullivan, que escribieron para el neoyorkino Ladies Home Journal sobre el
contenido narctico de algunos medicamentos que se obtenan sin receta mdica; Thomas
Lawson, que investig algunos excesos que se producan en aquella poca en Wall Street y
cuyos trabajos fueron publicados en la revista Everybody, Samuel Hopkins Adams que cubri
para la revista Colliers el llamado Gran Fraude Americano, protagonizado por organizaciones
ilegales de clnica sanitarias; Morton Mintz, que escribi sobre los peligros de la talidomina;
Ralp Nader, que escribi sobre la industria automovilstica que denunci la enorme inseguridad
que deban soportar los usuarios a cambio de la belleza, esttica y grandes velocidades, con los
consiguientes beneficios econmicos que todo esto reportaba a las empresas del sector y recopil
toda esa documentacin en el libro titulado Unsafe at any Speed.
Entre las primera revistas que, a principios de este siglo, empezaron a publicar artculos de
investigacin destacaron McClures Magazine, Colliers, Everybodys Magazine y la Revista
Americana, las que segn afirman Judith Bolc y Kay Miller pagaban sueldos de premio para
atraer a los escritores sin ilusiones. Y entre los peridicos Neale Cople cita al The Portland
Oregonian, todos ellos galardonados con varios premios Pulitzer como prueba de su habilidad
para llevar a buen fin sus trabajos de investigacin.
Lo ms importante de todo ello es que el periodismo de investigacin estadounidense no se
limita a tratar temas polticos o econmicos, sino que aborda tambin temas de ndole social que
pueden ser el funcionamiento interno de los hospitales psiquitricos o las psimas condiciones de
salubridad e higiene existentes en las prisiones estatales, por citar solo dos ejemplos clsicos.
Adems, los periodistas investigadores tambin se han ocupado de asuntos menos trascendentes.
El objetivo del periodismo de investigacin no agota con denunciar la corrupcin de Estado,
hurgando en el Pentgono o en la Casa Blanca, sino que tambin dirige sus miradas hacia los
negocios ms pequeos. Como dice Tom Wicker, en las alcaldas de los pueblos ms oscuros,
siempre hay manos que se deslizan en la caja de los dineros; al pblico lo mismo pueden
defraudarlo el tesorero de dedos pegajosos de un condado que una corporacin transnacional que
evade impuesto o el Pentgono que efecta un contrato ilcito de armas. (Wicker, 1981: 149). Y
con esa afirmacin Wicker entra ya en el terreno de lo privado: las empresas comerciales que
fabrican y venden productos en mal estado poniendo en peligro la seguridad o la salud de los
consumidores tambin deben ser investigadas.
Despus de esta larga relacin de nombres, revistas y peridicos es muy evidente que el
periodismo de investigacin norteamericano tiene muchas dcadas de vida, si bien es justo decir
que fue con el caso Watergate cuando realmente su prctica se generaliz a todos los medios de
comunicacin del pas y dej de ser una prctica marginal, y los periodistas que hacan este tipo
de trabajo dejaron de ser llamados muckrakers, con la correspondiente connotacin peyorativa,
para ser denominados periodistas investigadores.
En la actualidad la corriente americana de periodismo de investigacin ha acabado por unir
esfuerzos en las llamadas Asociaciones de Periodistas Investigadores, cuya finalidad es fomentar
este tipo de periodismo y poner en comn sus experiencias profesionales. La ms destacada de
todas es la Fundacin conocida con las siglas IRE, Investigative Reporters and Editors, creada
en 1975 por Bob Greene, quien hoy da es subdirector para investigaciones y proyectos
especiales del Newsday de Long Island. IRE es una organizacin cultural sin fines de lucrativos
que en 1985 contaba ya con 1.700 miembros, procedentes tanto de la prensa como de los medios
audiovisuales, de los cuales una amplia mayora son periodistas investigadores activos. Su sede
est en Columbia, en la Universidad de Missouri, y cada ao organiza varios seminarios y una
convencin sobre tcnicas de trabajo que resultan muy apreciadas por los periodistas miembros.
IRE alcanz notoriedad tras el asesinato, en 1976 de Don Bolles, reportero del Arizona Republic,
de Phoenix, cuando estaba investigando temas de corrupcin poltica y gangsterismo. A raz del
asesinato, una serie de periodistas voluntarios, miembros del IRE, formaron un equipo de
investigacin y realizaron el Proyecto Phoenix , que se tradujo en una serie de 23 artculos que
recibieron importantes premios periodsticos- con los que completaba la inacabada tarea de
Bolles.
Hablar el lenguaje de las fuentes. Los abogados se crispan cuando los periodistas no distinguen los
distintos juzgados donde actan. Hay que usar su terminologa, no la periodstica. Hay que recordar
lo que se siente cuando un lector confunde informacin con editorial. Los profesionales de elite
juzgan a los otros profesionales por el uso que aplican a su jerga. Hay que leer los medios
especializados.
Cosas de vida diaria. Se dan cuenta los periodistas de que los funcionarios estn ms preocupados
por su pensin que por el estado de sitio en Chile? Hay que poner atencin a sus problemas diarios:
jubilacin, salud, ahorros, aficiones, vacaciones. Cada uno de esos puntos puede ser noticia o al
menos servir de base para conectar con una fuente para tratar temas que
tengan relacin. La fuente escrita puede ser el boletn interno, el del sindicato. Jim Bradford, el
autor de The Puzzle Palace, aprendi ms sobre los secretos de la National Security Agency a
travs del boletn interno de ese organismo que en las conversaciones con los funcionarios.
Lectura: Secanella, Petra M. Periodismo de Investigacin. Editorial Tecnos, Madrid, 1986. Pgs.
109-110.
Algn peridico espaol, por ejemplo, ha informado realmente de los entresijos de la compra de
los famosos aviones FACA? Ni siquiera han podido saber los espaoles cunto van a tener que
pagar por esos aviones, incluidas las comisiones correspondientes. Es slo una ilustracin de
los cientos de problemas que interesan a la ciudadana aunque slo sea por su volumen
econmico- y sobre los que slo se informa desde arriba, mediante notas oficiales. Desde
luego, este carcter opaco no es privativo de Espaa.
Lectura: Secanella, Petra M. Periodismo de Investigacin. Editorial Tecnos, Madrid, 1986. Pgs.
45-49
Referencia: PRIMERA SEMANA.
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solitarios, como Seymour Hersh, quien destap la famosa masacre de Mylai, cuando los soldados
norteamericanos entraron y barrieron a bala una aldea vietnamita. Pero hombres como Hersh son
una excepcin pues son pocos los que prefieren trabajar solos. Casi siempre los periodistas de
investigacin optan por trabajar en equipo, lo que es til y aconsejable pero difcil, porque hay
que hacer compatibles los defectos y cualidades, caractersticas y paciencias de dos o ms
personas. Esta es una caracterstica muy especial que no siempre se encuentra en otras secciones.
Generalmente los periodistas investigativos estn expuestos a hallazgos o a presiones que suelen
ser ms peligrosos que los que reciben los dems miembros de una redaccin. Halagos o
presiones y comerciales, halagos o presiones polticas, halagos o presiones legales. Las
demandas, por ejemplo, son uno de los temas que ms preocupa a los periodistas colombianos.
Cuando la justicia est envilecida como ocurre en mi pas, una demanda por una investigacin
slida puede terminar con una cadena injusta para el periodista, que significara das de crcel o
la destruccin de su credibilidad.
Tambin hay mltiples y frecuentes barreras de tipo oficial como la negacin de documentos.
Hay pases como Espaa donde la constitucin consagra el moderno derecho de acceso a
archivos pblicos, pero ese derecho no est desarrollado. De alguna manera los polticos
espaoles se han dado maa para desarrollar casi todos los ttulos de la nueva constitucin que
ya tiene ms de diez aos, pero no el derecho de acceso a los documentos pblicos, para que el
ciudadano vigile cmo est funcionando el Estado.
Otra forma de presin sobre el periodista es el chantaje con su vida profesional o privada. El
chantaje solo tiene una vacuna efectiva, y es el de una vida privada y profesional limpias. Al
periodista se le puede chantajear de diferentes formas pero la mejor manera de hacerlo es
sabiendo si en algn momento hizo cosas indebidas. El nico seguro, entonces es una vida
profesional y privada por encima de toda sospecha.
Finalmente estn las amenazas y la muerte de periodistas que en algunos pases ha conducido a
asesinatos que suman decenas, como en el caso de Colombia; en otros, como Estados Unidos,
tambin hubo asesinatos. Un caso famoso es el de un reportero en Arizona en cuyo auto pusieron
una bomba, porque estaba investigando a varios caciques, su vinculacin con la especulacin de
tierras y el apoyo que ofrecan a determinados polticos locales. El periodista fue asesinado y eso
motiv una apasionante investigacin a cargo de un grupo de periodistas dirigidos por Bob
Greene, la cual se public en todos los peridicos que se haban afiliado a este tipo de
investigacin y se dio despus en un libro muy interesante.
Las amenazas y la muerte son por desgracia cada vez frecuentes. Asesinar es la frmula ms
radical de la censura, como deca Guillermo Cano, director de El Espectador, de Colombia,
asesinado por el narcotrfico en 1986.
Ahora bien, si se llegara a decir que tambin otras secciones del peridico tienen las
caractersticas anteriores, habra una ltima carta para demostrar que el Periodismo de
Investigacin es distinto a los dems, y que es preciso entender que es distinto a los dems.
Se trata de su condicin aleatoria, si se quiere ser menos pesimista, o frustrante, o si se desea ser
definitivamente pesimista. Cuando un jefe de redaccin enva a un redactor para cubrir la
informacin de un partido de ftbol, ambos saben que si el trabajo se cumple-, la nota se
publica. Lo mismo ocurre con la cobertura de otros hechos noticiosos. No ocurre lo mismo con
el periodista de investigacin. El Periodismo de Investigacin se parece mucho a la bsqueda de
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petrleo. Es estupendo cuando uno encuentra un pozo de oro negro, pero por cada pozo que
brota fue preciso perforar diez o quince sin ningn resultado. Desconfo de los periodistas de
investigacin que inician diez investigaciones y presentan diez reportajes con denuncias para
publicar. Una investigacin tiene que estar siempre abierta a la posibilidad de abandono, porque
o bien se da cuenta de que el camino que tom a partir de las primeras pistas conduca a algo que
no era lo esperado, o bien porque simplemente el reportero o el editor entienden que llegar a un
resultado exiga un esfuerzo o costo desproporcionado con la meta perseguida.
La experiencia que tenemos con la Unidad de Investigacin en El Tiempo, es elocuente:
hemos trabajado durante diez aos y de cada cinco investigaciones cuatro moran en el camino;
es decir solo una que emprendimos apareca publicada.
Esto es importante para los periodistas de investigacin a fin de que sepan qu tipo de trabajo
estn haciendo. Y lo es ms para los jefes de redaccin, que no pueden exigirle a los periodistas
de investigacin que ya tienen muchas presiones, una adicional, consistente en tener que
entregar un informe siempre que empieza un caso. Quien lo haga ser porque o bien las
investigaciones que entrega no son investigaciones, sino reportajes carentes de penetracin
fiscalizadora, o est investigando, pero mal. Es decir, con pocos datos, o guiado por un apremio
laboral que lo lleva siempre a tratar de justificar asuntos inexistentes para que se publique la
informacin.
Fuente: Conferencia del periodista Daniel Samper dictada durante un seminario en Lima.
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EL MBITO DE LA INVESTIGACIN 05
El periodismo de Investigacin puede ser aplicado a cualquier mbito y a cualquier tema,
siempre que no pierdan de vista los objetivos principales de esta modalidad. La dificultad mayor
reside precisamente en la eleccin de los temas porque estos, tal como explica Neale Copple,
son casi tan infinitos como las mismas noticias. La profundidad puede entrar a formar parte de
las noticias del momento; puede ser precisamente el reportaje que proyecte perspectivas sobre las
noticias que todava son actualidad; quiz explique a los lectores una situacin complicada
cuando todava no ha quedado aclarada en su mente. No; el problema no es hallar temas; es
descubrirlos, escogerlos y pulirlos (Copple, 1968:38).
Con el fin de ofrecer una panormica amplia de los temas que han sido investigados por los
periodistas espaoles tomando como perodo de estudio la primera mitad de la dcada de los
ochenta-, es oportuno establecer una primera distincin entre tres grandes tipos de
investigaciones peridicas:
Las que tratan temas histricos
Las que tratan temas actuales
Las que tratan temas histricos con repercusiones actuales.
Investigaciones histricas
Las investigaciones histricas son las que se centran en hechos acaecidos en el pasado y que no
tienen una influencia directa en los intereses actuales del pblico lector. El trabajo ms relevante
dentro de esta categora fue realizado por el primer equipo de investigacin del diario madrileo
El Pas sobre el asesinato del almirante Carrero Blanco, que se edit en forma de libro bajo el
ttulo "Golpe Mortal". Asesinato de Carrero y agona del franquismo. La publicacin de esta
investigacin coincidi con la conmemoracin del dcimo aniversario de dicho atentado.
Este tipo de investigacin periodstica se basa fundamentalmente en la tcnica de reconstruccin
de los hechos, para lo cual los periodistas deben hacer gran acopio de documentacin, tanto
escrita como audiovisual. En este caso tambin fue muy importante la posibilidad de hablar con
muchsimas de las personas que tuvieron algo que ver, directamente o indirectamente, con el
atentado al almirante Carrero Blanco; personas que hurgaron en su memoria y sacaron a la luz
muchas informaciones que hasta el momento haban permanecido ocultas, contribuyendo as a
esbozar una nueva visin de la realidad del hecho.
Investigaciones actuales
Por investigaciones actuales hay que entender aquellos trabajos periodsticos que se centran en
hechos que se han introducido recientemente o que se siguen produciendo en el momento de
realizar la investigacin, aunque su origen sea ms o menos antiguo. En ambos casos el
periodista presupone que esos hechos van en contra del inters general del pblico y de ah la
pertinencia de la investigacin.
En la prensa espaola ya hay muchos ejemplos de este tipo de investigaciones. Para que el
ordenamiento de los mismos resulte comprensible y sistemtico he optado por establecer una
subclasificacin por mbitos de trabajo, con la aclaracin previa de que dicha relacin puede ser
ampliada o completada a medida que los periodistas vayan adentrndose en otros temas
ampliando su campo de accin.
mbito de trabajo
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La administracin de justicia
Mundo del arte
Contrabando
mbito eclesistico
Ecologismo
mbito econmico
Ejrcito
Espionaje
mbito institucional
mbito judicial
La mafia
mbito policial
mbito poltico
Sectas
mbito Social
Terrorismo
Etc.
Investigaciones histricas con repercusiones actuales
Este tipo de investigaciones periodsticas agrupa las caractersticas generales de los dos tipos
explicados anteriormente. Se trata, en sntesis, de profundizar hechos o situaciones del pasado
cuyo conocimiento puede repercutir directamente en una situacin actual.
Como caracterstica habitual estos trabajos tienden a investigar el pasado de personajes pblicos
relevantes. Tal es el caso de la investigacin realizada por el equipo investigador del New York
Times sobre el pasado militar ligado a las actividades de los nazis y del actual presidente de
Austria y ex secretario de las Naciones Unidas, Kurt Waldheim.
Toda esta investigacin como modelo ilustrativo, a pesar de haber sido elaborada por periodistas
extranjeros, porque hasta el da de hoy nuestros periodistas no han realizado ningn trabajo de
estas caractersticas y porque tambin esta investigacin fue seguida muy de cerca por los
medios de comunicacin de nuestro pas.
El trabajo del peridico norteamericano se public casi dos meses antes de las elecciones
presidenciales austriacas. En l se aportaban documentos y fotografas de probaban que Kurt
Waldheim haba sido miembro de dos organizaciones nazis y parcialmente responsables de
crmenes de guerra realizados en Yugoslavia y Grecia; tambin haba servido en un comando del
ejrcito alemn responsable de la deportacin de judos griegos a los campos de la muerte.
A pesar de todo ello, las elecciones a la presidencia austriaca, celebradas en segunda vuelta el 8
de junio, dieron como ganador a Kurt Waldheim. Las acusaciones que pesaban sobre l en
ningn momento han sido desmentidas fehacientemente, pese a lo cual no han tenido repercusin
efectivo en el momento actual. No obstante, el ltimo captulo de esta historia todava no est
cerrado.
Fuente: Resumen del captulo 11 del libro La Investigacin Periodstica: el Caso Espaol.
Bibliografa: Monserrat, Quesada. La investigacin periodstica: el caso espaol. Editorial Arial,
Barcelona, 1985. Pgs. 113-116
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La manera ms sencilla que tiene un periodista de detectar una posible investigacin se basa en
la observacin directa de los sucesos diarios. Los acontecimientos cotidianos y las
conversaciones con ciudadanos normales que expresan sus quejas sobre el mal funcionamiento
de las cosas siempre dan pistas para formular algunas hiptesis e inicia una investigacin.
Casi siempre las mejores pistas surgen en la calle, en la relacin con personas. Hay temas que
son evidentes, que estn delante de nosotros pero que somos incapaces de ver. Muchas veces
basta observar para llega a evidencias que se intuye que es posible investigar. En contra de lo
que frecuentemente se piensa, los mejores temas no surgen de grandes confidencias, sino de
fuentes normales, de estar atento a la realidad. De ah que una faceta esencial del periodista
investigador sea la de relacionarse mucho en la calle, tener amigos de todo tipo, muchas
relaciones.
Si una institucin pblica anuncia un incremento de su presupuesto para resolver, por ejemplo,
las largas listas de espera en los hospitales y a pesar de esas inversiones extraordinarias el
problema sigue sin resolver porque los afectados as lo expresan, el periodista investigador debe
suponer que puede estar sucediendo alguna ano2
idad digna de ser investigada.
b) El archivo de datos parciales.
La documentacin es una herramienta imprescindible para el periodismo de investigacin. Un
peridico que no tenga una buena documentacin no est bien preparado para esta prctica. De la
misma forma que un periodista que no posea un buen archivo personal est incapacitado para el
ejercicio de la profesin.
Uno de los trabajos ms importantes del periodista investigador es el constante archivo de datos
que considera de inters para poder ser utilizados en investigaciones futuras. Pequeas pistas que
por s solas no conducen a nada, pero que poco a poco, acumuladas con otras evidencias, pueden
acabar tomando cuerpo.
Los datos aislados as obtenidos, interrelacionados entre s, pueden proporcionar pistas
importantes para iniciar un trabajo de investigacin. Todos los datos relacionados con un
determinado tema, por insignificantes que parezcan en un principio, pueden proporcionar piezas
suficientes para componer un rompecabezas que debe ser investigado.
Hoy en da, por ejemplo si se quiere conocer las actividades comerciales de una persona basta
con acceder a una base de datos para saber, a travs del registro mercantil, en que empresas est,
que cargos ocupa, se puede solicitar su ficha de Seguridad Social, comprobar sus bienes en el
registro de la propiedad, etc. Simplemente con esas sencillas operaciones, se puede empezar a
conocer a una persona, acceder a informacin y situarse ante determinadas pistas.
El acceso a bancos de datos y archivos informatizados est evolucionando el periodismo de
investigacin. De hecho, es muy diferente por ejemplo el periodismo de investigacin que se
hace en Estados Unidos al que se hace hoy aqu (Espaa), pues lo que aqu se tarda en saber un
mes presupuestos, documentos ministeriales en Estados Unidos se logra inmediatamente a
travs del acceso directo a los bancos de datos. Aqu son informaciones que pueden serle
negadas reiteradamente al periodista investigador que deber recurrir a intermediarios que estn
dispuestos a proporcionar esos datos.
El archivo de datos parciales puede conducir a temas de investigacin. De hecho, los periodistas
investigadores mantienen siempre abiertas diversas carpetas con temas que van archivando
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sucesivos datos hasta que las evidencias van tomando cuerpo para iniciar una investigacin.
Desde otra perspectiva, el desarrollo de los bancos de datos informatizados est revolucionando
el campo del periodismo de la investigacin.
c) El anlisis de los hechos de actualidad.
Consiste en revisar crticamente las informaciones que diariamente publican los medios de
comunicacin, tanto los del medio en el que trabaja el periodista como los de los diarios de la
competencia. Muchas de las informaciones que publican los medios de comunicacin dejan
entrever aspectos importantes que pueden ser investigados.
Conocer a la perfeccin los acontecimientos diarios que aparecen en los medios de comunicacin
es imprescindible para el ejercicio del periodismo, y por extensin para la prctica del
periodismo de investigacin. En muchas ocasiones leyendo entre lneas informaciones
aparentemente anodinas se deslizan datos que pueden ser importantes, piezas que no engarzan y
que dejan algo en evidencia.
Se trata de observar las noticias diarias con ojo crtico. Estudiar toda la informacin que pasa por
delante del periodista y seleccionar aquello que puede mantener algo oculto.
Por otra parte en numerosas ocasiones, algunos medios de la competencia, publican textos de
investigacin, que por su complejidad no quedan acabados, en una sola toma. Estos temas
constituyen pistas inmejorables para que los medios de la competencia retomen estas
investigaciones hasta concluirlas.
d) Estudio de publicaciones especializadas.
Se trata de un material imprescindible para el trabajo del investigador. La prensa especializada,
en todas sus variantes, ofrece pistas inmejorables para iniciar determinadas investigaciones.
Dentro de este campo de publicaciones especializadas podemos hablar tambin de los boletines
de empresas o revistas confidenciales, que siempre aportan pistas.
e) El estudio de los boletines oficiales.
Los boletines oficiales son un buen lugar para detectar y recoger el pulso de las actividades
institucionales. Es el lugar adecuado para seguir la marcha de nombramientos, actuaciones
oficiales, concesiones de obras pblicas, etc. Publicacin en la que a travs de una lectura crtica
se pueden descubrir numerosas pistas para iniciar trabajos de investigacin.
En el periodismo de investigacin los boletines oficiales se suelen utilizar tambin para consultar
y verificar datos que se han obtenido por otras fuentes.
f) Visita peridica a los juzgados.
Muchas informaciones que pasan desapercibidas para los periodistas de informaciones diarias se
gestan en los juzgados. All se abren diariamente numerosas causas que sirven de pista para
alertar sobre posibles irregularidades y que pueden derivar en futuras investigaciones.
La relacin con los juzgados es importante, pero tambin con despachos de abogados,
procuradores y fiscales. Esa es una de las minas ms importante de informacin.
g) Las confidencias.
Un porcentaje muy alto de las investigaciones periodsticas parten de una confidencia o un rumor
que alguna persona pone en conocimiento del periodista.
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La confidencia de una fuente de informacin puede situar al periodista ante un tema. Pero, en
contra de lo que se piensa, la mayora de las ocasiones no se trata de fuentes importantes,
grandes confidencias. Normalmente las confidencias que conducen a temas importantes son de
personas normales que alertan al periodista de tal o cual tema porque piensan que puede dar
lugar a una investigacin interesante.
Jos Mara Irujo afirma que casi siempre ha llegado a sus mejores temas a travs de confidencias
de personas normales que consiguieron suscitar curiosidad por un tema concreto.
Las confidencias no hay que olvidarlo nunca, no ofrecen ms que puntos de partida para el
investigador o pistas que en determinadas circunstancias le indican que sus investigaciones van
por buen camino. Una confidencia no es publicable hasta que sea contrastada y aprobada.
h) Los avisos annimos.
Son fuentes habituales entre los periodistas que se han especializado en algn rea temtica. Los
avisos annimos llegan frecuentemente a la redaccin de un medio, sobre todo cuando la gente
conoce al periodista porque est publicando temas importantes. Hay que tener cuidado con los
mensajes annimos pues de una confidencia annima que llega a la redaccin, otras nueve son
incoherentes y sin sentido.
Slo se utilizan las confidencia cuando el investigador est convencido que puede llegar a un
tema en concreto. Hay que tener en cuenta que a veces que las salas de redaccin parecen el
telfono de la esperanza al que llama cualquier perturbado para buscar simplemente desahogo.
Las informaciones que provienen de avisos annimos, a pesar de que en ocasiones aporten
pruebas documentales, nunca pueden ser publicadas sin proceder previamente a una profunda
verificacin. Hay que tener en cuenta que la fuente annima es desconocida, y por lo tanto, de
entrada, de escasa credibilidad y tiene que ser investigada.
i) El contacto permanente con las fuentes.
Los integrantes de la red habitual de fuentes de informacin del periodista investigador pueden
proporcionarle por iniciativa propia datos para una investigacin. Para que esto se produzca es
necesario que la fuente habitual confe en el periodista. Por ello es importante que el investigador
respete los pactos que contrae con sus fuentes. Si el periodista es serio y profesional y respeta a
su fuente puede convertirla en un cauce permanente para obtener buenas informaciones.
Una buena agenda, una buena lista de fuentes, siempre es una garanta para llegar a los temas de
inters.
Todas estas vas son las ms frecuentes para la obtencin de pistas con las que se puede iniciar
un trabajo de investigacin. En contra de algunas opiniones que indican que slo la intuicin o el
olfato periodstico los que alertan al periodista que se encuentra ante un tema que puede ser
investigado, en la mayora de los casos donde hay que buscar la autntica intuicin del periodista
investigador es en el trabajo sistemtico a travs de consultas, archivos y fuentes de informacin.
Fuente: Caminos Marcet, Jos Mara. Periodismo de Investigacin: Teora y prctica. Editorial
Sntesis, Madrid, 1997, Pgs. 138-143
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EL CASO WATERGATE 08
Un sbado por la maana, el 17 de junio de 1972, Howard Simons llam para contar que, la
noche anterior, haba ocurrido algo increble. En efecto, no pude creerle mientras me relataba dos
sucesos igualmente divertidos e interesantes: un coche haba chocado contra una casa en la que
dos personas estaban haciendo el amor en un sof y haba salido por el lado opuesto; y haban
atrapado a cinco hombres con guantes quirrgicos intentando entrar en la sede del Comit
Nacional de Partido Demcrata, en el edificio Watergate.
El presidente Nixon estaba en Cayo Vizcano, en Florida. Su jefe de prensa, Ron Ziegler, quit
importancia al incidente y lo calific como un intento de robo de tercera categora.Ninguno de
nosotros saba, desde luego, hasta dnde iban a llegar las cosas; al principio no pareci ms que
una farsa.
Howard se dedic a llamar a todo el mundo en el peridico, incluido al redactor-jefe de la
seccin local, que envi inmediatamente a Al Lewis a cubrir la noticia a la comisara. Al era el
encargado de los asuntos policiales en el Post desde 1935, y, como de costumbre, lo primero que
hizo fue obtener los nombres de los detenidos; luego se vio que todos eran falsos. Acompa al
jefe de polica al Watergate y all vio una colmena llena de actividad, con gente del laboratorio
mvil buscando huellas y cables. Decidi quedarse todo el da.
La noticia en primera plana del peridico del domingo: Cinco personas detenidas por un
complot para poner micrfonos en la sede de los demcratas. Las informaciones estaban
redactadas por varios periodistas, entre ellos Bob Woodward y Carl Bernstein, que adems
hicieron un reportaje sobre los antecedentes de los sospechosos, cuatro de los cuales procedan
de Miami, donde haban participado en actividades anticastristas. Al da siguiente, el editorial de
Phil Geyelin tena el ttulo Misin increble y empezaba con una cita de la serie de televisin
Misin Imposible: Como siempre, si usted o alguien de su equipo resultan atrapados o muertos,
el secretario negar cualquier conocimientos de sus acciones...
Los que estbamos viendo era, por supuesto, la punta del iceberg. Y podramos no haber
coincidido nunca la dimensin de es iceberg si no hubiera sido por los extraordinarios esfuerzos
de investigacin de Woodward y Bernstein, ahora nombres famosos, pero entonces, dos jvenes
que nunca haban trabajado juntos y uno de los cuales (Woodward) llevaba muy poco tiempo en
el peridico. En cierto sentido, fue una combinacin natural, porque las cualidades de cada uno
complementaban las del otro. Ambos son brillantes, pero Woodward era concienzudo, trabajador
y tenaz, mientras que Bernstein era desordenado e indisciplinado. Pero era mejor escritor, ms
imaginativo y creativo. En otros aspectos, la relacin era muy dispar, pero el producto final sali
bien, a pesar o gracias a- la extraa mezcla.
Barry Sussman, el redactor especializado en informacin municipal, supo inmediatamente, con
solo unos cuantos detalles sobre el robo frustrado, que quera a Bob Woodward en el trabajo.
Woodward acababa de llegar procedente a de la Marina. Haba sido admitido en la Escuela de
Leyes de Harvard, pero prefiri ser periodista. Haba pasado dos semanas de prcticas, sin
sueldo, en el Post, y al final le haban dicho que fuera a otra parte a adquirir experiencia y
volviera al cabo de un ao. Para l, fue una patada en el estmago, pero le inspir: al cabo de
esas dos semanas, supo que era lo que quera hacer por encima de todo. As que fue a trabajar a
un peridico local de las afueras, desde el que empez a arrebatar primicias a los informadores
de local del Post. Despus de unos meses, hasta que este, harto de sus llamadas, volvi a
contratarle en septiembre de 1971.
21
Desde el principio, Bob destac, y, al llegar el asunto de Watergate, nadie dudaba que era l
quien iba a cubrirlo en los tribunales. En cambio, Carl Bernstein, que estaba en el Post desde
otoo de 1966, no se haba distinguido. Era buen escritor, pero sus psimas costumbres de
trabajo eran famosas en la seccin local, igual que su aficin a las mujeres. De hecho, un
pequeo inconveniente a la hora de asignar a Carl una noticia fue el hecho de que Ben Bradlee
estaba a punto de despedirle, Carl era conocido por sus gastos irresponsables y otras falsa,
incluyendo alquilar un coche y dejarlo abandonado en un aparcamiento, con un factura enorme
que present despus ala empresa. Pero se dedic a mirar por encima del hombre a Bob cuando
trabajaba sobre las notas de Al Lewis, y la historia le enganch inmediatamente. Y fue l quien
relacion por primera vez los billetes nuevos de 100 dlares en los bolsillos de los ladrones con
el dinero recogido para la campaa de Nixon.
Sin duda, Woodward y Bernstein fueron las piezas esenciales en la historia hasta el punto de
que empezamos a llamarles Woodstein-, pero el nmero de personajes que contribuyeron desde
el principio fue considerable. Como director Ben fue un lder en el sentido clsico de la palabra,
capaz de asumir toda responsabilidad. El estableci la pauta: seguir, seguir, seguir, dar un paso
ms, no detenerse, perseguir la noticia pese a las acusaciones persistentes y la campaa de
intimidacin contra nosotros.
Howard Simons, con su posicin semi-independiente de autoridad sobre el peridico, ayud
enormemente a avanzar en el trabajo, sobre todo por su actitud curiosa e inquisitiva. Harry
Rosenfeld era un redactor-jefe pintoresco, duro, al viejo estilo, y fue otro de los hroes de
Watergate. Desde el principio consider que era una noticia local de enorme importancia, algo
con lo que la seccin que l diriga podra distinguirse. Barry Sussmaan fue relevado de sus
deberes como especialista municipal para dedicarse plenamente a coordinar el seguimiento diario
del asunto. Como dicen Woodward y Bernstein en su libro All the Presidents Men, se convirti
en la memoria viviente del Watergate, con todos los hechos y datos en la cabeza, un verdadero
punto de referencia al que acudir en cualquier momento.
En la seccin de opinin, Phil Geyelin y Meg Greenfield fueron una ayuda de valor incalculable
a travs de sus editoriales, en los que destacaron constantemente la gravedad de los hechos
mucho antes de que la Casa Blanca hubiera reconocido nada y cuando todo el mundo pensaba
que era una historia que iba a desvanecerse. Dichos editoriales ejercieron gran influencia en la
actitud del pblico ante el asunto Watergate. Pero una influencia an mayor fue la del dibujante
Herblock, cuyas tiras mantuvieron una actitud de ataque constante y demostr estar muy por
delante de todos nosotros ala hora de valorar las repercusiones: seis das despus de la entrada
ilegal, dibuj unos hombres investigando unas huellas que llevaban hasta las escaleras de la Casa
Blanca, en una tira que apareci el 23 de junio de 1972, por las mismas fechas en las que el
Partido Demcrata escoga como candidato a George McGovern.
Desde el principio. Woodward y Bernstein siguieron la pista de los ladrones del Watergate con
prontitud, capacidad y esfuerzo. Poco a poco fueron tirando de diversos hilos hasta descubrir una
serie de llamadas telefnicas que vinculaban a los ladrones con el Comit para la Redaccin del
Presidente (CRP). El 1 de agosto, ms de un mes despus del suceso, apareci el primer gran
reportaje firmado conjuntamente por ambos. Tres semanas ms tarde, el da 22, el presidente
Nixon volvi a ser nombrado candidato en la Convencin Republicana de Miami. A la semana
siguiente, anunci que su consejero John Dean haba investigado a fondo el hecho y poda
confirmar que nadie relacionado con la Casa Blanca haba tenido que ver con el asunto.
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y asesores de la Casa Blanca, E. Howard Hunt y G. Gordon Liddy, mientras, como se supo ms
tarde, Nixon hablaba secretamente de represalias econmicas contra el Post. Dos semanas ms
tarde. Woodward y Bernstein publicaron un artculo fundamental en el que demostraban que el
antiguo fiscal general, John Mitchell, director de campaa de Nixon, era uno de los que
controlaba un fondo especial para espiar a los demcratas. El CRP neg la noticia a travs del
propio Mitchell: cuando Bernstein le llam para confirmar la noticia, dio un alarido y grit:
Piensas publicar esa mierda? Es todo mentira, y Katie Graham va a pillarse las tetas en una
mquina de escurrir si se publica!.
Bernstein se qued atnito y llam a Ben para contrselo. Entre ambos decidieron publicar la
conversacin, sin la referencia exacta a mis tetas, y no creyeron necesario prevenirme. (Ms
tarde, Ben me explic: Era algo demasiado jugoso para consultarlo contigo, Katherine.
Hicieron bien, yo lo haba aprobado). Cuando lo le, al da siguiente, me pareci increble que
Mitchell hubiera usado un lenguaje tan ofensivo, y aun ms cuando Carl me dio la versin
completa. El comentario, significativo porque mostraba que en la Casa Blanca crean que era
verdaderamente yo quien tena el mando, qued registrado para la posteridad: al cabo de un
tiempo me regalaron un pequeo seno de oro, y me aficion a llevar ambos colgados al cuello.
En octubre aparecieron dos artculos que supusieron la aceleracin del ritmo y un contraataque
ms intenso por parte de la Casa Blanca. En el primero se defina la entrada ilegal como parte de
una campaa masiva de espionaje y sabotaje poltico, a escala nacional y dirigida por los
miembros del Comit para la Reeleccin en la Casa Blanca. Desde el gobierno arreciaron los
ataques, por parte del jefe de prensa de Nixon, su director de campaa e incluso el senador Bob
Dole. El jefe de campaa, Clark McGregor, aseguraba que:
[...] Con el empleo de insinuaciones, rumores procedentes de terceras
personas, acusaciones sin demostrara, fuentes annimas y titulares aterradores, el
Post ha querido dar la impresin de que existe una conexin directa entre la Casa
Blanca y el caso Watergate, una acusacin que el diario sabe que, segn han
demostrado media docena de investigaciones, es falsa [...]
Bob Dole afirm que todo era parte de la estrategia de McGovern, quien estaba teniendo tales
apuros en su campaa que haba decidido acudir al Post para que ensuciara la imagen de su rival.
Ben con su tranquilidad habitual, hizo esta declaracin.
El tiempo juzgar el comunicado de McGregor y las informaciones del
Washington Post sobre las diversas actividades del CRP. Por ahora, baste decir
que no se ha logrado refutar ni uno solo de los datos contenidos en las
informaciones que este peridico ha dado sobre dichas actividades. McGregor y
otros altos funcionario han llamado a estos artculos una coleccin de
absurdos, y al Post, malicioso, pero los hechos estn ah, sin que nada
demuestre lo contrario.
El 24 de octubre, Dole atac de nuevo, con un discurso en el que deca, entre otras
cosas:
El mayor escndalo poltico de esta campaa es el cinismo con el que, sin el
beneficio del clero, el Washington Post se ha colocado del lado de McGovern
[...].
23
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Me llegaron noticias ms directas de que la Casa Blanca quera acabar conmigo. El Secretario
de Comercio de Nixon era Pete Peterson, un buen amigo, cuya mujer, Sally, era una demcrata
progresista y nada tmida. Pese a las repercusiones negativas que tuvo para l, sigui siendo
amigo mo a lo largo de todo el caso, y un da vino a mi despacho a advertirme: Kay, no s cul
es la verdad, pero hay un grupo de personas muy furiosas que cree
e vas por ellas. Espero
que tus informaciones se atengan a criterios periodsticos muy rigurosos, porque, si estas
equivocada, esto es grave, van a acabar contigo.
Ante las amenazas, tuvimos especial cuidado en ser muy minuciosos y responsables, todava ms
de costumbre. Desde el principio, los redactores-jefes haban establecido una serie de normas:
todas las informaciones atribuidas a fuentes desconocidas tenan que estar confirmadas, al
menos, por otra fuente independiente. Al principio, sobre todo, tuvimos que depender de muchas
fuentes confidenciales, pero siempre confirmamos todos los datos antes de publicarlos. En
segundo lugar, no dbamos ninguna noticia procedente de otro medio de comunicacin sin que
nuestros propios reporteros la comprobaran y la confirmar de forma independiente. Tercero,
antes de publicar cualquier cosa, uno de los directivos tena que leerla y poda vetarla.
No obstante todas las precauciones, yo segua inquieta. Siempre caba la posibilidad de que nos
equivocramos, nos engaen, nos confundiesen. Ben tranquilizaba sin cesar y me aseguraba que
no publicbamos nada sin comprobarlo de firma obsesiva y que siempre utilizbamos, al menos,
dios fuentes. Ben me dijo, adems, que Woodward posea una ms, un informador secreto al que
acuda cuando no estaba seguro de algo y que nunca nos haba engaado. Fue la primera vez que
o hablar de Garganta Profunda, apodado as por Howard Simons por una pelcula pornogrfica
que estaba de moda. Hasta el da de hoy sigo convencida de que esa persona existi, que era un
hombre, y que no era una amalgama ni un personaje compuesto de varias personas, como se ha
dicho a veces. La identidad de Garganta Profunda es, que yo sepa, lo nico que Ben ha
mantenido en secreto respecto a m; solo la conocen l, Bob y Carl, por supuesto, y yo nunca he
querido saberlo.
Todas las precauciones y el cuidado en los detalles, las normas estrictas alas que nos atenamos,
nos permitieron publicar, segn Harry Rosenfeld, la serie periodstica ms larga, con la menor
cantidad de errores que nunca he visto ni ver.
Nuestras informaciones del mes de octubre y el programa de CBS siguieron teniendo
repercusiones sobre Nixon y su administracin y en nosotros mismos. Haba muchas pruebas de
que estaba intensificando la campaa para que el pblico perdiera su confianza en el Post y otros
medios de comunicacin considerados hostiles al gobierno. Investigar tal maraa de delitos,
dinero y equivocaciones habra sido ya bastante difcil en las mejores circunstancias, pero era
aun ms duro debido a las amenazas y presiones, tanto serias como menos serias, de un
presidente y su administracin. Chuck Colson lleg a decir, segn citaba el Star, que, en cuanto
pasaran las elecciones, se iban a centrara en destruirnos: [...] En la calle L van a pensar que
ojal no hubieran odo nunca hablar de Watergate.
Yo aborreca especialmente los comentarios empeados en personalizar la disputa, que
implicaba la existencia de algn tipo de venganza personal que envenenaba la relacin entre el
Post y el gobierno. Haba un coro de rumores sobre mis sentimientos personales respecto a
Nixon, un coro que obtuvo cierta ayuda del senador Dole cuando atac, alto y claro, con la
afirmacin de que yo haba dicho a un amigo que odiaba a Nixon y que esa era la razn de que el
Post publicara esas informaciones tan negativas sobre Watergate.
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Me desagradaba esa impresin de que lo que queramos era deshacernos de Nixon, que les
odibamos tanto a l como a su partido, que disfrutbamos pateando al presidente y los
republicanos o sacando hasta la ltima gota de sangre, como o en ms de una ocasin. Ese
no era nuestro propsito y, desde luego, no disfrutamos haciendo nuestra tarea. Tras las
afirmaciones de Dole, me sent obligada a escribir una carta a John Ehrlichman, con el que,
increblemente, segua manteniendo cierto contacto. Le explicaba, entre otras cosas:
[...] Nada me ha inquietado tanto como las acusaciones del senador Dole [...] de que
el punto de vista del Post sobre ciertos temas importantes se deba al simple hecho
de que odio al presidente.
[...] Me gustara empezar diciendo que no puede imaginarme que haya expresado
nunca un sentimiento tan infantil y estpido, porque no lo comparto.
Pero quiero que sepas que la ficcin no acaba ah. Porque la noticia sugiere que los
planteamientos editorial sobre asuntos pblicos dependen de los sentimientos
personales del propietario, y eso no es cierto. [...]
Lo que aparece en el Post no refleja mis sentimientos personales. Y quiero aadir,
ya que estamos en ello, que mi orgullo genuino y constante por la acusacin del
peridico durante los ltimos meses el perodo que parece estar en discusin- no
procede de ninguna sensacin de que ha dado gusto a mis caprichos. Procede de mi
conviccin de que los redactores y reporteros han trabajado con arreglo a los
criterios ms elevados de responsabilidad y sentido del deber profesional. [..]
Crea firmemente lo que le deca a Ehrlichman. S recuerdo que, a medida que pasaban los
meses, mis sentimientos sobre Nixon eran cada vez ms negativos, pero nunca habra podido
influir con ello en los redactores del Post.
Al acercarse las elecciones, y aunque el Post no apoy a nadie era evidente que la pgina
editorial pareca vagamente favorable a McGovern, por las escasas simpatas hacia Nixon. No
obstante, aquel se quej tambin de la cobertura que haba recibido del peridico. Un
sentimiento que comparten casi todos los candidatos respecto a casi todos los medios en casi
todas partes.
Como era de esperar, Nixon fue reelegido por abrumadora mayora, el 61 por ciento de los votos
y en 49 de los 50 estados: prueba del mnimo impacto que haba ejercido Watergate y del poder
que tenan los hombres airados y vengativos que se encontraban en la Casa Blanca. Sin embargo,
en lugar de tranquilizarse, adquirir ms seguridad y trabajar para unir al pas, Nixon se lanz
inmediatamente a la venganza y a reforzar aun ms su poder. Empez a hacer referencias al Post
en sus discursos y despidi a todos sus colaboradores que no estuvieran totalmente de acuerdo
con l o, como ocurri en algn caso, que fueran sospechosos porque se relacionaban con
nosotros.
Y precisamente en ese momento, cuando ms envenenada estaba la atmsfera entre le presidente
y el peridico, la investigacin sobre Watergate se detuvo. No tenamos nada nuevo que
publicar, con lo que mucha gente pens que, en efecto, haba sido un asunto poltico desde el
principio, un ataque infundado y partidista del Post contra el presidente para influir en el
resultado de las elecciones.
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Segn Phil Geyelin, fue el nico perodo en el que Ben le sugiri que escribiera, de vez en
cuando, editoriales en los que se preguntaba qu haba ocurrido con la investigacin y por qu
no segua adelante. Y, por su parte, Harry Rosenfeld no dejaba de empujar a Woodward y
Bernstein para que siguiera rebuscando, para que no se dieran por vencidos.
Ese otoo, en parte como reaccin ante la escalada en contra de la reputacin del peridico,
empec a pronunciar ms discursos defendiendo a la prensa, en general, y el Post, en concreto.
Uno de los primeros lo di en un club bastante conservador de San Francisco. Cuando me diriga
hacia all en avin, result que, a mi lado, estaba sentado Dole, no mucho despus de las
afirmaciones que haba hecho sobre m y que tanto me haban ofendido. Me salud
amablemente, me ayud con mis bolsas y hablamos durante cierto tiempo. Cuando, en medio de
la conversacin, le asegur que lo que haba dicho de m era mentira, l me respondi que, en
una campaa electoral, era normal leer notas que a uno le pasaban sin prestar mucha atencin a
lo que decan. Esa fue su reaccin, asombrosamente: no daba ninguna importancia a algo que a
m me haba causado enormes quebraderos de cabeza.
La administracin empez a boicotear al Post de todas las formas posibles, llegando incluso a
excluir de los acontecimientos sociales a nuestra encantadora y querida periodista de sociedad,
Dorothy McCardle, que tena sesenta y ocho aos y tuvo que aguantar desplante tras desplante;
la jugada les sali mal, porque en todos sus colegas de Washington hicieron de ella una herona,
y el Star, en un gesto verdaderamente galante, public un editorial en apoyo del Post y asegur
que su informadora de sociedad no ira a ningn sitio mientras no se aceptase ala nuestra. Escrib
a su propietario una carta agradecindole el gesto y asegurando queme pareca ms importante
que nunca mostrar a la administracin que la profesin tena cierta tica y saba mantenerse
unida.
Pocas semanas despus, David Brode inform en el Post que el nuevo fiscal general, Richard
Kleindest, haba afirmado que, a su juicio, el Washington Post haba exagerado o distorsionado
algunas informaciones sobre el caso. Segn Kleindest, me haba asegurado que la administracin
no estaba demostrando ser ms justa, al impedir la entrada de nuestros periodistas en la Casa
Blanca, que nosotros al informar sobre Watergate: Le dije [a m]: No te disgustes. Tienes un
gran peridico. Dirgelo como quieras. Pero no te extraes si el presidente se molesta y te
responde con algo de mierda.
Desde luego, la administracin nos estaba respondiendo con credibilidad de la prensa, con
buenos motivos para hacerlo, como luego se vio. Y, aunque no disponamos de muchas pruebas
concretas, en el Post ramos muy conscientes de ser el objeto de la venganza de Nixon y su
administracin.
El 13 de noviembre Colson volvi a atacar al Post, esta vez, sobre todo, a Ben Bradlee. Afirmaba
que las acusaciones eran pura fantasa indecente y que Ben se haba erigido a s mismo como
jefe de un pequeo grupo de elitistas arrogantes que pretenda contaminar la masa saludable del
periodismo norteamericano con su visin del mundo. Dos das despus segn supimos
posteriormente, durante los procesamiento- Colsen hablaba con Howard Hunt sobre la necesidad
de pagar ms a las cinco personas a quienes se haba acusado.
Tambin supimos ms tarde que Nixon elabor un plan para convencer a un millonario de
derechas, Richard Mallon Scaife, de que comparar el Post. Y otra cosa que descubrimos fue un
memorando enviado el 4 de diciembre sobre otro proyecto del presidente y sus colaboradores
ms cercanos:
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Quieren un artculo, con longitud para una revista, sobre las peores cosas que el
Washington Post ha dicho de RN. Las cosas ms personales.
Debe remontarse a los aos cincuenta para destacar su perversa oposicin a RN. Se
trata de demostrara que la venganza del Post en 1972 ha sido la prueba definitiva de
su frustracin. Despus de aos y aos de maltratar e insultar a RN, el pblico le ha
apoyado de forma abrumadora, algo que el Post no poda soportar; de ah la
estridencia cada vez mayor y la irresponsabilidad sobre Watergate.
[...] Colson dice que tiene que ser una pieza asesina, quiz para el dominical del
New York Times.
Por supuesto, las malas relaciones entre el Post y la Casa Blanca de Nixon, eran anteriores a
Watergate. Mis encendidas discusiones con el vicepresidente Agnew en 1969 y 1970 ya haban
indicado el tono envenenado. Posteriormente saldran a la luz varios memorandos de 1970 que
detallaban hasta qu punto la administracin nos detestaba y deseaba perjudicarnos.
Por ejemplo, despus del discurso de Nixon sobre el estado de la Unin de ese ao, y tras haber
visto las reacciones desfavorables en los peridicos, alguien envi una nota a John Ehrlichman
que citaba una serie de publicaciones y a varios columnistas a los que se consideraba
irrecuperables y con los que, por tanto, no mereca la pena perder el tiempo: el New York Times,
el Washington Post, el Courier, el Louisville Courier-Jornal, el Nashville Tennessean, Martin
Noa del Boston Globe y Richard Dudman del Post-Dispatch.
Otro memorando del mes siguiente hablaba de concentrar su fuego en lo objetivos principales:
NBC, Time, Newsweek, Life, el New York Times y el Washington Post. Incluso propusieron
varias acciones concretas, como poner a alguien en el Washington Post para provocarme y
organizar, todos los das, llamadas y cartas de alguien que dijera: odio a Nixon, pero usted est
perjudicando a nuestra causa por ser tan infantil, ridcula y exagerada en sus crticas constantes,
con lo que destruye su credibilidad, o supuestas cartas de congresistas que hablaran de que lean
los peridicos de Washington, pero tambin los de sus distritos electorales y les horrorizaba ver
la tendenciosidad de los de la capital en comparacin con el resto del pas.
El propio Nixon elabor otra nota, en mayo de 1970, sobre el tratamiento especfico que deba
darse a ciertos peridicos:
Me gustara que hablases con Klein y Ziegler sobre unas instrucciones muy concretas para
el trato con el New York Times y el Washington Post. [...]
Respecto al Washington Post, confirm la orden que di hace dos semanas, pero que
no se ha llevado a cabo. En ninguna circunstancia debe ver Ziegler a nadie del
Washington Post, ni ninguna otra persona en la Casa Blanca debe ver a la gente del
Washington Post ni devolverles las llamadas. Se les tratar como a los periodistas en
general. [] Reitero la poltica que quiero seguir: hay que tratar al Post y a toda su
gente con frialdad. Si surge alguna excepcin quiero que me consultes directamente a
m y yo decidir en cada caso, pero bajo ninguna circunstancia debe nadie dar un
paso, por su cuenta, en otra direccin que no sea esta. Al mismo tiempo, quiero que
el Washington Star, el Washington Daily News, el New York Daily News, el
Chicago Tribune y, por ahora, Los Angeles Times y cualquier otro peridico que
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poner en peligro prcticamente todas las licencias del pas incluidas las de los amigos y
admiradores de Nixon-, dado nuestro buen historial.
Una de las peores consecuencias fue la terrible bajada de nuestras acciones, de 38 dlares por
accin a 28 en las dos primeras semanas y a 16 17 despus. Los costes legales para defender
nuestros permisos ascendieron a mucho ms de un milln de dlares durante los dos aos y
medio del proceso. Pero igualmente importantes fueron las repercusiones en las personas que,
con todas esas amenazas pendiendo sobre sus cabezas, y en esas atmsferas tan hostiles,
intentaban seguir dirigiendo las emisoras. Nosotros intentbamos tranquilizarles, pero era difcil
tomar decisiones en esa situacin.
La empresa llevaba varios meses siendo el centro de atencin, demasiado para mi gusto, y en
aspectos que no habamos pretendido. No buscamos la celebridad; nos sobrevino. Durante una
reunin de ventas en Newsweek, por aquel entonces, recuerdo haber comparado la situacin con
la vieja historia de un hombre al que haban llenado de alquitrn y plumas y le haban expulsado
de la ciudad en una carretilla. Cuando le preguntaron qu senta, respondi: Excepto porque ha
sido un gran honor, preferira haber salido a pie.
A principios de 1973 me senta cada vez ms angustiada, y decid reunirme con Woodward y
Bernstein, adems de los jefes. Aunque parezca increble, hasta ese momento siete meses
despus de que empezara todo- casi no haba tenido contacto con los dos reporteros. As que el
15 de enero Bob, Howard y yo almorzamos juntos (Carl estaba fuera de la ciudad). Bob fue
despus directamente a su mesa y anot todo lo que habamos hablado, incluso el men, por lo
que, en el futuro, cada vez que nos referamos a esa comida la llambamos la comida de los
huevos Benedict.
Mis temores eran muy evidentes, y empec preguntando si alguna vez bamos a saber todo lo
que haba pasado. Segn escribi Bob, era una forma educada de preguntar qu estaban haciendo
con mi peridico. Me dijo que no estaban seguros de que todo fuera a salir a la luz alguna vez:
La depresin pareci invadir su rostro, seguan sus notas. Nunca? pregunt-. No me diga
nunca.
Tambin fue en esta comida cuando Woodward me asegur que no haba dicho a nadie el
nombre de Garganta Profunda. Le ped de inmediato queme lo dijera y se qued helado. Me re,
le toqu el brazo y le dije que estaba bromeando; no quera cargar con el secreto. Reconoci que,
si verdaderamente quera saber el nombre, estaba dispuesto a drmelo, pero confiaba en que no
le presionase. Fue un almuerzo tranquilizador o, al menos, parec tranquilizarme-, pero segu
estando nerviosa. Visto desde ahora, me sorprende que no estuviera an ms asustada.
El juicio contra los siete de Watergate empez el 8 de enero de 1973. El perodo
inmediatamente anterior fue extremadamente tenso. Colson hablaba de presionar a nuestros
inversores y anunciantes. Un amigo mo de Wall Street que tena contactos en el gobierno me
llam para que fuera a verle y me aconsej que tuviera mucho cuidado con lo que haca o deca,
adems de advertirme como en las pelculas- de que no estuviera sola. Por Dios, Andr le
repliqu-, es absurdo y melodramtico. No me va a pasar nada. Te lo digo en serio respondi. He hablado con ellos y te digo que no te quedes sola. Nunca me explic en qu basaba sus
temores, y aun no s qu haba odo o a qu se refera, pero me lo tom en serio.
Muchas noches no poda dormir de preocupacin, pero no por mi seguridad personal. No solo
estaba en juego la reputacin del peridico, sino su propia existencia. Haba soportado la ira de
la mente parecida ala furia dirigida ahora hacia nosotros. En verdad pareca, a veces, que nos
encontrbamos en medio de una trama kafkiana, que nos estaban llevado, engaados, hacia el
descrdito del peridico.
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Los momentos de angustia eran cada vez ms frecuentes e intensos. Desde luego, nos
preocupaba que negar repetida y vehemente nuestras informaciones. Incluso nosotros
subestimamos durante mucho tiempo la capacidad del gobierno para ocultar y distorsionar la
verdad. Pero, por fin, empezaron a producirse acontecimientos que nos favorecan. Tres das
antes de que empezara el juicio Howard Hunt se declar culpable de seis de las acusaciones
contra l. Cuatro das ms tarde siguieron los dems. El 30 de enero condenaron a Liddy y
McCord, que afirmaron que no haba ningn dinero. En realidad, Hunt haba obligado a los
ladrones a declararse culpables e ir a la crcel y les haba asegurado que se ocupara de ellos.
A fines de febrero nos citaron a cinco de nosotros para aparecer ante el Juzgado de Distrito con
el fin de testificar sobre nuestras fuentes en la querella civil del partido demcrata contra el
Comit para la Reeleccin del Presidente. La citacin exiga que llevramos todo tipo de
materiales, documentos, papeles, cartas, fotografas, cintas, manuscritos, notas, copias y
borradores finales de informaciones sobre Watergate. Como dijo Ben Bradlee, nos pidieron que
llevramos todo menos la pelusa de nuestros bolsillos. Nos citaron a Woodward, Bernstein,
Howard Simons y otro periodista, Jim Mann, que haba colaborado en las primeras
informaciones. Nuestros abogados decidieron darme parte de las notas de los periodistas.
Bradlee haba asegurado a Woodward y Bernstein que bamos a luchar hasta el final, y aadi:
[...] si el juez quiere enviar a alguien a la crcel, va a tener que enviar a la seora
Graham. Y est dispuesta a ir! El juez tendr que cargar con ello sobre su
conciencia. Os imaginis las fotos de su limusina llegando al centro de detencin
de mujeres, y all sale nuestra chica, yendo a la crcel por defender la Primera
Enmienda*? Esa imagen se publicara en todo los peridicos del mundo. Podra
hacer una revolucin.
Garganta Profunda le haba dicho a Woodward que las citaciones formaban parte de la reaccin
de Nixon contra el Post, y que el presidente estaba dispuesto a usar los cinco millones de dlares
que quedaban de su campaa para hacer perder el paso el peridico. Le dijo que, pese al desgaste
que iba a suponer para nosotros, el final estaba cerca.
Las citaciones se anularon, pero despus de que empleramos gran cantidad de energa y dinero.
Yo le escrib a una amiga, que la indignacin que provocaba se perda en lo absurdo de la
situacin, y que uno de los jefes del Post, que no haba sido llamado, sufra un caso de envidia
de citacin.
Pero, poco a poco, bamos encontrando aliados, aunque fuera a su pesar. Uno de ellos fue el juez
del juzgado de distrito, John Sirica, que no crea que en su sala se hubiera contado toda la
historia de Watergate. Y tambin fue crucial que el Senado votara, setenta a favor y ninguno en
contra, la creacin de un comit para investigar Watergate y otros presuntos abusos en la
campaa.
Estaba yo en Hong Kong, en un viaje relacionado con Newsweek International, cuando Howard
Simons me llam para decirme que James McCord haba escrito al juez Sirica una carta en la
que denunciaba que, en el juicio de Watergate, se haba cometido perjurio, que los acusados
haban recibido presiones para declararse culpables y callarse, que haba altos personajes
implicados y que varios miembros de mi familia temen por mi vida si revelo lo que s sobre
este asunto. McCord acept contar lo que saba de la entrada ilegal a cambio de una reduccin
de sentencia.
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Qu alivio, o , como dijo Ben, Bingo!. Fue el primer giro importante en el caso, un paso que
cambi el carcter del escndalo Watergate y la informacin periodstica en el futuro. La carta de
McCord confirm nuestras informaciones, hizo que sonara mucho ms lgico lo que habamos
estado diciendo y vari la imagen del peridico, adems de la ma propia. De repente, la gente
comprendi que haba pruebas que respaldan nuestras noticias; haba pruebas de que lo que
decamos era cierto. Llevbamos muchos meses aguantando y, ahora, la prensa apareca en
masa, levantando literalmente las alfombras en busca de pistas. El Post ya no estaba solo, aunque
segua en primera lneas.
Mucho de lo que pas despus se debi a la carta de McCord: nuestra visibilidad, aun mayor, mi
imagen pblica, las solicitudes para pronunciar discursos y conceder entrevistas. Todo esto me
sorprendi en su momento y me preocup despus. Cuando volv de mi viaje, a finales de marzo,
la situacin haba empezado a complicarse para el gobierno. Henry Kissinger recuerda que fue
poco despus cuando se dio cuenta de que el asunto Watergate era real y no algo que iba a
esfumarse. Hasta entonces no haba comprendido que nuestras informaciones podan ser ciertas,
y le inquietaban las repercusiones en el desarrollo de la poltica exterior y la libertad de
maniobra de la administracin.
En la Casa Blanca estaban sucediendo muchas cosas a puerta cerrada. El 30 de abril se
anunciaron varias dimisiones, adems del despido de John Dean como asesor. El nuevo fiscal
general nombr a un fiscal especial. Esa noche, a las 9, Nixon habl por televisin.
Varios de nosotros, incluyendo a Woodward y Bernstein, nos agolpamos en el despacho de
Howard Simons para ver su discurso. Fue una de las numerosas ocasiones, durante Watergate, en
la que lo que quera era estar en el peridico, con amigo y cerca de los acontecimientos.
Bernstein y Woodward tomaron nota de todo, incluso de que, cuando sali Nixon en pantalla,
sentado a su mesa, con una foto de su familia en un lado y un busto de Lincoln en el otro, yo dije
Dios mo, esto es demasiado.
Nixon acept la responsabilidad, pero no la culpabilidad de Watergate. Recurri a sus viejas
frmulas: Lo ms fcil, para m, sera acusar a aquellos en los que delegu la responsabilidad de
dirigir la campaa, pero sera una cobarda (...) Ha sido el sistema el que ha sacado los hechos a
la luz (...) un sistema del que han formado parte, en ese aso, un jurado decidido, fiscales
honrados, un juez valiente, el juez Sirica, y una prensa libre y enrgica. Despus del discurso
pas, sin necesidad, por la sala de prensa de la Casa Blanca, y dijo a los que all estaban que, a
pesar de las diferencias en el pasado, podan seguir atacndole cuando les pareciera que se
equivocaba.
Todo esto caus un terremoto en la redaccin. Howard Simons record que no podamos
regodearnos en la victoria: Watergate haba dejado de ser un asunto exclusivo del Post y, aunque
nos sentamos orgullosos de lo que habamos hecho, ahora estaba a punto de convertirse en un
tragedia nacional y no queramos mostrarnos jactanciosas, aunque s tenamos muchas razones
para sentir alivio por vernos reivindicados.
Coincidiendo con los peores momentos de Watergate, las cosas se deterioraron para m en lo
personal; mi querido colega Fritz, enferm de cncer, declinaba rpidamente. El ltimo da de
abril de 1973, Fritz estaba en el hospital, en estado crtico. Escuch el discurso de Nixon desde la
cama. Su mujer, Liane, me cont ms tarde que, en el momento en el que Nixon aceptaba parte
de la responsabilidad, Fritz alz su puo y, con orgullo impreso en el rostro, grit lleno de
entusiasmo: Gracias, gracias! Hurra! Era su saludo final al Washington Post. Era plenamente
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consciente de lo que estaba pasando. Sonri durante un rato, emocionado por todo y con todos
nosotros. Fritz muri a la maana siguiente. Para m, estos dos sucesos simultneos .la
confirmacin de nuestras informaciones y la muerte de Fritz- trajeron una mezcla de satisfaccin
y alegra, por un lado, y profundo sentimiento de pena y prdida, por otro.
En la rueda de Washington Post, en general, y Woodward y Bernstein, en particular, por las
crticas que haba hecho previamente para darle las gracias, y Ziegler respondi: Todos tenemos
que hacer nuestro trabajo. Yo elabor una nota para los periodistas que llamaron, diciendo que
agradecamos la disculpa y la recibamos con satisfaccin. Ha sido un hermoso gesto; ha sido
hermoso. Estoy feliz de aceptarlo.
Solo una semana despus de la muerte de Fritz se anunci que The Washington Post haba
obtenido el premio Pulitzer al mrito en el servicio pblico, por sus informaciones sobre
Watergate. Se citaba a Woodward y Bernstein y se mencionaba especialmente a Herblock y
Roger Wilkins. En realidad, al principio, el jurado del Pulitzer, que se haba reunido semanas
antes de los acontecimientos ms espectaculares del caso, no haba votado el Pulitzer para
Woodward y Bernstein por su cobertura de Watergate, pero s haba citado a otros tres
periodistas del Post por otros trabajos.
Tras darse a conocer la carta de McCord, Scotty Reston y Newbold Noyes, que formaban para
ese ao del jurado, sealaron que no era lgico no reconocer el trabajo del Post por Watergate.
Nos habamos ganado, por poco, al parecer, porque los representantes de medios regionales en el
comit se haban mostrado muy incrdulos sobre el asunto. Cuando Scotty y Newby dijeron lo
que opinaban, el comit pregunt a Ben si quera incluir al peridico en servicio pblico o en
periodismo de investigacin. Ben escogi la primera categora, y obtuvimos el premio. Pero, a
cambio, el jurado del Pulitzer retir dos de los otros tres premios que iba a conceder al Post; solo
qued David Broder, por sus columnas de opinin.
A pesar del dramtico discurso de Nixon y la obtencin del Pulitzer, con su correspondiente
confirmacin de lo que habamos dicho, el asunto Watergate no haba terminado todava. Parte
de la alegra haba sido prematura. Aunque la dimisin de Haldeman y Ehrilchman nos dio ms
credibilidad. Seguamos teniendo a un enemigo implacable en la Casa Blanca, por ms que
estuviese debilitado. Gran parte del mundo permaneci al lado de Nixon y sigui pensando que
haba sido un exageracin. Alguna gente sigue pensndolo, porque muchos extranjeros no fueron
capaces de comprender la enorme significacin de Watergate, especialmente en Europa y el
mundo rabe, donde muchos consideraban que el presidente era genio de la poltica exterior,
como lo era, en muchos aspectos.
Haba muchas cosas que aun no sabamos, ni nosotros ni el pblico, pero estbamos en el buen
camino. La primavera de 1973 un gran jurado federal proces al antiguo fiscal general, John
Mitchell, y al antiguo Secretario de Comercio, con acusaciones de conspiracin, perjurio y
obstruccin de la justicia por haber impedido que se investigase a un financiero internacional a
cambio de que este contribuyera con 200.00 dlares en efectivo a la campaa de Nixon. Tambin
fue importante la retransmisin por televisin de las sesiones del Senado sobre Watergate y las
primeras peticiones de incapacitacin para el presidente, hachas tanto por conservadores
incluso Barry Goldwater- como por liberales.
Los esfuerzos continuos del Post y, por fin, otros peridicos y medios de comunicacin, as
como el congreso y los tribunales, ayudaron a exponer ante el pblico la dimensin del iceberg.
Se inici una corriente incesante de revelaciones y se fueron conociendo cada vez mas pruebas
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periodistas del Post, sobre todo Richard Cohen, que haban estado escribiendo sobre l. Lo que
intentaba hacer Agnew, segn describ ms tarde, era, dejndose de jerga legal, saber qu
miembro del gobierno le haba sealado con el dedo, para poderse ocupar de quien fuera o hacer
que el presidente le echara.
La estrategia que emplearon nuestro abogados para defender a Cohen y al peridico consisti en
entregarme todas las notas relacionadas con Agnew, por lo que tuve que presentar una
declaracin jurada diciendo que la responsabilidad de la custodia de esas notas era ma. Estaba
dispuesta a ir ala crcel si era preciso para defender las notas y a la fuente. Y, en esta ocasin,
esa posibilidad pareca ms realista. Para alivio mo, me encontraba haciendo un trasbordo entre
aviones cuando me llamaron para contarme que Agnew no haba negado las acusaciones de
evasin de impuestos mientras era gobernador de Maryland. El 10 de octubre Spiro T. Agnew
dimita como vicepresidente.
Mientras tanto los problemas de Nixon seguan aumentando, y la crisis de Agnew no fue ninguna
ayuda. El 15 de agosto habl de nuevo en televisin, su quinta gran declaracin sobre Watergate;
llam al caso una obsesin concluida en el pasado e intent desviar el inters de la nacin
sugiri que dejasen actuar los tribunales y prestasen atencin a asuntos mucho ms
importantes.
El 22 de agosto Nixon nombr a Kissinger secretario de Estado y, ese mismo da, acept la
responsabilidad del clima en la Casa Blanca que haba llevado a la entrada ilegal y las
maniobras de ocultacin. Los acontecimientos se aceleraban. El 29 de agosto el juez Sirica
orden al presidente que le entregara las cintas relativas a Watergate para poder examinarlas en
privado. Nixon y sus abogados presentaron un recurso contra dicha orden. El tribunal de
apelaciones del Distrito de Columbia respald a Sirica, y Nixon tuvo, entonces, la idea de
entregar las cintas a los tribunales federales y los investigadores del Senado junto con un
resumen elaborado personalmente. El fiscal especial, Cox, rechaz la idea se mostr decidido a
no negociar sobre las cintas con el presidente.
El 20 de octubre ocurri la que se llamara masacre del sbado por la noche. El presidente
haba dicho a Richardson, el fiscal general, que despidiera a Cox; cuando aquel se neg, fue l el
despedido. Su segundo tambin se neg, y tambin le echaron. Por ltimo, el tercero en el
escalafn dentro del Departamento de Justicia s consinti. Fueron unos sucesos espectaculares e
inesperados. Todo ocurra de prisa. Con el nuevo fiscal especial, el comit judicial de la Cmara
de representantes se reuni para estudiar la posibilidad de incapacitar a Nixon. Parece que, al
final, todas las resoluciones en ese sentido impulsaron al presidente a entregar las cintas que Cox
le haba pedido.
El Post continuaba siendo objeto de ataques, y estos eran mucho ms pblicos. Para entonces, yo
haba adquirido un grado de resistencia del que probablemente no habra sido capaz un aos
antes. No soy buena luchadora. En general, me horrorizan las disputas y prefiero huir de ellas,
pero cuando no hay otra opcin, soy capaz de actuar. Estaba ms dispuesta a atacar que a
permanecer educadamente a la defensiva. Por ejemplo, si antes poda simpatizar con los lectores
que se quejaban de la acidez de Herblock, en la ltima etapa del caso Watergate no tena ninguna
paciencia con quienes se quejaban de que era injusto en el presidente, y respond en varias
ocasiones, que muchos individuos que nos haban acusado de tendenciosidad haban que dimitir
ante los hechos.
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El 28 de diciembre recib una llamada de Alexander Haig, entonces jefe de gabinete de la Casa
Blanca, para protestar por dos informaciones que Woodward y Bernstein haban publicado en
primera plana. La primera deca que se haba cancelado la operacin sinceridad, nombre dado
al intento de Nixon de defenderse de las acusaciones, y que dos de sus asesores ms cercanos
haban dejado de creer en l. LA segunda aseguraba que los asesores del presidente haban
suministrado a los abogados de Haldeman y Ehrilchman los documentos y las pruebas que la
Casa Blanca deba presentar al fiscal especial. Segn Haig, los artculos eran groseros y falsos.
El 6 de febrero de 1974 los miembros de la Cmara de Representantes contaron, 410 votos a
favor y 4 en contra, iniciar los procedimientos para si estaba justificada la incapacitacin y dar al
comit judicial amplios poderes para citar testigos. Por entonces, a Nixon le resultaba ya
imposible mantener dentro de los lmites de la Casa Blanca su odio a la prensa, especialmente el
Post.
A principios de 1974 empezamos a tener sentimientos distintos de la presin, la preocupacin y
la angustia de los meses precedentes. Estbamos en alza, sin duda, porque nos haban defendido.
Pero nuestra satisfaccin se vea mitigada porque veamos todo lo que estaba ocurriendo en la
Casa Blanca de Nixon. En febrero, Meg dio la noticia de que haban descubierto, en unos
papeles que Nixon haba donado a los Archivos Nacionales, que se haban cambiado las fechas
de unas donaciones con el fin de deducir impuestos. A lo largo de cuatro aos, Nixon haba
aplicado deducciones de casi medio milln de dlares. Mi reaccin fue decir: Estupendo; la
verdad es que todas las revelaciones que iban sugiriendo resultaban muy agradables despus de
haber sufrido sus ataques durante tanto tiempo.
El 9 de mayo el comit judicial de la Cmara inici las sesiones formales sobre la posible
incapacitacin de Nixon. Aunque algunos de mis amigos decan que el Post intentaba sacar hasta
la ltima gota de sangre del presidente, creo que seguimos todo el proceso de forma bastante
razonable y desapasionada.
...Todos los peridicos, incluso el nuestro, publicaron la noticia. Como consecuencia recib una
carta de Joe Alsop, que, hasta entonces, haba seguido defendiendo al presidente y con quien
haba discutido seriamente. En ella me deca que se haba equivocado por completo y que yo
tena razn, que admiraba enormemente el valor que habamos demostrado y que se daba cuenta
de que, en la Casa Blanca, haba crecido algo muy peligroso, que habra podido llegar a destruir
el pas. Terminaba felicitndome y volva a disculparse por haber dado a nuestro miserable
presidente el beneficio de la duda
Watergate avanzaba hacia un final que ninguno habra podido imaginar dos aos antes. El
verano de 1974, despus de los numerosos procesos que ya estaban en marcha y todo lo que se
saba, Nixon aun segua culpando a la prensa de su situacin; lleg a decir que , si hubiera sido
presidente progresista y hubiera abandonado Vietnam, la prensa nunca habra prestado atencin
al caso.
El 8 de julio el Tribunal Supremo celebr una historia sesin especial en el caso de Estados
Unidos con Richard M. Nixon. El tribunal deba decidir si iba a ordenas la publicacin de las
cintas. Al da siguiente, el presidente del comit judicial de la Cmara expuso las divergencias
existente entre lo que afirmaba la Casa Blanca y lo que haban hablado en alguna cintas, que
indicaban que Nixon haba desempeado u papel activo en el encubrimiento.
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El Post no mantuvo una postura editorial a favor de la dimisin, como hicieron otros muchos
medios. Nuestra opinin era que, como peridico independiente, debamos dejar que la gente se
comportara con prudencia y juicio despus de tener los datos necesarios para tomar una decisin,
y que era preciso dejar que el proceso siguiera su curso.
El 8 de agosto el presidente Nixon declar quien dimitira al da siguiente. Permanec todo el da
en el peridico. Vimos juntos la aparicin de Nixon en televisin. Phil Geyelin, que estaba
cenando en un restaurante, escribi en una servilleta el borrador del editorial sobre la dimisin, y
me lo envi con una nota: Probablemente querrs echarle un vistazo a este.
El 9 de agosto el Post public un cuadernillo especial de veintids pginas sobre los aos de
Nixon. Desde mi despacho vi, con un grupo de gente, el extrao discurso de Nixon justo antes de
dejar la Casa Blanca, en lo que hablaba de su madre a sus colaboradores con bastante
incoherencia. Todo pareca bastante irreal. Despus de largos meses, que se haban convertido
en aos, era extrao presenciar algo que ninguno habra imaginado. Haba ocurrido una especie
de milagro: este pas iba a cambiar de presidente de forma totalmente democrtica, con arreglo a
un mecanismo creado dos siglos antes pata una situacin sin precedentes.
En el Post recibimos muchas llamadas desagradables: lectores convencidos de que estbamos
abriendo botellas de champn para celebrar el resultado que perseguamos desde el principio. Lo
que senta yo, en realidad, era alivio, mezclado con angustia. Hasta la aparicin de la ltima
cinta, no haba habido nada seguro; hasta los ltimos das de su presidencia, haba parecido
posible que Nixon se mantuviera en el poder. Ahora todo haba terminado.
Como noticia, Watergate fue el sueo del periodista, aunque no lo pareciera en los primeros
meses. Pero tena todos los ingredientes: suspenso, combatientes en ambos lados, los que tenan
la razn y los que no. La ley, los malos y los buenos.
Fue un escndalo poltico distinto de cualquier otro. Su magnitud y su alcance, por la
participacin sin precedentes de tantos hombres cercanos al presidente y por las enormes sumas
de dinero recogidas, acumuladas y gastadas de forma oculta e ilegal. Era una nueva clase de
corrupcin en el gobierno.
...El papel del Post en todo ello fue simplemente informar. Nos propusimos perseguir una
historia que se fue desarrollando en nuestra vista de tal forma que, en realidad, nos sentamos tan
incrdulos como el resto de la opinin pblica. El Post nunca pretendi atrapar a Nixon ni,
como se afirm a menudo, derribar al presidente. Siempre me pareci indignante que acusara
al Post de investigar Watergate por sus simpatas demcratas. Un robo extrao en la sede de un
partido poltico de mbito nacional es una noticia importante, y le habramos dado el mismo
tratamiento al margen de quin estuviera en el poder o se presentara a las elecciones. Me han
preguntado, con frecuencia, por qu no dimos la misma importancia al accidente de Ted
Kennedy en Chappaquiddick. S lo hicimos y, de hecho, los Kennedy se enfadaron
probablemente tanto como Nixon con nosotros. A lo largo del Watergate me asombraron las
acusaciones de que habamos provocado todas las agonas del caso y el torbellino de que se
encontraba el presidente. Cmo pudo sostener nadie este argumento, teniendo en cuenta que
todas las noticias que publicamos resultaron ser ciertas?
...En cuanto a mi papel en el asunto, es fcil y difcil de definir. Sin ninguna duda, Watergate fue
el suceso ms importante de mi vida profesional, pero mi participacin fue bsicamente
perifrica y pocas veces directa. Estuve en casi todo el tiempo en la trastienda. Fui especie de
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abogado del diablo, y estuve haciendo preguntas sin cesar para comprobar que estbamos siendo
justos, objetivos y precisos. Mantuve conversaciones permanentes con Ben y Howard y con los
dos jefes de opinin, Phil y Meg. Siguiendo mi costumbre anterior a Watergate, muchas
maanas asist alas reuniones de redaccin, en las que se discutan los temas y se elaboraban la
poltica editorial...
En muchas ocasiones han elogiado mi valor por apoyar a nuestros periodistas en el caso
Watergate. La verdad es que nunca tuve, mucha opcin. El valor existe cuando se puede elegir.
Pero, es este caso, no hubo ningn momento decisivo en que nadie pudiera sugerir que
dejramos de informar. Watergate se desarrollo gradualmente. Cuando nos dimos cuenta de sus
dimensiones, estbamos ya demasiados sumergidos en la corriente y no podamos dar marcha
atrs.
Fueron dos aos de presiones increbles, que solo disminuyeron algo cuando otras publicaciones
se unieron a nosotros y las investigaciones judiciales empezaron a confirmar y ampliar nuestras
informaciones. Cuando vimos la claridad que nos jugbamos nuestra existencia, nos lanzamos al
combate, por supuesto. Watergate pudo arruinar al peridico. Si sobrevivimos fue, en parte,
gracias a la capacidad y tenacidad de nuestros periodistas durante toda la crisis y, en parte, por
pura suerte.
La suerte fue esencial en Watergate. Y la suerte estuvo de nuestro lado. Supimos reconocerla y
emplearla, pero, sin ella, el resultado poda haber sido muy diferente. Fuimos afortunados en
multitud de detalles. Tuvimos suerte de que el robo inicial ocurriera en Washington y fuera una
noticia local. Tuvimos suerte de que las personas sujetas a investigacin empeorasen su situacin
cometiendo errores y juicios errneos. Tuvimos suerte de poseer los recursos necesarios para
perseguir la historia. Tuvimos suerte de Woodward y Bernstein fueran jvenes solteros y, por
tanto, estuviesen dispuestos a trabajar jornadas de diecisis y dieciocho horas, siete das a la
semana durante muchos meses, con menos consecuencias de las que habran sufrido unos
hombres casados. Tuvimos suerte de que Nixon fuera lo bastante excntrico como para instalar
un sistema de grabacin en la Casa Blanca, sin el que quiz habra completado su mandato.
Watergate fue un acontecimiento que transform la vida del Washington Post, de muchos de
nosotros y del periodismo. Tuvo repercusiones tanto positivas como negativas.
En el Post, el caso puso a prueba nuestra organizacin: el talento, la capacidad, la posibilidad de
organizar y movilizar recursos para manejar una gran investigacin a largo plazo sin dejar de
cubrir las noticias diarias. Watergate demostr lo que podan hacer unos periodistas que llevaron
a cabo una labor de investigacin difcil y agotadora, unos redactores-jefes capaces de
permanecer escpticos, exigentes y lo ms desapasionados posible dadas las circunstancias y
unos columnistas que ayudaron a mantener vivas las preguntas en las mentes de nuestros
lectores.
Watergate catapult al Post a un puesto importante tanto a nivel nacional como internacional.
Gracias a ello, el peridico lleg a ser conocido en todo el mundo. Por un lado, ese cambio de
imagen fue agradable; por otro, result un trastorno y nos distrajo de otras tareas. Los elogios
que empezamos a recibir podan habrsenos subido a la cabeza, pero, afortunadamente, el mundo
se las arregla para hacernos conservar nuestra humildad. Y, si el mundo no lo haca, yo estaba
decidida a que recordramos, como dije en una carta a Carl y Bob, la necesidad de dominar el
demonio de la pomposidad....
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Watergate cambi asimismo la imagen del periodismo y los periodistas, incluso su forma de
trabajar. Durante el proceso habamos desarrollado al menos, en el Post- ciertas costumbres que
luego era difcil romper. Uno de los redactores de opinin, John Anderson, escribi un artculo,
por aquella poca, en el que hablaba de cmo nos habamos acostumbrado a la tensin y el
drama, cmo las reuniones editoriales de la maana se haban vuelto obsesivas. Hablaba del
precio que el Post haba pagado por su triunfo en el caso, porque, con la dimisin de Nixon, la
vida se volvi, de repente, mucho menos interesante, y todo el mundo tuvo que acostumbrarse de
nuevo a informar de forma coherente sobre asuntos muchos ms rutinarios, lejos de escndalos.
Los jvenes se lanzaron al periodismo, unos por razones legtimas y otros con la esperanza de
ser Woodward o Bernstein. Desde luego, Watergate demostr que los medios de comunicacin
influyen en los acontecimientos. Las informaciones de prensa contribuyeron a las dudas del juez
Sirica sobre lo que estaba oyendo en su tribunal, a las preguntas en el Congreso, al inters de
pblico. Pero nunca pretendimos ejercer tal impacto. Nadie y, mucho menos, la prensa- cree
estar libre de errores y tendenciosidad. Nunca he credo que en la prensa tengamos siempre
razn, pero lo que s hacemos en intentar limitar nuestras opiniones a la pgina editorial.
Watergate subvirti, adems, la relacin natural de adversarios entre la prensa y el presidente, y
ello afect tambin al periodismo. Me alarm ver cierta propensin, por parte de la prensa, a
involucrase en exceso, y hubo que protegerse contra una tendencia romntica a imaginarnos
como los paladines heroicos y asediados que defendan la virtud contra unas circunstancias
abrumadoramente desfavorables. Watergate haba sido una aberracin, y no podamos
dedicarnos a buscar conspiraciones y encubrimientos en todas partes. Pero tampoco creo que
nos ocuparamos en exceso del caso, como afirmaron algunos defensores de Nixon hasta el
final.
Watergate subray la importancia de una prensa libre, preparada y enrgica. Vimos hasta qu
punto el gobierno tiene el poder de revelar solo lo que quiere y cuando quiere, dar al pblico solo
la versin autorizada de los acontecimientos. Volvimos a aprender los importantes que s un
peridico pausada mantener el secreto de sus fuentes.
La credibilidad de la prensa resisti la prueba del tiempo contra la credibilidad de quienes tanto
tiempo dedicaron a negar sus propias faltas, llenos de razones, y agredirnos mediante el ataque a
nuestra actuacin y nuestros motivos. En 1970, antes de los papeles del pentgono y antes de
Watergate, yo haba dicho: Las soluciones baratas que busca la administracin resultarn ser, a
largo plazo, muy costosas. Y as fue.
Lectura: Katherine Graham. Una historia personal. Editorial Alianza, EE.UU, 1992. Pginas:
361-404
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1.- Fiabilidad de la fuente. Cuando de lo que se trata es comprobar la validez de una prueba
documental, el primer paso es intentar una validacin de la fuente de informacin que facilita los
documentos. Por regla general, cuanto ms fiable sea la fuente de informacin ms credibilidad
otorgaremos a los documentos que nos suministren.
Deberemos tener en cuenta si se trata de una fuente con la que tenemos una relacin estable, si
tiene acceso directo a informaciones ocultas importantes; si nos ha suministrado con anterioridad
informacin fidedigna; qu inters oculto tiene para suministra informacin; si es o no ajeno al
tema que informa. Es decir someter la credibilidad de la fuente a un concienzudo anlisis.
2.- Anlisis del contenido del documento. Si consideramos que la fuente es creble, realizaremos
una validacin posibilista del contenido de los documentos que suministran para esta
comprobacin es necesario analizar si los datos documentales suministrados por la fuente son
crebles o, por el contrario, nos ofrecen visos de veracidad.
3.- Estudio del soporte documental. Por ltimo, es muy importante efectuar un estudio sobre el
soporte del documento. El anlisis debe realizarse en tres campos distintos:
a).- Contraste con el documento original. Cuando se dispone de una copia documental se debe
intentar contrastarla con el original. En la mayora de los casos los periodistas investigadores
trabajan con fotocopias de originales y solo en muy contadas ocasiones pueden acceder a los
originales, ya que son irremplazables y se pueden echar en falta.
Es importante tener en cuenta que las fotocopias se pueden manipular con facilidad. Por ejemplo,
conservando el membrete del documento y las firmas que lo avalan, pero cambiando el texto
original.
La comprobacin ms fiable es la de comparar la copia con el original. Sin embargo, es un
proceso que en la mayora de las ocasiones no se puede realizar, ya que el acceso a los originales
suele ser muy restringido y casi nunca pueden sacarse del lugar donde se encuentran guardados.
b.- Contraste con las personas implicadas en el documento. Cuando no existe ninguna
posibilidad de validar el documento comparndolo con el original se puede presentar el
documento disponible ante alguna de las personas implicadas en l para observar sus reacciones.
Se trata de una frmula arriesgada ya que no se puede saber la reaccin que va a tener la persona
afectada. En esta entrevista se debe prestar atencin a los gestos ms que a las palabras ya que
mientras que las palabras pueden controlarse conscientemente los gestos surgen del
subconsciente y pueden traicionar al entrevistado.
c.- Anlisis especializado. Como ltima posibilidad cabe realizar un anlisis especializado del
documento en cuestin, anlisis que puede incluir la fotografa infrarroja o ultravioleta, procesos
qumicos, espectografa o cualquier otro mtodo utilizado en las tcnicas de criminologa con la
finalidad de determinar su autenticidad.
Si despus de haber intentado estos tres pasos para determinar su autenticidad no se ha
conseguido ratificarla, la credibilidad del documento deber ser puesta en duda y considerarla
como si se tratara de un simple rumor.
El trabajo con los archivos
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La mayor parte de las buenas investigaciones periodsticas se inician con un exhaustivo repaso a
los archivos, ya que las premisas iniciales del trabajo de investigacin deben sustentarse en un
conocimiento profundo de los hechos sobre los que se debe investigar.
Un periodista no puede lanzarse solo a una situacin corrupta solo porque le parezca que es
incorrecta o porque alguien se lo haya sugerido, sino que deber tener en sus manos el mximo
de indicios posibles para decidir si el trabajo que va a iniciar puede realizarse.
De ah que el trabajo de documentacin del tema que se va a investigar debe abordarse al
principio del proceso de investigacin; es decir en el momento en que se va a proceder a disear
el plan de trabajo.
En esta fase, el periodista intenta acumular el mximo posible de material documental para
disponer de un marco de fondo lo suficientemente amplio como para ratificar o desechar la
viabilidad de la informacin. Solo la comprensin profunda de los temas, as como sus
conexiones y complejidades permiten al periodista investigador llegar a buenos resultados.
El trabajo de documentacin durante los primeros pasos de una investigacin es importante
desde varias perspectivas diferentes:
1.- Sirve para efectuar una aproximacin inicial al tema de inters, lo que permita una primera
confirmacin de las hiptesis de trabajo. Adems facilita la comprensin de los temas complejos
y coloca al investigador ante sus primeros datos.
2.- Al situar al investigador ante los primeros datos, la frase documental le da pista para realizar
un ajustado plan de trabajo con fuentes personales. Un buen trabajo de archivo permite al
investigador conocer cules van a ser inicialmente sus fuentes idneas y en qu terrenos deber
moverse para conseguir buenos informantes. Es un trabajo que le permitir avanzar con rapidez
en el complicado mundo de las fuentes de informacin.
3.- Es imprescindible para poseer un buen background, o material de contexto, que servir para
interrelacionar el tema investigado con sucesos similares o colaterales que han acontecido con
anterioridad, con los que el periodista podr dar una dimensin superior al trabajo realizado.
Esta fase de apoyo documental exige al periodista una buena dosis de paciencia, gran dedicacin
y, pone al descubierto su capacidad de anlisis. A lo largo de este proceso deber consultar
documentos, informes, libros, diarios, etc., pero, por el contrario es un trabajo necesario que
facilitar posteriormente el desarrollo de la investigacin.
A pesar de su importancia, el trabajo con los archivos no est suficientemente desarrollado,
debido an a la incipiente informatizacin de reas muy importantes de la vida pblica.
Lo cierto es que en la actualidad, muchos periodistas profesionales todava no saben trabajar con
bancos de datos ni tienen capacidad para relacionar unas variables con otra. Un buen equipo de
investigacin precisa de un importante soporte documental. Hoy en da por ejemplo, con los
medios tcnicos existentes al alcance de cualquiera, simplemente con procesar los boletines
oficiales y estudiar las adjudicaciones de contratos realizados por los organismos oficiales, se
pueden estudiar las empresas que estn detrs de esas adjudicaciones, se puede conocer la
identidad de las personas que estn detrs de esas empresas. Esa es en definitiva la importancia
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de los archivos. Ese es el resultado de una base de datos bien organizada y hacia ah ha
comenzado a caminar tambin el periodismo de investigacin.
Ricardo Arqus no duda en resaltar la importancia del trabajo de archivo al tiempo que reconoce
la deficiente situacin en que se encuentra en los medios de comunicacin un rea tan
importante. Unas deficiencias que acaban por marcar el trabajo profesional de los periodistas.
El archivo siempre es importante, lo que pasa es yo no s si estoy acostumbrado a trabajar en
sitios que siempre han tenido un psimo archivo. En general los peridicos tienen un psimo
archivo. Creo que esta circunstancia ha marcado mi trabajo profesional en el periodismo de
investigacin. Me he acostumbrado a trabajar sin acudir permanentemente a los archivos y, de
hecho, el archivo que tengo es mo, elaborado tras aos y aos de prctica profesional.
Tambin los estudiosos de temas de comunicacin, como Montserrat Quesada (1987), destacan
la importancia de los archivos en el ejercicio de la profesin periodstica. Para la autora, los
archivos son fundamentales para el ejercicio del periodismo de investigacin al menos por cuatro
razones:
1).- A partir de los archivos es posible acceder a documentacin de primera mano, la cual teir
de objetividad o por lo menos de los datos del artculo de investigacin.
2).- A partir de los archivos se puede conseguir una documentacin exhaustiva sobre el tema a
investigar, lo cual, ahorrar mucha prdida de tiempo en divagaciones y falsas suposiciones o
hiptesis errneas que pueda formular el periodista.
3).- A partir de los archivos el periodista podr obtener la verificacin ms firme de los hechos
que est investigando.
4).- Gracias a los archivos es posible encontrar temas originales de investigacin. Para ello el
periodista debe disponer de un conocimiento exacto del funcionamiento del sistema social que le
permita captar inmediatamente cundo algo no marcha como debiera.
Existen numerosos archivos a los que el periodista investigador puede acudir para realizar sus
consultas e investigaciones; archivos personales, del medio de comunicacin, agencias
informativas, privados, pblicos, etc.
Ya hemos comentado cuando hablbamos de la consulta a los archivos pblicos, las facultades
legales que existen para acceder a este tipo de datos. Adems, en la prctica, a pesar de que el
periodista tiene derecho a consultar datos en registros de diversa ndoles, suele encontrarse con
serias dificultades para que se le permita trabajar libremente en estos archivos.
En los archivos pblicos como bibliotecas y hemerotecas apenas existen problemas para realizar
las consultas que se precisan, basta simplemente con cursar una solicitud para que normalmente
se abran las puertas.
Lectura: Compilado de Caminos Marcet, Jos. Periodismo de Investigacin: Teora y Prctica.
Editorial Sntesis, Madrid, 1997.Pginas: Captulo 205-213.
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El contacto con fuentes y el estudio previo de documentos resultaron muy tiles para planificar
la entrevista con un industrial colombiano, que haba manejado a su antojo las finanzas de una
empresa automotriz colombiana en la que tena participacin el gobierno nacional. Antes de la
entrevista conoc por lo menos cinco documentos extensos en los que el sagaz empresario
explicaba su gestin a organismos del Estado, que como bien se sabe, estn muy interesados en
conocer los hechos en profundidad.
En los primeros minutos el entrevistado trat de repetir el guin exculpatorio con el que haba
convencido al gobierno para evitar una investigacin criminal, pero no contaba con que mis
fuentes ya me haban indicado las contradicciones que existan, en esos argumentos. Esto lo
forz a dar respuestas ms elaboradas y que no reflejaban la preparacin que haba exhibido en
el primer nivel de preguntas.
Un cuestionario bien elaborado y revisado varias veces por usted y algn compaero de trabajo,
garantiza el control de la entrevista. Recuerde que sta puede ser su ltima oportunidad de
verificar la informacin y que cualquier pregunta que quede sin hacer, dejar un vaco insalvable
en su reportaje. Un cuestionario asegura que se acordar de todos los puntos que quiere tocar,
facilita el mantener el curso correcto de la entrevista y demuestra a la persona a quien se
entrevista que usted a dedicado tiempo y esfuerzo en preparar el tema.
He comprobado muchas veces que es muy til que las primeras preguntas del cuestionario
tengan como objetivo llevar al entrevistado a reconstruir cronolgicamente los hechos con sus
propias palabras. En ese recorrido he descubierto detalles inditos que sirven para agregar, sobre
la marcha, nuevas preguntas. Agotada la narracin cronolgica, las siguientes preguntas deben
estar orientadas a buscar un comentario del entrevistado. Es la clsica pregunta Qu opinin le
merece? Cmo describira usted...? Por supuesto, el cuestionario debe tener preguntas fcticas
sobre tiempo y espacios que usted necesita precisar, ya las preguntas obvias o tontas.
En busca de la entrevista
Son raros los casos en que los comprometidos en una investigacin se niegan a conceder una
entrevista. Cuando la persona no quiere hablar, es muy importante que usted agote todos los
recursos posibles para demostrar que no est tratando de cumplir con un requisito, sino que
realmente la versin de la persona es fundamental para su artculo. Una simple negativa a tomar
una llamada telefnica no es suficiente para decir a los lectores que la persona se neg a
responder.
En la unidad investigativa tratbamos por todos los medios que la persona reticente se enterara
de que su opinin era muy importante para el informe. Nuestro procedimiento inicial consista en
llamar a la oficina de la persona, y si no la encontrbamos despus de intentarlo dos o tres veces,
le decamos a quien respondiera que estbamos preparando un informe sobre un asunto que
podra involucrar a la persona, y que por tal razn era decisivo para nosotros tener su opinin.
Anotbamos la fecha y hora de la llamada y el nombre muy importante- de la persona que
respondi. Si la persona no responde procure un encuentro personal, ir a su casa, hablar con su
abogado, sus amigos ms cercanos, sus compaeros miembros de la junta directiva, y hgales
saber que usted quiere hablarle.
Al otro extremo de los entrevistados reticentes se encuentran aquellas personas que, al enterarse
que las personas siguen sus pasos insisten en que se les conceda una cita para explicar sus
actuaciones antes de que usted concluya su indagacin. Lo ms conveniente es informarles que
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en su oportunidad podrn exponer sus puntos de vista. Evite a toda costa esas entrevistas
prematuras forzadas por los involucrados.
Jugar de local o visitante
Dice Daniel Samper que hacer la entrevista en la entrevista en la oficina del peridico tiene para
el reportero las ventajas del equipo de ftbol que juega de local. Una de esas ventajas es evitar
que la persona interrumpa la entrevista que haba concedido, para atender actividades de su
oficina o se su casa. Por ejemplo, hay funcionarios que despus de una pregunta incomoda,
resuelven llamar a un subalterno que conoce mejor el asunto o atender las llamadas pendientes.
Estas interrupciones diluyen la responsabilidad del entrevistado y restan continuidad a la
entrevista.
En agosto de 1986 trataba de establecer el origen de unos baos saunas y otras compras
suntuarias para el Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, una institucin del gobierno
colombiano. En entrevista con una emisora de radio, el director de la entidad haba negado que
hubiera adquirido los equipos de baos sauna para la sede de la direccin. Pero nos habamos
enterado que los baos estaban instalados en el stano del SENA.
Para un instituto de bajos recurso que deba ceirse a los programas de austeridad del gasto
pblico que pregonaba el gobierno, la inversin era a todas luces innecesaria. Tuve una
entrevista con el director, despus de tratar de reconstruir el proceso de adquisicin y de
preguntar varias veces por los funcionarios responsables de la compra, el director empez una
maratn de llamadas telefnicas a diferentes dependencias. En pocos minutos la oficina estaba
llena de funcionarios, todos hablando al mismo tiempo y practicando lo que en trminos
burocrticos se conoce como deslinde de responsabilidades, y en lenguaje comn lavarse las
manos. Al terminar la entrevista y pese a que se trataba de un caso simple, no pude saber a
ciencia cierta quien haba ordenado la compra de los equipos.
Otra ventaja de jugar de local, es que el entrevistado est desprovisto del escenario que enmarca
su poder y autoridad. No es lo mismo que estar frente a un funcionario, por ejemplo, en una
simple y desmantelada sala de entrevistas de un peridico, que sentado frente a su imponente
escritorio en una oficina custodiada por secretarias, asesores y probablemente guardaespaldas. Si
el entrevistado se siente ofendido por las preguntas del periodista en la oficina de peridico, lo
mximo que puede hacer es retirarse. Pero si est en la oficina, quiz no dudar en echar al
reportero de mala manera y con la certeza de que podr dar una versin a su acomodo del porqu
se vio obligado a tomar esa decisin.
Cuando Alberto Donado buscaba a los responsables del fraude en el Banco del Estado, se
present en la oficina del gerente de una de las firmas de Jaime Mosquera, presidente del banco,
para averiguar sobre los nombres ficticios que haban sido usados por algunos directivos para
sacar dinero del banco.
De entrada le dije que los ganaderos no existan y le propuse que contara cmo se los haba
inventado. El veterinario se puso bastante molesto y me invit a retirarme de su oficina, no sin
antes sugerir que nos investigara a Daniel Samper y a m por evasin de impuestos.
Entrevista en pareja
Despus de una encuesta a varios periodistas investigadores de Estados Unidos, Paul Williams
concluy que la participacin de un segundo reportero en la entrevista clave es recomendable.
Adems de ayudar a corroborar la informacin, la segunda persona ofrece a la sesin la
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- La entrevista pierde ritmo porque el entrevistado interrumpe cada vez que quiere hacer un
comentario off the record
- Puede presentarse fallas tcnicas: la cinta se atasca, las bateras se acaban o la voz queda
opacada por
interferencias de ruidos imprevistos o aparentemente insignificantes como el
del aire acondicionado y
las luces de nen. Estos riesgos tcnicos se multiplican cuando la
entrevista se hace por telfono.
- La trascripcin es una labor muy larga y engorrosa.
Uno de los mayores enemigos del uso de la grabadora es el periodista Gay Talese, que considera
al aparato un intruso que no permite a las personas ser francas y libres. En Latinoamrica el
uso de la grabadora ha dejado de ser un dilema tcnico y se ha convertido en una necesidad
probatoria. Mucha gente no confa en que el reportero respete sus declaraciones, y los reporteros
no quieren correr el riesgo de que los entrevistados aparezcan el da siguiente de la publicacin
diciendo que sus declaraciones fueron tergiversadas.
Aunque usar grabadora o no es una decisin que depende de cada circunstancia, lo ideal es
grabar y tomar notas al mismo tiempo, no slo de las declaraciones importantes, sino de las
actitudes del entrevistado y de las ideas que se le ocurran al periodista para averiguar
posteriormente. Bob Greene, sostiene que cuando su equipo del Newsday va a una entrevista
clave, invariablemente solicita que sea grabada y le sugieren al entrevistado que hagan lo mismo.
Nosotros no nos basamos en la grabadora como el instrumento principal, dice Green. La
usamos slo para clarificar notas para la cita exacta.
Fuente: Compilado de Reyes Gerardo. Periodismo de Investigacin: Teora y Prctica. Editorial
Sntesis, Madrid, 1997. Pgs. 169-176.
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LA CONFIRMACIN DE DATOS
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Un nmero nunca debe ser empleado como tal si antes no ha sido debidamente confirmado a
travs de un proceso adecuado que tenga en cuenta su procedencia (oral o documental), la
credibilidad de la fuente, la posibilidad de ser razonablemente cierto y, en general, si no se ha
encontrado otras fuentes independientes concordantes, no se ha podido contrastar un documento
con su original y/o con las personas implicadas en l, o en casos especficos- si no se lo ha
sometido a un anlisis tcnico especializado.
Cuando el periodista obtiene un dato y, lgicamente, antes de que lo utilice o publique, siempre
es aconsejable que dedique el tiempo necesario para cotejarlo y confirmarlo. A menudo al
hacerlo se evitan problemas de considerable importancia y difcil reparacin a posteriori.
Partiremos, naturalmente, del dato a confirmar. Y dividiremos su posible origen en dos
procedencias de muy diferente estructura y calidad, como son la oral y la documental. Cada una
de ellas obligar a realizar un proceso de confirmacin apropiado que, sustancialmente, ser
distinto en uno y otro caso.
Para confirmar un dato de procedencia oral, el primer paso ser intentar una validacin de la
fuente. Con los medios que se tenga a su alcance, se analizar la fuente emisora del dato para
poder determinar su fiabilidad.
Si no es fiable (y cada uno tiene que hacerse su propia gradacin de fiabilidad en funcin de
considerandos personales y temporales), ser recomendable desechar la informacin o, al menos,
mantenerla en reserva, sin utilizar, hasta que se obtenga algn otro dato de apoyo procedente de
alguna otra fuente, oral o documental, que aporte la confianza necesaria.
En caso de que la validacin de la fuente arroje un resultado positivo, debe procederse
seguidamente a la validacin posibilista del contenido. De la forma tambin ya descrita, se
intentar si verificar si el contenido del dato en estudio tiene posibilidades de ser real o no. Por
mucha credibilidad que podamos darle a un dato procedente de un ministro, por ejemplo,
difcilmente podramos tomarle en serio si afirmase que Espaa va a convertirse en breve en
exportadora de diamantes. Bastara adquirir un mnimo de conocimiento sobre la actual
distribucin internacional de la industria del diamante para poder desestimar tal supuesto en
razn de su imposibilidad.
Si las dos comprobaciones hechas hasta el momento resultan favorables, el paso siguiente debe
ser la bsqueda de fuentes ajenas concordantes. La norma de contrastar los datos entre las
fuentes independientes entre s, impuesta por el diario The Washington Post a sus profesionales,
a partir del caso Watergate, ha sido aceptada por los profesionales ms serios de otros medios,
esta simple regla evita caer en el error (interesado o no) que puede dimanar de una sola fuente, y
obvia aadiendo rigor- la siempre posible coincidencia casual entre dos fuentes. Al introducir
una tercera fuente ajena (si lo es verdaderamente) las posibilidades de que el dato sea cierto son
muy altas.
Mientras no se obtenga esta triple confirmacin, el periodista debera poner en duda el dato y no
utilizarlo. Si por el contrario el dato, el dato es apoyado por partida triple, se dar por confirmado
y estar listo para ser usado. Pero, sin embargo, esta norma, que conoce cualquier estudiante de
periodismo, no es aplicada por los profesionales con la asuidad que sera deseable. Hay diversos
motivos para ello.
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forma suficiente. Y, en buena lgica, tal prueba deber pasar por el proceso de anlisis que
describiremos a continuacin.
Cuando el dato a confirmar tiene una procedencia documental, se empezar, al igual que en
proceso oral, por intentar una validacin de la fuente. Por regla general, aunque ello no deba ser
tomado siempre como norma, cuanto ms fiable sea la fuente emisora, ms confianza podr
merecer el documento concreto que aporte.
Del mismo modo que en el proceso oral, a lo anterior tambin le seguir la validacin posibilista
del contenido que podr realizarse segn lo ya apuntado.
Hagamos un inciso para comentar uno de los casos reales con los que me he encontrado durante
mi trabajo habitual, y que hace intuir que las cosas no son siempre tan fciles ni lgicas como
cabra esperar.
Estaba investigando una serie de casos de nepotismo y corrupcin que se haba instaurado como
norma en uno de los ms importantes ayuntamientos del pas (1987). Despus de meses de
trabajo y de conseguir una serie de confidentes importantes, haba obtenido una buena gama de
documentos que avalaban que las sospechas que haban originado el trabajo eran fundamentadas.
De repente, un da, un funcionario me facilit dos documentos, con membrete oficial de
Ayuntamiento, mediante los que se poda probar que los altos cargos municipales tenan
conocimiento y participacin en la corrupcin investigada.
La fuente que haba encontrado los documentos en una carpeta de escritos anteriores, mereca
mucha fiabilidad. El contenido de los mismos (dos cartas entre implicados en los hechos) se
correspondan perfectamente con los datos aportados por cuatro testimonios distintos y no
relacionados entre s. La conclusin ms lgica de ambas validaciones era positiva.
Los documentos eran una bomba. Y lo eran hasta un punto realmente insospechado: eran
absolutamente falsos. Su autor (bastante claro a posteriori) pretenda que el periodista los
utilizara como prueba para, al demostrarse su patente falsedad, inutilizar as el resto de las
pruebas autnticas (al tiempo que permita poner en evidencia al confidente que los haba
filtrado). El dardo envenenado fue descubierto a tiempo por un detalle que revelaba que se haba
hecho un burdo montaje con dos fotocopias amaadas. De haberse realizado un trabajo ms
profesional, avalado como vena por el contenido de las cartas que reflejaban una situacin real,
se hubiese corrido un serio riesgo de caer en la trampa.
Por este motivo, todo dato documental debe ser sometido a una validacin del soporte
documental, que realizar en tres campos o aspectos diferentes.
Cuando se obtiene un documento, uno de los anlisis necesarios ser el de intentar realizar un
contraste con el documento original. Lo ms frecuente es que el periodista investigador reciba
fotocopias (o copias en diversos soportes: fotogrfico, magnetofnico, informtico, etc); slo en
contadas ocasiones si nos referimos a documentos que posean una cierta importancia se tiene
la suerte de poder contar con originales.
Con un documento cualquiera en la mano es factible que se presenten, al menos, dos problemas:
uno es que las copias son siempre soportes muy fciles de manipular; el otro es que, aunque
dispongamos de un original, nunca pueden saberse con facilidad si lo que contiene se ajusta a la
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realidad o no. Ambos problemas slo pueden solventarse con un estudio detenido de las
probabilidades.
Comparar una copia documental con su original es una buena forma para asegurarse de la
autenticidad de las copias que se reciben. Pero esto no puede realizarse a menudo por motivos
obvios. Habitualmente no puede hacerse ms all de los casos en que se compra un paquete de
informacin o es el propio periodista el que hace personalmente las copias. En los casos ms
cotidianos, los originales tiene la mala costumbre de estar celosamente guardados en archivos o
cajas de seguridad de difcil o imposible acceso.
Pero antes que resignarse a la suerte, es ms sano intentar ejercitar la imaginacin. Y, si se hace,
puede descubrirse que hay medios indirectos, aunque eficaces, para poder autentificar una copia
que apenas tiene valor probatorio por s misma.
Uno de los mtodos que ms utilizo y que mejor resultado me ha dado es el de comparar letras o
tipos mecanogrficos. En el transcurso de cualquier investigacin siempre procuro recoger
muestras sin importancia que, finalmente, acaban siendo fundamentales. Obtener por citar
ejemplos reales, una carta original en la que se afirman determinados hechos de una alta
personalidad, pero ests firmada con meras iniciales, puede ser intrascendente.
Pero la cosa vara si se sabe a quien pertenecen las iniciales y se logra otro documento inocuo,
aunque firmado- escrito por la misma persona y con la misma mquina de escribir (cada una
tiene su sello). O, en otro caso, en el que utilic a un infiltrado preparado especialmente para la
ocasin, hice anotar todos los nmeros de serie de las mquinas de escribir y recoger muestras de
sus tipos y de las hojas de papel carbn usado todava hay instituciones que lo emplean- para
copias. Dado que, por seguridad, los investigados de este ejemplo escriben todos sus documentos
en papel sin membrete y con firma codificada, en caso de que pretendieran aportar documentos
falsos tendran que enfrentarse a pruebas nada ortodoxas pero, que duda cabe, eficaz. Y las
posibilidades de contraste y autentificacin indirecta son realmente abundantes.
Cuando no hay la menor posibilidad de validar un soporte documental por medio del contraste
directo o indirecto con el original, o, al menos con la fuente emisora, siempre cabe intentar un
contraste con los implicados en el contenido del documento. sta es una frmula arriesgada y
efectiva a parte iguales, slo que casi nunca puede saberse previamente hacia que lado de la
balanza va a decantarse la reaccin del interrogado.
AL enfrentar a un individuo con un documento hay que estar ms pendiente de sus gestos que de
sus palabras, ya que, mientras estas son fciles de controlar conscientemente, los gestos tiene
tendencia a aflorar desde el sustrato no consciente del sujeto. Un rictus amagado o una sonrisa
abierta, pueden ser ms definitorios sobre la validez del documento que toda una hora de
argumentaciones.
De todas formas, sta es una posibilidad a emplear slo en casos extremos; salvo que se use con
otra finalidad estratgica: habitualmente para poner nervioso a un implicado y obligarle a
moverse, o para intentar obtener algn acuerdo favorable para la investigacin. En todos los
supuestos, en general, ser ms atinado ensayar esta tcnica cuando la investigacin ya est a
punto de concluir o cuando se haya quedado estancada irremediablemente.
Finalmente como ltima posibilidad de validacin del soporte documental, podr recurrirse al
anlisis especializado. Este concepto engloba todo el proceso analtico (fotografa infrarroja o
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Hoy en da, los temas de corrupcin son de permanente actualidad. De ah que la publicacin
sobre una investigacin de este tipo implica que no haya que esperar a un momento oportuno
para su publicacin. Puede suceder sin embargo, que se realicen investigaciones y se retenga su
publicacin hasta buscar el momento adecuado. No obstante, esta prctica muy frecuente en el
reportaje, no lo es tanto en el trabajo de investigacin debido fundamentalmente a esa capacidad
de los textos de investigacin de crear su propia actualidad.
Por otra parte los textos de investigacin siempre son inditos y de un inters general. Inditos
porque informan sobre temas ocultos, que no circulan por los cauces habituales de la
informacin, ni utilizan nunca fuentes comunes, sino que se apoyan siempre en investigaciones
propias del redactor.
De inters general porque tratan sobre temas que, en la mayora de los casos, podramos
denominar de inters pblico. Tenemos as reunidos en los textos de investigacin dos de los
ingredientes ms importantes de la informacin de actualidad, que conforman adems las
cualidades iniciales que se le presuponen a cualquier acontecimiento que pretende convertirse en
informacin: el inters general y el alcance pblico.
Adems, poseen el resto de cualidades propias de los acontecimientos de inters periodstico; es
decir, aquellas que en algn grado presentan las cuatro siguientes caractersticas: novedad,
genericidad, excepcionalidad y tempestividad (Casass, 1988:95-97).
1) Novedad. La informacin de investigacin tiene un claro e importante componente
novedoso, aunque no entendido como la aparicin de un acontecer fortuito que irrumpe de
forma accidental o impetuosamente, sino como el fluir de algo que, aunque no es novedoso
temporalmente, aparece espontneamente con las cualidades de algo imprevisto,
espectacular, singular y accidental, y que, al igual que sucede con el acontecer informativo
normal, nos permite medir la intensidad del factor sorpresa
2) Genericidad. La genericidad hace referencia al grado de inters que un acontecimiento posee
para un gran nmero de personas. La genericidad est, por tanto vinculada al mayor o menos
nmero de personas afectadas por el alcance del hecho; tanto por la cantidad de personas
implicadas, como por la amplitud del pblico interesado en conocerlo. Desde esta
perspectiva, gran parte de los textos de investigacin tiene un alto grado de genericidad, la
misma que est estrechamente vinculada al inters general y a la dimensin pblica y, por
tanto a las necesidades informativas objetivas de la poblacin.
3) Excepcionalidad. Los textos de investigacin poseen, un alto grado de excepcionalidad,
entendida esta como la trasgresin de una norma o de una regla generalmente respetada o
compartida. La existencia del periodismo de investigacin se fundamente en el conocimiento,
estudio y difusin de comportamientos transgresores de las normas y que, por consiguiente
se convierten en acontecimientos de inters pblico. Excepcionalidad tanto por el carcter
pblico o notorio de los personajes que habitualmente aparecen en los textos de investigacin
naturaleza subjetiva como por su naturaleza objetiva, al tratarse de infracciones,
vulneraciones, violaciones o transgresiones de normas que acarrean perjuicios individuales o
colectivos.
4) Tempestividad. Desde el punto de vista de la vinculacin con el acontecimiento informativo,
el aspecto menos caracterstico del texto de investigacin hace referencia a la tempestividad.
Si entendemos la tempestividad como la relacin temporal oportuna entre la consumacin de
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Con esta nica excepcin, los textos de investigacin dan respuesta, por lo tanto, prcticamente a
todos los topoi fundamentales. Algo que los hace completos que los textos exclusivamente
informativos, que se limitan a responder, segn cada una de sus variables, a tan solo algunas de
las preguntas fundamentales. Los textos exclusivamente informativos son siempre narrativos
responden a los interrogantes qu, quin y cundo- o descriptivos responden a los interrogantes
qu, quin, dndeSin embargo los textos de investigacin se diferencian tambin con claridad de los textos
exclusivamente interpretativos editorial, comentario, columna, crtica- porque stos responden
nicamente a los topoi por qu y cmo, lo que les convierte en argumentativos.
Estructura externa del texto de investigacin
Hablar de estructura externa del relato informativo supone referirse a la presentacin formal de
los diversos contenidos que se agrupan en un texto. Es la manera en que se organiza y clasifica el
contenido. Es decir, una organizacin global esquemtica, que Teun van Dijk (Analisi n 718,
1983, 85) denomina superestructura.
Se trata tambin de un proceso de jerarquizacin en la exposicin de los datos; por lo tanto, de
una actuacin selectiva en el orden textual que conduce en mltiples ocasiones a la utilizacin de
una estructura convencional.
En la presentacin de los textos informativos, la disposicin y el orden de los datos, su estructura
externa, configuran un esquema genuino que los diferencia de las narraciones. En estas ltimas,
el esquema de presentacin de datos corresponde con lo que en la Retrica clsica se
denominaba dispositio o colocatio y que tena su expresin ms comn en los esquemas de
modus per tempora o exposicin cronolgica, y el modus per incrementa, o exposicin de inters
creciente.
Por lo contrario los textos de investigacin, a pesar de no regirse por las pautas rgidas de la
noticia, estructuran sus datos con un esquema genrico que se ajustan a la misma ley que rige la
exposicin de los textos informativos: la ley de inters decreciente ms conocida como la
pirmide invertida.
Adems, como hemos sealado, el texto de investigacin rene los aspectos esenciales de los
textos eminentemente informativo. A pesar de que estamos ante un texto que encuadramos en el
gnero reportaje, al contrario de los que sucede habitualmente en los reportajes normales, que
utilizan casi siempre titulares apelativos y expresivos, el titular del reportaje de investigacin, es
siempre informativo, porque responde a las preguntas quin y qu: quin es el protagonista de
nuestra historia y que a hecho ese protagonista.
El primer prrafo de la informacin se estructura casi siempre tambin de acuerdo con las
estructuras clsicas de la informacin. En casi todas las ocasiones recoge las dos preguntas del
titular (qu y quin) e incorpora las otras preguntas que suelen intervenir en la redaccin de este
prrafo inicial: cundo, dnde y cmo.
A partir de ah, con unas u otras particularidades, se va estructurando el texto en un orden
decreciente de inters, en el que los elementos esenciales de la investigacin aparecen en los
primeros prrafos de la estructura.
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En algunas ocasiones, y sobre todos en los textos de investigacin que aparecen seriados durante
varios das en el medio de comunicacin, despus del primer prrafo y antes de proceder a
desarrollar el resto de datos en el cuerpo del texto se intercala un prrafo, que periodsticamente
se conoce con el nombre de cuello de informacin, en el que se incorporan datos que han
aparecido publicados en das anteriores y que sirven para recordar al lector aspectos importantes
para la comprensin de la informacin.
El texto de investigacin y el reportaje en profundidad
El periodismo de investigacin en periodismo basado en la informacin amplia, exhaustiva y
profunda de temas desconocidos para el pblico. Es, por lo tanto, un periodismo que se puede
denominar tambin de profundidad. El periodista, a travs de distintos ngulos, analiza en
profundidad situaciones que podran considerarse de inters social y que normalmente no son
abordadas por el periodismo diario.
Este anlisis profundo hace que en ocasiones el texto surgido como resultado de una
investigacin periodstica pueda ser confundido con el reportaje en profundidad. Esta confusin
puede acrecentarse si tenemos en cuenta que, en la prctica, el resultado de la investigacin
periodstica deriva casi siempre en un texto con caractersticas que pueden ser tambin propias
del reportaje en profundidad.
Si nos centramos brevemente en las definiciones que aportan diversos autores sobre el reportaje,
podremos percibir claras conexiones.
Para Martnez Albertos (1983:314), el reportaje podra definirse como el relato periodstico
descriptivo o narrativo- de una cierta extensin y un estilo literario muy personal en el que se
intenta explicar como han sucedido unos hechos actuales o recientes, aunque estos hechos no
sean noticia en un sentido riguroso del concepto.
Para Lorenzo Gomis (1991:46), en el reportaje el reportero se acerca a los hechos, a sus actores,
a sus testigos, pregunta, acopia los datos, los relaciona y despus de todo esto se acerca al lector
con los recursos de la literatura y libertad de un texto firmado, para que el pblico vea, sienta,
entienda lo que ha ocurrido, lo que piensa y sienten los protagonistas, testigos o vctimas, y se
haga cargo de lo que fue el hecho en su ambiente.
Martn Vivaldi (1986:65) se refiere al reportaje como el relato periodstico esencialmente
informativo y libre en cuanto el tema, objetivo en cuanto al modo (...), mientras que Phillipe
Gaillard (1972:70) destaca estas mismas caractersticas cuando afirma que es el trabajo
mediante el cual se trata de reunir el mximo de informacin en torno al asunto y tambin sobre
el contexto del acontecimiento, los hechos que lo han precedido, lo que de l se espera y la
atmsfera que lo rodea.
Si nos atenemos a estas definiciones, podemos decir que el texto de investigacin recoge en s
mismo todas las caractersticas propias del reportaje en profundidad.
Tanto uno como otro son textos fundamentalmente informativos. Se salen de las fronteras de
informacin diaria, profundizan en los temas, estudian los hechos vinculndolos a sus posibles
consecuencias y se recrean en los detalles mucho ms all de lo que se puede hacer mediante una
informacin simple.
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acerca de la posible evolucin futura de los hechos, por lo que se diferencian notablemente de los
textos informativos de interpretacin.
En la actualidad, en el trabajo informativo, ha quedado ya superada esa fase en la que se supona
que un texto deba ajustarse a una exposicin simple y descriptiva, los periodistas han pasado de
exponer a interpretar. Su trabajo no supone ser simples transmisores de lo que sucede, sino en
interpretar y analizar lo que pasa y exponerlo al pblico con conviccin y claridad.
Se trata, en definitiva de plantearse que es lo que quiero informar, partiendo del hecho de que los
datos aislados resultan hermticos en no pocas ocasiones y en consecuencia, deben ser
analizados, valorados y explicados.
Desde esta perspectiva, la separacin radical entre informacin y opinin hasta no hace mucho
tan propia de la prensa anglosajona- se ha visto claramente superada por un tratamiento
informativo en el que se mezclan los datos con la interpretacin, anlisis y valoracin de los
hechos.
Lectura: Compilado de: Caminos Marcet Jos Mara. Periodismo de Investigacin: Teora y
prctica. Editorial Sntesis, Madrid, 1997, Pgs. 111-117
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lugar a que otros informes, quiz menos importantes pero con mejores ayudas, tengan ms
audiencia.
Las noticias del diario pueden recortarse, pasarse de mano en mano y archivarse en una
biblioteca. Semanas despus de haberse publicado un caso importante, puede hacerse circular
una copia entre las personas interesadas y estimular la reaccin que el reportero quiera. Las
seales de televisin y radio salen al espacio hacia una estrella distante. Si a la gente se le pasa la
hora de un noticiero televisivo, solo verbalmente o mediante un videocasete puede enterarse de
lo que no vio.
Los periodistas han encontrado que algunos aspectos de la recoleccin de informacin difieren,
dependiendo de si el caso se presenta en los diarios o por televisin. Los reporteros
investigativos de los diarios hacen su trabajo annimamente. Las personas a quienes entrevistan
pueden no conocerlos y necesitar que se les cuente qu trabajos han publicado, para saber que
son competentes. En contraste, los de televisin son como viejos amigos. Los contactos los han
visto en la pantalla exponiendo ante la opinin pblica malas acciones. La gente los reconoce
como personas que dan informacin valiosa.Qu persona oprimida no querra que un Mike
Wallace viniera en su defensa? Y qu charlatn no se sentira atemorizado si Wallace se
presentara a su puerta? Cuando un periodista de televisin presenta un caso, el televidente puede
juzgar su precisin con base en la experiencia anterior con ese periodista. El lector, por su parte
tender a pasar por alto el crdito al reportero, que aparece al principio del artculo, y a prejuzgar
a este por la confiabilidad general del diario.
Un reportaje investigativo de televisin rara vez puede manejarlo una sola persona. Un trabajo
bien hecho para este medio es una combinacin de realizacin periodstica y tcnica, y
consecuentemente, su produccin es mucho ms costosa. Cuando se usan cmaras de televisin
probablemente el presupuesto no permita que un equipo vaya da tras da a un determinado lugar
para tratar de conseguir la toma perfecta. Por limitaciones de presupuesto, los productores
estn obligados a buscar lo ms seguro, como sera una toma de la cabeza de una persona
hablando por micrfono en el curso de una entrevista acordada de antemano.
No es raro que periodistas de prensa y de televisin trabajen conjuntamente. Las programadoras
de televisin tienden a recoger casos inicialmente publicados por el diario local. A menudo dan
el crdito al diario y muestran una fotografa del titular. Si los dos medios estn trabajando
efectivamente juntos, a los reporteros de televisin pueden drseles informacin previa sobre el
caso, de tal manera que puedan conseguir las ayudas visuales que han de respaldarlos, incluida
entrevistas grabadas con sujetos del informe. Un esfuerzo investigativo conjunto produce ms
impacto. La estacin de televisin aprecia la ayuda, y la administracin del diario aprecia la
presentacin adicional por el otro medio.
En ocasiones, el periodista investigativo busca la publicacin de un libro para superar las
desventajas del diario y la televisin. Un libro proporciona el espacio para contar una historia
complicada y hace posible el uso de ilustraciones y grficas. Pero la publicacin de un libro
carece de inmediatez. El tiempo necesario para prepararlo y distribuirlo hace improbable que el
libro pueda servir como parte de una primicia noticiosa oportuna. La recoleccin de informacin
y la redaccin de algunos libros investigativos requieren aos; sin embargo, estos son tiles para
examinar un suceso polmico del pasado, como el asesinato de un presidente o la carrera de una
figura pblica fallecida. Para que un libro investigativo tenga xito, el tema tiene que ser de un
atractivo tan amplio que la gente est dispuesta a comprarlo. Las emisiones de televisin y radio
son gratis y los diarios y revistas son baratos y pueden comprarse por toda la informacin que
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ofrecen. El libro tiene que sostenerse por s solo y enfrenta una dura competencia para atraer la
atencin del comprador.
Las revistas presentan un caso investigativo con fotografas y grficas, y con espacio para la
palabra escrita, lo mismo que los diarios. Pero, a semejanza del libro, el tiempo transcurrido
desde la redaccin hasta la publicacin de un artculo en una revista es mayor y no hay
oportunidad de seguimiento instantneo.
Es poco lo que los periodistas investigativos han hecho para radio. An las emisoras
exclusivamente noticiosas o de opinin, encuentran difcil sacar tiempo del cubrimiento de
primicias para destinarlo a casos investigativos. No obstante, cualquiera de los artculos
presentados en este texto podran publicarse por radio. Las fotografas y las grficas se
reemplazaran por entrevistas y efectos de sonido. Para algunos de estos artculos, una estacin
de radio podra emitir los ruidos de una carretera, de la cafetera escolar, del saln de bingo o de
la sala de urgencias de un hospital, o el martillazo para llamar al orden en una reunin pblica.
Utilizacin de fotografas
Por televisin se pueden presentar fotografas de la fuente junto con su voz contando la historia,
de manera que para juzgar la veracidad de la informacin contenida en la investigacin, el
televidente tenga otras ayudas distintas al argumento escrito. Si la apariencia y la voz de los
sujetos se sienten sinceras, los periodistas investigativos de televisin se apuntan una victoria
importante en la transmisin de un hecho. Pero qu pasa si la apariencia de los sujetos no es
atractiva? La teleaudiencia podra juzgarlos injustamente, en cambio el lector del diario no.
Los reporteros investigativos de cualquiera de los medios pueden mostrar efectivamente
documentacin, as como a las personas y los lugares mencionados en sus casos. El reportaje de
televisin puede ilustrarse con fotografas al tiempo que un periodista habla y explica los que la
audiencia est viendo: Esta es la escritura del terreno que fue vendido por el municipio, sin
licitacin, al socio empresarial del alcalde... y aqu est el terreno hoy, despus de haber sido
urbanizado y lucrativamente revendido. Y el reportaje de televisin tiene una ventaja ms. A
medida que el periodista habla da inflexiones a las palabras, enfatizando puntos importantes e
incluso transmitiendo la sensacin de molestia o asombro frente a las acciones reportadas. Y, si
el tiempo es corto, esas explicaciones verbales acerca de la documentacin pueden eliminarse;
pueden mostrarse fotografas mientras el reportero dice: El terreno fue vendido [foto del
terreno] y lucrativamente revendido.
En diarios revistas, libros y televisin, los periodistas investigativos pueden respaldar su
documentacin tanto con palabras como con imgenes. Los diarios, las revistas y los libros usan
fotografa para ilustrar un artculo. La televisin puede mostrar un documento o ilustrar las
primicias con movimiento, por ejemplo con un lpiz encerrando en un crculo un prrafo
significativo de una lista. Habitualmente, se recurre a mostrar un documento cuando el mismo es
la clave de la investigacin. La imagen subraya la importancia y fidelidad del documento.
Los medios impresos utilizan fotografas para mostrar a los personajes o los escenarios de un
caso investigativo; pero el mejor uso que se les puede dar a las imgenes es como pruebas del
artculo. Por ejemplo si la agencia estatal a la que corresponda le revoca la licencia a un mdico
y se sabe que, no obstante, ese mdico sigue ejerciendo, una imagen esttica o con movimiento
de ese mdico saliendo de un consultorio en cuya puerta est su nombre o una placa que anuncie
que sus servicios mdicos, respaldara el caso investigativo. Si se alega que un funcionario
municipal est utilizando trabajadores pblicos en su propiedad privada, qu mejor prueba
64
65
66
universidades en nuestros pases; son muy pocas las que han incorporado estas tcnicas en la
matrcula de las carreras de Periodismo y aun menos en las de Comunicacin. No extraa
entonces que el periodismo de investigacin estadounidense est slidamente acreditado y rena
cientos de periodistas en asociaciones como Investigative Reporters and Editors (IRE).
Una primera diferencia es esa: La expansin del periodismo de investigacin estadounidense, en
las ltimas tres dcadas, surge de las aulas, donde reporteros como Pili Sller y Cebe Weinberg
(por citar a los ms conocidos) han contribuido ha desarrollar metodologas bien acabadas desde
su prctica acadmica. Libros en castellano que hagan un verdadero aporte (como el de Jos Luis
Dader o el de Pepe Rodrguez, por seguir con nombres que nos son comunes), son ms bien
escasos. Y como son ediciones de autores espaoles, tampoco corresponden a la realidad
latinoamericana. Otros libros, como el del reportero colombiano Gerardo Reyes, an no
trascienden el mero enunciado de lo que se supone debera de ser el periodismo de investigacin,
y se mantienen ms cercanos al anecdotario personal, si bien til, tambin limitado y sin ninguna
sistematizacin metodolgica.
En tanto, el periodismo de investigacin latinoamericano sigue nutrindose del trabajo en
solitario de reporteros ejemplares como los argentinos Rodolfo Walsh y Horacio Verbitsky, o el
peruano Gustavo Gorriti, o el mexicano Manuel Buenda, por citar nuevamente ejemplos por
todos conocidos.
Y en estos ltimos nombres est la diferencia de fondo, planteada en aquella discusin escuchada
en Panam: Walsh fue desaparecido en 1977 por la dictadura militar argentina y Buenda fue
asesinado en 1984 por un polica; Verbitsky y Gorriti debieron padecer el exilio para salvar la
vida. Salvo el reportero Don Bolles (The Arizona Republic), asesinado en 1976 cuando
investigaba nexos del gobierno local con el crimen organizado, no tengo noticia de otro reportero
estadounidense que comparta la suerte de cualquiera de los 17 periodistas latinoamericanos
asesinados solamente entre 1999 y mayo de 2001: nueve en Colombia, tres en Mxico y uno:
Argentina, Brasil, Guatemala, Hait y Uruguay.
Ah, otra diferencia. Al menos el asesinato de Bolles en Estados Unidos sirvi para activar a
IRE, una organizacin profesional ya desde entonces slida, pero con modesta presencia incluso
gremial. Una parte de los miembros de IRE decidi terminar el trabajo de investigacin que
realizaba su colega muerto: periodistas voluntarios de 10 medios publicados en diversas regiones
estadounidenses trabajaron durante cinco meses en Arizona y publicaron un reportaje en 23
partes. (Probablemente IRE sera ahora una organizacin mucho ms consolidada si hubiera
hecho lo mismo con los asesinatos de otros 10 periodistas ocurridos en Estados Unidos de 1976 a
la fecha pero ocurre que todos estos eran periodistas inmigrantes y la prensa estadounidense,
en general, prest poca o nula atencin a estos casos.)
Al sealar esta diferencia no pretendo insinuar que la muerte de decenas de periodistas
latinoamericanos haya sido en vano: en muchos casos sirvieron para sacudir conciencias sociales
adormiladas ante regmenes autoritarios o de plano sometidas por las dictaduras militares. Y eso
es mucho, considerando el costo. Lo que s se ha desperdiciado es la posibilidad de desarrollar
una conciencia gremial que nos solidarice no slo en el discurso, sino que adems aliente
prcticas periodsticas mucho ms profesionales, mucho ms rigurosas, mucho ms
comprometidas con la sociedad y mucho menos dependientes de intereses extra periodsticos.
El periodismo de investigacin latinoamericano enfrenta obstculos que nuestros colegas en
democracias desarrolladas desconocen o superaron hace tiempo.
67
Sin leyes de acceso a la informacin que debera ser pblica, el periodismo de investigacin
latinoamericano ha echado mano de recursos incluso heterodoxos para develar casos de
corrupcin y nexos ilegales o ilegtimos entre diversas esferas de poder poltico y econmico. En
regmenes donde el secreto es norma, incluso ante asuntos balades, el rumor y la filtracin
nutren buena parte del periodismo de la regin. Esta prctica socava al buen periodismo, pues
por cada rumor que se confirma (siempre en el futuro) y por cada filtracin verificada (siempre
por los afectados), abundan los desmentidos ante la imprecisin e incluso las falsedades que se
difunden a travs nuestro.
La vctima aparente es el eventual calumniado; la vctima inmediata es el periodismo, que sufre
descrdito; la vctima real es la sociedad, que pierde un importante contrapeso de la democracia.
El periodista latinoamericano ni siquiera est exento de los mismos riesgos jurdicos que
enfrentan sus colegas estadounidenses o europeos: nuestras legislaciones tambin sancionan
calumnia y difamacin por la va civil, pero tambin por la va penal. Peor an, nuestras leyes,
cdigos, reglamentos y decretos incluyen figuras represivas como delitos de prensa, como la
restriccin profesional (mediante la colegiacin obligatoria), la suspensin de licencia, el
desacato, el arresto domiciliario y hasta la censura legal.
Esto sera suficiente motivo de preocupacin, si nuestras cuitas profesionales se constrieran al
mbito jurdico (las leyes siempre son perfectibles, que para ello la democracia poltica est
dotada de mecanismos de autocorreccin, sin contar con que la tica periodstica nos previene
contra nuestros propios excesos, mismos que eventualmente no deberan permanecer impunes).
Lo grave es que, adems, los periodistas latinoamericanos estamos sometidos a las presiones de
grupos de poder que suelen manifestarse de forma violenta mediante amenazas, secuestros,
atentados y asesinatos.
La prctica de la autocensura entre los periodistas latinoamericanos, con ms frecuencia de lo
que se cree, es consecuencia directa de riesgos personales. En cambio, el periodista
estadounidense, particularmente, practica la autocensura para no poner en riesgo su salario,
sometido como est a los intereses extra periodsticos de los corporativos transnacionales que
han tomado el control de los medios para los cuales trabajan muchos de ellos, o para que el
dueo no los despida por perder un contrato publicitario a causa de una nota, o simplemente para
no poner en riesgo de demanda civil a la empresa que le paga. A veces, la autocensura del
periodista estadounidense tambin obedece a posturas ideolgicas en las que son socialmente
imbuidos, trampa cultural para reforzar los valores propios mediante la negacin del otro.
La industria periodstica estadounidense no es todo lo independiente que su propaganda nos
quiere hacer creer. Ni de lejos. Simplemente tiene un margen de maniobra mucho ms amplio.
La diferencia, en fin, entre el periodismo de investigacin latinoamericano y el periodismo de
investigacin estadounidense son las realidades sociales, polticas y culturales de nuestra regin,
que distan mucho de los valores hegemnicos que pretende imponer Estados Unidos, embozados
en un modelo de democracia occidental.
Del mismo modo en que nuestros pases se ensayan variantes de democracia acordes con
nuestras races culturales (eso que algunos llaman idiosincrasia), as tambin los periodistas
latinoamericanos tendremos que elaborar nuestros propios modelos de periodismo de
investigacin, plenamente correspondientes con nuestras realidades particulares, de suyo
dramticas, y con nuestros obstculos frecuentemente comunes.
68
De nada nos sirve importar metodologas que son exitosas en los pases donde fueron diseadas,
pero que fracasan en nuestra regin al no encontrar las condiciones jurdicas y polticas
elementales sobre las que descansa su viabilidad.
La opcin es adaptar lo mucho de eficaz que s tienen aquellas metodologas, aunque para ello
primero debemos transformar nuestra propia actitud frente a la informacin. Si las fuentes
"oficiales" se cierran, hay que abrirlas con nuestro trabajo como reporteros. Siempre ser ideal
obtener documentos que confirmen nuestra informacin, pero nuestro objeto de investigacin no
son los documentos, son las personas que los elaboran, son las personas a las que se refieren.
Nuestro objeto de investigacin es la realidad y la realidad no es abstracta; tiene nombres,
apellidos, direcciones, biografas Pero, sobre todo, la realidad es mesurable. No es tarea fcil,
por supuesto; requiere de conocimientos y habilidades que no se ensean en las escuelas de
periodismo de nuestros pases, pero que se pueden adquirir de forma autodidacta, si se quiere, o,
mejor an, mediante la direccin de colegas que practican un periodismo mucho ms riguroso,
aplicando metodologas de investigacin ms cercanas a la sociologa que al propio periodismo.
Algo de esto intentan aportar organizaciones profesionales como saladeprensa.org y el Centro
de Periodistas de Investigacin (Mxico), el Centro Latinoamericano de Periodistas (Panam) y
la Fundacin para un Nuevo Periodismo Iberoamericano (Colombia). Lo mismo hacemos un
grupo de reporteros mexicanos que impartimos el Curso de Postgrado en Periodismo de
Investigacin en la Universidad Iberoamericana, y por el cual ya han pasado ms de 150 colegas
de una decena de ciudades mexicanas, en los ltimos dos aos.
Capacitarse en el uso de nuevas herramientas, tecnologas y metodologas requiere disposicin y
esfuerzo, pero, en cualquier caso, es an ms difcil abrir fuentes a golpe de periodicazos..
* Gerardo Albarrn de Alba es coordinador de Proyectos Especiales de la revista mexicana
Proceso, director de Sala de Prensa y coordinador acadmico del Curso de Postgrado en
Periodismo de Investigacin y profesor de Taller de Periodismo del Departamento de
Comunicacin de la Universidad Iberoamericana. Es miembro del Consejo Editorial de Le
Monde Diplomatique (edicin mexicana) y del Consejo Asesor de la Fundacin Informacin
y Democracia, A.C., y vocal del Consejo Directivo del Centro de Periodistas de
Investigacin, A.C. (IRE-Mxico). Es doctorando en el Programa 2001-2003 del Doctorado
en Derecho de la Informacin por la Universidad de Occidente, con el apoyo del Programa
Iberoamericano de Derecho de la Informacin de la Universidad Iberoamericana y del
Instituto de Investigaciones Jurdicas de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico.
Lectura: Albarrn de Alba, Gerardo. Diferencias en el periodismo de investigacin en Estados
Unidos y Latinoamrica, http://saladeprensa.org/art229.htm.
69
provenientes
del
rea
Frecuencia
Porcentaje
80
27
El Estado
76
26
El Acceso a la Informacin
41
14
37
12
16
Subtemas diversos
47
16
Total
297
100
70
Los obstculos provenientes del rea temtica "propietarios de los medios" se desagregan en
nueve categoras en el siguiente orden de importancia, segn sus frecuencias:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
Las categoras 1, 2, 3, 4, 6 y 9 son de un mismo orden temtico, que se podra denominar con el
rtulo "influencia de los conglomerados", el que concentra un 84 por ciento de las respuestas.
Ello implicara que el periodismo investigativo en Sudamrica sera variable dependiente en alto
grado de la influencia de los conglomerados econmicos, que renen en su red oligopolios que
conllevan concentracin de la propiedad de los medios, redes de intereses con sus anunciantes y
con individuos y empresas de su mbito, lo que se suele traducir en presiones determinantes
tanto para emprender una investigacin periodstica, como para desarrollarla y llevarla a trmino.
Una de las caractersticas de este tipo de obstculos es su naturaleza "invisible", sutil, pues suele
existir por debajo y en forma contradictoria con las declaraciones y posturas oficiales de los
medios y sus propietarios. Los periodistas suelen sentir esta influencia ms como un impulso a la
autocensura pensando en su estabilidad en el empleo, que como una censura directa y explcita.
Las otras categoras no son necesariamente independientes de esta accin de los conglomerados,
pues su influjo se prolongara hasta los medios de la competencia que, si son carentes de recursos
o tienen problemas financieros, quedan a merced de su pauta publicitaria. El otorgamiento de
favores y coimas a los periodistas (desde regalos inocentes, como botellas de vino y chocolates,
hasta sobres con dinero y salarios brujos) no sera tampoco ajeno al ocultamiento de informacin
o a determinados sesgos.
En proporcin levemente inferior, el Estado es percibido como otro de los grandes obstculos
para la investigacin periodstica en Sudamrica. Entre las principales categoras agrupadas en el
conjunto temtico estatal, figuran, en el mismo orden jerrquico, las presiones de las autoridades
(que por lo general son extraoficiales, subrepticias, entre penumbras: una palabra al odo del
amigo y camarada de partido que la deposita como consejo en el odo del destinatario; o directas:
como la llamada telefnica de un ministro al director de un medio); la falta de democracia o la
debilidad de la democracia (lo que es especialmente significativo en el caso de Per, pas en el
que las entrevistas se realizaron unas pocas semanas antes de la cada de Fujimori; al contrario,
en Argentina y Brasil, donde la democracia ha demostrado estar ms slida en las ltimas
dcadas, resistiendo hasta cadas o retiros apresurados de presidentes, esta variable es
inexistente; en Uruguay y Chile, la debilidad democrtica es citada como factor que obstaculiza
al periodismo investigativo; se cita tambin la arbitraria distribucin de la publicidad estatal (con
especial peso en los casos de Per, Uruguay y Chile), los procesos judiciales, especficamente
por injurias y calumnias, el rechazo de los gobernantes a ser escrutados (con particular acento en
el Per de Fujimori) y la impunidad (principalmente cuando las investigaciones periodsticas no
71
logran ser consideradas por los tribunales de justicia o cuando los funcionarios dejados en
descubierto no son removidos de sus funciones).
El conjunto temtico de Acceso a la Informacin pblica y privada, rene varias categoras, pero
la ms mencionada es la que se enuncia como "no hay cultura de la informacin", y en la que se
resumen afirmaciones como "culto al secreto" y "trato preferencial a personas VIP",
particularmente de los burcratas, que inclusive en pases como Colombia, donde rige como ley
el derecho de peticin, segn la mitad de los entrevistados ste es neutralizado y dificultado en la
prctica funcionaria; igual queja se escuch en boca de muchos (cerca del 80 por ciento) de los
entrevistados argentinos.
Le sigue en volumen de frecuencias la categora muy cercana temticamente del "uso abusivo de
la reserva".
La violencia contra los periodistas es percibida por los informantes calificados en la forma de
amenazas (mencionadas por la mayora de ellos) y en menor proporcin como asesinatos. En
Colombia el 80 por ciento mencion las amenazas como obstculo, y el 60 por ciento mencion
adems los asesinatos. Varios entrevistados colombianos dijeron que es particularmente riesgosa
la actividad periodstica cuando se investigan hechos relacionados con violaciones a los derechos
humanos. No slo temen los periodistas colombianos a paramilitares y guerrilleros, sino tambin
al Ejrcito, y por ello algunos han debido emigrar forzosamente al exilio. Per sigue a Colombia
en temor y peligrosidad. Argentina y Brasil son los pases percibidos como menos peligrosos. En
Chile habra amenazas tanto como en Colombia (y tambin en investigaciones relacionadas con
violaciones a los derechos humanos), pero los asesinatos de reporteros no se registran en este
pas.
Todo lo anterior implica que los propietarios de los medios y los estados tienen un papel
determinante en el presente y futuro del periodismo de investigacin en Sudamrica, ya que dos
categoras restantes, acceso a la informacin y violencia contra los periodistas, no son ajenas al
poder y control de los conglomerados econmicos y de los estados.
Tampoco lo es la de formacin y capacitacin, que requiere del apoyo empresarial y estatal.
Igualmente se puede inferir de esto que necesariamente la situacin enunciativa de los
periodistas investigadores es decir, desde dnde emiten est determinada en gran medida
por el sistema cultural, poltico y econmico vigente en la regin, lo que conlleva lmites y
funcionalidades (para ms informacin sobre este aspecto, se incorpora un captulo, titulado
"Situacin enunciativa del periodista investigador", de carcter cualitativo y que se nutre adems
de informacin bibliogrfica complementaria.
Propuestas de mejora y fortalecimiento
La segunda cuestin que gui esta investigacin fue la bsqueda de propuestas para mejorar y
fortalecer la prctica del periodismo de investigacin en Sudamrica. El modelo actancial, junto
con facilitar la identificacin de los oponentes u obstculos, hizo posible encontrar aquellos
factores que a juicio de los entrevistados seran adyuvantes, es decir, medios para su mejora y
fortaleza. A partir de estos adyuvantes, que en una perspectiva estratgica seran fortalezas (de
los medios periodsticos) y oportunidades (ofrecidas por su entorno), se pueden disear
soluciones.
El respaldo de los dueos de los medios es el adyuvante mencionado por la gran mayora de los
informantes calificados. Tal respaldo debera consistir en el aporte de recursos: invertir dinero en
72
tiempo (das o semanas de trabajo sin productos inmediatos y con riesgo de que al final no haya
producto) e insumos como bases de datos, transporte, viticos de alimentacin y alojamiento.
Tambin se cita la necesidad de que los empresarios periodsticos apoyen a su personal con
formacin y capacitacin especializada, lo que requiere, tambin, invertir en tiempo y gastos no
inmediatamente productivos, pero rentables en el mediano y largo plazo. Muchos de los
entrevistados subrayaron que el periodismo investigativo "es un buen negocio" para las
empresas. Que se seale el respaldo empresarial como principal adyuvante, es coherente con el
hecho que los propietarios de los medios aparezcan tambin como el principal obstculo. Los
dueos (y los conglomerados y sus oligopolios) son efectivamente quienes tienen en gran medida
el poder en esta materia.
Sobre la base de esta comprobacin, sera necesario disear estrategias dirigidas a obtener el
compromiso de los empresarios periodsticos. Tal vez, sea menester primero alguna accin de
sensibilizacin, como la organizacin de seminarios o talleres, motivar su reflexin, quizs a
partir de la difusin de este propio informe. No obstante, pareciera que no cabe hacerse muchas
ilusiones, sobre todo a la luz del anexo sobre la situacin enunciativa del periodista investigador
sudamericano. Pero hay que considerar que las empresas periodsticas no son homogneas y que
suele haber una variedad importante en cuanto a posiciones conservadoras o liberales respecto
del sistema capitalista y sus manifestaciones histricas. Un propietario latinoamericano de
buenos aires liberales entrevistado para esta investigacin, expres su esperanza de que los
herederos de Agustn Edwards puedan en el futuro liberalizar a El Mercurio de su extremo
conservadurismo.
Desde el punto de vista de las condiciones de viabilidad de un proceso de sensibilizacin y
compromiso de los propietarios de los medios, es posible realizar actividades en ese sentido,
pues se trata de una variable interna de los medios y al alcance de la sociedad civil y
organizaciones de apoyo. Distinto es el caso de las dos que siguen, que son externas y fuera del
control de los medios y de los periodistas.
El que existan leyes y procedimientos expeditos de acceso a la informacin pblica y privada de
inters pblico es considerado en segundo trmino de importancia como un adyuvante para la
mejora y fortalecimiento del periodismo investigativo en la regin. Pero no se subraya tanto que
exista la normativa, como que sta sea aplicable. Tanto en Argentina como en Colombia los
entrevistados pusieron de manifiesto las dificultades prcticas de acceder a la informacin a
pesar de las legislaciones aparentemente favorables. Las instituciones y los funcionarios se
esmeran en el abuso de sus facultades de reserva, en la inercia cultural de lo secreto, y en poner
trabas a lo que debera ser transparente a la fiscalizacin ciudadana. Se trata de una variable
externa a los medios y a los periodistas y difcil de controlar.
El funcionamiento de las instituciones democrticas es presentado en tercer lugar de importancia
como adyuvante, lo que compete exigir a los ciudadanos y practicar a los mandatarios en los
diversos poderes: ejecutivo, legislativo y judicial. En los hechos, es tambin una variable externa
a los medios y a los periodistas, muy difciles de controlar.
En cuarto lugar se ha situado el esfuerzo personal de los periodistas, y en quinto, sexto y
sptimo, el rigor en la investigacin, el conocimiento de la historia y el ejercicio de un
periodismo crtico. Estas ltimas tienen mucha relacin con el oponente identificado como falta
de formacin y capacitacin. Un periodista especializado, debidamente formado y capacitado,
ser riguroso en sus investigaciones, y en la presentacin y anlisis de los resultados. Por lo
tanto, estrategias y programas de formacin y capacitacin de periodistas investigadores, se
73
inscriben en esta lnea de trabajo que aparece como la ms viable de todas las actividades de
mejora y fortalecimiento del periodismo investigativo sudamericano.
Es significativo mencionar que en el sondeo realizado en Antigua, Guatemala, en 1999, a un
conjunto de periodistas latinoamericanos, principalmente de la zona Centroamrica y el Caribe,
el modelo actancial resultante fue muy parecido al logrado en la presente investigacin, y las
propuestas apuntaban en direcciones semejantes: necesidad de respaldo de los propietarios
(22%), la actitud personal y conocimientos que maneje el periodista (17 por ciento).0
Consultados especficamente por propuestas para el fortalecimiento del periodismo investigativo,
los informantes calificados de la presente investigacin sealaron las siguientes principales
acciones: respaldo empresarial (33%), capacitacin de periodistas investigadores (28%),
organizacin de los periodistas investigadores (9%), ms periodistas investigativos (6%) y ley de
acceso a la informacin (6%).
Notas:
1
A. J. Greimas, Semntica Estructural, Madrid, Gredos, 1976 para la versin espaola (Pars,
1966, para la original en francs).
2
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75
del modelo estadounidense. Ello puede ser, a mediano plazo, peligroso; sobre todo teniendo en
cuenta la realidad actual del periodismo de investigacin estadounidense, que ha sido una de las
vctimas de la codicia corporativa. Hoy, la tendencia uniforme en los grandes peridicos es a
tener menos periodistas, y asignar menos recursos para las investigaciones. Pero la tendencia
realmente abominable es la de poner a los abogados del peridico, a quienes antes solo se les
preguntaban si podran, o no, defender tal o cual nota, a intervenir en la edicin de casi todos los
reportajes contenciosos.
El resultado ahorra los costos de un litigio, pero produce un periodismo emasculado, chato,
vaco. Me toc ver algunas notas recientes, antes de pasar por los abogados y despus de
publicadas en dos peridicos grandes de Estados Unidos. El resultado fue lamentable.
El campo de accin del periodismo de investigacin latinoamericano, de otro lado, ha estado
focalizado en algunos temas centrales: violaciones a los derechos humanos (atrocidades,
matanzas, torturas, maltratos, asesinatos); robo pblico (los grandes y medianos peculados, los
sobornos y "comisiones"), que siguen creando clases enteras de nuevos ricos y animizando
cualquier esfuerzo de desarrollo); crnicas de mercenarios y de espas (sobre todo, pero no solo,
en Colombia); y la memoria que abre tumbas y confiesa ("El Vuelo" de Verbitsky y la
investigacin reciente de periodistas brasileos sobre una ejecucin de guerrilleros vencidos y
rendidos que acaeci hace ms de dos dcadas, son ejemplo de ello.)
Hasta ahora, ha habido muy pocas investigaciones periodsticas en el terreno financiero. La que
hizo La Prensa, sobre Banaico, ha sido una de las primeras en Latinoamrica. Tradicionalmente,
solo se ha investigado la malversacin de presupuestos pblicos. Pero, la revolucin (o
contrarrevolucin, segn los gustos) neoliberal en Amrica Latina, y la subsiguiente ola de
privatizaciones, har, estoy seguro, que ms y ms periodistas de investigacin se encuentren
inmersos en el movimiento de bancos, negocios, sociedades privadas. Este campo haba sido
hasta ayer el coto de periodistas financieros y econmicos. Ya no ms.
Cules han sido los resultados de 12 o 15 aos de periodismo de investigacin en
Latinoamrica? A primera vista, nada malos. Gracias a logros hazaosos de periodistas de
investigacin, se han abierto tumbas donde estaban enterradas las vctimas y la verdad (como en
el caso de la Cantuta, en el Per); ha renunciado un presidente (Collor); se ha revelado con
precisin pormenorizada la corrupcin en los niveles ms altos de gobierno (en Argentina, Per,
Colombia y ahora Mxico); se ha descubierto narcodonaciones (Colombia, Panam.) En fin
Pero si se hace un balance de resultados, el cuadro dista de ser halageo. En Latinoamrica en
general, la corrupcin en nada ha disminuido; la impunidad es la regla; y, salvo una que otra
excepcin, ladrones y a veces asesinos siguen en el poder, revestidos a nivel internacional por los
blandos sofismas diplomticos y tecnocrticos, de una falaz pero funcional respetabilidad.
Es que el periodismo de investigacin tiene limitaciones grandes. No solo los obstculos
intrnsecos del periodista: el poco tiempo, la falta de recursos, el miedo, las represalias; sino
tambin los externos: el hecho, por ejemplo, de que a veces la verdad de un caso, aunque sea
importante, es poco deseada por las instituciones y aun por la sociedad. El periodismo de
investigacin solo funciona cuando existe una masa crtica de tejido social e institucional sano.
Si no, por claro y contundente que sea, se perder en la oscuridad del miedo, el cinismo, la
indiferencia.
76
Pero incluso en el mejor de los casos, lo que se descubre es generalmente una verdad limitada,
puntual; uno obtiene la verdad tctica, no la estratgica y el error mayor es confundir esa
perspectiva.
Dentro de esas reales limitaciones, el periodista de investigacin debe tener una visin similar a
la del escalador de roca; y comprender que, por empinada y lisa que parezca una pared, o una
burocracia, siempre habr pequeas salientes, grietas o fisuras que permitirn organizar
existiendo el entrenamiento y las condiciones adecuadas una escalada o una investigacin
paulatina, una suma de indicios o momentos individualmente precarios, cuyo resultado final ser,
sin embargo, frecuentemente slido e irrefutable.
Gustavo Gorriti es un reconocido periodista peruano, actualmente director asociado del diario
La Prensa, de Panam. Este artculo se public originalmente en la revista Pulso del Periodismo.
77
78
79
aunque se han aceptado generalmente ciertas pautas. Las implicaciones legales de las actividades
de los reporteros son, con mucho, ms precisas que las cuestiones de tica. Si la ley lo permite,
es legal; si no, no lo es. La tica, en cambio, trata de la forma de distinguir entre el bien y el mal,
con principios filosficos que se emplean para justificar un curso de accin determinado.
Cualquier accin puede ser juzgada tica, dependiendo del marco tico que se utilice para
justificarla y de los valores que tienen prioridad. Lo que los periodistas y los directores necesitan
determinar es quin se beneficia como resultado del reportaje.
Si el periodismo se compromete a la responsabilidad democrtica la interrogante que queda por
formularse es si el pblico se beneficia como resultado de los reportajes de investigacin. Qu
intereses promueve el periodismo de investigacin al publicar un determinado artculo? Cumple
la prensa con su responsabilidad social al revelar la fechora? Qu intereses se afectan? Qu
derechos se violan? El asunto en cuestin es de legtimo inters pblico? Se invade el derecho
a la intimidad cuando no se trata de un asunto de vital inters pblico?
La mayora de los debates sobre tica en el periodismo de investigacin se ha concentrado en la
metodologa, es decir, es cualquier mtodo vlido para revelar una fechora? Es lcito el
engao cuando el objetivo del periodista es informar sobre la verdad? Es cualquier mtodo
justificable no importa las condiciones de la tarea y las dificultades para conseguir informacin?
Pueden los reporteros de televisin utilizar cmaras ocultas a fin de obtener material para un
artculo? Pueden los periodistas utilizar identificacin falsa para lograr acceso a la informacin?
A este respecto hay un factor importante que debe considerarse, el pblico parece menos
dispuesto que los periodistas a aceptar cualquier mtodo para revelar una fechora. Las encuestas
indican que el pblico es receloso de la invasin de la intimidad, no importa cual sea la
importancia pblica del artculo. Generalmente el pblico parece menos inclinado a aceptar la
idea de que los periodistas deben utilizar cualquier mtodo para lograr la informacin. Dicha
actitud es significativamente reveladora en momentos en que la credibilidad de la prensa es baja
en muchos pases. La prensa necesita ser digna de confianza a los ojos del pblico. En ello
consiste su capital principal, pero con demasiada frecuencia sus acciones socavan ms su
credibilidad. Por tanto, el hecho de que generalmente los ciudadanos creen que los periodistas se
proponen lograr material para un artculo a cualquier precio, tiene que ser una consideracin
importante. Las revelaciones que dependen de mtodos dudosos para obtener la informacin
pueden disminuir an ms la legitimidad y el prestigio pblico del reportaje y el periodista.
Las cuestiones de tica no se limitan a los mtodos. La corrupcin es tambin otra cuestin de
tica importante en el periodismo de investigacin. La corrupcin incluye una variedad de
prcticas, que van desde el periodista que acepta soborno o reprime una revelacin hasta el que
paga por informacin. Tambin debe considerarse el dao que puede causarse al ciudadano
privado con el reportaje. Generalmente las cuestiones que tienen que ver con la intimidad pasan
a primer plano, ya que frecuentemente el periodismo de investigacin debe cuidar de no
sobrepasar el lmite impreciso entre el derecho a la intimidad y el derecho del pblico a la
informacin. Generalmente se presume que el derecho a la intimidad de una figura pblica se
interpreta en forma diferente al de un ciudadano comn.
No hay respuestas fciles y especficas a las cuestiones de tica. Los cdigos de tica, a pesar de
sus mritos, no ofrecen soluciones bien definidas que puedan aplicarse a todos los casos. La
mayora de los analistas estn de acuerdo en que los periodistas deben estar siempre conscientes
de cuestiones como la justicia, el equilibrio y la exactitud. Los reporteros tienen que hacerse
preguntas ticas continuamente, en todas las etapas de una investigacin, y deben estar
80
preparados para justificar sus decisiones ante directores, colegas y el pblico. Les es preciso
tener en cuenta los intereses que se afectan y realizar su tarea de acuerdo con la normas de su
profesin.
Periodismo de investigacin en Amrica Latina
Amrica Latina contempornea ofrece una variedad de ejemplos que explican por qu la
democracia necesita el periodismo de investigacin, as como la forma en que ste contribuye al
ejercicio del gobierno democrtico. Durante las dos ltimas dcadas, el periodismo de
investigacin, sin excepciones, ha tomado fuerza en todos los pases a medida que se consolida
la democracia en toda la regin. Relegado a publicaciones partidistas y marginales en el pasado,
ltimamente ha ganado aceptacin en los principales rganos de prensa. Hay muchas razones por
las cuales se ha afirmado el periodismo de investigacin, entre ellas principalmente la
consolidacin de los gobiernos democrticos, la transformacin fundamental del aspecto
econmico de los medios de informacin, la existencia de publicaciones comprometidas a
revelar abusos especficos y los enfrentamientos entre algunas compaas de noticias y algunos
gobiernos.
Al igual que en otras regiones del mundo, el valor principal del periodismo de investigacin para
las democracias latinoamericanas es su contribucin a una creciente responsabilidad poltica.
Esto es especialmente importante, ya que se considera que la debilidad de los mecanismos de
rendicin de cuentas es uno de los problemas ms graves a que se enfrentan las democracias de
la regin. El letargo, ineficacia e insensibilidad institucionales a las necesidades pblicas
legtimas se citan con frecuencia como una debilidad importante. La existencia de empresas
noticiosas comprometidas al periodismo de investigacin ha llegado a ser sumamente
importante. Aun cuando otras instituciones no han verificado las revelaciones de la prensa o no
han realizado sus propias investigaciones, la prensa ha mantenido vivas las alegaciones de
conducta ilegal o poco tica y, a la postre, en algunos casos, ha forzado a los organismos
legislativo y judicial a actuar.
El periodismo de investigacin tiene un poder inigualado para vincular a funcionarios con
determinados delitos, pero tambin puede crear en el pblico una percepcin errnea de la
existencia de fechoras. Es una espada de doble filo. El reportaje de fechoras llama la atencin
del pblico a supuestos delitos, pero tambin puede llevar a juicios precipitados sobre la
responsabilidad de los individuos, sin que medien las instituciones constitucionalmente
designadas para investigar y llegar a un veredicto legal. En este caso la responsabilidad tica, una
vez ms, es en extremo importante: las acusaciones no respaldadas que hace la prensa pueden
tener efectos perjudiciales para la reputacin de individuos e instituciones.
La corrupcin gubernamental ha sido el enfoque central de las investigaciones de la prensa en las
democracias latinoamericanas. Otros temas (por ejemplo la corruptibilidad y prcticas laborales
ilcitas de las corporaciones) han atrado atencin considerablemente menor. El hecho de que
numerosas encuestas indican que la corrupcin figura constantemente entre las tres
preocupaciones mayores de la poblacin en toda la regin, puede ser un indicio de la influencia
del periodismo de investigacin en hacer de las fechoras gubernamentales una preocupacin
principal.
El caso de Amrica Latina indica entonces, que la existencia del periodismo de investigacin es
importante por s misma. El alcance y equilibrio de los proyectos de investigacin son tambin
significativos. La prensa dirige la atencin de ciudadanos y legisladores a cuestiones especficas.
Muchas esferas sociales y gubernamentales necesitan atencin en las democracias
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contemporneas. El periodismo de investigacin es ms eficaz cuando utiliza una red amplia que
cubre una variedad de asuntos.
* Silvio Waisbord es profesor auxiliar del Departamento de Periodismo y Medios de
Informacin Pblicos de la Universidad Rutgers, en Nueva Jersey. Es colaborador de Sala de
Prensa. Este texto fue difundido por la Oficina de Programas de Informacin Internacional del
Departamento de Estado de Estados Unidos.
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Frecuencia Porcentaje
80
27
El Estado
76
26
El Acceso a la Informacin
41
14
37
12
16
83
Subtemas diversos
Total
47
16
297
100
Los obstculos provenientes del rea temtica "propietarios de los medios" se desagregan en
nueve categoras en el siguiente orden de importancia, segn sus frecuencias:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
Las categoras 1, 2, 3, 4, 6 y 9 son de un mismo orden temtico, que se podra denominar con el
rtulo "influencia de los conglomerados", el que concentra un 84 por ciento de las respuestas.
Ello implicara que el periodismo investigativo en Sudamrica sera variable dependiente en alto
grado de la influencia de los conglomerados econmicos, que renen en su red oligopolios que
conllevan concentracin de la propiedad de los medios, redes de intereses con sus anunciantes y
con individuos y empresas de su mbito, lo que se suele traducir en presiones determinantes
tanto para emprender una investigacin periodstica, como para desarrollarla y llevarla a trmino.
Una de las caractersticas de este tipo de obstculos es su naturaleza "invisible", sutil, pues suele
existir por debajo y en forma contradictoria con las declaraciones y posturas oficiales de los
medios y sus propietarios. Los periodistas suelen sentir esta influencia ms como un impulso a la
autocensura pensando en su estabilidad en el empleo, que como una censura directa y explcita.
Las otras categoras no son necesariamente independientes de esta accin de los conglomerados,
pues su influjo se prolongara hasta los medios de la competencia que, si son carentes de recursos
o tienen problemas financieros, quedan a merced de su pauta publicitaria. El otorgamiento de
favores y coimas a los periodistas (desde regalos inocentes, como botellas de vino y chocolates,
hasta sobres con dinero y salarios brujos) no sera tampoco ajeno al ocultamiento de informacin
o a determinados sesgos.
En proporcin levemente inferior, el Estado es percibido como otro de los grandes obstculos
para la investigacin periodstica en Sudamrica. Entre las principales categoras agrupadas en el
84
conjunto temtico estatal, figuran, en el mismo orden jerrquico, las presiones de las autoridades
(que por lo general son extraoficiales, subrepticias, entre penumbras: una palabra al odo del
amigo y camarada de partido que la deposita como consejo en el odo del destinatario; o directas:
como la llamada telefnica de un ministro al director de un medio); la falta de democracia o la
debilidad de la democracia (lo que es especialmente significativo en el caso de Per, pas en el
que las entrevistas se realizaron unas pocas semanas antes de la cada de Fujimori; al contrario,
en Argentina y Brasil, donde la democracia ha demostrado estar ms slida en las ltimas
dcadas, resistiendo hasta cadas o retiros apresurados de presidentes, esta variable es
inexistente; en Uruguay y Chile, la debilidad democrtica es citada como factor que obstaculiza
al periodismo investigativo; se cita tambin la arbitraria distribucin de la publicidad estatal (con
especial peso en los casos de Per, Uruguay y Chile), los procesos judiciales, especficamente
por injurias y calumnias, el rechazo de los gobernantes a ser escrutados (con particular acento en
el Per de Fujimori) y la impunidad (principalmente cuando las investigaciones periodsticas no
logran ser consideradas por los tribunales de justicia o cuando los funcionarios dejados en
descubierto no son removidos de sus funciones).
El conjunto temtico de Acceso a la Informacin pblica y privada, rene varias categoras, pero
la ms mencionada es la que se enuncia como "no hay cultura de la informacin", y en la que se
resumen afirmaciones como "culto al secreto" y "trato preferencial a personas VIP",
particularmente de los burcratas, que inclusive en pases como Colombia, donde rige como ley
el derecho de peticin, segn la mitad de los entrevistados ste es neutralizado y dificultado en la
prctica funcionaria; igual queja se escuch en boca de muchos (cerca del 80 por ciento) de los
entrevistados argentinos.
Le sigue en volumen de frecuencias la categora muy cercana temticamente del "uso abusivo de
la reserva".
La violencia contra los periodistas es percibida por los informantes calificados en la forma de
amenazas (mencionadas por la mayora de ellos) y en menor proporcin como asesinatos. En
Colombia el 80 por ciento mencion las amenazas como obstculo, y el 60 por ciento mencion
adems los asesinatos. Varios entrevistados colombianos dijeron que es particularmente riesgosa
la actividad periodstica cuando se investigan hechos relacionados con violaciones a los derechos
humanos. No slo temen los periodistas colombianos a paramilitares y guerrilleros, sino tambin
al Ejrcito, y por ello algunos han debido emigrar forzosamente al exilio. Per sigue a Colombia
en temor y peligrosidad. Argentina y Brasil son los pases percibidos como menos peligrosos. En
Chile habra amenazas tanto como en Colombia (y tambin en investigaciones relacionadas con
violaciones a los derechos humanos), pero los asesinatos de reporteros no se registran en este
pas.
Todo lo anterior implica que los propietarios de los medios y los estados tienen un papel
determinante en el presente y futuro del periodismo de investigacin en Sudamrica, ya que dos
categoras restantes, acceso a la informacin y violencia contra los periodistas, no son ajenas al
poder y control de los conglomerados econmicos y de los estados.
Tampoco lo es la de formacin y capacitacin, que requiere del apoyo empresarial y estatal.
Igualmente se puede inferir de esto que necesariamente la situacin enunciativa de los
periodistas investigadores es decir, desde dnde emiten est determinada en gran medida
por el sistema cultural, poltico y econmico vigente en la regin, lo que conlleva lmites y
funcionalidades (para ms informacin sobre este aspecto, se incorpora un captulo, titulado
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"Situacin enunciativa del periodista investigador", de carcter cualitativo y que se nutre adems
de informacin bibliogrfica complementaria.
Propuestas de mejora y fortalecimiento
La segunda cuestin que gui esta investigacin fue la bsqueda de propuestas para mejorar y
fortalecer la prctica del periodismo de investigacin en Sudamrica. El modelo actancial, junto
con facilitar la identificacin de los oponentes u obstculos, hizo posible encontrar aquellos
factores que a juicio de los entrevistados seran adyuvantes, es decir, medios para su mejora y
fortaleza. A partir de estos adyuvantes, que en una perspectiva estratgica seran fortalezas (de
los medios periodsticos) y oportunidades (ofrecidas por su entorno), se pueden disear
soluciones.
El respaldo de los dueos de los medios es el adyuvante mencionado por la gran mayora de los
informantes calificados. Tal respaldo debera consistir en el aporte de recursos: invertir dinero en
tiempo (das o semanas de trabajo sin productos inmediatos y con riesgo de que al final no haya
producto) e insumos como bases de datos, transporte, viticos de alimentacin y alojamiento.
Tambin se cita la necesidad de que los empresarios periodsticos apoyen a su personal con
formacin y capacitacin especializada, lo que requiere, tambin, invertir en tiempo y gastos no
inmediatamente productivos, pero rentables en el mediano y largo plazo. Muchos de los
entrevistados subrayaron que el periodismo investigativo "es un buen negocio" para las
empresas. Que se seale el respaldo empresarial como principal adyuvante, es coherente con el
hecho que los propietarios de los medios aparezcan tambin como el principal obstculo. Los
dueos (y los conglomerados y sus oligopolios) son efectivamente quienes tienen en gran medida
el poder en esta materia.
Sobre la base de esta comprobacin, sera necesario disear estrategias dirigidas a obtener el
compromiso de los empresarios periodsticos. Tal vez, sea menester primero alguna accin de
sensibilizacin, como la organizacin de seminarios o talleres, motivar su reflexin, quizs a
partir de la difusin de este propio informe. No obstante, pareciera que no cabe hacerse muchas
ilusiones, sobre todo a la luz del anexo sobre la situacin enunciativa del periodista investigador
sudamericano. Pero hay que considerar que las empresas periodsticas no son homogneas y que
suele haber una variedad importante en cuanto a posiciones conservadoras o liberales respecto
del sistema capitalista y sus manifestaciones histricas. Un propietario latinoamericano de
buenos aires liberales entrevistado para esta investigacin, expres su esperanza de que los
herederos de Agustn Edwards puedan en el futuro liberalizar a El Mercurio de su extremo
conservadurismo.
Desde el punto de vista de las condiciones de viabilidad de un proceso de sensibilizacin y
compromiso de los propietarios de los medios, es posible realizar actividades en ese sentido,
pues se trata de una variable interna de los medios y al alcance de la sociedad civil y
organizaciones de apoyo. Distinto es el caso de las dos que siguen, que son externas y fuera del
control de los medios y de los periodistas.
El que existan leyes y procedimientos expeditos de acceso a la informacin pblica y privada de
inters pblico es considerado en segundo trmino de importancia como un adyuvante para la
mejora y fortalecimiento del periodismo investigativo en la regin. Pero no se subraya tanto que
exista la normativa, como que sta sea aplicable. Tanto en Argentina como en Colombia los
entrevistados pusieron de manifiesto las dificultades prcticas de acceder a la informacin a
pesar de las legislaciones aparentemente favorables. Las instituciones y los funcionarios se
esmeran en el abuso de sus facultades de reserva, en la inercia cultural de lo secreto, y en poner
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trabas a lo que debera ser transparente a la fiscalizacin ciudadana. Se trata de una variable
externa a los medios y a los periodistas y difcil de controlar.
El funcionamiento de las instituciones democrticas es presentado en tercer lugar de importancia
como adyuvante, lo que compete exigir a los ciudadanos y practicar a los mandatarios en los
diversos poderes: ejecutivo, legislativo y judicial. En los hechos, es tambin una variable externa
a los medios y a los periodistas, muy difcil de controlar.
En cuarto lugar se ha situado el esfuerzo personal de los periodistas, y en quinto, sexto y
sptimo, el rigor en la investigacin, el conocimiento de la historia y el ejercicio de un
periodismo crtico. Estas ltimas tienen mucha relacin con el oponente identificado como falta
de formacin y capacitacin. Un periodista especializado, debidamente formado y capacitado,
ser riguroso en sus investigaciones, y en la presentacin y anlisis de los resultados. Por lo
tanto, estrategias y programas de formacin y capacitacin de periodistas investigadores, se
inscriben en esta lnea de trabajo que aparece como la ms viable de todas las actividades de
mejora y fortalecimiento del periodismo investigativo sudamericano.
Es significativo mencionar que en el sondeo realizado en Antigua, Guatemala, en 1999, a un
conjunto de periodistas latinoamericanos, principalmente de la zona Centroamrica y el Caribe,
el modelo actancial resultante fue muy parecido al logrado en la presente investigacin, y las
propuestas apuntaban en direcciones semejantes: necesidad de respaldo de los propietarios
(22%), la actitud personal y conocimientos que maneje el periodista (17 por ciento).0
Consultados especficamente por propuestas para el fortalecimiento del periodismo investigativo,
los informantes calificados de la presente investigacin sealaron las siguientes principales
acciones: respaldo empresarial (33%), capacitacin de periodistas investigadores (28%),
organizacin de los periodistas investigadores (9%), ms periodistas investigativos (6%) y ley de
acceso a la informacin (6%).
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