Presagios Rayo

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V Jornadas de Estudios

Clsicos y Medievales
Dilogos Culturales

Centro de Estudios Latinos


en colaboracin con la Ctedra de Literatura Espaola Medieval
y el Centro de Teora y Crtica Literaria.
Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS UNLP-CONICET)
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin. Universidad Nacional de La Plata.

Los presagios del rayo: aspectos de la ciencia augural en Sneca


La Galn
Universidad Nacional de La Plata - Centro de Estudios Latinos
IdIHCS- UNLP - Conicet
[email protected]

Resumen
El estudio se centra en el tratado Naturales Quaestiones de Sneca en el que expone una fsica,
esto es, una descripcin del universo en el marco de la filosofa estoica, segn la cual se trata de un
cosmos ordenado por la Ratio universalis.
Se analiza en particular el Libro II, en el que ocupa un extenso desarrollo lo concerniente a los
truenos, relmpagos y rayos. En esta instancia, Sneca busca conciliar en muchos casos la concepcin
fsica (qu son los rayos, qu elementos fsicos los producen, en qu condiciones, etc.) con la ciencia
etrusca para la que estos fenmenos meteorolgicos representaban augurios y presagiaban diversos tipos
de sucesos de acuerdo con la forma y el lugar en que se manifestaran. Este especial inters en una
scientia propiamente itlica enlazada con nociones estoicas es caracterstico de Sneca y se revela,
igualmente, en sus tragedias.
Palabras clave: Sneca Naturaleza Disciplina Etrusca arte fulgural

Uno de los textos de Sneca que quizs mejor se ajuste, al menos formalmente, a
lo que cae bajo la denominacin de tratado filosfico es la obra que trataremos, las
Naturales Quaestiones, las Cuestiones Naturales, segn el modo habitual de traduccin,
si bien podra ajustarse mejor al ttulo de Investigaciones Naturales. En los estudios
crticos aparece como texto de habitual referencia y se lo cita para sustentar diversos
aspectos de otras obras, incluidas las dramticas, para ilustrar y para reasegurar
hiptesis formuladas a partir del anlisis de los Dilogos o las Epstolas. No obstante,
son pocas las obras que tratan Naturales Quaestiones como texto filosfico orgnico y
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materia de estudio1. Por lo dems, el desinters general contemporneo por los tratados
antiguos de fsica, poco fiables, fantasiosos y estrambticos para la perspectiva actual de
la ciencia, afect tambin a esta obra, de la que se acostumbra hacer recortes citables
desgajados de contexto.
El tratado constituye una especie de enciclopedia del mundo natural 2 escrita en
sus ltimos aos de vida (62-65 d.C), tiempo en el que se aleja de la corte imperial y se
dedica a profundizar cuestiones filosficas. Sin embargo, este proyecto de componer
una fsica no ha suscitado en los estudiosos modernos ms que un eventual entusiasmo
por las curiosidades que expone, en una acumulacin aparentemente poco sistemtica de
observaciones y discusiones acerca de la naturaleza. Esta obra no entra, en suma, ni en
estricto campo de la filosofa ni en el de la ciencia, segn criterios actuales, ni en la
literatura antigua para los estudios modernos y creemos que esta valoracin es errada,
como demasiado frecuentemente ocurre con muchas obras de Sneca. Luego nos
referiremos sucintamente a esto. En el caso de Sneca, tiene particular incidencia su
adhesin a la filosofa estoica ya que los estoicos tratan de arraigar la fe en la
adivinacin3 a partir del principio de la sympatheia (consensus naturae, traduce
Cicern4), cohesin csmica que Lucano considera una prueba de la inmanencia divina,
un trabajo activo de los dioses en el mundo que se manifiesta en algunos lugares, como
Delfos, o en alguna personas (profetas, filsofos).
La simpata y el fatalismo estoicos son favorables a toda especie de adivinacin.
La simpata csmica une todos los seres del universo, que se ligan entre s por
relaciones necesarias que abarcan presente, pasado y futuro. El destino es un orden, una
sucesin de causas que producen efectos necesarios, causa eterna de todas las cosas
segn las leyes de la naturaleza5. No hay, pues, partes inconexas.
El sabio encuentra, dentro de la cadena del orden csmico, el significado de
todos los datos de la naturaleza, por ms pequeos que parezcan.
1

En los ltimos aos, slo registramos el estudio de Gauly (2004) y la Tesis Doctoral de Limburg (2007).
Dcadas atrs, se encuentran los estudios de Hine (1981) sobre el Libro II y la edicin de Carmen
Codoer (1979), quien estudia tambin aspectos lxicos en "Traduccin de la terminologa cientfica de
Sneca" (1968).
2
Diez aos ms tarde Plinio el viejo escribir su Naturalis Historia con similares caractersticas
3
Flacelire, R. Adivinos y orculos griegos. Buenos Aires, Eudeba, 1993 (trad. del original francs
Devins et oracles grecs, Paris, 1961), p. 85.
4
Tusc.I, 35,1.
5
Flacelire, R. Op. Cit. p. 86.
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Comenzaremos por presentar brevemente la organizacin del Tratado, dividido


en siete libros. El primer libro trata de los meteoros, halos, arco iris, etc.; el segundo de
los truenos, relmpagos y rayos; el tercero de las aguas terrestres; el cuarto libro se
refiere al granizo, el hielo y la nieve; el quinto trata de los vientos y nubes; el sexto de
los terremotos y las fuentes del Nilo; el sptimo de los cometas.
A primera vista la exposicin podra parecer catica, lo que no resulta adecuado
para un pensador del estoicismo, una de las escuelas de la antigedad que ms
desarroll y perfeccion la lgica. As, pues, lo que hay que tener en cuenta es que el
tratado se compone tomando como base los elementos y sus combinaciones, de modo
tal que los Libros I, II y VII estn dedicados a fenmenos relacionados con el fuego en
sus distintas manifestaciones (fenmenos luminosos gneos, rayos, relmpagos y
truenos; cometas); los libros III y primera parte del IV al agua (aguas terrestres,
inundaciones, aguas del aire); la segunda parte del IV y el V al aire (nubes, viento) y el
VI a la tierra.(terremotos):
Fuego: Libros I, II y VII
Agua: Libros III y IV (primera parte)
Aire: Libro IV (segunda parte) y V
Tierra: Libro VI
Se encuentran observaciones morales que acompaan el conocimiento de la naturaleza y
operan como fundamento tico de la exposicin. Dirigida a Lucilio, Sneca incorpora
estas concepciones morales enlazando ciencia y filosofa, centradas en el recurrente
paradigma del sabio estoico, que aspira a la apata. Las NQ se cita, adems, por las
reflexiones que incluye acerca del fatum, su relacin con los fenmenos de la naturaleza
y con las acciones humanas. De todo esto, nos interesa especialmente el Libro II pues
Sneca incorpora, como parte de esta fsica estoica, la ciencia augural etrusca, en
particular la ciencia fulgural, convirtindose en uno de los testimonios escritos ms
importantes para su conocimiento.
Etrusca Disciplina
Hasta el siglo IV a.C., los etruscos parecen haber tenido una notable actividad
religiosa, de acuerdo con testimonios arqueolgicos que dan cuenta de importantes
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cantidades de templos y ofrendas votivas, si bien ya para esta poca estaba en proceso
de decadencia. La cada de Veia (396 a.C.) provoca una particular modificacin ya que,
a partir de entonces, se va produciendo una creciente romanizacin de las creencias y
prcticas etruscas hasta convertirse en parte central de la religin romana.
Poco se sabe de la cultura etrusca, esta civilizacin extraamente
desaparecida6, excepto la reconocida prctica de la adivinacin. Los adivinos toscanos
o arspices son depositarios de una ciencia reverenciada no slo como una tradicin
sino, sobre todo, como una prioridad nacional. 7 Los testimonios que nos han llegado son
indirectos gracias a la inclusin de pasajes o comentarios en Sneca, Plinio y Servio,
quienes son los que proporcionan mayor cantidad de datos.
El trmino disciplina presenta un campo semntico que describe con precisin la
naturaleza de estos conocimientos pues, si bien por una parte puede entenderse como
sinnimo de scientia y significar ciencia en tanto conjunto de conocimientos-, por
otra parte significa enseanza o instruccin, asociada a un mtodo, una organizacin de
principios y normas que permitan la adquisin de los conocimientos.
Si la Etrusca disciplina se conoce y es adoptada por los romanos, es porque se
trata del nico testimonio de escritura de textos sagrados de pueblos itlicos. No
obstante, la ciencia adivinatoria propiamente dicha era una doctrina secreta y, por lo
tanto, los libros que pasaron a los romanos slo seran recuerdos de noticias al modo de
los Anales o comentarios de los arspices8.
De acuerdo con las referencias conservadas, estos textos se dividiran en tres partes:
1) Libri fatales: crnica de sucesos extraordinarios operados por el destino,
prescripciones religiosas y frmulas que constituyen los Tyrrhena Carmina: principios
de la adivinacin nacional y ritos para la fundacin de pueblos.
2) Libri Acherontici o Libri Tagetici: relacin con los dioses y bsqueda del camino
despus de la muerte.
3) Es la ms voluminosa y contiene un manual de adivinacin propiamente dicha para la
interpretacin tradicional de los signos de la voluntad celeste: Libri rituales, Libri
Fulgurales, Libri haruspicini (gua para el extispicio), Ostentaria.
6

Bouch-Leclercq, Auguste. Histoire de la divination dans l'Antiquit. Grenoble, Editions Jrme Millon,
2001/2004, p. 824.
7
Cf. Bloch, Raymond. Les Prodiges dans LAntiquit lassique. Paris, PUF, 1963 ; define la etrusca como
une religion rvle, codifie, unitaire, rebelle, semble-t-il, toute modification profonde. (p. 78).
8
Bouch-Leclercq, Auguste. Op. cit. p. 826.
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Pensadores como Nigidio Fgulo haban relacionado la aruspicinia con la


simbologa pitagrica y la astrologa. El filsofo estoico talo (habla de l en Ep.
108.3) introduce en la fsica de la escuela el arte fulgural de los arspices, adaptndolo a
las concepciones del estoicismo9. Es importante destacar, por otra parte, que la
adivinacin etrusca siempre se consider una ciencia, algo muy distinto del entusiasmo
proftico de los griegos, y desdeaban las sortes y los centros oraculares que las
practicaban.
La supremaca de la ciencia etrusca era reconocida especialmente en el arte
fulgural, que comportaba tres tipos de operaciones: 1) observar los rayos; 2)
interpretarlos; 3) conjurarlos. Los arspices observaban el relmpago (fulgur), el trueno
(tronitum) y el rayo (fulmen). Se puede conocer el dios que lo enva y sus intenciones.
Conociendo el nombre del dios que lo enva, se puede realizar conjeturas relacionadas
con el carcter propio de ese dios.10
El Libro II y el testimonio de los Libri Fulgurales
En el Libro I ya se ha desarrollado la teora de los elementos y su presencia en el
mundo natural desplegndose en alguno de sus sectores o en varios de ellos, ya que:
Omnis de uniuerso quaestio in caelestia, sublimia11, et terreae diuiditur. (NQ 2,1)
Todo el estudio del universo se refiere al cielo, a la regin sublime y a la tierra.
As comienza el Libro II. Aqu se retoman el tema de los elementos y se centrar en el
aire:

Attalus turns up as having made a serious study of the Etruscan art of divination by sky signs, such as
thunder and lightning. This branch of physics is, to be sure, closely linked to theology and to ethics. But
the conjunction in one influential teacher of predominantly ethical interests with a subsidiary pursuit of
physics fits, as we shall see, a pattern of some consequence for Seneca. It is, in fact, the most widespread
pattern of philosophical interests found in his immediate intellectual environment.. Inwood, Brad.
Seneca in His Philosophical Milieu. HSCP 97, 1995, p. 69
10
Bouch-Leclercq, Auguste. Op. cit. p. 845.
11
La regin sublime (sublimia) o intermedia es la que se encuentra sobre el globo terrqueo.

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Sic mundi pars est aer, et quidem necessaria. Hic est enim qui caelum terramque
connectit, qui ima ac summa sic separat ut tamen iungat. Separat, quia medius
interuenit; iungit quia utrique per hunc inter se consensus est.
De esta manera, el aire es parte del mundo, y ciertamente parte necesaria. ste es
el que une a la tierra con el cielo, y separa las regiones elevadas de las bajas, pero
reunindolas; las separa como intermediario; las rene, puesto que por su
mediacin se comunican. (NQ 2,4, 1)
Dado que muchos fenmenos se dan en el aire pero su elemento es el fuego, dedica ms
de la mitad del libro al tema de los relmpagos, truenos y rayos. Comienza por analizar
cul es el origen material de estos fenmenos (Ej. choque de nubes), pero en el Cap. 31
se introduce en lo que ser una sntesis (comentada y discutida en algunos aspectos) de
la ciencia fulgural etrusca.
A continuacin se consignan los principales conceptos.
1) Potencia divina de los rayos:
Ceterum mira fulminis, si intueri uelis, opera sunt nec quicquam dubii relinquentia
quin diuina sit illius ac subtilis potentia. (NQ 2, 31)
Por lo dems, son maravillosos los efectos del rayo y no queda duda de que hay en
l un poder sutil y divino.
Si bien en el esquema csmico del estoicismo todo est penetrado por la Ratio
Universalis, fundamento del cosmos, el rayo patentiza lo divino con mayor evidencia y
profundidad de modo que se convierte en el objeto de estudio de los sacerdotes etruscos,
institucionalmente autorizados para realizar la interpretacin y cumplir con los rituales
correspondientes. Posee un poder sutil (subtilis), es decir que sobrepasa los lmites de la
percepcin sensorial y reclama otra instancia de lectura en la que la Etrusca Disciplina,
como compendio del conocimiento revelado, proporciona los elementos fidedignos
para su inteleccin. Sneca suscribe esta afirmacin, en la que se apoyan los conceptos
desarrollados en el Libro II.

2) Los rayos y el anuncio del porvenir:


Qu diremos de la virtud del rayo para anunciar el porvenir? y no una u otra vez, sino
que frecuentemente anuncia el orden y serie entera de los destinos, y esto con
caracteres ciertos y mucho ms claros que si estuviesen escritos. Nos diferenciamos de
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los toscanos, consumados en la ciencia de la interpretacin de los rayos, en lo siguiente:


creemos nosotros que estallan por el choque de dos nubes, y ellos dicen que ocurre
choque porque hay explosin. Como todo lo refieren a Dios, estn persuadidos de que
el rayo no anuncia el porvenir porque se forma, sino que lo forman porque ha de
anunciarlo. Pero sea el pronstico la causa o la consecuencia, frmanse de la misma
manera12.

Sneca mantiene una actitud crtica y refuta, si bien en cuestiones secundarias, algunos
postulados etruscos situndose en la perspectiva estoica. Acepta el principio de la
Disciplina segn el cual el rayo tiene la virtud de anunciar el provenir pero disiente en
el modo en que lo hace.
3) Las predicciones y el fatum:
El rayo no puede cambiar el destino Y por qu no? Porque el rayo mismo es parte del
destino.
Fatum fulmine mutari non potest. Quidni? Nam fulmen ipsum fati pars est. (NQ
2,35,1)
Qu entiendes por destino? Entiendo la necesidad de todas las cosas y los hechos, que
ningn poder podra destruir.
Quid enim intellogis fatum? Existimo necessitatem rerum omnium actionumque, quam
nulla uis rumpat. (NQ 2,36,1)
El rayo slo es una manifestacin del fatum y carece de autonoma. Su poder est
sujeto a lo decretado por los dioses y ofrece evidencia de algn aspecto de tal designio a
quienes tienen el conocimiento para interpretarlo.

4) Los ritos de ruego:


Ms adelante me har cargo de las consecuencias de estos principios. Entre tanto,
estamos de acuerdo con los Etruscos en creer que los votos son tiles sin que el destino
pierda nada de su accin y poder; porque existen probabilidades que los dioses
inmortales han dejado en suspenso, de tal suerte que, para hacerlas favorables, bastan
algunas preces y sacrificios. Estos votos no salen al encuentro del destino, sino que
forman parte del destino mismo. -La cosa, dices, debe realizarse o no realizarse: si debe
realizarse, aunque no pronuncies preces se realizar; si no debe ocurrir, en vano rogars,
12

Quid quod futura portendunt, nec unius tantum aut alterius rei signa dant, sed saepe longum fatorum
sequentium ordinem nuntiant, et quidem notis euidentibus longeque clarioribus quam si scriberentur?
Hoc inter nos et Tuscos, quibus summa est fulgurum persequendorum scientia, interest : nos putamus,
quia nubes collisae sunt, fulmina emitti ; ipsi existimant nubes collidi ut fulmina emittantur ; nam, cum
omnia ad deum referant, in ea opirione sunt tamquam. non, quia facta sunt, significent, sed quia
significatura sunt, fiant. Eadem tamen ratione fiunt, siue illis significare propositum, siue consequens est.
(NQ 2,32, 1-2)
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porque no tendr lugar. -Este argumento es falso, porque existe un medio entre los dos
extremos, esto es, que el acontecimiento puede realizarse si formas votos para ello 13

.
En directa relacin con el tema del fatum, Sneca trata la posibilidad de modificar el
curso de los sucesos mediante ruegos y plegarias. La solucin la encuentra en la opcin
de una clusula condicional, segn la cual la realizacin o no realizacin de un suceso
dependera del cumplimiento de las condiciones que lo hacen posible.
5) Clasificacin de los rayos segn Cecina:
A.
Segn Cecina, hay tres clases de rayos: de consejo, de autoridad y el llamado de
estado. El primero se presenta antes del acontecimiento, pero despus de formado el
propsito; as, pues, cuando meditamos una accin cualquiera, nos determina o nos
separa de ella un rayo. El segundo sigue al acontecimiento realizado, e indica si es
favorable o nefasto. El tercero sobreviene al hombre en pleno reposo, cuando no
realiza ni proyecta ninguna accin; ste amenaza, promete o aconseja. Llmasele
monitorio, pero no s por qu no ha de ser el mismo de consejo14.

B.
Hablar ahora de los nombres que Cecina da a los rayos, y dar mi opinin acerca de
ellos. Dice que los hay
Postulatorios, (postulatoria) los cuales exigen se comience de nuevo el sacrificio
interrumpido o hecho en contra de los ritos.
Monitorios, (monitoria) que indican las cosas de que debemos guardarnos.
Pestferos, (pestifera) que vaticinan muerte o destierro.
Falaces, (fallacia) que producen dao mostrndose como de buen agero. Estos dan
consulado malo al que debe ejercerlo; herencia cuya posesin se pagar muy cara.
Deprecativos, (dentanea) que anuncian peligro que no se realiza.
Perentales, (peremptalia) que neutralizan las amenazas de otros rayos.
Atestantes, (attestata) que confirman amenazas anteriores.
Aterrneos, (atterranea) que caen en paraje cerrado.
Soterrados, (obruta) que hieren sitio herido ya anteriormente y no purificado por
expiaciones.
13

Quid sit quod sequatur, paulo post persequar ; interim hoc habent commune nobiscum quod nos quoque
existimamus uota proficere salua ui ac potestate fatorum. Quaedam enim, a diis immortalibus ita suspensa
relicta sunt ut in bonum uertant, si admotae diis preces fuerint, si uota suscepta ; ita non est hoc contra
fatum, sed ipsum quoque in fato est. Aut futurum, inquit, est aut non ; si est futurum, etiamsi non
susceperis uota, fiet. Si non est futurum, etiamsi non susceperis uota, fiet. Falsa est ista interrogato, quia
illam mediam inter ista exceptionem praeteris : futurum hoc est, sed si uota suscepta fuerint. (NQ 2,37,23)
14
Genera fulgurum tria esse ait Caecina, consiliarium, auctoritatis et quod status dicitur. Consiliarium
ante rem fit sed post cogitationem, cum aliquid in animo uersantibus aut suadetur fulminis ictu aut
dissuadetur. Auctoritatis est ubi post rem factam uenit, quam bono futuram maloue significat. Status est
ubi quietis nec agentibus quicquam nec cogitantibus quidem fulmen interuenit et aut minatur aut promittit
aut monet. Hoc monitorium uocat, sed nescio quare non idem sit quod consiliarium, nam et qui monet
consilium dat. (NQ 2,39, 1-2)
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Reales, (regalia) que caen ora en los comicios, ora en los puntos donde se ejerce la
soberana de una ciudad libre: la significacin de stos es amenazar la soberana de la
ciudad.
Infernales, (inferna) cuyos fuegos brotan de la tierra.
Hospitalarios, (hospitalia) que llaman, o, por usar la expresin ms respetuosa que
ahora se emplea, invitan a Jpiter a nuestros sacrificios, quien, si est irritado contra
aquel que los ofrece, viene con mucho peligro para l.
Auxiliares, (auxiliaria) que favorecen a quienes los invocaron15.

La posicin en la que se producan los fenmenos del cielo (rayos, relmpagos,


cometas, etc.) indicaba de qu divinidad provena el mensaje y el tipo de augurio. La
observacin de otras caractersticas (por ejemplo el color, la intensidad o el efecto de un
rayo, o el momento del da en que se produca el fenmeno) completaba la informacin
y ajustaba la respuesta del arspice. Por lo general, la observacin directa se refera a un
soporte material simblico que confirmaba la procedencia divina del presagio, tal como
aparece en la imagen y como lo evidencia el famoso Hgado de Piacenza.

6) Los rayos de Jpiter segn la ciencia etrusca:


Hasta aqu los etruscos y los filsofos estn de acuerdo, pero disienten en que los
etruscos dicen que Jpiter lanza el rayo, siendo ste de tres clases. El primero es de
aviso y de paz, y lo lanza Jpiter por su nica voluntad. Tambin enva el segundo este
dios, pero mediante el consejo de los doce dioses mayores: este rayo es saludable, pero
ocasiona algn dao. El mismo Jpiter lanza el tercer rayo, mas despus de consultar
los dioses que se llaman superiores y envueltos: este rayo destruye, arrolla y
15

Nunc nomina fulgurum quae a Caecina ponuntur <per>stringam et quid de eis sentiam exponam.
Ait esse postulatoria, quibus sacrificia intermissa aut non rite facta repetuntur; monitoria, quibus docetur
quid cauendum sit; pestifera, quae mortem exiliumque portendunt; fallacia, quae per speciem alicuius
boni nocent,dant consulatum malo futurum gerentibus et hereditatem cuius compendium magno luendum
sit incommodo; dentanea, quae speciem periculi sine periculo afferunt; peremptalia, quibus tolluntur
priorum fulminum minae; attestata, quae prioribus consentiunt; atterranea, quae in cluso fiunt; obruta,
quibus iam prius percussa nec procurata feriuntur; regalia, cum <f>orum tangitur uel comitium uel
principalia urbis liberae loca, quorum significatio regnum ciuitati minatur; inferna, cum e terra exiliuit
ignis; hospitalia, quae sacrificiis ad nos Iouem arcessunt et, ut uerbo eorum molliore utar, inuitant, sed
non irasceretur inuitatus; nunc uenire eum magno inuitantium periculo affirmant; auxiliaria, quae inuocata
sed aduocantium bono ueniunt. (NQ 2,49.1-3)
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desnaturaliza implacablemente todo cuanto encuentra, sea pblico o particular. Este


fuego no deja subsistir nada en su primitivo estado16.

Los romanos no admitan slo un rayo, el de Jpiter (Serv. Aen. I, 42): distinguan entre
el diurno, lanzado por Jpiter, y el nocturno, lanzado por (Jpiter) Summanus. Varrn
eleva el nmero de divinidades a cuatro, con un dios para cada rayo, agregando a Juno y
Minerva, inscriptas en los libros etruscos como divinidades fulgurantes. Finalmente, el
cielo etrusco reconoce doce divinidades fulgurales por influencia de la teologa grecooriental, que son los consejeros de Jpiter segn refiere Sneca: para el segundo rayo
estn los Dii consentes o complices, para el tercer rayo est el misterioso consejo de los
Dii superiores involuti17.
7) Precedentes estoicos:
Cunto ms sencilla es la divisin de talo, aquel varn eminente que haba unido a
la ciencia de los Etruscos la sutileza de les Griegos! Entre los rayos, deca, los hay
que significan cosas que nos ataen, y otros o no significan nada, o nos est vedada su
inteligencia. De los que tienen significacin, nos son propicios o adversos, y algunos ni
lo uno ni lo otro. Los adversos son de cuatro clases: presagian males inevitables o
evitables, que pueden aminorarse o diferirse; los rayos propicios anuncian sucesos
duraderos o transitorios. Los mixtos tienen bueno y malo, o mal que se trueca en bien,
o bien que cambia en mal. Los que no son ni adversos ni favorables anuncian alguna
empresa en la que debemos entrar sin miedo ni regocijo, como un viaje en el que nada
tenemos que temer, como tampoco que esperar18.

16

Haec adhuc Etruscis philosophisque communia sunt. In illo, dissentiunt quod fulmina a Ioue dicunt
mitti et tres illi manubias dant. Prima, ut aiunt, monet et placata est et ipsius Iouis consilio mittitur.
Secundam mittit quidem Iupiter, sed ex consihi sententia, duodecim enim deos aduocat ; hoc fulmen boni
aliquid. aliquando facit, sed tunc quoque non aliter quam ut noceat ; ne prodest quidem impune. Tertiam
manubiam idem Iupiter mittit, sed adhibitis in consilium diis quos superiores et inuolutos uocant, quia
uastat in quae incidit et utique mutat statum priuatum et publicum. quem inuenit ; ignis enim nihil esse
quod fuit patitur. (NQ 2,41, 1-2)
17
Bouch-Leclerq, A. Op. cit. p. 846.
18
Quanto simplicior diuisio est qua utebatur Attalus noster, uir egregius, qui Etruscorum disciplinam
Graeca subtilitate miscuerat: ex fulminibus quaedam sunt quae significant id quod ad nos pertinet,
quaedam aut nihil significant aut id cuius intellectus ad nos non peruenit. Ex his quae significant
quaedam sunt laeta, quaedam aduersa, <quaedam mixta>, quaedam nec aduersa nec laeta. Aduersorum
hae species sunt: aut ineuitabilia mala portendunt, aut euitabilia, aut quae minui possunt, aut quae
prorogari. Laeta aut mansura significant, aut caduca. Mixta aut partem habent boni, partem mali, aut mala
in bonum, bona in malum uertunt. Nec aduersa nec laeta sunt quae aliquam nobis actionem significant
qua nec terreri nec laetari debemus, ut peregrinationem in qua nec metus quicquam nec spei sit. (NQ 2,50,
1-2)
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10

Finalmente, retoma la cuestin humana y la actitud frente a estos fenmenos 19. En


Lucrecio, seguidor de Epicuro, el conocimiento de las cosas de la naturaleza libraba al
hombre del miedo y la supersticin. Aqu, en el contexto del pensamiento estoico, la
conciencia de la muerte, la necesaria meditatio mortis, libera del miedo ante lo que
pudiera provocarla:
si vamos a la muerte, qu importa que sea de grado o por fuerza? Oh demente,
cunto olvidas tu fragilidad si slo temes a la muerte cuando truena! Consiste en eso
tu seguridad? Vivirs si evitas el rayo? Te atacarn el hierro, o la piedra o la fiebre.
No es el rayo el peligro mayor, sino el que aturde ms.
...quid interest utrum ad mortem iussi eamus an ultronei? Te dementem et oblitum
fragilitatis tuae, si tunc mortem times cum tonat ! Itane? In hoc salus tua uertitur?
Viues si fulmen effugeris? Petet te gladius, petet lapis, petet bilis ; non maximum ex
periculis tuis sed speciosissimum fulmen est. (NQ 2,59, 8-9)

Conclusiones
La descripcin de la Naturaleza segn los elementos tradicionales (fuego, agua,
aire, tierra e incluso menciona el ter-) constituye una fsica que, para los estoicos,
equivale a una cosmologa. El ser humano integra el cosmos o, lo que es lo mismo,
integra la Naturaleza pero se distingue por la ratio que le abre la posibilidad de conocer
ms profundamente la organizacin del universo en el que habita. Por eso, en esta
investigacin de la Naturaleza, no poda estar ausente la figura humana en la persona de
Lucilio. Por la ratio, el hombre puede penetrar la cadena causal que gobierna el cosmos
y que, en lneas generales, se asocia al fatum. Dialcticamente, Sneca va considerando
teoras que analiza y, en ocasiones, rebate.
Siguiendo las enseanzas de talo, incorpora los datos ms fidedignos y mejor
conservados de la ciencia augural etrusca (Etrusca Disciplina), una ciencia que quizs
sera ms exacto denominar teologa.
Con antecedentes como Cicern, Lucrecio, Arato y quizs tambin el Virgilio de
las Gergicas, la ciencia etrusca poda an considerarse un autntico conjunto de
conocimientos de la realidad, que atrajo por siglos el inters del patriciado en especial,
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For the Naturales Quaestiones is permeated by a vigorous interest in god, man, their relationship to
each other, and the way in which the puzzling phenomena of the natural world relate to human life. p. 159
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dada su reconocida utilidad para la toma de decisiones en momentos crticos. Pero en la


propia ciencia est su destruccin ya que, al considerar que los arspices eran capaces
de conjurar o atraer los fenmenos celestes especialmente el rayo -, las prcticas se
asociaron con la magia y se instalaron centros de operaciones mgicas en los que creci
la corrupcin. No obstante, para Sneca la ciencia etrusca de la naturaleza es un
conjunto de conocimientos bien avenidos con el estoicismo dado que, como hemos
sealado, la divinatio se aceptaba plenamente de acuerdo con la concepcin del cosmos
como una red organizada de causas.
Y an puede decirse ms. Sneca no tiene la arrogancia de suponer que la
descripcin de la naturaleza que presenta sea completa y definitiva. Los progresos de la
ciencia de la naturaleza no invalidan la proposicin inicial. Cuanto ms se conozca de la
Naturaleza, mejor se conocer el cosmos y, con ello, los designios divinos. El
conocimiento puede acrecentarse con el paso del tiempo, aumentar cuantitativamente,
pero la relacin Ser Humano Naturaleza Dios permanece invariable. El avance de la
ciencia no anulara sino, por el contrario, ratificara estos principios. As lo dice en
pasajes finales del Libro VII:
Llegar el tiempo en que lo que es misterio para nosotros quede esclarecido por el
trascurso de los aos. No basta la vida de un hombre para tan grandes investigaciones,
aunque la consagrase exclusivamente a la contemplacin del cielo.(...) Estos
fenmenos se explicarn sucesivamente y a largos perodos. Llegar el tiempo en que
nuestros descendientes se asombrarn de que hayamos ignorado cosas tan sencillas.
Veniet tempus quo ista quae nunc latent in lucem dies extrahat et longioris aeui
diligentia; ad inquisitionem tantorum aetas una non sufficit, ut tota caelo uacet: (...)
Itaque per successiones ista longas explicabuntur. Veniet tempus quo posteri nostri tam
aperta nos nescisse mirentur. (NQ 7, 25, 4-5).

La M. Galn
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BIBLIOGRAFIA SELECTA
Bloch, Raymond. Les Prodiges dans LAntiquit lassique. Paris, PUF, 1963
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https://openaccess.leidenuniv.nl/handle/1887/12081

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