Variedades 22
Variedades 22
Variedades 22
El Peruano
Ao 98 | Tercera etapa | N 22
DISTIBUCIN GRATUITA
Desde la
habitacin 283
en el hotel Lima,
de La Victoria, el
maestro puneo
Vctor Humareda
(1920-1986)
cambi la historia
de la pintura
peruana. Su
genio y figura, a
dos dcadas de
su partida,
contina
buscando el sitial
que le
corresponde.
20 aos
sin
Humareda
"Cuando pienso en l, veo su nombre con letras maysculas
en la plstica peruana" Carlos Enrique Polanco, pintor.
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La estrella de La Parada.
Legado de Humareda.
El que inventamos.
La herencia del maestro.
Del hotel Lima al Gamarra.
Shopping Center.
14 La ciudad segn Humareda.
16 Entrevista a Cecilia Bkula.
Presentacin
FOTOS: ARCHIVO HERMAN SCHWARZ
Director: Carlos Manrique Negrn. Subdirector: Jorge Sandoval. Editores de contenido: Moiss Aylas Ortiz, Giancarlo Stagnaro Ruiz y Jos Vadillo Vila.
Fotografa: Jean P. Vargas. Diseo Grfico: Julio Rivadeneyra Usurn.
perfil
Una
estrella
(solitaria)
en La
Parada
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Peter Pan vivi 66 aos. Tena los cabellos alborotados y el cuerpo breve; la carcajada ostentosa y el rostro sudoroso; la boca bembona y el caminar chaplinesco. Se llamaba Vctor Humareda Gallegos y nunca dej de ser un nio genio.
Como el hroe del pas del Nunca Jams, el pintor pueno evada responder
cuntos aos tena. Le aterraban por igual la muerte, no pagar el da de su hotel,
o que lo busquen para cobrarle impuestos. Un mal chiste sabiendo que sobreviva, que se prest a que lo exploten por necesidad, malbarateando sus cuadros.
Apuntaba en libretitas minsculas todo: pensamientos propios como
ajenos, telfonos, bocetos de cuadros, saldos de sus deudores... hasta el
nmero de los calzoncillos que dejaba en el tendedero (muchas veces
(En la azotea del Lima, el fotgrafo Herman Schwarz, uno de los que mejor
lo retrat, dio en los libros de registros de huspedes del hotel con la fecha exacta de cuando lleg all el pintor: 5 de febrero de 1954. Recin se aloj en la mtica habitacin 283 el da 27. Para Schwarz, quien no cree mucho en coincidencias, fue sorpresa que se diera eso en la fecha de su nacimiento).
En las paredes de su breve cuarto, que para unos simbolizaba el tero de la
madre del artista, tena una pinacoteca de 16 reproducciones de sus maestros:
Renoir, Van Gogh, Velsquez, Gauguin, Daumier, Delacroix, Toulusse, El Grego.
Nunca colg ningn suyo, sino que los tena arrimados en el piso. Haba dos
cuadros que no estaban a la venta: El retrato de su madre, que era el cuadro
ms feo, pero lo tena en una silla. Y otro que llam El mitin. Unos dicen que lo
guardaba debajo de la cama en los aos 70, por miedo a la represin militar;
otros, que no, que lo tena ah, a la vista. Cosas de la fama.
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Le llamaban loco, maestro, Vctor, Humareda y cholo, y l se carcajeaba. Era un
abstemio que frecuentaba bares y restaurantes del Centro de Lima para tomar
manzanilla, te con leche y chancay, aun en verano. En sus largos aos ms
oscuros, se ofreca para hacer retratos al paso en carboncillo.
Frecuentaba, tambin, los pasadizos de la Escuela Nacional de Bellas Artes,
donde conversaba con los alumnos de los ltimos aos. Se meta en los talleres
cuando los profesores partan; muchas veces pona un color maestro en algn
trabajo nbil.
El escritor Gonzalo Maritegui cree que Humareda siempre quiso ensear
en su alma mter. En sus paseos por la escuela admiraba los trabajos de los
alumnos. El restaurador Carlos Fuentes Guilln, alumno en los aos 70 de la
ENBA, recuerda que varios das lleg Humareda y se paraba a observar un cuadro suyo. Slo le pregunt quin era la modelo del cuadro. Luego de un tiempo, el maestro perdi inters. Para los alumnos esos gestos de Humareda eran
todo un halago.
Tena varios crculos de amigos (a su muerte le nacieron ms amigos), aunque nunca los llam as: mis amigos son Rembrandt, Ticiano, Goya y Velsquez, para qu quiero ms?, deca.
Ellos consideran que a Humareda le gustaba llamar la atencin, que lo quieran y rer. Posaba ante las cmaras, se pona el sombrero bombn, bailaba tango
con los ternos que dejaba un amigo que ya se fue (que compraba de remate
en Tacora y lo adecuaba). Pero era tambin bondadoso, invitaba a los alumnos
pobres y a sus amigos alguna manzanilla, para l, el licor de los dioses.
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Humareda
FOTO: ARCHIVO HERMAN SCHWARZ
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No es mentira, en cambio, que al maestro, por su facha, lo botaron de
varios lugares: Un mozo en el Hait de Miraflores, una argentina duea de
una galera en Camino Real, y otros ms, que lo juzgaban por sus ropas
(seguimos iguales). Por una solidaridad con su situacin, este genio del pincel nunca dejaba que los mendigos se vayan con las manos vacas cuando
visitaban su mesa.
Maritegui, quien lo acompa alguna vez al burdel, asisti a la primera
pedicura del maestro, ya que el maestro tena callos por los zapatos gruesos
que usaba. Nunca he visto pies tan blancos, jura. Humareda podra ser un
hombre humilde, pero era un hombre limpio que se baaba todos los das en
el bao comn del Lima.
Y nunca dej de andar en saco y corbata, roja o amarilla. Ni el da que lo
internaron para la primera de sus cirugas. Los amigos le compraron un pijama
y el maestro jal su corbata para irse contento.
Es verdad que l mismo desmontaba sus exposiciones porque tema que le
robarn sus cuadros. En realidad, desde los aos 60, no haba expuesto sus
cuadros, sino que eran cuadros vendidos y a Humareda se le invitaba para la
inauguracin, valgan verdades.
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Peter Pan muri hace 20 aos. Todava se re en esa foto que de emergencia se
la pidieron a Schwarz para la lpida. Al eximio pintor Vctor Humareda Gallegos. Yace en el nmero D47, un nicho esquinado en el cuarto piso del pabelln San Desiderio, tras la sexto puerta del cementerio Presbtero Maestro, el de
precios ms mdicos.
La verdad que a Humareda no le gustara su nicho: Un cuarto ms angosto
que el del Lima, pintado de color vainilla, slo agraciado por un pincel, una
paleta y el logotipo del INC, con una jardinera rota hace varios aos. Qu
habra pintado el maestro? No lo sabemos.
Legado de Humareda
Su pupilo Carlos Enrique Polanco y el critico de arte Luis Lama.
Escribe: Daniel Contreras
El culto al garabato
El amor a la pintura me lo inyect Vctor Humareda, seala firmemente el pintor Carlos Enrique Polanco, quien al igual
que el artista del hotel Lima bebi de las fuentes del expresionismo, pero, al mismo tiempo, una amistad sincera es el vaso
conector que une la vida de Polanco con la de Humareda. Y que convierte ambas producciones en indesligables.
Se hizo mi amigo desde ese da en Bellas Artes, agrega. Conversbamos, me daba consejos y hasta se compadeca, pues l pagaba la manzanilla. En la dcada de
1980, los estudiantes de pintura llevbamos una vida
que rayaba con lo miserable, y ahora que veo hacia
atrs me doy cuenta de que invitarme esa manzanilla era
para l un sacrificio, no por tacao, sino porque no
tena. Viva al da, econmicamente hablando.
Su gran tragedia era la cobranza en muchsimas
partes por la venta de las pinturas, recuerda Polanco.
La gente se aprovechaba mucho. No comprendan
que viva de eso. Que te regalara un cuadro era casi
imposible.
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Humareda
Luis Lama
A veces es
preferible el mito
que el olvido
Revalorizado
Creo que todos los pintores expresionistas nos comunicamos en algn momento cuando miramos hacia los
maestros como Van Gogh, Tolouse Lautrec, Gauguin,
Polanco niega as que haya sido discpulo de Humareda.
l no tuvo discpulos. Se aprenda vindolo pintar. Las
enseanzas que me dio fueron ms que nada orales,
mediante las cuales despert en m ese inmenso amor
por la pintura que consideraba un real magisterio.
Descubri as en Polanco el culto al garabato, aquella frase que Humareda le repeta cada vez que hablaba
de su oficio.
Cuando pienso en l, veo su nombre con letras
maysculas en la plstica peruana. Es increble que no
exista en algn museo nacional una sala dedicada a su
pintura.
Hoy, la obra de Humareda, segn Polanco, goza de
una revalorizacin. Sus cuadros los venda a 300 dlares. En la ltima subasta del Museo de Arte, una obra
suya alcanz los 8 mil dlares. Es evidente que lo vemos
con mejores ojos.
Ha marcado su destino
Pero, al mismo tiempo, algo sucede con el legado del pintor. Y es la execrable profusin de falsificaciones surgidas en
el ambiente. Es el ms copiado. Y lo peor, son copias burdas. Ahora, cualquier mamarracho es un Humareda, y eso
es algo que da clera. l reuna una gran pasin por el arte
con un extraordinario dominio de la tcnica.
Marc su destino y as fue feliz, sentencia Polanco.
Amaba vivir como vivi porque pensaba que de esa manera
lo hicieron sus maestros en la historia del arte. Estaba convencido de que el arte era el pasado y que el presente era
una m... que no vala la pena.
En octubre de
1986, el curador
y crtico de arte Luis
Lama organiz en
la galera del centro
cultural de la
Municipalidad
de Miraflores
lo que fue la ltima
exposicin en vida
de Vctor
Humareda. Hoy,
20 aos despus
de su muerte,
reflexiona sobre
el artista a travs de
una breve
conversacin.
Legado
Ya desde un punto de vista artstico, Humareda, ubicado en
el contexto de las dcadas de 1970 y 1980, posea una pintura notable pero con altibajos. No fue un analtico donde todo
lo que haca le sala bien. Hay una obra de Humareda que es
mejor no exhibirla y hay otra que es notable para cualquier
museo de cualquier parte del mundo. Y lo notable de Humareda es esplndido, sobresaliente.
Como todo artista, no fue un pintor con una obra pareja,
y es mejor que no lo haya sido. El artista de altibajos llega a
producir en sus momentos ms altos obras maestras que
resultan inolvidables, y es el caso de Humareda.
De todos sus seguidores, considero que el ms notable es
Carlos Enrique Polanco. Incluso, creo que es un artista de
nivel que logr superar al maestro, lo cual es lo deseable y lo
necesario. Y decir que Polanco es superior no es nada contra
Humareda, al contrario, puesto que el discpulo de uno sea
superior a uno mismo es la mejor forma de dejar huella.
A veces es preferible el mito que el olvido. Pero es necesario que las nuevas generaciones conozcan la obra de Humareda. Bsicamente, es un asunto de educacin. Debemos
evitar esa prdida sintomtica de la memoria que nos aqueja
para con nuestros artistas, algo que resulta desconsolador.
20 aos sin
Humareda
FOTO: ARCHIVO HERMAN SCHWARZ
La leyenda delante
del artista
El imaginario colectivo ha hecho del genial artista puneo un antihroe a la
medida de estos tiempos. La marginalidad y sordidez verdaderas o no en que
vivi el pintor son ms difundidas que su obra.
BOTELLA
ENCONTRADA EN
NICHO DURANTE
ENTIERRO DE
HUMAREDA
M
8 | Edicin especial de Variedades
i recuerdo ms temprano de Vctor Humareda no fue ningn cuadro ni boceto ni dibujo suyo. Mi primer contacto con el artista fue un reportaje de televisin, pocos aos antes de su muerte. En l, un excntrico con sombrero
hongo hablaba con seriedad impostada sobre su novia. Quin era ella?
Obviamente, Marilyn Monroe.
Crec escuchando las leyendas urbanas que circulan sobre el genial pintor.
A su ya de por s extravagante vida en un hotelito de La Parada, los rumores le
suman datos por lo general falsos que aaden marginalidad donde ya la
haba. Grandes borracheras, memorables noches prostibularias, largas temporadas en Pars son slo algunos de los tpicos que, a fuerza de repetirse, ya
algn desprevenido toma por ciertos.
Sin embargo, el Humareda real no se reflejaba, segn sus ntimos, en ese
estereotipo de artista maldito. Era abstemio, aficionado al t y las infusiones.
Llevaba una vida casi monacal, consagrado a su pasin: la pintura. Pas ms
de la mitad de su vida en el decadente hotel Lima, de La Victoria, y su nico
paso por Pars fue de menos de un mes.
El personaje, que aseguraba reunirse en los cafetines del Centro de Lima
con Toulouse Lautrec y Goya, roba nuestra atencin del dedicado pintor. No
obstante, Humareda se parodiaba a s mismo con tal gracia que su imagen,
llena de contradicciones y supuestos, no desentona con su principal legado:
sus cuadros.
Crec escuchando las leyendas urbanas que circulan sobre el genial pintor. A su
ya de por s extravagante vida en un hotelito de La Parada, los rumores le suman
datos por lo general falsos que aaden marginalidad donde ya la haba.
LIBRETA USADA POR EL ARTISTA.
Una amistad de veinte aos slo rota por la muerte del maestro. Mario Sierra, quien fuera portero del hotel Lima de
La Parada donde Vctor Humareda vivi hasta sus ltimos das, recuerda el tiempo en compaa del artista, narrando
cmo se hizo discpulo suyo.
20 aos sin
Humareda
SOADOR PERENNE. MARIO SIERRA CONTINA
PRODIGANDO LAS LECCIONES DE VIDA DE SU
PADRE, VCTOR HUMAREDA.
Un recuerdo ms qu importa
Era un martes a finales de noviembre de
1986. Son las cinco de la tarde y el maestro
aparece y ya no habla. Escribe en un papel
dicindome: Aydame a terminar con el cuadro de la Quinta Heeren que debo entregar al
Banco Central de Reserva; los faroles estn
muy claros, los quiero ms oscuros, cuenta
Sierra esta historia que debe haber narrado de
manera infinita.
Arriba, tras jugar con el violeta y conseguida la aprobacin del discpulo, Humareda
firm el lienzo y lo remat con dos palmadas
en su hombro. Al da siguiente era mi jornada
libre. Cuando regres el jueves, me dicen: 'Se
han llevado a tu pap al hospital'. A la hora
del almuerzo cog un taxi, pero ya no pude
verlo debido a un problema con los pases. El
jueves ya estaba muerto.
Por qu le apareci aquel tumor en el cuello si ni siquiera fumaba ni tomaba? Sierra
tiene una explicacin muy personal y extraa.
Creo que se debi a que siempre se frotaba con un pao la zona donde le hallaron el
tumor. Fuerte se sobaba, hasta que le quedaba bien rojo. Yo le deca: Maestro, no se sobe
tan duro que se va a hacer dao. Es que mi
camisa se ensucia a cada rato, me deca.
Humareda reposa en el cuartel Desiderio,
nicho 47-D del cementerio Presbtero Maestro,
hasta donde Sierra va algunas veces a visitarlo. El nuevo pintor de arlequines vive en Santa
Anita, cerca de la maderera Humareda, propiedad de los primos del pintor. Han pasado
veinte aos, pero sigue soando con el maestro, en lienzos que termina y deja para la sola
visin de su discpulo.
El viejo hotel Lima, en el que vivi por aos Vctor Humareda, no pudo escapar de la pujante expansin de Gamarra. El
edificio alberga ahora a un dinmico centro comercial y el recuerdo del gran pintor parece perderse en el tiempo.
20 aos sin
Humareda
Puente
entre
mundos
Recorrer los cuadros de Vctor Humareda implica no slo saber apreciar los colores o las texturas. Implica, sobre todo, un
particular discernimiento del mensaje. Porque, ante todo, la obra de Humareda privilegia enormemente la representacin.
ara el pintor, Lima representa muchas
cosas, pero esta Lima humarediana
dista de ser una copia fidedigna o idealizada, canon de la tradicin costumbrista, sino una Lima residual, en la
que Humareda pinta los rezagos de una quimera suprema que es la constatacin de una Lima
concreta.
Humareda es, efectivamente, un testigo de
excepcin sobre los cambios que afectan a Lima
y que tambin lo definen como artista. Como
bien lo seala Eduardo Moll: La simbiosis de la
capital que Vctor Humareda conoci, la Lima
tradicional hispanizante con un afrancesamiento
alienador, hizo de este artista un personaje singularmente electrizante y genialmente creativo
(1).
Es este sentimiento de no pertenencia a ningn mundo establecido que impulsar a Humareda a pintar la ciudad de una manera radicalmente distinta a como la vean sus predecesores.
Esto, como lo explica Luis Eduardo Wuffarden
(2), se debe en parte a su extraccin migrante,
pero sobre todo a un sentimiento completamente distinto frente a la ciudad. Como sola decir
Julio Ramn Ribeyro, la ciudad es un estado de
nimo y, en ese sentido, Humareda sabe transmitir ese estado mediante sus pinturas.
Ejercicio de comparacin
A continuacin, efectuaremos un ejercicio de
comparacin entre la representacin y su referente. Pongamos el cuadro sobre la Quinta Heeren y tomemos una foto de la misma plaza en
Barrios Altos (figura 1). Humareda, como buen
expresionista, es seguidor de los nocturnos. En la
oscuridad, la ciudad revela su rostro oculto, que
no es otro que el verdadero, aquel que el da
impide ver.
A primera vista, llama la atencin la ausencia
total de seres humanos en el conjunto urbano,
no obstante que su huella es notoria (las casas, el
ordenamiento del parque, las esculturas). Como
en otras composiciones, Humareda prefiere los
edificios solos recurdese el bar Cordano, las
carretas del mercado de La Parada o el Puente
20 aos sin
Humareda
Humareda cambi mi
actitud con la gente