Cuentos de La Selva

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ELTIGREYELLAGARTO

Sabado, 07 de Febrero del 2015


E L L A G A R T O
bamos en una canoa a remo por el rio Samiria , abrindonos paso entre
centenares de estos lagartos, que con la cabeza fuera del agua formaban
verdaderas palizadas en todo el recorrido junto a las playas, era preciso ir
golpendolas con el remo para que nos dieran pase los que estaban en
nuestra ruta, no hubo intentos de ataque por parte de ninguno de ellos,
tampoco nadie deseaba cazarlos ni matarlos.
Un da llegamos al atardecer a casa de un amigo ribereo en los momentos
que llegaba del mitayo trayendo un sajino y una pava de monte y de
inmediato sus hijos se pusieron a cocinar.
Luego, uno de ellos en son de broma me dijo que iba a cazar un lagarto y
para esto preparo un trozo de topa de regular grosor, en el que envolvi todo
el intestino delgado del sajino bien amarrado y al anochecer fue al puerto y
arrojo el trozo a una muyuna cerca de la orilla, en el que quedo flotando y
dando vueltas dentro del circulo del remolino.
Al da siguiente muy temprano me paso la voz para ir a ver el resultado y
realmente no poda creer lo que vea, un enorme lagarto negro muerto con la
panza arriba, girando alrededor de la muyuna con la boca abierta y el trozo
de topa atrapado entre sus poderosos dientes.
La explicacin muy sencilla, el animal al atrapar con violencia las tripas
envueltas en la madera blanda, los dientes se clavaron hasta la raz,
quedando la boca abierta por donde iba penetrando el agua libremente sin
que el animal pudiera cerrar las mandbulas para evitar morir por
ahogamiento, pues una vez clavados los dientes son aprisionados por la
madera y ya no es posible que los retire, porque no puede. Muy fcil Verdad
? Y sin exponerse a ningn peligro.
Llegada la noche de ese mismo da, el muchacho me invito para ir a cazar
lagartos blancos conocidos como challualagartos que son ms pequeos
que los negros y tienen la carne muy blanca y fina como de mejor pescado y
es muy agradable cuando es ahumado.
Para esto, el muchacho llevo una linterna a pilas y un pesado y duro palo de
madera. Nos embarcamos en una pequea canoa, el iba en proa de pie,
linterna en mano, yo conduca la canoa lenta y silenciosamente desde la popa
y empezamos a distinguir a la luz de la linterna una infinidad de puntos
rojizos brillantes que no eran otra cosa que los ojos de los lagartos.
El muchacho me dice que me acerque lentamente hacia los puntos que tenia
enfocado, el no aparta la luz que alumbraba los ojos de la vctima, entonces
mi acompaante le descargo un tremendo golpe en la cabeza con el palo que
sostena en la mano derecha, mientras que con la izquierda sujetaba la
linterna, el lagarto pego una sacudida y luego fue quedndose quieto a
medida que el experto muchacho segua golpendole con el palo y lo
cazamos.
El lagarto ataca generalmente cuando est hambriento o cuando defiende a
sus huevos que los deja regados entre las hojarascas de los ros y cochas.
Puede atacar dentro o fuera del agua, pero para devorar a la presa cuando
esta es grande, tiene que salir forzosamente del agua a tierra firme para
evitar ahogarse al tener la boca abierta por largo rato.
Un da mientras viajbamos en canoa por el rio con un sol desesperante,
decidimos atracar al medio en una orilla protegida de los rayos solares a fin
de descansar un rato.

Nos recostamos sobre la hojarasca que cubran el suelo, al rato uno de los
muchachos, se levanto al escuchar un sonido de algo parecido a campanitas y
vea varios huevos de lagarto que haba echado a rodar al remover las
hojarascas, no caba duda de que este sonido provena de los huevos y lo
comprobamos al hacer rodar los huevos y sonaban como campanitas.
Luego omos el crujir de dientes, al mismo tiempo que vimos salir de las
orillas prximas a dos enormes lagartos de unos 3 mtrs. cada uno, hembra y
macho que se abalanzaban contra nosotros y nosotros pegamos un salto casi
felino hacia la parte alta de la orilla, una vez arriba subimos a unos rboles.
Los lagartos queran arremeter contra nosotros, pero fueron cansndose,
luego con movimientos lentos de la cola comenzaron a reunir los huevos y a
cubrirlos nuevamente con las hojarascas y se echaron los lagartos a dormir
con la cola hacia el rio y la cabeza hacia nosotros y cuidando sus huevos.
Mientras esto ocurra, nosotros tratamos de acomodarnos lo mejor en los
arboles y esperar que los lagartos se durmieran y luego nosotros hacer el
intento de ganar la canoa.
Haba transcurrido ms de media hora del incidente y al parecer los lagartos
dorman, pero cuando queramos bajar, observbamos que los lagartos de
cuando en cuando movan su cola, es decir estaban despiertos.
Esta situacin comenz a desesperarnos, hasta que se escucho un potente
rugido de otorongo cerca a nosotros, dejndonos casi paralizados y hasta que
vimos salir de la espesura de la selva al enorme tigre y dirigirse hacia la orilla
donde se encontraban los lagartos, que en ese momento se quedaron
inmviles sin dar seales de vida, como si realmente estuvieran muertos.
El tigre no nos haba visto, porque su atencin estaba en los lagartos, el tigre
se sent tranquilamente y lanzo otro potente rugido, sin que los reptiles
optaran por moverse, ni abrir siquiera sus ojos.
Acto seguido el tigre empez su festn, se acerco a la cola de uno de los
lagartos y empez a comerla. Durante esta operacin el tigre remova al
lagarto de un lado a otro, sin que este ofreciera resistencia ni se quejara por
el intenso dolor que seguramente le producan las garras y los dientes del
tigre al prenderse en sus carnes.
Luego se canso de este y paso a comer la cola del otro lagarto, en la misma
forma como lo hizo con el primero. Cuando ya estuvo harto, se alejo de ellos
y fue al rio a beber, luego se sent en la orilla, lanzo otro rugido
ensordecedor y se dirigi al bosque donde desapareci. Mientras tanto los
lagartos apenas se sintieron libres de la presencia del tigre reaccionaron de
inmediato y sin esperar ms se lanzaron al rio con las colas mutiladas y
sangrantes.

Carlos Velsquez Snchez

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domingo, 1 de febrero de 2015

E L

H A R A G A N

E L

P A L O M I L L A

Cuando naci, demoro en lanzar su llanto, la partera, luego de palmearle


varias veces, recin lloro y ella dijo : Nunca en los aos que llevo de partera,
vi un nio tan haragn y desde ah, todos le conocan por haragn y no por su
verdadero nombre.
El les deca, cuando ya saba hablar: No me digan Arturo haragn , me llamo
Arturo Ruiz Chujandama. Cierto, el nio se levantaba de su cama, despus
que todos se encontraban trabajando, su madre tena que esperarle y
servirle. Caso contrario no coma de pereza.
En el mismo pueblo, el mismo da que el naci lo hizo otro nio, la misma
partera le atendi y vio que era muy vivazo, su nombre era Melvin
Domnguez Prez, ms conocido como Melvin palomilla.
Pasaron los aos y llamaba la atencin la amistad que tenan Arturo y Melvin,
se les vea caminar a todos lados juntos, se defendan ambos de cualquier
agresin y celebraban juntos sus cumpleaos que era el 29 de junio: Da de
San Pedro y San Pablo.
En la escuela, estudiaba junto con ellos un nio ya mayor, alto y gordo y tena
por costumbre exigir a sus compaeros que le dieran regalos o sea era un
abusivo.
Cansado Melvin palomilla de esto, una maana le dice a su amigo Arturito, en
tu casa hay un carnero, en la tarde trae envuelto en un papelito unas tres
bolitas de su isma, pero que estn frescas.
No puedo, me da pereza esperar que el borrego cague, mejor porque no vas
t a mi casa y lo haces.
Espera, creo que no me has entendido, eso le vamos a dar de comer al
fastidioso y abusivo de Mantecoso, para que nunca ms nos vuelva a
fastidiar. Abusa porque nadie le hace el alto.
Bueno, si es por eso, tendr que hacer un esfuerzo, lo traer. Ms tarde,
Arturo haragn, le dio el encargo a Melvin, lo envolvi en un papel de
caramelo cada bolita y le dieron a Mantecoso, dicindole : Te traemos unos
caramelos importados, si es que no te gustan, nunca ms te regalaremos
nada. Ni Arturo ni yo.
Mantecoso se los llevo a la boca y de pronto comenz a escupir, a la vez que
corra al pozo de agua de la escuela, a enjuagarse la boca. Todos los

muchachos que vieron esto, se rean celebrando la broma que le jugaron los
dos amigos al matn del Colegio. Era caca de carnero, lo que comi, ja, ja, ja,
ja,ja, se rean sin cesar.
Despus Mantecoso quera desquitarse del ridculo que le hicieron pasar y les
amenazaba con su puo cerrado a Arturo y a Melvin. A la hora de la salida,
los dos nios abandonaron el saln junto a su profesor y por detrs les
segua el Mantecoso.
Una vez afuera, el profesor tomo rumbo a su casa y Mantecoso fue a
golpearles, pero Melvin palomilla con una baladora le tiro una piedra en la
frente que le tumbo de espaldas y desde aquel da todos le tenan un callado
respeto al palomilla y se burlaban de Mantecoso que luca la frente morada a
consecuencia de la piedra que le tirara Melvin.
En un lugar conocido como el shapumbal, se reunan los muchachos a jugar a
los indios y soldados. Los indios se sacaban las camisas y cortaban los tallos
de los helechos. Eran sus lanzas y los soldados hacan lo mismo.
Se iniciaba la guerra, todos corran a esconderse, para poco a poco ir
apareciendo y matando a sus adversarios.
Melvin palomilla se escondi entre las shapumbas, el Mantecoso lo vio, corto
un tallo de tabaco caspi y lo lanzo a Melvin, que se quejo y desmayo. Todos se
dieron a la fuga, dejando al desvanecido nio.
Luego sus amigos le echaron agua en su cara y se levanto llorando
fuertemente y prometi que se desquitara en cualquier momento.
Al da siguiente le ordeno a Arturo haragan, dicindole :Arturito, en la tarde,
treme tres isulas, los metes en una botellita y me lo entregas sin que nadie
se d cuenta.
Porque no vas tu mismo a recogerlas?. Yo en cuanto llego a mi casa, como,
luego me duermo, pues tengo mucha pereza.
Est bien, mal amigo, pero cuidado de hablar de esto o te pesara. En la tarde,
en la formacin, Melvin se coloco tras el Mantecoso y con un palito saco de la
botellita dos isulas y las coloco en la camisa de Mantecoso, las isulas
subieron hasta el cuello y le picaron, que Mantecoso grito fuertemente y sali
corriendo de la formacin y nadie dijo nada.
Una tarde hablo el profesor a sus alumnos: Ya que son tan burros, a ver si
salvan su nota contando cuentos, a ver tu Melvin palomilla.
Una vez, mi cuado Chancho, se fue a montear por Shima Uma, era muy
valiente en aquel entonces, bueno, hoy da todos sabemos que es un
talegario. En un aguajal, escucho comer a unos sajinos, olio el asnay de
aquellos animales que apestan idem a sobaquina de chucuma. Se acerco,
apunto y disparo, all mismo cay muerto un sajino. Una perdiz vol asustada
de su nido, quebrando los huevos que estaba incubando, de los cuales iban a
nacer hermoso shanshitos.
Como, que de los huevos de perdiz van a nacer shanshos?, pregunto el
profesor.
El que est contando soy yo profesor y hago nacer lo que quiero de aquellos
huevos. Por si no lo saben amigos, la perdiz le burlaba a su esposo con un
shansho.
Bueno, mi cuado cargo en hombros al sajino y lo llevaba a su casa,
hombrendolo, paso por debajo de un rbol cado, paso y se dio cuenta de
que el sajino pesaba ms, entonces miro hacia arriba y vio que sobre el sajino
iba un tigre intentando comer al sajino, entonces Chancho con la mano que
tenia libre le tiro un puetazo al tigre, que rugiendo fuertemente se escapo
monte adentro con un ojo negro e hinchado.
El profesor le dijo: Sabes engaar Melvin palomilla, cuando seas grande sers
un escritor.
A ver, tu, Arturito Que nos vas a contar ? O es que para esto tienes pereza.

Mi primo Manuel cuando era nio viva con sus padres en la chacra y un da
vio que varios chanchos coman el arroz que soleaban en el patio de la casa y
comenz a arrearlos diciendo: Shoo, shoo, shooo, fuera chanchos ladrones y
as arrendoles, e fueron alejando.
Luego, llegaron sus padres y preguntaron a la abuelita sobre el paradero de
su hijo Manuel.
No lo se, estaba jugando en el patio, lo buscaron durante tres das y lo
encontraron con una rama diciendo : sho, shoo, shooo, lrguense chanchos
rateros.
Sus padres no vean nada alrededor y de inmediato comprendieron lo que
haba sucedido.
Le robo el chullachaqui, dijo su padre. Tendremos que bautizarle de
inmediato. Vmonos hijo que debes tener mucha hambre.
No papa, ya com bastantes aguajes, le respondi el nio. Muy bueno, tu
cuento, haragn. Perdn Arturito.
A ver, tu, Tedy, dirigindose al Mantecoso Que nos vas a contar ?.
Bien, mi tio Toribio, que ahora es contador, cuando era nio y como no haba
bao, hacia sus necesidades en el campo, por las noches con su alcuza
(lmpara) se iba tras de la casa, en donde haba una piedra grande y all
hacia sus necesidades.
En esos das, las gallinas amanecan sangrando, investigaron el motivo y
descubrieron que los mashos les estaban chupando la sangre. Algunas aves
se moran bien poshecas y sus abuelos decidieron quemar aj pucunucho por
las noches para que no se acercaran estos mashos.
Venan las lluvias y el aj se regaba por el suelo y todo lo que se encontraba
por all se impregnaba con el aj.
Las gallinas dorman en los arboles, no haba gallinero.
Y una noche Toribio, fue a hacer su necesidad bajo uno de esos rboles, como
en aquel entonces no haba papel higinico, se limpiaban con tuzas de maz,
con hojas o con alguna piedra.
Toribio luego que termino, se limpio con una tuza de maz y que estaba
impregnada con aj. Al poco rato , entro corriendo a su casa, llorando
fuertemente y tuvo que permanecer como dos horas cutulo sentado en el
agua hasta que le pasara el ardor del aji pucunucho en su chunchuy
muyuna.
Y as todos los alumnos, hasta el profesor se rieron con el cuento del
Mantecoso.
Carlos Velsquez Snchez
Publicado por EL MAANERO en 18:42 No hay comentarios:
Domingo,01 de Febrero del 2015
E L

B U F E O

C O L O R A D O

Clara estaba disfrutando de sus vacaciones escolares en casa de su hermana


Juana, a orillas del rio Maran en la desembocadura del rio Samiria. Era una
chiquilla muy bonita , que acababa de cumplir sus 15 aos. Todas las tardes a
la cada del sol, acostumbraba ir a sentarse en una banquita que haba cerca
a la orilla para contemplar el paisaje y de cuando en cuando vea saltar a un
pez de gran tamao.
Cierto da que estaba en contemplacin, de repente vio sobresalir del agua,
a corta distancia de la orilla una enorme caa de azcar sostenida
verticalmente por una mano, al parecer de un ser humano, ella se quedo
mirando este hecho y luego desapareci.
Clara corri a su casa a contar a su hermana lo que haba visto y su hermana
le dijo: Haz visto mal hermanita o has visto visiones de tanto mirar al rio, no
vuelva a ir al rio.
Pasaron unos das y la muchacha sin escuchar los consejos de su hermana,
segua yendo sola y se sentaba en el mismo sitio. Una de esas tardes, vio
salir del agua una bola brillante, que pareca que era de cristal y estaba
sostenido por una mano que se acercaba hacia el puerto , como invitndola a
bajar para recogerla.
La chica asustada corri a su casa y justo tropez en el patio con su cuado
que en ese momento regresaba de su chacra, sin decirle nada le cogi del
brazo y le llevo al puerto. El cuado asombrado se dejo llevar, sin ofrecer
resistencia y le dijo ella : Ahora vas a mirar al puerto Samuel y vas a ver una
bola brillante que la sostiene en el aire una mano que sobresale del agua.
Samuel miro al rio y no haba nada, porque la bola haba desaparecido. Este
le dijo : T has visto visiones y todava me haces correr para creer tu cuento.
Lo que pasa es que te has quedado dormida en la orilla y has soado, luego
haz despertado y haz corrido creyendo haber visto una realidad.
La chica le conto a su hermana nuevamente y ella le dijo que era su
imaginacin y le llamo otra vez la atencin por no escuchar sus
recomendaciones.
Por la noche cuando Clara dorma, Juana le manifest su preocupacin a su
marido y acordaron consultar a un compadre que era entendido en estos
asuntos.
Al da siguiente fueron a buscar al compadre y le contaron todo lo que haba
visto la chica y este les dijo que la cuidaran mucho, porque el bufeo colorado
quera llevrsela y les recomend que nunca la dejen sola, que evitara ir al
puerto sin compaa y que no viaje en canoa.

As lo hicieron, pero un da tenan que asistir a una velacin y se vieron


obligados a dejar a Clara en casa, acompaada de dos sobrinos menores, le
recomendaron que no saliera de la casa por nada, que durmiera con sus
sobrinitos y que por la noche trancara bien la puerta y que no abriera a
nadie, as sea la persona conocida.
Clarita tranco bien la puerta de su dormitorio a las 6.00 p.m. y
permanecieron despiertos hasta las 8.00 p.m. hora en que los pequeos se
quedaron dormidos y en cambio la chica no poda dormir.
Serian las 10.00 p.m. cuando de pronto escucho ruidos y voces en el puerto,
como si se tratara de viajeros que llegaban, pero ella saba bien que su
familia no llegara hasta el da siguiente, los perros salieron a la carrera
ladrando furiosamente, dirigindose a la orilla, luego los recin llegados se
dirigieron a la casa fustigados por los perros, pero de pronto los perros
corrieron a meterse bajo la casa, aullando lastimeramente, sin atreverse a
salir de nuevo.
Clarita asustada oa todo, luego pudo distinguir las sombras de tres personas
que subieron a la casa y tocaron la puerta sin decir una palabra.
La chica estaba callada, mientras los extraos seguan toando la puerta con
insistencia y despus de largo rato, al ver que nadie les abra y que todo
estaba en silencio, escucho una voz que deca : Esta vez hemos fracasado,
pero la prxima no escapara y ser ma para siempre. Vmonos, antes de que
venga alguien al escuchar los ladridos de estos malditos perros.
Los desconocidos visitantes descendieron del emponado y se dirigieron al
puerto, perseguidos por los perros que no cesaba de ladrar. Luego se oy
claramente la cada de tres cuerpos pesados al agua, uno tras otro y lo ms
extrao es que no se escucho ruidos de remos ni de canoas.
La chica dominada por la fuerte emocin sufrida, no tardo en quedarse
dormida profundamente. Cuando llegaron sus familiares les conto lo
sucedido, pero ellos no le hacan caso, porque pensaron que lo haba soado.
Y consultaron a su compadre el caso de Clarita, este les volvi a repetir que
el bufeo colorado quiere llevarse a la chica, que tienen que cuidarla mucho y
no la vuelva a dejar sola con los chicos, ni menos acercarse al rio.
Pasaron dos meses de estos acontecimientos, todo estaba tranquilo. Hasta
que se preparo una gran fiesta para celebrar las Bodas de Plata de los
dueos de la casa Juana y Samuel, se lleno grandes tinajones de masato,
guarapo, aguardiente de caa, mistela y se preparo los mejores cerdos y
aves, se horneo gran cantidad de tortillas.
A las 7.00 p.m. comenzaron a llegar los invitados y se inicio el baile al son de
las marineras, chimaichis, valses, polkas, tanguios, etc. que sin descanso
tocaba el conjunto compuesto de varios instrumentos como guitarras,
mandolinas, cabaquias, flautas, quenas y los infaltables tambor, bombo y
platillos.
Haba mucha gente y entre esta no falto desconocidos para los dueos de
casa y haba dos jovencitos bien parecidos que vestan iguales pantaln y
camisas oscuras y una especie de gorro en la cabeza que no se lo quitaban
para nada y la fiesta segua.
En eso el compadre se acerco a Samuel y tomndole del brazo le llevo al
patio disimuladamente, all le expreso sus temores y sospechas respecto a
los dos muchachos desconocidos que haban llamado su atencin desde el
principio y que haba preguntado entre los presentes y ninguno dijo
conocerlos.
Compadre, le dijo: Estos son seres de otros mundos, estos son dos bufeos
colorados bajo apariencia humana, quieren logra su propsito de llevarse a
Clarita y a uno de ellos ya le he visto bailar varias veces con ella.

Pero no se preocupe compadre, porque ya trace mis planes para descubrir


sus verdaderas identidades y ojala no me equivoque. El plan consista en que
tres de los muchachos conocidos, los mas apuestos y fuertes, se turnaran en
bailar con Clarita, sin dar oportunidad a los forasteros, mientras otro grupo
de cinco personas trataran de embriagarles invitndoles a beber seguido
bajo cualquier pretexto, teniendo cuidado de que alguien se encargara de
echar un buen tabacazo en las copas de los dos desconocidos.
En esta forma se les hara olvidar el tiempo hasta llegar a la medianoche, ya
era sabido que estos personajes eran lo que se supona, no pueden pasar de
las doce de la noche sin convertirse en lo que realmente eran : bufeos.
Todo iba saliendo muy bien, los minutos avanzaban hasta que el reloj
marcaba un cuarto para las doce y ya se les notaba muy inquietos a los
forasteros, mirando a todos lados. Cinco minutos antes de las doce, uno de
ellos pidi permiso para orinar, el otro quiso tambin seguirle, pero le
invitaban a seguir tomando.
Cuando faltaban dos minutos para las doce, el primero que bajo, llamo desde
el patio a su compaero, dicindole que ya era hora de partir. Este
bruscamente sali del grupo y pego un salto del emponado ante la sorpresa
de todos los extraos y corran velozmente, tambalendose hacia el rio.
El que esperaba abajo llevaba la delantera, el otro le segua a corta distancia,
pero tropez antes de alcanzar la orilla, cuando llegaron los muchachos a su
lado para retenerlo, se encontraron con un enorme bufeo colorado que se
retorca, tratando de llegar al rio, al mismo tiempo que escucharon el
chapuzn del otro que logro ganar la orilla antes de que el reloj marcara las
doce en punto.
En la fiesta hubo lloriqueos, sollozos, gritos histricos, desmayos, las mujeres
se hacan las mil cruces y los hombres juraban acabar con todos los bufeos
colorados.
Clarita regreso al da siguiente a la ciudad y ahora vive feliz al lado de su
esposo y sus numerosos hijos.
Carlos Velsquez Snchez
Publicado por EL MAANERO en 18:39 No hay comentarios:
mircoles, 26 de noviembre de 2014

ELBRUJO

Desde la puerta de su choza, profiriendo exorcismos echa violentas bocanadas de


humo de cigarro a la lluvia don Santiago Shupa.
Don Shanti es brujo y esta icarando a la lluvia o sea conjurndola para que se vaya,
para que cese. El brujo icara con humo de tabaco no solo a la lluvia, a las tormentas
sino tambin a las enfermedades, aleja los males que agobia a los hombres.
Igualmente pone en fuga al demonio que se ha apoderado de alguien.

Como se comprende en el vasto mundo de la selva con flora monstruosa: arboles,


lianas, arbustos, cortezas, hierbas, flores, frutos, races ha cundido lgicamente a la
prctica del curanderismo en base a vegetales. En consecuencia en nuestra selva
abundan los curanderos y los brujos.
Hay brujos malos y buenos, Brujos que hacen dao a un prjimo que le ocasionan
enfermedades y brujos que curan a estos y otros males.
-Una noche en casa de mi abuela, el brujo nos hizo salir a todos, quedndose en la sala
semioscura con mi to enfermo. Este deca sentir agudos dolores en el brazo, el cual
estaba hinchado y no poda moverlo, desde hacia tiempo sufra esa enfermedad,
impidindole trabajar y ningn remedio casero le aliviaba.
Mi abuela le deca a mi to: Todas estas noches esta rindose el maldito chusqui en los
arboles de la huerta, a lo mejor es el Yachay de algn brujo, Niler. Te han brujeado,
seguro que te han brujeado.
Y convinieron en acudir a un brujo para que lo curase y este esa noche trato a mi to,
despus de icararle y otros ritos, le chupo el brazo varias veces, sacndole algunos
finos virotes de chonta, que segn el y nos mostro le producan esos tremendos dolores
y que fueron clavados por algn brujo desde una larga distancia, a travs del aire en
una forma invisible, luego el curandero se dirigi a la huerta e increpo al chusqui
maligno, arrojndole a la vez bocanadas de humo de cigarro contra los arboles y as mi
to sano.
-Tambin a mi padre le curo un brujo. Mi padre padeca cuchipe, fea y cruel enfermedad
tropical, le aplicaban solimn y piedra lipes (sulfato de cobre) y piedra infernal (nitrato
de plata) que le provocaban dolores desesperantes que toda la casa se estremeca con
sus gritos.
Mi madre que ya a su vez haba sanado de ese mal, pero, como una secuela sufra de
lajas (rajaduras horribles en los pies) que las curaba con el tallo de la venenosa
patquina, aplicndolo recin sacado de las brasas.
Acord con mi padre la conveniencia de recurrir a un brujo y un hombre aindiado llego
por la tarde con un manojo de tallos delgados de sanango, planta medicinal y
alucingena. Mi padre hacia das estaba a dieta y el brujo le dio de tomar el brebaje
medicinal y tambin con el tiempo sano.
-En nuestra selva existen brujos ayahuasqueros, aquellos que dan de tomar la
ayahuasca y los brujos ayasangueros, aquellos especializados en hechizos de amor,
todos estos brujos estn dotados de cierto poder, realizan sus prcticas en viviendas
aisladas en los bosques y algunas gentes les miran con temor.
Desde luego adems de ellos, estn los simples curanderos que mediante plantas y
otros elementos, entre las cuales figuran mujeres, generalmente ancianas, que por

ejemplo, antes para curar la tos ferina o sipicuso, una tos tan fuerte que hacia peer.
Expresin quechua: tos que ahoga, tos que mata.
Y estas curanderas al que tenia sipicuso o tos ferina le daban de beber orines
guardados de varios das el cual les daba resultado.
Es del caso, resaltar hoy en da el surgimiento de sabios curanderos con indiscutible
conocimiento amplio de las propiedades vegetales o sea la Medicina Natural.
Carlos Velsquez Snchez
Publicado por EL MAANERO en 7:59 No hay comentarios:
sbado, 26 de julio de 2014

ELCHOLODESIDERIO

Era un sbado, da de pago, los peones cesaron de trabajar al or el


silbato y con sus herramientas subieron la cuesta por caminos angostos
formando un cordn humano muy largo, anhelantes de recibir su pago.
Muy lejos de estos fornidos peones se ha quedado un cholo flacucho,
amarillo como la flor de retama marchita.
Que extensa es la trocha para Desiderio! Tan pesado le parece el
camino, fatiga tan dura y sudor tan frio senta en ese clima quemante y
la tos le impeda avanzar.
Por fin llego al lugar de pago, con mucho esfuerzo, casi sin aliento, los
ojos lnguidos, la boca seca y rostro de cera. De repente oy la voz del
pagador: Desiderio! Cholo haragn, ocioso, te haces esperar como nia
bonita. No te dije, que ya no trabajes. Que te fueras lejos de aqu. Este
cholo Desiderio es un peligro. No ven que esta enfermo, tsico. Yo no te
pago, tsico, enfermo posheco.
El pen bajo la cabeza, tan grande herida abri esta injusticia, que su
voz se apago, en sus ojos no se vio siquiera una lagrima, es por eso que
Desiderio, se fue sin decir una palabra, sin llorar , sin mirar a nadie.
Camino mucho y distingui una casa, pens que en el corral de aquella

casa podra dormir esa noche, pero los dueos le negaron hasta el lugar
destinado a los animales.
La tempestad de recuerdos de infortunio, caa empapando la memoria
del cholo Desiderio, record que la caridad nunca haba llegado a su
corazn, record a sus seres queridos, luego impulsado por el instinto de
vivir, con voz queda, pidi un plato de comida, ofreci pagar el doble,
pero tambin se le neg.
Se dirigi a una piedra a descansar, su respiracin quera extinguirse. La
sirviente de la casa que le estaba observando, exclamo: El cholo que le
hemos botado no se ha ido, est en esa piedra sentado. Y ante el peligro
que se quedase, el amo ordeno que le den comida, pero no en el plato
Tengan cuidado! Arranquen hojas grandes y en ellas pnganle comida
a ese hombre y que se largue y advirtanle que se vaya lejos, porque ya
vamos a soltar a los perros.
Desiderio comi poco, el hambre de justicia y de amor le torturaba mas,
de pronto vio como un gorrin que picaba granos de arroz, cae de
repente en las garras de un gato que le acechaba. Y l dijo : Una vida
que se acaba en un instante. Buena suerte del avecilla y envidio su
muerte rpida.
El pen marcho huyendo de todos los humanos, como un alucinado, en
direccin al monte, por una trocha espinosa en busca del otorongo y de
Dios . En busca del otorongo para que termine con su cuerpo y en busca
de Dios para que salve su alma.
Se fue lentamente, la asquerosa silueta de su cuerpo se confundi con
las sombras de la noche, el ambiente selvtico murmuraba. Muerte
bendita! Dulce muerte!, los truenos retumbaban, los relmpagos
iluminaron el cuerpo, que yaca en su lecho fnebre de tierra frtil,
monte lozano y lluvia vivificante.
Desiderio, el pen haragn haba muerto, el cielo lloraba mucho y llego
el otorongo con sus ojos diablicos, pero tuvo asco de comer ese cuerpo
inmvil y se retiro.
Publicado por EL MAANERO en 12:08 No hay comentarios:
mircoles, 9 de julio de 2014

ELNACIMIENTODELDIOSTESLA

Yakonera, fue una mujer nativa, que por sus grandes facultades mgicas
se converta en tigre o en mujer. Casi toda su juventud la haba pasado
en el Pas de los Tigres, viviendo como acompaante de un gran tigre y
del cual haba tenido 20 hijos tigres.
Acompaaba a los tigres en sus caceras, se distingui en el ataque por
sorpresa a un Casero, pues ella los diriga, interesada en encontrar a
algn joven que le sirviera como marido.
Para ello mataron a todas las mujeres y despus Yakonera iba mirando y
oliendo a los hombres, entregando a las garras de los tigres los que no
satisfacan sus gustos. Hasta que encontr a un joven agraciado del cual
se enamoro y a quien defendi cubrindolo con una piel de tigre para
que no fuera devorado.
Despus de esta emboscada , los tigres regresaron a la selva, mas
Yakonera se retraso y se separo de los tigres para quedarse a vivir en el
Pas de los hombres, convertida en mujer con su nuevo esposo, se
encaminaron al Casero para comenzar una nueva vida.
Cuando caminaban, Yakonera se dio cuenta de que haba perdido sus
hermosas chaquiras de sus brazos y piernas y su marido le dice que
vaya a buscarlas.
Yakonera regreso sola a buscar sus chaquiras, ella ya estaba
embarazada y tenia en sus entraas a Tesla y a los dos Muichkas. En el
trayecto, Tesla desde el vientre de su madre le deca : Mama, dame esa
flor olorosa, Yakonera coga esa flor y la pona sobre su vientre. Tesla la
absorba y la flor entraba, sus otros dos hermanos pedan flores y la
madre les atenda, hasta que al querer coger unas flores, le pico la
hormiga isula en la mano, producindole grandes dolores y fiebre, ella se
enfado contra sus hijos y se golpeo fuertemente el vientre.
Los hermanos se sintieron heridos y lloraron la maldicin de su madre
que quera abandonarlos en el monte. Hasta que amaneci, la madre vio
que haba dos caminos: Uno, el de su misma casa y el otro camino el de
los tigres, dejo una seal para que al regreso no confundiera los caminos

y prendi una pluma de guacamayo en el camino de su casa y una


pluma de paucar en el camino de los tigres, pero ella no saba cual era el
camino, porque en ambos haba huellas de personas y tigres.
Y le pregunto a su hijo Tesla que estaba resentido por el enfado de su
madre y le dio los datos cambiados y Yakonera puso la seal que debiera
indicar el camino de su casa en el camino. Yakonera llego al Casero
atacado y encontr sus chaquiras y regreso, pero al llegar a los caminos,
entro por el camino de los tigres indicado por Tesla, anduvo por varias
horas pero no vea a su esposo, hasta que llego sin sospecharlo a la
casa de los tigres.
Ah estaba su suegra , la madre de su antiguo marido tigre, los tigres se
haban ido al monte a cazar, ella se subi a las vigas de su casa y all
esperara a los tigres. Los tigres comenzaban a llegar y olfateaban
diciendo : Aqu esta oliendo a Yakonera y la vieja les deca: No est aqu
Yakonera.
Seguan llegando los tigres y todos olfateaban a Yakonera, ellos haban
trado un gran cargamento de sachavacas, monos, tortugas y se
sentaron a comer. Mientras coman, Yakonera escupa sobre sus cabezas,
los tigres fastidiados dijeron : Quien escupe? , la vieja les deca: Es el
alacrn y Yakonera segua escupindoles, los tigres ya se enfadaban,
hasta que la vieja les dijo : Si viniera Yakonera, mi nuera, no la devoris.
Los tigres prometieron que no le haran nada. Por fin cansados y
molestos los tigres, porque les seguan escupiendo y el tigre mayor dio
la orden de que subiera uno a ver quien escupa.
Subi uno y grito : Aqu esta Yakonera y la vieja les dijo : No la comis,
porque ella me ayudara a traer lea y agua para cocinar vuestras
comidas, pero los tigres se abalanzaron contra Yakonera y la devoraron.
La vieja corri y cogi sus vsceras, entre las que estaba su matriz, la
abri y saco de ella a sus tres hijos de Yakonera: Tesla, pequeito, que es
la cra del manacaracu y los dos Muichkas, mas grandes que eran las
cras de la pucacunga.
La vieja empez a criarlos y en un ao han crecido tanto que parecen
hombres y comienzan a hacer sus chacras y siembran pltano, yuca,
camote, caa, etc.

Pero, Tesla era un Dios, un mago, un criador, un inventor y con sus


hermanos tomaron la decisin de vengar la muerte de su madre. A Tesla
se le ocurri hacer en el rio una correntada en la que e ahogaran todos
los tigres. Para esto sacaron ponas del monte y la prendieron en el rio
cerrando su cauce, las aguas se rebalsaron y saltaron sobre las ponas
cayendo como una gran catarata en el pozo que recoga el salto del
agua, clavaron unas ponas afiladas en punta, las cuales estaban
disimuladas por el agua que caan con fuerza sobre ellos y as la trampa
estaba hecha.
Llamaron a los tigres, para hacerles ver el juego de trampoln que haban
construido para divertirse baando en el rio. Se tiro Tesla y sali
nadando, se tiraron los otros dos hermanos y tambin salieron.
Viendo la novedad de aquel invento, los tigres quisieron jugar de aquella
forma, se tiraron todos al agua al mismo tiempo y ninguno sali.
Quedaron prendidos en las ponas puntiagudas. Solamente una hembra
de tigre, rehus aventarse, sospechando de que sera una trampa. Los
hermanos le rogaban que se tirara, pero ella no quera y corri al monte,
la siguieron pero la dejaron.
Esta tigre hembra estaba preada y debido a eso, se propagaron los
tigres y no pudo exterminarse la especie de tigres como era el propsito
de los hermanos.

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jueves, 19 de junio de 2014

ELSUEODELBUFEO

El bufeo es un tipo de delfn de agua dulce y color rosado que habita


entre los afluentes del Ro Amazonas. Los avistamientos de delfines de

este tipo son raros, sobre todo porque la caza indiscriminada en


dcadas pasadas- ha hecho que se encuentre en peligro de extincin. El
delfn rosado del Amazonas es hoy una singular especie protegida por
las leyes, los pobladores de la cuenca amaznica atribuyen cientos de
historias y fbulas acerca de esta especie, casi todas las leyendas
coinciden en que los bufeos fueron una vez humanos y que viven en
pequeas colonias en las profundidades del bosque, cambiando de
aspecto sea humano o delfin- solo para atraer nuevos miembros en la
colonia.
Esta es la historia de Marco, un joven profesional cuyo trabajo era visitar
las comunidades selvticas a lo largo y ancho del Ro Huallaga, a fin de
realizar proyectos de capacitacin social con los habitantes de esos
alejados asentamientos. En su trabajo era una cosa comn utilizar un
medio de transporte a motor o mecnico, para cruzar las caudalosas
corrientes del Ro Huallaga. En uno de sus viajes la embarcacin en la
que cruzaba el ro fue golpeada por un pesado tronco que hizo que los
ocupantes perdieran el equilibrio por el fuerte impacto. Algunos cayeron
al agua y fueron salvados, pero Marco no tuvo la misma suerte y fue
rpidamente arrastrado por las turbias corrientes del gran ro marrn.
Por un momento vio como la embarcacin se alejaba de su alcance, su
esfuerzo de nadar contra la corriente era en vano y su instinto de
conservacin hizo que enfrentase la dura dificultad de seguir respirando
para vivir. Marco era un excelente nadador, por ello pudo sortear en un
principio- las olas desiguales y las muyunas remolinos- que salan a su
paso. Su nica esperanza era de salir nadando hacia la ribera ms
cercana empujado por la corriente. Para su mala suerte un pedazo de
tronco a modo de proyectil- golpe su cabeza y perdi la consciencia,
mientras ello ocurra vio que la luz de la superficie lentamente
desapareca y la oscura profundidad del ro comenzaba a envolverlo. Su
vida entera pas por su mente en segundos, estaba al borde de la
muerte.

Para su suerte justo antes de antes de morir- fue salvado por un bufeo
que lo condujo hacia la ribera ms prxima, cuando Marco se repuso se
percat que se encontraba semidesnudo acompaado de una linda
mujer desnuda de largos cabellos de color azabache y aroma atrayente.
La belleza y encanto de esta joven mujer lo sedujo por completo e hizo
que borrara toda memoria anterior. Marco no recordaba nada, en su
mente todo era mgico, con luces de colores, bosques maravillosos y
animales fantsticos. La mujer delfn lo condujo a las profundidades de
su reino, en donde habitaba una pequea colonia de bufeos, la gente de
este lugar no hablaba, no tenan necesidad de hacerlo pues se
comunicaban telepticamente. Marco era el nuevo integrante y haba
sido aceptado por todos. Aprendi muy rpido las artes del delfn rosado,
se transformaba en delfn o humano y jugaba con su singular compaera
de la cual se senta perdidamente enamorado.
En una noche de luna blanca Marco tuvo un inusual sueo, pues vio que
la profundidad del ro lo devoraba y tragaba agua hasta ahogarse,
despert y huy despavorido del bosque encantado, su aterrador sueo
haba hecho que recobrase la memoria y una vez consciente solo
pensaba en huir. En su travesa por pantanos, quebradas y ros
caudalosos fue consciente de las ventajas de ser delfin, su agilidad y
rapidez era a prueba de toda dificultad, esta vez el gran ro marrn no
era caudaloso ni turbio para l, ya que poda nadar velozmente y saltar
por sus aguas y hasta tena una especie de radar para distinguir en
aguas profundas- todo a su paso. Antes de abandonar la selva y retornar
a la civilizacin de hombres se detuvo por un momento recordando a su
compaera delfn, a quin comenzaba a extraar. Era el momento de
tomar la decisin de su vida. Su mente le impulsaba a avanzar, pero su
corazn le impeda hacerlo. Cuando Marco decidi regresar por ella, es
decir al mundo del bufeo rosado, ya no pudo convertirse en delfn, era
solo humano. El hecho de cruzar el gran ro marrn haba sido un viaje
sin retorno a su naturaleza humana, por ms que intent nadar desde la
orilla todo era en vano.

Cuando regres a la ciudad para todo el mundo era una gran noticia
encontrarlo con vida- sus familiares y amigos hicieron una gran fiesta en
su honor. A pesar de la alegra de los presentes, Marco no poda ocultar
su tristeza y nostalgia por la mujer delfn que lo salv de una muerte
segura. En aquella noche de luna llena, cuando todos bailaban, beban o
rean, Marco observ que una hermosa mujer de vestido rosado
ingresaba a la fiesta con otras amigas, fue inmediatamente a su
encuentro, no la conoca pero increblemente tena un parecido a su
mujer delfn, con cabellos de color azabache y un atrayente aroma. El
flechazo fue inmediato, cuando se saludaron con un beso en la mejilla
ella le dijo al odo: tu amor me ha llamado. Marco no la dejara jams,
ella sera en adelante su nico destino.
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LAS MEDIAS DE LOS FLAMENCOS


Cierta vez las vboras dieron un gran baile. Invitaron a las ranas y los sapos, a
los flamencos, y a los yacars y los pescados. Los pescados, como no caminan,
no pudieron bailar; pero siendo el baile a la orilla del ro, los pescados estaban
asomados a la arena, y aplaudan con la cola.
Los yacars, para adornarse bien, se haban puesto en el pescuezo un collar de
bananas, y fumaban cigarros paraguayos. Los sapos se haban pegado escamas
de pescado en todo el cuerpo, y caminaban menendose, como si nadaran. Y cada vez que
pasaban muy serios por la orilla del ro, los pescados les gritaban hacindoles burla.
Las ranas se haban perfumado todo el cuerpo, y caminaban en dos pies. Adems, cada una
llevaba colgando como un farolito, una lucirnaga que se balanceaba.
Pero las que estaban hermossimas eran las vboras. Todas sin excepcin, estaban vestidas con
traje de bailarina, del mismo color de cada vbora. Las vboras coloradas llevaban una pollerita
de tul colorado; las verdes, una de tul verde; las amarillas, otra de tul amarillo; y las yarars,
una pollerita de tul gris pintada con rayas de polvo de ladrillo y ceniza, porque as es el color de
las yarars.
Y las ms esplndidas de todas eran las vboras de coral, que estaban vestidas con largusimas
gasas rojas, blancas y negras, y bailaban como serpentinas. Cuando las vboras danzaban y daban
vueltas apoyadas en las puntas de la cola, todos los invitados aplaudan como locos.

Slo los flamencos, que entonces tenan las patas blancas, y tienen ahora como antes la nariz
muy gruesa y torcida, slo los flamencos estaban tristes, porque como tienen muy poca
inteligencia, no haban sabido cmo adornarse. Envidiaban el traje de todos, y sobre todo el de
las vboras de coral. Cada vez que una vbora pasaba por delante de ellos, coqueteando y
haciendo ondular las gasas de serpentina, los flamencos se moran de envidia.
Un flamenco dijo entonces:
Yo s lo que vamos a hacer. Vamos a ponernos medias coloradas, blancas y negras, y las vboras
de coral se van a enamorar de nosotros.
Y levantando todos el vuelo, cruzaron el ro y fueron a golpear en un almacn del pueblo.
Tantan! pegaron con las patas.
Quin es? respondi el almacenero.
Somos los flamencos. Tiene medias coloradas, blancas y negras?
No, no hay contest el almacenero. Estn locos? En ninguna parte van a encontrar medias as.
Los flamencos fueron entonces a otro almacn.
Tantan! Tiene medias coloradas, blancas y negras?
El almacenero contest:
Cmo dice? Coloradas, blancas y negras? No hay medias as en ninguna parte. Ustedes estn
locos. Quines son?
Somos los flamencos respondieron ellos.
Y el hombre dijo:
Entonces son con seguridad flamencos locos.
Fueron entonces a otro almacn.
Tantan! Tiene medias coloradas, blancas y negras?
El almacenero grit:
De qu color? Coloradas, blancas y negras? Solamente a pjaros narigudos como ustedes se les
ocurre pedir medias as. Vyanse enseguida!
Y el hombre los ech con la escoba.

Los flamencos recorrieron as todos los almacenes, y de todas partes los echaban por locos.
Entonces un tat, que haba ido a tomar agua al ro, se quiso burlar de los flamencos y les dijo,
hacindoles un gran saludo:
Buenas noches, seores flamencos! Yo s lo que ustedes buscan. No van a encontrar medias as
en ningn almacn. Tal vez haya en Buenos Aires, pero tendrn que pedirlas por encomienda
postal. Mi cuada, la lechuza, tiene medias as. Pdanselas, y ella les va a dar las medias
coloradas, blancas y negras.
Los flamencos le dieron las gracias, y se fueron volando a la cueva de la lechuza. Y le dijeron:
Buenas noches, lechuza! Venimos a pedirle las medias coloradas, blancas y negras. Hoy es el
gran baile de las vboras, y si nos ponemos esas medias, las vboras de coral se van a enamorar de
nosotros.
Con mucho gusto! respondi la lechuza. Esperen un segundo, y vuelvo enseguida.
Y echando a volar, dej solos a los flamencos; y al rato volvi con las medias. Pero no eran
medias, sino cueros de vbora de coral, lindsimos cueros recin sacados a las vboras que la
lechuza haba cazado.
Aqu estn las medias les dijo la lechuza. No se preocupen de nada, sino de una sola cosa:
bailen toda la noche, bailen sin parar un momento, bailen de costado, de pico, de cabeza, como
ustedes quieran; pero no paren un momento, porque en vez de bailar van entonces a llorar.
Pero los flamencos, como son tan tontos, no comprendan bien qu gran peligro haba para ellos
en eso, y locos de alegra se pusieron los cueros de las vboras de coral, como medias, metiendo
las patas dentro de los cueros que eran como tubos. Y muy contentos se fueron volando al baile.
Cuando vieron a los flamencos con sus hermossimas medias, todos les tuvieron envidia. Las
vboras queran bailar con ellos, nicamente, y como los flamencos no dejaban un instante de
mover las patas, las vboras no podan ver bien de qu estaban hechas aquellas preciosas medias.
Pero poco a poco, sin embargo, las vboras comenzaron a desconfiar. Cuando los flamencos
pasaban bailando al lado de ellas, se agachaban hasta el suelo para ver bien.
Las vboras de coral, sobre todo, estaban muy inquietas. No apartaban la vista de las medias, y se
agachaban tambin, tratando de tocar con la lengua las patas de los flamencos, porque la lengua
de las vboras es como la mano de las personas. Pero los flamencos bailaban y bailaban sin cesar,
aunque estaban cansadsimos y ya no podan ms.
Las vboras de coral, que conocieron esto, pidieron enseguida a las ranas sus farolitos, que eran
bichitos de luz, y esperaron todas juntas a que los flamencos se cayeran de cansados.
Efectivamente, un minuto despus, un flamenco, que ya no poda ms, tropez con el cigarro de
un yacar, se tambale y cay de costado. Enseguida las vboras de coral corrieron con sus

farolitos, y alumbraron bien las patas del flamenco. Y vieron qu eran aquellas medias, y
lanzaron un silbido que se oy desde la orilla del Paran.
No son medias! gritaron las vboras. Sabemos lo que es! Nos han engaado! Los flamencos
han matado a nuestras hermanas y se han puesto sus cueros como medias! Las medias que tienen
son de vbora de coral!
Al or esto, los flamencos, llenos de miedo porque estaban descubiertos, quisieron volar; pero
estaban tan cansados que no pudieron levantar una sola ala. Entonces las vboras de coral se
lanzaron sobre ellos, y enroscndose en sus patas les deshicieron a mordiscones las medias. Les
arrancaban las medias a pedazos, enfurecidas, y les mordan tambin las patas, para que se
murieran.
Los flamencos, locos de dolor, saltaban de un lado para otro, sin que las vboras de coral se
desenroscaran de sus patas. Hasta que al fin, viendo que ya no quedaba un solo pedazo de media,
las vboras los dejaron libres, cansadas y arreglndose las gasas de su traje de baile.
Adems, las vboras de coral estaban seguras de que los flamencos iban a morir, porque la mitad,
por lo menos, de las vboras de coral que los haban mordido, eran venenosas.
Pero los flamencos no murieron. Corrieron a echarse al agua, sintiendo un grandsimo dolor.
Gritaban de dolor, y sus patas, que eran blancas, estaban entonces coloradas por el veneno de las
vboras. Pasaron das y das, y siempre sentan terrible ardor en las patas, y las tenan siempre de
color de sangre, porque estaban envenenadas.
Hace de esto muchsimo tiempo. Y ahora todava estn los flamencos casi todo el da con sus
patas coloradas metidas en el agua, tratando de calmar el ardor que sienten en ellas.
A veces se apartan de la orilla, y dan unos pasos por tierra, para ver cmo se hallan. Pero los
dolores del veneno vuelven enseguida, y corren a meterse en el agua. A veces el ardor que
sienten es tan grande, que encogen una pata y quedan as horas enteras, porque no pueden
estirarla.
Esta es la historia de los flamencos, que antes tenan las patas blancas y ahora las tienen
coloradas. Todos los pescados saben por qu es, y se burlan de ellos. Pero los flamencos, mientras
se curan en el agua, no pierden ocasin de vengarse, comindose a cuanto pescadito se acerca
demasiado a burlarse de ellos.

WARAWARANI, LAGUNA MISTERIOSA

Caractersticas del lugar.


La Laguna de Warawarani (Laguna de Estrellas), se encuetra en la
provincia de Yunguyo al sur de Puno, ubicado en la cima del cerro Kapa,
esta lagunba es un crter del volcn Kapa, es muy profunda y su
dimension es hasta 2 hectareas, el accerso a este lugar es muy
complicado y peligroso, de ella brota un riachuelo de aguas cristalinas y
termales.
Esta Laguna de Warawarani est protegido por un pico muy alto e
inaccesible en uno de sus lados del oeste, cuyo precipicio empinado
llega desde la cima hasta la orilla en forma de un rodadero parado,
persona alguna jams podra transitar por estos lugares; llamado Kota
Achachila o abuelo de la Laguna, que es el celoso guardin de la laguna
de Warawarani y sus tesoros de oro y plata, su fauna y de su flora. En la
cima de Kota Achachila existe un pequeo valle muy camuflado, crecen
platas exticas y tropicales, como manzanas, naranjas, coca, maz, y
hermosos flores multicolores; nadie hasta ahora se ha atrevido de
conocer ni extraer por su difcil acceso es imposible llegar al sitio,
adems est celosamente custodiado y cuidado por un feroz guardin,
que es un puma gigantesco con su lomo plateado, que mora en las
cuevas y las rocas, muchas personas han visto a la luz de la luna bajar a
tomar agua y alimentarse, cuyo lomo del felino brillaba resplandeciente,
pero nadie ha visto retornar a su guarida; dicen que sus aullidos con el
eco de las rocas retumban a distancias considerables y sus manos
poderosos hacen rebotar los proyectiles de piedras que lanzan la gente.
Tradiciones del lugar
La poblacin aymara, antiguamente lo consideraban como un Dios
protector, de la flora, la fauna y de la misma poblacin, denominado
como el Aqui Kapia. Al que rendian culto y pleitesa, ofrendndole lo que
se llama altar o pago a la tierra, hasta ahora se sigue ofreciendo
diversos objetos, quemando en sus diferentes calvarios que existen.
Adems la laguna de Warawarani tienen propiedades milagrosas para
hacer llover, cuando se desata una prolongada sequa, en poca de
lluvias; los pobladores de las riberas de los lagos, tienen que acudir a
esta laguna sagrada para traer agua de los tres ojos o pozas de agua
milagrosa; una contiene agua de granizada, otra contiene agua de
helada y la tercera agua de lluvia; sino recoger a las aguas de las
oladas. El Yatiri que va con esta finalidad con los comuneros deber
conocer perfectamente, para no equivocarse.
Mitos de la laguna misteriosa

Existen muchos mitos que se han suscitado en este misterioso lugar,


dicen que sus aguas cambian de color paulatinamente en el da, de color
azul oscuro a azul claro, de blanco claro a blanco oscuro, y muchas
veces de amarillos tornasoles, sus heladas aguas brotan las
profundidades del crter, dicen que es una laguna encantada y sagrada,
muchas gente ha desaparecido en diferentes pocas del ao, desde
tiempos atrs, ya sean pastores, personas que van por diferentes
motivos; por eso es muy temido, respetado y reverenciado; es una
laguna maldita y tambin benfica, por que concede los pedidos de los
pobladores cuando se le ofrenda con fervor y respeto.
Los distintos testimonios de la gente del lugar nos afirman que las
personas que al transitar por las cercanas de la laguna, en pleno da,
puede observar nadar diferentes aves, generalmente patitos, dicen que
en determinadas horas en el da, al atardecer, al anochecer, aparecen
unos hermosos patitos de oro que atraen a cualquiera; pero es muy
peligroso ya que otras personas ajenas a estas leyendas se han atrevido
a coger los patos de oro y desaparecieron entre la profundidad de las
aguas y de sus cuerpos y alma jams se supo nada. Hoy las personas
que conocen sobre esta laguna lo temen, recelan y respetan ya que es
imposible acercarse solo, siempre en pareja o en grupo, los mismos
pastores de ganado siempre pastan en pareja en las cercanas de la
laguna.
posted by Omar Gomez at 8:12 a. m. | 1 comments

mircoles, diciembre 28, 2005

WIAY MARKA
UNA LEYENDA DEL LAGO TITICACA

Siempre se ha odo hablar sobre Wiay Marka, pero pocos acertaron en


su mitologa. Esta es una leyenda que nace a orillas del Lago Sagrado de
Los Incas (Titicaca), leyenda que relata sobre la creacin del mundo la
que dur muchos siglos y, durante este tiempo, Apu Qullana Awki (Dios
Andino), cre el Universo: la tierra, el cielo, los mares, ros, lagos,
animales, las plantas, la gente, las estrellas, etc. Cuando termin de
crear el mundo Qullana Awki se fue a vivir a una de las montaas ms
grandes del altiplano puneo, que se ubica cerca del lago;
Pero dej un mandamiento para la gente.
En aquellos tiempos, todo lo que hoy ocupa el lago Titicaca era un
paraso llamado Wiay Marka (Ciudad Eterna), donde no haba odio,
envidia, ni rias entre los hombres. Era un valle hermoso. Lo nico que
tena que cumplir la gente era el mandamiento del Apu, que era no subir
ni escalar la montaa sagrada, donde moraba el Apu, y que se
identificaba por las llamas que ardan en la cima de aquella montaa.
La desobediencia:
Sin embargo, un da la gente, itentados por el Awqa (ser malfico) ya la
curiosidad, escalaron la montaa que protega a todo el Valle Sagrado.
El Awqa convencio a la gente y le hizo creer que, llegando a la cima de
aquella montaa, iban a convertirse en seres superiores, tan igual y an
ms que el Apu Oullana Awki.
Entonces por esta desobediencia Apu hizo salir de las cuevas muchos

pumas que devoraron a la gente. Todo fue una carnicera que hizo correr
lagunas de sangre.
Ante esta situacin, el padre Sol llor inconsolablemente durante
cuarenta das y cuarenta noches; las lgrimas del Sol haban formado
una inmensa laguna, que ahog a todos los pumas que han matado a la
gente.
De esta destruccin se salv poca gente, que dijeron: Qaqa titinakawa
(son pumas grises). As naci el lago y su nombre Legendario
TITICACA.
posted by Omar Gomez at 9:01 a. m. | 0 comments

EL KATARI, hecho leyenda


Juli-Puno-Peru

La historia nos relata que hace muchos aos atrs en Juli, existi una
serpiente de tamao enorme, que causaba pnico en la poblacin del
lugar por que haba devorado a mucha gente, mientras tanto la gente
aterrorizada, solan acudir a la virgen para implorarle que los protegiera
de todo mal y que matara a la serpiente asesina, pero ese no era el
nico problema, sino que tambin apareci un sapo enorme que quiso
apoderarse del poder de la serpiente.
En cada encuentro de estos dos feroces animales, haba un
enfrentamiento por el dominio del lugar, por poseer el mejor Apu de la
zona y reinar de pnico en las personas, entre tanto la gente no poda
transitar por los exteriores y se quedaban en sus casas, presenciando a
las criaturas.
Fue entonces que el orgulloso sapo decidi enfrentar a la serpiente para
demostrar que era el mas fuerte y poderoso de los seres existentes en
la zona, entonces ambas criaturas pactaron para luchar y el ganador se

llevara el premio de permanencia en el reinado de la zona y el perdedor


obligado a marcharse para siempre.

El reto fue absorber todo el agua del Lago Titicaca, entonces el sapo se
fue a prepararse para la prueba a una comunidad llamada Tisachuro no
muy lejana a Juli, igualmente lo hizo la serpiente. Al da siguiente listos
para la prueba final, el sapo confiado en que iba ganar, espero a que la
serpiente acabara toda el agua del Lago, fue entonces en que una luz
radiante apareci de entre los cerros, era la virgen quien saco su espada
y corto la cabeza de la serpiente que de inmediato se trasformo en una
roca formando un cerro inmenso, el sapo no poda huir y por temor a
ser estrangulado por el poder de la virgen se auto transformo en roca

Gracias al milagro de la virgen, los das de pnico y de maldad se


acabaron para la gente de Juli y podan realizar sus tareas con
tranquilidad, pero aun no secaron las cicatrices ya que aun la gente
cuenta esta historia como real, tan igual que en aquellos tiempos...
posted by Omar Gomez at 8:42 a. m. | 4 comments

La Ciudad Encantada

Ilave-Puno-Per
La grandiosa y no muy conocida Ciudad Encantada, se encuentra a 58
Km. va carretera afirmada Ilave-Mazocruz, al sur oeste de la ciudad de
Ilave, regin Puno provincia el Collao, , en el distrito de Condurire,
parcialidad de Chilligua, lugar caracterizado por grandiosas formaciones
rocosas.
Encontramos espectaculares columnas de piedras que miden hasta 100
mts. de alto, farallones verticales que segn los lugareos, simbolizan
algunas costumbres, vivencias y mitos, tal es el caso del matrimonio, la
danza de los chokelas, hbitos de trabajo ganadero y agrcola. Un
testimonio nos relataque antiguamente todo era oscuridad y la cuidad
encantada era como una de las grandes ciudades del mundo, con una
iluminacin artificial sorprendente, en ello cuando de pronto se dio la luz
natural (sol) la ciudad fue convertida en piedra, En el lugar tambin
existe la mitologa de las sirenas, ya que en horas puntuales (12 am,
2pm) ellas bajan de los cerros rocosos hacia el ri y en un tiempo
prolongado la sirena se arregla el cabello estos testimonios pueden,
como no, ser ciertas, pero as lo manifiesta la gente rural.
Hay formaciones extraas, por ejemplo en uno de los cerros hay un
cmulo de piedras que forman la imagen de una serpiente de dos
cabezas acompaado de una persona. Para muchos podra ser muy
misterioso. Tambin encontramos misteriosas cuevas, formadas entre
las rocas, donde se hallan pinturas rupestres, restos seos, utensilios
cermicos y otros que perteneceran a la poca pre-inca e inca.
Es un encantador paisaje, que cuando miras lo alto de las formaciones
rocosas, sientes que te mareas y presientes una emocin inexplicable.
posted by Omar Gomez at 7:18 a. m. | 0 comments

mircoles, diciembre 14, 2005

Culto a la virgen de la candelaria

Segn el profesor Jos Coya;


Mucho antes del nacimiento de Jess, las leyes de Moiss establecan,
que cuando una mujer tenia un nio varn, deba considerarse impura,
durante siete das, en consecuencia estaba obligada a purificarse,
situacin que se obtena acudiendo al templo despus de 33 das
cumplidos, mas los primeros 7, es decir, a los 40 das del nacimiento.
Para tal efecto estaba obligada, adems, a llevar como holocausto, si era
pobre en recursos econmicos, un par de trtolas o dos pichones, hecha
la ofrenda el sacerdote rezaba una oracin por la mujer y as quedaba
purificada.
La iglesia catlica desde la antigedad, celebra la purificacin de la
virgen Maria cada 2 de febrero, 40 das despus del nacimiento de
Jess, que coincide con la celebracin de la epifana.
En los tiempos del cristianismo, primera mitad del siglo IV, la fiesta de la
purificacin de la Virgen Mara o fiesta de la Candelaria, era celebrada
por la iglesia de Jerusaln, con una procesin hacia la baslica de la
resurreccin de Constantino, de all se extendi por todo el orbe catlico
y se mantuvo a travs de los siglos en los pueblos del Occidente,
procesiones con luces, candelas velas, previamente bendecidas.
En cambio los catlicos ortodoxos de Oriente, celebran en la misma

fecha la purificacin de la virgen Maria, con la denominacin Virgen de


las Lumbreras, equivalente a la virgen de la Candelaria, cuyo trmino
proviene del trmino de las candelas o velas que se bendicen y llevan
encendidas en esta festividad.
Candelaria viene del verbo latino CANDERE, que significa brillar por su
blancura, estar blanco o brillante con el calor, arder, abrazar.
Antecedente de la palabra del espaol "CANDELA", en nuestro mundo
andino se denomina QUEMA DE KHAPOS.
posted by Omar Gomez at 12:11 p. m. | 2 comments

La Virgen de la Candelaria en Puno

Cuenta la historia; que antiguamente en la poca del virreinato en el


Per, la poblacin tenia la intencin de reducir el bastin del virreinato
en Puno, para lo cual cerraran la ciudad para luego continuar su ataque
a la actual Ciudad de la Paz en Bolivia, la gente de ese lugar tenan un
caudillo aymar, Tupac Catari, a quien le obedecan sus ordenes, quien
junto con Pedro Vilcapaza, de Azngaro, continuaban la lucha de Tupac
Amaru, a inicios del ao 1781.
Los de la villa punea se defendieron con el mayor coraje posible, pero
su inferioridad numrica hacan desigual la contienda y los pobladores

observando como bajaban las huestes de Huajsapata, Yurac Orco y


Orkapata, en las afueras de la villa, decidieron sacar a la virgen en
procesin, implorando proteccin toda la noche y los pobladores
observaban como los enardecidos sitiadores abandonaron el lugar.
Existen muchos relatos sobre la virgen de la Candelaria, esa misma
noche durante la procesin las andas de la virgen empezaron a brillar
con gran intensidad, ms aun cuando los arreglos de plata empezaron a
enceguecer a los sitiadores, por el reflejo a la luz de la luna y las luces
de las antorchas y velas en la noche, hacia presumir que era un gran
ejrcito con armas de brillo intenso, ante esa visin las tropas de Tupac
Catari se replegaron.

En el ao de 1675 en las afueras de la mina de Laykakota, el espaol


Jos Salcedo mando derribar las casas de los mineros, pero, esa orden
no se cumplio; los mineros vieron a una virgen envuelta en llamas
(candela) luchando contra el demonio. La vision de ese milagro
desanimo a Salcedo y desde entonces nace el culto y el nombre de la
Milagrosa Virgen de la Candelaria.
posted by Omar Gomez at 12:03 p. m. | 1 comments

La leyenda de Manco Cpac y Mama Ocllo

Es una leyenda recogida de la historia incaica en el Per, del gran


imperio del Tahuantimsuyo, en Puno, se hace una espectacular
escenificacin de esta legendaria leyenda el 5 de noviembre de cada
ao, con motivos de aniversario. La pareja Inca, hace un recorrido por
las Islas del Lago Titicaca hasta llegar al Puerto de Puno, a partir de ah
son acompaados por un prodigioso grupo de danzas guerreras y
costumbristas con direccin al estadio Enrique Torres Belon donde se
realiza el Ceremonial Incaico dirigido por Manco Cpac.
La leyenda fundativa de la cultura incaica, es considerada como la
primera y gran epopeya hecha historia, a partir de Manco Cpac y Mama
Ocllo, quienes son en este mito, la primera pareja de pobladores
sagrados de estas tierras y los primeros incas que se establecen en
ellas.
Los dos hermanos que se unieron en matrimonio, abriendo de ese modo
el ritual de la unin del Inca con su hermana, la Coya; donde, es el Sol
el donador de vida, quien, observando la deplorable condicin de la
humanidad, que solo pareca vivir para las guerras y para las fiestas,
envi a su hijo Manco Cpac, y a su esposa hermana, Mama Ocllo, a la
tierra para instruir a las degradadas gentes en las artes de la vida
civilizada.
Este Monarca Inca considerado como un Dios hroe, como un verdadero
hijo del Sol y hermano de Pachacamac y Wiracocha, segn cuenta la
leyenda, tiene una gran afinidad con el mito que dio origen a la cultura
Azteca; el de Quetzalcoatl, donde, Manco Cpac, se dedico a fecundar la
tierra con un bastn de oro que su padre el Sol le haba dado y haciendo

crecer las nuevas plantas, iba creando beneficios para la raza de los
pobres mortales, para quines tambin iba dando forma a los ros y
arroyos, hacia brotar rboles, pastos y construa cmodas habitaciones
en las que pudieran vivir con decencia.
Mientras, Mama Ocllo se dedicaba hacer ha hacer su gran tarea, ya que
era ella quien iba enseando a las mujeres, las artes e industrias que les
permitiera sacar todo el provecho posible a las riquezas que su hermano
produca; as haciendo prodigios, la real pareja llego hasta un lugar en el
que, con su mgico bastn de oro, sealo el centro del imperio, la futura
ciudad y hoy el ombligo del mundo, Qosqo-Cusco.
posted by Omar Gomez at 11:52 a. m. | 3 comments

jueves, noviembre 03, 2005

Himno de Puno

Por los CCCXXXVII Aniversario de Puno, que cumple el 4 de Noviembre


Los Puneos Cantamos con Orgullo el Himno a Puno
Besa el Sol las cumbres de Cancharani,
fulge Puno, Rica Ciudad de Plata,
De oro tejieron sus nervios los incas
Tierra de luz, pensamiento y libertad.
Soberanos Caciques de Atuncolla
Que forjaron un pueblo rebelde,
Fusionando aymaras de bruido bronce
Y quechuas de gran sabidura.
Gemetras que adosaron las piedras
De las recias chullpas de Sillustani;
Guerreros que alzaron fortalezas
Con inexpugnables Pucaras.
La roja estrella de Paucarcolla
Alumbro la gesta de los mallcus;
Navegantes que cruzaron las aguas
Azulinas del lago Titicaca,
Creando imperios poderosos
Como el de los valientes aztecas;
Heraldos del viejo Tiahuanaco,
Gobernadores de Uros y Huancas.

Legisladores y viejos amautas


Cedieron el campo a los beros,
Rudos conquistadores, destructores
De civilizaciones pretritas.
Virreyes y crueles encomenderos,
Frailes, corregidores impos
Avasallaron a los hijos del sol
Creando esclavitud y servidumbre.
Amanece nieve sobre los andes
Rojas amapolas tien las nubes
Sobre candente tierra de los Kgari;
Resuena el pututo de Vilca Apaza,
Se eclipsa la gloria de los Salcedo,
Ingresa a la ciudad Tupac Amaru,
Tiembla Orellana el gran gobernador
Y, al fin San Romn grita Viva Puno!

posted by Omar Gomez at 2:30 p. m. | 0 comments

Tanta Wawa Tradicional en Semana de Todos los Santos


En estas fechas del ao en la Regin Puno y en todo el Per, al
celebrarse la llegada de las almas, es una tradicin muy ancestral
realizar ceremonias con el conocido pan bebe como ofrenda muy
especial que se ofrece en un altar, a las personas que partieron al mas
all, esta celebracin se realiza cada primero de noviembre por la
noche, fecha en que todos los deudos esperan la llegada de sus seres
queridos para darles la bienvenida y acompaarlos durante toda la
noche con rezos y algunos actos de entretenimiento para no quedar

dormidos, y si esto pasa, segn lo que cuentan los andinos podra


significar una pena para el difunto o podra augurar una angustia para
aquel que quede dormido.
La populosa y muy reconocida en Puno Tanta Wawa, es preparada das
antes de que llegue la fecha central de Todos los Santos que en este
caso es el 1 y 2 de noviembre, sus diseos son muy variados no solo
trata de pan bebes, sino de una serie de representaciones andinas as
como de animales conocidos objetos representativos y otros que
presentan un decorado muy atractivo y provocativo para el paladar de
las personas.
A simple vista las Tanta Wawas son unos panes simples de formas
distintas pero en realidad las costumbres andinas aseguran que es las
esencia de poder reunir a sus seres queridos, junto a este producto se le
adhiere caramelos galletas, bebidas, variedad de alimentos y comidas,
adornando la mesa de recepcin y donde cada allegado hace su rezo y
recibe estos productos por parte de los deudos y consumirlos en nombre
del difundo. Los nativos aseguran que al ofrecer estos panes y ofrendas
a los fallecidos es como si estuvieran alimentndolos, y por cada bocado
que comamos el sabor ya habra sido degustado por los difuntos.
Siguiendo con las costumbres el 2 de noviembre, centenares de
personas salen de visita a los cementerios para acompaar el trajn de
sus familiares que partieron al mas all, esta actividad es denominada
popularmente como despacho, toda esta tradicin se realiza durante
los tres primeros aos del acaecimiento del ser querido, donde tambin
se prepara un tendido de ofrendas ofrecido a las almas al lado de sus
nichos y cada visitante le brinda una plegaria a fin de recibir a cambio
una porcin de ofrendas.
A medida que pasan las horas los cementerios son un campo de reunin
familiar adems de arduo trabajo para los ancianos que por ganarse
unos cntimos se dedican a orar para los difuntos, lo mismo ocurre con
los nios que empeados en recabar dinero prestan el servicio de
distribuir agua, que se convierte en una elemental fuente para colocar
las flores en los nichos esto en los cementerios del mbito urbano pero
en el campo la tradicin es la misma, solo que no hay lugares
especficos donde estn los nichos puesto que hay que emprender una
caminata enorme para reunirse con la familia.
Y eso no es todo, por que ao tras ao en las afueras de los cementerios
se ubican gran cantidad de carpas en las que se expende comidas y
bebidas para la recepcin de las familias que van saliendo del

cementerio al promediar las 12 del da, hora en que los difuntos tambin
se van y se concluye con el despacho repartiendo todas las ofrendas
(Tanata Wawas) a los acompaantes luego de haber permanecido 24
horas acompaados de sus seres queridos que partirn tambin para
continuar su vida tal como el seor lo encomienda y en el caso de los
fallecidos que cumplen el tercer ao, los deudos despiden a sus seres
queridos con una singular fiesta de despedida, en el que se comparte
bebidas al son de la msica preferida.
Slo esperar el prximo ao para continuar con esta costumbre muy
tradicional en el sur Peruano en la semana de TODOS LOS SANTOS y
volver a preparar las tentadoras TANTA WAWAS.
posted by Omar Gomez at 2:27 p. m. | 0 comments

Las Melodas de la Guitarra de Celso


En la dcada de los 50, haba un muchacho llamado Celso de
aproximadamente 25 aos, muy entusiasta y alegre, era de una familia
muy humilde y solo viva con su madre, Celso se ganaba la vida
ofreciendo sus melodas tan impresionantes y muy cautivadoras, su
dominio en el arte estaba en la msica de cuerda.
En estas pocas, Pomata ubicado al sur de Puno, era un pueblito poco
concentrado ya que era un zona muy dispersa, las races de Celso
parten de ese lugar, el se haba dedicado a la msica desde muy
pequeo hasta que alcanz ser muy conocido por la gente de estos
lugares, ya que siempre lo solicitaban para tocar su msica en las
celebraciones matrimoniales, fiestas comunales, aniversarios y otros,
donde frecuentemente se ganaba la simpata de la gente por que les
gustaba bailar al son del charango de Celso ya que sus cnticos eran
extremadamente provocativos.
Aquellas melodas que Celso interpretaba a travs de su Charango su fiel
amigo, no solamente hacan bailar sino enamoraban a las mas dulces y
bellas cholitas de aquellos tiempos las que tuvieron hipnotizadores
romances con el popular Celso, esta habilidad y buen olfato para la
msica no era pura coincidencia ya que Celso haba emprendido una
aventura misteriosa mediante el cual logr una combinacin perfecta
entre su destreza y su charango perfecto con un sonido muy
espectacular.
Esta carrera misteriosa que Celso haba emprendido fue gracias a la
ayuda de Parko y Quin es Parko?, Parko es un lugar que yace en las
faldas del cerro Kapia y se pierde envuelto en el basto terreno del

trayecto Pomata-Zepita al sur de Puno, en este lugar hay un puquial del


que brota agua manantial, a simple vista es un lugar insignificante pero
en determinadas horas despierta un sorprendente misterio al cual nadie
se atrevera en experimentarlo, pero en aquellos tiempos Celso lo hizo.
Y fue como una casualidad, Celso cansado de caminar y despus de
haber trabajado mucho se asom al puquial de Parko y bebi un poco de
agua, dejo su charango sobre una pequea roca en medio del puquial y
se hecho a descansar quedando completamente dormido, sin darse
cuenta, como en sueos vio una opaca luz que brotaba del agua que de
pronto se iba convirtiendo en una hermosa mujer que solamente lucia
su cuerpo desnudo y sus pies se perdan en la oscuridad,
cuidadosamente levantaba el charango acomodndolo sobre su pecho,
preparaba las cuerdas para el primer cntico y cuando todo quedo listo
da la primera rasgada, de pronto Celso se despierta desesperado y todo
vuelve a ser oscuridad y silencio como si no hubiera pasado nada.
Desde ese da el destino artstico de Celso se convirti en una verdadera
especialidad para tocar el charango, era como si el charango tocara por
su cuenta mientras que los brazos de Celso solo servan para sujetarlo,
sus manos para disimular la tonada y acompaarlo con su canto,
aunque lo ms importante era su fama y el reconocimiento de su gente.
A partir de esa experiencia Celso acuda frecuentemente al puquial de
Parko ya que estaba a escasos kilmetros de su casa. Cuando el sol se
perda entre los cerros y se asomaba la oscuridad, de seis a siete de la
noche Celso emprenda una nueva y misteriosa aventura, se acercaba al
lugar y dejaba su charango en medio del puquial, mientras tanto desde
lejos pacientemente apreciaba lo que ocurra, y al escuchar la primera
rasgada de su charango, Celso arrojaba piedras al puquial para
ahuyentar al ser desconocido, inmediatamente Celso agarra su charango
y se va muy contento para continuar tocando sus melodas.
Ciertamente Celso nunca llego a conocer aquel ser que brotaba del
puquial solo en un sueo que habra sido real. Y al no dejarlo tocar por
completo el charango, fue por no quedar encantado, lo que poda
complicar la vida de Celso ya que la idea que hasta hoy se maneja es
que si uno lleva su instrumento a ese lugar es solamente para afinarlo
mas no se debe permitir que toque o interprete alguna meloda, podra
ser riesgoso.
Hoy no se sabe el final de Celso, pudo haber sido encantado y a causa
de eso habra fallecido, o sencillamente parti en una nueva aventura
muy desconocida.

Este caso me hace pensar en el grupo conocido a nivel internacional,


hablo de los Kjarkas, quienes con su msica cautivaron a ms de uno y
hoy sigue siendo reconocido, Sera coincidencia que la gente habra
inventado comentarios similares al caso de Celso?, Habra sido una
verdadera destreza de los Kjarkas para interpretar sus melodas?...Qu
diras sobre esto?
posted by Omar Gomez at 2:23 p. m. | 0 comments

Perfidia de la Pariguana
(Fbula Andina)
Muchos cuentos y fbulas hasta las mismas pelculas y dibujos animados
demuestran la astucia del zorro, pero en las cumbres ms recnditas del
sur Peruano, nace una bonita historia de una Pariguana y el Zorro.
La Pariguana es un ave muy representativa del Per ya que de ella nace
los colores de la bandera (el rojo y blanco, que han sido creados por el
General Don Jos de San Martn quien por primera ves al ver estas aves
quedo asombrado y las represento en la bandera del Per).
Cierta temporada una pariguana lucia sus bonitas cras en medio de una
laguna, a la lejana y a las orillas del lago una zorra apreciaba y
envidiaba la belleza de las pequeas mariguanas, ya que sus cras no
eran tan bonitas.
En un encuentro, la zorra se empeo en preguntarle a la pariguana cmo
hacia para tener unos hijos tan colorados y doraditos, a lo que la
pariguana respondi con plena seguridad y malas intenciones que a sus
hijos los haba metido en un horno caliente y al escuchar la primera
reventada los saco apresuradamente y fue as como obtuvo a sus hijos
tan lindos.
La zorra confiada en el consejo de la pariguana hizo calentar un horno
en la que introdujo a sus hijos y cuando escucho los reventones, las saco
rpidamente, pero desgraciadamente quemados y muertos sin poder
hacer nada, desesperada de la furia se fue a buscar a la pariguana para
tragrsela.
Claro que la encontr, pero en medio de la laguna feliz de haber
engaado a la zorra, esta, empeosa en vengarse no encontraba la
forma de entrar a la laguna, pero intento tomarse toda el agua y al final
no consigui nada, solo complico su vida ya que haba quedado
totalmente hinchada de haber bebido demasiado lquido.

Mientras caminaba y caminaba tema a la muerte y pensaba si una paja


la pinchara o una lea la hincara
Antes de tomar una decisin se debe pensar mil veces, no podemos
arriesgar tanto o lo que conseguimos con sacrificio por que podramos
perder mucho, y a veces los consejos de los dems vienen pintados de
una intencin y si en algo fallamos la venganza no es la mas adecuada,
solo tratar de levantarse y continuar luchando.
posted by Omar Gomez at 2:11 p. m. | 1 comments

lunes, octubre 17, 2005

Sirenas Encantadoras
Hace dcadas atrs, la Universidad Nacional del Altiplano era un
campo descubierto y con poca infraestructura, a una corta
distancia del Lago Titicaca haba una Laguna Misteriosa, que
hoy ha sido cubierta con la infraestructura y los campos
deportivos construidos a partir del ao 95.
All por los aos de 1986 cuenta un trabajador universitario,
que, cierto da se diriga a su casa, pasando por el lugar como
era de costumbre, slo que esta vez fue media noche y estaba
pasado de copas despus de haber asistido a una fiesta, cuando
de pronto la noche empez aclarecer como si recin el da
asomara el atardecer, en medio de la laguna el trabajador pudo
presenciar a unas bellas cholitas que lo miraban con cierta
ansiedad, una de ellas se acerco al trabajador y le tomo de la
mano invitndole a caminar hacia la laguna que en este caso
pareca ser un lugar muy atractivoencantado el trabajador
acepto la proposicin.
Grande fue la sorpresa del trabajador, cuando se dio cuenta que
estaba caminado sobre el agua, y en cada paso que avanzaba
senta la profundidad de la laguna, al sentir esta sensacin
levanto la mirada a sus alrededores y las cholitas que haba
visto al principio desaparecieron en la oscuridad, sorprendido
de la ocasin, apresurado se fue para su casa y contar lo
sucedido.
Fue muy difcil para el trabajador, recuperarse del susto que
haba pasado

Hoy, muchas personas comparten sus historias vividas en carne


propia, y la mayora de ellos aciertan en decir que, para caminar
de noche por lugares extraos y probablemente encantados hay
que tener valor y coraje, y si hay presentimientos, temor o
miedo es obvio que las Sirenas Encantadoras se apoderaran
de tu alma y despertaras dormido junto a una roca, y apartar
este tormento de tu vida no ser tan fcil por que la tierra te
habr tragado, y solo podrs contar los das que te quedan de
vida.
Si en Puno podemos encontrar lugares encantados, yo aseguro
que en el resto del mundo tambin existen misteriosos parajes,
que aparentemente son lugares comunes; pero pueden estar
encantados y en horas puntuales impresionan a cualquier
caminante.
Toda manifestacin se da de acuerdo a una realidad y somos los
hombres quienes formamos una simbologa del hecho real, que
pueden ser ciertas para algunos y falsas para otros tu que
dices?

CUENTOS ANDINOS
Julio R. Olivera Or

CAPITULO I
"Cuentos Andinos" nace en el umbral de la ilusin, como la ansiedad de
los buscadores de fortuna, tal vez como un himno al esfuerzo que se
abre en un ro atronador y un breal de rocas milenarias como es el
Callejn de Huaylas y otros pueblos,enclavados en las cumbres de
Ancash, de una parte del Per.
Tal vez sea un inventario esttico del paisaje natural
que como los ros ganaran tantas palmas con solo dar a admitir la carga
de oro que brilla y navega en la corriente.
Legendaria y novelesca esta zona en el que el sabor buclico del campo
es potico y sortlega y hechicera la campia, ha instado y gestado estos
cuentos y leyendas como epopeya de amor, paisaje conspcuo de altura,
para engalanar el arte y saciar la fantasa.

AGUACERO DE PIEDRAS
El cateador
La blanca, cuycrudo y magistral, fueron descubiertas por don Shanti el
ms gentil cateador del pasado y maestro de muchas generaciones
posteriores.
Conoca de palmo a palmo las zonas mineralizadas del lugar y la ley de
los metales, pero lo que ms conoca era el celo del mineral y la
estacin lunar en que se anunciaban, a lo lejos su olfato perciba la
emanacin del metal y poda asegurar sin confundir que es plata o
antimonio, rastreaba la huella de los xidos y pona el odo en las fisuras
de las rocas, examinaba la vegetacin y el vuelo de las aves, paladeaba
el agua de los charcos y chupaba las astilla de los breales; deambulaba
de un sitio a otro como un enagenado y luego alzando la frente
sudorosa, sealaba la veta infalible.
Don Santiago era cientifico, saba de la formacin de los metales, su
ancestro indio le haba dejado aquella experiencia, conoca que sobre la
superficie de tal o cual terreno mineralizado, que plantas se
desarrollaban y cmo saba que donde haba grillo negro, haba hierro y
cobre y donde se posaba a cantar el togop, haba infaliblemente plata..
Era un mago aquel don Shanti, tena talismanes y huayruros, beba
infusiones de panizara e inquillpumas, no le falt en la faltriquera la
garra del puma o el huevo de una serpiente, un trozo de azufre y otro
de alcanfor, pero el detector ms exacto que utilizaba don Shanti era "el
checo" que llevaba en la piccha arrullado en la fragancia de las hojas de
coca, una a una aquellas hojas con extremada solemnidad las pona en
la boca, y luego de algunos conjuros y movimientos cabalsticos del
"checo" iba tomando forma "el bolo" y "armndose" el embrujo, entonces
don Shanti entraba en frenes y comensaba "el cateo", recorra de uno a
otro lado y el alcaloide de la coca haca contacto con las emanaciones
minerales de la plata sulfrica, del oro telural, con el cobre selnico o
con el tungsteno de cal y con ello don Shanti haba descubierto la veta.

Pallasca minero
Una abigarrada coleccin de planos, de yacimientos y de esperanzas;
una turba de cateadores y traficantes han invadido y asolado la zona, un
desfile de visionarios acicateados por la ambicin del "oro". Hombres y

nombres que an conmueven y emocionan: Fritz, Brades, Tefilo


Claudett, Arturo Werthaman, Ernesto Henke, Frank Scott y Carlos
Arnuzzi.
Luego el gelogo vidente, el topgrafo profesional, el teodolito de tres
pies y su lente miope para fijar visuales y ubicar pertenencias, amparos
ensoados y queridos como pachorgo y piticocha, como consuso y
pariachuco, huachara o chuquival, aracabo o maypur, como cuy crudo o
carangay o como ogopito y magistral, nombres oraculares y cabalsticos
como "osa madre" o "la aventura", "la casualidad" o "porfa", para
alucinar y fascinar y engalanar la razn social.
Sigue el campamento esculido con sus tambos y cantinas, la guitarra
de "conchavino" o la concertina del feligrs, en los cafertines de velis
nolis de las maricuchas o juanachas se dislocan las cinturas de los
obreros en los esguinces y brazos de las bayaderas, y mientras los
obreros agotan esfuerzo y sudor en el pique o socavn y sus tmpanos se
atrofian con el retumbar de los martillos o el detonar de la dinamita,
los gerentes o juegan "rocambor" o cortejan a las secretarias, y entre
que en Lima, Chicago o Liverpool desembarca el patrimonio mineral de
la riqueza de pallasca, la provincia se empobrece, nada queda para el
lugar porque la patente municipal no se aplica o es muy parca, el
carbn, el oro y el tungsteno de la fabulosa pallasca ha hecho la fortuna
de extraos y la miseria de los nativos, masas enormes de lo que fueron
hombres deambulan su silicosis y los borrachos y ladinos que sobreviven
son una escoria amargada, de aqul maquiavlico cambalache va
surgiendo una conciencia de protesta y rebelda que va dinamizando el
ritmo del nuevo trato por los canales de la justicia social.
El emporio es envidiable y la codicia y ambicin tienden su torba
asechanza, el descubrimiento de una nueva veta suscita un inters
desorbitado para adelantarse a la delegacin a formular el denuncio, en
este afn reluce el pual y el revlver riela el vrtigo fatal, Shenedoll,
Hank Ford y Em, Glvez, puente y tejada y muchos ms murieron en
aquella carrera alocada del "oro" o del "tungsteno".

FLORES EN LA CUMBRE
" La Pagra"
Por los cinco mil metros de altura garbean las ms exticas y bellas
flores peruanas. Sobre un manto de esmeraldas y por entre los bellones

del fino pajonal que la acuna y la mece est la planta de la "Pagra" de


hojas suaves y lanceoladas. Aquellas hojas ledas y melanclicas son
como la pana o el terciopelo o como la felpa de seda de armio. El color
de aquellas hojas es de las violetas o es del arrebol de un celaje o del
tono argentado de la plata. aquellas hojas blondas y albas parecieran
revestidas de encajes de nubes, suaves son como un soplo de espuma o
de arrebol, tenues, parecieran de lirios.
Una rara y dulce meloda hay en aqul tono lcteo, de la malva, de
mbar o Ncar, el peciolo largo y juncal como el de un tulipn sostiene
la maravilla de la flor que se abre esplndida dando a relucir aqul su
color de oro de sol auroreal al centro en medio de un disco de tono
lunar amarfilado.
Y la corola verde-azulino del cliz se encarruja en los bordes para dar
marco y relieve a un campo de oro reverberante formado por miles de
apretujados estambres; la flor versicolor y rutilante fuera ms de
topacios o de haces de luz dorados; una cada de reflejos
caleidoscpicos hace de la flor una maravilla luminiscente que
deslumbra a la mente y traspasa al corazn.
Lo que ms seduce y arroba es que la "Pagra" pareciera un infante o un
querube con una carita rubia de serafn y su gorro de felpa. Una leyenda
milenaria y bella que la tradicin conserva y evoca narra que del furtivo
beso de un ngel y de una ninfa brot la "Pagra", de ah su semblanza de
nio, su caudal de inocencia, su albor inmaculado y la ilusin y emocin
que despierta y cautiva, flor de un sublime amor, fruto inocente de una
caricia, de la meloda de un sculo o de la ambrosa de un beso,
ensueo romntico que desvaneci el rayo o que perturbaron los
maleficios de los duendes, gracia que se eclips al despuntar la aurora o
reverberar un crepsculo para no quedar sino como una flor de la
melancola o como la estela de una nostalgia, flor por eso ms querida y
ms ambicionada.
Los galanes ms Apuestos lo ponen a los pies de sus doncellas como
homenaje del ms puro constante, esforzado y casto amor y tambin
como el smbolo de la felicidad y fecundidad, tomada la flor queda
sellado el compromiso, ya nadie osar interferir al zagal y la novia no
volver a ser requerida ni por los ms osados ni por los ms poderosos,

aquella flor es el smbolo de una constancia romntica y de una


fidelidad inmarcesible.

"la Rima Rima"


Asociada a la alquitadrada "Pagra" esta la flor de la "rima rima" con sus
trmulos ptalos verdes de begonia de puna, aquellos ptalos han
acunado sones desde el tronar de las tormentas hasta el melifluo tono
de las aves, de aqu el sortilegio de esta flor que da tonalidad y nfasis
a los trovadores para recitar sus endechas y hacer hablar hasta los
mudos, la rima rima capta el fragor de las tempestades y la msica
sideral de las armonas del universo, capt de las cascadas aquella su
resonancia de pera y de los arroyuelos del vergel el arpegio melodioso
de una aria.
En el rumor de las fuentes encontr partituras sublimes para alucinar a
la fantasa, los mancebos del lugar encuentran en la "rima rima" el
embrujo de la elocuencia, el verbo lcido para deslumbrar y conquistar
gacelas, la oratoria para fascinar con la belleza de la palabra, cadencia
y rima es el verbo y edulcurado el tono, no hay fortaleza que no se
rinda y se entregue extasiada, es que no hay bella palabra que no
contenga un bello pensamiento ni tesoro de elocuencia que no se
extraiga de cofre de oro o de cantera de diamantes, y los bardos
enamorados como los mirlos y las calandrias vierten su efusin en notas
de dulce sonoridad y de luciente pedrera, y la palabra encandilada por
el amor da a brotar voces deslumbrantes como el palio y brocados de los
crepsculos.
Como el arrullo o el melindre de las fuentes, como los esplndidos
jiyeles de los lampos o como el dulce efluvio de las alboradas, luego
cala hondo en la oda o en el madrigal y es elegante y fino en el piropo,
sutil y ameno en el refrn, dulce y garbeador en los requiebros.
Tiene de maybur y aracabo el brillo del oro nativo y la grata meloda de
aqul metal, tiene del bronce de magistral, tiene del tungsteno de
consuso el fino y duro cincel que burila y pule y afilagrana el verso;
tiene del ter y de la nubes de su cielo la maravilla de sus metforas
que exaltan la belleza y dan calidad al arte, y de los nevados y
corrientes cristalinas tiene el brillante nveo y difano para el emporio
de sus arcas y solaz de su diccin.

"El Guagor"

Un espinoso como verde de cactus es la planta agresiva y original que da


a brotar a la flor del guagor, es del cinabrio o de la glosularia? hermosa,
el sol del medio da se ha licuado en su cliz y dado a reverberar tonos
granates en engarce con el oro y la laca para engalanar la puna y hacer
delirar a la fantasa.
La paleta de los pintores no lograra jams aquel tono de fuego rojo
anaranjado que flamea en el fondo de la flor, y sube en haces mirficos
por entre ptalos transverberados, de all han salido los bermellones de
los crepsculos que diademan las cumbres nevadas y los ocasos marinos.
El guagor pareciera un tulipn aclavelado y cerleo con tonalidades de
coral y opel en los bordes, en el fondo los tonos de zafr o de rub estn
en una orga y lujuria de color para acabar en el rojo de hoguera
ardiente y en una vorgine dantesca, grandiosa y apotesica es la flor.
La mirada se embriaga en sus tonalidades y en su hermosura el corazn
se embarga, el doncel que brinda una flor de guagor no siente las
punzadas de las espinas cuando las toma para ofrendarlas, y la
requerida engalanada con el ms extico presente se identificar con
ella; las espinas le preservarn de la codicia o de la ambicin.

El Chamuchuy
Por sobre el tapiz verde de la jalca donde enseorean los ttulos reales
la Pagra, la rima rima y el guagor, estn los seductores chamuchuyes,
florecillas humildes y vivaces que salpican el alfombrado de la puna con
aquellos sus ptalos de oro o prpura, el campo glido o ahto est
como tachonado de topacios para decorar el escenario o albergar el
consuelo, en algn festn sideral se vaciaron un cmulo de estrellas
incandescentes para engarzarse en el manto de esmeralda de los llanos
de la jalca carece de tallo el chamuchuy, la flor surge y brota de entre
el terso csped como un copo de nube amarilla o como trocitos de luna
por sobre aquella sbana florida sobreviene el idilio pastoril ms tierno
y puro de las alturas haciendo rodar los cuerpos por entre pajonales y
chamuchuyes, mas abajo y al calor del aprisco las parejas reeditan las
escenas, y nada es ms ensoador que un pastor galante y una gacela en
celo, el viajero que cruza la pampa tiene ante su vista un escenario
fabuloso cuajado de florecillas maravillosas, camina entre un cielo
estrellado o por las praderas de alguna alborada? virginales aquellas
flores son de roco, de copos de alba, de haces de luz o de fantasas de
cierzo tornasolado? aquellas florecillas luminiscentes no estn

esparcidas al azar, ellas marcan las coordenadas del viajero y el


laberinto que el pastor recorre a diario por entre el millar de rutas de la
puna.
Una infinidad de sendas tientan y confunden, unas van a las cumbres
otras a los abismos, pero otras ms incitantes van a la deriva por entre
un ddalo de huellas orilladas por el oro y el mrice de aquellas
florecillas nuticas, otras rutas estn marcadas.
La pastora que apacenta su rebao puso de trecho en trecho sobre la
corola de las flores hilachas de lana o hebras de su cabellera que el
cholo advertir al flamear el viento, otras hileras de chamuchuyes ms
cmplices y romnticas guiarn al galn y guiarn sus pasos hasta el
albergue de alguna cueva donde la moza en una muelle alcoba de paja
yacer la tibia y jugosa confitura de su cuerpo virginal en espera del
zagal enamorado.

CACIQUES Y KURACAS
!agua, agua, agua!
El curaka Huaynamango en el gobierno pre-inka se las compuso para
liberar a las mozas de chaupis, torongas, quichuas y checras de
transportar agua en cntaros desde las lagunas encantadas de shullavara
al poblado de Pallasca. Aquellas mozas bellas y macizas eran lindas y
arrobadoras y cuando llevaban los cntaros al hombro dejaban admirar
senos prvidos y cinturas fascinantes.
Huaynamango se prend de las gacelas y las cuatro le impusieron la
condicin de ser suyas si se las liberaba de la esclavitud del agua y del
fantasma de la sed, el curaka acept las condiciones y enseguida
moviliz a su gente y tendi una red subterrnea de cuatro canales a
prueba de siglos para dar agua a los cuatro barrios donde habitaban sus
dulcineas, de huacchumachay o de chonta, de tumabamba o pusacocha,
no se sabe de que largas distancias llev el agua a Pallasca aqul genio
enamorado, los canales pasaban por discretos vergeles y llevaban cada
una de ellos la fragancia inestimable de la Panisara, el Torongil, de la
hierba Luisa e Inquillpuma.
Hizo de los cuatro barrios un edn florido, donde cada una de sus
amantes le prodigaban sus encantos, la red de agua iba tatuada en
medio del seno de cada una de las mujeres y debera transmitirse igual
en la doncella primognita de la estirpe, al correr del tiempo se sec

una vertiente, por el xodo de las primognitas no haba el plano para


la relimpia, la sed y la sequa agobiaban. En algunos pozos una esponja
mitigaba la sed, doa Hermelinda fina, ltima primognita de la estirpe
de Huaynamango casada en buenas nupcias con don ngel Lagomecino
hubo de irse a Chachapoyas a raz de la expulsin de los jesuitas en la
provincia, en la poca del virrey Amat, ante la amenaza de sequa un
lejano antecesor de don Nabucodonosor Ecobinarrobles se constituy
donde fina y tras un violento proceso judicial se tom copia de la red de
irrigacin que escondan los opulentos, marfleos y pundonorosos senos
de la real dama.
La "sentencia" mand tatuar el plano en el seno de las cuatro doncellas
ms Apuestas de cada barrio y que la sucesin primognita continuara
la tradicin ininterrumpidamente, cuantas balas y manoplas se han
gastado desde entonces cada vez que la sed de los zagales los llevaba a
buscar en los senos de las doncellas la red de los puquiales, donde
abrevar, y cuando no se hallaban las finas los zagales recorran por los
poblados aledaos en busca de la linfa, cabalgaban briosos corceles, los
jinetes iban hierticos y estatuarios, relucientes, con las cabelleras
aceitadas y las frentes altas, empolvadas en el camino, llevaban
costosas casacas de cuero, llena de botones; nuevas las botas de tubo,
los jatos y los estribos con aderezos de plata y las espuelas roncadoras
afiladas y deslumbrantes, del cinto penda el revlver y una carabina de
la frentera de la montura, parecan nuevos pegasos mitolgicos o
antiguos caballeros de las cruzadas, los caballos de raza, domados para
lucirse en las justas patronales de los pueblos eran ejemplares valiosos,
los lomos bien conformados, recias las grupas, giles y nerviosos los
miembros, los cuellos fuertes y flexibles, los crines bien risados, los
pechos turgentes y erguidos, las cabezas cortas y en alto y los belfos
sensitivos, aquellos corceles eran legendarios.
Al entrar a las poblaciones los caballos acicalaban el paso y los jinetes
acomodaban sus posturas, el trote atronaba el espacio y los cascos
herrados hacan brotar chispas del empedrado de las calles, los jinetes
encabritaban a los potros, los hacan relinchar o piafar dantescamente y
con una habilidad extremada retenan a los enajenados animales
logrando empalmar un paso galano y marcial, aquellos pasos
emparejados eran como endechas y resonaban como himnos triunfales.
Las gentes atnitas de los poblados o huan o se escondan ante el
rebullir de los cascos o al atronar de las carabinas.... !!los
pallasquinos! !los pallasquinos! ! era la voz de alarma o el grito de
ansiedad de algunas valerosas mujeres que desde sus balcones

espectaban la entrada apotesica de los jinetes y el cabrioleo elegante


de los corceles, ya cuando el asedio o la conquista no era botn que
satisfaca, la carrera volva a empezar ms anhelante y cruenta, los
caballos crujan impaciencias, eran incontenibles, saltaban abismos y
vallados, ms volaban que corran y de sus fauces y de sus pechos el
viento desprenda espumas, como una flecha alada cruzaban los
espacios y los jinetes traspasados de emocin con los ojos desorbitados
tras la visin del !agua! acosaban a los brutos y en el vrtigo de la
velocidad parecan escuchar el eco del murmullo de alguna fuente que
incitaba el empeo... y en tanto que el sol quemaba inclemente en los
campos encandilados, se angostaban los vergeles y la resolana
doblegaba a los centauros.
En el camino reseco y calcinado sonaban los cascos como voces
crepitantes repercutindose en las cumbres y volviendo el eco a resonar
!agua! agua !agua! en el galopar acompasado de los corceles pareca
escucharse la modulacin de !agua! agua! agua! y los jinetes absortos y
traspasados jadeaban voces entrecortadas !agua! agua! agua! las
miradas desorbitadas en el paroxismo de la ilusin parecan ver caudales
de !agua! agua! agua!

El rapto
Legendaria es la fama de Tambamba, escenario ensoador del paisaje,
olmpico parnaso de los bates y templo de cupido en Pallasca, ri all
un antecesor del prncipe Apu Pomachaico con el cacique Atun Osco y se
qued con la bella Llullu Urpe, princesa de marca Huamachuco,
hermosura primaveral que en peregrinaje idlico acampara en
Tambamba para pasar a Cuyubamba a prestar juramento de amor.
Mucho antes el emperador Huayna Capac cay en Tambamba cautivo en
los brazos de una usta del lugar, de este idilio real, naci el inca
Apallasca Vilca Yupanqui Tukihuaraca, ahijado de don Francisco Pizarro y
padre de Apu Pumachaico; Huayna Capac y Apu Pumachaico, hicieron un
edn en Tambamba, las flores ms bonitas y exticas y los nidos de las
avecillas ms hermosas engalanaron el escenario, y las parejas
enamoradas hallaron all un lugar furtivo para la aventura amorosa,
desde entonces Tambamba era el recinto del amor, cuando Gualbina
sinti la curiosidad de conocer el paraje era porque le acosaba su
radiante juventud.

En Pallasca, una guitarra y un revlver tenan igual o mayor valor que el


arte de amar de Ovidio, uno y otro debera tener todo buen pallasquino,
y mientras la meloda de las guitarras edulcoraba la campia los tiros de
un revolver hacan caer una estrella, y aquella dulce y tierna doncella
fue codiciada por los galanes que merodeaban en los contornos.
Por las noches la casa de Gualbina fuera asediada por las serenatas de
varios grupos de mancebos, laudaban endechas de amor, rivalizaban los
cantares y las guitarras y concertinas emitan melodas cautivantes,
otros grupos escalaban la morada y abrindose paso con manoplas y
bastones alzaban con Gualbina, por entre un cerco de serenatistas a
tiros de pistola y golpes de cachiporra.

Cory Saya
la comunidad de Taule, de milenaria estirpe pre-inca es sucesora de
aguerridas generaciones que siguen defendiendo los intereses de la
comarca, un regimiento taulino por orden de Huayna Capac fue
trasladado en misin especial a la regin de Andahuaylas quedando
desde entonces vnculos inolvidables.
Cory Saya, real primognita del cacique de Taule por cortesa de linajes
se educaba bajo el amparo de la comunidad de atacara, decase de Cory
Saya ser la ms bella de cuantas hermosuras hubieran habido en Taule,
jornada romntica y sugestiva para el iniciado en estas aventuras fuera
aqul viaje de bsqueda de la belleza y de la dulcinea tras un largo
recorrido emocionante el diletante se aproxima al escenario.
la ruta entrecruza colinas y avisora los oriflamas del ocano y de la
selva, mucho antes de Atacara se advierte que el ro Pampas avienta un
muslo por las playas de Huacuray.
Atacara est prendida en la pendiente, su capilla y su plazuela son los
centros neurlgicos de donde brota la emocin vital, a un costado est
Concoyllur, y el cln de turno que atiende a Cory Saya, le dicen dina y la
tienen en Talavera, tras prolijas bsquedas, la tengo a la vista con
uniforme de colegiala, sabe que soy amigo de la comunidad y me
muestra su satisfaccin, dina es una belleza india, de la ms pura
sangre kechua, robusta es un retoo lozano, su rostro redondo es
cautivante, su torso exhbero es arrobador, el arco de su frente es de
una usta imperial y sus labios carnosos son de moras silvestres..

Los diecisis aos de dina son primaverales, todo en ella es superior a la


fama, una vitalidad juvenil explosiva irradia de su ser y pareciera ms
un efluvio de melodas, esbelto el cuerpo egregio, los aires de Taule
rimaron la elasticidad de sus flancos, su cara alegre de amapola es
como el de un crepsculo rosa y un halo de rubor de doncella hace de
ella una hermosura deseable, sus ojos grises y tranquilos son ms como
un roco o como un joyel de gata, belleza inefable por perfecta
excluye el deseo y suscita en el alma una sensacin de sublimidad y de
infinita evasin.
Yo he besado esa frente como quien besa a una vestal y bes sus labios
trmulos como quien besa a un ngel, y dina sublimada por la emocin
prometio ms: no vivir sino para ste su providencial idilio, y aquella
usta juvenil que nunca haba besado presenta la nostalgia de que sus
labios aorarn la ambrosa saboreada.

Las pepitas de Catalina


En Aracabo, a inmediaciones de Cabana Catalina Pashas laboraba en los
molinetes y cada vez que adverta incrustado o suelto alguna chispa o
pepita de oro insensiblemente se la echaba al seno, los mozos que las
mismas faenas trabajaban con Catalina saban de la predileccin de sta
y al final de la jornada diaria con una discrecin inaudita hendan las
manos en el seno y soltaban all el puado de chispas, de paso aquellas
manos topaban las "pepitas" de los senos y como si hubiera estallado una
corriente aquellas manos salan electrizadas, en el camino los mozos se
disputaban el privilegio de acompaarla y el asedio amoroso era
creciente, Catalina que no alentaba a ninguno se crea obligada on sus
"proveedores" a disimular por igual la zalamera de su sonrisa como
gratitud compensatoria, Cata tena veinte aos y haca cuatro que
pallaba diariamente para si de veinte a treinta gramos de oro, la mina
era un emporio y no se reparaba en menudencias, alta y esbelta era
Catalina, una belleza campesina arrogante y turbadora, en la piel de
canela el sol fulga reflejos de nix, sus piernas garbosas y fuertes, las
caderas suculentas y el torso exhbero, en el pecho enhiesto las dos
pomas de los senos, duros y rebosantes, pugnaban por volar, y los
pezones, es decir "las pepitas de oro" que superaban a los de Bethsab
en la pintura de Rembrandt, eran las falenas refulgentes de la
lubricidad victoriosa, el cuerpo se haba burilado en los molinetes de las
minas y aquellas piernas que movan una mole de granito de diez
quintales tena a raya a sus pretendientes.

El dueo de las minas se enamor de Catalina, es decir que ansi


abrevar en fuente tan codiciada, se las arregl para que aqul quintal
de cuarzo con chispas de oro que fuera el orgullo de su coleccin fuera
a aumentar el tesoro de catalina.. una noche tropez catalina con una
jaura de stiros que se haban apostado para asaltarla, el lazo que
anul sus brazos dej libre los pies, aquellos pies que molan cuarzo,
molieron costillas aquella noche, al siguiente da tuvieron que enyesar
aquellos huesos y examinar las magulladuras que el lazo
hubiera causado en el torso de Catalina, y cuntos estuvieron en el acto
se deslumbraron ante las "pepitas de oro" que llamaban a los senos de
catalina, eran ms prvidos y ms ricos que los cuernos de la
abundancia, aquellos senos de bronce pulido llevaban dos broches de
rub por pezones, los vecinos de Llactabamba celebraban el primero de
mayo aquella antigua leyenda de las nupcias del sol con la primavera,
don Anlogelio Soria hacia de sol y Catalina de primavera.
El platero Simn Espinoza, clebre descendiente de los orfebres
Espinoza y Calamaca de Chunapampa confeccion las sandalias de
Catalina con hebras de oro maciso ribeteado los contornos con engarces
de esmeraldas y rubes, el correaje era una urea cadena que remataba
en broches de brillantes, una tnica de lino blanco flotaba por los
hombros y el torso y una falda corta cubra las caderas, los brazos
desnudos eran rebosantes y una diadema de perlas con borlas de hilo de
oro a los lados cea la frente imperial, un mes antes Catalina haba
sido sometida a un masaje diario con ungentos, resinas y yemas de
huevos de canario mezclados con finsimo polvo de oro nativo, aqul
cuerpo escultural tallado en cuarzo o marfil deslumbrante y esplndido,
en medio de la espalda haba un surco ensoador que el sol encandilaba
haciendo aflorar el deseo, de all flua aqul garbo sensual que seduca
a la multitud.
La fiesta para entonces duraba ocho das y recorra de casa en casa
llevando en andas a Catalina, en los solares se bailaba y las pallas de "la
primavera" hacan la delicia de la mocera, en las noches proliferaba la
aventura idlica, y Catalina que siguiendo la tradicin acabara
casndose con con Aulegelio Soria prenda el geniceo ofreciendo la
maravilla de sus encantos y rindiendo a los ms avezados galanes,
clebre los besos y abrazos de Catalina, los labios que ambicionaban su
boca deberan recorrer el cuerpo, satisfacer la ansiedad de los pezones
y acabar en los suyos ardientes y anhelantes, despus de stas caricias
los varones favorecidos podan consolarse de sus magulladuras con el
recuerdo de los gloriosos holocaustos..

El encomendero don Segismundo corri en la subasta del castillo de


Pashas consigui que en la postguerra de Catalina se incluyera sus
sandalias de oro, aquellas fueron a parar a Espaa a cambio de un ttulo
de nobleza, y como don Aulogelio Soria fuera el seor del cacicazgo de
Llactabamba, aquellos principados volvieron a unirse bajo los auspicios
de Catequilla, divinidad rebelde instalada en nuestros lares, despus de
haber vaticinado.

ALEGORIAS PAGANAS
La orqudea y la shona
Naci en Hualalay el ms vergel encantador de la campia tauquina y
cuando el botn del rosal estaba para abrirse se la llevaron a lima,
aquella flor primaveral era un portento de hermosura, su aparicin en la
capital coincidi con la aparicin de la extica orqudea..
pero mientras que la orqudea era slo inefable la shona era adorable, y
en tanto que la orqudea poda suscitar la admiracin la shona poda
prodigar las ms dulces caricias; y mientras que la orqudea
transportaba al alma a lo sublime la shona transportaba la ilusin a un
edn paradisial, la belleza de la orqudea era para el alborozo de la
vista y glorificacin del arte, la belleza de la shona deslumbraba la vista
y magnificaba el placer sensorial, era la una la idolatra del artista, la
otra era la idolatra del artista enamorado, apenas si a la orqudea se le
poda dar un sculo mental, en cambio a la shona se le poda besar a
profusin, terso e impalpable los ptalos de la orqudea, suave el ctis
de la shona y sensible al beso y la caricia, los colores de la orqudea
fascinaban por su tono novedoso, los tintes de la shona eran de la
primavera, aquellos arrobaban la mente, stos embelesaban los
sentidos, el ms pequeo ptalo de la orqudea bastara para engalanar
una exposicin de flores; un slo seno de los de la shona habra sido
suficiente para proclamar la excelsitud del arte y la maravilla de la
belleza, la orqudea aquietaba el espritu y lo transportaba al ensueo,
la shona lo enajenaba y lo transportaba al deliquio amoroso.
En posesin de la orqudea se gozaba el placer de lo bello, en posesin
de la shona se gozaba la gracia de la belleza y el placer imponderable
de la creacin artstica.

Lilia

Con el recuerdo de sus aires de gacela y del alto encaje de su blusa al


que una falda aleonada daba a su persona fisonoma de fiesta y de
conquista...acamp en Talavera de la Reina.
Para este viaje traa su imagen para mi solaz y alborozo, la luminaria de
sus ojos para las sendas oscuras, el clavel de sus labios para mis sculos
mentales y el roco de su boca para refrescar mis fatigas.
Con mejores recados nadie como ella habra colmado mis mochillas, en
Talavera la colonial encontr su cabellera en la espiga de sus trigales y
en las flores del campo que salpicaban las praderas encontr la lozana
primavera de su belleza divina, el sol difano y dorado tena el
resplandor de sus miradas y el cfiro galano y odorante la meloda de su
garbo de bayadera.
En el da la florida campia es una afiligranada acuarela, en las noches
el cielo estrellado es ensoador y sortlego, en los vergeles del prado
cojo sus flores y siento en ellas la tersidad de sus mejillas y en los
puados de ptalos que mis manos abarcan, hundo mis labios en busca
de sus besos..
El paisaje es evocador. El recuerdo suscita a la amada lejana y trae a la
memoria al ser idolatrado y en la mente... aquella imagen se hace real,
su compaa es una primicia anglica.
Por las noches aquella imagen es una blonda y tibia sensacin que se
arrulla a mi cuerpo como un copo de armio o un lazo de lirio.
Y dorm as acompaado como duermen los querubines en el paraso o
las trtolas en sus nidos de plumas, as debieron dormir Orfeo y Cupido
en los opulentos senos de Eurdice o en los delicados brazos de Psiquis.
Al amanecer el trino de las aves del jardn me obsequia su himno
matinal y por entre los intersticios de las puertas y ventanas se filtra el
sol como una bandada de canarios, en la maana es otra maravilla, igual
que su rostro radiante y la msica de su voz se deja or.

Elegas
Conoc el dulce dolor de la ausencia, el valor ntimo de una lgrima, el
silencio de la soledad, el oriflama aperlado de las lejanas y la tristeza
infinita de la espera, la melancola, aquella bella flor del recuerdo y la
nostalgia, aquella invocacin de reclamo....hicieron de mi la vestal de
un culto idlatra.

Y ador ms para valorar mejor; por que el bien es ms codiciado


cuando falta que cuando se tiene, conoc el valor del consuelo, de la
ternura, de la esperanza y tambin sufr el temor del olvido.
La hermana sor Manuela tuvo en aqul monasterio una piedad infinita
para mi, puso costra de goma en mi cara para evitarme las molestias de
la admiracin, y en el oratorio y la biblioteca me recreaba
encontrndote, en el oratorio te adoraba como a un ngel o a un dios y
en la lectura de los clsicos encontraba el contacto de tus besos a
traves de los versos de san Juan de la Cruz o de sor Teresa de Jess.
Ms tarde rehu el oratorio y tem profanar el sagrado templo, me
horrorizaba el recuerdo de Eloisa y me senta desfallecer ante las
alegoras paganas de las bvedas e imgenes, que me daban la
sensacin de que aquellos funos y stiros hubieran de desprenderse
para perseguirme.
Hu del confesionario donde el tono de mi voz y la fragancia
embriagadora de mi juventud haca temblar la castidad de aquel
venerable sacerdote, me reclu en la celda ms ttrica para apagar el
incendio de mis cirios y ocultar aquella mi belleza turbadora, y mis
sienes en la loza spera y fra no se serenaron y ms bien perciban
aquel olor sensual que brota del roce del granito con el pedernal.
Y cuando la soledad comenzaba a seducirme, me anunciaron tu retorno,
y aquella flor clortica del monasterio volvi a tener en tus brazos sus
tintes de azucena y su efusin fu la efusin de la primavera y su
fragancia el de los azahares en el bouquet de las novias.

El beso
En el kiosco del jardn guarnecido de mosquiteros, leamos o nos
besbamos, antes de los consejos de aquel sabio naturalista que visitara
tu finca nos besbamos a profusin, intuamos que el beso era una flor
primaveral y el sortilegio que renueva la juventud.
Y no es que slo fuera el contacto de los latidos sino y mucho ms el
concierto de los sentimientos del alma, toda la experiencia de los siglos
y el refinamiento del arte cobra nuevas y ms ardientes emociones,
habitada y sumisa, sintiendo que el placer inunda, anhelaba sumergirse
en sus latidos y desaparecer en su vorgine, nos transmutbamos,
tenamos la sensacin de absorbernos.

Y en verdad yo desapareca en sus labios y me senta engarzado en sus


entraas, y en el deleite de vivir aquella ilusin, me arrobaba, una
atmsfera de ensueo nos tena inmersos en la meloda de aquella
sonata amorosa que deja el eco de un beso, recuerdo sus referencias a
Shren Keirkegard, aqul autor del existencialismo, que hubiera
pretendido escribir "los elementos de la teora del beso" y que en Pars
ensayara practicar.
El beso para ser tal, debera expresar una pasin, deca Shren segn
referas, pero t, eximio estilista del beso le aadas el acto eucarstico,
el sentimiento de la eternidad y la sensacin de lo sublime, era as el
beso "la comunin de dos almas en una sola eucarista".

AORANZAS DE AMOR
Huataullo
Tras muchos aos de esfuerzos en gabinetes y ateneos volva don
Eusebio al solar familiar en un plan de visita y vacaciones, Jovita, hija
de su administrador, era una colegiala encantadora.
En Trujillo se haba despabilado y fuera en la hacienda huataullo una
primaveral belleza juvenil, don Eusebio la tom de secretaria y bajaba a
los temples de santa Ana en las riveras del maran.. el trpico
despert a don Eusebio emociones nuevas y desconocidas, aqul
personaje adusto y severo, pero intelecto o pura abstraccin se iba
compenetrando de la vitalidad y de la paligenecia de la selva, del
aroma enervador de flores misteriosas, del efluvio voluptuoso de las
aves, del color sensual del follaje rico, de la sombra protectora de los
bosques, bajo cuya complicidad se fecundan los seres y los stiros
pululan tras las ninfas de las corrientes.
En la ondulacin sensual de las lianas rememoraba el perfil lascivo de
bayaderas y nyades en las pinturas de Poussin y Boucher del museo de
louvre.
Los cogollos lozanos en brote exuberante tenan arrogancia de efebos y
las mariposas multicolores se aposentaban en sus hombros como
cortesanas vencidas por la lujuria.. las hojas sensitivas del follaje se
adheran a su cuerpo envolvindolo en su vaho odorante, los ramazones
se enlongaban en abrazos voluptuosos y el polen afrodisaco de las
flores excitaban sus sentidos y le cargaban de deseos inconfesables.

El murmullo de los remansos y la meloda de las corrientes como una


lejana cancin de slfides exaltaban su robusta juventud, y aqul
arpegio de los zagales tremolaban en el bosque para dormir a las
serpientes; se suma en el vrtigo de un sopor embriagador.
Y cerca o lejos de la pompa florestal los chacales y los tigres se
ayuntaban en las hojarascas en tanto que en las cimeras de las frondas
o bajo el palio de un sol abrazador se fecundaban las aves.
Al pie de los troncos aosos haca das yacan entrelazados dos lascivas
serpientes, mientras que los colepteros caminaban emparejados y los
cisnes refundan su vrtigo por entre las aguas de los lagos absortos, el
trpico es el altar del amor, ah todo es enigma y maravilla y aquella
Jovita sencilla y angelical y aquel hidalgo escptico y cerebral fueron
ganados por el paisaje.
Un buen da inadvertidamente se encontraron sus labios en un afn
incansable de frescor y ternura, el idilio fue paradisiaco, el giro de
aqul romance singular hubo de cambiar por los proyectos
matrimoniales de la madre de don Eusebio, y una dama de calidad fue
la consorte oficial de aquel paradigma de la hidalgua.
El matrimonio dur lo que dura la flor en un bouquet y don Eusebio
hubo de regresar a su hacienda en busca de la soledad, para serenarse y
fortalecerse, de la esposa no le qued sino una visin de penumbra,
mientras aquella fuera de calidad social Jovita era de calidad
primaveral, la esposa haba deslumbrado a la sociedad con su
hermosura, Jovita deslumbraba a la naturaleza con sus encantos logr la
paz de don Eusebio y consigui que aquel genio no viera en ella sino la
azucena eucarstica ensoada por l para dormirse en la delectacin
inefable de un ensueo anglico.
Jovita es un esmerilado prisma de palo y topacio, en ella los colores
clidos del rojo estn en sus labios y del amarillo en el encandilado
mbar de su torso de nix, en su rubor hay un carmn anglico que slo
un artista enamorado podra percibir y captar, una sonrisa de Jovita era
un crepsculo auroral y cuando esa sonrisa se cubra nimbaba en las
almas el esplendor de la primavera, en su risa estn los villancicos que
los ngeles cantan cuando estn enamorados, est tambin el sortilegio
que excelsa y subyuga.
Todo fue ofrendado a Jovita, la pompa del trpico a sus pies y aquellas
caras ilusiones de don Eusebio se pusieron de hinojos ante ella para
venerar su belleza sin igual.

En ste portentoso escenario donde no hay ms transicin que la


metamorfosis, se pierden las huellas de la proporcin y de la historia y
comienza el tiempo de la eternidad y el reino del misterio y el mito,
aqu Jovita es como una diana, la ideal virgen de los bosques y la pureza
ms constante del amor, en realidad Jovita debera ser diana, porque
belleza tan encantadora no se encuentra en la realidad sino a travs de
la concepcin artstica.
Y para admirar y amar a Jovita fuera menester tener una naturaleza
potica para gozar debidamente del placer de aquella belleza, nunca se
amar lo suficiente a una beldad tan deslumbradora como aquella de
Jovita. Belleza que anega al corazn, que eclipsa los sentidos y ciega las
facultades.
Y amndola desesperadamente siempre se le amar poco; porque una
gracia tan extraordinaria no ser suficientemente amada sino por santos
y dioses.
Una a una se iba desprendiendo de las prendas de su atuendo y el
resplandor de su desnudez poco a poco iluminaba la estancia, posaba a
la vista su excelsitud y erguida como una estatua de cristal daba a
admirar el tesoro inapreciable de su implacable belleza.. luego en las
flexiones de los movimientos aquel cuerpo de hada o de ngel
mostraban las alhajas de sus primaverales encantos de mujer, y las
manos expertas, milmetro a milmetro recorran por su cuerpo
comprobando los quilates de cada una de aquellas joyas de arte.
Y adems, de la elegante desnudez Jovita tena la lozana de la
juventud, la belleza esplndida de la proporcin y el encanto de una
ternura indefinible, y sobre todo posaba tambin su ensueo, la plcida
ventura de sus ilusiones, el halo de adoracin y admiracin que unga de
pudor aquella desnudez, y la pluma de un poeta como encantada por el
fulgor de tanta maravilla anotara e inventara aquellas prendas con la
emocin del frenes del iniciado, aquellos apuntes guardarn inclumes
un cmulo de lneas iridiscentes para la escultura y otro tanto de color y
meloda para engalanar y exaltar la pintura.
!Que ambrosia de sus senos! , su opulencia se hacan en su cara y eran
ms para el placer de una ensoacin que para saciar en el infinito
deleite, tendida y ululante sobre los edredones azules de la alcoba
pareca un gajo de luna o un cogulo de luz, las Venus o las majas desde
Cabanel a Goya no tuvieron los capullos de las flores que engalanaban
de color y tersidad la urea luminiscencia de la desnudez de Jovita, en
el torso los senos erguidos tenan verberaciones de mbar y en el fondo

de las grciles caderas haban esbozos de arrullos de cuna, cada uno de


sus miembros emitan tal meloda armnica que pareca la sinfona de
Shubert, que una escultura de Fidias o una pintura de Coussin.
El fuego de las pupilas de don Eusebio la transverberaba y el acorde del
ritmo de sus hechizos la tenan transportada en un deliquio paradisial..
sus abrazos grciles y cabalsticos como un dogal de armio o de lirio
enlazaban y galvanizaban su cuerpo traspasndola de embriaguez....y
un salmo lejano acercaba su meloda para orquestar la partitura de
amor que emitan los corazones enlazados.... evadidos del prosasmo
del mundo y transportados a las regiones del ensueo la emocin que
aqul recogimiento brindaba, era algo as como el efluvio de una
plegaria.

Doralisa
El gelogo Morris Scitovsky estudiaba los lavaderos de oro de Maybur,
cuando su esposa conoci a Doralisa en aqul su campamento de
Shindol, Litta, como as la llamaban a aquella excepcional gacela, era
un capullo de diecisis aos, ms linda que las flores del vergel y ms
luminosa que las estrellas, su lejano ancestro europeo se delataba en
aqul su tinte de melancola y nostalgia que hacan de ella una flor
extica.
La campia exhuverante y prvida haba hecho de Litta una mujer
especial, alegre, rebosaba en ella la felicidad; en su voz argentada
haba el trino de las alondras y la ansiedad romntica de las gacelas, en
su cara los tintes de perla y capul le dieron un tono especial y en sus
labios exquisitos afloraba la sonrisa como aurora crepuscular, en los
hoyuelos de las mejillas se perdan las miradas de los admiradores y el
cliz de su boca siempre en ddiva era una incitacin irresistible, el
cuerpo grcil era juncal, en el busto los senos llenos, eran ensoadores
y por los flancos una lnea sensual encenda el deseo haciendo delirar a
los mancebos, pero lo que ms embelleca a Litta no eran tanto sus
formas impecables, sin aquella su alegra natural y fragancia ertica que
haca de ella una odalisca turbadora..
La mujer de Scitovsky que cobijara a Doralisa fue a pasar con ella una
temporada en Cachicadn, en aquellas fuentes termales, Litta conoci a
Csar Vallejo y a Tarnawiesqui, mientras el uno le recitaba endechas el
otro haca tintinear las esterlinas.

En lima en chacra alta, se instalaban los Scitovsky y con ellas Litta, tras
las huellas de aqul astro, Vallejo se instal tambin en la vecindad, el
asedio del uno y la evasiva de la otra mantenan la lrica del romance
hasta que en mayo de 1923 Litta decidi asistir a una festividad de
Shindol, Vallejo se las compuso para emprender la jornada, Demcrito
Brn, amigo de Vallejo y seor feudal de los lares de huarascape y sus
contornos facilit el hospedaje y la movilidad, y el jolgorio en Shindol
fue apotesico y gloriosa la fiesta.
En las noches la luminaria de la cohetera y en el da los paseos en el
campo hacan ensoador y virgiliana la estada romntica y novelesca,
aquella fiesta marc poca y Litta celebridad, la musa popular cant a
sta belleza y la bautiz de nuevo con el nombre de "la heraldos
negros", y en verdad que aquella Litta, tena de los heraldos negros el
encanto melanclico que sublima y anega en una nostalgia metafsica
pero que insta y alienta y "encabrita todas las ansias y todos los
motivos".
Aos ms tarde se cas Litta con un comerciante principal, un seor de
la banca capitalina celebr un trueque con el comerciante, pero Litta se
rebel y repudi a su consorte, la zalamera de Litta tena en ascuas al
vecindario, envuelta en un proceso judicial por celos y rivalidades dej
el lugar y llev su hermosura a otros lares donde su belleza encontr un
altar y su vocacin romntica el escenario ensoado para amar y ser
amada, no antes deslumbr a la justicia.

Don Matas Lara y Espinosa


Llapo fuera clebre en el imperio y prspero en la colonia por sus
valiosos yacimientos minerales, el cinabrio, el cobre y la blenda se
excedan y rebalsaban y el azogue tan preciado para amalgamar el oro
se escurra en hebras plateadas por entre las corrientes y cascadas,
aquella riqueza hizo de Llapo una poblacin notable, los catalanes
monopolizaron el comercio y la actividad social y los andaluces sentaron
tiendas por las campias agoreras de Cajamala Chacolla y Ancos,
mientras que las minas repletaban los morrales el vino de chacolla
acicateaba la fantasa y sustentaba el buen humor.
La riqueza de Llapo se luca en sus casonas elegantes, en la decoracin
de sus templos, en la indumentaria de sus damas y en la reluciente
ornamentacin y tonosura de sus jesuitas, el venerable padre
Eleorobarrutia fuera el ms calificado soldado de toda la compaa, con

la misma facilidad que sus manos de acero domaban los potros cerriles
su verbo suave y flgido avasallaba, era el orculo de la comunidad y el
dolo de las doncellas que conformaban los coros de la iglesia, entre la
avenida del sol y el pasaje Lima est la iglesia del santuario, la Scala
Celi ensoada y el edn real que gozaran los privilegiados que conocan
aquel botn secreto que abra las puertas a los subterrneos que
conducan al monasterio de las monjas, en aqul discreto monasterio
eran recluidas algunas jvenes de calidad por su propia voluntad o por
capricho familiar, estas doncellas languidecan entre la nostalgia y la
melancola o en la evocacin de algn romance que la fatalidad trunc,
para stas desventuradas criaturas el padre Eleorobarrutia era un
cordial pastor: su varona augusta y lozana, su prestigio y celebridad,
les haca estremecer de felicidad.
Doa Angela Carbajal Carhuapoma y su hermana menor Grimaldina que
se hubieran educado en lima reciban consideraciones por su beldad y
riqueza, y cuando estuvieron en el pinculo de aquella su gloriosa
juventud, aquel su noble antecesor don Austroberto fue sentenciado
como traidor a la corona de los reyes de Espaa por haber hecho
protesta viril del maltrato a los aborgenes, aquella sentencia repudiaba
a los Carbajal y condenaba a aquellas sus hermosas hijas a no poder
contraer matrimonio.
Don Matas Lara de Espinosa, noble delegado de su majestad en su visita
de informacin, encontr en el monasterio a las Carbajal, a sus ojos
expertos y a su aficin por lo bello no escap el hallazgo, don Matas
hecho mano a las armas de la elocuencia y a las galas del arte; rezag al
padre Eleorobarrutia con aqul su verbo esmaltado lleno de sugestin y
hechizo y las Carbajal de un edn pasaron a un empreo.
En su recorrido por el callejn de Huaylas las bellsimas hermanas
Carbajal conformaban la comitiva del delegado. Y en aqul escenario
florido, Angela que fuera ms una maga que una doncella de convento
colm el ensueo romntico de aqul bizarro hidalgo, no en vano era
Angela una joya de mbar, de nix o de ncar, algo as tallado en perla
al que los crepsculos del paisaje daban un tinte de nostalgia y una
hermosura de Mona Lisa, en sus labios la perfeccin se haba saciado y
logrado que sus besos transportaran al deleite infinito.
Cuando Angela cumpla en sus faenas especiales de la comitiva se
quedaba Grimaldina con don Matas, era ella un dije escultural, de
mrmol o de alabastro; un lustre de porcelana destellaba en el cutis y
en el pecho egregio los pezones de sus senos eran de guindas jugosas
que los labios de don Matas no alcanzaban agotar, los encantos de

Angela fluan y se irradiaban; los de Grimaldina se encontraban y se


refundan en su mundo interior, sobre los colores de retama de Angela el
sol se derreta y en los tonos azules de Grimaldina la luz cuajaba
abalorios, mientras Angela era la inspiracin del placer de los sentidos,
Grimaldina era el numen del goce espiritual; en los ureos brazos de
Angela se poda soar venturas en los de Grimaldina la ventura era
apotesica y ensoadora, la una era la maravilla de la pintura la otra
era la meloda de la maravilla.
En la ciudad de los reyes don Matas encontr la gestionada cdula real
que revocaba la sentencia de los Carbajal y cas a doa Angela y a doa
Grimaldina con nobles peninsulares que tuvieron la fortuna de disfrutar
de la riqueza como de la belleza de tan preciadas mujeres.

La marina
"ven conmigo embajador
y no tema tu arrogancia"
"adis joven que te llevas hoy
el corazn y el alma"
El dilogo anuda destinos en la multitud alborozada que asiste a admirar
la "conquista de Mxico" en la representacin teatral que se escenifica
con lujo en la festividad patronal de conchucos, la marina es la ms
pura, bella y dulce gacela del lugar, escogida con primor de entre las
ms hermosas y codiciadas damiselas.
Antao aquellas querubes salan de entre las celebridades de los Corts,
Encinas, Quiones o Lara y fueran ms doncellas etreas y vestales
espirituales que integraban el coro religioso, exquisitas y decantadas
bellezas juveniles posteriores fueron el ramillete de donde salan
marinas encantadoras para rendir y subyugar a los mulos de Hernn
Corts,!es un lirio divino o un cisne alado o una meloda azul aquella
primaveral criatura!.
En el rostro todo el esplendor de la belleza, en el torso la majestad y la
omnipotencia de la vida, y tras los tules el espejismo subyugante de la
desnudez y el halo auroral de la turgencia de unos pechos celestiales, es
un juego floral y una justa de elegancias, damas alquitaradas y
caballeros hidalgos idealizan la festividad popular, y ataviada de tules y
armios la "Marina" con donaire real va en la barca con la prestancia de
una princesa palatina, alada la cada del rostro satinado de un carmn
inconsutil de gata rosa, va esparciendo sonrisas y destellos arrobantes.

Boga el barco y recita ella la narracin de la conquista y su voz


almibarada va encendiendo el entusiasmo del inmenso gento que le
sigue, navega como por sobre un mar de multitudes enfervorizadas y
mientras Hernn Corts reverencia a la "Marina" desde su apuesto corcel
los zagales se amotinan ante la barca para disputarse el honor de ser sus
pajes.
"pasajeros valerosos
qu rumores son aquestos
y decidme a que son venidos
con ese rugido de truenos
a estas tierras mexicanas
a causarle asombro o miedo?".
y la palabra elocuente y mgica ora como un himno victorioso o melflua
y melanclica como un suspiro o un lamento, seductora y galana como
el eco de una odalisca...va enajenando a los donceles.. y la "Marina"
lirfora del verso, diva excelsa de la declamacin modula arpegios
inefables, y la palabra dulce y florida se ofrenda como un joyel o como
una bandada de canarios o como perlas de un collar; cristalinas como
las gotas del roco, limpias como una patena, pulcras como un recital de
ateneo y acicaladas de arabescos y filigranas de oro, marfil y diamante,
otras veces esa palabra es caudalosa como un ro de abalorios, es
sensual y vehemente como el trino ergeno de los mirlos o como el
suspiro y la ansiedad de las vrgenes en oracin.
Anita Eugenia y lilia emperatriz fueron marinas de las ms angelicales,
salerosas, bellas y seductoras que realzaban la festividad local, Anita
era la meloda y el verso, Lilia era el verso y la meloda del amor,
esquiva como colibr, Lilia el colibr esquivo de la fantasa, terso de rosa
de el cutis de Anita el de Lilia de lises blancos y de amapolas; el cutis
de Anita reverberaba al sol, en el de Lilia el sol se embelleca......

CAPITULO II

El Diamante Azul de La Bohemia


Fue el ms refinado bohemio de las tertulias yungainas de su tiempo. La
madre fue muy rica y muy bella. Muerta en pleno esplendor qued el hijo
muy tierno y desamparado. Un familiar se ingeni la manera de hacerse

heredero de aquella y Goyo hubo de crecer en medio de privaciones. Se


vio obligado a emigrar.
El rigor de la vida del pobre hizo de l un hombre fuerte. Para ganarse el
sustento pas por muchas ocupaciones hasta llegar a ser barbero. Con
la experiencia y la sabidura de este oficio quiso probar fortuna. Tiempo
despus se present a la casa del familiar que detentaba sus bienes y le
advirti que haba ido resuelto a recuperar el patrimonio materno y que
desde ese instante habase que tenerle como dueo. Y ante la
consternacin del familiar orden a los colonos que le siguieran. As lleg
Juan Gregorio a Huashcao. Ocho das festejaron aqul acontecimiento.
Goyo lleg a ser el dolo de la hacienda. Fueron los campesinos que
compusieron el nombre del amo. Para adelante dej de llamarse Juan
Gregorio para responder al de Goyo. Las fiestas del fundo recuperaron
su celebridad. Todo fue remozado y hasta el rendimiento de las tierras
lograron sus mejores alzas.
La sencillez del campo, la vida sin complicaciones, la inmensidad de los
nevados, la magnificencia de los basamentos del Huascarn que se
asentaba en sus dominios maravillaron a Juan Gregorio. Aqu se entreg
a la ensoacin y a la msica sin ms compaa que Lilia su inseparable
guitarra..
Aqul viejo instrumento familiar que la madre hubiera pulsado en el
pinculo de su belleza era para l no slo una reliquia, sino la fiel amada
que la acompaaba desde su niez. Haba entre l y la guitarra tal
entraamiento que las cuerdas vibraban al slo deseo del mago y como
transidas por un delirio musical volcaban la idea y el sentimiento
poblando el escenario de voces sortlegas. Aquella guitarra era una
persona ms en la familia. En siglos de arpegio haba llegado a tal
sensibilidad que pareca hablar: el eco de la voz era suficiente para
hacerla vibrar. Al lado de ella no se estaba slo.
Aquella guitarra era la gran amada y la sublime pasin de Goyo. Ante ella
se estremeca y senta que su ser se anegaba en arrobamiento de
ternura y sta emocin que se renovaba en cada encuentro le daba una

gentilidad de galn. Era como el encuentro de los enamorados o como la


cita furtiva esperada con ansiedad.
La tomaba en sus brazos con cario y veneracin, como se toma a una
novia. Y la vibracin de aquella guitarra como la fantasa del bardo no
eran sino una sola meloda. El como enajenado y la guitarra como
hechizada eran un slo ser. Y mientras las yemas de los dedos se
posaban como sabios en las cuerdas o corran por los trastes como una
bandada de liblulas los arpegios fluan como sculos y el alma de Goyo
entraba al paroxismo y xtasis.
Jams se supo porque aquella guitarra se llamaba Lilia. Su forma de
mujer es acentuada. La escotadura tiene aquellas lneas ondulantes que
forman la belleza del cuerpo. Festonada y decorada con incrustaciones
de ncar resaltan en ella la abelia, la media luna, la mariposa Apolo y
otros adornos de estilo oriental a base de la flor de lis. En la tapa
posterior dos leones de pie sostienen una lira.
Esta guitarra estuvo en Arabia en una tienda de Tebuk y en las orgas de
los srralos de aquellos ardientes arenales, laud melodas, naci el
poemario ertico del desierto; cautiva en el castillo de Hussiff tuvo
impostaciones de melancola y los arrebatos del mar al estrellarse en
aquella isla. Ben Abul al trmino de la guerra de la liga con la media
luna la llev a Venecia y ah la msica nocturna sobre las aguas
amortiguaron su angustia. Estuvo en la corte de Viena en poder de un
noble espaol y la guitarra se impregn de las nostlgicas del vals;
llevada a Sevilla se contagi de los ritmos alegres de la regin. Invadida
Espaa por Napolen, el Conde de San Donas la llevo al Per, y en su
refugio de Ynac, aquella guitarra orquest el idilio principesco de San
Donas con la marquesa Carlota. A la suerte de los nobles la guitarra se
qued en Huashcao y all la madre de Goyo vivi el mundo maravilloso
de aqul madero. El instrumento prendado de la belleza de su duea
renov su destino romntico y melodram las escenas de gloria y
quebranto de aquella excelsa mujer.
En Huashcao la guitarra en manos de Goyo gust de la meloda csmica,
desde el arrullo del cfiro en las campias hasta el fragor de las
tormentas en la cumbre nevada.

Erudita y legendaria con un caudal de tonos en su repertorio aquella


guitarra es ahora un tesoro de quien escribe estas lneas. Se le dio a
Juan Gregorio como prenda de quien al tomar como esposa a Milushka
no volverla a las tertulias.
Muy poco cumpli el bardo esta promesa. Entre tanto la guitarra est
como en espera. El aire o el eco del menor ruido la hace vibrar y
rememorar.
Juan Gregorio tena una regia apostura y una masculinidad plstica y
musical. La cabeza erguida y el ceo firme, la riqueza de los msculos y
su vehemente expresin le daban una talla de luchador. Era la
concepcin del "David" de Miguel Angel. Es fcil imaginarse la elegancia
con que alternara en la vida social. Era el paradigma de la hidalgua.
En las tabernas no decaa su seoro. En sus manos las copas eran
como clices sagrados que haban de apurarse con reverencia. No
contaba en sus ritos las maneras frvolas; y jams descendi a la
vulgaridad. Manipulaba las botellas y las copas como un artista.
Era el caballero cruzado de las bares y cantinas donde acuda abrevar la
dosis diaria de fantasa que le era menester. Su fortaleza fsica le salv
de las escenas ridculas de los borrachos. Nunca perdi el equilibrio. Fue
el catador ms destacado y tambin el feligrs ms constante del vino.
Con que fruicin escanciaba el tinto y con que elegancia lo brindaba,
pareca que apurara rubes o carbnculos lquidos.
La prdiga naturaleza ha otorgado sus mejores galas a la mujer del
"Callejn de Huaylas". Hermosa como un bouquet de lirios, tiene de la
aurora su tinte rosa y del sol el oro mate de su brillo. La atmsfera le
presta su tersidad y ensoacin y la campia su refinamiento y
elegancia. Esta mujer tiene de lo extraordinario que deslumbra y de lo
bello lo que hace soar. Sencilla como una flor de jazmn o cristalina
como una gota de agua en el nmen de los bardos y el tormento de los
enamorados.

Amar a esta mujer en este edn es gozar del placer de la felicidad; llevar
en el alma la meloda de su afecto, sentir el efluvio de su belleza y el
embrujo de sus caricias, comprobar que la realidad supera a la fantasa y
que el transporte del espritu es un estado natural, es una gracia y un
portento y tambin algo as como un tesoro que habr de enriquecer toda
una existencia.
En la arcaica escultura griega los dioses sonrean: era el atributo de la
divinidad. En la mujer del Callejn de Huaylas no hay sonrisa sin mirada
embelesada, ni mirada enamorada sin sonrisa angelical. Esta sonrisa es
una efusin del ser, la imagen del alma o la sinfona de sus ms ntimos
anhelos. Nada ms bello ni ms delicado que una sonrisa. Quien la da se
sublima, quien la recibe se embriaga de felicidad.
El poder de la sonrisa es aqu inconmensurable. De la msica tiene lo
exquisito y extraordinario del preludio; pero ms que de la msica la
sonrisa tiene aqu en los labios partituras de sculos que ningn ser
humano ha podido instrumentar. De la pintura tiene los tonos de arrebol
que enternecen; pero ms que de la pintura la sonrisa tiene aqu en las
mejillas la sonrosada emocin de una ilusin que ningn pincel ha podido
captar.. De la escultura tiene la pureza emotiva de sus lneas; pero ms
que de la escultura la sonrisa tiene aqu la dulzura enigmtica del
movimiento. De la literatura tiene el poder de la elocuencia; pero ms que
de la literatura la sonrisa tiene el sortilegio de un lenguaje que arrulla y
deleita. Aqu una mirada penetra como un lampo de luz y dice endechas
hasta en los arcanos del alma. Es el coloquio de los ngeles y el verbo
de los dioses. Una mirada y una sonrisa que se cruzan forjan ms
poemas que todos los recursos de la orfebrera literaria.
Aqu en el punto de encuentro de dos miradas las almas comulgan
mientras las sonrisas orquestan himnos nupciales. Aqu la sonrisa es el
boceto de alguna flor que se nos ha abierto en el corazn o la luz de
alguna ilusin que ha despertado en el alma. Aqu el sino del ser est en
una sonrisa: prodigada ella el destino de los corazones esta sellado. Es
que la sonrisa es la balada del ensueo y la entelequia del amor.
La mujer fue en la vida de Goyo una meloda ms o una cancin ms.
Busc en ellas los matices de la belleza; de algunas tom el garbo y la
sonrisa, de otras acaso slo la mirada o la msica de su voz o bien la

dulzura de la fisonoma. Jams supo cuantas fueron sus amadas. De


cada jolgorio sala con dos o ms citas amorosas. Nunca hizo
ostentacin de su fortuna de galn.. Sus amantes le adoraron desde la
veneracin religiosa hasta la idolatra.
Jams acab de amar. Tubo la pasin de Poe. Cada mujer era una
nueva revelacin del arte. Y toda su actitud estaba condicionada por su
euforia ertica. Se trataba de una potencia o una plenitud sensorial que
le daba podero y fuerza. Un rumor rugiente de sexo saturaba su vida.
Algo mtico y legendario que daba a su persona una urea de
sensualidad que trascenda a principios metafsicos: amor y creacin. Es
decir el sentido de la vida para l. Por mucho que sublim su erotismo o
que lo hubiera transpuesto a la metfora o al smbolo aquellas
transfiguraciones dejaban un tono sutil impregnado de suaves
efervescencias que hacan ms penetrante intima la ilusin.
Jams tuvo vaco en el corazn. Vivi siempre amando. No era un
mujeriego, ni buscaba la saciedad: persegua la novedad en la belleza y
en el arte. Era como un afn de perfeccin o una inquietud de encontrar
donde diluirse. Esto es un estado de ascetismo mstico.
Inestable: era su nivel de excelencia. Jams pens amar a ms de una
mujer. Y fue as. Nunca tuvo pasiones simultneas. El cambio era una
cuestin de ritmo para l. Pensaba que una amante era un ser enajenado
por la pasin y tema que al menor contacto con la realidad pudiera
desfigurarse lo que justificaba aqul tacto para poder pasar a tiempo a
otro amor. No es que buscara un arquetipo o que tuviera en la mente la
imagen de una amada imaginaria; no. Cada amada era para l su primer
amor, su nico amor, la mujer excelsa y la dama ideal. Es por eso que
jams lleg al hartazgo.
El amor ilumin su existencia y le dio aquella ansia de eternidad que
llevaba consigo. De aqu que cada uno de sus amores fueran
indisolubles y tambin aquella su secreta gama de nostalgia y de
embriaguez melanclica.
El origen de su amor provena ms de sus emociones espirituales que de
su ansiedad fsica. Amar era para l estar en ensueo.

Ser amado, era algo que rebasaba a toda su ambicin. Era como
figurarse una deidad. Jams supo de donde le vena la ansiedad de su
pasin, menos se detuvo a meditar que aquello no fuera acaso ms que
la consecuencia de aquella tormentosa bsqueda de lo imposible o el
encuentro sin esperanza con la belleza inigualada de su madre.
No era un neurtico; era normal. Aqul su universo rosa y fruicin ertica
le vena como compensacin a la orfandad que le sobrevino a la muerte
de su madre, a la consiguiente falta de cario, a las privaciones y
frustraciones de su niez y a la ausencia de las primeras ilusiones que
abren los horizontes de la vida.
Pese aquello de sus amores eternos y pasiones vitales no fue un esclavo
de ellas, porque el siguiente amor le liberaba enseguida. No es que los
olvidara; no. Algunas veces volvi por el aroma o la gracia de alguna de
sus amadas. Y ste reencuentro le era acto ms dulce.
Jams fue obsceno. Pese al cmulo de sus amoros no cay en la lujuria.
Su honestidad regida ms por principios morales que por
convencionalismos le daba ms prestancia. De aqu su perenclitud y
aqul halo de seduccin que le diera fama. En medio del fuego de la
tentacin tena la suficiente valenta para poner la espada de Tristn
entre su arrogancia de varn en celo y el vehemente arrebato de Afrodita.
Cada nuevo amor le serva para decantar la aficin. En sus brazos la
amada se anegaba en la ensoacin: era ms una meloda que una
carica. Y Goyo como si slo pulsara acordes se entregaba al arrobo
artstico. Por eso aqul su afn de elevar el escenario a regiones
celestiales donde flotar y soar.
Idealiz a la mujer tanto como idealiz al amor. Toda su pasin consista
en adorar ms que en gozar. De ah su metafsica amatoria y aqul
estado de delirio en que vivi. Y su insaciable insatisfaccin no se
colmara con todos los encantos de la tierra, sino ms arriba, all de la
unin de las almas.

Para Goyo el amor no era ms que un destello de la divinidad que una


emocin del hombre, porque estimaba que el que ama est posedo de
un dios y que el amor era una gracia celestial. De otro lado los amores de
Goyo de grado en grado se ennoblecan: eran ya algo as como la
meloda de un ensueo, ms un culto o una devocin religiosa que la
sublimacin de un afecto.
Jams rehuy la lid del amor.. Admiraba a la que desechando prejuicios
le declaraban su amor. No las desilusion . Tuvo para ellas el fervor de
su hidalgua galante y hasta la gentilidad de su admiracin.
Un da Juan Gregorio conoci a Milushka, coronguina de autntico
abolengo conchucano que llegara a Yungay a cambiar de lugar. Cuando
ella cumpli quince aos su cabellera era una llamarada de fuego. Por
mucho que se le sujetara pronto se soltaba y si se le ataba se enroscaba.
Entonces por fuerza tena que estar suelto. En los ojos grises de
Milushka haba tal luminosidad que se dira que eran ascuas vivas. Es
indudable que de all emanaba aqul tono de incendio que alumbraba y
quemaba su extico rostro. El cuerpo delgado, flexible y alto tena
movimientos excntricos y algo as como un ritmo de oda flotaba de su
ser. Era extraordinaria. Pronto hubo de alarmar al pueblo. Como
frecuentemente se quejaba de que al anochecer le arrojaban "cenizas"
tuvimos que vernos precisados a indagar. Efectivamente a las seis o
siete de la tarde comenzaba el asedio. Se exorciz la casa y se tomaron
todas las precauciones del caso. Todo fue en vano. Y cuando alguna vez
Milushka asegur que un ser invisible trat de arrebatarle de la mano de
su madre, nos vimos precisados a cambiarla de lugar.
Tal era Milushka. Algo haba en ella de magia o embrujo. Una flor
clortica a la que un fuego interior haca arder como un incienso. ramos
vecinos de goyo. Y la alta tensin de estos personajes acab unindolos.
El matrimonio no trunc la bohemia del bardo. Milushka al lado de ste
era como una gacela. No pretendi sacar ventajas de esta unin y jams
interfiri en la vocacin romntica de su esposo. Juan Gregorio encontr
en Milushka aqul inefable encanto que brota de la honestidad y
felicidad; y para l, libertino y precario estos sentimientos fueron
cordiales y la revelacin de un mundo superior.

All dej a Milushka como en un templo. No la mezcl en sus amoros. Y


este sibarita encontr una nueva forma de adorarse ms all de la
belleza y del mundo: en la inmortalidad de las ideas de armona y en lo
inefable de los sentimientos de bondad. Sobre estas bases y conceptos
que no se laxan con el hasto ni se enervan con el placer, edific su
hogar. Aquellos cimientos eran de diamantes hecho del carbn de todas
sus pasiones. De aqu en medio del torbellino de sus amantes, vivi en
su esposa el consuelo de su insatisfaccin y el elemento de su vida.
Goyo no perdi su aficin de bardo y msico y en el sustento de su
bohemia acab su patrimonio. La pobreza le dio la ventaja de seleccionar
a sus amigos. Una apretada fila de juglares fieles y sinceros le rodearon
y le hicieron olvidar su ruina. Reabri su barbera y comenz de nuevo su
farndula hasta que su esposa le diera un hijo y otros ms. Entonces
Goyo emigr. Se estableci en Lima y fue el eje de la colonia.
La brega brusca de su actividad diaria hubo de minar su salud y su
muerte sobrevino como el final de una de sus canciones.
La cultura de Juan Gregorio era exquisita. Fruto ms de su intuicin y
prctica que de colegios y academias. Sus maneras tuvieron la
benevolencia y simpata que acerca y contagia; haca plcida su
conversacin y amena su compaa. Por consiguiente sus principios
filosficos tenan que ser sencillos y por fuerza haban de conducirlo al
idealismo. Tena algunos principios familiares para convivir en soledad y
otros para afrontar la vida. Un cortejo de normas sistematicales con cierto
sentido potico.
Humorista y malabarista de la bohemia era dueo de tal libertad espiritual
que se desbordaba en torrentes. Entre la seduccin, las teoras de los
filsofos y la ilusin de sus propias hiptesis prefera correr el riesgo de
stas que mancornarse en aquellas.
No era un fantico de la utopa ni un materialista craso. Le gustaba la
linfa de la realidad para idealizarlo y elevarlo. Le seduca estar a tal altura
espiritual porque pensaba que era mejor flotar.

Lo fugaz de la vida y lo inexorable del tiempo no le inquietaba, ni en nada


afectaba el sentimiento del maana y del porvenir en que viva. Entenda
que la vida era una luz inextinguible que se sostiene con el holocausto
del hombre y que el enfrentamiento de las ideas de vida y muerte era
cuestin de unidad. Jams se desconsol ni desilusion con esta
certidumbre. Por el contrario en los problemas que las contradicciones de
la vida plantean, encontraba razones para creer. No admita la vida como
un aterrador aprendizaje de la muerte, sino como la experiencia donde el
hombre inteligente supera y moldea el mundo.
De aqu que slo el destino de ese holocausto, es decir el estilo de vida,
poda sostener una digna y decorosa existencia y hasta darle el
sentimiento de inmortalidad que informan las nociones del maana y del
porvenir. Entonces lo que importaba era el estilo para gobernar su vida y
no vivir en divorcio con ella. El estilo como un medio y un fin y la rebelin
como una aspiracin y orden a la justicia. Entendido que la rebelin va
hacia la revolucin, es decir hacia la evolucin y el infinito donde
convergen las nociones de msica y amor con toda aquella su gama de
poesa lrica y sortilegio romntico y desde cuya posicin se contempla la
belleza y el arte como valores eternos que se siente y vive.
Y para Goyo, ningn estilo como la bohemia resolva mejor el problema
de vivir. La bohemia como un principio metafsico y una frmula
dialctica: esto es el enfrentamiento al mundo desde un punto de vista
del sentido del buen humor que del trgico. La bohemia ensanch su
fantasa y cre escenarios maravillosos donde una meloda de unidad
gobierna y rehace el mundo sin cesar.
En la orfandad de Juan Gregorio, es donde se encuentra la mstica de su
personalidad. La muerte sbita de la madre en pleno esplendor, la
desesperacin y el dolor del abandono al comienzo de la vida, el mito de
la hermosura de aquella mujer, fueron impresiones tan hondas que jams
se apartaron de su mente. Amor, belleza y muerte, una mixtura diablica
o un satnico licor para alocar o desesperar a la humanidad. Fueron
tambin las primeras emociones que lo llevaron a las tabernas a sumirse
en la embriaguez. Para adelante el vino habra de ser su sustento y
tambin el elemento de su regeneracin y salvacin.

El vino calmaba su ansiedad y le produca el goce de gustar y sentir el


placer para luego evadirse en el transporte del alma. Y alli en aqul
mundo de ensueos era feliz. Su fantasa se enriqueca y su vena
bohemia cobraba un lirismo desbordante. Acaso fuera ilgico, en este
estado de embriaguez sostener que hubiera conseguido un estado de
imperturbabilidad y ataraxia es decir un placer natural que hubiera sido la
base de aquellas sus teoras de convivencia regidas por la armona que
por la autoridad.
En la taberna encontr una comunidad de seres desgraciados a los que
capitane y dio luces para no degradarse. Cre una mstica y deline una
liturgia. Sostena que beber y embriagarse era una primicia de escogidos
que lograban a travs de los vapores del licor remontarse purificados a
mansiones ednicas donde una visin de ensueos anegaba el alma y el
corazn en deliquios inefables. Tal era la taberna para Goyo. Que vale
ms deca como Omar Khayyam, hacer examen de conciencia sentado
en una taberna o posternarse en una mezquita con el alma ausente?
Jams se supo si del vino pas a la mujer o fue a la inversa. Menos si la
msica le impuls en el arrebato del tono al arrebato de la embriaguez o
que la embriaguez hubiera influido en el refinamiento de los acordes y en
aquella meloda etrea en que vivi envuelto el trovador. Y como Omar
Khayyam, su maestro favorito, trato de buscar la verdad en el fondo de
los placeres de la vida, a travs del vino, de la mujer y la msica. De aqu
su esttica epicuriana, sus hbitos a lo Aristfanes o Lucrecio, su
propensin al placer de los sentidos y al goce de la vida, su refinamiento
en el amor, sus postulados ticos y aqul su platonismo y estoicismo
mental y tambin su prestancia de Petronio.
Y aqul fabulador y soador se hunda en la molicie como en un
soliloquio meldico. Su despertar a la realidad era su nostalgia diaria y su
melancola temperamental que hicieran de l "el diamante azul de la
bohemia". Ah encontr a Herclito y con l supo todo lo que fluye se va y
lo que queda es la pena o el recuerdo o la ilusin del ser.
As lleg a esa tormentosa mstica amatoria, a aqul estado de
mistificacin a aquella sed de embriaguez que lo llevaron a ser un
gimnosofista calificado y un bohemio de raro engarce con el pantesmo y
ascetismo indio. Aqu le asisti otro de sus maestros predilectos,

Rabindranath Tagore, artfice de la armona universal y poeta de las


bellezas de la naturaleza que cautivara al bardo. Y que con Omar
Kayyam hicieron de l un iniciado. No avanz ms. Le bast y le colm
con creces la potica tagoriana. Y rastreando a Omar se remont hasta
Saadissy, talladores y cinceladores del verso iranio. Ah se qued por
satisfaccin y por conviccin y por haber encontrado tal similitud con su
mstica andina de indio de una sumisin rebelde y de una serenidad
olmpica de dios.
Es de estos contactos que le vino el gusto oriental. Encontr los nombres
para sus hijos Jashi, Rabrindanat y Milushka.
Su vocacin artstica se revel en la msica. Guitarrista eximio arranc al
instrumento las armonas ms arrobadoras, cant con ella el recuerdo de
la madre, aquella belleza esplndida que deslumbrara a las generaciones
que tuvieron la suerte de admirarla.
Cant su melancola y su anhelo, su pena y su gozo, al paisaje que le
ofreca su escenario y a la mujer que le brindaba su belleza. As hizo
aflorar en l al msico y al poeta nativo que llevaba en su naturaleza,.
Los maestros Cordero y Ramos, celebridades de aqul conjunto,
trasportaban al pentagrama las creaciones meldicas del bardo.
Improvisador jocundo, payador y fantaseador, elegante caballero y
ensalmador, experto en requiebros, gorjeador de piropos, zalamero y
admirador devast la jerga de ventorrillo y la irona de las coplas de
cafetn por ofrecer endechas sutiles y villancicos arrobadores. Vencedor
de todas las justas, no tuvo rival. El mismo Mister Flaco, ilustre bardo
caracino lo tena por maestro. Su produccin, acaso sin saberlo tena
mucho de simbolismo y expresionismo. Influido por las quenas y las
antaras, por los huaicos y las heladas, por la belleza del paisaje y de la
mujer sus sensaciones fueron ms tctiles y su estilo ms plstico que
conceptual. Sus personajes fueron reales, pero dando a unos un sabor
ficticio y siendo casi siempre l mismo el protagonista de todas sus
creaciones. Romntico hasta el decadentismo y bohemio por naturaleza
en su musa del vino, la mujer y la msica que fueron los ingredientes
primordiales.

Pero su obra maestra fue sin duda la serenata. Original y deslumbrador


con un atuendo de ocasin y con un squito distinguido se acomodaba al
pie de un balcn o de una ventana para ofrendar sus epigramas sutiles y
sus duchsimas melodas.. Escenogrfico, su cuerpo era algo as como la
stima cuerda de Lilia, su guitarra, vibraba tanto o ms, se convulsionaba
en la efusin musical, era una lira de acordes maravillosos. Mientras el
timbre de su voz y la msica de su instrumento hendan el espacio y
despabilaban el sueo de las doncellas, senta que su cuerpo se
transmutaba. Sus manos enfervorizadas estaban prendidas en "Lilia" y
con una habilidad genial la pulsaba ora tierna y suave como si algo
desfalleciera, ora arrebatada y violenta como si algo habra de estallar.
Era una pirotcnica musical. Los sonidos ascendan como ascuas de rub
o como alboradas de aurora, como lluvias de rosas o como bandadas de
mirlos. La voz golosa y profunda era alucinante; sus impostaciones
arrobaban y consternaba sus falsetes traviesos y jocundos.
Para stas serenatas tena el esmero de elegir las canciones y la msica
apropiada, acicalaba la voz, pula las cadas y saba edulcararlas de
tonos dulces y tonos sortlegos. Entonces su vena lrica estallaba en
himnos o sonrisas, en penas o llantos que haca estremecer al auditorio y
transfigurar al bardo. Goyo no era ya sino una cuerda en vibracin o un
ser enajenado. Y la meloda que brotaba iba saturando el escenario,
contagiando su dulzura y rindiendo a las doncellas en un sueo anglico.
Otras veces la ronda nocturna recalaba al pie del cementerio. El campo
santo que se levanta como una pirmide ofrece plataformas concntricas
donde las hileras de nichos y mausoleos son un portento arquitectural.
En el da es imponente y en la noche es solemne. Al pie de aquella verja
de hierro y al frente de aquella fra escalinata de granito pulido la voz de
Juan Gregorio desgarraba al alma y destrozaba al corazn. La msica
aflictiva recorra todos los resortes del dolor, era una elega lacertante en
el que la angustia y la desesperacin parecan rezumar la tragedia y la
desolacin del hurfano y el sentimiento de los hombres tocados por el
recuerdo de los seres perdidos. En aquella soledad donde el silencio
tiene una mstica y el escenario en las noches es mgico, la oracin
musical del bardo era un lamento de dolor y tambin un reclamo al
destino cruel que ceg a la madre querida. Y mientras la meloda era
cada vez ms dolorida, musitaba voces sortlegas en la esperanza de ver
surgir la figura querida y emita exhalaciones en que pareca escaparse
el alma para ir al encuentro del ser invocado

Juan Gregorio no conoci modelos y no trat de imitar a nadie .Ignor la


sintaxis gramatical y la mtrica potica, por lo que su produccin es ms
un material en bruto. As su estilo perdulario y su despreocupacin
literaria, sin escuelas y sin istmos, de aqu tambin su sencillez lrica, tan
clara y tenue que no admiti artificio alguno. Sus composiciones por
consiguiente tenan que estar exentas de escuelas y alambicamientos.
Todo se reduca a una perspectiva de asonancias y metforas que
giraban en torno de un ritmo interno que le franqueaba el metro libre; y
en cuanto a la medida le bastaba someterlo a la prueba de la
respiracin.. De otra manera no habra podido expresar su fantasa. Sus
recursos semnticos fueron tambin sencillos, ms parecan el aura que
circunda el paisaje, de ah sus figuras en verde o azul, su redundancia de
cfiro, su rutilante brillantez de sol o nieve, su profundidad de cima o
cumbre, su vaporicidad y evanescencia de nube, su palabrera de juglar y
hasta sus mariposeantes licencias de bohemio.
Su apetencia de absoluto y de unidad form en l aquella talla del
hombre absurdo y rebelde, y consecuentemente hubo de incursionar por
el anarquismo literario.
De aqu su estilo insurgente sin control de las escuelas o de la moral y de
la razn de clase; atento slo a aquella maravillosa armona de las
imgenes y las cosas del comps del automatismo psquico que llevara a
Andr Bretn enarbolar la bandera de los "campos magnticos
surrealistas" para afirmar el dominio de la experiencia de la vida interior.
Su rima era iscrona. Por consecuencia antittica y por el fondo de
contrapunto de la plstica y no por originalidad haba a distancias una
consonancia de tonos para animar el movimiento que para hacer
armona de voces. Le habra resultado ingrata la tarea de adocenar
vocablos para ajustar consonancias, puntos y medidas.
Le bastaba un elemento premonitor para llevar el comps de una frase o
de un perodo. Por lo dems su ritmo era algo as como la mtrica de la
geometra de las plantas o como el concierto de tono en el calor de las
flores o como el ritmo del trino de las aves en su canto a la aurora. La
meloda y el placer resultante a ms cuestin de un juego de cadencias y

pausas de las unidades rtmicas y de la musicalidad interna en funcin de


la emocin.
Se advierte tambin en la composicin del bardo la prevalencia de las
ideas verbales y el uso de palabras poco definidas engarzadas en una
sintaxis y cuajada de elipses. La presencia de ideas en crculo de
idntico sentido, el tono inspirado e irregular, ora intenso o leve, el
colorido chilln, severo o tono, sus vehementes claro oscuros, el
misterio o tenebrosidad de su dicroismo, sus cadas o suspensos, su
soltura irreal o tirantez estudiada o espontnea estn mostrando no al
escritor erudito sino al juglar del pueblo.
Tal el estilo llano o enmaraado en el que los tesoros literarios se
desperdician o no se aprovechan bien en el que lo natural est por
encima del dibujo y pulimento. Por el contrario se notaba en su estilo
algn esfuerzo disimulado. Su falta de conocimiento lo expona a buscar
de los eptetos y posicin retrica.
Y sin cultura suficiente para escribir y atenido slo a la idea de que la
composicin es libre y no patrimonio privado de doctos se permiti
ensayar apuntes con las brozas que los literatos arrojan a los canastos.
Pordiosero, mendigando migajas de color en los crepsculos, recogiendo
brumas de tono en las puertas de las filarmnicas y hurgando figuras y
ritmos en los desechos que los ateneos arrojan, Juan Gregorio ha
querido alentar al pueblo o a aquella masa ignota, sin nocin de sintaxis
desamparada de maestros y bibliotecas a expresarse como es, libre, sin
eufemismos y con toda aquella pobreza que da el abandono. En vez de
hallar la elegante pulcritud del artista de escuela, se encuentra slo la
composicin rada del hombre del pueblo y en vez de la pluma florida la
mano ruda y encallecida del obrero
As pues las composiciones de Goyo, "El Diamante Azul de la Bohemia",
como lo llamaban, fueron estilizadas para serenatas o acomodadas para
la juerga. Si sufrieron mutilaciones o transposiciones, adquirieron
fisonoma especial al entrar al folklore. Toca a los exegetas de Goyo
hacer la exposicin sistemtica de sus conciertos ms ntimos de cantor
y msico..........

CAPITULO III

Un Beso en los Andes


A Valerie Coimbra

Entre los resquicios de las cumbres de Ancash Juan Gregorio, lee en los
surcos de los campos que cultiva y ausculta en las entraas de las minas que
orada. Sus antepasados aguerridos caudillos de la Revolucin Francesa llegaron al
Per expulsados por el golpe de Estado del 18 Brumario de 1789. Los Andes le
ofrecieron una plataforma inconmensurable a la tea libertaria de sus ideales.
Rebeldes a la domesticidad jams descendieron de su orgulloso retiro. Juan
Gregorio, ultimo sobreviviente de esta raza indmita tenia forzosamente que vivir
un destino agitado; el pasado heroico y mrtir, el ambiente soberbio y hosco tenan
que hacer su obra.
La fibra de las almas grandes viene de muy lejos y va muy all, por eso
sienten ms intensamente la vida y quieren vivir ms. En Juan Gregorio la vida se
ha radicado como una vehemencia angustiosa y la montaa ha impreso su carcter
hurao y contemplativo. De aqu su curiosidad insatisfecha, su actitud mstica y su
agitada inquietud espiritual. En torno suyo el elemento humano se ha estado
evadiendo y en su escenario ha repercutido solo el eco de la piedra y de la
naturaleza. Los sinfines ilimitados del horizonte despertaron en su fantasa un
anhelo casi morboso de lejanas y de ensueos. Este aguilucho hecho para habitar
los riscos ms abstractos y elevados del pensamiento viva hasta hace poco una
intensa vida imaginativa, interrogando diariamente a la naturaleza y buscando a los
hombres en el fondo de su alma. Vencido por la tortura introspectiva del anlisis se
iba consumiendo una efusin mstica hasta que un da su afn de infinito le llev a
tentar horizontes nuevos por el valle del Santa. Las magnficas partituras
meldicas del ro urgieron su curiosidad y ansi conocer los esteros y las playas
donde la msica del ro acaso meciera sus ondas armnicas en estancias ednicas
y auditorios embelezados. Y conoci paisajes adorables, panoramas
magnificentes, estampas floridas, verdaderos nidos del ensueo y de la pasin. En
los poblados risueos sinti hlitos y exhalaciones extraas a su ser; una rara
aficin social le acometi y dio a su figura huraa el placer de recorrer por los
rancios salones en una inadvertida pulcritud de modales. Sorprendido ante este
nuevo aspecto de su vida y embriagado en sus formas se dio la satisfaccin de
conocer aquellas urbes y estudiar aquella sociedad compleja en cuyo seno
presenta latir no se que extraos mirajes de felicidad. Despus de haber recorrido
todo el valle y ascendido a las entraas de donde brota el ro, busc para su
albergue las faldas de la montaa ms alta e impoluta. La cumbre gigantesca y el
ro sensorial le sirvieron de mentores. La Mirada avizora del uno y la experiencia

cosmopolita del otro no le fueron recursos de poca estima. Y en sus incursiones el


valle jams apart la vista de sus mulos: El Huascarn y El Santa .
De nio y a travs de sus lecturas de la historia haba soado con ser military;
Bolivar, Salaverry y Castilla le incitaban a ello. Tal aficin creci al penetrar la
aventurera vida nacional y considerar la inquieta y luchadora vida militar. Esta
vocacin nacida del sentimiento y cario a la patria habra prosperado si Juan
Gregorio ni hubiera estimado que el culto a la patria se rinde no solo en las filas del
sacerdocio sino tambin en las del apostolado civil, en cuyos ms bastos
horizontes era menester infiltrar el verdadero amor, nutrido del sentimiento telrico
de la tierra, animado de sus posibilidades y afanoso de una fisonoma y
personalidad. Para inquietud semejante no eran a propsito los severos marcos de
la actividad militar, por lo que tent otros planos en que su concepto cvico, la
amplitud que da la libertad decidi servir a su patria dndose a ellos con un fervor
de humanista, estudiando al ciudadano en su plena actividad funcional,
robusteciendo el sentimiento del honor, de la responsabilidad y de la vitalidad y,
abrigando la esperanza de que la divulgacin de la verdad y del derecho habran de
redimir a la sociedad de la arbitrariedad y violencia. En este aspecto de su vida
Juan Gregorio se ampar al clima efusivo y romntico de los maestros del
renacimiento: Erasmo, Lus Vives y Montaigne y, recorri el panorama de las
doctrinas de Wunt, Claudio Bernad, Freud, Adler, Bardiaeff, Yung, Spencer y Carrel.
A travs de la filosofa haba Juan Gregorio conocido al hombre y a la sola
fuerza lgica de los principios filogenticos y teleolgicos haba pensado en el
hombre abstracto, en el tipo de hombre universal y clsico, sincero y franco
consigo y con los dems, altruista y magnnimo. El hombre natural de la selva
cohibido por la soledad y el hombre civilizado de la urbe deformado, cambiaron su
apreciacin y concepto de l.
A travs de la caracterologa y sociologa advirti curiosas modalidades de la
naturaleza del hombre y tuvo que hacer frente en el ambiente social en que viva a
tipos seudo excntricos o inverosmilmente naturales, a seres forzadamente
racionales o convencionalmente informales, a pulqurrimos insoportables y a
estrafalarios encantadores, a una suerte de tipos deliberadamente exticos o
vulgares, paradjicamente satricos o humoristas, supremamente ridculos o
trgicamente severos o festivos. En este comercio difcil de los hombres tuvo que
librar cruentas batallas. La cumbre y el ro fueron sus maestros de estrategia y
mediante ellos se arm de una personalidad social y aprendi el tesoro de su
verdadera personalidad y, emprendi la obligada lucha diaria oponiendo a la necia
vulgaridad del medio su estilizada indiferencia mezclada de grandeza y
magnanimidad y dando a soportar a aquellos seres mancornados a la vanidad y el

orgullo su olvido absoluto y olmpico de ellos. En las contadas treguas de estas


luchas Juan Gregorio se dio al amor y gust como aquellos generales romanos
llevar en su carro de victoria los encantos de una mujer, no slo para orgullo suyo
y reposo de su alma, sino, sobre todo, para renovarse en la emocin esttica que
aqul sentimiento importa y entregarse a la tarea grata de forjar un amor limpio y
puro con los elementos ms caros del arte y con las ilusiones ms tiernas del
amor.
Una caravana alegre de excursionistas irrumpa la estancia de Juan Gregorio;
la graciosa algaraba de las muchachas, sus bellezas tiernas e inquietantes
pusieron sobre la severidad del poblado una nota de encanto y sugestin. A la
cabeza del grupo colonial estaba una joven profesora. A su belleza natural y sus
modales acadmicos se aunaba la emocin de la felicidad y del entusiasmo. Un
secreto capricho o un afn oculto de nuevos horizontes alentaban a aquella joven
profesora, en quien la belleza de su persona cobraba relieves insospechados ente
la expresin de su belleza espiritual. Su diccin clsica y sus movimientos
elegantes advertan a la mujer pulcra, burilada en los ateneos y academias
universitarias. No se respetaba en aquella mujer hermosa el empeo que prima en
la mujer intelecta de lucir sus dotes espirituales con olvido de su belleza fsica. Una
justa proporcin o un maravilloso equilibrio entre ambas dotes hacan de esta
mujer algo excepcional, un ser capaz de empear toda la ambicin y de acicatear
toda la codicia.
Para Juan Gregorio no era extraa la mujer, pero le interesaba el tipo de la
mujer algo intelecta, aqul exquisito problema hecha de fascinacin y misterio de
flor de limo y perfumes mentales. Acostumbrado a la ley de la montaa ote el
hallazgo y la quiso para si. La naci para la aureola de sus ilusiones y la
satisfaccin de sus anhelos de romance. El mismo da y con ocasin de un gape a
las visitants puso sitio a la plaza e impuso su rendicin con aquella brava osada
del ande, sin ms recursos que la del espejismo y la mgia que ponen los seres en
el estado natural. Milushka atosigada con los protocolos, maravillada con los
formulismos cnones sociales, deshumanizada a fuerza de fantsticas utopas
despert el contacto de aquella recia naturaleza, casi primitiva de Juan Gregorio y
repar en los frutos maduros de la montaa una belleza insospechada, campos
bastos de observacin y enseanza, no advertidos claramente desde el gabinete o
los cubiles de la elucubracin.
Magnificados por el escenario y el paisaje ms excelso y grandlocuo del valle
despert el alma sensitiva y nostlgica de Milushka y se estremeci el espritu
sereno y cabiloso de Juan Gregorio. Milushka repar en Juan Gregorio un filn de
oro legtimo y acometi con denuedo aquella veta casi virgen. Ante los primeros

signos de esta pasin temblaron estas almas como flores que sacudidas por un
vendaval tocan sus corolas en raros estremecimientos de placer y de dicha. Y
surgi el amor en aquellos dos seres en el que vibraba en el corazn del uno la lira
de un poeta y se agitaba en el cerebro del otro las alas de un filsofo. Floreci el
amor como en un bello jardn de ensueos. Al contacto de estas dos almas se
ensancharon los horizontes del mundo. Y el idilio marc un evo en los Andes.
Desde entonces un rub fulgente puso tinte de aurora sobre el torso ambarino de
las cumbres. El romance teji primero un poema de tonalidades suaves de acuarela
con claridades de aurora y penumbras de noche estrellada; ms tarde puso sobre
el cuadro brochazos rojos, tintes violetas, bermellones oscuros vencidos de
pasin. Milushka, sabia en el amor, se dio al amante con la misma conciencia
placentera conque se abre la corola de una flor o la caricia solar; Juan Gregorio
enamorado de la belleza extica y enervante de la amada se entreg como un ngel
a la caricia de un ensueo inefable. Sus almas se sumergieron en los mirajes de
una ilusin de dulce fascinacin con tanta fruicin que los ms ardientes placeres
de la lujuria carnal se adormecieron.
Aport Milushka a esta pasin el abolengo romntico de sus antepasados,
refinado hasta la espiritualidad, con pleno dominio del placer hasta el pensamiento
y la mistificacin. Su belleza nostlgica tena todo el primor y encanto de las
formas estilizadas captadas en horas de adoracin por las pupilas febricitantes de
su ancestro galante. En la armona floreciente de su cuerpo, en cuyas lneas de luz
pona irisaciones mgicas haba flexiones crepitantes llenas de estremecimiento de
pasin. En su mirar suave y tierno, avasallador y encandilado haba el efluvio de no
s que lejanos vrtigos. Una luz urea emanaba de aquellas pupilas de cuarzo gris,
dorman en el fondo de ella los fulgores de todas las auroras y celajes ms tenues
de medio da. En sus labios extraordinariamente sensitivos y deliciosamente
encarnados floreci la sonrisa enigmtica con un sabor de aejas efusiones
idlicas, incitantes de las ms atrevidas e inverosmiles locuras. En el cuello
estatuario y en el pecho opulento no se que ocultas y antiguas ansiedades se
consuman como el fuego lento y expirante de los incendios en los viejos
pebeteros orientales. El resplandor mgico y turbador que emanaba de todo su ser
estaba denunciando el encanto quintaesenciado y la belleza refinada e impecable a
travs de rancias galanteras blasonadas de su nobleza. En sus antepasados se
contaba un principio de la sangre real de los Canchas que urdieron la leyenda
romntica de Shanoc y Humaraya en las estribaciones del Norte andino. Sus ms
prximos ascendientes evacuaron la montaa y llegaron a las playas del Santa,
donde la msica del ro y las melodas de las lagunas se estrechaban y reclamaban
en una fuerza telrica irresistible. Y al pie de las ondas armnicas de Cjup
acamparon impvidos de admiracin y emocin. Fruto de un verdadero amor,
cristalizacin de una pasin romntica efectiva advino Milushka excelsa, optima y

primorosa Su infancia surgi entre las alburas y celajes de pureza. Creci como
una flor mstica, austera y sensitiva y, floreci con el encanto de una rosa monacal
y la gravedad bella de una vestal misteriosa y neurtica. Y con esa voz de rosa
blanca y pura de las vrgenes llenas de msica de flauta y de dulzuras de arrebol
daba la impresin de que al hablar brotaran de sus labios corolas de flores y
volaran de su pecho torcaces procelarias
Yo no s que afn de vuelo tenan aquellos labios rojos y temblorosos en los
que se esconda el secreto de las alas del cndor y la habilidad de los de una garza.
Daban en su actitud iconogrfica la impresin de posar para viajes largos, hacia
colmenares lejanos y exticos. Jams se desplegaron aquellos labios sin una
ternura lilial y sus movimientos tuvieron la elegancia majestuosa del vuelo de las
guilas, la pulcritud alba y seorial de las palomas, la sutilidad estilizada de las
golondrinas. Labios hmedos y sensitivos donde el beso enamorado encendi
luminarias con las alas de cantridas y ptalos de amapola, tenan la rara sugestin
de postrar ensueos y levantar ilusiones y un dulce imperio de mandar adorarlos y
seguirlos sin discernimiento. Labios excelsos, prodigiosos en la ddiva y sabios
en la caricia. Jams el hasto o la languidez turbaron su serenidad victoriosa. Como
dos ascuas rojas iluminaron el fuego de la pasin y alentaron como heraldos en las
lides ms fragorosas del idilio.
La gracia augusta de una ligera curva pona sobre la nariz aguilea de Milushka
el prestigio de toda una clebre historia de amor y el sello de una raza dominadora.
Daba que soar en la corte galante de los Borbones y pensar en la arrogancia
lbrica de las guilas. Bajo aquellos arcos de acusada sensualidad las bvedas
nasales se henchan voluptuosamente, se plegaban vehementes de lujuria. Las
tupidas y largas pestaas de los ojos daban a aquella nariz algo as como la fuerza
de alas poderosas que empujaran una quilla de marfil en un ocano irdico.
Persuasiva y sensitiva, refinada en la astucia, hecha para la deleccin del olfato y
saborear el perfume de las flores ms fragantes y sutiles y, transmutar en esencias
los cuerpos ms adorados no escapaba su anhelo ni el aroma tenue de la
inocencia, ni el vaho enervante y fatal de la pasin.
Esta mujer excelsa hecha para el arrobo del amor anglico y las glorias de la
pasin tembl ante la vista de la personalidad casi salvaje de Juan Gregorio; se dio
a gustar este nuevo fruto extico, a enriquecer sus arcas con el oro nativo del
amante fil y rendida. Generosa y soadora por estirpe escanci en los labios del
amado filtros aejos, sumos efervescentes, esencias antiguas que le venan de sus
estancias lejanas y fabulosas y, dio a probar las ms nuevas e ingeniosas mixturas
espumantes y ambaradas, extraamente novedosas y tentadoras.

Juan Gregorio se sumergi en la ronda apacible del afecto sintindose


desfallecer de felicidad en la caricia y viendo filtrarse en su alma el fuego
hechizado de las pupilas de la amante tierna e inocente como el nuevo reflejo de
una perla virgen o el fulgor sereno de una joya noble.
Los amantes se entregaron a un vrtigo pasional, frentico y avasallador. Y no
obstante lo romntico del lance no delinearon un programa, tentaron los ritos de
los cdigos del amor oriental, apuraron las formulas estilizadas y caballerescas del
medio evo, saborearon la encendida fe y delicado gusto del renacimiento, llegaron
a las lindes y trminos de la pasin burguesa, pomposa y seorial y se almibararon
en las anchas playas del amor proletario, soador, libre y aventurero.
El trato cordial cobr contornos grandlocuos. Los ms insignificantes
episodios de este amor fueron magnificados por el porte dechado y gentil de Juan
Gregorio y por la pulcra y delicada emocin de Milushka. Ninguna caricia fue
solicitada por derecho, ninguna fue concedida por deber, conquistada con la ms
tierna y exquisita manera se dio la ofrenda en original regalo, en obsequio
suntuoso y acrecedor. Los amantes lograron dar a su pasin el encanto y el
hechizo del primer da de amor. Se amaban como si recin empezaran a hacerlo,
abundaban en tan sutiles y distinguidos cumplidos que era difcil reparar quien de
los dos era el requerido. Se adelantaban con soltura y garbo a satisfacerse los ms
exigentes caprichos, se adivinaban los deseos ms recnditos. En sus plticas
espaciosas y barrocas discernan sobre el amor, filosofaban sobre la felicidad y
rastreaban la ilusin hasta en sus ms extraos y lejanos mirajes. La filosofa y la
poesa se humanizaban en aqul solaz devaneo, la idea bsica del uno y la nota
armnica del otro ponan concierto y alcanzaban orquestar aqul amor en extraas
modalidades, en notas mgicas, en fantasas sortlegas.
Haba en aquel amor no se que rara conciencia de felicidad y el encanto secreto
de vivir una aventura.
Como en aquellas peras Wagnerianas el caldern o el silencio elevan la majestad
de la obra, as como aquellos amantes despus de largos y frenticos efluvios
entrenaban perodos ascticos, casi msticos en cuyas partituras la nostalgia y la
melancola primero, los bros de la juventud y las ansias de la pasin despus
acicateaban la emocin en una rara meloda de sonatas de amor. En estos
perodos, verdaderas treguas de las campaas de amor, los amantes se entregaban
al campo en un abandono de dulce emocin eglgica, en un afn de renuevo y
purificacin. Esta inmersin en la pura linfa de la naturaleza difuminaba los fondos
pardos de la pasin romntica con pinceladas claras, con tonos especulares,
suaves y ligeros.

En los intervalos de aqul amor los amantes se entregaban a la lectura, pasin


favorita de ambos y se escriban cartas elegantes y floridas, verdaderas epstolas
del amor en que escanciaban el alma embriagada y volcaban los filtros del corazn.
Con una secreta maestra pulsaban la lira del silencio arrancando de aqul arpegio
notas de verdadera uncin amorosa y haciendo brotar con ella el amor ms puro y
encendido no alcanzado sino otrora por Filis y Demofoon, por Ulises y Penlope,
por Leodemia y Protesilas en aquellas largas ausencias en que las amadas se
abrazaban en el fuego de la fe y la constancia, de la pasin y ansias entraables.
A la manera de Castor y Polux, de Pilades y Herminaina, de Febo y Palas amaron
con pureza y castidad y apuraron su pasin con tanto frenes ora en el magnfico
paisaje de la naturaleza como Dafnis y Cle o en el trfago de las urbes indiferentes
como Des Grieux y Mann.
El ambiente y la pasin estaban transformando la personalidad de los amantes
en un nuevo ser. Milushka inconcientemente se adapta, se disolva en l como un
perfume y tenia escorzos de esclava, resabios de eco y tintes de sombra del
hombre a quien se entregaba en un vrtigo de ventura e interrogacin. Esta
dependencia le rebajaba a un nivel de encantos ensoados y le hacia gozar y sufrir
las tormentas del celo y las torturas de la duda. En sus horas de reflexin pretenda
rebelarse y entonces senta en su alma luchar los resabios burgueses con la
ilusin moderna y le sublevaba esta inquietud al punto que le adverta, le
aguijoneaba los resquemores de retaguardia y le sublevaba esta inquietud al punto
que le advena cierto tono de melancola y contradiccin femenina como en aquella
Elena de Yuchkevitch, en Salida del Circo.
Mujer moderna forjada en la soledad y hecha para las grandes batallas de
reivindicacin femenina, estimaba el matrimonio a una cadena enmohecida que
haba que reformar y dar vida. El amor no era tampoco su objetivo, slo una
aventura en cuya etapa o lucha se afana as misma, por descubrir su personalidad
kantiana del amor, amaba por principio y artista por naturaleza hacia del amor una
obra de arte bastante para embellecer la vida y dar al alma el acicate de la ilusin. Y
haba que ver la orga voluptuosa y emocional que pona en juego en estos arrestos
de mujer belicosa, simulando algunas veces el tipo de mujer feudal solo para
acrecentar la intrepidez, la bravura y tenacidad del amante y gozar el placer del
xito de sus encantos de joven, almibarados con los halagos del refinamiento de
su temperamento artstico. Despus de estos largos periodos de embrujo y hechizo
Milushka se abra paso con el mismo espritu denodado de Josefa, herona de la
mujer moderna en Trabajo de Ysle Frapn y por encima de su amor se entregaba
al ejercicio de su profesin con igual pasin que Lansolevo de Colette Yvert en

Primicias de la Ciencia. Rendida pero no desengaada del trabajo volvia


Milushka a los aleros de su nido de amor con una ansiedad y vocacin de amante
moderna en quien la dulzura del amor, la ternura del trato exigen una
correspondencia democrtica y como aquella Ada d Emble, de un cuento de
Pitigrille, hua de lo legendario y maravilloso, de lo protocolario y estilizado del
amor al cario sincero, natural, franco, sin remilgos ni ditirambos, con una sed de
emociones frescas, claras especulares se entregaban a la aventura del amor
esperando slo la cordial comprensin y el fruto sano del afecto en los que su
libertad y personalidad no sufrieran el despotismo y la tirana del amante.
Tipo de mujer distinta a las de Turguenev y Chejov desarrollaba un programa de
accin en la ctedra, en los clubes literarios y sociales y hasta en los crculos
religiosos. Su belleza honda y firme provocaba respeto y admiracin mezclado del
temor de aquella desconfianza poblana de los centros poco acostumbrados a las
luchas de clase. Las mismas asociaciones religiosas se extraaban de su
exaltacin y acaso sospechaban y desconfiaban que aquella alma atormentada por
la inquietude de la duda llegara a los altares no slo a buscar la paz sino
entregarse al misticismo religioso en su ansiedad de nuevas fuentes de placer y
refinamiento.
Sin apercibirse de la fuerza ponderosa de fascinacin, su persona se daba al
amante y a la sociedad con un altruismo heroico digna de una mrtir o de una
herona. Como aquella Diana Wassilko de Emil Ludwing espoleaba la ambicin de
su amante, le provocaba grandes estmulos, daba animo para desarrollar las
facultades, lograba poner en el espritu los acicates de la emulacin, la tentacin de
la grandeza y la voluptuosidad del xito. Con que placer se informaba del progreso
de su obra y con que secreto comedimiento volva atenazar el espritu, armarlo de
osada y valor para la lucha. Su orgullo de mujer y su ambicin de amante
cobraban relieves anecdticos en este empeo en los que pona toda la fuerza de
sus hechizos y toda la ternura de su pasin. Y para magnificar al ser amado y
elevarlo hasta un nivel de distincin y relieve aspirados, no reparaba en sacrificio
alguno, pona al servicio de su pasin su musa de poeta, sus ensueos de ventura,
el sortilegio y la magia de su hermosura, la sugestin de sus ms caras prendas de
mujer. En esta ddiva hacendada, en este renunciamiento de sus ideales de libertad
e independencia, pona todo el embrujo de su seduccin, todo el arte exquisito de
su sensibilidad, gozando junto con el amante de una verdadera dicha con la clara
visin de que este placer serva a la sublimacin y exaltacin del ser amado y la
secreta esperanza de mejores das de arrobo y frenes.
Y acaso como aquellas madres espartanas o troncos legendarios se
desprendan de sus frutos para dejar que aquellos defiendan y fructifiquen la tierra,

asista con una melancola mezclada de pena y dulzura a la metamorfosis del


amado. Segura de que haba logrado su obra, sin vanidad pero si con orgullo, con
toda la vehemencia de quien aprovecha la ltima ocasin. Milushka se entregaba al
amante victoriosa con una pasin religiosa casi mstica, con una pagana
voluptuosidad casi lbrica. Para este supremo goce sacaba las ltimas reservas de
hechizo y pona en juego sus ms caros recursos de esteta del amor y con una
maestra sabia arrancaba del amante grandes veneros de emocin, soberbias notas
de amor, torrentes de meloda en las que se anegaba y dilua en un raro placer de
acabamiento, cobrando alientos slo para seguir pulsando aquella lira hasta su
total enervamiento.
De este transporte y hebetamiento Milushka surga como un ser Nuevo, sin los
fermentos de la pasin, sin que los lazos de la esclava. Vacas las nforas, laxas las
cuerdas de la lira no tena otro empeo que reconstruir su vida. Y el amante, aqul
vencedor y hroe de trascendental lucha romntica, debera alejarse para cumplir
la obra del destino y para no tiranizar a la amada rendida.
As fue que Milushka se ausent, acaso a su pesar y sintiendo dejar tras si al
hombre que ador y dio sus ms preciados tesoros. Juan Gregorio se sumi en
una angustia lacerante y en una melancola casi casi histrica.. Se dio a la
evocacin y al recuerdo con una voluptuosidad frentica de extraos y fascinantes
mirajes. No se que pantesmo idlico le posey. Am el csped donde repos la
amada, vener a la planta que le brind su sombra y se dio a la pasin de los
encajes, de las flores disecadas, de los rizos atados y de todos aquellos recuerdos
conque Milushka le haba obsequiado y en los que crea encontrar palpitando el
corazn, exhalando la fragancia turbadora de la mujer amada.
Sin embargo de la ausencia el amor sigui viviendo del recuerdo y nutrindose
de la esperanza. Se escribieron cartas tiernas y conmovedoras, dulces y apacibles,
ardientes y apasionadas, transidas de amor, rendidas de adoracin, verdaderas
epstolas de amor en las que trazaron imgenes dignas del bronce y del mrmol,
figuras que haran honor a cualquier artfice del pensamiento. Juan Gregorio
escribi sobre el valor de la constancia y la virtud de la fidelidad, filosof sobre la
inmortalidad del amor y la belleza, de la abnegacin y del sacrificio; Milushka forj
las melificas, esculpi versos flamgeros, cincel rimas aladas y fragantes, llenas
de dulzura y rendidas de nostalgia
De vez en cuando en las planas elegantes de las cartas de Milushka, Juan
Gregorio entrevea alguna sombra, otras veces vea brillar las luces de algn astro
desconocido. Y sin embargo de estar acostumbrado a las tormentas de la cordillera
tembl ante estos nuevos fenmenos de su pasin. La sombra le pareci la

oscuridad insondable de las resquebrajaduras y vericuetos de la Montaa y aqul


sbito resplandor del lampo de alguna estrella fugaz o la rfaga de un blido
celeste. Juan Gregorio, aqul pedernal de roca enhiesta, se descorazon ante el
pensamiento slo de saberse abandonado. Envuelto en el manto de su inocencia y
cegado por la luz prstina de sus ilusiones no se haba cuidado del olvido, ni repar
en la maldad.
Cuando mas tarde la amada arreaba definitivamente sus heraldos de pasin y
se perda en el silencio y el olvido no la culp, ni la maldijo. Por el contrario se
avergonz de si mismo. Temi por la pureza de sus sueos, que se sospechara de
su honradez emotiva y que se desvaneciera aqul ideal del amor que era el sostn
de su vida. Se recrimin de no haber anegado a la amada con el caudal de todas
sus luces y de no haberla cautivado en aquella morada brillante de su ensueo
azul. No se consol del olvido de no haber vaciado en los tibores de su cario con
toda la urea riqueza de sus refulgentes ilusiones. Sin embargo en esta desgracia
Juan Gregorio encontr no se que sabor de felicidad y su alma atormentada
reverber como un diamante Negro en cuya embriaguez nostlgica la imagen de la
amada vivi engarzada como una perla inefable. Y volvi as, otra vez, aquella
Venus divina y virginal acaso inconcientemente perversa y fatal a ser el dolo de un
idilio extinto. Pero de un idilio en el que la mano del engao no asomara su mano
torva.
Al contrario del dolor Juan Gregorio tornose otra vez aguerrido y mstico,
extremadamente meditativo. Slo y abandonado volvi su mirada al Ande, su
maestro excelso, invencible e inmutable, clemente como todopoderoso inaccesible.
Y se abraz a su osatura gigantesca en una sed de llanto y consuelo. Se desahog
con desborde hasta hacer brotar de su corazn linfas cristalinas y especulares
como aquellas aguas impolutas que destilan de la corteza nvea de la cordillera, en
un afn eterno de purificacin. Prendido en la escamadura de su riqueza se abati
ante la roca furioso de lucha y de sacrificio.
Su maestro el Ande le exhortaba a vivir solo, pero su corazn se ahogaba de
afliccin. Desde su cima augusta vea a su maestro levantarse la tempestad y saba
de que elementos se formaban. Por eso no las tema y se detena en medio de la
tormenta. No sabiendo de las cinegas la moral del Ande era inexorable. No saba
del engao porque no tena matorrales donde se aposentaran las serpientes y era
inaccesible en su cspide donde solo se llegaba volando como el ave y no
arrastrndose como la oruga. Su maestro el Ande estaba acostumbrado al olvido.
No huyeron del paisaje la primavera fragante, el alba impoluta y los vsperos
alados?. Y sobre su orfandad solitaria no se desencaden la tormenta y el rayo no
destall en su frente incendiando sus ms bellos ensueos de amor? Sin embargo

ni se consuma ni se afliga. Nunca sigui a sus amantes. Ellas volveran. No quiso


jams quemar sus plantas en aquellas huellas de ingratitud no obstante saber que
el granito se lustra en la tormenta y no se encharca en el lodo. Y exhort a Juan
Gregorio acudir al olvido. Olvida a la mujer, no olvides el amor, le deca. El olvido
pone un manto de misterio al pasado, borra las sombras de la ingratitud y da al
amor una aureola de santidad. Por eso olvidar a la mujer amada hasta es una forma
de adorarla.
Trep a lo ms alto de las cumbres para medir desde all la extensin y
profundidad de su desgracia. En la cima su cerebro despert y se apagaron en
aquella atmsfera todas sus llamas de pasin ertica, volaron sus recuerdos como
aves azotadas por el cierzo.
Anhelaba descubrir el germen morboso del mal y sorprender la gestacin del
engao y olvido para extirparlo y aniquilarlo. Haber sido herido por el amor no era
una razn para temerlo, antes bien haba un deber de proteger la inocencia y la
ventura de las almas.
Cuando la brutal realidad del olvido le advirti el alejamiento definitivo de Milushka
se crey morir; apart la vista de su conciencia, huy de la montaa; luch con la
persecucin fatal del recuerdo; borr el paisaje azul-albo de sus ilusiones y
ensueos donde a seorear volva la imagen tentadora, abri las esclusas de sus
termas interiores para evitar que en sus ondas volviera aquella figura venusina a
deslumbrar con su desnudez y a vencer con su hechizo. Puso velos a sus cielos
lmpidos y especulares para que en ellos no volviera a serpentear las luces
mgicas del fuego de aquellas pupilas gneas y febricitantes. Quem sus bosques
sagrados para ahuyentar la emboscada del pecado y escapar al embrujo del
cntico matinal de las alondras. Tal sus jardines, volc sus maceteros, rompi
nforas para acallar el deseo abrasador que otrora la lujuria de los estambres de
las flores en sus efluvios voluptuosos.
Habituado al anlisis implacable de su conciencia acometi al extrao
fenmeno de su dolor con una voracidad inclemente. Hizo sondeos peligrosos,
sumersiones exacerbantes, difciles y atrevidas en el agitado pilago de su alma.
Agudiz su facultad cenestsica y rastre en lo extraconciente con un fervor
salvaje, rozando la maleza y arrancar de raz los ltimos vestigios ocultos e
inhibitorios. Y puso disqus a las mrbidas manifestaciones de su supremaca, a
sus desplazamientos fallidos; purific su contenido ntrico y cur su malestar
hipnagnico y subyacente. Violent su contenido y forz la induccin; llev la
introspeccin hasta el enervamiento, desmenuz el fenmeno y despej el engao
de la ilusin y la fantasa de la alucinacin, elimin de su mente la persecucin

eidtica, fatal e inclemente en el que la imagen de la amada asomaba en todo su


sortilegio tentador de belleza ineluctable. Seccion las vrtebras ms caras y
amput los miembros ms hermosos infectados por el virus del engao, lacerados
por la fuerza del dolor. Con mano firme y severa cort y arroj quistes, hizo lavados
corrosivos y astringentes. Disoci las ms bellas concepciones de su amor y
enhebr sus dispersas ilusiones en sntesis simblicas. No fue menester en esta
tarea el auxilio de la anestesia. Sobrbale valor y estmulos para resistir la accin
demoledora del anlisis y la obra destructora del bistur. Vencido por el vrtigo de
la expiacin y la sed de martirio no se amilan ni ante la diseccin de todos sus
ensueos ni ante la ruina total de toda su vida.
Algunos aos despus y tras un largo perodo de renuevo y construccin
Milushka se preparaba a renunciar su vida clibe. Despaciosa y largamente,
meditando con empeo de filsofo y afn de artista se propona cultivar en los
campos frtiles del matrimonio nuevas plantas de ilusin, ansi introducir nuevos
cnones y hacer brotar de aquellos surcos frutos nuevos, dar al mundo el perfume
de flores adorantes y lozanas sin los melifluos tonos y decado vigor de las plantas
de invernadero.
Urgida por su sino y expuesta en el vrtigo de su fantasa nmada y luchadora,
viva acosada por la curiosidad y el misterio. Le tentaba el matrimonio; aquellos
graves problemas que yacan en la incgnita le apuraban y esperaban. Desde su
posicin liberal y democrtica haba combatido los estrechos campos en que se
debata el matrimonio y tratado de dar vida a aquella institucin social que
languideca y expiraba en las fauces de tremendos prejuicios. No obstante su
prdica audaz, incisiva y constructiva quera dar el ejemplo: prefera el poema que
se vive al que se suea y por eso hara de su vida un drama. No acudira al
matrimonio con aquellas necedades vulgares de resolver un problema social ni de
llenar una exigencia protocolaria, se encaminaba a reformarlo y a militar en
aquellas filas, imbuida de renuevo y reforma. Si bastante le era conocido el prlogo
de su obra no sabra de cuantas partes habra de ser el drama a vivir an cuando
su hbiles manos tuvieran ya esbozado la trama, aquella trama que resuma su
pasado grandioso y glorioso y que encarnaba sus sueos de mujer moderna
animada de los encantos femeninos de su sexo y de las fantasa excelsa de su
espritu selecto. Los celos, el hasto la incomprensin, el cambio, el divorcio y el
adulterio desde su forma ideal hasta el hecho brutal reclamaban una mano experta
que le sealara la ruta de la felicidad, de la virtud y decoro. Y Milushka extenda su
diestra armonizadora y ofrendara su exquisito corazn para labrar un edn
conyugal libre de las taras y mezquindades en que hoy se debate.

No sera ella una nueva hur ni su esposo un Sultn de un minsculo harn.


Tampoco estara en su plan el tipo de las Cornelias romanas, las Romnticas de
Tolstoy, las Rutinarias de Balzac, lo prosaico de mujer inglesa y alemana o lo
aritmtico de la yanqui y lo teatral de la mujer latina. Otro era el esquema de esposa
y el del matrimonio que a diario plantea la crisis actual y que con marcado acento
recusa el concepto de maquinaria conyugal o de idilio potico. Ms humano y
menos platnico son las exigencias actuales y toca a esta generacin estructurar
una institucin matrimonial donde el ensueo del amor no fracase ni las energas
humanas se emboten en la concupiscencia, malogrando los estmulos de la
aspiracin y el trabajo y restando vigor a las energas sociales que reclaman el
progreso.
Lo complejo del matrimonio y el problema de la familia atraan con voracidad,
psiquismo o fisico-quimismo que en extraa convulsin le empujaba a la fusin del
protoplasma. Saba que en aqul estado de coloide o catlisis, se angostaran sus
clulas, pero tendran el orgullo y la conciencia de asistir a la creacin de un nuevo
mundo: la familia, organismo que a su parecer urga educar desde las primeras
convulsiones del ser en las entraas maternas. Como habra de gozar en esta
concrecin. Verse proyectado en un nuevo ser, trasunto de su felicidad y de su
ideal, sealarle el sendero del bien y nutrirlo de su doctrina y la poesa venerada y
acariciada. Qu Fuentes de placer y qu voluptuosidades le esperaban? Con
impaciencia esperara el retoo de su ser y cuanta imaginacin derrochaba al
pensar si en la Mirada y sonrisa de su hijo habra ms que el aporte bio-squico de
sus padres sino tambin el lejano esplendor de sus luces y apasionados amores y
la dulce semblanza del amante que transfundiendo su ser, convulsionndolo hasta
la epilepsia y el xtasis. No sin razn pensaba que el amor transfunde al amante en
el ser amado y que la pasin crea un estado indeleble en el ser; pero, debera ser
un amor y una pasin grande y avasalladora, capaz de imprimir una tonalidad
eterna en el alma y de perennizar una sensacin en la carne. Slo as y entonces
stos estados devendran en herencia, por haber encarnado y se transmitiran a la
posteridad con la fuerza potente que lo cre. No dudaba que tales delicias le
esperaban y lo anhelaba sin temor, sin sentirse culpable de infidelidad, porque
honradamente estimado slo a ella le perteneca el tesoro de su pasado, aqul
tesoro forjado por sus manos de orfebre y su alma de artista.
Qu suaves, pas y filiales satisfacciones le esperaban?. Toda su vida de mujer
amante y artista habra de reflejarse en su hijo. De no tener el programa de sus
ideas y principios un buen da dira a su hijo: en la formacin de tu ser hay ms que
tus padres carnales, estn las almas que ador y me adoraron imprimiendo en mi
naturaleza ritmos alados de fantasas y emociones de la ms rendida pulcritud y
distincin. Pero acaso, si tal declaracin fuera de su plan de mujer de accin y

combate, no tendra el motivo de acallar ocultas satisfacciones de proclamar que


en la paternidad de su hijo entran sus ms caros amantes. Tal revelacin, por
avanzada y molesta, ni siquiera tendra la novedad de la invencin, puesto que es
axiomtico que en medio de la cultura y sociabilidad una generacin se debe a otra
en su prolongacin, cultura e influencia. Ya en la antigedad se recomendaba a las
madres grvidas de tener a la vista modelos de arte y belleza para forjar con su
influencia la euritmia del nuevo ser. Pero no s porque en Milushka se radicaba con
tal fuerza aquella influencia. Sin duda que su rica imaginacin y recia naturaleza
guardaban con esmero su pasado poema como un escenario panormico en el cual
se desenvolva su mundo interior y del cual saldran sus frutos trasuntando a la
belleza captada en sus horas de arrobo y floracin y dando a revivir el pasado idilio
genitor de nuevos y dulces placeres. Esta visin del futuro debera darle la
satisfaccin de hechizo, llena de nuevas reminiscencias y de melodiosas
vibraciones del pasado. Su hijo sera el diapasn de aqul arpegio divino, de su
corazn y cada una de sus modalidades le pondra de hinojos ante el recuerdo, por
lo que la evocacin es la adoracin del pasado. Pero el pasado tiene el milagro de
ser vivo y presente pasado. No. En Milushka el pasado tiene el milagro de ser vivo
y presente. Viven en ella sus impresiones en actualidad de concierto y meloda y
tienen la virtud de manos providenciales. Y su pasado y sus horas de amor vividos
otrora seguiran embelleciendo su vida y moldeando a los seres que salen de sus
manos y entraas.
El mismo Juan Gregorio se encontraba absorto ante las nuevas
preocupaciones que estremecan a Milushka y tambin ansiaba verla formando
familia, llevando a la prctica sus ideas y experiencias, perpetuando aqul ser de
distincin y excepcin. Ansiaba saberla madre para ver como germinara en ella
aquellos grandes y nobles sentimientos que sabia alimentar y que sin duda le
sublimaran dando a su frente aquella aureola de santidad.. Le acusaba el inters
de ver la nueva simiente y de observar si en tal obra reconoca sus caracteres
vaciadas con generosidad en aquella nfora de su madre. No s que extrao
derecho de paternidad inquietaba a Juan Gregorio. Paternidad espiritual y
metafsica in disputada e indisputable, ms legtima y ms noble. La nica de la
que se puede tener orgullo y no dudar.
Harta de teoras, acabado los esquemas y diagramas de su nueva vida, cumplida
su tarea de prdica y despus de haber ofrecido los abundantes frutos de su
intelecto ansiaba arrancar a su vientre virgen frutos de seleccin capaces de
continuar y superar su apostolado. Nada sera estril en su ser. Todas sus
facultades deberan dar su fruto, pero darlas con amor, con arte, con la clara
conciencia de que se goza y crea.

Promediaba la estacin veraniega en la capital y aquella mujer paradojal que


tuviera el gusto de escoger el periodo solar, como aquellas mariposas que solo
abren las alas a la luz, tena el capricho de casarse. Porqu? Ella lo saba era el
primer paso de su obra de rendicin.
El mundo no es un carnaval ni Milushka quera embriagarse de l. En medio del
barullo de un primer da de carnaval daba el comienzo del orden. Ante los altares
de un templo que como alumna frecuentara, sus hombros recibieron el yugo
conyugal de manos de un anciano y amigo sacerdote y sus dotes quedaron bajo la
argolla del anillo que las manos temblorosas del esposo colocaran. Juan Gregorio
asisti a aquella extraa ceremonia. Desde su retiro lejano, noticiado por las
crnicas locales

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