Moraleja: Refrán
Moraleja: Refrán
Moraleja: Refrán
- Pero qué podemos hacer, dijo un enorme toro negro. Un tigre, de un zarpazo, puede
acabar con cualquiera de nosotros.
- Son todos ustedes unos tontos. Si lo enfrentan uno por uno de seguro que ninguno
sobreviviría, pero si van todos juntos y lo embisten, les aseguro que a ese bicho no le
quedarán ganas de asomar su cabezota por aquí. La unión hace la fuerza, no lo
olviden.
- Ven? que les decía yo, comentaba la vaca a otras vacas que la escuchaban, los toros
no sólo tienen lo cabeza para sostener cuernos, sino también para defenderse.
MORALEJA: Es más sensato unirse a otros para enfrentar causas difíciles. Lo que
uno por sí solo no puede lograr, suele alcanzarse entre varios.
REFRÁN: «La unión hace la fuerza». (Aconseja unirse para obtener mejores logros).
1
LOS LEONES Y LOS TIGRES
La tigresa sintióse muy halagada de que animal tan majestuoso loara su buen gusto.
- Un momento, dijo el tigre levantando una pata. Creo que aquí hay un pequeño error
que quisiera aclarar. La carne la he cazado yo y no...
- Me disculpa amigo león. Usted será el Rey de la Selva, pero cada uno en su casa y
Dios en la de todos, así que hágame el favor de...
2
EL PERRO Y EL GATO
enfermedad.
3
EL CAMPESINO, EL PERRO Y EL MULO
El perro, aterrado, escondióse bajo la carreta. El mulo que se había soltado por el
susto, arremetió contra el puma dando coces a diestra y siniestra, librando al
campesino de una muerte segura.
Bastante magullado, el puma logró huir de aquel endiablado animal que se había
empecinado en darle su merecido.
Después de un buen rato, el campesino despertó y el perro comenzó a lamerle el
rostro y a mover la cola al ver que a su amo no le había sucedido nada.
- Bravo, pequeño, dijo el campesino. Eres un perrito muy valiente. Si no hubiera sido
por ti, ya ese puma me habría devorado.
Un cuervo que se hallaba cerca de ahí y que había visto todo lo sucedido, le dijo al
mulo:
- Qué tonto hay que ser para, dejar que otro se lleve los honores de la batalla.
- Haz el bien y no mires a quién, querido amigo. Yo me siento satisfecho con haber
actuado como lo hice, y si el perro quiere vanagloriarse con los méritos de otro ya es
cuestión de él, yo quedo en paz con mi conciencia.
4
LOS OSOS
Mamá Osa gruñía de vez en cuando, como tratando de indicarle al oso que no
exagerara tanto, pues, no quería que su pequeño hijo sufriera una desilusión.
Llenos de entusiasmo, padre e hijo se introdujeron en las frías aguas de aquel río
torrentoso.
Vanos resultaron los denodados intentos del oso, pues, los salmones en su fuga se
escabullían entre las patas de aquel que pretendía darse un banquete a costa de
ellos.
La algarabía del osezno fue tan grande al ver a su padre en tan curiosa posición, que
éste aprovechó la circunstancia para salir del río y decirle a su hijo que mejor sería
comer un poco de miel, pues, había notado que los salmones estaban muy pequeños
por lo que no valía la pena esforzarse en capturarlos.
«Del dicho al hecho hay mucho trecho», murmuró Mama Osa al oído del gran oso,
quien sólo atinó a refunfuñar.
MORALEJA: El exagerar las cosas puede que engañe a algunos por algún tiempo,
pero a fin de cuentas suele descubrirse la verdad.
5
EL MISIONERO Y EL CAZADOR
- Bueno, aquí debemos separarnos. Yo me iré río arriba a curar y a ayudar a mi prójimo.
- Y yo, dijo el cazador, me iré río abajo, pues tengo entendido que por allí abunda la
caza mayor.
Así se separaron aquellos dos seres cuyas acciones eran tan disímiles como
antagónicas: mientras uno se preocupaba por ayudar y salvar seres humanos, el otro
andaba exterminando a to¬do animal que encontraba.
Por esas cosas increíbles que tiene el destino, ambos hombres volvieron a
encontrarse después de mucho tiempo.
Pero esta vez, el misionero no encontró a aquel hombre vigoroso de ánimo soberbio
y pedante, sino a un ser mutilado sobre una silla de ruedas. El cazador había perdido
un brazo y ambas piernas; tenía el ánimo decaído, la mirada sombría y el rostro
envejecido y cubierto de arrugas.
6
LOS RATONES, LAS TORTUGAS Y LAS
CIGÜEÑAS
- ¡Qué velocidad!, si parecen unos rayos, dijo otro regocijándose patas arriba.
- ¡Bah! No les hagas caso, díjole una a la otra. A palabras necias, oídos sordos, y esos
ratones son unos verdaderos necios.
Así estuvieron un buen rato, mientras la pobre tortuga trataba inútilmente de cruzar
la corriente de agua. Una pareja de cigüeñas al ver aquel grupo compacto de
tentadoras presas, se lanzaron sobre ellas.
Las tortugas se escondieron en sus conchas y las cigüeñas, a pesar de sus fuertes
picos, no pudieron ni siquiera rasguñar tan macizo caparazón.
- Dejemos a éstos y vayamos en busca de esos ratones, dijo una de las aves.
En vano los ratones buscaron refugio entre la espesa y crecida hierba, pues, sus
largos y agudos picos hicieron presa fácil de los roedores.
- Tenías razón. No vale hacer caso a las burlas que otros nos hacen, pues, ha quedado
demostrado que los únicos tontos fueron aquellos ratones.
MORALEJA: Quienes buscan mostrar su superioridad ante los más débiles, olvidan
que también ellos pueden resultar inferiores a otros más fuertes.
7
EL LOBO Y SUS HIJOS
El lobo decía a sus hijos:
Cuando los lobitos crecieron, uno de ellos salió pata torcida. Se ausentaba de la
madriguera constantemente sin autorización de su padre y muchas veces se
marchaba con algunas manadas de lobos vagabundos mayores que él. Las reprimendas
del padre no se hacían esperar, pero el avieso lobato no hacía caso.
- Será la último vez que te llamo lo atención, yo que la próximo vez que vuelvas a los
andadas te tendrás que marchar, pues, eres un mal ejemplo para tus hermanos.
El que mal anda, mal acaba, es mejor perder un hijo que perder tres.
Al poco tiempo el lobo se marchó. Con gran tristeza el padre lo vio perderse en una
noche de luna. Un aullido agudo, profundo e interminable fue la despedida con que
el padre arrancó de su corazón al hijo descarriado, al hijo malo; pero hijo al fin.
Fue otro lobo, quien después de algunos meses, trajo la nefasta noticia de que el lobo
había muerto cuando atacaba un rebaño de ovejas.
8
EL ASNO Y LAS OVEJAS
Un pequeño asno, aburrido de estar solo todo el día en el establo, decidió unirse a
un grupo de ovejas que pastaban cerca de ahí.
- Vaya, vaya. Esas ovejitas sí que la deben de pasar de lo lindo: jugando y saltando,
iAh! , eso sí que es encontrarle sentido a la vida.
Una mañana en que el pequeño asno vio a las ovejas yéndose a pastar, desató sus
riendas y corrió a darles el encuentro. Allí estuvo gran parte del día corriendo y
saltando, divirtiéndose de lo lindo, pero cuando al atardecer bajaron unos lobos del
monte y pusiéronse a perseguir al rebaño, el pequeño asno partió velozmente y no se
detuvo hasta llegar al establo.
- ¡Uf! ¡Uf!, por poco me cogen esos lobos. Si éste es el precio de lo diversión, más vale
solo que mal acompañado.
9
LA LIEBRE
Había una vez una liebre muy rápida tenia habilidad para correr un día reto a una
tortuga como sabía que era muy lenta la liebre aposto sus zanahorias y la tortuga
aposto sus plantas llega el día de la carrera la liebre no durmió y se desveló viendo
tele, pero se confió tanto de que él iba a ganar que no le importo. en sus marcas listos
ya la tortuga había ganado imposible dijo la liebre, pero era cierto gano la tortuga.
Moraleja: Nunca te dejes llevar por tu confianza no todo saldrá como planeabas.
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