El Sacramento de La Reconciliación
El Sacramento de La Reconciliación
El Sacramento de La Reconciliación
ver al Seor. Jess les dijo otra vez: 'La paz con vosotros. Como el Padre me envi,
tambin Yo os envo'. Dicho esto, sopl sobre ellos y les dijo: 'Recibid el Espritu Santo.
A quienes perdonis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retuvireis,
les quedarn retenidos". (Jn.20,19-23)
Es impresionante el hecho de que lo primero que Nuestro Seor hace una vez
resucitado, es conferir a sus Apstoles el poder de perdonar los pecados. Bien sabe
Jess de qu barro tan frgil estamos hechos y la necesidad que tenemos de restaurar
la Gracia bautismal perdida por el pecado mortal.
LA PRCTICA DE LA RECONCILIACIN
contriccin.
En la Parbola del Hijo Prdigo (Lc.15,1 1-24) encontrarnos todo el proceso de la
Reconciliacin. Aquel muchacho no pens en volver a la casa de su padre, hasta que
tom conciencia de su lamentable estado. Igualmente el pecador no iniciar su vuelta
a Dios, sino hasta caer en cuenta de que est en pecado. De pronto, debido sin duda a
una inspiracin del Espritu Santo, su conciencia le acusa y se arrepiente de haber
pecado.
El arrepentimiento, tambin llamado contriccin o dolor de los pecados, puede surgir
por el simple fracaso humano, que el pecado conlleva en muchas ocasiones. El Hijo
Prdigo pens en volver a casa de su padre, simplemente porque tena hambre. Es un
arrepentimiento imperfecto, poco noble, pero Dios lo acepta.
Podemos por el contrario, arrepentirnos al descubrir la grandeza del amor de Dios y
sentir horror por el pecado que ha derramado la Sangre Preciosa de Cristo. Surge
tambin el temor de vernos separados de Dios por nuestros pecados. El retorno a Dios
por amor, es una contricin perfecta.
Examen de conciencia.
A la luz de la Palabra de Dios el penitente descubre el nmero y la gravedad de sus
pecados. No tan solo al recordar los 10 Mandamientos de la Ley de Dios y los 5 de la
Iglesia, sino al considerar el Sermn de la Montaa y textos apostlicos (Rm. 1 2-15; 1
Cor. 12-13; Gl.5; Ef.4-6)
En esta etapa podemos encontrar conciencias equivocadas por falta de formacin:
desde aquel que no se descubre ninguna falta "porque no roba ni mata", hasta el
escrupuloso que agranda nimiedades y ms confa en la minuciosa y exacta
investigacin de sus pecados, que en la misericordia del Dios que le espera con los
brazos abiertos.
Tanto la conciencia laxa, como la escrupulosa, deben ser orientadas por el confesor con
toda firmeza.
Existen muchos manuales de moral que contienen guas adecuadas para hacer un buen
examen de conciencia. Recomendamos el Folleto EVC 252 "La Confesin y el Examen
de Conciencia".
Propsito de enmienda.
Una autntica Contricin, conlleva necesariamente el firme propsito de no volver a
pecar. Sera una farsa pedir perdn por un pecado que estamos decididos a seguir
cometiendo.
El propsito debe ser universal, es decir de todos los pecados y perpetuo, o sea, para
toda la vida. Absurdo sera arrepentirse de unos s y de otros no, o hacer un propsito
"hasta tal o cual da".
El propsito de enmienda, por firme que sea, va sin embargo acompaado de una
posible reincidencia, nacida de la debilidad humana. Es por eso que en el Acto de
Contricin prometernos "apartarnos de las ocasiones prximas de pecado".
El que ama el peligro, en l perece, dice el dicho popular. Por triste experiencia, se
sabe de lugares, personas y cosas que nos inducen a pecar. Nuestro Seor nos
advierte dramticamente. "Si tu mano o tu pie te son ocasin de pecado, crtatelo y
arrjalo de ti; ms te vale entrar en la Vida Divina manco o cojo, que con las dos
manos y los dos pies, ser arrojado al fuego eterno". (Mt. 18,8).
Qu caso tiene que un alcohlico entre a la cantina con la esperanza de no beber?
Para qu seguir frecuentando a la mujer o al hombre que fueron ocasin de pecado?
Cmo seguir en un trabajo que me obliga a la corrupcin?
En cuntas ocasiones es el ambiente el que nos induce al pecado: el propsito de
enmienda sincero, tal vez nos obligue a dejar ciertos "amigos", lugares y circunstancias
que haran naufragar nuestros mejores propsitos. Cuestin de vida o muerte eterna.
Confesin de los pecados.
La confesin de los pecados, incluso desde un punto de vista simplemente humano,
nos libera y facilita nuestra reconciliacin con Dios, con el prjimo, y con nosotros
mismos. Por la confesin, el hombre se enfrenta a los pecados de que se siente
culpable, asume su responsabilidad y por ello se abre de nuevo a Dios y a la comunin
de la Iglesia con el fin de hacer posible un nuevo futuro.
La liberacin interior que proporciona la confesin de los pecados, es en parte la labor
del psiclogo. La superacin de traumas y angustias en muchas ocasiones debe pasar
por una "catarsis" que no es otra cosa que una confesin de faltas cometidas. Los
Alcohlicos Annimos, emplean tambin este mtodo para liberarse de su vicio. Y sin
embargo, personas que no objetaran dichas terapias, se rehusaran a confesar sus
culpas ante un Sacerdote, que aparte de escuchar, tiene el poder de perdonar los
pecados!
La confesin de los pecados hecha al sacerdote, construye una parte esencial del
Sacramento de la Reconciliacin. 'En la Confesin, los penitentes deben enumerar
todos los pecados mortales de que tienen conciencia despus de haberse examinado
seriamente, incluso si estos pecados son muy secretos y si han sido cometidos
solamente contra los dos ltimos Mandamientos del Declogo, pues a veces estos
pecados hieren ms gravemente el alma y son ms peligrosos que los que han sido
cometidos a la vista de todos" (Concilio de Trento).
Callar conscientemente algunos pecados, tal vez los ms graves, es evidencia de que
no se est presentando ante el sacerdote con nimo de ser perdonado. San Jernimo
dice acertadamente "si el enfermo se avergenza de descubrir su llaga al mdico, la
medicina no cura lo que ignora".
Esta clase de confesiones incompletas voluntariamente, no obtienen el perdn de nada
y aaden adems un pecado de sacrilegio, por profanar un Sacramento.
Sin ser necesaria la confesin de los pecados veniales, la Iglesia recomienda de todos
modos hacerla, ya que esto ayuda a formar la conciencia, a luchar contra las malas
inclinaciones, a dejarse curar por Cristo, y a progresar en la Vida Espiritual. Cuando se
recibe con frecuencia el Sacramento de la Reconciliacin, el don de la misericordia del
Padre, impulsa al penitente a ser l tambin misericordioso.
Segn el Mandamiento de la iglesia "todo fiel llegado a la edad del uso de razn, debe
confesar al menos una vez al ao, los pecados graves de que tiene conciencia"
(Derecho Cannico 989).
Evidentemente, aqul que se encuentra en pecado mortal, no puede acercarse a la
Sagrada Comunin. San Pablo nos advierte fuertemente en contra de tal
atrevimiento- "Por tanto, quien coma el pan o beba el cliz del Seor indignamente,
ser reo del Cuerpo y Sangre del Seor. Examnese pues, cada cual, y coma as el
pan, y beba el cliz. Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su
propio castigo" (1 Cor. 1 1,27-29)
Por eso el Derecho Cannico en su nmero 916 ordena: "Quien tenga conciencia de
hallarse en pecado grave que no celebre la Misa ni comulgue el Cuerpo del Seor sin
acudir antes a la Confesin Sacramental". Pudiera suceder que haya un motivo
realmente grave, por ejemplo peligro de muerte, y no exista la posibilidad de
confesarse antes de la Misa, entonces el fiel debe hacer un acto de contricin perfecta,
con la intencin de confesarse cuanto antes.
No es correcto, por lo tanto, acercarse a comulgar en pecado mortal en unos XV aos o
en una boda, para quedar bien con los dems o para salir en la fotografa. Hubo tiempo
para todo: vestido, adornos, invitaciones, vdeo, etc. y no para pedir perdn a Dios.
La Satisfaccin o Penitencia
Muchos pecados causan dao al prjimo. Es preciso hacer lo posible para repararlo
(por ejemplo, restitucin de cosas robadas, restablecer la reputacin del que ha sido
calumniado, compensar las heridas, etc.) la simple justicia exige esto. Pero adems el
pecado hiere y debilita al pecador mismo, as como sus relaciones con Dios y con el
prjimo. La absolucin quita el pecado, pero no remedia todos los desrdenes que el
pecado caus.
Liberado del pecado, el pecador debe todava recobrar la plena salud espiritual. Por lo
tanto debe hacer algo para reparar sus pecados: debe "satisfacer" de manera
apropiada, debe "expiar" sus malas acciones. Esta satisfaccin se llama ordinariamente
penitencia, que el confesor impone y debe tener en cuenta la situacin personal del
penitente y buscar su bien espiritual. Debe corresponder todo lo posible a la naturaleza
y gravedad de los pecados cometidos. Puede consistir simplemente en oraciones, pero
tambin en ofrendas, obras de misericordia, servicios al prjimo, privaciones
voluntarias y sobre todo en la aceptacin paciente de las cruces que la vida misma nos
impone. Tales pendencias nos configuran con Cristo el Seor que expi nuestros
pecados con su sacrificio en la Cruz. (Rm.3,25)
El Ministerio de la Reconciliacin
Como ya hemos visto, Cristo confi a sus Apstoles el ministerio de la Reconciliacin,
que no podra concluir con la muerte del ltimo de ellos. Por la imposicin de las
manos este ministerio fue transmitido a sus sucesores hasta nuestros das.
El mismo San Pablo, que no era de los Doce y no estuvo presente en el Cenculo el da
de la Resurreccin, se declara "Ministro de la Reconciliacin" por la imposicin de las
manos.
En efecto, los obispos y los presbteros, en virtud del Orden Sacerdotal, tienen el
poder, maravilloso, como sucesores de los Apstoles, de perdonar los pecados "en el
nombre del Padre, del Hijo y del Espritu Santo".
El Obispo, cabeza visible de la Iglesia en su territorio o Dicesis, es con justo ttulo,
desde los tiempos ms antiguos, el que tiene principalmente el poder y ministerio de la
Reconciliacin. Los dems sacerdotes, sus colaboradores, lo ejercen en la medida en
que han recibido del obispo la tarea de administrarlo.
Ciertos pecados particularmente graves, como el aborto, estn sancionados con la
excomunin que es la pena Eclesistica ms severa y que impide la recepcin de los
Sacramentos o el ejercicio de actos eclesisticos. La absolucin de dichos pecados y la
reincorporacin al seno de la Iglesia, corresponde al Papa, al Obispo del lugar o a los
sacerdotes autorizados por ellos. Sin embargo, en peligro de muerte, todo sacerdote
puede absolver de cualquier pecado y levantar toda excomunin.
El Sacerdote no es dueo sino servidor del perdn de Dios. Es el buen pastor o el buen
samaritano que va en busca del pecador. Es imagen del Padre que espera al hijo
Es muy til para el confesor saber el tiempo transcurrido desde la ltima confesin del
penitente. No es lo mismo escuchar a una persona que hace aos no se reconcilia con
Dios, a otra que se confes hace una semana. Por lo tanto, el penitente debe tener
presente dicho lapso, al menos aproximadamente.
Como ya se ha indicado, la confesin debe ser completa, sincera y concreta. No es el
momento de entrar en detalles que no vienen al caso. Tampoco es la oportunidad de
presentar problemas o pedir consejos para asuntos personales o familiares. Si el
cristiano necesita Direccin Espiritual, debe concertar una cita con el sacerdote.
Elemental es poder recitar ya sea el "Yo confieso" o el "Seor mo Jesucristo" como
expresiones adecuadas de contricin. Si por algn motivo no se saben de memoria, el
penitente puede leerlas en un devocionario.
El sacerdote debe dar la absolucin de parte de Dios, solamente a quienes juzgue bien
dispuestos para recibirla ya que se dan casos en que debe ser diferida, hasta que se
cumplan ciertas condiciones o negarla drsticamente cuando no hay ms remedio.
El oficio de Confesor es muy difcil y agobiante: horas enteras escuchando y
perdonando miserias morales y en muchos casos con la enorme responsabilidad de
resolver graves problemas en nombre de Dios a quien representa. Ciertamente el
sacerdote no oye confesiones por gusto ni menos por lucro, sino solo con profundo
sentido de Fe.
Con razn San Francisco de Sales deca... El momento cumbre del Sacramento es
cuando el penitente escucha: "Por lo tanto yo te absuelvo de tus pecados..." La
frmula de la absolucin indica que la reconciliacin procede de la misericordia infinita
del Padre, muestra su relacin con el Misterio Pascua de Cristo y pone de relieve la
accin del Espritu Santo. Igualmente hace notar el aspecto eclesial del Sacramento ya
que la Reconciliacin con Dios se pide y se da por el ministro de la Iglesia.
El penitente absuelto de sus pecados, aparte de cumplir con la penitencia indicada, lo
primero que debe hacer, es dar gracias a Dios, no vaya a suceder lo que pas con
aquellos diez leprosos que Cristo cur y tan solo uno, por cierto samaritano, regres
para darle las gracias.
3. Ceremonia Comunitaria, con absolucin general.
Esta tercera forma del Sacramento de la Reconciliacin es perfectamente vlida,
completa y excelente y responde a situaciones extraordinarias y de grave necesidad
como pueden ser misiones, guerras, siniestros, Congresos Eucarsticos, etc. en donde a
la insuficiencia de sacerdotes se suma la asistencia de grandes multitudes.
El Nuevo Ritual de Sacramentos especifica las condiciones para impartir la Absolucin
General y para poder recibirla vlidamente:
- Arrepentimiento sincero de los pecados con el propsito firme de enmendarse.