Cinco Excusas Frente Al Llamado

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Cinco excusas frente al llamado

Texto bblico: xodo 3 y 4


Moiss llevaba cuarenta aos viviendo en el desierto. La vida de lujo y privilegios disfrutada en
Egipto haba quedado en el olvido. Ahora no era ms que un simple pastor nmade, sin ambiciones
ni sueos. No obstante, el Seor lo haba seleccionado para que cumpliera una delicada tarea:
volver a Egipto para que pidiera al hombre ms poderoso de la tierra, el faran, que dejara volver al
pueblo de Israel a su tierra de origen. Para comunicarle este mensaje el Seor se le apareci en una
zarza que arda sin consumirse
Introduccin
Vivimos en el mundo de las excusas. Una excusa por lo general esconde una verdad que no
queremos afrontar. De las cinco palabras que utiliza el Nuevo Testamento para referirse al pecado, la
que ms me llama la atencin es hamarta. Significa: fallar en ser lo que nos habra sido posible y
tenamos la capacidad de ser. En la Biblia y la historia de la Iglesia encontramos decenas de
ejemplos del llamado de Dios. Del mismo modo abundan las excusas que los llamados presentaron
para negarse al pedido del Seor. En este sentido, Moiss no representa una excepcin a lo que, por
regla general, ha sido la respuesta ms tpica del ser humano.
1. Un llamado radical (xodo 2.29) El llamado de Dios puede relacionarse con algunos de
nuestros hechos del pasado y que, quizs, revela que l ha inquietado nuestro corazn desde hace
tiempo. Moiss haba intentado, con herramientas humanas, hacer justicia por un solo judo. Ahora,
el Seor lo llamaba a liberar a todo un pueblo. Para lograrlo deber renunciar a la vida cmoda y
predecible que lleva en el desierto, y a su entendimiento de lo que le falta para emprender semejante
tarea; para esto, deber sumarse a la forma que tiene el Seor de llevar a cabo sus obras. Esta
renuncia es esencial para responder al llamado, pues el Seor dirige solamente a aquellos que han
dejado todo atrs.
2. La excusa de la insignificancia (xodo 3.11) Pero Moiss le dijo a Dios: Y quin soy yo para
presentarme ante el faran y sacar de Egipto a los israelitas?La respuesta instintiva del que recibe
el llamado es a mirar lo que l es, para ver si est a la altura de la tarea que se le demanda. En la
mayora de los casos de la Biblia las debilidades y los fracasos de la persona relucan de tal manera
que se vean como poco aptos para la misin. Aunque Moiss haba pasado cuarenta aos en el
desierto, an careca de claridad sobre su identidad en Dios. En Egipto haba credo que posea
sobradas aptitudes para liberar a sus hermanos. Ahora, haba perdido la confianza, en parte porque
haba convertido el desierto, el medio para su transformacin, en el fin de su existencia. Ya no le
apeteca una vida de desafos y sobresaltos. El apstol Pablo afirma, en 1 Corintios, que el Seor
escoge lo vil y despreciado del mundo para glorificar su nombre. Es por esto que los Doce con
frecuencia despertaban el desprecio de los lderes religiosos de su poca, porque eran hombres sin
letras ni formacin. La respuesta de Dios (Ex 3.12) revela que no es la aptitud del enviado lo que
importa, sino la compaa del que enva.
3. La excusa de la incredulidad (xodo 3.13) Supongamos que me presento ante los israelitas y
les digo: El Dios de sus antepasados me ha enviado a ustedes. Qu les respondo si me
preguntan: Y cmo se llama? En la primera excusa duda de su propia identidad. Ahora, duda de
la de Dios; y no me extraara que tal carencia de claridad proviniera de su falta de comunin ntima
con el Seor. Quien ha conocido a Dios en la intimidad de la comunin porque Dios es todo para
esa persona no duda del poder y la majestad del Seor cuando l lo llama. No obstante, Moiss
entenda que esta falta de conocimiento constitua un verdadero obstculo para su misin, porque
nadie puede representar a una persona que no conoce. La respuesta de Dios est contenida en

xodo 3.1418. El Seor no solo revela que existe una dimensin eterna y que esta impone un lmite
al alcance de nuestro conocimiento de l, sino que tambin muestra que lo ir conociendo en la
medida que caminen juntos. Le anticipa que la victoria que le conceder aunque exija trabajo, porque
el faran no querr soltar al pueblo. La victoria, sin embargo, ya se la ha concedido. Los procesos
por los que alcanzar esa victoria son apenas un detalle de la historia.
4. La excusa del rechazo (xodo 4.1).Y qu hago si no me creen ni me hacen caso? Qu hago
si me dicen: El Seor no se te ha aparecido? Moiss no ha olvidado que, en su primer intento por
ayudar a los judos, estos le dieron la espalda. Conoce el corazn de sus hermanos y no duda de
que ahora ocurrir lo mismo. Cul es el sentido de embarcarse en una misin que no dar
resultados? Pareciera que Moiss no ha registrado que Dios le ha garantizado un desenlace exitoso
para la misin. Las dudas que asaltan nuestra fe por lo general las motiva precisamente este error: la
incapacidad de atesorar lo que Dios ha hablado a sus hijos. La respuesta de Dios en 4.29 le
permite a Moiss echar mano de algunas herramientas que le darn un mayor respaldo frente al
pueblo. Un lder no debe olvidar nunca, sin embargo, que la mayor autoridad en su vida procede de
la intensidad de su comunin con Dios. Tiempo ms adelante, cuando Moiss descenda del monte,
los israelitas se llenaron de pavor porque su rostro resplandeca por haber estado en la presencia del
Altsimo (x 33.11).
5. La excusa de la incapacidad (xodo 4.10). Seor, yo nunca me he distinguido por mi facilidad
de palabra. Pareciera que Moiss ignorara que habla con alguien que s lo conoce. Se siente en
la obligacin de explicarle que sufre una discapacidad a la hora de hablar, como si este detalle se le
hubiera escapado al Seor. La historia del pueblo de Dios abunda en personas carentes de la
capacidad de llevar adelante la tarea a la que se les ha llamado. Sin duda, Moiss conoca la obra
extraordinaria del Seor en Abraham y Sarah, cuya esterilidad les impeda concebir hijos. Tambin
sabra de las experiencias de Jacob y Jos, que arribaron a lugares de autoridad por los caminos
ms extraos. La respuesta de Dios (x 3.11) ubica a Moiss frente al creador de todo, como lo es
tambin de su boca, su lengua, su paladar. El Seor, soberano sobre todas las cosas, tambin
decide mostrar su gloria a travs de un hombre que no es elocuente a la hora de hablar.
6. La excusa de la lgica (x 4.13)Seor insisti Moiss, te ruego que enves a alguna otra
persona Cuando Moiss acaba de enumerar sus propias dudas sale a la luz el verdadero problema:
sencillamente no quiere ir. No quiere dejar el lugar ni la vida donde est. Todas sus excusas no eran
ms que una cortina para esconder esta realidad que no quera afrontar. Su ltimo pretexto se
basa en la lgica y la razn. La verdad, hay gente mejor que yo, ms santa, ms preparada, ms
capacitada, menos pecadora, con ms fe, con ms experiencia! El Seor, sin embargo, no escoge
segn nuestros criterios de quin es apropiado, sino los de l. En el fondo, es precisamente la
debilidad del siervo la que permite que el poder de Dios se manifieste en toda su gloria. Con su
respuesta Dios (x 4.14) deja en claro que su paciencia tiene un lmite. Nuestras interminables
excusas pueden encender su ira.
Conclusin
La voluntad de Dios prevaleci y Moiss termin representando los intereses del Creador del
universo ante el faran. Recorri un camino con muchas luchas, pero fue testigo de una de las ms
asombrosas victorias operadas por el Seor en favor de su pueblo. Al final, porque se anim a creer
al Seor, se convirti en uno de los profetas ms distinguidos de la historia de Israel.

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