La Penitencia en Los Padres de La Iglesia
La Penitencia en Los Padres de La Iglesia
La Penitencia en Los Padres de La Iglesia
El orculo proftico se refiere propiamente a la cada del rey de Tiro. En realidad, el pasaje entero, Ez
28:1-19, es un poema-orculo contra aquel. Una nota de la Biblia de Jerusaln a 28:11, donde comienza
la prediccin de la mencionada cada, seala: "Por una acomodacin espontnea, la tradicin cristiana
ha aplicado a menudo este poema a la cada de Lucifer."
8 Esta versin de Ef 4,19, es ms prximo a la traduccin que hace la Vulgata del versculo, examinando
el cual y su contexto se percibe la idea paulina de que, privado el hombre del contacto con Cristo, se
termina por caer en una situacin de desenfreno que perjudica al mismo ser humano como tal: Ef 4,17.
Es una idea afn a Rom 1,18-32.
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Todo el Salmo 32 es importante como expresin del perdn tras el reconocimiento del pecado. El
versculo 5, completo, seala: "Mi pecado te reconoc, y no ocult mi culpa; dije: "Me confesar a Yahveh
de mis rebeldas." Y tu absolviste mi culpa, perdonaste mi pecado."
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(Ex 32:4); y sin embargo, segn su modo de actuar, el Dios de Israel los
custodi. Tampoco fue el pueblo el nico que pec, pues tambin peco
Aarn, el sumo sacerdote. Moiss, en efecto, dice: "Tambin contra Aarn
estaba Yahv violentamente irritado... Interced tambin entonces en su
favor y Dios le perdon" (Dt 9,20). Ya Moiss, suplicando en favor del sumo
sacerdote pecador, suaviz la ira de Dios. Y Jess, el Hijo nico que ora por
nosotros, no aplacar a Dios? No le impidi a Aarn, a pesar de su culpa, que
llegase a ser sumo sacerdote. Te obstaculizar a ti que, por provenir de los
gentiles, entres en la salvacin? Haz igualmente penitencia t tambin, oh
hombre: no se te negar la gracia. Adopta despus una vida irreprensible:
Dios ama verdaderamente a los hombres y nadie puede explicar su
clemencia a causa de su dignidad personal: incluso aunque se juntasen todas
las lenguas de los hombres, ni siquiera as podran explicar una parte de su
benignidad, es decir, ni siquiera una parte de lo que se ha escrito acerca de la
benignidad de Dios para con los hombres.
[] Hay, pues, hermanos, multitud de pecadores que se convirtieron y
consiguieron la salvacin, confesad tambin vosotros ardientemente al Seor
para que recibis el perdn de los pecados precedentes y, hechos dignos del
don celestial, podis heredar el reino de los cielos con todos los santos, en
Cristo Jess, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amn.
Este sexto punto, la bondad de Dios es mayor que el pecado, la podemos
complementar con un bello discurso de San Pedro Crislogo14:
Al ver al mundo oprimido por el temor, Dios procura continuamente
llamarlo con amor; lo invita con su gracia, lo atrae con su caridad, lo abraza
con su afecto. Por eso lava con las aguas del diluvio a la tierra que se haba
pervertido y constituye a No padre de la nueva generacin, le brinda su
amistad, le habla amablemente, le indica lo que debe hacer y lo consuela,
prometindole su favor para el futuro. Deja luego de darle rdenes y,
tomando parte l mismo en la tarea, ayuda a encerrar en el arca a aquella
descendencia que haba de perdurar por todos los tiempos, para que este
amor, que se manifestaba participando en aquel trabajo, borrara todo
temor, que es propio de la esclavitud, y para que as esta comunidad de
amor conservara lo que haba sido salvado por el trabajo en comn.
Por eso llama tambin luego a Abrahn de entre los paganos, engrandece
su nombre, lo hace padre de la fe, lo acompaa en el camino, lo cuida
durante su permanencia en un pas extranjero, lo enriquece con toda clase de
De l sabemos apenas que fue arzobispo de Rvena al norte de Italia y famoso predicador (Crislogo
significa palabra de oro). Se conservan alrededor de 200 sermones suyos o atribuidos a l. Ejerci
gran autoridad como obispo y estuvo muy unido al Papa Len Magno (440-461). Este texto es tomado
de sus sermones.
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bienes, lo honra con triunfos, lo regala con promesas, lo libra de las injurias,
lo consuela hacindose su husped y, contra toda esperanza, le concede
milagrosamente un hijo; para que, colmado con tantos beneficios y atrado
con tantas pruebas de la caridad divina, aprenda a amar a Dios y no a
temerlo, a rendirle culto por amor y no dominado por el terror.
Por eso consuela en sueos a Jacob durante su huida, y a su regreso lo
motiva a luchar y a trabarse con l en extraordinario combate; para que
terminara amando, no temiendo, al autor de ese combate.
Por eso llama a Moiss, revelndose como el Dios de sus antepasados, le
habla con amor de padre y lo urge a que libere a su pueblo de la opresin de
Egipto. Ahora bien, por todo lo que acabamos de evocar que
manifiesta cmo la llama de la divina caridad encendi los
corazones de los hombres y cmo Dios derram en sus sentidos la
abundancia de su amor, los hombres, que estaban privados de la
visin de Dios a causa del pecado, comenzaron a desear ver su
rostro. Pero la mirada del hombre, tan limitada, cmo podra abarcar a
Dios, a quien el mundo no puede contener? La fuerza del amor no mide las
posibilidades, ignora las fronteras. El amor no discierne, no reflexiona, no
conoce razones. El amor no se resigna ante la imposibilidad, no se
amedrenta ante ninguna dificultad. Si el amor no alcanza el objeto de sus
deseos, llega hasta a ocasionar la muerte del amante; va, por lo tanto, hacia
donde es impulsado, no hacia donde parece lgico que deba de ir. El amor
engendra el deseo, se enciende cada vez ms y tiende con mayor vehemencia
hacia lo que no consigue alcanzar. Y qu ms dir? El amor no descansa
mientras no ve lo que ama; por eso a los santos les pareca poco cualquier
recompensa, mientras no viesen a Dios. Por eso el amor que ansa ver a
Dios se ve impulsado, por encima de todo juicio sensato, por el
deseo ardiente de encontrarse con l.
Por eso Moiss se atrevi a decir: Si he obtenido tu favor; mustrate a m.
Por eso tambin se dice en otro lugar: Djame ver tu figura. Y hasta los
mismos paganos en medio de sus errores se fabricaron dolos para poder ver
con sus propios ojos el objeto de su culto.
II. LOS CAMINOS DE LA CONVERSIN
San Juan Crisstomo15 propone cinco vas donde la primera es la conclusin
de la invitacin que veamos en San Cirilo y por eso las presentamos como
Naci en Antioquia, donde recibi el bautismo cuando tena aproximadamente 20 aos. Hurfano de
padre -un alto oficial del ejrcito imperial fue educado por su madre Antusa, una cristiana ejemplar. Se
form con excelentes profesores y se gradu de abogado, pero luego dej la carrera para dedicarse por
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un segundo punto que completa todo lo que nos ha dicho el Padre catequista.
Esta propuesta del boca de oro es algo que nadie que quiera seguir a Jess
estar excusado de recorrerlos:
1. La acusacin de los pecados: El primer camino de penitencia
consiste en la acusacin de los pecados: Confiesa primero tus pecados,
y sers justificado. Por eso dice el profeta: Propuse: Confesar al Seor mi
culpa, y t perdonaste mi culpa y mi pecado. Condena, pues, t
mismo, aquello en lo que pecaste, y esta confesin te obtendr el
perdn ante el Seor, pues, quien condena aquello en lo que falt, con
ms dificultad volver a cometerlo; haz que tu conciencia est siempre
despierta y sea como tu acusador domstico, y as no tendrs quien te acuse
ante el tribunal de Dios. ste es un primer y magnfico camino de penitencia.
Sobre el reconocer nuestro pecado miremos este comentario de
San Jernimo16, presbtero, sobre el libro del profeta Joel:
Convirtanse a m de todo corazn, y que su penitencia interior se manifieste
por medio del ayuno, del llanto y de las lgrimas; as, ayunando ahora, sern
luego saciados; llorando ahora, podrn luego rer; lamentndose ahora, sern
luego consolados. Y, ya que la costumbre tiene establecido rasgar los vestidos
en los momentos tristes y adversos como nos lo cuenta el Evangelio, al decir
que el sumo sacerdote rasg sus vestiduras para dar a entender la grandeza del
crimen del Salvador, o como nos dice el libro de los Hechos que Pablo y
Bernab rasgaron sus tnicas al or las palabras blasfematorias-, as yo les digo
que no rasguen sus vestiduras, sino sus corazones repletos de pecado; pues el
entero a la teologa. Se retir por seis aos a vivir como monje en el desierto. Regres a Antioquia a
causa de una enfermedad y se orden primero de dicono (380) y despus de sacerdote (386) y
durante los prximos doce aos ejerci como prroco y predicador en su ciudad natal. Predicaba sin
descanso y se mostraba cercano a sus feligreses en sus tristezas y alegras. Su fama se extendi hasta la
propia capital imperial Constantinopla, donde, tras la muerte del arzobispo Nectario, fue electo su
sucesor. Como Patriarca de Constantinopla se destac San Juan Crisstomo por su amor a los pobres,
creando varias instituciones a su servicio. Se preocup tambin por los inmigrantes godos e hizo que
tuvieran un clero propio y celebraran la liturgia en su lengua. Se opuso a la corrupcin del clero y vivi
con gran sencillez. En sus sermones denunciaba las injusticias de los ricos y se gan por eso el odio
de la emperatriz Eudoxia, quien hbilmente se ali con el Patriarca Tefilo de Alejandra; ste conquist
el apoyo de otros 36 obispos para destituirlo de su cargo. Deportado al Cucaso, falleci el 14 de
septiembre del ao 407. Su modelo cristiano era San Pablo. Fue un maestro de la interpretacin bblica,
fiel a los textos e incansable para desentraar sus riquezas. Coment lnea a lnea y en profundidad el
Gnesis, los Evangelios de Mateo y Juan, Hechos de los Apstoles y las cartas completas de Pablo. Se
conservan casi 1500 sermones suyos. Fue el ms grande predicador del Oriente cristiano y de ah su
sobrenombre Crisstomo o boca de oro. Sus restos mortales descansaban en la Baslica de San
Pedro en Roma, el Beato San Pablo II, en un gesto ecumnico, se los entreg al Patriarca de
Constantinopla, Bartolomeo I.
16 Naci en Dalmacia, una de las provincias del imperio y estudi en Roma, la capital, donde recibi una
excelente formacin literaria y llev la vida de un joven de su tiempo. Era apasionado del arte de la
palabra y de los grandes escritores de la antigedad. En la noche de Pascua del ao 366 recibi el
bautismo.