Biografía de Arquímedes de Siracusa
Biografía de Arquímedes de Siracusa
Biografía de Arquímedes de Siracusa
inventor infatigable
Se dice siempre que la ciencia naci en la antigua Grecia y es completamente
cierto que en este pequeo rincn del mundo surgieron por primera vez muchas
de las ideas que comnmente definimos como cientficas. Los seres humanos
siempre han observado los fenmenos de la Naturaleza, desde los ms sencillos
como la cada de un objeto, hasta los ms complicados e inexplicables. Pero slo
cuando empezaron a indagar y estudiar plantendose las preguntas adecuadas,
naci el mtodo cientfico que ha permitido progresar en el camino del
conocimiento. Los antiguos griegos se interesaron profundamente por ciencias
como la geografa, la biologa, la medicina, la astronoma y las matemticas,
adems de la filosofa, naturalmente. A pesar de ello, pocas veces se dieron
realizaciones prcticas, es decir, mquinas capaces de ayudar en el trabajo. En
este sentido, Arqumedes fue una excepcin.
El Tornillo de Arqumedes, o tornillo sin fin, es una mquina hidrulica
utilizada en Egipto para el riego de los campos muy distantes del Nilo, y en
Espaa para bombear el agua de las minas. Aunque algunos dudaron de la
paternidad del sabio siracusano, los documentos papirolgicos demuestran que
esta mquina es posterior al siglo III a.C. En uno de los frescos de Pompeya
aparece un tornillo sin fin instalado horizontalmente y accionado por un
pequeo esclavo. Este instrumento, simple pero eficaz, se difundi Arqumedes
Tpi
ca Ilustracin de Arqumedes en la famosa baera donde floreci su
brillante idea del principio que lleva su nombre
Arqumedes no slo redact su famoso Tratado de los cuerpos flotantes, sino que
tambin invent el tornillo sinfn y los engranajes multiplicadores y de
multiplicadores, y generaliz la teora de la palanca. Nadie ignora esta famosa
frase: Dadme un punto de apoyo y levantar el mundo! Arqumedes fue
igualmente un gran ingeniero. Cuando el ataque a Siracusa por la flota romana,
hizo construir mltiples ingenios destinados a defender la ciudad: ballestas y
catapultas que lanzaban flechas y piedras, gras gigantescas que. lanzando un
garfio por entre los aparejos de las trirremes, atraan a stas hacia las rocas
contra las que se estrellaban. El resto de la flota romana fue incendiado por
inmensos espejos parablicos de bronce, prolijamente pulidos, que concentraban
a distancia los rayos del sol siciliano sobre las galeras enemigas.
EN EL SITIO DE SIRACUSA
En el ao 216, cuando Arqumedes tena ms de setenta aos de edad, muri el
tirano (rey) Hiern, que haba sido su pariente. Siracusa decidi aliarse con los
cartagineses era en el transcurso de la segunda guerra pnica y le puso sitio
un ejrcito romano al mando del cnsul Claudio Marcelo. Arqumedes era viejo y
deseaba continuar tranquilamente con sus estudios. Sus conciudadanos, empero,
conociendo sus dotes intelectuales, se dirigieron a l para que colaborara en la
defensa de la ciudad. Arqumedes, que siempre haba sabido cumplir con sus
deberes cvicos, accedi. La tripulacin de una de las naves sitiadoras que haba
osado acercarse a las fortificaciones, vio aparecer, con el despuntar del da, por
encima de las murallas, una especie de monstruosa y enorme tenaza que aferr
entre sus garras al navo, lo sacudi con fuerza y casi lo destruy. Era una
mquina blica proyectada por Arqumedes, que funcionaba sobre la base de
palancas y poleas. Al mismo tiempo, desde las murallas y desde las fortificaciones
comenzaron a caer sobre las otras naves ancladas a corta distancia, flechas y
pesadas piedras lanzadas con catapultas, que destruan puentes y cascos,
destrozaban los mstiles y daban muerte a los tripulantes.
LA TRGICA MUERTE
El asedio romano continu con la implacabilidad con que los romanos procedan
en tales casos. Durante cuatro aos pudo defenderse Siracusa, hasta que en el
ao 212, el da de la fiesta de la diosa Artemisa, las tropas sitiadoras lograron
entrar en la ciudad y la saquearon. Durante estas horas trgicas, varios soldados
romanos penetraron en la casa de Arqumedes. El sabio hallbase sumido en sus
clculos geomtricos y no oy siquiera la gritera, el fragor de las armas y el
pataleo de los caballos que llegaban de afuera.
Uno de los soldados lleg hasta la sala donde el sabio trabajaba, ajeno a la
tremenda lucha que se libraba en la ciudad. Se dice que el intruso experiment
desconfianza- hacia el anciano, absorto en su trabajo, y supuso que su actitud
deba ocultar algn ardid. Arqumedes haba trazado algunas figuras geomtricas
en el piso, y al ver las sandalias del inslito visitante demasiado cercanas a sus
dibujos, formul una advertencia pidindole que tuviera cuidado de no pisarlos. El
soldado, que estaba contemplando con codicia los instrumentos, atribuyndoles
valor considerable, levant su espada y asesin framente al anciano. ste tenia
entonces setenta y cinco aos.