Perspectivas Discurso Publico
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Perspectiva admirativa
Perspectiva crtica
Pues si estas dificultades nos entorpecen a nosotros, que somos de su esencia, no es difcil
entender que los talentos racionales de este lado del mundo, extasiados en la contemplacin de
sus propias culturas, se hayan quedado sin un mtodo vlido para interpretarnos. Es comprensible
que insistan en medirnos con la misma vara con que se miden a s mismos, sin recordar que los
estragos de la vida no son iguales para todos, y que la bsqueda de la identidad propia es tan
ardua y sangrienta para nosotros como lo fue para ellos. La interpretacin de nuestra realidad con
esquemas ajenos slo contribuye a hacernos cada vez ms desconocidos, cada vez menos libres,
cada vez ms solitarios. Tal vez la Europa venerable sera ms comprensiva si tratara de vernos en
su propio pasado. Si recordara que Londres necesit 300 aos para construir su primera muralla y
otros 300 para tener un obispo, que Roma se debati en las tinieblas de incertidumbre durante 20
siglos antes de que un rey etrusco la implantara en la historia, y que an en el siglo XVI los
pacficos suizos de hoy, que nos deleitan con sus quesos mansos y sus relojes impvidos,
ensangrentaron a Europa con soldados de fortuna. An en el apogeo del Renacimiento, 12 mil
lansquenetes a sueldo de los ejrcitos imperiales saquearon y devastaron a Roma, y pasaron a
cuchillo a ocho mil de sus habitantes.
Perspectiva problematizadora:
En todas las edades del mundo en que la mujer ha sido la bestia de los brbaros y la esclava de
los civilizados, cunta inteligencia perdida en la oscuridad de su sexo! Cuntos genios no habrn
vivido en la esclavitud vil, inexplotados, ignorados! Instryase a la mujer; no hay nada en ella que le
haga ser colocada en un lugar ms bajo que el del hombre.
Que lleve una dignidad ms al corazn por la vida: la dignidad de la ilustracin. Que algo ms que
la virtud le haga acreedora al respeto, a la admiracin y al amor.
Tendris en el bello sexo instruido, menos miserables, menos fanticas y menos mujeres nulas.
Que con todo su poder, la ciencia que el Sol, irradie en su cerebro.
Que la ilustracin le haga conocer la vileza de la mujer vendida, la mujer depravada. Y le fortalezca
para las luchas de la vida.
Que pueda llegar a valerse por s sola y deje de ser aquella creatura que agoniza y miseria, si el
padre, el esposo o el hijo no le amparan.
Ms porvenir para la mujer, ms ayuda!
Bsquesele todos los medios para que pueda vivir sin mendigar la proteccin.
Gabriela Mistral. La instruccin de la mujer, 1906.
Perspectiva reflexiva
Es preciso, por eso, recordar a nuestras sociedades lo que les espera. Advertirles que la literatura
es fuego, que ella significa inconformismo y rebelin, que la razn del ser del escritor es la
protesta, la contradiccin y la crtica. Explicarles que no hay trmino medio: que la sociedad
suprime para siempre esa facultad humana que es la creacin artstica y elimina de una vez por
todas a ese perturbador social que es el escritor o admite la literatura en su seno y en ese caso no
tiene ms remedio que aceptar un perpetuo torrente de agresiones, de ironas, de stiras, que irn
de lo adjetivo a lo esencial, de lo pasajero a lo permanente, del vrtice a la base de la pirmide
social. Las cosas son as y no hay escapatoria: el escritor ha sido, es y seguir siendo un
descontento. Nadie que est satisfecho es capaz de escribir, nadie que est de acuerdo,
reconciliado con la realidad, cometera el ambicioso desatino de inventar realidades verbales. La
vocacin literaria nace del desacuerdo de un hombre con el mundo, de la intuicin de deficiencias,
vacos y escorias a su alrededor. La literatura es una forma de insurreccin permanente y ella no
admite las camisas de fuerza. Todas las tentativas destinadas a doblegar su naturaleza airada,
dscola, fracasarn. La literatura puede morir pero no ser nunca conformista.