RodriguezL - Escenarios Norte Mexico
RodriguezL - Escenarios Norte Mexico
RodriguezL - Escenarios Norte Mexico
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Prlogo
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Daniel Sada . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Gerardo Cornejo
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Jess Gardea.
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Ricardo Elizondo
Bibliografa
Fotografias:
Portada:
"Hole in the Fence". Jos Galvez.
"Sin ttulo". Flavio Becerra.
Contraportada:
"Sin ttulo". Yvonne Venegas.
ISBN 970-32-0688-3
Impreso y hecho en Mxico
Bibllotecaa
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PRLOGO
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K. BHABHA
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Queden los escenarios como una puerta de entrada a los intrincados caminos de la literatura del norte de Mxico y la prctica
escritura! que la acompaa.
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Escenario 1
Parto de un elemento fundamental, visible, obvio, aunque a veces
olvidado cuando se trata de estudiar lo cultural: hablar de Mxico
es hablar de costumbres, formas de vida, creencias; es hablar de
ros, mares, bosques; es hablar de un pas heterogneo y plural. El
siglo xx constat y agudiz la sensacin de diversidad. Podemos
considerar las palabras de Guillermo Bonfil, no obstante estn
pensadas para un tema en concreto como es el de las culturas
indgenas, cuando dice sobre la cultura nacional: "la sociedad mexicana se compone de un abigarrado conjunto de pueblos y grupos
sociales que poseen y practican, cada uno de ellos, una cultura
especfica y diferente de las dems. El grado de divergencia cultural vara [,..] desde matices que no alteran la pertenencia a una
misma cultura bsica, hasta el contraste entre formas de vida
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norte de Tamaulipasa lado de la zona sur (lahuasteca) y las diferencias entre las ciudades fronterizas de Nuevo Laredo, Ciudad Jurez
o Tijuana, todo como punto ejemplificativo de la variedad que
se percibe en ese espacio que, desde siempre, ha sido de sumo
inters; sobre todo, se ha vuelto objeto de reflexin y anlisis,
ms que nunca, desde los aos ochenta del pasado siglo y hasta
la fecha.9
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La historia de la frontera norte de Mxico, tal y como la cono- \
cernoshoy como frontera, inicia en el ao de 1848,cuando Mxico \
pierde ms de la mitad de su territorio y se firma el Tratado de \
Guadalupe Hidalgo, con el que finaliza la guerra con Estados Uni- )
dos, iniciada dos aos antes. Evidentemente, en cuanto a lmites /
territoriales se refiere, la historia de la frontera norte "ha de remon- /
tarse a los primeros contactos entre las posesiones espaolas de !
Amrica y las colonias inglesas, pues de ah arranca la larga serie \
de conflictos que condujeron a la gradual e inexorableextensinde /
tal fronterahaciael sur [...]".10Unamiradaa losmapasqueacompaan J
el clsico trabajo de Peter Gerhard, La frontera norte de la Nueve!
Espaa, con los que vienen en el libro del citado Seplveda,resulta
aleccionadora para cerciorarse de la movilidad de la frontera, de
esa lnea divisoria que, incluso con el Tratado de 48, sigui dando
pie a querellas sobre la fijacin de lmites, que "no cesaron sino
hasta ms de un siglo despus, cuando se arregl la disputa sobre
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1983, p. 13.
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Por supuesto, habra que considerar otro tipo de discursos, como el cine o
los corridos, con su, a veces, carga mitologizadora. Pinsese, para el cine, en las
pelculas de los hermanos Almada, por ejemplo (cf Norma Iglesias, Entreyerba,
polvo y plomo. Lofronterizo visto por el cine mexicano, 1991 ); y para mirar los
temas que se presentan en los corridos vase la notable antologa El ro bravo
es charco (1995) de Gustavo Lpcz Castro.
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papel importante. As, es notable vislumbrar las intenciones y preocupaciones literarias tanto de las ciudades capitales como de las
ciudades fronterizas, situacin que descubre la activa multiplicidad
temtica y formal de lo producido;26 cada estado y cada ciudad ejercen a su modo la experiencia de creacin y recepcin de las obras.
Escenario IV
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Vase Rubn Sandoval, ed., Memorias de las jornadas de literatura regional (La., 2a. y 3a. Jornadas), 1997.
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Hasta ahora van dieciocho eventos. Las referencias de las memorias publicadas se encuentran en la bibliografia.
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Localizamos por ejemplo, entre otros, textos como "Camino hacia las
fuentes de la historia de la literatura de Sonora", de Carlos Moneada Ochoa
(IX Coloquio ... ); "El caso del narrador en la prosa sonorense", de Rita Plancarte
Martnez (X Coloquio ... ); "Observaciones lingsticas en textos literarios
sonorenses", de Andrs Acosta Flix (XI Coloquio ...).
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Vase el captulo dedicado al escritor Gerardo Cornejo.
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Jess de Len y Gabriel Pereyra, Palabras del norte. Memorias. Segundo
encuentro. "lectura y convcrsacion de escritores", 1991.
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cipal se encuentra precisamente en Tijuana. Florece pues un dinamismo cultural. Si bien en Sonora no existe un centro como aqul,
aparte de la Universidad, ha sido importante el trabajo editorial
que El Colegio de Sonora ha realizado.
Hay que considerar en lo arriba anotado que para la difusin,
posible lectura y reconocimiento de los autores, las antologas
publicadas por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes son
una referencia que debe ser considerada, pues cada una de estas
viene acompaada de una introduccin y una seccin biobibliogrfica bastante til; funcionan como fuentes de primera mano
que no pueden perderse de vista.36Un lector de la literatura de esa
regin encontrar la informacin adecuadapara profundizar en los
estudios.37 Como quiera que sea, estas antologas forman parte de
esos mecanismos de reflexin, bosquejados arriba, que indican el
inters suscitado al interior de los estados y fuera de ellos. Marcan
un rea que permite desde ya observarcon otros ojos los fenmenos
culturales de la zona norfronteriza.
Escenario V
La creacin de revistas independientes,con o sin apoyo del Estado,
ha sido fundamentalpara exteriorizarlo que se hace a nivel literario
en los estados del norte. De las ms duraderas estn A Quien
Corresponda y Umbrales (ambas de Tamaulipas, una de Ciudad
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Victoria y la otra de Nuevo Laredo). La primera es la que ha permanecido contra viento y marea como una muestra de constancia;
lleva hasta ahora ms de cien nmeros y es reconocida en varios
lugares del mundo. Tambin es relevante considerar la fundacin
de editoriales en la propagacin de esta literatura. Ah estn
Yoremito y La Espina Dorsal, las cuales, desde Tijuana, aportan
su visin de lo que se escribe en el norte. De las dos, Yoremito
cumpli, en un breve tiempo, un papel trascendente como difusora
de los escritores nacidos en los cincuenta y sesenta en alguno de
los estados norfronterizos; public novela, cuento, crnica, con
temas diversos y opciones formales; igual ciencia ficcin que
narrativa policiaca o literatura con tema homosexual. En los varios
ttulos, la editorial Yoremito expuso, a su modo, la efectividad de
la literatura de la frontera norte. Lo mismo ha intentado Ediciones
Papel, de San Luis Ro Colorado, Sonora, ntimamente ligada a la
Asociacin de Escritores de ese lugar. Y en igual lnea han hecho
cosas las instituciones dependientes del CNCA y los institutos
culturales de los mismos estados, que permitieron que los autores
jvenes y los no tanto publicaran en sus colecciones y revistas.
Abundan, por ejemplo, las publicaciones de autores nacidos en los
aos sesenta y setenta en Monterrey, Nuevo Len.
No creo que haya una zona dentro de la Repblica Mexicana
que muestre, con la excepcin del Distrito Federal, un movimiento
interactivo tan vivo y sui generis, que adems se agudiza al interior de los textos cuando se nota la calidad e intenciones estticas
de los autores, quienes, en esa diversidad cultural, proponen
poticas desde la ciencia ficcin, la narrativa policiaca, la novela
histrica o el humor, abocndoseal espacio de la frontera o, por el
contrario,huyendode l, como en el caso de PatriciaLaurent, quien,
desde Monterrey, sita varias de sus historias del libro Esta y otras
ciudades (1991) en pases de Europa, o el caso de Willivaldo
Delgadillo,quien,desdeCiudadJurez,traspasasu cosmos ficcional
al mundo rabe en la novela La virgen del barrio rabe (1997).
As, podemos descubrir un cuento que escrito desde Mexicali,
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J. lvarez, "Nyade", Orlando Ortiz, ed., En lasfronteras del cuento ..., p. 63.
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No estoy considerando, por supuesto, las obras que aluden a Tijuana, sino
los autores que viven en esa ciudad y participan de ella en su vida diaria.
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me haca del rogar. Deca: nel, con ese bato nel, ese bato anda con
todas, nel. La Carlota est zafada, nel, ese bato no. Te acuerdas,
pinche Saico?45
Esas imgenes no ocultan ni nulifican la frontera, por el contrario,
estamos observando un caleidoscopio de prcticas sociales que son
inevitables en la narrativa desarrollada en Tijuana y que exponen a
su manera las contradicciones humanas que nos rodean. Claro que,
en la literatura, la visin no puede ser tan trgica, o mejor, puede
ser sutilmente aligerada. Los recursos usados por el escritor Luis
Humberto Crosthwaite son el humor y la irona para desafiar el
mundo de la frontera. Qu mejor ejemplo que una de sus crnicas,
cuyo ttulo es "The invaders":46
sta es una tierra invadida. Al principio haba puros indios y llegaron
los espaoles a invadirlos. Luego haba puros mestizos y llegaron los
gringos a invadirlos. Luego se hizo la ciudad. Una ciudad para los
invasores. Esta ciudad no existira si no fuera por ellos. Necesitaban
un lugar para beber cuando sus leyes lo prohiban y construimos
cantinas para que se emborracharan y prostbulos para que murieran
de amor. Queran perder dinero e inventamos casinos. Trajimos para
ellos corridas de toros. Creamos un gran hipdromo. Importamos
pelotaris del Pas Vasco. Los invasores pensaban que Mxico debera
parecerse a Espaa e inventamos el primer table-dance, con bailarinas
de flamenco que castaeteaban y zapateaban enseando sus atrevidos
chamorros. [...] sta es una tierra que complace a los invasores.
Despus del arribo de los gringos se dejaron venir los chilangos, con
su actitud de supremaca y prepotencia. Fueron llegando poco a poco,
primero seducidos por la fayuca, despus huyendo de los temblores.
Cuando despertamos, los chilangos ya estaban aqu, dicindonos que
eran superiores a nosotros, que all en el D. F. las cosas son distintas,
mejores.Inclusonosotros,tan complacientes,terminamosaborreciendo
esa actitudmetropolitana,y algunosinsurgentesencabezaronsu propia
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Ante una reflexin como sta, desde la mirada del cronista que
observa y adems muestra un conocimiento del campo de accin,
uno distingue el destronamiento de la imagen de la frontera. La
desmitifica ciertamente como el lugar de la abundancia y a su
manera se acerca a un tipo de distanciamiento espacial frente a lo
que se ha planteado en la teora como metfora.
As pues, la produccin cultural de la frontera norte de Mxico,
especficamente en el campo de la literatura y mejor, en el mbito
de la narrativa, no es para nada cerrada, unvoca, ni nica. Es una
produccin que asume las diversidades de la creacin, de la imaginacin, a veces sin perder de vista la heterognea realidad que
envuelve a los estados norfronterizos de Mxico.
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ltimo Escenario
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En la bsqueda por distinguirse de la cultura centralista, los diferentes estados norfronterizos han creado una distancia frente a las
propuestas que se divulgan en la ciudad de Mxico. En el Coloquio
La literatura en Baja California: trayectoria, propuestas y perspectivas (1991), por citar un ejemplo, de uno u otro modo, se intent
ver la trayectoria literaria de ese estado, sin tener como punto de
referencia al Distrito Federal.48 Ms especficamente, Francisco
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F. J. Amparn, "Obstculos
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La idea, por cierto, no es tan novedosa. Vese Zulma Palermo, "Hacia una
historiografa literaria en el noroeste argentino", Sociocriticism, vol. XIII, 1998.
Y ya en la prctica literaria:Miguel Mndez, "De la microhistoriay la literatura",
Rosa Morillas Snchez y Manuel Villar Raso, eds., Literatura chicana. Reflexiones y ensayos crticos, pp. 33-39.
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Vanse, por ejemplo, aparte de Pueblo en vilo..., Jorge F. Hemndez, La
soledad del silencio. Microhistoria del Santuario de Atotonilco (1991); Carlos
Flores Marini, Apaseo el Grande: un estudio de microhistoria regional (1988).
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biogrfica. stas hacen posible el acercamiento concreto y especfico. En todo caso, "la microhistoria en cuanto prctica se basa
en esencia en la reduccin de la escala de observacin"53 y, corno,
procedimiento metodolgico, puede ser aplicable.
La utilidad de la microhistoria radica en que libera del anonimato
aquellos lugares que la historia oficial deja a un lado o sencillamente
no le interesan. Con la microhistoria se intenta llegar a argumentos
de cierto alcance, que rebasen lo que asigna la tradicin histrica.
Como lo anota Giovanni Levi: "Ciertos fenmenos que anteriormente se consideraban suficientemente descritos y entendidos, se
revisten de significados completamente nuevos al alterar la escala
de observacin. En ese momento es posible utilizar estos resultados
para extraer generalizaciones mucho ms amplias". 54 La microhistoria
es relevante porque el mtodo propuesto es lo suficientemente
maleable como para reconstruir espacios que pueden llegar a totalizar
la realidad y estar ms cerca de una historia que hace "aparecer
todas las discontinuidades que nos atraviesan" cotidianamente.55
As pues, esa categora permite que uno vaya de igual manera a
ciudades como San Luis Ro Colorado, Tijuana o Monterrey sin
perder de vista la zona norfronteriza como conjunto. Esta visualizacin no se estanca con la microhistoria literaria, por el contrario,
como mtodo, me permite recorrer lo que ha sido el desarrollo
cultural de ciudades particulares del norte.
A los autores de la frontera norte de Mxico no slo los une el ~
lugar geogrfico, sino la diversificacin de situaciones que se
explican a partir del mismo mbito espacial. Los antros de Tijuana,
el narcotrfico, la parodia de instituciones polticamente establecidas, la ciencia ficcin, lo religioso y la constante experimentacin
a travs de una escritura distintiva, fuera de todo realismo inmediato
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urbano, trascienden cualquier encasillamiento; se resalta la heterogeneidad de la prctica literaria.56 Con estilosdiferentes,los autores
enmarcan su escriturapara trascender a veces los variados espacios
de la extensa superficie del norte.
Como se ha intentado establecera lo largo de este texto, es en los
ltimos veinte aos del pasado siglo cuando se da un auge en la
literatura norfronteriza, pero esto no quiere decir que no haya
antecedentes. La continuidad en cuanto a obras y autores ha sido
sorprendente e inesperada, aunque explicable por una tradicin
narrativaque,subrepticiamente,en edicionesde autory publicaciones
en revistas y peridicos," daba indicios de lo que sucedera en el
futuro. Si bien estos antecedentes fueron opacados por el auge de
la literatura defea de los aos sesenta, ahora, a la distancia, es
que se redescubre su trascendencia.
Evidentemente, el tener presente como metodologa una microhistoria literaria implica reconocerse ms como literato, pues no
se olvida que estamos frente a una obra artstica a partir de la cual
fijamos nuestros criterios de anlisis;58 no es un criterio histrico
sino esttico el que determina la eleccin. En este sentido, he
tomado en cuenta, cuando es necesario, para mis reflexiones
alrededor de la narrativa norfronteriza las interrelaciones que se
consideran actualmente en la teora literaria: autor, obra, lector,
contexto; es decir, "aprehender el fenmeno literario de la manera
ms significativay completaposible,no slo averiguandoel sentido
de un contexto cultural, sino procurando estudiar cada autor en su
integridad esttica".59 No perder de vista el contexto y a su vez
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