Max Ernst o El Sentido de La Modernidad

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ax Ernst

o el Sentido
de la Modernidad
Oscar Gonzlez

ombre, ahora miro dormir a esta


mujer. De minuto a minuto se
espera el final del mundo, del
mundo exterior. Somos nosotros
mismos quienes de golpe hemos desafiado esas
consecuencias, arguyendo el carcter de nuestro
espritu. Qu me importa lo que se dice de
m puesto que no s quin haba, a quin
hablo y a favor de quin hablamos?...".
Andr Bretn

"H

1. ERNST Y LOS MOVIMIENTOS


MODERNOS

Toda vez que vamos a intentar una aproximacin a la obra pictrica de Max Ernst
(Brhl, 1891- Pars, 1976), es necesario consi
Oscar Gonzlez. Jefe de Promocin Cultural,
Universidad EAFIT.

Max Ernst o el Sentido de la Modernidad

derar para el efecto, los intentos que el realiz

drama del hombre moderno en la forma en

dentro de los movimientos modernos llamados

que l lo conceba,

Cubismo, Futurismo, Dad, Surrealismo y el


El mismo saba la necesidad de ir al fondo de
lo desconocido que Charles Baudelaire haba
sentido desde su bsqueda interior y exterior
como el del hilo de Ariadna de la poesa, dentro
de los principios y de las intuiciones extremas
y excesivas del movimiento simbolista y
romntico. En Ernst hallaremos una va
incesantemente meditada y reflexionada, que
es aquella que le involucro con, lo hemos
dicho, los movimientos modernos, pero
tambin con otros movimientos y en realidad,
con artistas determinados, como lo seran
Leonardo da Vinci, Boticelli, Rafael o Durero
que se han incluido en lo que los historiadores
de arte, han dado la denominacin de Renacimiento. O sea, que Ernst orienta su bsqueda
y su exploracin por otros movimientos, que
para l contienen tambin elementos, estructuras y sentido dentro de la modernidad, por
lo mismo, no hace exclusiones de ellos, del
alcance que tienen y de la necesidad de poseer
un conocimiento tambin de esa historia, de la
historia de la sensibilidad (Klibansky), que
considera que no basta con saber el momento
histrico, para decirlo todo sobre una obra de
arte, sino que es preciso ir ms all de ese
hecho ms o menos evidente, explorar ms
all de lo que es obvio. Ir por medio de la
implementacin de otros instrumentos en la
propuesta y planteamiento histrico.

Expresionismo y el Arte Abstracto, siempre en


calidad de provocador e incitador; dando y
proveyendo de elementos esenciales a estos
monmentos caracterizados por una deseo y
una ambicin de modernidad en el sentido de
la transformacin y cambio en la visin del
arte, que no podemos nosotros ocultar. Ernst
estuvo en constante coincidencia y contradiccin con estos movimientos que se
crearon en la modernidad, participaba e
intervena decididamente en ellos, pero nunca
se matriculaba de una manera absoluta e
inseparable. Modernidad es haber sabido
combinar y fusionar en su estilo, cada uno de
los estilos y de las estticas que hubo en cada
movimiento, en su ortodoxia.
Todo por esa intencionalidad de su obra que le
llev a inventarse un estilo propio, obteniendo
de cada movimiento lo principal, lo que le
pareca esencial, lo que conceba lleno de lo
sobrenatural, de lo surreal que siempre le
interes, hacia donde se inclin no para
humillarse ante lo desconocido, sino que desde
ese obsesin lcida por el misterio este le
conduca tambin a ser un inmensa crtico de
la realidad, por medio de instrumentos reales
e irreales, de lo visible como de lo invisible, del
azar, la risa, la irona, el humor, lo irracional
y lo racional, y el escndalo. Porque sin

2. PINTURA Y ESCRITURA: EL ARTE

dudarlo, la obra de Ernst escandaliza, sobre


todo aquello que obedece exclusivamente a la

LULIANO DE LA COMBINAClN

razn y a la ciencia. Ernst dice del misterio,


porque al hombre le es dado, por una fuerza

Max Ernst no slo har pintura y escultura, sino que tambin abordar la realidad
desde la escritura. Extiende pues, su mundo al

interior, el poder acceder a conocer el misterio,


pero el misterio comenzar de nuevo, ese es el
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Revista Universidad Eafit. Julio - Agosto - Septiembre 1998

de la escritura, ya que la
escritura para l consiste en una forma de pintura. Escribir es tambin
pintar, y esos textos que
caen a la escritura nos
hablan de l y revelan
muchos aspectos de su
pintura, llammosla meditacin sobre el arte, lo
esttico, la sensibilidad,
el sueo, los bosques y
la ciudad, la noche. Toda
una coleccin de inquietudes y obsesiones que
le rodearon en su vida,
quedarn all en el texto
como una huella y una
memoria de su personal
construccin. La pintura
y la escritura unindose
entre s y formando una nueva manera de
percibir y de enfrentar el hecho esttico, hecho
que observamos claramente expresado en sus
collages, frottages, en los grabados. Pensamientos y poesa en la pintura, que desde
ese momento no se deber ms al simple
mecanismo de la inspiracin.

instrumento ms, sino


para realizar el hilo conductor del continumm, o
sea de aquello que se
extiende, que se expande
no en el tiempo sino
exactamente, en lo que
l llama LA ABOLICIN
DEL TIEMPO. El tiempo
se destruye cuando aparece el azar, y en el
momento en que aquello que le hace y le
mueve a pintar es el
asombro, la contemplacin y el sueo. La
escritura no es una
explicacin de la obra,
cuando l da esos
nombres -que no son es
la relacin con un inane
ttulo de la obra- no lo hace para explicitar la
obra, para que el observador determine con
inmediatez, con obviedad de que se trata el
cuadro. La escritura no es lo complementario,
lo accesorio sino que la continuidad de la obra
pictrica. Poesa y meditacin, tal y como lo
estudiaron y lo preciso maravillosamente el
romanticismo y el simbolismo. (Ernst, Max,
1982).

La pintura es un texto, es una escritura que


propicia pues medios, vehculos de aproximacin, de revelacin, de reflexin, como lo es
la escritura. Y la escritura es aqu potica,
resultado de la aplicacin y de la prctica de
los mtodos inherentes a ella, o sea, de la
inspiracin como mtodo. Y Max Ernst tiene
su mtodo. Inspiracin es tambin, en l un
forma y un mtodo.

Es para decirlo de una vez, una expansin,


una extensin, una nueva dimensin del
sentido, provocando otra lectura. La obra no
se queda en la obra misma, sino que explota
cuando el observador la ve, es posible explorarla desde muchas rbitas, movimientos
en rotacin del sentido de la obra. De esa
manera, la escritura de Ernst es esencial
dentro de su obra. Y bien cabra citar al
historiador Mario Praz, cuando dice: El arte

Por ahora, destaquemos que Ernst recurre a


la escritura, pero no para hacer uso de un
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Max Ernst o el Sentido de la Modernidad

abstracto de Klee le indic a Rainer Mara Rilke


la solucin de un problema que lo absorba : la
relacin entre los sentidos y la espritu, lo
exterior y lo interior (..) Los paralelos entre artes
visuales y la literatura, por el contrario, me
parecen muy apropiados: los campos son aqu
ms cercanos, y ello se puede sostener -como
hemos visto-tomando casos de pintores que son
buenos escritores y escritores que saben dibujar.
(Praz, Mario, 1976).

absurdas e inconcebibles. Operacin que


despus, desarrollar completamente en los
collages, que es desde su percepcin La
transmutacin completa seguida por un acto
puro como el del amor se producir forzosamente
cada vez que los hechos dados conviertan las
condiciones en favorables acoplamiento de dos
realidades en apariencia inacoplables en un
plano que en apariencia no les conviene (... )
(Ernst, Max, 1982). La poesa y la pintura de
Ernst son intelectuales y visionarias. El
intelecto en el mundo de la poesa no est
separado ni escindido de la capacidad y
facultad visionaria. Obedecen a una suerte de
bsqueda en el campo y en el plano de lo
onrico. Vemos pues, que lo inconsciente y el
sueo no son parte de el mtodo, sino lo
onrico.

Max Ernst no slo har pintura y escultura,


sino que twnbin abordar la realidad desde la
escritura. Extiende pues, su mundo al de la
escritura, ya que la escritura para l consiste
en una forma de pintura. Escribir es tambin
pintar, y esos textos que caen a la escritura
nos hablan de l y revelan muchos aspectos de
su pintura, llammosla meditacin sobre el
arte, lo esttico, la sensibilidad, el sueo, los
bosques y la ciudad, la noche. Toda una
coleccin de inquietudes y obsesiones que le
rodearon en su vida, quedarn all en el texto
como una huella y una memoria de su personal
construccin.

Por esta va damos con lo que l mismo


llamaba su IDENTIDAD INSTANTNEA: "(...)
Respecto a la naturaleza", por ejemplo, puede
observarse en Max Ernst dos actitudes en
apariencia irreconciliables: la del dios Pan y la
del hombre pap que poseen todos sus misterios
y llevan a cabo burlndose la unin con ella ("se
desposa con la naturaleza", "persigue a la ninfa
Eco". afirman) y la de un Prometeo consciente y
organizado, ladrn del fuego, que, guiado por el
pensamiento, la persigue con odio implacable y
le dirige insultos groseros. A este monstruo slo
le complacen los antpodas del paisaje , siguen
diciendo las mujeres y una, ms bromista,
aade: Es a la vez un cerebral y un vegetal
(Ernst, Max, 1982). Identidad plena, como la
palabra plena que le permite verse a s nfismo,
que se anuda a la realidad para darle la
posibilidad de contemplarse. Ms que mirarse a s mismo, l se contempla, y es
la contemplacin la esencia de su obra, todo

Es eso, lo que queramos indicar sobre la


relacin de Ernst con la poesa, con la
literatura, con la escritura, en las que l no ve
un medio nada ms, que para explicar la obra,
sino para transportarla hacia otra rbita. De
all entonces, que tambin en sus textos Ernst,
se interesaba por sostenerse y someter la
realidad, poseer el mundo, dominarlo en su
totalidad como lo hizo el artista del, renacimiento, del manierismo o del barroco. Ha
sabido extraordinariamente operar con su
propio arte de la combinacin, valindose de la
poesa. La poesa ms que la escritura, es la
que permite y posibilita esta serie de
combinaciones inslitas y por momentos
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Revista Universidad Eafit. Julio - Agosto - Septiembre 1998

porque lo que la forma es la necesidad


fundadora de reconocerse en esa identidad que
se ha dado, y que por ello mismo no necesita
y no demanda un reconocimiento de los otros.
Reconocerse es rebelarse y l lo hace por medio
de la pintura o tambin, porque no, MAS ALL
DE LA PINTURA. El que crea, el creador no
busca el reconocimiento (la identidad) en los
otros, sino en aquello que ha creado.

(1945) o en todos y cada uno de los grabados


de Una semana de bondad o los siete
elementos capitales (1926).

Alcanz a extraer de la naturaleza, lo ms


esencial para l. Naturaleza que para nosotros
no es lo mismo que cultura, pues consideramos que la naturaleza o nuestra relacin
con ella, ha sido destruida en una totalidad
preocupante porque se ha hecho cesar por la
LA NATURALEZA: PROMETEO
racionalidad excesiva, el sentir y el experiROBA EL FUEGO A LOS DIOSES
mentar ese contacto con lo desconocido, con el
misterio: eso es a lo que Ernst llama con su
Cada obra de Max Ernst, desde su inicios
obra de arte y esa es su deseo. Instalarnos de
hasta el final, particularmente las corresnuevo en el mundo de la naturaleza y no en
pondientes a la dcada
el de la cultura, que lo
Es eso, lo que queramos indicar sobre la relacin
del 60, como: El cielo se
que hace es destruir lo
de Ernst con la poesa, con la literatura, con la
casa con la tierra, La
ms sagrado y lo ms
escritura, en las que l no ve un medio nada
roca submarina, El
profano en el hombre, el
ms, que para explicar la obra, sino para
superviviente o Los peces
sueo de conocerse a s
transportarla hacia otra rbita. De all entonces,
noctmbulos, -(nos remismo.
que tambin en sus textos Emst, se interesaba por
cuerdan las de Paul Klee);
sostenerse y someter la realidad, poseer el
mundo, dominarlo en su totalidad como lo hizo el
cada obra expresa la
La cultura lo que le
artista
del,
renacimiento,
del
manierismo
o
del
presencia y la permaproporciona es exactabarroco. Ha sabido extraordinariamente operar
nencia de la naturaleza.
mente lo contrario,
con su propio arte de la combinacin, valindose
Naturaleza interior (la de
conocerse pero por lo
de la poesa.
s mismo) y naturaleza
que otros le dicen y lo
exterior. Todo lo que se
que otros le revelen.
halla en la naturaleza le atrae, le domina y le
Ernst hace que observemos nuevamente eso
penetra, y all en la penetracin de la
que somos en relacin con la naturaleza: que
naturaleza se abisma en la contemplacin, se
seamos exploradores,de ella, que develemos su
desborda, se obnubila. Obnubilacin y
misterio, su ertica, su orden estructural,
fascinacin, encarnan en l la raz de esa
su violencia realizadora, su constante movibsqueda de conocimiento, y hacen parte
miento, como as lo intentaba ver Herclito,
insustituible de la aventura de lo sentidos. Ve
el Oscuro. Para expresar en su obra,
y reconoce en lo que ve de la naturaleza lo que
requiri de una permanente sed y ansia
l mismo es. Escucha los sonidos de adentro y
de conocer, y un conocer no orientado ha
de afuera. Ve una naturaleza hermosa y
obtener una ciencia del conocimiento, sino
transparente pero tambin una naturaleza
hacia un conocimiento mediado por la sensibioscura y cruel: La tentacin de San Antonio
lidad y la contemplacin. Ese es una clase de

3.

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Max Ernst o el Sentido de la Modernidad

conocimiento que cambia y se transforma,


porque es el del creador. Tal y como lo seala
Claude Lvi-Strauss: En el arte de Max Ernst
la pintura sigue siendo, en lo esencial, lo
que fue despus del fin de la Edad Media y el
Renacimiento hasta el siglo XX, de donde
extrae toda su nobleza: una escrupulosa labor
preparada por un tiempo de reflexin, de
ejercicio, y de duda (Lvi-Strauss, Claude,
1986).

la armona con el mundo, con el cosmos de la


que habla Cornelio Agrippa.

En el arte de Max Ernst la pintura sigue


siendo, en lo esencial, lo que fue despus del
fin de la Edad Media y el Renacimiento hasta
el siglo XX, de donde extrae toda su nobleza:
una escrupulosa labor preparada por un
tiempo de reflexin, de ejercicio y de duda.

4. LA INFANCIA: VOZ Y FENMENO

Tensin de Ernst durante su vida, la de


establecer los vnculos, nexos reales entre lo
evidente y lo oscuro, lo surreal y lo real, lo
abstracto y lo concreto, el eros y la muerte.
Todo esto ocurre en la interioridad secreta de
su obra y la interioridad externa y visible de
ellas mismas, y de sus textos poticos. Ernst
es entonces un poeta y un pintor. Aunque, lo
hemos mencionado, para nosotros poeta y
pintor sean lo mismo. El poeta pinta con las
palabras y el pintor pinta con los colores.
Tendremos este hecho como una caracterstica
esencial del movimiento surrealista. Quedemos
por ahora, en que la naturaleza en toda su
dimensin, es lo que obsesiona a Ernst, la
naturaleza en combinacin constante de lo
femenino con lo masculino.

DE LO DESCONOCIDO

Y sabemos que para Ernst el comienzo de


su mundo, de sus fantasas, de sus visiones,
de su inquietud, de su fascinacin, se halla
contenida en su totalidad era el momento
mismo de la infancia. Tenemos que la infancia
en Ernst no es un momento, sino aquello que
la Memoria, la diosa de la Memoria, hace que
nunca acabe, sino que en cada instante de la
vida, est hablando, simbolizando, formando,
conducindolo: la llama de la Memoria. La
infancia es otro instrumento ms del que se
valdr Ernst para darle forma a su destino
como artista, como hombre. Esa Memoria que
hace visible aquello que no conoce, pero que
del mismo modo, es aquello que sabe que est
dentro de l. Visiones que aparecen y desaparecen, eso es lo que queda en su obra.
momentos que explotan como piedras y
volcanes.

Todo para Ernst es uno y uno es el todo,


continuando una intucin oriental. Prometeo
es condenado porque ha sabido poseer la llama
que ilunna la oscuridad, la oscuridad que se
halla en la naturaleza y en el hombre, para
darles la claridad y la transparencia que har
que la harmona sea introducida nuevamente
en la vida del hombre, la harmona del hombre
con la naturaleza. Intento excepcional de Ernst.
Y en su obra quedan rastros, huellas, indicios
de ese intento sobrehumano. Harmona mundi,

Y es la infancia entonces la que es tambin


parte del mtodo de Ernst: El 2 de abril de
1891, a las 9.45 de la maana, Mar Ernst
estableci su primer contacto con el mundo
tangible, cuando surgi del huevo que su madre
haba depositado en el nido de un guila y que
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el ave haba empollado durante siete aos. Este

enero, los fieles pueden admirar su sarcfago

acontecimiento tuvo lugar en Bruhl, a seis millas

de oro, amado de piedras preciosas. Once mil

al sur de su vida antes que perder la castidad, y

vrgenes de Colonia prefirieron sacrificar su vida

sus frgiles reliquias ornan los muros de la

antes que perder la castidad, y sus frgiles

capilla de Bruhl, donde quizs ayudaron a Max

reliquias ornan los muros de la capilla de Brhl,

a superar muchos problemas, pues en esa

donde quizs ayudaron a Max a superar muchos

iglesia gran nmero de horas en el curso de

problemas, pues en esa iglesia gran nmero de

su niez.

horas en el curso de su niez. (Richter, Hans,


1973).

(... ) El primer contacto del pequeo Max con


la pintura se sita en 1894, cierta vez que

La naturaleza, la memoria, lo ritual, el

observ a su padre trabajando en una acuarela

encantamiento y la Infancia nos lo muestran

titulada Soledad. Representaba a un monje

realizando su obra. Porque aqu es necesario

leyendo, sentado en medio de una selva de hayas.

demostrar que Ernst no se basa en una teora

Emanaba de esa Soledad y de la manera en que

para probar su mundo, para hacrnoslo

habla sido trata una atmsfera de amenazadora

conocer, su mtodo tiene es que ver con las

calma Cada una de las innumerables hojas de

visiones, lo onrico. Es all, por medio de la

haya estaba pintada con una ansiosa minucia

naturaleza que l va a buscarlo donde, porque

y pareca dotada de vida propia, individual El

no decirlo tambin, el se encuentra lo que no

monje se hallaba tan fascinado por la lectura que

conoce, lo que apenas haba soado y pensado.

pareca extraamente fuera del mundo. La

El sueo de la infancia indestructible e invu-

sonoridad misma de la palabra monjeactuaba

nerable. Ir de nuevo al mundo de la infancia es

en su espritu infantil con una fuerza mgica

para Ernst una verdadera obra, la obra que se

y perturbadora .. . Colonia. All creci Max y se

hace para ir al encuentro de la su naturaleza

convirti en un lindo nio. Hubo varios inci-

misma. Por ello mismo un rbol, un ro, un

dentes dramticos en el curso de su infancia, pero

concha, una nube, el viento, la arena, etc., son

en conjunto no puede decirse que haya sido

para l instrumentos que llevan a obtener el

desgraciada .

resultado de la visin, lo que despus elaborar cuando crea la tcnica del frottage:

Colonia fue en otros tiempos una colonia

Dos hermanos (1926) y Dos muchachas

romana, Colonia Claudia Agrippinensis, trans-

desnudas (1926). La infancia habla cuando se

formndose ms tarde en uno de los centros

ha tenido, es la patria verdadera y autntica

culturales ms importantes de la Edad Media.

del hombre, su ms precioso territorio, Max

All alienta todava el hoy el espritu del soberbio

Ernst lo saba.

mago Cornelio Agrippa, nacido en la ciudad, y

5. TCNICA Y MTODO

el de Alberto Magno, quin vivi y muri en ella.


Los huesos de otros tres magos, Gaspar, Melchor

En Max Ernst, la tcnica no es una tcnica

Baltazar, los sabios llegados de Oriente, reposan

totalmente racional, es irracional. Todo sto

en la catedral de Colonia, y cada ao, el 6 de


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Max Ernst o el Sentido de la Modernidad

resulta obviamente contradictorio y absurdo

cuando es un dios, porque el artista, en esa

para quin no pueda observar el mundo sino

resolucin del problema, el problema en la

desde los esquemas y los elementos que le

obra, resuelve el dolor, es consciente del

provee la razn. Tampoco esto quiere decir

destino, pero no resuelve la muerte. Max Ernst

que la locura sea la que proporcione entonces

no se somete a la frmula sino a la tcnica. Y

la verdad o lo verdadero. Es que la irracio-

es ah, en la conciencia de lo irresoluble, en

nalidad, no es la locura, y siendo la locura es

donde l, sabe que la obra se desarrolla es por

la locura del sabio, la que vemos en Socrtes.

medio de una tcnica, que proviene de la

De la locura que dice la verdad, la santa locura

voluntad, en eso es totalmente nietzscheano.

o la locura santa.

De all se deduce, para nosotros, que s Ernst


explora lo maravilloso, lo hace desde el dominio

Desde all Ernst le da forma a su mtodo. Y no

total o no de su voluntad. Que no es la

es el mtodo occidental, por medio del cual se

racionalidad. La voluntad es la que orienta, la

prueba o no la existencia de un hecho, de una

que determina los momentos del delirio y los

cosa, sino el mtodo de lo intuitivo, porque la

momentos de la alucinacin, de la ALUCINA-

verdad solo se queda all un momento, un

CIN SIMPLE, como la llamaba Rimbaud. Y

instante. Por eso, l inventa constantemente

Ernst quiere un DESORDEN DE LOS SENTI-

mtodos y tcnicas, por eso mismo el inventa

DOS, pero desde la voluntad misma. Teora

estilos, formas, por eso hace escultura, pintura

de la representacin del mundo y de la

y poesa. Por eso va de un estilo a otro:

voluntad como medio ideal para equilibrarlo,

expresionismo, cubismo, abstraccionismo,

ordenarlo.

surrealismo, etc. La verdad para Ernst se


halla instalada en el movimiento. Todo es

De esa manera Ernst dice con absoluta claridad

movimiento, insaciabilidad, estabilidad e

a Robert Lebel que: Siempre he sido consciente

inestabilidad, equilibrio y desequilibrio. Nada

de que el abandono voluntario al trance que

se sostiene por s mismo y Ernst no busca

llamamos creacin (y que Nietzsche llamaba

tampoco ese dominio de s mismo, el artista no

ebriedad creadora es comparable al delirio

sabe como dominarse a s mismo. No acontece

producido por el alcohol y otras drogas Puede

ni se realiza en la inmovilidad. Es lo exttico

acarrear las mismas euforias y las mismas

ms que el xtasis lo que le incita. Ernst es un

depresiones. A veces me han preguntado por qu

incitado y por ello mismo un incitador.

no tomaba opio, cocana, haschich o mescalina

Para l nada se resuelve y lo insoluble es su

Claro: por qu no?. Probablemente porque

deseo.

para mi el calificativo de surreal tena para


m otros significados. No exclua la euforia

Pero l no desea tampoco hallar frmulas

Tampoco la alegra ertica de pintar....

para nada. Desea es la tcnica, la tcnica no se

(Quinn, Edward. Max Ernst. 1977). Y s unos

imnoviliza, es solamente movimiento. Dolor

pocos participantes del movimiento surrealista

experimenta por saberla, dolor que solamente

de Pars, como Artaud, Crevel, Desnos, etc.,

acaba cuando est haciendo la obra, o sea

recurrieron a las prcticas con mediumms


18

Revista Universidad Eafit. Julio - Agosto - Septiembre 1998

o videntes, eso no indica ni expone que todo el

cin maravillosa. En donde la ciudad es la

surrealismo consisti en ello. Es de la inspi-

Ciudad entera (1936), y como lo expresa U.

racin como mtodo, d la que Ernst participa.

W, Schneede: Las ciudades enteras no lo son

La inspiracin tambin posee un mtodo,

exactamente; son ciudades en ruinas. En una de

como el del mstico, si es dable hacer una

las versiones del tema, la ciudad situada en la

comparacin de est ndole. Ernst sabe que el

cima de. la montaa da la impresin de ser la

erotismo, es tambin un medio. Mtodo

ruina de una ciudad utpica imaginada por un

basado en la inspiracin y en las palancas del

arquitecto del siglo XIX, lo que tras un desastre,

erotismo.

puede quedar del palacio proyectado por Schinkel


en la Acrpolis. (Ibid). Ciudades inventadas

6. LA MIRADA

por la mirada, espacios metafsicos y calles


fsicas creadas por una mirada de la Memoria

Otro elemento esencial en la obra de Ernst

y desde lo onrico. Tal es la verdad: no son

radica en la funcin exploradora, en la

ciudades destruidas, sino ciudades que halla en

intencin explosiva de la Mirada. Y esa Mirada

un trozo de madera, en una concha de mar, en

no es de cualquier clase, es una Mirada que

el movimiento de una anmona o en la textura

alcance a revelar, que domine, que se intro-

de una flor.

duzca en todo, que ilumine lo que est oscuro,


que observe en el fondo mismo de la

En donde la lluvia est haciendo tambin su

Naturaleza, de las cosas, de los seres. Mrada

obra como en Europa despus de la lluvia

que explore, que halle lo que est oculto,

(1940), o cuando observamos ese cuadro

oculto por la racionalidad, por el miedo,

fantasmal y hermoso: Napolen en el desierto

barreras que condicionan el acceso a lo

(1941). La mirada que descubre y lo hace para

maravilloso. La Mirada es donacin para el

violar el obstculo de la realidad. La cada que

descubrimiento. No es lo mismo ver que Mirar.

twnbin es del mundo onrico. Y es el onirista

Ver no tiene ms duracin que la que la

el que Mira en la caverna lunar del sueo.

necesidad indica, mientras que Mirar dura

Tambn all, en esa otra realidad, es donde

siempre, hace vasos comunicantes con la

Ernst hace de la Mirada su vehculo. Para ir por

Memoria. La Mirada y la Memoria fundan un

el bosque, por la ciudad y naturaleza, por el

mundo de relaciones, de conexiones. Y en Ernst

ocano onirico. 0 sea, que tenemos una Mirada

es observable este fenmeno.

que observa lo interior y lo exterior, en dos


planos al mismo tiempo.

La Mirada del bosque o de la ciudad o de la

7. ERNST Y EL GRAAL DE LO

lluvia le llevan a construir esos cuadros, en los

SIMBLICO

que el bosque disemina, extiende, expande


realidades -la eternidad es una medida de
intensidad, no de duracin, nos dice Eunice

Dentro de esta tentativa de aproximacin

Odio-, observarnos estas transformaciones,

a la obra de Max Ernst, es necesario decir

somos miembros videntes de esa transmuta-

tambin que no toda la crtica de arte, ni


19

Max Ernst o el Sentido de la Modernidad

muchos historiadores se interesen por tratar

cuando lo es realmente, consciente o incons-

la obra, o es ms por excluirla como ocurre

cientemente, porque lo que no se borra ni se

con E. H. Gombrich (Gombrich, Ernst. 1984).

acaban son los hilos invisibles del conocimiento.

Y es que existen factores que as lo deter-

Ernst saba que la ciencia es la de la naturaleza

minan: la invencin de un mundo simblico

y no la de la tecnologa.

que es constante en Ernst. Esa obsesin por lo


simblico es lo que hace que historiadores,

Herbert Read preciso admirablemente este

crticos, artistas e inclusive el observador

aspecto: Muchos crticos, preocupados en exceso

comn, no experimenten lo mismo que

por el contenido simblico de pinturas como las

experimentaron los dadastas como Tzara, los

de Max Ernst no se. paran a calibrar sus mritos

surrealistas como Breton o historiadores

estticos, y los condenan sin apelacin como cosa

como Robert Lebel o W. M. Schneede.

perteneciente al dominio de la psicologa o d la


literatura, o a cualquier otro, excepto el de la

Tambin existe una causa ms, la ostensible

pintura. Tales crticos muestra con ello sus

radicalidad, la rebelda, la irona, la libertad

limitaciones, porque si se aviniera por un

libertina de Ernst. Ernst habiendo hecho

momento a prescindir del simbolismo descubri-

relaciones con: todos los movimientos de la

ran (consintiendo en dar pruebas de una

modernidad, no podemos incluirlo determinan-

sensibilidad sin prejuicios) una infinita

temente en uno de ellos. Diremos ms bien y

fascinacin en el colorido y la textura de la

esto resultar totalmente atrevido, que Ernst

pintura actual. Porque Max Ernst es ante todo

ha sido el creador y el orientador de su propio

un artista en el sentido estricto del vocablo -un

movimiento y como prueba de ello, bien lo

hombre que pinta con gusto y sensibilidad. Se

podemos probrar viendo la composicin, la

sirve de tales dotes para transmitir su visin

forma, el color y la exuberancia de lo surreal

-su visin simblica- exactamente del mismo

y de lo maravilloso que hay en las obras de

modo que Blake se serva de su sensibilidad de

Leonora Carrington, Remedios Varo, Leonor

poeta para transmitir su visin simblica... .

Fini o de Dorothea Taninng. Mediador de

(Read, Herbert. 1988). Puede que para noso-

lo femenino. Musas creadoras, no simples

tros, los simbolos de Ernst no se hallen en la

inspiradoras.

misma cuadratura que los de Blake, ni posean


la misma densidad, ni la misma concentracin,

Tratando entonces el tema del simbolismo de

pero sin duda, Ernst ha construido un mundo

Ernst indiquemos que al l concurren explo-

real, por medio del sueo, de eso que hemos

sivamente movimientos artsticos como el

mencionado, quiz demasiado, la exploracin

renacimiento, el barroco, el romanticismo y el

del inconsciente. Teniendo una voluntad total

simbolismo. De todos ellos ha extrado, ha

para hacerlo, pues para intentar percibir la

saqueado lo que ha necesitado para realizar su

visin se necesita de una fuerza inmensa y de

obra. Y lo ms extraordinario es que ha sabido

una capacidad de claridad y de lucidez intensa,

decirlo, expresarle. Todo artista se halla en

de no ser por ello, el artista o el mediador

conexin con el arte de todos los tiempos,

tienden a quedarse ellos mismos, en un


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Revista Universidad Eafit. Julio - Agosto - Septiembre 1998

NOTAS

obstculo irresoluble, en el cual se experimenta


incapaz de fusionar lo ideal con lo real. Ernst
le concede toda su vida llevar a cabo esta
prueba.
Los smbolos de Ernst son los mismos de la
naturaleza. Y son smbolos que el extrae con

l.

Breton, Andr. (1974). Apuntar del da. Caracas:


Monte vila Editores.

2.

Emst, Max. (1982). Escrituras. Barcelona: Ediciones Polgrafa.

3.

Praz, Mario. (1976). Mnemosina, Paralelo entre


la literatura y las artes visuales. Caracas: Monte
vila Editores.

4.

Emst, Max. (1982). Escrituras. Barcelona: Ediciones Pofigrafa.

5.

Ibid.

6.

Lvi-Strauss, Claude. (1986). Mirando a lo lejos.


Buenos Aires: Emec Editores.

7.

Richter, Hans. (1973). Historia del Dadasmo.


Buenos Aires: Ediciones Nueva Visin.

8.

Quinn,Edward. Max Ernst. (1977). Barcelona;


Ediciones Polgrafa.

9.

Ibid.

la palanca de la Mirada, por medio del mtodo


de la ALUCINACIN SIMPLE que preconizaba
Rimbaud. Mtodo que para Ernst, lo cual no
se debe olvidar, no es provocado por elementos o medios exteriores o artificiales -LOS
PARASOS ARTIFICIALES, Baudelaire- sino por
medio de la Mirada irritada. Desde Boticelli,
Leonardo y por intervencin del soador. Es el
soador el que Visita los mundos, el que se
adentra en una obra, no para interpretarla,
explicarla sino para instalarse en ella y ser el

10. Gombrich, Ernst. (1984). Historia del arte.


Madrid: Alianza Editorial.

portador de su clave. Drama y duelo del que


la penetra con el cuerpo y lo sentidos de la usa

11. Read, Herbert. (1988). Historia de la pintura


moderna. Barcelona: Ediciones del Serbal.

y la mana.

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