Amartya SEN El Valor Universal de La Democracia
Amartya SEN El Valor Universal de La Democracia
Amartya SEN El Valor Universal de La Democracia
Amartya SEN
SUMARIO: I. Introduccin; II. La experiencia hind; III. Democracia
y desarrollo econmico; IV. Las funciones de la democracia; V. Universalidad de los valores; VI. El argumento de las diferencias culturales; VII. Dnde corresponde el debate?; VIII. Referencias.
I. INTRODUCCIN
En el verano de 1997, un reconocido diario japons me pregunt acerca de
cul haba sido, a mi juicio, el acontecimiento ms significativo del siglo
XX. Esta pregunta me pareci inusualmente estimulante ya que los ltimos
cien aos han servido como escenario a incontables eventos de suma trascendencia. Los imperios europeos, especialmente el britnico y el francs
que tan claramente dominaron el mundo, llegaron a su fin. Fuimos testigos
de dos guerras mundiales. Vimos la cada del fascismo y el nazismo. El siglo vivi del auge del comunismo y de su cada (como en el bloque sovitico) o su transformacin radical (como en China). Tambin vimos un desplazamiento del dominio econmico de Occidente hacia un nuevo
equilibrio que protagonizan tanto Japn como el sur y sudeste de Asia. A
pesar de que esta regin padezca problemas econmicos y financieros actualmente, los efectos de estos problemas no neutralizarn el desplazamiento del equilibrio de la economa mundial obtenido a lo largo de varias
dcadas (en el caso de Japn, a lo largo de la mayor parte del siglo).
* El presente artculo fue originalmente publicado en el Journal of Democracy, de The
Johns Hopkins University Press, vol.3, nm. 10, bajo el ttulo Democracy as a Universal
Value. La publicacin se hace bajo expresa autorizacin del Journal of Democracy. La traduccin fue realizada por Michel Seiner Pellny, y publicada por primera vez en Themis. Revista de Derecho, Mxico, segunda poca, nm. 47, 2003.
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Sin embargo, de todos los procesos de desarrollo que sucedieron a travs del siglo XX, al fin y al cabo, no tuve dificultad alguna para elegir uno
solo en tanto que el ms notable como el ms influyente del periodo: el
auge de la democracia. Esta eleccin no fue tomada en desmedro de la importancia de otros hechos, sino basada en la firme creencia que en un futuro
lejano, cuando el ser humano estudie lo que pas a lo largo de este siglo, no
ser difcil que concuerden en la primaca del apogeo de la democracia
como una de las formas de gobierno preminentes.
La idea de la democracia se origin, que duda cabe, en la Grecia antigua,
hace ya ms de dos milenios. Nimios esfuerzos orientados a la democratizacin se realizaron en otras partes del mundo tambin, incluso en la
India.1 No obstante, es en la Grecia antigua donde la idea de la democracia
toma cuerpo y es practicada seriamente (aunque con ciertos lmites), hasta
su colapso ante otras formas de gobierno ms autoritarias y asimtricas.
Despus de sucumbir ante el autoritarismo, no existi otra prctica de gobierno semejante.
Desde este punto de vista, la democracia tal como la conocemos tom
largo tiempo para renacer. Su paulatino y finalmente victorioso ascenso
como sistema funcional de gobierno fue catalizado por muchos acontecimientos, desde la firma de la Carta Magna en 1215, consintiendo con las
revoluciones francesa y americana del siglo XVIII, y arribando a la separacin cultural, social y econmica de Europa y Amrica del Norte en el siglo
XIX. Fue en el siglo XX, sin embargo, que la idea de la democracia se convirti en la forma normal de gobierno a la que cualquier nacin tiene derecho, est en Europa, Amrica, Asia o frica.
La idea de la democracia como forma de compromiso universal es muy
reciente y es, esencialmente, un producto del siglo XX. Los rebeldes que limitaron el poder del rey de Inglaterra por medio de la Carta Magna vieron
su necesidad como una solucin netamente local. En clara discordancia,
tanto los americanos en la lucha por su independencia como los franceses
de la revolucin, contribuyeron enormemente al esclarecimiento de la urgencia de la democracia como sistema general. Sin embargo, el enfoque de
sus demandas prcticas se mantuvo confinado localmente a los dos lados
del Atlntico Norte y finalmente se estableci en la especial historia econmica, poltica y social de la regin.
1 En Punto contra punto, de Aldus Huxley, esto fue suficiente para dar una excusa
adecuada a un marido infiel, quien dice a su esposa que debe ir a la biblioteca del British
Museum en Londres a estudiar la democracia en la India Antigua, cuando en realidad va a
visitar a su amante.
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A travs del siglo XIX, los tericos de la democracia discutan cmodamente si una nacin u otra eran consideradas aptas para el sistema democrtico. Este pensamiento finalmente cambi en el siglo XX, cuando se
reconoci como errada la pregunta en s misma: una nacin no tiene que ser
declarada apta para la democracia; por el contrario, tiene que convertirse
en apta mediante la democracia. ste es un cambio trascendental, extendiendo el alcance potencial de la democracia al mximo de personas, a pesar de sus variadas historias, culturas y dispares niveles de afluencia.
De igual modo, fue en este siglo cuando la gente acept que la libertad
para todos los adultos tiene que referirse, precisamente, a todos los adultos, no slo los hombres sino tambin las mujeres. Cuando tuve la oportunidad de conocer a Ruth Dreyfuss, distinguida mujer y presidenta de Suiza,
record que hace un cuarto de siglo, las mujeres suizas no podan votar.
Hemos, finalmente, alcanzado el punto de reconocer que la cobertura de la
universalidad, como la cualidad de la misericordia, no se restringe a grupo
alguno.
No niego que existen retos para la universalidad que la democracia proclama. Estos retos se manifiestan de distintas maneras y provienen de distintas direcciones. Ms aun, sta es una parte de la temtica del presente ensayo. Me dispongo a examinar la proclamacin de la democracia como
valor universal y las disputas que envuelven esta proclamacin. Antes que
empiece este ejercicio, sin embargo, es necesario asir claramente el sentido
en el cual la democracia se ha convertido en una creencia dominante en el
mundo contemporneo.
En cualquier poca y clima social, existen creencias marcadas que parecen suscitar el respeto a una regla general como ajuste en un programa
de computacin, son consideradas correctas salvo que su asuncin est
precisamente negada. Por ms que la democracia no sea practicada ni aceptada universalmente, en la opinin mundial general el sistema democrtico
ha alcanzado ahora el estatus de ser visto como correcto. La pelota est, en
gran medida, en la cancha de quienes atacan a la democracia para obtener
justificacin de su propio rechazo.
ste es un cambio histrico de data reciente, que se remonta a cuando
quienes abogaban por la democracia de Asia o frica tenan que hacerlo
con sus espaldas contra la pared. Aunque todava tenemos razn suficiente
para discordar con aquellos que, implcita o explcitamente, rechazan la necesidad de la democracia, tambin debemos notar cmo el clima general de
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la principal garanta democrtica contra la escasa explotacin del sectorialismo. Esta garanta es, en efecto, esencial para la supervivencia y prosperidad del pas como variado hogar no slo de una mayora hind, sino de la tercera mayor poblacin mundial musulmana y hogar de millones de cristianos
y budistas, al igual que la mayora de los sikjs,2 parsis3 y jains4 del mundo.
III. DEMOCRACIA Y DESARROLLO ECONMICO
Se dice que los sistemas no democrticos son mejores para forjar el desarrollo econmico. Esta creencia a veces se denomina Hiptesis Lee,
por la postulacin hecha por Lee Kuan Yew, lder y ex presidente de Singapur. Sin duda, est en lo correcto al afirmar que algunos Estados disciplinarios (como Corea del Sur, Singapur y la China de la posreforma) tienen mayores ndices de crecimiento econmico que muchos pases de corte menos
autoritario (incluidos India, Jamaica y Costa Rica). La Hiptesis Lee, sin
embargo, se basa ms en el empirismo espordico de selectivismo extremo
y con relativamente escasa informacin, que en exmenes estadsticos generales basados en grandes campos de informacin. Una relacin general
de este tipo no puede ser establecida sobre una base de evidencia tan selectiva. Por ejemplo, no podemos tomar el alto crecimiento de Singapur o
China como pruebas definitivas acerca del xito econmico del autoritarismo, ni es posible aplicar exactamente la misma medida para arribar a
la conclusin opuesta al hablar del hecho que Botswana, el pas con mayor rcord de crecimiento econmico de frica, en efecto, uno de los mejores rcords de crecimiento econmico del mundo, sea un oasis de la democracia en el continente desde hace varias dcadas. Necesitamos un estudio
emprico mucho ms sistemtico para arribar a este tipo de conclusiones.
De hecho, no existe evidencia contundente que muestre que el gobierno
autoritario y la supresin de derechos civiles y polticos sean benficos
2 Los sikjs son un grupo tnico de casi 20 millones de habitantes de la regin hind de
Punjab. Su religin es una mezcla de budismo con hinduismo. Los sikjs ocuparon cargos
prominentes en el ejrcito ingls durante la etapa colonial en India (NT).
3 Los parsis son un grupo migratorio de zoroastranos a la India (especialmente al rea
de Bombay) provenientes de Irn. Se les conoce como parsis por ser gente de Persia. Sus
comunidades han recibido una gran influencia de las religiones y prcticas hindes por lo
que en la actualidad no se puede hablar de un zoroastrismo puro de sus creencias (NT).
4 La religin jain es una de las ms antiguas religiones del mundo; tambin era conocida como shraman dharma, nirgranth dharma, etctera. No deriva de ninguna otra religin
sino que es independiente, reconocida por varios nombres durante diversos periodos (NT).
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para el desarrollo econmico. En efecto, la estadstica general no nos permite llegar a tal conclusin. Estudios empricos sistemticos (por ejemplo
de Robert Barro o Adam Przeworski) no dan fundamentos significativos a
la posicin que plantea un serio conflicto entre derechos polticos y rendimiento econmico.5 El vnculo direccional parece depender en demasa de
diversas circunstancias, y mientras que algunas investigaciones estadsticas denotan una mnima relacin negativa, otras encuentran una marcadamente positiva. Si todos los estudios son vistos en conjunto, la hiptesis
ms plausible es la que plantea que no existe relacin alguna entre desarrollo econmico y democracia. Ya que la democracia y la libertad poltica
tienen importancia en s mismas; el caso, por tanto, permanece brumoso.6
La cuestin tambin implica un tpico fundamental de mtodos de investigacin econmica. No debemos slo ver conexiones estadsticas sino
que tambin es necesario examinar y escrutar los procesos causales que se
involucran en el crecimiento y desarrollo econmico. Las polticas econmicas y las circunstancias que llevaron al suceso econmico de Asia Oriental ya estn razonablemente comprendidas. Mientras que diferentes estudios empricos tienen nfasis variados, existe amplio consenso de una lista
de polticas positivas que incluyen la apertura hacia la competencia, el
uso de mercados internacionales, la provisin pblica de incentivos para la
inversin y la exportacin, un alto nivel de alfabetismo y escolaridad, reformas territoriales exitosas y otras oportunidades sociales que amplan la
participacin en el proceso de expansin econmica. No existe razn alguna para asumir que cualquiera de estas polticas es inconsistente con el sistema democrtico y tan slo podra ser impuesta a la fuerza por mtodos
autoritarios coincidentemente existentes en Singapur, China y Corea del
Sur en ese entonces. En efecto, contamos con evidencia real que muestra
que lo que se requiere para generar pronto crecimiento econmico es un
clima econmico amigable y no un sistema poltico autoritario.
Para completar este examen, debemos ir ms all del restringido campo
del crecimiento econmico y escrutar las demandas ms amplias del desarrollo econmico, incluyendo la necesidad de seguridad econmica y social. En ese contexto, tenemos que ver la conexin entre derechos civiles y
polticos, de un lado, y la prevencin de grandes desastres econmicos del
otro. Los derechos civiles y polticos proporcionan a la sociedad la oportu5
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gobierno con respuestas interviene para aliviar el hambre. Ya que las primeras vctimas de la hambruna son los indigentes, las muertes se pueden
prevenir recreando ingresos (por medio de programas de empleo) que hagan accesible la comida para potenciales vctimas de la hambruna. Hasta
los pases ms pobres, pero democrticos, que hayan sufrido terribles inundaciones, sequas o los peores desastres naturales (como India en 1973, o
Zimbabwe y Botswana a principios de los aos ochenta) han podido alimentar a su pueblo sin experimentar hambruna.
La hambruna es un fenmeno fcil de prevenir si existe un esfuerzo serio para hacerlo y un gobierno democrtico que enfrente elecciones y criticismo de partidos de la oposicin con medios de comunicacin independientes. De tal manera que, mientras India pasaba hambre durante el
gobierno britnico, el ao de su independencia (la ltima hambruna que yo
puedo atestiguar como nio, fue en 1943, cuatro aos antes de la independencia). Este fenmeno desapareci de un da para otro con el establecimiento de la democracia multipartidaria y la prensa libre.
He discutido estos temas en otros trabajos, particularmente en mi trabajo
conjunto con Jean Dreze, por tanto, no voy a mencionar ms sobre ello en
el presente ensayo.9 En efecto, el tema de la hambruna es slo un ejemplo
de los alcances de la democracia, aunque es, en muchos sentidos, el caso
ms fcil de analizar. El rol positivo de los derechos civiles y polticos se
aplica a la prevencin de desastres polticos y sociales en general. Cuando
las cosas van bien este elemento particular de la democracia puede no extraarse. Sin embargo, cuando las cosas se complican, por cualquier razn,
los incentivos polticos provistos por el gobierno democrtico adquieren
gran valor prctico.
Me parece que subyace una importante leccin en este tema. Muchos
tecncratas del campo econmico recomiendan el uso de incentivos (que el
mercado provee) mientras ignoran los incentivos polticos (que los sistemas democrticos proveen). Esto significa optar por normas base sumamente contradictorias. El poder protector de la democracia puede no echarse de menos cuando un pas tiene la buena fortuna de no ser expuesto a
alguna calamidad; cuando todo se maneja relativamente bien. Mas el peligro de la falta de seguridad, proveniente de cambios econmicos o de otras
circunstancias, o de errores de poltica no corregidos, puede carcomer el
progreso de lo que parecera un Estado saludable.
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Sen, 1997b.
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Zakaria, 1994.
Los Analectos de Confucio, 1997: 14.22, 70.
Ibidem, 14.3, 66.
Ibidem, 13.18, 63.
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No debera, supongo, ser demasiado crtico respecto a la carencia de escolaridad al apoyar estas creencias, ya que aquellos que han postulado dichas
aseveraciones no son acadmicos sino lderes polticos; muchas veces portavoces oficiales o no oficiales de gobiernos autoritarios. Es, sin embargo,
interesante ver que mientras nosotros los acadmicos podemos ser imprcticos sobre poltica prctica; los polticos prcticos pueden, a su vez, ser
imprcticos respecto del academicismo.
No es difcil, por supuesto, encontrar escritos autoritarios dentro de las
tradiciones asiticas. Pero tampoco es difcil encontrarlas en clsicos occidentales: tan solo hay que reflejar los escritos de Platn o Aquino para ver
que la devocin a la disciplina no es slo de sabor asitico. Dejar de lado la
plausibilidad de la democracia como valor universal por la presencia de algunos escritos asiticos sobre la disciplina y el orden sera similar a rechazar la posibilidad de la democracia como una forma natural de gobierno en
Europa y Amrica hoy, sobre la base de los escritos de Platn o Aquino (sin
mencionar sustanciosa literatura medieval que apoya las inquisiciones).
Debido a la experiencia de las batallas polticas contemporneas, especialmente en el Medio Oriente, el Islam es muchas veces caracterizado
como fundamentalmente intolerante y hostil frente a la libertad individual.
Pero la presencia de la diversidad dentro de la tradicin se aplica mucho al
Islam tambin. En India, Akbar, as como la mayora de los emperadores
Moghul (con la notable excepcin de Aurangzeb) proveen buenos ejemplos de teora de la prctica de tolerancia poltica y religiosa. Los emperadores turcos eran muchas veces ms tolerantes que sus contemporneos europeos. Es posible encontrar abundantes ejemplos entre gobernadores de
El Cairo y Bagdad. En efecto, en el siglo XII, el clebre filsofo judo Maimnides tuvo que escapar de una intolerante Europa (donde naci) y de la
persecucin a los judos, hacia la seguridad y tolerancia urbana de El Cairo
y el patronato del sultn Saladn.
La diversidad es una caracterstica de la mayora de culturas del mundo.
La civilizacin occidental no es la excepcin. La prctica de la democracia
que ha vencido en el Occidente moderno es, en gran medida, el resultado
de un consenso que emergi desde el Alumbramiento y la Revolucin
Industrial, y particularmente durante el siglo pasado. Leer este compromiso histrico de Occidente a lo largo de los milenios con la democracia,
y luego contrastarlos con tradiciones no occidentales (tratando a cada una
como monoltica) constituira un grave error. Esta tendencia a la sobre simplificacin se puede ver no slo en los escritos de algunos de los portavoces
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donde el debate se debe propiciar. El debate no puede ser agotado por tabes
culturales imaginarios o supuestas predisposiciones culturales impuestas por
los distintos pasados histricos de nuestras civilizaciones.
VIII. REFERENCIAS
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