El Tratado de Almizra y El Reparto Del Valle Del Vinalopó
El Tratado de Almizra y El Reparto Del Valle Del Vinalopó
El Tratado de Almizra y El Reparto Del Valle Del Vinalopó
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Maral de Sax, Batalla del Puig (1410)
CATLOGO
Ttulo
La conquista cristiana de Sax y Salinas
Coordinadores
Textos
Fotografas
Autores y Esp
Retoque fotogrfico: Miriam Ponce Prez
Diseo
Coleccin Picayo
Lugar
ISBN 978-84-944573-2-6
Universidad de Alicante
EXPOSICIN
Alberto Ochoa Garca
Gabino Ponce Herrero
Coordinacin
Montaje y paneles
Elementos interactivos
Alberto Ochoa Garca
Colaboran:
El 26 de marzo de 1244 se firmaba en algn lugar del Puig de Almisra el final de las hostilidades entre las tropas de Jaime I, rey de Aragn,
y el Infante Alfonso, futuro Alfonso X El Sabio, representante de la corona de Castilla. Se acordaba
respetar a grosso modo el Tratado de Cazola de
1179, firmado por Alfonso VIII de Castilla y Alfonso II de Aragn, en el que ambos reinos acordaron
que la conquista del reino musulmn de Murcia
correspondera a Castilla, mientras que la conquista de la antigua Taifa o reino musulmn de Valencia, con Jtiva y Dnia, sera para Aragn. Los
castellanos dejaban de mantener conversaciones
con el qaid de Jtiva para su conquista por rendicin, al haber penetrado por el Valle de Ayora
y Enguera, tomando previamente Moixent, y los
aragoneses retornaban las conquistas de los calatravos de Villena, Caudete, Bogarra y Sax. La divisin pactada aos antes en Cazola estableca la
frontera por los lmites entre las taifas de Valencia
y Murcia, que desde el Valle Cofrentes llegaba hasta la costa en Calpe, teniendo como hito el Pen
de Ifac. Ahora con el nuevo tratado se modificaba levemente la frontera en favor de los aragoneses, quedando el lmite en el barranco del Carritjar, un punto entre la Villajoyosa y El Campello.
Se haba llegado a la firma de muy mala
gana por ambos bandos. El rey Jaime I no tena intencin alguna de mantener lo pactado en Cazola,
que supona la imposibilidad de ampliar su reino
hacia el sur a costa de los reinos musulmanes, muy
ricos en personas, bienes y produccin, lo que aseguraba un importante caudal de rentas, tanto para
la corona como para la nobleza y la iglesia, hecho
especialmente importante tras la conquista de Valencia en 1238, donde la empresa al ser una iniciativa real haba dejado a los nobles con un botn menor del esperado. Ahora el rey con la conquista de
Murcia pretenda resarcir esta situacin (figura 1).
Por el lado opuesto, el entonces infante
Alfonso, no poda permitir la vulneracin de los
derechos de Castilla, tanto por los pactos firmados
con el reino aragons, como con los jefes militares del reino hud de Murcia, plasmados en 1243
Figura 1.- Mapa de las operaciones militares previas al Tratado de Almizra. Fuente: Menndez Fueyo,
2010, dibujo G. Ponce
Figura 2.- Ladera Este del Castillo de Almizra. Fotografa J.L. Simn.
Fig. 3.- Vista lateral de la decoracin del arco sur de la torre del
homenaje del Castillo de Alcaiz. Fotografa J.L. Simn
349, estableca la frontera en una lnea que comenzaba en Jarafuel y el ro Cabriel, es decir, el
Valle de Ayora-Cofrentes para Castilla, pasaba por
Almansa y Burjaharn, la actual Torre Grande en
el trmino de Almansa, y separaba por .. Castalla,
Biar, Relleu, Xixona, Alarc, Finestrat, Torres, Polop, la
mola que estroba prop de Aiges, Altea i tot el que
hi havia dins els seus termes. Las posesiones de
la corona de Aragn. Se firman los documentos
con los testigos de cada bando y se daban dos
meses para su cumplimiento. La paz permiti a
Jaime I concentrarse primero en la conquista de
Jtiva y posteriormente en las de Biar y Castalla.
Por desgracia solo contamos con una copia aragonesa del tratado, que actualmente se encuentra en el Archivo de la Corona de Aragn, la
cual ha sido traducida del latn por varios autores
a lo largo del siglo XX, recogiendo aqu la realizada
por el insigne arquelogo don Enrique Llobregat.
Acerca del reparto de la conquista de Hispania que fue hecho entre los ilustres Jaime, rey de
Aragn, Mallorca y Valencia, conde de Barcelona y
de Urgel y seor de Montpeller, y el infante don Alfonso, primognito del ilustreD.Fernando, rey de Casti-
Fig. 4 y 5.- Vista general de la clave del arco. Detalle de las dos figuras centrales abrazndose delante de sus huestes. Foto J.L. Simn
Si observamos un mapa de situacin veremos que el lmite establecido coincide con el
de las taifas musulmanas de Valencia y Murcia,
que oscilaron levemente en funcin de auge o
decadencia de la ciudad de Denia, pero siempre tuvieron como referencia el Valle del Vinalop, que separa el llano de la montaa alicantina,
dos espacios claramente diferenciados desde la
geomorfologa, que configura unos procesos socioeconmicos e histricos que modelarn a sus
comunidades humanas hasta nuestros das. No
es de extraar que fuese una de las fronteras ms
estables del reino de Aragn en la segunda mitad del siglo XIII, frente a la castellana y la navarra.
Estos acontecimientos pudieron quedar
plasmados en las pinturas murales de la torre
del homenaje del castillo de Alcaiz, sede de la
Orden de Calatrava en el reino de Aragn, cuya
fortaleza fue donada a la orden por Alfonso II de
Aragn, entre 1190 y 1210. A principios del siglo
XIII el comendador calatravo decide ampliar el
ncleo central, con funciones conventuales y palaciegas, con una torre del homenaje, que ser
decorada entre 1280 y 1375 con una serie de pinturas murales. Si bien el conjunto pictrico que
ha llegado hasta la actualidad se extiende por el
atrio, el claustro y la plata noble de la torre del
homenaje, para los hechos objeto del presente
trabajo nos debemos de centrar en la planta noble de la torre del homenaje, en la cara sur del
arco diafragmtico y apuntado existente entre la
puerta de acceso y el ventanal (Figs. 3, 4, 5 y 6).
En dicho espacio, en la parte alta, se desarrolla una escena simtrica cuyo punto central son
dos figuras que sobre la clave del arco se abrazan.
A la izquierda se aprecia una formacin de caballeros a caballo con cervelleras que cubren sus indumentarias, donde se aprecian sus armas herldicas, al igual que en las gualdrapas de las monturas.
Los investigadores definen a la formacin como en
parada (Fig. 6), pero atenta y alerta, armados con
mazas, mientras parecen sealar el centro de la
accin. A la cabeza se sita un caballero con vestiduras y gualdrapas con las barras de Aragn, que
no puede ser sino Jaime I. En el centro de la escena, que parece suceder temporalmente a la anterior, tres caballeros a pie arropan o acompaan
al personaje principal, el que lleva nuevamente la
ropa con las barras de Aragn, el rey Jaime I, que
abraza a otro personaje que viste una tnica exte-
Fig. 6.- Detalle de la caballera aragonesa con Jaime I a la cabeza. Fotografa J.L. Simn.