Revolucion Hungara

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Fundacin Federico Engels ..

Cuadernos de Formacin Marxista N 2

-------------------------------------------------------------------------------La repblica sovitica hngara de 1919


La revolucin olvidada

El 21 de marzo de 1919, se proclam la Repblica sovitica hngara. El 1 de agosto, ciento


treinta y tres das despus, este captulo heroico de la historia de la clase obrera hngara,
termin con la entrada en Budapest del ejrcito blanco rumano. Si el proletariado hngaro
hubiera triunfado, habra terminado con el aislamiento de la Repblica obrera rusa.
Junto a la revolucin hngara la breve experiencia de la Repblica Sovitica Bvara, desde
el 7 de abril hasta el 1 de mayo de 1919, demostr que la marea de la revolucin que se
estaba extendiendo de Oriente a Occidente, pareca tener un impulso irresistible. Si se
hubiera consolidado el estado obrero hngaro, en pocos meses, la revolucin habra llegado
a Viena y Berln, donde la clase obrera estaba en una situacin de fermento revolucionario.
El triunfo de la revolucin alemana habra cambiado el curso de la historia humana.
La revolucin hngara de 1919 ha entrado en los anales de la historia como otro episodio
heroico similar a la Comuna de Pars en 1871.
Hoy en da, estudiar las causas de su fracaso, nos ayudar a comprender los procesos que
llevan hacia la transformacin socialista de la sociedad, y tambin a estar mejor equipados
para la lucha por el socialismo.

El atraso histrico de Hungra


En 1919, la sociedad hngara se caracterizaba por ser una estructura arcaica que a lo largo
de los siglos se haba mantenido ms o menos intacta.
La reaccin sangrienta lleg tras la derrota de la Revuelta Campesina de 1514, y con ella la
ley hngara incluida en el Cdigo Tripartito de Werboczi, que divida la poblacin hngara
en tres castas fijas, la pequea y gran nobleza, el clero y los "plebeyos.
Durante 150 aos Hungra languideci bajo dominio otomano. Hasta que finalmente en
1687 entregan la corona hngara a los Habsburgo austriacos (por lnea masculina).

Durante generaciones, los hngaros lucharon por el derecho a existir como nacin. El
intento ms serio de liberarse del yugo austriaco lleg con la oleada revolucionaria europea
de 1848. Pero la burguesa y la nobleza hngaras eran tan dbiles que fueron incapaces de
liberar a Hungra de la opresin extranjera.
Despus de la derrota de 1848, la opresin nacional de Hungra se intensific con la
ejecucin de 10.000 hngaros.
Se prohibieron los peridicos hngaros mientras los austriacos controlaban frreamente las
escuelas hngaras. Las propiedades confiscadas a los rebeldes hngaros fueron entregadas a
los aristcratas de la corte vienesa. Entraron en el pas miles de policias y espas. La nacin
hngara sufri la humillacin de la censura Habsburgo y la germanizacin.
Despus lleg el ascenso de Prusia y en 1866 la derrota humillante de Austria a manos de
Bismarck. El emperador Francisco Jos intent llegar a un acuerdo con la aristocracia
hngara, que cristaliz en el famoso compromiso Ausgleich de 1867.
Con este compromiso el imperio Habsburgo a partir de ese momento, estara formado por
dos "pueblos gobernantes" -austriacos y magiares (hngaros), dos pueblos de segunda
clase" croatas y polacos, seis pueblos sin derechos checos, eslovacos, rumanos,
rutenios, eslovenos y serbios. La clase dominante magiar apoyaba a los Habsburgo y
permitan a estos ltimos explotar y oprimir a las nacionalidades que vivan en la mitad de
su imperio.
La sociedad hngara se caracterizaba por sus relaciones semifeudales y la concentracin de
poder en manos de un pequeo nmero de nobles ricos el 5% de la poblacin tena el
85% de la tierra La servidumbre en teora estaba abolida, en la prctica, los trabajadores
de los veinte millones de acres propiedad de los grandes terratenientes, vivan y trabajaban
en condiciones de servidumbre.
Estas grandes fincas no se podan vender ni dividir. Un ejemplo del carcter feudal de la ley
hngara era que la familia Esterhazy, tena en perpetuidad cien mil acres de tierra. Una
prueba del nivel de desarrollo social hngaro, es que la mayora de estas "fincas" se crearon
a partir de 1869, es decir, en el perodo en el que, en la mayora de los pases europeos
desaparecan los ltimos restos de las relaciones feudales de la tierra.
Tres cuartas partes del campesinado eran campesinos pobres y trabajadores agrcolas
entre 2,5 y 4 millones, la mayora viva en la pobreza. La vida normal de un
campesino era levantarse a las dos o tres de la madrugada en pleno invierno, trabajar hasta
las nueve o diez de la noche, vivir de cortezas de pan y tocino rancio, dormir en un agujero
cavado en la tierra con una azadn y sin vacaciones ni descanso.
Una familia campesina media, viva en una cabaa con una sola habitacin y a menudo era
compartida por dos familias o ms, algunas de veces en una habitacin convivan entre
veinte y veinticinco personas. Seis nios de cada diez moran antes de cumplir el primer
ao de vida. La tuberculosis provocada por el hambre, era tan comn que era conocida en
Europa como "el mal hngaro".

La nica vez en su vida que un campesino tena unas botas, era cuando se incorporaba al
ejrcito, y all sufra los abusos racistas y la violencia fsica de los oficiales austriacos. Los
azotes y los golpes tambin eran la norma en las fincas agrcolas. De acuerdo con una ley
"liberal", los propietarios agrcolas podan golpear a los sirvientes entre doce y dieciocho
aos de edad, pero slo de forma que "las heridas no tardaran ms de ocho das en curar".
Una minora de campesinos tena pequeas parcelas de tierra de aproximadamente un acre.
Pero estos "pequeos propietarios" no podan mantener a su familia con el producto de su
tierra y tenan que alquilarse y trabajar para otros. En el ltimo peldao se encontraban los
csiras o vaqueros: "El trabajo de los csiras... es el ms duro. Cuatro aos de trabajo duro
y de respirar estircol en los establos, destruan los pulmones de los csiras. stos tenan
suerte si conseguan salir antes de empezar a escupir sangre. Pero muchos se quedaban, y se
convertan en los que iban al pueblo a vivir de la limosna".
La necesidad de tierra, junto con la cuestin nacional, fue siempre la fuerza motriz de la
revolucin en Hungra, plagada con una historia de revueltas campesinas reprimidas
brutalmente. En la revolucin de 1848 se intent distribuir los pastos comunes entre los
campesinos y confiscar las grandes propiedades. Pero la victoria de los Habsburgo, tambin
fue la victoria de los grandes terratenientes que conformaran un baluarte slido de la
reaccin en Hungra, convirtindose en los agentes locales del imperialismo austriaco en
suelo hngaro.

El problema de las minoras nacionales


Un informe oficial de la poderosa asociacin de terratenientes hngaros la OMGE,
fechado en 1894, describe perfectamente la situacin explosiva que exista en el campo a
finales del siglo XIX:
"La poblacin de la gran llanura est formada por funcionarios del estado, campesinos ricos
y proletariado agrario aislados unos de otros.
El funcionario considera los distritos agrcolas hngaros como colonias y por lo tanto su
empleo es considerado como un servicio colonial.
Los campesinos ricos en cierta forma, son los guardianes del conservadurismo estable e
inatacable, mientras que los trabajadores de la tierra recuerdan las grandes revoluciones
histricas y ven el futuro sin esperanza. No obstante, todava estn presentes su
aspiraciones revolucionarias".
Los burcratas del gobierno que escribieron este informe no estaban equivocados. A
principios del siglo XX, la oleada huelgustica de los trabajadores agrcolas se extendi por
todo el pas, con frecuencia se enfrentaban con la polica. Este proceso culmin con la
huelga de diez mil trabajadores de las fincas agrcolas en 1905 y la huelga general de cien
mil "jornaleros libres" en 1906, que terminaron con la llamada a filas de los huelguistas. La

nica posibilidad de escapar a esta miseria era la emigracin. Entre 1891 y 1914 casi 2
millones de hngaros el 80% campesinos pobres abandonaron el pas a bordo de
barcos rumbo a Estados Unidos.
El problema social en Hungra se agudizaba y se complicaba an ms por la existencia de
las minoras nacionales. En 1919 el pas contaba con una poblacin de veintin millones de
personas, diez millones de hngaros, dos millones y medio de croatas y eslovenos, tres
millones de rumanos, dos millones de alemanes y el resto de la poblacin estaba formada
por eslovacos, serbios, ucranios y otras nacionalidades minoritarias.
En Hungra el problema nacional no se limitaba slo a la dependencia semicolonial de
Austria, tambin inclua el problema de la opresin nacional de aquellos que no eran
magiares y que vivan dentro de las fronteras de Hungra, la discriminacin sistemtica de
las minoras se vea ms claramente en el terreno educativo.
En 1900 casi el 39% de la poblacin era analfabeta. Entre los eslovacos la cifra era del
49,9%, entre los serbios del 58,5%, entre los rumanos el 79,6% y entre los ucranios el
85,1%. Los salarios hngaros eran un 33% inferiores a los austriacos y un 50% inferiores a
los alemanes. Los salarios de la trabajadores no magiares eran un 30% inferiores a los de
los trabajadores hngaros.
La burguesa hngara, dbil y atrasada, durante toda su historia fue incapaz de enfrentarse a
ninguno de los problemas bsicos de la sociedad hngara. El motivo no es difcil de
comprender. Hungra sin duda era la mitad ms atrasada de imperio, pero ya haba entrado
en el proceso de desarrollo capitalista. Junto a las grandes propiedades feudales coexista la
industria capitalista moderna, gracias a la inversin de los capitalistas extranjeros.
Los bancos dominaban la economa hngara y a travs de ellos el capital financiero
austriaco, alemn, francs, britnico y estadounidense. El desarrollo del capitalismo situaba
a Hungra an ms cerca del dominio del imperialismo austro-alemn. Adems la
aristocracia feudal tena fuertes vnculos con los grandes negocios y los bancos.
En 1905, en los consejos de administracin de empresas industriales, de transporte y
bancos, haba 88 condes y 64 barones. Uno de ellos, el conde Istvan Tisza, era el presidente
del banco mercantil ms grande del pas.
Por todas estas razones, cualquier tentativa de destruir la humillante y secular dependencia
de Austria y eliminar las relaciones feudales en el campo, necesariamente presupona luchar
abiertamente contra el capitalismo, y esto slo lo poda hacer la clase obrera, junto con la
gran masa de campesinos pobres y jornaleros agrcolas.
En vsperas de la revolucin, Hungra era la regin ms atrasada del imperio austrohngaro; eso la converta en la regin donde las tensiones sociales ms rpidamente
entraban en ebullicin, y donde la clase dominante tena menos capacidad de resistencia
ante los envites del cambio social. El proletariado era una minora en una sociedad formada
sobre todo por campesinos pobres. La relaciones sociales en los pueblos eran tan opresivas
que convertan al campesinado en un poderoso aliado revolucionario de la clase obrera.

La Primera Guerra Mundial

El trato brutal y degradante a las minoras nacionales era el taln de aquiles de la clase
dominante hngara. Era necesaria una fuerza social capaz de galvanizar estas fuerzas y
dirigirlas en la lucha final contra la oligarqua dominante.
Slo la clase obrera, en virtud del papel que juega en la produccin de su cohesin,
organizacin y conciencia de clase a pesar de su inferioridad numrica, era capaz de
cumplir esta tarea.
El proletariado hngaro era inferior numricamente que sus hermanos austriacos y
alemanes. En 1910 slo el 17% de la poblacin trabajaba en la industria, y de sta, el 49%
trabajaba en fbricas con menos de veinte trabajadores.
Poco a poco en Budapest y sus alrededores, se iba extendiendo la gran industria financiada
por el capital extranjero.
Ms del 50% de la industria se concentraba en esta zona. La industria se desarrollaba de
forma desigual, por ejemplo, el 37,8% de la fuerza laboral estaba concentrada en grandes
industrias con ms de quinientos trabajadores. Estos gigantes bastiones del proletariado,
jugaran despus un papel decisivo en los acontecimientos de 1918-1919. Ochenta y dos
crteles controlaban la industria hngara (26 hngaros y 56 austro-hngaros).
En vsperas de la Primera Guerra Mundial, Hungra todava era una semicolonia de Austria
y Alemania, dedicada fundamentalmente a la produccin agrcola destinada a Austria, de la
que reciba a cambio productos industriales. Los intereses de la burguesa hngara estaban
intrnsecamente unidos con la polica estatal burocrtica austro-hngara y la oligarqua
terrateniente feudal, y su expresin poltica era el Partido Liberal.
Durante decenios la burguesa hngara luch para mantener una base de masas, utilizando
una fraseologa nacionalista para ocultar su impotencia y su servil dependencia de
imperialismo austro-alemn, que saldra a la luz en agosto de 1914.
La guerra imperialista puso a toda la sociedad en tela de juicio. La oligarqua y la iglesia la
apoyaron con entusiasmo. La guerra contra Serbia tambin recibi las bendiciones del
Partido 1848 el partido de la burguesa "liberal", que haca tiempo haba abandonado
sus sueos juveniles de independencia nacional para caer en brazos de los ladrones
imperialistas de Viena y Berln.
Al principio de la guerra como ocurri en otros pases, la clase obrera qued
paralizada por una oleada de chovinismo patritico. Los dirigentes socialdemcratas, a
pesar de sus anteriores frases de izquierdas rpidamente se subieron al carro de la

burguesa. Para justificar su postura decan que la guerra tena el objetivo de "defender la
democracia frente al barbarismo ruso", incluso llegaron a plantear que era una guerra para
reducir la jornada laboral y subir los salarios"; en el fondo defendan la colaboracin de
clases y la "paz social".
Pero la guerra era interminable y poco a poco la penosa realidad llegaba a los hogares de
los trabajadores y campesinos. La guerra para reducir la jornada laboral", en la prctica,
para los trabajadores representaba trabajar sesenta horas semanales. Los nios entre diez y
doce aos de edad, trabajaban doce horas diarias o ms en las fbricas. Los beneficios
suban y los salarios bajaban. En 1916 el valor de la moneda hngara era un 51% inferior al
de antes de la guerra, y continuaba su descenso. La guerra tambin signific el colapso de
la industria.
Las condiciones en el frente todava eran peores. En el invierno de 1914-15, cientos de
miles de soldados hngaros perecieron en los Crpatos a causa del fro intenso. En la guerra
murieron ms de dos millones de hngaros.
En muchas ocasiones era tal el descontento entre las tropas hngaras que iban a la fuerza al
campo de batalla con los soldados alemanes y austriacos apuntndoles a la espalda. Segn
se acercaba el final de la guerra aumentaba el nmero de deserciones.

Los efectos de la Revolucin de Octubre


Entre 1915 y 1916, las huelgas se intensificaron. El cansancio de las masas se una a la
opresin nacional. El fermento revolucionario en las fbricas, barracones del ejrcito y en
los barrios obreros provoc divisiones internas dentro de las mismas filas de la clase
dominante.
A principios de 1915, el conde Karolyi fund el Partido de la Independencia antialemn que
tena un carcter pacifista, e intent ponerse en contacto con los aliados. Esto demostraba
que los sectores ms perspicaces de la burguesa, presagiaban ya la derrota alemana, y
estaban dispuestos a echarse en brazos del imperialismo anglo-francs y entregar el poder a
las bayonetas aliadas.
La revolucin de febrero en Rusia dio un enorme impuls al movimiento revolucionario
hngaro. El 1 de mayo de 1917, comenz una oleada de huelgas y manifestaciones que
consiguieron el 23 de mayo, derribar al gobierno reaccionario del conde Tsiza. El conde
Esterhazy form un nuevo gobierno que intent maniobrar entre las clases para controlar la
situacin. El gobierno era una coalicin que inclua a diferentes grupos de la burguesa y
contaba con el apoyo, desde fuera, de los dirigentes del SDP (Partido Socialdemcrata
Hngaro).
Los trabajadores interpretaron, correctamente, este movimiento como una muestra de
debilidad e intentaron aprovechar la situacin. El nuevo gobierno se enfrent a una oleada
de huelgas espontneas que cont con la oposicin de los dirigentes sindicales

"moderados". Uno de estos dirigentes, Samu Jasza ms tarde reconoci que: "En 1917 hubo
muchas huelgas a pesar de la insistencia de los sindicatos en que no se debera interrumpir
el trabajo". Estos dirigentes obreros arrepentidos tuvieron que "coger la delantera" porque
sino, corran el riesgo de perder toda su influencia entre los trabajadores.
La victoria de la revolucin de octubre en Rusia tuvo un efecto electrizante en Hungra. La
magistral agitacin antiblica de los bolcheviques durante las negociaciones de paz de
Brest-Litovsk, encontr un gran eco entre las masas de trabajadores, campesinos y soldados
cansados de la guerra. La reivindicacin de "paz sin anexiones, ni indemnizaciones"
encontr eco en las fbricas, en los pueblos y en las trincheras. En esta situacin el partido
antiblico de la burguesa dirigido por Karolyi el "Kerensky hngaro", gan influencia
entre las masas.
El fermento en las fbricas encontr su expresin en una huelga general contra la guerra, el
18 de enero de 1918 en Budapest. Los mtines eran masivos y adems participaban muchos
soldados. La oleada huelgustica de enero se extendi como una bola de fuego a Austria,
Hungra y Alemania. Fue precisamente el peligro de la revolucin, lo que oblig al
representante austriaco en Brest-Litovsk Czernin, a defender una postura conciliadora
con respecto al gobierno bolchevique, aunque despus fue desautorizado por el estado
mayor alemn, en concreto por el general Hoffman.
Por el mismo motivo, el gobierno hngaro se dio prisa en conceder el derecho al voto.
Como siempre, la clase dominante slo estaba dispuesta a hacer reformas serias si su poder
y privilegios estaban amenazados.
La burguesa estaba aterrorizada. Lo mismo les ocurra a los dirigentes obreros que haban
apoyado la guerra y que se oponan a cada uno de los movimientos de los trabajadores.
Los dirigentes socialdemcratas impresionados por la rpida extensin de la huelga general,
la desconvocaron cuatro das despus de su inicio, el 21 de enero. Est traicin agudiz an
ms las divisiones en la base del SDP y fortaleci la oposicin de izquierdas dentro del
partido.
El despertar de los sectores oprimidos ms atrasados e inertes, sobre todo las mujeres
obreras, demostraba la intensificacin de la insurreccin revolucionaria. El heroico papel
que jugaron las mujeres obreras en estos acontecimientos qued reflejado en una circular
secreta del Ministerio de Guerra del 3 de mayo de 1918:
"Las mujeres obreras no slo interrumpen con frecuencia e incluso paralizan la produccin
en las fbricas, adems hacen discursos inflamatorios, participan en las manifestaciones,
marchan en primera lnea con sus hijos en brazos y se comportan de una forma insultante
hacia los representantes de la ley".
El 20 de junio de 1918, varios trabajadores fueron heridos por los disparos de la polica, y
estall otra huelga general. Los trabajadores formaron soviets o consejos obreros, para
luchar mejor por sus reivindicaciones: paz, sufragio universal, todo el poder a los soviets.

La huelga se extendi desde Budapest al resto de centros industriales del pas. Una vez
ms, diez das despus del inicio de la huelga, la direccin la desconvoc.
Las masas estaban dispuestas a tomar el poder, pero a cada paso se encontraban con el
freno de sus propios dirigentes. Sin embargo, las insoportables condiciones de vida, la furia
acumulada y las frustraciones pasadas, conduciran inexorablemente a una nueva explosin
social en el otoo de 1918.
La cada del frente blgaro provoc una nueva oleada de deserciones que se convertira en
una autntica sangra para el ejrcito. Estallaron insurrecciones y motines en el ejrcito y en
la armada. Las bandas de desertores armados se unan a los huelguistas y campesinos en sus
choques con la polica y participaban en las ocupaciones de tierras. Cuando ya era evidente
que la guerra estaba perdida, los motines se generalizaron.
El aparato del estado se desintegr hundido por su propio peso. El gobierno de Budapest
estaba suspendido en el aire y el poder estaba en las calles.
En medio de las huelgas, motines y manifestaciones callejeras, la clase dominante estaba
dividida. En el parlamento se producan acaloradas discusiones, el 17 de octubre el conde
Tisza completamente desmoralizado anunci: "hemos perdido la guerra". La oligarqua
terrateniente burguesa, senta que el suelo se hunda bajo sus pies y buscaba
desesperadamente una segunda lnea de defensa, y la encontr en su antiguo enemigo:
Karolyi.
El 28 de octubre en Budapest, hubo una gigantesca manifestacin para exigir la
independencia de Hungra. El 29 de octubre se proclam la repblica. El 30 de octubre
estall en Budapest una insurreccin de trabajadores, soldados, marineros y estudiantes.
El gobierno se pareca a un castillo de naipes y nadie quera mover un dedo en su defensa.
Los insurgentes haban tomado las calles y gritaban consignas como: "larga vida a una
Hungra independiente y democrtica"... "Abajo los condes!"... "No ms guerras!"...
"Slo aceptamos rdenes del consejo de soldados!". Al caer la noche del 31 de octubre, los
insurgentes haban ocupado toda las posiciones estratgicas y liberado a todos los
prisioneros polticos.
La revolucin haba triunfado rpida y pacficamente. La clase dominante no ofreci
ninguna resistencia. Fue una insurreccin de masas espontnea, como la revolucin de
febrero en Rusia, pero sin direccin y sin un programa claro. Los dirigentes obreros no
hicieron nada, excepto ser un freno a la revolucin a la que teman como la peste.
La masas de trabajadores, soldados y campesinos, carecan de programa y de un partido
revolucionario, pero los buscaban a ciegas. A lo mejor, no comprendan claramente lo que
queran, pero saban muy bien lo que no queran. No queran el dominio de la oligarqua
privilegiada y corrupta; no queran la monarqua o cualquiera de sus sustitutos; no queran
las relaciones de tierra feudales y la opresin nacional.

En la lucha comprendieron rpidamente que no era posible ninguna solucin parcial a sus
problemas y que era inevitable reconstruir completamente la sociedad, para eliminar todo la
suciedad acumulada durante siglos de opresin feudal y humillacin nacional.
Los trabajadores exigan la repblica. Los polticos liberales del Partido 1848 y los
dirigentes obreros reformistas resistieron tanto como pudieron. Las masas agarraron por el
cuello a estos "revolucionarios" renuentes, y los empujaron al gobierno.

La revolucin incruenta
Una vez en el poder, estos revolucionarios se dedicaron a defender el sistema de la clase
dominante y sus privilegios. El terror a las masas era cien veces mayor que su aversin a la
reaccin feudal, y para mantener la situacin se agarraron con todas sus fuerzas a los pocos
puntos de apoyo que les quedaban.
Al darse cuenta de que todo su futuro como clase privilegiada estaba en manos de la odiada
burguesa liberal y sus socios socialdemcratas, los banqueros, los oligarcas feudales, los
obispos y los generales se unieron alrededor del Kerensky hngaro", ocultos detrs de un
disfraz de "demcratas". Los trabajadores y soldados, como ocurri en Rusia despus de
febrero de 1917, depositaron todas sus esperanzas en sus organizaciones: los soviets.
Igual que en Rusia, en Hungra existan elementos de doble poder. Pero a diferencia de
Rusia, no exista un partido bolchevique capaz de conducir la situacin prerrevolucionaria
en direccin hacia la revolucin socialista. Los reformistas de izquierdas del SDP,
confundidos y sin un programa claro, fueron incapaces de jugar un papel independiente.
Mientras, los dirigentes reformistas de derechas apuntalaban a Karolyi y restauraban las
antiguas relaciones de clase disfrazadas de revolucin "democrtico burguesa".
Hoy en da, los "tericos" de los partidos comunistas, caracterizan esta revolucin como
"democrtico burguesa". Pero la burguesa no jug ningn papel en la revolucin, no tena
ninguna intencin de tomar el poder, ni tampoco quera destruir el antiguo estado
semifeudal, incluso se resisti a la proclamacin de una repblica burguesa.
En todo momento, la iniciativa parti de los trabajadores y soldados que obligaron a los
liberales a tomar el poder, a pesar de s mismos, y a emprender desde abajo las tareas de la
revolucin democrtico burguesa. En otras palabras, no fue una revolucin democrtico
burguesa, fue una revolucin socialista truncada por la ausencia de una genuina direccin
revolucionaria y por la traicin de los dirigentes socialdemcratas.
El gobierno burgus de Karolyi, que no hizo ni pudo, llevar adelante las tareas
fundamentales de la revolucin democrtica burguesa en Hungra, demostr ser mil veces
ms dbil e impotente que el gobierno provisional en Rusia.
El proletariado era la nica fuerza organizada de la sociedad, el poder estaba en manos de
los trabajadores y soldados, armados y organizados en los soviets. Los dirigentes

"moderados" del SDP y los sindicatos, bloquearon el camino con su poltica de "posponer
la lucha de clases" a favor de la "defensa de la democracia", etc..
Al igual que los mencheviques rusos en 1917, y despus los estalinistas en todo el mundo,
los dirigentes socialdemcratas hngaros pidieron a los trabajadores y campesinos que
dejaran a un lado la lucha por el socialismo para consolidar en primer lugar la democracia
(burguesa).
No comprendan que las contradicciones existentes en el seno de la sociedad, haban creado
tal polarizacin social, que slo dejaba dos opciones: o la clase obrera se pona la cabeza de
todas las capas oprimidas y explotadas de la sociedad para derrocar a la burguesa, acabar
con el ficticio "Consejo Nacional" de Karolyi y aplastar sin piedad a las fuerzas de la
reaccin que le apoyaban, o estos ltimos aprovecharan la situacin para recuperar su
fortaleza, reagruparse y lanzar una nueva contraofensiva que arrojara a un lado el guante
de terciopelo "democrtico" para ensear el puo de la reaccin fascista.
No exista un "camino intermedio". O los trabajadores triunfaban y establecan una
autntica democracia obrera, o la clase dominante se vengara. No haba otra salida.
Mientras los defensores del "camino intermedio" estaba firmemente sentados en sus
poltronas. Korolyi disfrutaba de cierta popularidad, sobre todo entre las masas de la
pequeo burguesa gracias a su anterior oposicin a la guerra.
Al principio, el SDP creci a pasos agigantados. Las masas recin despertadas a la vida
poltica, entraban en las organizaciones obreras, inconscientes del papel que jugara la
direccin. No slo trabajadores, muchos intelectuales, profesionales, incluso policas y
funcionarios entraron en el SDP, algunos por motivos honrados, otros como una "pliza de
seguros" para lo que pasara en el futuro. De repente, socialdemcratas y republicanos, hasta
ahora perseguidos como radicales peligrosos, se convirtieron en pilares de la respetabilidad
y salvadores de la sociedad.
Ahora que la causa de la monarqua estaba perdida, todos los elementos reaccionarios de la
sociedad se reunieron alrededor de la bandera de la repblica burguesa, apoyada
incondicionalmente por Karolyi y los socialdemcratas.
Pero las masas no queran perder ms tiempo en salvar el gran abismo que las separaba de
la repblica que ellas queran y la repblica que haban conseguido. Envalentonados por el
xito, los trabajadores tomaron las calles para defender sus reivindicaciones de clase, a
pesar de los frenticos llamamientos a la calma que les hacan sus dirigentes. El 16 de
noviembre se celebr una gigantesca manifestacin en la que participaron cientos de miles
de personas a las puertas del parlamento para exigir la repblica socialista.
Las masas haban puesto fin a cuatrocientos aos de imperio Habsburgo, y ahora el poder
estaba en manos de sus viejos amos con nuevo hombre. Los soldados llegaron desde el
frente a Budapest, en los hombros llevaban prendidas las insignias que haban quitado a sus
oficiales. Las calles de la capital estaban llenas de tropas amotinadas: trescientos mil
soldados que esperaban su desmovilizacin y en las calles atacaban a los oficiales y a la
burguesa.

El gobierno Karolyi slo era nominal. No contaba con el apoyo del ejrcito. Las armas
estaban en manos de los trabajadores. La economa haba colapsado, los aliados bloqueaban
el pas, la situacin era crtica.
Para pacificar a las masas, el gobierno Karolyi aprob la reforma agraria, el objetivo era
distribuir la tierra entre los trabajadores y el gobierno compensara econmicamente a los
antiguos propietarios.
El propio Karolyi era un terrateniente y entreg sus tierras al campesinado. Pero el resto de
su clase no sigui este ejemplo. Como en otras tantas medidas de este gobierno, la reforma
agraria se qued en el tintero. Con relacin a la cuestin de la tierra y al problema de las
nacionalidades oprimidas, la democracia burguesa hngara haba llegado tarde y con las
manos vacas. Como el propio Karolyi reconoci ms tarde: "la situacin haba cambiado
radicalmente, lo que poda haber sido para nosotros una oferta extremadamente liberal, se
haba convertido en un completo anacronismo. Las minoras de ayer se consideraban los
vencedores de maana, y se negaban a dar ninguna solucin dentro del marco del reino
hngaro, el mismo nombre para ellos era una ofensa ".
"Demasiado poco y demasiado tarde", sera el epitafio de la democracia burguesa en
Hungra. Lleg al poder cuando la historia ya haba puesto en el orden del da la revolucin
proletaria como la nica solucin para aquellos problemas que la burguesa era incapaz de
solucionar. Adems al creciente descontento que exista en el pas haba que aadir una
nueva amenaza desde el exterior.

La cada de Karolyi
Durante la Primera Guerra Mundial, la burguesa nacional de Europa del Este y Central
incluida Hungra, se haba alistado bajo la bandera del imperialismo alemn.
Derrotada Alemania y desintegrado el imperio austro-hngaro, las clases dominantes de
estos pequeos pases buscaban los favores del imperialismo anglo-francs-estadounidense,
y al mismo tiempo se peleaban entre ellas para ver quin poda conseguir ms territorio de
sus vecinos.
La doctrina Wilson" del imperialismo estadounidense, prest un flaco servicio a la
democracia y al derecho de autodeterminacin de las pequeas naciones, y fue la excusa
adecuada para el inicio de pequeas guerras de rapia que slo sirvieron para balcanizar
Europa del Este y Central, y para atar an ms estos pases a las directrices del
imperialismo anglo-francs-estadounidense, ahora a travs de los bancos, ferrocarriles y
trusts.
La consigna de los Estados Socialistas Unidos de Europa, defendida por la recin formada
Internacional Comunista, era la nica esperanza para los pueblos de Europa, divididos por
guerras sangrientas, el hambre y el colapso econmico. Slo el xito de la revolucin

socialista podra ofrecer una solucin al callejn sin salida en el que estaban inmersos los
pequeos pases de Europa.
La clase dominante de Hungra intent protegerse de la tormenta ocultndose detrs de la
democracia parlamentaria. Pero las convulsiones sociales que origin la guerra no admitan
soluciones intermedias. Ms rpido an que el gobierno provisional ruso, el gobierno
Karolyi entr en bancarrota.
Como deca Lenin: "La burguesa hngara admiti ante el mundo entero que renunciaba
voluntariamente y que el nico poder en el mundo capaz de guiar a la nacin en un
momento de crisis, era el poder sovitico". (Lenin. Obras completas. Vol 29. p. 270).
Inmediatamente despus de la cada del gobierno, el 20 de marzo de 1919, lleg un
ultimtum en nombre de los aliados al rgimen de Karolyi, exigan que Hungra
aceptara una nueva frontera. Unos meses antes del armisticio, Hungra ya haba aceptado
prdidas humillantes de su territorio. Ahora los aliados reunidos en Pars, queran las tierras
que ocupaban ms de dos millones de hngaros.
El gobierno Karolyi intent impedirlo, para ello sugiri la celebracin de un referndum,
pero esta propuesta fue rechazada. Los aliados exigan una respuesta inmediata. Karolyi,
presionado dentro y fuera del pas y consciente de su propia impotencia, se neg a tomar
cualquier decisin o responsabilidad en los asuntos de la nacin y dimiti.
Con la dimisin de Karolyi, la burguesa hngara reconoca una vez ms su completa
incapacidad para guiar a la nacin en un momento decisivo. Al da siguiente 21 de
marzo, se proclam la Repblica Sovitica Hngara. El proletariado tom el poder sin un
disparo.
La repentina cada de Karolyi dio un giro brusco a la situacin del Partido Comunista
Hngaro. Con tan slo cuatro meses de existencia, se encontr de repente frente al
problema de la toma del poder. Los dirigentes de este partido eran jvenes e inexpertos. Sus
ideas, como ocurra en otros partidos comunistas de reciente formacin, eran una mezcla de
ultraizquierdismo juvenil y sindicalismo.
Su impaciencia les llev a pasar por alto la dinmica del proceso revolucionario y la
complicada interrelacin entre las clases, el partido y su direccin. En cierta forma, esto era
comprensible. La diferencia con el Partido Bolchevique ruso es que ste contaba con
dcadas de existencia. Tras de s tena las experiencias de la revolucin 1905 y el trabajo en
situaciones muy variadas.
Pero los nuevos partidos de la Internacional Comunista en la mayora de los casos eran muy
jvenes, su base era inexperta y haban entrado en contacto con las ideas del bolchevismo
durante el periodo tormentoso que sigui a la revolucin de octubre. No haban tenido
tiempo para orientarse, para adquirir la experiencia y autoridad necesarias ante los ojos de
las masas, y de repente se encontraban inmersos en el movimiento revolucionario de 191819. En ninguna otra parte la transicin fue tan abrupta como en Hungra.

Los jvenes dirigentes del PC, la mayora recin llegados de Rusia, demostraron valor,
iniciativa y energa. Pero desde el principio, su confusin en las cuestiones tericas les hizo
cometer errores serios en temas fundamentales que despus tendran consecuencias
desastrosas.
En la cuestin clave de la tierra, defendan la confiscacin de las grandes propiedades, pero
se oponan a la distribucin de la tierra entre los campesinos. Segn ellos esto favorecera el
desarrollo de pequeos propietarios e impedira la extensin de las ideas socialistas en el
campo. En la cuestin nacional, en lugar de defender el derecho de autodeterminacin,
defendan el "autodesarrollo proletario".
El clima revolucionario hizo que los comunistas ganaran terreno rpidamente a pesar de sus
errores, sus ideas penetraron en los barracones, fbricas, y sindicatos, hasta entonces
dominados por los dirigentes obreros reformistas.
El ambiente entre las masas permiti al PC crecer de forma explosiva en cuestin de
semanas, no slo entre el proletariado de Budapest, tambin en Szeged, la segunda ciudad
ms grande del pas bastin del SDP. Pero lo ms importante es que la organizacin
juvenil del SDP entr en bloque en el Partido Comunista en diciembre de 1918.
Alarmados por el rpido crecimiento del Partido Comunista y que amenazaba con socavar
su posicin entre la clase obrera, los dirigentes socialdemcratas iniciaron una campaa
contra los bolcheviques "rusos" y la "contrarrevolucin de la izquierda". Como hicieron los
mencheviques rusos, los dirigentes socialdemcratas hngaros consideraban que Hungra
no estaba "madura" para la revolucin socialista.
Defendan el cambio pacfico y gradual, sin saltos bruscos: Hungra pasara en primer lugar,
a travs de un periodo de democracia burguesa y posteriormente, quiz despus de
cincuenta o cien aos, la sociedad hngara estara "preparada" para socialismo.
Desgraciadamente, para los idelogos del gradualismo, los acontecimientos tomaron la
direccin contraria. Al ver que la democracia burguesa no era la solucin a sus problemas,
las masas entraron de nuevo en accin y comenz una oleada de ocupaciones de fbrica.
En muchos centros de trabajo se impuso el control obrero. Haba constantes
manifestaciones callejeras de trabajadores, soldados y parados. A finales de enero de 1919,
hubo choques sangrientos entre soldados leales al gobierno y los huelguistas. El
descontento lleg tambin al ejrcito. La cuestin nacional resurgi con una intensidad
renovada debido a la insurreccin revolucionaria en Ucrania occidental. Las promesas de
Karolyi de conceder la autonoma, lejos de frenar el movimiento aadi ms combustible a
las llamas.
Siguiendo el ejemplo de Noske y Scheidemann en Alemania en enero de ese mismo ao
Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht fueron asesinados con la connivencia de los
dirigentes socialdemcratas, la direccin del SDP inici una campaa anticomunista que
culmin con una provocacin similar a las jornadas de julio en Rusia, en este caso,
arrestaron a la direccin del Partido Comunista, Bela Kun y sus compaeros fueron
torturados salvajemente en la prisin.

Pero el gobierno haba calculado mal. En una situacin revolucionaria el ambiente de las
masas puede cambiar rpidamente. Los arrestos sirvieron para sacar a la luz el papel
contrarrevolucionario de los dirigentes socialdemcratas en el gobierno. Las masas haban
depositado sus esperanzas en los dirigentes del SDP, y ahora stos les haban traicionado.
El Partido Comunista, que ya no era una pequea minora, ahora tena la mayora en las
zonas claves del movimiento obrero. Los trabajadores sacaron una sencilla conclusin: si
este gobierno est contra el bolchevismo debemos estar contra el gobierno. En todos los
mtines pblicos los dirigentes del SDP eran abucheados por las masas.
Incluso socialdemcratas como Erno Garami, admitieron despus que "el arresto de los
dirigentes bolcheviques no slo no los debilit, sino que fortaleci su capacidad de lucha".
Wilhelm Bohm tambin lleg a escribir que: "privado de sus dirigentes, el movimiento
bolchevique gan nueva fuerza".
El movimiento obrero ahora miraba hacia el Partido Comunista. Los arrestos sirvieron de
catalizador del descontento y frustracin acumulados entre las masas. En el mes de marzo
apareci la tendencia a la insurreccin armada. En Szeged, el 10 de marzo, el soviet local
tom el control de la ciudad, rpidamente la siguieron otras ciudades. Los campesinos
tomaron las tierras del Conde Esterhazy, sin esperar el decreto del gobierno.
Debido al inesperado giro de los acontecimientos, los dirigentes reformistas intentaron
desviar el movimiento hacia canales ms inocuos y comenzaron a defender la consigna de
la asamblea constituyente. Pero el empuje de las masas superaba a los dirigentes del SDP.
Los batallones pesados de trabajadores de las grandes fbricas de Budapest apoyaban al
Partido Comunista.
Los trabajadores sacaban conclusiones revolucionarias de la situacin. Haban terminado
con cuatrocientos aos de dominio Habsburgo con su propia fuerza y organizacin. Los
soviets obreros estaban armados y el gobierno no poda depender del ejrcito para luchar.
Las masas haban pasado por la dura escuela de la guerra, la revolucin y la
contrarrevolucin enmascarada de democracia, y ahora estaban preparadas para la lucha
decisiva. En este clima las ideas moderadas de los dirigentes del SDP no encontraban
ningn eco.
Los trabajadores comprendieron perfectamente que los dirigentes socialdemcratas slo
queran desviar su atencin del objetivo central: la cuestin del poder. La impaciencia de
los trabajadores ante el papel que jugaban los dirigentes socialdemcratas se expres en la
negativa de los impresores de Budapest a imprimir el peridico del SDP, Nepszava. Los
impresores comenzaron una huelga el 20 de marzo, el mismo da que los Aliados lanzaban
su ultimtum a Karolyi. El da 21, la huelga de impresores se haba convertido en huelga
general para exigir la liberacin de los dirigentes comunistas y el traspaso del poder a la
clase obrera.

Este movimiento espontneo provoc una escisin en la direccin del SDP. Un sector de la
direccin, identificado abiertamente con la burguesa, estaba dispuesto a jugar el mismo
papel contrarrevolucionario que Noske y Scheidemann en Alemania. Otros eran ms
cautos.
Los liberales burgueses desmoralizados entregaron el poder a los dirigentes reformistas, y
stos aceptaron el regalo con las manos temblorosas. La burguesa deposit toda la
responsabilidad sobre los hombros de los socialdemcratas "moderados". Pero stos
siempre deseosos de aceptar su "deber patritico", tambin estaban en una posicin
bastante dbil.
Su influencia entre las masas era prcticamente nula. Cmo podran mantenerse en el
poder? Despus lleg un acontecimiento sin precedentes en la historia: los dirigentes del
SDP, an en el gobierno, fueron a la crcel a visitar y negociar con los dirigentes del PC a
los que ellos mismos haban encarcelado poco antes. Este hecho por s mismo, demuestra el
cambio en la correlacin de fuerzas de clase que se produce en una situacin
revolucionaria.

Los avisos de Lenin


Al principio, los dirigentes del SDP pidieron apoyo al Partido Comunista desde fuera del
gobierno. Cuando lo rechazaron, la reformistas propusieron la fusin de ambos partidos. La
propuesta era formar un gobierno de coalicin disfrazado de Partido Socialista "Unido".
Los astutos viejos zorros que dirigan el SDP estaban dispuestos a firmar, estaban a favor de
cualquier cosa, no importaba lo radical que sonase, slo queran llegar a un acuerdo.
De repente los exponentes del realismo se convirtieron a la dictadura del proletariado, al
poder sovitico, a la revolucin, todo vala para conseguir que los comunistas entraran en el
gobierno. Realmente los socialdemcratas con este movimiento slo reconocan la
verdadera situacin. Mientras que los dirigentes comunistas negociaban la unidad con los
socialdemcratas, los trabajadores de Budapest llevaban adelante una revolucin pacfica, y
el gobierno no ofreca ninguna resistencia. El PC y el SDP se unieron cuando el poder ya
estaba en manos de la clase obrera armada.
Para conseguir esta unificacin, los dirigentes del PC cometieron un grave error que la
clase obrera pagara despus. Mientras Bela Kun, el dirigente de los comunistas hngaros,
intentaba calmar a los trabajadores con llamamientos a la unidad como "condicin previa
para conseguir el poder obrero", muchos militantes comunistas confusos se opusieron. Al
intentar encontrar una solucin "fcil" al problema de la construccin del partido y un
"atajo" al poder, Bela Kun cay en la trampa. Faltos de confianza en s mismos, en su
programa poltico y en la clase obrera, los dirigentes del PC se fusionaron con los
socialdemcratas de la peor de las maneras imaginables.
Fue una fusin burocrtica por arriba, en lugar de una verdadera unificacin de las bases,
con un trabajo paciente por parte de los antiguos dirigentes para convencer a los

trabajadores de la unificacin. Los comunistas tenan ms influencia entre los sectores


decisivos del proletariado que los reformistas, stos ltimos estaban comprometidos por su
colaboracin en el gobierno de la burguesa y por acciones represivas contra los
trabajadores y plantearon la fusin cuando estaban en peligro y la revolucin ya era una
realidad. Su intencin era preservar su prestigio y privilegios apostando por el caballo
ganador. Slo los elementos abiertamente ms contrarrevolucionarios, encabezados por
Erno Garami, se negaron a participar en la unificacin. Entre los que se opusieron a la
fusin, haba luchadores honestos de izquierdas y curtidos burcratas de la derecha.
A pesar de la ausencia de informacin, y de las grandes distancias que le separaban de los
acontecimientos en Hungra, Lenin inmediatamente fue consciente del peligro:
La primera comunicacin que hemos recibido sobre el tema [la unificacin ] nos hace
temer que, quiz los llamados socialistas, socialtraidores, han recurrido a alguna artimaa,
para embaucar a los comunistas, aprovechndose de que stos estaban en prisin (Obras
Completas. Vol. 29. p. 242. En la edicin rusa).
En un telegrama a Bela Kun, Lenin planteaba sus dudas con relacin a la unificacin en los
siguientes trminos:
"Les ruego nos informen de las garantas existentes de que el nuevo gobierno hngaro ser
un gobierno verdaderamente comunista, y no slo socialista, es decir, un gobierno de
socialtraidores.Tendrn los comunistas mayora en el gobierno? Cundo se celebrar el
congreso de los soviets? En qu consiste realmente el reconocimiento de la dictadura del
proletariado por parte de los socialistas?
Sera un error aplicar las mismas tcticas rusas, imitar cada pequeo detalle, e imponerlas a
las condiciones particulares de la revolucin hngara. Mi deber es advertirles de estos
errores, pero me gustara conocer qu garantas tienen". (Ibd. P. 203).
Bela Kun respondi a las preguntas de Lenin con afirmaciones categricas. Pero Lenin no
estaba convencido, en el primer congreso de la Internacional Comunista celebrado poco
despus de la revolucin hngara, Lenin avis al comunista hngaro Laszlo Rudas:
"Considero esta unificacin un peligro. No habra sido mejor formar un bloque en el cual
ambos partidos mantuviese su independencia? De esta forma los comunistas podran
aparecer ante las masas como un partido independiente. As podran aumentar su fortalezas
da a da, y en el caso de necesidad, si los socialdemcratas no cumplen con sus deberes
revolucionarios, entonces se puede plantear una escisin". (Szabad Nep. 21/1/1949).
El aviso de Lenin a los comunistas hngaros no tena nada que ver con la intransigencia
sectaria. Lenin defenda la unificacin, pero haba que hacerla de una forma adecuada, con
un programa revolucionario claro y excluyendo a los viejos dirigentes de la derecha. El
error no fue la unificacin con los socialdemcratas, sino mezclar las banderas y los
programas en una frmula intermedia.

Los comunistas hngaros liquidaron el partido en el SDP, los dirigentes socialdemcratas se


llevaron la parte del len de los puestos de direccin del partido, los sindicatos y del
gobierno. Pero la actuacin de Bela Kun y sus compaeros, que eran los elementos ms
avanzados y revolucionarios de la clase, obedeca fundamentalmente a su atraso poltico.
El error result fatal. Demuestra exactamente lo que habra ocurrido en Rusia, si los
bolcheviques se hubieran fusionado con los mencheviques despus de la revolucin de
febrero, como defendan Stalin y Kamenev, o si hubieran cedido en noviembre de 1917 a
las presiones que recibieron para formar un "gobierno de coalicin con todos los partidos
soviticos", a la que se resistieron con xito Lenin y Trotsky.

Los errores de los comunistas hngaros


Es ley de toda revolucin, que en el momento decisivo, cuando llega la cuestin de la toma
del poder, la direccin del partido revolucionario tiende a caer bajo la presin y la
influencia de clases ajenas, a la presin de la "opinin pblica" burguesa e incluso de las
capas ms atrasadas de la clase obrera. Los dirigentes bolcheviques en Petrogrado en
febrero de 1917, no tenan mucha ms experiencia que los dirigentes comunistas hngaros
en marzo de 1919; Kamenev y Stalin tambin tomaron la lnea de menor resistencia, y
apoyaron el gobierno provisional y la unidad con los mencheviques.
El temor a quedarse "aislados", a aparecer ante los ojos de las masas como "sectarios"
ejerce una gran presin en la direccin revolucionaria. Slo con una visin clara del
proceso revolucionario en su conjunto, se pueden resistir estas presiones. Los jvenes e
inexpertos dirigentes comunistas hngaros carecan de la perspicacia y firmeza poltica
necesarias, dudaron en el momento decisivo y lo perdieron todo.
Si se hubieran mantenido firmes, con una identidad independiente, si hubieran seguido el
consejo de Lenin de formar una alianza con los dirigentes del SDP, mientras trabajaban
pacientemente para convencer a los trabajadores socialdemcratas de la correccin de sus
ideas y programa, habran ganado rpidamente a la gran mayora de los trabajadores y a los
elementos ms honestos de sus dirigentes, y habran aislado y excluido a los corruptos
arribistas. Lo que impidi que el Partido Comunista hiciera esto fue precisamente su deseo
de buscar un "atajo".
El nuevo gobierno obrero hngaro tena importantes ventajas. La revolucin,
contrariamente a todos los argumentos que siempre han planteado los reformistas sobre la
violencia, fue totalmente pacfica. La burguesa estaba tan desmoralizada que no poda
ofrecer ningn tipo de resistencia. Las masas se identificaban con el nuevo gobierno, no
slo los trabajadores y los campesinos pobres, tambin a diferencia que en Rusia,
contaban con el apoyo de un sector importante de la intelligentsia que, debido a sus
antiguas tradiciones nacional-revolucionarias, apoyaban la revolucin.
Por otro lado, la Repblica obrera de Hungra, naci en un momento crtico del
imperialismo mundial. La misma base del sistema temblaba por los golpes de la

revolucin.1919 fue un ao fatdico para la historia de la humanidad. Despus de las


insurrecciones revolucionarias de enero en Berln, Austria entr en una etapa de fermento
revolucionario y se proclam la Repblica Sovitica de Bavaria.
En Francia, el periodo de desmovilizacin estuvo acompaado por una gran tensin. En
Gran Bretaa, los delegados de empresa estaban en su apogeo. Hubo luchas por las
cuarenta horas semanales y la campaa Las manos fuera de Rusia, con motines en el
ejrcito y la rebelin del Clyde.
Segn pasaba el ao tambin estallaron grandes movimientos huelgusticos en Holanda,
Noruega, Suecia, Yugoslavia, Rumania, Checoslovaquia, Polonia, Italia e incluso en
Estados Unidos. Con una poltica y orientacin correctas, la revolucin hngara haba
llevado las llams de la revolucin al corazn de Europa, y eso lo saban perfectamente los
estrategas del imperialismo.
Desgraciadamente, los dirigentes de los comunistas hngaros cometieron errores que
determinaran el destino de la revolucin. Como ya hemos sealado, el partido tena una
postura completamente equivocada en la cuestin de la tierra y la pusieron en prctica. De
los 9 millones de habitantes de la Repblica sovitica hngara, 4,4 millones trabajaban en
la tierra. Haba 5.000 grandes terratenientes (1% del total), que posean ms tierra que el
99% restante. Haba un milln de "proletarios rurales"; aproximadamente 700.000 familias
de pequeos campesinos; ms de 100.000 campesinos medios. Una poltica agraria correcta
habra puesto a la gran mayora de campesinos de parte de la revolucin.
En Rusia el decreto sobre de la tierra fue uno de los primeros decretos de los bolcheviques
inmediatamente despus de la toma del poder. En Hungra el nuevo gobierno tard dos
semanas en publicar el decreto de la tierra mucho tiempo para una situacin
revolucionaria y esto dio a los elementos contrarrevolucionarios de los pueblos, una
oportunidad de oro para extender rumores alarmistas y propaganda antisocialista. Peor an
fue la impaciencia ultra izquierdista de los comunistas hngaros que provoc el aborto de la
reforma agraria.
Bela Kun y sus compaeros vean la cuestin campesina desde un punto de vista
simplemente "econmico". No haban comprendido la naturaleza dialctica de la relacin
entre el proletariado y el campesinado y miraban con recelo la poltica bolchevique rusa de
distribucin de la tierra entre los campesinos, que a corto plazo afianz el desarrollo de
pequeos elementos de propiedad en los pueblos, pero que consigui galvanizar a las masas
de campesinos pobres alrededor de la bandera de la revolucin socialista. "Tibor
[Szamuely] y yo", escriba Bela Kun despus de la derrota de la revolucin, "creamos que
nuestra poltica agraria era ms inteligente que la de los bolcheviques rusos, porque
nosotros no dividamos las grandes propiedades entre los campesinos sino que instalbamos
en ellas la produccin socialista, basndonos en los trabajadores rurales para no convertirles
en enemigos del proletariado, gracias a que no les convertamos en propietarios de tierra"
La impaciencia y el impresionismo de los dirigentes del PC les llev a exagerar e idealizar
los elementos de "conciencia socialista" existentes entre el campesinado hngaro, este error
ya lo haban cometido los narodniks rusos en el siglo anterior. Tibor Szemuely expres

estas ilusiones en una reunin en Rusia en mayo de 1919 en un discurso publicado por
Izvestia el 5 de mayo:
"La idea de organizar comunas agrarias fue recibida con gran simpata. Entre el
campesinado hngaro no hay grupos que luchen contra esta idea". (El subrayado es mo).

"Socialismo ahora"
En realidad, el campesino por su forma de existencia y su papel en la produccin es la clase
menos capaz de desarrollar una conciencia colectiva. Algunos comunistas hngaros
comprendan esto mejor que Bela Kun. En un artculo publicado en el primer nmero de
Communist International, Laszlo Rudas sealaba que el campesino pobre y de clase media
era "en el mejor de los casos indiferente al destino de la dictadura del proletariado".
Esta observacin sin embargo, es slo relativamente correcta.Por qu los campesinos
medios y pobres rusos no fueron indiferentes al destino del estado obrero ruso? Los
bolcheviques rusos al distribuir la tierra saban que los campesinos defenderan el estado
obrero porque as defenderan tambin sus parcelas de tierra contra los grandes
terratenientes que apoyaban a los ejrcitos blancos. La "conciencia socialista" aqu no tiene
nada que ver.
Los bolcheviques, dirigidos por Lenin y Trotsky, utilizaron diestramente la cuestin de la
tierra para convencer a las masas campesinas y ganarlas a la revolucin socialista. Lejos de
convertir a los campesinos en enemigos, la poltica agraria de los bolcheviques los convirti
en entusiastas defensores de la revolucin. Sin esta alianza, los bolcheviques habran
sobrevivido lo mismo que la Repblica Sovitica Hngara.
La postura de los dirigentes socialdemcratas sobre esta cuestin no era mucho mejor,
incluso era peor que la de Bela Kun. En Nepszava, el rgano del partido unido, controlado
por los socialdemcratas apareca lo siguiente: "Estamos orgullosos de la solucin que
hemos dado al problema agrario... hemos podido solucionar la cuestin gracias a una
circunstancia afortunada.[!] En nuestro pas, la produccin socialista agrcola no es una
utopa. Una buena parte de la tierra cultivada ha estado entregada a la produccin
colectiva". (6/6/1919).
En la prctica, estos burcratas conservadores por naturaleza, estaban aterrorizados ante
cualquier tipo de iniciativa de las masas. Para estos elementos, las ideas planteadas por
Marx y Engels, y que los bolcheviques pusieron en prctica en Rusia, la "segunda edicin
de la guerra campesina" como arma auxiliar de la revolucin proletaria, era un anatema.
Los dirigentes del Partido Socialdemcrata apoyaban la colectivizacin, pero sin
entusiasmo revolucionario, tan solo como un medio posible de evitar el "desorden" en los
pueblos.
Pusieron en prctica la reforma agraria a travs de mtodos burocrticos. En el fondo de sus
corazones, los socialdemcratas se oponan a la confiscacin de la tierra, aos despus el

conde Karolyi revel que no slo los terratenientes y la iglesia se oponan a la reforma
agraria, tambin los dirigentes del SDP. El resultado fue un aborto. Pusieron al frente de las
granjas colectivas a los "comisarios de produccin". En algunos casos stos no eran otros
que los antiguos terratenientes, que vivan en su antigua casa y a quienes los campesinos
seguan llamando "amo".
Cmo podan los campesinos pobres y jornaleros agrcolas apoyar esta situacin? Para
ellos nada fundamental haba cambiado. Esto es lo que explica la indiferencia de los
campesinos pobres y medios "en el mejor de los casos" ante la revolucin.
A los pobres aldeanos no les convenca la nueva situacin, sta se pareca a la que exista
anteriormente, solamente haban cambiado los nombres. Los pequeos propietarios
recelaban de las intenciones del gobierno y estaban influenciados por la propaganda
lanzada por los campesinos ricos y los terratenientes; stos les decan a los pequeos
campesinos que el gobierno deseaba nacionalizar tambin su tierra. Mientras que la poltica
de Lenin haba triunfado, haba conseguido poner una cua entre el pequeo campesino y
los kulaks, la poltica "inteligente" de Bela Kun, slo consigui unir a los pequeos
campesinos y a los kulaks en un bloqueo hostil con-tra la revolucin.
El fracaso de la poltica agraria tuvo serios resultados en otros campos. El gobierno,
consciente de la hostilidad y la indiferencia de la mayora de los campesinos, no tena la
suficiente confianza como para requisar el grano, como haban hecho los bolcheviques en
Rusia. Esto cre serios problemas de suministro en las ciudades y en el ejrcito Rojo,
comenzando a aparecer la escasez de comida y ropa. El error result trgico.
En los meses siguientes, el gobierno en lugar de concentrar todos sus esfuerzos en ampliar
su base de apoyo y librar una lucha despiadada contra los contrarrevolucionarios, malgast
tiempo y energas en todo tipo de cuestiones secundarias. Debido a la presin insistente de
Lenin, implantaron la jornada laboral de 8 horas junto con varias reformas que mejoraban
las condiciones de vida de la poblacin.
Se malgastaba mucho tiempo en desfiles, discursos y celebraciones. En un momento en que
las fuerzas de la reaccin estaban reagrupndose en las fronteras y den tro de Hungra, los
ministros se dedicaba a mil y un proyectos culturales. Lenin se quej ante Laszlo Rudas:
"Qu tipo de dictadura [del proletariado] se consigue con la socializacin de los teatros y
sociedades musicales? Realmente pensis que ahora stas son las tareas ms importantes?
(Szabad Nep, 21/1/1949).
La Repblica Sovitica Hngara, haba conquistado el poder fcilmente y ahora se
encontraba en una posicin tan debilitada que no consegua resistir el avance de la reaccin.
El propio gobierno formado por trece personas de las cuales slo cuatro eran comunistas,
imitaba todas las formas externas de la revolucin rusa (algo a lo que se neg
insistentemente Lenin) incluida la creacin del Comit de Inspeccin campesina, incluso
nombraron a Lenin "presidente honorario" del soviet de Budapest. Por otro lado, el Ejrcito
Rojo, creado por decreto el 30 de marzo era el antiguo ejrcito con nuevo nombre,

controlado por los socialdemcratas y por oficiales del antiguo rgimen. La mayora de los
comisarios del ejrcito eran socialdemcratas, incluido el comisario jefe Moor.
La Milicia Roja inclua destacamentos que estaban controlados por la antigua polica y
gendarmera. No slo no liquidaron completamente el viejo aparato estatal, sino que
elementos importantes del antiguo rgimen controlaban estas nuevas estructuras. Poco a
poco se fue purgando el ejrcito y las milicias de los viejos elementos reaccionarios. Pero
mientras perdieron un tiempo precioso de lucha contra la reaccin.
En sus 133 das de existencia, la repblica sovitica pblico 531 decretos. Si la
revoluciones se ganaran y se perdieran por la cantidad de trabajo administrativo, los
trabajadores hngaros nunca habran perdido. Lamentablemente para Bela Kun la reaccin
luchaba con balas de verdad y no con papeles.
En el frente econmico tambin la impaciencia de los dirigentes del Partido Comunista
provoc enormes problemas. Despus de la revolucin de octubre los bolcheviques slo
nacionalizaron los bancos y grandes industrias. Esto bast para concentrar todos los
sectores fundamentales de la economa en manos del estado obrero, la tarea ms
complicada de integrar las pequeas y medianas empresas en el sector nacionalizado se
podra hacer ms lentamente y a un ritmo ms ordenado.
Sin embargo, el deseo de Bela Kun de "hacerlo mejor" que los bolcheviques, llev al estado
obrero hngaro a nacionalizar cinco das despus de la toma del poder todas las empresas
con ms de cincuenta trabajadores. Era demasiado pronto para un pas atrasado en el que la
gran industria todava era relativamente pequea.
En un mes, nacionalizaron ms de 27.000 empresas la mayora con menos de veinte
trabajadores. La iniciativa de estas nacionalizaciones con frecuencia procedan de los
propios trabajadores, y el gobierno estaba abrumado por las reivindicaciones de los
trabajadores.
La idea de los dirigentes del Partido Comunista hngaro de introducir el "socialismo
ahora", sin tener en cuenta ni considerar el problema de la transicin del capitalismo al
socialismo, provocaba serias dificultades. Sin la preparacin adecuada y sin el desarrollo
tecnolgico, la nacionalizacin de miles de pequeas empresas caus considerables
problemas econmicos.
Los errores cometidos por los comunistas hngaros debilitaron seriamente la revolucin
frente a la creciente amenaza de las fuerzas de la reaccin. Las potencias imperialistas,
reunidas en la Conferencia de Paz de Pars, comprendan muy bien el peligro que supona la
"cuestin hngara". La posibilidad de la intervencin armada era cada vez mayor. Pero la
debilidad subyacente del imperialismo en ese momento qued en evidencia en su
incapacidad de intervenir directamente contra la revolucin hngara.
Los imperialistas britnicos, franceses y estadounidenses tuvieron que recurrir a los
servicios de los checos y rumanos para que hicieran el trabajo sucio por ellos. El 16 de abril
los rumanos iniciaron el ataque, e inmediatamente se demostr la debilidad y falta de

preparacin de la Repblica Sovitica Hngara. El "Ejrcito Rojo", formado por tropas y


oficiales del antiguo rgimen, se desmoron antes de la ofensiva, y varios destacamentos se
pasaron al enemigo.

La intervencin imperialista
El ejrcito rumano penetr en territorio hngaro sin encontrar una resistencia seria. Los
serbios instigados por los aliados, invadieron el sur de Hungra, mientras, la burguesa
"democrtica" checa tambin se uni y atac el occidente con tropas dirigidas por oficiales
franceses e italianos.
The Times, el 7 de mayo de 1919 pblico los objetivos de los imperialistas, exigan la
redicin de Hungra, el desarme del Ejrcito Rojo, la dimisin del gobierno y la ocupacin
del pas por las tropas aliadas. A la primera seal de peligro, los socialdemcratas del
gobierno queran arrojar la toalla. Wilhelm Bohm, uno de los principales dirigentes del SDP
y antiguo dirigente del Ejrcito Rojo, prepar el plan de capitulacin.
Los dirigentes obreros reformistas paralizaron el gobierno en el momento decisivo. Si se
hubiera dejado todo en sus manos, los blancos habran ocupado Budapest sin la menor
resistencia.
Pero los proletarios de Budapest se hicieron cargo de la situacin y obligaron al gobierno a
cambiar de rumbo. Se celebraron mtines de masas, los trabajadores ignoraban las splicas
de Bohm y compaa y decidieron luchar. Recaudaban dinero en las grandes fbricas y lo
enviaban desde los barrios obreros al frente. A los pocos das, gracias a la magnfica
iniciativa de los trabajadores, miles de voluntarios se unieron al Ejrcito Rojo
trabajadores de fbricas, ferroviarios, carteros, oficinistas, la situacin se transform en
24 horas.
El 2 de marzo los trabajadores de Budapest consiguieron hacer retroceder a las fuerzas
invasoras. En una campaa brillante que dur siete das, el Ejrcito Rojo proletario pas de
la defensiva a la ofensiva, y recuper muchas ciudades y pueblos que estaban en manos del
enemigo.
El ejrcito checo retrocedi ante esta ofensiva. El Ejrcito Rojo liber grandes regiones de
Eslovaquia, y el 6 de junio proclam la Repblica Sovitica Eslovaca.
Sin embargo, los heroicos esfuerzos de los trabajadores hngaros se topaban continuamente
con los dirigentes del SDP en el gobierno. Estos comenzaron una campaa contra los
supuestos "mtodos duros" y la "crueldad innecesaria". Realmente, nadie podra acusar a
los trabajadores hngaros de excesiva crueldad, ms bien todo lo contrario.
La revolucin fue demasiado indulgente con sus enemigos, y por esto pag un precio
terrible. Exigir la renuncia a "medidas duras" en medio de una guerra civil terrible y
sangrienta, equivala a rendirse ante el enemigo. El gobierno burgus parlamentario ms

democrtico no tolerara la propaganda derrotista en tiempo de guerra. Los trabajadores


hngaros tena que luchar dos frentes: contra su enemigo de clase en el campo de batalla, y
contra los agentes del enemigo colocados en posiciones clave del gobierno para minar
todos los esfuerzos de los trabajadores en la guerra.
Los dirigentes del partido comunista se dieron cuenta demasiado tarde del error que
significaba la unificacin. Bela Kun se quejaba ante los socialdemcratas y amenazaba con
una escisin, en un momento en que la direccin tena que estar unida y mostrar una firme
decisin para luchar en la guerra. El gobierno estaba dividido. Los dirigentes del SDP eran
la mayora en todos los rganos de direccin del partido "unido". Tambin controlaban el
"consejo de gobierno revolucionario".
Estos arribistas consumados, que haban apoyado la "dictadura del proletariado" para salvar
sus posiciones, ahora no queran tampoco perder su puesto. Buscaban poner tanto terreno
como fuese posible entre ellos y los "bolcheviques" a quienes estaban dispuestos a culpar
de todo los problemas. Todo vala para restaurar sus credenciales como polticos burgueses
respetables y "democrticos", queran demostrar que realmente no iban a hacer ningn dao
y que simplemente haban participado en la revolucin para "evitar excesos".
A pesar de la presin de la Internacional Comunista, los dirigentes comunistas hngaros
vacilaban, tan pronto se oponan abiertamente a los dirigentes del SDP, como un rato
despus se echaban atrs.
Las actividades del SDP en el gobierno dieron luz verde al imperialismo. A iniciativa del
"campen de los pueblos", el presidente Wilson, la Conferencia de Paz de Pars, alarmada
por los xitos del Ejrcito Rojo, realiz el 8 de junio un nuevo ultimtum a Budapest, en el
se exiga que el Ejrcito Rojo dejase de avanzar e invitaba al gobierno hngaro a Pars para
"discutir las fronteras de Hungra". Despus sigui un segundo ultimtum, en este se
amenazaba con el uso de la fuerza si no se cumplan los trminos.
Este ultimtum fue aprovechado por Bohm y compaa para lanzar una nueva campaa por
"la paz a cualquier precio". El 18 de junio, Lenin envi un telegrama en el que aconsejaba a
Bela Kun, que continuaran las negociaciones con los aliados, esa tctica era correcta para
ganar tiempo, pero que no se poda depositar ninguna confianza en los aliados ni en su
oferta de paz. En realidad, no exista la ms mnima garanta de que los aliados cumplieran
sus promesas.
Con los ejrcitos extranjeros todava en suelo hngaro, pedan el desarme de la revolucin
slo a cambio de un pedazo de papel. El 26 de junio, comenzaron las negociaciones y el
Ejrcito Rojo inici la retirada.
Hay momentos psicolgicos decisivos en la historia de una revolucin, como en el caso de
una huelga. La entrega de posiciones conquistadas por el Ejrcito Rojo en la batalla, tuvo
un efecto desastroso. Entregaron a los enemigos la Repblica Sovitica Eslovaca. La moral
de los trabajadores y campesinos sufri un duro golpe. Lenin ya haba advertido del peligro
que era depositar todas las ilusiones en la "buena" fe de los aliados, ahora los hngaros
caan de cabeza en la trampa. Ms tarde Bela Kun lo reconocera:

"No respondimos a las maniobras de Clemenceau con contramaniobras. Nos esforzamos


por ganar tiempo prolongando las negociaciones y ni siquiera intentamos obligarles a
aceptar estas negociaciones, sencillamente aceptamos todo lo que ellos pedan, sin pedir la
ms mnima garanta, sin tener en cuenta la posibilidad de desintegracin del ejrcito en
caso de retirada".

El reino del terror


El destino de la revolucin hngara ya estaba sellado. El 24 de junio hubo un intento de
alzamiento contrarrevolucionario en Budapest encabezado por los autodenominados
Socialdemcratas Nacionales" que fue sofocado en 24 horas. El 20 de julio, Clemenceu
public una nueva nota, en la que declaraba que el gobierno hngaro "no tena
competencias para negociar" y exiga la formacin de un nuevo gobierno en el que no
participase el partido comunista y estuviera formado por "dirigentes obreros responsables".
Como era de esperar, los dirigentes del SDP aceptaron impacientes la demanda.
Los socialdemcratas se haban ocultado detrs del partido comunista y ahora que el
pndulo haba girado hacia el lado opuesto de Bela Kun y compaa stos ya no les eran
tiles. Una vez ms, los dirigentes del partido comunista demostraron una gran ingenuidad
y confusin. En lugar de dirigir la lucha a denunciar las maniobras de los dirigentes del
SDP (que estaban en contacto directo con los ejrcitos francs, britnico, italiano y
estadounidense en Budapest), finalmente aceptaron "evitar un derramamiento de sangre
intil".
El golpe de estado se haba consumado sin un solo disparo. Los dirigentes obreros
"responsables", concentraron todo el poder en sus manos con la intencin de devolverlo tan
rpido como fuera posible a los terratenientes y a los capitalistas.
Ahora el camino hacia la contrarrevolucin adquira un carcter irreversible. El nuevo
gobierno socialdemcrata se dio prisa en deshacer todas las medidas aprobadas por la
revolucin. Devolvieron las empresas nacionalizadas a sus antiguos propietarios.
Liquidaron las conquistas de los trabajadores y campesinos. Arrestaron a muchos militantes
del Partido Comunista, mientras que liberaban a los elementos contrarrevolucionarios de las
crceles. Era tal la ceguera reformista de los dirigentes obreros socialdemcratas, que
llegaron a creer que con estas acciones los blancos les permitiran seguir en sus puestos.
Vana ilusin! El 6 de agosto, un puado de militares derroc al nuevo gobierno. El
proletariado de Budapest, desorientado y sin direccin fue incapaz de ofrecer resistencia.
Con la entrada del ejrcito rumano en Budapest, comenz el reino de terror contra la clase
obrera hngara. Los terratenientes y capitalistas se vengaron de los "actos de crueldad". Los
soldados heridos del Ejrcito Rojo fueron sacados de los hospitales y asesinados, los
blancos utilizaron los mtodos de tortura medievales ms brbaros: en este periodo
murieron asesinadas cinco mil personas. Y los grandes defensores del "gran realismo", esos
dirigentes reformistas que haban protestado a gritos por los supuestos "excesos" de los

trabajadores y campesinos, ahora miraban a otro lado, y justificaban los asesinatos y la


represin de la forma ms cobarde, mientras conseguan mantener sus empleos y sus
privilegios.
La derrota de la revolucin hngara de 1919 represent un duro golpe para la Internacional.
La revolucin rusa sigui aislada en un pas atrasado, y este hecho contribuy en la
posterior degeneracin del primer estado obrero del mundo. La derrota no era inevitable. A
pesar de lo difcil que era defender un pequeo pas sin defensas naturales, con una poltica
correcta el resultado habra sido diferente. Sobre todo si hubieran adoptado una poltica
agraria correcta, y hubieran hecho llamamientos a los soldados campesinos de los ejrcitos
invasores, rumanos, checos y serbios. Las condiciones estaban ah. El cuarto y noveno
ejrcitos rumanos se negaron a luchar en la guerra, estallaron huelgas entre los trabajadores
rumanos en Ploesti, Bucarest, etc. El peridico austriaco Deutsche Volksblatt describa el
ambiente de descontento existente entre las tropas invasoras:
"Los ejrcitos rumano y checo se caracterizan por la ausencia de disciplina, las ideas
bolcheviques se estn extendiendo, el ejemplo ms evidente es que el movimiento de
campesinos y trabajadores de Bessarabia se ha vuelto contra el gobierno rumano".
Muchos de los 8.000 soldados checos se negaron a luchar y desertaron en masa en los
Crpatos, hacia Galitsia, donde les esperaba la encerrona de los soldados polacos. Tambin
se dieron casos de confraternizacin en el frente yugoslavo. Todo esto demuestra que habra
sido posible si los comunistas hngaros hubieran aplicado en la revolucin una poltica
correcta.
Hoy, 60 aos despus, a pesar de todos los errores, la breve experiencia de la Repblica
Sovitica Hngara es una fuente de inspiracin para todos los trabajadores. Slo analizando
los errores del pasado podremos educar a esta generacin y prepararnos para las tareas a las
que el movimiento obrero se enfrentar en el prximo periodo.

Alan Woods
12/11/1979

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