Caserios
Caserios
Caserios
Caseros y caseras.
El concepto de casero es muy cercano
en el tiempo. Hace mencin, por lo
general, a un edificio o casa de labranza,
si bien es frecuente que hoy da se
aplique, tambin, a casas convertidas en
residencias habituales de personas no
dedicadas a la granjera.
Hasta el XIX, el vocablo empleado no
era casero sino casera; designaba al
conjunto de edificios y elementos que
integraban una explotacin. Una casera
estaba compuesta por la vivienda
principal, horno, cobertizo, hrreo y
dems anexos necesarios para el
quehacer cotidiano. Formaban parte de la
casera los animales domsticos y
tambin las tierras.
Las tierras consistan, normalmente, en
heredades compuestas por pequeos
terrenos, inmediatos a la casa, dedicados
a huerta para el consumo familiar, a los
que se sumaban otros terrenos mayores,
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Evolucin.
Sobre la evolucin de las caseras y el
aspecto externo que fueron adoptando a
travs del tiempo, Juan Ramn de Iturriza
escriba, a finales del siglo XVIII, lo
siguiente: "las primitivas caseras de este
ilustre Seoro fueron menores que las
presentes, edificadas sobre cuatro o seis
postes de rboles bravos y cubiertas por
los cuatro ngulos con zarzas, arbustos
de retama, tajamanil y tablones por
causa de mucha abundancia de
maderamen y breve edificio, de cuya
construccin existen algunas pocas; y
por los repetidos incendios que experimentaban por causa de llenarlas de paja
de mijo, centeno, heno y otros
combustibles peligrosos, empezaron a
fabricarlas de cal y canto, nominndolas
Ormaecheas (que denota cerradas con
paredones) para distinguir de las otras
casas que eran de maderamen desde el
suelo hasta el tejado... El casco de
algunas caseras tiene 120 pasos de circunferencia para que en los cortijos
quepan en invierno de 35 a 40 cabezas
de ganado vacuno, ovejuno, cabruno y
caballar; las ms tienen soportal para el
resguardo de los carros, narrias,
herramientas de labranza y oteros de
gallinas; hornos para el cocimiento de
pan y borona; colmenas de abejas, heros
de losa labrada para el trillo de varias
semillas; pajares y lagares para majar la
manzana con unas formidables y
pesadas vigas para estrujarla, llamadas
vulgarmente dolara-aichac, aunque de
algunos aos a esta parte, por causa de
que no se hacen las sidras coladas, no
usan, por lo que se van perdiendo."
(ITURRIZA Y ZABALA, JUAN RAMN.
"Historia General de Vizcaya". 1973)
El modelo.
Los ejemplares ms antiguos de
caseras conservados hasta hoy (la mayor
parte del siglo XVI) no alcanzan a
avanzarnos cul pudo ser el aspecto de
otras ms primitivas, de las que pudieran
haber derivado. Tampoco disponemos de
pinturas u otros elementos, referidos a
Bizkaia, que nos ayuden en esa labor. Sin
embargo, hay unanimidad en los
estudiosos de la casa vasca en suponer
que los edificios ms antiguos, anteriores
al XV, seran muy semejantes a los
descritos lneas arriba por Iturriza,
construidos, casi en exclusiva, de
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Casero en Arteaga.
Guees. Casero en Santxosolo.
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Berango
Zeanuri.
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Lanestosa.
Artzentales.
Abanto. Murrieta.
La casa cbica.
Aunque no tan espectacular como el
casero profundo, no falta en ningn
lugar de nuestra geografa.
Admite numerosas variantes que van
desde modestos edificios hasta otros que
semejan palacios.
En la zona ms occidental, lindante
con el casero truciense, aparece un tipo
de construccin recia, con piedra sillar
en las esquinas y contorno de puertas y
ventanas, y el resto de mampostera. La
planta es rectangular (aunque la
diferencia entre anchura y longitud no es
muy pronunciada) y el techado a cuatro
aguas. Dispone, normalmente, de una
sola entrada que comunica a una sala en
Zalla
Zalla
Guees.
Galdames
Sopuerta
Iurre
Dima
Zeberio
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Guees. Errekalde.
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Zeanuri.
Arteaga.
El casero palacio.
Algunas casas torre olvidaron su
funcin militar para servir como
autnticos caseros de labranza y deben
considerarse como un grupo con
carcter propio, en el que se fundieron
elementos de uno y otro tipo de
construccin. El conjunto adopta un aire
palaciego. De esta tipologa nos
ocupamos en el apartado correspondiente a las Casas Torre, como casas torre
modificadas. Adems de este hbrido,
hubo un casero que podra considerarse
su equivalente en el tiempo, con
funciones propias de casa de labranza, al
que se le dot expresamente de formas
pretendidamente palaciegas. Este tipo de
caseros se desarrolla fundamentalmente
desde el siglo XVIII y alcanza su mejor
expresin en los existentes en el entorno
de Elorrio-Markina.
En el casero palacio son protagonistas el volumen y la piedra. Inmensos
lienzos de mampostera, rematados de
sillera en todas sus aristas, se extienden
en profundidad y en altura. El arquitecto
ha perdido el temor al peso que descarga
en la fachada sobre arcos de medio
punto rebajados. Los vanos se hacen
amplios y abundantes. Los marcos de
ventanas y balcones lucen algn
elemento decorativo.
Uno o en ocasiones dos amplios arcos
con sus dovelas decoradas abren la
fachada. Sobre l o ellos es frecuente ver
el relieve de una cruz.
Ocupando un lugar preeminente, en
el centro de la fachada o incrustado en
una de sus esquinas se sita el escudo de
armas el cual, siguiendo el gusto del
siglo XVIII, har referencia no slo a una
sino a cuatro o ms ramas familiares.
A veces las cuadras, an formando
parte del mismo conjunto, parecen un
adosado.
En estos edificios descomunales, de
tan amplios planos, la prdida de
espacio es tan grande que el uso efectivo
del casero se debe complementar con
una construccin auxiliar destinada a dar
cabida al carro y a los aperos de
labranza.
Elorrio. Zenita.
Imgenes superiores: Elorrio. Casero Etxebarra. Vista general y detalles de la fachada y balcn.
Axpe. Donibane.
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La casa ilustrada.
La idea de emplear distintivos en las
viviendas para que, a travs de ellos, fuese
posible identificar a sus dueos es,
posiblemente, contempornea a los
primeros tipos de habitacin construidos
por el gnero humano.
En ocasiones, mediante el empleo de
ciertos smbolos, -permanentes o no-, que
han de ser reconocidos por el resto de la
sociedad, se han expresado un sinfn de
ideas. En algunos, como en los edificios
religiosos, en los de corte palaciego o en
los institucionales, la simbologa forma
parte intrnseca de ellos. En el edificio
civil, sin embargo, los smbolos son menos
frecuentes, pero ello no quiere decir que
no existan.
Refirindonos exclusivamente a ste
ltimo tipo de edificios y, -en concreto, a
los de nuestra tierra-, podemos apreciar
que tambin en ellos se ha utilizado la
simbologa para representar diversas ideas.
Por ejemplo, creencias (mediante cruces,
smbolos solares, ciertas plantas tenidas
como mgicas), actitudes (una caldera
colocada en lo ms alto de las casas-torre
era smbolo de hospitalidad), condicin
social (mediante escudos o, incluso,
colores)...
La correcta integracin de aquellos
elementos en el edificio se converta en
ornamentacin; no es extrao notar que,
con frecuencia, se llegaba a olvidar el
significado original para limitar la
simbologa a mera funcin decorativa. El
elemento ms claro es el escudo, capaz de
adquirir tanta importancia y un lugar tan
preeminente en la arquitectura que lleg a
condicionar la disposicin de elementos
estructurales como puertas y ventanas.
Como es lgico, el lugar elegido para
la colocacin de los smbolos coincide
con los lugares ms sobresalientes de las
casas y caseros: fachadas, puertas o
ventanas principales.
Son ejemplos notables de casas
ilustradas mediante frescos: El palacio de
Icaza, en Larrabetzu. Etxe Pinto, en
Berriatua, antigua casa cural, con frescos
de finales del XVIII. En Markina queda
alguna casa, en mal estado, con frescos,
como Munibetxea o el palacio de Murga.
Otro elemento decorativo, -no muy
abundante aunque lo suficiente para ser
reseado-, es el empleo de bustos, de
personas o animales, muy semejantes a las
Durango. Casa consistorial. Aunque sometida a numerosas reformas, se trata de un edificio cuya construccin se proyect por el Regimiento de
la villa en el ao 1566. Las obras fueron lentas: la traza, obra del maestro cantero Bernab de Solano, an no haba concluido en 1582. Se dio
por terminado en 1609, cuando Juan de Garay pint en su fachada los escudos reales y de la villa. La primera reforma se efectu en 1770,
debida tanto al mal estado del edificio como a que no se hubo completado inicialmente. En la reforma de 1944, la Junta de Cultura de Bizkaia
mantuvo el acertado criterio de conservar la planta y los soportales, nicos de su estilo en Bizkaia. Se encarg al bilbaino Eloy Garay que
reconstruyese las pinturas que haba pintado, en el ao 1771, Ignacio de Zumarraga con motivos arquitectnicos, ngeles, etc.
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En el XVIII se puso de moda ocultar la mampostera cubrindola con un raseado en el que se imitaba, mediante pinturas, un acabado en
sillera. Tambin era frecuente lucir los caseros y pintar sus fachadas con una amplia gama de colores, especialmente ailes, tierras, ocres y
rojizos que contribuan, segn el color dominante, a diferenciar unas comarcas de otras. Los frescos como decoracin en las fachadas de las
casas es frecuente desde el siglo XVII, aunque los ejemplares conservados en Bizkaia datan ya del siglo XVIII. El rea con frescos de mayor
incidencia parece corresponder a la zona oriental de Bizkaia, en el entorno conformado por las villas de Larrabetzu, Durango, Markina y
Areatza-Villaro. En las imgenes superiores pueden verse los frescos existentes en los palacios de Ikatza y La Angulera, ambos en Larrabetzu.
En las inferiores dos vistas del palacio Gortazar de Areatza-Bilaro.
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Detalles comarcales.
Cada valle de Bizkaia tiene sus peculiaridades que le asemejan o le
diferencian de otros. A veces, los
caseros existentes en diferentes barrios
de un mismo valle son completamente
distintos entre s.
Erandio-Goikoa.
Berango.
Sopela.
Meaka.
Mungia.
Meaka.
Loiu.
Mungia.
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Zeberio.