El Deseo y El Valor.
El Deseo y El Valor.
El Deseo y El Valor.
2, 1956
EL DESEO Y EL VALOR
Las objecionesque en fecha reciente ha formulado la filosofa francesa a la
Werttheorie, arrojan al menos un caudal de luz sobre esta deduccin fundamental: la de que los valores no pueden considerarsecomo absolutos. Este
relativismo estimativo constituye la raz de las doctrinas psicolgicas del
valor: la interaccin del valor y del deseo.
l. La psicologa del valor
Las tesis psicolgicas y fenomenolgicastuvieron en sus orgenes como
precursor,en la ciudad de Praga, a Franz Brentano, quien expone sus ideas
en el libro Vom Ursprung der sittlichen Erkenntnis (Los orgenes del conocimiento moral). Los dos rdenesde la inteligencia y la afectividad son, segn este autor, absolutamenteheterogneos,pero paralelos. Los valores son
objetos propios de la afectividad y se refieren a disposiciones especficas
del amor y del odio: son actosde amory de odio en la medida en que poseen
el atributo de la rectitud.
Los tericosms apegadosa la teora psicolgica de los valores han sido,
poco despusde la muerte de Nietzsche,Meinong y Ehrenfels.
Las Investigaciones psicolgicas y ticas sobre la teora del valor, de
Meinong, aparecieronen 1894. Este filsofo ha ampliado y sobre todo atemperado la intransigenciade su teora en la reelaboracinque formul 30 aos
ms tarde en el libro Zur Grundlegung der Allgemeinen Werttheorie. La
tesis que le sirve de punto de partida es que el valor no es una propiedad,
como lo demuestraen forma rigurosa. En efecto: toda utilidad y toda necesidad presuponenvalores hacia los cuales se aspira y de los que uno se convierte en servidor: de acuerdo con la tesis emocionalistanuestro sentimiento
atribuye tales valores a los objetos. El valor es la proyeccin de nuestrosentimiento en el objeto. Pero aqul presuponeque se ha comprobadoy reconocido la existencia del objeto al cual se aplica: por eso es que un juicio de
realidad, en el orden intelectual,sera susceptiblede una estimacinde orden
afectivo. Pero como lo esenciales el juicio estimativoy, por tanto,afectivo,los
valores son por s mismos esenciassubjetivasy variables, aun cuando sean
verdaderoso falsos a la luz del juicio de existenciaque suponen. Imaginemos que el juicio de existenciaque formamos acerca del objeto sea falso;
entoncesel valor es ilusorio. Si es verdadero,declraseque el valor es objetivo. Esto es jugar con la palabra objetividad, que no puede referirse sino
al juicio estimativo,siendo que en este caso recae sobre el simple juicio de
existencia previa. De hecho, cuando se trata del valor en sentido estricto
282
EL DESEO
Y EL VALOR
283
284
RAYMOND
BAYER
11.
EL DESEO Y EL VALOR
285
286
RAYMOND
BAYER
EL DESEO
Y EL VALOR
287
caza, prefiero la cerveza al vino." Esos juicios dicen nicamente"de qu manera nos conducimosfrente a ciertos objetos". Trtase de un juicio de hecho
sobre nuestro proceder, sobre nuestra conducta. Estos juicios afirman estados del sujeto. Por el contrario,en "estecuadro tiene un gran valor" el verbo
tener es significativo. Incluso si no soy un conocedor,ni siquiera un sujeto
sensible al arte, "todos esos valores existen,en cierto sentido, fuera de m".
La piedra de toque que falta en la descripcinpsicolgica de los valores,
es la demostracino, al menos, la tentativa de justificacin: "tratamosde
demostrarlosofreciendo razones de orden impersonal. Los valores rebasan,
pues, la apreciacin de un sujeto en relacin definida con una sensibilidad
determinada".
La doctrina se estrella contra una imposibilidad psicolgica. Lo que le
falta es precisamenteaquello que Brentanoreclamabade la sensibilidad para
los valores: una Richtigkeit.
.
En resumen,la vuelta a Kant se impone en todo el mundo axiolgico:
hay un derechodel juicio. Ahora bien, si estoes aS,y si los valorestienen su
derecho, los psiclogosse ven forzados a romper sus cuadros. Esperbamos
la prevalencia y slo nos dan una teora del preferir. El trnsito a la objetividad les resulta imposible. El hecho del valor jamstrae consigo la norma.
El salto no puede darse. Nada distingue,nada puede distinguir en el anlisis
del psiclogo,por lejos que queramosllevarlo, lo deseadode lo deseable.
288
RAYMOND
BAYER
EL DESEO
Y EL VALOR
289
res aislados. El sentimiento puro o intuicin emocional en sentido estricto se opone a los estadossentimentales,a los estadosafectivos sensibles. Los
sentimientospuros poseensu propia luz y tienen su propio contenido directo:
sus datos irreductibles son precisamentelos valores. Sin un dato significativo, esto es, sin fenmenosintelectuales de representacin,de percepcin, de
juicio, los sentimientospuros se dirigen as hacia sus contenidos vlidos sin
la intermediaci6nde la inteligencia.
Ms abajo,y ms profundamente,los actosde preferenciay de repugnancia establecenla jerarqua y el orden gradual de los valores, sus relaciones
de inferioridad y de superioridad. Estas preferenciasy estasrepugnancias(lo
cual salva a la teora del subjetivismoque grava a todas las otras) son, ellas
tambin,un a priori del sentimiento y de las intuiciones, son infalibles, universales,y se imponen del mismo modo a todas las concienciasemotivas. Los
valoresmoraless610pueden ser captadosen la combinaci6nde los sentimientos puros y de los actos intuitivos de preferencia.
Ms inmediato an se encuentra el nivel de la simpata. Los actos de
simpata no son ni un contagio sentimental,a la inglesa, ni una confusi6n
mstica a la manera de la Einfhlung alemana,sino una intuici6n emocional
de carctersiempre colectivo, o actos intuitivos dirigidos unos.sobre los otros,
verdadero"flujo afectivo de lo mutuamentevivido". A travs de la simpata
captamosla vida afectiva del otro yo. Es la intuicin emotiva en la cual el
sentimientode un tercero, acontecimiento heterogneo,se ofrece a nuestro
propio sentimiento;nace de aqu una experienciade la realidad social en tanto que comunidad:es la penetracindirecta del alma de los semejantes.Amoral y moral al propio tiempo, esta simpata es soportede valoresmoralesmuy
importantes:fraternidad, solidaridad, comunidad, etc.. .. Fruto de la misma
es la interpenetraci6nde las conciencias afectivas.
En el ltimo plano de profundidad, en el ltimo grado de la inmediatez,
est la experienciamoral del amor en tanto que acto intuitivo. No hay ningn vnculo entre este amor y la atracci6n sexual,la filantropa, la piedad o
la benevolencia. Ese amor es la actualizacin de los valores ms altos de
que el objetoamadopuede ser portador: "un movimientoen que el .eontendo
amado es llevado a la ms grande altura posible". Es as como el amor de
los padres,lejos de ser ms ciego, les permite entrever en sus hijos valores
no actualizadosque, aun cuando no se realicen jams,habran podido realizarse. Todas las intuiciones de los otros tres rdenesvaran y resultanampliadas o reducidasen su base por los actosintuitivos del amor. Es as como,por
una parte, del lado del a priori del sentimiento,Scheler inmoviliza y hace
permanentestodos los valores,mientras que por otra, del lado de la experiencia, los hunde,relativamenteal sujeto que los experimenta,en un "relativismo
moral verdadero"lo mismo que en una multiplicidad de perspectivas.
De este modo Scheler salva a la teora axiol6gica emocionalista de la
mayor parte de las objecionesdirigidas a la psicologa del valor: en particu-
290
RAYMOND
BAYER
lar del reproche de subjetivismo. Sin duda puede criticrsele el haber elaborado una teologa de lo valioso y un absolutismo estimativo, pero, en todo
caso,slo ha podido salvar al sentimientode sus variacionesobjetivas,mediante la sustitucin de la psicologa de la afectividad por una metafsica de la
afectividad.
Habr que admitir los a priori afectivos y las evidencias de la emocin
que la teora scheleriana,por profunda que sea, encontrara nuevamente,al
descenderotra vez de sus intuiciones hacia una formulacin, objecin fundamental que debe hacersea toda Werttheorie sentimentalista?Pues si hay valor, es necesario,tarde o temprano,llegar a la enunciaci6n del juicio estimativo, y en la hip6tesis scheleriana,lo mismo que en las otras,el juicio de valor
sigue siendo hbrido. En este punto tiene uno que hacer suya la observacin
de Vaucher en su libro El lenguaje afectivo y los iuicios de valor. Aqul es un
juicio en cierto modo quimrico, pues su sujeto es una nocin, y su predicado
un sentimiento.
RAYMOND
BAYER