Tesis - Matanza de La Calcuta - Desbloqueado PDF
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pginas
4
13
A modo de agradecimientos
1- Introduccin
20
23
23
26
34
36
39
41
45
50
60
63
69
70
5- Explosin de memorias:
La Cantuta, la apropiacin de una lucha contra el presente
80
A modo de eplogo
Bibliografa
94
96
Anexos
Anexo 1
CAPTURA Y EJECUCION EXTRAJUDICIAL DE UN PROFESOR Y DIEZ
ALUMNOS DE LA UNIVERSIDAD ENRIQUE GUZMAN Y VALLE LA CANTUTA
106
Anexo 2
DENUNCIA DEL GENERAL RODOLFO ROBLES
110
Anexo 3
NUNCA MAS. A NUEVE AOS DEL CRIMEN CANTUTA NO SE OLVIDA.
Etnografa y notas de campo del conversatorio y acto artstico en memoria
de los estudiantes de La Cantuta, Lima, 19 de julio del 2001, hall de Derecho,
UNMSM.
113
Anexo 4
Fotos
129
Anexo 5
Afiches del PC del Per - Sendero Luminoso que circulan en Internet.
142
Anexo 6
Recortes periodsticos sobre el Caso La Cantuta
144
Presentacin
Memorias , Violencia Poltica y poder en el Per
lLas tesis de la memoria alvadora del fujimorismo es muy fcil y simple. Desde el 17
de mayo de 1980, en la comunidad de Chuschi (Ayacucho), el Partido Comunista del
Per, denominado Sendero Luminoso (SL) daba inicio a su llamada guerra
popular. Por entonces SL era un partido bsicamente regional, con ncleos muy
pequeos fuera de Ayacucho, su base principal. Lo conformaban en su inmensa
mayora profesores y estudiantes universitarios, maestros y alumnos de escuelas
rurales, todos ellos con el claro objetivo de declarar la guerra al estado peruano.
Desde entonces mucha agua ha corrido bajo el puente. Para 1992 (ao de la
captura de Abimael Guzmn, mximo lder senderista), la violencia poltica haba
provocado ms de 22 mil atentados y cobrado ms de 25 mil muertos. Los costos y
prdidas materiales durante la dcada del ochenta ascendieron a 22,000 millones
de dlares, monto equivalente al valor total de la deuda externa del Per de aquellos
aos. Crisis, fragmentacin, violencia y terror eran variables cotidianas a tener en
cuenta cuando se hablaba sobre el Per de los ochenta y principios de los noventa.
Frente a este escenario, el rgimen fujimorista construyo una narrativa acerca de la
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Nos dice Jelin (2001): La historia de las resignificaciones del periodo nazi y de los
genocidios cometidos por Alemania, as como los sentidos que el exterminio nazi va
teniendo en distintos lugares y momentos, podra llenar bibliotecas enteras. El sentido que
se le ha dado y se le sigue dando a la Shoah en Alemania, en Israel, en Estado Unidos, y
en otros lugares del mundo, ha ido modificndose a medida que pasa el tiempo,
insertndose en tensiones y conflictos polticos (y econmicos) especficos (p. 43).
5
Sobre la construccin histrica de lo hegemnico y lo subalterno puede verse, Gilbert y
Nugent eds. (1990).
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Metodologa
El modelo de trabajo y la estrategia metodolgica se bas en el recojo de narrativas
personales en el formato de historias de vida. Buscamos la continuidad y las rupturas
temporales en las biografas de estos jvenes (los ex-militantes de SL y los jvenes
de la segunda mitad del 2000) como fuente para entender sus percepciones sobre
su militancia, en especial el vnculo entre su propia vida, el partido y el estado; su
vida universitaria, las instituciones y la poltica6. Para ello recurrimos a las siguientes
estrategias:
a) Revisin bibliogrfica de la literatura sobre la violencia poltica en el Per, en
especial la referida a Sendero Luminoso. La intencin de esta discusin
bibliogrfica es extender la comprensin acadmica de Sendero Luminoso,
percibida generalmente en relacin a las caractersticas y perfiles de su cpula; y sus
bases (en nuestro caso los estudiantes) entendidas como simples seguidoras
fanticas de la ideologa senderista.
b) Entrevistas en el formato de historias de vida a ex-estudiantes senderistas que
pasaron por la universidad La Cantuta entre 1990 y 1995.
c) Revisin de los materiales grficos senderistas. Volantes, folletos, documentos.
Prestamos especial atencin a El Diario, vocero oficial del partido, donde se
plasmaron las principales posiciones del partido y debates respecto de la revolucin,
su estrategia y opiniones de coyuntura. Esta revisin nos permiti entender los
referentes ideolgicos coyunturales en las historias de vida recogidas. Estas
publicaciones se encuentran archivadas en la biblioteca del Instituto de Estudios
Peruanos, el Centro de Documentacin de la Asociacin Pro-Derechos Humanos
(Aprodeh), y el Centro de Documentacin de la Facultad de Ciencias Sociales de la
Pontificia Universidad catlica del Per.
d) Observacin participante en asambleas y dems actividades polticas promovidas
en la universidad La Cantuta. Adems las romeras y dems actividades
conmemorativas realizadas por los estudiantes en la universidad La Cantuta y San
Marcos.
El anlisis de la informacin recogida, la sistematizacin y redaccin de los
resultados se realizar bajo el "sesgo" de una mirada histrica, tomando en cuenta
6
Sobre este punto hemos tenido como referencias principales a Bourdieu (1998), Bertaux
(1993), Galperin/Jelin/Kaufman (1998), Passerini (1998), Portelli (1997), Thompson (1993).
En especial una investigacin de Alessandro Portelli (1998) para observar las
resignificaciones en el presente de una masacre alemana en la segunda guerra mundial
en una aldea del interior de Italia.
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1. Introduccin
Escucha Fujimori, Cantuta no se olvida!. Era el grito fuerte y unnime de cientos de
jvenes universitarios que el 27 de julio del 2000 marchaban por la avenida Wilson
hacia la Plaza Grau, punto de concentracin de la Marcha de los 4 Suyos,
manifestacin donde personas venidas de diversos puntos del pas protestaban en
Lima por la segunda re-reeleccin del entonces presidente Alberto Fujimori. Aquella
tarde, miles de personas de todas las edades tomaron las calles de Lima
protestando contra la inconstitucional juramentacin para un tercer mandato
presidencial de Alberto Fujimori.
La sangre derramada, jams ser olvidada! Ni olvido ni perdn, sancin a los
culpables! Frente a Palacio de Justicia, un numeroso grupo de jvenes, que
promediaban los 20 aos, marchaban portando pancartas con las fotos de nueve
estudiantes y un profesor de la Universidad Nacional de Educacin, La Cantuta
asesinados en julio de 1992. Compaero Hugo Muoz... presente!, Compaero
Enrique Ortiz... presente!, Compaera Bertila Lozano... presente!... siguen las
consignas hasta completar los diez nombres. Cundo un compaero muere?...
nunca muere!. Los centenares de jvenes se detienen, ponen las pancartas sobre
el piso y prenden velas a su alrededor. Todos guardan un minuto de silencio, que
slo es interrumpido por la consigna de una joven: Escucha Fujimori, Cantuta no se
olvida!. Aplausos.
Algo muy especial, creo que es una sensacin de solidaridad contra las
vctimas de este gobierno. Yo antes no tena un recuerdo claro de lo que
ocurri, no saba con exactitud los hechos; pero recuerdo que en una asamblea
un compaero de San Marcos pidi un minuto de silencio por los estudiantes
asesinados en 1992. Todos nos sorprendimos porque nunca antes, que yo
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hroes militantes del partido y la masa perifrica. La matanza signific slo un hecho
ms dentro de una avalancha de violencia desatada por el desarrollo del equilibrio
estratgico en la guerra popular, propugnado por Abimael Guzmn desde 1991. La
memoria senderista es una "memoria de secta", que se encapsula y atomiza con la
derrota de SL. Por esos aos (1995-97), slo queda la memoria marginal de los
familiares acompaada slo por organismos de DD.HH. y opacada por la memoria
victoriosa construida por el gobierno. Nos interesa adems indagar en los balances
personales que estos ex-militantes tienen de la violencia poltica, y los nuevos
marcos interpretativos con que han readaptado su vida cotidiana en el nuevo
contexto nacional post-violencia
El segundo escenario se abre con la coyuntura poltica del 2000. La concentracin
del repudio ciudadano hacia la figura de Vladimiro Montesinos (autor intelectual de
las violaciones de derechos humanos durante el gobierno de Alberto Fujimori) ha
generado diversas reacciones y una explosin de memorias, desde 1997 y
especialmente en el 2000. En este contexto de polarizacin, se desata en las
marchas de los jvenes universitarios en el 2000, memorias y recuerdos de La
Cantuta, con importantes resignificaciones y reinterpretaciones de los sucesos.
Veremos entonces que la memoria se convierte en un espacio de lucha poltica, con
versiones distintas sobre el papel jugado por el Estado y la sociedad en el desarrollo
de la violencia poltica. Este segundo escenario se ubica adems en un contexto de
transicin democrtica, en la cual las identidades polticas y las memorias
construidas en el contexto poltico-cultural del fujimorismo estn aun por definirse.
Veremos, por ltimo, cmo estas nuevas memorias universitarias se acercan o no a
la de los familiares de los estudiantes, que luchan desde 1992 por el esclarecimiento
de lo ocurrido y por justicia. Esta comparacin nos permitir observar cmo se
reproducen entre estas dos memorias las brechas socio-culturales que atraviesan al
conjunto de la sociedad peruana.
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Para la reconstruccin de los hechos han sido valiosos los distintos informes y crnicas periodsticas.
Para los informes vase: Aprodeh (1994), Ra (1996), Cubas (1998). La informacin periodstica se basa
principalmente en los diarios La Repblica, El Comercio , la revista Ideele, el Resmen Semanal de
Desco, el Reporte especial de violencia poltica de Des co.
8
Entre enero y julio de 1992, SL hizo explotar en Lima Metropolitana 37 coches bombas, y slo en julio
fueron 22. Las vctimas fueron en ese perodo fueron de 47 personas y en julio 33 vctimas. Vase, Reporte
especial de violencia poltica, No. 20, diciembre de 1992, Desco, Lima.
9
En buen tono deca aquellos das: No soy un dictador. Soy y ser siempre un demcrata... Las medidas
del 5 de abril no son antidemocrticas, sino imperiosas para hacer posible la disciplina interna que haga
posible el restablecimiento de la democracia y la paz amenazada por el terrorismo senderista. Ese es mi
compromiso con el pas". El Comercio, 25-6-1992.
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Para una lectura detallada de la coyuntura poltica 1990-1992, vase Tanaka (1998:203-229).
11
Sobre la democracia delegativa existe un amplio debate a partir de los postulados de Guillermo ODonell
(1996). Para una revisin crtica de sus propios postulados vas e ODonell (2000). Para el caso peruano,
Carmen Rosa Balbi (1993), matiza esta propuesta.
17
En 1991 un secreto documento militar deca: ... el mejor subversivo es el subversivo muerto; por lo tanto
no se capturarn prisioneros. En 1991 se produce la mata nza por comandos paramilitares de 16
personas presuntamente senderistas, incluyendo mujeres y nios, en una pollada en Barrios Altos (Lima).
Asimismo, los atentados con sobres bomba contra el abogado de derechos humanos, Augusto Ziga y el
director del diario de izquierda Cambio. Segn los organismos de Derechos Humanos, entre 1988 y 1992,
Per tena el primer lugar en el ranking de pases violadores de DD.HH en el mundo. Los detenidos desaparecidos en los tres primeros aos del gobierno de Fujimori fueron: 1991 (535), 1992 (239) y 1993
(105). Sobre las polticas antisubversivas vase, Tapia (1997), Rospigliosi (1996), Taylor (1997).
18
Sobre la planificacin de la matanza pueden verse las denuncias del general Rodolfo Robles y de
COMACA (Comandantes, Mayores y Capitanes), grupo institucionalista al interior de las FFAA (Aprodeh
1994).
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encubrirse con este tipo de intervenciones (citado en: Ra 1996:18). Cuatro aos
ms tarde, en una posicin distinta, Fujimori realizara una visita que presagiaba
cambios radicales en la vida futura de los cantuteos.
Apenas cruz la puerta de ingreso, los estudiantes advirtieron su presencia y
armados de piedras y huevos, generaron un pandemonium: una lluvia de piedras
recibi a Fujimori y ste apenas pudo transponer la puerta de ingreso. Policas y
soldados lanzaron disparos al aire para contener a los enfurecidos estudiantes.
Controlada momentneamente la situacin, la comitiva se apresur en organizar
la entonacin del himno nacional, acallado por una poderosa silbatina.
Enfurecidos, los estudiantes lanzaban gritos contra el presidente. A pocos metros
un pequeo pero belicoso grupo agitaba consignas identificadas como
senderistas: Combatir y resistir la represin del fantoche Fujimori, Proteger La
Cantuta trinchera de combate del pueblo. El rector de La Cantuta, Alfonso Ramos
Geldres, le dio alcance a Fujimori mientras ste avanzaba hacia la vivienda
universitaria. Luego intent visitar algunas facultades, pero nuevamente una lluvia
de piedras lo hizo desistir. Un tomate le cay cerca, una piedra lo alcanz por la
espalda. Con los brazos en alto, opt por retirarse, cubierto por soldados y
guardaespaldas que trataban de protegerlo. Antes de marcharse en su carro
blindado dijo al rector Ramos Geldres: ... hemos hecho todo lo posible por ayudar
a su universidad.
En la cresta de su popularidad, y cuando todas las encuestas le daban porcentajes
de aprobacin por encima del 60%, Fujimori se retiraba humillado por un
contingente de estudiantes, al que no tard de tildar de subversivos:
Esta es una primera inspeccin. Esperbamos este recibimiento. Pero
lo que no podrn detener es la firme decisin de poner orden en las
aulas. No es posible tener una universidad donde se ensea a destruir
al pas con ideologas terroristas. No olvidemos que aqu se forman los
futuros profesores de nuestros hijos.19
Los estudiantes, posicionados en los techos y las reas de acceso al campus
celebraron la retirada con aplausos y gritos desenfrenados. Ese mismo da por la
tarde, Fujimori se dirigi a la ciudad universitaria de San Marcos. All se volvi a
repetir, en menor medida, la escena anterior: gritos de protesta, piedras sobre el
presidente. Dos petardos se hicieron escuchar por la Facultad de Letras. No
obstante, Fujimori logr ingresar por unos minutos, los suficientes para declarar a
la prensa y resarcirse de los malos momentos pasados en La Cantuta:
19
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Entre los principales grupos que actuaban en la universidad se encontraban: el PUM (Partido Unificado
Mariateguista), PCP, Patria Roja (de tendencia maosta), el Partido Comunista Peruano (pro-sovietico),
Vanguardia Revolucionaria Marxista-Leninista.
24
Para una reflexin mayor sobre la expansin del marxismo-leninsimo en las universidades nacionales,
vase Degregori (1990).
25
Entre ellos el Frente Estudiantil Revolucionario, ms conocido por aquellos aos como el FER
antifascista, por la caracterizacin ideolgica que hicieran del gobierno militar velasquista (Lynch 1990).
26
Por ejemplo, en Ayacucho el Partido Comunista del Per, a travs de su Comit Regional Jos Carlos
Maritegui, y en alianza con Bandera Roja, ambo com amplias bases entre estudiantes y profesores de la
UNSCH deslindan en 1965 con la tsis del trnsito pacfico al socialismo que por entonces enarbolaba el
PC Unidad de influencia sovietica.
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Sin embargo, hay que anotar que las principales dirigencias del partido eran blancos o mestizos
urbanos, segn los estandares peruanos. Muchos de ellos provenan de las universidades provincianas
como la Universidad nacional San Cristbal de Huamanga, por ejemplo. Vase, Degregori (1990).
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Parecido proceso ocurri en Ayacucho. En los setenta, en la Universidad Nacional San Cristbal de
Huamanga, en la dcada del setenta. Antonio Daz Martnez, profesor de Agronoma e importante cuadro
senderista muerto aos despus en la matanza de los penales en 1986, fue Jefe de la Oficina de
Bienestar, que administraba el comedor universitario, la residencia estudiantil y el transporte universitario.
Asimismo, Abimael Guzmn se desempeaba en los setenta como Jefe de la Oficina de Personal.
29
Carmen Rosa Balbi (1995) sugiere la misma idea para el caso de las fbricas y barrios populares en Lima, en la carretera central muy
cerca de la universidad La Cantuta.
30
El mismo Guzmn sustent esa transicin poltico militar en: Que el equilibrio estratgico remezca ms el pas! (gran
culminacin de la
Para la reconstruccin de la matanza hemos contado con las siguientes fuentes: Te stimonios de
estudiantes de la desaparicin de la Universidad La Cantuta (Aprodeh 1992), Ra (1998), Cubas (1998),
Aprodeh (1994), Vargas Llosa (2000); entrevistas a estudiantes y diarios de la poca.
32
Los estudiantes eran: Juan Marios Figueroa (32, electrnica), Herclides Pablo Meza (28, Ciencias
Biolgicas), Robert Teodoro Espinoza (24, Ciencias Biolgicas y Matemticas), Armando Amaro Cndor
(25, Electromecnica), Luis Enrique Ortiz Pereda (21, Cultura Fsica y Deportes), Dora Eyague Fierro (21,
Educacin Inicial), Felipe Flores Chipana (25, Electrnica), Bertila Lozano Torres (21, Facultad de Artes y
Humanidades), Marcelino Rosales Crdenas (Facultad de Artes) y el profesor Hugo Muoz Sanchez (47).
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Sus captores los jalaron de los pelos y los arrastraron fuera del edificio, mientras los
dems residentes permanecan en el suelo. Se escuchaban los gritos de los
muchachos, las quejas, los golpes interminables, los llantos de dolor. Ya se jodieron,
ustedes son senderistas, les decan. Uno de los estudiantes atin a preguntar: por
qu nos estn llevando de esta forma, desnudos, en calzoncillos, por lo menos
djanos llevar nuestra ropa. El ruido de los motores empez a resonar. Arriba,
carajo!, gritaron los encapuchados antes de introducir a los detenidos en los
vehculos. Ellos gritaban desesperados presintiendo su final. Cruzaron la garita de
control, supuestamente vigilada por efectivos del ejrcito, y cruzaron un puente de
caracol que permita la salida de la universidad.
Minutos despus las camionetas se estacionaron en una bocanada conocida como
la boca del diablo, un paraje desolado y desierto en las afueras de Lima. Santiago
Martn Rivas, mayor en Ingeniera del ejrcito y jefe operativo del grupo Colina,
ordenaba a los detenidos que delataran a los responsables del coche-bomba en la
calle Tarata.33 Al no recibir respuesta, segua acusndolos de terrucos y asesinos, al
mismo tiempo que se escuchaban golpes, llantos, gemidos y crujir de huesos. Rivas
orden cavar una fosa en unos cerros adyacentes. Con las manos atadas en las
espaldas, los detenidos fueron arrodillados al costado de la fosa. Sujetos armados
se colocaron detrs de cada uno. La orden final la dio Rivas. Los cuerpos se
estremecieron con los impactos. En medio de la tierra arenosa quedaron regados
los cuerpos del profesor Hugo Muoz y los estudiantes Amaro Cndor, Enrique Ortiz,
Dora Eyague, Bertila Lozano, Juan Marios, Robert Teodoro, Felipe Flores Chipana,
Marcelino Robles y Herclides Pablo Meza.34
lvaro Vargas Llosa (2000) narra en base a los te stimonios de una ex agente del Servicio de Inteligencia
del Ejrcito destacada en La Cantuta, que la noche del coche bomba en la calle Tarata, algunos
senderistas habran entrado al campus universitario heridos por las balas de los agentes de seguridad de
los bancos aledaos a la calle Tarata.
34
Para una mayor descripcin de la matanza vase, lvaro Vargas Llosa (2000)
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afectados fueron Lima (4245), Ayacucho (3541), Junn (1813), Pasco (788) y Puno
(684). Se trataba adems de atentados que se incrementan de manera exponencial
a travs del tiempo: de un total de 219 en 1980, paso a un promedio anual de 3000,
entre 1989 y 199235. Incluso, considerando el aspecto geogrfico de la violencia, se
ver su desplazamiento de las serranas hacia la ciudad. En efecto, durante 1991 y
1992 Sendero Luminoso hizo explotar 46 coches-bomba en Lima, siendo las ms
conocidas y de mayor impacto nacional las que explotaron en el Canal 2 TV, y en la
calle Tarata, en Miraflores. Segn el Instituto de Defensa Legal (IDL), durante 1991
Sendero Luminoso perpetr en Lima ms de 900 atentados que dejaron cerca de
400 muertos. En 1992, el nmero de atentados fue muy similar, aunque las vctimas
llegaron a 350.
En los barrios exclusivos, las casas se amurallaban, las calles eran bloqueadas por
rompemuelles, y los puestos de vigilancia privada se multiplicaban por doquier. El
miedo se instal no slo en los distintos barrios populares en los que Sendero se
movilizaba, sino que se expandi hacia las residencias de los sectores medios y
altos de Lima que vieron siempre ajena y distante la violencia desatada desde
1980.36 Para los sectores acomodados de Lima, el coche bomba en la calle Tarata
transfigur la violencia y adquiri, paradjicamente, carcter nacional y la
indignacin anti-senderista fue canalizada como sentimiento nacionalista (Mndez
2000:238). Pero el recrudecimiento de la violencia en la ciudad no era resultado del
azar. Por el contrario, responda a la consigna lanzada por Guzmn en un documento
circulado en noviembre de 1991: Que el equilibrio estratgico estremezca al
pas!37
En sus pginas Abimael Guzmn, el presidente Gonzalo para sus camaradas,
realizaba un balance optimista del desarrollo de la guerra popular y alentaba a sus
seguidores a enfrentarse a las fuerzas represivas y genocidas del Estado en forma
definitiva y contundente: Necesitamos que el pueblo sea partcipe directo,
protagonista, que las masas mismas lleven ms y ms la guerra popular. As la
guerra popular expresara ms su fuerza porque es guerra de masas (1991:4).
Entonces, el equilibrio estratgico se intensifica cuando ... el enemigo trata de
35
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38
Para el maosmo la guerra revolucionaria pasaba por tres grandes etapas: Defensa Estratgica,
Equilibrio Estratgico y Ofensiva Estratgica.
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Desde 1986 este organismo generado se militariza ejecutando las acciones ms sangrientas en Lima y
provincias, desplazando paulatinamente en importancia poltica y militar al Comit Metropolitano. Entre sus
principales dirigentes estuvieron los abogados Yobanka Pardav Trujillo (a) Rebeca, Tito Valle Travesao
(a)Eustaquio; y el mando militar, el profesor Vctor Zavala Catao (a) Rolando.
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40
En efecto, desde la dcada de los sesenta se produce un doble movimiento en la relacin del estado con la
universidad. Por un lado, la universidad pblica sufre un nclaro proceso de masificacin y explosin
demogrfica impresionante , pues entre 1960 y 1980 la poblacin juvenil que ingresa a la educacin superior
pasa del 19% al 76% teniendo el Per unos de los nveles ms altos de cobertura educativa y enseanza
superior en Amrica Latina (Degregori 1990:108). Sin embargo, los recursos destinados a las
universidades disminuyen aceleradamente. Para 1975, el presupuesto universitario representaba slo el
2,3% del nacional (vs. El 4,8% en 1965), situacin que se agrava hoy al contar con un prrico 0,9%.
41
La Izquierda Unida se divide en 1989. Para una revisin de la parentela ideolgica de Sendero con los
dems partidos de izquierda vase Hinojosa (1999).
42
Utilizamos la nocin de estructura de sentimientos propuesta por Raymond Williams (1980).
43
Los siguientes testimonios fueron recogidos entre enero y julio del 2000. Los nombres han sido
cambiados a solicitud de los entrevistados.
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(Parentsis): la captura del Presidente Gonzalo
Roberto se dedica desde 1996 al cambio de dlares en una cntrica calle de Lima.
Dej de militar en Sendero Luminoso en 1993, cuando gran parte de la estructura
partidaria se desvaneca y sus principales dirigentes encarcelados a cadena
perpetua. No piensa participar nuevamente en poltica pues dice estar "defraudado
del partido porque no supo hacer frente a los golpes represivos de Fujimori". La
captura, en setiembre de 1992, de su mximo lder, Abimael Guzmn, marcara un
punto de inflexin en la certidumbre revolucionaria de Roberto:
No te puedes imaginar lo que sentimos ese da. Ese da fui a la chamba
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del partido, tambin pasa por el filtro subjetivo de los militantes. En efecto, el
pensamiento gua, y su visin hiper-clasista de la sociedad, tocaba fibras ntimas
entre los estudiantes, pues les ofreca respuestas concretas a sus propias
frustraciones personales, y encontraban en el discurso senderista salidas cientficas
a sus speras biografas individuales. En ese contexto, podemos decir que en los
militantes universitarios se da el paso de una inicial disposicin por el sacrificio, de
un romanticismo revolucionario, a llevar la vida en la punta de los dedos; a una
mayor racionalizacin de la violencia, de la lucha de clases y su salida
revolucionaria.45
Igualmente le preguntamos a Yolanda cmo se sinti el da de la captura de Guzmn:
... yo estaba activando en la carretera central, en Raucana. Era la
encargada de un grupo de danza y teatro popular, que llamamos La Gran
Marcha, y trabajbamos con nios para formarlos en la fortaleza
ideolgica del partido y nuestra tarea era sacudirles de la cabeza toda la
mentalidad alienada que le imponan la televisin y las escuelas del
estado y sus profesores revisionistas, dizque de izquierda... Fue bastante
rpido. Una seora me pasa la voz que por el canal cinco estaban
pasando un flash y que Abimael Guzmn haba sido apresado por un
grupo de elite de policas, luego supe que eran de la Dincote.46
... Lo primero que sent fue mucho miedo, que algo terrible poda pasar y
que bamos a empezar a desaparecer uno por uno. Yo he escuchado de
muchos camaradas que al principio no lo crean, pero yo s lo cre apenas
escuche la noticia, en ese sentido yo siempre he sido bastante realista,
las noticias las asimilo rpido, rapidito, y al mismo sal de Raucana y me
fui a mi casa a sacar algunas cosas y desaparec por dos semanas y
cuando me reencontr con varios camaradas, despus que pasaron los
videos donde sala el presidente Gonzalo medio desnudo y hablando con
Ketn Vidal, saba que no me equivoque la primera vez, que si era cierto
que haban capturado al presidente Gonzalo.
... Lo que paso luego era increble. Muchos pedan tomar acciones
inmediatas, que la guerra se poda intensificar a partir de la captura del
presidente Gonzalo, pero ya no recibamos directivas coordinadas, las
directivas se cruzaban, no tenan muchas veces sentido, las cosas se
empezaban a hacer aguas... as estuve hasta 1994, dando brincos por
varios lados, estabamos como rebotando por varios lados pero sin una
45
Para el caso de la vida cotidiana de Sendero en el campo ayacuchano, vase del Pino (1998), asimismo,
Portocarrero (1998).
46
Direccin Nacional contra el Terrorismo. La detencin de Guzmn fue realizada en una casa de Surco, el
12 de setiembre de 1992, y organizada por el comandante Benedicto Jimnez, bajo la supervisin del
General Antonio Ketn Vidal. Sobre los detalles de la captura, vase Jimnez (2000, Tomo 2).
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3.2 La memoria de secta senderista
Como se ha explicado, 1992 era un ao especial para la organizacin senderista.
Para un grueso de sus militantes, las acciones militares en la ciudad se
acrecentaban, y en las zonas rurales se pensaba que la guerrilla estaba en la
capacidad objetiva de pasar a la ofensiva estratgica. La creencia que ya estaban
tomando el cielo por asalto, y que la toma del poder era slo cuestin de unos
cuantos aos, incluso de meses, era muy fuerte en las dirigencias como en las
bases47 como lo demuestra el siguiente documento 48:
... (estamos) estableciendo un grandioso hito masivo en la lucha conjunta
y logrando plasmar un nuevo y ms grande triunfo Poltico, Militar y Moral
del Presidente Gonzalo, el Partido y la Revolucin, expresin palpable de
cmo el Equilibrio Estratgico viene remeciendo ms el pas, la Guerra
Popular victoriosa va dirigida por el Partido Comunista del Per
magistralmente jefaturado por el Presidente Gonzalo... nos reafirmamos
en nuestra inconmovible decisin de continuar la Resistencia Heroica en
nuevas condiciones y el insoslayable compromiso de dar la vida hoy,
maana y siempre por el Presidente Gonzalo, el Partido, la Revolucin y
el Comunismo. Estamos ms forjados an por nuestro presidente
Gonzalo en el reto a la muerte y arrancarle lauros de triunfo, los que
llevamos la vida en la punta de los dedos, estamos dispuesto a entregarla
en el momento que la Revolucin lo demande... (p. 2).
En ese contexto, podemos pensar que para Sendero la desaparicin de los
estudiantes en julio del 92 significaba un hecho ms, un no mirar atrs, porque te
jodes, como deca Rolando. En cierto modo, se negaban a reclamar a los
estudiantes de La Cantuta como sus desaparecidos porque ninguno de ellos
47
Para una discusin sobre si Sendero tena las condiciones objetivas para tomar el poder, vase Tapia
(1997).
48
Viva el grandioso hito de la Heroicidad masiva de la lucha conjunta de los Prisioneros
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Carta del Presidente Gonzalo, junio de 1987. O como declaraba un estudiante de la universidad de San
Marcos en 1988: La heroica muerte de los mejores hijos del pueblo en los penales de Lima, se constituy
en un ejemplo para la clase obrera y el pueblo peruano, sentando el precedente de la necesidad de
defender nuestros sagrados intereses an a costa de nuestra propia vida. Esto significa enrumbar la lucha
del movimiento sindical hacia un Per sin explotados ni explotadores." Testimonio recogido en: "A dos
aos del genocidio en los penales. Hablan dirigentes, obreros y estudiantes", en: Una batalla ganada ms
all de la muerte , El Diario, 19.-6-1988.
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Entre el 6 y 9 de mayo de 1992 se realiza una incursin del Ejrcito en el Penal de Canto Grande
controlada por Sendero Luminoso. Aquella ocasin se produjeron muchas bajas entre los presos senderistas.
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Aplastar el genocidio en marcha contra los prisioneros de guerra!, Comit de Familiares de Presos
Polticos, Prisioneros de Guerra y Desaparecidos del Per, diciembre de 1992.
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Desde fines de los ochenta y principios de los noventa se produjeron masivas desapariciones de
estudiantes y profesores de la Universidad del Centro. En los testimonios recogidos son considerados
hroes de guerra.
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Faradh Khosrokhavar (1993:253) analizando la radicalidad de la revolucin iran, nos deja pistas para
entender la representacin que la militancia senderista estableca sobre la muerte: la jerarqua de la
pureza se define segn el grado de aspiracin a la muerte : cuanto ms el actor social aspire a morir,
resulta ms puro, tiene ms derecho a tratar de impuros a aquellos que persisten seguir viviendo.
54
Desde 1981, principalmente desde su IV Sesin Plenaria, SL radicaliza su discurso y prctica,
asumiendo sus militantes las consecuencias personales de la guerra. Desde entonces todo militante
deba hacer la siguiente sujecin simblica al partido: Prometo ante el camarada Gonzalo, jefe del Partido
Comunista del Per y de la revolucin mundial./ Prometo ante el Comit Central del Partido Comunista del
Per./ Prometo ante el marxismo-leninismo-maosmo, Pensamiento Gua del Cam arada Gonzalo, de
asumir mi responsabilidad como militante del Partido Comunista del Per y de no traicionar jams al
Partido ni al pueblo./ Prometo luchar con valenta, decisin y coraje contra el imperialimo y el feudalismo,
hasta alcanzar la liberacin de los pueblos oprimidos del mundo./ Prometo luchar y entregar mi vida por la
revolucin mundial. (Citado en Gorriti 1990:167).
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Pero la memoria sectaria -como se dijo anteriormente- sufre un golpe demoledor con
la captura de Abimael Guzmn en setiembre de 1992, producindose el derrumbe
de la certidumbre revolucionaria y la incapacidad e imposibilidad objetiva y
subjetiva de construir una memoria y una narrativa histrica que les permitiese
elaborar un discurso sobre los desaparecidos de La Cantuta. No lograron
solidarizase con los familiares ni con las nuevas memorias que sobre la matanza
(re)surgen a partir de 1997. Quedaron en la denuncia genrica de los hechos. Luego,
con la desmovilizacin de sus militantes, la memoria sectaria de SL se atomiza y
quedar como memorias marginales, privadas. No pueden oponerse a la memoria
salvadora 56 del gobierno fujimoristaque se acrecienta desde 1992 y se afianza con
la ley de amnista de 1995.
3.3. La memoria salvadora se consolida
En efecto, el precedente jurdico de la amnista se inicia nueve meses despus de
ocurrida la matanza. El 2 de abril de 1993, el congresista por la izquierda
democrtica, Henry Pease, ley en plena sesin de la Asamblea Constituyente una
declaracin del clandestino grupo militar Len Dormido, con detalles del crimen
perpetrado contra el profesor y los nueve universitarios. El documento sealaba a los
miembros del comando paramilitar Colina como los autores del secuestro, tortura,
asesinato, quemado y entierro de los universitarios. Cuatro das ms tarde, se instala
en el Congreso Constituyente Democrtico (CCD) una comisin especial de
Derechos Humanos para investigar los hechos, citando al ministro de Defensa y al
presidente del Comando Conjunto de las FF.AA. para que expliquen sobre el
operativo militar de julio del 1992. Ambos se resisten a prestar sus declaraciones, y
el 16 de abril, a pedido de la Comandancia General del Ejrcito, el Consejo
Supremo de Justicia Militar abre una investigacin en torno al caso de La Cantuta.
Das despus, el presidente del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas,
Nicols Hermoza, denuncia ante el Congreso y la prensa que un grupo de
congresistas de la oposicin vienen desatando una campaa de desprestigio a las
FF.AA. y que las denuncias presentadas significaban una clara colusin con el
terrorismo senderista.
Pero el 8 de julio de 1993 los acontecimientos daran un giro inesperado. Un grupo
de periodistas de la revista S, descubren unas fosas con restos humanos calcinados
en Cieneguilla (un paraje distante de Lima), gracias a un croquis que le envo un
annimo. Se presuma (para luego comprobarse) que esos cuerpos pertenecan a
los universitarios desaparecidos. La investigacin que en un inicio fue asumida por
el fuero civil, fue desviada por el congreso, que en sesin de mayora, decidi
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mediante una ley especial -la llamada ley Cantuta- que los crmenes deban ser
juzgados por el fuero militar. De esa forma, la justicia castrense asumi acusar a los
paramilitares del grupo Colina bajo los cargos de negligencia, abuso de autoridad,
desaparicin forzada de personas y de vil asesinato premeditado con nocturnidad,
alevosa y ventaja. Las sentencias a los paramilitares oscilaron entre los 6 meses y
20 aos de prisin en un cuartel militar. 57Sin embargo, el 14 de junio de 1995 la
bancada oficialista aprob en el congreso una amnista para los militares implicados
en violaciones a los derechos humanos durante los 15 aos de guerra
antisubversiva; y todos los hechos derivados como consecuencia de la lucha contra
la subversin desde mayo de 1980 y denunciados por particulares fueron archivados
debido al mandato imperativo de esta ley de amnista. Pero horas antes de
aprobarse la ley se dio en el congreso un debate entre quienes, por un lado
sustentaban la amnista, y por otro, los que la rechazaban. Como veremos ms
adelante, este debate sirvi para comprender las narrativas y discursos estatales
sobre la violencia poltica y el papel cumplido y que ocupaba la sociedad civil en ese
proceso. Pero para ms detalles pasemos al siguiente captulo.
57
En el juicio militar, Santiago Martn Rivas, jefe operativo del grupo Colina, dijo: Se est bajando la moral a nuestras
Fuerzas Armadas, seor presidente. Necesitamos un pas digno y un pas pacificado pero no nos dejan. Esto, seor
presidente, no me llama la atencin. Casos como stos ya se han repetido en otros pases. Cuando termine la guerra
revolucionaria, cuando haya acabado, vendr la ltima fase, la que estar con aquellos que ganaron la guerra. Tenemos
el caso de Argentina, donde almirantes dignos en este momento purgan cadena perpetua, Es el colmo!, los generales
victoriosos en la lucha contra los Montoneros purgando cadena perpetua y a lo mejor los generales de la guerra de Las
Malvinas, a lo mejor estn en sus casas (citado en Aprodeh 1994:62).
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No cabe duda que la realidad pulveriza toda ficcin. Hace exactamente 35 aos, una
novela fue quemada pblicamente en Lima por militares exaltados que condenaban
como injuria lo que, entonces, era apenas una provocacin de la imaginacin literaria
para proponer una reflexin sobre nuestra sociedad y nuestras instituciones. Pero en
1995, la realidad ofreci una adaptacin ms perversa y descarnada que la intuitiva
obra de Vargas Llosa. Como en la novela, una grave denuncia de asesinato
conmueve a la institucin militar, pero esta vez las vctimas no se limitan a El
Esclavo; y la destreza profesional y el rango, de quienes, segn las denuncias,
seran los autores del asesinato, reducen al prfido Jaguar a un hurao adolescente
del colegio militar, sin afecto ni ambiciones. Como en el libro, la realidad vivida entre
1992 y 1995 parece hacer todo lo posible por evitar la justicia, invocando la falaz
justificacin del inters institucional y nacional.
Inmediatamente despus de la desaparicin de los estudiantes, los familiares
transitaron, da tras da, por comisaras, cuarteles, juzgados, hospitales, incluso la
morgue. Nadie saba dar razn: Esa madrugada no se ha realizado ningn
operativo; No hay ningn detenido con el nombre que usted me dice, eran
respuestas habituales para los familiares. Los reclamos por el paradero de los
secuestrados llegaron hasta el mismo jefe de Estado. El 21 de octubre de 1992, el
presidente Fujimori visit la universidad La Cantuta y regal algunos mnibuses y
medio centenar de computadoras. En medio de la multitud de estudiantes que eran
favorable al inesperado visitante, algunos se atrevieron a preguntarle por sus
compaeros desaparecidos, recibiendo algunas pifias de otros compaeros
simpatizantes de Fujimori. Envanecido, Fujimori intent minimizar el reclamo: esas
58
Para esta seccin hemos recurrido a los distintos artculos de la revista Ideele y al al diario La
Repblica.
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voces ya no pegan en La Cantuta, dijo. Pero los reclamos insistan: dnde estn
los desaparecidos?. Entonces respondi: Si es un estudiante que se aline con
Sendero debe estar en una crcel de seguridad del Estado. Pero all, y con razn,
negaban que los tuviesen detenidos.
Los familiares presentaron diversos recursos de amparo y habeas corpus, en varios
juzgados de Lima. De parte de las autoridades militares se negaba que ese da de
julio se haya realizado un operativo militar. Tanto el Comandante General del
Ejrcito, Nicols de Bari Hermoza Ros, como el comandante de la II Regin militar,
general Luis Salazar Monroe, negaban abiertamente cualquier implicancia en los
hechos, y por el contrario acusaban al periodismo y a las organizaciones de
derechos humanos como personas que atentan contra la integridad moral del
Ejrcito. Mientras tanto, los familiares persistan en saber el paradero de los
estudiantes. Fue entonces que en su declaracin, el 4 de noviembre de 1992, ante
un juzgado que investigaba el caso, el general Hermoza admiti por primera vez que
en aquella jornada se produjo una intervencin militar en la universidad, la misma que
estuvo a cargo del general Luis Salazar Monroe. Pero Hermoza afirm que en
aquella ocasin no hubo detenidos. Asimismo negaba dar la identidad de los
comandos que participaron en el operativo. Adujo razones de seguridad. El
proceso judicial termin poco despus. El Poder Judicial, intervenido por el nuevo
gobierno de Reconstruccin Nacional, resolvi finalmente la improcedencia del
hbeas corpus, a pesar de la insistencia de los familiares. Se aduca que no se
encontraron suficientes elementos para establecer que los denunciados hayan
vulnerado o amenazado el derecho de libertad individual de los estudiantes. Ello a
pesar que el juzgado recogi testimonios de varios estudiantes que narraron
detalladamente lo ocurrido la madrugada del 18 de julio59. Igualmente, en el
Ministerio Pblico, las acciones de investigacin eran entrampadas bajo argucias
legales y la sistemtica negacin del ejrcito por brindar los nombres de los oficiales
que cumplan turno aquella madrugada. Cualquier esperanza para una verdadera
investigacin pareca remota.
Igualmente en el Congreso, una mocin presentada por la oposicin para investigar
los hechos pareca condenada al fracaso. La mayora oficialista se negaba dar pase
al pedido de esclarecimiento de los acontecimientos. Entonces, el 2 de abril de
1993 se levant de su escao el congresista Henry Pease, de la izquierda
democrtica, revelando que hasta l haba llegado un documento que describa con
detalle y precisin la forma cmo haban sido secuestrados y asesinados el profesor
Hugo Muoz y los nueve estudiantes. El papel era suscrito por el COMACA, siglas
pertenecientes al clandestino movimiento militar Comandantes, Mayores y
Capitanes. El documento sealaba que la informacin provena de oficiales y
59
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El 14 de junio de 1995, Lima no slo amaneca gris y fra por el spero invierno de
marzo de 1997 Mariella Barreto sera encontrada decapitada en la carretera hacia Canta en las afueras de Lima.
Actualmente el Poder Judicial as como organismos de derechos humanos tienen abundantes pruebas de que el grupo
Colina, liderado por Martn Rivas aplic esta medida como escarmiento a su traicin. Para ms detalles de la relacin de
Mariella Barreto con los periodistas de la revista S y el grupo Colina, vase Vargas Llosa (2000).
62
Para un recuento minucioso puede revisarse e l libro escrito por el fiscal del caso La Cantuta, Vctor Cubas
Villanueva (2000).
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ese ao, sino con una noticia, literalmente bomba. A las tres de la madrugada la
bancada oficialista en el congreso haba aprobado con 47 votos a favor y 11 en
contra una amnista para militares implicados en violaciones de derechos humanos
durante los 15 aos de guerra antisubversiva 63. Pero horas antes de aprobarse la ley
se desarroll en el congreso un debate entre quienes sustentaban y rechazaban la
amnista, la cual nos permite acercarnos a la narrativa histrica construida por el
Estado en relacin a la violencia poltica, y el papel cumplido por el gobierno de
Fujimori en ese proceso. Se podr percibir la intencin explcita del gobierno por
ubicarse bien en su propia genealoga histrica, polarizando entre un pasado poltico
perturbado por conflictos sociales; y un presente-futuro prometedor y beneficioso.
En efecto, desde 1992, y especficamente desde la captura de Abimael Guzmn en
setiembre de ese ao, la popularidad de Fujimori se acrecienta aceleradamente y se
consolida su legitimidad al aparecer como el nico artfice en la derrota a la
subversin, al mismo tiempo que aplicaba una serie de drsticas medidas
econmicas neolibarales y la transgresin sistemtica del estado de derecho. En
este perodo (1992-1995), se anudan una serie de hechos polticos que nos permiten
entender las circunstancias en que se ubica la matanza de La Cantuta. El temor y el
miedo a la violencia poltica, presentaba al Estado como el nico garante del orden y
el significado histrico, adems de ofrecerse como el nico cuerpo coherente frente
a la discontinuidad del caos y el desorden producido por la crisis econmica y la
violencia poltica.
Aqu tomamos distancia de la dominante lectura poltica del Estado como una
coleccin de instituciones y prcticas administrativas ... y considerarlo como una
forma cultural cuya legitimacin y modo de dominacin depende tanto de las
creencias y representaciones colectivas como de la estabilidad institucional y la
racionalidad burocrtica (Poole 2000:56). Es decir, comprender al Estado ms all
de su contexto institucional-burocrtico y y analizarlo como un artefacto cultural,
teniendo en cuenta las percepciones que la poblacin se hace del Estado (la idea
del Estado) y de su ubicacin tanto en la sociedad como en su experiencia
cotidiana.64
El fujimorismo se consolida entonces, en un momento en que la violencia y la
anarqua parecan cobrar rumbos estructurales. En un escenario social plagado de
incertidumbres y miedos, el autoritarismo fujimorista se posiciona encarnando el
63
El proyecto de ley fue presentado por los congresistas oficialistas Martha Chvez, Oswaldo Sandoval,
Jaime Freundt-Thurne, Pedro Vlchez, Tito Chvez Romero, Juan Cruzado, Carlos Lon Trelles, Juan
Hermoza Ros. Los militares amnistiados por el caso La Cantuta fueron: mayor Santiago Martn Rivas, los
suboficiales Nelsn Carbajal Garca, Juan Sosa Saavedra y Hugo Coral Goycochea, adems del General
de Divisin Julio Salazar Monroe, jefe del Servicio de Inteligencia Nacional.
64
Al respecto puede revisarse Corrigan y Sayer (1985), Gilbert y Nugent (1994), Alonso (1994), Degregori
(2001:372).
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Sobre este punto existen distintas posiciones al intentar comprender ste proceso. Vase, Tanaka (1998),
Cotler (2000), Degregori (2001), Adrianzen (2001), Grompone (2000).
66
Hemos utilizado el Diario de los debates del Congreso Constituyente Democrtico del 14 de junio de
1995, Segunda Legislatura Extraordinaria,1994.
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Sobre la actuacin de Francisco Tudela y su posicin frente al los DDHH durante el fujimorismo vase,
Degregori (2001: 297-310).
69
Ms adelante agrega: La amnista no es el olvido! N unca olvidaremos histricamente ni moralmente;
pero podemos olvidar polticamente para que haya paz en el pas... Yo respeto todas las posiciones que he
escuchado ac. Mi posicin personal es que debemos olvidar polticamente los crmenes individuales en
aras del bien de toda la colectividad. Eso no significa que vamos a olvidar histricamente, tampoco
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Por su parte los congresistas de oposicin hacan esfuerzos denodados por impedir
la aprobacin de la ley, esbozando argumentos ligados a la defensa del Estado de
Derecho, el orden democrtico y los derechos humanos, en especial del caso La
Cantuta:
... la mayora oficialista quiere amnistiar a los autores del caso La
Cantuta, porque quieren olvidar el delito y la pena impuesta. El
Comandante General del Ejrcito quiere olvidar que el operativo de La
Cantuta fue decidido por la Direccin de Inteligencia que depende
directamente de l. Quiere olvidar, que el Grupo Colina oper con el
consentimiento del Comando General del Ejrcito... quieren olvidar lo
que son las responsabilidades que algn da la historia juzgar
(Lourdes Flores Nano, Partido Popular Cristiano). (nfasis mos).
Ms adelante, en la medida que el debate se acaloraba, el congresista Henry Pease
intenta desbaratar el argumento oficialista, contraponiendo el supuesto inters
nacional, con la simple voluntad poltica de amnistiar a los militares encarcelados y
juzgados:
El inters nacional exige que los criminales de La Cantuta estn
caminando por la calle?, puede decirse que por el inters nacional se
puede presentar al Per ante el mundo como un pas que no es capaz de
respetar los derechos humanos?...Exceso no es una cosa planificada y
no es un simple operativo, como ac se demostr, por el cual se saco a
los estudiantes de su universidad y se los llevaron para asesinarlos,
enterrarlos, desenterrarlos y volverlos a enterrar. Estos actos son
crmenes comunes en todas partes y cualquier parte del mundo.70
O la posicin de Gloria Helfer, del Movimiento Democrtico de Izquierda (MDI):
Para que no nos olvidemos, seor, sucedi que el grupo Colina entr con
permiso a la universidad La Cantuta. Nadie le puso obstculos. Fue
legtima su entrada. Se erigieron en dioses. Hicieron un trillaje. Dijeron:
este s, este no. Sacaron a los estudiantes en ropa interior... El grupo
Colina saba el destino que iban a tener los estudiantes! Los llevaron a un
campo de tiro en Huachipa y all los asesinaron: les tiraron un balazo en la
significa que debemos olvidar (sic). No vamos a olvidar!.
70
Agrega: Ustedes no estn abriendo camino hacia la reconciliacin. Por el contrario, por este camino
estn agravando la divisin entre los peruanos. Solamente es posible la reconciliacin a partir de la justicia
y del propsito de enmienda que uds. no tienen. Ustedes quieren que siga habiendo impunidad, porque
hay impunidad cuando se olvidan los actos de terror del Estado... Seor, sta ley es una infamia!.
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Salvando las distancias ideolgicas y polticas, pareciera ser el mismo proceso de fines del siglo XIX, en
el contexto de la derrota de la guerra con Chile, donde se forjaron nuevos discursos y narrativas sobre el
Estado-nacin. Guerra y relato nacional parecen siempre contribuir a la constitucin de discursos
fundacionales de la nacin.
72
Vase, Informe de opinin, Apoyo, julio de 1995; Imasen Confidencial, julio de 1995.
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DD.HH., arrinconadas y estigmatizadas por esos aos, entre otras razones, por el
discurso de pacificacin del gobierno. Incluso, desde que se destap el caso La
Cantuta en 1993, los medios de comunicacin, principalmente escritos, no cesaron
de llamar la atencin sobre el carcter represivo de la poltica antisubversiva de las
FF.AA. y el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN). Pero el segundo perodo
presidencial de Alberto Fujimori se abrira con nuevas tensiones y conflictos que
harn posible que el pasado asome su rostro, infiltrndose en nuevos gestos, gritos,
signos, posibilitando la construccin de memorias sobre los desaparecidos en el
primer quinquenio fujimorista.
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amplios sectores del empresariado y la cpula de las FFAA -la camarilla como lo
denomina Grompone (2000)- empiezan a preparar e implementar rpidamente la
continuidad del rgimen autoritario. Un pista para entender esa premura sera que en
el contexto de alta popularidad de Fujimori, los candidatos oficialistas a las
elecciones municipales de 1996 hayan sido derrotados en las principales ciudades
del pas, principalmente en Lima, donde Jaime Yoshiyama, el delfn de Fujimori y su
voceado sucesor, era derrotado por Alberto Andrade, entonces alcalde de
Miraflores.
Ante esa eventualidad y con la certeza que los votos a Fujimori no eran endosables a
otro candidato, en junio de 1996, Fujimori y todo el aparato estatal empiezan a
planificar su segunda reeleccin. Para ello haban intervenido el Ministerio Pblico, el
Poder Judicial y el Consejo de la Magistratura, con lo cual lograban influenciar en los
miembros del Poder Electoral. La mayora parlamentaria siguiendo la directiva del
ejecutivo aprueba luego una ley de interpretacin autntica que le permita postular
a Fujimori, destituyendo para ello a tres miembros del Tribunal de Garantas
Constitucionales, ltimo bastin del Estado de Derecho, y nica institucin
autorizada para impedir la inconstitucional re-reeleccin del 2000.73
Inmediatamente despus, miles de jvenes universitarios invadieron las calles del
centro de Lima protestando contra la violacin del Estado de Derecho y el creciente
autoritarismo, exigiendo al gobierno no manipular las leyes para mantenerse en el
poder. En aquella ocasin, los discursos y consignas eran muy peculiares. Era
comn escuchar decir a los estudiantes que no pertenecemos a ningn partido
poltico, no estamos manipulados por nadie, no queremos hacer poltica, somos
independientes, nuestra organizacin es autnoma, Somos estudiantes, no
somos terroristas. Era una generacin que protestaba bajo el paraguas de un claro
discurso antipoltica y antipartidos, evidenciando las profundas huellas dejadas por el
rgimen hacia la actividad poltica; demonizando y estigmatizando cualquier accin
colectiva que no pasara por el filtro mediatizador del Estado. Al mismo tiempo los
estudiantes evitaban cualquier vinculacin con la violencia senderista, que contribuy
a desmovilizar polticamente a la sociedad peruana. Muchas de las consignas
estaban an parametradas por los marcos hegemnicos de la "memoria salvadora".
Pero surge de repente otra consigna que sintetizara las nuevas sensibilidades
estudiantiles: Aqu, all, el miedo se acab!.
En efecto, la construccin social del miedo, muy bien administrada en los primeros
cinco aos del fujimorismo, hizo que se agudizara la imagen del terrorismo
73
En esa coyuntura, el Foro Democrtico logr recolectar un milln y medio de firmas equivalentes al 10%
del padrn electoral, para solicitar al congreso la convocatoria y someter a un referndum la ley de
interpretacin autntica. Pero el oficialismo en el congreso deses timo este pedido. Para una mayor
descripcin y anlisis de esta coyuntura, vase, Bowen (2000), Degregori (2000).
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Vergenza.
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Entender el papel cumplido por los medios de comunicacin durante el fujimorismo es clave pues se
convirtieron en la punta de lanza en la legitimacin del rgimen autoritario. Guillermo Nugent ha sealado
con acierto de que se trataba de una hacienda televisiva, por su parte Carlos Ivn Degregori agrega que
uno de los factores que utilizo Fujimori para contrarrestar la ausencia de un partido gobiernista y las
crticas de la oposicin fue el carcter meditico de su liderazgo. En el Per, la desaparicin de la poltica
de la palabra ha llevado a una situacin en la cual, ante la imposibilidad de identificarse con instituciones o
programas, la principal identificacin de un importante sector es con este personaje metapoltico y
meditico que es el presidente (Degregori 2001:112). Los medios de comunicacin controlados, con
ritmos distintos en los ltimos diez aos, sirvieron para posicionar la memoria salvadora, por ello el
peligro en que se vieran, en la segunda mitad de los noventa, denuncias televisivas por violacin a los
derechos humanos. Lo oculto se revelaba.
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Bourdieu dice al respecto: Un lenguaje legtimo es un lenguaje con formas fonolgicas y sintcticas
legtimas, es decir, un lenguaje que responda a los criterios habituales de la gramaticalidad y que diga
constantemente, adems de lo que dice, que lo dice bien. Y que, de esta manera, haga creer que lo que
dice es verdad: sta es una de las formas fundamentales de hacer pasar lo falso por verdadero. Uno de
los efectos polticos del lenguaje dominante es ste: lo dice bien, por tanto es posible que sea verdad
(Bourdieu 2000:104).
82
En realidad, los estudiantes pertenecan a la izquierda radical, tal vez cercanos a Sendero, pero esta
dimensin ideolgica se borra.
83
En las numerosas marchas universitarias del 2000 pude conversar con muchos estudiantes de universidades
privadas y nacionales, quienes manifestaban, por ejemplo, que los estudiantes de La Cantuta y el desaparecido
estudiante de la universidad Catlica Ernesto Castillo Paez, nunca haba participado ni involucrado en la
poltica universitaria. Asimismo, en agosto del 2000, un grupo de universitarios de la PUCP, la U. de Lima, la
Cayetano Heredia y U. del Pacfico realizaron una marcha frente al edificio del Ministerio de Defensa. Muchos
de ellos/as llevaban en sus pechos las fotos de los estudiantes de La Cantuta, de los asesinados en un quinta
en Barrios Altos, de Ernesto Castillo Paez, de los desaparecidos en la U. del Centro. Como en el caso anterior
muchos desconocan la historia y el contexto de esas desapariciones, argumentando que los recordaban para
no olvidar a quienes lucharon por la democracia, la justicia y el estado de derecho en el Per.
84
Volante del grupo Juventud Popular, convocando para la Marcha de los 4 Suyos.
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Pinta en un mural de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos .
Volante del Crculo de Estudios Interdisciplinarios. El volante titula: Honor y gloria a los Mrtires de La
Cantuta. La sangre derramada jams ser olvidada.
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Volante de la Coordinadora Estudiantil Cantuta Unida: No a la violacin de los derechos humanos!
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A modo de eplogo
En perspectiva, La Cantuta nos puede servir de pretexto para reflexionar sobre los
cambios en las identidades colectivas de la sociedad peruana post-violencia,
adems de compendio histrico de todo lo ocurrido en el ltimo decenio: impunidad,
violencia, recuerdos, muertes, crisis, esperanzas. Reflexionar sobre la sociedad
peruana de la dcada fujimorista, nos sirve adems para preguntarnos, como
sugiere Stern (1999:21) para el contexto general de la violencia poltica, cmo fue
posible la coexistencia de distintos tiempos y tendencias histricas en una misma
coyuntura, y cmo el Estado pudo construirse la autorepresentacin de una sociedad
pacfica, sin riesgos ni incertidumbres, y que sin embargo no pudo ocultar el grado
de violencia fsica y simblica que la albergaba.
Pero, terminar este informe con un leve optimismo no puede llevarnos a negar que
hay problemas irresueltos en la construccin de una memoria ms justa, integrativa y
solidaria: el problema de la exclusin sociocultural en un pas donde la
experimentacin desigual de la ciudadana siempre ha cubierto un arco difuso de
significados, como puede desprenderse del relato de Rada Condor, madre de
Amaro Cndor, uno de los estudiantes asesinados: "Me lo arrancaron de mi hogar a
mi hijo tan querido, y todo porque era pobre y no era como quera el gobierno. Me lo
arrancaron porque es distinto a los que tienen dinero en el Per..." 88 Pero a modo
de contrapunteo, Gisela Ortiz, hermana de Luis Ortz otro de los estudiantes
asesinados, filtra una seal de esperanza: Debemos tener un compromiso latente,
activo, presente. Saber querer a los nuestros no es slo llorarlos, es hacer justicia
por su memoria.89
88
Extracto del discurso en la romera a los estudiantes en el cementerio El Angel en julio del 2000.
Extracto de su intervencin en el Homenaje a los estudiantes desaparecidos por la dictadura,
universidad La Cantuta, mircoles 18 de julio de 2001.
89
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Anexo 1:
CAPTURA Y EJECUCION EXTRAJUDICIAL DE UN PROFESOR Y DIEZ
ALUMNOS DE LA UNIVERSIDAD ENRIQUE GUZMAN Y VALLE LA CANTUTA
1. El 17 de julio de 1992, aproximadamente a las 11.30 p.m., miembros del Ejrcito,
entre oficiales, suboficiales de Inteligencia y personal de tropa, incursionaron en
la Universidad Enrique Guzmn y Valle, La Cantuta, con la finalidad de capturar a
un profesor y diez alumnos, acusndolos de ser los autores del atentado con
coche bomba en el jirn Tarata de Miraflores. Despus de su ubicacin y
detencin en presencia de varios testigos, fueron sacados de la UNE y
posteriormente ejecutados. La operacin se prepar de acuerdo a los detalles
siguientes:
El asesor de seguridad y jefe real del SIN, cap(r) Vladimiro Montesinos Torres,
hombre de confianza del Presidente de la Repblica, coordina con el general Juan
Rivero Lazo, jefe de la Direccin de Inteligencia del Ejrcito (DINCOTE), y dispone la
ejecucin del plan operativo secuestro, manifestndole que los asuntos de detalles
los ultime con el general Luis Prez Documet. Todo esto como una forma de
contrarrestar la semana de terror desatada en Lima por las huestes del SL entre el 3
y el 12 de julio del 92.
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El jefe de esta divisin es el general de brigada Luis Prez Documet. Este convoc
al comandante de Infantera Carlos Miranda Balarezo, jefe del BIP N 39 La Plvora,
quien en esos momentos tena el control de La Cantuta, y tambin al comandante de
infantera Manuel Guzmn Caldern, jefe del Batalln de Comandos N 19. El
concepto de la operacin militar bsicamente consista en una supuesta accin de
rastrillaje en que se aprovechara la presencia de la base militar que ocupa la UNE
desde el mes de mayo de 1991. Esto permitira el ingreso de una patrulla de
comandos, al mando del comandante Guzmn Caldern y de un equipo de secuestro
y ejecucin de agentes de Inteligencia del Ejrcito, al mando del mayor de ingeniera
Luis Martn Rivas. Efectivamente la operacin se llev a cabo de esa manera siendo
testigos de la misma varios estudiantes, profesores y personal administrativo de la
UNE. El comandante Guzmn Caldern captur a diez personas y las entreg al
mayor Martn Rivas quin las embarc en varios vehculos del SIE y la DINTE,
procediendo a abandonar dicho centro de estudios.
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1. El 17 de julio de 1992, a las 20.00 hrs. Aproximadamente se presenta a la UNE La Cantuta, el mayor EP Berteli Carazas, S-3 del BIP 39, como quien hace una
ronda de inspeccin, y alerta al teniente de la BAC (Base de Accin Cvica)
instalada en dicho recinto, sobre un trabajo que se iba a realizar a partir de la
medianoche, y por lo tanto se quedaba a acompaarlo hasta el trmino del
rastrillaje.
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Anexo 2
DENUNCIA DEL GENERAL RODOLFO ROBLES
El crimen de La Cantuta en el que fueron victimados un profesor y nueve alumnos de
esta Universidad, ha sido cometido por un destacamento especial de inteligencia
que opera bajo las rdenes directas del asesor presidencial y virtualmente jefe del
SIN, Vladimiro Montesinos, y cuyo accionar se coordina con el Servicio de
Inteligencia del Ejrcito (SIE ) y con la Direccin de Inteligencia del Estado Mayor
General del Ejrcito, pero que es aprobado y conocido siempre por el Comandante
General del Ejrcito.
Esa noche el cerco lo realiz la DIFE bajo el mando del general Prez Documet,
Luis (a) Tuto y la irrupcin o accin de golpear lo realiz el BIC -19 bajo el
mando del Teniente coronel de Infantera Guzmn Caldern, tres aos jefe de
esa unidad (algo inusual) y comprometido en problemas de narcotrfico.
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Si
bien
estos
destacamentos
son
los
ejecutantes,
no
escapan
las
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Anexo 3
NUNCA MAS. A NUEVE AOS DEL CRIMEN CANTUTA NO SE OLVIDA.
Etnografa y notas de campo del conversatorio y acto artstico en memoria
de los estudiantes de La Cantuta, Lima, 19 de julio del 2001, hall de Derecho,
UNMSM.
Ms temprano que tarde sin reposo retornarn los libros, las canciones que
quemaron las manos asesinas, renacer mi pueblo de su ruina y pagarn su culpa
los traidores....
Con esta cita de Pablo Milans, el grupo Integracin Estudiantil y la organizacin de
derechos humanos APRODEH procedieron a convocar a la comunidad sanmarquina
a la jornada cultural Nunca ms. A nueve aos del crimen, Cantuta no se olvida, a
realizarse allende al lugar donde, aos atrs, la efigie de un imponente Che Guevara
movilizara las sensibilidades y los sueos utpicos de toda una generacin. La
estatua ya no existe, sera dinamitada en una intervencin policial el ao de 1988, y,
salvo una pancarta (Generacin Patriota. La sangre derramada jams ser
olvidada -foto del che en tpico gesto adusto- Presente. Cantuta consecuente), no
hay otra referencia alusiva en ninguna otra parte, tal vez por evitar la identificacin
con la subversin, tal vez porque hasta el Che Guevara de antes no represente lo
mismo para la nueva y heterognea generacin de sanmarquinos.
Una gruesa banderola azul atraviesa de lado a lado la entrada al hall de Derecho:
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En cajas como estas fueron devueltos los restos de los nueve estudiantes de La
Cantuta (foto 2) hasta el empapelamiento de todas las paredes con siluetas de
hombres de lo que parecan ser estudiantes (foto 3 y 4: hasta aqu la apelacin es
similar a la figura que se us por el grupo Democracia Ya durante las movilizaciones
contra Fujimori); siluetas en blanco que interpelaban de forma grfica la violencia
desplegada por el Estado, las fuerzas armadas y los grupos subversivos (todas las
siluetas aparecen con puntos rojos que representan perforaciones de bala
efectuadas en pecho, cabeza y/o extremidades): una apelacin al sentido de
ausencia, silencio y la memoria de los diversos hechos violentos que han ocurrido
desde hace 20 aos en nuestro pas, pues todas las figuras contienen inscritos los
diversos lugares y fechas donde fueron encontrados los restos de personas
asesinadas en sucesivas y clandestinas masacres de campesinos y obreros, de
mujeres, nias y nios. En la facultad de Derecho, en cambio, no hubo una directa
apelacin grfica a este tipo de reivindicacin: visualmente, el caso Cantuta
predomina como eje y motivo del evento.
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As, al interior del hall predomina una banderola roja con el siguiente lema:
Cantuta no se olvida. No ms impunidad. Integracin Estudiantil.
Dibujos y murales, como un cuadro formado por flores de cantuta con las
fotos de los estudiantes, titulado Cantuta no se olvida.. y una roja flor de
cantuta emergiendo entre ellos (foto 9); as como cintas rojas con los
nombres de los asesinados, la ultima cinta enfatiza: presentes (foto 10).
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Es as como alrededor de las seis de la tarde, tras un intenso trajinar en torno a las
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Muy
todas aquellas violaciones a los derechos humanos que han ocurrido en los
ltimos
Bueno, ante todo muy buenas noches a todos los presentes, tanto
estudiantes como familiares. Nuestro ms sentido psame, que no sera tanto
psame, puesto que los compaeros, de alguna manera, con su ejemplo
nos dieron o nos ahondaron en la necesidad, definitivamente, de seguir
firmes en nuestras ideas, de seguir en nuestras crticas ante tales hechos o
cuestiones que definitivamente, como estudiantes, nos hacen dar una
cuestin crtica, una cuestin de alternativa ante determinadas situaciones.
Tal es el contexto pues, que nos envuelve en la ya mencionada matanza de la
Cantuta, o tambin la matanza de Barrios altos, ello producto necesariamente
de una amnesia colectiva, producto de los medios de comunicacin, producto
de los regmenes dictatoriales que bsicamente se basan en el hecho de
transtorno, en el hecho de alienacin a todos los miembros componentes de
la sociedad, especialmente los ms pobres, los ms excluidos. Es pensando
en estas necesidades que nosotros hemos hecho este evento conjuntamente,
para darles un mbito de lo que se trata, el mbito de los derechos humanos,
el mbito de respeto a la vida, a la persona, a la dignidad humana (...). Desde
ya agradecindoles su presencia, el motivo en s gira en torno a lo que es la
reivindicacin de los derechos humanos, que definitivamente, a lo que los
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familiares, que muchos de nosotros tal vez no lo hemos pasado, que nos
sentimos identificados, que nos sentimos representados por la causa que es
la defensa de la vida, que es la defensa de los derechos humanos, as que
hemos invitado a familiares y tambin a grandes personajes presentes, que
de alguna manera han tenido una gran participacin en cuanto a estos
temas(...).Recibamos con un fuerte aplauso (foto 14).
Observamos como Integracin Estudiantil, luego de explayarse sobre la necesidad
de luchar contra la indiferencia y la amnesia colectiva, pide guardar orden y silencio
para proceder al evento especfico, mientras a su vez apela a una demanda
ampliada de ciudadana y derechos humanos como el verdadero eje del evento,
demanda que no queda muy clara en las diversas imgenes expuestas en la jornada,
no es muy explcita visualmente, como s lo fue en Ciencias Sociales.
ellos no han muerto, sino que han pasado como ejemplos, han pasado
como vidas... y dems palabras que les podamos decir, definitivamente han
pasado a la eternidad, ellos no han muerto, y siguen presentes ahora y siempre, y
esto es un homenaje, como dice en la pizarra, es un grito de afirmacin y lucha por la
vida y la justicia, que esa es una necesidad que todos debemos aspirar, tanto
universitarios, trabajadores, madres de familia, empezando por una buena
educacin dndoles una buena alternativa a la vida, y es en esa manera que
nosotros organizamos en este evento, y definitivamente los compaeros estn
presentes ahora y siempre, y han pasado a la eternidad, y los seguirn siendo
mientras haya justicia, mientras haya algo por que luchar, por una sociedad ms
justa y por una vida mejor.
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Presente!.
Presente!.
Presente!.
Presente!.
Presente!.
Presente!.
Presente!.
Presente!.
Presente!.
Presente!.
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los que despus que se enteraron que esto se produjo, intentaron sustraer de
la investigacin penal a estas personas responsables de estos delitos,
aquellos que en el mbito militar, que en el mbito poltico, que en el mbito
parlamentario y en el mbito judicial hicieron todo lo posible para que no se
llegara a investigar, para que no se llegara a identificar a los responsables,
para que no se le sancione. Toda esa complicidad, toda esa red mafiosa de
personajes que se lavan la mano con fe y alegra para salir adelante, todo
esos jueces, parlamentarios, todo esos tribunales militares, todo esos
generalotes que se encargaron de amenazar a los fiscales, de sancionar a los
abogados, de denunciarlos falsamente, de recluirlos en un calabozo en la
carceleta de Palacio de Justicia, amenazndolo con meterlos a un penal en
horas de la madrugada, todos esos responsables tienen que asumir su
responsabilidad y estar en el banquillo de los acusados. Y prosigue:
Y esto, no significa venganza, esto significa un acto de justicia que tiene que
realizarse en el Per porque esto se merecen, nosotros (aplausos
espontneos) lo que ustedes tienen que ser conscientes y solidarios con los
compaeros de la universidad la Cantuta, lo que vivi La Cantuta en parte lo
vivieron alumnos de la universidad de San Marcos, alumnos de la Universidad
del Callao, alumnos de la Universidad de Ingeniera, alumnos de la
universidad que por el solo hecho de protestar, por reclamar sus derechos,
por solidarizarse con esta gente que sufra, eran destruidos de esta manera,
eran asesinados, otros eran desaparecidos y otros encarcelados a pesar de
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ser inocentes.
Podemos observar entonces que hay una demanda de justicia pero que tambin hay
una profunda desconfianza sobre la forma en que se llevar a cabo tal
intermediacin, cuestin que se har mucho mas aguda a medida que la discusin
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A estas alturas del relato etnogrfico, cabe destacar que durante el acto hubo un
creciente malestar generado por el hecho de tener que apelar constantemente a la
conciencia y a la indiferencia de diversos estudiantes que, por la ubicacin poco
adecuada del evento (un hall donde necesariamente la gente se desplaza de forma
continua y en horas de clase) parecan por momento opacar los discursos con el
bullicio de su trajinar. Sin embargo, hubo momentos en que el silencio llego a ser
total, como durante las primeras exposiciones (Simn, Cubas, Bentez),
particularmente con la descarnada exposicin del proceso de la investigacin
efectuada por Vctor Cubas.
Concluida la ronda oficial de intervenciones (an faltaba Rada Condor), se procedi
a dar inicio al acto cultural, tras la siguiente declaracin del estudiante moderador:
-
Todos tenemos una misin, mientras exista la vida, una lucha por la justicia,
por la verdad, los compaeros mrtires de Chicago estarn presentes, y es,
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en ese motivo les rogamos, ponernos a todos de pie y dar unos vivas por los
compaeros que siempre seguirn eternos, firmes, y presentes.
-
Presente!
Presente!
Con su ejemplo!
Venceremos!
Con su ejemplo!
Venceremos!
Ahora!
Y siempre!
Ahora!
Y siempre!
Presente!
Presente!
Ahora!
y siempre!
Ahora!
y siempre!
Quiero decirles, a aquellos que nos queran engaar, a aquellos que nos
queran vender mentiras, que supo decirles, con su amor de madre, que no, y
que supo reprobarlos con la cara la verdad.
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registrados
en
la
historia,
como
actos
genocidas
de
Compaeros de La Cantuta!
presente!
Ahora y siempre!
Presente!
Viva!
Viva!
(Se hace una invocacin en quechua: el grito de guerra de la agrupacin tTqui
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Marka).
-
carajo!
(Foto 16 y 17. Se finaliza con las zampoas y se forma una rueda en el hall
El homenaje culmin cerca de las diez de la noche, con el grupo de zampoas, que
recordaba aquellos aos en que muchas de las identidades radicales de San
Marcos y la Cantuta danzaban al ritmo de las zampoas, las antaras y las quenas.
Sonidos que aun parecen permanecer en algunas mentes de estudiantes.
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