1 Vocacion y Mision Del Catequista

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Curso de formacin

para Catequistas

Primer Mdulo:

Vocacin y misin del


catequista

La Vocacin
Qu es la vocacin?:

Vocacin significa Llamado, ya que viene del latn vocare que


significa llamar.
La vocacin es algo sagrado, porque es un regalo de Dios para todos
los hombres.
La vocacin acontece en tu vida como algo nuevo rodeado de las
circunstancias que vives, pero slo puedes comprenderla por medio de
la fe. Dios toma en serio tu libertad, t eres el que decides cmo
responder a su llamado; ya que l te quiere para que vivas en
constante servicio.
La vocacin no es algo evidente como una luz cegadora, es como una
aventura, algo que lleva riesgo.
La vocacin es como un enamoramiento permanente con Dios.
Dios te llama por medio de las urgencias del mundo. Entonces tendrs
que salir de tus propios intereses para buscar los intereses de Dios.
La vocacin en tu vida ser poner en juego todo lo que tienes y lo que
eres.

Cmo la puedes descubrir?


ESCUC
HA SU
VOZ
RESPON
RESPON
DELE
DELE

Cuando la Palabra de Dios es indispensable en tu vida y a travs de


ella tus ojos se abren a las necesidades del mundo, y ms an
descubres que tienes algo que aportar para que las cosas mejores.
Cuando sientes la necesidad de transmitir tus experiencias de Dios a
los dems.

La Misin
Qu es la misin?

"La misin es lo que pretende hacer la empresa y para quin lo va hacer. Es el


motivo de su existencia, da sentido y orientacin a las actividades de la
empresa; es lo que se pretende realizar para lograr la satisfaccin de los clientes
potenciales, del personal, de la competencia y de la comunidad en general".

"Es la finalidad pretendida por una empresa o por una personal que desea
cumplir en su entorno lo que entiende debe hacerse y que supone su razn de
ser. Equivale a la palabra fin".

Finalmente, la Real Academia Espaola, en su Diccionario de la Lengua


Espaola, menciona (en una de sus definiciones) lo siguiente: "Poder, facultad
que se da a alguien de ir a desempear algn cometido".

En sntesis, y teniendo en cuenta las anteriores propuestas, planteamos la


siguiente Definicin de Misin:
La misin es el motivo, propsito, fin o razn de ser de la existencia de una empresa, de una
organizacin y/o de una persona porque define: 1) lo que pretende cumplir en su entorno o sistema
social en el que acta, 2) lo que pretende hacer, y 3) el para quin lo va a hacer; y es influenciada en
momentos concretos por algunos elementos como: la historia, las urgencias, los factores externos o
del entorno, los recursos disponibles, y sus capacidades de los ejecutores.

Teniendo como punto de partida estas afirmaciones nos enfocamos a la


misin particular de los catequistas:

Cul es la misin del catequista?

La misin del catequista es la de llevar al catequizando a seguir a


Jess, a vivir su mensaje y a la celebracin de los Sacramentos.

El catequista contina la obra de Jess y de los apstoles, se une a los


obispos, a los presbteros, a los misioneros; ayuda a la familia que no
siempre puede y sabe educar a los hijos, y colabora con la patria para formar
buenos ciudadanos.

La Misin del catequista ser creble cuando se vean


A) DOTES RELIGIOSOS:
Buena conducta: es capital y fundamental.
Los catequizandos leen ms en el catequista que en el
catecismo; aprenden ms de la conducta que en las palabras,
ms con los ojos que con los odos. Los catequizandos son como
las esponjas: absorben sobre todo lo que ven.
Piedad: Dios se reserva para s solo el producir en las almas la
vida sobrenatural, o sea, la gracia y las virtudes. La catequesis
es slo un instrumento del que Dios se vale. Si el catequista
permanece unido a Dios, viviendo en estado de gracia, procurar
el bien a los catequizandos; separado de Dios, por el pecado
grave, su obra ser estril.
Conviccin profunda: el catequista debe ser un entusiasta, un
convencido de que su misin es una cosa grande, que lo que
ensea es verdadero, que los nios mejorarn. Estas
convicciones darn almas, alas a su apostolado; con ellas
llegarn a ser un artista del catecismo, sin ellas sern un mero
pen, incapaz de edificar y de arrastrar.
B) DOTES MORALES:
Amar al prjimo (nios): Dios quiere que no se haga, sin
amor, ningn bien a los hombres. Y es verdad. Si no se sienten
amados, desconfan y hacen las cosas por obligacin, o no hacen
nada. El mismo catequista, si no quiere a sus catequizandos, no
encontrar fuerzas para superar los fracasos, las fatigas, las
lgrimas, las ingratitudes inherentes a su misin, y tener
paciencia.

Si vive ilusionado con su fe, la catequesis es cauce de fe. , ;


Si ha descubierto el amor de Dios, es plataforma de amor.
Si vive el mensaje de Cristo, es comunicacin de un anuncio de
salvacin.
Si sabe que es miembro de una comunidad de fe, construye la
comunidad.
Si se siente portador del amor de Dios, es un regalo de amor del
Seor.
Si sabe vivir la esperanza, es un camino hacia el encuentro con
Dios
Si se halla dentro del Reino de Dios, la catequesis es ya el Reino
de Dios.

Condiciones que debe reunir un catequista

Condi Condi
cione cione

A) CONDICIONES HUMANAS:
Posee el equilibrio sicolgico necesario para relacionarse
normalmente, tanto a nivel personal como grupal.
Capacidad para aprender a escuchar a otros, para aceptar sus
crticas y, juntos ir progresando en el ministerio y en el trabajo
en grupo.
Actitud madura que le permita conocer sus cualidades y
defectos, para crecer y situarse correctamente en la verdad.
Capacidad para aprender a conocer y respetar el ritmo de los
otros, en sus caminos hacia Dios.
Espritu de responsabilidad y constancia para superar las
dificultades.
Ser sensible y estar integrado en la realidad que vive el pas:
religiosa, econmica, social, poltica, etc.
B) CONDICIONES DE FE:
Es y debe ser un creyente practicante.
Alguien que hizo una experiencia de la fe cristiana y del
encuentro con Cristo Muerto y Resucitado.

Es alguien que debe motivar, educar y esclarecer la fe en sus


hermanos.
Alguien que nunca deja de educar su propia fe.
Es un catequizando de tiempo completo.

Cmo debe ser un catequista?


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Servidor de la Palabra de Dios.


Discpulo de Jess.
Enviado a hacer discpulos.
Acta dentro de la Iglesia.
Se compromete con su formacin.
Es maestro que ensea para la vida.
Es testigo de lo que anuncia.

1. SERVIDOR DE LA PALABRA DE DIOS

La palabra es el modo habitual de entrar en comunicacin con los dems.


Nada hay ms personal que la palabra ya que sta, si es sincera, expresa lo
que hay en nosotros.
Por esta razn, ante una palabra profundamente escuchada, nunca queda
nadie indiferente: se la acoge o se la rechaza, se la goza o se la teme, se la
espera o se la rehye. La palabra suscita experiencias de cercana,
reacciones de gozo o de tristeza. La palabra deja una huella en los dems.
Desde el momento en que el Seor llama a alguien a hacerse catequista,
le lleva a ser portador de su palabra ante los hombres. Al igual que los
profetas, es servidor de la palabra. Aun conservando toda su carga humana,
una nueva riqueza le llega. Es la riqueza de la palabra recibida que ha de
llevar a los dems como medio y palanca para que consigan la salvacin.

Dios asocia su Palabra a la del catequista. Se sirve de ella para


comunicarse con los hombres de hoy, con la fuerza y eficacia que le es
propia. En sus limitaciones y sus rasgos humanos se esconde el mismo Dios
y por medio de sus elegidos hace llegar la vida a los que El ama.
A los catequistas les dice Jess palabras que deben recordar con
frecuencia, pues definen evanglicamente lo que son ante el que los enva y
ante los receptores de sus mensajes:
- "Quien a vosotros escucha a m me escucha". (Luc. 10. 16)
- "Como el Padre me ha enviado, as yo os envo". (Jn. 20. 21)
- Dad gratuitamente lo que gratuitamente habis recibido. (Mt. 10.8)

Por eso el catequista debe preguntarse con frecuencia:


Cmo soy servidor fiel de la palabra? Cules son los rasgos ms
significativos que me configuran? En dnde se apoya la grandeza de mi
calidad de mensajero divino?

2. DISCPULO DE JESS
El Catequista es un discpulo convencido de Jess, que quiere hacer
llegar su mensaje a todos los que encuentra en su camino, de modo especial
a aquellos con quienes establece un compromiso de amor y de fe.
Transmite su fe con obras y palabras. Pablo VI dice en la Exhortacin
sobre la evangelizacin del mundo:
"En el fondo, hay otra forma de comunicar el Evangelio que no sea la de transmitir a otro la propia
experiencia de fe?
De manera callada o a grandes gritos, pero siempre con fuerza, se nos pregunta: creis
verdaderamente en lo que anunciis? Predicis verdaderamente lo que vivs? Hoy ms que nunca, el
testimonio de la vida se ha convertido en una condicin esencial con vistas a una eficacia real de la
nueva evangelizacin".
(Evangelii Nuntiandi, 46 y 76)
El catequista tiene que ser consciente de su misin de educador de la fe. Tiene que entregarse
con ilusin y responsabilidad a su misin sagrada.
"El catequista, dotado del carisma del maestro, aparece como el educar bsico de la fe".
(El
catequista y su formacin, 31)

Es importante que el catequista tenga conciencia de esta funcin, de esta


misin, pues slo desde el entusiasmo se trasmite a los dems la alegra del
mensaje recibido y la sorpresa de la buena noticia que es el anuncio de la
salvacin, del amor del Seor

3. ENVIADO A HACER DISCPULOS

El catequista debe ser consciente de que es un elegido y un enviado del


mismo Jess. En la doble dimensin de predilecto divino y de responsable de
un ministerio al servicio de los hombres, el catequista tiene que hacerse
consciente de su identidad de llamado por Dios.
Es elegido y por lo tanto tiene una vocacin singular. Jess es claro:
"No sois vosotros los que me habis elegido, soy yo quien os ha elegido a vosotros" . (Jn. 15. 16).
Ser catequista es una vocacin de entrega y sacrificio. La experiencia del
profeta Jeremas es reveladora:
"Recib esta palabra del Seor:
Antes de formarte en el vientre, te escog,

antes de que salieras del seno materno, te consagr,


te nombr profeta de los gentiles ..." (Jer. 1. 5-9)

Es enviado a los hombres para anunciarles la salvacin


Tambin Jess es explcito:

"Se me ha dado toda potestad en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discpulos mos por todas
las naciones de la tierra, bautizndolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espritu Santo y
ensendoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Mirad que yo me quedar con vosotros hasta
la consumacin de los siglos". (Mt. 28. 20)

Por lo tanto, el catequista es y tiene que sentirse partcipe y colaborador


de la misin de Jess, a lo largo del tiempo y a lo ancho de toda la tierra:
- Participa en la misin de Jess, que sigue actuando por su medio.
- Anuncia el Evangelio por todas las partes, por que el Seor lo mand.
- Se siente movido por el Espritu de Jess y no por el propio.
- Descubre a los hermanos como amados por el mismo Dios.
- Siente que acta como mediador o sacramento en medio de los
elegidos.

4. ACTA DENTRO DE LA IGLESIA


El catequista no slo realiza su tarea en nombre de Dios y ofrece sus
servicios a los hombres movidos por su amor al Seor y por la inspiracin
que siente en lo profundo de su mente y de su corazn. Se siente y se sabe
miembro de la Comunidad de Jess. ;
No slo acta, sino que anuncia el mensaje en nombre de la Iglesia.
Est inserto en la comunidad cristiana y se convierte en portavoz de
la misma. Su palabra es eco del mensaje que las Iglesia debe llevar a
todos los hombres
Se siente enviado por una comunidad de hermanos para hacer a los
dems participantes de la riqueza de familia, que proviene de Jess.
Por eso mira con amor fraterno a todos los hombres, en especial a
quienes con el comparten la bsqueda y la clarificacin. Y mira con
amor crtico a los pastores de la Iglesia y a los dems ministros ya
que acta en la comunidad de los elegidos de Jess.
Se sabe servidor de los hombres creyentes, que deben clarificar su
fe y su amor y para ellos acta como estmulo e intermediario, como
ayuda y colaboracin, como camino y como aliento.
Abierto a los problemas del hombre de nuestro tiempo y de nuestra
sociedad, as como a la persona del catequizando a quien sirve, se siente
con entusiasmo al servicio de la Palabra de Dios, que es palabra de vida y de
esperanza, de fe y de salvacin, de gracia y de fraternidad.

La importancia de su tarea
Est en funcin de la misin evangelizadora que desempea en la Iglesia.
Su entrega no es una ocurrencia, sino un servicio eclesial. Sabe que es
llamado por el mismo Jess para hacer discpulos del misterio de un Dios
encarnado. Esto implica un compromiso, pero sobre todo reclama una
conciencia de la propia identidad.

5. COMPROMETIDO CON SU FORMACIN


Formacin del catequista:
Si precisa muchas cualidades para el ejercicio de su "profesin", de su
profetismo, de su vocacin, el catequista debe prepararse y formarse
continuamente. La grandeza de su identidad, de su misin, reclama
esfuerzos de preparacin.
El camino de su formacin reclama su atencin en tres frentes
principales:
Profundidad en el mensaje. Y eso supone vivencia y no slo ciencia;
conciencia y no slo inteligencia; y fe en lo que se anuncia, para poder
transmitirla a los dems hombres.
Tambin descubrimiento profundo del destinatario del mensaje:
aprecio de sus rasgos humano, sensibilidad ante sus circunstancias,
comprensin del medio terreno, ayuda en sus procesos de cambio y
crecimiento natural y sobrenatural.
Destreza en los lenguajes. Mensaje y personaje exigen hondura,
control, oportunidad en los lenguajes: los estilos de la Palabra divina y
los recursos de la palabra humana
Con esta triple accin, al catequista le resulta fcil promover la conciencia de
la misin, la sensibilidad ante el envo que hace la Iglesia, y la fe en la ayuda
divina. Por eso no basta que el presente le sonra. La accin cotidiana de la
educacin de la fe supone fidelidad ante s, eficacia ante los catequizados y

seguridad ante la Iglesia.


1. Ante s mismo.
El catequista debe cultivar la serenidad y tener la conciencia tranquila si cumple con su
deber. El es sembrador y las semillas tardan un tiempo en dar frutos. Los frutos no existen
si las semillas no se siembran, o son escasos si la tierra no se prepara.
El catequista necesita proyectarse con paciencia, esforzarse con tranquilidad, inquietarse
de forma tranquila y soar bajo el paraguas protector de Dios.

2. Ante los catequizandos.


El catequista debe acostumbrarse a elevar los ojos cronolgicamente y comprender que
tiene delante futuros adultos, profesionales honestos, padres y madre de familia
responsables, artfices de una humanidad mejor.
En esos futuros protagonistas de la vida es donde l siembra el Reino de Dios, que es
como "agua que salta hasta la vida eterna" (Jn. 4. 13) y no solo quita la sed del momento.
El que slo ve nios no tiene ojos de catequista, aunque los tenga de poeta, de artista,
de socilogo o de psiclogo.

3. Ante la Iglesia.

Ante la comunidad enviada por Jess para "ir por el mundo y anunciar el Evangelio a todos los
hombres" (Mc. 16. 15), el catequista debe sentirse llamado a colaborar en la tarea escatolgica
que ese mandato misional implica. Es decir, debe sentirse navegante en la barca que boga
hacia un destino siempre mar adentro; y debe sentirse caminante que un da volver lleno
de gozo diciendo al mismo Jess: "Hasta los demonios se nos someten en tu nombre." (Lc. 10.17)

6. MAESTRO PARA LA VIDA

El catequista debe vivir, como todo educador, que prepara para el


maana y no slo para el presente.
Debe actuar mirando al porvenir que espera al catequizando que hoy
tiene ante sus ojos.
Su misin es disponer la mente y el corazn del catequizando para que
llegue a ser persona de fe y de esperanza.

El catequista es y debe ser un maestro y pedagogo. Maestro no es lo


mismo que profesor. El profesor ensea una doctrina, un saber, en el cual l
mismo puede hasta no creer. El maestro, en cambio, es alguien que comunica,
transmite, ofrece la propia experiencia, un saber de su patrimonio, que es parte de su
riqueza personal, de fe. Jess en su Evangelio dijo que L es el Maestro (no profesor)
y pidi a los suyos que imitaran este magisterio.
El catequista es un maestro y un pedagogo, o sea, una persona que sabe comunicar
el mensaje cristiano con el lenguaje, los gestos, los signos, el ritmo, la sencillez y la
profundidad que exigen sus interlocutores, sean nios, jvenes, adultos o ancianos.
El pedagogo es aquel que acompaa a sus catequizandos, no slo durante el
encuentro de catequesis, sino que los acompaa con el ejemplo y que con ellos hace el
camino de aprendizaje, de conversin, de oracin y de compromiso; o sea, que con
ellos se hace tambin l cristiano.
7. TESTIGO DE JESS
El catequista debe ser testigo y confesor de la fe en toda su vida y con
toda su vida.
Este testimonio exige sufrimiento, sacrificio, humillaciones y hasta
persecuciones de todo tipo.

Testigo es aquel que ha "visto, odo y tocado" un hecho o


acontecimiento. "Lo que exista desde el principio, lo que hemos odo, lo que
hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que hemos tocado con
nuestras manos acerca de la Palabra de Vida, es lo que les anunciamos". (1Jn 1,1). "porque t
dars testimonio ante todos los hombres de lo que has visto y odo" (He 22,15)

Una de las principales pruebas de la veracidad de lo que anuncia el


testigo, es que habla de lo que oye y ve (testigo ocular) de la obra
de Jess en su persona. "Porque no les hicimos conocer el poder y la venida de
nuestro Seor Jesucristo basados en fbulas ingeniosamente inventadas, sino como testigos
oculares de su grandeza" (2Pe 1,16)

Para ser misionero de Jess, desde un principio fue condicin


necesaria el haber sido testigo de Jess. Cuando, muerto Judas, hay
que elegir un reemplazante, la condicin que se impuso para el mismo
fue "Es necesario que uno de los que han estado en nuestra compaa durante todo el
tiempo que el Seor Jess permaneci con nosotros, desde el bautismo de Juan hasta el da
de la ascensin, sea constituido con nosotros testigo de su resurreccin " (He 1,21-22).

Por tanto el catequista debe ser un testigo que viva la resurreccin, la


muestre a los suyos y dentro de los suyos.

Quieres ser catequista?


La felicidad est en hacer la voluntad de aquel que te
creo!

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