Hortus Conclusus - El Jardín Cerrado en La Cultura Europea
Hortus Conclusus - El Jardín Cerrado en La Cultura Europea
Hortus Conclusus - El Jardín Cerrado en La Cultura Europea
COPYRIGHT 1993
JOS MANUEL ESCOBAR
ANTONIO M. DAZ
2 edicin
Depsito Legal:
I.S.B.N.:
Edita: Instituto Juan de Herrera
Imprime: FASTER, San Francisco de Sales, 1
NDICE
1
El jardn islmico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14
El jardn hebreo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
RESUMEN
Este trabajo es una bsqueda del concepto de jardn cerrado. En el mismo se expone,
de forma concisa, la coincidencia del jardn cerrado, no slo como concepto, sino
tambin de algunos de sus elementos caractersticos -tales como el cerramiento, las
plantas, los animales y el agua-, comunes a este concepto en las tres culturas (cristiana,
rabe y hebrea) que durante siglos marcaron nuestra Historia.
En la idea de jardn cerrado siempre estn presentes, tanto la religin como el mundo
del pensamiento, que llevar a la adopcin de diversos enfoques, unos con hallazgos
verdaderamente novedosos y soluciones concretas a los nuevos problemas planteados,
y otros meramente iterativos acerca de conceptos o normas ya conocidos. Se enriquece
este concepto con las aportaciones de nuevas plantas tradas desde las colonias
americanas y con la referencia a culturas lejanas de China y Japn, siendo caso singular
el de los jardines de Venecia.
ABSTRACT
This paper is a research about the concept of the closed garden. It explains, in a
concise way, the coincidence about the closed garden, not just as a concept, but in
some of its main elements -like walls, plants, animals and water-, common elements in
this concept in the three cultures (christian, arabic and hebrew) that influenced our
own history, for centuries.
In the concept of closed garden you can always find the world of Religion and Thougt,
that drives you to different aproaches, some of them with really new revelations solving
problems, and the others just repeating ideas and rules already known. Then, the
closed garden gets richer with the new plants from the american colonies and the
references from distant cultures from Japan and China, being one of the most
particular cases, the gardens of Venice.
H ortus C onclusus
Al hablar de jardn cerrado son diversos los autores que parten de la descripcin que del jardn
de Edn se hace en el Gnesis; Tal es el caso de Elizabeth B. Moynihan en su obra Paradise as
a garden in Persia and Mughal India, o el de John Harvey en Mediaeval Gardens entre otros1.
Esto se debe a que en esta primera descripcin vamos a encontrar los elementos comunes a todos
los jardines cerrados, que son en primer lugar:
Las plantas, que dan sentido al concepto de jardn como su lugar especfico.
H ortus C onclusus
Otra vez ser la Corona la que importe el nuevo modelo del jardn barroco francs que slo
se impondr, prcticamente, en los ejemplos cortesanos de los reales sitios, producindose una
recuperacin del clasicismo renacentista en la segunda mitad del Siglo XVIII.
introducidas en Espaa durante la dinasta de los Habsburgo en los estanques de los jardines
reales, el pez rojo (Carassius auratus) fue introducido en Europa a mediados del siglo XVIII por
la marquesa de Pompadour quin los recibi de China6.
El agua de la vida
En el jardn rabe la presencia del agua es una constante. El agua es smbolo de vida, al discurrir
por los canales su sonido nos da idea de recorrido, movimiento, sus acequias llenas hasta el
borde reflejan el azul del cielo. El agua es as mismo utilizada para las abluciones.
Con relacin al agua son caractersticas comunes a las tres culturas su presencia y su doble
significado de utilidad y simblico. Tambin en el jardn cristiano, el agua simboliza el centro
de la vida y a la vez permite el riego del jardn, obtenida de pozos o fuentes. Su valor "central"
pasa de lo simblico a lo geomtrico, con mucha frecuencia.
La Cabaa:
"El hombre quiere una morada que le albergue, no que le entierre. Algunas ramas desgajadas que encuentra
en el bosque sirven para sus fines, elige las cuatro ms fuertes y las coloca perpendicularmente al suelo
formando un cuadrado. Sobre estas cuatro apoya otras cuatro transversales, sobre estas coloca, en ambos
lados, otras inclinadas de modo que lleguen a un punto en el centro. Cubre esta especie de techo con hojas
lo bastante gruesas para protegerle del Sol y de la lluvia. Ahora el hombre est alojado. Cierto es que el fro
y el calor le harn sentir sus excesos en esta casa, abierta por todos lados, pero despus rellenar los
espacios intermedios con columnas y as se encontrar seguro'.
'Esta pequea choza descrita es el tipo sobre el que se han elaborado todas las magnificencias de la
arquitectura. Los defectos fundamentales se evitan y la autntica perfeccin se consigue aproximndose a
su sencillez de ejecucin. Las piezas verticales de madera sugieren la idea de las columnas, las horizontales
que descansan sobre ellas, los entablamentos. Finalmente los miembros inclinados que constituyen el techo
6
Jaques
AN D R E. La M aison R ustique . P ars. 1 9 6 9 .
H ortus C onclusus
proporcionan la idea de frontn. Ntese entonces lo que todos los maestros del arte han confesado'.
'Nunca ha habido un principio de consecuencias ms fecundas. Con l como gua es fcil distinguir aquellas
partes que son componentes esenciales de un orden arquitectnico de otras que se han introducido por
necesidad o por capricho. No perdamos nunca de vista nuestra pequea choza"7.
Si comparamos la tienda de los antiguos lapones nmadas con el tipi de los indios de las llanuras
americanas o con el refugio contra el viento de los aborgenes australianos no apreciamos gran
diferencia, a pesar de estar ubicados en tan distantes lugares y momentos. Esta primera forma
de vivienda construida por el hombre, la cabaa, ser motivo de estudio por pensadores, etc.,
que exaltarn sus cualidades y pasarn a formar parte de un elemento constante en los jardines
paisajsticos. A ello ha contribuido, sin duda, el hecho de que el jardn sea una sublimacin de
la relacin transformadora del hombre con el medio.
La Montaa:
El trazado:
7
Abate
LAU G IER . Essai sur L'Arquitecture . 1 7 5 3
8
E.
B . M O YN IH AM . O bra citada en la bibliografa
10
El trazado interior del jardn mantiene una relacin importante con el propio cerramiento,
evidente al hablar de las alternativas unitaria y fragmentaria del jardn cerrado. Encontramos
repetidamente la divisin del jardn en cuatro partes, atravesado por dos ejes perpendiculares,
en cuyo cruce se levanta un pabelln. En principio esto es una referencia al cosmos; el mundo
dividido en cuatro partes.
En la prehistoria, con el comienzo de la agricultura, el hombre dispuso cerramientos para
sus cultivos. Debi comenzar con el crculo, con toda su carga simblica y mgica. El sol y la
luna, la fertilidad. Del crculo pasaron fcilmente al cuadrado y al rectngulo.
Hay aqu un principio de geometra religiosa, el hombre empieza a atribuir poderes
sobrenaturales a las lneas trazadas con criterios geomtricos. Tambin atribuan carcter
sobrenatural a ciertos lugares, los bosques sagrados abundaron en la poca prehistrica y su
influencia en el jardn posterior llegar hasta nuestros das.
La idea conceptual paradisaca o placentera es concebida por diferentes culturas en
trminos semejantes y universales; "El Paraso Terrenal", "El Jardn del Edn", Mahoma
describe "El Jardn del ms all" para sus fieles islmicos. En unos y otros casos esa idea es
inseparable del tema que nos ocupa: Hortus conclusus.
H ortus C onclusus
11
F
igura 1: Jardn con valla, fuente de tres niveles, colmenas, cuatro rboles, una planta de frutas y tres clases de
plantas de flor. Siglo XV. Harvey. Medieval Gardens. (fig. 109). Op. Cit.
Figura 2: Animales delante de la puerta del Jardn del Edn. G.B. Andrenini, L'Adamo, Sacra
rapresentatione, 1917. Harvey. Medieval Gardens. (fig. II). Op. Cit.
12
Figura 4: Pabelln chino. Pintura de Chiu Ying. Siglo XVI. Keswick. The Chinese Garden...(fig. 183). Op. Cit.
H ortus C onclusus
13
Figura 5: Nocin babilnica del mundo: T= Tierra. C= Cielo. OC= Ocano celeste. O= Occidente.
L= Oriente. RM= 7 Murallas. PA= Palacio del reino de los muertos. "Secuencias de arquitectura..."
Jardines 1. (pg. 15). Op. Cit.
Figura 6: Jardines del New College. Oxford. Harvey. Medieval Gardens (fig. CX). Op. Cit.
14
EL JARDN ISLMICO
El Islam supuso, ante todo, la integracin cultural de muy diversos pueblos bajo la doctrina
religioso-ideolgica de Mahoma. A la hora de discernir las formas del "paraso" habr que tener
en cuenta los factores de matizacin entre unos y otros.
Para el hombre del desierto, el oasis marca el concepto fundamental para la comprensin
del paraso cornico. Por tanto podemos establecer que el oasis sea el primitivo jardn rabe,
pero an con la inseguridad frente a las fieras o a las tribus hostiles.
Esa heterogeneidad cultural propia de los orgenes de lo islmico es lo que hace que en el
jardn musulmn se fundan tambin diferentes influencias clsicas:
De Persia, la tradicin del jardn de placer. Tambin la idea del paraso etreo,
representado en un espacio geomtrico, regular,... normalmente dividido en cuatro partes,
que sealan las del mundo.
H ortus C onclusus
15
Pero el elemento protagonista del jardn rabe es el agua. El agua est siempre en primer
plano. El musulmn no olvida la sequedad del desierto. Es la base del diseo y el centro
simblico, por ser fuente de vida y de fuerza espiritual. Al fluir en canales representa el paso del
tiempo. Utilizada para las abluciones es smbolo de pureza. Y al igual que en el paraso, en el
que el agua se desbordaba, y en los jardines persas, en estos estanques el agua llega siempre al
borde.
El agua tambin se incorpora a la idea del jardn de placer persa, proporcionando
sensaciones que no estn al alcance de la vegetacin por s misma. De una parte el movimiento,
la imagen mvil, el matiz y los reflejos cambiantes. De otra el sonido, el ritmo, un efecto que
nadie incorporar al jardn con la perfeccin de la cultura rabe. La textura, caracterstica de la
delicadeza musulmana llegar a su culminacin con el dominio del agua por los mogoles.
Los parterres se sitan ms bajos que los caminos para poder regar sin que estos se mojen.
La importancia de los niveles no es la nica caracterstica del trazado determinado por el
protagonismo del agua.
Pero volvamos ahora sobre la extensin del Islam para entender su influencia sobre nuestro
concepto de jardn cerrado. Cabe subrayar la evolucin de la idea paradisaca a travs del
espacio y del tiempo, distinguiendo los jardines hispano-musulmanes post-romanos, con ciertas
influencias europeizadas y el jardn musulmn en oriente, posterior y con influencias de
civilizaciones no europeas.
La conquista de la Espaa visigtica por los musulmanes en el siglo VIII, nos pone de
golpe en contacto con el mundo oriental. A partir de entonces Espaa se convierte en una
provincia del califato Omeya de Damasco como antes lo haba sido de Roma. Los musulmanes
permanecern en la pennsula durante siete siglos hasta su expulsin por los Reyes Catlicos.
Adaptaron las antiguas influencias romanas y visigticas, creando una serie de jardines
con caractersticas propias y exclusivas dentro del mundo islmico, que bien pueden considerarse como una "invencin" de los musulmanes que invadieron y vivieron en la pennsula
ibrica.
Los invasores se sobrepusieron a la base romana. Si bien la estructura del patio,
generalmente rectangular es una invencin romana, es la cultura rabe la que dar el
protagonismo al jardn cerrado. La ciudad islmica sin rostro se refleja en los jardines, la
estructura nuclear del Corn, el sentido de lo propio y de lo privado, cerramiento, hermetismo.
La esencia romana del patio ajardinado es realmente mediterrnea. Los musulmanes
deban conocerlo, lo cual se corresponde claramente con la estructura del patio hispano-musulmn desarrollado en Espaa.
16
Este jardn, concebido como paraso domstico, se hace sobre la ordenacin del espacio
como contraposicin a la extensin abierta del desierto, recalcando la sensacin de seguridad,
recurriendo al orden ms o menos geomtrico.
El patio, forma cerrada e ntima del jardn va a tomar carcter y sentido propios, llegan
a ser considerados como una habitacin exterior, formando parte del concepto total del edificio
en que se encuentra inserto.
La entrada al recinto es lateral, los jardines sucesivos avivan el inters, coexistiendo la
simetra y la asimetra. Los diversos elementos se manifiestan segn ejes de perspectiva que
penetran en diferentes espacios. Los distintos niveles juegan un papel decisivo en el
deslizamiento visual de las perspectivas.
Pero, si hablamos del trazado interior del jardn, la cultura islmica consolida el orden en
cruz y la divisin en cuatro partes, reinterpretando el valor del centro, en el cual la glorieta
deriva del pabelln persa y simboliza el pabelln del paraso cornico, en la interseccin de los
caminos10.
10
Antonio VALLEJO TR IAN O en. AlAndal us, las artes islm icas en
Espaa . de D O O D S . O bra citada en la bibliografa.
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17
Figura 8: Croquis que relaciona la idea de oasis con el Patio de los Leones. Original de Prieto
Moreno. CASA VALDS. Jardines de Espaa (fig. 183). Op. Cit.
18
Figura 9: Planta de la Alhambra. Original de Prieto Moreno. CASA VALDS. Jardines de Espaa. Op. Cit.
Figura 10: Seccin del palacio musulmn, antes de las construcciones de Carlos I. Original de Prieto Moreno. CASA
VALDS. Jardines de Espaa. Op. Cit.
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19
Figura 11: Planta y seccin de la Torre y Patio de Comares. Original de Prieto Moreno. CASA
VALDS. Jardines de Espaa. Op. Cit.
20
La edad media comienza con el fin del Imperio Romano, la decadencia de los ltimos siglos
culmina con la invasin de las tribus brbaras, procedentes de Germania y de Escandinavia
principalmente. Segn Arnold Hauser, la unidad de la edad media es artificial, pudiendo
distinguirse tres perodos diferentes: alta, plena y baja edad media11. En Espaa, y gran parte
de Europa, hay adems un doble movimiento cultural, cristiano y musulmn.
El urbanismo de este perodo se caracteriza por una rehabilitacin del recinto amurallado
como lugar de refugio. Tras la invasin, las ciudades y comarcas quedaron arrasadas. Lo que se
pudo salvar de la civilizacin qued en los monasterios.
De la cultura literaria y artstica de los monasterios es de donde se pueden tomar los datos
necesarios para formar una imagen de lo que fueron los jardines de esta poca. La vida eremtica
y la huda del mundo, es una de las races del carcter monacal. Uno de estos movimientos lo
desat en el ao 305 San Antonio, despus de haber vivido casi veinte aos en completa soledad
en la desrtica orilla oriental del Nilo. La llamada de la santidad de un anacoreta atrajo siempre
nutridas colonias de discpulos, que se congregaban en torno a su celda. A menudo ese ncleo
fue el origen de un monasterio.
El "Typikon" de San Saba de Capadocia (439-532) constituira ms tarde la base de las
reglas de "Studion y Athos", las cuales regulan la vida en la mayora de los monasterios
bizantinos. En la arquitectura, el esquema benedictino es el primer gran orden constructivo
(Cluny y la utopa de San Galn). Es la gran poca del romnico. La "Civitas Dei" es todava
una mezcla de fortaleza maciza, de fortn y lugar estratgico.
Las manifestaciones jardineras quedaron adormecidas con el derrumbamiento del imperio
romano, sin embargo no desaparecieron por completo debido al aprovechamiento de su faceta
ms funcional: La utilidad de ciertas plantas. Las plantas medicinales empezaron a convertirse
en una disciplina, permaneciendo la jardinera intramuros, a diferencia de la agricultura
extensiva que quedaba fuera de las murallas.
Un primer testimonio sobre actividades jardineras se produce durante el reinado de
Carlomagno. En su "Capitulare de Villis" para el gobierno de los poblados da una lista de
plantas de cultivo.
11
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su alcance de trazado jardinero. Se trata del plano encontrado en la abada helvtica de San
Galn (816). El rea de plantaciones se compone de diecisis porciones rectangulares, ocho
interiores y otras ocho perifricas, que constituyen el jardn medicinal. Se complementa con una
zona de huerta y su edificacin correspondiente. El liber de Cultura Hortorum (840) del monje
Walafrido Strabo, da detalles prcticos de cuidados de jardinera12.
Tambin, con el tiempo, surgirn distintos tratados referidos a su arquitectura (Serlio) o
a su concepcin (Alberti). Las caractersticas del jardn medieval se van as estableciendo tras
una primera fase en los castillos en los que se reuna una pequea poblacin para su defensa,
hasta esta segunda etapa ms influyente y mejor documentada.
Estas caractersticas las hemos visto ya marcadas sobre uno de los elementos comunes
bsicos: el cerramiento, cuyo origen defensivo va a impregnar, tanto su construccin slida y
austera, como su planta simple y cuadrangular acerca de la cual volveremos.
La edad media tiene a la naturaleza prisionera en una armadura rgida donde encierra la
belleza. La encierra y la somete a elementos decorativos:
Divisiones internas del jardn, marcadas por vallas o celosas de madera o metal, a veces
recubiertas de plantas trepadoras formando tneles.
Las plantas son devueltas a una primitiva relacin utilitaria con el cuerpo humano. Las
protagonistas del jardn monacal son las hierbas aromticas, condimentarias o medicinales,
dando entrada selectiva a algunos frutales, hortalizas y excepcionalmente flores. Una seleccin
de la agricultura13.
Segn el trazado se vaya haciendo ms elaborado, se valorar el centro como lugar
emblemtico tendiendo a ser ocupado por otro elemento bsico: el agua, en forma de pozo o
fuente. Pero el trazado del jardn medieval no destaca por su complejidad y variedad. Ms bien
al contrario, la simple forma general, se reproduce exhaustivamente en el interior, dando lugar
a parterres delimitados por setos recortados de forma paralepipdica. Las formas son
pertinazmente rectangulares o poligonales, trazando cuadros geomtricos en su interior y
exteriormente simtricos con respecto a los ejes generales del jardn. Estas divisiones tienen
pues en comn dos aspectos:
12
13
22
La cultura medieval mantiene, adems de la relacin fsica aludida, una relacin intelectual con
la naturaleza cuyas caractersticas son comunes a todos los campos del conocimiento en la
poca: el simbolismo. El simbolismo tena gran importancia. Las plantas medicinales tenan
propiedades no slo qumicas sino mgicas. Se viva en el mundo de lo mgico-potico. Surgi
la iconologa o conocimiento de los smbolos. Lleg a tener tal vida propia que cre un lenguaje
en relacin con todos los campos del saber, tambin con la jardinera14:
Pero la simbologa confiri no solamente a las plantas este valor propio, casi independiente de
su naturaleza, y del lugar en que se situaba el jardn, hay tambin otros elementos del jardn slo
explicables desde este lenguaje:
Incluso los animales van cambiando el sentido de su presencia, desde la misin utilitaria
semejante a lo sealado para las plantas, hasta otros significados ms elaborados, en sucesivas
etapas de la jardinera medieval que nos irn aproximando al renacimiento. San Alberto Magno
escribe su De Vegetabilibus (1260) como un testimonio de poca y de progresin hacia el
renacimiento. El Opus Ruralium (1304) de Petrus Crescencius, da importancia al tratamiento
del csped. Se detecta un esfuerzo para buscar una forma paisajista que prepare el camino hacia
el
renacimiento. Habla del "arte de bien ordenar todas las partes" y de la importancia de la
14
Vari
os autores coi
nci
den en l
o pri
nci
palde estas anal
ogas si
m bl
i
cas, podem os seal
ar
a Juan francisco ESTEB AN LLORENTE en su Tratado de iconografia, Ed.
Itsm o. M adrid. 1990. y a J.E. C IRLOT en el Diccionario de sim bolos. Ed.
Labor. B arcelona. 1 9 7 8 .
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15
16
17
18
24
msticos (el crculo, el cuadrado y el tringulo), que permanecen ahora en relacin con la
armona celeste19.
19
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Figura 12
(izquierda): El jardn de "El Romance de la Rosa". El
amante cogiendo la rosa. Harvey. Medieval Gardens. Op.
Cit.
Figura 13 (derecha): Puerta del jardn del "Romance de la Rosa". El amante cortando la rosa.
Harvey. Medieval Gardens. Op. Cit.
Figura 14: Jardn vallado, con vallas bajas y anchas, una fuente, rboles, pero sin flores. Un asiento
26
H ortus C onclusus
Figura 15: Motivos de jardinera de "El suelo de Polifilo". Mader. Jardins italiens. Op. Cit.
27
28
Figura 16: Hypnerotomachia. Jardn de "El sueo de Polifilo". Mader. Jardins italiens. Op. Cit.
Figura 17: Planta y peristilo de "El sueo de Polifilo". Mader. Jardins italiens. Op. Cit.
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EL JARDN HEBREO
En ninguna de las artes mayores nos ha legado el pueblo hebreo una herencia comparable a sus
aportaciones en otros campos de la cultura, no hay ni un patrimonio construido ni una
elaboracin terica significativos. La jardinera no es una excepcin en cuanto a la ausencia de
tratados especficamente dedicados a la jardinera juda y menos an podemos encontrar
ejemplos de jardines.
Pero es incorrecto interpretar esta "pobreza" aparente como una incapacidad de la cultura
hebrea, es ms bien una caracterstica propia de la misma, explicada suficientemente en los
orgenes y fundamentos del pueblo hebreo.
Los hebreos son pueblos semitas que se instalaron a fines del segundo milenio (a.C.) en
la tierra de Canaan, llamada ms tarde Palestina. Los hebreos no forman, ni han formado nunca,
una raza, y menos actualmente, siglos despus de la gran dispora. Descartado el fundamento
tnico del pueblo hebreo, cabra suponer la referente territorial como definitoria del judasmo.
El lugar como "patria" es determinante en la cultura hebrea, pero el origen nmada y la historia
errante del pueblo (xodo, dispora) han idealizado esta referente de su identidad, hacindola
depender de la religin del pueblo hebreo, que es su verdadero aglutinante.
La fragilidad en esta relacin, entre un pueblo nmada y su patria, se compensa con la
solidez de su idea religiosa: el monotesmo, expresado en las sagradas escrituras. Con Abraham,
primer patriarca de este pueblo y poderoso jefe beduino, estableci Dios el primer pacto con su
pueblo, prometiendo al patriarca la posesin de la tierra de Canaan. Durante los aos de
cautividad de Babilonia permanecieron fieles a su Dios, an en la imposibilidad de rendirle el
culto, que estaba indisolublemente ligado a la Tierra Santa y al Templo. El centro de culto era
al principio la "tienda de la reunin" o tabernculo, primera arquitectura propia de esta cultura
y cuya estructura se describe en el Libro del xodo. El tabernculo acompa a Israel durante
la vida nmada y, tras la llegada a la Tierra Prometida, estuvo en distintos lugares, hasta que el
rey David lo transport a Jerusalem. Posteriormente Salomn construira en ese lugar el Gran
Templo...
Este aparente desprecio por el lugar real en favor de la patria ideal, responde a una idea
religiosa de abstraccin de Dios, al establecer la relacin entre Yaveh y su pueblo mediante la
palabra revelada, y no mediante la obra creada (la naturaleza). Esta idea, parcialmente
transmitida al cristianismo primero y al Islam despus, explica la "literalidad" (en todos los
significados del trmino) de algunas formalizaciones de la cultura hebrea, as como la paradoja
de que tan vasta cultura no haya constituido realmente una "civilizacin". Esto nos obliga a
reafirmar para este captulo el sentido "conceptual" de nuestra investigacin, que ya de por s
se cea al campo de las ideas antes que al de los objetos. Sin este protagonismo otorgado a la
palabra y a las escrituras, resulta absurda la cita bblica con la que comenzamos este trabajo.
30
Peshat: (Simplicidad). Es la interpretacin literal del texto, tal como aparece en su primera
lectura.
Remez: (Alusin). Es la interpretacin alegrica, que busca al lado del sentido literal, otro ms
elevado.
Doras: (Discurso). Es la interpretacin filosfica.
Sod: (Secreto). Es la interpretacin ms profunda, la cabalistica, que busca el sentido oculto del
texto revelado.
.
.
.
Siempre segn el Talmud, al comer Adn y Eva el fruto del rbol del conocimiento del bien y del mal, fueron
expulsados del paraso (pardes), y desde entonces el estudio constante de la palabra comienza por la
simplicidad (peshat) y se profundiza constantemente, hasta alcanzar el secreto, que nunca terminar por
desvelarse"21.
20
21
M iriam
H ortus C onclusus
31
La reinterpretacin de las escrituras ha sustituido a los tratados y ejemplos acerca del jardn
hebreo, en algunas actuaciones recientes orientadas en ese sentido. Nos referiremos al realizado
por Myrian S. Brodsky en su "jardn de las tres culturas" dentro del parque suburbano Juan
Carlos I, en lo que fue el antiguo olivar de La Hinojosa, en Madrid.
Se hizo una creacin personal basada en la "ciudad ideal" del profeta Ezequiel. El jardn
como ciudad ideal, jardn como "hortus conclusus", lugar cerrado por muralla, que en planta es
un cuadrado. Se retoma la idea de paraso que profetiza Ezequiel, en esta ciudad ideal, para las
doce tribus.
En el jardn vemos, en planta, marcada la estrella de David, smbolo de los hebreos y de
su centro brota el ro que traspasa los lmites de la ciudad y crea la alberca con la isla de olivos.
La parte exterior de este recinto se pens tratar con arena a modo de dunas por acentuar la idea
de desierto, pero por diversas causas se sustituy por un csped de ms fcil mantenimiento.
El cerramiento semeja las ruinas del Templo de Jerusaln (algunos bloques de piedra se
trajeron de Israel).
Otros ejemplos han seguido un proceso anlogo, si bien con resultados diferentes: La Plaza del
Teatro de Tel Aviv, ejecutada en 1987, deja entrever tambin las influencias de otras culturas,
especialmente la rabe, en las soluciones del jardn22.
Las plantas tambin retoman una disposicin tpicamente rabe: la doble escala, con un
arbolado menor (ctricos) y otro mayor que aqu son las palmeras del oasis.
El agua es otra vez la protagonista del jardn, trazando simblicas geometras reticulares.
Nos interesan dos detalles concretos en su disposicin: El primero es la solucin dada al
riego, mostrando un tramo del canalillo que une los alcorques y con ello el movimiento
del agua. El segundo es el tratamiento del fondo de esos canales y alcorques, con cermica
oscura, exagerando as la profundidad del agua. Ms que evidenciar una formalizacin
22
PI
AZZA OF THE NEVE TZEDEK DANCE AND THEATER CENTER. En Margaret Cotton
W inslow. International Landascape Design. PB C International Inc. New
York. 1 9 9 1
32
genuinamente juda, estas soluciones entroncan con el concepto de oasis que ya viramos
en la jardinera rabe.
H ortus C onclusus
Figura 18: Vergel de granados en el Parque del Olivar de la Hinojosa. Planta del proyecto.
33
34
Figura 20: Neve Tzedek. Detalle del sistema de riego. Cottom-Winslow. Landscape Desing
(pg. 150). Op. Cit.
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24
25
36
El segundo sera el concepto de jardn botnico, que supone una nueva idea de jardn, todo
l como exhibicin de especies y ejemplares, acerca del cual se ha hablado en este captulo
y se volver en el siguiente29.
26
En 1920 lam l
a atenci
n de un grupo de estudi
antes japoneses un busto conoci
do
com o "ElInventor de naves", estudiado en un m useo result ser un retrato de
Erasm o,esculpido en 1549 para Felipe IIcon objeto de una expedicin fracasada,
rescatado delnaufragi
o se haba si
tuado en un tem pl
o bajo elnom bre chi
no "Kateku",
que significa "Inventor de naves".
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37
Figura 21: rbol cuyos frutos se convierten en pjaros si caen en la tierra, y en peces si es en el agua. Tratado francs
sobre nuevas plantas. Prest. The Garden of Eden. Op. Cit.
Figura 22: El cordero que nace como una planta. Tratado francs sobre las nuevas plantas. Siglo XVII. Prest. The
Garden of Eden. Op. Cit.
38
30
H ortus C onclusus
39
alcanzase31. Las plantas se agrupaban por colores, perfumes, etc. Los naranjos se sembraban en
macetas. En ocasiones se tallaban arbustos de mirto en forma de guila, y se situaban en puntos
importantes del jardn o bien se situaban en el patio, integrando ste al jardn. Este es el origen
ornamental del arte topiaria32.
31
32
40
Figura 23: Mirto en forma de guila. Dibujo del siglo XVI. Albrizzi. The Gardens of Venice.
Op.Cit.
Figura 24: Jardines en la isla de Guidecca. Grabado del siglo XV. Harvey. Medieval Gardens.
Op. Cit.
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41
El Jardn Pintoresco
En la tercera dcada del Siglo XVIII empez a evidenciarse en Inglaterra la gran revolucin de
la jardinera moderna: un cambio de gusto sin precedentes en la historia de este arte y
difcilmente equiparable al de cualquier otro.
Desde el claustro monacal y el patio del castillo, los jardines en Europa han ido
evolucionando permanentemente hacia fuera, pero manteniendo an la forma de los edificios,
en los que se originaron durante la Edad Media. Los muros y los fosos desaparecieron pero las
lneas permanecieron rectas. Esta regularidad penetr tan profundamente en las mentes humanas
que se lleg a confundir la geometra con el orden. Thomas Burnet, telogo y cosmogonista, en
su Theory of Barth, asever que el universo hubiera mejorado mucho si la tierra hubiera sido
hecha llana, los mares en formas regulares y las estrellas ordenadas segn modelos geomtricos.
El jardn paisajista, como lo comprenda Stourhead, est en el centro de la jardinera
dieciochesca. A un lado de ste se situara el jardn potico con sus alusiones y al otro el jardn
abstracto de Brown. La relacin de estos tres modelos hay que buscarla en el tipo de paisaje
pintado que era del gusto de la poca, mientras que las diferencias que los hicieron tan distintos
se explican en las figuras del modelo que escogieron para destacarlo.
Las pinturas de "Claude Gelle dit le Lorrain", como l mismo firmaba, fueron
generalmente emotivas al modo literario y de esto brot la actitud potica hacia las escenas de
los jardines, pero las pinturas de Claude fueron tambin, de manera especial, armoniosas y de
esta cualidad surgi el jardn abstracto33.
La forma ltima del jardn renacentista haba sido esttica, ceremonial y calculada. Estilo
que ahora se tachaba de artificial, aunque nunca pretendi ser otra cosa. Por el contrario el jardn
potico ingls, accidental y por sorpresa, fue an ms artificial porque se empeaba en no serlo.
La ermita era uno de los elementos favoritos del jardn potico. Las ermitas haban
aparecido de una forma semiseria en jardines como el del Buen Retiro o el del Conde-Duque de
Olivares, pero en la Inglaterra del siglo XVIII ya no eran piezas pictricas y s esenciales para
el adorno del jardn34.
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El Jardn oriental
En el extremo oriente, y sobre todo en China y Japn, el arte del jardn se regula con normas
precisas y ha sido uno de los aspectos fundamentales de aquellas civilizaciones.
El jardn chino, prescinde de la simetra y de los artificios ms o menos evidentes, se
inspira en la naturaleza y la reproduce por medio de elementos alusivos, una atmsfera tranquila
de soledad y recogimiento. Rocas, lagos, puentes, islas, pequeos bosques de bamb, caminos
floridos, cerezos y almendros son elementos indispensables que, tanto en los pequeos como en
los grandes jardines componen un paisaje rico en lejanas perspectivas y de tranquila intimidad
(antiguos jardines imperiales de Pekn).
En el Japn, la tradicin del jardn utiliza los mismos elementos formales del jardn chino,
del que deriva, pero tiende a usar smbolos de algunos conceptos abstractos, como la juventud,
la castidad y la paz, por medio de una sutilsima variedad de disposiciones y formas, que se
complica con la existencia de las numerosas escuelas de jardinera que hacen difcil la
interpretacin y comprensin para los no iniciados.
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en la bibliografa.
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golpeando en una piedra y vaciando sobre ella el agua. Para recuperar otra vez su posicin
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en la bibliografa.
en la bibliografa.
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en la bibliografa.
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Figura 25: Los placeres del jardn de Hishikawa Moronobu: donde se escuchan los cantos de los pjaros. Hrdlika. L'art
des jardins japonais. Op.Cit.
Figura 26: Los placeres del jardn de Hishikawa Moronobu. "Desde la barca se admiran las glicinas". Hrdlika. L'art
des jardins japonais. Op. Cit.
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Figura 29: Espacio fluido en el jardn chino. O= Abierto. S= Cubierto. D= Cubierto con cerramiento virtual. I= Interior.
C= Patios. Ya-sing-Tsu. Landscape desing in Chinese Gardens. Op. Cit.
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LOS CUADERNOS DE INVESTIGACIN URBANSTICA pretenden difundir aquellos trabajos que por sus caractersticas,
muchas veces de investigacin bsica, tienen difcil salida en las revistas profesionales. No se trata de una revista,
ni existen criterios fijos sobre su periodicidad ni dimensiones, dependiendo exclusivamente de la existencia de
originales, y de las subvenciones que puedan obtenerse para su publicacin. Estn abiertos a cualquier persona
o equipo investigador que desee publicar un trabajo realizado dentro de la temtica del urbanismo y la ordenacin
del territorio. La decisin sobre su publicacin la tomar la Comisin de Doctorado del Departamento de
Urbanstica y Ordenacin del Territorio de la Escuela Tcnica Superior de Arquitectura de Madrid. Para envo
de originales, compras, peticin de nmeros atrasados, etc.:
CUADERNOS DE INVESTIGACIN URBANSTICA
Seccin de Urbanismo del Instituto Juan de Herrera (SPyOT)
Instituto Juan de Herrera
Escuela Tcnica Superior de Arquitectura
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Se puede consultar ms informacin en la direccin http://www.aq.upm.es/uot/ciu/ciu.html
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