El documento describe las posiciones teológicas pro-nazis del teólogo alemán Karl Adam en la década de 1930. Adam abogó por una síntesis entre el catolicismo y el nacionalsocialismo, llegando a unirse al Partido Nazi. Defendió las leyes raciales alemanas y consideró que la "pureza de sangre" debía preservarse. También intentó interpretar la ideología racial en clave cristiana. Más tarde, justificó la "solución final" alegando que Jesús no tenía ascendencia judía por la In
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El documento describe las posiciones teológicas pro-nazis del teólogo alemán Karl Adam en la década de 1930. Adam abogó por una síntesis entre el catolicismo y el nacionalsocialismo, llegando a unirse al Partido Nazi. Defendió las leyes raciales alemanas y consideró que la "pureza de sangre" debía preservarse. También intentó interpretar la ideología racial en clave cristiana. Más tarde, justificó la "solución final" alegando que Jesús no tenía ascendencia judía por la In
El documento describe las posiciones teológicas pro-nazis del teólogo alemán Karl Adam en la década de 1930. Adam abogó por una síntesis entre el catolicismo y el nacionalsocialismo, llegando a unirse al Partido Nazi. Defendió las leyes raciales alemanas y consideró que la "pureza de sangre" debía preservarse. También intentó interpretar la ideología racial en clave cristiana. Más tarde, justificó la "solución final" alegando que Jesús no tenía ascendencia judía por la In
El documento describe las posiciones teológicas pro-nazis del teólogo alemán Karl Adam en la década de 1930. Adam abogó por una síntesis entre el catolicismo y el nacionalsocialismo, llegando a unirse al Partido Nazi. Defendió las leyes raciales alemanas y consideró que la "pureza de sangre" debía preservarse. También intentó interpretar la ideología racial en clave cristiana. Más tarde, justificó la "solución final" alegando que Jesús no tenía ascendencia judía por la In
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LOS TELOGOS NAZIS
Publicado el 28 de diciembre de 2012 por Martin Scheuch
(Tomado de https://laslineastorcidas.wordpress.com/tag/karl-adam/) Jesucristo, del telogo alemn Karl Adam, publicado originalmente en 1935, fue tal vez el primer libro que le sobre la persona de Jess. Fue durante mis primeros aos de formacin en el Sodalicio de Vida Cristiana. El libro inclua una aproximacin al Jess histrico que resultaba fascinante para nosotros jvenes, pues presentaba a un Jess de contextura fsica vigorosa, siempre sano y desconocedor de la enfermedad en carne propia, ajeno a toda debilidad humana, aseado y ordenado, con el cabello corto en la nuca, amante del trabajo y de las caminatas al aire libre, decidido y de mirada penetrante, intransigente con los seguidores de la ley mosaica, capaz de defender un ideal hasta la muerte, obediente por encima de todo. Esta aproximacin se usaba en reuniones de grupo para darnos una imagen palpable y accesible del fundador del cristianismo. Karl Adam (1876-1968), tambin bvaro al igual que Schmaus, profesor de teologa dogmtica en Tubinga, fue uno de los telogos alemanes ms renombrados despus de la Primera Guerra Mundial. Su libro La esencia del cristianismo, publicado en 1924 y traducido a diez idiomas, le hizo conocido ms all de las fronteras de Alemania. Con la llegada de Hitler al poder en 1933, Adam abog por una sntesis entre catolicismo y nacionalsocialismo, llegando incluso a hacerse miembro del Partido Nacionalsocialista Alemn de los Trabajadores o Partido Nazi. A mediados del ao 1933 public el artculo Raza alemana y cristianismo catlico. En ese escrito ve a Adolfo Hitler como el salvador del cuerpo racial enfermo, el hombre que permite otra vez ver y amar nuestra unidad sangunea, nuestra identidad alemana, el homo germanus. Cegado por la ideologa nacionalista pro-germana, el influyente telogo tuvo posiciones peligrosamente cercanas a la funesta doctrina racial del nacionalsocialismo:
Segn las leyes biolgicas no puede haber duda de que el
judo, en cuanto semita, es incompatible con nuestra raza y siempre lo ser. Ninguna mezcla de sangre har jams posible que pueda incorporarse a la raza aria. De all infiere Adam la necesidad, como requerimiento de la autoafirmacin alemana, de preservar la pureza y frescura de esta sangre y asegurarla mediante leyes. Hace referencia explcita a la inmigracin de judos desde el Este y al espritu judo especfico, que no slo se ha introducido cada vez ms nuestra economa, sino tambin en nuestra prensa y literatura, la ciencia y el arte, incluso en toda nuestra vida pblica y ha debilitado enormemente nuestra herencia de vnculos nacionales y religiosos. Como al autor catlico le huele que muchos representantes del judasmo de su tiempo constituyen un peligro religioso y nacional, le parece que la manera de proceder del gobierno alemn contra la invasin juda, si bien ha sido considerada dura por parte de judos alemanes patriotas, en sus propsitos fundamentales constituye un acto obligatorio de autoafirmacin germana cristiana, ms an, es una exigencia de nuestro amor propio ordenado, aquel amor propio que en la moral cristiana constituye el requisito natural de nuestro amor al prjimo. No bastando con esto, el telogo de Tubinga saca conclusiones concretas, que deben ser tomadas como exigencias. Una legislacin basada en la pureza tnica de sangre no puede sin ms ser condenada como no cristiana o anticristiana: antes bien, es derecho y tarea del Estado preservar la pureza de sangre de su pueblo mediante las medidas correspondientes, siempre que obviamente sea amenazado por la irrupcin desordenada y desmedida de sangre extraa. Por otra parte, aade a modo de restriccin que en la ejecucin de las disposiciones del Estado no se deba vulnerar la justicia y el amor, y la especificidad juda no deba ser difamada moralmente.
Como se puede constatar, el telogo alemn no tuvo la intencin
de marcar distancia con la nueva religin de la sangre y la raza, formulada tericamente por el idelogo nazi Alfred Rosenberg en su obra El mito del siglo XX, de 1930. Al contrario, al iniciarse el rgimen nazi les ofreci a aquellos catlicos que tenan dudas una excusa y justificacin para adherirse a una mentalidad racista. El mito de la sangre y del suelo tambin es fundamental en la cristologa de Adam. En una ponencia en el Katholikentag (Congreso de los Catlicos Alemanes) en Stuttgart, el 21 de enero de 1934, el telogo hizo un intento de interpretar de nuevo la ideologa racial en clave cristiana: No se est gestando un hombre nuevo, un pueblo nuevo, cuyo aliento es clido y ardiente, sus ojos claros y brillantes, su corazn ufano, un hombre, un pueblo que partiendo de la disipacin y la dispersin se ha vuelto a encontrar a s mismo, que retorna a la herencia de la sangre, al suelo patrio y a aquel origen y santuario, del cual ha tomado sus mejores fuerzas, a la fe cristiana? En otra ponencia, que tuvo lugar un ao ms tarde, el 5 de febrero de 1935, en el Bonifatiusverein en Tubinga, y que fuera publicada ese mismo ao con el ttulo Jesucristo y el espritu de nuestro tiempo, si bien Adam acenta el carcter universal de la Revelacin divina, aade lo siguiente: Desde luego tambin la peculiaridad sangunea de un pueblo va a colorear la manera particular en que se acoge y procesa la santa y excelsa Palabra de Dios, y por eso la devocin que se enciende ante la revelacin sobrenatural nunca podr sustraerse a un impacto nacional racial. Para ello apela a dos principios de la teologa escolstica: la gracia supone la naturaleza y la gracia no destruye la naturaleza, sino que la perfecciona. Ya en su obra Cristo y el espritu de Occidente, de 1928, aparecan enunciados antisemitas. Para demostrar la importancia de Occidente como el primer gran campo misionero cristiano, recuerda que el Apstol Pedro traslad su actividad a Roma y que Pablo dedic su vida a eliminar todo lo judo de la esencia del cristianismo.
Este concepto se expresa tambin en la cristologa de Adam:
Se debe quizs con cierta precaucin arriesgar la siguiente frase: as como el Jess histrico asumi la figura de un descendiente de David, de un judo, as la figura del Cristo mstico es occidental. Despus de enero de 1943, cuando en la Conferencia de Wannsee los lderes nazis tomaron la decisin criminal de poner una solucin final a la cuestin juda, Karl Adam, en su artculo Jess, el Cristo, y nosotros, los alemanes maltrata el dogma de la Inmaculada Concepcin de la Virgen Mara, para sostener que Jesucristo no era un descendiente de judos, ya que su madre no tuvo ninguna relacin fsica ni moral con aquellas feas predisposiciones y fuerzas que condenamos en los judos de sangre pura. Por milagro de la gracia, ella est ms all de estos factores hereditarios judos, es una figura sobre juda. Una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, Karl Adam pudo seguir enseando teologa en Tubinga y se jubil en 1949.