Papa Benedicto XVI Sobre San Justino
Papa Benedicto XVI Sobre San Justino
Papa Benedicto XVI Sobre San Justino
reprochaba a la filosofa griega sus contradicciones, orienta con decisin hacia el Logos
cualquier verdad filosfica, motivando desde el punto de vista racional la singular pretensin de
vedad y de universalidad de la religin cristiana.
Si el Antiguo Testamento tiende hacia Cristo al igual que una figura se orienta hacia la realidad que
significa, la filosofa griega tiende a su vez a Cristo y al Evangelio, como la parte tiende a unirse
con el todo. Y dice que estas dos realidades, el Antiguo Testamento y la filosofa griega son como
dos caminos que guan a Cristo, al Logos. Por este motivo la filosofa griega no puede oponerse
a la verdad evanglica, y los cristianos pueden recurrir a ella con confianza, como si se tratara de
un propio bien. Por este motivo, mi venerado predecesor, el Papa Juan Pablo II, defini a Justino
como un pionero del encuentro positivo con el pensamiento filosfico, aunque bajo el signo de un
cauto discernimiento: pues Justino, conservando despus de la conversin una gran estima por
la filosofa griega, afirmaba con fuerza y claridad que en el cristianismo haba encontrado la nica
filosofa segura y provechosa (Dilogo con Trifn 8,1) (Fides et ratio, 38).
En su conjunto, la figura y la obra de Justino marcan la decidida opcin de la Iglesia antigua por la
filosofa, por la razn, en lugar de la religin de los paganos. Con la religin pagana, de hecho, los
primeros cristianos rechazaron acrrimamente todo compromiso. La consideraban como una
idolatra, hasta el punto de correr el riesgo de ser acusados de impiedad y de atesmo. En
particular, Justino, especialmente en su Primera Apologa, hizo una crtica implacable de la
religin pagana y de sus mitos, por considerarlos como desorientaciones diablicas en el camino
de la verdad.
La filosofa represent, sin embargo, el rea privilegiada del encuentro entre paganismo, judasmo
y cristianismo, precisamente a nivel de la crtica a la religin pagana y a sus falsos mitos. Nuestra
filosofa: con estas palabras explcitas lleg a definir la nueva religin otro apologista
contemporneo a Justino, el obispo Melitn de Sardes (Historia Eclesistica, 4, 26, 7).
De hecho, la religin pagana no segua los caminos del Logos, sino que se empeaba en seguir
los del mito, a pesar de que ste era reconocido por la filosofa griega como carente de
consistencia en la verdad. Por este motivo, el ocaso de la religin pagana era inevitable: era la
lgica consecuencia del alejamiento de la religin de la verdad del ser, reducida a un conjunto
artificial de ceremonias, convenciones y costumbres.
Justino, y con l otros apologistas, firmaron la toma de posicin clara de la fe cristiana por el Dios
de los filsofos contra los falsos dioses de la religin pagana. Era la opcin por la verdad del ser
contra el mito de la costumbre. Algunas dcadas despus de Justino, Tertuliano defini la misma
opcin de los cristianos con una sentencia lapidaria que siempre es vlida: Dominus noster
Christus veritatem se, non consuetudinem, cognominavit Cristo afirm que era la verdad, no la