Tratado de La Verdadera Devoción A La Santísima Virgen Preparación Del Reinado de Jesucristo
Tratado de La Verdadera Devoción A La Santísima Virgen Preparación Del Reinado de Jesucristo
Tratado de La Verdadera Devoción A La Santísima Virgen Preparación Del Reinado de Jesucristo
TRATADO DE LA
VERDADERA DEVOCIN
A LA SANTSIMA VIRGEN
PREPARACIN DEL
REINADO DE JESUCRISTO
PRESENTACIN
su carrera misionera. Tradicionalmente se ubica en 1712 pensando que Luis Mara pudo aprovechar su descanso obligado
durante el invierno 1710-1711 en Nantes para ordenar el plan de
la obra y que el otoo de 1712, pasado en la ermita de San Eloy,
hubiera sido el tiempo propicio para escribir, quiz con un complemento de varios meses de retiro en la segunda mitad de 1715
en la gruta de Mervant.
Como previsto por su autor, el manuscrito estuvo sepultado en
las tinieblas y el silencio de un cofre (VD 114), escondido en
alguna casa de campo aledaa a la capilla de San Miguel, en San
Lorenzo, para escapar a las embestidas de la Revolucin. Pasada
la misma, el cofre fue llevado a la biblioteca de la Compaa de
Mara en la Casa Madre. All permaneci el manuscrito olvidado
hasta el 29 de abril de 1842 cuando fue descubierto y comenz
su divulgacin de obra maestra, como uno de los libros ms universalmente conocidos y apreciados del catolicismo contemporneo, y uno de los que ms han contribuido a fomentar la piedad
cristiana en el mundo entero.
Cuando se encontr el volumen, aunque todas sus hojas estaban
separadas unas de otras, todas estaban bien conservadas, pero
faltaban algunas del primer fascculo y otras del ltimo. Esta
prdida irreparable parece haber sucedido antes del descubrimiento del manuscrito. Por la constitucin de los fascculos se calcula
que faltan de 84 a 96 pginas iniciales que entre otras cosas contendran: un mtodo para vaciarse durante 12 das del espritu
contrario al de Jesucristo (VD 227), las letanas y oracin del
Espritu Santo (VD 228) y algunas prcticas de desprecio del
mundo (VD 256).
Las pginas finales perdidas tendran la frmula de consagracin y la bendicin de las cadenillas. El resto es imposible saberlo, pero no parece afectar el desarrollo del tema mariano. La primera publicacin del Tratado se hizo en 1843, 127 aos despus
de muerto su autor. Desde entonces ha sido difundido en muchas
lenguas y en multitud de ediciones que se suceden de manera
sorprendente hasta en lugares muy remotos del mundo. La ms
importante ha sido la reproduccin fotogrfica del manuscrito
356
hecha en 1942, en el centenario del descubrimiento. Est acompaada por una presentacin manuscrita del Papa Po XII quien el
20 de julio de 1947 canoniz a Luis Mara Grignion de Montfort.
Desaparecido el ttulo original en las pginas perdidas, quienes
prepararon la primera edicin optaron por titular la obra: Tratado de la Verdadera Devocin a la Santsima Virgen. Como subttulo ya se generaliz el propsito que Montfort mismo da de su
obra en el No. 227: Preparacin al Reinado de Jesucristo. La
numeracin marginal por pargrafos se hizo por primera vez en
la edicin italiana de 1919 y ha sido acogida universalmente.
Como fuentes de su obra San Luis Mara reconoce en el No. 118
que ha ledo ampliamente libros concernientes a la Santsima
Virgen y que ha estado en contacto con las personas ms santas y
sabias de los ltimos tiempos que hablan de ello. Pero la mayor
riqueza del texto fluye de la Sagrada Escritura y de los Santos
Padres y en general de la Tradicin viva de la Iglesia, a travs de
la profunda experiencia espiritual y mstica de Luis Mara y de la
madurez probada de su prctica misionera. De ello dan fe los
abundantes apuntes de su Cuaderno de Notas. La fuerza
transformadora del camino espiritual que revela San Luis Mara
est en el secreto que el Altsimo le ha enseado (SM 1) y cuya
esencia consiste en el interior que tal devocin debe formar... a
quien el Espritu Santo de Jesucristo revele este secreto y lo conduzca por s mismo para hacerlo avanzar de virtud en virtud, de
gracia en gracia, de luz en luz, hasta transformarlo en Jesucristo
y llevarlo a la plenitud de su madurez sobre la tierra, y a la perfeccin de su gloria en el cielo (VD 119).
Lo que hizo pues Luis Mara de Montfort fue darle nuevas perspectivas a una devocin ya conocida y promovida por otros autores. La experiencia vivida por el misionero de manera personal e
ntima es para l criterio de eficacia espiritual, reforzada de manera probada por prcticas interiores y exteriores que l propone.
Hoy algunas expresiones y trminos literarios tienen que ser interpretados conforme a las sensibilidades de los tiempos y adaptados a la percepcin diferente de las culturas de los pueblos,
con los aportes nuevos: bblicos, teolgicos, antropolgicos y en
357
general de las ciencias humanas. Pero el sentir de la Iglesia Universal, es decir, del Concilio Vaticano II, del magisterio de los
Papas y obispos, del testimonio de infinidad de personas formadas en el sacerdocio, la vida consagrada, el compromiso bautismal de los laicos, particularmente en Amrica Latina y el Caribe,
sobre la solidez de la doctrina expuesta en el Tratado y la validez
de su eficacia, es cada vez ms claro y significativo. Y reconoce
en Montfort a uno de los apstoles e intrpretes ms autorizados
de la presencia y funcin de Mara en el misterio de Cristo y de
la Iglesia.
En sntesis, el inters suscitado por el Tratado se debe a un conjunto de caractersticas que hace de l un libro denso de significado y valores: estilo claro y conciso, lenguaje sencillo y popular, doctrina slida y profunda, tono convincente e inspirado, testimonio de vida y experiencia apostlica.
Movido por su amor innato a Mara y sensible a las objeciones
de sus condiscpulos en San Sulpicio, que le reprochan el divinizar a la Santsima Virgen y amarla ms que a Jesucristo, Montfort
ensancha sus perspectivas y las de todos los discpulos de Jess
para interpretar y superar la crisis religiosa de su tiempo y de tiempos nuevos y complejos como el comienzo del Tercer Milenio.
En una gran apertura y seguridad de espritu, el santo misionero
afina su visin del misterio cristiano y acepta las nuevas exigencias teolgicas que enmarcan la humildad y los privilegios de
Mara en la grandeza absoluta de Dios y en la nica mediacin
de Cristo que ilumina la verdadera devocin mariana y condena
las falsas devociones (Ver VD 61-62). Al poner a la Madre de
Cristo en relacin con el misterio trinitario, Montfort me ayud
a comprender que la Virgen pertenece al plan de la salvacin por
voluntad del Padre, como Madre del Verbo encarnado, que concibi por obra del Espritu Santo. Toda intervencin de Mara en
la obra de regeneracin de los fieles no est en competicin con
Cristo, sino que deriva de l y est a su servicio. La accin que
Mara realiza en el plan de la salvacin es siempre cristocntrica,
es decir, hace directamente referencia a una mediacin que se
lleva a cabo en Cristo , JUAN PABLO II.
358
Montfort parte pues de la doctrina de la Iglesia acerca de la devocin mariana; subraya su difusin y un mejor conocimiento de
Mara para que Cristo reine en el mundo; resalta el plan de Dios
Padre, Hijo y Espritu Santo, que ha querido comenzar y culminar sus mayores obras por medio de la Santsima Virgen, y concluye que por la funcin de Mara en el plan divino, la devocin
mariana es necesaria a los hombres para alcanzar la salvacin.
Al presentar la verdadera devocin a Mara, San Luis Mara quiere
llevarnos a abrazar la forma mejor y ms santificadora de vivir
los compromisos cristianos por la consagracin de amor a Cristo
por las manos maternales de Mara. Todo tiene una eficacia superior de santificacin y se resume en obrar siempre por Mara,
con Mara, en Mara y para Mara.
El Concilio Vaticano II en el captulo VIII de la constitucin dogmtica de la Iglesia valid como plenamente actual la oferta espiritual de Montfort tan rica en contenidos y elementos perennes
a los cuales se seguirn incorporando los nuevos datos
doctrinales de la reflexin teolgica y del magisterio eclesistico, PABLO VI.
Segn el gran telogo GARRIGOU-LAGRANGE, la idea maestra de la
maternidad espiritual de Mara anima todo el libro que se desarrolla,
no en forma mecnica por la yuxtaposicin de sus partes, sino de
manera orgnica, como crece un ser vivo. Se siente que su autor
est tan plenamente posedo de su tema, que podra hablar de l
sin detenerse y sin fatiga, y que todo lo que dijera no agotara la
fuente, y seguira siendo inferior a las bellezas que percibe.
Montfort es el maestro por excelencia de la devocin mariana.
En su Tratado de la Verdadera Devocin a la Santsima Virgen,
la devocin de las lites y la devocin de las masas se encuentran y se funden en una sola: HENRI BREMOND.
Mara aparece, como espacio de amor y de accin de las Personas de la Trinidad, y Montfort la presenta en una perspectiva
relacional: Mara es totalmente relativa a Dios, y yo la llamara
muy bien la relacin con Dios, la que slo existe en relacin con
Dios (VD 225). Por esta razn la Toda Santa lleva hacia la Tri359
49
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360
TRATADO DE LA
VERDADERA DEVOCIN
A LA SANTSIMA VIRGEN
PREPARACIN DEL
REINADO DE JESUCRISTO
INTRODUCCIN
MARA EN EL DESIGNIO DE DIOS
1 Por medio de la Santsima Virgen Mara vino Jesucristo
al mundo y tambin por medio de Ella debe reinar en el
1
mundo .
361
1.
MARA ES UN MISTERIO
1. A causa de su humildad
362
5
6
7
8
Una visin ms positiva y actual nos la ofrece el Documento de Puebla al decirnos que Mara es garanta de la grandeza femenina; muestra la forma especfica de ser mujer... (No. 299). Mara, la mujer sabia (ver Lc 2,19.51), es la mujer
de la salvacin que puso toda su feminidad al servicio de Cristo y de su obra
salvadora (ver Gl 4,4-6; LG 56).
VD 18.248.261.
Ver VD 17.18.23-25.248.
Ver VD 48.261.
SAN BERNARDO deca: Nunca me siento tan contento ni temeroso como cuando
debo hablar de la gloria de la Virgen Mara.
363
colocados bajo su nombre y proteccin! Cuntos congregantes en las asociaciones piadosas, cuntos religiosos en
todas las rdenes religiosas! Todos publican sus alabanzas
y proclaman sus misericordias! 9 . No hay siquiera un
pequeuelo que, al balbucir el avemara, no la alabe. Ni
apenas un pecador que, en medio de su obstinacin, no
conserve una chispa de confianza en Ella. Ni siquiera un
solo demonio en el infierno que, temindola, no la respete.
2.
10
Hay tantos y tantos lugares y personas que llevan su nombre. Jardn de Mara llamaba PO XII a Colombia por sus templos y santuarios marianos que
esmaltan la geografa de la patria. Lo es tambin por su presencia en nuestros
hogares y corazones?
Con letras tres veces ms grandes que las otras escribi el P. de Montfort este
aforismo, que significa: Nunca se alabar demasiado a Mara.
365
3.
11
12
366
PRIMERA PARTE
MARA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIN
NECESIDAD DEL CULTO A MARA
14 Confieso con toda la Iglesia que, siendo Mara una
simple creatura salida de las manos del Altsimo, comparada a la infinita Majestad de Dios, es menos que un tomo,
o mejor, es nada, porque slo El es El que es (Ex 3,14). Por
consiguiente, este gran Seor, siempre independiente y
suficiente a s mismo, no tiene ni ha tenido absoluta necesidad de la Santsima Virgen para realizar su voluntad y
manifestar su gloria13 . Le basta querer para hacerlo todo.
15 Afirmo, sin embargo, que -dadas las cosas como son-,
habiendo querido Dios comenzar y culminar sus mayores
obras por medio de la Santsima Virgen desde que la form,
es de creer que no cambiar jams de proceder; es Dios, y
no cambia ni en sus sentimientos ni en su manera de obrar
(Ml 3,6; Rom 11,29; Heb 1,12).
CAPTULO I
MARA EN EL MISTERIO DE CRISTO
1.
EN LA ENCARNACIN
367
2.
14
368
Concibiendo a Cristo, engendrndolo, alimentndolo, presentndolo en el templo al Padre, padeciendo con su Hijo mientras l mora en la cruz, cooper en
la restauracin de la vida sobrenatural de las almas. Por tal motivo es nuestra
Madre en el orden de la gracia (LG 61)
369
16
370
CAPTULO II
MARA EN EL MISTERIO DE LA IGLESIA
22 La forma en que procedieron las tres divinas personas
de la Santsima Trinidad en la encarnacin y primera venida
de Jesucristo, la prosiguen todos los das, de manera
invisible, en la santa Iglesia, y la mantendrn hasta el fin
de los siglos en la segunda venida de Jesucristo.
1.
371
misericordias19 .
25 Dios Espritu Santo comunic sus dones a Mara, su
fiel Esposa, y la escogi por dispensadora de cuanto posee.
Ella distribuye a quien quiere, cuanto quiere, como quiere
y cuando quiere todos sus dones y gracias20 . Y no se concede
a los hombres ningn don celestial que no pase por sus
manos virginales. Porque tal es la voluntad de Dios, que
quiere que todo lo tengamos por Mara. Porque as ser
enriquecida, ensalzada y honrada por el Altsimo la que
durante su vida se empobreci, humill y ocult hasta el
fondo de la nada por su profunda humildad. Estos son los
sentimientos de la Iglesia y de los Santos Padres21 .
26 Si yo hablara a ciertos sabios actuales, probara cuanto
afirmo, sin ms, con textos de la Sagrada Escritura y de los
Santos Padres, citando al efecto sus pasajes latinos, y con
otras slidas razones, que se pueden ver largamente
expuestas por el R. P. Poir en su libro La Triple Corona de la
Santsima Virgen22 .
Pero estoy hablando de modo especial a los humildes y
sencillos. Que son personas de buena voluntad, tienen una
fe ms robusta que la generalidad de los sabios y creen con
mayor sencillez y mrito. Por ello me contento con
declararles sencillamente la verdad, sin detenerme a citarles
pasajes latinos, que no entienden. Aunque no renuncio a
citar algunos, pero sin esforzarme por buscarlos.
Prosigamos.
19
20
21
22
VD 142.
SAN BERNARDINO DE SIENA
Ver VD 141.
FRANCISCO POIR (1584-1637).
372
3. Seal de fe autentica
29 Dios Padre quiere formarse hijos por medio de Mara
hasta la consumacin del mundo, y le dice: Pon tu morada
en Jacob (BenS 24,13); es decir, fija tu morada y residencia
en mis hijos y predestinados, simbolizados por Jacob, y no
en los hijos del demonio, los rprobos, simbolizados por
Esa.
30 As como en la generacin natural y corporal concurren
el padre y la madre, tambin en la generacin sobrenatural
y espiritual hay un Padre, que es Dios, y una Madre, que
es Mara.
Todos los verdaderos hijos de Dios y predestinados tienen
a Dios por Padre y a Mara por Madre. Y quien no tenga a
Mara por Madre, tampoco tiene a Dios por Padre (ver Rom
8,25-30)24 . Por eso los rprobos tales los herejes, cismticos,
etc., que odian o miran con desprecio o indiferencia a la
Santsima Virgen no tienen a Dios por Padre aunque se
jacten de ello, porque no tienen a Mara por Madre. Que,
si la tuviesen por tal, la amaran y honraran, como un hijo
bueno y verdadero ama y honra naturalmente a la madre
23
24
Ver LG 59.
El texto recuerda un pasaje de San Cipriano (De Unitate Ecclesiae 6: PL 4,519A):
Quien no tenga a la Iglesia por Madre, tampoco tiene a Dios por Padre
374
25
Ver VD 63-65.94-95.
375
28
Ver VD 264.
Es verdadera Madre de los miembros de Cristo por haber cooperado con amor
a que naciesen en la Iglesia los fieles que son miembros de aquella Cabeza...
(LG 53; ver 61 y R Mat 20-24).
Ver VD 56
376
29
377
2.
CONSECUENCIAS
1. Mara es reina de los corazones
Ver VD 47-49.
378
31
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32
33
34
35
36
Ver LG 68 y MC 56.
Ver LG 55.
Ver VD 40.
Ver VD 182.
Florecillas, C. 10.
380
37
381
38
39
40
41
Ver SM 70.
Ver SM 70.; ver SAN JUAN DE LA CRUZ, Cntico espiritual, estr. 25.
Ver VD 261.
SAN BERNARDO (Inter opuscula), Serm. 4 in antif., Salve Regina: PL 184,1073.
382
CAPTULO III
MARA EN LOS LTIMOS TIEMPOS
DE LA IGLESIA
1.
42
Ver LG 48-51.
384
3.
4.
5.
6.
2.
VD 120
386
porque Satans, que es tan orgulloso, sufre infinitamente ms al verse vencido y castigado por una sencilla
y humilde esclava de Dios, y la humildad de la Virgen
lo humilla ms que el poder divino;
2.
Ver L.G. 56; SAN IRENEO, Adv. Haer. II 22,4:PG 7,959A; Harvey, 2,123-124.
387
45
388
3.
Ver VD 152-168.
389
47
48
49
Una de las doce tribus, posesin especial del Seor, quien a su vez era posesin
especial suya.
Ver 1 Cor 6,17.
Siguiendo la traduccin de la Vulgata, este nmero del Tratado comenta los
versos 14-15 del salmo citado. Ver SA 17-25.
390
50
AC 19; SA 8.
391
SEGUNDA PARTE
EL CULTO DE MARA EN LA IGLESIA
CAPTULO I
FUNDAMENTOS TEOLGICOS
DEL CULTO A MARA
60 Acabo de exponer brevemente que la devocin a la
Santsima Virgen nos es necesaria. Es preciso decir ahora
en qu consiste. Lo har, Dios mediante, despus de
clarificar algunas verdades fundamentales que iluminarn
la maravillosa y slida devocin que quiero dar a conocer.
1.
51
392
52
53
54
394
El P. DE MONTFORT gusta mucho del trmino secreto y le da sentidos diferentes. Es: a) la excelencia y perfeccin de la Madre de Dios son un secreto, slo
Dios la conoce perfectamente y slo El puede comunicar a otros ese conocimiento; b) el puesto y oficio de Mara en la obra redentora y su fuerza para
orientar hacia la vida trinitaria el peregrinar del cristiano, son un secreto, porque no se conocen suficientemente; c) la vida mariana, que l propone, es un
poderoso medio de santidad, un secreto de santidad (ver ASE 203.211; SM
1.20.55; VD 82.119.177.211.220).
395
396
2.
398
2.
3.
4.
5.
59
400
60
61
Ver VD 129.
Los misterios de la gracia que Dios ha realizado en Mara no se miden segn
las leyes ordinarias, sino segn la omnipotencia divina (PO XII).
401
VD 129.
402
3.
63
64
403
65
66
404
67
No obstante el Bautismo (Rom 6,4ss) y que constituye una nueva creatura (2Cor
5,17) es claro que los desequilibrios que fatigan al mundo moderno estn conectados con ese otro desequilibrio que hunde sus races en el corazn humano (GS 10).
405
4.
68
69
Ver SM 44.
La nica mediacin del Redentor no excluye, sino que suscita en las creaturas
diversa cooperacin participada de la nica fuente (LG 62).
406
407
71
72
408
5.
CAPTULO II
DEFORMACIONES DEL CULTO A MARA
90 Presupuestas las cinco verdades anteriores, es preciso,
ahora ms que nunca, hacer una buena eleccin de la
verdadera devocin a la Santsima Virgen. En efecto, hoy
ms que nunca, nos encontramos con falsas devociones que
fcilmente podran tomarse por verdaderas. El demonio,
como falso acuador de moneda y engaador astuto y
experimentado, ha embaucado y hecho caer a muchas
almas por medio de falsas devociones a la Santsima Virgen,
y cada da utiliza su experiencia diablica para perder a
muchas otras, entretenindolas y adormecindolas en el
pecado so pretexto de algunas oraciones mal recitadas y
de algunas prcticas exteriores inspiradas por l.
73
410
Como un falsificador de moneda no falsifica ordinariamente sino el oro y la plata, y muy rara vez los otros metales,
porque no valen la pena, as el espritu maligno no falsifica
las otras devociones tanto como las de Jess y Mara -la
devocin a la sagrada comunin y la devocin a la
Santsima Virgen-, porque son, entre las devociones, lo que
el oro y la plata entre los metales.
91 Es por ello importantsimo: 1. conocer las falsas
devociones, para evitarlas, y la verdadera, para abrazarla;
2. conocer cul es, entre las diferentes formas de devocin
verdadera a la Santsima Virgen, la ms perfecta, la ms
agradable a Mara, la ms gloriosa para Dios y la ms eficaz
para nuestra santificacin, a fin de optar por ella.
92 Hay, a mi parecer, siete clases de falsos devotos y falsas
devociones a la Santsima Virgen, a saber:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
1.
2.
74
MONTFORT constata y defiende legtimamente estas manifestaciones de la religiosidad popular que son una expresin de la conviccin eclesial de la presencia de Mara en el peregrinar actual del pueblo de Dios.
412
75
76
413
3.
414
2.
3.
6.
7.
417
CAPTULO III
LA VERDADERA DEVOCIN
A LA SANTSIMA VIRGEN
105 Despus de haber desenmascarado y reprobado las
falsas devociones a la Santsima Virgen, conviene presentar
en pocas palabras la verdadera. Esta es:
1.
2.
3.
4.
5.
interior;
tierna;
santa;
constante;
desinteresada78 .
1.
DEVOCIN INTERIOR
2.
DEVOCIN TIERNA
78
Ver LG 67.
418
3.
DEVOCIN SANTA
4.
DEVOCIN CONSTANTE
79
La colaboracin de Mara a la obra de la salvacin fue de absoluta y total disponibilidad y consagracin al proyecto de Dios. Ver LG 56; SM 40; VD
81.119.121.122.173-175.177.178.206...
419
5.
DEVOCIN DESINTERESADA
80
Ver VD 214.
420
81
82
421
soldados de Jess y de Mara, de uno y otro sexo, que combatirn al mundo, al demonio y a la naturaleza corrompida
en los tiempos como nunca peligrosos que van a llegar!
Entindelo, lector (Mt 24,15).
El que pueda con eso, que lo haga (Mt 19,12).
CAPTULO IV
DIVERSAS PRCTICAS DE DEVOCIN
A MARA
1.
PRCTICAS COMUNES
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
Ver VD 257ss.
422
85
424
LA PRCTICA MS PERFECTA
86
87
Siendo seminarista, el P. DE MONTFORT fue bibliotecario. Tuvo entonces la oportunidad de leer y sacar notas abundantes. Esos apuntes nos han quedado en un
grueso Cuaderno de Notas. J.B. BLAIN, amigo del santo, testifica tambin su
sed de lectura mariana.
Ver LG 60.66.
425
TERCERA PARTE
LA PERFECTA CONSAGRACIN
88
A JESUCRISTO
CAPTULO I
CONTENIDOS ESENCIALES
DE LA CONSAGRACIN
120 La plenitud de nuestra perfeccin consiste en
asemejarnos, vivir unidos y consagrados a Jesucristo89 . Por
consiguiente, la ms perfecta de todas las devociones es,
sin duda alguna, la que nos asemeja, une y consagra ms
perfectamente a Jesucristo. Ahora bien, Mara es la creatura
ms semejante a Jesucristo. Por consiguiente, la devocin
que mejor nos consagra y hace semejantes a Nuestro Seor
es la devocin a su santsima Madre. Y cuanto ms te
consagres a Mara, tanto ms te unirs a Jesucristo.
La perfecta consagracin a Jesucristo es, por lo mismo, una
perfecta y total consagracin de s mismo a la Santsima
Virgen. Esta es la devocin que yo enseo, y que consiste
-en otras palabras- en una perfecta renovacin de los votos
90
y promesas bautismales .
88
89
90
Con grandes letras escribi el autor este ttulo. Algunos lo han credo tan importante que han querido darlo a toda la obra en lugar del de Tratado de la
Verdadera Devocin.
Ver VD 61-62.
La consagracin que el P. DE MONTFORT propone como pertenencia total a Jess
por Mara es una perfecta renovacin de la consagracin bautismal (VD 126ss).
426
1.
Ver VD 146ss.
428
Esta entrega, sin embargo, no perjudica en nada a las obligaciones del estado presente o futuro en que se encuentre la
persona; por ejemplo, los compromisos de un sacerdote,
que, por su oficio u otro motivo cualquiera, debe aplicar el
valor satisfactorio e impetratorio de la Santa Misa a un
particular. Porque no se hace esta consagracin sino segn
el orden establecido por Dios y los deberes del propio
estado.
125 3. Esta devocin nos consagra, al mismo tiempo, a la
Santsima Virgen y a Jesucristo. A la Santsima Virgen, como
al medio perfecto escogido por Jesucristo para unirse a
nosotros, y a nosotros con l. A Nuestro Seor, como a
nuestra meta final, a quien debemos todo lo que somos, ya
que es nuestro Dios y Redentor.
2.
430
93
94
431
Ver VD 171.
432
433
CAPTULO II
MOTIVOS EN FAVOR DE ESTA DEVOCIN
1.
434
ella se podr, pues, decir, con toda verdad, que cuanto hace
vele o duerma, coma o beba, realice acciones importantes
u ordinarias pertenece a Jess y a Mara gracias a la consagracin que ha hecho, a no ser que la haya retractado
expresamente. Qu consuelo!
137 Adems como ya he dicho97 no hay prctica que nos
libere ms fcilmente de cierto resabio de amor propio que
se desliza imperceptiblemente en las mejores acciones. Esta
gracia insigne la concede Nuestro Seor en reconocimiento
por el acto heroico y desinteresado de entregarle, por las
manos de su santsima Madre, todo el valor de las buenas
acciones. Si ya en este mundo da el cntuplo a los que por
su amor dejan los bienes exteriores, temporales y perecederos (ver Mt 19,29), qu no dar a quienes sacrifican aun
los bienes interiores y espirituales?
138 Jess, nuestro mejor amigo, se entreg a nosotros sin
reserva, en cuerpo y alma, con sus virtudes, gracias y
mritos. Me gan totalmente entregndose todo, dice San
Bernardo. No ser, pues, un deber de justicia y gratitud
darle todo lo que podemos? El fue el primero en mostrarse
generoso con nosotros; semoslo con El lo exige la
gratitud, y El se manifestar an ms generoso durante
nuestra vida, en la muerte y por la eternidad: Eres generoso
con el generoso (ver Sal 18 [17],26).
2.
97
Ver VD 110.
435
98
Ver VD 14-39.
436
Ver LG 62; MC 17
CONRADO DE SAJONIA.
SAN BERNARDO..
SAN BERNARDINO..
SAN BERNARDO.
437
438
3.
1.
Mara se da a su esclavo
VD 179.
439
2.
105
106
Ver SM 37.
Ver VD 225.
441
442
5.
Es camino fcil
mayora, aunque hayan tenido todos devocin a la Santsima Virgen, no han entrado, o slo muy poco, en este
camino. Es por ello que tuvieron que pasar por las pruebas
ms rudas y peligrosas.
153 De dnde proceder entonces, me preguntar algn
fiel servidor de Mara, que los fieles servidores de esta
bondadosa Madre encuentran tantas ocasiones de padecer,
y an ms que aquellos que no le son tan devotos?110 . Los
contradicen, persiguen, calumnian y nadie los puede
tolerar... O caminan entre tinieblas interiores, o por desiertos
donde no se da la menor gota de roco del cielo. Si esta
devocin a la Santsima Virgen facilita el camino para llegar
a Jesucristo, por qu son sus devotos los ms crucificados?
154 Le respondo que ciertamente, siendo los ms fieles
servidores de la Santsima Virgen sus preferidos, reciben
de Ella los ms grandes favores y gracias del cielo, que son
las cruces. Pero sostengo que los servidores de Mara llevan
estas cruces con mayor facilidad, mrito y gloria, y que lo
que mil veces detendra a otros o los hara caer, a ellos no
los detiene nunca, sino que los hace avanzar, porque esta
bondadosa Madre, plenamente llena de gracia y uncin del
Espritu Santo, endulza todas las cruces que les prepara
con el azcar de su dulzura maternal y con la uncin del
amor puro, de modo que ellos las comen alegremente como
nueces confitadas, aunque de por s sean muy amargas.
Y creo que una persona que quiere ser devota y vivir
piadosamente en Jesucristo (2Tim 3,12), y por consiguiente,
padecer persecucin y cargar todos los das su cruz, no
llevar jams grandes cruces, o no las llevar con alegra y
hasta el fin, si no profesa una tierna devocin a la Santsima
Virgen, que es la dulzura de las cruces; como tampoco podra una persona, sin gran violencia que no es durable,
comer nueces verdes no confitadas con azcar.
110
444
Ver SM 22.
2.
Es camino corto
111
ASE 86-87.
445
3.
Es camino perfecto
446
Expresin de la liturgia.
Ver VD 33.
114
Ver VD 12.
447
4.
Es camino seguro
115
116
117
448
449
450
124
125
126
127
128
451
129
452
7.
454
8.
132
133
456
Ver VD 87-89.
Ver SM 40
134
457
135
136
VD 78-82.
Letanas lauretanas.
459
137
460
CAPTULO III
FIGURA BBLICA DE LA VIDA
CONSAGRADA POR MARA:
REBECA Y JACOB
183 El Espritu Santo nos ofrece en el libro del Gnesis una
figura admirable de todas las verdades que acabo de
exponer respecto a la Santsima Virgen y a sus hijos y
servidores. La hallamos en la historia de Jacob, que, por la
diligencia y cuidados de su madre, Rebeca, recibi la
bendicin de su padre, Isaac.
Oigmosla tal como la refiere el Espritu Santo. Luego
aadir mi propia explicacin (Gn 27,1-44).
1.
184 Esa haba vendido a Jacob sus derechos de primogenitura (ver Gn 25,33). Rebeca, madre de ambos hermanos, que amaba tiernamente a Jacob, le asegur muchos
aos despus estos derechos mediante una estratagema
santa y toda llena de misterio.
Isaac, sintindose muy viejo y deseando bendecir a sus hijos
antes de morir, llam a Esa, a quien amaba, y le encarg
que saliera de caza a conseguir algo de comer para
bendecirle luego. Rebeca comunic al punto a Jacob lo que
suceda y le mand traer dos cabritos del rebao. Cuando
los trajo y entreg a su madre, ella los prepar al gusto de
Isaac que bien conoca, visti a Jacob con los vestidos de
Esa, que ella guardaba, y le cubri las manos y el cuello
con la piel de los cabritos, a fin de que su padre, que estaba
ciego, al or la voz de Jacob, creyese al menos por el vello
461
462
2.
EXPLICACION
1. Esa, figura de los rprobos
138
139
140
SAN
BERNARDO,
SAN
ANTONINO, RICARDO
DE
SAN
463
141
464
466
Ver VD 11.
Ver VD 48.
469
202 Ella los ama con ternura, con mayor ternura que todas
las madres juntas. Renan, si pueden, todo el amor natural
que todas las madres del mundo tienen a sus hijos, en el
corazn de una sola madre hacia su hijo nico: ciertamente,
esta madre amara mucho a ese hijo. Mara, sin embargo,
ama en verdad ms tiernamente a sus hijos de cuanto esta
madre amara al suyo.
Los ama no slo con afecto, sino con eficacia. Con amor
afectivo y efectivo, como el de Rebeca para con Jacob y an
mucho ms.
Veamos lo que esta bondadosa Madre -de quien Rebeca no
fue ms que una figura- hace a fin de obtener para sus hijos
la bendicin del Padre celestial:
203 1- Espa, como Rebeca, las oportunidades para hacerles
el bien, para engrandecerlos y enriquecerlos. Dado que ve
claramente en la luz de Dios todos los bienes y males, la
fortuna prspera o adversa, las bendiciones y maldiciones
divinas, dispone de lejos las cosas para liberar a sus
servidores de toda clase de males y colmarlos de toda suerte
de bienes; de modo que, si se tiene que realizar ante Dios
alguna empresa por la fidelidad de una creatura a un cargo
importante, es seguro que Mara procurar que esta
empresa se encomiende a alguno de sus queridos hijos y
servidores y le dar la gracia necesaria para llevarla a feliz
trmino. Ella gestiona nuestros asuntos, dice un santo144 .
204 2- Les da buenos consejos, como Rebeca a Jacob: Hijo
mo, escucha lo que te digo (Gn 27,8, Vulgata). Sigue mis
consejos. Y entre otras cosas, les inspira que le lleven dos
cabritos, es decir, su cuerpo y su alma, y se lo consagren,
para aderezar con ellos un manjar agradable a Dios. Les
aconseja tambin que cumplan cuanto Jesucristo, su Hijo,
ense con sus palabras y ejemplos. Y si no les da por s
misma estos consejos, se vale para ello del ministerio de
144
RAMN JORDN.
471
472
473
3o
Ver VD 134.
Ver VD 167.
Ver VD 174.
475
5o
476
Ver VD 50.
Ver LG 62.
Ver VD 152-168.
CAPTULO IV
EFECTOS MARAVILLOSOS
DE LA CONSAGRACIN TOTAL
EN QUIEN LE ES FIEL
213 Persudete, hermano carsimo, de que, si eres fiel a las
prcticas interiores y exteriores de esta devocin, las cuales
voy a indicar ms adelante, participars de los frutos
maravillosos que produce en el alma fiel.
1.
CONOCIMIENTO DE S MISMO
152
Ver VD 152-168.
477
2.
PARTICIPACIN EN LA FE DE MARA
154
155
478
MADUREZ CRISTIANA
4.
157
Ver entre muchas otras reminiscencias bblicas: Gl 5,6; Col 1,23; 2,3; Rom
5,1-2; Heb 11,33; Lc 1,79; 1Pe 6,8-9.
Ver VD 107.169; Sal 119,32; Jn4,1.18; Rom 8,21; Gl 4,31; 1Jn 4,1,16.
479
158
159
160
161
Constate los puntos siguientes: a) entregarnos a Mara, incluso con los mritos:
SM 29-31.38; VD 121-125; b) Mara nos comunica sus virtudes: SM 38; VD
34.144.208.206; c) Mara nos reviste de sus mritos: SM 38; VD 144.206.
SM 38; ASE 211.222; VD 121.133.144.172.181.
Ver VD 179.
SAN BUENAVENTURA.
480
5.
162
163
RAMN JORDN.
SAN AMBROSIO; ver SM 54; VD 258; LG 65.
481
6.
164
Ver LG 63.
482
7.
Ver SM 16.
483
CAPTULO V
PRCTICAS PARTICULARES
DE ESTA DEVOCIN
1.
PRCTICAS EXTERIORES
Mara la humilde esclava del Seor, es toda relativa a Dios y a Cristo (PAVI, 21-11-1964; ver R Mat 35-37).
BLO
485
167
168
169
486
Ver VD 78-79.
SAN AGUSTN.
Ver VD 16-36; 83-89.
Ver VD 61-77.
487
himno Salve, Estrella del mar, y aadirn todos los das las
letanas del santo Nombre de Jess.
231 Al concluir las tres semanas se confesarn y comulgarn con la intencin de entregarse a Jesucristo, en calidad
de esclavos de amor, por las manos de Mara. Y despus de
la comunin que procurarn hacer segn el mtodo que
expondr ms tarde174 recitarn la frmula de consagracin, que tambin hallarn ms adelante. Es conveniente
que la escriban o hagan escribir, si no est impresa, y la
firmen ese mismo da.
232 Conviene tambin que paguen en ese da algn tributo
a Jesucristo y a su santsima Madre, ya como penitencia
por su infidelidad al compromiso bautismal, ya para
patentizar su total dependencia de Jess y de Mara. Este
tributo, naturalmente, depender de la devocin y
capacidad de cada uno, como por ejemplo un ayuno, una
mortificacin, una limosna o un cirio. Pues, aun cuando
slo dieran, en homenaje, un alfiler, con tal que lo den de
todo corazn, sera bastante para Jess, que slo atiende a
la buena voluntad.
233 Al menos en cada aniversario, renovarn dicha
consagracin, observando las mismas prcticas durante tres
semanas. Todos los meses y aun todos los das pueden
renovar su entrega con estas pocas palabras: Soy todo tuyo
y cuanto tengo es tuyo, oh mi amable Jess!, por Mara, tu
175
Madre santsima .
2. Rezo de la coronilla
234 Segunda prctica. Rezarn todos los das de su vida
-aunque sin considerarlo como obligacin- la Coronilla de
174
175
488
VD 266-273.
Frmula inspirada en SAN BUENAVENTURA.
489
Ver VD 68ss
491
492
Ver VD 170.
179
493
494
SAN AMBROSIO.
Ver VD 6.
495
496
182
183
Sobre el Rosario y sus oraciones, ver El Secreto Admirable del smo. Rosario.
Ver SAR 46-48.
497
184
185
498
2.
186
187
188
499
2o
189
500
3o
190
191
192
193
501
502
196
503
197
198
504
Ver VD 175.
Ver VD 32.
GLORIA A SOLO
DIOS!
CAPTULO VI
PRCTICA DE ESTA DEVOCIN
EN LA SAGRADA COMUNIN
1.
ANTES DE LA COMUNIN
199
VD 233.
505
2.
EN LA COMUNIN
200
201
202
506
VD 205-206.
Asociacin de Jn 19,27 y Prov 23,26.
Ver VD 205-206
3.
Ver VD 205-206.
507