Nosotros Como Ciudadanos Nosotros Como Pueblo
Nosotros Como Ciudadanos Nosotros Como Pueblo
Nosotros Como Ciudadanos Nosotros Como Pueblo
EN JUSTICIA Y SOLIDARIDAD
2010-2016
NOSOTROS COMO CIUDADANOS,
NOSOTROS COMO PUEBLO
1. INTRODUCCION
poltica y social a lo largo del siglo XX, en los ltimos aos se han ido profundizando procesos de
integracin en nuestra regin geocultural y geoestratgica que es Amrica Latina.
Tenemos tambin heridas, cuestiones irresueltas y deudas que saldar. La historia nos marca y,
muchas veces, nos deja sin aliento. Hemos pasado momentos duros y difciles. Inestabilidad crnica y
enfrentamientos, dictaduras militares, guerra perdida, hiperinflaciones y ajustes, etc. La crisis y la
depresin del 2001/2002 no son datos que podamos obviar en el momento de tomar conciencia de la
realidad que nos toca vivir.
Tenemos que partir del inventario, de lo que tenemos, de lo que logramos, de la plataforma que
construimos para dar unos pasos ms y llevar adelante un proyecto de pas que nos permita a todos
vivir con dignidad.
En nuestra cultura prevalecen valores fundamentales como la fe, la amistad, el amor por la vida, la
bsqueda del respeto a la dignidad del varn y la mujer, el espritu de libertad, la solidaridad, el inters
por los pertinentes reclamos ante la justicia, la educacin de los hijos, el aprecio por la familia, el amor
a la tierra, la sensibilidad hacia el medio ambiente, y ese ingenio popular que no baja los brazos para
resolver solidariamente las situaciones duras de la vida cotidiana. Esos valores tienen su origen en
Dios y son fundamentos slidos y verdaderos sobre los cuales podemos avanzar hacia un nuevo
proyecto de Nacin, que haga posible un justo y solidario desarrollo de la Argentina 2.
En ese inventario no pueden imponerse visiones decadentistas, que perciben la realidad como una
contina degradacin partiendo de un paraso perdido, ni visiones triunfalistas acrticas, que no
perciben las problemticas que tenemos an por resolver.
Necesitamos un anlisis sereno, reflexivo, profundo, de dnde estamos y hacia dnde nos
proponemos ir.
2 Hacia un Bicentenario en justicia y solidaridad (2010-2016). Documento de los obispos al trmino la 96 Asamblea
Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina. Pilar, 14 de noviembre de 2008. n 10.
Sin embargo, todava nos cuesta encontrar y aceptar los puntos de unin y los lugares que nos
permitan una convivencia fraterna.
Hay un prrafo en el Documento Iglesia y Comunidad Nacional, de los obispos argentinos de
mayo de 1981, que nos caracteriza hasta hoy: cada sector ha exaltado los valores que representa y
los intereses que defiende, excluyendo a los otros grupos. As, en nuestra historia se vuelve difcil el
dilogo poltico. Esta divisin, este desencuentro de los argentinos, ese no querer perdonarse
mutuamente, hace difcil el reconocimiento de los errores propios y, por lo tanto, la reconciliacin. No
podemos dividir el pas, de una manera simplista, buenos y malos, justos y corruptos, patriotas y
aptridas 4.
Tenemos entonces un dficit de poltica, entendida en un sentido amplio como la forma especfica
que tenemos para relacionarnos en sociedad. Lo poltico nos comprende a todos y es responsabilidad
de todos, aunque no estemos directamente involucrados en actividades polticas 5.
Esta situacin interpela de modo vivo a quienes estn directamente involucrados en la actividad
poltica, a quienes tienen la responsabilidad de dirigir, de conducir los diferentes mbitos que tienen
mayor incidencia en la realidad.
Es hora de hacernos cargo y aceptar con valenta que como dirigentes no hemos estado muchas
veces la altura de los desafos que nos ha tocado enfrentar.
3 Hacia una cultura del encuentro: La poltica, mediadora del bien comn. Democracia - Desarrollo Justicia Social.
DOCUMENTO DE TRABAJO, X Jornada de Pastoral Social, 15/09/2007. N 39.
4 Iglesia y Comunidad Nacional Documento de los obispos al trmino la 42 Asamblea Plenaria de la Conferencia
Episcopal Argentina. San Miguel 4 - 9 de mayo de 1981, n 31.
5 Hacia una cultura del encuentro: La poltica, mediadora del bien comn. Democracia - Desarrollo Justicia Social.
DOCUMENTO DE TRABAJO, X Jornada de Pastoral Social, 15/09/2007. N 40.
En la vida actual existe una tendencia cada vez ms acentuada a exaltar al individuo.
Es la primaca del individuo y sus derechos, sobre la dimensin que mira al hombre como un ser en
relacin. Es la individualizacin de la referencia: es el reinado del yo pienso, yo opino, yo creo, por
encima de la realidad misma, de los parmetros morales, de las referencias normativas, sin hablar de
preceptos de orden religioso. Es la primaca de la razn sobre la inteligencia, ratio sobre intellectio.
Esto ha sido calificado como nuevo individualismo contemporneo. Puede rastrearse e inscribirse,
genealgicamente, en el individualismo posesivo del liberalismo decimonnico.
Puede tambin responder a las miradas psicologistas de principios del siglo XX que absolutizaron
el inconsciente como fuente de explicacin y destino de los hombres. Puede relacionarse, tambin
genealgicamente, con el individualismo consumista del capitalismo de posguerra.
Un amigo querido recientemente fallecido, Alberto Methol Ferr, deca que se trataba de un
individualismo libertino, hedonista, amoral, consumista, que no tena horizonte tico ni moral. Se
trataba, para l, del nuevo reto para la sociedad y para la Iglesia en Amrica Latina. Ese individualismo
asocial y amoral muchas veces tie el comportamiento de sectores o fragmentos de nuestra sociedad
que no se reconocen en un marco mayor, en un todo.
Por eso, al referirnos a los compromisos poltico-sociales actuales tenemos que hacer el esfuerzo
de recuperar esa dimensin individual, personal, importantsima y destacada de manera significativa en
nuestra tradicin de pensamiento para ponerla a jugar con la dimensin social, colectiva, estructural de
la vida comunitaria.
A ello obedece el titulo de la convocatoria: nosotros como ciudadanos, nosotros como pueblo;
como ciudadanos en el seno de un pueblo.
Ciudadanos es una categora lgica. Pueblo es una categora histrica y mtica. Vivimos en
sociedad, y esto todos lo entendemos y explicitamos lgicamente. Pueblo no puede explicarse
solamente de manera lgica. Cuenta con un plus de sentido que se nos escapa si no acudimos a otros
modos de comprensin, a otras lgicas y hermenuticas.
El desafo de ser ciudadano comprende vivir y explicitarse en las dos categoras de pertenencia: de
pertenencia a la sociedad y de pertenencia a un pueblo. Se vive en sociedad y se depende de un
pueblo
Es real y cierto que en nuestra condicin de pueblo nuevo en la historia, nuestra identidad no est
del todo perfilada y definida. En nuestra situacin ser parte del pueblo, formar parte de una identidad
comn, para algunos sectores, no es automtico. No resulta natural ni orgnico tampoco para quienes
tienen referencias externas ms fuertes que las internas o hacen de la autodenigracin un deporte. No
resulta natural ni orgnico para quienes han perdido todo lazo social y cultural con sus compatriotas,
sin sentido de pertenencia a un destino colectivo.
Por eso deca que no era automtico. Se trata de un proceso, de un hacerse pueblo. De una
integracin. De un trabajo lento, arduo, muchas veces doloroso por el cual nuestra sociedad ha
luchado.
Somos un pueblo nuevo, una patria nia al decir de Leopoldo Marechal.
Amrica Latina irrumpe en la historia universal hace 500 aos portando la riqueza de los pueblos
originarios y la mestizacin del barroco de indias.
Vamos cumpliendo 200 aos como reza el canon patritico que recibimos del liberalismo y nos
ensearon en los actos escolares, aunque nuestras races se hunden en el perodo hispano-criollo con
el mestizaje que nos da color y originalidad y la fe que nos distingue de otras matrices culturales.
Luego vinieron las inmigraciones que se acriollaron, que se unieron y fueron configurando nuestro
rostro actual.
Esa raigambre histrico-cultural, esa continuidad histrica, ese modo de ser, ese ethos, esos
legados, esas transmisiones son las que resultan difciles y dolorosas de integrar, unir, sintetizar entre
nosotros.
La puja de tradiciones (ilustrada-popular, dos Argentinas), de relatos (liberal-revisionista), de
controversias (agrario o industrial), de enfrentamientos (unitarios-federales; rgimen-causa; peronistas7
antiperonistas) hace dramtica la pertenencia a ese pueblo que queremos ms unido, libre y
protagonista.
S, nuestra historia es dramtica y llena de contradicciones, muchas veces, violentas. Hemos
crecido ms por agregacin que por sntesis superadora. Tenemos que leer nuestro pasado y
superarnos. No volver a caer como en un sino trgico en sus derroteros y huellas, como si nos
porfiramos en repetir situaciones y confrontaciones que nos han hecho dao.
Se nos impone la tarea de mirar nuestro pasado con ms cario, con otras claves y anclajes,
recuperando aquello que nos ayuda a vivir juntos, aquello que nos potencia, aquellos elementos que
pueden darnos pistas para hacer crecer y consolidar una cultura del encuentro y un horizonte utpico
compartido.
ciudadano no basta, aunque ya es un gran paso, pertenecer a una sociedad. Estar en una sociedad y
tener pertenencia de ciudadano, en el sentido de orden, es un gran paso de funcionalidad. Pero la
persona social adquiere su ms cabal identidad como ciudadano en la pertenencia a un pueblo. Esto
es clave, porque identidad es pertenencia. No hay identidad sin pertenencia. El desafo de la
identidad de una persona como ciudadano se da directamente proporcional a la medida en que
l viva su pertenencia. A quin? Al pueblo del que nace y vive.
Como deca con anterioridad, en esta pertenencia al pueblo convergen dos tipos de
categorizaciones: la categorizacin lgica y la categorizacin histrico/mtica. Y las dos hay que
usarlas.
Y no se trata de una idea abstracta de bondad, terica, que funda el eticismo, sino la que se
despliega en el dinamismo de lo bueno en el ncleo mismo de la persona, en las actitudes. Son dos
cosas distintas. Lo que a uno lo hace ciudadano es el despliegue del dinamismo de la bondad haca la
amistad social. No la reflexin sobre la bondad que crea pautas ticas que -en ltima instancia- pueden
9
llevar a actitudes que no despliegan nuestra total bondad. Una cosa es la bondad y otra cosa es el
eticismo. Tambin puede darse un eticismo sin bondad. Es propio del "medio pelo existencial" la
inteligencia sin talento y el eticismo sin bondad.
10
Para Alberdi en la segunda mitad del siglo XIX debamos pasar de habitantes a ciudadanos.
Habitantes haciendo ejercicio de los derechos civiles enunciados en el famoso artculo 14 de la
Constitucin Nacional de 1853. Ciudadanos ejerciendo los derechos polticos, una vez que la
inmigracin transformara de cuajo la sociedad preexistente. La repblica de abundantes libertades
civiles era para Alberdi la Repblica Posible. La repblica con libertades polticas era la Repblica
Verdadera que es la que se consolida con la ley Saenz Pea, en la que se cumple ese objetivo,
aunque no en la lnea que soaba Alberdi y el liberalismo elitista.
Necesitamos constituirnos ciudadanos en el seno de un pueblo. Marchar hacia un concepto de
ciudadana integral.
La Argentina lleg a constituir una sociedad con movilidad social ascendente, bastante
homognea, con derechos sociales extendidos, de pleno empleo y alto consumo, con participacin
poltica electoral casi total, con una activa movilizacin. Sin caer en nostalgias -ni las del Centenario, ni
las de mitad de siglo XX- como generacin no podemos estar a menor altura que esos proyectos.
reciente que habilita a figuras carentes de contenidos y propuestas, sin capacidad de gestin ni
solvencia para enfrentar situaciones complejas como las que les tocan vivir a las sociedades
contemporneas. No se trata de una cuestin local. No hace falta dar ejemplos para considerar la
emergencia de liderazgos efmeros producidos por una campaa publicitaria o por la complicidad
meditica.
Con anterioridad enfatic el papel de la dirigencia en la formulacin de un proyecto de desarrollo
integral e inclusivo de pas. Esta se ve limitada por los condicionamientos con los que opera y la
debilidad en poder poner reglas de juego claras y eficaces para reconstituir el vnculo y el tejido social
argentino.
Se da as la incapacidad para realizar acuerdos y generar proyectos de desarrollo de mediano y
largo plazo, identificando los problemas y situaciones sociales a resolver. Una cultura poltica de
confrontacin, no de acuerdo, no de cultura del encuentro, donde el conflicto es ms importante que el
acuerdo, que la bsqueda de la unidad.
Nuestra patria merece un proyecto integrador. Un proyecto en torno a definiciones de valores y a
objetivos concretos en las distintas reas de la economa, la poltica, lo social, lo cultural. Un proyecto
de desarrollo integral para todos. Ese proyecto integrador excede los tiempos de cualquier gobierno
porque necesita una mirada de mediano y largo plazo y por lo tanto requiere continuidad, la cual slo
puede ser garantizada mediante el compromiso de las distintas fuerzas polticas y sociales.
Nos preguntamos:
Es posible en la Argentina de 2010 un proyecto de este tipo?
Es posible elevar un poco la mirada de la coyuntura que nos consume, y soar un pas que quiz
slo d frutos a nuestros hijos y nietos?
Podemos los argentinos ponernos de acuerdo en cierto mnimo comn denominador de ideas y
polticas y respetarlas a travs del tiempo?
Podemos construir una cultura poltica que tenga como norte el encuentro y no la confrontacin
estril?
Ese es quizs, en estos tiempos de bicentenarios, nuestro mayor desafo como pueblo.
superior al espacio. El tiempo inicia procesos y el espacio los cristaliza. Por eso cuando la madre de
los hijos de Zebedeo le dice a Jess: Mir, te quiero pedir un favor: que mis dos hijos estn uno a la
derecha y el otro est a la izquierda, o sea, que en el reparto les de un pedazo grande de la pizza -uno
a uno y otro al otro-, le est pidiendo un espacio. Y el Seor le responde: No, el tiempo. Van a poder
llegar donde yo llegu, van a poder sufrir lo que yo sufr? 6 Es decir, le marca el tiempo. El tiempo
siempre es superior al espacio. Y en la actividad ciudadana, en la actividad poltica, en la actividad
social es el tiempo el que va rigiendo los espacios, los va iluminando y los transforma en eslabones de
una cadena, de un proceso. Por eso, el tiempo es superior al espacio. Uno de los pecados que a veces
hay en la actividad socio-poltica es privilegiar los espacios de poder sobre los tiempos de los procesos.
Creo que quiz nos haga bien a los argentinos pensar si no es el momento de iniciar procesos ms que
poseer espacios.
14
idealismos y los nominalismos. Los nominalismos no convocan nunca. A lo sumo clasifican, citan,
definen, pero no convocan. Lo que convoca es la realidad iluminada por el razonamiento, por la idea,
por la captacin intuitiva por parte de ellos.
Aqu se plantea el problema de lo esttico y la retrica. Fjense que en la actividad del ciudadano
estamos padeciendo, y esto no es slo en el orden nacional sino tambin en el orden mundial, (me
estoy refiriendo a fenmenos mundiales que inciden siempre en lo nacional, pero fenmenos
mundiales) estamos padeciendo un deslizamiento de la accin socio-poltica desde la realidad
expresada con ideas hacia lo esttico, es decir hacia las ideas y los nominalismos. Entonces se vive en
el reino de la imagen, de la sola palabra, del sofisma. Analicen en las convenciones internacionales o
en lo cotidiano cmo el sofisma es en general el recurso de pensamiento que ms se usa. Eso anula
como ciudadano porque trampea, trampea la verdad porque no se ve la realidad explicitada con una
idea.
Pero esto es tan viejo como el mundo. Platn, en el Georgias, hablando de los sofistas, que haban
desplazado la reflexin de la realidad a travs de la idea para llegar a una sntesis y la haban suplido
por la esttica y la retrica, dice esto: "la retrica es a la poltica lo que el gourmet al mdico o la
cosmtica a la gimnasia8. La idea queda aprisionada por el sofisma en vez de recurrir a la persuasin.
Se trata entonces de seducir en vez de persuadir. Seduciendo perdemos nuestro aporte como
ciudadanos. Persuadiendo confrontamos ideas, pulimos las aristas y progresamos juntos.
4.2.1. Tercer principio: la realidad es superior a la idea
Sin embargo, entre realidad e idea: qu est primero? La realidad. Por eso la realidad es
superior a la idea. Este es el tercer principio que hace que un ciudadano vaya tomando conciencia
de s mismo, unidos a los dos que mencion antes: el tiempo es superior al espacio, la unidad es
superior al conflicto.
localizacin. Hay que mirar lo global, porque siempre nos rescata de la mezquindad cotidiana, de la
mezquindad casera. Cuando la casa ya no es hogar, sino que es encierro, calabozo, lo global nos va
rescatando porque est en la misma lnea de esa causa final que nos atraa hacia la plenitud. Al mismo
tiempo, hay que asumir lo local, porque lo local tiene algo que lo global no tiene, que es ser levadura,
8 Cf. "GORGIAS O LA RETORICA" , Platn, edicin Edimat, Madrid, Espaa, 2003.T/P Francisco Mrques, p69
15
enriquecer, poner en marcha mecanismos de subsidiaridad. Para ser ciudadano no hay que vivir ni en
un universalismo globalizante ni en un localismo folklrico o anrquico. Ninguna de las dos cosas. Ni la
esfera global que anula, ni la parcialidad aislada que castra. Ninguna de las dos. En la esfera global
que anula, todos son iguales, cada punto es equidistante del centro de la esfera. No hay diferencia
entre cada punto de la esfera. Esa globalizacin no la queremos, anula. Esa globalizacin no deja
crecer. Cul es el modelo? Recluirnos en lo local y cerramos a lo global? No, porque te vas al otro
punto de la tensin bipolar. El modelo es el poliedro. El poliedro, que es la unin de todas las
parcialidades que en la unidad conservan la originalidad de su parcialidad. Es, por ejemplo, la unin de
los pueblos que, en el orden universal, conservan su peculiaridad como pueblo; es la unin de las
personas en una sociedad que busca el bien comn.
Un ciudadano que conserva su peculiaridad personal, su idea personal, pero unido a una
comunidad, ya no se anula como en la esfera sino que conserva las diversas partes del poliedro. Esto
es lo que fundamenta algo que dije al principio como caracterstica fundamental de ser ciudadano que
es la projimidad. Al buscar en lo universal la unin de lo local y, a la vez, conservar la peculiaridad,
construyo puentes y no abismos, construyo una cercana movilizante. Hay que actuar en lo pequeo, lo
prximo, pero con la perspectiva global, mediado por lo provincial, lo nacional, lo regional. Esto lleva
a un cuarto principio.
estos no los entiendo. Son como los chicos que cuando les tocan danzas alegres no bailan y cuando
les tocan canciones de entierro no lloran9. Que viven quejndose. Hacen de su vida una palinodia
continua.
17
10 Cf. Iglesia y Comunidad Nacional Documento de los obispos al trmino la 42 Asamblea Plenaria de la Conferencia
Episcopal Argentina. San Miguel 4 - 9 de mayo de 1981, n 38.
11 Hacia un Bicentenario en justicia y solidaridad (2010-2016). Documento de los obispos al trmino la 96 Asamblea
Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA). Pilar, 14 de noviembre de 2008
18
13
19
Juan Pablo II, es la determinacin firme y perseverante por el bien comn y que requiere ser llevada a
cabo mediante formas de participacin social y poltica17.
Existe consenso en reconocer una presencia ms efectiva del Estado en la cuestin social. El
Estado y la sociedad deben trabajar juntos para hacer posible estas transformaciones y modificar de
raz las problemticas de desigualdad y distribucin.
Por todo esto los invito a establecer una cultura del encuentro, que implica estimular procesos de
diseo de consensos y acuerdos que preserven las diferencias, convergiendo en los valores que hacen
a la dignidad de la vida humana, la equidad y la libertad. Slo as podremos renovar la confianza en
nosotros mismos como sociedad y en nuestra dirigencia poltica, social, acadmica, religiosa,
empresaria, sindical y de las organizaciones sociales, para corregir el rumbo del individualismo
hedonista y la desaprensin por una realidad social que nos interpela de modo creciente 18.
6.1.2. Desarrollo integral de todos.
Un proyecto de desarrollo integral, para ser autntico debe alcanzar y dar posibilidad a todos. En
ello juega un rol central la redistribucin de la riqueza que produce el conjunto social. Para muchos
analistas esto se relaciona con el origen de la deuda social que nos aqueja.
Su importancia es proporcional a su complejidad. Para ser tratado se requiere buscar consenso y
tener presente un proyecto para toda la comunidad. Slo de esta manera se puede avanzar en una
matriz distributiva ms justa. De otra manera slo habr una puja de intereses sectoriales, acusaciones
cruzadas, etc. El todo es superior a la parte.
La educacin y el trabajo son claves tanto para el desarrollo y la justa distribucin de los bienes
como para lograr la justicia social.
El trabajo es fuente de dignidad y constituye un eje vertebrador de la identidad personal y social. La
dimensin subjetiva del trabajo constituye un eje principalsimo en el reconocimiento y valoracin del
aporte de las personas al proceso productivo y a la construccin de la Nacin.
La educacin contribuye al desarrollo de la subjetividad de la persona, al ejercicio ciudadano
responsable, a la empleabilidad, a conformar una identidad nacional abierta a la regin, a la mirada
universal.
17 Hacia una cultura del encuentro: La poltica, mediadora del bien comn. Democracia - Desarrollo Justicia Social.
DOCUMENTO DE TRABAJO, X Jornada de Pastoral Social, 15/09/2007. N 84.
18 Hacia una cultura del encuentro: La poltica, mediadora del bien comn. Democracia - Desarrollo Justicia Social.
DOCUMENTO DE TRABAJO, X Jornada de Pastoral Social, 15/09/2007. N 23.
20
El Estado como sujeto activo, eficaz y eficiente, como promotor y responsable primario del bien
comn, basado en los principios de subsidiariedad y solidaridad, tiene un rol fundamental e indelegable
en la bsqueda del desarrollo integral, como articulador de intereses de los distintos sectores y actores
sociales, fijando las reglas de juego que promuevan la cohesin social.
Se puede proponer un mtodo:
Participacin, dilogo, consensos, fijacin de polticas pblicas de Estado, definicin de un proyecto
pas.
Pensar en un proyecto nacional de desarrollo integral acordado entre los diferentes sectores y
actores, desde la perspectiva que abre el sexenio propuesto por la CEA supone un ejercicio colectivo
de largo aliento, e invita a pensar el escenario de los prximos aos.
El nivel de actividad econmica que se proyecta, el aumento de la capacidad exportadora, la
creciente demanda de alimentos a nivel mundial y los precios de esos productos, la diversificacin
creciente de la estructura productiva, la estabilidad poltica democrtica, etc. parecen constituir un
horizonte positivo en el cual inscribir el debate y la reflexin sobre las caractersticas que debe asumir
un nuevo proyecto nacional de desarrollo.
6.2. Bicentenarios y futuro
Los bicentenarios de nuestra Revolucin de Mayo y de la Independencia parecen constituirse en un
tiempo especial que el Seor nos pone a disposicin para proyectarnos, para soar, que puede
contribuir a deponer posiciones intransigentes, a abandonar comportamientos corporativistas o
individualistas que tienen como nico horizonte el ahora y el ya del beneficio cortoplacista.
Es una ocasin privilegiada, un kairs, que no debemos dejar pasar.
Este tiempo abre una gran oportunidad: es la oportunidad de identificar las cuestiones irresueltas,
entre las que la erradicacin de la pobreza y la desigualdad resultan la tarea prioritaria. Tambin lo que
refiere en particular a los jvenes que no encuentran oportunidades de educacin y trabajo digno y
suficiente.
Es la oportunidad de fijar polticas de Estado en temas que deben sustraerse al coyunturalismo y
la puja poltica como son la educacin, la salud, el trabajo y la seguridad, que nos devuelvan
homogeneidad como sociedad y reconstituyan el tejido y el vnculo social de los argentinos.
21
etc.
22
Hacia un Bicentenario en justicia y solidaridad (2010-2016). Documento de los obispos al trmino la 96 Asamblea
Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA). Pilar, 14 de noviembre de 2008, n 23-23.
19
23
INDICE
3. CIUDADANOS Y PUEBLO
3.1.
3.2.
3.3.
3.4
3.5.
3.6.
Tiempo de proyecto
El pueblo como sujeto
6. PERSPECTIVAS DE FUTURO
6.1. Dos prioridades:
6.1.1. Erradicacin de la pobreza
6.1.2. Desarrollo integral de todos
6.2.
Bicentenarios y futuro
7. CONCLUSIN
24