Conceptos Estéticos en Clement Rosset
Conceptos Estéticos en Clement Rosset
Conceptos Estéticos en Clement Rosset
FUNDAMENTOS TERICOS
La primera condicin del reconocimiento de lo real es la afirmacin de que lo real,
sea lo que sea, es. Lo real, el ser y la existencia son conceptos sinnimos; de ah
que no establezca diferencia entre la realidad y lo real, as como tampoco distingue
entre el ser y el ente. Lo real para Rosset es nico y singular, idiota e insignificante,
azaroso y cruel.
El doble, ocupa un lugar relevante en el pensamiento de Rosset en tanto que tiene
la funcin de rechazar lo real, desdoblarlo y duplicarlo. Sin embargo, lo propio del
doble no es slo proteger de lo real sin tambin fracasar ante lo real, pues si en un
ESTTICA EN ROSSET
Para Rosset, lo bello, es decir, lo que llamamos bello est esparcido en una
infinidad de circunstancias, de encuentros, de ocasiones, que ningn principio
vincula entre s: que, por consiguiente, lo bello es algo que no existe. 1 Aquello en
lo que percibimos una manifestacin de belleza no es ms que una impresin que
se sustenta en nada, en el vaco de principios. De tal forma que lo bello corresponde
ms a un algo que se manifiesta, ante la mirada de un alguien, en un cierto
momento; momento oportuno e indeterminado, en el que la experiencia se
reposa en lo cualitativo y no en lo cuantitativo. Es por ello que Rosset considera que
lo bello es azar, conjunto de encuentros azarosos pues ante la falta de un principio
que pudiese calificar algo como bello nos indica que sobreviene por azar y la
cualidad que designa aquel encuentro que se denomina como bello es azaroso en
tanto que no remite a ninguna generalidad que pudiese determinarlo como tal. Lo
bello comparte la misma suerte de lo que existe; considerado as, lo bello dejara
de ser el tema central de interminables controversias filosficas que disputan entre
s la gnesis de la idea de belleza entre natural y artificial, pues existe en la
naturaleza como en el arte.
De todo esto, Rosset concibe que aquel acto humano que conduzca a la creacin
de formas bellas no es exactamente creador, si se entiende por creacin una
modificacin aportada al estatuto de lo que existe: en este sentido, que es el
habitualmente reconocido en la expresin creacin esttica, toda creacin es
imposible.2 De tal manera que la creacin artstica la considera ms como la
expresin de un gusto que como expresin de una facultad propiamente
creadora. Un gusto que designa un talento, un genio que posibilita un poder
creador o capacidad productiva pero que no implica una aptitud que trascienda el
azar; acto humano que sera ms un arte de discernir, arte de anticipacin no de
creacin, que anticipara, por la experiencia y agudeza adquiridas, aquellos
encuentros de formas bellas; y arte de detencin, un saber detener la obra en el
momento justo del encuentro. El artista creador, sera por tanto, aquel que sabe
detenerse en el momento adecuado; aquel que, tanto en las obras de otro que
constituyen una de las fuentes ms abundantes para el que sabe beber en ella []
como en todas las posibilidades de encuentros que atraviesan el campo de su
visibilidad, sabe escoger los encuentros favorables, seleccionar las buenas
imgenes y detener en el momento oportuno el vasto mecanismo de su
imaginacin.3 Se tratara, en consecuencia, no de creacin sino de un juicio
esttico que aunque reducido a un gusto, a una habilidad, a un juicio, no pierde por
ello su valor, pues un saber seleccionar es tan excepcional como la creacin
misma.
El arte por tanto, no es creado, pues en sentido estricto no se crea nada, tan slo se
aade azar al azar; nada se cambia, nada se aade ni nada se quita a lo que existe.
El arte consiste en detenerse en el momento justo, en una infinita posibilidad de
combinaciones, visuales, sonoras o verbales, fruto del gusto, de la habilidad, del
juicio. Se trata de reconocer no tanto la imposibilidad propia o general de crear sino
el hecho de que la creacin imposible se manifiesta en algunas obras. 4 Crear
arte, en Rosset, es ir al encuentro del azar, es su especificidad, es lo que define la
experiencia esttica. Y su mvil tambin queda definido: celebrar la existencia y la
vida imitndolas en su carcter azaroso, pues si lo que hay que imitar es el ser o la
esencia, toda imitacin resultar defectuosa y todo arte miserable. Si, en cambio, es
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La fotografa desde sus inicios goz de gran crdito en tanto que se la consider
como aquella que al fin lograba grabar la realidad; se alcanzaba finalmente la
emancipacin de una subjetividad y del estilo del artista. Se poda ver la realidad tal
cual, una fiel impresin de la realidad, se tendra por real todo aquello de lo que
consigamos mostrar una fotografa, es decir, una pretendida prueba de la imagen. 7
Sin embargo, objeciones de carcter tcnico pronto evidenciaran su infidelidad
debido a los trucajes de que puede ser objeto, tales como la transposicin tanto de
objetos como de seres inexistentes o inmateriales. Por lo tanto, otorgar una total
credibilidad a la fotografa y considerarla como la nica fiel testigo de la realidad
permite poner en entredicho la fidelidad histrica de miles de documentos en tanto
que no son de orden fotogrfico. Ciertamente que no toda fotografa es objeto de
trucaje, sin embargo, el que exista la posibilidad evidencia que no hay autenticidad
garante de la realidad, pues como expresara Jean-Luc Godard: No es una imagen
justa, es justo una imagen.8 Que al final de cuentas retomando las palabras de
Jacques Dutronc: nos ocultan todo, no nos dicen nada.9 La objecin ms
decisiva, de carcter filosfico, que antepone Rosset de considerar a la fotografa
como testimonio de lo real estriba en que la realidad es moviente mientras que por
el lado de la fotografa, el efecto que produce consiste en fijarla, ofrecindonos
pobremente una realidad esttica, quedando en evidencia una malograda
reproduccin de la realidad, el mundo de la fotografa es el mundo de lo inmvil y
tambin el mundo del silencio. Entonces, cmo puede evocar la realidad y, ms
an, ser su testimonio ms seguro y fiel [] si es incapaz de expresar el movimiento
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imaginable, pues slo a travs de la imagen podemos allegarnos a ella, aunque slo
de manera apuntada, sealada, de forma incompleta y fugitiva, "debemos pensar la
imagen segn su doble rgimen [] lo que hace de velo de lo que hace jirn"12,
(coincidiendo con Rosset al expresar que paradjicamente, el doble, que en un
primer instante es la negacin de lo real, en otro momento es el nico que puede
allegarnos a lo real, constituyndose en dobles de proximidad, garantes de lo real).
La fotografa en tanto imagen-jirn evoca un momento de la realidad insondable,
jams abarcada en su totalidad; la fotografa en tanto imagen-velo genera un
abismo entre el fenmeno y su percepcin, en consecuencia, no existe la imagen
total de la realidad precisamente porque la imagen se caracteriza por no ser total.
En el mbito de la reproduccin sonora, Rosset considera que el eco, en tanto forma
primigenia de sta, a pesar de estar facultado para duplicar y repetir, es indicio y
resonancia de la realidad de la cual forma parte. Sin embargo, esto no es garanta
de autenticidad de toda reproduccin sonora, como la grabacin de un discurso o
una entrevista, que pueden ser alterados y presentar algo completamente distinto de
lo que originalmente fue expresado. Por una parte, los grandes avances
tecnolgicos actuales le han otorgado la facultad de falsificacin, motivo por lo que
se encuentra bajo sospecha de infidelidad a lo real y, en consecuencia, toda
reproduccin sonora se ve impedida para identificarse con lo real y ser remitida a
conformarse al modo de copia de lo real. Por otra parte, por definicin toda
reproduccin re-produce, accin que provoca una diferenciacin respecto a un
sonido inicial, desfase temporal que le distancia de aquello que duplica y repite,
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13
Presse Universitaires de France, 1969, p. 158 [ed. esp.: Theatrum philosophicum. Repeticin y Diferencia,
trad. de Francisco Monge, Anagrama, Barcelona, 1995]. En Clement Rosset. (2008). Fantasmagoras, Madrid:
Abada, p. 55.
14
Rosset, Clement. (2008). Fantasmagoras, Madrid: Abada, p. 59.
17
Bebussy et le mystre de l'instant, Pars: Plon, p. 197. En Clement Rosset. (2007). El objeto singular, Madrid:
Sexto Piso, p. 77.
18
Rosset, Clement. (2007). El objeto singular, Madrid: Sexto Piso, p. 94.
19
Ibdem, p. 103.
CONSIDERACIONES
20
Citado por Karlheinz Deschener en su Historia criminal del cristianismo, vol. 4, Barcelona: Ediciones Martnez
Roca, 1991, p. 144. En Francisco Jos Ramos. (2003). Esttica del pensamiento II: la danza en el laberinto,
Meditacin sobre el arte y la accin humana, Espaa: Editorial Fundamentos, p. 17.
BIBLIOGRAFA