Modulo Enfoques y Tendencias en La Formacion Docente
Modulo Enfoques y Tendencias en La Formacion Docente
Modulo Enfoques y Tendencias en La Formacion Docente
en Pedagoga de la
Formacin
Mdulo 3:
Enfoques y Tendencias en la
Formacin Docente
Autores:
Adela Coria, Celia Salit,
Octavio Falconi y Patricia Gabbarini
Crdoba 2006
Repblica Argentina
Carrera de
Especializacin
en Pedagoga de la
Formacin
Mdulo 3:
Enfoques y Tendencias en
la Formacin Docente
Autores:
Adela Coria, Celia Salit,
Octavio Falconi y Patricia
Gabbarini.
Crdoba,
Agosto 2006
Rep. Argentina.
Ministerio de Educacin
Ciencia y Tecnologa
Universidad Nacional de
Crdoba
Facultad de Filosofa y
Humanidades
Secretara de Posgrado
NDICE
SOBRE
I
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1- PRESENTACIN
Desde dnde hablamos: Acerca del sentido de este material y de su construccin
Un punto de partida
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3- ACERCA
4- SOBRE
5- PROPUESTAS
PARA EL DILOGO
7- AUTORES
DEL
MDULO
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6- EVALUACIN
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MDULO
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CARRERA DE Mdulo 3:
ESPECIALIZACIN EN Enfoques y Tendencias en
PEDAGOGA DE LA la Formacin Docente1
FORMACIN Autores: Adela Coria, Celia Salit, Octavio Falconi
y Patricia Gabbarini
SOBRE
LOS
AUTORES
1 La Licenciada profesora Gloria Edelstein, Titular de la Ctedra Prcticas Docentes y Residencia. Seminario-Taller
de la Escuela de Ciencias de la Educacin, FFyH, UNC, particip en la elaboracin del programa originalmente presentado.
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1- PRESENTACIN
Desde dnde hablamos:
Acerca del sentido de este material y de su construccin
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Un punto de partida
La formacin docente constituye un campo intelectual, poltico y de prctica altamente controvertido. Tradiciones, instituciones, sujetos, saberes; formas de hacer, son
envite para apuestas diferenciales sobre los imaginarios para la educacin de las nuevas generaciones.
La configuracin histrica del magisterio, como cuerpo especializado y lugar simblicamente autorizado de transmisin cultural ha sido y es, en las ltimas dcadas, objeto de interpelacin por su inscripcin en escenarios atravesados por profundas e inditas transformaciones polticas, econmicas, sociales y culturales. La compleja trama de
entornos turbulentos, alta fragmentacin y exclusin social y la configuracin de nuevas subjetividades, pone en cuestin el poder de la escuela como espacio de pasaje del
orden cultural, y ello se proyecta a la docencia, a sus prcticas, saberes de oficio y referencias conceptuales; en consecuencia, a las huellas y sentidos que se trazan en los
procesos de transmisin.
Restituir en el discurso de la formacin docente, en las polticas que se disean en
su nombre, en las condiciones bajo las cuales se despliega su trabajo y en las prcticas de enseanza un lugar de produccin intelectual, convoca a interrogar las formas
cannicas de entender los procesos de formacin. Requiere, dialogar especficamente
2- UNA
MIRADA PROSPECTIVA
Para el Mdulo
- Analizar, desde marcas en la historia y registros en el presente, tensiones y dilemas en la formacin docente y sus efectos en la configuracin de tramas institucionales y vnculos de los sujetos con el conocimiento.
- Reconstruir la conformacin del campo de la formacin docente desde la lectura
crtica de historias, tradiciones y prcticas en su relacin con polticas, discursos, regulaciones, culturas del trabajo y desarrollo profesional.
- Reconocer las prcticas de la enseanza como objeto de indagacin y recrear
dispositivos-formatos que revaloricen y legitimen el papel de los colectivos docentes en
la produccin de saberes pedaggicos.
- Apropiarse de herramientas conceptuales y metodolgicas que posibiliten abordar problemticas vinculadas con los procesos de formacin como objeto de desarrollo de propuestas de indagacin e intervencin.
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- Repensar los procesos y prcticas de enseanza en sus dimensiones terico-metodolgica, tica y poltica, como objeto central de los procesos de formacin docente.
- Re-institucionalizar el espacio y dispositivos de formacin como lugares de produccin de saber pedaggico acerca de la transmisin.
- Aportar a la restitucin del lugar docente como posicin de autoridad pedaggica
y vnculo inter-generacional, abordando la complejidad de la prctica docente como
prctica social y poltica.
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3- ACERCA
Tensin, afirma Philippe Meirieu, proviene del latn tensio, de tndere, extender,
tender. Usado con sentidos homologables en diversas profesiones y oficios, designa la
diferencia potencial entre dos polos; describe una situacin de oposicin prxima al
conflicto entre dos personas, grupos, estados. En sentido pedaggico, se utiliza como
metfora para describir el estado de un educador que debe hacer frente a exigencias
contradictorias y no puede, sin ser incoherente, abandonar ninguna. (Meirieu, Ph.
2004 p.87)2.
Decir tensiones, es aludir a contradicciones, de identidad dicotmica, pero no dilemtica. Contradicciones de carcter histrico que adoptan dialcticamente formas de
resolucin especficas, relativas a contextos particulares -por lo tanto temporales- provisorios, situados. (Salit, Celia 2005)3.
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educativas de los 90. El caso de la escuela de Artes de la UNC. Tesis Doctoral. UNC.
4 Estos trabajos aluden a algunas problemticas que atraviesan las prcticas docentes y sern, entre otras, objeto de
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tidad de la tarea docente; las dificultades para determinar la naturaleza de los saberes
que demanda; las visiones contrapuestas que devienen de distintas tradiciones; el
papel de la investigacin en la formacin de maestros y profesores; las exigencias de
la profesionalizacin; el debate acerca del mbito institucional ms adecuado para
implementar procesos de formacin. Asimismo, y a modo de tensiones, refieren a las
que derivan de las relaciones teora-prctica; formacin general vs. formacin especializada; neutralidad vs. compromiso valorativo; el debate entre instrumentalismo y dramatismo; entre eficientismo y singularidad. Los desafos a superar se vinculan con las
insuficiencias del modelo docente normalista que estructur el modelo formador en
Argentina -cuestin abierta a discusin, en tanto puede interpretarse como marca fundante que estructur el imaginario pedaggico dando un lugar claro de identidad a la
autoridad docente- la generacin de repertorios flexibles de actuacin; el pasaje de lo
proposicional a la accin y la necesidad de atender a prcticas reflexionadas. Desde el
anlisis de las decisiones y debates que configuraron la profesin docente, procuran,
en un segundo captulo del texto, comenzar a mirar la formacin docente, en perspectiva y se interrogan respecto de qu es posible esperar en el marco de las condiciones del contexto histrico-poltico de los 90; cules son las direcciones para una necesaria transformacin en este campo; desde qu estrategias polticas.
Davini, por su parte, realiza un recorrido por lo que denomina tradiciones en la formacin de los docentes5, reconstruye sus huellas en las prcticas y algunos rasgos
compartidos a partir del supuesto que, si bien cada una de ellas abreva en distintos
proyectos sociales, ms all de su aparente oposicin, responden a matrices compartidas y en la prctica se fusionan. El texto aborda un conjunto de problemticas sustantivas que enmarcan la formacin y el trabajo de los docentes y que, segn afirma
la autora del mismo, se constituyen en condicionantes objetivos de los procesos de
cambio. Entre ellos: las imgenes sociales que suelen operar como mandatos histricos; los efectos de las polticas burocrtico-autoritarias; los conflictos institucionales y
la materialidad del puesto de trabajo. Al referir especficamente a los procesos pedaggicos de la formacin, considera que, si bien los mismos no son inmunes a dichos
condicionantes existe una esfera de problemas relativos a la dinmica pedaggica y
cita, entre los ms frecuentemente destacados por los docentes: el divorcio entre la
teora y la prctica6; la fragmentacin del objeto de la formacin en un currculo mosaico; la ruptura entre la formacin en disciplinas especficas y las pedaggicas. La autora dedica el ltimo captulo del libro de referencia Notas para la elaboracin de una
pedagoga de la formacin docente, a la reconstruccin de criterios de accin pedaggica a partir de la recuperacin de aportes de experiencias y de lneas de pensamiento cuyas contribuciones considera significativas para dicha formacin. Asimismo, en el
marco de este captulo, selecciona estrategias didcticas orientativas de las prcticas
de formacin inicial y en servicio, en procura de avanzar en la elaboracin de un proyecto pedaggico compartido que supere la reproduccin acrtica, la rutina y el espontanesmo. Para ello, inicialmente, analiza algunas tensiones emergentes de los enfoques seleccionados. En primer trmino, la tensin entre las teoras y la prctica; luego
5 La autora entiende por tradicin a configuraciones de pensamiento y de accin que construidas histricamente, se
mantienen a lo largo del tiempo; estn institucionalizadas e incorporadas a las prcticas y las conciencias.
6 Cabe sealar que desde el rastreo bibliogrfico realizado la tensin teora-prctica es abordada por diversos autores
que tematizan acerca de la formacin docente. V.G. Beillerot, Jacky (1996) Formacin de formadores entre la teora y
la prctica. Ediciones Novedades Educativas Fac. de Filosofa y Letras UBA. Bs. As. (Pp: 49-79) Asimismo respecto de
tensiones se puede consultar el captulo El maestro: Tensiones para una profesin En: MEIRIEU, Ph. (2004) En la
escuela Hoy. Octaedro. Barcelona.
junto decididamente heterogneo que comprende discursos, instituciones, instalaciones arquitectnicas, decisiones
reglamentarias, leyes, medidas administrativas, enunciados cientficos, proposiciones filosfico-morales, filantrpicas;
es la red que puede establecerse entre elementos que pertenecen tanto a lo dicho como a lo no dicho. (FOUCAULT, M.
1985, pg 129/ 1997 pp:62-93).
8 Las definiciones aqu incorporadas surgen como producto de una relectura de los trabajos de tesis. DOMJAN, G. y
GABBARINI, P. (2006):Residencias Docentes y Prcticas Tutoriales. Propuestas de Enseanza implicadas en las
Prcticas Tutoriales Serie Trabajos Finales de Licenciatura en Cs. de la Educacin. Editorial Brujas. Crdoba.
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-Instancias de trabajo en grupo a los fines de: lecturas y anlisis crtico de extractos breves de textos especializados y documentos oficiales e institucionales; discusin
y debate en torno al planteo de situaciones problemticas, presentacin de casos, pelculas, relatos de experiencias y resultados de investigacin.
Como parte de la modalidad no presencial:
- Rastreo y compilacin de documentos, materiales y producciones de experiencias especficas de formacin.
- Lectura de los materiales bibliogrficos obligatorios seleccionados para cada
ncleo y resolucin de las consignas referidas a los mismos.
- Produccin de guiones y escritos breves.
- Participacin en Foro de discusin respecto de problemticas eje en cada uno de
los ncleos.
- Intercambio va electrnica de experiencias de formacin implementadas en los
IFD de pertenencia.
Nos planteamos el trabajo en ambas modalidades como una invitacin abierta a
procesos de produccin intelectual, organizados en funcin de un itinerario que hemos
estructurado en torno de tres ncleos, expuestos a continuacin en sus ideas centrales.
4- SOBRE
BIBLIOGRAFA OBLIGATORIA
BIRGIN, A. y DUSSEL, I. (2000) Rol y trabajo docente Aportes para el debate
curricular. CEPA. Trayecto de Formacin General Gobierno de la Ciudad de Bs. As.
BIRGIN, A; DUSCHATZKY, S. y DUSSEL, I. (1998) Las instituciones de formacin docente frente a la reforma: estrategias y configuracin de las identidades. En
Propuesta Educativa Ao N 19 FLACSO. Diciembre 1998. Pp: 24-35.
EDELSTEIN, G. y AGUIAR, L. (comp.) (2004) Formacin docente y Reforma. Un
anlisis de caso en la Jurisdiccin Editorial Brujas Pp: 35-46; 146-174; 303-311.
Crdoba.
FERNNDEZ, L. (2004) Instituciones educativas. Sujetos, historias e identidades. Prlogo. En: REMEDI, E. (Coord.) Plaza y Valdez: Mxico.
13
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ARMENDANO, C. (1998) El caso del PTFD En: BIRGIN, Alejandra, DUSSEL, Ins,
DUSCHATZKY, Silvia, TIRAMONTI, Guillermina (Comp.) La formacin docente. Cultura,
escuela y poltica. Debates y experiencias. Editorial Troquel Pp: 115-120. Bs. As.
TERIGI, F (2004) Panel: Propuestas Nacionales para las prcticas y Residencias
en la Formacin de Docentes En: GIMNEZ, Gustavo (coordinador de edicin)
Prcticas y residencias. Memoria, experiencias, horizontes... Editorial Brujas. Pp: 5560. Crdoba.
LITWIN, E. (2004) Prcticas y residencias. Memoria, experiencias, horizontes...
En: GIMNEZ, Gustavo (coordinador de edicin) Editorial Brujas. Pp: 65-73. Crdoba.
BIBLIOGRAFA AMPLIATORIA
BIRGIN, A (1998) El trabajo de ensear. Entre la vocacin y el mercado: Las nuevas reglas en juego. Troquel Bs. As.
POPKEWITZ, T.S. (1994) Sociologa poltica de las reformas educativas. Morata.
Madrid.
HARGREAVES, A. (1996) Profesorado, cultura y postmodernidad. Morata.
Madrid.
BIBLIOGRAFA OBLIGATORIA
ACHILLI, E. L. (1985) La prctica Docente: Una interpretacin desde los saberes
del maestro. Centro Rosario de Investigacin en Ciencias Sociales-CRISO- y Facultad
de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario.
ARISTI, P. y otros. (1989) La identidad de una actividad: ser maestro. DIE. CIEA
del IPN. Mxico. DF.
EDELSTEIN G. y CORIA, A. (1995) Imgenes e imaginacin. Iniciacin a la
docencia. Cap. 1. Kapeluz. Bs. As.
MARTNEZ BOOM, A. (2005) Puede la enseanza incitar el pensamiento? En:
FRIGERIO, Graciela y DIKER, Gabriela (Comp.) Educar: ese acto poltico. Serie
Seminarios del CEM Edit. Estante. Bs. As.
MEIRIEU, P. (1998) Frankestein educador. Cap: 2. Laertes, Barcelona.
- (2001) La opcin de Educar. tica y pedagoga. Octaedro. Pp: 13-21.
Barcelona.
ROMO BELTRN, R. M., BECERRA, G. (1989) De la ilusin al desencanto en el
aula universitaria. En: FURLN, Alfredo, PASILLAS, Miguel ngel (1989) Desarrollo e
investigacin en el campo del curriculum. Universidad de Guadalajara, Mxico.
TERIGI, F. (2004) La enseanza como problema poltico. En: FRIGERIO,
Graciela La transmisin en las sociedades, las instituciones y los sujetos. Un concepto
de la educacin en accin. Serie Seminarios del CEM Edit. Estante. Noveduc Bs. As.
BIBLIOGRAFA AMPLIATORIA
DAVINI, M. C. (1995) La formacin docente en cuestin: poltica y Pedagoga
Paids Bs. As.
MERIEU, P. (2004) En la escuela hoy. Octaedro: Barcelona.
BIBLIOGRAFA OBLIGATORIA
ACHILLI, E. (2000) Investigacin y formacin docente. Laborde Editor Rosario
Argentina.
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BIBLIOGRAFA AMPLIATORIA
ROCKWELL, E. (1987) Reflexiones sobre el proceso etnogrfico. DIE. CIEA del
IPN. Mxico.
LARROSA, J. (2003) La experiencia de la lectura. Estudios sobre literatura y formacin. FCE Mxico
5- PROPUESTAS
PARA EL DILOGO
En las pginas que siguen, transitaremos los tres ncleos definidos desde ciertas
claves para la interrogacin, lugar que hemos sugerido como perspectiva para la construccin de este material. Como en los habituales diarios etnogrficos, se irn ampliando con las interpretaciones a que se exponen los textos seleccionados, con las referencias a las prcticas y las experiencias en tanto formadores de docentes y con el modo
en que cada uno se lance en el trabajo productivo de un texto propio.
instancia poner en discusin la compleja trama que se va configurando entre produccin conceptual, poltica y de prctica.
La perspectiva relacional y la clave poltica de anlisis nos lleva a asumir una lectura del pasado reciente en materia de polticas de formacin docente, lo que supone
admitir, en principio, que los procesos sociales merecen ser historizados para comprender en profundidad la prospectiva, en tanto van quedando huellas en el presente de
una serie de condiciones que anudan la ms larga, con la mediana y corta duracin.
As pensados, muchos gestos polticos slo pueden comprenderse como respuesta de
diferenciacin respecto del pasado al que se oponen o vienen a superar. En procesos
histricos, se van produciendo sedimentaciones que se graban en sujetos e instituciones, jugando en muchos casos como matrices de lectura del presente y condiciones de
posibilidad de apuestas a futuro. (Coria, A., 2001, 2004)11.
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No nos anima una lectura del detalle, sino observar algunas tendencias de las que
seguramente muchos hemos sido actores. Referir a polticas y tendencias formativas
recientes en Argentina demanda aludir bsicamente al menos a cuatro
experiencias/proyectos de duracin y alcance diverso que se implementaron en nuestro pas en contextos histrico polticos particulares. Aludimos a Curriculum para
Maestros de Enseanza Bsica (en adelante MEB), elaborado entre 1987-1989, durante el breve perodo en que funcion la Direccin de Enseanza Superior, en el gobierno del Presidente Ral Alfonsn; el Programa de Transformacin de la Formacin
Docente (en adelante PTFD), organizado durante los aos 1990-1992, en la primera
etapa del gobierno de Carlos Menem; la Reforma del Sistema Formador implementada a partir de la sancin de las leyes Federal de Educacin y de Educacin Superior y,
en ese contexto, a la Red Federal de Formacin Docente Continua y a la elaboracin
de los Contenidos Bsicos Comunes para la formacin docente; el Programa Polos de
Desarrollo implementado durante el gobierno de la Alianza entre 2000-2001; as como
dar cuenta de los proyectos y programas que se desarrollan actualmente desde el
Ministerio de Educacin de la Nacin. (entre otros, los Programas Elegir la Docencia,
Renovacin Pedaggica y CAIES, los programas de Postgrado y Posttulos, las propuestas de desarrollo profesional como Escuelas Itinerantes, Cine y Formacin, etc.).
Para iniciar el recorrido por las propuestas mencionadas y compartir una forma de
interrogacin, recuperamos una sntesis de un trabajo de investigacin realizado por
docentes de la Universidad de Crdoba acerca del MEB y el PTFD y sus vinculaciones
con el proceso de transformacin de la formacin docente en el marco de la Reforma
de los 9012.
En ese estudio se seala que:
11 CORIA, Adela., (2001) Tejer un destino. Sujetos, Institucin, y procesos poltico-acadmicos en el caso de la ins-
[...] importa destacar dos iniciativas que impactaron de manera significativa en los planes para la formacin docente, en el orden nacional, en
las ltimas dcadas. Fueron experiencias anticipatorias del cambio curricular que hoy se plantea a partir de la sancin de las Leyes Federal de
Educacin y de Educacin Superior.
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[...] el diseo implica una ruptura con la tradicin de plan como listado de materias, al adoptar diferentes formatos, con una perspectiva de distribucin y secuenciacin de contenidos y tiempos, que sin duda avanzaron en la formulacin de propuestas integradas.
Desde una mirada crtica respecto de la propuesta de reforma del sistema formador de los 90, los autores, afirman:
[...] desde la propuesta oficial, no se destaca la recuperacin de estos
antecedentes, en realidad -desde el discurso explcito- aparecen, en una
primera instancia, ignorados. Recin abierto el debate pblico y enfrentados a distintas formas de oposicin desde diferentes sectores, se puede
registrar en ciertos documentos, el reconocimiento expreso de una cierta
lnea de continuidad con estos antecedentes, sobre todo en el caso del
PTFD. El interrogante que surge en este caso es: por qu no marcar este
nexo, dado que en muchos institutos del interior del pas, el PTFD habra
tenido una buena recepcin adems de avances significativos en la implementacin? Este interrogante genera otros, a manera de anticipaciones
hipotticas: La no referencia a estas experiencias, est relacionada a una
decisin estratgica de marcar un corte con el proceso de cambio abierto
por el PTFD? La ruptura encuentra sus razones en diferencias sustantivas
en los supuestos bsicos que orientan el proceso de cambio curricular en
los IFD? (redefinicin del perfil del futuro egresado, perspectiva respecto
de lo que se entiende por contenidos bsicos, opciones metodolgicas
prioritarias y expectativas de logro.) La diferenciacin estara planteada
en cuestiones referidas a la definicin de una nueva identidad para los
IFD? El anlisis del conjunto de documentos en realidad, ms que una ruptura muestra una significativa relacin de continuidad entre ambas propuestas. Una pista para encontrar las razones de esta estrategia frente al
cambio puede reconocerse quizs, en objetivos no pedaggicos. En realidad, est documentado e incluso se pueden encontrar trabajos de evaluacin de los avances del PTFD que constatan logros significativos en cuanto a la disponibilidad de los docentes, avances en la capacitacin de los
mismos a partir de un operativo nacional, lo que signific la elaboracin
por expertos, de un nmero importante de materiales, distribuidos en todos
los centros participantes de la experiencia. Otra pregunta surge del anlisis de las lgicas actuales desde las que se opera con relacin a los cambios. Esta remite al costo econmico de la particular modalidad de implantacin de la reforma: Si desde el punto de vista acadmico son ms las
continuidades que las rupturas, se podra pensar que es el factor financiamiento, el que marca esta diferencia a partir de la consideracin de los costos no slo para la apertura de un proceso como el planteado por el PTFD,
sino para el sostenimiento del mismo?
Las ideas expuestas creemos abren un debate que seguramente, nos reclamar
cierto esfuerzo de des-implicacin, en el sentido de haber sido o ser actores de la
presencia o ausencia de proyectos en los propios IFD, es decir, de las formas particulares en que las polticas se van tramando en el plano institucional, y las mediaciones
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que efectivamente sufren en el pasaje del orden nacional al local. La toma de distancia que proponemos nos desafa a una lectura apasionada pero no apresada de ese
pasado reciente. Incluimos en ese sentido en el bloque bibliogrfico, textos de autora
de algunos de los principales protagonistas y documentacin de esas recientes propuestas de formacin en nuestro pas, al mismo tiempo que invitamos a rastrear en la
pgina del Ministerio de Educacin de la Nacin las resoluciones, programas y proyectos ms recientes (www.me.gov.ar/curriform/fd) (www.me.gov.ar/consejo/resoluciones)
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zar previo a los encuentros presenciales. Esas preguntas aparecern a lo largo del mdulo destacadas por un
recuadro.
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Por otra parte, BIRGIN, A., DUSCHATZKY, S. y DUSSEL, I. (1998) en el artculo denominado: Las instituciones de formacin docente frente a la reforma: estrategias y configuraciones de la identidad. Pp: 24-35 en Revista Propuesta Educativa N
19 analizan, a partir de un estudio en institutos de formacin docente, las transformaciones sufridas en los procesos de configuracin de la identidad docente en el contexto de la reforma educativa de los 90. El estudio sostiene que el impacto de la reforma
en la formacin docente es altamente variable de acuerdo con los contextos institucionales, y se vincula en gran medida a los recursos disponibles y redes de inscripcin
local (social, comunitaria, poltica, interinstitucional y otras), cuestin que dinamiza la
configuracin de la identidad institucional.
En primer lugar se seala que la constitucin inicial de la profesin y los discursos
fundadores es una de las dinmicas ms potentes en la formacin de identidades. En
este sentido, el normalismo se constituye en una matriz de pensamiento para muchas
generaciones de docentes argentinos.
No obstante, el modelo universalista y nacional del normalismo ha sido impactado
por las polticas de descentralizacin, acreditacin y autonoma institucional que han
movilizado a las instituciones a construir estrategias, prcticas y sentidos articulado a
lo local, que enriquecen relativamente las propuestas pedaggicas de las mismas. Aun
as existen lneas de continuidad con el normalismo a travs de promover la imagen del
docente redentor (social), pero ahora ya no dirigido al espacio pblico nacional sino
al contexto local, que en lo pedaggico realza una formacin orientada a la prctica
desvalorizando los desarrollos conceptuales y tericos.
Ante este anlisis las autoras proponen interrogarse acerca de las consecuencias de
esta transformacin y de esta re-territorializacin de la poltica educativa desplazada
hacia lo local (espacialidad y cultura inmediata), en trminos de la fragmentacin del
espacio pblico nacional y de los saberes y estrategias escolares13, en funcin de la
igualdad social y educativa. De este modo, se advierte sobre la tendencia a la que se
ven arrojadas las instituciones pblicas hacia la esfera privada, comunitaria e inmediata, hacindolas ms dependiente de las individualidades que las componen y de los
recursos disponibles localmente.
Por ltimo, BIRGIN, A. y DUSSEL, I. (2000) en Rol y trabajo docente. Aportes
para el debate curricular. CEPA. Trayecto de Formacin General Gobierno de la Ciudad
de Bs. As. Se proponen acercar herramientas y saberes para aprender y reflexionar
sobre la complejidad de ensear. A partir de all se plantean los siguientes interrogantes: Cul es la especificidad de la tarea docente? Cules son las condiciones sociales, polticas y culturales en las que trabaja el docente hoy? Para qu ensear a principios del siglo XXI? Cmo recuperar otros sentidos de la tarea de educar? Por qu y
cmo hemos llegado a ser lo que somos? Preguntarse por los trayectos formativos y a
partir de all reconstruirlos como procesos sociales y subjetivos; inscribir el trabajo
docente en el escenario donde se desarrolla y desde all recuperar el anlisis de la cotidianeidad escolar conforman, desde la mirada de las autoras, un conjunto de procesos
reflexivos y meta-reflexivos valiosos para la formacin docente.
13 La ruptura de la organizacin estado cntrica de la sociedad habilita a pensar el espacio social y educativo como
compuesto de fragmentos que carecen de referencia a una totalidad que le es comn o un centro que los coordina
El concepto de fragmento alude a [...] un espacio autoreferido en el interior del cual se pueden distinguir continuidades y diferencias; las primeras marcan los lmites o las fronteras del fragmento, las otras sealan la heterogeneidad de
esos espacios. TIRAMONTI, Guillermina (2005) La trama de la desigualdad educativa. Mutaciones recientes en la
escuela media p. Manantial, Buenos Aires.
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En todos los casos los autores plantean hiptesis y categoras que articulan para
argumentar/fundamentar su tesis. Cules es posible reconocer en cada uno de los textos?
Luego de leer y analizar las distintas formas de nombrar y concebir la docencia, lo
invitamos a reflexionar acerca de las consecuencias de orden prctico y poltico que
devienen de cada una de las opciones que se asuma al respecto.
El captulo de Flavia Terigi que incluimos en este tramo resulta por dems sugerente y provocativo. Por ello les proponemos detenerse en l previo a la lectura completa
del texto. Y les acercamos algunas preguntas:
*
*
*
*
15 Las nociones de complejidad y problematicidad de las prcticas docentes a las que se alude en este tramo del texto
han sido recuperadas de los planteos que realiza Gloria Edelstein como docente de propuestas de formacin docente
inicial y en diversos seminarios de postgrado.
16 Estas claves analticas han sido re-trabajadas en el marco del anlisis de los procesos tutoriales, por Domjan y
Gabarini (op.cit).
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pregunta por cul es la teora que subyace o que explicara la prctica docente. Apelan
a los aportes de Pierre Bourdieu en su comprensin de las prcticas sociales entre las
que ubican a las prcticas docentes. Desde ello, identifican una lgica especfica a esa
prctica. Comprender esa lgica es analizar cada uno de sus rasgos sobresalientes (el
tiempo en la prctica, las representaciones sobre el mundo social ligadas con el habitus, habitus, prctica y estrategia, el sentido prctico y las trayectorias de los sujetos).
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17 P. Jackson es sugerente respecto de las autopercepciones de los docentes con relacin a su accionar. Con fuerte
influencia de las lecturas interaccionistas y etnometodolgicas en el campo de la antropologa norteamericana, constituye un aporte fundante de muchos de los trabajos que comienzan a definirse como lecturas antropolgicas sobre
la escuela, que integran el sentido que los sujetos dan a condiciones, acciones y prcticas. JACKSON, P., (1991), La
vida en las aulas. Ver particularmente Cap. IV Opiniones de los profesores, Ed. Morata, Madrid.
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mucha lectura (haciendo nuestras las palabras que Roger Chartier utiliza para referir
a otro pensador francs Michell De Certeau)18.
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categoras para su comprensin. En: Revista Educacin y Pedagoga, Universidad de Antioquia, Colombia. (en prensa).
20 Otras obras de Meirieu, traducidas al espaol son: La opcin de Educar. tica y Poltica 2001) Octaedro, Barcelona
(que incluimos como parte del material de lectura de este mdulo); Aprender si... pero cmo (1992) Octaedro,
Barcelona. La escuela modo de empleo (1997) Octaedro, Barcelona En la escuela hoy (2004) Octaedro, Barcelona.
infernal, reitera, sobre todo para quienes no puedan librarse de la relacin de fabricacin y quedan apresados en la dialctica del amo y del esclavo.
En el captulo 2 que incorporamos para su lectura A mitad de recorrido: por una
verdadera revolucin copernicana en pedagoga., el autor propone/desafa a producir una verdadera revolucin copernicana en pedagoga y acompaa su invitacin con
una serie de exigencias para que tal revolucin sea posible. Volver la espalda resueltamente al proyecto del doctor Frankenstein y a la educacin como fabricacin, es la
primera de ellas. Pero, esto no implica subordinar toda la actividad educativa a los
caprichos de un nio-rey. La educacin en realidad, ha de centrarse en la relacin entre
el sujeto y el mundo humano que lo acoge. Su funcin es permitirle construirse a s
mismo como sujeto en el mundo: heredero de una historia en la que sepa qu esta
en juego, capaz de comprender el presente y de inventar el futuro.
Una segunda exigencia consiste en reconocer que un ser se nos resiste, distinguir entre la fabricacin de un objeto y la formacin de una persona que no puedo moldear a mi gusto. Es inevitable y saludable que alguien se resista a aqul que le quiere
fabricar. Es ineluctable que la obstinacin del educador en someterle a su poder suscite fenmenos de rechazo que slo pueden llevar a la exclusin o al enfrentamiento.
Educar es negarse a entrar en esa lgica.
Toda enseanza es una quimera, o cmo escapar a la ilusin mgica de la transmisin alude a la tercera exigencia de la revolucin copernicana en pedagoga. Es decir,
se trata de aceptar que la transmisin de saberes y conocimientos no se realiza nunca
de modo mecnico y no puede concebirse en forma de una duplicacin de idnticos
como la que va implcita en muchas formas de enseanza. Supone una reconstruccin,
por parte del sujeto, de saberes y conocimientos que ha de inscribir en su proyecto y
de los que ha de percibir en qu contribuyen a su desarrollo.
La cuarta exigencia consiste en constatar, sin amargura ni quejas, que nadie puede
ponerse en el lugar del otro y que todo aprendizaje supone una decisin personal irreductible del que aprende. Esa decisin es, precisamente, aquello por lo cual alguien
supera lo que le viene dado y subvierte todas las previsiones y definiciones en las que
el entorno y l mismo tienen tan a menudo tendencia a encerrar: slo el sujeto puede
decidir aprender y el educador debe admitir el no-poder.
De una pedagoga de las causas a una pedagoga de las condiciones, se configura como la quinta exigencia de la revolucin copernicana en pedagoga. Consiste en
no confundir el no-poder del educador en lo que hace a la decisin de aprender y el
poder que s tiene sobre las condiciones que posibilitan esa decisin. Si bien la pedagoga no podr jams desencadenar mecnicamente un aprendizaje, es cosa suya el
crear espacios de seguridad en los que un sujeto pueda atreverse a hacer algo que
no sabe hacer para aprender a hacerlo. Es cosa suya, tambin, el inscribir proposiciones de aprendizaje en problemas vivos que les den sentido.
Hacia la conquista de la autonoma es la sexta. Se trata de consignar en el seno
de toda actividad educativa (y no, como ocurre demasiado a menudo, cuando llega a
su trmino) la cuestin de la autonoma del sujeto. La autonoma se adquiere en el
curso de toda la educacin, cada vez que una persona se apropia de un saber, lo hace
suyo, lo reutiliza por su cuenta y lo reinvierte en otra parte. Esa operacin de apropia-
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En la serie de captulos seleccionados del libro La opcin de educar. tica y pedagoga, Philippe Meirieu, recupera temticas clsicas del trabajo docente -la relacin
entre causas, efectos y soluciones en la tarea educativa; el contrato didctico; la palabra como medio para transmitir conocimientos; las actividades de enseanza y otras
pensadas e interrogadas desde un posicionamiento tico- que pone en cuestin algunas certezas pedaggicas, muchas veces alimentadas desde la impronta explicativa de
la psicologa, acerca de quin es el otro y cmo tener un actuar justo con respecto a
un sujeto diferente a m. En este sentido, es reveladora la inquietud de Meirieu cuando plantea: Acaso no podemos preguntarnos si la aceptacin del no-saber sobre el
otro no es una condicin esencial de la interrogacin tica? A lo que agregaramos,
No es tambin una condicin tica del trabajo docente?
En esta perspectiva, el autor seala, paradojalmente, que los logros de la accin
educativa desde los dispositivos didcticos que se implementen, se alcanzan en el lmite que impone el sujeto, donde slo l es quien decide, en ltima instancia, aprender.
Accin que, no obstante, no renuncia a encontrar incansablemente los medios para
invitar y habilitar al sujeto a aprender y a constituirse como tal. As, el reconocimiento del sujeto como un otro, muestra la infructfera intencin de aprehenderlo
totalmente en una ilusin de moldeamiento.
El pensamiento de Meirieu nos lleva a interrogarnos acerca de cmo gestionar la
incertidumbre en una tarea que acepta el lmite de su accin en el otro como sujeto irreductible a m, pero que a la vez, como accin educativa, se obstina en sus objetivos respetando la libertad y la resistencia del sujeto. Por otra parte, lleva incisivamente a preguntarnos qu idea del otro configuran nuestros armados didcticos y pedaggicos, como as tambin cuestionarnos acerca de las interacciones en el aula. En este
sentido, los planteos del autor instalan una propuesta para reflexionar sobre el trabajo
de ensear que abren camino en la produccin de transformaciones en la subjetividad
de la tarea docente.
Los invitamos a leer a Meirieu, siguiendo las indicaciones de Italo Calvino: Adopt
la postura ms cmoda: sentado, tumbado, aovillado, acostado. Acostado de espaldas,
de lado, boca abajo. En un silln, en el sof, en la mecedora, en la tumbona, en el puf.
En la hamaca, si tienes una hamaca. Sobre la cama, naturalmente, o dentro de la
cama. Tambin puedes ponerte cabeza abajo, en postura de yoga, con el libro invertido, claro. (Tomado de: si una noche de invierno un viajero.) Lo invitamos a descubrir su pensamiento sin quedarse en l. La riqueza del trabajo de un autor consiste
en abrir el pensamiento del otro...21
21 Ideas aportadas por Nancy Vzquez. Profesora adscripta de la Ctedra Didctica General de la Escuela de Artes de
la UNC.
En el gesto de invitar a seguir pensando de otro modo las prcticas de la enseanza, incorporamos el texto de Alberto Martinez Boom, denominado Puede la enseanza incitar el pensamiento? compilado en Educar: ese acto poltico por Frigerio Graciela
y Diker, Gabriela, donde el autor propone concebir la enseanza como un acontecimiento que puede promover un pensamiento abierto, indetermiando y creativo.
En una primera parte del texto, el autor realiza un anlisis crtico de enfoques que
identifican a la enseanza con lo que acontece particularmente en el saln de clases.
Para ello, alude inicialmente a dos perspectivas contrapuestas. Por un lado, analiza el movimiento pedaggico de la Escuela Nueva, de la cual destaca el centramiento
en los procesos de subjetivacin del estudiante y subraya que esta corriente pone el
nfasis en el conocimiento de los procesos de desarrollo del sujeto que aprende, olvidando otros aspectos de la enseanza. A continuacin, examina el enfoque conductista, que considera el ensear como objetivacin figurado en el intento de determinar el conjunto de leyes comprobables y verificables que orientan los procesos de
aprendizaje. Segn el autor, el principio que predomina en ambas perspectivas es la
dimensin prctica de la enseanza: la actividad. De este modo, circunscriben el
campo de accin de la enseanza en el ensear con la finalidad de alcanzar ciertos
aprendizajes predefinidos. As Martnez Boom, considera que por la preponderancia de
estos enfoques se ha llegado a confundir la enseanza con el ensear.
Para dar cuenta de esta hiptesis describe, asimismo, otras perspectivas que tienen como denominador comn el concebir la enseanza como aquello que acontece
entre maestro y alumnos en el aula o la escuela. La primera, propia de los estudios
etnogrficos, se centra en la descripcin de los procesos de interacciones cotidianas,
es decir, en el ensear. La segunda, piensa al aula como un conjunto de interacciones
cuyo propsito es el desarrollo de procesos de construccin de conocimiento. La tercera, considera la enseanza como una accin comunicativa discursiva que enfatiza el
dominio de cierta competencia comunicativa que es una competencia pedaggica (por
estar referida al conocimiento); una capacidad de hacer, de actuar problematizando y
debatiendo cooperativamente en el espacio del aula, en la interaccin de diversos juegos lingsticos. La cuarta, entiende el acontecer del ensear como parte dinmica en
un conjunto complejo de relaciones que se enlazan en un sistema en el cual los sujetos son los componentes principales que se articulan con otros componentes tales
como los diferentes saberes socialmente circulantes.
A continuacin, el autor desarrolla otras dos corrientes didcticas dentro de una
lnea que denomina La enseanza en la va del conocimiento. Ambas corrientes se
encuentran igualmente comprendidas en el conjunto de perspectivas que identifican la
enseanza como un acto prctico o pragmtico. En la primera de ellas la preocupacin
es construir el acto de ensear como un puente que permita a los alumnos transitar la
distancia entre el conocimiento preterico, experiencial o de sentido comn y las explicaciones ms cercanas a las ciencias, perspectiva que se conoce como del cambio
conceptual. En la segunda de estas perspectivas el acto de ensear debe favorecer en
los alumnos el pasaje del lenguaje del mundo cotidiano hacia la comprensin de los
juegos lingsticos o formas de comunicacin propias de la cultura acadmica.
Ante estos planteos que piensan la enseanza limitada a una racionalidad instrumental, comunicativa y/o pragmtica y centrados en la concrecin de determinados
objetivos, metas, rendimientos o logros predefinidos, Martnez Boom propone interro-
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garse por qu no una apertura hacia lo otro, hacia la diferencia concibiendo lo otro
como lo impensado.
Para ello, propone pensar la enseanza como un gesto artstico, que se desarrolle
conectada con la esttica y la tica, en un vnculo ms estrecho con el pensar como
ejercicio creativo e indeterminado. Una enseanza que implique la transmisin del pensamiento como acontecimiento complejo.
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Sin embargo, seala, que no se trata de ensear a pensar sino de un pensamiento que se entiende habitando fuera de todo proceso preestablecido y conocido, de todo
sistema concebido, de todo sujeto y de toda conciencia. Un pensamiento que sea tal
que incite a pensar lo impensado como una aventura interrogadora sin absolutos ni
respuestas terminales, un ejercicio azaroso. Constituirla en un punto de resistencia, un
instrumento contra el poder normalizador que constrie el pensamiento. Llevarla a un
territorio donde la agonstica, el azar y la incertidumbre entren en juego en el pensamiento.
No obstante, va a afirmar que la enseanza, en tanto acontecimiento dotado de historicidad, incluye los fenmenos empricos y relacionales del aula y la escuela pero, sin
embargo, los supera. Por ello, afirma que si desapareciera la escuela como institucin
del y en el marco del Estado no implicara necesariamente la desaparicin de la enseanza.
Asimismo, el autor destaca que la enseanza no es el pensamiento en cuanto tal;
se trata de dos acontecimientos de diferente orden. Esta afirmacin posibilita interrogarse acerca del vnculo entre escuela como institucin reguladora y prescriptiva, y el
pensamiento como actividad libre.
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23 La idea de lectura de prcticas ha sido desarrollada en una experiencia de formacin por Bombini, G. y Coria, A.,
Taller de Prcticas Escuela Itinerante de capacitacin Ensear es hoy la prioridad, (Proyecto PIIE). Ministerio de
Educacin, Ciencia y Tecnologa de la Nacin. Ministerio de Educacin de la Provincia de Corrientes. Corrientes. 8 al 12
de agosto 2005.
24 Ibdem.
25 En las primeras producciones sobre el Taller de Educadores, trabaja con Ral Ageno y Graciela Batalln, en la lnea
de trabajo desarrollada en la dcada de los 80 por Rodrigo Vera, PIIE, Chile.
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26 Coria, Adela (2006), Polticas de enseanza y lecturas de la escuela cotidiana, en CD del XI Simposio
Interamericano de Investigacin Etnogrfica en Educacin Nios y Jvenes dentro y fuera de la escuela. Debates en
la Etnografa y la Educacin. Buenos Aires, Facultad de Filosofa y Letras, UBA.
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27 Para su orientacin se mantienen los nmeros con que aparecen en el texto original.
Subdimensiones:
7) La delimitacin del trabajo del maestro;
8) Concepciones sobre el trabajo docente;
9) Formas de enseanza.
Luego, expone la dimensin: 10) La presentacin del conocimiento escolar
Subdimensiones:
11) Organizacin temtica;
12) La presentacin formal de los conocimientos;
13) Los lmites entre el conocimiento escolar y el cotidiano.
Seguidamente desarrolla la dimensin: 14) La definicin escolar del aprendizaje.
Subdimensiones:
15) Rituales y usos;
16) El uso del lenguaje;
17) El razonamiento implcito;
18) El aprendizaje autnomo.
La siguiente dimensin que analiza es: 19) Las transmisiones de concepciones del
mundo.
Subdimensiones:
20) La transmisin de valores;
21) Iniciacin en las reglas de juego;
22) Concepciones del mundo social.
En el tercer apartado, Rockwell trabaja la transformacin de la experiencia escolar.
Seala que, aunque permanecen ciertas constantes en las estructuras de la institucin,
con el tiempo los contenidos transmitidos y los significados que estos adquieren llegan a ser transformados por las prcticas escolares. Refiere a que la historia oficial
tiende a negar la transformacin real que ocurre en las escuelas. Sin embargo, ellas se
transforman y esto nos obliga a descartar esta imagen de una institucin resistente al
cambio.
En el cuarto y ltimo apartado la autora reflexiona sobre algunas polticas educativas por lo que propone:
a.) Construir alternativas para la tendencia hacia la burocratizacin del trabajo
del maestro a partir de definir el sentido poltico actual y potencial de las tareas que
emprenden colectivamente y darles nueva jerarquizacin y contenido.
b.) El necesario detenimiento del proceso de diferenciacin social que se produce
dentro del sistema escolar en las instituciones educativas. Asimismo, revisar la formacin de grupos homogneos de alumnos y diversificar y regionalizar el curriculum.
c.) Resolver problemas en relacin al curriculum acadmico, por ejemplo, en la
diversificacin de las formas de representacin de los conceptos o contenidos buscando superar la forma escolarizada de los mismos. Los contenidos escolares requieren
un tratamiento ms profundo que el que suelen recibir, lo que exige del maestro un
manejo complejo y completo de conceptos tambin complejos.
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d.) El reconocimiento de los saberes en torno a la enseanza que los maestros han
acumulado y consolidado en la prctica cotidiana y que forman la base real de funcionamiento de las escuelas. Desde esta perspectiva convendra crear una red de comunicacin horizontal entre ellos y una ampliacin de los tiempos y espacios institucionales para el intercambio voluntario y autnomo.
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Nos parece interesante compartir entonces esas ideas como criterios de interrogacin tanto hacia el interior de los institutos formadores -donde los futuros docentes se
socializan con ciertos modos de hacer que dan cuenta de modos de entender- como
respecto de las denominadas instituciones destino del sistema en que realizan experiencias de observacin y prctica. Nos resulta igualmente interesante proponer-provocar una re-consideracin de las categoras analticas desarrolladas por Rockwell (tramadas en dimensiones y subdimensiones) desde las observaciones del cotidiano escolar
que en el presente desarrollamos con y a travs de los estudiantes futuros docentes.
En particular, invitamos a una discusin sobre la enseanza misma, retomando las
reflexiones de Rockwell sobre las polticas educativas, como las sub-dimensiones especficas que desarrolla, para pensar en trminos de las formas de representacin de los
saberes que circulan en la escuela y que tambin, demandamos-legitimamos en los institutos formadores en tiempos de ayudar a los futuros docentes a producir propuestas
para asumir sus prcticas de enseanza.
la posguerra, y sus relevantes escritos son an objeto de estudio y discusin. En 1977 fue designado titular de la ctedra de semiologa literaria del Collge de France que fue creada especialmente para l por consejo de Michell Foucault.
Desarroll gran parte de su trabajo en un ambiguo espacio conceptual entre la lingstica y la poesa. Entre su obra,
obtuvieron gran reconocimiento sus estudios semiolgicos sobre la imagen, la moda y los mitos contemporneos.
Segn Walter Benjamn, crtico literario y filsofo alemn que inspira una lnea
de investigacin y de prcticas vinculadas a la incorporacin de la narrativa a distintos
campos de conocimiento, el oficio de narrador no es fcil: se necesita de una antigua
y originaria artesana humana que alumbre porque se trata del arte que acaba en sabidura (citado por Casullo, En: En el ltimo narrador,1999).
Desde la intencin de mostrar la relacin entre enseanza y narrativa, Philip
Jackson en Sobre el lugar de la narrativa en la enseanza (1998), recupera ideas
de otra autora Angela Moger quien advierte que enseanza y narrativa coinciden en su
confianza en el mecanismo del deseo como modus operandi... existen, perduran y funcionan por medio de la postergacin, perpetuamente renovada, de la satisfaccin. Y
agrega: Una vez que ha sido apropiado el objeto del deseo pierde su condicin de
deseable. Y el sentido es a la narrativa como la satisfaccin al deseo: la posesin equivale a la muerte. Los relatos funcionan impartiendo una informacin que prometen,
pero que, en realidad, nunca entregan. A un relato hay que perseguirlo; si no hay enigma, si no hay un espacio que atravesar, no hay relato. La enseanza tambin es una
suerte de ilusin ptica... La postura pedaggica es un pretexto, la simulacin de que
hay algo fundamental que debe ser descifrado y de lo que debemos apropiarnos. Pero
la sabidura, como el amor y el relato, no se encuentra en la naturaleza, no tiene status emprico: Como el ser amado y como la narrativa, slo existe en la mirada del contemplador (Jackson, PH., 1998 p: 47)
Michael Connelly y D. Jean Clandinin, autores del texto Relatos de experiencia e
investigacin, captulo que incluimos en este material, recuperan de Jackson la manera en la que vincula precisamente enseanza y narrativa, en particular, la conviccin
del autor de que an en los casos en los cuales la asignatura o materia misma no sea
una historia, la leccin contiene un gran nmero de segmentos de carcter narrativo. A partir de all, Connelly y Clandinin aseveran que es cada vez mayor el uso de la
narrativa en la investigacin educativa. Para ellos, y en consonancia con otros especialistas en la temtica, el estudio de la narrativa es el estudio de la forma en que los
seres humanos experimentamos el mundo. De esta idea general derivan la tesis de que
la educacin es la construccin y la re-construccin de historias personales y sociales.
Segn estos autores, la palabra narrativa designa tanto al fenmeno que se investiga como el mtodo de investigacin y, para diferenciar uno de otro, denominan historia o relato al fenmeno y narrativa a la investigacin. Al campo de estudio lo
nominan narratologa.
A lo largo del captulo, realizan un exhaustivo recorrido acerca del origen de estos
estudios y su correspondencia con el desarrollo de las Ciencias Sociales. En el mismo
destacan los aportes de Goodson y a partir de all diferencian biografa de autobiografa y de historias de vida. Ms adelante, exploran cuestiones de orden metodolgico en
torno a lo que podran considerarse pasos o instancias del proceso de investigacin
narrativo.
Si bien en el marco de este Mdulo no se trata de la formacin en el campo de la
investigacin educativa, nos parece que son mltiples las posibilidades que la narrativa brinda como herramienta para la intervencin a los fines de la enseanza, el asesoramiento y la formacin de formadores (en instancias de acompaamiento tutorial,
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durante las distintas etapas en el marco de las prcticas y residencias: ingreso a las
instituciones; recoleccin de datos para elaborar aproximaciones institucionales, entre
otras.) y de coordinacin de talleres de reflexin. Es por ello que recuperamos aportes
tericos y metodolgicos de esta lnea de indagacin.
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Varias de estas cuestiones son retomadas por M. Cifali y P. Perrenoud en los dos
textos que incluimos a continuacin, para abordar la cuestin de los dispositivos de
formacin.
En fin, acerca de la narrativa y del enfoque socio antropolgico podra reconocerse
que hay mucho escrito y tambin se han configurado en campos de indagacin en los
cuales inscriben sus estudios un importante nmero de investigadores, sin embargo, la
incorporacin de sus aportes en las prcticas de la enseanza y en las prcticas de formacin tiene un desarrollo incipiente. Desde el convencimiento de que para la apropiacin de ciertos objetos de conocimiento y las posibilidades de que los mismos se cuelen en las prcticas modificndolas, no basta con la lectura de textos o materiales especializados sino que se hace necesario aprender haciendo o en otros trminos, -y
desde la idea fecunda que recuperamos de Vernica Edwards- que se aprende desde
el contenido pero tambin se aprende desde la forma, es decir que la forma es contenido y que el contenido se transforma en la forma, es que se convierte en propsito
clave del Mdulo mostrar nuestro modus operandi. Ello explica la inclusin como
parte de la propuesta metodolgica construida para los encuentros presenciales y no
presenciales a modo de dispositivos, nuestra particular manera de articular en los procesos de formacin docente aportes tericos y metodolgicos en clave con los aportes
de la narrativa y los que derivan de perspectivas socio-antropolgicas.
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cisas que permitan reconocer adscripciones tericas, polticas e ideolgicas. Nos referimos a nociones como profesionalizacin, autonoma, investigacin accin, entre otras.
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Invitamos a vincular de modo estrecho este aporte, el problema central que plantea la autora con relacin a propuestas de reflexin sobre las prcticas docentes, las
potencialidades y limitaciones de las postulaciones de los autores trabajados en este
texto, con el trabajo de Philippe Perrenoud, quien nos inquieta con el ttulo mismo: El
trabajo sobre el habitus en la formacin de maestros. Anlisis de las prcticas y toma
de conciencia.
Hemos reconocido, en la discusin del texto Imgenes e imaginacin (EdelsteinCoria, 1995), cmo la categora habitus interesa para interpretar los procesos de prctica. Reconocer los modos en que opera supone tambin dar el paso de invitar a abrir
a procesos de autosocio-anlisis, como un camino metodolgico que asume esa perspectiva para pensar las prcticas docentes como sociales. Pero acaso trabajar sobre
el habitus no supondra una forma aggiornada de la perspectiva del moldeamiento,
discutida precedentemente, si se trata de ese minucioso trabajo de tallado sobre lo que
es lo menos consciente, tomando algn modelo como parmetro?
Hacemos propias las preguntas con las cuales Perrenoud nos interpela al introducir
su anlisis: Cul es el lugar y cules son los mrgenes de maniobra y las modalidades de una accin de formacin? Acaso no nos encontramos en los lmites de una
enseanza? Cmo podemos incidir en el habitus de un sujeto si ste no lo conoce del
todo y no domina la transformacin de sus propios esquemas de percepcin, de pensamiento, de evaluacin, de decisin y de accin? Tenemos derecho a ello? (p. 267).
La ltima pregunta nos convoca a una reflexin tica y poltica, sin duda imprescindible, pues, como sostiene el autor, el habitus se forma, aunque no quieran reconocerlo -en alusin a la formacin de maestros-. En ese sentido, admitiendo esa marca,
plantea que la cuestin reside en saber cmo disear una formacin deliberada del
habitus profesional, orientada por objetivos, y al mismo tiempo abierta, que respete a
la persona, que no signifique un retorno al adiestramiento disciplinar, ni al simple
aprendizaje por ensayo y error de los perodos tradicionales de prcticas u otros
momentos de prctica. Podemos aliar la formacin del habitus y la formacin de
saberes profesionales explcitos? () (p. 268).
El desarrollo que propone en el texto tiende a mostrar cmo el habitus funciona
como lugar que se moviliza en diferentes instancias de prctica, y no de modo conciente; a analizar el papel de la reflexividad en los procesos de toma de conciencia acerca del propio habitus, compartiendo la profunda pregunta sobre si es posible ensear
la lucidez, en tanto habilidad profesional; al desarrollo de una interesante sntesis de
los dispositivos que pueden tener un efecto formativo que talle con la persistencia del
habitus, muchos de ellos conocidos y sostenidos en experiencias de formacin, otros
no tanto (la prctica reflexiva, el intercambio sobre las representaciones y las prcticas, la observacin mutua, la metacomunicacin con los alumnos, la escritura clnica,
la videoformacin, la entrevista de clarificacin, el relato de vida, la simulacin y los
juegos de roles, la experimentacin y la experiencia).
Perrenoud nos convoca a no simplificar la idea de toma de conciencia, pues como
seala ya en el cierre, Trabajar sobre el propio habitus no es algo placentero (p. 307).
Inventar dispositivos, y tambin ser tolerantes respecto de los difciles derroteros que
se abren a partir de ello, se impone pues, cmo imaginar un proceso de trabajo fren-
te a la innegable emergencia en toda prctica de () una parte de seduccin, de agresividad, de sadismo, de voyeurismo, de injusticia, de arbitrariedad (p. 285)? E incluso, como afirma, si en cada campo de conocimiento acadmico, en la didctica especfica de cada disciplina, hay un lugar para el habitus en sus manifestaciones ms
escondidas: en su relacin con el saber, con el error, con la incertidumbre, con la diversidad de puntos de vista, con la argumentacin, la informacin, la coherencia, cada
cual moviliza no slo su lgica natural sino otros esquemas que, aunque traten de
saberes, tambin estn anclados en una historia, en ciertas relaciones, en determinados gustos y afectos (p. 305).
La discusin es interesante en la medida que toda propuesta formativa supone imaginario, apuestas, una visin/visiones en juego, acaso modelos de actuacin que operan en nosotros mismos como formadores, como producto de nuestro propio habitus.
Nuestra primera asuncin es entonces abrir instancias colectivas de anlisis respecto de nosotros mismos, retomando para ello el detallado anlisis que Perrenoud realiza del hbitus como vector de la accin pedaggica, es decir, como estructuras operantes en el aprendizaje de los gestos del oficio o rutinas; en reglas y saberes movilizados en el momento oportuno en cada ocasin de prctica; en las microrregulaciones de la accin racional; en la improvisacin misma, aparentemente liberada de
determinaciones. Pensar en nuestras prcticas en el mismo proceso de inventar los dispositivos que creemos pueden ayudar a otros a tratar con el habitus, es un camino que
entendemos fecundo para habilitar cada vez ms y mejores condiciones para asumir
nuestro trabajo con los futuros docentes.
P. Perrenoud, en las primeras pginas, seala inscribir su pensamiento en la lnea
del enfoque clnico propuesto por Mireille Cifali, psicoanalista, autora de quien hemos
incluido el texto Enfoque clnico, formacin y escritura.
El matiz interesante que nos permite analizar Cifali es ese carcter de profesin
del sector humano, que define esencialmente la actividad docente, la enseanza, marcada por la dualidad entre el saber y afecto (p. 170). El enfoque clnico que propone, precisamente, nos permite pensar, nos brinda una tica de la accin, y nos reclama una formacin, para tratar con la singularidad y la diferencia, el nombre propio,
el contexto particular, las mltiples situaciones no equivalentes unas a otras, nosotros
mismos como portadores singulares de gestos y palabras. Cuando alude al trabajo
permanente de lucidez, nos recuerda que nada nos protege de dar un resbaln, ni a
nosotros mismos ni a nadie () Cuando una situacin destruye nuestras referencias
conscientes, a nosotros nos toca cargar con nuestras divisiones, repeticiones y escenarios imaginarios. (p. 173-174).
Con palabras por momentos emparentadas con la visin de Meirieu, nos ayuda a
tratar con nuestros propios lmites, con nuestra y la humanidad del otro, que a veces
() nos afecta, a menudo se nos resiste (p. 174). Imaginar, apostar, y soportar que
las cosas no salgan segn lo hemos imaginado o programado. Implicacin, inteligencia clnica y tica, son componentes esenciales de este oficio de enseantes, que invitamos a discutir.
Cuando refiere particularmente a la formacin M. Cifali propone un anlisis de la
trama compleja de saberes que se ponen en juego: saberes constituidos, saberes de
la experiencia y saberes de la alteridad, abriendo tambin un dilogo sobre las tensiones que entre ellos se pueden observar, y que en esta instancia, nos permiten retomar y complejizar las discusiones iniciales propuestas en el Mdulo.
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Apostar a una formacin clnica, que nos brinda elementos para interpretar y acaso
soportar que la racionalidad est siempre puesta en jaque, interpela a los formadores
mismos, a su responsabilidad, con preguntas del estilo de las siguientes, que tambin
hacemos propias: Cmo acepta el hecho de relativizar su enfoque? Ha podido cuestionarse acerca del vnculo de ste con la verdad y de qu manera lo transmite?.... No
puede ejercerse ningn oficio del sector humano sin tomar riesgos, y no sabemos muy
bien cmo sucede esto. Slo sabemos que si los formadores asumen riesgos y les
ponen un nombre, ms tarde hacen su efecto (p.p. 186-187).
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6- EVALUACIN
DEL
MDULO
7- AUTORES
MDULO
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