Ciencia Tecnica y Sociedad - López Cerezo
Ciencia Tecnica y Sociedad - López Cerezo
Ciencia Tecnica y Sociedad - López Cerezo
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ndice
Introduccin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111
Objetivos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
1. La ciencia y la tecnologa en la agenda poltica . . . . . . . . . . . . . 115
2. El sndrome de Frankenstein . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
3. La imagen tradicional de la ciencia y la tecnologa . . . . . . . . . . 120
4. El viejo contrato social para la ciencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 122
5. Hacia un nuevo modelo de relacin
ciencia-tecnologa-sociedad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125
6. Los estudios CTS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129
7. La ciencia y la tecnologa como fenmenos sociales . . . . . . . . . 132
8. Polticas pblicas y activismo social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137
9. La necesidad de la accin educativa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 142
10. Ciencia, tecnologa y reflexin tica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 144
Resumen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 148
Actividades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 149
Ejercicios de autoevaluacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 150
Soluciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 152
Glosario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 154
Bibliografa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159
111
Introduccin
112
113
Objetivos
Los objetivos bsicos que se deben alcanzar con el estudio de este mdulo
son:
1. Apreciar la relevancia actual de la ciencia y la tecnologa en los asuntos pblicos y la conducta personal. Tomar conciencia de la necesidad
de una alfabetizacin cientfica para la participacin en la vida pblica.
2. Comprender la importancia de los aspectos sociales de la ciencia y la
tecnologa, tanto en lo que respecta a sus condicionantes polticos,
econmicos, culturales, etc., como en lo que concierne a sus implicaciones ticas, ambientales, sociales, etc.
3. Revelar la necesidad de abrir la ciencia y la tecnologa a la comprensin ciudadana, los valores pblicos y la participacin social.
4. Adquirir familiaridad con los estudios recientes sobre los aspectos
sociales de la ciencia y la tecnologa: con el enfoque general de anlisis
en los estudios CTS, as como sus principales autores y corrientes.
115
celebrado en
, conocidos
116
aspectos sociales de la ciencia y la tecnologa. En lo que sigue exploraremos la nueva visin de la ciencia y la tecnologa que, de la mano de los
estudios CTS, va extendindose y consolidndose en las ltimas dcadas.
Para ello es preciso antes revisar con brevedad el contexto socio-histrico
de la Declaracin de Budapest y de los propios estudios CTS.
Enlaces
de inters
http://www.unesco.org
/opi/science
(Documentos originales
aprobados en el Congreso
Mundial sobre la ciencia
celebrado en Budapest en
1999).
http://www.oei.es/cts.htm
(Versin castellana de los
documentos originales).
Lectura
recomendada
UNESCO (1998).
Informe mundial sobre la
ciencia 1998. Madrid:
Santillana/Ediciones
UNESCO.
117
2. El sndrome de Frankenstein
Se trata de una frase publicada en el diario britnico The Times hace casi
30 aos por una de las ms respetadas polticas britnicas, Shirley
Williams. Mediante ella haca referencia al fin del apoyo incondicional a
la ciencia, al descontento y la desconfianza que muchos intelectuales, y
buena parte del pblico, comenzaban a sentir ya entonces con respecto a
la ciencia. Qu es lo que ocurre hace tres dcadas? Cules son los motivos de ese distanciamiento entre ciencia y sociedad? Por qu es necesaria
una renegociacin de las relaciones entre ciencia y sociedad?
La literatura constituye con frecuencia un buen termmetro de las inquietudes sociales en cada poca. En 1968, en pleno apogeo del movimiento
contracultural, Theodore Roszak expresaba sus ideas sobre el papel de la
ciencia y la tecnologa en el mundo contemporneo:
Cualesquiera que sean las aclaraciones y los adelantos benficos que la explosin universal de la investigacin produce en nuestro tiempo, el principal inters de quienes
financian prdigamente esa investigacin seguir polarizado hacia el armamento, las
tcnicas de control social, la objetera comercial, la manipulacin del mercado y la
subversin del proceso democrtico a travs del monopolio de la informacin y el
consenso prefabricado
T. Roszak (1968, pg. 286)
118
SNDROME DE FRANKENSTEIN
El sndrome de Frankenstein hace referencia al temor de que las mismas fuerzas utilizadas para controlar la naturaleza se vuelvan contra nosotros destruyendo al ser
humano. La bella novela de Mar y Shelley, publicada en 1818, recoge estupendamente
esa inquietud. T eres mi creador, pero yo soy tu seor le dice el monstruo a Victor
Frankenstein al final de la obra. Se trata de la misma inquietud expresada dcadas despus por H.G. Wells en La isla del Dr. Moreau, el cientfico que trataba de crear una raza
hbrida de hombres y animales en una isla remota, y que consideraba estar trabajando al
servicio de la ciencia y la humanidad. Sus engendros acaban volvindose contra l y
destruyndolo.
No es sin embargo un tema nuevo en la literatura decimonnica. La leyenda del Golem,
la criatura de barro al servicio del rabino Loew en la Praga de finales del siglo XVI, es otra
variacin sobre el mismo tema. Los orgenes mismos de la cultura escrita atestiguan ese
temor. El mito de Pr ometeo, en la Grecia clsica, constituye un ejemplo: Prometeo roba
el fuego a los dioses pero no es lo suficientemente divino para hacer buen uso de l.
Tambin est presente en el nacimiento de la civilizacin judeo-cristiana a travs del
mito del pecado original: probar el fruto del rbol de la sabidura hace recaer el castigo
de Dios sobre Adn y Eva. Hoy da, novelas y pelculas como Parque Jursico contribuyen
a mantener vivo ese temor a las fuerzas desencadenadas por el poder del conocimiento.
En efecto, sobre el trasfondo del tradicional optimismo sobre las potencialidades de la ciencia respecto al progreso social, y la confianza ciega
crticos con el
Enlaces
de inters
http:///www.wto.org
/intex.htm
(Pagina oficial de la OMC)
http://www.zmag.org
/CrisebCurEuts/Globalism
/GlobalE.con.htm
(Pgina crtica de la OMC
muy completa y de calidad,
ejemplo de movimiento
contracultural)
119
Christopher Marlowe
(1564-1593). Poeta y
dramaturgo ingls; es el ms
importante predecesor de
Shakespeare. Entre sus obras
ms famosas se encuentran
Tamburlaine the Great (1590),
The Tragicall History of Dr.
Faustus (1604) o The Famous
Tragedy of the Rich Jew of Malta
(1633).
Lecturas
recomendadas
Marcuse, H. (1954). El
hombre unidimensional.
Barcelona: Ariel, 1981.
Roszak, T. (1968). El
nacimiento de una
contracultura. Barcelona:
Kairs, 1970.
Schumacher, E. F. (1973). Lo
pequeo es hermoso. Madrid:
Hermann Blume, 1978.
120
3. La imagen tradicional
de la ciencia y la tecnologa
Todava est presente con frecuencia en diversos mbitos del mundo acadmico y los medios de divulgacin. Puede resumirse en una simple ecuacin, el llamado modelo lineal de desarrollo :
+ ciencia = + tecnologa = + riqueza = + bienestar social
Todo comienza en el mtodo cientfico , entendido como una suerte de
combinacin de razonamiento lgico y observacin cuidadosa.
El sistema de arbitraje por par es (el trabajo cientfico es evaluado por los
colegas cientficos) se encargara de velar por la integridad intelectual y
profesional de la institucin, es decir, por la correcta aplicacin de ese
mtodo de trabajo y el buen funcionamiento de ese cdigo de conducta.
Es as como se garantizara el consenso y la honestidad en ciencia, es
decir, como se prevendra la controversia y se evita el fraude.
Ahora bien, se nos advierte en esta visin clsica, la ciencia slo puede
contribuir al mayor bienestar social si se olvida de la sociedad para buscar
exclusivamente la verdad. Es decir, la ciencia slo puede avanzar persi-
121
Aquellos que olvidan el bien y el mal y buscan slo conocer los hechos es ms probable que alcancen el bien que aquellos que ven el mundo de alrededor a travs del
medio distorsionador de sus propios deseos.
B. Russell (1957, pg. 29)
Los ingenieros no son misioneros [...] mediante el trabajo duro, responsable, dependiente y creativo terminamos prestando un servicio a la comunidad `[...].
S. Florman (1876/1994, pg. 183)
El ncleo duro de esta concepcin clsica recibe su formulacin cannica en el empirismo lgico que surge en filosofa de la ciencia durante
los aos 20 y 30, de la manos de autores como Rudolf Carnap, en alianza
con las aproximaciones funcionalistas en sociologa de la ciencia
que
se desarrollan desde los aos 40, en las que destaca Robert K. Merton.
LOS MITOS DEL SISTEMA I+D
Daniel Sarewitz identifica en (1996) los que considera como mitos principales del sistema I+D, es decir, de la concepcin tradicional de la ciencia y de sus relaciones con la
tecnologa y la sociedad. Son, en una versin adaptada, los siguientes:
1. Mito del beneficio infinito: ms ciencia y ms tecnologa conducir inexorablemente a
ms beneficios sociales.
2. Mito de la investigacin sin trabas: cualquier lnea razonable de investigacin sobre procesos naturales fundamentales es igualmente probable que produzca un beneficio
social.
3. Mito de la rendicin de cuentas: el arbitraje entre pares, la reproducibilidad de los resultados y otros controles de la calidad de la investigacin cientfica dan cuenta suficientemente de las responsabilidades morales e intelectuales en el sistema I+D.
4. Mito de la autoridad: la investigacin cientfica proporciona una base objetiva para
resolver las disputas polticas.
5. Mito de la frontera sin fin: el nuevo conocimiento cientfico generado en la frontera de
la ciencia es autnomo respecto a sus consecuencias prcticas en la naturaleza y la
sociedad.
Lecturas
recomendadas
Echeverra, J. (1995).
Filosofa de la ciencia. Madrid:
Akal.
Feyerabend, P. (1975).
Tratado contra el mtodo.
Madrid: Tecnos, 1981.
Merton, R. K. (1973).
La sociologa de la cienci
a (2 vols.).
Madrid: Alianza, 1977.
122
La expresin poltica de esa visin tradicional de la ciencia y la tecnologa, donde se reclama la autonoma de la ciencia-tecnologa con respecto
a la interferencia social o poltica, es algo que tiene lugar inmediatamente
despus de la segunda guerra mundial. Debemos tener en cuenta que nos
hallamos en una poca de intenso optimismo acerca de las posibilidades
de la ciencia-tecnologa y de apoyo incondicional a la misma, con los
primeros ordenadores electrnicos (ENIAC, 1946), los primeros transplantes de rganos (rin, 1950), los primeros usos de la energa nuclear para
el transporte (USS Nautilus, 1954) o la invencin de la pldora anticonceptiva (1955).
La elaboracin doctrinal de ese manifiesto de autonomapara la ciencia
con respecto a la sociedad se debe originalmente a Vannevar Bush, un
influyente cientfico norteamericano que fue director de la Office of
Scientific Research and Development (Oficina para la Investigacin
Cientfica y el Desarrollo, EE.UU.) durante la segunda guerra mundial, y
tuvo un papel protagonista en la puesta en marcha del Proyecto
Manhattan para la construccin de la primera bomba atmica.
El mismo mes de la explosin de prueba en Nuevo Mxico (EE.UU.), en
julio de 1945, V. Bush entrega al presidente norteamericano H. Truman el
informe que el anterior presidente, T. Roosevelt, le encargara un ao
antes: Science - The Endless Frontier (Ciencia: la frontera inalcanzable).
Este informe, que traza las lneas maestras de la futura poltica cientficotecnolgica norteamericana, subraya el modelo lineal de desarrollo: el bienestar nacional depende de la financiacin de la ciencia bsica y el
desarrollo sin interferencias de la tecnologa, as como la necesidad de
mantener la autonoma de la ciencia para que el modelo funcione. El crecimiento econmico y el progreso social vendran por aadidura.
123
Este objetivo de financiar la ciencia bsica se instrumentalizaba en la propuesta de Bush de crear una agencia federal para el estmulo de la investigacin cientfica, la National Science Foundation (Fundacin Nacional para
la Ciencia), creada efectivamente cinco aos despus, en 1950. Enfatizando la necesidad de financiacin pblica de investigacin bsica,
podramos decir, siguiendo a S. Fuller (1999: 117 ss.), que se mataban dos
pjaros de un tiro: por un lado se promova la autonoma de la institucin cientfica frente al control poltico o el escrutinio pblico, dejando
en manos de los propios cientficos la localizacin de recursos propios del
sistema de incentivacin del conocimiento, y, por otro lado, se favoreca
una pr oyeccin a largo plazo de la investigacin
124
era incluso invitado a los banquetes de stos. Tntalo fue sin embargo autor de varios
delitos que le valieron un castigo divino ejemplar. Por ejemplo, rob nctar y ambrosa
de los dioses para drselo a sus amigos, y se atrevi a negar la divinidad del Sol diciendo
que slo era una masa gnea. Un delito especialmente grave fue haber puesto a prueba la
omnisciencia de los dioses ofrecindoles un banquete con la carne de su propio hijo,
Plope. Ningn dios prob bocado excepto Dmeter, que comi inadvertida un trozo de
hombro. Los dioses resucitaron a Plope e impusieron un castigo ejemplar a Tntalo: un
esfuerzo eternamente frustrado. Lo situaron en un lago con el agua hasta el cuello y con
rboles llenos de fruta sobre su cabeza. Sin embargo, nada poda beber ni comer. Cada
vez que intentaba beber, el agua era absorbida por la tierra; cuando intentaba tomar un
fruto, el viento elevaba las ramas repentinamente. Su tortura, como en la ciencia, consisti en obtener una nueva frustracin justo en el momento de la hipottica consumacin. Hoy, Tntalo da nombre a un metal poco comn (el tantalio) y a un ave zancuda
de plumas blancas en el trpico americano.
Lecturas
recomendadas
Barnes, B. (1985). Sobre
ciencia. Barcelona: Labor,
1987.
Salomon, J. J. [et al.]. (eds.)
(1994). Una bsqueda incierta:
ciencia, tecnologa y desarrollo.
Mxico: FCE/Ed. Univ.
Naciones Unidas, 1996.
Snchez Ron, J. M. (1992).
El poder de la ciencia. Madrid:
Alianza.
125
Con todo,
mediada la dcada de los 50, hay indicios de que los acontecimientos no discurren de acuerdo al prometedor modelo lineal
unidireccional.
Es un sentimiento social y poltico de alerta, de correccin del optimismo de la posguerra, que culmina en el simblico ao de 1968
con el cenit del movimiento contracultural y de revueltas contra la
guerra de Vietnam.
126
Las protestas [en EE.UU. durante 1968] estaban dirigidas fundamentalmente contra
la guerra, pero tambin de un modo ms general contra el crudo materialismo que se
deca que nos haba conquistado. La tecnologa se haba convertido en una palabra con
sentido maligno, identificada con el armamento, la codicia y la degradacin medioambiental. Las dulces canciones de los hijos de las flores se mezclaban con los airados cnticos de los militantes universitarios, creando una atmsfera en la que los
ingenieros no podan evitar sentirse incmodos (cursivas del autor).
S. Florman (1876/1994, pg. xii)
No es sorprendente que el modelo poltico de gestin acabe transformndose para dar entrada a la regulacin pblica y la rendicin de cuentas:
127
128
Lecturas
recomendadas
Braun, E. (1984). Tecnologa
rebelde. Madrid:
Tecnos/Fundesco, 1986.
Gonzlez Garca, M.; Lpez
Cerezo, J. A.; Lujn, J. L.
(1996). Ciencia, Tecnologa y
Sociedad: una introduccin al
estudio social de la ciencia y la
tecnologa. Madrid: Tecnos.
Sanz Menndez, L. (1997).
Estado, ciencia y tecnologa en
Espaa: 1939-1997. Madrid:
Alianza.
129
Los estudios CTS definen hoy un campo de trabajo reciente y heterogneo, aunque bien consolidado, de carcter crtico respecto a la
tradicional imagen esencialista de la ciencia y la tecnologa, y de
carcter interdisciplinar por concurrir en l disciplinas como la filosofa y la historia de la ciencia y la tecnologa, la sociologa del
conocimiento cientfico, la teora de la educacin y la economa del
cambio tcnico. Se trata aqu, en general, de comprender la dimensin social de la ciencia y la tecnologa, tanto desde el punto de
vista de sus antecedentes sociales como de sus consecuencias sociales y ambientales, es decir, tanto por lo que atae a los factores de
naturaleza social, poltica o econmica que modulan el cambio
cientfico-tecnolgico, como por lo que concierne a las repercusiones ticas, ambientales o culturales de ese cambio.
El aspecto ms innovador de este nuevo enfoque se encuentra en la caracterizacin social de los factores responsables del cambio cientfico. Se propone en general de entender la ciencia-tecnologa, no como un proceso o
actividad autnoma que sigue una lgica interna de desarrollo en su funcionamiento ptimo (resultante de la aplicacin de un mtodo cognitivo
y un cdigo de conducta), sino como un proceso o producto inherentemente social donde los elementos no epistmicos o tcnicos (por ejemplo
valores morales, convicciones religiosas, intereses profesionales, presiones
econmicas, etc.) desempean un papel decisivo en la gnesis y consolidacin de las ideas cientficas y los artefactos tecnolgicos. En otras palabras, el cambio cientfico-tecnolgico no es visto como resultado de algo
130
Los estudios y programas CTS se han desarrollado desde sus inicios en tres
grandes direcciones :
En el campo de la investigacin , los estudios CTS se han planteado
como una alternativa a la reflexin tradicional en filosofa y sociologa
de la ciencia, promoviendo una nueva visin no esencialista y contextualizada de la actividad cientfica.
En el campo de la poltica pblica , los estudios CTS han defendido la
regulacin social de la ciencia y la tecnologa, promoviendo la creacin
de diversos mecanismos democrticos que faciliten la apertura de los
procesos de toma de decisiones en cuestiones concernientes a polticas
cientfico-tecnolgicas.
131
En el campo de la educacin , esta nueva imagen de la ciencia y la tecnologa en sociedad ha cristalizado en la aparicin en muchos pases de
programas y materias CTS en enseanza secundaria y universitaria.
Veamos ahora algunos de los principales resultados obtenidos en cada
uno de esos mbitos de trabajo, especialmente en investigacin y poltica
pblica.
Lecturas
recomendadas
Alonso, A.; Ayestarn, I.;
Ursa, N. (eds.) (1996).
Para comprender Ciencia,
Tecnologa y Sociedad.
Estella: EVD.
Medina, M.; Sanmartn, J.
(eds.) (1990). Ciencia,
tecnologa y sociedad: estudios
interdisciplinares en la
universidad, en la educacin y
en la gestin pblica.
Barcelona: Anthropos.
Gonzlez Garca, M.; Lpez
Cerezo, J. A.; Lujn, J. L.
(eds.) (1997). Ciencia,
Tecnologa y Sociedad: lecturas
seleccionadas.
Barcelona: Ariel.
132
7. La ciencia y la tecnologa
como fenmenos sociales
Veamos ahora algunos de los enfoques ms destacados, as como los orgenes y principales resultados, en la investigacin acadmica sobre la relevancia de los factores sociales en el cambio en ciencia y tecnologa. Es una
forma de entender la contextualizacin social del estudio de la ciencia,
la llamada tradicin de origen europeo en los estudios CTS (Gonzlez
Garca et al., 1996).
La declaracin programtica de esa sociologa del conocimiento cientfico tuvo lugar mediante el llamado pr ograma fuer te que enuncia
David Bloor en (1976/1992). Este programa pretende establecer los principios de una explicacin satisfactoria (es decir, sociolgica) de la naturaleza
y cambio del conocimiento cientfico. En este sentido, no es un programa
complementario con respecto a enfoques filosficos tradicionales (por
ejemplo el empirismo lgico o enfoques popperianos), sino que constituye un marco explicativo rival e incompatible.
Bloor presenta originalmente su programa como una ciencia de la ciencia , como un estudio emprico de la ciencia. Slo desde la ciencia, y par-
133
134
xistencia de tales ondas requiere la previa aplicacin con xito del detector. Acabamos
pues en una situacin de indeterminacin que hace necesario el uso, por parte de los
cientficos en conflicto, de recursos como la persuasin. Se trata por tanto de un argumento a favor de la relevancia explicativa de los factores sociales al dar cuenta de la clausura de controversias cientficas.
135
como los deportistas de la bicicleta, los anticiclistas o las mujeres. Lo importante es que
cada grupo representa una particular versin de qu sea una buena bicicleta, en funcin
de sus intereses y de sus necesidades. La bicicleta actual no es ms que el resultado contingente de ese proceso de negociacin social entre dichos actores o grupos sociales.
Por ejemplo, un elemento tcnico tan sencillo como la cmara de aire no constitua claramente una mejora para todos los actores involucrados. Para las mujeres s era una
mejora, pues implicaba una disminucin de las vibraciones. Como obviamente lo era
para Dunlop y otros fabricantes de cmaras. No era tal mejora, sin embargo, para los
deportistas pues, adems de no reconocer la vibracin como problema en absoluto, en
un principio consideraban ms rpidas las llantas slidas (ms tarde cambiaron de opinin, con la introduccin en las competiciones de bicicletas con cmara). Y de ningn
modo era una buena innovacin para los ingenieros, que consideraban la cmara como
una monstruosidad, un aadido engorroso que poda ser sustituido por innovaciones
ms simples y apropiadas. Como est claro, cada grupo adscriba un significado diferente
a la cmara, entenda de un modo distinto la palabra eficacia o buena bicicleta. Otro
tanto podramos decir de las ruedas asimtricas, del tamao relativo de la rueda delantera, del sistema de frenado, de la localizacin y diseo del silln, del sistema de traccin,
etctera.
De este modo, el desar rollo tecnolgico, en esta concepcin, no es un proceso lineal de
acumulacin de mejoras, sino un proceso multidireccional y cuasievolutivo de variacin
y seleccin (cuasievolutivo porque, a diferencia de la evolucin biolgica, la produccin de variacin no es ciega). Los problemas tcnicos no constituyen hechos slidos
como rocas, sino que admiten cierta flexibilidad interpretativa. En un determinado contexto histrico y cultural, distintos actores sociales con diferentes intereses y valores
vern un problema de formas alternativas, proponiendo distintas soluciones sobre la
base de esos intereses y valores. A continuacin, los actores, como en cualquier proceso
de negociacin poltica, desplegarn sus mejores armas en el ejercicio de la persuasin y
del poder, intentando alinear a los competidores con sus propios intereses y, de este
modo, clausurar la flexibilidad interpretativa del problema original (son los llamados
mecanismos de clausura). Como resultado de la interaccin entre los distintos actores
se producir la clausura y seleccin final de un determinado diseo. El siguiente paso en
la modificacin temporal de este diseo reproducir un nuevo ciclo en dicho esquema
de variacin y seleccin. El xito, en conclusin, no explica por qu tenemos la tecnologa que tenemos, puesto que hay distintas formas de entender el xito y, por tanto, debemos hablar de poder y negociacin a la hora de explicar qu tecnologa vamos a
desarrollar y qu problemas tratamos de resolver mediante la misma.
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cumplimiento. Los lemas de esta renegociacin son bien conocidos: par ticipacin popular , ciencia para el pueblo , tecnologa en democracia , etc.
Con todo, como por ejemplo seala Dorothy Nelkin (1984), la identificacin de actores sociales y la coordinacin de sus intereses en la participacin pblica es una tarea que est lejos de ser sencilla debido a la
disparidad de puntos de vista, grado de informacin, concienciacin y
poder de cada uno.
LOS PBLICOS DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGA
El problema general de quin debe o puede participar en controversias relacionadas con
la tecnologa o el medio ambiente suele ser una cuestin de la mayor importancia poltica. Por ejemplo, en la reciente polmica acerca de la ampliacin del Parque Nacional de
la Montaa de Covadonga hasta el Parque Nacional de los Picos de Europa, uno de las
cuestiones ms debatidas era la determinacin del colectivo o colectivos cuya opinin
deba ser considerada y, en su caso, priorizada. Qu opinin es la importante? Slo la
de los habitantes locales directamente afectados, que quieren continuar con su tradicional aprovechamiento de la tierra y seguir con las batidas de lobos? Tambin la de sus
representantes en las administraciones local, autonmica y nacional de las tres comunidades autnomas afectadas (Asturias, Cantabria, Castilla-Len), aunque no terminen de
ponerse de acuerdo? Deberan acaso participar los asturianos, cntabros y castellanoleoneses en su conjunto, aunque vivan en Gijn, Torrelavega o Ponferrada? O quiz
tambin el ciudadano concienciado de Lasarte, que visita la zona en Semana Santa y
deseara la mxima proteccin? Acaso es competencia de Bruselas? No son preguntas
fciles de responder.
139
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Las encuestas de opinin sobre diversos asuntos relacionados con la innovacin tecnolgica o la intervencin ambiental. Su propsito es proporcionar un testimonio de
la percepcin pblica sobre un asunto determinado, de modo que pueda ser tenida en
cuenta por el poder legislativo o el ejecutivo (Boxsel, 1994).
En segundo lugar, en el mbito legislativo y judicial, ms familiares para nosotros son:
el referndum y la litigacin, que se han convertido en muchos pases occidentales
en el principal procedimiento que tienen los ciudadanos para restringir y dirigir el
cambio tecnolgico (Nelkin, 1984).
Y, por ltimo, dentro de los pases con una economa de mercado encontramos:
el consumo diferencial de productos cientfico-tecnolgicos, sean frigorficos, alimentos o prendas de vestir, en aquellos pases cuyas legislaciones nacionales sobre etiquetado permitan ejercer esta forma de control social (Todt y Lujn, 1997).
Todos los procedimientos administrativos y legislativos, en particular, presentan puntos dbiles y puntos fuer tes , dependiendo del criterio de participacin democrtica considerado. En casos prcticos parece
conveniente adecuar el mecanismo de participacin a las caractersticas
concretas que se presenten en cada situacin. Por ejemplo, ante problemas fuertemente ideologizados no suele recomendarse un procedimiento
de participacin que involucre la interaccin cara-a-cara, puesto que
tiende a radicalizar las posturas; mientras que ante decisiones concernientes a localizacin de recursos tal forma de interaccin es viable y positiva
(Syme y Eaton, 1989).
Debe destacarse, con Krimsky (1984), la importancia de que la participacin tenga un carcter activo . Una participacin reactiva identifica
sta con percepcin pblica o bien con mera opinin pblica, entendidas
como interferencia externa que es necesario incorporar a la gestin (con
lo cual seran suficientes mecanismos de sondeo o, a lo sumo, consultivos). Entender de este modo la participacin pblica es crear riesgos de
manipulacin e inestabilidad, as como omitir una aportacin potencialmente valiosa (la del conocimiento popular local y los actores sociales
implicados) en la resolucin de problemas relacionados con la innovacin
tecnolgica y la intervencin ambiental.
En este sentido, el mensaje CTS es claro:
141
Por ltimo, dos cautelas que es necesario expresar. En primer lugar , las
posibilidades de participacin comentadas constituyen iniciativas que no
pueden copiarse sin ms de otros pases donde estn siendo ensayadas
con xito. Las tradiciones, los derechos y las prcticas nacionales introducen siempre unas peculiaridades que necesitan ser tenidas en cuenta. En
segundo lugar , se trata de iniciativas que, adems de medidas administrativas o legislativas, reclaman tambin un importante esfuerzo en el
mbito formativo con el fin de articular una opinin publica crtica,
informada y responsable. El objetivo es optimizar esos mecanismos de
participacin, es decir, que el pblico pueda manifestar su opinin, ejerza
su derecho al voto o pueda simplemente comprar sabiendo lo que hace
en funcin de las opciones disponibles. Y en este objetivo la educacin
CTS es una pieza fundamental.
Lecturas
recomendadas
Alonso, A.; Ayestarn, I.;
Ursa, N. (eds.) (1996). Para
comprender Ciencia,
Tecnologa y Sociedad. Estella:
EVD.
Gonzlez Garca, M.; Lpez
Cerezo, J. A.; Lujn, J. L.
(eds.) (1997). Ciencia,
Tecnologa y Sociedad: lecturas
seleccionadas. Barcelona:
Ariel.
Sanmartn, J. [et al.] (eds.)
(1992). Estudios sobre
sociedad y tecnologa.
Barcelona: Anthropos.
142
La democracia presupone que los ciudadanos, y no slo sus representantes polticos, tienen la capacidad de entender alternativas y,
sobre tal base, expresar opiniones y, en su caso, tomar decisiones
bien fundadas.
En este sentido, otra lnea de desarrollo para los estudios CTS ha sido, en
el mbito educativo y de for macin pblica , propiciar la formacin y
alfabetizacin cientfica de amplios segmentos sociales de acuerdo con la
nueva imagen de la ciencia y la tecnologa que emerge al tener en cuenta
su contexto social. Veamos ahora muy brevemente los aspectos ms generales de esta lnea de trabajo.
Un elemento clave en tal cambio de imagen de la ciencia y la tecnologa
consiste en la renovacin educativa, tanto en contenidos cur riculares
como en metodologa y tcnicas didcticas
tido procede de los programas educativos CTS, implantados en la enseanza superior de numerosas universidades desde finales de los aos 60 y
en muchos sistemas educativos de enseanza media desde finales de los
70 (Solomon, 1992; Yager, 1993; VV.AA., 1998).
En el mbito de la enseanza superior, los programas CTS ofrecen un
grado especfico o complemento curricular para estudiantes de diversas
procedencias:
Se trata, por un lado, de proporcionar una formacin humanstica bsica
a estudiantes de ingenieras y ciencias naturales
. El objetivo es desa-
143
ciencias sociales . El objetivo es proporcionar a estos estudiantes, futuros jueces y abogados, economistas y educadores, una opinin crtica e
informada sobre las polticas tecnolgicas que los afectarn como profesionales y como ciudadanos. Esta educacin debe as capacitarlos para
participar fructferamente en cualquier controversia pblica o discusin
institucional sobre tales polticas.
Si los programas de investigacin CTS abordan la ciencia y la tecnologa como productos sociales, planteando entonces la cuestin
de la evaluacin y gestin social de tales productos, los programas
de educacin en CTS tratan precisamente de llevar a los curricula
tanto de cientficos y como de humanistas tales resultados de
investigacin.
El reto educativo consiste as en desarrollar una actitud realista, fundamentada y participativa frente al cambio cientfico-tecnolgico.
En su clebre Conferencia Rede de 1959, C.P. Snow hablaba de una escisin de la vida intelectual y prctica de occidente en dos grupos polarmente opuestos, separados por un abismo de incomprensin mutua. Se
refera a las culturas humanstica y cientfico-tcnica. El propsito principal de la educacin CTS es tratar de cerrar esa brecha entre dos culturas
(!), puesto que sta constituye el mejor caldo de cultivo para el desarrollo
de peligrosas actitudes tecnfobas, adems de dificultar la participacin
ciudadana en la transformacin tecnolgica de nuestras formas de vida y
ordenamiento institucional (Snow, 1964).
Lectura
recomendada
VV.AA. (1995). La educacin
ciencia-tecnologa-sociedad,
nmero monogrfico de
Alambique. Didctica de las
Ciencias Experimentales. n 3,
enero de 1995.
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monogrfico de la Revista
Iberoamericana de Educacin.
n 18, sep.-dic. 1998.
VV.AA. (1999). Ciencia,
tecnologa y sociedad, nmero
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Pensamiento Educativo. n 24,
julio 1999. Pontificia
Universidad Catlica de
Chile.
144
Hardy profera estas duras palabras en su libro Autojustificacin de un mate mtico, donde, por cierto, se vanagloriaba de que su vida haba estado
dedicada a la creacin de un arte abstracto totalmente intil, la matemtica pura, sin ninguna aplicacin prctica. Es cierto que Hardy escribi
esas palabras en medio de una guerra, una guerra por la que se desarrollan
innovaciones como el radar o los ordenadores electrnicos. Sin embargo,
si nos detenemos a reflexionar sobre la ciencia y la tecnologa de la
segunda mitad de siglo, sus palabras, como seala Freeman Dyson, tienen
por desgracia una mayor actualidad de la que probablemente nos gustara
reconocer (Dyson, 1997).
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Qu ha pasado en
los ltimos 40 aos? En este tiempo, seala Dyson (1997), los mayores
esfuerzos en investigacin bsica se han concentrado en campos muy
esotricos, demasiado alejados de los problemas sociales cotidianos.
Ciencias como la fsica de partculas y la astronoma extragalctica han
perdido de vista las necesidades sociales y se han convertido en una actividad esotrica que slo produce bienestar social para los propios cientficos. Se trata no obstante de lneas de investigacin que, por la
infraestructura material o los grandes equipos humanos requeridos, consumen un ingente volumen de recursos pblicos.
Por ejemplo, Timothy Ferris se pregunta cul es el sentido de la aventura
espacial . Dice:
El problema, enunciado simplemente, es que nadie sabe qu hacemos ah [en el espacio]. El trasbordador espacial fue diseado para el transportar regular astronautas y
suministros hacia y desde una estacin especial permanente, pero despus de dcadas
de planificacin y billones de dlares gastados en procesos sin fin de diseo y revisiones, la estacin espacial internacional, como se llama ahora, no ha sido construida.
Ni tampoco hay una razn clara de por qu debera serlo a menos que uno acuda a
argumentos acerca de preservar la infraestructura tecnolgica americana en la industria
aeroespacial, un fin laudable pero que podra ser alcanzado de muchas otras maneras.
T. Ferris (1997, pg 16)
est en general
146
Unos apoyan los campos de moda, cada vez ms alejados de lo que podemos ver, tocar o comer; y otros, como era de esperar, la rentabilidad econmica. Al tiempo, se movilizan los recursos de la divulgacin
tradicional de la ciencia, en peridicos, museos y escuelas, para difundir
una imagen esencialista y benemrita de la ciencia, una ciencia que slo
funcionar ptimamente si se mantiene su financiacin y autonoma
frente a la sociedad.
LA CIENCIA EN EL ESCAPARATE
Para apreciar adecuamente el papel de la ciencia en el mundo actual, es importante ser
conscientes de la importancia que tiene hoy la visibilidad pblica de los resultados cientficos. La ciencia contempornea, la llamada Big Science, es una actividad que requiere
un gran volumen de financiacin. Los grandes equipos de la investigacin cientfico-tcnica actual necesitan importantes recursos humanos y materiales, es decir, medios econmicos. Los reclamos publicitarios de la ciencia, sus promesas en ocasiones
desmesuradas en los medios de comunicacin, son estrategias de movilizacin social
destinadas a consolidar lneas de investigacin o grupos de investigadores. La ciencia, a
este respecto, no es muy diferente de la poltica o el ftbol: su xito en la captacin de
recursos pasa hoy con frecuencia por los medios de comunicacin. Pero esto no es todo.
En un mundo de competicin internacional y libre mercado, donde la innovacin cientfico-tcnica tiene un valor econmico decisivo, el escaparate de la ciencia puede revalorizar acciones de compaas multinacionales o incluso estimular sectores productivos
completos.
Con todo, hacer de la ciencia una ventaja empresarial competitiva y un elemento de
movilizacin social no es desvirtuar a la ciencia, aunque s la distancia del ideal decimonnico de empresa benemrita desinteresada. Se producen armas y se elaboran vacunas,
que, a su vez, dan lugar a prestigio y beneficios. Sin embargo, esa tendencia actual a hinchar artificialmente las noticias relacionadas con la ciencia y la tecnologa, s puede
generar una cierta desconfianza y recelo entre la opinin pblica. Cuando se anuncia a
bombo y platillo el descubrimiento de la fusin fra, con la consiguiente lluvia de millones para los protagonistas y las instituciones de las que dependen, para desmoronarse
poco despus entre acusaciones de fraude y auto-engao; cuando el Presidente de los
EE.UU. (B. Clinton) anuncia el descubrimiento de vida no terrestre en un meteorito presuntamente de origen marciano, en un momento delicado para la financiacin de la
NASA, deshichndose el globo poco despus entre pruebas circunstanciales y evidencia
indirecta; cuando cada da aparece un nuevo gen responsable de casi cualquier cosa,
consolidando un grupo de trabajo o las acciones de una compaa farmacutica, y se
arma un pequeo revuelo pblico del que poco ms tarde no se vuelve a tener noticia;
.... cuando suceden estas cosas el pblico inteligente comienza a suspender el juicio y
puede llegar a contemplar a la ciencia con suspicacia.
147
El desafo de nuestro tiempo es abrir esos despachos, esas comisiones, a la comprensin y la participacin pblica. Abrir, en suma, la
ciencia a la luz pblica y a la tica.
148
Resumen
Desde los aos 60, una serie de factores concurrentes han replanteado la
necesidad de revisar las relaciones entre ciencia-tecnologa-sociedad. La
repercusin pblica de efectos adversos y catstrofes relacionadas con el
desarrollo cientfico-tecnolgico, los frecuentes casos de controversia y
fraude en ciencia aireados por los medios de comunicacin, la denuncia
social de dilemas ticos y problemas sociales vinculados al impacto actual
de la tecnologa, y la contextualizacin social de la ciencia-tecnologa realizada en la investigacin filosfica y sociolgica de las ltimas dcadas, se
hallan a la base de una nueva imagen de la ciencia y la tecnologa que,
incompatible con la tradicional imagen esencialista y benefactora, tiende
a consolidarse en la percepcin pblica y la investigacin acadmica
desde los aos 60. Complementariamente a esa imagen, el reconocimiento del papel central que hoy juega el asesoramiento especializado en
las polticas pblicas, las nuevas fronteras para la participacin que tienden a extenderse con el desarrollo de la democracia, y la conciencia de
nuevas y mayores amenazas para la salud y el medio ambientes derivadas
del cambio tecnolgico, han creado las condiciones para la renegociacin
de las relaciones entre ciencia-tecnologa-sociedad.
Esa renegociacin tiende actualmente a concretarse institucionalmente en
el diseo de polticas pblicas sobre ciencia y tecnologa de carcter intervencionista y preventivo, ms abiertas a la participacin de una diversidad de agentes sociales, y edificadas sobre una imagen ms realista de las
limitaciones epistmicas y servidumbres valorativas de la ciencia actual.
Los estudios CTS tratan hoy de contribuir a fundamentar esa renegociacin en el sentido de abrir la ciencia y la tecnologa a la comprensin y
los valores pblicos en los mbitos de la investigacin, la educacin y la
reflexin poltica.
149
Actividades
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Ejercicios de autoevaluacin
Los ejercicios
siguientes
... constituyen preguntas y
comentarios de texto que no
tienen una nica respuesta
correcta. Tratan ms bien de
poner a prueba la
comprensin de nociones, la
capacidad para relacionar
conceptos y para aplicarlos en
casos especficos. Las
respuestas finales son por
tanto orientativas. Se trata
adems de ejercicios que no
slo puedan ser utilizados
para comprobar los
conocimientos adquiridos en
la prctica sino que tambin
constituyan un medio de
adquisicin de nuevo
conocimiento.
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152
Soluciones
153
Reconoce no obstante que tal modelo no parece funcionar correctamente en nuestros das, aunque su diagnstico del fallo es diametralmente opuesto al diagnstico de los autores CTS y el sentido general
de la evolucin del modelo de polticas pblicas sobre la ciencia y la
tecnologa. Sagan, con los autores CTS, da a entender que hay que
acercar ciencia y sociedad, tanto en los aspectos epistmicos (comprensin pblica de la ciencia) como en los aspectos ticos (valores
sociales). Sin embargo, a diferencia de esos autores, para Sagan hay que
aproximar la sociedad a la ciencia ms bien que al contrario, hay que
cientifizar a los ciudadanos y tecnologizar nuestra sociedad para que el
modelo clsico funcione correctamente. De este modo, el texto anterior expresa una visin cientifista y tecnocrtica de las relaciones ciencia-sociedad.
4. Con independencia de las virtudes polticas de la crtica de inspiracin
marxista y contracultural, este tipo de crtica suele adoptar un marco
terico asimtrico e irreflexivo (tal como D. Bloor usa estos conceptos
en el Programa Fuerte), favoreciendo as un discurso general objetivista y esencialista. Asimtrico en el sentido de que distintos tipos de
contexto causal son aducidos para dar cuenta de distintos tipos de
ciencia, opresiva y liberadora, machista y neutral respecto al gnero,
etc., un tipo de causas producira conocimiento sesgado y otro tipo
conocimiento legtimo; e irreflexivo en el sentido de que la crtica
material que se realiza de la ciencia tradicional no se aplica sobre la
objetividad alternativa postulada en su lugar.
5. El episodio desvela una concepcin defensiva de la par ticipacin
pblica que concibe sta solamente a travs del argumento instrumental de Fiorino. Se trataba de crear apariencia de participacin para conferir legitimidad a decisiones polticas sobre intervencin ambiental,
aunque sin un carcter efectivo para el proceso participativo. Cuando
esta estrategia instrumental falla, como en el caso descrito, el resultado
puede ser un mayor deterioro de la credibilidad de las instituciones.
Ampliar la participacin pblica mediante mecanismos que den
entrada al conocimiento no cientfico de otros actores sociales en el
proceso de toma de decisiones, como la gestin negociada o los paneles de ciudadanos con un carcter realmente efectivo y activo, puede
consolidar la confianza en los poderes pblicos y mejorar esas decisiones bajo un aspecto estrictamente tcnico, como seala el argumento
sustantivo de Fiorino.
154
Glosario
Amplio movimiento
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La evaluacin de tec-
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debido fundamentalmente a Harry Collins a finales de los 70 y principios de los 80, donde se propone un programa (el EPOR, o Programa
Emprico del Relativismo) para el estudio emprico de las controversias
cientficas. La clave del EPOR consiste en detectar la flexibilidad interpretativa de los resultados cientfico, mostrada por la existencia de
controversias, para estudiar despus empricamente los mecanismos
sociales que producen la clausura de las mismas.
Red de actores, teora de la:
mica CTS, especialmente Bruno Latour y Michel Callon, han desarrollado una reciente lnea de trabajo basada en el principio tercero del
Programa Fuerte, la simetra. Para estos autores una explicacin realmente simtrica de teoras cientficas o artefactos tecnolgicos
requiere otorgar la misma categora explicativa a actores humanos (lo
social) y a actores no humanos (lo natural o lo material). Segn
este enfoque, utilizar lo social para dar cuenta de lo natural o lo material, como hace la sociologa del conocimiento cientfico, es asumir
una posicin cientficamente tan insatisfactoria como la inversa de la
filosofa de la ciencia tradicional. Para estos autores franceses, todos
los actores, humanos y no humanos, interaccionan y evolucionan
juntos, son nodos de la red que constituye la tecnociencia.
Sndr ome de Frankenstein: Hace r eferencia al temor de que el mismo
desarrollo cientfico-tecnolgico que es utilizado para controlar la
naturaleza se vuelva contra nosotros destruyendo esa naturaleza o
incluso al propio ser humano.
Sistema I+D: Sistema de investigacin y desarrollo, incluyendo la investigacin bsica y el desarrollo de aplicaciones a partir de la misma. Hoy
da, ante la estrecha vinculacin de ciencia y tecnologa, y de stas
con los sistemas productivos, tiene a hablarse en su lugar de sistemas
de innovacin.
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Bibliografa
Lecturas recomendadas
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Tecnologa y Sociedad. Estella: EVD.
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Lecturas complementarias
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