Goya, Pinturas Negras

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Goya: Pinturas negras

mdn @ 12:01
La utilizacin del negro y las variaciones del gris, ya haban sido
experimentadas por Goya en algunos de sus ltimos cuadros
costumbristas, sirvindole para crear atmsferas sobre todo en los
cuadros de crtica social. A partir de 1814, con la restauracin
absolutista de Fernando VII, el pintor preferido del rey, y por tanto de
la Corte, es Vicente Lpez, mientras que Goya recibe muy pocos
encargos. Es el momento en que se traslada a vivir a la Quinta del
sordo, en 1819, lugar donde realiza una pintura sorprendente, la
recreacin de un asunto privado, una especie de monlogo consigo
mismo, sin ningn tipo de finalidad econmica ni propsito de
exhibicin, con lo que la mente y el pincel quedan en total libertad,
ya que pinta para s mismo. En estas pinturas, muestra un mundo de
seres extraos, grotescos, fantsticos, con brujas, procesiones
siniestras, viejos repugnantes, visiones, en definitiva en las que
triunfa lo expresivo sobre la belleza de las formas. Lo Feo, el Mal,
adquieren un carcter convulsivo y amenazador (que luego ser
utilizado profusamente por los romnticos). Salen a la luz las feroces
y desencantadas visiones que el artista haba ido acumulando a lo
largo de su vida, puesto que hay que tener en cuenta que cuando
Goya inicia esta serie cuenta ya con ms de setenta aos, en los que
sobre todo su sordera ha ido acumulando recelos, resentimientos y
sospechas de todo lo que le rodeaba.
Tcnicamente, estas pinturas suponen un dominio total de la materia plstica con una
audacia asombrosa que anuncia la libertad del arte contemporneo, puesto que la
mancha negra hace desaparecer la lnea y gran parte de los colores y los smbolos
desplazan a las formas concretas y reales. Las pinceladas se hacen pastosas, gruesas,
largas, rpidas y expresionistas, llegando a utilizar la esptula para aplicar el color.
Respecto a la gama cromtica, utiliza casi en exclusiva los ocres, los tonos de tierras y
sobre todo los grises y los negros que le dan nombre al conjunto. Estn compuestas por
14 escenas, que reciben su nombre del inventario de un amigo del pintor, Antonio
Brugada, ya que Goya no les puso nombre: Las Parcas, Un viejo y un fraile, Duelo
a garrotazos, Aquelarre, Hombres leyendo Judith y Holofernes, Procesin del
Santo Oficio, Mujeres riendo, Asmodea, La romera de San Isidro, Doa
Leocadia Zorrilla, El perro y las dos que comento brevemente a continuacin.
Dos Viejos comiendo sopas nos muestra una alucinante deformacin de la figura
humana para expresar la esencia de la vejez, la pobreza, la soledad y la decrepitud. La
escena representa a dos ancianos de los que su sexo no est claro, con aspecto, sobre
todo el de la derecha, de calavera, simbolizando lo poco que le queda por vivir,
reflejando tal vez la visin que el pintor tena de la vejez que ya lo acompaaba, con el
consiguiente deterioro que sta trae consigo. La obra puede sin duda considerarse como
un claro precedente del expresionismo del siglo XX, tanto por su asunto, como por su
tcnica.
Saturno devorando a sus hijos nos muestra una de las escenas ms desgarradoras de la
serie, ya que presenta el instante en que el dios est comindose el cuerpo de uno de sus
hijos, simbolizando con ello, el horror, la destruccin y como el paso del tiempo termina
con todo, lo cual constituye un verdadero leit motiv, una de las obsesiones particulares
del artista. Algunos autores apuntan a que tambin podra simbolizar al rey absolutista
Fernando VII, terminando con su pueblo. De la obra llama la atencin el rostro de
Saturno, deforme, con expresin de ferocidad y voracidad.
Saturno devorando sus hijos


El tema de Saturno est relacionado, segn Freud, con la melancola
y la destruccin y estos rasgos estn presentes en las pinturas
negras. Con expresin terrible, Goya nos sita ante el horror canbal
de las fauces abiertas, los ojos en blanco, el gigante avejentado y la
masa informe del cuerpo sanguinolento de su hijo.
El cuadro no solo alude al dios Chronos, que inmutable gobierna el
curso del tiempo, sino que tambin era el rector del sptimo cielo y
patrn de los septuagenarios, como lo era ya Goya.
El acto de comerse a su hijo se ha visto, desde el punto de vista del
psicoanlisis, como una figuracin de la impotencia sexual, sobre
todo si lo ponemos en relacin con otro de los frescos que decoraban
la estancia, Judit matando a Holofernes, tema pictrico en el que la
bella joven juda Judit invita a un banquete libidinoso al viejo rey
asirio Holofernes, entonces en guerra contra Israel y, tras unirse
sexualmente a l, lo decapita.
El hijo devorado, con un cuerpo ya adulto, ocupa el centro de la
composicin. Al igual que en la pintura de Judit y Holofernes, uno de
los temas centrales es el del cuerpo humano mutilado. No solo lo est
el cuerpo atroz del nio, sino tambin, mediante el encuadre escogido
y la iluminacin de claroscuro extraordinariamente contrastada, las
piernas del dios, sumidas a partir de la rodilla en la negrura, en un
vaco inmaterial.
Emplea una gama de blancos y negros, aplicada en manchas de color
gruesas, solo rota por el ocre de las carnaciones y la llama flgida en
blanco y rojo de la carne viva del hijo. Snchez Cantn lo compar al
que pint Rubens en 1636 para la Torre de la Parada del Palacio del
Pardo de Madrid. En su estudio seala como la violencia del de Goya
es muy superior, despojado de su pretexto mitolgico, prefigurando
con ello el expresionismo.


Viejas comiendo sopa


En el cuadro aparecen dos ancianos personajes, sin estar claro si son
hombres o mujeres. El de la izquierda, con pauelo blanco dibuja una
mueca con su boca, posiblemente por la falta de dientes. El otro
personaje contrasta vivamente con l: de rostro de cadver, sus ojos
son dos oquedades negras y su cabeza tiene en general el aspecto de
una calavera.
Las pinceladas estn aplicadas de modo muy libre, decidido y rpido.
Son brochazos llenos con mucha pasta de pintura los que definen los
dedos artrticos o la cuchara. Tambin hay un amplio uso de la
tcnica de la aplicacin de pigmento con esptula.

Las parcas


Se trata de una revisin del tema mitolgico de las diosas del destino
las Parcas, encabezadas por tropos, diosa de lo inexorable, que
porta unas tijeras para cortar el hilo; Cloto, con su rueca (que Goya
sustituye por un mueco o recin nacido, probable alegora de la
vida) y Lquesis, la hiladora, que en esta representacin mira a
travs de una lente o en un espejo y simboliza el tiempo, pues era la
que meda la longitud de la hebra. A las tres figuras femeninas
suspendidas en el aire se aade una cuarta de frente y con las manos
a la espalda quiz maniatado que podra ser un hombre. Si es
cierta esta interpretacin, las Parcas estaran decidiendo el destino
del hombre cuyas manos atadas no pueden oponerse a su hado.
Como en todas las Pinturas Negras, la gama cromtica se reduce
mucho, pero en esta pintura en especial a ocres y negros. Todo ello
refuerza el ambiente nocturno e irreal (como corresponde al mundo
del mito) de esta obra. El cuadro es un exponente de las
caractersticas que el siglo XX ha considerado como precursoras del
expresionismo pictrico.

Aquelarre


Esta pintura decoraba el lado sur del piso bajo de la casa de Goya (la
Quinta del Sordo). Tras su traslado el lienzo ha perdido parte de su
longitud por el lado derecho, a partir de la mujer sentada en la silla,
por lo que el eje de simetra que sera la mujer de la falda negra y
pauelo blanco, a cuyos lados se mostraran equidistantes las dos
manchas negras del macho cabro o satn y la mujer de la silla, se ha
desplazado respecto del original. De este modo el grupo de brujas
queda descompensado en un volumen uniforme sin el espacio que
quedaba vaco a la derecha.
Era el Aquelarre el motivo central de la sala, llenando el lienzo entero
del lado sur entre dos pequeas ventanas. Enfrente figuraba un leo
de similar formato: La romera de San Isidro.
Los personajes principales (la mujer sentada en la silla y el Cabrn)
tienen el rostro oculto. Segn la interpretacin de Nigel Glendinning,
el macho cabro, que representa al demonio y tiene la boca abierta,
estara dirigiendo la palabra a la joven, que al parecer est siendo
postulada a bruja. El resto de las figuras, adems, mira al Cabrn,
por lo que parecen prestar odos a sus palabras, excepto la que
aparece de espaldas en primer trmino, con mantilla de novicia, que
mira a la joven.
Todas las figuras tienen aspecto grotesco y sus rostros estn
fuertemente caricaturizados, hasta el punto de haber animalizado sus
rasgos. Por otro lado, la paleta es, como en todas las pinturas negras,
muy oscura, con abundante uso del negro. Algunas manchas de
blanco muy veladas traslucen sombras tambin oscuras, y el resto de
la gama va desde los amarillos y ocres hasta las tierras rojas con
alguna pincelada a manchas azules.
La aplicacin de la pintura es muy suelta, gruesa y rpida, buscando
una contemplacin lejana. Sin embargo aparecen lneas ms finas
que contornean las siluetas. Todos estos rasgos dotan al conjunto de
una atmsfera de pesadilla, de ritual o ceremonia satnica, como
corresponde al tema.

Galeotes


Los personajes aparecen muy en primer plano, como era habitual en
los Desastres de la Guerra, destacndose de un lejano paisaje yermo
e iluminados a contraluz, lo que era contrario a las convenciones del
retrato de figuras humanas. Es posible que con ello pretenda reflejar
la dbil luz del alba en que se producan estos duelos de villanos. Solo
aparece colorido en el paisaje y el cielo. Como contrapunto del drama
brutal, percibimos la belleza de los azules del espacio areo y los
matices rosceos de las sombras de la tierra.
La composicin est descentrada, pues los duelistas aparecen a la
izquierda del cuadro, dejando un amplio paisaje de suaves lomas
ocres y rojizas a la derecha. Este desequilibrio en la composicin
contraviene los cnones academicistas y neoclsicos y son habituales
en otras pinturas negras, como El Aquelarre (a la que se priv de un
trozo que la hara an ms balanceada) o La romera de San Isidro,
en la que los hombres se amontonan en un extremo del cuadro. Este
tipo de composicin orgnica (y no mecnica, que es la propia de la
mentalidad academicista), se basa en las lneas de fuerza y del
movimiento y no tanto en la posicin de las figuras, y es tpica del
Romanticismo. Goya ya la haba usado en algunas series de
grabados, como en la estampa n 21 de La Tauromaquia,
Desgracias acaecidas en el tendido de la plaza de Madrid y muerte
del alcalde de Torrejn (hacia 1816), donde un toro ha saltado a la
grada y cornea al pblico dejando toda la mitad izquierda
completamente vaca.
En cuanto a la tcnica pictrica, el cuadro est ejecutado con una
rpida pincelada suelta, con poca carga de pintura y con gran libertad
en cuanto a color y dibujo.


Dos viejos


En el cuadro aparecen dos ancianos personajes vestidos con hbito
de fraile. El situado en primer trmino tiene una gran barba cana, es
alto y se apoya en un bastn. Desde el punto de vista iconogrfico se
relaciona con el dios Tiempo y podra simbolizar la vejez. El que est
a su espalda est fuertemente caricaturizado. Su rostro es de aspecto
cadavrico o animal y parece gritarle al odo a su compaero, lo que
podra ser una alusin a la sordera de Goya.

Seis hombres se apian en torno a la lectura de un papel que
sostiene uno de ellos de rostro largamente barbado. Entre ellos tres
destacan en un plano ms cercano y del resto solo vemos sus
cabezas entre el grupo, algunas de ellas muy vagamente, alejadas en
segundo trmino y hacia los mrgenes de la izquierda del cuadro.
La crtica ha relacionado esta reunin masculina con las tertulias
polticas clandestinas del Trienio Liberal, periodo en que se ejecutaron
las pinturas negras. De este modo contrasta su actividad, propia del
gnero msculino, con el que comparte muro, Mujeres riendo, y
supone un paralelismo antittico que, por otra parte, est justificado
en la esttica que comparten estos dos cuadros, quiz los menos
conocidos de las Pinturas negras.
Con Mujeres rindose guarda semejanzas en cuanto a color, tcnica e
iluminacin. Sumidos en un fondo oscuro, casi negro, destaca la
blusa blanca de los personajes ms protagonistas, en el caso que nos
ocupa, el del hombre con barba negra que presta atencin a la carta,
que seala el que la sostiene a su izquierda. Los dos cuadros, de
formato vertical, contrastan con el resto de las pinturas de la planta
alta, pues en general adoptan cielos azules y abiertos, fondos de
nubes, paisajes e incluso, en el caso de Asmodea, un paisaje
boscoso. En este sentido el estilo de esta obra guarda mayores
semejanzas con el conjunto de la planta calle.
Judit y Holofernes

El cuadro recrea de modo personalsimo el conocido tema de Judit de
Betulia que, para salvar a su pueblo del ataque del rey Holofernes, lo
seduce y decapita.
De este modo la obra pudiera aludir a Goya y Leocadia Zorrilla o
Leocadia Weiss (pues estaba casada, y este era el apellido de su
marido), su amante. O quiz, de modo ms general, al poder de la
mujer sobre el hombre. Desde el punto de vista psicoanaltico se ha
querido ver el tema de la castracin, que deberamos situar en el
contexto de un anciano ms de setenta aos (como era el pintor
cuando lo realiz) en relacin con su amante, mucho ms joven, y
con quien cohabitaba. Adems el cuadro estaba enfrentado al que se
ha interpretado como el de Leocadia junto a la tumba del propio
Goya.
La iluminacin es muy teatral, y focalizada; parece reflejar una
escena nocturna iluminada por un hachon o tea, que ilumina el rostro
y brazo ejecutor de Judith y deja en penumbra el rostro de una vieja
criada que est representada en actitud de ruego u oracin. Es
significativo que tanto el rey como la representacin de la sangre
queden fuera de campo, en una composicin muy original, que
exacerba los habituales desequilibrios compositivos y de encuadre de
las Pinturas Negras.
Romeria de San Isidro


Esta obra muestra una visin de la romera hacia la Ermita de San
Isidro de Madrid totalmente opuesta a la que plasm ms de veinte
aos antes el mismo Goya en La pradera de San Isidro. Si entonces
se trataba de reflejar las costumbres de un da festivo de los
habitantes de Madrid y proporcionar una vista bastante fiel de la
ciudad, ahora la escena refleja un grupo de personajes en la noche,
al parecer ebrios y cantando con rostro desencajado.
Tambin en esta obra aparecen personajes de diversos mbitos
sociales. En primer trmino aparece un grupo de extraccin social
humilde; ms al fondo, sin embargo, se ven sombreros de copa y
tocados de monja.
El tema de la procesin se usaba para destacar aspectos teatrales o
satricos; en este sentido el cuadro tiene paralelismos con El entierro
de la sardina, pintado entre 1812 y 1819, poco antes de ejecutar en
los muros de su quinta sus pinturas ms negras.
Es recurrente en Goya presentar una muchedumbre en la lejana, que
se va perdiendo poco a poco en la distancia. Ya estaba presente en la
mencionada Pradera de San Isidro y ms tarde lo llevar a cabo
habitualmente en la serie de estampas de los Desastres de la guerra.
En ltimo trmino de este cuadro la silueta de las elevaciones rocosas
y la de la multitud que desfila acaban coincidiendo, as el espaco
abierto destaca todo el resto de la masa slida y compacta,
deshumanizando a los individuos en un grupo informe. Con una
excepcin: a la derecha un personaje del que solo vemos el busto
parece gemir o quiz cantar. Se confirma, pues, lo enigmtico de
toda la serie de estas pinturas, preludio de la ausencia de mmesis del
arte contemporneo.
Mujeres rindose de un hombre

Aunque no est claro si los tres personajes que aparecen en el cuadro
son hombres o mujeres, la crtica suele interpretar que aparecen dos
mujeres (figura central y de la izquierda) mirando a un hombre de
expresin bobalicona. Si bien se suele titular el cuadro como Mujeres
riendo o bien Dos mujeres (o dos jvenes) rindose de un hombre,
solo la del centro re, mientras que la de la derecha, a la que no
vemos completa, pues desbordara su volumen los mrgenes del
cuadro, permanece seria y en un plano ms discreto.
Habitualmente se interpreta que el que parece un hombre est
masturbndose y podra incluso suponerse que es un loco o retrasado
mental, al que contemplan curiosas y burlescas las mujeres. No se
define tampoco ni la condicin social de los personajes ni el marco
que les rodea. Pudieran ser prostitutas (pues Goya las suele pintar
por parejas), pero lo nico que se puede decir es que visten ropas
propias de las capas sociales ms humildes.
El cuadro formaba pareja en la pared del fondo de la planta alta de la
Quinta del Sordo con Hombres leyendo, y los dos guardan
semejanzas en cuanto a color, tcnica e iluminacin. Sumidos en un
fondo oscuro, casi negro, destaca la blusa blanca de los personajes
ms protagonistas, en el caso que nos ocupa, el del hombre con la
boca abierta, expresin de bobo y ojos cerrados. Los dos cuadros, de
formato vertical, contrastan con el resto de las pinturas de la planta
alta, pues en general adoptan cielos azules y abiertos, fondos de
nubes, paisajes e incluso, en el caso de Asmodea, un paisaje
boscoso. En este sentido el estilo de esta obra guarda mayores
semejanzas con el conjunto de la planta calle.
Peregrinacin a San Isidro

Perro semihundido

Se han propuesto variadas interpretaciones, desde la insignificancia
del ser vivo ante el espacio que le rodea, hasta que estemos ante una
obra inacabada.
Sin embargo, lo que s queda claro es que la obra supone una ruptura
de las convenciones de representacin pictrica convencionales,
donde ha desaparecido desde la ilusin de perspectiva hasta el
paisaje mismo. El perro de Goya es una muestra de extrema libertad
del tema en la pintura. Es simple espacio de color, con el elemento
mnimo de una cabeza de poco tamao, definida con vigorosos trazos
en negros, blancos y grises en relacin con los planos ocres, de
textura orgnica, de un cuadro que insiste en su verticalidad,
mediante la direccin de la mirada del can y el amplio plano vaco
sobre el perro

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