Educación Formal y No Formal en Derechos Humanos

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Educacin Formal y no Formal en Derechos Humanos*


Presentacin.
En Mxico y Amrica Latina, la vinculacin entre derechos humanos y academia ha estado poco desarrollada,
porque la promocin y defensa de los primeros han sido asumidas desde una perspectiva muy prctica. Un
fuerte activismo ha caracterizado la actuacin de las organizaciones de derechos humanos por aos, entre
otras cosas por las propias circunstancias en las que debieron realizar su trabajo, determinadas por la
imperiosa necesidad de salvar e impedir abusos a la integridad de las personas, especialmente bajo el marco de
las dictaduras militares que se instalaron a lo largo de la dcada de los setenta.

Por otro lado, la perspectiva durante aos de una concepcin restringida de los derechos humanos, los redujo
a la exigencia y proteccin de los derechos civiles y polticos y limit a su vez, la participacin de otros actores
en su defensa y promocin. Para muchos sectores sociales, entre los que se encuentra la academia, la defensa
y promocin de los derechos humanos era cuestin de militantes comprometidos, incluso con ideas polticas
determinadas y no un campo de accin en el que diversas disciplinas y espacios sociales tenan algo que
aportar.

A finales de los aos ochenta y especialmente en la dcada de los noventa, la incorporacin de nuevos actores
sociales al trabajo de promocin y defensa de los derechos humanos se increment. Se multiplic el
surgimiento de organizaciones de derechos humanos vinculadas, no solo a la proteccin de los derechos civiles
y polticos, sino tambin a los derechos econmicos, sociales y culturales y por ende a organizaciones sociales.
Las iglesias se abrieron al tema promoviendo en su seno oficinas de atencin a vctimas y actividades de
educacin sobre derechos humanos. Tambin los pueblos indgenas y las organizaciones de mujeres han
incorporado la perspectiva de derecho a sus luchas. Los propios gobiernos en algunos pases- en parte
impulsados por el trabajo de las organizaciones civiles de derechos humanos y otros sectores organizados-,
han ido mostrando mayor inters sobre el tema.
La actividad acadmica desplegada por las Universidades confiadas a la Compaa de Jess en Amrica Latina,
no se ha sustrado de este proceso. Por el Contrario, en algunas universidades se ha ido avanzando en la
conformacin de centros o institutos dedicados especialmente al tema de los derechos humanos.
En su plan estratgico 2001-2005 AUSJAL defini como una de sus cuatro lneas prioritarias, los derechos
Humanos.
He dicho plan se afirma:
Las sociedades son ms humanas cuando las personas (sin distincin de raza, religin, gnero) pueden
desarrollarse mejor y se sienten ms protegidas por un verdadero y operante Estado Social de Derecho.
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Sin embargo son muy escasas las naciones latinoamericanas donde el funcionamiento del poder judicial y el
sistema jurdico en general, son garanta y defensa de la libertad, de la dignidad y de la justicia. Es difcil afirmar
sin cinismo que los pobres de Amrica Latina sienten que los jueces y los tribunales les garantizan sus derechos,
que las sentencias no tienen precio, y las crceles no son racistas. Igualmente la presencia de la mujer est
sacudiendo las conciencias y revisando discriminaciones consagradas por el peso de los siglos.
En nuestras universidades las Facultades de Derecho y Ciencia Poltica ocupan un lugar central y gozan de
prestigio...tambin en muchos pases nuestros egresados tienen un papel destacado en el debate nacional y en
las orientaciones constitucionales, defensa de los derechos humanos, etc. Pero no cabe duda que ese prestigio y
esas posibilidades se sienten particularmente interpeladas por la precariedad de la justicia y del Estado de
Derecho en Amrica Latina. La AUSJAL dar prioridad a ese tema de manera que sea un signo distintivo,
mediante la combinacin de una excelente formacin de juristas con la investigacin, la reflexin, el sentido de
lo pblico y el rescate del derecho como una realidad y no una simple abstraccin que oculte la negacin de la
justicia y la legalidad.

La prioridad otorgada por AUSJAL a los derechos humanos tiene que ver con el convencimiento de que estos
constituyen una fuente filosfica, tica y jurdica, para la construccin de una sociedad distinta, con la ventaja
de que se sitan por encima de ideologas y modelos econmicos determinados.
Nada ms apropiado entonces que comenzar a introducir en la dinmica acadmica de las universidades
jesuitas y dems centros universitarios interesados en el tema, estudios especializados en derechos humanos
que contribuyan a profesionalizar a quienes se desempean en este campo, y por tanto, a mejorar la situacin
de los derechos humanos en el pas.
Este ha sido el sentido y el objetivo de la creacin del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacura de la
Universidad Iberoamericana de Puebla, desde marzo de 2010.

Introduccin.

Encuadre terico.
Adentrarnos en los elementos fundamentales de la educacin en y para los derechos humanos; exige asumir
una serie de tpicos que actan como supuestos de la propuesta y que determinan el enfoque de la misma.
As como no hablamos de derechos humanos en lo abstracto, tampoco lo hacemos cuando nos referimos a la
educacin en y para los derechos humanos. Ella parte de una determinada forma de estar ante la realidad, de
comprenderla y asumirla, de una concepcin del ser humano, de su condicin histrica y social; de una manera
de entender la educacin, sus principios y razn de ser. Estos aspectos, entre otros marcan nuestro
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acercamiento al tema, definen rutas, trazan lmites y abren posibilidades, a continuacin profundizamos en
estos supuestos:
Educamos en y para los derechos humanos porque creemos que la vida que todos y todas merecemos debe ser
otra, porque constatamos que las condiciones en que miles de hombres y mujeres viven en el continente y en
Mxico, atentan contra su dignidad.
Educamos como respuesta ante la realidad que niega lo que creemos, no se puede negar; educamos como
apuesta por lo posible. Todo ello vivido como imperativo tico en el que nos jugamos no solo la viabilidad del
proyecto colectivo, si no tambin nuestra propia realizacin como seres humanos.
La educacin en y para los derechos Humanos la entendemos no como un ejercicio profesional entre otros, en
el que basten ciertas destrezas tcnicas y un satisfactorio dominio del contenido. Sin negar la necesidad de
estos elementos para poder estar a la altura de la tarea, educar en y para los derechos humanos exige partir de
la comprensin y compromiso por la trasformacin de la situacin de deshumanidad en que en Amrica
Latina nos encontramos. Asumimos la situacin latinoamericana, nuestra forma de estar en ella, como nuestro
punto de partida. Dicho con las palabras del filsofo Ignacio Ellacura, quien fuera asesinado por las fuerzas
Armadas de El Salvador, Se requiere hacerse cargo de la realidad, cargar con ella y encargarse de ella
(Ellacura 1991) un conocimiento serio de la realidad, un compromiso profundo por su transformacin hacia
cotas ms altas de humanidad y la determinacin de sumir costos.
Pretendemos hacer educacin en y para los derechos humanos en un contexto en el que, si bien ha habido
avances significativos en el reconocimiento formal de tales derechos a travs de la legislacin y de su
incorporacin al discurso, ello no se traduce en su efectiva vigencia, en Mxico y AL se mantienen mecanismos
represivos claramente violatorios de la dignidad humana. Estamos lejos de considerar la tortura, las
ejecuciones, las detenciones arbitrarias como prcticas superadas.
Igualmente las condiciones de vida de la mayor parte de los habitantes se alejan de los mnimos requeridos en
materia de DESC. El caso de Mxico puede resultar emblemtico: junto a cuarenta millones de pobres y 17
millones de extremadamente pobres, habitan 24 de los 42 hombres ms ricos del mundo.
De tras de estos nmeros hay dolor humano, frustracin e indignacin; ellos dan muestra de la no satisfaccin
de las condiciones bsicas de calidad de vida.
El desarrollo de propuestas de ortodoxia neoliberal con sus programas de ajuste macroeconmico ha lleva a
pasar de la condicin de explotacin a la exclusin de vastos sectores de poblacin, en no pocas ocasiones la
implementacin de estos programas ha sido acompaada de polticas claramente represivas toda propuesta de
cambio. Asistimos al retroceso por parte del Estado de cara a asumir tareas que le son propias, con el
consecuente crecimiento en las condiciones de vulnerabilidad para la poblacin en general. Por otra parte
presenciamos una prdida del sentido de lo pblico, del compromiso colectivo; a una despolitizacin de la
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poblacin. A la vez, se ha ido configurando una mayor conciencia del protagonismo de la sociedad civil, no
siempre acompaada por la necesaria formacin poltica. Siendo estas las dimensiones del problema que
tenemos entre manos, se constata la necesidad de una accin que responda a los elementos de fondo, a
cambios estructurales. A ellos apostamos, entre otras cosas, desde la educacin en y para los derechos
humanos.

Entendemos la educacin en derechos humanos desde una determinada concepcin de los derechos y
humanos: Son principios, valores y normas orientados al reconocimiento y proteccin de la dignidad humana.
En los derechos humanos se expresa la conciencia jurdico-tica alcanzada por la humanidad (cfr. Vidal 1988),
no los entendemos como meras formulaciones jurdicas, si bien concebimos su positivizacin en leyes como un
factor indispensable para la garanta de tales derechos. Los entendemos como categoras jurdicas en la medida
en que pertenecen (o deben pertenecer) al cuerpo del derecho positivo de nuestros pases, pero tambin como
categoras ticas, en la medida en que los mismos fungen como criterios orientadores de las prcticas
individuales y colectivas.
Entendemos los derechos humanos como instancias derivadas de la dignidad humana en el proceso histrico
social; no como entes abstractos, absolutos e inmviles, sino como factores dinamizadores de la historia,
denunciando retrocesos, impidiendo posibles desviaciones en la construccin de lo humano, exigiendo avances
en las condiciones de vida de cara a su adecuacin a los estndares por ellos exigidos. Se trata pues, de
principios ticos que han de animar la vida poltica de cara a su reconocimiento y proteccin. En este
dinamismo, y apostando a su desarrollo, se inscribe nuestra concepcin de la educacin en y para los derechos
humanos.
Nuestra propuesta descansa sin duda en una determinada antropologa. No es posible hacer educacin en y
para los derechos humanos sin creer en el hombre y sus posibilidades de humanizacin. Nuestra propuesta
educativa entiende al hombre como un ser en permanente construccin desde la tarea de crear el futuro,
nunca cerrado en las condiciones histricas. Entendemos a la historia como horizonte en el que la humanidad
se va gestando, no como un mundo ya dado. No vemos a la realidad como mera fatalidad, si no como producto
de complejos procesos de construccin humana; y por lo tanto susceptible de ser transformada. Entendemos al
ser humano como un ser histrico, en edificacin permanente , y por tanto enfrentado a al reto de lograr su
realizacin personal y colectiva, siempre en riesgo de que la empresa se frustre pues no tenemos un final feliz
asegurado, por ello, educar en y para los derechos humanos no slo es posible, sino urgente.
Entendemos al hombre como un ser social, como ser en relacin, no como ente aislado y autoreferido. Los
seres humanos, hombres y mujeres, nos comprendemos y construimos desde el encuentro con el otro y la otra,
con los otros y las otras. Atreverse a educar en y para derechos humanos significa pues, poder intervenir y
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dejarse intervenir en la trama de relaciones sociales para ir fundando juntos un horizonte de sentido a partir a
partir del respeto de la dignidad humana.
Nuestra comprensin de la humanidad, de los derechos que le son inherentes y de la educacin en y para los
derechos humanos se encuentra signada por el lugar desde el que nos ubicamos en la muy compleja trama de
las relaciones sociales, de la vida poltica, de la construccin de ciudadana. En este particular no creemos en
neutralidades posibles para el hecho educativo. Asumimos la educacin como un hecho intencionado de cara a
la construccin social y poltica; nos apartamos de concepciones ingenuas que deslindan el hecho educativo de
las dinmicas de poder. De esta manera el primer acto necesario para enfrentar la educacin en y para los
derechos humanos supone cuestionar las formas tradicionales de entender la educacin problematizar los
modelos hasta ahora naturalizados, superar las nociones meramente instrumentales del acto educativo. Se
hace necesario comprender la nocin de la educacin ms all de la mera informacin o instruccin, as como
de la capacitacin. La educacin en y para los derechos humanos, si bien asume todas estas prcticas, las
integra con una clara intencionalidad dirigida a la formacin para la plena vigencia de los derechos humanos;
con ello se asume como hecho poltico, como prctica social, como propuesta de una determinada nocin de
ser humano y sociedad, a la vez se asume al hombre y mujer concretos como seres integrales, por lo que
apunta no slo al plano de los contenidos conceptuales, sino tambin a la formacin de actitudes, valores y
competencias para la accin.
Asumimos la educacin en y para los derechos humanos como un proceso que debe permear todos los
espacios de socializacin del ser humano. Desde aqu, a de desarrollarse en la familia, el sistema educativo, en
las organizaciones sociales, los medios de comunicacin social, en las distintas instancias del estado, etc.
Concebimos esta tarea como un elemento fundamental a ser desarrollado en la escuela, pero que de ninguna
manera debe entenderse como limitado a ella. As como los derechos humanos deben estar en la base de todo
proyecto educativo formal, de igual manera deben atenderse desde las distintas prcticas de la educacin no
formal. Desde este sentido amplio comprendemos la educacin en y para los derechos humanos.
Lo que hoy entendemos por educacin en y para los derechos humanos en AL, como toda prctica histrica, se
ha ido configurando en un proceso condicionado por las concretas condiciones del continente. En sus inicios, y
en un contexto marcado por dictaduras militares y democracias formales, despus de varios aos asumiendo la
denuncia y seguimiento de casos de violaciones a los derechos humanos, las distintas organizaciones
comprendieron la necesidad de promover en el continente el conocimiento sobre los instrumentos de
proteccin a los derechos humanos.
En un segundo momento, las organizaciones pasaron a dar mayor nfasis a elementos de formacin poltica y
organizacin, quiz por el intento de corregir un primer enfoque demasiado sesgado por lo jurdico, en esta
etapa ese componente es dejado de lado en una medida en que luego tampoco nos ha parecido la ms
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conveniente. Se pasa entonces a una concepcin en lo que lo jurdico es asumido como elemento vlido en una
propuesta de mayor complejidad donde los derechos humanos se entienden como constitutivos del proceso
poltico democrtico, llegando a entenderse como su factor de legitimacin desde la concepcin del Estado de
Derecho. En esta ltima etapa, la educacin en derechos humanos estar ntimamente ligada a la construccin
de ciudadana, a la posibilitacin de condiciones de desarrollo, a la configuracin de una democracia
participativa que supere la mera formalidad procedimental. Educamos en y para los derechos humanos desde
la educacin en y para la democracia, en y para la participacin, en y para la ciudadana.


Conceptualizacin de la Educacin en y para los Derechos Humanos.

Entendemos a la Educacin en Derechos Humanos como una prctica social sustentada por unos
fundamentos filosficos, y enmarcada en un horizonte tico. La entendemos no como una actividad aislada
de la realidad concreta en que se desarrolla, si no respondiendo a ella en funcin de una serie de principios
que actan como criterios de evaluacin y horizonte utpicos; estos principios son los derechos Humanos
Cuando afirmamos a los derechos humanos como horizonte tico, lo hacemos a partir de los fundamentos
epistemolgicos y antropolgicos. El hombre, enfrentado a la realidad, es capaz de avizorar posibilidades, de
apropiarlas, de construirlas y transformar su mundo.
Desde este sentido entendemos el disfrute de los DDHH como una posibilidad que la humanidad ha venido
creando a lo largo de la historia, en su intento por reconocer la dignidad humana. La satisfaccin de las
exigencias derivadas de los derechos humanos constituye en nuestro tiempo el factor de consenso tico ms
all de todo relativismo. Ellos dan contenido a lo que ha venido entendindose como mnimos de justicia,
debiendo ser asegurados por los estados, promovidos por la familia, escuela, etc. Incorporados por los distintos
movimientos sociales, polticos y culturales en su lucha por reivindicaciones histricas, y asumidos como base
de todo proyecto de realizacin personal. Entendemos la utopa como una fuerza movilizadora como
posibilidad de fabricar y apropiar.
En la consecucin de esta utopa se inscribe la apuesta de educar en y para los derechos humanos, esta como
toda prctica social responde a una determinada manera no solo de entender al ser humano, sino de concebir
los sistemas de organizacin sociales. Responde a una concepcin poltica en la que se postula la capacidad
creadora y de protagonismo de los pueblos y la exigencia de la participacin democrtica. Esta concepcin deja
ya superada la visin de modelos de transferencia de conocimientos, de dotar de instrumentos para la
competencia. Supone un carcter complejo, no lineal, heterogneo, dialctico por estar permanentemente en
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reformulacin a partir de las necesidades sentidas de los grupos sociales, atravesado por una propuesta
explicita del ejercicio del poder.
La enseanza de los derechos humanos debe ir ms all del mero aprendizaje terico, del suministro de
informacin o de la memorizacin de conceptos, preocupndose tambin por la dimensin afectiva, la
capacidad para el ejercicio concreto de los derechos, lo actitudinal. El acto educativo debe arraigar de tal
manera en la persona que haga posibles nuevos comportamientos, que cuestione sistemas valricos, que
genere actitudes a favor de la vivencia y promocin de los derechos humanos. Ha de buscarse lograr integrar
el saber, sentir y hacer. A ello hemos llegado por la va del evaluar nuestras prcticas, aprendiendo de ellas y
corrigiendo nuestros errores. Ello nos ha permitido superar enfoques exclusivamente centrados en las
prcticas de, la reflexin o la afectividad. Esto constituye un enfoque ms integrador.

La educacin en y para los derechos humanos es una educacin que ha de partir de la vida concreta y a ella
debe volver.
La educacin en derechos humanos ha de buscar el desarrollo personal de los sujetos que en ella intervienen.
Con ello tambin se superan ciertos enfoques que priorizando lo colectivo, dejaron a un lado a las personas
concretas que participaban en los procesos sociales.
Entender desde aqu el hecho de educar en y para los derechos humanos, supone demoler la nocin de educar
como instrumento de reproduccin del sistema populista-clientelar y enfrentar a los educadores a un
verdadero ejercicio de expulgar modelos aprendidos y sobre los que han levantado su propia comprensin y
valoracin en tanto que educadores, el reto entonces tiene connotaciones de crisis tanto personales como
estructurales, se enfrenta a inmovilismo e intereses creados proponiendo su sustitucin por un nuevo sistema
de intereses democrticamente construidos y soportados.


Objetivos de la Educacin en y para derechos humanos.
Fines de la educacin en y para derechos humanos.
1. Formacin de sujetos de derechos: hombres y mujeres autnomos, consientes de su propia vala.
Sujetos que hayan incorporado a su vida los valores que estn a la base de la concepcin misma de los
derechos humanos (reconocimiento de la dignidad del otro, tolerancia, solidaridad, participacin);
protagonistas de su destino personal y colectivo.
2. Se trata de formar personas que se reconozcan en su diferencia y singularidad, capaces de reconocer
en la misma medida a los otros y otras, abiertas a la diversidad y consientes de la dignidad compartida
en esa diversidad.
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3. Se intentar formar sujetos crticos y creativos, capaces de cuestionar , a partir de los parmetros
ofrecidos por los derechos humanos, situaciones, estructuras, y propuestas que ocultan la conculcacin
de la dignidad propia y ajena
4. Personas capaces de soar alternativas y construirlas en la cotidianidad concreta, en la densidad de lo
real; de avizorar mundos mejores.
5. Personas participativas capaces de intervenir en la constitucin del sistema de normas que orientar la
convivencia.
6. Sujetos consientes de su poder y animadores del empoderamiento de otros y otras, promoviendo la
conciencia de sus derechos y sus deberes.
7. La educacin en derechos humanos pretende que las personas conozcan, vivencien, y asuman sus
derechos, los defiendan y los promuevan, los exijan; que sepan cmo actuar en caso de que estos sean
violados (Magendzo 2001).
8. Al decir que educamos para que las personas conozcan sus derechos y sepan cmo defenderlos,
estamos proponiendo esta labor educativa en el marco de la prevencin y defensa de los derechos
humanos. Se educa no solo para el ejercicio reactivo de la denuncia una vez que los derechos sean
violados. Se parte de la conviccin de que en la medida que las personas, las comunidades, la
ciudadana en general conozcan sus derechos(cules son, que instrumentos los reconocen, que
mecanismos los protegen?) y se organicen para su defensa, ello contribuye a la disminucin de las
violaciones desde que los ciudadanos y ciudadanas se reconozcan como sujetos de derechos y se
organicen desde sus distintos espacios para su promocin y defensa , disminuye su nivel de
vulnerabilidad ante potenciales violaciones, a la vez que se generan mecanismos de control sobre las
distintas estancias del estado sobre sus deberes de respetar, garantizar, defender y promover los
derechos humanos.
9. Educar para la organizacin, para el fortalecimiento de los movimientos sociales y las distintas
instancias asociativas y de ejercicio de ciudadana como forma de participacin democrtica.
10. Las destrezas y comportamientos vinculados a la defensa y promocin de los derechos humanos no
surgen espontneamente a partir del dominio terico del tema; se requiere una prctica que la
educacin en derechos humanos debe propiciar.
11. El trabajo en el acompaamiento a vctimas y familiares de vctimas de violaciones a los derechos
humanos ha puesto en evidencia el ejercicio de la denuncia y su seguimiento como una herramienta
pedaggica para la educacin en derechos humanos.
12. Educamos para la formacin de sujetos que participen en el establecimiento de sistemas polticos que
se adecuen realmente a las condiciones del estado de derecho; educamos para la democracia y la
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construccin de ciudadana a partir del reconocimiento de lo mucho que nos falta para alcanzar lo que
estos ordenamientos polticos pretenden ser.
13. Educamos para posibilitar la identificacin de sus debilidades y enmascaramientos, de las condiciones
de fragilidad de sus instituciones.
14. La educacin en derechos humanos entiende a la construccin de ciudadana como uno de sus
objetivos fundamentales.lo que implica plantear la posibilidad de repensar la forma concreta en que las
dinmicas de poder se dan al interno de nuestras sociedades, cuestionando toda forma de
autoritarismo, y apostando a estructuras realmente democrticas.

Los Contenidos en la educacin en Derechos Humanos.
Los contenidos de la EDH no pueden ser ajenos a los contenidos de la vida misma. Educar en para los derechos
humanos, implica formar personas concebidas como sujetos de derechos y por tanto estimular valores;
propiciar la crtica a travs del anlisis, la reflexin y bsqueda de alternativas; provocar la organizacin y
vinculacin comunitaria; crear las condiciones para la produccin de saberes desde la coherencia actitudinal
(cognitiva, afectiva y comportamental)
Asumimos la EDH como una experiencia con sentido, entendiendo el sentido en sus mltiples dimensiones:
Corporal.-Reconociendo la integralidad humana su constitucin corprea entendiendo a la persona desde
todas sus posibilidades de relacin con el mndo. (psquica-espiritual y corporal) La Educacin en derechos
humanos debe alejarse del Desarrollo solo de las mentes. La premisa de lo humano en la Educacin en
derechos humanos exige la promocin de sus potencialidades.
Racional.- Debe poner nfasis en la reflexin, en lograr en colectivo una conciencia crtica, inspirar una
reflexin filosfica y tica de la vida cotidiana que permita releer la realidad desde la utopa, generando una
mstica por el gnero humano y su felicidad.
Emocional.-Debemos dar cabida a las intuiciones y sentimientos prpios y ajenos en torno a una determinada
situacin; que movilicen y desencadenen acciones conducentes a fortalecer su creencia.
Intencional.- Se trata de recrear proyectos de sociedad y de persona. El conocimiento, la investigacin, la
educacin no son parciales, no son neutrales, tienen toda una carga ideolgica. No basta la difusin del
conocimiento qu son los derechos humanos.

Los sujetos de la educacin en Derechos Humanos
Tradicionalmente se ha puesto nfasis en el rol docente, a los sumo en el perfil del individuo que se quiere
formar, desconociendo as partes indispensables del proceso: a saber, se tiene un docente definido y un
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proceso a lograr Una de las caractersticas de La EDH es la concepcin de los y las protagonistas del proceso
como sujeto, no solo de formacin, si no de su proceso poltico.
A quienes hacemos EDH, desde las aulas o la comunidad, desde la prctica educativa como rol profesional
central (docentes, educadores), o como complemento de otros ejercicios (derechos, sociologa, medicina,
economa) desarrollar una vocacin para adelantar un proyecto histrico, un compromiso hacia el cambio
estructural. El maestro es aquel que ensea a aprender
Si entendemos a la EDH como un proceso permanente, nunca acabado, ; debemos entender que los educandos
son sujetos a quienes acompaamos en una etapa de su aprendizaje, son ellos quienes determinan la
oportunidad, niveles, y tiempo de dicha compaa, al cabo de la cual la evaluacin de logros debe ser efectuada
fundamentalmente por ellos y ellas.

En un proceso educativo cada quien tiene algo que aportar, venimos de la calle con una realidad acuestas y es
esta la realidad que confrontamos con la nueva experiencia educativa. Tanto educadores como educandos nos
moviliza la inconformidad. Por eso ser siempre un camino errado acercarse a la educacin en derechos
humanos desde una teora o una doctrina. Parte no de una teora sino de una experiencia, de un dolor ajeno
sentido como propio. Un contenido educativo, impuesto por los que como educadores, pensamos que necesita
aprender la otra persona, no encontrar nunca resonancia en dicha persona y est condenado desde el inicio al
olvido.
Hasta ahora hemos supuesto que la accin educativa est orientada a quienes la desean y por tanto la buscan;
sin embargo tenemos tambin el reto de llegar a quienes hasta ahora han permanecido al margen de la misma,
a los excluidos del sistema, a los sectores ms pobres y por tanto ms vulnerables a las violaciones de derechos
humanos, a quienes por aos han venido soportando una educacin adoctrinadora y avasallante que limita los
espacios de participacin y niega la posibilidad de desarrollo en dignidad. Tambin nos referimos a las personas
que vinculadas a instancias de Estado y de gobierno, tienen en sus manos la posibilidad real de cambiar las
estructuras, legislaciones e instituciones.
Otro nfasis prioritario en nuestra formacin como formadores y formadoras, ha de ser el cultivo de la
capacidad de reflexin permanente en la accin y sobre la accin, para lograr la transformacin creadora del
acto educativo y de las condiciones que favorecen el aprendizaje, al tiempo que se estimula el propio
desarrollo profesional.
Siendo que nuestro trabajo lo desarrollaremos entre gente, tomemos en cuenta que siempre vamos a ser el
centro de atencin de muchas personas. De all la importancia de velar en todo momento, por nuestra
coherencia y congruencia, debemos ser ejemplo en discurso y prctica.
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La EDH nos exige la integracin afectiva, tica e intelectual de la personalidad. Por eso debemos esforzarnos la
necesaria conexin de contenidos tericos y experiencias prcticas, la integracin de saberes de distintas
disciplinas y el conocimiento pedaggico.
La EDH ha de ser un llamado a la autoafirmacin, profesionalizacin y al descubrimiento de que la dedicacin,
el activismo, el compromiso, no estn reidos con la labor intelectual.

La Universalizacin de la Educacin en Derechos Humanos.
Ante lo imperativo de la promocin y defensa de los derechos humanos y concibiendo stos como marco
normativo y como horizonte tico del accionar humano, la EDH recogi el reto de experimentar nuevas formas
de organizacin, de aprendizaje y trabajo, buscando la consolidacin de una propuesta educativa de carcter
alternativo, capaz de integra la teora, la prctica y la reflexin metodolgica a travs de sistemas curriculares
abiertos, flexibles cuyos resultados se expresan en una clara incidencia tanto en escenarios formales como en
aquellos de carcter comunitario.
Con la universalizacin de la EDH se pretende dar respuesta a la asimetra de poder que se verifica entre quien
conoce y quin no. Hoy en da, primero con el surgimiento de la educacin popular, posteriormente con el
auge universal de la EDH se reconoce la importancia de la socializacin del conocimiento (contenido, mtodo,
valores, actitudes y destrezas)
El mbito natural de la EDH vena siendo la educacin no formal, es de reciente data el auge de la
incorporacin de esta propuesta educativa en los espacios formales, especialmente en la escuela. Con ello
reconoce la importancia de desplegar toda una estrategia de implementacin masiva de la EDH en los lugares
de formacin del ser humano: familia, escuela, medios de comunicacin, comunidad, sociedad.
Se reconoce que todas y todos tenemos un aporte que dar, mas este, siendo de vital importancia, no es de
igual condicin.
Existe un carcter obligatorio, cuando del estado se trata, que exige, le guste o no, el cumplimiento de una
legislacin universalmente reconocida (Declaracin, pactos) pero tambin la aplicacin de medidas e
implementacin de acciones conducentes a la minimizacin de las violaciones de derechos. Sin embargo en
nuestro continente, los estados tienden a favorecer la normativa, ms que el accionar. As vemos que en
nuestros pases el Estado ha eludido su obligacin en cuanto a promocin de los derechos humanos, legisla
pero no cumple, no difunde dicha legislacin, no forma a la ciudadana para la participacin en espacios e
instancias de toma de decisin. Mucho del desconocimiento de los derechos humanos se debe a la omisin de
los estados, lo mismo que las limitaciones de los ciudadanos en cuanto al acceso al derecho a la educacin.

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Los particulares, tambin tenemos responsabilidad en la promocin de los derechos humanos, pero en este
caso no hablamos de obligacin si no de compromiso. Un compromiso derivado de la conviccin, buscando
ordenar y proyectar capacidades y confianzas en agrupamientos formales y no formales cuya creacin
provienen de personas con gran espritu de voluntariado, humanismo, amor al prjimo, y a veces con mucho
de mesianismo. Sin embargo ambas responsabilidades estn vinculadas y hay una influencia mutua para el
cambio entre los procesos particulares y las polticas pblicas.

Ejemplo de este ejercicio de presin de particulares hacia el estado es el trabajo que muchas organizaciones,
han desarrollado de cara a la incorporacin de los derechos humanos a la educacin formal. Esto amerita de
los gobiernos la implementacin de acciones y medidas en distintos planos: es impostergable la formacin de
las y los docentes para que se apropien de la propuesta educativa de los derechos humanos y generen ellos y
ellas los cambios pertinentes; revisin y reformulacin curricular desde la participacin de todos los agentes
del proceso educativo dndole un carcter problematizador desde el anlisis del contexto circundante;
currculo que debera abordarse desde la transversalidad, los derechos humanos como un eje de toque y
penetre en profundidad todos los aspectos y reas curriculares, elaboracin de recursos metodolgicos y
didcticos, haciendo un llamado a la innovacin educativa y no a copiar la receta que se nos brinde.
Aspectos indispensables para la incidencia en el cambio educativo
Formacin de formadores y formadoras.- La formacin de todo el personal en todos los niveles del sistema
educativo (UNESCO 1995) (contenidos, tica y pedagoga, metodologa, etc.)
Revisin curricular.-
Materiales y recursos (revisin de las estrategias metodolgicas utilizadas, as como de materiales y recursos.

Educar en derechos humanos ser siempre un ejercicio activo de esperanza, una apuesta a la capacidad
creadora de hombres y mujeres, animando a quienes participan en ella, convocando a hacer posible no un
ideal pasado que hemos perdido, si no la esperanza que nos llama desde el futuro. Desde aqu, nuestro
lenguaje deber ser al mismo tiempo el lenguaje de la denuncia y del anuncio, de la protesta y la utopa, de la
apuesta por construir un mundo ms humano, ms justo y fraterno, ms a la medida de nuestros sueos.
*Tomado de Educacin en Derechos Humanos, La Universidad por la vigencia efectiva de los Derechos
Humanos. Caracas. Fundacin Konrad Adenauer Stiftung; Universidad Catlica Andrs Bello, 2006.
Publicaciones ACAB.

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