El documento discute la diversidad cultural en Perú y cómo ha sido históricamente subestimada. Perú tiene una gran diversidad geográfica, biológica y cultural debido a su gran tamaño y variedad de razas, lenguas, religiones y tradiciones. Sin embargo, muchos peruanos tienen dificultades para aceptar y valorar esta diversidad como algo positivo. La ceguera hacia la diversidad cultural fue una de las causas del fracaso de Sendero Luminoso, que reprimió las costumbres de los pueblos indígenas que decía
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El documento discute la diversidad cultural en Perú y cómo ha sido históricamente subestimada. Perú tiene una gran diversidad geográfica, biológica y cultural debido a su gran tamaño y variedad de razas, lenguas, religiones y tradiciones. Sin embargo, muchos peruanos tienen dificultades para aceptar y valorar esta diversidad como algo positivo. La ceguera hacia la diversidad cultural fue una de las causas del fracaso de Sendero Luminoso, que reprimió las costumbres de los pueblos indígenas que decía
El documento discute la diversidad cultural en Perú y cómo ha sido históricamente subestimada. Perú tiene una gran diversidad geográfica, biológica y cultural debido a su gran tamaño y variedad de razas, lenguas, religiones y tradiciones. Sin embargo, muchos peruanos tienen dificultades para aceptar y valorar esta diversidad como algo positivo. La ceguera hacia la diversidad cultural fue una de las causas del fracaso de Sendero Luminoso, que reprimió las costumbres de los pueblos indígenas que decía
El documento discute la diversidad cultural en Perú y cómo ha sido históricamente subestimada. Perú tiene una gran diversidad geográfica, biológica y cultural debido a su gran tamaño y variedad de razas, lenguas, religiones y tradiciones. Sin embargo, muchos peruanos tienen dificultades para aceptar y valorar esta diversidad como algo positivo. La ceguera hacia la diversidad cultural fue una de las causas del fracaso de Sendero Luminoso, que reprimió las costumbres de los pueblos indígenas que decía
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PER: IDENTIDAD, NACIN Y DIVERSIDAD CULTURAL
Carlos Ivn Degregori
Diversidad cultural y globalizacin Basta prender la radio, mirar la televisin o pararse frente a un kiosco de revistas y peridicos para percatarse de la multitud de conflictos religiosos, lingsticos, raciales o nacionales que conmocionan amplias zonas del planeta. En otras palabras, conflictos en los cuales la cultura (lengua, religin, modos de vida) y la historia (tradiciones nacionales o tnicas) juegan un papel fundamental. Estos conflictos suceden en pases que nos suenan lejanos, como Afganistn, Rwanda o Somalia; pero tambin en otros ubicados en pleno corazn de Europa, como Rusia, la ex Yugoslavia e incluso Espaa donde los extremistas vascos de la ETA continan ensangrentando el pas, o hasta hace muy poco tiempo en Irlanda del Norte, parte de la muy civilizada Gran Bretaa. A raz de que en buena parte del siglo XX el mundo se vio envuelto en sangrientos conflictos ideolgicos que pusieron alguna vez al planeta al borde de la destruccin atmica, algunos estudiosos anunciaron que el s. XXI estara marcado por una serie de conflictos culturales, a los que Huntington llama el choque de civilizaciones, y cuando dice civilizaciones, podemos entender que dice culturas. Sin embargo, es posible que Huntington exagere, pues no todo es negativo. Basta tambin prender la radio, mirar la televisin o pararse frente a un kiosco de revistas y peridicos para ver, por ejemplo al presidente Fujimori frotndose las narices con un jefe maor en Nueva Zelanda. Vimos esa imagen hacia mediados de 1999, en una reunin de presidentes de los pases de la cuenca del Pacfico, que se perfila como el principal escenario econmico del s. XXI. Hasta hace algunas dcadas, pocos saban dnde quedaba Nueva Zelanda y casi nadie haba odo hablar de los maores y menos an saba que se saludaban frotndose las narices. Hay que considerar, adems, que hasta hace algunas dcadas se crea que pas desarrollado era sinnimo de pas occidental y cristiano; que, para desarrollarse, los pueblos tenan que olvidar sus tradiciones y volverse modernos. Tradicin y modernidad se entendan como dos polos excluyentes; y el desarrollo como un proceso de modernizacin homogeneizadora. Conservadores, nacionalistas y revolucionarios compartan el mismo criterio, aunque para cada uno de ellos el final de la pelcula haya sido diferente. Para unos, todos compartiramos al final el modo de vida americano. Para los nacionalistas y populistas, todos seramos al final uniformemente mestizos e hispanohablantes. Para los revolucionarios, todos pasaramos por un proceso de proletarizacin para llegar a alcanzar el ideal del hombre nuevo proletario. Hoy por el contrario, se reconoce: a. Que hay diversos caminos a la modernidad y al desarrollo, que el proceso no es necesariamente nico, lineal, ni conduce necesariamente a la uniformizacin. b. Que no hay posicin tajante y excluyente entre tradicin y modernidad. Mas bien las tradiciones, o al menos algunas, pueden ser tiles para el desarrollo, pueden constituir un activo y no un pasivo en los esfuerzos por incorporarse ventajosamente al mundo global. A partir de estos dos primeros puntos, se reconoce tambin: c. Que el desarrollo no se mide slo por indicadores macroeconmicos como el producto bruto interno (PBI) o el ingreso per cpita, sino que implica tambin factores de calidad de vida, social y cultural. Comienza a reconocerse, por tanto, el papel de las diferentes culturas en el desarrollo. Ms an, la necesidad de imaginar un desarrollo que posibilite el florecimiento de la diversidad cultural, como afirma el reciente informe de la UNESCO titulado Nuestra diversidad creativa. Estos cambios tienen que ver con el nuevo fenmeno de la globalizacin o mundializacin. En sentido estricto, podramos decir que la globalizacin se remonta a tiempos muy antiguos, desde que Coln llega a Amrica y Magallanes da la vuelta al mundo o desde la expansin imperialista del capitalismo, especialmente a partir del s. XIX. Pero en estas ltimas dcadas se produce un conjunto de transformaciones que da origen al fenmeno que hoy se conoce como globalizacin. Una de las caras de esta globalizacin es efectivamente la homogenizacin e incluso la uniformizacin; en todos los rincones del planeta se consumen Coca Cola, McDonalds y las canciones de MTV. Pero la otra cara de esa misma moneda es la fragmentacin o, al menos, el fortalecimiento de identidades locales. En efecto, no todos se aculturan o no lo hacen totalmente. Por el contrario, conforme se intensifican los contactos entre pueblos y culturas diferentes se intensifica tambin el deseo de esos pueblos de reafirmar sus identidades propias. Esto sucede porque cualquier identidad colectiva, cualquier Nosotros, se define en contraste con los Otros, con los diferentes. Por tanto, conforme se intensifican los contactos con esos Otros diferentes, surge la necesidad o a menos la posibilidad de fortalecer ese Nosotros. As, por ejemplo, los migrantes peruanos en Estados Unidos o en Espaa son los que extraan la comida y la msica peruanas, los que con ms devocin sacan en procesin las imgenes del Seor de los Milagros y del Seor de Qoyllur Riti por las calles de New York o Madrid. Pero llevada al extremo, esta tendencia a fortalecer la identidad propia en contraste con las diferentes puede desembocar en xenofobia o conducir a las denominadas limpiezas tnicas, que hemos visto en tiempos recientes en diferentes partes del mundo. Existen, por cierto, otras posibilidades. Siempre est abierta la va de la aculturacin, de olvidar la cultura propia y asimilarse a la hegemnica. Los ejemplos de los peruanos en el extranjero que ya no quieren, o no pueden, hablar castellano y de migrantes quechuas o aymaras en Lima que no quieren o incluso tienen vergenza de hablar su propio idioma son tambin numerosos. Lo cierto es que la globalizacin abre diferentes posibilidades: as como puede llevar a la uniformizacin, tambin puede estimular el florecimiento de la diversidad cultural. Cul es la mejor opcin para el Per en el s. XXI? La diversidad cultural en el Per. Somos un pas diverso y nos cuesta reconocerlo. Somos uno de los pases ms grandes del mundo. Ocupamos el lugar diecinueve en extensin entre el conjunto de casi doscientos pases. Si preguntamos a jvenes estudiantes por el lugar que ocupa el Per por el tamao de su territorio, pocos acertaran. No slo por ignorancia, sino por baja autoestima, pocos creeran que estamos ubicados entre los veinte pases ms grandes del mundo. Dentro de este inmenso territorio, poseemos una enorme diversidad geogrfica, biogentica y tambin cultural. Las dos primeras son ya valoradas positivamente, pero nos cuesta hacer lo mismo con nuestra variedad de razas, lenguas, religiones, costumbres, tradiciones. Si por algn desastre csmico desapareciera la vida en la tierra y mucho despus alguna expedicin extraterrestre comenzara a buscar evidencias sobre la vida en la tierra y tras excavar en el Per encontrase documentos de Sendero Luminoso, al leerlos con ayuda de alguna mquina traductora pensara que ste era un pas homogneo como Islandia o Japn. Esto porque en los documentos oficiales de Sendero Luminoso no existe una sola lnea que hable sobre las diferencias tnicas, lingsticas o culturales en general, que constituyen un problema y una posibilidad en nuestro pas. Considero que esa ceguera ante la diversidad cultural fue una de las causas de la derrota social de Sendero Luminoso, que termin reprimiendo las costumbres atrasadas de los campesinos quechuas, aymaras, ashninkas y de otros pueblos amaznicos a los que supuestamente quera representar. Esta ceguera hacia lo nuestro es compartida. Muchos de nosotros mismos, si bien reconocemos la diversidad cultural, tnica y racial porque nos la cruzamos en las calles o en nuestra propia casa o en nuestro propio cuerpo, tenemos dificultades para aceptarla como algo positivo. No es difcil estar cmodos mirndonos al espejo y aceptando la imagen cultural y racialmente diversa que el espejo nos devuelve. Cuando la aceptamos, la diversidad aparece casi como un castigo. Por lo menos hasta hace una generacin era frecuente escuchas esta queja Por qu no nos conquistaron los ingleses? en ella se trasluca una crtica a los espaoles, considerados flojos y abusivos, pero tambin la oculta creencia de que los ingleses hubieran exterminado a los indios. No hay que olvidar que los pueblos quechuas, aymaras y amaznicos, denominados indios, indgenas o aborgenes han sido y, en cierta medida, siguen siendo, junto a los afroperuanos, la parte negada o vergonzante de nuestra diversidad tnica y cultural. No es de extraar, entonces, que hacia 1900 un diputado por Puno presentara un proyecto de ley para el exterminio de la raza aborigen. Todava en la dcada de los aos treinta, el filsofo y pedagogo Alejandro O. Deustua criticaba la inversin de dinero en la educacin indgena porque: El Per debe su desgracia a esa raza indgena, que en su disolucin psquica no ha podido transmitir al mestizaje las virtudes de las razas en perodos de progreso [] El indio no es ni puede ser sino una mquina. Los tiempos han cambiado, mucha agua ha corrido bajo los puentes, los pueblos indgenas se han liberado de la servidumbre, muchos han migrado a las ciudades, han ganado el derecho al voto y nadie se atrevera a repetir las palabras de Deustua. Sin embargo, an hoy es difcil que aceptemos nuestra diversidad cultural como un activo, ms all del folklore y del turismo. Por qu esa dificultad para reconocer algo que es tan importante como el nombre y el apellido? A mi entender, adems del ya mencionado paradigma uniformizador que hasta pocas dcadas dominaba las concepciones sobre desarrollo y ciudadana, esta dificultad tiene que ver con la forma en que se construy la nacin peruana. Segn Benedict Anderson, las naciones modernas son comunidades imaginadas porque: a. A diferencia de las comunidades aldeanas, por ejemplo no todos se conocen personalmente, pero se reconocen como miembros de un mismo Nosotros, de una misma comunidad; b. En algn momento fueron imaginadas por alguien, generalmente por algn ncleo de intelectuales, en el sentido amplio de la palabra. Ncleo en el cual los maestros tienen con frecuencia gran importancia. Ese ncleo imagina el perfil de una nacin todava inexistente o en construccin, tiene un proyecto nacional. Habra que aadir que el perfil de sas comunidades imaginadas puede variar con el transcurso del tiempo e incluso puede haber diferentes proyectos en competencia simultneamente. Veamos cmo se construye la nacin peruana a partir de este concepto de comunidad imaginada Proyectos nacionales y diversidad cultural 1. El paradigma oligrquico excluyente El 28 de julio de 1821, en la proclamacin de la independencia, San Martn afirm con respecto a los pueblos indgenas: De ahora en adelante los aborgenes no debern ser llamados indios o nativos; ellos son hijos y ciudadanos del Per y sern conocidos como peruanos Sin embargo, ni indgenas ni afroperuanos obtuvieron ese mnimo de ciudadana que es el voto, pues el tributo indgena y la esclavitud continuaron hasta la dcada de los aos cincuenta del s. XIX. Abolidos ambos, tampoco se cumpli la promesa de la vida peruana. Los pueblos indgenas, que hasta la primera mitad del s. XX constituan la mayora de la poblacin, siguieron excluidos de la ciudadana y merced de poderes locales en cuya cspide se ubicaban, por lo general, los grandes terratenientes, que se expandieron con fuerza entre fines del s. XIX y principios del s. XX. Tal como fue soada por los criollos, la comunidad imaginada llamada Per incorpor desde muy temprano en su historia las glorias del Imperio Inca, pero neg tener algo que ver con los indios contemporneos. Para efectos prcticos, la comunidad imaginada se reduca en esos tiempos a varones, adultos, urbanos, criollos y mestizos hispanohablantes lo tienen. No votaban las mujeres ni los analfabetos, que eran la absoluta mayora, sobre todo porque las lenguas andinas y amaznicas eran grafas. Exista adems el voto censitario. Es decir, slo tenan derecho a voto los que tenan propiedades. El resto estaba excluido de la foto de la familia. De esta forma, la nacin peruana se construy sobre bases muy frgiles, como una pirmide recostada sobre su vrtice. Esa fue una de las causas