Enrique Obediente Sosa

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Enrique Obediente Sosa

LUR
Lro lahfWEtbiro flagmnnl
Biografa
_ de una
lengua
Nacimiento, desarrollo y expansin del espaol
Enrique Obediente Sosa
LUR
Libro Universitario Regional
Primera edicin
Consejo de Publicaciones de la Universidad de Los Andes, Mrida,Venezuela, 1997
Biografa de una lengua

Segunda edicin
Libro Universitario Regional (LUR), 2000
467
Obediente Sosa, Enrique
Biografa de una lengua: nacimiento, desarrollo y expansin del espaol /
Enrique Obediente Sosa. la ed. Cartago :Asociacin de Editoriales Universitarias de
Amrica Latina y el Caribe, 2000. p. 554 : 22 cm.
ISBN 9968-801-07-0
I. Espaol. 2. Lenguaje y lenguas. 3. Filologa espaola I.Ttulo
Consejo Editorial del LUR
Mario Castillo M., Presidente Costa Rica
Rodrigo Carazo Odio Costa Rica
Jos Castilho Marques Neto Brasil
Luis Caraballo Vivas Venezuela
Pedro Visconti Clava Per
Manuel Elkin Patarroyo Colombia
Jos Ignacio Echeverra Mxico
La publicacin de esta obra se ha realizado dentro del convenio de cooperacin
gubernamental entre Costa Rica y Alemania, ejecutado por la Asociacin de Editoriales
Universitarias de Amrica Latina y el Caribe (EULAC) y la Agencia de Cooperacin
Tcnica Alemana (GTZ).
Centro de produccin (pre-prensa): Editorial Tecnolgica de Costa Rica
Libro Universitario Regional (EULAC-GTZ)
Apartado postal 159-7050, Cartago, Costa Rica
Tel. (506) 550-2297 / 550-2392
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Mxico)
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Morelos (Mxico)

UNIVERSI
DAD DE
LOS
ANDES

CONTENIDO
PRESENTACIN XV
Alfabeto Fontico Internacional XIX
Mapa de Espaa XX
INTRODUCCIN l
ISEPHANIM, TIERRA DE CONEJOS
1. LOS PRIMITIVOS POBLADORES DE ESPAA 7
2. SUSTRATO, ADSTRATO, SUPERESTRATO 10
3. INFLUENCIAS LINGSTICAS PRERROMANAS 13
3.1. Del Eusquera 13
3.2. Del Cltico 16
3.3. Del Ibrico 18
3.4. De origen no determinado 19
HKSPANIA* PROVINCIA DE
ROMA (s. III aC. * s. V dC.)
1. MARCO HISTRICO 23
2. LA LENGUA LATINA 26
3. DIFERENCIAS ENTRE EL LATN CLSICO
Y EL VULGAR 32
3.1. Diferencias fontico-fonolgicas 32
3.1.1. Vocalismo 32
3.1.2. Consonantismo 36
3.2. Diferencias morfolgicas 44
3.2.1. Esfera del nombre 46
Vil
3.2.2. Esfera del verbo 52
Biografa de una lengua

3.3. Diferencias sintcticas 60
3.4. Diferencias lxicas 66
4. PECULIARIDADES DEL LATN HISPNICO 76
HISPANIA, REINO GERMNICO (s. V
- s. VIII)
1. MARCO HISTRICO , 83
2. EL LATN HISPNICO EN LA POCA GERMNICA 87
2.1. Caractersticas fonticas 89
2.2. Caractersticas morfolgicas 92
2.2.1. Esfera del nombre 92
2.2.2. Esfera del verbo 94
2.3. Caractersticas sintcticas 97
2.4. Caractersticas lxicas 101
EL TIEMPO DE LAS TRES ESPAAS (s.
VIH - s. XV)
Introduccin General 107
EL TIEMPO DE LAS TRES ESPAAS (I) (s. VIH- s.
XV) LA ESPAA MUSULMANA O AL-NDALUS
1. MARCO HISTRICO 109
2. EL ADSTRATO RABE DEL ESPAOL 114
2.1. Nivel fontico-fonolgico 115
2.2. Nivel morfolgico 118
2.3. Nivel sintctico 119
2.4. Nivel lxico 122
2.5. Calcos semnticos 127
Vltl
3. EL DIALECTO MOZRABE 128
3.1. Fonetismo 130
3.2. Morfologa _______________ ___ ' 134
3.2.1. Esfera del nombre .................... .... .......... .... 134
Enrique Obediente Sosa
X


3.2.2. Esfera del verbo 135
3.3. Sintaxis 136
EL TIEMPO DE LAS TRES ESPAAS (II) (s.
VIII-s. XV) LA ESPAA JUDA O SEFARAD
1. MARCO HISTRICO . ....... ............. 139
2. LOS JUDOS Y EL ROMANCE HISPANO 144
EL TIEMPO DE LAS TRES ESPAAS (III) (s.
VIII - s. XV) LA ESPAA CRISTIANA
1. MARCO HISTRICO 149
2. LOS ROMANCES HISPANOS 152
2.1. Dialectos medievales 154
2.2. El castellano, dialecto anmalo 158
3. EL ROMANCE ARCAICO (SIGLOS X-XII) 163
3.1. Caractersticas fontico-fonolgicas 165
3.2. La primitiva grafa 168
3.3. Los primeros textos 172
3.3.1. Glosas Emilianenses 174
3.3.2. Glosas Silenses 177
3.3.3. El Auto de los Reyes Magos 178
3.3.4. Documentos notariales 180
4. EL CASTELLANO ANTIGUO (SIGLOS XIII-XV) 182
4.1. La lengua del siglo XIII 182
4.1.1. El Poema de Mo Cid 182
a) Morfologa de la lengua del Cid .... 186
Biografa de una. lengua


b) Sintaxis de la lengua del Cid 188
c) Lxico 191
4.1.2. El mester de clereca 192
4.1.3. Aportaciones ultrapirenaicas ______ ____ 194
4.1.4. La prosa pre-alfons 197
4.1.5. Alfonso X el Sabio (1221-1284) 201
4.1.6. Caractersticas de la lengua alfons 204
a) Fonologa 204
b) Morfologa 207
c) Sintaxis 208
d) Lxico 208
4.2. La lengua del siglo XIV 212
4.2.1. Caractersticas generales 212
a) Fonologa .................. ..... ......... 212
b) Morfologa 213
c) Sintaxis 216
d) Lxico 216
4.2.2. La lengua literaria 217
4.3. La lengua del siglo XV 220
4.3.1. Caractersticas de la lengua
del cuatrocientos 220
a) Fonologa 220
b) Morfologa 223
c) Sintaxis 224
d) Lxico 229
4.3.2. Nebrija y su Gramtica 232
4.3.3. El castellano descrito por Nebrija 238
a) Fonologa 238
b) Morfologa 243
c) Sintaxis 248
LA ESPAA IMPERIAL (s* XVI - s* XIX)
1. MARCO HISTRICO 253
Enrique Obediente Sosa
XI


2. LA LENGUA EN LOS SIGLOS XVIY XVII 261
2.1. De Castellano a Espaol 261
2.2. Caractersticas de la lengua en este perodo 262
a) Fonologa 262
b) Morfologa 286
c) Sintaxis 293
d) Lxico ......... --
302
2.3. La lengua literaria: el Siglo de Oro 305
2.4. Reflexiones y estudios sobre la lengua espaola 314
3. LA LENGUA EN LOS SIGLOS XVIIIY XIX 320
3.1. La Real Academia Espaola 321
3.2. Dos grandes gramticos del siglo XIX:
Salv y Bello 327
3.3. Enriquecimiento del vocabulario 335
LA COMUNIDAD HISPANOHABLANTE DEL SIGLO
XX
1. EL ESPAOL EN EL MUNDO 341
2. CAMBIOS LINGSTICOS EN EL ESPAOL
COMN DEL SIGLO XX 345
2.1. En el plano fontico-fonolgico 347
2.2. En el plano morfosintctico 349
2.2.1. Esfera del nombre 349
2.2.2. Esfera del verbo 351
2.3. En el plano lxico 353
3. LA LABOR DE LA ACADEMIA DE LA LENGUA 355
4. LA LENGUA LITERARIA 366
EL ESPAOL EN ESPAA
1. SITUACIN LINGSTICA DE LA ESPAA ACTUAL 375
2. EL CASTELLANO SEPTENTRIONAL 376
3. EL CASTELLANO MERIDIONAL 379
Biografa de una lengua
XII


EL ESPAOL EN AMRICA
ESPAA EN AMRICA 383
1. LA IMPLANTACIN DEL ESPAOL EN AMRICA 387
2. RASGOS DEFINITORIOS DEL ESPAOL AMERICANO:
REVISIN CRTICA................ ................................................ 395
2.1. Andalucismo 396
2.2. Homogeneidad 407
2.3. Vulgarismo ______________________________ 409
2.4. Arcasmo 413
2.5. Marinerismos ......................... .................. 418
2.6. Amerindismos 423
2.7. ............................................... Africanismos
.......................................................... --------------- 426
3. EL ESPAOL DE AMRICA O EL ESPAOL
EN AMRICA? ____ ____________________ ____ 431
4. CARACTERSTICAS GENERALES DEL ESPAOL
EN AMRICA .......... ----------------- --- ------------------------ 436
4.1. Fonologa ____ __________ __________________ 437
4.2. Morfosintaxis 441
Lxico 447
5. MUESTRAS DE ESPAOL AMERICANO __________ __ __ 451
EL ESPAOL EN GUINEA ECUATORIAL
1. ESPAA EN EL FRICA SUBSAHARIANA 459
2. LA REPBLICA DE GUINEA ECUATORIAL 460
3. SITUACIN DEL ESPAOL EN LA SOCIEDAD
ECUATOGUINEANA .. 461
4. CARACTERSTICAS DEL ESPAOL
ECUATOGUINEANO __________________________________ 463
Enrique Obediente Sosa
XIII


4.1. Fonologa 465
4.2. Morfosintaxis 469
4.3. Lxico 473
5. MUESTRA DE ESPAOL ECUATOGUINEANO 476
EL ESPAOL EN FILIPINAS
1. ESPAA EN LAS FILIPINAS ............... ...................................... 481
2. SITUACIN DEL ESPAOL EN LAS FILIPINAS __________ 483
3. CARACTERSTICAS DEL ESPAOL
HABLADO EN FILIPINAS ______ __ 487
3.1. Fonologa 487
3.2. Morfosintaxis 489
3.3. Lxico 489
EL JUDEOESPAOL
1. EL LARGO CAMINO DESDE SEFARAD 493
2. CARACTERSTICAS DEL JUDEOESPAOL ____ ________ 499
2.1. Judeoespaol y Ladino 499
2.2. El problema de la norma .............. ..... ............ 503
2.3. Fonologa ................ ............ _ .................. ... _______ 505
2.4. Morfosintaxis ........... ...... .......... 509
Lxico 512
3. LA LITERATURA JUDEOESPAOLA ................... ................. 517
REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS 529
NDICE ANALTICO ___ ________ _______ 539
Biografa de una lengua


NDICE DE ILUSTRACIONES FUERA DE TEXTO
entre pginas
reas aproximadas del latn occidental
y del latn oriental 88 y 89

PRESENTACIN
La Biografa de una lengua que el lector tiene en sus manos trata de la
historia del espaol desde sus orgenes hasta nuestros das.
En el texto se presentan las dos grandes vertientes de la historia de la
lengua:
- la historia interna, es decir, la historia de los cambios
fontico-fonolgicos, morfolgicos, sintcticos y lxicos, y
- la historia externa, a saber, las circunstancias sociales, polticas y
culturales que propiciaron ciertos cambios o sirvieron de marco
general a aqullos, as como los acontecimientos que dieron pie a la
Dialectos hispnicos medievales 154 y 155
Pgina del Saber de Astronoma de Alfonso X 202 y 203
Lenguas y dialectos espaoles actuales 376 y 377
Extensin del espaol en Amrica 386 y 387
Guinea Ecuatorial 460 y 461
Filipinas 482 y 483
Imperio Otomano hasta 1683 494 y 495
xv


expansin del espaol ms all de su territorio de origen, con lo cual
habra de convertirse en lengua materna o usual de unos cuatrocientos
millones de personas repartidas en diversos continentes. De all que
hayamos encuadrado la historia de la lengua en el marco general de la
historia de Espaa, sin cuyo conocimiento no se entendera el recorrido
evolutivo de nuestro idioma. Como bien seala Rolf Eberenz (1991, pg.
96), siendo la lengua -tambin- reflejo de los avatares polticos, sociales
y culturales que vive la comunidad, forzosamente tiene que recordarnos
estos hitos.
Esta nueva edicin es el producto de una revisin total de la anterior en
la que se incorporan los resultados ms recientes de las investigaciones
llevadas a cabo por especialistas de Europa y Amrica, lo que queda
reflejado de modo particular en la nueva datacin de fenmenos lingsticos
que antes se crean de fecha ms tarda. Mientras las fuentes utilizadas para
rastrear los cambios fueron los textos literarios, aqullos se situaron en
fechas muy posteriores a las que luego revelaron los textos no literarios. En
efecto, desde el momento en que fillogos y lingistas tomaron conciencia
de que, si se quera saber con un mayor grado de
Biografa de una lengua
XVI


certeza cundo ocurrieron determinados cambios, lo mejor era ir a
fuentes distintas de la literatura (ms conservadora de las normas
establecidas), se produjo una vuelta de pgina en la historiografa de la
lengua: el trabajo se orient entonces hacia el anlisis de documentos de
todo tipo, especialmente notariales y cartas particulares, escritos que por su
naturaleza misma reflejaban ms fehacientemente la realidad de la lengua
usual para un momento determinado. Los especialistas se vuelcan entonces
hacia ellos pero no en las transcripciones (en caso de haberlas) hechas
principalmente por historiadores sino en los manuscritos originales; era
necesario, para poder llegar a conclusiones fiables, acercarse al texto no
intervenido, exento de correcciones y modernizaciones abusivas. Esto, que
no era pertinente para el historiador, cuyo objetivo consista en apoderarse
de los hechos contenidos en los documentos, s era imprescindible para el
fillogo y el lingista, quienes slo podan sacar conclusiones lingsticas
significativas en la medida en que los escritos se estudiaran en su prstino
estado. Es as como, a partir de entonces, se ha venido haciendo el espigueo
de innumerables manuscritos que reposan en diversos archivos y bibliotecas
de Espaa y Amrica que han arrojado nuevas luces sobre la historia del
espaol.
Lo anteriormente dicho no significa que para escribir la historia de la
lengua deban desestimarse las fuentes literarias, a nadie medianamente
sensato se le ocurrira tal desafuero dado que las literaturas son tambin
(quin lo negara?) expresin y reflejo de la lengua, y, en consecuencia,
aportan valiossimos e innmeros datos sobre su evolucin. Lo que se
pretende es buscar un equilibrio y disminuir el excesivo enfoque que antes
se les daba en este campo, enfoque que llev a un fillogo a decir que las
historias del espaol eran elitistas porque se concentraban en la historia de
la lengua literaria (ver . Lbano 1991, pgs. 109-110). Ese equilibrio es la
meta hacia la cual hemos tendido en esta nueva edicin.
Otra gran diferencia respecto a la primera edicin se observa en el
captulo El espaol en Amrica, que ha sido completamente refundido:
notablemente ampliado, quiere dar una mejor visin histrica y sincrnica,
necesariamente comprimida dados los objetivos y alcances de esta obra, de
la lengua espaola en su modalidad americana. Lo que ya sealamos
respecto a la datacin de fenmenos lingsticos acaecidos en nuestro
idioma toca de cerca, y mucho, a todo lo que tiene que ver con esta
modalidad particular, como se ver en la exposicin. Aqu tambin,
entonces, ha debido recurrirse a documentos no literarios a fin de situar
Enrique Obediente Sosa
XVII


correctamente esta modalidad en el transcurso histrico de ese todo que
llamamos lengua espaola. El lector entender que es imposible abarcar en
un captulo lo que ha dado pie a numerosos estudios que han producido
infinitas pginas de libros y revistas; por eso hemos preferido profundizar en
una revisin crtica, una especie de status quaestionis, de lo que se ha dicho
sobre los rasgos definitorios del espaol americano.
Pero como nuestro idioma no slo se habla en Espaa y Amrica
presentamos tambin las otras grandes modalidades actuales de la lengua: la
ecuatoguineana, la filipina (dejadas, por lo general, de lado) y, por supuesto,
la conocida como judeoespaol. Con ello esperamos dar una visin global -
aunque somera- del mundo hispanohablante. Con un objetivo tan amplio es
evidente que muchas cuestiones hayan quedado fuera de la exposicin;
ninguna historia de la lengua puede ser completa, debemos hacer
necesariamente una seleccin que nos obliga a presentar en primer trmino
lo que es objetivamente de trascendental importancia; pero la seleccin est
tambin impulsada por criterios subjetivos: lo que personalmente nos parece
interesante y, sobre todo, lo que consideramos tiene una particular relevancia
desde nuestro presente (cf. J. Ldtke 1998, pg. 15).
Contrariamente a la (casi) totalidad de los manuales de historia de la
lengua espaola, en los que se utilizan signos fonticos no universales, en
ste empleamos los establecidos por la Asociacin Internacional de Fontica,
cuyo alfabeto revisado en 1993 y corregido en 1996 reproducimos despus
de esta presentacin.
Respecto a las etimologas, seguimos, por lo general, al recientemente
fallecido don Joan Corominas, el ms insigne etimologo de nuestra lengua,
cuya obra nos ha servido de gua.
Biografa de una lengua
XVIII



CONVENCIONES
x < y: x procede de y
x > y: x pasa a y
[x]: transcripcin fontica, sonido x
/x/: transcripcin fonolgica, fonema x
<x>: transcripcin grafmica, letra x
{x}: morfema
x-: x en posicin inicial
-x: x en posicin final
-x-: x en posicin interna
x
~y: x alterna con y
xy: hay un elemento elidido entre xy y
V: vocal
C: consonante
s. v. xxx: sub voce, en el artculo xxx

forma hipottica o incorrecta
Enrique Obediente Sosa
19


corrected 1996)
THE INTERNATIONAL PHONETIC ALPHABET (revised to 1993,
CONSONANTS (PULMONIC)




















FVsu
p_b
iL_a
_i
m
i X y
.
OkU
Voiccd impos i ves Ejectivc* Front Centrai Back
O Bilabial
Bilabial

Examples: Close i *
y
-
-------- tu U
1 'X""'
cf
OcntsValveolar
P
Bilabial Close-mid
pk
"
I Y
\0 ---------
\ qlA ___ Vi

! <f\>si)alveular
J
Palaiat
V
Denial/alveolar 0
1
vJ
4= Paiatoilrcolar
if
Vrl.-u
k
Velar Ope nomiti e\ 3^0 A < *
0
I Alveolar lateral
cf
Uvular
s
Alveolar fritaiivc \ B

CONSONANTS (NON-PULMONC)
o ihc rig In represents voiced consonant. Shaded ai
VOWELS
OTHER SYMBOLS A\ Voice Its s
labial-velar fricative w Voiced
Itbml-vclar apptonimant 1}
Voiced latii.-il-pMaiat
approxumam H Viuci-lvs
C|)ili)Hitl fricative +
Vniced epiglpital fricative
C Alvcolo-polalal
fncnlives
a^ae^a*o
Where symbols appe^tfiri pair?, the one to the
right represents a rounded vowel.
is denote articulations judged impossible.
Ji Alveolar lateral flap
Q Simultaneous J* anti X
A Tint-ami double
pfiiciilnnom tan t>e re
presented by two symbols
jviiwd by a lie bar if
necessary,
SUPRA5EGMENTALS
Vokttatt
n d
Breathy
voiced
b a
LKnu}
t d
Voiced
s t
Creaky voiced
b a
Apical
t d
h
Aspirated
t
h
d
h

Uiigtioiabinl
t d
Lamina!
t d
O a
More rounded ?
w
Labialized
t
w
d
w

Nasalized

Less fk>u
tided
0
J
PuUialized
tJ d
J


n
Nasal release
d
n

Ai.vanccd u
Y
Vclarized
t
Y
d
Y

^ Lsitral rileit
d
J

Retracted
e


Iharyngcaiife
d
N auJibtt
jtkut
d
1

Cemrali/cd

-
Velari d or pharyngealized


X Mid-
ctirtraliied
liaised
e
= voiced alveolar fricative)
r i. Syllabic
n
Lowered
e
I
voiced bilabial approximant)
L-
Nofi-sytlabic
e
Advanced Tongue
Root
e

1 V
Kboi icily
a-
.
r
Refueled Tongue
Root
?


-f" I.pigloti.il
plosive
DIACRITICS Diacritics may be placed above a symbol with a descender, e.g. IJ
Fricative <j> f V 0 (Tjs z| J ^
^ZPPtlJJL ......................
Appnuitnani U -T
"Lateral 1
appm'um.ml ______________ * La i era! appm-unwi
Where symbols appear in pairs, the <ir
ip ts.
Tap or Flap
t d
ja
Bilabial LubiwJcrial Denial AWcolw [Postalvoalar Retroflex Paialal
Primary stress
, Secondary stress
.founacijsn
I Long 61
Half-long e*
Extra-short
J Minor (foot) group
|| Major (intonation) group
Syllable break ii.aekt
w Linking (absencc of a break)
T
O
N
E
S

A
N
D

W
O
R
D

A
C
C
E
N
T
S
LEVl-L CONTOUR
C
or
1 high*
.
A
R
*
"1 High e
Falling

H Mid

High
rising

4 Low

A
Low
rising
J e 1
falling
i
DownsKp
s
Global use
T
Upsicp \ Global fall

20





INTRODUCCIN
Lo primero que podra preguntarse el lector respecto al ttulo de
esta obra es si puede hacerse la biografa de una lengua. Son acaso las
lenguas organismos, de las cuales pueda escribirse la historia de su vida?
Aunque hoy la cuestin nos parezca ociosa o desprovista de
sentido, no lo fue en el siglo XIX, cuando algunos lingistas sostuvieron la
tesis segn la cual las lenguas son organismos naturales con vida propia.
El propulsor de esta tesis fue el alemn August Schleicher (1821-
1867), uno de los grandes maestros de la lingstica decimonnica.
Botnico convertido en lingista, Schleicher estuvo fuertemente influido
por las ideas filosficas y las conquistas cientficas de su poca, de las
cuales est impregnada su teora lingstica.
La famosa y revolucionaria teora evolucionista que Darwin
expuso en su obra Del origen de las especies (1859) va a ser
inmediatamente asimilada por Schleicher, quien en 1865 public La teora
darwiniana y la ciencia del lenguaje, en la que formula de manera
categrica la tesis de la 'lengua organismo. Aunque Schleicher ya haba
utilizado poco antes la teora de Darwin en lo que se considera su obra
cumbre (Compendio de gramtica comparada de las lenguas
indoeuropeas, 1861-1862), no es sino en la primeramente mencionada
donde se lee que las lenguas son organismos que se originaron sin ser
determinados por la voluntad del hombre, crecieron segn determinadas
leyes y se desarrollaron, y por otra parte envejecen y se extinguen.
Para Schleicher toda lengua es, pues, un organismo natural, de all
que evolucione al igual que lo hacen plantas y animales: nace, se desarrolla,
declina y muere. Su evolucionismo, de carcter ms bien pesimista, lo lleva
a afirmar que la historia no nos muestra otra cosa sino el lenguaje
evolucionando segn leyes fijas. Los idiomas que hablamos, as como los
de todas las naciones histricamente importantes, son reliquias seniles
(Sobre la significacin del lenguaje para la historia natural del hombre,
Bi ograf a de una lengua
2


1865).
Al no ser determinada por la voluntad del hombre sino por obra de
la naturaleza, la lengua no puede ser considerada un fenmeno social, en
consecuencia, la lingstica -sostiene el sabio alemn- no es una ciencia
humana sino una ciencia natural.
Consecuente hasta el extremo, Schleicher propuso un esquema de
historia de las lenguas indoeuropeas en forma de rbol genealgico en el
que cada rama representaba un estado de lengua bien definido. Tal era la
concepcin biologicista que tena del fenmeno lingstico.
Contra la "lingstica biologicista" de Schleicher se alzaron no
pocas voces, siendo una de las principales la de Otto Jespersen (1860-
1943). Este lingista de origen dans consideraba, correctamente, las
lenguas como fenmenos sociales que efectivamente evolucionan, pero no
segn leyes naturales fijas sino atendiendo al dinamismo propio que se da
en los hechos de carcter social. De all que viera los cambios lingsticos
no como una degeneracin sino como un progreso hacia formas y
estructuras de lenguaje ms prcticas y ms aptas para cumplir el importan-
tsimo papel de la intercomunicacin. Su teora del progreso, como opuesta
a la teora biologicista de Schleicher, la expondr amplia y profundamente
en la ms importante de sus obras: Language, its nature, development and
origin (1922), donde afirma que todo sistema lingstico sufre cambios
"hacia adelante", cambios simplificadores que, lejos de dificultar la
comprensin, la facilitan.
En una obra posterior (Efficiency in linguistic change, 1941),
llegar a la consecuencia de la teora anterior al afirmar que, por etapas
sucesivas, toda lengua desemboca en un estadio en el que la mxima
eficacia se obtiene por medio de un mnimo esfuerzo.
El extremismo de Schleicher se integra, sin embargo, en la gran
corriente del siglo XIX preocupada por descubrir los parentescos genticos
entre las lenguas, corriente que se ira transformando paulatinamente en
una lingstica histrica cuyo objeto sera dar cuenta de la evolucin
Enrique Obediente Sosa
3


continua de una lengua,
o de varias lenguas emparentadas entre s, sirvindose de los documentos
y testimonios que se tuvieran de ella(s) a lo largo del tiempo
1
.
Obviamente, los trminos de evolucin,parentesco, familia
lingstica, etc. heredados de Schleicher tienen hoy un sentido diferente del
que tenan en el siglo pasado. Aplicados a las lenguas, no deben conducir a
falsas analogas, pues stas son no un organismo biolgico sino "un sistema
de hbitos sociales y modelos de conducta", como dice Malmberg (1981,
pg. 210), quien agrega que "si advertimos con claridad tal diferencia y
entendemos figuradamente los conceptos de parentesco y familia, podemos
definirlos como equivalentes a comunidad de origen". As, si se demuestra
que las lenguas A y B son desarrollos distintos surgidos a partir de un
mismo estadio lingstico anterior L, podemos decir que A y B son lenguas
parientes; el conjunto formado por L, A y B constituye entonces una
familia. Lo mismo cabe decir de evolucin, trmino que ha de entenderse
como cambio, desarrollo, transformacin, en que no slo el tiempo sino
tambin las condiciones sociales y geogrficas desempean un papel
importante. Por eso la lingstica actual, con una concepcin de lengua ms
dinmica y holstica, prefiere enfocar los fenmenos diacrnicos desde una
perspectiva distinta de la heredada del siglo XIX; a partir principalmente de
los avances de la fontica, de la moderna dialectologa, de la
sociolingstica y de la psicolingstica, no puede menos que ver los
cambios no como hechos regulares, mecanicistas, sino como fenmenos
dinmicos que obedecen a una serie de factores tanto internos como
externos al lenguaje; las lenguas cambian, es un hecho, y en su cambio se
conjugan aquellos factores, por eso, si queremos entenderlos en toda su
amplitud no podemos separar, ni mucho menos divorciar, lo que ocurre
dentro del sistema de una lengua del entorno y la comunidad donde aquella
"se hace"
2
.

1
Para un resumen de las ideas lingsticas del siglo XIX aqu esbozadas,
vase Fernando Arellano 1979, captulo X, y Bertil Malmberg 1975,
captulo I.
2
Vase un excelente resumen de la teora del cambio lingstico en Jos
Bi ograf a de una lengua
4


Sealemos finalmente que el parentesco lingstico puede
establecerse de dos maneras:
I
a
) valindonos de la historia, cuando existen documentos que
prueban el origen comn de varias lenguas (tal es el caso, por ejemplo, de
las lenguas romances o romnicas o neolatinas, surgidas del latn), o
2
a
) a travs de la reconstruccin mediante el mtodo histrico-
comparativo (es el caso, por ejemplo, de los distintos grupos de lenguas que
constituyen la familia indoeuropea).
En el siguiente grfico (simplificado) se muestra esquemticamente
la relacin de parentesco de la lengua espaola. Forma parte, como se ve, de
las lenguas romances, grupo de la rama itlica de la familia indoeuropea.
Indoeuropeo Hitita
Indio
Iranio
Tocario
Griego
Albans
Armenio
Balto
Eslavo
Germnico
Cltico
Itlico Oseo
Umbro
Vneto
Latn Italiano
Rumano
Francs
Portugus
Espaol

del Valle 1996, pgs. 13-39.
Enrique Obediente Sosa
5


En las pginas que siguen analizaremos, etapa por etapa, las
distintas transformaciones que sufri el latn hasta desembocar en el
espaol, detenindonos no slo en los cambios lingsticos propiamente
dichos sino en las circunstancias sociales, polticas y culturales que
coadyuvaron al proceso de nacimiento, desarrollo y expansin de la hoy
lengua materna o usual de unos cuatrocientos millones de personas.


ISEPHANIM, TIERRA DE CONEJOS
1. LOS PRIMITIVOS POBLADORES DE ESPAA
Hubo un tiempo en el que la lengua espaola no exista. Como
apuntamos en la Introduccin, aqulla es un desarrollo del latn, pero esta
lengua no va a llegar a la Pennsula Ibrica sino en el siglo III aC. Entonces,
qu hablaban los pobladores del territorio que hoy conocemos como
Espaa antes de que fueran sometidos por las huestes de Roma?
La arqueologa ha demostrado que en la Pennsula Ibrica la
presencia humana data del paleoltico inferior (ca. 1.400.000 aC.),
presencia que se ir reafirmando con el correr del tiempo hasta alcanzar,
todava en el mismo perodo, un grado de desarrollo importante reflejado en
el arte rupestre (cuevas de Altamira, Castillo, etc.) y el mobiliar (plaquetas
de Parpall).
Llegados al neoltico (ca. 5.000 aC.), aparecen las primeras
influencias orientales; a fines de este perodo y comienzos del eneoltico se
desarrollan las culturas urbanas con fortificaciones. Luego, con la aparicin
de la metalurgia del bronce, la Pennsula se incorpora definitivamente a las
culturas orientales; es en este momento cuando surge en el sureste de
Espaa, en la actual provincia de Almera, la ciudad de El Argar (1700
aC.).
Al inicio de los tiempos histricos el mapa de Espaa presenta tres
grandes reas culturalmente diferenciadas. En torno a los Pirineos, la de los
ancestros de los actuales vascos, pueblo de origen desconocido que an hoy
plantea toda una serie de interrogantes a las distintas ciencias humanas y
sociales. En el este se extenda la civilizacin de los beros; de ellos, que
procedan probablemente de frica del norte, viene el nombre de Iberia.
Vascos e beros constituyen, sin lugar a dudas, los primitivos pobladores de
la Pennsula. El sur, por su parte, estaba ocupado por los tartesios, oriundos
quizs de Asia Menor.
Bi ograf a de una l engua
8


Esta va a ser, grosso modo, la situacin demogrfica para cuando
comiencen las grandes invasiones colonizadoras de la Pennsula que
habran de sucederse desde el siglo XII aC. De estas oleadas humanas los
primeros en arribar a las costas espaolas fueron los fenicios, los cuales
fundaron la ciudad de Gadir (llamada luego Gades por los romanos, Qadis
por los rabes, la actual Cdiz) hacia el ao 1100 aC. Este pueblo semita,
procedente del Mediterrneo oriental, llam el territorio europeo donde
haba desembarcado Isephanim, que en su lengua vala por 'costa o isla de
conejos. Esta palabra, transformada por los cartagineses en Ispania (la
Hispania de los romanos), es el origen de la actual Espaa.
A partir del siglo X aC. comienzan las migraciones de los celtas,
pueblos procedentes de Europa central que irn establecindose en toda la
Pennsula excepto en el valle del Guadalquivir y el Levante. Al mezclarse
con los beros formaran el grupo celtbero, que ocup el centro-este de
Espaa.
Seguidamente (s. VII aC.) se establecen los griegos en las costas de
Levante, pero no pudieron extenderse mucho debido a la competencia de las
factoras fenicias. A ellos se debe la generalizacin de los trminos Iberia e
Iberi para designar la tierra y los pobladores aledaos al Ebro.
Desaparecidos fenicios y griegos, surgen los cartagineses como
sucesores del comercio fenicio, y los romanos como herederos de los
mercados griegos. Esta situacin va a durar hasta el siglo III aC., cuando las
tropas romanas invaden la
Pennsula Ibrica dando inicio al proceso que la convertira en provincia de
Roma.
Ante tal diversidad de pueblos (a los que quizs haya de agregarse,
con las mximas reservas, el ligur dadas "las coincidencias formales entre
topnimos espaoles y otros de zonas italianas o francesas que se han
venido considerando ligricas" (Lapesa 1980, pg. 20)), no es de extraar
que la Pennsula constituyera un abigarrado mosaico de lenguas, tal como
lo han demostrado la arqueologa y la toponimia, confirmando as lo que ya
Estrabn haba afirmado en el siglo I aC. en su famosa Geografa. A
Enrique Obediente Sosa
9


manera de ejemplos considrense los siguientes topnimos: Amaya, del
vasco amai 'lmite'; Aranjuez, con el elemento vasco aranz 'espino;
Segarra, del vasco sagar 'manzana; Urbel, compuesto con las voces vascas
ur 'agua y bel 'oscuro; Mlaga, del fenicio mlaka 'factora; Cdiz, del
fenicio gdir 'recinto amurallado; Ampurias, del griego emprion
'mercado; Segovia, de la raz cltica seg 'victoria.
El mapa lingstico de la Espaa prerromana sera, pues, ms o
menos el siguiente:
-En el norte, una franja extendida desde las costas cantbricas hasta
los Pirineos con poblacin de lengua vasca, lengua que hasta el momento
no ha dejado saber su origen y de la cual no se ha encontrado ninguna
lengua pariente.
-En el este, el ibrico, lengua probablemente de la familia
camitosemtica.
-En el sur hallamos, por una parte, el tartesio, al parecer lengua si
no idntica al menos estrechamente emparentada con el etrusco; por la otra,
ncleos de lengua fenicia (de la familia semtica) y de lengua pnica
(variedad de fenicio hablada en Cartago).
-Finalmente, en el centro, el oeste y el noroeste, el celta, lengua
indoeuropea del grupo cltico; el celtbero, la variante hablada por esta
comunidad hispnica del centro-este, se caracterizaba por su forma
arcaizante en relacin con el celta comn o galo.
De todas estas lenguas la nica que va a resistir a los embates del
tiempo y de la romanizacin de la Pennsula ser el vasco, llamado por la
comunidad que lo habla euskera. El resto ira desapareciendo hasta su total
extincin.
2. SUSTRATO, ADSTRATO Y SUPERESTRATO
Sin embargo, una lengua no desaparece de la noche a la maana.
Durante un tiempo ms o menos largo existe una situacin de bilingismo
en aquellos territorios ocupados por gentes de lengua distinta de la del
Bi ograf a de una l engua
10


grupo invadido. Si el grupo invasor se consolida en esas tierras,
consolidacin basada generalmente en la fuerza de las armas, es muy
probable que imponga, junto con las estructuras polticas y econmicas, su
propia lengua, lengua que, no obstante, asimilar elementos de la lengua del
pueblo sometido. Al conjunto de elementos lingsticos que pasan a una
lengua procedentes de otra antes de que sta desaparezca se le da el nombre
de sustrato. Dice Fernando Lzaro Carreter (1962, 5. v.) en su Diccionario
de Trminos Filolgicos que "Por analoga con las capas geolgicas, se da
este nombre a la lengua que, a consecuencia de una invasin de cualquier
tipo, queda sumergida, sustituida por otra". As, la lengua primera se
extingue mas no sin antes dejar huellas en la lengua segunda, huellas que
pueden aparecer en la pronunciacin, en la gramtica o en el lxico, cuando
no en todas esas reas.
De este modo se habla, por ejemplo, de un sustrato celta de la
lengua espaola para referirse a aquellos elementos o rasgos clticos que,
de manera directa o a travs del latn hablado en Espaa, an hoy se
conservan en nuestra lengua. Podemos representar la nocin de sustrato
mediante el siguiente grfico:

Pero la relacin interlengua puede ser tambin de otra naturaleza,
como la relacin de coexistencia sin que ninguna de las lenguas en contacto
desaparezca, sin que una llegue a sumergir a la otra. Tal contacto, por el
contrario, resulta ms bien enriquecedor para ambas del hecho de que cada
lengua da y recibe elementos de la vecina. Cuando se produce este tipo de
relacin se habla de adstrato, definido como el conjunto de elementos o
rasgos procedentes de una lengua vecina como resultado de una situacin
^eogrfica o social particular; esa "aportacin extranjera" no ahoga, como
ya se dijo, la lengua recipiente. En el caso del espaol hablamos, por
ejemplo, del adstrato vasco y del adstrato rabe para referirnos a las

celta latn espaol
Enrique Obediente Sosa
11


influencias que esas lenguas tuvieron en el desarrollo de aqul. Esta nocin
puede ser representada por el grfico siguiente: 0== vasco espaol
Bi ograf a de una l engua
12



latn
Por ltimo, un tercer tipo de relacin es el que se da entre dos
lenguas cuando, despus de un contacto ms o menos prolongado entre la
autctona y la venida de fuera, sta ltima desaparece dejando, no obstante,
huellas en la lengua original. Se trata, por tanto, de la situacin inversa a la
de sustrato: el pueblo invasor, a pesar de imponerse en el territorio
ocupado, no logra desplazar la lengua del pueblo invadido, por el contrario,
aqul adopta la lengua de ste. Los elementos que quedan de la lengua
extranjera en la lengua primera constituyen lo que se conoce como
superestrato. Es el caso, por ejemplo, de los elementos germnicos que
pasaron al latn cuando los llamados pueblos brbaros irrumpieron y se
asentaron en las hasta entonces provincias de Roma. Esquemticamente
representamos el superestrato como se ve abajo:

Como iremos viendo, el espaol no es slo el latn que
en territorio peninsular sufri una serie de transformaciones internas con el
correr de los siglos, sino tambin el producto de ese latn hispnico
sometido a influencias lingsticas externas originadas en las distintas
situaciones polticas y sociales conocidas por Espaa a lo largo de su
historia. Son esas influencias externas, que toda lengua experimenta en
mayor o menor grado, lo que la lingstica ha sistematizado bajo las
nociones de sustrato, adstrato y superestrato que acabamos de definir. Estos
conceptos han de manejarse, sin embargo, con mucha cautela pues
(apartando el caso de los prstamos lxicos y morfolgicos) no siempre es
fcil determinar a ciencia cierta si tal o cual fenmeno lingstico es la
resultante de una influencia extranjera, o si simplemente esa influencia no
ha

germn
ico
Enrique Obediente Sosa
13


hecho sino acelerar un cambio que ya se estaba gestando internamente. La
prudencia ha de ser mayor cuando la influencia se atribuye a lenguas
desaparecidas de las cuales no hayan quedado testimonios escritos. Esto no
obstante, consideramos vlida la afirmacin de Lapesa (1980, pg. 39) al
sealar que "cuando un fenmeno propio de una regin es muy raro o
desconocido en el resto de la Romania, si en el idioma prelatino
correspondiente existan tendencias parecidas, debe reconocerse la
intervencin del factor indgena".
3. INFLUENCIAS LINGSTICAS PRERROMANAS
La influencia de las lenguas habladas en la Pennsula Ibrica antes
de su romanizacin es relativamente poca. Los aportes que presentaremos a
continuacin constituyen una parte magra de lo que es la lengua espaola,
pero reflejan hasta qu punto estaban arraigados ciertos elementos
lingsticos que no pudieron ser sofocados por el latn. Slo sealaremos
los ms relevantes y que ofrecen un alto grado de probabilidad de proceder
de algunas de las lenguas prerromanas.
3.1. Del Eusquera
En el plano fonolgico
Ciertos rasgos fonolgicos de la lengua espaola son producto,
segn muchos estudiosos, de la influencia ejercida por el idioma del pueblo
vasco, pueblo aledao a la regin donde nacera la que habra de convertirse
en la lengua general de la Pennsula, como veremos ms adelante. As, en
este plano se destacan tres fenmenos de muy probable influencia vasca
que van a distinguir el espaol de las otras lenguas romances
3
.

3
Se utilizan los signos y diacrticos del Alfabeto Fontico Internacional.
Advirtase que en latn no se usaba ningn signo grfico para indicar ni la
cantidad voclica ni la slaba acentuada. En esta obra indicaremos con una
tilde la slaba tnica para facilitarle al lector la correcta acentuacin de la
palabra latina de ms de dos slabas, nico caso de posible confusin, pues
Bi ograf a de una l engua
14


1) La transformacin de l-l inicial latino en el fonema fricativo glotal /h-/,
fonema que siglos ms tarde desaparecera reducindose al cero fnico 0. Y
es que el vasco no tena originalmente la consonante labiodental /f/ por lo
que sustituy ese fonema latino por la usualmente llamada aspiracin. Esto
explica, por ejemplo: lat. fcere > hacer, ficus > higo, etc. (Ntese que los
equivalentes en otras lenguas neolatinas conservan el /f-/: francs faire,
figue; italiano fare, fico; portugus fazer, figo).
2) La ausencia, en espaol, del fonema labiodental sonoro /v/. Inexistente
ste en eusquera, la no diferenciacin de /b/ y /v/ se ira extendiendo a la
Pennsula desde los Pirineos: lat. vinum > /'bino/ <vino>.
3) Agrguese a lo anterior el hecho significativo de que tanto el espaol
como el eusquera tienen slo cinco fonemas voclicos, de timbre claro y
bien definido (las otras lenguas romances poseen sistemas voclicos de
entre siete y quince fonemas), y dos consonantes vibrantes: la simple /r/
(ere) y la mltiple /r/ (erre), hechos que no parecen casuales.
En el lxico
Entre las palabras que seguramente pasaron del vasco al espaol
podemos sealar las siguientes
4
:
aquelarre < akelarre 'prado del macho cabro, voz compuesta de
aker 'macho cabro y larre 'prado, porque, segn la leyenda, en los prados
se reunan las brujas con el demonio, el cual supuestamente se apareca bajo
la forma de dicho animal.
cencerro < zinzerri id.
chaparro < xapar(ra) id., diminutivo de zapharra 'matorral
5
.
chatarra < txatarra, diminutivo de zatar 'trapo.

las de dos slabas no podan llevar el acento sino en la primera.
4
Los comentarios y las citas de las etimologas dadas en este captulo estn
tomados de Coraminas (1976) o Coraminas y Pascual (1980) en la voz
correspondiente.
5
El dgrafo < tx > del vasco representa el mismo sonido que en espaol el
dgrafo <ch>.
Enrique Obediente Sosa
15


garrapata, mettesis de *gaparrata, derivado de gaparra o
/caparra 'zarza, porque tanto el caro como el vegetal se agarran
fuertemente a la piel.
izquierdo < esker id.
lagaa < lakaia 'hebra, 'aspereza, 'gajo.
mogote < *mokoti 'puntiagudo, derivado de moko 'punta,
'pico.
parranda, derivado de parra 'risa.
pizarra < lapitz-arri 'piedra de pizarra, palabra compuesta de
lapitz 'pizarra y arri 'piedra.
zurdo < zur 'avaro, agarrado.
3.2. Del Cltico
A la lengua de los celtas, el espaol le debe aportes no slo lxicos
sino incluso uno morfolgico, adems de influencias sobre la
pronunciacin.
En el plano fonolgico
En este nivel se cuentan dos fenmenos caractersticos:
1) La sonorizacin de las oclusivas sordas latinas en posicin interna, o
sea, el paso de /p t kj a /b d g/, respectivamente: lat. capra > cabra, catna
> cadena, ficus > higo.
2) La transformacin del grupo interno latino /-kt-/ en /-tf-/ (=<ch>): lat.
nocte > nocht, pectus > pecho.
En el plano morfolgico
La morfologa del espaol posee un sufijo de origen cltico: {-
iego}, formador de adjetivos con la idea de 'pertenencia, 'relativo a; es el
que encontramos en, por ejemplo, mujeriego, palaciego, veraniego,
nocherniego, etc.
Bi ograf a de una l engua
16


En el lxico
El vocabulario espaol de origen cltico suele agruparse en dos
secciones: a) la de las palabras que han tenido vida de manera ms o menos
ininterrumpida desde antes de la latinizacin de la Pennsula, y b) la de
aqullas que fueron adoptadas por el latn enriqueciendo su lxico, y que,
de modo general, pasaron tambin a otros romances; de estos prstamos del
cltico al latn se tratar en el captulo siguiente.
Entre las primeras tenemos (con diverso grado de certeza) las
siguientes:
berro < bruron id. bro
< *brigos id.
colmena < *kolmna, derivado de *kolmos 'paja', por ser de este
material de que estaban hechas en tiempos antiguos. gancho < *ganskio
'rama. garza < *karkia id.
lgamo < de la raz leg- 'formar capa y el sufijo -amo, porque el
barro pegajoso se extiende en capas. pico < beccus id. silo < silon 'semilla.
tarugo < *tarcon 'clavija.
vasallo < *vassllos 'semejante a un criado, derivado de vassos
'servidor.
Hay que tomar en cuenta, por otra parte, las voces que, a travs
principalmente del francs, pasaron en distintos momentos histricos al
espaol procedentes del cltico hablado en otros territorios, tales como:
droga, de la palabra cltica que significa 'malo (conservada en las
siguientes lenguas celtas: bretn droug, gals drwg, irlands droch).
galleta, del francs galette id., derivado de galet 'guijarro, por la
forma plana de la galleta; el trmino galet es diminutivo del francs antiguo
gal id.
jabalina, del francs javeline id., derivado de javelot 'pica, del
cltico gabalos 'horca, 'tridente.
tonel, del francs antiguo tonel, diminutivo de tonne, del latn
Enrique Obediente Sosa
17


tardo tunna, que a su vez procede del cltico tunna 'piel, de donde el
significado 'odre y despus 'cuba; de la misma palabra francesa procede el
ingls tunnel, que en esa lengua pas a significar 'cao subterrneo y
'tnel, de donde lo tom el espaol.
truhn, del francs truand, a su vez procedente del galo *trugantos
'desgraciado.
virar; del francs virer, voz que viene del cltico *viro 'me
desvo.
3.3. Del Ibrico
De pocas palabras puede decirse con cierto grado de probabilidad
que son de origen ibrico. De entre las comnmente dadas como tales por
los etimologistas se pueden mencionar las siguientes:
balsa
calabaza, caparazn y galpago, tro emparentado procedente de
un timo ibrico cuyo sentido fundamental era el de 'cubierta a modo de
cscara dura, sema que -como se ve- es comn a los tres vocablos.
Adems del poco conocimiento que se tiene del ibrico, el
problema de las etimologas aumenta por el hecho de que muchos autores
no hacen la diferencia entre el ibrico propiamente dicho y el vasco,
englobando en el primer trmino el conjunto de lenguas no indoeuropeas
habladas desde tiempos remotsimos en la actual Espaa.
3.4. De origen no determinado
Por lo que se acaba de decir y por el hecho de la dificultad en
asignar tal o cual origen a un elemento lingstico prerromano, se impone
abrir una nueva seccin en la que se incluyan aquellos elementos
procedentes ciertamente de alguna de las lenguas habladas en la Pennsula
antes de la introduccin del latn, pero de los cuales no puede afirmarse que
provengan de una u otra lengua especfica. De tales elementos slo se
puede decir que son de origen prerromano.
En el plano morfolgico
Bi ograf a de una l engua
18


1) Se destaca el sufijo derivativo {-rro}, el que se encuentra en, por
ejemplo, machorro (< macho), buharro (< bho), guijarro (< guija), etc.
2) Con todas las reservas del caso, parece verosmil que sea de origen
ligur el sufijo {-aseo}, el que encontramos "en peasco, nevasca, borrasca"
(Lapesa 1980, pg. 46).
En el lxico
Ms significativo resulta ser el vocabulario, sobre todo por la
vitalidad que an exhiben muchas de las palabras que nos vienen de la ms
remota antigedad hispnica. Entre ellas cabe destacar las siguientes:
arroyo, forma masculina correspondiente a arrugia, que Plinio
recogi en Espaa en el sentido de 'galera de mina, teniendo en cuenta
que por esas galeras circulaba agua.
barranco
barro
cama, del hispanolatino cama 'yacija, lecho en el suelo. San
Isidoro de Sevilla (560-636) en sus Etimologas dice: "dormimos en
camas" (dormmus in camis), e inmediatamente aade, para aclarar la
significacin del vocablo, que se trata de "nuestros lechos" (id est in
stratis nostris) (XIX, xxii, 29). Y en otra parte especifica que "la cama es
poco alta, cercana al suelo" (cama est brevis et circa terram) (XX, xi, 2).
caspa, probablemente de una palabra cuyo sentido fundamental era
'residuos, 'fragmentos. cazurro
conejo < lat. cunculus, forma latina de una voz posiblemente
emparentada con el vasco untxi, que procedera de un antiguo diminutivo
*kun-txi. Tanto Plinio como Eliano aseguran que el animal y el nombre
eran de origen hispnico en la Roma antigua.
gordo < lat. gurdus 'necio. Quintiliano dice que era palabra vulgar
procedente de Espaa. De 'necio pas a significar 'grueso y luego 'gordo.
gusano
lanza < lat. lncea. Segn Varrn, la palabra latina sera oriunda
de Espaa. Es probable que sea celtibrica. losa < *lausa 'losa o 'pizarra.
Enrique Obediente Sosa
19


manteca
moo, probablemente de la raz munn- o monn- 'bulto,
'protuberancia.
mueca, originalmente 'hito, mojn; de ah a travs de la idea de
'protuberancia se pas a 'articulacin abultada de la mano con el brazo y a
'lo de trapo de forma redondeada, de donde luego a 'figurilla que sirve de
juguete.
pramo < latn hispnico pramus. Respecto a esta palabra, se
tiene el testimonio de una inscripcin del siglo II dC. encontrada en Len,
la cual habla de la ofrenda de unos cuernos de venado que un tal Tulio
Mximo le hace a la diosa Diana, venado que caz in aequre prami
"en la llanura del pramo".
pestaa < *pistanna, probablemente emparentada con el vasco
pizta 'lgaa y piztule 'pestaa.
rosca, derivado quiz de una voz equivalente del tema indoeuropeo
rothsko- 'que corre, 'rpido. sapo
sama < lat. tardo sama, cuyo origen est probablemente
emparentado con el vasco sarra 'escoria. El mismo obispo Isidoro,
transmisor de la cultura latina al mundo visigtico, dice respecto a sama
que ste es el trmino que usa el vulgo para designar la dermatosis llamada
en la lengua culta scbies: (<<scbies [...] hanc vulgus samam appllant)
(Etimologas, IV, viii,
7)-
HI SPANI A, PROVINCIA DE ROMA
(s. III aC. - s. V dC.)
1. MARCO HISTRICO
La intervencin de Roma en la Pennsula Ibrica va a ser una de las
consecuencias de la rivalidad existente entre la capital del Lacio y Cartago.
Cartago, colonia fundada por los fenicios en el siglo IX aC. en el
golfo de Tnez, hereda el podero de la metrpoli cuando sta cae en manos
Biografa de una lengua
24


de los asirios (s. VI aC.). Constituida en una potencia martima y mercantil,
dominara amplias zonas del Mediterrneo occidental, pero cuando
pretendi conquistar Sicilia, Roma se interpuso, siendo ste el inicio de las
Guerras Pnicas, en las que durante los siglos III y II aC. se disputaron el
dominio del Mediterrneo. Tras largas luchas, Roma conseguira finalmente
vencer a Cartago en la tercera guerra, destruyndola en 145 aC.
Antes de que esto sucediera, Cartago, despus de su primera derrota
frente a Roma, haba conquistado la regin meridional de la Pennsula
Ibrica con un ejrcito comandado por Amlcar Barca. Aunque desde haca
aos la gran urbe africana haba establecido factoras en Espaa, no es sino
con Amlcar que se afirma la dominacin militar cartaginesa. A su muerte le
sucede su yerno Asdrbal, fundador de Cartagena, quien continu la obra
colonizadora hacia el interior del pas. Asesinado Asdrbal, el ejrcito
design como sucesor a Anbal, hijo de Amlcar (221 aC.).
Anbal, tenaz adversario de los romanos, decide provocarlos
atacando Sagunto, ciudad situada en la costa oriental de Espaa, la cual se
haba colocado bajo la proteccin de Roma por temor a los cartagineses. La
cada de Sagunto en poder de Anbal (219 aC.) dio inicio a la segunda
guerra pnica.
Ante el ataque de que fue objeto la ciudad aliada, Roma reacciona
enviando sus tropas, las cuales desembarcan en Ampurias el ao 218 aC. Las
hazaas de Publio Cornelio Escipin (llamado ms tarde 'el Africano) se
tradujeron en una victoria contundente para las fuerzas romanas, las cuales
no slo lograron vencer a los cartagineses sino que los expulsaron
definitivamente de la Pennsula al caer, en 206 aC., Gades, ltimo bastin
cartagins. De este modo se inicia el dominio romano de Hispania y su
incorporacin al mundo latino.
Habiendo pasado a ser territorio romano, Hispania fue dividida
originariamente en dos provincias: Hispania Citerior (la regin oriental,
riberea del Mediterrneo) e Hispania Ulterior (la suroccidental, riberea
del Atlntico). La provincia Citerior fue romanizada rpidamente, no as la
Ulterior dada la resistencia presentada por celtas y lusitanos, quienes
Enrique Obediente Sosa
25


lucharon contra las legiones romanas por ms de medio siglo. Con la muerte
de Viriato, lder de aquellos pueblos, y la siguiente cada de Numancia, 'la
ciudad rebelde, sometida en 133 aC. por Publio Cornelio Escipin Emiliano
(nieto adoptivo del anterior), se afirma la dominacin romana, aunque
todava las regiones septentrionales de la Pennsula permanecan
independientes.
Con el advenimiento de Augusto al poder (27 aC.), el naciente
Imperio abarcaba todas las tierras baadas por el Mediterrneo (excepcin
hecha de Mauretania en el noroeste de Africa). Sin embargo, algunas de las
fronteras romanas eran imprecisas, razn por la cual Augusto traza una
poltica consistente en reforzar las fronteras dbiles del Imperio sometiendo
a los pueblos independientes que podran constituir una amenaza o, al
menos, un foco perturbador de las regiones limtrofes. En el caso de
Hispania, era necesario someter a cntabros y astures, es decir, a los pueblos
del norte, de manera que Hispania fuera una gran unidad territorial con unas
fronteras naturales de fcil custodia. La ambicin de Augusto, en lo que a
Espaa se refiere, se ve coronada con la victoria el ao 19 aC. Con la
reorganizacin territorial hecha por el emperador, la Pennsula Ibrica qued
dividida en tres provincias: 1) la Tarraconense, que comprenda la antigua
Citerior y las tierras cntabras, era la de mayor superficie, abarcando un rea
que se extenda en direccin noroeste-sureste, desde la actual Galicia hasta
las tierras orientales baadas por el Mediterrneo; 2) la Lusitania, que
comprenda la zona portuguesa del sur del Duero y la actual Extremadura
espaola; y 3) la Btica, en el sur, ocupando aproximadamente el territorio
de la actual Andaluca.
Fueron, pues, casi dos siglos el tiempo transcurrido entre el
desembarco romano en Ampurias y la completa pacificacin del territorio
peninsular, un largo perodo que no fue de guerra continua sino un proceso
poltico-militar que se intensificaba o se amortiguaba de acuerdo con las
circunstancias y, sobre todo, las conveniencias de Roma. Esta presencia
romana en la Pennsula Ibrica durara en lo poltico hasta el siglo V, cuando
el Imperio Romano se desmembr e Hispania pas a ser un reino dominado
por un pueblo germnico.
Biografa de una lengua
26


Como consecuencia de la conquista romana, la vida va a cambiar de
manera radical en Hispania. La romanizacin transformar el mosaico
original de pueblos diversos en una nacin, organizada y regularizada en lo
econmico, lo jurdico, lo militar, lo civil y lo cultural. Esta romanizacin,
ms temprana en el sur y el este, es prcticamente total hacia el siglo III.
Hispania habra de compenetrarse de tal modo con la cultura latina que
muchas de las grandes figuras del Imperio sern oriundas de esta provincia:
el emperador Trajano; su sucesor y primo Adriano; Teodosio I, ltimo csar
que rein sobre todo el Imperio; el poeta
Lucano y su to el gran filsofo Sneca; el retrico Quintiliano, todos ellos
eran hispanos.
Evidentemente, la romanizacin no habra sido posible de no haber
tenido una lengua comn que sirviera de vehculo de la cultura latina, a la
vez que de puente entre Roma y las distintas provincias. El latn, lengua
oficial del Imperio, desempe ese rol, con lo cual adems Hispania
conocera por primera vez una relativa unidad lingstica. Esta, sin embargo,
no fue instantnea porque "la desaparicin de las primitivas lenguas
peninsulares no fue repentina; hubo un perodo de bilingismo ms o menos
largo, segn los lugares y estratos sociales. Los hispanos empezaran a
servirse del latn en sus relaciones con los romanos; poco a poco, las hablas
indgenas se iran refugiando en la conversacin familiar, y al fin lleg la
latinizacin completa" (Lapesa 1980, pg. 58).
Detengmonos ahora a examinar esa lengua que, impuesta desde el
exterior, se habra de convertir en expresin natural de los hispanos.
2. LA LENGUA LATINA
Los acontecimientos histricos descritos explican la presencia del
latn en la Pennsula Ibrica y su implantacin como lengua oficial.
Esta lengua, que habra de convertirse en lengua multinacional de
una buena parte del mundo, fue originalmente el dialecto de una reducida
comunidad enclavada en un pequeo sector de la Pennsula Itlica: el Lacio.
Sus habitantes, los latinos, constituan una de las tribus itlicas procedentes
Enrique Obediente Sosa
27


de las llanuras del centro de Europa que se filtraron en la Italia actual a
travs de los valles alpinos.
El contacto de los latinos con los etruscos y los griegos les permiti
asimilar rpidamente la civilizacin superior de sus vecinos, de los que
tomaron su escritura, sus creencias y su modo de vida. La modesta tribu de
los latinos y la ciudad que fundaron, Roma (s. VIII aC.), superaran, sin
embargo, su inferioridad relativa y llegaran a realizar no slo la unidad de
Italia sino una de las hazaas de mayor envergadura y trascendencia que
haya conocido la historia de la humanidad: la construccin de un imperio
poltico-cultural que se extendera del Atlntico al Mar Caspio, y del Mar del
Norte al Sahara.
Las provincias occidentales fueron, sin embargo, las que ms
sentiran su influjo cultural, a tal punto que adoptaran el latn como lengua
nacional. Tal fue el caso de Hispania.
El latn, perteneciente a la rama itlica de la familia indoeuropea,
conoci histricamente los siguientes perodos:
1. Preclsico, del s. VII al s. II aC. La inscripcin latina ms
antigua conocida hasta ahora data del siglo VII aC. En el siglo III aC. hace
su aparicin la literatura latina, fuertemente influenciada por la lengua y las
tcnicas de expresin del griego hablado por los vecinos de la Magna
Grecia. Ese contacto con el mundo helnico imprimira gracia y armona al
idioma enrgico de los habitantes del Lacio.
2. Clsico, del s. II aC. al s. II dC. Es la lengua culta enseada en
las escuelas de acuerdo con la norma gramatical fijada por el uso de los
grandes escritores. Corresponde a la Edad de Plata y de Oro de la literatura
latina representada por Csar, Cicern, Virgilio, Horacio, Tcito, entre otros.
3. Posclsico, del s. II al s. VI. Corresponde a la lengua escrita en
la decadencia del Imperio. Es el momento en que hace su aparicin la
literatura cristiana, la cual, junto con la entroncada en la tradicin pagana,
muestra una lengua menos compleja que la del perodo anterior.
4. Bajo Latn, del s. VI al s. XV. Es la lengua escrita usada durante
Biografa de una lengua
28


la Edad Media, desde la desintegracin del Imperio hasta el Humanismo.
Esta lengua, cultivada en las escuelas monsticas, ser una especie de coin
culta frente a las emergentes lenguas nacionales. Se caracteriza por la
inseguridad de la norma, la penetracin de vulgarismos y la incorporacin
de palabras no latinas a las que se les daba cierto barniz de latinidad.
5. Latn Humanstico. Puede decirse que es el latn clsico
redivivo que redescubren y utilizan muchos escritores, tanto humanistas
como cientficos, como consecuencia del entusiasmo que vivi Europa
durante el Renacimiento. Pasado este perodo de la historia europea, el latn
quedar confinado prcticamente al seno de la Iglesia Catlica, cuya liturgia
se celebr en esa lengua hasta la introduccin de las lenguas vernculas a
raz del Concilio Vaticano II (1962-1965). Desaparecido el latn como
lengua usual, permanece an como lengua oficial del Estado de la Ciudad
del Vaticano.
El Latn Vulgar
Junto al latn escrito, o lengua literaria, generalmente llamado latn
clsico, empleado tambin en los discursos solemnes, estaba la lengua
popular, menos complicada y ms dinmica, llamada comnmente sermo
plebeius o vulgaris o cotidianus; existan pues en Roma, si no dos lenguas,
s dos variantes bien distintas de la misma lengua dado que los romanos no
se expresaban oralmente de idntica manera a como lo hacan por escrito;
hasta la lengua escrita variaba segn el tipo de texto de que se tratara. Esto
queda demostrado por un texto de Cicern (s.
I aC.) en que seala explcitamente que, al contrario de lo que ocurre con la
prosa elevada, solemos escribirlas cartas con palabras cotidianas (Ep. ad
fam. 9, 21, l)
6
. Quintiliano (s. I dC.), por su parte, da testimonio de la
naturalidad y sencillez del habla cotidiana, esa que <'hablamos con los
amigos, el cnyuge, los hijos, los siervos (Inst. orat. 12, 10, 40).

6
Todos los testimonios aducidos en este captulo, excepto los del Appendix
Probi, estn tomados de Bourciez 1967, Primera Parte, pgs. 25-130, quien
proporciona los textos originales. Los hemos traducido para facilidad del lector.
Enrique Obediente Sosa
29


Por ello dice Menndez Pidal (1980, pg. 3) que el latn vulgar o
hablado "no debe confundirse con el latn que se escriba en la decadencia
del Imperio romano, ni menos con el bajo latn que se usaba en la Edad
Media; aunque estos dos difieran a veces mucho del latn de Cicern o de
Livio, siempre estn, al menos en cuanto a las grafas y formas, ms
prximos del latn clsico que del vulgar, si bien pueden acercarse ms a
ste en cuanto a la construccin. El latn vulgar no se diferencia del clsico
por la fecha, pues es tan antiguo, y ms, que el latn literario; vivi siempre
al lado de l, aunque no siempre igualmente divorciado de l". En efecto,
una y otra variedades de lengua no estaban total y absolutamente separadas,
por lo que es de esperarse que en tal situacin de permanente contacto se
influenciaran recprocamente.
El latn vulgar, no totalmente uniforme pues presentaba matices
segn los diversos estamentos y regiones de la sociedad romana, se fue
distanciando cada vez ms de la lengua escrita fijada por los gramticos, y
evolucion libremente sobre todo a partir de la poca imperial: modific la
pronunciacin, el lxico estaba lleno de arcasmos y neologismos, la sintaxis
y las formas se simplificaron. De este modo, hacia el final del siglo IV se
estableca una distincin precisa entre una y otra variante de lengua: latine
vs vulgo; as, Servio dice que lo que en latn es aslus, se dice en lengua
vulgar tbanus ('tbano) (in Georg. 3, 147), y San Agustn declara que lo
que en lengua vulgar se dice ossum, en latn se dice os ('hueso) (in Psalm.
138, 20).
Las grandes innovaciones experimentadas por el latn vulgar van a
alcanzar su apogeo una vez el Imperio desmembrado; la lengua hablada en
cada provincia va a dar rienda suelta a sus propias tendencias sin que haya
nada que las frene; el resultado ser la fragmentacin lingstica de la
Romania y la subsiguiente aparicin de las lenguas romances. Estas lenguas
son, por tanto, la continuacin no tanto del latn literario o lengua clsica
como del latn popular o vulgar. Pero "si el latn vulgar explica la parte ms
grande y castiza de la lengua espaola, no puede explicarla toda. Gran
porcin de nuestro idioma, como de todos los romances, procede del latn
literario" (Menndez Pidal 1980, pg. 9).
Biografa de una lengua
30


Mientras el latn clsico nos es conocido por las obras -abundantes-
de los grandes forjadores de las letras latinas, el latn vulgar, por el
contrario, carece de extensa documentacin relevante. Lo ms conspicuo
son algunos fragmentos del Satiricn de Petronio (s. I) que reflejan las
formas del sermo vulgaris; inscripciones donde se anotan no
deliberadamente palabras o estructuras gramaticales vulgares; testimonios
de gramticos que condenan ciertas incorrecciones, entre los cuales est
elAppendix Probi (s. III), documento singularsimo para la historia del latn
por las indicaciones que trae sobre los vulgarismos.
Ahora bien, al no disponer de documentos para poder dar cuenta de
ciertas formas, pues el latn vulgar no se escriba, se recurre al mtodo
comparativo: comparando las distintas lenguas romances, si hallamos que un
fenmeno es comn a ellas, podemos afirmar que el mismo proviene del
latn hablado en las distintas provincias del Imperio, y de acuerdo con la
evolucin que aqullas experimentaron, puede establecerse o restituirse la
forma (hipottica) original (que convencionalmente se marca con un
asterisco). "As, si en vez del clsico acuere, hallamos en espaol aguzar, en
portugus aguqar, en provenzal agusar, en francs aiguiser, en italiano
aguzzare, etc., podemos asegurar que en el latn vulgar hablado en todos
estos pases se deca *acutiare" (Menndez Pidal 1980, pg. 4), pues de
acuerdo con los pasos dados por esas lenguas es necesario que haya existido
tal forma para poder llegar a las actuales formas romances. En otras
palabras, no es posible que un fenmeno comn a las lenguas neolatinas no
tenga su origen en el latn comn hablado en el Imperio, as no haya
testimonio escrito que d fe de ello.
Veamos ahora cules eran las diferencias fundamentales entre el
latn clsico y el latn vulgar
7
.

7
Que tengamos que hacer un poco de lingstica latina en una obra de historia
de la lengua espaola se justifica por varias razones: I
a
) porque no podemos
ignorar que el latn ya apenas si se estudia, por eso es necesario presentar ciertos
fundamentos de modo que el lector entienda lo que ocurri en el proceso de
cambio; 2
a
) porque no podemos desvincular los orgenes del espaol de la
lengua de la cual procede como si nuestro idioma hubiera surgido de la nada; 3
Enrique Obediente Sosa
31


3. DIFERENCIAS ENTRE EL LATN CLSICO Y EL VULGAR
3.1. Diferencias fontico-fonolgicas
8

3.1.1. Vocalismo
El latn clsico conoca un sistema de vocales diferenciadas entre
s por los rasgos de abertura, localizacin y cantidad. Cinco timbres, cada
uno de los cuales pudiendo ser largo o breve, formaban un conjunto de
diez elementos voclicos tal como se ve en el cuadro siguiente:

La cantidad, representada por los romanistas con los signos "
(para las vocales largas: ) y (para las vocales breves: ), era
fonolgicamente significativa, es decir, creaba diferencias semnticas
tanto a nivel lxico como morfosintctico. Vanse los siguientes
ejemplos:
malum - con a breve = 'mal; con a larga = 'manzana. solum -
con o breve = 'suelo; con o larga = 'solo.

a
) porque dado que "se dividen mal las tareas entre los latinistas y los
romanistas, [stos] tienen que crear en gran parte la base histrica de las lenguas
que estudian" (Ldtke 1998, pg. 19).
8
Recurdese lo dicho en la nota 1 del captulo precedente.

anteriores
largas breves
centrales
largas breves
posteriores
largas breves
cerradas i: i

u: u
medias e: e

o: o
abiertas

a: a

Eiiric|ye Obediente Sosa
32


venit - con e breve = 'l viene; con e larga = 'l vino.
En Roma urbs magna, Roma, con -a breve, es el sujeto de la frase:
'Roma es una gran ciudad. En Roma fgere, con -a larga, Roma es un
complemento que indica lugar de partida: 'huir de Roma.
A esas diez vocales simples hay que agregar los diptongos /ae/, /oe/
y /au/, largos por naturaleza.
Este sistema va a sufrir una transformacin radical durante el
perodo imperial al sustituirse la cantidad por diferencias de abertura. De
manera general, las antiguas vocales largas se hicieron cerradas, y las
breves, abiertas. El proceso, sin embargo, no se detuvo all; la evolucin
sigui hasta desembocar en un sistema reducido de siete vocales, cuya
correspondencia con el clsico damos a continuacin
9
:
i: i e: e a: a u: u o: o

En slaba tona se reducan a cinco, pues // y /o/ eran reemplazadas
por /e/ y /o/.
Los diptongos, por su parte, se simplifican: /ae/ > /s/ y /oe/ > /e/.
/au/, sin embargo, persiste a pesar de la tendencia dialectal a reducirlo a /o/.
No obstante, a principio de palabra, /au/ se reduca a /a/ si la slaba siguiente
tena una /u/ acentuada (*agustu por augstum 'agosto, *aguriu por
augrium 'agero).
El sistema voclico del latn hablado se reorden, pues, en cuatro
grados de abertura con siete timbres distintos:

9
Los romanistas transcriben las vocales abiertas con una virgulilla, y las
cerradas con un punto suscrito: $ e.

i e s a u o o
Enrique Obediente Sosa
33


cerradas i u
semicerradas e o
semiabiertas e 0
abierta a
A este fenmeno de la desfonologizacin de la cantidad se agrega
el de la fonologizacin del acento. En efecto, el acento, que en la lengua
clsica careca de pertinencia fonolgica pues no era sino un fenmeno
concomitante a la duracin de las vocales y slabas, va -en primer lugar- a
cambiar de naturaleza en la pronunciacin popular (de acento meldico-
intensivo se transforma en acento de intensidad), y -en segundo lugar- a
fonologizarse, fenmeno que se produce de manera simultnea a la prdida
de la cantidad voclica. As, cuando la duracin de las vocales ya no sirvi
para distinguir una palabra de otra, se recurri al puesto del acento, con lo
cual ste se hizo libre
10
y, por tanto, fonolgico. Hay que hacer notar, sin
embargo, que este nuevo acento se mantuvo, de manera general, en el mismo
lugar de la palabra en que lo prescriba la lengua literaria. Las reglas que en
latn clsico permitan determinar el lugar del acento eran las siguientes:
1- ) Ninguna palabra lleva el acento en la ltima slaba.
2- ) En las palabras de dos slabas, el acento recae siempre en la
primera, indistintamente de que sea larga o breve.
3
a
) En las palabras de ms de dos slabas, el acento recae sobre la
penltima si sta es larga, de lo contrario se desplaza hacia la antepenltima.
Tngase en cuenta que en latn una slaba era larga si tema una vocal larga o

10
El acento es libre "cuando puede situarse en una u otra slaba dentro de la
palabra, de tal manera que el lugar del acento est condicionado
fundamentalmente por el significado de la palabra", contrariamente al acento
fijo, que cae siempre en la misma slaba en todas las palabras (Obediente 1998,
pgs. 201-203).
Biografa de una lengua
34


si era slaba cerrada, aunque su vocal fuera breve por naturaleza. Por
ejemplo: maritus 'marido lleva el acento sobre la slaba -ri- por ser sta
larga, mientras medicus 'mdico lo lleva sobre me- por ser breve la slaba -
di-; arista lleva el acento sobre la slaba -ris-, aunque la i sea breve, por ser
slaba cerrada, por lo tanto, larga.
Dos fenmenos ligados al acento son de notar en el latn vulgar: la
cada de la vocal postnica y la aparicin de la yod.
Cada de la vocal postnica
En las palabras de ms de dos slabas, la fuerza acentual de la
primera indujo en el habla vulgar (sobre todo en las regiones occidentales
del Imperio) a la omisin de la vocal siguiente. Hay que decir, no obstante,
que la sncopa era un recurso que haba sido utilizado por los poetas incluso
en el perodo clsico. As, en LV se deca domnus por dminus 'seor,
caldus por clidus 'caliente, oclum por culum 'ojo, etc. E\Appendix Probi
seala, en su afn corrector, que hay que decir spculum non speclum (3)
'espejo, ,msculus non masclus (4) 'macho, tabula non tabla (130)
'tabla.
La aparicin de la yod
Las vocales /i/ y /e/ breves tonas contiguas a otra vocal, que en la
norma clsica formaban slaba por s, van a diptongarse en LV con la vocal
vecina, con lo cual pierden su rasgo silbico convirtindose en la glide (o
articulacin de deslizamiento) que llamamos yod. Este elemento sera el
responsable de la puesta en marcha de los grandes cambios fonticos que
daran origen al primitivo romance. As, en lugar del silabeo fo.li.a 'hojas o
vi.ne.a 'via (en hiato), i y e se agruparon con la vocal siguiente formando
diptongo: foflja], vifnja]. Que el fenmeno estaba bastante extendido se
deduce de las advertencias hechas por el autor del Appendix Probi cuando
escribe: vnea non vinia (55) Via,lncea non lancia (72) 'lanza,
solea non solia (80) 'sandalia.
Pero el proceso fue ms all: esa yod, en estrecho contacto con la
Enrique Obediente Sosa
35


consonante precedente, habra de transmitirle a sta -por asimilacin
regresiva- su carcter palatal, dando as origen a nuevos sonidos
consonnticos desconocidos por el LC, o bien, ejercera una influencia sobre
la vocal contigua modificando su timbre. Tal fenmeno, el de la
palatalizacin, ser tratado cuando veamos el sistema consonntico.
3.1.2. Consonantismo
El sistema consonntico clsico estaba constituido de los siguientes
fonemas:
Biografa de una lengua
36


oclusivas p b d
(h) s
/k
w
/
/g
w
/
labiales dentoalveolares velares labiovelares glotales

k
g
(k g-)

fricativas f



A los cuales suelen aadirse dos glides: la palatal /j/ y la velar /w/.
Tales fonemas estaban representados en la ortografa por los
valores que comnmente tienen esos signos; ntese, sin embargo, la
relacin fonema-grafema para las articulaciones velares:
/k/ - <c>: circum /kirkum/ 'alrededor
/g/ - <g>: gigas /gigais/ 'gigante
<qu>: quid /k
w
id/ '(por) qu <gu>: exigua /eksig
w
a/
'exigua
El cuadro de arriba exige, sin embargo, algunas observaciones.
I
2
) Mientras algunos latinistas creen que los sonidos labiovelares
deben ser considerados fonemas simples, otros, por el contrario,
consideran que no son sino la combinacin de /k/ y Igl con una u asilbica
([w]).
nasales
laterales
vibrantes
m n
r
Enrique Obediente Sosa
37


2- ) /h/ desaparece de la pronunciacin corriente desde el final
de la poca republicana. Hay inscripciones de abere'haber, orno
'hombre, etc. que prueban la desaparicin del sonido fricativo glotal
tempranamente.
3
a
) Las glides [j] y [w] no pueden, de acuerdo con muchos
latinistas, considerarse fonemas. Tales sonidos seran meros alfonos
asilbicos de /i/ y /u/ en posicin prenuclear: \ja]nurius {ianurius)
'enero, ma[ju]s (maius) 'mayo; [wi]num (uinum
11
) Vino, ser[W\\re
(serure) 'servir.
Este sistema sufri en el latn hablado una serie de modificaciones
en el plano fontico que con el tiempo desembocaron en mutaciones
fonolgicas. Los cambios ms relevantes y extendidos espacialmente son
los siguientes.
1) Las glides [j] y [w] en posicin inicial tienden, desde finales del siglo I,
a cerrarse, dando como resultado sendas consonantes fricativas sonoras de
articulacin ms o menos tensa:
[w] > [15] o [v]
] > U1 o [3]
As, uinum Vino [wijnum > ['6i]num~['vi]num; ianurius 'enero
[jajnuarius > [ja]nuario~[3a]nuario; la inscripcin zanuario es un
testimonio de esta fricativizacin.
2) Desde los siglos imperiales se producen (aunque no en todo el
territorio latinohablante) tres fenmenos de debilitamiento consonntico
en posicin intervoclica: a) simplificacin de geminadas; b) sonorizacin
de sordas; c) fricativizacin o eliminacin de sonoras. As,

11
En latn el fonema /u/ se representaba < u > en caracteres minsculos y < V
> en maysculos: uinum, VINVM. La diferencia entre uno y otro signo
comenzar a hacerse a partir del Renacimiento. Para facilidad del lector,
escribiremos el alfono asilbico (o u consonntica) como < v >.
Biografa de una lengua
38



En cuanto a las sonantes geminadas ([-11-], [-rr-], [-nn-], [-mm-
]), se mantenan o se simplificaban segn las regiones.
Que, por ejemplo, /b/ en posicin intervoclica pas a realizarse
[6], confundindose as con la realizacin ms comn de u asilbica, lo
prueban muchas inscripciones del siglo II: devre por debre 'deber;
guvemti por gubemti 'gobernados; vene por bene 'bien. El mismo
Appendix Probi da testimonio de esta confusin al corregir:lveus non
lbeus(70) 'cavidad, plebes non plevis (91) 'plebe.
Otros ejemplos que dan testimonio de ese debilitamiento de
consonantes, que llegaba incluso a su elisin, son los siguientes:
lbidem por lpidem 'piedra, amdus por amtus 'amado,
provtapor probta 'probada, eo por ego 'yo. El Appendvc Probi
amonesta: rivus non us (174) 'arroyo.
3) Los grupos consonnticos internos /-pt-, -rs-, -ns-, -nf-/ tienden a
simplificarse por asimilacin: <<scritus < scriptus 'escrito,susum <
sursum 'arriba, mesa < mensa 'mesa, ifas < infans 'nio. El autor
del Appendix Probi dice: ansa non asa (76) 'asa, prsica non pssica
(149) 'melocotones.
4) /s-/ inicial seguida de consonante (sp-, st-, se-) genera una vocal
destinada a facilitar la pronunciacin. Esta vocal fue escrita primero como
<i>, luego como <e>: schola > iscola 'escuela, spritum > espritum
'espritu.
5) La nasal bilabial final /-m/ dej de pronunciarse tempranamente, como
muestran innumerables inscripciones y el mismo testimonio de Quintiliano
(s. I), segn el cual aunque se escriba, apenas se pronuncia (Inst. or. 9,
4, 40). Dos siglos despus la pronunciacin sera nula si nos atenemos a la
[-PP-] > [-p-]; [-P-] > [-M; [-b-] > [-6-]
[--] > [-H; [-H >

[-d-] > [--]
[-kk-] > [-k-]; [-k-] > [--]; [-g-] >
[-Y-
]
Enrique Obediente Sosa
39


advertencia del autor t \ Appendix Probi: passim non passi (217) 'por
todas partes, nunquam non nunqua (219) 'nunca, etc. Esto habra de
repercutir en la sintaxis dado que -m era tambin un morfema que cumpla
diversas funciones tanto en la esfera del nombre como en la del verbo. De
esto se hablar ms adelante.
Sin embargo, de todos los procesos y cambios fonticos el ms
importante es, sin duda, el de la palatalizacin, al que se debe consagrar
un espacio aparte.
La palatalizacin
La [j] procedente de /e, i/ breves tonas va a originar dos cambios
fonticos relevantes, a saber:
l
2
) la palatalizacin de la consonante precedente por coalescencia
de la yod, proceso que puede representarse mediante el siguiente esquema:
C + j > O > C'[ + palatal]
Es decir, una consonante no palatal en contacto con yod origina,
despus de un estadio de consonante palatalizada
12
, una consonante
palatal. Por ejemplo:
vnea > vi[nj]a > vi[p]a
2
a
) la modificacin del timbre de una vocal por la influencia de la
yod sobre aqulla, sin que se modifique la consonante contigua; tal
fenmeno responde al esquema siguiente (el punto indica frontera
silbica):
V'.C + j > V^.C > V
2
.C

12
Este estadio intermedio no ocurre siempre; es muy probable que no se haya
dado en el caso de que la consonante fuera lquida o nasal.
Biografa de una lengua
40


Es decir, la yod que sigue a una consonante invierte su posicin,
con lo cual la influencia de aqulla se ejerce sobre la vocal con la que
queda en contacto, originando, en consecuencia, un cambio de timbre por
asimilacin de la [j]. Por ejemplo:
bsiu > ba.[sj]o > ba[j.s]o > b[e].so
El primer caso es de singular importancia pues est en el origen
de las consonantes palatales romances. Mientras el LC no posea en su
inventario ningn fonema consonntico palatal, el LV tiende a crear un
orden de consonantes de este tipo que se desarrollar hasta alcanzar en
algunas hablas romances proporciones de gran magnitud. Veamos los
casos ocurridos.
1) La ms antigua de estas palatalizaciones es la del grupo [tj], que pasara
a [t
J
] (t palatalizada, un sonido semejante a [ts]). No slo las grafas dan
testimonio de este fenmeno sino incluso algunos gramticos lo sealaron
en trminos explcitos, como Quinto
Biografa de urna lengua
4 1


Papirio, quien afirma que aunque se escribe iustitia ('justicia), la tercera
slaba suena como si estuviera constituida por las tres letras t, z e i
(Papir. ad Casiod. K. VII, 216, 8). Tal testimonio es una prueba irrefutable
de que el final de la palabra referida era pronunciado algo as como [-t'a] o
[-t
J
ja] y no [-tia].
2) Junto a [tj] se palatalizaron tambin los grupos [kj], [dj] y [gj]. Los
grupos [tj, dj] presentaban, de acuerdo con los testimonios escritos, cierta
sibilancia; as, al de Quinto Papirio puede aadirse el de Servio (s. IV),
quien, al pretender corregir la pronunciacin corriente, advierte: En
media, la [slaba] di debe pronunciarse sin silbido (in Georg. 2, 126). Lo
que indica que en lugar de me[dja] se pronunciaba me[d
J
a], con d
palatalizada (sonido similar a [dz]).
Hacia el final del perodo imperial, los grupos [dj] y [gj] parecen
haberse reducido a [j] (probablemente alternando con realizaciones
africadas tipo [dj.] o [d3]). La palatalizacin completa de [dj] y [gj] est
probada por la identificacin grfica con <i> que se observa en distintos
testimonios, como por ejemplo: aiectus por adictus 'lanzado,magias
por maias 'relativas al mes de mayo.
Recapitulando con ejemplos lo dicho hasta ahora, tendramos,
entonces, lo siguiente:
pteus 'pozo > po[tj]o > po[t
j
]o minada 'amenaza
> mena[kj]a > mena[k]a pdium 'poyo > po[dj]o >
po[j]o fgio 'huyo > fu[gj]o > fuQ]o
3) Por el mismo proceso y en la misma poca, los grupos [lj] y [nj] se
palatalizan resultando de ello [X] y [p], respectivamente:
filia 'hija > fi[lj]a > fi[A]a
vnea Via > vi[nj]a > vi[p]a
4) Otro proceso que se produjo fue el de la palatalizacin de /k/ y /g/ antes
de las vocales anteriores /e/, /i/ silbicas. De manera distinta de lo que
ocurri con los grupos [kj] y [gj], en los que hubo coalescencia de la yod
Biografa de una lengua
42


([kj] > [k
J
] y [gj] > [g
J
]), en el caso que nos ocupa slo hubo inicialmente
asimilacin parcial; as, /k/ y /g/ adelantaron su punto de articulacin por
influencia de las vocales anteriores. Ahora bien, al desaparecer el elemento
[*] de [k
w
] y [g
w
] (de lo cual da testimonio el Appendix Probi cuando
advierte coquens non cocens (39) 'que cuece), se cre una distincin
entre las realizaciones propiamente velares y las anteriorizadas. Segn
esto, por ejemplo, la slaba que, cuya pronunciacin en la norma culta era
[k
w
e], pas a realizarse [ke] (con [k] plenamente velar), en tanto que ce,
que en la norma culta era [ke], se hizo [ke] (con [k] anteriorizada), lo cual
permiti mantener la distincin entre una y otra slaba. Pero dado el
estrecho margen entre la realizacin palatalizada [k
J
] proveniente de [kj] y
la anteriorizada [k] (la que tuvo su origen en /k/ ante /e/ e/i/), las distintas
regiones debieron hacer ciertos cambios o ajustes para mantener la
diferencia. As, se sabe que sta pas en algunas regiones a algo similar a
[tf], y como tal quedara en ciertos romances (por ejemplo, en italiano: lat.
cena /ke:na/ > [kena] > [tfena]). Sin embargo, en Hispania, despus de
esta etapa, Ikl confluira en /tV, fonema en el cual tambin confluy /kV;
as, al final /tV, /kV y /k/ se igualaron en /tV, como lo demuestran
claramente algunas inscripciones: paze,fesit por pace 'paz, fecit
'hizo
13
.
/g
e
7 se comport de modo similar, a saber, despus de una etapa de
realizacin anteriorizada, se asimil a /gj/ y evolucion de
la misma manera que este grupo segn lo expuesto en 2): gnerum
> yerno, gypsum > yeso. En posicin intervoclica, sin embargo, se
perda la consonante [j] absorbida por la vocal palatal: frgidus
> fridus 'fro
14
, regem > ree 'rey
15
, de la misma manera que se
eliminaba la [j] intervoclica procedente de [dj, gj, j]:fastdium > hasto,

13
Ver Menndez Pidal 1980, pg. 93 y Lapesa 1980, pg. 82.
14
"En una inscripcin de Pompeya se halla fridum por frigidum; el Appendix
Probi advierte calcostegis non calcosteis (grecismo, chalco... que tiene
techo de cobre)" (Menndez Pidal 1980, pg. 94), lo cual indica lo extendida
que estaba la prdida de /g
e1
/.
15
Para la compleja evolucin de /g
e,
7 en espaol, ver Menndez Pidal 1980,
34, 2] b) (pg. 94); 38, 3] (pgs. 124-125) y 43, 1] (pgs. 132-133).
Enrique Obediente Sosa
43


corrgia > correa, peirem > peor.
Se puede sintetizar el conjunto de todos estos procesos en el
esquema siguiente:
tj kj k
e,i
> t
j
k
J
k > t


dj gj g
e,i
> d g
j
> j
3.2. Diferencias morfolgicas
No se trata en este punto de hacer un tratado de morfologa
comparada, sino de presentar sucintamente las diferencias ms resaltantes
que en este nivel existan entre el latn hablado y lo que prescriba la
norma escrita culta, haciendo nfasis en las diferencias que fueron ms
productivas, es decir, aquellas que luego se perpetuaran en las lenguas
romances.
Para que el lector pueda entender cabalmente tal o cual cambio
sin necesidad de recurrir a gramticas latinas, explicaremos brevemente lo
que para una forma especfica estipulaba el LC; as podr entender la
naturaleza y la magnitud del cambio y conocer el origen de determinada
forma gramatical romance.
En primer lugar debe quedar claro que "siendo por sus orgenes
indoeuropeos una lengua flexiva, el latn presentaba en sus palabras
esenciales (verbos, nombres, y tambin pronombres) una porcin radical,
relativamente fija, soporte de la idea esencial y representativa, y, al lado
de esto, una terminacin variable en sus marcas, susceptible por ello de
plegarse al ordenamiento de la frase, es decir, a la expresin del
pensamiento" (Bourciez 1967, pgs. 8-9)
16
.
Tal caracterstica, conservada en lo esencial en las lenguas
romances, puede ser ejemplificada mediante la forma verbal lat. amas. El

16
La traduccin es nuestra.
Biografa de una lengua
44


radical am- expresa la idea particular de 'amar', en tanto que la terminacin
-as transmite cinco categoras gramaticales bien especficas: categora de
persona = segunda, categora de nmero = singular, categora de tiempo =
presente, categora de modo = indicativo, categora de voz = activa. Al
cambiar la terminacin, cambian las categoras gramaticales, por lo menos
una, dando como resultado una forma distinta con distinto significado:
am-ant 'ellos aman, am-es 'que t ames, am-ari 'ser amado, am-mini
Vosotros sois amados, etc.
Veamos, pues, qu cambios ocurrieron en el LV distinguiendo
dos grandes grupos: el de aqullos que afectaron la esfera del nombre y el
de los que se dieron en la esfera del verbo.
3.2.1. Esfera del nombre
Sustantivos
Los sustantivos latinos se repartan en cinco declinaciones de
acuerdo con su vocal temtica
17
:
\- - temas en -a: rosa 'rosa.
2- - temas en -o: amcus 'amigo, puer 'nio, templum 'templo.
3- a) temas en -i: navis 'nave, mare 'mar; b) temas en
consonante: rex 'rey.
4- - temas en -u: manus 'mano, comu 'cuerno.
5
2
- temas en -e\ spes 'esperanza.
Cada declinacin presentaba seis casos para cada nmero
(singular y plural). Los casos, que respondan a funciones gramaticales,
son los marcadores superficiales de las relaciones que los nombres
mantenan entre s y con el verbo de la frase. La funcin bsica -que no
nica- sealada por cada caso era la siguiente:

17
Terna es la forma gramatical que queda al suprimir la desinencia, por
ejemplo navi-s. La vocal temtica de los nombres tiene que ver con hechos
fonticos de gramtica histrica latina que no trataremos aqu.
Enrique Obediente Sosa
45


nominativo = sujeto: domus desrta est 'la casa est desierta.
vocativo = caso de la interpelacin: Tu quoque,/i/z mil 'T
tambin, hijo moV
acusativo = objeto directo: pontem fcere 'construir un
puente'.
genitivo = caso de la pertenencia o de la relacin entre dos
trminos: peri liber 'el libro del nio, vir ingenii 'hombre de
ingenio.
dativo = objeto indirecto: pecniam sorri dedrunt 'dieron
dinero a la hermana'.
ablativo = caso de las circunstancias externas de la accin: gladio
truncit eum 'lo decapit con la espada.
El sustantivo latino suele enunciarse dando el nominativo y el
genitivo singular (el cual termina, para cada una de las declinaciones, en
{-ae, -i, -is, -us, -ei>), lo que permite saber a qu declinacin pertenece
(por ejemplo, amcus amci (de la 2-) frente a fructus fructus (de la 4
S
), y,
en el caso de los nombres de la tercera, la consonante de la raz, que
puede estar ausente (nom. leo, gen. lenis 'len) o ser distinta de la del
nominativo (nom. rex, gen. regis 'rey).
Finalmente, los sustantivos latinos eran, en cuanto al gnero,
masculinos (amcus, puer, rex, fructus), femeninos (rosa, navis, manus,
spes) o neutros (templum, mare, com).
En este nivel, las diferencias y los cambios ms significativos y
generalizados en el LV son los siguientes
18
:
1) Los nombres de la 4- y de la 5
a
declinacin, relativamente poco
numerosos, tendieron a fundirse en alguna de las otras tres. As, fructus
sigui el paradigma de amcus, y spes el de rosa. De este modo la flexin
nominal se simplific al reducirse a tres las cinco declinaciones
primitivas.

18
La importancia y trascendencia de los cambios quedarn reflejadas en los
ejemplos que damos tomados del estado actual de diversas lenguas romances.
Biografa de una lengua
46


2) A causa de nuevos usos sintcticos en la lengua hablada y de una
mayor utilizacin de las preposiciones, el vocativo es reemplazado por el
nominativo, y los casos genitivo, dativo y ablativo tendieron a confundirse
con el acusativo, caso cuya caracterstica morfolgica general era la de
terminar en {-m} en singular, excepto los neutros de la 3
a
y la 4- que
tenan idntica forma a la del nominativo (rosam, amcum, perum,
templum, regem, navern, fructum, manum, spem, pero mare, com), -m
que desapareci pronto de la pronunciacin, como ya se dijo. As, cum
gladiu(m) reemplaz a gldio 'con la espada, de mensa(m) a mensae 'de
la mesa, etc. En latn vulgar se reducen, pues, a dos (nominativo y
acusativo) el conjunto de los seis casos del latn clsico; el nominativo
seguira como marcador de la funcin sujeto, y el acusativo pasara a ser
el nico caso oblicuo. Esto explica por qu el lxico romance se asemeja a
las formas latinas de acusativo
o, en menor grado, de nominativo. Por ejemplo, el italiano uomo y el
rumano om 'hombre provienen del nominativo latino homo, mientras que
el francs homme y el antiguo espaol omne lo son del acusativo hminem
(en latn vulgar omne). Se pueden dar ms ejemplos que ilustren el origen
de las formas romances: esp. len, fr. lion, ita. leone vienen del acusativo
lene(m) y no del nominativo leo\ esp. puente, fr. pont, ita. ponte son
formas derivadas de ponte (m), no de pons.
usados en plural que en singular fueron tratados como femeninos. Por ello,
mientras templum (neutro) se asimila a amcus (masculino), folia, plural del
neutro flium, se asimila a rosa, lo cual explica que en las lenguas
romances tengamos hoja, feuille, folha, etc., todos ellos sustantivos
femeninos en nmero singular a pesar de que la forma latina original sea
la de un neutro plural.
Aparicin del artculo
En este punto de la esfera del nombre, merece especial atencin
un hecho de suma importancia: la aparicin del artculo. El latn clsico no
tena artculo, de modo que, por ejemplo, palma vala por lo que
traducimos, segn el contexto, por 'palma, 'una palma o 'la palma. Pero
por una necesidad creciente de precisin, se busc indicar el grado de
Enrique Obediente Sosa
47


determinacin que el sustantivo tena en la frase. Para ello se recurri al
uso anafrico de los demostrativos ille 'aquel e ipse 'l mismo, los cuales,
al perder su propio valor de demostrativo enftico, pasaron a funcionar
como meros determinantes. En la primera versin latina de la Biblia, la
llamada Ve tus Latina (s. II), se lee, por ejemplo, dixit illis dudecim
discpulis (Jn 6, 67), que no debe entenderse como 'dijo a aquellos doce
discpulos sino como 'dijo a los doce discpulos. La mayora de los
futuros romances se quedara con m. ille (> esp. el, ita. t, fr. le)-, f. illa (>
la)-, n. illud (> esp. lo).
De modo similar, el numeral unus (f. una, n. unum) se emple sin
idea de nmero y tom el valor del indefinido qudam 'un cierto, alguno;
hay que sealar, no obstante, que tal uso ya se encontraba en la lengua
escrita, por ejemplo, en Plauto (s. III-II aC.): unus servus violentssimus
"un siervo violentsimo" (Truc. 243), y en Cicern (s. II-I aC.): sicut
unuspaterfamilias "como un padre de familia" (De Orat. 1, 29).
Adjetivos
1) Adems de confusiones y simplificaciones similares a las ocurridas
con el sustantivo, fenmenos que eran de esperarse dada la estrechsima
relacin del sustantivo y el adjetivo en la frase, hay que resaltar, en el
mbito propio del adjetivo, la tendencia en el latn vulgar a reemplazar las
formas sintticas del comparativo y el superlativo por formas analticas
compuestas de un adverbio de cantidad seguido del adjetivo; tngase en
cuenta, sin embargo, que esto no es algo creado por el latn vulgar; tales
formas analticas eran, en efecto, ya usadas por autores como Plauto,
Cicern, Horacio (s. I aC.), etc., slo que las mismas habran de desplazar
a las formas sintticas gracias a la preferencia que de aqullas hizo el
habla popular. As, mientras el comparativo dt fortis 'fuerte era, en la
forma sinttica del LC,frtior (frtius para el neutro), en LV se prefiri
expresar la misma idea por magis fortis o por plus fortis (de donde esp. ms
fuerte, fr. plus fort).
En cuanto al superlativo, la forma sinttica en -ssimus
(fortssimus) entr a competir con varias perfrasis, existentes tambin en
la lengua literaria: mxime + adjetivo, o multum + adjetivo, o bene +
Biografa de una lengua
48


adjetivo, o incluso el adjetivo reduplicado: multum fortis, bene magna
(en Cicern), liber, lber sum (en Horacio, Sat. 2, 7, 92) eran maneras de
expresar en grado superlativo los conceptos transmitidos por 'fuerte,
'grande y 'libre, respectivamente. Fueron, pues, estas perfrasis las
formas preferidas por el latn hablado, lo cual explica las construcciones
muy fuerte, bien fuerte y fuerte fuerte del espaol para expresar el mximo
grado de calificacin
19
.
2) En cuanto a los numerales, lo ms resaltante en LV fue la sustitucin de
las formas clsicas a partir de 'diecisiete por la perfrasis dece + dgito:
dece et seple (por septmdecim) 'diecisiete, dece et octo (por octdecim)
'dieciocho, dece et nove (por novndecim) 'diecinueve.
Pronombres
En este punto nos limitaremos a sealar las formas ms usuales y
extendidas en la lengua hablada que no corresponden a
lo que pautaba la gramtica latina.
1) La forma eo reemplaz a ego 'yo.
2) Los dativos y ablativos personales nobis, vobis ('a / con, por...nosotros,
'a/con, por...vosotros) fueron desplazados por nos, vos, formas del
nominativo y el acusativo. El Appendix Probi corrige nobscum non
noscum, vobscum non voscum (220-221) 'con nosotros, con vosotros.
3) lile, que en sus orgenes era, como se dijo, un demostrativo ('aquel),
tom tambin la categora de pronombre personal de 3
2
singular ('l),
puesto pronto por los gramticos en el mismo rango que ego, tu.

19
El superlativo espaol en -simo es un cultismo introducido siglos ms
tarde: espordicamente en el siglo XIII con el mester de clereca, con fuerza a
partir del XVI, como se ver ms adelante.
Biografa de una. lengua
4 9


5) Los indefinidos liquis 'alguien y quisque 'cada uno, se ven rezagados
por *alicnusy *quiscnus, respectivamente, contraccin de aquellas
formas con unus. Esta ltima (quiscnus) competa con cata, de origen
griego, en el sentido distributivo que sta tena en ciertas locuciones
helnicas; sobre gr. kat treis 'de tres en tres y katheis 'uno a uno, se
form el lat. vg. *cata unum, de donde esp. 'cada uno.
6) Los indefinidos negativos nemo 'nadie, ningn y nihil 'nada van a ir
desapareciendo en la mayor parte del Imperio, siendo sustituidos por
compuestos con unus o por perfrasis, segn las regiones. En Hispania
prevalecieron homo natus 'hombre nacido y res nata 'cosa nacida. La
primera expresin, frecuente en frases negativas: dmines nati non
fecrunt, literalmente "hombres nacidos no (lo) hicieron", equivalente en
el contexto a nemo, dio pie para que nati y nemo se igualaran
semnticamente, de donde la antigua forma nadi 'nadie; paralelamente, res
nata, empleada ya en latn con el sentido de 'el asunto en cuestin, tom el
valor pronominal e indefinido de nihil a partir de frases negativas como
rem natam non fecit, lit. "cosa nacida no hizo"
20
.
3.2.2. Esfera del verbo
La lengua clsica tena un sistema verbal cuyas caractersticas
generales eran las siguientes:
- cuatro conjugaciones de acuerdo con la vocal temtica:
1- - Verbos en a: amare 'amar.
2- - Verbos en e\ monre 'avisar.
3
a
- Verbos en -i-, -u o en consonante (aquellos cuyo infinitivo
tena /e/ breve): cp-i-o (cpere) 'coger, cu-o (acere) 'afilar, leg-o
(lgere) 'leer.

20
Para ms detalles respecto al origen de nadie y nada, ver Corominas y
Pascual 1980, s. v. nacer.
Biografa de una lengua
50


4
a
- Verbos en i invariable: audre 'or.
- siete modos: indicativo, subjuntivo, imperativo, infinitivo, gerundio,
participio y supino.
- tres voces: activa, pasiva y deponente.
- seis tiempos: presente; pretritos imperfecto, perfecto y
pluscuamperfecto; futuros imperfecto y perfecto.
- dos nmeros: singular y plural.
- tres personas: I
a
(yo, el locutor), 2- (T, el interlocutor) y 3
a
(L, 'la no
persona).
Este sistema, aunque complejo, se conserv -casi idntico- en su
conjunto (basta compararlo con el de cualquiera de las lenguas romances).
Sin embargo, hubo algunas simplificaciones y ciertas innovaciones que
habran de arraigarse en el habla popular debidas a nuevos hbitos
sintcticos.
1) Las formas nominales del verbo sufren en la lengua hablada grandes
reducciones. As, desaparecen el supino
21
(amtum 'a amar, amtu 'de
amar), el futuro y el perfecto de infinitivo (amatrum esse 'haber de amar
y amavsse 'haber amado, respectivamente), y el participio futuro
(amatrus 'que ha de amar). Del gerundio no qued sino la forma en -ndo
(amando), con el cual vino a confundirse el participio presente (amans
amntis 'el que ama).
De las formas nominales de la voz pasiva latina qued el
participio perfecto (o pasado): am-tus 'amado, aud-tus 'odo, pero la
lengua vulgar desarroll uno en -tus para los verbos de la tercera
conjugacin cuyo radical terminaba en consonante, de donde *vendtus,
*perdtus, etc., formas que vamos a encontrar en el espaol medieval en

21
La traduccin de estas formas es slo aproximada pues depende de la
construccin de la frase en contexto.
Enrique Obediente Sosa
51


verbos de la segunda conjugacin: vendudo 'vendido, perdudo 'perdido,
etc.
2) Cayeron igualmente en desuso las formas de futuro del modo
imperativo (amato, amatte, amnto).
3) El latn vulgar tampoco conserv la voz deponente; sta no era otra
cosa que formas verbales pasivas con significacin activa (como loqui
'hablar) o viceversa (vapulre 'ser azotado)
22
. Hay que decir que las
formas deponentes ya comenzaban a eliminarse antes del perodo imperial
mediante la regularizacin entre la forma y el significado. Plauto, por
ejemplo, trae partir por partri 'repartir, hortre por hortri 'exhortar, etc.
4) Hubo, en LV, confusin de paradigmas, de modo que, excepto los
verbos en -are e -ir, se produjeron cambios en los verbos de la 2
S
y 3-
conjugacin (en -ere y -ere, respectivamente):
a) -ere -* -ere: ridre -* rdere 'rer, respondre > respndere
'responder.
b) -ere -> -re\ spere -* *sapre 'tener sabor, cdere >
*cadre 'caer.
c) -ere -* -ir: lucre - *lucre 'lucir, florre -* florre 'florecer.
d) -ere -* -ir: cpere - cupre 'desear, fgere -* fugre
'huir.
5) El latn clsico tena tres alomorfos de pretrito imperfecto de
indicativo: {-bam, -bam, -ibam}. La lengua vulgar conserv el
primero, pero sustituy los dos ltimos por {-a(m), -a(m)}, que se
extendieron prcticamente por todo el Imperio. De este modo, permaneci
ambarn 'amaba, pero en lugar de vendbam, se dijo venda(m) Venda, y
en vez de dormibam, dorma(m) 'dorma.
6) De manera general, el pretrito perfecto latino terminaba en {-vi} e {-
vi} en los verbos de la 1- y 4- conjugacin, respectivamente: amvi 'am,

22
En el infinitivo, {-i} es morfema de pasiva, {-e}, de activa.
Biografa de una lengua
52


audvi 'o; los verbos de las otras dos conjugaciones lo hacan en {-ui, -si,
-i}: ncui (de tiocre) 'da, clausi (de cludere) 'cerr, vidi (de vidre)
Vi. Ahora bien, en la lengua vulgar, {-vi} e {-vi} permanecieron pero
de modo contracto, es decir, bajo las formas {-ai} e {-i}, con lo cual este
tiempo verbal pas a conjugarse del modo siguiente: am-ai, -asti, -aut, -
amus, -astis, -arunt / aud-i, -sti, aud-it, aud-mus, aud-stis, aud-runt
n
.
Diversos testimonios dan fe de lo expuesto; por ejemplo, el gramtico
Probo (s. III) recomienda decir probvi non probai 'prob (K. IV, 160,
14); donaut 'don y educaut 'educ aparecen en ciertas inscripciones.
7) Un cambio importante operado por el latn vulgar fue la completa
reestructuracin de la voz pasiva. Recordemos que esta voz verbal se
expresaba en latn mediante formas sintticas, excepto en los tiempos
perfectos; as, por ejemplo, el presente de indicativo corresponda al
siguiente paradigma:
I
a
sg. amor I
a
pl. ammur
2
a
amris 2
a
ammini
3
a
amtur 3
a
amntur
con las significaciones de 'yo soy amado, 't eres amado, etc. Mientras
que el pretrito perfecto era:
I
a
sg. amtus sum I
a
pl. amti sumus
2
a
amtus es 2- amti estis
3
a
amtus est 3
a
amti sunt
formas equivalentes a 'yo fui amado, 't fuiste amado, etc.
Pues bien, en la lengua hablada las formas simples (sintticas) se
hicieron cada vez ms raras hasta que fueron sustituidas definitivamente
por las compuestas (analticas), pero con un valor temporal distinto, tal
como se desprende de lo dicho; el tiempo verbal viene ahora indicado por
el tiempo del auxiliar esse 'ser. Esto explica las formas analticas de la
voz pasiva de los romances, que pas a ser una conjugacin formada por
ser + el participio pasivo del verbo en todos los modos y tiempos.
Enrique Obediente Sosa
53


Hemos querido dejar para el final de la exposicin lo que quiz
constituya el conjunto de las mayores transformaciones atinentes al
sistema verbal: la nueva forma del futuro de indicativo (8), la creacin del
condicional (9) y el surgimiento de las formas compuestas (10).
8) Las formas clsicas correspondientes al futuro de indicativo eran, para
cada una de las conjugaciones, las siguientes: ambo, monbo, legam,
udiam. Estas desaparecen en latn vulgar, siendo reemplazadas en un
primer momento por el presente, y ms tarde
Enrlcfue Obediente Sosa
5 4


por las perfrasis infinitivo + formas conjugadas de habre ('haber) o
infinitivo + formas conjugadas de velle ('querer). As, por ejemplo, amare
hbeo ya no significar posibilidad o necesidad, algo as como 'he de
amar, ni lgere volo expresar solamente un acto de voluntad, 'quiero
leer, sino que pasan a ocupar el lugar de ambo y legam, respectivamente.
Esas perfrasis habran de desembocar ms tarde en las formas romances,
nuevas formas sintticas surgidas por soldadura de los elementos
constitutivos: amre hbeo > amar hayo > amar h > amar', lgere hbeo
> leger hayo > legger h > ita. legger.
9) Por la manera como en latn vulgar lleg a expresarse la condicin
irreal (ver 3.3. 7)), a saber, mediante la perfrasis infinitivo + imperfecto de
indicativo de habre en la apdosis
23
, se fue formando lo que habra de
desembocar en un nuevo modo verbal, el llamado condicional, inexistente
en latn. Esta perfrasis, similar a la que sirvi para expresar el futuro,
terminara tambin sintetizndose: amre habbam > amar haba > amar
(h)a > amara (ver 2.3. 4) del captulo siguiente).
10) En el latn hablado de la poca imperial se constituy otra perfrasis,
de lo ms significativa y relevante, que desembocara en las llamadas
formas compuestas del verbo romance
24
. Recordemos que en latn no
haba sino una nica forma para indicar el pasado, fuera ste remoto o
reciente: el perfecto amvi se aplicaba tanto a la accin de amar ocurrida
aos atrs como a la ms cercana al presente del locutor. Por otra parte, ya
desde la poca de Plauto se poda decir hbeo cultllum compartum 'tengo
el cuchillo preparado de la misma manera que se deca hbeo cultllum
longum 'tengo el cuchillo largo; pero lo que predominaba en frases de ese
tipo era una idea de posesin ligada al presente. Ahora bien, poco a poco

23
Se designa con el nombre de apdosis la proposicin principal que,
colocada despus de una subordinada condicional (llamada prtasis), indica la
consecuencia de lo expresado en sta; as, en la frase Si tuviera dinero, lo
comprara, la principal o apdosis es lo comprara, la subordinada o prtasis
si tuviera dinero.
24
Para este punto hemos seguido muy de cerca a Bourciez 1967, pgs. 116-
117.
Enrique Obediente Sosa
55


la idea de posesin fue quedando relegada a un segundo plano por el
hecho de que el poseedor era la misma persona que haba realizado la
accin expresada por el participio; donde primero se dio este cambio fue
en expresiones de orden intelectual, como cgnitum hbeo 'tengo sabido.
Adems, hay que hacer resaltar que la perfrasis con habre poda hacerse
con cualquier tiempo, de modo que junto a hbeo compartum se deca
igualmente habbam compartum 'tena preparado, hbui compartum
'tuve preparado, etc.; esto pudo incluso ayudar a la evolucin de la
expresin, y de presente ligado al pasado se convirti en un pasado ligado
al presente, lo que queda manifiesto en la forma espaola he preparado.
Surgen, pues, nuevas formas en latn vulgar para los tiempos perfectos.
Que esta frmula se sintiera en la lengua hablada como ms
econmica y expresiva, lo prueba el hecho de su difusin y arraigo en
todas las lenguas neolatinas, que enriquecieron el verbo con matices
inexistentes en el latn literario. A este respecto, comprense las
expresiones siguientes y ntense los matices tempo-aspectuales de cada
forma verbal: compr una casa vs he comprado una casa vs tengo comprada
una casa (construccin esta ltima con el valor de la perfrasis original).
Biografa de una lengua
56


*ssere
:
LV
sum
es
est
simus / *ssimus *sitis /
*sutis / *ssitis sunt
a) esse 'ser', que
se alarg en todas
partes en Indicativo
LC sum
es est
sumus estis
sunt

b) habre 'haber:
Indicativo
LC LV
hbeo *hayo / *hao
habes *has
habet *hat
habmus (hab)mus
habtis (hab)tis
habent *habunt / *haunt / *hant
Subjuntivo

LC LV
sim *siam
sis *sias
sit *siat
simus *siamus
sitis *siatis
sint *siant
Enrique Obediente Sosa
57


Subjuntivo
LC LV
hbeam *hayam
etc. etc.
c) fcere 'hacer', el cual tuvo un infinitivo corto fare en latn
vulgar:

3.3. Diferencias sintcticas
Las diferencias sintcticas entre el latn clsico y el latn vulgar
son producto o bien de los cambios fonticos ocurridos en la lengua
hablada, que obligaron a la bsqueda de nuevas estructuras que
permitieran distinguir las diversas funciones gramaticales, o bien de la
preferencia, por parte del pueblo, de ciertas construcciones, a menudo
arcaicas, que encontr ms dinmicas que las preferidas por los
gramticos, o bien, finalmente, de simplificaciones, generalizaciones,
transposiciones, etc. de las estructuras normativas, todo ello como
manifestacin y respuesta a una cierta economa lingstica.
A continuacin se analizarn las diferencias ms notorias que
haba entre el latn clsico y el latn vulgar en lo que a la construccin de
la frase se refiere.
1) Como ya se dijo antes, los cambios fonticos acaecidos en la lengua
Indicativo

LC LV
fcio *faco / *fao
facis *fas
facit *fat
fcimus *famus
fcitis *fatis
facunt facunt / *fant / faunt
Biografa de una lengua
58


hablada trajeron como consecuencia el que ciertos casos nominales se
confundieran. El nominativo rosa (con /-a/ breve) dej de diferenciarse
del ablativo rosa (con /-a:/ larga) por la no distincin de la cantidad
voclica, y del acusativo rosam por la prdida de la /-m/ final. Al perderse
la carga semntica que en la norma literaria teman las desinencias
casuales, fue necesario recurrir a otros procedimientos para asegurar la
funcin sintctica de los diferentes elementos constitutivos de la frase.
En efecto, como ya se vio en el apartado relativo a las diferencias
morfolgicas, cada palabra latina llevaba en su terminacin los morfemas
correspondientes a las categoras gramaticales: la terminacin -os de lupos
agregaba al significado bsico de 'lobo, las significaciones de acusativo y
de plural. Esta particularidad permita a la lengua culta, sobre todo a la
escrita, poner las palabras de una frase en casi cualquier orden, a tal punto
que entre dos trminos unidos por el sentido y la concordancia podan
interponerse otros. As, fttius patrem cLligit 'el hijo ama al padre, que
sera el orden ms generalizado y preferido en latn (sujeto-objeto-verbo),
poda, sin ningn problema, transformarse en patrem dligit fttius, o dligit
patrem fttius, sin que el sentido de la frase se viera en modo alguno
modificado. "Los poetas extremaban esta libertad; sin duda no pertenecan
al habla normal frases con hiprbaton [...] extremado [...]; pero eran
corrientes otras ms moderadas, como la de Cicern fuit ista quondam in
hac repblica virtus'' (Lapesa 1980, pg. 72) ("En otro tiempo existi esa
virtud en esta repblica"), en que ista determina a virtus.
Ahora bien, con la prdida de las desinencias casuales, el orden
de los elementos en la frase se hizo pertinente, lo cual, aunado a la
tendencia a perodos cortos y rectos, hizo que la estructura frstica
latinovulgar fuera menos compleja, ms directa, ms lgica.
2) Esto a su vez va a generar un mayor uso de las preposiciones en latn
vulgar. Lo que en la norma clsica era una partcula independiente
utilizada para matizar el sentido de un verbo o el empleo de un caso, se va
haciendo cada vez ms necesario por razones de claridad y precisin. As,
mientras en latn clsico era posible una frase como Romam venit Albnis
mntibus, sin ninguna preposicin, pues un nombre de ciudad en acusativo
Enrique Obediente Sosa
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indicaba el destino alcanzado (Romam 'a Roma), y el ablativo poda
expresar la idea de medio (mntibus 'por los montes), en la lengua vulgar
fue necesario precisar la funcin de cada trmino, por lo que se pas a ad
Roma(m) venit per Albnos montes, con acusativos precedidos de sendas
preposiciones.
Igualmente, Petri liber (la primera palabra en genitivo, indicando
el poseedor, la segunda en nominativo), pas primero a liber Petri y luego
a *liber de Petro 'el libro de Pedro.
3) Otro movimiento sintctico consisti en reemplazar el complemento
en dativo (la atribucin o complemento indirecto) por ad + acusativo. As,
se prefiri dare ltteras ad liquem en lugar de dare licui ltteras 'dar
cartas a alguien, construccin que ya usaba Plauto.
Todo lo dicho origin, como era de esperarse, confusin en el uso
de ciertas preposiciones, suplantacin de unas por otras e incluso creacin
de nuevas por composicin, tales como deforis 'de fuera, in contra 'en
contra, de retro 'de atrs, etc., a menudo soldadas: depost (< de + post) (>
esp. ant. depus 'despus).
4) Para expresar la negacin, la lengua hablada emple solamente el
adverbio non (haud qued eliminado), acompaado muchas veces de otro
trmino ya negativo de por s. El clsico nihil respndit fue sustituido,
pues, por non respndit nihil 'no respondi nada. Hubo incluso refuerzo
de la negacin mediante la introduccin de trminos que designaban
objetos menudos, giro este ya utilizado desde el siglo II aC. por autores
como Plauto, Terencio, etc., que reflejaban en sus escritos el habla
popular. As, pluma haud nterest (en Plauto, Most. 404), literalmente
"no interesa pluma", o non flocci pndere (en Terencio, Eun. 411) "no
pesar copos", son frases equivalentes a 'no importar nada, 'no estimar en
nada. Esta forma de negar, ampliamente empleada en latn vulgar,
pasara igualmente a los romances
25
.

25
El espaol antiguo, por ejemplo, se sirvi de pera, figo, grano, etc. con el
Biografa de una lengua
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5) En cuanto a la frase interrogativa, el gran cambio ocurrido en la lengua
hablada fue la desaparicin de las partculas indicadoras de pregunta num,
nonne, -ne (encltico), quedando slo la entonacin como el marcador
caracterstico. En lugar, por ejemplo, de venine pater? se dijo
simplemente venitpater? 'vino el padre?
La respuesta, que en latn clsico se haca mediante la repeticin
del verbo de la pregunta (sic venit / non venit), se abrevi en latn vulgar
emplendose nicamente los adverbios sic / non de modo absoluto.
Respecto a la interrogacin indirecta, la lengua popular introdujo
el infinitivo en la subordinada cuando el sujeto era el mismo en ambas
clusulas: *nescio quid dcere (infinitivo) por nscio quid dicam
(subjuntivo) 'no s qu decir.
El otro tipo de frase interrogativa indirecta fue la introducida por
si + indicativo, en vez de la estructura clsica utrum + subjuntivo ... an.
As, mientras en la norma culta se deca, por ejemplo, videmus utrum
culpa riostra sit an vestra 'veamos si es culpa nuestra o vuestra, en latn
vulgar tenemos dic mihi si tu romanus es (Hechos, 22, 27 Vulgata) "dime
si eres romano".
6) Otra innovacin de la lengua popular se refiere a las oraciones

mismo fin (cf. Cid I, 77 non lo pregio un figo, lit. "no lo estimo un higo", es
decir, en nada). Este refuerzo de la negacin habra de irse perdiendo en
espaol, quedando slo algunas expresiones hechas como no importarle a uno
un bledo o un comino, mientras que en francs, por ejemplo, llegara incluso a
gramaticalizarse. Pas, point, mi, etc. perdieron en las frases negativas su
significado original de paso, punto, migaja sirviendo simplemente de meros
elementos reforzadores, hasta convertirse ms adelante en el segundo
elemento del morfema de negacin: ne marcher pas, ncrire point, ne
manger mi, literalmente no caminar paso, no escribir punto, no comer
migaja, se hicieron con el tiempo simplemente no caminar, no escribir,
no comer, formas en las que el hablante ya no siente una negacin reforzada
porque la norma gramatical moderna exige un segundo elemento despus del
adverbio ne.
Enrique Obediente Sosa
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subordinadas sustantivas. En la lengua literaria la subordinada estaba en
infinitivo cuando la oracin principal tena un verbo de discurso (creer,
saber, decir, etc.); en latn vulgar, en cambio, aqulla se construy con un
modo verbal personal e introducida por la partcula relativa quod; as,
credo quod trra est rotnda en lugar de credo terram esse rotndam 'creo
que la tierra es redonda.
Las oraciones en las que el verbo de la principal expresaba la
idea de 'querer (las llamadas volitivas), se siguieron construyendo
durante cierto tiempo con el conector ut (rogo ut vnias 'ruego que
vengas), hasta que finalmente fue sustituido por quod / quid.
7) Especial atencin merece la construccin de la oracin hipottica o
condicional. De manera esquemtica y sin entrar en ciertos detalles, la
condicin en latn clsico se expresaba por medio de la conjuncin
seguida de un verbo cuyo tiempo y modo venan determinados segn que
el hecho se presentara como real, potencial o irreal. En este sentido, el
tiempo y el modo del verbo eran los mismos tanto en la prtasis como en
la apdosis, excepto en las oraciones en las que la condicin se presentaba
como real.
1) Condicin real: si + indicativo (presente o futuro) en la
subordinada, subjuntivo en la principal:
a) presente: si possum fciam 'si puedo (lo) hago;
b) futuro: si ptero fciam 'si puedo (en ese momento) (lo)
hago.
2) Condicin potencial: si + subjuntivo: si possim fciam 'de
poder (lo) hara.
3) Condicin irreal:
a) si + subjuntivo imperfecto si la condicin era vista como
contraria a la realidad presente: sipossem fcerem 'si pudiera (lo) hara.
b) si + subjuntivo pluscuamperfecto si la condicin era vista
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como contraria a la realidad pasada: sipotussem fecssem 'si hubiera
podido (lo) habra hecho.
La norma descrita para la condicin irreal sufri, sin embargo,
modificaciones incluso en la lengua literaria, en la que llegaron a
emplearse una y otra estructura indistintamente de que la condicin se
viera en el presente o en el pasado, prevaleciendo, no obstante, la
estructura con pluscuamperfecto. Pero frente a fecssem, podan utilizarse
tambin fceram (pluscuamperfecto de indicativo) y factrus eram
(perfrasis de futuro formada con el participio futuro seguido del
imperfecto de indicativo de esse), como era frecuente en los autores
clsicos.
Las diferencias que en este punto separan a la lengua vulgar de la
norma literaria son las siguientes:
1) Para la condicin no-irreal, el LV prefiri la estructura con presente.
2) Para la condicin irreal, prefiri la perfrasis de futuro, pero hacia el
final del Imperio factrus eram fue reemplazado por fcere habbam o
fcere hbui (infinitivo seguido del imperfecto o del perfecto de habre),
perfrasis similares a la que sirvi para expresar el futuro (fcere hbeo).
Esa forma, con un valor puramente temporal al comienzo (un futuro
referido al pasado) habra de dar origen al llamado modo condicional a
causa precisamente de su uso en oraciones hipotticas irreales.
3.4. Diferencias lxicas
El lxico es, sin duda alguna, la parte de la lengua que
experimenta ms cambios y en un tiempo relativamente corto. Los
cambios lxicos pueden ocurrir por prdida de trminos, por adquisicin
de nuevos significados, por la creacin de nuevos vocablos y por la
incorporacin de voces extranjeras.
En el caso del latn, se puede constatar que, en relacin con la
lengua vulgar (y, por extensin, con los futuros romances), muchas
palabras permanecieron inalteradas (sin tomar en cuenta los cambios
Enrique Obediente Sosa
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superficiales fonomorfolgicos), en tanto que otras desaparecieron sin
dejar huella, a lo cual se aadi el hecho de la introduccin de trminos
nuevos por distintas vas.
Agruparemos en distintos apartados los cambios ms importantes
con un buen nmero de ejemplos
22
.
1) Palabras que dejan de usarse en latn vulgar siendo sustituidas por
otras que eran ms o menos sinnimas o que tenan con aqullas una
cierta relacin de analoga s mica. En la columna de la izquierda aparece
la voz desaparecida del habla vulgar, en la de la derecha, la que prefiri y
mantuvo el pueblo; el significado dado es el que tena cada palabra en la
norma culta.
Sustantivos

- ager agri
'tierra de cultivo', 'territorio
- cror cruris
'sangre derramada'
- do mus
-us 'casa'
- equus -i
'caballo'
- formdo formdinis
'miedo'
- letum -i
'muerte', 'destruccin'
- campus -i
'campo raso', 'llanura'
- sanguis snguinis
'sangre', 'fuerza vital', 'origen'
- casa -ae 'choza',
'granja'
- cabllus -i
'caballo de carga'
- pavor pavris
'sobrecogimiento', 'ansiedad'
- mors
y
mortis
'muerte'
Biografa de una lengua
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sidus sderis
'astros mayores, 'constelacin'
te 11 us tellris
'la Tierra
1
, 'globo terrqueo
1

- stella -ae
'estrella
1
, 'astros menores
1

- trra -ae
'tierra
1
, 'territorio
1
, 'suelo
1


Adjetivos

- lius
'otro
1
(entre varios)
- m a gnus
'de grandes dimensiones
1
, 'noble
1
,
'importante
1

- omnis
'todo, cada
1

- pulcher
'bello
1
, 'magnfico
1

- alter
'uno
1
(entre dos); 'el otro
1

- grandis
'de grandes proporciones',
'grandioso', 'mayor'
- totus
'todo, entero'
- formsus
'hermoso', 'de bella forma'


Verbos

- dscere
aprender'
- ferre
llevar', 'mostrar', 'soportar'
- ldere
'jugar', 'divertirse', 'representar'
- potre
beber', 'impregnarse'
- apprehndere agarrar,
asir'
- portre
'transportar', 'acarrear'
- iocri
'bromea
r'
- bbere
'sorber', 'empaparse'
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- oprtet - convnit
'es necesario' 'es propio, 'conveniente'
2) Palabras cuyo significado cambi en latn vulgar por procesos de
movimiento semntico (ampliacin, restriccin, metfora, etc.).
Sustantivos
-bucca -ae 'boca, 'bocado absorbe los significados de os oris 'boca,
'entrada, 'rostro.
-cmera -ae 'bveda pasa a designar el cubculum -i 'cuarto,
'dormitorio.
-causa -ae 'causa, 'asunto reemplaza a res -ei 'cosa.
-focus -i 'hogar, 'pira se hizo sinnimo de ignis -is 'fuego.
-infans infntis 'mudo, 'nio que an no habla pas a designar al
puer -i 'nio, 'muchacho.
-ingnium -i 'cualidades naturales, 'ingenio, 'temperamento se hace
nombre concreto al designar una mquina de guerra.
-nepos neptis 'nieto sustituye a sobrnus -i, el cual significaba a su
vez 'primo hermano (cf. fr. neveu).
-papttio papilinis 'mariposa pasa a designar por metfora la tienda
de campaa, el pabelln.
-sponsus -i 'novio reemplaz a cniux -ugis 'cnyuge, 'esposo.
-tabula -ae 'tabla, 'plancha toma el lugar de mensa -ae 'mesa (cf.
ita. tavola, fr. table).
-talntum -i 'unidad de peso se hace nombre abstracto con el valor
Biografa de una lengua
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de Voluntad, 'talento.
-tempstas tempesttis 'tiempo, 'poca, 'condiciones atmosfricas
restringe su significado a 'mal tiempo, 'tempestad.
-testa -ae 'teja, Vasija de barro pasa por metfora a significar caput
cpitis 'cabeza (cf. ita. testa, fr. tte).
-nio uninis 'perla se aplica por metfora a la caepa -ae 'cebolla
(cf. fr. ant. hunion, fr. mod. oignon).
-vectra -ae 'accin de transportar por tierra o por agua, concretiza
su significado y se hace sinnimo de vehculum -i 'carruaje (cf. fr. voiture).
Adjetivos
-dirctum 'en lnea recta, 'rgido desarrolla el significado abstracto
manifestado por ius iuris 'el Derecho.
-diumus, adjetivo que significaba 'diurno, 'diario, se sustantiviza
reemplazando a dies -ei 'da (cf. ita. giomo, fr. ant. jom, fr. mod. jour).
-snior, forma comparativa del adjetivo senex, cuyo significado por
tanto era 'ms viejo, 'hombre de ms de cuarenta y cinco aos, se aplica a
un varn importante sin considerar mucho la edad.
Verbos
-mttere 'enviar, 'despedir, 'arrojar toma el lugar depnere
'poner (esp. meter).
-pacre 'pacificar, 'aplacar restringe su significado al de 'aplacar
al acreedor, es decir, 'pagar, dejando de lado perslvere.
3) Trminos que eran propios del latn popular.
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Sustantivos
-bastum -i por bculum -i 'bastn.
-cattus -i por feles -is 'gato.
-cocina -ae por culna -ae 'cocina.
-cortina -ae por auleum -i 'teln, 'cortina de teatro 'tapiz. -
septimna -ae por hbdomas hebdmadis 'semana.
Adjetivos
-bassus 'gordo y de poca estatura por brevis.
-praestus 'a disposicin, 'presto por paratus 'preparado,
'pronto.
-*pittttus por parvus 'pequeo (cf. fr. petit).
Verbos
-mandicre o manducare por dere 'comer, formado a partir del
sustantivo mandcus 'glotn, nombre a su vez de un personaje
de la Comedia representado con una enorme boca voraz; este sustantivo es a
su vez derivado de mndere 'masticar, 'comer, 'devorar.
-*toccre por tngere 'tocar, palabra onomatopyica, propiamente
'hacer toe, 'chocar.
4) Introduccin de extranjerismos.
El estrecho contacto de pueblos pertenecientes a variadas
comunidades lingsticas dentro y fuera del Imperio, hizo que trminos de
otras lenguas pasaran al latn. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que los
extranjerismos no entran o arraigan nicamente a partir de la poca imperial.
Mucho antes la lengua del Lacio haba incorporado voces de otros idiomas
itlicos (por ejemplo, lupus -i 'lobo, bos bovis 'buey, sinus -i 'asno, cseus -
Biografa de una lengua
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i 'queso, ursus -i 'oso, etc.) y sobre todo del griego, pueblo que presentaba
un nivel cultural superior al de los latinos y de quien Roma tom muchas
palabras; es el caso de prpura, thymum 'tomillo, gubemre, cyma, schola
'escuela, philosopha, historia, thetrum,comedia 'comedia, mchina, hora,
thesurus 'tesoro, etc.
A las palabras de origen griego que adopt y asimil la lengua culta,
hay que agregar aqullas que fueron de uso principalmente popular, tales
como
-ballre 'bailar, de pll 'saltar, 'menearse, en lugar de
tripudire.
-cara id., de kra 'rostro, 'cabeza, que reemplaz a fcies
-ei.
-gamba 'pata del caballo, 'corva, de kamp 'curva, 'articulacin de
un miembro, que tomara el significado de crus cruris 'pierna (cf. fr. jambe,
it. gamba).
-spatha 'espada, de spthe 'pala de tejedor, 'espada larga y ancha,
palabra que fue preferida a la latina gldius -i.
Igualmente, pasan a la lengua hablada muchos trminos procedentes
de lenguas de otros pueblos con los que los sujetos de Roma estaban en
contacto. Como es de esperarse, muchas de esas voces pasaron a la lengua
con la introduccin de un objeto que no formaba parte de la cultura latina.
As, tenemos:
a) De los celtas
-braca 'calzn (> braga).
-cambiare 'trocar (> cambiar).
-cammnus 'camino.
-capnna, de un primitivo cltico cappa 'capa (> cabaa). -carrus
'carro.
-cervsia 'cerveza.
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-drappus 'trapo.
-luga 'legua.
-tartrum 'taladro.
b) De los germanos
-arngus 'arenque, latinizacin de hring.
-burgus 'burgo, de burgs 'ciudad pequea, 'fuerte. -
camsia 'camisa.
-ricus 'rico, de reiks (pr. [riiks]) 'poderoso.
-sapo sapnis 'jabn, de saipon, producto -segn Plinio- de la mezcla
de sebo y ceniza inventado por los galos para teir de rojo el cabello.
-suppa 'sopa, de suppa 'pedazo de pan mojado en caldo.
5) Creacin de trminos nuevos por derivacin.
Se ha dicho que el latn vulgar era aficionado a la derivacin, lo cual
no es de extraar si se recuerda que toda lengua popular es mucho ms
dinmica y ms dada a la invencin que el modelo culto. Sin embargo, la
derivacin se hace, en la casi totalidad de los casos, sirvindose de elementos
ya existentes en la lengua pero de los cuales la lengua literaria suele no
abusar.
Se distinguen derivados nominales y derivados verbales,
a) Derivados nominales
- Nuevos sustantivos a partir de adjetivos:
*amcitas amicittis (< amcus) por amictia 'amistad.
*bllitas bellittis (< bellus) por pulchritdo 'belleza.
planra -ae (< planus) por plaida 'llanura.
- Proliferacin de diminutivos. Adems de los empleados por el LC,
como aurcula (< auris 'oreja, odo), el LV cre otros que reemplazaron a las
Biografa de una lengua
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formas originales:
ovcula (< ovis) 'oveja.
genculum (< gen) 'rodilla (cf. fr. genou, ita. ginocchio, esp. med.
yenojo).
*solculus (< sol) 'sol (cf. fr. soleil).
A los morfemas clsicos de diminutivo {-'ulus, -culus, -culus}, el
latn vulgar aadi {-llus}; al respecto, el Appendix Probi corrige ctulus
non catllus (50) 'cachorro.
b) Derivados verbales
- Creacin de nuevos verbos a partir de formas clsicas:
*arripre, de ad + ripa, lit. 'acceder a la riba, que sustituy a
advenre, pervenre 'llegar; de all 'arribar.
ausre, derivado de ausus, participio perfecto pasivo del clsico
audre 'osar.
calentre, de calens calntis, participio presente activo del clsico
calre 'estar caliente. El verbo con la significacin de 'calentar era, en LC,
calefcere.
* oblitre, derivado de obltus, participio perfecto de oblivsci
'olvidar.
- Creacin de nuevos verbos a partir de adjetivos y participios
mediante el sufijo verbal {-ire}:
*acutire, de actus 'agudo (> aguzar).
*aldre, de altus 'alto (> alzar).
*bassire, de bassus 'bajo (> bajar).
- Creacin de nuevos verbos por extensa utilizacin del sufijo
verbal intensivo {-icre} e {-izre} (forma sta imitada del griego {-idzein},
comn en la lengua del Derecho, de la Medicina, y que se propag
Enrique Obediente Sosa
71


ampliamente por el latn eclesistico):
amaricre (< amrus) 'amargar.
caballicre (< cabllus) 'cabalgar'. carricre (< carrus) 'cargar.
baptizre (< gr. baptidzein 'sumergir) 'bautizar. scandalizre (< gr.
skandalidzein 'escandalizar, 'ofenderse, 'desconfiar) 'escandalizar.
4. PECULIARIDADES DEL LATN HISPNICO
26

Aunque el latn vulgar era bastante uniforme en todo el territorio del
Imperio, haba, no obstante, diferencias regionales debidas ala dinmica y las
circunstancias especficas de las diversas comunidades que lo conformaban.
Los rasgos ms relevantes caracterizadores del latn hablado en
Hispania son la vigencia de elementos considerados arcaicos por Roma y el
arraigo de otros procedentes de idiomas itlicos distintos del latn.
a) Arcasmos
Dada la temprana romanizacin de la Pennsula Ibrica, muchas
voces llegadas con los primeros invasores y que luego caeran en desuso en
Roma, siguieron usndose en el latn de los hispanos. Entre ellas cabe citar
las siguientes:
Sustantivos
captia -ae > cabeza cmedo
comednis > comiln *cova -ae >
cueva
matria -ae > madera
pema -ae > pierna. En LC, pema significaba 'muslo y pierna de un
animal, especialmente del cerdo, y era aplicado al hombre slo en textos de
tono popular, pues la voz culta era crus cruris; ntese que buena parte de la
Romania prefiri el trmino vulgar de origen griego gamba.

26
En este apartado seguimos muy de cerca a Lapesa 1980, pgs. 89-106.
Biografa de una lengua
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pocllum -i 'jicara, 'taza pequea > pocilio rostrum -i > rostro. En
LC significaba 'pico de ave, 'jeta, 'hocico.
traptus -i > trapiche 'muela para prensar las aceitunas. triticum -i
'trigo candeal (que reemplaz a frumntum -i 'trigo) > trigo.
vervctum -i > barbecho
Adjetivos
fartus > harto (propiamente, 'relleno). pandus >
pando
Verbos
aptre 'adaptar, 'sujetar > atar campsre 'doblar un
cabo, 'desviarse > cansar fabulri 'conversar, 'hablar
> hablar percontri 'indagar, 'interrogar > preguntar
querere 'buscar, 'pedir > querer salire 'saltar,
'palpitar > salir
Pronombres
Especial mencin merece la conservacin del pronombre cuius
'cuyo. "En el latn arcaico exista un adjetivo relativo cuius -a -um, que llega
hasta Virgilio, pero que despus no se emplea sino en el Derecho; de este
adjetivo provienen el espaol cuyo -a y el portugus cujo -a; los dems
romances lo desconocen; slo se ha conservado en Cerdea, romanizada
antes que Hispania" (Lapesa 1980, pg. 90).
A los arcasmos habra que agregar formas lingsticas clsicas que
pervivieron en Hispania mientras que en el centro del Imperio haban sido
paulatinamente sustituidas por otras. En efecto, muchas innovaciones
surgidas en Roma y las Galias y que arraigaran all, no llegaron a las
provincias perifricas (Hispania, Dalmacia, Dacia, etc.) o penetraron en ellas
demasiado tarde como para ser asimiladas. Esto explica la conservacin de
algunos elementos de la lengua clsica en espaol y en otros idiomas
Enrique Obediente Sosa
73


perifricos, como el rumano, entre los cuales se pueden citar los siguientes:
- La conservacin de los tres grados de distancia en los demostrativos,
representados en el latn clsico por hiclisteHile, reemplazados en la forma
por iste/ipse/eccum ille
27
(> este/ese/aquel). La mayora de los romances
redujo a dos esos grados.
- El latn hispnico conserv la forma del futuro perfecto de indicativo
(amvero), aunque desplazada al subjuntivo con valor de futuro imperfecto
('amare). Igualmente, conserv el pluscuamperfecto de indicativo
(amveram) pero como pretrito imperfecto de subjuntivo ('amara).
- Muchas palabras que seran desplazadas en el centro del Imperio se
conservaron en las provincias de la periferia:
arna > esp. arena, rum. arin vs sbulum > fr. sable, it. sabbia.
mensa > esp. mesa, rum. masa vs tbula > fr. table, it. tavola.
latrre > esp. ladrar, rum. latra vs *abbaiare o *abbaudiare > fr. aboyer, it.
abbaiare.
fervre > esp. hervir, rum. fierbe vs bullir > fr. bouillir, it. bollire.
Otras palabras clsicas que se mantuvieron en el latn hispnico son:
avis > ave, comdere > comer, foetre > heder, metri > medir, metus >
miedo, sensus > seso 'sentido, 'inteligencia (ms tarde pasara a significar
'masa enceflica).
b) Italicismos no latinos
Dice Lapesa que "por testimonio de los historiadores antiguos se
sabe que entre los legionarios venidos a Hispania durante el siglo II antes de
J.C. los romanos estaban en minora respecto a itlicos de otra procedencia

27
Literalmente, en LC, ese/el mismo/he aqu aquel.
Biografa de una lengua
74


cuya lengua originaria no era el latn, sino el oseo o el mbrico" (1980, pgs.
96-97). La primera de estas lenguas estuvo en uso hasta comienzos del siglo
II de nuestra era; del mbrico se ignora cundo dej de hablarse.
Las posibles influencias de esas lenguas en el latn hispnico han
podido ser determinadas a partir de la comparacin de ciertos fenmenos
comunes a la Pennsula Ibrica y a las regiones suritlicas donde se hablaban
el oseo y el mbrico. Entre los fenmenos que se hicieron generales en toda
Hispania y cuyo origen habra que atriburselo a influencia osco-umbra,
destacan:
- el refuerzo de la r- inicial, articulada como [r];
- la extensin de tenre para expresar la posesin, desplazando a
habre',
- la forma fui como pretrito tanto de esse 'ser como de ir 'ir (ver
4) del captulo siguiente);
- la conservacin de los tres grados de demostrativos;
- el empleo de la preposicin ad ante objeto directo que designa persona o
ser personificado; as, se pas de fratrem vidre a vidre ad fratrem Ver al
hermano (ver 2.3. 7) del captulo siguiente).
c) Los casos de arcasmos e italicismos, que permiten calificar al latn
hispnico de conservador, encuentran un contrapeso en los neologismos que
salieron de su seno. Entre los que son considerados como genuinamente
hispanos, se pueden citar los siguientes:
- amarllus 'amarillento, 'plido, diminutivo de amrus 'amargo, aplicado
primero a la palidez de los enfermos de ictericia, para luego generalizarse a
todo aquello de color similar al de la bilis, de donde 'amarillo.
- *appacre, formado sobre pacre 'pacificar, someter, que a partir de la
expresin *appacre focum 'someter el fuego, se hizo equivalente, y
desplaz, a exstnguere 'extinguir; de all la forma 'apagar.
- calens calntis. Esta forma, que no era sino el participio activo del verbo
Enrique Obediente Sosa
75


calre 'estar caliente, calentarse, sustituy en Hispania al adjetivo clidus-,
de all procede 'caliente.
- callre 'bajar, y especializado luego en 'bajar la voz, tom el lugar de
tacre 'callar.
- cattre, forma derivada de captre 'tratar de coger, de obtener, limit su
significacin al sentido de la vista, origen de 'catar = ver, mirar.
- columllus (> colmillo), derivado de columlla 'columnita por la similitud
de forma entre sta y los caninos. Segn Corominas y Pascual (1980, s. v.
'colmillo), es "uno de los provincialismos romanos de Espaa que aparecen
ms temprano".
- *experre, verbo derivado del adjetivo lat. vg. exprtus (lat. el. experrctus,
participio de expergsci 'despertarse), origen de 'espertar, despertar.
- *manena, abreviacin de hora manena 'en hora temprana, derivado de
mane 'por la maana.
- rivus 'arroyo desplaz a flamen y flvius 'ro.
- tarde, que en latn era un adverbio ('lentamente, 'tardamente), se
sustantiviza en la Pennsula con el valor de 'segunda mitad del da,
sustituyendo a vesper.
El conjunto de arcasmos, italicismos y neologismos hispnicos,
aunado a las huellas dejadas por las lenguas primitivas de la Pennsula
Ibrica, van a ir modelando el latn hispnico hacia formas que se afianzarn
y desarrollarn cuando se fragmente la unidad lingstica latina a
consecuencia de la cada y del desmembramiento del Imperio Romano.


HISPANIA, REINO GERMNICO
(s. V - s. VIII)
1. MARCO HISTRICO
En el siglo IV el Imperio Romano abarcaba todas las tierras ubicadas
en torno al Mediterrneo, el cual se haba convertido prcticamente en un mar
interior, de all que los romanos lo llamaran mare nostrum 'nuestro mar. Sus
fronteras se extendan del Mar del Norte a la lnea de desiertos del norte de
Africa, y del Atlntico al ufrates en una lnea que segua el Rin, el Danubio
y el Mar Negro. El mundo que estaba ms all de las fronteras romanas era,
para el Imperio, el mundo brbaro, es decir, el mundo extrao, incivil y
salvaje, contenido por la fuerza militar hasta el siglo IV, siglo en el que se
inicia la gran ofensiva que quebrara la defensa imperial y cuyos
protagonistas fueron los vecinos del flanco nororiental europeo: los
germanos.
Desde haca varias centurias, los germanos constituan un peligro
para el Imperio. Mario, Julio Csar y Augusto tuvieron que luchar contra
ellos, y ante el fracaso de Roma para someterlos, los emperadores no tuvieron
otra alternativa que limitarse a defender y consolidar las fronteras del Rin y
del Danubio.
La causa principal que dio origen a la avalancha de los germanos
sobre el Imperio fue el desplazamiento hacia el oeste de trtaros y mongoles
procedentes del Asia Central, quienes al presionar el borde oriental de los
germanos impulsaron a stos a invadir el Imperio Romano en busca de
seguridad y nuevas tierras.
En vsperas de las grandes invasiones, las tribus germnicas ms
importantes eran las de los
francos, establecidos en las riberas septentrionales del Rin; sajones,
ubicados en las costas del Mar del Norte; vndalos, extendidos entre
el Vstula y el Oder; suevos, ribereos del Elba; lombardos, situados
Biografa de una lengua
8 4


entre el Elba y el Oder; visigodos, ocupando el bajo Danubio;
ostrogodos, asentados al norte del Mar Negro; alanos, ubicados en
las estribaciones del Cucaso.
Pero antes de que ocurran las invasiones, un hecho poltico
importantsimo va a tener lugar: la divisin del Imperio Romano. En efecto,
Teodosio, antes de morir en 395, reparte el Imperio entre sus dos hijos; a
Honorio le correspondi el Imperio de Occidente, con Roma por capital, en
tanto que a Arcadio, el Imperio de Oriente, imperio que sobrevivi hasta
1453 cuando su capital, Constantinopla, cay en poder de los turcos.
Es, entonces, en un imperio dividido donde harn irrupcin los
pueblos germnicos. Los que primero penetraron en tierras imperiales fueron
los visigodos (finales del s. IV), quienes se apoderaron de Roma en 410. Sin
embargo, no permanecieron en Italia sino que continuaron hacia occidente
dirigindose al sur de la Galia y al norte de Hispania (415). Mientras los
visigodos atravesaban el Imperio de este a oeste, suevos, alanos y vndalos
entraban en 406 cruzando el Rin y los Alpes; los vndalos seguiran su
camino hasta llegar al norte de Africa. Esta gran invasin facilit el
establecimiento de otros pueblos germnicos en Occidente: anglos y sajones
se asientan en Britania (la actual Inglaterra), los burgundios lo hacen en las
riberas del Saona (la Borgoa francesa), los francos ocupan gran parte de la
Galia.
A finales del siglo V, el Imperio de Occidente, transformado en una
especie de confederacin de pueblos brbaros bajo la autoridad nominal del
emperador, se desploma cuando Odoacro, jefe de los hrulos, depone en 476
al ltimo emperador, Rmulo Augstulo; el remate lo hara muy pronto
Teodorico I el Amalo, caudillo de los ostrogodos, quien, despus de asesinar
y suplantar a Odoacro, funda en 493 un nuevo reino en la pennsula italiana.
El antiguo Imperio Romano queda, as, reemplazado por diversos
reinos brbaros: el de los ostrogodos en Italia, el de los francos en Galia, el
de los vndalos en Africa, el de los visigodos en Hispania.
El reino visigtico en Hispania
Enrique Obediente Sosa
85


En el 409, diversos pueblos brbaros comienzan a establecerse en la
Pennsula Ibrica: los suevos en Galecia
28
, los alanos en la Lusitania y la
Cartaginense, los vndalos en el sur. Estos ltimos, como ya se dijo, se
asentaran luego en el norte de frica (429), cruzando el mar, bajo el mando
de Genserico, por el punto llamado por los hispanorromanos Iulia Traduca,
ms tarde Por tu Vandalusiu ('Puerto de los Vndalos), de donde procedera
el nombre de ndalus (> Andaluca)
29
.
Despus de ese primer asentamiento, legalizado por el Imperio en
418, se produce a partir del 507 la gran penetracin de los visigodos.
Obligados a abandonar los territorios del sur de Galia por la presin que
desde el norte ejercan los francos, cruzan los Pirineos iniciando as la
conquista y dominacin de casi toda la Pennsula Ibrica. Bajo el mando de
Leovigildo (568-586), los visigodos logran someter a los suevos (los alanos
ya haban sido exterminados por aqullos en 418) y expulsar a los bizantinos,
quienes estaban en el sur de Hispania en las tierras que Justiniano I,
emperador de Oriente, haba reconquistado a los brbaros pocos aos antes.
Alcanzada de este modo la dominacin poltica del territorio, se funda el
reino visigtico de Hispania con capital en Toledo.
La fusin de hispanorromanos y germanos no se realiz sino
paulatinamente. Dos obstculos importantes se presentaban para lograr la
unin de los dos pueblos: uno de carcter religioso, el otro de tipo jurdico.
El obstculo religioso se deba al hecho de que, mientras los
hispanorromanos eran catlicos, los visigodos profesaban el arrianismo,
doctrina que negaba la divinidad de Jesucristo y que fue condenada por el
concilio de Nicea en 325. Este problema fue superado cuando el rey

28
La Galecia y la Cartaginense fueron dos provincias de la Hispania romana
creadas por Diocleciano en el siglo III; la primera, desprendida de la Lusitania,
comprenda esencialmente la actual Galicia y el norte de Portugal; la otra,
separada de la Tarraconense, abarcaba tierras del actual Levante peninsular.
29
Gutierre Tibn (1992, pg. 17) pone en duda esta etimologa. Para este autor es
ms probable que provenga del vasco Landa-luzea, < landa, "campo",
"terreno", y lucea, < luze, luza, "largo", con art. -a : "el campo llano y alargado",
"la banda larga", definira claramente la realidad geogrfica de la planicie
htica.
Biografa de una lengua
8 6


Recaredo, hijo de Leovigildo, se convirti al catolicismo en 589, con lo cual
se consigui la unidad religiosa del reino.
En el plano jurdico, el gran problema derivaba de la diversidad de
leyes que se aplicaban a uno y otro pueblo. Chindasvinto y su hijo y sucesor
Recesvinto habran de darle unidad jurdica al reino con la recopilacin en un
solo cdigo de las leyes que se aplicaran por igual tanto a godos como a
Enrique Obediente Sosa
87


hispanorromanos. Este cdigo, conocido como Liber Iudiciorum
'Libro de Juicios (s. VII), sera el primer monumento jurdico de la
legislacin espaola
30
.
El reino de los visigodos sobre toda Hispania durara hasta el siglo
VIII, cuando el rey Don Rodrigo fuera derrotado en 711 por los rabes en la
batalla de Guadalete, ao en que se produjo la invasin musulmana de la
Pennsula.
Desde el punto de vista cultural, es importante destacar que los
germanos, si bien conquistaron y dominaron polticamente los territorios
occidentales del Imperio, fueron a su vez dominados culturalmente por los
pueblos vencidos al adoptar muchas de sus costumbres y, sobre todo, su
lengua; en el caso de Hispania, los godos que llegaron all abandonaron
pronto la propia, la cual en el siglo VII se hallaba ya en total descomposi-
cin. El nuevo tipo de civilizacin que surgi de este complejo proceso estar
caracterizado por un alto grado de romanidad matizada con rasgos heredados
de los antiguos pueblos germanos.
2. EL LATN HISPNICO EN LA POCA GERMNICA.
A partir del siglo V, la cada del Imperio y las invasiones brbaras
influyeron decisivamente en el desarrollo del latn en las diferentes regiones
donde se hablaba. El latn vulgar, que era bastante uniforme en todo el
Imperio, deja de serlo: el aislamiento en que quedaron las provincias (ya no
todos los caminos conducan a Roma) y la decadencia de las escuelas dejan a
la lengua hablada "sin la contencin que antes supona el ejemplo de la
lengua clsica" (Lapesa 1980, pg. 85). Al quebrarse la unidad lingstica,
las diferencias locales fueron tomando cuerpo hasta llegar a constituir
idiomas distintos.
Durante la poca germnica, los cambios, pues, no sern los mismos

30
El cdigo, traducido en el siglo XIII, recibi en castellano el nombre de Fuero
Juzgo.
Biografa de una lengua
8 8


en todas partes. Ya San Jernimo (ss. IV-V) haba notado que el latn
cambia todos los das segn las regiones y las circunstancias (Comm. Gal.,
2, 3)
31
. En este sentido, el primer corte o fractura del latn vulgar
(seguramente en germen en la poca imperial) se producir entre las
provincias del este y las del oeste, lo cual permite distinguir dos grupos
lingsticos con caractersticas bien ntidas: 1) el oriental, con Dacia,
Dalmacia e Italia (excepto el norte), del que surgiran, entre otros, el italiano
y el rumano; 2) el occidental, con Retia, Galia e Hispania, grupo del que
derivaran el francs, el portugus y el espaol, por no nombrar sino las
grandes lenguas nacionales.
El conjunto constituido por esos dos grupos lingsticos se conoce
con el nombre de Romana, trmino documentado a principios del siglo V
para designar a quienes hablaban la lengua de Roma: los romani.
El latn hispnico tendr, entonces, las caractersticas generales del
grupo occidental; sin embargo, algunos rasgos le son propios debido a las
peculiaridades socioculturales y a las tendencias especficas de la lengua en
Hispania. Hay que hacer notar que es ste el perodo menos conocido
lingsticamente por la escasez de documentos notariales, escritos en los que
se utilizaba la lengua hablada por el pueblo, a diferencia de los escritos
eruditos, redactados en bajo latn. Slo San Isidoro de Sevilla (560-636)
proporciona datos relativos al habla vulgar pero casi exclusivamente sobre el
lxico. A pesar de ello, por los

31
Al igual que en el captulo anterior, los testimonios aducidos en ste estn
tomados de Bourciez 1967, Segunda Parte, pgs. 131-284.




AREA APROXIMADA DB_
LATIN OCCIDENTAL

AREA APROXIMADA OEL
LATIN ORIENTAL

AREA DE .HABLA GRIEGA




testimonios romances primitivos podemos inferir cules eran las
caractersticas generales del latn hispnico en este perodo posimperial;
aunque hubo una cierta direccin comn en la lnea evolutiva de la lengua

r
e
a
s

a
p
r
o
x
i
m
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y

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n
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a
l

Enrique Obediente Sosa
89


en toda la Pennsula, no es menos cierto, como veremos despus, que
hubo importantes diferencias regionales, lo que ms tarde dara como
resultado la fragmentacin lingstica de Hispania. En lo que sigue, se
vern los rasgos lingsticos ms o menos comunes y dejaremos para el
captulo La Espaa Cristiana los particularismos ocurridos en la regin
de Castilla, territorio cuya habla llegara a convertirse en la lengua
espaola por antonomasia.
2.1. Caractersticas fonticas
1) Segn lo ya visto en el captulo anterior, el fonema /k/ anteriorizado
del latn vulgar confluy en /tV (al igual que lo hizo /kV); este fonema,
sin embargo, adelant an ms su punto de articulacin y se frico, dando
como resultado un elemento africado dentoalveolar que tena dos
realizaciones:
a) sorda ([te]) en posicin inicial de palabra y en posicin
interna despus de consonante: cervu
32
> ['teierBo] 'ciervo, fortia
> ['fwertea] 'fuerza;

32
A partir de este momento, daremos como forma latina originaria la del caso
oblicuo del latn vulgar sin la consonante final (recurdese lo dicho en 3.2.1.
del captulo precedente); por ejemplo, nocte y no noctem (ac.) ni nox (nom.).
En caso contrario, lo especificaremos.
Biografa de una lengua
90


b) sonora ([dz]) en posicin intervoclica: lat. hisp. facre
> [fa'dzer] 'hacer', puteu > ['podzo] 'pozo', mincia > [me'nadza]
'amenaza
33
.
2) El grupo interno /-kt-/ deriv hacia [-jt-]: nocte > ['nojte] 'noche,
factu > ['fejto] 'hecho'.
3) Un proceso de palatalizacin similar al anterior sufri el grupo interno
/-ult-/: multu > ['mujto] 'mucho.
4) El grupo l-ks-l (representado en la escritura latina por <x>) evoluciona
hacia el elemento palatal fricativo sordo [f], pasando probablemente por [-
js-]. Ejemplos: axe ['akse] > ['eje] 'eje, exmplu > [e'Jemplo] 'ejemplo.
En posicin implosiva, /-ks/ no lleg a la palatalizacin completa; as, sex
[seks] > ['sejs] 'seis'.
5) Los grupos secundarios /-kl-/ y /-gl-/ internos se palatalizan en /X/:
culu > ['oklo] > ['oXo] o ['weXo] 'ojo; tgula > [tegla] ['teXa] 'teja.
6) Tambin se palatalizaron los grupos secundarios /-Ckl-/ y /-ngl-/- El
primero desemboc en [tf], a veces con prdida de la primera consonante
del grupo: cnchula > ['konkla] > ['kontfa] 'concha, msculu >
['masklo] > ['matfo] 'macho; el segundo grupo pas a [p]: ngula >
[ungla] > [upa] 'ua, cngulu > ['kenglo] > ['Isepo] 'ceo (cerco).
7) El grupo /-gn-/ se transform igualmente en la nasal palatal siguiendo,
muy probablemente, el proceso [gn > jn > /)]: ligna
[ lepa] 'lea, signa > [sepa] 'sea, tan magnu > [tamajio] 'tamao.
8) El fonema /-s-/ intervoclico latino se hizo sonoro: /-z-/. As, casa /'kasa/
> /'kaza/ 'casa, rosa /'rosa/ > /'roza/ 'rosa
34
.

33
Hubo, sin embargo, confusiones como lo demuestran algunos resultados
inesperados, tales cabe[ts]a de capitia cabeza, bra[fe]o de brachium brazo,
ar[dz]n de *arcione arzn, etc., difciles de explicar todos de modo
satisfactorio.
34
Siglos despus volver en espaol a ensordecerse, como se ver a su debido
Enrique Obediente Sosa
91


9) La vocal prottica antes de /s/ seguida de consonante que gener el habla
vulgar desde el siglo II, se fij como /ti formando parte de la palabra: scutum
> escudo, spritum > espritu.
10) El grupo /al-/ seguido de consonante sorda vacilaba, en cuanto a su
realizacin, segn las diversas regiones de la Pennsula; as, mientras en
unas se mantena la pronunciacin [al], en otras tenda a hacerse [ow], [aw]
o bien [o], como fue el caso de Castilla. Ejemplos de ello: lteru > otro,
talpa > topo, falce > hoz, calce > coz. Al mismo resultado lleg el diptongo
latino /au/: auru > oro, causa > cosa, etc.
11) El proceso, comn a toda la Romana, y atestiguado ya en poca
imperial, de diptongar /e/ y /o/ breves tnicas, se extiende durante el perodo
germnico. Sin embargo, la evolucin no se dio de manera idntica en todas
las regiones. Por una parte, el diptongo resultante era vacilante: /?/ >
[je]~[ja], /$/ > [wo]~ [wa]~[we]. Por la otra, mientras en la generalidad de la
Romania el diptongo se produca cuando aquellas vocales se hallaban en
slaba abierta, en Hispania se dio tambin en slaba cerrada, por ejemplo:
porta > ['pworta]~['pwerta], pelle > ['pjel], etc. Pero hubo diferencias
tambin dentro de la misma Hispania como veremos en el captulo La
Espaa Cristiana.
12) Hubo tendencia a cerrar las vocales cuando a aqullas segua un
elemento palatal; as, /a e o/ pasan a /e i u/, respectivamente: lacte > ['lajte]
> ['lejte] 'leche, *renine [re'njone] > [ri'jion(e)] 'rin, LV pogno >
fpojno] > [pujo]. Un caso particular de este fenmeno es el paso de /e/ y /o/
cerradas del latn vulgar general a /i/ y /u/, respectivamente, ante final con
[j]: LC vindmia > LV vendmia > vendimia, LC plvia > LV plovia >
lluvia.
13) A pesar de que el latn vulgar, como ya se vio, tenda a reducir las
esdrjulas por eliminacin de la vocal postnica, Hispania mantuvo un buen
nmero de ellas cuando la vocal era /a/: rphanu > hurfano, sbana >
sbana, rphanu > rbano, aspragu > esprrago, etc.

tiempo.
Biografa de una lengua
92


14) En Hispania hubo desplazamiento del acento en las 1- y 2
a
personas del
plural de ciertos tiempos verbales: a) en el imperfecto de indicativo:
cantbamus por cantabmus, cantbatis por cantabtis-, b) en el
pluscuamperfecto de indicativo: cantra- mus por cantarmus
35
, cantratis
por cantartis. Esto se hizo, seguramente, por analoga con el singular, con
el fin de mantener en todo el paradigma la misma slaba acentuada:
cantbam, cantram.
2.2. Caractersticas morfolgicas
2.2.1. Esfera del nombre
1) Como ya se dijo en el captulo precedente, el latn vulgar
simplific el sistema nominal reduciendo a tres las cinco declinaciones
primitivas, y a dos el conjunto de los seis casos del latn clsico. As, los
sustantivos se repartieron en tres clases:
clase I - femeninos en -a: capra
clase II - masculinos en -us (pronunciado [os]): murus
clase III - femeninos y masculinos en -is: avis
cuyas formas para el caso sujeto y el caso oblicuo fueron las siguientes:
clase I - sujeto sg. capra, pl. caprae
oblicuo sg. capra (m), pl. capras
clase II - sujeto sg. murus, pl. nutr
oblicuo sg. muru(m), pl. muros
clase III - sujeto sg. avis, pl. aves
oblicuo sg. ave(m), pl. aves
Ahora bien, cuando se deja de distinguir uno de otro caso de esa
declinacin bicasual, las hablas occidentales, y por tanto las de Hispania, se
quedaron con una nica forma (en cada nmero gramatical) para los

35
En las formas de perfecto, a menudo se suprima en la norma culta la slaba -
ve-: cantarmus por cantavermus, cantartis por cantavertis.
Enrique Obediente Sosa
93


sustantivos, la del caso oblicuo, es decir, la del antiguo acusativo. Ello
explica las formas actuales cabra -as, muro -os, ave -es.
2) Los cambios de gnero fueron numerosos en Hispania, al
igual que en el resto de la Romana, cambios que a menudo se efectuaron de
manera ms o menos anrquica. En principio, sin embargo, laterminacin -o
(< -us) impuso a los sustantivos el
gnero masculino, mientras que -a se senta como
femenino; as,
prticus (femenino de la 4
a
declinacin) 'prtico pas a ser masculino. En
cuanto a los nombres de la 3
a
declinacin (geni
Biografa de una lengua
94


nom
crinis
sanguis
pons
sal
mel
lac
tivo en -is, acusativo en -em -excepto los neutros, cuyo acusativo era
idntico al nominativo-), Hispania se inclin a hacerlos de gnero femenino.
Por ejemplo:
acus.
crinem m > la crin
snguinem m > la sangre
pontem m > la puente
36

salem m > la sal
mel n > la miel
LV lac te n > la leche
3) El sufijo germnico {-ing}, aunque se encuentra
tambin en otros romances, tuvo en Hispania una
particular vitalidad, siendo utilizado para formar, a partir de voces latinas,
adjetivos que indican pertenencia o relacin. Actualmente se presenta bajo
dos formas: {-engo} y {-enco}, como en realengo, abadengo, mestenco, etc.
4) Al igual que en otros territorios de Occidente, en Hispania se
conservaron ciertos comparativos sintticos muy usuales (melior; peior,
maior, minor 'mejor, peor, mayor, menor). Fuera de estos pocos casos, se
prefirieron las formas analticas usadas por el pueblo durante el Imperio:
magis fortis, plus fortis ms fuerte.
2.2.2. Esfera del verbo
En cuanto al verbo, varias peculiaridades distinguen al latn
hispnico hablado en la poca de las invasiones germnicas. Las ms
sobresalientes son las siguientes:

36
No es sino a partir del siglo XVII cuando aparece tambin como
masculino.
Enrique Obediente Sosa
95


1) La temprana y completa unificacin de los verbos en -ere (2-
conjugacin) y -ere (3- ), confundidos en -ere. As, facre 'hacer, *vendre
Vender, *perdre 'perder, etc.
2) El infinitivo en -ir se vio muy favorecido: *petre por ptere 'pedir,
*ridre por ridre 'rer, *fervre por fervre 'hervir.
3) La conjugacin de *ssere (LC esse 'ser) en presente de indicativo fue la
siguiente:
Indicativo:

Pero el hecho notabilsimo fue el de mezclar sus formas con las de
sedre 'estar sentado en los tiempos siguientes:
Infinitivo: sedre > seer 'ser
Subjuntivo: el LV *sam (LC sim) fue sustituido por sdeam, que
pasara a seya 'sea.
Imperativo:
LC es LH sede > se 's
este sedte > seed 'sed
Gerundio: esse no tena gerundio en el paradigma clsico; el latn hispnico
lo incorpora tomando el de sedre: sedndum
> seyendo 'siendo.
1- sum LH so(n)
2- es

eris (forma LC de la 2- psna. de futuro)
3- es

es
1- sumus

somos
2- estis

*sutis (para uniformar con I
a
y 3-)
3- sunt

son
Biografa de una lengua
96


4) Algo similar ocurri con el verbo ir 'ir, cuyo paradigma en Hispania
result de mezclar formas de ese verbo con las de vdere 'andar, marchar.
Indicativo:
LC l
2
eo LH *vao > vo 'voy
2- is *vas
3
a
it *vat
I
a
imus imus (que altern con *vamus)
2- itis itis (que altern con *vatis)
3
a
eunt *vant
Ntese que vdere en el latn hispnico presentaba una conjugacin distinta
de la de la lengua clsica, en la cual el paradigma de presente era: vado,
vadis, vadit, vdimus, vditis, vadunt.
Subjuntivo:
El LC eam fue sustituido por vadam, que dara vaa, vaas, vaamos, etc. Vaya,
vayas, vayamos, etc.
Imperativo:
LC i LH vade > *vae~*vai Ve
i te ite 'id
Gerundio:
La forma clsica endum pas a *iendum > yendo, perdindose la de vdere:
vadndum.
Por otra parte, en los tiempos de pasado Hispania tom las formas
de esse (fi, fussem, feram, etc.). Ello explica la anomala morfolgica de ir
a lo largo de su conjugacin, en la que tenemos:
-formas procedentes de ir: ir, yendo, id, ido, iba. -formas
procedentes de vdere: voy, ve, vaya.
-formas procedentes de esse: fui, fuera, fuese, fuere.
Enrique Obediente Sosa
97


2.3. Caractersticas sintcticas
Las caractersticas ms resaltantes relativas a la construccin de la
frase en el perodo posimperial son las que se analizan a continuacin; debe
tenerse en cuenta, no obstante, que muchas de ellas no son exclusivas del
latn hispnico, pues se encuentran igualmente en otras hablas del occidente
de la Romania, en gran parte como continuacin de estructuras ya existentes
en la lengua culta; esto no ha de sorprender si recordamos que la sintaxis de
una lengua es el componente estructural ms resistente al cambio.
1) El occidente de la Romania no conserv el giro clsico con esse para
expresar las ideas de posesin y de necesidad, sino que afianz la tendencia
popular -criticada por los gramticos- de utilizar para ello el verbo habre:
LC sunt mihi do filii > Occ. habeo dos filios 'tengo dos hijos LC est mihi
james > Occ. famem hbeo 'tengo hambre
Biografa de una lengua
98


2) Por otra parte, se afianza el fenmeno, ya existente desde el final de la
poca imperial, de un empleo impersonal de habre acompaado de un
sustantivo en acusativo, para expresar la idea de existencia localizada: in
arca Noe hbuit hmines "en el arca de No hubo hombres" (S. Jernimo,
ep. 123, 9). Este uso explica la construccin espaola de haber impersonal.
3) Otro verbo que tambin pas a utilizarse como impersonal fue fcere.
San Agustn (ss. IV-V) escribe, por ejemplo, nunquam fecit tale frigus
"nunca hizo tal fro" (Serm. 25, 3).
4) La perfrasis que, hacia el final del Imperio, comenz a utilizarse para
expresar la idea de futuro
37
, no slo se afianza sino que los dos trminos
constitutivos toman un orden fijo y tienden a soldarse, aunque en Hispania
stos permanecieron durante ms tiempo independientes. Al respecto, es
bien conocida la cita Iustininus dicbat: Daras "Justiniano deca:
Daras" (Fredeg. 77, 20), lo que prueba no slo el abandono de la forma
clsica dabis 'dars sino la soldadura de la perfrasis dar has (< dar
habes). La slaba radical hab-, convertida en av-, cay en la l
2
y la 2
a

personas del plural, realizndose el paradigma como dar-ayo, dar-s, dar-
t, dar-(av)mus, dar-(av)tis, dar-nt.
De modo paralelo ocurri con lo que sera el condicional, distinto
del futuro, como ya se vio, slo en el tiempo de habre-. cantre habba(m)
> cantar-ba > cantar-a > cantar-a.
5) Para expresar la manera, el Occidente de la Romania prefiri la perfrasis
construida con mente, ablativo de mens ments 'espritu, mente. Esta
perfrasis ya haba sido utilizada durante la poca imperial para resaltar la
actitud del sujeto pensante, por ejemplo, mente ferant plcida"soporten
con espritu tranquilo" (Ovidio, ss. I aC.-I dC., Met. 13, 124). Tal estructura
comenz a hacerse cada vez ms frecuente y el adjetivo se relacion ms
estrechamente con el sustantivo mente, el cual termin convirtindose en

37
Recurdese lo dicho en 3.2.2. 8) del captulo precedente. La expresin
de futuro est ya ntidamente constituida en, por ejemplo, esta frase de San
Agustn: Tempestas illa tllere habet totam pleam de rea "La tempestad
quitar toda la paja de la superficie" (Tract. in Jo. 4, 1, 2).
Enrique Obediente Sosa
99


sufijo y dej de designar una actitud para expresar un simple modo:
falsamente, solamente, etc.
6) La oracin atributiva, construida generalmente con esse, lo era tambin
con otros verbos desde la poca latina, principalmente con stare y exstre,
pero slo en poesa. En latn clsico, esse, adems de expresar esencia y
existencia, se empleaba tambin para expresar la atribucin, la permanencia,
la posesin, entre otros tantos usos, mientras que stare significaba
esencialmente 'estar de pie, 'perseverar, 'residir; exstre, por su parte, vala
por 'sobresalir, 'elevarse, 'subsistir, 'aparecer, 'existir. La no distincin
absoluta entre esas diversas significaciones, las cuales teman en comn los
semas "ser" y "devenir", permiti, primero a los poetas, el uso de aquellos
verbos como cuasisinnimos, uso que se encontrar luego en autores
africanos de los siglos V y VI, por ejemplo, Placidssimus exstas "Te
muestras muy tranquilo" (Dracont. de Deo, 2, 696). Donde, sin embargo, se
arraigara con fuerza tal empleo sera en Hispania, donde las cartas y textos
de la Edad Media manifiestan una gran vacilacin respecto al empleo de
sedre (*ssere) y stare, origen de 'ser y 'estar
38
.
7) En cuanto a partculas, la Pennsula Ibrica se caracteriz por sustituir
algunas de las latinas por formas complejas. As, por ejemplo, para indicar
el punto de partida se utiliz de ex de (con repeticin de de) en lugar de las
clsicas ex, ab o de. Es de aquella forma compuesta que surgira, por
amalgama, desde.
Por su parte, la direccin ('adonde?), que en la lengua culta se
expresaba mediante ad o in, lo fue en Hispania por per / pro (o por) + ad:
Va antqua, quae discrrit de civitte pro ad illo castro "Una va antigua,
que va de la ciudad hacia aquella fortaleza" (Carta del ao 757, Espaa
Sagrada, XL, 363); por ad aqua "hacia el agua" (Glosas de Silos, 118).
De all el antiguo pora, que por asimilacin pasara a para. Con sentido
similar se implant en Hispania, con el valor del lat. versus, la combinacin

38
Advirtase que la especializacin actual de ser y estar es el resultado de
un largo proceso que se inici en la Edad Media y concluira en el siglo XVII,
como se ver ms adelante.
Biografa de una lengua
100


facie ad, literalmente 'de cara a, la cual, al aglutinarse, habra de dar faza y
fazia (el moderno hacia).
Un caso particular de uso de ad es el que se desarroll en la
Pennsula Ibrica entre el verbo y el complemento directo. Mientras de
modo general tal complemento sigui unido al verbo sin conector alguno, en
Hispania se introdujo por ad cuando designaba persona o ser personificado,
pues el referente era visto como alguien interesado en la accin, muy
distinto de cuando el referente designaba una cosa, la cual slo sufre la
accin. Un ejemplo de este uso lo tenemos en la frase decpit ad suo
germano"enga a su hermano" {Espaa Sagrada, XXXVI, pg. xxxix)
39
.
2.4. Caractersticas lxicas
El vocabulario vulgar, que era prcticamente idntico en las
distintas provincias del Imperio, comienza a diferenciarse en esta poca de
fragmentacin poltica y cultural porque no en todas las regiones se
afianzaron los mismos vocablos, ni los cambios semnticos se dieron en el
mismo sentido. En efecto, en la lucha entre una palabra clsica y otra vulgar
se impuso la primera en unas zonas, la segunda en otras; en otros casos la
contienda fue entre uno u otro trmino del habla vulgar. En lo que sigue
veremos ciertas preferencias hispnicas respecto a tal o cual vocablo latino
as como algunos cambios semnticos experimentados por ciertas palabras
en relacin con la significacin que tenan en la norma culta latina.
1) Preferencias latinas
a) De los sinnimos de pulcher 'bello, Hispania prefiri formsus
'hermoso. Tardamente, en el siglo XIII, adoptara bello (< lat. bellus
bonito) por conducto del occitano.
b) Parvus 'pequeo fue suplantado por pitnnus, el cual a su vez fue

39
Aunque el testimonio data del ao 1032, seguramente tal construccin
estara en uso mucho antes si nos atenemos a la afirmacin hecha por Lapesa
1980, pgs. 101-103, segn la cual aqulla se debe a influencia osco-umbra.
Enrique Obediente Sosa
101


modificado en *peccunnus.
c) El vocablo lat. passer -is, modificado en el habla vulgar en pssaru, dej
su significado original ('gorrin) y se aplic a todas las aves pequeas, de
donde viene pjaro.
d) Plicare 'plegar pas a significar 'hacer camino, 'dirigirse a, dando as
origen a llegar. Al parecer, en Hispania el cambio se debe a un uso tomado
del vocabulario martimo: se pliegan las velas cuando se ha llegado a puerto.
e) Serra 'sierra designar, por semejanza con la herramienta, una cadena
montaosa.
f) Para designar el destino y la buena suerte, los hispanos mantuvieron el
vocablo dicta 'cosas dichas, que en la lengua vulgar tuvo el sentido de fatum
'hado, por la creencia de que la suerte individual se deba a las palabras que
pronunciaban los dioses al nacer un nio; de all procede dicha en el sentido
de 'buenaventura.
g) El verbo lat. vg. *maturicre, derivado de maturre 'hacer madurar,
'acelerar, 'darse prisa, se conserva en Hispania, donde tomara el sentido de
'levantarse temprano, de all el antiguo madurgar, moderno madrugar. La
acepcin, sin embargo, puede remontarse indirectamente al latn clsico, en
que el adverbio matre significaba no slo 'a su tiempo sino tambin
'pronto, 'temprano.
h) Para expresar el concepto de 'matar, los hispanos dejaron de lado los
verbos occdere, interfcere y necre, cada uno de ellos con un matiz
particular en latn, y lo reemplazaron por *mattre 'abatir, 'herir.
i) El verbo de la poca latina tarda quietre (clsico quiscere) 'descansar,
'permanecer tranquilo, 'hacer callar, va a agregar a ese conjunto de
significaciones las propias de remanre detenerse, permanecer, durar.
De all quedar 'estarse quieto y luego 'permanecer.
j) De la expresin vernum tempus 'tiempo primaveral, derivada de ver -is
'primavera, surgir verano, pero con el sentido que en latn tena aestas -
Biografa de una lengua
102


tis
n
.
k) La expresin mala Mattina, literalmente 'manzanas Macianas, nombre
de una famosa especie de manzanas llamadas as en honor de Caius Matius -
quien, entre otras cosas, escribi sobre agricultura- (s. I aC.), perdi el
determinado y pas a designar cualquier especie de esa fruta; de all mazana
(ms tarde convertida en manzana por propagacin de la nasalidad).
A lo expuesto se aade el hecho no menos importante del
reemplazo de palabras latinas por otras procedentes de la lengua de los
invasores, palabras que, latinizadas -o mejor, romanceadas-, pasaran, con
mayor o menor suerte, al lxico de cada regin. En este sentido de los
prstamos, los germanos introdujeron una cantidad de trminos nuevos que
a menudo volvieron anticuadas las palabras latinas correspondientes.
Veamos algunos de esos prstamos.
2) Germanismos
40

Sustantivos
bandwo 'signo, 'estandarte distintivo de un grupo > bando, y su derivado
bandera. bank > banco *darod > dardo
*falda 'pliegue, 'regazo de la falda > falda *fat Vestido, 'equipaje >
hato 'ropa
*fhu 'posesin, 'propiedad, latinizado en feudum > feudo
*gan 'avidez > gana
*gasali 'compaa > esp. ant. gasajo 'placer en compaa
> agasajo
*haribargo 'campamento, 'alojamiento > albergue harpa 'rastrillo,
'arpa > arpa *haspa > aspa hlm > yelmo
*kasts 'grupo de animales > casta *parra 'cercado, 'enrejado > parra
*raupa 'botn > ropa *rkka > rueca

40
Para la pronunciacin tngase en cuenta que <j> = [j], <a> = [e]
semiabierta.
Enrique Obediente Sosa
103


sal 'gran sala de recepcin > sala *spaha > espa *tappa > tapa
thwahlj > toaja (mod. toalla) triggwa 'tratado > tregua ufj
'abundancia, 'exceso > ufana *rgll 'excelencia > orgullo *want >
guante warda > guarda
werra 'discordia, 'pelea > guerra wlsa > guisa
Enrique Obediente Sosa
104


Adjetivos
blank 'brillante', 'blanco' > blanco frisk
'nuevo, 'joven, 'gil > fresco gris > gris
Verbos
Ntese que los verbos germnicos en -jan se latinizaron en -ir-, los
pertenecientes a otras conjugaciones lo hicieron en -are.
*attaujian 'preparar < taujan 'hacer, 'obrar > ataviar ganan
'codiciar > ganar *hrapn 'arrancar, tirar del cabello > rapar
raubn 'saquear, 'arrebatar > robar sakan 'pleitear > sacar; de la
acepcin jurdica de 'desposeer se pas a la general de 'extraer
*skaran > esquilar *skankjan 'servir bebida > escanciar skiuhan >
esquivar
wardn 'buscar con la vista > guardar warjan > esp. ant. guarir
'curar, 'sanar, 'proteger wamjan 'amonestar, 'advertir, 'proveer
> esp. ant. guarnir 'guarnecer
A los visigodos les debe la lengua espaola no slo palabras
comunes, sino tambin nombres de persona y apellidos. De los primeros
podemos sealar, entre tantos, los siguientes:
Adolfo < Adalulf < adal 'de estirpe noble y (w)ulf'lobo,
metafricamente 'guerrero arrojado.
Alberto < Adalberth < adal y berth 'brillante.
Alfonso < Hathufuns < hathus 'lucha y funs 'preparado.
Alvaro < Alwars < all 'todo y warja 'defensa, proteccin:
'defensor de todos.
Elvira < Gelovira < gails 'alegre y wers 'fiel. Otros autores lo
hacen derivar de Gailiviro < gaila 'lanza arrojadiza y vers 'amable,
amistoso: 'lanza amable, tal vez por ser la ms fiel amiga del guerrero.
Gertrudis < Gairtrud < gair 'lanza y trud 'querido.
Femando < Firthunands < firthu 'paz y nands 'atrevido, es decir,
'el que se atreve a todo por la paz.


Rodrigo < Hruotriks < hruot 'fama y riks 'poderoso: 'poderoso por
su fama.
Respecto a los segundos, el patronmico espaol en -ez, -iz (que,
segn el parecer de algunos, sera de origen prerromano), se propag y/o
consolid por los genitivos gticos latinizados en -ici que se ponan al lado
del nombre propio individual para indicar el del padre. As, Petra
Fridenndici, lit. Pedro (hijo) de Fridenando, dara Pedro Fridenndiz,
origen del actual Fernndez. Del mismo modo los tan comunes Snchez 'hijo
de Sancho, lvarez 'hijo de Alvaro, Prez 'hijo de Pero (= Pedro), Muiz
'hijo de Muo, Gutirrez 'hijo de Gutierre, Gonzlez 'hijo de Gonzalo,
Hernndez 'hijo de Hernando y tantos otros que se haran comunes en
Hispania desde la Edad Media.
EL TIEMPO DE LAS TRES ESPAAS
(s. VIII - s. XV)
Introduccin General
Pocos pases han tenido una historia tan convulsionada y, a la par,
tan rica en el mbito social como Espaa, sobre todo la Espaa que va de
principios del siglo VIII a finales del siglo XV.
En ese lapso, Espaa vivir la experiencia de ser tierra frtil donde
habran de convivir y desarrollarse tres grandes culturas que dejaran huella
imborrable en el ser espaol: la cultura musulmana, la juda y la cristiana.
Tres grupos humanos de distinto origen, de diversa ndole y de variadas y
hasta contradictorias creencias y valores, estarn frente a frente durante esas
ocho centurias dando y recibiendo lo bueno y lo menos bueno que cada una
posea, y construyendo -seguramente sin saberlo- un pas que habra de
diferenciarse notablemente del resto de Europa precisamente por ser crisol
en el que se fundieron gentes y culturas tan heterogneas.
La lengua no habra de quedar inmune, en este convulso mundo
Biografa de una lengua
106


hispnico, de la influencia de los elementos no romnicos presentes en la
Pennsula. Al contrario, lleg incluso a convertirse en espejo de la nueva
realidad poltico-social que comenz con la cada del reino visigtico en el
711.
Dada esa trina realidad de la Espaa medieval, analizaremos
separadamente en los captulos siguientes lo que cada parte de aqulla
represent en el desarrollo de la lengua espaola.


EL TIEMPO DE LAS TRES ESPAAS
(I)
(s. VIII - s. XV)
LA ESPAA MUSULMANA O AL-NDALUS
1. MARCO HISTRICO
Las invasiones de los germanos provenientes del norte no fueron las
nicas que agitaron al mundo romano. En efecto, a lo largo del litoral sur del
Mediterrneo y avanzando en direccin este-oeste, otra invasin tuvo lugar
que afect notablemente parte de las tierras imperiales de Oriente y de las
antiguas provincias de Occidente: la de los pueblos musulmanes. Comenzada
en el siglo VII, la conquista de extensos territorios desde el continente
asitico hasta el Atlntico, dio origen, en menos de un siglo, a un vasto
imperio que descalabr la situacin poltica hasta entonces vigente.
Pero, cul fue la causa de la expansin rabe? Para entender el
proceso que llev a este pueblo semita a salir de su aislada pennsula de
Arabia, es necesario recordar que, antes de Mahoma, los rabes no
constituan sino un conjunto de tribus sometidas, cada una, a la autoridad
patriarcal de un jeque o sheij 'anciano', y con un culto particular de carcter
politesta.
Esa organizacin poltica y religiosa se transform de manera
radical gracias a Mahoma (571-632), quien mediante su predicacin y su
actividad guerrera impone sus creencias y su autoridad a toda la nacin. A su
muerte dej a su pas radicalmente transformado: haba logrado realizar la
unidad poltica de Arabia y aglutinar a las diversas tribus en torno a una fe
comn. Su doctrina, el Islam ('sumisin [a la voluntad divina]), plasmada en
el Corn ('la recitacin), tiene por base esencial la creencia en el Dios nico
(Al) y su profeta (Mahoma), creencia que debe ir acompaada de tres
Biografa de un a lengua
110


preceptos esenciales: oracin, ayuno y caridad. La adhesin a esa fe y esos
preceptos haca del individuo un mslim 'sumiso, trmino de donde viene la
palabra musulmn.
As, la fuerza resultante de la unidad poltica y del fervor religioso
va a impulsar la expansin del pueblo ms all de sus territorios de origen.
En efecto, los rabes, alentados por la prdica de la "guerra santa" a los
infieles (concepto utilizado como poderoso recurso ideolgico para
fortalecer moralmente a los ejrcitos), y con la energa que da el sentirse un
solo hombre, van a lanzarse a una lucha de proselitismo y conquista del
mundo considerada como anticipo de la conquista del paraso. El Corn es
explcito en este punto, el cual, por ejemplo en el versculo 194 de la sura 3,
afirma: a los que hayan combatido y hayan muerto, Yo [Al] les borrar
sus malas acciones y los har entrar en Jardines en los que crecen
arroyos.
El imperio construido mediante la "guerra santa" se extendera
desde el Valle del Indo hasta la Pennsula Ibrica, aunque sera hacia el
occidente donde habra de hacer enormes progresos. En esta parte los rabes
arrebataron a los bizantinos (es decir, al Imperio Romano de Oriente) las
ricas provincias de Siria y del norte de frica, desde donde contemplaban, a
apenas quince kilmetros de distancia, la silueta de la Pennsula. La entrada
de los musulmanes en Hispania se la proporcionaron en bandeja de plata los
mismos visigodos. En efecto, para aquel entonces don Rodrigo estaba en
campaa contra los vascones, que se negaban a reconocerlo; por otra parte,
un grupo de seores visigodos y de hispanorromanos, partidarios de los
descendientes del soberano anterior, Witiza, estaban descontentos del nuevo
rey, lo cual los llev a pedir auxilio al caudillo musulmn que ocupaba la
orilla sur del Estrecho de Gibraltar para sublevarse contra su nuevo seor.
La solicitud fue atendida: los musulmanes cruzaron el Estrecho en el 711
dirigidos por Tarik ben Ziyad y don Rodrigo fue vencido y muerto en una
batalla que tradicionalmente se sita junto al Guadalete (en la actual
provincia de Cdiz). Pero Tarik, victorioso, no les entreg el gobierno de la
Pennsula a quienes solicitaron su ayuda; se limit a concederles nicamente
los dominios de Witiza en tanto se lanzaba, siguiendo las vas romanas, a la
conquista del reino visigtico de Hispania, llamada en lo sucesivo Al-
Eoric|ye Obediente Sosa
111


ndalus.
Los rabes comenzaron entonces la obra de la conquista de toda la
Pennsula, obra que acabaron en siete aos. Este rpido avance se debi en
buena parte al hecho de que la cristianizacin de Espaa no estaba concluida
y al apoyo que recibieron de los judos, maltratados por los ltimos
soberanos visigodos. Las tropas musulmanas, divididas en varios cuerpos,
ocuparon sucesivamente Mlaga, Granada, Crdoba y Toledo, sede del
poder germnico; luego, las tierras en torno al Duero y al Ebro, con lo cual
la antigua Hispania qued sometida al invasor semita.
Animados por semejante victoria, los rabes cruzan entonces los
Pirineos con el propsito de conquistar el reino franco de la Galia, pero esta
vez fueron detenidos por Carlos Martel en Poitiers en 732. Los musulmanes
debieron, en consecuencia, retirarse hacia el sur y contentarse con organizar
sus territorios ibricos.
El inmenso imperio rabe, cuya cabeza original fue Damasco, fue
reestructurado a partir de la segunda mitad del siglo VIII. En efecto, para el
750 la dinasta omeya fue
Biografa de un a lengua
112


desplazada violentamente por la abas, la cual traslad a Bagdad la
administracin del califato. Abderrahmn, el nico superviviente de la
matanza de omeyas en Damasco, huy a Al-ndalus donde instaur un
emirato independiente de Bagdad (756). Dos siglos ms tarde, Abderrahmn
III se proclama califa ('sucesor del Profeta), con lo cual Crdoba, asiento
del poder musulmn, se convierte en sede poltico-religiosa islmica de
primera jerarqua. Al principio de su reinado tuvo que hacerle frente a una
serie de insurrecciones en todo el pas, pero es bajo su gobierno que el reino
hispanomusulmn llega a su mximo esplendor.
Este reino hispanorabe, que se distingui por su riqueza
econmica, intelectual y artstica, estaba, sin embargo, asediado por dos
enemigos: los cristianos del norte de Hispania, que queran reconquistar su
pas, y los bereberes islamizados, rebeldes y desestabilizantes norafricanos,
que codiciaban sus riquezas. El factor que determinara su ruina vino, sin
embargo, de dentro: las luchas intestinas por el poder quebraron la unidad
del califato, el cual lleg a dividirse en un medio centenar de pequeos
reinos independientes o taifas (1031), reinos que se fueron debilitando hasta
quedar reducidos, en el siglo XIII, al pequeo reino de Granada, el cual
qued como vasallo de Castilla pagando puntualmente las contribuciones a
sus seores.
Paralelamente a esta historia musulmana, se desarrolla la de la
Reconquista, lento proceso de recuperacin del territorio peninsular por
parte de los cristianos, que habra de culminar el 2 de enero de 1492 cuando
Boabdil, rey de Granada, ltimo bastin musulmn, hizo entrega de la
ciudad a Isabel de Castilla y Fernando de Aragn. Este proceso, que ocup
el centro de la historia poltica de Espaa durante la Baja Edad Media, ser
tratado en el captulo La Espaa Cristiana.
La presencia rabe en Espaa, larga de 781 aos, fue determinante
en la configuracin de la nacin espaola. Al-ndalus lleg a ser en el
momento de mximo esplendor una gran potencia monetaria, agrcola,
comercial, militar, urbanstica, cultural y artstica, smbolo de lo cual son hoy
la mezquita de Crdoba, el edificio ms importante del perodo califal, y la
Aljafera de Zaragoza, la Giralda de Sevilla y la Alhambra de Granada, de
poca posterior al desmembramiento del califato. Vale la pena recordar que,
gracias a los rabes, Europa conocer -va Espaa- las matemticas de la
Enrique Obediente Sosa
113


India e incluso la filosofa griega, saber que recogieron y difundieron al
mundo occidental. Entre los numerosos hispanorabes cuya obra los
inmortalizara, bstenos nombrar, a modo de ejemplo, a Abu-1-Walid
Muhammad ibn Rushd, conocido como Averroes, filsofo y mdico
cordobs (1126-1198) cuyos Comentarios a Aristteles, mezcla de elementos
peripatticos, neoplatnicos y religiosos, dieron lugar a muchas
controversias en las universidades europeas.
Dejando de lado a los judos, de los que hablaremos en el captulo
siguiente, los cristianos y los musulmanes no estaban separados: los una,
ciertamente, la guerra, pero tambin intercambios no blicos. El estar frente
a frente unos y otros dio origen a una nueva configuracin de la sociedad en
la que se distinguan, adems de los cristianos y musulmanes que vivan en
sus respectivos reinos, los siguientes estamentos: a) el de los mozrabes,
constituido por los cristianos que a cambio de fuertes tributos permanecieron
en la Espaa musulmana conservando (por el privilegio de la dimma) su
religin y aun su organizacin eclesistica y judicial; b) el de los mulades, o
hispanos convertidos al islam; c) el de los mudjares, estamento formado
por los musulmanes que quedaron en territorio reconquistado por los
cristianos; d) finalmente, el de los moriscos, es decir, mudjares que
renegaron de su fe y se convirtieron al cristianismo. Estos estamentos
formaron, sin duda alguna, el "puente" por el que transitaba la cultura
musulmana y la hispanogoda: en la medida en que los mozrabes fueron
emigrando a los reinos cristianos del norte o quedaron insertos en territorios
reconquistados sirvieron de transmisores de elementos culturales
musulmanes; y, en sentido inverso, mientras convivieron con los rabes,
influyeron en la Espaa mora dndole a conocer la tradicin hispanogoda.
Una labor similar la llev a cabo el mudjar, quien, una vez hecho prisionero
de los cristianos, se vio forzado a ensearles la ciencia cultivada por los
musulmanes. Todo esto ser de capital importancia en la historia de la
lengua espaola por el hecho de que en ese trasvase cultural coexistieron
cristianos algarabiados y musulmanes que saban latn o romance.
2. EL ADSTRATO RABE DEL ESPAOL
En lo que a la lengua se refiere, el dialecto rabe de Al-ndalus y el
latn hispnico primero, y los diversos romances peninsulares despus,
Biografa de un a lengua
114


estuvieron frente a frente influencindose mutuamente en distintos niveles y
en diverso grado.
Los musulmanes hispanos incorporaron elementos romances
tomados de los mozrabes
41
; incluso crearon gneros poticos en los que se
mezclaba el rabe y el romance: la moaxaja (o muwashshaha) y el zjel (de
lo cual hablaremos ms adelante). Los cristianos, por su parte, adoptaron de
igual modo elementos arbigos que fueron arraigando en su habla y que
pasaran a formar parte de la lengua. El conjunto de tales elementos es lo que
constituye el adstrato rabe del espaol.
Examinemos, entonces, lo que de origen rabe existe en la lengua
espaola en los distintos niveles lingsticos.
2.1. Nivel fontico-fonolgico
42

En este nivel la influencia del rabe fue prcticamente nula, pues el
habla hispana no incorpor ningn fonema de aquella lengua. Lo que
hicieron los hispanos al incorporar vocablos procedentes del habla de los
musulmanes fue acomodar lo que oan a su propio patrn fonolgico. En
este sentido, muchos sonidos rabes extraos al romance hispnico fueron o
bien reemplazados por sonidos propios ms o menos cercanos,
o simplemente suprimidos. As, al-Varabi:ja pas a algaraba: la
consonante fricativa farngea sonora /V/ fue sustituida por la oclusiva velar
sonora /g/, pero Varab dio rabe (en este caso, A/ fue simplemente
eliminado).
Ahora bien, y esto vale la pena subrayarlo, una vez admitida la
palabra arbiga, experiment los mismos cambios fonticos que regan la
evolucin del latn al romance. Por ejemplo:
- Se sonorizaron las oclusivas sordas en posicin interna: al- qot
T
on >
algodn; la oclusiva uvular sorda /q/, percibida como [k], se cambia en /g/; la

41
Para la influencia del romance hispano sobre el rabe andalus, ver Corriente
1992, pgs. 125-142.
42
Atendiendo al lector al que en primer lugar est destinada esta obra (el
Enrique Obediente Sosa
115


dental sorda faringalizada (o enftica) /ty, percibida como una simple [t], se
hizo /d/.)
- I y n geminadas se palatalizaron: [11] > [A], [nn] > [p]: al- mus
T
al.la >
almozalla, an-ni:l > ail.
- El diptongo [aw] se redujo a [o]: as-sawt
T
> azote.
Un cambio fontico notable fue la inversin del grupo [st] rabe, que
los hispanos realizaron como [fe] (sonido representado en espaol antiguo
por <> 'ce cedilla'), cambio llevado incluso a voces de otro origen:
?ust'uwa:n > agun 'zagun; mustarib > mozrabe 'mozrabe; lat.
Caesaraugsta
> r. saraqusta > rom. Qaragoga 'Zaragoza.
Se ha dicho, por otra parte, que el paso en algunas palabras de /s/
latino a /// (fonema representado antiguamente por <x> y que en los siglos
XVI-XVII se transformara en el fricativo velar/x/) se debe a
influencia morisca dado que el
rabe, al no tener /s/ pico-alveolar como el castellano,
interpretaba ese fonema como su ///, perceptivamente similar a aqul por el
timbre algo palatal de /s/. As,
sapne > [Jjabn (escrito xabn) 'jabn sepia >
[f]ibia 'jibia
sucu > [f]ugo 'jugo
syringa > [f]eringa 'jeringa
A este respecto dice Menndez Pidal (1980, pg. 119) que "en Ben
Buclrix, autor musulmn de Zaragoza, que escriba hacia el 1110, se halla
palabras espaolas como la ya citada sibia, que hoy decimos jibia"
43
. De
modo que aquellas palabras que, teniendo /s/ en su origen, pasaron a ser
pronunciadas con ///, seran voces que se generalizaron con la pronunciacin
de los moriscos. Seala, no obstante, Menndez Pidal que el cambio en

43
es otro signo para [/].
Biografa de un a lengua
116


cuestin pudo haber ocurrido sin influencia morisca, "por espontnea
evolucin", dada la semejanza de la [s] espaola con la [f|. Vendra a apoyar
la afirmacin pidaliana el hecho de que, como lo afirma Galms de Fuentes
(1996a), en "las voces mozrabes, transcritas en caracteres rabes, las
continuaciones de la s latina estn representadas de forma regular por el [s]
rabe (prepalatal, fricativo, sordo), lo que prueba el carcter pico- alveolar
de la s mozrabe" (pg. 105).
Una hiptesis ms elaborada para dar cuenta del paso de /s/ a /// es
la propuesta por Jos del Valle (1996), hiptesis construida sobre los
descubrimientos de la fontica moderna, la sociolingstica y la teora de la
difusin lxica. Para este investigador, el cambio fue posible porque ambos
sonidos son similares articulatoria y acsticamente, lo cual hace que la
sustitucin de uno por otro sea probable; en segundo lugar, el autor afirma
que [f] era una variante sociolingstica de [s], al menos en los siglos XVI-
XVII, tal como se desprende de las alternancias ortogrficas entre <s> y <x>
y del testimonio directo de algunos observadores de la realidad lingstica
espaola de ese momento (Juan de Valds, Bernardo de Aldrete, Sebastin
de Covarrubias y Gonzalo Correas), variante que era, por lo dems,
estigmatizada. Para el siglo XVI, entonces, el cambio ya se haba afirmado y
generalizado en algunas palabras, en otras alternaban [s] y [f], en tanto que
[s] se mantena en la mayora. Ahora bien, la razn principal, segn del
Valle, por la que el cambio se detuvo y no sigui propagndose a todas las
palabras fue que en ese momento se produjo la velarizacin de [/] (/// > /x/,
como se ver ms adelante
44
), con lo cual la palatalizacin de /s/ dej de
tener consecuencias fonolgicas.
2.2. Nivel morfolgico
En este nivel encontramos dos fenmenos importantes:
1) La incorporacin del artculo definido rabe al- (o sus alomorfos) al
vocablo hispanizado; eso explica el que la mayora de las palabras espaolas

44
En el apartado La lengua en los siglos XVI y XVII del captulo La Espaa
Imperial.
Enrique Obediente Sosa
117


de origen rabe presenten ese elemento, aunque sin valor de artculo:

Quiz lo ms notorio es que palabras espaolas de otro origen
tomaran el determinante rabe o introdujeran una /l/ no etimolgica
probablemente por contagio con los arabismos. Por ejemplo: almena < lat.
mina; almendra < lat. vg. amndula; almuerzo < lat. vg. *admrdium.
Esos ejemplos son muestra fehaciente del fuerte influjo ejercido
sobre el habla peninsular por la lengua de los invasores musulmanes.
2) Incorporacin del morfema {-} como sufijo de adjetivos y gentilicios.
Este sufijo no se fosiliz en vocablos procedentes de la poca hispanorabe
(como balad, literalmente 'del pas, indgena, jabal, lit. '(cerdo) monts,
etc.), sino que, por el contrario, sigue activo en la formacin de nuevos
gentilicios, generalmente orientales: iraqu, kuwait, israel, saud, etc.
2.3. Nivel sintctico
La sintaxis espaola no fue, hasta donde se sabe, influida por la del
rabe. Los estudios comparativos realizados indican, en efecto, que no ha
habido prstamo de estructuras sino, a lo sumo, contribucin al arraigo de
ciertas estructuras romances que se desarrollaron ms en la Pennsula Ibrica
que en el resto de la Romania, gracias precisamente al paralelo existente en
rabe.
En este sentido Lapesa (1980, pgs. 151-152) seala que en
"versiones medievales castellanas de textos rabes y en la literatura
aljamiada, se dan profusamente fenmenos que, si bien estn atestiguados
casi todos en la sintaxis romnica, no llegan a ser norma en ella y s en la
al-muxadda > almohada
as-sawt
T
> azote
ar-rabad
T
> arrabal
an-nafi:r > aafil
ad-dali:l > adalid
Biografa de un a lengua
118


arbiga"
45
; entre esos fenmenos menciona los siguientes:
1) Uso de "de + pronombre personal en vez de posesivo (las pisadas
dellos)" (por 'sus pisadas).
2) "Introduccin de frase relativa mediante un que cuya dependencia
respecto al verbo introducido o respecto al antecedente se aclara despus con
una preposicin + pronombre personal o con un posesivo (la jarra que yaze
en ella muerte supitaa 'en que yace, en que se oculta; la estrella que t
quisieres saber su lugar 'cuyo lugar quisieres saber)".
3) Empleo de las formas verbales de 3- o de 2- persona, sin un pronombre
en superficie, con valor impersonal: "(quando vieren en la tierra rbol
grande..., es la tierra buena 'cuando se viere) [...] (quando esto
conocieres, para mientes...al sennor de la faz)".
Estos y otros fenmenos los reporta igualmente Galms de Fuentes
(1996b) referidos especficamente a la lengua de la literatura espaola
aljamiado-morisca, es decir, la producida por "una minora hispanfona que,
en general, haba olvidado el rabe, por lo que sinti la necesidad de verter
en lengua espaola la cultura islmica para mantener viva su identidad"
(pg. 111). Segn el autor, "la peculiaridad de la literatura aljamiado-
morisca estriba fundamentalmente en su arabizacin, no slo en el orden
lxico y semntico, sino tambin en el plano sintctico" (pg. 115).
Cabra preguntarse, sin embargo, si esos rasgos "arabizan- tes"
pasaron a la lengua de los cristianos y si estn vivos en el espaol actual.
Segn Lapesa (1980, pg. 152), "a lo largo de la historia del espaol, desde
el Cantar de Mi Cid hasta el lenguaje coloquial de hoy, se registran
numerossimas muestras de unos y otros [ejemplos], a pesar del freno
impuesto por la norma culta, ms racional que expresiva. No se trata, pues,
de sintagmas prestados por el rabe; pero el arabismo, innegable en las
traducciones medievales, hubo de contribuir a que tuvieran en la Pennsula
mayor arraigo que en francs o en italiano". Un ejemplo de lo dicho sera la
preferencia que muestran hoy algunas regiones hispanohablantes por la

45
El resaltado es nuestro.
Enrique Obediente Sosa
119


estructura de + pronombre personal en lugar del posesivo: la casa de
nosotros por nuestra casa.
El gran arabista Federico Corriente echa, no obstante, por tierra
muchas de las afirmaciones que se han hecho sobre la interferencia del rabe
en la sintaxis espaola, afirmaciones que, aunque procedan de excelentes
romanistas, manifiestan que estn "poco familiarizados con el rabe clsico,
nico en que se basan en general, olvidando que ste casi nunca influy
directamente sobre el romance (salvo en el caso de traducciones serviles), y
casi sin excepcin desconocedores del rabe andalus, o incluso, en general,
el neorabe" (1992, pg. 144). Seala incluso que "no deja de ser
sorprendente que se haya afirmado que la expresin del impersonal en
castellano mediante la 2- persona sg. o 3
S
persona pl. se deba a influencia
sintctica rabe cuando es casi un universal lingstico (habitual, v. gr., en
ruso)" (ib.).
Otro punto controvertido del tema que nos ocupa ha sido el del
orden de palabras. En efecto, la alta frecuencia del orden Verbo-Sujeto-
Objeto en espaol, orden normal en rabe, ha hecho pensar en que ello se
deba a influjo de los arabfonos. Lapesa (1980, pg. 153) se muestra cauto
al respecto pues "la hiptesis necesitara comprobarse con un estudio
riguroso del orden de palabras espaol en sus distintas pocas y niveles,
parangonado con el de las dems lenguas romnicas, el rabe y el hebreo".
Pues bien, el estudio realizado por Reinhard Meyer- Hermann (1988)
demuestra que el espaol es, inequvocamente, una lengua del tipo SVO, y
que la frecuencia -relativa- de los sujetos pospuestos obedece a condiciones
contextales que no se pueden atribuir a influencia rabe
46
.
2.4. Nivel lxico

46
Un estudio sobre orden de palabras realizado sobre documentos oficiales de la
poca colonial producidos en la actual Venezuela demuestra que las clusulas
transitivas tienden a anteponer el sujeto al verbo (en el 83 % de los casos), y que
las intransitivas prefieren posponerlo (76%), y que, como sealaba Meyer-
Hermann, la posicin del sujeto obedece a la naturaleza del sintagma nominal y
del verbo. (Marins Asprino, Orden de palabras en documentos del perodo
colonial. Un estudio del espaol de Mrida. Tesis de Maestra, Universidad de
Los Andes, indita).
Biografa de un a lengua
120


En este nivel es donde la influencia arbiga resulta mayor, y a tal
punto que, despus del latn, es la lengua rabe la que ms vocablos ha
aportado al espaol: ms de 4.000 palabras, sin contar los topnimos como
Alcal 'el castillo, Medina 'ciudad, Guadalajara 'ro de las piedras,
Medinaceli 'ciudad de Slim, Guadalupe 'ro de lobo o 'ro de cascajo
negro
47
, por no citar sino unos pocos.
Lo ms importante, sin embargo, no es la cantidad de arabismos
sino la calidad de los mismos, el uso constante en que se mantienen; son
trminos de cosas vivas, de uso continuo muchsimos de ellos. Otros,
usuales durante la Edad Media, comenzaron a verse desplazados a partir del
Renacimiento por sus equivalentes de origen latino, por ejemplo, alfayate
por sastre, albitar por veterinario, alfajeme por barbero, etc.
Veamos algunos pocos de los vocablos de origen rabe agrupados
por campos semnticos. En las listas que siguen no damos, sin embargo, los
que, siendo de otro origen, llegan al romance hispnico por intermedio del
rabe, tales como ajedrez (snscrito), alambique (griego), alcanfor
(snscrito), alczar (latn), almbar (persa), alquimia (de origen incierto),
atroz (de alguna lengua de la India), azul (persa), guitarra (griego), naranja
(persa), tambor (persa), zagun (de origen incierto), etc.
a) Trminos relativos a la vida milita/
acicate 'punzones adarga 'escudo
alfrez 'jinete almirante 'jefe, emir
atalaya 'centinelas
jinete 'individuo de Zeneta (tribu bereber, famosa por su
caballera ligera, que acudi en defensa del reino de Granada en el s.
XIII).

47
Gutierre Tibn (1992) dice que "No se defiende la versin del hibridismo
hispanr. ro de lobos (lupi, genitivo del lat. lupus, lobo)" (pg. 111), versin
dada por, entre otros, Lapesa (1980, pg. 143). Segn Tibn, "lub es una tierra
desmoronada, pizarrosa, como se atisba en el fondo del ro extremeo". Sin
embargo, Corriente (1992, pg. 133) da, precisamente, la voz /lp/ lobo"
como ejemplo de palabra romance tempranamente adoptada por el rabe
andalus.
Enrique Obediente Sosa
121


rehn 'prenda zaga 'retaguardia
b) Trminos relativos a la agricultura y a la alimentacin
aceite
aceituna
acelga
acemite 'flor de la harina
acequia
ajonjol
albndiga 'bola
alcachofa
algodn
arrayn 'cualquier planta olorosa
azafrn
azahar 'flor
azucena
badea
jarabe 'bebida maquila 'medida
noria
retama
sanda 'badea de Sind
c) Trminos del campo de las labores y oficios
albail 'constructor alcalde 'juez
alfarero
alfiler
alguacil 'ministro, Visir alicate 'tenazas marfil
'hueso del elefante tarea 'cuota de trabajo
impuesto
d) Trminos relativos al comercio
alcabala 'contribucin almacn 'depsito,
'granero
alquiler
Biografa de un a lengua
122


arancel 'productos, frutos
arroba 'cuarta parte (la arroba es
1
/t de quintal) fanega 'costal,
'cantidad contenida en l resma 'paquete
tarifa
e) Trminos urbansticos
albaal 'cloaca alcantarilla 'puentecito aldea 'campo, 'aldea
arrabal
barrio 'las afueras (de una ciudad) zoco 'mercado
f) Trminos relativos a la casa y enseres domsticos
ajuar
alacena 'armario, 'librera
alcoba 'bveda, 'cuarto pequeo adyacente a una sala
alfombra
almohada, derivada de una voz que significa 'mejilla azotea
'pequea planicie
jarra
tabique 'pared de ladrillo taza 'escudilla, 'caldero
g) Trminos relativos a las ciencias
acimut 'paralelos, 'acimut lcali 'sosa alcohol 'antimonio
lgebra 'reduccin, 'lgebra almanaque 'calendario auge
'apogeo de un astro
azogue
cnit 'el paraje de la cabeza cifra 'vaco, 'cero elixir 'piedra
filosofal
h) Trminos relativos a las emociones
alborozo 'salir con pompa a recibir a alguien algazara
'locuacidad, 'murmullo, ruido alharaca 'movimiento,
'emocin zalema 'paz, 'salvacin
i) Otros sustantivos
Enrique Obediente Sosa
123


acmila
achaque 'queja, 'enfermedad
alcahuete
alcaravn
alhaja 'objeto necesario, 'mueble, 'joya atad
'caja, 'atad, 'tumba azar 'flor; vulgarmente
'dado fulano 'tal
gacela
hazaa 'buena obra, 'accin meritoria
jaqueca 'la mitad (de la cabeza)
jeque 'caudillo local, propiamente 'anciano
lad id., propiamente 'madera
mengano 'quien sea
nuca 'mdula espinal
recua 'cabalgata, 'caravana
zoquete 'desecho, objeto sin valor
j) Adjetivos
alazn 'rojizo, 'alazn
asesino 'bebedor de hachs (nombre dado a los seguidores del
sectario musulmn conocido como el Viejo de la Montaa (s. XI),
quienes, bajo los efectos del hachs, se dedicaban a ejecutar sangrientas
venganzas polticas).
balad 'del pas, 'autctono mezquino 'pobre,
indigente
k) Verbos
acicalar 'pulir
halagar 'tratar con bondad
l) Trminos invariables
de/en balde Vano, intil* hasta
ojal *y quiera Dios
Biografa de un a lengua
124


2.5. Calcos semnticos
A los arabismos lxicos hay que aadir los arabismos semnticos,
es decir, los significados de origen rabe incorporados a significantes
completamente romnicos. Dice Federico Corriente (1992, pg. 151) que
es indudable que ha habido contaminaciones semnticas a travs del
bilingismo mozrabe y, en mucha menor medida, mudejar [...], pero
no es menos cierto que muchos de los pretendidos calcos semnticos
que se han sugerido, aceptados por el prestigio de sus supuestos
descubridores y en circulacin como buena moneda, no tienen ms
base que la fantasa, escasamente apoyada en balbuceos arabsticos y
mal guiados escarceos por el frabe] cflsico], por lo que deben ser
revisados y excluidos de mencin cientfica seria.
Entre ellos enumera precisamente dos que se han venido dando
como mxima expresin de calco semntico arbigo: hidalgo e infante
48
.
Respecto a stos dice Corriente (1992, pg. 151) que "no es cierto, por
ejemplo, que /walad/ signifique en rabe, ni siquiera [rabe] c[lsieo],
heredero del trono, de manera que infante pueda ser su calco, ni lo es
hidalgo de ninguna expresin rabe parangonable y realmente usada", y
aade en nota a pie de pgina (n. 26): "En cuanto a decir que este uso de
hi(jo) sea un calco semtico, es olvidar que Cicern llamaba terrae fius
al hombre sin fortuna y Horacio filias fortunae al afortunado". Por eso, a
juicio del citado autor, "la interferencia semntico-fraseolgica del rabe
(andalus) sobre los romances peninsulares [...] debe ser objeto de nuevo
estudio, con una metodologa ms depurada y sometida a directrices crticas
similares a las sugeridas a propsito de los llamados arabismos sintcticos"
(1992, pgs. 150-151).
3. EL DIALECTO MOZRABE

48
As lo hicimos en la edicin anterior de este libro (pgs. 169-170),
basndonos en Corominas y Pascual (1980) para hidalgo (s. v. hijo), y para
infante en Lapesa (1980, pg. 155) y Corominas y Pascual (1980, s. v.).
Enrique Obediente Sosa
125


La poblacin hispanogoda que se qued en los territorios ocupados
por los rabes conserv la lengua que vena usando antes de la invasin.
Pasada ya al estado de romance, a esta lengua se la ha denominado, al igual
que al pueblo que la hablaba, mozrabe, romanizacin del vocablo rabe que
significa 'el que se ha hecho semejante a los rabes. Es preciso observar, sin
embargo, que esta lengua era practicada no slo por los cristianos sino
tambin por muchos musulmanes cultos. En efecto, refirindose al reino
musulmn de Espaa, el viajero oriental Almocadas (s. X) seala que los
rabes hispanos tenan, adems del rabe, otra lengua semejante o
relacionada con la rom, es decir, con la latina.
El mozrabe, limitado al uso familiar pues la lengua oficial era el
rabe, se hizo arcaizante en relacin con las hablas de los reinos cristianos
del norte, de las cuales haba quedado separado. Lleno, como es de
suponerse, de arabismos, ira desapareciendo poco a poco junto con la
misma poblacin mozrabe. "Las invasiones de los almorvides (a partir del
ao 1086) y, sobre todo, la de los almohades (desde 1146) diezmaron las
comunidades mozrabes de al-ndalus, con la consiguiente prdida
progresiva de la lengua romance" (Galms de Fuentes 1996a, pg. 97); la
grave merma poblacional no signific sin embargo la extincin de la
mozaraba; segn los testimonios existentes, an subsista a lo largo del siglo
XII. No debemos olvidar, por lo dems, que otro factor que contribuy
tambin a la desaparicin del mozrabe fue la misma Reconquista en la
medida en que la poblacin que sobrevivi fue reemplazando su lengua por
el romance del reino cristiano conquistador del cual pas a formar parte.
Esa lengua similar a la rom es de un valor inapreciable en el
estudio diacrnico del espaol dado que refleja la lengua hablada en los
ltimos tiempos del reino visigodo. Ella "representa la relativa continuidad
lingstica peninsular que, existente durante el perodo visigtico, se borra
por la avalancha musulmana" (Zamora Vicente 1979, pg. 20).
Para el estudio del mozrabe se dispone principalmente de glosarios
o vocabularios latino-rabes o hispano-rabes (en que por descuido o
conscientemente se dan formas romances), de escritos de cientficos
Biografa de un a lengua
126


andaluses, y muy particularmente de las jarchas
49
. Estas eran los versos
finales en romance que, escritos con caracteres no latinos (lo que se
conoce como texto aljamiado), cerraban los poemas lricos semticos
conocidos como muwashshahas, gnero inventado en la Andaluca
musulmana a finales del siglo IX y principios del X por -segn la tradicin-
un tal Muqadamm ben Musaf de Cabra. La costumbre de terminar estos
poemas con una estrofa en romance procede pues
de los rabes, de quienes la imitaron los poetas hebreos. Las primeras
jarchas fueron dadas a conocer por S. M. Stern en Les vers finaux en
espagnol dans les muwassahs hispanohbraiques, artculo publicado en Al-
Andalus en 1948 (vol. XIII, pgs. 299- 346); de las jarchas que se
conservan, la ms antigua data de la primera mitad del s. XI (compuesta
por Yosef el Escriba en caracteres hebreos); puede considerarse, por
tanto, como el texto lrico ms antiguo en lengua romance espaola.
Antes de presentar algunas de ellas, veamos primero las caractersticas
ms relevantes del dialecto mozrabe.
3.1. Fonetismo
El fonetismo mozrabe testimonia la conservacin de rasgos,
comunes con los dems dialectos de Espaa, que prueban la continuidad
lingstica peninsular. Slo el castellano se apartara, como veremos
luego, de esa cuasi-uniformidad constituyendo una anomala en relacin
con el resto de los dialectos. Para conocer la fontica del mozrabe, las
fuentes ms idneas son las obras de cientficos de al-ndalus que
proporcionan "un abundante caudal lxico en aljama" (Galms de
Fuentes 1996a, pg. 100) y las jarchas, que "tratan de reproducir lo ms
fielmente posible, en la medida que lo permite el sistema grfico rabe,
las voces romances tal como eran pronunciadas por los mozrabes, por lo
que estos testimonios presentan rasgos romances mucho ms acusados
que los que nos ofrecen los glosarios hispano-rabes" (Galms de Fuentes
1996a, pg. 101).

49
Para las otras fuentes para el conocimiento del mozrabe, ver Galms de
Fuentes 1996a, pgs. 100-101.
Enrique Obediente Sosa
127


Es necesario para abordar el tema que nos ocupa exponer
brevemente algunas consideraciones sobre la correspondencia de sonidos
entre el mozrabe y el rabe, as como sobre las convenciones de
transcripcin, particularmente de las sibilantes y las laterales.
Biografa de un a lengua
128


1) Segn Galms de Fuentes (1996a, pg. 105), "en las voces
mozrabes, transcritas en caracteres rabes, las continuaciones de la s latina
estn representadas de forma regular por el [s] rabe (prepalatal, fricativo,
sordo), lo que prueba el carcter pico-alveolar de la s mozrabe [...]. Frente
a este empleo [...] el [s] rabe (predorsodental, fricativo, sordo) se utiliza [...]
para representar la antigua g romance [...] pero en nmero importante de
voces, el mozrabe aparece anclado en una etapa palatal [C], que, en rabe,
se representa por medio de [J]", lo que explica alternancias como coraqn
corachn, calabazascalahachas, etc. (Ntese que [s] equivale a [J], [C] a
[tf] y [j] a [dj]; la antigua g romance representaba el sonido africado
dentoalveolar [fe]). De acuerdo con eso, tendramos las siguientes
equivalencias:
pronunciacin mozrabe grafa romance representacin arbiga


As, lat. semitriu 'sendero, pr. moz. [s]emtair, repr. arb. [f]emtair; lat.
concliu 'concejo, pr. moz. con[te]i[tj], repr. arb. con[s]i[d5]. En vista de
lo cual, hemos decidido transliterar las voces mozrabes que tienen
dichos sonidos con <s 5 ch>, respectivamente, sin olvidar el lector que /s/
era pico-alveolar de timbre palatalizado.
2) Respecto a las laterales, tngase en cuenta que segn Galms
de Fuentes (1996a, pg. 104), la grafa que habitualmente utiliza el rabe
para representar la lateral palatal romance es <ly> (= [lj]), "pero tal
grafa, dadas las normas del rabe, no es vlida como inicial, por lo que
es necesario simplificar el signo", escribiendo <1> simple, "como ocurre
en la generalidad de los casos", o <y>, "por lo que tales testimonios
cobran especial valor como reflejo de una palatalizacin de la /- inicial".
[]
[fe]
m
tn
[s]
ra
<s>
<e>
<ch>
Enrique Obediente Sosa
129


En esta obra, escribiremos la lateral palatal [X] siempre con el dgrafo
<11>, que no debe ser confundido con <1.1>, representacin de es decir, /
geminada.
3) El signo <h> se utiliza para representar la fricativa glotal [h].
Por lo dems, hemos tratado de darles a las formas mozrabes
una apariencia castellana. Creo que con las convenciones aqu expuestas,
el lector podr hacerse una idea ms o menos clara del fonetismo del
mozrabe.
Vocalismo
1) El mozrabe, siguiendo el proceso ya iniciado por el latn vulgar,
diptong, aunque de modo vacilante, // y // breves tnicas latinas: /e/
pas a [je] o a [ja]; // lo hizo a [we] o [wa]. Por ejemplo: ierbaiarba
'hierba < lat. herba; uellouallo 'ojo
lat. culu.
2) El mozrabe conserva los diptongos [aj] y [aw], rasgo fundamental
que da testimonio de su arcasmo; el primero aparece tambin en su forma
ms evolucionada [ej]: yanair 'enero, carbonairoeiro 'carbonero,
laupa 'topo, autri 'otro.
3) Se da en este dialecto la cada frecuente de la -o final: semtair
'sendero, congich 'concejo, fom 'horno. Esto trajo como consecuencia el
que aparecieran en mozrabe, en posicin final de palabra, consonantes o
grupos consonnticos no usuales, como los que vemos en congich y fom.
Consonantismo
En cuanto a las consonantes, el mozrabe se caracteriza por los
siguientes rasgos:
1) Conservacin de /{-/ inicial latino: fom 'horno < lat. fumu, fermoso
'hermoso < lat. formsu.
Biografa de un a lengua
130


2) Conservacin de /g
ei
-/ y /)-/ iniciales (pronunciadas [j.] o [efe]):
yermanel.la 'hermanita < lat. germanlla, yunco 'junco < lat. iuncu.
3) Conservacin de los grupos lquidos /pl-/, /kl-/, /fl-/ iniciales, con la
tendencia, adems, de desarrollo de una vocal de transicin entre ambas
consonantes: plantain 'llantn < lat. plantgine, cluca 'llueca (mod.
'clueca) < rom. hisp. *clocca, flor 'flor < lat. flore
50
.
4) Palatalizacin de /l-/ inicial latino: llengua 'lengua < lat. lingua.
5) Paso, en algunas palabras, de /p-/ a Ib-I por influencia rabe, dado
que en esta lengua no existe la sorda: albrchigo < lat. prsicu (con el
rticulo rabe), abreviatura de lat. malum prsicum 'fruta de Persia,
bargilla 'partecita < lat. particlla.
6) La lateral geminada latina /-ll-/ no haba desembocado, al parecer, en
la palatal /X/. Prueba de ello seran, por ejemplo, las formas: cabil.lu
'cabello < lat. capllu, bil.la 'villa < lat. villa, escritas con el signo rabe
de geminacin y no con la grafa utilizada para la palatal.
7) /-kl- -gl- -lj-/ se lateralizan y palatalizan en [X]: uello 'ojo
lat. culu > o[kl]o, cuallo 'cuajo < lat. cogulu > coa[gl]o, filio 'hijo <
lat. filiu.
8) Cambio, aunque vacilante, de /-l/ en posicin implosiva ante
consonante a [-w]: autri 'otro < lat. lteru, pauma 'palma < lat. palma,
taupa 'topo < lat. talpa.
9) /-kt-/ interno mantiene la oclusiva dental sin modificaciones; la
oclusiva velar se fricativiza (> [x]) o se "vocaliza" (> [j]): nojte 'noche <
lat. nocte, lleite 'leche < lat. lacte.

50
En castellano "predomin la pronunciacin de las clases educadas, en
parte a causa de los numerosos tropos y empleos figurados, en parte por
influjo de la letana y el uso en oraciones" (Corominas y Pascual 1980, .v.v.);
de no haber sido as, flore habra resultado en *llor.
Enrique Obediente Sosa
131


10) Neutralizacin de M y /r/: fanar 'fanal, corqal 'corsario. El trueque
entre las lquidas se da incluso en posicin no-implosiva, como lo
demuestra la forma chcala por 'cigarra.
3.2. Morfologa
Los aspectos morfolgicos ms resaltantes, tal como se
desprende de las fuentes mozrabes, pueden sintetizarse en lo que
seguidamente se expone.
3.2.1. Esfera del nombre
Sustantivos
1) Al igual que en otros dialectos hispnicos, en mozrabe abundan los
plurales en -es de sustantivos femeninos: cabanes 'cabaas, paumes
'palmas.
2) Presencia en el sustantivo romance del artculo rabe al- (ver
2.2. ), por ejemplo: alpiste, forma mozrabe del latn hispnico
pistu; alcayata, voz mozrabe derivada del latn tardo caia 'bastn,
cayado.
Pronombres
1) Las formas de sujeto para las tres personas del pronombre personal
singular eran eo, tu, el.lel. La forma oblicua tnica de la l
2
persona era
mibi~mib, por analoga con la forma latina de 2- tibi (mozrabe tib): qu
serad de mibi? 'qu ser de m?, irem a tib 'me ir a ti.
2) El paradigma de los posesivos en singular era el siguiente: meu
(mase.): meu corachn-, ma (fem.): ma alma-, tu (ambos gneros): tu
permisu, tu va.
3) Como interrogativos existan qui para personas y que para cosas: qui
Biografa de un a lengua
132


tuelle-me ma alma? 'quin me quita mi alma?, qu fareio? 'qu
har?.
3.2.2. Esfera del verbo
1) El morfema de futuro de la I
a
persona singular tena dos formas: {-
eio} y {-ei} (por lo ya dicho para la -o final): farei(o), vivirei(o).
2) La 3- persona conserva la -t etimolgica, aunque sonorizada: venid
Viene < lat. venit; tomarad 'tornar < lat. vg. tomar hat.
3) Los verbos en -ere, -ir hacen la 2
a
persona del singular del presente
en -es o -is: queresqueris 'quieres.
Biografa de un a lengua
133


4) Las formas latinas es 'eres y est 'es aparecen diptongadas: ies, ied,
respectivamente: enfermo ied 'enfermo est.
5) El infinitivo alterna la -e final etimolgica con el cero fnico: amare
amar.
3.3. Sintaxis
Entre los rasgos sintcticos de las jarchas mozrabes que Galms
de Fuentes (1996a, pg. 110) seala como de especial importancia, se
pueden enumerar los siguientes:
1) Omisin frecuente del artculo, al igual que en el castellano antiguo: a
raiio de maniana 'al rayo de la maana, cand vene vade amor(e) 'cuando
viene se va el amor.
2) Uso del dativo tico: cnd me vemad mon habibi? 'cundo me vendr
mi amado?.
3) Elipsis del verbo copulativo: com(o) si filluol(o) alieno 'como si
[fuese] hijito extrao.
He aqu, a modo de ilustracin, tres jarchas: las dos primeras son
de hispanohebreos, la otra de un hispanorabe (las voces en cursiva son
arabismos):
Vaise meu corachn de mib, Mi corazn me deja.
ya Rab, si se me tornarad? Oh Dios, acaso volver?
Tan mal me duoled li-l-habib\ Es tan grande el dolor por mi
amado!
Enfermo ied, cnd sanarad? Enfermo est, cundo sanar?


Qu fareio o qu serad de mibi?
}Habibi,
non te tuelgas de mibi!
Meu idi Ibrahim,
\ya, nuemne dolche! vente mib de
nojte.
In non, si non queris iri tib: garme a
ob llegarte.
garir. decir Qu har o qu ser de m?
Amigo mo,
no te apartes de m!
Mi seor Ibrahm,
oh nombre dulce!, vente a m
de noche.
Si no, si no quieres ir yo a ti:
dime dnde encontrarte.
Enrique Obediente Sosa
135


EL TIEMPO DE LAS TRES ESPAAS
(II)
(s. VIII - s. XV)
LA ESPAA JUDA O SEFARAD
1. MARCO HISTRICO
Aunque en la Edad Media los judos de Hispania afirmaban haber
llegado a la Pennsula Ibrica a finales del siglo VI aC. huyendo de la
invasin al reino de Jud por parte de Nabucodonosor, la mayora de los
historiadores coinciden en situar el establecimiento de una comunidad
juda organizada en Hispania hacia finales del siglo I dC. Su esplendor
cultural, sin embargo, no se dara sino a partir de la segunda mitad del
siglo
X en la poca del Califato de Crdoba, cuando se dieron las condiciones
que permitieron el pleno desarrollo de sus potencialidades.
Contrariamente a los otros pueblos que fueron instalndose en
Iberia a lo largo de varias centurias, los judos no llegaron impulsados por
una ambicin de dominacin poltica o con propsitos expansionistas; su
penetracin en tierras ibricas se realiz calladamente, sin el estruendo ni
el fragor de las armas. Su "silenciosa invasin" obedeca al vital instinto
de sobrevivir y al universal anhelo de vivir en paz, ambos en peligro dada
la persecucin de que eran objeto por parte de quienes regan el destino de
los pueblos del Mediterrneo oriental. Como es bien sabido, desde haca
varios siglos los judos haban perdido su independencia y sufrido,
sucesivamente, la dominacin de los
Biografa de una. lengua
140


asirios, babilonios, persas, griegos y romanos. La de estos ltimos
se inici con el sometimiento del pas en el 63 aC. por Pompeyo, alcanz
niveles dramticos en el 70 dC., fecha en que Tito siti Jerusaln e
incendi el Templo, y lleg a su mxima expresin en el 135 cuando,
aplastada la ltima rebelin judaica, el emperador Adriano (de origen
hispano, por cierto) domin a los descendientes de Abraham y les
prohibi el acceso a la Ciudad Santa, convertida en colonia militar con el
nombre de Aelia Capitolina.
Los hebreos que sobrevivieron a la destruccin comandada por
Tito comenzaron a dispersarse por el mundo: fue el inicio de la dispora,
uno de cuyos destinos fue la lejana Hispania, llamada por ellos Sefarad
51
,
adonde arribaran en busca de solaz y sosiego, y donde ya existan
ncleos de poblacin hebrea.
"La historia de los judos en Espaa estuvo siempre caracterizada
por momentos muy lgidos y florecientes y por pocas muy difciles de
persecuciones y discriminaciones" (Lpez de Pedrique 1992, pg. 39).
As, durante el poder visigtico las relaciones judo-godas fueron buenas
hasta la conversin de Recaredo al catolicismo en el 589, momento a
partir del cual comienzan a promulgarse leyes antijudas que cercenan los
derechos de los sefarditas, lo cual desat un primer xodo hacia
Marruecos. El antijudasmo de los reyes visigodos alcanz su mxima
expresin con gica (687-702), quien "lleg a ordenar que todos los
judos, conversos o no, fueran reducidos a esclavitud perpetua. Mas el
desorden general que padeca la monarqua visigoda hizo que aquellas
leyes antijudas carecieran de eficacia" (Lacave et al. 1999, pgs. 14-15).
Con la llegada de los musulmanes, de cuya parte se pusieron los
judos por razones obvias, la situacin cambia radicalmente: fue el inicio

51
El nombre Sefarad aparece una sola vez en la Biblia, en el libro de Abdas
(s. V aC.): y los deportados de Jerusaln, que estn en Sefarad, poseern las
ciudades del Negueb (v. 20). Se cree que el trmino fue utilizado para
indicar el Occidente. La identificacin ms antigua con Espaa es la del
Targum de Jonatn ben Uziel, discpulo de Hillel (s. I dC.).
Enrique Obediente Sosa
141


de la poca dorada de los hispanohebreos, poca que habra de durar ms
de tres siglos. Es as como en las tierras dominadas por los rabes, los
judos ocuparon un lugar de primer orden al destacarse en todos los
mbitos del saber y del hacer; baste recordar los nombres ilustres de
Hasdai ibn Saprut, mdico, ministro de hacienda y embajador de
Abderrahmn III; de Samuel Halevi ibn Nagrella, poltico, financista,
poeta, guerrero, gran rabino y visir del emir de Granada. Esta bonanza
terminara con la llegada de los almorvides y sus sucesores los
almohades, quienes exigieron a todos sus sbditos la conversin al islam.
La mayora de los judos huy entonces de Al-ndalus: unos emigraron al
norte de frica, otros a Provenza, y un nmero mayor busc refugio en
Castilla y Aragn.
En cuanto a su situacin en los reinos cristianos del norte
peninsular, podemos afirmar que del siglo IX al XV fue de altibajos. Las
primeras monarquas cristianas trataron a los judos con igual rigor que a
los rabes, pero dado el aporte que los sefarditas hacan a la economa de
esos reinos, comenzaron aqullas a cambiar su actitud hostil para con
stos, a tal punto que, por ejemplo, Alfonso VI de Castilla promulgar en
el siglo
XI un conjunto de leyes que colocaran a los sefardes en igualdad de
condiciones a las de los hispanos cristianos. Durante esta poca
floreciente, el judo sirvi en las cortes cristianas de transmisor de los
conocimientos rabes, fue el mdico por antonomasia y el encargado de la
administracin estatal. Que el papel desempeado por el hispanohebreo
en la vida medieval espaola haya sido de tanta importancia lo
demuestran los dos testimonios siguientes. El primero, una inscripcin en
la sinagoga llamada del Trnsito, de Toledo, que reza El rey de Castilla
ha engrandecido y exaltado a Samuel Lev; y ha elevado su trono por
encima de todos los prncipes que estn con l...Sin contar con l, nadie
levanta mano ni pie. El otro testimonio, quizs de mayor peso, procede
del mismo Fernando el Catlico en una poca especialmente difcil para
los sefardes; consciente el rey de Aragn de la importancia de los judos
para la marcha del Estado, y ante el acoso de que era objeto para que
tomara medidas drsticas contra ellos, lleg a decir en 1481 que dictar
Biografa de una lengua
142


leyes que prohibieran algo a los judos era como prohibrselo a l
mismo
52
. (Su suerte, sin embargo, cambiara muy pronto; en efecto, aquel
Samuel Lev del que acabamos de hablar, engrandecido por el rey de
Castilla, sera, sin embargo, encarcelado en 1361 por el mismo rey don
Pedro I, y luego torturado y ajusticiado. Y Fernando el Catlico, once
aos despus de aquella defensa de los judos, firmara el decreto de
expulsin de los hispanohebreos de su reino, como veremos luego).
Aquella situacin de bonanza y tranquilidad fue, pues, cambiando
hasta desembocar en las grandes hostilidades del siglo XIV, producto de
fricciones de tipo religioso pero sobre todo de tipo econmico. En efecto,
dado que el judo era el encargado del tesoro estatal y el recaudador de
impuestos, el pueblo llano comenz a verlo como su explotador, lo Cual
dio origen a sentimientos de odio donde se mezcl, a lo especficamente
financiero, el prejuicio religioso y tnico. Los sefarditas empiezan
entonces a ser considerados un cuerpo extrao; de acuerdo con la Iglesia,
era necesario separar la vida de judos y cristianos, y al mismo tiempo
emprender una campaa misionera para convertirlos. En ese ambiente
hostil llega el fatdico ao de 1391, ao en que se produjeron estallidos
violentos antisemitas en distintos puntos de la Pennsula Ibrica que
constituiran el prembulo de lo que habra de decretarse en 1492: su
expulsin de Espaa.
A pesar de reconocer los reyes cristianos la importancia del judo
en la vida del Estado, se vieron impotentes para detener la persecucin de
que aqul era vctima pues se jugaban su popularidad. Los Reyes
Catlicos, protagonistas indiscutidos del final del proceso de
Reconquista, se mostraron particularmente reacios al principio a expulsar
a los sefarditas por razones fundamentalmente de orden econmico y
cultural. Pero presionados por la Inquisicin -representada en la ttrica
figura de Toms de Torquemada, el Gran Inquisidor-, firmaron el 31 de
marzo de 1492 el edicto de expulsin: Don Femando e doa Ysabel, por
la gracia de Dios Rey y Rey na de Castilla, convencidos de que la

52
Testimonios tomados de Angelina Muiz-Huberman 1989, pgs. 24-25.
Enrique Obediente Sosa
141


presencia juda ha redundado en gran dao, detrimento y obprobio de
nuestra santa fee catholica, mandan
salir a todos los judos de nuestros reynos, que jams tomen, nin
vuelvan a ellos [...] mandamos dar esta carta, por la cual
mandamos a todos los judos e judas de cualquier edad que
seyan, que viven e moran e estn en los dichos reynos [...] que
fasta deste mes de julio [...] salgan con sus fijos e fijas e criados
e criadas e familiares judos [...] so pena que, si non lo ficieran
[...] incurran en pena de muerte e confiscacin de todos sus
bienes [...]. E mandamos e defendemos que ninguna nin algunas
personas de los dichos nuestros reynos [...] non seyan osados de
recibir, nin reciban nin acojan ni defiendan nin pblica nin
secretamente judo nin juda, pasado todo el dicho trmino de fin
de julio en adelante, para siempre jams [...].
Tenan, por tanto, escasos meses para disponer de sus bienes y
abandonar el pas, a menos de convertirse... Las clases menos opulentas
prefirieron marcharse antes que renegar de su fe, "mientras las clases ms
acomodadas y ricas se convirtieron al cristianismo para poder permanecer
en la pennsula y no perder ni su status social ni sus bienes" (Lpez de
Pedrique 1992, pg. 43); pero esto de casi nada les vali, al contrario,
pues los 'cristianos viejos ya haban comenzado a sospechar de los recin
convertidos, o 'cristianos nuevos, desde el siglo anterior, y al ser
acusados de no cumplir con la fe cristiana y seguir practicando en secreto
las leyes de Moiss (lo cual en muchsimos casos fue absolutamente
cierto), cayeron en las garras del Santo Oficio de la Inquisicin, la cual -
como se sabe- slo se ocupaba (al menos en un principio) de los
bautizados, que eventualmente podan caer en herejas, mas no de los que
practicaban otra fe. Los marranos, como fueron llamados los que se
convirtieron a raz de las revueltas del siglo XIV, no escaparon al odio y
al recelo de los cristianos viejos, pues el prejuicio religioso se haba
Biografa de una lengua
142


convertido en prejuicio racial contra todos los judos, conversos o no
53
.
2. LOS JUDOS Y EL ROMANCE HISPANO
Si la penetracin juda en Hispania no fue una invasin poltico-
militar como la romana o la musulmana, qu influencia pudieron haber
ejercido los sefardes en el desarrollo de la lengua espaola? La respuesta
a esta pregunta comprende tres aspectos.
I
2
) Los hispanohebreos, quienes se destacaron en todas las ramas del
saber humano, desde la teologa hasta las ciencias pasando por la filologa
y la economa, fueron llamados a las cortes cristianas para que,
conjuntamente con sabios y eruditos musulmanes, recopilaran, tradujeran
(pues eran polglotas) y divulgaran todo el conocimiento acopiado por los
orientales. Ahora bien, el hecho de que tal saber fuera traducido, por
primera vez en Europa, no al latn sino a una lengua vulgar romance (al
castellano) se debe no slo a la decisin de Alfonso X de Castilla de
elevar en el siglo XIII el habla del pueblo a la categora de lengua culta,
sino tambin muy probablemente "al escaso inters del judo por el latn,
quien despus del hebreo y del rabe, prefera el castellano" (Muiz-
Huberman 1989, pg. 24). Fue, por tanto, el judo un factor importante en
la implantacin del dialecto que habra de imponerse en Espaa. Ms an,
fue un hispanohebreo, Don Sem Tob de Carrin, quien a travs de sus
Proverbios Morales introdujo en Castilla en el siglo XIV la poesa
sentenciosa, tan peculiar en la literatura hebrea, "en un intento deliberado
de expresar el pensamiento judo en una lengua romance, no por medio de
una traduccin, sino adaptndolo a una tcnica potica existente en esta

53
Respecto al origen de la palabra marrano aplicada a los cristianos nuevos,
hoy est suficientemente demostrado que es "aplicacin figurada de marrano
cerdo, vituperio aplicado, por sarcasmo, a los judos y moros convertidos, a
causa de la repugnancia que mostraban por la carne de ese animal". En cuanto
a su etimologa, viene probablemente del rabe mah ram cosa prohibida,
"por la interdiccin que impona la religin musulmana a la carne del cerdo"
(Coraminas y Pascual 1980, .v. v.).
Enrique Obediente Sosa
141


ltima lengua" (op. cit. pg. 58). Esa obra, escrita en caracteres hebreos,
es el primer caso de autntica lrica en dialecto castellano, gnero literario
que estaba reservado al gallego. He aqu, a manera de ejemplo, algunos
versos de los Proverbios Morales:

La vara que menguada la
diz el comprador, ssa
mesma sobrada la diz el
vendedor;
La vara que pequea le
parece al comprador, esa
misma enorme le parece
al vendedor;
el que lana la lana,
semjal vagarosa,
pero que al qu alcana
tin la por pressurosa
Faran dos amigos inta
de un anillo en que dos
enemigos non metrin un
dedillo.
al que lanza la lanza le
parece lenta, pero al que
lo alcanza la tiene por
veloz.
Haran dos amigos cinta
de un anillo en que dos
enemigos no meteran un
dedillo.


2
e
) Otro aspecto a tomar en cuenta es la introduccin al romance hispano
de hebrasmos lxicos y morfosintcticos. En este punto el aporte es ms
bien magro e indirecto, pues lo poco que pasa al espaol es a travs del
latn y de las traducciones de la Biblia.
Entre los hebrasmos lxicos, ms o menos unlversalizados,
tenemos los siguientes
54
:
aleluya 'alabad a Yahvh
amn 'ciertamente cbala
'tradicin edn 'deleite
fariseo* 'separado (los miembros del partido religioso judo que

54
Las formas marcadas con un * pospuesto no estn registradas por
Coraminas. Damos entre comillas simples la significacin literal del timo
hebreo.
Biografa de una lengua
142


abogaban por un estricto cumplimiento de la Ley mosaica fueron
llamados 'separados por sus adversarios) gehena* 'valle de
Hinnom hosanna* 'slvanos
jubileo 'cuerno de morueco (instrumento con que se daba la
seal del inicio de la solemnidad juda celebrada cada cincuenta
aos) man id. mesas* 'ungido
pascua 'saltar; luego 'pasar de largo
querubn id.
rabino 'maestro mo
sbado 'da de descanso
serafn 'ardientes
sidra 'bebida embriagante
tora* 'ley
A esas voces habra que agregar la multitud de nombres propios
de timo hebreo, tales como Adn 'hombre (lit. 'el terroso), Ana
compasin, Benjamn 'hijo de mi diestra, Betania 'casa del pobre,
Carmelo (del que deriva el femenino Carmen) 'jardn de rboles, Daniel
'Dios es mi juez, David 'amado, Elias 'Yahvh es Dios, Elseo 'Dios ha
ayudado, Eva Viviente, Ezequiel 'Dios fortalece, Isabel (variante de
Elisabet) 'Dios es mi juramento, Isaas 'Yahvh es salvacin, Jacobo (y
sus variantes Jaime y Santiago
55
) 'Dios protege, Jess (y su variante
Josu) 'Yahvh salva, Jos 'Dios aada [nuevos hijos], Juan 'Yahvh ha
sido propicio, Jud.it 'juda, Manuel, de Emmanuel 'con nosotros est
Dios, Miguel 'quin cmo Dios?, No 'descanso, Rafael 'Dios ha

55
De la variante Jcome deriva Jaime. De la forma romance medieval lago
deriva Santiago, con soldadura de San!, procedente del grito de guerra de la
Reconquista Snete Iacobe!, contrado en Sante Iague > Sant lago >
Santiago. Recurdese que los cristianos hispanos se encomendaban a
Santiago (el Matamoros) en sus luchas contra los musulmanes, apoyados en
la tradicin segn la cual el Apstol velaba con especial inters sobre los
reinos cristianos. Por eso dice el Cid: los moros llaman Mafmat e los
christianos Sancti Yage "los moros invocan a Mahoma y los cristianos a
Santiago (731).
Enrique Obediente Sosa
141


curado, Raquel 'oveja, Rebeca 'vaca, Sara 'princesa, Sal 'el deseado,
Susana 'lirio, Toms 'mellizo, etc.
En cuanto a la morfosintaxis, el espaol adopt la construccin
llamada precisamente superlativo hebreo, la cual consiste en aadir a un
sustantivo un complemento con de que introduce el mismo nombre en
plural con la finalidad de encarecer el primero, como, por ejemplo, rey de
reyes, Cantar de los cantares, por los siglos de los siglos, amor de mis
amores, campen de campeones, etc., construccin de superlativo an
productiva en la lengua actual.
3
2
) Finalmente, el aporte ms significativo de los sefardes en el terreno
de la lengua lo constituye, sin lugar a dudas, el hecho de haberse llevado
el romance hispano que hablaban a los distintos lugares donde fueron
establecindose a raz de la expulsin de 1492. Esa lengua, que no habra
de morir, es la conocida con el nombre de judeoespaol, modalidad de
espaol conservada y cultivada por los hispanohebreos y que constituye
una reliquia viva, un testimonio inapreciable del espaol del siglo XV.
Dada su importancia y su vitalidad, se tratar de ella ampliamente en el
ltimo captulo de esta obra. Como dice Angelina Muiz- Huberman
(1989, pg. 11), los judos sefarditas "siglos y siglos de residencia en la
tierra, lo que aprendieron fue a amar la lengua. Y con una generosidad sin
lmites -no obstante la ignominiosa expulsin- se llevaron lo mejor de
Espaa".


EL TIEMPO DE LAS TRES ESPAAS
(III)
(s. VIII - s. XV) LA ESPAA CRISTIANA
1. MARCO HISTRICO
La victoria musulmana sobre las poblaciones hispanogodas no
fue, sin embargo, total. Hubo, en efecto, dos reducidos ncleos que
lograron escapar a la conquista rabe. El primero de ellos fue el de
Asturias (norte de la Pennsula), donde don Pelayo form un reino (718).
El otro, en los Pirineos, de donde los francos de Carlomagno desalojaron
a los musulmanes, territorios que luego se constituiran en el reino de
Navarra y el condado de Barcelona (s. IX).
Asturias, el primero de los reinos cristianos, comienza entonces
el proceso de recuperacin de las tierras invadidas por los rabes
conocido como la Reconquista, iniciada en 722 con la batalla de
Covadonga. El primer paso consisti en arrebatar a los moros Len y
Castilla, regiones con las que formara una sola entidad poltica. Pero los
castellanos, enfrentados con los leoneses, deciden independizarse en el
siglo X. Por su parte, Barcelona y Navarra realizan tambin avances
contra los musulmanes, extendindose por la cuenca del Ebro.
A principios del siglo XI (1031) se produjo un acontecimiento
favorable a los cristianos: el desmembramiento del Califato de Crdoba,
que, desgarrado por luchas internas, se desintegr en los reinos de taifas.
Esto estimul la reconquista cristiana, la cual hizo grandes progresos
gracias a la divisin y al debilitamiento de sus adversarios.
De esta manera se da inicio al segundo perodo de la
Reconquista. Castilla, llamada a muy altos destinos en la historia
peninsular, consigue, por obra de Alfonso VI, apoderarse de Toledo
(1085), la antigua capital de los visigodos, situada en plena meseta
castellana. Fue este reino el que ms activa y fructuosamente impuls la
Enrique Obediente Sosa
141


Reconquista y el que ms se benefici de ella en este perodo. A
comienzos del siglo XIII dos hechos notables as lo confirman: l
2
) la
derrota decisiva de los almohades (dinasta del islam occidental que
domina al-ndalus desde 1147, llegada a la Pennsula con el fin de
detener la reconquista cristiana), obra esta de Alfonso VIII en la batalla de
las Navas de Tolosa (1212), y 2
2
) el retroceso musulmn hasta las
fronteras de Granada gracias a Fernando III, quien reconquist Crdoba,
Jan y Sevilla entre 1236 y 1248.
Ingente labor realizaron tambin Catalua y Aragn; los
condados cristianos fundados en estos territorios durante el siglo IX se
van fortaleciendo y logran expulsar a los moros del oriente peninsular y
de las Baleares entre los siglos XI y XIII (por ejemplo, reconquistan
Zaragoza en 1118, Mallorca en 1229 y Valencia en 1238).
A finales del siglo XIII el mapa de la Pennsula ya presenta, pues,
otra distribucin de fuerzas: un solo reino musulmn, Granada, y cuatro
reinos cristianos: Navarra, reino que, arrinconado en las montaas del
norte, quedara anquilosado por el resto de la Edad Media; Aragn, que
haba absorbido a Catalua (s. XII) y se haba extendido por el litoral
mediterrneo; Portugal, nacido por separacin de Castilla y luego
organizado como reino independiente en 1139; y Castilla-Len, el ms
extenso de los reinos cristianos y el nico que lindaba con Granada,
ocupando toda la franja central de la Pennsula desde el mar Cantbrico
hasta la fachada sur peninsular, slo interrumpida por el pequeo reducto
granadino.
A Castilla fueron incorporadas ms tarde las islas Canarias; en
1344 el papa Clemente VI otorg el archipilago al infante castellano
Luis de la Cerda; ms tarde, los normandos Jean de Bthencourt y
Gadifer de la Salle sometieron Lanzarote (1402) y, bajo el vasallaje de
Enrique III de Castilla (1379-1406), las islas de Hierro, Fuerteventura y la
Gomera; el resto de las islas (Gran Canaria, Tenerife y La Palma) se
incorporaran a la corona castellana a finales del siglo XV. La poblacin
original de este archipilago africano (los guanches) desaparecera en
parte por exterminio y en parte por asimilacin.
Biografa de una lengua
142


Durante el siglo XIV y buena parte del XV, la Reconquista
quedar casi detenida. Castilla vive momentos difciles a causa de las
luchas de los monarcas cristianos con la nobleza, y Aragn desva sus
impulsos conquistadores hacia el Mediterrneo. Habr que esperar el ao
de 1469 para ver cambiar la situacin. Ese ao, en efecto, con el
matrimonio de Isabel de Castilla con Fernando de Aragn se inicia un
nuevo perodo en la historia de Espaa que sera quizs el de mayores y
ms trascendentales acontecimientos. Cuando ambos prncipes ocuparon
sus tronos (1474 y 1479, respectivamente) reemprenden la guerra contra
los musulmanes, a los que consiguieron reducir a la exclusiva posesin de
la ciudad de Granada, la cual, tras un largo asedio, se rindi el 2 de enero
de 1492. Boabdil, ltimo rey moro, entrega las llaves de la ciudad a los
Reyes Catlicos y parte al exilio. La Reconquista haba terminado, y con
ella, la presencia poltica musulmana, larga de 781 aos.
El siguiente paso sera lograr la unidad espaola. El matrimonio
de Isabel y Fernando slo uni a Castilla y Aragn en la persona de sus
reyes pero no en sus instituciones. Cada estado mantuvo sus fueros y sus
cortes. Pero la unin de los dos monarcas fue de gran eficacia para la
consolidacin de la autoridad monrquica y la transformacin social de
sus estados; ello exiga el sometimiento de la nobleza al poder real, la
centralizacin poltica, la unidad tnico-cultural y la unicidad de fe. Todo
esto lo llev a cabo el gobierno de mano fuerte de los Reyes Catlicos
mediante los siguientes procedimientos: 1) anulacin de los privilegios y
pensiones de que disfrutaban los nobles; 2) establecimiento en las
ciudades de funcionarios reales, los corregidores-, 3) expulsin de judos
y mudjares; 4) peticin al papa de reestructurar y fortalecer la
Inquisicin, la cual fue satisfecha por Sixto IV, quien la puso en
dependencia directa de la monarqua. Habr, sin embargo, que esperar
an para la total unidad poltica de Espaa, lo cual se ver en el captulo
siguiente.
2. LOS ROMANCES HISPANOS
Los estados cristianos continuadores del reino visigodo fueron,
Enrique Obediente Sosa
141


en cierto modo, bilinges, pues mientras el latn segua usndose en
situaciones cultas y oficiales, el pueblo llano se comunicaba en algo que
era ya una lengua distinta del latn escolar. Entre ambas formas de
lenguaje existi un latn arromanzado, el 'latinum circa romancium que
decan los mozrabes, es decir, un latn cercano al romance donde, amn
de algunos elementos cultos, aparecan formas latinas romanceadas y
formas romances latinizadas, en una mezcla tal que es fiel testimonio de
la pugna entre una norma considerada prestigiosa y la espontaneidad del
habla no controlada.
Esas tres variedades de lengua permiten distinguir, en las lenguas
romances actuales, las palabras cultas y las populares de las semicultas.
Palabras cultas. Son aqullas que mantienen la forma latina escrita sin
ms alteracin que las necesarias para amoldarlas a la estructura romance.
Son, en cierto modo, "fsiles lingsticos" que se mantuvieron en romance
en su forma original por no ser voces de uso corriente entre el vulgo o
porque sobre ellas pesaba una fuerte tradicin. Por ejemplo sexto < sextus,
voluntad < voluntte, evangelio < evanglium, excepto < excptus, etc.
Muchos de los primeros cultismos datan del siglo XIII, cuando el romance
pasa a la categora de lengua culta; ms tarde, con el Humanismo, entrara
toda una avalancha de palabras de este tipo.
Palabras populares. Aqullas que han existido ininterrumpidamente en
el habla y han sufrido los cambios fonticos regulares que caracterizaron
la transformacin del latn en los distintos romances. Es el caso, por
ejemplo, de folia > ['folja] > f'foXa] > ['fo3a] > ['foja] > ['hoja] > f'oxa]
'hoja, o de culu(m) > foklo] > [0X0] > ['030] > ['ojo] > f'oxo] 'ojo.
Palabras semicultas. Son aqullas que por la accin cultural de la iglesia
o de la administracin no experimentaron los procesos fonticos regulares
de manera completa, quedando a medio camino entre la forma original
latina y la que habra sido de no haberse frenado el cambio. Por ejemplo:
Biografa de una lengua
142



Muchas veces una palabra latina dio origen a dos romances, una
(semi)culta y otra popular, que adquiriran matices semnticos o
significados diversos cuando cay en olvido el timo originario. Ejemplos
de tales voces, conocidas como dobletes, son

La formacin de ncleos de hispanogodos independientes los
unos de los otros y del dominio rabe, propici el desarrollo de hablas
diferenciadas entre s; deficientemente latinizadas, aquellas poblaciones
dieron libre curso a sus propias tendencias lingsticas sin que una fuerza
externa cohesionadora las contuviera. Surgen as los distintos dialectos
que configuraran el mapa lingstico ibrico al prevalecer los rasgos
diferenciadores (que comenzaban a aparecer en las distintas regiones ya
en poca visigoda) sobre los rasgos unificadores, diferencias cuyo
desarrollo se vio favorecido por las condiciones geogrficas y las
dificultades de comunicacin.
a) El mozrabe -del que ya hablamos- fue el dialecto de los
hispanogodos que quedaron en territorio ocupado por los musulmanes.
Dada la extensin del mismo para el siglo X (aproximadamente tres
cuartas partes de la Pennsula), debemos creer que haya sido la lengua
ngelus > ngel en lugar de *ao 0 anlo
saculum > siglo *sejo
apstolus > apstol *abocho
episcopus > obispo *ebesbo
regnre > reinar *rear
los siguientes:

frgidus > fro frgido
ntegrus > entero ~ ntegro
rdium > rayo radio
cthedra > cadera ~ ctedra
conclium > concejo ~ concilio
litigre > lidiar ~ litigar
collocre > colgar ~ colocar
2.1. Dialectos medievales
Enrique Obediente Sosa
141


vulgar comn de Hispania antes de la invasin rabe, con particularidades
locales como era de esperarse; eliminando los arabismos que calaron en
l, el mozrabe constituye en muchos aspectos "una preciosa reliquia"
(aunque fragmentaria) de la lengua que se hablaba en los ltimos tiempos
del reino visigodo (cf. Lapesa 1980, pg. 178).


Dialectos hispnicos medievales
















s. XIV
n Gallego-Portugus
3 Astur-Leons H
Castellano fl Navarro-
Aragons
Cataln
Mozrabe [~~1
Vasco
. x
.XII
Enrique Obediente Sosa
155


b) El gallego-portugus, dialecto peninsular ms occidental, en el Fins
Terrae, se presenta como el romance hispano ms conservador. El
sustrato prerromano, la presencia celta, el establecimiento de los suevos y
la efmera dominacin rabe fueron factores que influyeron
decisivamente en el latn de la antigua provincia romana de Gallaeccia.
Este dialecto representara la mayor proximidad a la lengua general que
los mozrabes conservaron.
c) El astur-leons fue el dialecto de la primera monarqua cristiana
establecida en el norte de Hispania. Predominante sobre los otros
dialectos norteos hasta el siglo X, el astur-leons estuvo sujeto a la
influencia gallega, a la castellana y a la mozrabe, esta ltima debido a la
corriente migratoria de cristianos que, huyendo del territorio musulmn,
buscaron refugio en el reino de Len.
d) El navarro-aragons, muy semejante al astur-leons, estaba
constituido por una serie de variantes que presentaban influencias vasca y
occitana. La influencia del eusquera se explica no slo por colindar con
territorios de habla vasca sino por ser la misma Navarra vascfona; en
cuanto a la influencia ultrapirenaica, sta se debe al hecho de que fueron
Aragn y Navarra las regiones que, despus de Catalua, recibieron con
mayor intensidad el influjo del sur de Francia. Este dialecto viene a ser
como la transicin entre el cataln y el castellano, de la misma manera
que el astur-leons lo es entre el gallego-portugus y el castellano.
e) El cataln, dialecto hispnico que, debido a los fuertes vnculos
polticos y culturales de los usuarios de esta habla con los territorios
galorromnicos, presenta una mayora de rasgos lingsticos
ultrapirenaicos que lo hacen ms parecido al proven- zal que a otro
dialecto peninsular. El cataln puede ser considerado, entonces, como la
transicin entre las hablas iberorromnicas y las galorromnicas.
f) El castellano, dialecto originario de un rincn de la zona cantbrica,
se caracteriza por un conjunto de innovaciones que lo distinguen del resto
de los dialectos hispnicos. Hablado por un pueblo de pastores y
Biografa de un a lengua
1 5 6


campesinos que cambiaron el cayado y el arado por la espada y el arco
(en expresin de Vicens Vives), el castellano surge ajeno a una tradicin
letrada, de all sus rasgos revolucionarios que manifiestan una ruptura
mayor con el latn que la exhibida por los otros romances. Este dialecto
"extrao" sonaba a los cristianos de otras tierras como fragor de guerra; el
autor del Cantar Latino de Almera (hacia 1150) as lo da a entender al
afirmar que la lengua de los castellanos resnat quasi tympano tuba (v.
136), como tambor y trompeta.
Es importante tener en cuenta que Castilla naci en la antigua
Cantabria, regin del norte peninsular, cuyos pobladores, los cntabros, se
caracterizaban por su temperamento insumiso y levantisco. Tenaces
opositores de los romanos, de los visigodos y de los rabes, habran de
serlo tambin de los leoneses, cuyos reyes haban colocado al frente de
los territorios castellanos a condes dependientes de Len. Rebeldes al
centralismo leons y sus leyes, se separan en el siglo X constituyndose
en el condado autnomo de Castilla, el cual agrupara, por la unificacin
que realiz Fernn Gonzlez (929-970), los antiguos condados
dependientes de Len. De la autonoma se pasara a la independencia, y
de sta, a la supremaca sobre los dems reinos cristianos. O para decirlo
con las palabras del autor annimo del Poema de Fernn Gonzlez (s.
XIII)
Entonces era Castylla un pequeo rryncn
[...]
De vn alcalda pobre fyzironla condado,
Eriricfye Obediente Sosa
1 5 7


tornronla despus cabega de rreynado
56

El nombre de Castilla, Castella, es el apelativo dado a la comarca
en la cual se haban erigido castillos para defender el territorio de las
incursiones musulmanas
57
. A partir del ncleo original, Castilla se fue
extendiendo hacia el sur en un proceso de desalojo del ocupante rabe, y
hacia el este y el oeste en otro de asimilacin de las entidades cristianas
vecinas. Los avances en abanico de la expansin castellana seran los
responsables del crecimiento del rea lingstico-cultural castellana, lo
cual "quebr la originaria continuidad geogrfica de las lenguas
peninsulares" al romper "el primitivo nexo que una antes los romances
del Oeste con los del Oriente hispnico" (Lapesa 1980, pg. 194).
Volveremos sobre este punto ms adelante.
Aquel dialecto extrao y rudo habra, sin embargo, de
transformarse por circunstancias histricas en lengua, primero de toda
Espaa, y luego de multitud de pueblos en otros continentes. El
castellano, lengua espaola por antonomasia, se convertira en lengua
universal al dilatar sus fronteras desde aquel oscuro rincn de Cantabria
hasta los ms remotos territorios adonde llegaron sus hablantes.

56
Estrofas 171a y 173 c,d. Tomado de Frago Gracia 1994a, pg. 6.
57
Sin embargo, "Oliver Asn ha intentado derivar el timo de los
qaStla, tribu bereber procedente de la actual -y antigua- regin oriental de
Libia. Qatla se habra instalado en el momento de la conquista en la
encrucijada de caminos que una la cuenca del Duero con la del Ebro"
(Vernet et al. 1999, pg. 20).
Biografa de una lengua
1 5 8


2.2. El castellano, dialecto anmalo
La fundamental unidad lingstica peninsular se prolongaba en
los distintos dialectos a pesar de las particularidades distintivas
regionales; en efecto, todos coincidan en un conjunto de rasgos que
testimoniaba de un habla comn hispnica, todos excepto el castellano,
que vena a romper la continuidad existente entre los dialectos del sur, del
este y. del oeste. Castilla, pues, fue la regin ms innovadora, y cuando
adopt rasgos de las hablas vecinas les imprimi notas propias, todo lo
cual la hace aparecer como una zona dialectalmente anmala en relacin
con el resto de las regiones hispnicas.
De acuerdo con Menndez Pidal, los rasgos caractersticos del
castellano, los que lo distinguen de los otros dialectos peninsulares -y, en
general, de las otras hablas de la Romania- pueden resumirse en lo
siguiente
58
.
Consonantismo
1. /{-/. Mientras los otros dialectos mantuvieron la /f-/ inicial latina, el
castellano la reemplaz por la fricativa glotal /h/ (fonema que ms tarde
desaparecera).
lat. filiu > gallego-portugus fillo/filho

58
Para lo que sigue, es necesario tener presente lo expuesto en
2.1. del captulo Hispania, reino germnico.
Enrique Obediente Sosa.
1 5 9





filio > fiyo
filio
fill
filio
hijo (pr. ['hi3o])
astur-leons
navarro-aragons
cataln
mozrabe
castellano
Biografa de una lengua
1 6 0


ollo/olho uello > ueyo
uello > giiello ull uello
oio (pr. ['030] 'ojo)
tella/telha iella > teya
iella
iella (junto a teula) iella
teia (pr. [*te3a] 'teja)
2. /g7. La g palatalizada del latn vulgar (procedente de /g-/ y de /}-/
iniciales latinas seguidas de /e/, /i/ tonas) conserv su carcter palatal en
todos los dialectos (pronunciada [d$], [3] o [j]), salvo en castellano,
donde desapareci.
lat. vg. *ienuriu > gallego-portugus janeiro
astur-leons genero
navarro-aragons genero
cataln gener
mozrabe yenair
castellano enero
3. /ki
g
i j/. Estos grupos consonnticos se transforman en la lateral
palatal /A/ en todo el territorio peninsular,
menos en Castilla, donde pasaron a JJ (siglos
ms tarde, al sonido representado por la jota).
lat. culu > /oklo/ > gallego-portugus
astur-leons navarro-aragons cataln mozrabe
castellano
lat. tgula > /tegla/ > gallego-portugus
astur-leons
navarro-aragons
cataln
mozrabe
castellano
Enrique Obediente Sosa.
1 6 1


lat. mullere > mu[lj]ere > gallego-portugus muller/molher
astur-leons muller >muyer
navarro-aragons muller
cataln muller
mozrabe muller
castellano muger (pr. [mu'3er]
'mujer)
4. /-kt-/ y /-ult-/. Estos grupos interiores, que, como se sabe, desarrollaron
una yod (> [jt]), sufrieron un proceso de
transformacin en todos los dialectos sin que la consonante /t/ se modificara,
excepto en castellano, dialecto en el cual el cambio desemboc en la
africada palatal /tf/.
lat. factu > gallego-portugus feito
astur-leons feito
navarro-aragons feitofeto
cataln fet
mozrabe feito
castellano fecho > hecho
lat. multum > gallego-portugus muito
astur-leons muito
navarro-aragons muito
cataln molt
mozrabe muito
castellano mucho
Ntese, sin embargo, que el grupo /-ult/ final o presente en una voz
sincopada no lleg a la palatalizacin total, como lo demuestra el que la
variante mult haya dado muyt 'muy, y vulfre (de vlture) 'buitre.
5. /-sk-/ + vocal anterior. Esta combinacin latina dio en todos los dialectos
el fonema fricativo prepalatal sordo /// (escrito <x>), salvo en castellano, en
que dio la africada alveolar sorda /te/ (representada por <c> o <?>), fonema
que se convertira siglos despus en el interdental /9/.
Biografa de una lengua
1 6 2


lat. pisce > gallego-portugus peixe
astur-leons peixepexe
navarro-aragons pexe
cataln peix
mozrabe pexe
castellano pece (pr. [petee] 'pez'
6. /I-/. La lateral inicial latina se palataliz, excepto en castellano (y en
gallego-portugus), en que aquella se conserv.

7. /pl- kl- fl-/. En cuanto a estos grupos iniciales latinos, slo el castellano
los transform en la lateral palatal /X/; los dems dialectos o no los alteraron
o los transformaron en /tf/ o /[/.
lat. vg. plvere > gallego-portugus chouvir
astur-leons choverxover
navarro-aragons plover
cataln ploure
mozrabe plover
castellano llover
lat. clavis > gallego-portugus chave
astur-leons chave
navarro-aragons clau
cataln clau
mozrabe clave
castellano llave
lat. flamma > gallego-portugus chama
astur-leons chama xama
gallego-portugus lingua
astur-leons llengua
navarro-aragons llengua
cataln llengua
mozrabe llengua
castellano lengua
Enrique Obediente Sosa.
1 6 3


navarro-aragons flama
cataln flama
mozrabe flama
castellano llama
Vocalismo
1. /e/ y /o/. La diptongacin de /l y // breves tnicas latinas (que se
haban convertido en // y /o/ abiertas en latn vulgar), se dio en todo el
territorio peninsular excepto en el rea gallego-portuguesa. La diptongacin
resultante fue vacilante respecto al timbre; /e/ dio [ja] o [je], /o/ pas a [wa],
[we] o [wo], alternando a veces los diptongos dentro de un mismo dialecto.
As, se encuentran tiempotiampo < tempu, puorta puertapuarta <
porta. Ahora bien, mientras los dems dialectos diptongaron dichas vocales
incluso ante un elemento palatal, o slo en este contexto (como el cataln),
el castellano, rompiendo la continuidad dialectal hispnica, no lo hizo en ese
contexto:
lee tu > leitolleito v;v cast. lecho
folia > fuellafueya vs cast. foia ['fo3a] 'hoja
El castellano, por otra parte, escogi tempranamente sus diptongos (ie y ue),
en tanto los otros dialectos daban todava
muestras de vacilacin e inseguridad.
2. El castellano se mostr ajeno al cambio de timbre del plural femenino;
as, mantuvo la forma -as mientras buena parte del territorio hispnico la
transform en -es: cases, germanes, llenges, cabanes, etc.
Estas caractersticas, que hacen del castellano un dialecto "anmalo"
deben entenderse como fuertes tendencias y nunca como leyes inexorables.
Ha de tenerse en cuenta, adems, que recibi influencias de otros dialectos,
como es natural en tales circunstancias de contacto lingstico. As, Castilla
adopt, por ejemplo, la /e/ procedente de /ai/ (*carrria > carrira >
carrera), la /o/ procedente de /au/ (auro > oro), y la /m/ de /mb/ (palmba >
paloma) de dialectos peninsulares orientales.
Biografa de una lengua
1 6 4


LA LENGUA DEL SIGLO X AL SIGLO XV
En el perodo que va de la formacin de los reinos cristianos del
norte a la toma de Granada (siete centurias), podemos distinguir dos grandes
etapas en la historia interna de la lengua: una, la del romance arcaico, que
va del siglo X al XII, y la otra, correspondiente al castellano antiguo o
medieval, etapa que se extiende aproximadamente del 1200 al siglo XV.
3. EL ROMANCE ARCAICO (SIGLOS X-XII)
Ya vimos, al hablar del dialecto mozrabe, que las primeras
manifestaciones escritas del romance espaol procedentes de la Espaa no
cristiana aparecen en glosarios y en textos aljamiados, particularmente en las
jarchas. Por la misma poca (finales del IX, inicios del X) comienza a
escribirse el romance en la Espaa cristiana. Los primeros testimonios
escritos que de ella han llegado hasta nosotros son algunos documentos
notariales que, a pesar de su apariencia latina, presentan elementos
inconfundiblemente romances; estos documentos no manifiestan, sin
embargo, una real intencin del notario de escribir en romance; vase, por
ejemplo, el fragmento siguiente de un documento redactado en Libana
(Cantabria) en el ao 873
59
:
Dabo [...] obe et cabra, cupa de qundecim miedros [...] illas
salges et mapanares.
Cuya traduccin es:
Dar [...] una oveja y una cabra, una cuba de quince miedros
[...] los sauces y manzanares.
En l aparecen cuatro formas claramente romances: cabra, en lugar de
capra; miedro por metru(m) 'medida, con las oclusivas internas
sonorizadas, en tanto se mantiene la sorda en cupa; salge, en vez de

59
Reproducido por F. Gonzlez Oll 1980, Lengua y literatura espaolas
medievales. Textos y glosarios, Ariel, Barcelona. Tomado de C. Lleal et al.
1997, pg. 38.
Enrique Obediente Sosa.
1 6 5


slice(m) 'sauce y maqanar por matianle(m), sin hablar de la forma obe
por ove(m).
Ahora bien, mientras en la Espaa de cultura semtica se escriba el
romance con caracteres rabes o hebreos, en los reinos del norte se hizo
mediante los signos del alfabeto latino,
lo cual exigi una cierta adecuacin a fin de poder representar con esas
letras los sonidos romances que no existan en latn. Antes de ver cul era la
primitiva grafa, veamos las caractersticas fonticas de este perodo.
3.1. Caractersticas fontico-fonolgicas
Durante este tiempo continan los procesos fontico- fonolgicos
que se haban iniciado en la poca visigtica y se afianzan otros de pocas
anteriores, pero se producen tambin algunos nuevos, entre los cuales
destacamos los siguientes.
1) Hacia el siglo X, se produce la palatalizacin de las geminadas latinas
/ll/ y /nn/ (y su asimilado /m'n/): lat. cabllu > caba/X/o, lat. annu > a/p/o,
lat. dminu > do/mn/o > due/ji/o.
De este modo habr una /X/ procedente de /kl gl lj/, que luego
pasara en Castilla a > /$/, como ya se vio, y otra procedente de la lateral
geminada; la transformacin de la primera /X/ en /$/ se hizo probablemente
para mantener la distincin respecto de la segunda. Por otra parte, la nasal
palatal /p/ procede de los grupos latinos /nj/, /ng/, /nn/, /mn/ y /gn/.
2) Es notoria la vacilacin entre el mantenimiento de la -e final etimolgica
y su prdida: nochenoch, montemont, etc., lo cual trajo como
consecuencia el ensordecimiento de la consonante por quedar, al suprimirse
la -e, en posicin final: nuef por nueve, verdat por verdade, of por ove 'hube,
etc. Esa -e final latina se mantuvo firme en los siglos X y XI, pero a finales
de ese siglo y durante el siguiente se fue eliminando por influjo francs; a
partir de la segunda mitad del siglo XIII comenzara a restablecerse
paulatinamente.
Para finales del siglo XII, el sistema fonolgico hispano sera el
siguiente:
Biografa de una lengua
1 6 6


Vocales
u
o
( 8 0)
Este sistema (el mismo del latn vulgar) con cuatro grados de
abertura se mantendra en algunos dialectos peninsulares (como en cataln),
pero en castellano se redujo a tres como consecuencia de la eliminacin de /s
o/, cuyas realizaciones diptongadas ([je we], respectivamente) fueron
identificadas como la combinacin de /i/ y /u/ con /e/. Este paso, si nos
atenemos a lo que reflejan los escritos (ver 3.2.), no estuvo exento de
vacilaciones que permiten suponer que, en un principio, los diptongos eran
interpretados como realizaciones bifnicas de una unidad fonemtica.
Realizado el reajuste, qued establecido el actual sistema castellano: /i u e o
a/.
Consonantes
El romance arcaico tendra el siguiente sistema consonntico.

Respecto a ese sistema, debemos observar lo siguiente.
a) Los fonemas labiales orales presentaban los siguientes alfonos:
/p/ /b/ M /{-/
labiales dentales alveolares palatales
p b t d ts dz tf (Cfe)
f v s z J 3
m n P

1
r r
Enrique Obediente Sosa.
1 6 7


i i / \ / \
[P] [b] [B1 [v] [f] [h]
/b/ se realizaba siempre [b], y /v/ como una labial sin oclusin: [6] o
[v]; la bilabial era la realizacin ms comn en el norte, en tanto que la
labiodental, la ms comn en el sur. La oposicin /bl-M permita distinguir,
por ejemplo, /'uebos/ (pr. ['webos]) uebos 'necesidad (< lat. opus) de
/uevos/ (pr. [weBos]) huevos, o /kabo/ (pr. [kabo]) cabo (< lat. caput) de
/kavo/ (pr. [kaBo]) cavo (< lat. cavo). Ahora bien, en Castilla y dems
regiones del norte tendan a confundirse /b/ y /v/ dado que all la realizacin
de fb/ se debilitaba a menudo, con lo cual el sonido que lo materializaba era
idntico al del fonema /v/. Los testimonios de tal confusin son numerosos:
salbatore, save, serbicio, bivir, dever por salvador; sabe, servicio, vivir,
deber.
/f-/ (< lat. /f-/), por su parte, presentaba dos alfonos regionales y/o
estilsticos: el labiodental y el glotal, cumpliendo el primero el papel de
metfono
60
. As, alternaban, por ejemplo, [f3o]~['h3o] 'hijo,
[fonta]~['honta] 'afrenta. La "aspiracin" de este fonema es un fenmeno
atestiguado ya en el siglo XI; en efecto, un historiador musulmn del
momento afirma, refirindose a la pronunciacin de los naturales de La
Rioja, que el nombre de Ufante lo pronuncian ilhante, cambiando la / en h
al hablar
61
. Este cambio fontico tuvo su foco en el dominio castellano ms
norteo, desde donde se fue propagando hacia el sur hasta alcanzar tierras
andaluzas
62
.

60
Trmino utilizado por algunos fonlogos para designar la variante
considerada de prestigio.
61
Diego Cataln, "La pronunciacin [ihante], por /iffante/, en La Rioja del siglo
XI. Anotaciones a una observacin dialectolgica de un historiador rabe", El
espaol. Orgenes de su diversidad, pgs. 267-295. Referencia tomada de Frago
Gracia 1993, pg. 392.
62
Es probable que entre [f| y [h] se haya dado el estadio intermedio [<J>], signo
correspondiente a la fricativa bilabial sorda.
Biografa de una lengua
1 6 8


b) Las sibilantes africadas /ls/ y /dz/ seran de articulacin dorso-
dentoalveolar palatalizada, en tanto que las fricativas /s/ y /z/, de articulacin
pico-alveolar.
c) /efe/ y /3/ dejaran pronto de diferenciarse, confundindose en el segundo,
el cual probablemente tambin se realizara mediante el fono, un poco ms
posterior y menos tenso, [jj.
d) Ntese que el fonema vibrante mltiple /r/ procede de la geminada
intervoclica latina -rr- y de r- inicial; la vibrante simple /r/, de -r-
s
.
3.2. La primitiva grafa
En lo que sigue, analizaremos las grafas que se emplearon para representar
los nuevos sonidos romances, es
decir, los inexistentes en latn, los cuales se resumen en dos grupos: el de los
nuevos diptongos derivados de // y /o/ breves tnicos, y el de las
consonantes palatales
63
.
Diptongos derivados de // y /o/ breves tnicos
Los diptongos romances [je] y [we] fueron transcritos, de manera
general, mediante el elemento asilbico, representado por <i> y <u>,
respectivamente; hay, sin embargo, no poca vacilacin, lo cual demuestra la
dificultad de los escribas en interpretar grficamente esos sonidos extraos al
latn. Por ejemplo: cilocelo 'cielo, pudet 'puede, bono 'bueno. Habr que
esperar el siglo XIII para regularizar su ortografa mediante las
combinaciones <ie> y <ue> (recurdese lo dicho en 3.1.)
Consonantes palatales
De manera general puede decirse que las letras <g> e <i> se
utilizaron ms o menos sistemticamente como signos indicadores del

63
Resumimos a Menndez Pidal, Orgenes, pgs. 45-70.
Enrique Obediente Sosa.
1 6 9


carcter palatal de la consonante contigua: valge 'valle, vinga, vigna o vinia
'via, pero la realidad era un poco ms compleja. Por eso vale la pena que
veamos con ms detenimiento las tendencias dominantes, aunque sin
ahondar en las vacilaciones existentes.
1) Los fonemas dorso-dentoalveolares palatalizados /ts/ y /dz/ se
representaron por:
<z> terzero 'tercero
< c> serbicio 'servicio
<&> (z visigtica con copete, la cual se transformara en <>)
brao > brago 'brazo.
Slo a partir del siglo XIII se regulariza la distincin grfica entre la sorda y
la sonora: <q> exclusivamente para representar /fe/, <z> para /efe/: nagio
[na'fejo], Cid [feid]; fazer [fa'dzer].
2) El fonema palatal sordo /tf/ se represent por:
<g> cugares 'cucharas'
<i> leio 'lecho
<gg> contrediggo 'contradicho
< ch> noche
La grafa <ch>, que habra de imponerse, es relativamente tarda en Castilla,
adonde llega procedente de Francia; los escribas franceses la usaban desde el
siglo IX para representar su /tf/ (fonema que en francs evolucionara ms
tarde a ///).
3) Los fonemas palatales /efe/ y y fueron representados por:

<g> congego 'concejo
<i> conseio 'consejo
<j> jamas 'jams
<z> Zesu 'Jess
<y> yentes 'gentes
Biografa de una lengua
1 7 0


Estos fonemas, como ya se dijo, se confundiran pronto en /;$/; cuando se
quiso distinguir la africada se emple <gg>: figgos 'hijos.
4) La fricativa palatal /[/ fue transcrita por:
<x> exire 'salir
<sc> Scemena 'Jimena
<ss> disso 'dijo
5) Para la nasal palatal /p/ se emple:
<ni> vinias Vias
<gn> cugnato 'cuado
<ng> vinga Via
<nn> sennor 'seor
<> (forma abreviada de <nn>)
6) El fonema lateral palatal /X/ se grfico mediante:
<11> baile 'valle
<1> kabalo 'caballo
<lg> valge Valle
Respecto a la representacin de los otros fonemas slo hay que
observar lo siguiente:
1) /si se anotaba por <-ss-> en posicin intervoclica: osso (< ursus) 'oso
(el animal); <s> en los otros contextos: pensar, snior.
2) /z/ apareca slo entre vocales, representado por <-s->: oso (< *ausre)
'oso (de 'osar).
3) Ib/ se representaba por <b>: cabega, lobo, y /v/ por <u, v>: aver, uoto. A
este respecto es interesante observar que ms tarde se tuvo la idea, para
distinguir u consonntica de u voclica, de utilizar el grafema <h>, cuya
Enrique Obediente Sosa.
1 7 1


presencia al inicio de una palabra indicaba que la <u> siguiente era /u/ y no
/v/. As, por ejemplo, uelo dej de ser ambiguo, no poda sino representar
'velo, pues la otra posibilidad tena una <h>: 'huelo. Esa <h> diacrtica -no
etimolgica- explica las alternancias anmalas grficas actuales de, por
ejemplo, hueso-seo, huevo-vulo, hueloolemos, etc.
A pesar de las muchas confusiones y vacilaciones de la antigua
grafa, se notan, sin embargo, ciertas tendencias dominantes que se extienden
por prcticamente toda la Pennsula; as, <nn>, <11> y <x>, como sus
concurrentes <ng>, <lg> y <sc>, respectivamente, adquieren una difusin tal
que, al decir de Menndez Pidal, "indica que la costumbre de escribir una
lengua diversa del latn clsico o escolstico estaba bastante generalizada, ya
que pudo imponer cierta uniformidad grfica en vastos territorios. [...] Esta
grafa primitiva [...] no es tan irregular como a primera vista parece [...] y
contiene ya en s todos los elementos que habrn de producir la precisa y
sencilla ortografa alfons" (Orgenes, pgs. 69-70), tema que trataremos ms
adelante.
3.3. Los primeros textos
Los primeros textos escritos conscientemente en romance hispano
son las Glosas Emilianenses y las Silenses.
Glosa, como se sabe, es una explicacin o comento de un texto
oscuro o difcil de entender. Las que nos ocupan son, por tanto, anotaciones,
explicaciones, "traducciones" en romance (puestas entre lneas o al margen)
de textos escritos en latn.
Estas glosas, indicadoras de un uso consciente de la lengua vulgar,
estaran destinadas a facilitar la comprensin de una lengua que en muchos
aspectos resultaba extraa; as, el anotador "interviene" el texto para hacerlo
comprensible; es la opinin ms generalizada entre los especialistas
64
. Sin

64
Segn Juan Antonio Frago Gracia (c.p.), estas glosas no tienen el carcter
"escolar" de ayuda que se les ha venido atribuyendo pues muchas de ellas son
ms difciles de entender que el texto mismo; para este investigador, se glosaba
Biografa de una lengua
1 7 2


embargo, Roger Wright (1982) ha propuesto otra explicacin, segn la cual
las glosas seran ayudas de pronunciacin destinadas a facilitarle al lector
leer en voz alta en romance lo que estaba escrito en latn; as, sostiene que
las glosas de apariencia romance se escribieron para un extranjero que no
saba el romance local pero que quera tal vez leer all en voz alta de manera
inteligible: "As puede ser que se escribiera kematu siegat (Glosa Silense n
2

9) en vez de cremetur, como glosa del comburatur textual, para hacer que el
forastero profiriera [kemado sieja] (o algo as)"
65
. Wright incluso las
compara con los libros de frases destinados a los turistas que no hablan la
lengua del pas: "As, para los turistas ingleses que no sepan el portugus, se
transcribe obrigado ("gracias") as: oo-bree-gh-doo, para que un ingls lo
pueda leer segn las reglas inglesas con la esperanza de que as reconozcan
la palabra los portugueses que le oigan"
66
.
En nuestra opinin, los ejemplos de Wright no son paralelos; el
kematu siegat difcilmente puede verse como pronunciacin figurada de
comburatur, es, de hecho, su traduccin: 'quemado sea; la forma sinttica
latina de pasiva es trasladada a la forma analtica romance.
Otras caractersticas de las Glosas parecen contradecir la hiptesis
de Wright. En las Emilianenses, el glosador seal con letras a, b, c, d, etc.
superescritas o voladas el orden lgico de las palabras para deshacer el
hiprbaton; adems indic el sujeto de los verbos que no lo llevaban expreso,
o el sustantivo que los pronombres representaban. A favor del fillogo de
Liverpool podra esgrimirse el dato de que las palabras en ablativo van
notadas por k o ke, que sera una "glosa de acusativo": de fructibus, cuyo
objeto sera indicarle al lector que el nombre siguiente deba decirlo en
acusativo al leer en voz alta para una correcta lectura verncula: de
fructu(m)
n
.
Sea cual haya sido la intencin del glosador, el hecho es que las
Glosas constituyen un valiossimo testimonio de intencionada escritura en
romance de un momento histrico en el que el habla vulgar se senta
claramente como algo diferente del latn.

porque estaba de moda hacerlo, moda llegada a Espaa del centro de Europa.
65
Roger Wright 1988, pg. 261.
66
Roger Wright 1988, pg. 260.
Enrique Obediente Sosa.
1 7 3


3.3.1. Glosas Emilianenses
Procedentes del monasterio de San Milln (Sanctus Emilianus) de la
Cogolla, sito en La Rioja, datan seguramente del siglo XI. El texto en el cual
aparecen (cdice 60 de San Milln, Biblioteca de la Academia de la Historia,
Madrid) comprende las siguientes partes: 1) Ejemplos de vida asctica, 2)
Oficio de Letanas, 3) Martirio y Oficio Litrgico de los santos Cosme y
Damin, 4) Libro de las Sentencias, 5) Sermones de San Agustn.
Escritas en navarro-aragons aunque con clara influencia de
dialectos vecinos, las glosas de San Milln fueron hechas por un monje
probablemente vasco, pues dos de las glosas estn escritas en euskera.
Transcribimos a continuacin algunas de ellas tomadas de la edicin
preparada por Menndez Pidal (Orgenes, pgs. 1-9). Ntese que la glosa
est entre parntesis; hemos reemplazado la i y la ese largas antiguas (<j > y
< f>) por <i > y <s> para facilitar la lectura, al igual que la u consonntica
por <v>; del mismo modo hemos separado las palabras que en el texto estn
pegadas.
inclomes {sanos et salbos) 30 'sanos y salvos' paupribus reddet (qui
dat a los misquinos) 48 'que da a los pobres
exteriores (de fueras) 1 02 id.
doee (ata quando) 1 1 0 'hasta cuando
suabe est (dulce iet) 117 'dulce es
beatitdinem (ena felicitudine) 123 'en la felicidad
audite (kate vos) 129 'od
Dos trozos completos vale la pena transcribir. El primero, tomado
del Consistorio de demonios, en el cual varios ministros del diablo refieren
las maldades que vienen de hacer (folio 27):
Et ecce repnte (lueco) unus de princpibus eius vniens adorbit eum.
Cui dixit dibolus unde venis?
Et respndit: fui in lia provincia et suscitbi (lebanta- vi)
bellum (pugna) et effusines (bertiziones) snguinum [...]
simliter respndit: in mare fui et suscitbi (lebantai) conmot
iones (moveturas) et submrsi (trastorne) nabes cum mnibus
[...] Et trtius vniens (elo terzero diabolo venot) [...]
inpugnvi quendam mnacum et vix (veiza) feci eum fomicri
(2-1 0).
Biografa de una lengua
1 7 4


Que en espaol moderno sera:
Y he aqu que al momento vino uno de sus prncipes y lo
ador, a quien le dijo el diablo: 'De dnde vienes? Le
respondi: 'Fui a una provincia y suscit una guerra y efusin
de sangre [...] Del mismo modo respondi: 'Fui al mar y
suscit grandes movimientos y sumerg las naves con todo
[...] Vino el tercer diablo [...] 'combat a cierto monje y a duras
penas lo hice fornicar.
El segundo trozo es de una relevancia particular pues se trata de un
texto completo, no de unas palabras o una frase como es lo usual en las
Glosas. Es, en verdad, un conjunto ordenado que manifiesta una cierta
estructura literaria. Cree don Dmaso Alonso (1958, pg. 14) a propsito del
mismo que en un punto de su trabajo el monje glosador, que anotaba un
sermn de San Agustn, sinti la frase latina como demasiado seca; entonces,
presa de devocin, la amplific aadiendo lo que le sala del alma". He aqu
el texto:
adiubnte dmino nostro Jhesu Christo cui est honor et
imprium cum patre et Spritu Sancto in scula seculrum
(cono aiutorio de nuestro dueo, dueo Christo, dueo
Salbatore, qual dueo get ena honore, e qual duenno tienet ela
mandatione cono Patre, cono Spiritu Sancto, enos sieculos de
lo sieculos. Pacanos Deus omnipotes tal serbitio fere ke
denante ela sua face gaudioso segamus. Amem) (89).
Y en castellano de hoy:
(Con la ayuda de nuestro Seor Don Cristo, Don Salvador, que
como seor est en el honor, y cual seor tiene el mando con el
Padre, con el Espritu Santo, en los siglos de los siglos.
Hganos Dios omnipotente hacer tal servicio que delante de su
faz gozosos seamos. Amn).
Eririque Obediente Sosa
1 7 5


Ntese que dueo (del lat. dminus, de donde tambin procede don)
aparece reduplicado; el primero significa 'seor, dueo, el segundo es el
propio ttulo. Este refuerzo honorfico pervive an en la lengua, sobre todo
en Espaa: Seor Don Fulano de Tal. Puede apreciarse igualmente la
contraccin de la preposicin y el artculo con la consiguiente asimilacin de
la consonante lateral de este ltimo: cono (< con elo), ena (< en ela), enos (<
en elos).
La glosa-texto que acabamos de ver llev a Dmaso Alonso (1958,
pg. 15) a afirmar que "el primer vagido de la lengua espaola es, pues, una
oracin".
3.3.2. Glosas Silenses
Proceden del cenobio benedictino de Santo Domingo de Silos,
enclavado en Castilla cerca de Burgos. Escritas igualmente en navarro-
aragons, son un poco posteriores a las Emilianenses (finales del siglo XI).
El texto sobre el cual se hicieron comprende: 1) Homilas, Sermones,
Epstolas, 2) rbol de Parentescos, y 3) un Penitencial, todo lo cual est
contenido en un cdice que est en el Museo Britnico (add. 30.853).
Veamos algunas de estas glosas (Menndez Pidal, Orgenes, pgs.
9-24):
comburtur (kematu siegat) 9 'quemado sea abluntur
(labatu siegat) 1 1 'lavado sea ignrans (qui non
sapiendo) 17 'el que no sepa qui in prlio (punga) 48
'pugna, lucha
brbaris (a los gentiles paganos mozlemos) 51 'a los gentiles paganos
musulmanes absnte (luenge stando) 83 'estando lejos strilis
(infecunda sine fruitu) 143 'infecunda sin fruto
quinqunnium (V. annos) 150 'cinco aos
usque in finem (ata que mueran) 21 0 'hasta que mueran
ad nbtias (a las votas) 248 'a las bodas
tempesttes (bienios malos) 276 Vientos malos
Biografa de una lengua
1 7 6


Queremos terminar este punto con una observacin de Menndez
Pidal: mientras en otras tierras norteas, Len por ejemplo, se hicieron
glosas rabes sobre textos latinos, en La Rioja y Castilla se hicieron en
romance; o sea que mientras all se tomaba "como lengua supletoria otra
lengua erudita, propia de la cultura mozrabe, [aqu] se tomaba como
supletoria la lengua romance vulgar" (Orgenes, pg. 488), tal como lo
acabamos de ver.
3.3.3. El Auto de los Reyes Magos
Como se sabe, auto es toda composicin dramtica de breves
dimensiones y en que, por lo comn, intervienen personajes bblicos o
alegricos. El que nos ocupa es de especial inters por ser la primera obra
dramtica llegada hasta nosotros en romance de Castilla; el Auto de los
Reyes Magos, en efecto, debi de componerse a mediados del siglo XII. El
texto conservado, descubierto en la catedral de Toledo, es un fragmento de
147 versos escrito, como se dijo, en castellano pero con bastantes elementos
mozrabes y restos lingsticos gascones
67
.
El contenido de la obra refiere, como su nombre lo indica, la
historia de Melchor, Gaspar y Baltasar desde la visin de la estrella
milagrosa hasta su encuentro con Herodes; aqu se interrumpe el texto, pero
es de suponer que el drama concluira
con la adoracin de los Magos en Beln tal como se lee en el evangelio
segn San Mateo (2, 1-12).
Damos a continuacin una muestra de la pieza en la que aparecen
los protagonistas reflexionando sobre la extraa estrella vista:
Caspar:
Dios Criador, qual maravilla no
s qul es achesta estrela...
Nado es el criador que es de
las gentes snior?

67
Ver Juan Luis Alborg 1970, Tomo I, pgs. 198-202.
Enrique Obediente Sosa.
1 7 7


Non es vertad, non s qu digo, todo
esto non vale un figo...
Nado es Dios, por ver, de fembra en
aquest mes de december...
Baltasar:
Esta estrela non s dond vinet, qun la
trae o qun la tie...
Por tres vees me lo ver y ms de vero
lo sabr... ir, lo aorar i pregar i
rogar.
Melchior:
-Es? Non es?
Cudo que vertad es.
Veer lo otra vegada, si es
vertad o si es nada...
Bine lo veo que es vertad, ir al, por
caridad.
achesta: esta
por ver. en verdad
aquest. este
vero', de veras
aorar'. adorar
pregar', orar
cudo: pienso
veer lo \ he de verlo
vegada: vez
bine: bien
Ntese la representacin del diptongo [je] mediante la grafa <i>
(vinet; qun, bine), la cada de la -e final (aquest, dond), las alternancias
grafmicas <ch, qu> para representar el fonema /k/ (achesta, aquest), la
alternancia non~no. Igualmente la forma cudo (de cuidar) en su valor
etimolgico (< lat. cogitre 'pensar, juzgar).
3.3.4. Documentos notariales
Biografa de una lengua
1 7 8


Del siglo XII datan tambin los primeros documentos notariales en
romance. Valga como ejemplo el fragmento siguiente sacado de un diploma
redactado hacia 1156 en tierras de Soria
68
:
lo Diag Pedrez, filio de Pedro Nnnez de Fuental- mexir,
prendo el castiel dAlcozar de mano del obispo don Iohannes
dOsma [...] prometo a Dios e a sancta Mara e al obispo
dOsma que achesto que de suso es escripto que io as lo
atienda. [...] E todo achesto confirmamos in Soria delant el
sennor Fortn Lpez, e delant sua mullier donna Sancia [...] si
ass no lo atendiremos cumo lo prometemos, que seyamos
traiodores e fedmentidos e subraquesto seiamus
descomulgados e maleditos.
Que en lengua actual equivale a:
Yo, Diego Prez, hijo de Pedro Nez de Fuentalme- jir, tomo
el castillo de Alcozar de manos del obispo don Juan de Osma
[...] prometo a Dios y a santa Mara y al obispo de Osma que
esto, lo arriba escrito, as lo cumplir. [...] Y todo esto
confirmamos en Soria delante del seor Fortn Lpez y
delante de su mujer doa Sancha [...] si no lo cumpliremos
as como lo prometemos, que seamos (considerados) traidores
y fementidos y por ello seamos excomulgados y malditos.
Frago Gracia (1998, pgs. 94-98) afirma que el documento
"testimonia usos propios del castellano arcaico", aunque matizado "de varios
rasgos dialectales, de todo punto naturales en su preciso marco geogrfico y
sociocultural", como es el caso de los aragonesismos filio y mullier. Entre las
abundantes observaciones hechas por este investigador, mencionamos las
siguientes: "en lugar de ch todava se emplea el dgrafo ci" {Sancia)-, cumo,
variante de quemo 'como, tal vez muestra "la inexperiencia [...] en la
representacin de los diptongos"; la presencia de la forma hbrida

68
ngel Canellas Lpez 1972, "Un documento soriano romanceado:
infeudacin del castillo de Alcozar hacia 1156, Homenaje a Francisco
Yndurin, Zaragoza, pgs. 107-127. Tomado de Juan A. Frago Gracia 1998,
pgs. 94-95.
Enrique Obediente Sosa.
1 7 9


subraquesto, de supra + aquesto-, finalmente, el doblete verbal seyamos-
seiamus. Al final de su anlisis, afirma Frago que "mal podr negarse el
carcter autnticamente romance del documento en cuestin, cuya lengua ni
es catica ni siquiera vacilante, y que a buen seguro no ser el nico de los
que por los mismos aos se escribieron en vulgar, ni, probablemente, el
primero de los de esta clase".
4. EL CASTELLANO ANTIGUO (SIGLOS XIII-XV)
Siguiendo a Rolf Eberenz (1991), llamamos castellano antiguo al
estado de lengua que "se extiende entre 1200 y 1450, aproximadamente, y se
caracteriza por una relativa estabilidad de las estructuras esenciales de la
lengua escrita, dentro de los moldes creados por la reforma alfonsina" (pgs.
105-106). Dicho de otro modo, es la etapa comprendida entre el estado
arcaico y el que resultara de las grandes transformaciones fonolgicas y
morfosintcticas que tuvieron lugar o se afianzaron entre mediados del siglo
XV y finales del XVII. Este estado de lengua es conocido tambin como
etapa alfons por la labor lingstica llevada a cabo por el rey Alfonso X el
Sabio; de ello hablaremos ms adelante.
4.1. La lengua del siglo XIII
El siglo XIII est signado por el empeo de hacer del castellano
escrito una lengua independiente respecto al latn y que sea capaz de
expresar tanto los sentimientos ms elevados como el pensamiento ms
profundo. Esto se hace manifiesto en la produccin de los dos grandes
gneros literarios medievales: el mester de juglara y el de clereca.
Mientras el primero se destacaba por una poesa de tipo narrativo, de mtrica
irregular y tono heroico, el mester de clereca se caracterizaba por una
mtrica ms regular y una temtica preferentemente religiosa. El mximo
exponente del mester de juglara es el Poema de Mo Cid.
4.1.1. El Poema de Mo Cid
La literatura castellana propiamente dicha no comienza sino con el
Poema (o Cantar) de Mo Cid, epopeya popular compuesta en Castilla en la
Biografa de una lengua
1 8 0


que se narran las hazaas de Rodrigo (o Ruy) Daz, hroe nacional de la
Reconquista, nacido en Vivar, cerca de Burgos, en 1043 y muerto en
Valencia en julio de 1099, ms conocido por su apodo de Mo Cid, voz
derivada del rabe sayyidi 'mi seor.
De acuerdo con las ltimas investigaciones, el Poema data de los
primeros aos del siglo XIII (probablemente de 1207). El nico manuscrito
existente, copiado en el siglo XIV, sali a luz en el archivo del Concejo de
Vivar durante el siglo XVI.
El poema, compuesto, como todo cantar de gesta, slo para ser
recitado o cantado ante un pblico, consta de 3.730 versos (ms los 5 del
xplicit o final) elaborados en un lenguaje artstico en el que destacan una
sintaxis no rectilnea, llena de repeticiones y cambios de construccin, y un
lxico rico en el que predominan las expresiones relativas a la vida militar, a
los valores ticos, al mbito jurdico y a la conducta del caballero
69
.
Damos en seguida, a ttulo de ilustracin de la lengua del Poema
11
,
dos fragmentos de distinto escenario: a) el cierre de un trato con Rachel, un
prestamista judo, y b) la descripcin de una batalla. Presentamos en primer
lugar la transcripcin paleogrfica (es decir, la que respeta escrupulosamente
el manuscrito; la nica excepcin ha sido la de reemplazar el signo tironiano
que representaba la conjuncin copulativa por e), luego una versin literal
(en la que, adems, se desarrollan las
abreviaturas del texto), y finalmente la versin en espaol moderno.
a) Rachel amyo (id la manol ba besar
Ya capeador en bu ora (inxiestes espada De castiella uos
ydes pora las yentes estranas Assi es ufa uentura grandes
son ufas ganancias Vna piel vermeia morisca e ondrada
Qi beso ufa mano end q la yo aya (folio 4 vuelto, 174-

69
Para ms detalles sobre la obra, vase el Poema de Mo Cid, edicin
facsimilar del manuscrito existente y estudio, publicacin en dos volmenes
hecha por el Excelentsimo Ayuntamiento de Burgos, 1988.
Enrique Obediente Sosa.
1 8 1


179).
Versin literal:
Rachel a Mo Cid la mano le va a besar
Oh Campeador en buena hora ceisteis espada
De Castilla os vais para las gentes extraas
As es vuestra ventura grandes son vuestras ganancias
Una piel bermeja morisca y honrada
Cid beso vuestra mano en don que yo la haya
Versin moderna:
Rachel va a saludar a Mo Cid:
"Oh Campeador, ceisteis la espada oportunamente!
Os vais de Castilla hacia gentes extraas,
as es vuestra suerte, grandes son vuestros botines;
Cid, os ruego que me deis como regalo una piel bermeja,
mora y excelente.
piel bermeja: sobretnica de manga corta, hecha de armio, conejo u oveja, con el pelo por
dentro y la piel por fuera cubierta de seda roja.
Veriedes tantas lanas pmer e alar
Tanta adagara foradar e passar
Tanta loriga falssa(r) (e) desmanchar
Tantos pendones blancos salir vermeios en sangre
Tantos buenos cauallos sin sos dueos andar
Los moros lam mafomat e los xanos sci yagu(e)
Cayen en vn poco de logar moros muertos mili e ccc ya (folio 16
recto, 726-732; entre parntesis, letras restituidas que faltan en el
manuscrito).
Versin literal:
Verais tantas lanzas premer y alzar tanta adarga horadar y pasar
tanta loriga perforar y desmallar tantos pendones blancos salir
bermejos en sangre tantos buenos caballos sin sus dueos andar Los
moros llaman a Mahmat y los cristianos a Santi Yage Caan en un
poco de lugar moros muertos mil y trescientos entonces
Biografa de una lengua
1 8 2


Versin moderna:
Verais tantas lanzas hundir y alzar,
tanta adarga horadar y atravesar,
tanta loriga perforar y desmallar,
tantas banderolas blancas enrojecerse de sangre,
tantos buenos caballos andar sin sus dueos.
Los moros invocan a Mahoma y los cristianos a Santiago
70
; entonces
en poco espacio cayeron muertos mil trescientos moros.
premer: apretar, oprimir
adarga: escudo ovalado hecho de piel de bfalo loriga:
armadura del cuerpo hecha en lminas de acero
a) Morfologa de la lengua del Cid
La lengua del poema cidiano es representativa de la de los inicios
del siglo XIII, pero dado que se trata de una obra de carcter literario no
podemos afirmar con absoluta certeza que todas las caractersticas de aqulla
se encontraran en la lengua hablada del momento; dado, sin embargo, que la
obra estaba destinada primeramente al pueblo, se puede inferir que no debi
de haber sido demasiado grande la distancia entre la lengua empleada por el
poeta y la de aqul.
Con estas salvedades, lo primero que hay que resaltar es que la
morfologa de ese castellano antiguo se caracteriza por un polimorfismo
producto de los procesos fonolgicos que estaban teniendo lugar en esta fase
histrica, y de las vacilaciones propias de una lengua que no ha terminado de
escoger sus formas. Con la certeza que tenan de que la lengua vulgar era ya
algo distinto del latn, aqullos que dejaron testimonios escritos exteriorizan
la pugna entre formas diversas que coexistan en el habla, seguramente
condicionadas por factores contextales, estilsticos
o regionales. A continuacin presentamos algunas de las caractersticas

70
Los musulmanes exclaman su bismillah, mientras los cristianos invocan a
Santiago, costumbre tomada desde la batalla de Clavijo (s. IX) en la que,
segn la leyenda, el santo apareci milagrosamente. Sobre la forma Sancti
Yage, vase la nota 5 del captulo La Espaa juda.
Enrique Obediente Sosa.
1 8 3


morfolgicas ms relevantes.
Esfera del nombre
1) Los artculos femeninos tenan dos alomorfos: una/(e)la y un/el segn
que el sustantivo siguiente comenzara por consonante
o por vocal: una noch, la puerta; un ora, el espada. Este fenmeno se
propag tambin a otras palabras, las cuales presentaban dos formas segn el
contexto, como puede verse en los siguientes ejemplos: don Elvira e doa
Sol (2075), much estraa (587), muy fuert.
2) A causa de la cada de la -e final, los pronombres tenan una forma plena
y otra apocopada: elle~l, este~est, esse~s. Los enclticos perdan tambin
la vocal final y se apoyaban en el pronombre, el sustantivo, el adverbio o el
verbo que los preceda:
quem las dexe sacar 'que me las deje sacar (1277)
esto/ lidiare aqui 'esto te litigar aqu (3344) mna feridal
daua 'un golpe le daba (38)
alabandos yuan 'alabndose iban (2763) mol toma
rrecabdo 'no le ofrece ayuda (2756)
did el cauaUo 'dite [te di] el caballo (3322) (ntese la sonorizacin
de did por dit).
3) Uso frecuentsimo del sufijo {-ura} para formar sustantivos derivados de
participios: apregiadura 'especie, bienes, iura 'juramento, natura
'nacimiento, etc.
Esfera del verbo
1) Es quiz mayor la multiplicidad de formas verbales, unas debidas a
inseguridad fontica, otras a causa de la mezcla de formas heredadas del
latn con formas analgicas. Basten los siguientes ejemplos:
of ~ ove 'hube
Biografa de una lengua
1 8 4


caye ~ cae
dizin ~ dizan 'decan ixo ~
ixi (< exir) 'sali fazer ~ far
~ fer 'hacer
fezist ~ fizist 'hiciste' fazed ~ fed ~ fet
haced metudo ~ metido nagi ~
nasco na $ ido ~ nado pensar ~
pessar
rrepiso ~ rrepentido 'arrepentido
1

rrespuso ~ rrespondi
era ~ se ~ sedi
eran ~ sean ~ sedin ~ seyn
fue ~ sovo
vengido ~ vengudo
Ntese, adems, que en las 3- personas del plural alternaban las
desinencias -nt (la etimolgica) y -n: sabent~ saben.
En esto de las formas verbales vale la pena sealar que el futuro de
indicativo y el condicional aparecen en el poema tanto en la forma sinttica
como en la perifrstica: Myo gid querr 'Mo Cid querr (132), querer
me ha por amigo 'me querr por amigo (76), conbidar le yen de grado
'le convidaran de buen grado (21), que perderi los aueres 'que perdera
los bienes (27). Ntese en las formas analticas la insercin de pronombres
entre el infinitivo y el auxiliar aver.
2) El morfema adverbial {-mente} tena cinco alomorfos: mente, miente,
ment, mient, mientre: fuerte mientre sellada (43) (ntese que este
elemento an no se haba soldado al adjetivo).
b) Sintaxis de la lengua del Cid
En cuanto a la sintaxis, el rasgo ms caracterstico es la gran
flexibilidad estructural. Como seala Lapesa, "en lugar del orden rectilneo,
domina la frase quebrada y viva", la cual aparece como "un conjunto
expresivo constituido por unidades mviles y entrecortadas" (Lapesa 1980,
Enrique Obediente Sosa.
1 8 5


pg. 218). Esa flexibilidad, que pudiera parecer desorden, se manifiesta de
muchas maneras, entre las cuales resaltamos lo que sigue.
1) Uso copioso de la construccin inversa:
agua nol puedent vedar 'no le pueden quitar el agua (555).
2) Escisin de los elementos de un mismo sintagma:
,gentes se le al(l)egan grandes 'se le unen numerosas gentes
(968).
3) Aunque la regla general era que slo los verbos transitivos se auxiliaban
con aver, se ve en muchos casos un uso indistinto de ser y aver como
auxiliares de los tiempos compuestos de verbos intransitivos y reflexivos:
en buen ora fuestes nagido 'habis nacido oportunamente (71)
arribado an las aues fuera eran exidos 'las naves han llegado, (ellos) haban
desembarcado (1629).
En estos casos, sin embargo, no se descarta la posibilidad de matices
diferentes, enfatizando as la accin misma (con aver): a valencia an
entrado (2247), o su resultado (con ser): entrados son los yfantes 'han
entrado los infantes (2697). Ntese que el participio de los tiempos
compuestos con ser concordaba en gnero y nmero con el sujeto de la frase.
4) Aunque en los tiempos compuestos con aver el participio concuerda, por
lo general, con el objeto directo (como se ve en el primer ejemplo siguiente),
se da tambin la forma actual con participio invariable (segundo ejemplo):
estas apregiaduras myo gid presas las ha 'Mo Cid ha tomado estos
bienes (3250).
quando tal batalla auemos ar(r)ancado 'porque hemos ganado tal
batalla (793).
5) La variedad de usos de los modos y tiempos verbales es extraordinaria.
Biografa de una lengua
1 8 6


El imperfecto de indicativo expresa tanto el sentido pretrito como el
presente; el presente y el imperfecto de subjuntivo servan tambin para
expresar mandato; uso del futuro en subordinadas temporales (que hoy se
forman con subjuntivo), etc.
6) Uso polivalente de los conectores. As, por ejemplo, que puede significar
'que, porque, para que, aunque; quando es igual a 'cuando, despus que,
porque; commo (y sus variantes cuerno y cum) significan 'como, de qu
modo, de modo que, para que, que. A esto se agrega que muchas veces la
subordinada no se introduce por un conector; el lector o el oyente deban
deducirlo por el contexto o la situacin.
7) Uso frecuente de formas anmalas producto de procesos fonosintcticos:
prestalde 'prestadle, dandos 'dadnos, nimbla 'ni me la, serville 'servirle.
Formas como dandos y nimbla desaparecen en la Edad Media; las otras, por
el contrario, van a seguir en uso an en la literatura del Siglo de Oro.
8) Especial atencin merece la forma ge lo 'se lo (escrito tambin gelo).
Cuando el pronombre personal en funcin de objeto indirecto iba unido al
directo del mismo pronombre (lat. dedit illi illum, lit. 'dio a l ello), se
emple la forma gelo (y el femenino gela), que no es otra cosa que el
resultado de la evolucin fontica del grupo illi-illu: > [eljelo] > [eXelo] >
[e3elo] > [3elo]: aquel que gela diesse 'aquel que se la diese (26). Habr
que esperar el siglo XIV para verla reemplazada por se lo.
9) Se mantiene an el uso latinovulgar de refuerzo de la negacin con
trminos concretos de escaso valor: mo lo preqio un figo lit. 'no lo estimo
un higo (77), es decir, no me importa en lo absoluto.
c) Lxico
No podemos abordar aqu todo lo relativo al vocabulario del Cid\
bstenos con sealar que el poema posee una gran riqueza lxica en la que,
junto a palabras y expresiones populares, encontramos lo siguiente:
Enrique Obediente Sosa.
1 8 7


1) No pocos cultismos, es decir, voces latinas apenas retocadas en la forma
para amoldarlas a la fonologa castellana, tales como
laudare < laudre loar, alabar
monumento < monumntum 'monumento conmemorativo, 'sepulcro
oragin < oratine, en el sentido de 'plegaria
glorificar < lat. tardo glorificre id. tus < tus
'incienso eras < eras 'maana
vocagin < vocatine 'accin de llamar, empleado con el sentido
religioso de 'voto, promesa
nes, paria 'tributo, condonar 'restituir, etc.
3) Galicismos y occitanismos, introducidos en la lengua gracias, en buena
parte, a las peregrinaciones jacobeas, de lo cual hablaremos ampliamente en
el punto 4.1.3.
4.1.2. El mester de clereca
El mester de clereca es, como su nombre lo indica, un gnero
potico creado por clrigos que, incorporados a la literatura en romance, van
a seguir el ejemplo de los juglares produciendo obras encaminadas a
difundir historias y relatos entre el pueblo llano. Este mester se diferenciar
del de juglara por: l
71
) una mayor perfeccin estructural (una mtrica ms
regular que la juglaresca) que le resta, no obstante, agilidad al verso por su
monotona, y 2
2
) por sus temas (por lo comn de carcter religioso o relatos
de origen clsico). Pero tambin por la lengua, algunas de cuyas
caractersticas sealamos en seguida.
La primera, y quizs la ms relevante, es la extraa combinacin de
cultismos y vulgarismos, aspecto fcilmente explicable si consideramos que

71 Un detallado vocabulario de la vida de la poca feudal (instituciones,
vestimenta, etc.), entre las que podemos sealar adgara 'adarga, albergada
'campamento, bloca 'centro de un escudo, lid 'batalla, loriga 'coraza,
(h)onor 'hacienda, posesio-
Biografa de una lengua
1 8 8


el propsito del clrigo-poeta era hacerle llegar al vulgo iletrado leyendas e
historias que desconoca, para lo cual tena que utilizar un lenguaje que
aqul comprendiese; pero ese clrigo era un hombre culto, con suficiente
instruccin como para extraer los temas de sus poemas de textos latinos, lo
cual dio lugar a la aparicin de numerosos latinismos. As, al lado de
trminos vulgares como mollera, porrada, pescozada, perro, pobre, etc.,
estn los cultos flumen, letiqia, exilio, dolo, liqenqia, usor, etc. (< lat.
flumen 'ro, laettia 'alegra, exslium 'destierro, idlum 'imagen, licntia
'permiso, uxor 'esposa, respectivamente).
Otra caracterstica de la lengua del mester de clereca es su soltura
en expresar sentimientos, lo cual se traduce, entre otros recursos, por una
abundancia de diminutivos (ropiella < ropa, almiella < alma, pastorciello,
poquillejo < poco, etc.).
Con este gnero literario se introduce en castellano, aunque
tmidamente, la forma de superlativo latino en -ssimo, sustituida, como ya
se sabe, en latn vulgar por formas analti- co-perifrsticas. En cuanto a la
sintaxis, baste decir que aqulla tiene una mayor complejidad, con una
relativa rigidez que le quita vivacidad y soltura al verso.
Del mester de clereca se conservan el Libro de Apolonio, el Libro
de Alexandre, el Poema de Fernn Gonzlez (todos annimos) y, lo ms
importante, la produccin de Gonzalo de Berceo, el primer poeta castellano
de nombre conocido. Monje benedictino de la provincia de Logroo, muerto
hacia el 1268, su obra comprende, adems de algunos himnos, nueve libros
devotos, que pueden repartirse en tres grupos: 1) tres vidas de santos (Santo
Domingo de Silos, San Milln de la Cogolla y Santa Oria); 2) tres obras
marianas (Loores de Nuestra Seora, Planto que fizo la Virgen el dia de la
Passin de su Fijo Jesu Christo y Mirados de Nuestra Seora); 3) tres obras
de diversa temtica (Sacrificio de la Misa, De los signos que aparecern
antes del Juicio y Martirio de Sant Laurencio).
Ilustremos el arte de los clrigos-poetas con algunos de sus versos;
la primera estrofa est tomada del Libro de Alexandre, las otras de los
Milagros de Nuestra Seora.
Andan viejas e moas cobiertas en amores,
Enrique Obediente Sosa.
1 8 9


van coger por la siesta a los prados las flores,
dizen unas a otras: Bonos son los amores!
E aquellos plus tiernos tinense por mejores.
* * *
Yo maestro Gonzalvo de Bereo nomnado Iendo
en romera cae< en un prado verde e bien senado,
de flores bien poblado, logar cobdi^aduero pora
omne cansado.
Nunqua trob en sieglo logar tan deleitoso, nin sombra
tan temprada, nin olor tan sabroso, Descargu mi
ropiella por ia9er ms V90S0, posme a la sombra de un
rbor fermoso.
Ella es dicha fuent de qui todos bebemos, ella nos
dio el 9evo de qui todos comemos, ella es dicha
puerta a qui todos corremos, e puerta por la cual
entrada atendemos.
nomnado: nombrado, llamado
caeg: fui a parar
sengido: intacto
cobdigiaduero: codiciado
pora', para
omne'. hombre
trob: encontr
sieglo: siglo, en sentido de mundo'
vigioso: gustoso gevo: alimento atendemos:
esperamos
4.1.3. Aportaciones ultrapirenaicas
Del siglo XI al XIII fluyen hacia Espaa numerosos contingentes
del otro lado de los Pirineos representados principalmente por nobles,
peregrinos y monjes de Cluny. En efecto, en este perodo las cortes
espaolas se ven frecuentadas por seores ultrapirenaicos; con las mejoras
hechas por Sancho el Mayor de
Navarra al camino de Santiago, aumenta el nmero de peregrinos europeos,
Biografa de una lengua
1 9 0


especialmente de franceses, hacia el santuario gallego que, segn la
tradicin, guarda los restos del apstol, a tal punto que el camino por el que
transitaban las peregrinaciones jacobeas era llamado comnmente el camino
francs', por ltimo, Alfonso VI de Asturias y Castilla introduce la reforma
monstica cluniacense, reforma que signific no slo volver a la tradicin
benedictina y liberar a la Iglesia del poder temporal, sino tambin la
introduccin de la liturgia romana, la cual habra de unlversalizarse en
detrimento de los ritos regionales, en Espaa especficamente del rito
visigtico-mozrabe. Espaa comienza, pues, a europeizarse, sale de su
aislamiento pero con perjuicio de muchas de sus tradiciones.
En el plano lingstico las influencias son varias: la escritura
visigtica cede ante la Carolina; los dialectos franceses favorecen, como ya
vimos, la cada de la -e final; se introduce la grafa ch para representar el
fonema palatal africado sordo; y el lxico se enriquece con los primeros
galicismos y occitanismos, entre los cuales podemos sealar los siguientes:
folia 'locura < occ. ant. folia, derivada de fol 'loco < lat. follis
'bolsa, saco, 'baln, y metafricamente 'cabeza vaca, 'loco. fonta
~ honta 'afrenta < fr. honte < frncico *haunita. fraile, antes fraire
< occ. fraire 'hermano < lat. fratre id. homenaje < occ. ant.
omenatge id., der. de orne 'hombre en el sentido de vasallo. hostal <
occ. ant. ostal 'posada, 'casa < lat. hospitle 'habitacin para
husped. manjar < occ. manjar 'comer < lat. vg. manducare id.
mensaje, antes messaje < occ. ant. messatge, der. de mes 'mensajero
y ste del lat. missus 'enviado.
mesn, antes maisn < fr. maison 'casa' < lat. mansine
Vivienda.
monje < occ. ant. monge id. < lat. vg. mnicus 'anacoreta' < gr. monajs
'solitario'. preste 'sacerdote' < fr. ant. prestre < lat. prsbyter 'presbtero <
gr. presbteros 'ms viejo. sage 'discreto, juicioso < fr. sage 'sabio,
'prudente < lat.
vg. *sbius 'sabroso, 'sabio'. sojomar 'residir,
'permanecer < fr. ant. sojomer < lat.
pop. *subdiumre 'durar cierto tiempo. tacha 'falta,
Enrique Obediente Sosa.
1 9 1


defecto < fr. tache 'mancha' < lat. vg.
*tacca, latinizacin del germnico taikn 'seal'. trovar
'hallar', 'trovar' < occ. trobar 'hallar', 'componer versos < lat. vg.
*tropre 'hablar figuradamente, de ah se pas a 'inventar y
'hallar. vianda < fr. ant. viande 'alimentos (hoy slo 'carne') <
lat. vg. *vvenda 'cosas de que se ha de vivir.
Algunos de esos vocablos desapareceran al imponerse el
equivalente hispnico, otros se enraizaran en la lengua; entre estos
ltimos uno merece especial atencin, nada menos que el trmino
espaol. Dejemos que sea Lapesa (1980, pg. 201-202) quien nos cuente
el origen de la palabra. Hispanilus, adjetivo derivado de Hispania, es
gentilicio que como nombre propio consta en el Medioda de Francia
desde fines del siglo XI, unos decenios ms tarde en Aragn,
Navarra y Soria, y de 1194 a 1212 en Toledo, Burgos y Rioja, casi
siempre entre inmigrantes francos. En su origen hubo de designar
a los hispano-godos que, ante la invasin rabe, se haban refugiado
en el siglo VIII al Norte del Pirineo, as como a sus descendientes.
[...] Como adjetivo o sustantivo comn lo usan trovadores occitanos
de hacia 1 200, y despus Berceo, el Alexandre y otros textos del
siglo XIII. Su
adopcin era necesaria: como consecuencia de los avances de la
Reconquista Espaa haba dejado de emplearse como sinnimo del
ndalus y se aplicaba a la totalidad de los estados cristianos
peninsulares; este concepto unitario requera la existencia del gentilicio
correspondiente, y espaol vino a llenar este vaco.
Fue, pues, nombre aglutinante para todas las regiones, cuando,
gracias al avance de la Reconquista, qued inoperante la simple dualidad de
'cristianos' y 'moros
19
.
Que el vocablo espaol no es palabra de origen castellano lo prueba
la no diptongacin de la vocal tnica y la cada de la final; de haber nacido
en Castilla, en efecto, habra sido *espauelo.
Biografa de una lengua
1 9 2


4.1.4. La prosa pre-alfons
Contrariamente a la poesa, la prosa castellana anterior a la obra
alfons carece de relativa madurez. Esto se explica por el hecho de que,
mientras los poemas de uno y otro mester estaban destinados no a ser ledos
sino recitados en la plaza pblica, los clrigos -que eran los que posean una
mayor prctica escrituraria- mostraban resistencia a escribir en otra
1 9
Es interesante traer a colacin la frase que registra la crnica de Alfonso
III de Asturias (ss. IX-X) al hablar de las tierras reconquistadas por l;
refirindose a la procedencia de los colonos con los que repobl el territorio,
dice: Partim ex suis, partim ex Spnia venintibus, es decir, parte de los
repobladores eran vasallos suyos, en tanto que otros venan de Espaa, eran, por
tanto, mozrabes forasteros oriundos de Al-ndalus. Para ese entonces, pues, el
nombre Hispania o Spania significaba fundamentalmente el territorio hispnico
musulmn; no obstante, el vocablo nunca perdi del todo el valor tradicional
unitario o referido a la Espaa cristiana.
lengua que no fuese el latn. Por ello es digno de alabar el que Fernando III
el Santo (padre de Alfonso X) haya decidido que los documentos de su
cancillera fueran redactados en castellano, un ejemplo de los cuales damos a
continuacin
72
:
sepades que yo d a don Domingo abbat de sancto domingo
que ffu aquella vinna de Tudela en val de Tezn pora su
Monasterio, que la ayan por de juro de heredad. Ond mando
firme mientre que ninguno non sea osado de contrallarla njn
de ffor^rgela. Ca qui lo fiziesse aure mj yra e pechare a mj
en coto Qient morabetes e a l el dao duplado.
Es decir:
Sabed que yo doy a don Domingo, abad que fue de Santo

72
Documento por el que Femando III concede al monasterio de Sto. Domingo
de Silos, el 26 de septiembre de 1228, una via en Tudela. Tomado de M.
Vivancos 1995, pgs. 32 (descripcin y transcripcin del manuscrito) y 33
(facsmil del documento).
Enrique Obediente Sosa.
1 9 3


Domingo de Silos, aquella via de Tudela en el valle de Tezn
para su monasterio, que la posean perpetuamente. De donde
mando firmemente que nadie ose contrariarla ni arrebatrsela.
Ya que quien
lo hiciese tendra mi ira y me pagara de multa cien
morabetes, y a l, el dao duplicado.
Apartando los documentos reales, las producciones en prosa ms
antiguas estn restringidas a crnicas y obras de carcter didctico-moral
ajenas a toda intencin esttica; tienen como caractersticas una sintaxis
relativamente poco compleja donde la coordinacin prevalece sobre la
subordinacin, y un vocabulario rico en cultismos escolares y cientficos y
muchos
abstractos: elemento, estudio, geometra, msica, comparacin, etc.
Muchas de esas producciones son, de hecho, traducciones al
castellano, entre las que cabe destacar el Fuero Juzgo
73
(el Lber ludicirum
de origen visigtico), catecismos poltico-morales como Poridat de las
pordades
74
, el relato de viaje a Tierra Santa con pasajes bblicos llamado La
Fazienda de Ultramar
75
(primera obra extensa en prosa castellana) y,
particularmente, las versiones de la Biblia. A manera de ilustracin
reproducimos un fragmento de Poridat
76
y otro del Evangelio de San
Mateo
77
, traducido ste del texto latino en la segunda mitad del siglo XIII:
et conuiene uos que ondredes el que de ondrar es, et poner a
cada uno en el logar que merece, et que les fagades cosas por

73
Lleno, sin embargo, de dialectalismos leoneses.
74
Poridat significaba secreto, confidencia y, probablemente tambin,
verdad (cf. Corominas y Pascual 1980, s. v. puro), de modo que el ttulo de
esta obra podra traducirse como Verdad de verdades (recurdese lo dicho en el
captulo precedente sobre el superlativo hebreo).
75
Fazienda: batalla
76
Ed. Lloyd A. Kasten, Madrid, 1957, 38. Tomado de Lapesa 1980, pg. 232.
77
El Evangelio de San Mateo segn el manuscrito escurialense 1.1.6, edicin y
estudio de Thomas Montgomery, Anejo VII del Boletn de la Real Academia
Espaola, Madrid, 1962, 31-32. Tomado de Lapesa 1980, pg. 234.
Biografa de una lengua
1 9 4


que uos amen, et que les razonedes bien ante ellos et enps
ellos, et que les dedes que uistan.
uos: vos (os) ondredes: honris fagades: hagis
razonedes: consideris enpos: emps, detrs de
dedes: deis
* * *
Por ende uos digo que non seades en cueydado de uuestra
alma, qu combredes ni qu uistredes. No es
ms el alma que la vianda, e el cuerpo ms que la
uestidura? Tenet mientes a las uolatilias del cielo, que ni
sembran ni siegan ni allegan en orrios, e da les de comer el
uuestro Padre celestial. Pues non sodes uos ms que ellas?
Qul de uos cueda que podrie
annader un copdo a su estado? (Mateo 6, 25-27).
seades: seis combredes: comeris uistredes:
vestiris
tewef mientes: parad mientes, considerad
uolatilias: aves
orrio'. hrreo, granero
sodes'. sois
cueda'. piensa, cree
annader. aadir
copdo: codo (medida)
Es indudable que tal versin, aunque carezca de finalidad literaria,
es un precioso ejemplo de prosa castellana, quizs no madura ("sabor de
fruta agraz" dice Lapesa), pero con fuerte sabor castellano (baste compararla
con el texto latino correspondiente). Es prueba, pues, de que "la prosa
castellana haba salido de su infancia" (Lapesa 1980, pgs. 235-236).
4.1.5. Alfonso X el Sabio (1221-1284)
Al ceirse en 1252 la corona de Castilla y Len, Alfonso X se
impuso como tarea un ambicioso programa de difusin de la cultura. Para
ello llam a su corte a un importante grupo de sabios (historiadores, hombres
de ciencia, especialistas en derecho) que, junto con juglares y trovadores,
Enrique Obediente Sosa.
1 9 5


van a producir una ingente obra de compilacin, traduccin y creacin, nica
en la Edad Media.
Continuando la costumbre iniciada un siglo antes en la llamada
Escuela de Traductores de Toledo
78
, se rode de eruditos cristianos, judos y
musulmanes para traducir lo mejor del saber acumulado hasta ese entonces,
pero el trabajo no se limit a poner en latn lo que originalmente estaba en
rabe o en hebreo. Recordemos que, para la poca, el proceso de traduccin
se haca en dos fases: la primera consista en la versin oral en romance del
texto oriental, versin hecha generalmente por un judo, y que era luego
(segunda fase) trasladada por un cristiano al latn; el romance apenas serva
de puente entre una lengua y otra. Pues bien, en la corte de Alfonso se
prefiri que la obra quedara en romance, siendo la tarea del escribano
cristiano poner aquella versin oral en un castellano ms elaborado. As, el
latn quedaba relegado porque el monarca quera difundir la cultura en la
lengua del pueblo, como lo manifest en el prlogo del Lapidario
11
, que
orden trasladarlo de aruigo en lenguaie
castellano porque los omnes lo entendiessen meior et se sopiessen dl ms
aprouechar.
Todo este esfuerzo de Alfonso no habra sido posible de no
haberse dado tres circunstancias que favorecieron su empeo: la
emigracin en masa de sabios rabes y judos hacia Castilla, la irrupcin
de seglares en el mbito cultural, y la relativa solucin de los principales
problemas de la Reconquista. Gracias, pues, a todo ese conjunto de
factores fue posible que surgiera la inmensa produccin alfonsina, cuyas
obras capitales son las siguientes:
- La gran compilacin jurdica de Las Partidas, cdigo legislativo
compuesto en siete partes, cada una de las cuales reglamenta los distintos
aspectos de la sociedad de la poca.

78
Julio Valden Baruque (1980, pg. 85) afirma, sin embargo: "En realidad, la
citada escuela parece que nunca existi. Lo que s se produjo fue un encuentro
de intelectuales de diversas latitudes que acudan a Toledo, atrados por su fama,
con la finalidad de entrar en contacto con las obras rabes y verterlas al latn".
Biografa de una lengua
1 9 6


- Libros del Saber de Astronoma y Lapidario, tratados cientficos sobre
los movimientos de los astros y las cualidades de las piedras preciosas,
respectivamente.
- Primera Crnica General y General e Grand Estoria, la primera es una
historia de Espaa, la segunda quiso ser un compendio de historia
universal pero slo lleg hasta el siglo I dC.
- Los Libros del Acedrex e Dados e Tablas, libros de juegos y
entretenimientos.
- Cantigas de Santa Mara, 430 composiciones poticas, en su mayor
parte obra personal de Alfonso, escritas en gallego, lengua preferida
entonces para la lrica.
- El libro de Calila e Dimna, coleccin de cuentos de origen snscrito
cuya versin castellana fue impulsada por Alfonso antes incluso de
heredar el trono, lo mismo que el Lapidario.


Pgina del Saber de Astronoma de Alfonso X

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CfttrAS.l AlA te*tfflA T 414 pttiCnA .1 AllTP
i cmn ALA tmam AA taatertCAltinl
w.atMr^crtcwrrcplgmstf.#rmmlnAn
Alfonso X, Libros del saber de Astronoma, Del ochauo. Tomado de Agustn Cario, 1983,
Tratado de Paleografa Espaola, II Lminas, Espasa-Calpe, Madrid, lmina 184.

Enrique Obediente Sosa
2 0 3


Exceptuando las Cantigas, tales obras, de temas tan diversos y en
las que intervinieron tantos y distintos colaboradores, no pueden, por
supuesto, tener unidad estilstica, pero s una cierta unidad lingstica a pesar
de ciertas variaciones que no hacen sino ilustrar el proceso de fijacin de la
lengua a lo largo del reinado de Alfonso X. En ese proceso fue determinante
la accin del rey, quien personalmente revisaba y correga las traducciones a
fin de que todo correspondiera al modelo de lengua que l llam castellano
drecho, castellano que corresponda en general al habla toledano-burgalesa
(desprovista, sin embargo, de los ms salientes rasgos del anterior dialecto
mozrabe de Toledo y de los exclusivismos de Burgos), en la que se
introdujo uno que otro rasgo leons. Al respecto es interesante resear que
en 1276, descontento con la traduccin que aos antes se haba hecho del
Libro de la Ochava Espera (Libro de la Octava Esfera), decide darle l
mismo nueva forma; para ello
tollo las razones que entendi eran sobejanas et dobladas et
que non eran en castellano drecho, et puso las otras que
entendi que compilan; et cuanto en el lenguaje, en drenlo
l por sise.
Es decir, elimin todo aquello que consider de sobra (sobejano) y repetido
(doblado) y que no estaba en correcto castellano, dejando slo lo que a su
juicio era pertinente, corrigiendo l mismo el lenguaje.
Si Fernando III, padre de Alfonso, impuso el uso del castellano en
los documentos reales, a ste le cupo el mrito de elevarlo a lengua culta al
hacer que grandes obras del saber se escribieran en l. No es, pues, gratuito,
por todo lo dicho, que su obra haya sido calificada por muchos como de
"revolucin" lingstica.
4.1.6. Caractersticas de la lengua alfons
a) Fonologa
1) En los escritos alfonsinos ms antiguos se observa una abundante
prdida de la -e final (dond', grant, recib), mientras en los ms tardos la
apcope disminuye de manera notoria; en estos ltimos, las formas con -e
Biografia de una lengua
2 0 4


predominan pero la vacilacin est an presente (inffante ~inffant).
2) La vocal final de los pronombres enclticos todava se pierde (dim, quem,
quet), aunque es menor en los textos menos antiguos, en los que slo se nota
profusamente la prdida de la vocal de los pronombres le/lo (respondilquel,
matl).
3) De manera similar van desapareciendo las formas contractas resultado de
ciertas combinaciones fonticas; por ejemplo: tod esto, poc a poco, quembl
vuelven a ser todo esto, poco a poco, que me lo.
4) La lengua escrita no acept el rasgo norteo de sustituir la /- por la h-;
mantuvo, por tanto, la labiodental latina: fijo, fazer. A este respecto dice
Juan Antonio Frago Gracia (1993, pg. 402) que en el siglo XIII, la [h] "se
hallaba extendida por amplias zonas peninsulares aunque la lengua escrita de
alguna manera oculte la real dimensin que el hecho lingstico tuvo en los
siglos medievales" dado el peso de la tradicin escrituraria. Habr que
esperar la segunda mitad del siglo XVI para ver normalizados los usos
ortogrficos de <h>.
5) Comienza la confusin de las sibilantes /s z ts dz/. Aunque la lengua
escrita de los textos eruditos y literarios manifieste una cierta normativa que
hace pensar en una perfecta estabilidad de la lengua, otro tipo de escritos,
como los documentos notariales e incluso regios, dan fe de que ciertos
cambios fonticos que con el tiempo habran de progresar ya se haban
puesto en marcha en esta centuria, cambios que hasta hace poco se crea que
databan de fechas ms tardas. El valor de tales documentos como
testimonio de procesos fonticos es, ciertamente, importante, pues como
afirma Frago Gracia (1993, pg. 34), "si hay traicin ortogrfica,
presumiblemente habr tambin ruptura fontica con los modos anteriores",
pero advierte en seguida el investigador que "slo un seguimiento
exhaustivo del fenmeno a travs de una documentacin lo ms completa
posible le permitir al fillogo sacar conclusiones definitivas o apuntar
consecuencias de carcter general" ; es entonces evidente que las
incorrecciones o cacografas, antes que manifestar "una incoherente
casustica, resultante de los desorientados usos de muchos escribanos
Enrique Obediente Sosa
2 0 5


medievales" son una "bien definida manifestacin lingstica [...] de no
menos precisos y constantes rasgos ortogrficos" (op. cit. pg. 260). El
anlisis de un ingente corpus documental por parte del citado autor aragons
le ha permitido concluir que en los aos doscientos ya haba comenzado el
resquebrajamiento del subsistema de sibilantes del castellano: /s z 1s dz/
haban empezado a confundirse.
i) /S/ - /z/
Respecto a la confusin de tales fonemas por prdida del rasgo de
sonoridad, escribe Frago Gracia (1993, pg. 220) que "en textos del siglo
XIII pertenecientes a los fondos de la Catedral de Sevilla se aprecia de modo
verdaderamente incuestionable que ciertos amanuenses [...] no usaban
correctamente en la escritura las grafas ss y s, de donde es lgico colegir
que tampoco distinguan en la pronunciacin los correspondientes sonidos".
Y proporciona no pocos ejemplos datados desde el ao 1257: quissiredes,
cossa, guissa, tomase, vendiesen, etc.; la vacilacin es constante, al punto
que se dan alternancias grficas en la pluma de un mismo escribano, como
las correctas quisiredes, casas frente a las anmalas quissiredes, cassas.
Ni siquiera la ortografa alfons fue capaz "de sistematizar, o
imponer, el correcto empleo de -ss- y -s-, pues son numerosos los diplomas
reales de Alfonso el Sabio que no muestran semejante logro; y si las cosas
sucedieron as, no cabe otra explicacin que la de que en el siglo XIII eran
ya legin los castellanohablantes que haban abandonado la oposicin
fonolgica /s/~/z/" (op. cit. pg. 245).
ii) /ts/ - /dz/
79

Igual que en el par anterior, ya hay indicios de la prdida de la
oposicin de las sibilantes africadas por prdida de la sonoridad, de lo cual

79
En las citas de Frago Gracia, hemos reemplazado por /te/ y /dz/ los signos
// y /z/, respectivamente, utilizados por l.
Biografia de una lengua
2 0 6


dan fe, por ejemplo, las alternancias mezquitamezquita, raznragn y
un fezi latino con <z> en lugar de con la correcta <c> (cf. Frago Gracia
1993, pgs. 226- 227). Ejemplo significativo de ello puede observarse en la
concesin de Alfonso X otorgada en Sevilla en 1252 "en la que aparecen
con -g casi todos los trminos que habran de tener -z (lapsus revelador de la
neutralizacin de /te/ y /dz/ implosivas), como son dieg y diegmo o yueg
'juez, lo que apunta a la extensin del cambio al consonantismo
intervoclico" (op. cit. pg. 326).
iii) Pero la tendencia va ms all; en efecto, hay ejemplos
reveladores no slo del proceso de desonorizacin como los ya aducidos
sino tambin de cambio de modo y lugar de articulacin, pues se confunden
africadas dorso-dentoalveolares con fricativas pico-alveolares, tal como es
evidente en el intercambio de <5> y <-ss->, y de <z> y <-s->; as, por
ejemplo, en documentos sevillanos de finales del siglo XIII se leen, en lugar
de la correcta sugessores 'sucesores, varias formas que tienen en comn el
que la tercera slaba est escrita con <?>, y en otro de Murcia, de la misma
poca, la forma quiziredes. Hay, pues, bastantes ejemplos indicadores de
que estaba en marcha un proceso tendente a la unificacin de los cuatro
fonemas sibilantes (cf. Frago Gracia 1993, pg. 226)
80
.
b) Morfologa
1) La reduccin del morfema {-iello} a {-illo}, comn desde antes en el
norte, qued fuera de la norma literaria: castiello,
pastorciello.
2) El morfema de participio pasado de la segunda conjugacin era {-udo}:
perdudo, tenudo, connosgudo.
3) En las formas de futuro y condicional, se sincopaba la -e o -i de los

80
Ms sobre el tema del ensordecimiento y desafncacin de los fonemas
sibilantes medievales a lo largo del siglo XIII en Mara J. Mancho 1998.
Enrique Obediente Sosa
2 0 7


verbos en -er, -ir: perdrs, salr. En algunos casos, la cada de la vocal
acarreaba epntesis consonntica o inversin: combr 'comer, pondr o
pom, tema (< tenra) 'tendra. La lengua moderna conservara algunos,
como habr, cabra, saldr, etc. Ntese, sin embargo, que en el siglo XIII
coexista, junto con la forma contracta, la entera: poderla, salir
81
.
c) Sintaxis
A partir de los textos alfonsinos (de los cuales daremos luego
algunas muestras), podemos afirmar que, de manera general, la
estructuracin de la frase gan en complejidad; la sintaxis, a la vez que se
hizo ms flexible, se enriqueci de modo que fuera posible expresar, con
todo gnero de matices, con rigurosa lgica y con belleza, toda la riqueza del
pensamiento cientfico y humanstico que Alfonso X quera divulgar. Esto
exiga, por supuesto, nuevos conectores para los distintos tipos de relacin
entre oraciones (como quier que, aun que, empero, etc.): como quier que l
teni ley de los moros [...] amaua mucho los gentiles (Lapidario), aun que
perdiesse [...] no aui y culpa (Acedrex)
82
. La coordinacin copulativa
sigue siendo, sin embargo, excesiva.
En esta poca se incrementa en Castilla la interposicin de palabras
entre el pronombre y el verbo: que me non den, se de m parti, que me t
dizis.
d) Lxico
La necesidad de expresar en romance conceptos del mundo de las
ciencias y de las humanidades que hasta el momento slo eran transmitidos a
travs del latn, del griego y del rabe, lleva a Alfonso el Sabio y sus
colaboradores a poner en prctica varias estrategias respecto al vocabulario:
1) La adopcin de palabras rabes referidas esencialmente a las ciencias y
tcnicas en las que descollaron los sabios musulmanes, muchas de las cuales

81
Para ms detalles, ver Menndez Pidal, Manual, pgs. 322-324.
82
teni: tena; aui: haba tena; y: all, en ello. Ejemplos tomados de Lapesa
1980, pg. 242.
Biografia de una lengua
2 0 8


son an hoy usuales, tales como acimut, alcohol, auge, cnit, jarabe, etc.
2) La utilizacin de trminos latinos o griegos, de los cuales, en caso de
difcil comprensin, se daba la definicin al ser empleados la primera vez,
para despus darlos como vocablos ya conocidos: tirano tanto quiere dezir
como seor cruel, <<fizieron los prncipes de Roma un corral grand
redondo a que llamaban en latn teatro
83
. De esta manera se va a
incorporar tambin todo un conjunto de tecnicismos. Entran as en castellano
palabras como septentrin, astrolabio, edificio, hmedo, astronoma,
astrologa, teatro, tribu, etc.
3) La creacin de trminos nuevos derivados de palabras castellanas
ya existentes, por ejemplo, longueza (< luengo 'largo), asmanza (< asmar
'creer, opinar), eadimiento (< eader 'aadir), paladinar (< paladino
'pblico), etc.
La labor lingstica de Alfonso X de correccin y nivelacin de la
lengua se plasm igualmente, como era de esperarse, en la grafa, la cual
qued relativamente bien establecida en lo relativo a la correspondencia
fonemas-grafemas. Tal norma ortogrfica estuvo vigente hasta el siglo XVI.
Pero es necesario dejar claro que Alfonso el Sabio no cre una nueva
ortografa sino que adopt y promocion los usos (producto de una prctica
escrituraria ya larga) ms extendidos entre los escribanos; como ya lo dej
bien claro Menndez Pidal (Orgenes, pg. 70), "la ortografa alfons
procede por tradicin ininterrumpida de la grafa usual en los siglos X al
XII".
Damos a continuacin algunos textos alfonsinos a manera de
ilustracin de la lengua castellana del Rey Sabio.
Por que tenemos por bien e mandamos que se yudguen por
ellas e no por otra ley ni por otro fuero.
Onde qui contra esto fiziesse, dezimos que errarle en tres
maneras: la primera contra Dios, cuya es compli- damientre
la iusticia e la uerdat, por que este libro es fecho; la
segunda contra sennor natural despreciando so fecho e so

83
Primera Crnica General. Ambos ejemplos en Lapesa 1980, pg. 244.
Enrique Obediente Sosa
2 0 9


mandamiento; la tercera mostrando se por soberuio e por
torticero, nol plaziendo el derecho connos9udo e
prouechoso comunalmientre a todos (Las Partidas).
yudguen: juzguen
onde', de donde
qui: quien erra re
, errara
so: su
soberuio: soberbio torticero:
injusto, agraviador
Non les deuen consentir [a los hijos de los reyes] que
tomen el bocado con todos los cinco dedos de la mano,
porque non los fagan grandes [...]; et duenles fazer lavar
las manos antes de comer [...] et alimpiarlas deuen a las
tobajas e non a otra cosa [...] ca non las deuen alimpiar en
los vestidos (Las Partidas).
tobajas: toallas ca: ya que
Espanna la mayor parte della se riega de arroyos et de
fuentes, et nunqua minguan P090S cada logar los
mester (Primera Crnica General).
minguan: faltan pogos:
pozos : donde
mester. hace falta
Et dixo all donna Sancha: Inffante, mal fiziestes que non
aduxiestes con uusco uuestras armas, ca non sabedes quin uos
quiere bien nin qu mal. Respondil el inffante et dixo: Donna
Sancha, yo nunqua fiz mal nin pesar a ningn omne del mundo, et
non s quin fuesse aqul quien me quisiesse matar nin otro mal
fazer. Respondil estonces donna Sancha que sabe ella que
omnes aue en la tierra quel queren mal. El inffant Garca quando
aquello oy, pesl muy de corazn (Primera Crnica General).
Biografia de una lengua
2 1 0


aduxiestes: trajisteis con
uusco
84
: con vos aue: haba
En esta cibdad de Atenas, nasci el rey Jpiter e all estudi, et
aprendi tanto que sopo muy bien todo el triuio et tod el
cuatriuio que son las siete artes a que llaman liberales [...] la
primera, gramtica; la segunda, dialctica; la terzera, rectrica; la
cuarta, arismtica; la quinta, msica; la sesena, geometra; la
setena, astronoma (General e Grand Estoria).
: all
triuio: trivio cuatriuio:
cuadrivio

84
Del lat. vg. convosco (con repeticin al inicio de cum), lat. vobscum.
Enrique Obediente Sosa
2 1 1


4.2. La lengua del siglo XIV
La labor emprendida por Alfonso el Sabio apuntal el desarrollo
del castellano, que sigui configurndose con fuerza y personalidad propia;
de ser en sus orgenes, como ya vimos, un habla rstica pas a convertirse
en soporte y medio de transmisin de una rica y polifactica cultura.
4.2.1. Caractersticas generales
a) Fonologa
1) La apcope de la -e final de palabra sigue decayendo, hasta que, para
finales del siglo, desaparece totalmente la reduccin, restituyndose as de
modo firme la vocal etimolgica, excepto, como es en la norma actual,
cuando el vocablo termina en <d,
n, r, s, z> (cibdad, sol, len, seor, mes, voz). Igual
ocurre en los verbos, para los cuales se
prefiri, desde la segunda mitad del siglo,
la forma completa a la apocopada: pide, vine, quise,
dize a pid, vin, quis, diz.
En cuanto a la -e de los pronombres personales enclticos, la
vacilacin permanece aunque slo para se y le: nos me parte, dxol.
3) En cuanto a las sibilantes, los documentos de diversos puntos del
territorio peninsular (Zamora, Burgos, Cceres, Segovia, Valladolid, Len,
etc.) demuestran que sigue avanzando la indistincin de /s/ y /z/ y de /te/ y
/efe/; valgan los siguientes ejemplos: vasallo, pasado, quissiese,
camigeros~camizeros, figie- re~fiziere, plago-plazo, trez 'tres, y un enorme
etctera
85
.
b) Morfologa

85
cf. Frago Gracia 1993, pgs. 239-241 y 260-261.
Bi o g r a f a de una lengua
2 1 2


1) Se generaliza la terminacin -dio de diminutivo en detrimento de -ello:
poqulo, menudillo, castillo. Seala Lapesa (1980, pg. 258, texto y nota 31)
que "en dos manuscritos del Libro de Buen Amor es ya la solucin habitual,
con casos asegurados por la rima; por ejemplo, en la estrofa 1240 consuenan
quadrilla, silla y cortilla con villa, que nunca tuvo -ie-".
2) Se sustituye, aunque no completamente, la terminacin -i de imperfecto
y condicional por -a: avi > ava, avri > avra. En una misma estrofa de
los Proverbios Morales de don Sem Tob de Carrin aparecen faran 'haran
y metrin 'meteran.
3) Se da inicio a la cada de la -d- de las desinencias verbales de la segunda
persona del plural: sodes > soes 'sois, tenedes > tens 'tenis, avredes >
avris 'habris, etc.
4) Se reestructuran los pronombres personales nos y vos, respecto a lo cual
varias cosas hay que sealar. Durante la Edad Media, nos, adems de su
valor plural original, se utiliz haciendo referencia a una nica persona; este
uso, llamado plural mayesttico y originado desde la divisin del Imperio
Romano, fue adoptado en Espaa por los reyes, la jerarqua eclesistica y
otras personas principales, como se ve en el ejemplo siguiente:
Connos^ida cosa sea a quantos esta carta vieren cmo nos
Frey Domingo Surez, por la mered de Dios obispo de
vila (a. 1270).
86

Por su parte, vos, al igual que el pronombre anterior, tambin se
emple, junto con su significado plural de origen, como tratamiento
respetuoso dirigido a una sola persona, y esto desde los ltimos tiempos
del Imperio, uso que se mantuvo en el romance hispano como lo
demuestran los documentos literarios y notariales:
(
s
'id en el nuestro mal uos non ganades nada (Cid, 47).

86
A. Barrios Garca, Documentacin medieval de la catedral de vila,
Universidad de Salamanca, 1981, documento 94. Tomado de ngeles Lbano
Z. 1991, pg. 112.
Enrique Obediente Sosa
2 1 3


Nos, don Sancho [...] por esti bien que uos, Johan Daz,
fazedes et fiziestes et faredes a la casa de Sancto Toribio (a.
1284).
87

Este uso, que resultaba ambiguo en muchas ocasiones, llev a
combinar el pronombre con el adjetivo otros cuando se quera enfatizar
que se trataba de un plural o para marcar exclusin respecto de otras
personas; surgen as nos otros, vos otros. Respecto al primero, ya en el
siglo XIII aparece uno que otro ejemplo:
nin ueriemos nos otros tantos malos pesares (Alexan- dre,
estrofa 1823).
tome cada uno de nos otros cuanto despienda ('gaste')
(Calila).
De vos otros podemos citar los siguientes ejemplos del siglo XIV:
E sobredes ('subiris) dos de uos otros al tejado de la cmara
(Caballero Zifar, 277).
E del mal de uos otros a m mucho me pesa (Libro de Buen
Amor, 1702b).
Y uno muy significativo no slo por ser del siglo anterior sino porque en l
hallamos el pronombre vos con todos los valores posibles:
Vos todos los mures ('ratones) vos ayuntades contra mi
seor, et l es muy saudo contra todos vos otros (Calda,
196.289-290).
El primer vos es un plural no enftico: 'vosotros; el segundo es el
pronombre en su forma tona, es decir, 'os: vos ayuntades 'os juntis; el
ltimo, compuesto, hace nfasis sobre el grupo especfico hacia el que se

87
R. Menndez Pidal, Documentos lingsticos de Espaa, I (Reino de
Castilla), reimpresin, Madrid, 1966, documento 34. Tomado de ngeles
Lbano Z. 1991, pg. 113.
Bi o g r a f a de una lengua
2 1 4


dirige el locutor.
Pues bien, desde este siglo XIV comienza a generalizarse el uso de
tales pronombres compuestos como las formas normales, a lo cual habra de
contribuir, en el caso de vos otros, un hecho sociolingstico importante. En
efecto, cuando ms tarde se desprestigie el vos unipersonal y la forma de
tratamiento respetuoso sea vuestra merced (principios del siglo XV), la
forma compuesta va a acabar por convertirse en el pronombre normal de la
segunda persona del plural sin ningn matiz de nfasis o de oposicin
88
; de
esto hablaremos ms adelante.
c) Sintaxis
Respecto a la construccin de la frase, el siglo XIV muestra un
avance si lo comparamos con la etapa alfonsina. En efecto, la sintaxis de este
momento se caracteriza por una mayor soltura y naturalidad, rasgos que se
ven reflejados en los distintos autores, estilos y gneros en los que concurren
prolijidad y concisin, vivacidad y sobriedad, retrica y espontaneidad.
Dicho de otro modo, la flexibilidad alcanzada por la sintaxis castellana es
tal, que ya no hay conceptos ni emociones ni matices de los que no pueda
dar cuenta con precisin, gracia y elegancia. Esto se ve claramente en los
textos que daremos ms abajo como ejemplos de la lengua literaria de este
siglo.
d) Lxico
En cuanto al vocabulario, en el siglo XIV sigue la introduccin de
cultismos "impulsada por la actividad de las nacientes universidades, la
formacin de juristas en el Colegio espaol de Bolonia y las traducciones de
obras doctrinales e histricas" (Lapesa 1980, pgs. 259-260). Esos nuevos

88
Sin embargo, todava para Nebrija (finales del siglo XV) las formas
compuestas son enfticas: por esta figura [nfasis] dezimos nos otros, vos
otros (Gramtica, Libro III
o
, Cap. 8). Ver ms adelante 4.3.3. b).
Enrique Obediente Sosa
2 1 5


centros de enseanza superior eran corporaciones de profesores y
estudiantes, asociados por el cumplimiento de un mismo oficio intelectual,
de all su nombre: univrsitas magistrrum et scholrium (lit. 'conjunto de
maestros y escolares), entre los cuales destac el de Salamanca, ciudad
leonesa que vera surgir en el siglo XIII la primera universidad espaola, una
de las ms prestigiosas del medioevo.
Entre los cultismos de esta poca podemos citar los siguientes:
polica 'poltica, 'buena crianza, deputar 'diputar, spitamente
'sbitamente, ypocresa 'hipocresa, solepme 'solemne, teologa, etc.
Es de notarse que no pocos cultismos entrados en el siglo XIV
presentan una forma que no se corresponde con la del timo, debido a
errores de transmisin oral y a ultracorreccin. Es el caso de spitamente (<
lat. sbitus), o solepme (< lat. solmnis). Ms an, voces hubo de vieja data
que en este siglo fueron deformadas: abtupno por otoo (< lat. autmnus), a
pesar de que la forma actual aparece en la Crnica General de Alfonso X
(hacia 1275). Como bien seala Lapesa (1980, pg. 260), lleg a perderse "el
respeto a la forma latina de las palabras cultas y se tardara mucho en
recobrarlo parcialmente".
4.2.2. La lengua literaria
El siglo XIV, en el que el castellano drecho comienza a predominar
sobre los otros romances espaoles, aunque es testigo de la decadencia de la
literatura cientfica a la manera enciclopdica de Alfonso X (su hijo y
heredero Sancho IV no se sinti atrado por la ciencia arbiga ni continu la
General Estoria que su padre haba emprendido), ve surgir fuertes
individualidades que logran, por primera vez en la literatura castellana, la
creacin de estilos dotados de un sello personal.
Los cultores de la lengua que merecen ser destacados
son:
- Don Juan Manuel, sobrino del Rey Sabio, primer prosista con "conciencia
de sus procedimientos estilsticos" (Lapesa 1980, pg. 249) (Libro del
Caballero e del Escudero, Libro de los Estados, Libro de Patronio o El
Bi o g r a f a de una lengua
2 1 6


Conde Lucanor).
- Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, cuyo lenguaje es, sin duda alguna, el ms
rico, pintoresco y colorido de toda la literatura medieval (Libro de Buen
Amor). En l "sorprende la exuberancia lxica, con muchas palabras que no
existan antes ni pervivirn despus: 'marfuz* (engaador), 'mogadaa
(mala accin), 'tragona* (glotonera), 'gargantero* (comiln), 'garzona*
(juegos de jvenes), 'faldrogas (chismoso), 'alburbola* (bullicio), etc.; la
exactitud en el uso de los adjetivos, la acumulacin de sinnimos [...]; los
refranes y modismos del habla popular [...]; la total libertad en la
construccin de las frases..."
89
.
- Don Sem Tob de Carrin, poeta hispanohebreo del que ya hablamos en el
captulo referente a la Espaa juda.
- Pero Lpez de Ay ala, quien por primera vez en la literatura castellana
consigue darle un verdadero vigor dramtico a la exposicin de los hechos
histricos (Rimado de Palacio, Crnicas).
He aqu algunos trozos de los autores citados.
Fasta que un negro [...] que non ava qu pudiesse perder,
lleg al Rey e dxol: Seor, a m non me empece que me
tengades por fijo de aquel padre que yo digo, nin de otro, et
por ende dgovos que yo s ciego, o vos desnudo ides [...].
Desque el negro esto
dixo, otro que lo oy dixo esso mismo, et ass lo fueron diziendo fasta
que el rey e todos los otros perdieron el recelo de conoscer la verdat e
entendieron el engao que los burladores avan fecho. Et cuando los
fueron buscar non los fallaron, ca se fueran con lo que avan levado del
Rey, por el engao que avedes odo. (Don Juan Manuel, Conde
Lucanor).

89
Miguel Diez et al. 1980, pg. 185. Hemos marcado con un asterisco
pospuesto las voces que an registra el Diccionario de la Real Academia (21
a

ed., 1992).
Enrique Obediente Sosa
2 1 7


empece: molesta, ofende ides: vais levado:
llevado
Ay Dios, cun fermosa viene doa Endrina por la plaa! qu talle, qu
donaire, qu alto cuello de gara! qu cabellos, qu boquilla, qu color,
qu buenandan- a! Con saetas damor fiere cuando los sus ojos ala.
(Juan Ruiz, Libro de Buen Amor, 'Don Meln y Doa Endrina').
Quiero seguir a ti, flor de las flores, siempre dezir,
cantar de tus loores, non me partir de te servir,
mejor de las mejores [...]
Sufro grand mal, sin mereser, a tuerto, esquibo tal
porque pienso ser muerto,
mas t me val, que non veo l que me saque a
puerto!
(Juan Ruiz, Libro de Buen Amor, 'Cntiga de loores de Santa Mara').
a tuerto: injustamente t me val:
vleme t l: otra cosa
E fue el rey Don Pedro asaz grande de cuerpo, e blanco e
rubio, e sebeaba un poco en la fabla. Era muy temprado e bien
acostumbrado en el comer e beber. Dorma poco e am mucho
mujeres. Fue muy trabajador en guerra. Fue copdicioso de
allegar tesoros e joyas [...] e mat muchos en su regno, por lo
cual le vino todo el dao que avedes odo. (Lpez de Ayala,
Crnica de Pedro I).
temprado: templado, moderado
4.3. La lengua del siglo XV
El siglo XV representa la transicin del mundo medieval al
moderno. En lo que concierne a la lengua, es un perodo de gran ebullicin
en que comienzan a perfilarse las grandes transformaciones que habran de
generalizarse y dar paso al espaol moderno, como se ver en lo que sigue.
Bi o g r a f a de una lengua
2 1 8


4.3.1. Caractersticas de la lengua del cuatrocientos
a) Fonologa
1) Sigue la vieja lucha entre la /- (preferida por la lengua escrita) y la h-
(dominante en el habla): fzerhazer, fuego huego. Como tuvimos
ocasin de ver (en 3.1.), el cambio de la labiodental a la glotal tuvo su
origen en las tierras castellanas ms septentrionales, desde donde se fue
extendiendo hasta alcanzar el medioda peninsular, y en la medida en que se
extenda y afianzaba la pronunciacin con [h-], el sonido pas de variante de
/f-/ a ser realizacin del nuevo fonema /h-/; dicho de otro modo, la
aspiracin se fonematiz. Pero tal hecho no se qued all; en efecto, en este
mismo siglo XV prosigue el proceso que luego llevara a la eliminacin de
la glotal: /h/ > 0. El proceso de su prdida sigui un camino similar al de su
implantacin, pues si ya su omisin en Castilla la Vieja estaba extendida en
la primera mitad de la centuria, la glotal sigui pronuncindose en Castilla la
Nueva todava ms all del XVII
90
. Tngase en cuenta, sin embargo, que
durante todo el perodo medieval coexistieron variantes condicionadas por
factores diversos (regionales, sociales e incluso individuales), como lo
demuestran alternancias grficas del tipo filo hilo ~ilo, fa- zerhazer,
fuentehuente, fuegohuego, febrerohebrero, etc. Algunas formas se
afianzaron y han pervivido con su l-l original, muchas de las cuales por
razones semnticas, cuando se produjo una diferencia de significado entre la
forma con /- y la forma con h-, tal el caso de fecha-hecha, forma-horma,
filo-hilo, fallar- hallar, fervor-hervor, fund.ir-hund.ir, etc. Volveremos
sobre esto ms adelante, cuando veamos las caractersticas de la lengua de
los siglos XVI-XVII, perodo durante el cual se normalizan los usos
ortogrficos de <h> y se afianza, al menos en la norma culta, la prdida de
la aspiracin.
2) Hay vacilacin en el timbre de las vocales tonas, las cuales tienden a
aumentar su grado de abertura, en relacin con su timo, por una menor

90
Para el proceso geogrfico y cronolgico del fenmeno, ver Menndez
Pidal, Orgenes, pgs. 221-232, un resumen del cual se halla en Frago
Gracia 1993, pg. 393.
Enrique Obediente Sosa
2 1 9


tensin articulatoria: cevil (lat. civlis 'civil), bevir (lat. vvere 'vivir), sofrir
(lat. suffrre 'sufrir), etc.
3) Se observan an restos, aunque raros, de formas con -e apocopada: nol
'no le, fiz 'fize.
4) A juzgar por la alternancia grfica de -t y -d finales (edat edad,
voluntatvoluntad), los fonemas dentales en posicin implosiva se haban
neutralizado. Su pronunciacin sera ciertamente sonora, y la escritura con -t
obedecera a razones etimolgicas (lat. aette, voluntte).
5) El viejo fenmeno castellano de la confusin de fb/ y /v/ gana terreno:
lebantado, fabor, rrescevid, nueba, etc.
6) Respecto a los fonemas sibilantes, hay que sealar lo siguiente.
i) Tanto en el norte de la Pennsula como en el sur, las
"incorrecciones" grficas en textos literarios y no literarios de este siglo
indican que la confusin de /s z 1s dz/ ya era frecuente; prueba de que ya no
se conservaba la oposicin /s/-/z/ ni siquiera en tierras toledanas la
proporciona "el manuscrito escurialense de la Crnica de los veinte reyes,
segn Ruiz Asencio copiado en los primeros treinta aos del XV por
escribas toledanos, a pesar de lo cual no se da en el cdice la
correspondiente distincin grafmica de ss y 5" (Frago Gracia 1993, pg.
494)
91
.
ii) En cuanto a la oposicin /J/-/3/ (fonemas representados, como
se sabe, en la escritura por <x> el primero, y por <i, j> y <g> ante <e, i> el
segundo), la desonorizacin y consiguiente confusin del par estaba
ampliamente difundida en buena parte de Espaa a finales de este siglo XV;
grafas como xeneralmente, orexa, coxer, etc. as lo demuestran
92
, aunque

91
En el captulo siguiente abordaremos el tema de la norma toledana.
92
cf. Frago Gracia 1993, pgs. 438-439.
Bi o g r a f a de una lengua
2 2 0


Juan de Valds afirme en su Dilogo de la lengua de la centuria siguiente
(h. 1535) que 4a j larga [...] suena al castellano lo que al toscano gi.
7) Hacia finales del siglo se consolida la reduccin de los grupos
consonnticos internos; as, se adapta la forma original latina a la
pronunciacin castellana: perfeto, dino, esento en lugar de los cultismos
perfecto, digno, exento, formas que, sin embargo, se impondran ms tarde.
b) Morfologa
1) Se afirma la terminacin -a (frente a la antigua -i) del condicional:
amara, seramos, avran.
2) La -d- de las terminaciones verbales de la segunda persona del plural
desaparece prcticamente de la lengua escrita en unos tiempos, mas se
conserva en otros, a saber, en el pretrito imperfecto de indicativo
(amvades 'amabais), en los imperfectos (pretrito y futuro) de subjuntivo
(amrades, amssedes, amredes 'amarais, 'amaseis, 'amareis) y en el
condicional (amarades 'amarais). De acuerdo con esos datos, la norma
establecida en el siglo XV era que las formas llanas perdan la -d-, pero no
las esdrjulas, que la mantuvieron generalmente hasta el siglo XVII.
3) Surgen duplicados en formas de la segunda persona del plural, tales
como vengasvengis, tenstenis, sossois, ams amis, etc.
4) Contienden las formas vos y os para el pronombre personal tono:
darvosdaros-, la abreviada comienza a generalizarse a finales de siglo,
aunque Nebrija en 1492 d como una nica forma la completa.
5) Va disminuyendo en la lengua culta el uso del posesivo precedido del
artculo; "la tu torre, la tu rabiosa ansia son raros en relacin con los ya
normales mi gloria, tu suavsimo amor" (Lapesa 1980, pg. 280)
93
.

93
Respecto a esta construccin dice Frago Gracia-(1992, pg. 403) lo
Enrique Obediente Sosa
2 2 1


c) Sintaxis
Mientras la lengua no literaria presenta una sintaxis por lo general
sencilla y desprovista de construcciones extraas (de ella daremos ejemplos
luego), la lengua literaria, por el contrario, hace gala de una artificiosidad
producto del traslado al castellano de construcciones latinas y figuras
retricas, aunque no falten casos de sintaxis sencilla y de construcciones
propias del habla popular, sobre todo cuando los autores hacen intervenir al
pueblo llano en sus obras literarias, sin hablar, por supuesto, de las obras
creadas por el mismo pueblo, como las coplas y romances. Para entender el
fenmeno es necesario recordar que a finales del siglo XIV y comienzos del
XV llegan a Espaa los primeros influjos de ese nuevo movimiento cultural
italiano que, iniciado por Dante, Petrarca y Bocaccio, originara un cambio
trascendental del occidente europeo: el humanismo, esa actitud y afn por
retornar con pasin y entusiasmo a la antigedad grecolatina, en la cual se
hallara todo lo necesario para formar verdaderamente el espritu y el
carcter del hombre.
El descubrimiento de la antigedad clsica a travs del humanismo
italiano habra de influir en la lengua y la literatura castellanas de dos
modos: introduciendo elementos del italiano, por una parte, y de las lenguas
latina y griega, por la otra. De este modo entran en Castilla italianismos, la
poesa alegrica, cultismos, artificios retricos, estructuras sintcticas
latinas, que le dan al castellano una fisionoma extraa. Ejemplo representa-
tivo de ello, y reflejo de una cierta actitud, es la obra El Laberinto de
Fortuna o Las Trescientas, poema pico de arquitectura inspirada en los
procedimientos alegricos de Dante, cuyo autor, Juan de Mena (1411-
1456), la compuso en un castellano latinizado adrede, pues el castellano

siguiente: "Con indudable apresuramiento se ha extendido el acta de defuncin
de la construccin Art. +Pos. +N en el espaol moderno, a pesar de que
reiteradamente se emplee, por ejemplo, en la continuacin del Lazarillo
(Amberes, 1555): la nuestra nao, los mis esforzados, la mi Elvira (dos casos),
la mi Luna, la mi compaera, al mi mal logrado. En fuentes americanas,
sobre todo en las de carcter jurdico y notarial, a lo largo del XVI se encuentran
no pocos testimonios del sintagma arcaico, que no deba ser una simple fijacin
formularia restringida a los hbitos escriturarios de los curiales, pues as no se
explicara su pervivencia en hablas centroamericanas y del interior argentino".
Bi o g r a f a de una lengua
2 2 2


habitual le pareca rudo y desierto, no cnsono con la dignidad del tema
94
.
Sin embargo, el lenguaje popular, como ya se dijo, no fue
arrinconado por los autores; en efecto, hubo escritores que supieron
valorarlo llevndolo a sus obras, tal Alonso Martnez de Toledo (1398-
1470), Arcipreste de Talavera, quien en El Corbacho
o Reprobacin del amor mundano une a una prosa cultista el habla
cotidiana, llena de espontaneidad y expresividad, del pueblo llano.
Tomemos un fragmento de uno y otro autor con el fin de constatar
lo recin afirmado.
i) De El Laberinto de Fortuna de Juan de Mena:
Los miembros ya tiemblan del cuerpo muy fros,
medrosos de or el canto segundo; ya forma bozes el
pecho iracundo, temiendo la maga e sus poderos,
la cual se la llega con bezos impos e faze
preguntas por modo callado al cuerpo ya
bivo, despus de finado, porque sus actos
non salgan vazos.
bezos: labios
En esos ocho versos encontramos cuatro neologismos (iiracundo,
impo, modo, finado), el violento hiprbaton del primer verso que disloca la
frase, la perfrasis por modo callado en lugar de la expresin directa
'calladamente.
ii) De El Corbacho del Arcipreste de Talavera:
Sepas que su deseo de las mujeres non es otro sinon secrectos
poder saber, descobrir e entender. E as escarvan en ello como
faze la gallina por el gusano e porfiarn dos oras: 'Dezid e
dezid, dezdmelo, vos me lo diredes... Dezdmelo por Dios!

94
cf. Lapesa 1980, pg. 267.
Enrique Obediente Sosa
2 2 3


[...] En esto lana las cejas, asintase en tierra, pone la mano
en la mexilla, comiena de pensar e aun de llorar de
malencona, bermeja como grana, suda como trabajada, sltale
el corazn como a leona, murdese los beos, mrale con ojos
bravos; si la llama non responde; si della trava, revulvese con
gran saa: 'Quitaos all, dexadme; bien s cunto me queris;
en este punto lo vi; todava lo sent'. Luego faze que sospira
aunque lo non ha gana.
malencona'. melancola
Este fragmento, de pintoresco estilo, es una muestra del intento por
dar una forma artstica al habla popular, llevando a la prosa literaria la viveza
de la expresin familiar mediante la incorporacin de recursos propios de la
lengua del pueblo. Se tiene, pues, conciencia en el siglo XV de la existencia
de una lengua culta frente a una lengua popular, y el hecho de haber fijado
esas formas populares constituye un inapreciable testimonio sociolingstico.
El cultismo literario, por su parte, se manifiesta en los siguientes
fenmenos sintcticos
95
:
1) Hiprbaton: Las potencias del nima tres (A. de Talavera). Lope de
Vega habra de ridiculizar dos siglos despus esta tendencia con su famoso
verso en una de fregar cay caldera-, para l, el hacer versos y amar -
naturalmente ha de ser, como dijo en cierta ocasin.
2) Empleo del participio presente en lugar de una clusula relativa o un
gerundio: \Oh vos, dubitantes, creed las estorias (Santillana).
3) Liso del infinitivo dependiente de otro verbo a la manera latina:
honestidad e contenencia non es dubda ser muy grandes e escogidas
virtudes (A. de Talavera).
4) Colocacin del verbo al final de la frase: ...qu le aprovech al
triste...si su amor cumpliere, e an el universo mundo por suyo ganare, que

95
Seguimos a Lapesa 1980, pgs.267-269.
Bi o g r a f a de una lengua
2 2 4


la su pobre de nima por ello despus en la otra vida perdurable detrimento
o tormento padezca? (A. de Talavera).
5) Construccin de frases amplias mediante reiteraciones, explicaciones y
profusin de adjetivos: Cmmo, pues, o por qul
manera, seor muy virtuoso, estas sciencias hayan primeramente venido
en mano de los romancistas o vulgares, creo sera difcil inquisicin e una
trabajosa pesquisa (Santillana).
Frente a lo expuesto, vase ahora la sintaxis que reflejan los
siguientes textos no literarios
96
:
...que mataren conejos o perdizes o zorzales o palomas
en trmino de la dicha villa, que non sean osados de los
vender a rregatn alguno njn el dicho rregatn de lo (sic)
conprar njn lleuallos (sic) a vender fuera desta dicha villa...
rregatn: regatn, el que compra al mayor para vender al menor.
lleuallos: llevarlos
i) E otros si acaes^iese que en algund tienpo seades acusados
en juizio de algund mal que dixesen que ovisedes fecho o
fizisedes, maguer que fallasen contra vos o contra alguno
de vos o contra ellos sennales o yndisios...
otros: adems
maguer, aunque
ii) El doctor Francisco de Cisneros, vasallo de vuestra alteza,
vezino de la cibdad de Seujlla, con humjll reuerengia beso las
reales manos de vuestra magestad real, la qual como mejor
sabe que a njnguno pertenes- qe saber ms e mejores cosas

96
Identificacin de los textos: i) De las Actas Capitulares de Morn de la
Frontera (Sevilla), ACM I, folio 69 vuelto, ao 1421, lneas 1-3; ii) Copia
notarial de un privilegio de hidalgua extendido en Toledo el 16 de julio de
1462, manuscrito 13154 de la Biblioteca Nacional de Madrid, folio 155 recto,
lneas 28-34; iii) Memorial de Zamora sobre las Indias (hacia 1495), lneas 3-
10. Tomados todos de Frago Gracia 1993, pgs. 538 (i) y 540 (ii y iii).
Enrique Obediente Sosa
2 2 5


que a los prngipes cuya doctrina e sabidura puede muy
mucho aprouechar a todos los vasallos a ellos subietos. E por
tanto fue costunbre antigua de todos los auctores antepasados
que conpusieron qual quier obras de las enderear a los
prngipes, como a personas a quien pertenesce la correccin
de aqullas. E por esto deza Platn en el libro de la Repblica
que tales eran los vasallos qual era su prncipe.
subietos: sujetos enderegar.
remitir, dedicar
Ntese que el pronombre relativo 'quien' (< lat. quern) era invariable respecto al nmero;
no va a adquirir forma de plural sino a partir de los siglos XVI-XVII, como se
ver en el prximo captulo.
d) Lxico
Latinismos, italianismos y galicismos hacen su entrada al castellano
gracias a la influencia del humanismo italiano y al incremento de las
costumbres francesas en la vida seorial espaola. De esos neologismos
perduraran muchos, otros desapareceran del todo o se haran raros, tal es el
caso de ultriz 'vengadora (< lat. ultrix -cis), cente 'sabio (< lat. sciens -tis),
fruir 'gozar (< lat. fru), punir 'castigar (< lat. punir), mesto 'triste (< lat.
maestus), atacar 'abrochar al cuerpo un vestido (< it. attacare 'pegar,
unir), reguardar 'mirar (< fr. regarder), etc.
Entre los que habran de hacerse usuales y son hoy por hoy palabras
vivas podemos sealar los siguientes:
- Del latn:
cliente, colegir, describir, diminutivo, disminuir, disolver, dulcsono,
ebrneo, estatua, estilo, exhortar, exquisito, fatdico, flagelo, gneo, ignorar,
imperfecto, impotente, nclito, influir, magnnimo, mortfero, nauta,
nocturno, obtuso, oligarqua, posible, presuncin, rubicundo, subsidio,
sulfreo, turbulento, etc.
Es de hacer notar que, para el momento que nos ocupa, muchos de
los latinismos o bien no respetaban la forma original: olligarcha (<
Bi o g r a f a de una lengua
2 2 6


oligarcha), inorar (< ignorare), notumo (< noctmus), o bien mantenan la
forma latina contraviniendo la relacin fonema-grafema del castellano:
illustre (< illstris), pronunciando -11- como [1], oligarcha, haciendo sonar
el dgrafo -ch- como [k]. Tal es la confusin reinante no slo a causa de la
transicin lingstica del momento, sino tambin debido al poco dominio
del latn del que se quera hacer gala.
- Del italiano:
flamante (< fiammante, der. de fiamma 'llama), novela (< novella 'relato
corto, propiamente 'noticia, der. de lat. novus 'nuevo), piloto, soneto (<
sonetto, dim. de suono 'sonido), etc.
- Del francs:
cofre (< coffre), damisela (< fr. ant. dameisele, del lat. vg. domniclla, dim.
de domina 'seora), gala (< fr. ant. gale 'placer, diversin), galn (< galant
'que se divierte, 'atrevido), paje (< page 'criado, aprendiz), jardn,
reproche, visaje, etc.
Finalmente, se constituyen en este perodo muchos de los dobletes
lxicos, es decir, esa pareja de palabras de idntico timo, una de las cuales
es el resultado de la evolucin fontica (forma popular) y la otra mero calco
del vocablo original (forma culta); entre ambas formas existe, no obstante,
un matiz semntico diferencial. Damos a continuacin algunas de las formas
cultas que se implantan en el siglo XV al lado de las populares:
Enrique Obediente Sosa
2 2 7



A partir del reinado de los Reyes Catlicos (1474) se producen
cambios importantes no slo en el terreno poltico sino tambin en el
cultural, que van a interesar directamente a la lengua. En este sentido, se
observa una intensificacin del conocimiento de la antigedad grecolatina;
lo que hasta entonces haba sido una mera curiosidad se convierte en
autntico saber por el acceso directo a los clsicos; la misma Isabel estudia
latn junto con sus damas y logra que sus hijos lleguen a dominarlo. Por otro
lado, comienzan a desecharse las imitaciones latinas que haban marcado a
la lengua literaria de una artificiosa ampulosidad. Es en este contexto que
aparece la figura descollante de Antonio de Nebrija.
4.3.2. Nebrija y su Gramtica
Antonio de Nebrija, nacido en la dcada de los cuarenta en la
antigua Nebrissa Venena (hoy Lebrija) en la provincia de Sevilla, y muerto
en Alcal de Henares en 1522, fue el ms grande de los humanistas
espaoles.
Profesor de latn y de retrica en las Universidades de Salamanca y
de Alcal de Henares, escribi una clebre gramtica latina, las
Introductiones in latinam grammaticam, un Diccionario latino-espaol, un
Vocabulario espaol-latino y la primera gramtica de una lengua romance,
la Gramtica de la Lengua Castellana, tratado publicado en el ao del
Salvador de mil i CCCCXCI I , a XVI I I de agosto. Empresso en la mui noble
ciudad de Salamanca, tal como se lee al final de la obra
97
.

97
Utilizamos la edicin preparada y comentada por Antonio Quilis 1980,
plaga - llaga < plaga
flama - llama < flamma
clamar - llamar < clamare
planto - llanto < planctus
frgido - fro < frgidus
litigar - lidiar < litigre
* * *
Bi o g r a f a de una lengua
2 2 8


Elaborar y publicar una gramtica de una lengua vulgar era un
suceso novedoso, inslito, dado que slo las lenguas clsicas eran las
enseadas y las dignas de estudio por parte de eruditos y universitarios.
Nebrija, por tanto, indica un nuevo rumbo al elevar una lengua vulgar a la
categora ostentada por aqullas.
En el prlogo a la Gramtica justifica Nebrija la necesidad de
organizar y fijar en un Arte la lengua castellana, justificacin dirigida a la
mui alta i ass esclarecida princesa doa Isabel, la tercera deste nombre,
Reina i seora natural de espaa i las islas de nuestro mar, a quien la obra
est dedicada. En ese prlogo, el nebrisense hace una exposicin de motivos
y explica los provechos que de su obra se derivan; los resumimos en el
orden que l los presenta.
1. La lengua es compaera del Imperio
... siempre la lengua fue compaera del imperio; i de tal manera
lo sigui, que junta mente comentaron, crecieron i florecieron, i despus
junta fue la cada de entrambos. Segn Nebrija, hay un paralelismo entre
la lengua y el poder (poltico y cultural) de un pas: baste repasar la historia
antigua. El castellano, agrega, se ha ido extendiendo por las distintas partes
de Espaa, e incluso en Italia, en la medida en que ha ido creciendo el
podero de la corona de Castilla. Es hora, pues, de que esa lengua tenga un
Arte.
2. La lengua contribuye a la unidad de la nacin
Despus que los miembros i pedagos de Espaa, que estavan por
muchas partes derramados, se reduxeron i aiuntaron en un cuerpo i unidad
de Reino [...] no queda ia otra cosa sino que florezcan las artes de la paz.
Entre las primeras, es aqulla que nos ensea la lengua, la cual nos aparta
de todos los otros animales i es propria del ombre, i en orden, la primera
despus de la contemplacin, que es oficio proprio del entendimiento.
Como la unidad de la nacin est ntimamente relacionada con la unidad

Editora Nacional, Madrid.
Enrique Obediente Sosa
2 2 9


lingstica es preciso que haya una norma para evitar la disgregacin, norma
derivada del uso y la autoridad, como lo dir en varias ocasiones (Libro I
2
,
Caps. 6 y 10).
3. Hay que fijar la lengua vulgar para que sirva de medio fiel a la
transmisin de la cultura
Esta [la lengua] hasta nuestra edad anduvo suelta i fuera de
regla, i a esta causa a recebido en pocos siglos muchas mudanqas; por que
si la queremos cotejar con la de oi a quinientos aos, hallaremos tanta
diferencia i diversidad cuanta puede ser maior entre dos lenguas. I por que
mi pensamiento i gana siempre fue engrandecer las cosas de nuestra
nacin, i dar a los ombres de mi lengua obras en que mejor puedan emplear
su ocio [...], acord ante todas las otras cosas reduzir en artificio este
nuestro lenguaje castellano, para que lo que agora i de aqu adelante en l
se escriviere pueda quedar en un tenor; i estender se en toda la duracin de
los tiempos que estn por venir; como vemos que se a hecho en la lengua
griega i latina, las cuales por aver estado debaxo de arte, aun que sobre
ellas an passado muchos siglos, toda va quedan en una uniformidad. Por
que si otro tanto en nuestra lengua no se haze como en aqullas, en vano
vuestros cronistas i estoriadores escriven i encomiendan a inmortalidad la
memoria de vuestros loables hechos, i nos otros tentamos de passar en
castellano las cosas peregrinas i estraas, pues que aqueste no puede ser
sino negocio de pocos aos.
4. La Gramtica Castellana sirve de ayuda al aprendizaje del latn
/ seguir se a otro no menor provecho que aqueste a los ombres de
nuestra lengua que querrn estudiar la gramtica del latn; por que despus
que sintieren bien el arte del castellano, lo cual no ser mui dificile, por que
es sobre la lengua que ia ellos sienten, cuando passaren al latn no avr
cosa tan escura que no se les haga mui ligera.
Bi o g r a f a de una lengua
2 3 0


5. La Gramtica Castellana ser til para que otros pueblos aprendan
castellano
El tercero provecho que Nebrija ve en su obra,
estrechsimamente relacionado con el primer punto, es que deste mi trabajo
puede ser aquel que, cuando en Salamanca di la muestra de aquesta obra a
vuestra real Majestad
41
, i me pregunt que para qu poda aprovechar; el
mui reverendo padre Obispo de Avila me arrebat la respuesta; i,
respondiendo por m, dixo que despus que vuestra Alteza metiesse debaxo
de su iugo muchos pueblos brbaros i naciones de peregrinas lenguas, i con
el vencimiento aquellos teman necessidad de recebir las leies quel
vencedor pone al vencido, i con ellas nuestra lengua, entonces, por esta mi
Arte, podran venir en el conocimiento della, como agora nos otros
deprendemos el arte de la gramtica latina para deprender el latn. I cierto
ass es que no sola mente los enemigos de nuestra fe, que tienen ia
necessidad de saber el lenguaje castellano, mas los vizcanos, navarros,
franceses, italianos, i todos los otros que tienen algn trato i conversacin
en Espaa i necessidad de nuestra lengua, si no vienen desde nios a la
deprender por uso, podrn la ms ana ('pronto') saber por esta mi obra.
[...] I ass, despus que io deliber [...] sacar la novedad desta mi obra de la
sombra i tinieblas escolsticas a la luz de vuestra corte, a ninguno ms
justa mente pude consagrar este mi trabajo que a aquella en cuia mano i
poder, no menos est el momento de la lengua que el arbitrio de todas
nuestras cosas.
Aqu se impone una observacin; durante mucho tiempo se ha
dicho o sugerido que lo contenido en el texto precedente constituye o parece
ser una profeca del obispo de Avila sobre lo que habra de ocurrir con el
prximo descubrimiento y colonizacin de Amrica, cosa imposible de
demostrar en uno u otro sentido, pero si nos atenemos al texto y al contexto
histrico, lo que est diciendo Nebrija tiene que ver con peninsulares que no
hablan castellano (vizcanos, navarros), con extranjeros que tienen
algn trato i conversacin en Espaa i necessidad de nuestra lengua, y
ante todo, con los enemigos de nuestra fe, es decir, los musulmanes que
an quedaban en tierras espaolas. Ntese que la respuesta que le arrebat
Enrique Obediente Sosa
2 3 1


el obispo de vila tiene lugar en 1486, en plena contienda final de la
reconquista castellana, que terminara, como se sabe, seis aos despus con
la toma de Granada. Ahora bien, si no podemos hablar de "profeca
americana" de Nebrija, s podemos afirmar (y no es lo mismo) que aquel
tercero provecho rebasara las expectativas del insigne andaluz cuando el
castellano cruzara el Atlntico y comenzara a implantarse en el Nuevo
Mundo
98
.
La Gramtica de Nebrija, adaptacin -que no calco- de los
principios gramaticales latinos, no slo refleja el estado de la lengua para
finales del siglo XV (al menos lo que se consideraba como norma culta)
99
,
sino que, al proponer reformas que le dieran al castellano mayor elegancia y
lgica, proyecta lo que el autor consideraba la norma ideal.
Siguiendo la tradicin medieval, Nebrija divide la doctrina
gramatical en cuatro partes:
- Orthographa, que nos otros podemos nombrar en lengua romana,
sciencia de bien i derecha mente, escrivir. A sta, esso mesmo
pertenece conocer el nmero i fuerza (Valor fnico, pronunciacin) de
las letras, i por qu figuras se an de representar las palabras i partes de
la oracin.
- Prosodia; nos otros podemos la interpretar acento, o ms verdadera
mente, quasi canto. Esta es arte para al^ar i abaxar cada una de las
slabas de las diciones o partes de la oracin. A sta se reduze esso
mesmo el arte de contar, pesar i medir los pies de los versos i coplas.
- Etimologa: nos otros podemos la nombrar verdad de palabras. Esta
considera la significacin i accidentes de cada una de las partes de la
oracin.

98
Como dato curioso, la Gramtica se termin de imprimir quince das
despus de que Coln saliera rumbo a las Indias.
99
Como ya hemos tenido ocasin de ver y seguiremos viendo, hay
discrepancias entre lo que evidencian los documentos, literarios y no literarios,
y lo expuesto por Nebrija.
Bi o g r a f a de una lengua
2 3 2


- Sintaxis: nos otros podemos la llamar orden. A sta pertenece
ordenar entre s las palabras i partes de la oracin.
Cada una de esas partes es tratada en sendos libros:
Libro I - - En que trata de la Orthographa
Libro II - - En que trata de la Prosodia i
Slaba
Libro III - - Que es de la Etimologa i
Dicin
Libro IV - - Que es de Sintaxi i Orden de las diez partes de la
oracin.
La obra termina con un Libro V - - De las introduciones de la
Lengua castellana para los que de estraa lengua querrn deprender, una
especie de manual abreviado para extranjeros.
Algo que merece ser notado es el empeo de Nebrija en dar una
palabra castellana a los conceptos gramaticales evitando la terminologa
clsica. As, por ejemplo, habla de campanilla, beqo, mezclado, passado,
venidero, etc. en lugar de vula, labio, epiceno, pretrito, futuro,
respectivamente.
Dicho esto, analicemos brevemente los distintos componentes de la
lengua tal como la presenta Nebrija
100
.
4.3.3. El castellano descrito por Nebrija
a) Fonologa
Nebrija en su Gramtica no hace propiamente una presentacin del

100
No pretendemos aqu hacer un anlisis ni siquiera medianamente profundo de
la lengua tal como Nebrija la describe, menos an de la concepcin terica que
subyace a tal descripcin.
Enrique Obediente Sosa
2 3 3


sistema fonolgico del castellano tal como lo entiende la lingstica
moderna; l aborda el componente fnico sesgadamente al hablar de la
ortografa. Como su preocupacin principal es fijar la ortografa, no es de
extraar que "desatienda la descripcin exhaustiva del sistema fonolgico de
la poca. Sin embargo, por sus alusiones, por sus indicaciones, ms o menos
exactas, se puede llegar a su conocimiento" (ed. de Quilis 1980, pg. 53). En
este sentido es muy significativa su afirmacin segn la cual tenemos de
escrivir como pronunciamos, y pronunciar como escrivimos (I
2
, 5), es
decir, que el castellano tenga un sistema grfico unvoco. Ahora bien, en la
exposicin de Nebrija, los trminos letra, pronunciacin o fuerga a
veces parecen acercarse al moderno concepto de fonema, como cuando dice
que la c, k, q, tienen un oficio (I
2
, 6), pero en general hacen ms bien
referencia a lo fontico, como cuando escribe la cuarta regla de ortografa:
la n nunca puede ponerse delante la m, b, p, antes, en los tales lugares,
siempre avernos de poner m en lugar de n [...] por que donde se forma la n,
que es hiriendo el pico de la lengua en la parte delantera del paladar, hasta
donde se forman aquellas tres letras, ai tanta distancia, que fue forgado
passarla en m, cuando alguna dellas se sigue, por estar tan cerca dellas en
la pronunciacin (I
2
, 10).
De lo expuesto por el docto sevillano respecto a la ortografa se
colige que el sistema fonolgico castellano de finales del siglo XV constaba
de las cinco vocales establecidas casi desde los orgenes, y veinticuatro
consonantes, a saber:
labiales dentales alveolares palatales velares glotal
p b t d k g fe dz (<fe)
f v s z / 3 h
m n p
X
r r
Bi o g r a f a de una lengua
2 3 4


Recordemos que la representacin ortogrfica de esos fonemas era,
sin tomar en cuenta la reforma propuesta por Nebrija, la siguiente:
/p/ <p>
/b/ <b>
lil <f, ph>
/v/ <v, u>
/m/ <m>
N <t>
/di <d>
/fe/ <> o <c> (ante vocales anteriores)
/dz/ <z>
/s/ <-ss-> intervoclica, <s> en los dems contextos
Izl <-s-> intervoclica
Inl <n>
III <1>
/r/ <r> intervoclica y en posicin implosiva
/r/ <-rr-> intervoclica; en las otras posiciones, la vibrante
mltiple se representaba por <r, rr> o <R>
/// <x>
/3/ <i> j> <> (ante vocales anteriores)
l&J <i, j> o <g> (ante vocales anteriores)
l'il <ch>
/jY <nn, >, a veces <gn>
/A/ <11>
/k/ <qu>, <c> (ante vocales no anteriores) y <k>
Igl <g> (ante vocales no anteriores)
lh/ <h>
Qu propone Nebrija respecto a la ortografa?
- Eliminar los grafemas <q, k, y>; su oficio es ocioso considerando que
Enrique Obediente Sosa
2 3 5


existen <c> (que representara siempre el fonema /k/) e <i >,
respectivamente.
- Considerar grafemas independientes los signos <5, 11, , ch> (este ltimo
con tilde para diferenciarlo del dgrafo <ch> latino, representacin de una
oclusiva velar sorda aspirada).
- Dar a la i luenga (la j) los valores de <g> ante <e, i> y de <i> (ante
a, o, ), es decir, representar con <j> los fonemas /efe/ y /3/, no sentidos,
ciertamente, desde haca tiempo como dos fonemas distintos; segn Alarcos
Llorach (1981, pg. 266), la africada y la fricativa seran meros alfonos de
un nico fonema, realizado "africada tras pausa o consonante y fricativa tras
vocal".
- Emplear un signo para u vocal (/u/) y otro para u consonante ( NI ) ,
puesto que hay entre nos otros dos figuras (I
2
, 6): u y v.
- Aadir una tilde a la <x> (= /[/) para distinguirla de la <x> latina (= /ks/).
Y concluye:
Ass que ser nuestro abe destas veinte i seis letras: a, b, c, f,
ch, d, e, f g, h, i, j, l, 11, m, n, , o, p, r, s, t, v, u, x, z; por las
cuales distinta mente podemos representar las veinte i seis
pronunciaciones de que arriba avernos disputado (I
9
, 6).
Como se ve, Nebrija no escapa de confundir letras con sonidos,
como era usual para entonces, cosa que salta a la vista cuando trata de r y 5.
En el captulo 10 del Libro I
2
dice: La lengua castellana no dobla sino la r
y la s; por que todas las otras consonantes pronuncian semillas, estas dos a
las vezes semillas, a las vezes dobladas: semillas, como coro, cosa;
dobladas, como corro, cosso. Segn esto, la distincin entre la vibrante
simple y la mltiple, por una parte, y entre las dos fricativas alveolares, por
la otra, vendra dada por el rasgo de geminacin (corro = /kor.ro/, cosso =
/kos.so/), lo cual nos parece un error de interpretacin de la realidad
fontico-fonolgica del castellano por parte del nebrisense debido a la
confusin que hace de fonemas y grafemas.
Bi o g r a f a de una lengua
2 3 6


Veamos ahora lo que la Gramtica Castellana dice de la letra h (I
2
,
6). De acuerdo con Nebrija, esta letra cumpla tres oficios:
- Uno intil, es decir, cero fnico, el que trae consigo en las diciones
latinas, mas non le damos su fuerqa, como en stas: humano, humilde,
donde la escrivimos sin causa, pues que de ninguna cosa sirve. La razn
etimolgica, que se esgrimira despus (en el siglo XVIII) para restablecer
la <h>, no tiene cabida, pues, en el nebrisense, para quien la norma ideal -
ya lo vimos- era escrivir como pronunciamos i pronunciar como
escrivimos. De all, por ejemplo, su grafa ombre (< lat. hmine), sin <h>,
como era desde los orgenes de la lengua, y antes, como se ve en
inscripciones latinas de finales de la poca republicana, prueba de que la
<h> latina haba dejado para entonces de representar sonido alguno.
- Otro, cuando se sigue u despus della, para demostrar que aquella u no
es consonante, sino vocal, como en estas diciones: husped, huerto, huevo;
lo cual ia no es menester, si las dos fuerqas que tiene la u distinguimos por
estas dos figuras: u, v. Nebrija, por tanto, no ve la necesidad de seguir
empleando la <h> como signo diacrtico para distinguir /u/ de /v/, ambos
representados por <u> o <v> indistintamente, como ya se vio en su
oportunidad. Obsrvese, no obstante, que la formulacin de este "oficio" no
es completamente clara, pues, de hecho, tal <h> diacrtica apareca no
simplemente cuando se sigue u (vanse los ejemplos dados en el "primer
oficio") sino especficamente cuando sigue /u/ en diptongo.
- El tercer oficio de <h> es representar el fonema /h/: cuando le damos
Juerga de letra hazindola sonar, como en las primeras letras destas
diciones: hago, hijo. En este caso, que ya es para Nebrija otra letra,
llamarla emos 'he'. Se trata, pues, del fonema glotal derivado de /f-/
inicial latino. Esta anotacin indica, sin lugar a dudas, que aquella
"aspiracin" que comenz siendo una variante regional y/o estilstica, se
haba fonematiza- do; de alfono glotal de /f-/ se haba convertido en
Enrique Obediente Sosa
2 3 7


realizacin de otro fonema distinto
101
: /'hago/, /'hijo/.
b) Morfologa
Para Nebrija la oracin castellana consta de las siguientes diez
partes (Libro III
2
): nombre, pronombre, artculo, verbo, participio, gerundio,
nombre participial infinito, preposicin, adverbio y conjuncin. Y precisa:
Nos otros, con los griegos, no distinguiremos la interjeccin del adverbio,
i aadiremos con el artculo el gerundio, el cual no tienen los griegos, i el
nombre participial infinito, el cual no tienen los griegos ni latinos (III
2
, 1).
Seguidamente presentaremos algunas de las notas morfolgicas
ms sobresalientes de acuerdo con la doctrina nebrisense.
- De los pronombres
A pesar de que Nebrija emplea constantemente en su exposicin la
forma nos otros, al dar la declinacin del pronombre slo consigna nos-,
igual sucede con vos. Esto dara a entender que las formas compuestas eran
ya las normales para la primera y la segunda personas del plural. Sin
embargo, en el captulo 8 afirma categricamente que las formas
compuestas son enfticas: por esta figura [el nfasis] dezimos nos otros,
vos otros
(III
2
, 8).
- De los artculos
El artculo o partezilla es la parte de la oracin que se aade al
nombre para demostrar de qu gnero es (IIP, 9). Curiosa definicin!
Adems, slo da como artculos el, la, lo y sus plurales; no incluye, pues, en
esta categora el indeterminado un, del cual habla al tratar del nmero,
diciendo que el nombre uno, o es para contar [...] o es para demostrar
alguna cosa particular, como los latinos tienen 'qudam', i entonces tmase

101
Recurdese lo ya visto al respecto de lf-1 > /h/ > 0 en 4.3.1. a).
Bi o g r a f a de una lengua
2 3 8


por cierto, i puede tener plural, como diziendo: un ombre vino, unos ombres
vinieron, quiero dezir que vino cierto ombre, i vinieron ciertos ombres
(III
2
, 7).
- Del nombre
El nombre, por su calidad, puede ser substantivo (por que est
por s mesmo) o adjectivo o arrimado (por que siempre se arrima al
substantivo) (III
a
, 2). De este ltimo dice que superlativos no tiene el
castellano sino estos dos: primero i postrimero. Todos los otros dize por
rodeo de algn positivo i este adverbio mui (III
a
, 3). Nebrija afirma, pues,
la no existencia en castellano de un morfema especfico encltico de
superlativo absoluto a pesar de que dos siglos antes el mester de clereca
utilizara las formas en -ssimo. Menndez Pidal seala que esa forma apenas
era usada en la Edad Media, a tal punto que "el que en tiempo de Alfonso X
tradujo en romance el epitafio latino de San Fernando que se halla en la
Capilla Real de
Sevilla, tena tal forma por extica, y nunca usaba sino la perfrasis,
traduciendo jidelissimus, humilissimus, por el ms leal, el ms sofrido e el
ms omildoso" {Manual, pg. 221).
Nebrija crea el trmino aumentativo para referirse a una forma que
no siente el griego, ni el latn, ni el ebraico; el arvigo en alguna manera
la tiene, i por que este gnero de nombres an no tiene nombre, osemos le
nombrar aumentativo, por que por l acrecentamos alguna cosa sobre el
nombre principal de donde se deriva; como de ombre, ombrazo; de muger,
mugeraza. Destos, a las vezes usamos en seal de loor [...] a las vezes, en
seal de vituperioi (III
2
, 3).
- Del nombre participial infinito
Es otra creacin terminolgica y conceptual de Nebrija para dar
cuenta de la forma en -do que, junto con el auxiliar haber, constituye los
tiempos compuestos ('he comido), vista por l como distinta del participio,
Enrique Obediente Sosa
2 3 9


entre otras cosas por ser aqulla invariable en gnero y nmero; no
podemos dezir nos otros avernos amados las mugeres, ni menos nos otros
avernos amadas las mugeres, como dixo un amigo nuestro en comienqo de
su obra: Un grande tropel de coplas no coplas / las cuales as hechas, por
dezir las cuales as hecho; aunque esta manera de dezir est usada en las
Siete Partidas; mas el uso ech de fuera aquella antigedad (III
2
, 14), la de
la concordancia del participio con el objeto directo.
- Del verbo
Afirma Nebrija (III
s
, 10) que reprtese el verbo en modos, el modo
en tiempos, el tiempo en nmeros, el nmero en personas.
El modo [...] es aquello por lo cual se distinguen ciertas maneras de
significado en el verbo. Estos son cinco: indicativo, imperativo, optativo,
subjunctivo, infinitivo. Llama aqu la atencin que distinga un modo
optativo, del cual seala que es aqul por el cual desseamos alguna cosa,
por que 'optare' es dessear; como o, si amasses a Dios!, lo cual encaja
perfectamente en su definicin de modo, referida al significado, o, como
dice Alarcos Llorach (1994, pg. 149), a la manera de presentar el contenido
de lo que se comunica segn la actitud psquica del hablante. Pero el
subjuntivo no cuadra en tal definicin de modo, pues es aquel por el cual
juntamos un verbo con otro, por que 'subjungere' es aiuntar; como diziendo
si t amasses a Dios, l te amara. Se ve entonces un cambio de criterio: ya
no se trata de un modo de significar sino de un "comportamiento
sintctico"
102
. Es por ello que ciertas formas idnticas pertenecen, segn
Nebrija, a tiempos y modos distintos, pues la diferencia viene dada no por
criterios morfolgicos sino discursivos; as, ame (presente de subjuntivo y
venidero de optativo), amasse (pasado no acabado de subjuntivo y presente'
de optativo), amara (pasado ms que acabado de subjuntivo y pasado de

102
Y es as an hoy. Alarcos Llorach (1994, pg. 152) observa, al referirse a los
trminos indicativo y subjuntivo, que ambos "son vlidos como tales, aunque
imprecisos y heterogneos, pues mientras el primero seala una nocin, el
segundo "alude a un comportamiento sintctico (se subordina a otro)".
Bi o g r a f a de una lengua
2 4 0


optativo), oviera u oviesse amado (pasado ms que acabado por rodeo de
subjuntivo y pasado por rodeo de optativo).
En su Gramtica (V
2
, 4), Nebrija distingue tiempos simples y
tiempos por rodeo', estos ltimos pueden ser, a su vez, analticos (las hoy
llamadas formas compuestas y perifrsticas) como ava amado, aver de
amar, o sintticos, caso del futuro {amar) y del condicional (amara) (en su
sistema, venidero por rodeo y passado no acabado por rodeo de
subjunctivo, respectivamente). En cuanto a esto ltimo, Nebrija es el
primer gramtico que seala la formacin de esos tiempos mediante el
infinitivo del verbo en cuestin ms el auxiliar haber: El futuro dize por
rodeo del infinitivo i del presente deste verbo e, as, diziendo io amar, t
amars, que vale tanto como io e de amar, t as de amar. En esta manera
dize por rodeo el passado no acabado del subjunctivo, con el infinitivo i el
passado no acabado del indicativo deste verbo e, as, diziendo io amara, io
leera, que vale tanto como io ava de amar, io ava de leer (III-, 11).
Presentamos a continuacin la introduccin del captulo 4- del
Libro V
2
:
CAPITULO IIII DE LA CONJUGACION DEL VERBO
Las conjugaciones del verbo son tres: la primera, que
echa el infinitivo en ar, como amo, amar, enseo, ensear; la
segunda, que echa el infinitivo en er, como leo, leer, corro,
correr, la tercera, que echa el infinitivo en ir, como oio, oir,
huio, huir.
El verbo se declina por modos, i tiempos, i nmeros i
personas.
Los modos son cinco: indicativo, para
demostrar; imperativo, para mandar; optativo, para dessear;
subjuntivo, para aiuntar; infinitivo, que no tiene nmeros ni
personas, i a menester otro verbo para lo determinar.
Los tiempos son cinco: presente, por el cual
demostramos lo que agora se haze; passado no acabado, por el
cual demostramos lo que se haza i no se acab; passado
acabado, por el cual demostramos lo que se hizo i acab;
Enrique Obediente Sosa
2 4 1


passado ms que acabado, por el cual demostramos que
alguna cosa se hizo sobre el tiempo passado; venidero, por el
cual demostramos que alguna cosa se a de hazer.
Los nmeros son dos: singular, que habla de uno;
plural, que habla de muchos.
Las personas son tres: primera, que habla de s;
segunda, a la cual habla la primera; tercera, de la cual habla la
primera.
c) Sintaxis
En el Libro IV-, Nebrija trata de la sintaxis, es decir, de la manera
como las partes de la oracin se an de aiuntar i concertar entre sU (IV-, 1).
De este modo, habla de la concordancia, del orden en que aparecen las
distintas partes de la oracin, de los complementos verbales segn el tipo de
verbo, y de los complementos nominales (captulos 1-4). Los captulos 5 a 7
estn dedicados a los vicios y figuras de diccin.
De lo expuesto -muy breve- por el sevillano, reproducimos algunas
de sus afirmaciones que, por diversos motivos, como se ver, resultan
sumamente interesantes.
CAPITULO II DE LA ORDEN DE LAS PARTES DE LA ORACION
Entre algunas partes de la oracin ai cierta orden casi
natural i mui conforme a la razn, en la cual las cosas que por
naturaleza son primeras o de maior dignidad, se an de
anteponer a las siguientes i menos dignas; i por esto dize
Quintiliano que diremos de oriente a occidente, i no, por el
contrario, de
occidente a oriente, por que, segn orden natural, primero es oriente que el
occidente; i ass diremos por conseguiente: el cielo i la tierra, el da i la noche,
la luz i las tiniebras
y
i no por el contrario, la tierra i el cielo, la noche i el da,
las tiniebras i la luz. Mas, aunque esta perturbacin de orden en alguna manera
sea tolerable,
i se pueda escusar algunas vezes por auctoridad, aquello en ninguna manera se
Bi o g r a f a de una lengua
2 4 2


puede sofrir, que la orden natural de las personas se perturbe, como se haze
comn mente en nuestra lengua, que siguiendo una vana cortesa dizen el rei, i
t i io venimos, en lugar de dezir io, i t i el rei venimos; por que aquello en
ninguna lengua puesta en artificio i razn se puede sofrir, que tal confusin de
personas se haga; i mucho menos lo que est en el uso: que hablando con uno
usamos del nmero de muchos, diziendo vos venistes, por dezir t veniste; por
que, como dize Donato en su Barbarismo
y
ste es vicio no tolerable, el cual los
griegos llaman solecismo, del cual trataremos abaxo en su lugar; cuanto ms,
que los que usan de tal astesmo o cortesa, no hazen lo que quieren, por que
menor cortesa es dar a muchos lo que se haze, que a uno solo, i por esta causa,
hablando con Dios, siempre usamos del nmero de uno; i an veo que en los
razonamientos antiguos que se enderezan a los reies, nunca est en uso el
nmero de muchos. I an ms intolerable vicio sera diziendo: vos sois bueno,
por que peca contra los preceptos naturales de la Gramtica; por que el adjectivo
bueno no concuerda con el substantivo vos
y
a lo menos en nmero. I mucho
menos tolerable sera si dixiesses vuestra merced es bueno
y
por que no
concuerdan en gnero el adjectivo con el substantivo. Pero a la fin, como dize
Aristteles, avernos de hablar como los ms, i sentir como los menos.
CAPITULO IIII
DE LA CONSTRUCION DE LOS NOMBRES DESPUES DE SI
Todos los nombres substantivos de cualquier caso pueden regir
genitivo, que significa cuia es aquella cosa, como diziendo: el siervo de Dios;
del siervo de Dios; al siervo de Dios; el siervo de Dios; \o siervo de Dios! Mas
esto se entiende cuando el substantivo que a de regir el genitivo es comn o
apelativo, por que si es proprio no se puede con l ordenar, salvo si se
entendiese all algn nombre comn, como diziendo: Isabel la de Pedro,
entendemos madre, o muger, o hija
o sierva; i ass, Mara la de Santiago, entendemos madre; Pedro de Juan,
entendemos hijo; Eusevio de Pmphilo, entendemos amigo. I esta es la
significacin general del genitivo; pero tiene otras muchas maneras de significar
que en alguna manera se pueden reduzir a aqulla, como diziendo: anillo de
oro; pao de ducado. Mas aqu no quiero dissimular el error que se comete en
nuestra lengua, i de all pass a la latina, diziendo: mes de enero; da del
martes; ora de tercia; ciudad de Sevilla; villa de Medina; ro de Duero; isla de
Clez; por que el mes no es de enero, sino l mesmo es enero; ni el da es de
martes, sino l es martes; ni la ora es de tercia, sino ella es tercia; ni la ciudad es
de Sevilla, sino ella es Sevilla; ni la villa es de Medina, sino ella es Medina; ni
Enrique Obediente Sosa
2 4 3


el ro es de Duero, sino l mesmo es Duero; ni la isla es de Clez, sino ella
mesma es Clez. De donde se sigue que no es amphibolia aquello en que
solemos burlar en nuestra lengua, diziendo el asno de Sancho; por que, a la
verdad, no quiere ni puede dezir que Sancho es asno, sino que el asno es de
Sancho. [...].
$ * *
Tal es el estado de la lengua castellana a finales de la Edad Media, la
lengua que sale de su territorio de origen cuando Espaa comience la
aventura de expandirse hasta llegar a ser un gran Imperio que habra de
abarcar tierras de los cinco continentes. La expansin poltica de Espaa se
acompaara de la expansin de la lengua de Castilla; sta, en efecto, se
convertira en compaera del Imperio, pero, contrariamente a lo que dijo
Nebrija en ese prlogo de su Gramtica respecto a situaciones de la
antigedad, a saber, que la lengua acompa al Imperio en su auge /
despus junta fue la cada de entrambos, en el caso de la lengua espaola no
slo no cay con el Imperio sino que ha seguido con una vitalidad tal que no
ha hecho sino fortalecerse cada vez ms.


LA ESPAA IMPERIAL
(s. XVI - s. XIX)
1. MARCO HISTRICO
Con la toma de Granada por los Reyes Catlicos en 1492 y la
posterior conquista de Navarra por el rey Fernando en 1512, Espaa se va
encaminando hacia la unificacin poltica bajo una sola corona, la de Castilla;
slo el reino de Portugal queda en la Pennsula Ibrica como estado
independiente frente al poder espaol que comenzaba a surgir.
El mismo ao que cae el ltimo reducto musulmn de la Pennsula,
Cristbal Coln descubre para Espaa unas tierras ignotas ms all de las
'Columnas de Hrcules. Quedan entonces abiertas dos rutas de expansin al
naciente estado espaol: una a travs del Estrecho de Gibraltar, hacia el
frica musulmana, como etapa complementaria de la Reconquista; otra a
travs del Atlntico, hacia lo que luego se llamara Amrica.
Aunque los Reyes Catlicos no descuidaron la colonizacin de
Amrica ni la expansin africana, su atencin preferente fue para los asuntos
de Europa; en este continente Espaa trataba de expandirse a travs del
Mediterrneo hacia Italia, donde aqulla y Francia, animadas por idntico
deseo de conquista, se trabaron en enconada lucha.
El imperialismo espaol, que haba nacido con las pretensiones de
Fernando V el Catlico sobre Italia, llegar a su apogeo con su sucesor
Carlos. Nieto de los Reyes Catlicos por parte materna, y de Maximiliano de
Habsburgo y Mara de Borgoa por parte paterna, Carlos accede al trono de
Castilla y
Aragn en 1516 con el nombre de Carlos /; tres aos despus sucede a su
abuelo paterno, convirtindose, a los diecinueve aos de edad, en Carlos V
de Alemania.
Tales circunstancias lo convierten en un monarca con jurisdiccin
extraordinariamente dilatada. En efecto, de Isabel hered el reino de Castilla,
Granada, las plazas norteafricanas y las tierras de Amrica; de Fernando,
Aragn-Catalua, Cerdea, Sicilia y el recin conquistado reino de Npoles;
Biografa de una lengua
2 5 4


de Maximiliano, el archiducado de Austria, y -al ser electo emperador en
1519- el Sacro Imperio Romano Germnico, pasando as a sus manos
Alemania, los Pases Bajos, Flandes y el Franco Condado. A esto se agrega
la nueva ruta hacia la Especiera que la expedicin Magallanes-Elcano le
haba abierto a Espaa, una de cuyas consecuencias fue el descubrimiento, en
1521, de Guam (isla del Pacfico que forma parte del archipilago de las
Marianas) y de las islas de San Lzaro (rebautizadas en 1542 con el nombre
de Filipinas en honor al hijo del monarca). Espaa se haca as presente en el
Lejano Oriente. Pocos aos ms tarde (1525), Carlos V le arrebat a
Francisco I, rey de Francia, el ducado de Miln. Tan inmenso imperio fue lo
que le permiti a Carlos V jactarse de que en sus dominios no se pona el sol.
Mientras en Europa su imperio fue ms aparente que real a causa de
la heterogeneidad y dispersin geogrfica de los estados que lo componan,
en Amrica, en cambio, adquiri un imperio digno de ese nombre. Durante
sus cuarenta aos de gobierno (1516-1556) es que se explora, conquista y
coloniza la mayor parte de las tierras americanas, para las cuales crea nuevos
rganos de administracin colonial que vinculan a aqullas con la metrpoli
en un rgimen de gobierno centralizado.
Cansado y algo decepcionado por no haber podido crear un gran
imperio en Europa, Carlos V abdica en 1556 repartiendo sus dominios entre
su hermano Fernando, que recibi Austria y el
Imperio Germnico, y su hijo Felipe, que obtuvo Espaa, los Pases Bajos,
Flandes, las posesiones italianas y las ultramarinas de Amrica, Asia y
Oceania.
Felipe II, quien rein cuarenta y dos aos (1556-1598), mantuvo el
predominio espaol en Europa establecido por su padre. Su poltica y los
grandes acontecimientos acaecidos durante su gobierno pueden resumirse en
los puntos siguientes:
- Convencido de que la unidad de fe era la base de la unidad poltica, se dio
a la tarea de perseguir a los protestantes y a los moros conversos o moriscos,
acusados de seguir practicando ocultamente su primera religin.
- Resuelto a mantener a toda costa la fe catlica y el poder espaol en los
Pases Bajos, aplic all una poltica terrorista que provoc la divisin de
aqullos en dos: los Pases Bajos espaoles, formados por las provincias
catlicas del sur, y las Provincias Unidas u Holanda, conjunto de las
Enrique Obediente Sosa
2 5 5


provincias protestantes del norte que se declararon independientes en 1581.
- En 1580 sube al trono lusitano a consecuencia de morir sin descendencia el
rey de Portugal, Sebastin I, su to. Esta anexin tuvo una importancia
extraordinaria porque, si bien el monarca respet la autonoma portuguesa, se
unifica la Pennsula Ibrica y agrega a Espaa el vasto imperio colonial
portugus extendido por Amrica, Africa y Asia.
- Consolid el gobierno autocrtico poniendo a la Iglesia bajo su
dependencia, sometiendo a la nobleza y anulando los fueros tradicionales de
los antiguos reinos espaoles. El absolutismo de Felipe II fue total y abarcaba
todos los mbitos de la vida.
A esto ha de agregarse un hecho de particular importancia: el
traslado de la capital espaola de Toledo a Madrid. Toledo, antigua capital
del reino visigtico, reconquistada a los musulmanes por Alfonso VI de
Castilla en 1085, haba alcanzado su mximo esplendor en el reinado de
Carlos V, quien la hizo centro de su Imperio. Pero Felipe II decidi trasladar
en 1561 la capital y la corte del reino a una villa anodina un poco ms al
norte, con lo cual Toledo comienza a decaer y Madrid se convierte en el
principal foco de la vida poltica y cultural espaola.
La Espaa de los comienzos del reinado de Felipe II, una Espaa
poderosa y prspera, contrastar con la del fin del gobierno de aqul, sumida
en una grave crisis fiscal y demogrfica como consecuencia de guerras
incesantes, la expansin colonial, las persecuciones religiosas, con lo cual la
poblacin disminuy, la produccin agrcola e industrial decay y el estado
se endeud en proporciones gigantescas, a pesar de las riquezas que
provenan de Amrica.
A la muerte de Felipe II en 1598, sube al trono Felipe III (1598-
1621), quien inici la serie de monarcas de la decadencia espaola. Durante
su reinado se produce la expulsin de los moriscos (1609); temeroso de una
^sublevacin de esta masa semicolonial odiada por el pueblo, y cuyos
miembros, aunque bautizados, seguan practicando ocultamente el
islamismo, el monarca los echa de la Pennsula, con lo cual priva al pas de
medio milln de personas dedicadas a la industria y al comercio, lo que,
obviamente, agrav la crisis econmica en la que estaba sumida Espaa.
Con su sucesor, el indolente Felipe IV(1621-1665), Espaa pierde
Biografa de una lengua
2 5 6


Portugal; sus habitantes, que no aceptaban ya de buen grado la dominacin
espaola, recobran su independencia en 1640 al proclamar rey al duque de
Braganza, Juan IV. La independencia portuguesa, reconocida en 1668,
significar no slo la prdida del extremo occidental de la Pennsula sino
tambin la de los dominios lusitanos de ultramar.
El sucesor de aqul, Carlos II (1665-1700), reflejo de la decadencia
hispnica por su condicin fsica y su pobreza mental, muere sin
descendencia, dejando testamentariamente el trono a su sobrino el duque
Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia. Esto significaba el fin de la
dinasta de los Habsburgos espaoles y la eventual unin de Francia y
Espaa bajo una nica corona de la dinasta de los Borbones. Ante esa
posibilidad, Austria, Holanda, Inglaterra, Portugal e incluso Catalua,
Valencia y Aragn forman una alianza contra Espaa y Francia dando as
inicio a la Guerra de Sucesin de Espaa (1701-1715), la cual habra de
terminar con la paz de Utrecht, que reconoci como rey de Espaa y de sus
colonias a Felipe V, con la condicin de que renunciara a todos sus derechos
a la corona francesa. Por otra parte, por el mismo tratado, Espaa se vio
despojada de parte de sus dominios: sus posesiones en Italia y los Pases
Bajos pasaron a manos de Austria; y la isla de Menorca (una de las Baleares)
y el pen de Gibraltar a las de Inglaterra. Espaa perdi as sus dominios en
Europa aunque mantuvo casi intacto su propio territorio y sus posesiones
ultramarinas.
Con el reconocimiento, pues, en 1714 de Felipe de Anjou como
Felipe V de Espaa, se inicia la dinasta borbnica en la Pennsula. Con l y
sus hijos Femando VI (1746-1759) y Carlos III (1759-1788) se produce la
reanimacin poltica y econmica del pas; rodeados de hbiles
colaboradores, estos monarcas consiguen que Espaa se recupere al
introducir nuevos mtodos de gobierno y nuevos estmulos para la economa.
Los acontecimientos europeos repercutieron, como era de esperarse,
en las colonias que las distintas potencias posean en el resto del mundo. En
lo que respecta a las espaolas, merece destacarse, como consecuencia de la
Guerra de los Siete Aos (1756-1763)
103
, la prdida de la Florida, que pasa a
Inglaterra, y la adquisicin de la Luisiana, que recibi de Francia en

103
Guerra entre Rusia, Francia, Austria y Espaa contra Inglaterra y Prusia; se
disputaba la posesin de Silesia entre Austria y Prusia y el predominio colonial
entre Francia e Inglaterra.
Enrique Obediente Sosa
2 5 7


compensacin por aqulla. Tales territorios volveran, no obstante, poco
despus a sus primeros dueos: Francia recupera la Luisiana en 1769 y
Espaa la Florida en 1783. Por otra parte, la Banda Oriental del ro de la
Plata (el actual Uruguay), que desde 1516 se disputaban Espaa y Portugal,
queda definitivamente bajo la corona de Castilla al firmarse en 1777 la paz
de San Ildefonso, tratado mediante el cual se reconoci el exclusivo
predominio espaol en esa regin.
Por esas mismas fechas comienza la presencia espaola en el Africa
occidental subsahariana "con la cesin que realiza Portugal a favor de
Espaa, por el Tratado de El Pardo (1778), de las islas de Annobn y
Fernando Poo y de sus derechos (ampliamente tericos) sobre los territorios
continentales entre el Nger y el Ogou"
104
. Aunque la toma de posesin
oficial de estos nuevos dominios espaoles se realiza inmediatamente, la
metrpoli se despreocupa totalmente de ellos hasta mediados del siglo
siguiente.
Vale destacar las reformas que los tres primeros Borbones hicieron
del rgimen colonial. En el orden econmico, eliminaron paulatinamente el
sistema comercial monopolista de los Habsburgos para dar paso al libre
comercio. En el plano poltico- administrativo, organizaron las colonias de
ultramar, principalmente las americanas, interviniendo de forma inmediata en
el manejo de todo el imperio colonial. En el orden social, la reforma ms
importante fue la supresin de las encomiendas.
Carlos TV (1788-1808), sucesor de Carlos III, pacfico de carcter,
se vio obligado, sin embargo, a declarar la guerra a los revolucionarios
franceses aconsejado por Manuel Godoy, favorito de la reina Mara Luisa;
pero poco tiempo despus no slo hace la paz con Francia sino que se alia
con Napolen, que necesitaba la escuadra espaola para su lucha contra
Inglaterra. En esta ocasin su flota sufri un rudo golpe junto a la francesa en
la batalla naval de Trafalgar (1805), con lo cual asegur Gran Bretaa su
predominio martimo.
Cuando en 1807 Napolen invade Portugal, hizo entrar en Espaa -
con el pretexto de asegurar la conquista de la antigua Lusitania- unos cien
mil soldados que se apoderaron de sus principales ciudades y fortalezas. El
pueblo, exasperado por las polticas de Godoy, se amotin en Aranjuez, lo

104
Germn de Granda 1992, pg. 317.
Biografa de una lengua
2 5 8


cual origin la destitucin de aqul y la abdicacin de Carlos a favor de su
hijo Fernando (1808); pero bajo la presin de Napolen, Fernando le
devolvi la corona a su padre, quien a su vez cedi sus derechos al francs;
ste, entonces, designa como rey de Espaa a su hermano Jos Bonaparte.
Paralelamente a esas negociaciones, el pueblo de Madrid se alza en
armas inicindose en toda Espaa la Guerra de la Independencia, que dur
hasta la cada de Napolen en 1814. La resistencia al invasor francs haba
creado una Junta Central para gobernar en sustitucin de Fernando, la cual -
entre otras cosas- declar en 1809 que las colonias espaolas de Amrica
formaban parte de la nacin espaola, queriendo significar con ello que
aqullas no eran meras posesiones de la corona. Obligada a trasladarse de
Sevilla a Cdiz por el avance francs, la Junta convoca a las Cortes o
asambleas parlamentarias, las que en 1812 redactaron la primera
Constitucin espaola, texto que adopt la separacin de los poderes
pblicos, proclam la religin catlica como exclusiva en Espaa y consider
espaoles a los habitantes
de las colonias.
Restablecido Femando VII en el trono en 1814, declara nula la
Constitucin liberal de 1812 y reinstaura el poder absoluto; por otra parte, en
el Congreso de Verona de 1822, Fernando solicita a sus aliados que lo
ayuden a recuperar sus colonias americanas, ya prcticamente independientes
como consecuencia del giro que tomaron en Amrica los acontecimientos
surgidos en la Pennsula a raz de la invasin napolenica. Este pedido no fue
considerado por el Congreso pues Inglaterra se opuso a toda intervencin en
el Nuevo Mundo. Ve, pues, perder Fernando las posesiones americanas,
todas declaradas independientes antes de su muerte en 1833, excepto Cuba y
Puerto Rico. Aos antes (1819) ya haba perdido la Florida al vendrsela a
los Estados Unidos por cinco millones de dlares
105
.
El imperio espaol terminar a finales del siglo XIX durante la
regencia de Mara Cristina, esposa de Alfonso XII. En 1897 Espaa reconoce
la autonoma de Puerto Rico; la prdida de Cuba ser consecuencia directa de

105
Recordemos que el territorio hispanoamericano sufri una considerable
disminucin hacia mediados del siglo XIX debido a la anexin por parte de los
Estados Unidos de buena parte de Mxico (unos 2,5 millones de Km
2
) al
apropiarse de sus territorios del norte, sobre los que fundaron los estados de
Texas, California, Nuevo Mxico, Colorado, Arizona, Nevada y Utah.
Enrique Obediente Sosa
2 5 9


la Guerra Hispano-estadouni- dense (abril-agosto de 1898). En efecto, con
ocasin del desarrollo en Cuba de la guerra de independencia contra Espaa,
Estados Unidos, vido de controlar el azcar cubano y el comercio en el
Caribe, interviene descaradamente conminando a Espaa a retirarse de la
isla; Madrid reacciona rompiendo las relaciones diplomticas con
Washington el 21 de abril, lo que sirvi de pretexto a los anglosajones para
declararle la guerra cuatro das despus. El l
2
de mayo la flota espaola del
Pacfico fue aniquilada en la baha de Cavite (Filipinas) por la armada
estadounidense, y la de las Antillas el 3 de julio, dando comienzo a los
desembarcos norteamericanos no slo en Cuba sino tambin en Puerto Rico.
El gobierno espaol, temeroso de que fueran atacadas las Canarias o la
propia Pennsula, se rinde el 12 de agosto. Finalmente, por el tratado de Pars
(de 10 de diciembre de 1898), Espaa acept una paz que liquidaba su
imperio colonial al sancionar la prdida de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y
Guam. nicamente la Guinea seguira siendo espaola hasta 1968, ao en
que pasa a ser independiente con el nombre de Guinea Ecuatorial. Aquel
inmenso y poderoso imperio donde no se poma el sol llegaba as a su ocaso,
quedando Espaa reducida a sus lmites actuales.
2. LA LENGUA EN LOS SIGLOS XVI Y XVII
2.1. De 'Castellano a 'Espaol
La expansin territorial y cultural de Castilla hizo que aquel dialecto
rudo y spero nacido en el norte de la Pennsula seis centurias atrs se
convirtiera en lengua espaola y lengua universal. En efecto, para el siglo
XVI la lengua castellana se hablaba no slo en Castilla sino en todas las
dems regiones peninsulares, y comenzaba a extenderse en las tierras que
iban siendo ganadas para Espaa. Juan de Valds escriba en 1535: La
lengua castellana se habla no solamente por toda Castilla, pero en el reino
de Aragn, en el de Murcia con toda el Andaluza, en Galizia, Asturias y
Navarra; y esto hasta entre gente vulgar, porque entre la gente noble tanto
bien se habla en todo el resto de Spaa.
Si Carlos V, cuya lengua materna no era el castellano sino el
flamenco, lleg a dominarla, a sentirla como propia y a elogiarla porque es
tan noble que merece ser sabida y entendida de toda la
Biografia de una lengua
4
Las tres citas estn tomadas de Lapesa 1980, pgs. 297-299.
260


gente cristiana, Felipe II logr verla conocida en todo lo que
alumbra el sol, llevada por las banderas espaolas vencedoras con envidia
de la griega y la latina, que no se extendieron tanto
4
.
El dialecto castellano se converta as en lengua espaola por
antonomasia por ser el idioma comn de todos los peninsulares, y la nica
lengua que efectivamente acompa al Imperio a los rincones del planeta
adonde lleg su ley.
2.2. Caractersticas de la lengua en este perodo
Durante estos siglos la lengua experiment un proceso intenso de
cambios aparejado a una labor de seleccin y fijacin, que, transformando
perceptiblemente los parmetros fonolgicos y morfolgicos del sistema
medieval, la llevaran a un estado muy prximo al actual.
Analizamos a continuacin las grandes transformaciones ocurridas
en cada uno de los niveles de la lengua.
a) Fonologa
Es en el plano de la expresin donde los cambios son mayores.
Ciertos fenmenos fonticos que se haban puesto en marcha en las centurias
anteriores van a terminar por generalizarse e imponerse, con el consiguiente
reemplazo (parcial) de un sistema consonntico por otro.
Hasta hace bien poco la mayora de los lingistas y fillogos
hispanistas aceptaron los postulados de la escuela pidaliana respecto al
origen y difusin de determinados cambios fonticos; as, se afirmaba que
muchas de las grandes innovaciones se haban producido en el norte
peninsular, y que esas peculiaridades norteas (o ms especficamente
cantbricas) slo pudieron incorporarse a la norma culta castellana cuando la
corte se traslad a Madrid. En efecto, de acuerdo con esta posicin, el
traslado de la capitalidad repercuti en la lengua al adoptar el habla cortesana
una serie de rasgos del habla nortea (de la cual Madrid era un enclave a
pesar de su ubicacin en Castilla la Nueva), rasgos considerados hasta
entonces incultos en relacin con el habla toledana, que era considerada la
Enrique Obediente Sosa
2 6 1


'buena norma castellana. La "ejemplaridad innovadora" de Madrid
"sobrepuj a la tradicional de Toledo"
106
, ejemplaridad reforzada por el vigor
de su literatura
107
. En resumen, y para decirlo en palabras de Alar eos
Llorach (1981, pg. 271), "motivos sociales [...] trasladaron el prestigio al
habla nortea, que, impuesta en la corte madrilea, irradi hacia las dems
regiones. Se trata de una propagacin, geogrficamente en direccin Norte-
Sur, socialmente de abajo a arriba, de las clases populares a las cultas".
Es necesario hacer una serie de puntualizaciones al respecto. En
primer lugar, sobre la llamada norma toledana, luego examinar la
verosimilitud de la sustitucin repentina de una norma regional por otra.
La norma toledana
Mucho se ha escrito sobre la llamada norma toledana, entendiendo
por ello el supuesto carcter "puro" del castellano hablado en Toledo, y, por
ende, su estatus no slo de modelo a imitar sino de patrn de arbitrio en caso
de discrepancias con respecto a otras hablas castellanas. Ligado a tal
concepto est el nombre de Alfonso X, quien sera el autor de tal primaca
lingstica al decretarla mediante ley real; es lo que se ha dado en llamar el
"privilegio toledano". Las opiniones al respecto estn divididas, pues
mientras algunos investigadores niegan que haya existido el privilegio
alfons, otros lo dan por cierto. El caso es que el habla de Toledo comenz a
ser considerada como el non plus ultra de primor, elegancia, pureza y
claridad de la lengua castellana, as como rbitro lingstico; en efecto,
Gonzalo Fernndez de Oviedo escribe en sus Quinquagenas (1543-1545):
Es ley del reyno y real que si alguna dubda ouiere en las leyes e fuere de
Castilla quanto a la lengua, quel intrprete sea de Toledo, porque all es
donde se habla mejor nuestra lengua o romance , pero este arbitraje sobre
terminologa judicial pronto se extendera a los otros mbitos, como queda
evidenciado por numerosos testimonios, por ejemplo el de Melchor de Santa
Cruz, quien "se permite afirmar en su Floresta espaola (1576):Las leyes
del reyno disponen que cuando en alguna parte se dudase de algn vocablo
castellano,

106
Lapesa 1980, pg. 372.
107
cf. Menndez Pidal 1958, pg. 103.
Biografa de una lengua
2 6 2


lo determine el hombre toledano que all se hallare"
108
. Es significativo al
respecto el colofn de un Flos Sanctorum impreso en Alcal en 1558:
Libro... corregido y emendado... por el Reuerendo padre fray Martn de
Litio... de la prouincia de Castilla, y reduzido al lenguaje Toledano todo lo
que ha sidopossible
109
. En contrapartida, el mdico zamorano Francisco
Lpez de Villalobos escribe lo siguiente hacia la primera mitad del mismo
siglo XVI: en Castilla los curiales no dicen... albaceha, ni almutacen, ni
ataiforico, ni otras muchas palabras moriscas con que los toledanos
ensucian y ofuscan la polideza y claridad de la lengua castellana
0
, otro
testimonio que, junto al ya aducido en el captulo anterior (ver 4.3.1. a) 6))
sobre la no distincin de /s/ y /z/ por parte de escribanos toledanos, evidencia
que no todo era "pureza" en el hablar de Toledo ni que todos lo consideraban
como norma referencial.
Juan Lodares (1995) es de la opinin de que "el privilegio toledano"
fue ante todo un asunto de carcter jurdico: en la medida en que el sistema
legislativo toledano se iba haciendo extensivo a los territorios reconquistados
en el sur de la Pennsula, se impona un criterio de interpretacin por una
autoridad comnmente reconocida en caso de discrepancias; el hecho de que
Toledo zanjara el litigio por la interpretacin de sus jurisperitos, origin
naturalmente el que la ciudad se rodeara de un halo de prestigio lingstico;
se trata entonces de la promocin (indirecta, desde el aparato legal y por
circunstancias histricas peculiares) de una cierta modalidad de habla, sin
que se deduzca de este prestigio el que realmente se tomara como modelo
efectivo, el que tuviera una autntica efectividad en la prctica idiomtica de
los espaoles, y eso a pesar de todas las proclamas y manifestaciones
encomisticas. Lodares suscribe, por tanto, la afirmacin de Gonzlez Oll y
de Frago Gracia de que la tan manida y alabada norma toledana no era algo
que se manifestara de manera total y general en la prctica lingstica de los
castellanohablantes
110
.

108
Edicin de Bartolom Jos Gallardo, Ensayo de una biblioteca espaola
de libros raros y curiosos, Madrid, 1863-1869, vol. IV, pg. 484. Citado por
Lodares 1995, pg. 37.
109
Citado por Lapesa 1980, pg. 371.
110
En su artculo, Lodares escribe en la nota 42 (pg. 51): "Coincido con las
opiniones de F. Gonzlez Oll, Aspectos [de la norma lingstica toledana,
Actas del I Congreso Internacional de Historia de la Lengua Espaola, Madrid,
Arco/Libros, 1988, vol. II], pg. 870 : [...] la aplicacin positiva
Biografa de una lengua
12
Frago Gracia 1993, pg. 395.
263


Respecto al reemplazo de la 'norma toledana por la nortea a
consecuencia de la mudanza de la capital a Madrid, baste decir que no es
verosmil el que se haya producido una sustitucin repentina de una norma
regional por otra. En efecto, no puede pensarse que en pocos aos cambie la
manera de hablar de toda una comunidad por el hecho de que el centro de
prestigio se haya desplazado; sta al menos es la opinin de Frago Gracia,
quien manifiesta su "incredulidad ante tales sustituciones de unas
modalidades idiomticas por otras de distinto signo regional"
111
, por todas las
evidencias que proporcionan los documentos por l examinados, y a los que
nos hemos referido en pginas anteriores.
* *
Una vez aclarado todo esto, presentemos los cambios fonticos que
se consolidan en los siglos XVI y XVII y las transformaciones fonolgicas a
que aqullos dieron lugar, a saber:
a) prdida del fonema /h/
b) instalacin definitiva de la confusin de /b/ y /v/
c) prdida de las oposiciones /s-z/ y /ts-dz/ y consiguiente aparicin
del fonema /0/
d) prdida de la oposicin /[-3/y consiguiente aparicin del
fonema /x/
e) fonematizacin de [j]
Veamos detenidamente cmo se lleg a ello.
a) Prdida del fonema /h/
Ya hemos visto la suerte que corri en Espaa el fonema lf-1
inicial latino. Pues bien, de aquella lucha inicial entre [f-] y [h-] sali

de la norma toledana a lo largo de la historia arroja un saldo insignificante en
cualquier aspecto que se considere. Resulta manifiesto que pocas veces fue
ejercida sobre casos concretos para acomodarlos a unos criterios precisos [...].
Puede concluirse que el habla toledana apenas si fue tomada como modelo
efectivo, pese haber acumulado sobre s tantas declaraciones encomisticas. En
el mismo sentido, se expresa J. A. Frago Gracia, Historia de las hablas
andaluzas, Madrid, Ed. Arco/Libros, 1993, pgs. 108 y 493- 494."
Biografia de una lengua
2 6 4
14
Citado por ngel Rosenblat 1951, ed. de 1981, pgs. XLII-XLIII.


victoriosa en un primer momento la segunda, pero en la poca que nos
ocupa desaparece casi completamente. No olvidemos que en Castilla la
Vieja la h- no se aspiraba ya desde la primera mitad del siglo XV (ver
4.3.1. a) 1)), pero "la expansin de la no aspiracin por Andaluca debe
haber tomado su impulso ms fuerte durante los siglos XIX y XX, en
buena medida debido a la accin de la escuela [...], tambin porque dicho
rasgo fontico con anterioridad haba sido asociado a los usos socialmente
ms bajos, un regionalismo, pues, en cuya extincin haba que
empearse"
112
.
El paso de /h/ a 0 fue objeto de atencin en la poca a juzgar por
las opiniones encontradas que el mismo suscit, muestra de lo cual son
los dos testimonios siguientes de indiscutible valor. El primero proviene
de Sebastin de Covarrubias, quien en su Tesoro de la lengua castellana
(1611) afirma que los que son pusilnimes, descuydados y de pecho
flaco suelen no pronunciar la h en las dicciones aspiradas como eno por
heno y umo por humo, pasaje que a todas luces constituye una crtica a
la omisin de la glotal. El otro texto, de sentido contrario, es de Baltasar
Gracin, el cual en su novela El criticn (1651) la emprende contra
aquel que habla aspirando, que parece que se traga los hombres quando

112
Frago Gracia 1993, pgs. 424-425.
Enrique Obediente Sosa
2 6 5


r

[6]
/
alienta.
La omisin de la aspiracin es fenmeno culto que se fue
propagando hacia las otras capas sociales hasta hacerse norma, es decir,
hasta la desfonologizacin del elemento glotal: /f-/ > /h-/ > 0.
b) Instalacin definitiva de la confusin de /b/y /v/
Durante los siglos XVI y XVII, la antigua confusin castellana de
/b/ y fvf se implanta definitivamente. Cristbal de Villaln (1558), citado por
Lapesa (1980, pg. 371), dice al respecto que ningn puro castellano sabe
hazer diferencia entre las dos labiales. Y Juan de Villar en 1651 "admite una
grafa libre: breve o vrebe, ya que b y v se pronuncian igual"
14
. Ambos
fonemas se funden, pues, en uno solo: f b/ , con sus alfonos actuales: [b] en
inicial absoluta y precedida de nasal, [B] en los dems contextos fnicos.
Podemos esquematizar el cambio del sistema alfons-
nebrisense al actual del modo siguiente:
/b/ *
[b]
\
ib/
/ \
[b] [6]
Eriric|ye Obediente Sosa
266


c) Prdida de las oposiciones /s-z/y /ts-dz/y consiguiente aparicin del
fonema /0/
Por el fenmeno ya extendido del ensordecimiento, como hemos
podido ver, se instala definitivamente la confusin de las sibilantes /s-z/ y /ts-
dz/, lo cual se resolvi de dos modos distintos. En parte de Espaa (de
manera general, el Centro-Norte) se mantuvo la distincin entre las antiguas
fricativas y las africadas mediante un proceso de refonologizacin de estas
ltimas; en la otra (buena parte del Sur) se elimin la oposicin.
a) Podemos esquematizar el proceso que se dio en los territorios
distinguidores del modo siguiente:
/1s/-/dz/ El sistema medieval distingua, como se
sabe, dos africadas dorso-dentoalveolares opuestas
por el rasgo de sonoridad.
/ts/ Por la tendencia al ensordecimiento, ambos
fonemas se confundieron en el sordo.
// Por un proceso de ablandamiento, la
africada pierde su momento oclusivo. El sonido
resultante fue una fricativa predorso-dental, lo que
permita distinguirla del fonema /s/, pico-alveolar.
De este modo se mantiene, en parte, la oposicin
original, pues se distingue /s/ (< /s/-/z/) de //(</ts/-
/dz/).
/0/ Probablemente para aumentar la diferencia
entre /s/ y //, este ltimo adelanta an ms su
punto de articulacin hacindose pico- interdental.
Vale la pena transcribir dos testimonios trados por Amado
Alonso
113
. El primero, de Antonio de Corro, hacia 1560, dice, al tratar de la
letra c, que sta se deve pronunciar poniendo la lengua junto a los dos
rdenes de dientes, haziendo con violentia salir el viento, lo cual parece ser
la descripcin de la articulacin de [s]. El segundo es de Juan Lpez de
Velasco, quien en 1578 seala que la c se forma con la estremidad anterior

113
1967b, Tomo I, pgs. 232 y 238.
Enrique Obediente Sosa
267


de la lengua casi mordida de los dientes, no apretados, sino de manera que
pueda salir algn aliento y espritu; se describe aqu, sin duda alguna, la
articulacin del sonido pico-interdental. De todo lo cual podra inferirse
(suponiendo que tales descripciones sean correctas) que el paso de [s] a [9]
se produjo con una rapidez extraordinaria.
Resumamos el origen del fonema interdental mediante los
siguientes ejemplos:
frtiam > for[tj]a > for[t
j
]a > fuer[1s]a > fuer[s]a > fuer[0]a 'fuerza.
pteum > po[tj]o > po[t
J
]o > po[d
J
]o > po[dz]o > po[s]o > po[9]o 'pozo.
minciam > mina[kj]a > mena[k]a > mena[t']a > mena[d
J
]a > amena[dz]a >
amena[s]a > amena[9]a 'amenaza.
circa > [k]erca > [t
J
]erca > [b]erca > [s]erca > [9]erca 'cerca.
b) Mientras aquella fue la solucin en el Norte, en buena parte de
Andaluca se elimin la oposicin por confluir, en un nico segmento, las
fricativas // y /s/. All, en efecto, se perdi la distincin entre la // predorso-
dental y la /s/ pico-alveolar, de modo que las cuatro sibilantes medievales se
resolvieron en un nico fonema fricativo sordo:
// /s/

Ahora bien, este nico fonema se realizaba (y se realiza an), segn
las zonas, de dos maneras fundamentales: como predorso-alveolar o como
pico-dental, es decir, con el caracterstico timbre de s o con timbre similar a
[0], respectivamente. Esto permite distinguir reas de seseo (resibir, sinco,
asul, jues, etc.) y reas de ceceo (cirviente, zalud, vizitar, cin 'sin, etc.),
segn que predomine una u otra pronunciacin
114
.

114
Seseo y ceceo dataran de bien atrs segn Frago Gracia, quien afirma
que "en Andaluca hacia el final del Medievo el panorama dialectal concerniente
al ceceo y al seseo se hallaba geogrfica y socialmente afianzado, con la

/s/
Biografa de una lengua
268


Pero, por qu el castellano meridional llega a una solucin distinta
de la del septentrional en lo que concierne a las antiguas sibilantes? Segn
Frago Gracia, por razones esencialmente extralingsticas: por el
repoblamiento heterogneo de las tierras reconquistadas del sur. Dejemos
que sea el mismo investigador quien nos lo explique (1993, pg. 363):
Las razones por las cuales la simplificacin seseosa y la ceceosa se cumplen
en el castellano ms meridional y no en el de otras regiones peninsulares,
con las excepciones de los conocidos puntos confundidores ajenos a
Andaluca, dispersos y por lo general poco relevantes en su extensin
geogrfica e implantacin social, sin duda son de ndole
extralingstica; y si no con exclusividad, s lo sern de forma muy
determinante. Recurdese que el castellano-andaluz se configur en el
seno de una sociedad sumamente hetergenea, pues su composicin se
logr mediante variados aportes hispnicos y ultrapirenaicos; de modo
que, aun cuando en la nueva comunidad la base idiomtica comn
incuestionablemente fue castellana, y esto desde el principio, la
diversidad lingstica a que he aludido, y, sobre todo, la complejidad
dialectal reunida en el marco andaluz, se constituyeron en exigencias de
una especial sntesis. En definitiva, de Despeaperros para abajo el
castellano arraig como una lengua de colonizacin, con las inevitables
consecuencias sociolingsticas que ello comportaba.
Los cambios que hemos examinado en este punto trajeron como
consecuencia el que a partir del siglo XVI el sistema consonntico castellano
se dividiera en dos grandes modalidades: la nortea, con //, y la
meridional, sin ese fonema. Esta ltima modalidad, en su variedad seseosa,
es la que se extendera, por razones histricas de ndole sociodemogrfica, a
las Canarias y a Amrica, como tendremos ocasin de verlo en el captulo El
espaol en Amrica.
d) Prdida de la oposicin /J-3/ y consiguiente aparicin del fonema
N
Como ya tuvimos ocasin de ver en el captulo anterior (4.3.1. a) 6)),
la desonorizacin y consiguiente confusin de las sibilantes prepalatales
estaba bien difundida en Espaa a finales del siglo XV. Una vez perdida la

salvedad de la porcin oriental recin incorporada al mundo romance" (1993,
pg. 365). El resaltado es nuestro.
Enrique Obediente Sosa
269


distincin, ///, nico representante de la antigua oposicin, retrocede su punto
de articulacin pasando primero a realizarse, seguramente, como la
mediopalatal sorda [5], hasta llegar, hacia la primera mitad del siglo XVI, a
articularse en la regin velar. El paso se habra hecho en dos etapas dada la
gran
distancia articulatoria que hay entre una prepalatal y una velar.
El proceso descrito (/J-3/ > /// > /x/
115
) queda demostrado por
testimonios de la poca. Antonio de Torquemada, por ejemplo, en su Manual
de escribientes de 1552, aunque seala todava la distincin entre la sorda y
la sonora, afirma que muchas vezes se pone la una por la otra, y observa
que su pronunciacin es en lo ltimo del paladar, gerca de la garganta.
Pero esta pronunciacin velar contendera con la prepalatal hasta el siglo
XVII, como indican otros testimonios; es el caso, por ejemplo, de Antonio
del Corro, quien en su Reglas gramaticales para aprender la lengua
espaola y francesa... (1586)
116
afirma que <x> suena como <ch> en francs,
es decir [J], en tanto que <g> (ante <e, i>) y <j> suenan /x/. Igualmente, el
hecho de que el Quixote de Cervantes (1605) haya sido traducido al francs
como Quichotte y al italiano como Chisciotto indica claramente que esa <x>
sonaba an [f]
117
.
Otros testimonios dan fe del proceso de posteriorizacin al
manifestar confusin entre la nueva articulacin velar y la antigua [h-]; en
efecto, en los territorios (como Andaluca) donde an exista la vieja
aspiracin procedente de /f-/ latino, /x/ se confundi con aqulla, como se
desprende de las grafas hentil, muher,

115
Hubo, sin embargo, algunos casos de confusin de /3/ y /// con /s/: quijo por
quiso, relisin por religin, etc., de los cuales slo prevaleceran cosecha,
sobre el antiguo cogecha, y tijera, sobre tisera, este ltimo ya documentado en el
Cid: ni 1 1 entrae en ela tigera (v. 1241).
116
Edicin facsimilar y estudio de Lidio Nieto, Madrid, Arco/Libros, 1988, pgs.
7 y 11.
117
cf. Lapesa 1980, pgs. 378-379.
Biografa de urna lengua
270


rrehistro, mahestad, San Hosed, etc.
118

De acuerdo con Frago Gracia (1993, pg. 437), "la transformacin
consonntica consistente en el paso de /// a /xj se verifica de manera
autctona y sincrnicamente en todas las regiones castellanohablantes; no
creo, pues, que el cambio se produjera en unas zonas con notable antelacin
respecto de otras, ni que se extendiera desde un foco originario a la restante
geografa peninsular de lengua espaola, y el resultado /x/ debi ser tambin
general, aunque en las reas donde exista la vieja aspiracin /hj (< /f/) estos
dos elementos fonemticos pudieran llegar a fundirse en uno solo".
El fonema /x/, que en Espaa slo encontramos en castellano, es,
pues, el resultado de un largo proceso evolutivo que puede resumirse como
sigue:
/-ks- s sj/
/// <
(/s-/ "morisco")
119

/x/ < /;/ <
/efe/ < /j/ y asimilados
/3/<
1-3-1 < /lj kl/
Ejemplos:
axem > a[ks]e > e[J]e > e[x]e 'eje'. bassire > ba[ssj]ar >
ba[J]ar > ba[x]ar 'bajar. sucum > [f]ugo > [x]ugo 'jugo.
iocum > [j]oeo > [d$]uego > [3]uego > [/Juego > [x]uego 'juego. paleam >
pa[lj]a > pa[X]a > pa[3]a > pa[f]a > pa[x]a 'paja. oculum > o[kl]o > o[3]o >

118
cf. Lapesa 1980, pgs. 379-380 y Frago Gracia 1993, pgs. 445 y ss.
119
Recurdese lo que se dijo al respecto en 2.1. del captulo La Espaa
Musulmana.
Enrique Obediente Sosa
271


o[f]o > o[x]o 'ojo.
Lo visto en los puntos c) y d) nos permiten ahora sintetizar lo que en
definitiva ocurri en el subsistema de sibilantes en la modalidad nortea del
castellano. Con la aparicin de //, el sistema consonntico contaba con tres
fricativas sordas de tipo sibilante, entre las que exista, evidentemente, muy
escaso margen de seguridad:
// dorso-dental /s/
pico-alveolar ///
dorso-prepalatal
Para aumentar las diferencias, /// pas, como vimos, a /x/ atrasando su punto
de articulacin, y // a /0/ por un adelantamiento del suyo, con lo cual el
sistema gan en distinguibilidad:
s s J
/ \
0 S X
La modalidad meridional (con sus extensiones canaria y americana)
hizo, como ya se vio, su propia reestructuracin quedando con una sola
sibilante (bimodal) y una fricativa posterior que puede ser de realizacin
velar, glotal o mediopalatal.
e) Fonematizacin de [j]
Hemos visto que en latn vulgar la [j] en la tensin silbica tenda a
cerrarse convirtindose en una obstruyente palatal ms o menos tensa tipo [jj
o [3]; a un resultado similar haba llegado la [g] anteriorizada procedente de
/g
e
7. Por otra parte, hacia el final del perodo imperial, los grupos [dj] y [gj]
parecen haberse reducido a [j], alternando probablemente con realizaciones
africadas tipo [dj] o [d3].
Este estado de cosas desembocara en castellano en los fonemas /d$/
y I3I, que pronto se confundiran en el fricativo. Con el ensordecimiento
general de las sibilantes ya analizado, desaparece /3I, que, confundido con ///,
pasara a /x/ tal como se ha explicado en el punto d).
Biografa de una lengua
272


Pero es el caso que muchas I3I procedentes de /j/ y sus asimilados no
se velarizaron sino que se mantuvieron con una articulacin palatal tipo [j],
con lo cual esta antigua variante se fonematiz. Este nuevo fonema procede,
entonces, de los siguientes elementos latinovulgares:
de /dj gj/, excepto tras las vocales /e, i/, contexto en el que
desaparece: radiare > rayar, fgea > haya, pero fastdium > hasto (y no
120hastiyo), sedea > sea (y no *seya).
desapareci: jenuriu > enero, gingiva > enca.
Podemos afirmar, pues, que, en general, toda /j/ procede de ] y sus
asimilados, pero lo contrario no es siempre cierto, ya que stos pasaron por lo
comn a /x/. Hay, adems, casos de confusin evidente y excepciones
debidos al carcter popular o culto del vocablo o a analoga, como gente (<
gente), yacer (< iacre),yugo (< iugu), etc., que debieron haber sido *yente,
*acer y *jugo
121
, respectivamente.
* * *
Con los cambios y reajustes expuestos y que esquematizamos a
continuacin, queda transformado el sistema consonntico descrito por
Nebrija en el sistema actual, considerado como norma desde la segunda
mitad del siglo XVII:


120 de /)/ y /g/ ante vocal anterior acentuada: equa > [je]qua >
yegua, gypsu > yeso. Ante vocal anterior no acentuada
121
Ante vocal posterior, acentuada o no, la antigua 1)1 se convirti en y > /x/:
iocu > juego, iustus > justo, etc. Ver Menndez Pidal, Manual, pgs. 124-125.
p t ts

f

t

b d dz

(efe)
t

/

4
V
i

z
3 - j .

1 i
f 0

s J -
m

n r

1 A
r
Enrique Obediente Sosa
273


Es decir:
M y /b/ confluyen en /b/
M y /s/ confluyen en /s/
/te/ y /dz/ confluyen en /te/, que pasa a // slo en la
modalidad nortea; en la meridional, /te/ confluy en /s/
(/efe/) y /3/ se confunden y confluyen en ///, que pasa a /x/
La casilla de /3/ la ocupa /j/
/h/ desaparece
Buena parte de los fonemas del nuevo sistema presentan alfonos
cuya distribucin es la que conocemos hoy:
fb/ -* [b] en inicial absoluta (es decir, despus de
pausa) y precedido de nasal: #Bien!, ambos. [13]
en los dems contextos: alba, saber.
/d/ -* [d] en inicial absoluta, despus de /n/ y de /l/:
#Dmelo!, conde, aldea.
[5] en los otros contextos: cada, es de aqu.
Igl -* [g] en inicial absoluta y despus de nasal:
#Gracias, tengo.
[y] en los dems contextos: agua, rasgo.
/j/ - [efe] en inicial absoluta enftica y despus de
/n/ y /!/: #Yo!, cnyuge, el yunque.
[jj en las restantes posiciones: mayo, eso es
yeso.
Los alfonos en que se realizan los otros fonemas son resultado de
procesos asimilativos que tienen que ver con la sonoridad y el punto de
articulacin, y presentan como caracterstica comn el hecho de aparecer en
la distensin silbica. As, // y /s/ tienen alfonos sonorizados si les sigue
una consonante sonora: go[0]ne, mu[s]lo; la nasal final de slaba se realiza en
Biografa de una lengua
274


tantos alfonos como lugares de articulacin presentan las diversas
consonantes del sistema: [m]bar, e[rt]]fermo, la[n]za, le[n]to, ho[n]rado,
co[n
J
]yugal, ho[t)]go; el fonema lateral alveolar IV en la distensin silbica
tiene un alfono interdental, otro dental y un tercero palatalizado de acuerdo
con el lugar donde se articule la consonante que sigue: du[l]ce, a[l]to,
co[l']cha
122
.
Pero junto a aquella norma, coexistan ya fenmenos fonticos
considerados "anmalos" en los cuales debemos detenernos dada la
expansin que han tenido tanto en el tiempo como en el espacio
hispanohablante. Tales fenmenos -dialectales o sociolectales- son los
siguientes.
Yesmo
El yesmo, o confusin de /X/ y /j/, es un fenmeno documentado en
castellano, aunque de modo aislado, desde finales del siglo XIV
123
, pero a
partir del XVI las abundantes cacografas manifiestan la extensin de la
confusin. Valgan los siguientes ejemplos (literarios y documentales)
ordenados cronolgicamente
124
:
- non aio ['hallo] con qu faga la emienda (finales del s. XIV, La Alcarria,
Castilla la Nueva).
- mi ventura tulla ['tuya] fue (1514, Salamanca).
- cabayo,llierto, valleta por 'caballo, 'yerto, 'bayeta (1573, en carta
personal enviada desde Amrica por un emigrado andaluz).
- halla ['haya] de pagar (1587, Zaragoza).
Sobre el yesmo volveremos en el punto 2.1. del captulo siguiente.

122
Como es lgico, los alfonos interdentales no existen en las zonas de seseo.
Para ms detalles sobre la fontica del espaol actual, pueden consultarse
Alarcos Llorach (1981), Alcina y Blecua (1975), Obediente Sosa (1998b) y
Quilis (1992c).
123
Los testimonios aducidos por Lapesa (1980, pgs. 382-383) como
manifestacin temprana de yesmo entre los mozrabes no pueden, a nuestro
juicio, ser tomados en consideracin por las razones grafo-fnicas expuestas
en 3.1. 2) del captulo La Espaa musulmana.
124
Tomados de Lapesa 1980, pgs. 382-385 y Frago Gracia 1993, pgs. 501-
508.
Enrique Obediente Sosa
275


Neutralizacin de -ry -l implosivas
Los primeros ejemplos de este fenmeno datan del siglo XII, en
mozrabe toledano, proliferando luego en el XV y el XVI, particularmente en
Andaluca.
Tal neutralizacin se manifiesta de dos modos diversos
125
:

125
No incluimos la "vocalizacin" (realizacinde 1-1/ como [-j]: tay por tal, por
ejemplo) que seala Lapesa, por no disponer de otros testimonios distintos del
que el gran fillogo aduce: "En un paso de Lope de Rueda el bobo dice: Mejor
beva yo que tay haga" (1980, pg. 386). Puede considerarse como "normal" la
expresin fnica de un bobo? Probablemente haya otros testimonios peninsulares
indicadores del fenmeno, dado que tal pronunciacin de 1-1/ implosiva ha
existido y existe an en diversas reas del
Caribe hispanohablante (ver, por ejemplo, en Lipski 1994, los captulos relativos
al espaol de Cuba, Puerto Rico y Repblica Dominicana).
Eoricfue Obediente Sosa
276


a) Como lambdacismo o como rotacismo, es decir, invirtiendo lo establecido
en la norma. Este hecho, aunque obedece a procesos fonticos distintos, est
relacionado, ciertamente, con lo que ya se haba dado siglos atrs, y que fue
incorporado a la norma: la disimilacin de /-r/ final, que explica formas como
'rbol', 'mrmol, 'crcel, etc., procedentes del latn arbor, marmor, carcer.
Ejemplos de esta confusin
126
:
- rbarez por 'lvarez (1161, mozrabe toledano).
- abril ['abrir] los cimientos (1384, Sevilla).
- a las espardas ['espaldas] (1498, Sevilla).
- San Pedro Mrtil ['Mrtir] (1529, en testamento autgrafo del poeta
toledano Garcilaso de La Vega).
b) Como cero fnico, omitiendo completamente la lquida:
- era de mj ['mil] et ccc et tres annos (1265, Sevilla).
- lo vengan a haz ['hacer] saber (1498, Tenerife).
- illora por 'llorar (1547, en el poeta andaluz Pedro del Pozo).
- labrado por 'labrador (1553, Sevilla).
Cada de la -s implosiva
La omisin en la escritura de la <-s> final de slaba o de palabra
puede considerarse como prueba de que la realizacin del fonema /-s/ se
haba relajado tanto que se haba convertido, en la pronunciacin corriente,
en una aspiracin o en un cero fnico. No es, evidentemente, una prueba
absolutamente irrefutable porque es posible que en algunos casos se deba a
meros errores de escritura (lapsus clami), pero cuando la omisin grfica es
reiterada cabe pensar que, efectivamente, el autor del escrito no pronunciaba
regularmente las fricativas alveolares. Ahora bien, las <-s> omitidas indican
solamente un debilitamiento del sonido correspondiente pero no podemos
saber con certeza si eso indicaba aspiracin o elisin, dado que es impensable
que al escritor se le ocurriera poner una -h all donde los usos exigan una -s.
Lo contrario tambin es cierto, a saber, que ciertas plumas respetaran
escrupulosamente la ortografa aunque en el habla aspiraran o elidieran las -s.
De acuerdo con Lapesa (1980, pg. 387), puede asegurarse la existencia de la

126
Tomados de Lapesa 1980, pgs. 385-387 y Frago Gracia 1993, pgs. 488- 498.
Enrique Obediente Sosa
277


glotal slo cuando se produjo ensordecimiento de la consonante sonora
siguiente y posterior fusin de sta y aqulla, y trae como caso ms antiguo
conocido "una nota autgrafa de Fernando Coln (tl539), hijo del
descubridor, donde el nombre de la herona numida Sophonisba aparece
como Sofonifa, con la /b/ ensordecida por la aspiracin de la /-s/, de igual
modo que en el Medioda espaol y en amplias zonas de Amrica resbalar
pasa a refalar y las botas a la fota".
En cuanto a la prdida total, hay numerosos testimonios, sobre todo
a partir del siglo XVI, entre los cuales damos los siguientes
127
:
- era de mille e trezientos e treynta e vn anno (1293, Sevilla).
- de sus parientes muerto (med. s. XIV, Cuenca).
- mutrale jugador, / tan bien le muetra a jugar (1575, romance toledano).
- la puertas, toda? sustentada en pilares, de sus sbdito y un largo
etctera, sin contar las ultracorrecciones como dentro de la ciudad y fuera
de ellas (1595-1600, en la Relacin de Francisco de Pisa).
Relajacin y prdida de -d- y -d
Ya desde los inicios de la lengua, la /-d-/ intervoclica latina tendi
a desaparecer como consecuencia del debilitamiento que experimentaron las
consonantes oclusivas en esa posicin, fenmeno que, como se sabe, est
atestiguado en el latn hablado de los siglos imperiales.
La cada de la dental sonora se hizo norma desde la Edad Media en
no pocas voces: ser < sedre, creer < crdere, feo < foedus, fe < fide, or <
audre, etc., mas no en otras, que mantuvieron la /-d-/ etimolgica; tal es el
caso de la de las desinencias verbales de la 2- persona del plural (amades,
amvades, etc.), hasta que comenzaron a experimentar el mismo proceso de
elisin, primero las formas llanas (amades > amis), en el siglo XV, luego
las esdrjulas (amvades > amabais), proceso que culminara en el XVII.
La prdida "incorrecta" de la /-d-/, testimoniada desde el siglo XV
en los participios, se propag en el XVI a otras formas, como queda reflejado
en textos de diversa naturaleza, pero contrariamente a lo que ocurri con las

127
Ver Lapesa 1980, pgs. 387-389, y Frago Gracia 1993, pgs. 475-488.
Biografa de una lengua
278


formas verbales de la 2- persona plural, la supresin de aqulla no fue
aceptada por la norma culta
128
:
- listao (1412, Teruel).
- fue sacao (1450, Teruel).
- la see por 'sede' (1398, Crdoba).
- un deo por 'dedo' (principios del XVI, Sevilla).
- a ca uno por 'cada (1599, Cdiz).
En cuanto a la /-d/ final, resultado de la apcope de la /-ti
etimolgica (salte > salude > salud), su dbil pronunciacin llev tambin
a su omisin; Gil Vicente, figura capital del teatro espaol en el reinado de
Carlos V, rima en una de sus piezas verd y ac. En este caso, sin embargo,
y a pesar de lo extendido del fenmeno, la ortografa mantendra la <-d>.
Vanse los siguientes testimonios de supresin:
- porid (1420, Sevilla).
- re por 'red (1598, Sevilla).
- a por 'haced (s. XVI, Valladolid).
- Hermand (1615, Sevilla).
Caso de las consonantes implosivas internas
Las consonantes implosivas -es decir, seguidas de otra consonante-
en posicin interna de palabra constituan grupos que no se sentan como
espaoles; as, /kt/, /pt/, /ks/, /gn/, /mn/, etc. se haban reducido a una sola
consonante en el proceso evolutivo del latn al romance; por ejemplo, tectum
pas a techo, septem a siete, axem a eje, lignum a leo, damnum a dao. Pero
con la introduccin de cultismos tales grupos reaparecen, y con ellos, dos
posiciones encontradas: la de los que propugnaban el mantenimiento de la
forma latina, y la de los que insistan en adaptarla a la fonologa espaola,
como vena ocurriendo desde el siglo XV. Entre estos ltimos cabe sealar a
Juan de Valds, en cuya obra Dilogo de la lengua, de la que hablaremos
luego, insiste en su posicin de escribir como se habla, por eso quito la g y
digo sinificar y no significar, manfico y no magnfico, dino y no digno; y
digo que la quito porque no la pronuncio.

128
Ver Lapesa 1980, pgs. 389-390, y Frago Gracia 1993, pgs. 469-475.
Enrique Obediente Sosa
279


Es por ello que encontramos a lo largo de los siglos XVI y XVII
formas que testimonian de la vacilacin reinante: aceptar ~acetar;
columnacoluna, efecto~efeto, perfeccinperfecin, etc. Habr que
esperar an un siglo para que, con la creacin de la Real Academia, se fijen
las formas definitivas.
* * *
En cuanto al vocalismo, slo cabe mencionar que en este perodo
van desapareciendo las vacilaciones de timbre (comunes en el pasado) de las
vocales tonas, como vemos en recebir~ recibir, cobrircubrir, quiriendo
queriendo, sepolturasepultura, signsegn, etc.
Finalmente, en lo que respecta a la fonotaxis, quedaron eliminadas, a
mediados del siglo XVII, las formas medievales resultantes de la
yuxtaposicin de dos elementos morfemticos; as, por ejemplo, dad + le o
tomar + lo dejaron de ser dalde, tomallo, al conservar cada elemento su
forma primitiva: dadle, tomarlo. Por otra parte, mientras Nebrija an
sealaba, hablando del artculo, que ante un nombre femenino que comienza
por una vocal distinta de /a/, indiferente mente ponemos el o la, como el
enemiga, la enemiga (III, 6), en los siglos XVI y XVII comienza a
restringirse el uso del artculo en su forma masculina delante de femeninos a
los casos en que stos empiecen por /a/, principalmente acentuada: el aurora,
el nima, el agua.
b) Morfologa
Esfera del nombre
En la esfera del nombre, los aspectos ms relevantes de la
morfologa de la lengua espaola del perodo que estamos estudiando son los
siguientes.
1) Aparecen o se extienden otros sufijos de diminutivo; as, junto a {-illo} (<
-ellus), que haba prevalecido hasta entonces, encontramos {-uelo} (< -olus),
{-ico} e {-ito}, estos dos de origen no latino: cositas, devocionitas (Sta.
Teresa), pastorcico, ganadico (Gil Vicente), ollica y ollilla (en un mismo
prrafo de fray Luis de Granada).
2) Se extiende y afianza el superlativo en {-simo}, que, como se sabe, haba
Biografa de una lengua
280


sido utilizado espordica y tmidamente en el siglo XIII por el mester de
clereca pero olvidado luego, a tal punto que Nebrija lo ignora
129
: altssimos,
dulcssima (fray Luis de Len), brevssima, bastantssima, gravssimos
(Bartolom de Las Casas). A este respecto, es notable el uso cmico que le
dio Cervantes en el Quijote, al utilizar dicho sufijo con profusin en el pasaje
de la Dolorida Trifaldi, sufijo que aplic incluso a sustantivos y a un verbo:
-Confiada estoy, seor poderossimo, hermossima seora y
discretsimos circunstantes, que ha de hallar mi cuitsima en
vuestros valerossimos pechos acogimiento [...] quisiera que
me hicieran sabidora si est en este gremio, corro y compaa,
el acendradsimo caballero don Quijote de la Manchsima y su
escudersimo Panza.
-El Panza [...] aqu est, y el don Quijotsimo asimismo;
y as, podris, dolorossima duesima, decir lo que
quisieridsimis; que todos estamos prontos y aparejadsimos a
ser vuestros servidorsimos. (Quijote, 2,38).
3) Hacia la primera mitad del siglo XVI aparecen los primeros ejemplos de
la forma quienes como plural de quien relativo, pronombre invariable en
nmero durante la Edad Media y aun en el mismo siglo XVII. Un crtico de
1614 consideraba tal forma excepcional, y otro de 1622 lo tachaba de
inelegante. Ntese que en el Quijote, por ejemplo, siempre es invariable en
funcin de relativo
130
.
4) La forma medieval gelo, -a (< illi-illu, -a) como en, por ejemplo, aquel
que gela diesse (Cid, 26), pasa a se lo desde el siglo XIV, pero es en el
perodo que nos ocupa cuando alcanza su implantacin definitiva gracias a la
confusin con el reflexivo se y a los fenmenos fonticos que afectaron a las
sibilantes
131
. Es de hacer notar que ya Nebrija en sus Reglas de Orthographa
de 1517 deca que a vezes escrevimos s y pronunciamos g; y por el
contrario escrevimos g y pronunciamos s, como io gelo dixe por se lo dixe
(Cap. vil); de modo que aunque algunos siguieran escribiendo ge, la
pronunciacin generalizada era ya se.

129
Recurdese lo visto en 4.3.3. b) del captulo La Espaa Cristiana.
130
cf. Coraminas y Pascual 1980, .v. v. qu.
131
Ver nota 17. Es, pues, probable que el paso de ge a se (y no a *je) haya que
explicarlo por influencia de ese fenmeno, al que ciertamente contribuy
tambin la existencia del otro pronombre se.
Enrique Obediente Sosa
281


5) Un hecho de singular importancia acaecido en este perodo es la
reestructuracin de las formas pronominales de segunda persona. Con la
resolucin definitiva de la contienda nos-nos otros, vosvos otros a favor de
las formas compuestas -pues nunca se referan a un singular-
132
, el
pronombre vos singular fue experimentando una desvalorizacin
sociolingstica por la concesin generalizada del mismo a individuos de
estratos inferiores, a tal punto que, de forma corts de tratamiento, uso que
tuvo desde los orgenes del idioma, pas a ser forma para dirigirse a un
interlocutor de menor estado o a otro de igual categora social siempre que
existiera entre ambos mucha confianza, de lo contrario era una descortesa.
Entretanto el t estaba reservado a la intimidad familiar y al trato con gente
inferior. Un pasaje del Quijote es elocuente en este sentido; hablando de
Vicente de la Roca, dice de l el cabrero que con una no vista arrogancia,
llamaba de vos a sus iguales y a los mismos que lo conocan (1,51). Esto
llev a la sustitucin de vos por vuestra merced. Esta expresin, que en un
principio haba sido una forma de tratamiento para dirigirse al rey, despus se
adopta para las altas esferas (vuestro servidor e arcediano de Cullar beso
vuestras manos e me encomiendo a buestra merqed>>
133
), hasta convertirse
en frmula de respeto entre iguales (principios del siglo XV), la cual se fue
reduciendo por desgaste fontico a formas tan variadas como vuesarced,
vuarced, vuasted, vuested, vusted, vust, voac, vuc y usted (1620), nica
esta ltima que habra de generalizarse y entrar en la norma
134
.
De este modo surge un nuevo sistema en el que alternan, segn las
distintas situaciones de comunicacin, tvosvuestra merced -* usted,
atendiendo a consideraciones sociales complejas
que ilustraremos con citas (cronolgicamente ordenadas), por lo dems
elocuentes
135
:
Del siglo XVI:
-Juan de Valds, Dilogo de la lengua, h. 1535.

132
Ver 4.2.1. b) 4) del captulo La Espaa Cristiana.
133
En carta dirigida al obispo de Segovia en 1335. Tomado de Lbano 1991, pg.
115.
134
El Diccionario de la Real Academia an registra en su edicin de 1992 las
voces voac, vuesarced y vusted, aunque como formas anticuadas.
135
Tomadas de Pez Urdaneta 1981, pgs. 48-53.
Biografa de una lengua
282


...porque haya diferencia entre el toma, con el acento en la
o
y
que es para cuando hablo con un muy inferior, a quien
digo t y y tomy con el acento en la a y que es cuando
hablo con un casi igual, a quien digo vos...
-Hurtado de Mendoza, en carta al Cardenal Espinoza, 1579.
El secretario Antonio de Eraso llam de vos a Gutierre
Lpez, estando en el Consejo y por esto se acuchillaron.
Del siglo XVII:
-Sebastin de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana, 1611.
T...no se dice sino a criados, humildes y a personas bajas
en nuestra lengua castellana, hablando ordinariamente; pero
acomodndonos con el uso de la lengua latina, decimos t al
mismo Dios y Seor nuestro [...] vas...no todas veces es bien
recibido, con ser en latn trmino honesto y comn a todos.
-Ambrosio de Salazar, Espejo general de gramtica en dilogos, 1615.
Sepa que los espaoles reciben un bofetn cada vez que los
tratan de voSy y aunque sea un azacn, tienen por
punto de honra de que no los tratan bien [...] De manera que
cuando se habla o se trata a alguno de vos, lo tienen a afrenta
muy grande.
-Juan de Luna, Dilogos familiares, 1619.
El [tratamiento] primero y ms bajo es t, que se da a los nios
o a las personas que queremos mostrar grande familiaridad o
amor. Vos se dice a los criados y vasallos.
-Gonzalo Correas, Arte grande de la lengua castellana, 1626.
De Merced usamos llamar a las personas a quienes respetamos
y debemos o queremos dar honra, como son jueces, caballeros,
eclesisticos, damas y gente de capa negra
136
... De vos tratamos
a los criados y mozos grandes, y a los labradores y personas

136
Es decir, urbanos y decentes, gente opuesta a la de capa parda o rstica.
Enrique Obediente Sosa
283


semejantes; y entre amigos adonde no hay gravedad ni
cumplimiento se tratan de vos. Y aun en razonamientos delante
reyes y dirigidos a ellos, se habla de vos con debido respeto y
uso antiguo.
Por otra parte, hay que observar que vuestra merced - usted
concuerdan con el verbo segn la forma y no segn el sentido, de all que
aqul est en tercera persona aunque se trate de hecho de una segunda
persona. Esa tercera persona en superficie llev a emplear l/ella con el valor
de vuestra merced, respecto a lo cual dice Covarrubias: Los avaros de
cortesas han hallado entre v[uestra] m[erced]y vos, este trmino l, y G.
Correas lo siguiente:
El usan los mayores con el que no quieren darle merced, ni
tratarle de vos, que es ms bajo y propio de amos a criados. La
lengua vulgar y de aldea que no tiene uso de
hablar con merced, llama de l al que quiere honrar de su jaez.
Ntese la doble forma de tratamiento (vuestra merced y l) en este pasaje del
Quijote:
Yendo, pues, as caminando, dijo Sancho a su amo:
-Seor, quiere vuestra merced darme licencia que departa un
poco con l? (1 , 21 ).
Esfera del verbo
En la morfologa verbal, al tiempo que se producen cambios que
habran de perdurar, se mantienen an en este perodo algunas vacilaciones
que slo seran resueltas por la lengua moderna. Analizaremos los hechos
ms significativos.
1) Desde finales del siglo XVI comienza a restablecerse, en el futuro y el
condicional, la forma entera del infinitivo, con lo cual se van perdiendo las
contracciones medievales comoperdrs, devra, etc., sustituidas por
perders, debera. Algunos casos, sin embargo, se conservaron en la lengua
moderna: cabr, cabra; dir, -a; habr, -a; podr, -a; pondr, -a; querr,
-a; sabr, -a; saldr, -a; tendr, -a; valdr, -a; vendr, -a.
Biografa de una lengua
284


2) Por la misma poca se escogen ciertas formas, en detrimento de otras, en
aquellos casos en los que la conjugacin presentaba inseguridades y
vacilaciones. Es el caso de algunas formas de presente de indicativo y del
imperativo donde coexistan dos variantes:
amis~ams soy~s amad~am
tenis~tens voy~vo tened~ten
Biografa de una lengua
285
38
cf. Lapesa 1980, pgs. 481 y 494-495.


soissos doyd salidsal
estoyest
La lengua culta se qued con la primera y releg la segunda
variante, considerada entonces como vulgar. Ntese, no obstante, que ya
Nebrija en su Gramtica daba como nica forma del paradigma la que luego
escogi la norma, excepto en el caso de los presentes en -. Respecto a la
introduccin en stos de esa -y no etimolgica, es posible que primero la
haya tomado s, pasando a soy en el siglo XIV, por influencia del leons o,
ms probablemente, de hablas altoaragonesas, navarras, burgalesas o riojanas
que tienen -y como morfema distintivo de primera persona: comay, comeray,
etc. para diferenciarla de la tercera
38
.
3) En los primeros aos del siglo XVI empieza lentamente a desaparecer la -
d- de la 2- persona plural de las formas esdrjulas; recordemos que las
formas llanas ya la haban perdido definitivamente el siglo anterior: lat.
amtis > amades > amaes > amis, pero lat. amabtis > lat. hisp. ambatis
> amvades. La -d- se mantuvo mientras existi la pareja amisams, pues
por analoga amvades, si perda la -d-, habra podido desembocar tanto en
amavais como en amavas, confundindose en consecuencia la 2- plural con
la 2- singular; pero una vez escogida amis, la -d- pudo caer, pues amavais
ya no poda confundirse con amavas. El proceso y la generalizacin de la
nueva forma fue lento, tanto que an autores del XVII como Cervantes, Lope
de Vega, Quevedo y Tirso de Molina prefieren amvades, hubissedes, etc.
4) En conexin con los dos puntos anteriores, hay que sealar que las formas
de pretrito de la 2- plural mantuvieron la terminacin latina -stis: amastes,
lestes, ostes, fuistes hasta bien avanzado el
siglo XVII, cuando por analoga con otros tiempos, -stes pasa a la forma
actual -steis: amasteis, leisteis, etc.
5) Frente a las formas avernos y aveis del verbo avere, nicas
contempladas en el paradigma de Nebrija, subsistan hemos y heis
hedes
39
. Como ste, otros verbos an presentaban formas alternas de las
cuales, slo ms tarde, una habra de quedar relegada: conosco
conozcoconozgo, haya-haiga, luzcaluzga, traxotruxo, etc.
Biografa de una lengua
286


c) Sintaxis Esfera
del nombre
Tres fenmenos relevantes se observan en la sintaxis del sintagma
nominal: el primero, relativo al complemento directo, el otro, al uso de los
pronombres tonos de tercera persona, el ltimo, a la aparicin del se
impersonal.
1) La tendencia al empleo, desde el latn hispnico, de la preposicin a
ante el objeto directo referido a persona o cosa personificada, se
generaliza cada vez ms. Es de observar, sin embargo, que los estudios
realizados sealan que el empleo de a + objeto directo obedece ms que a
la presencia en el objeto del rasgo [-l-persona], a la del rasgo
[+determinacin]; en efecto, desde el Cid y hasta el siglo XVI, la
preposicin aparece de manera regular ante pronombre personal referido a
personas definidas, ante
nombre propio y ante apelativo de persona definida
137
. Aun as, hay para la
poca ejemplos de construcciones sin a: No disgustemos mi abuela (Lope
de Vega, La fuerza lastimosa, 111,18), Lleg a Avila con harto deseo de
conocer la Madre Teresa de Jess (Yepes, Vida de Santa Teresa, 11,24).
Debi de desempear tambin un papel importante en el uso de a
ante objeto directo el deseo de evitar confusiones entre el sujeto y el objeto
debido al orden libre de la frase espaola, de otro modo no se entendera que
Valds reprobara la construccin el varn prudente ama la justicia,
la qual manera de hablar, como veis, puede tener dos
entendimientos: o que el varn prudente ame a la justicia, o que
la justicia ame al varn prudente, porque sin la a parece que
estn todos los nombres en el mesmo caso.
2) Los pronombres personales tonos de tercera persona deberan, en
espaol, haber mantenido de manera inalterada la correspondencia forma-
funcin de haberse conservado la etimologa de cada uno de ellos:
le, les como objeto indirecto, pues proceden del dativo illi, illis,
comn a ambos gneros;

137
Para ms detalles, ver M. Ariza 1989.
Enrique Obediente Sosa
287


lo, los como objeto directo masculino, ya que vienen del acusativo
illum, illos;
la, las como objeto directo femenino, pues su origen est en el
acusativo illam, illas.
Pero no fue as. Ya desde la Edad Media se manifiesta la tendencia a
introducir en ese pronombre una diferenciacin de gnero en menoscabo de
la funcional, de modo que le comienza a emplearse tambin para el objeto
directo masculino y la para el indirecto femenino.
Es as como desde el siglo XVI se hace preponderante tal empleo de
formas (lo que se conoce como lesmo y lasmo, respectivamente), sobre todo
en el norte y centro de la Pennsula, pues Andaluca y Aragn se mantienen
fieles, en general, al criterio etimolgico. Por ejemplo: donde cogen a un
desdichado [...] y le desuellan vivo (Quijote, 2, 49), La he dado algunos
azotes (Lope de Vega, La Dorotea), comprlas costosa casa (Tirso de
Molina, Por el stano y el tomo).
3) El uso del se indicador de pasiva, consolidado desde los primeros textos
(Non se faze ass el mercado, Cid, 139), se va generalizando a otras
construcciones hasta adquirir un valor impersonal. Esto ocurre cuando se
aplic la construccin pasiva refleja a personas, caso en que poda haber
ambigedad entre los significados reflexivo, recproco y pasivo; as, por
ejemplo, la frase El rico se entierra en la iglesia de Alfonso de Valds,
secretario de Carlos V y hermano gemelo de Juan, puede entenderse como 'es
enterrado o como 'se hace enterrar; viendo la muchedumbre de cristianos
que cada da se mataban(fray Luis de Granada, Smbolo,
II, 12) es una frase que puede tener tres lecturas: los cristianos se mataban
'los unos a los otros, o 'a s mismos, o 'eran matados. Para resolver la
ambigedad, la lengua puso el verbo en singular acompaando al sujeto
paciente con la preposicin a, convertido de este modo en un objeto directo;
surge as la construccin impersonal activa, de sujeto indeterminado
significado por se: Se robava a amigos como a enemigos (Hurtado de
Mendoza)
138
.
La nueva construccin acarre la desaparicin del indefinido

138
Los ejemplos de A. de Valds y H. de Mendoza estn tomados de Lapesa
1980, pg. 402.
Biografa de una lengua
288


hombre, que, en uso desde el mester de clereca, fue suplantado por el
antiguo uno y, por supuesto, el nuevo se; los hermanos Valds an lo usaban;
Alfonso, por ejemplo, trae andando a escuras, presto tropieza hombre,
con idntico valor del que leemos en La Celestina (I, 42.5): El comiengo de
la salud es conoscer hombre la dolencia del enfermo. Este pronombre
impersonal desaparecera a lo largo del XVII.
Esfera del verbo
En este mbito varios son los fenmenos que deben destacarse.
1) Los verbos ser y estar delimitan en este perodo los usos que tienen en la
lengua moderna, aunque no faltan ejemplos (algunos incluso del siglo XVIII)
de ser como auxiliar de tiempos compuestos de verbos intransitivos y
reflexivos, en predicados locativos, y en frases verbales pasivas : El que
agora seamos venidos a tan gran estremo de ceguedad
139
; la ciudad de
bera de las corrientes que es sesenta leguas mas abajo de la asumpcion
140
',
los dems que son a su cargo
141
', ha ocurrido por ella a pedirla y no son
cumplidos los quatro aos
142
.
El rasgo [permanencia], uno de los que distinguen ser de estar,
estaba ya bien instalado en el sistema a juzgar por el texto siguiente del poeta
Luis Zapata (s. XVI):Del loco dicen que est loco porque otro da no lo
estar ms; del necio no dicen que est necio, sino que es necio de juro y de
heredad, que toda la vida lo ser
143
.
En la construccin pasiva indicadora de resultado de la accin,
alternan an uno y otro verbo: es dicho-est dicho, es mandadoest

139
Alfonso de Valds, Dilogo de las cosas ocurridas en Roma (1527).
140
De documento escrito en Buenos Aires (1607). Tomado de B. Fontanella de
Weinberg 1992, pg. 369.
141
De documento notarial escrito en Mrida (Venezuela) en 1602. (ANC 13,
folio 275r, lneas 33-34, del corpus de documentos de la poca colonial que
analiza el Departamento de Lingstica de la Universidad de Los Andes).
142
De documento escrito en Buenos Aires (1628). Tomado de B. Fontanella de
Weinberg 1992, pg. 370.
143
Miscelnea, apud Keniston, The Syntax, 479, citado por Lapesa, 1980, pg.
400.
Enrique Obediente Sosa
289


mandado.
2) En la lengua medieval, aver y tener eran ambos, como se sabe, verbos
transitivos que referan a la idea de posesin, aunque no de la misma manera,
lo cual, evidentemente, implicaba usos distintos; as, en lneas generales,
aver equivala a 'obtener, rega objeto directo abstracto y se empleaba
cuando lo posedo eran tierras; tener, por su parte, era cuasisinnimo de
'poseer, rega objeto material, incluidos, claro est, bienes muebles. En la
Edad Moderna, estos verbos se van distanciando para ocupar cada uno una
significacin y un uso particular: tener qued como el nico transitivo
indicador de posesin, y aver como auxiliar no slo de verbos transitivos
sino tambin de intransitivos y reflexivos, en los cuales competa antes con
ser. Ntese, sin embargo, que, aunque ya Nebrija conjugaba, por ejemplo, el
verbo ir en sus tiempos compuestos con aver (a ido, avis ido), quedan uno
que otro ejemplo con ser durante los siglos XVI y XVII: son idos, es muerta,
etc.
3) La forma verbal en -ra {amara), que ya haba perdido su valor original de
pluscuamperfecto de indicativo (= 'haba amado), tiende tambin a perder el
de pluscuamperfecto de subjuntivo que vemos en la Gramtica de Nebrija
(su passado ms que acabado), para asumir el valor de pretrito imperfecto
de subjuntivo. Varios hechos intervinieron para que este cambio se diera; por
una parte, el desdibujamiento de los lmites entre las formas en -re y -se
(amareamase), y por la otra, la tendencia a emplear la forma en -ra en usos
reservados antes a la forma en -se.
Comparemos el paradigma nebrisense con el uso predominante
desde finales del siglo XVI:
Nebrija:
amasse: passado no acabado (= imperfecto) de subjuntivo
amara: passado ms que acabado (= plusquamperfecto) de
subjuntivo
amare: en el tiempo venidero (= futuro) de subjuntivo
Desde el siglo XVI: alternancia entre amasse y amare, y entre amasse y
amara, que llevara al paradigma moderno amara o amase para el pretrito
imperfecto de subjuntivo, quedando amare con valor de futuro; el valor de
pluscuamperfecto lo tom una forma compuesta: hubierahubiese amado,
Biografa de una lengua
290


las formas por rodeo, en otra manera del passado ms que acabado de
subjuntivo de Nebrija.
Esto, por supuesto, llevara a un cambio importante en la
construccin de las oraciones condicionales. A manera de ejemplo veamos
estas frases del Quijote:
Cuchillada le hubieran dado, que le abrieran de arriba
Eriric|ye Obediente Sosa
291


abajo como una granada (2, 39)
Pero a fee que si vuesa merced no llegara, que yo le
hiciera vomitar la ganancia (2, 49)
En el primero alternan la forma compuesta y la simple, y sta, lo mismo que
en el segundo ejemplo, con valor an de pluscuamperfecto de subjuntivo; la
lengua moderna dira '...lo hubieran (o habran) abierto..., '...no hubiera
llegado, que yo le hubiera (habra) hecho vomitar la ganancia.... A partir del
XVII, prevalece en las formas en -ra el valor de imperfecto de subjuntivo.
4) Un punto merece ser destacado por la diferencia existente respecto a la
sintaxis actual: se trata de la colocacin de los pronombres tonos. La regla
vigente para el momento era que deban anteponerse al verbo excepto al
inicio de frase o despus de pausa, pero ya comenzaba en este perodo a
anteponerse en todo contexto. En el Quijote encontramos ejemplos de los dos
casos: Rindise Camila, Camila se rindi (1, 34) y sin pedirle la costa de
la posada, le dej ir (1, 3) (en este ltimo caso debi haber sido 'dejle por
preceder pausa). En el caso del imperativo y de las formas verbales infinitas
(infinitivo y gerundio), el pronombre poda, contrariamente a la norma
actual, anteponerse, siempre que precediera otra palabra: la espada me da
(= dame), para nos despertar, no te prometiendo esperanga de
remedio*
7
, vuesa merced, seor Don Quijote, se venga con nosotros ( =
vngase) (Quijote, 2, 61), los tristes hados lo permitiendo y nuestros
saudos dioses nos desamparando (Antonio de Guevara)
144
.
5) Finalmente, en cuanto a la estructuracin de la frase y el discurso, es
necesario destacar que variaba segn se tratara de textos literarios o no
literarios, y en los primeros dependa mucho de si el autor era latinizante o
no
145
. La lengua no literaria tiene un orden, por lo general, rectilneo, sencillo,
sin adornos, como se puede apreciar en los fragmentos siguientes:
Todas estas universas e infinitas gentes a toto genero crio dios
los mas simples sin maldades ni doblezes; obedientissimas:
fidelissimas a sus seores naturales: e a los christianos a quien
sirven: mas humildes, mas pacientes, mas pacificas e quietas:

144
Cita tomada de Lapesa 1980, pg. 307.
145
Ver ms adelante punto 2.3.
Biografa de una lengua
292


sin renzillas ni bollicios no rixosos, no querulosos, sin
rancores, sin odios, sin dessear vengabas que ay en el mundo.
Son assi mesmo las gentes mas delicadas flacas e tiernas en
complission e que menos pueden sufrir trabajos y que mas
fcilmente mueren de qualquiera enfermedad. (Fr. Bartolom
de Las Casas, Brevissima relacin de la destruye ion de las
yndias, 1552)
146

...la priora de aquj besa a v. m. las manos y las q vienen
conmjgo son 91 CO pa qdar ay y mjs dos compaeras y yo
fin q vamos ocho v. m. no tome pena de camas q como qujera
cabremos asta acomodamos estos jeles alio buenos y alegres
dios los guarde a v. m. muchos aos y njnguna pena tga de mj
ydispus9 q artas ve9es estoy asi y se suele qujtar presto es
oy bispera de s ton // y dina sierva de v. m. // teresa de Jesu
(.Final de carta
autgrafa de Teresa de Jess a dona Catalina de Tolos a,
1582)
147

Ntese el estilo "oral" de este escrito, la espontaneidad, las rupturas
frsticas, la ausencia de a antes del objeto directo de personas definidas,
adems de grafas indicadoras de ciertos fenmenos fonticos ya analizados.
Damos a continuacin el equivalente del fragmento atendiendo a las normas
actuales:
...la priora de aqu besa a vuestra merced las manos, y las que vienen conmigo
son cinco para quedarnos ah, y mis dos compaeras y yo, en fin, que vamos
ocho; vuestra merced no se inquiete por camas, que comoquiera cabremos hasta
acomodamos (a estos ngeles los hallo buenos y alegres, Dios los guarde!). A
vuestra merced, muchos aos, y ninguna pena tenga de mi indisposicin, que
hartas veces estoy as y se suele quitar presto. Es hoy vspera de San Antn.
Indigna sierva de vuestra merced. Teresa de Jess.
Vase, finalmente, la lengua de este documento notarial:

146
Segn la edicin princeps que se encuentra en la Biblioteca Nacional de
Madrid, publicada por Editorial Fontamara, Barcelona, 1979, pg. 33.
147
Transcripcin paleogrfica nuestra del facsmil publicado en C. Lleal et al.
1997, pg. 69. Recurdese que la tilde (~) era signo indicador de abreviatura.
Enrique Obediente Sosa
293


...respondio questava enfermo de unas eridas que en su cuerpo
tenia fuele preguntado quien se las abia dado y quien lo abia
xerido y respondio que se las abia dado y jerido el alcalde
ordinario desta (iudad juan pantaleon de sequera fuele
preguntado que que ocasion le dio para que el dicho alcalde le
diese dichas eridas y respondio que no le dio mas ocasion este
declarante que ya entrando este declarante por una palisada de
una guerta de josefa de len y aliar a dicho alcalde dentro de la
palisada sentado de cucliyas con un frasco de aguardiente
delante y disiendole a este declarante que buscas por aqui
negro buelbete para afuera este declarante all lo dejo sentado
como dise a dicho alcalde y buscando la puerta de la calle este
declarante llamo a la puerta de la casa... (Pesquisa realizada
por el capitn Juan de los Santos, alcalde ordinario de la
ciudad de Nirgua (Venezuela), 1693)
148

d) Lxico
Las circunstancias polticas, sociales y culturales de los siglos XVI y
XVII fueron factor propiciador del enriquecimiento del vocabulario espaol.
Por una parte, el Renacimiento y el Barroco fueron el escenario
adecuado para la introduccin de nuevos cultismos, la creacin de nuevas
voces o la asignacin de nuevos significados a formas ya existentes. As, por
ejemplo, Garcilaso y fray Luis de Len confieren a muchas palabras
significaciones distintas de la habitual, reproduciendo acepciones que
aqullas tenan en los clsicos: animoso con el valor de 'impetuoso, aplicar
en el sentido de 'dirigir, luz equivalente a 'da, perdonar con la significacin
de 'abstenerse, renunciar', pedir como 'dirigirse, etc.
Nuevos cultismos son adulto, dimetro, genitor, nutico, rutilar,
simtrico, etc., en tanto que languideza, disparatarlo ('coleccin de dispar
ates), archipobre,protomiseria, desantaarse (< des+antao 'rejuvenecerse)
eran nuevas creaciones a partir de elementos ya existentes en la lengua.
Tambin muchos trminos que eran especficos a un arte, una
tcnica o un oficio se generalizaron incorporndose a la lengua general; es el
caso, por ejemplo, de animar, argumento, elemento, humor, privilegio, tasa,

148
Tomado de Elena Rojas (comp. y ed.) 1999, IV, Venezuela, siglo XVII,
documento 15.
Biografa de una lengua
294


etc.
En el otro extremo, voces consideradas hasta entonces vulgares por
ser de la plebe o de la jerga hamponil entran ahora a la norma literaria, tales
como coime ('dueo de garito, 'mozo de billar), garlar ('hablar mucho y sin
discrecin), jeto ('hocico y, por extensin, 'cara humana), panarra
('hombre simple, tonto), etc.
Por otra parte, la expansin del Imperio espaol y los contactos ms
estrechos con otros pueblos sern la causa de la introduccin de una
avalancha de extranjerismos que, adaptados a la fonologa castellana,
engrosaran significativamente el lxico de la lengua. Entre ellos merecen
destacarse los vocablos provenientes de las lenguas autctonas de Amrica,
muchos de los cuales no slo se incorporan al espaol general sino que
pasan, va Espaa, a otras lenguas europeas. Veamos algunos de esos
extranjerismos agrupados por lengua de origen.
- Del italiano:
balcn, capricho, centinela, disear, emboscada, esbelto, esbozo,
escolta, escopeta, fachada, fragata, madrigal, manejar, modelo, pedante.
- Del francs:
brecha, carabina, recluta, servilleta, trinchera, ujier.
- Del portugus:
bandeja, catre, menino, mermelada.
- De lenguas germnicas:
brindis (de la expresin alemana 'Ich bring dirs 'te lo ofrezco),
escaparate (del neerlands).
- De lenguas amerindias
149
:
- taino y otras hablas arahuacas:

149
Para el proceso de introduccin de indigenismos en espaol, vase el captulo
El espaol en Amrica.
Enrique Obediente Sosa
295


aj, barbacoa, batata, bejuco, boho, cabuya, cacique, canoa
150
,
caoba, enagua, guayaba, hamaca, huracn, maz, mam, papaya, sabana.
- nhuatl:
aguacate, atole, cacahuete, cacao, chocolate, coyote, tiza,
tomate.
- quichua:
carpa 'toldo, tienda de campaa, coca, cndor, pampa, papa, vicua.
- otras:
caimn (caribe), chicha (cuna).

150
Ya en el Diario de Coln, es el ms antiguo de los indigenismos registrado en
un diccionario, el Dictionarium ex hispaniensi in latinum sermonem de A. de
Nebrija (1493 1495), inmediatamente despus del descubrimiento: canoa,
nave de un madero: monoxilum
Biografa de una lengua
296


Adems de ese enriquecimiento lxico, se produce un proceso de
escogencia, mediante el cual muchas palabras comienzan a desecharse
prefirindose otras igualmente existentes. Entre estas podemos mencionar las
siguientes:
arriba es preferida a suso




2.3. La lengua literaria: el Siglo de Oro
La poca que se extiende desde principios del siglo XVI hasta
fines del XVII es conocida como Siglo de Oro de las letras espaolas
dada la impresionante floracin de todos los gneros literarios ocurrida en
este perodo
151
.
Debido a las caractersticas que presenta, el Siglo de Oro se
divide en dos perodos: el primero, correspondiente al siglo

151
Se ha dicho tradicionalmente que durante el Siglo de Oro la lengua
espaola alcanz su madurez, trmino empleado para referirse al elevado
grado de desarrollo que ostenta en este perodo, como si los estadios
anteriores de la lengua no hubieran sido sino etapas conducentes a esta meta,
algo que no puede sustentarse dado que toda lengua es madura en el tiempo
que se la considere por servir plenamente a las necesidades expresivas de la
comunidad hablante de un tiempo y lugar determinados. Lo que hace que este
perodo sea considerado el Siglo de Oro no tiene que ver con el estado de la
lengua que, como ya vimos, est sufriendo grandes transformaciones, sino
con la abundante y prestigiosa produccin literaria de entonces.
aunque
cocido
comer
debajo
fatiga
largo
porque
maguer
cocho
yantar
so
cuita
luengo
ca
Enrique Obediente Sosa
297


XVI, manifiesta la plenitud del Renacimiento; el segundo, que abarca el
XVII, la del Barroco.
El eje de la cultura renacentista fue "la entusiasta valoracin del
mundo y del hombre, presidida por el conocimiento y admiracin de la
antigedad clsica. De estos dos puntos fundamentales -el apasionado
inters por la vida presente y por lo humano, y la rehabilitacin de lo
grecolatino, llevada a cabo por los humanistas- derivarn las principales
facetas del nuevo movimiento cultural" (Garca Lpez 1962, pgs. 141-
142).
Esto se tradujo en el plano de las letras por un cultivo del latn
clsico y, al mismo tiempo, por la exaltacin de las lenguas vernculas
como medio natural y espontneo de expresin; es as como stas le van
ganando terreno al latn hasta sustituirlo en casi todos los campos. Dada la
aficin renacentista por lo natural, se entiende que la norma general al
escribir haya sido la sencillez, la no afectacin, la expresin equilibrada,
evitando tanto la vulgaridad ramplona como el cultismo pedante,
guardando, por supuesto, la armoniosa belleza formal inspirada por los
modelos clsicos.
En este perodo destacan Garcilaso de la Vega en la lrica, Gil
Vicente en el teatro, Juan de Valds en la prosa didctica, fray Luis de
Granada, fray Luis de Len, santa Teresa de Jess y san Juan de la Cruz en
la literatura mstica, finalmente Fernando de Herrera, cuya obra potica
provoc "la ruptura del equilibrio clsico entre el fondo y la forma,
inclinando la balanza a favor de sta e iniciando una trayectoria que
desembocar en el barroco" (Garca Lpez 1962, pg. 198).
El Barroco, segundo perodo del Siglo de Oro, sigue al
Renacimiento y se caracteriza por una radical desvalorizacin de la vida
presente y de la naturaleza humana. La literatura barroca, caracterizada por
la exageracin, la vehemencia, la artificiosidad y el desequilibrio, distingue
dos tendencias: el culteranismo y el conceptismo. El primero se refiere al
estilo de brillante forma y difcil textura en el que abundaban el cuidado de
Biografa de una lengua
298


la frase y el relieve de los valores sensoriales; sus rasgos ms destacados
son el hiprbaton constante, la metfora complicada, los frecuentes
neologismos, las alusiones a la mitologa; de all que el asunto sea lo de
menos y llegue a desaparecer tras una exuberante ornamentacin.
El conceptismo, por su parte, prefiere destacar el pensamiento
mediante formas agudas e ingeniosas, para lo cual se vale del lenguaje
habitual pero lo retuerce artificiosamente violentando la sintaxis, haciendo
juegos de palabras, creando nuevas o dndoles significados arbitrarios.
Los ms relevantes nombres de la literatura barroca son Lope de
Vega en el teatro y la lrica, Luis de Gngora tambin en la lrica, Francisco
de Quevedo en la stira y la prosa doctrinal, Baltasar Gracin en la prosa
poltica y filosfica, finalmente Pedro Caldern de la Barca en el teatro,
cuya muerte en 1681 marca la decadencia del estilo.
Entre ambos perodos, el renacentista y el barroco, el estilo natural
contina siendo el de la mayora, pero ya comienzan a apuntar las
tendencias del segundo. En esta etapa de transicin se ubica el ms
importante escritor espaol de todas las pocas: Miguel de Cervantes y
Saavedra (1547-1616), autor de una de las obras ms trascendentales de la
literatura mundial, El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha (1604),
cuya influencia sobre el gnero novelesco fue decisiva, a tal punto que
Cervantes es considerado el creador de la novela moderna. El lenguaje de
Cervantes responde, cierto, a las orientaciones renacentistas, pero ciertos
recursos, como la crtica y el contraste, anuncian lo que seran los
procedimientos tpicos del barroco.
Con el fin de tener una visin, aunque sea somera, de la lengua
empleada por figuras descollantes del Siglo de Oro, transcribimos a
continuacin algunos pasajes de sus obras.
Oh dulces prendas por mi mal halladas,
dulces y alegres cuando Dios quera!
Juntas estis en la memoria ma, y con ella
en mi muerte conjuradas.
Enrique Obediente Sosa
299


Quin me dijera, cuando en las pasadas
horas en tanto bien por vos me va, que me
habades de ser en algn da con tan grave
dolor representadas?
Pues en una hora junto me llevastes todo el
bien que por trminos me distes, llevadme
junto el mal que me dejastes.
Si no sospechar que me pusistes
en tantos bienes porque deseastes
verme morir entre memorias tristes.
(Garcilaso de la Vega)
# * *
l, que vio esto, djome: -"Ven ac, mozo; qu comes?"
Yo llegume a l y mostr le el pan; tomme l un pedazo,
de tres que eran, el meyor y ms grande, y djome: -"Por
mi vida, que parece ste buen pan!" -"Y cmo agora, dije
yo, seor, es bueno!" -"S, a fe, dijo l; adonde lo hubiste?
Si es amasado de manos limpias?" -"No s yo eso, le dije;
mas a m no me pone asco el sabor dello". -"Ans plega a
Dios", dijo el pobre de mi amo, y llevndolo a la boca
comenz a dar en l tan
fieros bocados como yo en lo otro. -Sabrossimo pan
est, dijo, por Dios!" Y como le sent de qu pie
coxqueaba, dime priesa, porque le vi en disposicin, si
acababa antes que yo, se comedira ['buscara la manera'] a
ayudarme a lo que me quedase; y con esto acabamos casi a
una [...]. Y entr en una camareta que all estaba, y sac un
jarro desbocado, y no muy nuevo, y desque hubo bebido
convidme con l. (annimo, El Lazarillo de Tormes,
1554)
* * *
Tena yo en la celda una ollica verde con un poco de azcar
Biografa de una lengua
300


rosado; la cual por temor dellas [de las hormigas] (de que
all era muy molestado), tap con un papel recio y doblado
para ms firmeza, y atlo muy bien al derredor, de modo
que no hallasen ellas entradero alguno; el cual saben ellas
muy bien buscar por muy pequeo que sea. Acudieron de
ah a ciertos das al olor de lo dulce [...] y como buscadas
todas las vas no hallasen entrada, qu hicieron?
Determinan de dar un salto, y romper el muro para entrar
dentro. Y para esto, unas por un lado de la ollilla, y otras
por la banda contraria, hicieron con sus boquillas dos
portillos en el papel doblado [...] y cuando acud a la
conserva (parecindome que la tena a buen recaudo), hall
los portillos abiertos en ella y desatndolo, veo dentro un
gran enjambre dellas, que no sirvi despus la conserva
ms que para ellas. De modo que podemos decir que ellas
me alcanzaron en cuenta, y supieron ms que yo, pues
vencieron con su astucia mi providencia. (Fr. Luis de
Granada, Introduccin del Smbolo de la Fe, 1582- 1585)
# * *
Canciones entre el alma y el Esposo Esposa
1. Adonde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste
habindome herido;
sal tras ti clamando, y eras ido.
2. Pastores los que fuerdes ['fuereis']
all por las majadas al otero,
si por ventura vierdes [Viereis']
aquel que yo ms quiero,
decilde que adolezco, peno y muero.
9. Por qu, pues has llagado aqueste
corazn, no le sanaste?
Y, pues me le has robado,
por qu as le dejaste,
Enrique Obediente Sosa
301


y no tomas el robo que robaste?
10. Apaga mis enojos,
pues que ninguno basta a deshacellos, y
vante mis ojos, pues eres lumbre
dellos y slo para ti quiero tenellos!
(San Juan de la Cruz, Cntico Espiritual, 1627)
* * *
-Adonde vas a parar, Sancho, que seas maldito? -dijo don
Quijote-. Que cuando comienzas a ensartar refranes y
cuentos, no te puede esperar sino el mesmo Judas, que te
lleve. Dime, animal, qu sabes t de clavos, ni de rodajas,
ni de otra cosa ninguna?
-Oh! Pues si no me entienden -respondi Sancho-, no es
maravilla que mis sentencias sean tenidas por disparates.
Pero no importa: yo me entiendo, y s que no he dicho
muchas necedades en lo que he dicho; sino que vuesa
merced, seor mo, siempre es friscal de mis dichos, y aun
de mis hechos.
-Fiscal has de decir -dijo don Quijote-; que no friscal,
prevaricador dci buen lenguaje, que Dios te confunda.
(Miguel de Cervantes, Quijote, 1605 y 1615)
* * *
Oh bella Galatea ms suave que los claveles que tronc la
aurora, blanca ms que las plumas de aquel ave que dulce
muere y en las aguas mora; igual en pompa al pjaro que
grave su manto azul de tantos ojos dora cuantas al celestial
zafiro estrellas; oh t, que en dos incluyes las ms bellas!
(Luis de Gngora, Fbula de Polifemo y Galatea, 1627)
* * *
El era un clrigo cerbatana, largo slo en el talle, una cabeza
Biografa de una lengua
302


pequea, pelo bermejo [...]. Los ojos avecinados en el
cogote, que pareca que miraba por cuvanos, tan hendidos
y escuros, que era buen sitio el suyo para tiendas de
mercaderes; la nariz entre Roma y Francia [...]; las barbas
descoloridas de miedo de la boca vecina, que, de pura
hambre, amenazaba a comrselas; el gaznate, largo como de
avestruz, con una nuez tan salida, que pareca se iba a
buscar de comer, forzada por la necesidad [...]. Mirado de
media abajo, pareca tenedor o comps, con dos piernas
largas y flacas [...].
Cada zapato poda ser tumba de un filisteo [...]. La cama
tena en el suelo y dorma siempre de lado por no gastar las sbanas.
Al fin, l era archipobre y protomiseria. (Francisco Quevedo,
Historia de la vida del Buscn, llamado don Pablos; ejemplo de
vagabundos y espejo de tacaos, 1626)
* * *
Esteban.- Hija ma!
Laurencia.- No me nombres
tu hija.
Esteban.- Por qu, mis ojos?
Por qu?
Laurencia.- Por muchas razones,
y sean las principales, porque dejas que
me roben tiranos sin que me vengues,
traidores sin que me cobres... Llevme
de vuestros ojos a su casa Fernn
Gmez: la oveja al lobo dejis, como
cobardes pastores...
Vosotros sois hombres nobles? Vosotros padres
y deudos? Vosotros, que no se os rompen las
entraas de dolor, de verme en tantos dolores?
Ovejas sois, bien lo dice
de Fuente Ovejuna el nombre.
Dadme unas armas a m,
pues sois piedras, pues sois bronces,
pues sois jaspes, pues sois tigres...
Enrique Obediente Sosa
303


Tigres no, porque feroces
siguen quien roba sus hijos,
matando los cazadores
antes que entren por el mar
y por sus ondas se arrojen.
Liebres cobardes nacistes; brbaros sois, no
espaoles...
(Lope de Vega, Fuente ove juna, 1612-1614)
* * *
Qu Indias para Francia, como la misma Espaa? Venid ac: lo
que los espaoles ejecutan con los indios,
no lo desquitis vosotros con los espaoles? Si ellos los
engaan con espejillos, cascabeles y alfileres, sacndoles con
cuentos los tesoros sin cuento, vosotros, con lo mismo, con
peines, con estuchitos y con trompas de Pars, no les volvis a
chupar a los espaoles toda la plata y todo el oro; y esto sin
gastos de flotas, sin disparar una bala, sin derramar una gota de
sangre, sin labrar minas, sin penetrar abismos, sin despoblar
vuestros reinos, sin atravesar mares? (Baltasar Gracin,
El criticn, 1651-1657)
* * *
Suea el rey que es rey y vive con este
engao mandando, disponiendo y
gobernando; y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe, y en
cenizas le convierte la muerte,
desdicha fuerte!:
que hay quien intente reinar viendo
que hay que despertar en el sueo de
la muerte?
Suea el rico en su riqueza, suea el
pobre que padece su miseria y su
Biografa de una lengua
304


pobreza; suea el que a medrar
empieza,
suea el que afana y pretende, suea el que agravia y
ofende, y en el mundo, en conclusin, todos suean
lo que son, aunque ninguno lo entiende.
Yo sueo que estoy aqu
destas prisiones cargado, y
so que en otro estado ms
lisonjero me vi.
Qu es la vida? un frenes;
qu es la vida? una ilusin, una sombra, una ficcin,
y el mayor bien es pequeo; que toda la vida es
sueo, y los sueos, sueos son.
(Caldern de la Barca, La vida es sueo, 1635)
2.4. Reflexiones y estudios sobre la lengua espaola
No pocos autores hicieron reflexiones sobre la lengua a lo largo de
los siglos XVI y XVII, reflexiones que resultan interesantes pues
manifiestan no slo preocupacin por todo lo relativo al idioma sino su
visin particular, subjetiva de la lengua como fenmeno comunicativo,
social o artstico.
Fray Luis de Len, por ejemplo, cree que la lengua culta debe
someterse a una escrupulosa seleccin para depurarla de aquellos elementos
vulgares que la afean o le restan armona. As, dice el agustino castellano:
Piensan que hablar romance es hablar como se habla en el
vulgo, y no conoscen que el bien hablar no es comn, sino
negocio de particular juyzio; y negocio que de las palabras
que todos hablan elige las que convienen, y mira el sonido
dellas y aun cuenta a vezes las letras, y las pesa, y las mide, y
las compone para que no solamente digan con claridad lo que
se pretende dezir, sino tambin con armona y dulzura.
Enrique Obediente Sosa
305


Por su parte, Fernando de Herrera y fray Jernimo de San Jos
arremeten contra las tendencias conservadoras y defienden las innovaciones.
El primero, para quien la poesa es placer de doctos y no alimento comn
para las masas, apoya vivamente la introduccin de neologismos, y tacha de
cobardes a los que los desechan:
Y temeremos nosotros traer al uso i ministerio de la lengua
otras voces extraas i nuevas...? Aprtese este rstico miedo
de nuestro nimo.
En cuanto al fraile, el lenguaje de tiempos pretritos no debe, segn
l, necesariamente tomarse como modelo; por el contrario, cree que en
cuanto a estilo y lenguaje corriente
no hay que atar los ingenios y elocuencia a la grosera del
hablar antiguo.
152

Cervantes trae en el Quijote lo que pudiramos llamar su ideal
lingstico. En el Prlogo a dicha novela, despus de lamentarse -
irnicamente- de su menguado estilo y de no poder adornar su libro de citas
y anotaciones como veo que estn otros libros, pone en boca de un amigo
suyo gracioso y bien entendido la recomendacin de que
a la llana, con palabras significantes, honestas y bien
colocadas, salga vuestra oracin y perodo sonoro y festivo,
pintando, en todo lo que alcanzredes y fuere posible, vuestra
intencin; dando a entender vuestros conceptos, sin intricarlos
y escurecerlos.
Idea que repetir luego al hacerle decir al Licenciado que
el lenguaje puro, el propio, el elegante y claro, est en los
discretos cortesanos, aunque hayan nacido en Majalahonda;
dije discretos porque hay muchos que no lo son, y la
discrecin es la gramtica del buen lenguaje, que se acompaa
con el uso. Yo, seores, [...] he estudiado Cnones en
Salamanca, y picme algn tanto de decir mi razn con
palabras claras, llanas y significantes. (2,19)

152
Los tres testimonios aducidos estn tomados de Lapesa 1980, pgs. 323, 328
y 356, respectivamente.
Biografa de una lengua
306


Discrecin y uso son, entonces, para Cervantes las columnas del
buen decir, pues sin ellos no hay ni elegancia ni claridad.
Es de notar que, justo antes de la intervencin del Licenciado,
Cervantes hace decir a Sancho que no hay para qu obligar al sayagus a
que hable como el toledano, y toledanos puede haber que no las corten en
el aire en esto del hablarpolido, a lo que asienta el Licenciado: As es
[...]; porque no pueden hablar tan bien los que se cran en las Teneras y en
Zocodover como los que se pasean casi todo el da por el claustro de la
Iglesia Mayor, y todos son toledanos. Esto refleja, por una parte, la
conciencia cervantina de las diferencias lingsticas derivadas de la
condicin social de los hablantes: los rsticos de Sayago, prototipos del
hablar tosco, se distinguen de los toledanos, no tanto por ser de una u otra
regin sino por sus propias condiciones culturales, la prueba es que no todos
los toledanos hablan igual, como lo especifica el Licenciado. Por la otra, el
pasaje se hace eco de la famosa norma toledana de la que ya hablamos (en
2.2.), pero aqu tambin lo que cuenta es ante todo la condicin social de los
hablantes, pues el lenguaje puro est en los cortesanos aunque hayan
nacido en Majalahonda, que para la poca era un pueblito distante unos 16
kilmetros de Madrid. Como se ve, la buena norma, segn Cervantes, es una
cuestin de educacin que no de naturaleza regional.
No obstante, la reflexin ms elaborada e interesante sobre el
espaol en este perodo histrico es la que presenta Juan de Valds en su
Dilogo de la lengua (h. 1535), que no es una gramtica ni una doctrina
lingstica sistemtica sino una reflexin en la que expone sus puntos de
vista sobre la lengua espaola. En el dilogo intervienen el propio Valds,
un amigo espaol y dos italianos, en cuya conversacin aparecen los tres
elementos que constituyen el eje del pensamiento valdesiano:
l
2
) Elogio de la lengua vulgar, medio espontneo y natural de
expresin, cuyo cultivo literario es un deber:
todos los hombres somos obligados a ilustrar y enriquecer la
lengua que nos es natural y que mamamos en las tetas de
nuestras madres, que no la que nos es pegadiza y que
aprendemos en libros.
2) Consejos sobre el uso correcto del castellano. Por una parte, el
discurso debe ser sencillo y preciso:
Enrique Obediente Sosa
307


todo el bien hablar castellano consiste en que digis lo que
queris con las menos palabras que pudiredes, [teniendo]
cuidado de usar de vocablos que sinifiquen bien lo que quiero
dezir y dgolo quanto ms llanamente me es possible, [...] sin
afetacin.
Por la otra, la introduccin de cultismos ha de hacerse slo -por
ornamento de la lengua o por necessidad que tenga dellos.
Adems, la ortografa debe responder al fonetismo de la lengua, y
el modelo lingstico lo constituyen los refranes, manifestacin de la
sabidura popular, en los que se vee mucho bien la pureza de la lengua
castellana.
3
a
) Origen del castellano y juicios crticos sobre la literatura de la
poca anterior, a la que juzga con severidad. Al igual que a Nebrija, a quien
le niega autoridad porque l era de Andaluza, donde la lengua no sta muy
pura: por eso no ley su Arte de Gramtica, porque nunca pens tener
necesidad dl, y porque nunca lo he odo alabar
51
.
A ese conjunto de opiniones y reflexiones se juntan los ms
elaborados y sistemticos estudios lingsticos espaoles, de los que
trataremos brevemente en las lneas que siguen.
El primero de ellos es la Gramtica castellana de Cristbal de
Villaln (1558). Ya en el siglo XVII aparece Origen y principio de la
lengua castellana romance que oi se usa en Espaa (1606) de Bernardo
de Aldrete, primer estudio diacrnico del espaol, del que en seguida
reproducimos el comienzo del captulo vil del Libro ii:
Muestrasse, que la lengua Latina no est del todo en nuestro Romance
destruida, pues hablando en el congruamente tambin se habla Latin Cap. VIL
Es tan parecida, i semejante la lengua Castellana a la Latina
su madre, que ni esta la puede negar por hija, ni aquella dexar
de reconoscer le por tal, i en ambas concurren todas las partes
de legitima prueua de filiado. De que se sigue, que no pudo
ser el Romance el antiguo lenguage de Espaa antes que los
Romanos vinieron a ella, por que fuera nascer antes que la
madre, i aprender de maestro, sin tenerle, i que contra todo
orden natural, el efecto fuesse mucho antes producido, quela
causa.
Biografa de una lengua
308


Por esos mismos aos, Sebastin de Covarrubias publica el primer
diccionario propiamente dicho de nuestra lengua: el Tesoro de la lengua
castellana o espaola (1611), en el que no slo define las palabras sino
ofrece tambin citas y noticias sobre la vida espaola que vienen al caso a
propsito del vocablo definido. Veamos unos ejemplos:
Brindar es solicitar y convidar al compaero con la taza en la
mano, bebiendo l y luego el otro: y este modo de beber se
llama brindez.
Al definir el trmino godo dice que
reinaron mucho tiempo [...] y de las reliquias dellos, que se
recogieron en las montaas, volvi a retoar la nobleza, que
hasta hoy dura, y en tanta estima, que para encarecer la
presuncin de algn vano le preguntamos si desciende de la
casta de los godos.
En la entrada cebolla, leemos, despus de la definicin, que
Entre otras dotes de la cebolla dizen que acrecienta la
esperma, dado que ofusca la razn y el sentido, etc.
Refregando los ojos con un poco de cebolla los haze llorar,
aunque sin gana. Dize Laguna que se alcoholan con ella las
mugeres quando quieren enternecer a los hombres; no la han
menester mucho, por ser hmedas de cabe$a y fciles para
echar lgrimas; [...]. Con este vocablo pruevan a los que
sospechan ser moriscos, porque pronuncian sebolla, y aun los
andaluzes y valencianos, y gente de cerca de la mar.
El Tesoro trae tambin la explicacin de refranes y expresiones,
mas en este punto el mayor mrito lo tiene Gonzalo Correas, quien redact
un Vocabulario de refranes y frases proverbiales (1627); tambin fue autor
de un Arte de la lengua espaola castellana (1625) y de un manual de
ortografa en el que propone una que ms parece una transcripcin
fonolgica, como claramente se ve en el ttulo:
Ortografa /castellana nueva i perfeta. Dirixida al Prinzipe
Don Baltasar N.S. i el Manual de Epikteto, i la Tabla de
Kebes, Filosofos Estoikos. Al Ilustrisimo Seor Konde Duke.
[...] Uno i otro lo primero ke se inpreso kon perfeta
ortografa. Kon privilexio Real, en Salamanka en kasa de
Xazinto Tabernier, inpresor de la Universidad, ao 1630.
Enrique Obediente Sosa
309


3. LA LENGUA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX
Durante los siglos XVIII y XIX, la lengua espaola no experimenta
grandes transformaciones como las que conoci en el perodo anterior; en lo
esencial, el espaol escrito en las dos centurias precedentes es una lengua
que, al menos de manera general, ya ha escogido sus formas, organizado sus
estructuras, fijado sus normas, a lo cual contribuyeron ciertamente los
escritores de ideales renacentistas, que supieron equilibrar lo culto y lo
popular, lo clsico y lo tradicional.
Sin embargo, a pesar del peso que pudo haber ejercido la literatura
de la poca anterior, no exista an una uniformidad general respecto a
ciertos usos, pues los modelos literarios y los preceptos gramaticales de los
autores del XVI y del XVII no tuvieron la suficiente fuerza reguladora;
adems, entre ellos mismos existan divergencias que, obviamente,
dificultaban la regularizacin del idioma.
Es en este ambiente, donde se enfrentaban posturas conservadoras y
progresistas, en que va a hacer su aparicin la Real Academia Espaola.
3.1. La Real Academia Espaola
Fundada, a imitacin de las Academias Francesa y Toscana, en el
mes de junio de 1713 por don Juan Manuel Fernndez Pacheco, Marqus de
Villena, y aprobada y puesta bajo la proteccin de Felipe V el ao siguiente,
tuvo como propsito defender la pureza de la lengua espaola y convertirse
en ente regulador, objetivo bien manifiesto en su lema Limpia, fija y da
esplendor. Leemos en el Prlogo del Diccionario de Autoridades que
El principal fin, que tuvo la Real Academia Espaola para su
formacin, fu hacer un Diccionario copioso y exacto, en que se viesse
la grandeza y poder de la Lngua, la hermosra y fecundidd de sus
voces, y que ninguna otra la excede en elegncia, phrases, y pureza:
siendo capz de expressarse en ella
Biografa de una lengua
310


con la mayor energa todo lo que se pudiere hacer con las Lenguas mas
principales, en que han florecido las Cincias y Artes: pues entre las
Lnguas vivas es la Espaola, sin la menor duda, una de las mas
compendiosas y expressvas, como se reconoce en los Potas Cmicos
y Lyricos, cuya viveza no ha podido llegar Nacin alguna: y en lo
elegante y pura es una de las mas primorosas de Europa, y tan fecunda,
que se hallan en ella, entre otras obras de singular artificio, cinco
Novelas de bastante cuerpo [...]. Esta obra tan elevada por su assunto,
como de grave peso por su composicin, la tuvo la Acadmia por
precisa y casi inexcusable, antes de empearse en otros trabjos y
estdios, que acreditassen su desvelo y aplicacin: porque hallndose
el Orbe literrio enriquecido con el copioso nmero de Diccionarios,
que en los Idiomas, Lenguas extrangras se han publicado de un
siglo esta parte, la Lengua Espaola, siendo tan rica y poderosa de
palabras y locuciones, quedaba en la mayor obscuridad, pobreza
ignorncia, aun de los prprios que la manejan por estdio, y remota
enteramente los extrangros, sin tener otro recurso, que el libro del
Thesoro de la Lengua Castellana, Espaola, que sac luz el ao de
1611. Don Sebastian de Covarrubias [...]
Y en la Historia de la Real Academia Espaola, que sigue a aquel
Prlogo, se lee:
4 Decase tambin ser justo fijar la lngua, que (haviendo tenido la
Latina por Madre, y despues con la variedd de dominios padecido la
corrupcin que es notoria) se hava pulido y adornado en el transcurso
de los tiempos, hasta llegar su ltima perfeccin en el siglo passado: y
no era decente nosotros, que logrando la fortna de encontrarla en
nuestros dias tan perfecta, no etemizassemos en las prensas su memoria
formando un Diccionario al exemplo de las dos celebradissimas
Acadmias de Pars y Florencia. Creca este deseo al passo que se
consideraba era poco ire de nuestra Nacin estar sin este adorno,
quando de este gnero de libros, en que se explican las voces de las
lnguas nativas, se insinan sus orgenes, y se aproprian las phrases, el
Autor mas antiguo, que se reconoce en la Repblica literria, fu el
Espaol Don Sebastian de Covarrubias, que con novedd public este
mthodo. Su libro ha merecido la estimacin de prprios y Extrangros;
pero como es fcil al ingnio aadir y limar lo mismo que se halla
inventado: los Franceses, Italianos, Ingleses y Portugueses han
enriquecido sus Ptrias, Idiomas con perfectissimos Diccionarios, y
nosotros hemos vivido con la gloria de ser los primeros, y con el
Enrique Obediente Sosa
311


sonrojo de no ser los mejores. Covarrubias fu solo, no tuvo quien le
dirigiesse, ayudasse: es cierto, que abri el camino; pero no pudo
poner mas que aquellas voces que le excit la phantasa [...].
7 [...] se resolvi por comn acuerdo tomar por empressa y sello
prprio un crisol al fuego con este mote: Limpia, fija, y d esplendor.
Aludiendo que en el metl se representan las voces, y en el fuego el
trabjo de la Acadmia, que reducindolas al crisol de su exmen, las
limpia, purifica, y d esplendor, quedando solo la operacin de fijar,
que nicamente se consigue, apartando de las llamas el crisol, y las
voces del exmen.
As, pues, la primera tarea que se impuso la institucin fue la
redaccin de un diccionario, publicado en seis volmenes entre 1726 y 1739
con el ttulo de Diccionario de la lengua castellana, en que se explica el
verdadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad, con las phrases o
modos de hablar, los proverbios o refranes, y otras cosas convenientes al
uso de la lengua, conocido comnmente como Diccionario de Autoridades
porque cada acepcin va respaldada con citas de los buenos escritores que
hasta el siglo XVII haban enriquecido el caudal lxico de la lengua.
Tal tarea le plante a la Academia, desde el primer momento, el
problema de la ortografa
58
, la cual estaba al arbitrio de cada autor, de cada
escribano, de cada maestro de escuela, de cada impresor de acuerdo con sus
opiniones, gustos y prejuicios. En este punto de la ortografa, podemos
distinguir las tres corrientes siguientes en que aqullos se agruparon:
-la que sostena que la ortografa deba representar la
pronunciacin,
-la etimologizante, segn la cual la forma de las palabras deba
reflejar su origen,
-y entre ambas, buscando cierto equilibrio, la corriente representada
por los partidarios del uso y de la no confusin.
El problema de la ortografa se complic an ms por la
transformacin del consonantismo ocurrida en los siglos XVI- XVII:
mientras la pronunciacin haba eliminado varios sonidos e introducido
otros, la escritura segua representando an viejas distinciones fonemticas.
Ante el caos reinante, la Academia, en el Prlogo al Diccionario,
seala su preocupacin y declara que la ortografa empleada en aqul es
Biografa de una lengua
58
Para la evolucin de la ortografa espaola, ver ngel Rosenblat 1951.
312


<para su prprio uso, sin intencin normativa, afirmacin meramente
retrica, pues de hecho va a imponer normas siguiendo el criterio
etimologizante, temperado, no obstante, por el uso. Veamos algunas de ellas
como aparecen en el Discurso Proemial de la Orthographa de la Lngua
Castellana que precede al cuerpo del Diccionario:
- Fija <y> y <v> para los sonidos consonnticos, quitndoles as tal funcin
a <i> y <u>, pero mantiene <y> con valor voclico en la palabras de origen
griego (<mrtyr; symbolo), en la conjuncin copulativa y algunas otras
voces porque el uso comn lo tiene tan assentado.
- Fija <b> y <v> con criterio etimolgico: <b> cuando en latn hay <b> o
<p> o cuando se duda del origen porque es mas connatural nuestra
manra de hablar la pronunciacin de la B, que de la V.
- Suprime la <g> y la reemplaza por <z>.
- Representa el fonema /x/ con <x> y <g> con criterio etimolgico
(exemplo, elegir) y con <j> en los otros casos (paja, juego), excepto si las
voces tienen en su origen <s>, como caxa (< capsa), xabn (< sapone).
- Mantiene el dgrafo <qu> tambin por razones etimolgicas (que,
qestion) y ciertas consonantes dobles slo cuando el uso y manra
natural de su pronunciacin las ha conservado (accidente, immaculado,
annual).
En cuanto a los grupos consonnticos cultos, en los que haba
variedad ortogrfica y de pronunciacin, la Academia impuso algunos no
slo por atenerse a su origen sino por ser el modo comn con que se
pronncian (abstinencia, substantivo, excelente, exceso); impuso otros
porque era el uso corriente entre la gente calificada (doctor, recto,
concepto, construir, transversal), y elimin no pocos para acomodarse a la
pronunciacin general (assuncin y no assumpcin, assunto y no assumpto,
santo y no sancto, trasnochar y no transnochar, fruto y no fructo, etc.).
Hubo casos en que mantuvo dos grafas: cuando cada una corresponda a
significaciones distintas a pesar de que ambos vocablos tenan idntico
timo: respecto y respeto, afeccin y aficin, etc.
Biografa de una lengua
313


Pero pronto la Academia se dio cuenta de los problemas y
dificultades que se le planteaban con la escritura de ciertas palabras, y
decide elaborar entonces un tratado de ortografa que facilitasse la
escritura en quantofuesse posible, sin tanta dependencia del origen de las
voces. Es el origen de la Orthographia, publicada en 1741 y cuyo criterio
de seleccin ser el siguiente: Cuando se contradicen la etimologa y el
uso hay que atenerse [...] al uso. Cuando se contradicen la etimologa y la
pronunciacin hay que atenerse a la pronunciacin. Entre las reglas
prcticas que all se leen podemos sealar las que siguen:
- La adopcin del acento circunflejo sobre la vocal siguiente para indicar
que <ch> y <x> precedentes deben pronunciarse [k] y [ks],
respectivamente, y no [tf] y [x]: chridad, examen.
- En cuando a las grafas <th, rh, ps>, considera que su mantenimiento es
erudicin, por tanto no es gran error escribir, por ejemplo, teatro, reuma,
salmo en vez de theatro, rheuma, psalmo.
En las ediciones sucesivas, la Academia ir dando nuevos pasos
hacia la ortografa de base fonolgica; as, en la Ortografa (sin <th> ni
<ph>) de 1754 incorpora al alfabeto castellano <ch> y <11> como letras
independientes. En la de 1815 prosigue el proceso de simplificacin: reduce
la <x> a la articulacin [ks] y manifiesta su deseo de eliminar las
alternancias <c~z> (paces/paz) y <j~g> (elija/elige), pero considera que
esto no debe fijarlo la Academia sino el uso de las personas instruidas y
de los buenos impresores. Con esta edicin se consuma, a principios del
siglo diecinueve, la modernizacin de la ortografa; las ediciones
posteriores no introducen modificaciones, a no ser algunas reformas
relativas a la acentuacin.
La ortografa acadmica se hace obligatoria a partir de 1844
cuando Isabel II, dispuesta a acabar con las vacilaciones y apreciaciones
individuales en esta materia, impone, por Real Orden de 25 de abril, la
enseanza de las normas de la Academia, con la generalizacin de las
cuales ira desapareciendo la anarqua que exista al respecto.
Al Diccionario y a la Ortografa de la Real Academia se suma la
Gramtica castellana, publicada en 1771 e impuesta a todas las escuelas del
Imperio de manera oficial en 1780 por disposicin de Carlos III. Esta no
presenta novedad alguna; excesivamente sujeta a la tradicin clsica, analiza
Biografa de una lengua
3 1 4


la lengua moderna bajo la ptica y las categoras de la gramtica latina,
metiendo a la fuerza el espaol en los moldes de la lengua del Lacio.
3.2. Dos grandes gramticos del siglo XIX: Salva y Bello
Dos nombres del mundo hispnico del siglo XIX tienen un relieve
particular en el campo de los estudios gramaticales del espaol: el
peninsular Vicente Salv y el americano Andrs Bello.
Vicente Salv tiene el mrito de haber sido el primer gramtico
espaol que rompe con el imperante y tradicional logicismo gramatical
153

con su Gramtica de la lengua castellana segn ahora se habla, publicada
en Pars en 1830. Con esta obra "se instituye en la investigacin lingstica
hispnica la observacin y descripcin minuciosa del uso lingstico de las
personas doctas" (Alcina y Blecua 1975, pg. 87). Eso se ve claramente
en la definicin que da de gramtica:
La gramtica de la actual lengua castellana no es otra cosa que el
conjunto ordenado de las reglas de lenguaje que vemos observadas en
los escritos o conversacin de las personas doctas que hablan el
castellano o espaol.
Ntese que no restringe la gramtica a las reglas de las que hace uso la
lengua escrita, sino que considera igualmente pertinente lo que se da en el
habla, en la conversacin.
Salv reduce a tres las partes de la oracin:
Puede simplificarse el nmero de las partes de la oracin,
reducindolas a tres, a saber, nombre, verbo y partculas; aunque de
ordinario se cuentan nueve, por aadirse el artculo, pronombre y
participio, cuyos accidentes son los mismos del nombre; y por
especificarse las partculas indeclinables, que son preposicin,
adverbio, interjeccin y conjuncin.
Uno de los puntos ms interesantes de la Gramtica de Salv es la
eliminacin del condicional como tiempo del subjuntivo y su inclusin en el

153
El marco logicista considera que el lenguaje, imagen del pensamiento,
expresa juicios, y que las lenguas, en sus diversos elementos constitutivos,
responden a esquemas lgicos universales.
Enrique Obediente Sosa
3 1 5


indicativo.
La Gramtica de Salv fue la primera gran obra dedicada a la
descripcin sincrnica del espaol y prepar el camino que habra de seguir
Bello, como ste mismo lo reconoce en el Prlogo de la suya al afirmar que
ha mirado la obra de Salv como el depsito ms copioso de los modos de
decir castellanos; como un libro que ninguno de los que aspiran a hablar y
escribir correctamente nuestra lengua nativa debe dispensarse de leer y
consultara menudo.
El venezolano Andrs Bello public su Gramtica de la lengua
castellana destinada al uso de los americanos en 1847 en Santiago de
Chile, su patria adoptiva, animado por el deseo de educar a sus hermanos de
Hispanoamrica en el buen uso de la lengua y as evitar la eventual
disgregacin lingstica -como
Enrique Obediente Sosa
3 1 6


producto de la reciente desmembracin del imperio espaol y la
subsiguiente creacin de las nuevas repblicas hispanoamericanas - por la
formacin de
una multitud de dialectos irregulares, licenciosos, brbaros;
embriones de idiomas futuros, que durante una larga elaboracin
reproduciran en Amrica lo que fu la Europa en el tenebroso
perodo de la corrupcin del latn (Prlogo).
Su ideal, pues, era la unidad de la lengua castellana en todo el
mundo de origen hispnico:
Juzgo importante la conservacin de la lengua de nuestros padres en
su posible pureza, como un medio providencial de comunicacin y
un vnculo de fraternidad entre las varias naciones de origen espaol
derramadas sobre los dos continentes (Prlogo).
La Gramtica de Bello tuvo -y tiene- una importancia capital en
la lingstica hispnica por ser "un cuerpo de doctrina gramatical, el
primer gran cuerpo de doctrina gramatical del castellano" (Rosenblat
1965, pg. 7). ngel Rosenblat trata de demostrarlo desentraando de ella
lo que considera son sus principios fundamentales:
l
154
) Los hechos gramaticales deben explicarse prescindiendo de
su significacin en el mundo de las cosas para hacerlo por su
comportamiento dentro del sistema de la lengua. La gramtica es una
cosa, y otra el universo objetivo, psquico o lgico.

154
2
) Los hechos gramaticales han de ser analizados con
independencia de las categoras lgicas; validez lgica y validez
gramatical son de orden distinto, y en sta, el uso que de la lengua hagan
los hablantes es el supremo juez. En este punto sigue a Salv.
Enrique Obediente Sosa
3 1 7


3- ) Hay que deslatinizar la gramtica castellana y construirla de
acuerdo con el sistema propio de esta lengua. "Era entonces una actitud casi
temeraria, seala Rosenblat (op. cit. pg. 32). En su Gramtica dice Bello:
Aceptemos las prcticas de la lengua en su simplicidad y no las
encojamos y estiremos para ajustarlas al lecho de Procustes de la
lengua latina (Nota VI I I ). [...] cada lengua tiene su teora particular, su
gramtica. No debemos, pues, aplicar indistintamente a un idioma los
principios, los trminos, las analogas en que se resumen bien o mal las
prcticas de otro (Prlogo).
En este punto, una enorme novedad introducida por Bello es el
anlisis del sistema de los tiempos verbales, expuesto en 1841 en su Anlisis
ideoljica de los tiempos de la conjugacin castellana, y retomado, por
supuesto, en la Gramtica. En lugar de seguir la nomenclatura de perfectos;
imperfectos y pluscuamperfectos, que tena sentido en latn, donde era
esencial el aspecto acabado o no de lo significado por el verbo, Bello parte
del concepto del tiempo como algo relativo; para l, la significacin
fundamental de los tiempos verbales castellanos es una cuestin de
relatividad temporal, y esto debe reflejarse en la terminologa. Por eso
propone otra nomenclatura, cuyas equivalencias con la de la Academia -all
donde hay discrepancias- presentamos a continuacin:
Academia Bello
Indicativo

ame amaba
amara he
amado haba
amado hube
amado
pretrito
indefinido
pretrito
imperfecto
condicional
o potencial
pretrito
perfecto
pret.
pluscuamper
fecto pretrito anterior
pretrito
copretrito
pospretrito
antepresente
antecopretrito
antepretrito
Biografa de una lengua
3 1 8


antefuturo
antepospre-
trito
pretrito
antepresente
antepretrito
antefuturo
habr amado futuro perfecto habra
amado condicional o potencial perfecto
Subjuntivo
amase, -ra pretrito (imperfecto)
haya amado pretrito perfecto
hubiese, -ra pret. pluscuamperfecto
amado
hubiere amado futuro perfecto


Dice el Esbozo de una nueva gramtica de la lengua espaola de
la Real Academia (publicada en 1973 y sin validez normativa por su
carcter de proyecto) que "La terminologa de Bello es especialmente
afortunada cuando para dar una denominacin a las formas compuestas
antepone el prefijo ante- a las denominaciones de las formas simples
correspondientes. Los tiempos compuestos son, efectivamente, tiempos
que expresan anterioridad en relacin con los tiempos simples a que cada
uno de ellos corresponde. La simetra del sistema simple/compuesto [...]
es, en este sentido, perfecta." (pg. 260, nota 1). Y agrega esa
terminologa entre parntesis en los cuadros de flexin.
4- ) La clasificacin de las palabras debe hacerse sobre
criterios exclusivamente funcionales; es propiamente una clasificacin
de oficios gramaticales (Nota I). Por eso lo gramatical castellano hay
que analizarlo dentro del funcionamiento de la lengua castellana.
Permtasenos reproducir algunos prrafos del Prlogo de la
Gramtica que demuestran a las claras la importancia que daba Bello al
uso y lo que l entenda por pureza de la lengua.
Biografa de una lengua
3 1 9


No he querido, sin embargo, apoyarme en autoridades, porque para
m la sola irrecusable en lo tocante a una lengua es la lengua misma.
Yo no me creo autorizado para dividir lo que ella constantemente
une, ni para identificar lo que ella distingue. No miro las analogas
de otros idiomas sino como pruebas accesorias. Acepto las prcticas
como la lengua las presenta; sin imaginarias elipsis, sin otras
explicaciones que las que se reducen a ilustrar el uso por el uso.
I-I
[...] no es un purismo supersticioso lo que me atrevo a recomen-
darles. El adelantamiento prodigioso de todas las ciencias y las
artes, la difusin de la cultura intelectual y las revoluciones
polticas, piden cada da nuevos signos para expresar ideas nuevas,
y la introduccin de vocablos flamantes, tomados de las lenguas
antiguas y extranjeras, ha dejado ya de ofendemos, cuando no es
manifiestamente innecesaria, o cuando no descubre la afectacin y
mal gusto de los que piensan engalanar as lo que escriben. Hay otro
vicio peor, que es el prestar acepciones nuevas a las palabras y
frases conocidas, multiplicando las anfibologas de que por la
variedad de significados de cada palabra adolecen ms o menos las
lenguas todas, y acaso en mayor proporcin las que ms se cultivan,
por el casi infinito nmero de ideas a que es preciso acomodar un
nmero necesariamente limitado de signos. Pero el mayor mal de
todos, y el que, si no se ataja, va a privarnos de las inapreciables
ventajas de un lenguaje comn, es la avenida de neologismos de
construccin, que inunda y enturbia mucha parte de lo que se
escribe en Amrica [...] alterando la estructura del idioma [...]
I-I
No se crea que recomendando la conservacin del castellano sea mi
nimo tachar de vicioso y espurio todo lo que es peculiar de los
americanos. Hay locuciones castizas que en la Pennsula pasan hoy
por anticuadas, y que subsisten tradicionalmente en
Hispanoamrica; por qu proscribirlas? Si segn la prctica
general de los americanos es ms analgica la conjugacin de algn
verbo, por qu razn hemos de preferir la que caprichosamente
haya prevalecido en Castilla? Si de races castellanas
hemos formado vocablos nuevos, segn los procederes ordinarios de
derivacin que el castellano reconoce, y de que se ha servido y se sirve
Biografia de una lengua
3 2 0


continuamente para aumentar su caudal, qu motivos hay para que nos
avergoncemos de usarlos? Chile y Venezuela tienen tanto derecho
como Aragn y Andaluca para que se toleren sus accidentales
divergencias, cuando las patrocina la costumbre uniforme y autntica
de la gente educada. En ellas se peca mucho menos contra la pureza y
correccin del lenguaje que en las locuciones afrancesadas, de que no
dejan de estar salpicadas hoy da aun las obras ms estimadas de los
escritores peninsulares.
La importancia de la Gramtica de Bello fue reconocida por la Real
Academia al incorporar en la suya, a partir de la edicin de 1850, las
novedades de Bello junto con las de Salv.
Un problema que ya haba preocupado a Bello desde antes de la
aparicin de la Gramtica fue el de la ortografa. Con Juan Garca del Ro,
public en 1823 sus Indicaciones sobre la conveniencia de simplificar i
uniformar la ortografa en Amrica. En ella rechaza el criterio etimolgico
para fijar la ortografa y slo considera esencial y legtimo el fonolgico:
La etimologa es la gran fuente de la confusin de los alfabetos de
Europa. Uno de los mayores absurdos que han podido introducirse en el
arte de pintar las palabras es la regla que nos prescribe deslindar su
origen para saber de qu modo se han de trasladar al papel. Qu cosa
ms contraria a la razn que establecer como regla de la escritura de los
pueblos que hoy existen, la pronunciacin de los pueblos que existieron
dos o tres mil aos ha, dejando, segn parece, la nuestra para que sirva
de norte a la ortografa de algn pueblo que ha de florecer de aqu a dos
o tres mil aos?
Y qu importa que sea nuevo lo que es til y conveniente? Por qu
hemos de condenar a que permanezca en su ser actual lo que admite
mejoras? Si por nuevo se hubiera rechazado siempre lo til, en qu
estado se hallara hoy la escritura? En vez de trazar letras, estaramos
divertidos en pintar jeroglficos o anudar quipos.
Por eso est convencido de que la perfeccin de la escritura
se cifra en una cabal correspondencia entre los sonidos elementales de
la lengua y los signos o letras que han de representarlos, por manera
que a cada sonido elemental corresponda invariablemente una letra, y
a cada letra corresponda con la misma invariabilidad un sonido.
Enrique Obediente Sosa
3 2 1


Propone, en consecuencia, la siguiente reforma de la ortografa
castellana:
1) Escribir siempre <j> para representar el fonema /x/: ideoljico, jeneral.
2) Escribir siempre <i> como representante de la vocal /i/: lei, i.
3) Suprimir la <h>: onor, ombre.
4) Escribir siempre <rr> cuando se trata de la vibrante mltiple: rrei, onrra.
5) Escribir <z> en todos los casos de ce, ci: zienzia, azer.
6) Suprimir la <u> de <qu, gue, gui>: qerer, gerra, giso.
7) Usar la <q> en lugar de la <c>: qasa.
Extraamente mantena la distincin entre <b> y <v>, que Bello
crea (erradamente? o era usual entre los americanos del momento?) que
se distinguan en la pronunciacin.
Las reformas que Bello propuso a la discusin de los inteligentes
no tuvieron xito, y cuando en 1847 publica la Gramtica, de todas las
reformas que haba sugerido no mantuvo sino las relativas a la <i> y la <j>.
Mientras tanto, en Espaa, como ya lo comentamos, se tomaba la
decisin de oficializar la ortografa de la Academia mediante la Real Orden
de 1844 de Isabel II, ortografa que paulatinamente fue imponindose no
slo en Espaa sino tambin en Amrica gracias a la presin editorial y a la
aspiracin de los escritores americanos de que sus libros se difundieran en
Europa. Tambin a ello contribuy, y no en poca medida, el surgimiento, en
los distintos pases de habla espaola, de "Academias correspondientes [de
la Espaola] que van a establecer una especie de virreinato lingstico como
no existi realmente en la poca colonial" (Rosenblat 1951 (1981), pg.
cxxvm); surgen, as, durante el siglo XIX las academias colombiana (1871),
ecuatoriana (1874), mexicana (1875), salvadorea (1876), venezolana
(1883), chilena (1885), peruana (1887) y guatemalteca (1887)
155
. Con ello

155
Las otras se estableceran ms tarde: costarricense (1923), filipina (1924),
panamea (1926), cubana (1926), paraguaya (1927), dominicana (1927),
Biografia de una lengua
3 2 2


triunfara el afn de universalidad hispnica; el deseo de unidad lingstica
expresado por Andrs Bello se vea, en cierto modo, cumplido.
3.3. Enriquecimiento del vocabulario
Mientras los poetas del siglo XVIII mantenan una actitud
latinizante e introducan cultismos a pesar de que la Academia peda
desterrar las voces nuevas, inventadas sin prudente eleccin, los
prosistas, por el contrario, prefirieron la sencillez y claridad, pero como
consideraban modlica la prosa francesa, introdujeron (bajo su influencia)
muchos galicismos que en ocasiones se hicieron sentir incluso en la sintaxis,
fenmeno que, por lo dems, era de esperarse dado que para el momento
toda Europa tena a Francia como el ms culto y exquisito de los pases del
continente.
En el siglo XIX las diversas corrientes literarias van a contribuir, de
diverso modo, al desarrollo del vocabulario, unas veces creando, otras
recuperando vocablos que, ya existentes, no eran hasta entonces tan usuales.
El Romanticismo aporta el lenguaje emocional; el Realismo introduce la
lengua de la calle, de la fbrica, del campo, convirtiendo en material literario
lo que se oa y deca en los distintos ambientes de la vida cotidiana; el
Modernismo, por su parte, toma arcasmos, inventa neologismos, busca
extranjerismos en su afn de sonoridad y expresividad sensual.
Pero no menos importante fue el influjo extraliterario; en efecto, el
desarrollo de los conocimientos cientficos y de las tcnicas, la
transformacin de las realidades polticas, econmicas y sociales propios de
este siglo, determinaron la incorporacin en la lengua de un abundante
vocabulario para poder nombrar las nuevas condiciones de vida, los nuevos
conceptos, las nuevas cosas que iban surgiendo; en ocasiones se tomaron
formas existentes a las que se les dio una nueva acepcin, en otras se crearon
palabras a partir de elementos griegos y latinos, unas veces se hicieron
derivados o compuestos de voces espaolas, otras, en fin, se adoptaron

boliviana (1927), nicaragense (1928), hondurena (1949), puertorriquea (1955)
y norteamericana (1973). Agrganse a ellas las academias no correspondientes
sino asociadas de Argentina (1931) y del Uruguay (1943).
Enrique Obediente Sosa
3 2 3


palabras de otras lenguas adaptndolas a la fonologa espaola.
Veamos algunos ejemplos que ilustran el movimiento lxico
espaol durante las dos centurias que nos ocupan.
Galicismos
Entre las voces que vinieron de Francia podemos mencionar las
siguientes:
aval, avalancha, burocracia, chaqueta, clich, comandar, control, coqueta,
cors, cotizar, croqueta, detalle, endosar, explotar, financiero, hotel,
merengue [el dulce], moda, pantaln, petimetre, rango, resorte, retreta,
revancha, satn, sof, tiles ['herramientas], zigzag.
Entran igualmente muchas expresiones, tales como hombre de
mundo, gran mundo, hacer el amor (en el sentido original de 'enamorar,
'galantear), hacerse ilusiones, tomar acta, etc.
Italicismos
De la Pennsula Itlica pasaron al espaol, entre otros, los
siguientes vocablos:
batuta, fiasco, ferroviario, libreto, lontananza, partitura, terracota.
Anglicismos
Los ms comunes de los incorporados en el perodo que estamos
analizando son:
bistec, bote, club, confortable, dandi, esmoquin, esnob, filme, golf, lder,
revlver, tenis, tnel, turista, vagn, yate.
Modernismos
Entre los trminos que pudiramos llamar modernismos, bien por su
forma, bien por poseer una nueva acepcin, bien por pasar al uso general en
esta poca, y que habran de enraizarse en la lengua, podemos sealar los
siguientes:
Biografia de una lengua
3 2 4


absolutismo, capitalista, comunismo, cosmtico, cosmopolita, cristalizar,
crtica, demagogia, desmoralizar, egosmo, electricidad, escepticismo,
esquema, fanatismo, fillogo, fisiologa, fotografa, higiene, informe,
liberar, litografa, locomotora, lujoso, manufactura, maquinaria, melmano,
metalurgia, microscopio, misntropo, neumtico, oligrquico, patriota,
polica, presentimiento, proletariado, retina, sensato, sinfona, socialismo,
telfono, telgrafo, telescopio, termmetro, terrorismo, traficante, traficar,
vacuna, virus.
La lista se ir ampliando cada vez ms con el correr del siglo XIX
y, por supuesto, del siguiente, en que -segn se ve- las innovaciones de todo
orden parecen no tener lmite.
Es de hacer notar que una de las consecuencias de la introduccin
de cultismos y tecnicismos en la lengua general -y esto, desde siglos
pasados- fue el desdibujamiento del parentesco semntico entre varias voces
cuyas formas, dismiles, no las hacen aparecer como de idntica etimologa;
este hecho se complica an ms cuando alguno de los trminos
semnticamente emparentados procede no del latn sino del griego.
Ejemplos de ello tenemos:
hijo / filial < lat. flius / fililis hoja / folio < lat. pl. folia / sg.
flium igual / equidad < lat. aequlis / aequitte ojo / oculista /
oftalmlogo < lat. culum / gr. ophthalms 'ojo' y -logia 'saber,
ciencia.
caballo / ecuestre / hpico < lat. cabllus / equstris, derivado de
equus 'caballo / gr. hippiks, derivado de hppos 'caballo.
estmago / gstrico < lat. stmachus, y ste del gr. stmajos
'orificio, 'estmago / gr. gastr 'estmago.
Pero el espaol no slo enriqueci su vocabulario por las vas
analizadas arriba, sino que ayud a enriquecer el de otras lenguas vecinas; es
as como pasan al francs, al ingls, al italiano e incluso al alemn palabras
espaolas que con mayor o menor vitalidad engrosaran el lxico de
aqullas. Por ejemplo:
albino > fr. albinos, ing. albino, ale. Albino
arrecife > fr. rcif
Enrique Obediente Sosa
3 2 5


bolero > fr. bolro, ing. bolero
carambola > fr. e ing. carambole, ita. carambolo
cigarro > fr. cigare, ing. cigar, ale. Zigarre
demarcacin > fr. dmarcation, ing. dmarcation
embarcadero > fr. embarcadre, ing. embarcadere
guerrilla > fr. gurilla, ing. guerrilla
intransigente > fr. intransigeant, ing. intransigent
platino > fr. platine, ing. platinum
pronunciamiento > fr. pronunciamiento, ing. pronuncia-
mento
silo > fr. e ing. silo
341


LA COMUNIDAD HISPANOHABLANTE
DEL SIGLO XX
1. EL ESPAOL EN EL MUNDO
Aquel inmenso y dilatado imperio espaol -que comenz a
formarse en los albores del siglo XVI y que se desmoron a lo largo del
XIX- se continu, sin embargo, en algo que habra de quedar como huella
indeleble del pasado poltico: la lengua. Esta se mantuvo en las antiguas
colonias constituyndose en un lazo mucho ms fuerte que el antiguo nexo
poltico; as, el antiguo imperio daba paso a la gran comunidad
hispanohablante mundial.
Hoy por hoy, el espaol es la lengua materna de muchos millones
de individuos, y lengua de interaccin diaria de muchos otros. Adems de
hablarse en aquellos pases que lo tienen como lengua oficial o cooficial,
existen numerosas e importantes comunidades hispanohablantes en pases
cuya lengua oficial o comn es otra (son los que en la lista que sigue
aparecen entre parntesis). Los territorios en los cuales se habla espaol en
la actualidad son los siguientes:
Europa:
Espaa
Amrica-.
(Antillas Neerlandesas)
Argentina
(Belice)
Bolivia
Chile
Colombia
Costa Rica
Cuba
Ecuador El
Biografa de una lengua
342


Salvador
(Estados Unidos) [grandes comunidades en California,
Arizona, Nuevo Mxico, Colorado, Texas, Louisiana, Florida y Nueva
York]
Guatemala
Honduras
Mxico
Nicaragua
Panam
Paraguay
Per
Puerto Rico Repblica
Dominicana Uruguay
Venezuela
frica:
Islas Canarias (aunque polticamente son parte
constitutiva de Espaa)
Ceuta y Melilla, municipios espaoles autnomos de
rgimen especial enclavados en Marruecos.
Guinea Ecuatorial
Asia:
(Filipinas)
156

156
Archipilago ubicado errneamente por algunos en Oceania.
Enrique Obediente Sosa
3 4 3


A lo cual habra que agregar las comunidades que hablan
judeoespaol repartidas en diversas regiones del mundo, y del que
hablaremos en el ltimo captulo de esta obra.
En cuanto al nmero de hablantes de espaol, los datos varan
segn se tome en cuenta slo aquellos individuos que lo tienen como
lengua materna, o tambin los que lo tienen como lengua segunda, o
incluso los que se sirven de l de modo regular como vehculo de
expresin en el plano cultural. Si agrupamos a todas las personas que
simplemente hablan espaol, tendramos una cifra de ms de
cuatrocientos millones, de los cuales el 11%, aproximadamente, en
Espaa, 79% en Hispanoamrica y el 9% restante en otras partes del
mundo (Estados Unidos, Filipinas, Guinea Ecuatorial y comunidades
judeoespaolas). Estas cifras colocan al espaol entre las primeras cuatro
lenguas ms habladas del planeta.
Y aqu volvemos al problema sobre el nombre de la lengua:
iespaol o castellano? De acuerdo con el Diccionario de la Real
Academia, los trminos son sinnimos, sin embargo, la polmica, de vieja
data, se reaviv precisamente en el momento de la redaccin de la ltima
constitucin espaola, que finalmente adopt el trmino castellano
porque el gallego, el cataln y el vasco son tambin lenguas espaolas.
Se ha querido explicar la doble designacin atendiendo a criterios
histricos: el trmino castellano hace referencia a la regin de origen, a
Castilla; espaol, por su parte (en boga desde el Renacimiento, es decir,
desde la poca del despertar de las nacionalidades), hace referencia a la
nacin, a algo histrico-cultural de significacin suprarregional.
Segn Menndez Pidal, es inapropiado hablar de lengua
castellana. Veamos su razonamiento:
...puestos a escoger entre los dos nombres de lengua espaola
y 4engua castellana hay que desechar este segundo por muy
Biografa de una lengua.
2
La lengua espaola, en Menndez Pidal 1947, pgs. 109-111.
344


impropio. Nombre ambicioso y lleno de envidia lo califica el
gramtico annimo de Lovaina, en 1559, apoyado, es cierto, en
razonamientos incorrectsimos, pero obedeciendo a una corriente
dominante entonces en favor del otro nombre:lengua espaola.
Usada esta denominacin desde la Edad Media, vino a hacerse ms
oportuna en el siglo de oro de nuestra literatura, cuando ya la nacin
constaba de los reinos de Len, Castilla, Aragn y Navarra unidos.
Si Castilla fu el alma de esta unidad, los otros reinos colaboraron
en el perfeccionamiento de la lengua literaria [...]. Las otras lenguas
que se hablan en la Pennsula son ciertamente espaolas tambin,
pero no son el espaol por antonomasia.
Castilla, la Isla de Francia y Toscana son la cuna de los tres
idiomas romnicos principales. Francia extendi pronto su nombre a
toda la Galia, y elfrancs fu nombre indiscutido de la lengua
nacional, por cima de multitud de dialectos literarios
o incultos. Toscana no dio nombre a toda Italia, y por eso la lengua
general dej el nombre de toseano para tomar el de italiano.
Castilla, como tampoco extendi su nombre a toda Espaa, no debe
dar nombre a la lengua nacional, mxime cuando las diferencias
entre las hablas catalanas, aragonesas, castellanas, etc., son sin duda
menores en nmero y calidad que las que existen entre las ladinas,
lombardas, piamontesas, venetas, toscanas, etc., o entre las
variedades picardas, francesas, provenzales, languedocianas y
gasconas. En suma: toda vez que tenemos eleccin entre dos
nombres, usuales, la denominacin de castellano es vitanda por
confusa y tosca, siempre que queramos hablar con alguna precisin;
vitanda sobre todo en tratados doctrinales que han de tener cuenta
con las variedades geogrficas del idioma.
2

La opinin de Menndez Pidal, fallecido en 1968, no prevaleci
a la hora de redactar el texto de la constitucin de Espaa varios aos
despus; adems, con la nueva situacin poltica espaola surgida despus
de la muerte de Francisco Franco, las lenguas vivas minoritarias de la
Pennsula llegaran a adquirir -como veremos luego- el rango de lengua
oficial en sus respectivos territorios.
La doble denominacin permanece, pues, en el uso de los
hispanohablantes. De acuerdo con las preferencias, aparece uno u otro
trmino en las constituciones de aquellos pases donde se trata de la
lengua oficial; en la de Venezuela, por ejemplo, se habla de castellano, en
Enrique Obediente Sosa
3 4 5


la de Guinea Ecuatorial, de espaol.
En los pases hispanohablantes, la situacin del espaol puede ser
una de las siguientes:
el espaol como nica lengua oficial en contacto con algunas otras
lenguas autctonas; es el caso de buena parte de los pases
hispanoamericanos y de Guinea Ecuatorial.
el espaol como lengua cooficial con otra(s); es el caso de Espaa y de
Puerto Rico.
el espaol como lengua minoritaria: caso, por ejemplo, de Filipinas y
los Estados Unidos.
Sobre la situacin actual de la lengua espaola en cada territorio
en particular y del judeoespaol nos ocuparemos en los captulos que
siguen.
2. CAMBIOS LINGSTICOS EN EL ESPAOL COMN DEL
SIGLO XX
Empresa harto difcil es describir los cambios lingsticos que
han tenido o tienen lugar en el espaol actual; el involucra- miento del
investigador, as como la falta de perspectiva, impiden que puedan
apreciarse globalmente las transformaciones que est experimentando el
sistema; a lo sumo podemos enumerar una serie de fenmenos que dan
una cierta idea respecto a cambios que probablemente, con el correr del
tiempo, desemboquen en una nueva norma. Ya lo dijo Rafael Lapesa
(1963) en La lengua desde hace cuarenta aos:
No es fcil escribir sobre los cambios lingsticos que han
acontecido o estn aconteciendo a lo largo de nuestro decurso vital.
Ocurre con ellos como con la experiencia inmediata de la rotacin
de la tierra: nos entra por los ojos la alternancia de noches y das;
asistimos con nuestro ser entero al trnsito de cada jornada y
ajustamos a su horario quehaceres y reposo; pero no percibimos el
rpido girar del planeta, aunque en l se asienten nuestros pies. En el
Biografa de una lengua
346


lenguaje, de modo semejante, se nos impone la evidencia de los
cambios externos, los ms superficiales, que muchas veces reflejan
procesos correspondientes a otras actividades; as advertimos la
aparicin de vocablos nuevos para representar objetos que antes no
existan o conceptos que antes no se haban configurado; notamos
que, concientemente o no, hemos abandonado trminos que
emplebamos aos atrs; y nos damos cuenta de las modas
expresivas que van y vienen, ora las sigamos, ora las rechacemos.
Las frmulas como se dice ahora, como se deca entonces
revelan esta experiencia trivial. No es frecuente, en cambio, cobrar
conciencia de los efectos que estos fenmenos de superficie
producen en la estructura del idioma, ni descubrir las tendencias
internas que mientras vivimos orientan su evolucin; a la deriva de
ellas, no solemos preguntarnos en qu direccin operan. La
observacin personal del hablante medio es inevitablemente miope,
pues la mayora de los cambios lingsticos internos consisten en
deslizamientos de los cuales no nos percatamos sino cuando estn
consolidados ya o al menos han conseguido cierta difusin. [...] En
la esplndida maraa que es la realidad viva del lenguaje no es fcil
tomar distancia y atisbar el sentido de la evolucin en marcha.
A estas razones hay que aadir el hecho de las muchas variedades
-diatpicas y diastrticas
157
- de espaol que existen actualmente; la
riqueza de usos y matices viene an a complicar el asunto. Una sola
lengua, s, pero con tantas facetas como un prisma, es una realidad que
obliga, en consecuencia, al lingista a tomar muchas precauciones a la
hora de sealar los cambios que se estn operando en ella. Lo que sigue,
por tanto, son meras observaciones parciales y provisionales sobre
algunos de los fenmenos ms notorios, bien por su extensin, bien por su
persistencia, que constituyen indicios sobre hacia dnde va la lengua.
Tales fenmenos, algunos de los cuales estn ya bien consolidados en el
habla culta de no pocas regiones, slo pueden ser considerados como en
movimiento si hacemos referencia a la norma acadmica, pero han de
tenerse como hechos bien asentados si los referimos a la norma del grupo

157
Variedades diatpicas: las delimitadas por criterios espaciales o
geogrficos; variedades diastrticas: las delimitadas por criterios
socioeconmicos, segn los estratos sociales.
Enrique Obediente Sosa
3 4 7


en el cual se dan
158
.
2.1. En el plano fontico-fonolgico
1) En el plano fonolgico, el sistema (llammoslo 'acadmico) se
mantiene tal como qued reestructurado en el siglo XVII. Aparte del
hecho de la inexistencia del fonema interdental // en la mayor parte del
mundo hispanohablante, lo que, como ya vimos, divide en dos el sistema
fonolgico desde aquella poca, es notoria la tendencia general a hacer
confluir /j/ y ///; as, haya y halla, hoya y olla, baya y valla, por ejemplo,
ya no constituyen pares mnimos sino vocablos homfonos. De manera
general podramos afirmar, pues, que la consonante lateral palatal es hoy
un fonema prcticamente desaparecido de la lengua; slo algunos pocos
puntos en Amrica y otros en la mitad norte no urbana de Espaa
mantienen la distincin.
2) Otro fenmeno bastante conspicuo es el del debilitamiento de /s/
implosiva, debilitamiento que vara segn las regiones y que se manifiesta
por articulaciones que van desde sonidos fricativos alveolares de poca
tensin hasta el cero fnico, pasando por variedades glotales tipo [h]:
[tre
s
], [treh], [tre] 'tres.
3) Es de notar tambin que el nico fonema continuo posterior de la
lengua, /x/ (el sonido de la jota), se realiza de muy diversas maneras
segn las regiones. Sin dejar de ser una consonante continua, su lugar de
articulacin se extiende desde el paladar hasta la glotis; as, la palabra
'jefe, por ejemplo, se pronuncia, en lo que respecta al sonido inicial,
como [$]efe, [x]efe, [x]efe, [h]efe, [h]efe, con una fricativa palatal, velar,
uvular, farngea o glotal, respectivamente, segn los hbitos propios de
cada una de las regiones hispanohablantes.
4) Otro fenmeno que no puede dejar de mencionarse es la tendencia a
velarizar la nasal final ante vocal y ante pausa. Esta tendencia,
interpretada como manifestacin fnica indicadora de final de palabra, se

158
No entraremos aqu, evidentemente, en detalles cuyo espacio propio no es
un texto de historia de la lengua sino de dialectologa.
Biografa de una lengua
348


encuentra tanto en Espaa como en Amrica (en este continente no es raro
que aparezca la nasal velar tambin en posicin final de slaba interna). Lo
dicho permite distinguir, por ejemplo, enojo de en ojo: [e'noxo] vs [erj
'oxo].
5) Finalmente, se percibe "en buen nmero de comarcas
hispanohablantes una tendencia larvada hacia el debilitamiento de la
oposicin cuantitativa /r/ - /r/"
159
. El tipo de rasgo que crea la oposicin y
su escaso rendimiento funcional, estn dando origen a un debilitamiento
de la vibrante mltiple manifestado, bien en realizaciones asibiladas ([f]),
bien en un claro igualamiento con la vibrante simple, tendencia que, de
seguir, llevar inexorablemente a la prdida de la oposicin.
2.2. En el plano morfosintctico
En este plano muchos hechos lingsticos son de tal vitalidad y
arraigo que, de hecho, constituyen en no pocas regiones la norma actual, a
pesar de que los preceptistas continen calificndolos de "incorrecciones".
Los que sealamos son los ms relevantes (unos ms, otros menos, segn
las regiones) y que encontramos no slo en la lengua hablada sino
tambin en la escrita por insignes plumas del mundo hispnico.
2.2.1. Esfera del nombre
1) Pronombres. En la inmensa mayora de los que hablan espaol ha
desaparecido del uso las formas correspondientes a la 2- persona del
plural (vosotros\ os), reemplazada por ustedes, les, formas que agrupan,
por tanto, las funciones del plural de t y de usted. Esto, obviamente,
repercute en el paradigma verbal, que se ve desposedo de las formas
correspondientes a dicho pronombre: amis, estarais, leyeseis, venais,
decid, etc.
En esta misma rea de los pronombres, se observa el uso
(incorrecto segn la norma acadmica) del pronombre personal singular le

159
En el original, hl - /r/, G. de Granda 1969, pg. 10
Enrique Obediente Sosa
3 4 9


referido a un complemento plural, sobre todo en funcin catafrica o
anticipadora: le tom asco a los barrios del centro (Benito Prez
Galds, Torquemada en la cruz).
De modo similar, lo (pronombre personal en funcin de objeto
directo) se convierte muy a menudo en los, a pesar de referirse a un
complemento singular, cuando lo precede el pronombre personal en
funcin de objeto indirecto plural se\ ese cuento yo se los cont ayer. Esto
obedece al hecho de que el hablante siente la necesidad de expresar en
superficie el plural del complemento indirecto, no manifiesto en.se, que -
como sabemos- es invariable en nmero. Con ese giro, el hablante est
indicando que se se refiere a varias personas. El ejemplo anterior, por
tanto, equivale a ese cuento yo lo cont a ellos ayer. Se trata, pues, de la
colocacin del morfema de plural a un elemento que, por lgica, no
debiera llevarlo.
Finalmente, hay que notar la persistencia, en algunas regiones, de
los fenmenos llamados lesmo, lasmo y losmo, consistentes en la
confusin de los pronombres le, la, lo en sus funciones de objeto directo e
indirecto. As, no es raro or e incluso leer frases como stas: a Mara le
vi hace un mes, la dije que viniera, lo peg una bofetada, cuando lo
establecido en la norma acadmica es a Mara la vi ayer, le dije que
viniera, le peg una bofetada.
2) Numerales ordinales. Como bien seala Manuel Seco
160
, "el empleo
de las formas propias de los numerales ordinales se hace ms raro cuanto
ms elevado es el nmero correspondiente. As, son muy usados los
ordinales del 1 al 10; menos, del 11 al 20; se hacen bastante raros del 21
al 100, sobre todo los compuestos (trigsimo segundo, quincuagsimo
sexto, etc.); y apenas se leen -orse, nunca- del 100 en adelante, salvo el
de mil: se lo he repetido por milsima vez". Los ordinales poco o nunca
usados son reemplazados por el cardinal correspondiente (siglo veinte) o
por el partitivo (formado con el sufijo -ovo (en su cincuentavo
aniversario).

160
M. Seco 1980, pg. 246, s. v. numerales; extraamente, el artculo en
cuestin fue eliminado de la 9
a
edicin (1986).
Biografa de una lengua
350


2.2.2. Esfera del verbo
Son quiz ms numerosos los fenmenos que ocurren en la esfera del
verbo, entre los cuales mencionamos los siguientes.
1) Pluralizacin de haber y hacer impersonales, hacindolos concordar
en nmero con el sustantivo que sigue. Este sustantivo que, de acuerdo
con la gramtica, es complemento directo, es sentido como sujeto, de all
la concordancia: haban varias personas, habrn rebajas despus de las
fiestas, hubieron invitados mal vestidos, etc. (por haba, habr, hubo,
respectivamente), y hacen tres das que no viene, hicieron grandes
heladas, harn veinte aos que se march (por hace, hizo, har,
respectivamente).
2) Uso del gerundio en construcciones que la norma acadmica
considera incorrectas, principalmente cuando sustituye a una oracin
relativa especificativa o cuando denota una accin muy posterior a la
expresada por el verbo principal. De acuerdo con ello, es incorrecto el uso
del gerundio en los ejemplos que siguen
161
: Ya no quedan en el mundo
ms personas que t y yo llevando directamente el apellido de Landrey
(E. Pardo Bazn); se haba recibido un telegrama de Cuba manifestando
estar asegurada la eleccin de Jos Mara (Galds); una caja
conteniendo libros; en estos ejemplos habra que decir que lleven, que
manifestaba, que contiene, respectivamente. Es igualmente incorrecto en
a los sesenta aos (1607) emigr a Amrica, muriendo en Mjico, tal
vez en 1614 (Tamayo, Panorama de Historia de la Literatura, 135),
porque morir denota una accin muy posterior a la de emigrar. A tales
usos habra que agregar el burocrtico del tipo decreto disponiendo...,
resolucin exhortando..., etc., corriente en las oficinas gubernamentales.
3) Desaparicin en la lengua corriente del futuro de subjuntivo. La
forma simple (cantare) y la compuesta (hubiere cantado), han
desaparecido totalmente del habla sustituidas por el presente y el pretrito
perfecto, respectivamente, de indicativo o subjuntivo: si alguien hablare,
lo har callar > si alguien habla...en caso de que alguien hable...; si no

161
Ejemplos tomados de M. Seco 1986, s. v. gerundio, pg. 208.
Enrique Obediente Sosa
3 5 1


hubiremos vuelto antes de las tres, no nos esperen > si no hemos
vuelto... en caso de que no hayamos vuelto... Se mantienen aquellas
formas, no obstante, en la lengua escrita de estilo solemne o burocrtico.
4) Desaparicin del pretrito anterior (hube cantado), desplazado por el
pretrito perfecto simple y el pluscuamperfecto. As, en lugar de cuando
el profesor hubo terminado su conferencia, me levant y sal, se prefiere
cuando el profesor termin... o cuando el profesor haba terminado...
5) Tendencia a desdibujarse el contraste entre el pretrito perfecto
simple (cant) y el compuesto (he cantado). La diferencia entre uno y otro
tiempo est "en el punto de vista del que habla, en el cual intervienen
juntos un elemento objetivo (distancia temporal) y un elemento subjetivo
(mayor o menor inters en el hecho)", y ste, obviamente, depende de "la
extensin que quiera dar el hablante al momento presente en que habla"
(M. Seco 1986, pg. 302). Es, entonces, ese aspecto subjetivo el que
parece querer diluirse, tanto en algunas regiones de Espaa como, sobre
todo, de Hispanoamrica, donde hay cierta tendencia a preferir el pretrito
simple en contextos donde los distinguidores emplearan el compuesto.
6) Ampliacin de usos de las formas en -ra (condicional). Dada la
posibilidad de alternancia de las formas -ra y -ra en oraciones de
probabilidad y duda (Tal vez sera [fuera] cierta la noticia
[Academia]), se han ido ampliando los usos del condicional a costa del
pretrito imperfecto de subjuntivo, sobre todo en las oraciones
condicionales. As, en lugar del acadmico Si tuviera dinero, lo
comprara, encontramos Si tendra dinero, lo comprara. Esta ltima es,
de acuerdo con la Academia, incorrecta porque el condicional no puede
emplearse en oraciones condicionales irreales.
Por otra parte, ha surgido un uso de la forma verbal en -ra con
valor conjetural, es decir, para expresar la probabilidad referida al
presente o al futuro: La inflacin para finales de ao sera un 15% ms
alta que el ao anterior. Este uso no es sino la ampliacin del admitido
por la Academia: la probabilidad referida al pasado:"Tendra entonces 50
aos (aproximadamente los tena)" (RAE, Esbozo, 3.14.9#)).
Biografa de una lengua
352


7) Quesmo y dequesmo. El primer fenmeno consiste en suprimir la
preposicin aneja al verbo de la oracin principal: me acuerdo que...,
aspiro que..., insisto que..., cuando lo cannico es me acuerdo de que...,
aspiro a que..., insisto en que... El dequesmo, por su parte, es el aadido
innecesario de la preposicin de antes de una subordinada introducida por
que: yo pienso de que..., yo creo de que..., oraciones cuya forma correcta,
de acuerdo con la gramtica normativa, es yo pienso que..., yo creo que...
2.3. En el plano lxico
El lxico es, sin duda alguna, el componente de la lengua que
ms movimiento ha tenido, y tiene, en la lengua actual. Mientras unos
trminos desaparecen del uso, otros adquieren nuevos significados, al
tiempo que se introducen nuevas palabras para designar conceptos o cosas
que antes no existan. Las grandes transformaciones e innovaciones de la
vida ocurridas en este siglo se reflejan, precisamente, en el vocabulario,
ms rico, flexible e incluso voltil que el de pocas anteriores. Muchas de
las nuevas palabras y acepciones son traduccin o transposicin de
trminos surgidos en otras lenguas (principalmente en ingls y francs),
algunos bien aclimatados en espaol, otros con forma que revela su origen
forneo. En el rea cientfico-tecnolgica, un nmero importante de voces
han sido creadas a partir de races latinas y griegas, lo cual ha permitido,
evidentemente, su fcil espaoliza- cin al ser incorporadas a nuestra
lengua.
Damos a continuacin una brevsima lista de algunas de las
muchas palabras o acepciones que han entrado a formar parte del
vocabulario espaol en este siglo; hemos restringido la lista a las ya
registradas por el Diccionario de la Real Academia en su 21
a
edicin
(1992); muchas otras, tanto de base espaola como extranjerismos, que
estn en uso entre los hispanohablantes, las dejamos fuera slo por
razones de espacio.
aeropuerto, afiche, agenda 'orden del da, alunizar, antibitico,
anticonceptivo, antisudoral, aparcar, aspiradora, astronauta, audiovisual,
autopista, avin.
biquini, boutique.
Enrique Obediente Sosa
3 5 3


cartel o crtel 'asociacin, lcita o no, de tipo comercial, casete, charcutera,
chequear, colonialismo, computador, contraconcepcin, contracultura,
control, corporeizar, cosmonauta.
doblaje.
ecografa, ecologa, electrodomstico, electrnico, eslogan, esnobismo,
estndar, estrs, europeizar.
fax, fisin, folclore, formatear, fotoelctrico, ftbol o ftbol,
garaje, gol.
hotel.
implementar, inmunodeficiencia, insulina, istopo,
lavadora.
marketing, microciruga, misil o misil.
narcotrfico, nuclear.
ordenador.
penicilina, pesticida, portaaviones, plsar. qusar.
ratn 'mando de un ordenador', resistencia 'personas opuestas a un invasor o
dictador', retrovisor, robot.
sndwich.
telenovela, televisin, tlex, terapia, tercermundista, tique o tiquete 'bono,
billete, boleto', totalitarismo, transistor.
vitamina, vud.
yaz (ing. 'jazz'), yudoca.
3. LA LABOR DE LA ACADEMIA DE LA LENGUA
Biografa de una lengua
354


A lo largo de los aos transcurridos de este siglo, la Real
Academia y los Congresos de la Asociacin de Academias de la Lengua
Espaola han decidido introducir reformas en la ortografa, incorporar
nuevas palabras y acepciones en el vocabulario, aceptar ciertos usos
sintcticos, respondiendo as a los
cambios que ha experimentado el espaol comn y que constituyen no
meras modas pasajeras. De este modo, la Academia ha consagrado formas
y usos que, o bien son novedades, o bien eran considerados en tiempo
pasado como incorrecciones. Consciente de que la lengua le pertenece al
pueblo que la habla, ha incorporado en la norma lo que el uso ya haba
consagrado.
En materia de ortografa, la Real Academia introdujo nuevas
normas a mediados del siglo XX, declaradas de aplicacin preceptiva
desde el l
2
de enero de 1959, entre las cuales mencionamos las siguientes:
1) Es potestativa la reduccin de los grupos consonnticos iniciales
cultos gn-, mn-, ps-: gnomo o nomo, mnemotecnia o nemotecnia,
psicologa o sicologa. Ya en el Diccionario de 1956, la Academia haba
simplificado ciertos grupos consonnticos aunque mantena su
preferencia por las formas completas.
2) Se autoriza escribir <x> con valor de <j> en grafas conservadas por
tradicin, como Mxico, Ximena, etc.
3) Para efectos de acentuacin grfica, se considera la <h> intervoclica
como inexistente, por lo tanto, la tilde es obligatoria en los casos de hiato:
prohbe, bho, rehsa.
4) La combinacin <ui> se considera, para la prctica de la acentuacin,
como diptongo en todos los casos: casuista, huir, huida, jesuta, sin tilde.
5) Se suprime el acento en los monoslabos verbales fui, fue, vio, dio.
6) La palabra solo, en funcin adverbial, podr llevar acento ortogrfico
si con ello se ha de evitar anfibologa, como en el ejemplo siguiente: "le
encontrars slo en casa"; aqu es conveniente acentuar dicha palabra,
que equivale & solamente, nicamente, para evitar la posible confusin
Enrique Obediente Sosa
3 5 5


con "le encontrars solo en casa (en soledad, sin compaa)"
162
.
7) La partcula aun llevar tilde (an) slo cuando equivalga a todava.
En los dems casos, es decir, con el significado de hasta, inclusive (o
siquiera, con negacin) se escribir sin ella.
8) Los pronombres ste, se, aqul, con sus femeninos y plurales,
llevarn normalmente tilde, pero ser lcito prescindir de ella cuando no
exista riesgo de anfibologa. "Existira este riesgo en Los nios eligieron a
su gusto, stos pasteles, aqullos bombones. Con tilde, stos y aqullos
representan nios; sin tilde, estos y aquellos son determinativos de
pasteles y bombones, respectivamente".
Algunas de estas normas, a pesar del tiempo transcurrido desde su
promulgacin, han sido ignoradas por muchos, bien por desconocimiento,
bien por conservadurismo.
Cuatro dcadas despus, en octubre de 1999, la Real Academia
present oficialmente su Ortografa de la Lengua Espaola. Edicin
revisada por las Academias de la Lengua Espaola, resultado de una
labor conjunta, como lo indica el subttulo de la obra, que ha "permitido
lograr una Ortografa verdaderamente panhispnica. Apenas hay en ella
novedad de doctrina, pero se recoge, ordena y clarifica toda la que tena
dispersa la Academia en los ltimos tiempos y se refuerza la atencin a las
variantes de uso americanas" (pg. xii). No se trata, pues, de una reforma,
en esencia se mantienen las normas de 1959 como se desprende de lo que
sigue (pg. xvil):
[...] el texto de esta edicin contiene algunas novedades, mnimas, de
doctrina, destinadas a regularizar ciertos aspectos relativos a la
acentuacin grfica: el uso de la tilde en las formas verbales
incrementadas con pronombres tonos -que ahora siguen en todos los
casos las reglas generales de acentuacin- y la colocacin del acento
grfico en hiatos y diptongos -incluidos au, eu, ou en posicin final-,
que a partir de ahora podr regirse, si as lo desean quienes escriben,
por convenciones generales, no sujetas a las diferencias de

162
Ntese, de paso, el lesmo en el ejemplo acadmico.
Biografa de una lengua
356


pronunciacin lgicas en un idioma cuyo empleo como lengua
materna llega a cuatro continentes.
Las novedades, entonces, se reducen a lo que copiamos a
continuacin:
1) "A efectos ortogrficos, son monoslabos las palabras en las que [...] se
considera que no existe hiato -aunque la pronunciacin as parezca
indicarlo-, sino diptongo o triptongo. Ejemplos: fie (pretrito perfecto
simple del verbo fiar), hui (pretrito perfecto simple del verbo huir), riis
(presente de subjuntivo del verbo rer), guin, Sion, etc. En este caso es
admisible el acento grfico, impuesto por las reglas de ortografa
anteriores a estas, si quien escribe percibe ntidamente el hiato y, en
consecuencia, considera bislabas palabras como las mencionadas: fi, hu,
riis, guin, Sin, etc." (pg. 46).
2) "Las formas verbales con pronombres enclticos llevan tilde o no de
acuerdo con las normas generales de acentuacin. Ejemplos: cayse,
pidile, estte (casos todos de palabras llanas terminadas en vocal);
mrame, dmelo, antjsele, habindosenos (casos de palabras esdrjulas
y sobresdrjulas) (pg. 52).
Ninguna gran novedad, como puede verse. Los "desajustes" que
muchos usuarios esperaban ver corregidos, como son los relativos a las
grafas <b> y <v>, <g> y <j> (ante <e, i>), <h>, etc., permanecen an en
el sistema grfico de la lengua: el peso de la tradicin y el costo que
significara llevar a cabo reformas de tal magnitud permiten suponer que
stas no se darn.
Hay que hacer notar que, en este aspecto de la ortografa, se
observa la tendencia a suprimir la diresis en palabras como vergenza,
argir, lingstica, etc, cuyo uso es an preceptivo para indicar que se
pronuncia la u. Igualmente se ve cada vez ms la eliminacin de los
signos de interrogacin y de admiracin al principio, siguiendo el uso de
otras lenguas. Otra incorreccin que se est extendiendo en el mundo
hispanohablante (aunque no atae directamente a la ortografa de la
lengua) es el uso indebido de poner punto detrs del millar de los aos:
Enrique Obediente Sosa
3 5 7


1.997, cuando por convencin universal no lo lleva para distinguir aos de
cantidades.
Innovacin (ms bien, reajuste) pero de otro tipo, y que caus no
poca alharaca, fue la decisin, tomada en el X Congreso de la Asociacin
de Academias de la Lengua Espaola reunido en Madrid en abril de 1994,
de suprimirles a <ch> y <11> el carcter de letras independientes; de
ahora en adelante tales combinaciones ("ce y hache" y ''doble ele" o "ele y
ele", no che ni elle) tendrn su puesto en el que les corresponde en las
letras cy l, respectivamente. Con esto vuelve la Academia al orden
tradicional del alfabeto latino, del que se haba apartado en 1754 al
confundir letras y sonidos
163
. Quisiramos reproducir parte de los artculos
Ch y Ll de Manuel Seco, quien en 1980 expona con excelente criterio los
argumentos que ahora hizo suyos la Academia
164
:
CH. [...] No est suficientemente justificado el que la ch en el
alfabeto espaol constituya una letra independiente, contra la
prctica de todas las dems lenguas cultas, que al alfabetizar la
consideran siempre como una combinacin ms de c con consonante.
[...] La razn que se ha alegado una y otra vez en defensa de la
letra ch es que la c unida a la h representan en espaol un sonido
simple. [...] Lo que debemos hacer, en realidad, es lo contrario: dejar
de considerar letras la ch y la 11 y sumamos al uso de todos los
dems idiomas, en los que, por cierto, tambin la combinacin ch
representa a menudo un sonido simple. Tenemos que recordar que el
alfabeto ordena letras y no sonidos; que, aunque las letras

163
Ntese que el primer Diccionario de la Academia, el llamado de
Autoridades, cuyo primer tomo apareci en 1726 y el ltimo en 1739, trata el
grupo ch no como letra sino como combinacin de letras, de manera que las
palabras que empiezan por ch estn entre ce y ci. Igual ocurre con ll, grupo
ubicado entre li y lo.
164
Ya en 1953, Menndez Pidal manifestaba que "sera de desear que la
Academia Espaola, cuyo Diccionario sirve de norma a todos los dems,
modificase el orden alfabtico que actualmente emplea y volviese al que us
en su comienzo, en el gran Diccionario de Autoridades y en las primeras
ediciones del Diccionario vulgar. En esas primeras ediciones acadmicas se
segua el orden estrictamente alfabtico, que es el internacional." (Prlogo al
diccionario Vox
y
pg. XIII).
Biografa de una lengua
358


representen sonidos, no son lo mismo ni muchas veces hay
correspondencia entre unas y otros.
El argumento es similar para el caso de 11:
LL. [...] Si en otros idiomas se hubiera seguido este criterio [el de la
representacin de un sonido simple], el alfabeto portugus tendra
una letra lh
9
el francs una letra gn, el ingls una letra sh, etc. Si la
formacin del alfabeto hubiese de regirse por criterios fonticos,
dentro de nuestro propio idioma deberamos considerar diferentes
letras la c que precede a a, o
9
u, y la c que precede a e, i. [...] Sera de
desear que nuestros diccionarios se uniformasen de acuerdo con el
uso internacional, quitando a estas dos combinaciones la categora de
letras; pero esto solo podra llevarlo a cabo con eficacia una
autoridad lingstica oficial: la Academia.
165

Y fue lo que se hizo en ese X Congreso de Academias de la
Lengua
166
.
Pero en la nueva Ortografa de 1999, las combinaciones
consonnticas <ch> y <11> son tratadas de un modo inconsistente y
contradictorio con lo acordado en 1994. En efecto, aunque la Real
Academia reconoce que "ch y 11 son dgrafos, signos ortogrficos
compuestos de dos letras", y recuerda que "la Asociacin de Academias
de la Lengua Espaola acord en su X Congreso (Madrid, 1994) reordenar
esos dgrafos en el lugar que el alfabeto latino universal les asigna",
afirma, sin embargo, que el abecedario espaol consta de veintinueve
letras, y al hacer el inventario de las mismas cuenta ch ('che) y 11 ('elle)
como unidades y con esos nombres, estando la combinacin <ch> entre

165
En la edicin siguiente (9
a
, 1986) de su Diccionario de dudas y
dificultades de la lengua espaola, Seco sigue el orden alfabtico que haba
propuesto.
166
A manera de ancdota, el resultado de la votacin por el s o el no respecto
al cambio de estatus de esas letras fue el siguiente: 17 votos a favor de la
eliminacin del carcter de letras independientes, 3 abstenciones (las de las
delegaciones de Nicaragua, Panam y Uruguay), y 1 voto en contra (Ecuador).
Paraguay no estuvo presente.
Enrique Obediente Sosa
3 5 9


<c> y <d>, y <11> entre <1> y <m> (pg. 2). La contradiccin salta a la
vista...
En cuanto a gramtica, la Real Academia Espaola public en
1973 el Esbozo de una nueva gramtica de la lengua espaola, anticipo
provisional de la Gramtica oficial de la Corporacin. Para ver la novedad
de esta obra, permtasenos reproducir algunas lneas de la Advertencia que
trae el texto a manera de prlogo:
Son numerosas las innovaciones que aqu se introducen, aunque no todas
de igual envergadura. Frente a las cuatro partes en que apareca dividida
la Gramtica en la edicin de 1931 -Analoga, Sintaxis, Prosodia
y Ortografa-, ahora la exposicin gramatical consta de tres partes
denominadas Fonologa (en que se refunden las antiguas partes tercera
y cuarta), Morfologa (que corresponde a la antigua primera parte) y
Sintaxis. De las tres, eran las dos primeras las ms necesitadas de una
profunda revisin, y por eso es en ellas donde ms novedades encontrar
el lector.
La Fonologa es la parte ms a fondo modificada. [...] En ella se
estudian los sonidos y los fonemas, la slaba, el acento, la fonologa
sintctica, la entonacin y la ortografa. Algunas de estas cuestiones ni
siquiera se mencionaban en el texto anterior; otras se presentan ahora con
desarrollo considerable, y todas con enfoque totalmente renovado. [...]
Los captulos de la Morfologa mantienen, en general, el mismo
orden del texto antiguo, pero con extensin mayor que en este y con
planteamiento terico completamente nuevo. [...]
Entre las novedades de la Sintaxis figura la supresin de los
captulos, obedientes a conceptos hoy superados, sobre los Casos, la
Sintaxis figurada y los Vicios de diccin. [...]
[...] todos los captulos [de la Sintaxis] se han redactado de
nuevo, simplificando algunas clasificaciones, especialmente en las
oraciones compuestas; precisando numerosas nociones, y, en general,
prestando una mayor atencin a los usos modernos de la lengua.
La Academia, pues, con ese Esbozo quiso abordar la descripcin
de la lengua con criterios lingsticos modernos, pero temiendo que las
innovaciones fueran mal recibidas, manifest que el Esbozo era un "simple
proyecto" carente de "validez normativa".
Biografa de una lengua
360


Hecha la publicacin del texto, "la Academia esperaba que tras el
estudio de las enmiendas y adiciones que se propusieran a
la Comisin de Gramtica, se podra fijar el texto definitivo"
167
, pero el
tiempo transcurra sin que se llegara a nada. Consciente, entonces, de que
era necesario contar cuanto antes con una gramtica acadmica, la
Comisin Administrativa decide, en 1981, confiar a un solo acadmico,
Don Emilio Alarcos Llorach, el encargo de transformar el Esbozo en texto
oficial, pero el resultado no fue el que se esperaba pues no hubo consenso
entre los acadmicos en cuanto a los planteamientos tericos de Alarcos,
por lo cual la Academia termin por deslindarse del texto "y declararlo de
la exclusiva incumbencia del redactor".
Aparece as en 1994 la Gramtica de la Lengua Espaola de
Alarcos Llorach en una coleccin de la Real Academia, lo que ha
inducido a muchos a tomarla, si no como el texto oficial de la
Corporacin, al menos como su gramtica oficiosa. En el prlogo de la
obra, el autor seala sus lneas directrices:
[...] Convencido de que la gramtica deba ajustarse a los conocimientos
lingsticos contemporneos, me negaba, empero, a que el texto se
convirtiera en tratado terico en detrimento de las exigencias didcticas
y normativas. [...]
[...] Mi propsito consista en exponer los rasgos de la gramtica del
espaol que se descubren en los actos orales y escritos de los usuarios de
la lengua en este siglo XX. Hoy da concurren normas cultas diversas en
los vastos territorios donde se practica el espaol como lengua materna.
Ya no es posible sostener, como un siglo atrs haca Leopoldo Alas, que
los peninsulares somos los amos del idioma; ms bien, segn
propugnaba don Ramn Menndez Pidal, debemos ser solo sus
servidores. Se comprende y hasta se justifica que cada uno encuentre
ms eficaz y precisa la norma idiomtica a cuya sombra ha nacido y se
ha formado; pero ello no implica rechazo o condena de otras
normas tan respetables como la propia. [...]
Se han descrito los hechos segn un hilo conductor
consecuente, y se ha ordenado la materia con una orientacin
metodolgica que el enterado reconocer como funcionalista. [...] [...]

167
Los entrecomillados proceden del Prlogo de la Gramtica de la Lengua
Espaola de E. Alarcos Llorach (1994).
Enrique Obediente Sosa
3 6 1


En el orden jerrquico interno de la gramtica, primero viene la
descripcin de los hechos; de su peso y medida se desprender la
norma, siempre provisional y a merced del uso.
Los ttulos de las tres partes en que esta Gramtica est dividida
dejan ver claramente la teora lingstica subyacente: I
a
) fonologa; 2
a
) las
unidades en el enunciado: forma y funcin; 3
a
) estructura de los
enunciados: oraciones y frases.
Mientras tanto, la Comisin de Gramtica de la Real Academia
todava est elaborando el texto que sustituya al
Esbozo
168
.
Respecto al quehacer lexicogrfico de la RAE, este se concreta
en tres tipos de diccionarios: el usual, el histrico y el escolar. El escolar,
cuya primera edicin data de 1996, "nace con la idea de presentar un
repertorio lxico seleccionado que se ajuste a las necesidades de uso de
los jvenes hispanohablantes y que les sirva para conocer y apreciar el
espaol correcto de nuestros das"
169
. El histrico, an inconcluso, es una
obra de proporciones gigantescas en la que se incluye todo el lxico de la
lengua en una visin diacrnica, diatpica y diastrtica; desde que
comenz a publicarse en 1960, han visto la luz dos tomos de la letra A y
dos fascculos de la B. El usual o comn es el que "consagra" o "cano-
niza" una palabra o acepcin otorgndole el sello de "oficial" por su
extensin en el tiempo o el espacio; un trmino incluido en este
diccionario pasa a ser acervo de la comunidad hispanohablante; es este el
diccionario al que todo el mundo se refiere cuando habla del diccionario
de la Academia, usualmente llamado drae. La ltima edicin (la 21-)
apareci en 1992 con motivo del V Centenario del descubrimiento de
Amrica, con el fin de
[...] cooperar al mantenimiento de la unidad lingstica de los ms de
trescientos millones de seres humanos que, a un lado y otro del
Atlntico, hablan hoy el idioma nacido hace ms de mil aos en el solar
castellano y se valen de l como instrumento expresivo y conformador

168
Para mayor informacin sobre lo que ha de ser la Gramtica, ver la
pgina web de la Academia: http://www.rae.es
169
Pgina web de la RAE.
Biografa de una lengua
362


de una misma visin del mundo y de la vida. Por eso ha solicitado
insistentemente la Academia la cooperacin de sus hermanas
correspondientes y asociadas para dar mayor cabida en su
DICCIONARIO a las peculiaridades lxicas y semnticas vigentes en
cada pas. Gracias a tal colaboracin ha sido posible revisar y enriquecer
en la presente edicin el contingente americano y filipino. Otro objeto
de atencin especial ha sido la incorporacin de neologismos puestos en
curso por los hallazgos de la ciencia y los progresos de la tcnica.
La nueva edicin aumenta considerablemente el nmero de
vocablos incluidos, que alcanza la cifra de 83.500. Las acepciones
aadidas y definiciones modificadas son ms de 12.000. Muchas de las
enmiendas obedecen a la necesidad de poner al da lo anticuado, ya en el
concepto, ya en la formulacin verbal. [...] El enriquecimiento y mejoras
que ofrece la nueva edicin no colma, ni mucho menos, los deseos de la
Academia; esperamos satisfacerlos con la adopcin de nuevos
procedimientos tcnicos en nuestros mtodos de trabajo, que llevar
consigo la renovacin completa de la planta del DICCIONARIO. (Del
Prembulo del Diccionario de 1992).
Es esto lo que actualmente est realizando la Academia:
informatizando los millones de fichas o papeletas con el fin de tener un
banco de datos del lxico espaol. La 21- edicin, publicada tambin en
versin electrnica, marcar, por tanto, el fin de una poca en cuanto al
Diccionario se refiere, pues la prxima edicin ser hecha a partir de las
nuevas tcnicas computarizadas.
4. LA LENGUA LITERARIA
"La literatura espaola, que tras el bache del siglo XVIII haba
alcanzado un alto nivel en el ltimo cuarto de la pasada centuria,
experimenta, al llegar el siglo XX, un extraordinario florecimiento, que
autoriza casi a hablar de un segundo siglo de oro" (Garca Lpez 1962,
pg. 541). Sin embargo, no nos proponemos hablar aqu de los grandes
escritores en lengua espaola que, en distintas regiones y diversos gneros
literarios, se han destacado en este siglo, como tampoco de sus obras y su
estilo. Slo queremos resaltar algunas constantes en cuanto a la lengua.
Enrique Obediente Sosa
3 6 3


El ideal lingstico de estos literatos ha sido el de utilizar la
lengua con claridad, sencillez y austeridad y, al mismo tiempo,
expresividad y viveza, echando mano del habla popular, sin relegar,
obviamente, la elegancia y la belleza. Podra decirse que el espaol
literario del siglo XX se caracteriza por un equilibrio asombroso entre la
forma y el contenido, lo culto y lo popular, lo tradicional y lo novedoso,
todo lo cual ha sido reconocido con el otorgamiento del Premio Nobel de
Literatura a no pocos escritores tanto de Espaa como de Hispanoamrica.
La literatura en lengua espaola se afianza entonces nuevamente
como literatura de valor universal no slo por los temas y estilos sino por
el empleo magistral del idioma, en el cual se han expresado emociones,
sentimientos, vivencias y razones con matices y colores de una riqueza
desbordante.
A manera de ejemplos de la lengua literaria de este siglo
reproducimos abajo fragmentos de algunas obras.
Enrique Obediente Sosa
16
Marcas espaolas de cigarrillo.
3 6 4


Doa Jenara Godojos es tetona, culona y abundante; doa Jenara
Godojos usa faja de caucho reforzada, luce la pelambrera a estilo abisinio y se
pinta los labios en forma de corazn; doa Jenara Godojos es viuda, profesora de
lenguas muertas y ceut; su padre, teniente de la escala de reserva, muri en el
desastre de Annual; doa Jenara Godojos fuma tabaco negro, ducados o celtas
16
,
que son ms baratos, es aficionada a las bebidas blancas, sobre todo al ans
Machaquito, y habla con voz de hsar; doa Jenara Godojos, cuando escuch lo
de la cabeza de San Blas, puso el mirar en blanco y exclam:
-Tempus edax rerum!
-Mande?
-Nada, que el tiempo todo lo destruye.
-Ah, ya!
Don Basilio, el viajero y compaa almorzaron en la cueva del Chiribiqui
con el esmero acostumbrado.
-Y no se harta usted?
-No, seora, que nunca bien se harta quien de
lo suyo no mata. (Camilo Jos Cela, espaol (1916), Nuevo Viaje a la Alcarria,
1986)
* * *
Muchos aos despus, frente al pelotn de fusilamiento, el coronel
Aureliano Buenda haba de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llev
a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y
caabrava construidas a la orilla de un ro de aguas difanas que se precipitaban
por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistricos. El
mundo era tan reciente, que
muchas cosas carecan de nombre, y para mencionarlas haba
que sealarlas con el dedo. Todos los aos, por el mes de
marzo, una familia de gitanos desarrapados plantaba su carpa
cerca de la aldea, y con un grande alboroto de pitos y timbales
daban a conocer los nuevos inventos. Primero llevaron el
imn. Un gitano corpulento, de barba montaraz y manos de
gorrin, que se present con el nombre de Melquades, hizo
una truculenta demostracin pblica de lo que l mismo
llamaba la octava maravilla de los sabios alquimistas de
Macedonia. Fue de casa en casa arrastrando dos lingotes
metlicos, y todo el mundo se espant al ver que los calderos,
las pailas, las tenazas y los anafes se caan de su sitio, y las
Enrique Obediente Sosa
3 6 5


maderas crujan por la desesperacin de los clavos y tornillos
tratando de desenclavarse, y aun los objetos perdidos desde
haca mucho tiempo aparecan por donde ms se les haba
buscado, y se arrastraban en desbandada turbulenta detrs de
los fierros mgicos de Melquades. Las cosas tienen vida
propia -pregonaba el gitano con spero acento-, todo es
cuestin de despertarles el nima. (Gabriel Garda Mrquez,
colombiano (1928), Cien aos de soledad, 1967)
* * *
Y cuando el abuelo regresa envuelto en la plida luz
de la maana, trae en la diestra dos manojos de hierbas
secretas y en la siniestra el machete. Tras dejar un manojo
sobre el tejado del abaha
170
, entra en la sala y se sienta junto al
fuego carente de llamas, y, como quien ignora la presencia de
los presentes, coge el otro manojo y tras frotarse con l las
manos, da la impresin
de que slo est calentndose en el fuego. A ambos lados mira de vez en cuando,
como si quisiera decir algo a alguien que no encuentra presente. Sus brazos viejos
y blancuzcos, suenan resecos al frotarse uno contra otro entre el humo de la brasa.
Los nios miran, los mayores miran. Todos siguen atnitos el juego de
las manos viejas del abuelo.
Al poco, levantndose, agita las manos arriba y abajo, a diestra y
siniestra y ordena a los presentes:
Todo el mundo a sus casas! que no salga nadie hasta que d rdenes
para ello. Y como si la naturaleza estuviera asimismo al tanto de las rdenes del
viejo, al instante, entre un poco de sol y un poquito de sombra, el sol se esconde
tras las nubes y comienza la oscuridad a descender en grandes copos sobre la
selva. Las nubes bajan veloces, como aves de mal agero; rachas negras de nubes
cubren el cielo como rasgados trozos de un mantn. Los hombres se apresuran
hacia sus casas. Madre reza en el rincn su letana tan lgubre como el cacareo de
la gallina aquella. Ya no hay ni un poco de sol, porque todo, de pronto, se ha
vuelto sombra. Las nubes bajan cada vez ms compactas hasta cubrir los tejados

170
En fang (lengua autctona de Guinea Ecuatorial), casa de (la) palabra,
choza donde se renen los hombres para resolver conflictos y hacer relatos.
Biografa de una lengua
3 6 6


de ipas. Madre dice que es el fin del mundo. (Mara Nsue Ange,
ecuatoguineana (1950), Ekomo, 1985)
* * *
Verde que te quiero verde, verde viento. Verdes
ramas. El barco sobre la mar y el caballo en la
montaa. Con la sombra en la cintura, ella suea
en su baranda, verde carne, pelo verde, con ojos de
fra plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana
las cosas la estn mirando
y ella no puede mirarlas.
Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha vienen con el
pez de sombra que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento con la lija de
sus ramas, y el monte, gato garduo,
eriza sus pitas agrias.
Pero quin vendr? Y por dnde?...
Ella sigue en su baranda, verde carne,
pelo verde, soando en la mar amarga...
(Federico Garca Lorca, espaol (1898-1936), "Romance sonmbulo" del
Romancero Gitano, 1928).
* * *
Llnate de m,
Ansame, agtame, virteme, sacrifcame,
Pdeme, recgeme, contineme, ocltame.
Quiero ser de alguien, quiero ser tuyo, es tu hora. Soy el que pas
saltando sobre las cosas, el fugante, el doliente.
Pero siento tu hora,
la hora de que mi vida gotee sobre tu alma, la hora de las ternuras
Enrique Obediente Sosa
3 6 7


que no derram nunca, la hora de los silencios que no tienen
palabras, tu hora, alba de sangre que me nutri de angustias, tu hora,
medianoche que me fue solitaria.
Librtame de m. Quiero salir de mi alma.
Yo soy esto que gime, esto que arde, esto que sufre. Yo soy esto que
ataca, esto que alla, esto que canta. No, no quiero ser esto.
Aydame a romper estas puertas inmensas.
Con tus hombros de seda desentierra estas anclas.
As crucificaron mi dolor una tarde.
Librtame de m. Quiero salir de mi alma.
Y que yo pueda, al fin, correr en fuga loca,
inundando las tierras como un ro terrible,
desatando estos nudos; ah, Dios mo, estos nudos,
destrozando
quemando,
arrasando
como una lava loca lo que existe, correr fuera de m
mismo, perdidamente, libre de m, furiosamente libre.
Irme,
Dios mo, irme!
(Pablo Neruda, chileno (1904-1973), Tentativa de amor infinito,
1926).
* * *
Me dorm,
Me dorm cansado aorando la espera; me
dorm en la noche eterna, noche engaosa
y zalamera.
Me dorm y so,
so que en el regazo
de mi madre selva,
Biografa de una lengua
3 6 8


desmoralizado llam al sech
171

que errante como yo,
vaga sin comprender
hacia dnde se encaminan sus pasos.
Me dorm;
me dorm y llam en sueos al rayo de
luz: silencio fue la respuesta, silencio,
silencio y oscuridad.
Me dorm inquieto;
me dorm cansado, y
por mi mente pas
cual cortejo macabro,
la azorosa escena que
arranc de cuajo mis
ilusiones verdes y mi
vida de mi madre
selva.
[...]
Me dorm;
y me dorm rendido;
me dorm cansado,
esperando mi despertar en lucha
a que me devuelvan
el precioso tiempo que me robaron.
Me dorm;
Me dorm.
(Juan Balboa Boneke, ecuatoguineano (1938), "Nka Lokino (Me dorm) de O
Boriba (El Exiliado), 1982).

171
En lengua bujeba (una de las lenguas autctonas de Guinea Ecuatorial),
antlope.
Enrique Obediente Sosa


EL ESPAOL EN ESPAA
1. SITUACIN LINGSTICA DE LA ESPAA ACTUAL
Aunque todos los espaoles hablan castellano, no todos lo tienen
como primera lengua pues muchos de los naturales de regiones distintas
de Castilla tienen como lengua materna o primera la lengua del territorio
respectivo.
El plurilingismo histrico de Espaa ha sido consagrado por la
Constitucin de 1978, la cual, aunque afirma que "el castellano es la
lengua espaola oficial del Estado", reconoce que "las dems lenguas
espaolas sern tambin oficiales en las respectivas Comunidades
Autnomas de acuerdo con sus Estatutos" (artculo 3
2
). Las lenguas que
son cooficiales con el castellano de acuerdo con los Estatutos vigentes son
las siguientes:
cataln en la Comunidad Autnoma de Catalua;
balear en la de las Islas Baleares;
valenciano en la Comunidad Valenciana; ste y el balear son,
de hecho, dialectos catalanes;
gallego en Galicia;
euskera en Euskadi y zonas vascoparlantes de Navarra.
Como se ve, hay una situacin oficial de bilingismo en dichas
Comunidades Autnomas espaolas, aunque en el uso la situacin es ms
bien de diglosia
172
.
La variedad lingstica peninsular no se limita a las lenguas

172
Entendemos por bilingismo la situacin en la que ambas lenguas
tienen realmente el mismo estatus, y por diglosia aquella en la que una de las
lenguas tiene un estatus social o poltico diferente; en esta ltima situacin, una de
las lenguas queda reservada a situaciones no formales de comunicacin, o bien
una de ellas es considerada como lengua de dominacin y, por tanto, rechazada al
mximo.
Biografa de una lengua
376


espaolas sealadas; existen tambin los dialectos y las variedades
regionales siguientes:
a) en el norte, el astur-leons y el navarro-aragons',
b) en el sur, el andaluz (dialecto que, como ya vimos, es el
resultado de la evolucin del castellano implantado en esa regin) y las
denominadas hablas de trnsito o de transicin (por hallarse en ellas, por
razones geogrficas o histricas, elementos de diversos dialectos), a
saber, el extremeo, el murciano y el canario
173
.
De ninguno de esos dialectos nos ocuparemos aqu
174
; slo nos
limitaremos a presentar algunos de los grandes rasgos dialectales
caracterizadores del castellano septentrional y del meridional.
2. EL CASTELLANO SEPTENTRIONAL
Dice Francisco Martnez M. (1992, pg. 500) que hay ciertos
"vulgarismos" en la modalidad nortea de la lengua "que derivan de la
estructura del castellano y que incidirn, segn

173
Esas tres hablas son de base castellana, a la cual se superponen
leonesismos y andalucismos en el extremeo; rasgos aragoneses, catalanes y
andaluces en el murciano; elementos andaluces en el caso del canario.
174
Remitimos al lector a Zamora Vicente 1979, Lapesa 1980 y, sobre todo,
a Alvar (dir.) 1996a, obra en la que, adems de cuestiones terico- metodolgicas
de dialectologa general, se analizan las diversas hablas y dialectos de Espaa que
tienen un sistema voclico de tres grados de abertura (estn, por tanto, ausentes
las hablas catalanas y gallegas).



demuestran estudios soeiolingstieos, sobre el habla normalizada". Entre
Lenguas y dialectos espaoles actuales

Biografa de una lengua
3 7 8


tales fenmenos encontramos los siguientes:
1) Prdida de /-d-/, sobre todo en el entorno /-ado/, sin importar la
categora gramatical de la palabra: panaero, piazo 'pedazo.
2) Ensordecimiento de /-d/ implosiva, resultando de ello un sonido
similar o idntico al del fonema /G/: Madri[Q], a[Q]vertir.
3) Transformacin de /k/ -del grupo interno /-kt-/ en [0]: aspe[Q]to.
4) Pronunciacin de /-g/ implosiva como [x] en el grupo /-gn-/: di[x]no.
5) Aspiracin de /-s/ implosiva en la parte sur de Castilla: idioma[ h].
6) Simplificacin de grupos consonnticos "cultos" por elisin de la
consonante implosiva (dotor) o por, lo ms corriente, su interdenta-
lizacin (ido[Q]tor).
7) Tendencia a la desaparicin de adjetivos sintticos (mejor > ms
bueno, peor > ms malo) y del futuro, reemplazado ste por una
perfrasis (comer > voy a comer).
8) Lesmo, lasmo y losmo generalizados, con un claro predominio en el
norte de Castilla: a tu perro le vi en la calle, la compr unas flores a mi
hermana, lo peg una bofetada.
9) Penetracin entre la gente culta de /-s/ analgica en la 2- persona
singular del pretrito: dijistes.
Otros fenmenos estn ms localizados; es el caso, por ejemplo,
de los aragonesismos y leonesismos que se encuentran en el castellano
hablado en las zonas limtrofes.
A continuacin transcribimos un fragmento de La busca, novela
de Don Po Baroja (ti956), en la que describe el ambiente y los tipos
humanos de los barrios bajos madrileos; all aparecen elementos
lingsticos propios del habla popular y vulgar de Madrid:
-Si no me dan ms que una sbana -chill la vieja
Enrique Obediente Sosa
3 7 9


torciendo la jeta-, les digo que se la guarden en el moo.
Las tas zorras...!
-Ya la han taado a usted, agela -exclam uno de
los golfos tendidos en el suelo-. Usted es que es una ansiosa.
Celebraron los circunstantes la frase, que proceda
de una zarzuela, y el de la gorra sigui explicando a Manuel
particularidades de la Doctrina.
-Hay algunas y algunos que se inscriben en dos y
en tres secciones para coger ms veces limosnas -dijo-.
Nosotros, mi padre y yo, nos inscribimos una vez en cuatro
secciones con nombres distintos... Vaya un lo que se arm!
Y menudo choteo que tuvimos con las marquesas!
-Y para qu queras tanta sbana? -le pregunt
Manuel.
-Toma!, para pulirlas. Se venden aqu, en la
misma puerta, a dos chals.
-Yo voy a comprar una -dijo un cochero de punto
que se acerc al corro-; la unto con aceite de linaza, luego la
doy barniz y hago un impermeable cogolludo.
-Pero las marquesas, no notan que la gente vende
en seguida lo que ellas dan?
-Qu han de notar!
Para los golfos todo aquello no era ms que un
piadoso entretenimiento de las seoras devotas; hablaban de
ellas con amable irona.
3. EL CASTELLANO MERIDIONAL
El castellano meridional se caracteriza globalmente por los rasgos
siguientes:
1) Debilitamiento de /-s/ implosiva, fonema que se realiza, bien como la
fricativa glotal [h], bien como cero fnico (en este ltimo caso, si /-si est
en posicin final de slaba interna, suele doblarse la consonante que
sigue): mi[h]mo~mi[mm]o 'mismo.
Biografa de una lengua
3 8 0


2) Neutralizacin de /-r/ y /-l/ implosivas: muje[ 1], go\r]pe.
3) Elisin de /-d-/, /-r-/y /-n-/ intervoclicas:pescao, pusieon, [bje:]
'viene.
4) Conservacin de la [h] procedente de /f-/ inicial latina: [h]umo,
a[h]ogar.
5) Aunque se ha dicho repetidamente que el sur es zona de seseo, las
investigaciones realizadas demuestran que en realidad hay que distinguir
reas de seseo (a[s]ul), reas de ceceo ([0]eor), y reas distinguidoras de
/s/ y /0/ (a[0]w/, [s]eor).
6) En Andaluca oriental se hace la distincin, con valor funcional, entre
vocales cerradas y abiertas; "las categoras gramaticales del singular y del
plural se diferencian, respectivamente, por el cierre o abertura de la vocal
final"
175
: pobr[t\ 'pobre, pobr[z\ 'pobres. Lo mismo ocurre en las formas
verbales, en las que se diferencian la 2- y la 3
a
persona singular por el
mismo rasgo de abertura: vien[s] Vienes, vien[c\ Viene.
7) Se dan traslaciones acentuales en formas verbales de subjuntivo:
vyamos, vngamos.
8) Ustedes ha sustituido a vosotros, aunque no es sistemtica la
sustitucin de las formas verbales, pues junto a ustedes hablan, se da
tambin ustedes hablis.
9) Hay casos de alteracin del orden "cannico" de los elementos de un
sintagma, como en ms nada, ms nunca por nada ms, nunca ms.
Transcribimos como ejemplo de castellano meridional un
fragmento del habla canaria tomado de Textos hispnicos dialectales de

175
M. Alvar 1996c, pg. 245.
Enrique Obediente Sosa
3 8 1


Manuel Alvar (Vol. II, Madrid, 1960)
176
:
Se ordea la vaca en una lata de sinco o se i litroh;
se cuela la lechie y se echia el cuaho dentro de la lechie y se
mehcla para que la lechie se cuahe. Cuando la lechie se
cuaha se ase un panal que seyama cuahada.
Luego se le quita el suero, que le desimo; luego la cuahada
se pone en una empleita y en una quesera. La quesera e
como una tabla debaho pa quehcurra el suero

176
Tomado de Miguel Diez et al. 1980, pg. 116. Para hablas andaluzas,
ver M. Alvar et al. 1995.
Enrique Obediente Sosa


y en el arco de lata que e la empleita se tena ['llena'] de cuahada y saprieta
un poco y se tapa con una tablita y se pone s ['sal']. Y ya eht el queso
echio ['hecho'].
EL ESPAOL EN AMRICA
1. ESPAA EN AMRICA
La presencia espaola en el continente americano comienza con
la llegada de Cristbal Coln el 12 de octubre de 1492 a la isla de
Guanahan, llamada por l San Salvador. Despus de pasar por otras islas
del archipilago de las Bahamas, el Almirante se dirigi al sur y
descubri la isla de Cuba; navegando de all hacia el oriente, lleg a
Hait, denominada por l Espaola. All levant el fuerte de Navidad (25
de diciembre), primer establecimiento europeo en Amrica, donde Coln
dej una guarnicin de cuarenta hombres, luego de lo cual regres a
Espaa convencido de haber llegado a las costas orientales de la India.
Las tierras que Coln llam "las Indias" fueron repartidas entre
Espaa y Portugal mediante la bula Inter cetera del papa Alejandro VI
(1493); all se trazaba una lnea divisoria que iba de norte a sur, a una
distancia de cien leguas al occidente de las islas Azores y de Cabo Verde,
atribuyendo a Espaa las tierras situadas al oeste, y a Portugal las que
quedaban al este de dicha lnea. Esta divisin no satisfizo a Portugal, pues
le dejaba poco espacio martimo libre frente a la costa africana. Protest
entonces y obtuvo de Espaa una modificacin del anterior reparto,
concretado en el Tratado de Tordesillas (1494), que sustituy la lnea
anterior por otra que corra 370 leguas al oeste de las islas de Cabo
Verde.
El segundo viaje de Coln (1493-1496) fue organizado para
colonizar las tierras descubiertas. En este viaje llegaron 1.500 hombres
con los elementos necesarios para el arraigo de los expedicionarios:
herramientas, semillasy animales. Al desembarcar en la Espaola
constat que el primer asentamiento no exista: los
Biografa de una lengua
376


indgenas haban destruido el fuerte y matado a los espaoles.
Funda entonces una nueva colonia a la que llam Isabela en honor de la
reina de Castilla. Esta colonia, sin embargo, tampoco logr afianzarse
debido a lo insalubre del lugar; Bartolom Coln, hermano del
descubridor, decide entonces trasladarla al sur de la isla: se fundaba as
Santo Domingo (1496).
Asiento de las primeras autoridades coloniales de Amrica,
Santo Domingo se convirti pronto en una verdadera ciudad espaola,
punto de llegada de todos los que venan a hacer la "empresa americana";
fue, por tanto, el foco originario americano de irradiacin espaola, punto
de partida de expediciones y conquistas hacia el resto de las Antillas y el
continente.
Diversas exploraciones en el rea del Caribe prepararon la gran
expedicin de Hernn Corts, quien logr alcanzar la meseta de Anhuac
(1519-1521), donde se hallaba lo mejor de la civilizacin y del imperio
aztecas, y donde pudo establecerse para futuras conquistas y
exploraciones. A partir de aqu se realiz la conquista y colonizacin de
Amrica Central y se organizaron tambin expediciones al norte con la
esperanza de encontrar pases maravillosos donde abundara el oro. Por el
sur, los espaoles se orientaron, una vez descubierto el Mar del Sur (el
ocano Pacfico), hacia los territorios del imperio inca. Las noticias que
sobre las riquezas del Bir haban trado los exploradores indujeron a
Francisco Pizarro y Diego de Almagro a organizar en 1524 la expedicin
hacia esas tierras, pero no fue sino hasta 1531 cuando, despus de muchas
y variadas vicisitudes, lograron hacer las primeras conquistas en el
inmenso territorio del imperio de los incas. Desde estas tierras andinas se
organiz la conquista de Chile y del Ro de la Plata.
Mientras esto ocurra en el sur del continente, se conquistaba,
desde otros focos, la parte norte de Suramrica. En efecto, desde Santa
Marta, fundada en 1525 cerca de la desembocadura del Magdalena, se
organiz la colonizacin de lo que sera llamado Nueva Granada, y desde
Coro, establecida en 1527, la del actual territorio de Venezuela.
En aproximadamente media centuria Espaa haba explorado,
conquistado y colonizado (al menos en buena parte) las tierras que
Enrique Obediente Sosa
3 8 5


habran de formar su imperio en el poniente del mundo.
Uno de los primeros objetivos de los espaoles en Amrica fue
extraer la mayor cantidad de riquezas para llevarlas a la metrpoli, cosa
que exiga un fuerte aparato administrativo, puesto desde el comienzo en
manos de militares y eclesisticos. Crearon puntos estratgicos de
podero all donde se encontraban las riquezas, para cuya explotacin no
tenan otra salida que recurrir a la mano de obra indgena. El rey
recompensaba los afanes y sacrificios de la conquista otorgando ttulos,
cargos pblicos, bienes races, pero los cargos de honor no podan aportar
riqueza econmica si no se dispona de mano de obra abundante. Surge
as la encomienda, por la que el beneficiario disfrutaba del trabajo y
tributo de los indios a cambio de instruirlos. Hoy no cabe duda de que
muchos encomenderos tomaron en serio su obligacin de instruir a sus
encomendados en la fe y primeras letras, pero es igualmente cierto que
una buena parte de aqullos vio a "sus indios" nicamente como
instrumentos de produccin.
A causa del afn por lograr grandes beneficios y para acallar las
voces que protestaban por el trato dado a los indios, se inicia la trata de
negros, comercio que dio origen a la introduccin en Amrica de un
nuevo elemento tnico-cultural: el africano.
La presencia europea en Amrica transform el modo de vida de
los indios, pero al mismo tiempo las culturas indgenas causaron un
impacto en los usos y costumbres de los europeos. Es necesario tener en
cuenta el momento histrico en que tienen
lugar los contactos entre colonizadores e indgenas, y tambin la influencia del
cristianismo y los fenmenos de mestizaje para comprender las crisis derivadas de
los contactos que llevaron a coexistir, de manera ms o menos sutil, a hombres
provenientes de diversos lugares de la tierra. Desde el caso de la extincin o
exterminio de los indgenas en unos lugares, hasta el de otros en que los indgenas
eran la masa dominante de poblacin, los resultados del encuentro entre
colonizadores y naturales ofrecen matices variados segn las caractersticas de los
protagonistas de ese encuentro. Esto repercutira en la estructura social y cultural
de las distintas regiones americanas sometidas al dominio de la corona de
Castilla.
Biografia de una lengua
3 8 6


Espaa cre todo un aparataje administrativo ad hoc para las colonias
americanas, de modo que la justicia, el comercio, la educacin, en fin, todos los
aspectos de la vida en este lado del mundo quedaron minuciosamente
reglamentados, al menos en teora.
Hacia comienzos del siglo XIX, el territorio americano sujeto a Espaa
estaba dividido en las cuatro circunscripciones de primera jerarqua (o
virreinatos) siguientes (entre parntesis, ao de creacin de la entidad):
Nueva Espaa (1535): abarcaba Mxico y parte del sur y el oeste de los
Estados Unidos.
Per (1542): circunscripcin territorial que comprenda toda la Amrica
del Sur bajo dominio espaol, excepto la costa venezolana; fue perdiendo
extensin con la creacin de los virreinatos de Nueva Granada y del Ro de la
Plata, hasta quedar reducido al actual Per.
Nueva Granada (creado en 1717, fue suprimido en 1724, para ser
reconstituido en 1739): comprenda Panam, Colombia, Venezuela y Ecuador.
Extensin del espaol en Amrica



Ro de La Plata (1776): comprenda las actuales repblicas de
Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile y Bolivia.
Ese inmenso territorio contaba, segn la estimacin que hiciera
Humboldt hacia 1823, con una poblacin de 16.785.000 habitantes,
repartidos en los siguientes grupos: indios 46%, mestizos 30%, criollos
18%, negros 5%, espaoles 2%.
El ejemplo de las colonias inglesas del norte, las ideas liberales
europeas del siglo XVIII, la ineficacia del sistema administrativo
centralizado llevaron al descontento de la aristocracia criolla y al
establecimiento de bases para la revolucin, que se tradujo en violentos y
sangrientos combates que tuvieron lugar a todo lo largo y ancho del
continente. El imperio espaol comenz as a desintegrarse y se inici un

388


repliegue del dominio territorial de Espaa en la medida en que los
americanos iban ganando las batallas, siendo la ltima la de Ayacucho
(1824). Con el triunfo del movimiento independentista surgieron diversas
repblicas que se correspondan, en lneas generales, con los territorios
administrativos de la poca colonial. Espaa conserv solamente las islas
de Cuba y Puerto Rico, perdidas en 1898 como consecuencia de la guerra
con los Estados Unidos, con lo cual se puso fin al imperio colonial
espaol.
2. LA IMPLANTACIN DEL ESPAOL EN AMRICA
El proceso de hispanizacin lingstica de Amrica comenz
hace cinco siglos, cuando se inici el trasplante a nuevos y extensos
territorios de la lengua oriunda de Castilla. El espaol americano es, por
tanto (y valga la perogrullada), una extensin del espaol europeo: no
puede soslayarse, en efecto, el hecho histrico irreversible de que la
lengua espaola tuvo una expansin colonial. Por ello se ha comparado el
proceso, y con razn, al de expansin del latn en Europa.
Tal proceso se inicia con el mismo Coln, quien escribe en su
Diario que tiene la intencin de llevar algunos indios a Espaa para que
aprendan espaol, y despus hacerlos volver para que sirvan de intrpretes
a los conquistadores. Esto lo llev a cabo en dos ocasiones pero fracas,
bien porque los indios murieron en Espaa, bien porque, dado el mosaico
lingstico americano, el papel de intrprete de aqullos qued abortado al
no conocer sino su propia lengua.
La penetracin de la cultura espaola se hizo posible en la medida
en que surgan intrpretes, comnmente llamados lenguas-, stos eran
indios que, por gusto o forzados, haban convivido con espaoles
aprendiendo su lengua. Los hubo tambin espaoles que, por convivir con
los indgenas, aprendieron su idioma; stos eran o frailes o sobrevivientes
de expediciones anteriores que, para seguir viviendo, se vieron en la
necesidad de insertarse en comunidades autctonas.
La hispanizacin de Amrica fue, por consiguiente, un proceso
lento. A medida que avanzaba la conquista, los espaoles se encontraban
389


con nuevas lenguas, lo cual los desesperaba. La Corona recomendaba la
enseanza del espaol pero los que estaban en el lugar de los
acontecimientos, particularmente los misioneros, vean que esto era
imposible debido tanto al desinters de los indios por aprenderlo como a la
dificultad que implicaba para ambas partes habrselas con lenguas de
estructuras tan dismiles.
Dos elementos, sin embargo, fueron decisivos en este proceso de
hispanizacin: la introduccin de la imprenta (la primera, en Mxico en
1535) y la creacin de una estructura educativa colonial. Es sabido que las
escuelas y colegios impartan las asignaturas en la propia lengua del
territorio, y que no es sino a partir del siglo XVIII cuando se introduce la
enseanza del espaol debido a las rdenes reales que insistan en ello.
Dice
Pedro Borges
177
que
con anterioridad a esta poca, no parece haberse seguido una norma
general y lo ms probable es que su enseanza estuviera sujeta a las
diferentes posturas mantenidas por los misioneros en este punto.
Aunque consta que los franciscanos y agustinos lo ensearon en sus
escuelas de Mxico desde la dcada de 1520 y que su enseanza lo
perpetu el tercer concilio de Mxico, nos arriesgaramos a opinar
que no fue asignatura obligada en las escuelas elementales, pero s,
en cambio, en los internados. De hecho, en el mismo Mxico no
debi estar generalizada la costumbre de ensearlo puesto que en
1585 se aboga por su enseanza y hasta se tiene que justificar su
conveniencia, mientras que en las reducciones guaranes, mucho ms
avanzadas que la mayora de las dems, en el siglo XVIII slo lo
hablaban los indios que mantenan contactos frecuentes con los
espaoles a pesar de la existencia en ellas de colegios para nios
nobles.
Es de notar que muchos institutos enseaban latn y no espaol,
al igual que las universidades, donde las asignaturas, lo mismo que en
Europa, se dictaban en aquella lengua.

177
En Misin y civilizacin en Amrica, Madrid, Alhambra, 1986, citado
por Quilis 1992b, pg. 48.
390


La Corona vacilaba entre si era conveniente o no ensear el
espaol a los indgenas, conveniencia dictada por la apremiante labor
evangelizadora. Como lo primero era el adoctrinamiento en la fe cristiana,
se recomend en un principio que fueran los misioneros los que
aprendieran las lenguas indgenas, y que aprendieran espaol slo los
indios que quisieran; luego, convencida Espaa de que era imposible
verter bien el contenido de la fe en las lenguas indgenas, ordena que a
todos los indios sea enseada la lengua Espaola, y en ella la doctrina
Christiana, para que se hagan ms capaces de los Misterios de nuestra
Santa Fe
Biografa de una lengua
3 9 1


Catlica, aprovechen para su salvacin y consigan otras utilidades en su
gobierno y modo de vivir (Real Cdula de Felipe IV del 2 de marzo de
1634)
178
. Esas otras utilidades se referan, en buena medida, a tener las
herramientas necesarias para no dejarse engaar por los espaoles y poder
quejarse sin ayuda de intrpretes que, por lo general, traducan lo que les
convena y segn les convena.
Segn apunta Quilis (1992b, pg. 58),
En este tono transcurren los aos, hasta el reinado de Carlos III. En
l aparece la figura del arzobispo de Mjico don Francisco Antonio
Lorenzana y Buitrn, amigo personal del rey y tpico exponente del
despotismo ilustrado. En 1768, public las Reglas para que los
indios mexicanos sean felices en lo espiritual y en lo temporal,
donde abogaba decididamente por la enseanza obligatoria del
espaol no slo con fines religiosos, sino como medio nico para
lograr los objetivos polticos, econmicos y sociales de la Corona en
las Indias. El arzobispo Lorenzana insisti ante el rey hasta que ste
acept y sigui al pie de la letra las recomendaciones propuestas por
su sbdito. As, mientras que el absolutista Felipe II fue abierto y
liberal en materia de lengua, el liberal Carlos III fue absolutista. El
16 de abril de 1770 promulga la famosa Real Cdula a fin de
conseguir que se destierren los diferentes idiomas de que se usa en
aquellos dominios y slo se hable el castellano, como reza en su
ttulo.
Slo quedaran virtualmente exentos de esta disposicin aquellos
lugares en que se hallen inconvenientes en su prctica, [para lo cual]

178
Visto lo cual, parece una exageracin lo que dice Bartolom Jimnez
Patn en su Eloquencia espaola en arte de 1604: Y porque no me imputen
que soy testigo apasionado alabando cosa tan propria nuestra como no es la
dignidad, y excelencia de la lengua Espaola: no quiero prouar mi intento con lo
que otros muchos antes que yo an dicho por ser tan hijos suyos y de nimo tan
Espaol como el mi ni con decir que es tan general que en las Indias todas
que se han ganado se ensea por arte como la Latina en tiempo que los
Romanos conquistaron el mundo... (el resaltado es nuestro). Tomado de Ldtke
1998, pg. 17.
392


debern representrmelo con justificacin, a fin de que en su inteligencia
resuelva lo que fuere de mi Real agrado, por ser as mi voluntad, tal
como concluye dicha Real Cdula.
A decir verdad, lo que impuls realmente la hispanizacin de
Amrica fue el mestizaje; en efecto, las uniones de espaoles e indias
fueron el puente ms firme y seguro entre los dos pueblos y culturas.
Siendo los espaoles escasos y las espaolas ms escasas an, sin los
mestizos no habra sido posible ni la conquista ni la hispanizacin del
Nuevo Mundo.
Pero la implantacin del espaol en Amrica repercuti
obviamente sobre la misma lengua recin llegada, al entrar en contacto
con los idiomas autctonos. Las realidades desconocidas que se iban
desplegando ante los ojos atnitos de descubridores y conquistadores
deban ser nombradas por bocas espaolas, necesidad que dara origen a
nuevas acepciones de viejas palabras hispanas y a la introduccin de
palabras de las lenguas habladas por los naturales, y ello desde los
mismos inicios. Ya en el Diario de Coln aparecen las primeras palabras
antillanas, en un conjunto
integrado por canoa, hamaca, ajes, cacique, cazabe, nitaine, tuob,
caona, nocay, aj y tiburn. Adanse a esta lista boho y guann,
ambas interpretadas errneamente por Coln, que pens que eran
nombres propios de lugar, topnimos como Cuba; tambin caribe,
primer gentilicio antillano que aparece en un texto castellano
179
.
La introduccin y asimilacin general de palabras indgenas no
se dieron, sin embargo, de la noche a la maana ni como un simple
trasvase de formas, ms o menos adaptadas a la estructura fonolgica del
castellano; al contrario, fue un proceso ms bien lento y complejo llevado
a cabo en varias etapas. De acuerdo con Manuel Alvar (1992) la
"recepcin de americanismos" pas por las siguientes etapas.

179
a
) La tercera etapa consisti en la adopcin del trmino amerindio.
"Peripecia no exenta de riesgos, porque el espaol oa lo que su propio
sistema le permita or o porque el contenido de
Enrique Obediente Sosa
3
Lpez Morales 1998, pgs. 11-12.
393


I
a
) En un primer momento, los descubridores proceden a describir, mal
que bien, en castellano las realidades americanas que les eran nuevas. Se
refieren entonces, por ejemplo, a las hamacas como redes de algodn, los
pumas son llamados leones y las quenas, flautas. Este procedimiento, que
nada matiza, no puede evidentemente dar cuenta de aquello que los
descubridores pretenden dar a conocer a sus compatriotas; aquellas
palabras, utilizadas en Amrica, han comenzado a significar otras cosas,
han dejado de tener sus resonancias castellanas para adquirir otras, con lo
cual comienza "el acriollamiento de las voces tanto para designar nuevas
realidades como adaptar el espaol a su nueva circunstancia" (pg. 38).
2
a
) El paso siguiente fue "buscar la forma en que el europeo tenga
conciencia de las discrepancias" (pg. 38). Surge as la oposicin
sistemtica entre cosas de la tierra o de las Indias y las de Espaa o de
Castilla, sirvindose del posesivo para marcar la diferencia: "cuando
Coln habla de ratones de India se refiere a las 'hutas'; si Daz del
Castillo pondera las camisas de la tierra est pensando en los 'hupiles;
cuando las Relaciones de Yucatn hablan de las gallinas de las grandes
de esta tierra se refieren a los 'pavos, lo mismo que si hablan de gallos
de los indios [...]" (pg. 38).
394


los significados difera mucho de lo que se mostraba bajo sencillas
apariencias. El padre Las Casas, que tanto cuidaba en la transmisin de
los americanismos, tendra que escribir: a veces una palabra en aquella
lengua requiere muchas de las nuestras, y una nuestra comprehende
muchas de las suyas. Y el Inca Garcilaso, al escuchar a los castellanos,
dira que casi no dejan vocablo sin corrupcin y el espaol que sabe
ms, iora de diez partes las nueve, por las muchas cosas que un mismo
vocablo significan" (pg. 39). En la medida en que la lengua se aindiaba,
la expresin espaola se fue relegando, "pero qued -desde los primeros
das- el diccionario bilinge que otros hombres acabaran por escribir:
areito y bailes, grandes seores y caciques, ajes o pimientos,
naboras o vasallos" (pg. 39).
De esta manera el espaol se fue americanizando
180
al mismo
tiempo que las lenguas indgenas se iban hispanizando. Siguiendo a
Manuel Alvar (1992, pgs. 40-42), el proceso de americanizacin del
espaol,
que no es sino adaptacin a la nueva realidad, se inici en la
Espaola: los espaoles aprendieron el taino y, gracias a este
aprendizaje, se facilit la penetracin de trminos locales: la lengua
dej de emplearse torpemente para designar a todo un mundo que
surga como visin paradisaca, pero se aidi; no slo se
americaniz, sino que adems se hizo mestiza en todas aquellas
voces que pasaban a ser patrimonio inalienable de toda
la comunidad. Y gracias al espaol las lenguas de Amrica tuvieron
imprevisibles migraciones, porque en la Espaola el castellano inici su
proceso de adaptacin a la nueva realidad, pero tambin el de adopcin de
palabras que le entraban a raudales; lo que se aprendi en Santo Domingo o

180
Las lenguas indgenas que ms voces aportaron al espaol de los
conquistadores y pobladores del siglo XVI son el nhuatl, el taino y el
quichua, que en conjunto representan el 80% de los indigenismos. Los
campos semnticos ms favorecidos son el de la flora, la alimentacin y los
oficios, algo que era de esperarse ante la nueva realidad natural y social de
Amrica. Ver Zamora Munn 1976 para una relacin pormenorizada de los
indigenismos en la lengua de los conquistadores.
Enrique Obediente Sosa
3 9 5


en Cuba era ya espaol patrimonial como aqul que vena de Castilla la
Vieja.
Sabemos que todo esto era ms que cierto: en su admirable
Vocabulario en lengua castellana y mexicana (1571), fray Alonso de Molina
da como entrada en la seccin castellana a trminos tainos (<ax\ batata,
batea, batey, canoa, maz, etc.) y en Yucatn tenemos preciosos testimonios,
algunos de los cuales vamos a transcribir (los trminos subrayados son
siempre tainos): arman la casa con varazn entretejida y la atan con unas
latas que llaman ar, y en espaol se dicen bejucos; hay grandes ceibas, que
llaman los naturales yaxch; el maz se llama en su lengua yjim, etc. [...].
El espaol se va aindiando, al mismo tiempo que hispaniza a las
lenguas indgenas. Pero los americanismos se haban ido castellanizando;
cada uno oy como pudo, y las variantes fueron muchas y se perpetuaron
deformadas. De un mundo tan modesto como el antillano hemos visto una
proyeccin inusitada sobre las grandes culturas de Amrica, algo que sin los
espaoles jams se hubiera producido. [...] As pas un aluvin de voces
antillanas al espaol de Mjico o del Per, lo mismo que las plantas o los
animales [...].
[...] El espaol iba mestizando tambin a las lenguas indgenas y
cobraba nueva fisonoma con los intercambios. Charles de Rochefort [...] vio
cmo los caribes han tomado muchas de las palabras de los espaoles, por
haber sido estos los primeros cristianos con los que establecieron contacto.
Y Pedro Gutirrez de Santa Clara, cronista del Per, escribi en sus
Quinquenarios [c. 1603]: En los reinos del Per y en todas sus provincias
hay muchas y diversas palabras castellanas que los mismo indios naturales de
ellas las hablan [...] y estas dichas palabras castellanas no tienen aquel
significado que suenan, sino que quieren decir otras cosas en su modo de
hablar.
En ese proceso de americanizacin, la lengua espaola lleg
incluso a adoptar un morfema: el sufijo {-eco, -a}(del nhuatl -catl),
formador de gentilicios, el que encontramos en 'guatemalteco,
'yucateco, 'azteca, etc.
3. RASGOS DEFINITORIOS DEL ESPAOL AMERICANO:
REVISIN CRTICA
Biografa de una lengua
3 9 6


El espaol hablado y escrito en Amrica presenta una serie de
caractersticas que lo diferencian de la lengua comn del centro-norte de
Espaa. A este respecto se ha hecho ya un lugar comn decir que, en
relacin con la modalidad castellana de la lengua, los rasgos que
diferencian y definen al espaol americano son los siguientes: su esencial
y originario andalucismo, su notable homogeneidad, el estar lleno de
vulgarismos y arcasmos, adems de la notable presencia de
marinerismos y, por supuesto, de amerindis- mos y afronegrismos.
Esto, tomado muchas veces sin someterlo a crtica, ha sido ms
el producto de una impresin generalizada que el resultado de previos y
profundos estudios de la lengua usual tal como se ejercita en los diversos
territorios de la Amrica hispanohablante. A partir de los aos 60, sin
embargo, comenz una nueva etapa de la dialectologa hispanoamericana
marcada por el empeo de fillogos y lingistas de estudiar seriamente
las distintas hablas del continente con una metodologa adecuada, as
como por ir directamente a las fuentes documentales originales, todo con
el fin de determinar cun verdadera o falsa era la caracterizacin que se
haba hecho del espaol americano.
Juan Lope Blanch ha puntualizado en parte el tema que nos
ocupa en un excelente artculo titulado La falsa imagen del espaol
americano, artculo publicado en 1992 y en el que expresa
397


lo siguiente:
no obstante el fondo de verdad que pueda haber en algunas de estas
apreciaciones sobre el espaol de Amrica, considero que
simplifican ellas, en gran medida, la realidad lingstica americana,
cuando no la deforman y aun alteran radicalmente. Pienso, en
consecuencia, que esa caracterizacin de las hablas
hispanoamericanas debe ser precisada o matizada en unos casos e,
inclusive, rechazada en otros (pgs. 315-316).
En lo que sigue trataremos de revisar crticamente cada uno de
los puntos de la cuestin planteada con el objeto de delinear ms
ntidamente lo concerniente a los rasgos definitorios del espaol
americano.
3.1. Andalucismo
Una de las preguntas ms debatidas respecto al espaol
americano ha sido la relativa a sus orgenes dialectales: el espaol
americano es la continuacin de un dialecto peninsular especfico? O es
el resultado de una mezcla de dialectos espaoles? O, por el contrario, es
una modalidad propia y original de este continente? La cuestin,
etiquetada corrientemente con el rtulo 'base del espaol americano', dio
pie a una ya legendaria polmica entre dos famosos fillogos: el
dominicano Pedro Henrquez Urea y Max Leopold Wagner, a la que se
sumaron, como era de esperarse, otros fillogos y lingistas tanto de
Espaa como de Amrica.
El primero de los nombrados, en una serie de artculos titulada
Observaciones sobre el espaol de Amrica publicados entre 1921 y
1931, rechazaba, por inexacta y vaga, la supuesta filiacin andaluza del
espaol americano, y afirmaba que, por el contrario, la lengua usual en
Amrica tena un origen independiente; los cambios comunes
experimentados por Andaluca y Amrica eran, para Henrquez Urea,
398


meros desarrollos paralelos convergentes. Su postura, basada en
comparaciones entre una y otra modalidad de hablas, quiso confirmarla
mediante los datos estadsticos de que dispona sobre el origen de los
espaoles que poblaron Amrica, datos que present clasificando a
aquellos pobladores, dialectalmente, en cuatro grupos: hablantes de
espaol del norte peninsular (41,7%), hablantes de espaol del sur
peninsular (42,5%), hablantes de dialectos intermedios (6,7%) y hablantes
de zonas laterales (9%); no constituyendo, pues, los meridionales una
aplastante mayora, mal podra pensarse que hubiera podido imponerse su
dialecto, fue la conclusin a la que lleg.
En el otro extremo de la polmica estaba Wagner, quien, en
1920, defenda el andalucismo del espaol americano, matizando, no
obstante, su postura con dos importantes precisiones: la primera, que ms
que influencia andaluza habra que hablar de influencia meridional,
concepto, por supuesto, ms amplio, y la segunda, que extensos territorios
de Amrica habran quedado fuera de tal influencia.
La polmica entre ambos fillogos termin (sin zanjarse) con la
publicacin en 1931 de los datos demogrficos ya sealados, aspecto este
retomado aos despus por Peter Boyd-Bowman, para quien las teoras
formuladas no pasaban de ser ingeniosas hiptesis mientras no se
aclararan, por una parte, la demografa, y por la otra, la cronologa de la
colonizacin americana con las circunstancias especficas que marcaron
el proceso en cada uno de los territorios americanos. En cuanto a la
demografa, la investigacin realizada por Boyd-Bowman sobre
documentacin procedente, principalmente, del sevillano Archivo
General de Indias arroja como resultado que, para el perodo 1493-1600,
el mayor porcentaje de espaoles emigrados era efectivamente oriundo de
Andaluca; aunque el autor reconoce que la lista de pasajeros a Indias
elaborada por l (ms de 56.000 personas) no representa
Biografa de una lengua
3 9 9


ms del 20% de la emigracin total del perodo, permite, sin
embargo, entrever claramente las tendencias de la emigracin peninsular.
Podemos resumir sus cifras en el cuadro siguiente:
Espaoles emigrados entre 1493 y 1600 por regiones



(En 'Otras incluimos los valores correspondientes al aporte del resto de
las regiones espaolas y de extranjeros (2,8% del total)).
Las cifras de Boyd-Bowman indican a las claras dos cosas: I
a
)
que en la empresa americana participaron gentes de todas las regiones
espaolas; 2-) que hay una ntida preponderancia de andaluces. Si se
aade el hecho de que las pocas mujeres emigradas eran tambin de
Andaluca (55,4% en promedio para el perodo estudiado), entendemos
que los naturales de esta regin hayan podido ejercer un importante papel
en la difusin de su habla. Este hecho se ve reforzado an ms por la
indiscutible primaca andaluza en el perodo inicial o antillano (1493-
1519), momento en que se forma la modalidad lingstica que habra de
llevarse a Tierra Firme.
Otro aspecto del problema que deba ser dilucidado tena que ver
con la cronologa de los cambios lingsticos comunes al medioda
peninsular y a Amrica; pues bien, hoy no cabe ya la menor duda de que
aqullos ya se haban cumplido en Andaluca antes de que tomara cuerpo
la empresa americana. A Frago Gracia le cabe probablemente el mrito
mayor de haber demostrado dos hechos de particular relevancia en el
tema que estamos discutiendo: l
2
) que los cambios fonticos propios del
sur de Espaa ya se
Andaluca
Extremadura
Castilla la Nueva
Castilla la Vieja
Otras
36,9%
16,4%
15,6%
14,0%
17,1%
400


haban generalizado all para los das del descubrimiento; 2) en tierras
meridionales ya se haba dado la aclimatacin de no pocos elementos
lxicos de otros dialectos peninsulares por las particulares circunstancias
de repoblamiento de esas tierras a raz del proceso de reconquista. Esto
quiere decir que el dialecto andaluz ya estaba configurado para el
momento de la colonizacin americana, no slo en sus peculiaridades de
tipo fontico sino tambin de lxico, el cual inclua vocablos que,
procedentes de otras tierras espaolas (sobre todo occidentales), echaron
races en el habla de los andaluces. Esa modalidad de lengua espaola fue
la que sali de Espaa rumbo a las Indias, y si sa era el habla del
contingente mayoritario de emigrados no debera extraar que exista un
particular "parentesco" entre ella y la modalidad americana. Al respecto
dice Frago Gracia (1994b) en su obra de claro y revelador ttulo
Andaluca y espaol de Amrica: Historia de un parentesco lingstico,
lo siguiente
181
:
Por esta va [por la ruta de la intensa actividad mercantil
entre Amrica y Andaluca] vinieron los indoamericanismos lxicos
y por el mismo camino, pero en direccin contraria, hacia el Nuevo
Mundo afluyeron muchas palabras andaluzas que no tardaran en
transformarse en lo que los lingistas llamamos americanismos
lxicos. Ningn grupo regional espaol con ms asiduidad ni en
mayor nmero que el andaluz hizo la carrera de Indias. [...]
Por lo que en pginas anteriores se ha ido argumentando, se
llega a la conclusin de que el andaluz condicion enormemente la
configuracin del espaol americano tanto en su vertiente fontica
como en la del lxico. Si en este segundo nivel lingstico pudo ser
determinante, como de hecho lo fue, el papel de enlace entre Espaa
y Amrica que a Andaluca le correspondi -otro tanto cabe decir en
la cuestin de los indoamericanismos-, otro factor hubo de ser ms
importante en la transmisin del fonetismo andaluz a los no
andaluces en Indias. Es obvio, pues, que de un fenmeno
sociocultural, en el ms amplio sentido del trmino, se trata,
consecuencia del contacto interdialectal que trajo consigo la

181
Las citas estn tomadas de las pginas 189-194.
Enrique Obediente Sosa
4 0 1


emigracin, cuyo contingente destacadamente ms numeroso fue el
formado por los oriundos del sur, y ello durante los tres siglos que
van del XVI al XVIII.
Bastantes andaluces regresaron a su terruo [...] pero
muchsimos ms [...] permanecieron el resto de sus vidas en el
Nuevo Mundo [...]. Y estos fueron los que en Amrica escriben
textos idnticos en lo fontico a los redactados por sus parientes de
Andaluca, y, en definitiva, quienes all sembraron y cultivaron la
semilla de su peculiaridad lingstica.
182

Para ilustrar lo expresado arriba por Frago Gracia, reproducimos
a continuacin la transcripcin de parte de un documento sevillano de
1510 que refleja el habla andaluza
183
, y en el que adems aparecen dos
seguros indigenismos lxicos (hamaca y macana) y otro probable
(batea)*:
domjngo diez y nueve de mayo dja del espritu santo de
1510
En la muy noble y muy leal gibdad de seujlla domjngo

182
Recordemos que todas las conclusiones a las que llega Frago Gracia son
producto del anlisis de documentos originales de la poca escritos tanto en
Espaa como en Amrica.
183
Recurdese lo dicho en los apartados correspondientes a la lengua de los
siglos XV y XVI.
402


diez y Nueve djas del mes de mayo de quinjentos y diez
Anos en este dja: podja ser las ginco oras despues de
medyo dja estando en las casas del Reverendo seor luys
de soria canonjgo en la santa yglesja desta gibdad de
seujlla que son en esta dicha gibdad en la collagion de
santa maria en la calle de ximjos en presencia de mj el
bachille [sic] mateo de la quadra y de los testigos dj uso
escriptos el dicho seor luys de soria Razono por palabra y
dixo que por quanto A el era enbjada vna caxa de madera
la qual era la que Ante sy tenja y el la queria hazer Abrir y
ver las cosas que (en) ella venjan que pedja y pidjo A mj el
dicho escribano publico mjrase y viese y dello le diese
testimonjo y fe quando menester lo wiese ['hubiese']. E
luego el dicho seor canonjgo mando degarrajar la dicha
caxa la qual era vieja de madera de longor de cinco palmos.
E Asy Abjerta la dicha caxa se hallaron las cosas
sygujentes seys jarros de barro de las yndias dos hamacas
vna caratula tres bateas vna hachuela con vna piedra
Atravesada verde de forma de hacha vn vestydo de prumaje
un tyrador de frecha syn cuerda vna macana vna copa que
paresia de oro y en9ma de todo lo sobredicho vn liengo
basto de dos varas poco mas o menos por cobertor de lo
sobredicho []
collacjon: collacin o colacin 'barrio', territorio de una parroquia'
degarrajar. descerrajar
frecha: flecha; la forma con -r- era la ms usual en la Edad Media.
Pero afirmar la preponderancia del andaluz no significa negar el
influjo de otras regiones en la configuracin del espaol americano. Esto
lo tiene muy claro Frago Gracia, quien contina diciendo:
Todo, en la historia del espaol americano, se debe a los
andaluces? Imposible imaginar siquiera tal supuesto [...].
Espaa entera, con sus diferencias lingsticas regionales y sus
distintas aportaciones migratorias, particip en la colonizacin de
Amrica. [...]
[]
Hubo, pues, influencias multidialectales, en mayor o menor
Enrique Obediente Sosa
4 0 3


medida, segn las reas, niveladas por un efecto de sntesis, adems
de contacto con las lenguas indgenas y con el elemento africano,
aparte de que en la segunda mitad del siglo XVIII la emigracin
nortea, tomada en su conjunto, pasa a predominar sobre la de la
mitad sur peninsular. Pero Andaluca es un compendio de la
dialectologa espaola, pues recoge no pocos occidentalismos
norteos [...]. Y en cuanto al canario, de innegable presencia en el
espaol de Amrica, habra que considerar lo apuntado por Alvar:
hablamos tambin de andalucismo a secas, sin tener en cuenta que
puede no ser ya de un andalucismo directo, sino adaptado en las
Islas Canarias y, desde ellas, trasplantado al Nuevo Mundo.
Y concluye el investigador aragons con estas palabras:
No, no todo lo hizo Andaluca en Amrica, pero s ms que
las otras regiones espaolas, de las que haba recibido bastantes
aportes lingsticos que luego naturalizara y hara propios, y si se
pasa por alto este fundamental principio, toda investigacin
diacronica americanista que se emprenda resultar fallida. Porque a
sus hijos, especialmente a los que al Nuevo Mundo emigraron sin
retorno, les toc el papel de actores principales en la deslumbrante
escena sociolingstica, donde sin entreactos se represent el
nacimiento del espaol americano.
Pero volvamos una vez ms a la polmica andalucista. Hoy
sabemos que detrs de las posturas originales pesaban razones de tipo
ideolgico que explican y en cierto modo justifican las posiciones
encontradas de los adherentes de dichas teoras. El primero en estudiar la
ideologa que yace bajo la teora de Henrquez Urea fue Guillermo
Guitarte (1958), segn el cual es necesario tener en cuenta que el fillogo
dominicano estaba vinculado a la Generacin del Centenario, movimiento
intelectual mexicano que, entre otras cosas, rechazaba la visin de
Hispanoamrica como un mero reflejo de Espaa, es decir, como un
continente sin originalidad, sin identidad propia, y en consecuencia, como
una realidad culturalmente secundaria y subordinada. Ahora bien, como
toda identidad cultural est acompaada de una identidad lingstica,
Henrquez Urea se vio forzado a rechazar a priori el andalucismo, pues
la subordinacin lingstica implicaba subordinacin cultural; para l, el
Biografa de una lengua
4 0 4


espaol y lo espaol que recibi Amrica fue modificado ya en tiempo de
la colonia tanto por el medio como por las mezclas, con lo cual el
continente adquiri entonces una identidad propia. Se trataba, en suma, en
la postura del dominicano, de reinvindicar para la Amrica de lengua
espaola un puesto digno y propio en el concierto de las culturas del
mundo.
De otro lado, Jos del Valle (1998) cree que tambin detrs de la
teora andalucista hubo "prejuicios ideolgicos": "Los motivos
ideolgicos que yacen bajo la teora andalucista hay que buscarlos, a mi
modo de ver, en la relacin entre el problema de los orgenes del espaol
de Amrica, la construccin de la historia cultural hispnica y el tema de
la unidad frente a la variedad en el espaol" (pgs. 136-137). Partiendo
del anlisis de diversos estudios sobre la unidad y la variedad de la lengua
espaola, que demuestran todos preocupacin por la posible
fragmentacin lingstica y el consecuente debilitamiento de la cultura
hispnica, el autor concluye que detrs de la teora andalucista estaba el
nimo de justificar la concepcin unitaria de la lengua. "No basta -dice
del Valle- con observar coincidencias lingsticas en ambas orillas y
afirmar que esas peculiaridades del habla llegaron a Amrica en boca de
andaluces. Es necesario demostrar la solidez del tronco comn, y es sta
la labor en que se empean los andalucistas" (pg. 140). Por otra parte,
del Valle trae a colacin una cita de Menndez Pidal (quien se declar a s
mismo sustancialmente dentro de la vieja opinin andalucista), para el
405


cual si un idioma no es el reflejo del alma de un pueblo, es una
sntesis de la historia del desenvolvimiento intelectual del pueblo que lo
habla, lo que lleva al joven investigador a sacar la siguiente conclusin:
"Quiere esto decir que si la lengua sintetiza la historia de un pueblo, la
fragmentacin de aqulla ser sntoma de la desintegracin de ste. Es por
eso que la historia, y, con ella, la historia lingstica comn son
legitimadores esenciales de la identidad cultural de cualquier comunidad
y, por lo tanto, la teora andalucista es necesaria para forjar la unidad
lingstica, histrica y cultural de Espaa y Amrica" (pg. 140).
Producto de la polmica andalucista es la expresin espaol
atlntico, acuada en 1958 por Diego Cataln para afirmar, contra la
postura antiandalucista, "las conexiones lingsticas entre Amrica y los
puertos atlnticos de Espaa". Tal expresin, basada en las similitudes de
carcter fontico-fonolgico que se observan entre las hablas americanas
y las del suroeste peninsular, no goz de una aceptacin generalizada;
para algunos investigadores, la expresin no es feliz, pues, por utilizar un
trmino geogrfico, parece no incluir a las hablas americanas del Pacfico;
para otros, simplifica demasiado la realidad lingstica del espaol, pues
no existe tal entidad unitaria que abarque a las hablas andaluzas, canarias
y americanas, y si bien ese "espaol atlntico" posee unos cuantos rasgos
comunes, en l no pueden incluirse, por ejemplo, las tierras interiores o
altas de la Amrica hispana
184
.
Hoy la polmica andalucista carece de vigencia, al menos en los
trminos en que fue planteada en la primera mitad del siglo XX: basta
comparar los argumentos y razones de aquellos fillogos con los de, por
ejemplo, Frago Gracia, cuyo andalucismo es de otro tono y basado en
hechos incontrovertibles desconocidos para entonces. Hoy por hoy
muchos investigadores que se ocupan de los orgenes del espaol
americano prefieren enfocar el asunto desde distinta ptica. Partiendo del
hecho incuestionable de la heterogeneidad de la lengua en su modalidad
americana (aspecto antes no ignorado pero s minimizado), consideran

184
Para ms detalles, ver J. Enguita Utrilla 1992 en Csar Hernndez
(coord.) 1992, pgs. 100-101.
406


que, en primer lugar, no existe un espaol de Amrica, sino mltiples
variedades de espaol en Amrica si se toman en cuenta criterios
diatpicos (geogrficos), diastrticos (segn clases sociales) y diafsicos
(segn estilos y registros de habla)
185
. En segundo lugar, que dicha
modalidad es el resultado de un proceso de coineizacin que obedeci a
diversos factores estrechamente vinculados:
a) En primer trmino, a la integracin, en el perodo inicial, de
elementos de distinto origen dialectal peninsular e isleo como producto
de la acomodacin lingstica de los diversos interlocutores. Como ya se
dijo, hubo pluralidad de origen de los espaoles que intervinieron en la
conquista y colonizacin del territorio americano; en efecto, acudieron
para llevar a cabo tal empresa, hombres de todas las regiones espaolas
(aunque con un neto predominio de gentes del sur de Espaa), que deban
reunirse en Sevilla, nico puerto autorizado durante mucho tiempo para el
gran viaje; all permanecan meses y aun aos antes de que la expedicin
saliese. Durante ese tiempo de espera, y luego a lo largo de la travesa, se
fue creando una especie de coin (que sera reforzada luego en suelo
americano): castellano meridional con elementos dialectales del habla de
las diversas regiones de origen de los viajeros, constituyeron, pues, la
base del espaol que se trasplant a Amrica. Ello explica el que la
lengua en Amrica sea, en lneas generales, similar a la modalidad
meridional del castellano y no a la septentrional, y que, por otro lado,
pervivan en amplias zonas ciertos dialectalismos peninsulares e isleos
que

185
De lo que acabamos de expresar nos ocuparemos con ms detenimiento en
las pginas siguientes.
Biografa de una lengua
4 0 7


nunca llegaron a generalizarse en la lengua comn de Espaa.
Entre esos dialectalismos espaoles que florecieron en Amrica se pueden
sealar los siguientes: en el nivel fontico, la presencia de la r asibilada,
comn en la Rioja, Navarra y Vascongadas y buena parte de Amrica,
pero ausente de la norma general castellana; en el nivel lxico, los
llamados meridionalismos (andalucismos y canarismos) y
occidentalismos. Entre los andalucismos podemos mencionar limosnero
'mendigo, juma 'borrachera, oa 'excremento, prometer 'asegurar,
etc.; canarismos que echaron races son botarate 'manirroto, ensopar
'mojar, mordida 'mordiscoparejero 'confianzudo, Vanidoso. En cuanto
a los occidentalismos (galleguismos y leonesismos, principalmente)
llegados a Amrica directamente o a travs de bocas andaluzas, tenemos
bosta 'excremento del ganado vacuno y caballar, botar 'tirar, arrojar,
cardumen 'banco de peces, fundo 'finca, laja 'piedra grande y lisa,
lamber 'lamerpiola 'cordel, renco 'cojo, tranquera 'puerta rstica en un
alambrado, etc.
b) En segundo trmino, el proceso de coineizacin tambin es el
resultado de la asuncin de las variables que adquirieron prestigio y las
que significaron una simplificacin, como valores propios de la nueva
comunidad (la constituida por los "espaoles americanos"), variables as
convertidas en definitorias de su nueva y propia identidad cultural. As,
como la lengua que atraves el Atlntico no era enteramente uniforme
(estaba llena de no pocas fluctuaciones, antiguas unas, recientes otras, y
fonticamente fragmentada -recurdese lo dicho sobre la lengua de los
siglos XV y XVI-), el trasplante a Amrica sirvi en cierto modo de
catalizador de un proceso de nivelacin dialectal que sirvi tambin para
que floreciera el consiguiente sentimiento de identidad criolla
186
.
En resumidas cuentas, y para cerrar este punto, el originario
andalucismo no es una invencin caprichosa, es una realidad histrica; ya
desde el siglo XVII hubo observadores que compararon el espaol

186
Ms detalles al respecto en J. del Valle 1998, pgs. 140-146, y Frago Gracia
1994b.
408


americano con el dialecto andaluz
187
; ahora bien,
si alguna huella dej el andaluz en el espaol de Amrica, ello no
pudo tener lugar sino en el mismo perodo colonial, cuando hubo
una comunicacin verdaderamente intensa entre Andaluca y los
dominios ultramarinos
188
.
Esa habla que, llegada al Nuevo Mundo, sufri un proceso de
reajuste y nivelacin en las Antillas, fue la que, desde all, se difundi por
el resto del continente, de modo que es ese dialecto especfico de la
lengua espaola el que constituye el lazo que une el espaol de Amrica
al espaol de Espaa en la poca colonial. Afirmar otra cosa es querer
negar las evidencias y complicar y entenebrecer la historia del espaol
americano
189
.
3.2. Homogeneidad
Respecto a la homogeneidad o uniformidad del espaol
americano, varias cosas hay que precisar. En torno a este tema ha habido
opiniones encontradas: por una parte, la de los que afirman que el espaol
que se habla en Amrica es homogneo o unitario; por otra, la de los que
creen que es heterogneo y diverso. Consideramos que Lope Blanch
(1982) tiene razn al afirmar que "el espaol hablado en Amrica, no
obstante su unidad esencial, revela una profunda diversidad" (pg. 66)
pero que
dentro de la acusada diversidad de las hablas hispanoamericanas,
existe una esencial homogeneidad en lo que a la estructura general
de la lengua respecta. El sistema fonolgico, el morfosin- tctico y

187
Ver testimonios en Frago Gracia 1994b, pgs. 17-18.
188
Frago Gracia 1994b, pg. 18.
189
cf. Ldtke 1998, en particular pg. 31.
Enrique Obediente Sosa
4 0 9


aun el lxico es, bsicamente, el mismo. Se trata, claro est, de una
misma lengua, (pg. 75).
Diez aos despus seala el investigador hispanomexicano que si
con los trminos 'homogeneidad o 'uniformidad se quiere decir que los
hispanoamericanos se entienden entre s cualquiera sea su procedencia
nacional ello es indudablemente cierto: todos hablamos la misma lengua
espaola. "Pero de ah a decir que el espaol de la enorme Amrica es
slidamente homogneo media un abismo" (1992, pg. 316). Basta ver las
distintas realizaciones de ciertos fonemas o parte del lxico cotidiano de
un hispanoamericano comn para darnos cuenta de que no existe un
espaol de este lado del mundo que sea una especie de bloque monoltico
en el que todo es idntico desde Ro Grande hasta Tierra del Fuego. Esta
realidad, aadimos nosotros, no es algo crptico capaz de ser apreciada
slo por especialistas, por el contrario, es un hecho del que todo
hispanoamericano se da cuenta y del que tiene conciencia; en efecto, todo
americano hispanohablante sabe si el otro es de su misma regin
(continental o nacional) o si, por el contrario, es oriundo de otra regin
distinta de la propia. La heterogeneidad del espaol americano es, pues,
un hecho innegable tanto como lo es su unidad esencial.
Resumiendo, podemos decir que seguramente el proceso de
nivelacin lingstica que se dio, primero en el sur de Espaa antes del
viaje, en tanto que punto de encuentro de futuros
410


conquistadores y colonizadores, luego durante la travesa, y,
finalmente, con la convivencia en las nuevas tierras (situaciones todas que
los obligaban a conformar una lengua bastante homognea), explique, en
buena parte, la esencial unidad, siendo la diversidad consecuencia de la
llegada de la lengua a estos extensos territorios en distintos momentos y
de la implantacin, ms o menos desigual, de dialectalismos peninsulares
y canarios, indigenismos y africanismos en lo que hoy es la Amrica
hispanohablante.
En este punto de la diversidad debe aadirse un factor de suma
importancia: el sociohistrico, referido al distinto grado de desarrollo
cultural de los diversos territorios coloniales y su desigual relacin con la
metrpoli. Este hecho no ha de perderse de vista si se quieren entender
ciertas peculiaridades divergentes del espaol americano; recordemos que
en el proceso de irradiacin hacia Amrica de las novedades lingsticas
que se producan en Espaa a lo largo de los siglos XVI-XVIII, los
primeros receptores fueron obviamente los pobladores de los centros
urbanos de primera categora (las capitales virreinales, sobre todo) y los
puertos que ms trfico mantenan con las ciudades portuarias espaolas.
Esto explicara, ciertamente slo en parte, el que muchos particularismos
meridionales fueran con el tiempo desplazados de ciertos territorios
americanos, de modo que fenmenos usuales all en el siglo XVI
experimentaron un proceso de sustitucin, por lo cual aqullos no se dan
ms en el habla actual; la temprana difusin de meridionalismos no
signific, pues, necesariamente su arraigo en todas partes.
3.3. Vulgarismo
En lo que concierne al carcter vulgar del espaol americano,
debido, supuestamente, a la baja condicin social de quienes trasplantaron
la lengua a Amrica, el gran fillogo que fue
ngel Rosenblat ya demostr hace ms de treinta aos
190
que la

190
En "Bases del espaol en Amrica. Nivel social y cultural de los
conquistadores y pobladores del siglo XVI, Actas de la Primera Reunin
Enrique Obediente Sosa
4 1 1


emigracin espaola fue, al menos en su origen, de relativamente alto
nivel cultural, superior en promedio al de las sociedades europeas de la
poca. Contrariamente al tpico, la conquista y primera colonizacin de
Amrica no se hicieron con malhechores ni delicuentes, pero, seala
Rosenblat (1977, pg. 9), "como en toda falsedad suele haber algo de
cierto, conviene analizarlo. Antes que dar un breve resumen de su
exposicin, permtasenos reproducir parte del anlisis rosenblatiano del
tema que nos ocupa.
Coln no encontraba tripulantes para su inslito viaje. Una
provisin real del 30 de abril de 1492 dio "seguro, o salvoconducto,
a los que fuesen con l para que no les hicieran dao, en sus
personas o bienes, por razn de ningn delito cometido hasta ese
da...". Consta que se acogieron a esa provisin cuatro personas de la
crcel de Palos [...].
Los cuatro desterrados volvieron con Coln a la Pennsula
[...].
Al preparar la armada de 1493 los Reyes recomendaron (29
de mayo): Toda la gente que fuere en los navios, si ser pudiere,
sean personas conocidas e fiables... [...].
Sobraron los voluntarios para las diecisiete naves, las
mejores de Andaluca, en las que fueron unos 1.500 hombres,
seleccionados severamente. Pero ante el fracaso de esta primorosa
expedicin (las Indias quedaron infamadas, pues muchos haban
vuelto "enfermos e pobres e de tan mala color, que parecan
muertos", dice Fernndez de Oviedo), Coln pens de nuevo, para
su tercer viaje, en los penados de las crceles. [...] Respondiendo a
su splica, los Reyes Catlicos, el 22 de junio de
1497, dieron dos provisiones. La primera, que cualesquiera personas,
hombres o mujeres, que hubiesen cometido hasta ese da crimen de muerte o
heridas, o cualquier otro delito (salvo hereja, crimen de lesa majestad, alta
traicin, alevosa, muerte segura o hecha con fuego o saeta, falsificacin de
moneda, sodoma, o haber sacado moneda, oro o plata u otras cosas vedadas

Latinoamericana de Lingstica y Filologa (Via del Mar, 1964), Instituto
Caro y Cuervo, Bogot, 1973, pgs. 293-371, trabajo rehecho y ampliado en
Los conquistadores y su lengua, Universidad Central de Venezuela, Caracas,
1977.
Biografa de una lengua
4 1 2


del reino), fuesen a servir a la Espaola a la orden del Almirante, y sirviesen a
su costa dos aos los que mereciesen muerte, y un ao los dems, y que
pasado ese tiempo pudiesen volver libres a Castilla. La segunda, que los
delincuentes que mereciesen ser desterrados a una isla o a cavar metales, los
desterrasen a la Espaola por el tiempo que les pareciese a los justicias del
reino. Cuntos penados se acogieron a esas ventajas y cules fueron los
resultados?
Fernndez de Oviedo, que escriba en la Espaola, dice [...] que las
tres carabelas que envi Coln desde Canarias trajeron trescientos hombres
sentenciados y desterrados a estas islas. Con los dems -agrega-, fueron la
salvacin de la tierra: "porque entre aquella gente hubo muchos hombres
valientes y especiales personas".
w
Las dos primeras carabelas de Coln salieron de Sanlcar en febrero
de 1498 [...]. Llevaba 90 hombres a sueldo:
9 escuderos (es decir, hidalgos), 12 labradores, 68 ballesteros o peones de
trabajo y pelea, un marinero. Adems un clrigo y un cirujano. Y diez
"homicianos": seis castellanos, y dos mujeres y dos varones "de egibto" (es
decir, dos parejas de gitanos).
El resto de la expedicin -Coln con seis naves- sali en mayo. No
hay ninguna noticia de que llevara delincuentes [...]. []
En la armada de Ovando (1502), en la que llegaron ms de 2.500
personas, vena tambin un desterrado: Sebastin de Ocampo, que haba sido
condenado a muerte "por cierta cuestin" con un vecino de Jerez. Era un
hidalgo gallego criado de Isabel la Catlica [...].
Una Real Cdula del 11 de abril de 1505, de la reina doa Juana,
revocaba la autorizacin de enviar malhechores a
India. Sin duda llegaron, ocultos en las bodegas o con autorizacin
especial [...]. Son ingrediente inevitable de toda sociedad, y en las
Indias podan contar con mayor campo de accin, con mayor
impunidad. Pero ya se ve que no tuvieron peso real en la obra
colonizadora, y asignarles importancia es dejarse llevar por una
leyenda y perder la perspectiva de la formacin americana. (1977,
pgs. 9-14).
Todo comentario al texto es, creemos, superfluo.
En cuanto a campesinos, apenas si los hubo entre los primeros
413


pobladores; sobre el particular dice Lope Blanch (1992, pg. 323) que
en el Catlogo de pasajeros a Indias consta que, entre 1539y 1559
(es decir, en poca ya de paz, con la conquista de los territorios
americanos en gran parte consumada, situacin favorable para la
emigracin de campesinos, poco afectos a las armas), de un total de
4.540 asientos, slo aparecen 25 labradores y un hortelano, en
cambio, figuran 827 'hombres de letras' (clrigos, bachilleres,
licenciados, etc.), lo cual -en relacin con los 2.000 emigrantes cuya
profesin consta- representa el 41%, frente a slo 1,3% de labriegos.
De haber sido gente inculta en su mayora, como lo pretendieron
algunos, la que vino a poblar Amrica, se habran fundado tan
tempranamente (primera mitad del siglo XVI) las universidades de Santo
Domingo, Lima y Mxico? Y ese grado de cultura se reflejaba,
obviamente, en la lengua, que los americanos manejaban, al parecer,
mejor que los mismos espaoles, segn testimonio del mdico andaluz
Juan de Crdenas, quien en 1591 observaba lo siguiente:
Para dar muestra y testimonio cierto de que todos los nacidos en
Indias sean a una mano de agudo, tracendido y delicado ingenio,
quiero que comparemos a un [aldeano] de los de ac con otro rezin
venido de Espaa [...]; oyremos al Espaol nacido en las Indias
hablar tan pulido, cortesano y curioso, y con tantos prembulos,
delicadeza y estilo retrico, no enseado ni artificial, sino natural,
que parece ha sido criado toda su vida en corte, y en compaa de
gente muy hablada y discreta.
191

Aunque esta fue la situacin de la poblacin en las grandes
ciudades de Indias, no es menos cierto que en territorios menos
disputados y en centurias posteriores fueron llegando a Amrica
"desheredados de la fortuna de escasa formacin cultural" (Lope Blanch
1992, pg. 325). En la sociedad americana haba, pues, como en toda
sociedad, como en la misma Espaa de entonces, gente de todo tipo y
nivel, y precisa Lope Blanch (1992, pg. 326) que

191
Problemas y secretos maravillosos de las Indias, tomado de Lope Blanch
1992, pg. 325, nota 27.
414


lo que no debe olvidarse es la elevada proporcin de hombres
letrados y aun verdaderamente cultos entre los que hicieron la
conquista y primera colonizacin de Amrica, lo cual determin que
las colonias espaolas del Nuevo Mundo no fueran notoriamente
refugio de delincuentes, ni destierro de criminales, ni asilo de
muchedumbres analfabetas, sino virreinatos que llegaron a alcanzar
sorprendente nivel cultural. Tildar de vulgar o de rstico a todo el
espaol de Amrica es incurrir en generalizacin y simplificacin
caprichosa y falsa.
3.4. Arcasmo
Pasemos ahora a revisar lo de los arcasmos, de los que,
supuestamente, est plagado el espaol americano.
Los especialistas en dialectologa hispnica, particularmente
Biografa de una lengua
4 1 5


los espaoles, han venido diciendo que una de las caractersticas
relevantes del espaol extrapeninsular, y ms concretamente del espaol
americano, es el arcasmo, es decir, el mantenimiento de voces, de
significaciones, de formas gramaticales y de estructuras sintcticas
anticuadas. La nocin de arcasmo hace referencia, pues, al tiempo, al
considerar ciertos elementos lingsticos como desaparecidos o en vas de
desaparicin en relacin con el presente de un sistema dado. Por no citar
sino a algunos de esos dialectlo- gos, encontramos en la famosa y clsica
Dialectologa Espaola de Alonso Zamora Vicente (1979) las siguientes
afirmaciones referidas al espaol de Amrica: "el fondo patrimonial
idiomtico [americano] aparece vivamente coloreado por el arcasmo"
(pg. 378); "el voseo no es otra cosa que un rgido arcasmo" (pg. 407);
"el lxico americano es [...] abundante en arcasmos" (pg. 423). Rafael
Lapesa, por su parte, nos dice igualmente en su Historia de la Lengua
Espaola (1980) que "en la morfologa y sintaxis el espaol de Amrica
mantiene arcasmos" (pg. 581), y su lxico, en el que "perduran
arcasmos" (pg. 597), abunda en palabras que en Espaa "han
desaparecido" (pg. 591 )
192
. De entre los arcasmos lxicos, Zamora
Vicente (1979) seala, entre otros, los siguientes: barrial 'barrizal, botar
'arrojar, echar a la basura, bravo 'enojado, candela 'fuego, cuero 'piel,
curioso 'hbil, dizque 'dicen que, supuestamente, esculcar 'registrar,
frazada 'manta, fundo 'finca, lindo 'bonito, liviano 'ligero, llamado
'llamamiento, pararse 'ponerse de pie, prometer 'asegurar, sentirse
'resentirse, estar dolido.
De las citas arriba recogidas aparece claro que los autores
mencionados, al hablar de arcasmos en las variedades extrapenin- sulares
del espaol, hacen, ms que una referencia temporal de ciertos elementos
lingsticos respecto al sistema espaol, una referencia geogrfico-
dialectal donde el punto de comparacin es el habla de Castilla. La norma
castellana, identificada errneamente a veces como espaol general, se
erige en patrn o modelo, de all que consideren arcaico todo elemento de
la lengua que haya desaparecido de aqulla; lo cual equivale a decir que
es arcaico todo aquello que no est en uso en Espaa, y ello a pesar de
que en la mayora de las comunidades hispanohablantes extrapeninsula-
res (que, de paso, constituyen casi el 90% de los que hablan espaol) se

192
De otras modalidades del espaol no peninsular se ha dicho lo mismo;
bstenos estas citas: "no es raro el uso de algn arcasmo castellano" en el
espaol de Filipinas (Zamora Vicente 1979, pg. 453). Antonio Quilis
(1992b, pg. 274) afirma, por su parte, que la lengua hablada en Guinea
Ecuatorial mantiene "voces y giros que en el espaol general han dejado de
usarse".
416


mantengan vivos aquellos elementos. Ya, de hecho, es contradictorio
hablar de "mantenimiento de arcasmos", pues la nocin de vitalidad en el
uso y la de anticuado se excluyen mutuamente. Hoy no es posible
identificar la lengua espaola con una de sus modalidades; hay,
ciertamente, una norma comn panhispnica, pero hay tambin al mismo
tiempo tantas normas particulares como naciones hispanohablantes. Por
eso el concepto de arcasmo es relativo, al igual que el de vulgarismo,
pues depende de lo que considere tal una u otra norma.
El problema de fondo es la definicin misma del trmino
'arcasmo; ste, de acuerdo con la definicin del DRAE, es un elemento
anticuado en relacin con un momento determinado; se trata, por tanto, de
un trmino no absoluto sino relativo, como lo es cualquier cosa que tenga
que ver con el tiempo. Pero, cul es el criterio para saber si una forma o
una estructura son anticuadas? Durante "cunto tiempo debe una palabra
no ser usada para que pase a ser 'anticuada"?, como se pregunta Alberto
Pineau (1984, pg. 632). La respuesta no es simple porque implicara
tener datos objetivos de frecuencia durante un perodo suficientemente
largo, y en el que estn representados todos los dialectos y todos los
registros de una determinada lengua, empresa si no imposible al menos
muy difcil de llevar a cabo. Por ello es preferible restringir el concepto
de arcasmo y limitarlo a dialectos particulares, considerados en s
mismos, sin establecer comparaciones con otros dialectos. As podemos
acercarnos ms a la realidad si nos referimos a los arcasmos de tal o cual
dialecto en lugar de pretender hablar de los arcasmos de la lengua, los
cuales se reduciran muy probablemente a aquellas palabras cuyo
referente fue una realidad que dej de existir en el uso, tales como
adarga, tonsura, maraved, etc., y unas pocas estructuras morfosintcticas
(por ejemplo, las formas verbales de 2- plural en -des o los tiempos
compuestos de los verbos intransitivos con el auxiliar ser), pequeo
conjunto, dentro de la totalidad del sistema, que, a nuestro juicio,
constituye los nicos y verdaderos arcasmos de la lengua. Por poner un
caso, el pronombre vos slo podra ser considerado arcasmo en el
espaol de Espaa, mas no en el de Amrica dada su vitalidad en extensas
zonas de este continente, en consecuencia, desde el momento en que es
usual en una de las modalidades de la lengua no puede ser calificado de
Eoric|ye Obediente Sosa
4 1 7


arcasmo en el sistema. Es esta tambin la opinin de Zamora y Guitart
(1982, pg. 146), quienes slo admiten el concepto de arcasmo para un
dialecto determinado, dando como ejemplo la voz fie 'nio, arcasmo en
la lengua actual de Cuba. En Venezuela podran ser, por ejemplo, locha,
fraccin monetaria que no existe ms, o la expresin la ctedra,
equivalente a 'bueno, chvere (Esa pelcula es la ctedra), voces no
usuales ya e incluso desconocidas por buena parte de la poblacin.
Otros autores, por su parte, limitan la nocin de arcasmo a
aquellas formas y estructuras desaparecidas de la lengua comn y
literaria, se hallen o no vigentes en hablas dialectales, pero esto en lugar
de resolver el problema lo complica porque, en primer lugar, no es nada
fcil establecer con rigurosa exactitud las fronteras de "la lengua comn"
y, en segundo lugar, el hecho de que alguna forma no aparezca en la
lengua literaria no es en
Enrc|ye Obediente Sosa
418


absoluto ninguna garanta respecto al uso; todos los lingistas
saben que hay formas y estructuras que prcticamente no aparecen jams
en la lengua literaria pero que se usan a diario en el interactuar
comunicativo de la gente. Adems, por qu privilegiar en este punto a la
lengua escrita sobre la oral? No olvidemos que toda lengua es mucho ms
que su registro literario.
Deberamos, entonces, restringir el concepto de arcasmo -ya lo
hemos dicho- a aquellos elementos que han dejado de usarse de manera
general en un dialecto dado, sin hacer referencia al dialecto del vecino.
Ms an, creemos que nos acercamos ms a la verdad si calificamos tales
elementos de no usuales en tal o cual dialecto sin incluir el aspecto
temporal que contiene la definicin del trmino 'arcasmo, que
preferimos quede reservado -insistimos en ello- a formas, significados y
estructuras realmente pretritos de la lengua, del sistema en su totalidad.
Esto de los "arcasmos americanos" est en estrecha relacin con
el estado de la lengua que trajeron los colonizadores, que, como es
sabido, es el de los siglos XVI y XVII. Mientras en Espaa algunos de los
elementos de la lengua de ese perodo, o de anteriores, se fueron
relegando poco a poco, en Amrica quedaron arraigados en el uso general
de los hablantes. En la conservacin de ciertos elementos lingsticos as
como en la asimilacin de otros nuevos venidos ms tarde desde Espaa,
influy tambin, cosa que a veces se olvida, el hecho de que no todos los
territorios americanos recibieron el espaol al mismo momento ni con la
misma intensidad: mientras el rea del Caribe y Mxico lo recibieron
tempranamente, el Cono Sur lo va a hacer ms tarde, lo cual explica, en
parte, las diferencias dialectales entre ambas zonas. Recurdese que la
lengua espaola est en pleno proceso de transformacin durante el
tiempo de la empresa americana, por lo tanto, reas colonizadas en
tiempos relativamente distantes van a presentar diferencias de acuerdo
con el estado de la lengua de los colonizadores
193
.

193
Ver Moreno de Alba 1993, pgs. 16-17.
Enrique Obediente Sosa
4 1 9


3.5. Marinerismos
Mencin aparte merecen los llamados marinerismos lxicos del
espaol americano porque en ellos se entremezcla lo temporal (algunos,
como veremos, forman parte de los mal llamados 'arcasmos) con lo
dialectal peninsular, sin que falte, en otros, la original innovacin
americana.
Se entiende por marinerismos lxicos el conjunto de voces que
han experimentado una ampliacin del significado para referirse a
realidades de tierra firme. El cambio obedece, como se ha afirmado, a un
hecho histrico: la multitud de hombres de mar que participaron en el
proceso de conquista y colonizacin de Amrica favoreci la extensin de
su jerga, la cual, desde muy temprano, se carg de significaciones no
marineras al ser aplicada a otras realidades con las que el referente
original marino tena alguna semejanza. Hay que tener presente, sin
embargo, que los marinerismos se extienden no slo por boca de marinos
sino tambin por boca de todos los dems pasajeros, quienes durante la
preparacin del viaje y en el transcurso de la travesa se impregnaban de
aquel lxico del que no podan fcilmente desembarazarse una vez
llegados a tierra; a la extensin y afianzamiento de los marinerismos en
tierra firme contribuy tambin, ciertamente, el que las comunicaciones
en Amrica se hicieran principalmente por va acutica (martima y
fluvial), por tanto, en embarcaciones, con lo cual el lenguaje marinero
sigui forzosamente en uso despus de haber cruzado el ocano.
Pero es el caso que muchas de las voces dadas como
marinerismos americanos no son realmente tales; en efecto, no pocos de
esos trminos ya teman en Espaa, en otros tiempos o en determinadas
circunscripciones dialectales, la significacin que son las corrientes hoy
en el espaol de Amrica; por ello decamos al principio que en esto de
los marinerismos se mezcla lo temporal con lo dialectal. Analicemos
algunos de los ms comnmente dados y veamos en qu medida son
realmente marinerismos americanos o trminos que, marineros en su
origen, estn en la lengua general o en determinada rea dialectal
espaola.
abarrotar. Con diversas acepciones traslaticias en las que es comn la
Biografa de urna lengua
4 2 0


idea de 'llenar al mximo, 'abarrotar es un trmino marino que signific
primero asegurar la estiba de un buque llenando los huecos con barrotes;
esos espacios fueron despus llenados con cualquier objeto, en especial
con artculos alimenticios que ocupaban poco espacio; de ah la palabra
abarrotes como nombre de estos fardos. En Amrica, 'abarrotes ampli
su significacin al designar los mismos artculos que los fardos contenan,
y luego el establecimiento donde se vendan. Adems, combinando las
ideas de 'llenar y de 'mercaderas surgi la de 'saturar de productos el
mercado, de manera que se deprecian por su excesiva abundancia.
amarrar. Se dice que en su acepcin de 'atar, sujetar cualquier cosa, es
un marinerismo americano por extensin de su primera significacin:
'sujetar el buque en el puerto por medio de anclas y cadenas. Procedente
del neerlands a travs del francs (lengua en que slo tiene uso nutico),
el verbo ha sido en espaol de empleo general: "en muchos de los
ejemplos castellanos ms antiguos se trata de amarrar un hombre a un
rbol o a una columna" (Corominas y Pascual, s. v.), de modo que lo que
ocurre en el espaol americano es la conservacin del significado no
restringido y su preferencia por este verbo frente a 'atar u otros similares.
Biografa de una lengua
4 2 1


balde. La palabra, cuya significacin primera es la de 'cubo para sacar y
transportar agua en las embarcaciones, extendi su significado para
referirse a 'cualquier recipiente parecido al cubo, destinado a diversos
usos, significacin que, ciertamente, es la usual en Amrica. Dicen Cor
ominas y Pascual (s. v.) que el empleo martimo del vocablo es "el ms
generalizado en Espaa, y la Acad[emia] lo dio como nico hasta que
Romn fue causa de que se rectificara parcialmente esta definicin.
Romn se fundaba en el uso americano, que ha generalizado balde a
cualquier clase de cubo", pero en seguida aaden que "lo mismo ocurre en
Asturias [...], en Galicia, Portugal, Canarias, el Alto Aragn [...] y en
Andaluca". De acuerdo con sus investigaciones, el vocablo "es un
prstamo del gallego-portugus (de donde su empleo, sobre todo nutico
y martimo). All no es un utensilio de fabricacin moderna, sino de
factura tradicional y empleo universal y aun rstico, no slo martimo".
De modo que en la acepcin dada como americana se tratara otra vez de
la conservacin de un dialectalismo.
botar. "Signific antiguamente 'lanzar, arrojar, tirar, con aplicacin a
cualquier objeto [...], extensin semntica hoy conservada casi en toda
Amrica [...] y en las hablas leonesas y gallegoportuguesas [...]. En el
resto de Espaa el vocablo alcanz menor vitalidad y pronto tendi a
tomar el matiz de 'arrojar con violencia [...], y a especializarse en
empleos especiales, como 'echar al agua un barco [1535] [...]. En
Amrica es uno de los tantos occidentalismos hispnicos" (Corominas y
Pascual, s. v.). Estamos, como se desprende de lo dicho, ante el caso de
mantenimiento en Amrica de un antiguo significado que se hizo dialectal
en la Pennsula.
chinchorro. Es, en su origen, trmino marino con que se designa un tipo
de red para pescar y una especie de bote pequeo; en Amrica pas a
designar principalmente un tipo de hamaca, lo cual no es de extraar dada
la semejanza que existe entre uno y otro objeto
194
.

194
Para la etimologa y el movimiento semntico del timo a los derivados,
ver Corominas y Pascual .v. v. chinche.
Biografia de una. lengua
4 2 2


estada. Aunque valga por 'detencin en general, se ha especializado en
Espaa como 'detencin de un buque en puerto, mientras que en
Amrica es el trmino usual para significar lo que en la Pennsula se hace
mediante el vocablo 'estancia, es decir, 'permanencia durante cierto
tiempo en un lugar determinado. En este cambio influy, sin duda, la
especializacin que en buena parte de Amrica adquiri la voz 'estancia:
'hacienda, finca.
fletar. Del sentido original de 'alquilar un buque se pas al de 'contratar
cualquier tipo de transporte; del sustantivo correspondiente, dicen
Corominas y Pascual que en "el castellano de Amrica generaliz flete su
significado en el de 'pago de cualquier medio de transporte, de acuerdo
con la tendencia continental a extender los trminos marinos al uso
terrestre". En algunos pases americanos, flete pas a designar el caballo
mismo con que se practicaba el transporte, y luego todo caballo
195
.
guindar. La significacin general de 'subir algo a lo alto viene del
lenguaje de los marinos, para quienes el verbo significaba 'levantar algo
por medio de guindastes o poleas. De este significado surgieron
fcilmente otros: 'colgar, 'descolgar y 'ahorcar, que se encuetran tanto
en Amrica como en Asturias.
mazamorra. Trmino nutico que designaba la 'comida hecha a base de
migajas de galleta destinada a la tripulacin de un barco, trmino que "se
populariz y generaliz en Amrica: F[ernnde]z de Oviedo emplea
maqamorra por lo menos cuatro veces aplicndolo a unas puches de
maz, a una pasta de cacao o a una especie de gachas preparada con leche
de coco" (Corominas y Pascual, s. v.). Hoy designa en Amrica diversos
platos que tienen en comn el ser hechos de maz, y en sentido traslaticio,
'mezcolanza, confusin.
rancho. Quienes consideran que esta palabra es un marinerismo parten de
la acepcin 'lugar de la embarcacin donde se aloja a la marinera; la
cuestin, sin embargo, no es simple, pues habra que preguntarse si fue

195
Ver Mornigo 1993, .v. v. flete.
Enrique Obediente Sosa
4 2 3


esa la significacin primera del trmino, o si, por el contrario, es una
ampliacin de la original. Corominas y Pascual (s. v.) afirman que el
trmino signific en un principio 'alojamiento; "en los SS. XVI y XVII
rancho era palabra bien conocida en todos los pases donde se ha hablado
cast., designando toda clase de viviendas provisionales o simplemente
lugares donde se alojaban o acomodaban, con carcter ms o menos
pasajero, toda clase de gente nmada o viajera: soldados, indios, marinos,
pescadores, gitanos, pastores y vagabundos. Era sobre todo una palabra
de soldados, y stos la aplicaron a las chozas y guaridas de los indios
americanos, de donde qued luego como nombre de vivienda pobre y
rural de los habitantes de Amrica, aun los criollos. [...] al uso americano
contribuiran los marinos [...] pero fue sobre todo a los soldados
conquistadores del Nuevo Mundo a quienes cupo la mayor parte en la
difusin y arraigo de este vocablo en Amrica, que es donde hoy conserva
mayor vitalidad [...] con algunas variantes de sentido". Frago Gracia
(1999, pg. 288) seala que de "procedencia meridional es rancho 'finca
de campo, estancia".
rumbo. Design primitivamente cada uno de los 32 espacios en que se
divide la rosa de los vientos y en que se considera repartido el horizonte;
era, por tanto, un trmino cosmogrfico; pero pronto predomin la
acepcin derivada una vez que el vocablo pas al
Enrique Obediente Sosa
21
Para detalles sobre la etimologa, ver Corominas y Pascual, s. v.
4 2 4


lenguaje de los marinos: 'direccin que se toma para encaminarse a un
lugar, especialmente tratndose de buques; con este sentido se populariz
tempranamente, reflejo de lo cual es "el empleo, hoy general en tierras de
Amrica, para 'direccin en general, enviajes o meros paseos por tierra"
(Corominas y Pascual, s. v.).
sucucho. De voz nutica con la significacin de 'rincn estrecho que
queda en las partes ms cerradas de las ligazones de un buque, se hizo
general en Amrica con la acepcin de 'rincn, chiribitil, acepciones
tambin registradas en Andaluca (Cdiz) y Galicia.
zafar. En castellano ha sido trmino nutico con el sentido de
'desembarazar la nave de cosas innecesarias. Pero ya exista desde
antiguo en gallego (s. XIII) con el sentido de 'irse, de ah pas luego a
aplicarse a la nave que era desencallada. Estas significaciones han
permitido el empleo ms amplio que el verbo tiene en Amrica, donde,
como intransitivo, transitivo o pronominal (zafarse), ha adquiridido los
valores de 'liberar, 'desatar, 'escapar e incluso el de 'descoyuntar un
hueso. Como se ve, el uso americano de este verbo refleja tanto
innovacin como conservacin de acepciones dialectales antiguas
21
.
3.6. Amerindismos
Nadie puede negar que el espaol americano tiene elementos
procedentes de las lenguas indgenas; como era de esperarse, las lenguas
aborgenes americanas deban necesariamente dejar su huella en el
espaol trasplantado al Nuevo Mundo, como ocurre siempre en
situaciones de lenguas en contacto. Lo que hay que revisar, sin embargo,
es el grado y difusin de los mismos. No nos referimos aqu a los
elementos amerindios, especficamente lxicos, que pasaron al espaol
general, y de ste a otras lenguas europeas, por la necesidad de nombrar
las nuevas realidades que Amrica le ofreca al mundo
196
, sobre lo cual
precisa Lope Blanch (1992, pg. 330) lo siguiente:

196
Ver el punto 2.2. d) del captulo La Espaa Imperial.
Enrique Obediente Sosa
4 2 5


La mayor y ms importante -en cuanto generalizada dentro de la
lengua espaola general- contribucin lxica de las lenguas
indoamericanas al enriquecimiento de la espaola la proporcionaron
las lenguas de las Antillas, tahno, arahuaco y caribe, por haber sido
las primeras que entraron en contacto con la lengua castellana. Esos
antillanismos quedaron integrados, desde antiguo, al vocabulario
hispnico general, de manera que no contribuyen a caracterizar al
espaol americano frente al europeo.
Nos referimos, entonces, a aquellos otros que slo se dan en el
espaol de determinados territorios americanos y que proceden de alguna
de las lenguas autctonas. Respecto a estos elementos hay que hacer la
siguiente distincin:
l
2
) Por un lado, aqullos que forman parte del lxico espaol de
un determinado territorio por responder a referentes (naturales o
culturales) ms o menos nicos o particulares a l, y que desde antiguo
estn en uso a pesar de la desaparicin de la lengua indgena de que
proceden. Ntese, no obstante, que, de manera general, estos
indigenismos lxicos no son numerosos en ningn territorio
hispanoamericano, aunque la frecuencia de uso de algunos de ellos s
puede ser muy elevada
197
.
2
a
) Por el otro, los que estn presentes en el habla porque la
realidad lingstica lo propicia, es decir, el bilingismo existente en
ciertos espacios americanos donde alguna lengua aborigen est an en
uso. En este caso no slo pasan vocablos sino incluso elementos
morfolgicos; por ejemplo, en las regiones de habla quichua aparece el
morfema posesivo {-i} de esta lengua en voces espaolas, quizs con
valor expresivo: naranjitay 'mi naranjita; en el rea del guaran

197
Vanse, por ejemplo, el estudio de Lope Blanch para Mxico (Lxico
indgena en el espaol de Mxico, El Colegio de Mxico, 1979), donde no
llegan a 200 las voces que se conocen y usan en el habla urbana, con un
ndice de aparicin de apenas el 0,09%, y el de Zaida Prez para Venezuela
(Presencia indgena en el espaol de Venezuela, Tesis doctoral, Universidad
Central de Venezuela, Caracas, 1996), donde de un corpus de 180 palabras de
origen indgena slo 12 fueron reconocidas por ms del 50% de los
informantes.
Biografa de una lengua
4 2 6


encontramos el morfema de plural {-kuera} reemplazando al espaol {-
(e)s}: amigokuera 'amigos, pero en ambos casos el fenmeno queda
restringido al habla informal, familiar. Por eso dice Lope Blanch (1992,
pg. 330) que "el edificio gramatical de la lengua espaola -su estructura
morfosintctica y aun la fonolgica- se mantiene firme y compacto, sin
que la influencia de los idiomas amerindios haya penetrado apenas en l".
Otros elementos que han sido considerados como herencia de las
lenguas indgenas son la entonacin y el ritmo del espaol americano. No
han faltado, ciertamente, quienes afirmen que tales elementos prosdicos
de las hablas hispanoamericanas, distintos segn las diversas regiones y
bien diferentes de lo que se encuentra en la Pennsula, sean de origen
prehispnico, opinin esta no aceptada por todos los investigadores. Los
estudios realizados hasta el momento no han sido concluyentes. Una cosa,
sin embargo, es cierta: en cuanto a entonacin y ritmo, algunos
hispanoamericanos (particularmente de la zona del Caribe) pueden
eventualmente ser tomados por canarios pero nunca por peninsulares,
pues no hay en las hablas espaolas europeas nada semejante a ninguno
de los dejos o tonillos propios de Amrica.
3.7. Africanismos
El espaol americano est teido de africanismos, sobre todo en
los territorios donde la poblacin negra o mulata fue o es an importante:
Antillas, litoral continental del Caribe, costa del Pacfico desde Panam
hasta Per, regin de La Plata
198
. Pero esa huella africana no tiene ni la
profundidad ni la extensin que algunos han querido ver, particularmente

198
De esta regin desapareci prcticamente la poblacin negra debido,
principalmente, a su liquidacin como consecuencia de ponerla expresamente
como carne de can en las guerras de independencia, a la venta de negros al
Brasil antes de que all se suprimiera la esclavitud, y a matanzas planificadas
para deshacerse de este componente poblacional. La historia seala que en un
momento del perodo colonial, 40% de la poblacin de Buenos Aires era
negra.
Enrique Obediente Sosa
4 2 7


los criollistas
199
, muchos de los cuales han atribuido a influencia africana
ciertos rasgos fonticos y gramaticales del espaol de Amrica que otros
estudios han encontrado en testimonios hispnicos anteriores al momento
en que se produjo el contacto del espaol con el elemento negro, e incluso
en zonas en las que tal contacto nunca se dio.
Se han dado como rasgos fontico-fonolgicos producto de la
influencia de las lenguas africanas, entre otros, los siguientes: a) el paso
de /j/ y /tf/ a /p/ (llamar > amar, chato > ato); b) la confusin de /-l/ y /-
r/; c) el debilitamiento de /-s/. Y de carcter gramatical, algunos que
seran calcos lingsticos de lenguas africanas, como: a) la no inversin
del sujeto en las frases interrogativas ('Qu t quieres?); b) la doble
negacin Cyo no quiero no); c) construcciones del tipo 'hijo macho/'hija
hembra. Aunque no se descarta la posibilidad de influencia africana en
algunos de estos casos de orden gramatical, es de todo punto inexacto
considerarlos todos como resultado de tal influencia, y mucho menos an
los de tipo fontico de acuerdo con lo que ya hemos tenido la ocasin de
examinar
200
.
Al parecer, no se ha tomado suficientemente en consideracin el
que
los africanos llegados a Amrica hablaban multitud de lenguas, de
modo que nunca constituyeron un sustrato, una fuerza lingstica
mnimamente uniforme, lo cual sin duda limit mucho su
posibilidad de interferir en la lengua dominante (Frago Gracia 1999,
pg. 195).
Aduce este investigador como prueba de ese "panorama
bablico" varias citas del P. Sandoval (ss. XVI-XVII), de las cuales slo
retenemos la ltima: pues nos consta que en un navio donde vienen ms

199
De las hablas criollas de base espaola -como la de San Basilio de
Palenque en el norte de Colombia- no hablaremos aqu por no ser,
estrictamente hablando, modalidades de la lengua espaola. Para aqullas y
las hablas semicriollas, ver Perl y Schwegler (eds.) 1998.
200
Para ms rasgos fonticos de supuesta influencia africana, ver el resumen
que trae Lipski 1994, pgs. 144-147.
Biografa de una lengua
4 2 8


de seiscientos negros de tan variadas y diversas castas como hemos dicho,
y que no se entienden si no es cul y cul los unos con los otros, ante lo
cual se pregunta Frago Gracia (1999, pg. 196):
Era fcil, as, que las lenguas africanas de los esclavos influyeran
notablemente en la de sus dueos? Muchas lenguas de los
dominados frente a solo una de los dominadores, aqullos incapaces
de comunicarse en sus respectivos idiomas nativos y el espaol
como nico medio de aglutinar idiomticamente a todos, espaoles y
criollos con indios y negros, mestizos y mulatos [...].
Evidentemente, superficial penetracin es la que pudieron obrar
aquellos idiomas africanos en el de los conquistadores [...].
[]
[...] Efectivamente, las lenguas africanas limitada accin ejercieron
sobre el espaol, fuera de los enclaves donde el cimarronaje
redundara en hablas autnticamente mezcladas o criollas, y ello en
casos en que el palenque o cumbe probablemente sera lugar de
predominio de un grupo africano sobre otros minoritarios.
En cuanto a africanismos lxicos, algunos de ellos fueron
introducidos en la lengua no por los esclavos sino por los propios
espaoles, como es el caso de ame, banana, guineo, malagueta. No
olvidemos que ya antes de la colonizacin americana y mucho antes que
se diera la trata de esclavos en Amrica (s. XVI), Espaa haba entrado en
contacto con el africano subsahariano, no slo por las correras
mercantiles a lo largo de la costa occidental de frica sino por la misma
entrada de negros (desde el siglo XV) en suelo espaol, va Portugal, los
cuales alcanzaran a formar grandes concentraciones en Sevilla, Cdiz,
Huelva e incluso Valencia. Esta presencia africana sirvi para que la
sociedad espaola conociera elementos propios de ese continente. Es
entonces de este modo como los espaoles, y ms particularmente los
andaluces y canarios, conocen ciertos frutos de la tierra que introduciran
luego, con sus nombres autctonos, no slo en Espaa sino tambin en
Amrica. Ciertamente, en su arraigo y difusin pudo haber intervenido la
poblacin de origen africano que habra de asentarse en tierras
americanas.
El lxico de origen africano se encuentra, por lo dems, mal
Enrique Obediente Sosa
4 2 9


estudiado
201
; de la mayora de vocablos supuestamente procedentes de
lenguas del continente negro se desconoce su etimologa. No pocos
autores han dado como africanismos no slo trminos de los cuales se
ignora la lengua originaria sino aun otros que son de probada raz
hispnica, tales como burundanga, mondongo, tngana y probablemente
bulul, palabra que, al parecer, es de origen expresivo. Compulsando
diversos trabajos y diccionarios podemos actualmente afirmar que son
ciertamente afronegrismos las palabras que siguen
202
:
banana, bemba, bongo, cachimbazocacimba, cumb, macaco, mambo,
mandinga, marimba, ame, quilombo, quimbomb (o quingomb) y zombi.
De las siguientes, slo puede decirse que muy probablemente lo sean:
funche, guarapo, malanga, mucama, angotarse y samba.
Podemos concluir este apartado de los africanismos con las
siguientes bien ponderadas palabras de Lipski (1994, pg. 152):
[Todo indica] que ninguna innovacin importante en la
pronunciacin, la morfologa o la sintaxis del espaol de Amrica se
debe exclusivamente a la presencia de hablantes de lenguas
africanas o a alguna forma de lengua afro-hispnica, criolla o de otro
tipo. El espaol colonial contena ya las semillas de la reduccin
consonntica, la nasalizacin voclica, las preguntas sin inversin, la
anteposicin de los sujetos de los infinitivos, la conservacin de los
pronombres sujeto explcitos, etc. En zonas donde grandes
cantidades de africanos hablaban de forma distinta a los colonos
blancos, la contribucin africana se limit a reforzar procesos ya en
marcha y a llevarlos a su conclusin lgica. Esto no significa negar
la indudable influencia africana en gran parte del espaol de
Amrica; solamente es una llamada de atencin sobre la costumbre
de atribuir orgenes africanos a fenmenos que con toda
probabilidad existan ya en el espaol peninsular e

201
Ver Lipski 1994, pg. 143.
202
Nos limitamos a algunos vocablos (todos registrados en el DRAE, excepto
mambo) que son ms o menos usuales, o por lo menos bien conocidos, en el
espaol de Amrica, menos, quiz, en el espaol de Espaa.
Biografa de una lengua
4 3 0


hispanoamericano.
203

Todo lo que llevamos examinado nos lleva a la necesidad de
profundizar un poco sobre lo que se esconde (o se hace patente) en la
expresin espaol de Amrica.
4. EL ESPAOL DE AMRICA O EL ESPAOL EN AMRICA?
Ya adelantamos, cuando tratamos del andalucismo del espaol
americano, que actualmente los investigadores, partiendo del hecho de la
heterogeneidad (relativa) de la lengua en el conjunto de las naciones
hispanoamericanas, estn de acuerdo en que no existe un espaol de
Amrica sino mltiples variedades de espaol en Amrica. El uso de una
u otra preposicin ha sido objeto de polmica desde hace algunos aos,
pues, como veremos, permite distintas interpretaciones.
Ya en los aos cuarenta, Gonzlez de la Calle se haca la
siguiente reflexin:

203
Comentando esta cita de Lipski, dice Frago Gracia (1999, al final de la
nota 137, pg. 192): "(pero no se trata de probabilidad, sino de seguridad)", y
le reprocha a Lipski el "no negar la indudable influencia africana en gran
parte del espaol de Amrica". Aunque, como ya vimos, tal influencia es
magrsima, no podemos objetivamente negarla, al menos en el lxico, as sea
mnima, prueba de lo cual los dos datos siguientes: "El examen de las
primeras doce horas de grabacin para el estudio de la norma culta de La
Habana revel la presencia de cuatro afronegrismos: conga, maj, malanga y
ame, lo que constituye tan solo el 0,01 por 100 del total de palabras de estos
textos. [...]. Aun trabajando con nmina pasiva, con el vocabulario que se
reconoce aunque no se usa, solo se consiguieron 34. [...]. En Puerto Rico se
hicieron estudios de vitalidad a partir de una nmina de 131 afronegrismos
[...]. La norma activa est constituida solo por el 26,7 por 100; el restante 73,2
por 100 recoge el vocabulario que est en proceso hacia la mortandad o que
ya ha llegado a la etapa final" (Lpez Morales 1998, pgs. 100-101). Como se
ve, los afronegrismos lxicos, de mayor vitalidad en otros tiempos, an no
han desaparecido del todo, algo queda todava.
Enrique Obediente Sosa
4 3 1


muy pronto el castellano hablado en Amrica mereci ser
considerado [...] como el castellano de Amrica, el castellano
americano [...]. El castellano de Amrica, en medio de sus obligadas
diversidades y de sus mltiples matices, es indudablemente tal:
castellano de Amrica [...]. Castellano en Amrica y castellano de
Amrica; es decir, idioma localizado y enraizado en un continente y
convertido en carne y sangre de ese mismo continente.
204

Moreno de Alba (1993, pgs. 13-14) es de la opinin que debiera
preferirse la preposicin en porque "lingsticamente hablando, no hay
una entidad americana que pueda oponerse, como un todo, a otra totalidad
(el espaol europeo)". Ms explcito resulta Orlando Alba (1992, pg. 63)
cuando sostiene que hablar de 'espaol de Amrica frente a 'espaol de
Espaa, supone
la existencia de dos realidades o entidades lingsticas unitarias,
susceptibles de ser clasificadas o encasilladas dentro de categoras
homogneas. Implican [tales designaciones], de hecho, un grado
elevado de generalizacin que simplifica exageradamente la variada
realidad lingstica del extenso mundo hispanohablante. [...]. Lo que
se suele llamar espaol de Amrica es un conjunto de dialectos,
un suprasistema o diasistema, es decir, una abstraccin irrealizable
en s misma ya que no es un modo de hablar nico.
Joaqun Montes, por el contrario, no acepta sino la expresin
'espaol de Amrica porque, a su juicio,
el uso de en [...] parece envolver una concepcin del espaol
americano como algo ajeno, importado y no creado (o cocreado) por
los americanos en su uso diario a lo largo de cinco siglos
205
.
A esta objecin responde Moreno de Alba (1993, pgs. 13- 14)
diciendo que "ciertamente parece convincente esa opinin, pues no puede

204
"Orientaciones doctrinales para la investigacin lingstica y filolgica del
castellano en Amrica, en Universidad Nacional de Colombia, I (1944),
pgs. 42 y 59, citado por Moreno de Alba 1993, pg. 14.
205
"Breve noticia sobre la investigacin lingstica en la Cuba de hoy",
Thesaurus, Boletn del Instituto Caro y Cuervo, XLIV, 1989, pg. 644.
Citado por Moreno de Alba 1993, pg. 13.
Biografa de una lengua
4 3 2


uno sino estar de acuerdo en que espaol de Amrica, como espaol de
Mxico o espaol de Espaa, son entidades histricas identificables", pero,
aunque el espaol americano tiene su propia fisonoma, no es menos
cierto que mantiene "su unidad esencial con el europeo". Lo cual ya haba
sido sealado por Lope Blanch (1982, pg. 76), pues las investigaciones
(por si alguna duda quedara) han demostrado que las estructuras mayores
son las mismas en las hablas urbanas de Hispanoamrica y de Espaa:
La estructura fundamental de la lengua espaola es la misma en
todas partes; difieren slo sus elementos secundarios o sus
estructuras menores. [...] la lengua espaola sigue siendo el sistema
lingstico de comunicacin comn a veinte naciones, no obstante
las particulares diferencias -lxicas, fonticas y, en menor grado,
morfosintcticas- que esmaltan el uso en unas y otras. Diferencias
que -repito una vez ms- se producen entre todos esos veinte pases,
sin permitimos establecer dos grandes modalidades bien
diferenciadas -espaola y americana- por cuanto que, adems, existe
mayor afinidad entre algunas modalidades americanas y espaolas
que entre ciertas modalidades hispanoamericanas entre s.
Esa unidad esencial entre el espaol americano y el europeo ha
sido una constante; ya lo haba sealado en 1606 Bernardo de Aldrete en
su obra Del origen y principio de la lengua castellana romance que oi se
usa en Espaa:
La lengua de Espaa, i de partes tan remotas, como stas [Orn,
Melilla, La Gomera, las ciudades de Mxico y el Per, y las
Filipinas] todas es vna; los que van destos reinos a aquellos no
hallan lengua diuersa, algunos vocablos, i dialectos diferentes, como
los ai en Cordoua, Seuilla, Granada, i en cada ciudad, aldea, pero la
lengua vna.
Por nuestra parte, estamos de acuerdo en seguir hablando del
'espaol de Amrica si de tiene un valor espacial: con ello se estara
significando una modalidad geogrfica del idioma espaol; si, por el
contrario, de tiene un valor privativo o exclusivo, no podemos aceptarlo,
porque slo hay un espaol, una lengua espaola, con tantas variedades o
dialectos como regiones y grupos sociales hispanohablantes. Por ello
consideramos preferible el empleo de la preposicin en para referirnos no
Enrique Obediente Sosa
4 3 3


slo al espaol americano sino a todas las variedades de espaol, las
habladas en Castilla, en Andaluca, en Guinea, en Venezuela, en
Paraguay, etc.
Esto es ms necesario hoy en da cuanto que, gracias a las
investigaciones realizadas en los ltimos aos, se ha podido comprobar
que la casi totalidad de los rasgos considerados antes como propios,
exclusivos u oriundos de la lengua empleada en Amrica no son tales,
pues han sido detectados en Espaa en documentos que datan de antes de
la colonizacin americana, rasgos que no llegaron a formar parte de lo
que habra de ser la norma centro-nortea peninsular moderna, bien
porque cayeron all en desuso, bien por tratarse de dialectalismos que no
calaron en aqulla; pinsese, por ejemplo, en el yesmo: Amado Alonso lo
crea anterior en Amrica que en Espaa (1967a, pg. 12), cuando hoy
sabemos que no es as. Por ello suscribimos la afirmacin de Lapesa
(1980, pg. 569) segn la cual para todos los fenmenos lingsticos que
se dan en el espaol de Amrica existen "precedentes en el Medioda
peninsular, algunos de los cuales remontan a los siglos X y XII", pero -
agregamos nosotros- hay otros hechos cuyos precedentes estn en el norte
de Espaa, como ya hemos tenido ocasin de ver
206
. Lo autnticamente
americano estara, en consecuencia, prcticamente restringido a los
aportes amerindios y, en mucho menor medida, afroamericanos. Con esto
no queremos decir, sin embargo, que Amrica no haya producido
innovaciones en la lengua o que carezca de originalidad (de lo cual
hablaremos en el punto siguiente), pero s resaltar que, considerada
globalmente, la estructura general y fundamental del espaol americano
es la misma que la del espaol del otro lado del Atlntico.
Frente a la esencial unidad de la lengua espaola est, ya lo
hemos dicho, su innegable diversidad, manifiesta entre una y otra orilla
del Ocano y entre las distintas regiones americanas. Esta diversidad del
espaol americano ha querido ser evidenciada por algunos autores
tratando de delimitar reas dialectales
207
, pero todos los intentos de

206
Para la historia del espaol americano, ver Frago Gracia 1999, libro de
indispensable lectura.
207
Para una visin amplia y crtica del tema, ver Orlando Alba 1992; Moreno
de Alba 1993, pgs. 117-140; Moreno Fernndez (ed.) 1993.
Biografa de una lengua
4 3 4


divisin realizados hasta ahora han resultado insatisfactorios, bien por los
parmetros escogidos, bien por la escasez de trabajos monogrficos
macro y microrregionales que den cuenta del habla de todo el continente,
lo cual ha impedido trazar isoglosas que reflejen de manera confiable la
real situacin dialectal de Amrica.
Quisiramos para concluir este apartado retomar las nociones de
sustrato, adstrato y superestrato aplicadas esta vez a la historia del espaol
comprendida su expansin americana. En esta ptica, el sustrato estara
constituido, tambin, por aquellos elementos de lenguas autctonas
desaparecidas que dejaron huellas en el espaol general, por ejemplo, las
palabras procedentes del taino que se hablaba en las Antillas, como aj,
barbacoa, batata, boho, cacique, canoa, enagua, guayaba, hamaca,
huracn, maz, man, sabana, etc. El adstrato lo formaran los elementos
procedentes de una lengua an viva introducidos a consecuencia de una
situacin geogrfica o social particular; es el caso, por ejemplo, del
morfema espaol {-eco, -a} de origen nhuatl. El superestrato, en fin, lo
constituiran los elementos africanos que entraron al espaol con la
llegada de los esclavos negros; sus lenguas desaparecieron no sin antes
dejar huellas (mnimas, como ya sabemos) en la nuestra; valgan como
ejemplos las palabras banana, mambo, quilombo, etc.
5. CARACTERSTICAS GENERALES DEL ESPAOL EN
AMRICA
208

Pretender exponer las caractersticas generales del espaol
americano es casi una temeridad, e incluso una contradiccin, si
recordamos lo dicho sobre la diversidad de la lengua. Pero como no es
menos cierto que hay una serie de elementos que le dan una relativa

208
La descripcin que sigue slo pretende dar una idea de conjunto de lo que
es el espaol americano, conscientes como estamos de la imposibilidad de
presentarlo aqu en todos sus detalles, no slo por todo lo ya dicho sino
tambin porque el objetivo primero de esta obra es de carcter histrico y no
tanto dialectolgicopropiamente dicho. Para ms detalles remitimos al lector,
de modo particular, a las siguientes obras: Csar Hernndez Alonso (coord.)
1992; Tomo LXXII (fascculos 3
o
y 4
o
, 1992) de la Revista de Filologa
Espaola, completamente dedicado al espaol de Amrica; John Lipski 1994;
Manuel Alvar (dir.) 1996b; Humberto Lpez Morales 1998.
Enrique Obediente Sosa
4 3 5


homogeneidad respecto a otras modalidades del espaol, es por lo que nos
atrevemos a dar una visin sucinta, general y ciertamente simplificada de
los rasgos ms sobresalientes que le imprimen ese color particular a la
lengua usual de los americanos. No quisiramos que el lector perdiera de
vista lo expuesto sobre los rasgos definitorios del espaol en Amrica, lo
cual le permitir apreciar en su justa dimensin en qu consiste lo
caracterstico, la gran originalidad de esta modalidad: en la
incorporacin y asimilacin, al mismo tiempo, de una serie de elementos
hispnicos que en Espaa estn dispersos en el tiempo o en los espacios
dialectales; esa sntesis, en la que se hallan, por supuesto, aportaciones
lingsticas de otro origen, es lo que nos permite afirmar, y no creemos
exagerar, que Amrica es un compendio de la dialectologa hispnica.
5.1. Fonologa
Siendo, en lneas generales, el castellano meridional la modalidad
espaola implantada en Amrica, se deduce que buena parte de los rasgos
de la lengua hablada en este continente los tenga en comn con aquella
modalidad. Lo primero, pues, que hay que sealar es que toda Amrica es
zona de seseo; es decir, el sistema consonntico hispanoamericano carece
del fonema interdental //, lo cual constituye la nica diferencia
fonemtica de carcter general existente entre el espaol americano y la
norma castellana; las otras diferencias son de carcter ms localizado o de
tipo fontico, entre las cuales sealamos las siguientes.
1) La mayora de los dialectos americanos (al igual, por lo dems, que
los espaoles, como ya tuvimos ocasin de ver) son yestas, o sea, no
tienen en su inventario consonntico el fonema lateral palatal /X/,
confundindolo con el fricativo /j/, de modo que, por ejemplo, call y
cay son vocablos homfonos. La situacin, no obstante, no es tan simple
como pudiera parecer dada la existencia del llamado zeismo, a saber, la
existencia en algunas reas de un segmento fricativo prepalatal, el cual
puede ser sonoro ([3]), ensordecido ([3]) o francamente sordo ([[]),
dependiendo de las localidades y de factores extra y sociolingsticos,
tales como clase social, sexo, edad y registro de habla; este segmento
prepalatal se ha convertido en caracterizador, para el hablante comn, del
espaol rioplatense.
Biografa de una lengua
4 3 6


De acuerdo con Zamora y Guitart (1982, pgs. 92-93), se han
atestiguado en Amrica al menos las cuatro situaciones siguientes:
-dialectos con I3I y /j/ en oposicin fonolgica, siendo el primero
de los trminos equivalente funcional del fonema /A/ de la norma
castellana. Los hablantes de estos dialectos distinguen entre ca/3/0 'call y
ca/j/ 'cay.
-dialectos con solo 1$/, el cual aparece en lugar tanto de /X/
como de /j/, "con excepcin de las palabras que empiezan con hie- en la
escritura", que tienen [jj; as, 'call y 'cay se realizan ambas ca[3],
pero 'hielo se pronuncia [jjelo, como en la norma castellana.
-dialectos con un nico segmento /TJ como realizacin de las
grafas <11, y, hie->.
-dialectos con /3/ y /X/, siendo el primero el equivalente
funcional de /j/; sus hablantes distinguen, pues, ca/3/0 'cay de ca/A/
'call.
En cuanto al fonema /j/, presenta, segn las regiones, diversas
realizaciones. En algunas se dan los alfonos fricativo [jj y africado [dj]
de la misma manera como en la norma castellana (ma[jJo - cn[d5]uge);
en otras, tales alfonos son ms variantes libres que variantes
contextales; en otras, finalmente, /j/ tiende sistemticamente a
pronunciarse dbilmente, como [j]: ma[j]o, [j]egar 'llegar, [j]elo 'hielo.
2) Aunque existen en Amrica, al igual que en Espaa, diversas
realizaciones del fonema fricativo alveolar sordo /s/, las ms
generalizadas aqu (que no las nicas) son las no apicales, es decir, las de
tipo predorsal, lo cual hace que el espaol americano suene, en lneas
generales, menos siseante que el peninsular. En ciertas zonas se registra el
fenmeno denominado ceceo, que -como sabemos- consiste en
pronunciar el fonema /s/ con un timbre similar al de [0], fenmeno, sin
embargo, menos extendido que en Andaluca.
En posicin final de slaba (interna y de palabra), encontramos,
Enrique Obediente Sosa
4 3 7


como realizaciones de /-s/, los segmentos [-s], [-h] y el cero fontico
(elisin), dependiendo de las regiones y de factores sociolingsticos ms
o menos complejos.
3) Aunque el espaol de Amrica conserva, de manera general, la
oposicin entre las dos vibrantes apicales (la simple /r/y la mltiple /r/),
ocurre en l, sin embargo, un fenmeno fontico que se da en no pocas
regiones
209
, a saber, la presencia de la r asibilada ([r]). Este elemento
aparece como realizacin de /r/ (pe[r]o, [rjosa), de /-r/ en posicin final
(ma[f]) y en los grupos <tr> y <dr> (teat[r]o, pod[r]); no realiza nunca,
como se ve, el fonema vibrante simple en posicin intervoclica, con lo
cual queda asegurada la oposicin fonolgica.
Otro hecho, aunque mucho menos extendido, es la articulacin
velar o uvular de la vibrante mltiple; si bien se ha encontrado en algunos
puntos del Caribe hispanohablante, se considera como peculiar de Puerto
Rico, donde, no obstante, es pronunciacin variable relacionada con
factores sociolingsticos.
4) El fonema continuo posterior sordo /x/ se realiza en Amrica bien
como una fricativa velar no estridente [x], bien como una farngea [h],
bien como una glotal [h], ms raramente como una palatal [] (sonido
este que, hasta donde sepamos, slo se registra en Chile). As, pues, el
nico fonema continuo posterior sordo del sistema presenta toda una
gama de alfonos: unos orales (velar y palatal), otros suborales (farngeo
y glotal), repartindose las regiones segn el predominio de unos u otros.
Ntese, sin

209
Incluso en Venezuela, a pesar del silencio al respecto en los tratados de
dialectologa; ver nuestro trabajo de 1996.
Biografa de una lengua
4 3 8


embargo, que es comn el que en una misma regin, e incluso en un
mismo hablante, se den ms de uno de los alfonos mencionados.
5) De acuerdo con el tratamiento de las consonantes posnucleares,
Zamora y Guitart (1982, pgs. 157 y ss) distinguen dos grandes tipos de
dialectos en espaol: los conservadores y los radicales, segn la menor o
mayor distancia, respectivamente, entre lo fonolgico y lo fontico. As,
un dialecto en el que la pronunciacin de /'esto/sea ['esto] ser
conservador (como el de Salamanca), en tanto que uno en el que se
pronuncie ['ehto] ser considerado radical (como el de Cuba).
Refirindose especficamente al Nuevo Mundo, dicen los autores que los
dialectos radicales americanos se caracterizan por dos fenmenos
generales:
-la posteriorizacin de obstruyentes y nasales en posicin
posnuclear: los segmentos pertenecientes a esas clases se realizan como
velares o glotales, por ejemplo: a[g]mirar 'admirar', re[?]til 'reptil',
e[h]cuela 'escuela, a[h]tosa 'aftosa, ca[g]ci[g] 'cancin, etc.
-la neutralizacin fontica de las lquidas: /-!/ y /-r/ finales se
pronuncian con el mismo segmento fontico: a[l]te por 'arte
(lambdacismo), a[r]guno por 'alguno (rotacismo), fenmeno cuya
extensin y valoracin social vara de uno a otro territorio.
6) En el espaol americano no hay diferencias en lo que respecta al
sistema fonolgico voclico. La variabilidad, que es de orden fontico, es
menos conspicua, al menos hasta donde se sabe, porque aqu es necesario
apuntar que el vocalismo americano ha sido menos estudiado que el
consonantismo; la literatura dialectolgica apenas si reporta dos hechos
notables: 1) el vocalismo breve y relajado de las tierras altas ([p
a
s] 'pues,
[
0
n'ton- s
(9)
s] 'entonces), frente al estable y pleno de las tierras bajas
210
, y
2) la alternancia de i~e y de u~o en territorios de adstrato quichua y
aimara (m[i]sa por 'mesa, ch[e]cas por 'chicas, c[u]lumpio por
'columpio, j[o]sticia por 'justicia). En este ltimo caso, sin embargo, se

210
Ver Henrquez Urefla 1921 y ngel Rosenblat 1967.
Enrique Obediente Sosa
4 3 9


trata de confusiones producidas por hablantes que tienen esas lenguas
indgenas como lengua materna y no han adquirido plenamente todava el
espaol.
ltimamente se han hechos estudios experimentales que han
revelado fehacientemente que existen diferencias voclicas (fonticas)
entre hispanohablantes monolinges, en lo que a grado de abertura y
localizacin se refiere, llegando incluso a proponerse tal variabilidad
como parmetro diferenciador de subreas dialectales, diferencias que
constituyen, al menos en algunos territorios, marcadores o indicadores de
identidad regional
211
.
5.2. Morfosintaxis
En este nivel podemos sealar los siguientes fenmenos.
1) Ausencia general en todo el continente de la segunda persona plural
vosotros (y las formas verbales y pronominales correspondientes),
reemplazada, como en Andaluca, por ustedes, que funciona como plural
tanto de usted como de t. El sistema pronominal para la segunda persona
es, pues, distinto del de la norma estndar castellana (NEC):

211
Sobre esto, vanse, por ejemplo, Mara Vaquero 1996 y Enrique
Obediente et al. [en prensa].
Biografa de
una lengua
440


NEC
Amrica

2) Mantenimiento, en muchas regiones, del pronombre personal vos
como forma de tratamiento informal. El uso de este tratamiento no es, sin
embargo, el mismo en todos los territorios voseantes, dependiendo de si
en el habla coexiste con l o no el pronombre t, en cuyo caso el empleo
de vos est ligado a determinadas situaciones de comunicacin.
Las regiones de voseo no tienen, sin embargo, las otras formas
pronominales correspondientes (os y vuestro): Vos vens y te llevas tus
libros. Aunque hay varias formas verbales que acompaan al pronombre
vos segn las regiones, las ms difundidas son, para cada una de las
conjugaciones, -s, -s, -s: vos toms, vos coms, vos decs. En el
imperativo slo aparecen las formas sin -d final, usuales en Espaa hasta
el siglo XVII: toma, com, ven
212
.
Pero, por qu existe el voseo en Amrica? Consideramos
oportuno detenermos un poco en este punto para entender mejor el
fenmeno. En captulos anteriores ya tuvimos ocasin de examinar el
origen y evolucin del pronombre vos, forma que pervive en
aproximadamente una tercera parte de la Amrica hispanohablante. Su
uso, considerado por algunos dialectlogos como un "arcasmo", segn
anotamos en su lugar, es uno de los rasgos caractersticos del espaol
americano, "aun cuando pueda observarse tambin su presencia en algn
pueblo de Andaluca o de otras regiones de Espaa" (E. Rojas 1992, pg.
144).

212
Para una visin completa, histrica y sincrnica, del voseo, ver Pez
Urdaneta 1981.
pl.
sg-
t
usted
ustedes
ustedes
vosotros t
ustedes usted
pl. sg.
Enrc|ye Obediente Sosa
441


El mantenimiento de esta forma de tratamiento se debe a razones
de tipo sociohistrico. Recordemos que vos, de forma de tratamiento
respetuoso que era, fue pasando a lo largo de los siglos XVI y XVII a
forma para dirigirse a inferiores, pero el pronombre haba llegado al
Nuevo Mundo cuando an conservaba para muchos su anterior valor.
Ahora bien, en la sociedad americana que estaba gestndose, los
conquistadores y primeros pobladores, que se sentan nobles por ser los
pioneros de la empresa americana, adoptaron las formas de cortesa y
tratamiento que se estilaba entre los miembros de la aristocracia espaola,
y ello con el fin de marcar su rango en el grupo humano donde estaban
insertos. Es el proceso de hidalguizacin del que habla Rosenblat (1973,
pg. 371):
[...] ya en la misma hueste conquistadora, y an ms al constituirse
la sociedad hispanoamericana, se produjo una nivelacin igualadora
hacia arriba, una 'hidalguizacin general. La victoriosa empresa de
la conquista hizo que todos se sintiesen seores, con derecho a
ttulos, y adoptasen como modelo los usos, entre ellos los usos
lingsticos, de las capas superiores.
Ello dio pie para que se establecieran rgidos compartimientos
donde la movilidad social era nula. En este medio conservador, las
jerarquas estaban ms claramente definidas que en la misma Espaa:
basta pensar en los innumerables grupos o estamentos sociales en que se
repartan los individuos segn el linaje, la prosapia y los mil matices del
color de piel. Por ello ech races tan fuertes el vos y vuestra merced,
siendo el t mucho menos usual, como se ve en las cartas privadas que los
emigrados a Indias escribieron a sus parientes residenciados en la
metrpoli
213
.
Pero lleg un momento en que la sociedad espaola comenz a
experimentar cambios que se vieron reflejados en la lengua,
particularmente en las formas de tratamiento, y esas innovaciones
sociolingsticas cruzaron el Atlntico... Pero entonces, por qu unas
regiones americanas adoptaron los nuevos usos espaoles y otras no? La
respuesta hay que buscarla, segn Lapesa (1992, pg. 276), en el

213
Ver la recopilacin de cartas privadas hecha por Enrique Otte (1993).
Biografa de una lengua
442


mayor o menor influjo de las cortes virreinales de Mjico y Lima, de
las universidades y dems focos irradiadores de las modificaciones
que la norma lingstica iba experimentando en Espaa; tambin
responden a la ms temprana o ms tarda emancipacin respecto de
la metrpoli. Unos y otros factores intervienen en una realidad tan
significativamente sociocultural como es la reparticin geogrfica de
los tratamientos de confianza. En las reas donde ese influjo cultural
fue ms poderoso, o ms duradera la dependencia de Espaa, la
antigua contienda entre t cantas, tienes o dizes y vos cants o
cantis, tens o tenis y dezs dirigidos a un solo interlocutor, se
resolvi, como en Espaa, a favor de t cantas, tienes y dices. Pero
en las zonas ms alejadas de las cortes, como la Amrica Central,
que nunca fue virreinato, el Ro de la Plata, que no lleg a serlo
hasta 1777, y los Llanos de Colombia y Venezuela, triunf un
sistema mixto, a la vez arcaizante y renovador, con formas
pronominales correspondientes a t y a vos, distribuidas segn sus
funciones, y con formas verbales desusadas en Espaa desde los
siglos XVI y XVII o que la evolucin fontica o la analoga haba
hecho ambivalentes (vos cants, vos tens, vos sos, vos te guards
tu plata; ve ni, pon, tom; vos ests, vos das, vos vas, vos eras, vos
fuistes, vos venas, vos quisieras, etc.) con vacilaciones o diversas
preferencias entre vos tengas y vos tengs, vos querrs y vos
querrs, sin que falten en algunas zonas vos cantis, tenis o tenis.
Todo lo que llevamos dicho explica, en buena medida, el que hoy
se distingan en Amrica cinco situaciones distintas en cuanto a formas de
tratamiento informal.
-regiones de uso exclusivo de t -regiones de
uso predominante de vos -regiones de uso
compartido de t y vos -regiones de uso
predominante de usted.
-regiones de uso compartido de t y usted
214


214
Sobre esta alternancia en el espaol de Venezuela, ver lvarez y Barros
[en prensa].
Enrique Obediente Sosa
443


3) En Amrica, contrariamente a lo que ocurre en Espaa, el uso de los
sufijos de diminutivo {-illo, -ete, -n} es prcticamente nulo; formas como
librillo, pobrete, pequen suenan extraas a los hispanoamericanos.
4) En la esfera del verbo hay que sealar que "tanto desde el punto de
vista de la frecuencia cuanto de la significacin o sentidos que cada
tiempo del paradigma verbal puede adquirir, se perciben diferencias [en el
espaol americano] en relacin con el espaol peninsular" (Moreno de
Alba 1993, pg. 182). Lo ms notable al respecto es lo siguiente:
a) la preferencia del espaol americano por la perfrasis de futuro
ir a + infinitivo en detrimento de la forma sinttica en -re
215
;
b) el distinto valor tempo-aspectual del pretrito simple y del
compuesto en una y otra modalidad. El pretrito simple tiene carcter
perfectivo aunque la enunciacin incluya el momento presente ('Ya
llegu); el compuesto, por su parte, expresa acciones durativas que,
aunque iniciadas en el pasado, se continan en el presente ('Estos ltimos
meses ha llovido mucho); es, pues, en el espaol americano, un
imperfecto. Esta es la razn por la que el pretrito simple "aparece
dominantemente en los casos donde el espaol general de la Pennsula
prefiere el compuesto: Buenos das. Cmo pas la noche?" (Lapesa
1980, pgs. 587-588)
216
.
5) En cuanto a la sintaxis, lo ms notorio en el espaol hablado y escrito
en Amrica quiz sea la ilgica pluralizacin del pronombre lo (objeto
directo) cuando va acompaado de un se (objeto indirecto plural): 'se los
dije por 'se lo dije, construccin que se explica por la necesidad que

215
Es tendencia tambin en el castellano septentrional segn vimos en 2. 7)
del captulo El espaol en Espaa.
216
Para otros fenmenos menos generales, o de los cuales no pueda afirmarse
an que difieren con respecto al uso en Espaa (por ejemplo, la preferencia
de la forma en -ra sobre la forma en -se del pretrito de subjuntivo), ver
Moreno de Alba 1993, pgs. 182-189 y la bibliografa que cita.
Biografa de una lengua
444


siente el hablante de llevar a superficie una marca de plural (ausente en el
pronombre se) que deje patente que el objeto indirecto est constituido
por varias personas. Otro hecho notorio es la anteposicin del posesivo en
construcciones vocativas ('Ven ac, mi nio!), la del pronombre sujeto
en las oraciones interrogativas ('Y qu t opinas?, 'Por qu vos decs
que fui yo?) y la del pronombre sujeto de infinitivo ('Dmelo para yo
hacerlo, 'a un mes de ella irse)
217
.
5.3. Lxico
El lxico es, sin duda, el componente ms "superficial" y mvil
de toda lengua, en el que se refleja la manera como una comunidad
aprehende y ordena la realidad; ello explica el que sea en este
componente donde encontremos las mayores diferencias entre el espaol
americano y el de Espaa, porque el mundo hispanoamericano no es
idntico al europeo. Pero esas diferencias no deben ocultarnos el hecho
fundamental y primario de que, en esencia, el vocabulario en una y otra
modalidad de la lengua es el mismo; no nos cansaremos de insistir en
ello: se trata de la misma y nica lengua, salpicada, s, de particularidades
en cada uno de los diversos pases, regiones y comarcas donde se piensa,
se habla y se escribe en espaol; en todos esos territorios hay una' visin
general del mundo igual, producto de ese "filtro" que constituye toda
lengua.
Las diferencias en el lxico vienen dadas por todos aquellos
elementos que ya tuvimos ocasin de analizar, a saber, regionalismos
peninsulares e isleos, "arcasmos", marinerismos, amerindis- mos y
africanismos, y sobre los cuales no vamos a volver, el conjunto de los
cuales pudiramos etiquetar con el rtulo de americanismos lxicos. Pero

217
Para ms fenmenos de orden sintctico, ver Kany 1969; tngase, sin
embargo, en cuenta que ciertas construcciones recogidas por Kany no son ni
propias ni exclusivas de la modalidad americana de la lengua, al menos no lo
son hoy, como, por ejemplo, la pluralizacin de haber impersonal (haban
muchas personas), o la inversin de las expresiones nada ms, nunca ms,
que en buena parte de Amrica, as como en Andaluca y Canarias, son ms
nada, ms nunca.
Enrique Obediente Sosa
445


este concepto no es tan evidente como pudiera creerse en un primer
momento; efectivamente, diversas concepciones hay de lo que constituye
un americanismo. Esencialmente encontramos entre los especialistas dos
visiones respecto a lo que debe ser considerado como tal:
a) La primera, basada en un criterio etimolgico o histrico,
afirma que son americanismos los trminos nacidos en Amrica. Esto
llevara a identificar americanismo con indigenismo, pero, pueden
considerarse realmente americanismos -preguntan los oponentes-
vocablos que son comunes a todos los hispanohablantes, vocablos que
forman parte del acervo lxico general, como tomate, chocolate, canoa,
etc.?
b) La segunda es la que toma como criterio el uso general actual.
Segn esto, son americanismos las voces que en Amrica tienen distinta o
nueva acepcin, indiferentemente de su origen, como estancia, lagarto,
coger, concha, etc. El problema que se plantea con este criterio es que si
se consideran americanismos las palabras que se usan en toda Amrica y
son totalmente inusuales en Espaa, muy probablemente no encontremos
ninguna; hay, ciertamente, trminos conocidos en toda Hispanoamrica
pero que tambin lo son aunque sea en algunas partes de Espaa; de igual
manera que hay otros que slo son usuales en ciertas regiones o pases de
Amrica.
Otros especialistas, ms eclcticos, piensan que deben ser
considerados americanismos las voces de uno y otro grupo, pero -nos
preguntamos- los 'regionalismos americanos (voces de reducida
difusin espacial) son tambin 'americanismos? Como se ve, no es fcil
zanjar la cuestin, razn que ha llevado a ciertos lexicgrafos a proponer
que en lugar de diccionarios de americanismos y de otros -ismos
(mexicanismos, venezolanismos, etc.), se elaboren diccionarios generales
que registren, en lo posible, todo el vocabulario usual de un determinado
pas, sea cual sea el origen de cada palabra y su difusin en el mundo
Biografa de una lengua
446


hispanohablante
218
.
Dejando de lado lo de los americanismos, sealemos, para
terminar esta brevsima relacin, algo que es indiscutible en lo que al uso
del vocabulario respecta: Amrica, frente a Espaa, manifiesta
ciertapreferenciapor determinados trminos. En efecto, mientras la lengua
usual en la Pennsula designa con un vocablo tal o cual cosa o accin, el
espaol americano prefiere en algunos casos otro para los mismos
referentes; as, trminos cuasisinnimos de la lengua son perfectos
sinnimos (referenciales y funcionales) al comparar entre s ambas
modalidades lingsticas. Son ejemplos

218
El proyecto ms avanzado, hasta donde sepamos, es el del Diccionario del
espaol de Mxico, coordinado por Luis Fernando Lara, proyecto del que
han salido el Diccionario fundamental del espaol de Mxico (Fondo de
Cultura Econmica, 1982), el Diccionario bsico del espaol de Mxico (El
Colegio de Mxico, 1986) y el Diccionario del espaol usual en Mxico (El
Colegio de Mxico, 1996). Otro diccionario que, en cierta medida, se inscribe
en esta ptica pero a una escala mucho menor que los mexicanos es el
Diccionario del habla actual de Venezuela de Nez y Prez (1994). Sobre
el punto de los diccionarios, vase Hacia un nuevo diccionario de
americanismos en Lpez Morales 1998, pgs. 175-184.
Enrique Obediente Sosa
447




219
Marcamos con un asterisco pospuesto las palabras que el Diccionario de la
P-eal Academia considera americanismos. Ntese que hacemos una
comparacin sobre la base de lo que es ms general, por ello puede ser que
algn lector no est de acuerdo respecto a uno u otro vocablo por la
experiencia del uso de su propio dialecto.
de ello los siguientes
219
:

Amrica Espaa
almuerzo comida
apartamento piso
apurarse apresurarse, darse prisa
bravo / enojado enfadado
carro* coche
cachete mejilla
chequera talonario de cheques
cocinar cocer
comida cena
conserje portero
demorarse tardar
desempleado parado
direccin seas
Biografa de una lengua
448



A esta lista podemos agregar formas que slo son distintas,
respecto a las usuales en el espaol europeo, por el lugar del acento,
siendo las ms comunes (si no las nicas) las siguientes:

A pesar de las diferencias sealadas (fonticas, morfosintc- ticas
y lxicas), la modalidad americana, conformada por diversas variedades,
es eso, una modalidad de una misma y nica lengua, de manera anloga a
lo que encontramos en Espaa. Ambas grandes modalidades, en conjunto,
constituyen ese gran sistema conocido universalmente como espaol. Hay
que resaltar, adems, que las diferencias entre la lengua usual en Europa y
la americana se han ido atenuando en los ltimos aos gracias al intenso
durazno melocotn
echar/poner gasolina repostar
estampilla sello
fsforo cerilla
jugo zumo
lindo bonito
manejar* conducir
manubrio manillar
media* calcetn
papa patata
pararse* levantarse, ponerse de pie
pelear reir
pena* vergenza
plomero fontanero
suter* jersey
tomar beber
vidriera escaparate
Amrica Espaa
chofer chfer
vrice varice
video vdeo
* * *
Enrique Obediente Sosa
449


intercambio cultural que existe entre ambas partes: la literatura, el cine y
la televisin estn desempeando un importantsimo papel en la
nivelacin lingstica del espaol, sin que esto signifique un abandono o
desprecio por el propio color local.
6. MUESTRAS DE ESPAOL AMERICANO
Adems de las ya dadas en otros captulos, presentamos aqu
algunas muestras del espaol escrito no literario procedentes del perodo
colonial, y otras de la lengua literaria moderna que reflejan el espaol
hablado en los pases de donde son oriundos los autores; finalmente, un
segmento de transcripcin de habla real
220
.
A) Fragmentos de documentos de la poca colonial procedentes de la
actual Venezuela (en nada diferentes, por lo dems, de los escritos en
otros territorios americanos y de los producidos por las mismas fechas en
Espaa). Se trata de: 1) un informe oficial de un funcionario ciertamente
culto; 2) una carta particular de un emigrado andaluz a su esposa
residente en Sevilla (ambos del siglo XVI); 3) finalmente otro, ms tardo
(finales del XVIII): un pasqun que esclavos negros hicieron circular en
Caracas. Los tres documentos estn tomados de E. Rojas (comp. y ed.),
1999, IV. Venezuela, nmeros 2, 4 y 22, respectivamente.
1) Carta que enva Andrs de Villacorta, teniente de alcaide de la
fortaleza de Cuman, participando a las autoridades de Cubagua la
destruccin de dicha fortaleza por un terremoto (Nueva Cdiz, 1- de
septiembre de 1530).
[...] oy jueves primero de setiembre de mili y quinientos y
treynta aos a ora de las nueve se levanto la mar de tal
manera ques cosa milagrosa a los que la vieron y esto

220
Para muestras de habla, ver los distintos corpus recogidos para el proyecto
multinacional Estudio del espaol hablado culto, proyecto auspiciado por la
Asociacin de Lingstica y Filologa de Amrica Latina (ALFAL). La
muestra que reproducimos est tomada de Carmen L. Domnguez y Elsa
Mora (coords.) 1998, pgs. 149 y 165.
Biografa de una lengua
450


dentro desta tierra donde estaba situada esta fortaleza y con
ello dio vn bramido la mar y tenblo la tierra en tres vezes
media ora y abrise por muchos lugares y con el tenblor
cayo esta fortaleza hasta los gimientos hagolo saber a
vuestras mersedes todos para que en nombre del Rrey les
rrequiero provean gente y armas y lo que mucho conviniere
para sustentar esta tierra donde no yo har [sic] lo que soy
obligado hasta la muerte y vuestras mercedes hagan el
socorro con brevedad [...]
2) Carta de Agostino a su mujer Ana de Santiago en Sevilla (Borburata,
23 de enero de 1564).
[...] le podris dezir de mi parte y mustrarle hesta carta que
si hel biene que hantes que sean dos aos podria dar de
comer a su hermano y haun a su padre. [...]. e si acaso ni
uno ni otro destos dos quisiesen benir rrogar a pedro de la
puente vuestro cunado que hos quiera dar a Joan su criado
porque hos acompae u hos sirba e quando todo hos faltare
buscar un moso donde quiera por alli que benga con bos.
[...] yo rrogare al seor francisco de arraayn por mis cartas
que able a tos esos otros seores de mi parte e que hos
faborescan aquel que pudieren. Cierto querria hescribir a
todos particularmente pero no puedo a causa que no ay
papel en esta tierra [...]. yo hube vna nueba en las yslas que
no me contento mucho que me dezian que francisco ramos
estaba en la crcel en lisbona por vna fiana que abia
hecho por su hermano por el tiempo pasado [...] no se hescusa a
ninguna manera que no traigais vna libra de ^afran [...] visto esta
presente vuestra merced me hara merced vn dia despues aber
rre^ebido estas de yr en debosion en romera a nuestra seora de
otrera [...]
3) Pasqun que circul en Caracas (8 de mayo de 1790)
que desgrasias. que de llantos, que de muertes. Ce Ace saver al
publico como hestamos citados para que la Real cdula que a
Enrique Obediente Sosa
451


Benido de Su Majestad a favor de nosotros los hsela vos ce
publique Mas a fuersa que con boluntad de los blancos y de la Real
audiencia cin sealar dia ni hora. A pesar de todos los blancos y
blancas de hesta Ciudad de Caracas.
B) Textos literarios
1) En la sombra flotaba el aliento de Jos Ramn,
los brazos de Jos Ramn, las manos de Jos Ramn. -Van a venir,
Jos Ramn. Que van a venir.
-No, Rosita, no. No seas as. No seas maluca. No Rosita. Un ratico
no ms.
Le senta el aliento sofocante sobre los ojos, sobre los
odos, llenando la sombra.
-Djeme quieta, Jos Ramn. Por vida suya. Djeme quieta. Mire
que voy a gritar. Voy a gritar.
-Rosita, si yo te quiero. Yo es que te quiero, Rosita. -Sulteme.
-Rosita.
-Sulteme. Fresco. No me toque! No me toque! -Rosita.
Rosita linda.
-Sulteme! No me apurrue. Me est ahogando.
Las dos caras sudorosas se tocaban. Jadeaban.
Hablaban sigilosamente entre el jadeo.
-Jess, Jos Ramn. No.
No oa la voz del hombre. Lo senta multiplicado, inmenso.
-No. Puaj! Esa boca le sabe a puro aguardiente y a tabaco en rama.
Sulteme! No me muerda!
-Ay Jess. No. Eso no.
Se debata con fuerza. Asfixiadamente.
-No, negrita. Qu fue? Un ratico nada ms.
-No. Eso no.
Era entre ahogo y llanto.
-Ya est bueno, Jos Ramn. Ya est bueno. Djeme. -Quietecita,
mi amor, quietecita. Si no pasa nada. Calladitos as. Calladitos.
Sabroso. (Arturo Uslar Pietri (1906), "La noche del rabopelado" en
Treinta hombres y sus sombras, 1949)
Biografa de una lengua
452


maluca: mala
apurruar, apretar, manosear
2) -Todo eso te sucedi? -dijo Oliveira.
-Claro -dijo Gekrepten-. No ves que se lo estoy contando a Talita?
-Son dos cosas distintas.
-Ya empezs, vos.
-Ah tens -le dijo Oliveira a Traveler, que lo miraba cejijunto-. Ah
tens lo que son las cosas. Cada uno cree que est hablando de lo
que comparte con los dems. -Y no es as, claro -dijo Traveler-.
Vaya noticia. -Conviene repetirla, che.
-Vos repets todo lo que supone una sancin contra alguien.
-Dios me puso sobre vuestra ciudad -dijo Oliveira. -Cuando no me
juzgs a m te la agarrs con tu mujer. -Para picarlos y tenerlos
despiertos -dijo Oliveira.
-Una especie de mana mosaica. Te la pass bajando del Sina.
-Me gusta -dijo Oliveira- que las cosas queden siempre lo ms claras
posibles. A vos parece darte lo mismo que en plena conversacin Gekrepten
intercale una historia absolutamente fantasiosa de un dentista y no s qu
pollera. No parecs darte cuenta de que esas irrupciones, disculpables cuando
son hermosas o por lo menos inspiradas, se vuelven repugnantes apenas se
limitan a escindir un orden, a torpedear una estructura. Cmo hablo,
hermano. (Julio Cortzar (1914-1984), Rayuela, 1963)
Diles que no me maten, Justino! Anda, vete a decirles eso. Que por caridad.
As diles, que lo hagan por caridad.
-No puedo. Hay all un sargento que no quiere or hablar nada de ti.
-Haz que te oiga. Date tus maas y dile que para sustos ya ha estado bueno.
Dile que lo haga por caridad de Dios.
-No se trata de sustos. Parece que te van a matar de a veras. Y yo ya no
quiero volver all.
-Anda otra vez. Solamente otra vez, a ver qu consigues. -No. No tengo
ganas de ir. Segn eso, yo soy tu hijo. Y, si voy mucho con ellos, acabarn
por saber quin soy y les dar por afusilarme a m tambin. Es mejor dejar las
cosas de este tamao.
-Anda, Justino. Diles que tengan tantita lstima de m. Noms eso diles.
Enrique Obediente Sosa
453


Justino apret los dientes y movi la cabeza diciendo:
-No.
Y sigui sacudiendo la cabeza durante mucho
rato.
-Dile al sargento que te deje ver al coronel. Y cuntale
lo viejo que estoy. Lo poco que valgo. Qu ganancia sacar
con matarme? Ninguna ganancia. Al fin y al cabo l debe de
tener un alma. Dile que lo haga por la bendita salvacin de
su alma.
Justino se levant de la pila de piedras en que estaba
sentado y camin hasta la puerta del corral.
Luego se dio vuelta para decir:
-Voy, pues. Pero si de perdida me afusilan a m tambin,
quin cuidar de mi mujer y de los hijos?
-La Providencia, Justino. Ella se encargar de ellos.
Ocpate de ir all y a ver qu cosas haces por m. Eso es lo
que urge. (Juan Rulfo (1918-1986), "Diles que no me
maten en El llano en llamas, 1953)
C) Muestra de habla
221

Hab.: ...el primer semestre eso fue... como... como que si no hubiera...
como que si yo... no estuviera estudiando, o sea, a m no me cost,
no me cost en lo absoluto, no tuve necesidad de amanecer, pero
cuando empec Ingls, no joda...
Inv.: Ah empez lo bueno...
Hab.: Coo, ah tena yo que estudiar... da y noche oy?, porque
empezando que mandan un... muchsimos trabajos, segundo que yo...
este... de lo que me acuerdo es de bachillerato... del vocabulario ms
que todo, de gramtica no, y exigen mucho de gramtica, de Ingls, y
e... y entonces yo estaba... me costaba mucho, hab... tena que
estudiar mucho, me me esforzaba mucho ve?, con todo y con eso la
llevaba con diecisis, y era baja la nota, para m era baja...
Inv.: S, y mucho esfuerzo...

221
El hablante es una mujer de Mrida de Venezuela de 41 aos,
secretaria, con estudios universitarios incompletos.
Biografa de una lengua
454


Hab.: S, y era mucho el esfuerzo que tena que hacer y entonces...
este... y tena que... y tena clases a las siete de la maana a doce
del da, de dos de la tarde a... cinco y media, seis de la tarde, y nos
mandaban aquellos trabajonones y... ay, no jotra, era fuerte, a m me
costaba mucho esfuerzo, entonces yo saqu todas las materias en
espaol, primero, porqu? por el horario... ve?, que me permita
entonces llegar a cocinar y...
Inv.: Claro.
[]
Inv.: Y era el fin de semana para ustedes.
Hab.: Y era el fin... con nosotros, agarrbamos y nos bamos para el
pramo, o nos acostbamos aqu... a ver televisin... o nos bamos
para Jaj... o nos bamos para Tabay, o nos bamos para la finca, pero
siempre juntos, ya cuando N. empez a crecer no que yo no voy
porque..., entonces nos bamos los dos. Pero l nunca me falt en
ese aspecto.
Inv.: Las marramucias las hada pero en el da.
Hab.: Pero entre semana, ay, entre semana era unvagabundo. Deca
una seora de servicio que yo tuve uy, ese esposo suyo s es
vagabundo [[risas]] S... y que l... a m no me faltaba nada en mi
casa.
[...]
marramucia: cochinera, accin baja o grosera


EL ESPAOL EN GUINEA
ECUATORIAL
1. ESPAA EN EL FRICA SUBSAHARIANA
La presencia oficial espaola en el frica subsahariana, ms
especficamente en los territorios que conforman hoy la Repblica de
Guinea Ecuatorial, comenz en 1778 con la cesin que hizo Portugal a
Espaa de las islas de Annobn y Fernando Poo, y de sus derechos en el
espacio de tierra firme comprendido entre el Nger y el Ogou, a cambio
de la colonia de Sacramento (en la Banda Oriental del Ro de la Plata).
Esta posesin fue, sin embargo, ms terica que real hasta la segunda
mitad del siglo XIX, tiempo en el que comienza de manera efectiva la
colonizacin de Guinea por parte de Espaa.
En el proceso colonizador se distinguen dos perodos que bien
vale la pena resear. El primero, llamado perodo hispano- antillano, se
extiende de 1858 a la dcada de 1880, tiempo en el que "despus del
fracaso del descabellado intento de colonizacin de la Guinea espaola
por colonos peninsulares (1858-1860), el ncleo de hispanoparlantes
establecidos en la isla est constituido mayoritariamente por grupos de
procedencia cubana (negros emancipados y deportados polticos), cuyo
nmero supera ampliamente al de los militares, funcionarios y misioneros
peninsulares. Los elementos lxicos antillanos que se encuentran an hoy
en el espaol guineano proceden de esta situacin sociopoltica" (Granda
1992, pg. 318). Respecto a esto es necesario tomar en cuenta que "hasta
1898, la economa de la isla de Fernando Poo depende de la Tesorera de
Cuba, la cual concede a aqulla los fondos monetarios precisos para su
existencia. Por ello, la comunicacin martima era ms frecuente con
Cuba que con Espaa. Esas relaciones originan indudablemente
transferencias lxicas desde Amrica hacia Guinea" (Quilis 1992b, pg.
272).
El segundo perodo se inicia en la dcada de 1880 con la llegada
Biografia de una lengua
482


de los misioneros claretianos y el establecimiento de un servicio martimo
regular entre Espaa y Guinea. Este perodo se caracteriza por la creacin
de un aparato administrativo colonial que impuls el desarrollo de la
agricultura y de la educacin, lo cual, unido al proceso de evangelizacin
en castellano, ira propiciando la hispanizacin de sus habitantes
autctonos.
La permanencia espaola se afirm a lo largo del tiempo hasta
que en 1959 se constituyeron las provincias espaolas de Fernando Poo y
Ro Muni, equiparando los derechos de los habitantes de Guinea con los
de los peninsulares, pero los movimientos nacionalistas reclamaron su
independencia ante la Organizacin de las Naciones Unidas, concedida
por Espaa en 1968. A partir de este ao, la dictadura de Francisco Matas
Nguema acaba prcticamente con el pas, hasta que en 1979, con el
"Golpe de Libertad", se restablecen las estructuras estatales mnimas.
En cuanto a poltica lingstica, la Constitucin aprobada en 1982
estableci el espaol como nica lengua oficial del pas; en ella, las
lenguas aborgenes quedan reconocidas como "integrantes de la cultura
nacional".
2. LA REPBLICA DE GUINEA ECUATORIAL
Este estado de frica Occidental, situado en el golfo de Guinea,
comprende un territorio insular compuesto por las islas de Bioko (la
antigua Fernando Poo), Pagalu (antes Annobn) y las pequeas islas de
Coriseo, Elobey Grande y Elobey Chico; por otra parte, un territorio
continental, Mbini (antes Ro Muni), situado



G
u
i
n
e
a

E
c
u
a
t
o
r
i
a
l

Enrique Obediente Sosa
461


entre Camerny Gabn. La capital, Malabo (antigua Santa Isabel), se
asienta en la isla de Bioko.
El pas, de apenas 28.100 Km
2
y poco ms de 400.000 habitantes,
es todo un mosaico etnolingstico: en la isla de Bioko se asientan
principalmente los bubi; en el interior de la zona continental, los fang, que
se han convertido en el grupo dominante de la sociedad guineana; en el
litoral de Mbini habitan diferentes etnias de dimensiones reducidas que
utilizan las llamadas lenguas playeras-, finalmente, en Pagalu, los
habitantes hablan una lengua criolla de base portuguesa conocida como fa
damb. Todas las lenguas autctonas africanas habladas por los
ecuatoguineanos (bubi, benga, kombe, buseke, balengue, bujeba, fang)
pertenecen a la familia bant. A esas lenguas ha de agregarse el pichinglis
(< 'pidgin english), -llamado comnmentepichi-, la lingua franca del
Africa occidental que desde los primeros tiempos coloniales fue la lengua
utilizada en las transacciones comerciales en Fernando Poo y Ro Muni, y
que sigue siendo utilizada, principalmente en Bioko, sobre todo por los
comerciantes; junto al espaol, es el pichinglis una "lengua general de
relacin extragrupal en toda la isla" (Granda 1992, pg. 320); Quilis
(1992b, pg. 223) afirma que se habla pichi "con familiares y amigos, con
extranjeros negros que no saben espaol -sobre todo nigerianos-, en el
mercado, en los crculos acriollados, como jerga".
3. SITUACIN DEL ESPAOL EN LA SOCIEDAD ECUA-
TOGUINEANA
Dice John Lipski (1985a, pgs. 5-7) en The Spanish of Equatorial
Guinea que
A pesar del hecho de que el espaol es la nica lengua nacional de
Guinea Ecuatorial, cada grupo tnico conserva su lengua nativa, que
sigue siendo la lengua de uso familiar de cada uno de
los grupos [...]
[]
[...] a pesar del amplio conocimiento del espaol en Guinea Ecuatorial,
ningn ciudadano genuinamente guineano es un hablante monolinge
Biografa de una lengua
462


de espaol, y muy pocos lo tienen como lengua nativa, en el sentido de
primera lengua del hogar. En toda la nacin, las lenguas nativas siguen
dominando en la casa y en el mercado entre miembros del mismo grupo
tnico, mientras que el espaol est reservado para la comunicacin
intertnica y las funciones oficiales, y, por supuesto, en el trato con no-
guineanos. En este sentido, la lengua espaola tiene algo de artificial sin
quitarle el mrito de ser la nica lengua nacional y el medio principal de
superar la brecha entre grupos tnicos cuyas tradiciones histricas no
permiten la adopcin de otra lengua guineana como estndar
nacional.
222

Y aqu hay que hacer la diferencia entre conocimiento y uso del
espaol en Guinea Ecuatorial. Segn Germn de Granda (1992, pgs. 320-
322),
debe afirmarse que, geogrficamente, pueden manejarlo, en distintos
niveles aproximativos respecto a la norma peninsular, la prctica
totalidad de la poblacin de Bioko y de la costa de Ro Muni, el
segmento poblacional masculino en una proporcin posiblemente
minoritaria (40%?) del segmento poblacional femenino de Annobn y
un porcentaje elevado (75%?) de la poblacin fang de Ro Muni [...].
En cuanto al uso, de Granda distingue el oficial y el privado: en la
esfera oficial
el espaol es empleado en la totalidad de los niveles docentes, en el
registro escrito de la Administracin y, en cuanto al oral, en
circunstancias de interaccin transaccional como pueden ser las
entrevistas y discursos, las tramitaciones burocrticas, etc. Tambin se
utiliza, con exclusividad, en los medios de difusin impresos y en la
televisin estatal. En las dos emisoras de radio existentes en el pas se
emplea para la programacin informativa (junto con el fang), cultural y
recreativa pero no para la presentacin de programas musicales en los
que se usa normalmente el fang y, en ocasiones, el ndowe y otras
lenguas minoritarias.

222
La traduccin de todas las citas de Lipski es nuestra. Ver su artculo en
espaol Contactos hispanoafricanos... (Lipski 1985b).
Enrique Obediente Sosa
463


Por lo que toca al uso del espaol en las interacciones privadas
(y resumiendo al mximo el planteamiento de un tema que exigira una
extensin considerablemente mayor) se puede afirmar que el registro
escrito y, en general, los mbitos orales (domains) docente,
administrativo y religioso requieren la utilizacin del cdigo lingstico
espaol mientras que los mbitos familiar, amistoso y laboral que, por
el contrario, requieren normalmente los cdigos lingsticos locales
pueden, sin embargo, seleccionar alternativamente el castellano en
correlacin con factores contextales tales como las relaciones
transaccionales, el tema tcnico, el tono serio, la afirmacin del
prestigio personal o de la insolidaridad grupal, la ignorancia o
imprevisibilidad del status-rol del interlocutor, etc.
Pero, -agrega Lipski (1985a, pg. 12)-
a pesar de que en Guinea Ecuatorial nunca ha sido una necesidad
avasallante hablar espaol en casa, y solo parcialmente en
circunstancias no-oficiales fuera de casa, la Guinea Ecuatorial puede
ser vista legtimamente como una nacin de habla hispana, no solo
oficialmente sino tambin por lo que se refiere a las reales habilidades
lingsticas de la poblacin.
4. CARACTERSTICAS DEL ESPAOL ECUATOGUINEANO
Las caractersticas del espaol ecuatoguineano que describiremos a
continuacin se refieren exclusivamente a la lengua
hablada. Poco podemos decir de la lengua escrita por lo exiguo de las
publicaciones; en primer lugar, no hay prensa (el nico peridico que exista,
Ebano, ya no se edita (cf. Quilis 1992b, pg. 207); la revista frica 2000,
editada por el Centro Cultural Hispano-Guineano de Malabo (fundado en
1982), es de aparicin trimestral. En cuanto a la literatura, los autores y sus
producciones son escasos y muy poco conocidos
223
; su lengua est ms

223
Para una visin de conjunto de la literatura ecuatoguineana, ver M.
Ngom
1993.
Biografa de una lengua
464


prxima a la modalidad castellana que a otras del espaol, aunque, como es
lgico, con algunos africanismos lxicos.
Un punto que debe ser resaltado para la correcta apreciacin de la
modalidad lingstica de Guinea Ecuatorial es que
aunque en el espaol hablado por los ecuatoguineanos se aprecian
diversos estadios aproximativos en relacin a la norma castellana, no se
dan en el mismo reestructuraciones o simplificaciones radicales que
permitan considerarlo tipolgicamente como una forma de pidgin o de
habla criolla o semi-criolla (Granda
1992, pg. 322).
Las diferencias o "errores" respecto a la norma castellana se derivan, pues,
no de un proceso de criollizacin sino
de las relativamente limitadas oportunidades de la mayora de los
hablantes guineanos de aumentar activamente el dominio lingstico del
espaol (Lipski 1985a, pgs. 18-19).
224

224
Vicente Granados, prologuista de la novela Ekomo (Universidad
Nacional de Educacin a Distancia, Madrid, 1985) de la periodista y escritora
Mara Nsue Ange, dice que en sucesivas copias la autora fue corrigiendo
errores ortogrficos y sintcticos producto de la transposicin de rasgos de la
lengua hablada a la escrita; as, por ejemplo, la neutralizacin de las dos
vibrantes por parte de los ecuatoguineanos, la llev en un primer momento a
escribir amanillo, horible, ferroz, arepentirse, etc. (pgs. 1 0-1 1 ).
Eriric|ue Obediente Sosa
4 6 5


En lo que sigue nos limitaremos a sealar aquellos aspectos
dialectales que difieren de la norma culta general.
4.1. Fonologa
Sistema voclico
El espaol hablado en Guinea Ecuatorial tiene los mismos cinco
fonemas voclicos de la norma general, pero su realizacin se caracteriza por
una considerable inestabilidad articulatoria que se traduce en una constante
fluctuacin de timbre. Esta inestabilidad, que afecta en mayor grado a las
vocales /e o a/ en posicin inacentuada, es responsable de su reduccin a [8]
o [e], es decir, se pronuncian como una vocal central de abertura media, lo
cual no excluye que haya trueques de tipo [i] > [e], [o] > [u], [u] > [o], etc.;
por ejemplo: autonomea, pidir, macnico, molato, literal 'litoral, acosar
'acusar, etc. Este fenmeno, sin embargo, no es, al parecer, sistemtico sino
ms bien ocasional, espordico, por lo tanto, ms idiolectal que dialectal.
Sistema consonntico
Las diferencias ms resaltantes entre el consonantismo del espaol
ecuatoguineano y el de la norma castellana, algunas de las cuales se deben a
interferencias de las lenguas autctonas, son las siguientes.
1) Ausencia del fonema vibrante mltiple /r/: all donde la lengua general
tiene dicho fonema, los ecuatoguineanos producen una [r], con lo cual pares
como cero-cerro, pera-perra, etc. son palabras homfonas en esta
modalidad del espaol.
2) Ausencia del fonema lateral palatal /A/: al igual que la mayora de los
dialectos espaoles, el ecuatoguineano es yesta.
3) Ausencia (variable) del fonema fricativo interdental //: su aparicin, por
lo dems asistemtica, depende del nivel de dominio lingstico del hablante.
Biografa de una lengua
466


A estas diferencias de carcter fonolgico se suman otras de
carcter fontico que separan el dialecto ecuatoguineano de los dialectos
peninsulares e hispanoamericanos. A continuacin analizamos las ms
conspicuas
225
.
1) De acuerdo con Lipski (1985a, pg. 35), "una de las caractersticas
fonticas ms resaltantes del espaol guineano es la uniformemente
articulacin oclusiva de /b/, /d/ y /g/ en todos los contextos fonticos. El
efecto acstico es un ritmo staccato que sobresale entre todos los dems
dialectos espaoles". Esos tres fonemas, por tanto, no conocen, segn dicho
autor, los alfonos fricativos [f], [5] y [y], respectivamente, que contempla
la norma general. Los otros hispanoparlantes perciben esto como "un ritmo
staccato" por el efecto acstico tan diferente entre un sonido oclusivo y otro
fricativo. Quilis (1992b, pg. 231), por el contrario, afirma que los recuentos
realizados en sus materiales "muestran que la mayora de los informantes
presenta un porcentaje mayor de realizaciones fricativas que oclusivas" all
donde el espaol general tiene normalmente el alfono fricativo. En cuanto a
la realizacin de los archifonemas producto de la neutralizacin de las
oposiciones /p-b/, /t-d/ y /k-g/ en posicin implosiva, los hablantes de
Guinea Ecuatorial tienden a articular en esta posicin una consonante
oclusiva que conserva, por lo dems, el rasgo de sonoridad reflejado en la
ortografa: captar [kap'tar], objeto [ob'xeto], ritmo ['ritmo], ciudad [sju'dad],
acto f'akto], magntico [mag'netiko]; a veces, sin embargo, aparecen los
alfonos fricativos. Esta peculiaridad dialectal es una transposicin de los
patrones fonolgicos de las lenguas autctonas de Guinea Ecuatorial al
espaol, peculiaridad que mantienen incluso aquellos guineanos que han
vivido muchos aos en Espaa.

225
Como pronto se ver, las descripciones no siempre coinciden en los tres
investigadores que ms han estudiado recientemente el espaol hablado en
Guinea: de Granda, Lipski y Quilis; probablemente ello se deba al nmero y
procedencia de los informantes locales. El estudio ms completo -y ms reciente-
es el de Quilis, quien afirma que "dada la amplitud y profundidad de nuestro
trabajo, es lgico que algunos de los datos que aqu aparecen no concuerden con
lo que se ha hecho hasta ahora (1992b, 217).
Enrique Obediente Sosa
467


2) Los fonemas /t/ y /d/ son de realizacin alveolar y no dental.
3) La realizacin ms frecuente de /f/ es el sonido bilabial sordo [({>].
Quilis (1992b, pgs. 233 y 234) reporta el hecho de que algunos hablantes
confunden con relativa frecuencia /f/ y //: ['gaGas] por 'gafas, [karq'fjon]
por 'cancin, etc.
elemento lxico (pa 'pas), 3) cuando es redundante por haber en el
enunciado otros marcadores de plural {mucha vece), lo cual lleva a Quilis
(1992b, pg. 233) a afirmar "que la prdida de esta [s] es ms un problema
morfolgico que fontico o fonolgico" influido por la estructura de las
lenguas locales, en lo que coincide con Lipski (1985a, pg. 77), quien, de
acuerdo con sus datos, seala que hay una inequvoca correlacin entre
funcin gramatical y prdida de /s/ final en el espaol de Guinea.
5) El fonema fricativo palatal sonoro /j/ se articula dbilmente,
prcticamente sin friccin, pasando a [j] e incluso a 0, sobre todo en contacto
con /i/. Siendo, como ya se dijo, el dialecto ecuatoguineano yesta, la
pronunciacin de, por ejemplo, silla es [sija] o [sia], de botella, [bo'teja] o
[bo'tea],
6) En cuanto al fonema fricativo velar sordo /x/, Lipski (1985a, pg. 38)
dice que en el espaol guineano la realizacin de aqul se asemeja "a las
variantes menos fricativas encontradas en el sur de Espaa, aunque
raramente se reduce a una simple aspiracin". De Granda (1992, pg. 324),
por el contrario, afirma que tal fonema "es realizado mediante aspiracin,
oclusin glotal o la sucesin de ambos sonidos". Quilis (1992b, pg. 235),
por su parte, dice que tal fonema presenta en Guinea tres tipos de
realizaciones: "a) la fricativa farngea, [h], (sic) [...]; b) la fricativa
velofarngea; y c) la fricativa velar, [x], semejante a la del espaol general,
que es la ms frecuente"
226
.
7) El fonema nasal palatal /ji/ es frecuentemente realizado como una
fricativa nasalizada, [j[], resultado de no producirse la oclusin bucal

226
Pensamos que debe drsele ms crdito a la afirmacin de Quilis por el
hecho de que su corpus fue analizado en un laboratorio de fontica.
Biografa de una lengua
468


necesaria para la articulacin de aqulla: ['ajo] 'ao', ['kaja] 'caa'; esta
articulacin puede relajarse an ms a tal punto que el "resultado final en
muchos casos es un hiato nasalizado, como en el caso de seor [s'or]"
(Lipski 1985a, pg. 40).
8) Del fonema lateral /]/ hay que decir que frecuentemente se pierde en
posicin final de palabra (espa), o cambia a [r] en los grupos lquidos
(ombrigo). La combinacin [lj] se realiza frecuentemente como [X], [j] o 0:
fami[X]a, famifjja o fama 'familia'.
En cuanto a la prosodia se refiere, lo ms caracterstico es el ritmo
staccato y lento que separa cada palabra de la cadena hablada (introduciendo
entre ellas incluso una oclusiva glotal), no dndose, en consecuencia, los
fenmenos de sinresis y sinalefa que caracterizan a la lengua espaola. Por
otro lado, "la estructura tonal de la lengua materna aflora cuando el
ecuatoguineano habla espaol" (Quilis 1992b, pg. 241), y en su enunciado
los niveles frecuenciales permanecen casi a la misma altura desde el inicio
hasta el final, contrariamente a lo que ocurre en el espaol general.
4.2. Morfosintaxis
Los rasgos ms caractersticos del espaol ecuatoguineano en
cuanto a morfologa y sintaxis son los siguientes.
Esfera del nombre
1) "Es frecuente que se tomen como femeninos los sustantivos masculinos
terminados en -a: la tema, la problema, la mapa, la idioma, la paraguas,
una sacapuntas. Los sustantivos y los adjetivos, cuyo morfema de gnero es
{-0} es frecuente que adopten {-a}, o incluso que los pronombres conmigo,
contigo se sientan como masculinos y cambien la -o en -a; ejemplos: la
mujera, la hermana mayora, mujer vlgara 'mujer vulgar, contiga,
conmiga." (Quilis 1992b, pg. 242). A lo cual se aade una cierta
inestabilidad de concordancia gramatical en cuanto al gnero; casos como
una cosa bonito, aqu es el capital del pas se oyen en el espaol de Guinea
Enrique Obediente Sosa
469


aunque sin ser muy frecuentes.
2) El empleo del artculo es muy irregular y frecuentemente se pierde
227
: yo
no voy a playa.
3) En el espaol de Guinea Ecuatorial se dan varios fenmenos interesantes
en relacin con los pronombres personales:
a) El uso normal y regular en superficie de los pronombres
personales en funcin de sujeto. Esto se debe a influencia bant, familia
lingstica que tiene como regla categrica la marcacin del sujeto en las
formas verbales por medio de un prefijo; la funcin de ese prefijo ha sido
traspuesta al equivalente morfolgico espaol: el pronombre personal.
b) La tendencia general a suprimir pronombres donde la norma
espaola lo establece, y el fenmeno contrario de uso redundante de
pronombres reflexivos; ejemplos del primer caso son la gente concentra
aqu, vengo a baar, del segundo, no me dudar nunca, se quieren
desaparecerse. A lo cual hay que agregar la muy frecuente confusin en el
uso de estas partculas: vengo a matricularse-, le gusta a usted hablar
fang? S, le gusta (por 'me gusta).
c) La neutralizacin parcial de la oposicin existente entre t y
usted. Estos pronombres no slo alternan libremente a lo largo de una
conversacin sino que aparecen con formas verbales que no les
corresponden, siendo lo ms frecuente la combinacin del pronombre usted
con el verbo en segunda persona del singular: usted dijiste. Esta
neutralizacin se extiende a los clticos te/le y al imperativo. En cuanto al
pronombre vosotros, su uso es variable y alterna con ustedes. En la zona
continental y en la isla de Annobn, Quilis (1992b, pg. 252) encontr voseo
pronominal: \Eh, vos!, Siempre que vos vemos, estamos orgullosos y
contentos.
d) Con relativa frecuencia, el pronombre encltico -nos se hace -
mos por analoga con el morfema verbal de primera persona del plural: para

227
Todos los ejemplos que siguen son tomados de Quilis 1992b.
Biografa de una lengua
470


acostarmos en la cama.
4) "El espaol guineano utiliza las mismas preposiciones que los dems
dialectos del espaol, aunque las preposiciones ms largas y especializadas
son naturalmente menos frecuentes". Hay cierta variacin en el uso de "en,
ay de, y entre por y para, y ocasionalmente pueden omitirse, principalmente
a." (Lipski 1985a, pg. 23). Quilis (1992b, pgs. 264-265) encontr tambin
un empleo redundante de preposiciones, es decir, uso de tales partculas en
contextos donde no deben aparecer: a Juan le gustaba a burlar, no ocurri
de eso, en clase hay que estarse con muy atentos, voy al cine en los
domingos. Por otra parte, siempre segn Quilis (pgs. 263- 264), el espaol
de Guinea prefiere el empleo de en en lugar de a con verbos de movimiento:
yo no iba en clase, yo no voy en Malabo, llev a Mara en el aeropuerto.
Esfera del verbo
Adems de ciertas formas comunes al habla popular de todo el
mundo hispanohablante, se dan en Guinea los siguientes fenmenos:
2) De acuerdo con Quilis (1992b, pg. 255), "el gerundio se emplea con
mucha frecuencia e incorrectamente en la mayora de los casos: dos horas
estndonos levantados estuvimos dos horas levantados; encontrando que
ste hace mi hermano ste es mi hermano; lleg encontrando que se haba
muerto lleg cuando se haba muerto; estoy hablando fang hablo fang;
estoy noviando soy novio".
3) En Annobn existe parcialmente voseo verbal. Las formas que se
mantienen son: "los presentes del indicativo (vos cantis, vos comis, vos
segus), las del futuro de la segunda y tercera conjugaciones (vos comeris,
vos seguiris) y el presente de subjuntivo de la primera conjugacin (vos
cantis). Los dems tiempos usan voseo pronominal, pero no verbal. En el
verbo ser, el voseo verbal aparece en el presente del indicativo (vos sois),
pero no en los dems tiempos (vos fuiste, vos sers, vos seas)" (Quilis
1992b, pg. 259).
Enrique Obediente Sosa
471


Tal como se desprende de todo lo anterior,
hay de hecho diferencias significativas entre el perfil sintctico del
espaol guineano y el de la mayora de los dialectos hispanos de otros
pases, pero estas diferencias no son el resultado de una simplificacin
masiva de paradigmas gramaticales ni del conglomerado de diversas
funciones gramaticales en una nica unidad morfolgica, sino ms bien
derivan de las relativamente limitadas oportunidades de la mayora de
los hablantes guineanos de aumentar activamente el dominio lingstico
del espaol (Lipski 1985a, pgs. 18-19).
4.3. Lxico
El espaol de Guinea Ecuatorial no puede dejar de tener sus
peculiaridades en cuanto al lxico se refiere, siendo como es ste el
componente lingstico sujeto ms fcilmente a cambios e interferencias. En
lo que sigue distinguiremos varias secciones: a) la de los trminos que han
cambiado de significado respecto al espaol general; b) la de los
americanismos, llegados, como vimos, en el perodo hispano-antillano; c) la
seccin de anglicismos, pasados al espaol guineano a travs del pichinglis;
d) finalmente, la de los vocablos procedentes de las lenguas autctonas
228
.
a) Palabras que han cambiado de significado
abusar 'rerse' asado 'comida
sabrosa brisa Viento fuerte comida
Vegetales comestibles
cmo? 'cundo?
desarrollarse 'desenvolverse (nos desarrollamos en fang)
encontrar 'buscar
fuerte Vigor, virilidad
libro 'asignatura
molestar 'ignorar, desagradar

228
Para esta seccin nos servimos exclusivamente de Quilis 1992b, pgs.
267 y ss.
Biografa de una lengua
472


or 'entender
tumbar 'meter
b) Americanismos
aguacate
bejuco
cacahuete
cancha
carey
cayuco
ceiba
comejn
guagua 'autobs
guayaba hamaca
jejn
manejar 'conducir un auto
mangle
noviar 'cortejar a una joven
papaya
pararse 'ponerse de pie peluquearse)
'cortar(se) el cabello tit
verano 'poca seca yuca
c) Anglicismos
229

boy, boya (< boy) 'criado o criada del servicio domstico
contrimn (< countryman) 'paisano, compatriota finis (< finish)
'se acab (usado para cortar bruscamente una conversacin)
gromp (< ground-pig) 'especie de rata grande de campo,
comestible guachimn* (< watchman) Vigilante masa (< master)
'trmino de respeto para designar o tratar al colono blanco o a un

229
Marcamos con un asterisco pospuesto los vocablos registrados en el
Diccionario de la Real Academia.
Enrique Obediente Sosa
473


negro distinguido moni* (< money) 'dinero motoboy 'ayudante de
chofer de camin mota (< motor) Vehculo automotor palabra (<
palaver) 'discusin, 'conversacin, 'pleito sobar (< shove)
'empujar
d) Africanismos
balele* 'baile africano
bikoro 'conjunto de arbustos, hierbas y plantas, generalmente
gramneas, que invaden las fincas abandonadas
bitiquitiqui 'tipo de pltano
fritambo 'especie de antlope pequeo
harmatn Viento procedente del Sahara cargado de polvillo
malamb 'bebida alcohlica
malanga 'bebida hecha con ron
mininga (< del fang 'mujer) 'mujer indgena y 'querida, amante
indgena miningueo 'trato sexual frecuente de los blancos con
mujeres indgenas mininguero 'blanco aficionado al miningueo
morim 'espritu
ocume* 'rbol y madera de este rbol guineano usado en ebanistera
palmiste 'dtil de la palma de aceite
tumba 'tronco de rbol ahuecado que se utiliza como instrumento
musical y para transmitir mensajes a travs de la selva
5. MUESTRA DE ESPAOL ECUATOGUINEANO
Damos a continuacin una muestra del espaol hablado en Guinea
Ecuatorial recogida por Lipski (1985a, pgs. 104-106)
230
. Se trata de un
fragmento de conversacin entre el investigador y un estudiante de 21 aos.
El texto est transcrito segn la ortografa normal del castellano, excepto en

230
Para muestras de la lengua literaria, ver 4. del captulo La Comunidad
Hispanohablante del Siglo XX.
Biografa de una lengua
474


los casos de segmentos fonticos que no tienen representacin en aqulla.
pregunta: Usted es de aqu, de Malabo?
respuesta: Hblame de t.
pregunta: T eres de aqu, pues?
respuesta: S, soy de aqu.
pregunta: Cunto tiempo llevas estudiando en Espaa?
respuesta: Tre aos.
pregunta: Siempre en Madrid?
respuesta: En Madrid ...yo he vuelto de ... vacaciones, he ido por
Catalua, ... el sur de Andaluca, Mlaga, por ah.
pregunta: As que conoces bastante.
respuesta: Bueno, bastante no, porque la parede ... de Galicia no
conozco nada, no, el pa... vasco tampoco. De Canarias ... lo
conozco de paso, no, porque ... primera vez que me fui ... hicimos ... estuve ...
escala ... casi una noche ... como es muy poco, vi algo, pregunta: De qu
grupo eres?
respuesta: O sea, yo hablo combe... o sea, no soyfang, no soy bubi.
Enrique Obediente Sosa
475


pregunta:
respuesta:
pregunta:
respuesta:
pregunta:
respuesta:
pregunta:
respuesta:
pregunta:
respuesta:
pregunta:
Combe.
En qu parte se habla combe?
En el litoral ... la parte del continente ... porque nosotros estamos entre
la costa, o sea la costa ... loh fang estn ms adentro, no ... costa ... del
literal. O sea, estn tirando ms o menoh de ... desde sesenta kilmetros
... al alante ... se hallan con este grupo. Predominan los combe en
Bata?
Bueno, o ... deba de ser as, eh, pero ehto lo que pasa eh que esas
gendes, como han salido de la parte interior ... han bajado a Bata y ya se
han monopolizado de todo ... deja ... nos ... estamo ah... pero hay que
aguantar, no ... hay que aguantar.
Se llevan bien los fang y los combe?
Bueno, hay problemas siempre, siempre hay ... no se llevan muy bien y
... o sea, eso se sobre ... sala bastante en la mayor parte de ... la ... lah do
familias deforman ... ideas son fang y bubi ... pero eh que ... por ejemplo en la
parte de ... Annobn ... tambin son ... es otro grupo diferente que se entera si
estn ... nosotro igual ... solamente le parte esa, de Bata y nada ms.
Existen buenos estudios sobre el idioma combe?
O sea, realmente ... toda la lengua de ... compone Guinea Ecuatorial,
ninguna se escribe y no les ensea ... no ... hay escuelah pero solamente se
estudia el espaol ... Desde un ... un antao, eh decir ... de Tpoca coloniau
prime(ra) hasta la independencia siempre se ha estudia en escuela ... al espaol
... o sea no ... nuestra lengua ... toda ms bien son dialectos ... son dialectos. Los
muchachos, cuando van a la escuela, ya hablan espaol?
Bueno, lo aprenden en escuela, pero antes no, no ocuri de eso ... ante ... ante la
independencia no ... sesenta y ocho la gentes ... o sea un chico ... mayor
... donde se nace ... desde la cuna ... de all empieza hablar si lengua
verncula ... y el espaol.
El espaol se habla en las casas, entonces?
Biografa de una lengua
476


respuesta: Se hablaba ... s, s, s, hombre ... y ms, entre lo bubi los
combe los bukebas ... annobonese incluiro, no ... habla ... o
sea, se hablaban ms ... ms el espaol que la lengua de ellos ... hasta incluso
... en lah famiyas ... se hablaba el espa bastante, pregunta: Pues ahora
parece que no se habla tanto entre familia,
no es cierto?
respuesta: Por eso prejisamente le dio que depu de sesenta y ocho
... esto se fue en una manera ... se fue reducindose poco a
poco, no ... de que antes no ocura ... eh que la pesoa se ...
conversaba en espaol ante eso, no ... y ahora ... pero ahora
... yo creo que eso es un ... un er ... porque esto eh lo que
... aqu solamente qued ... nosotro el clase, o sea podemo
dividir el clase porque ... dominano muy poco ... el
casteano. pregunta: Pues a m me parece que se
deben ensear las lenguas
vernculas tambin, respuesta: Paralelamente ... eso es
alo que deba hacer en algn
antao ... como le he dicho antes ... en tiempo colonial... en
autonomea ... no se ha procurado eso ... o sea, no
procuraba eso ... y ahora ... como siempre ... ahora me
parece que ... que esto un, es un ... abismo para nosotro
no ... un abismo total porque, mientra que el espaol es ...
el idioma ... la lengua que se ensea en clase... y no lo
practicamo nosotro porque prcticamente en la calle se
hablan su lenguas ... su dialecto, pichin o
lo que sea ... pero es que en clase ... hay que hac un ...
efuerzo para tener espaol... porque no lo practicamos en anmali... pregunta:
Cmo lograste sacar una beca?
respuesta: Antis, o sea ... antes s, bueno, ya esta beca es de la beca
del Instituto Espaol ... la beca esta que manda la oficina
de cooperacin con Guinea ... es que una vez que ya has ...
t tiene que regresar ... y despus si quieres ... o puedes
asentar otra vez ... o sea ... competencia aqu prcticamente
no hay, porque lo nico que hacer no eres o puedes ... vale
el bachillerato, o sea ...
Enrique Obediente Sosa
477


pregunta:
respuesta:
investigador:
trae su documentacin ... lo deposita en la embajada de Espaa ... y embajada
de Espaa manda a Madrid ... o sea la embajada de Espaa lo enva a la
administracin, decir que en Madrid ... y ah hace una ... una lista depus ...
se selecciona unas cuantas gente y ... yo pienso hacer ya ... otra beca. Eso se
tiene que renovar cada ao y despus slo la vacacione como en esto
momento, tengo que vover a acusar otra solicitud ... eso ... que no puede ...
dar o no ... yo estudio en la escuela de ... que est en ... que est en Plaza de
Espaa.
Qu te parece Madrid?
E bastante diferente, eh. Hombre, me result un cambio muy brusco,
pero que dipu de estar aun mucho tiempo se acostumbre ... uno
acostumbra ... con nieve y todo. T ere de dnde, de Madrid?
No, de los Estados Unidos.


EL ESPAOL EN FILIPINAS
1. ESPAA EN LAS FILIPINAS
El archipilago filipino fue descubierto para Espaa por el
portugus Fernando de Magallanes en 1521, quien lo llam Islas de San
Lzaro, nombre que fue cambiado en 1542 por Ruy Lpez de Villalobos
en homenaje al heredero de la Corona, el futuro Felipe II.
De acuerdo con el Tratado de Tordesillas de 1494 firmado por
los Reyes Catlicos y Juan II de Portugal, y mediante el cual se divida el
mundo en un rea reservada a la Corona de Castilla y otra a la de Lisboa,
las islas Filipinas quedaban dentro del rea portuguesa. A principios del
siglo XVI, Magallanes, que conoca las rutas hacia la India, quiere llegar
a las Molucas que, segn l, quedaban dentro de la demarcacin espaola,
pero el 16 de marzo de 1521 su expedicin, avalada por Carlos I, llega al
archipilago de las futuras Filipinas, con lo cual se da inicio a una serie de
viajes que sirvieron para afirmar los derechos de Espaa sobre dichas
islas, derechos reconocidos por Portugal en 1565. Sin embargo, desde
Espaa las Filipinas quedaban sumamente alejadas, por ello se vio
forzada a acercarse a esas islas a travs de sus colonias americanas,
especficamente desde Mxico; es as que Felipe II dispone por Real
Cdula de 1559 que desde la Nueva Espaa, por ser ms cmodo viaje,
se enviasen navios y gente a la conquista de las islas Filipinas sin que se
permitiese dilacin alguna en la ejecucin y que juntamente enviasen
adalides evanglicos. Poco despus, en 1564, orden al virrey de
Mxico que organizase una expedicin, la cual, bajo el mando de Miguel
Lpez de Legazpi, arrib a las islas en 1565; seis aos despus, el 24 de
junio de 1571, Legazpi fundaba en la baha de Manila la ciudad de este
nombre, que pasara a ser la sede de la administracin colonial.
Desde Manila, Legazpi estableci relaciones regulares con Mxico con la
creacin de la lnea transpacfica Manila-Acapulco servida por el galen
de Manila, o de Acapulco, o la nao de China, como se conoca a la nave
Biografia de una lengua
482


que realizaba dicha ruta.
A finales del siglo XVI se cre la Gobernacin de Filipinas
dependiente del Virreinato de Nueva Espaa, pero la metrpoli apenas si
se interes por sus islas orientales debido, por una parte, a la lejana, por
la otra, a la mayor atraccin de las riquezas americanas, muy superior a la
dudosa fortuna de las Filipinas. Durante este perodo, pues, el contacto
entre Espaa y el archipilago no es directo sino a travs de Mxico. No
es sino hasta el siglo XIX -en el momento en que se independizan las
colonias americanas- cuando Espaa comienza realmente a manifestar
inters por las Filipinas y a entrar en contacto directo con el archipilago
obligada por la supresin de la lnea Manila- Acapulco en 1815.
La colonizacin hispnica, iniciada, pues, efectivamente a
principios del XIX (por tanto, muy tardamente), logr la unificacin del
archipilago, hasta entonces dividido en multitud de tribus
independientes. Este sentimiento unitarioy las sublevaciones contra la
tirana de los terratenientes aceleraron el nacimiento del nacionalismo
filipino, liderado y organizado desde 1892 por Jos Rizal. Esta situacin
fue slo el prembulo de la prdida, por parte de Espaa, de las islas,
hecho consumado en 1898 como consecuencia de la guerra entre aqulla
y los Estados Unidos. En efecto, por el tratado de Pars firmado ese ao
por los dos pases al trmino del conflicto blico, el archipilago pas a
manos de los estadounidenses, quienes instauraron un rgimen de
ocupacin hasta 1946, ao en que se proclam la independencia y la
repblica.




















PENINSULA
INDOCHINA
MANIL
MAR DE CHINA
MERIDIONAL
ALASI
IL
' %
F
i
l
i
p
i
n
a
s

OCEANO
PACFICO
Enrique Obediente Sosa
483


2. SITUACIN DEL ESPAOL EN LAS FILIPINAS
Hace poco ms de veinte aos deca Keith Whinnon (1976, pgs.
1-2) que
Fue durante el siglo XIX, entre la independencia de Mxico y la
anexin de las Filipinas por los Estados Unidos, cuando los
habitantes de Manila aprendieron el espaol que algunos de ellos
hablan an, una lengua cuyos principales puntos de diferencia
respecto al habla de Madrid [...] residen en su sabor ligeramente
anticuado [...] y su particularmente correcta pronunciacin, esa
admirable enunciacin tpica de cualquier lengua que no es de uso
comn y que es mantenida por una clase social alta frente a la
competencia de lenguas ms populares.
Esas caractersticas sealadas por Whinnon se deben al hecho de
que la lengua espaola en las Filipinas se introdujo apenas en el segundo
perodo del contacto de Espaa con el archipilago, es decir, en el siglo
XIX. Durante el primer perodo, la presencia espaola en dichas islas se
limit prcticamente a asegurar la proteccin de los misioneros, para lo
cual se vio forzada a mantener all una guarnicin; prueba de ello es que el
galen de Manila haca su recorrido una sola vez al ao, un solo viaje era
suficiente para "el limitado trfico, que consista principalmente en
soldados, sacerdotes y funcionarios con sus familias" (Whinnon 1976, pg.
2). Esa poca afluencia de espaoles en las Filipinas es objeto de
preocupacin para fray Miguel de Benavides, quien en 1595 compara la
situacin de Mxico con la de dichas islas:
En Mxico hay ahora innumerables espaoles, no slo de los idos de
ac, sino de los nacidos all, que ya son como naturales de all; [...] y
no slo hay esta multitud de espaoles en la 9udad de Mxico, sino
tambin en otros ynumerables pueblos, de suerte que ya aquel rreyno
y rrepblica est an en la gente muy mudada, lo qual no es ans en
las Philippinas, porque aunque en la iudad de Manila ay espaoles,
pero en los pueblos de los yndios no vive espaol ninguno, y ans
estn los pueblos de los yndios sin ha^er en ellos mudanza ninguna
como se estavan antes que los espaoles all fuesen.
1

En el segundo perodo aumenta la afluencia de espaoles a las
Biografa de una lengua
1
Tomado de Quilis 1992b, pg. 75.
484


Filipinas, sobre todo desde que la comunicacin directa se hizo ms fcil
gracias a la apertura del canal de Suez (1869), "pero ya es demasiado tarde
para que puedan darse los condicionamientos de germinacin lingstica
que en otros tiempos se produjeron en Amrica" (Quilis 1992b, pg. 79),
por eso el espaol no lleg a ser jams la lengua general de las islas, y ello
a pesar del decreto de 1815 que estableca la enseanza obligatoria del
espaol en las escuelas primarias de todo el pas.
Culturalmente, pues, no puede hablarse de una colonizacin
hispnica de las Filipinas como ocurri en Amrica. De acuerdo con los
investigadores, el espaol fue enseado por los misioneros nicamente a
jvenes nativos de excepcional inteligencia destinados, por lo general, al
sacerdocio. La lengua espaola fue, por tanto, lengua solamente de la
clase dirigente, de una minora culta, y as lo sigui siendo todava a
principios del siglo XX; para ese momento, hablaba espaol en las islas
slo el 10% de la poblacin. "Este espaol flotaba sobre las numerosas
lenguas locales y stas, a su vez, se iban tiendo de numerosos hispanis-
mos" (Zamora Vicente 1979, pg. 449).
Resulta evidente que esto se profundiz con la independencia al
frustrarse los proyectos educativos que Espaa vena implementando
desde 1840, con lo cual el espaol no pudo salir del estrecho crculo en el
que se encontraba. La toma del pas por los Estados Unidos signific un
desplazamiento acelerado del
Enrique Obediente Sosa
485


espaol en beneficio del ingls; sin embargo, a pesar de esta
situacin precaria del espaol en las Filipinas, fue declarado en la dcada
de 1930 lengua cooficial del pas junto al ingls y al tagalo, sta a su vez
proclamada lengua nacional en 1946 con el nombre de pilipino
231
, lengua
de la familia malayo-polinsica
232
. Pero este carcter cooficial del espaol
fue ms bien retrico por el bajo porcentaje de la poblacin que lo
hablaba: la cifra pas a 7% en 1969 y a 3% desde 1988. La lengua
espaola recibi el golpe de gracia con la promulgacin de la Constitucin
filipina de 1987 que la declar lengua no oficial; dice el texto que
Para fines de comunicacin e instruccin, las lenguas oficiales de las
Filipinas son el filipino y, hasta que la ley disponga otra cosa, el
ingls. Las lenguas regionales son lenguas oficiales auxiliares en las
regiones y servirn all como medios auxiliares de instruccin. El
espaol y el rabe sern fomentados sobre una base voluntaria y
opcional.
Es un hecho innegable, pues, que en los actuales momentos la
cultura espaola, comprendida la lengua, se halla en franco retroceso en
las Filipinas. El escaso 3% de filipinos que maneja el espaol est
formado pretieamentre por personas pertenecientes a la tercera edad o a
la clase social culta. A pesar de ello, sigue funcionando la Academia
Filipina de la Lengua, correspondiente de la Espaola, fundada en Manila
en 1924.

231
El tagalo, que no tiene /f/, reemplaza este sonido en los prstamos
por /p/. Ntese que Filipinas es, en tagalo, Pilipinas.
232
El tagalo es una de las tantas lenguas habladas en el archipilago.
Segn Quilis (1992b, pgs. 115-116) "El nmero de lenguas y dialectos
existentes en las islas Filipinas an no est bien determinado [...]. El proyecto
an no terminado del recuento y catalogacin de las lenguas y dialectos
filipinos ha recogido al final de 1967 ms de 300 dialectos, que han sido
agrupados, provisionalmente, en 70 grupos lingsticos principales. Entre
todas estas lenguas, difciles de determinar y clasificar, se sealan como
principales ocho, porque pertenecen a los grupos tnicos ms numerosos de
Filipinas: tagalo, cebuano, ilocano, hiligaynn, bicolano, waray, kapampangn
y pangasinn".
Biografa de una lengua
486


El espaol, sin embargo, pervive en cierto modo en las lenguas
autctonas. En efecto, un elevado nmero de hispanismos ha pasado a las
lenguas locales. Limitndonos al tagalo, 20,4% del lxico activo de esta
lengua es de origen hispano, de acuerdo con los datos suministrados por
Quilis (1992a, pg. 243). De la revisin del Conversational Tagalog de
Rufino Alejandro (1971), damos al azar algunos de esos prstamos:
abogado
asul 'azul baka
'vaca baso 'vaso
bintana 'ventana
botika 'botica ehe
'eje gantso
'gancho
gris
kama 'cama kanyon
'can kame 'carne kotse
'coche, auto kuwento
'cuento litsugas 'lechuga
masyado 'demasiado
oso
palsipicako 'falsificado
panyolito 'pauelo
plorera 'florero
preo 'freno
sapato 'zapato
sntimo 'cntimo
silya 'silla soriso
'chorizo tomilyo
'tornillo
toro
Ms los das de la semana (excepto el domingo): lunes, martes,
miyrkoles, huwebes, biyemes, sbado, y los meses del ao: enero,
pebrero, marso, abril, mayo, hunyo, hulyo, agosto, setyembre, oktubre,
Enrique Obediente Sosa
487


nobyembre, disyembre.
El espaol, por otra parte, ha sido la lengua base de diversas
hablas criollas englobadas por algunos bajo el trmino genrico de
chabacano
233
.
3. CARACTERSTICAS DEL ESPAOL HABLADO EN
FILIPINAS
234

3.1. Fonologa
Las caractersticas ms resaltantes del fonetismo del espaol
hablado en las Filipinas son las siguientes.
Vocalismo
Los fenmenos ms caractersticos y frecuentes son:
1) Cierre de las vocales medias /e/ y /o/: [ti'nia] 'tena, fkumen] 'comen.
2) Insercin de la fricativa palatal sonora [jj entre /e/ y otra vocal
separadas por frontera silbica: fbeja] 'vea.
3) Articulacin de la oclusiva glotal [?] en inicio de palabra y en el
interior de una secuencia voclica: ['?alma] 'alma, [pa?'is] 'pas.
Consonantismo
1) El espaol de Filipinas conserva la lateral palatal /X/, realizada a veces
como una / palatalizada ([l
235
]): ['kaXe] o ['kaPe] 'calle.

233
De estas hablas no nos ocuparemos aqu por no ser propiamente
modalidades de la lengua espaola. Remitimos al lector a Whinnon 1976 y
Quilis 1992b, donde encontrar una descripcin detallada del origen y de las
caractersticas de dichas hablas.
234
Ver Quilis 1992b, pgs. 185 y ss, y Lipski 1987.
235 El conjunto de palabras procedentes de Amrica. Como era de
Biografa de una lengua
488


2) En posicin implosiva, los fonemas sordos /p t k/ se realizan,
preferentemente, como oclusivos sordos; los sonoros /b d g/ tienden a
ensordecerse, a realizarse como fricativos ([B 5 y]) o a perderse.
3) El fonema labiodental /fi se realiza por lo comn como la fricativa
bilabial sorda [<(>].
4) La mayora de los hispanohablantes sesea; otros mantienen la
distincin entre /9/ y /s/ como en el centro-norte de Espaa.
5) La realizacin ms frecuente de /x/ es la fricativa farngea [h].
6) La nasal /n/ seguida de una vocal anterior tiende a palatalizarse ([n
j
]) e
incluso a hacerse idntica a la nasal palatal [p]: [linja] o ['lipa] 'lnea. Y
a la inversa, /p/ a veces se realiza como [n*]: fkan'a] 'caa.
3.2. Morfosintaxis
De acuerdo con Quilis (1992b, pgs. 188-189), "en el nivel
gramatical, no se producen muchos fenmenos dignos de mencin en el
espaol de Filipinas como lengua materna". En este nivel slo puede
hablarse de ciertas preferencias en cuanto al uso de algunas formas, por
ejemplo: la del morfema de diminutivo -ito; clara preferencia por el
pretrito simple; la construccin de + pronombre en lugar del adjetivo
posesivo (los libros de nosotros), etc. Lo que quiz llame ms la atencin
es el hecho de que los filipinos no pluralizan tanto (como se hace en
muchos otros dialectos hispnicos) las formas impersonales de haber y
hacer, prevalecen, pues, haba, hubo, hace, segn la norma gramatical.

esperarse debido al trfico existente entre Acapulco y Manila, la afluencia
de personas procedentes de las colonias americanas hizo posible que
pasaran a las Filipinas voces de lenguas amerindias, como bejuco,
guayaba, maz, man, mecate, papaya, etc. Pero tambin palabras
espaolas que echaron races en Amrica mientras desaparecan del uso
peninsular (los mal llamados "arcasmos"), as como las nuevas acepciones
nacidas o generalizadas en este continente y desconocidas, poco usuales o
de uso regional para los peninsulares; tal es el caso de, por ejemplo,
Enrique Obediente Sosa
489


3.3. Lxico
El lxico peculiar del espaol hablado en Filipinas puede ser
agrupado en los tres conjuntos siguientes.
lampazo 'trapo para limpiar el piso, plomero 'fontanero, mancuernas
'gemelos de los puos de la camisa, fsforo 'cerilla, pararse 'ponerse de
pie, etc.
236

2) El conjunto de palabras de raz hispnica con un significado particular
en el archipilago (filipinismos), entre las cuales tenemos las siguientes
237
:
abrazador* 'almohada larga que se utiliza para dormir abrazado a
ella, colocndola entre los brazos y las piernas alabado
'pordiosero, mendigo apetitos 'entremeses
arriba y abajo Vmito y diarrea conjuntos
bandejado 'bandeja grande
cada* 'galera de las casas que da al patio interior
camisadentro 'camisa de mangas largas casillas 'retrete
castila* 'espaol y lengua espaola cdigo 'apuntaciones
fraudulentas que utilizan los estudiantes en los exmenes
combarcano* 'compaero de viaje en barco juramentado
'enloquecido tapa* 'carne seca y salada
templo 'sien tubero
'fontanero
3) El grupo de palabras procedentes de las lenguas locales (indigenismos
filipinos), entre las cuales mencionamos las que siguen:

236
Para el contacto comercial entre Filipinas y Amrica y Europa
durante la colonia y su repercusin (insignificante en trminos numricos)
sobre el lxico del espaol americano, primer receptor de voces procedentes
de lenguas del Extremo Oriente, ver Frago Gracia 1999, pgs. 199-208.
237
Marcamos con un asterisco pospuesto las acepciones y voces
registradas en el Diccionario de la Real Academia.
Biografa de una lengua
490


abac* 'nombre de una planta
baguio* 'tifn
barangay* 'tipo de embarcacin, 'familias de naturales en que
estuvo dividida la vecindad de los pueblos de Filipinas durante la
dominacin espaola
238
bolo* 'machete recto calamans 'limn
pequeo de mucho jugo ipil* 'nombre de un rbol maderable
jusi* 'nombre de una tela maya 'gorrin palay* 'arroz con
cscara sinamay* 'nombre de una tela
Segn un estudio realizado por Quilis (1992a), muchos
filipinismos e indigenismos del espaol filipino registrados por el
Diccionario de la Real Academia no son reconocidos por los filhispanos
(como l llama a los hispanohablantes del archipilago), lo cual, al
parecer, no es realmente un problema de desconocimiento de la lengua
por parte de aqullos sino del Diccionario

238
Segn Quilis (1992b, pg. 193), slo la segunda acepcin es hoy
ampliamente conocida. Frago Gracia (1999, pg. 205) presenta un testimonio
de principios del XVII en que la palabra figura con su primera acepcin: "en
este tiempo venan a reconocer tres indios en una barangay, y se pusieron a
barlovento de la nao".


acadmico, que incorpor vocablos (por lo dems, a veces
errados en la definicin o en la ortografa) poco usuales. Ya en 1921, W.
E. Retana haba advertido que en el Diccionario de la Academia figuraban
voces poco rentables o equivocadas que deberan desaparecer de l;
"lamentablemente, la docta corporacin no tuvo en cuenta las precisas e
importantes indicaciones de Retana, y hoy, prcticamente, todos aquellos
filipinismos acadmicos permanecen en el Diccionario, conservados
como en frasco de alcohol" (Quilis 1992b, pg. 193), en tanto que no les
ha dado entrada a otros de mayor uso y vitalidad
239
.
Independientemente de ese hecho, hay que afirmar que las voces
peculiares del espaol hablado en Filipinas no se generalizaron ms all de
sus fronteras, y probablemente no lo harn nunca dada la situacin actual
de la lengua espaola en ese archipilago asitico.
EL JUDEOESPAOL
1. EL LARGO CAMINO DESDE SEFARAD
Expulsados los judos de Espaa a finales del siglo XV (ver el
captulo La Espaa Juda o Sefarad), emigraron al principio a Portugal y
Africa del Norte; poco tiempo despus, invitados por el sultn Bayaceto II
(1481-1512), comenzaron a establecerse en los territorios del Imperio
Otomano, pero en su peregrinar hacia el este algunos se quedaron en la
Pennsula Itlica.
A estas migraciones iniciadas en el siglo XV se agregarn
migraciones tardas en el siglo XVII, constituidas casi exclusivamente por
marranos (los judos convertidos al catolicismo), que, ante la situacin
asfixiante y hostil que vivan en la Pennsula, donde siempre fueron
sospechosos de insinceridad y hereja, prefirieron cambiar su patria por
tierras menos intolerantes, por lo cual se dirigieron a Francia, Holanda,
Alemania, Inglaterra y Amrica.

239
Retana public "Diccionario de filipinismos, con la revisin de lo que
al respecto lleva publicado la Real Academia Espaola", Revue Hispanique,
LI, 1921, pgs. 1-174. Datos tomados de Quilis 1992b, pg. 192.
Biografa de una lengua
492


A este continente, sin embargo, empezaron a llegar los sefardes
en las mismas carabelas de Coln, no slo como simples tripulantes sino
como pilotos y cartgrafos; el tan nombrado Rodrigo de Triana era
converso, al igual que el clebre capitn, convertido luego en fraile,
Bartolom de Las Casas, y como ellos, tantos otros que cruzaron el
Atlntico y se establecieron en las recin conquistadas tierras americanas.
Muchos de los conversos venidos al Nuevo Mundo "desarrollaron un
modo de vida doble, que les permitiera no dejar de ser judos y aparentar
ser cristianos" (Muiz-Hubermann (comp.) 1989, pg. 266) para escapar
de la Inquisicin colonial, activa desde los mismos inicios de la conquista.
Los judos espaoles que llegaron a Amrica durante los siglos XVII y
XVIII procedan principalmente de Amsterdam y Portugal, y hablaban el
espaol peninsular de la poca o el portugus, razn por la cual no tienen,
desde el punto de vista lingstico, mayor relevancia.
Respecto a los judeoespaoles emigrados al frica del Norte,
principalmente a Marruecos, conservaron su habla, conocida como
haquita, hasta el siglo pasado, cuando fue perdiendo sus rasgos
caractersticos hasta convertirse en espaol moderno como consecuencia
de la invasin espaola de 1860, invasin motivada por el afn hispano de
expansin territorial y por intereses econmicos; por ello el habla actual
de los pocos sefarditas de Marruecos "no tiene de haquitiyesco sino el
nombre", al decir de Sephiha (1986, pgs. 87-88)
240
.
En cambio, los hispanohebreos que se establecen en el Oriente
constituirn una comunidad lingstica de extraordinaria importancia
porque ellos s conservaran la lengua que se llevaron de Espaa: el
castellano del siglo XV, convertido ya para entonces en lengua de
prestigio en la Pennsula. De all que el judeoespaol sea, en cierto modo,
una "reliquia viva" de aquel castellano, aunque slo en parte, pues esa
lengua tambin ha experimentado cambios no solamente debidos al paso
del tiempo sino a los diversos influjos de las distintas lenguas habladas en
el extenso y heterogneo Imperio Otomano, como veremos luego. Es, por

240
Para una visin general del judeoespaol de Marruecos, ver M. Alvar
1996d, escrito que es un testimonio de primera mano de la inexorable
desaparicin del judeoespaol marroqu.


tanto, la comunidad sefardita oriental la que ms nos interesa,
lingsticamente hablando.
241

241
De acuerdo con Cantera Burgos, citado por Sephiha 1986, nota 68,
pg. 88, estas son las cifras de judos expulsados de Espaa por regiones de
Biografa de una lengua
494




















I
M
P
E
R
I
O

O
T
O
M
A
N
O

H
A
S
T
A

1
6
8
3

Enrique Obediente Sosa
495


Recordemos que las tierras orientales a las que llegan los judos
espaoles formaban parte del imperio fundado en 1299 por el sultn turco
Otmn (u Osmn) I (1259-1326), imperio que alcanzara su mximo
esplendor en el siglo XVI con Solimn II el Magnfico (1520-1566).
Extendido desde el Mar Caspio hasta el Adritico, y desde el extremo
norte de la pennsula de los Balcanes hasta Arabia, el Imperio Otomano
era un inmenso mosaico tnico y lingstico en el que habitaban, entre
otros, turcos, griegos, macedonios, rabes, albaneses, bosnios, blgaros,
croatas, eslovenos, georgianos, magiares, montenegrinos y rumanos.
Tuvo por capital, desde 1453, la antigua Constantino- pla, ciudad
arrebatada a los bizantinos y renombrada Estambul. El declive del
imperio comenzara con la victoria naval de Lepanto de las flotas
espaola, veneciana y pontificia al mando de Juan de Austria (1571), a
consecuencia de la cual los otomanos pierden el control martimo del
Mediterrneo. La decadencia de los siglos sucesivos les llevara a la
prdida de algunos de los territorios conquistados, como Hungra y la
pennsula de Crimea en el siglo XVIII. Ms tarde, bajo presin de las
potencias occidentales, Estambul pierde Tnez y los pases balcnicos. Al
final de la Primera Guerra Mundial, el Imperio es ocupado y
desmembrado por los aliados; de lo que haba sido su centro surgira la
actual repblica de Turqua.
Los sefardes, llegados al Imperio Otomano en momentos en que
ste era una potencia en pleno apoge, llevan consigo la civilizacin
espaola del siglo XV, una de las ms adelantadas de Europa, poniendo
todo su saber y experiencia al servicio de la tierra que los acoge, con lo
cual aument considerablemente el grado de desarrollo econmico y
social del Imperio. Ello explica,
asentamiento: Turqua 93.000, Holanda 21.000, Marruecos 20.000, Argelia
10.000, Italia 9.000, Amrica 5.000, Francia 3.000, Egipto 2.000, Grecia,
Hungra y Balcanes 1.000.
por tanto, la situacin de privilegio que tuvieron los judos en Turqua
hasta el siglo XVII, poca en que su prestigio e influencia comienzan a
Biografa de una lengua
496


decaer debido principalmente al apoyo que los sultanes comenzaron a
darles a los turcos y griegos en detrimento de los sefarditas.
En el Imperio Otomano los sefardes encontraron a otros judos,
los cuales hablaban griego, alemn o italiano, pero poco a poco estos
ltimos fueron adoptando la lengua de la comunidad juda mayoritaria y
de mayor prestigio, con lo cual el espaol se convirti en una especie de
coin en todo el Mediterrneo oriental, excepto en Grecia. El viajero
espaol Gonzalo de Illescas dice, en 1542, lo siguiente:
Los israelitas se llevaron de Espaa nuestra lengua, todava la
conservan y la usan en buena manera. Y adems, es seguro que en
Salnica, Constantinopla, Alejandra, El Cairo, Venecia y otras
ciudades comerciantes slo compran, venden y hacen negocios en
espaol. Y he conocido en Venecia a muchos judos de Salnica
que, aunque eran muy jvenes, hablaban el castellano tan bien como
yo.
242

Tal fue la extensin e importancia de la lengua espaola que "los
turcos musulmanes, que no conocan el espaol sino por la lengua
mayoritaria de sus judos, terminaron por designarla con el trmino
yahudice, judo en turco" (Sephiha 1986, pg. 21 )
243
.
El espaol, pues, comienza a ser hablado por un sinnmero de
gentes de origen no espaol, lo que origin que se introdujeran voces y
expresiones de otras lenguas. Pero ese espaol oriental tambin sufri
modificaciones debidas esta vez a las nuevas necesidades surgidas de las
transformaciones de la sociedad; para nombrar lo nuevo, para expresar
aquello que no pudieron conocer en Espaa, los judos acudieron a los
idiomas de las poblaciones donde vivan, principalmente al turco, como
era de esperarse. Ms tarde adoptaran muchos elementos franceses
gracias a la creacin en Pars, en 1860, de la Alianza Israelita Universal;
con ello el judeoespaol sufrira una profunda "francizacin" al

242
Segn M. Franco, Essai sur lhistoire des Isralites de VEmpire
ottoman, Paris, 1897, pgs. 39-40, citado por Marius Sala 1970, pgs. 14-15.
243
En este captulo todas las traducciones de Sephiha son nuestras.
Enrique Obediente Sosa
497


incorporar palabras e imitar estructuras del francs, lengua impuesta por
aquella institucin a travs de los maestros enviados a las comunidades
judas de la cuenca mediterrnea.
Este proceso fue minando aquel castellano, lo cual -aunado al
propio decaimiento de la cultura sefard, al desmembramiento del Imperio
y la subsiguiente aparicin de estados independientes- caus una
decadencia notoria del judeoespaol, abandonado incluso por los mismos
judos, quienes, para poder integrarse completamente a la vida de los
pases donde residan, se vieron en la imperiosa necesidad de emplear las
lenguas nacionales respectivas. De este modo, el judeoespaol pas de
lengua corriente a lengua meramente familiar, con lo cual aument su
decadencia al reducirse cada vez ms el mundo al que haca referencia.
Esto se constata, de manera particular, en la evolucin de la prensa
judeoespaola; baste comparar los trescientos peridicos que en un
momento llegaron a publicarse en judeoespaol, muchos en escritura ras
244
, con los nicos dos diarios que existen en la actualidad: alom (en
Turqua) y La Luz de Israel (en Israel), adems de Aki Yerushalayim,
revista de la emisin en judeoespaol de Kol Israel 'La Voz de Israel'.

244
Alifato hebreo de tipo semicursivo, distinto de la escritura cuadrada.
Biografa de una lengua
4 9 8


Muchos intelectuales judos trataron de rescatar y enriquecer la
lengua de los sefarditas, pidiendo el regreso del judeoespaol como
lengua de cultura para emancipar social y culturalmente a las masas
sefardes. Pero estos intentos han tropezado con el problema del lxico
moderno: de qu lengua tomar los trminos relativos a la vida moderna:
del espaol actual o de las lenguas habladas en los pases donde viven?
No hay normas al respecto; muchos de los trminos incorporados son de
origen turco, francs o de alguna de las lenguas balcnicas (como
veremos ms adelante), con lo cual se acentan "las diferencias en el seno
del judeoespaol [y] se reducen las posibilidades de comprensin entre
los sefardes" (Sala 1970, pg. 21). Algo similar ocurre con la escritura,
aspecto que analizaremos ms adelante.
A partir de los aos sesenta del siglo XX se ha producido el
despertar de una cierta nostalgia en los descendientes de los judos
espaoles del mundo entero que ha dado como fruto la creacin de
centros y publicaciones destinados al estudio, mantenimiento,
preservacin y difusin de la cultura sefardita, entre los cuales destacan el
Instituto Arias Montano de Madrid, el Instituto Ben Zvi de la Universidad
Hebrea de Jerusaln, la Asociacin Vidas Largas de Francia, Los Amigos
Sefaradis de los Estados Unidos, Maguen (Escudo) de Venezuela, entre
otros. Todas estas iniciativas estn dirigidas, en primer lugar, a los
aproximadamente 400.000 hablantes de judeoespaol (todos bilinges,
por supuesto) repartidos en el mundo, con la intencin de que su lengua,
fuertemente amenazada de extincin, sea rescatada y revalorizada. An
hay tiempo para que el judeoespaol se fortalezca y crezca; de sus
hablantes depende que siga siendo una modalidad viva del espaol o pase
al grupo de las hablas muertas.
2. CARACTERSTICAS DEL JUDEOESPAOL
Antes de describir las caractersticas generales de esta modalidad
es necesario que nos detengamos a examinar dos cuestiones
fundamentales: la distincin entre judeoespaol y ladino y el problema de
la norma.
Enrique Obediente Sosa
4 9 9


2.1. Judeoespaol y Ladino
La lengua de los judos espaoles ha sido llamada
indistintamente judeoespaol, ladino y judesmo (o djudezmo); sin
embargo, los tres trminos no son sinnimos; se impone, por tanto, en
primer lugar establecer claramente la diferencia entre ellos.
El ladino es la lengua de los judos espaoles empleada en la
enseanza rabnica y la liturgia. Anterior a 1492, esta lengua se
caracteriza por los rasgos siguientes: 1) nunca fue una lengua hablada sino
escrita; 2) con lxico espaol (sin faltar, por supuesto, los hebrasmos)
pero de sintaxis hebrea; 3) escrita casi exclusivamente en caracteres
hebreos. Dicho de otro modo, el ladino es estructuralmente hebreo con
palabras espaolas. Era la lengua religiosa de los sefardes calcada de los
textos bblicos hebreos; de all la expresin de Sephiha "judeoespaol
calco", pues se trata del romance hispano medieval sometido a las
estructuras sintcticas, fraseolgicas y semnticas del hebreo. Aparte de
esta lengua fija y semisacralizada, no exista en Espaa una lengua
hablada especficamente juda; la lengua de los sefarditas era la misma
que hablaban los dems espaoles, aunque con algunas particularidades,
como es siempre el caso en todos los grupos humanos, ms an si son
minoritarios. As, encontramos ciertos hebrasmos por influencia del
ladino o por la necesidad de nombrar realidades propias a la cultura juda;
ejemplos de ello son kada uno i uno, por 'cada uno, calco del hebreo kol
ehad veehad; a las vejezes, en plural, por 'en la vejez; el diya el este 'este
da, con la repeticin del artculo como en hebreo, kiduxin 'bendicin
nupcial, haham 'rabino, etc. O bien, particularidades lingsticas ligadas
a sus creencias, como es el hecho bien conocido de que los judos
espaoles no decan Dios sino El Dio porque la -s de esta palabra les
sonaba a plural y el Seor es solamente uno, como reza su acto de fe;
igualmente, no utilizaban la palabra domingo, demasiado "cristiana" por
hacer referencia al "da del Seor", y la reemplazaban por el trmino
hispano-rabe alhad. Pero esto, repitmoslo, no da pie para afirmar que
existiera un espaol hablado especficamente judo anterior al destierro.
Veamos un ejemplo de ladino tomado de la Biblia de Ferrara,
Biografa de una lengua
5 0 0


escrita en 1553 en caracteres latinos por estar destinada a los marranos
que regresaban al judaismo. En la columna de la derecha damos la
traduccin al espaol moderno segn la versin de la Biblia de Jerusaln.
El texto corresponde a la historia de .Jos (Gnesis, 37, 5-14).


Y soo Yoseph sueo y denun-
90 a sus hermanos: y aadieron
mas aborrescer a el * y dixo a
ellos: oyd agora el sueo este q
so * y henos agaui- llantes
gauillas entre el campo y he se
leuantaua mi gauilla y tambin se
paraua: y he se arrodeauan
vuestras gauillas y encoruauanse
a mi gauilla * y dixer a el sus
hermanos si reynar reynaras sobre
nos si podestar podestaras en nos:
y aadieron mas aborres9er a el
Jos tuvo un sueo y lo manifest
a sus hermanos, quienes le
odiaron ms an. Les dijo: Od
el sueo que he tenido. Me
pareca que nosotros estbamos
atando gavillas en el campo, y he
aqu que mi gavilla se levantaba y
se tena derecha, mientras que
vuestras gavillas le hacan rueda y
se inclinaban hacia la ma. Sus
hermanos le dijeron: Ser que
vas a reinar sobre nosotros
o que vas a tenernos domea-
sobre sus sueos y sobre sus
palabras * Y soo mas sueo otro
y coto a el a sus hermanos y dixo
he so sueo mas y he el Sol y la
Luna y onze estrellas encoruantes
a mi * Y reconto a su padre y a
sus hermanos y estultoo en el su
padre y dixo a el q el sueo este q
soaste: si venir veni- remos yo y
tu madre y tus hermanos a
encoruarnos a ti a tierra * Y
embidiaron en el sus hermanos: y
su padre espero a la cosa * Y
anduuieron sus hermanos por
apasentar a ouejas de su padre en
Scehem * y dixo Ysrael a Yoseph
de gierto tus hermanos apasent-
tes en Sceh anda y biartee a
ellos: y dixo a el heme * Y dixo a
el anda agora vee a paz de tus
hermanos y a paz de las ouejas y
tmame respuesta: y embiolo de
valle de Hebr y vino a Scehem.
dos? Y acumularon todava ms
odio contra l por causa de sus
sueos y de sus palabras. Volvi a
tener otro sueo, y se lo cont a
sus hermanos. Djoles: He tenido
otro sueo: Resulta que el sol, la
luna y once estrellas se inclinaban
ante m. Se lo cont a su padre y
a sus hermanos, y su padre lo
reprendi y le dijo: Qu sueo
es se que has tenido? Es que yo,
tu madre y tus hermanos vamos a
venir a inclinarnos ante ti hasta el
Enrique Obediente Sosa
5 0 1


suelo? Sus hermanos le tenan
envidia, mientras que su padre
reflexionaba. Fueron sus herma-
nos a apacentar las ovejas de su
padre en Siquem, y dijo Israel a
Jos: No estn tus hermanos
pastoreando en Siquem? Ve de mi
parte a donde ellos. Dijo: Estoy
listo. Djole: Anda, vete a ver si
tus hermanos siguen sin novedad,
y lo mismo el ganado, y treme
noticias. Le envi, pues, desde el
valle de Hebrn, y Jos fue a
Siquem.


Ntense los acusativos internos (soar un sueo), los futuros
hipotticos (si reynar reynaras), el participio presente (agauillantes,
encoruantes) con valor de frase subordinada, el valor de las
preposiciones, el uso reiterativo del presentativo he. Pero
lo que quizs llama ms la atencin es esa expresin a paz (vee a paz de
tus hermanos y a paz de las ouejas) que nos resulta incomprensible. Pues
bien, en el texto hebreo encontramos all la voz shalom, que no slo
significa 'paz, sino tambin 'estado de salud y 'plenitud; al traducirla
por 'paz se hizo la transposicin semntica total del shalom hebreo,
dndole a la palabra espaola significados que no tiene en la lengua. As,
la versin ladina resulta, en ms de un punto, incomprensible para un
hispanohablante que desconozca el hebreo
245
.
Slo cuando el castellano que se llevaron los judos expulsados
comenz a ser distinto de la lengua hablada en la Pennsula (siglos XVI-
XVII), podemos hablar de una lengua propia a los judos; esta lengua es

245
Y era tambin, probablemente, el caso de la mayora de los
judeoespaoles a quienes estaba destinada la obra, cuyo objetivo era
vulgarizar las Sagradas Escrituras. Por eso tal traduccin es una notable
contradiccin, "porque los judos hablaban una lengua que era comn a ellos
y a los cristianos y entenderan tan mal como stos hubieran entendido esas
versiones en la lengua falsa, jams hablada, y escrita para unos fines
exclusivamente religiosos". Para ms detalles sobre el ladino y
particularmente sobre la Biblia de Ferrara, ver M. Alvar 1996e; la cita
anterior procede de la pg. 342 de ese texto.
Biografa de una lengua
5 0 2


el judesmo (o "judeoespaol vernculo" en trminos de Sephiha), ese
"espaol medieval" que experimentar cambios propios, nicos, bajo las
diversas influencias a las que estuvo sometido en la dispora. Para esta
poca ya es considerada, como lo expresan los cronistas espaoles
cristianos, como otra lengua, propia a los judos, caracterizada por sus
dialectalismos y "arcasmos" hispnicos, sus hebrasmos y orientalismos.
Por esta razn no se puede hablar de lengua judeoespaola verncula
antes de 1492. Hasta el siglo XVII los judos espaoles hablaban espaol,
y toda obra escrita por judos espaoles anterior a ese momento estaba -
segn el
carcter de aqulla- o en ladino o en el castellano de la poca; es, pues,
necesario tener en mente que una cosa es literatura de temtica juda
escrita por sefardes, y otra cosa literatura en judesmo. As, por ejemplo,
los Proverbios Morales de Sem Tob de Carrin es una obra judeoespaola
slo en cuanto al tema y al autor, pero no en lo que a lengua se refiere.
Cuando hablamos, finalmente, de judeoespaol nos estamos
refiriendo a todo aquello que forma parte de la cultura sefard, pero
principalmente a esas dos realidades lingsticas distintas que acabamos
de ver; el uso, sin embargo, ha hecho que con ese trmino se designe
primordialmente al judesmo, cuyas caractersticas examinaremos en un
momento.
2.2. El problema de la norma
Muchas de las caractersticas del judeoespaol (y de sus
variedades) son producto de un fenmeno social: una vez rotas las
relaciones con Espaa como consecuencia de la expulsin, los sefardes
quedaron al margen de los cambios que se fueron operando en el espaol
peninsular; estaban en una nueva realidad sociocultural y Sefarad quedaba
demasiado lejos. El castellano de la Pennsula no pudo entonces constituir
para los judos espaoles un modelo o una referencia sobre la cual
amoldar su habla. Este hecho se vio reforzado por la distinta procedencia
de los judos espaoles; oriundos de las diversas regiones peninsulares, los
Enrique Obediente Sosa
5 0 3


sefarditas hablaban un castellano del que no estaban ausentes elementos
propios de los otros dialectos hispnicos. Esta situacin oblig, en cierto
modo, a los judos espaoles a uniformar su lengua con la finalidad de que
la comunicacin entre las diversas comunidades sefardes en el exilio
fuera lo ms eficiente posible. Ese judesmo comn a todos los sefarditas
slo habra de diversificarse a raz del desmoronamiento del Imperio
Otomano, cuando las diversas comunidades judas quedaron separadas
entre s por formar parte ahora de distintos estados independientes, con lo
cual la lengua propia del lugar pudo ejercer una influencia mayor que la
ejercida en el pasado.
Sin embargo, a pesar de las influencias de idiomas distintos
debidas al contacto, el judeoespaol no dej de ser "espaol", no cambi
su esencia hispnica, solamente sigui un camino diferente del seguido
por la lengua en otras partes, incorporando en su norma elementos
lingsticos considerados en otras modalidades como dialectales,
populares o "arcaicos". Ello explica, por ejemplo, el que haya
simultneamente formas distintas de una misma palabra (<avlarfavlar;
izo fizo, etc.), o ciertas inconsistencias (foja pero ermozo), admitidas en
igualdad de condiciones por la norma del judeoespaol.
El problema es quizs mayor respecto a la escritura. Como se
sabe, durante mucho tiempo tanto el ladino como el judesmo se
escribieron con caracteres hebreos; pocos libros emplearon el alfabeto
latino. Pero en los tiempos modernos comenz a preferirse la escritura
latina para el judesmo. Ahora bien, como no haba reglas precisas de
escritura, existen diversas formas o variantes segn el lugar y el tiempo, lo
cual dificulta mucho la identificacin de algunas de ellas. Basta comparar
textos escritos en Turqua, por ejemplo, con textos procedentes de Israel
para darnos cuenta de la variabilidad de formas. Por otra parte, las
transcripciones de textos orales siguen a menudo el sistema utilizado por
la lengua oficial del pas donde dicho texto fue recogido, o se rigen por un
sistema previamente establecido, como es el caso del elaborado por la
asociacin francesa de estudios sefardes Vidas Largas. Como ejemplo
Biografa de una lengua
5 0 4


ilustrativo, la palabra judo se presenta bajo las formas djudyo, djudio,
judio, iudio, cudio, de acuerdo con la usanza de los diversos pases y
transcripto res. A pesar de los intentos de
Eriric|ye Obediente Sosa
5 0 5


unificacin de la escritura an no se ha llegado a un consenso
definitivo.
Pasemos entonces a ver las caractersticas actuales del
judeoespaol. Tngase en cuenta que la estructura general de esta
modalidad es la del espaol de finales del siglo XV, ya descrito en esta
obra, por lo tanto nos limitaremos aqu a presentar solamente aquellos
rasgos que lo diferencian del espaol moderno comn y que, en
consecuencia, lo caracterizan.
2.3. Fonologa
El judeoespaol presenta un fonetismo caracterizado por el
mantenimiento casi total de las oposiciones fonolgicas del espaol
medieval
246
, y por el desarrollo de ciertos fenmenos desconocidos en
otras modalidades o dialectos hispnicos.
Sistema voclico
Este consta de los cinco fonemas que tempranamente escogi el
castellano. Hay que notar, sin embargo, algunos rasgos peculiares
desarrollados por el judeoespaol, a saber:
1) El desarrollo de una [j] (representada por <y>) entre /i/ y otra vocal:
diya 'da', patriya 'patria, riyir 'rer. Esto origina la combinacin [ij]
inexistente en el espaol moderno
247
.

246
Segn Frago Gracia (1993, pg. 276), "al conservadurismo de los
judos espaoles [...] debe achacarse el apego a una fontica que ya resultaba
marcadamente arcaica el ao en que se promulga el fatal edicto".
247
Si aplicamos la 4
a
regla de Trubetzkoy para la determinacin de fonemas,
habra que considerar esa [j] como fonema en judeoespaol por el hecho de
poder aparecer contigua a [i]; estaramos en presencia de dos fonemas
distintos y no de dos alfonos del mismo fonema, cf. Trubetzkoy, Principios
de Fonologa, 2,1.
Biografa de una lengua
5 0 6


2) El desarrollo de una [w] despus de consonante labial o velar: puadre
'padre, guato 'gato, laguar 'lagar. Las formas del espaol estndar
subsisten, sin embargo, al lado de estas otras.
A eso se agrega la generalizacin de ciertas caractersticas de
otros dialectos espaoles, entre las que destacan las siguientes:
1) Cierre de las vocales medias, sobre todo en posicin final de palabra,
de modo que all donde el espaol estndar tiene /e/ y /o/, el judesmo suele
tener /i/ y lu, respectivamente. Por ejemplo: kodu, kuerpu, murir,
piskuesu, pais, ambri 'hambre, etc.
2) Prtesis de una a- en no pocos verbos, tales como abendecir, acorrer,
adormir, aprofetisar, apruebar, arrecoger, etc.
Por otra parte, vale la pena sealar que el judeoespaol hablado
en Turqua ha introducido los sonidos redondeados anteriores [y] y [0]
como consecuencia de la fuerte influencia francesa ejercida a travs de la
Alianza Israelita Universal. As, los prstamos del francs no fueron
hispanizados en lo que respecta a dichas vocales, fenmeno, por lo dems,
favorecido por la existencia de esos sonidos en turco (que los representa
por <> y <>, respectivamente)
248
. De ello resultan, en consecuencia,
formas extraas al carcter hispnico del judesmo, tal como lo vemos en
los ejemplos siguientes: amzarse < samuser 'divertirse, mzisyen <
musicien 'msico, lektr < lecteur 'lector. Ntese, sin embargo, que se
trata de la introduccin de meros sonidos en el habla y no de fonemas en
la lengua; dicho de otro modo, los galicismos son pronunciados a la
francesa sin que ello implique una reestructuracin del sistema voclico
del judesmo.

248
Obsrvese que antes de la llegada de la Alianza Israelita Universal,
cuyos maestros se dieron a la tarea de "francizar" a los sefarditas, las palabras
turcas con [y] y [0] que adopt el judeoespaol fueron adaptadas siguiendo
los procedimientos normales de integracin al espaol; as, por ejemplo, ttn
tabaco pas a tutun, kmr carbn a kimur, etc.
Enrique Obediente Sosa
5 0 7


Sistema consonntico
A continuacin sealaremos tanto las peculiaridades
estrictamente fonolgicas como las fonticas, limitndonos a las que son
generales a todos los dialectos judeoespaoles.
1) Al igual que el espaol peninsular, el judesmo elimin de su sistema
las antiguas africadas dorso-dentoalveolares /te/ y /efe/, pero el resultado
de la reestructuracin de esa oposicin fue distinto de los que se dieron en
Espaa: /te/ se igual con /s/ y /efe/ con /z/, con lo cual aquellos fonemas
se confundieron con los antiguos fricativos /s/ y /z/, respectivamente,
fonemas que en judeoespaol son de articulacin predorsal, como en
Andaluca y Amrica. Esta oposicin (basada en la sonoridad) la mantuvo
el judesmo, contrariamente a lo sucedido en las otras modalidades del
espaol: passos, siertos, empesar / dezir, azer, mizmo. El cambio puede
esquematizarse como se ve abajo:
espaol medieval s fe z dz
\ / \ /
judesmo s z
Esta fue la nica transformacin que sufrieron los fonemas
sibilantes, pues los tres pertenecientes al orden palatal (/J 3 ^/) se
mantuvieron; obsrvese que TJ tiene dos al fonos: [dj] en posicin
inicial y tras nasal (['djente] 'gente, ['and$el] 'ngel) y [3] en los otros
contextos ([a'3eno] 'ajeno, [mu^er] 'mujer)
249
.
2) El judeoespaol mantiene la oposicin medieval /b-v/, pero el ltimo
no es de articulacin bilabial ([6]) sino labiodental ([v]), al menos en la
mayora de los dialectos.
3) El judesmo es yesta, es decir, elimin de su inventario la lateral

249
Segn las regiones, la representacin grfica de esos fonemas es la
siguiente: /// = <sh, ch, x, >; /3/ = <j, dj, g> (esta ltima ante <e, i>); /f/ =
<ch, tch>.
Biografa de una lengua
5 0 8


palatal IJ sustituyndola por /j/ (kaveyu 'cabello). Pero el reemplazo por
la fricativa no fue sistemtico; aquel fonema, en efecto, recibi otros
tratamientos, a saber:
- prdida frecuente en posicin intervoclica: anio 'anillo, castio
'castillo, enreinada 'rellenada, etc.
- sustitucin por /li/ (quiz por influencia francesa): milion
'milln.
En algunas voces el judeoespaol tiene /l-/ inicial all donde la
lengua general tiene <11>: luvia 'lluvia; se trata del mantenimiento de
otro rasgo dialectal medieval.
4) La /- inicial de origen latino vacila, segn las regiones, entre el
mantenimiento, la aspiracin y la elisin: fazer~hazer~azer. Por otra
parte, toda fricativa glotal [h] tiende, desde el siglo XVIII, a eliminarse
incluso de la escritura, excepto en los hebrasmos y arabismos: oganyo
'hogao, hoy, ermano, istoria, ay 'hay, etc., pero hazino 'enfermo, haver
'amigo, etc.
5) Desde el 1700, aproximadamente, n- inicial pas, en ciertos contextos,
a m-. Por analoga con el final de las formas verbales de la primera
persona plural {cantamos, cantbamos, cantemos, etc.), el pronombre
correspondiente nos se hizo mos, lo que indujo el paso de nosotros y
nuestro a mosotros y muestro, fenmeno que enseguida se propag a toda
palabra comenzada por nuenueve > mueve, nuevo > muevo, nuez > muez,
etc., con una nica excepcin: nuera, para evitar la homo nimia con
'muera', del verbo 'morir.
6) Al inicio de palabra, el fonema /s/ desarroll una fricativa posterior
([h] o [x]) o una labiodental sorda ([f]) ante el diptongo /u/, como se ve
en los siguientes ejemplos: sueo > (e)shueo(e)sfueo, suegra >
(e)shuegra~(e)sfuegra.
7) El grupo /-rd-/ interno pas a /-dr-/ por inversin: god.ro, tadre,
modrer, pedrer, vedre, etc.
Enrique Obediente Sosa
5 0 9


8) En muchos dialectos, la fricativa alveolar sorda /s/ se palataliza, es
decir, se pronuncia como [f], en los contextos siguientes:
- despus de /i/: kantai[j] 'cantis, eskribi[$] 'escribs.
- ante oclusiva sorda (como en algunos dialectos peninsulares):
mo\J]ka, pi\J]kado.
Fenmeno este que le da al judesmo levantino su sibilancia particular.
2.4. Morfosintaxis
Entre las caractersticas morfolgicas ms resaltantes del judesmo
podemos sealar las siguientes:
1) El judeoespaol cambi
250
, por analoga, la forma de pretrito de la
segunda persona singular; as, amaste, cantaste, etc. pasaron a amastes,
cantastes, etc., con -s final, igualando la terminacin con la de las otras
formas verbales de esa persona gramatical (amas, amabas, amars, ames,
etc.); esto trajo como consecuencia la confusin de la forma
correspondiente a t con la correspondiente a vosotros, que era, como ya
sabemos, amastes hasta bien entrado el siglo XVII, poca en que en
Espaa aqulla pasa a amasteis. En judeoespaol, pues, se lleg a una
nica forma tanto para el singular como para el plural. Pero ms adelante,
hacia mediados del siglo XIX, se produjo la elisin de la -s interna, con lo
cual amastes, cantastes se convirtieron en amates, cantates. Vanse los
siguientes ejemplos:
Vuestro Dyo que servitech en siglos de oro.
Madre miya mi kerida, ya tuvites el zehut [hebreo 'derecho']
de murirte en tus tierras.
251


250
Tal como actualmente lo est haciendo el habla de varios dialectos del
espaol.
251
Estos ejemplos y el siguiente estn tomados de Aki Yerushalayim, N 21,
1984. El resaltado es nuestro.
Biografa de una lengua
5 1 0


2) El judeoespaol, al menos en su variedad oriental, ha aadido una -n a
los infinitivos de los verbos pronominales para marcar el plural (por
analoga con las formas de tercera persona del plural: canten, cantaron,
cantarn, etc.). Vase el siguiente ejemplo:
[Los ngeles] abachan de los altos syelos a akompanyar con
alas arrankadas los kuerpos destruyidos y entregar- sen kon
eyos al fuego kemante.
3) La forma de tratamiento en judesmo es vos (en Marruecos) y l I eya
en Oriente; no existen, pues, ni vuestra merced (ya en uso en Espaa
desde principios del siglo XV, es decir, cuando an los sefarditas vivan
en suelo hispano) ni usted, que -como se sabe- apareci en la Pennsula
hacia 1620, cuando ya los judos haban sido expulsados.
4) Algunas palabras tienen un gnero gramatical distinto; en ello ha
influido un conjunto de factores, tales como el mantenimiento del gnero
que la voz tema en el espaol medieval, la analoga con otras palabras de
terminacin similar, la influencia de otras lenguas (del hebreo y del
francs, principalmente). As, por ejemplo, tenemos la amor, la temor, la
honor, una analiza 'un anlisis, etc.
En cuanto a la sintaxis, no se observan prcticamente diferencias
entre el judesmo y el espaol comn: basta leer los textos que daremos al
final del captulo para comprobarlo. Hay, ciertamente, algunas -muy
pocas- estructuras no hispnicas: unas procedentes del hebreo (sobre todo
en frases hechas), otras debidas a influencia francesa. Por ejemplo, el uso
del acusativo interno (pagar buena paga) y la reiteracin de un vocablo
para indicar el grado superlativo (muncho, muncho 'muchsimo) son de
influencia hebrea
252
; por otro lado, en Turqua se encuentran frases del
tipo dizele de venir, que es calco del francs 'dis-lui de venir = 'dile que
venga.
2.5. Lxico

252
Recordemos, sin embargo, que esta forma de superlativo se daba tambin
en el latn vulgar.
Enrique Obediente Sosa
5 1 1


El lxico del judesmo es, por supuesto, esencial y
mayoritariamente espaol, pero se ha enriquecido con voces provenientes
tanto del hebreo como de las lenguas con que ha estado en contacto,
principalmente del turco. Ahora bien, como lo seala Marius Sala (1979,
pgs. 915-916), "es evidente que los elementos del inventario de palabras
prestadas no ocupan todos la misma posicin en la estructura general del
vocabulario judeoespaol", es decir, no todos los lexemas tienen la misma
distribucin; por una parte, algunos estn difundidos en todos los dialectos
del judesmo, otros slo en algunos; en segundo lugar, unos son ms
frecuentes, mientras que otros lo son menos, situados en "la periferia del
lxico". Por ltimo, es necesario "destacar el hecho de que en muchos
casos, las palabras tomadas en prstamo compiten con sinnimos
espaoles", y aparecen en el sintagma con una frecuencia relativa muy
reducida.
Antes de ver algunas de las palabras que el judeoespaol ha
tomado de otras lenguas, veamos algunos de los trminos de cepa
hispnica -considerados hoy como 'arcasmos' o dialectalismos por el
espaol general
253
- conservados por aqul; incluimos tambin formas o
acepciones ms o menos exclusivas del judesmo
254
:
acapitar 'acontecer acordar 'dormir
agejar 'echar agua en la comida ana 'pronto
alguayar 'lamentarse (formado sobre la interjeccin guay) amatar
'apagar
ambezar 'ensear (esp. ant. abezar) ansina 'as
asegn 'segn
aveviguar, avidiguar o abiviguar 'devolver a la vida, resucitar

253
Recurdese lo dicho sobre la nocin de arcasmo en 3.4. del captulo El
espaol en Amrica.
254
Algunas de estas voces estn registradas en el Diccionario de la Real
Academia Espaola. Es interesante observar que ciertas palabras de esta lista
se emplean en Amrica, sobre todo en el habla rural; a este respecto ver
nuestro trabajo de 1998a, pgs. 95-158.
Biografa de una lengua
5 1 2


calabrina 'cadver
concriacin 'accin de engendrar o criar
debagarico 'poco a poco, 'suavemente, 'en voz baja desmazalado
'desdichado (formado sobre la voz hebrea mazal 'suerte, destino)
enfeguciar 'tener fe o confianza en Dios enviciar 'alegrar, divertir
esparecer 'desaparecer estrellera 'astrologa
gesmo 'husmo, olor
habladera 'accin de hablar huerco 'demonio, 'muerte
malhoroso 'desgraciado maera
'hembra estril mediquera 'oficio
de mdico
meldar 'leer, 'ensear melecina 'medicina
mercar 'comprar muchiguar 'aumentar muncho
mucho
negro 'malo
pechadura 'pecho
sombaer 'seducir
terretiemblo 'terremoto trenzadura 'cabellos
Prstamos
255


255
Dada la anarqua grfica del judeoespaol, mayor an en las voces que
proceden de una lengua que no usa el alfabeto latino, como es el caso del
hebreo y el griego, hemos decidido unificar su transcripcin representndolas
lo ms cercanamente posible a la pronunciacin que hara un hispanohablante
monolinge, excepto en el caso de <h> (= [h]) y de <sh> (= Ul). Para las de
Enrique Obediente Sosa
5 1 3


a) Del Hebreo
beem 'caballo, 'burro; fig. 'idiota darsar
'explicar gaab 'orgullo garn 'garganta
hadzir 'cerdo; fig. 'hombre malo y grosero

origen francs, conservamos la transcripcin de Vidas Largas. Obsrvese que
<z> = [z], <> = [y], <dy> = [dj].
Biografa de una lengua
5 1 4


haham 'rabino hai 'animal
hamor 'asno haver 'amigo
hazino 'enfermo kadish
'oracin fnebre kam
'amuleto kavot 'honor
kidushn 'bendicin nupcial
makot 'llagas, golpes mazal
'suerte, destino melamed
'maestro sehor 'tristeza
tahtn 'trasero tsedak
'limosna, caridad
b) Del turco
bajch 'jardn barut 'plvora
basm 'pauelo boi 'estatura,
tamao chay 't chizm 'bota
chorb 'sopa dyam 'vidrio
dyep 'bolsillo dyul 'rosa haber
'noticia han 'posada kambur
'joroba
karps 'patilla, sanda
kasap 'carnicero kias
'taza de caf kibrit
'fsforos kifur 'blasfemia
kimur 'carbn kismet
'destino kiufrs 'puente
komaz astuto kosh
'rincn kukurs 'maz
maimn 'mono merak
'nostalgia mishtrab
Enrique Obediente Sosa
5 1 5


'cntaro musafir
'invitado mushter
'cliente oda 'cuarto,
habitacin pach 'pierna
pambuk 'algodn
portokal 'naranja
poshtady 'cartero rak
'aguardiente samn 'paja
satir 'hacha shamar
'bofetada shash 'bizco
sob 'estufa suluk
'aliento tavn 'techo
tenek 'hojalata tiriz
'sastre tutn 'tabaco
ut 'plancha (para ropa)
yar 'herida
c) Del neogriego
chagans 'cangrejo
dulier 'albail
eskombr 'arenque
eskularicha 'zarcillo, pendiente
fila 'masa, pasta
indiano 'pavo
kukuvaya 'lechuza
midia 'mejilln
prostela 'delantal
trandfila 'rosa
d) Del francs
Biografa de una lengua
5 1 6


amzarse 'divertirse (compite con
englenearse) appello 'llamada (id. con
y amada) gran-maman 'abuela (id. con
nona) lektra 'lectura (id. con
meldadura) mzisyen 'msico (id. con
taedor) suetar 'desear (id. con dezear)
tant 'ta (id. con tiya)
3. LA LITERATURA JUDEOESPAOLA
Dada la escasa difusin de la literatura judeoespaola
propiamente dicha, es decir, la que se inicia en el siglo XVII
(pues, como ya se dijo, la literatura anterior es simplemente literatura
espaola escrita por judos), vamos a presentar un muestrario que permita
tener una idea general de la lengua y de los distintos gneros cultivados
desde aquella poca hasta el presente. Queremos, sin embargo, presentar
antes algunos ejemplos de la literatura popular oral (de fuentes espaola,
hebraica, rabe o turca) que ha llegado hasta hoy.
Literatura popular oral
En este punto encontramos refranes, romansas (romances),
konsezas
256
(consejas) y kuentos. Veamos algunos.
a) Refranes
Ken tiene muzer ermoza, ke la tenga bien guadrada [Quien tenga
mujer hermosa, que la tenga bien guardada]
A la ora de la pishada, fraguar la privada
[A la hora de orinar, hacer el retrete]

256
< z > = [3], como la <j> del francs en jour, o del espaol medieval.
Enrique Obediente Sosa
5 1 7


Bendicho seas, mal, si vienes solo
[Bendito seas, mal, si vienes solo]
Abasha skalon toma muzer, asuvi skalon toma haver [Baja un
escaln quien toma mujer, sube un escaln quien toma un amigo]
Kaveyu luengu, meoyo kurtu
[Cabello largo, seso corto]
Biografa de una lengua
5 1 8


Ken da i toma li krese korkova [A
quien da y quita le crece joroba]
Pasensia, tiozo, ki la nochi es grandi
[Paciencia, tioso, que la noche es larga]
b) Romansa
Yo menamori dun aire,
dun aire duna muzer,
duna muzer muy ermoza,
linda de mi korason.
Yo menamori de noche, el
lunar ya mengao.
Si esto era de diya, yo no
atava amor.
Si otra ves yo menamoro,
sea de diya kon sol.
Yo me enamor de un aire, del
aire de una mujer, de una
mujer muy hermosa, encanto
de mi corazn.
Yo me enamor de noche, el
claro de luna me enga. Si
esto hubiera sido de da, no
habra cado en el amor.
Si otra vez yo me enamoro,
sea de da y con sol.


c) Konseza
Un dia, estando en la montaa serka dEstam- bol,
Djoha se kito los kalsados i se durmi. Kuando se despert
bushko los kalsados, no los topo ['encontr'] i empeso a
gritar: Me arrovaron los kalsados! Lo ke izo mi padre va
azer yo! -Me arrovaron los kalsados! lo ke izo mi padre, va
azer yo!.
Los ladrones ke no estavan leshos ['lejos']
empesaron a tener miedo. I el uno disho al otro Ke pudo
aver echo su padre! Mizor ['mejor'] es que le demos los
kalsados atras!, lo ke izo el ke avio ansina diziendo a
Djoha Estos son los kalsados ke estas
Enrique Obediente Sosa
5 1 9


bushakando? ['buscando'] Los topi en el kamino -Si,
grasias, disho Djoha. -I ke izo tu padre? demando el
ladrn. -Se merk muevos ['Se compr nuevos'],
arrespondio Djoha.
Literatura escrita A menudo annima, est constituida esencialmente por
komplas 'coplas, endechas, el Meam Loez y piezas de teatro.
a) Ejemplo de kompla:
En este diya abasho el Dio en Sinay i milarias de malahim kon el, a
dar la Ley a su puevlo kaza de Israel, por mano de Moshe rabenu
pastor fiel.
(De Komplas de Shavuot [Pentecosts], Yeuda Kahli, Venecia,
1753).
abasho: baj milarias: miradas
malahim: heb. ngeles rabenu:
heb. nuestro maestro
b) Ejemplo de endecha: (las palabras en cursiva son hebreas)

Siete diyas enserrados En
vagones de beemas
Una vez a los tres diyas Mos
kitavan a airear
Madre miya mi kerida Ya
tuvites el zehut De murirte en
tus tierras I no pasates por el
oluk
Siete das encerrados En
vagones de burros Una vez
cada tres das Nos sacaban a
airearnos
Madre ma querida Ya tuviste
el derecho De morirte en tus
tierras Sin pasar por la
injusticia
Padre miyo mi kerido Ken te lo
iva dezir ke vinieras kon
turmano Al krematorio de
Auschwitz []
Padre mo querido Quin te lo
iba a decir que vinieras con tu
hermano Al crematorio de
Auschwitz []
Biografa de una lengua
5 2 0




El Meam Loez
El Meam Loez, obra cumbre de la literatura judeoespaola, es
una especie de enciclopedia concebida por Jacob Hulli (o Kull) con la
intencin de instruir al pueblo
257
. Contiene cuentos, ancdotas, leyendas y
mximas, que dan cuenta del pasado de Israel, sus costumbres y
tradiciones, sus prcticas religiosas y morales, etc. La intencin de Hulli
fue la de ensear deleitando; de all los innumerables cuentos y el estilo
llano. El autor quera ensear el comportamiento del hombre y todo lo
que pasa en el mundo en avia que todos puedan entender... las noches
de invierno que son largas tenis que embebecemos ['entreteneros] y
temis gusto de meldar cualquier paso de este libro.
El Meam Loez est compuesto de dieciocho tomos; el primero,
consagrado al libro del Gnesis, apareci en Estambul en 1730; a la
muerte de Hulli, ocurrida en 1732, un conjunto de sucesores continu su
trabajo hasta 1899. "Fue tal la popularidad

257
Meam Loez es frase hebrea que significa desde una lengua extranjera, y
no, como han dicho algunos, el libro del pueblo; se encuentra en el salmo
114 y se ha traducido de varias maneras, por ejemplo: En saliendo Ysrael de
Egypto: casa de Yahacob de pueblo barbaro... (Biblia de Ferrara, s. XVI);
En salir Ysrael de Ayifto kaza de Yaakob de pueblo ladinador... [es decir,
que no habla hebreo] (Biblia de Constantinopla, s. XVIII). El nombre de la
obra alude, pues, a una enseanza en lengua verncula, profana, por
oposicin al hebreo, que sera la lengua sagrada.
Enrique Obediente Sosa
5 2 1


de esta enciclopedia que no dejaba de encontrarse hasta principios de este
siglo en todos los hogares, pobres o ricos, de los sefardes de Oriente"
(Muiz-Huberman (comp.) 1989, pg. 137). Su importancia, tanto para el
conocimiento de la cultura sefard como para la historia de la literatura,
queda demostrada por el hecho de que Israel hizo una traduccin al hebreo
y Espaa est actualmente reeditndolo en caracteres latinos.
He aqu uno de los cuentos sacado del Meam Loez
258
.
La Muchacha del Pozo
Una muchacha se cay en un pozo cuando quera
ir en casa de su padre. Se par un mancebo en la boca del
pozo, diciendo:
-Si me prometes de casarte con m, har modo de
sacarte.
Dijo ella:
-Muy bueno.
Y la sac del pozo, y juraron los dos que l no
tome otra mujer ni ella se case con otro. Y dijeron:
-Aunque no tenemos edim ['testigo'], mas este
pozo y esta nifisa
259
que va caminando sean nuestro edim.
Y se fue cada uno a su camino. Ella mantuvo a su
shevu ['promesa']; mas l se fue a otra ciudad y se cas
con otra, y el primer hijo bejor ['primognito'] que le naci
lo mordi una nifisa y lo mat. El segundo hijo, siendo
grandecico, se cay dentro de un
pozo y se muri. Se quej la mujer con l, diciendo: -Qu
es la razn que nos mueren los hijos mita meshun ['de
muerte accidental]? Cierto que algn pecado me lo causa.
Entonces se acord dicho cuento y le cont a su
mujer todo lo pasado. Ella le dijo:

258
Tomado de P. Pascual Recuero (comp.) 1979. Damos en cursiva las
palabras hebreas, cuya traduccin encerramos entre corchetes.
259
Palabra tomada del griego equivalente a comadreja.
Biografa de una lengua
5 2 2


-Siendo tienes shevu de tomarla, debas
afirmarlo; y no me conviene teneros por marido.
Y tanto hizo, hasta que le dio su guet
['divorcio], y se fue a la ciudad de dicha muchacha y se
cas con ella.
Teatro
El teatro sefard, cultivado por los judos espaoles y
portugueses de Amsterdam durante los siglos XVII y XVIII, adquiri
impulso y vigor en Oriente desde los primeros aos del siglo XX, sobre
todo en Salnica. Traducciones, adaptaciones y obras originales fueron
montadas en diversas ciudades del ex- Imperio Otomano, donde el teatro
se convirti en espectculo no slo para los sefardes sino para otras
comunidades, a pesar de la lengua.
Como prueba de la vigencia de la creacin teatral judeoespaola,
damos a continuacin parte de la obra La Informante, de Paloma Daz-
Mas, ganadora del premio Teatro Breve en Toledo (1983). [Slo los
parlamentos de Luna estn en judeoespaol],
LUNA
Qu queres que diga? Que cien, que cien i vente aos
vo bivir? Me vo muerir i non va quedar en esta casa
quien avie espaol. Cale que sientas
260
esta cantica de
endechas que te vo cantar; non la cant nunca fuera de diyas
de luto, diyas de muerte i de Tesabea
261
. Ma la vo cantar
por ti, esta va ser mi presente porque tu partes i yo non te
vo ver ms.
ELENA (Por fin generosa)
Pero no, Luna, usted ha dicho que trae mala suerte, que es
de mal agero cantar endechas fuera de los das de luto.

260
= Es necesario que oigas
261
Espaolizacin de Tishabeav, da de duelo en que se conmemora la
destruccin del Templo de Jerusaln.
Enrique Obediente Sosa
5 2 3


LUNA
Ma, tu lo creyes?
ELENA
Yo no, pero usted s que cree y si lo cree no est bien que
yo...
LUNA
Ya non emporta nada, mi ija. Para m ya cada diya y diya es
de luto, cada diya y diya es negro.
ELENA
(Conmovida)
No, por qu, Luna, por qu?
LUNA
Mi ijo muri, mi ijica muri, mi marido muri que era i
diamante i mi corona. Ninguno me resta. I tambin muri
Yaakov el convidador, i Hana la cantadera, i mi tiya Rahel
[...] i ms i ms. I Selanik, aqueya civdad ermoza ande biv
i que yo amava, ya no existe ms. Por qu creyes que vo
vistida de preto? Ms de trenta aos de luto, cada diya i
diya. Cuale emporta que cante o non cante endechas?
Endechas devia cantar cada diya, non devia cantar otra
cosa. Yo te vo cantar la endecha ms ermoza que yo s [...].
T la vas embezar, t la vas meter en tu teza porque non se
piedra ms. Algunos la meldarn, puede ser, i sabrn que
bivimos i que cantimos i que yorimos tambin, ay muncho
tiempo [...]
262
.
Otros gneros literarios
Otros gneros literarios han sido tambin cultivados en

262
La traduccin de las lneas finales es la siguiente: T la vas a aprender,
te la vas a meter en la cabeza para que no se pierda nunca. Algunos la
aprendern, puede ser, y sabrn que vivimos y que cantamos y que lloramos
tambin, hace mucho tiempo.
Biografa de una lengua
5 2 4


judeoespaol, como la novela, la historia, la moral, de los que no nos
ocuparemos aqu. Queremos, sin embargo, para cerrar este panorama dar
unos ejemplos de judesmo en un gnero que quiz nos parezca ms
moderno y actual: el periodismo. La muestra est constituida por la
presentacin de la primera pgina de un nmero de La Luz de Israel y de
la revista Aki Yerushalayim. Los textos son, creemos, lo suficientemente
claros y ninguna palabra ofrece dificultad de comprensin, excepto,
quizs, las siguientes:
akavidar 'llamar la atencin, exhortar' enverso 'hacia' bolo 'vuelo'
kal 'comunidad, sinagoga'
dezvelopar 'desarrollar' piedrita 'prdida'
empesijo 'comienzo' puja 'auge'




















LA KOMPANIA TUAKA DC A VI A SION:
LA LUZ
Trk Hava Yollari korlo
os a i sr ae sus
.VU I.N ILM FfVl
Turkia akavida a Israel
el Liban
3
CHCxa
I M I M .
*
112
A ITUCB
cristo
CFUSTA AL mSIDENTC SAAOAT SERA K :
Yeruchalayim es la kapitale
elernela de Israel"
repuest ressevira del ka* po
del governo sr. Begin
iKIIOH : 82 6784
I I MlMtU 4m 1u or*a:
- 11.Of
*bVi nnny r.y)fvn nava
LUNES
!
JUNIO
21
IYAR
IMI
ADJJINISTRASIOM
86 8236
FOT Korrpondnla. tkrlvld : KKH
^ttala 21112 Tal Avhr
D E I S R A E L
aua*
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BfT
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- arm:^
.TV>mH
Komo avido, TXJRK HA- VA
YOLLARI. di da anioa ka
alfkulava regularmente de
Istanbul a Tal Avi I do Tal
Aviv a Istanbul, I prosperava
tuHstikamente en asla Itola
aoriana ka alava a los dos
palses.. Ma kon ! ord*n
ofissial ka vino, diade oy 1
Junlo sa asta inaliando fin a
asloa boto I mas non
fonksionaran loa avionos do
THY antro loa dot paises_ Los
turistoa
Xm im ordn fistiai ka vio
da Ankara, do la di* rakslon
entrala 4% la kom pania
aarlana TUAK HAYA YOLLAAI,
so vlarvan de kor tw Ica boles
de loa avio* mi de tta
kompanla a la* rael-
kon Israel i Mitsrayim fu j :
ronjado d< la Ligua Ara- |
boi
Israelianoa pud*an vla|ar a
Turkis kon aviones do CL
AL..
En una konversasion tala
fonka ka tuvimos kon a( di
raktor ponaral da THY an Tal
Aviv, a/. YacKar Nogay. nos
dakUro al dltcho dtrek* lor ka
dal 1 Junlo, maloro* samanta
so asta anulando
antaramonto loa bolos do la
komponia turka a Tal Aviv, ka
ultimamonta avian abochado
do tras veies o la samana a
una vat I a?o
sovre
Del ministerio del elaterio*
de Ankara vienen de akavidar
a Israel sovre el Liban, en
difiendo ke Israel deve meter
fin a sus bolos sovre el Liban i
sus atkos. ke esto putdra
clektrixar ainda mas la si*
tuasion I puede provokar una
gerra perrIkotoxa cn el
Mediano Oriente ..
ra sa kor taro por entero..
SJyun la opino* dal dlt- cho
direktor por ru as
akonomikaa ko so do* ssido do
serrar la ItnJa arlana da THY a
Israel...
Ma ay ko estn do La tdaa ka
TURK HAYA YOL* LARI sarro su
linio aortaAo a Israel por
rasoooa poli tikaa en al
kuadro do lml* tar la
ralaslonas antro Turkia
Israal, bacKo la prasslon do los
sraboe...
So kreo ko el ministerio
lurko del eksterolr izo as* tas
dekU'asiones a kavia ke el
ministro del ekste- rior de la
Libia estuvo en Ankara I fue
ressovldo ka- torosamente do
parte del kapo del governo sr.
Bu* lent Ulusu I el kapo del
konsilio nasional Kenar Cvren .


Aki
yerushalayim
revista de le emisin en
djudeo-espenyol de Mol
sreel-l* box de isreel
Anyo No. 24-25
Entro Avrll 1985
REDAKTOR:
Moshe SHAUL
AORESO:
P.O.0. 1002
Ytrushalayim 91910 ISRAEL
* * *
ABONAMIENTO:
Israel: 5000 shekalim al anyo
Estranjero: S 15
"i) yruihJylm
M
t kompoaa- da n
Us Iniidulooii da U.IIVUU "Smut" en
YcrushaJarlm I
reprimid* n U da
Kol Israel (la Radio d laraal)

L/Oi irtlkotos aon publlkados btiho la
responiabUtdad da aui autores I
rcflaktan tu optnlonaa 1
konoilmltnlo, poi lo kualoa la
rtdalulon da AkJ Yaruahalayim no M
konsldara rtspoaabla.
KOL ISRAEL EN
DJUDEOESPANYOL kada da
otra las orai
17.45 - 18.00 CMT o toa
19.45 20.00 ora do laral
Frakutniim 1 1.585
kHz - 21.85 ms 9.920
kHz - 30.24 ms
9.390kHz - 31.95 ms
Oganyo kumplieron 40
anyos de lt libe- rasin de los kc se
topavan en los kampos de
ekstermlnasion nazistas, onde
fueron brbaramente matados 6 milones de djudios,
entre eyos munchos de los sefaradis de Cresta, Yu-
goslavia i otros paites de Evropa. La dolor por la
piedrita de estos erminod muestro* se reflekta, entre
otras, en los poemaa eskritos desde entonses i asta
oy mizmo I algunos de entxt los kuaos trayemo*
aki.
En el presedent* numero de Aki Yeru-
shalayim aviamos empesado en una mueva rubrika,
KALES SEFARADIS, para la kuala aviamos
demandado vuestro ayudo I klabo- rasin. Una
muestra de las repuestas ke resivi- mos a esta
demanda es dada en el artikolo del 57. Ral Siniol,
sovrel KaJ Crande de Bucarest, i las fotografas ke
lo akompanyan ans las fotografas de otros kales
mas, ke eskojimos de entre las ke mos fueron
embiacUs. Este es un buen empesijo ke esperamos
ke se dezve-
lo par a i ayudara a salvar del uhrido fotografo
i informasiones sovre diezenas de kales sefaradis,
ke estn en peligro de despareser adientro de pokos
anyos.
Entre muestros muevoi kolabondores
tenemos el plazer de kontar, esu vez, 3 dis tingidos
investigadores de U istorla 1 kultura sefradi: La
prof. Eva Uchmany, ke eskrive som los kristianos
muevos de Amerlka Latina; el prof. Jos Luis
Alonso Hernndez ke aze una muy interesante
analiza de una romana djudeo-espanyola 1 el prof.
Walter Wei- kert ke examina, del punto de vista
sosioloii- ko, ur.o de los aspektos menos konosidos
de los djudios de Turkia en Israel.
Aun ke ay munchos artikolos mas a los
kualos dezeariamos a tirar vuestra aUnsion, mos
limitaremos a apuntar la rubrika Liras, revistas,
diskos" ke es esta vez muncho mu grande 1 mas rika
ke de ordinario, lo ke a muestra opinlon prova
la puja Impresionante del intereso enverso loi temas
atados a muestra kultura.


REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS
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NDICE ANALTICO
INTRODUCCIN ............................................................................... 1
Parentesco lingstico ........................................................ 3
La familia indoeuropea ...................................................... 5
ISEPHANIM, TIERRA DE CONEJOS
1. LOS PRIMITIVOS POBLADORES DE ESPAA.............................. 7
Mapa lingstico de la Espaa prerromana ....................................... 9
2. SUSTRATO, ADSTRATO, SUPERESTRATO ................................... 10
3. INFLUENCIAS LINGSTICAS PRERROMANAS ......................... 13
3.1. Del Eusquera ........................................................................ 13
En el plano fonolgico .................................................. 13
En el lxico .................................................................. 15
3.2. Del Cltico .......................................................................... 16
En el plano fonolgico .................................................. 16
En el plano morfolgico ............................................... 16
Biografia de una lengua
5 4 0


En el lxico ....................... .......................................... 16
3.3. Del Ibrico ................................................ ........................ 18
3.4. De origen no determinado .................................................... 19
En el plano morfolgico ............................................... 19
En el lxico .................................................................. 19
HISPANIA, PROVINCIA DE ROMA (s. III aC.
- s. V dC.)
1. MARCO HISTRICO ................................................... ............... 23
2. LA LENGUA LATINA .................................................................. 26
Perodos histricos del latn ......................................................... 27
El latn vulgar .............................................................................. 28
3. DIFERENCIAS ENTRE EL LATN CLSICO
Y EL VULGAR .................................................................................... 32
3.1. Diferencias fontico-fonolgicas ......................................... 32
Biografa efe una lengua
541


3.1.1. Vocalismo ......................................................... 32
Desfonologizacin de la cantidad .................. 33
Fonologizacin del acento ............................. 34
Cada de la vocal postnica ........................... 35
La aparicin de la yod .................................... 36
3.1.2. Consonantismo .................................................. 36
Consonantizacin de [j] y [w] iniciales . 38
Debilitamiento consonntico .......................... 39
Simplificacin de grupos consonnticos . 39
Prtesis voclica ante /s-/ + consonante 40
/-m/ >0 ............................................................ 40
La palatalizacin ............................................ 40
3.2. Diferencias morfolgicas ................................................... 44
3.2.1. Esfera del nombre .............................................. 46
Sustantivos ..................................................... 46
Reduccin de las declinaciones ..................... 47
Reduccin de los casos .................................. 48
Tratamiento de los neutros ............................. 48
Aparicin del artculo .................................... 49
Adjetivos ........................................................ 50
Perfrasis de comparativo y superlativo . 50
Pronombres .................................................... 51
Origen de cada, nadie y nada ........................ 52
3.2.2. Esfera del verbo ................................................ 52
Reduccin de formas verbales........................ 53
Confusin de paradigmas ............................... 54
Cambios en las formas de pretrito ... 55
Reestructuracin de la voz pasiva . . . . 55
La perfrasis de futuro ................................. 56
La perfrasis de condicional ............. 57
La aparicin de los tiemposcompuestos 57
Conjugacin de esse, habere y facere ... 58
3.3. Diferencias sintcticas ........................................................ 60
Pertinencia del orden de palabras ................................. 61
Uso de preposiciones ...................................... ............. 62
La expresin de la negacin ........................................ 63
La frase interrogativa .................................................... 63
Biografia de una lengua
5 4 2


La oracin subordinada sustantiva .............................. 64
La oracin condicional ................................................. 64
3.4. Diferencias lxicas .............................................................. 66
Desaparicin de voces ................................................. 67
Cambio de significado ................................................. 69
Trminos propios del latn vulgar ................................. 71
Introduccin de extranjerismos ..................................... 72
Creacin de trminos nuevos por derivacin ... 74
4. PECULIARIDADES DEL LATN HISPNICO ......................... 76
Arcasmos .................................................................................. 76
Italicismos no latinos ................................................................. 79
Neologismos ............................................................................. 80
HISPANIA, REINO GERMNICO (s. V - s.
VIII)
1. MARCO HISTRICO ................................................................... 83
El reino visigtico en Hispania .................................................. 85
EL LATN HISPNICO EN LA POCA GERMNICA
. . 87
1.1. Caractersticas fonticas ...................................................... 89
Siguen los procesos de palatalizacin ...................... 89-91
Se extiende el proceso de diptongacin de
// y // breves tnicas ................................................. 91
Desplazamiento del acento de formas verbales . 92
1.2. Caractersticas morfolgicas .............................................. 92
1.2.1. Esfera del nombre .............................................. 92
Reduccin de la declinacin bicasual . . 93
Cambios de gnero gramatical ....................... 93
Sufijo germnico {-ing}- (> {-engo, -eneo}) . 94
1.2.2. Esfera del verbo ................................................ 94
Unificacin de los verbos en -ere y -ere . 95
Origen de las formas de ser ............................ 95
Origen de las formas de ir .............................. 96
1.3. Caractersticas sintcticas ................................................... 97
La expresin de posesin y de necesidad ..................... 97
Empleo impersonal de habere y facere ........................ 98
Enrique Obediente Sosa
5 4 3


Se afianzan las perfrasis de futuro y condicional 98 La
expresin de la manera (perfrasis con mente) 99
Origen de ser y estar ................................................... 99
La expresin de la direccin ........................................ 100
Objeto directo precedido de ad ............................... 100
1.4. Caractersticas lxicas ........................................................ 101
Preferencias latinas ...................................................... 101
Germanismos ............................................................... 103
Nombres y apellidos de origen germnico . . . . 105
EL TIEMPO DE LAS TRES ESPAAS (s. VIII - s.
XV)
Introduccin General ................................................................................ 107
EL TIEMPO DE LAS TRES ESPAAS (I)
(s. VIII - s. XV)
LA ESPAA MUSULMANA O AL-NDALUS
1. MARCO HISTRICO ............................................................... 109
Estamentos sociales: mozrabes, mulades, mudjares y moriscos
....................................................................................... 113
2. ELADSTRATO RABE DEL ESPAOL ..................................... 114
2.1. Nivel fontico-fonolgico .................................................. 115
Sobre el paso de /s/ latino a /// ............................... 116
2.2. Nivel morfolgico ............................................................... 118
Soldadura en romance delartculo rabe ....................... 118
Incorporacin del morfema {-} ................................ 118
2.3. Nivel sintctico ......................................... ........................ 119
Revisin crtica ............................................................ 119
2.4. Nivel lxico ......................................................................... 122
Arabismos relativos:
- a la vida militar ...................................................... 123
- a la agricultura y laalimentacin ............................. 123
al campo de las labores y oficios 124
- al comercio ............................................................... 124
- a la estructura urbana ............................................. 124
- a la casa .................................................................. 125
Biografia de una lengua
5 4 4


- a las ciencias ............................................................. 125
- a las emociones ......................................................... 125
Otros sustantivos........................................................... 126
Adjetivos ...................................................................... 126
Verbos .......................................................................... 126
Trminos invariables .................................................... 127
2.5. Calcos semnticos ............................................................... 127
Revisin crtica ............................................................ 127
3. EL DIALECTO MOZRABE ............................................................. 128
Las jarchas ................................................................................. 129
3.1. Fonetismo ............................................................................ 130
El problema de las transcripciones .............................. 130
Vocalismo .................................................................... 132
Consonantismo ............................................................ 133
3.2. Morfologa ............................................... .......................... 134
3.2.1. Esfera del nombre .............................................. 134
Sustantivos ..................................................... 134
Pronombres .................................................... 135
3.2.2. Esfera del verbo ................................................ 135
3.3. Sintaxis ................................................................................ 136
Ejemplos de jarchas ................................................................... 136
EL TIEMPO DE LAS TRES ESPAAS (II)
(s. VIII - s. XV)
LA ESPAA JUDA O SEFARAD
1. ......................................................................... MARCO HISTRICO
............................................................................... .............................. 139
Fragmento del edicto de expulsin de 1492 ............................... 143
2. LOS JUDOS Y EL ROMANCE HISPANO ....................................... 144
El judo, traductor ...................................................................... 145
Los Proverbios Morales de Sem Tob de Carrin ....................... 145
Hebrasmos lxicos ..................................................................... 146
El superlativo hebreo ................................................................. 148
El judeoespaol ........................................................................... 148
EL TIEMPO DE LAS TRES ESPAAS
Enrique Obediente Sosa
5 4 5


(III) (s. VIII - s. XV) LA ESPAA
CRISTIANA
1. MARCO HISTRICO ................................................................... 149
2. LOS ROMANCES HISPANOS ................................................... 152
Palabras cultas, populares y semicultas ...................................... 153
2.1. Dialectos medievales ........................................................... 154
El mozrabe ...................................................... 154
El gallego-portugus ..................................................... 155
El astur-leons ............................................................. 155
El navarro-aragons ...................................................... 155
El cataln ..................................................................... 155
El castellano .................................................................. 156
2.2. El castellano, dialecto anmalo ........................................... 158
Consonantismo:
/f-/ > /h-/ ........................................................ 158
Hl > 0 ............................................................ 159
/kl gl lj/ > /3/ ................................................ 159
/-kt-/ y /-ult-/ > /f/ ................................ 159
/-sk-/ + vocal anterior > /te/ ............................ 161
fl-/ se conserva ................................................ 161
/pl- kl- fl-/ > I ............................................... 161
Vocalismo:
Diptongacin de // y // breves tnicas 162 Plural
femenino en -as .............................. 163
3. EL ROMANCE ARCAICO (SIGLOS X-XII) .................................... 163
3.1. Caractersticas fontico-fonolgicas ................................... 165
Palatalizacin de /ll/ y /nn/ .......................................... 165
Cada de la -e final etimolgica .................................... 165
Vocales ........................................................................ 166
Consonantes .................................................................. 166
Al fonos de los fonemas labiales orales ...................... 167
3.2. La primitiva grafa .............................................................. 168
Diptongos derivados de // y // breves tnicas . 169
Consonantes palatales ................................................... 169
Representacin de los otros fonemas ........................... 171
3.3. Los primeros textos ............................................................. 172
Biografia de una lengua
5 4 6


3.3.1. Glosas Emilianenses ......................................... 174
3.3.2. Glosas Silenses ................................................. 177
3.3.3. El Auto de los Reyes Magos .............................. 178
3.3.4. Documentos notariales ...................................... 180
4. EL CASTELLANO ANTIGUO (SIGLOS XIII-XV) ......................... 182
4.1. La lengua del siglo XIII .................................................... 182
4.1.1. El Poema de Mo Cid ........................................ 182
a) Morfologa de la lengua del Cid ... 186
Artculos femeninos ....................... 186
Pronombres apocopados ................ 187
Sufijo {-ura} ................................... 187
Multiplicidad de formas verbales 187
Alomorfos de {-mente} .................. 188
b) Sintaxis de la lengua del Cid.................... 188
Construccin inversa ...................... 189
Escisin de sintagma ...................... 189
ser y aver como auxiliares . . . . 189
Uso de modos y tiempos verbales 190
Uso polivalente de conectores . 190
Formas anmalas derivadas de procesos
fonosintcticos . . . . 190
La forma gelo se lo' ................... ... . 190
Refuerzo de la negacin.................. 191
c) Lxico ...................................................... 191
4.1.2. El mester de clereca ......................................... 192
Fragmentos del Libro de Alexandre y de los
Milagros de Nuestra Seora . . . . 193
4.1.3. Aportaciones ultrapirenaicas ............................ 194
Primeros galicismos y occitanismos . . . . 195
Origen del trmino espaol ........................... 196
4.1.4. La prosa pre-alfons .......................................... 197
Fragmentos de Poridat de las poridades y del
Evangelio de San Mateo ............................... 199
4.1.5. Alfonso X el Sabio (1221-1284) ...................... 201
4.1.6. Caractersticas de la lengua alfons .............. 204
a) Fonologa .............................................. 204
Cada de -e final .......................... 204
Enrique Obediente Sosa
5 4 7


Lucha entre f- y h- ....................... 204
Comienza la confusin de las sibilantes /s z ts dz/
..................................................... 204
b) Morfologa ............................................. 207
Caso de {-iello} e {-illo} ............. 207
Participio pasado en {-udo} . . . 207
Formas del futuro y del condicional de los verbos
en -er; -ir . . . 207
c) Sintaxis ................................................. 208
d) Lxico .................................................... 208
Fragmentos de textos alfonsinos ................... 210
4.2. La lengua del siglo XIV ................................................... 212
4.2.1. Caractersticas generales ................................... 212
a) Fonologa .............................................. 212
Se restablece la -e final ................ 212
Se abre paso la h- en
la escritura .................................... 212
Avanza la indistincin de las sibilantes
................................ 213
b) Morfologa ............................................. 213
Se generaliza el sufijo -illo . . . . 213
-a sustituye a -e de imperfecto
y condicional ............................... 213
Comienza a caer la -d- de las desinencias verbales
de 2- pl. . 213
Reestructuracin de nos y vos . 213
c) Sintaxis ................................................. 216
d) Lxico . ................................................. 216
4.2.2. La lengua literaria .............................................. 217
Fragmentos de Conde Lucanor, Libro de Buen Amor y
Crnica de Pedro I . . . 218
4.3. La lengua del siglo XV ........................ ............................ 220
4.3.1. Caractersticas de la lengua
del cuatrocientos ............................................ 220
Enrique Obediente Sosa
5 4 8


a) Fonologa ............................................... 220
Sigue la lucha entre /- y h- ... 220 Vacilacin de timbre de
las
vocales tonas ................................ 221
Sigue la confusin de sibilantes . 222 Reduccin de grupos
consonn- ticos internos ................. 223
b) Morfologa .............................................. 223
Contienden vosos y
amsamis .................................. 223
La construccin art.+pos.+N . . 224
c) Sintaxis .................................................. 224
Fragmentos de El Laberinto de
Fortuna y El Corbacho .................. 225
El cultismo literario ....................... 227
Sintaxis de textos no literarios . 228
d) Lxico ..................................................... 229
4.3.2. Nebrija y su Gramtica .................................... 232
Prlogo justificativo de la Gramtica . . . 233 Estructura de la
Gramtica 236
4.3.3. El castellano descrito por Nebrija ................. 238
a) Fonologa ............................................... 238
Relacin fonemas-grafemas . . . 239 Propuestas de reforma
ortogrfica ...................................... 240
b) Morfologa .............................................. 243
De los pronombres ........................ 243
De los artculos ............................. 244
Del nombre .................................... 244
Del nombre participial infinito . 245
Del verbo ........................................ 245
c) Sintaxis .................................................. 248
De la orden de las partes de
la oracin (Cap. II) ......................... 248
De la construccin de los nombres despus de s (Cap. IIII)
. 250
LA ESPAA IMPERIAL (s. XVI - s. XIX)
1. MARCO HISTRICO .................................................................... 253
2. LA LENGUA EN LOS SIGLOS XVI Y XVII ............................... 261
Enrique Obediente Sosa
549


2.1. De 'Castellano' a 'Espaol' .................................................. 261
2.2. Caractersticas de la lengua en este perodo ....................... 262
a) Fonologa ................................................. 262
La "norma toledana" ........................ 263
Prdida del fonema /h/ .................... 267
Instalacin definitiva de la
confusin de /b/ y /v/ ....................... 268
Prdida de las oposiciones /s-zj y
/ts-dz/ y consiguiente aparicin
de // ............................................... 269
Seseo y ceceo ................................. 271
Prdida de la oposicin /J-3/ y
consiguiente aparicin de /x/ . . 272
Fonematizacin de /j/ ...................... 276
Esquema general de
los reajustes ..................................... 277
Yesmo ............................................ 279
Neutralizacin de -r y -/
implosivas ...................................... 280
Cada de la -s implosiva ................. 281
Relajacin y prdida de -d- y -d 283
Consonantes implosivas internas 284
b) Morfologa ................................................ 286
Extensin de otros sufijos de diminutivo
(-uelo, -ico, -ito) . . . 286 Extensin del
sufijo -simo . . . . 286 Pluralizacin de
quien relativo . 287
gelo pasa a. se lo ............................ 287
Desvalorizacin de vos y aparicin de
vuestra merced > usted 287 Escogencia
de formas verbales . 291
c) Sintaxis ..................................................... 293
Generalizacin de a ante OD . . 293
Lesmo y lasmo .............................. 294
se impersonal .................................. 295
Delimitacin de los usos de
ser y estar ....................................... 296
Biografia de una lengua
5 5 0


Delimitacin de los usos de
aver y tener .................................... 297
Valor de la forma verbal en -ra 298
Colocacin de los pronombres
tonos .............................................. 299
Fragmentos de textos
no literarios ..................................... 300
d) Lxico ...................................................... 302
2.3. La lengua literaria: el Siglo de Oro ..................................... 305
Fragmentos de textos de autores ureos ...................... 308
2.4. Reflexiones y estudios sobre la lengua espaola ... 314
Fray Luis de Len ........................................................ 314
Fernando de Herrera, fray Jernimo de San
Jos, Cervantes ........................................................... 315
Juan de Valds (Dilogo de la lengua) ........................ 317
Cristbal de Villaln, Bernardo de Aldrete ... 318
Sebastin de Covarrubias (Tesoro) .................... 319
Gonzalo Correas .......................................................... 320
3. LA LENGUA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX ............................. 320
3.1. La Real Academia Espaola ............................... ............... 321
El problema de la ortografa ........................................ 324
3.2. Dos grandes gramticos del siglo XIX: Salv y Bello 327
Doctrina gramatical de Bello ....................................... 329
El tiempo verbal segn Bello . ....... ............................ 330
Propuesta de reforma ortogrfica de Bello . . . . 333
3.3. Enriquecimiento del vocabulario ....................................... 335
LA COMUNIDAD HISPANOHABLANTE DEL SIGLO XX
1. EL ESPAOL EN EL MUNDO .......................................................... 341
Espaol o castellano?
2. CAMBIOS LINGSTICOS EN EL ESPAOL
COMN DEL SIGLO XX .................................................................. 345
Biografa de una. lengua
551


2.1. En el plano fontico-fonolgico .......................................... 347
Confluencia de /j/ y /X/ ................................................ 347
Debilitamiento de /s/ implosiva .................................... 348
Diversas realizaciones de /x/ ................ ............. 348
Velarizacin de la nasal final ....................................... 348
Debilitamiento de la oposicin /r/-/r/............................ 348
La r asibilada ............................................................... 349
2.2. En el plano morfosintctico ............................................... 349
2.2.1. Esfera del nombre .............................................. 349
Pronombres .................................................... 349
Numerales ordinales ..................................... 350
2.2.2. Esfera del verbo ................................................ 351
Pluralizacin de haber y hacer
impersonales ........................... ...................... 351
Uso del gerundio ........................................... 351
Desaparicin en la lengua corriente
del futuro de subjuntivo ................................. 352
Desaparicin del pretrito anterior . . . . 352
Desdibujamiento de la oposicin
cant-he cantado ............................................ 352
Ampliacin de usos de las formas
en -ra ............................................................ 352
Quesmo y dequesmo ................................... 353
2.3. En el plano lxico ............................................................... 353
3. LA LABOR DE LA ACADEMIA DE LA LENGUA ......................... 355
Reforma ortogrfica de 1959 ..................................................... 356
La nueva Ortografa de 1999 .................................................... 357
Carcter y lugar de ch y 11 .......................... .............................. 359
El Esbozo de 1973 ..................................................................... 361
La Gramtica de Alarcos Llorach de 1994 ...................... 363
Los diccionarios de la Academia ................................................ 364
4. LA LENGUA LITERARIA ................................................................ 366
EL ESPAOL EN ESPAA
1. SITUACIN LINGSTICA DE LA ESPAA ACTUAL . . 375
Castellano y lenguas regionales .................................................. 375
Biografa de una lengua
552


2. EL CASTELLANO SEPTENTRIONAL ............................................ 376
Rasgos ms relevantes................................................................ 377
3. EL CASTELLANO MERIDIONAL ................................................... 379
Rasgos ms relevantes................................................................ 379
EL ESPAOL EN AMRICA
1. ESPAA EN AMRICA .................................................................... 383
2. LA IMPLANTACIN DEL ESPAOLEN AMRICA ... 387
La "recepcin de americanismos" lxicos ................................. 392
3. RASGOS DEFINITORIOS DEL ESPAOL AMERICANO:
REVISIN CRTICA ......................................................................... 395
3.1. Andalucismo ...................................................................... 396
La polmica entre Henrquez Urea yWagner . 396
Los datos demogrficos de Boyd-Bowman . . . . 397
La expresin espaol atlntico ......................... 404
Proceso de coineizacin del espaol americano . 405
3.2. Homogeneidad .................................................................... 407
3.3. Vulgarismo ........................................................................ 409
Sobre el tpico de la baja condicin socio- cultural de los
colonizadores ............................................................... 409
3.4. Arcasmo ............................................................................ 413
3.5. Marinerismos ...................................................................... 418
3.6. Amerindismos ................................................................... 423
3.7. Africanismos ..................................................................... 426
4. EL ESPAOL DE AMRICA O EL ESPAOL
EN AMRICA? ................................................................................... 431
Sustrato, adstrato y superestrato en la modalidad americana de la
lengua ............................................................................ 435
5. CARACTERSTICAS GENERALES DEL ESPAOL
EN AMRICA .............................................................. ..................... 436
5.1. Fonologa ........................................................................... 437
Yesmo y zesmo .......................................................... 437
Realizaciones de /s/ y ceceo ......................................... 438
r asibilada .................................................................... 439
Realizaciones de /x/ ..................................................... 439
Dialectos conservadores y dialectos radicales . . 440
Enrique Obediente Sosa
553


Posteriorizacin de obstruyentes y nasales . . . . 440
Neutralizacin fontica de -/ y -r .................................. 440
Vocalismo relajado de las tierras altas ......................... 441
Vocalismo estable de las tierras bajas .......................... 441
5.2. Morfosintaxis ...................................................................... 441
Ausencia de vosotros ................................................... 441
El voseo americano ...................................................... 442
Formas de tratamiento informal ................................... 445
Valor del pretrito simple y del compuesto . . . 445 se los
por se lo ....................................................................... 446
5.3. Lxico ................................................................................ 447
El concepto de americanismo lxico ............................ 447
Preferencias lxicas frente a Espaa ............................ 449
6. MUESTRAS DE ESPAOL AMERICANO ..................................... 451
Fragmentos de documentos de la poca colonial ........................ 451
Textos literarios que reflejan la lengua oral ............................... 453
Muestra de habla ......................................................................... 456
EL ESPAOL EN GUINEA ECUATORIAL
1. ESPAA EN EL FRICA SUBSAHARIANA .................................. 459
2. LA REPBLICA DE GUINEA ECUATORIAL ............................... 460
Lenguas autctonas de Guinea Ecuatorial .................................. 461
3. SITUACIN DEL ESPAOL EN LA SOCIEDAD
ECUATOGUINEANA ........................................................................ 461
4. CARACTERSTICAS DEL ESPAOL
ECUATOGUINEANO ........................................................................ 463
4.1. Fonologa ........................................................................... 465
Sistema voclico .......................................................... 465
Sistema consonntico .................................................. 465
4.2. Morfosintaxis ...................................................................... 469
Esfera del nombre ......................................................... 469
Esfera del verbo ........................................................... 471
4.3. Lxico ................................................................................ 473
Palabras que han cambiado de significado . . . . 473
Americanismos ............................................................ 474
Anglicismos ................................................................. 474
Africanismos ................................................................ 475
Biografa de una lengua
554


MUESTRA DE ESPAOL ECUATOGUINEANO 476
EL ESPAOL EN FILIPINAS
1. ESPAA EN LAS FILIPINAS .................................................... 481
2. SITUACIN DEL ESPAOL EN LAS FILIPINAS ................... 483
Prstamos del espaol al tagalo .................................................. 486
3. CARACTERSTICAS DEL ESPAOL
HABLADO EN FILIPINAS ................................................................ 487
3.1. Fonologa ............................................................................ 487
Vocalismo .................................................................... 488
Consonantismo ............................................................ 488
3.2. Morfosintaxis ...................................................................... 489
3.3. Lxico ................................................................................. 489
Palabras procedentes de Amrica ................................. 489
Filipinismos ................................................................. 490
Indigenismos filipinos................................................... 491
EL JUDEOESPAOL
1. EL LARGO CAMINO DESDE SEFARAD ....................................... 493
Judeoespaol occidental (o haquita) y judeoespaol oriental ....
............................................................................................. . 494
2. CARACTERSTICAS DEL JUDEOESPAOL ................................ 499
2.1. Judeoespaol y Ladino ................................................ . .
499
Fragmento de la Biblia de Ferrara ............................... 500
2.2. El problema de la norma ....................... ............................. 503
2.3. Fonologa ............................................................................ 505
Sistema voclico .......................................................... 505
Sistema consonntico ................................................... 507
2.4. Morfosintaxis ...................................................................... 509
Peculiaridades del verbo ............................................... 510
Formas de tratamiento ...... .......................................... 511
2.5. Lxico ................................................................................. 512
Formas arcaicas' o dialectales ...................................... 512
Prstamos:
- del hebreo .................................................................. 514
- del turco ................................................................... 515
Enrique Obediente Sosa
555


- del neogriego ............................................................ 517
- del francs .. ............................................................. 517
3. LA LITERATURA JUDEOESPAOLA ............................................ 517
Literatura popular oral:
- Refranes ................................................................................... 518
- Romansa ................................................................................. 519
- Konseza ................................................................................... 519
Literatura escrita:
- Ejemplo de kompla ................................................................. 520
- Ejemplo de endecha................................................................. 520
- El Meam Loez .......................................................................... 521
- Teatro ......................... ............................................................. 523
- Otros gneros literarios ............................................................ 525
Muestra del peridico La Luz de Israel ........................ 526
Muestra de la revista Aki Yerushalayim ...................... 527
3) Los sustantivos neutros tuvieron una suerte particular. En el singular,
tendieron a confundirse con los de gnero masculino; as, se encuentra,
por ejemplo, vinus por vinum, maris por mare, etc. Esto se vio
favorecido por la gran similitud existente entre el paradigma del
masculino y el del neutro en singular. En el plural, por el contrario, la
forma de los neutros era muy distinta de la de los masculinos;
precisamente en los dos nicos casos que se empleaban en la lengua
vulgar (el nominativo y el acusativo) la terminacin era -a, igual que la
de los sustantivos femeninos de la I
a
declinacin (tipo rosa), con lo cual
muchos de los neutros ms
4) El femenino y el plural de los relativos fueron suplantados por el
masculino singular, de modo que el paradigma qued reducido a dos
formas: una para el caso sujeto (qui) y otra para el oblicuo (que(m)), para
los dos gneros y nmeros. Un ejemplo de ello, la inscripcin filia quem
relquiu, en vez de quam "la hija a la que dej".
18
Aunque la lengua literaria admita parcialmente la sncopa, las formas
regulares eran: amvi, amavsti, amvit, amvimus, amavstis, amavrunt /
audvi, audivsti, audvit, audvimus, audivstis, audivrunt.
11) Para terminar lo relativo a la esfera verbal, es interesante hacer notar
que algunos verbos muy usuales presentaban, respecto a la norma
Biografa de una lengua
556


literaria, anomalas en el presente, a saber:
13
"Hasta el Siglo de Oro se distingui entre verano, que entonces
designaba el fin de la primavera y principio del verano; esto, aplicado al
resto de esa estacin, y primavera, que significaba solamente comienzo
de la estacin conocida ahora con este nombre" (Coraminas 1976, s. v.
verano).
estudiante universitario de Letras Hispnicas), hemos decidido no dar los
timos rabes sino cuando sea absolutamente necesario, y en este caso,
hemos optado por dar la transliteracin de las voces arbigas sirvindonos de
los signos del Alfabeto Fontico Internacional (sistema que aqul ya conoce
por sus estudios previos de fontica) en lugar de presentarlas en la
transcripcin de los arabistas. Para evitar el equvoco que esto pudiera
originar, es decir, que se crea que la transcripcin corresponde a la
pronunciacin real de la voz rabe, no la encerramos entre corchetes (como
lo hicimos en la edicin anterior). Al tratar del lxico, nos limitaremos a dar
nicamente la significacin literal del vocablo original rabe (entre comillas
simples) cuando no sea idntica a la de la palabra espaola.
8
Recurdese lo dicho en la nota 2.
8
Alarcos (1981, pg. 251) supone que el sistema consonntico de la poca
posea tambin en su inventario los fonemas fricativos // y /y/ a fin de poder
distinguir el resultado de lat. l-d-l intervoclico del de l-t-l, y el de lat. l-g-l
del de l-k-l, respectivamente.
1 3
Segn Garca Larragueta 1984, Las Glosas Emilianenses, edicin y
estudio, Instituto de Estudios Riojanos, Logroo, citado por Robert Blake
1993, pg. 367.
1 7
Seguimos la edicin facsimilar publicada por el Ayuntamiento de Burgos.
2 7
Traducido bajo su patrocinio en 1250, cuando an no era rey.
2) En este siglo comienza a abrirse paso en la escritura la h-
procedente de /- latina; adems de aparecer en algunos
documentos oficiales, Menndez Pidal (Orgenes, pgs. 228-229)
observa que en el Libro de Buen Amor hay algunas pocas formas
con h-, "pero no en las voces ms comunes del idioma, donde la
/ parece predominar muy segura".
4 7
Hace referencia a la estancia en Salamanca de los Reyes Catlicos
durante el invierno de 1486, de regreso de una peregrinacin a Santiago de
Compostela, ocasin en la que ense una muestra de su obra en presencia
del obispo abulense fray Hernando de Talavera.
Enrique Obediente Sosa
557


7
Ed. Madrid, 1880, I, pg. 510. Tomado de Lodares 1995, pgs. 36-37.
10
Dilogo de las fiebres interpoladas, Biblioteca de Autores Espaoles,
tomo XXXVI, pg. 434 a). Citado por Menndez Pidal, Orgenes, pg. 440.
3 9
La lengua moderna escogi hemos y habis, excepto en la expresin
habrselas con alguien, en que es frecuente el uso de habernos. Esta
forma, por lo dems, es corriente (aunque incorrecta) en la lengua
coloquial cuando, en el uso impersonal, quiere incluirse el locutor: en la
sala
*habemos tres mdicos.
4 7
Ejemplos tomados de Lapesa 1980, pg. 407.
5 7
Para la polmica Valds-Nebrija, ver Guillermo Guitarte 1974, pgs. 247-
253.
8
Para las divergencias sobre el origen de batea, ver Corominas y Pascual,
s.v. Transcribimos el texto a partir del facsmil reproducido en Frago Gracia
1994b, lminas XXVIII y XXIX. Hemos transcrito como y la conjuncin
copulativa, representada casi siempre en el documento por el signo tironiano.
4) La realizacin del fonema /s/ es generalmente no-apical, y es bastante
resistente en todos los contextos, es decir, rara vez se pierde en posicin
implosiva, contrariamente a lo que ocurre en muchos otros dialectos tanto
peninsulares como americanos. De acuerdo con los datos aportados por
Lipski (1985a, pg. 76), /s/ final de slaba se realiza en una altsima
proporcin como [s] (cercana al 90%), seguida muy de lejos por el cero
fontico y la aspiracin. De acuerdo con las investigaciones realizadas, la
mayor frecuencia de prdida se da 1) en la primera persona del plural de
las conjugaciones (estamo aqu), 2) cuando [-s] es un mero
1) Confusin de los modos indicativo y subjuntivo: para que viene
maana, yo viva a Malabo. Lipski (1985a, pg. 23) seala que las
oraciones subordinadas son poco frecuentes, y en los casos de
subordinacin verbal, el uso del subjuntivo es poco comn.

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