Este documento resume la comprensión antropológica de la sexualidad humana desde una perspectiva cristiana. Explica que la sexualidad involucra todos los aspectos de la persona y debe entenderse como una expresión humana y no meramente fisiológica. También destaca que el hombre y la mujer fueron creados iguales a imagen de Dios y que la complementariedad de los sexos es fundamental para el matrimonio y la familia.
Este documento resume la comprensión antropológica de la sexualidad humana desde una perspectiva cristiana. Explica que la sexualidad involucra todos los aspectos de la persona y debe entenderse como una expresión humana y no meramente fisiológica. También destaca que el hombre y la mujer fueron creados iguales a imagen de Dios y que la complementariedad de los sexos es fundamental para el matrimonio y la familia.
Este documento resume la comprensión antropológica de la sexualidad humana desde una perspectiva cristiana. Explica que la sexualidad involucra todos los aspectos de la persona y debe entenderse como una expresión humana y no meramente fisiológica. También destaca que el hombre y la mujer fueron creados iguales a imagen de Dios y que la complementariedad de los sexos es fundamental para el matrimonio y la familia.
Este documento resume la comprensión antropológica de la sexualidad humana desde una perspectiva cristiana. Explica que la sexualidad involucra todos los aspectos de la persona y debe entenderse como una expresión humana y no meramente fisiológica. También destaca que el hombre y la mujer fueron creados iguales a imagen de Dios y que la complementariedad de los sexos es fundamental para el matrimonio y la familia.
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Tratado de Moral Sexual y Matri moni al .
Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
SEMINARIO NACIONAL DE CRISTO SACERDOTE T E O L O G I A M O R A L TRATADO DE MORAL SEXUAL, MATRIMONIAL Y CELIBATO (Sntesis para los alumnos) P. Javier Muoz M. INTRODUCCIN.
La sexualidad humana ha sido vivida en un clima de misterio. Produce cierto temor, recelo, sospecha. Despierta curiosidad y deseo. En torno a ella se han presentado dos posiciones extremas: la maniquea, de tendencia pesimista; y la hedonista, de tendencia optimista. Segn el maniquesmo el cuerpo y la materia seran creados por el reino de las tinie!las; por tanto, tam!i"n lo sexual. #iene sus races en el estoicismo, que llev$ a una visi$n unilateral de la sexualidad, visi$n en la cual la procreaci$n se considera como %in exclusivo de la sexualidad; en el dualismo hel"nico, con su posici$n despreciativa de la materia; y en el gnosticismo, que considera la materia como ha!it&culo del mal. Los gn$sticos y las tendencias maniqueas tuvieron su prolongaci$n posterior en los '&taros de la Edad (edia, en los alum!rados y )msticos* del +enacimiento, y en las posteriores exageraciones del ,ansenismo. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
El hedonismo ha hecho del placer un %in ltimo, placer que se ha constituido como regla y norma de la moralidad: considera moralmente !ueno lo que produ-ca placer. .oy se proclama como un hecho salvador la exaltaci$n del go-o sexual, considerado como %uente de !ienestar y alegra; el aniquilamiento de cualquier o!st&culo que impida el logro de cualquier satis%acci$n; y la utili-aci$n del cuerpo sin limitaci$n alguna. Es una total ruptura con la mentalidad anterior, que llega a un extremismo radicali-ado: si antes se desprecia!a lo corp$reo/sexual como indigno de la persona humana y se %omenta!a un espiritualismo desencarnado, ahora se ha cado en una visi$n puramente !iol$gica, materialista, con olvido de la dimensi$n espiritual. 0parece as la opci$n entre angelismo, de una parte, o animalidad, de la otra, como nicas alternativas. Lo cierto es que se trata de un campo en el que %&cilmente !rotan la anarqua, el caos y el li!ertina,e. De tal manera se va cam!iando el sentido de la sexualidad, que se la despo,a de su contenido humano, como si %uera simplemente un %en$meno animal o una %orma vulgar de entretenimiento o diversi$n. 0s el sexo aparece como sola anatoma o mera %unci$n !iol$gica. .a llegado a ser un mecanismo despersonali-ado y un elemento de consumo. 0l desaparecer su relaci$n con la persona, queda reducido a una mercanca, a una oportunidad de experimentar el placer, y nada m&s. La consecuencia ltima de ello es un hondo sentimiento de vaco, de decepci$n. Se exalta el placer moment&neo, al tiempo que la persona se siente amena-ada por el hasto: es el desencanto de una experiencia que resulta a!urrida y %rustraste. 0unque se repita con o!sesi$n, como un intento de compensarse por el enga1o su%rido, aparece el cansancio psicol$gico por la situaci$n. 'uando lo )ordinario* solamente produce el a!urrimiento, aparece la tendencia a la perversi$n como camino para encontrar nuevos estmulos. 0nte tal situaci$n se hace necesario encausar la sexualidad para que sea una expresi$n realmente humana. Es necesario redescu!rir los valores Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
que ella representa desde una perspectiva humana y so!renatural. La persona de %e verdadera sa!e que Dios es el autor de la sexualidad y del matrimonio, y que no puede ser malo lo que ha salido de sus manos. El mal est& en el cora-$n humano, que tiene la posi!ilidad de distorsionar el plan de Dios.
COMPRENSIN ANTROPOLGICA DE LA SEXUALIDAD !"M#$% & M'J%$ ("S C$%") (*el Catecismo de la +,lesia Cat-lica) 2331. - *ios es amor y vive en s mismo un misterio de comuni-n personal de amor. Cre.ndola a su ima,en... *ios inscri/e en la 0umanidad del 0om/re y de la mu1er la vocaci-n2 y consi,uientemente la capacidad y la responsa/ilidad del amor y de la comuni-n) 23'. 445. *ios cre- al 0om/re a ima,en suya... 0om/re y mu1er los cre-) 26n. 4,785. Creced y multiplicaos) 26n. 4,795; el da en 3ue *ios cre- al 0om/re2 lo 0izo a ima,en de *ios. (os cre- var-n y 0em/ra2 los /endi1o2 y los llam- !om/re) en el da de su creaci-n) 26n. :,4/75. 2332. - La sexualidad a!ra-a todos los aspectos de la persona humana, en la unidad de su cuerpo y de su alma. 'oncierne particularmente a la a%ectividad, a la capacidad de amar y de procrear y, de manera m&s general, a la aptitud para esta!lecer vnculos de comuni$n con otro. 2333. - 'orresponde a cada uno, hom!re y mu,er, reconocer y aceptar su identidad sexual. La di%erencia y la complementariedad %sicas, morales y espirituales, est&n orientadas a los !ienes del matrimonio y al desarrollo de la vida %amiliar. La armona de la pare,a humana y de la sociedad depende en parte de la manera en que son vividas entre los sexos la complementariedad, la necesidad y el apoyo mutuos. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
2334. - Creando al 0om/re 4var-n y mu1er52 *ios da la di,nidad personal de i,ual modo al 0om/re y a la mu1er) 23' 77; '%. 6S ;<,75. %l 0om/re es una persona2 y esto se aplica en la misma medida al 0om/re y a la mu1er2 por3ue los dos 6ueron creados a ima,en y seme1anza de un *ios personal) 2(D =5. 2335. - 'ada uno de los dos sexos es, con una dignidad igual, aunque de manera distinta, imagen del poder y de la ternura de Dios. La uni$n del hom!re y de la mu,er en el matrimonio es una manera de imitar en la carne la generosidad y la %ecundidad del 'reador: %l 0om/re de1a a su padre y a su madre y se une a su mu1er2 y se 0acen una sola carne) 26n 7, 7;5. De esta uni$n proceden todas las generaciones humanas 2'%. 6n. ;, 4/7. 7:/7=; :, 45. 2336. - >ess vino a restaurar la creaci$n en la pure-a de sus orgenes. En el Serm$n de la (onta1a interpret$ de manera rigurosa el plan de Dios: !a/7is odo 3ue se di1o8 4no cometer.s adulterio5. Pues yo os di,o8 4Todo el 3ue mira a una mu1er dese.ndola2 ya cometi- adulterio con ella en su coraz-n) 2(t :, 78/ 795. El hom!re no de!e separar lo que Dios ha unido 2'%. (t 4<, =5. La tradici$n de la ?glesia ha entendido el sexto mandamiento como re%erido a la glo!alidad de la sexualidad humana. 2.asta aqu el 'atecismo5. TOTALIDAD DE LA PERSONA Su,eto de todas las operaciones espirituales y corporales es la persona humana en su totalidad. @o existen principios di%erentes para cada una de las actividades humanas. @o es exacto decir que el ser humano tiene un cuerpo, puesto que el mismo cuerpo entra en el concepto de ser humano. La a%irmaci$n adecuada es: la persona 0umana es un ser corp-reo o un espritu encarnado2 es decir2 3ue somos un cuerpo animado o un espritu encarnado. La totalidad humana se mani%iesta como una realidad completamente distinta de cualquier otro %en$meno viviente. Los miem!ros del cuerpo humano no se pueden mirar solamente desde el punto de vista anat$mico o Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
%isiol$gico. 'ualquier expresi$n corporal aparece iluminado cuando se hace lengua,e y pala!ra para la revelaci$n del mensa,e que se quiere comunicar. El o,o de la persona no solamente sirve para ver, ni la mano sirve solamente para tocar: m&s all& de esto est& la ternura de una mirada o el calor humano de una caricia. La corporeidad en el ser humano aparece como var$n o como mu,er. 'ada uno, var$n o mu,er, tiene su estilo peculiar y sus caractersticas !&sicas propias. El espritu se encarna en un cuerpo que necesariamente tiene que ser masculino o %emenino. Dado que la sexualidad es algo que pertenece al ser de la persona humana, no de!e ser considerada como algo indigno de ella. La di%erenciaci$n sexual corresponde al plan de Dios; es querida por El. Esta di%erenciaci$n penetra toda la persona, corporal y espiritualmente. La estructura sexual tiene su ntima relaci$n con la estructura psquica. Di%iere nota!lemente en el var$n y la mu,er: no se puede reducir a un mismo plano; masculinidad y %eminidad no son reduci!les la una a la otra; tratar de hacerlo sera violar la naturale-a y sus sa!ias leyes. Esta di%erenciaci$n tiene que ser !uena por naturale-a, pues procede de la sa!idura divina: vio *ios cuanto 0a/a 0ec0o2 y todo esta/a muy /ien) 26n. 4, A45. LENGUAJE SEXUAL CORPOREIZADO 0nota el Padre B. .Cring que para poder comprender nuestra realidad como ima,en 3ue 0a/la de *ios), es necesario descu!rir la unidad de la persona humana y darse cuenta de que el cuerpo humano es comunicaci$n, y que la signi%icaci$n y %inalidad de la sexualidad se ponen de mani%iesto en el cuerpo. 0dem&s, que solamente a quienes !uscan primero la signi%icaci$n de la sexualidad, que es comuni$n en amor verdadero, se mani%iesta la aut"ntica %inalidad de la misma sexualidad de %orma verdaderamente humana. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
El lengua,e humano, dice el Padre .Cring, alcan-a su m&xima expresi$n cuando una persona ha!la a otra claramente en una mani%estaci$n de alian-a de amor. Segn "l presentar la sexualidad 9nicamente en t7rminos de su 6unci-n procreadora es reducirla a la sexualidad pre0umana). Pero todava peor es el comportamiento del sensualismo que niega la signi%icaci$n de uni$n y procreaci$n a la sexualidad 2B. .D+?@6: Li!ertad y %idelidad en 'risto. #. ??, E, 0, 45. 'uando el amor aut"ntico acerca con plenitud, la o%renda del cuerpo se hace sm!olo y pala!ra de un di&logo ntimo; as la sexualidad mani%iesta una dimensi$n unitiva. Si la persona se expresa, ha!la y se revela a trav"s de gestos, el sexo tam!i"n participa de ese lengua,e comunicativo. Solamente cuando la actividad sexual est& penetrada por el amor aut"ntico de,a de ser simplemente una %unci$n !iol$gica para integrarse en una atm$s%era humana, sin la cual no es posi!le comprender su verdadero sim!olismo. La integraci$n depende de la calidad del di&logo sexual, que incluye la totalidad de la vida, y no solamente el acto sexual considerado aisladamente. El var$n y la mu,er se comprender&n plenamente en la medida en que el uno y la otra ha!len el mismo lengua,e de amor en total apertura al otro. La comunicaci$n honesta y respetuosa entre el var$n y la mu,er es %actor positivo e indispensa!le para lograr la integraci$n. El proceso de adquisici$n de un conocimiento creciente y de un compartir ese conocimiento vital, como tam!i"n el proceso de integraci$n, da la capacidad de aceptar tanto la diversidad con relaci$n al otro, como su igualdad. El proceso de aprendi-a,e de la integraci$n sexual de!e ir paralelo al desarrollo general de la persona. Por tanto, la educaci$n sexual de!e %ormar parte de la totalidad del proceso educativo y estar per%ectamente integrada en "l. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
Fno de los sntomas m&s reveladores de la perversi$n sexual es el car&cter apersonal de la conducta, cuando no llega a esta!lecerse ninguna comunicaci$n humana. 'aracterstica de la sexualidad aut"nticamente humana es su aspecto o!lativo, en una actitud de amor interpersonal verdadero. 0s las energas del instinto, sin desaparecer, se integran de manera arm$nica en comuni$n pro%unda. Sucede algo seme,ante a lo que acontece con la %uer-a del agua: si se canali-a !ien, puede ser %uente de rique-a y !ienestar; pero si no se canali-a, sus e%ectos resultan catastr$%icos. La sexualidad, o se pone al servicio del amor, que digni%ica a la persona, o se convierte solamente en o!,eto de placer y diversi$n, al margen de una vinculaci$n a%ectiva. El simple placer se puede lograr mediante cualquier tipo de actividad genital. Pero el placer humano y totali-ante exige un contexto de amor y compromiso. Gui-& esto explique el hasto de quienes despu"s de mltiples li!ertades de tipo sexual lo nico que les queda es un sentimiento de %rustraci$n. Simplemente se han acercado a la experiencia sexual en !squeda de un desahogo, de un escape, de una %orma de entretenimiento, una grati%icaci$n o una especie de droga o estimulante. El placer de suyo es limitado y pasa,ero, y lo que pareca su%iciente para hacer %eli- a alguien, tiene como resultado un desenga1o posterior. 'uando han desaparecido todas las resonancias sentimentales, la experiencia sexual se reduce a una repetici$n mec&nica sin sentido. 0s el placer queda desvinculado de lo nico que podra darle consistencia y sentido humano. En lugar de ser un motivo de encuentro, se convierte en %actor destructivo. En cam!io, cuando se hace de la sexualidad una %orma de encuentro y comuni$n, el amor que est& a la !ase de ese encuentro se trans%orma en vida %ecunda y se vive en intimidad conyugal. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
0 la actuaci$n sexual va unido el placer, que en su especie se distingue de cualquier otro placer sensi!le. la experiencia de este placer alcan-a su punto culminante y su saciedad en el orgasmo, que es una experiencia ligada con %en$menos de tensi$n y distensi$n. Este placer solamente es concorde con el car&cter y dignidad propios de la persona cuando no va aislado sino integrado en la totalidad de la misma persona. Esto solamente es posi!le cuando est& impulsado y sostenido por un verdadero amor personal y personali-ante. El mero sexo como tal, considerado aisladamente, es impersonal. El %ros2 o sola complacencia en las cualidades corporales del otro, es super%icial e inconstante. El sexo y el Eros por s solos no corresponden a la plena amplitud de la persona, ni le aportan %elicidad pro%unda y completa, %elicidad que solamente se puede esperar de la reali-aci$n total en una relaci$n que sea aut"nticamente amorosa, es decir, en el &gape. El placer sexual, como algo peculiar, solamente representa un valor parcial de la persona, dentro de una totalidad y multiplicidad de valores. 'uando la persona a!soluti-a este valor parcial y se de,a llevar sin %reno por la !squeda de placer, %alla moralmente. La sexualidad es una %uer-a que requiere ser integrada desde el vnculo personal. #iene que ser vivida desde el dominio interior de la persona, de tal manera que se convierta en %uer-a constructiva del )yo*, de la integraci$n personal y de la relaci$n interpersonal. >uega un papel importante en el desarrollo de la personalidad. Est& ordenada al sentido total de la existencia humana. #iene dinamismo interpersonal. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
ORDEN RAZONABLE Si la persona e,erce su disposici$n sexual de acuerdo con el sentido y %inalidad que lo son propios, esa actuaci$n tiene que ser moralmente !uena. 0s dice el 'oncilio Haticano ??: Tal amor2 3ue 1unta al mismo tiempo lo divino y lo 0umano2 conduce a los esposos a un li/re y mutuo don de s mismos2 demostrado en la ternura de o/ras y a6ectos2 e impre,na toda la vida: m.s aun2 se per6ecciona y aumenta con la ,enerosa actividad. *e a0 3ue sea al,o muy superior a la mera inclinaci-n er-tica 3ue2 cultivada en 6orma e,osta2 desaparece pronto y misera/lemente. %ste amor se expresa y per6ecciona sin,ularmente por la misma actuaci-n del matrimonio. *e a0 3ue los actos con 3ue los c-nyu,es se unen entre s ntima y castamente2 sean 0onestos y di,nos2 y cuando se e1ercitan en modo aut7nticamente 0umano2 si,ni6ican y 6omentan la mutua donaci-n con la 3ue uno a otro se enri3uecen con a,radecimiento y ale,ra) 26S. ;<5. El mal no radica en la actuaci$n sexual como tal, sino en que con ella se trastorne el orden procedente de la sa!idura divina. La sexualidad humana tiene una resonancia tal que a%ecta a toda la persona. Sus races penetran todos los &m!itos de la vida humana, %avoreciendo u o!staculi-ando una plena comuni$n. El encuentro sexual requiere unos presupuestos para vivirlo en un am!iente verdaderamente humano. La sexualidad humana est& de tal modo ordenada por el 'reador, que su actuaci$n regular de!e producir por naturale-a determinados e%ectos y tender a ellos. De esto se desprende que la persona de!e actuar su sexualidad nicamente de tal %orma que corresponda a esos e%ectos a los que est& ordenada. Solamente as o!ra rectamente. Los $rganos genitales masculinos y %emeninos est&n constituidos de tal %orma que por la uni$n corporal se puedan unir c"lulas procreadoras para la generaci$n de una nueva vida humana. Descartar de la actividad sexual la procreaci$n es desintegrar su valor y su signi%icado. El signi%icado unitivo y el Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
signi%icado procreador de la sexualidad humana son insepara!les. La procreaci$n humana hay que mirarla desde un &ngulo distinto de la procreaci$n animal, por ra-$n del designio amoroso de Dios de crear a la persona humana a su imagen y seme,an-a, con un destino trascendente: & di1o *ios !a,amos al ser 0umano a nuestra ima,en2 como seme1anza nuestra). Cre-2 pues2 *ios al ser 0umano a ima,en suya2 a ima,en de *ios le cre-2 mac0o y 0em/ra los cre-. & /end1olos *ios2 y d1oles *ios8 sed 6ecundos y multiplicaos y 0enc0id la tierra y sometedla: mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todos animal 3ue serpa so/re la tierra). 26n 4, 7=/795. .ay que tener siempre en cuenta que la procreaci$n humana no es un puro %en$meno reproductivo que terminara con el alum!ramiento, sino que supone un largo perodo de tiempo y unas condiciones psicol$gicas, espirituales y am!ientales que condicionan la evoluci$n posterior del nuevo ser. 'omo persona, el hi,o de!e ser mucho m&s %ruto del amor que de la !iologa paterna y materna. Son muchas las heridas que se dan en el proceso de su desenvolvimiento por %alta de acogida, de cari1o, de protecci$n, de seguridad. 0mor y procreaci$n se exigen y complementan cuando la genitalidad se e%ecta dentro de una relaci$n personal. Entre la sexualidad humana y la sexualidad animal existe la gran di%erencia de que en la persona la sexualidad de!e estar regida por la ra-$n, en tanto que en el animal est& regida por el instinto. En la estructura humana la sexualidad de!e ocupar un lugar su!ordinado al espritu y nunca podr& ser considerada como la ra-$n de ser de la persona, ni como su destino ltimo. Ella no es m&s que un elemento de la estructura total de la persona humana, y a esa totalidad est& ordenada. Por eso la potencia sexual en la persona de!e ir m&s all& de la simple %unci$n genital. @o est& destinada, como en los animales, al simple acoplamiento, Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
sino a la comunidad conyugal y a la procreaci$n y educaci$n de nuevos seres, imagen y seme,an-a de Dios. La uni$n sexual no es la nica %orma de uni$n personal. (&s aun, cuando la uni$n sexual no est& penetrada por el amor de Dios, impide la aut"ntica uni$n personal. 0 di%erencia de los animales, la persona es capa- de actividad sexual %uera del tiempo de la %ecundidad, por lo que se descu!re que el sentido y %inalidad de la sexualidad humana y de su actuaci$n no se agotan en la procreaci$n. La uni$n sexual, considerada en su totalidad humana, no meramente !iol$gica y psicol$gica, puede y de!e ser expresi$n de aut"ntico amor y contri!uir a la conservaci$n y a%irmaci$n de ese amor. Pero hay que tener en cuenta que esa uni$n solamente podr& ser totalmente humana si corresponde al plan de Dios. Es tarea de la persona esta!lecer un orden ra-ona!le en sus actuaciones sexuales. 0 di%erencia del animal, cuya actividad sexual est& regida por las leyes de la naturale-a, mani%estada en el instinto, en la persona es tarea que corresponde a la ra-$n, por tanto a la responsa!ilidad personal. Es decir, que la persona no se de!e entregar al impulso espont&neo del instinto, sino que de!e someter su actuaci$n sexual a un recto orden de la ra-$n. @i siquiera en el cristiano, por ra-$n de ser cristiano, los movimientos sexuales se integran por s mismos en un recto orden general de vida, sino que es tarea suya integrarlos en ese orden mediante su cuidado y es%uer-o. @o o!ra rectamente la persona si no quiere reconocer y asumir su responsa!ilidad y da riendas sueltas a los impulsos del instinto. Es Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
equivocado y per,udicial el intento de resolver la situaci$n no queriendo sa!er nada de la sexualidad o consider&ndola como algo negativo, no como un don de Dios, o tratando de desterrarla de la conciencia. (uchas veces esa realidad, desterrada de la conciencia o reprimida, irrumpe en %orma de neurosis o de perversi$n sexual y hace estragos. .ay quienes a%irman que es imposi!le un dominio so!re el instinto sexual y hacen aparecer la actuaci$n sexual como una necesidad %isiol$gica irresisti!le. De acuerdo con ello, contrariar esa necesidad sera per,udicial para la salud corporal y mental. Para quienes hacen tal a%irmaci$n, la continencia sexual impedira la soluci$n natural de tensiones sexuales y conducira a pertur!aciones que daran origen a neurosis. Pero contra la teora de la imposi!ilidad de un dominio so!re el instinto, est& el hecho atestiguado por la historia de tantas personas continentes a !ase de dominio de s mismas, y al mismo tiempo sanas %sicas y psquicamente. ("dicos y psic$logos honrados a%irman, por ra-$n de la experiencia, que la persona continente conserva m&s sus energas %sicas, mentales y espirituales. Es convicci$n de muchos, aun paganos, que por el li!re al!edro la persona tiene su%iciente capacidad para ordenar de!idamente su sexualidad, aun para una continencia total, si es el caso. La soluci$n est& en un recto ordenamiento de la persona, en el que la educaci$n en la disciplina de s mismo desempe1a un papel muy importante. ISIN CRISTIANA DE LA SEXUALIDAD #anto la Bi!lia como el testimonio de los santos y de los sa!ios de la #radici$n ,udeocristiana han proyectado luces sumamente valiosas para poder ver la sexualidad humana, su sentido y valor, en una perspectiva del amor redimido. La encarnaci$n del .i,o de Dios, las ense1an-as del Evangelio y el testimonio de innumera!les santos ponen en claro que la moral sexual cristiana tiene mucho de espec%ico. Para el aut"ntico cristiano, consciente de Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
su condici$n y grande-a de ser cristiano, la sexualidad vivida y aceptada plenamente de acuerdo con el Plan de Dios, hace parte del camino de salvaci$n. El cristianismo ha considerado la sexualidad como un valor integrado en el valor total de la persona, !a,o el dominio de la li!ertad, su!ordinada al espritu, nunca considerada cono el destino ltimo. La sexualidad, en el criterio cristiano, no es m&s que un elemento de la estructura total de la persona, ordenado a la totalidad de la misma persona. El cristianismo ha dado el ,usto valor a la sexualidad, sin caer en el extremo de una exaltaci$n inde!ida del sexo, ni en el extremo del desprecio o temor a lo corp$reo/ sexual. .a deducido de la +evelaci$n criterios concretos de comportamiento en el campo sexual, aunque hist$ricamente no ha escapado a la in%luencia de corrientes y posiciones extremas, como el gnosticismo, el maniquesmo, el ,ansenismo. Para el verdadero cristiano la redenci$n o!rada por 'risto a!arca maravillosamente la totalidad de la persona. ?ncluye, por tanto, el cuerpo, santi%icado solidariamente con el espritu. Para una recta posici$n %rente a la sexualidad humana es necesario tener en cuenta, con,untamente, el sexo como o!ra de Dios, las consecuencias del pecado original y la o!ra de la redenci$n. 'ualquier visi$n que se tome aisladamente, haciendo a un lado u olvidando las dem&s, conduce a una actitud err$nea %rente al sexo. 0dem&s, el verdadero cristiano de!e tener en cuenta que la persona, var$n o mu,er, muchsimo m&s que un ser sexuado, es imagen de Dios, y que realmente, por ra-$n del pecado original, en el plano sexual, como en los dem&s aspectos de la vida humana, est& %rente a una lucha ante la cual, para salir victorioso, no le !asta el respeto ante el misterio de la creaci$n, ni el optimismo que inspira el hecho de la redenci$n, ni el acudir a la descon%ian-a Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
o a la %uga, sino que es necesario el recurso simult&neo a un santo respeto, a una lucha incansa!le y a una oraci$n constante 2B. .Cring, La Ley de 'risto, #. ???. 'ap. 4, 75. En el 6"nesis se revela la presencia directa de Dios en la creaci$n de la primera pare,a humana. La creaci$n de la persona humana en su calidad de var$n y mu,er no aparece con origen en ningn principio mitol$gico, ni su dimensi$n sexual aparece causada por alguna potencia maligna, sino que todo es %ruto de la pala!ra creadora de Dios. El 6"nesis acenta el aspecto procreador de la sexualidad all mismo donde aparecen el var$n y la mu,er como culmen y coronamiento de la o!ra creadora de Dios: Sed 6ecundos y multiplicaos y 0enc0id la tierra) 26n 4, 795. 'on esta %inalidad han sido creados var$n y mu,er, a imagen de Dios, lo cual se ve claramente por el mandato: Sed 6ecundos y multiplicaos). Desde el principio el var$n y la mu,er, al unirse, est&n llamados a %ormar una realidad insepara!le, una )sola carne*: Por eso de1a el 0om/re a su padre y a su madre y se une a su mu1er2 y se 0acen una sola carne) 26n 7, 7;5. Esa llamada, tam!i"n desde un principio, est& orientada hacia una do!le %inalidad: .acia una relaci$n personal, ntima, a un encuentro en la unidad, a una comunidad de vida y de amor, a un di&logo a%ectivo pleno y totali-ante, cuya pala!ra y expresi$n m&s signi%icativa se encuentra en la entrega corporal; .acia una %ecundidad que !rota como %ruto y consecuencia de esa entrega. 'uando plantearon a >ess un pro!lema que a%ecta la relaci$n conyugal: el del repudio a la esposa, >ess hi-o re%erencia a este proyecto inicial, que de!a mantenerse por encima de todas las limitaciones humanas: Se le acercaron unos 6ariseos 3ue2 para ponerle a prue/a2 le di1eron8 4;Puede uno repudiar a su mu1er por un motivo cual3uiera<5. %l respondi-8 4;No 0a/7is Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
ledo 3ue el Creador2 desde el comienzo2 los 0izo var-n y 0em/ra2 y 3ue di1o8 4Por eso de1ar. el 0om/re a su padre y a su madre y se unir. a su mu1er2 y los dos 0ar.n una sola carne<5 *e manera 3ue ya no son dos2 sino una sola carne. Pues /ien2 lo 3ue *ios uni- no lo separe el 0om/re) 2(t. 4<, A/=5. En el pue!lo de ?srael aparece la %ecundidad como una !endici$n de Dios; como un valor %undamental: No 0a/r. en tu tierra mu1er 3ue a/orte ni 3ue sea est7ril: y colmar7 el n9mero de tus das) 2Ex. 7A. 7=; '%. Lv. 7=, <5. En este contexto la esterilidad es considerada como un castigo, como una vergIen-a o una maldici$n, en tanto que la %ecundidad aparece como un !ien, como una !endici$n: =io &a0v70 3ue (a era a/orrecida y la 0izo 6ecunda2 mientras 3ue $a3uel era est7ril) 26n. 7<, A4; '%. 4Sm 4, :/95. El matrimonio aparece como sm!olo e imagen de la 0lian-a. Por eso tam!i"n la prostituci$n y el adulterio son %iguras de la in%idelidad a la 0lian-a por parte del pue!lo de ?srael: Pues /ien2 como en,aa una mu1er a su compaero2 as me 0a en,aado la casa de +srael) 2>r A, 7J; '%. Ks. 4/A5. Pero a pesar de la in%idelidad del pue!lo, la %idelidad de Dios permanece para siempre 2'%. E-. 4=; ?s. :;, ;/4J5. Si los pro%etas se valieron del matrimonio como sm!olo para que el pue!lo entendiera c$mo de!en ser las relaciones con Dios, es necesario que el amor conyugal sea capa- de descu!rir y signi%icar ese misterio de alian-a. En la revelaci$n neotestamentaria aparece el sim!olismo nupcial aplicado a la alian-a de 'risto con la ?glesia: Por eso de1ar. el 0om/re a su padre y a su madre y se unir. a su mu1er y los dos se 0ar.n una sola carne. >ran misterio es 7ste2 lo di,o respecto a Cristo y la +,lesia) 2E%. :, A4/A75. #oda la persona, hasta en su estructura corporal, por ra-$n del !autismo ha sido trans%ormada por la presencia salvadora de 'risto. Por tanto, el cuerpo no es para la %ornicaci$n: Pero el cuerpo no es para la Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
6ornicaci-n2 sino para el Seor2 y el Seor para el cuerpo) 24'o. =, 4A5. Pues la donaci$n del cuerpo supone la o%renda de la persona total, lo que no se reali-a en la uni$n con una meretri-: ;No sa/7is 3ue vuestros cuerpos son miem/ros de Cristo< & ;0a/a de tomar yo los miem/ros de Cristo para 0acerlos miem/ros de prostituta< ?*e nin,9n modo@ ;" no sa/7is 3ue 3uien se une a la prostituta se 0ace un solo cuerpo con ella<) 24'o. =,4:/4=5. Pero la conducta de los cristianos no siempre corresponde a un recto ordenamiento. En el @uevo #estamento se encuentran alusiones a des$rdenes en el campo sexual. La persona vive una lucha entre las tendencias de la carne y las del espritu, como consecuencia de la desarmona original: Pues la carne tiene apetencias contrarias al espritu y el espritu contrarias a la carne2 como 3ue son entre si anta,-nicos2 de 6orma 3ue no 0ac7is lo 3ue 3uisierais) 26al :, 485. El primer captulo de la carta a los romanos muestra las a!erraciones y degradaciones a que llegan quienes se entregan a los des$rdenes sexuales. AMOR Y CASTIDAD ="CAC+BN A (A CAST+*A* (*el catecismo de la +,lesia Cat-lica) 233!. - La castidad signi%ica la integraci$n lograda de la sexualidad en la persona y por ello en la unidad interior del hom!re en su ser corporal y espiritual. La sexualidad, en lo que se expresa la pertenencia del hom!re al mundo corporal y !iol$gico, se hace personal y verdaderamente humana cuando est& integrada en la relaci$n de persona a persona, en el don mutuo total y temporalmente ilimitado del hom!re y de la mu,er. La virtud de la castidad, por tanto, entra1a la integridad de la persona y la integridad del don. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
LA INTEGRIDAD DE LA PERSONA" 233#. - La persona casta mantiene la integridad de las %uer-as de vida y de amor depositadas en ella. Esta integridad asegura la unidad de la persona; se opone a todo comportamiento que la pueda lesionar. @o tolera ni la do!le vida ni el do!le lengua,e 2'%. (t. :, A85. 233$. - La castidad implica un aprendi-a,e del dominio de s, que es una pedagoga de la li!ertad humana. La alternativa es clara: o el hom!re controla sus pasiones y o!tiene la pa-, o se de,a dominar por ellas y se hace desgraciado 2'%. Si. 4, 775. (a di,nidad del 0om/re re3uiere2 en e6ecto2 3ue act9e se,9n una elecci-n consciente y li/re2 es decir2 movido e inducido personalmente desde dentro y no /a1o la presi-n de un cie,o impulso interior o de la mera coacci-n externa. %l 0om/re lo,ra esta di,nidad cuando2 li/er.ndose de toda esclavitud de las pasiones2 persi,ue su 6in en la li/re elecci-n del /ien y se procura con e6icacia y 0a/ilidad los medios adecuados) 26S 485. 234%. - El que quiere permanecer %iel a las promesas de su !autismo y resistir las tentaciones de!e poner los medios para ello: el conocimiento de s, la pr&ctica de una ascesis adaptada a las situaciones encontradas, la o!ediencia a los mandamientos divinos, la pr&ctica de las virtudes morales y la %idelidad a la oraci$n. (a castidad nos recompone: nos devuelve a la unidad 3ue 0a/amos perdido dispers.ndonos) 2S. 0gustn, '%. 4J, 7<; ;J5. 2341. - La virtud de la castidad %orma parte de la virtud cardinal de la templan-a, que tiende a impregnar de racionalidad las pasiones y los apetitos de la sensi!ilidad humana. 2342. - El dominio de s es una o!ra que dura toda la vida. @unca se la considerar& adquirida de una ve- para siempre. Supone un es%uer-o reiterado en todas las edades de la vida 2'%. #ito 7, 4/=5. El es%uer-o requerido puede ser m&s intenso en ciertas "pocas, como cuando se %orma la Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
personalidad, durante la in%ancia y la adolescencia. 2343. - La castidad tiene unas leyes de crecimiento; "ste pasa por grados marcados por la imper%ecci$n y, muy a menudo, por el pecado. Pero2 el 0om/re2 llamado a vivir responsa/lemente el desi,nio sa/io y amoroso de *ios2 es un ser 0ist-rico 3ue se construye da a da con sus opciones numerosas y li/res: por esto 7l conoce2 ama y realiza el /ien moral se,9n las diversas etapas de crecimiento) 23' AA;5. 2344. - La castidad representa una tarea eminentemente personal; implica tam!i"n un es%uer-o cultural, pues el desarrollo de la persona 0umana y el crecimiento de la sociedad misma est.n mutuamente condicionados) 26S 7:, 45. La castidad supone el respeto de los derechos de la persona, en particular, el de reci!ir una in%ormaci$n y una educaci$n que respeten las dimensiones morales y espirituales de la vida humana. 2345. - La castidad es una virtud moral. Es tam!i"n un don de Dios, una gracia, un %ruto del tra!a,o espiritual 2'%. 6al. :, 775. El Espritu Santo concede, al que ha sido regenerado por el agua del !autismo, imitar la pure-a de 'risto 2'%. 4>n. A, A5. LA INTEGRIDAD DEL DON DE SI" 2346. - La caridad es la %orma de todas las virtudes. Ba,o su in%luencia, la castidad aparece como una escuela de donaci$n de la persona. El dominio de s est& ordenado al don de s mismo. La castidad conduce al que la practica a ser ante el pr$,imo un testigo de la %idelidad y de la ternura de Dios. 234!. - La virtud de la castidad se desarrolla en la amistad. ?ndica al discpulo c$mo seguir" imitar al que nos eligi$ como sus amigos 2'%. >n. 4:, 4:5, a quien se dio totalmente a nosotros y nos hace participar de su condici$n divina. La castidad es promesa de inmortalidad. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
La castidad se expresa especialmente en la amistad con el pr$,imo. Desarrollada entre personas del mismo sexo o de sexos distintos, la amistad representa un gran !ien para todos. 'onduce a la comuni$n espiritual. LOS DIERSOS REG&MENES DE LA CASTIDAD" 234#. - #odo !auti-ado es llamado a la castidad. El cristiano se ha revestido de Cristo) 26al. A, 785, modelo de toda castidad. #odos los %ieles de 'risto son llamados a una vida casta segn su estado de vida particular. En el momento de su Bautismo, el cristiano se compromete a dirigir su a%ectividad en la castidad. 234$. - La castidad de/e cali6icar a las personas se,9n los di6erentes estados de vida8 a unas2 en la vir,inidad o en el celi/ato consa,rado2 manera eminente de dedicarse m.s 6.cilmente a *ios solo con coraz-n indiviso: a otras2 de la manera 3ue determina para ellas la ley moral2 se,9n sean casadas o celi/atarias) 2'D3, Decl. )Persona humana*, 445. Las personas casadas son llamadas a vivir la castidad conyugal; las otras practican la castidad en la continencia. 2.asta aqu el 'atecismo5. Dice la 'on%erencia Episcopal de 'olom!ia en el documento %x0ortaci-n pastoral acerca de la educaci-n en el amor y la sexualidad)2 que Dios, que es amor, y en su unidad de naturale-a es comunidad de tres personas, hi-o a la persona humana a su imagen y seme,an-a e imprimi$ en su ser la vocaci$n y la tendencia al amor y a la comunidad. Por eso el verdadero amor es la comunicaci$n entre dos o m&s personas para compartir los dones divinos, contri!uir a la %ormaci$n integral de la persona y de la comunidad y reali-ar el precepto de amarse unos a otros. El amor humano, al ser asumido en el &m!ito de la alian-a, ha sido trans%ormado, santi%icado. La caridad divina procede por cauces diversos, no exclusivamente por la sexualidad, como se piensa a veces, hasta con%undir el Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
amor con el atractivo sexual, e incluso con el placer sexual. La caridad no esta!lece su reino por o!ra de la carne. Pero para llegar a su plena madure- tiene que penetrar toda la persona, hasta sus actos y goces m&s rec$nditos. El poder del amor divino puede penetrar y enno!lecer aun la atracci$n sexual en quienes de cora-$n est&n dispuestos a o!rar de acuerdo con los planes divinos. La castidad, como las dem&s virtudes, tiene que estar in%ormada e iluminada por la caridad; de lo contrario, no sera verdadera virtud cristiana. El Padre .Cring / Li!ertad y %idelidad en 'risto, #. ??, 'ap. E, B. lss. / ha!lando de amor, '()*+,-.+. / 0+'1-.+., hace las siguientes a%irmaciones: 4. De acuerdo con los planes de Dios, las energas sexuales de!en ser %ormadas, potenciadas y elevadas no s$lo por el Eros, sino tam!i"n por la amistad y por el &gape, el amor que viene de Dios como don y que capacita a la persona para conce!irse a s misma como don y para actuali-ar esta visi$n en entrega desinteresada de s misma. 7. El poder del pecado amena-a esta integraci$n y la har& imposi!le, si la persona no ha tomado una opci$n %undamental clara y li!re por el amor divino, que trans%orma el amor humano. A. Decir que el sexo y el Eros est&n necesitados de redenci$n, signi%ica que necesitan ser asumidos por aquel amor que tiene car&cter de don, y es vivido en agradecimiento y aprecio mutuo. ;. @ada hace m&s %eli- y m&s li!re a la persona que el amor integrado, aunque ello exi,a sacri%icar todo lo que se oponga a esta integraci$n. :. En todos los estados de la vida la sexualidad sana depende de la %uer-a del amor. El matrimonio ha sido constituido como comunidad de amor en entrega recproca que, por su naturale-a espec%ica, es portadora de %ecundidad como participaci$n en el amor creador de Dios. La %ecundidad Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
genuinamente humana es supera!undancia de amor. =. Para la persona casada que considera su uni$n como participaci$n en la alian-a salvadora de 'risto y la ?glesia, su matrimonio es una %iesta de amor del que todo lo dem&s reci!e su signi%icaci$n. Supera, por tanto, muy por encima, la inclinaci$n puramente er$tica que, cultivada con egosmo, se desvanece r&pida y lamenta!lemente 2'%. 6S ;<5. La indisolu!ilidad del matrimonio y todas las cualidades de una sexualidad ordenada solamente pueden ser entendidas como cualidades y %rutos del amor verdadero. 8. El consumidor de sexo renuncia a su %a- humana. 'onsidera a la otra parte no como persona, sino como medio. 0l no considerar al otro en su cualidad de ser nico, "l mismo pierde su propia identidad. Este tipo de sexualidad ,am&s li!erar& a nadie de la prisi$n de su auto idolatra. El consumidor de sexo es irrealista. El amor es el que constituye el cora-$n de la realidad sexual. 9. Guien no ama, nada sa!e de la signi%icaci$n real de las normas que nacen de la signi%icaci$n del amor. Para entender esta signi%icaci$n es necesaria una sincera conversi$n al Evangelio del amor. <. Fn acto sexual sin amor, aunque la %inalidad sea conce!ir o engendrar un hi,o, es pecaminoso. L el encuentro sexual no expresara amor si el mismo amor no es activo en todos los campos de las vidas de los que reali-an ese encuentro. 4J. De ah el que la uni$n sexual solamente tenga su lugar apropiado en el matrimonio, entendido como la ntima comunidad conyu,al de vida y de amor esta/lecido so/re la alianza de los c-nyu,es2 es decir2 so/re su consentimiento personal e irrevoca/le) 26S ;95. 44. Buscar la propia satis%acci$n er$tica enrai-ada en el egosmo !&sico despersonali-a las relaciones sexuales, las despo,a de signi%icado y las Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
hace da1osas para cada uno de los que las reali-an. 47. La excesiva exposici$n al sexo, nacida de la carencia de un tierno respeto y de la carencia de responsa!ilidad, priva al sexo de signi%icaci$n y lo convierte en %uente de triste-a. Por el contrario, la temperancia que nace de la %uer-a del amor produce genuino placer, go-o y dis%rute de una vida integrada, aunque esa temperancia exi,a disciplina y sacri%icio. 2.asta aqu el Padre .Cring5. En el matrimonio, castidad es la con%iguraci$n de la sexualidad integrada en el sentido y dignidad de la persona total y de su relaci$n personal/espiritual con el otro c$nyuge. 3uera del matrimonio, castidad signi%ica la renuncia li!re y consciente a toda actuaci$n de los poderes generativos. 'uando lleva a la renuncia de toda acci$n sexual por amor al +eino de los 'ielos reci!e el nom!re de castidad consagrada. Se llama casta a la persona 3ue li/re y responsa/lemente a1usta su sexualidad a un recto orden ,eneral de vida. Su conducta est& caracteri-ada por una constante disposici$n a mantener un recto ordenamiento de acuerdo con los %ines naturales del sexo. #am!i"n est& caracteri-ada su conducta por un total dominio so!re la concupiscencia o deseo sexual. 'astidad no es solamente continencia total del poder generativo, sino que comprende tam!i"n la ordenada actuaci$n sexual; por eso dentro del matrimonio tam!i"n se puede y se de!e ser casto. Segn al +evelaci$n divina Dios mismo da a la pare,a el mandato de la %ecundidad: sed 6ecundos y multiplicaos) 26n. 4, 795. Para cumplir este mandato se requiere la uni$n sexual, pero dentro del orden procedente de la sa!idura divina. >ess a%irma que la uni$n del hom!re y la mu,er en una sola carne) corresponde a una ordenaci$n divina 2'%. (t. 4<, :/=5. San Pa!lo ense1a la superioridad de la virginidad consagrada a Dios, Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
pero no por eso le quita valor al trato matrimonial, ni lo se1ala como algo que de suyo lleve m&cula alguna. Por el contrario, lo presenta como un de!er para los esposos: Cue el marido d7 a su mu1er lo 3ue de/e y la mu1er de i,ual modo a su marido. No dispone de su cuerpo2 sino el marido. +,ualmente2 el marido no dispone de su cuerpo2 sino la mu1er) 24'o 8,A/;5. El mismo 0p$stol llama al matrimonio ,ran misterio)2 %igura de la uni$n de 'risto con su ?glesia 2E%. :, A75. El 'oncilio Haticano ?? a%irma que los actos por los cuales se unen los esposos son !uenos y rectos, siempre que se realicen de manera verdaderamente humana 26S ;<5 El valor de la castidad est& en que es reali-aci$n del verdadero amor. 'omo en toda virtud, en ella hay que mirar ante todo la intenci$n de la voluntad. La divina caridad es la %uer-a de la castidad; sin ella no es posi!le la actitud de religioso respeto por lo sexual, ni el dominio so!re el instinto. El medio para vivir la castidad, adem&s de los medios so!renaturales, es la disciplina y el control de s mismo con que el espritu impone su domino so!re la carne. La castidad est& protegida por el pudor, que viene a ser como un innato sentido de vergIen-a que, cuando adquiere el car&cter de virtud, hace perci!ir a la persona cuanto se opone a la castidad. Es un hecho constatado particularmente por la pedagoga y la psicologa que el pudor es algo innato en la persona y que necesariamente se despierta con la pu!ertad. Es tam!i"n un hecho que los ni1os, ordinariamente e independientemente de la educaci$n que hayan reci!ido, reclaman cierto derecho a la intimidad en el campo de lo sexual. El pudor ha sido considerado como una virtud humana, inherente a la persona, que se desarrolla espont&nea y naturalmente. Fna educaci$n que no tenga en cuenta esta cualidad de la persona, va contra la naturale-a y per,udica el desarrollo arm$nico del ni1o y del adolescente. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
De%ender el pudor es de%ender la persona, su rique-a interior, a%irma el antrop$logo >acinto 'ho-a en su li!ro )La supresi$n del pudor*. En toda persona hay una parte de intimidad que solamente comparte consigo misma. El desarrollo de la vida humana ha compro!ado que en relaci$n con el pudor no es cuesti$n de una determinada cultura, ni simplemente de un ta!, como algunos han querido considerarlo, sino que es algo que tiene su ra- en la naturale-a humana que, por tanto, merece total respeto. Pretender violar el sentido del pudor representa querer violar la intimidad y, por tanto, es violar uno de los grandes derechos de la persona. Si esto se hace por parte de quienes tienen la inmediata responsa!ilidad de la %ormaci$n de la persona, como es el caso de los padres, su culpa!ilidad es m&s grande, por cuanto es mayor su de!er de procurar a sus hi,os una recta %ormaci$n. Se ha ido di%undiendo en algunos padres de %amilia la idea de que mostrarse desnudos ante sus hi,os les hace coger m&s con%ian-a entre padres e hi,os, adem&s de que esto contri!uira a li!erarlos de ta!es arcaicos. Pero la experiencia ha demostrado que el e%ecto es contrario y que la incidencia en los comportamientos de los hi,os es muchas veces desastrosa. Puede ser que en algn sentido esto contri!uya a quitar en parte la curiosidad; pero, por otra parte, los resultados han sido claramente negativos. En muchos casos esto ha sido causa de lamenta!les desvos y a!erraciones. La educaci$n para la castidad exige, entonces, la guarda y el cultivo del pudor. La 'on%erencia Episcopal 'olom!iana, en su Exhortaci$n Pastoral acerca de la educaci$n en el amor y la sexualidad de 4<8:, a%irma que la educaci$n del amor humano es parte %undamental de la %ormaci$n integral de la persona, y condici$n necesaria para que no se des%igure y desve el plan de Dios por de!ilidad de la naturale-a humana herida por el pecado. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
Esta educaci$n, dice la Exhortaci$n, descu!re el misterio de la vida y de su transmisi$n no s$lo como hecho humano, sino con el sentido religioso de participaci$n en la o!ra creadora de Dios. +evela el ideal cristiano de superaci$n del egosmo por el e,ercicio de la virtud y da la seguridad de la gracia divina para lograr el equili!rio emocional, la madure- a%ectiva, el dominio de las pasiones, el e,ercicio de la li!ertad que ,erarqui-a los valores, dispone a la entrega, al servicio de los dem&s en las luchas por la ,usticia y en la cola!oraci$n al desarrollo integral de la comunidad. En relaci$n con la educaci$n para la castidad hay que tener en cuenta que no se trata simplemente de una instrucci$n sexual, como equivocadamente sucede muchas veces. Fna simple instrucci$n sexual sin la de!ida educaci$n correspondiente, en lugar de ser !en"%ica, de ordinario resulta desastrosa. Fna aut"ntica educaci$n sexual no se puede quedar en solos conocimientos. De!e orientar a la recta conducta. +equiere de una s$lida %ormaci$n de la voluntad. Particularmente de!e reunir estas condiciones: a5 Ser personali-ante. De!e conducir al su,eto a interiori-ar los principios morales hasta convertirlos en expresiones vitales y lograr que el amor inspire todos sus actos. !5 De!e ser dirigida, para que el su,eto no se vea a!andonado a sus propios impulsos. c5 De!e ser progresiva y gradual, pues el ni1o y el ,oven no lo necesitan todo de una ve-, ni tienen su%icientes capacidades para comprender y asimilar todo de una ve-. Se de!e dar tan pronto como el su,eto la necesite y en la medida en que lo necesite. d5 De!e ser permanente, hasta tanto que la persona logre una verdadera madure- a%ectiva y adquiera el su%iciente dominio de s misma. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
e5 En lo posi!le de!e ser individual, pues de!ido a que todos los su,etos no tienen el mismo ritmo de desarrollo, ni las mismas necesidades, cuando se hace colectivamente presenta di%icultades y pro!lemas. %5 Se de!e hacer con la utili-aci$n de un lengua,e apropiado, acudiendo con la de!ida delicade-a a los recursos pedag$gicos m&s adecuados. Esta educaci$n corresponde darla, en primer lugar, a los padres del su,eto; luego a los dem&s educadores y responsa!les de su %ormaci$n integral. Solamente se puede llevar a ca!o con "xito en el marco de una recta %ormaci$n integral. Fna verdadera educaci$n para la castidad particularmente de!e atender a mantener una mente sana y una %ortale-a capa- de resistir a los atractivos sexuales desordenados. Por tanto, de!e atender al %ortalecimiento de la voluntad. La castidad, en ltimo t"rmino, es inserci$n de lo sexual en una recta ordenaci$n general de vida, en la que la relaci$n de la persona con Dios tiene una importancia decisiva. La oraci$n, la vida sacramental, la aspiraci$n a la per%ecci$n cristiana y el es%uer-o para lograrla, constituyen una %uer-a insustitui!le para el recto encau-amiento de la sexualidad. La castidad se de%ine por una conducta rigurosa a cuyo servicio est& el sentimiento de pudor que, aunque es universal, no se mani%iesta de la misma manera en todos los am!ientes y culturas, y que se puede perder o corromperse a causa de una conducta depravada. Por eso una sana educaci$n de!e atender tam!i"n al sano cultivo del pudor. Del sentimiento de pudor nace la actitud moral del recato, la voluntaria disposici$n a evitar todo peligro proveniente de la vida instintiva y del am!iente circundante: As mismo 3ue las mu1eres2 vestidas decorosamente2 se adornen con pudor y modestia) 24#m. 7, <5. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
La 'ongregaci$n para la doctrina de %e, en su )Declaraci$n acerca de ciertas cuestiones de "tica sexual* /diciem!re, 7< de 4<8:/ a%irma que la castidad es una virtud que marca toda la persona en su comportamiento, tanto interior como exterior, y que de!e cali%icar a las personas segn los di%erentes estados de vida, sea en la vida consagrada, en la vida seglar como personas casadas o celi!atarias, teniendo en cuenta que en ningn estado de vida se puede reducir la castidad a una actitud exterior, sino que de!e hacer puro el cora-$n: Todo el 3ue mira a una mu1er dese.ndola2 ya cometi- adulterio con ella en su coraz-n) 2(t. :, 795. AMOR, AMISTAD Y SEXUALIDAD La amistad es una %orma de amor recproco entre dos personas. Esta!lecer una amistad signi%ica no solamente dar y reci!ir a%ecto, sino tam!i"n a!rir el espritu y los !ienes de una persona a otra, en una actitud de comuni$n y participaci$n. El la Pala!ra divina encontramos grandes modelos de amistad, como la amistad entre David y >onatan 2'%. 4Sm. 49, 4; 4<, 4/9; 7J, 4/;75. En el li!ro del Eclesi&stico encontramos el elogio de la amistad y su valor espiritual y humano: %l ami,o 6iel es se,uro re6u,io2 el 3ue lo encuentra2 0a encontrado un tesoro. %l ami,o 6iel no tiene precio2 no 0ay peso 3ue mida su valor. %l ami,o 6iel es remedio de vida2 los 3ue temen al Seor le encontrar.n. %l 3ue teme al Seor endereza su amistad2 pues como 7l es2 ser. su compaero) 2Eclo. =, 4;/485. >ess reuni$ a sus primeros seguidores en una comunidad de a%ecto. 0 sus discpulos los llam$ amigos: "s di,o a vosotros2 ami,os mos8 no tem.is a los 3ue matan el cuerpo2 y despu7s de esto no pueden 0acer m.s) 2Lc. 47, ;5. =osotros sois mis ami,os2 si 0ac7is lo 3ue yo os mando. No os llamo ya siervos2 por3ue el siervo no sa/e lo 3ue 0ace su amo: a vosotros os 0e llamado ami,os2 por3ue todo lo 3ue 0e odo a mi Padre os lo 0e dado a Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
conocer) 2>n. 4:, 4;/4:5. El mismo >ess sostuvo amistad con L&-aro de Betania y lo llam$ amigo: Nuestro ami,o (.zaro duerme2 pero voy a despertarle) 2>n. 44, 445. 0 >udas ?scariote tam!i"n le dio el ttulo de amigo hasta en el mismo momento de ser entregado por "l: Ami,o2 ?a lo 3ue est.s a3u@) 2(t. 7=, :J5. 'uando >ess dice a sus discpulos: Amaos los unos a los otros como &o os 0e amado) 2'%. >n. 4:, 47/4A. 48; 4A, A;/A:5, expresa elementos determinantes de la amistad: amor interpersonal, recproco, a!ierto a la trascendencia; hasta la muerte por los amigos, como el amor de 'risto: Nadie tiene mayor amor2 3ue el 3ue da la vida por sus ami,os) 2>n. 4:, 4A5. En 'risto no solamente se nos revela la amistad de Dios con los hom!res como una situaci$n religiosa completamente nueva, sino que tam!i"n en el plano humano la nueva vida )en 'risto* se presenta como una amistad %undamentada y vivi%icada en el amor interpersonal, tanto en la relaci$n con Dios, como en las relaciones con los hermanos y con la ?glesia. Esto marc$ %undamentalmente la vida de la ?glesia primitiva: (a multitud de los creyentes no tena sino un solo coraz-n y una sola alma) 2.ch. ;, A75; y la predicaci$n apost$lica: %n esto consiste el amor8 no en 3ue nosotros 0ayamos amado a *ios2 sino en 3ue Dl nos envi- a su !i1o como propiciaci-n de nuestros pecados) 24>n. ;, 4J5. La amistad es una %orma de amor: la m&s delicada y su!lime expresi$n del amor humano. #iene como %undamento la !enevolencia, por la cual se ama al !ien en s; lo contrario de la concupiscencia, por la que se tiende a las personas o a las cosas o se las desea no por ra-$n de s mismas, sino por el agrado o placer que proporcionan, en sentido egosta. L+ 2(3(45,(30-+ es un movimiento a6ectivo 0acia el otro en una actitud de apertura altruista. Estimula y %undamenta la amistad cuando despierta en el otro un dinamismo seme,ante. La gracia es %actor determinante en la comunicaci$n entre Dios y la persona humana, al comunicarle la vida divina. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
La amistad es un amor interpersonal que !rota de una mutua elecci$n li!re y se consuma en el amor recproco. Brota no por movimiento instintivo, sino por una a%inidad espiritual. De esto se desprende que el contenido espec%ico de la amistad no es ni er$tico, ni sensual, sino a%ectivo a nivel espiritual. La reali-aci$n plena se da cuando la apertura y la comunicaci$n son simult&neas por am!as partes. 'rea una es%era propia en la que trans%orma e impregna de a%ectividad las cosas y los acontecimientos. +equiere la interioridad, la intimidad y la sinceridad. La aut"ntica amistad es un camino de superaci$n del aislamiento, del egocentrismo, del narcisismo, del orgullo, de la misantropa, de las rivalidades, envidias, celos y antagonismos. Es un remedio contra la dura experiencia de la soledad. 3acilita el conocimiento de s mismo, ante la imagen re%le,a del amigo. 3avorece la maduraci$n personal. 'uando no se tiene el verdadero sentido de la amistad, hay el peligro de equivocaciones y desviaciones. 'omo toda a%ectividad humana, es %acti!le de de%ormaciones. Por eso se de!e tener especial cuidado especialmente de las llamadas )amistades particulares*, que de!en ser tenidos en cuanta desde un punto de vista moral, y que se pueden presentar en estas %ormas principales: entre personas de diverso sexo; entre personas del mismo sexo, en la vida ordinaria o en el &m!ito de la vida religiosa; entre personas que est&n en proceso de %ormaci$n para el sacerdocio o para la vida religiosa en las casa de %ormaci$n. +6 A7-'1+. 8+91-0*,+9 (319( 8(9'53+' .( .-4(9'5 '()5. - Esta %orma de amistad es posi!le y, si es aut"ntica, ser& siempre valiosa. Ser& legtima y moralmente !uena la amistad entre un var$n y una mu,er si realmente est& inspirada y sostenida en el amor de Dios. El sexo no condiciona %atalmente el a%ecto desvi&ndolo hacia lo er$tico o hacia lo sensual, o particularmente a lo sexual. Es cierto que cada persona ama como es, y que no es posi!le desligar Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
la a%ectividad humana de otros elementos o dimensiones, tales como la emotividad y el instinto en general. Pero es tam!i"n una realidad la posi!ilidad de la primaca del a%ecto y la reali-aci$n de una amistad !asada en el mismo a%ecto ordenado. Lo que s es di%cil, m&s aun, imposi!le, es que exista una amistad sana entre personas que no hayan logrado una verdadera madure- a%ectiva. 26 A7-'1+. 8+91-0*,+9 (319( 8(9'53+' .(, 7-'75 '()5. - Es tam!i"n posi!le, y de hecho es %recuente el caso de amistad limpia y sincera entre personas del mismo sexo. (ientras no se presenten signos de desviaci$n alguna, no hay o!,eciones morales en torno a este tipo de amistad. Pero cuando se presentan signos de desviaci$n o de perversi$n, no ser& lcito seguir cultiv&ndola. 06 A7-'1+. 8+91-0*,+9 (3 ,+' 057*3-.+.(' 9(,-:-5'+'. - 'on tal de que no se trata de amistades cerradas, en el plano de la vida sacerdotal y religiosa la aut"ntica amistad induda!lemente es un %actor de crecimiento y de madure- en todos los $rdenes de la vida, particularmente en la dimensi$n espiritual. Si es verdadera, no podr& ser exclusivista y exigir& siempre una ascesis constante, inspirada en la caridad y la o!ediencia, de tal manera que la amistad se realice al servicio de la comunidad, orientada hacia el amor de 'risto y centrada en Ml, ya que solamente en "l ser& posi!le el %lorecimiento de la aut"ntica amistad %raterna. La di%icultad se presenta cuando van apareciendo intereses egostas, intenciones y tendencias posesivas respecto del otro, u otras desviaciones. .6 L+ +7-'1+. 8+91-0*,+9 (3 ,5' S(7-3+9-5' / .(7;' 0+'+' .( <597+0-=3 8+9+ (, '+0(9.50-5 5 8+9+ ,+ 4-.+ 9(,-:-5'+. - Encierra una pro!lem&tica especial entre personas que no han logrado una su%iciente madure- a%ectiva, so!re todo cuando se trata de amistades cerradas o exclusivistas. Es cierto que la verdadera amistad es un valioso elemento de %ormaci$n como signo positivo de constituci$n de la personalidad, de madure- a%ectiva y de inserci$n en la vida social. Lo di%cil a veces es poder distinguir la verdadera amistad de Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
%alsas o equivocadas amistades, particularmente entre adolescentes y ,$venes. Desde un punto de vista moral hay que tener en cuenta, respecto a todas estas %ormas de amistad, que cuando va apareciendo el peligro de la tentaci$n o la posi!ilidad de esc&ndalo o desviaci$n, hay el de!er de un distanciamiento. 3&cilmente puede ser pecaminoso sostener una amistad, cualquiera que sea, cuando aparecen se1ales de desviaci$n, perversi$n o esc&ndalo. O>ENSAS A LA CASTIDAD C"NC%PT" *% P%CA*" S%E'A( (*el Catecismo de la +,lesia cat-lica). 2351. - L+ ,*?*9-+ es un deseo o un ,oce desordenado del placer ven7reo. %l placer sexual es moralmente desordenado cuando es /uscado por s mismo2 separado de las 6inalidades de procreaci-n y de uni-n) 2.asta aqu el 'atecismo5. El placer sexual %orma una unidad con la acci$n de la cual procede, la completa y participa de su car&cter moral. Si la actuaci$n sexual es ordenada, el placer que de ella procede no es censura!le. Pero si el placer se a!soluti-a y la persona se entrega a "l por ra-$n de s mismo, la actuaci$n sexual se torna ilcita: se o!ra repro!a!lemente. Por eso, para un en,uiciamiento moral hay que determinar si el placer se !usca y se da o no dentro del orden correspondiente. 'on igual criterio se de!e ,u-gar el deseo del placer o concupiscencia sexual que, como deseo natural, anterior a la deli!eraci$n y decisi$n personal, no tiene an car&cter moral. Ser& moralmente !ueno o moralmente malo segn que la persona, con deli!eraci$n, lo desee en actuaci$n moralmente ordenada o moralmente desordenada. Para un ,uicio moral so!re una actuaci$n sexual concreta hay que tener Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
en cuenta si coincide o no con los %ines naturales de la sexualidad. Si el %in que se propone un su,eto en una actuaci$n sexual determinada coincide con los %ines naturales de la sexualidad, esa actuaci$n ser& moralmente !uena. Pero si excluye intencionalmente algunos de sus %ines naturales, ya la actuaci$n sexual queda viciada. Si en la actuaci$n sexual la persona se propone, por e,emplo, la experiencia del placer con exclusi$n del hi,o, se trastorna intencionalmente una %inalidad %undamental de esa actuaci$n y queda viciado el acto. Puede tam!i"n suceder que la persona se proponga solamente el hi,o, por una conveniencia econ$mica, por e,emplo, pero sin una relaci$n de amor aut"ntico hacia el otro, a quien en tal caso utili-ara solamente como instrumento o medio para lograr su %in. #al proceder sera in,urioso de la dignidad de la persona humana y, por tanto, moralmente incorrecto 2'%. .H 4A5. Si en la actuaci$n sexual solamente se !usca la satis%acci$n o placer carnal, la otra persona viene a ser tratada como instrumento de placer, atentando as contra su dignidad como persona 2'%. 6S ;85. La sexualidad est& ordenada al amor personal y personali-ante del var$n y de la mu,er. Por eso "stos solamente o!rar&n rectamente en la actuaci$n sexual cuando no !usquen en ella meramente lo genital, como si el otro %uera una cosa, sino que !usque la persona del otro y procure lo sexual solamente en la persona y con la persona. .ay que tener en cuenta que en el &m!ito de lo sexual la persona del otro no se toma en serio ni se respeta en una uni$n %uga-, sino en la uni$n permanente, garanti-ada por un compromiso de%initivo e irrevoca!le. Por eso la relaci$n sexual solamente puede ser reconocida como relaci$n personal permanente en el matrimonio. La responsa!ilidad de var$n y mu,er exige que la uni$n corporal solamente se realice cuando el uno al otro se o%recen garantas de convivencia Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
duradera por una vinculaci$n o!,etiva. 0dem&s, el amor sexual de!e tener su coronamiento en el amor y servicio al hi,o. Por tanto, la uni$n corporal solamente es recta cuando, en cuanto depende de la voluntad de las personas, queda a!ierta al hi,o 2'%. .H 445. El amor y servicio al hi,o exigen que por parte de sus padres est" garanti-ado el cuidado y porvenir del hi,o, garanta que solamente existe cuando el var$n y la mu,er est&n unidos por una %irme comunidad permanente, es decir, cuando est&n ligados entre s por el vnculo indisolu!le del matrimonio. El trato sexual solamente satis%ace las exigencias morales cuando el marco del matrimonio est& ya dado en el momento en que se reali-a la uni$n que puede llevar a la generaci$n, lo cual es exigido por la responsa!ilidad respecto del hi,o. La doctrina de la ?glesia ha sido muy clara en a%irmar que la actuaci$n sexual solamente es lcita dentro del matrimonio 2'%. D-. ;:A. 7778. 77A4; 6S :J; .H 95. El ncleo de la actuaci$n sexual solamente es lcito cuando la persona le da tal %orma que sirva al amor de los esposos y quede a!ierto al hi,o, cuyo cuidado tam!i"n de!e estar garanti-ado. Esto solamente se puede dar en la actividad sexual matrimonial animada por el amor al c$nyuge y al posi!le hi,o. .ay pecado contra el orden sexual, es decir, contra la castidad, cuando se trastorna la %acultad sexual, esto es, cuando el empleo o aplicaci$n de esa %acultad es contrario a su sentido y %inalidad. En cuanto a la culpa!ilidad su!,etiva en las %altas contra la castidad, hay que tener en cuenta que lo decisivo en la actuaci$n pecaminosa es la disposici$n interior que la sirva de !ase: hay pecados que son de de!ilidad y otros que son de intemperancia, a!erraci$n o mala voluntad. Guien por de!ilidad cae en una acci$n pecaminosa contra la castidad, Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
siente al momento el arrepentimiento y aun cierto %astidio por la acci$n reali-ada, y se es%uer-a por no volver a caer. En cam!io, la intemperancia se mani%iesta en el a!andono !rutal al placer sexual, sin preocuparse por la situaci$n de pecado. La citada )Declaraci$n acerca de ciertas cuestiones de "tica sexual* a%irma que segn la tradici$n cristiana de la ?glesia, el orden moral de la sexualidad comporta valores tan elevados para la vida humana, que toda violaci$n directa de ese orden es o!,etivamente grave. Pero advierte que en el campo de car&cter sexual, teniendo en cuenta su condici$n especial y las causas de esa violaci$n, sucede m&s %&cilmente que no se les d" un consentimiento plenamente li!re, lo cual de!e conducir a o!rar con cautela en todo ,uicio so!re el grado de responsa!ilidad su!,etiva en esas %altas. 0l mismo tiempo pone en claro que recomendar esa prudencia no signi%ica en modo alguno sostener que en materia de sexualidad no se cometen pecados mortales, como algunos han tratado de a%irmar. .ace al mismo tiempo un llamamiento a los pastores del pue!lo de Dios a dar prue!a de paciencia y de !ondad y les advierte que no les est& permitido hacer vanos los mandamientos de Dios, ni reducir las responsa!ilidades 2@o. 4J5. Es doctrina comn que no solamente la satis%acci$n sexual plena, sino tam!i"n toda excitaci$n li!idinosa directa y voluntariamente !uscada %uera del matrimonio constituye pecado grave. La excitaci$n li!re y directamente apetecida %orma un todo indivisi!le. Los grados menores del placer sexual desordenado son camino que conduce a la satis%acci$n completa. Por eso quien acepta consciente y voluntariamente cualquiera de esos grados, acepta en con,unto su contenido y sus consecuencias. Los movimientos sexuales que surgen espont&neamente, no provocados por acci$n impdica alguna, no encierran culpa!ilidad moral, pues no est&n su,etos al li!re al!edro, ni son o!,eto de a!uso alguno. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
'omnmente se dice que es deshonesto quien no se porta rectamente en el campo de lo sexual. L se llama deshonesta la conducta sexual que contradice el orden moral. Pero hay que tener en cuenta que la deshonestidad no se re%iere exclusivamente a lo sexual. #oda actuaci$n de la sexualidad contraria al orden querido por Dios es o!,etivamente pecaminosa. Su malicia ha sido de alguna manera reconocida por todos los pue!los y en todos los tiempos. De manera particular la +evelaci$n divina hace notar de diversas maneras la malicia de actos contra el orden moral sexual. En el Santo Evangelio aparece la %ornicaci$n y el adulterio entre lo que contamina a la persona: %n cam/io lo 3ue sale de la /oca viene de dentro del coraz-n2 y eso es lo 3ue contamina al 0om/re. Por3ue del coraz-n salen intenciones malas2 asesinatos2 adulterios2 6ornicaciones2 ro/os2 6alsos testimonios2 in1urias) 2(t. 4:, 49/4<5. .a!lando de la %ornicaci$n y de toda impureza)2 dice el ap$stol San Pa!lo que eso ni siquiera se nom!re entre los cristianos, ya que est& en contradicci$n con la vida en 'risto 2'%. E%. :, A; 4'or. =, 4A. 4:5. El mismo 0p$stol exhorta a no tener trato con cristianos deshonestos 2'%. 4'or. :, </445. La %ornicaci$n, el adulterio, la sodoma, los se1ala San Pa!lo entre los pecados que excluyen del +eino de los 'ielos 2'%. 4'or. =, </4J; 6al. :, 4</74; E%. :, :5. Para el cristiano, la %ornicaci$n, que pro6ana su cuerpo)2 encierra una malicia particular, ya que ese cuerpo es miem!ro de 'risto y templo del Espritu Santo 2'%. 4'or. =, 4:/7J5. Pero es necesario tener en cuenta que no toda violaci$n o!,etiva del orden sexual reviste el mismo grado de responsa!ilidad y, por consiguiente, de culpa!ilidad su!,etiva. En cada caso la culpa est& en relaci$n directa con la Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
deli!eraci$n y li!ertad de decisi$n. COMPORTAMIENTOS SEXUALES NEGATIOS *eleite interno y movimientos carnales El deleite interno, comnmente llamado malos pensamientos)2 malos deseos) o malas ima,inaciones)2 como actitud negativa, se suele presentar !a,o estas %ormas: C578,+0(30-+ 7595'+" Es el deleite voluntario por representaciones imaginarias de actos li!idinosos, sin el prop$sito de reali-arlos. Para que constituya pecado se requiere que se advierta como pecaminosa y que se consienta en ella deli!eradamente. +eci!e su especie del o!,eto imaginado. Por e,emplo, si la imaginaci$n que produce el deleite se mueve en torno a un comportamiento sexual con persona del mismo sexo, la complacencia tendr& car&cter de homosexual. E, :5@5 8(0+7-35'5" 'onsiste en la deli!erada complacencia en una acci$n li!idinosa reali-ada por s mismo o por otros. De ordinario renueva el pecado so!re el cual versa, con sus circunstancias propias. E, 7+, 8958='-15" Es la voluntad deli!erada de reali-ar una acci$n li!idinosa si hay oportunidad de reali-arla. 'onstituye pecado aunque por %alta de oportunidad no se realice la acci$n externa que ya se ha propuesto interiormente. 'omnmente se le ha dado el nom!re de deseo e6icaz). El pecado que se comete por el mal prop$sito es de la misma especie de la acci$n que se propone reali-ar. El mal deseo. Es la apetencia deli!erada de una acci$n li!idinosa, pero sin prop$sito de reali-arla. 'omnmente se le conoce con el nom!re de deseo ine6icaz). 3&cilmente puede dar origen a otros des$rdenes, y en esto radica particularmente su pecaminosidad. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
'uando se consiente en "l por el deleite que proporciona, ya por s es pecaminoso, aunque de hecho no origine otros males. ?nduda!lemente, a la !ase de estos males est& la imaginaci$n, que requiere ser de!idamente controlada y mantenida !a,o el orden de la ra-$n, con una higiene mental adecuada. +especto a la higiene y control de la imaginaci$n, el Padre B, .Cring en su o!ra )Li!ertad y %idelidad en 'risto*, #. ??, 'ap. E. E, 4, hace estas anotaciones: @uestro conocimiento de un modo desordenado con todo tipo de llamadas sexuales degradantes y la conciencia de la concupiscencia, hacen que la higiene de la imaginaci$n constituya un aspecto importante de la "tica sexual. En esta tarea, que de hecho no es %&cil, la represi$n es la senda m&s peligrosa que se puede emprender, pues en muchos casos lleva a la o!sesi$n y a comple,os de culpa!ilidad que aca!an con las me,ores energas. Fna educaci$n sexual positiva, en la que se incluyan pala!ras so!rias so!re el papel de la %antasa, o%rece directrices tiles para cultivar la imaginaci$n al servicio de la li!ertad y %idelidad creadoras. La imaginaci$n sexual ser& !uena si ayuda en el proceso de crecimiento; si acta de manera positiva en la !squeda de una sexualidad madura y saluda!le. La imaginaci$n o %antasa sexual se hace insana cuando se re%ugia en la evasi$n, en la p"rdida de tiempo y de energas o lleva a una manera de pensar que degrada la sexualidad despo,&ndola del de!ido respeto, o conduce a un culto idol&trico del sexo. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
#an pronto como la %antasa sexual se convierta en causa de un despertar de excitaciones insanas o de deseos desordenados, tendr& que ponerse en pr&ctica el dominio de la voluntad. El consentimiento voluntario en deseos insanos empon-o1a el manantial de nuestras decisiones interiores y de nuestra conducta. La imaginaci$n se hace mala no solamente cuando toma parte en la plani%icaci$n de una conducta pecaminosa, sino tam!i"n cuando de!ilita la resistencia interior contra el mal. Sin duda, consentir en imaginaciones desordenadas que se convierten en parte de la plani%icaci$n de la mala conducta, es m&s pecaminoso en cuanto se da en ello, generalmente, una mayor implicaci$n de la voluntad li!re. La importancia de una sana higiene de la imaginaci$n pone de presente la necesidad de crear un am!iente sano, saluda!le para cada uno. Para lograrlo se hace necesario ser cuidadosos en la elecci$n de los amigos, de las lecturas, de los esparcimientos y diversiones. P5935:9+<A+ (*el Catecismo de la +,lesia Cat-lica). 2354. - La pornogra%a consiste en dar a conocer actos sexuales, reales o simulados, puesto que queda %uera de la intimidad de los protagonistas, exhi!i"ndolos ante terceras personas de manera deli!erada. K%ende la castidad porque desnaturali-a la %inalidad del acto sexual. 0tenta gravemente a la dignidad de quienes se dedican a ella 2actores, comerciantes, p!lico5, Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
pues cada uno viene a ser para otro o!,eto de un placer rudimentario y de una ganancia ilcita. ?ntroduce a unos y a otros en la ilusi$n de un mundo %icticio. Es una %alta grave. Las autoridades civiles de!en impedir la producci$n y la distri!uci$n de material pornogr&%ico. 2.asta aqu el 'atecismo5. Por su car&cter o!sceno y por su poder para despertar y activar pasiones li!idinosas, la pornogra%a constituye una %orma de seducci$n y esc&ndalo, como tam!i"n de cooperaci$n al pecado de otros; por eso es moralmente grave. La producci$n, venta, distri!uci$n y tr&%ico de li!ros, peri$dicos, revistas, im&genes, tar,etas y otros o!,etos o!scenos, que atentan contra el pudor y las !uenas costum!res, tienen car&cter de delito de esc&ndalo p!lico. >593-0+0-=3 (*el Catecismo de la +,lesia Cat-lica). 2353. - La %ornicaci$n es la uni$n carnal entre un hom!re y una mu,er %uera del matrimonio. Es gravemente contraria a la dignidad de las personas y de la sexualidad humana, naturalmente ordenada al !ien de los esposos, as como a la generaci$n y educaci$n de los hi,os. 0dem&s, es un esc&ndalo grave cuando hay de por medio corrupci$n de menores. 2.asta aqu el 'atecismo5. El t"rmino %ornicaci$n aparece varias veces en la Pala!ra divina como nom!re gen"rico para expresar des$rdenes sexuales de diversas naturale-as, y aun para designar la in%idelidad a la 0lian-a con Dios. En el lengua,e actual designa propiamente el trato o comercio sexual de un hom!re soltero o viudo con una mu,er tam!i"n soltera o viuda. Su gravedad radica especialmente en la %alta de seguridad de un amor personal duradero, que al mismo tiempo es violaci$n del plan de Dios en relaci$n con la transmisi$n de la vida humana, ya que en la %ornicaci$n se da solamente una uni$n de momento o una coexistencia que se puede deshacer en cualquier Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
momento y que en el %ondo no representa m&s que una mutua instrumentali-aci$n para el placer. La doctrina de la ?glesia, apoyada en la Sagrada Escritura, en la #radici$n y en la ra-$n, ha considerado siempre la %ornicaci$n como %alta o!,etivamente grave. 0s a%irma el 'oncilio de Ly$n: $especto a la 6ornicaci-n 3ue comete soltero con soltera2 no 0a de dudarse en modo al,uno 3ue es pecado mortal2 como 3uiera 3ue a6irma el Ap-stol 3ue tanto 6ornicarios como ad9lteros no 0eredaran el $eino de *ios) N4'or. =, <ssO* 2D-. ;:A5. P95'1-1*0-=3 (*el Catecismo de la +,lesia Cat-lica) 2355. - La prostituci$n atenta contra la dignidad de la persona que se prostituye, puesto que queda reducida al placer ven"reo que se saca de ella. El que paga peca gravemente contra s mismo: que!ranta la castidad a la que lo comprometi$ su !autismo y mancha su cuerpo, templo del Espritu Santo 2'%. 4'o. =, 4:/7J5. La prostituci$n constituye una lacra social. .a!itualmente a%ecta a las mu,eres, pero tam!i"n a los hom!res, los ni1os y los adolescentes 2en estos dos ltimos casos el pecado entra1a tam!i"n un esc&ndalo5. Es siempre gravemente pecaminoso dedicarse a la prostituci$n, pero la miseria, el chanta,e, y la presi$n social pueden atenuar la imputa!ilidad de la %alta. 2.asta aqu el 'atecismo5. Propiamente prostituci$n es el comercio sexual de una persona que est& a disposici$n de cualquiera, ordinariamente por dinero. Pagada o gratuita, es negaci$n total de la verdad so!re el signi%icado y la %inalidad de la sexualidad, y una explotaci$n in%ame, a veces por parte de terceras personas que la convierten en negocio, lo cual ha sido llamado ru6ianismo) o trata de /lancas). C530*2-3+15 Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
(*el Catecismo de la +,lesia Cat-lica8 FGHI) 23$%. - .ay uni$n li!re cuando el hom!re y la mu,er se niegan a dar %orma ,urdica y p!lica a una uni$n que implica la intimidad sexual. Esta expresi$n a!arca situaciones distintas: concu!inato, recha-o del matrimonio en cuanto tal, incapacidad de unirse mediante compromisos a largo pla-o 2'%. 3' 945. #odas estas situaciones o%enden la dignidad del matrimonio; destruyen la idea misma de la %amilia; de!ilitan el sentido de la %idelidad. Son contrarias a la ley moral: el acto sexual de!e tener lugar exclusivamente en el matrimonio; %uera de "ste constituye siempre un pecado grave y excluye de la comuni$n sacramental. 2.asta aqu el 'atecismo5. Propiamente se entiende como concu!inato la vida marital de dos personas no casadas entre s, con relaciones sexuales ha!ituales y cierta seme,an-a con la va matrimonial. Est&n en situaci$n ha!itual de pecado, por consiguiente, no est&n en condici$n de reci!ir digna y %ructuosamente los sacramentos, mientras persistan en su situaci$n desordenada, o perseveren voluntariamente en ocasi$n pr$xima de pecado, o con la posi!ilidad de dar esc&ndalo. -5,+0-=3 5 ('1*895 (*el Catecismo de la +,lesia Cat-lica8 FGJK) 2356. - La violaci$n es %or-ar o agredir con violencia la intimidad sexual de una persona. 0tenta contra la ,usticia y la caridad. La violaci$n lesiona pro%undamente el derecho de cada uno al respeto, a la li!ertad, a la integridad %sica y moral. Produce un da1o grave que puede marcar a la vctima para toda la vida. Es siempre un acto intrnsecamente malo. (&s grave todava es la violaci$n cometida por parte de los padres 2'%. ?ncesto5 o de educadores con los ni1os que les est&n con%iados. 2.asta aqu el 'atecismo5. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
Entra1a para el violador %alta grave contra la castidad, contra la ,usticia y contra la caridad. Es total perversi$n del signi%icado de la c$pula sexual, grave %alta contra la li!ertad y el honor de la persona violada, quien de!e resistir en la medida de sus posi!ilidades, sin poner en peligro la vida. (&s grave y deplora!le es la violaci$n de una persona trastornada mentalmente, o la cometida contra una persona sometida a la autoridad del violador. Seme,ante a la violaci$n o estupro es el rapto o secuestro violento de una persona con %ines li!idinosos. En todos estos casos de violaci$n hay o!ligaci$n de reparar por los da1os ocasionados. A.*,1(9-5 (*el Catecismo de la +,lesia Cat-lica8 FGLIMFGLN) 23#%. - Esta pala!ra designa la in%idelidad conyugal. 'uando un hom!re y una mu,er, de los cuales al menos uno est& casado, esta!lecen una relaci$n sexual, aunque ocasional, cometen un adulterio. 'risto condena incluso el deseo del adulterio 2'%. (t :, 78/795. El sexto mandamiento y el @uevo #estamento proh!en a!solutamente el adulterio 2'%. (t. :, A7; 4<, =; (c. 4J, 44; 4'o. =, </4J5. Los pro%etas denuncian su gravedad; ven en el adulterio la imagen del pecado de idolatra 2'%. Ks. 7, 8; >r. :, 8; 4A, 785. 23#1. - El adulterio es una in,usticia. El que lo comete %alta a sus compromisos. Lesiona el signo de la 0lian-a que es el vnculo matrimonial. Gue!ranta el derecho del otro c$nyuge y atenta contra la instituci$n del matrimonio, violando el contrato que le da origen. 'ompromete el !ien de la generaci$n humana y de los hi,os, que necesitan la uni$n esta!le de los padres. 2.asta aqu el 'atecismo5. Si las dos personas que intervienen en el adulterio est&n unidas a otra Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
por matrimonio, se comete grave in,usticia contra dos matrimonios: se trata de un do!le adulterio. El adulterio traiciona por completo la verdad del acto sexual. Es %alsedad tanto si se mira desde el punto de vista del sacramento, del amor, como si se mira desde el punto de vista de la signi%icaci$n de la c$pula sexual. #oda la tradici$n ,udeo/cristiana, de modo especial el @uevo #estamento, condena el adulterio como uno de los pecados m&s graves. En el 0ntiguo #estamento era castigado con pena de muerte: Si se sorprende a un 0om/re acostado con una mu1er casada2 morir.n los dos8 el 0om/re 3ue se acost- con la mu1er y la mu1er misma. As 0ar.n desaparecer de +srael el mal) 2Dt. 77, 77; '%. >n. 9, 4/445. De diversas maneras aparece en el @uevo #estamento la gravedad de este mal: OTened todos en ,ran 0onor el matrimonio2 y el lec0o conyu,al sea inmaculado: 3ue los 6ornicarios y ad9lteros los 1uz,ar. *ios) 2.!. 4A, ;5. San Pa!lo incluye a los adlteros entre quienes no heredar&n el +eino de Dios 2'%. 4'or. =, </4J5. La ?glesia siempre ha considerado el adulterio como pecado grave, aun en el caso de que el otro c$nyuge lo consienta 2'%. 6S ;<5. 0 la parte inocente, que no ha consentido en el adulterio, ni ha dado ocasi$n para "l, ni lo ha cometido por su parte, la ?glesia le permite separarse de su c$nyuge adltero, aunque permanece %irme el vnculo matrimonial. Dice el 'oncilio de 3lorencia: & aun3ue por motivo de 6ornicaci-n sea lcito 0acer separaci-n del lec0o2 no lo es2 sin em/ar,o2 contraer otro matrimonio2 como 3uiera 3ue el vnculo del matrimonio le,timamente contrado2 es perpetuo) 2D-. 8J75. I30('15 (*el Catecismo de la +,lesia Cat-lica8 FGLLMFGLH) Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
23##. - ?ncesto es la relaci$n carnal entre parientes dentro de los grados en que est& prohi!ido el matrimonio 2'%. Lv. 49, 8/7J5. S. Pa!lo condena esta %alta particularmente grave: OSe oye 0a/lar de 3ue 0ay inmoralidad entre vosotros... 0asta el punto de 3ue uno de vosotros vive con la mu1er de su padre... en nom/re del Seor Jes9s... sea entre,ado ese individuo a Satan.s para destrucci-n de la carne...O 24'o. :, 4. ;/:5. El incesto corrompe las relaciones %amiliares y representa una regresi$n a la animalidad. 23#$. - Se puede equiparar al incesto los a!usos sexuales perpetrados por adultos en ni1os o adolescentes con%iados a su guarda. Entonces esta %alta adquiere una mayor gravedad por atentar escandalosamente contra la integridad %sica y moral de los ,$venes que quedar&n as marcados para toda la vida, y por ser una violaci$n de la responsa!ilidad educativa. 2.asta aqu el 'atecismo5. El incesto constituye %alta grave contra la castidad y contra la piedad %amiliar. La severidad con que la Sagrada Escritura condena el incesto hace ver la gravedad de este pecado 2'%. Lv. 49, =/4<; 7J, 48. 4<; Dt. 78; 7J. 77/7A; (c. =, 49; 4'o. :, 4/:5. En todas las culturas se encuentra un recha-o al incesto. Es un pecado que no solamente va contra la signi%icaci$n y %inalidad de la sexualidad, sino que tam!i"n choca contra el espritu de la %amilia. S+09-,(:-5 'omo pecado contra la castidad, el sacrilegio consiste en el trato sexual de una persona consagrada al celi!ato por el +eino de los 'ielos, por un li!re compromiso de s misma. #am!i"n comete pecado de sacrilegio la persona no consagrada que tiene trato sexual con la consagrada. La tradici$n ha cali%icado de sacrilegio esta conducta. 'onstituye Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
pecado contra la castidad y contra la virtud de religi$n. Si es entre dos personas am!as consagradas, el sacrilegio se considera do!le. M+'1*92+0-=3 (*el Catecismo de la +,lesia Cat-lica8 FGJF) 2352. - Por mastur!aci$n se ha de entender la excitaci$n voluntaria de los $rganos genitales a %in de o!tener un placer ven"reo. OTanto el Ma,isterio de la +,lesia2 de acuerdo con una tradici-n constante2 como el sentido moral de los 6ieles2 0an a6irmado sin nin,una duda 3ue la mastur/aci-n es un acto intrnseca y ,ravemente desordenadoO. O%l uso deli/erado de la 6acultad sexual 6uera de las relaciones conyu,ales normales contradice a su 6inalidad2 sea cual 6uere el motivo 3ue lo determineO. 0s, el goce sexual es !uscado aqu al margen de Pla relaci$n sexual requerida por el orden moral; aquella relaci$n que reali-a el sentido ntegro de la mutua entrega y de la procreaci$n humana en el contexto de un amor verdaderoP 2'D3, Decl. PPersona humanaP <5. Para emitir un ,uicio ,usto acerca de la responsa!ilidad moral de los su,etos y para orientar la acci$n pastoral, ha de tenerse en cuenta la inmadure- a%ectiva, la %uer-a de los h&!itos contrados, el estado de angustia u otros %actores psquicos o sociales que reducen, e incluso anulan la culpa!ilidad moral. 2.asta aqu el 'atecismo5. Su car&cter solitario, egoc"ntrico, constituye un grave o!st&culo para el signi%icado unitivo, de encuentro y de comuni$n, que es un aspecto %undamental de la sexualidad. El a!andono a la experiencia del placer solitario, sin es%uer-o por superar la tendencia, representa un serio o!st&culo para el desenvolvimiento de la persona como tal. Existe para la misma persona el peligro de que se quede en una situaci$n narcisista, que utilice el sexo como una droga o como una %uga de la realidad. Especialmente cuando se trata de adolescentes, es Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
preciso ayudarles o%reci"ndoles comprensi$n y discernimiento y estimul&ndolos a un constante es%uer-o por superar su pro!lema, !uscando que no caigan en derrotismos ni estados de angustia. Los comple,os de culpa!ilidad u o!sesiones morales respecto a este pro!lema no solamente tienden a parali-ar las energas, sino que %recuentemente lo perpetan o lo acentan. El camino para ayudar a superar las di%icultades de este campo y a no desanimarse por las %allas parciales es la ense1an-a moral caracteri-ada por una visi$n din&mica que ur,a la necesidad de crecimiento y maduraci$n. (uchas veces la mastur!aci$n es un signo de estancamiento, e incluso de decadencia. #am!i"n puede ser sntoma de un am!iente insano y de relaciones nocivas. 0 veces puede presentarse una me-cla de su%rimiento y de egosmo aun no superado. La 'ongregaci$n para la Doctrina de la 3e en su *eclaraci-n acerca de ciertas cuestiones de 7tica sexual) a%irma que la psicologa moderna o%rece datos valiosos que ayudan a %ormar un ,uicio equitativo so!re la responsa!ilidad moral, que sirve para orientar la acci$n pastoral. 0%irma tam!i"n que un desequili!rio psquico o un h&!ito contrado pueden in%luir so!re la conducta, atenuando el car&cter deli!erativo del acto, de tal modo que no siempre haya %alta su!,etivamente grave, advirtiendo al mismo tiempo que esto no puede conducir a tomar como regla general la ausencia de responsa!ilidad grave. La misma declaraci$n dice que en el campo concreto de la pastoral se de!er& tener en cuenta, para un ,uicio adecuado en los casos concretos, el comportamiento de la persona en su totalidad, considerando, especialmente, si acude a los medios que recomienda la asc"tica cristiana. B575'()*+,-'75 (*el Catecismo de la +,lesia cat-lica8 FGJPMFGJH) Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
235!. - La homosexualidad designa las relaciones entre hom!res o mu,eres que experimentan una atracci$n sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo. +eviste %ormas muy variadas a trav"s de los siglos y las culturas. Su origen psquico permanece en gran medida inexplicado. 0poy&ndose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves 2'%. 6n. 4<, 4/7<; +m. 4, 7;/78; 4'o. =, 4J; 4#m. 4, 4J5, la #radici$n ha declarado siempre que Olos actos 0omosexuales son intrnsecamente desordenadosO 2'D3, Decl. PPersona humanaP 95. Son contrarios a la ley natural. 'ierran el acto sexual al don de la vida. @o proceden de una verdadera complementariedad a%ectiva y sexual. @o pueden reci!ir apro!aci$n en ningn caso. 235#. - Fn nmero aprecia!le de hom!res y mu,eres presentan tendencias homosexuales instintivas. @o eligen su condici$n homosexual; "sta constituye para la mayora de ellos una aut"ntica prue!a. De!en ser acogidos con respeto, compasi$n y delicade-a. Se evitar&, respecto a ellos, todo signo de discriminaci$n in,usta. Estas personas est&n llamadas a reali-ar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacri%icio de la cru- del Se1or las di%icultades que pueden encontrar a causa de su condici$n. 235$. - Las personas homosexuales est&n llamadas a la castidad. (ediante virtudes de dominio de s mismo que eduquen la li!ertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oraci$n y la gracia sacramental, pueden y de!en acercarse gradual y resueltamente a la per%ecci$n cristiana. 2.asta aqu el 'atecismo5. 0lgunos hacen la di%erencia entre homosexualidad como tendencia o atracci$n hacia personas del mismo sexo, y homosexualismo como pr&cticas sexuales con personas del mismo sexo, lo que se ha denominado tam!i"n sodoma)2 por re%erencia al mal propio de Sodoma, castigado con %uego 2'%. 6n. 4<, 4/9; >d. 85. Si se practica entre varones, se llama uranismo): si es entre mu,eres, se llama les/ianismo) o sa6ismo): si se practica con ni1os, se llama pederastia). Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
Se de!e hacer distinci$n entre personas con una orientaci$n homosexual exclusiva, con recha-o del otro sexo, y personas con capacidad de desarrollar la heterosexualidad. El homosexualismo, como otras desviaciones sexuales, tales como el sadismo, el masoquismo, el %etichismo, la !estialidad, se presentan a veces como graves patologas que de!en ser tratadas por la "tica m"dica. La actitud cristiana ante estos pro!lemas de!e ser la del samaritano misericordioso. Es de tener en cuenta que el solo hecho de tener tendencias hacia personas del mismo sexo, no entra en el &m!ito de la moralidad. (ientras no haya una conducta que sur,a de una opci$n elegida no hay lugar para la culpa. Existe otro tipo de homosexualidad que se da por una inadecuada educaci$n, por costum!re, por ocasi$n o por in%luencia del medio am!iente, que parece ser m&s %recuente que la inversi$n innata. En uno y otro caso la ra-$n de pecado est& en la conducta, es decir, en las actuaciones sexuales procedentes de una opci$n li!re. La gravedad del homosexualismo como conducta aparece clara en la Sagrada Escritura: en el 0ntiguo #estamento era castigada con la pena de muerte 2'%. Lv. 7J, 4A5. San Pa!lo la cataloga entre las pasiones ignominiosas en que cayeron los gentiles por su culpa!le ceguera 2'%. +m. 4, 7=/785; y enumera a los sodomitas entre los que no heredar&n el +eino de Dios 2'%. 4'o. =, <5. La tradici$n cristiana siempre ha condenado este mal. La *eclaraci-n acerca de ciertas cuestiones de 7tica sexual) hace distinci$n entre los homosexuales cuya tendencia es transitoria, o al menos corregi!le, a la que se llega por una educaci$n %alsa o errada o por %alta de una normal educaci$n sexual, por h&!itos contrados, por malos e,emplos, o por causa an&logas, y aquellos homosexuales cuyo mal es incura!le por una especie de instinto innato) o constituci$n patol$gica tenida por incura!le. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
En cuanto a este ltimo caso dice que estas personas en la acci$n pastoral de!en ser acogidas y sostenidas en la esperan-a de superar sus di%icultades personales y su inadaptaci$n social, al tiempo que su culpa!ilidad de!e ser ,u-gada con prudencia, sin llegar hasta una ,usti%icaci$n moral de sus actos, por el solo hecho de considerarlos con%orme a su condici$n. B('1-+,-.+. 'onsiste en el contacto sexual de una persona con un animal. +epresenta un alto grado de perversi$n y degradaci$n de la sexualidad humana. De suyo es grave por ra-$n de la extrema perversi$n y violaci$n del orden natural. En el 0ntiguo #estamento era castigada con la pena de muerte 2'%. Ex. 77, 49; Lv. 49, 7A5. La tradici$n cristiana la ha com!atido constantemente por ra-$n de su gravedad. TERAPIA DE LAS DESIACIONES SEXUALES El Padre B .Cring en su o!ra (i/ertad y 6idelidad en Cristo) N#. ???, 'ap. ??, D, =O hace los siguientes planteamientos so!re terapia de las desviaciones sexuales: En los ltimos tiempos la terapia sexual se ha convertido en una nueva disciplina. Exige una visi$n glo!al e implica una terapia general encaminada a crear relaciones m&s saluda!les, una aceptaci$n de s mismo m&s plena y la aceptaci$n de los otros como son. El %uncionamiento sexual meramente externo no es una sexualidad sana. La relaci$n sexual saluda!le y plenamente humana exige crecer en el amor y respeto, en la capacidad para amar y ser %iel. Existen desviaciones sexuales tales como el sadismo, el masoquismo, Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
el %etichismo y la !estialidad, que a%ectan y hieren la totalidad de la persona y llevan a relaciones trastornadas. El s&dico encuentra satis%acci$n sexual en actos de crueldad so!re otras personas, mientras que el masoquista se excita sexualmente aceptando que otros le traten con crueldad. El %etichista sexual, que no de!e ser con%undido con el %etichista m&gico, despierta su excitaci$n sexual con o!,etos inanimados, tales como prendas de vestir de otras personas. Estos son casos graves de patologa. La !estialidad es una a!erraci$n que mani%iesta que la persona no ha alcan-ado una plena comprensi$n y reali-aci$n de su dignidad humana. 'omo una de las causas de esta a!erraci$n se se1ala una autocomplacencia y una orientaci$n sexual completamente desvinculada del crecimiento en el amor humano. En todas estas situaciones poco podr& ayudar una severa postura de ,uicio moral. Se puede pensar que se trata de trastornos psquicos, a veces de!idos a la in%luencia de un am!iente depravado. Las vctimas de estos males muchas veces su%ren y est&n necesitadas de comprensi$n. El proceso de curaci$n exigir& apelar a estos pacientes para que usen toda la li!ertad de que dispongan para crecer en la madure- por el camino de una comprensi$n verdaderamente humana de la sexualidad y de su integraci$n en la totalidad de su relaci$n con Dios, consigo mismo y con sus seme,antes. Fna de las desviaciones sexuales m&s %recuente es la homosexualidad, llamada les!ianismo en el caso de las mu,eres, nom!re que proviene de la ?sla de Les!os, dado que Sa%os, poetisa de Les!os, la practica!a; por esto esta desviaci$n tam!i"n es llamada )sa%ismo*. En una cultura en la que el sexo es un artculo m&s de consumo, es de esperar que se d" un alto porcenta,e de homosexualidad. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
3recuentemente las tendencias homosexuales aparecen com!inadas con otras psicopatologas, o se unen a ellas. En tales situaciones la terapia tiene que orientarse hacia las causas m&s pro%undas. Es posi!le que determinados casos de homosexualidad provengan de la herencia, caso en el cual se de!e considerar como irreversi!le. @o o!stante, muchos estudiosos se muestran de acuerdo en a%irmar que la mayora de los pro!lemas de homosexualidad son ocasionados o al menos agravados por comportamientos descarriados en el entorno %amiliar o en el am!iente social pr$ximo. Si un ni1o tiene que pasar por la dolorosa experiencia de ver a sus padres como amena-a recproca; si, adem&s, se le advierte constantemente acerca del otro sexo como amena-a o peligro, no ser& de extra1ar que desarrolle una tendencia homosexual como postura inconsciente de autode%ensa. MATRIMONIO Y >AMILIA EL MATRIMONIO EN EL PLAN DE DIOS (*el Catecismo de la +,lesia Cat-lica) 16%2. - La Sagrada Escritura se a!re con el relato de la creaci$n del hom!re y de la mu,er a imagen y seme,an-a de Dios 2'%. 6n. 4, 7=/785 y se cierra con la visi$n de las O/odas del CorderoO 20p. 4<, 8. <5. De un extremo a otro la Escritura ha!la del matrimonio y de su OmisterioO2 de su instituci$n y del sentido que Dios le dio, de su origen y de su %in, de sus reali-aciones diversas a lo largo de la historia de la salvaci$n, de sus di%icultades nacidas del pecado y de su renovaci$n Oen el SeorO 24'o. 8, A<5, todo ello en la perspectiva de la @ueva 0lian-a de 'risto y de la ?glesia 2'%. E%. :, A4/A75. 16%3. - O(a ntima comunidad de vida y amor conyu,al2 6undada por el Creador y provista de leyes propias2 se esta/lece so/re la alianza del matrimonio... un Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
vnculo sa,rado... no depende del ar/itrio 0umano. %l mismo *ios es el autor del matrimonioO 26S ;9, 45. La vocaci$n al matrimonio se inscri!e en la naturale-a misma del hom!re y de la mu,er, segn salieron de la mano del 'reador. El matrimonio no es una instituci$n puramente humana a pesar de las numerosas variaciones que ha podido su%rir a lo largo de los siglos en las di%erentes culturas, estructuras sociales y actitudes espirituales. Estas diversidades no de!en hacer olvidar sus rasgos comunes y permanentes. 0 pesar de que la dignidad de esta instituci$n no se traslu-ca siempre con la misma claridad 2'%. 6S ;8, 75, existe en todas las culturas un cierto sentido de la grande-a de la uni$n matrimonial. O(a salvaci-n de la persona y de la sociedad 0umana y cristiana est. estrec0amente li,ada a la prosperidad de la comunidad conyu,al y 6amiliarO 26S ;8, 45. 16%4. - Dios que ha creado al hom!re por amor, lo ha llamado tam!i"n al amor, vocaci$n %undamental e innata de todo ser humano. Porque el hom!re %ue creado a imagen y seme,an-a de Dios 2'%. 6n 4, 785, que es 0mor 2'%. 4>n. ;, 9. 4=5. .a!i"ndolos creado Dios hom!re y mu,er, el amor mutuo entre ellos se convierte en imagen del amor a!soluto e inde%ecti!le con que Dios ama al hom!re. Este amor es !ueno, muy !ueno, a los o,os del 'reador 2'%. 6n. 4, A45. L este amor que Dios !endice es destinado a ser %ecundo y a reali-arse en la o!ra comn del cuidado de la creaci$n. O& los /endi1o *ios y les di1o8 OSed 6ecundos y multiplicaos2 y llenad la tierra y sometedlaO 26n. 4, 795. 16%5. - La Sagrada Escritura a%irma que el hom!re y la mu,er %ueron creados el uno para el otro: ONo es /ueno 3ue el 0om/re est7 soloO. La mu,er, Ocarne de su carneO2 es decir, su otra mitad, su igual, la criatura m&s seme,ante al hom!re mismo, le es dada por Dios como un OauxilioO2 representando as a Dios que es nuestro PauxilioP 2'%. Sal. 474, 75. OPor eso de1a el 0om/re a su padre y a su madre y se une a su mu1er2 y se 0acen una sola carneO 26n. 7, 49/7:5. Gue esto signi%ica una uni$n inde%ecti!le de sus dos vidas, el Se1or mismo lo muestra recordando cu&l %ue Oen el principioO2 el plan del 'reador: O*e manera 3ue ya no son dos sino una sola carneO 2(t. 4<, =5. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
EL MATRIMONIO COMO OCACIN En el sentir del pue!lo %iel el matrimonio ha sido considerado y valorado como una vocaci$n, en el sentido del llamamiento que el Se1or hace a la persona a reali-ar una misi$n sagrada. El 'oncilio Haticano ?? atri!uye al estado matrimonial un excelso valor sa,rado) 2'%. 6S ;85. Si se mira el matrimonio en su calidad de vocaci$n, ser& necesario que cada persona se pregunte, con gran responsa!ilidad delante de Dios y de su propia conciencia, si es llamado al matrimonio o al celi!ato, guiado siempre por la sola intenci$n de !uscar el estado de vida al que el Se1or la llama, para lo cual el mismo Se1or le da sus dones. El matrimonio es una gracia y una condici$n para llegar a una conciencia agradecida de la presencia de 'risto y una con%ian-a en el don del Espritu Santo. La gracia del matrimonio capacita a los esposos para com!atir el egosmo y para vivir la %ecundidad de su alian-a en generosa apertura a su vocaci$n de paternidad y maternidad al servicio de la humanidad. Para una responsa!le elecci$n los criterios no podr&n ser la rique-a material, ni el prestigio social, ni la !elle-a externa, sino aquellas cualidades !&sicas para el amor %iel y para el mutuo servicio y respeto. PREPARACIN RESPONSABLE DEL MATRIMONIO" E, N54-+@:5 (*el Catecismo de la +,lesia Cat-lica) 235%. - Los novios est&n llamados a vivir la castidad en la continencia. En esta prue!a han de ver un descu!rimiento del mutuo respeto, un aprendi-a,e Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
de la %idelidad y de la esperan-a de reci!irse el uno y el otro de Dios. +eservar&n para el tiempo del matrimonio las mani%estaciones de ternura espec%icas del amor conyugal. De!en ayudarse mutuamente a crecer en la castidad. 2.asta aqu el 'atecismo5. Por ra-$n de su importancia, el matrimonio solamente de!e ser contrado despu"s de una seria y cuidadosa preparaci$n. La preparaci$n pr$xima est& relacionada con la elecci$n del c$nyuge, lo cual ordinariamente se reali-a mediante el novia-go. Esta elecci$n se de!e hacer con una gran responsa!ilidad delante de Dios y de la propia conciencia. De ah la importancia que se le de!e dar y el cuidado que se de!e tener. Es importante tener en cuenta que el mismo novia-go no es ya elecci$n, sino m&s !ien un conocimiento de posi!ilidades. 'uesti$n de m&xima importancia es cerciorarse de que existen las condiciones %sicas, psquicas, morales y espirituales que o%re-can garantas para una convivencia %eli- y para la %elicidad de la posi!le descendencia. 0lgo muy importante para la armona espiritual es la unidad de creencia y, entre !auti-ados, la unidad en la vivencia de la %e. Es tam!i"n cuesti$n de especial importancia en el novia-go la clara conciencia de que ser novios no quiere decir estar casados; no signi%ica pertenecerse ya el uno al otro, con derechos a comportamientos de casados. 0dem&s de una responsa!le preparaci$n para el matrimonio, el novia-go de!e ser oportunidad para un conocimiento mutuo, en la reali-aci$n de la verdadera amistad. El respeto mutuo en todos los $rdenes es un signo de que el novia-go se est& llevando por los cauces rectos como preparaci$n para el matrimonio %eli-. Entregar el cuerpo cuando el cora-$n no est& seguro es una mentira. El sexo nunca puede ser la %uer-a que %omente y mantenga unas relaciones personales maduras. El novia-go de!e ser una etapa educativo/pedag$gica para la maduraci$n del amor. 0l mismo tiempo de!e servir como prue!a para veri%icaci$n de la autenticidad del amor. La experiencia demuestra lo %uga- y Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
que!radi-o de muchos enamoramientos que se considera!an indestructi!les. 'omo el )amor* en sus comien-os es egosta y el sexo es una realidad que se presta a grati%icaciones interesadas de todo tipo, se requiere un tiempo de espera y puri%icaci$n que ayude a descu!rir lo que existe en realidad. Las relaciones sexuales prematrimoniales, antes que ayudar a un discernimiento aut"ntico, di%icultan esa posi!ilidad y aun la hacen desaparecer. El simple )agradecimiento* por el placer compartido y el deseo de una nueva experiencia del mismo placer, hacen que se llame )amor* lo que no lo es, sino posi!lemente una atracci$n interesada. Los impulsos an&rquicos, de cualquier clase que sean, producen un e%ecto negativo so!re la comuni$n personal. El instinto necesita una seria dosis de ascetismo para poder vivirlo en un clima humano. La continencia del novia-go aparece como un camino de maduraci$n. Para la %elicidad %utura del matrimonio es necesario que las personas se demuestren que la recproca llamada sexual queda a!sor!ida por la presencia del amor. El que no es capa- de amar en la continencia, tampoco podr& amar en el encuentro conyugal. Decir: )si me amas tienes que entregarme tu cuerpo* es una %orma de chanta,e. Se requiere un es%uer-o de sinceridad para penetrar en el mundo de las motivaciones m&s oscuras que explican estos comportamientos. Es importante que el )s* del matrimonio na-ca de un compromiso responsa!le, m&s all& de los impulsos sensuales o del solo sentimiento. Para el porvenir del matrimonio es importante la aceptaci$n del compromiso despu"s de un conocimiento mutuo y pro%undo que evite decepciones posteriores cuando llegue el encuentro con la realidad. Se necesita honestidad y cierto tiempo para encontrarse con el )t real*, con el que se ha de compartir la vida entera, y ver si es posi!le la convivencia a todos los niveles. Fna relaci$n sexual en ese perodo de an&lisis constituye un o!st&culo muy %uerte para un conocimiento pro%undo. (uchos %racasos en el matrimonio se de!en al hecho de ha!er llegado a "l sin darse cuenta de la super%icialidad del a%ecto. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
Es de vital importancia que el novia-go se viva como una aut"ntica escuela y veri%icaci$n del amor, lo cual resulta di%cil y arriesgado cuando el sexo prematuro despierta %alsas esperan-as e ilusiones sin %undamento. Existe actualmente la tendencia a querer legitimar las relaciones sexuales prematrimoniales y a considerarlas como algo distinto de la %ornicaci$n, al menos cuando existe la resoluci$n %irme de contraer matrimonio. Harios son los argumentos que se exhi!en a %avor de esta posici$n; entre ellos los m&s comunes son "stos: JJJJJJJJa5 La conveniencia de tener una experiencia del matrimonio antes de decidirse de%initivamente por el vnculo. !5 La necesidad de que los ,$venes tengan la posi!ilidad de decidir por su propia cuenta, el momento en que se consideran maduros para el vnculo matrimonial. c5. La necesidad de conocerse antes de reali-ar un compromiso de%initivo y elevar a la dignidad de sacramento el amor de la pare,a.
0 estos criterios su!,etivos se responde con los siguientes planteamientos: La uni$n sexual como expresi$n de un vnculo irrevoca!le es realidad muy distinta de una uni$n pasa,era o )prue!a* al margen de un compromiso de%initivo. 0 tal prue!a no se le puede dar el signi%icado y valor de una entrega, ya que %alta la integraci$n en una plena comunidad de vida, en un di&logo que reci!e el m&s pleno signi%icado de la total veracidad de la uni$n irrevoca!le. @o se puede pensar que los ,$venes verdaderamente posean por s mismos experiencia y responsa!ilidad en grado su%iciente para Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
esta!lecer cu&ndo la uni$n entre ellos no comporta riesgos para la responsa!ilidad que de!en alimentar recprocamente. @o es posi!le conciliar la conciencia de o!rar )como si estuvieran casados* con la conciencia de estar todava li!res. Guien tenga la pretensi$n de ela!orar una nueva norma no solamente de!e tener en cuenta los deseos de la persona, sino tam!i"n, y so!re todo, las consecuencias de esa norma. L muchas son las consecuencias %unestas que tienen las uniones de ,$venes que todava no han reali-ado un compromiso irrevoca!le en el matrimonio. So!re este pro!lema de las relaciones sexuales prematrimoniales, la *eclaraci-n so/re ciertas cuestiones de 7tica sexual) puntuali-a as la posici$n de la ?glesia: Segn la doctrina de la ?glesia, todo acto genital humano se de!e mantener en el marco del matrimonio, pues por %irme que sea el prop$sito de quienes se comprometen en relaciones prematuras, no garanti-a que la sinceridad y la %idelidad de la relaci$n interpersonal queden aseguradas y protegidas contra los vaivenes y las veleidades de las pasiones. El amor de los esposos queda asumido por el matrimonio en el amor con el cual 'risto ama irrevoca!lemente a su ?glesia 2'%. E%. :, 7A/A75; mientras que la uni$n corporal en el desen%reno pro%ana el templo del Espritu Santo, que es el cristiano 2'%. 4'o. =, 49/7J5. Para que la uni$n sexual responda verdaderamente a las exigencias de su propia %inalidad y de la dignidad humana, el amor tiene que tener su salvaguardia en la esta!ilidad del matrimonio. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
El consentimiento de quienes quieren unirse en matrimonio tiene que ser mani%estado exteriormente y de manera v&lida ante la sociedad. En cuanto a los cristianos, es menester que para la instauraci$n de la sociedad conyugal, expresen su consentimiento segn las normas de la ?glesia, lo cual hace de su matrimonio un sacramento de 'risto. L el 'atecismo de la ?glesia 'at$lica dice as en el nmero 23$1: No pocos postulan 0oy una especie de Ouni-n a prue/aO cuando existe intenci-n de casarse. Cual3uiera 3ue sea la 6irmeza del prop-sito de los 3ue se comprometen en relaciones sexuales prematuras2 7stas Ono ,arantizan 3ue la sinceridad y la 6idelidad de la relaci-n interpersonal entre un 0om/re y una mu1er 3ueden ase,uradas2 y so/re todo prote,idas2 contra los vaivenes y las veleidades de las pasionesO 2'D3, Decl. PPersona humanaP 85. La uni$n carnal s$lo es moralmente legtima cuando se ha instaurado una comunidad de vida de%initiva entre el hom!re y la mu,er. El amor humano no tolera la Pprue!aP. Exige un don total y de%initivo de las personas entre s 2'%. 3' 9J5. MORAL DEL MATRIMONIO C531()15 >+7-,-+9 (*el Catecismo de la +,lesia Cat-lica) 1655. - 'risto quiso nacer y crecer en el seno de la Sagrada 3amilia de >os" y de (ara. La ?glesia no es otra cosa que la O6amilia de *iosO. Desde sus orgenes, el ncleo de la ?glesia esta!a a menudo constituido por los que, Pcon toda su casaP, ha!an llegado a ser creyentes 2'%. .ch. 49, 95. 'uando se convertan desea!an tam!i"n que se salvase Otoda su casaO 2'%. .ch. 4=, A4 y 44, 4;5. Estas %amilias convertidas eran islotes de vida cristiana en un mundo no creyente. 1656. - En nuestros das, en un mundo %recuentemente extra1o e incluso hostil a la %e, las %amilias creyentes tienen una importancia primordial en cuanto %aros de una %e viva e irradiadora. Por eso el 'oncilio Haticano ?? llama a la %amilia, Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
con una antigua expresi$n, O%cclesia domesticaO 2L6 44; '%. 3' 745. En el seno de la %amilia, Olos padres 0an de ser para sus 0i1os los primeros anunciadores de la 6e con su pala/ra y con su e1emplo2 y 0an de 6omentar la vocaci-n personal de cada uno y2 con especial cuidado2 la vocaci-n a la vida consa,radaO 2L6 445. 165!. - 0qu es donde se e,ercita de manera privilegiada el sacerdocio !autismal del padre de %amilia, de la madre, de los hi,os, de todos los miem!ros de la %amilia, Oen la recepci-n de los sacramentos2 en la oraci-n y en la acci-n de ,racias2 con el testimonio de una vida santa2 con la renuncia y el amor 3ue se traduce en o/rasO 2L6 4J5. El hogar es as la primera escuela de vida cristiana y Oescuela del m.s rico 0umanismoO 26S :7, 45. 0qu se aprende la paciencia y el go-o del tra!a,o, el amor %raterno, el perd$n generoso, incluso reiterado, y so!re todo el culto divino por medio de la oraci$n y la o%renda de su vida. 2.asta aqu el 'atecismo5. La %amilia, comunidad de padres e hi,os, surge normalmente por la %ecundidad del matrimonio, y tiene su %undamento en la naturale-a de la persona humana, creada por Dios. Su %inalidad es ayudar a las personas que lo componen a conseguir su destino %undamental, es decir, su pleno desenvolvimiento como personas. La misi$n de la %amilia le ha sido asignada por el 'reador, no por una autoridad humana, por lo cual es algo sagrado para la misma %amilia cumplir esa misi$n. #oda comunidad necesita de una autoridad que equili!re los intereses de sus miem!ros para el !ien comn de todos. En la %amilia esa autoridad radica por naturale-a en los padres, en tal %orma que el padre pueda ser llamado )ca!e-a* y la madre )cora-$n* de la %amilia, como lo ense1a la Encclica Casti Connu/ii)2 4<. El matrimonio se hace %ecundo en los hi,os, y as se convierte en %amilia, que de!e llevar el sello del amor consciente y responsa!le de los esposos entre s y hacia sus hi,os, amor y responsa!ilidad que exigen que los hi,os no Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
sean meramente engendrados, sino que se les ayude a desplegar totalmente su ser de personas 2'%. 6S :J/:45. Del hecho de que los padres comunican la vida al hi,o, se sigue para ellos el de!er especial de un amor solcito, con sus caractersticas propias de ser amor paterno y materno. De ello se desprende el de!er y el derecho de cuidar del hi,o y de ayudarlo en todo su desenvolvimiento como persona. De la importancia capital de una !uena educaci$n en orden al destino %undamental de la persona, se sigue para los padres, solidariamente, el gravsimo de!er de proporcionar a sus hi,os esa educaci$n, lo me,or posi!le. Su mayor responsa!ilidad se re%iere a la %ormaci$n religiosa y moral, por tratarse de los valores m&s elevados de la persona: se trata, precisamente, de su destino eterno. En este campo el medio m&s valioso y e%ica- es el e,emplo de los padres 2'%. 6S ;9. :75. E, +759 .( ,5' ('85'5' (*el Catecismo de la +,lesia Cat-lica8 FGKIMFGKG) 236%. - La sexualidad est& ordenada al amor conyugal del hom!re y de la mu,er. En el matrimonio, la intimidad corporal de los esposos viene a ser un signo y una garanta de comuni$n espiritual. Entre !auti-ados, los vnculos del matrimonio est&n santi%icados por el sacramento. 2361. - O(a sexualidad2 mediante la cual el 0om/re y la mu1er se dan el uno al otro con los actos propios y exclusivos de los esposos2 no es al,o puramente /iol-,ico2 sino 3ue a6ecta el n9cleo ntimo de la persona 0umana en cuanto tal. %lla se realiza de modo verdaderamente 0umano solamente cuando es parte inte,ral del amor con el 3ue el 0om/re y la mu1er se comprometen totalmente entre s 0asta la muerteO 23' 445. #o!as se levant$ del lecho y di,o a Sara: O(ev.ntate2 0ermana2 y Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
oremos y pidamos a nuestro Seor 3ue se apiade de nosotros y nos salveO. %lla se levant- y empezaron a suplicar y a pedir el poder 3uedar a salvo. Comenz- 7l diciendo8 O?#endito seas t92 *ios de nuestros padres...@ T9 creaste a Ad.n2 y para 7l creaste a %va2 su mu1er2 para sost7n y ayuda2 y para 3ue de am/os proviniera la raza de los 0om/res. T9 mismo di1iste8 Ono es /ueno 3ue el 0om/re se 0alle solo: 0a,.mosle una ayuda seme1ante a 7lO. &o no tomo a 7sta mi 0ermana con deseo impuro2 mas con recta intenci-n. Ten piedad de m y de ella y podamos lle,ar 1untos a nuestra ancianidadO. & di1eron a coro8 OAm7n2 am7nO. & se acostaron para pasar la noc0e 2#!. 9, ;/<5. 2362. - O(os actos con los 3ue los esposos se unen ntima y castamente entre s son 0onestos y di,nos2 y2 realizados de modo verdaderamente 0umano2 si,ni6ican y 6omentan la recproca donaci-n2 con la 3ue se enri3uecen mutuamente con ale,ra y ,ratitudO 26S ;<, 75. La sexualidad es %uente de alegra y de agrado. 2363. - Por la uni$n de los esposos se reali-a el do!le %in del matrimonio: el !ien de los esposos y la transmisi$n de la vida. @o se pueden separar estas dos signi%icaciones o valores del matrimonio sin alterar la vida espiritual de los c$nyuges ni comprometer los !ienes del matrimonio y el porvenir de la %amilia. 0s, el amor conyugal del hom!re y de la mu,er queda situado !a,o la do!le exigencia de la %idelidad y la %ecundidad. 2.asta aqu el 'atecismo5. La insepara!le conexi$n entre el signi%icado unitivo y el procreador del acto conyugal es querida por Dios. El hom!re no la puede romper por su propia iniciativa. Si se salvaguardan am!os signi%icados esenciales, el acto conyugal conserva ntegro el sentido de amor mutuo y verdadero y la ordenaci$n a la altsima vocaci$n de la persona a la plenitud 2.H 475. El matrimonio, como reali-aci$n del amor, tiene su modelo en la alian-a de amor y %idelidad de Dios con su pue!lo y en la uni$n de 'risto con su ?glesia 2'%. 6S ;9; .H 95. La uni$n sexual, considerada en su totalidad humana puede y de!e ser expresi$n del amor de los c$nyuges y contri!uir Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
considera!lemente a la pro%undi-aci$n y conservaci$n de ese amor. El Papa Po E? a%irma que no o!ran contra el orden de la naturale-a los esposos que hacen uso de su derecho de modo recto y natural, aunque por causas naturales no se pueda originar de ello una nueva vida, pues hay, tanto en el matrimonio como en el uso del derecho conyugal otros %ines, como son el %omento del mutuo amor, el auxilio mutuo, la mitigaci$n de la concupiscencia 2'asti 'onnu!ii A85. Pero, si es verdad que el mutuo enriquecimiento personal de los c$nyuges es %in esencial de la sexualidad y de su actuaci$n ordenada, tam!i"n es cierto que el amor entre los esposos no se completa sino trascendi"ndose a s mismos en una disposici$n al comn amor y al servicio a los hi,os 2'%. 6S :J; .H <5. Si los esposos, con recha-o del hi,o, solamente quieren dis%rutar el uno del otro, su amor corre el peligro de estrecharse y agotarse. El amor de los esposos encuentra su expresi$n visi!le y su %irme-a en el hi,o, y en el amor al hi,o tiene su coronamiento y per%ecci$n el amor de los esposos. Esta es la ra-$n por la cual la ?glesia ha insistido constantemente en la procreaci$n como %in primario del matrimonio, m&s que en el amor de los c$nyuges. Pero, aunque la ?glesia hace resaltar el cultivo del amor de los esposos como condici$n para el servicio a los hi,os, atri!uye tam!i"n valor propio al enriquecimiento personal que los esposos se de!en procurar mutuamente 2'%. 6S :J; .H 44; 'asti 'onnu!ii A85. @unca la ?glesia se ha opuesto al acto conyugal que por determinadas circunstancias no puede tener como e%ecto la generaci$n, con tal que no sean puestas por iniciativa humana en orden a impedir directamente la generaci$n. Siempre ha sido considerada lcita la uni$n conyugal en perodos agen"sicos por causas naturales. (&s an, la ?glesia no ve impedimento para contraer matrimonio en la esterilidad, cuando s lo ve en la incapacidad para la uni$n conyugal. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
Dice la Exhortaci$n 0post$lica Qamiliaris Consortio) que la %amilia, %undada y vivi%icada por el amor, tiene como primer cometido vivir %ielmente la realidad de la comuni$n con empe1o constante de desarrollar una aut"ntica comunidad de personas, y que el principio interior, la %uer-a permanente y la meta de tal cometido es el amor, sin el cual la %amilia no puede vivir, crecer y per%eccionarse como comunidad de personas 23' 495. D-7(3'-=3 09-'1-+3+ .(, 7+19-753-5" (, '+09+7(315 (*el Catecismo de la +,lesia Cat-lica8 NKNFMNKNP) 1612. - La alian-a nupcial entre Dios y su pue!lo ?srael ha!a preparado la nueva y eterna alian-a mediante la que el .i,o de Dios, encarn&ndose y dando su vida, se uni$ en cierta manera con toda la humanidad salvada por El 2'%. 6S 775, preparando as Olas /odas del CorderoO 20p. 4<, 8. <5. 1613. - En el um!ral de su vida p!lica, >ess reali-a su primer signo Oa petici-n de su MadreO con ocasi$n de un !anquete de !oda 2'%. >n. 7, 4/445. La ?glesia concede una gran importancia a la presencia de >ess en las !odas de 'ana&n. He en ella la con%irmaci$n de la !ondad del matrimonio y el anuncio de que en adelante el matrimonio ser& un signo e%ica- de la presencia de 'risto. 1614. - En su predicaci$n, >ess ense1$ sin am!igIedad el sentido original de la uni$n del hom!re y la mu,er, tal como el 'reador la quiso al comien-o: la autori-aci$n, dada por (ois"s, de repudiar a su mu,er era una concesi$n a la dure-a del cora-$n 2'%. (t. 4<, 95; la uni$n matrimonial del hom!re y la mu,er es indisolu!le: Dios mismo la esta!leci$: O(o 3ue *ios uni-2 3ue no lo separe el 0om/reO 2(t. 4<, =5. 1615. - Esta insistencia, inequvoca, en la indisolu!ilidad del vnculo Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
matrimonial pudo causar perple,idad y aparecer como una exigencia irreali-a!le 2'%. (t. 4<, 4J5. Sin em!argo, >ess no impuso a los esposos una carga imposi!le de llevar y demasiado pesada 2'%. (t. 44, 7</AJ5, m&s pesada que la Ley de (ois"s. Hiniendo para resta!lecer el orden inicial de la creaci$n pertur!ado por el pecado, da la %uer-a y la gracia para vivir el matrimonio en la dimensi$n nueva del +eino de Dios. Siguiendo a 'risto, renunciando a s mismos, tomando so!re s sus cruces 2'%. (t. 9, A;5, los esposos podr&n OcomprenderO 2'%. (t. 4<, 445 el sentido original del matrimonio y vivirlo con la ayuda de 'risto. Esta gracia del (atrimonio cristiano es un %ruto de la 'ru- de 'risto, %uente de toda la vida cristiana. 1616. - Es lo que el ap$stol Pa!lo da a entender diciendo: OMaridos2 amad a vuestras mu1eres como Cristo am- a la +,lesia y se entre,- a s mismo por ella2 para santi6icarlaO 2E%. :, 7:/7=5, y a1adiendo en seguida: OPor eso de1ar. el 0om/re a su padre y a su madre y se unir. a su mu1er2 y los dos se 0ar.n una sola carneO. >ran misterio es 7ste2 lo di,o respecto a Cristo y a la +,lesiaO 2E%. :, A4/A75. 161!. - #oda la vida cristiana est& marcada por el amor esponsal de 'risto y de la ?glesia. La el Bautismo, entrada en el Pue!lo de Dios, es un misterio nupcial. Es, por as decirlo, como el !a1o de !odas 2'%. E%. :, 7=/785 que precede al !anquete de !odas, la Eucarista. El (atrimonio cristiano viene a ser por su parte signo e%ica-, sacramento de la alian-a de 'risto y de la ?glesia. Puesto que es signo y comunicaci$n de la gracia, el matrimonio entre !auti-ados es un verdadero sacramento de la @ueva 0lian-a 2'%. DS 49JJ; '%. '?' can. 4J::, 75. 2.asta aqu el 'atecismo5. El matrimonio se deriva de la naturale-a misma de la persona humana. Bendecido por Dios, como alian-a de vida, es indisolu!le, pues solamente as se asegura el amor total y la permanente cooperaci$n del var$n y la mu,er, necesaria para el cuidado y educaci$n de los hi,os, llamados no solamente a la existencia, sino tam!i"n a %ormarse como personas hasta lograr una plenitud de ser y de vida, de acuerdo con el plan de Dios respecto a la misma persona humana, creada a imagen y seme,an-a de Dios, con un destino eterno 2'%. D- Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
777:. 77A:. 77:J; 6S ;95. 'risto, el Se1or, puso de relieve la importancia y el valor del matrimonio al renovarlo en toda su pure-a original y al elevarlo a la dignidad de sacramento 2'%. D- <=<. 77A8; 6S 445. De tal modo que entre cristianos no hay matrimonio verdadero que no sea sacramento 2'%. D- 49:;5. Si no es sacramento, tampoco puede ser v&lido 2'%. D- 77A85. Por ser sacramento, la ?glesia tiene autoridad so!re "l, por lo cual puede precisar condiciones para la valide- y para la licitud en su cele!raci$n, o esta!lecer impedimentos, a %in de de%ender la dignidad y valor del mismo matrimonio. La comuni$n de amor entre Dios y los hom!res, nos dice la Qamiliaris Consortio)2 encuentra una signi%icativa expresi$n en la alian-a esponsal que se esta!lece entre el var$n y la mu,er. Su vnculo de amor se convierte en imagen y sm!olo de la alian-a que une a Dios con su pue!lo 23' 475. >esucristo revela la verdad original del matrimonio, y esta revelaci$n alcan-a su plenitud de%initiva en el don de amor que el Her!o de Dios hace a la humanidad asumiendo la naturale-a humana, y en el sacri%icio que 'risto hace de s mismo en la cru- por su esposa, la ?glesia, sacri%icio en el cual se desvela enteramente el designio que Dios ha impreso en la humanidad del var$n y de la mu,er desde la creaci$n. 0s el matrimonio de los !auti-ados se convierte en el sm!olo real de la nueva y eterna alian-a, sellada con la sangre de 'risto. 0poyada en la Pala!ra de Dios, la ?glesia ha ense1ado solemnemente que el matrimonio de los !auti-ados es uno de los siete sacramentos de la @ueva 0lian-a. L en virtud de la sacramentalidad de su matrimonio los esposos quedan vinculados uno a otro de la manera m&s pro%undamente indisolu!le. (ediante el signo sacramental la recproca pertenencia de los esposos es representaci$n real de la relaci$n de 'risto con la ?glesia. El matrimonio, al igual que cada uno de los siete sacramentos, es Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
tam!i"n sm!olo real del acontecimiento de la salvaci$n, pero de modo propio, pues los esposos participan en cuanto esposos del mismo acontecimiento salv%ico 23' 4A5. >-.(,-.+. 053/*:+, (*el Catecismo de la +,lesia Cat-lica8 FGKRMFGKJ. NKRRMNKRL) 2364. - El matrimonio constituye una Ontima comunidad de vida y amor conyu,al2 6undada por el Creador y provista de leyes propiasO. Esta comunidad Ose esta/lece con la alianza del matrimonio2 es decir2 con un consentimiento personal e irrevoca/leO 26S ;9, 45. Los dos se dan de%initiva y totalmente el uno al otro. La no son dos, ahora %orman una sola carne. La alian-a contrada li!remente por los esposos les impone la o!ligaci$n de mantenerla una e indisolu!le 2'%. '?' can. 4J:=5. O(o 3ue *ios uni-2 no lo separe el 0om/reO 2(c. 4J, <; '%. (t. 4<, 4/47; 4'o. 8, 4J/445. 2365. - La %idelidad expresa la constancia en el mantenimiento de la pala!ra dada. Dios es %iel. El sacramento del (atrimonio hace entrar al hom!re y la mu,er en el misterio de la %idelidad de 'risto para con su ?glesia. Por la castidad conyugal dan testimonio de este misterio ante el mundo. S. >uan 'ris$stomo sugiere a los ,$venes esposos hacer este ra-onamiento a sus esposas: OTe 0e tomado en mis /razos2 te amo y te pre6iero a mi vida. Por3ue la vida presente no es nada2 mi deseo m.s ardiente es pasarla conti,o de tal manera 3ue estemos se,uros de no estar separados en la vida 3ue nos est. reservada... pon,o tu amor por encima de todo2 y nada me ser. m.s penoso 3ue no tener los mismos pensamientos 3ue t9 tienesO 2.om. in Eph. 7J, 95. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
1644. - El amor de los esposos exige, por su misma naturale-a, la unidad y la indisolu!ilidad de la comunidad de personas que a!arca la vida entera de los esposos: O*e manera 3ue ya no son dos sino una sola carneO 2(t. 4<, =; '%. 6n. 7, 7;5. O%st.n llamados a crecer continuamente en su comuni-n a trav7s de la 6idelidad cotidiana a la promesa matrimonial de la recproca donaci-n totalO 23' 4<5. Esta comuni$n humana es con%irmada, puri%icada y per%eccionada por la comuni$n en >esucristo dada mediante el sacramento del (atrimonio. Se pro%undi-a por la vida de la %e comn y por la Eucarista reci!ida en comn. 1645. - O(a unidad del matrimonio aparece ampliamente con6irmada por la i,ual di,nidad personal 3ue 0ay 3ue reconocer a la mu1er y al var-n en el mutuo y pleno amorO 26S ;<, 75. La poligamia es contraria a esta igual dignidad de uno y otro y al amor conyugal que es nico y exclusivo. 1646. - El amor conyugal exige de los esposos, por su misma naturale-a, una %idelidad inviola!le. Esto es consecuencia del don de s mismos que se hacen mutuamente los esposos. El aut"ntico amor tiende por s mismo a ser algo de%initivo, no algo pasa,ero. O%sta ntima uni-n2 en cuanto donaci-n mutua de dos personas2 como el /ien de los 0i1os exi,en la 6idelidad de los c-nyu,es y ur,en su indisolu/le unidadO 26S ;9, 45. 164!. - Su motivo m&s pro%undo consiste en la %idelidad de Dios a su alian-a, de 'risto a su ?glesia. Por el sacramento del (atrimonio los esposos son capacitados para representar y testimoniar esta %idelidad. Por el sacramento, la indisolu!ilidad del matrimonio adquiere un sentido nuevo y m&s pro%undo. 164#. - Puede parecer di%cil, incluso imposi!le, atarse para toda la vida a un ser humano. Por ello es tanto m&s importante anunciar la !uena nueva de que Dios nos ama con un amor de%initivo e irrevoca!le, de que los esposos participan de este amor, que les con%orta y mantiene, y de que por su %idelidad se convierten en testigos del amor %iel de Dios. Los esposos que, con la gracia de Dios, dan este testimonio, con %recuencia en condiciones muy di%ciles, Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
merecen la gratitud y el apoyo de la comunidad eclesial 2'%. 3' 7J5. 2.asta aqu el 'atecismo5. EL DEBITO CONYUGAL Es de!er de cada c$nyuge conceder al otro el derecho que tiene al acto de suyo apto para la procreaci$n, lo cual ha reci!ido el nom!re de d7/ito conyu,al). El acto conyugal, o uni$n sexual entre legtimos esposos no solamente es lcito, sino tam!i"n salv%ico cuando se reali-a ordenadamente, sin contravenir la naturale-a, es decir, sin desviarlo por voluntad humana de su %in natural. 'uando uno de los c$nyuges pide al otro el d"!ito ra-ona!lemente, "ste tiene el de!er de conced"rselo. L, ya que se reclama un derecho, neg&rselo sin ra-$n constituye grave %alta, no solamente por la in,usticia que comete quien lo niega, sino tam!i"n por el peligro de incontinencia a que expone al otro 2'%. 4'or. 8, A/:5. Las principales causas que excusan del d"!ito conyugal son: El adulterio por parte del c$nyuge que pide el d"!ito. El estado de em!riague- u otras alteraciones que representen peligro de engendrar prole tarada. La pretensi$n de reali-ar el acto de manera inde!ida o ilcita. La petici$n inmoderada contra el orden de la ra-$n. El padecer una en%ermedad contagiosa. El hecho de que por condiciones de de!ilidad %sica, o por otras ra-ones, se ponga en peligro la salud de uno de los c$nyuges o la vida de un hi,o por nacer, o el que haya peligro de provocar un alum!ramiento prematuro. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
El mutuo derecho que tienen los c$nyuges a los actos ordenados a la procreaci$n les da derecho a otros actos que tengan como %inalidad estimular el amor entre ellos o preparar el acto conyugal, con tal que est"n siempre dentro del contexto del acto mismo y que en ningn caso lo excluyan o pretendan sustituirlo. Por consiguiente, dichos actos son lcitos entre los esposos, con tal de que no haya peligro de perversiones o desviaciones. 0%irma la !umanae =itae) que un acto conyugal impuesto al otro c$nyuge sin considerar su condici$n actual y sus legtimos deseos no es un verdadero acto de amor y, por consiguiente, prescinde de una exigencia del recto orden moral en las relaciones entre los esposos, y que usar este don divino destruyendo su signi%icado y %inalidad, aun s$lo parcialmente, es contradecir la naturale-a del var$n y de la mu,er y, por lo mismo, es tam!i"n contradecir el plan de Dios. En cam!io, usu%ructuar el don del amor conyugal respetando las leyes del proceso generador, signi%ica reconocerse no &r!itros de las %uentes de la vida humana, sino m&s !ien administradores del plan esta!lecido por el 'reador 2.H 4A5. >(0*3.-.+. .(, M+19-753-5 (*el Catecismo de la +,lesia Cat-lica) 1652. - OPor su naturaleza misma2 la instituci-n misma del matrimonio y el amor conyu,al est.n ordenados a la procreaci-n y a la educaci-n de la prole y con ellas son coronados como su culminaci-nO 26S ;9, 45: Los hi,os son, ciertamente, el don m&s excelente del matrimonio y contri!uyen mucho al !ien de sus mismos padres. El mismo Dios, que di,o: ONo es /ueno 3ue el 0om/re est7 solo) 26n. 7, 495, y que hi-o desde el principio al hom!re, var$n y mu,erP 2(t. 4<, ;5, queriendo comunicarle cierta participaci$n especial en su propia o!ra creadora, !endi,o al var$n y a la mu,er diciendo: OCreced y multiplicaosO 26n. 4, 795. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
De ah que el cultivo verdadero del amor conyugal y todo el sistema de vida %amiliar que de "l procede, sin de,ar posponer los otros %ines del matrimonio, tiende a que los esposos est"n dispuestos con %ortale-a de &nimo a cooperar con el amor del 'reador y Salvador, que por medio de ellos aumenta y enriquece su propia %amilia cada da m&s 26S :J, 45. 1653. - La %ecundidad del amor conyugal se extiende a los %rutos de la vida moral, espiritual y so!renatural que los padres transmiten a sus hi,os por medio de la educaci$n. Los padres son los principales y primeros educadores de sus hi,os 2'%. 6S A5. En este sentido, la tarea %undamental del matrimonio y de la %amilia es estar al servicio de la vida 2'%. 3' 795. 1654. - Sin em!argo, los esposos a los que Dios no ha concedido tener hi,os pueden llevar una vida conyugal plena de sentido, humana y cristianamente. Su matrimonio puede irradiar una %ecundidad de caridad, de acogida y de sacri%icio. 2366. - La %ecundidad es un don, un %in del matrimonio, pues el amor conyugal tiende naturalmente a ser %ecundo. El ni1o no viene de %uera a a1adirse al amor mutuo de los esposos; !rota del cora-$n mismo de ese don recproco, del que es %ruto y cumplimiento. Por eso la ?glesia, que Oest. en 6avor de la vidaO 23' AJ5, ense1a que todo Oacto matrimonial de/e 3uedar a/ierto a la transmisi-n de la vidaO 2.H 445. O%sta doctrina2 muc0as veces expuesta por el Ma,isterio2 est. 6undada so/re la insepara/le conexi-n 3ue *ios 0a 3uerido y 3ue el 0om/re no puede romper por propia iniciativa2 entre los dos si,ni6icados del acto conyu,al8 el si,ni6icado unitivo y el si,ni6icado procreadorO 2.H 47; '%. Po E?, Enc. OCasti Connu/iiO5. 236!. - Llamados a dar la vida, los esposos participan del poder creador y de la paternidad de Dios 2'%. E%. A, 4;; (t. 7A, <5. O%n el de/er de transmitir la vida 0umana y educarla2 3ue 0an de considerar como su misi-n propia2 los c-nyu,es sa/en 3ue son cooperadores del amor de *ios Creador y en cierta Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
manera sus int7rpretes. Por ello2 cumplir.n su tarea con responsa/ilidad 0umana y cristianaO 26S :J, 75. PATERNIDAD RESPONSABLE (*el Catecismo de la +,lesia Cat-lica8 FGKLMFGPF) 236#. - Fn aspecto particular de esta responsa!ilidad se re%iere a la Ore,ulaci-n de la natalidadO. Por ra-ones ,usti%icadas, los esposos pueden querer espaciar los nacimientos de sus hi,os. En este caso, de!en cerciorarse de que su deseo no nace del egosmo, sino que es con%orme a la ,usta generosidad de una paternidad responsa!le. Por otra parte, ordenar&n su comportamiento segn los criterios o!,etivos de la moralidad: El car&cter moral de la conducta, cuando se trata de conciliar el amor conyugal con la transmisi$n responsa!le de la vida, no depende s$lo de la sincera intenci$n y la apreciaci$n de los motivos, sino que de!e determinarse a partir de criterios o!,etivos, tomados de la naturale-a de la persona y de sus actos; criterios que conserven ntegro el sentido de la donaci$n mutua y de la procreaci$n humana en el contexto del amor verdadero; esto es imposi!le si no se cultiva con sinceridad la virtud de la castidad conyugal 26S :4, A5.
236$. - OSalva,uardando am/os aspectos esenciales2 unitivo y procreador2 el acto conyu,al conserva nte,ro el sentido de amor mutuo y verdadero y su ordenaci-n a la altsima vocaci-n del 0om/re a la paternidadO 2.H 475. 23!%. - La continencia peri$dica, los m"todos de regulaci$n de nacimientos %undados en la autoo!servaci$n y el recurso a los perodos in%ecundos 2'%. .H Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
4=5 son con%ormes a los criterios o!,etivos de la moralidad. Estos m"todos respetan el cuerpo de los esposos, %omentan el a%ecto entre ellos y %avorecen la educaci$n de una li!ertad aut"ntica. Por el contrario, es intrnsecamente mala Otoda acci-n 3ue2 o en previsi-n del acto conyu,al2 o en su realizaci-n2 o en el desarrollo de sus consecuencias naturales2 se propon,a como 6in o como medio2 0acer imposi/le la procreaci-nO 2.H 4;5. 23!1. - Por otra parte, Osea claro a todos 3ue la vida de los 0om/res y la tarea de transmitirla no se limita s-lo a este mundo y no se puede medir ni entender s-lo por 7l2 sino 3ue mira siempre al destino eterno de los 0om/resO 26S :4, ;5. 23!2. - El Estado es responsa!le del !ienestar de los ciudadanos. Por eso es legtimo que intervenga para orientar la demogra%a de la po!laci$n. Puede hacerlo mediante una in%ormaci$n o!,etiva y respetuosa, pero no mediante una decisi$n autoritaria y coaccionante. @o puede legtimamente suplantar la iniciativa de los esposos, primeros responsa!les de la procreaci$n y educaci$n de sus hi,os 2'%. .H 7A; PP A85. El Estado no est& autori-ado a %avorecer medios de regulaci$n demogr&%ica contrarios a la moral. 2.asta aqu el 'atecismo5. Para entender el sentido, el valor y las exigencias de una paternidad responsa!le hay que partir de la !ase de que quien engendra un hi,o de!e comprometerse ante Dios, ante su propia conciencia y ante la comunidad humana a responder por la crian-a y %ormaci$n de ese hi,o en todos los $rdenes de la vida, como persona y como llamado a desplegar sus valores hasta lograr la plenitud de vida y de ser. El no hacerlo culpa!lemente representa un grave da1o para el hi,o y para la comunidad humana. El matrimonio es una vocaci$n, una llamada de Dios a glori%icarle por medio del amor recproco y de la acogida go-osa de los hi,os, con la conciencia del de!er de proporcionarles una !uena educaci$n. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
De acuerdo con lo expuesto por la !umanae =itae) en el nmero 4J, el amor conyugal exige a los esposos una clara conciencia de su misi$n de paternidad responsa!le, que signi%ica: En relaci$n con los procesos !iol$gicos, conocimiento de sus %unciones y respeto por esas %unciones. En relaci$n con las tendencias del instinto y de las pasiones, el dominio necesario que la ra-$n y la voluntad han de e,ercer so!re esas tendencias. En relaci$n con las condiciones %sicas, psicol$gicas y sociales, la deli!eraci$n ponderada y generosa so!re si es el caso de tener una %amilia numerosa, o si es el caso de tomar la decisi$n, por graves motivos y en el respeto de la ley moral, de evitar un nuevo nacimiento durante algn tiempo, o por un tiempo inde%inido. La paternidad responsa!le comporta, so!re todo, una vinculaci$n m&s pro%unda con el orden moral o!,etivo esta!lecido por Dios, cuyo %iel int"rprete es la recta conciencia. Por eso el e,ercicio de esa paternidad exige que los c$nyuges recono-can plenamente sus propios de!eres para con Dios, para consigo mismo, para con la %amilia y para con la sociedad, en una ,usta ,erarqua de valores. Por consiguiente, los esposos no pueden proceder ar!itrariamente en su misi$n de transmitir la vida, sino que de!en con%ormar su conducta con la intenci$n creadora de Dios, mani%estada en la misma naturale-a del matrimonio y de sus actos, y constantemente ense1ada por la ?glesia 2.asta aqu la .umanae Hitae5. En un matrimonio en el que la %ertilidad se acepta responsa!lemente, la signi%icaci$n aut"nticamente unitiva mantendr& a los esposos que se aman y son responsa!les en actitud a!ierta al deseo de tener hi,os y les har& m&s capaces de o%recer a los hi,os una educaci$n !asada en su propia unidad y armona. 'uando por causas ,ustas no se puede !uscar una nueva Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
concepci$n, al acto conyugal, en alguna medida, participa de todo el con,unto de la vida conyugal, aun de la !ondad de aquellos actos en los que explcitamente se desea una nueva concepci$n. Pero cualquier separaci$n ar!itraria de los dos signi%icados del acto conyugal a%ecta tam!i"n negativamente el signi%icado unitivo. La decisi$n de transmitir la vida, de o!servar determinados intervalos o de limitar el nmero de hi,os tiene que ser compartida entre los esposos, quienes de!en tener en cuenta que la transmisi$n responsa!le de la vida tiene sentido para quienes consideran la vocaci$n de padres como una %inalidad de la alian-a conyugal y del amor matrimonial, y que se da responsa!ilidad cristiana cuando los esposos toman una decisi$n que represente una o%renda a Dios como respuesta agradecida a su vocaci$n y a todos sus dones. @adie puede suplantar legtimamente a los esposos en esta toma de decisi$n. Solamente ellos, unidos ante Dios, pueden valorar la %uer-a de su amor mutuo, sus capacidades de diverso orden, su salud %sica y mental. Segn la ense1an-a de la ?glesia, los esposos que sinceramente, con recta conciencia ante ellos mismos y ante el Se1or, por graves motivos y en el respeto por la ley moral han tomado la decisi$n de evitar un nuevo nacimiento durante algn tiempo, o por un tiempo inde%inido, pueden lcitamente seguir los ciclos naturales y reali-ar el acto matrimonial nicamente en los perodos in%ecundos, lo que se ha llamado comnmente )continencia peri$dica*. Pero es necesario advertir que si los motivos para evitar la transmisi$n de la vida en estos casos son egostas y viciosos, cualquier m"todo que se siga va contra la moralidad matrimonial. P,+3-<-0+0-=3 >+7-,-+9" MC15.5 N+1*9+, #al como lo plantea la Encclica .umanae Hitae, para evitar un nuevo nacimiento, aun en los casos legtimos, est&n excluidos los medios arti%iciales, es decir, la esterili-aci$n directa, perpetua o temporal, sea del hom!re o de la mu,er; y toda acci$n que se proponga como %in o como medio hacer imposi!le Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
la procreaci$n, sea en previsi$n del acto conyugal, o en su reali-aci$n, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales 2.H 4;5. Pero si para espaciar los nacimientos existen motivos serios, derivados de las condiciones %sicas o psicol$gicas de los c$nyuges, o de circunstancias externas, entonces es lcito tener en cuenta los ritmos naturales inmanentes a las %unciones generadoras para usar el matrimonio solamente en los perodos in%ecundos y as regular la natalidad sin o%ender los principios morales 2.H 4=5. Se trata de que los esposos realicen el acto conyugal solamente durante los perodos agen"sicos de la mu,er y se a!stengan de "l en los perodos %ecundos. En la pr&ctica las di%icultades se han presentado en cuanto a la determinaci$n de los das %"rtiles, so!re todo cuando el ciclo menstrual no es regular, lo cual acontece con %recuencia, ya que "ste se puede alterar por diversas causas: preocupaciones, en%ermedades, emociones, etc. En vista de esto ha ha!ido una !squeda de recursos para determinar en cada caso los das %"rtiles. El nico m"todo de plani%icaci$n %amiliar, lcito y propuesto por la ?glesia es el ("todo 3amiliar. @o es permitido los m"todos anticonceptivos arti%iciales por los e%ectos secundarios que "stos traen y por sus %ines perversos que por lo regular intentan saciar el egosmo y no la donaci$n amorosa del otro. 'omo resultado de esta !squeda se han propuesto especialmente tres m"todos que, !ien llevados, o%recen !uenos resultados. Son ellos: el m"todo de ovulaci$n, llamado m7todo de #illin,s)2 el m"todo de temperatura o )t"rmico* y el m"todo denominado sintot7rmico). MDTODO DE OULACIN" Ense1a a conocer los das %"rtiles por medio del )moco cervical*, que es una secreci$n del cuello del tero, que presenta cam!ios durante el ciclo menstrual. Este moco se presenta antes de la ovulaci$n para ayudar a la concepci$n, como medio %avora!le para que los espermato-oides puedan vivir de tres a cinco das. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
Despu"s de la menstruaci$n, la mu,er siente la vagina seca durante algunos das; luego o!serva la aparici$n de un moco opaco, en poca cantidad, parecido al engrudo. Das despu"s es m&s a!undante, transparente y el&stico, parecido a la clara de huevo crudo. Luego se vuelve de nuevo espeso y lleno de co&gulos 2grumoso5. Por ltimo, comien-a a desaparecer y a de,ar la sensaci$n de sequedad, hasta la nueva menstruaci$n. Para determinar el tiempo de la %ertilidad se van registrando da tras da los cam!ios producidos en el moco. La %ase preovulatoria es relativamente in%"rtil y se distingue cuando el moco es escaso, viscoso y pega,oso. En la %ase ovulatoria, que es el tiempo de mayor %ertilidad, el moco es a!undante, claro, el&stico y lu!ricante. El da en que se presenta un mayor aspecto de clara de huevo se denomina da c9spide). Los cuatro das siguientes a "ste tam!i"n se consideran %"rtiles. La %ase postovulatoria in%"rtil se caracteri-a por un moco de nuevo escaso, opaco, viscoso y pega,oso. Luego viene la menstruaci$n. En resumen, cuando la mu,er siente humedad en la vagina, es %"rtil. 'uando siente sequedad es in%"rtil. La o!servaci$n del moco se de!e hacer durante el da, antes de orinar, y repetirse por la noche. Fna sola ve- al da no !asta, dado que las secreciones no son constantes. El moco aparece %&cilmente en el papel higi"nico. En "pocas de lactancia y premenopausia no sale al exterior. En estos casos su o!servaci$n se de!e hacer internamente, insertando los dedos ndice y pulgar hasta el cuello del tero. .ay %actores que alteran el moco cervical y di%icultan su o!servaci$n, tales como la utili-aci$n de medicamentos vaginales, lu!ricantes, lavados y lu!ricaci$n por la excitaci$n. MDTODO DE TEMPERATURA BASAL" 'onsiste en llevar un registro de los cam!ios de temperatura que ocurren durante el ciclo menstrual y Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
precisar los das %"rtiles de la mu,er. En la %ase in%"rtil la temperatura desciende a !a,o nivel, sea antes de la menstruaci$n o al terminarse "sta, y se mantiene as durante toda la etapa preovulatoria. Este no es un perodo seguro y, adem&s, no determina la ovulaci$n; por eso la mu,er de!e o!servar el moco cervical para sa!er cu&ndo comien-a la etapa %"rtil, que presenta un cam!io !rusco de temperatura m&s descendente. Das despu"s su!e r&pidamente la temperatura y se mantiene en ese nivel alto durante tres das, lo cual indica que ya ocurri$ la ovulaci$n. La etapa totalmente %"rtil empie-a a partir de la noche del tercer da de temperaturas elevadas y se mantiene hasta el comien-o de la pr$xima menstruaci$n. La temperatura se de!e tomar todos los das antes de levantarse, en ayunas y sin ha!er !e!ido ni %umado. Si hay %ie!re o la persona ha sido expuesta al calor antes de la o!servaci$n, esto altera el resultado. MDTODO SINTOTDRMICO" Es una com!inaci$n de los m"todos anteriores para determinar las %ases %"rtiles y las in%"rtiles del ciclo menstrual, adem&s de la aparici$n de otros signos tales como los cam!ios en el cuello del tero, que en la etapa in%"rtil est& %irme, !a,o y con el ori%icio cerrado, por lo que no permite el paso de los espermato-oides hacia el tero. En el tiempo %"rtil se hace cada ve- m&s suave, se eleva y se a!re a medida que se acerca la ovulaci$n. Para practicar este examen se de!e tener cuidado con la higiene de las manos. Se de!e tener en cuenta que para iniciar cualquiera de estos m"todos se de!en registrar los datos con unos dos meses de anticipaci$n para reconocer los signos del propio cuerpo y evitar con%usiones. El "xito depender& de la mutua cola!oraci$n de la pare,a, de la disciplina y del cumplimiento de las normas. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
O>ENSAS A LA DIGNIDAD DEL MATRIMONIO COMPORTAMIENTOS NEGATIOS %l matrimonio /a1o la esclavitud del pecado (*el Catecismo de la +,lesia Cat-lica8 NKIKMNKIL) 16%6. - #odo hom!re, tanto en su entorno como en su propio cora-$n, vive la experiencia del mal. Esta experiencia se hace sentir tam!i"n en las relaciones entre el hom!re y la mu,er. En todo tiempo, la uni$n del hom!re y la mu,er vive amena-ada por la discordia, el espritu de dominio, la in%idelidad, los celos y con%lictos que pueden conducir hasta el odio y la ruptura. Este desorden puede mani%estarse de manera m&s o menos aguda, y puede ser m&s o menos superado, segn las culturas, las "pocas, los individuos, pero siempre aparece como algo de car&cter universal. 16%!. - Segn la %e, este desorden que constatamos dolorosamente, no se origina en la naturale-a del hom!re y de la mu,er, ni en la naturale-a de sus relaciones, sino en el pecado. El primer pecado, ruptura con Dios, tiene como consecuencia primera la ruptura de la comuni$n original entre el hom!re y la mu,er. Sus relaciones quedan distorsionadas por agravios recprocos 2'%. 6n. A, 475; su atractivo mutuo, don propio del creador 2'%. 6n. 7, 775, se cam!ia en relaciones de dominio y de concupiscencia 2'%. 6n. A, 4= !5; la hermosa vocaci$n del hom!re y de la mu,er de ser %ecundos, de multiplicarse y someter la tierra 2'%. 6n. 4, 795 queda sometida a los dolores del parto y los es%uer-os por ganar el pan 2'%. 6n. A, 4=/4<5. 16%#. - Sin em!argo, el orden de la 'reaci$n su!siste aunque gravemente pertur!ado. Para sanar las heridas del pecado, el hom!re y la mu,er necesitan la ayuda de la gracia que Dios, en su misericordia in%inita, ,am&s les ha negado Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
2'%. 6n. A, 745. Sin esta ayuda, el hom!re y la mu,er no pueden llegar a reali-ar la uni$n de sus vidas en orden a la cual Dios los cre$ Oal comienzoO. D-4590-5 / 85,-:+7-+ (*el Catecismo de la +,lesia Cat-lica8 FGLFMFGLK) 23#2. - El Se1or >ess insiste en la intenci$n original del 'reador que quera un matrimonio indisolu!le 2'%. (t. :, A4/A7; 4<, A/<; (c. 4J, <; Lc. 4=, 49; 4'o. 8, 4J/445, y deroga la tolerancia que se ha!a introducido en la ley antigua 2'%. (t. 4<, 8/<5. Entre !auti-ados cat$licos, Oel matrimonio rato y consumado no puede ser disuelto por nin,9n poder 0umano ni por nin,una causa 6uera de la muerteO 2'?' can. 44;45. 23#3. - La separaci$n de los esposos con manutenci$n del vnculo matrimonial puede ser legtima en ciertos casos previstos por el Derecho 'an$nico 2'%. '?' can. 44:4/44::5. 23#4. - El divorcio es una o%ensa grave a la ley natural. Pretende romper el contrato, aceptado li!remente por los esposos, de vivir ,untos hasta la muerte. El divorcio atenta contra la 0lian-a de salvaci$n de la cual el matrimonio sacramental es un signo. El hecho de contraer una nueva uni$n, aunque reconocida por la ley civil, aumenta la gravedad de la ruptura: el c$nyuge casado de nuevo se halla entonces en situaci$n de adulterio p!lico y permanente. 23#5. - El divorcio adquiere tam!i"n su car&cter inmoral a causa del desorden que introduce en la c"lula %amiliar y en la sociedad. Este desorden entra1a da1os graves: para el c$nyuge, que se ve a!andonado; para los hi,os, traumati-ados por la separaci$n de los padres, y a menudo viviendo en tensi$n a causa de sus padres; por su e%ecto contagioso, que hace de "l una verdadera plaga social. 23#6. - Puede ocurrir que uno de los c$nyuges sea la vctima inocente del Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
divorcio dictado en con%ormidad con la ley civil; entonces no contradice el precepto moral. Existe una di%erencia considera!le entre el c$nyuge que se ha es%or-ado con sinceridad por ser %iel al sacramento del (atrimonio y se ve in,ustamente a!andonado y el que, por una %alta grave de su parte, destruye un matrimonio can$nicamente v&lido 2'%. 3' 9;5. 2.asta aqu el 'atecismo5. El divorcio y la poligamia son directamente opuestos a la unidad y a la indisolu!ilidad del matrimonio y aparecen en el Evangelio como contrarios al plan de Dios 2'%. (t. 4<, A/<5. @adie tiene derecho de hacer excepci$n del precepto divino, ni aun en los casos m&s agudos 2'%. +m. 8, 7/A5. En torno al divorcio, el Padre >uan ?gnacio Ba1ares, pro%esor de derecho matrimonial en la Fniversidad de @avarra, hace estos planteamientos: Si un matrimonio es v&lido, es indisolu!le por s mismo, lo recono-ca o no el legislador. Por tanto, por m&s que el ,ue- declare que el vnculo 3ueda disuelto)2 en la realidad permanece indisolu!le. De%ender la indisolu!ilidad del matrimonio no es una postura con%esional, ni religiosa, como no lo es de%ender una opci$n ecol$gica a %avor de los recursos naturales: lo que est& en ,uego no es la propia %e, sino el reconocimiento de unos valores entendidos como !ien comn. Lo que se discute no es si uno cree o no en la indisolu!ilidad del matrimonio reci!ida por la %e cat$lica, sino si le parece un !ien ra-ona!le, necesario y de%endi!le para la humanidad. Es un hecho que han existido y existen personas que, sin ser cat$licas o sin ser practicantes, sostienen que la indisolu!ilidad del vnculo es un !ien digno de protecci$n ,urdica. .ay que sa!er y tener por seguro que en realidad el divorcio civil no disuelve un matrimonio v&lido y que, por tanto, ante Dios, ante la conciencia y ante la ?glesia, el vnculo su!siste. En los lugares en que existen estas leyes hay que procurar ense1ar lo que es el amor, el Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
matrimonio y la %amilia, de modo que una !uena %ormaci$n lleve a la propia sociedad a corregir estas desviaciones que la da1an 2.asta aqu el Padre Ba1ares5. Lo m&s que pueden hacer los esposos es separarse, y esto por ra-ones muy graves, quedando siempre %irme el vnculo contrado entre ellos, como lo ense1a el 'atecismo de la ?glesia 'at$lica: 164$. - Existen, sin em!argo, situaciones en que la convivencia matrimonial se hace pr&cticamente imposi!le por ra-ones muy diversas. En tales casos, la ?glesia admite la separaci$n %sica de los esposos y el %in de la coha!itaci$n. Los esposos no cesan de ser marido y mu,er delante de Dios; ni son li!res para contraer una nueva uni$n. En esta situaci$n di%cil, la me,or soluci$n sera, si es posi!le, la reconciliaci$n. La comunidad cristiana est& llamada a ayudar a estas personas a vivir cristianamente su situaci$n en la %idelidad al vnculo de su matrimonio que permanece indisolu!le 2'%. 3'; 9A; '?' can. 44:4/44::5. 165%. - .oy son numerosos en muchos pases los cat$licos que recurren al divorcio segn las leyes civiles y que contraen tam!i"n civilmente una nueva uni$n. La ?glesia mantiene, por %idelidad a la pala!ra de >esucristo 2OCuien repudie a su mu1er y se case con otra2 comete adulterio contra a3u7lla: y si ella repudia a su marido y se casa con otro2 comete adulterioO 2(c. 4J, 44/475, que no puede reconocer como v&lida esta nueva uni$n, si era v&lido el primer matrimonio. Si los divorciados se vuelven a casar civilmente, se ponen en una situaci$n que contradice o!,etivamente a la ley de Dios. Por lo cual no pueden acceder a la comuni$n eucarstica mientras persista esta situaci$n, y por la misma ra-$n no pueden e,ercer ciertas responsa!ilidades eclesiales. La reconciliaci$n mediante el sacramento de la Penitencia no puede ser concedida m&s que a aquellos que se arrepientan de ha!er violado el signo de la 0lian-a y de la %idelidad a 'risto y que se comprometan a vivir en total continencia. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
1651. - +especto a los cristianos que viven en esta situaci$n y que con %recuencia conservan la %e y desean educar cristianamente a sus hi,os, los sacerdotes y toda la comunidad de!en dar prue!a de una atenta solicitud, a %in de que aqu"llos no se consideren como separados de la ?glesia, de cuya vida pueden y de!en participar en cuanto !auti-ados: Se les exhorte a escuchar la Pala!ra de Dios, a %recuentar el sacri%icio de la misa, a perseverar en la oraci$n, a incrementar las o!ras de caridad y las iniciativas de la comunidad en %avor de la ,usticia, a educar sus hi,os en la %e cristiana, a cultivar el espritu y las o!ras de penitencia para implorar de este modo, da a da, la gracia de Dios 23' 9;5. 2.asta aqu el 'atecismo5. El a!andono del hogar por parte de uno de los c$nyuges constituye otro de los grandes males que a%ectan la vida %amiliar. Esto causa pro%undas heridas en la %amilia y en la vida cristiana y denota graves situaciones de pecado. R(,+0-53(' ()19+053/*:+,(' Las relaciones extraconyugales, o adulterio, constituyen otro de los grandes males que amena-an a la %amilia y que causan grandes destro-os en ella. La mentalidad de un matrimonio a prue!a o )compromiso solamente por un tiempo*, la llamada )sociali-aci$n del matrimonio* y la mentalidad divorcista, hacen que se vaya poniendo menor atenci$n al grave pro!lema del adulterio, hasta el punto de que cada ve- es mayor el nmero de esposos que caen en esa situaci$n, a veces sin mayores preocupaciones de conciencia. Sin em!argo, el adulterio, o relaciones extraconyugales, es y ser& siempre un grave pecado contra la castidad, contra la %idelidad conyugal y contra la ,usticia, al tiempo que una in,uria y atentado contra el sacramento del (atrimonio, que exige la %idelidad tam!i"n por el ttulo especial de la virtud de la religi$n. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
ANTICONCEPCIN La anticoncepci$n o )contracepci$n* se propone impedir por voluntad humana el e%ecto natural de la uni$n conyugal, es decir, desviar la %inalidad procreadora de dicha uni$n. Es propiamente una voluntaria perversi$n del acto conyugal, lo cual se reali-a impidiendo que el semen llegue a su t"rmino normal, o interviniendo en los elementos de la generaci$n para hacerlos in%ecundos, temporal o perpetuamente. Lo primero est& comprendido en el nom!re gen"rico de )onanismo*; lo segundo corresponde al concepto de )esterili-aci$n*. El onanismo, o procedimientos para impedir que el semen llegue a su t"rmino normal o natural, se da principalmente en estas %ormas: ?nterrumpiendo la c$pula para que el semen se derrame %uera: es el onanismo propiamente dicho 2'%. 6n A9, </4J5. +eteniendo el semen por medio de elementos pl&sticos llamados )preservativos*, como es el caso del cond$n. 'errando la entrada del tero. ?ntroduciendo de antemano sustancias que retengan los espermato-oides y les impidan la entrada en el tero. La esterili-aci$n se da por operaci$n quirrgica, por rayos E o por medio de drogas. La anticoncepci$n por intervenci$n en el acto sexual, u onanismo, adem&s de su pecaminosidad por privar directa y voluntariamente la c$pula sexual de su ordenaci$n a la generaci$n y, por tanto, adem&s de ir contra el plan de Dios, presenta estos otros pro!lemas: La mu,er muchas veces queda expuesta a tensiones que signi%ican para ella una tortura y que muchas veces la llevan a cogerle %astidio a todo trato sexual. 0lgunos de estos procedimientos causan desequili!rio hormonal y Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
da1os a la salud, a veces graves. En con,unto, quitan al trato sexual su plena %uer-a para expresar y %omentar el amor, que en tal caso entre los esposos no alcan-a plenitud, lo cual da origen a %rustraciones, tensiones y neurosis. Por un o%uscamiento del amor entre los esposos se pone en peligro el desenvolvimiento de su personalidad. +especto a la esterili-aci$n es necesario tener en cuenta que toda persona tiene derecho a su integridad %sica, psquica, moral y espiritual. ?ntervenciones que tienden a suprimir %unciones o a anularlas, o a extraer $rganos, solamente podr&n ser moralmente lcitas cuando concurra una causa valedera, de acuerdo con el principio de totalidad o con el principio de voluntario indirecto. La esterili-aci$n que tenga como %in evitar la concepci$n es totalmente ilcita, en cualquier %orma que se haga. Su ilicitud est& no solamente en anular la capacidad generativa, sino tam!i"n en cuanto atenta contra el plan de Dios, es o%ensiva de la dignidad de la persona humana, como tam!i"n, en cuanto origina pro!lemas relacionados con la vida conyugal. La castraci$n o )emasculaci$n* tiene el pro!lema de causar desventa,osos cam!ios de orden %sico y psquico que inciden negativamente en la personalidad y que disminuyen en el otro c$nyuge la atracci$n amorosa. La esterili-aci$n por otros medios, aunque no tiene car&cter tan radical como la castraci$n, tiene, sin em!argo, sus incidencias %unestas en la vida psquica y pone en peligro el amor conyugal 2'%. .H 4;5. #odas estas ra-ones hacen ver con claridad la ilicitud de las intervenciones anticonceptivas, todas ellas condenadas reiteradamente por la ?glesia. El Papa Po E? a%irma que quienes por su intervenci$n privan al acto sexual de su virtud natural de engendrar descendencia, o!ran contra la naturale-a y cometen una acci$n intrnsecamente mala 2'%. Casti Connu/ii AA/ Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
A;5. El Papa >uan EE??? previene contra el intento de resolver el pro!lema de superpo!laci$n por caminos en contradicci$n con el orden moral y con la dignidad de la persona humana 2'%. (( 49<. 4<45. El 'oncilio Haticano ?? a%irma que el amor conyugal es a menudo pro%anado por el egosmo, el hedonismo y los usos ilcitos contra la generaci$n, y recalca que para el ,uicio moral de un hecho no !asta con mirar nicamente la intenci$n y los motivos, sino que es necesario considerar tam!i"n el %ondo o!,etivo de la acci$n. +echa-a soluciones que contradicen la ley moral 2'%. 6S ;85. El Papa Pa!lo H? declara ilcita la interrupci$n directa de la generaci$n ya iniciada, la esterili-aci$n y toda intervenci$n antes, en o despu"s del acto conyugal con el %in de impedir la generaci$n 2'%. .H 44/4;5. Dice tam!i"n el Papa Po E? que no raras veces es uno de los c$nyuges el que quiere imponer el impedimento a la generaci$n, siendo claro que el otro c$nyuge no puede prestar una cooperaci$n %ormal, apro!ando las pretensiones del primero, pues esto sera cooperar al pecado del otro; pero que por graves ra-ones puede ser lcita una cooperaci$n material, teniendo en cuenta que, antes que todo, la caridad de!e mover al c$nyuge inocente a apartar al otro del pecado con oportunas exhortaciones 2'%. Casti Connu/ii A85. +especto al sacramento de la Penitencia, hay que tener en cuenta que quien no est& dispuesto a a!andonar una conducta anticonceptiva reconocida como gravemente pecaminosa, no tiene el espritu necesario para reci!ir con provecho la a!soluci$n. Pero quienes se es%uer-an por con%ormar rectamente su vida entera y piden para ello la gracia de Dios, tienen derecho a esperar que superar&n las di%icultades 2'%. .H 7<5. COPULA DIMIDIATA. - La llamada c-pula dimidiata) o uni$n a medias consiste en la c$pula conyugal sin derramamiento de semen, como Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
procedimiento anticonceptivo. #iene pro!lemas morales so!re todo por sus consecuencias, tales como el peligro de incontinencia posterior y tensiones da1inas. I3'(7-3+0-=3 A91-<-0-+, (*el Catecismo de la +,lesia Cat-lica8 FGPKMFGPP) 23!6. - Las t"cnicas que provocan una disociaci$n de la paternidad por intervenci$n de una persona extra1a a los c$nyuges 2donaci$n del esperma o del $vulo, pr"stamo de tero5 son gravemente deshonestas. Estas t"cnicas 2inseminaci$n y %ecundaci$n arti%iciales heter$logas5 lesionan el derecho del ni1o a nacer de un padre y una madre conocidos de "l y ligados entre s por el matrimonio. Gue!rantan )su derecho a llegar a ser padre y madre exclusivamente el uno a trav"s del otro* 2'D3, ?nstr. )*onum =itae) 7, 45. 23!!. - Practicadas dentro de la pare,a, estas t"cnicas 2inseminaci$n y %ecundaci$n arti%iciales hom$logas5 son qui-& menos per,udiciales, pero no de,an de ser moralmente repro!a!les. Disocian el acto sexual del acto procreador. El acto %undador de la existencia del hi,o ya no es el acto por el que dos personas se dan una a otra, sino que con6a la vida y la identidad del em/ri-n al poder de los m7dicos y de los /i-lo,os2 e instaura un dominio de la t7cnica so/re el ori,en y so/re el destino de la persona 0umana. 'na tal relaci-n de dominio es en s contraria a la di,nidad e i,ualdad 3ue de/e ser com9n a padres e 0i1os) 2'%. 'D3, ?nstr. *onum =itae) 975. )La procreaci$n queda privada de su per%ecci$n propia, desde el punto de vista moral, cuando no es querida como el %ruto del acto conyugal, es decir, el gesto espec%ico de la uni$n de los esposos... solamente el respeto de la conexi$n existente entre los signi%icados del acto conyugal y el respeto de la unidad del ser humano consiente una procreaci$n con%orme con la dignidad de la persona* 2'D3, ?nstr. *onum =itae) 7, ;5 2.asta aqu el 'atecismo5. La inseminaci$n arti%icial humana es gravemente o%ensiva de la Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
dignidad de la persona: no se puede o!rar con la persona humana de la misma manera como se o!ra con el animal. 0un en el caso del matrimonio, aunque se trate de la inseminaci$n arti%icial hom$loga, es decir, con elementos germinales de los legtimos esposos, no puede ser lcitamente admitida ya que, de acuerdo con los %ines de la sexualidad humana, el ni1o no de!e ser el resultado de un proceso puramente !iol$gico, sino el %ruto de un amor personal de los c$nyuges, quienes est&n llamados no solamente a proporcionar los elementos requeridos para una nueva vida en una acci$n comn personal, corporal y espiritual, que solamente puede darse en la uni$n sexual por la que los esposos se expresan y pro%undi-an su mutuo amor y se capacitan as para sacri%icarse en servicio del hi,o. La inseminaci$n arti%icial no se presta para crear los vnculos entre los padres y el hi,o necesarios para el !ien de la prole. #iene el gran pro!lema de deshumani-ar el despertar de una nueva vida 2'%. 0locuci$n del Papa Po E??, del 7< de septiem!re de 4<;< ante el ?H 'ongreso ?nternacional de ("dicos 'at$licos, D- 7AJA5. El mismo Papa Po E?? a%irma que los esposos que no puedan llegar a tener el hi,o deseado no pueden deducir la ,usti%icaci$n de la inseminaci$n arti%icial de un supuesto derecho al hi,o, porque el matrimonio no da directamente derecho al hi,o, sino al acto conyugal del que, naturalmente, de!e provenir el hi,o 2'%. D+( E???, A;<; EH???, 7485. IRGINIDAD Y CELIBATO (A =+$>+N+*A* P"$ %( $%+N" *% *+"S (*el Catecismo de la +,lesia Cat-lica8 NKNLMNKFI) Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
161#. - 'risto es el centro de toda la vida cristiana. El vnculo con Ml ocupa el primer lugar entre todos los dem&s vnculos, %amiliares o sociales 2'%. Lc. 4;, 7=; (c. 4J, 79/A45. Desde los comien-os de la ?glesia ha ha!ido hom!res y mu,eres que han renunciado al gran !ien del matrimonio para seguir al 'ordero donde quiera que vaya 2'%. 0p. 4;, ;5, para ocuparse de las cosas del Se1or, para tratar de agradarle 2'%. 4'o. 8, A75, para ir el encuentro del Esposo que viene 2'%. (t. 7:, =5. 'risto mismo invit$ a algunos a seguirle en este estilo de vida del que Ml es modelo 2'%. (t 4<, 475. 161$. - La virginidad por el +eino de los 'ielos es un desarrollo de la gracia !autismal, un signo poderoso de la preeminencia del vnculo con 'risto, de la ardiente espera de su retorno, un signo que recuerda tam!i"n que el matrimonio es una realidad que mani%iesta el car&cter pasa,ero de este mundo 2'%. 4'o. 8, A4; (c. 47, 7:5. 162%. - Estas dos realidades, el sacramento del matrimonio y la virginidad por el +eino de Dios, vienen del Se1or mismo. Es Ml quien les da sentido y les concede la gracia indispensa!le para vivirlos con%orme a su voluntad 2'%. (t. 4<, A/475. La estima de la virginidad por el +eino 2'%. L6 ;7; P' 47; K# 4J5 y el sentido cristiano del (atrimonio son insepara!les y se apoyan mutuamente. SENTIDO Y ALOR DEL CELIBATO 'eli!ato es el estado de una persona no unida en matrimonio. Entre los laicos hay quienes lo eligen voluntariamente por motivos religiosos o sociales, para dedicarse al apostolado, a la piedad o a o!ras asistenciales. En el plano espiritual adquiere un valor religioso en cuanto que la persona que lo elige o acepta se o!liga a o!servarlo por amor de Dios, por una mayor disponi!ilidad de tiempo y mayor li!ertad de iniciativa en la !squeda de la per%ecci$n y en el servicio del pr$,imo. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
La renuncia al matrimonio implica limitaciones, sacri%icios y luchas que si se aceptan serenamente se convierten en %uente de enriquecimiento interior. El celi!ato voluntario %ue muy practicado en la ?glesia primitiva por personas que se consagra!an a la oraci$n y a la penitencia. Se les llama!a continentes, si eran varones, y vrgenes, si eran mu,eres. El celi!ato eclesi&stico deriva de una prescripci$n ,urdica. Parece que en la ?glesia latina se impuso por primera ve- a los sacerdotes en el 'oncilio de Elvira, hacia el a1o AJJ. Posteriormente se impuso a los di&conos en el 'oncilio de Krange, en el ;;4. @o es de la esencia del sacerdocio, pero la ?glesia lo ha considerado particularmente conveniente a la vida sacerdotal. Es un signo y al mismo tiempo un estmulo de la vida pastoral, y %uente especial de %ecundidad espiritual en el mundo 2'%. PK 4=; K# 4J; Sacerdotalis Coeli/atus 4;. 485. La ?glesia ve la ntima relaci$n del celi!ato con el sacerdocio especialmente por estas ra-ones: La renuncia al matrimonio contri!uye nota!lemente a la per%ecci$n del ministerio sagrado por el continuo e,ercicio de la caridad que hace al sacerdote capa- de hacerse todo para todos 2'%. L6 ;7; PK 4=5. El celi!ato responde m&s id$neamente a la exigencia de la identi%icaci$n del sacerdote con 'risto, tanto en el plano de una consagraci$n total y exclusiva al Se1or, como en el de una completa inmolaci$n de s mismo, o como indicaci$n y signo de los !ienes %uturos 2'%. 7'o 44, 7; E%. :, A7; 4'or. 8, AA/A:; PK 4=5. Por los sacri%icios que impone es una garanta de selecci$n de los candidatos al sacerdocio. Es un instrumento v&lido de asc"sis, en cuanto que redime de la Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
esclavitud de los sentidos y con%iere mayor vigor y pure-a al espritu. Es un estmulo constante para cultivar la vida interior con intensidad, sin la cual no es posi!le conservar durante mucho tiempo la pure-a del cora-$n. 'on la venida de 'risto la valoraci$n de la virginidad ocup$ un lugar preeminente, como testimonio de %e, igual que el martirio. En el @uevo #estamento encontramos las siguientes dimensiones que ayudan a una me,or comprensi$n del valor de la virginidad cristiana: La virginidad de (ara. Es ella la nica mu,er a quien se le llama con el nom!re de virgen, en su entrada a la historia de la salvaci$n 2'%. Lc. 4, 7=/785. En ella se actuali-a la virginidad de la ?glesia de %orma personal y e,emplar. El esencial car&cter eclesiol$gico de la virginidad. #oda virginidad neotestamentaria se ha de entender como participaci$n de la virginidad de la ?glesia 2'%. 7'o. 44,75. La dimensi$n escatol$gica de las a%irmaciones !!licas so!re la virginidad 2'%. (t. 4<, 4J/47; (c. 47, 49/78; 4'o. 8, 7=5. El car&cter eclesiol$gico de la virginidad. La virginidad es un carisma; presupone una elecci$n por parte de Dios 2'%. 4'o 8,8. 7:/;J5. El mismo 'risto acenta el car&cter carism&tico de la virginidad 2'%. (t. 4<, 44/475. 'uando la ?glesia esta!lece como o!ligatorio el celi!ato para los sacerdotes, lo que hace es llevar al sacerdocio ministerial solamente a quienes con la vocaci$n sacerdotal han reci!ido el carisma del celi!ato. La relaci$n entre celi!ato y sacerdocio. En la ?glesia, virginidad y sacerdocio est&n en relaci$n muy particular 2'%. 4'o. 8, A75. El 'oncilio Haticano ?? ve en la estima del celi!ato por el +eino de los 'ielos un rasgo caracterstico de la ?glesia y una condici$n para la comprensi$n de la nueva vida en 'risto 2'%. L6 ;7/;A; PK 4J5. Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
El elemento %ormal y decisivo del celi!ato por el +eino de los 'ielos es la entrega o!lativa de la integridad de la persona a 'risto; m&s que en la integridad del cuerpo, est& en la integridad del cora-$n. @o es un camino que la ley prescri!a para todos, sino una vocaci$n especial que el Se1or hace a algunos, como una gracia particular. En tal sentido de!e ser entendido y vivido el celi!ato. En "l lo %undamental es la espontaneidad de la renuncia por el +eino de los 'ielos. 'omo carisma, el celi!ato es un don gratuito que no se puede adquirir por el propio es%uer-o, pero que s se puede pedir al Se1or. @o de!e a!ra-ar ese estado sino quien se siente llamado a "l. Para quien no se siente llamado ser& temerario comprometerse, y aun pecaminoso por exponerse a no ser %iel a su compromiso. .ay algunos signos de vocaci$n al celi!ato. Entre ellos los principales son: %l espritu de ,enerosidad2 sacri6icio y 6irmeza de voluntad. %l amor sincero y pro6undo al Seor. %l ,usto por la oraci-n y2 en ,eneral2 por la vida interior. (os sentimientos de aut7ntica caridad para con el pr-1imo2 con deseo sincero de darse a su servicio en el apostolado. 'n compro/ado espritu asc7tico. En la ?glesia latina la disposici$n a a!ra-ar li!re e irrevoca!lemente el celi!ato es condici$n para la ordenaci$n sacerdotal. Pero esto no se ha de considerar simplemente como un requisito legal, sino como un pacto de %idelidad con el Se1or, a impulsos de un amor totalmente li!re. El voto de castidad, implcito en el diaconado, de!e entenderse como o!laci$n de s mismo, que compromete hasta lo m&s ntimo de la persona y que mani%iesta que el sacerdote no puede contentarse con ser o%erente, sino que tiene que ser vctima en lo m&s pro%undo de su ser. Guien asume el celi!ato consagrado por vocaci$n interior y hace los sacri%icios necesarios para la guarda de la castidad uni"ndose al sacri%icio de Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
la cru-, lograr& una uni$n cada ve- m&s ntima con el Se1or en su sacri%icio de ala!an-a. De "l se podr& decir con ra-$n que ,lori6ica a *ios en su cuerpo) 2'%. 4'o. =, 49; 8, 4/;J5. La o!ligaci$n de la castidad impuesta por el celi!ato consagrado no se limita a la sola renuncia al matrimonio, sino que exige una actitud tal que cualquier pecado contra la castidad tiene car&cter de sacrilegio. @o es apto para el sacerdocio ni para la vida religiosa quien no muestre verdadera vocaci$n por el celi!ato por el +eino de los 'ielos. AMOR Y CONSAGRACIN Dice el Papa Pa!lo H? en su Encclica so!re el celi!ato sacerdotal que la respuesta a la vocaci$n divina es una respuesta de amor al amor que 'risto nos ha demostrado de manera su!lime 2Sacerdotalis 'oeli!atus 7;5. Esa vocaci$n se cu!re de misterio en el particular amor por las almas. La elecci$n del celi!ato consagrado ha sido considerado siempre en la ?glesia como se1al y estmulo de caridad 2'%. L6 ;75: seal de un amor sin reservas: estmulo de una caridad a/ierta a todos. El celi!ato o!servado por el amor del +eino de los 'ielos proclama ante los dem&s cristianos que el reino del amor divino acta ya con tal %uer-a, que el discpulo de 'risto es capa- de entregarse a "l sin dividir su cora-$n. De la caridad nace la renuncia al matrimonio, renuncia que es como el testimonio escatol$gico en pro del +eino de la divina caridad. La templan-a, requerida en el celi!ato, irradia la grande-a del desprendimiento, del respeto y del car&cter redentor del amor. 'omo virtud se alimenta del amor y vive para el amor. El celi!ato consagrado es amorosa entrega a Dios con todas las %uer-as. @o se puede comprender ni vivirse sin un encuentro vivencial con 'risto. En la vida de la persona consagrada Dios Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
ocupa el primer lugar; lo antepone a todo lo dem&s. Por El est& dispuesta la persona a renunciar a todo. El c"li!e por consagraci$n hace palpa!le y pregona la esperan-a escatol$gica de la vida cristiana y de la ?glesia, pues no espera del amor terreno de una esposa la satis%acci$n de su ntima exigencia de amor: se lan-a, en esperan-a, al amor del m&s all&, del # Divino. El celi!ato maduro comunicar& una atm$s%era de li!ertad para el Se1or y para amar sin temor y sin deseos posesivos: el c"li!e que desee dar plena signi%icaci$n a su vida y testimonio de su consagraci$n por el +eino de Dios, no !usca una relaci$n con otra persona intentando expresamente su propia reali-aci$n personal; sa!e que la otra persona exige ser amada por s misma. El amor c"li!e excluye con radicalidad cualquier actitud de posesi$n. El c"li!e por el +eino de los 'ielos podr& aceptar y desear la amistad, pero no una amistad que le quite su li!ertad. @adie puede vivir un celi!ato saluda!le si no est& dedicado con entusiasmo a una causa no!le, que no ser& el celi!ato en s mismo, sino una causa digna de la propia entrega total. El celi!ato por el +eino de Dios es expresi$n de entusiasmo, de go-o en el Se1or, de aceptaci$n agradecida de la llamada a servir al evangelio y a las necesidades de las personas por amor de Dios. Pero no se trata de un entusiasmo moment&neo. Guien pretende dar plena signi%icaci$n a su vida c"li!e de!er& mantenerse siempre en la va hacia una mayor plenitud de vida en 'risto Se1or y en un servicio a los hermanos cada ve- m&s entregado. Para vivir el celi!ato sin %rustraciones peligrosas, la persona comprometida en "l necesita una generosa capacidad para regoci,arse en el Se1or, para contemplar la Pala!ra encarnada y para mirar sus relaciones y actividades a la lu- del Evangelio. MADUREZ A>ECTIA Y CELIBATO Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
'ondici$n indispensa!le para asumir con responsa!ilidad el compromiso del celi!ato consagrado es ha!er logrado una completa madure- a%ectiva y psicol$gica. Solamente as podr& la persona darse cuenta de todo el sentido y valor de su consagraci$n y vivirla con go-o y equili!rio. La persona solamente experimenta que el celi!ato tiene sentido cuando lo ha vivido de hecho, dice Qarl +haner en su Carta a/ierta so/re el celi/ato). Para lograrlo se requiere que la persona haya logrado un gran equili!rio en su a%ectividad. .ay que tener en cuenta que el celi!ato consagrado no es en primer lugar un estado, sino, y ante todo, una mentalidad. 'uando esa mentalidad se mantiene, la continencia y la renuncia al matrimonio ser&n una consecuencia de ello, como algo positivo. 'uando %alta, el c"li!e experimenta la disposici$n de la ?glesia como una opresi$n insoporta!le, %uente de neur$tica soltera. En tal caso la soluci$n no estara en la supresi$n del celi!ato. Por lo dem&s, con suprimir el celi!ato sacerdotal en lugar de resolver un pro!lema, se crean otros. La persona madura es consciente de que el contenido de la vocaci$n al celi!ato es la a!negaci$n al servicio de Dios y que este don es un tesoro que se lleva en vasos %r&giles, amena-ado de muchas maneras, por lo que es necesario un gran cuidado, so!re todo acudir a una viva oraci$n y a una !uena direcci$n espiritual. 'uando el consagrado ya no encuentra tiempo para la oraci$n, cuando a!re las puertas a los reclamos del mundo, pierde el contacto con el Se1or y se de,a penetrar por el espritu del mundo; su vida celi!ataria pierde para "l sentido y valor. Sin una ascesis personal y pro%unda el celi!ato se hace imposi!le. En cam!io cuando es vivido en plenitud se desenvuelve lleno de vigor y enriquece Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
la personalidad, que gana as en amplitud de miras y %irme-a de car&cter. EL CELIBATO SACERDOTAL SEGEN LA ENC&CLICA FSACERDOTALIS COELIBATUSG. a5 A<-97+0-53(' '529( ,+ 7+.*9(@ +<(01-4+" 55-5#. JJJJJJJJLa elecci$n del celi!ato no implica la ignorancia o desprecio del instinto sexual y de la a%ectividad, lo cual ciertamente tendra consecuencias da1osas para el equili!rio %sico y psicol$gico, sino que exige lcida comprensi$n, atento dominio de s mismo y sa!ia su!limaci$n de la propia psiquis a un plano superior. 0s, el celi!ato, elevando integralmente a la persona, contri!uye e%ectivamente a su per%ecci$n. Si al sacerdote le viene a %altar una experiencia personal y directa de la vida matrimonial, ciertamente no le %altara un conocimiento acaso m&s pro%undo del cora-$n humano, que le permitira penetrar los pro!lemas de la vida %amiliar, y ser as de valiosa ayuda con el conse,o y con la asistencia, para los c$nyuges y para las %amilias cristianas. La presencia del sacerdote que vive en plenitud su propio celi!ato su!rayara la dimensi$n espiritual de todo amor digno del cristiano. 'iertamente el sacerdote es un hom!re solo por ra-$n del celi!ato, pero su soledad no es el vaco, porque est& lleno de Dios y de la exultante rique-a de su +eino. 0dem&s, para esta soledad, que de!e ser plenitud interior de caridad, "l se ha preparado, la ha elegido conscientemente. Segregado del mundo, el sacerdote no est& separado del pue!lo de Dios, porque ha sido constituido en %avor de los hermanos 2'%. .! :, 45. Guien ha determinado ser todo del Se1or, hallar& ante todo en la intimidad con Ml y en su gracia la %uer-a del espritu necesaria para disipar la melancola y para vencer los desalientos. @o le %altar& la Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
protecci$n de la Santsima Hirgen (ara. !5 S529( ,5 H*( .(2( '(9 ,+ <597+0-=3 '+0(9.51+,, 1(3-(3.5 (3 0*(31+ ,5' 895<*3.5' 0+72-5' .( ('15' I,1-75' 1-(785'" 62-!1. 0dmitir al sacerdocio solamente a quienes sean considerados aptos, es decir, a quienes den se1ales de ha!er reci!ido el carisma del celi!ato, en virtud del cual la persona est& llamada a responder con li!re decisi$n y entrega, su!ordinando el propio )yo* al !enepl&cito de Dios que le llama. En el candidato al sacerdocio se de!e cultivar el sentido de la receptividad del don divino, dando especial importancia a los medios so!renaturales. Fna %ormaci$n verdaderamente adecuada de!e coordinar armoniosamente el plano de la gracia y el de la naturale-a, en su,etos cuyas condiciones sean conocidas con claridad. Estas condiciones reales de!er&n ser compro!adas apenas se delineen las se1ales de la vocaci$n con escrupuloso cuidado, sin %iarse de un ,uicio apresurado y super%icial. Los su,etos que se descu!ra que son ineptos de!en ser apartados inmediatamente del camino del sacerdocio, sin a!andonarse a %alaces esperan-as ni a peligrosas ilusiones. Fna vida tan total y delicadamente comprometida, interna y externamente, como es la del sacerdote c"li!e, excluye, de hecho, a los su,etos de insu%iciente equili!rio psicol$gico y moral. @o se de!e pretender que la gracia suplante en esto a la naturale-a. Fna ve- compro!ada la idoneidad del su,eto se de!e procurar el progresivo desarrollo de su personalidad. Esta educaci$n se compro!ar& en la %irme-a de &nimo con que acepte Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
una disciplina personal y comunitaria, como es la que requiere la vida sacerdotal, disciplina "sta que no de!e ser )soportada* como una imposici$n desde %uera, sino interiori-ada en el con,unto de la vida espiritual como un componente indispensa!le. Se de!er& estimular a la virtud de la sinceridad, sumamente evang"lica 2'%. (t. :, A85, y a la espontaneidad, %avoreciendo toda iniciativa personal, a %in de que el su,eto mismo aprenda a conocerse y a valorarse, a asumir conscientemente las propias responsa!ilidades, a %ormarse en aquel dominio de s mismo que es de suma importancia en la educaci$n sacerdotal. La %ormaci$n integral del candidato al sacerdocio de!e mirar a una serena, convencida y li!re elecci$n de los graves compromisos que ha!r& de asumir en su propia conciencia ante Dios y ante la ?glesia. @o se ha de ocultar ninguna de las verdaderas di%icultades que tendr& que a%rontar con su elecci$n, a %in de que su entusiasmo no sea super%icial y %atuo. #am!i"n se ha de poner de relieve con verdad y caridad lo su!lime de su elecci$n. Se ha de llevar a una convicci$n de que no ser& posi!le recorrer en di%cil camino sin una ascesis particular, superior a la exigida a los otros %ieles y propia de los aspirantes al sacerdocio. Fna ascesis severa, pero no so%ocante, que consista en un meditado y asiduo e,ercicio de aquellas virtudes que hacen de un hom!re un sacerdote: a!negaci$n, prudencia, humildad, o!ediencia, ,usticia, %ortale-a, templan-a, virtudes sin las cuales no puede existir una vida religiosa verdadera y pro%unda, sentido de responsa!ilidad, de %idelidad y de lealtad en asumir los propios compromisos; armona entre contemplaci$n y acci$n; desprendimiento y espritu de po!re-a, que den tono y vigor a la li!ertad evang"lica; castidad como perseverante conquista, armoni-ada con todas las dem&s virtudes naturales y so!renaturales; contacto sereno y seguro con el mundo, a cuyo servicio se consagrar& el Tratado de Moral Sexual y Matri moni al . Seminari o Nacional Cristo Sacerdote
candidato por 'risto y por su +eino. Para ,u-gar con mayor certe-a de la idoneidad para el sacerdocio y para tener sucesivas prue!as de que el candidato ha alcan-ado su madure- humana y so!renatural, ser& oportuno que el compromiso del celi!ato se o!serve durante perodos determinados de experimento, antes de convertirse en esta!le y de%initivo con el pres!iterado 2'%. K# 475. Fna ve- o!tenida la certe-a moral de que la madure- del candidato o%rece su%icientes garantas, estar& en una situaci$n de poder asumir la grave y suave o!ligaci$n de la castidad sacerdotal como donaci$n total de s al Se1or y a la ?glesia. MADUREZ BUMANA Y CASTIDAD RELIGIOSA 'omo elemento de re%lexi$n es interesante un artculo del Padre Rlvaro >im"ne- 'adena, S. >. titulado Madurez 0umana y castidad reli,iosa)2 en el que considera la castidad !a,o dos aspectos: Posi!les peligros que la vida de castidad consagrada puede presentar para la maduraci$n de la personalidad. La castidad como medio de reali-aci$n personal y apost$lica para el religioso o el sacerdote. Estos aspectos se pueden resumir as: A6. POSIBLES PELIGROS PARA LA MADURACIN DE LA PERSONALIDAD" 1. I305789(3'-=3 .( ,+ '()*+,-.+. J*7+3+ / .(, '(31-.5 .(, 4515 .( 0+'1-.+.. Se dan casos de ignorancia a nivel !iol$gico, psicol$gico y religioso. 0 nivel !iol$gico %altan conocimientos cient%icos claros so!re la sexualidad humana. Se desconocen a veces los o!,etivos y el %uncionamiento normal de la sexualidad y sus posi!les desviaciones y mani%estaciones patol$gicas. 0 nivel psicol$gico, se presenta la %alta de conocimientos so!re los aspectos de car&cter anmico que hay que tener en cuenta en la sexualidad, so!re la a%ectividad y el desarrollo psicosexual humano. 0 nivel religioso se presenta otra ignorancia, que se considera todava m&s peligrosa y nociva, que es la relacionada con el sentido exacto del voto de castidad y la ra-$n de ser del celi!ato sacerdotal o religioso. Dice al respecto el autor del artculo en cuesti$n que no se trata solamente de una ignorancia te$rica, sino so!re todo de una %alta de interiori-aci$n y que como consecuencia de ello algunos viven su castidad principalmente como una renuncia dolorosa, a veces conce!ida de manera demasiado voluntarista y represiva no solamente de los deseos sexuales, sino tam!i"n de todo amor pro%undo. De esta manera %&cilmente se identi%ica el amor con el comportamiento sexual activo, de tal modo que sera preciso renunciar al amor para poder vivir el voto de castidad. Ktras veces se mani%iesta una concepci$n negativa de la castidad en una actitud de resignaci$n %atalista do!legada ante la imposici$n de la ?glesia. 0s, la castidad se tiene como una o!ligaci$n que se tolera, pero que no se ama. En tales condiciones la realidad de la consagraci$n al Se1or no se convierte en vida propia, como medio de reali-aci$n personal y como %uente de %ecundidad apost$lica al servicio del +eino de Dios. 2. N(:+0-=3 .( ,+ '()*+,-.+." 0 veces el pro!lema no es de %alta de in%ormaci$n, sino que es de actitudes equivocadas que se mani%iestan en la di%icultad que algunos experimentan para aceptar plena y serenamente la propia sexualidad. En estos casos se recurre a la negaci$n como mecanismo de de%ensa para li!rarse de la angustia por los impulsos sexuales y de la amena-a de perder el control de los mismos impulsos. 0 la negaci$n suele ir muy unida la represi$n del impulso y de los sentimientos a%ectivo/sexuales. .ay que tener en cuenta que para vivir una castidad madura es necesario no solamente conocer te$ricamente el hecho de que somos seres sexuados, sino tam!i"n aceptar de cora-$n ese mismo hecho, y que es peligroso ignorar cualquiera de los elementos que integran la sexualidad humana, tanto los de car&cter !iol$gico, como los de car&cter a%ectivo y espiritual. 3. E, +-',+7-(315 (750-53+," Es otra manera de mane,ar mal la a%ectividad. La persona trata de resolver la angustia que resulta del hecho de experimentar una %uerte atracci$n hacia personas del sexo opuesto y el peligro de perder el control de los impulsos sexuales, encerr&ndose para protegerse contra toda relaci$n personal pro%unda. 'ae en una situaci$n de aislamiento que di%iculta las relaciones con sus superiores, con los compa1eros de comunidad, con las personas con quienes o por quienes se tra!a,a. Este aislamiento, adem&s de ocasionar di%icultades para la vida de comunidad, puede esterili-ar, en !uena parte, el tra!a,o apost$lico. 4. E:5A'75" Es uno de los peligros del celi!ato m&s %recuentes, %en$meno que se podra llamar la )psicologa del solter$n*. Son personas de madure- cronol$gica que se vuelven exigentes, amigos de comunidades, apegados a personas, cosas, o%icios o lugares; temerosos de entrega generosa y sacri%icada a los dem&s. 0s el voto de castidad se puede ir convirtiendo, con el correr del tiempo, en una carga pesada que a lo m&s se soporta a rega1adientes )como una exigencia ,urdica de una ?glesia institucional incomprensiva y dura con los m&s pro%undos sentimientos humanos*. 5. C+'1-.+. +72-:*+" Es otro de los peligros y consiste en tratar de vivir la consagraci$n, pero a!rigando simult&neamente la a1oran-a de amores humanos y de placeres a los que se renunci$, y acariciando la esperan-a secreta de volver a poseer lo que se entreg$ en un momento de generosidad: se 3uiere vivir con un pie en el mundo y otro en la reli,i-n). De manera m&s o menos consciente se )hace un pacto con la mediocridad*, tratando de !ordear imprudentemente el precipicio de la tentaci$n, repartiendo el cora-$n entre el amor espiritual y el amor m&s o menos sensual a las criaturas. Se quisiera permanecer en la vida religiosa, pero dis%rutando al mismo tiempo de los a%ectos y placeres a que tiene derecho la persona casada. Esta actitud am!ivalente produce una verdadera tortura psicol$gica. (ientras la persona contine en tal situaci$n de tensi$n, de descontento, seguir& con el cora-$n desgarrado, viviendo en la mediocridad y en la amargura, !uscando compensaciones en comida y !e!ida, en !uena vida, diversiones, espect&culos, etc., con una incre!le capacidad de racionali-ar, a la que se acude en tales casos para ,usti%icar la propia conducta. Para vivir una castidad aut"ntica y grati%icante es indispensa!le llegar a una resoluci$n !&sica de entrega ntima e incondicional, de compromiso generoso e irrevoca!le en la consagraci$n completa al Se1or. Sin esta actitud %undamental la perspectiva de la vocaci$n a la larga se hace imposi!le. La castidad consagrada no puede vivirse a medias y con un cora-$n dividido, sino como un ideal que se ama y por el que se opta en %orma de%initiva, irrevoca!le y go-osa. B6. LA CASTIDAD COMO MEDIO DE REALIZACIN PERSONAL Y APOSTLICA PARA EL RELIGIOSO O EL SACERDOTE" 1. S(31-.5 / 751-45' .( ,+ 0+'1-.+. 053'+:9+.+. #omado del Decreto Per6ectae Caritatis) 47, del 'oncilio Haticano ?? y Encclica Sacerdotalis coeli/atus) del Papa Pa!lo H?: E, '(31-.5 09-'15,=:-05 .(, 0(,-2+15" El sacerdocio cristiano solamente se comprende a la lu- de la novedad de 'risto, Pont%ice supremo y Pastor eterno. La virginidad es un testimonio dado a 'risto y ha sido siempre considerada en la ?glesia como si,no y estmulo de la caridad). E, '(31-.5 (0,('-5,=:-05 .(, 0(,-2+15" El celi!ato es una mani%estaci$n de amor a la ?glesia. Desarrolla la capacidad para escuchar la Pala!ra de Dios y dispone a la oraci$n. Prepara para cele!rar la Eucarista. Da plenitud a la vida. Es %uente de %ecundidad apost$lica. E, '(31-.5 ('0+15,=:-05 .(, 0(,-2+15" El don divino de la castidad per%ecta por el +eino de los cielos constituye un signo particular de los !ienes celestiales y proclama la presencia entre nosotros de los ltimos tiempos de la historia de la salvaci$n. 2. A01-1*. 85'-1-4+ +31( ,+ 0+'1-.+." #oda persona consagrada de!e tener ideas claras y pleno conocimiento del sentido de la castidad y de la sexualidad humana en su triple aspecto: !iol$gico, a%ectivo y espiritual. A'8(015 2-5,=:-05" El religioso no solamente de!e tener ideas muy claras y conocimientos cient%icos de !iologa, anatoma, %isiologa y psicologa para llegar a una elecci$n li!re, sino tam!i"n aprender desde ,oven el mane,o de la sexualidad por medio de una su!limaci$n sana del impulso sexual. Es importante distinguir entre el control consciente, sereno y maduro de los impulsos, y una represi$n angustiosa y nociva de los mismos impulsos. A'8(015 +<(01-45" @o se trata de so%ocar la a%ectividad, sino de controlarla, educarla y su!limarla. A'8(015 ('8-9-1*+," La persona psicol$gicamente madura reconoce y aprecia la uni$n de espritus en la vida conyugal y el valor pro%undo de la paternidad y de la maternidad, como un !ien personal y social muy grande y como una %uente de reali-aci$n humana; pero el religioso de!e sa!er que renuncia a la paternidad o a la maternidad %sica para llenar su vida haci"ndose padre o madre espiritual en el campo apost$lico. 3. A01-1*. '+3+ J+0-+ 8(9'53+' .(, 5195 '()5" 'reen algunos que para su maduraci$n personal en la vida de castidad consagrada es necesario tener relaciones de amistad ntima con personas de am!os sexos, y a veces !uscan con avide- toda clase de experiencias. Pero a pesar de tales experiencias continan siendo muy inmaduros, porque no son las experiencias las que hacen madurar autom&ticamente la personalidad, sino la manera como la persona las aprovecha para integrarlas en su personalidad. Fna castidad madura tiene que lograr el equili!rio arm$nico y sereno entre dos extremos igualmente da1osos: cierto temor angustioso e inseguridad ante la persona del sexo opuesto, de un lado, y una peligrosa %amiliaridad, de otro lado. 4. A,:*35' 7(.-5' 8+9+ ,+ :*+9.+ .( ,+ 0+'1-.+." B-:-(3( 7(31+," 0cudiendo a medios naturales, e%icaces, que %&cilmente se pasan por alto o se menosprecian, precisamente por ser tan simples. #ales son, por e,emplo, el control de la %antasa, el estudio seriamente emprendido, el tra!a,o apost$lico emprendido con dedicaci$n, alegra y entusiasmo, el deporte, los sanos entretenimientos o 0o//ies), como elemento invalua!le de equili!rio emocional y salud mental. L+ 4-.+ 057*3-1+9-+ / ,+ 0+9-.+. <9+1(93+" La vida de celi!ato sin amor se vuelve un %ardo duro y pesado. Para proteger la castidad es muy grande el valor de una comunidad local en la que se sienta aut"ntico calor humano, que nos haga verdaderamente ami,os del Seor). I31(3'+ 4-.+ ('8-9-1*+," Los medios espirituales son evidentemente los principales para salvaguardar la castidad consagrada. De ninguna manera se puede olvidar la vida de oraci$n, los sacramentos, la devoci$n a la Santsima Hirgen (ara, el espritu de sacri%icio. Fna cierta austeridad de vida es indispensa!le para templar el car&cter y proteger la castidad. El sacri%icio no solamente se de!e soportar como algo impuesto desde %uera, sino que se de!e interiori-ar e insertar en el con,unto de la vida como elemento indispensa!le. C,+9-.+. .( 0530-(30-+ / .-9(00-=3 ('8-9-1*+," Son %undamentales para la vida de castidad, no solamente en la ,uventud, sino durante toda la vida. Esto requiere claridad, sinceridad y docilidad por parte del dirigido y madure- humana y religiosa por parte del director espiritual y de los %ormadores en general. #ermina su artculo el Padre >im"ne- 'adena diciendo que hay que es%or-arse por armoni-ar, hasta donde sea posi!le, la !enignidad y cuidado pastoral de la persona con las exigencias del !ien comn y de la ?glesia. B I B L I O G R A > & A JJJJJJJJ'0#E'?S(K DE L0 ?6LES?0 '0#SL?'0. E+(0@@K 0@'?LL?. Diccionario de Espiritualidad. .erder 4<9;. Q0+L .K+(0@@. Diccionario de (oral 'ristiana. .erder 4<8:. 'K(P06@K@?, 6. P?0@0 L K#+KS. @uevo diccionario de #eologa (oral, Ed. Paulinas. B. .D+?@6. La Ley de 'risto. .erder 4<=4. B. .D+?@6. Li!ertad y 3idelidad en 'risto. # ??. .erder 4<9A. B. .D+?@6. Mtica m"dica. Ed. Paulinas 4<87. B. .D+?@6. El (atrimonio en nuestro tiempo. .erder 4<=9. B. .D+?@6. Paternidad +esponsa!le. Ed. Paulinas 4<84. B. .D+?@6. El (atrimonio al ro,o vivo. Ed. Paulinas 4<8J. (0+'?0@K H?D0L L Ktros. 'onvivencia, sexualidad y %amilia. Ed. Paulinas. E. >. EL?T0+? B0S#E++0 L Ktros. Praxis 'ristiana. Ed. Paulinas 4<94. >. '. ESP?@KS0. El 'ontrol de la @atalidad. 'E@P030L 4<9A. 'K@3E+E@'?0 EP?S'KP0L DE 'KLK(B?0. 'ompromiso (oral del 'ristiano 4<9:. .0@T (K+?#T. La 3amilia y sus valores %ormativos. .erder 4<=;. '+K@0@ +E60@. 6ua (oral. Ed. Sal #errae 4<8:. H0+?KS. 'uestiones (orales so!re el (atrimonio. Ed. 'oculsa 4<:9. 6. S?E6(F@D L Ktros. Hirginidad y 'eli!ato. Ed. Her!o Divino 4<87. 0++KLK (0+#U@. #eologa (oral para Seglares. B0' 4<:7. DOCUMENTOS Papa Po E?, Encclica 'asti 'onnu!!i, diciem!re A4 de 4<AJ. Santo K%icio, Decreto so!re los %ines del (atrimonio, a!ril 4 de 4<;;. D-. 77<:. Papa Po E??, 0locuci$n so!re la %ecundidad arti%icial, septiem!re 7< de 4<;<. D-. 7AJA. Papa Po E??, 0locuci$n so!re el uso del (atrimonio en tiempos de in%ecundidad, octu!re 7< de 4<:4. D-. 7AA:/7AA<. Papa Po E??, Encclica Sacra Hirginatas, mar-o 7: de 4<:;. Papa >uan EE???, Encclica (ater et (agistra, mayo 4: de 4<=4. 'oncilio Haticano ??, 'onstituci$n Pastoral 6audium et Spes. Papa Pa!lo H?, Encclica Sacerdotalis 'oeli!atus, ,unio 7; de 4<=8. Papa Pa!lo H?, Encclica .umanae Hitae, ,ulio 7: de 4<=9. 'on%erencia Episcopal de 'olom!ia, Exhortaci$n acerca de la educaci$n en el amor y la sexualidad, 4<8:. 'ongregaci$n para la doctrina de la %e, Declaraci$n acerca de ciertas cuestiones de "tica sexual, diciem!re 7< de 4<8:. Papa >uan Pa!lo ??, Exhortaci$n 0post$lica 3amiliaris 'onsortio, noviem!re 77 de 4<94. 'ongregaci$n para la Educaci$n 'at$lica, Krientaciones educativas so!re el amor humano, noviem!re 4 de 4<9A. 'on%erencia Episcopal de 'olom!ia, Declaraci$n so!re campa1a de esterili-aci$n, >ulio 4: de 4<9;. 'ongregaci$n para la doctrina de la %e, ?nstrucci$n so!re el respeto de la vida naciente y la dignidad de la procreaci$n, %e!rero 77 de 4<98. 'on%erencia Episcopal de 'olom!ia, La Educaci$n en la Sexualidad, 4<<;. == = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = = == = = = = = = = = = = = = = =