Virtud Teologal La Esperanza.
Virtud Teologal La Esperanza.
Virtud Teologal La Esperanza.
ESPERANZA
VIRTUD TEOLOGAL
INTRODUCCIN
Siempre que se comienza a hablar de virtudes
teologales, quizs algunas personas se disponen
a aguantar un discurso hecho de prescripciones,
un sermn que perciben como alejado de los
propios intereses. Las virtudes teologales parecen
estar reservadas a pocos, mientras que la
mayora no tiene ocasin de practicar ni de
conocer a fondo, sobre todo si est ocupada en
los asuntos de este mundo. Algo terico, pues,
para la mayor parte de los comunes mortales, que
toca muy poco el propio inters y la propia vida. Y
no debera ser as. Porque la vida de fe,
esperanza y caridad debera ser el hbitat y la
atmsfera en que respira el cristiano, so pena de
asfixiarse y ahogarse con el smog materialista de
nuestro mundo.
LAS VIRTUDES EN GENERAL
Las virtudes no son una cosa que uno se pone, ni un
ttulo de estudios. Ni siquiera la virtud es un don
natural con el que nacemos, porque si as fuera no
sera virtud. Sin embargo, hay que aclarar que en la
naturaleza humana existe una disposicin y la
capacidad para la virtud que facilita la adquisicin de
las mismas cuando se ponen los medios adecuados
para ello.
Virtud es una disposicin habitual del hombre,
adquirida por el ejercicio repetido de actuar
consciente y libremente en orden a la perfeccin o al
bien. La virtud para que sea virtud tiene que ser
habitual, y no un acto espordico, aislado. Es como
una segunda naturaleza a la hora de actuar, pensar,
reaccionar, sentir.
Lo contrario a la virtud es el vicio, que es tambin un
hbito adquirido por la repeticin de actos contrarios
al bien.
LA ESPERANZA, VIRTUD TEOLOGAL
La esperanza es una virtud infundida
por Dios en nuestras almas. Ella nos
dirige a desear a Dios como bien
supremo, con la confianza de obtener,
de l, el Paraso y las ayudas necesarias
para conseguirlo. La fe nos muestra a
Dios como Sumo Bien y, a travs de l,
la posibilidad de obtener la felicidad
eterna. Como consecuencia, nace en
nuestro corazn, el deseo de un amor
sobrenatural, a conseguir a travs del
buen hacer, y por medio de la gracia,
las promesas de Dios. "Estoy alegre por
lo que se me ha dicho: iremos a la casa
del Seor" (Sal 122 y 121.1). Las
gracias son indispensables para vencer
las tentaciones y obtener las virtudes y
conseguir la salvacin eterna.
La esperanza y la confianza son necesarias para obtener la gracia,
y muchas son las Promesas Divinas: "En verdad, en verdad os digo
que cualquier cosa que pidis en mi nombre, mi Padre os la
conceder" (Jn 16,23). "Pedid y obtendris. Pedid y se os dar"
(Mt 7,7).
La virtud de la esperanza, le es ms fcil de fomentar en su alma al
que tiene poco que perder, al que aqu abajo poco posee, por el
contrario que al que aqu abajo tiene mucho, el apego a lo que
tiene le aleja de la virtud de la Esperanza.
Escribe San Juan de la Cruz en su libro Subida al Monte Carmelo:
Cuanto ms se tiene, menor capacidad y posibilidad de esperar
hay. Y por tanto menos esperanza. Los apegos humanos y sobre
todo el apego a los bienes materiales, nos atan de tal forma que
nos impiden volar hacia Dios. Y es lo mismo que estos sean grande
o pequeos, as lo explicaba San Juan de la Cruz, diciendo: El
gorrin que est atado no puede volar, y es lo mismo que los sea
por una gruesa cadena que por un delgado hilo. Aunque bien es
verdad, que es ms fcil romper el delgado hilo que la gruesa
cadena. Pero de todas formas, no olvidemos que: Nadie puede
servir a dos seores, pues o bien, aborreciendo al uno, amar al
otro, o bien, adhirindose al uno, menospreciar al otro. No podis
servir a Dios y a las riquezas. (Mt 6,24).
CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA 1820:
La esperanza cristiana se manifiesta desde el
comienzo de la predicacin de Jess en la
proclamacin de las bienaventuranzas. Las
bienaventuranzas elevan nuestra esperanza hacia el
cielo como hacia la nueva tierra prometida; trazan el
camino hacia ella a travs de las pruebas que
esperan a los discpulos de Jess. Pero por los
mritos de Jesucristo y de su pasin, Dios nos
guarda en la esperanza que no falla (Rm 5, 5). La
esperanza es el ancla del alma, segura y firme, que
penetra... a donde entr por nosotros como
precursor Jess (Hb 6, 19-20). Es tambin un arma
que nos protege en el combate de la salvacin:
Revistamos la coraza de la fe y de la caridad, con el
yelmo de la esperanza de salvacin (1 Ts 5, 8). Nos
procura el gozo en la prueba misma: Con la alegra
de la esperanza; constantes en la tribulacin (Rm
12, 12). Se expresa y se alimenta en la oracin,
particularmente en la del Padre Nuestro, resumen de
todo lo que la esperanza nos hace desear.
LA ESPERANZA ES NECESARIA PARA VIVIR
SAN JOSE MARIA ESCRIVA DE BALAGUER.
La verdad, amigo mo, es que el hombre no
puede vivir sin esperanza. La esperanza es la
llamada del Creador, principio y fin de nuestra
vida, al cual ninguna criatura humana puede
escapar; es la voz del Redentor que desea
ardientemente la salvacin de todos los
hombres (qui vult omnes homines salvos fieri,
que quiere que todos los hombres se salven):
nadie puede, sin perder la paz del alma,
negarse a escucharla; es la profunda nostalgia
de Dios, que El mismo dej en nosotros como
don maravilloso tras haber llevado a cabo,
para cada uno de nosotros, aquellas inefables
"obras de sus manos" que, en el lenguaje de
los telogos, se llaman Creacin, Elevacin y
Redencin.
DIOS LES
BENDIGA