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DR El Colegio de Mxico, A. C.
1856-1915: Revolucin de la propiedad en Mxico?
Claudia Daniela Marino Pantusa Universidad Autnoma de la Ciudad de Mxico Mxico D.F.
Mesa: Debates sobre tierra y propiedad Presidente: John Tutino Sesin: sbado 30 de octubre, 8:00 a 10:10 am 1 | D a n i e l a Ma r i n o
DR El Colegio de Mxico, A. C.
En 1812 la Constitucin de Cdiz transformaba en ciudadanos a los ex sbditos de las regiones leales a la Corona espaola. Esta ciudadana se estrenaba de manera bastante universal y desligada de la propiedad (al menos para emitir el voto), aunque tuvo efmera vigencia en el ltimo periodo colonial. Mxico sin embargo se inaugura con este ordenamiento, que ser adems una de las influencias de la constitucin de 1824. Desde entonces, el nexo entre ciudadana (individual) y propiedad (individual) se consolida. Federalistas y centralistas definen cada vez ms restrictivamente la ciudadana en trminos de propiedad y renta. Hasta mitad de siglo, no obstante, ello afecta de manera desigual a las corporaciones: es indudable que los pueblos de indios coloniales han perdido su autonoma jurisdiccional, reducidos en gran parte del territorio nacional a comunidades o enclaves al interior de municipios pluritnicos cuyas estructuras de gobierno ya no dominan (con excepciones, como Oaxaca), si bien mantienen tierras de uso colectivo y ciertas formas de organizacin colectiva sub-municipal; mientras que la Iglesia prcticamente no ha perdido atribuciones. A partir de Ayutla, en cambio, qued muy claro que para una parte de la clase poltica no se poda construir el Estado sin la hegemona de la cultura cvica individualista, lo que implicaba otras tareas francamente revolucionarias: limitar las funciones, atribuciones y patrimonio de la Iglesia y otras corporaciones, y disolver los pueblos de indios mediante la abolicin de la propiedad comunal y la personalidad jurdica colectiva. La constitucin de 1857, las leyes de Reforma y los cdigos civiles de la dcada de 1870 pretendieron instaurar definitivamente el triunfo de la propiedad individual, privada y titulada sobre cualquier otra forma de propiedad previamente existente. La legislacin sobre tierras de la repblica restaurada y el Porfiriato se mantuvo en esa misma lnea, hasta que la Revolucon de 1910, tambin pretendiendo construir y consolidar Estado, vuelve a situar en la reforma del sistema de propiedad de la tierra y el subsuelo la base del nuevo orden social. Esta ponencia se centra en el periodo 1856-1915 para determinar el objetivo poltico de la revolucin de la propiedad en el centro de Mxico y el alcance prctico, en nuestra opinin bastante ms limitado, de la misma. Se tratar de concluir acerca del (o los) sistema(s) de propiedad existente(s) en Mxico antes de 1915, tanto el legal o jurdico como el (o los) 2 | D a n i e l a Ma r i n o
DR El Colegio de Mxico, A. C. real(es) y efectivo(s) aunque ilegales- en el centro de Mxico, as como las tensiones entre ellos. La importancia del objeto de estudio y la periodicidad definida radica en que, a lo largo del periodo considerado, Mxico no dej de ser un pas agrario: la produccin agropecuaria constitua el ramo principal del PBI y las dos terceras partes de la fuerza de trabajo era rural. Segn el censo de 1900, salvo por la aparicin de Monterrey entre las ciudades de segundo orden atestiguando el dinamismo tardosecular del norte-, el puado de centros urbanos no haba cambiado desde fines de la colonia. Por otra parte, desde el siglo XVI no se imponan transformaciones radicales al sistema vigente de propiedad de la tierra, puesto que las reformas introducidas por los Borbones en los pueblos de indios y el decreto de expulsin de los espaoles a comienzos de la vida independiente, si bien propiciaron algunos cambios -que no han sido debidamente cuantificados- no podemos calificarlos de transformacin del sistema de propiedad. En cambio, los lmites temporales definidos para nuestro periodo de estudio fueron hitos legales en ese mbito: 1) 1856-1857, la promulgacin de la ley de desamortizacin de fincas urbanas y rurales de corporaciones civiles y eclesisticas y de la segunda constitucin federal, establecieron el monismo legal de la propiedad privada perfecta (deslindada y titulada, sin obstculos para incorporarse al mercado libre de tierras); y 2) 1915-1917 la legislacin y constitucionalizacin de la reforma agraria revolucionaria reintrodujo, sobre nuevas bases, un sistema jurdico plural de propiedad de la tierra, al reconocer la legalidad de la propiedad colectiva e inenajenable y el derecho originario del Estado sobre el suelo y el subsuelo. No es casualidad que ambos coincidieran con las dos mayores guerras civiles que ha sufrido Mxico, las que originaron tambin transformaciones polticas determinantes en la historia nacional, tanto en el rgimen de gobierno como en la composicin de las lites. Como resean Azuela et alii (2009: 526-527), desde los autores clsicos de la filosofa poltica, la sociologa y el constitucionalismo se considera el cambio de rgimen de propiedad como inherente a procesos de reconfiguracin estatal y de reconstruccin social y, en ese sentido, los dos hitos cronolgicos sealados en este prrafo estaran marcando procesos definitivos aunque aparentemente opuestos- en la conformacin del Mxico moderno. En esta ponencia trataremos de confrontar esta idea. Un elemento adicional, que escapa a nuestro periodo de 3 | D a n i e l a Ma r i n o
DR El Colegio de Mxico, A. C. anlisis, pero que lo antecede con un profundo impacto en la territorialidad del Estado mexicano, es la prdida de la mitad septentrional del espacio nacional a consecuencia de la guerra con Estados Unidos. A raz de dicho proceso se exacerbaron los proyectos polticos liberal y conservador finalmente enfrentados en la guerra civil de 1857-1860 y en sus posiciones en torno a la invasin francesa y el Imperio de Maximiliano de Habsburgo (1864- 1867), con el final triunfo poltico y militar de los liberales-, pero tambin hereda un territorio con mayores posibilidades de control por el entonces dbil aparato estatal y es causa adems del mencionado dinamismo productivo y comercial del noreste (Monterrey, Torren, La Laguna), centros a los que ahora la frontera con EEUU y sus posibilidades econmicas les queda muy cerca.
I . La individualizacin y privatizacin de la propiedad, 1855-1910 I.1. La desamortizacin Se ha estimado que 40% de la poblacin mexicana al momento de la independencia (1821) era indgena, la amplsima mayora de ella residiendo en pueblos corporativos con disposicin comunal de la tierra. Si bien tanto la constitucin gaditana de 1812 como la federal de 1824 definieron como sujeto poltico al individuo (el vecino-ciudadano), ello no supuso, en la prctica, la disolucin inmediata del orden corporativo. La posesin comunal de la tierra no cambi demasiado en las tres dcadas siguientes, si bien es indudable que, al menos en el centro de Mxico, los ex pueblos de indios perdieron su autonoma y debieron recluirse en comunidades al interior del municipio, desde donde negociar con los nuevos ayuntamientos mestizos. Tampoco cambi la posicin de la Iglesia como la mayor tenedora de tierras y capitales y la principal prestamista. Es evidente que, en la medida que los liberales se consolidaron en el poder, seran estos dos los principales objetivos de sus anhelos de secularizacin, ciudadanizacin y fortalecimiento estatal, en los mbitos poltico y econmico. La conocida como generacin de la Reforma, que accede a la presidencia de la repblica en 1855, promulg en sucesivas leyes el ideario liberal: reorganiz el sistema de justicia y limit el fuero militar y eclesistico, estableci la libertad de imprenta, fij los aranceles parroquiales y su gratuidad para los pobres y, en 1856, a iniciativa del Ministro de Fomento Miguel Lerdo de Tejada, el congreso aprob la Ley de desamortizacin de fincas 4 | D a n i e l a Ma r i n o
DR El Colegio de Mxico, A. C. urbanas y rurales de corporaciones civiles y eclesisticas, tambin conocida como Ley Lerdo y al ao siguiente la incluira parcialmente en la constitucin federal de 1857. Hasta la expedicin de ambos ordenamientos de vigencia slo en parte del territorio nacional hasta 1867, cuando finaliza la dcada de guerra de liberales contra conservadores e invasores franceses- y la promulgacin de los cdigos civiles estatales -a partir de 1868 y hasta mediados de los aos de 1880-, mucho del derecho de antiguo rgimen segua vigente. Abogados y jueces seguan alegando y sentenciando en base a las Partidas y a la Novsima Recopilacin en asuntos de propiedad. A ello se sumaban distintas disposiciones promulgadas en los estados, antes y despus de 1857, no siempre estas ltimas coincidentes con la carta magna, pese a que en ella la Federacin constitucionaliz, y por tanto convirti en materia de competencia federal y obligatoria para todos los estados, la desamortizacin y anulacin de la personalidad jurdica de las corporaciones en asuntos de tierras. El objetivo liberal respecto de la propiedad fue entonces como el nuevo paradigma impona en las leyes y cdigos de todo el mundo occidental- encauzar dicha multiplicidad de formas propietarias y ttulos de propiedad hacia un monismo jurdico que slo reconociera la validez de la propiedad privada individual, titulada y cercada; de modo de deslindar correctamente las propiedades privadas entre s y con los terrenos baldos y nacionales, otorgarles ttulos ciertos que facilitaran su compraventa, inscribirlos en un catastro predial o registro de la propiedad que permitiera transitar a un esquema fiscal moderno basado en la tributacin directa, as como disolver la propiedad corporativa amortizada e identificar la tierra pblica para poner ambas a la venta, favorecer la inversin de capitales en el campo y obtener ingresos para el erario. Objetivos muy difciles de alcanzar pues tropezaban con mltiples obstculos estructurales, adems de la oposicin de las corporaciones y de los privados sin ttulos de propiedad, y que tambin tenan que ver con las dificultades de mapear, medir, contabilizar, clasificar y tasar espacios y habitantes (por la debilidad del aparato burocrtico y la falta de presupuesto estatal, por la existencia de mltiples sistemas de medicin locales, por la dificultad de imponer las leyes contrarias a la costumbre y derechos adquiridos locales, etc.). Este tipo de deficiencias tcnicas son tambin la base, por supuesto, de los fallidos intentos de pasar de la tributacin indirecta a la directa, por medio del impuesto a la propiedad 5 | D a n i e l a Ma r i n o
DR El Colegio de Mxico, A. C. (como comprobara Ernest Snchez Santir para la dcada centralista), frustrando as otro objetivo caro al dogma liberal. El cambio principal en la segunda mitad del siglo XIX fue, entonces, la definicin de la propiedad privada e individual de la tierra como la nica forma legal de posesin y uso de bienes inmuebles con fines econmicos, anulando el anterior marco de pluralidad jurdica de formas propietarias y ttulos de acceso a la tierra. Esto se realiz en un contexto de fuerte persistencia de derechos corporativos sobre los recursos tierra, agua y bosques, y an del dominio dividido sobre el suelo y los recursos de una determinada propiedad, lo que determin poderosos obstculos y generara fuertes conflictos a la hora de operar dicha transformacin. El proceso de individualizacin de la propiedad y que supona tambin la correcta titulacin y el registro, en sus reales dimensiones, de inmuebles ya individuales en el uso- fue lento, tuvo diferentes ritmos y dinmicas regionales, y estuvo marcado tanto por resistencias sociales como por las deficiciencias e imprecisiones ya sealadas en las polticas pblicas y su instrumentacin. Como sealamos, en el mbito federal sera muy largo enumerar aqu los cambios legislativos de cada estado-, el inicio de la poltica agraria liberal es la Ley Lerdo, a partir de 1856 el fundamento de la poltica individualizadora de la propiedad para todas las entidades federativas, hubieran o no legislado previamente al respecto. Su artculo 25 pas completo como segundo prrafo del artculo 27 en la constitucin de 1857. Mientras que el primero estableca la inviolabilidad de la propiedad, el segundo prrafo determin la desamortizacin o desvinculacin de los inmuebles posedos de manera colectiva y ad eternum por las corporaciones civiles y eclesisticas, estableciendo que las eclesisticas y los ayuntamientos deban venderlas a sus actuales arrendatarios o bien subastarlas, al tiempo que las comunidades indgenas haran lo propio con las tierras en arriendo y subdividiran entre los ex - comuneros las que tuvieran distribuidas como terrenos de comn repartimiento. El artculo 8 de la ley (retomado parcialmente por el artculo constitucional, lo que plante divergencias de criterio en su aplicacin inicial, luego resueltas por el propio secretario Lerdo en consultas individuales de los gobiernos y por la jurisprudencia porfiriana) exceptuaba a los ejidos 6 | D a n i e l a Ma r i n o
DR El Colegio de Mxico, A. C. municipales de la desamortizacin. 1 El 27 constitucional s reiter la prdida de personalidad jurdica de las corporaciones para litigar en asuntos de tierras, excepto por los inmuebles directamente vinculados al objeto especfico de la institucin (para los ayuntamientos: rastro, cementerio, palacio municipal, escuelas; para la Iglesia, slo los edificios donde se celebraba el culto), lo que dificult en grado sumo la solucin de los pleitos para dirimir la propiedad civil, requisito para desamortizarla cuando estaba en disputa (por ejemplo, entre pueblos pertenecientes a distintos municipios). La temporalidad de afectacin a ambos tipos de corporaciones fue diferente, debido al valor, ubicacin y caractersticas diversas. Tanto si consideramos inmuebles urbanos como rurales, el tamao y valor de aqullos en poder de la Iglesia superaban en mucho a las tierras y edificios posedos por pueblos y ayuntamientos. Esta posibilidad de mayor y ms rpida realizacin econmica, aunada a la alianza de la Iglesia con los conservadores, hizo que la afectacin de propiedades de la Iglesia fuera inmediata a la expedicin de la ley y prosiguiera como una fuente de financiamiento, y de revancha poltica, durante la guerra de Reforma. Este ltimo hecho motiv, adems, la radicalizacin de la poltica liberal exclusivamente hacia las propiedades eclesisticas que, en 1859, transit de la desamortizacin a la nacionalizacin: es decir, de permitirles cobrar el valor de sus bienes desamortizados a los adquirentes (como renta hipotecaria, al 6% anual), se pas a la expropiacin sin indemnizacin; mientras que la desamortizacin civil tuvo que esperar, en su mayor parte, al retorno de la paz y la restauracin de la repblica. Si bien carecemos de una estadstica detallada sobre la cantidad y valor de los bienes afectados a la Iglesia, estudios clsicos como el de Robert Knowlton han intentado una
1 Eran cuatro clases de tierra que existan al interior de los municipios, 1) el fundo legal era el terreno sobre el que se asentaba el pueblo (sus casas, calles y paseos), por lo que no fue afectado por la desamortizacin. 2) Los terrenos de comn repartimiento, otorgados a las familias para su sustento, se usufructuaban individualmente, se heredaban de padres a hijos e incluso se permutaban y vendan al interior de la comunidad tnica, pero no regresaban al fondo comn excepto que las familias dejaran de cultivarlas. La ley Lerdo dispuso que estas tierras slo se registraran como propiedad individual ante el ayuntamiento, para que pagaran el censo o contribucin respectivo, y as cesara el control de las autoridades tnicas (donde persistan) para impedir su libre venta. Hasta la dcada de 1890, cuando Daz orden desamortizar los ejidos y la tercera ley de terrenos baldos les dio atribuciones a las compaas para deslindar tambin los ejidos y excedencias de fundo legal en los pueblos, estas tierras se mantuvieron en manos de la comunidad; 3) Los ejidos eran terrenos a las afueras del pueblo que se aprovechaban en comn por todos los vecinos (como llano pastal, bosque, minas de piedra y cal, salinas, lagunas), as como aguas corrientes; 4) Los propios: al igual que los ejidos eran terrenos no ocupados, pero se arrendaban (a vecinos o a forneos) para procurar ingresos monetarios al pueblo o ayuntamiento. 7 | D a n i e l a Ma r i n o
DR El Colegio de Mxico, A. C. evaluacin global de los bienes rurales y urbanos y los capitales afectados por la desamortizacin y la nacionalizacin, estimada en un total de unos 120 millones de pesos, que Paolo Riguzzi considera un poco elevado, proponiendo una cifra ms cercana a los 100 millones, de los cuales unos 35 millones de pesos habran correspondido a los bienes inmobiliarios desamortizados y nacionalizados entre 1856 y 1873, no encontrando valores para los 1724 inmuebles nacionalizados despus y hasta 1899 (ver cuadro 1). Segn clculos de Bazant (1971, p. 148-183) y de Daz Polanco y Guye Montandon (1984, p. 60-62), los compradores de propiedades eclesisticas hicieron un excelente negocio por causa de los apremios financieros del gobierno juarista, que condujeron a descuentos en los pagos y a la depreciacin de los bonos de deuda, por los cuales los denunciantes se hicieron de un rancho o hacienda pagando el 30 % de su valor real, aproximadamente. Finalmente, entre 1892 y 1900 se expidieron cerca de 90 000 certificados de liberacin y prescripcin a propietarios de bienes y capitales nacionalizados 2 , que implicaban la seguridad de un ttulo de propiedad, la libertad para vender la propiedad a precios de mercado, y adems la renuncia del Estado a cualquier derecho fiscal sobre esos bienes. Tampoco contamos con estudios sobre el impacto econmico de la desamortizacin eclesistica en las diversas regiones (su rol, si es que lo tuvo, en dinamizar el desarrollo productivo), aunque el trabajo de Mara Dolores Morales sobre la ciudad de Mxico es paradigmtico en cuanto a la transformacin urbana, mercantil y productiva que sufre la ciudad (en particular lo que correspondi a la traza espaola) a partir de la secularizacin de este espacio. De todos modos, a nivel general, todos los autores sealan la escasa dinamizacin econmica que pudo detonar este proceso en el contexto de guerra y paralizacin productiva de esos mismos aos. Es un hecho que no se obtuvieron los recursos que podran haberse adquirido de realizar las ventas en un periodo de paz y con una adecuada planificacin (las necesidades de la guerra motivaron la rpida liquidacin de esos bienes a quienes ofrecieran ms dinero lo ms pronto posible con lo que tampoco fue posible dividir los bienes en pequeas y medianas propiedades: el ideal liberal-, y el mismo contexto de inestabilidad
2 Los capitales nacionalizados correspondieron, en muchos casos, a fincas de particulares hipotecadas con el clero, quienes no pudieron o quisieron redimirlas y las perdieron a manos de otros civiles (generalmente especuladores) que compraron y exigieron el pago del censo o hipoteca. 8 | D a n i e l a Ma r i n o
DR El Colegio de Mxico, A. C. poltica no favoreci la obtencin del precio real del bien), as como que no se aprovecharon los pocos fondos obtenidos en instrumentar una poltica de desarrollo ni se favoreci el crecimiento de una clase media rural.
Cuadro 1. Valor de los bienes nacionalizados, 1856-1899 (en pesos) Perodo Bienes races Capitales impuestos Total 1856-1866 29.405.738 33.020.390 62.426.128 1867-1873 7.500.000 ? 10.000.000 ? 17.500.000 ? 1874-1899 1724 propiedades 18.111.273 18.111.273 + propiedades TOTAL ? 51.131.00061.500.000 ? 98.037.000 120.000.000 ?
Fuente: Riguzzi, 2008, p. 31, segn las Memorias de la Secretara de Hacienda, 1868-1899.
La ley Lerdo, entonces, inaugur la poltica desamortizadora federal, fue fuente jurdica de nuevos ttulos de propiedad, sin acabar totalmente con los anteriormente vigentes, y tambin dio pie a abusos, producto de las propias lagunas de la ley pero, particularmente, desde que la constitucin de 1857 no reiter la excepcin de los ejidos de los pueblos, planteada claramente por la ley. Advirtamos que los efectos derivados de su correcta aplicacin no fueron anulados ni por el emperador Maximiliano de Habsburgo (1864-67) ni por los presidentes posrevolucionarios; adems de que el primero la declarara ley vigente en el espacio sujeto al Segundo Imperio. 3 No obstante, dicha brecha jurdica entre la ley Lerdo y el artculo constitucional abri un camino controversial, abonado, a favor de la primera, por la ley de colonizacin y tierras baldas de 1863, que estableca que los ejidos no eran baldos (y no podan, por tanto, denunciarse por particulares ni compaas) y, a favor del segundo, por la letra de los cdigos civiles ver pgina siguiente- y la jurisprudencia de la Suprema Corte en 1882 (Marino, 2005), que asuman la inexistencia de terrenos agropecuarios de uso colectivo.
3 - Durante la Guerra de Reforma que sigui a la promulgacin de la segunda constitucin federal (1857-1860), el territorio nacional se encontr dividido entre liberales y conservadores. En diciembre de ese ltimo ao se produjo el triunfo liberal y Benito Jurez reasumi la presidencia en ciudad de Mxico, slo por el ao de 1861, sin lograr acabar con las guerrillas conservadoras. La invasin francesa de 1862, y la posterior llegada de Maximiliano de Habsburgo para encabezar el Segundo Imperio Mexicano, a invitacin de los conservadores, volvi a dividir el pas entre los dos bandos, hasta que en 1867 Napolen retira su apoyo y las tropas francesas y los liberales logran el triunfo militar definitivo y la hegemona poltica, restaurando la repblica. 9 | D a n i e l a Ma r i n o
DR El Colegio de Mxico, A. C. Finalmente, la brecha parece cerrarse en una serie de cinco decretos emitidos entre 1888 y 1890, cuando el poder ejecutivo opt claramente por cancelar el criterio que, siguiendo el artculo octavo de la Ley Lerdo, exceptuaba de la desamortizacin no slo a los inmuebles destinados a los fines especficos de las corporaciones -como mantuvo el artculo 27 constitucional- sino tambin a los ejidos de los pueblos. De esta manera, dichas circulares
En virtud de precepto tan terminante, es evidente que ni los ejidos, ni los terrenos conocidos con el nombre de terrenos de comn repartimiento, pueden subsistir con las condiciones de dominio en que los ms de ellos se encuentran actualmente, y que es un deber de las autoridades respectivas proceder a la conversin de dichos ejidos y terrenos en propiedad privada, librando de toda traba su enajenacin. [] la Secretara de Fomento, cuyo celo y actividad en el deslinde y mensura de los terrenos nacionales y su divisin en propiedad particular son notorios, nunca ha vacilado en favorecer los intereses de los pueblos y municipios, concedindoles el terreno necesario para su fundo legal y servicios pblicos, sin descuidar por esto la divisin de los terrenos que no tienen el mismo carcter. 4
Este mismo criterio se plasmar en la Ley de colonizacin y terrenos baldos de 1894, en lo que respecta al deslinde y reparto de ejidos y sobrantes del fundo legal de los pueblos, y abogados y juristas concordaban con esta interpretacin: en 1895 W. L. Orozco consideraba, con Luis Labastida, que los ejidos exceptuados por la ley Lerdo haban pasado, por el precepto constitucional, al poder del erario federal, quien orden su fraccionamiento entre los vecinos cabezas de familia, y en 1910 Segundo Moreno Cora suscriba sus opiniones. Sobre la circular recin citada, digamos que, por una parte, reconoca el escaso alcance que haba tenido la desamortizacin en los pueblos a slo una dcada de acabar el siglo XIX. Por la otra, asuma el criterio urbano que ya haban desplegado los cdigos civiles del distrito y los estados desde 1868, reconociendo a los municipios la propiedad y administracin slo de
4 - Mayo 12 de 1890.- Circular de la Secretara de Gobernacin, Dubln y Lozano, tomo 20, p. 107 10 | D a n i e l a Ma r i n o
DR El Colegio de Mxico, A. C. terrenos que brindaban servicios pblicos urbanos a la poblacin (rastro, panten, paseos), pero de ninguna manera los ejidos contemplados en la ley Lerdo: aquellos terrenos de los pueblos con funcin econmica para el aprovechamiento comn de los vecinos: llanos pastales, montes, canteras, lagunas, etc. Por ejemplo, el cdigo civil del Estado de Mxico de 1870 lo deca con toda claridad al definir en su artculo 571 los bienes de propiedad pblica (es decir: de la nacin, los estados y los municipios), clasificndolos en propios y de uso comn: Son bienes de uso comn aquellos de que pueden usar todos los habitantes o miembros de la comunidad a que pertenece la cosa, pero limitndolos en el 572 a: I. Los caminos nacionales. II. Los ros de corriente constante, puentes, caminos y calzadas que estn a cargo de la autoridad del Estado. III. Las calles, plazas, fuentes y paseos de las poblaciones. IV. Los palacios y edificios del Estado destinados a las oficinas pblicas. 5
Y era prcticamente idntica a la definicin que haba adoptado el Cdigo de Veracruz de 1868, excepto porque, dada su condicin riberea, ste aada las playas del mar [] los puertos, radas, ensenadas; adems que ambos especificaban los delitos y penas en que incurra quien ocupara sin autorizacin terrenos de propiedad pblica. Regresando al tema de la temporalidad de la afectacin a corporaciones civiles y eclesisticas, podemos concluir entonces que el principal avance sobre los bienes comunales y municipales se dio cuando ya el Estado se encontraba en una fase de conciliacin con la Iglesia, si bien no fue hasta fines de 1900 que dio por concluido el plazo de reclamaciones fiscales sobre bienes eclesisticos desamortizados y nacionalizados, otorgando certeza jurdica a sus nuevos poseedores. Por otra parte, la desamortizacin civil presenta mayores problemas para su evaluacin estadstica puesto que fue instrumentada por los estados (y an por los jefes polticos) de manera sumamente variable para los distintos municipios, segn las situaciones
5 - Sobre el proceso jurdico de individualizacin de la propiedad en el Estado (provincia) de Mxico, en el periodo 1824-1870, ver Marino, 2009. Sobre la realizacin concreta de ese proceso en un municipio mexiquense a lo largo del siglo XIX ver, para Huixquilucan: Marino, 2006; para Ocoyoacac y Lerma: Menegus, 1984 y Camacho, 2007; para Sultepec: Schenk, 1995. Un balance historiogrfico sobre la desamortizacin civil en el centro de Mxico es Marino, 2001. 11 | D a n i e l a Ma r i n o
DR El Colegio de Mxico, A. C. polticas, sociales y econmicas locales. La desamortizacin civil se fue haciendo poco a poco, con ritmos y alcances diversos y en un periodo largo de tiempo (1856-1910) y, mayormente, si contamos con datos especficos sobre los terrenos al momento de su reparto (dimensin total, nmero y tamao de lotes adjudicados, lista de adjudicatarios), al carecer de catastros y censos previos, as como de la caracterizacin tnica de los vecinos, es imposible referirlos a un panorama agrario previo y concluir acerca del porcentaje de tierras disponibles desamortizadas, de la redistribucin de la propiedad al interior del municipio, etc. Una notable excepcin a esta regla parece ser Papantla, donde, como analizara Emilio Kouri, gracias al estmulo comercial de la vainilla (cuya demanda en el mercado internacional crece exponencialmente en volumen y precio), el estado veracruzano con ayuda del ejrcito porfiriano realiz una rpida desamortizacin de todo el cantn en solo dos momentos: el primero, dividiendo las tierras comunales en grandes lotes o condueazgos con participacin de los vecinos no indgenas, y el segundo, ya por medio de un correcto deslinde y catastro, en parcelas individuales (Kouri, 2004). Este caso parece repetirse en otras regiones con monocultivos altamente demandados; mientras que el caso contrario se daba en zonas donde perdur la agricultura tradicional y por tanto donde la privatizacin demor y no se haba completado an en 1910.
I.2. Colonizacin y deslinde de tierras pblicas El segundo desorden en el sistema de propiedad notado por el ojo liberal, era la notable ignorancia del Estado sobre su patrimonio, con la consecuente apropiacin ilegal de tierras pblicas, tanto por particulares como por corporaciones, sin que hubieran acreditado su valor al erario, ni aportaran actualmente en concepto de impuesto. Esta constitua otra fuente importante para proveer rentas al Estado en construccin, as como un incentivo para la tan deseada llegada de inmigrantes europeos. Es as que la ampliacin de la poltica de tierras liberal hacia la desamortizacin de los ejidos se sum a aquella otra que, a partir de 1863, introdujo la afectacin de tierras nacionales y baldas: las primeras, propiedad de la nacin (incluidos los bienes eclesisticos nacionalizados), las segundas, an no identificadas ni deslindadas, correspondan tambin al dominio de la nacin, aun cuando estuvieran ocupadas ilegalmente por particulares o 12 | D a n i e l a Ma r i n o
DR El Colegio de Mxico, A. C. corporaciones. Un objetivo de reconocerlas, medirlas, deslindarlas y registrarlas fue, como con la desamortizacin, activar el mercado de tierras y fomentar el crecimiento econmico removiendo obstculos a la inversin y la produccin capitalista. Otros objetivos, particulares a esta poltica de tierras baldas, fueron los de incrementar los ingresos federales mediante su venta a los actuales ocupantes o a eventuales denunciantes y fomentar la colonizacin de regiones despobladas e incultas, preferentemente con poblacin europea. Por supuesto, identificar y deslindar la tierra pblica significaba requerir y confrontar los ttulos aducidos por los propietarios privados, tema que mostr ser el ms delicado en este proceso puesto que desde la conquista el proceso de adquisicin del suelo agrcola se haba dado tanto por merced real como por ocupacin de hecho. Es decir, no slo se trataba de dinamizar un mercado de tierras y obtener ingresos por la venta de terrenos nacionales, exista conciencia del enmaraado sistema de titulacin vigente e incluso, en muchos casos, de la falta completa de ttulos. Era necesario establecer ttulos claros y contundentes de propiedad para que las inversiones de capital pudieran realizarse. El 22 de julio de 1863 el gobierno juarista promulg desde su estancia en San Luis Potos- la Ley sobre ocupacin y enajenacin de terrenos baldos 6 , buscando establecer colonias en terrenos despoblados y aumentar el rea cultivada; aunque el objetivo no declarado era recaudar fondos para sostener la guerra contra los invasores franceses. El momento no era propicio para la colonizacin y el deslinde, no obstante, fue el inicio de una serie de disposiciones sobre la materia que sent los lineamientos bsicos. Por ejemplo, como ha destacado Paolo Riguzzi, fue la primera que estableci la prescripcin de los terrenos baldos, facultando a los ciudadanos a denunciarlos y obtenerlos en propiedad tras el apeo, deslinde y pago a la federacin y al estado correspondiente. Tras la restauracin de la repblica, una circular de 30 de septiembre de 1867, dirigida a los gobernadores de todos los estados, insisti sobre los terrenos baldos de los municipios, otorgando un plazo de seis meses para cumplir la disposicin de 1863. Por decreto del congreso en abril de 1875, el gobierno del presidente Sebastin Lerdo de Tejada (hermano del ya fallecido autor de la ley de desamortizacin) ahond en esta poltica que afectaba a los terrenos baldos o nacionales, estableciendo que el ejecutivo poda celebrar
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DR El Colegio de Mxico, A. C. contratos de colonizacin con empresas particulares, y utilizar para ello tierras pblicas, de las que una tercera parte iran como retribucin a quien las deslindara y habilitara para ese fin. Aunque de escaso cumplimiento, esta ley fue el antecedente directo de la que en 1883 promulgara Manuel Gonzlez y que estableci de manera ms precisa dicho principio. El decreto federal de 1883 orden la labor de las compaas deslindadoras de terrenos, las que se constituyeron con el fin de establecer la cantidad de terrenos baldos existente en todo el territorio nacional, recibiendo a cambio hasta un tercio de los terrenos que denunciaran, hasta un lmite de 2500 hectreas por denuncia. No obstante, como sealara Holden, pronto fue evidente la imposibilidad de traer colonos suficientes y la ley federal de 26 de marzo de 1894 elimin dicha obligacin de colonizar para las compaas deslindadoras, dndole adems mayores facultades para vender los terrenos fraccionados, sin lmite de extensin. Para los propietarios de terrenos baldos eliminaba tambin la obligacin de tenerlos poblados, acotados y cultivados. Esta ley, dirigida al denuncio no slo de terrenos baldos sino tambin a los ocupados ilegalmente o con ttulos precarios, por medio de la definicin de demasas y excedencias de terrenos particulares, fue una suerte de composicin que, segn Guerra (1995: tomo I, pp. 286-289), buscaba pasar la mayora del territorio nacional al dominio privado, as como poner definitivamente trmino a las incertidumbres sobre la propiedad de la tierra, formando un registro nacional de propiedad. Toda propiedad inscrita en dicho registro sera considerada a partir de entonces por el gobierno federal como perfecta, irrevocable y exenta de toda suerte de revisin. La ley tambin estableca que los pueblos que estuvieran ocupando tierras sin ttulos legales podan denunciarlas en los mismos trminos que los particulares. Para ello, para defenderse de denuncias ilegales sobre sus terrenos, montes y ejidos y para gestionar su fraccionamiento, la ley otorgaba transitoriamente a los ayuntamientos la personalidad jurdica. El objetivo del registro era constituir definitivamente una propiedad moderna [..e..] individual. El importante estudio de Robert Holden ha desestimado algunos mitos en torno a la actuacin de las compaas deslindadoras. En concreto, ha comprobado que el Estado no actuaba abiertamente a su favor, sino que revisaba la actuacin de las compaas y emita multas, se negaba a titular tierras e incluso rescinda contratos si sus inspectores corroboraban que stas no procedan segn lo dispuesto por las leyes respectivas. Por otra parte, al dejar abierto el camino judicial para la reclamacin de los afectados, motiv a las compaas a 14 | D a n i e l a Ma r i n o
DR El Colegio de Mxico, A. C. actuar respetando los derechos de particulares y comunidades, an cuando stos no tuvieran ttulos legales ciertos, para evitar los altos costos de un prolongado juicio. De hecho, Holden concluye que el resultado de este proceso fue un deslinde que podemos calificar de grueso o desprolijo; hecho as para proveer de rpidos beneficios al Estado y bajos costos a las compaas, sin confrontar los intereses de los titulares agrarios (sean individuos o pueblos) an con ttulos defectuosos. Este panorama fue ratificado recientemente por Justus Fenner usando fuentes judiciales para el caso particular del estado de Chiapas (uno de los seis analizados por Holden con documentacin de la entonces Secretara de Fomento). Para evaluar el proceso de deslinde tenemos mejores fuentes estadsticas (respecto de la desamortizacin civil y eclesistica), que presentamos en el cuadro n 1. Segn los datos recabados por Holden, en los treinta aos previos a 1908 periodo en el que se desarroll el proceso de colonizacin y deslinde- se emitieron ms de 9,500 ttulos de propiedad por un total de casi 44,000,000 de hectreas. Esto es, durante todo el porfiriato, unas cincuenta compaas deslindaron 63.5 millones de ha., el 32 % del territorio mexicano, recibiendo en compensacin 21.2 millones de ha., poco ms del 10% del rea nacional. No sabemos exactamente qu hicieron las compaas con toda esa superficie, mientras que del poco ms de 42 millones de ha. deslindadas (los dos tercios restantes), en poder del Estado como terrenos nacionales, ste vendi, en el mismo periodo, slo 5.2 millones de ha. Es decir que el aprovechamiento econmico del deslinde que realiz el estado porfirista fue bastante pobre y por ello en 1902, un ao despus de finalizado el ltimo contrato, se concluy por ley con los deslindes realizados por compaas privadas. Adicionalmente, en 1900 la Secretara de Fomento admiti el fracaso de la poltica colonizadora: se haban establecido hasta entonces slo 32 asentamientos con 7,962 colonos.
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DR El Colegio de Mxico, A. C. Cuadro n 2: Tierras pblicas privatizadas, 1878-1908
B A L D I O S C. DESLINDADORAS NACIONALES T O T A L N ttulos Hectreas N ttulos Hectreas N ttulos hectreas N ttulos hectreas 7.746 17.330.576 +222 21.166.743 1.533 5.208.320 +9.501 43.705.639 FUENTE: Robert Holden, 1994: tabla 1, p. 18. REF: baldos y nacionales son terrenos deslindados y vendidos, al precio fijado por el Estado y tras denuncia de un particular segn la ley de 1863 los primeros, y a precio negociado segn el procedimiento de venta directa establecido por la ley de 1894 los segundos; C.Deslindadoras son los terrenos entregados a estas compaas como compensacin por el deslinde (1/3 de la superficie).
I I . El cambio de rumbo II.1. La ltima dcada porfirista En la ltima dcada de su larga dictadura, el gobierno de Porfirio Daz comenzara a suavizar e incluso revertir la poltica agraria liberal. Ya hemos mencionado el fin de las revisiones fiscales a los procesos de desamortizacin y nacionalizacin eclesistica y tambin la terminacin de los contratos de deslinde con compaas privadas, pero antes de eso, la ley de 28 de noviembre de 1896 ceda gratuitamente a los campesinos pobres los terrenos baldos o nacionales que estuvieran ocupando, as como a nuevas poblaciones para conformar su fundo legal y para garantizar servicios pblicos mercados, paseos y panteones en el mismo espritu que las circulares de 1888-90 citadas. El reglamento de 6 de septiembre de 1897 consideraba como sujetos de la ley del ao anterior a quienes ocuparan terrenos baldos o nacionales con valor no mayor a $ 200. No obstante, el reglamento afirmaba que los ejidos y terrenos de comn repartimiento no eran objeto de dicha ley y se seguiran parcelando y adjudicando. En 1901 se revis el artculo 27 constitucional para permitir a las corporaciones civiles no religiosas poseer tierras y administrar hipotecas, aunque Andrs Lira ha recientemente demostrado que dicha modificacin estaba destinada a facilitar la labor de las asociaciones privadas de beneficencia, asunto tan claro en la discusin de la poca que ningn juez permiti 16 | D a n i e l a Ma r i n o
DR El Colegio de Mxico, A. C. que por all se colaran otra vez las comunidades y pueblos indios. Por otra parte, la nueva redaccin del artculo insista en la prohibicin para las corporaciones religiosas. El 30 de diciembre de 1902 un decreto presidencial someta los futuros deslindes de tierras bajo el control directo de Daz, declaraba que slo el ejecutivo poda expedir ttulos y exiga como requisito de propiedad el ocupar la tierra por treinta aos. Tres decretos en 1909 suspendieron la venta de tierras baldas indefinidamente y prohibieron la renovacin de los contratos una vez expirada la concesin original. El decreto del 18 de diciembre de ese ao estipulaba que quienes recibieran lotes de tierras comunales deban cultivarlos y les prohiba transferirlos a terceros antes de transcurridos diez aos. Finalmente, en 1911 Daz se dirigi al Congreso sobre la necesidad de expropiar latifundios y de que las obras de irrigacin estuvieran bajo control federal para distribuir agua a los pequeos propietarios. Claro, ya era demasiado tarde; no obstante, el cambio de rumbo de la ltima dcada porfirista y el personal que la pens e instrument- tendr cierta continuidad despus de la revolucin y hasta 1930, pese a que, paralelamente, comenzara una tibia instrumentacin del reparto agrario y un menos tibio giro en el discurso ideolgico del gobierno.
II.2. La Reforma Agraria Martha Garca Ugarte ha incluso sealado la continuidad de este giro de finales del porfiriato luego de la revolucin. Y coincidimos con ella desde que una circular carrancista, del 21 de marzo de 1918, afirmaba que no obstante que era "urgente" proveer de tierras para sembrar a los labradores pobres, eso no era posible hasta que se reglamentara el artculo 27 constitucional, y. slo se podan otorgar tierras de acuerdo a la Ley del 27-11-1896 y su reglamento de 6-9-1897; mientras que el presidente Obregn, en la Ley de Tierra Libre (2-8- 1923), invoca como fuente jurdica vigente (que subsiste en toda su amplitud) las leyes de 30-12-1902 y de 18-12-1909 al sostener las atribuciones del Estado federal para disponer en materia agraria y, en particular, de las tierras baldas y nacionales. . Ms an, la autora sostiene que en 1910, la Secretara de Fomento porfirista empez a reconocer la necesidad de crear la pequea propiedad o propiedad de familias [] y fomentar un fraccionamiento natural del latifundio mediante polticas arancelarias y productivas que condujeran a la baja el valor de la propiedad raz, poltica que habra sido retomada por 17 | D a n i e l a Ma r i n o
DR El Colegio de Mxico, A. C. personajes importantes de los primeros aos del nuevo rgimen, como Manuel Bonilla, quien asumi como Secretario de Fomento en el ltimo trimestre de 1912, y Pastor Rouaix quien, desde el triunfo maderista, haba hecho suyo el proyecto porfirista ms conservador. Hay consenso en la historiografa sobre la Reforma Agraria en sealar que no solo maderistas o carrancistas, sino en general todos los presidentes hasta 1934 coincidieron en mantener la gran propiedad, en particular la orientada a la exportacin, para sostener la productividad y los ingresos fiscales, aunque se vieran forzados, peridicamente, a repartir tierras a los grupos que seguan movilizndose reclamando el pago al apoyo prestado. Algunos incluso sostienen que los frecuentes cambios legislativos entre un presidente y el siguiente (y muy en particular entre Carranza y Obregn) tuvieron como fin deliberado el nulificar las numerosas solicitudes de dotacin. Lo cierto es que la profusa y complicada legislacin, as como la tramitologa que estableca y los sucesivos cambios tambin en las autoridades responsables del reparto respondieron muy bien al escaso convencimiento del ejecutivo en que la expropiacin y reparto de los latifundios fuera a aportar el crecimiento econmico. As, la legislacin de la reforma agraria, al menos hasta 1930, dio continuidad al cambio instituido en la ltima dcada porfirista, no afect tierras particulares en los pueblos que hubieran sido tituladas como resultado de legales procesos de reparto aplicando la Ley Lerdo ni, hasta 1934, afect haciendas u otras unidades productivas para constituir y dotar pueblos de hacienda, de modo de no dejarles sin mano de obra, sino slo para restituir ejidos y fundo legal a los pueblos colindantes que los necesitaren. No obstante, desde el punto de vista del impacto econmico causado por la certeza jurdica de la titulacin, debemos afirmar que la reforma agraria revolucionaria, al reintroducir, sobre nuevas bases, el pluralismo jurdico de la propiedad definiendo la legalidad de la propiedad colectiva inenajenable (en sus dos variantes: las comunidades que haban logrado subsistir a la reforma liberal y el nuevo ejido) junto a la propiedad privada, aadi nuevos ttulos legtimos de propiedad, complicando el panorama jurdico. Esto, sin entrar a los modos en que se realiz dicho reparto, sobre todo en la fase armada en que se facult a los jefes militares para instrumentar expropiaciones y dotaciones, quienes muchas veces lo hicieron sin cuidar los formalismos legales; a los vaivenes de la legislacin agraria, particularmente en el periodo 1915-30, que modificaron criterios y procedimientos con bastante frecuencia; y a la prctica de otorgar ttulos de dotacin aunque 18 | D a n i e l a Ma r i n o
DR El Colegio de Mxico, A. C. no hubiera tierras que entregar en algunos casos (dotacin virtual), as como de entregar las tierras antes de resolver todas las instancias jurdicas (alguna de las cuales poda ordenar revertir el proceso), lo que pona en contradiccin ttulos legales con usufructo y generaba violencia local entre los actores agrarios. Sin duda un clima poco propicio para la inversin y el desarrollo productivo.
Cuadro n 3: Reparto agrario en 1900-1934, por periodos y tipo de tierra (en hectreas)
Fuente: http://biblioteca.itam.mx/recursos/ehm.html#reforma, sobre datos de Secretara de la Reforma Agraria, Direccin General de Informacin y Documentacin Agraria.
Reflexiones finales En sntesis, podemos sealar que la dcada de guerra civil e invasin extranjera que dividi al pas entre 1857 y 1867 supuso, por un lado, el congelamiento de la desamortizacin civil para tiempos de mayor estabilidad y control poltico y, por el otro, la desamortizacin y luego venta apresurada y desvalorizada de las propiedades eclesisticas para financiar la lucha del bando liberal, que de esa manera liquid no slo el poco capital contante obtenido sino, fundamentalmente, las posibilidades que movilizar ese capital inmueble en tiempos de paz hubieran proporcionado para una reestructuracin de la sociedad y la economa rural mexicana. Por otra parte, los resultados finalmente obtenidos tanto de la desamortizacin civil, como del deslinde y venta de tierras baldas y lo que qued de desamortizacin eclesistica para los periodos de la repblica restaurada y el porfiriato, no estuvieron a la altura de las expectativas oficiales. Adems de que la falta de condiciones mnimas de registro, mapeo, medicin y control previas y an durante los procesos, nos ha dejado hurfanos de la estadstica necesaria para evaluarlos, del anlisis siquiera cualitativo de los expedientes, informes y dems documentacin existente sobre ellos nos queda la impresin de un Estado dbil, con control limitado sobre 19 | D a n i e l a Ma r i n o
DR El Colegio de Mxico, A. C. grandes reas del territorio, la poblacin y las condiciones polticas y tambin con una limitada capacidad de operacin sobre los mismos. De all las demoras en movilizar la propiedad, en establecer un catastro y un registro nacional de la propiedad (este ltimo, en 1894) y, por ende, de transitar a un esquema fiscal que descansara sobre los impuestos directos. El cambio institucional provocado por la revolucin al sistema de propiedad y tenencia de la tierra no habra sido, por otra parte, tan radical como podra pensarse. A pesar de que desde los textos fundacionales de la poltica agrarista revolucionaria, como el propio artculo 27 de la constitucin de 1917, promulgaban una visin muy diferente de la funcin y el uso deseables de la tierra nacional, su tarda reglamentacin, la inflacin legislativa subsecuente, los frecuentes cambios de criterio entre presidentes sucesivos, y fundamentalmente, la opinin expresa de los mismos de mantener el modelo prevaleciente de propiedad del suelo agrcola al menos hasta 1930-, dan cuenta de cifras y modalidades de reparto muy por debajo de las expectativas de los campesinos involucrados en la revolucin.
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