Presencia Viva de La Cabala 2

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 235

LA CABALA DEL RENACIMIENTO NUEVAS APERTURAS

FEDERICO GONZALEZ - MIREIA VALLS

INTRODUCCION Nos parece necesario comenzar un libro sobre la Cbala en un perodo


histrico, el Renacimiento, explicando lo que es la Cbala en s, aunque nos hayamos referido a ella en varias oportunidades.1 La palabra Cbala, que los ingleses escriben Kabbalah, su nombre, y los franceses ahora Cabale, y antes Kabbalah, es en realidad una misma siempre y su significado es literalmente Tradicin, y tambin recepcin en el sentido de recibir esa Tradicin. Desde luego se trata de la Tradicin juda aunque esta fue permeable a otras con las que habit y emparent, especialmente con la Egipcia y la Caldea. Sin embargo eso fue en tiempos pretritos porque lo que se conoce hoy como Cbala nace en el siglo XI en el Occidente Cristiano (con antecedentes en siglos pasados de esta Era) y est estrechamente unida en su pensamiento al hermetismo y gnosis diversas, desde los primeros siglos del judeocristianismo, al punto que puede identificarse un origen y una inspiracin comn, que acaba aflorando en el medioevo en el sur de Francia y Sefarad (Espaa). Para los cabalistas la Cbala se entreg a Moiss en el Monte Sina, junto con las tablas de la ley, es decir los mandamientos exotricos que gobernarn las conductas de ese pueblo. La Cbala es por lo tanto el aspecto esotrico del pueblo de Israel, el autntico conocimiento, o sea la Tradicin, la Ciencia Sagrada de los judos que fue revelada a Moiss en cuarenta das.2 La cual ciencia y arte se ha expresado en textos que se presentaron fundamentalmente como comentarios a la Torah, o sea al Pentateuco, los cinco primeros textos bblicos del Antiguo Testamento, cuya redaccin era atribuida al propio Moiss. De hecho, la vinculacin de los textos cabalsticos a autores mticos es comn, tal la del Sefer Yetsirah a Abraham. Hacemos dicha observacin sobre este libro especfico pues l es fundamental en la Cbala; el cual es mencionado por primera vez en el siglo X, aunque algunos lo fechan en

el VI y su autora es annima. Otro libro fundamental es el Bahir, igualmente annimo, cuya fecha de edicin manuscrita es el siglo XI, aunque algunos estudiosos creen que es mucho ms antiguo. Pero el libro ms importante de la Cbala es el Zohar, que se crea obra del mtico sabio Simn bar Yohai (siglo II) como se dice en el mismo texto, aunque la crtica del siglo XX, que es la que ha realizado los estudios ms reveladores sobre esta ciencia, encabezados por Gershon Scholem, lo atribuye a un solo individuo, Moiss de Len, autor tambin de otros textos firmados con su propio nombre.3 Como se puede apreciar el aspecto esotrico del pueblo de Israel es oscuro y mtico tal cual sucede con el de todos los pueblos por lo que es necesario estudiar sus textos tanto en sus mismas fuentes como de la mano de los ya mencionados comentaristas y estudiosos del siglo pasado. Esa dicotoma entre lo exotrico y lo esotrico es tambin propia de casi todas las tradiciones, refirindose la primera a la ley exterior mientras que la segunda siempre se relaciona con lo interior, o sea con el Conocimiento del universo y el hombre, ambos emanados de una fuente nica e inteligente que ha existido siempre y siempre existir y que las religiones suelen denominar Dios, que se presenta en el alma del ser humano, que es el plano intermediario entre su cuerpo y los nmenes. Hoy en da puede parecernos pesado o fastidioso comenzar un nuevo estudio, tal cual la Cbala, de acuerdo a lo que entendemos por ello. Pero lo que se comprende como algo pesado se convierte en una maravillosa aventura del pensamiento, donde se nos hace presente el origen de todas las cosas y se nos brinda la posibilidad de Conocer, o sea, la obtencin del oro de los alquimistas o el brillante supremo de la tradicin oriental (vajra). En tal sentido, los cabalistas afirman que existen cuatro planos en cualquier creacin, comenzando con la del mundo, y que se denominan de lo alto a lo bajo Atsiluth, Beriyah, Yetsirah y Asiyah y se corresponden con el mundo de las emanaciones, de la creacin, de las formaciones y de la accin. Por otra parte hay diez sefiroth (numeraciones) que se manifiestan en estos cuatro planos o mundos conformando un diagrama cosmognico vlido tanto para el Universo

como para el ser individual, llamado el Arbol de la Vida, o Arbol Sefirtico,4 a partir del cual los cabalistas efectan todas sus meditaciones y especulaciones cuyo fin ltimo es el Conocimiento.

Conocimiento de lo sagrado que es inverso al recorrido de la creacin pues parte del plano de la accin o concrecin material, Asiyah, para remontarse por el mundo intermediario hasta el plano de Atsiluth conformado por la triunidad del Origen, Kether (corona), Hokhmah (sabidura) y Binah (inteligencia).

Como se puede observar es en el nmero 10, Malkhuth, donde se concretan las cosas tal cual las perciben los sentidos. Es entonces como la punta de un iceberg, o sea lo que se ve. Por encima de ello se suceden tres planos invisibles, con cuya ayuda se conforma la Creacin. Se pueden conocer porque son espacios del alma que van en ascenso de lo ms grueso a lo ms sutil. Por lo que el plano de Asiyah que se corresponde con la creacin material es superado por el plano de Yetsirah, ms sutil, aunque an formal. El plano inmediato superior es el de Beriyah igualmente sutil, pero ya informal. Finalmente asociado con los arquetipos, o ideas platnicas, se encuentra el mundo de Atsiluth o de las emanaciones. Es decir un recorrido de lo visible a lo invisible, o mejor, a los distintos planos de invisibilidad o los misteriosos grados de la luz, o del alma. Igualmente es dable observar en esta construccin metafsica que las sefiroth se oponen en dos columnas y una central que las complementa y es el eje del diagrama. La columna signada con los nmeros 2, 4, 7 es llamada la de la clemencia, y la signada por el 3, 5 y 8 se denomina la justicia, y ambas se oponen entre s, manifestando el orden csmico, siempre presente en la conjuncin de opuestos, y da lugar a la del equilibrio conformada por los nmeros 1, 6, 9 y 10, origen y resultado de las otras dos en el drama csmico e igualmente en el microcsmico o individual.

La columna de la derecha se denomina tambin de la Gracia, mientras la opuesta es la del Rigor, y la del centro, el fiel de la balanza, es llamada la del Equilibrio, ya que es necesario el desequilibrio de un par de opuestos para que estos puedan conjugarse. En ese sentido la Cbala los ve de manera sexuada, como hombre y mujer, o sea como energa activa y expansiva a lo masculino y a la otra como femenina, pasiva y restrictiva, respectivamente la de la derecha y la izquierda de cara al espectador que observa el diagrama. Y efectivamente en eso estriba la labor del cabalista, en conjugarlas permanentemente en el eje del Arbol Sefirtico o el Centro en cualquiera de los planos en que se constituye. Y debe tambin tener en cuenta el estudioso o el simple lector que este diagrama es actuante no ms se comienza a trabajar con l y por lo mismo tergico. Por otra parte a cada letra hebrea corresponde un nmero y antes de la notacin actual, tal o cual letra indicaba el nmero correspondiente. Por ejemplo el nombre de Yahv que solo se puede escribir y no pronunciar compuesto por las letras Iod, He, Vau, He (hwhy)* tiene valor numrico 26 ya que la Iod (y) vale 10, cada una de las letras He (h) 5 y la Vau (w) 6; por lo tanto cualquier palabra que tenga ese valor est emparentada misteriosamente a ese nombre de la divinidad. En verdad cada sefirah es un nombre divino, o sea un atributo o categora de Dios y los arcngeles, o ngeles, los dioses intermediarios entre la suprema deidad y el hombre. Siendo las palabras hebreas indefinidas, las relaciones entre ellas y los nmeros correspondientes tambin lo son. De otro lado igualmente existen transposiciones y otros medios de trabajo en los que no podemos aqu explayarnos. Todo lo cual constituye una verdadera arte combinatoria5 llamada, junto con otros mtodos, las ciencias del Tseruf, divididas en gematria, notarikon y temurah. No en vano estas operaciones constituyen formas de meditacin cargadas de emanaciones metafsicas. De hecho, como se ha dicho, todo el Arbol de la Vida es una emanacin entre Dios y el hombre, que va adquiriendo distintos nombres en su desarrollo decimal perfectamente equiparable al denario de Pitgoras y al de los neopitagricos alejandrinos, o mejor griegos. Hemos ya sealado en el bosquejo que acabamos de hacer y que seguiremos ampliando comentando las ideas y textos de la Cbala en el

Renacimiento, que tiene como fundamento el Antiguo Testamento y la obra de algunos judos helensticos que escriban en griego y arameo y cuyo mayor exponente fue Filn de Alejandra en el siglo I de la era cristiana, que se expresa en trminos alegricos, netamente influenciados por el pensamiento griego. Por lo que desde sus comienzos la Cbala est relacionada con distintas gnosis entre ellas y especialmente el hermetismo y an el pensamiento iranio y las numerosas sectas que pululaban en aquellos tiempos en la cuenca del mediterrneo, entre ellas las de los judeocristianos. En cuanto a la moral se haban agregado a su propia ley muchos elementos de los estoicos. Esto es asimismo vlido para el propio Jess y sus seguidores que eran judos y no cristianos, en el sentido que tiene este vocablo actualmente despus de los numerosos concilios eclesisticos.6 En ese sentido Antonio Piero afirma:
El cristianismo es un fenmeno religioso sincrtico que recoge como en una suerte de herencia el legado veterotestamentario, el del judasmo helenstico que sigue desarrollando por su cuenta y en mltiples direcciones la teologa del Antiguo Testamento, por un lado, y, por otro, que es receptivo a muy diversas influencias de la filosofa y la tica griega y lo mejor de la religiosidad pagana, en especial los anhelos que impulsaban a los adeptos de las religiones de misterios y las ideas que conformaban las esperanzas de la mentalidad gnstica incipiente.7

Despus de los libros bblicos y ya en nuestra era, tres son los textos cabalsticos fundamentales ya mencionados sobre los que se basa toda la estructura del Arbol de la Vida hasta nosotros. Ellos son el Bahir, el Sefer Yetsirah y el Zohar. Segn Aryeh Kaplan, uno de los comentaristas modernos ms autorizados, el Bahir, un texto que se supona del siglo X-XI, slo un poco anterior a la escuela de Provenza que fue la que conform la Cbala tal cual la conocemos y atribuido al Rabbi Nehunia ben Hakana del siglo I, es anterior al Sefer Yetsirah que es el gran libro cabalstico y origen de todas las especulaciones pues en l est completa la estructura del Arbol Sefirtico8 y ha sido comentado por decenas de cabalistas tanto del medioda francs como de la escuela de Gerona y de Castilla, o sea de Sefarad9 donde naci la Cbala como hoy la conocemos y que culmina con el Zohar, extenso libro, que ha sido tomado con la misma importancia que el Talmud por el pueblo judo.

De la escuela espaola se destacan Azriel de Gerona, directamente emparentado con las enseanzas de Isaac el Ciego y su familia, es decir con la Cbala de Provenza, y que junto con Ezra y luego Nahmnides en Barcelona y Abulafia en Aragn configuran una escuela que fue recibida por los grupos de Castilla y produjo autores tan brillantes como Chiquitilla y Moiss de Len, todos ellos aunados en la doctrina de la Cbala. En 1492 son expulsados los judos de toda Espaa y se van estableciendo en distintas ciudades como Safed donde se afincan creando en Galilea una importantsima escuela. Pero antes tambin viajaron a Inglaterra y Holanda, Europa Central y Alemania,10 inclusive a Turqua, pero fundamentalmente a Italia donde se produjo la Cbala hermtico alqumica del Renacimiento. Fueron terribles tiempos para los judos sefarditas y se ve que Espaa (Sefarad) fue para ellos su casa y su cultura, la que han aorado por siglos al punto de que continuaron hablando castellano en una modalidad llamada ladino, que contiene parte de los trminos arcaicos del siglo XV, (lo que hemos podido conocer en un viaje a Turqua en la poca actual; muchos de ellos han visitado a Espaa por temporadas), o sea se han asentado all; tambin en Israel y otros puntos de Occidente. Esta amarga experiencia del destierro sin embargo ha resultado positiva en el sentido de la expansin de su pensamiento, especialmente del esoterismo, o sea de la Cbala, y se corresponde con su doctrina en donde el ser humano es un exiliado en este mundo, situacin que le ha sucedido en varias oportunidades a lo largo de su historia al pueblo judo. Como se puede apreciar nuevamente coexisten la religin juda y la cristiana que, por cierto, participan de un Origen comn y un destino perpetuamente ligado pese a las amargas experiencias de incomprensin histrica; algo anlogo al caso de catlicos, protestantes y ortodoxos, o forzando un poco la comparacin, al de los shiitas y sunitas en el Islam.

CAPITULO I

EL TEMA En una obra interesante, Alchemy of the Word, Cabala of the


Renaissance, su autor Philip Beitchman18 dice en su Prefacio, algo que para nosotros es vlido en trminos generales y que adoptaremos en este libro, en cuanto a las tres variantes en que se manifiesta la Cbala en el Renacimiento:
La Cbala se extiende en tres corrientes distintas pero interrelacionadas a travs del Renacimiento. Primero la corriente Juda, que surge en el norte de Espaa y el sur de Francia en los siglos XII y XIII, luego se expande por Europa en el siglo XVI, mientras se "radicalizaba" por medio de la "comunidad sagrada" en Safed, en el Medio Oriente. El curso de la Cbala, mediante la cultura de la purificacin, la exaltacin y el "Paraso Ahora" de Safed, haba sido cambiado profundamente y en una direccin mesinica

Y agregamos nosotros que este movimiento con el tiempo se expresa en Alemania y Centro Europa (judos askenazi) y da lugar a distintas manifestaciones de la que es la ms importante los Hassidim. Y sigue Beitchman:
En segundo lugar, una Cbala cristiana, [que] deviene un factor en la cultura europea con el descubrimiento del Zohar por Pico de la Mirndola, trado a Italia por judos refugiados de Espaa. Pico deca, ante cualquier concilio sagrado que le escuchara, que l pensaba que nada prueba tan bien la divinidad de Cristo y la verdad del Nuevo Testamento como la Cbala. Esta conjetura de Pico, aunque prontamente condenada como hertica por su degradacin neoplatnica de la Razn (teologa Aquino-Aristotlica), sin embargo, nutri una Cbala Cristiana por siglos.

Y por ltimo:
En tercer lugar, una Cbala tergica neopagana que conecta con un hermetismo ms o menos antiguo, es generada en Italia aproximadamente al mismo tiempo que la cristiana de Pico. Este osado movimiento, que atraviesa un milenio de monotesmo, rehusando sus lmites, modestia y restricciones, volviendo a su

origen pagano, tiene sus hroes y sus mrtires. Notable en l, en su mismo comienzo en el siglo XVI, fue Ludovico Lazzarelli, cuya Copa de Hermes, fue un texto muy ledo y de gran influencia, pero peligroso de reconocer. Algunos de los mrtires de esta Cbala neopagana fueron Giordano Bruno (quemado en 1600, por negarse a retractarse de su teora de los mundos infinitos) y Lucilio Vanini (quemado en 1619 por ateo). En el siglo XVII, la Cbala neopagana se fusiona con el rosacrucismo, con figuras demirgicas como Robert Fludd y Thomas Vaughan, pero para fines del siglo XIX sta se encontraba en trminos muy cercanos a la teosofa.

En verdad todas estas tradiciones son paralelas y tienen un origen comn; en cuanto al nombre neopagano es realmente desagradable ver hoy en da cmo se toma este epteto. Lo que verdaderamente habra que decir es que se trata del pensamiento griego y sobre todo bajo el patrocinio de Hermes, dios mensajero y antediluviano, que dona este discurso a los hombres de esta poca, en especial a Marsilio Ficino, tal vez la individualidad creadora del Renacimiento a travs de la escuela de Florencia, patrocinada por Cosme y luego por Lorenzo de Mdici, el Magnfico, y que transmite no slo a Italia sino a toda Europa esta Tradicin Hermtica amparada por el dios griego Hermes,19 el Thot egipcio. Que gracias a estas invocaciones toma forma durante varios siglos, especialmente en la Cbala, los textos y grabados alqumicos, hasta el movimiento Rosacruz y la Masonera en el siglo XVIII. Como se ver a continuacin Pico no era slo un cristiano segn Beitchman lo define. As Edgar Wind20 explica su pensamiento:
Pico afirmaba que la tradicin pagana comparta con la Biblia una misma virtud: haba misterios hebraicos adems de paganos. El libro del xodo, por ejemplo, relataba que Moiss haba pasado cuarenta das en el Monte Sina en dos ocasiones para recibir las Tablas de la Ley. Como sera absurdo suponer que en cada uno de esos casos Dios haba necesitado cuarenta das para entregar a Moiss las dos tablas con los diez mandamientos, acompaadas de una serie de reglas litrgicas, era evidente que Dios haba conversado con Moiss de otros asuntos, y le haba revelado innumerables secretos divinos que no deban ponerse por escrito. Estos fueron transmitidos entre los rabinos a travs de una tradicin oral conocida como la Cbala (en la cual la teora de las sefiroth y el "Dios oculto" recordaba las "emanaciones" y el "Uno ms all del Ser" de los neoplatnicos). As, Pico pensaba que la Cbala era a la ley escrita del Antiguo Testamento lo que los secretos rficos a los mitos paganos. Al comparar unos misterios con otros, Pico descubri una afinidad insospechada entre ellos. En el dogma externo, no haba reconciliacin posible entre las teologas pagana, hebraica y cristiana, pues cada una de ellas estaba vinculada a

una revelacin diferente; pero cuando la naturaleza de los dioses paganos se entenda en el sentido mstico de los platnicos rficos, la naturaleza de la ley mosaica en el sentido oculto de la Cbala y la naturaleza de la gracia cristiana se revelaba en la plenitud de los secretos que San Pablo haba desvelado a Dionisio el Areopagita, se descubra que estas teologas no diferan en el fondo, sino slo en el nombre.

Mas tal vez la importancia de Pico radica en haber sido el transmisor de la Ciencia Sagrada juda en la brillantsima poca del primer Renacimiento. Empero, fue poco lo que escribi Pico sobre Cbala, aunque suficiente dedicado ms a la Filosofa y a hacer esfuerzos para concordar el pensamiento de Aristteles con el de Platn,21 como lo haca tambin Gemistos Pletn22 y otros filsofos con igual autoridad y sentido. Por lo que se podra decir que tanto Ficino como el conde de la Concordia, ttulo nobiliario de Pico, hicieron posible esta unin del Hermetismo con la Cbala juda, ya que el primero haba traducido los textos del Corpus Hermeticum, aparentemente trados de Bizancio por Gemistos Pletn y el segundo haba hecho pblicos los libros sagrados de la Cbala que haban sido traducidos para l por Flavius Mithridates, pese a que Pico parece que conoca el hebreo, aunque no fuese un "especialista" como los de hoy, tan literales como ignorantes; seres pequeos, muchas veces parapetados en sus ctedras oficiales y en sus enjuagues poltico mezquinos, de los que sobran ejemplos a nuestro derredor.
Su principal contribucin fue, ms bien, aceptar la pretensin de los seguidores del cabalismo de que sus escritos se basaban en una tradicin secreta que se remontaba, por lo menos en forma oral, a los tiempos bblicos. As la Cbala adquiere una especie de autoridad paralela con la Biblia, semejante a la que tena la teologa de Hermes y Zoroastro a los ojos de Ficino y del mismo Pico. Ms an, Pico aplic al cabalismo un principio que haban usado para el Antiguo Testamento todos los escritores cristianos desde San Pablo: es decir, trat de demostrar que la tradicin cabalstica, no menos que la Escritura hebrea, estaba bsicamente de acuerdo con la teologa cristiana, y que por tanto poda tomarse como profeca y confirmacin de la doctrina cristiana. sta es su justificacin para estudiar y citar a los cabalistas, como podemos ver ya en la segunda parte de su Discurso. Con este argumento, fund toda una tradicin de cbala cristiana que encontr sus defensores en Reuchlin, Giles de Viterbo y muchos otros pensadores en el siglo XVI y despus, que usaron la Cbala para los fines de la apologtica cristiana.23

Por lo que hemos anotado relacionado con las traducciones de Mithridates que utiliz Pico, pese a que en carta a Ficino de 1486 le indica que ya lee y escribe en hebreo, debemos decir algo sobre este

personaje que tradujo entre otros textos el Zohar y fue profesor de Pico en lenguas junto con Pablo de Heredia, tomado de La Kabbala Cristiana del Renacimiento de F. Secret24 en palabras de la Crnica de Volterra (1481):
"Guillermo de Sicilia, de la casa del cardenal de Molfetti, sabio en hebreo, en griego y en latn, ha referido todos los misterios de la pasin de Cristo, y los ha probado mediante la autoridad y los escritos de los hebreos y los rabes, haciendo las citas en la lengua de los originales. Es judo de nacimiento y harto sabio en su religin, y ha sido bautizado hace unos catorce aos. Ha enseado algunos secretos de los judos que nos eran desconocidos hasta este da, y mediante los cuales muestra que los judos persisten en sus errores, no tanto por ceguera e ignorancia como por una obstinacin habitual. Aun cuando el sermn durase dos horas, fue grato a todos, tanto en razn de la diversidad de las materias como de la sonoridad de las palabras hebreas y rabes, que el predicador pronunciaba como su propia lengua, y fue aplaudido por todos y, en primer lugar, por el Pontfice y por los cardenales".25

E insiste F. Secret:
Guillermo de Sicilia es quien, con el nombre de Flavius Mithridates, sera uno de los maestros de kabbala de Pico. Aunque la historia de este personaje sea todava bastante confusa, parece que este Guillermo de Sicilia sea el converso Judas ben Nissim Abul Farag de Girgenti, que adopt el nombre de su seor, Guglielmo Raimondo Moncada. As es, en efecto, como firma el famoso sermn que dedic a Sixto IV. Por entonces era maestro en artes. Dotado de un priorato en Cefal, hizo carrera en Roma bajo la proteccin del cardenal Melfi, como profesor de teologa hasta la fecha de 1483, en la que, a consecuencia de una fechora que qued en el misterio, que sin duda fue un homicidio, hubo de abandonar Roma e Italia.

Pero el que describe a Pico los misterios judos de modo documentado es Ela del Medigo26 que conoca a Pico desde 1480 y que expresa en una carta datada en 1486:
Como veo que vuestra seora se entrega a grandes trabajos sobre la santa kabbala, quiero indicaros lo que he anunciado en otra parte de mi comentario sobre el libro De la sustancia del mundo, escrito en hebreo, a propsito del intelecto espiritual. Lo cual siempre me he negado a deciros. Y puedo declararos verdaderamente que esta materia es tan oculta que nadie de cuantos se ocupan en nuestro tiempo de ella han conseguido su conocimiento. An ms, pocos han sido los antiguos, sin duda. Cuantitativamente, la cuestin es mnima, [pero] es considerable cualitativamente. Estos autores han pensado, pues, que existen ciertas esencias en grado inferiores

al grado del Dios de gloria, al que llaman Infinito, y que son emanadas, no digo hechas ni producidas, de este ser llamado Infinito. Estas esencias son de grados diversos: las del grado superior estn en las potencias motrices de los cielos y de los cuerpos celestes sensibles. El orden, segn el cual los seres creados son producidos y conservados segn este orden, depende de las esencias o Zephiroth, es decir, numeraciones. As es, en efecto, como llaman a estas emanaciones que parten del Infinito. Creen que por lo que atae al Infinito, no se puede hablar de pensamiento, trmino o determinacin de ninguna clase. Sobre l no se puede hablar ni de voluntad, ni de intencin, pensamiento, ni, de una manera general, de una disposicin cualquiera Este mundo, en efecto, quedara por ello disminuido o perdera algo de su perfeccin. Pero la emanacin primera, que parte del Infinito, son estas esencias que hemos dicho, y la segunda sus grados, a los que llaman Zephiroth, como lo hemos dicho. Estas esencias actan por la potencia de Dios, al que llaman Infinito, y por la emanacin que les proviene de este Infinito. Ellas son por su potencia, ya que los Zephiroth dependen y emanan del Infinito. Segn los kabbalistas, el orden que encontramos en el mundo depende de estos Zephiroth. En cuanto al primero, al que llaman Infinito, no se puede hablar a su respecto de disposicin o de atribucin positiva. Ni siquiera quieren llamarlo intelecto. Como Averroes, quien en el captulo 4 de su Destruccin de Destrucciones, cuando habla de los atributos o de las propiedades, dice que Platn o ciertos platnicos no quieren llamar a Dios intelecto o afirmar de l que es un intelecto. Han dado a los Zephiroth los nombres propios; y han dicho la causa de esta emanacin o dependencia que hace que estos Zephiroth no puedan ser superiores o inferiores a diez. Sobre esta materia han escrito libros y volmenes. A esto yo he agregado otros desarrollos en mi libro De la sustancia del mundo, pero no os son necesarios. Y todo esto es casi totalmente ignorado por todos o por la mayora de aquellos que se entregan a esta doctrina. No hacen ms que repetir las palabras, sin entender nada. Pero no es ste el momento de declarar todas estas cosas, y puede que un da, cuando me halle junto a vos, de lo cual dudo, os lo exponga perfectamente. No obstante, bastan estas explicaciones, sobre todo como fundamento.27

Aqu se est bosquejando el modelo del Arbol Sefirtico, lo que atestigua que en 1486 ya Pico lo conoca y aunque en sus 900 Conclusiones de ese mismo ao, texto anrquico y sin ningn orden ni sistematizacin solamente numera las Sefiroth junto con sus correspondencias astrolgicas sobre las que nunca ha habido unanimidad en la proposicin 876; y aunque no explica con claridad el desarrollo del Arbol y los Nombres, empero es capaz de comprender que:
El En Soph no ha de contarse junto con las otras numeraciones porque es la unidad abstracta etc., etc., etc 28

En realidad las Proposiciones no deben leerse como un texto cabalstico, tal los de Azriel de Gerona o Joseph Chiquitilla. En primer lugar hay que tener claro que fueron escritas precipitadamente por el autor para defenderse ante el papado de acusaciones de hereja, por lo cual pag con prisin en el Castello de San Angelo en Roma y por las que fue condenado por ese tremendo delito para la poca, lo que lo excomulgaba de su comunidad. Por otra parte las Conclusiones mgico cabalsticas tienen verdaderos logros y brillantes proposiciones hermticas y cabalsticas aunque algunas son misteriosas y muy difciles de entender. Incluso se podra pensar que precisamente por eso el texto es confuso y dice poco ya que el Conde no quera revelar secretos sagrados que a su vez le haban revelado, acaso bajo juramento de silencio. En todo caso el verdadero valor de sus Conclusiones es haber sealado en este libro los mismos orgenes y fines de la Tradicin Hermtica con la Cbala, y a sta con el neoplatonismo-pitagorismo, a Proclo y a Jmblico y a todos ellos con los Orculos Caldeos, y lo que es ms importante, con el Cristianismo, fundamentalmente en lo que toca con la Trinidad y la figura del Hijo, el que se obtiene agregando en el Tetragramatn (hwhy) la letra Shin (#).* En ese sentido su trabajo de investigacin y sntesis, como el de Ficino, ha sido un extraordinario aporte para los estudiosos de la metafsica y los historiadores de las religiones que han encontrado en estas relaciones simblicas que se pueden extender a todas las civilizaciones y culturas, como se ha hecho, posteriormente, por otra parte innumerables analogas que les han permitido trabajar con tradiciones dismiles y diferentes metafsicas y cosmogonas, que lo son slo aparentemente pero que obedecen a un arquetipo comn, que precisamente el Arbol Sefirtico fija en nuestras coordenadas espaciales.

CAPITULO I

EL TEMA (2) Scholem es crtico con Pico. En su La Cbala y su Simbolismo,


29

reproduce la conferencia El sentido de la Torah en la mstica juda, pgina 68 (en nota):


Conviene hacer notar aqu que este parentesco de la teora cabalstica con la idea correspondiente de la tradicin cristiana llam ya la atencin de Pico de la Mirndola, el primer humanista cristiano que se ocup con detalle de la Cbala. En su Apologa, escrita en 1487, se dice lo siguiente: "As como entre nosotros existe un cudruple camino para la aplicacin de la Biblia, el literal, el mstico o alegrico, el trpico, y el anaggico, lo mismo pasa entre los hebreos. Al sentido literal lo denominan pesat, al alegrico midrs, al trpico sjel y al anaggico, el ms sublime y divino de todos, cabbal" (Opera, Basilea, 1557, pg. 178-179). Los conceptos hebreos son exactamente los mismos que emplea Bahia ben Aser, de donde se deduce, por tanto, que su obra ha tenido que servir de fuente a Pico. La equiparacin errnea de midrs con la alegora y de sjel que en Bahia representa, en realidad, a la alegora con tropologa pone de manifiesto que el conocimiento que Pico tena de dichas fuentes era muy limitado. La misma equivocacin vuelve a aparecer con carcter acrecentado en la apologa de Pico que compuso el monje franciscano Arcngelo de Borgo Novo. Este encuadra la literatura perteneciente al midrs bajo la rbrica de la alegora, y sin embargo, escritos como los de Maimnides y Gersnides quedan incluidos en la tropologa; cf. Apologia fratis Archangeli de Burgonovo pro defensione doctrinae Cabalae, Bolonia, 1564, f. 8 b.

Desde luego debemos atestiguar nuestro respeto por una obra como la de Gershom Scholem segn hemos hecho en oportunidades anteriores, por ser precisamente uno de nuestros guas en la Historia de la Cbala y su lingstica, o mejor su filologa. Pero eso no quita efectuar una crtica a sus limitaciones que tambin tiene como las tenemos todos. En este caso se refiere a la "especializacin", lo que es notorio en Scholem que desconoce la idea de una Tradicin Universal, que incluso est viva, e ignora el pensamiento de otras tradiciones paralelas, a las que engloba bajo el nombre de gnosticismo, y de las que reconoce una "influencia" notoria, sin acabar de comprender el motivo central, que es el objeto, al fin y al cabo, del estudio de la Historia de las Religiones, o de las religiones comparadas.30 A lo que habra que agregar una especie de celo, con respecto a los cristianos que en su criterio parecen slo llegar hasta un cierto punto y no ms, que es lo sumo del conocimiento cabalstico a que puede aspirar un no judo un poco como tipo cbala "kosher", "made in Israel" lo que es propio de casi todos los hebreos

con los que hemos tratado sobre el tema Cbala, incluidos los que aparentaban ser instruidos o tener cierto nivel, varios de ellos rabinos, que la poseen en "exclusiva". A esto habra que sumarle sus prejuicios universitarios occidentales y su actitud de investigador laico polticamente correcto y no comprometido, lo que es caracterstico de Scholem. Por eso no debemos sorprendernos al leer en su Kabbalah31 (que es una recopilacin de sus principales artculos aparecidos en la Encyclopaedia Judaica y traducidos en dos tomos al castellano)32 advertir mucha prevencin con respecto a los cabalistas cristianos, a los que se reprocha poco conocimiento del hebreo, o consultar material mal traducido, y cuestiones siempre filolgicas, como si eso fuera saber de Cbala y no lo que en otras ocasiones explica de modo brillante, es decir, su esencia universal, su poder actuante y la manera simblica en que se manifiesta el mandala del Arbol de la Vida Sefirtico.
Los escritos de Pico y de Reuchlin, que situaban la cbala en el contexto de algunos de los principales movimientos intelectuales de la poca, atrajeron una amplia atencin. Despertaron por una parte un inters considerable por la doctrina de los Nombres divinos y por la cbala prctica, y por otra parte, nuevos intentos especulativos de conseguir una sntesis entre los motivos cabalsticos y la teologa cristiana. El lugar de honor que concedi a la cbala prctica Cornelius Agrippa de Nettenheim en su gran compendio De occulta philosophia (1531), que fue un sumario muy ledo de todas las ciencias ocultas de la poca, tuvo la culpa en buena medida de que en el mundo cristiano se produjera la desafortunada asociacin de la cbala con la numerologa y la hechicera.

No sabemos a qu numerologa se refiere el erudito judo, pero esperamos que no a la obvia relacin de las sefiroth con la decena pitagrica y la tetraktys y tampoco con la aritmosofa del Padre Athanasius Kircher y sus investigaciones cabalsticas. En cuanto a la hechicera qu relacin tiene con los nmeros y las combinaciones entre ellos, que es precisamente de aquello que se ocupan las ciencias del Tseruf? No deberamos recordar que el nombre sefirah quiere decir numeracin?
Uno de los ms dedicados de estos cabalistas cristianos fue Johann Albrecht Widmanstetter (Widmanstadius; 1506-1557), cuyo entusiasmo por la cbala le llev a coleccionar numerosos manuscritos cabalsticos que se conservan en Munich. Sin embargo, muchos de sus contemporneos se contentaron con especular en el terreno de la cbala cristiana sin un conocimiento de primera mano de sus fuentes. La realidad es que con el transcurso del tiempo el

conocimiento de las fuentes judas fue disminuyendo entre los cabalistas cristianos, y en consecuencia el elemento judo se fue haciendo cada vez ms dbil en sus libros, mientras ocupaban su lugar especulaciones esotricas cristianas con tan slo una lejana conexin con los motivos judos.33

Queremos refutar estas afirmaciones y este es el objetivo, o mejor, el tema de este libro, ya que creemos que la unin de la Cbala y la Tradicin Hermtica que existe desde siempre, adquiere nuevas formas en el Renacimiento entre ellas la Alquimia occidental que se han mantenido hasta el sol de hoy, completas y perfectamente ligadas a la Cbala de Provenza, Sefarad y Safed conformando todo ello parte de la revelacin del dios egipcio Thot, escritor y mensajero divino y sus ancestros atlnticos y antediluvianos. Aunque tambin Scholem advierte una de las vetas fundamentales de la investigacin cabalstica en ese perodo histrico. Se trata aqu de una antologa memorable que fue capaz de revelar sus contenidos durante tres siglos a toda Europa y Amrica.
Un momento decisivo fue la publicacin de la Kabbala denudata de Knorr von Rosenroth, a pesar de sus muchas traducciones errneas que se fueron entremezclando ms an al volver a traducir algunas de sus partes al ingls y el francs. La aparicin de este libro despert el inters de varios estudiosos que no haban tenido previamente ninguna relacin con la cbala cristiana, como fue el caso de Leibnitz. Con unos presupuestos del todo distintos apareci de Johann Georg Wachter sobre las tendencias espinozistas en el judasmo, Der Spinozismus im Juedenthumb [sic] (Amsterdam, 1699), el primer libro que interpretaba la teologa de la cbala en sentido pantesta y el primero en defender que los cabalistas no eran cristianos disfrazados, sino ms bien ateos disfrazados. El libro de Wachter influy mucho en las discusiones sobre este tema a lo largo del siglo XVIII. A comienzos del siglo [XVIII], J. P. Buddeus propuso la teora de que se daba una estrecha conexin entre los primeros gnsticos y la cbala en su "Introduccin a la historia de la filosofa de los judos", dedicada en su mayor parte a la cbala. Tambin J. K. Schramm, en su "Introduccin a la dialctica de los cabalistas" (Braunschweig, 1703) intentaba discutir el tema en trminos cientficos y filosficos, mientras que el Specimen Theologiae Sohoricae (Gotha, 1734) de G. Sommer presentaba una antologa de todos los pasajes del Zohar que en opinin del autor estaban prximos a la doctrina cristiana. Un libro particularmente valioso, aunque ahora del todo olvidado, fue el Aenigmata judaeorum religiosissima (Helmstadt, 1705) de Hermann von der Hardt, que trata de la cbala prctica. J. P. Kleuker public un estudio en 1786 en el que sostena que se daba un influjo persa decisivo en la doctrina cabalstica de la emanacin. Todos esos estudiosos compartan la idea de que la cbala no era en su origen juda, sino ms bien cristiana, griega o persa.

Efectivamente el libro de von Rosenroth fue fundamental e inmediatamente traducido a las lenguas europeas. La versin que efectu de ella S. L. Macgregor Mathers en Inglaterra, inspir y an inspirar personalidades, movimientos y grupos en los Estados Unidos y otros pases entre judos y no judos, que trabajan con el Arbol de la Vida de modo no religioso, sino en trminos de sabidura y conocimiento inspirados en Grecia, de donde tambin se hereda una visin pantesta (panentesta la llamaba Cordovero) en la cadena del Ser, dada por sus propias numeraciones y los distintos nombres que las signan en el proceso emanativo. Pero an ms crtico, si no despreciativo se muestra Scholem con la transmisin de la Cbala entre los gentiles y laicos en los ltimos siglos.
Los numerosos libros que escribieron sobre este tema en los siglos XIX y XX diversos tesofos y msticos carecan de un conocimiento bsico de las fuentes y muy rara vez significaban una contribucin en este terreno, sirviendo por el contrario en ocasiones para frenar el desarrollo de un mtodo histrico. Del mismo modo, las actividades de los ocultistas franceses e ingleses no aportaron nada y slo sirvieron para crear una considerable confusin entre las enseanzas de la cbala y sus inventos, que nada tenan que ver con sta, como fue el caso de las cartas del Tarot, a las que se atribua origen cabalstico34 todos los cuales tenan un conocimiento nfimo de la cbala, lo que no les impeda recurrir libremente a su imaginacin. Por otra parte, las amplias obras de A. E. Waite, S. Karppe y P. Vulliaud, eran en esencia compilaciones ms bien confusas elaboradas a partir de fuentes secundarias.

Tampoco las obras de A. E. Waite sobre Cbala, Alquimia y Tradicin Hermtica35 nos parecen acreedoras de esos calificativos, sino ms bien son excelentes documentos sobre temas tan misteriosos y delicados, llevados con gran altura y seriedad. Lo mismo Paul Vulliaud36 y su obra La Kabbale Juive, una sntesis de conocimientos cabalsticos en dos tomos, basados en la Cbala Cristiana an viva en el siglo XIX y con antecedentes de cabalistas franceses, tal Lefvre D'Etaples y G. Le Fvre de la Boderie, J. Gaffarel y fundamentalmente de Guillermo Postel, a quien, por otra parte, Scholem destaca por la simple razn de que era el que ms hebreo y arameo saba de todos ellos. Por lo que puede apreciarse nuestra postura desde el inicio, se ubica en completa oposicin a las ideas de Scholem pese a su autoridad en otros aspectos que reconocemos, y se basa en la afirmacin segn la cual la Tradicin Hermtica permanece viva y muchos de sus adeptos, incluso

instituciones iniciticas, utilizan el diagrama del Arbol de la Vida como elemento importantsimo de gnosis, si no de metanoia y siempre de epifana. En todo caso el hecho de no pertenecer a ninguna secta u organizacin exotrica de ningn tipo nos libra de la ridcula idea del apostolado en una u otra direccin, siempre equvoco. Es tambin muy significativa la eleccin hecha por Scholem de estos dos autores (Waite y Vulliaud) muy representativos, puesto que define dos corrientes cabalsticas modernas, la inglesa y la francesa. La Cbala Hermtica inglesa es mucho ms neopagana, mgica e interesada por la experimentacin, incluso la cientfica, dando lugar a varios magos de distinta importancia, mientras que la francesa es cristiana, aunque muchas veces recibimos sorpresas metafsicas de estos autores comprometidos sin embargo con la religin, como es el caso de Vulliaud tan apegado al catolicismo y que crea ser un "hebrasta", jams un mago, vaya bochorno. Desde nuestro punto de vista no vemos por qu estas dos formas no pueden conjugarse, y es ms, como bien lo vieron Pico y Reuchlin, entre otros, el pensamiento judo puede tener numerosos acuerdos con la doctrina catlica en lo exotrico y mucho ms en el esoterismo, tanto del lado judo como del cristiano, ambos muy influenciados por el pensamiento griego y gnstico y la soteriologa egipcia propia de las enseanzas hermticas a la par que otras muchas influencias culturales en comn, desde el pensamiento persa al caldeo del que proviene nuestra astronoma. Igualmente destacar tanto la personalidad de Mithridates, extremadamente violento y autoritario al punto de adjudicrsele una muerte, junto a otras "travesuras" propias de un excntrico, como lo fue Pico, cuya figura completaremos en otro captulo; slo advertir que para esa poca, o un poco antes, se haba retirado a Perusa para reponerse de sus heridas fsicas, ya que al tratar de raptarse a una seora casada llamada Margarita que era pariente de Lorenzo el Magnfico, fue descubierto en el acto que termin en batalla. Al fin, como resultado el joven conde haba perdido ms de una decena de sus hombres, al mismo tiempo que era acusado de hereje por el propio papado, lo cual era tremendo incluso familiar y socialmente. Como se ve todo esto forma parte de un tipo de personalidades valientes, aparentemente conflictivas

y por lo tanto fciles prendas para sus enemigos prontos a exterminarlos al vuelo lo que fue su caso. Aunque era tal su prestigio intelectual, su cuna, su poder poltico y econmico, su belleza fsica y espiritual que pudo resistir durante el tiempo suficiente para dejar una huella clara en la historia. Cabe aadir las impresiones que nos transmite J. L. Blau sobre el tema en la conclusin de su The Christian Interpretation of the Cabala:37
Los intrpretes cristianos se interesaron en la cbala y la estudiaron por razones diferentes. Para Pico, la cbala era un elemento en un sistema universal sinttico de pensamiento. Para Reuchlin, la cbala era el recipiente de las doctrinas perdidas de Pitgoras. Para Agrippa, el cabalismo era un puntal para un sistema oculto. Para Ricci, era un mtodo excelente para convertir a los judos. Para Thnaud, este era un instrumento para la instruccin moral y edificacin de su rey. Nuevamente, no hay un esteriotipo que cubra esta variedad. Ninguno de los intrpretes cristianos saba mucho de la cbala. Ricci, claro est, saba ms. Aun Reuchlin estaba preeminentemente en deuda con un autor. Las obras de Gikatilla, la Biblia de Recanati y el Libro de la Formacin, prcticamente compendian el conocimiento de los intrpretes, con excepcin de Ricci. No haba ninguna concepcin en sus mentes, o an en la mente de Pistorius al final del siglo XVI, de la vastedad de la literatura cabalstica hebrea.38 Sin embargo cada pensamiento que ellos tenan encontr en la cbala lo que estaban buscando. Una parte del encanto del cabalismo debe atribuirse a esta cualidad de camalen. Todo hombre poda obtener la ayuda que buscaba de su sistema filosfico, sus cnones de interpretacin, sus tcnicas o sus reglas hermenuticas. (...) Finalmente, este estudio ha mostrado un ejemplo interesante de la rapidez considerable con la que los intereses culturales pasaron de un pas a otro durante el Renacimiento. Cada rincn de Europa saba y hablaba de cbala poco despus de que fuera presentada en las obras de Pico. Sin el beneficio de medios mecnicos para la difusin del conocimiento, los hombres del Renacimiento se las arreglaron para estar au courant, para ser personas educadas en los temas del momento. Por un tiempo breve la cbala hebrea fue uno de los temas de moda, y as la interpretacin cristiana de la cbala haba nacido.

En su Pico della Mirandolas, Encounter with Jewish Mysticism Chaim Wirszubski,39 analiza minuciosamente las conclusiones, mgico cabalsticas, algunas con mucho acierto y relacionndolas con diversos autores cabalsticos como Recanati y otras fuentes que haba utilizado Pico. Respecto a las traducciones de Flavius Mithridates nos dice:
Mithridates es el primer traductor conocido de Cbala en gran escala. l tuvo que

descubrir por s mismo cmo traducir Cbala de forma inteligible. De una manera general desempe este difcil cometido bastante bien. Su habilidad como traductor y su conocimiento de cbala se combinaron para producir traducciones literales, legibles, de un gran conjunto de textos, de los cuales, pocos son fciles y otros son notablemente difciles. A estos ltimos pertenecen los escritos de Abraham Abulafia, quien, junto a Recanati, tiene ms importancia para la interpretacin de la Cbala de Pico. Es digno de mencin que las traducciones de esos textos difciles son interpolaciones no obstante extraordinariamente buenas. Abulafia puede que haya sido el favorito del traductor. Mithridates, entre parntesis, trata a todo y a todos con una falta de respeto temeraria. La nica excepcin que he advertido hasta ahora es Abraham Abulafia Es obvio que Mithridates estudi a Abulafia con su padre, Nissim Abul-Farag, en Sicilia antes de su conversin; l menciona que estaba familiarizado con las tradiciones locales sobre Abulafia en Palermo.

Y ms adelante advierte este proceso que aparece con la Cbala hermtico-cristiana y se ha mantenido en ella.
Hay mltiples instancias donde las letras estn siendo reemplazadas por sus valores numricos an en contextos que no son para nada afectados por la especulacin numerolgica. Esto es igualmente vlido para la Cbala simblica y la combinatoria. Un cambio sostenido en el nfasis de las letras como elementos del lenguaje a las letras como representaciones de nmeros, se hace sentir en la presentacin de la Cbala por Mithridates. Este cambio de nfasis del simbolismo del lenguaje al simbolismo numrico es un asunto de importancia singular en vista del importantsimo lugar que tiene el lenguaje como tal en la cbala especulativa y prctica, esto es, en el misticismo y magia cabalstica.

Finalizando su estudio con estas palabras:


Se ha establecido al principio de este captulo que la Cbala Cristiana, como una disciplina mstica por derecho propio, fue puesta por su padre en un nuevo curso. El cambio de orientacin puede ahora ser trazado con mayor precisin. Tres diferentes temas, la relacin entre el Judasmo y el Cristianismo, la relacin entre el Cristianismo y el Platonismo y la relacin entre el misticismo y la magia, estn entretejidos en las Conclusiones de Pico. Es, de hecho, el entretejimiento de estos tres temas lo que forma el patrn dominante en la Cbala Cristiana de Pico.

Y de all el inmenso valor de una herencia de este tipo, verdadero apoyo, estructurado de tal forma que, reflejando al cosmos, es al mismo tiempo un mapa del alma individual que puede despertar si el propio Arbol se convierte primero en el espejo de uno mismo y posteriormente se es uno mismo con l, lo cual es el tema de la Cbala y de la Tradicin Hermtica en s.

El estilo de nuestro estudio trata de seguir el mismo discurso que llevan los originales cabalsticos y alqumicos de la poca que estamos historiando al combinar el texto con los grabados, configurando la sntesis de un lenguaje extraordinario que el mundo moderno ha recibido a travs de infinidad de medios, muchos de los cuales basados en el consumo y que por ello tambin se consumen a s mismos por exceso de velocidad (el mensaje televisivo) o por la accin (el cinematgrafo), o tambin como en el cmic llevndolo a niveles a veces infantiloides. Por ese motivo si citamos textos extensos y hacemos con ellos una especie de antologa, o seleccin, es porque se pretende presentar el contenido de la obra con extractos realizados por la mano del propio autor. As como la reproduccin de grabados, que a su vez sintetizan temas de la Obra. Queremos de esta manera rendir tributo a estos sabios que consideraron oportuno crear este tipo de literatura hermticoalqumica, en este caso relacionada con la Cbala. Slo falta aclarar con respecto a este tema que la propia Cbala ha sido atacada numerosas veces por miembros de la religin juda a los que se les ha dado el nombre en este estudio de rabinato oficial. Igualmente los cabalistas o los historiadores de la Cbala no otorgan ninguna validez al conocimiento de los cabalistas no judos, como hemos visto, asunto que de otro lado es nuestro caso.40 Adems, el catolicismo de hoy da no quiere tener que ver en absoluto con nada que pueda ser llamado Cbala cristiana, y los miembros del clero que de una u otra manera se ocuparon de ella en el Renacimiento tenan que protegerse afirmando que sus estudios se deban a que seran aplicados a la conversin de judos. En este tembladeral de negaciones y menosprecios deben situarse sin embargo aquellos que como nosotros pretendemos ser miembros de la Tradicin Hermtica y por lo mismo estudiosos de la Cbala, y del esoterismo del pueblo de Israel al que conocemos bastante. Por lo que situados en el llano y rodeados de enemigos de todo tipo y calibre, intelectual y moral, o sea, en circunstancias de dificultad casi extrema, execrados culturalmente por unos y por otros, atestiguamos el Conocimiento, a travs de sus objetivos que no son sino los de la Tradicin Primordial, Unnime y presente en todas las descripciones de lo sagrado que incluyen al Dios Escondido y al proceso emanativo que alumbra al mundo constituyndolo, en este caso contando con la fuerza que la soledad y el silencio nos han otorgado.

No queremos cerrar este captulo sin citar un fragmento de una obra que acabamos de leer41 pues, pensamos que nos tocan, en uno u otro sentido, mediata o inmediatamente estas tremendas y precisas palabras del autor:
De este modo toda persona, animal u objeto que golpea la atencin por su carcter extraordinario y debido a esa apariencia singular que excede el orden, se percibe como una entidad que lo pone en peligro. Se trata de un acontecimiento de riesgo que convoca al desorden y que debe ser prohibido y especialmente protegido, o sea, restringido en su influencia csmica. Lo altamente repulsivo o vedado (por ejemplo, el horror que despierta el vampiro en el folklore rumano, el rechazo invencible que inspira el hermafroditismo, la prohibicin universal al incesto) ofrece una ambivalencia connatural que por ms que maldito y malfico exige respeto, porque se siente que al exceder los poderes ordinarios, no puede ser eliminado definitivamente por stos. En consecuencia lo que se procura es mantener al protagonista inhabilitado dentro de lmites controlables, proscribindolo y mantenindolo a distancia, porque de lo contrario los lmites entre el mundo de los vivos y de los muertos desapareceran, la indistincin de sexos aniquilara su complementariedad procreativa y la indiferenciacin primordial hara estragos en la organizacin, coordinacin y permanencia de los grupos familiares. Se trata de manifestaciones inesperadas e intolerables de lo impuro o catico dentro de lo ordenado y establecido y se tiene la clara percepcin de que lo manchado y confuso es sumamente amenazador, porque quebranta la armona del todo y su contagio la socava, y de este modo debe evitarse el riesgo de que lo que forma parte del mbito de la mcula se difunda, mantener a la miasma impedida y al ser maculado, como vaco o debilitado del poder sagrado por rebelda, por derramamiento de sangre u otra causa equivalente, conservarlo separado y proscrito.

Y pasando del talante militar al policial:


Y esto hasta que la repulsin ambivalente de la mancha se transforme en crimen (cerno, decerno) o delito, por atribucin inculpatoria al sujeto y gradualmente a travs de la mediacin legal el control se llegue a hacer racional, transfirindose y conservndose la ambivalencia en la sancin penal (sancio, sancire, sanctum), que es al mismo tiempo declaracin pblica y castigo.

Est visto que estamos en el molde, a un paso de las cadenas y el cadalso moral.

CAPITULO II

PRECURSORES DE LA CABALA HERMETICA EN EL RENACIMIENTO (1)


Ramn Llull (c.1232-c.1316) y Arnau de Vilanova (c.1238-c.1312) Hay dos personajes de finales del medioevo que tendrn una importancia fundamental en el desarrollo de la Cbala hermticoalqumica del Renacimiento, de los que Manuel de Montoliu nos dice en la obra que les dedica y que justamente titula Ramn Llull i Arnau de Vilanova:42
Un carcter comn de universalidad hermana la figura de Ramn Llull con la de su contemporneo Arnau de Vilanova. Tanto a uno como a otro la ambicin intelectual los hace conocidos ms all de las fronteras de su patria, y en los dos se manifiesta un apasionado inters por todo lo que afecta a la espiritualidad de los pueblos de Occidente. Este anhelo de universalidad se manifiesta tambin por igual en los dos: son trotamundos incansables que se proponen sembrar sus ideas por los caminos de Europa.

Sobre el sabio de Mallorca son innumerables los estudios43 que le han dedicado investigadores de las ms diversas disciplinas, dadas las sorprendentes experiencias de su dilatada vida (c.1232-c.1316) y la amplitud de temas por los que se interes y sobre los que escribi. Por eso, en una obra como sta que ahonda en las formas de vehiculacin del pensamiento universal y primigenio y en cmo dicho pensamiento se transmiti a travs de la Cbala hermtico-alqumica y cristiana durante el Renacimiento, no podemos dejar de poner la atencin en un hombre que naci y vivi en las tierras de Sefarad, viajando tambin por todo el Mediterrneo, justo en aquel periodo en el que an convivan en Espaa las tres civilizaciones del Libro. Y donde por cierto la Cbala estaba alumbrando sus ms jugosos frutos en los escritos de Moiss de Len, Chiquitilla o Abulafia. En el hacer de Ramn Llull y en su obra polidrica se esconden seales de la Sabidura perenne que subyace tanto en el cristianismo como en el judasmo y el islam, Sabidura que Lulio sintetiz en su "Arte", presentndolo como un "mtodo" aconfesional que enseaba a pensar y que daba a cualquier ser humano las herramientas intelectuales para reconocer en su conciencia la compleja trama del universo. l mismo explica que dicho Arte le fue revelado en lo alto del monte Randa, y que era una emanacin directa de los principios inmutables y universales, lo que tradujo en el empleo de unos

soportes de inteleccin igualmente arquetpicos: los del nmero y la letra. Esto explica la enorme influencia que tendr su legado en la mgica atmsfera del Renacimiento, y no tanto en su poca agonizante, en la que su propuesta fue ms bien incomprendida y rechazada, y l tachado de excntrico, abstruso e incluso loco. Este complejo pensador de noble estirpe fue en su juventud senescal del rey Jaime I y se dedic a la prctica de la poesa amorosa y cortesana, llevando una vida lisonjera y de placeres. Pero tras cinco visiones del Cristo en la cruz, abandona su familia, posesiones y prestigio social, y reorienta toda su existencia, encaminndola al estudio, la escritura y ms adelante a la conversin de "infieles". Se lo ha visto como un gran mstico, con largos perodos de vida eremtica, pero en otros momentos deviene un intrpido viajero, escritor incansable y diplomtico que presenta su Arte ante doctores de las universidades de Pars y Montpellier, reyes y papas, con el firme propsito de promover una renovacin de la civilizacin occidental desde sus cimientos, lo que implica comenzar por enderezar lo que pertenece al orden espiritualintelectual. Empezamos citando de Frances Yates dos fragmentos de su obra Ensayos reunidos I. Lulio y Bruno44 porque nos ofrece una visin amplia de la ubicacin de Llull dentro de la historia de las ideas de Occidente, as como de las fuentes de las que se aliment:
En el siglo XIII, poca del nacimiento de la escolstica, Lulio y su Arte ofrecen un canal por el cual corre otra tradicin a lo largo de la poca escolstica, el platonismo medieval, particularmente en las formas que provienen de Scotus Ergena, en las que hay alguna similitud con los modos de pensamiento cabalsticos. La filosofa de la expansin y la retraccin de Ergena tiene ms en comn con el dinmico cabalismo que con el platonismo, puramente esttico. El propio Lulio fue influido casi con seguridad por la Cbala que se desarroll en Espaa ms o menos al mismo tiempo que su Arte. De hecho, el Arte se entiende quiz de mejor manera si se lo toma como una forma medieval de Cbala cristiana.

Y ya hacia el final del artculo matiza:


El problema de la Cbala en relacin con Lulio empieza a tomar una forma ligeramente diferente. Deberamos preguntar, no tanto si Lulio estuvo influido por la Cbala, sino si el cabalismo y el Lulismo, con su base escotiana, no son fenmenos de un tipo similar, nacidos uno en la tradicin juda y otro en la cristiana, que aparecen ambos en Espaa ms o menos al mismo tiempo, y que podran, por decirlo as, haberse alentado mutuamente engendrando ambientes

similares, o tal vez empapndose mutuamente el uno al otro.45

Lo que no contradice el hecho de que el mismo Llull reconozca haber tenido tratos con algunos sufis del Islam, y en lo que se refiere a la Cbala son bien significativos los datos apuntados por Jos M Mills Vallicrosa en su artculo "La doctrina luliana y la Cbala":46
Sabemos que Llull mantuvo relaciones catequticas con los judos: en 30 de octubre de 1292, Jaime II le conceda licencia para predicar los sbados y domingos en las sinagogas, y los viernes y domingos en las mezquitas, y tambin sabemos que el Beato mantuvo amistosas relaciones con rabinos de Catalua. En la obra que dedicamos ltimamente a Llull hacamos notar la existencia de una obra que Llull envi muy cortsmente a los clebres rabinos de Barcelona R. Salom ben Adret y R. Aharn ha Lev, el primero de los cuales representaba entonces la primera autoridad cannica entre los judos de la Corona de Aragn: pues bien, hemos de destacar ahora que ambos rabinos se inscriben como discpulos del citado mstico R. Mose ben Nahmn o Nahmnides de Gerona.

Pero la cuestin no es tanto el detalle de si conoci a tal o cual personaje, sino descubrir que de los constantes contactos mantenidos con sabios y pensadores de otras tradiciones, as como del fruto de sus investigaciones y meditaciones, Llull identific en las distintas vas iniciticas (la Cbala, el esoterismo islmico e incluso el del cristianismo que an viva en la Orden del Temple)47 una unidad doctrinal entroncada con la Tradicin Primordial, que l reformulara en ese destilado o extracto lgico-matemtico que denomin el "Arte".

Las cuatro figuras del Arte de Ramn Llull.

En esta compleja y extraordinaria arquitectura del pensamiento, Lulio asocia un nmero determinado de letras del alfabeto con nombres de Dios, a los que llama dignidades, y de cuyas relaciones y combinaciones deriva todo el orden del cosmos, constituyendo simultneamente un soporte para la elevacin del entendimiento por la escala de la conciencia. Tal como seala de nuevo Manuel de Montoliu en su libro citado anteriormente:
La obra filosfica que dio ms fama a Ramn Llull, escrita en los primeros tiempos de su conversin, es el Ars Magna. Esta obra ha sido interpretada diversamente por los comentaristas. Entre ellos, los hay que opinan que no tiene otra razn de ser que una lucha contra el averrosmo (S. Bov); otros la interpretan como una manifestacin refleja del teosofismo oriental (Keicher); algunos ven en ella un mecanismo combinatorio del arte de la argumentacin, influido por la Cbala (Pranti); hay quien afirma que en el fondo no es ms que un sistema de representacin grfica del silogismo (Littr); segn otros, el Ars es una mecnica dialctica que seala una anticipacin en el proceso de degeneracin de la lgica aristotlica (Guido Ruggiero). Un importante descubrimiento en el estudio del Ars fue el de la ntima relacin que hay entre la concepcin de este libro y la teora luliana de las dignidades divinas y el simbolismo universal.

Exteriormente se reduce a un mecanismo construido con figuras geomtricas y crculos concntricos representativos de la correspondencia y perfecta armona de los tres rdenes de la existencia: Dios, hombre, mundo. En el punto central de estos crculos se encuentra la letra A que representa a Dios; alrededor y en la periferia del crculo estn ordenadas otras diecisis letras del alfabeto, representativas de otros tantos atributos o dignidades divinas. Cada uno de estos atributos est unido a la A central y a los otros atributos con rectas que convierten al crculo en un tejido complicadsimo de lneas entrecruzadas. Estos diecisis atributos que en escritos lulianos posteriores se reducen a nueve, sirven para formar cuatro figuras principales y pueden ser combinados de 120 maneras. Si desnudamos la obra de este simbolismo, el Ars aparece como algo ms que un simple mecanismo dialctico; es tambin un ensayo de metafsica y un mtodo deductivo que tiene por finalidad fundar sobre la unidad una ciencia universal y aplicable a todos los conocimientos. Los principios absolutos se identifican con las dignidades divinas y puesto que stas no son conocidas ms que por las huellas que han dejado en lo creado, el hombre debe elevarse progresivamente partiendo del mundo sensible, hasta descubrir a Dios (ascenso del entendimiento). Una vez contempladas las dignidades divinas, el entendimiento desciende otra vez hasta el mundo de la contingencia (descenso del entendimiento).48

No es pues extrao identificar en el Arte que Llull va modelando a lo largo de sucesivas obras Ars compendiosa inveniendi veritatem (1274), Ars demostrativa (1283), Ars inventiva veritatis (1290), Ars generalis ultima (1305) y finalmente Ars brevis (1308), muchas analogas con las especulaciones que los cabalistas49 medioevales expresaron a travs de la simblica del Arbol de la Vida, estructura viva del cosmos que se iba revelando en sus conciencias y que se sustenta igualmente en numeraciones (las 10 sefiroth) y en las 22 letras del alfabeto sagrado, de cuyas combinaciones se generan los Nombres divinos, adems de ser un modelo en el que, como el de Lulio, subyace la geometra divina como una simblica muy destacada (recordemos las divisiones del rbol en tres tradas, tres columnas, cuatro mundos, la circularidad de las sefiroth, etc.).50 Despus de la revelacin en 1274, Ramn Llull se entrega a un periodo de vida eremtica y contemplativa en el que no cesa de escribir, y que se prolongar hasta 1287, momento en el que decide viajar a Roma para presentar su "descubrimiento" ante el Papa, pero ste y la curia hacen odos sordos a su propuesta. Se dirige entonces a la universidad de la Sorbona de Pars, donde igualmente es despreciado por los doctores, y entonces opta por lanzarse a la predicacin solitaria por tierras tunecinas, donde ensaya la idea de reunir a varios sabios musulmanes para

exponerles sus saberes, con el fin de que se operara una conversin y ulterior concordia. Pero all de nuevo es menospreciado y tiene que huir a toda prisa, pasando de nuevo por Roma, Pars y tambin Barcelona, donde presenta al rey Jaime II no slo la idea de utilizar el Arte con fines apologticos sino la posibilidad de emprender la reconquista de Tierra Santa. Una y otra vez sus propuestas no coagulan, y embargado por el desconsuelo y la soledad, viaja a la ciudad de Buga, donde no slo ser rechazado sino perseguido, encarcelado y lapidado, escapndose en un barco que naufraga y del que se salva de milagro. Al alcanzar Italia prosigue con sus intentos de difusin durante un tiempo ms, y al final de sus das parece que retorna a su Mallorca natal, vilipendiado e incomprendido por casi todo el mundo. Mas los constantes desprecios y acosos no menguan un pice las certezas espirituales que ha vivido y de las que ha ido dejando testimonio una y otra vez en sus centenares de escritos de naturaleza filosfica, teolgica, cientfica, religiosa, apologtica, enciclopdica, etc.

CAPITULO II

PRECURSORES DE LA CABALA HERMETICA EN EL RENACIMIENTO (2)


Ramn Llull (c.1232-c.1316) (continuacin) Llull no slo emplea la simblica universal del nmero y la letra sino que la conjuga con el smbolo del rbol, lo que de nuevo seala la profunda compenetracin de su pensamiento con la exposicin doctrinal cabalstica. As, en otro libro titulado El Arbol de la Ciencia, la escala csmica se eleva desde la realidad concreta y material hasta la espiritual a modo de una sucesin ascendente de rboles que empiezan por el elemental, al que sigue el vegetal, el sensual, el imaginal, el humanal, el moral, el apostolical, el celestial, el angelical hasta culminar en el eviternal. Igualmente en el Libro de Filosofa de Amor se apoya en esa simblica, y an en su novela Libro del Gentil y los tres sabios,51 que citaremos enseguida, donde recrea un mbito idlico en el que coinciden un sabio judo con otro musulmn y uno cristiano, reunin de representantes de distintas formas tradicionales que abrevan por igual en la fuente de la Sapiencia y que reciben la visita de dama Inteligencia, la cual los instruir, a ellos y a un gentil que anda por esos parajes buscando respuestas a preguntas trascendentales, transportndonos de este modo a una atmsfera siempre real y actual; un paisaje del alma que todos los iniciados conocen y transitan:
Mientras el gentil andaba por el bosque como un hombre perdido, de uno en otro lugar, fue a parar a un camino muy hermoso y decidi seguir aquel camino, hasta ver a qu fin poda venir del trabajo en que estaba. Sucedi que, mientras el Gentil andaba por aquella senda, tres sabios se toparon a la salida de la ciudad. Uno era judo, el otro era cristiano y el otro musulmn. Cuando estuvieron fuera de la ciudad, y se vieron, entonces se saludaron y se acogieron agradablemente y se acompaaron; y cada uno pregunt al otro por su vida, su salud y su voluntad; y los tres acordaron irse paseando para recrear el espritu, fatigados por el largo estudio en que haban estado. Tanto anduvieron los tres sabios, hablando cada uno de sus creencias y del saber que enseaban a sus discpulos, que fueron a parar a aquel bosque por donde caminaba el gentil, y estuvieron en un hermoso prado, donde haba una bella fuente que regaba cinco rboles, significados por los cinco rboles que figuran al inicio de este libro. Lleg tambin a la fuente una hermosa doncella, muy noblemente vestida y que cabalgaba un hermoso caballo, que abrevaba en la fuente. Los sabios, que vieron los cinco rboles, que eran muy deleitosos de ver, y

vieron a la dama, que tena un rostro muy agradable, se acercaron a la fuente y, muy humilde y devotamente, saludaron a la dama, y ella correspondi gentilmente a sus saludos. Los sabios le preguntaron su nombre y ella les dijo que era la Inteligencia; los sabios le rogaron les explicara la naturaleza y las propiedades de los cinco rboles y qu significaban las letras escritas en cada una de sus flores.

Por cierto que toda la obra de este arquitecto y constructor, o tambin jardinero del nima, es la expresin de su experiencia intelectualespiritual, o sea, el reflejo de sus viajes interiores por ese mundo intermediario del alma y su naturaleza trina, que como sabemos los cabalistas tambin describen como ternario y que dividen en nefesh, ruah y neshamah. Ramn Llull en su Libro de la contemplacin en Dios,52 que ms bien es un tratado enciclopdico, asegura:
Cuando el entendimiento, Seor, del hombre ha subido tan arriba que ha apercibido intelectualmente que hay tres cosas en el alma y, por estas tres cosas que ha apercibido el entendimiento, apercibe que las tres son una sustancia simple; y cuando ha subido el conocimiento del hombre tan arriba que apercibe que las tres cosas son una sustancia, despus sube otro escaln y apercibe que las tres cosas que son una sustancia son iguales en virtud y en naturaleza y en bondad; y cuando el alma ha apercibido de s misma hasta el ms supremo escaln que puede apercibir de s misma, entonces sube a lo ms alto de s misma; y as como el hombre apercibe que su alma es en tres cosas y las tres cosas son una sustancia y las tres tienen igual virtud y bondad, as el alma contemplando vuestra sustancia divina apercibe en su propia naturaleza que vuestra naturaleza divina es tres personas en una sustancia, en cuya sustancia las tres personas son iguales en virtudes, en bondad y en gloria.

Adems, Lulio sabe que es en este plano intermediario del Ser (Beriyah y Yetsirah para el modelo del Arbol sefirtico) donde acontece toda la revelacin y la labor de conocimiento, o sea, donde el Arte es operativo para ordenar y alzar el gran edificio csmico; mbito en el que el Espritu (simbolizado por el mundo de Atsiluth) proyecta indefinidos juegos especulares de s mismo, y que los cabalistas experimentaron con idntica vehemencia, revelndolo en esos textos testimoniales tan bellos e inspirados como el Zohar, Puertas de Luz, etc. Lulio expresa al respecto:
6.- As como de dos espejos materiales puestos uno enfrente a otro cada uno demuestra al otro su forma y su cualidad y todas las figuras que son demostradas en uno lo son en el otro, as es en el alma del hombre, que es espejo en el cual son revelados vuestros secretos, cuando ella intelectualmente ve contemplando las virtudes y la gran bondad de vuestra deidad sin que las cosas sensuales le impidan

contemplaros. Pues, entonces, Seor, el alma viendo vuestras virtudes y vuestra perfeccin y vuestra bondad, se ve a s misma en vuestra virtud y en vuestra bondad; y vindose a s misma, apercibe conocimiento de las cosas que le eran secretas cuando ella no se vea a s misma en vuestra perfeccin. 8.- Cuando se pone un espejo pequeo delante de un espejo grande y se mira en el grande, entonces se ve, Seor, en el espejo grande dos figuras engendradas de una figura, pues el espejo grande demuestra la figura del hombre fuera de los trminos de la figura del espejo pequeo, y demuestra otra figura del hombre dentro de la forma que el espejo grande recibe del espejo pequeo, y as la cara del hombre, que es una, es demostrada en el espejo grande en dos partes. Pues, as como sensualmente el espejo grande demuestra al espejo pequeo en s mismo la figura del hombre que est escondida al espejo pequeo a causa de que est detrs de l, as intelectualmente es demostrado al alma del hombre cmo ella apercibe y conoce su naturaleza misma, pues viendo ella a s misma ser una sustancia, que es en tres cosas y las tres cosas son una sustancia, lo hace apercibiendo en vuestra esencia divina vuestra trinidad y vuestra unidad y la generacin y la procesin de las personas, cuyo conocimiento que el alma tiene de vuestra trinidad le era oculto y secreto cuando el alma no tena conocimiento de s misma.53

El gran proyecto civilizador de Llull contemplaba la apertura de escuelas de lenguas a lo largo y ancho del Mediterrneo, como soporte para conseguir esa unidad en el Pensamiento. O sea, que para Lulio la Palabra tiene un gran poder por su naturaleza suprahumana, el Verbo divino nombra todo lo creado y el Soplo emanado del Silencio convierte a cada cosa en un smbolo de lo Innombrable, ideas stas que repite de mil maneras, especialmente en su libro Cent Noms de Du o en el enciclopdico Proverbios,54 en el que dice, tan en consonancia con la Cbala:
1.- Por ser Dios un ser perfecto, su nombre es perfecto. 2.- Dios y su nombre se corresponden realmente. 3.- El nombre de Dios que el hombre usa, es semejanza de su nombre. 4.- El nombre "Dios" no ha sido inventado; pero s los nombres con que lo designan los hombres. 7.- Quien dice "ser que no tiene necesidad de nada", habla de Dios. 8.- Quien dice "infinitud y eternidad", nombra a Dios. 9.- Quien dice "ser infinito y eterno", designa a Dios.

11.- El nombre de Dios es inmutable. Mas el cristiano, el judo y el sarraceno lo cambian, valindose de diferentes trminos y vocablos. 12.- Nombramos a Dios, cuando decimos "infinito" o "eterno"; as como el hombre menciona el hierro, cuando dice "martillo" o "clavo", que son de hierro. 13.- En Dios, el nombre del nombre es "Dios de Dios".

Por lo que el tema de la deificacin del ser humano empapa toda la obra y vida de este personaje casi mtico, hercleo por sus trabajos y esfuerzos. Pero dicha divinizacin no sera posible sin la irrupcin permanente de esa energa llamada Amor, fuerza que Llull invoca en sus poemas o meditaciones, y que en realidad impregna todos sus escritos despojada siempre del sentimentalismo pues su naturaleza es ms alta, como sucede con muchos de los textos de iniciados, desde los de esos trovadores de las Cortes de Amor que l mismo pudo haber conocido, pasando por los de los cabalistas contemporneos como Chiquitilla o Moiss de Len, hasta llegar a los inspirados filsofos y magos del Renacimiento, que arrebatados por el furor presidido por la Venus Urania, pudieron penetrar las ms altas esferas de la conciencia; pues ya se sabe que sta es una energa eterna, la argamasa de la edificacin, la que cohesiona el organismo csmico al templar y armonizar todas las oposiciones y reunirlas en su unidad esencial. Lulio, en su Amigo y Amado55 as lo manifiesta:
257.- Muy por encima del amor est el Amado, y muy por debajo del amor est el amigo. Y el amor, que est en el medio, desciende al Amado hacia su amigo, y eleva al amigo hacia el Amado. Y en el descenso y en la elevacin vive y toma principio el amor por el que languidece el amigo y es servido el Amado. 258.- A la derecha del amor est el Amado, y el amigo est a la izquierda; y por esto el amigo no puede llegar a su Amado sin pasar por el amor. 259.- Delante de amor est el Amado, y detrs del Amado est el amigo; por eso el amigo no puede llegar al amor hasta que no haya hecho pasar sus pensamientos y deseos por el Amado. 260.- Representa el Amado para su amigo como dos Amantes idnticos a s mismo en ornamentos y valores. Y se enamora el amigo de todos tres, aunque el amor sea slo uno, significando la unidad esencialmente una de los tres Amados.

Y siempre, aqu y all, los destellos de un Cosmos permanentemente recreado y de la realidad metafsica que lo incluye y excede:

305.- Eternamente comienza, ha comenzado y comenzar mi Amado, y eternamente no comienza, no ha comenzado ni comenzar. Y estos comienzos no suponen contradiccin en mi Amado, porque es eterno y tiene en s unidad y trinidad.56

Slo hemos podido ofrecer unas breves pinceladas de la vasta produccin de este sabio del fin del medioevo puente entre un mundo obsoleto y otro virgen que est a punto de nacer y de los muchos gneros57 que cultiv, pero con lo expresado, algo se vislumbra del gran proyecto civilizador de ese revolucionario, que acredit en el poder de la Palabra fecundadora y creadora (y de su fijacin en la escritura), as como en el del Nmero y su proyeccin espacial como sendos vehculos de construccin y conocimiento y como smbolos por los que se revela no slo el orden del cosmos, sino lo que es ms importante, la realidad supracsmica o metafsica. En su Vida Coetnea reconoce haber escrito ms de 123 libros, y la catalogacin actual los cifra ya en 265, muchos de los cuales tambin discurren sobre la ciencia mdica, la astrologa y la alquimia.58 Llull asegura no haber practicado este arte, pero lo cierto es que son numerossimos los tratados alqumicos que se le atribuyen y que an actualmente se siguen rescatando de fondos bibliotecarios, siendo el promotor de toda una revitalizacin del Arte Real que se prolongar hasta finales del siglo XVII.59 Durante el Renacimiento circularn, se editarn y reeditarn cientos de esos opsculos lulianos o pseudolulianos (que se cifran en cerca de 500 ttulos), ocupando lugares bien destacados en las bibliotecas de los protagonistas de ese nuevo perodo. El hecho de ponerlos bajo el patrocinio de Llull lejos de la connotacin peyorativa que tiene hoy en da todo lo que lleva el prefijo "pseudo" que lo hace equivalente a falso o engaoso, significa la adscripcin o filiacin intelectual a un personaje entroncado con la verdadera tradicin de Occidente, as como la certeza de que su modelo especulativo universal es aplicable a la ciencia de las transmutaciones. Adems, cmo no reconocer en toda la produccin intelectual de Lulio la permanente exhortacin a la transmutacin interna, es decir, a la prctica de una alquimia espiritual como medio de realizacin metafsica, a la par que como modelo ejemplar de la cosmogona. Este fragmento de su Testamento60 as lo demuestra:
Dios en el principio cri a esta naturaleza de nada solo con su voluntad nacida de su liberalidad en una pura substancia, la qual se llama esencia quinta en donde se

encierra toda la naturaleza. De la mexor y ms pura substancia (que fue dividida en tres partes) cre Dios los Angeles. De la segunda los cielos, los Planetas y las Estrellas, y de la tercera menos pura hizo este inferior mundo, y el hijo de dotrina debe estar en esto y en su inteligencia, no como por fuera se dice sino del modo que todo por la voluntad alta de Dios fue creado juntamente sin sucesin de alguna materia que precediesse, porque de otro modo no sera creacin ni operacin Divina, la qual se funda en quanto a creacin, en un producido del ser que baxa cientficamente por creacin de nada en un verdadero ser substancial. Por lo qual hijo mio quieras entender con espritu cientfico lo que hemos dicho y lo que diremos y huye de la comn y vulgar inteligencia, porque hablo con respeto del obrar de la naturaleza a quien has de imitar en tu obra.

CAPITULO II

PRECURSORES DE LA CABALA HERMETICA EN EL RENACIMIENTO (3)


Arnau de Vilanova (c.1238-c.1312) Es bien sabido que desde muchos mbitos con mentalidades estrechas y parciales como es el caso del catolicismo dogmtico, del experimentalismo y la fenomenologa de la ciencia moderna o tambin de la especializacin que se ha impuesto e irradiado desde las universidades, por citar slo algunos ejemplos una ciencia tan antigua y principial desde el punto de vista simblico como es la Alquimia ha sido cada vez ms atacada y desprestigiada, y sus adeptos tachados de nigromantes, embaucadores o ilusos, cuando en realidad muchos fueron, y son, iniciados que se apoyan en la simblica del Arte Regia para conocer y conquistar las ms altas realidades espirituales. Decimos esto porque al otro personaje que nos visita en este acpite, Arnau de Vilanova, se lo ha valorizado mucho en el campo de la medicina, pero cuando se trata de abordar su postura ante la religin y la teologa ya son muchas las voces que se alzan en su contra, y no digamos en lo referente a sus inclinaciones y prcticas como alquimista, que, o bien se han pasado por alto como excusando ese "desliz", o bien se han ridiculizado y hasta atacado sin miramientos. En realidad, nos encontramos frente a otro de esos hombres que como su coetneo Llull tuvo una visin lcida y sintetizadora de la realidad y unos intereses que lo llevaron a profundizar en muchas de las disciplinas depositarias del saber cosmognico. Queremos empezar por destacar la dedicacin de Arnau al arte transmutatorio, presente igualmente en la Cbala, como veremos un poco ms adelante motivo por el que Menndez Pelayo lo incluy en su Historia de los heterodoxos espaoles,61 donde quiere alejar a toda costa la mala influencia de Vilanova sobre el "ortodoxo" Ramn Llull:
Uno de los puntos oscuros de la vida no teolgica de Arnaldo son sus relaciones con Raimundo Lulio, en que tanto han insistido los escritores de alquimia. As, v. gr., el autor de la Conservatio philosophorum dice que Raimundo Lulio era incrdulo en cuanto al poder de la alquimia; pero que se rindi luego a los argumentos y experiencia del sacratsimo maestro Arnaldo de Vilanova, cataln, cuyo discpulo fue en aquella arte. Pero, qu crdito hemos de dar a aquel libro apcrifo, obra de algn embaidor del siglo XV, cuando hoy est probado que ni Raimundo crey nunca en la posibilidad de la transmutacin ni son autnticos los libros de qumica que corren a su nombre?62

Y en cambio, no muestra ningn tipo de reparo a la hora de tildar a

Vilanova de desequilibrado63 y de practicante de esta ciencia nefasta:


El autor del libro apcrifo Ars operativa, que anda entre los atribuidos a Ramn Llull, cuenta haber recibido, bajo sello, del rey Roberto la relacin de los experimentos de Arnaldo. Sabido es que este rey Roberto figura de continuo en las patraas alqumicas. A Arnaldo se ha atribuido, con ms o menos fundamento, la extraccin del espritu de vino, del aceite de trementina, de las aguas de olor, etc.64

Pero lo cierto es que Vilanova explor y penetr a fondo esta simblica tan arraigada en la Tradicin Hermtica y por supuesto tambin en la hebrea, lo cual merece todo nuestro respeto y gratitud, ya que a estos seres libres de prejuicios y abiertos a las distintas vas de la enseanza cosmognica debemos la pervivencia de la tradicin, aunque esto les haya generado ms de un conflicto, y muchas incomprensiones por parte de los pretendidos dinamiteros de la Verdad. Las siguientes anotaciones son un testimonio de la entrega de Vilanova al Arte Real:
Arnau, con la proteccin de Bonifacio,65 vio aumentar an ms su prestigio, realizando incluso diversas experiencias de alquimia en la corte pontificia. En esta circunstancia cuentan que Bonifacio le dijo: "Ocpate de medicina y no de teologa, y te honraremos". (...) Arnau debi tener relaciones personales con el rey Roberto, gran protector de alquimistas, y lo demuestra el hecho de haberle dedicado su tratado De conservanda iuventute y una epstola,66 que algunos creen apcrifa, sobre alquimia.67

Este hombre enrgico e impetuoso nacido en las tierras del Levante espaol hacia el 1238, estudi medicina en la universidad de Montpellier, y adems de ser profesor en la misma por unos aos, alcanz gran fama en el ejercicio de su oficio. Fue el mdico particular de los Papas Bonifacio VIII, Benito XI y Clemente V; del rey Jaime II y de su hermano Federico de Sicilia, y tambin del ya referido Roberto de Npoles. Escribi unos 70 tratados sobre medicina, fisiologa, farmacia y diettica, y en cuanto a la alquimia se le atribuyen muchos opsculos, entre los que destacamos: Liber vitae o Liber de vita philosophorum; Curae breves; De vinis; Rosarius Philosophorum; Perfectum magisterium et gaudium, transmissum ad inclytum regem Aragonum o Flos Florum,68 Epistola super Alchimia ad regem neapolitanum; Practica missa Bonifacio papae; Semita semitae. Y tambin referimos algunos de los tratados de magia natural, astrologa y oniromancia, ciencias hermticas que igualmente cultiv: De parte operativa, Capitula astrologiae de iudiciis infirmitatum secundum motum planetarum, De sigillis, Prognosticationes visionum quae fiunt in

somniis. Muchas de estas obras vieron reediciones durante el Renacimiento, y tuvieron una repercusin extraordinaria entre mdicos, alquimistas y filsofos renombrados de ese perodo. Tal es el caso de las colecciones alqumicas compiladas por Guillermo Gratarol (Basilea 1561) que incluan muchas de las obras de Vilanova, al igual que la de Lzaro Zetzner (Estrasburgo 1613), o la de Frankurt de 1602-1603, as como una Opera de Arnau editada por Nikolaus Oschle en Basilea, en 1585, por citar slo algunas. Por lo que las experiencias e investigaciones de Vilanova estn profundamente arraigadas a la tradicin patrocinada por Hermes, e igualmente se compenetran en muchos puntos con las de los iniciados de la tradicin hebrea. Como hemos apuntado anteriormente, la Alquimia est presente desde antiqusimo en el seno de la cultura juda y en sus textos sagrados, como en ste en el que ya se manifiesta el alto rango que ocupa el Arte Real en tanto que depositario de saberes revelados por la divinidad, y que por intermedio de su rica simblica se van transmitiendo de generacin en generacin:
Moiss dijo entonces a los israelitas: "Mirad, Yahveh ha designado a Besalel, hijo de Ur, hijo de Jur, de la tribu de Jud, y le ha llenado del espritu de Dios, confirindole habilidad, pericia y experiencia en toda clase de trabajos, para concebir y realizar proyectos en oro, plata y bronce, para labrar piedras de engaste, tallar la madera y ejecutar cualquier otra labor de artesana; a l y a Oholiab, hijo de Ajisamak de la tribu de Dan, les ha puesto en el corazn el don de ensear. Les ha llenado de habilidad para toda clase de labores en talla y bordado, en recamado de prpura violeta y escarlata, de carmes y lino fino, y en labores de tejidos. Son capaces de ejecutar toda clase de trabajos y de idear proyectos".69

Y no olvidemos a Tubalcan, forjador de metales, y a la mtica Mara la hebrea, hermana de Moiss y primera mujer alquimista, o a Clid el judo, hijo de Gazichus, y a una saga innumerable de sabios de esta tradicin70 que tomaron como soporte para sus labores de divinizacin las claves, instrumentos y lenguaje de la alquimia, transmitindola ininterrumpidamente a sus descendientes, y cuya enseanza se prolong en el tiempo hasta la Alejandra helenstica de los primeros siglos de nuestra era, enclave en el que coincidieron alquimistas, tergos, filsofos y sabios llegados de todo el mundo y de cuya labor de sntesis esta ciencia, como muchas otras, sali revivificada, expandindose luego por todo el Mediterrneo, ahora de la mano de los rabes, que la introducen en Espaa en la Edad Media, y de ah en adelante, gracias a muchas

traducciones al latn de opsculos alqumicos llevadas a cabo por judos, la Alquimia se difunde por toda Europa irradiando sus brillos por doquier. El mismo discurso cabalstico que germina y florece en Sefarad en los siglos en que vivi nuestro autor puede ser ledo en clave alqumica. El modelo del Arbol de la Vida es el athanor en el que se concentran todos los poderes csmicos (simbolizados por las sefiroth), que poco a poco sern activados por el cabalista gracias a las constantes operaciones de transmutacin, que lo irn universalizando. O sea, que el Arbol es el gran laboratorio universal (vlido tanto para el macrocosmos como para el microcosmos) con una puerta de acceso en Malkhuth y otra de salida en la sumidad, en Kether, que se abre a lo Infinito. Y en el intermedio, el "horno" en el que merced a las dos operaciones fundamentales de disolucin y coagulacin se cuecen las energas, y en el que se extrae el oro de cada una de las sefiroth, en un recorrido siempre ascendente, que atravesar los mundos de Asiyah, Yetsirah y Beriyah, hasta alcanzar el de Atsiluth. La obra se completa con la obtencin del Elixir de Inmortalidad o de la Piedra Filosofal, dos smbolos del estado de conciencia de unidad que igualmente expresa Kether. Adems, en este Arbol-athanor-hombre, cada columna se corresponde con un principio alqumico: el Azufre con la de la Fuerza, el Mercurio con la de la Forma y la Sal con la del Equilibrio; y cada mundo o plano con los cuatro elementos: el Fuego con Atsiluth, el Aire con Beriyah, el Agua con Yetsirah y la Tierra con Asiyah, y la quinta esencia en el corazn del Arbol, Tifereth, anlogo al corazn del ser humano y del mundo. Este proceso interno, Arnau de Vilanova lo expresa as en su El Rosario de los Filsofos:71
El investigador de esta ciencia debe trabajar con una dedicacin constante. Que nadie pues se precipite, porque nuestro arte no se realiza en la multiplicidad de las cosas: es uno solo. Y es una sola la piedra, una sola la medicina, a la que nada extrao se le aade ni se le quita, con excepcin de retirar lo que le sobra. En efecto, todo el azufre interno, o sea, vulgar, o el mercurio butrico le es extrao, porque por s mismo es destructivo y corruptor. Por el contrario, no le es extrao aquello en lo que l mismo se ha convertido mediante nuestro magisterio, o sea, en oro y en plata: pues nada le conviene al compuesto excepto lo que le es ms prximo segn su naturaleza. (...) Las fases principales del rgimen, las cuales intervienen una despus de otra, son cuatro: disolver, lavar, reducir y fijar. Disolver lo grueso en simple y sutilizarlo, lavar lo oscuro en luminoso, reducir lo hmedo a seco, y fijar lo voltil encima del cuerpo fijo. Disolver consiste en dividir los cuerpos y la materia, o hacer la

materia prima. Lavar consiste en inhumar, destilar y calcinar. Reducir consiste en incerar, engrasar o impregnar. Fijar es sutilizar, espesar, disipar y coagular. Por la primera es cambiada la naturaleza interior, por la segunda la exterior, por la tercera la superior, y por la cuarta la inferior.

Para concluir certificando esa herencia ancestral de la que l tambin se siente depositario, y que protege como un preciado tesoro:
Y aunque incompleto, resulta suficientemente generoso para los inteligentes. Los que tenis este libro, escondedlo en vuestros escondrijos, no lo enseis a nadie ni lo ofrezcis a las manos de los impos, porque contiene ntegramente el secreto de los secretos de todos los Filsofos. En efecto, es as, y unas perlas tan grandes no se han de dar ni a los cerdos ni a los indignos, porque es un gran don de Dios, y es Dios quien lo da o lo quita a quien El quiere. Por este motivo, apreciados lectores, vosotros, los que tenis este libro entre las manos, llevaos el dedo al labio, vosotros que os consideris hijos de los Filsofos, guardando el Rosario de los Filsofos en secreto, para que con razn seis llamados as, y para que podis incluiros en la categora de los antiguos sabios.72

Pero no es slo a travs de la alquimia como se evidencia su cercana a la tradicin hebrea, sino que incluso se habla del inters de Vilanova por la fabricacin del Golem, aunque lo ms destacado es el conocimiento que adquiri de la lengua santa en la escuela de lenguas orientales que diriga Ramn Mart73 en Barcelona, donde tambin sigui estudios bblicos, rabnicos y talmdicos. Vilanova escribi un importante tratado sobre el nombre de Dios que citaremos ampliamente a continuacin,74 lo que de nuevo es sealado con desdn por Menndez Pelayo:75
Hasta ahora slo vemos en Arnaldo, fuera de algn yerro incidental, una dosis no leve de fanatismo y excesiva confianza en el espritu privado. En 1292, tres das antes de la fiesta de Santa Mara Magdalena, compuso in Castro Ardullionis una explicacin del Tetragrmaton hebreo, donde se propone demostrar por razones naturales, en lo cual ya pecaba de temerario, el misterio de la Trinidad. Luce en este tratado su erudicin hebraica y cabalstica.

Por nuestra parte, reconocemos en este discurso de Vilanova, que tambin figura con el ttulo de Allocutio super Tetragramaton, grandes muestras de su conocimiento simblico de la lengua hebrea, adems de ponerla en correspondencia con la latina, de tal manera que en pocas pginas trata y conjuga temas importantes subyacentes en ambas tradiciones como son el de la unidad, la trinidad, e incluso las adaptaciones que se producen en el devenir cclico para que la Verdad, que es siempre una e idntica a s misma, pueda ser conocida a cada instante sin ser desvirtuada. El siguiente hilado de citas revela los

descubrimientos siempre espectaculares del itinerario secreto de este autor, que difcilmente podrn ser compartidos por mentalidades fundamentalistas, sistemticas o dogmticas:
Le complaci al doctor eterno, no pienso que por mis mritos, sino ms bien por el mrito del celo que he llamado religioso, introducirme en la lengua hebrea para ser mostrada a mi consideracin la inquietud de investigar lo que el nombre Tetragrmaton, que tan a menudo se lee en el texto hebraico del Antiguo Testamento, significa para el alma de los fieles. Pens por esta razn interrogar a los fieles, pues considerando que para ellos los ttulos de los libros resplandecen en rojo, es evidente que si examinamos cuidadosamente sus textos, veremos que ofrecen la luz del sol de la comprensin de las Escrituras, por el mrito y la pasin del Seor, como slo es capaz de hacer el len de la Tribu de Jud, que vence por medio de la pasin, efundiendo un licor rojo para escribir, capaz de abrir los sellos del libro cerrado. (pg. 36-37).As pues, aunque no fuera con la devocin debida, busqu, ped y llam y abierta la puerta, encontr lo que buscaba, recibiendo mucho ms an. Encontr primero que el antedicho nombre se escribe con letras hebraicas y con letras latinas y expresa exclusivamente el misterio de la Santsima Trinidad. En Dios el Principio aspira sin principio y a su vez, el principio aspira del principio. (pg. 39-40).Es necesario, pues, deducir de esto que todo lo que el antedicho nombre significa est contenido ntegramente en sus letras. Pero ninguna otra cosa significa en s, sino la que debe significar. Luego entonces es necesario que las letras utilizadas por Dios para expresar aquel nombre se refieran a El. (pg. 40).Volviendo de nuevo, pues, a las cosas antedichas encontramos que la yod significa que Dios es el principio sin principio que principia, que tiene sonido per se y que es el primero concebible a s mismo. (pg. 42).Pero en el nombre que nos ocupa, la he que sigue a la vav significa en relacin a la vav lo mismo que la he que sigue a la yod en relacin con la yod. Luego, cuando se explica el significado de las vocales del nombre Tetragrmaton segn la escritura hebraica, es en su ms elevado sentido: que en Dios existe el principio sin principio que inicia y que tiene sonido per se y a s mismo, y en el acto de aspirar une con un ngulo anudado, o bien, con un nudo indisoluble, dos lados iguales, en el cual, digo, existe el principio coeterno del principio que siempre forma parte de l mismo y quien aspira es el ngulo anudado, o sea, l mismo. El nombre de la Santsima Trinidad escrito en latn significa lo mismo que el nombre Tetragrmaton, y ah, las letras latinas y las hebreas de ambos nombres son equivalentes. Pero difieren en la figura y en la facultad de las partes y la Sabidura divina lo quiso as, porque los signos que usa para instruir la inteligencia de sus elegidos no slo significan una cosa de principal importancia, sino tambin muchas cosas aadidas, segn la diversidad de tiempos y de pueblos.As, el misterio expresado por Dios a los hijos del Antiguo Testamento en forma de rollo, lo expres a los hijos del Nuevo Testamento en forma de libro; de la misma manera, por ejemplo, el misterio de la zarza para unos significa lo mismo que el misterio del vellocino para otros, y as para todos los dems signos. (pg. 46-47).

Dios hace la obra de la creacin pintando letras como si fueran hombres cados en el mundo presente, y El mismo une desde arriba [con el Padre] a todos aquellos que estn contenidos en el misterioso cuerpo del Salvador, quien los forj hasta la rectitud de la justicia, mediante la pasin y la cruz. (pg. 71).

Y no podemos olvidar el inters de Arnau por los signos de los tiempos, que l vivi de forma dramtica, pues tras varias visiones de la inminente llegada del Anticristo,76 proclam la necesidad de un enderezamiento espiritual ante los papas que ya hemos citado, no recibiendo de ellos ningn apoyo, sino ms bien silencio, e incluso punzantes ataques por parte de muchos dominicos. Tal fue la gravedad del asunto que poco despus de su muerte (se cree que en un naufragio alrededor de 1312), se abre un proceso inquisitorial contra l, y de resultas, sus libros teolgicos y religiosos77 as como muchos alqumicos, son condenados y enviados a la hoguera; pero era tan grande el nmero de copias que circulaban por toda Europa, que por fortuna muchos se salvaron de las llamas. Empero, tras su fracaso con el papado, Vilanova sigui buscando el respaldo de los reyes, siendo Federico de Sicilia el que lo secund hasta el final, pero sin materializar ninguno de sus proyectos, que abogaban por dar un gran protagonismo a las rdenes terciarias y al movimiento beguinal como cabeceras de ese enderezamiento. Vilanova fundamenta sus visiones milenaristas en su propia experiencia y tambin en los textos ms importantes de la Tradicin de Occidente, tanto judos como greco-latinos y cristianos como Daniel 12, 11; Mateo 24; las profecas de las sibilas de Eritrea y de Cumas, de San Agustn, San Pablo y del Apocalipsis; tambin en los de los visionarios como Cirilo, Eusebio, Hildegarda y Joaqun de Fiore, lo que demuestra su visin sinttica y esotrica. Para Arnau la regeneracin tiene una expresin horizontal en la que el cristianismo toma el relevo del judasmo, pero sin negar todo el valor y enseanzas atesoradas en este ltimo, tema que ms adelante ser retomado por muchos cabalistas del Renacimiento; Vilanova ya esboza que los misterios ms profundos del cristianismo se explican y estn contenidos en el Nombre impronunciable de Dios:
Pero si alguien preguntara por qu el mencionado nombre Tetragrmaton no fue otorgado en la Sagrada Escritura al pueblo de los latinos, sino solamente a los hebreos, se responder, como tambin a propsito de otros signos, que Dios dio a aquel pueblo los signos, tanto vocales como reales, que previamente decidi aadir, sabiendo que perduraran a travs de los siglos y prueba de ello es que el

pueblo judaico sigue utilizndolos y tiene un velo ante los ojos del alma, que no le permite comprender la verdad sellada, mientras que la muerte de Cristo, como est dicho ms arriba, rasga [para los latinos] el velo del templo judaico, es decir, del corazn. (...) Mejor dicho, cay sobre los latinos y los conversos [la verdad] que haba cado [antes] sobre judos. Aquel nombre Tetragrmaton que primero fue conocido por el pueblo judaico, fue una cosa sellada por medio de aquel pueblo, que an ignora su significado. Esto sucedi en primer lugar porque, para los latinos, la verdad se hizo carne, lo que sabemos, con todas sus excelencias, por los primeros doctores de la fe catlica. En segundo lugar, los nombres de la misma verdad fueron otorgados en la escritura bajo la forma y la cualidad del nombre Tetragrmaton y el nombre Tetragrmaton fue comunicado a los latinos como Trinidad divina, lo que significa que el Tetragrmaton contiene los misterios de la verdad encarnada.78

Pero lo cierto es que el fin del mundo es a cada instante, como su renacimiento, por eso en cada tramo histrico aparecen seales que anuncian tal realidad, lo que simultneamente se puede experimentar al recorrer el viaje inicitico, donde se conocen los misterios de la vida y de la muerte, y tambin la conquista de una esfera o mundo otro en el que brilla un paraso siempre presente, atemporal o eterno, que es visualizado en cada tradicin con distintos nombres pero idntica significacin, ya se le llame Jerusaln Celeste, Luz, Agartha, Cristianpolis, etc., y que es el smbolo del estado de conciencia de unidad. El discurso de Vilanova se suma a esta voz nica:
Sin duda la inteligencia humana es un libro editado por Dios, en el cual las exposiciones y los sentidos de las expresiones divinas resplandecen cuando la Sabidura de Dios lo dispone, pero los significados particulares de las palabras sagradas no aparecen a la vez, sino sucesiva y paulatinamente en los tiempos y las edades del mundo, y muchas duermen an en el polvo de la tierra, es decir, en la imagen terrenal de la letra y despus de la muerte de Cristo, en la ltima persecucin de los fieles, saldrn del monumento funerario de las expresiones literales y aparecern ante muchos en la ciudad de la comunidad fiel. Y cuanto ms se aproxime aquel tiempo, tanto ms germinarn las semillas de la doctrina sagrada, echadas en la tierra de las expresiones literales y aparecer el trigo que hasta entonces haba estado enterrado en los libros sagrados.79

Finalmente, destacaremos que la influencia de este sabio se extendi de tal forma que incluso muchas de sus obras mdicas y alqumicas se tradujeron al hebreo, como sucedi con otras tantas de Llull al rabe, de tal manera que las mltiples puertas que abrieron las enseanzas de estos dos grandes pensadores del fin del medioevo, fueron "traspasadas" por sus sucesores en el Renacimiento, haciendo brillar con gran esplendor muchas de las simblicas universales que tanto Vilanova como Llull

haban explorado y defendido, y de las que en este acpite apenas si hemos ofrecido unos trazos.

CAPITULO II

PRECURSORES DE LA CABALA HERMETICA EN EL RENACIMIENTO (4)


Nicols de Cusa Nicols de Cusa est presente en la obra de Ficino y de Pico, as como en la de Reuchlin y posteriormente en la de Giordano Bruno, (el tema est estudiado en diferentes monografas),80 aunque estos autores no lo nombraran, as como el Cusano no mencion en su obra al maestro Eckhart salvo dos veces, pese a que su presencia invade todo su pensamiento que, como el de los que acabamos de nombrar, es heredado de Platn o del neoplatonismo, en este caso como en muchos otros cristianos, tambin por intermedio del Areopagita, o sea la versin de Proclo, a quien el cardenal estudi a fondo, habiendo adquirido el llamado por algunos platonicus oculus. Pero igualmente siempre se ha vinculado su pensamiento y su obra con la Cbala y con la geometra sagrada y la aritmosofa; asimismo se lo considera como precursor de la ciencia actual y al mismo tiempo el primer filsofo moderno. Nuestro autor comparte con la Cbala la idea de la Iniciacin, derivada del Conocimiento de los "tres mundos", anlogos a los cuatro en que se despliega el Arbol de la Vida.81 El ascenso por sus sefiroth es anlogo al ascenso por las esferas, lo que va tipificando grados de conocimiento que se diferencian de los profanos. No todos los hombres gozan de la misma intuicin intelectual aunque todos somos seguramente necesarios al plan creacional que todo lo incluye. El viaje del ascenso del alma no slo es igual al propio conocimiento de nuestra naturaleza sino asimismo al viaje del alma despus de la muerte, tema destacadsimo en muchas tradiciones, que incluyen tambin ritos anlogos.82Tambin comparte la idea del Dios desconocido,83 de la triunidad de los principios, que junto a la docta ignorancia y oposicin y concordancia de los contrarios conforman la parte esencial de su obra que asimismo reflexiona una y otra vez sobre el lenguaje como expresin del pensamiento. Igualmente sobre la teora neoplatnica y hermtica de la Emanacin y la creacin por el Intelecto, equiparable a la Sabidura divina.No es siempre fcil seguir el discurso del Cusano, en gran parte por la terminologa que emplea, nueva, con respecto a Platn y el neoplatonismo, como los conceptos de implicacin y explicacin, contraccin y expansin, mximos y mnimos, opuestos que se complementan. Pero l mismo lo sabe y por ello y otros ejemplos evidentes de oximorones directos del Renacimiento como festina lente y en el caso que nos ocupa concordia-

discors, desarrolla su "teora" de la docta ignorancia. Su lenguaje es lgico, matemticos sus conceptos y se ayuda muchas veces de los smbolos geomtricos para demostrar sus teoremas metafsicos. Su prosa es breve, condensada, sinttica, a veces axiomtica, apta para mostrar por momentos el fulgurante poder, la belleza y la luz de sus intuiciones intelectuales.Su obra ha sido utilizada asimismo por distintos especialistas los que intentan verla desde el ngulo de la filosofa poltica, la antropologa y la metafsica.84 Ella es numerosa y fundamental y queremos enumerar sus ttulos de acuerdo a las traducciones contemporneas de Jasper Hopkins al ingls de sus libros filosficos y los tratados teolgicos en el orden en que fueron escritos:85 De Docta Ignorantia; De Coniecturis; De Deo Abscondito; De Quaerendo Deum; De Filiatione Dei; De Dato Patris Luminum; De Genesi; De Ignota Litteratura; Apologia Doctae Ignorantiae; Idiota de Sapientia; Idiota de Mente; Idiota de Staticis Experimentis; De Pace Fidei; De Visione Dei; De Theologicis Complementis; De Beryllo; De Aequalitate; De Principio; De Possest; Cribratio Alkorani; De Li Non Aliud; De Ludo Globi; De Venatione Sapientiae; Compendium; De Apice Theoriae.Se notar la ausencia de la Concordia Catholica y la Coniectura de Ultimus Diebus, as como trescientos sermones por considerarlas obras religiosas o de carcter eclesistico.86 Igual con respecto a De Quadratura Circuli, De Arithmeticis, De Transmutationibus Geometricis que son considerados tratados matemticos. No se puede aqu sino destacar algunas de las facetas de esta luminosa arquitectura y construccin de su obra, a la que se le han dedicado muchos escritos. La Visin de Dios, escrito en su madurez es uno de sus textos ms importantes junto con la De Docta Ignorantia y el De Beryllo, trmino equivalente a una lente o lupa con la cual se van enfocando distintos temas de forma que el orden de su desarrollo constituye una enseanza. En La Visin de Dios toda la meditacin se basa en un cuadro o icono que es de aquellos en los que la imagen de un personaje, o mejor, su mirada nos persigue mientras cruzamos la sala en donde se encuentra colgado, de Este a Oeste y de Oeste a Este y vuelta,87 lo cual se explica en el captulo IX: "La visin de Dios es a la vez universal y particular, y qu camino conduce a la visin de Dios", donde se puede leer:
Puesto que t contemplas simultneamente a todos y cada uno, como lo representa incluso esta imagen pintada que miro, me maravilla cmo en tu poder visivo coincide lo universal con lo particular. Pero porque mi imaginacin no capta cmo pueda suceder esto, ya que busco en mi capacidad visiva entender tu

visin, la cual no est contrada a un rgano sensible como lo est la ma, considero, por tanto, que me engao al juzgar.88

Aunque:
Confiando en tu ayuda, Seor, vuelvo de nuevo para intentar encontrarte ms all del muro de la coincidencia de la complicacin y de la explicacin. Y cuando, a travs de esta puerta de tu verbo y de tu concepto entro y salgo simultneamente, encuentro el ms dulce alimento. Cuando te encuentro como el poder que complica todas las cosas, entro. Cuando te encuentro como el poder que explica, salgo. Cuando te encuentro como el poder que conjuntamente complica y explica, entro y salgo a la vez. Entro desde las criaturas hacia ti, que eres el creador, desde los efectos a la causa. Salgo de ti, creador, desde la causa a los efectos. Entro y salgo a la vez cuando veo que simultneamente salir es entrar y entrar es salir, lo mismo que el que numera, explica y al mismo tiempo tambin complica: explica el poder de la unidad y complica el nmero en la unidad. El salir de ti la criatura es el entrar de la criatura en ti, y explicar es complicar. Y cuando te veo, Dios, en el paraso, al que circunda este muro de la coincidencia de los opuestos, veo que t ni complicas ni explicas disyuntiva o conjuntamente. La disyuncin a la vez que la conjuncin constituyen el muro de la coincidencia, ms all del cual existes t, desligado de todo aquello que pueda decirse o pensarse.89

Y en el captulo XII (50), llamado "Donde el invisible es visto, el increado es creado":


Permite, piadossimo Seor, que una vil criatura te siga hablando. Si tu ver es tu mismo crear, y t no ves algo distinto de ti, sino que t eres el objeto de ti mismo pues efectivamente eres el que ve, el objeto de la visin y tambin el ver cmo entonces creas cosas distintas de ti? Parece, por tanto, que te creas a ti mismo, lo mismo que te ves a ti mismo. Pero t me consuelas, vida de mi espritu, porque aunque se alce ese muro de la absurdez, a saber, el de la coincidencia del mismo crear con ser creado (parece, en efecto, que admitir esto sea afirmar que una cosa es antes de que exista; pues cuando crea, es, y adems no es, porque es creada), sin embargo no existe obstculo. Tu crear es, en efecto, tu ser. Crear y al mismo tiempo ser creado no es otra cosa que comunicar tu ser a todas las cosas, de modo tal que eres todo en todas las cosas y sin embargo permaneces desligado de todas ellas. Llamar al ser a las cosas que no son, es comunicar el ser a la nada. As, llamar es crear; comunicar es ser creado. Y ms all de esta coincidencia de crear con ser creado ests t, Dios absoluto e infinito, ni creante ni creable, aunque todas las cosas son lo que son porque t eres.90

Para los que han ledo los textos de los cabalistas la relacin de este discurso con el de Jos Chiquitilla o Azriel de Girona, sin mencionar el Zohar es evidente como en el captulo V (15):

Qu otra cosa es, Seor, tu ver, cuando me miras con ojos de piedad, sino que t eres visto por m? Vindome, t que eres Dios escondido, me concedes que t seas visto por m. Nadie puede verte sino en cuanto t le concedes que seas visto. Y verte no es otra cosa que t ves al que te ve. En esta imagen tuya veo cunto te has abajado, Seor, para mostrar tu rostro a todos los que te aman. Nunca cierras los ojos; jams los retiras hacia otro lugar. Y aunque yo me separe de ti cuando me vierto completamente a otra cosa, no por eso t cambias tus ojos ni tu rostro. Si no me miras con los ojos de la gracia, la culpa es ma, porque estoy separado de ti por aversin y conversin a otra cosa, a la que prefiero en vez de ti. Y sin embargo t no te separas absolutamente de m, sino que tu misericordia me sigue, por si acaso yo quisiera en algn momento volverme hacia ti, para ser capaz de tu gracia. Que t no me mires se debe a que yo no te miro, sino que te rechazo y te desprecio.91

O el captulo II (8), "La visin absoluta abarca todos los modos de ver":
... Pero la visin desligada de toda limitacin abarca simultneamente y a la vez todos y cada uno de los modos de ver, siendo ella como la adecuadsima medida y el verdadero modelo de toda visin. Sin la visin absoluta no puede existir una visin limitada. Aquella abarca en s misma todos los modos de ver, a todos y cada uno, y permanece completamente exenta de todo cambio. En la vista absoluta estn de manera no limitada todos los modos de las limitaciones de ver. Toda contraccin del ver est en el ver absoluto, ya que la visin absoluta es la contraccin de las contracciones. Una tal contraccin es incontrable. Por tanto, la limitacin simplicsima coincide con el Absoluto. Sin contraccin nada hay contrado. De este modo, la visin absoluta est presente en toda vista, puesto que toda visin contrada existe por ella y sin ella no puede existir en absoluto.92

Angel Luis Gonzlez,93 traductor de La Visin de Dios, se pregunta en su introduccin:


Nicols de Cusa seala que la criatura vista tambin ve; y ese ser el tema capital de esta obra: Cmo es posible alcanzar la visin o el conocimiento de Dios, que es el ver absoluto?94

A lo que el metafsico alemn responde en el captulo XVIII (82) llamado "Si Dios no fuese trino, no existira la felicidad":95
Pero cmo, Dios mo, podra alcanzar su fin tu esposa, el alma humana, si t no fueses amable, de modo que amndote a ti, que eres tan amable, pudiera llegar hasta la vinculacin y la ms feliz unin? Quin, por tanto, puede negar que t, Dios, eres trino, cuando ve que si no fueses trino y uno, t no seras un Dios noble, natural y perfecto, ni existira el espritu de libre arbitrio, ni l mismo podra alcanzar la fruicin de ti y su felicidad? Puesto que eres intelecto

inteligente e intelecto inteligible y la unin de ambos, el intelecto creado puede alcanzar en ti, su Dios inteligible, la unin contigo y la felicidad. Del mismo modo, al ser t el amor amable, la voluntad amante creada puede alcanzar la felicidad y la unin en ti, su Dios amable. El que te recibe a ti, Dios, que eres una luz racional capaz de ser recibida, podr llegar a una tal unin contigo que estara unido a ti como el hijo lo est con su padre.96

De Docta Ignorantia es la obra ms famosa de nuestro autor y una de las ms importantes de su creacin. Publicada en 1440 cuando su autor tena treinta y nueve aos, fue valorada desde entonces a tal punto que se hicieron numerosas ediciones de este libro que influenciaron el pensamiento de muchas mentes del Renacimiento, que vean en esta fuente hermtica y neoplatnica unas enseanzas que eran un alimento a sus inquietudes y obraban sobre ellas al modo de una comunicacin, si no influjo, que era la respuesta a esas inquietudes, luego intereses, y necesidades con los que su alma verdadera y esencialmente se identificaba. Y eso, o ello, es la tergia, aunque los actores en el Gran Teatro del Mundo no lo sepan o finjan ignorarlo. Y as fue como esa vibracin, o energa, cre el ambiente "encantado" del Renacimiento, en donde se logr activar la magia del pensamiento, y Cusa fue un precursor, que seguido por Ficino, Pico y concretamente su compatriota Reuchlin alumbr por un tiempo a Florencia, las cortes italianas y toda Europa, donde brill la transparente Academia Florentina, y florecieron todas las Artes y Ciencias, pese a las intrigas y violencias de las cortes con las que los filsofos coexistan a la par que continuaba encendida la luz de la Sabidura.En este sentido habr que destacar la labor eclesistica y diplomtica de Nicols de Cusa que lo llev a ser una figura clave, tanto en el Concilio de Basilea como en el de Ferrara; amigo de Gemistos Pletn y de su alumno el cardenal Bessarion, con quienes comulgaba en el pensamiento, fue encargado por el Papa Eugenio IV, del que fue paladn, de organizar un concilio solemne que significaba nada menos que la unin de la Iglesia Romana con la Griega, para lo cual viaj a Constantinopla en 1437. Esta iniciativa fracas, aunque dej el saldo extraordinario de la obtencin de los preciosos textos que posteriormente tradujo Ficino y que incluan no slo obras de Platn que no se conocan, sino el Corpus Hermeticum, libros neoplatnicos de Plotino, y fundamentalmente queremos sealar, el comentario al Parmnides de Platn efectuado por Proclo, obra que el Cusano posea en su biblioteca particular, ejemplar perfectamente subrayado y anotado, perteneciente a su coleccin y que se encuentra con el resto de su magnfica biblioteca Ramn Llull es el autor ms

representado en ella en el lugar de su nacimiento (Kues) hasta la fecha.97 En 1448 siendo Papa su amigo Nicols V, lo hace cardenal y en 1450, obispo de Brixen en el Tirol destacndose sus servicios en pos del papado y la fe.De 1450 al 52 a Cusa tambin le toc una labor diplomtica y de muchos viajes que lo llevaron durante dos aos a las cultas ciudades alemanas y centro europeas donde conoci e influy en los principales actores polticos y culturales de su tiempo, como lo hara posteriormente en Roma (1459), a donde fue llamado por otro amigo, Eneas Picolomini, el nuevo Papa Po II. Igualmente, esa labor estaba encarada por nuestro personaje como una reforma de la Iglesia, como paso previo a una reforma de la educacin y finalmente a todo el orden cristiano. No podemos, desgraciadamente, abordar estos asuntos de muchsimo inters desde el punto de vista de la Filosofa Poltica, y en este caso, de la metahistoria que gener el primer Renacimiento y sus valores, e impregnara con una atmsfera siempre nueva y sutil, esta resurreccin de la Teosofa, las Artes, las Letras y las Ciencias, por intermedio de la Tergia.Empero este generoso legado ha sido destruido por el desarrollo del mundo moderno y su infame ciencia, filosofa y religin, manejadas en trminos generales por una verdadera mafia de ignorantes que se han apoderado tanto de la Iglesia, como de la Universidad, los medios de comunicacin y los resortes del poder poltico y social. Pero volvamos a La Docta Ignorancia, donde ya en el captulo I "De qu manera saber es ignorar" se definen los propsitos de la obra.
... no son vanos los apetitos que hay en nosotros, deseamos verdaderamente saber que somos ignorantes. Si consiguiramos alcanzar esto plenamente, habramos alcanzado la docta ignorancia. As, pues, a ningn hombre, por ms estudioso que sea, le sobrevendr nada ms perfecto en la doctrina que saberse doctsimo en la ignorancia misma, la cual es propia de l. Y tanto ms docto ser cualquiera cuanto ms se sepa ignorante. Con vistas a este fin asum los trabajos de escribir unas pocas cosas acerca de esta docta ignorancia.98

Y prosigue en el captulo II, "Elucidacin preambular de las cosas que siguen":


... como la absoluta maximidad es una entidad absoluta, por la cual todas las cosas son lo que son, as tambin la unidad universal del ser procede de aquella que es llamada mximo absoluto; y de ah que exista de modo contracto como universo, la unidad del cual est contrada en la pluralidad, sin la que no puede existir. Porque este mximo, en verdad, aunque en su unidad universal comprende todas las cosas, en cuanto que todas las cosas que existen por el mximo absoluto estn

en l, y l mismo est en todas ellas, no tiene, sin embargo, subsistencia fuera de la pluralidad (en la cual existe), en cuanto que no existe sin contraccin, de la que no puede librarse.99

Ms tarde revela en el captulo III "Que la verdad exacta es incomprensible":


As, pues, el entendimiento, que no es la verdad, no comprende la verdad con exactitud, sin que tampoco pueda comprenderla, aunque se dirija hacia la verdad mediante un esfuerzo progresivo infinito; al igual que ocurre con el polgono con respecto al crculo, que sera tanto ms similar al crculo cuanto que, siendo inscrito, tuviera un mayor nmero de ngulos, aunque, sin embargo, nunca sera igual, aun cuando los ngulos se multiplicaran hasta el infinito, a no ser que se resuelva en una identidad con el crculo. Es evidente, pues, que nosotros no sabemos acerca de lo verdadero, sino que lo que exactamente es en cuanto tal, es algo incomprensible y que se relaciona con la verdad como necesidad absoluta, y con nuestro entendimiento como posibilidad.100

Desde luego que este lenguaje necesita de una hermenutica que se ir concientizando en el lector.101 Efectivamente, "El mximo absoluto, con quien coincide el mnimo, es entendido incomprensiblemente":
El mximo, mayor que el cual nada puede haber, siendo mayor simple y absolutamente que lo que puede ser comprendido por nosotros, no es posible alcanzarlo de otra manera que incomprensiblemente. Pues no perteneciendo su naturaleza a la de aquellas cosas que admiten algo que excede y algo que es excedido, est por encima de todo aquello que puede ser concebido por nosotros. Pues todas las cosas que son aprehendidas por el sentido, por la razn o por el entendimiento difieren mutuamente entre s de tal manera que no hay entre ellas ninguna igualdad exacta. La mxima igualdad, que no es distinta o diferente de ninguna cosa, excede a todo entendimiento. Por lo cual el mximo, como es todo lo que puede ser, est absoluta y radicalmente en acto; y lo mismo que no puede ser mayor, por la misma razn, tampoco puede ser menor, pues es todo aquello que puede ser. El mnimo es, por su parte, aquello menor que lo cual nada puede haber. Y como el mximo es de la misma ndole, es evidente que el mnimo coincide con el mximo. Y esto parecer ms claro si se contraen el mximo y el mnimo en la cantidad. La cantidad mxima es la mximamente grande. La cantidad mnima es la mnimamente pequea. Ahora bien, deslguense el mximo y el mnimo de la cantidad, sustrayendo intelectualmente lo grande y lo pequeo. Se ver claramente que lo mximo y lo mnimo coinciden. El mximo es, pues, superlativo, del mismo modo que tambin es superlativo el mnimo. La cantidad absoluta, por consiguiente, no es ms mxima que mnima, puesto que en ella

misma el mnimo es, coincidentemente, mximo.102

Para terminar con La Docta Ignorancia he aqu graficado un teorema sagrado denominado "De las propiedades de la lnea mxima e infinita" (cap. XIII):
Digo, pues, que si hubiera una lnea infinita, sera recta, sera tringulo, sera crculo y tambin esfera. Y del mismo modo, si hubiera una esfera infinita, sera tringulo, crculo y lnea; y lo mismo puede decirse del tringulo infinito y del crculo infinito.

Lo primero, que la lnea infinita sea recta, se manifiesta as: el dimetro del crculo es una lnea recta y la circunferencia es una lnea curva mayor que el dimetro; as pues, si la lnea curva tiene menos curvidad cuando la circunferencia sea de mayor crculo, la circunferencia del crculo mximo, mayor que la cual no puede haber otra, es mnimamente curva, por lo cual es mximamente recta. Coincide, por tanto, el mximo con el mnimo, de tal modo que, a la vista, parece ser necesario que la lnea mxima sea mximamente recta y mnimamente curva; y no puede quedar ningn escrpulo de duda cuando en la figura puesta al lado se ve cmo el arco cd del crculo mayor se aparta ms de la de la curvidad que el arco ef, del crculo menor, y l se aparta ms de la curvidad que el arco gh, de crculo menor an. Por lo cual, la lnea recta ab, ser el arco del mximo crculo, mayor que el cual no puede haber otro.103

En el eplogo de la traduccin de El juego de las esferas104 (De Ludo Globi), J. Rafael Martnez E. afirma:
La epistemologa del Cusano, desarrollada principalmente en La docta ignorancia, le permiti explicar cmo la mente finita de los humanos poda aprender la infinitud del cosmos y la eternidad de lo real. El cazador de la verdad, en su afn por alcanzar el estado mental de la docta ignorancia, proceda a conocer porciones del universo mediante un proceso de comparacin y contraste de las cosas y, como consecuencia de lo limitado del ejercicio, poda alcanzar una primera intimacin de los lmites del conocimiento. Esta revelacin podra ser descrita como una especie de conocimiento negativo: conocer lo que no se puede conocer. Extraa sabidura la que se alcanza a travs de la conciencia de la propia

ignorancia. El cardenal concedi que era por intervencin de la gracia divina que la mente humana lograba concebir cosas e ideas que no poda realmente conocer. Poda, por ejemplo, imaginar metforas acerca de la conciencia de opuestos, y concluir, como lo hace en La docta ignorancia y en Juego de las esferas, que el crculo infinito es lo mismo que la lnea recta y que esta situacin extrema se logra slo en Dios. Este salto de nociones cuantitativas el crecimiento del dimetro del crculo a un estado cualitativo la lnea recta lo logra el Cusano a travs del argumentar que las nociones de cantidad no mantenan su validez cuando se discuta lo infinito.

En 1514 se public en Pars la Opera Omnia del Cusano editada por Jacques Lefvre D'Etaples. Las ediciones posteriores de su obra tienen diferencias mnimas entre ellas. Veamos ahora el De Ludo Globi que es un tratado dividido en dos libros cuyo ttulo completo dice: Dilogos acerca del juego de las esferas del reverendsimo en Cristo, nuestro padre, el cardenal Nicols de Cusa, siendo sus interlocutores Juan, duque de Bavaria, y el cardenal Nicols. Respecto del Segundo libro del dilogo acerca del juego de las esferas y sus protagonistas Alberto, duque de Bavaria, y el cardenal Nicols, ste dice al joven duque cosas de una belleza y profundidad como sta:105
El Cardenal: Aunque el reino de la vida se extiende en toda su plenitud desde el centro hasta la circunferencia, y esta extensin puede ser concebida mediante la imagen de una lnea que contiene una infinidad de lneas similares desde el centro hasta la circunferencia, se tiene un centro comn a todas y una circunferencia para cada cual. Sin embargo esta multitud innumerable de circunferencias est dividida en nueve grados, de manera que de grado en grado somos guiados a travs de dicho reino, decorado con un hermossimo orden, hacia donde el centro comn y la circunferencia particular son idnticos, es decir, hacia Cristo. Porque aqu el centro de la vida del creador y la circunferencia de la creatura son idnticos. Pues Cristo es Dios y hombre, creador y creatura, es el centro de todas las creaturas benditas.Considere con atencin que su circunferencia es de la naturaleza circunferencial de todas las circunferencias, es decir, de todas las creaturas racionales. Y como es la misma por su identidad personal con el centro de todo, esto es, con el creador, todos los bienaventurados representados mediante la circunferencia del crculo terminan por yacer en la circunferencia de Cristo, que es similar a la naturaleza creada. Y alcanzan su fin a causa de la unin hiposttica de la naturaleza creada con la naturaleza no creada y por encima de la cual nada puede haber. De esto ve usted que Cristo es tan necesario para la beatificacin de todo que sin l nadie puede ser feliz, por ser l el nico mediador a travs de quien se puede alcanzar la vida viviente...Nmero es la distincin de una cosa con respecto a la otra, a travs de una o de otra o de una tercera, y as consecutivamente hasta el nmero diez en que se detiene. Por consiguiente todo

nmero se detiene aqu. Los accidentes se distinguen en nueve clases de lo ms general y de esta manera contribuyen a la nocin de esencia [quidditatis] o substancia, sea por un accidente o dos o tres o cuatro o cinco o seis o siete u ocho o nueve, donde el nmero que se engloba en la unidad del nmero diez se completa. Numerar es distinguir. Ms an, las cosas se distinguen especialmente a travs de la substancia, y las substancias mediante cantidad, calidad y otros accidentes que quedan englobados en las nueve clases de accidentes. Por ello, para poder sealar esta distincin, he preparado la siguiente figura.

Y el duque responde con recato pareciendo conocer el tema:


Alberto: He escuchado que tambin los ngeles se distinguen en nueve coros.

A lo que el cardenal contesta, y lo hace de una forma con la que nuestros lectores ya estn familiarizados:
El Cardenal: Los ngeles son inteligencias, y porque existe una variedad de ellos es necesario que tanto sus visiones en cuanto inteligencias como sus diferencias sean distinguidas intelectualmente mediante rdenes y grados desde el punto ms bajo hasta el ms alto (al que se llama Cristo, el ngel del gran consejo). A partir de esta distincin se descubren tres rdenes y en cada uno de ellos tres coros. Y la lnea limtrofe es el centro, al igual que el nmero diez es la lnea limtrofe de los nueve artculos.

Queremos del mismo modo destacar otro opsculo, La Paz de la Fe, estudiado, traducido y anotado por Vctor Sanz Santacruz,106 que dio fama al Cusano por la idea de un mismo Dios y distintos ritos y que tambin hacen de nuestro autor una avanzada desde el punto de vista conciliar, de la Filosofa de la Historia, o de la Sociologa Poltica. No abordaremos el temario por no ser propio de este libro. Pero en todo este discurso metapoltico no falta el fundamento, expresado en el captulo VIII (23 y 24):
23. "Si, por tanto, no hay igualdad que no sea igualdad de la unidad, ni nexo que no sea nexo de la unidad y de la igualdad, de modo que el nexo existe en la unidad y la igualdad, la igualdad en la unidad, la unidad en la igualdad y la unidad e igualdad en el nexo, resulta manifiesto que en la trinidad no hay distincin esencial. Las cosas que difieren esencialmente se hallan de tal modo que una puede ser sin que exista la otra. Pero como en la trinidad ocurre que, una vez puesta la unidad, se pone la igualdad de la unidad, y viceversa, y puestas la unidad y la igualdad se pone el nexo, y viceversa, se sigue de aqu que no es en la esencia sino en la relacin donde una es la unidad, otra la igualdad y otra la

conexin. La distincin numrica es una distincin esencial, pues el nmero dos difiere esencialmente del tres, ya que una vez puesto el dos no se pone el tres y de la existencia del dos no se sigue la del tres. Por lo cual la trinidad en Dios no es compuesta ni plural ni numrica, sino unidad simplsima. Quienes creen que Dios es uno no negarn, por tanto, que es trino al comprender que esa trinidad no se distingue de la unidad simplsima, sino que es la misma, de modo que si no fuera la misma trinidad en la unidad, no sera el mismo principio omnipotente para crear el universo y cada uno de los seres. El poder cuanto ms uno es, tanto ms fuerte y cuanto ms uno, tanto ms simple. Por consiguiente, cuanto ms poderoso o fuerte, tanto ms simple. De donde se sigue que, como la esencia divina es omnipotente, es simplicsima y trina. Sin la trinidad no sera un principio simplicsimo, fortsimo y omnipotente". 24. "Algunos llaman a la unidad Padre, a la igualdad Hijo y al nexo Espritu Santo, porque esos trminos, aunque no son apropiados, sin embargo significan de modo conveniente la trinidad, ya que del Padre procede el Hijo y de la unidad e igualdad del Hijo el amor o Espritu. La naturaleza del Padre se traslada con una cierta igualdad al Hijo. Por lo cual el amor y el nexo provienen de la unidad y la igualdad. Y, si se pudieran encontrar trminos ms simples, seran ms aptos, como son la unidad, la mismidad y la identidad. Estos trminos parecen explicar mejor la fecundsima simplicidad de la esencia. Hay que advertir que en la esencia racional del alma hay una cierta fecundidad, a saber, la mente, la sabidura, y el amor o voluntad, pues la mente produce a partir de s el entendimiento o sabidura, de donde procede la voluntad o el amor, y esta trinidad en unidad de esencia es la fecundidad del alma, que la posee a semejanza de la fecundsima trinidad increada; as, toda cosa creada lleva la imagen del poder creador y posee a su modo la fecundidad en la semejanza ms o menos prxima a la fecundsima trinidad creadora de todas las cosas. De esta manera, no slo la criatura tiene que ser del ser divino, sino que su ser fecundo es trino a su modo, por el ser fecundsimo trino y uno; sin este ser fecundo no podra subsistir el mundo ni la criatura podra ser del mejor modo posible".107

Podramos, siguiendo este hilo, conformar una pequea antologa de cientos de textos, pero creemos que ya hemos hecho lo justo como para tener un perfil de los contenidos de la obra del Cusano, y contrastar su parentesco ideolgico con los cabalistas hebreos y los conceptos en los que meditaban los cristianos y hermticos hebraizantes durante el Renacimiento y que, de otro lado, es el tema de este acpite en contra de lo que piensa Eugenio Garn, al criticar a E. Cassirer y negar la importancia que el Cusano tuvo sobre el Renacimiento italiano.

Marsilio Ficino sostiene un libro como si de un instrumento musical se tratara. A. Ferrucci, Busto de Marsilio Ficino, Florencia, Santa Mara dei Fiore.

CAPITULO III

LA TRADICION HERMETICA Y LA CABALA (1)


Marsilio Ficino y Giovanni Pico de la Mirandola Desde siempre la crtica ha destacado la influencia platnica en el pensamiento de Marsilio Ficino (1433-1499), traductor y comentarista de sus obras, e incluso la de Plotino a quien tambin tradujo, pero debemos a Frances Yates en el siglo XX con los precedentes de Eugenio Garn, P. O. Kristeller y D. P. Walker, el haber sealado la extraordinaria influencia en Ficino de la literatura hermtica, concretamente del Poimandrs, en su vida, obra y enseanzas; textos que tradujo en Florencia antes que los clsicos ya nombrados por expreso pedido de su protector Cosme de Mdici, por considerar ambos que este libro era anterior a la filosofa griega, e incluso a Moiss, ya que se trataba de la expresin de la teosofa egipcia, y an anterior, juzgadas por ser las ms antiguas como las ms sabias, reafirmando las ideas de la prisca theologia que es en esta poca cuando adquiere ms fuerza. El hecho de la comprobacin por parte de Issac Casaubon de que estos libros fueran recientes, de los primeros siglos del cristianismo, refut la

creencia de que tenan esa antigedad y por lo tanto no reflejaban el pensamiento egipcio, lo que disminuy en parte su prestigio, como si un error de datacin bibliogrfica pudiera deslegitimizar los contenidos de este tesoro sapiencial. Pero eso slo en parte enturbi sus contenidos, puesto que este pensamiento anlogo a la forma en que se expresa el bblico, ha quedado testimoniado en sus textos que datan probablemente de la Alejandra egipcio-griega-romana, como sucede con diversos escritos que recogen tradiciones antiguas en tiempos ms recientes como es el caso igualmente del Talmud de Jerusaln y el de Babilonia mucho ms recientes que las tradiciones judas que manifiestan. Motivo por el cual tomamos a los libros de la Hermetica en tanto que expresiones vivas de un pensamiento de races egipcias que an subsista en aquella poca, como puede ser observado en una vasta literatura que los cita y que a su vez toma al nombre de Hermes como al principal protagonista, no slo de un modo filosfico, sino tambin en relacin con la magia "popular", los amuletos, los talismanes defensivos, los pantculos mgicos y los conjuros, anlogos o exactos a los de la Cbala, a lo que se suma el testimonio de numerosos sabios de la antigedad, en cuanto se referan stos a un tipo de creencias a las que se les daba el nombre de hermticas, o se ponan bajo el patrocinio del dios Hermes. Se debe aclarar que este inmemorial legado que hoy est presente entre nosotros se debe a que se ha vuelto a estudiar hace un tiempo, renovndose desde que se publicaron las ms importantes versiones del Corpus, tanto en la Inglaterra victoriana (W. Scott) como en Francia (A. D. Nock y A. J. Festugire, siglo XX) aunque ya en el siglo XIX hubiese sido traducido a esa misma lengua por L. Mnard.108 Es difcil hablar de estos libros sin mencionar el impacto emocional e intelectual que producen en los que consideran a Platn y a la Biblia como sus fuentes ms importantes de conocimiento, que junto con el legado invisible de la civilizacin egipcia conforman un bagaje erudito y filosfico o, como dice el mismo Asclepio, una religio mentis. Es decir, la obtencin del Conocimiento por intermediacin de la palabra, en este caso escrita, reproducida en dilogos, expresada por personajes e Himnos como este:
Acoja la naturaleza toda del cosmos la audicin de este himno. Abrete tierra!, braseme todo cerrojo del agua!, no os agitis, rboles! Porque estoy a punto de

cantar al Seor de la creacin, al todo y al uno. Abriros cielos!, vientos, deteneos! Que acoja mi palabra el crculo inmortal de Dios. Estoy a punto de cantar al creador del universo, al que fij la tierra y suspendi el cielo, al que orden al agua dulce que saliera del ocano hacia la tierra habitada y deshabitada para subsistencia y creacin de todos los hombres, al que orden que apareciera el fuego para toda empresa de dioses y hombres. Dmosle todos juntos alabanza al que est elevado por encima de los cielos, al constructor de toda la naturaleza. l es el ojo de mi pensamiento. Que acoja favorablemente la alabanza de mis potencias. Potencias que estis en m, cantad al uno y al todo; concertaos con mi voluntad potencias todas que estis en m: santo conocimiento, iluminado por ti, a tu travs, canto a la luz inteligible y me regocijo en la alegra del pensamiento. Potencias todas, cantad conmigo. Y t tambin, templanza, canta conmigo. Mi justicia canta a lo justo a travs de m. Mi generosidad canta al todo por m. Verdad, canta a la verdad. Bien, canta al bien. Vida y luz, de vosotras procede la alabanza y a vosotras regresa. Padre, energa de las potencias; gracias te doy, Dios, potencia de mis energas. Tu palabra te canta a mi travs, recibe a mi travs el todo en la palabra, como sacrificio verbal. Estas cosas claman las potencias que hay en m, cantan al todo, cumplen con tu voluntad, tu determinacin que viene de ti y a ti vuelve, el todo. Recibe de todas el sacrificio verbal. El todo que ya est en nosotros slvalo vida!, ilumnalo luz, [aliento vital], Dios! Pues a tu palabra la apacienta el pensamiento; creador que aportas el aliento vital, slo t eres Dios. Tu hombre proclama estas cosas a travs del fuego, a travs del aire, de la tierra y de tus criaturas. He obtenido de tu eternidad la alabanza y, tal como buscaba, estoy en reposo por tu voluntad. He visto por tu voluntad.109

Y el siguiente, lo opuesto, ejemplo de gnosis negativa, relativo al lamento de las almas por su incorporacin a la Creacin:
Oh cielo, principio de nuestra gnesis, ter y aire, manos y sagrado aliento de nuestro monarca Dios, astros resplandecientes que sois los ojos de Dios, luz infatigable del Sol y de la Luna, hermanos de leche de nuestro origen, sufrimos la terrible desgracia de ser separadas de todos vosotros y, lo que es peor, tras ser arrebatadas de las cosas grandes y luminosas, de lo sagrado envolvente, de la opulenta bveda celeste y de la felicidad participada con los dioses, vamos a ser de este modo encerradas en unos indignos y abyectos cuerpos. Pero qu acto tan vergonzoso hemos podido cometer, desgraciadas de nosotras?, qu que pueda merecer estos castigos? Pobres de nosotras!, cuntos errores nos esperan!, qu no habremos de hacer, a causa de la perversidad de las esperanzas, para satisfacer a un cuerpo acuoso y rpidamente disoluble! De poco nos servirn sus ojos, a unas almas que ya nunca pertenecern a Dios, porque a travs de esa cosa hmeda

y redonda slo veremos de nfimo tamao a nuestro progenitor el cielo, siempre estaremos gimiendo y puede que ni siquiera seamos capaces de ver.110

Como se ve en estos ejemplos el tono del discurso es tan valioso y efectivo como la grandeza de los distintos temas e ideas cosmognicas y de sabidura que lleva implcitos, y que se les hace decir a unos personajes sobre los que reina Hermes de modo directo, o de manera indirecta, y que conforman al resto de los protagonistas que transcurren por los textos. Marsilio Ficino recibi estos libros que venan de Oriente y qued para siempre tocado por esta herencia griega prcticamente desconocida ya que Occidente slo posea una versin latina del Asclepio que el toscano admiraba y que tan bien casaba con sus estudios platnicos y sus creencias cristianas, ya que adems de ser un sabio versado en la Antigedad clsica, era sacerdote catlico. Tambin mdico, lo cual es frecuente en los esoteristas de su poca, y muy importante en la corte de los Mdici, donde su prncipe Cosme era muy amigo del padre de Ficino, Diotifece, su mdico personal.111 Igualmente era msico y cantaba y bailaba los himnos rficos y los de Proclo y asimismo los Hermetica al comps de la armona del cosmos, acompaado con una "lira de braccio", mientras todo ello constitua una bellsima ceremonia, propia del arte de la poca, donde se disfrazaban, o mejor, se ocultaban de modo refinado y simultneo la gnosis y la incantacin. En efecto, esta posibilidad de ritualizacin propia de la tergia encontr en Ficino un inspirado intrprete y un protagonista mgico de la Tradicin, esa prisca theologia, que atesoraba un Conocimiento secreto, aunque sin embargo accesible y brillante en este texto o aqul, tanto en la Biblia como en Platn y el Corpus Hermeticum, y que a su vez era aquello que las propias cosas, seres, o fenmenos, manifestaban en el concierto universal de su alma. Esta revelacin que recibe el sabio florentino, por medio de estos libros, lo acompaar para siempre iluminando todos los rdenes de su vida al moldear su pensamiento y su obra. Dejemos que l mismo lo transmita en su auto de fe para ingresar al

sacerdocio:
la antigua teologa de los gentiles en la que coinciden Zoroastro, Mercurio [Hermes], Orfeo, Aglaofemo y Pitgoras, est toda recogida en las obras de nuestro Platn. Y en las cartas de Platn anuncia (vaticinatur) que al final, despus de muchos siglos, tales misterios podrn ser revelados a los hombres []. En cuanto a m, he encontrado que los ms grandes misterios de Numenio, Filn, Plotino, Jmblico, Proclo, haban sido tratados por Juan, Pablo, Jeroteo, Dionisio Areopagita.112

Y esta creencia que verifica la unidad fundamental de las tradiciones que lleva a la idea de una Tradicin Primordial y Unnime llamada en ese tiempo prisca theologia, caracterizar el pensamiento ficiniano y el de Pico y se proyectar hacia el futuro, ya que se prolongar en la Historia de las Religiones, o religiones comparadas, que incluir posteriormente otras tradiciones desconocidas, o prcticamente ignoradas entonces, como las del Extremo Oriente, o las Precolombinas, con anlogas cosmogonas a las occidentales y a veces idnticos simbolismos y mitologas. Por otra parte al comienzo ya se ha sealado la importancia de la historiadora inglesa del Warburg Institute, acerca de mostrar el papel fundamental del Corpus Hermeticum en la filosofa de Ficino, en su obra y su vida en pos del Conocimiento, lo que se le manifest en distintas vas de varias tradiciones que tuvo la inmensa suerte de conocer de primera mano a travs del estudio exhaustivo de los autores que tradujo que incluan constantemente a la Teosofa griega, y a la pagana en general, especialmente la egipcia que era la ms antigua y la madre de las tradiciones conocidas, entre ellas la Cbala juda, basada en el Pentateuco, o sea en Moiss, por lo tanto posterior al Thot egipcio, dios mensajero, escritor, identificado con Hermes Trismegisto en uno de sus tres aspectos.113

CAPITULO III

LA TRADICION HERMETICA Y LA CABALA (2)


Marsilio Ficino y Giovanni Pico de la Mirandola (cont.) Pero vayamos ahora a Pico del que ya hemos dicho es el introductor de la Cbala hebrea en el pensamiento occidental en el Renacimiento, advirtiendo tambin que el intercambio intelectual entre judos y cristianos era bastante corriente en la Edad Media y volvi a brillar en Florencia, en el Renacimiento y por lo tanto en todas las cortes italianas, a saber, el mundo entero, simbolizado para ellos por Europa. Nosotros aceptamos aqu el punto de vista de la escritora britnica, al que hay que agregar fundamentalmente el nombre de Proclo en la formacin de Ficino,114 autor al que volveremos ms adelante.
Si consideramos los escritos hermticos y la cbala desde el mismo ngulo de anlisis empleado por Pico, una serie de fascinantes simetras se abren ante nuestros ojos. El legislador egipcio haba impartido maravillosas enseanzas msticas, ofreciendo una descripcin de la creacin de la que poda deducirse que conoca buena parte de lo sabido por Moiss. Unida a este conjunto de doctrinas msticas se hallaba, asimismo, una tradicin mgica, la contenida en el Asclepius. Tambin la cbala contena un maravilloso conjunto de doctrinas msticas derivadas del legislador egipcio, y proyectaba nueva luz sobre los misterios mosaicos de la creacin. Pico se perda entre tales maravillas, en ellas vea una confirmacin de la divinidad de Cristo. Ligada a la cbala, siempre exista un tipo de magia, la cbala prctica. Adems, hermetismo y cabalstica se corroboraban mutuamente en relacin a un tema que era fundamental para ambas doctrinas, el tema de la creacin efectuada por el Verbo. Los misterios de los Hermetica eran misterios del Verbo, o Logos, y en el Pimander era gracias al luminoso Verbo, el Hijo de Dios surgido del Nous, que tomaba existencia el acto creativo. En el Gnesis, "Dios habl" para crear el mundo y, puesto que habl en hebreo, las palabras y letras hebraicas para los cabalistas fueron objeto de infinitas meditaciones msticas, mientras que para los cabalistas prcticos llegaron a poseer tambin poderes mgicos. Tal vez sea lcito afirmar que Lactancio ha contribuido a cimentar, sobre este punto, la unin entre hermetismo y cabalstica cristiana, ya que, despus de haber citado el salmo "Los cielos fueron hechos por el verbo de Dios" y a San Juan, "En un principio era el Verbo", aade que tales afirmaciones han sido revalidadas por los Gentiles. "Porque Trismegisto, quien de un modo u otro consigui comprender casi toda la verdad, tambin describe la excelencia y majestad del Verbo" y reconoce "que hay una lengua inefable y sacra cuyo significado ultrapasa la medida de la capacidad humana". (pg. 106-107).

Para insistir de modo puntual:


La unin entre hermetismo y cabalstica, de la cual Pico fue el fundador e instigador, estaba destinada a alcanzar resultados importantes, y la subsiguiente tradicin hermtico-cabalstica tuvo consecuencias de vastsimo alcance. Dicha tradicin pudo haber tenido un carcter puramente mstico, en la medida en que se cuidaba de desarrollar las meditaciones hermticas y cabalsticas sobre la creacin y sobre el hombre por medio de complicadsimos laberintos de especulaciones religiosas, ricas en aspectos armnicos y numricos absorbidos de la tradicin pitagrica. Sin embargo, tambin manifest un aspecto mgico y, en este sentido, Pico fue el primero en unificar los dos tipos de magia, el hermtico y el cabalstico. (pg. 106).

Y ms adelante esta extraordinaria investigadora explica en tres palabras el arduo tema de la Tergia:
Pico entiende por magia natural lcita el establecimiento de "vnculos" entre la tierra y el cielo mediante el uso correcto de las substancias naturales segn los principios de la magia simptica. Puesto que tales vnculos se hallaran privados de eficacia sin la existencia de un ligamen superior como el talismn o las imgenes astrales, convertidos en objetos tiles gracias al spiritus natural, el uso de ellos debe ser incluido (o as lo creo) entre los mtodos con los que el mago natural de Pico "une" las virtudes del cielo con las de la tierra, o bien, "desposa al mundo", que no es ms que una forma diferente de expresar el mismo concepto. (pg. 109).

Como se puede apreciar es sobre Ficino y Pico donde se construye la estructura del primer pensamiento renacentista, el verdadero humanismo y la posterior proyeccin del mismo en los siglos XVI y XVII en Alemania, Francia e Inglaterra, sin olvidar la pennsula ibrica, pasando a Amrica posteriormente mediante diversos conductos, la mayor parte ms o menos vinculados con la Masonera, heredera de la Orden de los Rosacruces. Eugenio Garn, en un libro que ya hemos citado anteriormente nos ilustra igualmente sobre las relaciones de Ficino con Hermes y el hermetismo.
Si Platn fue para Marsilio Ficino ms que el maestro, la encarnacin misma de la sabidura divina, un peso decisivo tuvo en su formacin la lectura de los opsculos hermticos, que traducidos por l al latn se contaron entre los ms grandes sucesos literarios de finales del 400. La sabidura del "tres veces grande", misteriosa y alusiva, presentada en forma admirable en una conjuncin de poesa y profeca, conquist todos los espritus que anhelaban una religin desvinculada de la rigidez de las formas y de la estrechez de las autoridades tradicionales. A travs del hermetismo se difunda la idea de una revelacin perenne, tan antigua como la humanidad; no obstante, en lento pero seguro progreso. Los siempre presentes misterios del ser, revelados al hombre desde su origen, lo acompaan como el tesoro donado sin distinciones a todos; quien quiera, pues, puede reencontrarlo, con slo

interrogarse con sinceridad y pureza a s mismo y a las cosas que lo rodean. El hombre es presentado como creatura de excepcin, la imagen viviente de Dios en el mundo. El hombre, precisamente, por este parentesco con el creador es creador l mismo, y capaz de hacer converger en s y de explotar todas las fuerzas del universo.115

En lo que se abunda posteriormente:


El hermetismo y esto explica su xito enseaba que Dios se haba revelado a los hombres desde los tiempos ms remotos, afirmaba la existencia de una revelacin perenne de la cual todas las religiones no son ms que expresiones y traducciones parciales, instaba a la paz religiosa en un culto del espritu en que comulgan Moiss, Platn y Cristo. Y esta concordia, mientras por un lado nos da certeza de la verdad que es una, igual a s misma, imperecedera, por el otro despoja a la religin de todas sus dificultades, de todos los obstculos que la letra mortificante o la cristalizacin de los ritos parecen oponer a la crtica del filsofo, como a la queja creyente. Nos ensea a traspasar por encima de las vestimentas exteriores hasta hallar el alma verdadera que palpita en nosotros, que vive en las cosas, que est presente en todas partes; y que de manera casi ejemplar encuentra su realizacin en un Cristianismo interpretado a la luz de la tradicin platnica que constituye la clave de todos los misterios.116

En el mismo sentido117 se expresaba Kristeller en relacin a la nueva Academia Platnica:


Antes que nada, la Academia Florentina constituye una nueva fase en la larga y compleja historia de la tradicin platnica, y Ficino estaba muy consciente de ser un heredero y portaestandarte de esa tradicin. Sus fuentes incluan no slo los escritos del mismo Platn y de los antiguos platnicos que nosotros generalmente llamamos neo-platnicos, sino tambin las atribuidas a Hermes Trismegisto y Zoroastro, Orfeo y Pitgoras, que la erudicin moderna ha reconocido como productos apcrifos de la Antigedad tarda, pero que Ficino, al igual que muchos de sus predecesores y contemporneos, consideraba testimonios venerables de una filosofa y teologa paganas antiqusimas, que precedieron e inspiraron a Platn y a sus discpulos. Ficino estaba enterado tambin de que el platonismo tuvo sus seguidores entre los antiguos escritores latinos, los autores eclesisticos primitivos y los filsofos medievales rabes y latinos: por ejemplo, Boecio y Calcidio, Dionisio Areopagita y San Agustn, Avicena y Alfarabi, Enrique de Gante y Duns Scoto, y en su propio siglo, Bessarion y Cusano. Sabemos por los escritos de Ficino que muchos de estos autores, si no todos, le eran ms o menos conocidos. El grado en el que estaba endeudado con alguno de ellos y el contenido e importancia de estas deudas en relacin con cada uno y con su propia originalidad, son naturalmente preguntas discutibles que en su mayora an no han sido examinadas o contestadas. Pero es muy evidente que por lo menos Platn y Plotino, los escritos atribuidos a Zoroastro y a Hermes, y las obras filosficas de San Agustn, dejaron profunda huella en su pensamiento. A estos nombres podemos aadir al platnico bizantino Gemistos

Plethn, quien segn el propio informe de Ficino dio a Cosimo de Medici la idea de fundar una academia Platnica en Florencia, idea que haba de realizar muchos aos despus el mismo Marsilio Ficino.

Marsilio crea ser tambin, como hemos apuntado, el continuador de la Academia que haba durado hasta el siglo VI gracias a la inmensa grandeza que le otorg Proclo118 en el siglo V con su autoridad de sabio director durante cuarenta aos de trabajos y estudios sacros y el rito del silencio, la meditacin y la apertura a otros estados de conciencia y su realizacin, lo que va constituyendo los tramos, o mundos, de la iniciacin en los misterios del Conocimiento. No podemos aqu tratar a Proclo en profundidad, figura clave en la interpretacin de Platn.119 Desgraciadamente Justiniano mand cerrar la Academia en el 529.120 Mara Toscano y Germn Ancochea refirindose a esta figura sintetizan as la teora (en su sentido etimolgico) de las emanaciones:121
El desarrollo de Proclo es un movimiento continuo de descenso y ascenso en el cual los seres particulares primero proceden y despus retornan a sus principios respectivos, pasando de la unidad a la multiplicidad y de la multiplicidad a la unidad. Todo procede por la emanacin de una Unidad de la que participan las cosas que de ella proceden sin dividirla. La Unidad se despliega en una cadena de manifestaciones en serie, en la que cada principio de serie es la causa de las realidades que se derivan de ella. En este proceso de emanacin, lo que hay de ms elevado en una serie, toca a lo ms nfimo de la superior, actuando ambos de intermediarios, tanto en el proceso de manifestacin como en el proceso de retorno.

Nos ha interesado mucho esta ltima posibilidad trasladada al esquema del Arbol Sefirtico y su divisin en cuatro planos, o sea que Kether en el Arbol de Asiyah sera el Malkhuth en el Arbol de Yetsirah, y el Kether de Yetsirah sera el Malkhuth de Beriyah. Como el Kether de Beriyah es el Malkhuth de Atsiluth y el Kether de Atsiluth la meta esquiva de la metanoia.122
Proclo profundiza en la teologa negativa que se haba iniciado en Plotino. Todo aquello que era Dios como "no ser", aparece, definitivamente, como la incapacidad que tiene el hombre de poner nombre a la divinidad. Todo nombre que el hombre pone a lo divino, es inexacto, es incorrecto, no sirve para nada, no define. Normalmente poner nombre significa definir, delimitar una cosa, como a Dios no lo podemos delimitar, intentar ponerle nombre a la divinidad es como una especie de empresa absurda, sin sentido, porque en el momento que lo nombro lo estoy poniendo en medio de las otras cosas, y desde el momento que lo nombro, estoy

haciendo de l una realidad entre otras realidades.123

Tanto en una poca como en otra, ambos, Proclo y Ficino, fueron grandes tergos y ambos la unidad de serie, la cabeza de mdulo, primeros en el espacio que generaron y siguen generando merced a la Gracia que les otorgan los dioses, nudos, o puntos de coyuntura en la red de la transmisin csmica con la que se encuentran ahora ligados por finsimas cadenas de oro intelectual. Y esa red es tambin musical, por lo que no eran inocentes los ritos del hierofante florentino ejecutados con la "lira de braccio" y los himnos y salmos que entonaba con una vocalizacin exquisita.124 D. P. Walker refirindose al arte ficiniano nos dice:125
La eficacia de la msica para capturar el espritu planetario o celeste, se basa sobre dos principios que en definitiva se unen. El primero es la antigua teora tomada del Timeo de Platn o antes que l, de los pitagricos segn la cual el universo y el hombre, el macrocosmos y el microcosmos, son construidos simultneamente siguiendo las mismas proporciones armnicas; y tambin segn la cual existe una msica de las esferas. As, cualquier cosa que tenga las mismas proporciones numricas que este o aquel cuerpo celeste o esfera dar proporciones parecidas a vuestro espritu y provocar el influjo del espritu celeste, tal una cuerda vibrante hace vibrar al unsono otra, en acorde con la misma nota o una nota consonante. Ficino, en De Vita coelitus comparanda, se refiere muchas veces a esta teora que aplica no slo a la msica sino a la alimentacin, a los remedios, a los talismanes

Y por lo tanto se atiene a los fundamentos de su propia magia natural y simptica basada en la aplicacin de las leyes de la analoga, como puertas de entrada a un mundo maravilloso. En efecto, el amor, que descubre la simpata entre los seres establece la magia del conjunto donde la atraccin y el rechazo juegan una danza permanente, incluso cambiando de polaridades, lo que define una caracterstica del ser humano en cuanto miniatura del cosmos y como el principal agente del universo, empero sumido en la ignorancia total de sus posibilidades. Por otra parte esta atraccin y rechazo de los seres y las cosas da lugar a la magia natural, donde los elementos de la creacin, incluso los seres humanos, participan de una ronda gigantesca de la que los destinos individuales (y los colectivos) convergen en una danza perenne y se van formando merced a la Inteligencia, capaz de separar con discernimiento los valores aptos para la construccin de un espacio otro necesariamente anlogo al precedente en cuanto a los elementos con los que toca edificarlo, pero siempre nuevo en tanto la conjuncin amorosa se ha producido. De

all la novedad permanente del amor y de la magia, conceptos que suelen ir de la mano tambin en Ficino y que nos revelan a aqulla como una forma del Amor o viceversa en cuanto se destaca la analoga de ambos unidos en un fin y origen comn, componentes del hombre por su propia naturaleza, en donde se reflejan. Y as Marsilio nos llama a la reflexin.
De hecho, piensa que los hombres nunca se acuerdan de las realidades divinas, salvo de algunas de ellas, a no ser como sombras e imgenes que son percibidas como propias del cuerpo y suscitadas por los sentidos. Por consiguiente, Pablo y Dionisio, los ms sabios de los telogos cristianos, declaran que lo invisible de Dios se conoce mediante las obras suyas que se ven aqu abajo. Platn, en cambio, defiende que la sabidura de los hombres es imagen de la sabidura divina. Considera que es imagen de la armona divina la misma que con voces e instrumentos musicales representamos como armona, y que lo es de la belleza divina el acuerdo y hermosura que resultan de la apropiadsima disposicin de las partes y miembros del cuerpo. Pero aquellos cuyo ingenio ha sido liberado y desatado del lodo del cuerpo, son de tal talante que, cuando se les presenta la forma y encanto de un cuerpo cualquiera, tan pronto como lo ven, se deleitan en su semejanza con la belleza divina. Pero de esta imagen se retiran al punto hacia aquella memoria divina, que admiran sobre todo y desean verdaderamente, y por cuya nostalgia son arrebatados hacia las realidades superiores. Platn llama enajenacin divina y furor a este primer intento de volar.126

Ideario que se concreta en otra carta del florentino a Giovanni Francesco Ippoliti,127 el distinguido Conde de Gazzoldo:
Puesto que la filosofa es definida por todos los hombres como el amor a la sabidura (su mismo nombre, introducido por Pitgoras, lo confirma) y la sabidura es la contemplacin de lo divino, resulta que el propsito de la filosofa es, ciertamente, el conocimiento de lo divino. Esto es lo que testifica nuestro Platn en el sptimo libro de La Repblica, donde dice que la verdadera filosofa es el ascenso desde las cosas que fluyen, se elevan y caen hasta aqullas que son verdaderamente y se mantienen siempre iguales. Por consiguiente, la filosofa tiene tantas partes y poderes auxiliares como escalones por medio de los cuales se asciende del nivel ms bajo al ms alto. Estos peldaos estn determinados en parte por la naturaleza, y en parte, por la diligencia de los hombres, pues como Platn ensea en el sexto libro de La Repblica, quienquiera que haya de convertirse en un filsofo debe estar dotado por la Naturaleza de tal modo que, en primer lugar, desee y est preparado para emprender todo tipo de disciplinas; a continuacin, sea veraz por naturaleza y completamente opuesto a toda falsedad; y en tercer lugar, habiendo desdeado todo lo que est sujeto a corrupcin, dirija su entendimiento hacia aquello que permanece siempre igual.

Para finalizar su misiva de esta suerte:

Segn Platn, las inteligencias de aquellos que practican la filosofa, habiendo recuperado sus alas por medio de la sabidura y la justicia, vuelan de regreso al reino de los cielos tan pronto como abandonan su cuerpo. En el cielo cumplen las mismas tareas que en la tierra. Unidas unas con las otras en libertad, dan gracias, velan por los hombres sumisamente, y como intrpretes de Dios y profetas, completan all lo que han puesto en movimiento aqu. Dirigen los entendimientos de los hombres hacia Dios, y aclaran los misterios secretos de Dios a las inteligencias humanas. Por eso los antiguos telogos veneraban justamente las inteligencias de aquellos que practicaban la filosofa en cuanto quedaban liberadas del cuerpo, al igual que honoraban las treinta mil divinidades de Hesodo como semidioses, hroes y espritus benditos.128

Las cartas de Ficino son documentos extraordinarios que nos muestran el Renacimiento desde el punto de vista de la Academia y enuncian sus ideas como si fueran exposiciones de sus libros, teniendo como corresponsales a las figuras ms destacadas de Europa, ante las cuales va desarrollando su pensamiento de acuerdo a la oportunidad que le brindan sus letras. Y as todo el conjunto del epistolario que se public en vida del autor y que conforma una obra ms en su produccin, tal vez la ms importante en cuanto expone su pensamiento de modo sinttico, a veces coloquial, constituyendo un tesoro para los investigadores, o simplemente aquellos que se interesan por el Renacimiento, su cultura e historia.129
Los primeros discpulos de Platn solan celebrar cada ao un festival en la ciudad para conmemorar el aniversario de su nacimiento. En nuestros tiempos, los Bracciolini, sus discpulos modernos, han celebrado la ocasin tanto en la ciudad como en los campos que la rodean. Nuestro libro acerca del amor recuerda las festividades campestres en casa del esplndido Lorenzo de Medici en Careggi, mientras que en la ciudad de Florencia era celebrado el festival con gastos magnficos por Francesco Bandini, hombre ricamente dotado y de alma noble.

Algunas cartas aprisionan el ambiente, lo fotografan, lo rememoran, como sta que se refiere a una reunin de la Academia:
Yo estaba entre los presentes cuando t, Bindacio Ricasoli, nuestro Giovanni Cavalcanti y muchos otros miembros de la Academia os sentasteis al banquete. De entre las muchas cosas distintas que discutimos en esa reunin, reflexiono a menudo sobre la conclusin que alcanzamos antes del banquete acerca de la naturaleza del alma. Te la recordar ahora con gusto, pues nada conviene ms a un hombre que disertar sobre el alma. De este modo, se cumple el mandato dlfico "Concete a ti mismo" y se examina todo lo dems, ya est por encima o por debajo del alma, con mayor profundidad, pues cmo podemos comprender plenamente cualquier otra cosa a no ser que comprendamos a la propia alma por medio de la cual todo debe ser comprendido? No hace el hombre un mal uso del alma no dedicndose a su estudio, cuando es por medio del alma y por motivo de ella que l desea comprender todo lo

dems?130

Tambin sabe hacerlo en sus libros, y su discurso no tiene nada que ver con el aristotlico tomista, indispensable en la Edad Media, ni con los posteriores y enajenantes "sistemas" filosficos, de Descartes a Kant, que hoy se entienden como si fuese la verdadera y nica filosofa, algo ejemplar que se admira y constituye lo que "es", el progreso del pensamiento humano a partir del mono, o sea de otra especie. Pero estamos afortunadamente an en el Renacimiento, en la Florencia de los Mdici y su Academia Platnica y Ficino nos dice en su De Amore en el captulo III, "Del Origen del Amor":131
Cuando Orfeo en las Argonuticas, siguiendo la teologa de Mercurio Trimegisto, cant los principios de las cosas en presencia de Quirn y de los hroes, puso el caos antes del mundo, y coloc el amor en el seno de ese mismo caos, antes de Saturno, Jpiter y los dems dioses, con estas palabras: Amor es el ms antiguo, perfecto en s mismo y mejor consejero. Hesodo, en la Teologa, y Parmnides, el pitagrico, en el libro de la Naturaleza, y Acusilaos, el poeta coincidieron con Orfeo y Mercurio. Platn en el Timeo describi el caos de forma semejante, y en l coloc el amor. Y lo mismo refiri Fedro en el Banquete. Los platnicos llaman caos al mundo sin forma, y al mundo, caos formado. Para ellos, hay tres mundos e igualmente existirn tres caos. El primero de todos es Dios, autor de los universos, y al que llamamos bien en s mismo. Este crea, como Platn afirma, primero la mente anglica, despus el alma de este mundo, y por ltimo el cuerpo del mundo. A este mismo sumo Dios no lo llamamos mundo, porque mundo significa ornamento, compuesto de muchas cosas, y verdaderamente El debe ser absolutamente simple, pero afirmamos que es el principio y el fin de todas las cosas. As, la mente anglica es el primer mundo hecho por Dios. El segundo, el alma del cuerpo universal. El tercero, todo este artificio que vemos.

Como puede apreciarse la existencia de tres mundos, en todo lo creado es exacta a la afirmacin cabalstica que hemos estado tratando con los que se corresponden. El primero constituye el Plano de Atsiluth, el segundo, el del alma o intermediario lo conforman el de Beriyah y Yetsirah, y finalmente el de Malkhuth donde coagula todo el edificio. CAPITULO III

LA TRADICION HERMETICA Y LA CABALA (3)


Marsilio Ficino y Giovanni Pico de la Mirandola (cont.) Ficino lo dice todo; tambin a personajes importantsimos, incluso con poder social y poltico, por lo que influy en toda Europa. En cuanto a su

pensamiento al que despliega una y otra vez en su correspondencia, como en un rito en que se reconstruye una vez ms el mundo desde sus races, se lo sintetiza y se lo pone clarsimo.
Los filsofos pitagricos quisieron que el nmero tres fuese la medida de todas las cosas, y estimo por esta causa que con el nmero ternario Dios gobierna todas las cosas, y tambin las cosas por ese nmero se perfeccionan. De aqu las palabras de Virgilio: Dios se alegra con el nmero impar. Ciertamente aquel sumo autor primero crea todas las cosas, en segundo lugar a l las rapta, y en tercer lugar, les da su perfeccin. Cada una de stas fluye, cuando nacen, de esta perenne fuente, luego a sta refluyen, cuando intentan alcanzar su origen, y por ltimo se perfeccionan, despus de que regresaron a su principio. Orfeo, vaticinando esto, llam a Jpiter principio, medio y fin del universo. Principio en tanto que produce; medio, en tanto que hace retornar lo producido a s mismo; fin, en tanto que perfecciona lo que vuelve a l. As, podemos apelar a ste, como se dice a menudo en las obras de Platn, rey del universo, bueno, bello y justo. Bueno, digo, cuando crea; bello, cuando atrae hacia l; justo cuando perfecciona a cada uno segn su mrito. As, la belleza, a la que le es propio el atraer hacia s, se encuentra entre la bondad y la justicia.132

En primer lugar, la importancia radical asignada a la trinidad de los Principios; en segundo, la mencin del Amor y la Justicia, conjugados en la Belleza, lo que es lo mismo que decir, Hesed y Gueburah unidos en Tifereth. Sin embargo, Marsilio Ficino no estudi hebreo ni conoci la Cbala, sino a travs de Pico, aunque es probable que hubiese visto a algunas de las amistades judas de ste, en especial las que vivan en Florencia donde Pico radic los ltimos seis aos de su corta vida. Pero nos volcamos a creer que este discurso del florentino es el que Scholem, seguido por la casi totalidad de los cabalistas actuales, ha llamado "gnstico", o sea, la forma griega, pagana, pitagrica, devota de Jpiter, Hermes Trismegisto y Afrodita en que se ha expresado siempre la Tradicin esotrica y metafsica, es decir, la Cbala, que es la adaptacin de estas ideas a la Tradicin juda segn dice el propio Scholem, incluso a sus usos y costumbres. En rigor, ni Pico ni Ficino fueron cabalistas cristianos. El primero tuvo necesidad del Zohar y el hebreo, los Orculos Caldeos y la magia para demostrarse la divinidad de Jess pese a su slida formacin aristotlicatomista implantada en el norte de Italia; Ficino, lo estamos viendo,

recurre a los himnos de Orfeo para sus ritos y a la filosofa de Platn, va Proclo y Plotino, es decir pagana, para expresar el misterio y la Sabidura. Ambos autores se destacan por subrayar aspectos de la civilizacin europea, negados por la cultura de la Edad Media, o sea, la cristiana y posteriormente la islmica aunque esta ltima transmiti a Europa muchos valores intelectuales del bagaje griego va la Pennsula Ibrica adquiridos aqu y all, fundamentalmente en el perodo del imperio Omeya. As que son cristianos slo de nombre, respecto a lo que se entiende oficialmente por tal; y si consideramos la formulacin de su pensamiento puede deducirse que hubiesen sido quemados en la hoguera durante la Contrarreforma cien aos despus. Por lo que pudiera afirmarse, tal como se lo hace, que el ideario del Renacimiento es un rebrote de la antigedad clsica, un neopaganismo, donde cabe la Cbala juda, por sus anlogos y correspondientes desarrollos filosficos. Pero cmo puede ser aceptado esto por el pueblo de Israel? Su religin entonces no existe ya que su Cbala=Tradicin es propia de otra cultura? Y son muchos los que han planteado esta contradiccin sin tener en cuenta que lo que interesa para la Cbala son los textos sagrados, particularmente la Torah, los cinco primeros libros de la Biblia, tambin llamados el Pentateuco, tomados como revelados y atribuidos mticamente a la mano de Moiss. En ellos est todo y es aleatoria la estructura de pensamiento en que se formulen o comenten. Por otra parte es lo mismo que sucede en el cristianismo respecto a la adaptacin con la cultura clsica, griega y romana, y esto ha sucedido siempre con todos los pueblos. El ejemplo simblico ms notorio es la construccin de los templos sobre las ruinas de otros existentes, con lo cual se perpeta la metafsica, basada en la cosmogona, de modo perenne. Y es por ello que se fundamenta la idea de la identidad de todas las tradiciones por ser arquetpica. Esta idea, la de la unidad de las tradiciones expresada como nadie por Ren Gunon, A. Coomaraswamy y J. Campbell en el siglo pasado, tiene ya su precedente renacentista en el pensamiento de Ficino y Pico, que descubren constantemente las analogas entre metafsicas y cosmogonas unnimes y que son, en este sentido, precursoras de la moderna historia de las religiones. Y no slo concilian el paganismo y el judasmo con el cristianismo, sino que viven y practican esta asimilacin, que llegar incluso a unificar igualmente

determinadas partes de Aristteles y Platn, o sea del mundo pagano. Lo mismo el Corpus Hermeticum con Platn y Proclo. Todo ello con la Cbala juda, en lo que a Pico se refiere. Siguiendo con el comentario al Convivio de Platn, en el Discurso Quinto captulo IV afirma que "la belleza es el esplendor del rostro de Dios" de esta manera:
La potestad divina que se eleva por encima de todo infunde benignamente su rayo, en el cual est la fuerza fecunda de crear todas las cosas, a los ngeles y espritus por ella creados. Este rayo divino imprime en stos, que estn cercanos a l, la disposicin y el orden de todo el mundo con mucha ms exactitud que en la materia del mundo. He aqu por qu esta pintura toda entera del mundo, que vemos, brilla con una claridad especial en los ngeles y en los espritus. En aqullos aparece la figura de cada esfera, del Sol, la Luna y las estrellas, de los elementos, las piedras, los rboles y los animales uno por uno. Los platnicos llaman a estas pinturas en los ngeles, modelos e ideas; en las almas, razones y nociones; en la materia del mundo, imgenes y formas. Estas estn claras en el mundo, ms claras en el alma y clarsimas en la mente anglica. Por tanto, el nico rostro de Dios se refleja en tres espejos diferentes colocados en orden, en el ngel, en el alma y en el cuerpo del mundo. En el que est ms prximo se refleja muy claramente; en el que est ms lejano se refleja de una manera ms oscura; en aqul que est lejansimo con respecto a los otros, muy oscuramente. Por tanto, la santa mente del ngel, puesto que no est impedida por el gobierno del cuerpo, se refleja en s misma, y as ve el rostro de Dios grabado en su seno, y al punto se maravilla de lo que ha visto, y con gran ansiedad se une para siempre a l. Y nosotros llamamos belleza a aquella gracia del rostro divino, y amor a aquella ansiedad del ngel que le une totalmente al rostro divino.133

Y en el Discurso Sexto captulo IV134 nos ensea acerca "de los siete dones que Dios concede a los hombres a travs de los espritus intermedios":
Pues todas las cosas pasan desde el sumo grado al nfimo por los intermedios de tal manera que aquellas ideas que son concebidas por la mente divina dan, generosamente, sus dones a los hombres a travs de los dioses y los demonios. De estos dones los principales son siete: agudeza de contemplacin, potestad para gobernar, entusiasmo, claridad de los sentidos, ardor del amor, sutilidad al interpretar, y fecundidad para engendrar. Al principio Dios contiene en s la fuerza de estos dones. Despus concede el poder de stos a los siete dioses, que mueven los siete planetas y que llamamos ngeles, de modo que cada uno recibe de uno por encima de los dems. Y aqullos, a su vez, los presentan a los siete rdenes de los demonios que les sirven. Finalmente, stos los transmiten a los

hombres. Ciertamente, Dios los infunde en los espritus en el instante en que nacen. Las almas descendiendo en los cuerpos desde la va lctea, y pasando por Cncer, son envueltas en un cuerpo celeste y lcido y, revestidas por ste, son encerradas en los cuerpos terrestres. Pues el orden natural requiere que el espritu pursimo no pueda caer en este cuerpo impursimo antes de haber recibido un medio y una envoltura pura.

Para cerrar con nuevas enseanzas que completan su prdica y justifican su vida y actividad:
Hay, por tanto, en una y otra parte del alma, en aquella que concierne al conocimiento y en aquella que rige el cuerpo, un amor innato a la generacin para conservar la vida eternamente. El amor que est en la parte apropiada para gobernar el cuerpo en seguida, desde el principio nos obliga a comer y a beber, para que por los alimentos se generen los humores, por los que se restaura aquello que se pierde continuamente del cuerpo. Por esta generacin el cuerpo se nutre y crece. Cuando el cuerpo llega a ser adulto, aquel mismo amor estimula el semen, y provoca el deseo de procrear hijos, a fin de que aquello que no puede permanecer siempre en s mismo, conservado en su descendencia semejante a s, dure para siempre. El amor a la generacin, atribuido tambin a aquella parte del alma que conoce, hace que el alma busque la verdad como su propio alimento, por medio del cual, a su modo, se nutra y crezca. Y si alguna cosa escapa al espritu por olvido o duerme por negligencia o descuido, con la actividad de la reflexin y la memoria, por as decirlo, en cierta manera se regenera y recuerda en la mente lo que perdiera por olvido o que dorma por apata. Y despus que el espritu es adulto, ese amor lo estimula con un ardiente deseo de ensear y de escribir, para que la ciencia generada quede en los escritos o en los espritus de los discpulos, y la inteligencia del maestro y la verdad permanezcan eternas entre los hombres. Y as, gracias al amor parece que tanto el cuerpo como el alma pueden sobrevivir siempre despus de la muerte entre las cosas de los hombres.135

Y as es esta obra dividida en Siete Discursos, numerosos captulos, y en la edicin que manejamos alcanza las 230 pginas, donde est debidamente fundamentada la filosofa que tratamos cuyos antecedentes estn ya esbozados en otros textos. En todo caso nos interesa el tema del amor y cmo llega nuestro filsofo, a l. En su dedicatoria a Giovanni Cavalcanti el propio Marsilio declara sencillamente por qu ha escrito la obra:
Ya hace tiempo, mi queridsimo Giovanni, haba aprendido de Orfeo que el amor existe y tiene las llaves del mundo entero, y luego de Platn qu es el amor y

cmo es. Pero, qu fuerza y poder tiene este dios, haba estado oculto para m durante treinta y cuatro aos hasta que un hroe divino a los ojos celestes, manifestndolo a travs de una seal extraordinaria, me mostr cun grande es el poder del amor. As pues, desde ese momento, cuando me pareci que estaba suficientemente instruido en las cosas amatorias, compuse un libro acerca del amor, el cual, escrito por mi mano, he decidido dedicarte especialmente a ti, para que lo que es tuyo vuelva a ti. Que sigas bien.136

La traductora del De Amore, en su estudio preliminar,137 se refiere al "furor divino" idea que hereda Ficino de Platn hacindola propia y desarrollndola en sentidos que se alejan de su origen al punto que es una elaboracin del florentino aunque relacionada igualmente con el amor, que perdurar y crear fundamentos para la poesa y el arte del mundo contemporneo.138
Las cualidades saturninas del artista identificado a un personaje que linda entre la inspiracin y la locura, tal como haba sealado Platn en el Ion a propsito del poeta, reflejan los dos extremos posibles del humor. Las conjunciones y aspectos negativos del astro, los sufrimientos extremos que padecen los melanclicos, pueden llevarles, ms que a otros temperamentos, a la desviacin enfermiza, la fascinacin ms perniciosa, la errada imaginacin y, en definitiva a la locura. Pero hay otro tipo de locura, o furor divino, que "eleva al hombre por encima de su naturaleza y lo convierte en Dios" (VII, 13). Este furor se puede dividir en cuatro clases ascendentes: el potico, el mistrico, el proftico y el amoroso, puestos por Ficino en relacin con la metfora del carro del Fedro y la ascensin del alma a travs de los cuatro grados de naturaleza, opinin, razn y mente.

Igualmente anlogos conceptos pueden advertirse en la antologa sobre el Furor en Ficino, que ha editado Pedro Azara, en la conclusin de su nota introductoria que acaba de esta forma:139
Si para Platn la divinidad era una aparicin inesperada, que afectaba a personas no preparadas y carentes de cualquier don especial, para Ficino (como lo haba sido para el neoplatonismo "cristiano" y hermtico helenstico) Dios era una iluminacin dispuesta por l, pero buscada activamente por el hombre tras un intenso trabajo de interiorizacin y de preparacin anmica. En el primer caso, el poeta no ganaba nada. Era escogido como portavoz de una Verdad que le rebasaba y no entenda. El poema era un a modo de augurio indescifrable, cuyo sentido slo podan desvelar los hombres de religin y los filsofos. Mientras que en el segundo caso, el poema "divino" culmina el proceso de ascesis, y quien gana no es la humanidad en abstracto, ilustrada por la voz del poeta posedo, sino el poeta individual que se salva personalmente. El poeta, el

hombre de religin y el filsofo son una misma persona. Con la concepcin ficiniana del furor, el poeta se equipar con el telogo ya que el santo era a la vez poeta, y la poesa divina se volvi "humana y laica". Los poetas profanos que hasta entonces haban trabajado aplicando reglas o, en todo caso, ayudados por las Musas, fueron ascendidos a la categora de seres superiores sin dejar de ser "artistas" conscientes: fueron superiores porque eran artistas, es decir, porque eran los nicos capaces de salvarse. El poema, "enfurecido", el poema divino, a modo de himno, era la prueba de que el artista ya no era de este mundo. Era ya un demiurgo. Hermes haba triunfado.

Como se ve el tema de Ficino es interesantsimo y permite enfocarlo desde diversas perspectivas, incluso el mismo Marsilio alguna vez parece contradecirse, o tratar de explicar algo paradjico en su raz, lo que agrega suspenso a sus interpretaciones y en general a su discurso. Pero dejmosle hablar en la carta escrita a Peregrino Alio, ya mencionada:
Piensa Platn, sin embargo, que este furor potico nace de las Musas. A aquel que sin la inspiracin de las Musas se acerca a las puertas de la Poesa, esperando que con su arte llegar a ser poeta, ciertamente lo considera vano a l y a su poesa; pero cree que los poetas que son arrebatados por una inspiracin y fuerza celestiales, manifiestan unos pensamientos, muchas veces inspirados por la Musas, tan divinos que ellos mismos, cuando se hallan un poco ms tarde fuera de su arrebato, no comprenden lo que haban dado a conocer. Segn creo, aquel varn divino quiere que las Musas sean entendidas como cantos celestes, y por eso dicen que se las llam Canoras o Camenas a partir de la palabra "canto". De ah que los hombres divinos movidos por las Musas, es decir, por los nmenes y los cantos celestes, investigan modos poticos y ritmos para imitarlas. As pues, al tratar Platn en su Repblica el movimiento circular de las esferas celestes, dice que una Sirena est sentada en cada una de las lneas, dando a entender con el movimiento de las esferas, como explica un platnico, que el canto es producido por los nmenes. En efecto, en lengua griega el trmino Sirena representa correctamente a quien canta para la divinidad. Tambin los antiguos telogos quisieron que las nueve Musas fuesen los ocho cantos musicales de las esferas y que la mayor, que se compone de todas, fuera la armona. Segn este razonamiento, la poesa procede del furor divino, el furor, de las Musas, y las Musas, de Jpiter. En efecto, los platnicos denominan repetidas veces a Jpiter como el Alma del mundo entero, que es la que alimenta interiormente el cielo, las tierras, las llanuras lquidas, la esfera brillante de la luna y las constelaciones de los Titanes, y, derramndose por los miembros, pone en movimiento toda la mquina y se mezcla con el gran cuerpo.140

Concluyendo:
De todo ello se desprende con claridad que son cuatro las categoras de furor divino: el amor, la poesa, los misterios y la profeca.141 Aquel amor materno, popular y completamente loco imita falsamente al amor divino; la msica ligera, como hemos dicho, a la poesa, la supersticin a los misterios, y la conjetura a la profeca. Scrates, segn Platn, atribuye el primer furor a Venus, el segundo a las Musas, el tercero a Dionisos y el ltimo a Apolo.142

Nos ha parecido conveniente pasar en este momento a hacer algn comentario sobre De Vita, ya mencionada, una obra escrita en tres libros, que le tom nueve aos concluir y que es una adecuacin de su Tergia y sus prcticas, las que son mostradas a los posibles alumnos, para los que escribe y a los que les recomienda toda clase de instrucciones ticas, higinicas y dietticas para preparar al spiritus (alma)143 y alternar en ese inmenso juego total que son la cosmogona y la metafsica, puesto que tanto el alma individual como la universal participan de una misma sustancia regida por los astros, el zodaco y la ronda de los elementos, e interactan una sobre otra cambiando de signo de manera continua. En su estudio sobre la Hypnerotomachia Poliphili en relacin con el De Vita, Olimpia Pelosi144 destaca la atmsfera similar de ambas composiciones que, en su primer estadio se corresponde con el mundo cabalstico de Yetsirah en el Arbol Sefirtico:
En su vibrar infinito el universo ficiniano acoge en s a guisa de un cuerpo desmesurado, todas las races de la fuerza pulsante en la materia inerte y enva al mundo una tempestadde influencias planetarias, creando una red de coincidencias y de correspondencias buscando en los cuerpos inferiores el medio de meterse en la dimensin terrestre; y as incorporarse y participar desplegndose en una cadena analgica entre piedras y estrellas. El alma del mundo orienta la propia fuerza ligando las formas similares, haciendo de modo que una piedra contenga en s la potencia de una estrella.

En suma y siguiendo a M. Jaln en su edicin de Tres Libros sobre la Vida: 145


Su Libri de vita triplici, est formado por los libros De vita sana, De vita longa, De vita coelitus comparanda, que publica en un largo intervalo de casi nueve aos. En esta obra, triplemente famosa, incorpora nociones platnicas tardas, y mgicas Apolonio de Tiana aparece notablemente en el tercero, y as reelabora aspectos diversos de la astrologa helenstica, entre ellos la idea alejandrina de que el cielo es un gigantesco ser con vida, provisto de un alma con la que se

comunica cualquier alma viviente. Para entender semejante amalgama terica, hay que considerar, de entrada, la curiosidad que el crculo florentino tuvo por las ciencias naturales, por la cosmografa y las matemticas; y l mismo como mdico y astrlogo interesado por las ciencias de la naturaleza abord en este libro problemas de fisiologa y de diettica, combinando su discurso medicinal con consideraciones astrolgicas, propias de muchos de los sabios anteriores (o los de su siglo y del siguiente). Era inevitable, en su poca, que un tratado mdico como ste se sirviese de argumentos astrolgicos comunes, especialmente entrecruzados con la tradicin hermtica una filosofa primigenia y simblica, una gnosis, un energismo global que l mismo haba difundido.

Y del que est imbuido, puesto que


con su reflexin y su meditacin, con su razn y su fe personal busca una doctrina especulativa que favorezca la unin entre cristianos as como, sobre todo, entre las distintas filosofas; que remita a la idea de inmortalidad anmica (reflejo sta de la divinidad) para devolverla a cada vida individual; que integre su presente en una especulacin ms vasta, ms universal. As Ficino habla, una y otra vez, del proceso de divinizacin del alma, y asimismo de la idea de que el cosmos est penetrado de la divinidad (son sus ideas ms hiperblicas, que criticar Leibniz); pero al mismo tiempo desciende sobre los humanos y toma en consideracin, por un lado, las teoras sobre el valor de las ideas innatas y el peso de la reminiscencia en nuestro modo de acceder al conocimiento, por otro, y especialmente, las circunstancias concretas de cada individuo.

Sintetizando:
Entre estos dos polos se desarrolla su discusin filosfica. La primera corresponde a su visin del universo como un organismo animado bien enlazado por efectivas correspondencias, capaz de vincular a todos los seres mediante intercambios de fuerzas: el universo est inseminado con esa energa capaz de eslabonar seres vivos y cosas (Len Hebreo hablar incluso de un verdadero esperma pangensico del mundo). Hay, para l, una cosmicidad que afecta a lo orgnico y a lo inorgnico por obra del circuitus spiritualis, esa corriente ininterrumpida y circular que todo lo atraviesa y condiciona. As que su pensamiento, en este punto simblico, intenta leer en cierta imagen que l asla los atributos propios del elemento original correspondiente, dada la ligadura entre las cosas, sean fsicas o no. En conjunto, refuerza el universo de conexiones entre los estratos del mundo (el circuito del macrocosmos), entrev una ordenacin espacial y piensa que podra en cierta medida controlarse.

Los interesantes comentarios del traductor y prologuista avivan el inters y nos llevan al primer libro de De Vita en su prrafo final con que se cierra el tratado, y se coagula as lo que se ha dicho:

Es indudable que del mismo modo que en los ojos puros y fijos en la luz revierte al instante su fulgor, brillando en los colores y en las figuras de las cosas, as, cuando la mente se ha purificado con una disciplina moral de todas las perturbaciones corporales y est orientada por un amor religioso y ardentsimo hacia la verdad divina, es decir, al mismo Dios, al instante, como dice el divino Platn, la verdad penetra en la mente divina y despliega con felicidad suma las verdaderas razones de las cosas que estn contenidas en ella y sobre la que todas las cosas se fundamentan. Y del mismo modo que circunda de inmensa luz la mente, as colma tambin venturosamente al mismo tiempo a la voluntad de otra tanta felicidad.146

El segundo es denominado "Sobre la larga vida", est dedicado a Filippo Valori y desde el Proemio se exhorta a la aplicacin de esos preceptos:
Por estas razones te exhorto y conjuro, querido Valori, a leer y observar estos preceptos nuestros sobre el modo de prolongar la vida con una diligencia similar al empeo con que te esmeras en fomentar la gloria de Platn. Y te vaticino que siguiendo estos preceptos podrs gozar de larga vida y defender y amparar tambin durante largo tiempo, con el magnnimo Lorenzo de Mdicis, la filosofa ahora resurgente de Platn. Que disfrutes de buena salud.147

El tercero de los libros, como se ha destacado, es el ms interesante y su asunto es el cmo acrecer la vida en virtud de los astros; consideramos que es un tratado de astrologa prctica en relacin a la Enseanza y el Conocimiento, y tambin, desde luego, un exponente de la magia potica ficiniana.148 La cual es planetaria puesto que los dioses, los astros y los ngeles incluso los demonios son los mismos en el pensamiento de Marsilio. Veamos cmo intenta explicar la importancia del mecanismo orgnico del mundo:
Y pasando a las cosas que se refieren a un astro o a un demonio particulares, padece la influencia propia de este astro o de este demonio al modo como la lea empapada de azufre acoge en s la llama, donde quiera se encuentre. Y este influjo lo padece no slo a travs de los rayos de la estrella y del demonio, sino tambin a travs del alma misma del mundo, presente por doquier, en la que vive y tiene fuerza la razn de todo astro y de todo demonio, razn por una parte seminal, vertida hacia la generacin, y por otra parte ejemplar, vertida hacia el conocimiento. Fue, en efecto, esta alma, segn los platnicos ms antiguos, la que construy con sus razones en el cielo, adems de todas las estrellas, figuras y partes de stas, de tal modo que tambin ellas fueran, en cierto modo, figuras, y la que imprimi en todas estas figuras unas determinadas propiedades. Y as, en las estrellas es decir, en sus figuras, sus partes y sus propiedades estn contenidas todas las especies de las cosas inferiores, junto con sus propiedades.

Puso, pues, cuarenta y ocho figuras universales, a saber doce en el zodaco y treinta y seis fuera; puso tambin treinta y seis en el zodaco de acuerdo con el nmero de sus caras. Puso adems, en este mismo lugar, trescientas sesenta, en concordancia con el nmero de los grados, pues en cada uno de estos grados hay, en efecto, algunas estrellas a partir de las cuales se componen all las imgenes. Dividi asimismo las imgenes exteriores al zodaco en varias figuras, segn el nmero de las caras y de los grados. Estableci, en fin, a partir de estas imgenes universales, relaciones y proporciones con otras imgenes asimismo universales, y tambin estas relaciones y estas proporciones resultan ser en realidad imgenes. Cada una de las figuras de este gnero tiene su propia continuidad a partir de los rayos de sus respectivas estrellas, rayos que estn conectados entre s en virtud de una cierta propiedad especfica. De estas formas ordenadsimas dependen las formas de las realidades inferiores, que toman de all, como es obvio, su orden propio. Pero tambin las formas celestes, que estn casi separadas entre s, se derivan de rayos mutuamente unidos del alma y son en cierto modo mudables, aunque proceden de razones estables. Ahora bien, dado que estas formas no se comprenden a s mismas, tienen que remitirse a las formas que s se comprenden, presentes en una mente o en un animal o en formas ms excelsas que, en cuanto mltiples, son reconducidas a lo que es perfectamente uno y bueno, como las figuras celestes al polo.149

En fin, debemos acabar aqu esta exposicin sobre el filsofo florentino, al que retornaremos seguramente en otras oportunidades como ya lo hemos hecho en el pasado. Esta vez se ha quedado de lado en nuestra visita nada menos que su Teologa Platnica. Pero tambin el resto de sus escritos que en la edicin de su Opera Omnia150 tiene en sus dos tomos 1979 pginas a las que habra que agregar el Supplementum Ficinianum,151 tambin en dos tomos y 523 pginas preparados por O. Kristeller. Desgraciadamente los que escribimos ciertos libros que intentan presentar un panorama general, padecemos siempre la frustracin de no habernos detenido en este o aquel tema o punto que nos interesa y hubiramos querido destacar, pero que no se puede por el propio plan de la obra, que frena, por ahora, nuestros impulsos investigativos que, seguramente sern retomados junto con los del lector, en varios otros momentos en que nuestra atencin se fije en un ser tan extraordinario y misterioso como lo fue el fundador de la Academia Platnica de Florencia.

CAPITULO III

LA TRADICION HERMETICA Y LA CABALA (4)


Ms sobre el Conde de la Concordia En 1963 y en el contexto de los 500 aos de las celebraciones del nacimiento de Giovanni Pico, Eugenio Garn public un breve opsculo sinttico una conferencia entre numerosos estudios fundamentales que se editaron en aquella ocasin.152 All Garn establece la dificultad de abordar su figura y obra fuera de tratarlo retricamente o de eludir su extraordinaria personalidad en el sentido del influjo que ejerci en sus contemporneos y que sign su vida a travs de los acontecimientos intelectuales y mgicos por los que su existencia fue transcurriendo, como un soplo que apenas dur 31 aos, acabando con su muerte que culmin la encarnacin de la belleza, del arte y la filosofa de su tiempo, que comenz a manifestarse desde la cuna y que su madre y familia interpretara de modo religioso e Italia entera de modo sagrado, cuando no supersticioso, dada la fama del bello, rico, poderoso y sabio Conde de la Concordia.153 Su preparacin intelectual fue desde adolescente extraordinaria y su genio notorio y brillante desde los comienzos de estudiante en las cortes de Mantua, Bolonia y Padua que destilaban lo mejor de la cultura de la poca y donde fue completando su formacin, en ese entonces fundamentada en Aristteles y el tomismo oficial al que van agregndose la totalidad del pensamiento griego, en especial Platn y los neoplatnicos a partir de su ingreso a la Academia de Florencia y muy remarcadamente su inters por el pensamiento judo y otras lenguas orientales que lee en sus textos, a los que manda traducir y estudia con fervor como igualmente lo hizo en 1485 en Pars antes de regresar a morir a la corte de los Mdici, donde culmina su itinerario. En cuanto al inters por su figura, central en este libro por su propia naturaleza, confesamos haber trabajado en vano en el sentido de querer dejar de lado al personaje fabuloso y en cambio estudiar su obra a cabalidad, haciendo, si se quiere, detrimento de su personalidad en aras de su pensamiento. Opcin de tipo reivindicativo histrico que se present como intil y equivocada apenas comenzada a estudiar nuevamente la obra de nuestro actual invitado, en aspectos que no nos eran del todo familiares154 y que slo tenan razn para nosotros, segn

vimos, en conexin con lo ms importante de su vida y obra en todo sentido, que se sintetizaba en sus 900 Proposiciones, en donde a pesar del caos aparente de textos enunciados desde distintos planos y perspectivas, puede advertirse un cierto ordenamiento secreto, un poder que mantiene estructuras mutables, como las mareas lo hacen con el mar. A partir de all volvimos a las 900 Proposiciones155 y nos detuvimos en algunas de ellas en razn de que un autor judo, Chaim Wirszubski, haba publicado sobre el tema un libro que hasta entonces no haba escrito un estudioso de esa religin y al que ya hemos citado aqu.156 Pero hemos de aclarar que este conjunto abigarrado tampoco nos satisfizo como materia de este captulo, pues de ocuparse de ello se necesitara un libro entero, como es el caso del estudio de Wirszubski. Por otra parte camos en la cuenta de que estas proposiciones no eran del todo comprensibles sin su prlogo, el Discurso De la Dignidad del Hombre que las introduce y determina. Y que segn comprendimos era la clave y esencia de lo que haba sido Pico, no slo para la Cbala, sino en el pensamiento italiano renacentista y la cultura occidental: un autntico personaje fabuloso, pese a que la historia de las culturas e ideas y su mezquindad, respecto a lo que no se comprende, con la que nosotros tambin estamos programados, pusiera y actualmente ponga cortapisas srdidas, formales y lgicas, a tanto genio y generosidad. Por lo que no slo la Oracin representa la totalidad del pensamiento del seor della Mirandola sobre la Cbala sino asimismo sobre hermetismo, filosofa, magia, tergia, metafsica, aritmosofa, etc. con el agregado de vislumbrar y comprobar en sus investigaciones la concordia157 entre la totalidad de las ciencias y artes a las que tuvo acceso comenzando con las filosofas de Aristteles y Platn. Y ste ha sido el aporte original del Fnix de su tiempo, no slo para Italia sino para el pensamiento occidental en esta fase de su construccin, el primer Renacimiento, una poca tan luminosa como fatdica ya que es asimismo el introito a la modernidad, su disociacin y prdida de conceptos y sentido. De hecho contamos con la excelente edicin y traduccin de la Oracin para la Dignidad del Hombre publicada por Luis Martnez Gmez158 que en su introduccin aclara:

Comencemos por sealar que el ttulo dado despus al escrito, De hominis dignitate, podra desorientar sobre la intencin de Pico. En rigor y de entrada, no es lo digno, la excelencia del hombre lo que trata l de definir o medir. Busca algo distinto y nuevo, no lo alto o digno, sino lo "maravilloso", lo sorprendente y exclusivo del hombre. Como recurso literario, la alusin a dos dichos clebres de un escritor rabe, Abdalah, y del orculo mtico griego, de origen egipcio, Mercurio o Hermes Trismegisto, tomado por Pico, al igual que la Edad Media y los hombres del tiempo, por un personaje real, voz de la sabidura. "Es, oh Asclepio, un gran milagro el hombre". Pico advierte que esto no lo es el hombre por la altura de ser que le ha cabido en suerte, pues le superan estratos ms altos, como son los ngeles o todo el mundo "intelectual" de las inteligencias separadas. Tampoco se aduce aqu en primer plano como peculiaridad aparte del hombre su condicin de microcosmos, o "mundo menor", centro y resumen de la creacin, imagen consagrada por la tradicin y reactualizada con vigor y nueva luz por autores cercanos a Pico, concretamente por el cardenal Cusano. Pico comienza asentando algo original; lo verdaderamente maravilloso, nico y exclusivo del hombre, capaz de despertar la envidia, no slo la admiracin, de todos los dems seres, es la posibilidad dada al hombre para hacerse a s mismo a su gusto. No se le asigna ningn rostro propio, ningn lugar, ningn oficio. Le pone Dios en el centro para que lo vea todo, le infunde semillas de todo, para que, a voluntad convierta en propio lo que se le ha dado de comn con todas las creaturas; todas no las puede ser a la vez, ah su eleccin, su libertad. El hombre artfice de su ser.

Pero pasemos directamente al texto de Pico, ya que lo que podamos decir de l se encuentra en la propia Oracin y no de modo latente o confuso sino expresado de viva voz y explcitamente. De otro lado el carcter autobiogrfico de estas pginas subraya su testimonio y nos acerca a su forma de pensar, afirmndola, por lo que nos abstendremos de muchos comentarios y citaremos directamente el texto, casi de modo antolgico, siguiendo el discurso del autor.159
Decret al fin el supremo Artesano que, ya que no poda darse nada propio, fuera comn lo que en propiedad a cada cual se haba otorgado. As pues, hizo del hombre la hechura de una forma indefinida, y, colocado en el centro del mundo, le habl de esta manera: "No te dimos ningn puesto fijo, ni una faz propia, ni un oficio peculiar, oh Adn!, para que el puesto, la imagen y los empleos que desees para ti, esos los tengas y poseas por tu propia decisin y eleccin. Para los dems, una naturaleza contrada dentro de ciertas leyes que les hemos prescrito. T, no sometido a cauces algunos angostos, te la definirs segn tu arbitrio al que te entregu. Te coloqu en el centro del mundo, para que volvieras ms cmodamente la vista a tu alrededor y miraras todo lo que hay en ese mundo. Ni celeste, ni terrestre te hicimos, ni mortal, ni inmortal, para que t mismo, como modelador y escultor de ti mismo, ms a tu gusto y honra, te forjes la forma que prefieras para ti. Podrs degenerar a lo inferior, con los brutos; podrs realzarte a

la par de las cosas divinas, por tu misma decisin". Oh sin par generosidad de Dios Padre, altsima y admirable dicha del hombre! Al que le fue dado tener lo que desea, ser lo que quisiere. Los brutos, nada ms nacidos, ya traen consigo (como dice Lucilio) del vientre de su madre lo que han de poseer. Los espritus superiores, desde el comienzo, opoco despus, ya fueron lo que han de ser por eternidades sin trmino. Al hombre, en su nacimiento, le infundi el Padre toda suerte de semillas, grmenes de todo gnero de vida. Lo que cada cual cultivare, aquello florecer y dar su fruto dentro de l.

Asentado lo cual surge inmediatamente la Teologa de los hebreos como mtodo y el santo Enoch-Metatron, nada menos, como intermediario.
No sin razn dijo Asclepio ateniense que el hombre, en razn de su naturaleza mudadiza y trasformadora de s misma, era representado en los relatos msticos por Proteo. De ah aquellas metamorfosis de hebreos y pitagricos. Porque la teologa ms secreta de los hebreos, ya trasfigura al santo Enoch en un ngel de la deidad, a quien llaman hnyk#h K)lm,* ya en diversas realidades divinas.160

Y en la pgina 110 y 111:


Nosotros, pues, emulando en la tierra la vida querbea, purgaremos nuestra alma, refrenando, por medio de la ciencia moral, los mpetus de nuestras pasiones, disipando con la dialctica las tinieblas de la razn, expeliendo as las inmundicias de la ignorancia y de los vicios, de forma que, ni se desboquen indmitos nuestros afectos, ni caiga inconsideradamente nuestra razn en trances de delirio. Entonces venga la filosofa natural a baar con su luz nuestra alma, ya bien recompuesta y purificada, y, finalmente, la lleve a la perfeccin con el conocimiento de las cosas divinas. Y para no quedarnos en los nuestros, preguntemos al patriarca Jacob, cuya figura resplandece en trono de gloria. Nos instruir este sapientsimo Padre, dormido ac en el suelo y vigilante all en la altura; y lo har por modo de alegora (as les aconteca en todo), dicindonos que hay una escala apoyada en la Tierra y alargada hasta el ltimo Cielo, sealada con un gran nmero de gradas, con el Seor arriba sentado en lo alto, y los ngeles contemplativos alternativamente subiendo y bajando por las gradas. Y ni esto bastar si queremos ser compaeros de los ngeles discurriendo por la escala de Jacob, si previamente no somos entrenados e instruidos para avanzar debidamente de peldao en peldao, para no salirnos nunca de la escala y para acertar en nuestros movimientos alternativos por ella. Y cuando ya, por el arte sermocinal o racional, hayamos conquistado esto, entonces, vivificados por el espritu querbeo, filosofando por los grados de la escala, es decir, de la naturaleza, yendo por todas las cosas con un movimiento de centro al centro, o bien descenderemos, disolviendo el Uno en la multitud, con fuerza titnica, como Osiris, o bien ascenderemos, recogiendo los miembros de Osiris, tornndolos a la

Unidad, con fuerza apolnea, hasta que, finalmente, lleguemos a la consumacin, descansando con felicidad teolgica en el seno del Padre, que est en lo ms alto de la escala.

Y sigue enunciando su discurso donde ya aparecen Hermes y Pitgoras.


Tan blandamente llamados, tan benignamente invitados, volando con pies alados, como otros Mercurios terrestres, a los abrazos de la madre bienhadada, gozaremos de la deseada paz, paz santsima con unin indisoluble, en amistad unnime, en que todas las almas no slo concuerdan con una Mente que es sobre toda mente, sino que en un cierto modo inefable, se hacen por completo una cosa con ella. Esta es aquella amistad que dicen los pitagricos ser el fin de toda la filosofa. Esta aquella paz que se labra Dios en sus alturas, la que los ngeles, descendiendo a la tierra, anunciaron a los hombres de buena voluntad, para que, por ella, los mismos hombres, ascendiendo hasta el Cielo, se hicieran ngeles. Esta paz deseemos para los amigos, sta para nuestro tiempo, sta para toda casa en que entremos; sta deseemos para nuestra alma, de forma que, por la misma, se haga ella morada de Dios; que despus de haber lanzado, por virtud de la moral y la dialctica, todas sus inmundicias, tras haberse embellecido con las diversas partes de la filosofa como con un atuendo de corte, y haber coronado los dinteles de las puertas con las guirnaldas de la Teologa, descienda el Rey de la gloria, quien, viniendo con el Padre, ponga en ella su morada. Si se hace digna de tan gran husped, ms bien inmensa clemencia suya, engalanada con un vestido de oro, como manto nupcial, rodeada de la multicolor variedad de las ciencias, recibir al hermoso husped no ya como husped, sino como esposo, para nunca ms separarse del cual desear antes ser arrancada de su pueblo y de su casa paterna, ms an, olvidada de s misma, ansiar morir as para vivir en el esposo, a cuya vista es preciosa la muerte de sus santos, aquella muerte, si cabe llamarla muerte, mejor plenitud de vida, en cuya consideracin pusieron los sabios el oficio de la filosofa.161

Pero la concordancia no alcanza tan slo a judos y cristianos sino a los griegos y al proceso de iniciacin, o sea el de obtencin del Conocimiento.
Pero ni slo Moiss, o los misterios cristianos, tambin la teologa de los Antiguos nos muestra los bienes y la dignidad de las artes liberales, en cuya discusin estoy metido. Qu otra cosa significan, en efecto, los grados de los iniciados observados en los misterios de los griegos? En los cuales, purificados primero mediante aquellas, que hemos dicho artes expiatorias, a saber, la moral y la dialctica, les llegaba la recepcin en los misterios. Qu otra cosa puede ser eso sino la investigacin de los secretos de la naturaleza mediante la filosofa natural? Entonces, ya as preparados, vena aquella e0poptei/a, es decir, la contemplacin de las cosas divinas mediante la luz de la Teologa. Quin no

anhelar ser iniciado en semejantes misterios? Quin, despreciando todo lo humano, hollando los bienes de la fortuna, descuidado del cuerpo, no desear, todava habitante de esta tierra, ser comensal de los dioses, y embriagado con el nctar de eternidad, mortal animal an, recibir el regalo de la inmortalidad? Quin no querr ser arrebatado por los transportes aquellos de Scrates que describe Platn en el Fedro, y, remando con pies y alas, en velocsima carrera, huir de aqu, de este mundo, todo dominado por el maligno, y ser llevado a la Jerusaln celestial?

Y entusiasmndose:
Seremos transportados, Padres, seremos arrebatados por los entusiasmos socrticos, que nos sacarn de tal manera fuera de nosotros mismos, que pondrn a nuestra mente y a nosotros mismos en Dios. Seremos as llevados, si antes hubiremos hecho lo que est en nuestro poder. Si, efectivamente, por la moral, las fuerzas de los apetitos van dirigidas por sus cauces regulares segn las debidas funciones, de modo que resulte de ello un concierto acordado, sin disonancias perturbadoras; y, si, por la dialctica, se mueve la razn avanzando hacia su propio orden y medida; tocados por el arrebato de las Musas, henchiremos nuestros odos con la armona celeste. Entonces el corifeo de las Musas, Baco, revelndonos a nosotros filosofantes, en sus misterios, es decir, en los signos de la naturaleza visible, lo invisible de Dios, nos embriagar con la abundancia de la casa de Dios, en toda la cual si somos, como Moiss fieles, haciendo su entrada la Teologa, nos enardecer con un doble mpetu: por un lado encumbrados a aquel elevadsimo mirador, midiendo desde all con la eternidad indivisible lo que es, lo que ser y lo que fue, y contemplando la Primera Hermosura, seremos amadores alados de ella como apolneos vates, y por otro, pulsados como por un plectro por el amor inefable, convertidos en encendidos Serafines, fuera de nosotros, henchidos de Divinidad, no seremos ya nosotros mismos, seremos Aquel mismo que nos hizo.162

Y en las pginas 120-122, testimoniando y derivando a un tema que hoy es tan actual como cuando Pico lo enunciara:
Pues todo esto que es filosofar (tal es la desgracia de nuestro tiempo) tira ms a desprecio e injuria que a honor y gloria. Hasta este grado penetr ya en la mente de casi todos esta nefasta y monstruosa creencia de que en modo alguno hay que filosofar, o slo por pocos, como si en el explorar hasta lo ltimo y hacerse familiar las causas de las cosas, los usos de la naturaleza, el sentido del universo, los designios de Dios, los misterios de los cielos y de la Tierra, no hubiera ms que el inters de granjearse algn favor o de proporcionarse algn lucro. Se ha llegado (oh dolor!) hasta no tenerse por sabios sino a los que convierten en mercenario el cultivo de la sabidura, y se da as el espectculo de una pdica Minerva, husped de los mortales por regalo de los dioses, arrojada, gritada,

silbada.

Como se ve se trata de los falsos sabios "especialistas" y "fillogos", los "pedantes gramticos" detestados por Bruno y a los que Pico rechaza tanto como a los astrlogos y su mediocridad hortera, propia de los falsos filsofos:
Me conceder esto a m, y no me avergonzar de alabarme por no haberme puesto a filosofar por otra causa sino por el filosofar mismo, ni esperar o buscar de mis estudios y de mis elucubraciones otra recompensa o fruto que el cultivo del espritu y el conocimiento de la verdad, siempre y en alto grado deseada. Tan deseoso y apasionado por ella siempre fui que, desechado todo cuidado de asuntos privados y pblicos, me entregu todo al ocio de la contemplacin, del cual ningunas murmuraciones de los envidiosos, ningn dicterio de los enemigos de la sabidura me pudieron hasta ahora, ni en lo futuro me podrn apartar. Me ense la misma filosofa a depender de mi propio sentir ms que de los juicios de otros, y a cuidar, no tanto de no andar en las lenguas maldicientes, cuanto de no decir ni hacer yo mismo algo malo.

Y apunta, como al pasar, algo que ya ha establecido:163


Siendo as que toda la sabidura deriv a los griegos de los brbaros, y de los griegos a nosotros.

Aunque de ninguna manera descarta, bien por el contrario, afirma, la originalidad dentro de la Tradicin sapiencial.
As fue constante proceder de los nuestros, al hacer filosofa, al apoyarse en descubrimientos ajenos y cultivar los campos de otros. Qu sera ocuparse de los peripatticos en la filosofa natural si no se traa tambin a cuento la Academia de los platnicos, cuyas enseanzas, en especial sobre las cosas divinas, se han tenido (testigo Agustn) entre todas las filosofas como la ms santa, y, por primera vez, que yo sepa (y que no se tome a mal la palabra), despus de muchos siglos, ha sido trada por m a pblico examen y disputa? A qu vena el tratar de las opiniones de los otros, sin exclusin, si, convidados a este banquete de sabios, entrramos sin escotar lo nuestro, sin aportar nada propio, ningn parto del ingenio y trabajo de nuestra parte? Ciertamente, no es de bien nacidos (como dice Sneca) el saber circunscrito a glosas, como si los descubrimientos de los mayores nos hubieran cerrado los caminos a nuestro ingenio, como si se hubiera agotado en nosotros el vigor de la naturaleza, sin fuerza ya para engendrar por s mismo algo nuevo que, si no vale para demostrar la verdad, s al menos para insinuarla siquiera de lejos. Pues si en el campo el agricultor y en la mujer el marido aborrecen la esterilidad, no menos aborrecer al alma infecunda una mente divina a ella pegada, cuando sobre todo espera de ella una mucho ms

noble prole.

As es que:
Por todo ello, no contento yo con haber aadido a las doctrinas comunes otras muchas de la antigua teologa de Mercurio Trismegisto, muchas de las enseanzas de los caldeos y de Pitgoras, muchas de las ms arcanas de los misterios de los hebreos, propusimos a disputa tambin una multitud de cosas halladas y meditadas por nosotros tocantes a asuntos naturales y divinos.

Advirtiendo igualmente de la presencia escolstica y aristotlica:


Aadimos muchos pasajes en los que los pareceres de Escoto y Toms, los de Averroes y Avicena, que se tienen por discordantes, afirmamos que concuerdan entre s.

Y volviendo sobre el tema:


En segundo lugar hemos puesto lo que pensamos de la filosofa, tanto aristotlica como platnica, ms otras setenta y dos nuevas tesis fsicas y metafsicas, las cuales, si alguien las sostiene, podr (si no me engao), como ser para m en breve manifiesto, resolver cualquier cuestin de las cosas naturales y divinas, mediante un razonamiento muy distinto de aquel que hemos aprendido en la filosofa que se ensea en las escuelas y que se cultiva por los doctores del tiempo. Ni era tanto, Padres, cosa de admirarse el que yo, en mi tierna edad, cuando apenas me fue dado el leer los comentarios de otros (como algunos alegan), quisiera traer una nueva filosofa, cuanto de alabarla si se defenda bien, o de condenarla si era reprobable, y, en fin, puestos a juzgar nuestras invenciones y escritos no tanto contar los aos del autor, cuanto sus mritos o servicios.

Luego pasa al complejo asunto de la Aritmosofa que no es sino la ciencia sagrada de los nmeros, de la que dar cuenta posteriormente J. Reuchlin, su amigo y seguidor alemn.
Existe adems, aparte de la que hemos aducido, otra forma nueva de filosofar por va de nmeros; forma antigua que fue practicada por los telogos primitivos, por Pitgoras el principal, por Aglaofemo, Filolao, Platn y los primeros platnicos, pero que en este tiempo, como otras cosas preclaras, por la incuria de los posteriores, tanto cay en desuso que apenas se hallan de ella vestigios. Escribe Platn en la Epnomis que entre todas las artes liberales y ciencias especulativas, la principal y mximamente divina es la ciencia de los nmeros. Preguntndose por qu el hombre es un animal sapientsimo, se responde: porque sabe contar. De

esta afirmacin se hace eco Aristteles en los Problemas. Escribe Abumasar que fue un decir de Avenzoar babilonio que aqul que saba contar saba todo. Lo cual no puede en modo alguno ser verdadero si por arte de contar entendemos el arte ese en el que, por encima de todos, nuestros mercaderes son peritsimos, lo que corrobora Platn cuando nos advierte, poniendo nfasis en el dicho, que no pensemos que esta divina aritmtica es la aritmtica mercantil. Creyendo, pues, que tras muchas elucubraciones, he llegado a explorar esa aritmtica tan enaltecida, lanzado ya a esta aventurada empresa, promet responder pblicamente, utilizando los nmeros, a setenta y cuatro cuestiones que cuentan entre las principales de la ciencia fsica y la ciencia divina.

Para ocuparse a continuacin de la magia:


Tambin hemos introducido proposiciones mgicas, en las cuales aclaramos que hay dos clases de magia; una consistente toda ella en obra y poder de los demonios, cosa, por Jpiter, execrada y horrenda; otra que, si bien se examina, no es sino consumada filosofa natural. De una y otra haciendo mencin los griegos, nunca otorgan el nombre de magia a aquella primera, a la que denominan gohtei/an, hechicera, a la segunda llaman con propia apelacin magei/an, como perfecta y suprema sabidura. Porque lo mismo suena, segn Porfirio, mago en lengua persa, que entre nosotros intrprete y aficionado a las cosas divinas. Grande y dir que extremada es, Padres, la disparidad y desemejanza entre ambas artes. Aquella primera es condenada y execrada no slo por la cristiana religin, sino tambin por todas las leyes, por toda bien establecida repblica. Esta segunda la aprueban y abrazan todos los sabios, todos los pueblos interesados por las cosas celestes y divinas. Aqulla es la ms fraudulenta de todas las artes, sta es la ms alta y santa filosofa. Aqulla nula y vana, sta firme, fiel y slida. Aqulla, los que la cultivaron, siempre lo encubrieron, por ceder en ignominia y deshonra de su autor; de sta deriv en la antigedad, y casi siempre, gran lustre y gloria del saber; de aqulla nunca se ocup el varn dado a la filosofa, ni el codicioso de iniciarse en buenas artes; para aprender sta navegaron Pitgoras, Empdocles, Demcrito, Platn, la predicaron a su vuelta y la guardaron entre sus secretos como la ms estimable. Aqulla, como no se prueba con argumentos ciertos, tampoco tiene seguros patronos; sta, honorable por los que llamaramos sus ilustres progenitores, tiene como adalides principalmente a dos: Zamolxides, al que sigui Abbaris, el hiperbreo, y Zoroastro, no el que quiz pensis, sino el hijo aqul de Oromaso. Si preguntamos a Platn qu gnero de magia es el de ambos, nos responder en el Alcibades que la magia de Zoroastro no es otra cosa que la ciencia de las cosas divinas, con la que los reyes persas educaban a sus hijos, a fin de que, con el ejemplo delante de la repblica del mundo fsico, aprendieran a regir su propia repblica. Responder en el Crmides, que la magia de Zamolxides es la medicina del alma, a saber, que por ella se proporciona al alma el equilibrio, como mediante aquella otra la salud al cuerpo. En las huellas de stosse afirmaron despus Caranda, Damigern, Apolonio, Hostanes y

Drdano.

Y sabiamente apunta que:


Las sigui Homero, del cual algn da demostraremos en nuestra Teologa potica que, bajo capa de los viajes de su Ulises, encubri, igual que las dems, tambin esta sabidura.

Y prosigue enmarcando ahora la accin tergica:


Entre los ms recientes que hayan seguido su rastro por el olfato encuentro tres, Alkindi rabe, Rogerio Bacon y Guillermo Parisiense. La evoca tambin Plotino cuando muestra que el mago es un servidor y no un artfice de la naturaleza; esta clase de magia la aprueba y confirma, varn sapientsimo, de tal manera detestador de la otra, que invitado a tomar parte en los misterios de los malos demonios, dijo que ms justo sera que ellos vinieran a l que no l a ellos, y con razn. Porque as como aqulla hace al hombre atado y esclavo de los malignos poderes, sta, a la inversa, le vuelve soberano y dueo de ellos. Aqulla, finalmente, no puede arrogarse el nombre de arte ni de ciencia; sta, inmersa en misterios altsimos, abarca la contemplacin profundsima de las cosas ms secretas y, en conclusin, el conocimiento de toda la naturaleza. Esta, buceando a travs de las fuerzas esparcidas por don gratuito de Dios, y las insertas a modo de semillas en el mundo, como sacndolas de los escondrijos a la luz, ms que realizar milagros, sirve diligentemente a la naturaleza que los hace; entrando escrutadoramente en la armona del universo, tan significativamente apellidado por los griegos symptheia, y con un conocimiento perspicaz y respectivo de las diferentes naturalezas, para lo que pulsa arteramente los caprichos de cada una, lo que suele decirse los igges sortilegios de los magos, saca afuera los milagros escondidos en los escondrijos del mundo, en el seno de la naturaleza, en las despensas y arcanos de Dios, como si ella fuera el Artfice; y a la manera como el labrador junta los olmos con las vides, as el mago casa el Cielo con la Tierra, es decir, lo inferior con las dotes y virtudes de lo superior. De lo cual resulta que todo lo que aqulla es de fantasiosa y nociva, sta lo es de divina y saludable. Por esto principalmente, porque aqulla, haciendo esclavo al hombre de los enemigos de Dios, lo aparta de Dios; sta despierta admiracin de la obra de Dios, que tiene como secuela certsima la rendida caridad, la fe y la esperanza. Pues nada contribuye ms a la religin y a la adoracin de Dios que la asidua contemplacin de sus maravillas; pues cuando las hubiremos explorado con esta magia natural de la que hablamos, espoleados ms ardientemente a un gran amor del Artfice, nos veremos impulsados a cantar aquello de: "Llenos estn los cielos, llena la tierra toda de la majestad de tu gloria". Y esto baste sobre la magia, de la cual hemos dicho todo esto porque s que hay muchos que, igual que los canes ladran siempre a los extraos, stos muchas veces condenan y detestan lo que ignoran.

Pasando al pensamiento del Areopagita como introduccin a Moiss y el pensamiento cabalstico:


Lo corrobora entre todos Dionisio Areopagita, quien dice que los ms secretos misterios fueron trasmitidos por los autores de nuestra religin k no eis non di lgon, mente a mente sin escritura, por mediacin de la palabra. Cuando exactamente del mismo modo, por mandato de Dios, se haba de revelar aquella autntica interpretacin de la ley confiada por modo divino a Moiss; se llam a eso Cbala, que para los hebreos es lo mismo que para nosotros recepcin. Por esto justamente, porque aquella doctrina no haba de ser trasmitida por documentos escritos, sino pasando de uno a otro, como por cierto derecho hereditario, a travs de la serie regular de las sucesivas revelaciones. Pero cuando una vez vueltos los hebreos de la cautividad de Babilonia por obra de Ciro, y restaurado el Templo bajo Zorobabel, se aplicaron a restablecer la ley, Esdras, al frente entonces de la asamblea, una vez corregido el libro de Moiss, comprendiendo claramente que, en razn de los destierros, matanzas, huidas, cautiverio del pueblo de Israel, no era posible conservar la costumbre establecida por los antepasados de trasmitir la doctrina de mano en mano, y que llegara el tiempo en que se perderan los secretos de la celeste doctrina divinamente a l confiada, cuya memoria no podra durar mucho, faltando las glosas, determin que, reunidos los sabios que an quedaban, pusiese cada uno en comn lo que recordase de memoria tocante a los secretos de la ley, y que, bajo la fe de escribanos, se redactase todo ello en setenta volmenes (a tenor del nmero usual de los sabios del Sanedrn). No me creis a m solo en esto, Padres. Od a Esdras mismo que habla as: "Pasados cuarenta das, habl el Altsimo diciendo: Lo que escribiste primero hazlo pblico, que lo lean los dignos y los indignos, pero los ltimos setenta libros los conservars para entregarlos a los sabios de tu pueblo. Pues en stos est la vena del intelecto, la fuente de la sabidura y el ro de la ciencia. Y as lo hice". As Esdras al pie de la letra. Estos son los libros de la ciencia de la Cbala. Esdras comenz diciendo con perceptible voz que en los libros se encerraban la vena del intelecto, a saber, la inefable Teologa de la superesencial Deidad, la fuente de la sabidura, a saber, la rigurosa Metafsica de las formas inteligibles y anglicas, y el ro de la ciencia, a saber, la solidsima Filosofa de las cosas naturales.

Y sabiendo que contamos con la paciencia del lector, pese a ser citas tan largas, dado el valor autobiogrfico del testimonio del Fnix del Renacimiento:
Estos libros Sixto cuarto, Pontfice Mximo, que precedi inmediatamente al felizmente reinante Inocencio octavo, procur con todo cuidado y empeo que se publicasen en lengua latina para pblica utilidad de nuestra fe. Y cuando l muri, tres de ellos estaban ya a disposicin de los latinos. Estos libros son tenidos hoy

en tanto respeto por los hebreos que nadie por debajo de los cuarenta aos es autorizado a tocarlos. Habindomelos yo procurado, con no pequeo gasto, y habindolos ledo con suma diligencia, sin reparar en fatigas, descubr en ellos (Dios me es testigo), no tanto la religin de Moiss, cuanto la de Cristo. All el misterio de la Trinidad, all la Encarnacin del Verbo, all la divinidad del Mesas; sobre el pecado original, sobre la reparacin de l por Cristo, sobre la Jerusaln celestial, sobre la cada de los demonios, sobre los coros de los ngeles, sobre el Purgatorio y sobre las penas del infierno, cosas le iguales a las que a diario leemos en Pablo y en Dionisio, en Jernimo y en Agustn. Y en lo que atae a la Filosofa, estaris oyendo ni ms ni menos a Pitgoras y a Platn, cuyas doctrinas tan afines son a la fe cristiana, que nuestro Agustn no se cansaba de dar gracias a Dios por haber venido a sus manos los libros de los platnicos. En conclusin, apenas hay tema de controversia entre nosotros y los hebreos, en que no se les pueda retorcer el argumento y convencerles a base de estos libros de los cabalistas, de modo que no quede rincn alguno donde se parapeten. Para lo cual me apoyo en el testimonio fundadsimo de Antonio Crnico, varn eruditsimo, el cual, estando yo en su casa en un banquete, oy con sus propios odos a Dctilo, hebreo perito en esta ciencia, terminar entregado de pies y manos coincidiendo con la doctrina cristiana de la Trinidad.

Y recapitulando:
Pero volviendo a la resea de los principales captulos de mi Disputa, pusimos nuestra propia manera de interpretar los himnos de Orfeo y de Zoroastro. Orfeo entre los griegos se lee casi entero, Zoroastro entre ellos, mutilado, entre los Caldeos ms completo. A ambos tengo por padres y fundadores de la sabidura antigua.

Y con naturalidad y desenfado:


escribe Jmblico calcidio que Pitgoras tuvo la teologa rfica por modelo y, a tenor de ella, plasm y conform su filosofa, y no por otra razn miran como sagrados los dichos de Pitgoras, sino porque derivaron de las tradiciones rficas; de all la doctrina oculta de los nmeros; y cuanto de grave y sublime tuvo la filosofa griega, de all fluy como de su primer manantial. Mas conforme al uso de los antiguos telogos, tambin Orfeo entreteji los secretos de sus doctrinas con aderezos de fantasa y los encubri con ropaje potico, con el fin de que quien leyere sus himnos pensase que contienen slo cuentecillos de fbula y pursimas chanzas. Lo que quiero quede dicho para que se aprecie bien cunto trabajo, cunta dificultad me supuso el sacar de las envolturas de los enigmas, de los escondrijos de las fbulas, los ocultos sentidos de una filosofa arcana, sobre todo, en cosa tan grave, tan escondida y tan inexplorada, sin ayuda alguna de la labor y diligencia de otros intrpretes.

Para poner donde es debido un gran final:


Y todava (lo dir, aunque ni con modestia ni segn mi estilo) lo dir, sin embargo, pues me fuerzan a ello los malvolos, quise con este certamen mo dar fe, no tanto de que es mucho lo que s, cuanto de que s lo que muchos no saben.

Digno de aquel osado personaje que intent cambiar el rumbo de la Iglesia, que ya se precipitaba en la Reforma (y posterior Contrarreforma) y las guerras religiosas y la Inquisicin que se opusieron a los principios de la Paz, lograda por la Concordia de nuestro conde basada en la Inmensa Dignidad del Hombre, su libertad, origen de todos los derechos y deberes humanos. Muri asesinado?

Biblia Hebraica. Segunda mitad del siglo XV. TAV.2 - Florencia, Biblioteca Medicea Laurenziana, Conv. Sopp. 268, c.310V.

CAPITULO IV

LA CABALA EN ITALIA (1) Hemos visto en el captulo anterior cmo la Cbala Hermtica, o el
hermetismo cabalstico surge en Florencia por la gracia del Conde de la Concordia, lo que es imitado y seguido por distintos estudiosos e iniciados que se van acoplando de modo paulatino, aunque tambin acelerado dada la importancia que cobr inmediatamente la Cbala en el panorama cultural de Europa, en gran parte gracias a los colaboradores y amigos de Pico, muchos de ellos judos, entre ellos Alemmano del que ya hemos hablado que mediante sus escritos y traducciones actualizaron la herencia tradicional, que tomaba esas formas al expandirse en medios gentiles, abierta a los no judos, que apuntalaron el edificio de la Cbala en el Renacimiento. Y debe advertirse, como apunta Moshe Idel164 que el peso de los estudios al respecto ha recado en manos de cabalistas no judos, a los que se suele llamar cristianos.
Sin embargo, aunque la parte cristiana de este desarrollo cabalstico ha sido suficientemente analizada, el fenmeno paralelo y contemporneo entre los judos ha escapado de una presentacin detallada, siendo an "terra incognita" (campo virgen) para la investigacin erudita. Basados en las tradiciones similares a aquellas que nutrieron la reevaluacin cristiana de la magia, los textos que representan concepciones judas an permanecen en forma manuscrita y son generalmente ignorados tanto por los eruditos judos como por los cristianos. Este hecho representa un obstculo a un entendimiento ms preciso del proceso que contribuy al desarrollo de la reevaluacin juda de la magia y de

los magos.165

Y agrega:
Efectivamente, algunos escritores judos, empezando por los del siglo XII, construyeron gradualmente una interpretacin mgica comprensible del Judasmo, presentando una gama completa de rituales judos impregnados de resonancias mgicas, y todo esto formulado en trminos claramente positivos. Al final del siglo XV, R. Yohanan Alemanno logr desarrollar una interpretacin del judasmo valorizada como la forma ms alta de comportamiento mgico. La magia era presentada como la culminacin ideal de su plan de estudios incluyendo una lista de obras mgicas para ser estudiadas luego del estudio de la Cbala.

Y no deja de sorprendernos el estudioso judo al abordar el tema de la magia como algo que estuviese fuera de la Cbala, ajeno a ella, estableciendo divisiones y subdivisiones de tipo exclusivamente universitario opuestas totalmente a lo orgnico del tema de la Cbala que rebasa el "encorsetamiento" de una materia que desborda todo tipo de catalogacin intelectual ajena a su propia esencia, y que los propios autores, los cabalistas, no establecen. Y prosigue M. Idel:
Aunque elevada a un rango, an ms alto que el campo ms esotrico de la visin juda de la creacin, como era considerada la Cbala, la magia parece haber contribuido slo marginalmente en el cambio del comportamiento de aquellos que promovan su importancia. La interpretacin del ritual judo cargada de aspectos mgicos fortaleci la importancia de este ritual, y su realizacin precisa y diligente, as como lo hicieron las interpretaciones teosfico-tergicas de la Cbala. En cuanto a nuestra evidencia histrica, Yohanan Alemanno, Abraham Yagel, y otros como ellos, parecen haber estado de acuerdo con el rito judo regular, y no sabemos nada acerca de las actividades mgicas en las cuales podran haber participado. Menos an que Ficino y Pico, quienes mostraban un inters terico y prctico en la magia, los textos judos no relatan la realizacin de rituales mgicos per se. Esta situacin es verdaderamente rara, a la luz del hecho de que la realizacin del ritual mgico claramente proviene de fuentes judas y est relatado en textos renacentistas, mientras que la creacin de un golem no est atribuida a los judos contemporneos de los cristianos que realizaban esta prctica.166

Y en la pgina 86:
Lo que es sorprendente en estas fuentes cabalsticas es el hecho de que estos practicantes estaban preparados para relacionar el origen de la magia, adscribindole as una autoridad sin precedente, a un fenmeno espiritual. La magia era ahora descripta como una tradicin proveniente de una revelacin

divina, directa, que haba tenido lugar en el pasado y an continuaba en el presente. En vez de introducir gradualmente la magia en la tradicin juda a travs de una reinterpretacin del ritual, como lo haba hecho Yohanan Alemanno con la utilizacin de elementos neoplatnicos, hermticos y astrolgicos, los cabalistas espaoles apelaron a la revelacin como la mejor forma para introducirla como un hecho teolgico principal, independiente del ritual clsico judo o la halakah. Adems la revelacin incluida en el Libro de las Respuestas [Entit] , insista que el verdadero propsito del exilio era para destruir los poderes del mal, y repartir una justicia apropiada a los gentiles que estaban inspirados por estos poderes. Como consecuencia directa de la voz divina que le habla al cabalista annimo, el autor mantena que el tiempo haba ahora llegado para una revelacin de los secretos de la ley, asegurando de tal modo el conocimiento y el poder proftico del cabalista, mucho mayor que los de las generaciones anteriores. Consecuentemente los cabalistas conceban la revelacin de esta magia como parte del diseo divino para redimir a Israel; y como parte de esta revelacin comprensible, el libro revelado que haba sido compuesto segn haba sido transmitido por los poderes superiores, incrementara el conocimiento religioso en general.

En otro texto Idel apunta algo sobre el ambiente judo en Italia en relacin con la Cbala, pero antes de la expulsin de Espaa:167
Dos aos antes de la expulsin, Rabbi Mor Hayyim visit Italia de camino a la Tierra de Israel. En Italia conoci, al menos, a dos personas interesadas en cbala y escribi dos cartas a uno de ellos, Rabbi Isaac de Pisa, quien estaba en ese momento en Pisa o en Florencia. La segunda persona, mencionada de pasada, era un tal Rabbi Yohanan quien tena estrechas relaciones con Rabbi Isaac. Yo le identificara con el maestro de Rabbi Isaac, Rabbi Yohanan Alemanno. En su carta Mor Hayyim expresa la esperanza de que cuando sus consideraciones difieran de "las del Rabbi Yohanan, que Dios le guarde, estoy seguro de que encontrars, dada la cualidad de tu mente, la causa de mi desviacin". Luego se vuelve mucho ms insistente: "Cuando t indagues en estos temas, no debers seguir las [consideraciones] de esos sabios que consideraron a la intelligibilia como la raz [de sus especulaciones] e interpretaron los asuntos cabalsticos de manera que acuerdan con la filosofa ['iyyun]. Pero debers considerar a la Cbala como tu raz y hacer un esfuerzo por hacer que el intelecto est en concordancia con ello. Pero si tu excelencia no pudiese hacerlo, sabrs que hay un limite para el intelecto, pero la Cbala, que fue recibida de la boca del profeta, es ms alta que el intelecto, por lo que puede corregir todo aquello que el intelecto ha distorsionado". Las advertencias de Mor Hayyim son su intento de neutralizar la "perniciosa" influencia de Alemanno en relacin a la filosofizacin de la Cbala. Parece que l consideraba peligroso cualquier intento de introducir aproximaciones especulativas a la interpretacin de la Cbala. En otra carta, escrita unos meses

antes de la citada ms arriba, l manifiesta que sus apreciaciones sobre la naturaleza de las sefiroth pueden ser comprobadas leyendo "todos los libros que estn de acuerdo con la apreciacin que R. Simon bar Yohai hace en relacin a la emanacin de las sefiroth y su expansin. Pero la investigacin racional concerniente a estos asuntos es algo prohibido para nosotros". Parece que Yohanan Alemanno no era el nico en acoger una aproximacin filosfica. Sus contemporneos ms jvenes (y tal vez tambin compaeros), Rabbi David Messer Leon, Rabbi Abraham de Balmes, y la carta cabalstica que pudo haber sido escrita por Rabbi Isaac de Pisa conjugaban la Cbala y la filosofa. Mientras que Alemanno estaba inclinado a introducir conceptos neoplatnicos, ms los aristotlicos destacados por los pensadores medievales, los otros dos cabalistas renacentistas estaban ms favorablemente dispuestos hacia las formas variadas del aristotelismo. En el caso de Messer Leon, es evidente el impacto del tomismo en general y tambin en materia de teosofa, como ha sido expuesto en los estudios recientes por Hava Tirosh-Rothschild.

Italia fue as el centro intelectual del momento, y sus distintas ciudadesestado, repblicas, condados o ducados acogieron a innumerables sabios judos, cristianos y gnsticos interesados en desarrollar todas estas formas de acceso al Conocimiento, algunos de los cuales sern invitados a pasear por nuestras pginas, y otros no, aunque no por ello dejamos de reconocer su secreta labor. Florencia es sin duda la capital de todo este renacimiento, con la brillante Corte de los Mdici168 auspiciando la Academia dirigida por Ficino, acompaada de una constelacin de artistas, intelectuales y hombres de ciencia que de un modo u otro se dejaron penetrar por esos influjos espirituales, produciendo un sinfn de obras acordes con esas ideas, lo que model un mosaico extraordinario, un reflejo en esa pequea geografa de las emanaciones celestes arquetpicas y eternas. Este es un tema que traspasa los lmites de nuestro estudio, pero slo para ver cmo la Cbala lleg a ser fuente de inspiracin y tergia viva para ese universo en miniatura y sus habitantes, ofrecemos este fragmento del excelente libro de Joscelyn Godwin The Pagan Dream of the Renaissance169 en el que el pintor Vasari explica al Prncipe de Mdici la significacin de los frescos que decoran el saln de los Elementos del Palacio Vecchio de Florencia:
Cuando el prncipe pregunta acerca del coro de figuras que estn rodeando al protagonista, sorprendentemente, Vasari da una exgesis basada (aunque l no lo dice) en las diez Sephiroth de la Cbala: "Estos son diez poderes o atributos que los telogos adscriben a Dios, que verdaderamente colaboran en la creacin del universo. [La primera, Kether, es] esa corona, que los telogos mantienen que es el primero de los poderes atribuidos a Dios, que es esa fuente insondable, que da abundantemente para toda

la eternidad; as es hecha grande y abundante y rica en piedras preciosas y perlas. [La segunda, Chokhmah, mostrada como un escultor haciendo un cuerpo humano, es] el hijo de Dios, que es la posibilidad de crear todas las cosas, que es la Sabidura. [La tercera, Binah] est figurada por la providencia de Dios para difundir el espritu a todas las cosas creadas, por consiguiente l respira dentro de esa estatua (escultura)... La Misericordia es la cuarta [Chesed]... que parece ms grande, en tanto que ella se extiende a nutrir todas las cosas creadas; y por lo tanto la he pintado desnuda, y tan bella como puedo, presionando sus propios pechos y haciendo salir la leche a chorros para el nutrimento de todos los seres animados..."

Y tras el impacto de estas imgenes, seguimos nuestro periplo y nos encaminamos hacia Venecia, otro de los importantsimos ncleos culturales dada su privilegiada ubicacin, "prxima" a Oriente, lo que facilit y promovi un intercambio comercial e intelectual extraordinario.

Ilustracin en la introduccin de Nicols Le Fvre de la Boderie a la traduccin francesa de De Harmonia Mundi de Francesco Zorzi.

CAPITULO IV

LA CABALA EN ITALIA (2)


Francesco Zorzi Hace bastantes aos volviendo de un viaje a Italia coment con un amigo en Barcelona mi visita a la Iglesia de San Francisco de la Via en Venecia, motivada por un libro de Frances Yates, y mi conversacin con un anciano sacerdote franciscano luminoso que no quera saber nada con Zorzi al que prcticamente negaba, aunque de un modo curioso, pues pareca conocerlo a la par que lo ignoraba y le otorgaba categora litrgica-religiosa a los smbolos del Templo que, de paso, me decepcionaron pues no cumplieron mis expectativas, aunque s intentaban reproducir hasta donde podan la estructura del Templo de Salomn, moda alegrica con la que han sido construidas numerosas iglesias de ese tiempo en toda Italia, mejor, en toda la cristiandad,170 o sea, de acuerdo al modelo csmico y el concierto de sus partes constituyendo la Armona del Mundo, a la que corresponde el ttulo de la obra principal de Zorzi y que ese mismo libro pretende representar segn su nombre lo indica. Mi amigo cataln tuvo la paciencia de orme y al terminar me cont pausadamente que l y su mujer haban viajado en las vacaciones a Italia, llegado a Venecia y visitado la Iglesia donde se haba encontrado con el ambiguo "santo" franciscano, como yo, y le haba hecho las mismas preguntas y haba recibido iguales evasiones, o mejor, imprecisiones sobre tal asunto, incluida una ira desmedida y sorda bajo cuya presin se le mova, violentamente, mudo, el belfo del labio, mientras sus lmpidos ojos parecan, al contrario, bendecirnos. Esta concordancia asonante nos torn reflexivos y callados hasta este momento donde debemos escribir este apartado en el que comenzaremos citando a Yates que tanto admiramos, aunque nuestra formacin es directamente cabalista y adquirida mucho antes de que supisemos siquiera de la importancia histrica de la Cbala en la cultura de Occidente y de la existencia de esta historiadora y an de las investigaciones del Warburg Institute con el que colaboraba y que nos hablan de nuestro cabalista y su obra principal, para que sigamos familiarizndonos con sus contenidos.171
En la disertacin [Zorzi] habla luego de las jerarquas anglicas cristianas, sealando que concuerdan con los esquemas anglicos y sefirticos cabalsticos; habla del "nmero, medida y peso" que rigen la creacin, y del Templo de Salomn. Quienes sean capaces de "pitagorizar" y "filosofizar" por medio de la

matemtica, dice, captarn la alusin arquitectnica. Menciona luego la Unidad, de la cual proceden todas las cosas de cuatro maneras distintas, aritmtica, geomtrica, armnica y musical, y se refiere a los mtodos cabalsticos de meditacin por medio de la Combinacin, del Notericum y de la Gematria. Termina con una disquisicin mstica sobre el cuerpo de Cristo y con el himno "Alabemos al Uno y al Todo", escrito por "Mercurio Trismegisto". Una figura que acompaa la disertacin ilustra las relaciones numricas de los tres mundos, y asigna un valor numrico a las letras hebreas que all aparecen, tratando de presentar en forma de diagrama el neoplatonismo hermticocabalstico profesado por l (ver comienzo de esta pgina). La palabra Uno, o Monas, fluye constantemente de la pluma de Giorgi, generalmente acompaada por un enjambre de nombres de autoridades de las cuales deriva este concepto. Como dice Vasoli,172 Giorgi desea ser vehculo de una sabidura capaz de incluir a Hermes Trismegisto, a Orfeo, a San Francisco de Ass, a Platn y a los cabalistas, a Plotino y a San Agustn, en su comprensin comn de los arcana mundi y del destino espiritual del hombre en el retorno al inaccesible Uno. Quien busque la Monas, dice Giorgi (o Zorzi), puede refugiarse en la teologa negativa y en la docta ignorantia, o puede tratar de seguir la Monas divina en su extensin a los tres mundos. El mundo superceleste es el mundo de las inteligencias o ngeles. En la Cbala cristiana de Giorgi, como ya hemos subrayado, las jerarquas anglicas del seudoDionisio estn relacionadas con los Sefirot cabalsticos. Estas altas influencias caen sobre el mundo por medio de las estrellas, que para Giorgi son los siete planetas y los doce signos del Zodaco. El sistema de Giorgi, como el de Pico, no es astrolgico en el sentido de la astrologa crtica que condiciona al hombre por medio del horscopo, algunas de cuyas influencias pueden ser malas, como por ejemplo la de Saturno. En este sistema, como en los de Llull y Pico, todas las influencias celestiales son buenas, y slo pueden ser portadoras de desgracia cuando son mal recibidas. Existe, pues, en el sistema el libre albedro, que permite usar en buen sentido (y no malo) la influencia de las estrellas. Por su parte, los planetas tienen relacin con las jerarquas anglicas y con los Sefirot, de modo que la influencia planetaria desciende sobre los hombres purificada por los ngeles cristianos y los Sefirot cabalsticos, en grados igualmente buenos, pero colocados por grados de importancia decreciente de acuerdo con el orden de las jerarquas anglicas.

De Harmonia Mundi est escrita de modo musical y se encuentra dividida en cantos, subdividida en tonos y captulos independientes entre s pero que vibran por resonancia pues conjuntamente y necesariamente conforman la armona del mundo. Ha de destacarse el

valor de este compendio cabalstico inspirado en gran parte en De Arte Cabalistica de Reuchlin y en la obra de Pico, de los cuales Zorzi era amigo y seguidor y a los que visit en Florencia. A su vez la obra de Zorzi fue utilizada afortunadamente por Agrippa (a quien tambin trat) en su De Oculta Filosofia que tanta difusin alcanz. Se debe consignar que este libro tuvo adems una gran importancia en Francia, donde fue traducido y publicado por los hermanos Le Fvre de la Boderie, y contribuy al conocimiento de la Cbala en Europa (Alemania y Centro Europa) y posteriormente en Inglaterra, de la mano de John Dee, Robert Fludd, etc. En su libro Las races y las ramas,173 Angelina Muiz-Huberman,de modo sinttico nos ilustra, en parte siguiendo el pensamiento de Yates que ha recalcado especialmente la importancia de la obra de este audaz cabalista franciscano, de este hombre de Dios:
Francesco Giorgi (1466-1540), nacido en Venecia y perteneciente a la orden de los franciscanos, comienza sus estudios de la Cbala inspirado en Giovanni Pico de la Mirandola y en el neoplatonismo. Sin embargo, el hecho de vivir en Venecia, donde la comunidad juda estaba muy arraigada y el flujo de los expulsados de Espaa fue muy importante, le brind la oportunidad de conocer muchos ms textos hebreos que el propio Pico. El cabalismo de Francesco Giorgi est, por lo tanto, muy bien fundamentado y se dirige ms claramente que el de los otros italianos a una demostracin de orden cristiano. Sus principales obras son: De harmonia mundi (1525); y Problemata (1536).

Parece que un acontecimiento fortuito hace que viaje a Tierra Santa el joven franciscano y que esta circunstancia le influya para que se vea cada vez ms interesado por las antigedades judas, el arameo y el hebreo y la Ciencia Sagrada. Posteriormente,
Giorgi utiliza el procedimiento combinatorio de las letras hebreas y explica el tetragrmaton de Jess a la manera de Pico y de Reuchlin. Asimismo, intercala las coincidencias del gnosticismo con la Cbala hebrea y las enseanzas del llamado Hermes Trismegisto. Incluye las corrientes neoplatnicas en boga, la tradicin numerolgica pitagrica, la filosofa de la armona del mundo y, como algo propio, la teora de Vitruvio sobre la arquitectura y su comparacin con la construccin del Templo de Salomn. Resulta muy interesante que muchas de las grandes construcciones de la poca y aun posteriores tuvieran como modelo el Templo, como un acercamiento de tipo mstico, relacionado con la alquimia y con la Cbala.

As es que:

En su sistema celestial, los planetas y las estrellas emiten influencias benficas y no se correlacionan con la magia de la astrologa ni de los horscopos. Los planetas se rigen por las jerarquas anglicas y las sefirot. Saturno ocupa el lugar ms elevado y cercano a la divinidad, siguiendo la nueva inclinacin de quitarle su signo negativo. Marte olvida su carcter irascible y pasa a ser la virtud del temple. Sobre el tema del verdadero Nombre de Dios escribe gran nmero de pginas que toman en cuenta la teora del alfabeto hebreo y de sus combinaciones. Por ltimo, en el peligroso tema de la magia afirma que la Cbala slo trata de los poderes anglicos y elimina los demonacos.

Zorzi, culto patricio veneciano lleno de amor a la creacin entera, propia del "poverello" de Ass, escribe su De Harmonia Mundi inspirado en el simbolismo del orden csmico expresado por autores que cita de continuo y que, tal cual ha observado han vivido la misma cosmogona y teosofa a la que l pertenece, la cual ha signado su destino merced a la gracia Divina que le ha inspirado el temor a lo sagrado y a las combinaciones de las letras ardientes que conforman el cosmos. Entre los pocos estudios recientes dedicados al erudito el que nos ha parecido ms interesante es el de Giulio Busi174 y por tanto el que seguiremos en este apartado.
Zorzi es usualmente considerado un cabalista, pero esta definicin parece asumir una especie de valor absoluto, privada de cualquier evidencia concreta histrica. Cmo fue que se volvi cabalista? Lejos de ser una mera curiosidad, el descubrimiento de la literatura hebrea, represent para Zorzi un itinerario significante en una tierra extranjera. Gracias a su creencia en la armona esencial de las culturas humanas, Zorzi fue capaz de transformar la herencia hebrea en un componente esencial de su espiritualidad interior. La riqueza de la tradicin hebrea, junto a la herencia clsica y patrstica, dan vida a los elegantes escritos en latn de Zorzi. Su estilo, a la vez rico y preciso, desarrolla una amplia gama de imgenes, pasando por una sucesin de temas simblicos. En su carrera literaria, Zorzi demostr un alto grado de habilidad retrica, sus obras, cubriendo diferentes gneros literarios, desde la prosa filosfica de su Harmonia mundi, hasta los axiomas exegticos de su Problemata y a la inspirada poesa de su Elegante poema.175 La produccin literaria de nuestro fraile franciscano fue en efecto bastante grande, extendiendo su infatigable actividad a textos litrgicos y a una extensa correspondencia. Hasta ahora, no se ha puesto atencin adecuada al hecho de que la reflexin en las palabras hebreas y el juego con el alfabeto hebreo representa el verdadero meollo del mtodo de Zorzi. Este proceso es particularmente evidente en De harmonia mundi, el texto ms elaborado de Zorzi.

Verdaderamente, ms que un tratado filosfico, como generalmente ha sido considerado por eruditos modernos, De harmonia mundi es un inventario sistemtico de smbolos. Cada captulo de la obra puede ser considerado una sola unidad y es, en cierta manera, completamente autnomo en relacin a las otras partes. La mayor parte de los captulos de De harmonia mundi estn construidos siguiendo un patrn comn: Zorzi empieza con una corta exposicin en donde vincula el smbolo discutido en la seccin previa con el que va a introducir. Este vnculo, extremadamente conciso, no es de ninguna manera detallado sino que slo se le alude. En las frases que siguen, el cabalista veneciano define la parte semntica que contiene el smbolo que quiere discutir. Generalmente en esta etapa l cita a sus principales autoridades, como Platn, Agustn, Pablo, etc., tratando de transponer las ideas filosficas al sonido de las palabras.

Grabado de Avqat rokel, Rimini, 1526.

CAPITULO IV

LA CABALA EN ITALIA (3)


Francesco Zorzi (cont.) Las obras de Zorzi, y concretamente De Harmonia Mundi son difciles de encontrar en los fondos bibliotecarios europeos. Lo mismo sucede con la traduccin de sta ltima al francs por Guy Le Fvre de la Boderie, de la que existe una nica edicin facsmil de 1978. Escogemos al azar el Proemio del Cntico 3, donde los nombres de autores consignados al margen son: Proclo, Boecio, Pitgoras, Academia, Platn, y en el folio siguiente, Orfeo, Pitgoras, Estoicos, Platn, Porfirio, Jmblico, Proclo, Siria, Isaas, Ezequiel, Juan, Moiss, etc., etc., los que se alternan a lo largo de las pginas indicndonos claramente por dnde va el orden de la presentacin y en qu lnea filosfica y teosfica se afirma. Volvamos a Giulio Busi quien dando un ejemplo explica:
Es en este momento de su argumentacin cuando Zorzi introduce la palabra hebrea para el sol, diciendo que "Los judos (le llaman) shemesh, que puede ser apropiadamente interpretado como la cosa cuyo principio es la luz y (que obtiene) su beneficio de s mismo". Esta definicin, bastante difcil de comprender, representa la esencia de la discusin de Zorzi sobre el sol. Est claro que la traduccin "apropiada" no traduce ningn simple trmino hebreo. En vez de transponer el hebreo al latn, Zorzi est tratando de transferir toda la riqueza de su erudicin en las tres letras que componen la palabra shemesh. En este caso, como sucede frecuentemente con sus etimologas hebreas, Zorzi utiliza la Lengua Sagrada como una especie de frmula algebraica que expresa concisamente un largo itinerario simblico. Desde su punto de vista, las tres consonantes hebreas,

shin, mem, shin, que juntas con las dos vocales segol fsicamente crean la palabra shemesh, contienen la soledad del sol en medio del cielo, as como su valor como smbolo de la trascendencia de Dios y el fuego sin fin que arde en el cielo. La concepcin que sustenta este anlisis lingstico es uno de los principales aspectos de la Cbala cristiana de Zorzi. Lo que Zorzi ve en la lengua hebrea es una oportunidad para sintetizar, en un sola palabra, muchos diferentes aspectos de la realidad: la armona de las vocales y los vnculos que anudan las consonantes son considerados el espejo ms cercano a la naturaleza.

Asimismo:
A travs de los aos, Zorzi desarroll una gran habilidad para utilizar la combinacin de palabras hebreas como una herramienta demostrativa para sus teoras. Particularmente interesante es el caso de la divisin tripartita del alma, que constituye un tema central de la De harmonia mundi as como de Problemata y del Elegante Poema. En la mente de Zorzi, el alma humana puede dividirse en tres partes que llevan diferentes nombres y corresponden a diferentes niveles de la realidad. Esta triple divisin del alma, lejos de ser una mera repeticin de la idea aristotlica, a saber, vegetativa, sensitiva e intelectual, es presentada por Zorzi como una alternativa a la visin peripattica. l manifiesta explcitamente que est siguiendo las fuentes neoplatnicas y judas: "Plotino escribe en su De Harmonia mundi distingue tres niveles en el hombre: el ms alto, el ms bajo y el de en medio. El ms alto es el nivel divino... El ms bajo es el llamado por Pablo el 'hombre animal'. El de en medio es el alma, o espritu, que conecta a los dos. Los judos unnimemente les llaman nefesh, ruach, neshamah". Uniendo la distincin de Plotino con las palabras judas para el alma, Zorzi toma a nefesh como refirindose al alma viviente, mientras concibe a ruach como el hlito de vida, o el espritu, atribuyndole a neshamah la cualidad ms alta del alma inmortal.

Tal cual lo han establecido numerosos adeptos y nos lo seala el autor de este digesto que tanto inters despert en Venecia y posteriormente en Italia y toda Europa, el bagaje de la tradicin hebrea pasa nuevamente a conformar nuestra cultura difundiendo el extraordinario legado hermtico-cabalstico al punto que la Cbala hebrea ha sido moda en diferentes perodos del Occidente medieval, renacentista y moderno, haciendo la salvedad de que a partir del siglo XV la Cbala deja de ser exclusivamente juda y es incorporada al acervo de gentiles y cristianos, los que priman en su manejo y recta utilizacin hasta el siglo XX en que surge la investigacin histrica del tema encabezada por la extraordinaria figura de G. Scholem y una nube de investigadores judos que le acompaan y siguen su metodologa de corte acadmico moderno basada en la "asepsia", objetiva y laica, a veces encubridora de la simple ignorancia y engao "universitario" y filosfico, la moneda corriente en

las "academias" de hoy da, donde se disputan las mediocres sobras de un banquete en el que jams han participado. Otra cosa muy distinta sucedi en ese espacio de tiempo, donde numerosos centros de enseanza resurgieron o se renovaron al empaparse de esas fuentes griegas y hebreas imbuidas de magia y tergia, adems de toda la revitalizacin del saber que se aliment con nuevas publicaciones de manuscritos trados de todas partes que se traducan y estimulaban as la redaccin de otros tantos tratados. Tambin mencionar el sin fin de expresiones culturales que incluan desde reuniones en las que se conjugaba la msica con la danza y la poesa, a todo tipo de juegos y divertimentos, o animaciones teatrales que requeran la ejecucin de decorados, vestuarios, joyas, sin olvidar la construccin de los palacios, y sus revestimientos pictricos, mobiliario, etc., de todo lo cual Venecia fue uno de sus mximos exponentes. Adems devino la sede de una de las principales casas editoriales del momento, la de Daniel Bomberg (?-c. 1549-1553), el cual destac por ser de los primeros editores de libros hebreos. Pronto dej su Amberes natal y se afinc en Venecia, donde instal su taller, dada la gran afluencia de marchantes de libros que pasaban por la ciudad. Interesado por la lengua hebrea, y tras estudiarla con Felice da Prato, public ediciones del Pentateuco y de la Biblia Hebrea, y se sabe de su gran inters por la Cbala. Es el primero en editar la Biblia rabnica Mikra'ot Gedolot, as como la primera edicin completa de los dos Talmuds con la aprobacin del Papa Len X, y en 1516 obtiene el privilegio de editar en hebreo libros de judos de diversas disciplinas. Por su casa pasaron los principales personajes que estamos visitando y que nos visitarn en adelante, deviniendo un potente faro para la difusin de la cultura hebrea incluida la Cbala, y su tarea fue secundada por editores de otros lugares, como Plantino, Fine, Oporin, y despus de Bry, etc. Aunque sea anticiparnos a ciertos autores, y para hacernos una idea del ambiente que se respiraba en la residencia de Bomberg, citamos del libro Vie et caractre de Guillaume Postel de Weill:176
Es en casa de Bomberg donde Postel conoce a Elas Levita, como atestigua en el "Alfabeto de 12 lenguas". Y es tambin en casa de Bomberg, donde conoce a Teseo Ambroggio, de la familia de los Condes de Albonese, cannigo de Letrn, quien, desde 1512, haba sido encargado de traducir del caldaico la liturgia de la Iglesia siraca. Es amigo del Dominico Agostino Giustiniani, que vino a Pars a ensear el hebreo y public su Occtaplum Psalterii, amigo de Abraham de Balmes, de J. Potken que public un salterio etope, amigo del cardenal Egidio de Viterbo, de quien publicar muchas pginas de su tratado de cbala, "Libellus de

literis sanctis". Teseo Ambroggio ha sido el maestro de siraco de Johann Albrecht von Widmanstetter, un protegido del cardenal Egidio de Viterbo, que editar en 1555 en Viena el "Nuevo Testamento siraco", en el que colaborar Postel. Ambroggio, vctima como muchos otros eruditos de la poca, especialmente Elas Levita, de los desrdenes de la guerra, ha perdido muchos documentos lingsticos recogidos para la obra que prepara. En su "Introductio in chaldaicam linguam", contar cmo interrog en casa de Bomberg al joven viajero francs, a quien llama "Postellus Ambolateus doctor medicinae", y quien adems del latn, el griego y el hebreo aprendidos en Francia, maneja letras pnicas, rabes, armenias, samaritanas e indias. Ambroggio le muestra el Salterio siraco, caldaico y rabe que ha reencontrado, despus del saqueo, en la tienda de un artesano, sus Horas en armenio, y todos sus alfabetos de los Jacobitas, de los Coptos, de los Georgianos. Le invita a venir a su casa en Ferrara

Pero antes debemos dirigirnos a Roma, donde el esoterismo y el pensamiento hermtico, es decir la Sabidura, llega al colegio cardenalicio, e incluso dos veces netamente al papado en una ciudad donde conviven las artes y las ciencias tradicionales tambin en las academias, y donde Len Battista Alberti177 ocup un cargo fundamental durante treinta aos antes de trasladarse a Florencia. Por lo que a la Academia de Ficino se sum el colegio cardenalicio como foco de sabidura y de energa viva, as como tambin suceda en Ferrara, Pava,178 Mantua y en todas las cortes y ciudades italianas, donde prendi tan fuerte lo esotrico cabalstico. Emanuela Kretzulesco-Quaranta nos cuenta en Los Jardines del sueo:179
Una poca de violencia y de "lenguas arrancadas" (reducidas al silencio por la tortura y la muerte de un grupo de hombres) marc el fin de la Academia romana, cuyas actividades y existencia se remontaban a los prelados del entorno de Nicols V y de su heredero espiritual, Po II. Bajo el pontificado de Nicols V (1447-1455), el genio de los cardenales Nicols de Cusa, Bessarion, Prospero Colonna y Enea Silvio Piccolomini atrajo a la corte vaticana a los mejores cerebros de la poca. Una primera Academia bessaroniana se reuna en la casa del cardenal Bessarion (muerto en 1472). Hubo tambin una agrupacin, que se llam Academia romana, en torno al humanista Pomponio Leto. Pero un clebre proceso termin con estas primeras agrupaciones acadmicas romanas en 1468, bajo Pablo II. Ya haba habido, sin embargo, antes de llegar al proceso de 1468 desde 1466, arrestos e interrogatorios a humanistas pertenecientes a la Academia romana. Fue en 1466 cuando Leon Battista Alberti, habiendo perdido el cargo de abreviador apostlico del que viva desde haca treinta aos, opt por refugiarse en Florencia, con los Mdicis. Esta decisin del arquitecto que haba figurado en el entorno de Nicols V y del cardenal Colonna supona "elegir la libertad"; quiz incluso la vida. Los vientos haban cambiado en 1464: una fecha digna de ser retenida. El ao anterior (1463) y ese mismo ao, murieron de la misma

enfermedad, diagnosticada como "la podagra" (en realidad, se trataba de un mal sospechoso que atacaba a los huesos), los tres prelados ms altos de la Iglesia: Prospero Colonna, a los sesenta y tres aos; el cardenal de Cusa, a la misma edad; y el papa Po II Piccolomini, a los cincuenta y nueve. Se podra hablar de funestas coincidencias, pero se da la circunstancia de que las tres desapariciones conllevaban un cambio de rumbo en el seno de la Curia frente al problema del poder temporal.

Desde luego todo el mundo pasa por Roma, principalmente porque muchos cabalistas cristianos y judos conversos eran sacerdotes catlicos y llegaban otros sacerdotes de otras partes del mundo y se facilitaba as el contacto intelectual, la recomendacin de libros, la tertulia, el arte, las fiestas y sus refinados modos de manifestarse, donde eran cotidianas las poesas, los epigramas, los mensajes y los pensamientos en los carns de baile, billetes amorosos, frases apasionadas, o simples galanteras que hered el romanticismo y la burguesa de los siglos XIX y XX, como los juegos de saln y mesa, el canto, la msica, etc. Lo que se entiende por cultura de corte. Situacin que crea grandes facilidades para conocer gentes, ideas, libros y participar de todo ello en cualquier medida, lo que es una gracia, derivada de una entidad que se manifest en una forma espectacular en esa poca y gener un ambiente intelectual-espiritual en toda Italia y que se contagi luego a Alemania, Francia y posteriormente a Espaa e Inglaterra, y durante tres siglos y medio fue la cultura dominante en esos pases. Referido a Roma y a lo que narra E. Kretzulesco-Quaranta al respecto, que es verdadero, no se contrapone con el hecho de que una generacin despus reviva el pensamiento esotrico en la figura, nuevamente, de un cardenal de la Iglesia Catlica, Egidio de Viterbo que particip directamente en materia de Cbala de la que, como sabemos, era cultor.

CAPITULO IV

LA CABALA EN ITALIA (3)


Egidio de Viterbo (1469-1532) Queremos comenzar este acpite declarando que se equivoca una vez ms el erudito y gran fillogo hebreo al principio del libro coordinado por Joseph Dan cuando afirma en su contribucin,180 a la que llama "Los comienzos de la Cbala cristiana":
La Cbala cristiana puede ser definida como una interpretacin de textos cabalsticos en inters de la cristiandad (o, para ser ms preciso del catolicismo);

o el uso de los conceptos y la metodologa cabalstica como soporte del dogma cristiano.

Desde luego esto podra ser cierto desde algn ngulo o perspectiva, especialmente entre los judos convertidos a los que J. Blau llama apstatas que se interesaron en la Cbala con fines apologticos. Pero el enorme caudal de los buscadores de la sabidura eterna comandados y/o secundando a Pico no pertenece a ese gnero, sino al de los amantes de la Sabidura, es decir, a los filsofos de siempre. Esta equivocacin de Scholem es muy grave y contamina todo lo que pudiera pensar acerca de la Cbala cristiana, e incluso opaca su comprensin del tema cabalstico, al que se ha dedicado toda la vida, del mismo modo que lo hace tambin su prevencin y asepsia tocante con el desprecio referido a dos temas que estn enraizados en el corazn de la Cbala: la alquimia y la magia, que ningn investigador universitario como l, cientfico y laico, y menos judo, puede aceptar sin una cierta mueca snob, como un mohn, lo cual es notorio en J. Blau, del que tambin nos sorprende la forma de tratar a la Cbala cristiana, absolutamente deficiente, aunque parece ser un "ilustrado" dada la excelente bibliografa que presenta al respecto.181 Uno de esos seres inspirados y autntico sabio, nacido en la Era Cristiana como toda la Cbala judeo-gnstico-hermtica y tambin la hebrea fue Egidio de Viterbo, del que F. Secret dice:182
Egidio de Viterbo (1469-1532), el cardenal que pronuncia el discurso de apertura del Concilio de Letrn, el general de la orden a la que pertenece Lutero, el defensor de J. Reuchlin, el protector de Elas Levita, el autor de Historia de XX siglos, el humanista, el poeta, el predicador, el reformador, ha llamado siempre la atencin de los historiadores de las ideas en el Renacimiento; la publicacin de extensos extractos de sus obras que permanecan inditos o de su correspondencia, ha despertado siempre el deseo de conocer mejor una obra de la que los biblifilos no han cesado de detallar su riqueza. Segn Martne y Durand, H. Hoefler, L. G. Pelissier, G. Signorelli, por no citar ms que a los ms conocidos eruditos que se sucedieron en esta labor; M. E. Massa, despus de una tesis que desgraciadamente ha permanecido indita, se ha consagrado a editar las obras representativas de este espritu, que Signorelli calific de "polidrica" y de la que P. F. X. Martin, en una tesis defendida recientemente en Cambridge "Egidio da Viterbo as a reformer", nos restituye la profunda personalidad de este reformador.

Si, por otra parte, se tiene en consideracin que el cardenal conoci o

estuvo en contacto epistolar con una generacin para la que fue central y que incluye los nombres ilustres de Pico de la Mirandola, Paulus Ricci, Reuchlin, Galatino, Giustiniani, Ambroggio y Zorzi, incluidos Conrad Pellican y Agrippa se tiene idea de la importancia relevante de este cardenal de la iglesia catlica, l mismo un cabalista y protector de la Cbala y famoso por su biblioteca que heredara en parte J. A. Widmanstetter, al que Scholem destaca porque era el que saba ms hebreo de todos ellos amn de coleccionar los textos en lenguas orientales. Por ello no es tan importante juzgar el valor estrictamente cabalstico de las obras de Egidio cuya Schechina es, por otra parte, un tratado lleno de meditaciones originales que insisten en el aspecto exegtico y la triunidad de los principios de las escrituras, sino en la importancia como transmisor y difusor de estas ideas hermticas, pitagricas y cabalsticas que perciba como idnticas y antecesoras de la prdica cristiana, muy ligada a las epstolas de Pablo y actualizadas por la participacin de la experiencia alqumica-qumica y la magia natural, propias del medio. Como se ha dicho, naci en Viterbo, Italia, y de muy joven entr como religioso en los eremitas de San Agustn, siendo secretario de su superior, que era contrario a Savonarola. Con los aos lleg a ser general de su orden, e incluso cardenal en 1517. Escribi Shekinah (1530) y se la dedic a Clemente VII (cardenal de la familia de los Mdici) y a Carlos V, texto en el que expone la Cbala interpretada cristianamente. Es un libro de 384 pginas que trata sobre los nmeros, las letras y los nombres de Dios, en el que conjuga con gran armona la rica simblica cabalstica con la hermtico-alqumica y la cristiana; he aqu dos pasajes a modo de ilustracin:
Porque este es mi secreto: tanto en la tierra como en el cielo Para qu habra yo creado el cielo, los elementos, las piedras, los metales, las hierbas, los rboles, los cuadrpedos, los peces, los pjaros, los hombres, sino para que ocurra lo mismo tanto en la tierra como en el cielo, y que el mundo sensible imite el mundo inteligible: y he inscrito signos en la materia tal como lo han imitado los egipcios.183

Y el siguiente:
"Hay que ponerse en marcha, Csar: y, tal como lo haces a menudo, elimina vilezas de tu tnica para subir conmigo all donde puedas ver los reinos, las riquezas y los tesoros de los nombres divinos Levanta los brazos como lo haca

David, mi rey, que fue llamado Edomi, para mostrar que el sucesor de su divina monarqua sera el emperador de los romanos, el de Edom, como todos han acordado leer en la profeca de Daniel. Exclam: 'Oh!, si tuviera alas como la paloma'. Aparec ante l como la aurora entre las tinieblas, y le traje unas alas con las que se revisti. Dijo: 'S, tomo las alas de la aurora' (psalmo CXXXIX, 9). Vuela conmigo a los reinos de paz eterna y sobre mis alas embrigate con la abundancia de mi casa (psalmo XXXVI, 3). Imtalo ahora vstete con las alas de la sabidura, deja el suelo ms all de los orbes de los planetas y de los astros que no son mundo, levanta los ojos, fija la mirada y mira mis cuatro estandartes blancos, negros, prpuras y verdes. Quizs dices: No puedo. No puedes. Yo soy el Aguila. Te raptar, hijo mo, y tu juventud se renueva como la del Aguila (psalmo CIII, 5). Te descubrir los misterios de mi esposo. Tienes que atravesar el campamento de Uriel, de Rafael, del potente Gabriel, y el del muy dulce sacerdote, como llaman los arameos a Miguel Csar tiene que presentarse ante Csar, lo mortal a lo inmortal. Aqu est Malkhuth, el reino, mi imperio: mira este vasto mundo; el vuestro, comparado con ste, es un grano de mostaza"184

Es claro que Egidio conoci muchos textos cabalsticos y hebreos, entre los cuales el Sefer Raziel, atribuido a Salomn y traducido por Alfonso X, que consta de siete libros: La llave, El ala, Los incensamientos, De los tiempos, De la pureza y la abstinencia, De los cielos, De la magia, y Las virtudes de las imgenes; adems tambin consult otras obras de la literatura juda, como el Talmud y los Midrashim. Sus vastos conocimientos le permitieron escribir un diccionario en el que puso en correspondencia palabras de la lengua caldea o aramea y cabalstica con los temas de los poetas Orfeo, Virgilio y los etruscos. Adems es autor de Historia XX saeculorum (1513-1518) dedicada a Len X, en la que afloran por doquier sus conocimientos cabalsticos, que presenta en clave numrica para descifrar la historia desde una perspectiva simblica. Igualmente escribi Libellus de litteris hebraicis ou sanctus (1517), dedicado tambin al cardenal de Mdici, libro del que Secret apunta:185
El Libellus de Egidio de Viterbo que los kabbalistas cristianos conocieron a travs de los abundantes extractos de la Introductio de Ambrogio, es un alfabeto mstico, compuesto segn el Sefer ha temunah, el libro de las figuras o de la configuracin, que el cardenal haba traducido. Egidio de Viterbo lo presenta como una introduccin al estudio de las Escrituras, ya que, oponindose a Quintiliano, que aconsejaba no rebajarse a las sutilezas estudiando las letras, sigue el parecer del Cratilo, que ha mostrado que los nombres no han sido inventados por los hombres, sino que son un don de Dios. Es lo que Dionisio, muy influenciado por San Pablo, comprendi al estudiar los nombres divinos, y, en nuestro tiempo, Pico de la Mirndola, Pablo Rici y Capnin, que han

empezado el estudio de la kbbala. No hay ms que hojear la Biblia para ser conscientes de esta necesidad: Jeremas escribi las lamentaciones segn el orden del alfabeto, David sus psalmos y Salomn el Proverbio de la mujer fuerte.Y la Massora de los judos no ha contado en vano todas las palabras, y reseado todas las anomalas de la Escritura. El texto de Mateo V, 18: "S, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarn antes que pase una i o un pice de la Ley", confirma el pasaje del Talmud, Sanhedrin sobre Isaas XXXIII, 18: "Dnde est el escriba?, que en hebreo significa el numerador". Nuestros exgetas desconocen la lengua hebrea, hasta el punto de hacer rer a un nio judo que ha aprendido sus primeras letras, y confirman as con su obstinacin el parecer de los enemigos que piensan que no podemos comprender nada de la Ley, puesto que no dominamos los primeros elementos. Felizmente el Papa, que ha recibido a los sacerdotes caldeos, y la dedicatoria del Psalterio de Giustiniani, encauzar la Iglesia en su camino, el de Agustn, que, en la Doctrina cristiana, aconseja el estudio de la lengua santa para resolver los problemas textuales; el de San Jernimo, que recuerda que hay que beber, no de las fuentes del Nilo sino de la lengua de los profetas. Dios se ha revelado a Moiss por boca de Geura, que es fuego, por el nombre de Tetragramma, y por otros nombres que no se pueden comprender si no es con los diez nombres que los arameos y los judos llaman numeraciones o medidas, y Platn ideas.

Egidio es adems muy versado en filosofa aristotlica (a la que critica) y reconoce la necesidad de aprender lenguas orientales para comprender la Biblia, por lo que estudia hebreo, arameo y rabe. Tuvo relaciones muy estrechas con Felice da Prato, converso que como ya dijimos fue profesor de hebreo de Bomberg186 y traductor de algunos textos sobre Cbala, libros que ese editor se propuso publicar, adems de la Biblia hebrea de 1517-1518. Pero su relacin con judos conversos no acaba aqu, sino que Viterbo protegi a un gran nmero de ellos, como por ejemplo Elas Levita,187 maestro de hebreo del cardenal, que en los aos que vivi en su palacio le copi y tradujo diversos manuscritos hebreos para su biblioteca y se dice que es el que lo introdujo en la Cbala; tambin Michael ben Sabthai, llamado Zematus, nacido en Africa; Baruch de Benevent, excelente cabalista o Nicolaus Camerarius, que le compuso un opsculo de Cbala. De este modo, vemos que la enseanza del esoterismo judo la recibi no slo a travs de escritos sino tambin por la transmisin oral de algunos de estos sabios, lo que son dos formas vivas y directas de dar y recibir el legado eterno, que se expande a travs del Verbo, ya sea por la palabra pronunciada o por la expresada a travs de los alfabetos sagrados, portadores de las mismas energas-fuerza que la voz. De hecho, ambas posibilidades se conjugan, lo cual redobla su poder evocador y deificador; y por lo que vemos, Viterbo se sum al

mismo rito: ensear a sus discpulos y escribir obras inspiradas. En su inters por abrir puertas al conocimiento, el cardenal haca buscar manuscritos y libros de Cbala (tambin de otras disciplinas) a sus discpulos y corresponsales, consiguindose incluso un ejemplar del Zohar en Damasco, por lo que su biblioteca iba agrandando su esplendor y riqueza. Pero desgraciadamente, despus del saqueo de Roma y sobre todo tras su muerte, se desperdig, y actualmente slo se conserva una pequea parte de ella. Entre muchos otros textos sapienciales, contaba con el ya mencionado Zohar y con Puertas de Luz, el Sefer Raziel, Sefer Temunah, Ginnat Egoz, el Bahir, Mahare haelohut, as como el Talmud y los Midrashim. Los escritos que l mismo buril, y los de su heredero Widmanstetter,188 no llegaron a editarse, y hoy en da casi todos permanecen manuscritos. Al respecto, F. Secret seala en la Kabbala Cristiana del Renacimiento:189
Aunque Egidio de Viterbo no public nada en vida, haba escrito varios tratados. Un manuscrito, por otra parte, incompleto, fechado en 1517, parece un tratado contra los judos. Egidio de Viterbo utiliza aqu la obra de Pablo de Heredia. Es posible que lo criticara ms tarde, tal como lo hizo, implcitamente con el De arcanis, que pone en paralelo con diversos pasajes del Porchetus en unas notas para un diccionario hebreo; por lo menos en los dos tratados de kbbala cristiana parece haber escogido la solucin de no referirse ms que a los originales. El primero, fechado en 1517, dedicado al cardenal de Mdicis, lleva por ttulo Libellus de litteris hebraicis ou sanctis. Este texto, que qued manuscrito, fue sin embargo ampliamente conocido, puesto que, adems de la alusin que de l hace Galatino, algunos amplios desarrollos pasaron a formar parte del La introduccin a la lengua caldea, siria, armenia con numerosas consideraciones kabbalisticas y msticas, que public, en Pava, en 1539, Teseo Ambrosio.

Teseo Ambroggio (1469-1539) fue uno de los pioneros europeos en lenguas orientales y eminente fillogo. Ambroggio es un personaje interesante como muchos de los que estamos viendo, los que solan conocerse y relacionarse estrechamente entre s. Entr en la Congregacin de Letrn donde profes en Bolonia aunque fij posteriormente su domicilio en Pava, lugar de su nacimiento. Desde su niez y adolescencia comienza a tener fama de genio, concretamente en lo tocante a lenguas, pues ya antes de los quince aos escribe poesa en italiano, latn y griego. Pasa tiempos en Roma dedicado a sus estudios lingsticos y es admitido como cannigo regular de la Orden de San Agustn, como muchos de sus contemporneos que vean en su fundador y obra ms cercanas con el

pensamiento filosfico de Platn que con el de Aristteles. En 1512 participa junto con otros sabios y lingistas en el clebre concilio de Letrn, donde adquiere mucha reputacin europea como Benito Arias Montano de ser conocedor de lenguas orientales, y sirve de intrprete con los cristianos sirios, as como respalda la solicitud de maronitas y etopes para mantener sus propias liturgias, en conformidad con la esencia del rito romano. Compone un salterio como producto de sus trabajos que incluan slo hebreo y arbigo, a los que agrega el caldeo. Para publicar dicho material vuelve a su Pava natal donde pacientemente fue coleccionando manuscritos que estudiaba y traduca, aunque posteriormente su biblioteca fue saqueada, siguiendo la rutina inquisitorial y la cruenta ceremonia que han conocido las bibliotecas de los sabios por manos del fanatismo y el populacho que ve en los libros fuentes del mal en s, a las que odia y teme y a las que a su vez admira secretamente por su poder que l no posee, en su bestialidad e ignorancia. Es curioso que algunas de estas obras al cabo del tiempo han aparecido en la Biblioteca Vaticana, mediante compras o donaciones. Muri sin haber completado la edicin de su salterio, pero los tipos originales que haba creado fueron utilizados por otros, as como sus mtodos filolgicos y transcripciones en diez lenguas distintas que tanto serviran a Postel, que las emple en algunos de sus trabajos, como el que realizara con el Padrenuestro en cinco idiomas con diferentes signos o tipos para cada una de ellas.190

CAPITULO IV

LA CABALA EN ITALIA (4)


Pelagius, Giovanni Mercurio da Correggio y Ludovico Lazzarelli Otro personaje fuera de lo comn es Giovanni Mercurio (c.1451-?), casi un mito, del que hasta hace poco se dudaba de su existencia que en su juventud estudia artes liberales y se lanza a recorrer Europa, las islas mediterrneas y el norte de Africa buscando la magia natural. Decepcionado, llega a Mallorca donde conoce a Pelagius, un misterioso sabio oriundo de Gnes. Este, de joven, estudi astronoma y magia, viajando a Pars y por todo el norte de Africa, operando a su paso toda suerte de prodigios y milagros. Finalmente recala en la isla de Mallorca donde adopta una vida eremtica durante cincuenta aos, lo cual no deja de recordarnos al ya estudiado Ramn Llull. Slo al final de su existencia acept al joven Giovanni Mercurio como discpulo, al que leg su biblioteca y dedic varias de sus obras, de las que Secret191 apunta:
Compone 20 libros sobre todas las especies de magia, natural, divina, anglica, de ilusionismo, supersticiosa y diablica. Despus 7 libros sobre la naturaleza, los lugares, las diferencias, los oficios, los grados, las operaciones, las propiedades, los nombres y los caracteres de todos los dmones.

En su principal tratado, Peri Anacriseon Anacrise, que consta de tres partes, expone la doctrina pitagrica conjugada con el cristianismo; en la primera seccin habla de las calificaciones y pruebas que deben pasar los iniciados; en la segunda, del poder de la oracin y de la correspondencia entre la pitagrica y la cristiana, otorgando gran importancia a la ley del silencio siguiendo los lineamientos de la cofrada del sabio de Samos; en la tercera parte se refiere a ritos y prcticas de alta tergia. Este libro tuvo una gran repercusin en estos mbitos renacentistas que estamos evocando, y a l se refieren tanto Trithemio como Agrippa y otros magos del momento. Entre sus obras tambin destaca la que dedic a su nico discpulo, una Tabla de la verdad gracias a la cual uno puede llegar a la verdad ms cierta en todas las cuestiones dudosas. Pero volvamos a Giovanni da Correggio que ms adelante, realiza una extraa entrada en Roma. En efecto se sabe de una aparicin espectacular el domingo de Ramos en 1485, porque el episodio ha sido

descrito en detalle en la annima Epstola Enoch (1484-1485), atribuida a Lazzarelli.192 Wouter J. Hanegraaf193 nos dice:
Correggio, montado en un caballo negro, cabalg hasta el Vaticano, para luego abandonar la ciudad y volver montando un burro y vestido con una tnica de lino manchada de sangre, y llevando una corona de espinas en su cabeza. Correggio se presentaba ante la gente como el sirviente e hijo escogido por Jess de Nazareth, y se refera a s mismo como Pimander. Esto, as como su nombre agregado, Mercurio, demuestran su identificacin con el Cristo hermtico. Lazzarelli parece haber visto en Giovanni da Correggio su maestro espiritual, quien haba efectuado su "regeneracin espiritual". Es en este contexto que debe ser entendido el Crater Hermetis.

En 1501, entra en la ciudad de Lyon con toda su familia y squito, encadenado y con una corona de espinas asegurando que era poseedor de toda la ciencia de los antiguos griegos, hebreos y latinos, lo que fue probado por algunos doctores nombrados por el rey Luis XIII, que no salan de su asombro al escuchar los conocimientos del sabio, segn refiere el abate Trithemius.194 Finalmente Gallus,195 desencantado del mundo, acaba vendiendo todas sus pertenencias y desaparece tras un halo de misterio. Se dice que se retir a Mallorca, la isla de su maestro Queremos dar ahora un testimonio sobre la existencia real de Giovanni Mercurio da Correggio. Su autor es David B. Ruderman que public un artculo sobre el tema llamado La aparicin de Juan Giovanni Mercurio da Correggio vista a travs de los ojos de un judo italiano,196 que desde su ttulo tiene un enorme inters y un importante aparato crtico (que por razones de espacio tenemos que obviar) y del que reproduciremos varios fragmentos curiosos acerca de este misterioso personaje del que dice:
La evidencia literaria que describe la revelacin del extrao profeta cristiano Giovanni Mercurio da Correggio en las comunidades de Italia y Francia al final del siglo XV y principios del XVI ha sido tratada con considerable inters por un nmero de eruditos. W. B. McDaniel fue el primero en publicar la evidencia existente sobre esta inusual figura, junto con el texto de un opsculo atribuido a l con una traduccin inglesa. Estas fuentes retratan a un poeta divinamente inspirado, junto con su esposa, cinco hijos y sus discpulos, haciendo su camino como peregrino a travs de Italia y Francia. Mercurio ve como su misin la reprobacin de todos los pecados de la Iglesia Catlica y los cristianos. El est facultado con el don mgico del Ser Superior para preparar un antdoto contra la horrenda plaga.

Y ms adelante:

El no slo se gana la lealtad de las masas sin educacin que se maravillan con sus magnficas habilidades sino que se rodea de un selecto squito de eruditos notables que estn igualmente impresionados con sus talentos e incuestionablemente convencidos de la autenticidad de su profeca. Entre stos se incluye a Carlo Sosenna, un catedrtico de la Universidad de Ferrara y autor de un comentario escolstico a uno de los sonetos de Mercurio; Ludovico Lazzarelli, un vido hermetista que describe la aparicin de Mercurio en 1484 en Roma; y Trithemius, otro hermetista y mstico que relata la aparicin de Mercurio en Lyon al final del siglo XV.

Luego refirindose a algunos de los estudiosos ms importantes del Renacimiento italiano:


Paul Oskar Kristeller subsecuentemente public un estudio sobre Lazzarelli as como nuevas evidencias con respecto a Mercurio, especficamente un soneto escrito por el profeta con el comentario de Sosenna. Como un apndice a su segundo artculo, public fuentes adicionales acerca de la existencia real de Mercurio. Las referencias incluan evidencias del hecho de que Mercurio visit Florencia, Cesena y Lucca igual que Roma. Sobre la base de estas nuevas fuentes, Kristeller argumenta que no haba ninguna duda acerca de la realidad histrica de Mercurio da Correggio. En un artculo posterior, provee ms referencias de Mercurio, incluyendo obras adicionales por el mismo profeta. Esta fuente se encuentra en una polmica en contra de la Cristiandad, titulada Magen Avraham, escrita por Abraham Farissol (1452-1528?), escriba, cantor, educador y autor judo italiano. Farissol viaj ampliamente por Italia durante la segunda mitad del siglo XV y principios del XVI, estableciendo su residencia permanente en la ciudad de Ferrara. Escribi su obra polmica en hebreo, que es aparentemente el resultado de un debate, o serie de debates, en la corte ducal de Ferrara entre Farissol y dos sabios telogos cristianos entre 1487 y 1490. A la conclusin de estos debates, Farissol probablemente revis y agreg nuevo material a su manuscrito original, tardamente, hasta la segunda dcada del siglo XVI. En el pasaje de Farissol, en parte, se lee: "Yo mismo vi, en mi tiempo y en mi propia ciudad, a un hombre que era en esa poca una gran celebridad, que iba, exhortaba y predicaba en muchas de las regiones de gente sencilla, y se exaltaba a s mismo por su sabidura hasta que casi imaginaba que sus declaraciones estaban inspiradas por el Espritu Santo, profetizando e interpretando la Torah. Se llamaba a s mismo Hijo de Dios, Mercurius Trismegistus, Enoch y Methuselah Los eruditos sin embargo, le contestaron rigurosamente, como por ejemplo en Roma, donde fue puesto en prisin en mi presencia, como tambin en Bologna. Pero por el poder de su retrica, pues era verdaderamente elocuente, escap y huy con sus amigos, devotos de su filosofa y doctrina. Y as sali de prisin, l, y su comitiva con l, viajando y exhortando en varias tierras, vestido en harapos y

atado con lazos, hasta el da de hoy, durante mi propia vida"

Y volviendo a la crtica contempornea:


El profesor Kristeller (en "Ludovico Lazzarelli e Giovanni da Correggio") ya ha sugerido la vinculacin de Mercurio con la misma familia feudal del norte de Italia da Correggio que produjo a Niccolo da Correggio (1450-1508), poeta, dramaturgo y diplomtico que estuvo en contacto cercano con la corte ducal de Ferrara. Pompeo Litta, en su rbol genealgico de la familia Correggio (Famiglie Celebri Italiane, II [Miln, 1825]), menciona a dos miembros menos conocidos de la familia con el nombre de Giovanni, los dos viviendo al final del siglo XV. Adems de Niccolo, algunos otros miembros de esta distinguida familia estaban tambin en contacto cercano con la corte Este incluyendo a Manfredo y Antonio da Correggio. "Conjuntamente con otros intelectuales como Lazzarelli, Trithemius y Sosenna ya mencionados, Garin dice que antes del encarcelamiento de Mercurio por el inquisidor de Florencia, tambin fue invitado a juntarse con Pico della Mirandola y Flavius Mithridates, el maestro de Pico, en la primavera de 1486".

Y a modo de conclusin:
"Lo que es ms asombroso de la descripcin de Farissol sobre Mercurio y sus enseanzas es que l, como judo, estuviera bastante familiarizado con un ambiente intelectual y espiritual tan ajeno a su propia tradicin religiosa. Mas no slo observ a Mercurio en varias ocasiones, sino que l abiertamente admiti estar familiarizado con sus escritos. Lo que probablemente quera decir es que estaba al corriente de los escritos de los seguidores de Mercurio, especialmente Lazzarelli. El hecho de que al menos estaba familiarizado con la Epstola Enoch est sugerido por su confusin asumiendo que Enoch y Mercurio eran la misma persona en vez de identificar correctamente a Enoch (Lazzarelli) como el discpulo de su maestro espiritual, Mercurio".

Pues aqu tenemos ya con nosotros a Ludovico Lazzarelli (1450-1500), discpulo de Giovanni Mercurio, del que refiere esa extraa entrada en Roma anunciando el fin del mundo en su libro Epstola de Enoch. Su otra obra principal es La copa de Hermes (Crater Hermetis), dedicada a Fernando I, rey de Npoles, texto hermtico-alqumico y con reminiscencias de la Cbala donde habla tambin del hombre nuevo, regenerado por las letras y las palabras. El contenido de Crater Hermetis no difiere gran cosa, aparentemente, de otros escritos esotricos de la poca y que hemos ya destacado, salvo en su nombre, directamente emparentado con lo griego-egipcio, o sea

pagano, y con la actividad alqumica donde el Athanor es el recipiente donde se cuecen y subliman las materias, como en el alma las distintas pasiones, de lo denso a lo sutil. Pero el hecho de que los comentaristas lo hayan vinculado siempre con la magia no se debe a lo que tiene de comn con otros textos de la poca (neoplatnicos-neopitagricosgnsticos-cristianos, alqumicos y filosficos), lo nombren o no a Hermes, sino a la insistencia particular sobre un punto del Asclepius, que ya tocara San Agustn, atenente a las "estatuas vivas". Este asunto que desde siempre haba llamado la atencin en los escritos hermticos, tambin atrae a Lazzarelli que ve en esas "estatuas vivas" a los discpulos de un nuevo orden basado en la sabidura y la equidad. Ya que lo que podra ser un proceso de iniciacin individual, donde el hombre volviera a la vida mediante una desolidificacin de su forma y lograra as, por medio de la magia que se impone y asimismo le es enseada para ello, conseguir ser un apstol de la autntica sabidura en un mundo regenerado, a saber, la tergia verdadera que procura el Conocimiento, pero proyectada aqu de modo social, hacia el medio. D. P. Walker lo compara con Ficino:197
Entre Lodovico Lazarelli y Ficino el nico vnculo seguro est constituido por los Hermetica. Lazarelli, en la dedicatoria de un manuscrito que contiene la traduccin del Poimandrs por Ficino, el Asclepio y su propia traduccin de las Definitiones Asclepii, menciona y aprueba con fuerza el laudatorio prlogo de Ficino al Poimandrs. El dilogo de Lazarelli, el Crater Hermetis, culmina en un misterio, revelado en un himno, el cual se basa en los dioses fabricados por el hombre en el Asclepio, esto es, sobre el dilogo que era una de las principales fuentes de la magia en el De Vita coelitus comparanda. Es pues cierto que Lazarelli conoca y aprobaba el Poimandrs de Ficino, y por lo menos probable que conoca el contenido del De Triplici Vita. Aun si esta ltima afirmacin fuera errnea, y aun si el Crater Hermetis de Lazarelli no debiera nada al De Vita coelitus comparanda, esto proporciona sin embargo un interesante material comparativo; ya que tenemos aqu dos obras casi contemporneas de las que ambas predican prcticas mgicas y tergicas ampliamente basadas en la misma fuente hermtica.

Pero hay ms, en el mismo estudio de Walker se afirma algo que justifica la inclusin de Lazzarelli en este libro sobre la Cbala del Renacimiento:
De la Cbala, Lazarelli cita una alegora que dice se encuentra en el Sefer Yetzirah; esta, una vez interpretada, afirma que un nuevo hombre puede ser vivificado "por la mstica disposicin de letras a travs de sus miembros; ya que

la generacin divina se realiza por la emisin mstica de palabras cuyos elementos estn hechos de letras". Esto sigue siendo la analoga con la creacin divina a travs del Verbo, pero en la versin cabalstica segn la cual Dios cre el universo a travs de las veintids letras del alfabeto hebreo. Confirma lo que ya era aparente en el prembulo al himno, a saber que Lazarelli se apoya en ella para una teora mgica del lenguaje, que l cree que las palabras tienen un vnculo real, no convencional con las cosas y pueden ejercer un poder sobre ellas.

Y no es slo ello ya que el texto est mechado de referencias a Moiss, al Antiguo Testamento (y al Nuevo), concretamente al Arbol de la Vida y al Arbol de la Ciencia del Bien y el Mal. He aqu la ficha del Crater Hermetis (extracto de la Biblioteca de J. R. Ritman de Amsterdam)198 en el mismo sentido:
Crater Hermetis. La obra que hizo a Lazzarelli un famoso hermetista. El texto se dirige a Ferrante, Rey de Npoles y Pontano, el principal erudito humanista en Npoles. Hermes Trismegistus. Pimander. Asclepius Ludovico Lazzarelli. Crater Hermetis. Pars, Henri I Estienne, 1505. Primera edicin de la traduccin de Ficino del Corpus Hermeticum en donde el Asclepius es presentado como un complemento. Los comentarios de Lefvre d'Etaples han sido agregados a los discursos en esta edicin. El Asclepius est dividido en quince acpites, igualmente provistos de notas explicativas. Lefvre rechaza categricamente el famoso pasaje mgico del Asclepius; es un 'error'. En el margen del Captulo XIII l escribe en letras maysculas: 'lapsus Hermetis'. En la explicacin se refiere a la De civitate Dei VIIIde Agustn. Agregado a esta edicin est un himno de Ludovico Lazzarelli (1450-1500), el traductor de las Definitiones Asclepii (Cap. XVI-XVIII), que lleva el nombre de Crater Hermetis, un texto modelado segn el Cap. IV, en donde el pasaje mgico del Asclepius es interpretado en sentido cristiano. Lazzarelli explica la animacin de estatuas como un acto de la creacin a travs de la Palabra con referencia a la Cbala y compara la animacin de estatuas por daimones con la inspiracin de Cristo en los discpulos: un renacer que el maestro causa en el adepto, quien como resultado deviene al conocimiento de s y al conocimiento de Dios.

En efecto, Walker en su texto que estamos comentando, aade que:


No estoy seguro de que, tal como lo suger, la magia de Lazarelli haya surgido, hasta cierto punto, de la teora msica-espritu de Ficino, y de la magia del De

Vita coelitus comparanda; parece probable, pero no existe ninguna prueba definitiva. En cualquier caso, ambas magias presentan puntos comunes y diferencias interesantes. Las dos son interpretaciones de un mismo texto hermtico acerca de la insercin de dmones en los dolos, interpretaciones que, piensan sus autores, estaran de acuerdo con sus creencias cristianas; ambos hacen un uso extensivo de los "efectos" de la msica, de himnos no litrgicos. Y la magia de Lazarelli, como la de Ficino, est, pienso, vinculada a un nivel profundo con la misa el ejemplo evidente es el de la "fabricacin de la naturaleza divina" por el hombre. Las diferencias esenciales entre ellas son: en primer lugar, que la magia de Lazarelli no es astrolgica; pero no lo jurara, ya que, cuando la creacin de Dios se emplea como analoga con el misterio, es la creacin de los cuerpos celestes y de sus almas lo que se menciona. En segundo lugar, que la magia de Ficino no implica las esperanzas escatolgicas de conversin universal y milenaristas como en Lazarelli. En tercer lugar finalmente, la magia de Lazarelli es mucho ms peligrosa. Se declara abiertamente como de una gran importancia religiosa y claramente en competencia con las prcticas tergicas ortodoxas; mientras que la magia de Ficino poda al menos ser presentada y defendida como una especie de psicoterapia astrolgica.199

Estos ltimos trminos no son felices ya que rebajan el nivel de la tergia de Ficino que pretende, nada menos, la Unin con los antepasados mticos, la vuelta a los Orgenes, que siempre han estado vivos en todo sentido ya que conforman este encuadre del Eterno Presente se que escapa constantemente, as como el espacio del discurso dual, que intenta describirlo en su limitacin. Encarnar el Verbo, la forma en que se genera y acta, no es lo mismo que clasificar etimolgicamente o histricamente tal manifestacin de lo sagrado confundindolo con sombras religiosas y morales propias del miedo de perder lo que se ha robado de otros autores, mientras se pretende pertenecer al campo oficial de la filosofa y la lingstica y considerarse casi "cientfico". Este es el perfil del universitario actual, un asalariado, un hortera capaz por su actitud de sofocar cualquier vocacin por el Conocimiento.

Representacin del tetramorfos en las cuatro esquinas que encuadran los crculos concntricos de los mundos. Dibujo atribuido a Lazzarelli que figura en su obra De imaginibus Deorum: 'Prima Causa', Biblioteca Vaticana, Urb. Lat. 717.

CAPITULO IV

LA CABALA EN ITALIA (4)


Pelagius, Giovanni Mercurio da Correggio y Ludovico Lazzarelli (continuacin) Con respecto al Crater Hermetis200 (1492), la obra es un dilogo entre el Rey de Npoles, Fernando de Aragn, y el propio Lazzarelli; el libro es todo l un profundo comentario a la creacin del mundo y el hombre y por lo tanto describe los estadios, peligros y avatares de cualquier creacin, ya fuese la del mundo, del hombre o la del Golem. Al comienzo del dilogo, Lazzarelli se declara en primer lugar cristiano aunque estudiante de las enseanzas de Hermes. Anteriormente se ha hablado de la herencia egipcia que asimilaron los griegos (Pitgoras, Platn, etc.) y luego de Moiss y el Pentateuco tambin como tributario de Egipto. O sea, que judos y paganos tenan en el Egipto un

antecedente comn. Su argumentacin ante el rey empieza mencionando a Dionisio Areopagita y a su libro sobre los Nombres de Dios. Todo lo cual se resuelve con un poema u oracin donde se alaba la grandeza de Dios y se aceptan sus veredictos. Decir tambin que desde la primera pgina aparece la doctrina de Hermes, que acierta sobre la cosmogona judeocristiana del Gnesis y por lo tanto la relacin de sta con Moiss, el autor del libro. A lo que sigue una cita de Filn de Alejandra (contemporneo y amigo de los apstoles) relacionada con la agricultura. Para pasar a Platn y el Timeo y llegar a cuatro referencias del Antiguo Testamento y al extraordinario Arbol de la Vida en oposicin al Arbol del Bien y del Mal. Las citas son en su mayora del Antiguo Testamento, de Salomn, los Proverbios, y la Sabidura, pero ya aparece una mencin de la carta de San Pablo a los corintios; igualmente Hesodo, el Egipto, Pitgoras, se intercalan en el discurso. Luego compara a los gigantes con el mal, y equivocadamente a los enanos con los pequeos del evangelio a los que el Salvador ama; "dejad que los pequeos vengan a m". Ni los pigmeos ni los enanos a los que menciona tienen nada que ver con el evangelio, mucho menos los enanos que poseen la misma maldad que los gigantes pero peor, concentrada. Fuera enano envidioso! Ahora se trata de "los compaeros de tinieblas que habitan en nosotros a lo largo de nuestra miserable vida" y del bautismo que nos libera de los "inmundos e infectos olores del pecado original", cosa que la circuncisin no hace; aqu hay una intencin apologtica, aunque de inmediato pasa a Hermes y su doctrina. Seguimos leyendo el texto que no deja de tener mucho inters a pesar de que hemos conocido otros similares, con contenidos anlogos. A lo que contina un poema de casi tres pginas donde el autor se lamenta del gnero humano, de sus falsos caminos, de sus trabajos vanos, de olvidar a Dios, el honor y la Sabidura. De ser hipcritas y falaces y de todo abuso e ilusin.

Nos habla tambin de la fbula de Glauco que logr la metamorfosis y la transmutacin a travs de la ingestin de una yerba de naturaleza divina mediante la cual los dioses auxilian a los seres humanos en la empresa de convertirse en verdaderos hombres. As se sigue desarrollando el texto, como uno de los libros hermticos que estamos comentando en este estudio y no se advierte a simple vista por qu este libro, concretamente, ha producido tantas reacciones diversas y enconadas, aunque todas contribuyen a formar una especie de mito de Lazzarelli como tergo, o mago prototpico cuyas virtudes pasan a su obra. Poco despus nos encontramos con Rabbi Moiss Adara que, con otros sabios judos aprueba las teoras teosficas que va desarrollando Lazzarelli al Rey, donde el Areopagita y concretamente Hermes y su funcin lleva el grueso del libro y la especulacin. Ms luego, se menciona al Sefer Yetsirah y su autora por parte del padre Abraham,201 e incluso a los talmudistas y al Rabbi Amonia y a la autoridad de Henoch y al Rabbi Simeon aunque Jess es el verdadero Mesas, y los secretos de los hebreos, que llaman Cabalan, ya han empezado a ser conocidos por algunos; pero hay que diferenciar los secretos dados a Isaac de la inmundicia del arte de la magia. Despus se afirma que el Libro de la Formacin, en acuerdo con el Asclepio, o Libro de la Voluntad de Dios y el Libro de Henoch aseguran que la unin del rey superior con el inferior es el objeto de la Enseanza, y el Sefer Yetsirah "muestra la manera de formar hombres nuevos de esta suerte", como los discpulos y apstoles de la verdad, que engendrarn a su vez seres anlogos, como el hombre es igualmente imagen de Dios. De hecho todo el opsculo podra decirse es un canto a la creacin, y el discurso es tan sutil y por su naturaleza tan abstracto que, en verdad, podra ser tomado como osamenta o estructura de cualquier generacin donde el bien y el mal estn en juego en cuanto a dualidades csmicas, lo que parece haber sido el caso con este libro (que habla como en parbolas), y que ha pasado a ser casi un emblema de lo mgico en el Renacimiento no slo con respecto a las estatuas vivas, discpulos, apstoles y "golems" de la verdad expandindose junto con la cristiandad por todo el mundo alumbrando una nueva era y creacin (si se quiere ver as), sino tambin como inspirador de los misterios del "Tarot de Mantegna", los que estn al da de hoy de moda al punto que varias pginas de internet se ocupan tanto del autor como de sus dibujos

para las cartas. En efecto, se considera a Lazzarelli el creador de los dibujos de las cartulinas de este Tarot, muy bellas y delicadas ( ver figuras). Como se sabe los Tarocchi italianos y los Tarot franceses son el origen de las barajas y por lo tanto de los juegos de mesa. Desde el comienzo tuvieron un amplio xito y se divulgaron inmediatamente. Igualmente desde el principio los Tarots tuvieron prestigio mgico, adivinatorio y conocida estructura numrica; tambin eran tratados del Arte de la Memoria,202 y bellsimas obras plsticas y pictricas, imgenes mgicas, como las de este Tarot de Mantegna, cuyos grabados se le atribuyen y que l deca haber comprado en un anticuario en Venecia. El mazo de cartas consta de 50, divididas en 5 paquetes de 10, una estructura numrica diferente al resto de Tarocchi italianos incluso al de Durero, al que se le ha vinculado por sus dibujos.203 Estos han sido atribuido a varios autores, entre ellos, equivocadamente, a Andrea Mantegna de la escuela de Padua, a Baccio Baldini, a Parrasio Michele de Ferrara y otros. Todas las cartas llevan un nombre en la parte inferior: Aritmtica, Astrologa, El Sol, Msero (El Loco), etc., su numeracin en nmeros romanos en el centro y en el rincn derecho inferior en arbigos; en la esquina inferior de la izquierda una letra del alfabeto latino, A, B, C, D, E colocadas de modo retrgrado respecto a la numeracin que va primero de lo ms alto a lo ms bajo, y luego de la condicin humana a la Prima Causa. Si tenemos en cuenta la importancia dada a las imgenes, como transmisores mgicos y psquicos en el Renacimiento, y considerando que en sus obras antes nombradas De fasti Christianae religionis y De gentilium deorum imaginibus el discurso se apoya en grabados, no es aventurado deducir que Lazzarelli podra haber tambin pintado y aun construido un Tarot, vehculo siempre relacionado con la Tergia, aunque hoy haya cado en manos de ignorantes y charlatanes. Por otra parte, las analogas formales entre los diseos pueden advertirse a simple vista. El texto de De gentilium deorum imaginibus, tiene 27 ilustraciones iluminadas de las cuales 23 presentan analogas diversas con el Tarot de Mantegna. Damos la direccin de la pgina de internet204 donde se ocupan de Lazzarelli y su entorno y su relacin con el Tarot de Mantegna, donde adems de los textos se podrn admirar las bellsimas imgenes que los

acompaan de las que en este libro reproduciremos alguna. Y tras estos tres personajes tan espectaculares, imbuidos totalmente del sentido mgico y tergico (una verdadera saga), nos referiremos a continuacin a otros dos que encarnaron funciones igualmente necesarias para la difusin de una enseanza, la de la Cbala, que iba calando aqu y all en seres de lo ms variado y produciendo distintas manifestaciones y expresiones simblicas.

CAPITULO IV

LA CABALA EN ITALIA (5)


Agostino Giustiniani y Petrus Galatino El primero de ellos, Giustiniani (1470-1536), es un dominico de familia patricia de Gnova que viaja a Valencia de joven y reingresa luego a su orden en Pava. Publica en Bolonia en 1513 sus Anales y una plegaria compuesta al Dios Todopoderoso de 72 Nombres divinos en hebreo y en latn. Igualmente un Psalterio polglota en 1516 cuajado de comentarios cabalsticos y que presenta en hebreo, latn, griego y rabe. En 1520 edita en Pars la Victoria Porcheti adversus impios hebreus y en ella incluye el Pugio fidei (El Pual de la Fe) de R. Martinus (Ramn Mart), atribuido por algunos a Pablo de Heredia del que fue su comentarista y editor, libro apologtico dedicado supuestamente a la conversin de judos a una misma fe con los cristianos.205 Es difcil decir de Pablo de Heredia, Giustiniani e incluso de Galatino que tambin ha reproducido dicha obra en su De Arcanis, si su propsito fue el de obtener proslitos religiosos de este modo, o bien todo lo contrario, propalar la sabidura de la Cbala en medios gentiles, filosficos-platnicos-pitagricos o piadosos cristianos. En todo caso nos parece que la manera de tratar a este autor no debe ser cuantitativa, es decir, no debe considerar el planteo exclusivamente religioso del nmero de fieles implicados y su adhesin a uno u otro bando. Giustiniani es profesor de lenguas orientales en Pars, donde publica una traduccin latina de la Gua de los Descarriados de Maimnides y 107 Cuestiones sobre el Gnesis de Filn. Tambin sus escolios son muy importantes, consultados y conservados por muchos cabalistas de su tiempo, entre otros Conrad Pellican. De ellos dice F. Secret:206
Los escolios son particularmente interesantes por los textos de Kabbala que presentan. Por primera vez son transcritos y traducidos al latn los textos del Zohar: siete sacados en su mayora del Sifra di Tzniutha o libro del arcano, que Knorr von Rosenroth publicar en su Kabbala denudata. No carece de inters sealar que uno de estos pasajes, que le sirven a Giustiniani para poner de manifiesto la encarnacin de Cristo, es citado por Denis Saurat para ilustrar el tema de la vida sexual en Dios y del pantesmo entre los filsofos salidos del Renacimiento. Adems, los pasajes de los Midrashim, especialmente del Midrash Tehillim, del Tagin o libro de las coronas que estn inscritas en las letras de la Ley, y varios fragmentos kabbalsticos que no han sido todava identificados, un pasaje del Gale Razeia y otro de un comentario cabalstico sobre los psalmos debido a un converso con el nombre de Libertas Commineti.

Sobre los escolios tambin trabaj Petrus Galatino (1460?-1540?), que fue franciscano, y escribi unos tratados revolucionarios titulados Iglesia instituida, destituida y restituida donde describe sus revelaciones profticas y se declara el Papa anglico. Dedica a Carlos V su Comentario sobre el Apocalipsis pensando que este monarca ha de coadyuvar a la reestructuracin necesaria para el enderezamiento de Occidente. Es tambin el autor de una de las obras ms conocidas y difundidas del Renacimiento De arcanis catholicae et veritatis en la que defiende a Reuchlin, labor que le toc como penitenciario apostlico. Trabaja mucho con los textos citados por Giustiniani en los escolios y hace un estudio del Tetragrammaton a la par que se permite defender el Talmud y con ello la importancia de traducirlo al latn, pues conoca perfectamente esta lengua, as como el griego y tambin hebreo, que haba estudiado en Roma con Elas Levita. Ambos autores, tanto Galatino como Giustiniani, son muy ledos y citados desde el comienzo de la andadura de la Cbala en Italia, al igual que otros que seguiremos viendo, no tanto por producir obras propiamente cabalsticas, sino porque actuaron como recopiladores de dicha literatura. Esa fue su contribucin para la difusin de dichos textos en distintos medios y lugares, lo que no quita adems que la doctrina cabalstica influyera solapadamente en el enfoque de sus textos, claramente cristianos, como es el caso de los de Galatino. Su obra, o sea la serie de sus escritos, es verdaderamente extensa; en 1506 publica De optimi principis diadamate; al ao siguiente aparece Expositio dulcissimi nominis tetragramaton. En 1515 la Oratio de circuncisione dominica, pronunciada el primero de ese ao en presencia de Len X. De arcanis catholicae veritatis, publicada en Ortona en 1518, est compuesta de 12 libros y ver posteriores ediciones en Basilea, Pars, Frankfurt, etc. En 1519 sale a la luz Libellus de morte consolatorius ad Leonem X, compuesta en ocasin de la muerte de Lorenzo de Mdici, duque de Urbino y sobrino del Pontfice. De republica cristiana le sigue dos aos despus, dedicada en este caso a Len X y que trata de la reforma de la Iglesia; De septem Ecclesiae tum temporibus tum statibus, vuelve sobre los argumentos del libro anterior. Ya hemos mencionado De Ecclesia destituida y De Ecclesia restituida, anteriores a 1524, en las cuales se atreve a la interpretacin de las profecas bblicas y medievales y al sentido mstico de los Salmos y del Apocalipsis. Se discute de nuevo acerca del estado calamitoso de la Iglesia y de su prxima reforma mediante el retorno a los orgenes.

Sobre esta lnea de interpretacin simblica de las sacras escrituras produce un comentario al Apocalipsis en 1524, dedicado como ya dijimos a Carlos V. Tenemos despus una Vaticinio Romani explicatio, de 1525 sobre una profeca pronunciada en Roma en 1160, y en 1526 De Sacra Scriptura recte interpretanda, la cual le ha valido la fama de profeta, la que por cierto tambin adquirirn otros autores que veremos, como Postel, o el mismo Bruno, cuestin sta relacionada no tanto con la prediccin de lo que ha de pasar, sino con la visin vertical de quien ubicado en el eterno presente participa de una concepcin simultnea de las indefinidas posibilidades del ser, idea que se encarna a cada instante, ora en una individualidad, ora en otra, sin interrupcin. En este sentido, el recin citado Postel apunta en unas notas biogrficas:
"Hacia finales del siglo XV, hubo un noble de Espaa, quien, posedo de un amor loco por la Reina Isabel la Catlica, no pudindola pretender, tom el hbito de los Franciscanos. Ardi entonces de tanto fervor, en ayunos, vigilias y oraciones, que este hombre completamente iletrado devino en poco tiempo el ms entendido en las santas Escrituras, y produjo de modo espontneo (instruido por s mismo) no solamente comentarios como los otros, sino tambin suyos propios igualmente profundos y penetrantes. Como vea con malos ojos la devocin como se dice o la religin de Roma, se puso a reflexionar sobre el soberano pontificado y a pensar en algn Papa anglico, de quien muchos otros antes que l haban pensado y escrito. Y si no augur que l sera ese Papa anglico (pues, en esta materia, saber quin lo sera es difcil y oscuro), prometa ciertamente a algn escrutador de sus profecas la dicha prxima de la verdadera reforma de la Iglesia. Sucedi que numerosos espaoles, presos, por la lectura de su obra, del mayor fervor, por no decir furor de espritu, as como muchos otros ya cooptados en el orden de los cardenales, se creyeron en Roma toda su vida designados para este Papado anglico, como teniendo ya acceso a esta dignidad. Esto es lo que sucedi a este hombre clebre, y por otra parte muy erudito, Petrus Galatinus (Pietro Galatino c. 1460-1540), de la orden de los Franciscanos, que escribi la obra clebre contra los judos, De arcanis catholicae veritatis, leyendo los escritos de ese Amodaeus (as es como llamaban a aquel cuya santidad y milagros llevaron a la Reina Catlica Isabel a hacer que se construyera en Roma sobre el monte Janculo, en el emplazamiento de la Tumba del Apstol Pedro, y de No o Jano, una bella iglesia (el Tempietto) con un gran monasterio para los Amadeitas). Sucedi, digo, que Galatino, despus de haber ledo sus obras, crey con plena certeza que este Papado anglico le haba sido reservado. Compuso 16 o 18 gruesos volmenes llenos de desarrollos sacados del latn, del griego y del hebreo sobre este tema, que son an conservados hoy en la biblioteca del monasterio de Ara Coeli en Roma. Crea que esto no sera de otro modo antes que la muerte hubiera transmitido este Pontificado a un hombre que lo ejercera en la regin etrea del mundo. Esto es lo que me sucedi a m tambin en el momento en que meditaba abandonar con mis beneficios el lodazal de la Corte, y cuando me dedicaba, en vigilias sin medida, en oraciones y en ayunos, a cambiar de vida para pasarla con

los Jesuitas, cuya orden acababa de ser fundada. Leyendo un ejemplar de la obra de ese Amodaeus, que me haban proporcionado los Jesuitas, fui presa de esa creencia viva y loca de que podra ser un da ese Papa anglico. Pero cuando, atrado por los Jesuitas, vine a Roma con el fin de vivir con ellos en pobreza y oprobio, supe que muchos cardenales de la Curia, de los que callo el nombre a causa de su familia, haban ledo antes que yo a ese Amodaeus, y que pensaban que sus escritos les estaban destinados".207

Otros muchos opsculos salen de la mano de Galatino, aunque no dudamos en mencionar al aparecido en 1539 en lnea a lo que estbamos exponiendo. Se trata de De angelico pastore que otorga ahora a la figura del Pontfice (o sea el que establece esa relacin axial con todos los mundos y planos del cosmos) la labor del enderezamiento de la Iglesia, auspiciado por varias de esas revelaciones. Finalmente, dedic los ltimos tiempos de su vida a De theologia, un repertorio que qued incompleto despus de cinco partes que ya comprendan cerca de 50 libros. Vale mencionar que este tejido de cabalistas y hermetistas que se conocen y tratan entre s, o por interpsita persona, que se leen entre ellos y difunden sus obras y traducciones entre sus cenculos, recomendndolas a terceros supuestamente calificados, constituye la verdadera urdimbre y trama de la Cbala del Renacimiento, como un organismo que fuera abarcando primero las ciudades y cortes italianas para extenderse posteriormente a toda Europa. En esta labor estn inscriptos desde cardenales a simples monjes, filsofos y tesofos, magos y poetas, tergos, sabios y artistas que interrelacionndose, van abriendo los canales y vasos comunicantes que darn vida al organismo que el Arbol sefirtico esquematiza, en la Europa del perodo al que llamamos Renacimiento, es decir la proyeccin de la piedra alqumica en el ambiente y las vibraciones tergicas del tiempo y el espacio que estamos visitando y que, de un modo u otro han llegado hasta nuestros das.

Paulus Ricci, Philosophica prophetica ac talmudistica pro christiana, Augsburg, 1514. Gallica-Bibliothque Nationale de France.

CAPITULO IV

LA CABALA EN ITALIA (6)


Agostino y Paulus Ricci Para el primero de estos personajes, al igual que para otros en nuestra investigacin, nos valdremos de los textos de Franois Secret el que nos explica de Agostino tan desconocido, a menudo confundido con Paulus, del mismo apellido, ambos judos conversos de los que se dice eran hermanos lo siguiente:
Augustinus Ricius, cuya obra208 fue reeditada en Pars en 1521 por Oronce Fin, pero sin la Epstola de astronomiae autoribus, expone qu es la kabbala: "Segn la intencin de los cabalistas, en cuanto puede colegirse de varios autores, todo procede de Dios segn una triple manera. Algunos seres existen antes de la creacin por sola emanacin: a stos los llaman Eciluth, abstraccin, como est escrito en Nmeros XI, 17: 'Y yo tomar el espritu que est sobre ti', si bien San Jernimo traduce de otra manera esta palabra, atento sobre todo al sentido y negligente respecto de la propiedad de varias palabras. Las cosas as producidas los cabalistas las llaman Sephiroth, que se puede traducir como numeraciones. El segundo modo es la produccin ex nihilo, a lo que llaman Beriah, creacin. Al tercero lo llaman Assia, hacedura; algunos lo llaman Iecira, formacin, ya que ste es el modo de generacin de los seres, que dependen de algo preexistente. Los seres que son producidos por el primer modo parecen depender de Dios como

la claridad de la luz, sin creacin concurrente". En otro prrafo nos ensea que nada puede hacer concebir mejor la naturaleza de la esencia divina que la luz, para lo que cita a Pitgoras, Platn, Plotino, Dionisio, Ymblico, Ficino, Algazel y los textos de Exodo XXIV, Ezequiel y San Juan: "Yo soy la luz del mundo". () Despus de haber dejado expuestos los siete gneros realizados por medio de la luz, Rici muestra que los siete sephiroth o ideas de la luz divina son la materia prima, los elementos, los minerales, los vegetales, los animales carentes de sentido y los seres racionales. As como los tres primeros sephiroth forman el mundo espiritual, los otros siete se llaman Holam Habina, es decir, el mundo de la construccin o del edificio, el mundo corporal, que parece construido como una casa, y que procede de los primeros sephirot. () Muestra a continuacin cmo el mundo corporal est gobernado por estos sephiroth: "Por estos sephiroth o ideas el mundo es regido como por los dioses, para hablar como los astrlogos de los planetas. Los cabalistas someten a los patriarcas y profetas al influjo de estos sephiroth: Abraham depende de Hesed, Isaac de Pahad, Jacob de Tiphereth y Moiss de Malcuth".209

No sabemos de qu modo pueda haber llegado a obtener sus conocimientos de Cbala, en parte deficientes, empero Ricci (1512?1564) era un converso y su misma filiacin y algunas relaciones le fueron llevando a manejar elementos cabalsticos, los que quiso testimoniar en su obra, ms inclinada a la literatura si se tiene en cuenta su autora de la Comedia I tre tiranni210 y el xito que alcanz lo que lo hizo famoso. Era adems mdico, y mdico pontificio, cargo que ejerci por aos. En cuanto a la informacin del tambin mdico francs Symphorien Champier que lo hace hermano de Pablo, del mismo apellido, famoso cabalista cristiano del que nos ocuparemos a continuacin, no parece ser del todo segura. Debe considerarse que todos los textos de Cbala escritos por judos conversos como los Ricci no podan nombrar y transmitir la Sabidura hebrea si no era por el medio de repudiarla y slo utilizarla en la "conversin" harto improbable de los intelectuales judos, como l, entre dos religiones, el Antiguo y el Nuevo Testamento, unidos por una misma metafsica, es decir por la Cbala revelada tanto a cabalistas judos como a filsofos gnsticos y alquimistas hermticos obligados a decirse cristianos. Y esto les hace estar siempre al borde del abismo, rechazados por los

judos por "desertores" y mirados con gran recelo por los cristianos, que nunca los acabarn de reconocer como "suyos". En verdad, esto acostumbra a tocarle muy de cerca a cualquiera que no se adscribe a tal o cual partido o religin, ya que interesado fundamentalmente por la vivencia de lo metafsico, sabe que toda particularidad o parcialidad es una limitacin, una cadena, y por lo tanto dedica ingentes labores y oraciones para librarse de todas ellas. Contrariamente, para el que est atado, y no quiere o no puede desprenderse de los lazos, esa actitud del "libre" es un "insulto" ante su cobarda, y dedica entonces ms esfuerzos a mirar de aplastarlo que a salir de su prisin. Aqu se debe destacar una vez ms la diferencia entre metafsica (Cbala) y religin y explicar que tanto la triunidad de los principios y la idea de infinito (En Sof) son realidades compartidas por el esoterismo cristiano y judaico pero no son expresadas actualmente por boca de sus ministros y telogos que se refieren a otro mundo distinto que el de los cabalistas, poetas y tergos, aunque metafsica y religin puedan coexistir considerando cada cosa a su nivel. La religin est ntimamente vinculada con lo humano, dicho esto, expresaremos que la Cbala, en oposicin, se relaciona con lo no humano. Por lo cual, desde el punto de vista "humano" la religin es "ms", pues auxilia, reconforta y perdona, es fraterna, mientras la metafsica nada tiene que ver con todo ello, ni con sus anlogos o contrarios. La Cbala se ocupa del Conocimiento, o sea de la posibilidad que tiene el hombre de encarnar su parte no-humana, gracia que se les da a pocos, porque muchos la rechazan por parecerles "menos" pues la ven como ignorante, inferior, revulsiva, aunque no saben que se estn refiriendo a la Sophia Perennis, posibilidad presente en el interior de todas las almas. Por otra parte es equivocado considerar al "misticismo", siempre religioso, como el fin o culminacin del proceso del Conocimiento de lo Sagrado, labor experimental propia del cabalista y siempre relacionada con la metafsica y no la religin. Asimismo es falso considerar al xtasis y lo exttico que se logra en un pequeo espacio de tiempo y se produce de vez en cuando, gracias a abstinencias morales, abundantes privaciones y piedad, como el fin de la bsqueda del cabalista. Por el contrario el estado de Conocimiento, de deificacin, no es accidental, sino permanente a menos que el interesado lo interrumpa y

absolutamente normal en todos aquellos capaces de abrirse a su Destino, cualquiera que este fuese, puesto que la deidad est en nosotros, no en otro lugar, ni fuera del ser humano que es quien la percibe. Como podr apreciarse el otro Ricci, Paulus, ahora cristiano, es un representante destacado de la Tradicin, un sabio a otro nivel en el que la metafsica se le brinda por su intuicin intelectual, su fidelidad a su forma tradicional y su conexin con ella cualquiera sea la horrible forma que pueda revestir su existencia, de nuevo. Por eso el que denosta a los judos es el mismo que escribe una carta llamada Defensoria contra obtrectatore Cabale ad venerabilis D. Doctorem y el que traduce el Portae Lucis de Chiquitilla (Sha'arei Orah) y lo hace editar con un hoy clebre grabado con el Arbol sostenido por un cabalista y con los nombres de las sefiroth en hebreo, y es por tanto uno de los principales constructores de la Cbala en el Renacimiento, aunque bastante distinto dentro de la Tradicin a Pico y Reuchlin. El Arbol y el cabalista de Portae Lucis Paulus Ricci fue muy maltratado por J. Blau en su The Christian interpretation of the Cabala ya citado, en el que le endilga el duro calificativo de apstata;211 en esta brevsima entrada que firma Godfrey E. Silverman en la Encyclopaedia Judaica212 se mantiene el calificativo, aunque se es ms objetivo con el personaje, Paulus Ricci, del que se apunta:
Paulus Ricius (Rici, Rizzi, tambin llamado Paulus Israelita, m. 1541), humanista, traductor y apstata. Probablemente naci en Alemania y fue bautizado en Italia alrededor de 1505 y en el prximo ao conoci a Erasmus en Pava, donde devino profesor de filosofa y medicina. Ricius fue uno de los muy pocos conversos judos de la poca que hizo una seria contribucin al hebrasmo cristiano, aunque tambin escribi una serie de obras (Sal Foederis, 1507, 1514) diseadas para confirmar su nueva fe y refutar los argumentos judos por medio de la Cbala. Desde 1514 fue mdico del emperador Maximiliano de Augsburgo; en 1521 fue elegido para ocupar la ctedra de Hebreo en Pava; y la gracia de la cual gozaba en la corte imperial le llev a que le ennoblecieran como Barn von Sparzenstein en 1530. Las obras que Ricius public incluyen traducciones de textos judos e islmicos y algunos escritos originales, principalmente sobre temas msticos. Las traducciones son: parte del Sha'arei Orah de Joseph Gikatilla; la nica edicin en latn sobreviviente de un tratado mdico por el erudito espaol

del siglo XII, Albucasis; y obras de Averroes. Sobre todo, Riccius, es ahora principalmente recordado como uno de los arquitectos de la Cbala Cristiana. La traduccin del Sha'arei Orah Portae lucis (Augsburgo, 1516) fue leda por Conrado Pellicanus mientras estaba todava en manuscrito e inspir a muchos eruditos posteriores a abordar proyectos similares (ejemplo, las traducciones de G. Postel del Zohar). Ricius ayud a popularizar la "profeca de Elijah" (basada en Sanh. 97a) y, como Pico della Mirandola (cuyos conocimientos de la Cbala, Ricius menospreciaba), fue capaz de "descubrir" la Trinidad y otras doctrinas cristianas en las obras msticas judas, que l defendi en contra de los ataques de Jacob Hoogstraaten en su Apologeticus sermo (en Pistorius, Artis Cabbalisticae Tomus I, 1587). Otras obras de Ricius incluyen el tratado De anima coeli (1519)213 y Responso ad interrogationem de nomine Tetragrammato (1519), y Statera prudentium (c. 1532), que condujo a una controversia con el humanista Girolamo Aleandro a causa de la evidente tolerancia del autor por el protestantismo. De coelesti agricultura libri quattuor (1541), una coleccin de las obras ms importantes de Ricius que aparecieron justo antes de su muerte, contenan un prefacio firmado por su maestro, el filsofo Pietro Pomponazzi.

Lynn Thorndike dice de este peripattico:214


Pietro Pomponazzi (1462-1525), el filsofo de Mantua que ense en Padua, Ferrara y Bologna, es bien conocido por su trabajo sobre el alma, que apareci en 1516 y fue quemado pblicamente en Venecia, cosa que provoc varios ataques y respuestas. Luca Gaurico, quien estudi bajo Pomponazzi en Padua, ms tarde le describi como dbil de cuerpo y casi un enano, con una bella cara y una cabeza grande, afable y sonriente. Se cas tres veces, como Gaurico deca haber predicho, pero tuvo slo un nio, una hija a la que leg una dote de doce mil ducados. Mantena el profesorado corriente en filosofa en Padua con Antonio Fracanzano como colega, luego ense en Bologna con Achillini y Nifo. Una enmienda debe ser ofrecida en esta narracin. Pomponazzi empez su enseanza en Padua en 1488, pero, cuando esa universidad se cerr por la guerra de La Liga de Cambrai, le llamaron a Ferrara en 1510 antes de ir a Bologna en 1511, donde se qued hasta su muerte. Ya que Achillini muri en 1512, se supone que fue colega de Pomponazzi en Bologna por slo un ao, mientras que el nombre de Nifo no aparece en las nminas de la facultad de esa universidad. En Bologna el nombre de Pomponazzi no slo encabeza la lista de los profesores corrientes en filosofa, sino que por varios aos dio conferencias all sobre filosofa.

Por lo que adems de Florencia, Venecia y Roma las ciencias y las artes se cultivaron y desplegaron como un reticulado luminoso que destellaba igualmente en las ciudades de Ferrara, Padua, Miln, o Bolonia, de

donde es precisamente Arcngelo de Burgonovo (1564-?), cuya obra ha sido tachada por Scholem de plagio, como si el recopilar, traducir y escribir sobre la simblica cabalstica apoyndose en textos de sus predecesores fuera una burda copia, lo cual no es as desde el punto de vista de la tradicin, que generacin tras generacin se va reproduciendo, y no hay objecin a cmo el modelo del Arbol de la Vida y otras simblicas son explicadas y expuestas en pos de su actualizacin. Y esto parece no haber sido comprendido por numerosos crticos, que se invisten de autoridad para despreciar a autores como el que ahora nos ocupa. Burgonovo fue discpulo de Giorgi, y escribi unos Comentarios sobre las conclusiones de Pico de la Mirandola segn los sabios cabalistas donde recoge material del Conde de la Concordia, de Paulus Ricci, Reuchlin, Len Hebreo, incluyendo adems los textos fundamentales de la Cbala, tal el Sefer Yetsirah, todo lo cual public en Venecia en 1569. En 1557 haba editado en Ferrara un Dichiaratione sopra il nome di Giesu secundo gli Hebrei, Cabalista, Greci, Caldei, Persi et Latini, y en 1564 publicar en Bolonia su Apologa. Este personaje se movi por Ferrara, corte gobernada por los d'Este, otra de las familias protagonistas de primera fila del momento, as como los Gonzaga215 lo fueron para Mantua, las que promovieron a travs de sus alianzas matrimoniales, luchas e intrigas, toda una suerte de oportunidades para los intercambios a muchos niveles. Queremos decir con ello que no existe slo una lectura literal y horizontal de la historia tejida de ancdotas y acontecimientos, sino tambin, y sobre todo, una vertical, donde las constantes cpulas, aventuras y desventuras de los dioses se reflejaban en las existencias asombrosas de estos personajes. Emanaciones celestes que los fecundaban y que en un gesto de gracia devolvan a su entorno en forma de la magnfica recreacin cosmognica plasmada en sus villas, jardines, celebraciones, bailes, comercios, entretenimientos, estudios, lecturas, libros, viajes, etc., como una gran alabanza y canto a los indefinidos nombres de la divinidad. Lo que an hoy, herederos de esta tradicin, seguimos realizando en el espacio inmenso del alma, que ningn totalitarismo podr jams destruir. Para ir completando, siempre de forma deficiente, todo este panorama tan amplio del recalado del pensamiento cabalstico en la Italia renacentista, debemos acercarnos ahora a un personaje que ya vivi en los tiempos prximos a los vientos paralizantes de la Contrarreforma. Perodo que aun y su rigidez, no logr acallar unas ideas que por su fuerza laten todava en la actualidad. Nos referimos a Giordano Bruno.

Retrato de Giordano Bruno. N. H. Gundling, Neue Bibliothec, oder Nachricht und Urtheile von neuen Bchern. Frankfurt y Leipzig, fac. 38, 1715.

CAPITULO IV

LA CABALA EN ITALIA (7)


Giordano Bruno Pero, quin es Giordano Bruno? Para nosotros un "furioso", que no se puso del lado de la fiera hedionda que invisiblemente iba extendiendo sus tinieblas sobre toda Europa, pero que tampoco se le opuso, sino que la vio venir y la retrat, lo que es lo mismo que ponerle nombre y ubicarla en su justo lugar, una franja horizontal y baja en la escala de los mundos. Luego, o simultneamente, se dej arrebatar por el mpetu de su gran amada, el alma, que le record todo cuanto puede ser conocido. Su vida ms que humana an es, porque el alma es una e inmortal, y sin cesar asciende y desciende del Espritu al cuerpo y de ste al Espritu, guiada por "los heroicos furores",216 que embisten el error, sujetan a la bestia y se elevan hacia el infinito.217 Bruno no puede ser aprisionado, y cualquier intento de encasillarlo en un molde u otro es pura falacia. El mago y poeta, filsofo y matemtico, iniciado en los misterios de Hermes, bebi directamente de la influencia

del Nos o Intelecto, eterno y a la vez encarnado en el tiempo, el cual fue acunado en nuestra civilizacin, como muy bien supo nuestro sabio, en Egipto. A partir del movimiento que precedi, acompa y sigui a Pico de la Mirandola y se extendi por toda Europa tal como estamos reseando, advertimos que en los siglos posteriores, la Cbala permanece an viva no slo en el norte de Italia sino en el sur, tal como es el caso de este otro sabio, que no cej en su empeo de establecer la Tradicin Hermtica y Cabalstica al punto de pasar varios aos de su vida encarcelado como Campanella, otro hermetista pagano del sur de la pennsula y finalmente desembocar en la condena que le oblig a ser quemado vivo. Este mrtir de la Tradicin Hermtica pag con una muerte horrible las culpas de la ignorancia absurda que oblig a tamao crimen. La ciencia moderna ha tomado el asesinato de Bruno como una circunstancia ad hoc para demostrar el precio que tuvo que pagar por imponerse hasta llegar al martirio! Sin embargo, Bruno no tuvo que ver con esa ciencia sino con el Hermetismo, la Cbala y sus mtodos, que en nada coinciden con el racionalismo y su discurso. Su obra es muy extensa, una verdadera sntesis de Hermetismo, Cbala, y Cristianismo. El "dilogo" es el mtodo principal de su exposicin, o sea el arte de la mayutica, con el que pone al descubierto la identidad esencial de estas ramas tradicionales y de todas sus ciencias. Si tirsemos de cada una de las hebras, tendramos que configurar un volumen entero, e incluso ms, dedicado a nuestro autor, pero en aras a nuestros propsitos debemos slo ceirnos al hilo de la Cbala, que Bruno comprendi en esencia, pues todo su discurso refleja una gran identificacin con su simblica, que a veces tambin expone de manera explcita. En realidad, algunos autores han visto en la triloga de dilogos La expulsin de la bestia triunfante, La Cbala del caballo Pegaso y Los heroicos furores, los textos en los que la influencia cabalstica se hace ms patente. Esta lnea ya esbozada por Frances Yates es seguida por Karen Silvia de Len-Jones, la cual ha dedicado todo un libro a profundizar la presencia de la tradicin esotrica hebrea en el modelo cosmognico y espiritual de Bruno. Su libro Giordano Bruno and the Kabbalah218 es interesante en muchos aspectos, y queremos empezar

destacando esta cita:


Los Dilogos italianos proporcionan la fuente para este estudio cabalstico de Bruno. Los tres dilogos llamados morales, en los que Bruno desarrolla su teora de la magia, sern las fuentes primarias. Especficamente, Lo spaccio della bestia trionfante (La expulsin de la bestia triunfante) presenta a las cosmologas egipcia y caldea combinadas junto con una lista de las distintas deidades y virtudes que sustituyen a las antiguas constelaciones en los cielos reformados. Caracteres, ideas, y hasta figuras astronmicas de este dilogo aparecen en los dos sucesivos. El Spaccio introduce primeramente, de una manera coherente, expositiva e incluso proftica, la teora de la metempsicosis la transmigracin de las almas de un cuerpo a otro tras la muerte. La cabala del cavallo pegaseo y el dilogo aadido Lasino cillenico presenta la cosmologa cabalstica de las diez sefirot. La presentacin de los nombres y los atributos de las sefirot es directa, al igual que su naturaleza sincrtica: acompaan a la jerarqua cosmolgica clsica. Las cosmologas cabalstica y clsica estn hechas para que se sobrepongan una en otra. Bruno combina el rbol sefirtico con las diez esferas del cielo, creando una clara estructura paralela. Y lo que resulta ms interesante: es en la Cbala donde la teologa negativa de la asinit (el abandono de la humanidad) es explicada por primera vez. Todo el dilogo es una defensa del uso de la Cbala y de la creencia en la metempsicosis como una consecuencia necesaria y deseada de la unio mystica. El conocimiento cosmolgico es el fundamento para adquirir el estado de asinit: la condicin quintaesencial del mstico, quien abandona la existencia mundana de los hombres por completo para convertirse en un Asno. La Asinit asegura al mago o sabio mstico por lo menos una transmigracin del alma, si no la inmortalidad. Es en la extensa exposicin de la Cbala que hace Bruno donde empieza a destacar la profeca.219 Lasino cillenico es considerado a menudo como un apndice del dilogo anterior. Dejando de lado los elementos satricos, provee la mejor descripcin de lo que el iniciado-discpulo debe rechazar filosficamente para alcanzar el verdadero estado de asno: el entendimiento y la aceptacin de la filosofa de Bruno.220

Lo valioso es que la autora reconoce en su estudio la funcin aglutinadora de la Cbala en la expresin del pensamiento bruniano, como bien se refleja en este pasaje:
La Cbala puede servir mejor a ese propsito porque se basa tanto en conceptos aristotlicos como platnicos, as como en la exgesis bblica: en sus estructuras, la Cbala realiza una sntesis perfecta de las tradiciones clsica, egipcia y judeocristiana. La diversificacin del discurso cabalstico, con su concentracin en el orden de las sefirot, pretende la unin con la Entidad simple que Bruno llama la Causa Primera y el Principio. En sus dilogos metafsicos, Bruno sostiene el principio de la unidad de todas las cosas y de la reconciliacin de los opuestos. Dada la base filosfica del pensamiento de Bruno, no me parece irreconciliable que uniese la teologa, la filosofa y la Cbala. Ciertamente la combinacin de las

tres no es en s algo exclusivo de Bruno en el siglo XVI.221

El joven nacido en Nola, cerca de Npoles, en 1548, estudi teologa y filosofa y en 1565 entr en la orden de los Dominicos. Pero muy pronto empezaron los roces con la estructura eclesistica, que mir con gran recelo sus intereses intelectuales. En 1571 lo encontramos en Roma, enseando sobre el arte de la memoria, uno de los temas que tocan a la Cbala en sentido amplio, pues se trata de la activacin de esta facultad a travs de smbolos, seales, cdigos, talismanes, etc. que, como por ejemplo el Arbol de la Vida sefirtico, vinculan simpticamente los distintos rdenes de la realidad, los que se tornan conscientes en el alma del tergo. Este, a la vez que redescubre que la estructura de su psiqu es una con la del modelo simblico con que trabaja lo que le da la oportunidad de conocerse, tambin advierte la posibilidad de actuar como reverberador de todas las secretas relaciones del diseo universal. Seguiremos con este tema ms adelante, pues ahora queremos centrarnos en los "dilogos morales" ya mencionados, que por supuesto tienen igualmente esta funcin de reminiscencia; y para ello dirigimos la mirada a F. Yates y su excelente volumen Giordano Bruno y la Tradicin Hermtica222 que dedic a nuestro autor, as como a toda una serie de artculos que reuni en otro estudio, Ensayos reunidos. Lulio y Bruno,223 los que en su conjunto ubican al personaje en medio del mgico y difcil momento que le toc vivir. Del captulo del primer volumen que titula "Giordano Bruno y la Cbala" recogemos:
En la Cabala del cavallo pegaseo, impresa en Inglaterra en 1585 con el falso pie de imprenta "Pars", Bruno expone la actitud hacia la Cbala, hacia las derivaciones cristianas de sta al introducir las jerarquas pseudodionisianas y hacia el sincretismo religioso, fundado en la teologa negativa del PseudoDionisio, cuyas fuentes principales eran Ficino y Pico. Resume el sistema cabalstico pseudodionisiano indicando los nombres de las diez sefirot, sus significados, las rdenes hebraicas de los ngeles vinculados con ellas y las nueve jerarquas celestiales con las que se corresponden. Finalmente, completa la serie de las jerarquas, que necesariamente deben ser diez, colocando junto a Malkuth, el dcimo sefirot y su correspondiente orden anglica hebrea, el Issim, una orden de "almas separadas o hroes". Bruno ha extrado todos estos elementos directamente del De occulta philosophia.224 Simboliza a travs del Asno la Nada que est ms all de los sefirot cabalsticos, y este smbolo de teologa negativa, o de desconocimiento, es el extravagante hroe de la obra. () Los hebreos, contina Bruno una vez ha expuesto su sistema cabalstico,

adquirieron su sabidura de fuentes egipcias, y pasa a referir una historia, extrada del De Iside et Osiride de Plutarco, indicativa de hasta que punto la llegaron a corromper. Segn dicha historia, se oblig a los egipcios a que cambiaran "su toro Opin o Apin" (el toro Apis) por un Asno, que se convirti para ellos en el smbolo de la Sabidura. En pocas palabras, el Asno se convirti en el smbolo de todo tipo de teologa negativa, ya sea cabalstica o pseudodionisiana y cristiana, pero Bruno abraza un nuevo tipo de cbala (o mejor dicho, una especie de antigua cbala egipcia) y la convierte en su religin, exponindola en LAsino Cillenico del Nolano.225

Aunque no hemos dejado de ponderar en todo momento la gran labor de la investigadora britnica en cuanto a la recuperacin de la Tradicin Hermtica y sus representantes, como es ahora el caso de Bruno, nos extraa sin embargo algo que repite en varias oportunidades, y es que este autor realiz una labor sincrtica e invent "su religin". Segn nuestro punto de vista, el Nolano no invent nada, sino que supo identificar la raz egipcia de la Tradicin Hermtica y relig sus muchas ramas en un solo hilo argumental, reelaborando el mensaje eterno a la luz del influjo de Thot, Hermes, Mercurio, Elas, y el propio Cristo interno. Y desde luego que la Cbala se le ofreci, o la vivi, como un presente de los dioses para realizar esa tarea de sntesis que se tradujo en diversas acciones tergicas, las que le valieron ser tildado de mago, y atacado luego virulentamente por ste y otros motivos. CAPITULO IV

LA CABALA EN ITALIA (7)


Giordano Bruno (continuacin) En la epstola que precede a la Cbala del caballo Pegaso, Bruno dedica el libro al Seor Don Sapatino, obispo de Casamarciano, pero leyendo este pasaje ya vemos que tal dedicatoria se extiende ms all:
Cierto, nadie podr comprenderlo todo ms expresamente que vos, porque estis fuera de todo; podis entrar por todo porque nada os tiene encerrado; podis tenerlo todo porque no tenis nada (no s si me explicar mejor describiendo vuestro inefable intelecto). No s si sois telogo o filsofo o cabalista, mas s bien que sois todo eso, si no por esencia, por participacin; si no en acto, en potencia; si no de cerca, de lejos. En cualquier caso creo que sois tan suficiente en lo uno como en lo otro. Y por eso aqu tenis la cbala, teologa y filosofa, quiero decir: una cbala de filosofa teolgica, una filosofa de teologa cabalstica, una teologa de cbala filosfica, de suerte que no s si estas tres cosas las tenis en todo o en parte o en nada, pero estoy muy seguro de que tenis todo de nada en parte, parte de todo en nada, y nada de parte en todo.226

Alguien se da por aludido? Para el que reconozca, de veras, que esto se dirige a quien lo desea con ardor, y que no son simplemente palabras interesantes, curiosas, o excentricidades de un extravagante ya muerto, Bruno agrega:
Pero, pasando ya a nosotros, me preguntaris: Qu me enviis? de qu trata este libro? de qu presente me habis hecho digno? Y yo os respondo que os ofrezco el don de un Asno, se os presenta el Asno que os dar honor, aumentar vuestra dignidad, os pondr en el libro de la eternidad.227

Cmo ser entonces letra viva de este libro?, se pregunta el cabalista. Y prosigue el Nolano ofreciendo puntualmente las herramientas para la labor, o sea un conjunto de simblicas presentadas a veces como esquemas, juegos, agrupaciones de imgenes concatenadas, emblemas, o bien como figuras o grabados con secretos vnculos con letras, nmeros, versos e incluso msicas o incantaciones, cual diseos superpuestos que adquieren indefinidas dimensiones simultneas, desde la plana a la volumtrica, e incluso otras insospechadas pero posibles en el orden csmico. Lo que tambin nos evoca la imagen de un mapa topogrfico, que cuando uno lo consulta al tiempo que va recorriendo la geografa que describe, descubre la identidad entre lo trazado en el papel y los parajes que va pisando. Igual para la aventura del Conocimiento. Estos smbolos o cdigos son como los planos del concierto macro y microcsmico, la impronta de un sello nico que el ser humano lleva tambin grabado en s, y que el rito de la memoria hace presente, actual y hasta casi evidente; y decimos casi porque todas estas realidades, salvo la del mundo concreto y material, son invisibles. En la Cbala del caballo Pegaso, el modelo escogido por Bruno para estos fines mnemotcnicos228 es el del Arbol Sefirtico:
Sebasto. As lo han dicho telogos principales y de primer rango, pero jams usaron un modo de decir tan prolijo como el tuyo. Saulino. Porque la cosa no ha sido explicada y aclarada jams tal como yo voy a aclarrosla y explicrosla ahora. Coribante. D,pues, que te escucharemos con atencin. Saulino. Para que no os espantis cuando oigis el nombre del asno, asinidad, bestialidad, ignorancia, locura, quiero poner en primer lugar ante los ojos de vuestra consideracin y traeros a la mente el pasaje aquel de cabalistas iluminados que (con luces distintas de las de Linceo, con otros ojos que los Argo) profundizaron no digo ya hasta el tercer cielo, pero s en el profundo abismo del

universo supramundano y ensfico. Mediante la contemplacin de esos diez Sefirotas, a los que llaman en nuestra lengua miembros y vestimentas, penetraron, vieron, concibieron quantum fas est homini loqui. All estn las dimensiones Ceter, Hocma, Bina, Hesed, Geburah, Tipheret, Nezah, Hod, Iesod, Malchuth, a la primera de las cuales llamamos Corona, a la segunda Sabidura, a la tercera Providencia, a la cuarta Bondad, a la quinta Fortaleza, a la sexta Belleza, a la sptima Victoria, a la octava Alabanza, a la novena Fundamento, a la dcima Reino. Dicen que a ellas responden diez rdenes de inteligencias, al primero de los cuales llaman Haioth heccados, al segundo Ophanim, al tercero Aralin, al cuarto Hasmalin, al quinto Choachin, al sexto Malachin, al sptimo Elohim, al octavo Benelohim, al noveno Maleachim, al dcimo Issim. Nosotros llamamos al primero de ellos Animales santos o Serafines, al segundo ruedas formantes o Querubines, al tercero Angeles robustos o Tronos, al cuarto Efigies, al quinto Potestades, al sexto Virtudes, al sptimo Principados o dioses, al octavo Arcngeles o hijos de los dioses, al noveno Angeles o Embajadores, al dcimo Almas separadas o hroes. De ah derivan en el mundo sensible las diez esferas: 1. el primer mvil, 2. el cielo estrellado u octava esfera o firmamento, 3. el cielo de Saturno, 4. el de Jpiter, 5. el de Marte, 6. el del Sol, 7. el de Venus, 8. el de Mercurio, 9. el de la Luna, 10. el del Caos sublunar dividido en cuatro elementos. Les asisten diez motores o les estn insitas diez almas: la primera Metattron o prncipe de los rostros, la segunda Raziel, la tercera Zaphciel, la cuarta Zadkiel, la quinta Camael, la sexta Raphael, la sptima Aniel, la octava Michael, la novena Gabriel, la dcima Samael, bajo quien estn cuatro terribles prncipes, el primero de los cuales es seor del fuego y es llamado por Job Behemoth; el segundo es seor del aire y los cabalistas y el vulgo lo llaman Beelzebub, esto es, prncipe de las moscas, idest de los voltiles inmundos; el tercero es el seor de las aguas y Job lo llama Leviathan; el cuarto reina sobre la tierra, toda la cual recorre y circunda y Job lo llama Sathan. Pues bien, ved aqu que segn la revelacin cabalstica Hocma, a quien responden las formas o ruedas llamadas querubines, que influyen en la octava esfera, donde reside la virtud de la inteligencia de Raziel, el asno o asinidad es el smbolo de la sabidura.229

En cuanto al modo de encarar esta "empresa", es cuestin de recuperar ese estado de la conciencia de vacuidad o ignorancia, que Bruno, al igual que cualquier iniciado dispuesto a experimentar lo metafsico, asimilan a la Asinidad, explicada as por uno de los protagonistas del dilogo en la Cbala del caballo Pegaso:
Saulino. Escucha a este respecto un principio para otra distincin ms concreta: lo que une nuestro intelecto, que est en la sabidura, a la verdad, que es el objeto inteligible, es una especie de ignorancia, segn los cabalistas y ciertos telogos msticos; otra especie segn los pirronianos, efcticos y similares; una tercera segn los telogos cristianos, entre los cuales el de Tarso la ensalza tanto ms cuanto a juicio de todo el mundo es tenida por mayor locura. Por la primera especie siempre se est negando, por lo cual se le llama ignorancia negativa que jams se atreve a afirmar. Por la segunda especie siempre se est dudando y jams

se osa decidir o definir. Por la tercera especie todos los principios se tienen por conocidos, aprobados y manifiestos con seguridad sin ningn tipo de demostracin y evidencia. La primera especie est significada por el pollino errabundo y fugitivo; la segunda por una asna clavada en medio de dos caminos, sin que jams se mueva, incapaz de decidir sobre cul de los dos debe ms bien encaminar sus pasos; la tercera por el asna con su pollino que lleva sobre sus espaldas al redentor del mundo, donde el asna segn ensean los doctores sagrados es imagen del pueblo judo y el pollino del pueblo gentil que como hija iglesia nace de la madre sinagoga, perteneciendo tanto los unos como los otros al mismo pueblo procedente del padre de los creyentes, Abraham. Estas tres especies de ignorancia, como si de tres ramas se tratara, se reducen a un tronco comn, sobre el cual influye desde el mbito arquetpico la asinidad y que est firmemente plantado en las races de las diez sefirotas.230

Este es el punto de partida, y el espritu con el que debe realizar todo su periplo, contando empero con la necesidad de recibir la "visita" del siempre invocado mensajero (lo que es una obra de la gracia), el cual le abrir la puerta hacia la libertad y le guiar por los valles, llanos y angosturas de los indefinidos estados del ser, atravesando lmites y fronteras, tal como le acontece al Asno al final del libro.
Asno. () Pero ah viene mi Cileno en persona; lo reconozco por el caduceo y las alas. Bienvenido hermoso y alado mensajero de Jpiter, fiel intrprete de la voluntad de todos los dioses, generoso donante de las ciencias, enderezador de las artes, contnuo orculo de los matemticos, calculador admirable, elegante orador, hermoso rostro, gallarda compostura, facundo aspecto, gracioso personaje, hombre entre los hombres, entre las mujeres mujer, desgraciado entre los desgraciados, entre los felices feliz, entre todos todo, que gozas con quien goza, con quien llora lloras; por eso por todas partes vas y ests, eres visto y captado. Qu bien nos traes? Mercurio. Asno, puesto que cuentas con llamarte y ser acadmico, yo como quien te ha concedido otros dones y gracias tambin ahora con autoridad plenaria te ordeno, constituyo y confirmo como acadmico y dogmtico general, para que puedas entrar y habitar por doquier, sin que nadie te pueda cerrar la puerta o causar cualquier tipo de ultraje o impedimento, (). Entra, pues, donde te guste y plazca. Tampoco queremos que ests obligado por la regla del silencio bienal del orden pitagrico o por cualquiera otras leyes ordinarias, (). Habla, pues, entre los acsticos; considera y contempla entre los matemticos; discute, pregunta, ensea, explica y afirma entre los fsicos; hllate con todos, discurre con todos, hermnate, nete, identifcate con todos, domina a todos, s todo.231

Aunque antes se las ha tenido que ver con el docto pitagrico Mico, que le ha puesto cientos de impedimentos para poder entrar en la cofrada, lo que el Nolano aprovechar para dirigir una crtica sarcstica a los que se

erigen representantes del saber esotrico, y autorizados por tanto a aceptar o rechazar a tal o cual candidato segn lo que establecen los manuales, y a otorgarle ms adelante los correspondientes grados. Por cierto que en la actualidad esto se ha agravado hasta el extremo, de suerte que muchas de estas supuestas "autoridades" no son ms que simples embaucadores, unos ansiosos de poder, manipuladores y oficinistas que conceden o retiran carns, con una mentalidad ms prxima al mercantilismo que a la libertad que regala el Conocimiento. Y as se emponzoa el panorama, como vemos que sucede con la Cbala, que se vende como producto Hollywoodiense o bien como algo secretsimo reservado al rabinato oficial, y no como lo que es, un paseo inmenso por los senderos luminosos del universo que sigue vibrando al son de las cuerdas taidas por el cantor, msico o poeta, en definitiva artista, que se suma a su recreacin. Slo como muestra de la ridiculez y tambin malicia de los "oficiales" del esoterismo, sigamos de nuevo a Bruno:
Asno. Qu academia es esta que tiene escrito sobre la puerta Lineam ne pertransito? Mico. Es una escuela pitagrica. Asno. Podr entrar? Mico. Como acadmico no sin muchas y difciles condiciones. Asno. Cules son esas condiciones? Mico. Son ms bien muchas. Asno. He preguntado cules, no cuntas. Mico. Te responder lo mejor que pueda, dicindote las principales.232

Y tras soltarle la gran parrafada:


Asno. Oh, escuela honorable, estudio egregio, secta hermosa, colegio venerable, gimnasio clarsimo, liceo invicto, y academia entre las primeras primersima! El asno errante, cual siervo sediento, a vosotros, como fresqusimas y limpsimas aguas; el asno humilde y suplicante se presenta ante vosotros, benignsimos acogedores de peregrinos, deseoso de ser adscrito a vuestra sociedad. Mico. A nuestra sociedad, eh?

Asno. S, s, s, seor; a vuestra sociedad. Mico. Vyase por aquella puerta, seor, que de esta otra estn excluidos los asnos. Asno. Dime, hermano: por qu puerta entraste t? Mico. El cielo puede hacer que los asnos hablen, pero no que entren en la escuela pitagrica.233

Los heroicos furores siguen revelando cmo la simblica de la Cbala est presente en las meditaciones y exposiciones del Nolano, siendo ahora el tema central el del Eros que atrae y eleva al cabalista por las altas esferas del universo. Acerca de esta cuestin, apunta de LenJones:
Las constelaciones mencionadas y reorganizadas en el Spaccio son utilizadas posteriormente en la Cabala y De gli eroici furore (De los heroicos furores). El Eroici es quizs el ms complejo de los dilogos, tanto en su composicin como en sus conceptos. Bruno declara que es su cntico de los cnticos. Constituido por emblemas, el dilogo expone la teora de Bruno acerca del Eros mstico. Todos los emblemas estn relacionados con temas amorosos: los dos ms importantes son los ciclos dedicados al mito de Acten y los nueve Amantes ciegos, que son descripciones alegricas de la metempsicosis. Aunque parecen fantasiosos, los emblemas son figuraciones para un discurso profundamente proftico. En el comentario a los poemas, Bruno predice el advenimiento del anno mundi, en el que una renovacin csmica una especie de metempsicosis csmica tendr lugar. Modelados con la estructura cabalstica del Cantar de los Cantares, los temas de amor poticos del Eroici derivan del misticismo ertico cabalstico. Cada dilogo proporciona elementos que deben ser reunidos, como pasos o etapas diferentes en un manual. En verdad, los tres dilogos estn tan ntimamente conectados por sus conceptos principiales que slo pueden entenderse como un todo: los tres constituyen una unidad.234234

Y un poco ms adelante, aade algo muy interesante relacionado con el tema de nuestro estudio:
Las ideas cabalsticas son ms frecuentes en el ordenamiento cosmolgico de Bruno porque l las encuentra compatibles con la doctrina neoplatnica y neopitagrica. El neoplatonismo judo es tal vez ms antiguo que la forma cristiana, de aqu que la Cbala juda estuviera empapada de ideas neoplatnicas para el Renacimiento. Para Bruno, el inters por la Cbala no se limita a factores estrictamente cosmolgicos, sino que se extiende a los objetivos religiosos trascendentales basados en sus conceptos del misticismo y la profeca. Ambos, tanto su misticismo como su profeca, estn inexorablemente unidos a su

conocimiento del pensamiento judo a travs del Antiguo Testamento. Sus ejemplos de profeca estn fundamentados en figuras del Antiguo Testamento y alusiones bblicas. Una lectura profunda de los Dilogos italianos de Bruno revela la preponderancia de referencias a los libros del Antiguo Testamento en partes claves de sus argumentaciones filosficas, principalmente los tres libros atribuidos a Salomn: Eclesiasts, Proverbios y el Cantar de los Cantares. Bruno llega hasta apropiarse del ttulo Cntico para los Eroici. En la Biblia, Bruno encuentra la expresin de sus principios fundamentales: por ejemplo, el Libro de Job, que Bruno estaba convencido que revela los secretos de la naturaleza y la estructura del universo; el Cntico, cuyo erotismo expresa la unio mystica de la Cbala; o el Eclesiasts, que sostiene la teora de la metempsicosis. Bruno prefiere los libros Poticos porque la poesa est relacionada con la profeca en el neoplatonismo y porque los autores, especialmente en el caso de Salomn, tienen una larga tradicin de ser considerados magos, o segn el parecer de Bruno, Cabalistas.235

Del texto del Nolano queremos aportar primero un emblema, que se asocia luego a un soneto, lo que alimenta el dilogo de los personajes que escudrian el enigma. De hecho son como flashes que van iluminando ambientes, los dioramas de la conciencia, que una vez reunidos conforman el gran Teatro del Mundo, siempre cambiante por el hecho de ser creado, pues al decir de Bruno lo nico inmutable es el Universo infinito, integrado por mundos y mundos en constante movimiento.236 Aqu, los protagonistas son Cicada y Tansillo, que se van encontrando con los distintos decorados, como este:
Cicada. Pasemos al tercero. Tansillo. El tercero lleva en el escudo un muchacho desnudo recostado en un verde prado, que apoya la cabeza sobre un brazo, con los ojos vueltos hacia el cielo, hacia ciertos edificios estancias, torres, jardines, huertos que se levantan sobre las nubes; all hay un castillo de fuego construido y, en medio, una inscripcin que dice: "Mutuo fulcimur". Cicada. Y esto, qu quiere decir? Tansillo. Considera a este furioso, significado por el muchacho desnudo simple, puro y expuesto a todos los accidentes de naturaleza y de fortuna, de qu manera edifica con la fuerza de su pensamiento castillos en el aire y, entre otras cosas, una torre cuyo arquitecto es el amor, la materia el amoroso fuego y l mismo quien la construye. "Mutuo fulcimur" dice: es decir, yo os edifico y sostengo all con el pensamiento, y vosotros me mantenis aqu con la esperanza, vosotros no tendrais vida si no fuese por la imaginacin y el pensamiento con que os formo y sostengo, y yo sin vida me hallara si no fuese por el alivio y

refrigerio que por vuestro medio recibo.237

Lo que en tiempos y espacios pretritos ms brillantes y luminosos de la humanidad, donde las artes y las ciencias eran el centro de la vida de hombres y mujeres que fluan en el mar nutricio y fecundo de la tradicin, y por tanto reconocan por doquier a la Ciudad Celeste, ahora, en la poca de Bruno, esto ya apenas interesaba a nadie, ms bien causaba rechazo, hasta el extremo alarmante de la actualidad, donde la humanidad agoniza aplastada por la multiplicidad y la solidificacin. Pero lo que nunca podr ahogar el error y la necedad es la posibilidad de identificar en nuestro interior esos parajes extraordinarios descritos por Bruno de innumerables maneras, y recorrerlos con determinacin para enterarnos que somos los habitantes de esa Ciudad, de la Utopa, residencia del Espritu imbatible. He aqu cmo lo plantea Bruno:
Mas vengamos ahora a nuestro propsito. Estos furores acerca de los cuales razonamos y cuyos efectos advertimos en nuestro discurso, no son olvido, sino memoria, no son negligencia de uno mismo, sino amor y anhelo de lo bello y bueno, con los que se procura alcanzar la perfeccin, transformndose y asemejndose a lo perfecto. No son embeleso en los lazos de las afecciones ferinas, bajo las leyes de una indigna fatalidad, sino un mpetu racional que persigue la aprehensin intelectual de lo bello y bueno y que conoce, y a lo cual querra complacer tratando de conformrsele, de manera tal que se inflama de su nobleza y luz, y viene a revestirse de cualidad y condicin que le hagan aparecer ilustre y digno. Por el contacto intelectual con ese objeto divino, se vuelve un dios; a nada atiende que no sean las cosas divinas, mostrndose impasible e insensible ante esas cosas que por lo comn son consideradas las ms principales y por las cuales otros tanto se atormentan; nada teme, y desprecia por amor a la divinidad el resto de los placeres, sin tener cuidado alguno de la vida. ()

Aunque hay que contar con las dificultades, los escollos que aparecen para provocar reacciones de ascenso, pero jams para abandonar, si no es que uno ya se contenta con lo conocido y se conforma con perderse el gran Banquete.
Antes bien, sin destemplar la armona vence y supera los horrendos monstruos; y aun en el caso de llegar a decaer, retorna fcilmente al sexto planeta, mediante esos profundos instintos que, dentro de l, danzan y cantan como nueve musas en torno al resplandor del universal Apolo; y tras las imgenes sensibles y las cosas materiales va comprendiendo consejos y rdenes divinos. Cierto es que, alguna vez, teniendo al amor que es doble por fiel gua, vindose defraudado en su esfuerzo como puede suceder por ocasionales obstculos, aniquila entonces, cual insensato y furioso, el amor hacia aquello que no puede comprender; confundido entonces por el abismo de la divinidad, abandona a veces la partida,

volviendo despus, sin embargo, a forzarse con la voluntad hacia all donde no puede llegar con el intelecto. Es tambin cierto que normalmente deambula, oscilando ya hacia la una, ya hacia la otra forma del doble cupido, porque la leccin principal que amor le da es que contemple en sombra (cuando no puede hacerlo en espejo) la belleza divina.238

Pero el valiente siempre apunta plus ultra, hasta que ese ms all es ms real que esto, eso o aquello o cualquier otra concrecin.
Siempre, por tanto, progresa desde lo bello comprendido y por ende dotado de una medida, y en consecuencia, bello por participacin hacia lo que es verdaderamente bello, sin lmite ni circunscripcin algunos. Cicada. Vana me parece esta persecucin. Tansillo. Por el contrario dista mucho de serlo, puesto que si bien no es cosa natural ni conveniente que el infinito sea comprendido ni puede darse como finito, pues en ese caso no sera infinito, es, sin embargo, conveniente y natural que el infinito sea, por el hecho de serlo, infinitamente perseguido (en esa forma de persecucin que no necesita de movimiento fsico, sino de cierto movimiento metafsico; que no se dirige de lo imperfecto a lo perfecto, sino que va describiendo crculos por los grados de la perfeccin para alcanzar ese centro infinito que ni es formado ni es forma).239

Atrados por la riqueza del discurso multifactico de Bruno hemos olvidado un poco el personaje y sus circunstancias, pero su vida no dista un pice de ese recorrido descrito, sino que es una con l. As se comprende su peregrinaje relacionado con el Conocimiento, primero a Pars, donde en un ao imparte alrededor de treinta conferencias pblicas, y es designado por un tiempo lector real de Enrique III. Luego su estancia en Inglaterra, donde se encara sin miedo a la necedad de "los pedantes gramticos de Oxford" que lo acusan de haber plagiado a Ficino. All gesta su proyecto universalista de renovacin polticoreligiosa sustentada en las ideas hermticas, y entra en contacto con el poeta Philip Sidney, discpulo del gran sabio John Dee. Siguen estancias por Alemania, Pars y Praga, donde a la par que extiende sus enseanzas se ceban contra l ataques cada vez ms virulentos, hasta que en 1591, tras publicar sus tres grandes poemas filosficos: De inmenso, innumerabilibus et infigurabilibus; De triplici minimo et mensura y De monade, numero, et figura, regresa a Italia bajo la "proteccin" de Giovanni Mocenigo, quien lo acabar entregando a la Inquisicin, acusado de haber sostenido que el universo es infinito, y tambin por haber puesto en entredicho la ortodoxia religiosa y practicado la magia.

Por ello enfrent la hoguera inquisitorial el 17 de febrero de 1600 en el Campo dei Fiori, Roma.240 Pero como sucede con muchos de los personajes que venimos estudiando, su impronta ha sido fundamental para la pervivencia del pensamiento que todava rescata al ser humano occidental de su tibieza y descomposicin. En el caso de Bruno, de Len-Jones lo pone bien de manifiesto:
En el siglo XX, Bruno el liberador y mrtir ha sido tambin Bruno el mago, el hermetista, el cientfico revolucionario, el homosexual, an el intrigante y espa, y, al renovarse un inters en su filosofa se ha creado un boom bibliogrfico (y biogrfico) de sus estudios. Su vida y su pensamiento contina fascinando no slo a los eruditos, sino tambin a la imaginacin popular. Una biografa popular, comentarios ficticios de sus ltimos das en prisin, una pelcula y dos operas han inmortalizado a Bruno en las ltimas dcadas. El mito de Bruno crece a diario. Slo para dar un ejemplo, en Francia existe un "Club Bruno" que no slo publica investigacin sobre Bruno, sino que recauda fondos para erigir una estatua de Bruno en Pars, imitando a la que domina el lugar de su ejecucin en Roma. Un bigrafo reciente, Bertrand Levergeois, correctamente cre el trmino de "brunomana" para describir este renacimiento moderno del inters en Bruno.

Algo parecido a lo que veremos que acontece con Bhme; reflejo, en el fondo, de la gran necesidad de vincularse a la fuente eterna del saber.

Retrato de Johann Reuchlin. Johann Nicolaus Weislinger, Huttenus delarvatus. Konstanz y Augsburg, Martin Wagner, 1730.

CAPITULO V

LA CABALA EN ALEMANIA (1)


Johann Reuchlin (en 3 partes) En su primer viaje a Italia en 1482, el alemn Johann Reuchlin, que lleg a ser doctor en leyes por la universidad de Tubingen, conoce a Lorenzo de Mdici y a algunos de los miembros de la Academia dirigida por Marsilio Ficino. Ya en su juventud encontramos a este estudioso nacido en Pforzheim en 1455 visitando los principales centros culturales del continente; sus estancias en Friburgo, Pars, Basilea, Orleans y Poitiers le permitieron vivir de cerca los aires de renovacin de la cultura de Occidente y acumular saberes acerca de las artes liberales y tambin de leyes, as como de lenguas, entre las cuales estudia el hebreo. En 1490 Reuchlin vuelve a Italia para profundizar el griego junto a sabios llegados de Grecia tras la invasin otomana, y ese mismo ao conoce a Giovanni Pico de la Mirandola, que lo introduce en los misterios de la Cbala dando un viraje a toda su existencia. Tras ese encuentro vivido como algo extraordinario, toda la erudicin de la que Reuchlin es depositario se pone al servicio de una causa mayor, de tal forma que este personaje se convierte en uno de los eslabones

fundamentales de la cadena de transmisin de la Tradicin Hermtica y en un sintetizador de tres de sus corrientes sapienciales, el pitagorismo, la Cbala hebrea y el cristianismo, cuyas simblicas penetr hasta el fondo, reconocindolas como las facetas de un Pensamiento nico que l contribuy a rescatar y vivificar, siendo uno de los grandes representantes de la llamada Cbala hermtico-cristiana en Alemania. Nuestro autor realiza una primera aproximacin a esta labor de sntesis en su obra De Verbo mirifico, proceso que culmina 23 aos despus con la publicacin de De Arte Cabalistica, una de las ms bellas producciones doctrinales que alumbr el Renacimiento, escrita en latn con muchas anotaciones en hebreo, y que citaremos abundantemente en este estudio, pues en ella se integran con agudeza y sencillez muchos de los nctares de la cultura occidental. A Reuchlin debemos tambin la publicacin en 1506 de la primera gramtica sistemtica hebrea escrita por un cristiano, el De rudimentis hebraicis, tal es la importancia que otorgaba a esta lengua arcana que tuvo la oportunidad de conocer al lado de Jacob ben Jechiel Loans, mdico de Federico III, y ms adelante de la mano del fsico y cabalista Obadiah ben Jacob Sforno. Del hebreo dice:241
Simple, pura, intacta, sagrada, breve, concisa y perdurable es la lengua de los hebreos, en la cual, como se dice, Dios habl con los hombres y los hombres con los ngeles, personalmente y no a travs de un intrprete, cara a cara tal como se espera que un amigo hable con su amigo.

De Verbo mirifico ve su primera edicin en 1494 y Reuchlin lo dedica a Johan Dalberg, obispo de Worms y director del crculo humanista Sodalitas Literaria Rhenana de Heidelberg al que el autor se vincul en 1496. Hoy en da, esta obra casi cada en el olvido, cuenta con muy pocas ediciones. Para aproximarnos a los descubrimientos que Reuchlin empieza a vislumbrar y a fijar en este texto, as como para conocer el ambiente en el que se movi nuestro autor, recurrimos de nuevo a la investigadora inglesa Frances Yates, a su estudio La Filosofa oculta en la Epoca Isabelina242 en el que dedica un captulo al sabio alemn. Sobre el De Verbo mirifico afirma:
Dicha obra tiene forma de conversacin de varios interlocutores, que son el griego Sidonio, el judo Baruchias y el cristiano Capnion, es decir, Reuchlin mismo. () Elogia la Cbala por ser una ciencia divina que los judos han recibido por medio de la tradicin, y el idioma hebreo, en que Dios se dirige a los ngeles y en el que se expresa el verdadero nombre o nombres de Dios y de los ngeles. () Reuchlin cita las Conclusiones Cabalsticas de Pico, repite los nombres de los Sefirot en hebreo y se muestra muy interesado en los nombres de los ngeles en esa lengua,

as como en la manera de invocarlos. En el tercer libro, el cristiano Capnion habla y demuestra que Jess es el nombre del Mesas ya que es el Tetragramatn con una S intercalada. Aunque se trata de un argumento ya esgrimido por Pico, el pequeo libro de Reuchlin sobre la Palabra que Haca Maravillas fue una potente fuerza para la difusin de la Cbala cristiana. En un artculo reciente, Charles Zika hace hincapi en que Reuchlin, en su obra De Verbo mirifico, demuestra un fuerte inters en la "capacidad de obrar prodigios" de la lengua hebrea como la estudia la Cbala, y un deseo de incrementar el poder de la filosofa renacentista dando importancia a su elemento mgico central y especialmente subrayando la Cbala. Reuchlin formaba parte de un mundo anterior a la Reforma, movimiento que no tardara en empezar a manifestarse, en una poca en que a muchas personas serias la filosofa escolstica les pareca muerta, estril, gastada e inaplicable. El programa cultural humanstico con que los erasmianos la estaban sustituyendo, a Reuchlin le pareca insuficiente, pues para l la cultura no bastaba. Para sustituir la escolstica se necesitaba otra filosofa, que no fuera vaca, sino poderosa, y la encontr en el neoplatonismo, cuyo ncleo era la magia activa. Pero muy bien saba que este tipo operativo de magia era temido por muchos como algo posiblemente diablico, aunque para l la magia cabalstica no daba lugar a temores porque se ocupaba de las fuerzas divinas, de los ngeles y de los santos nombres de Dios. Los poderes demonacos de la antigua magia quedaban limpios de cualquier mal, y era segura por la asistencia de los ngeles que alejan a los demonios. Por esto (dice Zika) en el sistema de Reuchlin es tan prominente la invocacin a los ngeles. Esta es una observacin importante, pero hay que agregar que tambin Pico en sus Conclusiones Mgicas ya haba subrayado que la magia siempre tiene que estar asociada con la Cbala para ser poderosa y estar libre de peligros. De la misma manera, Pico haba afirmado que la Cbala cristiana, cuya piedra angular era el hecho de que demostraba la divinidad de Cristo, santificaba el sistema haciendo posible que los cristianos abrazaran el neoplatonismo hermtico-cabalstico como su filosofa religiosa.

Sin un pensamiento mgico no hay quien comprenda el discurrir de esta corriente sapiencial y de sus multifacticas manifestaciones. Aunque la magia de que hablamos no hay que confundirla con la fenomenologa, ni con juegos espectaculares en un plano psico-fsico para impresionar al personal y atraparlo en las crceles de la mente racional; tampoco es aprenderse un oficio o leccin de carretilla, ni aplicar debidamente el manual de instrucciones segn el resultado que previamente se espera o desea obtener. La Magia y la Tergia que han experimentado todos los hombres y mujeres liberados de la esclavitud de lo profano es vivir a flor de piel, siempre, la presencia intangible del Misterio que se reescribe a s mismo, rito para nada rutinario, ni tediosa repeticin de algo ya sabido, sino expresin de un asunto que es constante novedad. Igualmente es

atreverse a explorar y conocer todas las comarcas de la creacin inacabada, incluso las ms insospechadas, recnditas, indmitas y vrgenes, y dejar que una mano invisible burile con letras vivas, de fuego, todos los mundos y seres, que al arder se expanden, iluminan y se consumen, y de cuyas cenizas renacen otras posibilidades. En el Renacimiento, este pensamiento se encarna en muchos lugares y de distintos modos, empezando por ese faro de la Academia florentina conducida por Ficino, y seguido por una retahla de entidades y seres sobre los que se ir revelando ese latido vivo del cosmos. En Alemania emergieron igualmente algunos de esos centros intelectuales, muchos de ellos al margen de la oficialidad aunque eso no quita que sus integrantes fuesen simultneamente hombres con funciones pblicas, que mantuvieron viva la Tergia universal. Konrad Celtes (1459-1508), poeta germano nacido en Wipfeld, fue el fundador de diversos grupos en Heidelberg, Mainz, Viena, Ingolstadt y Cracovia que bautiz con el nombre de "Sodalitas literaria"243 inspirados en la Academia de Ficino, de la que fue discpulo. Estuvo tambin estudiando en la Academia Platnica Romana fundada por Pedro de Calabria (Pomponius Laetus) y en la de Padua dirigida por Marco Musuro; adems estudi griego y hebreo con Rudolf Agrcola. Fue coronado como el primer poeta laureado de Alemania en una ceremonia presidida por el emperador Federico III. Ejerci como profesor de potica y retrica en la universidad de Viena, siendo cabeza del nuevo Collegium Poetarum et Mathematicorum, e inspir esos crculos en los que se vivificaba el pensamiento pitagrico, platnico y neoplatnico. En el de Heidelberg, que como hemos dicho dirigi Johan Dalberg, Reuchlin particip durante la ltima dcada del 1400 hacindose cargo de la biblioteca, que atesoraba muchos ttulos hebreos, griegos y latinos de los que pudo ir extrayendo gran cantidad de material para su labor intelectual-espiritual. Y esto se trasluce en sus textos an hoy vivos pues trasmiten vibraciones, o sea ideas, cdigos que pueden ser activados por la intuicin intelectual del lector atento. Adems, y aunque de ello no haya constancia escrita, ni actas, ni documentacin certificada, seguro que el soplo del Verbo fecundaba el alma de muchos de esos poetas, magos y filsofos que se hacan permeables al poder de la palabra, a sus proporciones, ritmos y modulaciones acordes con la msica de las esferas o de los mundos, esto

es, de los estados de conciencia. Pero an encontramos ms focos de saber en tierras germnicas, lugares en los que el estudio, la investigacin en modelos simblicos y la prctica de la magia se viva con naturalidad, como lo real y autntico; ambientes teofnicos donde la conexin cielo-tierra era directa. Nos referimos, por ejemplo, a la abada de Sponheim, de la que el benedictino Trithemio (1462-1516) fue abad, cuya biblioteca recibi la visita de la inmensa mayora de los sabios del momento, tal era la magnitud y calidad de obras que conservaba.244 Reuchlin estuvo con Trithemio en 1496, poco antes de que el abad recibiera una revelacin en sueos de su principal obra Steganographia hoc est ars pro occultam scripturam animi sui voluntatem absentiis aperiendi (o arte de abrir el pensamiento a los corresponsales mediante escritura oculta, de 1499), compendio de magia, numerologa, abecedarios arcanos y dems simblicas inspirada tambin en la obra Peri anacriseon de Pelagius. Como ya hemos visto ste es otro personaje clave en la cadena de transmisin mgico-tergica de reminiscencias pitagricas, cuyo discpulo Giovanni Mercurio da Correggio o Libanius Gallus fue a conocer a Trithemio en 1495 y le transmiti muchas de las enseanzas de su maestro, hacindole partcipe de sus obras e iniciando a partir de entonces una relacin epistolar con el benedictino que se publicara en 1590 con el ttulo de De vera conversione mentis ad Deum. Al igual que Gallus, Trithemio habla en su Opera pia sobre la conjugacin de la oracin pitagrica con la cristiana y muestra inters, como en muchos de sus otros escritos, por la alquimia espiritual, la astrologa y la magia, que tambin estudi en fuentes judas como el Sefer Razeia, de lo que da testimonio en este fragmento de su Steganografa:245
Y remarcar que segn Raziel, todos estos espritus se forman y se transforman a voluntad del operador, y que bajo cualquier forma que l los haya visto, le obedecen prontamente en todo.

Y en este otro de su Poligrafa,246 donde reconoce identidades entre las simblicas de los pueblos de Occidente:
Es cierto y ms que notorio que los antiguos y primeros Kabbalistas, sabios filsofos y perfectos magos hebreos y griegos usaban, hace tiempo y con frecuencia, para describir reglas y secretos de magia y de Kabbala, este mismo mtodo de la escritura gramtica que descompone el carcter en nueve trazos as como el carcter Tetragrmmaton, base de toda la ciencia sobre el cuaternario segn lo que he podido encontrar y sacar de obras tanto caldeas, hebreas, rabes,

griegas como latinas.

De este abad se cuentan toda suerte de prodigios y maravillas. Ya en su adolescencia tuvo un sueo en el que:
Un joven vestido de blanco verosmilmente un ngel le muestra dos tablas, una cubierta de signos de escritura y la otra de figuras pintadas. Entonces le ordena: Elige ex his duabus tabulis unam, quam volueris [Elige una de estas dos tablas, la que quieras]. Es de suponer que, de escoger la tabla pintada, Trithemius se habra convertido en un gran artista de la mnemotecnia, como Giordano Bruno. Pero l eligi la tabla con los caracteres de escritura, y el joven le dijo: Ecce Deus oraciones tuas axaudivit, dabitque tibi utrumque quod postulaste, et quidem plus, quam petere potuisti [Dios ha atendido tus plegarias y te dar las dos cosas que has pedido, e incluso ms de lo que has tenido oportunidad de exigir]. Su primer deseo era el conocer las Santas Escrituras, pero el segundo nunca se hizo pblico. Klaus Arnold debe por lo tanto estar en lo cierto cuando supone que se trataba 'de conocer todo lo que puede ser conocido en el mundo', lo cual parece confirmado por el proyecto de la Steganographia as como por su sed inextinguible de saber, traducida en una intensa actividad biblifila.247

Y siguiendo con el estudio de Culianu, despus de explicar cmo Trithemio organiz en Sponheim un espacio teofnico que inclua toda la rehabilitacin de la abada y su embellecimiento con frescos y smbolos numricos, alfabticos (incluso poesas pintadas en las paredes del ya citado Konrad Celtes), etc., agrega que:
La nueva construccin resulta muy sorprendente, pero su atraccin principal es la biblioteca, nica a principios del siglo XVI. Trithemius compra o cambia libros y manuscritos raros y constrie a sus monjes a una actividad febril como copistas y encuadernadores. Si el monasterio posea, en 1483, cuarenta y ocho volmenes, cuenta con mil seiscientos cuarenta y seis cuando se hace el inventario de 1502, para alcanzar, en 1505, antes de la marcha del abad, los casi dos mil Algunos aos ms tarde, Sponheim se haba convertido en un lugar de peregrinaje obligatorio para todos los humanistas de paso por Alemania. (pg. 221).

En cuanto a la obra ms importante del abad:


Trithemio anunciaba a su amigo el proyecto ya definitivo de una obra cuyo primer libro se titulara Steganographia (hoy diramos criptografa), "que cuando la publique producir asombro en todo el mundo". Este primer esbozo contena cuatro libros (no cinco como cree K. Arnold), los dos primeros se ocupaban de criptografa y de escrituras al encausto, el tercero propona un mtodo acelerado para aprender una lengua extranjera y el cuarto trataba sobre otros procedimientos criptosemnticos as como de temas ocultos "que no podemos proferir en

pblico". (pg. 224).

De los cuatro tratados, el segundo y el tercero contienen profundas enseanzas arraigadas en la Cbala y su ciencia combinatoria; del cuarto poco se sabe, slo que el abad lo destruy para evitar ser tratado de hereje, pues por lo visto se refera al arte de la adivinacin, tan mal entendida y totalmente censurada por el dogmatismo inquisitorial. Pero de la tercera parte, informa de nuevo el investigador rumano en las pginas 228-229:
En un escrito de 1508, titulado De septem secundeis o Chronologia mystica, Trithemius desvela al emperador Maximiliano los secretos del universo. El abad afirma, en un espritu muy ficiniano, que Dios gobierna el cosmos a travs de siete "inteligencias segundas" (intelligentiae sive spiritus orbes post Deum moventes), que no son otra cosa que los espritus planetarios: Orifiel, ngel de Saturno; Anael, ngel de Venus; Zacariel, ngel de Jpiter; Rafael, ngel de Mercurio; Samael, ngel de Marte; Gabriel, ngel de la Luna, y Miguel, ngel del Sol. A partir de esta misma doctrina se precisa el sentido del tercer libro de la Steganographia con la nica diferencia de que los espritus reciben aqu una identidad ms marcada. En efecto, pueden ser invocados trazando su fisionoma y aadiendo unas frmulas. El proceso recuerda el arte de los emblemas y presenta analogas sorprendentes con la mnemotecnia, excepto que, en nuestro caso, el mago se transforma en pintor en el sentido ms concreto del trmino: tiene que modelar en cera o trazar sobre una hoja de papel una figura que representar un ngel planetario, dotado de sus atributos. Esta invencin del espritu se supone que tambin invoca su presencia, la somete a una tarea que, en el caso en cuestin, se refiere a la comunicacin a distancia. Se requiere adems otros conocimientos: las figuras y los nombres de todos los espritus que representan a las entidades zodiacales, e igualmente un clculo astrolgico.

Estas son slo algunas muestras de una cohorte de seres inmersos en la visin prodigiosa de la existencia; hombres que rompan los moldes encorsetados, castrantes y enfermizos del mundo material y solidificado y que encarnaban funciones tergicas, recreando con palabras o gestos espontneos y gratuitos los mundos o planos invisibles del ser, sus luces y sombras, contracciones y expansiones, hlitos, sudores, elixires y excrecencias; y que realizaban cuidadosas labores transmutatorias en el laboratorio interno del mundo del que ellos eran un modelo en pequeo, como todo ser humano, al que conocindolo podan atravesar, y quedar libres, por fin, de cualquier limitacin. Uno podra sorprenderse del inters que despert en muchos de esos personajes el estudio de una lengua que era de uso culto y restringido incluso entre los judos, o sea, que no estaba "viva", y atribuir este hecho

solamente a una moda o a un afn de saber enciclopdico. Puede que as fuera en algunos casos, aunque lo cierto es que dicha dedicacin levant ms de un recelo entre las mentalidades dogmticas que vean a los hebrastas o interesados en la tradicin juda como sospechosos de hereja. Para Reuchlin, y otros de los sabios ya citados, ese estudio signific otra cosa bien distinta. Nuestro autor, imbuido en la atmsfera de la que hemos ofrecido unos ligeros trazos, reuni en su biblioteca un copioso nmero de las principales obras de la Cbala medioeval, e incluso realiz un tercer viaje a Italia en 1498 para comprar ms manuscritos hebreos y griegos, al igual que hacan muchos otros estudiosos de su poca, que buscaban y adquiran con sumo inters toda esta literatura sapiencial, en la que encontraron claves para descifrar el lenguaje secreto del universo, a la par que se iluminaban nuevas facetas del conocimiento, se regeneraban las anquilosadas u oscuras, y se adivinaban respuestas a enigmas no resueltos a travs de las simblicas conocidas. La lengua hebrea era, y es, una va prodigiosa para acceder al Conocimiento, pero no es slo camino sino tambin puente, o escala, ya que promueve rupturas de nivel, y por tanto el acceso a esos mundos escondidos que la verdadera magia religa o concatena constantemente, atrayendo y purificando al que atiende la llamada y atemorizando al que no alcanza a comprender o no se permite ser lo que es el Ser. A propsito del hebreo, Reuchlin afirma en esta inspirada pgina:248
Hemos juzgado que esta Escritura sola era tan estable y firme que podamos fundar sobre ella con seguridad todos nuestros pensamientos, y ubicar sin equvocos las sublimes contemplaciones de los hombres que reflexionan. Fue en efecto promulgada por la voz del Dios Altsimo, y opera habitualmente con tales potencias de energa que por su intermedio podemos ascender de cualquier cosa mixta a las simples [y] de las simples a la muy simple, de los efectos a las causas, y en fin, del mundo inferior al superior, del mundo superior hasta el Mesas como Rey de los siglos, que es el objeto supremo al cual puede tender nuestra Inteligencia (Mens), y que no es concebible ms que en su ltimo paso. Es por l que finalmente pasamos al Dios incomprehensible. Es tambin por medio de estas letras santas que, como la escala de Jacob, cuya sumidad toca los cielos, sobre la que Dios mismo se apoya, nuestros ngeles ascienden y descienden, llevndose de aqu las oraciones y de all los dones, que traen recprocamente de lo alto los auxilios, y de abajo las demandas, como lo ha dicho uno de vosotros; y pienso que esta santa escritura que hemos mencionado, seguramente como ninguna otra que pueda ser imaginada, mantiene ms estrechamente unido nuestro espritu (animus) a Dios, como si fuese una trama. Ella nos conduce en primer lugar a admirar las

realidades divinas; despus, segn las capacidades del espritu humano, a conocerlas; seguidamente, a amar muy ardientemente esta divinidad, sea cual sea la manera en que la hayamos conocido, con un amor que promete la realizacin ms segura de la esperanza. Por la escritura, con los Vivientes y las Ruedas de Ezequiel, somos elevados para ir cuando ellos van y detenernos cuando ellos se detienen. Es el dominio de la verdadera contemplacin, donde cada palabra constituye otros tantos sacramentos; cada una de sus palabras, slabas, acentos y puntos estn llenos de secretos. Ello no slo podemos alcanzarlo nosotros, sino tambin los cristianos. Esta es la Cbala que ya no nos permite vivir ms en la tierra, sino que eleva nuestra Inteligencia (Mens) hasta el ltimo lmite de la comprehensin.

Y en un fragmento de una carta de Reuchlin que publica F. Secret en su La Kabbala cristiana del Renacimiento pgina 67, agrega:
No hay latn que pueda explicar el Antiguo Testamento si no se ha aprendido la lengua en que est escrito el texto. La voz fue, en efecto, mediadora entre los hombres y Dios, cual lo leemos en el Pentateuco, pero no cualquier voz; fue por la lengua hebraica como Dios quiso dar a conocer sus secretos a los mortales. La palabra, que vemos nosotros con nuestros ojos incipientes, es digna de la muchedumbre. Hay, cuando quitamos la cscara, un ms hondo meollo que est dispuesto para los contemplativos que han estudiado esta lengua.

Aqu nos parece oportuno presentar al lector las 22 letras del alfabeto hebreo* con sus correspondientes valores numricos, y recomendar que se las contemple y dibuje con paciencia, no slo como un ejercicio mnemotcnico, sino para que las ideas de las que estn cargadas se vayan revelando en nuestra conciencia, y establezcamos armonas entre los diversos rdenes de la realidad que ellas concatenan, como si se tratara de llamas de fuego que unen el cielo y la tierra y en cuya danza trazan rectas, crculos, escuadras o espirales, figuras todas ellas emanadas de un solo punto invisible.

Agregaremos que se dividen, segn aparece ya en el Sefer Yetsirah, en

tres letras madre: alef, mem y shin; siete letras dobles, a saber beth, guimel, daleth, kaf, fe, resh y taw, y doce letras simples: he, vav, zayin, heth, teth, iod, lamed, nun, samekh, ayin, tsade y qof. Las tres primeras se relacionan con la triunidad de los principios universales, representando la shin el principio masculino del ser, mem el femenino y alef el punto neutro que los conjuga, lo que adems est en perfecta correspondencia con los tres principios de la Alquimia,249 el azufre, el mercurio y la sal respectivamente; adems, estas tres sumadas a las siete dobles dan 10, que como veremos es el nmero con el que se expresa todo el orden arquetpico de la Creacin, vinculndose tambin cada una de las dobles con los siete planetas de la antigedad y las siete sefiroth de construccin csmica, y las doce simples con los signos del zodaco, rueda de la vida que es expresin del despliegue espacio-temporal del Cosmos. Todo lo cual nos hace ver el alefato como las piezas justas de un juego que se llama universo, escrito y reescrito permanentemente por esa mano invisible, que las combina y permuta, enlaza, borra, alarga y encoge, en la vertical y en la horizontal, labrando todo un entrecruzamiento de posibilidades insospechadas y siempre insinuadoras de lo metafsico.

"Domus Reuchlini" en Hermann von der Hardt, Antiquitatis gloria. Helmstedt, Paul Dietrich Schnorr, 1737. En el interior y centro de la tienda, el cuadrado mgico de Saturno.

CAPITULO V

LA CABALA EN ALEMANIA (1)


Johann Reuchlin (continuacin) Al vislumbrar estas realidades, no es de extraar que Reuchlin quedara impactado por la fuerza y el poder de los smbolos y mitos de la Cbala, y que los investigara por aos despus de recibirlos directamente del Conde de la Mirandola y de otros maestros ya citados. Por ello abrev en sus textos sapienciales, que lea y relea, impregnndose de las influencias espirituales que vehiculaban y en los que hall las herramientas para realizar el verdadero viaje interno, que luego describira en su De Arte Cabalistica con estas inspiradas palabras:
Esta cosa trasciende todo nuestro intelecto, que no puede combinar por la va

racional lo que es contradictorio en su principio. En efecto, nosotros andamos entre las cosas que nos manifiesta la naturaleza, y la razn, que interviene lejos de esta virtud infinita, no puede poner en relacin al mismo tiempo las contradicciones que separa el infinito, como uno de los ms grandes filsofos alemanes, un cardenal, hace aproximadamente 52 aos, lo dej comprender a la posteridad.250 Liberado del peso de las preocupaciones temporales, y despreciando los sofismas propios de las disputas de las viejas mujeres, el feliz cabalista, por mediacin de la Cbala, es decir por la tradicin y la creencia, aleja las tinieblas y se eleva en el esplendor donde alcanza el resplandor (lumen); despus, del resplandor pasa a la luz (lux), y por la luz comprende tanto como puede hacerlo la naturaleza humana en la modalidad del ser, pero no en la del no-ser, la verdadera luminaria, lo que se realiza cuando se hace abstraccin de todo lo que no es el principio absolutamente primero. Es por este medio, en el que vive un gozo y una alegra en espritu indecible, que la Inteligencia (mens) del cabalista, abandonando lo que es bajo y terrestre, es transportada hasta las realidades supracelestes e invisibles que trascienden todo sentido humano, al interior del secreto de la profunda taciturnidad. Si todava es husped de esta piel mortal, deviene el compaero de los ngeles en tanto que admitido a habitar en la morada supraceleste. Conoce los ricos entretenimientos de los ngeles en los cielos, y entonces, a veces en su compaa como compaeros de viaje, gana las realidades ms altas y visita el alma del Mesas; pero otras veces, desciende conducido por los ngeles hacia las potencias inferiores de la naturaleza, tanto las celestes como las dems, y no sin una razn particular, y se aplica a comprender sus dignidades y sus obras, y a venerarlas con un honor particular. Es as como nace una ntima amistad del cabalista con los ngeles. Gracias a ella, conociendo a veces los nombres divinos segn los ritos, consigue cosas admirables que la muchedumbre llama milagros.251

Nos sumergiremos, pues, en esta obra dividida en tres libros que el autor dedica al papa Len X, hijo de Lorenzo el Magnfico y que al igual que De Verbo mirifico organiza como un didctico dilogo entre tres sabios, en este caso un cabalista judo, un pitagrico y un mahometano. Al principio de la primera seccin le escribe al pontfice:252
he credo que no os disgustara que expusiese al pblico lo que Pitgoras y los grandes Pitagricos pensaron. Con vuestro feliz consentimiento, los Latinos leern lo que hasta ahora haban ignorado. Marsilio Ficino public a Platn para Italia. Jacques Lefvre d'Etaples renov a Aristteles para los franceses, y para completarlo, yo, Capnion, mostrar a los alemanes un Pitgoras cuyo renacimiento os dedico por mi deseo. La obra no hubiera llegado a buen trmino sin la Cbala de los Hebreos. La filosofa de Pitgoras comenz con los preceptos de los "Cabalaei", y la memoria de los Patriarcas, exceptuando la de la Magna Grecia, se escondi en las obras de los Cabalistas. Es preciso, pues, extraer de

ellas casi todo. Tambin he escrito sobre el arte cabalstico, que es una filosofa simblica, para hacer conocer las enseanzas de los "Pitagoraei" a los eruditos. En todos estos temas no afirmo nada en mi nombre; me limito a referir las opiniones de dos infieles, Filolao el joven, un Pitagrico, y Marrano, un Mahometano, llegados para escuchar al judo Simn experto en Cbala, y que por caminos diferentes se han reencontrado en un albergue de Frankfurt.

El libro es ameno, fresco y atrayente, y hace fluir con soltura verdaderas joyas sapienciales a travs de las conversaciones de dichos personajes que se transmiten la doctrina sin envaramientos, a cielo raso, bajo los rboles de la campia o alrededor de la mesa de la posada, realizando el rito de transmisin de manera espontnea, sin solemnidades ni ceremonias aadidas, sino cindose al ritmo y orden natural, y adems, siempre con el smbolo como medio de vehiculacin de lo supranatural, lo que es comn a toda enseanza tradicional, ya que como se afirma en otro momento:
Pues a qu cosa tiende el Cabalista o Pitgoras sino a restablecer los espritus de los hombres en Dios, es decir a promoverlos a la beatitud perfecta. Es el mismo mtodo de transmisin en los cabalistas que en Pitgoras, la misma forma de ejercer por los smbolos, las notas, los adagios, por los nmeros, las figuras, las letras, las slabas y las palabras.253

Por eso el pitagrico asegura:


Hace mucho tiempo, dice Filolao, que pensaba que todas estas cosas derivaban de la Cbala de los Hebreos, pero ahora lo s con certeza. Veo en efecto claramente que todo lo que nos ha mostrado Simn cuadra exactamente con la filosofa itlica, es decir el Pitagorismo, y juzgo no sin razn que todas las doctrinas de los Cabalistas y de los Pitagricos son de la misma naturaleza. Cabalistas y Pitagricos conducen en efecto toda nuestra bsqueda a la salvacin del gnero humano, y remiten a todos los seres que subsisten o residen aqu abajo a las Ideas que son verdaderamente, y a la Idea de las ideas.254

Y as es como siempre se han transmitido estas enseanzas, esta Cbala o tradicin, llamada tambin Va Simblica, que an hoy puede ser hallada, aunque eso s muy escondida, en cierta manera al abrigo de la gran confusin y caos reinante, pero palpitante en ciertos seres o entidades que la han recibido y le insuflan un bro renovado, tal como hiciera en su tiempo el estudioso Reuchlin. Pues en distintos momentos del ciclo de una humanidad, y por analoga con la presente, aparecen seres que encarnan en mayor o menor grado y profundidad la doctrina cosmognica; la cantan, la versifican, la geometrizan, la pintan o la dramatizan. Unos literalmente, otros, emprendiendo vuelos ms altos

que rozan el umbral de lo inexpresable; unos glosando a sus predecesores, otros repitindolos sin pretensiones, aunque tambin despuntan aquellos agraciados que realizan grandes sntesis, o renovaciones revolucionarias de las formas de expresin de lo sagrado, adaptndolas a las circunstancias, aclarando facetas ocultas o poco conocidas, sacudiendo el polvo y la solidificacin y retornando a la frescura del Origen puro y nico. Pitgoras, Zoroastro, Lao Tse, el Buddha Gautama y el profeta David son en el siglo VI a. C. grandes iniciados con la misin de insuflar una profunda renovacin espiritual sobre toda la faz de la tierra. Ya ms prximos a nuestros das, la mirada de personajes extraordinarios de los que damos cuenta en este libro son otros de los hitos o hermas de dicha Va Simblica. En De Arte Cabalistica, Reuchlin no duda en testimoniar esa larga cadena de transmisin, tanto de la rama juda como de la greco-latina, en un discurso muy completo y afinado que no se agota en la aburrida enumeracin apolillada de personajes ilustres, sino que los presenta como notas vivas de una partitura musical, modulando un concierto que trasciende cualquier individualidad, pero que se expresa a travs de ella:
Todo esto nos ha venido de Pitgoras, quien lo aprendi en parte de los Egipcios, en parte de los Hebreos y de los Caldeos junto con los Magos ms sabios de los Persas. El lo leg a la posteridad tal como lo han recordado los ms grandes autores. Es el caso de Hermes Trismegisto, el ilustre legislador de los Egipcios, el muy contemplativo escriba, en su discurso perfecto a Asclepios; Timeo de Locres en el libro del Alma del Mundo; Hesodo en Los Trabajos y los das; Platn a travs del personaje de Ditima en el Banquete, el de Scrates en el Fedro as como en el Filebo255

Y sigue refirindose a Porfirio, Jmblico, Proclo, Mximo de Tiro, Apuleyo de Madaura y muchos otros poetas, filsofos y sabios grecolatinos, neoplatnicos, neopitagricos relacionados con los primeros padres de la iglesia, as como en otro momento tira del hilo de la madeja juda y empezando por Adn explica toda la genealoga de este pueblo hasta llegar a los cabalistas medioevales, de los que lleg a compilar en su biblioteca muchos de sus rollos. Slo en De Arte Cabalistica cita el Sefer Yetsirah, Sefer ha Bahir, Sefer ha Zohar, obras de Nahmnides, Abulafia, Menahem de Recanati, Chiquitilla, Abraham ibn Ezra, Sa'adia Gaon, Chamai ben Chamina, Azriel de Gerona, rab Akiba, Joseph Albo, Yehuda ha Levi, Jacob Cohen, Todros ben Joseph ha Lev y otras obras

de cabalistas annimos de gran trascendencia. Es innegable la vasta formacin de este hombre que se movi con soltura en el mbito universitario, pero que fue ms all de la crcel mental que empezaba a erigir el racionalismo, lo que finalmente, como veremos, le acarre ms de un problema. A Reuchlin le toc transitar por la va del estudio y la enseanza, soporte que encarado por lo ms alto abre las puertas de la Inteligencia, y deja aflorar las riqusimas estancias del pensamiento universal, siempre presto a revelar nuevos secretos. Como ya dijimos, el germano busc en el filn del pitagorismo y en el de la Cbala, poco explorado hasta entonces por los cristianos, abocando su discurso a esa comunidad de almas reunidas por el amor al Conocimiento que expandan sus descubrimientos y brillos por Italia, Espaa, Francia, y todo Europa, dando forma a proyectos o diseos intelectuales, pero que sobre todo constituan una comunidad invisible, un cenculo reunido en un espacio otro en el que el ser humano, al ser arrebatado por los dioses y liberado del peso de la carne y la psiqu, participa entonces de una identidad cada vez ms liberadora con y por las ideas.
Todas las veces que se hace mencin de los verdaderos dioses, de las inteligencias separadas, de las formas ms puras, de los espritus divinos, de los seres superiores, de los ngeles, de las almas de los bienaventurados, acordaos siempre y examinad en vuestra alma este mundo superior, inteligible, inmaterial, simple, abstracto, cielo incorporal, Olimpo invisible, Paraso mental, ter sobrenatural, que ni el sentido ni la razn pueden percibir. Cuando lo dejamos, descendemos a nuestro mundo corporal y sensible, cuyo modelo (exemplar) est en el mundo incomparable de la divinidad, y la copia (exemplum) en el mundo inteligible de las formas, y el ejemplar (exemplarium) que subsiste por s, en s mismo.256

Indudablemente, Reuchlin es otro de los herederos espirituales de la Tradicin de Occidente, en la que el hlito del espritu no ha dejado de proferirse; y hay quien capta la onda al vuelo, se sumerge en la corriente sapiencial y la recorre a contrapelo, en un rapto vertical hacia la fuente, aceptando el jaque mate a toda apariencia, lmite, posesin, y traspasando cualquier identidad que no sea la del Uno. Suele acontecer esto de manera inesperada, en seres de la ms variada naturaleza y condicin, pero eso s, que no acostumbran a sentirse cmodos en su piel y entorno, y que en lugar de maquinar alternativas en el plano horizontal, se paran, escuchan y oyen el cantar de un verso eterno que deciden entonar, buscando entonces la salida por la vertical, escalando hasta la

cima del eje del mundo, tal cual da muestras de haber hecho Reuchlin en medio del desbarajuste que empezaba a azotar Europa, y tras ella al mundo entero.
Este bien que es llamado Dios no podemos alcanzarlo, en razn de la fragilidad de nuestra condicin, si no es por grados y escalones. Segn vuestra expresin es la cadena de Homero; para nosotros los judos, que hablamos segn la palabra de Dios, es la escala de nuestro padre Jacob. Ella se extiende desde los lugares supracelestes hasta la tierra. Es como una cuerda o un cable de oro dirigida desde lo alto del cielo hasta nosotros, es como el rayo visual que atraviesa diversas naturalezas.257

Y siempre el dios Mercurio intercediendo, entidad antediluviana que gua y acompaa a todos estos seres que recorren la senda de los Misterios y que no pueden dejar de reconocerse hijos de una genealoga espiritual imperecedera.
Esta doctrina de Pitgoras se desarroll a partir de Orfeo, como puede verse al final del Himno a Mercurio. Tomad ahora ante vuestros ojos la cadena de oro de Homero en Ilada 8, enviada por Jpiter del cielo a la tierra para socorro de nuestra debilidad. Es por ella que os elevaris hacia lo alto con la ayuda de Dios, tanto al actuar como al contemplar. Pues primero habr sido necesario vivir segn el Intelecto (mens), tras contemplar por el Intelecto (mens), y luego ascender con ardor contemplando, puesto que la vida precede a la contemplacin. Conviniendo que ambas sean puras para alcanzar aquello que es lo ms puro, es necesario primero purificar la vida, y despus iluminar la contemplacin. Lo que habis visto en la contemplacin obtenida al abstraer las cosas de las cosas, experimentadlo en vosotros mismos, para retornar por la razn al intelecto (mens) y para liberaros de todas las cosas exteriores. Es esto lo que el emperador Antonino ordena: Desndate. Es necesario, en efecto, que emigrando de esta vida a la otra, nos quitemos toda vestimenta y que marchemos desnudos, no solamente de toda materia y accidentes corporales, sino tambin libres y desapegados de toda la masa de desrdenes, afecciones y pasiones.258

Adems, vemos en este libro de Reuchlin una de las estelas de la vigencia completa del esoterismo en la compleja Tradicin de Occidente, tal como lo son tambin los escritos de Ficino, Pico, Agrippa, y de otros de los componentes de esta cadena urea. Decimos esto porque son muchas las dudas y los cuestionamientos acerca de la completitud de la corriente interior de nuestra cultura, y hace ya tiempo que desde distintos frentes se est negando su alcance metafsico, o bien se quiere confundir este mbito con el religioso, o reducir lo esotrico a lo exotrico, o hacer de lo exotrico un paso previo para acceder a lo esotrico, cuando en realidad ya vimos que son vas paralelas con fines

distintos, siendo el esoterismo jerrquicamente superior a lo religioso y sus fines metafsicos y no salvficos. Sirva de muestra este fragmento en el que se refiere a esas posibilidades espirituales tan altas:
Pues como escribi Azriel en el libro ya citado De la santidad: es el primero sin principio y es el ltimo sin trmino, donde nuestros pensamientos no pueden llegar. Se denomina En Sof, es decir, infinitud, que es la cosa ms alta, en s incomprehensible e inefable; en el movimiento de retraccin a lo ms secreto de su divinidad, se retira y se esconde en el abismo inaccesible de su luz, que es la fuente, a fin que de este modo se comprenda que nada procede de ello. Es como la ms absoluta deidad, inmanente en su no-accin (ocium), en su propia reclusin, desnuda y sin vestidos y sin ninguna envoltura de cosas que la envuelvan. Ella no se difunde, no se extiende por la bondad de su esplendor. Es ser y no-ser sin distincin, envolviendo en toda simplicidad todas las cosas que aparecen a nuestra razn como contrarias entre ellas y contradictorias, como una unidad libre y separada.259

Y es en la Cbala260 y en la corriente sapiencial hermtica que cobra tanta fuerza y vigor en esta poca, donde se halla la veta para restituir la conciencia del mbito de la ontologa y de lo que hay ms all, tal como refleja este otro pasaje del De Arte Cabalistica:
Est escrito, en efecto, en el Bahir: No hay principio si no es la Sabidura. A lo que me parece haber respondido bien diciendo que la Infinitud misma de las tres numeraciones ms altas del rbol de la Cbala, que vosotros tenis el hbito de denominar las tres personas divinas, es esencia absoluta, puesto que ella est retirada en el abismo de las tinieblas, inmanente y en reposo, donde, como se dice, no tiene nada en consideracin. Tambin se la denomina Nada o No Ser y Sin fin, es decir, Ensof, porque nosotros que estamos afectados de una pobreza de inteligencia con respecto a las realidades divinas, no entendemos tales realidades que no aparecen, como tampoco las que no son. Pero cuando se presenta de modo que es alguna cosa y subsiste realmente, entonces el Aleph tenebroso se convierte en un Aleph luminoso. Est escrito en efecto: Tales sus tinieblas, tal su luz (Salmo CXXXIX, 12) y entonces se denomina gran Aleph, cuando quiere salir y aparecer como la causa de todas las cosas por medio de Beth, la letra que le sigue inmediatamente. Al respecto Menahem de Recanati escribe: Encontraris as esta letra, es decir la Beth, que hace todas las cosas. Es la razn por la cual Aleph recibe esta misma letra en tanto que la ms cercana y particularmente fecunda para asocirsela, y se denomina AB, padre de toda la generacin y produccin. El enva seguidamente la Beth a la universalidad de los seres, deseando alcanzar su propio fin a partir del infinito Ain. As, asocindose a la letra final Nun, Beth engendra BEN, el hijo, que es la primera produccin en la deidad, y el principio de la alteridad tambin es llamado Resit, principio, aunque sta es la segunda emanacin a partir del Infinito, es decir la segunda numeracin cabalstica, por la cual todas las cosas han sido hechas. En efecto est escrito: T has hecho todas

las cosas en la Sabidura (Salmo CIV, 24). De esta forma el primer influjo (effluxus) deviene la segunda numeracin, porque el trmino de la generacin es el hijo. Resta en tercer lugar el medio entre Aleph y Nun, que es Yod, smbolo del santo Nombre Yah. Si combinis los dos caracteres de Yah alternativamente en el nombre Ben, tendris Binah, Inteligencia, prudencia o providencia, es decir la tercera numeracin in divinis, a la que es atribuida Adonai, el Espritu, el Alma, el Voto, el Misterio de la fe, la Madre de los hijos, el rey sentado sobre el trono de las misericordias del gran Jubileo, el gran Sabbat, el fundamento de los espritus, la Luz prodigiosa, el Da supremo, las Cincuenta puertas, el Da de la propiciacin, la Voz interior, el Ro salido del Paraso, la segunda letra del Tetragramma, la Penitencia, las Aguas profundas, Mi hermana, la Hija de mi padre, y otras. Hasta aqu hemos consignado las tres numeraciones, que los cabalistas llaman, segn testimonia Rab Isaac en sus Comentarios sobre el Yetsirah, tres numeraciones superiores, silla nica donde se sienta el Santo, Santo, Santo Seor Dios Sebaoth.261

Y ms especialmente este otro:


Est escrito en Zacaras 14, IX que el Seor Tetragramma es Uno, Ehad, y su nombre Ehad, Uno. Quizs ms ciertamente, el Seor Dios es Aleph, principio, o como a vosotros os dicen otros en griego, Alpha y Omega, y Had, Uno, ya que es el principio del Uno. Est, en efecto, por encima de toda unidad, y es el origen eterno de toda unidad, y puede que no se llame Uno, al igual que no se dice ser (Ens) puesto que est por encima de todo ser y que de l emana todo lo que es. Tambin ha sido llamado por los ms contemplativos Ain, es decir, no ser (non Ens) como se lee en Ex. 17, 7: Adonai es ser entre nosotros y no ser. Ahora bien, se lee en el libro de La va de la fe y de la expiacin que es los dos, ser y no ser, puesto que las cosas que son y las que no son vienen de l y son segn l. As tambin, l no es Uno ya que es la causa de toda unidad y la unidad es despus de l y l no es nada de estas cosas, ni de aquellas que son despus de l, ni de aquellas que no son.262

Reuchlin recurre al cdigo aritmtico para revelar la cosmognesis, y a l debemos en gran parte que el sentido interior o esotrico del nmero no muriera aplastado por su faceta exotrica o cuantitativa, y que Pitgoras siguiera vivo, como ahora, ya que no es una individualidad sino una energa espiritual que se encarna en quien la invoca. Al igual que el iniciado de Samos, el alemn supo reconocer el autntico valor del signo matemtico, smbolo sagrado no inventado por el hombre, vehculo sinttico y directo de las fuerzas o potencias constitutivas del universo, y poderoso medio para la aprehensin del armazn csmico:
Del (Caos precsmico) proceden todas las cosas, y esta potencia dinmica todopoderosa e infinitamente potente, no es otra cosa que la esencia divina en el interior de la cual, antes de todas las cosas, el Uno produce el dos. Aqu tenis, mi

querido Marrano, a mi Pitgoras todo entero. Dos es el primer nmero, Uno es el principio del nmero. Si creis a Xenfanes, a quien hemos citado ms arriba, este Uno es Dios. Y siendo que la produccin del Dos habita en el interior de la esencia divina (el nmero es en efecto constituido por s mismo, segn Boecio, autor peripattico, y despus del Uno hay naturalmente slo el Binario) entonces necesariamente este Dos es tambin Dios, puesto que en el interior de Dios no hay nada que no sea Dios. Estas tres cosas, pues, dado que son principio y primero, y que no salen ms all de la esencia una de Dios, son un solo Dios. En efecto, la esencia no se escinde, porque a partir de uno se cuentan dos productos, como sucede tambin con frecuencia en las cosas corporales. La unidad pasa a la dualidad (si me permits esta comparacin) y progresa hasta el tres en la permanencia de la sustancia de las cosas, como se ve con la cepa y sus retoos, o ms justamente con el cuerpo del hombre, los brazos y los dedos. Igualmente, del Uno que produce en la divinidad y del Dos que es producido, nace la trinidad. Si se aade la esencia que se distingue de ellas formalmente habr una cuaternidad formal, que es el Infinito, el Uno y el nmero Dos. Es la sustancia, la perfeccin y el fin de todo nmero, puesto que sumados uno, dos, tres y cuatro dan diez, y ms all del diez no hay nada. As por esto, Pitgoras comprendi que haba un principio de las cosas que denomin Tetraktys, puesto que en griego Tetras significa cuaternidad, y Actys el carcter formal del sol o del rayo. Es a partir de una tal formalitas, aunque suprasustancial, que mi Pitgoras instituy este clebre nombre nico de Cuaternidad, referido a cuatro cosas formalmente distintas entre ellas. Para distinguir lo sagrado de lo profano, tuvo la excelente idea de escribir este nombre sagrado con ypsilon, mientras que habitualmente la palabra actis se escribe con una iota. Adems, tambin present de una manera remarcable esta Tetraktys como un dios, dndole el gnero masculino, a la manera de los antiguos latinos que masculinizaban a Cupido y Venus, mientras que a veces empleaban para el nmero instrumental que expresa la cuaternidad la misma Tetraktys en femenino. Jurando por la Tetraktys, quera mostrar que era Dios, en comparacin a la cual nada debera ser tenido por ms digno de veneracin. Pues como dijo Aristteles: Es por lo que uno jura lo que es ms venerable.263

Y sigue diciendo, en su labor de establecer analogas entre smbolos:


Pero para anunciar la conclusin, dir que la Tetraktys es la cumbre de todas las cosas, este es el principio pitagrico. Entonces dice Marrano: Filolao, este ejemplo me recuerda el muy bello signo (Charagma) de cuatro letras, donde se presenta la salvacin del gnero humano. Simn nos lo ha confirmado por la abundancia de citas escriturarias. Y segn yo, Pitgoras no ha transformado mal en el smbolo griego de la Tetraktys el Tetragrama de los judos, o ms bien las cuatro letras de que se compone el nombre del Salvador.264

Actualmente casi hemos olvidado este conocimiento interno de los nmeros; son uno de los primeros rudimentos que se ensean en las escuelas, pero su uso se ha reducido a la cuantificacin y la estadstica y parecen esqueletos sin vida, cifras con las que acumular

acontecimientos, aos, seres, cosas, posesiones y cualquier otra menudencia imaginable, e incurrimos adems en el grave error de confundir lo indefinido con lo infinito, creyendo que esto ltimo tiene que ver con una prolongacin horizontal de la cantidad, cuando en realidad es la ausencia total de ella, el 0 que est ms all del nmero y que contenindolos a todos en s, o sea, a todo lo susceptible de determinacin, simultneamente incluye lo que nunca ser limitado ni definido por nada. Pero habiendo laborado con esta simblica universal, tenemos la certeza de que su vida interna an puede ser restituida ya que es el cdigo 265 con el que se est escribiendo ahora y siempre la vida del cosmos. Sigamos, pues, con el discurso de Reuchlin:
Este clebre denario contiene todas las cosas como finito e infinito, par e impar, uno y mltiple, derecha e izquierda, macho y hembra, en reposo y en movimiento, rectilneo y curvo, luz y oscuridad, bueno y malo, cuadrado y oblongo. Pero todas estas cosas que forman pares son lo que son porque son dos. Ellas son diferentes porque son dos. Pues si fueran una sola cosa, no seran contrarias. Los Pitagricos reducan todo al Diez, porque este nmero es el ms perfecto de todos. Es por el diez que todas las naciones y todos los pueblos, a excepcin de los tracios, tanto griegos como brbaros, numeran las cosas individuales sin sobrepasarlo o sin quedarse corto, sirvindose de sus diez dedos como instrumentos de clculo naturales. La perfeccin de este nmero nos es mostrada por el orden del mundo que vemos moverse solamente por diez esferas, segn los Pitagricos. Su perfeccin es tan mayor con relacin a los otros que engloba ms maneras de contar: par, impar, cuadrado, cubo, largo, plano, primer incompuesto y primer compuesto. No hay nada ms absoluto. Los cuatro nmeros cbicos de los cuales los pitagricos dicen que se compone el universo, se reducen a las diez proporciones.266

Esta configuracin numrica-matemtica se traduce igualmente en vibraciones, sonidos, notas, formas, colores y gestos, entre los cuales se establecen relaciones y proporciones, organizando mdulos, estructuras superpuestas, concatenaciones invisibles, lo que en verdad es la gran tergia universal. Y se nos dice, y se ha experimentado, que todo emana de un punto invisible y tcito, indivisible e indistinto. Siguiendo a Pitgoras, este Uno no es un nmero sino el principio de todos ellos, la Idea que contiene todo lo determinado y que siendo inengendrada es sin embargo el origen de toda generacin. Dicho misterio insondable, que el cabalista llama Kether, no tiene necesidad alguna de salir de su mismidad e

inmutabilidad, pero por razones que la mente humana no alcanza a comprender aunque s la luz del intelecto que fecunda su alma, la Voluntad suprema "decide" conocerse en el gran espejo csmico que llamamos Ser Universal. Dado que este gesto es de por s inenarrable, el nmero acude en auxilio y acta como mediador o puente entre lo que puede ser conocido y lo incognoscible de donde mana la posibilidad de la Manifestacin en su sentido ms amplio. El dos es la paradjica polarizacin concebida en el seno indivisible de la unidad, sin la cual no sera posible la proliferacin csmica. El dos, que el iniciado de Samos design como el primer nmero, no es sino la identidad entre el conocedor y lo conocido que cuando se piensa lo hace como si fueran uno y otro; es aquella potencia que los cabalistas, y el sabio rey Salomn, dicen que estaba con Dios antes de la creacin del mundo, Hokhmah o la Sabidura, el Pensamiento que contiene todo lo que puede ser contenido. El binario, que en distintas modalidades de s mismo se visualiza como un par de opuestos o bien de complementarios, es el primer sello impreso en el mundo y su huella est grabada en todo, para que por l se recuerde la verdadera identidad una. Los pitagricos nos hablan tambin del 2 como del primer nmero par, de naturaleza femenina o receptiva, pues es el que acoge en s todos los grmenes "abocados" por el Principio. Pero esas semillas no saldran de s mismas si no fuera por el tres, nmero que simboliza el gesto de la diferenciacin csmica, as como el de la reintegracin de todos los seres y mundos a la unidad principial una vez cumplida su revolucin completa. En la Cbala se relaciona con la sefirah Binah o la Inteligencia, energa receptiva y pasiva respecto de la Sabidura y positiva o activa hacia la creacin, pues siendo indistinta en s misma es sin embargo el principio de lo que se desplegar en los mundos inferiores a travs del cuaternario. Pitgoras se refiere al 3 como el primer nmero impar, masculino, activo, expansivo y creativo, lo que no se contradice con la idea cabalstica de la Madre Mayor (que lo hace femenino o contractivo) sino que en realidad es seal de esa conjugacin permanente a la que antes nos referamos. El 4 signa todo lo creado y acta de intermediario entre el Principio (1) y la manifestacin representada por el 10 y viceversa (4 = 4 + 3 + 2 + 1 = 10 = 1 + 0 = 1). Los 4 puntos cardinales, las cuatro estaciones del ao, los 4 elementos de la alquimia, las cuatro edades del hombre, de las civilizaciones, de los ciclos csmicos, de las fases de la luna, etc., son

ejemplos de que la ley del cuaternario es universal y est presente en toda la creacin. El 5 se corresponde con el microcosmos y es el nmero que expresa el matrimonio del primer par (2) y del primer impar (3), por eso es llamado nupcial, adems de ser aquel que est en el centro de la dcada, todo lo cual hace del ser humano que lo lleva inscrito en su ser ms ntimo (5 sentidos, 5 dedos en cada mano, 5 orificios en la cara, etc.) el punto medio entre el cielo y la tierra, y el depositario de la misteriosa quintaesencia alqumica, sntesis de los cuatro elementos de los que todo est constituido. El producto de 2 por 3 es 6, cifra vinculada al macrocosmos, sefirah central del Arbol de la Vida en la que confluyen todas las energas y que al mismo tiempo las difunde. Este es el smbolo por excelencia de las analogas o correspondencias simblicas que caracterizan al pensamiento universal y verdadero, cuya traduccin geomtrica es la estrella de seis puntas o Sello de Salomn. El 7 es el reflejo de la unidad en el plano del alma inferior o de las formaciones sutiles (7 = 7 + 6 + 5 + 4 + 3 + 2 + 1 = 28 = 2 + 8 = 10 = 1 + 0 = 1), el cual rene en s al primer nmero triangular267 (3) y al primer nmero cuadrado268 (4), cuyas series tienen una gran importancia en la matemtica sagrada, aunque aqu slo lo podamos apuntar. Y el 8 es el nmero de pasaje relacionado con la iniciacin y el rito, las aperturas de la conciencia y rupturas de nivel. El 9 representa a lo cclico, pues todos sus mltiplos retornan finalmente a l, adems de ser uno de los que signa las divisiones de la circunferencia. Finalmente, el 10 es la expresin de la multiplicidad, que vuelve siempre al Uno, pues es su reflejo en el mundo concreto y material ya que, como hemos mencionado, 10 = 1 + 0 = 1.

"Fontes Reuchlini" en Hermann von der Hardt, Antiquitatis gloria. Helmstedt, Paul Dietrich Schnorr, 1737.

CAPITULO V

LA CABALA EN ALEMANIA (1)


Johann Reuchlin (cont.) Siguiendo con esta sntesis tan breve y tambin incompleta de la simblica matemtica, diremos que desde el punto de vista esotrico, la trada o triunidad principial representa al estado ms alto del ser, el de los principios ontolgicos, y se corresponde con el mundo cabalstico de Atsiluth, que al reflejarse de forma inversa en planos inferiores conformar sus estados intermedios (el del alma superior Beriyah, que integra las sefiroth Hesed 4, Gueburah 5 y Tifereth 6, y el del alma inferior, Yetsirah, con Netsah 7, Hod 8, y Yesod 9) que finalmente coagulan en Asiyah, la Concrecin Material, expresada por el diez o la sefirah Malkhuth. En total cuatro planos cada uno de los cuales, a excepcin del ltimo, incluye una trada porque ella est implcita en l, que actualiza perfectamente todo el modelo. Y a partir de aqu podramos seguir un desarrollo inmenso de posibilidades aritmosficas y geomtricas, que exceden el campo de este estudio, en el cual slo podemos apuntar la importancia de esta simblica, tan considerada por sabios de todos los tiempos, y que todava ahora es un soporte inicitico

inestimable. Pero dejemos que sea Reuchlin quien nos vaya adentrando en esta concepcin tan ntida y asombrosa del universo:
Sin embargo, estos signos representan tanto para los brbaros como para los latinos la unidad simple. Pues es de ella que comienza el denario y en ella que acaba. Su smbolo pitagrico es el Uno y el Dos, que Zarate, el preceptor de Pitgoras tena el hbito de designar como las palabras del engendramiento. El llamaba, segn testimonia Plutarco de Queronea en el Origen de las almas del Timeo, al Uno, padre, y al Dos madre. Como ya habis aprendido, el Uno y el Dos con la esencia divina producen la cuaternidad, esa famosa Tetraktys, Idea de todas las cosas totalizadas en el nmero denario. Pitgoras afirma que es la fuente de la naturaleza eterna, y que no es otra que el conocimiento de las cosas en la Mente (Mens) divina que opera racionalmente. En cuanto a la Mente (Mens) misma de Dios, Pitgoras la llamaba alegricamente Nmero, cuando deca que el Nmero era el principio de todo. Plutarco escribi, en efecto, en el libro IV de las opiniones de los filsofos: Pitgoras entiende el nmero como Inteligencia (Mens). El smbolo es conveniente, pues en las realidades incorporales nada es ms simple que el nmero. Adems, no se puede concebir nada ms parecido a la Mens. Es de esta fuente perpetua que desciende por ros y canales el nmero pitagrico Uno y Dos. (pg. 165-166).

Y se explaya una y otra vez en meditaciones circulares que parten del 1 y a l retornan, pasando por todos los estados intermedios representados por los nmeros del 2 al 9:
El denario, en efecto, ama tanto el dos que a partir del Uno la progresin se hace por el Dos, y por el Dos se retorna al Uno. Desde luego, el primer incompuesto, el ternario, no est compuesto del Uno y del Dos, sino que est constituido de ellos. Porque el Uno no tiene posicin segn Jmblico, y no entra pues en la composicin, si queremos atenernos a la propiedad de las palabras. Como dice Simplicius en sus comentarios sobre la categora Cuanto: La unidad que an se mantiene unidad no tiene posicin, y el punto que permanece punto no se desvanece. Podemos conocer por ello la diferencia entre la unidad y el punto. Puesto que no hay nada antes que el Uno, decimos justamente que el Uno es lo primero. En cuanto al Binario no se compone de nmeros, en el sentido de que a partir de la unidad sola se aadira una unidad y una unidad. Es el primer nmero porque es el primer mltiplo y porque ningn nmero puede medirlo salvo la unidad, medida comn de todos los nmeros. En efecto, una vez dos no es sino dos. Tambin el mltiplo denominado ternario es muy justamente denominado por los aritmticos el primer nmero incompuesto. En efecto, el binario que lo precede no es un nmero incompuesto, sino ms propiamente no compuesto. Es porque el ternario no desea permanecer inactivo, sino ms bien multiplicar sin envidia su bondad por todas las criaturas, que progresa de la potencia al acto. Este

carcter fecundo que est en l, produce el mltiplo como los nmeros son producidos a partir del nmero. Ese carcter esencial que es en s el Uno fuente y origen de toda produccin, al mismo tiempo que el principio de todo desarrollo y la permanencia inmutable de toda sustancia, es visto por la Inteligencia (Mens) eterna, y mira y se refleja de esta manera a s mismo por medio de la unidad y de la dualidad, multiplicndose a s misma y diciendo 2 por 2 son 4. He aqu esta Tetraktys, esta Cuaternidad, de la que os he hablado anteriormente. Esta es la Idea de todas las cosas que han sido creadas, puesto que, como dicen los aritmticos, toda progresin se cumple por el cuaternario. Y es as que nace esta Dcada que llamamos los diez gneros ms generales de todas las cosas, puesto que 1, 2, 3, 4, a partir de la potencia todopoderosa producen 10, pasando de la energa al acto. La mitad es cinco. Colocad, pues, el 5 en medio como un portaestandarte en medio del ejrcito, y a su derecha el primer nmero superior que es 6, y a la izquierda el primer nmero inferior que es 4: juntndolos tendris de nuevo 10. Colocad de nuevo a la derecha el nmero inmediatamente superior que es 7, y a la izquierda el nmero inmediatamente inferior que es 3, y unindolos volveris a tener 10. Colocad de nuevo a la derecha el nmero inmediatamente superior que es 8, y a la izquierda el nmero inmediatamente inferior que es 2, su adicin da otra vez 10. Poned entonces a la derecha el ltimo nmero 9, y a la izquierda el 1, sumadlos y una vez ms tendris 10, que de nuevo relacionados con el 20 dan comienzo a otra unidad, y as sucesivamente para todos los nmeros cardinales hasta el 100. Lo mismo que dos por uno son dos, 3 por 1 tres, 4 por 1 cuatro, y as sucesivamente, de la misma manera 2 por 10 son 20, 3 por 10 treinta, y 4 por 10 cuarenta, y as sucesivamente. De la misma manera para el 100, el 1000 y ms all. Es por lo que nosotros en griego escribimos el 10 con una iota, que se seala como una coma, y en hebreo lo anotamos por un solo punto.269 *

Y tambin se apoya en la simblica geomtrica:


As se nos descubre ahora el origen de este mundo sensible, que produce el matrimonio entre la pirmide y el cubo por la ley de la naturaleza. Las bases cuadradas de sus figuras unidas sin interrupcin forman el Dodecaedro, smbolo pitagrico que designa al propio universo compuesto de materia y de forma. Es lo que con frecuencia recordaba justamente Alcinoo a propsito de la doctrina de Platn. El deca: Dios se sirvi del Dodecaedro para el universo cuando fabric el mundo. Si superponis, en efecto, a un cubo octangular una pirmide elevada de 4 lados triangulares equilteros, habris construido con arte el edificio del dodecaedro, donde el cubo o el dado est debajo, como la madre, y la pirmide como el padre est encima.270

Y siempre aparece el ser humano, mediador entre lo celeste y lo terrestre, al mismo tiempo que un universo en pequeo en el que todo est a punto para operar identificaciones, o sea conocimientos o aperturas de la conciencia:
Numerosos autores entre nosotros tratan de maneras diferentes las diez

numeraciones, llamadas por los "Cabalaei" las 10 sefiroth. Algunos lo hacen bajo la forma de rbol, otros en forma de hombre. Con frecuencia se hace mencin de la raz, el tronco, las ramas y la corteza. Con frecuencia tambin de la cabeza, los hombros, los muslos, los pies, el lado derecho y el izquierdo. Estos son los diez nombres divinos que nosotros los mortales concebimos de Dios. Son nombres de esencia, de persona, que denominamos Kether, Corona, Hokhmah, Sabidura, Binah, Prudencia o Inteligencia, Hesed Clemencia o Bondad, Gueburah Gravedad o Severidad, Tifereth Ornamento, Netsah Triunfo, Hod Alabanza, Yesod Fundamento, Malkhuth Reino. Por encima de la Corona se sita En sof Infinito, y es el abismo.271

Lo que se hace muy evidente en las manos fsicas del hombre, los instrumentos matemticos que oh, sorpresa! tiene ms a tiro y en los que de una manera admirable est escrita la historia y metahistoria del Mundo. Son dos manos simtricas, con cinco dedos en cada una lo que hacen un total de diez. En hebreo la palabra mano es iad (compuesta de las letras iod-dalet) cuyos valores numerales son 10 y 4 respectivamente (el denario, el cuaternario y la unidad, reunidos en la Tetraktys, como acabamos de ver); si los sumamos tenemos 10 + 4 = 14, el cual se corresponde con la letra Nun, de posicin 14 en el alfabeto hebreo y cuyo valor es 50, que como nos explicar Reuchlin ms adelante tiene que ver con las 50 puertas de la Inteligencia. Adems, Iod est en correspondencia con el signo272 del ndice, idea de lo viril (iad significa tambin pene); daleth con el seno, smbolo de lo femenino, y nun con el fruto, lo nacido de su conjuncin, o sea, que en estas tres letras se revelan las ideas de la polarizacin, la cpula, el engendramiento y los indefinidos frutos que de ella nacern, anlogos a los seres y mundos de la manifestacin. Lo que igualmente se expresa en sentido inverso, pues partiendo de 14 = 1 + 4 = 5, o sea que el fruto, o el hijo, o la produccin, nos devuelve a sus progenitores, al nmero nupcial, que a su vez tiene que ver con la quinta letra del alfabeto, la he, cuyo signo es el aliento, la Palabra o Verbo por la que se reconoce unnimemente que todo es creado. Y as podramos seguir tejiendo vnculos secretos, donde nmeros y palabras se interconectan, y alumbran cuestiones fundamentales sobre nuestra existencia y la del universo y su misterioso origen Otro tema fundamental que Reuchlin explor una y otra vez fue el de la Inteligencia, esa poderosa energa que emite sus influjos sobre seres, grupos y entidades, diosa eterna que media entre los humanos y el secreto de su esencia espiritual. Nuestro autor nos habla de las 50 puertas de la Inteligencia, de las aberturas de la conciencia hacia los

mundos invisibles, que slo podrn ser conocidos a travs de los brillos o destellos de esa diosa tan venerada e invocada en el Renacimiento y que inspir a innumerables artistas, poetas, matemticos, filsofos y cantores de la gran ilusin csmica, gestada por esta Madre Universal, que as como da la vida, da tambin la muerte, cumpliendo el rito de una respiracin que del Principio parte y a l retorna. Y nos preguntamos: por qu 50? Tomando lpiz y papel, regla y comps y poniendo en prctica la precisa descripcin de Reuchlin, se ilumina ante nuestros ojos un nuevo mandala para meditar, sin florituras, ntido y directo como es lo propio del lenguaje matemtico con el que se expresa:
Todas las cosas estn, en efecto, distribuidas universalmente en cinco rdenes, puesto que hay los elementos, los compuestos de elementos, las almas, los cuerpos celestes y los incorporales supracelestes. Cada uno de ellos puede ser considerado de diez maneras bajo los ttulos siguientes: gneros muy generales, gneros particulares, especies generales, especies muy particulares, cosas indivisibles que consisten en ltima instancia de materia y forma, o de alguna mezcla proporcional, y cuyas relaciones se hacen individualmente por las diferencias, las propiedades y los accidentes. Estos diez modos, tanto de las esencias como de las inteligencias, multiplicados por cinco abren las 50 puertas de la inteligencia, por las que entramos en los misterios de las criaturas por signos remarcables en la obra de seis das, que los Cabalistas alcanzaron o recibieron con diligencia. Ahora, gracias a este artificio, la dificultad del enigma propuesto por Pico de la Mirandola en sus 900 Conclusiones se descifra fcilmente: Quien sepa qu es el denario en aritmtica formal, dice l, y conozca la naturaleza del primer nmero esfrico, sabr el secreto de las 50 puertas de la inteligencia, del gran jubileo, de la milsima generacin y del reino de todos los siglos. Tales son los trminos de la Mirandola. Yo quisiera pues que tracis una esfera plana o un crculo hecho de las diez figuras numerales cuyo centro sea 5. Es en efecto la mitad del denario. Que inscribis sobre la circunferencia los nmeros del clculo denario uno por uno, en particular, que el dimetro pase del ms pequeo al ms grande, es decir del 1 al 9, para obtener con la divisin dos semicrculos, partiendo de la derecha de la esfera. Despus del 1 y antes del 9 recin mencionados, colocad los nmeros 2, 3, 4, 5, y partiendo de la izquierda despus del 1 y antes del 9, disponed los nmeros 5, 6, 7, 8. Trazad pasando por el centro las lneas de 2 a 8, de 3 a 7, de 4 a 6, de 5 a 5. Si entonces se resta de cada uno de los nmeros mayores el nmero superior a 5 que es el centro de la esfera denaria, y se suma lo restado a los nmeros inferiores a 5, se obtendr siempre a partir de dos nmeros opuestos dos 5 iguales, pues al comparar mutuamente los puntos de las lneas, todo trazado numeral lineal dar 5 y 5. El nmero quinario, pues, en el crculo de la revolucin denaria es denominado esfrico, pues como habis visto, todos los nmeros de la esfera se refieren al 5, segn las 5 lneas trazadas en la esfera, que contiene diez. Es porque de este nmero esfrico

multiplicado por 10 nacen las 50 puertas de la inteligencia o los aos del jubileo.273

Y sigue con la enumeracin de todas estas puertas, y sus correspondencias con los Nombres de poder, con los de los ngeles, con los planetas, y los senderos que los conectan, etc., en una sntesis de simblicas que sobrecoge al ms osado de los mortales, pues descorre ante s el teln de una obra majestuosa que lo excede, pero en la que sin embargo tiene la oportunidad de conocer su verdadero Yo, como sucede siempre con cualquiera de las producciones de esta diosa primordial:
Esta cuestin digna de un mejor maestro y que requiere trabajo, es de la mayor eficacia para inducirnos a consagrarnos, casi siempre con los ngeles, a la contemplacin de las cosas ms altas y divinas. Si ya hemos empezado a familiarizarnos con ello, nada ser para nosotros difcil de decir o de hacer. Las letras, que son su oficio, aprovechan esta familiaridad. Si unimos las 22 letras a las 10 numeraciones cabalsticas, obtenemos el nmero 32. Puede leerse en el Sefer Yetsirah: Diez numeraciones Belima y 22 letras. Adems, hay muchos autores que han formado esta suma de los senderos por medio de esas 10 propiedades dignas de silencio y de las 22 letras. Estos senderos que yo he repartido a mi manera, otros, no obstante, los clasifican y los observan en un orden diferente. Pero si unimos con cuidado el conjunto de las letras de las 50 puertas, encontramos la serie bienaventurada de los 72 ngeles del que se compone el Schem hamphorasch, es decir, el gran nombre de Dios supremo desarrollado. Pues si sumamos 22 a 50 tendremos 72. Son los ngeles poderosos de la tierra entera.274

Este sagrado Nombre es en s inefable y absolutamente misterioso, pero su conciencia se mantiene viva al poner en juego una serie de prcticas mnemotcnicas. El Renacimiento vio florecer todo un Arte de la Memoria para activar esa reminiscencia, invocacin constante de la diosa Mnemosine, la que devuelve el recuerdo de la realidad ms ntima de las cosas y los seres. Y con este fin aparecieron producciones extraordinarias en todos los rdenes: juegos mgicos, pinturas y msicas evocadoras, jardines fabulosos, arquitecturas prodigiosas, teatros y coreografas, y tambin pantculos numricos y lingsticos, como por ejemplo los cuadrados mgicos, as como esta obra de Reuchlin donde en otro momento se dice:
Los ngeles tienen odos de la cualidad de las lenguas que tienen nuestras Mentes. Lo mismo que los espritus divinos hablan con las lenguas de los ngeles, as los espritus de los hombres escuchan con los odos de la Mens. Los nombres que se les han dado no se les han dado por necesidad de nombrarlos y de llamarlos manifiestamente. Son sellos mnemotcnicos que nos transmiten para que nos

acordemos con frecuencia de los ngeles. Su rememoracin atenta nos conduce recprocamente al amor de Dios, y a su vez el amor reaviva nuestra memoria. Aquello que amamos con fuerza, lo recordamos con frecuencia, pues como dice el proverbio, los que se aman se recuerdan siempre. Es por lo que Dios nos gratifica con el Nombre Tetragramma, no porque lo llamemos con este nombre, que es inefable, y que vosotros denominis justamente Anekphoniton, no pronunciable. Pues, en efecto, respondi el Creador a Moiss cuando le pregunt: Cul es tu nombre? Dios le respondi: Es YHVH, es decir mi Nombre para la eternidad, y este ser mi Nombre memorial de generacin en generacin. El tetragramma es pues el Nombre para la eternidad, pero para las generaciones es solamente el medio de acordarse, pues no puede ser compuesto por ningn vocablo humano un nombre que pueda igualar la naturaleza de la divinidad.275

Precisamente, uno de los puntos doctrinales por los que ms se conoce al sabio germano es el haber dado una explicacin acerca de que el nombre de Jess en hebreo, YHSVH, es el que hace pronunciable el Nombre inefable de Dios. Ya podemos suponer que la interpretacin literal y exotrica de esta cuestin motiv crticas tanto de cristianos como de judos, que con sus miles de prejuicios y orejeras la encontraron inaceptable y hasta escandalosa. Sin embargo, ella admita y admite una lectura interna y esotrica, la que se refiere a la posibilidad de acceder al estado de conciencia de unidad simbolizado por el nombre de Jess, y compartido unnimemente por todos aquellos que se identifican con l:
Nosotros conjeturamos que el Nombre inefable ser pronunciado por las cuatro letras santas, de las que el Inefable est escrito, como por notas simblicas, y por la consonante Shin. Es en efecto corriente en la Cbala que esta nota Shin se explique por notarika: Shem, YHVH, Niqra, es decir, Nombre, Tetragramma, y nombrado, pues no hay otras letras para designar la sola misericordia en trminos simples si no son estas cinco: YHVH y la consonante Shin, es decir, S.276

Pocos comprendieron las sutiles enseanzas de Reuchlin, su intencin de poner al descubierto la unidad de las distintas ramas tradicionales y su origen comn, tan ntidamente expuesta en su libro, y que se vino a sumar a las de otros compaeros de camino que ya hemos conocido. Oscuros planes se tramaron contra l, muy propios de la accin contratradicional que en esos siglos ya daba signos evidentes de extenderse: la escisin entre el poder temporal y el espiritual, la creciente negacin de lo esotrico y metafsico, la primaca de lo exotrico, la proliferacin de opiniones y dogmas que desencadenaron divisiones de confesiones y odio entre religiones, la solidificacin y materializacin intelectual, etc.

En esta tesitura es pues comprensible que nuestro autor, alma permeable a las enseanzas esotricas, no se librara de ataques y reproches, y que sobre l tambin cayera el peso de la ignorancia y del odio, pasando incluso por un juicio inquisitorial. El mismo relata los ataques a los que se vio sometido por parte de un judo converso, Pfefferkorn, que tena la intencin de acabar con la literatura sapiencial hebrea, para lo cual le pidi a nuestro erudito277 la redaccin de un informe en el que expresara su opinin sobre el tema. Reuchlin siempre se opondr a esta accin y escribir un pequeo tratado, el Augenspiegel o Espejo de los ojos (1511), en el que defiende el legado hebreo y sus libros sagrados, tanto el Talmud como los textos cabalsticos e incluso su literatura en general.278 Dice en su tercer libro del De Arte:
Este sabio, por haberse opuesto a la destruccin de libros por el fuego, sufre despus de cinco aos, y a pesar de su inocencia, crueles persecuciones que soporta con coraje y sin dejarse abatir. Estas proposiciones colgadas en las puertas de la Sapienza, y en los porches de las iglesias de Roma, fueron inmediatamente lanzadas en el lodo, la porquera y el fango, y pisoteadas no sin buenas razones. Una tal falta se haba realizado de una parte contra la voluntad del soberano Pontfice, y sin el conocimiento de los muy reverendos jueces ante los cuales el proceso de Reuchlin, despus de la apelacin de Astaroth, est en suspenso en la Curia desde hace tres aos. Por otra parte, haba parecido evidente a todos que esta composicin estaba llena de mentiras particularmente evidentes. En primer lugar, efectivamente, Astaroth279 haba prometido que las conclusiones seran discutidas en presencia del Papa. Pero el Papa lo haba rechazado, y haba prohibido formalmente este procedimiento. En el curso de varias sesiones pblicas tenidas el verano pasado en Roma, el caso Reuchlin fue plenamente examinado y discutido ante los hombres ms sabios del mundo, ante los prelados de la Iglesia catlica, los arzobispos, los obispos, los generales de rdenes religiosas, sus procuradores, los penitenciarios, los doctores, y un gran nmero de telogos y juristas escogidos entre los ms hbiles. Decidieron que Capnion deba ser absuelto. Seguidamente, Astaroth trat vergonzosamente al Espejo de los ojos de obra escandalosa y salpicada de errores, cuando esta obra haba sido autorizada definitivamente por sentencia apostlica. Adems, escribi que este libro haba sido condenado a la hoguera hace poco por cinco universidades. Todo ello verdaderos cuentos y mentiras transparentes y evidentes, pues no hay y no habr en todo el mundo una universidad que condene El espejo de los ojos. Slo algunos aislados, cabezas locas con cerebro atacado por vrtigos, sorprendidos por un error retrgrado, reunidos en conventculos de conspiradores, contra el derecho y la justicia formal, se manifestaron contra El espejo de los ojos y maquinaron, como decimos, sus sentimientos. (pg. 203-204 y 210).

Pero finalmente, tras presiones de todo tipo sobre su persona y sobre el mismo papado y despus un gran revuelo en el mbito poltico y

religioso, Len X acabar imponiendo silencio eterno a Reuchlin, que an tendr la valenta de dedicarle el De Arte Cabalistica a pesar de que el Augenspiegel fue incluido en la lista de los libros herticos. El tema de la accin contratradicional sigue plenamente vigente en la actualidad y su tono ha ido in crescendo, adoptando formas si cabe ms extremas, como es el uso descarado de aspectos de la doctrina esotrica con fines invertidos, lo que vemos igualmente reflejado en el fundamentalismo y sus viles tcticas de terror. Pero los detractores son bien fciles de identificar, tanto ayer como hoy, ya que es la misma energa densa e inversa que se va encarnando en seres individuales o comunidades, multiplicndose como la cabeza de la hidra, con la nica intencin de destruir lo espiritual, emulndolo. Aunque en realidad lo dual nunca podr equipararse a lo que no tiene par y est por encima de toda distincin. Es por esto que muchos iniciados se revisten desde hace siglos de un espritu guerrero, vigilante, y advierten constantemente acerca del peligro de manejar e identificarse con esas fuerzas de naturaleza psquica tan disolutiva y grosera, o sea, que rechazan su manipulacin con fines particulares y se alejan siempre de la magia menor e invertida. El adepto invoca a cada instante las energas espirituales ms altas, a la gran milicia celeste dirigida por Miguel que bajo las rdenes de Metatron libra la gran batalla csmica gracias a la cual este mundo an respira; el verdadero mago clama a los dioses, se entrega a ellos, les sirve de alimento al tiempo que l tambin se nutre de sus energas, y en este proceso de transmutacin devienen un solo ente, un ser indisoluble pero jerarquizado. Reuchlin, nadando entre esas aguas turbulentas que todo lo queran confundir, esquiv siempre el ser tildado de mago, pero sus labores tergicas purificadoras y liberadoras afloran por doquier en su vida y obra:
Para sernos tiles, los ngeles clementes han encontrado con frecuencia figuras, caracteres, formas y palabras. Nos han propuesto, a nosotros los mortales, estas palabras desconocidas, admirables, que no significan nada segn el uso ordinario de la lengua, pero que nos inducen, provocando el asombro de nuestra razn, a buscar asiduamente los inteligibles, despus a venerarlos y a amarlos. Tienen un sentido, en efecto, no segn el buen placer y la institucin de los hombres, sino segn el buen placer de Dios. Es la doctrina que vuestro contemporneo y perteneciente a vuestra religin, el muy sabio Conde de la Mirandola, os ha transmitido despus de haberla obtenido de nosotros. El escribi en sus 900 Conclusiones: Las palabras (voces) sin significado son de ms poder en magia

que las que lo tienen. No importa cul palabra tenga en efecto virtud en magia en tanto que est formada por la voz de Dios, pues aquello en que la naturaleza ejerce una fuerza mgica en primer lugar es la voz de Dios. As habl Pico.280

Y de nuevo la transmisin a travs de la simblica numrica:


Dado que el ngel es la alteridad, como Dios es la identidad, y que la primera alteridad es el binario, conjeturamos justamente que de la multiplicacin del binario nace el nmero de los ngeles. La multiplicacin cbica del binario se hace as, 2 veces 2 al cuadrado, el producto es 8, primer cubo. Si distribus los 8 ngeles en 9 coros, tendris 72, tanto como 8 multiplicado por 9. Volved entonces, si queris, por los coros al cubo, y por el cubo a vuestra Tetraktys, que nosotros llamamos Tetragramma, y los romanos la Cuaternidad, y de sta al binario, que significa la naturaleza anglica, y de la misma manera a la unidad Dios muy bueno y muy grande, y constataris a ciencia cierta, si aplicamos a los ngeles nuestro ardor, que por los mismos ngeles nos unimos al Tetragramma inefable, donde resplandeci primeramente la muy noble naturaleza de estos ngeles. Ya que si a partir de estas 4 letras YHVH colocis 4 veces Yod, y descendiendo, 3 veces He, 2 veces Vau y una vez He, obtendris la suma de 72,281 que desarrolla el nombre de Dios inenarrable e incomprehensible. Todos los santos nombres, cuyo nmero es inmenso, se reducen a l, cada uno de ellos sin embargo es apelativo, pero slo aqul es propio y apropiado a Dios, es por lo que es denominado Meyuhad. Se dice que estos 72 nombres son un solo nombre simblico, porque todos ellos tienen por fin designar al Dios solo, muy bueno y muy grande, aunque por medio de especies numerosas y variadas de ngeles, tal como designamos a un prncipe a travs de sus cortesanos, o a un general por su ejrcito. Los maestros de la Cbala veneran y honran en extremo a estos nombres. Es con ellos que los hombres devotos operan milagros ms admirables de lo que est permitido decir.282

Pues anteriormente ya haba explicado:


En efecto, como toda letra hebraica tiene su valor numrico particular, de Iod, He, Vau, He se produce 72 de esta manera: Iod vale 10, He 5, Vau 6, He de nuevo 5. Por el arte de la aritmtica el todo se reduce as: Iod=10, Iod He=15, YVH=21, YHVH=26. Reuniendo cada uno de los nmeros 10, 15, 21, 26, tenemos 72. Realizando estas operaciones en vosotros, comprenderis claramente que para invocar los espritus es precisa una voz espiritual y no un grito como el de los sacerdotes de Baal.283

Reuchlin estuvo en contacto e influy directamente sobre otros personajes que se interesaron por este redescubrimiento de las fuentes cabalsticas; aunque como ya iremos percibiendo (no slo aqu en Alemania, sino en toda Europa) no todos consiguieron penetrar las enseanzas ms profundas de la lengua santa, ni de la doctrina esotrica

de la Cbala. Muchos se quedaron en el revestimiento formal; otros, desde los enclaves existenciales ms dispares y llegando por distintas vas (la medicina, la alquimia, la astronoma, la msica, la aritmtica) fueron capaces de inteligir la unidad esencial de todos esos saberes con los revelados por la Cbala, por lo que su labor no consisti en un sincretismo, sino en una autntica sntesis de las doctrinas nutricias de Occidente. Antes de seguir con la escala que dibujan los protagonistas de la obra en estas tierras germnicas, esto es, Agrippa, Paracelso, Kircher y Bhme, queremos mencionar a Conrad Pellican, que junto con Munster, Widmanstetter284 y otros, son esos personajes secundarios de la funcin sin los cuales sta no estara completa, o sea, que no son un simple relleno, sino las hebras imprescindibles para iluminar con todo brillo el tapiz de la representacin, y que muy a pesar nuestro no podrn ser objeto de un estudio profundo en este libro cuya intencin es mostrar un panorama lo ms amplio posible de la difusin y encarnacin de todas estas ideas. Como apunta Secret:
Es necesario hacer constar que tanto Pellican como Egidio de Viterbo, Widmanstetter y, ms tarde, Massius, fueron los mejores hebrastas de su tiempo, y los que recogieron el mayor nmero de textos, desapareciendo sin dejar monumentos dignos de sus trabajos, y su poca no ser comprendida en profundidad hasta que se hayan estudiado los manuscritos que dejaron.285

Munster, Kalendarium Hebraicum.

Basilea, 1527.

Abraham bar Hiyya, Sphaera Mundi. Basilea, 1546.

Conrad Pellican (1478-1556) fue un biblifilo e incansable buscador de obras sapienciales hebreas, muchas de ellas cabalsticas; tras pertenecer durante unos aos a la orden franciscana acab dejndola para seguir sus innumerables viajes motivados por su gran pasin. Aprendi hebreo y fue profesor de esta lengua en Zurich, donde sucedera al hebrasta Jacques Ceporin, en 1526. Conoci a Reuchlin, Lefvre D'Etaples, Postel y Teseo Ambroggio, entre otros sabios del momento. Estuvo tambin de visita en la biblioteca de Trithemio, y durante aos se dedic a recopilar, copiar y traducir numerosos textos, entre los cuales el Fascculo de la mirra, el Comentario de Abraham ibn Ezra sobre el Pentateuco, el Comentario del Bereshit Rabba, el Comentario de Bahia ben Asher sobre el Gnesis, etc., aunque como acabamos de ver no hay nada publicado de su propio puo y todo permanece en manuscritos. Aqu se abre, pues, un filn de oro para rescatar el pensamiento de un conjunto de seres que participaron de esa onda regeneradora y fecunda,

que la ignorancia y el olvido ha ido arrinconando, pero que an puede ser redescubierto.

CAPITULO V

LA CABALA EN ALEMANIA (3)


Paracelso (1493-1541) Y ahora Paracelso, otro hombre extravagante del Renacimiento alemn, destacado sobre todo como mdico, al igual que muchos de los que ya hemos visitado, los que vean en la medicina una espagiria303 universal que demandaba un conocimiento penetrante de muchas de las artes o ciencias hermticas. En el estudio preliminar a un texto de nuestro autor titulado Las siete apologas,304 Santiago Jubany asegura:
Sobre estas cuatro columnas, a saber, la filosofa, la astronoma, la alquimia y la virtud, hace reposar Paracelso en su Liber Paragranum todo el edificio de su medicina, creada y donada por Dios a los hombres para su utilidad y salud, y una sabidura completa de esas cuatro asignaturas o fundamentos es lo que todo enfermo debiera exigir a su mdico para poder confesar que est en buenas manos.

Y ms adelante:
Paracelso es telogo, mdico, alquimista, filsofo, naturalista, astrlogo, mstico y farmacutico, todo al mismo tiempo. Cmo podramos diseccionar su mtodo sin que el mtodo se desmoronase trgicamente? () En este sentido en Paracelso no hay ms mtodo que Paracelso mismo, el hombre que fue y la divina inspiracin que siempre le gui, inspiracin que no conoci reglas, normas, formalismos y que jams pag el tributo de fosilizar su sapiencia en textos ordenados y claros. Sus escritos son nicamente un indicio que nos permite entrever la profundidad de sus intuiciones y el sublime vuelo que dio su alma.

Confesamos que el encuentro con Aureolus Philippus Theophrastus Bombastus von Hohenheim, natural de Einsieldeln (Suiza), tiene mucho de chocante, por lo exagerado y extremo de sus modos de vida, por la mordacidad y provocacin en su expresin, y tambin por lo desconcertante en sus escritos, que tan pronto filtran un resplandor ntido de la doctrina como se enredan en unas disquisiciones y terminologa que requeriran del ms hbil de los traductores, si es que finalmente fuera posible interpretarlos; porque si bien a veces es luminoso y ntido, en otras ocasiones se presenta como un buscador entre tinieblas, acompaado tambin, y por qu no decirlo, de las sombras y la ignorancia de lo humano, la suya propia o la de sus seguidores que bajo su nombre publicaron algunos tratados harto rebuscados. Y as, casi sin saber por dnde entrarle en esta obra que se explaya en los

brillos de la Cbala durante el Renacimiento, cuanto ms porque en muy pocas ocasiones Paracelso se refiere explcitamente a la ciencia de los hebreos, de repente descubrimos que es un hilo invisible y muy sutil el que entreteje su vida, libros y experiencia con la entrega incondicional a la iniciacin, cuya expresin aparece entonces salpicada de secretas referencias al pensamiento cabalstico, siempre conjugadas con el saber de otras artes, cual la alquimia y la astronoma, e incluso ciencias que hoy en da han perdido las claves para su interpretacin simblica, como son la fisiognoma, la quiromancia, la signatura, etc., pero que l an pudo practicar y que por cierto tambin forman parte del bagaje cultural de los magos y tergos hebreos. De este modo explica:
Ahora bien, yo nicamente enseo conforme a la luz de la Naturaleza lo relativo a nosotros mismos en tanto que mortales, advirtiendo que la sabidura de Dios es anterior a todo. El astrlogo conoce la figura, forma, apariencia y esencia del cielo. El magusopera en el cielo viejo y en el nuevo. El adivino habla de las estrellas. El nigromante controla los cuerpos siderales. El signatorest versado en la constelacin microcsmica. El adepto a las artes inciertas gobierna la imaginacin. El fsico, compone. No obstante, quienes por medio de Cristo sean portadores de la luz sobre la tierra, vienen a ser como antorchas que relucen en la luz de la Naturaleza, y sos brillarn como estrellas para siempre. Por lo tanto, que cada cual medite lo anterior si desea obtener ms ganancias de las que se pueden describir, y as como Dios indica el momento de sembrar y recoger, Dios tambin ser quien os conduzca hasta la meta para que os regocijis en abundante vino.305

Adems, Paracelso pudo muy bien haber conocido y estudiado la Cbala en sus incontables viajes por toda Europa, pues se sabe que estuvo en contacto con el ya citado e influyente Trithemio y tambin con Agrippa, y como nos dice Jolande Jacobi en el prlogo de una seleccin de textos de nuestro mdico titulada Textos esenciales:306
No se puede dar una imagen precisa de las doctrinas que fecundaron a Paracelso; sin duda no dej de verse influido por los neoplatnicos y los primeros gnsticos. Se suele calificar como sus maestros a numerosos alquimistas, filsofos y mdicos, entre ellos Agrippa de Nettesheim y el famoso Abad de Sponheim, as como los cirujanos Hyeronimus Brunschwig y Hans von Gersdorff. Paracelso mismo ha dejado profundas huellas en la evolucin intelectual de los siglos que le siguieron. Msticos y romnticos alemanes, desde Gerhardus Dorn a Novalis pasando por Jakob Bhme, se vieron atrados por sus misteriosas obra y accin. Sin duda algunos escritos de Paracelso fueron publicados poco despus de su muerte por Adam von Bodenstein y Johannes Huser, pero la primera edicin completa de sus obras slo apareci impresa cincuenta aos despus de su

fallecimiento. Desde entonces han sido tan violentamente rebatidas como apasionadamente defendidas y arbitrariamente interpretadas. Pero en la vida espiritual de la Humanidad siempre es tan slo un pequeo grupo el que mantiene en alto la antorcha del espritu y la va entregando. La lleva durante siglos, y la pasar tambin a las generaciones futuras. A este pequeo grupo pertenece tambin Paracelso.

Por nuestra parte, religamos aquellos fragmentos espigados de este u otro libro de su prolfica produccin en los que vemos dibujarse ese viaje secreto, interior e inicitico que comparte simblicas y expresiones anlogas a las de la Cbala. Para empezar, la idea del mundo como un libro que la deidad escribe y re-escribe, y que se puede leer enteramente en el alma del ser humano. Dice en su obra Hombre y creacin:307
El libro en el que las letras de los secretos estn escritas de manera visible, reconocible, aprehensible y legible, de forma que todo lo que se desee saber se encuentra precisamente en ese libro, grabado por el dedo de Dios, y frente al cual, si se lee correctamente, todos los dems libros no son ms que letra muerta, este libro no debe ser entendido por otro y no ha de ser buscado en ningn otro sitio que tan slo en el hombre. El hombre solamente es el libro en el que estn escritos todos los secretos; pero este libro es interpretado por: Dios. Si quieres hallar la comprensin del entero tesoro que las letras encierran, poseen y comprenden, tienes que traerla desde muy lejos, de Aquel que ha enseado a juntar las letras Porque la comprensin no la encontrars en el papel, sino en Aquel que la ha puesto en el papel.

Tambin la cuestin del segundo nacimiento, el que acontece tras la muerte inicitica, que promover la realizacin de un hombre nuevo, totalmente regenerado, lo que es compartido unnimemente por todas las vas de Conocimiento:
El hombre est hecho de tierra, por eso tiene tambin en s la naturaleza de la tierra. Pero despus, en el "nuevo nacimiento", est hecho de Dios, y recibe en tal figura la naturaleza divina. Igual que el hombre es iluminado en la Naturaleza por la "luz sideral" para conocerla, tambin es iluminado por el Espritu Santo para conocer a Dios en su esencia. Porque nadie puede conocer a Dios mas que aquel que es de la esencia divina, nadie a la Naturaleza mas que aquel que es de su ndole. Cada cual tiene adherido aquello de lo que procede y a lo que un da regresar. La luz de la Naturaleza es un administrador de la Sagrada Luz. Qu dao hace a la lengua natural el que hable la lengua de fuego? O qu pierde la lengua de fuego frente a la natural? Es como un hombre y una mujer que dan a luz a un hijo, y sin ambos no podra ocurrir; no es distinto lo que ocurre con el hombre al que se

dan las dos luces para que vivan en l.308

Luego la entrega radical y la bsqueda incesante de esa realizacin espiritual, ante la cual ya sabemos que el cabalista abre un interrogante tras otro en su corazn, lo que Paracelso verbaliza de este modo:
Hemos recibido un mandato de Cristo por el cual tenemos que regirnos todos y al que tenemos que atenernos. Sus preceptos y enseanzas no solamente sirven a la Luz Eterna, sino a la Luz de la Naturaleza. Su mandato reza: "Buscad y encontraris". Se nos ha encargado explorar el arte, porque sin buscarlo nunca conoceremos los secretos del mundo. A quin le vuela hasta la boca una paloma asada? O a quin le persigue la vid? Hay que ir uno mismo hasta ella. Se puede buscar por muchas vas pero la bsqueda, lo que aqu es necesario, est en las cosas escondidas. Cuando se busca lo que est escondido tambin la bsqueda es una bsqueda oculta; y como el arte lleva en s el saber, el que lo busca encuentra tambin el saber.309

Y como soporte fundamental, la cosmogona, que explica tal cual lo hicieran los sabios hebreos apoyndose en el texto del Gnesis, fijndola en el tratado que titul Catecismo Alqumico, escrito en forma de preguntas y respuestas:
P: Qu camino debera el Filsofo seguir de modo que alcance el conocimiento y ejecucin del trabajo fsico? R: Aquel precisamente que sigui el Gran Arquitecto del Universo en la creacin del mundo, esto es, observando cmo el caos fue desenvuelto. P: Qu beneficio puede obtener el Filsofo de estas consideraciones, y qu debera l especialmente destacar en el mtodo de creacin seguido por el Ser Supremo? R: En primer lugar debera observar la materia a partir de la que el mundo fue hecho; ver que a partir de esta masa confusa, el Supremo Artista comenz extrayendo luz, y esta luz en el mismo momento disolvi la oscuridad que cubra la superficie de la tierra, y que sirvi como la forma universal de la materia: percibir fcilmente que, en la generacin de todas las sustancias compuestas, toma lugar una especie de irradiacin, y una separacin de luz y oscuridad, ya que la Naturaleza es una fiel copista de su Creador. El Filsofo comprender igualmente luego de esto, por la accin de esta luz, que el empreo o firmamento que divide las aguas superiores de las inferiores fue creado en su consecuencia: cmo el cielo fue poblado de cuerpos luminosos; y cmo surgi la necesidad de la Luna a la que pertenece el espacio intermediario entre las cosas de arriba y las cosas de abajo; dado que la luna es una antorcha intermediaria entre los mundos inferiores y superiores, recibiendo las influencias celestes y comunicndolas a la Tierra. Finalmente comprender cmo el Creador reuni las aguas y produjo la

tierra seca.310

En este sentido, la Madre Universal o Madre Mayor de la Cbala, la Inteligencia universal gestadora de todos los seres, es tambin nombrada una y otra vez por Teofrasto en sus tratados mdicos, ponindola en correspondencia con el principio femenino, con la mujer, y por supuesto relacionndola con su complementario el varn, lo que remite a la tan presente idea de la androginia, que siendo en s misma unidad lleva implcita la idea de la sexuacin como la posibilidad para que surjan todos los seres y mundos de la Manifestacin:
Cmo podemos hablar de la naturaleza de la Matriz si nadie ha visto su primera materia? Y quin podra ver lo que ha existido antes de cada cual? Lo cierto es que todos venimos de la Matriz y que, sin embargo, nadie la ha visto, ya que ella existi antes que existiera el hombre. El Mundo, el hombre y todo lo creado provienen de la Matriz, a pesar de lo cual el hombre sale (prodeat) y nace de ella sin alcanzar a verla (conspexit). Ser pues importante que digamos lo que es la Matriz en que el hombre existe y se desarrolla. Declaramos previamente que todo lo contenido en los cuatro Elementos debe ser aqu invisible y que de igual manera que el Mundo es la Matriz de todas las cosas, as debe ser considerada la matriz en relacin al cuerpo. Antes que el cielo y la tierra hubiesen sido formados, ya el Espritu de Dios flotaba sobre las aguas, sostenido en cierto modo por ellas. Pues bien, esas aguas eran la Matriz. El Espritu Divino que hay en el hombre est en la Matriz y viene de ella, no existiendo en las dems criaturas. Para que ese Espritu no quede solo, ha sido formado el hombre, el cual lo asimila y conserva de ese modo. Esto nos explica que el espritu Divino del hombre provenga de Dios y retorne a El despus de la muerte.311

Y siempre el ser humano como mediador, centro y eje de la obra creacional:


El mundo entero rodea al hombre como el crculo rodea a un punto. De ello se desprende que todas las cosas estn referidas a este punto, de forma no diversa a la del corazn de una manzana, que est rodeado y mantenido por el fruto y obtiene de l su alimento As el hombre es tambin un corazn y el mundo su manzana; y como le sucede al corazn de la manzana, as le sucede al hombre en el mundo que le rodea Cada cosa tiene su propio origen: por una parte en lo eterno, por otra en lo temporal. Y la sabidura ya sea la del cielo o la de la tierra

slo se puede alcanzar mediante la fuerza de atraccin del centro y del crculo. Que piense el hombre quin es y lo que tiene y ha de ser de l. Porque la compositio humana es poderosa y forma una unidad desde la pluralidad El hombre necesita ms que su entendimiento cotidiano para saber lo que l mismo es; slo quien aprende a conocerse a s mismo y sabe de dnde viene y quin es prestar ms profunda atencin a lo eterno.312

Con la voz de Paracelso hemos hecho una recapitulacin de algunas cuestiones ya tratadas, pero no en el sentido de una repeticin mimtica, sino mostrando el vigor de unas ideas que siendo universales y eternas resuenan siempre vrgenes cuando quien las transmite efecta el rito de encarnarlas. Y adems, nos da la oportunidad de referirnos a un tema al que hasta ahora slo hemos aludido de forma indirecta. Se trata del mito, lenguaje del que se sirven todas las tradiciones para expresar el misterio del Cosmos y su revelacin. Teofrasto es mdico de nobles y seores, pero tambin hombre de taberna, que se codea con comediantes, msicos, actores, curanderos, campesinos, viajantes y comerciantes, hombres y mujeres del extenso y variado mundo, y eso hace que en su discurso se trence sin discontinuidades lo intelectual con lo popular. El mundo imaginal de las leyendas y las fbulas, poblado de seres extraordinarios visibles e invisibles que se aman, luchan, odian, raptan o matan simbolizando con ello las poderosas energas csmicas que constantemente se repelen y armonizan, est presente en varios escritos de Paracelso, entre los cuales el Libro de las ninfas, los silfos, los pigmeos, las salamandras y los dems espritus.313 En el prlogo aclara:
Sabed con ello que este libro tiene por objeto describir las criaturas que se encuentran fuera de la sabidura de la comprensin natural, tal como han sido creadas en su naturaleza, con el fin de mostrar las obras maravillosas que ha dado Dios, pues es misin del hombre el comprender las cosas y no el llevar simplemente una existencia ciega entre ellas. Y es que ha sido creado para hablar e informar de las obras maravillosas de Dios. Al hombre le es posible penetrar en cada obra creada por Dios, en su esencia y propiedades, pues nada ha sido creado que no pueda ser comprendido por el hombre, y nada ha sido creado para que el hombre vague despreocupadamente, sino para que transite por los caminos de Dios, es decir: por sus obras. () Y as sabed adems y comprended para qu doy comienzo a este libro: no para escribir de cosas galantes ni para sostener bellos discursos, sino para hablar de cosas sobrenaturales, las que no necesitan del estilo pulido ni de la charlatanera; eso es todo.

Este es un pilar igualmente fundamental en la transmisin de la doctrina

interior del pueblo hebreo, cuyos textos sapienciales empezando por la Torah y sus diversos comentarios, as como los libros de la Cbala, aparecen trufados de personajes y seres fantsticos, con Metatron como cabeza de las huestes celestes, acompaado por Uriel, Rafael, Miguel y Gabriel y todos sus guardianes, as como Lucifer y el squito de ngeles cados, sin olvidar los Nefilim, esos gigantes "hijos de los dioses" que se enamoran de las mujeres y con los que stas tienen hijos; y los animales extraordinarios, tal el caso de Leviatn, monstruo de las aguas que a veces se presenta como ballena y otras como cocodrilo; o Behemot, primera bestia terrestre que adopta la forma de buey salvaje o hipoptamo. Y el enorme pez que engulle a Jons, o la serpiente que es sometida por Moiss, la nube y la zarza que hablan, etc., etc., simblicas con las que se evoca la verdadera historia, la arquetpica, la que en ltima instancia remite a lo eterno. Extraemos un fragmento del tratado 2 Henoc III-IX incluido en el estudio Los mitos hebreos314 de Robert Graves y Raphael Patai donde se aprecia la riqueza y potencia que esta tradicin tambin otorga al lenguaje mtico:
Segn una opinin muy diferente, el Cielo inferior contiene las nubes, el viento, el aire, las Aguas de Arriba, los doscientos ngeles designados para vigilar las estrellas y almacenes de nieve, hielo y roco con sus ngeles guardianes. En el Segundo Cielo, una oscuridad completa reina sobre los pecadores encadenados que all esperan el Juicio Final. En el Tercer Cielo se encuentra el Jardn del Edn, lleno de maravillosos rboles frutales, incluido el Arbol de la Vida bajo el que Dios descansa siempre que hace una visita. Dos ros salen de Edn: por uno fluye leche y miel, por el otro vino y aceite; se ramifican en cuatro manantiales, descienden y rodean la tierra. Trescientos ngeles de Luz, que entonan incesantemente alabanzas a Dios, vigilan el Jardn, que es el cielo en el que las almas justas son admitidas tras la muerte. Al norte del Edn se extiende la Gehenna, donde arden eternamente los rescoldos de fuegos siniestros, y un ro de llamas fluye por un terreno helado, de un fro penetrante; all sufren tortura los malvados. En el Cuarto Cielo hay carros guiados por el Sol y la Luna; y tambin grandes estrellas, cada una de ellas seguida por un cortejo de un millar de estrellas menores, que acompaan al Sol en su recorrido: cuatro a la derecha y cuatro a la izquierda. De los dos vientos que tiran de esos carros, uno tiene la forma de un fnix y el otro la de una serpiente de bronce; aunque en realidad, sus rostros se parecen al de un len y sus partes inferiores a las de Leviatn. Cada viento tiene doce alas. Al este y al oeste de este Cielo se hallan las puertas por las que pasan

los carros a las horas establecidas. El Quinto Cielo alberga a los gigantescos Angeles Cados, agazapados all en silencio y eterna desesperacin. En el Sexto Cielo viven siete Fnix, siete Querubines que cantan sin cesar alabanzas a Dios y multitudes de ngeles radiantes absortos en el estudio astrolgico; adems hay otros ngeles que vigilan las horas, los aos, los ros, los mares, las cosechas, los pastos y la humanidad, registrando cualquier cosa inusual que puedan observar para someterla a la consideracin de Dios. El Sptimo Cielo, de luz inefable, acoge a los Arcngeles, Querubines, Serafines y contiene las ruedas divinas; el Mismo Dios ocupa su Trono Divino y todos cantan sus Alabanzas.

De la referida obra de Paracelso, condenada en su tiempo y que no sera publicada hasta 25 aos despus de su muerte, presentamos su ltimo captulo, donde se aprecia la concordancia de sus palabras con el texto recin citado de Graves y Patai,315 en el sentido de concebir al Cosmos como enteramente significativo, vibrante; un organismo que late, respira, y que sobre todo insina la tan enigmtica presencia del Silencio insondable:
Por qu Dios ha creado estos seres Dios ha hecho estos seres para proporcionar unos guardianes a su creacin. De tal manera que los gnomos guardan los tesoros de la tierra, metales y otros; e impiden que se vean a la luz del da antes del tiempo querido. Porque esos tesoros, oro, plata, hierro, etc. no deben ser encontrados todos el mismo da, sino ser distribuidos poco a poco y no a algunas personas solamente, sino a todos. Las salamandras guardan los tesoros de las regiones gneas. Los silfos guardan los tesoros que llevan los vientos, los ondinos los que se encuentran en el agua. Es en las regiones gneas, por el cuidado de las salamandras, donde son fabricados todos los tesoros para ser inmediatamente distribuidos y guardados en los dems medios. Las sirenas, los gigantes, los manes y las escintillas (que son monstruos engendrados por las salamandras) han sido creados con otro fin: deben prevenir de los acontecimientos graves a los hombres, indicarles que estalla un incendio, advertirles de la ruina de un reino. Los gigantes anuncian ms especialmente la devastacin de un pas, los manes el hambre y las sirenas la muerte de los reyes y los prncipes. La causa inicial del universo sobrepasa nuestro entendimiento. Pero, a medida que el mundo se aproxima a su fin, las cosas se manifiestan a nosotros, cada vez con mayor claridad; vemos as su naturaleza y su utilidad: el da postrero todo

aparecer claro, todo ser conocido y nada quedar ignorado, cada uno recibir la recompensa de sus esfuerzos y de su amor a la verdad. Entonces no ser mdico o profesor el que lo desee. La cizaa ser separada del grano, la paja del trigo. Entonces se inhibir aqul que hoy grita. Aquel que cuenta el nmero de las pginas que tiene todava por escribir sucumbir bajo el peso de su obra. Entonces ser feliz aquel que en este momento trata de ver. Y se podr comprobar si yo he mentido.316

O sea, que toda la manifestacin es una asombrosa retcula habitada por indefinidas entidades y seres, que se organizan siguiendo ritmos precisos pero no rgidos, los cuales emiten vibraciones, soplos, ondas o colores, y an conceptos ms transparentes, sin forma, como las ideas y los arquetipos. Un despliegue de posibilidades inabarcable por la razn, y que Paracelso, como cualquier iniciado, va reconociendo, identificando y hacindose uno con ellas al invocarlas. Y al realizar este rito, se desmorona entonces la ilusin del ser humano como una individualidad constreida al cors de su cuerpo y de su mente, y aflora el tergo que uno es.
La magia es una ciencia sublime, y por la naturaleza de sus operaciones es muy difcil de obtener. Debemos tener en mente y no olvidar bajo ningn concepto la palabra de Cristo: "Si creis realizaris cosas ms importantes que stas". Pues bien, si nos es dado ir ms all de lo realizado por Cristo, tambin podemos sobrepasar lo realizado por la naturaleza, pues ella fue creada para provecho nuestro y se encuentra, por tanto, bajo nuestro dominio. () Naturaleza misma es un mago. Si quiere anunciar algo, crea sus propios mensajeros: sta y no otra es la razn de que existan los cometas y dems seales celestes.317

Ocupmonos ahora de la medicina, ciencia de naturaleza suprahumana aunque los tecncratas de la salud actuales se tiren de los pelos ante tal afirmacin, pues as se ha reconocido unnimemente desde el punto de vista sagrado este arte de la armonizacin. El binomio salud-enfermedad es otro reflejo de la polarizacin csmica, y corresponde por tanto a dos estados del ser universal que inexorablemente se alternan y conjugan; no es por tanto la salud el estado idlico asociado al bienestar, ni la enfermedad lo perjudicial o despreciable, sino los dos platos de una balanza que la medicina equilibra, cual lo simbolizado por el pilar del Medio del Arbol sefirtico que conjuga la columna del Rigor con la de la Misericordia. El mdico es entonces el mediador de determinadas influencias o potencias que coadyuvan a ese temple, de ah la necesidad de su preparacin universal y mgica, pues su oficio es leer la trama del

cuerpo y el alma del mundo, y actuar como puente y espejo para el enfermo, que a su vez tiene la oportunidad de conocerse a s mismo a travs del proceso en que se halla inmerso. En este sentido, he aqu un bello relato del Gnesis Rabba 283 donde se nos habla de ese origen celeste de la medicina transmitida por el arcngel Rafael, cuyo significado es "medicina de Dios", saber que es depositado en un libro:
Una perla que colgaba del techo del arca iluminaba con la suavidad de su brillo a No y su familia. Cuando su luz palideca, No saba que haba llegado el da; cuando su brillo aumentaba, saba que se acercaba la noche. Y as nunca perdi la cuenta de los sbados transcurridos. Algunos dicen, no obstante, que esa luz proceda de un libro sagrado, encuadernado en zafiro, que el arcngel Rafael haba dado a No y que contena todo el saber sobre los astros, el arte de curar y el poder de dominar a los demonios. No lo leg a Sem, y de ste pas, a travs de Abraham, a Jacob, Lev, Moiss, Josu y Salomn.318

Esto hace comprender por qu casi todos los hombres de conocimiento convocados en este libro eran tambin mdicos, conocedores de la secreta concatenacin de los seres o potencias del mundo intermediario,319 esto es, del alma, sobre la que realizaban todas las operaciones transmutatorias y deificadoras, y que adems utilizaran tambin al libro como una de las formas de transmisin de esos saberes. De ah que Paracelso cargara sin miramientos en muchos de sus escritos contra los embaucadores de su tiempo:320
La medicina es una ciencia que reclama una gran dosis de conciencia, mucha experiencia y un gran temor de Dios, pues el que no teme a Dios mata y roba sin cesar. Quien no tiene conciencia, no tiene pudor. Es una vergenza, una infamia, una autntica plaga que todos estos impos no sean denunciados pblicamente y no sean abatidos y quemados como un rbol que no vale nada. Ellos, ante la suavidad de los magistrados y su gran amor por el inters, son como una ramera al borde del precipicio. Por eso es necesario distinguir a los mdicos que actan segn la ley divina de los que actan segn la ley de los hombres. Unos sirven al amor y los otros al inters.321

Y que simultneamente recordara una y otra vez las bases sobre las que se asienta el modus operandi de la sagrada medicina, como por ejemplo en su Libro de los Prlogos,322 donde expone los distintos tipos del arte de sanar fundamentados en la simpata universal, intercambiables segn las circunstancias, la dolencia del enfermo, la experiencia del mdico,

etc.:
Pasemos ahora al estudio de los cinco orgenes, facultades mdicas o modos de curar: I. Medicina natural: Concibe y trata las enfermedades como ensea la vida y la naturaleza de las plantas y, segn lo que convenga en cada caso, por sus smbolos o concordancias. As curar el fro por el calor, la humedad por la desecacin, la superabundancia por el ayuno y el reposo y la inanicin por el aumento de las comidas. La naturaleza de estas afecciones ensea que las mismas deben ser tratadas por rechazo de acciones contrarias. Los defensores y comentaristas de esta secta fueron, entre otros, Avicena, Galeno, Rosis y sus discpulos. II. Medicina especfica: Los que pertenecen a esta secta tratan las enfermedades por la forma especfica o "Entidad especfica" (Ens specificum). El imn, por ejemplo, atrae el hierro no por intermedio de cualidades elementales sino a travs de fuerzas y afinidades especficas. Los mdicos de esta secta curan las enfermedades por la fuerza especfica de los correspondientes medicamentos. A esta secta pertenecen tambin aquellos otros experimentadores llamados empricos por algunos, con justa burla, y tambin, en fin, entre los naturalistas, aquellos que hacen uso y receta de purgantes, ya que los que administran purgantes imponen fuerzas extraas que derivan de lo especfico, fuera de todo lo natural, salindose de una secta para entrar en otra. III. Medicina caracterolgica o cabalstica: Los que la profesan curan las enfermedades, segn lo que sabemos a travs de sus libros y escritos, por el influjo de ciertos signos dotados de extrao poder, capaces de hacer correr a aquel a quien se le ordena o darle o sustraerle determinados influjos o maleficios. Ello puede lograrse tambin por la accin de la palabra, siendo en su conjunto un mtodo eminentemente subjetivo. Los maestros y autores ms destacados de esta secta fueron: Alberto el Grande, los Astrlogos, los Filsofos y los dotados del poder de la hechicera. IV. Medicina de los espritus: Sus mdicos cuidan y curan las enfermedades mediante filtros o infusiones en los que aciertan a coagular (cogere) el espritu de determinadas hierbas o races, cuya propia sustancia ha sido responsable anteriormente de la enfermedad (similia similibus curantur). Ocurre de la misma manera que cuando un juez, habiendo hecho encadenar un reo, resulta luego el solo salvador de aquel condenado, al que nicamente su poder y su palabra sern capaces de devolver la libertad. Los enfermos que se consumen de estas dolencias pueden curar gracias al espritu de estas hierbas, segn el arte que se expresa en los libros de esta secta, de la que formaron parte gran cantidad de mdicos famosos, como Hipcrates y su escuela. V. Medicina de la fe: La fe resulta aqu el arma de lucha y de victoria contra las enfermedades; fe del enfermo en s mismo, en el mdico, en la favorable

disposicin de los dioses o en la Piedad de Jesucristo. Creer en la verdad es causa suficiente de muchas curaciones y en este captulo la vida de Jesucristo y de sus discpulos nos da el mejor ejemplo.323

CAPITULO V

LA CABALA EN ALEMANIA (3)


Paracelso (continuacin) De ms est decir que para Teofrasto los soportes con los que se maneja en su quehacer cotidiano son los smbolos, tanto los de orden natural (piedras, metales, hierbas, animales) como los ms sintticos, cual el nmero, la letra, las palabras, las figuras geomtricas, etc., o sea las herramientas de trabajo de los magos que viven inmersos en el gran laboratorio del mundo. Pero advierte, refirindose aqu s directamente a algunos de los poderosos signos de los cabalistas aplicados a la medicina, y que l parece muy bien conocer:324
Es preciso no creer en todos los caracteres ni en todas las palabras. Los nigromantes, en efecto, y los poetas, que se ocuparon de ellos no hicieron ms que escribir fbulas y ficciones, sobremanera perjudiciales. Y tienen la costumbre de decir: Yo, adepto, admiro en secreto los caracteres y palabras que t ciertamente no conoces. As ocultan muy cuidadosamente unos caracteres y unas palabras que no son ms que producto de su imaginacin. Importa sobre todo saber reconocer las palabras adecuadas, algunas de las cuales no pueden ser traducidas, porque no tienen en absoluto correspondencia en los idiomas extranjeros. Yo no voy a tratar aqu ms que de dos pentculos que son mucho ms poderosos que los dems pentculos, caracteres y sellos. El primero se compone de dos tringulos, colocados uno sobre otro, de forma que constituyen siete espacios y presentan seis ngulos exteriores; en estos seis ngulos se escriben las letras del nombre muy noble del Dios Adonai. He aqu el primer pentculo. El segundo es mucho mejor, posee una virtud mucho ms eficaz. Tres ngulos estn entrelazados de forma que constituyen seis espacios y presentan cinco ngulos exteriores; en estos ngulos se escriben las muy poderosas y nobles slabas del nombre divino Tetragrammathon, en el orden querido. Los israelitas y los nigromantes judos se sirven con frecuencia de estos pentculos tan poderosos que pueden combatir a los espritus, al diablo, los maleficios, las obras mgicas, los hechiceros, mejor que todos los dems pentculos reunidos; ellos liberan a las personas forzadas por encantamiento, de actuar contra su voluntad y su naturaleza o que sientan dolores durante determinados das o a ciertas horas: Estos dos pentculos pueden servir contra los espritus que habitan los cuatro elementos. Se me puede objetar que yo violo el tercer mandamiento de Dios: No te servirs del nombre de Dios para hacer cosas ftiles. Quin podra decir sinceramente que yo me sirvo del nombre de Dios a la ligera o con un objetivo malvado, que yo ofendo a Dios, ya que no abuso de su nombre de la forma en que lo hacen los

magos, yo no lo pronuncio ms que en las grandes calamidades y cuando ya no existe esperanza?

ynwd) *

hwhy

Como podemos contemplar, geometra, letras y nmeros se entrelazan poderosamente, y eludiendo cualquier supersticin, son vas directas para identificarse con las energas que vehiculan. Con el fin de ofrecer ms elementos para la meditacin y el tejido de correspondencias, hemos agregado este ltimo smbolo que sintetiza sobre el Sello de Salomn el valor numrico (26) del Nombre impronunciable hwhy de tal manera que la suma de las cifras situadas sobre cualquier lado de los dos tringulos da 26, al igual que la de los vrtices; y la del hexgono interior 52, que es el doble de 26, lo que lo dota de una fuerza tergica extraordinaria. Pasemos por ltimo a otra forma de transmisin explorada por este hombre tan rico en recursos. Teofrasto dise un extrao libro titulado Las profecas o pronsticos de Paracelso325 en el que presenta 32 grabados acompaados de unos epigramas, que son otra referencia encubierta a la Cbala326 y al recorrido del alma por las misteriosas

esferas y senderos del Arbol, en este caso representadas a travs de las ilustraciones y sus comentarios. Adems, Paracelso los presenta como escenas de la situacin cada del mundo y de lo que ha de acontecer, haciendo gala en cierta manera de un conocimiento de la doctrina de los ciclos csmicos. En el prlogo, tras referirse a la unidad de la que todo emana y a la que todo finalmente retorna, dice:
As, aqu hay 32 smbolos de lo que tiene que suceder. Puede ser que no vuelen a mucha altura, pero caern en el tiempo en que han de producirse. Han sido aportados con toda humildad, pero su curso se ha de hacer a travs de gran miseria. Porque de la misma forma que una serpiente, ellos han de moverse hasta que llegue el final. Pero, quin nos agravara consecuentemente, cmo podramos obtener la salvacin de toda arrogancia y orgullo? Quin no se regocijar de que una vez ms el Uno ser el Pastor y en el Uno se edifique nuestra habitacin? Qu paz existir cuando no haya necesidad de contar, ni de los nmeros? Entonces ser cuando el precioso ungento ser derramado sobre las barbas de Aarn, trayendo las bendiciones de lo alto. Entonces vendrn las bendiciones salidas de Dios.327

Para acercarnos a la inteleccin o vivencia de esta potica que nos afecta directamente, mejor hacerlo con el candor de un nio que con la pesada y ciega programacin del adulto. Ofrecemos tres de estas figuras; en primer lugar la veintisis, nmero como hemos visto sacratsimo para los hebreos, como para los cristianos es el 33, en realidad impronunciables por referirse a aquello que ya no puede ser designado por palabra alguna.
La sibila ha estado pendiente de ti cuando coloc la "F" y ahora, muy correctamente, ests colocado en la rosa;328 porque est maduro y el tiempo te ha trado. Cuanto la sibila dijo de ti se cumplir e incluso ms an se dir de ti. El verano que trae las rosas es lo contrario del tiempo en el que todas las cosas han de dividirse; sta es una indicacin de que el hombre ha sido edificado sobre la arena. Este debe pasar y t te asentars en la roca, de forma que muchos quedarn confundidos. Porque cuando llegue el tiempo, tambin vendr aquello que es la causa de que el tiempo haya llegado.

Porque el Sol iluminar al que ha de ser juez de s mismo.329

Y ahora la figura treinta y una:


Se producir tal renovacin y cambio, que sern como nios que nada conocen de la astucia y las intrigas de los adultos. Esto suceder cuando ellos cuenten LX, un poco menos, pero no ms. Por consiguiente, sera bueno que recordramos que el paso del tiempo parece ser muy largo, cuando se mide en relacin con la vida del hombre, pero, que resulta muy corto cuando lo observamos y consideramos en s mismo. Porque se producirn tantas cosas que caern y que sern derrocadas, con un len rugiente y poderoso, como hace mucho no se haba desarrollado, esto no puede realizarse en un momento. Pero se podr hacer con l mismo lo que con un nio pequeo, porque el conocimiento humano slo produce desasosiego y pesadumbre.

Y como los nios, sin astucia ni engao, aparecern ellos.330

Para adentrarse finalmente en esta atmsfera atemporal, un estado que roza lo inmutable, la Paz eterna a la que remite la figura treinta y dos:
T has sufrido grandes calamidades, consecuentemente no ser hasta despus de tu trabajo del da, cuando encontrars descanso y reposo. Bendito sea el que nace durante el sueo, l no conocer el mal. Pero t te has purificado con gran cuidado y has soportado mucho en tus das. No has subyugado a ninguno, y ninguno ser el que te despierte a ti de nuevo, incluso si se cuenta, como tus enemigos han contado, desde sus nidos de ave de rapiada.

Este, que con frecuencia ha trado la paz y que despus ha obtenido su propia paz,

pero que muchas veces tambin ha sido despertado. Cuando se despierte a s mismo, todas las criaturas temblarn ante l.331

Teofrasto, el incansable viajero, que se pate casi toda Europa practicando la espagiria, que no se amold a ninguna convencin, que actu como lector y sanador de cuerpos y almas, vivi ese trnsito por la tierra como un periplo olmpico, movido por un gran amor a la Sabidura, y an ms, a lo Innombrable. Embebido de la fuente sapiencial juda, asegura: Si un enamorado es capaz de recorrer un largo camino para ver a una hermosa mujer, qu no se hara por la belleza de un arte? La reina atraves los mares nicamente para escuchar la sabidura de Salomn Cul fue la verdadera razn de que la reina fuese en busca de Salomn? Pues que la sabidura es un don de Dios. All donde Dios la concede, all debe ser buscada. All donde Dios sita su arte, all conviene buscarlo. El hombre posee este don supremo: que es capaz de buscar los dones divinos all donde se encuentran, y por ello est obligado a ir en su busca. Aqu se encierra una gran enseanza. () Juvenal lo ha dicho claramente: "Aquel que no viaja alegremente, no posee nada". Continuad segn la mxima: "Que los que no quieren morir asesinados, permanezcan en sus casas y se hagan asar peras". Mas yo sostengo que hasta el da de hoy mis viajes no han estado desprovistos de razn, y que son dignos de alabanza y no de vergenza. Pongo a la naturaleza por testigo: el que quiera explorarla, no tiene ms remedio que rastrear sus libros con sus propios pies. La Escritura se recorre letra por letra, la naturaleza pas por pas: los pases son como hojas: aqu se encuentra el cdigo natural con el que conviene girar las pginas.332 Porque:
No slo de pan vivimos, sino tambin de las artes y la sabidura que salen de la boca de Dios. Debemos llenarnos con ellas, y considerar que el llenado de la tripa es mortal, y aqul en cambio eterno. Porque todos los que vivan en l brillarn en el reino de Dios como el brillo del Sol. Aunque hay muchos nombres, las artes no estn separadas, y un saber no est separado del otro; porque uno est en todo.333

Todava convocaremos a otros personajes de estas tierras germnicas, que brillaron con la luz del esplendor que los fecund, esplendor de esa

Cbala en el sentido de recepcin que anid en sus corazones, con todos los matices de una doctrina verdaderamente encarnada.

CAPITULO V

LA CABALA EN ALEMANIA (4)


Athanasius Kircher (1601-1680) Pasamos ahora a otra forma de manifestacin de la Ciencia Sagrada muy extendida en el Renacimiento vinculada con las imgenes aprovechando en esa poca la invencin de la imprenta y la extraordinaria difusin que alcanz inmediatamente por sus caractersticas de economa de la mano de obra, es decir, del tiempo que implica producir los manuscritos y, concretamente, reproducir quinientas imgenes, por ejemplo, sin necesidad de repetir, una por una, las letras del discurso, a lo que se suma la reproduccin de diseos e ilustraciones que siempre ha caracterizado a la Tradicin Hermtica, en este caso a la Cbala Juda, y a su expresin en el Renacimiento, por medio de autores neoplatnicos, neopitagricos, etc. Es decir por aquellos que desenvolviendo el pensamiento cabalstico en Occidente sin ser necesariamente israelitas, o de ellos, algunos convertidos al cristianismo, o viviendo en naciones que profesaban esa religin. Pero siempre acompaados de sus usos y costumbres particulares muy anlogos a los judos ya que sus mandamientos morales y exotricos son los mismos que les llevaran a formular el pensamiento cabalstico de modo casi exclusivo a partir de la Edad Media de Occidente, donde naci la Cbala en Provenza y Sefarad. De igual manera la idea medieval de iluminar los textos fue recogida en la edicin de los libros renacentistas que siguieron publicando grabados que, a travs de las nuevas tcnicas y su desarrollo paulatino, llegaron a ser fundamentales en esta literatura pionera de artes de consumo muy actuales que pas a utilizar estas imgenes no ya como algo separado de los textos, sino como el texto en s, y no algo agregado al discurso. Este es el caso de dos autores que se encuentran distanciados geogrficamente y en el tiempo histrico ya que hay entre ellos medio siglo y tambin la distancia provocada por los casi inexistentes medios de comunicacin de esos tiempos que, sin embargo, no constituyeron barreras dada la enorme distribucin de los conocimientos cabalsticos en toda Europa, que tom la forma de una moda que dur aproximadamente todo el Renacimiento y se ha proyectado hasta la fecha. De ellos debemos destacar por su nmero y calidad artstica en primer

lugar a los libros de Alquimia, disciplina que aqu estudiaremos en captulo aparte, donde veremos las relaciones entre el saber cabalstico y el alqumico, aunque ahora nos limitaremos a mencionar someramente la obra de estos dos estudiosos que en sus grabados y textos nos hablan de la Cbala hebrea, que no slo conocen sino que incorporan a sus propios idearios, nos referimos a Robert Fludd (1574-1637)334 y Athanasius Kircher (1601-1680) autores de obras enciclopdicas sobre la Ciencia Sagrada que, como acabamos de decir incluyen la Cbala y su relacin tanto con las disciplinas paganas y tergicas, como con el cristianismo. En el caso de Kircher estos estudios se prolongan a la inventiva de la naciente ciencia experimental, que algunos llamaban magia natural y que comenz su andadura histrica en ese entonces con el resto de las disciplinas cientficas que se han ido desarrollando, en algunos casos desechando, para bien o mal, segn las perspectivas. Las imgenes poseen un formidable poder comunicador, por lo tanto didctico, en la medida en que sintetizan, grafican y embellecen conceptos y vivencias que son capaces de transmitirnos por medios iconogrficos. El hermetismo, el gnosticismo y la Cbala se han volcado en diagramas y esquemas, en los que algunos slo han querido ver talismanes o amuletos. Pero para imgenes qu decir de las de la Biblia! que han sido pintadas una y otra vez por el judeocristianismo ya que puede hacerlo de acuerdo a sus teologas en oposicin con el Islam en el que las imgenes estn prohibidas, aunque no la graficacin de las figuras geomtricas y proporciones aritmticas en las que basa su arte. Especialmente nos lamentamos en este caso de la falta de espacio, puesto que nos gustara explayarnos ms sobre el jesuita, sus textos y grabados, que vincularemos con Robert Fludd y la mencin de Michael Maier (1568-1622), un alquimista, que ya hemos abordado anteriormente335 y que aqu no repetiremos por no tener una relacin directa con la Cbala sino con la mitologa griega, aunque no es el caso de Kircher y Fludd que hacen profesin de la Tradicin Hermtica y utilizan la Cbala en sus sistemas totalizadores. Recorreremos esta parte de nuestro estudio junto a Joscelyn Godwin, al que hemos agregado algn otro autor, porque consideramos que ha estudiado exhaustivamente la obra de los escritores que estamos considerando. Comenzando con Athanasius Kircher del que Godwin nos dice al inicio

de su trabajo a l dedicado336 y que nos lo ubica en un Renacimiento tardo:


Hasta tal punto era Kircher hijo del Renacimiento que estas distinciones no existan para l, que extendi sus intereses y conocimientos a una prodigiosa variedad de disciplinas. Es imposible situarle en una categora nica: Es el gran enciclopedista musical de comienzos del Barroco, el padre de la geologa o uno de los primeros autores que escribieron sobre los grmenes? Es el inventor de la linterna mgica y diversos juegos magnticos para aristcratas y cardenales o el traductor de los jeroglficos egipcios? O es, ms bien, el compilador de informaciones sobre el Lejano Oriente, el fundador de uno de los primeros museos y el inventor de un sistema lgico y de un nuevo lenguaje simblico? Porque hizo todo esto y mucho ms. Resulta difcil pensar en espritu ms universal desde Leonardo da Vinci. Pero mientras que Leonardo vivi en pleno apogeo del Renacimiento italiano, en la poca de Kircher el enciclopedismo renacentista ceda terreno ante la moderna tendencia a la especializacin, y los fundamentos mismos del pensamiento tradicional eran desafiados por el avance de las ciencias.

A instancias de su padre, un telogo con amplia biblioteca, estudi hebreo y otras materias con un rabino en su pueblo que comparta con la educacin que le impartan los jesuitas de Fulda, Alemania. Con el tiempo le toc ensear hebreo aos despus en Heiligenstadt, junto con matemticas, contando apenas con ventitrs aos ya que fue siempre un prodigio, a la par que sucedan en su existencia personal toda clase de hechos asombrosos como fue el caso de Pico de la Mirandola y varios otros segn hemos visto en los que varias veces estuvo en peligro su propia vida.
Casi puede parecer que Kircher naci demasiado tarde o demasiado pronto, pues la corriente de los tiempos hizo que su visin holstica o totalizadora del mundo le llevara, incluso en vida, a ser rechazado por el mundo de los cientficos. Kircher nunca hizo esa clase de descubrimientos histricos que aseguraron la fama de Johannes Kpler, Robert Boyle o Isaac Newton y permitieron que los cientficos actuales perdonaran a Kpler su inters por las armonas csmicas, y a Boyle y a Newton su profunda preocupacin por la alquimia. Por otra parte, se ha criticado a Kircher por sus creencias atvicas en muchos dominios que en pocas posteriores se consideraran supersticiosas. Afirmaba que l mismo haba utilizado la palingnesis, es decir, la resurreccin de las plantas a partir de sus cenizas. Perciba las influencias astrolgicas sobre la salud del hombre y los cataclismos. Crea en sirenas y grifos, en la generacin espontnea de los insectos y en la absoluta veracidad del Antiguo Testamento. As, los investigadores que hoy en da han absorbido el "vasto y aterrador tema de Athanasius Kircher" suelen expresar admiracin por sus conocimientos, pero le niegan crdito con pesar, considerndole una especie de dinosaurio barroco que luch

denodadamente por perpetuar una visin del mundo que para ellos cay hace tiempo en el descrdito. Aluden a su geocentrismo y a su adherencia a la tradicin hermtica en contra de Coprnico y Casaubon, como si el negarse a aceptar esas nuevas opiniones fuera prueba de una necedad sin lmites.337

Su ingente obra es extraordinaria y como posibilidad de construir un eje interno, una estructura a tamaa exuberancia destacaremos dos citas de Godwin, tomadas del propio Kircher que desnudan una parte de su pensamiento bajo el oropel de las ciencias y el "xtasis del saber". En el Arca de No se asevera que:
Cuando hubo terminado el Diluvio, No vivi el tiempo suficiente para ser testigo de la repoblacin del mundo por sus hijos Sem, Cam y Jafet. Cada uno fue una direccin distinta convirtindose en progenitores de los diferentes grupos raciales y lingsticos. Fue Cam quien recogi la tradicin de las ciencias antidiluvianas convirtindose en el primer "Zoroastro", el revitalizador de la magia y de la idolatra. Uno de sus descendientes fue el sabio Hermes Trismegisto, segundo de este nombre y contemporneo de Abraham.338

Lo cual explica el profundo matrimonio de Hermes con el pueblo judo y el inters de Kircher por la Cbala, incluso como estructura de su pensamiento.
De hecho, cada Sephira es un microcosmos del todo, de modo que cada crculo est rodeado aqu por los nombres hebreos de los diez. En el nivel cosmolgico los siete Sephiroth inferiores son los siete planetas caldeos y la trada superior, segn Kircher, la esfera de las estrellas fijas, el primum mobile y el empreo. Pero tambin corresponden a los diez nombres de Dios, a los diez arcngeles, a nueve rdenes de ngeles y a las almas de los hombres y a la constitucin humana.339

En Aritmologa, publicada en 1665 en Roma, y editada en castellano por Atilano Martnez Tom340 se desvela en gran parte el pensamiento central de nuestro jesuita, siempre inacabado. En este manual de Cbala Pitagrica en la lnea de Reuchlin y Agrippa, agrega nuevos desarrollos matemticos en la mejor tradicin de la Cbala y Alquimia Juda (de la cual ya nos da cuenta Zsimo,341 alquimista y mago greco judo en el siglo IIIIV), respecto a talismanes y amuletos y en particular a la perfeccin paradjica de los cuadrados mgicos, atribuidos los primeros a los siete planetas y que, como se sabe, tienen la particularidad de producir por medios lgicos y arbitrarios, propios del sistema decimal y su representacin geomtrica el ms completo asombro y la idea de que nuestra

comprensin est limitada slo a tres dimensiones, un mundo chato y casi plano, al que le faltan an se concedan acaso otros que les dieran una perspectiva nueva, multidimensional, dodecadrica, ms bien tenue y transparente, un imaginal con iluminacin ambiental, siempre infusa.
La mayor parte de estos asombros son numricos y en combinaciones indefinidas en cadenas de relaciones y valores, como sucede con todos los aspectos de la Cbala Pitagrica que Kircher desarrolla de modo sinttico y que admite varias lecturas de comprensin. Por ejemplo diremos que con la adicin de los nmeros que conforman los cuadrados mgicos que, como es conocido, deben sumarse de modo vertical, horizontal y diagonal, se obtienen los siguientes resultados: sello de Saturno: 9 casillas = 15; sello de Jpiter: 16 casillas = 34; sello de Marte: 25 casillas = 65; sello del Sol: 36 casillas = 111; sello de Venus: 49 casillas = 175; sello de Mercurio que surge de 8 por s mismo, o sea, 64 casillas = 260; y, El sello del cuadrado lunar resulta de multiplicar el nueve por s mismo, 81, cuyos nmeros, colocados en su cuadrado y dispuestos correctamente segn las series de nmeros, de forma transversal, recta y oblicua, o en un determinado orden, dan la suma de 369 y la suma de todos ellos es 3321.342

Pero estos cuadrados mgicos son los esenciales porque es lgico que puedan progredir indefinidamente teniendo dentro otros cuadrados a los que llaman hijos, y puede haber varios en un cuadrado cifrado con un nmero alto de hijos que, eventualmente podran reproducirse a su vez hasta varias generaciones donde se reproducira el encuadre que nos signa, de modo sinttico, un clon nuestro resumido que a veces es visto como la crcel de la mente. Imaginemos que esta explosin numrica sea la de la multiplicidad de los seres y las cosas y por lo tanto de los nmeros que los signan y que adems estn cargados de diversos significados en la Cbala Pitagrica que, por otra parte, se corresponde de modo exacto con los cuadrados judos, donde las letras eran designadas con los signos hebreos, ya que no haba llegado la numeracin arbiga de procedencia hind. En todo caso hablamos de veintids letras que al mezclarse con los nmeros antes vistos obviamente potenciarn las combinaciones posibles. Y lo ms importante es que todas estas letras pueden constituir palabras. Y con ello, sintetizar la totalidad provocando as la generacin, siempre junto a quienes elevan un himno de fe, amor, y esperanza por alcanzar la Sabidura y la Fuerza. Estamos hablando de un tabernculo de letras inflamado, el laboratorio

del mundo, nuestro athanor, que los nmeros y las letras y por lo tanto las palabras con su poder creador cristalizan. Respecto a los nmeros nos dice sintticamente del 1, del 4, del 7 y del 10, 4 = (1+2+3+4=10) = 1+0 = 1; 7 = (1+2+3+4+5+6+7=28) = 2+8 = 10 = 1+0 = 1, formas y nombres que significan la unidad en distintos mundos o planos. Como se ha dicho repite lo que hemos destacado en nuestros acpites sobre Reuchlin y Agrippa al igual que lo de los cuadrados mgicos que ya hemos mencionado, en tanto que modelos de prcticas tergicas y cabalistas.
Dijimos anteriormente que el flujo de la mente divina del Creador tena lugar a partir de aquella unidad supramundana y arquetpica, primero hacia dentro, por la trada a la trada y desde siempre: en ese inefable punto de la eternidad se comunicaba al exterior a travs del cuaternario a todo el mbito de la naturaleza corprea y a cada uno de los rdenes de la naturaleza creada, mediante las inteligencias que lo presiden todo. La naturaleza goza con el nmero septenario. El arquetipo del mundo est compuesto por siete espritus que estn en la presencia de Dios y que eternamente contemplan las ideas divinas, que estn presididas por las siete estrellas de los planetas para ordenar el bien en el universo. En el firmamento la Osa tambin modera las estrellas en beneficio de los navegantes. Las lunas forman igualmente los perodos de cuatro semanas, o veintiocho das, de cuya actuacin brotan desde el mundo sideral las siete especies de metales: plata, oro, hierro, estao, plomo, mercurio y cobre en la naturaleza mineral. El denario es el nmero armnico y el ms perfecto de todos; asume en s todas las diferencias de los nmeros pares e impares y todas las proporciones armnicas, como se comprende a partir del cuaternario desintegrado, que tiene la potencia del denario, puesto que 1 2 3 4 sumados forman el denario, porque, as considerado, contiene en s todas las proporciones de las cinco armonas, en la proporcin 2 a 1 se halla la doble, que los msicos llaman diapente; en la proporcin 2 a 3 obtenemos el sesquitercio, llamado diatesaron; en la proporcin 3 a 1, la triple, que llaman diapasondiapente; en la proporcin 4 a 1, la cudruple, llamada disdiapason. En todo esto est contenida la msica universal, no slo la artificial o del mundo menor, sino tambin la del mundo mayor, juntamente con la anglica y con la del coro supremo de Dios ptimo y mximo. Antes que el Creador de todo comunicase la unidad a las cosas inferiores, se difundi como ejemplar a partir de su unidad arquetpica al ternario y cuaternario, incluso al denario, como si fueran diez las ideas y medidas a las que deban ajustarse los nmeros y las cosas, de forma que ya no pudiera darse otro nmero ms all del

denario, salvo que fuera ste multiplicado.343

El estudioso que ha traducido y estudiado esta obra y que ha tenido en cuenta los aspectos esotricos y los diversos niveles a que se refiere en su exposicin, ha comprendido que estos no se anulan entre s, sino que al enfrentarse se complementan y llegan a superponerse de modo natural.344 As A. Martnez Tom en su prlogo nos anota tres importantes consideraciones sobre este tratado de Cbala Pitagrica.
Reconoce, sin la menor duda, que el desarrollo numrico va vinculado de forma muy estrecha a la evolucin de los estudios astronmicos y kabalsticos, incluso admite que se extendi su uso gracias al congreso organizado por Alfonso X "El Sabio" para poner un poco de orden en los estudios inconexos que sobre astronoma se hacan por todo el mundo345

Y en la pgina 12:
En la tercera parte nos habla de la importancia que daban los rabes a los nmeros, lo mismo que los hebreos, especialmente en la elaboracin de sellos y amuletos, portadores de las fuerzas especficas de los dioses que representaban. Aqu nos ofrece la interpretacin numrica del nombre de Jess. El miedo a mezclar lo sagrado con lo profano, tan criticado por l en el libro, va perdiendo el carcter anatematizante.

Acabando en la 13:
A partir de la quinta parte el autor penetra de lleno en el mundo de los misterios esotricos. Si la Kbala Hebrea ha tenido una importancia decisiva en el desarrollo del pensamiento occidental, como ya se ha indicado, al perderse el conocimiento del idioma hebreo entre los iniciados surge la Kbala Pitagrica, en la que ya se usan las letras del alfabeto latino para los latinos, las del alfabeto griego para los griegos, etc. A veces critica duramente esta utilizacin kabalstica de los nmeros, pero, mediante la utilizacin de distintos ejemplos para justificar su incoherencia, nos ensea la forma en que se han de utilizar los nmeros.

En efecto, este pequeo manual ritualiza una vez ms la Tradicin Hermtica, el neoplatonismo y la Cbala gnstica, juda y cristiana, o judeocristiana si se ha de considerar su nacimiento en las juderas y aljamas del sur de Francia y Espaa en el medioevo y que se prolonga en Safed y los judos Askenazi, y por otra parte en el material que estamos estudiando, el de la Cbala en el Renacimiento, que se expresa de modo cristiano en algunos sectores y autores como el catlico Kircher, sacerdote jesuita e igualmente de modo pagano, como es nuestro caso, no slo por el trasfondo de la filosofa griega, sino tambin por los ritos

numricos pitagricos, donde se invocan los dioses, semidioses y hroes del panten, como parte activa de la realizacin intelectual a travs de las ideas que los nmeros representan. Pero tambin en relacin con el alfabeto hebreo y el nombre de las sefiroth vinculadas con los astros y los poderes conferidos a los nombres divinos, arcanglicos y anglicos, sin la menor vinculacin con los usos y costumbres de estos o aquellos, completos profanos, o por la hipocresa de lo poltico o moralmente correcto, juzgando segn la ocasin, pero siempre movido el personal hipnotizado por el odio, producto de la envidia y el miedo que se opone a la iniciacin, la que es una simple mentira para ellos, que lo saben con "razones de peso", sin advertir que estn siendo vctimas de una burla y que los autores que algunos han llamado espritus inmundos se regodean en ello. Bien grueso. Veamos ahora el cuadro que publica en la pgina 273 de su tratado.
1. Kether: 2. Cochma: 3. Binah: 4. Gedula: 5. Geburath: 6. Tiphereth: 7. Nizah: 8. Hod: 9. Iesod: 10. Malcuth: Corona Sabidura Inteligencia Magnitud Fortaleza Hermosura Victoria Honor Fundamento Reino Serafn Querubn Tronos Dominaciones Potestades Virtudes Principados Arcngeles Angeles Orden animstico Primer mvil Firmamento Saturno Jpiter Marte Sol Venus Mercurio Luna Mundo elemental

Como se puede apreciar las correspondencias entre sefiroth y planetas estn claras, a lo que hay que agregar los nombres teolgicos catlicos de los distintos grados del mundo intermediario. Pero en Aritmologa hay mucho ms y de diversa naturaleza, todo ello alrededor de los nmeros y de las sefiroth, cuya traduccin ya sabemos corresponde a numeraciones. En el primer captulo se encuentra un estudio muy interesante sobre la historia de los nmeros y su evolucin que, amn del significado que adquiere en este tratado, es igualmente til para cualquier curioso. En el segundo ya se trata sobre algunos misterios de los nmeros que los prnicos denominan propiedades. En la parte III se habla de los nmeros de los rabes y hebreos y sobre los sellos msticos que elaboraban a partir de ellos. La cuarta parte es un muy documentado trabajo sobre la "Aritmomancia a travs de la Isofefia de los misterios de los nmeros de los gnsticos hermticos del primer

siglo con los que se servan en sus magias". Este captulo es un pequeo tratado de 40 pginas donde denostando el pensamiento de las prcticas gnsticas revela los fundamentos y las tcnicas de estas artes condenadas. Y as hasta llegar a las cadenas msticas de los nmeros y la Cbala Pitagrica en su expresin geomtrica plana y volumtrica, los teoremas, etc. Pondremos fin a este breve apartado volviendo a las imgenes con las que comenzamos, lo cual nos ha dado pie para publicarlas aqu mismo como texto, ya que consideramos forman parte constituyente desde la Edad Media del discurso hermtico y alqumico compartido con la Cbala. Para terminar queremos citar una frase de un libro dedicado a Kircher de Ignacio Gmez de Liao346 con un material grfico extraordinario y un prlogo donde se destaca sabiamente el poder de las imgenes y su razn de ser de este modo:
Los autores de la Contrarreforma, y en particular la Orden de los jesuitas, saban que las abstracciones del dogma, los misterios de la fe y las enseanzas de la Iglesia tenan que entrar por los ojos. El movimiento emblemticojeroglfico de finales del XV y de todo el siglo XVI haba, adems, acertado a crear un lenguaje de simbologa visual que la Compaa de Jess supo hacer suyo. Pero no se trataba slo de ir a pedir a las imgenes un buen agente de publicidad o un medio universal de comprensin; todo jesuita saba muy bien que San Ignacio en sus famosos Ejercicios espirituales haba colocado el ejercicio de la imaginacin, y de la composicin mental del lugar en el mismo corazn de su doctrinario espiritual. Y est fuera de dudas que detrs de la tcnica espiritual de los ejercicios ignacianos se hallan las tcnicas de la imaginacin que haban desarrollado, con un fuerte componente hermtico y "egipcio-jeroglfico", las artes de la memoria. Los neoplatnicos hermticos del Renacimiento, como Ficino, o Camillo Delminio, para no hablar de Giordano Bruno, estaban persuadidos de la importancia que poseen las imgenes no slo para aprehender y consolidar los conocimientos, sino incluso para configurar la estructura del psiquismo.347 Por eso, bien puede decirse que en los siglos XVI y XVII el espejo en que se miraron los prncipes y los pontfices, los msticos y el pueblo llano y, por supuesto, los escritores y los artistas, era un espejo de imgenes, un espejo de la imaginacin.

CAPITULO V

LA CABALA EN ALEMANIA (5)


Jacob Bhme (1575-1624) Todas las personas con las que estamos tratando se entregaron al Conocimiento hasta el borde final de sus existencias, donde stas cobran su verdadero sentido y esto declarado o supuesto por todos esos cabalistas que conociendo que su lucha contra el medio es imposible sin embargo la efectan hasta el momento postrero, sabiendo que perder o ganar son cuestiones relativas, y que perder en un orden es ganar en otro y viceversa.348 Pero intentan el gesto a cada instante, esto es, realizan el rito de la memoria o de la actualizacin de la Conciencia Universal, en el sentido de sumarse a la encarnacin del Ser y del Verbo que lo conforma. De todo esto nos da cuenta Jacob Bhme a travs de sus visiones e intuiciones intelectuales directas. Este ser de apariencia frgil nacido cerca de Grlitz no se dedic a las tareas agrcolas de su familia y aprendi el oficio de zapatero, adems de los rudimentos de lectura y escritura en su lengua natal, y sin embargo, su produccin literaria lleg a ser de una magnitud, valor espiritual y profundidad tal que uno no puede ms que ver ah la irrupcin de unas influencias suprahumanas. Cmo explicar si no tal prodigio? El mismo nos responde:
En esta bsqueda, en este vido y cristiano deseo (por el que padec muchas repulsas, si bien al fin resolv arriesgarme antes que renunciar), se me abri la Puerta, y en un cuarto de hora vi y supe ms que si hubiera estado muchos aos en una Universidad, cosa que admir sobremanera y por la que di gracias a Dios. () Lo vea como una gran profundidad interior, pues haba tenido una visin completa del Universo, como un complejo y completo impulso en el que todas las cosas estn guardadas y arropadas; pero me era imposible explicarlo. Esto no obstante, me abr a m mismo, de cuando en cuando, como hace una planta tierna. Estuvo en m durante unos doce aos, como si estuviese creciendo. En mi interior tuve una poderosa instigacin antes de poder sacarla en forma externa de escritura; pero escrib con el principio externo de mi mente cuanto pude comprender. Despus, no obstante, el sol me alumbr por un buen espacio de tiempo, pero no constantemente, ya que a veces el astro se esconda y entonces no conoca ni entenda muy bien mi tarea. El hombre debe confesar que sus conocimientos no

son suyos sino que proceden de Dios, quien manifiesta las Ideas de Sabidura al alma, en la medida que a El le place.349

Siempre nos haban subyugado los enigmticos grabados de Bhme que aparecen en sus obras, y su contemplacin nos transportaba a esos mundos invisibles y secretos, estancias internas del alma que la luz de los smbolos pueden insinuar, aunque tambin ese rayo directo que no necesita de mediador y que a l le visit en diversas oportunidades. Y ahora afloran las palabras que acompaan o complementan ese discurso fruto de la inspiracin, de la recepcin inmediata del Nos en la copa de su corazn en permanente lucha, como un caudal irrefrenable de imgenes que se suceden y superponen, de smbolos verbales y visuales que se conjugan. Siguiendo con sus confesiones:
Si no entiendes este escrito, busca el humilde Corazn de Dios, y esto pondr una semilla del rbol del paraso en tu alma; y si tienes paciencia, de esta semilla crecer un rbol recio, como le sucede a este autor. Porque ste ha de ser apreciado como una persona simple, en comparacin con los dems sabios; pero Cristo dijo: Mi poder fortalece al dbil; mi Padre se complace en ocultar estas cosas del sabio y el prudente; y se las ha revelado a los pequeuelos y los lactantes; la sabidura de este mundo es una locura ante tu vista. Y aunque ahora los hijos del mundo son ms listos en su generacin que los hijos de la luz, su sabidura es corruptible, y esta sabidura, en cambio, es eterna.350

El meollo del asunto est en reconocer la autntica genealoga del ser humano, y aunque por el mero hecho de verse abocado a la generacin lo est tambin a la corrupcin y la degradacin lo que es una ley csmica universal, siempre se da la posibilidad de recuperar la esencia luminosa y difana del origen supraceleste. Esto obliga a emprender un enorme combate contra las ligaduras y lmites, o sea, a segar sin contemplaciones las ideas preconcebidas de una individualidad entrenada a percibir lo egtico como lo mejor, y a abrirse entonces a la cuestin nuclear de la identidad: el gran misterio insondable que halla en el Ser su campo de reflexin; luego se trata de conocer al Ser, y al irse identificando con l, experimentar el Absoluto misterio que lo ha concebido, imaginado, diseado, y conformado. Por lo general son tantos los miedos, dudas, comodidades, perezas, engaos, justificaciones, etc., que uno se contenta creyndose descendiente de especies inferiores y pensando que todo se resuelve dentro de los lmites del cuerpo y la psiqu. Pero no todos los hombres se creen este cuento, y lanzando por la borda la mentalidad burguesa de

la autocomplacencia, rasgan sus caducas vestiduras de piel y reconocen cul es su verdadera tnica, que no se visten tras mritos acumulados o por una esforzada persecucin, sino que descubren que es su autntico equipaje, lo que son, un cuerpo de luz, y an ms, la luz increada del Principio, y la ms que luminosa oscuridad de la esencia, al decir de los cabalistas. El primer libro que escribi Bhme lo titul Aurora,351 y eso fue despus de doce aos de haber tenido una visin en la que se le revel todo el orden universal reflejado en el fondo oscuro de una vasija de estao que estaba colgada en su taller. En este voluminoso libro ya dice todo, y lo empieza apoyndose en la simblica universal del rbol:
Benvolo lector: Comparo toda la PHILOSOPHIA, ASTROLOGIA y THEOLOGIA junto con su madre, a un precioso rbol que crece en un bello jardn placentero. La tierra en que enraza el rbol le da siempre savia de la que el rbol tiene su cualidad vital. Y crece el rbol en s mismo de la savia de la tierra y se hace grande y se ensancha con sus ramas. () Advierte lo que he indicado con esta comparacin. El jardn de este rbol significa el mundo; el campo, la Naturaleza; el tronco del rbol, las estrellas; las ramas, los elementos; los frutos que en el rbol crecen significan a los hombres; la savia en el rbol significa la clara Divinidad. Ahora, los hombres fueron hechos de la naturaleza, las estrellas y los elementos. Mas Dios el creador domina en todas las cosas igual que la savia en el rbol entero. Pero la naturaleza tiene en s dos cualidades hasta el da del juicio de Dios: una amable, celestial y santa, y otra colrica, infernal, sedienta.352

Esta tensin la vivi en propia piel, pero no como algo particular o circunscrito a su persona, sino como la permanente lid y conciliacin de dos corrientes o energas complementarias que se sintetizaban en el modelo del Arbol de la Vida:
Lo pasado, lo presente y lo futuro, as como la anchura, la hondura y la altura, lo lejano y lo cercano, en Dios es como una cosa, una capacidad; y el alma santa del hombre lo ve tambin, pero en este mundo slo fragmentariamente. Tcale tambin a menudo no ver nada, pues el demonio con la fuente colrica que hay en el alma la pone duramente en aprietos y tapa con frecuencia a la noble semillita de mostaza. Por eso ha de estar el hombre de continuo en lucha. De este modo y con este conocimiento del Espritu, quiero escribir este libro sobre Dios nuestro Padre en quien es todo y El mismo es todo; quiero tratar de cmo todo result distinto y creatural y cmo todo se impulsa y mueve en el entero rbol de la Vida.353

Y de su Mysterium Magnum citamos:


De modo que entonces la propiedad lo ata a la carne, pero con el alma camina en Dios, y en el viejo hombre nace un nuevo hombre espiritual de voluntad y sentido divinos, que mata diariamente el deseo de la carne, y, por la fuerza divina, hace del mundo, como vida exterior, el cielo, y del cielo, como mundo interior espiritual, el mundo visible, es decir, de modo que Dios se hace hombre, y el hombre, Dios, hasta que el rbol llega a su mayor altura y produce sus frutos a partir del Mysterium Magnum, de la ciencia divina; es entonces cuando desaparece la vieja corteza y surge un rbol espiritual de la vida en el campo de Dios.354

Bhme explora la metafsica del lenguaje, que brota de ese mbito insondable supracsmico y que se propaga, a la par que los conforma, por todos los mundos manifestados, incluido el ser humano, miniatura del universo. Por lo tanto, quien se hace permeable a ese manantial y no le pone obstculos permite que el Verbo fluya a su travs. Aqu se comprende que todas esas palabras que Bhme fue escribiendo, impensables para un ser que nunca se gradu en universidades y que siempre huy de los eruditos y que se reconoca un verdadero ignorante 355 fueran una clara irrupcin del Verbo, como bien se aprecia en lo que sigue:
No podemos decir que el mundo exterior sea Dios o el Verbo; o que el hombre exterior sea Dios: Este es slo el Verbo expresado, que se ha unido fuertemente con los elementos. Yo afirmo que el mundo interior es el cielo donde Dios mora, y que el mundo exterior lo expresa el interior, a travs del impulso del Verbo eterno, confinado entre un principio y un final. El mundo interior vive en el Verbo eterno. El Verbo eterno habla con el Ser a travs de la Sabidura, que surge de sus propios poderes, de sus colores y de su virtud, como el gran misterio de la eternidad. Este Ser es la respiracin del Verbo en la Sabidura, posee la fuerza de generarse a s mismo y se introduce en los distintos sistemas segn la generacin del Verbo eterno o, como podra decir, por la Sabidura del Verbo. Por consiguiente no hay nada ni cerca ni lejos de Dios; un mundo est en el otro y todos forman uno, tal como el alma y el cuerpo estn uno en el otro, o como el tiempo y la eternidad. El Verbo eterno todo lo gobierna; trabaja de eternidad a eternidad; y aunque no puede ser comprendido ni concebido, su obra es concebida, porque es el Verbo formado, del que el Verbo que obra es la vida. El Verbo eterno es la divina comprensin o sonido. Lo que se transforma desde el amor-deseo en sistemas o formas es el entendimiento natural y material que estaba en el Verbo; como suele decirse, en El estaba la vida y esa vida era la luz

de los hombres. La armona de or, ver, sentir, gustar y oler es la verdadera vida intelectiva. Cuando una fuerza penetra a la otra, se abrazan en el sonido; y cuando se funden en una sola fuerza se despiertan mutuamente y se conocen entre s. En este conocimiento estriba el verdadero entendimiento que, segn el carcter de la eterna sabidura, es inconmensurable y abismal, siendo del Uno que es el Todo. Por lo tanto slo una voluntad, si es alumbrada con la luz divina, puede brotar de este manantial y mantener la infinidad, de cuya contemplacin ha escrito esta pluma.356

Quizs por eso escribiera un pequeo opsculo que titul Llave o explicacin de los diversos puntos y trminos principales empleados por Jacob Bhme en sus obras;357 o sea, que se dispuso a dar las claves para descifrar ese gran enigma que es el universo, que se revela en toda su majestad a travs de cdigos, nmeros, letras que generan trminos, los cuales tienden a renovarse lo que hace del lenguaje una imagen mvil de la inmutabilidad. Citaremos tres de ellos:
Del verbo eterno de Dios La Escritura Santa dice que Dios ha hecho todas las cosas por su Verbo, y que Dios era el verbo (Juan, I). Concebidlo as. El Verbo no es otra cosa que la voluntad exhalante de la potencia, una separabilidad de la potencia en muchas potencias, una particin y una emanacin de la Unidad, de donde surge la ciencia, puesto que en una esencia nica, donde no hay divisibilidad alguna y que es una, all no hay ciencia, ya que si la hubiera, esto no lo sabra ms que ella misma; pero cuando se divide y separa, la voluntad que separa pasa a la cantidad, y cada separacin opera en ella misma. Mas no pudiendo dividirse ni separarse la unidad, la separacin permanece en la voluntad exhalante de la unidad, y la voluntad de la exhalacin no produce sino variedades, por las cuales la voluntad eterna, as como la alegra y la emanacin se cualifican con las ciencias de las formas infinitas, o de la inteligencia, es decir con una ciencia eterna, positiva y sensible de las potencias, con la cual, en la separacin de la voluntad, un sentido o una forma de la voluntad ve, siente, gusta, huele y oye a la otra, no siendo ms que un efecto delicioso, como el gran vnculo de la alegra y el amor, y el ser benfico nico.358

Aqu va el segundo:
De la Sabidura divina

La Santa Escritura dice que la Sabidura es el soplo de la virtud divina, un rayo y una respiracin de la Toda-potencia. Dice adems que Dios ha hecho todas las cosas por su Sabidura. Concebidla as. La Sabidura es el Verbo pronunciado de la potencia, de la ciencia y de la santidad de Dios; es un sujeto o un reflejo de la unidad insondable, un ser en el cual el Espritu Santo opera, forma y figura; concebid que l forma y figura la inteligencia divina en la Sabidura, pues ella es pasiva, y el espritu de Dios en ella es lo activo o la vida, como el alma en el cuerpo. Ella es el gran misterio del gnero divino, pues en ella se manifiestan las potencias, los colores y las virtudes: ella encierra la divisibilidad de la potencia, es decir, la inteligencia; la sabidura es ella misma la inteligencia divina, es decir la contemplacin divina, donde la unidad se manifiesta: ella es el verdadero caos divino, que encierra todo como una imaginacin divina, donde la idea de los ngeles y de las almas ha sido vista desde la eternidad, en una semejanza divina; no como una de sus criaturas, sino como un reflejo, tal como un hombre se ve en un espejo. Es por ello que la idea anglica y humana deriva de la Sabidura, y ha sido transformada en una imagen, pues Moiss dijo: Dios cre el hombre a su imagen, es decir: Dios cre el cuerpo, y le inspir el hlito del efluvio divino de la inteligencia divina, de todos los principios de la manifestacin divina.359

Y finalmente el tercero:
Del gran Misterio El gran Misterio es un sujeto de la Sabidura, de donde surge el Verbo que respira, o la virtud activa y deseosa de la inteligencia divina por la Sabidura, y de donde emana tambin la unidad de Dios para manifestarse, pues en el gran misterio se organiza la naturaleza eterna, y se comprenden siempre en el gran misterio dos esencias y dos voluntades. Sabed: una de las esencias es la unidad de Dios, es decir la potencia divina, la sabidura emanante. La otra esencia es la voluntad separable, que procede del Verbo que respira y pronuncia, que no tiene su base en la unidad, sino en la movilidad del efluvio, o de la exhalacin que se cualifica con la propia voluntad, y con el deseo de la naturaleza, es decir, con las cualidades a excepcin del fuego y de la luz, estando la vida natural comprendida en el fuego, y la vida santa en la luz, como una manifestacin de la unidad, por cuya manifestacin es un fuego de amor o una luz: es en este lugar o en esta calificacin que Dios se nombra como un Dios bueno y misericordioso, segn el amor acre, ardiente de la unidad, y como un Dios colrico, celoso, segn la base gnea de la naturaleza eterna. El gran Misterio es el caos, de donde, desde la eternidad, surgen y devienen manifiestas la luz y las tinieblas, es decir, el fundamento del cielo y de la tierra: pues el fundamento que denominamos del infierno, es decir un principio propio,

es la base y la causa del fuego de la naturaleza eterna, fuego que en Dios no es sino una inflamacin del amor; y donde Dios no es manifiesto, segn la unidad, en una cosa, es un ardor doloroso. Este ardor de fuego no es sino una manifestacin de la vida y del amor divino, y a travs de este fuego ardiente, el amor divino, es decir, la unidad, se inflama y se afila por una calificacin gnea en la potencia de Dios. Es por lo que este principio se denomina el gran Misterio o el Caos, de donde provienen el mal y el bien, es decir la luz y las tinieblas, la vida y la muerte, la alegra y el sufrimiento, la felicidad eterna y la condena, ya que es el principio de los ngeles y de las almas, y de todas las criaturas eternas, tanto malas como buenas; un fundamento del cielo y de los infiernos, del mundo visible y de todo lo que existe; todo estaba encerrado en un principio nico, igual que una estatua est encerrada en un bloque de mrmol antes que el artista la esculpa o la forme, si bien no puede decirse del mundo espiritual que haya tenido un principio sino que se ha hecho manifestado a partir del Caos desde la eternidad, ya que la luz tiene, desde la eternidad, las tinieblas en s y las tinieblas no han podido comprehenderla, del mismo modo que el da y la noche son el uno dentro del otro y que los dos son no obstante en uno. Es necesario que hable de cada uno aparte, como si hubiese habido un principio, para reflexionar sobre el principio divino de la manifestacin divina, del mismo modo que hay que distinguir la naturaleza de la divinidad, de donde proviene el mal y el bien y que es el ser de todos los seres.

C. Knorr von Rosenroth, Kabbala Denudata. Sulzbach-Frankfurt, 1677-84. Frontispicio.

CAPITULO V

LA CABALA EN ALEMANIA (y 6)
Kabbala Denudata Al contrario de lo que ha hecho en otras ocasiones (ver aqu cap. I) Gershom Scholem trata bien a esta obra fundamental en su artculo acerca de C. von Rosenroth en la Encyclopaedia Judaica:
Este libro que sirvi hasta el final del siglo XIX como fuente principal para toda la literatura no juda sobre la Cbala, abre con una "Llave a los Nombres Divinos de la Cbala", un extensivo glosario de simbolismo cabalstico segn el Zohar, el Sha'arey Orah, el Pardes Rimmonim, y algunos de los escritos de Isaac Luria. Tambin hizo uso de una obra italiana sobre alquimia y Cbala, Esh ha-Mezaref, cuyo original hebreo no existe ms y est preservado slo en los extractos traducidos por Knorr. Esto fue seguido por traducciones de algunos escritos de Luria, del captulo acerca del alma en el Pardes Rimmonim de Cordovero, y

selecciones de Naphtali Bacharach de su Emek ha-Melekh, una traduccin abreviada del Sha'ar ha-Shamayim de Abraham Cohen de Herrera, y una detallada explicacin del "Arbol" cabalstico, segn las enseanzas de Luria, siguiendo a Israel Sarug. El "Arbol" en s (que l posea de forma manuscrita) lo imprimi separadamente en 16 pginas. A esto fueron agregadas varias disquisiciones por Henry More. La primera parte del segundo volumen abre con una traduccin del Mareh Kohen por Issachar Berman b. Naphtali ha Kohen (Amsterdam, 1673), seguido por una traduccin de las primeras 25 hojas del Emek ha-Melekh, sobre la doctrina del zimzum y el mundo primordial del chaos (tohu), como "una introduccin para una mejor comprensin del Zohar". La segunda parte incluye traducciones de las Idrot del Zohar, del Sifra di-Zeni'uta comentado por Hayyim Vital y extrado de un manuscrito, los captulos sobre angelologa y demonologa del Beit Elohim de Abraham Cohen de Herrera, y una traduccin del Sefer ha-Gilgulim de un manuscrito "de los escritos de Luria". Este manuscrito incluye precisamente lo que fue publicado en el mismo ao, 1684, por David Gruenhaut en Frankfort en el Maine. El volumen cierra con una obra aparte Adumbratio Kabbalae Christianae una sntesis de la Cbala Cristiana, y aunque fue publicada annimamente, el autor fue Van Helmont. Aparte de la traduccin de Beit Elohim, todos los textos en la segunda parte del segundo volumen han sido traducidos al ingls o el francs: las Idrot y el Sifra di-Zeni'uta por S. L. M. Mathers (The Kabbalah Unveiled, 1887, 5 reimpr. 1962), Sefer ha Gilgulim por E. Jgut (Pars, 1905), y el Adumbratio por Gilly de Givry (Pars, 1899). La antologa de Knorr determin en gran medida la imagen de la Cbala a los ojos de los historiadores de la filosofa hasta el cierre del siglo XIX. El filsofo Leibniz, impresionado por la publicacin de Knorr, le visit en 1687 y discuti asuntos cabalsticos con l.

Christian von Rosenroth (1636-1689) es el hijo de un pastor protestante que viaja aos por Europa y en este tiempo toma contacto con distintas personalidades que se ocupaban de las materias de su inters que es el mismo que el de este estudio. Influenciado por el pensamiento de Bhme, estudi con un rabino en Amsterdam, de nombre Meir Stern. Estaba en estrecha relacin con el belga Franz Mercure van Helmont, que como hemos visto escribi Adumbratio Kabbalae Christianae y l public como apndice a su antologa.372 Tanto el sabio belga como Henry More, el famoso lder de la escuela platnica de Cambridge,373 colaboraron en la Kabbala Denudata con notas y observaciones. Rosenroth fue reputado entre muchos cristianos como la ms alta autoridad en materia de Cbala y su obra traducida al ingls y al francs entre otras lenguas modernas ha sido fundamental para el contacto de los occidentales no judos con la Cbala hasta el final del siglo XIX. E incluso en todo el XX.

El despliegue de los mundos toma como modelo el Arbol de la Vida cabalstico. Knorr von Rosenroth, Kabbala Denudata. Sulzbach-Frankfurt, 1677-84.

Cumple as este tratado antolgico con la triple misin; de primero: difundir la doctrina, segundo: testimoniarla, es decir, participar en ella y tercero ser finalmente el mismo Ser que habla y ve por uno, a travs de uno, como si Dios fuese nuestra conciencia. Y todo por intermediacin de estos fragmentos tergicos que debidamente estudiados y meditados sern una puerta abierta a los cristianos, pitagricos o paganos (laicos); una intermediacin para Occidente patrocinada por Henoch y Elas y bendecida por Hermes, como un pasaporte para ser el propio Verbo, nada menos que encarnar la energa de Metatron. Por lo que siendo uno (cada quien) lo que conoce, en el hecho de Ser est el Conocimiento que es lo que tambin procura el fervor del mstico, o del religioso que no posee el nivel de lo intelectual. Puesto que lo religioso (emocional) trata a la deidad en sus efectos positivos, afirmativos, mientras la Cbala intenta por lo ms alto, lo negativo, el No Ser o Infinito (En Soph). Desgraciadamente entre los estudiosos hebreos modernos, al igual que entre los cristianos, "lo mstico", que es piadoso y por ello emocional, y lo cabalstico estn identificados como es el caso de Scholem y seguidores. Y el "santo" ha suplantado al "sabio", es decir se ha invertido el orden jerrquico. El acercamiento al nivel intelectual va procurando chispas y destellos que se convierten en certezas gracias al trabajo constante sobre el Arbol de la Vida, en su transposicin microcsmica y macrocsmica tomada como un rito vital y cotidiano que podemos llevar hasta a la propia respiracin y su forma binaria de manifestarse (inspiracin y espiracin) como manera de acercarse constantemente a la conjuncin de opuestos a los que hay previamente que advertir, o sea, al equilibrio de una creacin perenne a la que en su misteriosa realidad el cabalista intenta sumarse.

El "Gran Rostro" tal como lo representa Knorr von Rosenroth, Kabbala Denudata. Sulzbach-Frankfurt, 1677-84.

Tal ha sido el papel que le ha correspondido a esta obra no slo entre cristianos religiosos, sino entre laicos, filsofos, tesofos, pitagricos, hermticos y un largo etctera propio de las distintas modalidades y nombres con que se reviste la Filosofa y la Cosmogona Perennes para manifestarse en la cinta temporal; lo que da lugar a la idea de una cadena

de oro verdadera Tradicin que une a travs de los eones a la misma familia invisible de entidades receptoras-transmisoras, como las funciones duales asignadas a las sefiroth en la creacin y, concretamente, a las misiones encomendadas a la "raza" cainita.374 Por lo que bien hizo el fillogo e investigador judo G. Scholem en mudar de parecer con los aos, respecto a la Kabbala Denudata y a su autor, aunque no haya logrado vencer nunca sus prejuicios anticristianos referidos a la Cbala Renacentista, que se expresaba en latn, por lo que ya no era la tradicin hebrea, propiedad de los judos. Tampoco pudo vencer su programacin cientfico laica sobre la alquimia y la magia, lo que de ninguna manera descalifica sus valiossimas labores de investigacin y traduccin de textos fundamentales sobre la Cbala en hebreo.

Diagrama csmico. S. Horowitz, Schefa Tal. Hanau, siglo XVII.

CAPITULO VI

CABALA Y ALQUIMIA (1) La Alquimia es la ciencia y el arte de la transmutacin del alma, su


iniciacin transpuesta al trabajo del fuego y los metales y las distintas operaciones, temperaturas, conjunciones y tensiones que se producen constantemente entre s. Esto est justificado dado que todo est en todo y la materia del universo es una sola en distintos grados de manifestacin, conformando un conjunto interrelacionado que puede repetirse en el alma del iniciado, en trminos alqumicos en su athanor interno, a imagen del cual produce su horno externo donde se efectuarn los experimentos en el orden de la ronda de los elementos; en sentido descendente fuego, aire, agua y tierra, y subiendo por la escalera, a la inversa: tierra, agua, aire, fuego. Destinos del alquimista que debe penetrar en lo ms profundo375 e igualmente remontar hacia lo alto, a contrapelo de todo lo que lo ata e impide su plena libertad (como el orden expresado por Gikatilla en su libro Puertas de Luz).

O sea, de lo sutil (el Verbo, la Luz, el Soplo divino) a la concrecin gradual de nuestro mundo signado por la accin, e inversamente, el recorrido del alma y de la materia con la que trabaja el alquimista por estados cada vez ms refinados, tal el agua, el aire y el fuego, y lo que estos elementos simbolizan en s, y ello de acuerdo a las operaciones que se efectan y que tienen por comn denominador el fuego central del athanor y las distintas graduaciones de su poder a diversos niveles, lo que tambin se expresa como el establecimiento de un conjunto de analogas y correspondencias entre todos los entes de la manifestacin, ya sean minerales, vegetales, animales, humanos, estelares o arcanglicos, haciendo del arte alqumico una simpata universal, cuyo mtodo de trabajo se vale del pensamiento analgico y de una constante invocacin a las potencias para identificarse con ellas. De ah su estrecho vnculo con la espagiria y la farmacopea y con la ciencia de los venenos y los remedios,376 que no es sino una cuestin de ritmo, proporcin, relacin, peso o medida, y sobre todo de sucesivas disoluciones y coagulaciones en el laboratorio interno del alma. Lo que igualmente se visualiza como un viaje ascendente a travs de toda la gama cromtica, donde el negro de la putrefaccin se transmuta en blanco purificado y ste en el rojo de la proyeccin, pasando por todos los estados intermediarios que los otros colores manifiestan, hasta alcanzar el Elixir de la Inmortalidad, la Quintaesencia o la Piedra Filosofal, nombres con que los alquimistas se refieren a la asuncin del estado primordial de la conciencia, que se experimenta como una reintegracin de todo en su unidad esencial e indistinta.

Cuaderno iconogrfico Sabido es adems que la alquimia existe desde el comienzo de la andadura del pueblo de Israel, y en realidad de cualquier otra tradicin, pues se trata de una ciencia o arte antiqusima y muy alta, de connotaciones eminentemente intelectuales-espirituales, que slo el desgaste producido por el propio discurrir cclico y la ignorancia de ese origen y propsitos tan elevados ha hecho que cayera en numerosas desviaciones y aplicaciones con fines particulares, y hasta invertidos. Pero siendo sus principios y simblicas universales y revelados, nadie puede arrogarse su invencin o autora, ni mucho menos sentirse el nico depositario de sus mtodos y fines, como vemos que sucede con demasiada frecuencia entre los que la estudian actualmente; aunque

tambin los hay que la rechazan de plano, dos facetas stas de un nico punto de vista profano que ha olvidado totalmente la procedencia primordial de este arte o ciencia, que con el tiempo se fue adaptando a las diversas ramas surgidas de la Tradicin Unnime; de ah que pueda hablarse de la alquimia china, la hind, la hermtica, juda, islmica, etc. En este sentido nos parece bien interesante la investigacin llevada a cabo por Raphael Patai en su libro The Jewish Alchemists. A History and Source Book377 donde ya en la introduccin explica:
Los eruditos contemporneos, a diferencia de sus homlogos del siglo diecinueve, no condenan lo que su investigacin descubre, pero si encuentran algo que no es de su gusto, intentan ignorarlo. Y esto es precisamente lo que han pretendido hacer al discutir la obra juda en alquimia. Aunque se desconoce la extensin real de la obra alqumica juda y no existe un inventario de manuscritos alqumicos escritos por judos, ni siquiera un estudio de referencias a la alquimia en libros impresos cuyos autores son judos, quienes han escrito sobre la alquimia juda han adoptado la posicin confortable de afirmar que la participacin de los judos en la alquimia fue insignificante. Unas cuantas citas servirn para ilustrar esta tendencia general.

Y un poco ms adelante, en las pginas 9 y 10, sigue poniendo en evidencia las estafas de los pretendidos expertos en la materia:
La edicin de 1972 de la Encyclopaedia Judaica (Jerusaln) contiene la revisin ms detallada de la alquimia juda. No obstante, ese artculo, escrito por Bernard Suler, es solamente una reelaboracin, hecha por los editores, de la entrada que el mismo autor hizo en 1928 para la Encyclopaedia Judaica alemana. Aunque contiene algunos datos nuevos, su punto de vista permanece inalterado. Afirma: La conclusin a la que De Pauw lleg hace 150 aos, de que los judos eran los creadores de la alquimia, es incorrecta. La alquimia no es una ciencia juda ni un arte judo Mientras la literatura alqumica se cuenta por miles de volmenes, no hay ninguna obra original en este campo en la literatura hebrea. Parece, pues, que los adeptos judos no escribieron sus obras en hebreo. Como veremos, la mayor parte de estas afirmaciones son incorrectas. () Uno detecta una correspondencia psicolgicamente comprensible entre la evaluacin general de la alquimia y la visin juda acerca de la participacin de los judos en sta. Cuando la alquimia cay en el descrdito, se consider una ciencia falsa y un arte fraudulento es as como era contemplada por los eruditos del siglo diecinueve, la posicin de los historiadores judos y otros eruditos fue sostener que la participacin juda en ella era mnima. No obstante, este destronamiento de la alquimia estuvo precedido de un largo periodo, de unos quince siglos, en el que la alquimia fue considerada la ms alta de las artes y de las ciencias, se crea sinceramente en ella y era practicada por algunas de las

inteligencias ms grandes, incluyendo a Newton a principios del siglo dieciocho y Goethe a principios del diecinueve. Durante este largo periodo, los eruditos judos, por lo general, hacan nfasis en el papel seminal que los judos tuvieron en la alquimia. Este es un tema que requiere mucha ms investigacin de la que he sido capaz de realizar, pero unas pocas indicaciones pueden servir como ilustracin.

Su valiossimo trabajo pone de relieve la presencia de la simblica alqumica desde los mismos orgenes de la humanidad relatados en el Gnesis, para continuar con un exhaustivo estudio de las escrituras sagradas y otros textos sapienciales judos en los que aparece por doquier la alusin a la utilizacin del soporte simblico y ritual de este arte por parte de muchos de los hombres y mujeres de conocimiento de esta tradicin, partiendo del mismo Adn y seguido por una retahla de personajes integrada por Tubalcan, Moiss, Jacob, David, Salomn,378 Job, Isaas y tambin mujeres entre las que cita a Sara, Miriam la hermana de Moiss, la reina de Saba, etc., para pasar a destacar ms adelante a los alquimistas alejandrinos de origen judo como la muy venerada Mara la Hebrea y su discpulo Zsimo, ms luego a los medioevales, que escribieron en hebreo o en las lenguas vernculas379 de las tierras que habitaban, visitando despus a los renacentistas que tuvieron contactos muy estrechos con los alquimistas paganos, o bien cristianos, y as extiende su recorrido hasta los alquimistas del siglo XIX. Y nos parecen significativos relatos como los que siguen, en los que se pone en evidencia la procedencia supraceleste de las claves alqumicas transmitidas por esa entidad espiritual y eterna llamada Hermes, que en la tradicin hebrea se identifica a veces con Elas, o con el mismo Moiss,380 la cual revela a los adeptos ese mensaje esotrico que no distingue a pueblos, razas ni sexos, como se percibe en este fragmento que aporta Patai de una leyenda recogida por Johann Albert Fabricius (1668-1736) en su Bibliotheca Graeca, donde se ve que la mujer de Abraham es la que recibe en un momento dado los secretos de la Gran Obra:
La Tabla Esmeralda, de gran autoridad entre los qumicos, que fue descubierta por Sara (la mujer de Abraham, como Cristforo Kriegsman no duda en afirmar en dicha Tabla de Esmeralda) en el valle de Hebrn, en una tumba y en las manos del cadver de Hermes, contiene en palabras oscuras (como es la costumbre de los qumicos, que dan mucho humo y poca luz), segn dicen, todo lo relativo al fundamento de la realizacin del magisterio qumico de los metales y al mtodo para componer una cierta medicina universal, aunque descrito de una manera muy general.381

A lo que queremos agregar una pequea seleccin de citas bblicas en las que distintos personajes evidencian conocer y experimentar con la simblica alqumica, integrada totalmente en el corpus doctrinal del pueblo hebreo; pues las labores de extraccin del oro, la plata o el bronce, etc., as como el desbastado y pulido de la piedra, reflejan tanto una riqueza y brillo (material y sobre todo intelectual) de esos seres y pueblos, como tambin la idea que a travs de esos procesos y operaciones (actos siempre rituales) se conservaban y transmitan los secretos y claves para su deificacin o realizacin espiritual.
Sil.l por su parte engendr a Tbal Can, padre de todos los forjadores de cobre y hierro. Gnesis 4, 22. Habl Yaveh a Moiss diciendo: Mira que he designado a Besalel, hijo de Ur, hijo de Jur, de la tribu de Jud; y le he llenado del espritu de Dios concedindole habilidad, pericia y experiencia en toda clase de trabajos; para concebir y realizar proyectos en oro, plata y bronce; para labrar piedras de engaste, tallar la madera y ejecutar cualquier otra labor. Exodo 31, 1-5. [Dice David] Mira lo que yo he preparado en mi pequeez para la Casa de Yaveh: cien mil talentos de oro, un milln de talentos de plata y una cantidad de cobre y de hierro incalculable por su abundancia. 1 Crnicas 22, 14. [En cuanto a Salomn] Hizo el rey que la plata y el oro fuese tan abundante en Jerusaln como las piedras y los cedros, como los sicmoros de la Tierra Baja. 2 Crnicas 1, 15. El rey Salomn envi a buscar a Jiram de Tiro; era hijo de una viuda de la tribu de Neptal; su padre era de Tiro; trabajaba en bronce y estaba lleno de ciencia, pericia y experiencia para realizar todo trabajo en bronce; fue donde el rey Salomn y ejecut todos sus trabajos. 1 Reyes 7, 13-14. La reina de Sab haba odo la fama de Salomn y vino a probarle por medio de enigmas. Lleg a Jerusaln con gran nmero de camellos que traan aromas, gran cantidad de oro y de piedras preciosas; llegada que fue donde Salomn, le dijo todo cuanto tena en su corazn. Salomn resolvi todas sus preguntas. No hubo ninguna proposicin oscura que el rey no la pudiese resolver. 1 Reyes 10, 1-3. [En Job se lee] Si vuelves a Sadday con humildad, si alejas de tu tienda la injusticia, si tiras al polvo el oro, el Ofir a los guijarros del torrente, Sadday se te har lingotes de oro, y plata a montones para ti. Tendrs entonces en Sadday tus delicias, y hacia Dios levantars tu rostro. Job 22, 23-26.

Y as se prolongaran las referencias en las que aparece la simblica de la transmutacin metlica en relacin con la edificacin, no slo

arquitectnica, sino eminentemente espiritual, labor anloga a la que promueve la investigacin con el Arbol de la Vida, modelo revelado en el seno del pueblo hebreo, y que como ya hace rato venimos observando se transmitir ms all de las fronteras judas, llegando a difundirse ampliamente en crculos cristianos y claramente hermticos durante el Renacimiento, donde ambos cdigos, el cabalstico y el alqumico, no podrn ms que reconocerse uno en otro, y convertirse en herramientas de trabajo para innumerables sabios tanto judos, como cristianos, gentiles o paganos interesados en adentrarse en el athanor interno del mundo y de s mismos, y realizar en l el ascenso por todas sus estancias, anlogas a las simbolizadas por las sefiroth, todo ello con las convenientes operaciones transmutatorias alimentadas por el fuego del amor, las cuales efectivizarn la iniciacin en el Conocimiento. Por ello debemos realizar una nueva crtica a lo expresado por G. Scholem acerca de la Cbala que es anunciado como el ltimo pensamiento del erudito hebreo acerca del tema, motivo por el cual no le consideramos en lo que respecta a la Cbala cristiana y la Alquimia con la misma autoridad que le reconocemos en aquellos escritos referidos esencialmente a la Cbala juda, notando al pasar que como buen filologista hebreo y arameo le es muy difcil pasar al latn, labor gigantesca que, sin embargo, llevaron a cabo los cabalistas y alquimistas renacentistas a los cuales nos estamos refiriendo en este volumen.382 Scholem, despus de repetir conceptos ya enunciados en otros artculos y colecciones lo lleva todo a una conclusin que parece ser lo novedoso en el pensamiento del erudito judo acerca de la cuestin de la alquimia. As, manifiesta:
Concluyendo este estudio, vuelvo a la pregunta inicial de cmo la alquimia y la cbala se hicieron ampliamente sinnimas entre los tesofos y alquimistas cristianos de Europa, y el impacto de este proceso de identificacin en su literatura. Dos elementos fueron primordialmente responsables de esta transicin, cuestionable, de la Cbala a la alquimia, como ocurri despus de 1500 y particularmente despus de 1600. Hay un tercer elemento, los pregoneros del mercado, que estoy descartando sin minimizar su influencia. A ellos se aplican las palabras de H. Knopp: Aqu la Cbala era slo la carnada, para tentar a lectores curiosos a comprar libros de autores que no saban nada de la ndole de este conocimiento oculto. Es difcil apreciar, por los comentarios un poco irnicos hechos por Knopp despus de la publicacin de la Kabbala Denudata, si l crea que haba otros elementos que haban contribuido a una conexin

verdadera entre la Alquimia y la Cbala. En todo caso, los siguientes comentarios seguirn un curso diferente. Se podra decir que la tesis sensacional de Pico de la Mirandola, condenada convenientemente por el Papa, de que la Cbala y la magia eran dos ciencias que prueban mejor que ninguna otra la naturaleza divina de Cristo, fue el punto de partida de esta identificacin de la Cbala con otras disciplinas. En el caso de Pico, se trataba de introducir la Cbala en el mundo simblico del crculo florentino en torno a Marsilio Ficino y su bsqueda de una religin y tradicin comn a toda la humanidad. Para Pico y sus seguidores como Johannes Reuchlin, el cardenal Egidio da Viterbo, el franciscano Francesco Giorgi y el instruido converso Paulo Ricci, todava no se trataba de alquimia. Pero los dos elementos esenciales de este proceso de transicin, se originaron verdaderamente, aunque an no de manera sistemtica, en sus escritos, especialmente, en la interpretacin cristiana de la Cbala y la magia como l la entenda. La magia natural del siglo XVI, que estaba basada fundamentalmente en la Occulta Philosophia de Agrippa de Netteshaim, est por supuesto ya muy apartada del concepto de magia de Pico. Esta, en cambio, absorbi aspectos medievales de angelologa, demonologa y necromancia. En su obra cumbre, cuya intencin era integrar todas las ciencias ocultas, Agrippa, influenciado por los dos libros de Reuchlin sobre el tema de la Cbala, identificaba mayormente a sta con la magia. El adopt ciertos elementos de la Cbala especulativa que encajan dentro de su sistema oculto, cometiendo a veces asociaciones sumamente incorrectas, como en el libro tres, captulo diez, con respecto a la relacin de las sefiroth con los metales. Agrippa no posea un conocimiento profundo de las enseanzas cabalsticas y el simbolismo, pero se mantuvo firme, uniendo la angelologa y demonologa cristiana y la judomedieval. Cada uno de sus fieles discpulos y stos no eran escasos poda caracterizar el simbolismo neopitagrico de la naturaleza, en buena conciencia, como cabalista.

Y contina reafirmando empecinadamente:


No debiera sorprendernos que despus de Agrippa, especialmente en la segunda mitad del siglo XVI, hubo una vertiente de nuevas ideas cosmolgicas y cosmognicas, la mayor parte derivadas de la especulacin erudita y el encuadre existente de la magia natural. En el campo de la alquimia, la influencia de Agrippa est especialmente reflejada en la Cabala sive speculum artis et naturae in alchymia de Steffan Michelspacher (Augsburg, 1616, reimpreso varias veces). Sus tablas alqumico-cabalsticas no tienen nada que ver con la Cbala juda. Tambin debe notarse que la nocin de Cbala como la clase ms baja de arte mgico tiene que atribuirse tambin a Agrippa. Cuando la magia docta de Agrippa perdi su credibilidad en el mundo erudito, penetr en grupos sociales bajos, naturalmente mucho ms simplificada, o mejor, embrutecida, y de este modo, an contina jugando un papel hasta hoy en da en la literatura mgica occidental, frecuentemente ensalzada como Cbala.

Scholem parece ignorar que la asociacin de las sefiroth con los metales deriva de la de stos con los astros. Y se sabe que las correspondencias entre astros y sefiroth han variado de autor en autor y de poca en poca Quin cree Scholem que ha decretado la correspondencia oficial, legal y definitiva en esta materia? Lo ha hecho acaso Luria? En todo caso de este modo Agrippa ya ha sido descalificado.383 Por otra parte acaso penetrar los misterios de la Cbala pasa exclusivamente por ser un experto en la lengua santa? Claro que esto tiene sus ventajas, pues como apunta de nuevo Patai:
Otro factor de la alta estima de los alquimistas cristianos por la experiencia alqumica de los judos era la atribucin de una eficacia alqumico-mstica a los nombres hebreos de la divinidad, los ngeles y los dmones, a las palabras hebreas e incluso a las letras del alfabeto hebreo. Se crea que el judo que saba hebreo, por este hecho, posea una ventaja sobre los cristianos para alcanzar la maestra en el Gran Arte.384

Pero hemos visto ya en diversas oportunidades que letras y nmeros se corresponden perfectamente, y que ambos son smbolos de potencias, fuerzas o energas universales que ora se expresan a travs del abecedario (alefbeto), ora por las numeraciones, los colores, los planetas, los metales o las notas musicales, y que accediendo al descifrado esotrico de cualquiera de estos cdigos universales se puede vislumbrar su origen y principio nico, y lo que es ms importante, identificarse con l. Y esto es lo que sucedi con muchos de los sabios del Renacimiento, tanto judos como cristianos o paganos: al tener profundamente arraigado el lenguaje alqumico como soporte para la iniciacin y al poder acceder tambin a la simblica cabalstica, un abanico inmenso de posibilidades se abri ante sus almas y empezaron a entrelazar y conjugar ambas simblicas, cual las dos serpientes del caduceo de Hermes, realizando riqusimas operaciones de magia simptica, estableciendo relaciones y correspondencias entre ambos cdigos, y alumbrando unas obras donde nmeros, metales, esferas, letras, colores y nombres de poder se fundan en un discurso nico, que es el del discurrir del alma por los estados de la conciencia para extraer el Elixir de la Inmortalidad. Otra cosa son los sopladores o embaucadores que por malicia o ignorancia fueron emponzoando el panorama, confundiendo y desprestigiando una Ciencia elevadsima que en estos siglos vivi una esplendorosa regeneracin, gracias en parte a la riqueza que signific su conjugacin con la simblica de la Cbala. Y entonces, ms bien es un error el pretender establecer fronteras y obstinarse en mantener las

diferencias, pues la Va Simblica, en lugar de dividir, fragmentar y empequeecer, lo que hace siempre es abrir puertas para promover la vivencia del Misterio. Por lo que ahora daremos paso a toda una serie de personajes que labraron unos textos y grabados arcanos y misteriosos, impregnados de una tergia actuante, an ahora, para quien los reciba convenientemente, lo que significa acogerlos como soportes para efectivizar la iniciacin y seguir la senda de deificacin, verdadero y ltimo propsito tanto de la Alquimia como de la Cbala.

También podría gustarte