El padre de Ora, conocido como el Rabí Desconocido, discute con ella el concepto de "gracia". Explica que la gracia se refiere a un estado de reposo y percepción de la belleza de la vida, pero que las personas a menudo están ansiosas y preocupadas. También dice que la gracia proporciona la certidumbre del ser y la alegría de la luz en nuestros cuerpos. La Kábala establece que la gracia se refiere al descanso, la sabiduría oculta, y conduce a
El padre de Ora, conocido como el Rabí Desconocido, discute con ella el concepto de "gracia". Explica que la gracia se refiere a un estado de reposo y percepción de la belleza de la vida, pero que las personas a menudo están ansiosas y preocupadas. También dice que la gracia proporciona la certidumbre del ser y la alegría de la luz en nuestros cuerpos. La Kábala establece que la gracia se refiere al descanso, la sabiduría oculta, y conduce a
El padre de Ora, conocido como el Rabí Desconocido, discute con ella el concepto de "gracia". Explica que la gracia se refiere a un estado de reposo y percepción de la belleza de la vida, pero que las personas a menudo están ansiosas y preocupadas. También dice que la gracia proporciona la certidumbre del ser y la alegría de la luz en nuestros cuerpos. La Kábala establece que la gracia se refiere al descanso, la sabiduría oculta, y conduce a
El padre de Ora, conocido como el Rabí Desconocido, discute con ella el concepto de "gracia". Explica que la gracia se refiere a un estado de reposo y percepción de la belleza de la vida, pero que las personas a menudo están ansiosas y preocupadas. También dice que la gracia proporciona la certidumbre del ser y la alegría de la luz en nuestros cuerpos. La Kábala establece que la gracia se refiere al descanso, la sabiduría oculta, y conduce a
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EL FRUTO MÁS ESPLÉNDIDO DEL
ÁRBOL DE LA KÁBALA
EL REVÉS DE LA GRACIA
L A hija del Rabí Desconocido, Ora la Planta, tenía
dificultades para entender lo que su padre quería decir con el
revés de la gracia es el reposo, el derecho del reposo percibir la belleza de la vida. —¿Acaso no la estamos percibiendo constantemente, no es un hecho obvio en nosotros? —Sospecho que la mayor parte del tiempo —comentó el Desconocido, Lo Iadúa—, deambulamos por el mundo sin saber de dónde venimos y a dónde vamos. La ansiedad nos come el sentido y la preocupación el gozo. Por eso es preciso, a veces, como dicen los antiguos maestros, dejar de rezar para pensar en 2
Dios. En otras palabras: verse viendo, detener el pensamiento para
que los sentidos abran sus corolas por completo, sin seleccionar ni dirigir la vista o el oído, la respiración o el tacto. —De todos modos el concepto de gracia ha caído en desuso, creo—dijo Ora. —Para nuestra desgracia —respondió su padre—. Hoy sólo nos queda lo gracioso, que es su versión cómica. Un alivio a ratos pero un remedio pobre para una dolencia recurrente. —Tal vez la palabra haya dejado de usarse por ineficaz— insistió Ora. —¿Ineficaz la gracia? —sonrió el Desconocido—, ¿ineficaz aquello que nos concede la más radiante certidumbre de ser, el más hermoso canto de la luz pulsando nuestros omóplatos? —Padre: la elipsis es tu especialidad. Ninguna de tus expresiones es jamás directa. —Probablemente porque el ojo es curvo y el oído tiene su propio laberinto.
La Kábala establece varias opciones para el vocablo gracia, jen (wh
= 58, cifra que como puede verse, es la inversión del 85 de pé o boca, hp). La primera de ellas, de la que el Desconocido deriva su observación sobre el reposo, procede de una aliteración: jen puede leerse, también, como nóaj (hn), descanso, reposo, quietud. Condición sine qua non para recibir del universo sus más elevadas dosis de significado y trascendencia. Si, por otra parte, como reza el Talmud, leemos en jen el notarikón o las siglas de otras dos palabras, jokmá nisteret, sabiduría oculta, ocurre que el propósito más recóndito de aparición era evidente. Acerca de que el reposo o la relajación conducen a un estado de abertura espiritual insistieron también los estoicos, empleando para ello la voz ataraxia, no movimiento, quietud. Otro tanto postula la práctica del zazen o “sentarse” en el budismo zen.