Colegio 24 Hs - Filosofia - Socrates
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Filosofa
Scrates
NDICE
El mtodo que utiliza Scrates en la bsqueda de la sabidura se denomina mayutica (del griego maieutik, que es el arte de ayudar a dar a luz). La tarea de Scrates es un llamado a volverse hacia la propia interioridad, para conocerse a s mismo, tomar conciencia de la propia ignorancia y, as, emprender la tarea ardua de llegar al conocimiento de la verdad. El rasgo general del mtodo y tambin de la personalidad socrtica es la irona, que consiste en decir lo contrario de lo que se piensa, aunque sugiriendo qu es lo que se est pensando en realidad. La eironia griega significa disimulo o interrogar fingiendo ignorancia, que es lo que hace Scrates permanentemente en sus conversaciones.
La aplicacin del mtodo se realiza tambin en un contexto de exhortacin. Scrates toma la mxima Concete a ti mismo, pero ya no en el sentido de la tradicin griega, que era reconocerse mortal y no pensar en cosas divinas. El sentido, para Scrates, es que el hombre debe saber que tiene un alma y que su principal virtud es la sabidura, que lleva al hombre a actuar correctamente. Es clebre la frase socrtica: Una vida sin examen no merece ser vivida. Quiere decir con esto que no es digno del hombre transcurrir su vida sin examinarse a s mismo, advirtiendo la propia ignorancia y buscando la verdad. La mayutica consta de dos momentos: uno, negativo, que corresponde a la refutacin (del griego, lenchos), y otro positivo, llamado mayutica propiamente. Cuando Scrates entabla un dilogo, el punto de partida es una pregunta cuya forma general es: Qu es X? (qu es la valenta?, qu es la virtud?, que es la amistad?). El interlocutor, generalmente, est convencido de que conoce con toda precisin aquello que Scrates le pregunta. Sin embargo, reformulando la respuesta recibida y volviendo a preguntar, Scrates hace caer en contradiccin a su interlocutor. Con eso pone de manifiesto que, en realidad, este no cuenta con ningn saber al respecto. 6
Este primer momento es purificador, porque, al liberar de la ignorancia (y la mayor ignorancia es creer saber lo que no se sabe o, tambin, no haberse interrogado siquiera), prepara el terreno para acceder al conocimiento. En esta labor, Scrates se compara a s mismo con un tbano molesto, que perturba sin descanso a sus conciudadanos, a los que compara con un caballo grande y noble, aunque perezoso (Apologa 30e). En el dilogo Menn, de Platn, donde Scrates aparece Oh, Scrates!, antes de que te conociera, me dijeron que todo lo que haces es crearte dificultades a ti mismo y a los otros, a fuerza de sembrar dudas en tu cabeza y en la de los dems. Pareces un torpedo marino, que deja aturdidos a cuantos lo tocan. T me produjiste un efecto semejante: me has aturdido el alma y ya no s qu contestarte. Yo responde Scrates- me parezco al torpedo si estando aturdido puedo producir en los dems el mismo aturdimiento, pues no se trata de que yo est seguro y siembre dudas en la cabeza de los dems, sino de que, por estar yo mismo ms lleno de dudas que cualquiera, hago dudar tambin a los dems. Platn, Menn, Mxico, Editorial Porra, 1984, pg.212 7
como personaje, se lo compara tambin con un pez torpedo, que produce un efecto paralizante en aquellos que se le acercan. As, dice el personaje Menn: El segundo momento del mtodo socrtico corresponde a la mayutica o arte del alumbramiento. Es la etapa en la cual cada uno realiza por s mismo el proceso que lleva al descubrimiento de la verdad. Slo as el conocimiento se hace eficaz y llega a plasmarse en un obrar justo. La sabidura es, entonces, una conquista que debe emprender, cada cual, aunque tambin se trata de una bsqueda conjunta y comunitaria, como lo evidencia el hecho de que la mayutica se base en el dilogo. En Menn 84, dice el personaje Scrates:
Mira cmo este joven contesta buscando conmigo y cmo consigue encontrar... mientras que yo no hago ms que interrogarlo, sin ensearle nada. Observa si alguna vez hallas si le enseo o le muestro algo en lugar de preguntarle, simplemente, acerca de lo que por s mismo piensa. Y por eso sucede que tiene ciencia, si se le pregunta de manera verdadera, y la extrae de su interior, sin que nadie le ensee.
Platn, Menn, Mxico, Editorial Porra, 1984, pg.216
En los dilogos platnicos donde se muestra a Scrates aplicando el mtodo mayutico, si bien lo que se intenta es dar una definicin (por ejemplo, de la valenta, de la virtud, de la amistad, de la justicia), nunca se llega al establecimiento definitivo de una acerca de ninguna cosa. Esta situacin da a entender que la bsqueda de la verdad es una tarea que necesariamente debe quedar inacabada para el hombre. El mismo Scrates compara su arte con el de las parteras (aludiendo al oficio de su madre). As, leemos en el dilogo Teeteto de Platn: Ahora bien, mi arte de partear se asemeja en todo al de ellas; slo difiere en que se aplica a los hombres y no a las mujeres, y concierne a sus almas y no a sus cuerpos. Sobre todo, mi arte se caracteriza por lo siguiente: se puede probar por todos los medios si el pensamiento del joven ha de parir algo fantstico y falso o genuino y verdadero. Por otra parte, tengo en comn con las parteras el ser estril en sabidura y se me puede reprochar lo que muchos me reprochan, es decir, que pregunto a los dems, pero no contesto nada acerca de nada, por falta de sabidura. Y esta es la
causa: el dios me impone el deber de ayudar a parir a los otros, pero a m me lo impide. No soy sabio, pues, ni tengo descubrimientos que mi alma haya dado a luz, sino que los que estn conmigo parecen ignorantes, pero despus... hacen un progreso admirable. Sin embargo, es claro que nada aprendieron de m, sino que son ellos quienes por s mismos hallaron muchas y bellas cosas que ya posean.
Platn, Teeteto, ,Mxico, Editorial Porra, 1984,
Si bien se habla de sacar a la luz un conocimiento que ya se posee, la Teora de la reminiscencia (que sostiene que el alma es inmortal y preexiste a la encarnacin en un cuerpo, de modo que el conocimiento es el recuerdo de lo contemplado antes de encarnarse) no pertenece a Scrates, sino exclusivamente a Platn. Scrates busca los conceptos de las cosas, llegar a la nocin de lo que las cosas son. Este es el descubrimiento que precisamente le atribuye Aristteles en su Metafsica:
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La sabidura socrtica est orientada al obrar correcto, justo. Pero, para Scrates, es imposible que el hombre sabio, capaz de distinguir entre el bien y el mal, acte injustamente. Quien acta mal no lo hace voluntariamente, sino por ignorancia. La virtud, identificada por Scrates con el conocimiento, se relaciona con el autodominio o el autocontrol. Ser dueo de uno mismo es la condicin de posibilidad para no ser esclavo de las propias pasiones (el placer, el dolor, la ambicin). Scrates propone, entonces, una unidad entre el conocer y el actuar, entre la inteligencia y la voluntad, por eso la sabidura que trata de obtener mediante la mayutica tiene un carcter ms activo que contemplativo
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Este filsofo ateniense vive en el ltimo tercio del siglo V a.C., perodo denominado Siglo de Pericles. La gran importancia que para l tiene el dilogo, la relacin cara a cara con un interlocutor, se evidencia en el hecho de que no puso su pensamiento por escrito. Esta situacin ha dado lugar a lo que se conoce con el nombre de cuestin socrtica, que consiste en el problema de llegar a establecer con la mayor precisin posible qu pens, en efecto, Scrates. Su filosofa se conoce a travs de la obra de Platn (quien fue su discpulo), Jenofonte (quien perteneci al crculo de sus allegados) y Aristteles (quien fue discpulo de Platn). Tambin Aristfanes, en su comedia las Nubes, pone como personaje a Scrates, pero lo presenta con caractersticas ridculas, muy alejadas de la imagen que nos dan Platn o Jenofonte, y ms parecido a un sofista.
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La fuente ms autorizada para rastrear lo que pudo haber sido la filosofa de Scrates es Platn, dada la proximidad histrica entre ambos y el talento filosfico del discpulo. Sin embargo, mucho de lo que Platn, en sus dilogos, pone en boca del personaje Scrates no pertenece al Scrates histrico sino al propio Platn. La tarea es, entonces, diferenciar, en la obra de Platn, lo que pertenece a l mismo y lo que puede corresponder al Scrates histrico. Al respecto, los estudiosos de la filosofa antigua sostienen opiniones diversas.
El historiador griego Digenes Laercio (siglo III d. C.) transmite el texto de la acusacin que se le hizo a Scrates, que se conserv en los archivos del Estado ateniense hasta por lo menos el siglo II d.C. Esto ayuda a confirmar la existencia histrica del filsofo, punto que tambin fue discutido en algn momento. Esto es lo que Meleto, hijo de Meleto de Pico, imput poniendo bajo juramento- a Scrates, hijo de Sofronisco de Alopeco: Scrates es culpable de no creer en los dioses en que la ciudad cree y de introducir otras cosas demonacas
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nuevas; y tambin es culpable de corromper a los jvenes. Propuesta de pena: muerte. Mondolfo, R., Scrates, Buenos Aires, Eudeba, 1988 Tanto Jenofonte, en su obra Memorabilia, como Platn, en la Apologa de Scrates, citan este texto, donde se explicitan los cargos contra Scrates y la pena que se le asigna. Sabemos que fue condenado a morir bebiendo un veneno llamado cicuta. Los ltimos momentos de la vida de su maestro son descriptos por Platn dramticamente en uno de sus dilogos, el Fedn. Tambin Platn se refiere a los ltimos das de la vida de Scrates en la Apologa (donde expone la defensa que Scrates hace de s mismo ante el tribunal) y el Critn (donde relata la circunstancia en que Scrates se niega a huir de la crcel para no contradecir las leyes de su ciudad). Para entender las acusaciones que se le formularon a Scrates y su posicin ante la condena y la muerte, es necesario saber algo ms sobre su vida, su tarea (que l consideraba una misin divina) y su pensamiento. Scrates nace en un barrio suburbano de Atenas llamado Alopeco. Es hijo de Sofronisco, un 14
escultor Scrates tambin lo fue durante un tiempo-, y de Fenareta, una partera. Scrates compara el mtodo que l aplica en la bsqueda de la verdad con el arte que ejerce su madre. En consecuencia, el mtodo socrtico se conoce con el nombre de mayutica (del griego maieutik, que significa, precisamente, arte de ayudar a dar a luz). En la Apologa de Scrates de Platn (hay que tener en cuenta que Jenofonte tambin escribi una Apologa de Scrates y hasta un Banquete), Scrates cuenta por qu llega a asumir como una misin sagrada (encomendada por el dios de Delfos, Apolo) la tarea de indagar a sus conciudadanos. Su amigo Querefonte pregunta al orculo de Delfos si hay alguien ms sabio que Scrates. El orculo, a travs de la Pitia, responde que no. Scrates, que no cree ser sabio en absoluto, reflexiona sobre esa respuesta. Concluye que, en efecto, l es ms sabio que el resto de sus conciudadanos, pero no porque sepa algo en especial, sino porque no cree saber lo que en realidad ignora. La mayor ignorancia, entonces, consiste en creer saber lo que no se sabe, la falta de conciencia de la propia ignorancia. Se le atribuye a Scrates la frase: Slo s que no s nada. Sean suyas o no estas palabras, ayu15
dan a comprender el papel que para l tiene el conocimiento como fundamento del comportamiento tico del hombre. Otra afirmacin que se atribuye a Scrates es: Concete a ti mismo. Esta mxima, si bien est en consonancia con su pensamiento, en realidad, forma parte de la sabidura tradicional griega, plasmada en una serie de sentencias, y estaba escrita en un templo de Delfos ya algunos siglos antes de Scrates. As, Scrates lleva a cabo su tarea de indagar a sus conciudadanos y exhortarlos a la bsqueda del conocimiento, en las calles, en el gora, en los gimnasios, en los banquetes. Unos eran sus discpulos, otros, interlocutores ocasionales. Scrates dice que su daimon le revela quines de aquellos que se acercan estn dispuestos a aprovechar sus palabras. Este daimon, que siempre se describe como una voz interior, segn el relato de Platn slo acta en un sentido negativo: le advierte a Scrates cundo debe abstenerse de hacer algo (por ejemplo, tratar de acceder a cargos pblicos). En el relato de Jenofonte, en cambio, tambin puede decirle lo que en efecto tiene que hacer. Quizs esta referencia constante de Scrates a un daimon que inspiraba su conducta haya sido la excusa perfecta para su condena, ya que, si vol16
vemos al texto de la acusacin, vemos que los cargos en su contra son: no creer en los dioses en que la ciudad cree, introducir otras cosas demonacas nuevas y corromper a los jvenes (est sugerido que esto ltimo lo hace, precisamente, a travs de la prdica de falsos dioses). En la misma poca, en Atenas, hubo varios juicios y condenas por cargos de impiedad. Ese rtulo pudo haberse utilizado para encubrir el real motivo. En ese momento, se daba en la ciudad un conflicto poltico entre oligarcas y demcratas, en tanto que Atenas perda su hegemona con relacin a las dems ciudades griegas. A Scrates se lo vio como un posible enemigo de la democracia, ya que se lo vinculaba con algunos partidarios de la oligarqua y con algunos simpatizantes de Esparta que eran o haban sido sus discpulos. Sin embargo, es sabido que Scrates no cuestiona nunca las creencias religiosas tradicionales y cumple formalmente con el culto a los dioses. Tambin lo hace con sus deberes de ciudadano, hasta el punto de haber defendido a Atenas en famosas batallas, en las cuales se destac por su valenta. Adems, su crtica al sistema democrtico que gobernaba Atenas en ese momento no obedeca a una perspectiva partidaria. Scrates no 17
estaba de acuerdo, por ejemplo, con el sorteo de las magistraturas o con la atribucin de facultades polticas a todos los ciudadanos, pero su crtica no apuntaba a destruir la democracia, sino a perfeccionarla. Scrates pide a los polticos que sean tan conocedores e idneos como cualquier otro especialista (por ejemplo, un mdico o un piloto) y exhorta a todos sus conciudadanos a ocuparse, en primer lugar, de sus almas y slo entonces de los asuntos de la ciudad
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LOS SOFISTAS
Los sofistas, al igual que Scrates, desarrollaron su actividad en Atenas, en los dos ltimos tercios del siglo V a.C., perodo de la historia de Grecia conocido como siglo de Pericles. Entonces, Atenas, gobernada por el estadista Pericles (495-429 a.C.), encabezaba las dems plis griegas en su lucha contra los persas. La democracia directa lleg a su mximo grado de organizacin. Fue una poca de gran prosperidad econmica y esplendor cultural: se construyeron en la ciudad los principales edificios (por ejemplo, el Partenn) y se gener una importantsima produccin literaria (por ejemplo, las tragedias de Esquilo, Sfocles y Eurpides y la comedia de Aristfanes). Suele decirse que, a partir del siglo V, el inters filosfico se desplaz de las cuestiones cosmolgicas (que abordaron los sabios antiguos y 19
tambin los filsofos jnicos) a las cuestiones antropolgicas. En efecto, los problemas que abordaron Scrates, los sofistas y tambin Platn eran claramente de ndole tica y poltica, para decirlo ampliamente, humana. Respondiendo a las necesidades de formacin y preparacin de la juventud para el desempeo de la vida poltica, surgieron los sofistas, maestros ambulantes que recorran distintas ciudades de Grecia -aunque procuraron hacer de Atenas el centro de su actividad-, ofreciendo y proporcionando sus servicios. La gran mayora de ellos no eran atenienses. Constituan un grupo heterogneo, que enseaba cada uno una diversidad de materias, aunque, sobre todo, retrica (el arte de componer discursos persuasivos) y dialctica (lgica o arte de argumentar). Comparando la labor de los sofistas con la de algunos profesionales de nuestra poca, seran semejantes a un profesor, disertante o conferencista. El trmino sofista, que en la actualidad tiene un matiz peyorativo, originariamente signific, simplemente, sabio. No obstante, ya Platn en sus dilogos opuso el pretendido saber de los sofistas al verdadero saber y, en ese sentido, la
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palabra sofista comenz a adquirir un tinte negativo. El nivel de las producciones de los distintos sofistas presenta una gran variedad. Si bien parte de ellos tena como nico objetivo lucrar con sus enseanzas captaban sus alumnos y su auditorio entre los jvenes de las clases de mayores recursos econmicos-, pueden encontrarse en los planteos de muchos otros problemas filosficos de gran inters. Tal es as que Platn, en muchos de sus dilogos, desarroll profundas elaboraciones, intentando, justamente, refutar a los sofistas o dar una mejor solucin a los problemas por ellos planteados. Entre los sofistas ms reconocidos se encuentran Protgoras de Abdera (Tracia); Prdico de Ceos (islas Ccladas); Hipias de Elis (en el Peloponeso); Gorgias de Leontium (Sicilia) y Antifonte, de la misma Atenas. Ya mencionamos el inters de los sofistas por todas aquellas artes que permiten formular un discurso convincente. Pero el uso que ellos hacan de estas artes est relacionado con una particular posicin tica: el relativismo. Caracterizar esta
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posicin nos va a permitir entender mejor las diferencias entre los sofistas y Scrates. La situacin de prosperidad material de Atenas, que sealamos ms arriba, estuvo acompaada por grandes cambios en las costumbres y en los valores. Durante generaciones se haban mantenido ciertos ideales, que, en lo tico, incluan una especial valoracin de las virtudes fundamentales: justicia, fortaleza, templanza, prudencia. Estos ideales, que se relacionan tambin con el autodominio, la austeridad, la sencillez de las costumbres, la previsin, etc., aparecieron plasmados en las obras de los principales poetas griegos (Homero, Hesodo), junto con la condena de la violencia, la desmesura y la insensatez. La crtica a la disolucin de las costumbres en el siglo V se advierte en la comedia (Aristfanes). La vida social tena hasta entonces un fundamento simple y fuerte en esas costumbres y esos valores. Pero eso cambia en el siglo V, cuando la tradicin comienza a tener menos peso y esos valores se relativizan. Es clebre la frase del sofista Protgoras: El hombre es la medida de todas las cosas. Esta expresin puede tener una interpretacin individualista (cada hombre determina el valor que las cosas tienen, lo correcto o 22
incorrecto de una accin) o bien puede entenderse como referida al hombre genricamente. De todas maneras, lo que plantea es una nueva perspectiva desde donde analizar las cuestiones humanas: la del hombre mismo. Pero, si se acepta que la realidad es como a cada cual le parece, no es posible la objetividad. De ah que la postura de los sofistas pueda derivar en subjetivismo. Los griegos, por sus contactos, sobre todo comerciales, con otros pueblos, conocieron una cantidad de culturas y de costumbres muy distintas de las propias. Este hecho pudo haber sido la ocasin para que reflexionaran y llegaran a la conclusin de que no hay modelos absolutos de conducta, sino que los comportamientos dependen, en definitiva, de una posicin individual o bien social, esta ltima adoptada por convencin. Dos conceptos que se opusieron en esta poca fueron los de physis (naturaleza o disposicin natural) y nmos (costumbre, ley, convencin). Los sofistas sostendran el carcter convencional de los valores. Si es posible alguna coincidencia u objetividad es, en definitiva, convencional. Las posiciones de los sofistas llegaron, a veces, a extremos, como lo expresa esta frase de Gorgias: Nada existe. Si algo existiera, no se po23
dra conocer. Si se pudiera conocer, no se podra comunicar. Platn, en sus obras Repblica y Gorgias, pone como personajes a sofistas que procuran defender este principio: La Justicia es lo que le conviene al ms fuerte
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