Unicef Volpe 2

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II

Segunda parte La aplicacin del Cdigo de la Niez y la Adolescencia en los procesos de proteccin de los derechos y situaciones especiales

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Captulo primero

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I. Consideraciones preliminares
1. Marco terico y normativo
a. Introduccin La variedad de situaciones e intervenciones que consideraremos en esta segunda parte nos obliga a trabajar con un marco terico, conceptual y normativo de carcter amplio. La temtica abordada revela una zona de trnsito entre lo privado y lo pblico, entre el derecho de familia y el penal, y entre las polticas sociales y las polticas criminales. Por esta razn retomaremos las ideas desarrolladas en la primera parte con relacin a la construccin histrica y social de la categora infancia y a los mecanismos de control institucional sobre ella. Asimismo, nos referiremos someramente al impacto del derecho internacional de los derechos humanos sobre el antiguo derecho de familia y de menores. Hemos expresado en la primera parte que la infancia no existe como una categora ontolgica, sino que es el resultado de un complejo proceso de construccin social. Por esta razn Emilio Garca Mndez expres con acierto que la historia de la infancia es la historia de su control social institucional.1 En este sentido, interesa estudiar las polticas de proteccin referidas a nios, nias y adolescentes, a los efectos de formular un juicio crtico con relacin a su grado de adecuacin a los diversos instrumentos internacionales que reconocen los derechos humanos de la infancia y la adolescencia. La familia, el Estado y la infancia han sido los tres grandes ejes que marcaron la evolucin normativa nacional. As, el Cdigo Civil de 1868 constituy una primera etapa en la cual los temas vinculados a la infancia y la adolescencia eran patrimonio de la familia, institucin que estaba dotada de un importante grado de autonoma. La crisis de esta etapa y el advenimiento de la ideologa tutelar dio lugar a la modificacin de la normativa civil y a las primeras leyes de menores. Se transform en pblico y estatal un espacio hasta entonces visualizado

1 Cf. Emilio Garca Mndez: Prehistoria e historia del control socio-penal de la infancia: poltica jurdica y derechos humanos en Amrica Latina, en Emilio Garca Mndez y Mara del Carmen Bianchi (comps.): Ser nio en Amrica Latina. De las necesidades a los derechos, Buenos Aires: UNICRI y Galerna, 1991, p. 11.

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como eminentemente privado: la familia y, con ella, la infancia.2 Un fragmento de la obra de Francisco Del Campo es por dems ilustrativo del fenmeno:
Redactado nuestro Cdigo Civil bajo la influencia de las ideas no intervensionistas y del respeto a la autoridad paterna [] Slo en tres circunstancias especiales era permitido proceder contra los padres, para privarles de las prerrogativas de la patria potestad [] Las consecuencias de esa reglamentacin [] eran las de anular por completo la accin protectora del Estado, lo que se traduca en un aumento incesante de los casos de abandono moral y material. Pero no era ste el nico inconveniente [] para declararse la prdida de patria potestad, era necesario seguir ciertos procedimientos que deban terminar con la sentencia condenatoria del juez competente [] traan consigo el gravsimo inconveniente de retardar considerablemente las urgentes medidas de proteccin [].3

Este cambio puede ser evaluado en forma diferente segn cul sea la situacin abordada. Las intervenciones contribuyen a un aumento del control sociopenal sobre las familias y los nios en situacin irregular, pero tambin representan una forma de que las situaciones de violencia maltrato y abuso no queden impunes en el marco de la privacidad familiar. Luego de haber constituido un elemento clave para la reproduccin de la categora infancia, la familia y la escuela, imposibilitadas de desempear eficientemente su papel de agente integrador y de control social, pasaron de ser instituciones disciplinadoras a ser instituciones disciplinadas. Ambas denotaron su impotencia instituyente. Parecera en este sentido que los discursos de autoridad y el saber de maestros y padres hubieran perdido su poder.4 Fue necesaria la construccin de una instancia especfica y de una ideologa de control y socializacin: el juez de menores y lo que se ha denominado la doctrina de la situacin irregular. La matriz tutelar comenz a instalarse con aprobacin de la ley 3738, del 24 de febrero de 1911, y se consolid con el Cdigo del Nio de 1934, que sufri mltiples modificaciones. La ratificacin de la CDN dio lugar a un largo proceso de adecuacin de la normativa interna a los postulados de la norma internacional referida y a una serie de instrumentos internacionales que reconocieron los derechos humanos de la infancia y la adolescencia. Este largo proceso tuvo como punto especialmente relevante el Cdigo de la Niez y la Adolescencia, promulgado el 7 de setiembre de 2004, cuyo primer ao de aplicacin es estudiado en el presente informe. b. El impacto del derecho internacional de los derechos humanos La Constitucin uruguaya en sus artculos 40 y siguientes impone un tratamiento especial para la infancia y la adolescencia como grupo. El artculo 41 inciso 2 de la Constitucin expresa:
La ley dispondr las medidas necesarias para que la infancia y juventud sean protegidas contra el abandono, corporal, intelectual o moral de sus padres o tutores, as como de la explotacin y el abuso.

En el mbito internacional corresponde mencionar el artculo 24 del PIDCP y el artculo 19 de la CADH, entre otros.5 Este ltimo artculo hace referencia a la necesidad de adoptar medidas especiales de proteccin en
2 Cf. Donzelot: o. cit. 3 Francisco Del Campo: De la proteccin a los menores en el derecho civil, Montevideo: Comini, 1932, p. 149. 4 Cf. Duschatzky y Correa: o. cit., p. 23. 5 Para ampliar con relacin al marco jurdico: Adela Reta: La atencin estatal del menor desprotegido: nuevas tendencias, en Infancia, n. 230, t. 63, julio de 1990, Montevideo: OEA, pp. 45 y ss.; Jacinta Balbela de Delgue: Marco jurdico normativo de la proteccin a la niez en el Uruguay, en Cuadernos de Reflexin. Aspectos de polticas sociales, jurdicas y comunitarias con relacin al nio en situacin de calle, Montevideo: Gurises Unidos, 1990, pp. 60 y ss.

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referencia a la infancia, lo que dio lugar a la formulacin de una opinin consultiva que busc dotar de contenido especfico la previsin del artculo referido.6 La CDN tambin refiere a las situaciones de abandono en su artculo 39, al disponer que los Estados partes adoptaran todas las medidas apropiadas para promover la recuperacin fsica y psicolgica y la reintegracin social de todo nio vctima de cualquier forma de abandono. Condiciona las intervenciones sobre el fenmeno, en el sentido de exigir que dicha recuperacin y reintegracin se lleven a cabo en un ambiente que fomente la salud, el respeto de s mismo y la dignidad del nio. El CNA en su artculo 15 refiere a la obligacin del Estado de proteger especialmente a los nios y adolescentes respecto a toda forma de abandono. Ms adelante, en los artculos 117 y siguientes, refiere a los nios y adolescentes amenazados o vulnerados en sus derechos y los nios que vulneren derechos de terceros, categoras que analizaremos en profundidad ms adelante. Los orgenes del sistema de bienestar uruguayo se remontan a fines del siglo XIX y su expansin se procesa en las primeras dcadas del siglo XX. El Estado se estructur entonces sobre cuatro pilares: 1) la asistencia pblica, referida fundamentalmente a los servicios de salud pblica; 2) la educacin pblica, que fue definida por ley como laica, gratuita y obligatoria; 3) la regulacin del mercado de trabajo; y 4) la poltica de retiro de la fuerza de trabajo. Esta ltima, que completaba los servicios de proteccin, dara lugar a un sistema de previsin social de alcance relativamente universal a partir de 1919.7 La crisis del modelo de desarrollo de corte proteccionista introdujo una serie de crticas en torno a sus rendimientos en las reas socioeconmicas objeto de intervencin. Frente a la crisis del modelo clsico de bienestar surgi una alternativa aparentemente sustitutiva de proteccin: el llamado Estado liberal-social.
Esta no es una propuesta acabada ni uniforme, aunque de modo general supone la reasignacin de recursos pblicos para atender la situacin de grupos sociales especficos, fundamentalmente los que se encuentran en situacin de pobreza o exclusin social. Dicha reasignacin presupuestaria no slo facilita y promueve una reduccin del gasto pblico social, sino que a la vez revela un cambio esencial en la orientacin del sistema de asistencia social, ya que implica pasar de un esquema de corte universal hacia otro de naturaleza residual.8

Asimismo, la aplicacin de polticas de reduccin del gasto pblico social ha impactado severamente en la vida de los nios y adolescentes, quienes son los ms afectados por las condiciones de pobreza. En ese sentido se han desarrollado diferentes planteos respecto a la segmentacin social de la poblacin,9 especialmente en los mbitos laboral, educativo y territorial.10 Esto ha provocado un debilitamiento de los vnculos de los pobres urbanos en el mercado de trabajo, con la consiguiente reduccin de los mbitos de socializacin informal con personas de otras clases sociales, lo cual conduce al aislamiento social y a una importante reduccin de las oportunidades de acumulacin de capital social individual, colectivo y capital ciudadano. El Comit de los Derechos del Nio de las Naciones Unidas, en el ao 1996, fecha en que formul sus primeras y hasta ahora nicas observaciones al Estado uruguayo sobre la aplicacin de la Convencin, expres:

6 Acerca del contenido de esta proteccin especial conforme a la Corte Interamericana de Derechos Humanos vase INN-OEA-CIDH: Condicin jurdica y derechos humanos del nio. Opinin consultiva OC-17/2002, Montevideo: CIDH, 2002; Mary Beloff: Luces y sombras de la opinin consultiva 17 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos Condicin jurdica y derechos humanos del nio, en Justicia y Derechos del Nio, n. 6, Santiago de Chile, 2004, pp. 27 y ss. 7 Cf. Fernando Filgueira apud Carmen Midaglia: Alternativas de proteccin a la infancia carenciada. La peculiar convivencia de lo pblico y privado en el Uruguay, Buenos Aires: Coleccin Becas de Investigacin CLACSO-Asdi, 2000, p. 25. 8 Ibdem, p. 18. 9 Cf. Ruben Kaztman y Fernando Filgueira: Panorama de la infancia y la familia en Uruguay, Montevideo: Universidad Catlica-IPES-IIN, 2001. 10 Cf. Ruben Kaztman: Seducidos y abandonados: el aislamiento social de los pobres urbanos, en Revista de la CEPAL n. 75, Santiago de Chile, 2001.

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El Comit expresa su preocupacin ante la insuficiencia de la asignacin presupuestaria para gastos sociales, en particular a favor de los nios pertenecientes a los grupos mas desfavorecidos de la poblacin. El Comit toma nota tambin con preocupacin de la tendencia a la perpetuacin de la pobreza entre los grupos de nios marginados.11

La problemtica que nuestro pas enfrenta con relacin a los nios y adolescentes que se encuentran en situacin de vulneracin de sus derechos responde fundamentalmente a situaciones de exclusin, de pobreza e indigencia, asociadas a la imposibilidad de gozar de los derechos econmicos, sociales y culturales, tanto del nio como de su familia. Ante la crisis del Estado de bienestar referida, las discusiones filosficas sobre justicia distributiva y el enfoque de derechos han cobrado gran importancia. El enfoque de derechos parte del supuesto de que, para que exista una persona titular de un derecho, debe existir un titular de la obligacin correlativa. De aqu se deriva la obligacin de los Estados de garantizar el cumplimiento de los derechos econmicos y sociales y de considerar a las polticas sociales como instrumentos fundamentales para cumplir esta obligacin. El enfoque de derechos trae consigo un cambio conceptual que consiste bsicamente en interpretar la realidad en una nueva clave: los derechos. Permite al portador de necesidades percibirse y organizarse como sujeto de derecho. El nio deja de ser un mero receptor o beneficiario de la asistencia social y pasa a ser concebido como un sujeto de derechos frente al Estado y la sociedad. Este cambio conceptual debe traer consigo la posibilidad de acceso a mecanismos efectivos de proteccin y vigilancia del cumplimiento de los deberes de los garantes, adems de marcar el trnsito entre polticas asistencialistas en las cuales la actividad desarrollada por el Estado es vista como un acto de beneficencia y polticas sociales como el cumplimiento de una obligacin plenamente asumida por el Estado. Es el trnsito de merecer ayuda a tener derecho a recibir ayuda, de tener hambre a tener derecho a una alimentacin adecuada. Este cambio radica en la posibilidad de una lectura de las necesidades en trminos de derechos.12

c. El enfoque de derechos Los derechos son generalmente caracterizados como reivindicaciones legtimas que dan lugar a obligaciones o deberes correlativos. Esto sugiere que tener un derecho es tener una reivindicacin legtima contra una persona, grupo u organizacin.13 En este sentido entendemos que el CNA, al prever un proceso de proteccin de derechos, debi configurarlo como un mecanismo tendiente a la reivindicacin y la restitucin de los derechos vulnerados. Los DESC son obligaciones legales de los gobiernos, establecidas en una variedad de acuerdos sobre derechos humanos.
Los gobiernos tienen la obligacin de cumplir estos derechos, principalmente por medio de la asignacin de los recursos pblicos necesarios para proveerlos, pero tambin estableciendo los mecanismos legales necesarios para su cumplimiento.14

Son necesarios mecanismos de exigibilidad de derechos, entendidos stos como un proceso social, poltico y legal.
11 Observaciones finales del Comit de los Derechos del Nio de Naciones Unidas al Uruguay. 30/10/96. CRC/C/15/Add.62. 12 Cf. Alessandro Baratta: La situacin de la proteccin de los nios en Amrica Latina, en AA. VV.: La Convencin sobre los Derechos del Nio en Argentina, Buenos Aires: La Ley, 1993. 13 Cf. Andy Norton y Diane Elson: Whats behind the budget? Politics, rights and accountability in the budget process, Overseas Development Institute, mimeo, 2002, pp. 15 y ss. 14 Jim Shultz: Promesas por cumplir: el presupuesto pblico como herramienta par promover los derechos econmicos, sociales y culturales, Mxico: Fundar y Fundacin Ford, 2002.

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La forma y medida en que un Estado cumple con sus obligaciones respecto de los DESC no solamente ha de ser materia de escrutinio de los rganos de verificacin del cumplimiento de las normas que los consagran y garantizan, sino que debe abarcar la participacin activa de la sociedad civil en esta tarea como una condicin sustancial del ejercicio de su ciudadana.15

Existen importantes tensiones ms bien polticas que jurdicas con relacin a estas ideas. La primera es la dificultad en compaginar la teora y la prctica de los derechos humanos con el enfoque tradicional de la disciplina en la administracin del gasto pblico. Introducir el enfoque de derechos implica limitar la discrecionalidad del Estado, reglando la actividad de disposicin de los dineros pblicos. La segunda tensin est dada por las dificultades culturales, ideolgicas y polticas de abandonar las intervenciones de tipo tutelar y asistencial sobre el fenmeno de la infancia antes calificada como abandonada y ahora como amenazada o vulnerada en sus derechos, o que vulnera derechos de terceros.

d. Descripcin orgnica y del funcionamiento de las sedes judiciales El CNA establece distintos supuestos de intervencin y diferentes competencias respecto de ellos. Por un lado, la temtica penal juvenil qued en Montevideo en manos de las sedes judiciales que el CNA pas a denominar de adolescentes, y en el interior corresponde a los juzgados letrados de primera instancia con competencia en materia penal y aduana de cada departamento. Por otro lado, en la temtica referida a los nios u adolescentes amenazados o vulnerados en sus derechos, nios que vulneran derechos de terceros, y situaciones especiales, la competencia qued en la rbita de la justicia con competencia en materia de familia, tanto en Montevideo en el interior. El artculo 66 del CNA, por su parte, refiere a la existencia de una competencia de urgencia, y dispone al respecto que la SCJ la asignar a por lo menos cuatro juzgados letrados de familia en montevideo y a los juzgados letrados de primera instancia del interior que entienden en materia de familia, con excepcin de las infracciones de adolescentes a la ley penal, para atender en forma permanente todos los asuntos que requieran intervencin inmediata, o en los casos previstos en el inciso segundo del artculo 122 del Cdigo. Estas competencias de urgencia en materia de familia tienen como antecedente el rgimen establecido por la denominada Ley de Violencia Domstica (ley 17.514, del 9 de julio de 2002), por lo que no result extrao el camino institucional que recorrieron las disposiciones del CNA a las cuales nos referiremos. En Montevideo, en el primer ao de implementacin del CNA, se dieron varios cambios en los planos institucional y reglamentario. En este sentido, la acordada 7526, del 20 de setiembre de 2004, estableci en su artculo 1.o la competencia y el rgimen de turnos de los juzgados letrados de familia de urgencia. Expres que en Montevideo sern competentes en razn de turno para conocer en los asuntos de urgencia previstos por el artculo 66 de la ley 17.823, y actuarn en rgimen de turnos conforme lo dispuesto por el artculo 1.o de la acordada 7457, de 16 de julio de 2002 (que prevea el rgimen de turnos para los asuntos relativos a la violencia domstica). En el interior del pas se estableci la competencia en los asuntos de urgencia en el CNA a los juzgados letrados de primera instancia con competencia en materia de familia, a los que son tambin aplicables las disposiciones de la citada acordada en lo pertinente.

15 Declaracin de Quito. Proclamada el 24 de julio de 1998. Declaracin de principios sobre la exigibilidad y realizacin de los derechos econmicos, sociales y culturales en Amrica Latina, prr. 19.

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Posteriormente, por acordada 7535, del 3 de diciembre de 2004, se declararon instalados a partir del 13 de diciembre de 2004 los juzgados letrados de primera instancia de familia especializados de 1.o, 2.o, 3.o y 4.o turno, para entender en los procedimientos previstos en la Ley de Violencia Domstica y en el CNA conforme a lo establecido en el artculo 66 de dicho Cdigo. En el caso de los departamentos del interior analizados, la competencias referidas pasaron a corresponderles a juzgados letrados con competencia en materia de familia de Maldonado (1.o, 3.o y 8.o turnos) y Salto (1.er y 3.er turnos). Los juzgados letrados de familia y los del interior con competencia en esta materia recibieron, una vez comenzada la aplicacin del CNA, cientos de expedientes que les fueron remitidos en virtud de la declinacin de competencia de los juzgados de adolescentes en Montevideo y de los juzgados con competencia en la misma materia en el interior. Todo ello fue regulado por el artculo 4.o de la acordada de la 7526, del 20 de setiembre de 2004.
Expedientes en trmite: Los expedientes en los que se deber declinar competencia, que se encuentren actualmente en trmite ante los Juzgados Letrados de Menores se distribuirn: en Montevideo, entre todos los Juzgados Letrados de Familia, para lo cual, debern remitirse a la ORDA, en el plazo que vence el 1.o de octubre de 2004; esta oficina tendr 15 das hbiles contados a partir de la fecha indicada, para redistribuirlos y entregarlos a los Juzgados respectivos [] en el interior, se remitirn al o los Juzgados con competencia en materia de Familia. Si hubiera ms de uno la remisin se realizar teniendo presente la primera letra del apellido del nio o adolescente, segn la Planilla de Turnos vigente para la materia laboral.16

Por tanto, la competencia en primera instancia se encuentra distribuida en Montevideo entre los cuatro juzgados de familia especializados (competencia de urgencia), y los 28 juzgados letrados de familia (competencia natural), mientras que en los departamentos del interior analizados la competencia corresponde a las cinco sedes judiciales referidas. Con relacin a la segunda instancia, la competencia en materia de procesos de proteccin de los derechos y situaciones especiales les corresponde a los tribunales de apelaciones de familia (TAF), los que tienen competencia, asimismo, respecto del proceso penal juvenil.

16 Acordada 7526, de 20 de setiembre de 2004, artculo 4.

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Captulo segundo

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Evidentemente se puede decir que el nivel socioeconmico bajo es lo que predomina. Pero no son los nicos, porque hemos tenido casos de personas de un muy buen vivir. Pero son los menos. (Tcnico del Poder Judicial)

I. Datos generales
1. Introduccin
El objetivo del siguiente apartado es conocer el perfil especfico de los nios, nias y adolescentes que son intervenidos en los procedimientos abordados. Para ello nos proponemos analizar algunas de las caractersticas socioeconmicas de la poblacin estudiada a partir de datos propios y de fuentes secundarias de informacin. Dicha caracterizacin se tomar luego como marco general para el anlisis especifico de los nios, nias y adolescentes judicializados en los tres departamentos de referencia, a partir de los datos relevados en nuestras muestras. Las variables que retomaremos como ejes para ello sern: edad, sexo, nivel educativo, estructura familiar, principal actividad econmica del ncleo de referencia y barrio de residencia. Sin embargo, dado que nuestra unidad de anlisis es el expediente, tanto el nmero como la calidad de las variables de caracterizacin son limitados. El objetivo de estos procedimientos judiciales no es la obtencin de informacin socioeconmica sin perjuicio de que, como veremos a lo largo del anlisis, son varias las oportunidades en las cuales se considera este tipo de informacin en los expedientes judiciales. Las variables que utilizaremos son: edad, sexo, nivel educativo, ncleo de convivencia y barrio de residencia. Todas se analizan en los tres departamentos salvo la ltima, que se estudia slo en Montevideo en razn de la distribucin territorial de casos en el interior. Conocer las caractersticas de estos nios, nias y adolescentes es relevante a la hora de retomar el anlisis del sistema judicial en s mismo, porque nos permite decir algo acerca del modo en que funciona. En esta lnea, nuestras conclusiones retomarn el debate sobre la selectividad del sistema judicial, a la luz de los datos relevados. Por ltimo, si bien el total de expedientes relevados en nuestras muestras es de 404, muchos de ellos incluyen a ms de un nio, nia o adolescente, por lo cual el total de casos incluidos en la siguiente caracterizacin ser de 582 nios, nias y adolescentes.

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2. Infancia y adolescencia en Uruguay


Segn datos de UNICEF (2005),17 para el ao 2004 en la franja de 0 a 5 aos el porcentaje de pobreza infantil alcanz al 56,5% de los nios, y la indigencia pas de 4,4% en 1998 a 9,3% en el 2004. Esto implica que en el Uruguay 124 mil nios viven en hogares pobres y 20 mil en situacin de indigencia. Ms de la mitad de los nios en nuestro pas presentan altos niveles de pobreza e indigencia, y esta cifra ha aumentado notoriamente en los ltimos aos, pese al crecimiento de la economa ocurrido entre el 2003 y el 2004. Las condiciones de vida de los nios de 6 a 12 aos tambin han empeorado significativamente, de acuerdo con los datos de UNICEF. En el ao 2004 el porcentaje de nios que viven en hogares pobres alcanz 53,7%, el valor ms alto de los ltimos quince aos; en tanto, la indigencia se increment en forma an ms significativa que la pobreza y lleg a afectar a 26 mil nios.

En cuanto a los datos referidos a los adolescentes, nos remitimos a lo expresado en la primera parte del presente informe. Los ltimos datos del Instituto Nacional de Estadstica muestran a este respecto un panorama ms alentador, dado que entre el 2004 y el 2005 los porcentajes de nios pobres para todo el pas se redujeron en un 3,1% en el tramo de 0 a 5 aos y en un 3,6% en el tramo de 6 a 12 aos. Sin perjuicio de ello, en el informe referido se expresa lo siguiente:
Las mayores incidencias de pobreza se observan en la poblacin de nios pequeos y en edad escolar, pero es en estos grupos que se han estimado los mayores descensos de las tasas especficas: 3,1% en el total de los nios pequeos y 3,6% entre los nios en edad escolar, debido a un mayor descenso en Montevideo (3,5% y 4,4% respectivamente).18

En la dcada de los noventa hubo importantes cambios en los alcances, la organizacin y el funcionamiento del sistema educativo uruguayo, especialmente en lo que respecta a la cobertura, y uno de estos cambios fue la edad ms temprana de incorporacin al sistema.
17 Cf. UNICEF: Observatorio, o. cit. 18 Por mayor informacin sobre la construccin de estos porcentajes vase Instituto Nacional de Estadstica: Encuesta Continua de Hogares, Incidencia de la pobreza 2005, disponible en www.ine.gub.uy.

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Se asiste a una sustancial ampliacin de la asistencia en los nios de 4 y 5 aos, con un fuerte sesgo progresivo y liderada por el sistema pblico. Es ms dbil el impulso pblico en los nios de tres aos. Ms all de esta aclaracin, cabe sealar que a lo largo de la dcada mejora la cobertura en los tres aos en estratos ms pobres.19

Al mismo tiempo, en un trabajo sobre el gasto pblico y educacin que estudia el perodo 1995-2003, se afirma:
En el correr de ocho aos la matrcula de la educacin inicial pblica creci un 84%: un 250% para el nivel de 4 aos y un 37% para el nivel de 5 aos. Para la edad de 5 aos aument sostenidamente, mientras que para 4 creci hasta el 2001 y disminuy en los aos de mayor crisis: 2002 y 2003.20

A pesar de que a fines de los noventa se logr reducir la tasa de repeticin del primer ao de primaria:
[] las desigualdades provocadas por las diferencias sociales de las escuelas se mantuvieron relativamente estables, con leves variaciones. En establecimientos de contextos muy desfavorables las tasas promedio de repeticin en primer ao se mantuvieron por encima del 25%, mientras que en los contextos ms favorables nunca superaron el 10%.21

Respecto a la tasa de asistencia a establecimientos educativos, en el marco de un proceso de incremento de los porcentajes de asistencia que se desarroll desde el inicio de la dcada de los noventa para el caso del tramo de edades comprendido entre 0 y 5 aos segn datos de UNICEF (2005), se ha producido una desaceleracin de los ritmos de crecimiento, aunque la proporcin sigue aumentando. Mientras que en el quinquenio 19951999 el aumento fue de 13 puntos porcentuales, entre 2000-2004 la asistencia se increment 4 puntos.22 En cuanto a la asistencia de los nios de entre 6 y 11 aos (edad terica del nivel), la cobertura es casi universal (98,7% en el 2004). De acuerdo con el informe de ANEP (2005), la asistencia a la educacin inicial a los 3, 4 y 5 aos tiene efectos positivos sobre la repeticin en el ciclo primario.
Cuanto ms temprana es la incorporacin a la educacin inicial, ms marcado es dicho efecto. De la misma forma, la evidencia aqu presentada es categrica respecto al efecto positivo de la asistencia a la educacin inicial a los 3 y 4 aos en las habilidades cognitivas de los nios.23

En cuanto al trabajo infantil, no existen fuentes secundarias de informacin recientes que aborden el aspecto cuantitativo del fenmeno. Segn datos de UNICEF (2003),24 los nios de 5 a 11 aos trabajadores representaban en 1999 el 0,97% del total de la poblacin en ese tramo de edades, y en la zona perifrica esta proporcin ascenda al 1,16%. Ello implica que en las reas urbanas haba aproximadamente 2700 nios menores de 12 aos que desempeaban algn tipo de trabajo.

19 ANEP: o. cit., p. 47. 20 Cecilia Llamb y Magdalena Furtado: Gasto pblico en educacin en Uruguay: composicin, evolucin reciente y desafos, en UNICEF-UDELAR: Inversin en la infancia en Uruguay. Anlisis del gasto pblico social: tendencias y desafos, Montevideo, 2005, p. 151. 21 Ibdem. 22 Cf. UNICEF: Observatorio, o. cit., p. 39. 23 ANEP, o. cit., p. 66. 24 Cf. UNICEF: El trabajo, o. cit., p. 7.

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El impacto que tiene la actividad laboral de los nios sobre la asistencia escolar representa una de las dimensiones ms relevantes con relacin al fenmeno del trabajo infantil [] entre 1999 y 2000 el 2,6% de los nios de entre 5 y 11 aos no asista a ningn tipo de establecimiento educativo, lo que significaba en trminos absolutos que aproximadamente 7400 nias y nios se encontraban fuera de la educacin. Por otro lado, el 7,8% de los adolescentes de 12 a 14 aos no asista a establecimientos de enseanza.25

En cuanto a la dimensin cuantitativa de los nios y nias en situacin de calle, en mayo de 2003 la ONG Gurises Unidos realiz una importante investigacin.26 Los resultados permitieron constatar que el total de nios, nias y adolescentes que trabajan en un da hbil cualquiera en Montevideo y Canelones es de 3100, y de 4700 en el interior urbano. Aproximadamente el 45% de estos nios y nias tienen entre 6 y 12 aos. En el mismo sentido:
El estudio muestra que el fenmeno se ha ampliado a la periferia de la ciudad. Si bien se tiene una imagen de los nios y adolescentes en situacin de calle asociada a vendedores callejeros, limpiavidrios y mendicidad en las esquinas de las principales avenidas, la informacin obtenida muestra que estos fenmenos estn extendidos hacia otros cruces. Casi tres de cada cuatro nios se encuentran en las zonas ms alejadas del rea central y de la zona costera de Montevideo. El 72% se encuentra en las zonas centro, norte y oeste de la Capital. La cuantificacin tambin permite caracterizar al fenmeno como mayoritariamente masculino (aproximadamente tres de cada cuatro nios son varones).27

En cuanto a las tareas que desarrollan, se verific que la estrategia mayoritaria es la mendicidad, con un 30% en la maana y 40% en la noche, seguida de la recoleccin, con un 27% y 24%. Los nios que estaban recrendose al momento de la observacin representan un 24% y un 20% en cada horario, y los servicios callejeros corresponden al 18% en la maana y al 15% en la noche.

3. El perfil de los nios, nias y adolescentes


a. Las edades El CNA, en su artculo 1.o, expresa que se entiende por nio todo ser humano hasta los trece aos de edad y por adolescentes a los mayores de trece y menores de dieciocho aos de edad. Si tomamos en cuenta las tres categoras que establece el CNA adolescentes a los que se les imputa el haber incurrido en infracciones a la ley penal (artculo 74 del CNA), nios o adolescentes amenazados o vulnerados en sus derechos (artculo 117 inciso 1.o del CNA) y nios que vulneran derechos de terceros (artculo 117 inciso 2.o del CNA), encontramos que la primera categora no es competencia de los jueces de familia, y que la ltima excluye a los adolescentes. Por lo tanto, los casos de adolescentes en el marco de la competencia estudiada en el presente informe corresponden a las situaciones de amenaza o vulneracin de sus derechos. Teniendo en cuenta el amplio rango de edades comprendidas en este tipo de procedimientos, hemos reagrupado con fines analticos las edades en los siguientes tramos: de 0 a 5 aos, de 6 a 12 aos y de 13 a 17 aos, lo que nos permite, adems, establecer comparaciones con los estudios mencionados y otros. Al desagregar estos datos por departamento, encontramos especificidades dentro de cada uno de ellos, como muestra el grfico 3. Asimismo, considerar a los adolescentes en el conjunto nos permite comparar los datos socioeconmicos con aquellos de quienes son objeto de procesos en juzgados de adolescentes.

25 Ibdem. 26 Cf. Gurises Unidos Revista, n. 10, Montevideo: Gurises Unidos, diciembre de 2004. 27 Ibdem, p. 14.

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En cuanto a la distribucin de las edades dentro de cada tramo, Montevideo es el nico en que la distribucin es ascendente y con el doble de los casos entre 13 y 17 aos respecto de la primera categora (0 a 5 aos). En Maldonado casi la mitad (46%) de los nios, nias y adolescentes tienen entre 6 y 12 aos. En Salto, justamente la mitad. Por otra parte, en los tres departamentos hay un porcentaje similar (igual en el caso de Montevideo y Salto) de nios de 0 a 5 aos. Adems, en todos los casos es el menor porcentaje. Estos datos son significativos con relacin a las tasas de pobreza e indigencia referidas. Los mayores porcentajes de pobreza e indigencia se concentran en el tramo correspondiente a las edades ms bajas, y disminuye en los siguientes. El sistema judicial en Montevideo y tambin en Maldonado y Salto, pero no en forma tan clara selecciona las situaciones sobre las cuales interviene utilizando un criterio inverso: concentra sus intervenciones sobre los adolescentes y los nios que se encuentran en el tramo de 6 a 12 aos, en el caso de Montevideo con una preeminencia del primer tramo y en el caso de Maldonado con predominio del segundo. No se trata de un dato menor: los porcentajes de pobreza e indigencia mencionados definen la problemtica que nuestro pas enfrenta con relacin a los nios y adolescentes que se encuentran en situacin de vulneracin de sus derechos, por cuanto ello responde fundamentalmente a situaciones de pobreza e indigencia, asociadas a la imposibilidad, tanto del nio como de su familia, de gozar de los derechos econmicos, sociales y culturales. Estos datos revelan una tendencia hacia una mayor judicializacin de la situacin de los nios que superan los seis aos de edad, y en Montevideo una clara preeminencia de las intervenciones sobre adolescentes. Entendemos que el bajo porcentaje de judicializacin en la franja de 0 a 5 aos puede ser explicado por la circunstancia de que se trata de nios y adolescentes que no han ingresado an al sistema de educacin formal, el que cumple un importante papel en la seleccin primaria de los casos que son luego tratados por la agencia judicial.

b. El sexo En cuanto al sexo de los nios, nias y adolescentes en los procedimientos por proteccin de derechos y situaciones especiales, vemos que los varones representan poco ms de la mitad de la muestra, alcanzando un 51%, 58% y 53% del total de casos en Maldonado, Montevideo y Salto respectivamente.

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A diferencia de la situacin de los adolescentes sujetos a procedimientos por infraccin a la ley penal, en este caso el sexo se distribuye en forma relativamente pareja.

4. Actividad y nivel educativo


Los datos referentes a la actividad y al mayor nivel educativo formal alcanzado por los nios y adolescentes son, entre las variables seleccionadas para esta caracterizacin, los que presentaron mayor dificultad en el relevamiento. En ambas variables la informacin surge generalmente de documentacin previa a la intervencin judicial (denuncias, partes policiales, etc.), declaraciones en audiencia o de los informes tcnicos. Las referencias al tipo de actividad que realizan los nios y adolescentes se analiza respecto de los dos ltimos tramos de edades, dado que este dato es relevante a partir de las edades en las cuales la escolarizacin es obligatoria.

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Conforme surge del grfico 5, en el primer tramo un 70% de los casos corresponde a nios y nias que slo estudian. Encontramos asimismo un porcentaje significativo de trabajo infantil: un 9% slo trabaja. Como adems un 11% no estudia ni trabaja, vemos que un 20% de estos nios estn fuera del sistema educativo. En el segundo tramo de edades analizado, un 60% de nios y nias slo estudian, mientras que un 18% no estudia ni trabaja. Los adolescentes que slo trabajan representan el 14%, y un 1% realiza ambas actividades, o sea, estudia y trabaja.

En Montevideo encontramos que, para el primer tramo analizado, el porcentaje de nios y nias que slo estudian asciende al 57%, mientras que un 21% no estudia ni trabaja. Las situaciones de trabajo infantil constituyen un 10%, dado que un 9% de estos nios slo trabaja y un 1% realiza ambas actividades. A diferencia de lo que ocurre en Maldonado, en el tramo correspondiente a los adolescentes de 13 a 17 aos en Montevideo el mayor porcentaje un 34% corresponde a adolescentes que no estudian ni trabajan, mientras que un 34% slo estudia y un 23% slo trabaja. El porcentaje de trabajo adolescente, por su parte, asciende en este caso al 25%, del cual el 2% se mantiene en el sistema educativo.

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Conforme surge del grfico 7, en Salto, en el primer tramo, un 69% de los casos corresponde a nios y nias que slo estudian. Encontramos asimismo un porcentaje significativo de casos 9% de nios y nias que no estudian ni trabajan. En el segundo tramo de edades analizado, un 31% slo estudia, mientras que un 33% no estudia ni trabaja. El porcentaje de casos de adolescentes que slo trabajan es de 14%, y un 2% realiza ambas actividades.

Al observar el rezago educativo28 en el tramo de 6 a 12 aos, encontramos que en el 6% de los casos se presenta algn nivel de rezago, mientras que en el siguiente tramo el porcentaje de rezago asciende al 15%. En la categora no corresponde encontramos las situaciones en las cuales, por la edad de los nios y nias, no es posible realizar el clculo de rezago, as como los casos de aquellos que asisten a institutos de educacin especial.

En Montevideo, el rezago educativo en el tramo de 6 a 12 aos asciende al 5% del total, mientras que en el siguiente tramo se eleva al 34% de los adolescentes judicializados.
28 La variable rezago educativo refiere al desfase de dos o ms aos con respecto al nivel educativo formal correspondiente a la edad.

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En Salto, en el tramo de 6 a 12 aos encontramos rezago en el 18% de los casos, que en el siguiente tramo se eleva al 55% de los adolescentes. Los porcentajes de rezago en este departamento son claramente superiores a los de los otros dos.

5. Composicin del ncleo familiar


El dato de la composicin del ncleo familiar es especialmente relevante a los efectos de analizar las prcticas judiciales, sobre todo ante la persistencia de la utilizacin de argumentos relativos a la incontinentacin familiar o familia desintegrada en los expedientes. Detrs de estas calificaciones se encuentra la labor de polica de la familia29 que se emprende sobre los sectores seleccionados, la cual parte de la existencia de un deber y de un modelo familiar que debe ser impuesto. En muchos casos estos argumentos se emplean para justificar la institucionalizacin de nio, nia o adolescente sometido a proceso.

Respecto a la composicin del ncleo familiar de los nios y adolescentes, en Montevideo un 48% corresponde a familias nucleares incompletas integradas por slo uno de los padres, un 14% son familias nucleares completas que incluyen a ambos padres y un 22% son familias extendidas u otros ncleos familiares que incluyen a otros familiares adems de aquellos que integran el ncleo bsico. En un 16% de los casos analizados el nio o adolescente no posee ncleo familiar de referencia.
29 Cf. Donzelot: o. cit.

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En Maldonado el mayor porcentaje se acumula entre los nios y adolescentes con familias nucleares incompletas, que alcanzan un 65%, seguido por los casos de familias extendidas y otros ncleos familiares, en un 16%. Las familias nucleares completas y los casos en que el nio o adolescente no tiene un ncleo familiar de referencia representan el 11% y el 9% respectivamente. En Salto los mayores porcentajes se observan entre los adolescentes con familias nucleares completas y familias nucleares incompletas, que alcanzan ambas un 40%. Las familias extendidas u otros ncleos familiares representan un 15%, mientras que un 5% de estos adolescentes no tienen ncleo familiar de referencia. La categora sin ncleo familiar de referencia corresponde a los nios y adolescentes que se encuentran en dependencias del INAU y en situacin de calle.

6. Barrio de residencia
Tal como hemos expresado en la primera parte, existe una localizacin diferencial de los grupos sociales que responde en Montevideo a un proceso de segregacin residencial. En el presente apartado realizaremos un

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anlisis de las zonas de Montevideo en las cuales residen los nios y adolescentes intervenidos, con relacin a los porcentajes de personas pobres por barrios.30 Los barrios que poseen los porcentajes ms significativos de nios y adolescentes intervenidos son Casavalle (8%), Cerro (5%), Pearol-Lavalleja (5%), Cordn (4%), Flor de Maroas (4%), Malvn Norte (3%), Punta Rieles-Bella Italia (3%), Conciliacin (3%), Jardines del Hipdromo (2%), Manga (2%), Maroas-Parque Guaran (2%), Cerrito (2%), Tres Ombes-Victoria (2%) y Paso de la Arena (2%).

De los catorce barrios con los porcentajes ms significativos de nios y adolescentes intervenidos, cinco se encuentran entre los diez barrios cuyo porcentaje de personas pobres supera el 50%. El barrio con ms intervenciones sobre nios y adolescentes en nuestra muestra coincide con el que registra el mayor porcentaje de personas pobres.

30 Cf. UNICEF: Observatorio, o. cit.

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II.

Conclusiones

El discurso jurdico comprende a todos en sus disposiciones, pero su sentido igualitario e incluyente queda reducido a una mera formalidad ante la selectividad de sus intervenciones. As como el sistema de control social opera de forma selectiva, las intervenciones sobre la infancia y la adolescencia amenazada o vulnerada en sus derechos o que vulnera derechos de terceros no escapan a esta caracterstica. No llegan a los juzgados todos los nios y adolescentes vulnerados en sus derechos o que vulneran derechos de terceros. Es sobre un sector de este universo que se interviene judicialmente. En cuanto a las edades, nos ha parecido significativo el bajo porcentaje de intervenciones sobre nios que se encuentran en el primer tramo de edades (de 0 a 5 aos). Este dato nos estara alertando acerca de una posible dificultad del sistema para detectar situaciones en los primeros aos de vida del nio, en los cuales permanece generalmente en su hogar. Otra caracterstica significativa est dada por la disparidad entre Montevideo y los departamentos del interior en referencia al tramo de edades con el mayor porcentaje de intervenciones. Estos datos revelan una tendencia hacia una mayor judicializacin de la situacin de los nios que superan los 6 aos de edad, y en Montevideo, una clara preeminencia de las intervenciones sobre adolescentes. En referencia al sexo, las intervenciones se distribuyen en forma relativamente equitativa. Sin embargo, como veremos ms adelante, existen importantes diferencias segn la situacin sobre la cual se interviene judicialmente. En cuanto a las actividades desarrolladas, encontramos porcentajes significativos de casos en los que los nios, nias y adolescentes intervenidos no trabajan ni estudian, as como casos de trabajo infantil. Esas situaciones son especialmente relevantes en el ltimo tramo de la escala. El fenmeno de la expulsin/desercin del sistema educativo de los adolescentes es evidente en los tres departamentos analizados. En el mismo sentido y en referencia al rezago, pese al importante nmero de expedientes de los cuales no surgen los datos para realizar el clculo, encontramos que el porcentaje de rezago es significativo, sobre todo en el ltimo tramo de la escala y en los departamentos del interior. La composicin del ncleo familiar suele ser tenida en cuenta de forma primordial en los procesos judiciales, tal como queda en evidencia en la resolucin judicial que a continuacin se transcribe.
Con el Ministerio Pblico, advirtindose que se trata de un menor que pertenece a un hogar continente, cuyos padres lo atienden en forma responsable y se preocupan por ayudarlo en la difcil etapa de adolescencia en la que atraviesa, no corresponde disponer ninguna de las medidas previstas en el Captulo 11 del Cdigo de la Niez y la Adolescencia.31

Este tipo de informacin suele ser recabada por el propio juez a travs de los interrogatorios en las audiencias y fundamentalmente en los informes tcnicos. En este sentido hemos observado que, mientras en Maldonado y Montevideo los mayores porcentajes de intervenciones corresponden a los casos de familia nuclear incompleta, en Salto existe una paridad entre las situaciones de familia nuclear completa e incompleta. Por ltimo, en cuanto al barrio de residencia de los nios, nias y adolescentes intervenidos, de los catorce barrios con los mayores porcentajes, cinco se encuentran entre los diez barrios cuyo porcentaje de personas pobres supera el 50%, y el barrio que registra el mayor porcentaje en nuestra muestra coincide con el del mayor porcentaje de personas pobres.
31 Juzgado Letrado de Familia de 20. turno, resolucin n. 4.823, de 17 de noviembre de 2004.

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La selectividad del sistema se verifica cuando ste construye punitivamente en forma preferente las situaciones que se encuentran vinculadas a la pobreza.32 Esta selectividad provoca una distribucin de las intervenciones de manera que ellas alcanzan slo a los nios y a las familias que tienen bajas defensas frente al poder y son ms vulnerables a la intervencin coactiva estatal.

32 Cf. Erosa: La construccin, o. cit., p. 142.

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Captulo tercero

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I. Actuaciones previas al proceso


1. Consideraciones preliminares
Las situaciones que pueden ser objeto de una intervencin judicial fundada en lo dispuesto en los artculos 117 y siguientes del CNA son variadas. El CNA utiliza definiciones abiertas que para ser aplicadas deben ser cerradas por el operador de turno, quien tendr que calificar la situacin dentro de las hiptesis de intervencin legalmente previstas. En el presente apartado estudiaremos la etapa inmediatamente anterior a la intervencin del segmento judicial del sistema. Es en esta etapa que se efecta la seleccin primaria y la deteccin de las situaciones. Los operadores, organismos e instituciones que intervienen en esta etapa se constituyen en las vas de acceso al sistema judicial de proteccin de derechos.

2. La autoridad policial
En mltiples oportunidades se ha alertado acerca de que en el mbito policial la defensa social, la prevencin del delito y las polticas de seguridad se han confundido con las polticas sociales, con el consiguiente riesgo de criminalizar la poltica social.33 Esta confusin es verificable cuando en el marco de las polticas de prevencin del delito frecuentemente se apela a la idea de llevar a cabo polticas sociales.34 Con relacin a este fenmeno se ha sostenido que las polticas sociales deben ser propuestas, ejecutadas, coordinadas y evaluadas por aquellas instituciones pblicas con especializacin y mandato para ello, y que:
[] a las unidades policiales de cualquier tipo, solamente les corresponden las funciones policiales. Y, entre esas funciones, sin lugar a ninguna duda, se encuentra la funcin preventiva. Pero la polica solamente debe intervenir preventivamente desde su especializacin profesional.35
33 Cf. Alessandro Baratta: Poltica criminal: entre la poltica de seguridad y la poltica social, en Carranza: o. cit. 34 Cf. Juan S. Pegoraro: Las polticas de seguridad y la participacin comunitaria en el marco de la violencia social, en Roberto Briceo-Len (coord.): Violencia, sociedad y justicia en Amrica Latina, Buenos Aires: CLACSO, 2002, p. 39; Faroppa Fontana: o. cit., pp. 97 y 98. 35 Faroppa Fontana: o. cit., pp. 98 y 99.

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Es inevitable que nos refiramos en este punto a lo dispuesto en el artculo 126 del CNA. En l se establece que, cuando la autoridad policial toma conocimiento de que un nio o adolescente se encuentra en la situacin prevista en el artculo 117 citado, deber llevarlo de inmediato ante el juez competente, el que notificar con la mayor urgencia al INAU. Si no fuera posible llevarlo de inmediato ante el juez, previa autorizacin, deber llevarlo al INAU, el que deber prestarle la debida atencin.
El art. 126 (Comportamiento policial) otorga a la polica facultades propias de la vieja doctrina tutelar o de la situacin irregular. En este sentido, la norma habilita, en forma por dems amplia e ilimitada, la intervencin policial en las situaciones previstas en el art. 117, que incluyen hiptesis que no tienen relacin con menores de edad que cometen infracciones a la ley penal.36

Este artculo es especialmente criticable. Como primera objecin genrica, se contina visualizando como cuestin criminal o de seguridad ciudadana una problemtica que evidentemente debe ser afrontada mediante polticas sociales. Esto es evidente cuando se establece que los funcionarios policiales preceptivamente deban efectuar los procedimientos de detencin referidos. En palabras de Uriarte, este artculo hace de la polica el brazo ejecutor de las detenciones de los nios o adolescentes definidos en el artculo 117.37 Por ltimo, se trata de una detencin que no respeta garantas constitucionales, las cuales s son reconocidas para el caso de infraccin (artculo 76 del CNA). Existen requisitos para que sea jurdicamente admisible restringir la libertad ambulatoria de una persona. Como primer requisito mencionaremos el principio de legalidad reconocido por el artculo 10 de la Constitucin, conforme al cual nadie puede ser detenido sino por las causas y circunstancias expresamente tipificadas en la ley y, adems, con estricto cumplimiento de los procedimientos objetivamente definidos por ella. El artculo 15 de la Constitucin establece dos requisitos fundamentales para que una detencin sea legtima, al disponer:
Nadie puede ser preso sino infraganti delito o habiendo semiplena prueba de l, por orden escrita de Juez competente.

El artculo 74 del CNA que en forma restrictiva deja fuera las hiptesis de detencin o privacin de la libertad en las que al nio o adolescente no se le imputa delito alguno refiere a los derechos y garantas del procedimiento y en su literal C expresa que slo puede ser detenido un adolescente en casos de infracciones flagrantes o cuando existan elementos de conviccin suficientes de que ha cometido una infraccin en este ltimo caso, mediante orden escrita de juez competente comunicada por medios fehacientes. Tambin existen mltiples normas internacionales ratificadas que regulan las hiptesis de restriccin a la libertad ambulatoria, entre las cuales se encuentran las siguientes: artculo 9 de la Declaracin Universal de los Derechos Humanos, artculo 37.b de la CDN, artculo 9 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos; artculo 7 de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos. Asimismo, los instrumentos internacionales aludidos establecen un conjunto de derechos de las personas detenidas. La violacin de stos tambin hace que la detencin devenga ilegtima. Para complementar este panorama normativo y conceptual corresponde mencionar el concepto de privacin de libertad utilizado por el Comit de Derechos del Nio y las Reglas de las Naciones Unidas para la Proteccin de los Menores Privados de Libertad, conforme a las cuales se entiende por privacin de libertad toda forma de
36 UNICEF: Comentarios al proyecto de Cdigo de la Niez y la Adolescencia de la Repblica Oriental del Uruguay. Aprobado por la Cmara de Representantes el 18 de diciembre de 2001, a estudio de la Comisin de Constitucin y Legislacin de la Cmara de Senadores, Montevideo, junio de 2003. 37 Uriarte: Responsabilidad, o. cit., pp. 1536 y ss.

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detencin o encarcelamiento, as como el internamiento en un establecimiento pblico o privado del que no se permita salir al menor por su propia voluntad, por orden de cualquier autoridad judicial, administrativa u otra autoridad pblica.38 Es indiscutible que, en hiptesis como las enunciadas en el artculo 126 del CNA, la libertad ambulatoria se encuentra como mnimo restringida, y que toda restriccin de una libertad fundamental debe ser jurdicamente fundada, en tanto nos encontramos ante una situacin fctica que establece la imposibilidad del sujeto de determinar libremente su movimiento. Los funcionarios policiales entrevistados han expresado las dificultades que enfrentan en la aplicacin del CNA y la forma en la que han resuelto las problemticas que se han presentado en el marco de su actuacin profesional.
Hablamos de nios en situacin de riesgo. Nosotros por el juez no podemos traerlos detenidos a la comisara; es decir, si hay un nio durmiendo en la calle o dos nios pidiendo limosna nosotros no podemos hacer la actuacin policial que hacamos antes, porque el Cdigo as lo establece, establece que los nios vulnerables en situacin de riesgo debern ser tratados por personal idneo en este caso, el INAU, o las educadoras, o los cuidadores, o los asistentes sociales. Pero, qu pasa si la polica se encuentra con dos nios en situacin de riesgo o pidiendo? Lo primero que hace la gente es llamar para ac, bueno, perfecto, y nosotros tenemos unos celulares, unos telfonos de la Lnea Azul. Jams yo creo que hace un ao y algo, un ao y medio que sali el Cdigo, yo creo que a m nunca me atendieron; o sea, yo llamo a la Lnea Azul y pido para comunicar el hecho, para que tomen conocimiento, para que formen un expediente, para que una asistente social trate el tema; a m nuca me han atendido. Entonces terminamos que tenemos que ir a hacer la actuacin que el Cdigo no quiere que hagamos; entonces estamos buscando en la calle nios en situacin de riesgo, que no cometen delito; por lo tanto, no le corresponde la polica. Pero, claro, eso va a llevar su tiempo, creo que ya ha llevado ms del tiempo necesario [] Como oficial de comisara de menores yo recibo una llamada y no tengo a quin derivarla, no tengo a nadie que se haga responsable, nadie que asuma que va ir a la casa. (Funcionario policial)

En definitiva, sea en forma intencional o por defecto, las privaciones de libertad de nios, nias y adolescentes comienzan en un porcentaje significativo de casos con la detencin policial, la que obedece no slo a la supuesta comisin de un delito, sino tambin a situaciones que son calificadas discrecionalmente como de nios amenazados o vulnerados en sus derechos o que vulneran derechos de terceros, o antes en situacin de abandono, riesgo o mendicidad, entre otros motivos asistenciales.

3. Seleccin primaria y vas de acceso


Si bien la polica es especialmente relevante y significativa en tanto institucin seleccionadora y va de acceso al segmento judicial del sistema, no es la nica institucin que desarrolla esta tarea. En Montevideo en el 53% de los casos analizados la situacin que motiva la intervencin judicial es comunicada al juez por la autoridad policial. En Maldonado el porcentaje es an mayor: 75% de los casos. En Salto, en cambio, la situacin es muy distinta: el 37% corresponde a casos en los que la comunicacin se efecta por otros funcionarios pblicos, y le siguen aqullos de denuncia de un particular y las comunicaciones policiales, cada uno con el 30% de los casos analizados. En Maldonado el alto porcentaje de intervenciones policiales previas a la instancia judicial est dado por el importante papel que se ha conferido a la Comisara de la Mujer y la Familia. A travs de esta dependencia policial no slo se canalizan las denuncias de los particulares, sino que adems se realizan all muchos de los informes tcnicos y pericias con relacin a los nios y adolescentes intervenidos por orden judicial.39
38 Reglas de las Naciones Unidas para la proteccin de los menores privados de libertad, adoptadas por la Asamblea General en su resolucin n. 45/113 de 14 de diciembre de 1990, regla II.11.b. 39 Cf. Juzgado Letrado de Primera Instancia de 8. turno de Maldonado, resolucin n. 2762/2005, de 29 de junio de 2005.

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La categora funcionario pblico incluye las comunicaciones hechas a los juzgados por dependencias de INAU, hospitales u otras dependencias del MSP, juzgados penales, juzgados de paz en los departamentos del interior e instituciones educativas. Ms adelante analizaremos esta categora con relacin a las principales situaciones que motivan las actuaciones judiciales. La autoridad policial cumple una importante tarea en la seleccin y derivacin judicial de las situaciones. Adems, en sede policial se toman declaraciones, incluso a los nios y adolescentes intervenidos. Si tomamos los tres departamentos analizados en forma conjunta, el mayor porcentaje corresponde a las situaciones que son derivadas a las sedes judiciales por intermedio de la autoridad policial (54%); en porcentaje menor encontramos los casos en que las comunicaciones son efectuadas por funcionarios pblicos no policiales (26%) y por ltimo las denuncias efectuadas por particulares (19%).

En los casos en que la seleccin primaria es efectuada por la polica, el porcentaje de detenciones previas a la instancia policial es variable segn el departamento. Las detenciones constituyen el 44% de los casos en Montevideo, el 18% en Maldonado y el 14% en Salto.

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Al igual que en otros pases de la regin, en Uruguay es frecuente que la restriccin de la libertad ambulatoria se identifique con la privacin de libertad motivada por infracciones penales; sin embargo, no ocurre lo mismo cuando se trata de internaciones originadas por motivos asistenciales. Esta comprensin diferencial del fenmeno de la privacin de libertad conlleva una prdida de dimensin acerca de la gravedad de la situacin, puesto que implica dejar fuera del universo de la privacin de libertad a un porcentaje muy importante de casos que deberan quedar incluidos.40 Es incomprensible, por tanto, que de las garantas establecidas en el artculo 76.1 del CNA se haya excluido a la infancia y la adolescencia sujetas a procesos de proteccin de los derechos y situaciones especiales.

II. Los motivos de la intervencin judicial


1. Breve marco conceptual
Para introducirnos en el anlisis de las categoras contenidas en el captulo XI del CNA, dedicado a la proteccin de los derechos amenazados o vulnerados de los nios y adolescentes y situaciones especiales, conviene que nos refiramos previamente al derogado artculo 119 del Cdigo del Nio. Esta norma dispona que los menores que se encontraran en estado de abandono moral o material deban ser puestos a disposicin del juez letrado de menores, quien previa investigacin sumaria dictara sentencia sometindolos a lo que se denominaba un rgimen de vigilancia y proteccin. Este artculo se complementaba con lo dispuesto en el artculo 121, segn el cual:
A los efectos del artculo 119 se entender por abandono moral la incitacin por los padres, tutores o guardadores a la ejecucin por parte del menor, de actos perjudiciales a su salud fsica o moral; la mendicidad o la vagancia por parte del menor; su frecuentacin a sitios inmorales o de juego o con gente viciosa o de mal vivir. Estarn comprendidos en el mismo caso las mujeres menores de 18 aos de edad y los hombres menores de 16 que vendan peridicos, revistas u objetos de cualquier clase en calles o en lugares pblicos, o ejerzan en esos sitios, cualquier oficio, y los que sean ocupados en oficios perjudiciales a la salud o a la moral.

40 Cf. CELS: Situacin de nios, nias y adolescentes privados de libertad en la Provincia de Buenos Aires, Buenos Aires: UBA-CELS, 2003, p. 20.

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El citado artculo se enmarca en lo dispuesto en el artculo 41 inciso 2 de la Constitucin Nacional y en el artculo 39 de la CDN, normas que refieren expresamente a las situaciones de abandono. En el mismo sentido el CNA, en su artculo 15, refiere a la obligacin del Estado de proteger especialmente a los nios y adolescentes respecto a toda forma de abandono. Ms adelante, en los artculos 117 y siguientes, refiere a los nios amenazados o vulnerados en sus derechos y los nios que vulneren derechos de terceros. Esta disposicin no se encontraba en el proyecto remitido al Poder Legislativo por el Ejecutivo; en aqul se refera expresamente al concepto de abandono. Fue en el marco de un grupo de trabajo creado en la Cmara de Representantes que se introdujeron las categoras actuales. Las categoras nios amenazados o vulnerados en sus derechos y nios que vulneren derechos de terceros son al igual que el abandono demasiado amplias y difusas y pueden dar lugar a una serie de componentes ideolgicos propios de la doctrina de la situacin irregular. Asimismo, el artculo 117 refiere indistintamente a la situacin de los nios amenazados o vulnerados en sus derechos y de los nios que vulneren derechos de terceros, y expresa que en ambos casos se aplicarn las medidas que se prevn en los artculos siguientes. Asimismo, el artculo 74 en su inciso 3.o del literal B dispone:
Si se encuentran involucrados [en infracciones] nios menores de trece aos de edad, se proceder de acuerdo a lo preceptuado en el Captulo XI, artculos 117 y siguientes de este Cdigo.

El espacio de discrecionalidad que permite el juego de estos artculos es cuestionable. En primer lugar, porque justifica una intervencin indistinta para los casos de nios con derechos vulnerados y nios que vulneran derechos; para decirlo a la antigua: se prev un tratamiento indistinto para el abandonado y el infractor. Adems, la interrelacin entre abandono e infraccin se hace evidente en el nuevo Cdigo cuando, al regular el procedimiento en los casos de infracciones a la ley penal (artculo 76, numeral 1, literal B) dispone:
Cuando el Juez tome conocimiento que el adolescente se encuentra en la situacin prevista en el artculo 117 de este Cdigo, lo pondr en conocimiento del Juez competente, sin perjuicio de la actuacin procesal referida a la infraccin.

En el nuevo rgimen, el juez que tiene conocimiento, por cualquier medio, de que un nio o adolescente se encuentra en la situacin prevista en el artculo 117, tomar las ms urgentes e imprescindibles medidas, recibir declaracin del nio o adolescente en presencia del defensor y de sus padres o responsables, si los tuviere, y recabar los informes tcnicos correspondientes, para lo cual es preceptiva la intervencin del Ministerio Pblico. Un modelo garantista tendera a limitar o eliminar la discrecionalidad del juez, constriendo sus poderes mediante controles. En el procedimiento previsto en los artculos referidos, el juez que toma las ms urgentes e imprescindibles medidas tiene un espacio amplsimo de actuacin jurisdiccional. Por tanto, el artculo 117 del CNA comprende la situacin de nios y adolescentes amenazados o vulnerados en sus derechos, la situacin de nios que vulneran derechos de terceros, y las situaciones de abuso y maltrato que, si bien son un tipo de vulneracin de derechos, tienen una regulacin especfica. Respecto de la categora nios que vulneran derechos de terceros, se trata de un concepto amplio que permite la intervencin sobre quienes pueden no haber infringido norma penal alguna, puesto que la vulneracin de derechos de terceros como categora excede al delito. La cuestin del maltrato y el abuso regulada especficamente en el artculo 130 del CNA se relaciona directamente con el fenmeno de la violencia, y especialmente la violencia domstica. El artculo referido establece una definicin legal, segn la cual se entienden por maltrato y abuso del nio o adolescente las siguientes situaciones, no necesariamente taxativas: maltrato fsico, maltrato psquico-emocional, prostitucin infantil, pornografa, abuso sexual y abuso psquico o fsico. En el artculo siguiente se dispone que, ante la

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denuncia escrita o verbal por la realizacin de cualquiera de las conductas mencionadas en el artculo anterior, la autoridad receptora deber comunicar el hecho de forma fehaciente e inmediata al juzgado competente. Asimismo, se consagra como principio orientador la prevencin de la victimizacin secundaria.
Se considera abuso o maltrato en enumeracin que no es taxativa: maltrato fsico (art. 3.o, literal A, ley 17.514); maltrato psquico-emocional (art. 3.o, literal B, ley 17.514); prostitucin infantil []; pornografa; abuso sexual (art. 3.o, literal C, ley 17.514); abuso psquico y fsico. Tambin deben ser incluidos en esta categora los nios vctima de la negligencia de sus padres o responsables.41

El CNA ha previsto un procedimiento distinto al instaurado por la ley 17.514 (de Violencia Domstica), principalmente con relacin a las medidas cautelares posibles y el procedimiento. No profundizaremos sobre este particular, sin perjuicio de sealar que en algunos expedientes se han desarrollado procedimientos hbridos, en los cuales se han aplicado simultneamente ambas regulaciones. Hemos encontrado en nuestro seguimiento casos en los cuales se celebran audiencias evaluatorias y se disponen medidas de las previstas en la referida ley. En este sentido se intent armonizar las disposiciones del CNA con las de la ley 17.514, con el objetivo de dar la mxima proteccin de los derechos de los nios y adolescentes vctimas de situaciones de violencia. Con este objetivo se han adoptado conjuntamente medidas de proteccin de las dispuestas en el CNA y medidas de las previstas en la Ley de Violencia Domstica, y los operadores judiciales han postulado la necesidad de armonizar ambas normas:
Encuadrando la situacin planteada en las previsiones de la 17.514 as como en la ley 17.823 se resuelve: El amparo de la adolescente AA por ahora y sin perjuicio en el domicilio de la directora del liceo BB [] imponindosele al Seor CC las prohibiciones de comunicarse, entrevistarse, relacionarse o desarrollar cualquier tipo de conducta similar, concurrir al lugar de estudio u otros que frecuente su hija en un radio de 100 metros por el plazo de 30 das, que se proceda a los efectos personales de la adolescente (ropa, materiales de estudio, ropa de cama y las cosas personales de ella), lo que se coordina con la Sra. Alguacil de la Sede, disponer la asistencia obligatoria a un programa de rehabilitacin lo que deber acreditarse en oportunidad de una nueva audiencia dispuesta por la Sede, en cuanto al num. 6 del art. 10, el padre provea lo necesario para la manutencin de la adolescente [] Hacer llamado de atencin al Sr. CC para corregir o evitar la violacin de los derechos de los hijos a su cuidado exigindole el cumplimiento de las obligaciones que corresponda a la proteccin de los derechos afectados. Recibir orientacin, seguimiento temporario por programa pblico o privado acorde a la problemtica planteada (lit. A y D de la ley 17.823) [] Convocar a una audiencia evaluatoria donde estn reunidos todos los elementos necesarios para tomar una decisin final [] Y ante la eventualidad de una contraposicin de intereses y de acuerdo a lo previsto en los art. 1 a 12, 118 del CNA designase curador al-litem [].42

En referencia a esta temtica corresponde mencionar el Protocolo Facultativo de la Convencin sobre los Derechos del Nio, relativo a la venta de nios, la prostitucin infantil y la utilizacin de nios en la pornografa, ratificado por ley 17.559, de 27 de setiembre de 2002, y por la ley 17.815, de 6 de setiembre de 2004, sobre violencia sexual comercial o no comercial cometida contra nios, adolescentes o incapaces.

2. Las situaciones que motivan las actuaciones judiciales


Tal como hemos expresado, las situaciones que motivan la intervencin judicial son muy variadas. La propia amplitud de las categoras legales antes referidas provoc que construyramos nuevas categoras ms especficas con fines analticos, con el objetivo de profundizar nuestro estudio respecto a las situaciones que motivan las intervenciones judiciales. En algunos casos lo que motiva las actuaciones judiciales no es una nica situacin de
41 Balbela y Prez Manrique: o. cit., p. 206. 42 Juzgado Letrado de Familia Especializado de 2. turno, resolucin n. 3505/2005, de 7 de setiembre de 2005. En el mismo sentido: Juzgado Letrado de Primera Instancia de 1.er turno de Salto, resolucin n. 7602/2004, de 23 de noviembre de 2004, entre otros.

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vulneracin de derechos, por lo que hemos debido seleccionar como causal de ingreso aquella que en el expediente es valorada como la principal o la determinante. Las categoras propuestas son las siguientes: maltrato, amenaza o vulneracin de derechos vinculada a situaciones de pobreza e indigencia, abuso, vulneracin de derechos de terceros, situacin de calle, correccin, fuga del hogar, consumo de drogas, patologa psiquitrica e inasistencias escolares. Las categoras de maltrato, abuso, vulneracin de derechos de terceros, consumo de sustancias psicoactivas, patologa psiquitrica y fuga del hogar no merecen mayores comentarios, por tratarse de clasificaciones usuales a las cuales ya nos hemos referido y que poseen sustento normativo. Pero corresponde explicar brevemente cmo hemos construido las categoras de correccin, amenaza o vulneracin de derechos vinculada a situaciones de pobreza e indigencia y situacin de calle. Por correccin entendemos las situaciones en las cuales los padres o responsables de nios, nias o adolescentes se presentan para solicitar la intervencin judicial. En este sentido, se han iniciado procesos por situaciones en las cuales se denuncia que los nios no respetan ni hacen caso a sus padres43 o por transgredir lmites y pautas.44 La patria potestad ha sido doctrinariamente definida como un derecho-funcin, es decir, que se atribuye su ejercicio al progenitor o a los progenitores, a los efectos de que stos la ejerzan para cumplir con la finalidad de cuidado y proteccin de los hijos.45
En nuestro rgimen jurdico prevalece un sistema que si bien confiere a los padres ciertos derechos sobre la persona y los bienes de sus hijos menores de edad, lo hace fundamentalmente, en condiciones de cumplir con sus deberes de tales.46

En este complejo mbito de derechos y deberes ubicamos la correccin de los nios, nias y adolescentes. Esta temtica se vincula con lo dispuesto en los artculos 261 y 384 del Cdigo Civil, as como el artculo 16.f del CNA.47 El CNA en su artculo 16.f, establece el deber ya no la facultad de padres y responsables de corregir adecuadamente a sus hijos o tutelados, y en su literal g les establece el deber de:
Solicitar o permitir la intervencin de servicios sociales especiales cuando se produzca un conflicto que no pueda ser resuelto en el interior de la familia y que pone en grave riesgo la vigencia de los derechos del nio y del adolescente.

Es importante destacar que generalmente las intervenciones judiciales que calificamos como correccin no son enmarcadas jurdicamente en las disposiciones referidas, sino simplemente como situaciones comprendidas en lo dispuesto en los artculos 117 y siguientes del CNA. En la categora situacin de calle incluimos los casos de nios que por diversas razones se encuentran en la calle desarrollando actividades a los efectos de satisfacer necesidades del mbito familiar, comunitario, escolar
43 Juzgado Letrado de Primera Instancia de 1.er turno de Salto, expediente n. 352-398/2005. 44 Juzgado Letrado de Familia Especializado de 4. turno, expediente n. 436-584/2005. 45 Cf. Mabel Rivero de Arhancet: Patria potestad, guarda, tenencia, 2. ed. actualizada, Montevideo: FCU, Cuadernos del ADCU 3, 1991, p. 11. 46 Sal D. Cestau: Personas, vol. III, 5. ed. (actualizada por Arturo Yglesias Perolo con la colaboracin de Mara del Carmen Daz Sierra), Montevideo: FCU, 1999, p. 19. 47 Estas disposiciones han sido criticadas en tanto dejan abierta la puerta al castigo fsico como forma de correccin, situacin claramente reida con el respeto de los derechos humanos de la infancia y la adolescencia. La propia regulacin del exceso de correccin o castigo por parte del Cdigo Civil (artculo 285.6), aun cuando no se trate de actos sancionados por la ley penal, nos refiere a la existencia de un umbral de violencia y castigo tolerado. Actualmente tiene trmite parlamentario un proyecto de ley promovido por el Programa Arcoiris tendiente a prohibir el castigo fsico como forma de correccin, que modifica y deroga la normativa vigente.

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o institucional. Es claro que esta categora constituye un subtipo de situacin de amenaza o vulneracin de derechos vinculada a la pobreza e indigencia. La situacin de la infancia y la adolescencia en la calle es singularmente compleja. Asimismo:
No hay una situacin de calle sino mltiples. Sus caractersticas y modalidades varan segn las peculiaridades del nio/a y su familia, y con la realidad social, que se modifica de acuerdo a los contextos histricos particulares.48

La categora amenaza o vulneracin de derechos vinculada a situaciones de pobreza e indigencia es construida como una clase residual, de la cual resultan excluidos los diversos tipos de amenaza o vulneracin de derechos que son abordados en forma especfica. En estos casos la situacin que motiva la intervencin judicial est claramente vinculada a una situacin de vulneracin de derechos econmicos y sociales.

En Maldonado, Montevideo y Salto las situaciones de maltrato son significativas; representan el 48%, el 34% y el 26% de los casos analizados, respectivamente. En los dos primeros departamentos se trata, adems, del porcentaje ms alto. Sin embargo, en Salto el mayor porcentaje corresponde a las situaciones de amenaza o vulneracin de derechos vinculadas a situaciones de pobreza e indigencia (28%), las que en Maldonado y Montevideo representan el 12% y el 13% respectivamente. Los casos de abuso constituyen en Maldonado y Montevideo el 6% en cada uno, y los casos de situacin de calle el 11% y 12% respectivamente. En Salto la situacin es diferente: los casos de abuso constituyen el 2% y no relevamos casos en que la situacin de calle haya motivado la actuacin judicial. Esto no implica que no existan nios y adolescentes en situacin de calle, pero en estos casos no es la situacin de calle la que justifica la intervencin, sino otras de las situaciones enumeradas. Los casos de vulneracin de derechos de terceros en Maldonado, Montevideo y Salto motivan la intervencin en el 9%, 13% y 8% respectivamente. En cuanto a los casos de consumo de sustancias psicoactivas, stos nicamente se registran en Maldonado (2%) y Montevideo (14%). Los menores porcentajes corresponden a los casos de correccin, fuga del hogar y patologas psiquitricas, que en Maldonado representan el 5%, el 5% y el 2% respectivamente, y en Montevideo el 3%, el 2% y el 3%
48 Gurises Unidos: o. cit.

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tambin respectivamente. En Salto los casos de correccin representan el 5%, los de fuga del hogar el 7%, y no se registran intervenciones fundadas en una patologa siquitrica. Por ltimo, respecto del departamento de Salto, corresponde mencionar un porcentaje muy significativo de casos en los que se judicializa la inasistencia escolar en la enseanza primaria, que constituye el 24%. Estas situaciones son comunicadas por autoridades escolares al juzgado competente y dan lugar a intervenciones judiciales de diversa ndole. La intervencin motivada por la inasistencia escolar da lugar a la identificacin de otras situaciones de vulneracin de derechos, incluso por las propias instituciones educativas.

Al considerar los tres departamentos conjuntamente observamos que el porcentaje ms elevado corresponde a las situaciones de maltrato, que representan el 37% de los casos. Los siguientes porcentajes significativos responden a situaciones de amenaza o vulneracin de derechos vinculada a situaciones de pobreza e indigencia (17%), y a las situaciones de vulneracin de derechos de terceros (10%). El resto de las situaciones estn por debajo del 9% del total, conforme se observa en el grfico 14.

3. Anlisis de las principales situaciones


a. El maltrato infantil La categora de maltrato constituye en el CNA un tipo de amenaza o vulneracin de derechos que posee un apartado especfico. Esto se debe a que el nio o adolescente que es vctima de maltrato se encuentra en una situacin particular de vulneracin de derechos que requiere una respuesta judicial especfica. El artculo 131 del CNA prev la denuncia tanto verbal como escrita de este tipo de situaciones, y establece que la autoridad que la reciba debe comunicar el hecho al juez competente en forma fehaciente e inmediata. Asimismo, se consagra como principio rector la prevencin de la victimizacin secundaria, entendida como las distintas formas por las cuales una persona que ya ha sido victimizada vuelve a serlo cuando intervienen instituciones o tcnicos. Si no se respeta este principio rector, las intervenciones judiciales pueden producir impactos negativos.

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Es importante al respecto recordar que la CDN reconoce la obligacin de los Estados de ayudar a los padres a cumplir debidamente con las funciones propias de la crianza, y que el Estado tiene el deber de prestar asistencia a la familia para cumplir con sus deberes, respetando la dignidad de los nios y nias como sujetos de derecho.

En cuanto al sexo de los nios y adolescentes, la situacin es diferente en los departamentos analizados. Mientras que en Salto la situacin se encuentra relativamente equilibrada, aunque la mayora de los casos relevados corresponden al sexo masculino (56%), en Maldonado y Montevideo los mayores porcentajes corresponden al sexo femenino: 65% en Montevideo y 72% en Maldonado.

Tal como surge del grfico 15, la situacin en cuanto a las edades de los nios y adolescentes vara segn el departamento analizado. En Maldonado y Salto el mayor porcentaje se encuentra en el segundo tramo (de 6 a 12 aos), con el 42% y el 48% respectivamente, mientras que en Montevideo el mayor porcentaje se concentra en el ltimo tramo (de 13 a 17 aos), con el 50% de los casos. Los menores porcentajes corresponden al tramo de 0 a 5 aos, que representan en Maldonado el 23%, en Montevideo el 18% y en Salto el 24% de los casos. Estimamos que estos porcentajes se relacionan con las edades de insercin de los nios y adolescentes en el sistema educativo, que es un importante detector de situaciones de maltrato. En este sentido, el Protocolo de ANEP prev que la comprobacin o sospecha de maltrato infantil se debe comunicar a la Unidad de Prevencin para la Salud, al Programa SOS Nio y al Centro de Asistencia a las Vctimas de Violencia Familiar del Ministerio del Interior.49 En cuanto a las vas de acceso al sistema, en los tres departamentos se destacan las intervenciones policiales, con el 73% de los casos en Maldonado, el 47% en Montevideo y el 40% en Salto.
49 Cf. ANEP: Gerencia de Programas Especiales, Unidad de Prevencin para la Salud, disponible en www.anep.edu.uy.

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En Montevideo, cuando la denuncia se efecta por funcionario pblico distinto a la polica, el mayor porcentaje de comunicaciones le corresponde al Hospital Pereira Rossell (31%), seguido por el INAU (25%), otras dependencias judiciales (19%) y las escuelas y liceos pblicos (13%). En Salto el 50% son comunicaciones efectuadas por dependencias del MSP y el 25% por otros juzgados, con menor intervencin de los centros educativos y del INAU. En Maldonado los mayores porcentajes corresponden a las comunicaciones efectuadas por el propio sistema judicial (40%), por dependencias del MSP (20%) y por el sistema educativo (20%), mientras que en el resto de los casos interviene el INAU. El carcter selectivo del sistema en los casos de maltrato ha sido sealado por los informantes calificados:
El maltrato se produce en todos los estratos sociales, pero se detectan ms los de las clases sociales ms pobres, que llegan a los juzgados y hospitales pblicos. (Tcnico de ONG, Maldonado)

En cuanto a las personas denunciadas, en los tres departamentos los mayores porcentajes corresponden a aquellas ms cercanas a la vctima. En Maldonado, en el 60% de los casos la persona denunciada por maltrato es la madre del nio o adolescente, en el 10% es el padre y en el 8% el padrastro. En Montevideo, en el 45% de los casos es la madre, en el 15% el padre, en el 10% el padrastro y en el 8% ambos padres. En Salto, la madre es la denunciada en el 37% de los casos y el padre en el 12%.

b. Amenaza o vulneracin de derechos vinculada a situaciones de pobreza e indigencia La categora en anlisis es construida como una clase residual, de la cual resultan excluidos los diversos tipos de amenaza o vulneracin de derechos que se abordan en forma especfica. En todos los casos se trata de intervenciones judiciales sobre la infancia y la adolescencia en situacin de pobreza e indigencia. A este respecto conviene recordar que el Comit de los Derechos del Nio en sus Observaciones Finales, ya en 1996, haba expresado su preocupacin por la tendencia a la perpetuacin de la pobreza entre los sectores marginales, en especial los nios. Sealaba adems la prevalencia en la doctrina del concepto de nios en situacin irregular, que sienta las bases de su posible estigmatizacin y frecuente internamiento y privacin de libertad con base en su situacin econmica y social desfavorable.50 El CNA prev la intervencin judicial sobre el fenmeno de la
50 Cf. Observaciones finales del Comit de los Derechos del Nio: Uruguay. 30/10/96. CRC/C/15/Add.62

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pobreza bajo la forma de un proceso de proteccin de derechos amenazados o vulnerados en un contexto en el que el gasto pblico social es considerado claramente proadulto.51 Esta categora no contiene la totalidad de las intervenciones judiciales dirigidas a la infancia pobre o indigente. Las restantes situaciones que motivan las actuaciones de los rganos judiciales tambin pueden referir a nios y a familias que se encuentran en situacin de extrema pobreza. En cuanto al sexo de los nios, nias y adolescentes en los casos de situaciones de amenaza o vulneracin de derechos vinculada a situaciones de pobreza e indigencia, mientras en Montevideo el mayor porcentaje corresponde al sexo femenino (61%), en Maldonado corresponde al masculino (67%) y en Salto existe paridad entre ambos sexos.

En referencia a las edades encontramos importantes divergencias entre los tres departamentos analizados. En Maldonado, el mayor porcentaje se concentra en el tramo de 6 a 12 (57%), seguido por el primer tramo de la escala (36%), mientras que los adolescentes representan el 7% de las intervenciones. En Montevideo, el porcentaje ms significativo coincide con el primer tramo de la escala (48%), y los tramos de 6 a 12 y de 13 a 17 aos representan cada uno el 26%. Por ltimo, en Salto existe paridad entre los tramos de 0 a 5 aos y de 13 a 17 aos (37% cada uno), seguido por el tramo de 6 a 12 aos (26%).

Con relacin a la seleccin primaria y a las vas de acceso al segmento judicial de las situaciones de amenaza o vulneracin de derechos vinculada a situaciones de pobreza e indigencia, la situacin en los tres departamentos tambin es distinta.
51 Cf. Carlos Grau Prez: El gasto pblico social en infancia en Uruguay. Aspectos metodolgicos y cuantificacin para el perodo 19992002, en UNICEF-UDELAR, o. cit., pp. 114 y 115.

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Los datos relativos a las distintas vas de acceso nos proporcionan informacin sobre las agencias que desarrollan la tarea de seleccin primaria en los casos en que se judicializa la pobreza e indigencia del nio y su familia. En trminos comparativos encontramos una importante disparidad en los departamentos analizados. La actuacin policial en Montevideo representa el 17% y en Maldonado el 67% de los casos. Este ltimo dato se explica por el papel preponderante de la autoridad policial en el departamento de Maldonado, que canaliza las iniciativas de los particulares, situacin a la cual ya hemos hecho referencia. En Maldonado, en el 33% restante las comunicaciones son efectuadas por otros funcionarios pblicos. En Montevideo las comunicaciones efectuadas por funcionarios pblicos no policiales representan el 43% y las denuncias efectuadas por particulares el 39% de los casos. En Salto el mayor porcentaje corresponde a denuncias efectuadas por particulares (52%), seguido por los casos de intervencin policial (25%) y las comunicaciones efectuadas por otros funcionarios pblicos. De acuerdo con lo expresado en las entrevistas, en el departamento de Salto existe una prctica tendiente a que las denuncias se canalicen a travs de los defensores de oficio. En Montevideo, cuando la denuncia se efecta por funcionario pblico no policial, el mayor porcentaje corresponde al Hospital Pereira Rossell (56%), seguido por el INAU (33%). En Maldonado el mayor porcentaje corresponde al INAU (67%), mientras que en Salto se divide entre INAU y las dependencias locales del MSP.

c. Vulneracin de los derechos de terceros Hemos mencionado que, de acuerdo con lo dispuesto en el artculo 117 del CNA, se prev la intervencin judicial en los casos de nios que vulneran derechos de terceros. En la legislacin anterior al CNA no exista una edad mnima para el sistema de responsabilidad penal juvenil, por lo cual podan estar sujetos a procesos penales tanto nios como adolescentes. Pese a ello, el porcentaje de personas menores de 13 aos siempre fue muy poco significativo.52
52 Cf. Silva Balerio, Cohen y Pedrowicz: o. cit., p. 13; Deus y Gonzlez: o. cit., p. 30.

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De acuerdo con la informacin secundaria proporcionada por el Departamento de Datos, Estadsticas y Anlisis del Ministerio del Interior, a partir del ao 2004, cuando fue aprobado el CNA en Montevideo, se ha detectado un importante aumento de las intervenciones policiales sobre infractores de 0 a 10 aos y de 11 a 14 aos. Los datos estn en cantidades absolutas y refieren a tramos de edades diferentes a los utilizados en este informe y a categoras distintas a las establecidas en el CNA (especialmente en cuanto al lmite de edades entre nios y adolescentes que efecta el CNA en su artculo 1.o), aunque ilustran claramente sobre un aumento de las intervenciones policiales.

Ms all de las restricciones de los datos analizados en los grficos que anteceden, encontramos a partir del ao 2004 un aumento desmedido de la cantidad de infractores, tanto en el tramo de 0 a 10 aos de edad como en el siguiente, de 11 a 14 aos. Asimismo, es llamativo que el aumento en el total est dado principalmente por el aumento muy significativo de la categora de otros infractores. Los datos no permiten profundizar acerca de cules son esas otras infracciones (distintas de aqullas contra la persona, la propiedad y sexuales), pero seguramente esta categora incluye mviles asistenciales y actos que sin constituir infraccin a una norma penal son calificados como vulneracin de derechos de un tercero.

Se observa en estas situaciones una clara preeminencia del sexo masculino, que en Maldonado alcanza el 82%, en Montevideo el 86% y en Salto el 87% de los casos. Es inevitable relacionar este dato con el analizado en la primera parte de este informe respecto al sexo de los adolescentes en el sistema penal juvenil. Estimamos que similares argumentos a los utilizados para explicar la desigual representacin de los sexos pueden postularse respecto de la selectividad del sistema en este caso. En cuanto a las edades, encontramos una distribucin desigual en los distintos departamentos. En Maldonado, el mayor porcentaje corresponde a los casos de adolescentes (73%) y el 27% a nios de 6 a 12 aos. En Montevideo los adolescentes representan el 14%, mientras que el principal porcentaje corresponde al tramo de

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6 a 12 aos, con el 77%. En este departamento corresponde advertir como cuestionable e inconveniente la existencia de intervenciones judiciales sobre nios de 0 a 5 aos por vulnerar derechos de terceros (9%). Por ltimo, en Salto todos los casos corresponden al tramo de 6 a 12 aos. Las intervenciones judiciales sobre nios que se encuentran en el primer tramo de edades implican la judicializacin de situaciones que deberan ser resueltas por otros medios. Para ejemplificar la situacin researemos brevemente un caso identificado en el seguimiento de casos relevantes. Una nia de 6 aos fue denunciada ante la autoridad policial por el director de la escuela a la que asiste, por haberle hurtado la llave del auto a su maestra. La polica comunic la situacin al Juzgado de Familia, que dispuso iniciar el procedimiento respecto de la nia y su hermano de 12 aos, quien fue vinculado con otro hurto ocurrido en la escuela, pese a que el objeto hurtado haba sido devuelto por sus padres.53 En definitiva, se resolvi lo siguiente:
Con el Ministerio Pblico, mantngase la tenencia de los menores AA y BB, [] En cumplimiento de lo dispuesto por el art. 119 literal A de la ley 17.823, efectase un llamado de atencin a los padres [].54

Posteriormente se convoc al padre de los nios a una audiencia evaluatoria, a los efectos de interrogarlo acerca de la evolucin de sus hijos, y luego se orden la realizacin de un informe social por parte del DAS en el hogar de los nios.55 Dicho informe concluy:
Los nios se encuentran en condiciones adecuadas al cuidado de su madre, integran familia en situacin de pobreza, aprobaron el ao escolar y concurrieron a psiclogo de primaria.

Pese al positivo informe referido, el Ministerio Pblico solicit que se practiquen informes semestrales, esta vez por asistente social del ITF, a los efectos de evaluar la situacin de los nios y de su grupo familiar durante el plazo de un ao, lo que en ltima instancia fue dispuesto por el juez de la causa.56

53 54 55 56

Juzgado Juzgado Juzgado Juzgado

Letrado Letrado Letrado Letrado

de de de de

Familia Familia Familia Familia

de 15. turno, resolucin s/n, de 25 de octubre de 2004. de 15. turno, resolucin n. 2868/2004, de 26 de octubre de 2004. de 15. turno, resolucin n. 5355/2004, de 10 de diciembre de 2004. de 15. turno, resolucin n. 283/2005, de 15 de febrero de 2005.

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En definitiva, una situacin que en otro contexto podra haber dado lugar a una simple conversacin del director de la escuela con los padres de los nios pinsese si esto hubiera ocurrido en una institucin privada de enseanza, en contextos de pobreza y vulnerabilidad provoca una intervencin policial y judicial que moviliza todo un aparato de control sobre los nios y su familia por ms de un ao. Tambin en Salto identificamos casos en que terminan en el sistema judicial conflictos de escasa entidad en los cuales se denuncia a nios de 6 y 11 aos de edad que vulneran derechos de terceros. En este caso dos nios fueron denunciados ante la autoridad policial porque:
[] apredrean e insultan a todos los vecinos; por lo cual solicita las medidas del caso, ya que los menores han producido daos como: roturas de parabrisas de coches y de techos de las casas.

La resolucin judicial del caso es destacable en el sentido de interpretar el espritu desjudicializador de la CDN:
Atento al dictamen fiscal de fs. 18, archvense las actuaciones hacindole saber a los denunciantes que deben ser tolerantes con sus vecinos, especialmente con los nios, a fin de lograr una convivencia armoniosa y pacfica, pues estas cuestiones de vecindad deben ser resueltas dentro del mbito de vecindad a travs de un mejor relacionamiento.57

La circunstancia de que se inicien procedimientos a adolescentes por vulnerar derechos de terceros es claramente irregular, principalmente por tratarse de una prctica no prevista en la ley. Adems, este tipo de intervenciones podran llegar a encubrir un reproche a conductas distintas a las tipificadas penalmente, en tanto la vulneracin de derechos de terceros como categora es ms amplia que la de infraccin. En el marco de nuestro seguimiento de casos hemos identificado este tipo de situaciones en los dos departamentos analizados que presentan esta caracterstica. En Montevideo, una denuncia por agresiones a una adolescente de 15 aos por una ta que la tena a su cargo dio lugar a un breve procedimiento en el cual, tras recabarse los informes tcnicos de estilo, se dispuso:
Teniendo en cuenta que de las emergencias de autos no resulta otra alternativa que disponer la internacin de AA como ltimo recurso, atento a lo dispuesto en el art. 123 del Cdigo de la Niez y la Adolescencia, se dispone la misma por razones de amparo al INAU [].58

En este caso lo que motiv la denuncia y la intervencin judicial fue una agresin de la adolescente hacia su ta. En un caso similar en Maldonado, un padre denunci haber sido amenazado por su hijo de 15 aos, que en su declaracin neg haberlo hecho. Tambin en este caso, despus de recabarse los informes tcnicos, se resolvi la internacin del adolescente, con su consentimiento, dadas las dificultades de convivencia entre ambos.59 Tambin en Maldonado se inici un procedimiento en virtud de una denuncia efectuada sobre un adolescente de 17 aos por haber agredido a otro con un arma blanca.60

57 Juzgado Letrado de 1.er turno de Salto, sentencia interlocutoria n. 5932/2005, de 8 de setiembre de 2005. 58 Juzgado Letrado de Familia de 17. turno, resolucin n. 4987/2004, del 4 de noviembre de 2004. 59 Juzgado de Paz 8. Seccin Judicial de Maldonado, resolucin s/n, del 18 de marzo de 2005. 60 Juzgado Letrado de Primera Instancia de Maldonado de 1.er turno, expediente n. 297-57/2005 (iniciado en el Juzgado de Paz 8. Seccin Judicial de Maldonado).

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En cuanto a la agencia encargada de efectuar la seleccin primaria y la comunicacin a la sede judicial, encontramos que en Maldonado en todos los casos es la polica, mientras que en Montevideo y Salto esto sucede en el 96% y 86% de los casos analizados respectivamente. El restante porcentaje en Montevideo corresponde a la intervencin de otros funcionarios pblicos (4%) y en Salto a la denuncia efectuada por un particular (11%). Parecera que no existen grandes diferencias entre la forma en que llegan al segmento judicial los adolescentes sometidos al proceso penal juvenil, y los nios y adolescentes sujetos al procedimiento de proteccin de derechos por haber vulnerado derechos de terceros. Asimismo, si analizamos los casos de detenciones previas a la comparecencia judicial, vemos que cuando interviene la polica como agencia seleccionadora existen porcentajes importantes de detenciones, sobre todo en Maldonado y Montevideo.

En Maldonado y Salto observamos que consta la existencia de una detencin previa a la instancia judicial en el 45% y el 22% de los casos, respectivamente. En Montevideo el porcentaje de detenciones es claramente mayoritario y alcanza el 81%.

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El elevado porcentaje de casos en los que se efectan detenciones especialmente en Montevideo da cuenta de que se trata de una regla de actuacin y no de una medida excepcional. Al respecto se aprecia una clara diferencia entre Montevideo y los otros dos departamentos analizados, en los cuales se recurre en menor medida a la detencin de los nios y adolescentes. Es conveniente recordar que, mientras para la temtica penal juvenil el artculo 76 numeral 1 del CNA estableci como criterio la excepcionalidad de la detencin, el artculo 126 establece el deber de la autoridad policial que toma conocimiento de que un nio o adolescente se encuentra en la situacin prevista en el artculo 117 del CNA, de llevarlo de inmediato ante el juez competente.

d. Consumo y dependencia de sustancias psicoactivas El fenmeno del consumo de sustancias psicoactivas por los adolescentes ha cobrado ltimamente una importancia inusitada. En el presente apartado estudiaremos el tratamiento que se le ha dado a la temtica en los procesos de proteccin de derechos en Montevideo, dado que en este departamento encontramos el porcentaje ms significativo de intervenciones fundadas en esta problemtica. El CNA refiere en varias oportunidades a la relacin de los nios y adolescentes con sustancias psicoactivas. En la primera parte de este informe hemos reseado el marco normativo vigente, al cual nos remitimos. Sobre la competencia para adoptar medidas de proteccin de derechos, el CNA contiene disposiciones especficas. Es el caso del artculo 121, referido a las medidas en rgimen de internacin sin conformidad del nio o adolescente, que permite al juez ordenar la internacin compulsiva en los casos de nios o adolescentes que cursen episodios agudos vinculados al consumo de drogas. Tambin el artculo 122, por el cual el juez queda facultado a ordenar la aceptacin de nios y adolescentes en centros residenciales especializados de atencin a adicciones de drogas y alcohol, sea en rgimen de tiempo completo, ambulatorio o semiambulatorio. La disposicin expresa que, si se trata de adolescentes, se requerir su conformidad, y en caso de nios ser necesario el consentimiento de sus padres o responsables y se oir previamente al nio. La normativa reseada aborda la temtica en una forma que puede dar lugar a una criminalizacin discriminatoria indirecta y con el pretexto de la proteccin del consumo de sustancias psicoactivas para los adolescentes, cuando se trata de una conducta que no es reprochable penalmente a los adultos.

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En Montevideo, el 87% de los casos de consumo de sustancias psicoactivas corresponden a nios y adolescentes del sexo masculino. Al igual que en los casos de nios que vulneran derechos de terceros, los porcentajes del sexo femenino son poco significativos. Con relacin a las edades, en todos los expedientes relevados las intervenciones se concentraron en el tramo de 13 a 17 aos. En cuanto a la agencia que interviene en la seleccin primaria y la derivacin judicial del conflicto, el porcentaje ms significativo corresponde a las intervenciones policiales (46%), seguido por las denuncias efectuadas por particulares (37%) y la intervencin de otros funcionarios pblicos (17%). Entre las denuncias de particulares se destacan las efectuadas por los padres o responsables de los nios o adolescentes:
Con mucha frecuencia los padres vienen a contar que no pueden contener la situacin y vienen a pedir ayuda. La ayuda a nivel de la justicia depende despus de establecimientos pblicos o privados para la rehabilitacin, y es ah donde falla [] El cumplimiento de lo que sale del juzgado no muchas veces es posible por falta de recursos. (Tcnico del Poder Judicial)

Todas las comunicaciones efectuadas por funcionario pblico distinto a la polica son realizadas por el INAU. Asimismo, en el 50% en los casos en que interviene la autoridad policial se efecta una detencin previa al traslado ante el juez competente.

e. Situacin de calle Nuestro anlisis se centrar en los departamentos de Maldonado y Montevideo, donde identificamos este tipo de situaciones como motivo de las actuaciones judiciales. En el mbito internacional se han cuestionando las intervenciones que llevan a la institucionalizacin de los nios, y se est intentando superar la concepcin de los nios como objetos de control por el Estado.61 Sin embargo, en las antpodas de este pensamiento, en el mbito local cclicamente se proponen planes represivos tendientes a erradicar la presencia de nios que mendigan en las esquinas.62 En nuestro pas se han registrado y denunciado operativos de detencin de nios, nias y adolescentes que se encontraban mendigando alrededor de importantes comercios.63 El CNA es actualmente el marco jurdico de intervencin sobre este fenmeno, que es visualizado como una situacin de amenaza o vulneracin de derechos.

61 Cf. Egidio Crotti: Presentacin, en Mario Ferrari, Jaime Couso, Miguel Cillero y Nigel Cantwell (coords.): Internacin de nios: El comienzo del fin?, Santiago de Chile: UNICEF, Publicaciones Innocenti, 2002. 62 El Pas, 31 de agosto de 2003; Brecha, 12 de setiembre de 2003, entre otros. Vase asimismo: Cmara de Representantes, Comisin de Derechos Humanos, carpeta n. 3558 de 2003, repartido n. 1507, noviembre de 2003. 63 Brecha, 13 de febrero de 2004.

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En ambos departamentos analizados los porcentajes ms significativos corresponden al sexo masculino: 61% en Maldonado y 65% en Montevideo. Esto coincide con estudios recientes que afirman que la poblacin infantil en situacin de calle es mayoritariamente masculina.64

Tanto en Maldonado como en Montevideo, los mayores porcentajes se concentran en el tramo de 13 a 17 aos de edad (62% y 57% respectivamente), seguido del tramo de 6 a 12 aos (38% y 29% respectivamente). El tramo de 0 a 5 aos en Montevideo constituye el menor porcentaje (14%) y en Maldonado presenta ningn caso.

En los dos departamentos encontramos que la autoridad policial es la va privilegiada para efectuar la clasificacin de las situaciones y la intervencin directa (86% de los casos en Maldonado y 62% en Montevideo). Los siguientes porcentajes significativos en Montevideo corresponden a comunicaciones efectuadas por otros funcionarios pblicos (24%) y a denuncias efectuadas por particulares (14%). Las denuncias efectuadas por funcionarios pblicos no policiales corresponden al INAU y los servicios de salud y educativos.

64 Cf. Gurises Unidos: o. cit., p. 15.

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Tal como surge del grfico 26, en el 83% de los casos de intervenciones judiciales en Maldonado y el 77% en Montevideo, consta en el expediente que se detuvo a los nios y adolescentes intervenidos. La autoridad policial cumple un importante papel en la deteccin y detencin de los nios, nias y adolescentes que se encuentran en situacin de vulneracin total de derechos. No obstante, esta forma de abordar el fenmeno de la niez en situacin de calle parece cuestionable desde el enfoque de derechos, segn el cual el centro de preocupacin deberan ser las polticas sociales hacia ese sector de la poblacin.65

65 Comit de los Derechos del Nio-Uruguay, La incorporacin de los Derechos del Nio en las Polticas Pblicas del Uruguay, Montevideo, 2000.

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III. Conclusiones
Antes de la actuacin de los rganos judiciales intervienen diversos sujetos e instituciones que efectan una seleccin primaria de casos. Ellos constituyen las vas de acceso al sistema judicial de proteccin de derechos. Esta tarea de deteccin y clasificacin es trascendente, debido a que el segmento judicial intervendr casi exclusivamente en la porcin de situaciones que le hayan sido comunicadas. La amplitud de las expresiones utilizadas en los artculos 117 y siguientes del CNA son interpretadas en primer trmino por quienes, luego de considerar el caso entre las situaciones legalmente previstas, efectuarn la comunicacin a la agencia judicial. En su intervencin y en la calificacin el operador proyectar su propia cultura moral a un estado de cosas que la contradice.66 La autoridad policial es un actor preponderante en esta tarea de seleccin primaria. Ello tiene sustento normativo en lo dispuesto en el artculo 126 del CNA antes comentado, que prev una solucin especialmente criticable porque no constituye una forma de abordar las situaciones desde el mbito de polticas pblicas orientadas a la restitucin de los derechos lesionados, entre otras consideraciones. Tambin se destacan en cada departamento, aunque con porcentajes dismiles, las denuncias formuladas por particulares y las comunicaciones efectuadas por funcionarios de otros organismos distintos a los policiales. En referencia a la actuacin policial, en Montevideo observamos un porcentaje importante de detenciones previas a la derivacin judicial, lo que en Maldonado y Salto ocurre en menor medida. Esta tendencia a realizar ms detenciones policiales en la capital del pas fue observada asimismo en la primera parte de este informe, respecto de las intervenciones sobre adolescentes presuntos autores de infracciones penales. Las situaciones de nios, nias y adolescentes vctimas de maltrato son la mayora en el conjunto de los tres departamentos, y tambin en Maldonado y Montevideo. En Salto, en cambio, el mayor porcentaje de intervenciones se debe a situaciones de amenaza o vulneracin de derechos vinculadas a situaciones de pobreza e indigencia. Con relacin al maltrato, encontramos que, si bien los porcentajes son importantes en todos los tramos de edad, se concentran en los dos ltimos. Estas situaciones llegan al juzgado a travs de la actuacin policial sobre todo en Maldonado. Asimismo, los casos en que la comunicacin es efectuada por otros funcionarios pblicos son importantes en los tres departamentos, debido a la intervencin de instituciones de la salud y la educacin y a las derivaciones efectuadas por las sedes penales del propio Poder Judicial. La categora residual de amenazas o vulneracin de derechos vinculada a situaciones de pobreza e indigencia rene situaciones muy distintas en los tres departamentos, sobre todo con relacin al sexo y la edad de los nios, nias y adolescentes intervenidos. Tambin son distintas las formas en que estas situaciones llegan al juzgado: en Maldonado el porcentaje ms significativo corresponde a la intervencin de la autoridad policial; en Montevideo, a las comunicaciones efectuadas por funcionarios pblicos no policiales; en Salto, a las denuncias efectuadas por particulares. En cuanto a las intervenciones sobre los nios que vulneran derechos de terceros, a partir del ao 2004 en que se aprob y puso en prctica el CNA constatamos en Montevideo un aumento desmedido de los infractores. La puesta en prctica del Cdigo y el cambio de competencias judiciales a que nos hemos referido impactaron fuertemente sobre el sistema y provocaron un aumento desmedido e injustificado del nmero de casos. En referencia al sexo, al igual que en el caso de los adolescentes sometidos a procesos penales, los mayores porcentajes corresponden claramente a nios y adolescentes de sexo masculino. Pero no es la nica

66 Cf. Uriarte: Control, o. cit., p. 44.

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similitud con el sistema penal juvenil: tambin en la mayora de los casos de vulneracin de derechos de terceros interviene la autoridad policial y sobre todo en Montevideo efecta detenciones. En referencia al consumo de sustancias psicoactivas, si bien es un fenmeno presente en el departamento de Maldonado, slo posee un porcentaje significativo de casos en Montevideo, segn nuestros datos En este caso los mayores porcentajes corresponden al sexo masculino y al ltimo tramo de la escala de edades. Las actuaciones policiales y las denuncias efectuadas por particulares son las principales vas de acceso al sistema judicial, con similares porcentajes, seguidas por las comunicaciones efectuadas por otros funcionarios pblicos. La problemtica de la infancia y la adolescencia que hace de las calles su espacio de lucha por la supervivencia motiv intervenciones judiciales en los departamentos de Maldonado y Montevideo en un porcentaje importante de casos. Los nios y adolescentes del sexo masculino que se encuentran entre las dos ltimas franjas de la escala han sido los seleccionados en mayor medida. Esta tarea fue efectuada principalmente por la autoridad policial, la que cumple un importante papel en la deteccin y detencin de la infancia y adolescencia en situacin de calle. Con relacin a los nios en situacin de calle y a la legislacin vigente en los aos ochenta en toda Amrica Latina, Antonio Carlos Gomes da Costa, en trminos que an no han perdido actualidad, ha expresado:
El abordaje de esos menores [] puede ser resumido en aquello que denominamos el ciclo perverso de la institucionalizacin compulsiva: aprehensin, seleccin, rotulacin, deportacin y confinamiento.67

El debilitamiento de los lazos familiares, la dificultad de los adultos para hacerse cargo de las funciones de proteccin y cuidado de los nios, las instituciones sociales que expulsan y la vulneracin crnica de los derechos econmicos y sociales de una parte de la poblacin son el contexto en el cual se ha aplicado el CNA. Las situaciones de amenaza o vulneracin de derechos y la vulneracin de derechos de terceros se han constituido en categoras operativas que en muchos casos no se desprenden del enfoque tutelar, por lo que refuerzan una visin estigmatizante sobre el nio y su familia, a quienes responsabiliza. La consideracin del nio como sujeto pleno de derechos debe implicar la superacin de la concepcin del nio como objeto de control por el Estado. Esto implica abandonar las prcticas tutelares moralizantes y dejar de intervenir desde la defensa social.68

67 Gomes da Costa, Antonio Carlos, o. cit. 68 Directrices de las Naciones Unidas para la prevencin de la delincuencia juvenil (Directrices de Riad), adoptadas y proclamadas por la Asamblea General en su resolucin 45/112, de 14 de diciembre de 1990, en la directriz I. 3 se establece expresamente que los jvenes no deben ser considerados meros objetos de socializacin o control.

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Captulo cuarto

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I. El trmite procesal
1. Consideraciones preliminares
El artculo 118 del CNA expresa que el juez, al tener conocimiento de que un nio o adolescente se encuentra en la situacin prevista en el artculo 117, tomar las ms urgentes e imprescindibles medidas, y que a continuacin debe procederse conforme lo estatuye el artculo 321 del Cdigo General del Proceso (CGP). Asimismo, el artculo 66 dispone que la Suprema Corte de Justicia asignar competencia de urgencia a cuatro juzgados letrados de familia en Montevideo y a los juzgados letrados de primera instancia del interior de la repblica que entienden en materia de familia, con excepcin de las infracciones de adolescentes a la ley penal, para atender en forma permanente todos los asuntos que requieran intervencin inmediata, o en los casos previstos en el inciso segundo del artculo 122 del Cdigo. En este sentido, la acordada 7526, del 20 de setiembre de 2004, estableci en su artculo 1.o la competencia para conocer en los asuntos de urgencia previstos por el artculo 66 referido; esto es, en Montevideo la competencia de los juzgados letrados de familia en rgimen de turnos, y en el interior de la repblica los juzgados letrados de primera instancia con competencia en materia de familia. Posteriormente, por acordada 7535, del 3 de diciembre de 2004, se declararon instalados a partir del 13 de diciembre de 2004 los juzgados letrados de primera instancia de familia especializados de 1.o, 2.o, 3.o y 4.o turno, para entender en los procedimientos previstos en la Ley de Violencia Domstica y en el CNA, conforme a lo establecido en el artculo 66 de dicho Cdigo.
El art. 66 inc. 2.o del Cdigo citado determina que, tomadas las primeras medidas en salvaguarda de los derechos comprometidos, se derivarn las actuaciones al Juzgado de Familia que corresponda. En consecuencia; los Juzgados de Familia Especializados creados por la Acordada N.o 7535 actan en un marco competencial acotado, limitado por la urgencia. Contemplada sta mediante la adopcin de medidas protectoras de los derechos amenazados o vulnerados, cesa la competencia de dichos magistrados. La intervencin que el CNA determin [] tiene naturaleza cautelar y sigue las reglas generales del CGP, con las modificaciones especiales de los arts. 118 y ss. Por tanto, el Juez de Familia Especializado tiene la potestad en materia cautelar de adoptar decisiones, aun de oficio en situaciones muy extremas y ante la sola noticia; pero generalmente lo ser mediante la acreditacin sumaria de la situacin de amenaza o vulneracin.69
69 Tribunal de Apelaciones de Familia de 2. turno, sentencia n. 197, de 17 de agosto de 2005.

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El rgimen actual implica la derivacin del expediente, una vez tomadas las primeras medidas, al juzgado de familia que por turno le corresponda, previo pasaje por la ORDA en Montevideo, lo que debe ocurrir en todos los casos segn el CNA y si correspondiere segn el artculo 2.o de la acordada 7535. Asimismo se debe proceder conforme a lo establecido en el artculo 321 del CGP, esto es, siguiendo el trmite previsto para los incidentes fuera de audiencia. En el primer ao de aplicacin del CNA se han formulado diferentes interpretaciones de las normas antes mencionadas y de la forma en que se debe desarrollar el tracto procesal. En el presente captulo haremos referencia al trmite inmediatamente anterior a la adopcin de las primeras medidas, y ms adelante abordaremos el trmite posterior a la adopcin de las primeras medidas y la polmica referida.

2. Trmite con audiencia


El artculo 118 del CNA no menciona expresamente la necesidad de celebrar una audiencia. Sin embargo, refiere a la exigencia de tomar la declaracin del nio o adolescente en presencia de padres o responsables y con la asistencia de su defensor, lo cual implica que debe celebrarse una audiencia. De otra forma difcilmente podra darse cumplimiento a lo exigido por el artculo referido. Esta conclusin se refuerza ante la consideracin del principio de inmediacin procesal recogido expresamente en el artculo 8 del CGP, que rige en trminos generales los procesos civiles.
El principio de inmediacin requiere, pues, el contacto directo y personal del Juez o tribunal con las partes, con los restantes sujetos del proceso testigos, peritos, etc. y con los objetos del proceso documentos, informes, etc.70

Pero no en todos los expedientes se celebran audiencias, razn por la cual estudiaremos el cumplimiento de las exigencias establecidas por el artculo 118 tanto en los casos en que se celebra audiencia como en los que no.

En el departamento de Maldonado se celebran audiencias en el 39% de los casos, mientras que en Montevideo y Salto esto ocurre en el 81% y el 64% respectivamente. Una importante exigencia del artculo referido es la de que salvo que sea imposible el nio o adolescente tenga la oportunidad de ser odo en el proceso. El derecho a ser odo constituye una garanta fundamental que debe respetarse en todo procedimiento judicial. Este derecho se encuentra incluido en lo que se considera el
70 Tarigo: o. cit., t. I, p. 71.

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derecho de defensa en sentido amplio e implica la superacin de la idea de que el nio no necesita defensa, pues el juez asume la defensa de sus intereses. El derecho del nio a ser odo representa la oportunidad de expresar su opinin y de que su voz sea tenida en cuenta. Este derecho se encuentra consagrado en forma general en el artculo 12 de la CDN y en el artculo 8 del CNA cuando dispone:
Todo nio y adolescente goza de los derechos inherentes a la persona humana. Tales derechos sern ejercidos de acuerdo a la evolucin de sus facultades, y en la forma establecida por la Constitucin de la Repblica, los instrumentos internacionales, este Cdigo y las leyes especiales. En todo caso tiene derecho a ser odo y obtener respuestas cuando se tomen decisiones que afecten su vida.

El nio debe ser considerado un sujeto activo en el proceso y como tal debe tenerse en cuenta su opinin expresada libremente.71

De acuerdo con el grfico 28, en el 69% de los casos en que se celebran audiencias en Maldonado y en el 78% en Montevideo, el nio o adolescente involucrado es odo en ella. En Salto la situacin es inversa, en tanto en la mayora de los casos (53%) el nio o adolescente no es odo. En los casos en que el nio o adolescente sometido a proceso no es odo, de acuerdo con el criterio expresado por nuestros tribunales, nos encontramos frente a una hiptesis de nulidad absoluta:
[] Lo que resulta fulminado de nulidad absoluta es no escuchar, no dar oportunidades de intervencin al nio y/o adolescente, o no atender a sus reclamos.72

Las situaciones en que los nios o adolescentes no son odos pueden obedecer a mltiples causas. El artculo 118 del CNA refiere expresamente a la imposibilidad de cumplir con este requisito, y en este sentido la temprana edad de los nios o el desconocimiento de su paradero son ejemplos de esta situacin. Sin embargo, en otros casos se omite tomar la declaracin del nio o adolescente cuando ello parecera perfectamente posible, segn la informacin que surge del expediente. En el cuadro siguiente veremos cmo las edades de los nios y adolescentes constituyen un factor relevante a la hora de que los operadores judiciales recaben su opinin en el marco del procedimiento.
71 UNICEF: Manual, o. cit., pp. 151-153. 72 Tribunal de Apelaciones de Familia de 2. turno, sentencia n. 197, de 17 de agosto de 2005.

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Tal como surge del cuadro, a partir de los tres aos de edad los nios son escuchados en los procesos de proteccin de los derechos y situaciones especiales en Maldonado, Montevideo y Salto. Asimismo, a partir de los nueve aos de edad la tendencia a que los nios y adolescentes sean escuchados se consolida, y alcanza la totalidad de los casos en la edad tope del sistema. El cuadro 29 nos permite aproximarnos a la forma en que se aplican en el mbito judicial el artculo 12 y el artculo 8 de la CDN, en el que se reconoce el derecho de todo nio o adolescente de ser odo y obtener respuestas cuando se tomen decisiones que afecten su vida. El concepto de autonoma progresiva contenido en los artculos 5 y 12 de la CDN es clave para la formulacin de respuestas estatales adecuadas a la evolucin de sus facultades. El deber de proteccin debe tener en cuenta a la autonoma progresiva del sujeto y constituir una respuesta adecuada. En este sentido Cillero ha expresado:
[] la idea de la autonoma progresiva en el ejercicio de los derechos del nio se constituye en la clave para interpretar la funcin del Estado y la familia en la promocin del desarrollo integral del nio. El nio como sujeto de derecho debe gozar de todos los derechos que se reconocen en la Constitucin de los Estados, los tratados internacionales y las leyes internas. Asimismo, deber adquirir progresivamente, de acuerdo a la evolucin de sus facultades, la autonoma en el ejercicio de sus derechos.73

La consideracin de la autonoma progresiva de los nios y adolescentes en el marco de los procesos judiciales tambin ha sido reconocida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos:
Es evidente que las condiciones en las que participa un nio en un proceso no son las mismas en que lo hace un adulto. Si se sostuviera otra cosa se desconocera la realidad y se omitira la adopcin de medidas especiales para la proteccin de los nios, con grave perjuicio para estos mismos. Por lo tanto, es indispensable reconocer y respetar las diferencias de trato que corresponden a diferencias de situacin, entre quienes participan en un procedimiento.74
73 Miguel Cillero Buol: Infancia, autonoma y derechos: una cuestin de principios, en AA. VV.: Derecho a tener derecho. Infancia, derecho y polticas sociales en Amrica Latina y el Caribe, t. 4, Montevideo: UNICEF, IIN y Fundacin Ayrton Senna, pp. 31 y ss. 74 Corte Interamericana de Derechos Humanos: Opinin consultiva CO-17/2002, prr. 96.

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El seguimiento de casos nos ha permitido identificar situaciones en las que se omite la exigencia analizada. En Montevideo, el 19 de agosto de 2005 el juez letrado de adolescentes de 1.er turno tom conocimiento de la detencin de una adolescente de 15 aos de edad en virtud de una presunta infraccin a la ley penal. La adolescente reconoci su problemtica de consumo de pasta base, y su presunta responsabilidad penal no pudo ser comprobada porque las vctimas no la reconocieron. En virtud de lo expresado se resolvi mantener a la adolescente en dependencias del INAU y comunicar la situacin y remitir el expediente al Juzgado Letrado de Familia Especializado.75 En este ltimo juzgado se confiri vista al Ministerio Pblico76 y se remiti inmediatamente el expediente al juzgado de familia al que por turno le corresponde el asunto.77 ste asumi competencia en el expediente el 30 de setiembre de 2005 y posteriormente confiri otra vista al Ministerio Pblico,78 el que aconsej mantener la internacin de la adolescente en el INAU y solicitar informes en referencia al tratamiento para la adiccin a las drogas, lo que as fue dispuesto.79 En definitiva, en este caso la adolescente fue internada en agosto del 2005 por un juez que no tiene competencia para adoptar medidas de proteccin. Seis meses ms tarde no se haba odo su opinin en el marco del procedimiento de proteccin de derechos, ni se le design un abogado defensor tal como lo exige el CNA. El artculo 118 del la CNA exige asimismo que la declaracin del nio o adolescente sea tomada en presencia del defensor que se le proveer en el acto. En Montevideo, en el 95% de los casos en que se celebra una audiencia en la que el nio o adolescente es odo, su declaracin es tomada en presencia del defensor. En Maldonado y Salto esto ocurre en el 88% y el 65% de las situaciones, respectivamente.

El nio o adolescente debe ser odo en presencia de su defensor. Este requisito no admite excepcin alguna; sin embargo encontramos un porcentaje importante de casos en los que se omite esta exigencia. En algunos estas declaraciones se han tomado sin la asistencia letrada exigida, e incluso justificndolo, como surge del fragmento del acta de audiencia que se transcribe:
Se deja constancia de que a pesar de no contar con defensor de Oficio por las medidas gremiales de los mismos y en virtud de hacer primar el derecho a ser odo del joven de autos se procede a recabar su declaracin. 80

75 76 77 78 79 80

Juzgado Juzgado Juzgado Juzgado Juzgado Juzgado

Letrado de Adolescentes de 1.er turno, resolucin n. 961, de 20 de agosto de 2005. Letrado de Familia Especializado de 4. turno, resolucin n. 2763/2005, de 30 de agosto de 2005. Letrado de Familia Especializado de 4. turno, resolucin n. 2880, de 7 de setiembre de 2005. Letrado de Familia de 4. turno, resolucin n. 4383, de 24 de octubre de 2005. Letrado de Familia de 4. turno, resolucin n. 4685/2005, de 14 de noviembre de 2005. Letrado de Primera instancia de 1.er turno de Salto, expediente n. 352-195/2005.

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En el marco de nuestro seguimiento de casos relevantes hemos identificado diferentes posiciones en el Ministerio Pblico con relacin a la comparecencia de nios y adolescentes en el marco de estos procesos. En este sentido el Ministerio Pblico ha exigido en varios casos la designacin de un curador que asista o represente a los nios o adolescentes sometidos al proceso,81 en el entendido de que no basta la asistencia letrada de su defensor, sino que adems debe actuar un curador, conforme lo dispone el artculo 8 del CNA. Esta posicin no fue recogida por los tribunales de primera ni de segunda instancia en este sentido:
La figura del Curador que el artculo 8 del CNA establece como contingente cuando fuere pertinente y no en forma preceptiva como sostiene el Sr. Fiscal, no corresponde. El patrocinio de los derechos del nio y/o adolescente corresponde a quien lo patrocine en carcter de Defensor en el acotado proceso de urgencia.82

El artculo 118 del CNA exige, como otra garanta del derecho a la defensa, que al momento de la declaracin en la audiencia se encuentren presentes los padres o responsables, cuando los tuviere. La presencia de los responsables de los nios y adolescentes en el proceso judicial representa una importante garanta para stos, adems de constituir un momento en el cual los operadores del sistema deberan asesorar e informar a todos, incluidos los nios y adolescentes involucrados en el proceso de los alcances de las resoluciones que all se adoptan.

Tal como surge de los grficos precedentes, existen importantes porcentajes en que la declaracin del nio o adolescente se desarrolla sin la presencia de los padres o responsables, situaciones que representan en Maldonado el 23% y en Montevideo el 29%. En Salto esto sucede tan solo en el 4% de los casos analizados. En referencia a la comparecencia de los padres o responsables en estas audiencias, se ha entendido que, pese a que el artculo 118 no lo dispone, ellos deben ser asistidos por abogado.83 La importancia de las decisiones que en este tipo de procesos se adoptan aconseja la integracin de este vaco normativo con lo dispuesto en el artculo 37 del CGP, conforme al cual se exige genricamente asistencia letrada para la comparecencia a los actos del proceso.

81 Entre otros: Juzgado Letrado de Familia de 1.er turno, expediente n. 433-57/2005 (proveniente del Juzgado Letrado de Familia Especializado de 1.er turno) (dictamen de la Fiscala Civil de 3.er turno del 21 de enero de 2005). 82 Tribunal de Apelaciones de Familia de 2. turno, sentencia n. 197, de 17 de agosto de 2005. En el mismo sentido: Tribunal de Apelaciones de Familia de 2. turno, sentencia n. 316, de 16 de noviembre de 2005; Tribunal de Apelaciones de 1.er turno, sentencia n. 346 de 2005. 83 Tribunal de Apelaciones de Familia de 1.er turno, sentencia n. 322, de 26 de octubre de 2005.

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El artculo 118 del CNA tambin refiere a la necesidad de que en forma preceptiva el Ministerio Pblico sea odo dentro del plazo de tres das. La intervencin de este actor del proceso se encuentra condicionada a que se efecte en favor del efectivo respeto a los derechos y garantas reconocidos a los nios y adolescentes. En estos procesos se ha entendido que el Ministerio Pblico no interviene como parte sino como tercero de intervencin preceptiva.84

En Maldonado, Montevideo y Salto los casos en que el Ministerio Pblico es odo representan el 92%, el 98% y el 84% respectivamente. En los casos en que se celebra audiencia, si bien el CNA no exige la presencia en ella del Ministerio Pblico, en la prctica encontramos que ste es odo en un porcentaje importante de estos casos: 71% en Maldonado, 53% en Montevideo y 41% en Salto.

3. Trmite sin audiencia


En los tres departamentos analizados existen procesos en los cuales no se realizan audiencias. Cuando esto ocurre, tampoco se cumple con la exigencia de or al nio o adolescente para tomar una resolucin. Generalmente estos procesos son sustanciados a travs de sucesivas vistas al Ministerio Pblico, en las cuales ste efecta solicitudes concretas que dan impulso procesal al trmite. Tal como surge del grfico 33, el Ministerio Pblico interviene en un importante nmero de casos: 77% en Maldonado, 91% en Montevideo y 82% en Salto. En cuanto a la designacin e intervencin de la Defensa, la situacin es muy distinta. En Maldonado, en el 94% de los casos en que no se realiza una audiencia, tampoco interviene un abogado defensor del nio o adolescente sometido al proceso; lo mismo ocurre en Montevideo en el 85% de estos casos y en Salto en el 84%.

84 Tribunal de Apelaciones de 2. turno, sentencia n. 172, de 27 de julio de 2005. Para profundizar vase Tarigo: o. cit., t. I, pp. 237 y ss.

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Parecera que la exigencia del artculo 118 del CNA ha sido interpretada en el sentido de que procede la designacin de defensor de los nios o adolescentes en los casos en que se realizan audiencias. Esta situacin es evidentemente grave, por cuanto implica que en un porcentaje importante de casos el trmite seguido omite el cumplimiento de varias de las exigencias formuladas en el artculo 118 del CNA, y especialmente las relacionadas con el derecho a la defensa, en tanto no se les proporciona a los nios, nias y adolescentes la oportunidad de ser odos ni se les designa un abogado a los efectos de que asuma su defensa.

4.

Los informes tcnicos

Por ltimo, con relacin a las exigencias referidas en el artculo 118 del CNA, es preciso referir especialmente a los informes tcnicos que deben ser recabados. Durante el perodo en anlisis, en una primera etapa anterior a la instalacin de los juzgados de familia especializados, la acordada 7526, de 20 de setiembre de 2004, dispuso que provisoriamente los equipos tcnicos de asesoramiento directo (ETAD) que funcionan en el mbito

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penal juvenil asistieran a los magistrados de familia con competencia de urgencia de turno, distribuyendo su trabajo entre los juzgados letrados de adolescentes y los juzgados de familia de urgencia. Posteriormente, por acordada 7535, del 3 de diciembre de 2004, se instalaron los juzgados de familia especializados, y se crearon en el departamento de montevideo dos equipos tcnicos para asesorar a los juzgados instalados. De acuerdo con la citada acordada, los equipos tcnicos dependern jerrquicamente del juez que ejerza la superintendencia administrativa de las respectivas sedes y estarn bajo la supervisin tcnica del ITF, a cuyos efectos deben remitir mensualmente una copia de cada uno de los informes realizados. Respecto de la competencia establecida en los artculos 117 y siguientes del CNA, la acordada referida dispone que la intervencin de los tcnicos debe ser previa a la decisin, con la finalidad de asesorar al juez actuante sobre la medida de proteccin a adoptar, teniendo en cuenta el entorno social y familiar del nio o adolescente sujeto de proteccin de sus derechos. Asimismo, en el artculo 66 del CNA se establece que la SCJ propender a que los juzgados cuenten con la asistencia permanente de asistente social, psiclogo y psiquiatra del Poder Judicial u otros profesionales, a los efectos de asesorar al juez cuando ste lo requiera.

En Maldonado encontramos informes tcnicos en el 61% de los expedientes relevados, lo que ocurre en Salto en el 57% y en Montevideo en el 49%.

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En los tres departamentos, el mayor porcentaje corresponde a los casos en que se realiza un nico informe (55%, 69% y 67% en Maldonado, Montevideo y Salto, respectivamente). El siguiente porcentaje significativo tambin en los tres departamentos corresponde a los casos en que se realizan dos informes. En el marco de los procedimientos de proteccin de derechos y situaciones especiales se realizan distintos tipos de informes tcnicos por distintos profesionales. El grfico siguiente es ilustrativo con relacin a este aspecto.

En Maldonado existe paridad entre los informes sociales y psicolgicos (35% cada uno); en menor medida aparecen otros informes forenses (20%) y los informes de situacin (6%). En Salto el mayor porcentaje corresponde a los informes sociales (65%), seguido por otros informes forenses (12%), los informes psicolgicos (11%) y los informes de situacin (6%). En estos dos departamentos encontramos muy pocos informes mdicos y psiquitricos. En el caso de Montevideo el mayor porcentaje corresponde a los informes sociales (28%), seguidos por los informes psicolgicos (19%), otros informes forenses (18%), informes de situacin (15%), psiquitricos (12%) y mdicos (8%). Estimamos que la existencia de un equipo tcnico interdisciplinario en la sedes judiciales en Montevideo explica la mayor variedad de informes con porcentajes relevantes. La importancia de la labor tcnica es destacada por los operadores judiciales entrevistados, quienes valoran positivamente el trabajo en conjunto:
Se requiere ms tiempo de trabajo conjunto para que los tcnicos que no son juristas y no se les puede reprochar que no sea juristas puedan elaborar pericias. [] Sera casi imposible trabajar en esta rea sin el aporte de los informes tcnicos. (Defensora de Oficio)

Lo mismo ocurre con los tcnicos del Poder Judicial, los que, adems de referir a la importancia que se les da a los informes tcnicos, mencionan el trato directo y una cierta informalidad que rodea al trabajo de los tcnicos en Montevideo:
En general se acepta que el asesoramiento tcnico es til para tomar decisiones. Hay una relacin directa y un intercambio de ideas. Pero no es slo a travs del informe; a veces preferimos ir y dialogar directamente con el juez antes de preparar el informe, como para poder conversar sobre el tema. (Tcnico del Poder Judicial, Montevideo)

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Los informes tcnicos representan la posibilidad de que el juez, antes de tomar una resolucin, tenga la informacin necesaria respecto del conflicto social que se le plantea, con el objetivo de determinar si existe la necesidad de tomar una medida o si, por el contrario, dicho conflicto debe egresar del sistema. En el primer caso los equipos tcnicos pueden asesorar al juez con vistas a la determinacin de la medida a adoptar.

5. El derecho a la defensa de los nios y adolescentes


La exigencia de que intervenga la Defensa letrada del nio o adolescente en los procesos en que se disponen medidas de proteccin fue establecida, estando vigente el Cdigo del Nio de 1934, por la acordada 7307, del 8 de noviembre de 1996.
El derecho de defensa puede considerarse el principal derecho a ser respetado en los mbitos donde se tomen decisiones que afecten los derechos o intereses del nio o nia, como forma de materializar la nocin de sujetos activos de derechos, con intereses y opiniones propios que merecen proteccin legal.85

El derecho a la defensa ha tenido un importante desarrollo terico en el mbito penal, pero no se limita a l. Es una garanta frente al poder estatal en cualquiera de sus formas. Tradicionalmente se han diferenciado dos aspectos fundamentales del derecho de defensa: la defensa material o derecho a ser odo, al cual nos hemos referido anteriormente y la defensa tcnica o derecho a contar con asistencia jurdica, a la que nos referimos en este apartado. El derecho de defensa se encuentra contemplado en sus dos aspectos en la legislacin vigente. La Defensa en estos procesos constituye la manifestacin tcnica de la voluntad del nio y del adolescente como sujetos de derecho en desarrollo. En el marco de estos procesos, corresponde al abogado defensor procurar la restitucin o el reestablecimiento de los derechos vulnerados, evitar que las medidas adoptadas no lesionen ms derechos que los que pretenden proteger, y limitar el ejercicio del poder estatal sobre su defendido cuando ste desconoce su dignidad y sus derechos. Tambin en los procesos de proteccin de derechos y situaciones especiales, el ejercicio del derecho a la defensa tiene una estricta relacin con el servicio de asistencia letrada de oficio. Hemos encontrado nicamente cinco expedientes en los cuales como defensor de un nio o adolescente interviene un abogado particular: un caso en Maldonado, otro en Salto, y los tres restantes en Montevideo. En los departamentos del interior del pas analizados entienden en estos asuntos los defensores de oficio, que no poseen especializacin en estas temticas. En Montevideo, la Defensora de Oficio de Familia, a partir de la instalacin de los juzgados de familia especializados, comenz a recibir a quienes tienen derecho a ser asistidos por ella en la propia sede de los juzgados referidos y en el horario de funcionamiento de la oficina. Este cambio implic una mayor especializacin del servicio. La forma adoptada para distribuir los asuntos entre estos defensores es el sistema de duplas. A cada defensor le corresponde trabajar con cada uno de los turnos de los juzgados en el marco de un sistema de distribucin de competencias entre las sedes judiciales que depende de la primera letra del primer apellido del nio o adolescente (de ser varios, se debe tomar en cuenta el primero por orden alfabtico).

85 Gimol Pinto: Sistema tutelar y defensa tcnico jurdica: una prctica en acto, en Emilio Garca Mndez (comp.): Infancia y democracia en la Argentina. La cuestin de la responsabilidad penal de los adolescentes, Buenos Aires: Del Puerto-Del Signo, 2004, pp. 53 y 54.

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II.

Conclusiones

El CNA en su artculo 118 establece en forma poco clara el tracto de los procesos de proteccin de los derechos y situaciones especiales. La propia redaccin del artculo referido y algunas de las exigencias que establece sugieren la necesidad de que en el marco de este tipo de procesos se realice una audiencia, lo que no sucede en un porcentaje considerable de casos. Cuando se celebran audiencias, encontramos porcentajes importantes de casos en los cuales el nio es odo en el proceso, salvo en el departamento de Salto. Esto comienza a suceder a partir de los tres aos de edad y se consolida con mayores porcentajes a partir de los diez. En cuanto a que esta declaracin sea oda en presencia de un abogado defensor, la situacin es distinta en los tres departamentos. En Montevideo esta exigencia legal se cumple en un mayor porcentaje de casos, mientras que a Salto corresponde el porcentaje menor. Sin embargo, la situacin se invierte en cuanto a la presencia de los padres o responsables en el momento de la declaracin. Tambin el artculo 118 del CNA refiere a la necesidad de contar con informes tcnicos, los que son recabados en aproximadamente uno de cada dos expedientes. Con base en estas informaciones y en los restantes elementos que obren en el expediente, el juez debe resolver si clasifica la situacin en el marco de lo dispuesto en el artculo 117 del CNA y, en tal caso, adoptar alguna de las medidas establecidas. A los informes tcnicos les corresponde un importante papel en la transferencia de discurso, en el marco de un proceso que deja un espacio al menos formal de dilogo interdisciplinario. En los casos en que no se celebra una audiencia, tampoco se cumple con la exigencia de or al nio o adolescente antes de tomar una resolucin. Asimismo, existe una intervencin importante del Ministerio Pblico y muy baja de la Defensa. En definitiva, se produce una importante disminucin de garantas en el marco de un procedimiento escrito meramente dispositivo, que desconoce la necesaria aplicacin del principio de inmediacin.

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Captulo quinto

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Instituciones de amparo teidas de represin Tcnico de INAU, Montevideo.

I. Las medidas de proteccin de derechos


1. Consideraciones preliminares
En el marco de los procesos de proteccin de derechos y situaciones especiales se deben disponer medidas dentro de un amplio elenco que es detallado a partir del artculo 119 del Cdigo. La adopcin de las medidas depende de mltiples circunstancias, pero un elemento clave est dado por la informacin con que se cuente en la sede judicial acerca de los recursos pblicos y comunitarios disponibles para realizar una intervencin adecuada. En este sentido, los operadores judiciales entrevistados expresaron no tener suficiente informacin sobre los recursos pblicos y comunitarios con los que pueden contar a la hora de aplicar el CNA. La necesidad de tener guas de recursos actualizadas fue mencionada en varias oportunidades. Cuando el CNA refiere al elenco de medidas, comienza por las medidas para los padres y responsables, dirigidas bsicamente a disciplinar a la familia. stas incluyen una llamada de atencin a padres y responsables para corregir o evitar la amenaza o violacin de los derechos de los hijos a su cuidado, o para exigir el cumplimiento de las obligaciones que les corresponden en la proteccin de los derechos afectados. Tambin pueden ordenar la inscripcin del nio o adolescente en un centro de enseanza o en programas educativos o de capacitacin y obligarlos a observar su asistencia o aprendizaje. Otras medidas implican distintos grados de intervencin y de institucionalizacin del nio o adolescente y su familia. stas van desde la incorporacin del ncleo familiar a programas pblicos o privados de orientacin, apoyo y seguimiento temporario, hasta la derivacin a un programa pblico o privado de proteccin a la familia. La respuesta prevista con relacin a la familia se caracteriza por dejar de lado el problema, la cuestin que motiva la medida, esto es, la situacin de vulneracin de derechos en que se encuentra el nio. Es significativo que las primeras medidas mencionadas se refieran a la familia. La institucin se impone a la familia, la disciplina o la castiga.86 De este modo, el CNA no enfoca el problema desde la ptica de las polticas sociales orientadas al restablecimiento o la restitucin de los derechos.

86 Palummo: Abandono, o. cit., pp. 161-176.

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El artculo 120 del CNA prev la adopcin de medidas ambulatorias. Son medidas de proteccin a los derechos de nios y adolescentes otorgadas por el INAU a travs del sistema de atencin integral diurno, por s mismo o a travs de institutos privados especializados. Tambin en virtud de este artculo el juez puede ordenar que se solicite tratamiento ambulatorio mdico, psicolgico o psiquitrico en instituciones pblicas o privadas. El artculo siguiente prev la posibilidad de la internacin compulsiva, bajo el nombre de medidas en rgimen de internacin sin conformidad del nio o adolescente. La adopcin de este tipo de medidas se condiciona a la existencia de una patologa psiquitrica, episodios agudos vinculados al consumo de drogas, o la urgente necesidad de tratamiento mdico destinado a proteger al nio o adolescente de riesgo grave a su vida o su salud. En este caso se requiere prescripcin mdica y que el plazo mximo de la internacin no supere los treinta das, prorrogables por perodos de igual duracin, mediando indicacin mdica, hasta el alta de internacin. Este artculo dispone que el INAU pueda aplicar directamente estas medidas, siempre que medie indicacin mdica y cuando su intervencin obedezca a la situacin de un nio o adolescente que pone en riesgo inminente su vida o la integridad fsica de otras personas, de todo lo que se dar cuenta inmediata al juez de familia de urgencia. La respuesta prevista ha sido criticada por medicalizar o psicologizar los conflictos sociales que se abordan. Al respecto, Uriarte ha expresado que se trata de una grosera simplificacin de los conflictos sociales,87 por la cual, utilizando trminos mdicos, se extirpa al nio de su medio con fines de tratamiento o encierro es decir, castigo.88 El artculo 122 establece medidas especficas para los casos de adicciones a drogas y alcohol. En estos casos, el juez podr disponer la aceptacin de nios y adolescentes en centros residenciales especializados de atencin a adicciones de drogas y alcohol, sea en rgimen de tiempo completo, ambulatorio o semiambulatorio. Para adoptar este tipo de medidas cuando se trata de adolescentes se requiere su conformidad, y en el caso de nios es necesario el consentimiento de sus padres o responsables y que previamente el nio sea odo. El artculo referido reitera innecesariamente exigencias contenidas en el artculo 118 del CNA, al establecer que en todos los casos se deber proporcionar defensor al nio o adolescente, tomar declaracin salvo imposibilidad, or preceptivamente al Ministerio Pblico, tomar declaracin a los padres o responsables, y recabar los informes tcnicos correspondientes. Por su parte, el artculo 123 del CNA refiere a la posibilidad de que se disponga la derivacin de un nio o adolescente a un centro de atencin permanente como medida de ltimo recurso, cuando se encuentre gravemente amenazado su derecho a la vida o integridad fsica. De acuerdo con el artculo referido, esta medida no puede implicar en caso alguno privacin de libertad y debe durar el menor tiempo posible, y en tal sentido se promueve el mantenimiento de los vnculos familiares y la superacin de la amenaza de sus derechos para favorecer su egreso. El artculo 124 del CNA refiere a la obligacin del Estado de garantizar a todos los nios y adolescentes el derecho a acceder voluntariamente a programas de atencin integral, cuidados y alojamiento. Con relacin a este tipo de medidas se prev que la solicitud sea formulada por los padres exigindose que sea odo el nio, asistido por su defensor o por el propio nio o adolescente con la oposicin de sus padres o responsables. En este ltimo caso la situacin se pondr en el ms breve plazo posible en conocimiento del juez competente, quien sin perjuicio de la inmediata proteccin del nio o adolescente resolver atendiendo a la opinin y al inters superior del nio o adolescente. Por ltimo, el articulo 125 del CNA dispone que el juez puede entregar al nio o adolescente gravemente amenazado en su derecho a la vida o integridad fsica, o privado de su medio familiar, al cuidado de una persona o matrimonio seleccionado por el INAU, que se comprometa a brindarle proteccin integral. Las medidas referidas implican diversos grados en la intervencin institucional, y algunas de ellas suponen una contencin que implica la privacin de libertad del nio o adolescente y el secuestro de su ncleo familiar.
87 Uriarte: Responsabilidad penal juvenil, en Garca Mndez y Beloff: o. cit., t. II, 3. ed., pp. 1513 y ss. 88 Palummo: Abandono, o. cit., pp. 161-176.

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El marco normativo vigente establece lmites con relacin a la adopcin de estas medidas. La separacin del nio de su ncleo familiar debe tener en cuenta el derecho del nio a vivir con su familia. Asimismo, el derecho de toda persona a recibir proteccin contra injerencias arbitrarias o ilegales en su familia integra el derecho a la proteccin de la familia y del nio. Tambin, en palabras de Luis Fernando Nio:
Privilegiar el mantenimiento de la familia o grupo de origen es la premisa de la que cabe partir para evitar la iatrogenia social consistente en agravar la situacin, de por s comprometida, del menor, sea sometindolo a la institucionalizacin, con todas sus conocidas desventajas, sea imponindole la realidad de un continente pseudofamiliar que no est en condiciones de escoger libremente.89

Las medidas brevemente reseadas son las que el CNA postula como respuestas a la situacin de la infancia y a la adolescencia amenazada o vulnerada en sus derechos o que vulnera derechos de terceros. Dentro de este amplio espectro de medidas, el juez puede disponer discrecionalmente la que estime ms conveniente al caso, dentro de los lmites establecidos en los propios artculos referidos y dentro de las posibilidades locales.

2. La adopcin de medidas
Los procesos de proteccin de los derechos y situaciones especiales estn dirigidos a la adopcin de medidas con relacin a la situacin de los nios y adolescentes amenazados o vulnerados en sus derechos, o nios que vulneran derechos de terceros. Pero esta circunstancia no implica que en todos los casos comunicados al juzgado se disponga alguna de las medidas que hemos mencionado en el apartado precedente. El grfico 38 ilustra los porcentajes de casos en los que se adoptan medidas. En Montevideo esto ocurre en el 56% y en Salto en el 36%. En Maldonado se disponen medidas tan solo en el 25% de los casos, mientras que en el 56% los expedientes son archivados sin que medie resolucin que disponga medidas. Esta divergencia nos ilustra acerca de una importante discordancia de criterios en Maldonado entre las agencias y personas que actan en la seleccin primaria de las situaciones principalmente la autoridad policial, como hemos visto y el sistema judicial. Esta ltima hiptesis representa en Montevideo y Salto el 20% y el 25% de los casos, respectivamente.

Tal como surge del cuadro siguiente cuando se realizan audiencias, encontramos mayores porcentajes de casos en los que se disponen medidas.

89 Luis Fernando Nio: Aspectos socio-jurdicos de la declaracin del estado de abandono: la vieja trampa para cazar nios, en Garca Mndez y Bianchi: o. cit., p. 65.

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En Maldonado se disponen medidas en el 43% de los casos en que se celebra audiencia y en el 14% de aquellos en que no se celebra. En Montevideo y Salto en el primer caso se disponen medidas en el 61% y 42%, y en el segundo caso en el 36% y 25%, todo respectivamente. Al respecto es importante recordar que en los casos en los cuales no se celebra una audiencia existe una importante disminucin de garantas.

En cuanto a la adopcin de medidas, los porcentajes son muy distintos, segn cul sea la situacin planteada. El mayor porcentaje de adopcin de medidas (96%) corresponde a los casos de consumo o dependencia de sustancias psicoactivas, seguidos por las patologas psiquitricas (71%), las situacin de calle (60%) y las situaciones de nios que vulneran derechos de terceros (51%). Por su parte, los porcentajes ms bajos corresponden a los casos de fuga del hogar (12%), abuso (19%), correccin (31%), inasistencias escolares (35%), maltrato (35%) y amenaza o vulneracin de derechos vinculada a situaciones de pobreza e indigencia (38%). Las situaciones vinculadas a conductas reprochables y con fuerte impacto en la opinin pblica, o que se vinculan con aspectos mdicos y psiquitricos, son las que reciben el mayor porcentaje medidas. En cambio, las medidas se disponen en menor proporcin en los casos en que el nio o adolescente aparece como vctima de situaciones que se vinculan a su realidad familiar o a la ausencia de dispositivos oportunos de polticas sociales.

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Esta caracterstica del sistema refuerza la idea de una construccin punitiva de buena parte de las intervenciones judiciales en el marco de los procedimientos de proteccin de derechos. En la nmina de medidas dispuestas que consta en el cuadro 11 encontramos todo el elenco de medidas de proteccin de derechos previstas en el captulo XI del CNA, pero no otros tipos de medidas que se pueden encontrar en estos procesos, como las relativas a la tenencia provisoria de los nios y adolescentes intervenidos sin perjuicio de los casos de maltrato infantil, en los cuales, en aplicacin conjunta del CNA y la Ley de Violencia Domstica, se disponen medidas previstas en ambos cuerpos normativos. Asimismo, las resoluciones judiciales no siempre utilizan las categoras referidas por el CNA, sino que refieren a las medidas de distinta forma: Atento a lo que surge de autos y configurndose la situacin prevista en los art. 117, 118 y 121 numeral c) de la ley 17.823 [] dispnese la internacin de los menores AA, BB, CC, DD y EE [].90 Dispnese que el INAU otorgue proteccin de los derechos del adolescente a travs del sistema de atencin integral diurno le brinde tratamiento ambulatorio mdico y/o psicolgico [].91
Como medida de proteccin en favor del nio AA intmase a sus padres a que cumplan con su obligacin de educar al nio aceptando trabajar con la Maestra Comunitaria, bajo apercibimiento de incurrir en responsabilidad [].92

En referencia al tipo de medidas dispuestas, en los tres departamentos analizados encontramos situaciones diferentes.

90 Juzgado Letrado de Primera Instancia de 1.er turno de Maldonado, resolucin n. 3511/2004, de 9 de noviembre de 2004. 91 Juzgado letrado de Familia Especializado de 3.er turno, resolucin de 26 de abril de 2005. 92 Juzgado Letrado de Primera Instancia de 1.er turno de Salto, resolucin n. 7315/2005, de 25 de octubre de 2005.

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De acuerdo con el cuadro 11, las medidas utilizadas en un mayor porcentaje en los expedientes relevados han sido las previstas en el artculo 119 del CNA referidas a los padres o responsables. stas constituyen en Maldonado, Montevideo y Salto el 39%, el 28% y el 56% respectivamente. La segunda medida con importantes porcentajes en los tres departamentos es la de derivacin a centros de atencin permanente (artculo 123 del CNA), que en Maldonado, Montevideo, y Salto constituye respectivamente el 26%, el 18% y el 19% de las medidas dispuestas. Algunas medidas tienen un comportamiento diferente en los distintos departamentos; es el caso de las del artculo 120 del CNA, que registran los mayores porcentajes en Salto, o las de los artculos 121 y 122, que encontramos en Maldonado y Montevideo, pero no en Salto.

El CNA enumera las medidas a tomar respecto de padres o responsables. En los casos en que stas se disponen, un porcentaje significativo corresponde a las llamadas de atencin para corregir o evitar la amenaza o violacin de los derechos de los hijos a su cuidado y exigir el cumplimiento de las obligaciones que les corresponden en la proteccin de los derechos afectados. Esta medida representa el 42% de los casos en Maldonado, el 37% en Montevideo y el 56% en Salto. En Montevideo el mayor porcentaje corresponde a las medidas de orientacin, apoyo y seguimiento sociofamiliar de carcter temporario prestado por programas pblicos o privados reconocidos (42%).

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En Maldonado y Salto el segundo porcentaje significativo corresponde a obligacin de inscribir al nio o adolescente en un centro de enseanza o programas educativos o de capacitacin y observar su asistencia o aprendizaje (33% en cada uno). En tercer lugar aparecen en Maldonado las medidas de orientacin, apoyo y seguimiento temporario sociofamiliar (25%). En Salto, las medidas de orientacin, apoyo y seguimiento sociofamiliar y las derivaciones a programas de proteccin a la familia representan cada una el 6% de los casos. Si tomamos en conjunto los tres departamentos analizados, encontramos que la medida ms utilizada entre las referidas a padres o responsables es la llamada de atencin, en el 44% de los casos. Le siguen las derivaciones a centros de orientacin sociofamiliar (26%), la obligacin de inscribir al nio o adolescente en un centro de enseanza, etc. (24%) y las derivaciones a programas de apoyo familiar (6%). Las medidas enumeradas respecto de los padres en ocasiones obligan al cumplimiento al propio adolescente, como en el siguiente caso:
Fijase plazo hasta el 31 de los corrientes afn de que la joven acredite en autos su reinsercin en el liceo o las actividades que decida realizar de estudio y/o deportivas.93

Incluso en algunos casos la medida recae sobre otros integrantes del ncleo familiar que, aunque sea transitoriamente, se encuentran a cargo del nio o adolescente:
Efectase un llamado de atencin a la madre del adolescente relativo a exigirle el cumplimiento de la obligacin que le corresponde en la proteccin de los derechos afectados y amenazados del mismo, llamado de atencin que se hace extensivo a la hermana del adolescente.94

Asimismo, las medidas no son dispuestas en los trminos previstos en el CNA. Los fragmentos siguientes ejemplifican esta situacin.
Prohbese a AA someter a sus hijos a la mendicidad as como tambin se le prohbe deambular con los mismos poniendo en riesgo la integridad fsica y moral de sus hijos, bajo apercibimiento de proceder a la internacin compulsiva. Impnesele el estricto cumplimiento de sus deberes de madre debiendo asegurar la proteccin de los derechos de sus hijos especialmente los cuidados necesarios para evitar ponerlos en riesgo de su integridad.95 Intmase a la madre de los nios AA y BB a cumplir con sus deberes de madre cuidando de sus hijos y a no dejarlos solos durante la noche, bajo apercibimiento de responsabilidad.96 En cuanto a los padres de los nios se les hace saber que ellos tienen el deber y la obligacin de cuidar y controlar a sus hijos, educndolos en pautas de buena conducta [] bajo apercibimiento de incurrir los padres en responsabilidad por el no cumplimiento de sus deberes de padres.97

En los casos en que se adoptan medidas respecto de padres o responsables, generalmente stos son cuestionados con relacin al cumplimiento de los deberes inherentes a su calidad de tales. Existe un juicio de valor negativo y una dura responsabilizacin de los padres o responsables respecto de los cuales el juez realiza el llamado de atencin, bajo apercibimiento de la adopcin de medidas ms graves. Conviene recordar la ley
93 Juzgado Letrado de Primera Instancia de Salto de 1.er turno, resolucin n. 4410/2005, de 20 de julio de 2005. 94 Juzgado Letrado de Familia Especializado de 1.er turno, resolucin n. 2377/2005, de 15 de junio de 2005. 95 Juzgado Letrado de Primera Instancia de 1.er turno de Salto, sentencia interlocutoria n. 6725/2005, de 5 de octubre de 2005. 96 Juzgado Letrado de Primera Instancia de 1.er turno, resolucin n. 7548/2005, de 31 de octubre de 2005. 97 Juzgado Letrado de 1.er turno de Salto, sentencia interlocutoria n. 5932/2005, de 8 de setiembre de 2005.

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14.068, de 10 de julio de 1972, que en su artculo 17 incorpor al artculo 279 del Cdigo Penal el delito de omisin de los deberes inherentes a la patria potestad. En este marco normativo, la familia queda impuesta de una obligacin de proteger y controlar a sus miembros. De no dar cumplimiento a lo exigido, ser ella misma objeto de vigilancia y castigo.

3. Medidas dispuestas para algunas de las principales situaciones que motivan las actuaciones judiciales
a. El maltrato infantil El artculo 130 del CNA hace una enumeracin no taxativa de las diferentes formas de maltrato y abuso, y el artculo siguiente dispone cules deben ser las primeras acciones cuando se comunique este tipo de situaciones, indicando que el principio orientador de la respuesta debe ser evitar la revictimizacin secundaria. Tal como hemos expresado anteriormente, en la prctica se observan procesos judiciales que se han desarrollado como un hbrido entre el procedimiento previsto en el CNA y lo dispuesto en la ley 17.514. En el presente apartado nos referiremos a la adopcin de las medidas previstas en el CNA. En los casos de maltrato infantil en los departamentos analizados encontramos que las principales medidas adoptadas son las referidas a padres o responsables, que alcanzan en Maldonado el 58% y en Montevideo el 61% de los casos. En Salto, en cambio, existen tres medidas con el 25% de los casos: medidas para padres o responsables, tratamientos ambulatorios mdicos, psicolgicos o psiquitricos, y centros de atencin permanente.

En Montevideo el siguiente porcentaje significativo corresponde a las medidas de derivacin a programas de atencin integral (19%), a centros de atencin permanente (11%) y medidas ambulatorias a travs del sistema de atencin integral diurno (8%). En Maldonado, el siguiente porcentaje relevante corresponde a la derivacin a centros de atencin permanente y los tratamientos mdicos del inciso 2.o del artculo 120, que representan el 17% de las medidas adoptadas. En Salto los siguientes porcentajes corresponden a las medidas ambulatorias a travs del sistema de atencin integral diurno y la derivacin a programas de alternativa familiar, cada una con el 12% de los casos.

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El Cdigo Penal no contempla un delito especial para sancionar la violencia contra los nios, aunque tipifica los delitos contra la personalidad fsica y moral de la persona, as como el delito de violencia domstica. Respecto del delito de lesiones, se establece como agravante el que se cometa contra descendientes (artculo 320), y el delito de violencia domstica resulta agravado cuando la vctima es menor de 16 aos (artculo 321 bis). Sin embargo, no es usual que se d cuenta de las situaciones a la justicia penal, aun cuando se dispongan medidas a causa de las situaciones planteadas. Esto ocurre en Maldonado en el 4% de los casos y en Montevideo en el 13%, mientras que en Salto no encontramos ningn caso en que se d cuenta a la justicia penal. Todo esto sin perjuicio de que en ocasiones la comunicacin efectuada a la justicia haya sido dirigida inicialmente, tanto a la justicia penal como a la competente para la adopcin de medidas de proteccin de derechos; o que hayan sido las sedes penales las que comunicaran la situacin al sistema judicial de proteccin. b. Amenaza o vulneracin de derechos vinculada a situaciones de pobreza e indigencia Desde un enfoque de derechos, la intervencin judicial sobre estos casos debera tener como horizonte la restitucin y el reestablecimiento de los derechos amenazados o vulnerados. Pero nuestro legislador, al sancionar el CNA, se perdi una oportunidad histrica de relacionar las respuestas judiciales a las situaciones de los artculos 117 y siguientes con las polticas pblicas a las que refiere en el captulo VI.

En cuanto a las medidas dispuestas ante las situaciones de amenaza o vulneracin de derechos vinculada a situaciones de pobreza e indigencia, encontramos que, mientras las medidas dirigidas a padres o responsables han sido las ms usuales en Montevideo y Salto (45% y 60% respectivamente), en Maldonado el mayor porcentaje corresponde a las derivaciones a centros de atencin permanente (67%), seguido por las medidas referidas a padres o responsables (33%). En Montevideo y Salto el siguiente porcentaje significativo corresponde a las derivaciones a centros de atencin permanente (36% y 30% respectivamente). Es llamativa la utilizacin de medidas para los padres y responsables en los casos de amenaza o vulneracin de derechos vinculada a situaciones de pobreza e indigencia. Principalmente porque se trata de una problemtica que por lo general no es exclusiva del nio o adolescente intervenido, sino que es compartida por su familia. Llama tambin la atencin el elevado nmero de internaciones entendidas como sistemas residenciales de sustitucin familiar ms o menos custodiales dispuestas a causa de este tipo de situaciones, sobre todo en Maldonado.

c. Vulneracin de los derechos de terceros Con relacin a los casos de vulneracin de derechos de terceros, el sistema de proteccin se comporta en forma relativamente similar al penal juvenil. La intervencin primordial de la autoridad policial en la seleccin

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de los casos y el alto porcentaje de detenciones previas al acceso al segmento judicial son algunas de estas caractersticas. Asimismo, al igual que en la problemtica penal, quienes son seleccionados en mayor medida son los varones. En el presente apartado analizaremos nicamente lo que ha ocurrido en Montevideo, por ser el departamento con mayor cantidad de casos. En referencia a las medidas adoptadas, la situacin no es muy diferente. Como vemos en el cuadro 15, las medidas que implican la internacin son las que muestran los porcentajes ms importantes. Entre stas se destaca la reinternacin del nio qua ya haba sido institucionalizado (45%), as como las derivaciones a centros de atencin permanente (27%) y a programas de atencin integral (18%). Por ltimo, las medidas para responsables (9%). La preferencia por las medidas de institucionalizacin es clara. Estas sanciones frente a los actos de vulneracin de derechos de terceros, lejos de ser utilizadas como un ltimo recurso en los casos de grave amenaza al derecho a la vida o integridad fsica del nio, constituyen la respuesta usual a estos conflictos.

Encontramos, por tanto, otra similitud entre las respuestas del sistema penal juvenil y las establecidas respecto de los nios que vulneran derechos de terceros: su carcter sancionatorio. Las intervenciones continan desarrollndose a travs de dispositivos tutelares que tienen como eje la internacin de los nios y nias. Pero existen importantes diferencias entre el tratamiento judicial a los adolescentes infractores y a los nios que vulneran derechos de terceros. Los primeros reciben una sancin en el marco de un proceso en el que se toman en cuenta las garantas sustanciales y adjetivas exigidas para todo procedimiento de tipo penal, mientras que en los segundos la intervencin se justifica en la proteccin y desconoce por tanto su carcter represivo y sancionatorio. Los procesos de proteccin de los derechos y situaciones especiales corren el riesgo de transformarse en una sntesis de proteccin y defensa social.98

d. Consumo y dependencia de sustancias psicoactivas En referencia al consumo y la dependencia de sustancias psicoactivas, el CNA contiene previsiones especficas en el marco de los procesos de proteccin de derechos. El artculo 121 prev la posibilidad de adoptar medidas compulsivas en rgimen de internacin sin conformidad del nio o adolescente, y el artculo siguiente faculta al juez a ordenar la aceptacin de nios y adolescentes en centros residenciales especializados de atencin de adicciones a drogas y alcohol. En Montevideo esta problemtica ha tenido una importante repercusin pblica, especialmente con relacin al consumo y la dependencia de la pasta base de cocana. Los informantes calificados se refirieron al impacto de

98 Nio: o. cit., pp. 61 y ss.

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este tipo de problemticas en las familias y a la necesidad de que haya establecimientos con capacidad suficiente para afrontar estas situaciones:
Con mucha frecuencia los padres vienen a contar que no pueden contener la situacin y vienen a pedir ayuda. La ayuda a nivel de la justicia depende despus de establecimientos pblicos o privados para la rehabilitacin, y es ah donde falla [] El cumplimiento de lo que sale del juzgado no muchas veces es posible por falta de recursos. (Funcionario del Poder Judicial, Montevideo)

En cuanto a las medidas adoptadas, en el 65% de los casos se ordena la aceptacin de nios y adolescentes en centros residenciales especializados de atencin a adicciones, y en el 20% se adoptan medidas compulsivas en rgimen de internacin sin conformidad del nio o adolescente. Pero, como se observa en el cuadro 16, si bien estas medidas son las ms significativas, no son las nicas que se disponen. Tambin se han efectuado derivaciones a centros de atencin permanente (5%) y a programas de atencin integral (10%). La cantidad de casos no nos permite elaborar estadsticas sobre el cumplimiento de las exigencias legales respecto a la adopcin de las medidas previstas en los artculos 121 y 122 del CNA.
Dispnese la internacin del adolescente AA al INAU, a los efectos del tratamiento medico y siquitrico por su adiccin a las drogas y en virtud de verse en riesgo su salud, por el trmino de treinta das sin perjuicio de lo establecido en el artculo 121 inciso C de la ley referida [].99

Con fecha 1 de febrero de 2005 se remitieron los autos al juzgado de familia que por turno le corresponde al asunto, el que asumi competencia el 4 de febrero de 2005,100 y luego de la resolucin del 30 de diciembre no se prorrog el trmino de internacin. Surge del expediente que al 2 de setiembre de 2005 el adolescente an se encontraba internado en una clnica en convenio con el INAU por trastornos de conducta con consumo de sustancias. Asimismo, esta ltima sede, por decreto de fecha 27 de setiembre de 2005, dispuso:
Con el Ministerio Pblico mantinese la situacin de autos y resrvense por 6 meses vencido los cuales pasarn al INAU para un nuevo informe.101

99 Juzgado Letrado de Familia Especializado, resolucin n. 142/2004, de 30 de diciembre de 2004. 100 Juzgado Letrado de Familia de 6. turno, resolucin n. 141/2005 de 4 de febrero de 2005. 101 Juzgado Letrado de Familia de 6. turno, resolucin n. 3891/2005 de 27 de setiembre de 2005.

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El CNA, al limitar temporalmente la duracin de la medida de internacin compulsiva y exigir prescripcin mdica para la extensin del trmino original, aplica el principio por el cual la privacin de libertad cualquiera sea su justificacin debe ser una medida de ltimo recurso. En este caso y en otros, en la prctica de la administracin de justicia, las institucionalizaciones se perpetan sin cumplir la normativa vigente.

e. Situacin de calle La problemtica referida a la infancia y la adolescencia en situacin de calle en Maldonado y en Montevideo constituyen un motivo relevante de intervencin judicial, como hemos visto. El CNA prev una forma de intervencin que no se diferencia demasiado de la establecida en el Cdigo del Nio de 1934. Ambas legislaciones, lejos de encarar el problema desde una ptica de polticas sociales a travs de programas especficos, favorecen la actuacin de la fuerza policial, el silencio y el ocultamiento a travs de estrategias destinadas a sacar de las calles a nios y adolescentes, con el nico objetivo de expulsarlos de los espacios pblicos donde su realidad se torna demasiado visible.

En Maldonado y Montevideo encontramos un nmero muy importante de reinternaciones en virtud de medidas anteriormente dispuestas (50% y 31% respectivamente), lo que revela la existencia de un circuito calle-institucin-calle que perpeta y agrava el problema que se pretende solucionar. En Maldonado, en los restantes casos relevados se dispusieron medidas respecto de padres o responsables (17%), derivacin a centros de atencin permanente (17%) o medidas de internacin compulsiva fundadas en el artculo 121 del CNA (17%). Sin perjuicio de las reinternaciones dispuestas, en Montevideo los porcentajes ms significativos correspondieron a derivaciones a centros de atencin permanente (38%), medidas ambulatorias de tratamiento mdico, psicolgico o psiquitrico (15%) o al sistema de atencin integral diurno (8%). Tambin se han efectuado innervaciones en centros residenciales especializados en la atencin de adicciones a drogas y alcohol (8%).

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II.

Conclusiones

La consideracin de los derechos humanos de la infancia y la adolescencia obliga a pensar las intervenciones estatales desde un nuevo enfoque y a desechar las intervenciones tutelares inspiradas en la defensa social. Este nuevo punto de vista exige la puesta en prctica de un sistema de polticas sociales de promocin de la niez y la adolescencia orientado a la restitucin de los derechos vulnerados.
El principio central de una estrategia dirigida a implementar una proteccin integral de los derechos de la infancia debera ser el de la restitucin de derechos y el reestablecimiento de la primaca de las polticas sociales bsicas.102

En este marco se inscriben los procesos de proteccin de los derechos y situaciones especiales del CNA. Las medidas de proteccin de los derechos no siempre son consistentes; la separacin de los nios de sus familias y las sucesivas internaciones posteriores provocan un evidente dao emocional en los nios y adolescentes. Las medidas de institucionalizacin, lejos de proveer a la adecuada formacin del nio, se perpetan bajo la forma de una mera contencin fsica.103 El Estado interviene sobre las situaciones que las familias no resuelven y que la sociedad visualiza como problemticas. El CNA, al enumerar las medidas de proteccin de derechos, primero refiere a las medidas respecto de padres o responsables y entre ellas menciona en primer lugar la llamada de atencin. La impronta del legislador es seguida en la prctica judicial, dado que las medidas respecto de los padres y responsables han sido las ms utilizadas y entre ellas el mayor porcentaje correspondi a la llamada de atencin a la familia. El CNA, al regular la situacin de los nios con derechos vulnerados o amenazados o que vulneran derechos de terceros no deja de efectuar una construccin punitiva del fenmeno.104 El carcter disciplinario y punitivo se dirigir hacia los padres o responsables. De acuerdo con lo dispuesto en el artculo 127 del CNA, el procedimiento de proteccin puede constituir respecto de los padres una especie de investigacin previa a la instancia penal.105 Partiendo de una concepcin normativa de la culpabilidad, diversos autores admiten la incidencia de factores socioculturales en ella, a travs del juicio de exigibilidad, en el entendido de que el orden jurdico reprocha a quienes cometieron un injusto basndose en que les era exigible su no comisin. La construccin punitiva de la niez amenazada o vulnerada en sus derechos o que vulnera derechos de terceros, as como de sus familias, no toma en cuenta los espacios de alternativas de que dispusieron los sujetos llamados a responsabilidad.106 La culpabilidad supone un espacio para optar y el reproche por haber escogido la opcin delictiva. El principio de culpabilidad supone el respeto de la dignidad humana en tanto refiere a la posibilidad de optar o motivarse en la norma en el sentido antes referido. Cuando se realiza un reproche jurdico sin respetar este principio, se est desconociendo la dignidad del sujeto.

102 Alessandro Baratta: Infancia y democracia, en AA. VV.: Derecho a, o. cit., t. 4, pp. 207 y ss. 103 Nio: o. cit., p. 64. 104 Erosa: o. cit., pp. 150 y ss. 105 Con relacin a los padres o responsables, en el Cdigo Penal se contemplan delitos relacionados con la temtica. Es el caso de los siguientes artculos: 279 A y B, que tipifican los delitos de Omisin de la asistencia econmica inherente a la patria potestad o a la guarda y de Omisin de los deberes inherentes a la patria potestad; 329, referido al Abandono de nios e incapaces; 332, que tipifica el delito de Omisin de asistencia de los menores de 10 aos abandonados; y 361.8.o, que prev la falta de Instigacin a la mendicidad. Para profundizar sobre el tratamiento del abandono en el Cdigo Penal vase Uriarte: Control, o. cit., p. 42. 106 Cf. Erosa: o. cit., pp. 144 y 150.

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Las intervenciones centradas en la responsabilizacin desconocen la corresponsabilidad estatal y social, lo que implica ampliar el elenco de sujetos responsables.107 El propio CNA refiere en su artculo 7. a la concurrencia para la efectividad y proteccin de los derechos de los nios y adolescentes, considerando como primer obligado a la familia, seguida por la comunidad, y estableciendo que el Estado deber actuar ante la insuficiencia, el defecto o la imposibilidad de los dems obligados. La normativa internacional tambin establece la corresponsabilidad de la familia, la comunidad y el Estado en la adopcin de medidas de proteccin de los derechos de la infancia y la adolescencia. La propia CDN consagra un desplazamiento explcito hacia la corresponsabilidad social (artculos 4, 5, 14.2, 18.2, 27 y Prembulo, prr. 4) y en el mbito interamericano el Protocolo de San Salvador dispone lo siguiente:
Todo nio sea cual fuere su filiacin tiene derecho a las medidas de proteccin que su condicin de menor requieren por parte de su familia, de la sociedad y del Estado. Todo nio tiene el derecho de crecer al amparo y bajo la responsabilidad de sus padres; salvo circunstancias excepcionales, reconocidas judicialmente, el nio de corta edad no debe ser separado de su madre.108

Las situaciones incluidas en las categoras de los artculos 117 y siguientes del CNA son generalmente causadas por la ausencia de polticas sociales que tengan como objetivo la restitucin o el restablecimiento de los derechos amenazados o vulnerados, basadas en el reconocimiento de la importancia de la familia. Es necesario reconocer, adems, que el mbito de actuacin de la justicia y de la polica no es el de las polticas sociales. En razn de lo expuesto y en el entendido de que cualquier tipo de intervencin de la justicia es malo y causa perjuicios,109 se impone un esfuerzo para limitar la institucionalizacin de los nios, por ser perjudicial y nociva.110 Habra sido positivo que el nuevo sistema optara por respuestas comunitarias de resolucin de los conflictos, inspiradas en el modelo de los consejos tutelares de Brasil pero que superen los principales obstculos de funcionamiento de esta experiencia. Las dimensiones actuales del fenmeno sobre el cual se quiere intervenir desaconseja la persistencia de intervenciones en el marco de una judicializacin de las situaciones de pobreza y la consiguiente construccin punitiva de los conflictos sociales abordados. La intervencin judicial no debe ser percibida por los operadores como el nico recurso, sino como el ltimo. Las polticas sociales bsicas deben cumplir el importante papel que les toca en su calidad de contrapartida de los derechos fundamentalmente econmicos y sociales que la CDN ha reconocido respecto de la infancia y la adolescencia. Esto implica que lo que debe preverse en la legislacin son medidas claras y oportunas de restitucin y reparacin de derechos. Estas medidas deben ofrecer alternativas participativas a la institucionalizacin, que representen un apoyo concreto y adaptado a la infancia y a la familia.

107 La propia CDN consagra expresamente un desplazamiento hacia la corresponsabilidad social (artculos 4, 5, 14.2, 18.2, 27 y Prembulo, prr. 4). 108 Protocolo Adicional a la Convencin Americana de Derechos Humanos (Protocolo de San Salvador), artculo 16. 109 Reglas Mnimas de las Naciones Unidas para la Administracin de la Justicia de Menores (Reglas de Beijing), adoptadas por la Asamblea General en su resolucin 40/33, de 28 de noviembre de 1985, comentarios a la regla 1 (aplicable a las internaciones por motivos asistenciales conforme a la regla 3.2). 110 Reglas de las Naciones Unidas para la Proteccin de Menores Privados de Libertad, adoptadas por la Asamblea General en su resolucin 45/113, de 14 de diciembre de 1990, regla I.3.

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Captulo sexto

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I. El trmite posterior a la adopcin de las primeras medidas


1. Consideraciones preliminares
Hemos expresado que, una vez que son adoptadas las ms urgentes e imprescindibles medidas, cesa la competencia de urgencia y se debe enviar el expediente al juzgado de familia al que por turno le corresponde al asunto. Asimismo, entendemos que en este nuevo juzgado se debe proceder conforme a lo establecido en el artculo 321 del CGP, esto es, siguiendo el trmite previsto para los incidentes fuera de audiencia. Ello implica la formulacin de un contradictorio y el dictado de una resolucin judicial sobre el fondo del asunto. En el primer ao de aplicacin de CNA se han formulado diferentes tesis con relacin a la forma en que se debe desarrollar el tracto procesal. En Montevideo la distribucin de los asuntos es efectuada a travs de la ORDA, que asigna al asunto un nuevo juzgado al cual se remite el expediente. En el presente captulo analizaremos lo que ocurre en los expedientes una vez adoptadas las medidas de proteccin de derechos.

2. El debate en torno al trmite posterior a la adopcin de las primeras medidas


El artculo 118 del CNA dispone que, a continuacin de que sean adoptadas las primeras medidas, se debe proceder de acuerdo con lo que estatuye el artculo 321 del CGP. La remisin efectuada es clara. Sin embargo, en forma mayoritaria se ha entendido que la aplicacin del artculo 321 del CGP, en el cual se encuentra previsto el procedimiento para los incidentes fuera de audiencia, es contingente. Asimismo, el artculo 66 del CNA, que refiere a la competencia de urgencia, expresa que sta tiene por objeto atender en forma permanente todos los asuntos que requieran intervencin inmediata, esto es, todos aquellos en los que exista riesgo de lesin o frustracin de un derecho del nio o adolescente. De acuerdo con este artculo, una vez tomadas las primeras medidas en salvaguarda de los derechos, el expediente debe derivarse al juzgado al que le corresponde al asunto segn el rgimen general de turnos. Las normas referidas prevn que luego de tomadas las primeras y ms urgentes medidas ocurran dos cosas: que se proceda conforme lo estatuye el artculo 321 del CGP y se derive el expediente al juzgado al que corresponde el asunto. En el marco de nuestro seguimiento de casos relevantes hemos identificado expedientes en los cuales los operadores del sistema judicial debatieron sobre la aplicacin de estas disposiciones. En este sentido, un representante del Ministerio Pblico entendi que antes de que se efecte la derivacin referida se debe dar cumplimiento a la remisin del artculo 321 del CGP.

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Habiendo el Juzgado decretado una medida o diligencia de urgencia de acuerdo a la ley 17.823, corresponde proceder conforme estatuye el artculo 321 del Cdigo General del Proceso (Incidente fuera de audiencia) ( 66, 117 y 118), establecindose una suerte de monitorio de oficio. Acorde a esto, a partir de la citada decisin inquisitiva: (1) el Juzgado deber otorgar un traslado por seis das a todos los que la misma afecte, (2) estar a lo que de ello resulte, y (3) para despus, pasar en vista estas actuaciones a Fiscala ( 118 cit.).111

Distinta fue la posicin sostenida por la Defensa de Oficio del adolescente en dicha oportunidad, conforme a la cual se deban remitir las actuaciones al Juzgado Letrado de Familia con competencia natural, dado que una vez dispuestas las medidas de proteccin ninguna pretensin incidental fue deducida.112 De acuerdo con esta posicin, el incidente referido constituira un medio especfico de impugnacin de este tipo de procedimientos. Las discrepancias brevemente reseadas motivaron resoluciones judiciales de primera y segunda instancia que en adelante researemos. Los tribunales en primera instancia adhirieron a la tesis de la Defensa, conforme a la cual la demanda incidental constituye un medio de impugnacin:
[] decretada la medida y de no mediar oposicin, que debe formularse por va incidental, corresponde el cese de toda actuacin y la remisin de los obrados al Juzgado de Familia naturalmente competente [] que en estos obrados nadie (incluido el Ministerio Pblico) dedujo demanda incidental de oposicin a la medida adoptada, por lo que por aplicacin estricta del art. 66 del CNA, deben remitirse sin ms trmite al Juzgado preindicado.113

La tesis del monitorio de oficio tambin fue dejada de lado en otras oportunidades, argumentando que esta interpretacin dara lugar a la violacin del principio procesal dispositivo material conforme al cual el inicio del proceso corresponde a los interesados:
[] si el legislador hubiera entendido que se modificaba la dispositividad de los procesos; en buena lgica habra debido de dejar ntidamente asentado que siempre, en cualquier circunstancia, se seguira el contradictorio motorizado por el Magistrado. La importancia del principio que se vera vulnerado as lo justificara. Entonces. Si no se redact la ley con esa contundencia, debe concluirse que, por el contrario; no se pretendi sino nicamente establecer el chasis procesal de ventilacin de una eventual oposicin [] El legislador no ha previsto cual o cuales pueden ser los contenidos de la pretensin a vehiculizar a travs del trmite incidental en cuestin. Omisin que no sera explicable de haber estado en la mente del redactor la innovacin inquisitiva. Y, desde luego, no puede asimilarse ontolgicamente una medida urgente y provisional, de ndole cautelar; a una verdadera pretensin.114

Los tribunales que entendieron en segunda instancia con relacin a este punto se sumaron a la tesis del incidente como medio especfico de impugnacin en los siguientes trminos:
Los artculos 118 y 66 del CNA pareciera que se contraponen, sin embargo la nica interpretacin lgica que permite la lectura conjunta de ambas normas es que tomadas las medidas en proteccin del menor de edad [] el Juez de la urgencia deber derivar los autos al Juzgado de Familia con competencia natural, y abrir incidente slo en caso de que algn interesado presente demanda incidental.115

111 Juzgado Letrado de Familia de 18. turno, expediente n. 433-57/2005 (proveniente del Juzgado Letrado de Familia Especializado de 1.er turno) (dictamen de la Fiscala Civil de 3.er turno del 28 de febrero de 2005). En el mismo sentido: Juzgado Letrado de Familia de 22. turno, expediente n. 433-58/2005 (proveniente del Juzgado Letrado de Familia Especializado de 1.er turno) (dictamen de Fiscala Civil 3., del 14 de febrero de 2005). 112 Juzgado Letrado de Familia de 18. turno, expediente n. 433-57/2005, fs. 23 y ss. (proveniente del Juzgado Letrado de Familia Especializado de 1.er turno). 113 Juzgado Letrado de Familia Especializado de 1.er turno, resolucin n. 1848/2005, de 17 de mayo de 2005. 114 Juzgado Letrado de Familia Especializado de 1.er turno, resolucin n. 1081/2005, de 30 de marzo de 2005. 115 Tribunal de Apelaciones de Familia de 1.er turno, sentencia n. 364 de 2005.

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Como cualquier cautela del CGP adoptada, debe ser notificada a todos los interesados, quienes podrn, ya recurrir, o ya promover el incidente previsto en el art. 118 CNA con todas las garantas del debido proceso que emerge de la aplicacin del artculo 321 de CGP.116 Adoptadas las medidas, en el marco de su naturaleza cautelar inmediata y urgida, son las partes a quienes corresponde revertir lo actuado por los medios de impugnacin apropiados y/o abrir la va procesal pertinente para cesar, sustituir o modificar la medida, siendo la va incidental de existencia eventual, contingente, no obligatoria.117

En cuanto a quin es el juez competente para entender en el incidente referido, se ha preferido que las oposiciones planteadas como incidentes se tramiten ante la sede con competencia de urgencia, y que el asunto se remita al juzgado de familia correspondiente una vez resuelto el incidente:
No resulta admisible la posicin del Sr. Fiscal con relacin a que corresponde la iniciacin de oficio del procedimiento incidental previsto en el artculo 321 del CGP. Si los padres plantearan oposicin a las medidas dispuestas se deber proceder conforme el art. 321 del CGP ante el Juez de Familia Especializado de acuerdo a lo dispuesto en el artculo 118 del C. De la N. y la A. Una vez culminado el mismo se deber remitir al Juez de Familia que corresponda.118

Esta discusin se desarroll en Montevideo. En los departamentos del interior analizados encontramos distintas soluciones a la problemtica. En Maldonado no surge referencia alguna al sentido que deba darse a la remisin al artculo 321 del CGP que efecta el 118 del CNA, mientras que en Salto hay algunos casos en que la resolucin que adoptaba las primeras medidas dispona lo siguiente:
De conformidad a lo dispuesto en el art. 118 del CNA confirase traslado por seis das hbiles y perentorios.119 Cumplido, dese traslado a la madre de la nia con plazo seis das hbiles y perentorios, intimndosele en el mismo la designacin de abogado. Designase Defensor de la nia a la Defensora de oficio de turno y aceptado el cargo corrale el traslado de rigor.120

La polmica reseada aleja la discusin de lo que desde nuestro punto de vista es el nudo de la cuestin. El legislador fue explcito al establecer que luego de las primeras medidas deba necesariamente darse lugar a un breve proceso de conocimiento, en el cual se pueden diligenciar las pruebas que se estimen pertinentes y que finalizara con una resolucin judicial. Lo fundamental de esta disposicin y lo que se est ignorando en la prctica judicial es que se propone un proceso de cognicin o de comprobacin en contraposicin con un proceso en el que en forma discrecional y dispositiva se adoptan medidas de carcter cautelar sin que nunca llegue el momento del juicio. Las medidas establecidas en el CNA son medidas cautelares y como tales tienen por finalidad evitar el incumplimiento o la inejecucin de otra resolucin judicial, fundamentalmente la sentencia definitiva, a dictarse en el proceso principal.121 La providencia cautelar es provisoria e instrumental en la medida en que es una resolucin dictada al servicio de una sentencia definitiva.122 Ello implica que las medidas cautelares nunca constituyen un fin en s mismas, sino que estn ineludiblemente preordenadas al dictado de una sentencia definitiva ulterior. En nuestro derecho no existen medidas autosatisfactivas, por lo que necesariamente las cautelares deben estar vinculadas a una decisin final de la cuestin. La interpretacin que se le ha dado al artculo 118 del CNA implica la inexistencia de un proceso principal y de una sentencia definitiva ulterior respecto de la cual fue dictada la medida cautelar.
116 117 118 119 120 121 122 Tribunal de Apelaciones de Familia de 2. turno, sentencia n. 197, de 17 de agosto de 2005. Tribunal de Apelaciones de Familia de 2. turno, sentencia n. 316, de 16 de noviembre de 2005. Tribunal de Apelaciones de Familia de 1.er turno, sentencia n. 322, de 26 de octubre de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de 1.er turno de Salto, resolucin n. 6725/2005, de 5 de octubre de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de 1.er turno de Salto, resolucin n. 6789/2005, de 7 de octubre de 2005. Cf. Tarigo: o. cit., t. II, p. 352. Cf. ibdem, pp. 352 y 353.

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Las medidas cautelares sirven para garantizar el buen fin de otro proceso definitivo. El carcter instrumental del proveimiento cautelar respecto del definitivo se vincula al carcter hipottico del juicio sobre la existencia del derecho, fruto necesario de la cognicin sumaria.123 Parecera que el CNA no hubiera cambiado la estructura procesal establecida en el Cdigo del Nio de 1934. Durante el primer ao de aplicacin del CNA las medidas cautelares fueron definitivas, en tanto nunca hubo un proceso principal ni una sentencia definitiva ulterior. Prima lo dispositivo sobre lo cognoscitivo en un proceso en el que el juez de menores buen padre de familia es sustituido por un grupo de personas que deciden qu es lo mejor para los nios y adolescentes. Entendemos que el CNA, al remitir a lo dispuesto en el artculo 321 del CGP, lo que se propuso es concebir un proceso de proteccin de derechos inspirado en la lgica de las garantas y no de la emergencia, que es lo que estara pasando.124 De lo expuesto se concluye, adems, que este proceso principal de cognicin debe ser competencia del juzgado natural del asunto y no del que interviene en la urgencia. La forma en que el legislador se refiri al proceso por su oscuridad es el origen de las discrepancias en torno a su aplicacin, pero estimamos que la interpretacin ms adecuada debe contemplar la exigencia de que exista un momento de cognicin y una decisin definitiva en el marco de los procesos de proteccin de derechos y situaciones especiales. El valor de los bienes jurdicos en juego exige esta solucin.

3. El seguimiento y control jurisdiccional de las medidas


En Montevideo, luego de las primeras medidas cuando no se celebra una audiencia evaluatoria, se remite el expediente a travs de la ORDA al juzgado de familia al cual le corresponde entender en el asunto. El CNA en su artculo 128 dispone que cumplidas las diligencias se deben reservar los autos, sin perjuicio del seguimiento y control de las medidas que el juez considera adecuado efectuar. Estimamos muy importante que el artculo 128 referido haya considerado que el seguimiento y control de las medidas es jurisdiccional. Esto implica un cambio con relacin a la normativa anterior al CNA, que estableca una solucin diversa. La acordada 7307 del 8 de noviembre de 1996, dispuso:
Una vez que de los elementos de juicio obrantes en el expediente determinaron al Juez a proceder a la internacin de un menor en situacin de abandono en un establecimiento a cargo del Instituto Nacional del Menor, es este el competente [] as como el jurdicamente responsable y tcnicamente dotado para la tuicin del menor, su control evolutivo, y la consecuente adopcin de medidas atinente a su asistencia y proteccin.

El carcter jurisdiccional del control y seguimiento de las medidas implica una garanta para el nio o adolescente, por el cual velar su abogado defensor en el proceso hasta el cese de las medidas dispuestas. Sin embargo, en Montevideo no es usual la designacin e intervencin de un defensor de oficio una vez que el expediente llega al juzgado natural del asunto. Tal como se observa en el grfico 40, en los casos en que se disponen medidas de proteccin de derechos, una vez que asume competencia el juez de familia al que le corresponde el asunto, slo en el 7% de los casos es designado un nuevo defensor.
123 Cf. Jaime Greif: Medidas cautelares en el mbito del derecho civil: aspectos generales, en Instituto Uruguayo de Derecho Procesal: Curso sobre medidas cautelares (obra dirigida por el Dr. Prof. ngel Landoni Sosa), Montevideo: FCU, 1999, p. 33. 124 Cf. ibdem, p. 37.

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En los expedientes relevados, el seguimiento de las medidas es efectuado a travs de la solicitud de informes a las instituciones que intervienen en su ejecucin, segn el tipo de medida dispuesta. Pero, tal como surge del grfico 41, en un porcentaje importante de casos no existe un seguimiento posterior de las medidas dispuestas.

Como surge del grfico 41, en Montevideo en el 51% de los casos se realiza un seguimiento de las medidas adoptadas, mientras que en Maldonado y Salto los porcentajes son mayores: 63% y 59% respectivamente.

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4. Cambios y modificaciones de medidas


El CNA no es explcito respecto a la posibilidad de que las medidas puedan ser modificadas o sustituidas. Sin embargo, en varias oportunidades refiere a la limitacin en su extensin y, en cuanto a algunas medidas que implican la institucionalizacin del nio o adolescente, exige que su duracin sea la mnima posible, as como impone a la institucin la obligacin de promover la superacin de la amenaza de sus derechos para favorecer su egreso (artculo 123).

La propia dinmica de nuestro relevamiento indica que puede haber habido cambios o modificaciones posteriores de las medidas. Sin perjuicio de esto, es preciso sealar los bajos porcentajes de cambios y modificaciones de las medidas dispuestas, que alcanzan el 33%, el 19% y el 6% en Maldonado, Montevideo y Salto, respectivamente. Con relacin a la modificacin de las medidas dispuestas, los informantes calificados se refirieron a la existencia de distintas lgicas algunas perversas que actan sobre el nio institucionalizado:
No veo que con la misma rapidez con que se lo interna se piense el egreso. Se lo interna sin estudiar bien el caso, y despus, si los padres estn cmodos no encargndose, y si en los hogares los funcionarios estn cmodos por que los chiquilines se adaptan y no dan problemas, entonces pueden permanecer mucho tiempo. (Tcnico de ONG, Montevideo)

Es preciso sealar que no slo se deben ejecutar medidas de proteccin de los derechos de nios y adolescentes, sino que tambin se deben favorecer el desarrollo y la fortaleza del ncleo familiar. Es necesario que en el marco de la actuacin estatal se tomen medidas para restituir a los nios a sus familias de origen, evitando la institucionalizacin. Con relacin a este particular, las Directrices de Riad en su apartado duodcimo han sealado:
La familia es la unidad central encargada de la integracin social primaria del nio, los gobiernos y la sociedad deben tratar de preservar la integridad de la familia, incluida la familia extensa. La sociedad tiene la obligacin de ayudar a la familia a cuidar y proteger al nio y asegurar su bienestar fsico y mental [].

La perversidad del sistema radica en que puede llegar a perpetuar la institucionalizacin y omitir el desarrollo de tareas tendientes a la reintegracin del nio o adolescente a su medio originario.

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Cuando se modifican las medidas originariamente dispuestas, encontramos que esto sucede principalmente por iniciativa de los tcnicos (47%). Los siguientes porcentajes corresponden al Ministerio Pblico (22%), al juez (19%) y en slo el 9% de los casos a la Defensa. En el 3% del os casos los cambios de medidas son resueltos en otros expedientes pero constan en el relevado.

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II.

Conclusiones

Poco pasa despus de que se disponen las primeras medidas en los procesos de proteccin de derechos y situaciones especiales. La exigencia del artculo 118 del CNA, en cuanto a que luego de la adopcin de las medidas se proceda conforme lo estatuye el artculo 321 del CGP, ha sido interpretada mayoritariamente como de carcter contingente. De acuerdo con esta posicin, el incidente referido constituira un medio especfico de impugnacin de este tipo de procedimientos. Lo fundamental de esta disposicin, y lo que en la prctica judicial se est ignorando, es que tras la adopcin de las primeras medidas debe tener lugar un proceso de cognicin o de comprobacin, en contraposicin con los procesos meramente dispositivos y discrecionales. Reconocerle este sentido al artculo 118 del CNA implica el reconocer el carcter cognoscitivo y no meramente dispositivo de la intervencin jurisdiccional. Asimismo, es coherente con la naturaleza instrumental o subsidiaria de las medidas cautelares adoptadas. De otra forma no habra en el marco de estos procesos ninguna actividad tendiente a la verificacin de las situaciones que motivan las actuaciones judiciales, ms all de las que en forma parcial y sumaria son tomadas en cuenta para adoptar las medidas cautelares. La adopcin de uno u otro camino implica optar entre dos epistemologas judiciales distintas:
[] entre cognoscitivismo y decisionismo, entre comprobacin y valoracin, entre prueba e inquisicin, entre razn y voluntad, entre verdad y potestad.125

Donde slo hay poder discrecional disminuyen las garantas y lmites a la injerencia estatal. La medida que se presenta como una alternativa al conflicto, lejos de ser el restablecimiento de un derecho vulnerado, es una imposicin sin juicio. Asimismo, la exigencia de un proceso de conocimiento en el que los interesados participen activamente, se diligencien pruebas y culmine con una resolucin definitiva ha sido tenida en cuenta por buena parte de los proyectos y las leyes posteriores a la CDN referidos a la niez y la adolescencia de Amrica Latina.126 La dificultad para que estos procesos mantengan una armona con el ordenamiento jurdico y no se transformen en procesos en los que se adoptan medidas cautelares que nunca son revisadas responde en parte a un aspecto estructural del sistema de proteccin. En el marco de los procesos de proteccin de derechos y situaciones especiales, al Poder Judicial se le encarga una serie de conflictos propios de la rbita de las polticas pblicas. Los jueces competentes en esta materia, al igual que el juez de menores de la situacin irregular, abordan competencias tpicas del Poder Ejecutivo vinculadas con la ejecucin de polticas sociales. Los rganos jurisdiccionales deben resolver conflictos jurdicos y es el aparato administrativo el que tiene que desarrollar en forma eficaz las polticas sociales. Las medidas de proteccin de los derechos de la infancia y la adolescencia son un vestigio del sistema tutelar, en tanto las facultades que se le conceden al juez en el marco de estos procesos exceden la funcin jurisdiccional, porque a esta funcin le corresponde decidir cuestiones jurdicas controvertidas mediante pronunciamientos que adquieren fuerza de verdad definitiva.127
125 Ferrajoli: o. cit., p. 45. 126 En este sentido encontramos que refieren a este aspecto: el proyecto de Ley de la Infancia y la Adolescencia de Colombia en su artculo 264; el Cdigo de la Niez y la Adolescencia de Costa Rica (ley 7739) en sus artculos 128 y ss. y 141 y ss.; el Cdigo de la Niez y la Adolescencia de Ecuador (ley RO/737 de 2003) en sus artculos 235 y ss., 264 y 267; la Ley para el Desarrollo Integral de la Niez y Adolescencia (decreto 482 de 1993) en sus artculos 33 y ss.; entre otros. Para profundizar en este aspecto vase Garca Mndez y Beloff: o. cit., t. I y II. 127 Enrique Sayagus Laso: Tratado de derecho administrativo, t. I, 4. ed. (puesta al da por el Dr. Daniel H. Martins), Montevideo, 1974, p. 47.

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En un sistema de proteccin de derechos adecuado a la CDN, el juez debe limitarse a desarrollar la funcin jurisdiccional. Se extingue as la vieja figura del juez de menores como mero instrumento de control de la pobreza, con sus decisiones carentes de fundamentos y procedimientos regidos por la inobservancia de las garantas constitucionales y procesales.128 El dispositivo procesal estudiado constituye una importante herramienta de control social mediante la cual se justifican intervenciones punitivas respecto de un sector de los nios, adolescentes y sus familias. No se llevan a los tribunales las polticas pblicas estatales a travs de un proceso de justiciabilidad de los derechos econmicos y sociales, sino que se hace lo propio sobre los sujetos intervenidos. Eso es claro en tanto son las situaciones vinculadas a conductas reprochables y con fuerte impacto en la opinin pblica, o que se vinculan con aspectos mdicos y psiquitricos, las que reciben medidas en mayor porcentaje. En cambio, en los casos en que el nio o adolescente aparece como vctima de situaciones que se vinculan a su realidad familiar o a la ausencia de dispositivos oportunos de polticas sociales, se disponen medidas de proteccin de derechos en menores porcentajes. Esta caracterstica del sistema refuerza el carcter punitivo de buena parte de las intervenciones judiciales en el marco de los procedimientos de proteccin de derechos. El carcter punitivo se dirige como antes tanto hacia los padres como a los nios o adolescentes.129 En un contexto de profundo deterioro social, el hecho de que sean las medidas para los padres o responsables las ms usuales especialmente las llamadas de atencin debe hacernos reflexionar acerca de la potencialidad restitutoria de derechos del actual sistema de proteccin. La CDN requiere una nueva institucionalidad que limite la actuacin judicial y que promueva la adopcin de polticas sociales integrales. La consolidacin de una sociedad democrtica y respetuosa de los derechos humanos de la infancia y la adolescencia requiere polticas pblicas que no se agoten en la respuesta asistencial y focalizada, sino que se dirijan a interrumpir los procesos que producen socialmente la pobreza. An es necesario adaptar la normativa vigente y las estructuras institucionales al papel que cabe al Estado en el campo de las polticas sociales de conformidad con el enfoque de derechos.

128 J. Batista Costa Saraiva: El perfil del juez en el nuevo derecho de la infancia y la adolescencia, en Justicia y Derechos del Nio, n. 2, Buenos Aires: UNICEF, 2000, p. 45. 129 Cf. Erosa: o. cit., pp. 144 y ss.

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A
Anexo Estrategia metodolgica

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I. Seguimiento de expedientes
1. Relevamiento de expedientes judiciales
En el marco de la presente investigacin se realiz un relevamiento de expedientes judiciales referentes a procesos por infracciones a la ley penal y de proteccin de los derechos y situaciones especiales, en los departamentos de Maldonado, Montevideo y Salto. En cuanto al criterio de seleccin de los departamentos, se busc entre aquellos que presentaran un sistema de justicia ms completo. En los tres seleccionados funcionan desde hace algn tiempo programas de libertad asistida, lo cual nos garantizara una comparacin ms completa entre ellos. El relevamiento referido se realiz sobre los procedimientos iniciados entre el da 1.o de octubre de 2004 y el 30 de setiembre de 2005, perodo que corresponde en forma aproximada al primer ao de implementacin del CNA. Para ello se realizaron muestras estadsticamente representativas del total de expedientes iniciados en ese perodo en los juzgados letrados correspondientes a los tres departamentos. Para abarcar dicho perodo se disearon ocho muestras trimestrales en Montevideo cuatro referidas a los procesos por infraccin a la ley penal y cuatro a los procesos de proteccin de derechos y cuatro muestras semestrales dos referidas a los procesos por infraccin a la ley penal y dos a los procesos de proteccin de derechos en cada uno de los restantes departamentos. Ello implica un total de 16 muestras independientes, las que fueron construidas para cada uno de los perodos considerados en cada departamento. El diseo de las muestras referidas a los procesos por infraccin a la ley penal se bas en una revisin exhaustiva de los registros de estas dependencias. En el caso de los expedientes correspondientes a los juzgados letrados con competencia en materia de familia en Montevideo, las muestras fueron diseadas a partir de los listados proporcionados por la Oficina de Recepcin y Distribucin de Asuntos (ORDA), los cuales debieron ser cuidadosamente depurados. En Maldonado y Salto, el diseo de las muestras se bas en los mismos mecanismos de revisin exhaustiva y depuracin, pero de los listados proporcionados por los juzgados letrados con competencia en materia de familia.

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Todos los casos que conformaron las muestras fueron seleccionados sobre la base de la aleatoriedad sistemtica, partiendo de un caso seleccionado tambin en forma aleatoria. En primer lugar se elabor un listado numerado de los expedientes judiciales en cada uno de los perodos considerados (cuatro trimestres en Montevideo y dos semestres en Maldonado y Salto). Luego se sorte un nmero al azar y se seleccionaron los dems casos a partir de ese nmero.

El diseo de las muestras tom como base criterios de representatividad estadstica, en virtud de los cuales se analizaron, en el marco del relevamiento de expedientes correspondientes a procesos por infraccin a la ley penal, 281 expedientes judiciales sobre un total de 870, segn se detalla en el cuadro 1

En el marco del relevamiento de expedientes correspondientes a procesos de proteccin de derechos y situaciones especiales, se analizaron 404 expedientes judiciales sobre un total de 1183, segn se detalla en los cuadros 2 y 3. Luego de finalizada esta etapa primaria de recoleccin de informacin, se procedi a revisar una vez ms estos expedientes, a los efectos de actualizar la informacin respecto de aquellos an en trmite en el momento del primer relevamiento, dado que stos constituyen una unidad de anlisis en constante transformacin. Todos los expedientes judiciales incluidos en las muestras fueron relevados en los tres meses posteriores a su fecha de inicio.

2. Formularios de recoleccin de informacin


Para el relevamiento de la informacin y con el cometido de recabar informacin exhaustiva y comparable con fuentes secundarias, se disearon dos formularios especficos de recoleccin de informacin, basados en las disposiciones del CNA, los que incluyeron ms de 400 variables, as como numerosas variables de control. En el diseo se prest especial atencin a los valores de cada variable, intentando manejar informacin de manera exhaustiva y especfica. Adems, al incluir variables y asignarles valores, se utiliz como gua la generacin de informacin comparable con nuestras fuentes secundarias.

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a. Dimensiones abordadas (procesos por infraccin a la ley penal) Datos del expediente Fecha de inicio del expediente Fecha de la sentencia Defensor: pblico / privado Motivo del archivo Ao de archivo Juzgado de turno Juez de turno Fiscal de turno

Datos del adolescente y situacin familiar Edad Sexo Actividad que realiza Barrio donde reside Mayor nivel educativo formal alcanzado Rezago educativo Composicin del grupo de convivencia

Actuaciones previas al proceso Fecha de la infraccin Hora de la infraccin Lugar donde se realiza la infraccin Consumo de sustancias Autora de la infraccin Uso de armas en el momento de la infraccin Barrio donde se cometi la infraccin El adolescente es detenido Seccional / agente que lo detiene Fecha de la detencin Hora de la detencin Razones de la detencin Tipo de actividades que realiza la Polica Polica realiza actividades en presencia de Defensa Existen anotaciones previas del adolescente Numero de anotaciones previas Razones de las anotaciones previas

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Conocimiento inmediato del juez Hora de conocimiento del juez Se respeta el plazo de dos horas para la comunicacin al juez Cmo se realiza la comunicacin al juez Se informa al adolescente de sus derechos en sede policial Se notifica a los responsables del adolescente Polica justifica necesidad de actividades probatorias Conduccin ante el juez Hora de conduccin ante el juez El adolescente es conducido al INAU Dependencia adonde es conducido Hora de conduccin Consta previa autorizacin judicial Se realiza examen mdico El adolescente es conducido a un instituto policial Consta previa autorizacin judicial Se realizan otros traslados

Notificaciones Juez dispone notificacin a Defensa Juez dispone notificacin a Fiscala Juez dispone notificacin a responsables Juez dispone notificacin a asesores tcnicos Polica notifica a Defensa Polica notifica a Fiscala Polica notifica a responsables Polica notifica a asesores tcnicos

Abuso policial Juez interroga al adolescente sobre el trato policial Denuncia de abuso policial Intervencin del mdico forense Tipo de lesiones por abuso policial constatadas por mdico forense Juez remite denuncia de abuso policial a juzgado penal

Caractersticas de la infraccin Contra quin Datos de la vctima (persona fsica)

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Sexo Edad La vctima alega haber sufrido lesiones Se reconoce al autor Uso de armas en la infraccin (segn investigacin judicial: fiscal, juez)

Audiencia preliminar Fecha de la audiencia Hora de inicio de la audiencia Quines estn presentes en la audiencia Juez considera que se trata de la aplicacin de art. 117 y ss. Comunica a juez de familia Se inicia procedimiento por infraccin a la ley penal Tipificacin de la infraccin segn el juez Agravantes a la infraccin Concurso Defensa solicita pruebas Fecha de diligenciamiento Tipo de pruebas solicitas por Defensa Defensa solicita otras medidas Fiscala solicita pruebas Fecha de diligenciamiento Tipo de pruebas solicitadas por Fiscala Fiscala solicita otras medidas Se respeta plazo de prueba de 20 das Fecha de realizacin de prueba Se requiere la colaboracin de la Polica en esta etapa Tipo de colaboracin Decreto de culminacin de audiencia Fecha de culminacin de audiencia Decreto dispone medidas probatorias Tipo de medidas probatorias Decreto rechaza medidas probatorias

Pruebas en audiencia preliminar Declaraciones de vctima a Polica Confesin ante Polica

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Declaraciones de vctima a juez Confesin ante juez Declaraciones de testigo(s) a Polica Acta de reconocimiento ante Polica Declaraciones de testigo(s) a juez Acta de reconocimiento ante juez Prueba material Otras

Medidas cautelares Tipo de medidas cautelares solicitadas por Fiscala Argumentos utilizados por Fiscala Actitud de la Defensa Argumentos de la Defensa Tipo de medida cautelar decretada Lugar de medida cautelar decretada Fijacin de audiencia final Fecha de audiencia final fijada Otras resoluciones

Trmite Fecha en que los autos pasan a Fiscala Actitud de Fiscala Argumentos de Fiscala Acusacin tiene relacin de pruebas Acusacin analiza informes tcnicos Acusacin formula presupuestos fcticos, jurdicos o tcnicos Tipificacin de la infraccin segn Fiscala Medida solicitada por Fiscala Tiempo de medida solicitada por Fiscala Fecha de notificacin a la Defensa Actitud de la Defensa Caractersticas del allanamiento de la Defensa Argumentos de la Defensa Defensa ofrece pruebas Defensa contradice presupuestos de Fiscala Tipificacin de la infraccin segn Defensa

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Medida solicitada por Defensa Tiempo de la medida segn Defensa Finalizacin del proceso Razn de finalizacin del proceso Fecha de finalizacin del proceso Clausura del proceso Razn de clausura del proceso Fecha de clausura Prescindencia de accin penal Razn de prescindencia de accin penal Fecha de prescindencia de accin penal

Audiencia final Quines estn presentes en la audiencia final Se diligencia prueba Informes tcnicos disponibles a la fecha de la audiencia Fecha de convocatoria a audiencia final Fecha de realizacin de la audiencia fina

Pruebas relacionadas en la sentencia final Declaraciones de vctima ante Polica Declaraciones de testigo(s) ante Polica Confesin ante Polica Acta de reconocimiento ante Polica Declaraciones de vctima ante juez Declaraciones de testigo(s) ante juez Confesin ante juez Acta de reconocimiento ante juez Prueba material Otra

Sentencia Tipificacin de la infraccin segn juez Agravantes de la infraccin Concurso Medida dispuesta por el juez Tiempo dispuesto por el juez de cumplimiento de la medida Lugar dispuesto por el juez para el cumplimiento de la medida

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Se respeta plazo de sesenta das de duracin para medidas cautelares privativas de libertad Tiempo de duracin del proceso (desde fecha de audiencia preliminar hasta fecha de sentencia)

Otros datos del proceso Se dicta privacin de libertad Se respeta principio de congruencia Recuperacin de lo sustrado Tiempo real de duracin de la medida socioeducativa Lugar(es) de cumplimiento de la medida socioeducativa Informes tcnicos posteriores a audiencia final Quin los solicita Actividades realizadas por el adolescente (segn informes tcnicos) Se constat adiccin a drogas o alcohol Se recurre a programa de orientacin y tratamiento Control judicial Control de autoridad administrativa Se constata no cumplimiento / fuga de medida cautelar Se constata no cumplimiento / fuga de medida socioeducativa

Modificacin, cese o cambio de medidas Quin lo solicita Qu se solicita Fecha de solicitud Dictamen de Fiscala Fecha de dictamen Sentencia se produce en audiencia Qu se concede Fecha Lugar de cumplimiento de la nueva medida

Recursos Quin interpone recursos Qu tipo de recursos Argumentos del recurso Argumentos de la contestacin Qu se resuelve

Acuerdos conciliatorios celebrados en audiencia Mediacin

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Etapa del proceso en que se produce Conformidad del adolescente Conformidad de la vctima Se realizan informes tcnicos previos

b. Dimensiones abordadas (procesos de proteccin de los derechos y situaciones especiales) Datos del expediente Fecha de inicio del expediente Defensor: pblico / privado Motivo del archivo Ao de archivo Juzgado de turno Juez Fiscal de turno

Datos personales del nio, nia o adolescente Edad Sexo Actividad que realiza Barrio donde reside Mayor nivel educativo formal alcanzado Rezago educativo Composicin del grupo de convivencia

Actuaciones previas al proceso Fecha de toma de conocimiento del juez Va de acceso. Quin comunica al juez la situacin Situacin que motiva el inicio del expediente Barrio El adolescente es detenido Tipo de actividades que realiza la Polica Fecha de comunicacin con los responsables del nio, nia o adolescente Otras comunicaciones El nio, nia o adolescente es conducido ante el juez El juez notifica al INAU El nio, nia o adolescente es conducido al INAU Hay autorizacin previa del juez para la conduccin Fecha de la autorizacin

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Trmite judicial Se realiza audiencia Fecha de la audiencia Nio, nia o adolescente es odo en la audiencia Declara en presencia de la Defensa Declara en presencia de responsables Se recaban informes tcnicos Tipo de informes tcnicos Cantidad de informes tcnicos Ministerio Pblico es escuchado Fecha en que es escuchado el Ministerio Pblico Fiscala es escuchada en la audiencia Resolucin en audiencia Tipo de medidas que establece la resolucin Fecha en la que se establecen las medidas Duracin de la(s) medida(s) que establece la resolucin Lugar de la(s) medida(s) que establece la resolucin

Trmite sin audiencia Intervencin del Ministerio Pblico Intervencin de la Defensa Informes tcnicos Tipo de informes tcnicos Cantidad de informes tcnicos Resolucin fuera de audiencia Tipo de medidas que establece la resolucin Fecha en la que se establecen las medidas Duracin de la(s) medida(s) que establece la resolucin Lugar de la(s) medida(s) que establece la resolucin

Primeras medidas Medidas para responsables (art. 119) Tipo de medida para responsables Responsabilidad penal de padres o responsables Medidas ambulatorias para nios y adolescentes (art. 120) Tipo de medida ambulatoria Disposicin judicial Fecha

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Solicitud del INAU Fecha de solicitud del INAU Consta requerimiento de aplicacin de medida Constancia de requerimiento Medidas en rgimen de internacin sin conformidad del nio o adolescente (art. 121) Causa de internacin compulsiva Prescripcin mdica previa Plazo de internacin Prrrogas Plazo de prrrogas Resolucin judicial Centros residenciales especializados de atencin ambulatoria (art. 122) (si es nio o nia) Consentimiento de responsables Se oye previamente al nio o nia (si es adolescente) Consentimiento del adolescente Se oye previamente al adolescente Participacin de la Defensa Participacin del Ministerio Pblico Declaracin de responsables Qu responsable declara Se recaban informes tcnicos Qu informes tcnicos Resolucin judicial Programas de atencin permanente y centros de atencin integral (arts. 123 y 124) Solicitud de padres Fecha de solicitud Se oye al nio, nia o adolescente previamente Actuacin de la Defensa Solicitud de nio, nia o adolescente con oposicin de responsables Resolucin judicial Maltrato y abuso (arts. 130 y ss.) Tipo de denuncia Quin realiza la denuncia Dnde se realiza la denuncia A quin se denuncia Fecha de denuncia Fecha de toma de conocimiento del juez

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El expediente es derivado a juzgado penal Resolucin judicial

Proceso despus de las primeras medidas Contradictorio Seguimiento de la medida Quin solicita el seguimiento de la medida Cambio de medidas Quin solicita el cambio de medidas Por qu medida cambia

3. Entrevistas en profundidad
Para complementar cualitativamente la informacin recolectada con relacin a los procesos por infracciones a la ley penal y de proteccin de los derechos y situaciones especiales, se efectuaron una serie de entrevistas en profundidad a informantes calificados. La seleccin de las personas entrevistadas se bas en criterios tericos, ponderando a aquellas que pudiesen proporcionar informacin calificada sobre los temas que no resultaron satisfactoriamente abordados a travs del relevamiento de expedientes. Se realizaron 60 entrevistas a informantes calificados jueces, fiscales, defensores, funcionarios del INAU, funcionarios policiales, mdicos y funcionarios del Ministerio de Salud Pblica, tcnicos del Poder Judicial, tcnicos de programas a cargo de organizaciones no gubernamentales, adolescentes, y familiares de adolescentes privados de su libertad. En la seleccin se tomaron en cuenta los aspectos vinculados con las competencias judiciales objeto de nuestro estudio, tanto de orden temtico como territorial (Maldonado, Montevideo y Salto).

4. Anlisis de datos secundarios


Con el objetivo de enriquecer y dar un marco ms general a la informacin obtenida en el marco de esta investigacin, se realiz un anlisis de fuentes de informacin secundarias. Las principales fueron: ANEP: Panorama de la educacin en el Uruguay, Una dcada de transformaciones, 1992-2004, Montevideo, 2005. GURISES UNIDOS: Hay 3.100 nios en situacin de calle en Montevideo y Canelones Gurises Unidos, con el apoyo de la Unin Europea, llev a cabo el primer estudio cuantitativo sistematizado de esta realidad hecho en Uruguay, en Gurises Unidos, n.o 10, Montevideo, diciembre 2004. INSTITUTO DEL NIO Y ADOLESCENTE DEL URUGUAY: Sistema de Informacin para la Infancia. INSTITUTO NACIONAL DE ESTADSTICA (en lnea: www.ine.gub.uy): Encuesta de Hogares; Mdulo de Trabajo infantil; Procesamientos por rea y sexo (Fuente: Poder Judicial. Elaborado por Divisin Planeamiento y Presupuesto con datos del Instituto Tcnico Forense); Estimaciones de pobreza por el mtodo del ingreso, Encuesta Continua de Hogares, Incidencia de la pobreza 2005. MINISTERIO DEL INTERIOR: Observatorio Nacional de Violencia y la Criminalidad (2005), y datos e informaciones que nos fueran proporcionados por dicho organismo.

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PODER JUDICIAL (en lnea: www.poderjudicial.gub.uy): Anuarios estadsticos; Informes estadsticos sobre la actividad jurisdiccional en el Interior y en Montevideo, Actividad de las defensoras de oficio en todo el pas. UNICEF: El trabajo infantil y adolescente en Uruguay y su impacto sobre la educacin. Anlisis de la situacin en la dcada pasada y el presente (2003); y Observatorio de los derechos de la infancia y la adolescencia en Uruguay (2005).

5. Principales obstculos metodolgicos


Como sucede en la mayora de las investigaciones de estas caractersticas, surgieron varios obstculos metodolgicos a lo largo del trabajo de campo. La falta de informatizacin de algunas de sedes judiciales y los diferentes criterios en la categorizacin y sistematizacin de la informacin constituyeron importantes obstculos en la etapa del diseo de las muestras estadsticas, que requirieron un cuidadoso trabajo de depuracin y seleccin del objeto de estudio por nuestros investigadores en cada uno de los perodos analizados. El conflicto que atravesaron las organizaciones gremiales que representan a los funcionarios del Poder Judicial y las diferentes medidas tomadas a lo largo del perodo en que desarrollamos el trabajo de campo limitaron cuantitativa y cualitativamente nuestro acceso a los juzgados letrados. Por ltimo, hemos percibido en algunos de los actores involucrados una clara reticencia a colaborar con nuestra labor.

II. Seguimiento de casos relevantes


1. Introduccin
El seguimiento de casos permiti que el OSJ actuara en los tribunales como usuario del servicio de justicia, a travs del seguimiento de casos relevantes desde el punto de vista terico y/o estratgico. Este seguimiento se desarroll en varias modalidades: a travs del acompaamiento del trmite de un expediente, mediante posturas activas que pueden dar lugar a la presentacin de acciones ante los tribunales u otros organismos pblicos, y mediante la asuncin de la defensa activa en casos seleccionados por el equipo tcnico del proyecto. El seguimiento de casos abarc 55 expedientes judiciales, y se asumieron posturas activas, como la presentacin de escritos o el patrocinio de las causas, en 26 expedientes judiciales y administrativos. Los casos fueron derivados generalmente al equipo tcnico por organizaciones de la sociedad civil, coaliciones, redes y personas, con quienes previamente se realizaron instancias de difusin del proyecto y coordinacin para las derivaciones. La coordinacin con instituciones pblicas, organizaciones de la sociedad civil y medios de comunicacin se enmarca en una estrategia encaminada a que nuestras acciones no se agoten en los tribunales, sino que estn acompaadas por una labor de incidencia. En el perodo analizado se privilegi el seguimiento de casos vinculados con el sistema penal juvenil. Sin perjuicio de ello, se patrocinaron y realizaron seguimientos de varios casos vinculados a situaciones de amenaza o vulneracin de los derechos del nio, a los cuales hacemos referencia en el informe. La labor desarrollada en el primer ao de ejecucin del seguimiento de casos relevantes nos ha permitido establecer vnculos muy fuertes con organizaciones para la derivacin de casos. A los efectos de facilitar este

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mecanismo de trabajo, se confeccion un documento de presentacin del proyecto para las organizaciones, con los datos de contacto del proyecto. Tambin realizamos un importante esfuerzo en la difusin del proyecto en distintos mbitos, en el que se destacan: a. Taller de implementacin. Esta actividad se realiz en la sede del Movimiento Nacional Gustavo Volpe el 31 de marzo de 2005. b. Actividad de difusin Observatorio del sistema de administracin de justicia para la infancia y la adolescencia: primeros avances a un ao del nuevo Cdigo. Se llev a cabo en el Centro de Formacin y Estudios del INAU, en el marco de su curso sobre el Cdigo de la Niez y la Adolescencia, el martes 13 de setiembre de 2005. La permanencia del proyecto y el xito de los casos relevantes asumidos por l han generado frecuentes consultas de diversas organizaciones de la sociedad civil que trabajan en temas de infancia. El elevado nmero de consultas dio la oportunidad de seleccionar nuestros casos sobre una base cada vez ms amplia de derivaciones. Este primer ao ha servido para que organizaciones pblicas y privadas tomen conocimiento de la existencia del proyecto, y la derivacin de casos a ste comience a ser incorporada a sus prcticas. Las derivaciones son no slo ms frecuentes, sino tambin cada vez ms pertinentes, debido a que se han alcanzado importantes niveles de acuerdo con las organizaciones con relacin a la identificacin de criterios que hacen relevante a un caso desde el punto de vista terico y/o estratgico.

2. Criterios de relevancia y litigio estratgico


La decisin de incorporar esta lnea de trabajo se basa en la necesidad de incidir en la incorporacin de la perspectiva de los derechos humanos de la infancia y la adolescencia en el debate judicial. En el campo de la administracin de justicia, el litigio del OSJ ante los tribunales es estratgico, pues est orientado a casos paradigmticos. La seleccin de los casos relevantes se efecta teniendo en cuenta los siguientes criterios: a) la contencin del poder punitivo estatal y de la violencia institucional; b) la relevancia terica y el cumplimiento de la normativa (CDN y CNA); c) la incidencia en polticas pblicas y la justiciabilidad de derechos econmicos y sociales; d) la potencialidad del caso para ser til en orden a promover la coordinacin entre organizaciones de la sociedad civil y lograr una modificacin de prcticas reidas con normativa tomada como marco de referencia. Los casos fueron seleccionados en algunas oportunidades por su particularidad y especialidad, aunque en ocasiones se trat de casos testigo esto es, que reflejaran patrones de violaciones de derechos humanos y cuyos resultados, por su similitud con otros casos, pudieran ser aprovechados para tramitar nuevas causas. a. La contencin del poder punitivo estatal y de la violencia institucional Tal como expresamos en el apartado referido al marco terico, consideramos que la nica aspiracin razonable frente al sistema penal es promover su reduccin y controlar su expansin a travs de la estructuracin de un completo sistema de garantas que lo limiten cuanto sea posible. Parte de la doctrina nacional considera que el CNA ha instaurado un derecho penal mnimo de acto, que reduce la intervencin punitiva en consonancia con la CDN.130

130 Cf. nota 24.

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En este sentido, hemos solicitado cambios y sustituciones de medidas, a los efectos de identificar los argumentos utilizados por los operadores para mantener una medida de encierro o limitar los espacios de libertad de los adolescentes sometidos a procesos. Mediante el desarrollo de estrategias de contencin de la violencia institucional hemos buscado revertir la impunidad que generalmente acompaa los casos de violencia policial y las situaciones de tortura ocurridas en la privacin de libertad. Para afrontar esta problemtica hemos efectuado denuncias penales, que an se encuentran en trmite. b. Relevancia terica y cumplimiento de la normativa La jurisprudencia en estas temticas suele ser especialmente lacnica, y en muchos casos no toma explcitamente una posicin con relacin a temas que se discuten en mbitos acadmicos y doctrinarios. Uno de nuestros objetivos ha sido incidir y promover el desarrollo de jurisprudencia adecuada a la normativa internacional consagratoria de derechos humanos de la infancia y la adolescencia. Asimismo, hemos seleccionado casos que nos han permitido recopilar u obtener pronunciamientos jurisdiccionales que abordan cuestiones debatidas desde el punto de vista terico; por ejemplo, el rgimen de responsabilidad penal juvenil en el caso de los delitos culposos, la aplicacin del principio de oportunidad reglada, la sancin penal y el consumo de sustancias psicoactivas, la prueba en el procedimiento penal juvenil, el derecho a la intimidad y la privacidad con relacin al acceso a los expedientes judiciales por personas no autorizadas, la capacidad procesal de nios, nias y adolescentes, entre otros. Tal como hemos mencionado, la aplicacin del CNA en el mbito judicial representa un nuevo reto para nuestra cultura jurdica. El sistema judicial uruguayo se ha mostrado histricamente comprometido con la adecuacin de nuestra normativa y nuestras prcticas judiciales a la CDN, entre otras normas, pero existe indudablemente una resistencia de los operadores a ajustar sus prcticas a la nueva normativa. Un ejemplo de esta resistencia es el incumplimiento de disposiciones tales como las del artculo 100 del CNA, referentes a la obligacin legal de los jueces de realizar visitas trimestrales a los centros de privacin de libertad, en momentos de clara crisis institucional del sistema carcelario juvenil. En este sentido, intentamos seleccionar casos en los que exista una diferencia entre las prcticas judiciales de nuestros tribunales y la normativa prevista en el CNA, con el objetivo de exigir el ms estricto cumplimiento de la normativa vigente. c. La incidencia en polticas pblicas y la justiciabilidad de derechos econmicos y sociales Existe una ntima relacin entre la vigencia de derechos fundamentales y el diseo y la implementacin de polticas pblicas. El CNA establece una regulacin especfica para la accin de amparo originariamente prevista en la ley 16.011, de 19 de diciembre de 1988. En este sentido, hemos evaluado varias situaciones a los efectos de interponer esta importante accin. Conviene precisar que se trata de una accin prevista por nuestro ordenamiento jurdico como excepcional, y que se encuentra limitada por mltiples requisitos que deben ser estudiados caso a caso, para aumentar las chances de tener xito en un accionamiento como el referido. En esta lnea de accin hemos iniciado una experiencia de utilizacin del instituto del amicus curiae. Los amici curiae consisten en presentaciones que pueden realizar terceros ajenos a una disputa judicial pero con un justificado inters en la temtica del litigio, a fin de expresar sus opiniones en torno a la materia, a travs de aportes de trascendencia para la sustentacin del proceso. Si bien la legislacin nacional no prev este instituto, en la primera presentacin efectuada ante la justicia de adolescentes ste fue aceptado. Tambin hemos realizado un intenso seguimiento de la situacin del sistema carcelario juvenil. En este marco hemos tomado defensas de adolescentes, hemos efectuado visitas a los centros de privacin de libertad y hemos presentado notas al comisionado parlamentario (ley 17.684), a los efectos de que asuma competencia en estas situaciones de adolescentes privados de su libertad en virtud de procesos judiciales.

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d. La potencialidad del caso de ser til para promover la coordinacin entre organizaciones de la sociedad civil y lograr una modificacin de prcticas reidas con la normativa tomada como marco de referencia ste es un criterio estratgico y transversal a toda la actividad del seguimiento de casos relevantes. En este sentido, hemos logrado en varias oportunidades incorporar institucionalmente a las organizaciones que derivan los casos como actores de la sociedad civil en los procesos. El instituto del amicus curiae nos ha permitido aportar nuevos argumentos jurdicos al debate, a la vez que garantizar un mecanismo de participacin ciudadana que torna la bsqueda de la justicia en una actividad colectiva, no circunscrita a la decisin del juez y a los argumentos de las partes. Los resultados del seguimiento de casos fueron utilizados en el presente trabajo a los efectos de complementar, profundizar y problematizar las temticas pertinentes en los casos en que resulte relevante.

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B
Bibliografa

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Listado de resoluciones y expedientes judiciales citados


Primera parte Juzgado Letrado de Adolescentes de 1.er turno, resolucin n.o 371, de 28 de marzo de 2005. Juzgado Letrado de Adolescentes de 1.er turno, sentencia interlocutoria n.o 2.219, de 14 de octubre de 2004. Juzgado Letrado de Adolescentes de 1.er turno, sentencia interlocutoria n.o 830 (IUE n.o 438-117/2005). Juzgado Letrado de Adolescentes de 1.er turno, sentencia interlocutoria n.o 81, de 30 de enero de 2005. Juzgado Letrado de Adolescentes de 1.er turno, sentencia interlocutoria n.o 942, de 18 de agosto de 2005. Juzgado Letrado de Adolescentes de 1.er turno, sentencia interlocutoria n.o 1.050, del 15 de setiembre de 2005. Juzgado Letrado de Adolescentes de 1.er turno, sentencia n.o 72, de 18 de mayo de 2005. Juzgado Letrado de Adolescentes de 2.o turno, resolucin n.o 1.216, de 26 de agosto de 2005. Juzgado Letrado de Adolescentes de 2.o turno, sentencia interlocutoria n.o 3.682, de 11 de noviembre de 2004. Juzgado Letrado de Adolescentes de 2.o turno, sentencia interlocutoria n.o 830, de 11 de junio de 2006. Juzgado Letrado de Adolescentes de 2.o turno, sentencia interlocutoria s/n, de 31 de marzo de 2005. Juzgado Letrado de Adolescentes de 2.o turno, sentencia interlocutoria n.o 3.999, de 24 de diciembre de 2004. Juzgado Letrado de Adolescentes de 2.o turno, sentencia n.o 12, de 9 de marzo de 2005. Juzgado Letrado de Adolescentes de 2.o turno, sentencia interlocutoria n.o 705, de 15 de mayo de 2005. Juzgado Letrado de Adolescentes de 2.o turno, sentencia interlocutoria n.o 1.156, de 11 de agosto de 2005. Juzgado Letrado de Adolescentes de 2.o turno, sentencia interlocutoria n.o 1.619, de 28 de noviembre de 2005. Juzgado Letrado de Adolescentes de 2.o turno, sentencia n.o 11, de 11 de marzo de 2005. Juzgado Letrado de Adolescentes de 2.o turno, sentencia n.o 185 bis, de 07 de diciembre de 2004. Juzgado Letrado de Adolescentes de 2.o turno, sentencia n.o 186, del 10 de diciembre de 2004. Juzgado Letrado de Adolescentes de 2.o turno, sentencia n.o 23, de 28 de marzo de 2005. Juzgado Letrado de Adolescentes de 2.o turno, sentencia n.o 58, de 10 de mayo de 2005. Juzgado Letrado de Adolescentes de 2.o turno, sentencia n.o 70, de 25 de mayo de 2005. Juzgado Letrado de Adolescentes de 2.o turno, sentencia s/n, de 2 de marzo de 2005. Juzgado Letrado de Adolescentes de 3.o tueno, sentencia interlocutoria n.o 89, de 9 de febrero de 2006. Juzgado Letrado de Adolescentes de 3.er turno, IUE n.o 355-190/2004. Juzgado Letrado de Adolescentes de 3.er turno, IUE n.o 439-169/2005. Juzgado Letrado de Adolescentes de 3.er turno, resolucin de 17 de octubre de 2005 (IUE 439-108/2005). Juzgado Letrado de Adolescentes de 3.er turno, resolucin n.o 315, de 22 de marzo de 2005. Juzgado Letrado de Adolescentes de 3.er turno, resolucin n.o 49, de 1 de febrero de 2006. Juzgado Letrado de Adolescentes de 3.er turno, sentencia interlocutoria n.o 2.548, de 6 de diciembre de 2004. Juzgado Letrado de Adolescentes de 3.er turno, sentencia interlocutoria n.o 89, de 9 de febrero de 2006.

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Juzgado Letrado de Adolescentes de 3.er turno, sentencia interlocutoria n.o 1.539, de 21 de diciembre de 2005. Juzgado Letrado de Adolescentes de 3.er turno, sentencia n.o 11, del 11 de marzo de 2005. Juzgado Letrado de Adolescentes de 3.er turno, sentencia n.o 26, de 6 de abril de 2005. Juzgado Letrado de Adolescentes de 4.o turno, resolucin del 19 de abril de 2006. Juzgado Letrado de Adolescentes de 4.o turno, sentencia n.o 1, de 5 de agosto de 2005. Juzgado Letrado de Primara Instancia de Salto de 4.o turno, sentencia n.o 145, de 10 de diciembre de 2004. Juzgado Letrado de Primara Instancia de Salto de 4.o turno, sentencia n.o 181, de 6 de diciembre de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Maldonado de 2.o tuno, expediente n.o 295-508/2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Maldonado de 2.o turno, expediente n.o 287-76/2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Maldonado de 2.o turno, resolucin s/n, de 14 de marzo de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Maldonado de 2.o turno, sentencia interlocutoria n.o 392, de 28 de marzo de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Maldonado de 2.o turno, sentencia n.o 135, de 20 de setiembre de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Maldonado de 2.o turno, sentencia n.o 69, de 20 de mayo de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Maldonado de 2.o turno, sentencia interlocutoria n.o 1.659, de 8 de noviembre de 2004. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Maldonado de 2.o turno, sentencia interlocutoria n.o 49, de 28 de enero de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Maldonado de 4.o tuno, expediente n.o 288-644/2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Maldonado de 4.o turno, expediente n.o 288-79/2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Maldonado de 4.o turno, resolucin 1.365, de 6 de julio de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Maldonado de 4.o turno, resolucin n.o 379, de 17 de marzo de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Maldonado de 4.o turno, resolucin n.o 1.983, de 27 de setiembre de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Maldonado de 4.o turno, resolucin n.o 2.137, de 24 de octubre de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Maldonado de 4.o turno, sentencia n.o 1.299, de 30 de junio de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Maldonado de 4.o turno, sentencia interlocutoria n.o 1.528, de 9 de agosto de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Maldonado de 4.o turno, sentencia interlocutoria n.o 199, de 24 de febrero de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Maldonado de 4.o turno, sentencia interlocutoria n.o 1.766, de 1.o de setiembre de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Maldonado de 4.o turno, sentencia n.o 16, de 3 de marzo de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Maldonado de 4.o turno, sentencia n.o 172, de 27 de setiembre de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Salto de 2.o turno, IUE n.o 354-194/2005, fs. 43. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Salto de 2.o turno, resolucin n.o 7.795, de 10 de agosto 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Salto de 2.o turno, sentencia interlocutoria n.o 2.887, de 17 de junio de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Salto de 2.o turno, sentencia interlocutoria n.o 4.279, de 2 de setiembre de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Salto de 2.o turno, sentencia n.o 149, de 7 de noviembre de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Salto de 2.o turno, sentencia interlocutoria n.o 403, de 20 de febrero de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Salto de 2.o turno, sentencia interlocutoria n.o 6.911, de 14 de diciembre de 2004. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Salto de 2.o turno, sentencia interlocutoria n.o 2.423, de 28 de mayo de 2005.

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Juzgado Letrado de Primera Instancia de Salto de 2.o turno, sentencia interlocutoria n.o 403, del 20 de febrero de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Salto de 4.o turno, resolucin n.o 1.348, de 8 de abril de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Salto de 4.o turno, resolucin n.o 352, de 17 de febrero 2004. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Salto de 4.o turno, resolucin n.o 1.239, de 7 de abril de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Salto de 4.o turno, sentencia interlocutoria n.o 3.870, de 24 de agosto de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Salto de 4.o turno, sentencia interlocutoria n.o 4.270, de 6 de octubre de 2004. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Salto de 4.o turno, sentencia interlocutoria n.o 4.934, de 13 de noviembre de 2004. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Salto de 4.o turno, sentencia n.o 54, del 13 de mayo de 2005. Juzgado Letrado Primera Instancia de 2.o turno de Maldonado, IUE n.o 287-637/2004. Juzgado Letrado Primera Instancia de 4.o turno de Salto, IUE n.o 354-341/2004. Tribunal de Apelaciones de Familia de 1.er turno, resolucin n.o 283, de 25 de mayo de 2005. Tribunal de Apelaciones de Familia de 1.er turno, sentencia n.o 120, de 8 de junio de 2005. Tribunal de Apelaciones de Familia de 1.er turno, sentencia n.o 122, de 8 de junio de 2005. Tribunal de Apelaciones de Familia de 1.er turno, sentencia n.o 132, de 15 de junio de 2005. Tribunal de Apelaciones de Familia de 1.er turno, sentencia n.o 343, de 9 de noviembre de 2005. Tribunal de Apelaciones de Familia de 1.er turno, sentencia n.o 356, de 16 de noviembre de 2005. Tribunal de Apelaciones de Familia de 1.er turno, sentencia n.o 64 de 2005. Tribunal de Apelaciones de Familia de 1.er turno, sentencia n.o 98 de 18 de mayo de 2005. Tribunal de Apelaciones de Familia de 2.o turno, sentencia de 4 de octubre de 2005. Tribunal de Apelaciones de Familia de 2.o turno, sentencia n.o 125 de junio de 2005. Tribunal de Apelaciones de Familia de 2.o turno, sentencia n.o 277, de 19 de octubre de 2005. Tribunal de Apelaciones de Familia de 2.o turno, sentencia n.o 308, de 9 de noviembre de 2005.

Segunda parte Juzgado de Paz 8. Seccin Judicial de Maldonado, resolucin s/n, de 18 de marzo de 2005. Juzgado Letrado de 1.er turno de Salto, sentencia interlocutoria n.o 5932/2005, de 8 de setiembre de 2005. Juzgado Letrado de Adolescentes de 1.er turno, resolucin n.o 961/2005, de 20 de agosto de 2005. Juzgado Letrado de Familia de 15.o turno, resolucin n.o 283/2005, de 15 de febrero de 2005. Juzgado Letrado de Familia de 15.o turno, resolucin n.o 2868/2004, de 26 de octubre de 2004. Juzgado Letrado de Familia de 15.o turno, resolucin n.o 5355/2004, de 10 de diciembre de 2004. Juzgado Letrado de Familia de 15.o turno, resolucin s/n, de 25 de octubre de 2004. Juzgado Letrado de Familia de 17.o turno, resolucin n.o 4987/2004, de 4 de noviembre de 2004. Juzgado Letrado de Familia de 18.o turno, expediente n.o 433-57/2005 (proveniente del Juzgado Letrado de Familia Especializado de 1.er turno) (dictamen de la Fiscala Civil de 3.er turno del 28 de febrero de 2005). Juzgado Letrado de Familia de 1.er turno, expediente n.o 433-57/2005 (proveniente del Juzgado Letrado de Familia Especializado de 1.er turno) (dictamen de la Fiscala Civil de 3.er turno del 21 de enero de 2005).

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Juzgado Letrado de Familia de 22.o turno, expediente n.o 433-58/2005 (proveniente del Juzgado Letrado de Familia Especializado de 1.er turno) (dictamen de Fiscala Civil 3.o del 14 de febrero de 2005). Juzgado Letrado de Familia de 4.o turno, resolucin n.o 4383, de 24 de octubre de 2005. Juzgado Letrado de Familia de 4.o turno, resolucin n.o 4685/2005, de 14 de noviembre de 2005. Juzgado Letrado de Familia de 6.o turno, resolucin n.o 141/2005, de 4 de febrero de 2005. Juzgado Letrado de Familia de 6.o turno, resolucin n.o 3891/2005, de 27 de setiembre de 2005. Juzgado Letrado de Familia Especializado de 1.er turno, resolucin n.o 2377/2005, de 15 de junio de 2005. Juzgado Letrado de Familia Especializado de 1.er turno, resolucin n.o 1848/2005, de 17 de mayo de 2005. Juzgado Letrado de Familia Especializado de 1.er turno, resolucin n.o 1081/2005, de 30 de marzo de 2005. Juzgado Letrado de Familia Especializado de 2.o turno, resolucin n.o 3505/2005, de 7 de setiembre de 2005. Juzgado letrado de Familia Especializado de 3.er turno, resolucin de 26 de abril de 2005. Juzgado Letrado de Familia Especializado de 4.o turno, expediente n.o 436-584/2005. Juzgado Letrado de Familia Especializado de 4.o turno, resolucin n.o 2763/2005, de 30 de agosto de 2005. Juzgado Letrado de Familia Especializado de 4.o turno, resolucin n.o 2880, de 7 de setiembre de 2005. Juzgado Letrado de Familia Especializado de Resolucin n.o 142/2004, de 30 de diciembre de 2004. Juzgado Letrado de Primera Instancia de 1.er turno de Maldonado, resolucin n.o 3511/2004, de 9 de noviembre de 2004. Juzgado Letrado de Primera Instancia de 1.er turno de Salto, expediente n.o 352-398/2005. Juzgado Letrado de Primera instancia de 1.er turno de Salto, expediente n.o 352-195/2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de 1.er turno de Salto, resolucin n.o 7602/2004, de 23 de noviembre de 2004. Juzgado Letrado de Primera Instancia de 1.er turno de Salto, resolucin n.o 7315/2005, de 25 de octubre de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de 1.er turno de Salto, resolucin n.o 6725/2005, de 5 de octubre de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de 1.er turno de Salto, resolucin n.o 6789/2005, de 7 de octubre de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de 1.er turno de Salto, sentencia interlocutoria n.o 6725/2005, de 5 de octubre de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de 1.er turno de Salto, sentencia interlocutoria n.o 5932/2005, de 8 de setiembre de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de 1.er turno, resolucin n.o 7548/2005, de 31 de octubre de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de 8.o turno de Maldonado, resolucin n.o 2762/2005, de 29 de junio de 2005. Juzgado Letrado de Primera Instancia de Maldonado de 1.er turno, expediente n.o 297-57/2005 (iniciado en el Juzgado de Paz 8. Seccin Judicial de Maldonado). Juzgado Letrado de Primera Instancia de Salto de 1.er turno, resolucin n.o 4410/2005, de 20 de julio de 2005. Tribunal de Apelaciones de 2.o turno, sentencia n.o 172, de 27 de julio de 2005. Tribunal de Apelaciones de Familia de 1.er turno, sentencia n.o 346 de 2005. Tribunal de Apelaciones de Familia de 1.er turno, sentencia n.o 322, de 26 de octubre de 2005. Tribunal de Apelaciones de Familia de 1.er turno, sentencia n.o 364 de 2005. Tribunal de Apelaciones de Familia de 2.o turno, sentencia n.o 197, de 17 de agosto de 2005. Tribunal de Apelaciones de Familia de 2.o turno, sentencia n.o 316, de 16 de noviembre de 2005.

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