1 - Marco Teorico
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Pubertad y Adolescencia. Qu es la Pubertad? La palabra pubertad deriva de "pubertas", es decir, edad viril, y del verbo "pubescere" que significa cubrirse de vello en la regin pubiana. Pubertad se usa generalmente para sealar el comienzo de la adolescencia. Se la utiliza para hacer una referencia especfica a los cambios corporales Poco son los escritos desarrollados por autores, la religiosidad en la pubertad est relacionado al desarrollo social; va pasando de la heteronoma a la autonoma. Aqu influye mucho la moral de la familia como testimonio. As el adolescente ser capaz de Fijar metas y objetivos propios. Organizar su actividad en conformidad con sus proyectos. Organizar mejor y eficientemente su tiempo libre. El desarrollo religioso puede ser problemtico cuando los padres no dan testimonio, usan la religin como disciplina y no son estables. Cuando el muchacho encuentra serias dificultades en el ramo de la sexualidad. Cuando la religin, en el ambiente social, es considerado como "cosa de mujeres", "pueril". Cuando la catequesis recibida en la infancia ha sido formalista y separada de la vida. Qu es Adolescencia? Proviene de "adolescere" que significa crecer, padecer, sufrir. Implica que es un periodo conflictivo o de crisis, un proceso de cambio. Franciose Dolto habla de este periodo como un purgatorio, similar al sufrimiento del parto, de un segundo nacimiento psicolgico. La adolescencia es un continuo de la existencia del individuo, en donde se realiza la transicin entre la infancia y la edad adulta. Muchos estudiosos sostienen que el termino adolescencia etimolgicamente deriva de la palabra latina adulescentia, que proviene del verbo adolezco, que viene de ad y oleo y su incoativo olesco. Este verbo expresa la idea de "el crepitar de los fuegos sagrados, los que llevan y transmiten el fuego, el ardor, el crecer, desarrollarse, desenvolverse en la razn, crecer hacia la madurez". Es importante notar la implicacin ideolgica y pedaggica que esta sustraccin tiene. Es muy frecuente encontrarse hoy, sobre todo en mbitos educativos, con una concepcin acerca del significado de las palabras "adolescencia" y "adolescente" relacionada con una supuesta etimologa que los mismos diccionarios se encargan de sealar con cierta ambigedad y hasta con inexactitudes. Se hace derivar estos trminos del verbo castellano "adolecer" que a su vez vendra del verbo latino 2
adolescere que segn los diccionarios significa: "...padecer alguna dolencia habitual; caer enfermo; tener o estar sujeto a vicios, pasiones o afectos, o tener malas cualidades, causar enfermedad o dolencia". Caractersticas: Fsicas - Psicolgicas Anna Freud nos dice que los adolescentes suelen ser excesivamente egostas y se consideran el centro del universo y el nico objeto de inters; pero paradjicamente, es la poca en la que el ser humano es capaz de gran generosidad, autosacrificio y devocin. En su trabajo Anna Freud muestra con claridad la vida fluctuante del adolescente, lo antittico es lo que lo caracteriza. As por ejemplo, oscila entre diversas tendencias que se contraponen: Exaltacin-indiferencia Actividad-pasividad Egosmo-generosidad, altruismo Aferrarse a lo material-espiritualismo desencarnado Sumisin ciega-rebelda Optimismo-pesimismo Ascetismo-descontrol afectivo, hedonismo. Anna Freud describe a los mecanismos defensivos de la intelectualizacin y el ascetismo, como los principales medios utilizados por el adolescente para controlar el incremento de la actividad pulsional en la pubertad. En la intelectualizacin el joven lleva al plano de la discusin terica ajena al sujeto, lo que es un conflicto interno. Otto Rank: el desarrollo de la voluntad es clave para lograr la independencia. La funcin volitiva alcanza en la adolescencia el desarrollo suficiente para iniciar el proceso de independencia y se vuelve en contra de toda autoridad ajena al yo.. Para Arminda Aberastury, el signo caracterstico de este periodo es la necesidad de entrar en el mundo del adulto. Su tesis del triple duelo del adolescente comprende: El duelo por el cuerpo infantil: vive la prdida de su cuerpo infantil debido a la transformacin brusca del mismo en la pubertad.
En duelo por la identidad y el rol infantil: con la aceptacin de sus cambios corporales comienza a experimentar nuevos roles y a buscar una nueva identidad. El duelo por los padres de la infancia: de la relacin de los padres protectores de la infancia pasa a buscar un vnculo de mayor autonoma, aunque por momentos tiene nostalgia de la dependencia infantil. El Dr. Mauricio Knobel considera a los adolescentes una poblacin vulnerable porque se hace depositara de gran cantidad de fenmenos sociales patolgicos. Los fenmenos sociales de la delincuencia, la adiccin a drogas, prostitucin y promiscuidad sexual, estn asociadas a este perodo aunque no se deban exclusivamente al mismo. Por eso no se pueden acatar esos males exclusivamente con medidas educativas y protectoras de los jvenes, sino tambin mediante cambios en el mundo adulto, que es el que provee ese tipo de situaciones. Su tesis del sndrome normal de la adolescencia afirma que los adolescentes atraviesan normalmente desequilibrios e inestabilidades extremas que lo obligan a recurrir a defensas y conductas tambin extremas, por lo cual se puede hablar de una verdadera patologa normal del adolescente. Los sntomas son: Bsqueda de si mismo. Tendencia grupal. Sobre identificacin masiva entre los miembros del grupo, huida a la uniformidad. Necesidad de fantasear e intelectualizar. Crisis religiosa, preocupacin metafsica y tica. Desubicacin temporal, convierte el tiempo en presente, las urgencias son enormes y las postergaciones las considera irracionales. Evolucin del autoerotismo a la heterosexualidad. Actitudes sociales reivindicatoras. Rebelda juvenil. Tendencia a la accin. Separacin progresiva de los padres. Fluctuacin del humor y del estado de nimo. Romano Guardini habla de una crisis que tiene lugar porque se entrecruzan los dos impulsos bsicos, es decir, la afirmacin individual de si mismo y por otro lado la tendencia sexual. Caracteres psicolgicos: 4
El descubrimiento del Yo: predomino un nuevo sentimiento del yo, la conciencia de que se ha abierto una honda sima entre yo y todo no yo. La consecuencia natural es la autorreflexin, en todas las formas posibles, desde el mero sepultarse en los propios sentimientos sin objeto, hasta el profundizar filosfico. El adolescente pregunta Por qu existo yo? En qu est mi valor? La formacin paulatina de un plan de vida: es la direccin que toma la vida interior, formndose, con la tendencia de los impulsos y la expresin del mundo exterior. Con la pubertad psquica comienza muy lentamente, creciendo de ao en ao, una posicin. El diario personal representa un importante sntoma de esta tendencia a encontrar y fijar retrospectivamente la continuidad de s mismo. Espontneamente se forma un tcito ideal. En esta imagen del futuro las llamadas realidades slo son al principio escasos puntos. Los amplios espacios intermedios son poblados por la fantasa creadora. El ingreso en las distintas esferas de la vida. El adolescente vive de una manera distinta las relaciones de valores, estticas religiosas que le marcaban los adultos. Las vive mucho ms subjetivamente con el acento caracterstico de vivirlo el mismo, a su modo, con una participacin ampliamente personal, ya sea afirmando o resistiendo...ahora comienza el propio valorar, porque se inician las propias vivencias del sentido y el propio juicio. Resulta de esto que solo con la adolescencia se hace posible una colaboracin activa en la cultura. Comienza la propia creacin artstica, la propia reflexin, la propia formacin de sociedades, las propias vivencias religiosas del universo. Ya empieza a ser capaz de engendrar tambin en este sentido espiritual. Desarrollo Moral Conforme avanza hacia la adultez, el adolescente se ve obligado a enfrentar algunos aspectos de la moral que no haba encontrado antes. Ahora que puede tener relaciones sexuales, por ejemplo, deber decidir lo que significa el sexo para l y si tendr relaciones prematrimoniales. Debe evaluar las conductas y las actitudes de compaeros que posiblemente consuman drogas o formen parte de pandillas. Deber decidir si se esforzar por tener un buen aprovechamiento acadmico, si aceptar integrarse a una sociedad para la cual el xito equivale a riqueza y poder, si la religin ser o no importante para l. En consecuencia, el adolescente comienza examinar las cuestiones ms generales que definirn su vida como adulto. 5
Algunas de sus decisiones, entre stas las que conciernen al sexo, tienen consecuencias complejas e incluso pueden poner en peligro su vida. Jadack y sus colegas, investigaron el razonamiento moral de personas de 18 y 20 aos sobre la conducta sexual que pudiera conducir a enfermedades de transmisin sexual, como el SIDA. Descubrieron que slo los sujetos de 20 analizaban en forma rigurosa los dilemas ticos relacionados con estas afecciones. Por lo visto, lleva tiempo en desarrollar la capacidad para emitir un juicio moral respecto de las conductas que ponen en peligro la vida. El pensamiento del adolescente cambia dentro del contexto de su incipiente sentido moral. Cuando llegan a la adolescencia, la mayora de las personas ya superaron el primer nivel del desarrollo moral de Kohlberg (el nivel preconvencional) y han alcanzado el nivel convencional que se basa en la conformidad social. Estn motivados a evitar el castigo, orientarse a la obediencia y respetar los estereotipos ticos convencionales en situaciones ordinarias, pueden permanecer toda la vida en este nivel de " la ley y orden", sobre todo si no tienen motivo alguno para ir ms all; en muchas situaciones de la vida cotidiana, este nivel de pensamiento funciona siempre y cuando evite problemas con la sociedad, Tal vez nunca lleguen a las etapas finales del desarrollo moral, en las cuales se piensa que la moral se basa en contrato social y en principios ticos personales. Puede aprenderse el pensamiento moral ms avanzado? Kohlberg y otros establecieron un curso experimental de formacin moral para nios y adolescentes de diversas clases sociales. Los resultados, aun tratndose de delincuentes juveniles, indican que es posible ensear en efecto niveles ms elevados de juicio moral. Las clases se concentran en discusiones sobre dilemas morales hipotticos. Al adolescente se le plantea un problema y se le pide una solucin. Si la respuesta se basa en la cuarta etapa, el lder de la discusin propone razonamiento de la quinta etapa para comprobar si el adolescente cree que se trata de una buena alternativa. Casi siempre los estudiantes admiten que razonamiento un poco ms avanzado es ms atractivo, y mediante varias conclusiones llegan, tarde o temprano, a formarse juicios correspondientes a etapas superiores. A los educadores les interesa sobre todo la forma en que se desarrolla la moral, durante la niez y la adolescencia. Consideran que s pudieran entenderlo mejor podran contribuir a resolver problemas como la delincuencia y el abuso de drogas, adems de ayudar a crear un mejor orden social. De acuerdo con el modelo de Kohlberg, al plantearle al nio cuestiones morales de creciente complejidad produce un desequilibrio 6
en su mente, lo que lo obliga a pensar y tratar de resolver las contradicciones. El nio no puede examinar las paradojas ni los conflictos ticos, si no alcanza niveles ms altos de razonamiento moral. Sin embargo, no es del todo claro que los juicios morales de nivel elevado favorezcan una conducta moral superior.
Los adolescentes frente al mundo religioso Las actitudes religiosas de los jvenes son complejas y originales. Descubren los valores y los compromisos religiosos, morales y sociales del creyente y se inician en ellos con una religiosidad proyectiva, camino de madurez. A partir de los 15 y 16 aos, al terminar la preadolescencia, la religiosidad est ya configurada en sus aspectos bsicos. En adelante se desarrollar en procesos de fortalecimiento y de proyeccin de forma original: o bien se conserva frgil, tona y vaca, incluso se apaga casi del todo, si la formacin no ha sido adecuada; o bien los sentimientos y criterios que se han fraguado en los aos anteriores se ponen en juego siguiendo estmulos externos o los impulsos del propio corazn. Se puede decir que religiosidad la ya
define y, sobre todo, se proyecta en la vida de cada joven. En adelante se van a atravesar itinerarios diversificados y personales, oscilantes al principio y ms estables despus, de forma similar a lo que acontece en los adultos: unos sern ms creyentes y otros resultarn ms escpticos; unos parecern introvertidos y otros ms exteriores; los habr profundos y otros sern superficiales; algunos tendern a una religiosidad ms de ideas y criterios, otros se desenvolvern ms en afectos y los habrs ms dados a la accin. Con todo, entre los 15 y los 25 aos, se suele recorrer un camino de consolidacin y personalizacin. Se consolidan las ideas, los sentimientos y las relaciones con cierto tono objetivo y 7
dinmico, con apertura a lo mundanal y con apoyos experienciales firmes. No siempre se hace con serenidad. Es frecuente el negativismo y la agresividad ante la vida. Ello influye en las actitudes religiosas. En este terreno comienza a predominar lo intelectual sobre lo afectivo. Y el proceso de maduracin espiritual depende en gran parte de cmo se hayan desenvuelto los aos anteriores en este terreno. Dos momentos evolutivos El primero ser ms inestable y turbulento en general. Ser lo ms caracterstico de la etapa propiamente adolescente o de una primera juventud. El segundo, el juvenil maduro, tendr ms a la estabilidad. Etapa adolescente (15-18 aos) Se caracteriza por actitudes sociales y morales todava dependientes de los adultos, aun cuando se multipliquen los episodios y las declaraciones de autonoma. Con frecuencia se halla sta frenada por las limitaciones de todo orden, tanto de la familia como de las instituciones docentes en donde se vive. Es poca de estudios medios, ms precisos y disciplinados, menos elegidos por el individuo. Aun cuando la muchacha madura algo ms rpidamente que el varn, los rasgos de ambos son hoy similares. Ella advierte que su distancia con los chicos de su edad se va acortando. Los muchachos son conscientes de su protagonismo social y asumen con cierto placer su responsabilidad religiosa, sobre todo si pertenecen a estructuras familiares o escolares flexibles. Su pensamiento es ya bastante consistente, pues los niveles culturales aumentan y los medios de comunicacin que asimila acrticamente le conceden una informacin diversificada. Las relaciones intersexuales resultan ya naturales en este momento en los terrenos afectivos y convivenciales, cultivando el respeto, la tolerancia y el pluralismo, a no ser que se pertenezca a grupos integristas o marginales. La religiosidad llega a la autonoma casi total, pues el individuo asume sus decisiones con independencia creciente de su entorno, a pesar de las interferencias de lo adultos La etapa juvenil (18- 25 aos) Se presenta ya como plena y autnoma. El joven, maduro o no, se ve arropado por los estudios superiores o inicia la actividad laboral, con lo que supone de autonoma en todos los campos. Se sabe dueo de una cultura y de una experiencia original, ms o
menos distante del adulto. Por eso prescinde de normas ajenas. Si se aceptan, es por conveniencia o por considerarlas asumibles en su situacin familiar. El pensamiento se vuelve con insistencia hacia las opciones de vida: trabajo, matrimonio, profesin, pertenencias. En el terreno religioso, el joven ya no acepta interferencias o curiosidades ajenas. Su situacin y sus creencias dependen de los procesos anteriores de formacin ms o menos asimilados y de la sintona cultural, social y familiar, en la que cuenta lo afectivo y lo tradicional, ms que el clculo explcito. Rasgos adolescentes relacionados a la religiosidad Tradicionalmente se ha considerado la conmocin somtica que acontece en la pubertad como signo de un trnsito brusco hacia la adultez. Pero es slo el anuncio de una primera madurez. A partir de ella, emergen los valores definitivos de cada persona. Afecta ese salto o crisis a todas las dimensiones, sobre todo a lo moral y social. Y esto supone nuevas perspectivas en todos los terrenos: afectividad, imaginacin, capacidad de opcin, criterios, sociabilidad, intereses, etc. La preadolescencia, con todas sus riquezas, no fue ms que una puerta abierta y un anuncio de nueva vida. La adolescencia ser el trnsito un tanto alborotado hacia la primera vida adulta, a la cual llamaremos juventud madura. Cada uno de los rasgos ir desarrollndose de forma original. El adolescente se vuelve muchas veces taciturno y triste, sin que se pueda determinar las causas, ni siquiera ante s mismo. Ello le hace un tanto ingrato en las relaciones sociales, inseguro y obstinado, desconcertante en sus reacciones. No son estados duraderos, pero s lo suficientemente frecuentes para que l mismo se sienta inseguro. Es sensible ante el afecto y se irrita con la injusticia o las discriminaciones. Reclama austeridad y se vuelve ambicioso. Protesta cuando se siente vctima de limitaciones y muchas veces es duro cuando impone sus normas a los dems. Habla de democracia, pero se resiste a ser pluralista. Suea con ideales y sucumbe ante los reclamos de los sentidos. Se vuelve ms romntico y utpico que trabajador y sacrificado. Se refugia con frecuencia en el ensueo como evasin compensatoria ante sus propias contradicciones. Su principal desconcierto es la debilidad moral. Se propone con frecuencia empresas, trabajos o resoluciones que, sin l explicrselo, duran poco en su voluntad. Se siente frgil. Hasta es a veces pesimista y se desprecia ante s mismo por ello. No acierta a hallar remedio. 9
Es a veces desconcertante en sus proyectos y tambin inconstante en el cumplimiento de sus deberes o de sus compromisos. No se pueden describir siempre sus caminos, pues ni l mismo los entiende con claridad. Se puede decir con razn que sabe o intuye lo que no quiere, pero no acierta a expresar en cada momento lo que desea. Improvisador por dinmico y tambin impulsivo por riqueza afectiva, el adolescente no es propenso al orden ni a la previsin; y sus decisiones se fraguan con frecuencia sobre la marcha. Por eso aparece como conflictivo en la vida familiar y tambin en la escolar. Altamente sensible a la autonoma y a la libertad, se vuelve exigente cuando asume un puesto de mando, pues le atenaza el complejo de su propia debilidad o el miedo al fracaso. Con todo, la conflictividad no es ordinariamente profunda y se amortigua con el paso del tiempo, sobre todo si se mueve con educadores tolerantes y comprensivos. Sus fuerzas afectivas son ricas y explosivas, pero no violentas. Cultiva la amistad y la solidaridad como valores ideales, pero a veces es inconsecuente con ellos. Es fiel, pero no constante, ante lo prometido. Se enreda con frecuencia en simpatas por el otro sexo, con enamoramientos platnicos e irrealizables, que no son duraderos. A veces se pierde en el romanticismo: gestos tmidos o audaces, solidaridad utpica, admiracin por hroes o empresas ambiciosas, amor a la naturaleza y a la vida, cultivo de la literatura, del periodismo, de la poltica o del arte, tambin de la religin. Y muchas veces se refugia en s mismo: diarios, cartas personales e ntimas, autodescripciones, etc. Est propenso a evasiones que le alejan de la realidad: juego, espectculo ruidoso, cine de aventura, novela, incluso alcoholismo o toxicomana. Llega a situaciones de riesgo por su afn de novedad, por el atractivo del riesgo, o por la persuasin, ms o menos subconsciente, del entorno. Prefiere la evasin en grupo y rompe muchas veces con las normas prudenciales, sobre todo para no ser menos que los compaeros. Pero sus diversiones ms espectaculares le dejan con frecuencia vaco interior, sobre todo si tiene elevados valores morales; mas trata de llenarlo con sucedneos y experiencias desbordantes. Tambin se siente arrebatado por compromisos idealizados, los cuales muchas veces no son calculados en todas las consecuencias: empresas exigentes, pertenencias a grupos novedosos, reacciones contra las normas o los usos sociales, provocaciones innecesarias a la autoridad, invitaciones irresistibles a colaboraciones no siempre bien definidas, etc. Se siente mayor cuando puede hablar de lo que ha visto, experimentado, gustado. Con
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frecuencia magnifica sus logros o sus proyectos, con el deseo de parecer ms fuerte o hbil que los otros. Los adolescentes se diferencian notablemente por la situacin social en la que se mueven. Sus compromisos y sus actividades condicionan su identidad personal desde el momento en que se sienten aprisionados en determinados roles o empresas exigentes. Por eso son tan diferentes las exigencias y reacciones de los adolescentes estudiantes, trabajadores, marginados, lderes, miembros de bandas, participantes en grupos polticos, etc. Segn el contexto en el que se mueve, cada adolescente se proyecta para el bien o para el mal y se siente propenso a la serenidad o la violencia, al equilibrio o al desajuste La Religiosidad en la adolescencia Es poca en que transita inconscientemente por una religiosidad subjetiva, camino de la objetivacin. El adolescente posee grandes riquezas emotivas. Es sensible, imaginativo y social. No solamente se muestra dinmico y comunicativo, sino que necesita tambin la apertura hacia y desde los dems. Ello equivale a decir que tiene facilidad para captar y reaccionar ante los valores espirituales. Su religiosidad por lo general no es todava definitiva y madura. Se halla muy sujeta a transformaciones asociadas a sus alteraciones emocionales. Por eso tiene el riesgo de ser tornadiza y sufrir rupturas, o al menos vaivenes, en las decisiones, adhesiones o valores. Rasgos significativos Su inclinacin frecuente es el moralismo. Se multiplican las vinculaciones con los aspectos ticos en sus reflexiones y planteamientos de vida. Algunos temas le afectan con insistencia: justicia social, conciencia, solidaridad, derechos humanos, sobre todo la sexualidad. En muchos adolescentes de ambientes creyentes se establece estrecha vinculacin entre sexualidad y compromiso religioso, siendo frecuente la aversin agresiva hacia la ley moral a causa de la dificultad de su aceptacin prctica en los terrenos sensoriales. Se siente tambin la estructura eclesial como un estorbo, sobre todo por la espontnea relacin que se configura entre personas y dogmas, entre evangelizadores y Evangelio, entre tradiciones sociales y creencias de conciencia. Muestra una religiosidad muy vinculada tambin a estmulos ocasionales y a perodos de efervescencia sentimental. Una persona, una vivencia, un encuentro, una invitacin, una lectura, una necesidad ajena, un acto religioso que conmueve su sensibilidad, pueden ser ocasin de exaltacin espiritual o de adhesin intensa. El riesgo es la
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provisionalidad, ya que la inconstancia suele ser, ms que amenaza, tropiezo en los caminos de su crecimiento espiritual. La religiosidad adolescente tiende mucho a personalizarse y vincularse a nombres concretos y a eslogans de cierto sabor utpico, incluso mtico. Particular relieve cobra en esta edad la figura humana de Jess, que sintetiza el mito, el hroe, la fortaleza, la bondad y la honradez, que admiran a todo adolescente. Jess se presenta como alguien distinto y en la adolescencia se valora ms su figura que su doctrina, se experimenta ms atractivo por sus hechos que por sus palabras. El espritu participativo y solidario de esta edad abre las puertas tambin a la relacin religiosa con otros compaeros en similares condiciones. Esos vnculos pueden desenvolverse por intercambios individuales o cauces asociativos. En los crculos ntimos, en los que predomina la confianza, no se siente inhibicin para el cumplimiento religioso. La vida sacramental tiende a ser convivencial y fomenta, incluso, la solidaridad con el grupo. Si no hay confianza, lo religioso se relega al fuero de la conciencia y el respeto humano impide exteriorizarla. Del mismo modo nacen afanes apostlicos, sobre todo en los grupos de amigos con los que se convive. Con todo, la expresin de la fe del adolescente tiende a ser preferentemente personal, aun cuando le cuesta todava desprenderse de las concomitancias sociolgicas: familiares, escolares, convivenciales. Rechaza cauces de expresin impuestos y no llega a sentir la necesidad de respetar la fe ajena, si estas formulaciones chocan con la suya. Por eso su fe no se manifiesta todava madura, serena, estable. Religiosidad de desarrollo La religiosidad se presenta en la etapa adolescente como ms personal y ms proyectiva que la configurada en la etapa anterior: manifiesta mucho de tensin, se asocia con reflejos de autoafianzamiento, posee carga afectiva ms que doctrinal, se condensa en la prctica cultual como elemento primordial de referencia. Es fruto de los procesos educativos seguidos hasta el momento; pero va adquiriendo tonos ya personalizados, los cuales conllevan actitudes diferenciadas. Hay ya adolescentes creyentes y practicantes; los hay creyentes y no practicantes; no muchos son los practicantes no creyentes; y los hay en abundancia que ni creen en nada concreto ni practican nada religioso. Es cierto que la fe en este momento no debe ser identificada con el mero cumplimiento religioso; pero no ha de ser fcilmente separada de l. El 12
adolescente se siente ya libre en sus cumplimientos, al menos fsicamente. Otra cosa es que lo sea moralmente y no pesen las tradiciones familiares o las mismas convenciones sociales. Religiosidad diferencial A su situacin ha llegado de muchas formas y por diversas influencias; pero su cumplimiento depende de las opciones adoptadas. De aqu que la educacin religiosa habr de valorar mucho la instruccin doctrinal y moral. Diferencia por situacin En general, sea cual sea la actitud habitual, en este momento predomina la permanencia serena y sin excesivos vaivenes en el comportamiento y en las creencias. En los estudiantes de orientacin humanista suelen surgir con alguna frecuencia replanteamientos ideolgicos o revisiones peridicas, al menos en terrenos o aspectos relacionados con sus estudios literarios, histricos o filosficos. En los que viven ambientes laborales o en los mismos estudiantes de orientacin tcnica, cientfica o econmica, las conmociones o replanteamientos religiosos son menos frecuentes. Al menos no poseen las cargas dialcticas que reflejan los primeros, teniendo ellos el riesgo del pragmatismo. Diferencias por sexo Hay que recordar las variaciones religiosas en relacin a las peculiaridades de cada sexo. Si la joven tiende a exteriorizar con ms sensibilidad las reacciones y las opiniones, no hay que concluir que es ms religiosa que el varn, sino que tiene formas expresivas propias para transferir al exterior sus creencias y sus actitudes. El comportamiento religioso de la muchacha influye notablemente en el varn, incluso ms que la influencia familiar, cuando con ella se relaciona en clima de homogeneidad y de confianza. Por forma evolutiva La evolucin religiosa de los adolescentes y jvenes no es homognea. Se puede manifestar de manera muy diferente, incluso ms que en la infancia o tambin ms que en los adultos. En los diversos estadios repercuten las actitudes y las capacidades psquicas de cada persona: Tambin inciden inevitablemente las formas sociales que influyen de mltiples formas o en las que debe traslucirse la misma religiosidad.
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Ni todos son idnticos en ritmo y en reflejos, ni todos sufren cambios equivalentes en su maduracin. Podemos hacer una clasificacin de jvenes segn algunas referencias o criterios que permiten entender mejor sus transformaciones interiores. Tipologa religiosa de adolescente Una tipologa interesante de los tipos religiosos adolescentes es la que hace aos formulaba un educador, Luis Guittard en "La Evolucin religiosa de los adolescentes" (Barcelona. Herder 1961). Desde criterios estadsticos de comportamiento y cumplimiento religioso, reflej cinco grandes modelos juveniles: 1. Los arreligiosos. Se marginan de todo lo espiritual y se sienten dominados por el escepticismo. Evitan el factor trascendente en su vida y sus actos o planteamientos y slo se apoyan en intereses inmediatos. 2. Los indiferentes. Se independizan de lo religioso sin negarlo explcitamente. Su postura es la atona espiritual. No niegan la existencia de lo trascendente. No se sienten dominados por sentimientos y actitudes que tengan que ver con la divinidad o con sus misterios. 3. Los tradicionalistas. Se hacen eco de la sociedad en la que viven y ordenan sus criterios y sobre todo sus actos en funcin de las costumbres mayoritarias de la familia o de la entidad escolar a la que acuden. Cumplen desde fuera ritos y asumen mnimos sin especial problema. 4. Los indecisos y volubles. Sufren oscilaciones tanto en formas de pensar y de sentir como en modos de comportarse en lo referente a la religiosidad. No pueden prescindir de lo religioso, pero son inconstantes en sus lneas de accin y en sus criterios. 5. Los fervorosos. Ven y sienten en la religin un condicionante fuerte de sus modos de pensar, de querer y de actuar, interior y exteriormente. Asumen los misterios religiosos y los convierten en fuerzas vitales, con intensa tonalidad afectiva y con actuaciones consecuentes. Son ms abundantes los tres intermedios: tradicionalistas, indiferentes e inestables. Pero existen adolescentes de todos los tipos. Y en tiempos recientes se han incrementado los tipos agnsticos tambin entre personas de estas edades de apertura a la vida. Pero en general la religiosidad adolescente vara segn las circunstancias que envuelven a las personas.
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No es bueno reducir mucho la clasificacin de los procesos religiosos adolescentes, pues las manifestaciones son mltiples, sobre todo teniendo en cuenta el pluralismo religioso de los tiempos actuales y las diversas perspectivas que se plantean al respecto. Por otra parte, en los tiempos actuales y en ambientes desarrollados se incrementan cada vez ms los modelos agresivos de cierta religiosidad polmica y antijerrquica, aunque procedan sus promotores de familias creyentes y adheridas a lo religioso. Por eso en la adolescencia es frecuente la oscilacin entre la turbulencia y el reconocimiento del valor religioso, entre la credulidad y el desconcierto, entre la aceptacin y el olvido, entre el peso del entorno social o familiar y la ruptura jactanciosa con lo que rodea. Es preciso tambin reconocer que las influencias de los medios msica, modernos social de (cine, comunicacin
Televisin,
tecnologas), con la promocin de mitos y criterios de signo consumista, est influyendo mucho en los modos de comportamiento religioso y en el rea de los criterios, al menos en ambientes desarrollados y pragmatistas. Comportamientos religiosos Podemos tambin disear los diversos modelos de comportamiento religioso adolescente, que son hoy frecuentes en consecuencia con las creencias propias de esa edad. 1. Rutinarios. Hay muchachos de religiosidad tradicionalista, que reducen su fe al cumplimiento cultual. No son muchos, pero aparecen con frecuencia en los mbitos escolares. Son mimticos ms que pacficos. Viven de la herencia, del entorno y de cierta pasividad convivencial. Siguen criterios y hasta sentimientos ajenos. En ellos pesan menos las convicciones que los ejemplos que imitan con facilidad, sobre todo en procedentes del marco familiar. Consideran una seal de equilibrio adaptarse sin ms. 2. Moralistas. Otros adolescentes son tributarios de una religiosidad moralista. Identifican las creencias con la aceptacin y el cumplimiento de las leyes. Su religiosidad es una fuente de satisfaccin para su conciencia. 15
Determinan lo que es bueno y malo de forma afectiva ms que reflexiva y lo religioso se reduce a no romper la norma interior, que suele tener ms de sentimiento que recta iluminacin a la luz de la fe. Van a misa, pero no oran. No hieren al prjimo, pero no cultivan el amor. Respetan al prjimo, pero no distinguen el sentido de la caridad. Sienten paz si cumplen sus obligaciones religiosas y les remuerde la conciencia si abandonan sus "deberes" religiosos. Algunos imperativos morales pueden absorber su fe: solidaridad, justicia, honradez, deberes escolares, autodominio sexual, etc. Identifican su fe con su moral. 3. Racionales. No son muchos los adolescentes de religiosidad crtica y lgica, que identifican su fe con el conocimiento del dogma, del mensaje revelado, de la doctrina aprendida, retenida y practicada. Respetan y hasta admiran las verdades y olvidan que no basta el saber para Cree ni es suficiente el respetar para expresar amor. En algunos domina la religiosidad dialctica, es decir, ms empeada en demostrar creencias que en aceptar misterios, en conocer verdades que en convertirlas en vida. 4. Proselitistas. En no muchos la religiosidad se convierte en un motivo de accin conquistadora, llegando en ocasiones a la fogosidad sectaria por motivos ms afectivos que racionales. Hacen de lo religioso motivo de lucha ms que de oferta. Tales adolescentes son creyentes persuadidos y tratan de dominar y cautivar a otros, sin examinar lo que creen. No quiere ello decir que sean inconsecuentes, sino que su inmadurez no dan para posturas ms consistentes, al no entender que la fe es un don divino y no una conquista humana. A veces, estos proselitistas se mueven por dinamismos turbulentos, llegan a los umbrales del fanatismo conflictivo y agresivo. Hacen de los mensajes y de las normas motivo de tensin tanto en s mismos, por sus dudas y angustias, como en los dems, por el contagio de sus zozobras. La lstima es que hay grupos, incluso catlicos, un tanto integristas, que fomentan estas actitudes, sin entender que no responden a lo que el Evangelio tiene de oferta y de servicio. Hacen mal servicio a los adolescentes que reclaman para este tipo de religiosidad. 5. Los piadosos. De cuando en cuando domina en la mente y en la conciencia de algunos adolescentes una religiosidad de devociones ms que adhesiones profundas. Con ella se genera una de infantilizada, crdula, informal, hasta ingenua y supersticiosa. Se muestra en gestos de simpleza espiritual, que no son otra cosa que
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reflejo de estadios no superados de la infancia o de influencias ambientales no convertidas en actitudes personales. La piedad verdadera supone algo ms que frmulas y ritos. Implica conversin, coherencia, servicio y entrega. Si no lo es, puede ser mero pragmatismo religioso y conducir a la supersticin empobrecedora. 6. Los fantasiosos. Tambin hay en ocasiones adolescentes dominados por una religiosidad mstica, intimista, en donde el mito se sita en el centro de los sentimientos y de las creencias, sin filtro alguno racional, eclesial o social. En el comportamiento de estas personas influye con exceso la fantasa o la mitologa, sin que se susciten reacciones proyectadas a la vida. Son actitudes frecuentemente cultivadas en sectas religiosas o pararreligiosas que no ayudan al equilibrio de la personalidad. 7. Los filntropos. La religiosidad antropocntrica, social y benefactora, altruista y comprometedora, puede tentar a muchos adolescentes comprometidos en tareas y en servicios solidarios. Se justifican por los reclamos de la sensibilidad, pero no se basan en los imperativos de la doctrina. Es difcil diferenciar en estas personas lo que hay de humano y lo que es espiritual en sus comportamientos. Cuando se dan estas actitudes en los niveles adolescentes siempre hay un Factor fuerte de influencia externa. 8. Asumir la originalidad. La alusin a estos comportamientos no agota todas las formas de describir las respuestas religiosas de la adolescencia. Pero hace posible entender que es poca de grandes diferencias personales y de variedad de respuestas. Lo ms frecuente en el adolescente es la tendencia al cambio y a la inestabilidad, el nacimiento de la intimidad en este terreno y la natural necesidad de justificar los propios valores. Este cambio y esta inestabilidad se hacen ms presentes en personalidades frgiles y superficiales, sobre todo si la educacin religiosa infantil no ha sido serena y equilibrada. No resulta fcil determinar cul de las formas religiosas es la mejor para cada uno o la ms conveniente para la eficacia educativa de cada persona. Hay que saber acogerlas todas con respeto a sus protagonistas y tratar de sacar el mejor partido de cada una. Lo nico que es indiscutible es lo improcedente que resulta cualquier exceso. Los valores espirituales, como todo lo moral y lo superior, se presta a diversidad de expresiones y, por lo tanto, a pluralidad de interpretaciones. Mientras queden satisfechas las exigencias psicolgicas mnimas, como son el respeto a la doctrina, la serenidad en 17
los sentimientos, la compatibilidad de las actitudes religiosas con los deberes profesionales, su dimensin positiva en la convivencia, la satisfaccin interior que se apoya en ellas, habr que respetar cada postura en la medida en que aparezcan en cada persona. Del mismo modo, es conveniente afirmar que el vaco religioso o la explcita marginacin de todo lo trascendente provocan un lamentable vaco espiritual, que repercute en las dems dimensiones de la personalidad. Este vaco es particularmente perjudicial en los aos de trnsito y de consolidacin como son los de la preadolescencia.
Conclusiones acerca de la religin y su enseanza a los adolescentes La efervescencia adolescente, as como sus fluctuaciones, le llevan al riesgo del subjetivismo. Hay que facilitarle el descubrimiento por s mismo de las diferentes actitudes profundas del alma y dejarle obrar de forma responsable. Sin polmica, hay que saber presentarle las actitudes que conducen a la fe, como son la humildad, la sinceridad, la caridad, la sensibilidad espiritual. En cierto sentido, hay que prepararle el camino para que sea l mismo el que asuma sus compromisos religiosos y acepte el misterio cristiano que le ha de dar una vida personal y transformadora. Conviene facilitar al adolescente una cultura religiosa amplia para hacerla paralela, si no superior, a los otros sectores cientficos en que se desenvuelve por sus estudios y experiencias. Es bueno recordar que la cultura religiosa no equivale a la fe autntica, pero le prepara el camino con facilidad. Los adolescentes y los jvenes agradecen claridad de ideas, solidez de planteamientos, profundidad de argumentos. La enseanza debe huir de cualquier preferencia proselitista o de la simple colonizacin espiritual, como si pretendiera ganar adeptos a una causa sin ms. Hay que educar al creyente para protagonizar las opciones personales y no para imitar las que otros asumen. Aun cuando fueran negativas y empobrecedoras, deben ser respetadas si son personales. Es peligroso en la adolescencia promocionar cualquier forma de fanatismo religioso o actitudes intransigentes, las cuales conducen a la anulacin de los verdaderos valores espirituales. Convendr tambin no reducir los cauces participativos a la accin social y filantrpica. Suelen ser provechosos los estmulos grupales de otro signo: por ejemplo, de reflexin cristiana, de oracin y penitencia, de celebraciones sacramentales, etc. 18
El adolescente religiosamente cultivado suele encontrar en la fe de los dems compaeros un apoyo tonificador de la propia actitud de creyente. Por eso es tan positivo facilitar a los jvenes y adolescentes encuentros, convivencias y relaciones autnticamente cristianas. Incluso, aunque parezca que el tiempo se pierde al ver destruidos multitud de esfuerzos realizados con ilusin, no debe el educador dejarse dominar por el desaliento. Tratando con adolescentes, hay que estar siempre volviendo a empezar. Hay que hacerlo sin margen. Bibliografa Psicopedagoga Religiosa descargado de http://www.slideshare.net/ el 09/04/11 El anuncio del Dios cristiano: anlisis y consecuencias para la educacin de la fe de B. Grom - J. R. Guerrero Escrito de la Arquidicesis de Valladolid sobre la Educacin de Religin en la Adolescencia. Descargado de http://archivalladoIid.org/ Claves para una psicologa del desarrollo (Vol. II) de Mara Cristina GriffaJose Eduardo Moreno. Editorial Lugar.
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El perfil docente Para poder brindarle un sentido completo al perfil del docente, se debe tomar en consideracin que la docencia es una prctica entendida como una labor educativa integral. Los docentes, ante las demandas del mundo actual y del futuro, deben desarrollar un conjunto de habilidades y actitudes para conseguir el aprendizaje significativo. El docente debe ser un lder que posea la capacidad de modelaje de sus estudiantes, ser creativo e intelectual y, adems, inspirar a los alumnos para la bsqueda de la verdad. De manera general, se puede decir que el docente debe demostrar caractersticas de liderazgo, en las cuales deber tener una visin de futuro y saber comunicarla, una visin de la educacin innovadora y avanzada, es decir, asumiendo los nuevos paradigmas y sus implicaciones. A lo largo de la historia, algunos educadores han distinguido tres enfoques del docente frente a la educacin: Enfoque Conductista (antes de los 70): se toma al docente como un tcnico, su fundamento es la concepcin tecnocrtica del currculo, basado en la disciplina, y sus organizadores son objetivos mensurables, habilidades de trabajo, control conductual y de los medios para la efectiva produccin de los aprendizajes en los alumnos. La formacin del docente se entiende en trminos de competencia y actuacin. 20
Enfoque Humanista (desde los 70): reconoce que los docentes estn dotados de motivacin y recursos internos har promover y mejorar el ambiente educacional. Se basa en una concepcin curricular de experiencias que se centran en el desarrollo personal y la satisfaccin de necesidades. Se considera que es individualista y no toma en cuenta el carcter social de la educacin y las experiencias que en ella se dan. Enfoque Desarrollista: se ve la formacin docente en trminos de formar un lder, un solucionador de problemas, un individuo con capacidad de tener reflexin innovadora de los procesos educativos. Su fuerte es el pensamiento progresista. El currculum es entendido como una experiencia, pero con una implicacin sustantivamente social. El docente se perfila como un creador, un transformador de la realidad, en fin, como un negociador. En la actualidad y dada la complejidad de la sociedad, que sufre momentos de crisis y de transformaciones profundas, ste perfil docente no sera satisfactorio, con lo que se hace necesario replantear la formacin docente. El perfil del docente de Religin Situarse en la identidad del docente de Religin, exige en la actualidad suponer que su identidad, necesariamente ha llevado a un cambio no sustancial, pero si accidental, en el sentido adaptativo, puesto que el modelo de enseanza religiosa ya no se identifica con la catequesis1. Sin embargo esto no niega la identidad primera que posee el profesional, es decir, su perteneca a la religin que profesa y de la cual no debe negar cuando ejerce la tarea de ensear. Esta realidad primera, est dada por una acreditacin que proviene del mbito eclesial y que lo avala para ser transmisor del mensaje religioso al cual se adhieren (segn el Credo que profesa y su adhesin institucional), convirtindolo en un autentico
Crf. Cartilla para los alumnos del Profesorado en Ciencias Sagradas Didctica de la Enseanza de Religin en la Escuela y Catequesis , Gabriel Tejerina Navarro, 2008.
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transmisor (tradicin) de la palabra al cual se le ha sido confiado. Esta acreditacin es la llamada Mission Cannica2. Dentro de lo que respecta a este primer perfil del docente, es necesario recordar que su identificacin como creyente de un determinado Credo, siempre se lo reconoce (al menos as lo tiene que tener en cuenta en toda circunstancia) como alguien inserto en una sociedad pluralista3, sobre todo en el mbito religioso. Esta realidad que esta negando el verdadero sentido de lo religioso, es un punto que el docente de religin tiene que tener demasiado claro, tanto en lo referente a lo doctrinal como en lo actitudinal, puesto que no pocas veces, surge la tentacin de abandonar sus convicciones o deformar el contenido por creerlo (engaosamente) como adaptable a cualquier otro tema religioso. Desenvolverse con altura en la realidad escolar actual, obliga a desarrollar aquellas capacidades de interaccin y dialogo que el docente de poseer, ya sea y partiendo de lo doctrinal y su explicitacin en lo habitual4. Si se desarrolla esta competencia personal y necesaria en la actualidad, conlleva a su vez a poseer una competencia curricular, es decir, demostrar una autoridad intelectual y moral de su enseanza, con las exigencias que ella comporta, formadas desde la razn y el auxilio de la fe. En cuanto al perfil profesional, todo lo anterior lo ser de esa manera (con eficacia) en la media en que sea adaptable a los alumnos a sus distintas etapas evolutivas. Por ello, el docente debe tener una verdadera y real preparacin pedaggica, que la tiene que adquirir por la didctica y el uso de los recursos educativos que le permitan transmitir los contenidos religiosos de una manera gradual5. Desarrollar una sntesis teolgica, filosfica y en articulacin con lo pedaggico, debe de ser materia suficiente para estimular al docente, y de esa manera competir desde su capacidad de dialogo interdisciplinar, ya sea con otras reas curriculares o confesiones
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Cfr. Missio cannica de los Profesores de Religin , Casimiro Lpez Llorente, Obispo de Segorbe-Castelln. Fuente: http://filosofiaysagradaescritura.blogspot.com/search/label/Educaci%C3%B3n. 3 Cfr. en la escuela pluralista en la exposicin del grupo n 5 de la materia Practica Educativa III (2009) integrado por Burgos M., Rodrguez N., Villanueva M., cuyo ttulo del tema era El rol docente en la escuela pluralista , 4 Me refiero a las actitudes coherentes que hay que demostrar entre lo que se piensa y lo que se dice. 5 Cfr. Cartilla para los alumnos del Profesorado en Ciencias Sagradas Didctica de la Enseanza de Religin en la Escuela y Catequesis , Gabriel Tejerina Navarro, 2008.
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religiosas. Formarse permanentemente tiene que ser la meta que lo habilite personalmente a situarse desde cualquier perspectiva disciplinar y relacionar el desarrollo frecuente de la informacin con los contenidos religiosos a ensear. El programar las clases, tambin no escapa de su profesionalidad. En sntesis, ser un eficiente transmisor de la enseanza religiosa en las escuelas tanto pblicas como privadas, requiere del profesional docentes: Conocer como si fueran fundamentos, los aspectos tericos y morales que se desprende del objeto de su materia. Perfeccionarse doctrina). Transmitir el gusto por aprender y tambin por ensear. Ser un gran motivador en este proceso. Si desea llegar con el mensaje para que sus alumnos logren una sntesis de fe y vida, debe primeramente conocer a cada uno de sus alumnos. Las relaciones del docente de Religin Docente - Estado Con el PEI PCI: la curricula de religin, est incluida dentro de la caja curricular razn por la cual cumple el mismo rol de importancia que cualquier otra curricula, por lo cual debe estar incluida dentro del PEI y PCI. Ser el docente de religin el que debe bregar por su importancia. La enseanza de la nueva ley de educacin estructura una enseanza inclusora que tome al educando en toda su integridad, esa integridad toma al hombre en su totalidad y en esa totalidad se enmarca tambin la enseanza religiosa que presenta lo trascendente de la persona. Docente - Iglesia El deber educativo es parte integrante de la misin que la Iglesia tiene de proclamar el Evangelio. La repuesta educativa de la Iglesia es una respuesta de fidelidad a Dios ya al hombre de cada generacin. La Iglesia, en medio de la humanidad, ejerce el servicio de la verdad y lo hace ofreciendo sus instituciones educativas como un lugar para encontrar a Dios vivo que revela en Jesucristo la fuerza transformadora de su amor y su verdad. constantemente por su competencia laborar, mediante la actualizacin de nuevos conceptos y su relacin con los ya existentes (en su
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La enseanza de la religin catlica se imparte en nombre de la Iglesia, que enva a travs del Obispo. Ello implica no slo que sus contenidos y mtodos respondan a la doctrina y moral catlica, pero tambin que sea impartida desde una actitud y vida confesantes. El profesor de religin no imparte su propia enseanza ni una formacin entendida a su manera sino la enseanza catlica y la formacin cristiana tal como la entiende la Iglesia y la demandan los padres. La enseanza religiosa se enfrenta hoy a nuevos retos en la transmisin de la fe a las nuevas generaciones. Lo que se nos pide es que la enseanza en la nueva evangelizacin no sea slo hablar de Cristo sino en cierto modo hacerlo ver. En este sentido, la fe y la razn deben ir unidas al testimonio, a fin de que la transmisin de la fe pueda ser personalizada y vivida. Del Evangelio emerge el rostro de Cristo que hoy debemos transmitir con la humildad y disponibilidad de aquel que sabe que el hecho revelado y recibido en la comunidad de creyentes es gracia que viene del Padre. Hoy es necesaria una propuesta de la fe que integre la fe y la vida, que dialogue con la cultura y que promueva una nueva sntesis que muestre la fuerza humanizadora de la fe. As se comprende que el anuncio de la fe debe ir unido a la educacin del ser humano, para que el mensaje de la fe pueda ser acogido en la vida, pueda generar cultura, y entre en la historia. La prioridad de la Iglesia debe centrarse, por ello, en el anuncio de Cristo. El mismo se presenta ante el corazn y la libertad de todos como una compaa humana que se puede ver, tocar y escuchar, y que nos recuerda que la vida tiene un sentido y nos llama a descubrir nuestra dignidad de hijos de Dios. La transmisin de la fe conlleva la renovacin de la fe de los cristianos, redescubrir la sencillez del mensaje de la fe y conquistar la verdadera libertad cristiana en un mundo que quiere imponer sus valores. Como profesores de religin participis de una manera especfica de la misin evangelizadora de la Iglesia. La Iglesia ha sido elegida por Dios para continuar la misin de Jesucristo, que no es otra que evangelizar, hacer presente y operante a Cristo y su Evangelio, para que el Reino crezca como el grano de mostaza y transforme al hombre y a la sociedad. Docente - Dios (y pastores) Quien se decide transitar por el camino difcil pero a su vez honrado de ser profesor de Religin, tiene que saber antes que cualquier cosa de materia institucional, que el transmitir los contenidos religiosos, desde su confesionalidad, conlleva un riesgo sin intencin alguna (o premeditacin) que la sociedad posmoderna y globalizada tiende a 24
insertar a modo de confusin por la demanda que ella exige ante la pluralidad de creencias religiosas enterradas en la actualidad en las mismas instituciones educativas. Por todo eso, y ante tal tentacin de tergiversar el dato de fe, el docente de Religin debe de ser una persona con una profunda cercana a Dios, no desde sus convicciones doctrinales y hasta abstractas de creer, sino como creyente que da testimonio diario de su cercana al Dios vivo y verdadero6. Al ser una colaborador de Dios en la transmisin del mensaje de fe, es evidente que quien cree ser un verdadero profesional puesto al servicio del Creador, lo confirmar conscientemente por el desarrollo exterior de ciertas virtudes que son necesarias a la hora de realizar el proceso de enseanza (dialogar 7) aprendizaje (escuchar). Virtudes como la paciencia y la magnanimidad ser vitales al momento de contagiar el deseo de aprender aquello que trasciende nuestra misma razn. Ser humilde y estudioso, es tan importante como lo anterior, puesto que si no conocemos la materia de nuestro estudio Qu transmitimos? Pero sobre todo, la humildad, puesto que solo ella nos llevar a un profundo conocimiento de la verdad. Ser veraz es la carta de presentacin de una persona que, aparte de ser docente, es capaz de transmitir confianza a aquel que desea aprender. Con los Alumnos y dems docentes La Missio Canonica le da al docente la facultad de ser Mediador con el instrumento de la palabra como mayor exponente. Los alumnos estudiantes necesitan la presencia de adultos coherente que medien entre el conocimiento y la vida, por eso no es solo transmitir conocimiento sino hacerse parte del conocimiento con el testimonio de vida.
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El Arzobispo de Toledo, Mons. Antonio Caizares, Ex-Presidente de la Comisin de Enseanza y Catequesis de la Conferencia Episcopal, deca al respecto: El primer lenguaje del hombre es su propia vida. El testimonio del profesor de Religin catlica, testimonio cristiano, slo puede evitar ser un discurso vaco si se da en la vida, y al hilo de la vida; si se habla con todo lo que uno es y hace, con toda la espesura de su humanidad, que es la de los dems hombres, sus contemporneos, y, ms en concreto, la de sus alumnos. Por su fidelidad a su tarea especficamente escolar, ha de poder ofrecer a los nios y adolescentes los elementos del suelo nutricio de su cultura, profundamente conformada por creencias, costumbres, valores, ritos y modelos de vida cristianos; y ha de poder ofrecerlos, en toda su verdad y realidad, es decir, mediante una presentacin creyente de los mismos . "El profesor de Religin Catlica en el tercer milenio", en: "La enseanza de la Religin, una propuesta de vida" (PPC). Ver: http://www.erain.es/departamentos/religion/subpag/profrel.htm. 7 En la exposicin del grupo n 5 de la materia Practica Educativa III (2009), cuyo ttulo del tema era El rol docente en la escuela pluralista , se deca que las actitudes del docente hacia el alumno son: Presencia ante el otro, aceptar al otro tal cual es en su totalidad, en su individualidad nica y original. Esta actitud es bsica para iniciar el dialogo. Humildad para aceptar que nuestros puntos de vista y nuestros esquemas de valor pueden ser enjuiciados.
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De la misma manera acta el docente de religin frente a sus pares, por ser docente no se distancia del perfil que los une como profesionales, la nica diferencia est en que el docente de religin son cristianos con una clara pertenencia eclesial. Saben que son enviados por la comunidad cristiana y son responsables ante ella. Son conscientes de que en la sociedad representamos a la Iglesia y como tales representantes nos perciben alumnos, profesores y padres
Conclusin En la actualidad de los sistemas educativos, impera el constante procesos dinmico en torno a lo educativo que requiere constantemente actualizar y reordenar la educacin de la fe en la clase de religin. Sumado a esto, se nos presenta tambin la otra realidad que no ayuda al docente y al alcance de sus objetivos. Entre ellos: Existe una falta de valoracin por parte de alumnos, an por parte de directivos de los colegios, a la asignatura. Existe poca colaboracin por parte de los padres de familia, especialmente en los colegios no confesionales. Muchas familias se ven afectadas por una crisis en su vida ms ntima, la que es causa de indisciplina y problemas en la escuela. Todo esto es verdad, puesto que la misma realidad por su esencia pide a gritos que sea revelada y dada a conocer a la humanidad. Sin embargo, nada de esto debe ser impedimento para cumplir el propsito del educador: Dar todo sin guardarse nada. Ser profesor de Religin es ante todo, ser educador. Un ser que pone todos sus medios (y esfuerzos) por ofrecer a sus alumnos las races de su cultura personal impregnada de religiosidad, para que de este modo se logre llevar las respuestas a las preguntas de fondo que todo ser humano se hace en la vida, y mantener permanente entre Fe y vida. y concretar un dialogo Al mismo tiempo colaboramos con los dems
profesores en el diseo y puesta en prctica del proyecto Educativo de la unidad Educativa. Nada de ello podra realizare sin una cuidada atencin a nuestro perfil profesional.
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Por ltimo, dar una presencia de su identidad en una Institucin educativa, es mostrarse como tal, es decir, una persona de Iglesia (segn su confesin a un determinado Credo) puesto que solo esto le dar la seguridad de que est en comunin con si institucin religiosa, enseando lo que ella ensea. La alegra ser una caracterstica fundamental, contagiosa, espontnea, y compartida con los nios y con los jvenes. Ver a su profesor feliz, ser siempre una invitacin a buscar la felicidad plena por los caminos que propone el mismo docente8. Bibliografa: MENDOZA R. LUCAR G., Metodologa MAD,
WWW.METODOLOGIAMAD.CL Santiago de Chile. (16/04/2011) Carta a los profesores de religin. Conferencia Episcopal de Chile. rea de educacin.1995. Cartilla para los alumnos del Profesorado en Ciencias Sagradas Didctica de la Enseanza de Religin en la Escuela y Catequesis, Gabriel Tejerina Navarro, 2008. Missio cannica de los Profesores de Religin, Casimiro Lpez Llorente, Obispo de Segorbe-Castelln. Fuente: http://filosofiaysagradaescritura.blogspot.com/search/label/Educaci%C3%B3n. "El profesor de Religin Catlica en el tercer milenio", en: "La enseanza de la Religin, una propuesta de vida" (PPC). Ver: http://www.erain.es/departamentos/religion/subpag/profrel.htm Perfil e Identidad del Profesor de Religin, Expositor: Mons. Pellegrini Barrera, obispo de Chilln, Presidente rea de Educacin de la CECh. Fuente: www.achere.files.wordpress.com/2008/06/mns_pellegrin_perfil.ppt
Cfr. Conclusin situada desde la exposicin sobre el Perfil e Identidad del Profesor de Religin, Expositor: Mons. Pellegrini Barrera, obispo de Chilln, Presidente rea de Educacin de la CECh. Fuente: www.achere.files.wordpress.com/2008/06/mns_pellegrin_perfil.ppt
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Interdisciplinariedad y Transversalidad Interdisciplinariedad La interdisciplinariedad implica puntos de contacto entre las disciplinas en la que cada una aporta sus problemas, conceptos y mtodos de investigacin. Evoca la idea de puesta en comn y de intercambio entre disciplinas. Es una forma de preocupacin por tender hacia la unidad del saber. Surge de una doble preocupacin prctica: La bsqueda de un mejor tratamiento de problemas prcticos. La necesidad de una mayor calidad y profundidad en las investigaciones cientficas. La interdisciplinariedad trata de la transferencia de mtodos entre disciplinas, desborda las disciplinas pero sus objetivos an permanecen en el seno de la trama de las investigaciones disciplinares. La interdisciplinariedad se considera como:
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"Cierta razn de unidad, de relaciones y de acciones recprocas, de interpretaciones entre diversas ramas del saber llamadas disciplinas cientficas". "La transferencia de mtodos de una disciplina a otra". El anlisis "desde distintas miradas cientficas, a problemas o conjuntos de problemas, cuya complejidad es tal, que con el aporte (o la disponibilidad) de cada una de las disciplinas a la interdisciplinariedad, ayudara a desentraar las distintas dimensiones de la realidad social". Para predisponerse a un enfoque interdisciplinar es necesario:
No sesgar la comprensin de la realidad, como consecuencia de considerar la propia subcultura profesional como la forma vlida de comprender lo que acontece.
Aprender a pensar desde las certezas relativas y provisionales de la ciencia y de nuestras opciones personales. Tener presente que todo aspecto de la realidad que estudiemos est implicado y plegado en contextos ms amplios.
Esquema metodolgico/operativo Para realizar un trabajo pedaggico interdisciplinar, lo primero que hay que hacer es elaborar un marco referencial, en el que se han de integrar, organizar y articular los aspectos puntuales y fragmentarios que se estudian desde cada una de las asignaturas. Con la elaboracin de este marco referencial, se evita la yuxtaposicin de aportes inconexos. Teniendo en cuenta que la interdisciplinariedad se sita a nivel de problemas prcticos se sugiere trabajar con un esquema de investigacin que comporta dar respuesta a dos grandes cuestiones:
Qu pasa?, de qu se trata?, Cul es el problema y los diferentes aspectos del problema? En esta primera fase del trabajo se procura tener un conocimiento lo ms amplio interdisciplinario. posible sobre el tema que ser objeto de un tratamiento
Qu hacer? En este punto hay que llegar a respuestas concretas que apunten a la solucin de los problemas que se han estudiado. Es fundamental hacer propuestas/respuestas, stas han de ser de dos tipos:
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De carcter general, en el sentido que van ms all de lo que se puede hacer en el entorno inmediato. De tipo particular, en el sentido de que cada uno, en su propia vida, puede ir aportando soluciones a los problemas que se han detectado, o bien, aplicar los conocimientos y resultados del trabajo interdisciplinar, en su propio entorno. En este punto hay que alentar las iniciativas concretas de los alumnos. Una vez que se ha llegado al final del trabajo, lo que hay que hacer es tratar de comunicar a otros alumnos y a la gente de la comunidad donde est inserto el colegio, los resultados del trabajo. Esto tambin es un modo de hacer un puente entre la escuela y la comunidad. Condiciones para que sea posible la interdisciplinariedad como prctica educativa 1. Que cada profesor participante tenga una buena formacin en su disciplina. 2. Que todos los docentes tengan un real inters para llevar a cabo una tarea interdisciplinaria. 3. Que los alumnos se encuentren motivados para realizar un trabajo de esta naturaleza. 4. Que todos los profesores se interioricen de aquellos aspectos sustanciales que comporta una concepcin y enfoque interdisciplinario. 5. Que, como tarea previa, organicen y articulen los aspectos fragmentarios que han sido considerados desde cada una de las asignaturas implicadas. 6. Que se trabaje con un marco referencial que sea el encuadramiento de la estrategia pedaggica que ha de permitir una adecuada coordinacin y articulacin de los trabajos puntuales que se realizarn en cada asignatura. 7. Elegir un tema que, por su naturaleza, se preste a la realizacin de un trabajo interdisciplinar de carcter pedaggico. 8. No partir del supuesto de que hay que integrar todas las asignaturas, sino slo aquellas que pueden a portar de manera significativa al tema o problema escogido como objeto de estudio. 9. Comenzar la actividad con una lectura, comentario o discusin del marco referencial, para tener una visin de conjunto del trabajo y para compartir un enfoque en comn.
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10. Conjuntamente, y en el momento en el que los profesores van haciendo los aportes especficos de sus respectivas disciplinas, ir perfilando los grupos de alumnos que han de trabajar en profundidad temas concretos y puntuales. 11. Realizar los trabajos necesarios para la presentacin de los resultados del trabajo interdisciplinar. 12. Llevar a cabo la presentacin del tema o problema estudiado interdisciplinariamente. Transversalidad La transversalidad es lo que simultneamente le es inherente a las disciplinas. Como el prefijo "trans" indica, la transversalidad implica aquello que est al mismo tiempo entre las disciplinas, a travs de las diferentes disciplinas, y ms all de cada disciplina individual. Su objetivo es la comprensin del mundo actual, para lo cual uno de los imperativos es la unidad del conocimiento global. No slo busca el cruzamiento e interpretacin de diferentes disciplinas sino que pretende borrar los lmites que existen entre ellas, para integrarlas en un sistema nico. Si difcil es realizar la interdisciplinariedad, mucho ms es llegar a la transversalidad. Se trata de un nivel mximo de integracin, en donde se borran las fronteras entre las disciplinas. Un tema transversal se realiza con la participacin de todas las reas del currculo.
La transversalidad: Es un "proceso segn el cual los lmites de las disciplinas individuales se trascienden para tratar problemas desde perspectivas mltiples con vista a generar conocimiento emergente". Segn Newell, se considera "la transformacin e integracin del conocimiento desde todas las perspectivas interesadas para definir y tratar problemas complejos". Segn McDonell, "no es una disciplina, sino un enfoque; un proceso para incrementar el conocimiento mediante la integracin y transformacin de perspectivas gnoseolgicas distintas". Bibliografa
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Ezequiel Ander-Egg, Interdisciplinariedad en educacin, Ed. Magisterio del Ro de la Plata, 1994. Tejerina Gabriel, Didctica de la Religin para el Tercer Ciclo, Apuntes de clases, 2009. Concepto de Interdisciplinariedad, descargado de http://es.wikipedia.org el da 06/05/11 Concepto de transdisciplinariedad, descargado de htpp://es.wikipedia.org el da 06/05/11 Sotolongo Pedro y Delgado Carlos, La complejidad del dilogo transdisciplinario de saberes, descargado de http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar el da 08/06/11
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LA NUEVA SECUNDARIA La nueva Ley de Educacin Nacional 26.206 establece 4 niveles educativos: inicial, primaria, secundaria y superior. La Secundaria se compone de 2 ciclos, uno bsico y otro orientado, de carcter diversificado, segn distintas reas del conocimiento, del mundo social y del trabajo. La Nueva Secundaria profundizar la democratizacin de las instituciones, impulsando la participacin de docentes, alumnos, como as tambin de las familias y la comunidad toda. Se est realizando el cambio curricular e institucional que garantice que los jvenes ingresen al sistema productivo y a la universidad, mejor preparados. Cules son los objetivos de la Nueva Secundaria? Adquirir saberes que sienten las bases para la continuacin de los estudios asegurando la inclusin, permanencia y continuidad de los alumnos y las alumnas en el sistema educativo Fortalecer la formacin de sujetos de derecho con capacidad de ejercer y construir ciudadana reconociendo las prcticas de los jvenes como prcticas ciudadanas en tanto son modos de inscribirse, insertarse o incluirse en la sociedad. Vincular la escuela con el mundo del trabajo implica incluir el trabajo como objeto de conocimiento que permita a los alumnos/as reconocer, problematizar y cuestionar el mundo productivo en el cual estn inmersos o al cual se incorporarn en breve. La propuesta curricular La elaboracin del nuevo Diseo Curricular de Secundaria se orienta hacia la bsqueda y la propuesta de soluciones pedaggicas, institucionales y didcticas de la compleja relacin de los adolescentes con el aprendizaje, en su pasaje de la infancia a la adolescencia, respecto a la funcin de los nuevos saberes en la bsqueda de su identidad juvenil. En ese marco, atender los problemas de la exclusin y el fracaso es la preocupacin central y objetivo prioritario. Esto implica dar cuenta, tanto en el enfoque de enseanza como en los contenidos (su seleccin y enunciacin), de aquello que debe suceder, de qu manera se va a utilizar lo que los adolescentes ya saben, y el tipo de
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prcticas de enseanza y evaluacin que vayan en direccin al cumplimiento de la inclusin en una propuesta educativa exigente. En otros trminos, el Diseo Curricular es una propuesta de trabajo a futuro que prescribe un horizonte de llegada, no de partida, para lo cual es imprescindible realizar revisiones constantes en las prcticas institucionales de directores/as y docentes, en las prcticas de supervisin y de asesoramiento y en la conduccin del sistema en el nivel central Cmo es el rgimen disciplinario? El rgimen disciplinario estar regulado por acuerdos de convivencia elaborados en cada escuela con la participacin de todos los actores institucionales. Esos acuerdos sern revisados peridicamente para permitir la participacin de los nuevos integrantes de la escuela. Modalidades Educativas de la nueva Ley de Educacin Nacional 26.206 Educacin Tcnico Profesional La Educacin Tcnico Profesional es la modalidad de la Educacin Secundaria y la Educacin Superior responsable de la formacin de tcnicos medios y tcnicos superiores en reas ocupacionales especficas y de la formacin profesional. Educacin Artstica La formacin en distintos lenguajes artsticos para nios/as y adolescentes, en todos los niveles y modalidades. Educacin Especial La Educacin Especial es la modalidad del sistema educativo destinada a asegurar el derecho a la educacin de las personas con discapacidades, temporales o permanentes, en todos los niveles y modalidades del Sistema Educativo. Educacin Permanente de Jvenes y Adultos La Educacin Permanente de Jvenes y Adultos es la modalidad educativa destinada a garantizar la alfabetizacin y el cumplimiento de la obligatoriedad escolar prevista por
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la presente ley, a quienes no la hayan completado en la edad establecida reglamentariamente, y a brindar posibilidades de educacin a lo largo de toda la vida. Educacin Rural La Educacin Rural es la modalidad del sistema educativo de los niveles de Educacin Inicial, Primaria y Secundaria destinada a garantizar el cumplimiento de la escolaridad obligatoria a travs de formas adecuadas a las necesidades y particularidades de la poblacin que habita en zonas rurales. Educacin Intercultural Bilinge La Educacin Intercultural Bilinge es la modalidad del sistema educativo de los niveles de Educacin Inicial, Primaria y Secundaria que garantiza el derecho constitucional de los pueblos indgenas, conforme al Artculo 75 inciso 17 de la Constitucin Nacional, a recibir una educacin que contribuya a preservar y fortalecer sus pautas culturales, su lengua, su cosmovisin e identidad tnica; a desempearse activamente en un mundo multicultural y a mejorar su calidad de vida. Educacin en Contextos de Privacin de Libertad La Educacin en Contextos de Privacin de Libertad es la modalidad del sistema educativo destinada a garantizar el derecho a la educacin de todas las personas privadas de libertad, para promover su formacin integral y desarrollo pleno. Educacin Domiciliaria y Hospitalaria El objetivo de esta modalidad es garantizar la igualdad de oportunidades a los/as alumnos/as, permitiendo la continuidad de sus estudios y su reinsercin en el sistema comn, cuando ello sea posible. Bibliografa: Ley Nacional de Educacin 26.206. Sancionada: Diciembre 14 de 2006 Promulgada: Diciembre 27 de 2006
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