Cuadernos de Patrimonio Cultural y Turismo (Cuaderno 2)
Cuadernos de Patrimonio Cultural y Turismo (Cuaderno 2)
Cuadernos de Patrimonio Cultural y Turismo (Cuaderno 2)
2000 ejemplares NDICE 9 11 15 19 25 Presentacin Conaculta Presentacin- Sectur Bienvenida Sergio Valdespino Programa de Turismo Cultural Eduardo Barroso Alarcn Vnculos Entre El Patrimonio Cultural y Turismo Andrs Roemer
Captulo I 29 Conceptos Entre Patrimonio Cultural y Turismo 31 Cultura, Turismo y Desarrollo Glora Lpez Morales 41 Patrimonio Cultural, Turismo y Desarrollo Carlos Plascencia 47 Patrimonio y Turismo Cultural. Consideraciones para un Programa Jos Luis Perea Gonzlez Captulo Il 55 Experiencias y Avances en el Uso del Patrimonio Histrico Monumental 57 Turismo Cultural en Santa Fe. Conceptos y Estrategias Sergio Molina 67 El Crecimiento Turstico En Espaa. La Importancia del Turismo CulturalPedro J. Fernndez 69 El Caso Zacatecas. Camino Real De Tierra Adentro Jos Luis Perea Gonzlez 73 El Uso Del Patrimonio Histrico Monumental, El Caso Morelia Carlos Hiriart Pardo Captulo III 77 Comportamiento y Propuestas Frente Al Patrimonio Histrico 79 Procesos De Planificacin y Usos Tursticos En Sitios Patrimoniales y Tursticos Nahum Noguera 87 Participacin de las Comunidades En La Conservacin de su Patrimonio Blanca Noval Vilar 95 Turismo, Culturas Populares y Desarrollo Sol Rubn De La Borbolla 101 Patrimonio Intangible y Turismo. Culturas Populares Y Patrimonio Gastronmico Adrin Marchelli Captulo IV 111 113 117 133 145 153 157 165 Definicin de Lneas Estratgicas y Acciones Comunes Entre Conaculta Y Sector. Programas y Proyectos Entre El Instituto Nacional de Antropologa e Historia y la Secretara de Turismo Sol Levn Rojo Poltica Cultural, Patrimonio y Desarrollo Luis Antonio Mrquez Heine El Desarrollo de la Cultura Turstica Vernica Palavicini Palafox Patrimonio Cultural y Turismo Salvador Aceves Garca Programa Pueblos Mgicos Benjamn Hedding Galeana Planeacin de Los Servicios Para El Turismo Cultural Georgina Montalvo Daz Turismo Cultural y Cooperacin Internacional Viviana Kuri Haddad
PRLOGO
Presidenta del Consejo Nacional para la Cultural y las Artes
Sari Bermdez
Para reforzar los lazos existentes entre el patrimonio cultural y el turismo, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes decidi crear la Coordinacin de Patrimonio Cultural y Turismo, fijndole una serie de metas ambiciosas, a la altura de los enormes retos que representa la incorporacin de la cultura en el desarrollo sustentable de Mxico.
En el inicio de sus responsabilidades esta rea recin creada ha empezado a establecer una red de relaciones institucionales, que faciliten la vertebracin de todos los elementos que intervienen en el complejo fenmeno turstico, esencialmente cuando de turismo cultural se trata. Al mismo tiempo, ha buscado ampliar la trama que conforma el conjunto de factores que desde el sector pblico y privado constituyen las fuerzas ms dinmicas del sector.
En ambos casos, el objetivo es armonizar planes y proyectos que tomen en cuenta la funcin fundamental que el patrimonio cultural de los mexicanos juega como fuente de riqueza, tanto a escala nacional, como en beneficio de las comunidades locales, sobre todo en el campo del disfrute turstico.
Los Cuadernos de Patrimonio Cultural y Turismo representan, dentro de ese esfuerzo articulador, un medio para poder analizar en profundidad el abanico de cuestiones que
vinculan, o tendran que vincular, al mbito de la cultura con las diferentes ramas del desarrollo.
Dilucidar esa imbricada estructura, identificar las reglas que deberan convertirla en un verdadero sistema de vasos comunicantes, intersectoriales e interdisciplinarios, es la asignatura pendiente que podremos cumplir gracias al programa de trabajo diseado y a los acuerdos con el rea de turismo. En este sentido, el mundo acadmico es otro de los eslabones fundamentales en esta reflexin y en las acciones que de ella deriven.
Es necesario ahondar en temas como la cuantificacin que aporta el patrimonio cultural en la generacin de riqueza, ya sea a travs del patrimonio tangible e intangible, como de la creatividad de la gente. Es pertinente tambin contar con instrumentos capaces de medir lo que ingresa al erario nacional por parte de las industrias culturales y de aquellas actividades detonadoras de procesos productivos basados en la cultura.
Al mismo tiempo, es imperativo disponer de instrumentos de planificacin para poder identificar los recursos culturales y, con base en ellos, disear proyectos de desarrollo turstico y tambin de desarrollo artstico y artesanal. Igualmente indispensable resulta estudiar, desde todos los ngulos, el impacto que el turismo tiene en el patrimonio cultural urbano y rural, ya que si bien es cierto que el disfrute de los recursos culturales y naturales da origen a vastos efectos sociales y econmicos en las poblaciones locales,
tambin es cierto que hay que tomar en cuenta que este hecho no debe ocurrir en detrimento de los bienes patrimoniales. Las legislaciones deben establecer las restricciones consecuentes en este caso.
La necesidad de fortalecer la industria turstica repercutir indudablemente sobre el legado cultural del pas, de hecho ya lo est teniendo sobre el medio ambiente. Resulta pues impostergable enfrentar de la manera ms rigurosa estos procesos que, por lo dems, son inevitables. Para ello hay que elaborar estrategias de planificacin integral que prevean los posible efectos negativos, pero tambin los deseables efectos positivos, derivados de una buena relacin entre lo cultural y lo turstico.
La carencia de estudios en este novedoso campo nos lleva consecuentemente a dar nuestra contribucin para establecer metodologas, crear indicadores, hacer anlisis que propicien la detonacin de iniciativas de desarrollo fundadas en la cultura, las cuales permitan confeccionar productos tursticos que, lejos de atentar contra el patrimonio, ayuden a preservarlo y contribuyan a su promocin en beneficio de los mexicanos. Estas son las tareas esenciales de las que esta nueva publicacin quiere responsabilizarse en cuanto a su difusin y conocimiento.
Agradezco a todos su participacin en este Seminario. A los directivos de Cultura y Turismo, por el cuidado y dedicacin con que lo organizaron y porque de l esperamos enormes frutos. Mi reconocimiento pleno al gobierno del estado y al gobierno municipal. Reunirnos con motivo de este seminario es una extraordinaria oportunidad para crear un espacio en el que el dilogo, el anlisis, el intercambio de experiencias y de propuestas, nos conduzcan al diseo consensuado de una poltica que permita coadyuvar al rescate, la promocin, la conservacin y la difusin del patrimonio cultural de nuestro pas, as como a identificar mecanismos atractivos que armonicen la relacin de nuestra riqueza cultural con la actividad turstica. De esta forma retomamos el compromiso adquirido tanto por Sectur como por Conaculta en Palenque, Chiapas, con motivo del Da Mundial del Medio Ambiente, por medio del cual ambas instituciones decidimos sumar esfuerzos para impulsar acciones a favor de medio ambiente y el patrimonio cultural, compromiso formalizado mediante la firma de un convenio de colaboracin en el mes de junio del ao pasado. Sabemos que el turismo guarda una estrecha relacin con el patrimonio cultural de nuestro pas, y esto tambin puede decirse en el otro sentido: el patrimonio cultural del pas guarda una estrecha relacin con el turismo. Es tal su vnculo, que su desarrollo
est basado en la conformacin de proyectos tursticos que tienen como detonador la capacidad de atraccin de la vasta herencia cultural con que contamos. Nuestro gran objetivo es desarrollar un proyecto sobre turismo cultural que permita mostrar al mundo nuestra riqueza histrica, expresada en las extraordinarias manifestaciones arquitectnicas que existen prcticamente en todo el territorio nacional, as como las invaluables expresiones de las bellas artes que nuestros artistas de todos los tiempos han creado como testimonio de nuestra grandeza, sin olvidar, desde luego, las importantes muestras folklricas, fruto de la forma de vida de nuestras etnias, todo lo cual contribuye a la conformacin y fortalecimiento de nuestra entidad. Tal situacin le ha valido a Mxico un amplio reconocimiento internacional por ser una gran entidad cultural, diferenciada del resto del mundo. Es cierto que existen ejemplos exitosos de incorporacin del patrimonio cultural en actividades vinculadas con el turismo, pero es necesario repetirlos y fortalecerlos desarrollando programas de hospitalidad y servicios que nos permitan hacerlos accesibles a diversos segmentos del mercado, vidos de identificarse con nuestro acervo, estableciendo para ello los mecanismos que hagan posible una accin armnica y respetuosa de nuestra propuesta cultural con nuestra poltica de conservacin y desarrollo turstico. Este objetivo de desarrollar y emprender un programa sobre turismo y cultura no es de ninguna manera slo una accin ms en la agenda de la Secretara de Turismo: se trata de una reorientacin del modelo y de nuestra poltica turstica, del Programa Nacional de
Turismo que incluye, como una accin estratgica, como una accin prioritaria, al turismo cultural, a la cultura y al turismo. Nuestro reto es consensuar los lineamientos y criterios que orienten la construccin y la puesta en prctica de una poltica de turismo cultural que permita el desarrollo incluyente de ambos conceptos, aprovechando la complementariedad natural que los hace afines. La poltica de turismo cultural que habremos de impulsar los seis organismos que hoy concurrimos a este importante seminario, INBA, INAH, Conaculta, Sectur, Fonatur, CNPT, debe tener la virtud de conciliar la exigencia de salvaguardar el patrimonio con la estrategia del desarrollo econmico, social y ambiental. Esto significa establecer una propuesta congruente de impulso al desarrollo sustentable. Como institucin, nuestro compromiso es impulsar un turismo que respete e impulse el fortalecimiento de nuestra riqueza cultural sin exponerlo, promoviendo la participacin activa de las comunidades que en ellas viven y en ellas se desarrollan, utilizando todos los recursos a nuestro alcance, pero sobre todo nuestra creatividad y capacidad de trabajo para fortalecer acciones encaminadas al rescate, cuidado y preservacin del patrimonio cultural, puesto que adems de ser una de las principales motivaciones del turismo, es el elemento que nos integra y nos define como sociedad, permitindonos avanzar en nuestro desarrollo con una identidad propia, de la cual se deriva nuestro proyecto como nacin, el cual tiene como propsito contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de las mexicanas y de los mexicanos.
Nuestra accin, en concordancia con el Plan de Desarrollo 2001-2006, tendr como una de sus prioridades el respeto, la proteccin y el uso racional de la red natural del medio ambiente. La poltica de turismo cultural que habremos de apoyar de manera conjunta, buscar orientarse a rescatar y conservar nuestro vasto patrimonio cultural en todas sus manifestaciones, es decir, nuestras joyas arqueolgicas, palacios, templos y
monumentos, pero tambin habremos de poner atencin en nuestras tradiciones, leyendas, msica, literatura, creencias, las cuales nos confieren identidad y sentido de pertenencia. Los trabajos que habremos de impulsar nos permitirn, insisto, desarrollar y consolidar la oferta del turismo cultural que en los ltimos aos ha adquirido un enorme significado en el nimo de turistas tanto nacionales como internacionales, los cuales han mostrado un excepcional inters por el conocimiento y respeto a los valores y costumbres de nuestros pueblos, as como por el medio ambiente. Igual importancia tendr el fortalecimiento de la competitividad de nuestros distintos productos tursticos, apoyados en estrategias de diversificacin y diferenciacin. Al respecto, y durante 2001, hemos iniciado ya algunas acciones especficas, como es el apoyo muy importante hacia las ciudades mexicanas patrimonio de la humanidad, la puesta en marcha del Programa Pueblos Mgicos, y un apoyo sustancial para acciones de mejora en la imagen urbana de diversas localidades. Estamos seguros de que el impulso al turismo cultural detonar el desarrollo de nuestras regiones, y codayuvar a la construccin de infraestructura bsica que generar empleos
y estimular la captacin de divisas, elementos de gran vala que elevar la calidad de vida de las comunidades receptoras, as como para avanzar en el rescate, cuidado y preservacin de nuestro gran patrimonio cultural. El trabajo que hoy iniciamos es fundamental para poder sumar en el futuro inquietudes y propuestas de los gobiernos estatal y municipal y de la iniciativa privada, organizaciones no gubernamentales y, por supuesto, las comunidades receptoras, as como las de expertos en la materia. Repito la invitacin para que con creatividad e imaginacin continuemos sumando esfuerzos que nos permitan construir las directrices que habrn de impulsar el turismo cultural en este pas lleno de oportunidades. El compromiso que hoy tenemos enfrente no slo es profesionalmente muy interesante: como representantes del sector pblico, es de una enorme responsabilidad. Por fortuna, ha existido un magnfico entendimiento y relacin entre las titulares de la Sectur y el Conaculta. Esa voluntad y ese deseo de emprender proyectos conjuntos nos compromete de manera muy importante y no slo nos compromete, sino que nos da el punto de partida. Los invito a que este evento no se reduzca a un intercambio de ideas y de propuestas y que no sea la primera y ltima, sino la primera de muchas reuniones, de donde surja un programa, una idea muy clara de cmo podemos ir de la mano, para armonizar cultura y turismo, conjuntando esfuerzos. Reitero a nombre de la Secretara de Turismo nuestro agradecimiento por su participacin y apoyo; los exhorto a asumir este enorme e interesante reto de estructurar un programa y les pido reiteradamente que ste sea un programa bien
armado, armnico y consensado. Valoraremos debidamente las propuestas que surjan de las deliberaciones y de los acuerdos entre ustedes.
Suele decirse que somos potencia cultural, pero paradjicamente a menudo padecemos apuros econmicos y a la hora de imaginar salidas a las crisis nunca relacionamos la riqueza cultural con la posibilidad de aprovecharla para dar viabilidad al desarrollo econmico, as como para dinamizar un desarrollo a la medida de nuestra organizacin y de nuestro esfuerzo. Pocas veces apreciamos en el tesoro cultural que poseemos, el potencial adecuado para hacer crecer nuestra economa y estimular el desarrollo. Veamos la oportunidad que hoy se nos presenta como el momento propicio para desencadenar un proceso que nos lleve, tanto a quienes trabajamos en esta recin creada Coordinacin de Patrimonio Cultural y Turismo, como a los directores y secretarios de Cultura y Turismo de los Estados, a una reflexin, enriquecida por la audacia y la imaginacin, sobre las cuestiones de fundamental importancia para el desarrollo de Mxico. La evolucin acelerada y compleja del mundo en los ltimos aos, impide seguir concibiendo al desarrollo como un proceso nico, uniforme y lineal. Ello eliminara inevitablemente la diversidad cultural. Constituira un atentado contra las especificidades de pueblos que han madurado tras siglos y milenios de evolucin y construccin de sus estructuras, limitara gravemente la capacidad creativa de la humanidad con su valioso pasado y sus aptitudes para construir el futuro.
En todo el mundo ha venido imponindose, cada vez con mayor fuerza, la idea de la diversidad cultural, obligando a reconocer que el variado mosaico de los pueblos y culturas debe incorporarse a los programas de desarrollo. En los diferentes pueblos se ha avivado la conciencia de que sus propios modos de vida constituyen un valor en s, un derecho, una responsabilidad y una oportunidad. Estos conceptos han provocado que se cuestione el marco de referencia segn el cual, a un sistema dado de valores le corresponde el monopolio para dictar normas universales y la autoridad para imponer sus propias versiones de la modernidad y el progreso. No es as, pues culturalmente hay un mundo amplio y diverso. En este nuevo siglo se nota con ms fuerza cmo cada pueblo reclama la necesidad de afirmar el valor de su cultura, de ese patrimonio mltiple que, por cierto, no se calcula slo en trminos materiales. En la actualidad cada pueblo exige el reconocimiento de valores que, siendo propios, coinciden con valores universales caractersticos de una tica global. La demanda de mayor bienestar humano es imperiosa pero, a menudo, los caminos emprendidos para lograrlo slo han dado como resultado estrepitosos fracasos, por no tener en cuenta los mltiples factores culturales que forman el entramado de la vida de la comunidad. Esos factores han llevado a comprobar que el progreso material y los altos niveles de consumo no deben confundirse con el verdadero desarrollo o la calidad de vida de la comunidad. Muchsimas personas en los pases altamente industrializados viven en la desilusin en medio de la opulencia material. Result evidente que para llegar a la verdad sobre un desarrollo sostenido, haba que transcender los conceptos puramente econmicos. Se extendi tambin la idea misma del
desarrollo, al comprender que la economa por s sola no poda ser el nico fundamento para lograr la dignidad y el bienestar pleno de los seres humanos. Varios expertos opinan que el turismo salvar el patrimonio, este encabezado que
reproduzco textualmente de un peridico espaol de gran circulacin, me hizo pensar, no ser al revs?, no ser el patrimonio el salvador del turismo? La complejidad en las actividades y en los sectores econmicos es signo distintivo de nuestros tiempos, por lo tanto, no es posible pensar que lo turstico se limite a escoger un lugar idlico, reservar un hotel, apuntarse para un tour o comprar un paquete. Concebirlo as implica desconocer la cantidad de factores implcitos, los cuales van desde lo ms simblico e inmaterial hasta lo ms simple y prctico, mismos que intervienen en el trasiego de individuos y grupos en esa aventura que ahora llamamos turismo. No es necesario detenerse demasiado para establecer todas las diferencias que los expertos consideran necesarias para distinguir las variadas formas de turismo y definir qu es el turismo cultural. No obstante, si atendemos la evolucin de dos de los conceptos que ms utilidad ofrecen para el anlisis de estos temas, cultura y turismo, ser ms fcil acercarse a dicha idea, la cual considera que hasta en sus expresiones ms agrestes y naturales el turismo se apoya en el patrimonio cultural, mismo que constituye actualmente uno de los pilares fundamentales del desarrollo en muchos pases del mundo. Examinemos primero la nocin de patrimonio cultural, cuya comprensin resulta clave para entender que sobre l se sustenta el concepto de identidad, local y universal y, al mismo tiempo, saber por qu se le considera el motor que ha hecho avanzar a todas las civilizaciones que lo han venido creando, acumulando y trasmitiendo a lo largo de la historia. En principio, quienes se interesaron por su rescate y preservacin partieron de
una idea aplicable casi exclusivamente a los elementos materiales: objetos utilitarios o rituales, ruinas, casas, palacios, templos, monumentos y hasta ciudades, pero siempre inanimados, los cuales, a no dudar, son un legado que habla y transmite mensajes de incalculable valor. Faltaba, sin embargo, algo tanto o ms importante que se transmite de padre a hijo, de generacin en generacin, de pueblo a pueblo y que hace al individuo sentirse parte integrante de la familia humana: las tradiciones, las leyendas, la msica, la literatura, la poesa, los saberes artesanales, las creencias, los ritos. Todo ello constituye el patrimonio vivo y confiere identidad y sentido de pertenencia a la comunidad. El patrimonio cultural ha sido una de las primeras manifestaciones de la actividad histrica de la humanidad al que se le ha reconocido un claro potencial econmico. Muestra evidente de ello es que ya en la dcada de los setenta el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el Banco Mundial, que normalmente no atienden estos asunto, comenzaron a interesarse por el financiamiento para la restauracin y conservacin de edificios histricos y por el fomento de las actividades artesanales, cosa que pudo justificarse en trminos de rentabilidad. En los centros histricos de muchas ciudades, la reutilizacin de gran cantidad de edificios debidamente adaptados para uso pblico, a menudo para museos, para hotelera o para vivienda, ha venido a demostrar la utilidad patrimonial en trminos socioeconmicos. La preservacin del patrimonio es rentable. Muchos han convertido esta frase en lema. Sin incurrir en semejante simplificacin y sabiendo que ese patrimonio no puede ser desvirtuado, ni sus valores esenciales puestos en funcin de fines comerciales, lo cierto es que ha llegado el momento de ponderar con realismo el peso econmico de los culturales. recursos
En todo caso, la preocupacin sobre algo que tiene valor pero que no tiene precio, como sucede con el patrimonio cultural, ha sido motivo de profunda reflexin en todos los foros internacionales y se ha vuelto casi lugar comn reconocer la contribucin fundamental que ste aporta al auge, entre otros, de un sector fundamental de la actividad econmica, como lo es el turismo. La simbiosis entre el patrimonio cultural y natural y el fenmeno turstico ha dado lugar a una nueva relacin entre ambos, con tal fuerza que hasta podramos hablar de una nueva industria del patrimonio. A los gobiernos les toca organizar la relacin casi automtica entre el plano cultural y el plano turstico, entre la tutela del patrimonio y la necesidad de su uso y disfrute por parte de la comunidad y del sector privado. Se vuelve necesario trabajar para conseguir que el vnculo resulte de beneficio mutuo. La falta de adecuacin del factor turismo a los limites materiales e intangibles del bien patrimonial, puede redundar en la destruccin del patrimonio construido, pero tambin del patrimonio vivo. Si consideramos que el patrimonio cultural es el recurso sobre el que se apoya el desarrollo de amplios sectores y tambin de comunidades, y a menudo hasta de pases enteros, hay que pensar que quien atenta contra su propia riqueza cultural mata la gallina de los huevos de oro. El patrimonio es, pues, la herencia cultural que recibimos y tenemos el deber de respetar y mantener como legado para las generaciones sucesivas. Del patrimonio forman parte tambin inescindible quienes lo crearon, y sencillamente no sera legtimo ni disfrutable si no se les conoce en el contexto natural en que lo crearon. Por tanto, incluidas en el concepto de paisaje cultural deben quedar preservadas la creacin humana y la naturaleza con toda su diversidad, su originalidad y su riqueza. Ese patrimonio, que es un todo, es el que idealmente debera proponerse como objetivo al que abandona su cotidianidad para disfrutar el ocio, para ir al encuentro de lo desconocido, de lo diverso, de lo que,
consciente o inconscientemente, le aportar un valor de carcter espiritual aunque, en principio, ese no haya sido el propsito de su viaje. Creo que sobre esas bases podemos concluir que todo turismo, en la medida en que significa un desplazamiento hacia el mundo del otro, representa una experiencia de carcter cultural. Existe otro elemento no menos importante. Tal como lo hemos definido, el patrimonio cultural dista mucho de ser una nocin abstracta para convertirse en un recurso que, como los naturales, o los industriales, tiene su inmediata aplicacin en trminos de economa. El patrimonio, visto as, es un bien redituable, a menudo ms valioso que los metales, las piedras preciosas, el petrleo, o la caa de azcar. Como tal, el patrimonio cultural es un sustento fundamental para los procesos de desarrollo. Revelar este hecho es algo que tenemos que agradecerle en gran medida al florecimiento del turismo, sobre todo en las postrimeras del siglo pasado. Sin monumentos, sin ciudades histricas, sin sitios marcados por la espiritualidad, sin emporios artesanales, sin msica local, sin originalidad gastronmica, esto sera ms difcilmente demostrable. Hay que pensar en que, adems del solaz y del descanso, el turista pueda llevarse una muestra de la creatividad autctona, un disco con una creacin de msica local, una cajita de madera, una delicada prenda bordada. As regresar a casa con un pedazo del alma del pueblo que visit. A la vez, cuntos materiales se utilizaron, cuntas familias encontraron ocupacin, empleo, modo de expresar su sabidura y su imaginacin y de obtener un ingreso. Las artes populares son un soporte fundamental que permite al turista satisfacer una necesidad anmica y poner en movimiento los mecanismos que dinamizan el desarrollo. No hay que temer a este enfoque, la creacin humana de todos los tiempos es impulso para que las generaciones presentes se proyecten al futuro. Esto no lo saban quienes
realizaron las pinturas rupestres de Altamira, o quien pint los frescos de la Capilla Sixtina y, sin embargo, generacin tras generacin, de esas obras mana alimento espiritual y material para que mucha gente disfrute ese arte. En tal sentido las acciones concretas de preservacin y promocin del patrimonio han sido impulsadas por la UNESCO. Al mismo tiempo los gobiernos comenzaron a percatarse de la importancia de formular polticas culturales claras y ms tarde se propusieron vincular las actividades econmicas a las riquezas patrimoniales de las naciones. Simultneamente se crea la lista de inscripcin de los Sitios del Patrimonio Mundial, lo cual signific un paso gigantesco. Pertenecer a esa lista va mucho ms all del reconocimiento del valor universal de un bien patrimonial. Significa crear conciencia en las autoridades de la necesidad de empearse directamente en su salvaguarda; significa crear conciencia sobre la responsabilidad de gobernantes y gobernados en la tarea de custodia y preservacin, que sirve para mantener un legado que se recibe de los ancestros y se tiene el deber de transmitir a las generaciones futuras. Ms an, implica serias tareas de educacin que faciliten a la sociedad la cabal comprensin de lo que significa el patrimonio histrico/cultural, que es el que contribuye a perpetuar la memoria, a mantener el hilo de continuidad y de cohesin de los pueblos pertenecientes a una civilizacin. Es, en suma, con base en el patrimonio que la comunidad puede fundar el orgullo legtimo de su identidad y pertenencia a una cultura comn. Mencionar la cantidad de casos en los que la inscripcin de un monumento, de una ciudad, de una reserva de la biosfera a la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad ha representado un verdadero despegue para la valoracin y disfrute de un sitio, con sus consecuentes secuelas de ndole econmica.
Sera materia de tratados que aguardan la oportunidad de ser escritos. Aunque no en todos los casos, la declaratoria ha logrado la respuesta ms adecuada para el cuidado y el uso de los sitios patrimoniales y se puede afirmar que en la mayora de los casos los resultados han sido espectaculares. La dinmica que se genera cuando una ciudad, un palacio, un poblado, un monumento son equiparados en valor simblico y real, a lugares paradigmticos de civilizaciones como la egipcia, la griega, la maya, inmediatamente provoca un dinamismo que engarza efectos benficos. Este privilegio implica derechos y obligaciones, pero por encima de ello aporta de inmediato una gama de ventajas y tal vez la ms importante tenga que ver con el turismo. El reflector se posa sobre el sitio o sobre la manifestacin cultural y le proporciona una visibilidad inusitada. El inters de su conservacin y su adquisicin de valor es inmediata. El valor agregado es indiscutible y su usufructo se vuelve a la vez deseable y riesgoso, pues si el patrimonio no es expuesto a la contemplacin y disfrute de la gente, pierde su razn de ser. El reto consiste pues en conservarlo, al tiempo que los que lo contemplan le dan sentido, recogen su mensaje y le dan vida. Cmo evitar que las pirmides, los templos, los bosques sagrados, las ciudades preservadas durante aos acaben hechos polvo bajo las pisadas de visitantes, o que sean desvirtuados en sus valores simblicos y espirituales? Est claro que los guardianes del patrimonio deben ser tanto los anfitriones como los turistas, ese es uno de los deberes implcitos en la nocin de patrimonio comn. Se habla mucho de educar a las poblaciones locales en el aprecio y cuidado de sus riquezas culturales, de sus tradiciones, en la preservacin de su memoria histrica. Se tiene que hablar tambin de la necesidad de educar al turista/visitante en el respeto de lo que se ofrece para su disfrute. Esto no surge de manera espontnea, se logra con polticas adecuadas, con leyes, con reglas
consensuadas, producto de consultas amplias en las que el usurario, el que ofrece el producto y el que gobierna toman en cuenta el inters comn. Una cuestin que merece un enfoque minucioso es la transferencia de recursos del
turismo a la defensa y preservacin del patrimonio tangible e intangible. Existen casos paradigmticos como el de La Habana Vieja, conocida en el mundo entero porque ha surgido como el Ave Fnix, no por obra del milagro, sino por una accin visionaria que ha sabido, en una de las pocas ms crticas de la economa cubana, recuperar y revitalizar la ciudad, haciendo un uso adecuado de los recursos provenientes del auge turstico que ha generado. Un sitio bien cuidado, que conserva como valor mximo su autenticidad, que preserva sus caractersticas sin hacer concesiones que lo desnaturalicen, produce un beneficio ms cabal en todos los planos. No hay que olvidar que el mejor vehculo de la interculturalidad, del enriquecimiento espiritual recproco de los pueblos se da, o debera darse, justamente a travs del turismo cultural. La actividad turstica debera apartarse cada vez ms del enfoque que consideraba al anfitrin como un receptor pasivo y al que llegaba de fuera como un agente activo que aporta divisas, cosa que es a menudo una mera ilusin. El turismo, desde un enfoque cultural, es un intercambio entre varios actores con efectos econmicos. Pero es tambin interaccin de ndole cultural que de hecho puede beneficiar mbitos muy amplios del desarrollo. A todos interesa que el turismo se desarrolle en condiciones de paz. La guerra, la
violencia social, las iniquidades, son los mayores enemigos del turismo, de ah que su florecimiento represente un problema para todos. El clima apropiado para el turismo cultural es el que nace de polticas que preserven y normen el disfrute del patrimonio, que fomenten la creatividad de la gente, que es la que
produce el patrimonio vivo ms apreciado. Artes, tradiciones, culturas populares, festividades, ritos, costumbres, riqueza gastronmica, constituyen un acervo cuya pervivencia no puede ser dejada a las corrientes encontradas al azar. Los pases ms desarrollados de Europa lo han comprendido perfectamente y lo mismo cuidan sus catedrales, que sus museos, que sus vinos, su moda, y por igual fomentan el arte que promueven su paisaje rural. Hay que afirmar, creo que con argumentos de sobra, que es imposible prescindir del sustento cultural para el turismo y que hay que apoyarse en l cada vez de manera ms amplia y confiada. Turismo habr mientras la diversidad cultural se mantenga y el mundo no devenga magma indiferenciado de shoppings y establecimientos de comida rpida. La cultura es el antdoto contra esa perspectiva. El turismo es un fenmeno que facilita los contactos enriquecedores de las diferentes culturas. A travs de l se benefician los procesos econmicos que a su fez favorecen el desarrollo. Es pues inters de todos que el turismo y el patrimonio se entiendan entre s lo mejor posible. Indispensable ser que el turismo sea visto con la lente que agranda y no con la que empequeece. Todos los que en l intervienen deben reflexionar y actuar de acuerdo con la trascendencia de lo que est realmente en juego. Quedan en el aire muchas preguntas para quienes deseamos y buscamos encontrar las respuestas precisas y convincentes. Cmo fomentar un turismo interesado en el
patrimonio natural y cultural, respetuoso de las identidades nacionales? Hasta qu punto la industria turstica, con sus efectos multiplicadores en vastas ramas de la economa, tiene la incidencia necesaria en la creacin de fuentes de empleo y en el estmulo que impulse mejoras en la infraestructura y los servicios de un pas? Es posible conciliar las polticas turstico-culturales en nuestro pas, en nuestra regin? Cmo lograr que los
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gobiernos no vean a la cultura como una carga para el erario, sino como una de las inversiones ms rentables a la hora de hablar de presupuestos? Los retos de esta poca aconsejan encontrar una plataforma comn, una sinergia entre turismo y cultura, una alianza estratgica que responda a los intereses del desarrollo de ambas ramas, como elementos de un mismo tronco. Las civilizaciones se han enriquecido con el itinerar de individuos y grupos. De no haber existido los viajeros y los intercambios, stas se iran agotando en s mismas. Pero la experiencia turstica es tambin, por excelencia, un trance educativo. La realidad ha demostrado con creces cun vlidas fueron estas intuiciones gracias a proyectos como las rutas culturales, que se han expresado a travs de importantes proyectos, entre otros la Ruta de la Seda, en el Mundo Maya. El sector turstico tiene en esas propuestas una mina de posibilidades. Otra mina, como ya dijimos, est en el fomento de la creacin artesanal, as como la gastronmica, que son atractivos tursticos y actividades econmicas de la mayor relevancia. Nadie ignora este hecho, pero es menester que los gobiernos en sus polticas de desarrollo le otorguen el debido rango. Cualquier plan de accin tendr que abordar enfticamente este aspecto, que encarna una de las manifestaciones ms patentes del desarrollo cultural. Diramos pues, en una frase, que el turismo cultural es una de las vas privilegiadas para resocializar la economa y para incrustar en sus estructuras los componentes que la cultura aporta al desarrollo de las comunidades locales. La inclusin de sitios del patrimonio histrico, del patrimonio natural y del patrimonio intangible en la lista del patrimonio de la UNESCO, significa una enorme plusvala que tiene que ser entendida en todo su potencial por quienes disean las polticas culturales y
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tursticas. Este ttulo de distincin puede generar ingresos para el rescate y preservacin del propio patrimonio. Llegamos as a la conclusin de que el desarrollo debe incluir lo cultural o correr el riesgo de malograrse. Pensemos en que pases como Estado Unidos vive en buena medida de su industria cultural, que Francia sin industria de la moda y sin gastronoma no sera la misma, que Italia y Espaa sin sus sitios histricos y su caudal de creacin artstica no podran beneficiarse del turismo. Ese patrimonio en gran parte es la fuente de la riqueza actual de todos ellos. Que no nos digan pues que la cultura no es recurso capaz de generar variados recursos. As que, cerrando el crculo, diramos que el patrimonio salvar al turismo, siempre y cuando la actividad turstica del siglo XXI sea portadora de mensajes de conviavilidad, vehculo de fecundos intercambios culturales, medio de enriquecimiento espiritual, vector de grandes valores humano y modo digno y exaltante de bienestar social.
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Primera aproximacin Las ideas que expondr a continuacin tienen la intencin de precisar temas que merecen una profunda reflexin colectiva, dadas sus repercusiones socioeconmicas. El convenio firmado por los titulares del Conaculta y la Sectur seala que La actividad turstica en Mxico es considerada como una de las opciones con efectos ms rpidos y con mayor viabilidad para el desarrollo del pas, en su conjunto, por su impacto en los procesos econmicos y, en especial, en la generacin de empleos y en la captacin de divisas. La UNESCO, a su vez, ha afirmado reiteradamente que el patrimonio cultural es una de las reas a la que, desde hace aos, se le ha reconocido enorme potencial econmico. Los trminos a debatir son desarrollo, turismo y cultura. En cuanto al trmino cultura, quiero resaltar algunas ideas expresadas en el Foro Permanente por la Educacin y el Fortalecimiento de las Lenguas y Culturas Indgenas, en el que participaron aproximadamente 350 jvenes indgenas mixtecos, zapotecos, mixes, triquis,
chinantecos, mazatecos y chocholtecos, entre otros, para analizar y discutir la trascendencia de dicho vocablo.
Coordinacin de Investigacin y Planeacin. Direccin General de Culturas Populares. Conaculta
All se manifest que la palabra cultura haba estallado (como muchas otras palabras importantes de la cultura occidental), pero se reconoci que an mantiene su prestigio y contina cargada de connotaciones, general y habitualmente positivas, pero que acaso ha perdido precisin. Se volvi cajn de sastre en el que se arrojan elementos de muy diversa ndole. Forma parte del lenguaje que recomendaba Humpty Dumpty a Alicia en el pas de las maravillas, en donde cada palabra significa lo que quiere la persona que la emplea. Esto es muy cmodo, pero as no hay entendimiento, se asegur. Lo que es peor,
precisaron en el Foro, creemos estar hablndonos, dicindonos algo el uno al otro, pero lo que el otro oy es muy distinto a lo que pensamos. Toda cultura tiene algunos aspectos externos o manifiestos, que son enteramente visibles: las costumbres, la lengua, las artes, la comida, la habitacin, la historia. Tiene tambin algunos aspectos estructurales, en parte visibles en parte invisibles, que slo son detectables mediante un anlisis y una observacin prolongada: la estructura de la familia, de las organizaciones y las prcticas sociales, as como las normas jurdicas y polticas. En toda cultura hay tambin un plano ms profundo que determina aspectos morfolgicos o estructurales, es el plano del mito, de la cosmovisin, de la fuente de sentido, del horizonte de inteligibilidad, de lo que a veces llamamos espiritualidad o raz del conocimiento.
Licencia Institucional Comentario:
Los oaxaqueos remataron definiendo que la cultura no es una cosa especial, o aparte de las otras, como una persona, un naranjo, una montaa, o una teora, la aritmtica, la lgica, sino que cultura es algo as como la temperatura: un estado de comunidad, de atmsfera, que es de todos, que no es propiedad o peculio de ciertos individuos o instituciones.
Segunda aproximacin
En la mesa redonda internacional El Patrimonio Inmaterial: Definiciones Operacionales que la UNESCO organiz en marzo del ao pasado en Piamonte, Italia, recomendaron entre otras cosas, tomar en cuenta las siguientes definiciones:
El patrimonio inmaterial (expresin por la que se opt) lo constituyen los procesos asimilados por los pueblos, junto con los conocimientos, las competencias y la creatividad que los nutren y que ellos desarrollan, as como los productos que crean y los recursos, espacios y dems aspectos del contexto social y natural necesarios para que perduren. Esos procesos, adems de dar a las comunidades vivas una sensacin de continuidad con respecto a las generaciones anteriores, son importantes para la identidad cultural y para la salvaguardia de la diversidad cultural y la creatividad de la humanidad.
Es necesario delimitar detalladamente el alcance de los distintos mbitos sugeridos, tanto como los elementos que deberan comprender, por ejemplo, el patrimonio cultural oral, las lenguas, las artes del espectculo y los actos festivos, los ritos y las prcticas sociales, las cosmologas y los sistemas de conocimiento y las creencias y prcticas relativas a la naturaleza.
Es ineludible velar porque sean los propios creadores e intrpretes o ejecutantes los que se hagan cargo de la proteccin del patrimonio cultural inmaterial, para que sigan gozando plenamente de la libertad de creacin, expresin y transmisin de su cultura.
Tercera aproximacin
En mayo del ao pasado se proclam la Lista del Patrimonio Oral e Inmaterial, auspiciado por la UNESCO, en Pars. Los productos intangibles de la cultura son las narraciones, el idioma, las creencias, valores y formas del saber y del conocimiento que dan a las culturas su vitalidad. Este patrimonio abarca, por ejemplo, las danzas nupciales y los lamentos fnebres, las tcnicas artesanales y los mtodos de cultivo transmitidos oralmente. Pueden incluirse tambin los festivales y espacios donde se rene la gente. Es posible encontrar parte
Al proclamarse la lista del patrimonio oral e inmaterial, entre muchas otras cosas, se dijeron las siguientes: El reconocimiento de la cultura oral era difcilmente factible en 1972, cuando se adopt la Convencin del Patrimonio Mundial. En esa poca el mundo estaba todava demasiado eurocentrado. El patrimonio se limitaba a iglesias y castillos. Uno de los primeros avances ha sido incluir los paisajes naturales. Hoy en da, la nocin de patrimonio tiene la tendencia a centrarse, sobre todo, en el ser humano.
Esta fue una pequea revolucin que se produjo en la manera de enfocar el patrimonio, dominado hasta ese momento por la visin de los antroplogos y los conservadores de los museos. Hoy en da se acepta que los restos materiales no son los nicos
testimonios vlidos de una sociedad. Esto no se traduce slo en el reconocimiento de ciertas culturas, sino que el inters incluye la dimensin intangible de los monumentos: los conocimientos especializados necesarios para la construccin de una catedral, por ejemplo. Histricamente este patrimonio no se reconoca porque las personas que
Siempre resultaba ms fcil reconocer los edificios construidos por los dirigentes que los conocimientos especializados de los constructores. Esta evolucin de la nocin de patrimonio fue provocada tambin por un sentimiento de urgencia.
En cien aos, un gran nmero de canciones, recetas de cocina y lenguas, simplemente han desaparecido. principal responsable. La globalizacin, invocada a cada paso, aparece aqu como la
Cuarta aproximacin
Los idiomas indgenas mexicanos son muestra fehaciente de la diversidad cultural de nuestro pas. Cada una de las 62 lenguas indgenas representa una visin distinta del mundo, expresan emociones, sentimientos y la historia propia de una manera singular. En atencin a esta realidad, la Direccin General de Culturas Populares produjo el Mapa de la Diversidad Cultural, cuyo contenido bsico son las lenguas indgenas, su ubicacin y algunos otros rasgos caractersticos de esa manifestacin cultural.
Introduccin Una de las mayores paradojas de nuestro tiempo es el resurgimiento de las identidades singulares como principio bsico de vida personal y de movilizacin social en la era de la globalizacin, el internet y los medios de comunicacin de masas. De un lado al otro del planeta, mientras se unifican los mercados de capitales y los hbitos de una reducida lite cosmopolita, la gente afirma, cada vez con ms fuerza, sus races histricas, territoriales, tnicas, religiosas. Si queremos aprender a leer el nuevo mundo sociopoltico de este milenio que apenas inicia, habr que mirarlo con mente abierta y entender el lenguaje de la identidad. A partir de las identidades se puede redefinir el valor de la ciudadana, de los derechos sociales y de la solidaridad universal con nuestra especie y con nuestro planeta, pero partiendo de individuos y culturas concretas, tal y como la gente es y concibe su existencia. El turismo cultural puede constituirse como un modelo de actividad que contribuya al desarrollo, siempre y cuando conlleve un compromiso entre los principios de la correcta conservacin en trminos de valor, autenticidad e identidad, entre el patrimonio y los intereses del mercado turstico. Para atender a este reto se impone la necesidad de un
sistema de planificacin y gestin integrado y participativo y la articulacin programa de corresponsabilidad que lo haga posible.
de un
Diagnstico Si en Mxico se pretende dinamizar un determinado espacio territorial con el apoyo de formas de turismo vinculadas a los recursos del patrimonio cultural o natural, no basta con propiciar la implantacin de proyectos dispersos e inconexos que, a menudo, derrochan sus capacidades compitiendo entre s. El requisito fundamental es la
consecucin de una sinergia entre todos sus actores, tanto los que concurren en los roles profesionales del llamado sector turstico como los que se ubican en el mbito del patrimonio. La admisin del turismo no puede deslindarse jams del uso del territorio, ni del estado de la red de comunicaciones y servicios bsicos ni de la interaccin entre visitantes y receptores ni de su impacto en la conservacin del patrimonio cultural. En el turismo cultural abundan, como proyectos locales, las experiencias de la intuicin y de la inmediatez. Sin ningn valor agregado a la simple prestacin de servicios ni ms repercusin en el territorio que la de cualquier establecimiento comercial; sin embargo, tambin existen algunos proyectos que han logrado una mayor integracin con su entorno social, natural y cultural.
La relacin tradicional en Mxico entre el sector turismo y el sector cultural. A pesar de las oportunidades que poco a poco se abren para que los proyectos culturales se beneficien en sus promociones de apoyos econmicos, los responsables del sector de la cultura establecemos una mnima relacin con los organismos del sector turstico. El sector turstico tiende por naturaleza a globalizar su oferta; en este sentido va muy por delante del sector cultural, cuya oferta mayoritaria se dirige a un pblico definido. Es indispensable que el sector cultural aprenda del turstico los medios que emplea para la promocin de su papel y accin. Es necesario poner mayor acento en el turismo cultural de zonas urbanas, donde la calidad cultural de vida debe hacerse explcita al visitante. La ciudad debe convertirse en un destino turstico en su conjunto, a partir de un discurso integrado donde patrimonio, arte, gastronoma, tradiciones y fiestas se conjuguen en una sola oferta. Falta definir centros de referencia para el turismo cultural, puntos donde se examine su impacto social, econmico y ecolgico; bases de datos que muestren prcticas exitosas, experiencias transferibles e informacin sobre temas generales. programas de formacin desarrollados desde una lgica cultural. Es indispensable aceptar compromisos con el pluralismo cultural. Hoy en da, conforme el mundo se integra y se diversifica simultneamente, la principal tarea en el terreno poltico Faltan asimismo
es alcanzar la unidad en la diversidad, es decir, alimentar la diversidad creativa, una de las riquezas que caracterizan a nuestro pas. Objetivos En Mxico la cultura tendr que estar cada vez ms al centro de las concepciones que persigan un desarrollo ms equilibrado, para ello es pertinente avanzar en polticas culturales que propicien el bienestar en la realizacin de una vida humana creativa, con mayores facultades sobre su entorno, al mismo tiempo que aseguren una mayor autonoma y autenticidad en lo social. Es ineludible impulsar una cultura basada en la comunicacin y en la interrelacin de la diversas culturas. Objetivos a desarrollar en un programa de turismo cultural La cultura debe entenderse como parte integral del desarrollo y el patrimonio cultural, y fundamento de la identidad social. En tal sentido, deben reforzarse los procesos de
descentralizacin de la gestin cultural y de la participacin ciudadana, para favorecer el reconocimiento de los patrimonios regionales con el fin de que el actividades tursticas propicien la valoracin social de la cultura y no aspectos meramente folklricos. Debe fortalecerse el papel que desempea la sociedad civil para potenciar la participacin comunitaria, con el propsito de llevar a cabo programas que permitan promover y conservar el patrimonio cultural, as como propiciar su aprovechamiento econmico y social. desarrollo de las se limiten a los
Es necesario promover la corresponsabilidad en la preservacin del patrimonio cultural, por parte de los tres niveles de gobierno, as como la definicin de planes estratgicos que estructuren un Programa Nacional de Turismo Cultural.
Estrategias De conformidad con los preceptos, ideas y recomendaciones internacionales, necesitamos reforzar, actualizar y ampliar el bagaje legal para la conservacin y el buen uso del patrimonio ante la globalizacin, as como definir las estrategias que ms se adecuen a nuestra realidad. Por lo tanto, ser indispensable:
medida, de conservar su identidad y su cultura, as como la idea de que una forma sana y enriquecedora de darlas a conocer es el turismo cultural.
Promover entre las autoridades locales la necesidad de ampliar su capacidad de gestin e identificacin con su mbito de competencia, a fin de apoyar debidamente los programas de desarrollo que incluyan al turismo cultural, con base en criterios slidos de financiamiento para la conservacin del patrimonio.
Promover con las comunidades su organizacin y capacitacin para la defensa razonada y el uso respetuoso de su patrimonio, por medio del conocimiento del
mismo, de la apreciacin de su valor intrnseco y de su potencial para el desarrollo regional. Promover apoyos de la iniciativa privada y de las asociaciones respectivas en los bancos de fomento y en los organismos oficiales del ramo, dndoles a conocer el sentido de herencia insustituible que tiene el patrimonio y cmo agregarle valor en los programas de turismo cultural, de qu forma contribuir a conservar esos bienes, y cmo revitalizarlos y convertirlos, en el buen sentido del trmino, en recursos para el desarrollo. Orientar a los profesionales en la defensa y salvaguarda del patrimonio cultural en la conservacin y difusin de los bienes culturales y en la organizacin, para tener mayor participacin responsable en las decisiones que afectan al patrimonio dentro de los planes tursticos.
Acciones de colaboracin Toda iniciativa relacionada con el patrimonio debera inscribirse en el marco de planes integrales que promuevan la dinamizacin del patrimonio cultural y natural. Ello supone apostar por un modelo cuyos objetivos vayan ms all de la simple voluntad de mantener, proteger, controlar y administrar el patrimonio. Es necesario insertar el
patrimonio en la vida cultural, econmica y social del territorio respectivo. Mantenerlo vivo, dinamizarlo y darlo a conocer. Este es un reto tan importante como el de procurar su conservacin . Actuar en la conservacin y en la rehabilitacin del patrimonio arquitectnico, como instrumento de desarrollo y con criterios de rentabilidad de las inversiones, es una accin cultural prioritaria, as como el diversificar las fuentes de ingresos y el mximo apoyo institucional y econmico a estas iniciativas.
Es necesario dedicar un esfuerzo urgente a terminar la elaboracin de los catlogos de patrimonio cultural, as como descentralizar facultades a los estados y municipios en la declaracin de sus monumentos histricos y patrimonio intangible. Las administraciones pblicas tendrn que hacer un esfuerzo especial para adaptarse a las nuevas funciones planteadas, buscar la optimizacin de los recursos, la adopcin de formas de gestin que permitan evaluar resultados en los programas de turismo
cultural, as como facilitar el aumento de su productividad. Ser fundamental que los nuevos sistemas de organizacin garanticen la participacin activa de representantes de los usuarios y de organismos de la sociedad civil.
Al Estado corresponde un papel fundamental para estimular la colaboracin entre los agentes pblicos y privados, mediante la creacin de cauces adecuados para desarrollar
asociaciones que agrupen a los interesados en realizar patrocinio cultural. Es conveniente elaborar un plan estratgico para el desarrollo de un programa de
turismo cultural, as como establecer las bases y metodologa para la realizacin de cursos y talleres que permitan la articulacin con las diferentes regiones, rutas, estados y municipios del pas. Ser necesario incrementar la colaboracin de los niveles federal, estatal y municipal, y establecer mecanismos de responsabilidad compartida en las polticas patrimoniales. Las relaciones debern sustentarse en el respeto a los diferentes niveles de competencia y en la aplicacin de un principio de subsidiariedad.
EL CRECIMIENTO TURSTICO EN ESPAA. LA IMPORTANCIA DEL TURISMO CULTURAL Pedro J. Fernndez El crecimiento del turismo en Espaa tuvo un notable crecimiento hacia finales del siglo XX, pasando de casi 35 millones de visitantes por ao en 1995, a poco ms de 48 millones de viajeros en 2000. Un incremento de casi 40% durante ese lapso. Si el aumento de turistas que visitan Espaa es relevante, ms lo fueron los ingresos captados, ya que stos pasaron de 19 millones de euros en 1995 a 33.6 millones en 2000, es decir, una elevacin de 76%, que equivale a un ritmo de 12% por ao. El crecimiento turstico ha colocado a Espaa en el primer lugar del mercado de viajes hacia la zona llamada del gran Mediterrneo, captando el 32% de los viajeros, por encima de Francia, que recibe al 23%, y de Italia visitada por 18%. Seguramente el xito logrado se debe, entre otros, a los siguientes factores: la percepcin de que Espaa cuenta con las mejores playas del rea, ofrece la mejor relacin en cuanto a calidad y precio, as como la mayor sensacin de libertad y seguridad, aunque en este ltimo caso casi 18% por debajo de Francia. Estos resultados positivos se han alcanzado pese a la imagen negativa que en Europa se tiene de Espaa como destino cultural y gastronmico, ya que en el primer caso se encuentra 25% debajo de Italia y 10% de Francia y Grecia.
Tal situacin es claramente indicativa de que deben mejorarse sustancialmente los programas y actividades relacionadas con el patrimonio cultural, con el propsito de ofrecer planes atractivos para el turismo cultural. Esos programas debern atender la calidad integral de los destinos en cuanto a informacin sobre recursos culturales, sobre patrimonio tangible e intangible, creacin de rutas, promocin y difusin de museos y monumentos, localizacin geogrfica de sitios culturales, comercializacin de productos culturales, aumento del gasto de publicidad referente al patrimonio cultural, etctera.
PROGRAMA REGIONAL DE PATRIMONIO CULTURAL MXICO-ESTADOS UNIDOS (CAMINO REAL DE TIERRA ADENTRO) Jos Luis Perea Gonzlez.
El Programa Regional del Camino Real de Tierra Adentro se cre en 1994 como un convenio de cooperacin cultural, acadmica y tcnica entre instituciones de Mxico y Estados Unidos, con el propsito de desarrollar proyectos binacionales de investigacin y conservacin del patrimonio cultural. Entre las instituciones gubernamentales y acadmicas de ambos pases que participan en el programa, estn las siguientes: Por Mxico: Consejo Nacional para la Cultural y las Artes; Instituto Nacional de Antropologa e Historia; gobiernos de los estados de Aguascalientes, Chihuahua, Durango y Zacatecas, y los municipios de Ciudad Jurez, Santa Brbara y Valle de Allende, as como las universidades de Jurez y de Durango. Por los Estados Unidos: National Park Service, Bureau of Land Management; gobiernos de los estados de Nuevo Mxico y Texas; las universidades de Texas y Nuevo Mxico; y las alcaldas de El Paso, Las Cruces y Socorro.
Al desarrollarse el programa los objetivos se ampliaron y, actualmente, sus actividades planeadas, concretadas y en proceso, incluyen investigar, identificar, registrar y conservar el legado cultural y natural de la ruta histrica del Camino Real, as como, difundir sus acciones, fomentar el intercambio acadmico y formar y capacitar a sus recursos humanos. Como resultado de ello, tiene capacidad para brindar informacin y formar a prestadores de servicios, personal de turismo de los gobiernos estatales y municipales, a estudiantes y a personas interesadas en el desarrollo de proyectos de turismo cultural asociado al Camino Real de Tierra Adentro. Dos de sus primeros proyectos fueron los rescates arqueolgicos de El Carrizal, en Chihuahua, y el del paraje de San Diego, en Las Cruces, Nuevo Mxico. A partir del crecimiento y
consolidacin del programa binacional de turismo cultural, se han desarrollado otros proyectos y se han realizado diversas actividades, entre ellas coloquios, talleres, exposiciones, ferias y ediciones, en ciudades y poblaciones de Mxico y Estados Unidos. Gracias a la coordinacin y colaboracin de las instituciones y universidades de ambos pases, en la actualidad se ha creado una red de centros culturales y museos vinculados a la ruta histrica del Camino Real de Tierra Adentro y se han difundido ampliamente los valores, significados y oportunidades del patrimonio cultural y natural asociado a esta ruta, la de mayor longitud del periodo colonial, cuyas principales ciudades se fundaron en los siglos XVII y XVIII, con asentamientos de poblacin indgena, criolla y mestiza.
EL USO DEL PATRIMONIO HISTRICO MONUMENTAL EL CASO MORELIA Carlos A. Hiriart Pardo La ciudad de Morelia, antigua Valladolid, fue fundada en 1541, y a partir de entonces, adems del fuerte carcter eclesistico con que crece, se convierte en centro regional de poder poltico y econmico, y se desarrolla como ejemplo de planeacin urbana, con importantes muestras de construccin arquitectnica. Su evolucin y crecimiento son notables y continuas, pero durante el siglo XX es explosivo, sobre todo en el aspecto demogrfico, pues de una poblacin de 40 mil habitantes en 1930, se incrementa hasta casi un milln al inicio del siglo XXI; para entonces cuenta ya con 1,700 monumentos histricos catalogados. Dado el valor que se atribuye a los sitios y monumentos histricos de Morelia y al reconocimiento de que su estructura urbana constituye un modelo excepcional de planificacin espacial en Amrica, en el que figuran plazas, atrios y arquitectura monumental de los siglos XVI, XVII y XVIII, con gran valor y atractivo turstico, se le inscribe en 1991, en la Dcima Quinta Sesin del Comit del Patrimonio Mundial de la UNESCO, para que el centro histrico de la ciudad fuera considerado como Patrimonio Cultural de la Humanidad. El reconocimiento del valor patrimonial de los bienes culturales tangibles e intangibles del Centro Histrico de Morelia increment el flujo turstico hacia la ciudad; sin embargo, la explosin demogrfica que experiment fue causa de mltiples factores que repercutieron negativamente en su situacin, y provocaron un paulatino deterioro y degradacin del estatus que se le haba otorgado.
Director del Centro INAH. Michoacn
Entre los principales factores perjudiciales deben mencionarse los siguientes: dinmico crecimiento demogrfico; incremento de flujo vehicular; aumento intensivo del comercio informal; cambios en el uso de suelo; especulacin y abandono de predios; dao a fachadas e interiores de inmuebles histricos; instalacin y saturacin de oficinas de los gobiernos federal, estatal y municipal; concentracin de oficinas de servicios comerciales, bancarios y
profesionales; concentracin de terminales de autobuses urbanos y suburbanos; trfico vehicular intenso y estacionamiento indiscriminado de vehculos, incluso en zonas prohibidas;
contaminacin visual por toldos y anuncios comerciales; disminucin de zonas arboladas en perjuicio del ambiente, etctera.
Todos estos factores adversos que afectaron al patrimonio urbano arquitectnico dieron origen a la prdida de identidad cultural; a la disminucin de inversiones en la zona; al desplazamiento de servicios tursticos y funciones socioculturales hacia otras reas; al decremento y corta permanencia del turismo en el Centro Histrico; y al aumento del turismo con poco poder adquisivo, limitado gasto y escaso inters en el patrimonio cultural.
Para revertir la gravedad de tal estado de cosas se hizo indispensable llevar a cabo un programa de rescate, revaloracin y readaptacin del Centro Histrico de Morelia. Con ese propsito se aprobaron y pusieron en marcha distintos instrumentos normativos y de desarrollo por parte de los gobiernos federal, estatal y municipal, entre ellos el Reglamento Urbano de los Sitios Culturales y Zonas de Transicin en Morelia, en 1997; la Ley de Desarrollo Urbano del Estado de
Michoacn; el Plan Parcial de Desarrollo Urbano de la Ciudad de Morelia, 1998-2005; y la Declaratoria Federal de Zona de Monumentos, en 1990.
Asimismo, se adoptaron diversas disposiciones y decisiones oficiales e institucionales, entre ellas el Plan Maestro de Rescate del Centro Histrico, que destin recursos presupuestales para realizar varias obras, tales como la construccin de plazas comerciales para reubicar al comercio informal; desconcentracin de oficinas administrativas para disminuir en casi 100 mil usuarios la solicitud diaria de servicios; reubicacin y reordenamiento del transporte suburbano; construccin de estacionamientos pblicos; restauracin y mejoramiento del patrimonio inmueble y de los inmuebles pblicos, as como calles, plazas y jardines, a fin de mejorar la imagen de la ciudad. Para cumplir con tales objetivos se concretaron acuerdos en ese sentido con la iniciativa privada y con las instituciones educativas.
recuperacin, proteccin y preservacin del patrimonio cultural de Morelia, reconocido nacional e internacionalmente. Entre las resoluciones y actividades realizadas sobresalen las siguientes: creacin del posgrado en arquitectura, investigacin y restauracin de sitios y monumentos, por la Universidad Michoacana de San Nicols de Hidalgo; convenio de colaboracin, coordinacin y asesora entre la Secretara de Turismo del Estado y el Centro Regional del Instituto Nacional de Antropologa e Historia; elaboracin y publicacin del Catlogo de Monumentos Histricos
Inmuebles del Municipio de Morelia, del Mapa Arqueolgico de Michoacn y de la Gua Turstica Arquitectnica de Morelia; talleres de conservacin del patrimonio edificado y de desarrollo
turstico; elaboracin de textos de divulgacin turstica y de cdulas informativas, y sealizacin de sitios culturales, etctera.
La experiencia vivida en Morelia, en cuanto al descuido oficial y particular que provoc el deterioro de su patrimonio histrico, mostr la necesidad de mantener una observacin cuidadosa y puntual de los bienes culturales para evitar su dao. Esto implica, como fue el caso, la colaboracin y la coordinacin de los sectores pblico y privado y de las dependencias responsables en los mbitos federal, estatal y municipal, a fin de evitar, en todo lo posible, daos que despus resulta ms costoso remediar. Sobre todo en lo que se refiere a la
disminucin de las corrientes tursticas y de la consecuente reduccin de ingresos provenientes del turismo, as como a la degradacin del tipo de turista que viaja con muy poco inters por los bienes culturales.
El propsito fundamental de mi exposicin es examinar la relacin entre el turismo y las culturas populares. Hoy en da, en nuestro pas, ambos campos del desarrollo
econmico y social deberan estar estrechamente ligados; tanto por la reconocida riqueza cultural que poseemos, como por la importancia que ha adquirido la industria turstica. No lo estn formalmente, pero se presenta en la vida diaria cuando los turistas, nacionales o extranjeros, al visitar playas, ciudades o sitios arqueolgicos, tambin buscan la comida, las artesanas, la msica, las danzas o la indumentaria tradicionales, expresiones diversas de la cultura. Sin embargo, en numerosas ocasiones esta oferta de lo que podramos llamar el patrimonio intangible est distorsionado por un sentido mercantilista y desvirtuado del folklore: las artesanas de aeropuerto, una interpretacin muy libre de lo que es nuestro pasado prehispnico y de la riqueza cultural indgena y mestiza que identifica al pas. Aunque la costumbre de viajar a otros lugares por razones econmicas, religiosas, de salud y culturales es muy antiguo, no es sino hasta fines del siglo XIX cuando se inicia un movimiento ms organizado e intenso, que devendr en la actividad conocida bajo el concepto de turismo.
Los descubrimientos geogrficos y el desarrollo de las comunicaciones, el crecimiento econmico y social que increment las relaciones entre pases, las mejoras laborales a los trabajadores, que les permitieron tener acceso a espacios para su desarrollo personal y para su recreacin, ayudaron al desenvolvimiento del turismo a nivel mundial, de manera muy importante en el siglo XX, hasta convertirse para algunos pases en su principal fuente de ingresos. Para que el turismo se convierta en un componente importante de la economa del pas, se necesita, adems de la planeacin de infraestructura en cuanto a servicios, de la definicin y el conocimiento de las ofertas culturales y de las bellezas naturales del pas. Existe un beneficio directo derivado de los servicios tursticos y uno indirecto procedente de los productos y servicios que el turista compra y disfruta. Beneficios que no slo inciden en el mbito nacional, sino que repercuten favorablemente en las economas regionales y locales, dado que el turismo acta como un agente redistribuidor de los ingresos. De acuerdo con la definicin de que cita Guillermo Bonfil, en La cultura es el conjunto de smbolos, valores, actitudes, habilidades, conocimientos, significados, formas de comunicacin y organizacin sociales y bienes materiales, que hacen posible la vida de una sociedad determinada y le permiten transformarse y reproducirse como tal, de una generacin a las siguientes. A partir de esta definicin antropolgica de la cultura, entenderemos el patrimonio cultural como la reserva de bienes tangibles e intangibles, ya sea histricos o en uso, que pertenecen a una sociedad para su manejo.
El uso del patrimonio cultural fija una serie de relaciones sociales en la comunidad y establece tambin la importancia y el valor de uso y de cambio que se le atribuye. El patrimonio cultural es, por lo tanto, una construccin social e histrica. En el siglo XIX, con la creacin de los estados nacionales, el reconocimiento del patrimonio cultural fue indispensable. Los monumentos arquitectnicos del pasado, el folklore, la msica, la literatura, la arquitectura, las lenguas formaron parte del discurso nacionalista. En Mxico, con la Revolucin, y sobre todo durante el perodo posrevolucionario, se crearon instituciones y un discurso oficiales que buscaron rescatar el patrimonio histrico y promovieron el reconocimiento de la diversidad cultural que conforma a nuestro pas. Las culturas populares, como expresin de sectores que tradicionalmente han sido marginados, an pelean un lugar en las polticas culturales y de desarrollo del gobierno. Gran parte del patrimonio intangible proveniente de estos sectores es lo que hoy queremos quede incluido en las propuestas referentes al tema. Este patrimonio intangible es dinmico y recibe de manera desigual los efectos de la globalizacin, desafortunadamente no hay en la actualidad una legislacin que lo proteja, por lo que en reuniones como sta debemos preguntarnos: Cmo legislar sin afectar el desarrollo y los derechos de los grupos indgenas y populares? Cmo usar este patrimonio como agente de difusin, conocimiento y revaloracin del mismo entre otros sectores de la poblacin? Cmo impedir que en su apropiacin se pierdan los elementos de identidad? Cmo resaltar el mayor valor que poseen los procesos
culturales sobre el valor de los objetos? Cmo mantener el equilibrio entre tradicin que da identidad y el cambio requerido por las innovaciones tecnolgicas y las exigencias del mercado? Estas preguntas constituyen guas para que las instituciones del rea cultural del gobierno impidan que las creaciones del pueblo se vuelvan objetos de vitrina, as como para que proporcionen los elementos pertinentes, a fin de establecer polticas culturales participativas en las cuales se incluya a los propios creadores de cultura, a los grupos organizados de la sociedad y a otros sectores del gobierno, como la Secretara de Turismo. En el sector turismo se reconocen dos tipos bsicos de oferta: la primordial, dada por los recursos naturales y culturales que conforman el patrimonio turstico y la oferta complementaria, formada por la infraestructura, las instalaciones, el equipamiento y los organismos que facilitan y promueven la produccin y venta de servicios. Es importante por lo tanto conocer lo que conforma el patrimonio turstico, su distribucin y cmo lo apoya la oferta complementaria. En estos momentos ya no est a discusin si el turismo es o no un instrumento de desarrollo socioeconmico. En un pas como Mxico, con alrededor de 11 mil sitios arqueolgicos, ms de 17 mil monumentos religiosos del perodo virreinal, ms de 60 grupos indgenas que an conservan su lengua materna, y una riqueza de manifestaciones culturales como la gastronoma, los mitos y las fiestas populares y tradicionales, el arte popular, la poesa, la msica, las danzas y la medicina tradicional,
tenemos que buscar cmo los grupos y localidades que los producen se benefician, tanto de manera directa como de manera indirecta. Los artesanos que introducen cambios en el uso de productos, los danzantes que limitan a slo pequeas muestras las danzas ceremoniales que normalmente duran horas o das, la gastronoma que recrea procesos complicados y de larga duracin y los msicos que modifican sus interpretaciones debido a patrones comerciales, estn buscando los
beneficios y el desarrollo que el turismo puede ofrecerles. En estos casos el papel del gobierno debe ser apoyar que estas transformaciones se efecten en las mejores condiciones: de financiamiento, de apoyos para el diseo y la produccin, para la investigacin, para la capacitacin de los creadores, para la difusin y la revaloracin de estos aspectos de la cultura, es decir, otorgar todos los apoyos para que estas expresiones de la cultura pasen, del mbito domstico o local, a formar parte del patrimonio turstico. Existen numerosos ejemplos de estas transformaciones. El pueblo de Olinal, en Guerrero, se ha vuelto un fuerte y variado productor de lacas, que hoy tiene mercado para piezas regulares, buenas y para verdaderas obras maestras del arte popular. Hace 50 aos sobrevivan unos cuantos artesanos conocedores de las diferentes tcnicas de elaboracin, tanto que el Dr. Atl, hace 80 aos, las consideraba piezas en vas de extincin, pero el Museo Nacional de Artes e Industrias Populares, creado en los aos cincuenta, dependiente del Instituto Nacional Indigenista, promovi su produccin y en los aos setenta el Fondo Nacional para las Artes los respald con financiamiento y
organiz concursos que promovan el uso de tcnicas y materias primas tradicionales, en piezas con nuevos diseos. En este ejemplo es muy claro el cambio de uso y las adaptaciones de la produccin a las demandas del mercado, pero manteniendo la tradicin en cuanto a las tcnicas, los motivos decorativos y el uso de algunos materiales. Otro ejemplo, pero negativo, tuvo lugar en la isla de Janitzio, en Michoacn. A partir de los aos treinta llegaron investigadores que compartan la Noche de Muertos con los habitantes del lugar. La difusin de esta celebracin y la construccin del monumento a Morelos trajeron un crecimiento turstico no planeado. Adems de las insuficiencias en la infraestructura (restaurantes, baos, etc.), el movimiento turstico degrad las condiciones de vida del lugar. Muchos pescadores cambiaron su actividad por los servicios, pero los salarios no fueron remuneradores. En pocas de mayor afluencia turstica los habitantes tienen dificultades para transportarse y la venta de artesanas slo beneficia a unos cuantos. Las tradiciones se han modificado y no para mejorar. La Noche de Muertos, que era una ceremonia de gran devocin y respeto, se ha vuelto una fiesta con msica, baile y actividades no relacionadas con ella. Se han ido perdiendo actividades que otorgaban prestigio social a la comunidad, como las mayordomas, as como las relaciones sociales y los compromisos no mediados por el dinero. Como respuesta a los propsitos del convenio Conaculta -Sectur, firmado hace poco ms de dos meses, sera muy conveniente poner en marcha las siguientes propuestas.
Elaborar de manera conjunta un diagnstico que permita conocer el potencial turstico del patrimonio cultural y definir una participacin ms activa en beneficio del propio patrimonio y de su conservacin. Elaborar un Atlas Turstico del Patrimonio Cultural, que abarque hasta el nivel municipal y cubra el patrimonio cultural en su definicin ms amplia: sitios arqueolgicos e histricos y expresiones culturales tangibles e intangibles. Con la base de datos de este Atlas se podrn elaborar diferentes medios de difusin, como mapas, folletos, videos, interactivos, etc. Disear rutas tursticas basadas en el diagnstico y en el Atlas Cultural. Estas tres propuestas concretas no son en apariencia novedosas, pero deben verse a la luz de una nueva relacin gobierno-sociedad, en la que los grupos organizados y la iniciativa privada deben jugar un papel fundamental.
Adrin Marchelli*
Conservacin del patrimonio El turismo cultural, por principio, tendr que fijarse como meta lograr la cooperacin oficial y privada para el desarrollo y conservacin del patrimonio cultural, tangible e intangible, a fin de poder jugar un papel importante en el fortalecimiento de las identidades culturales. Como primer paso de ese objetivo deber buscar una relacin estrecha con los creadores de cultura para entender sus problemas. El patrimonio intangible da sentido, coherencia y existencia al patrimonio tangible y permite entender el fenmeno de las identidades, pero tambin el xito o fracaso del turismo cultural. Las personas que viajan por motivos culturales ejercen un dilogo intercultural entre ellos y quienes visitan, como una posibilidad de dilogo entre patrimonios intangibles. Por ello, si lo que les presentamos resulta artificial y estereotipado, seguramente el visitante se sentir engaado y no repetir la experiencia de esa bsqueda entre culturas que constituye el turismo cultural. La identidad cultural, y por tanto las identidades, se construye a travs de los cinco sentidos y se expresa a travs del lenguaje y de la construccin de smbolos que el ser
humano va construyendo o consumiendo a lo largo de su vida; empero, no es un fenmeno que pueda explicarse en s mismo como un proceso racional de conocimiento y aprehensin de la realidad. Las personas racionalizan su mundo, pero tambin lo viven a travs de sus emociones y sentimientos. Nuestras identidades tienen una estructura ideoafectiva. Los recuerdos de los sonidos, los aromas, los sabores, las imgenes y sus colores, inclusive las temperaturas, van construyendo un espacio que se mueve entre lo simple y lo complejo. Esos recuerdos actan simultneamente con nuestra racionalidad aprendida y desarrollada. Los seres humanos inventan e innovan respuestas para hacer frente a las peculiaridades de la naturaleza y de la sociedad en la que viven y con la que conviven. Otorgan significado al orden que crean y descubren, dan valor a las prcticas especficas que les permiten vivir de acuerdo con la dinmica propia entre tradicin e innovacin. La cultura construye, a travs del tiempo y de manera colectiva, el sentido de vida que tiene el transcurrir de nuestra existencia. Un fenmeno revelador, que nos lleva a dar importancia fundamental a este hecho, es aquel por medio del cual las culturas que han perdido con mayor o menor rapidez sus niveles de identidad, y por tanto de sentido, sufren fenmenos acelerados de descomposicin colectiva, que se traducen en prcticas de evasin y autodestruccin tales como el suicidio, el alcoholismo o la drogadiccin. La promocin de las culturas mexicanas a travs del turismo, requiere en primera instancia que las conozcamos los mexicanos. Mxico es un pas de mltiples culturas que
no se conocen entre s. Los pueblos tradicionales conciben al tiempo no de una manera lineal, con fechas, sucesos individuales o colectivos y etapas ineludibles en el desarrollo de la historia, desde una perspectiva racional, como en Occidente. Conciben al tiempo, en contraste, como un eterno retorno que hace posible la vida y los rituales a travs de ceremonias religiosas y fiestas tradicionales, las cuales aseguran que el ciclo de la vida contine. Identidad cultural La identidad colectiva se construye a travs del patrimonio cultural como respuesta simblica tanto ante la adversidad y la incertidumbre, como ante el cambio y la permanencia. Por ello, los pueblos han construido a travs de su cultura un patrimonio simblico para comprender y entender el tiempo, para lograr que la vida contine en su circularidad vital. Si no entendemos el significado de estos elementos de angustia colectiva ante la muerte, y su particular forma de organizacin social jerrquica, y cmo toda su dimensin de desarrollo depende de esta perspectiva, poco podemos promover, por ejemplo, el turismo en San Juan Chamula, -uno entre miles de ejemplos posibles. En San Juan Chamula se construyen en el plano simblico o mgico los medios para naturaleza, desde una perspectiva mstica. Es pues, de
verdad, un pueblo mgico, y para acercarnos a esa dimensin deberemos escuchar primero a sus creadores reales para poder entender su profundidad intangible. Lo mgico lo definen los pueblos y sus actores culturales, no las instituciones. Lo mismo es
lo intangible que da vida a lo tangible: las personas vivas hacen pueblos mgicos que ah estn; hay que dialogar sistemticamente con ellos. Otro ejemplo nos lo dan las comunidades campesinas que rechazan el cambio de cultivos del maz, aun cuando los mercados les demuestran que otros cultivos son ms productivos econmicamente. Sin embargo, el maz constituye, en la memoria de la tradicin, la nica seguridad de su sobrevivencia en tiempos difciles; el maz ha adquirido a travs del tiempo una significacin cultural intangible para la sobrevivencia comunitaria. Desde una perspectiva productiva inmediata esto parece incoherente, pero la coherencia les viene de una memoria que les aconseja cuidar la fuente de vida ancestral. Por ello todo proyecto de turismo cultural que no tome en cuenta el patrimonio intangible, esto es, los valores profundos de la propia comunidad, seguramente tendr pocas posibilidades de xito o, cuando menos, ser evidente su distancia con la cultura real y los turistas que buscan procesos culturales autnticos lo notarn. As en las sociedades tradicionales, la identidad es la cohesin, es memoria e interpretacin de la vida. La tradicin cultural, expresada a travs de la religin, las cosmovisiones, el arte, la comida, la lengua, los roles y la organizacin social, entre otros elementos culturales, constituye el eje que una cultura ha adoptado a travs del tiempo para sobrevivir y valorarse a s misma. Dentro de los conocimientos de las culturas populares y tnicas, encontramos mltiples conocimientos expresados en un lenguaje que tiene caractersticas peculiares. Por ello,
es importante una reflexin de mayor profundidad para dilucidar en qu consiste esta peculiaridad y de qu manera se usan estos significados. Y esto tiene dos sentidos: entender el lenguaje de los que van a ser visitados y facilitar, adems, que su peculiaridad se muestre al asombro del otro, del que hace turismo cultural. En la ltimas dcadas se hizo evidente que el patrimonio cultural intangible no slo se circunscriba a la comunidad artstica. Cada vez era ms evidente que la sociedad haba preservado sus manifestaciones culturales y una conciencia de la necesidad de revalorizar su propia produccin cultural. La dcada de los ochenta puso en el escenario temas tales como culturas populares, culturas indgenas, gestin comunitaria, autogestin, diversidad cultural, sociedad civil, procesos culturales, etctera. La culturas populares son por definicin culturas de resistencia a travs de los siglos, querer promoverlas a travs de estereotipos es una tarea difcil, si no es que imposible. As, el campo de las culturas populares en Mxico no hace referencia nicamente a un individuo o sujeto de la creacin danzantes, msicos, artesanos- sino tambin implica a un sujeto social que de manera colectiva crea y recrea, en la cotidianidad o en momentos festivos y extraordinarios, una forma particular de ver y significar el mundo. El concepto de las culturas populares adquiere, en estas ltimas dos dcadas, una dimensin mayor, para abarcar las manifestaciones indgenas, urbanas y rurales de carcter regional. El universo de las culturas populares no se agota con la presencia e importante contribucin de las culturas indgenas; la formacin de las ofertas y pblicos culturales
se gesta y desarrolla tambin en los principales centros urbanos del pas. En stos se da una compleja convivencia de formas culturales diversas que dan lugar a nuevas manifestaciones: se nutren, por una parte, de la confluencia de diversas culturas regionales y tnicas que interactan en funcin de los flujos migratorios que han dado vida a la ciudades contemporneas y, por otra parte, de la conformacin cosmopolita caracterstica de las urbes. Integracin de la cultura en el desarrollo Superficialmente la modernidad se plantea como un problema de exclusin, de divorcio entre los espacios de expresin popular y los emanados de las instituciones. Sin embargo, la modernidad puede ser planteada como la necesidad de crear, ganar y consolidar espacios a partir de los propios actores sociales, sean estos ltimos sus
instituciones o la propia sociedad civil. Frente a esta perspectiva de exclusin y homogeneidad se encuentran las organizaciones y grupos comunitarios como oferentes de cultura, planteando la rica y vasta diversidad cultural que caracteriza a los pases de nuestra regin. As podramos advertir que la modernidad sin tradicin es tan vaca como la tradicin sin innovacin. El patrimonio gastronmico Todos los pueblos del mundo se alimentan de diversas maneras, las posibilidades que el ser humano tiene son mltiples. Por razones culturales intangibles (religiosas, mticas, de conocimientos tradicionales), entre otras, algunos pueblos no se alimentan de todo lo que es comestible, tienen sus preferencias y aversiones alimentarias.
La comida forma parte de uno de los procesos culturales vitales de Mxico, porque en ella se refleja tanto la rica herencia del pasado indgena y espaol, como los gustos y la sensibilidad del pueblo mexicano actual. La comida se conjuga con las ceremonias que unifican lo cristiano y lo pagano, las danzas o representaciones teatrales, la msica, los adornos, los objetos que se hacen especialmente para la comida y las bebidas. Si es importante su riqueza expresiva no lo es menos su valor social. El momento de la comida, como espacio que conduce a la mayor cohesin de los habitantes de un pueblo o de una regin, viene a ser uno de los pilares de nuestra estructura social. Un pilar donde la participacin femenina es esencial, no slo por su indiscutible participacin principal en ella, sino porque, como lo afirman algunos destacados gastrnomos mexicanos, la comida mexicana, al contrario de otras grandes gastronomas, en su cuerpo y sabores es femenina. En la organizacin de la gastronoma popular todas las capas sociales juegan un papel importante, sean particulares o autoridades civiles, religiosas o tradicionales. Muchas veces estas ltimas son fundamentales. La elaboracin de comidas adquiere especial relevancia por los guisos tradicionales de cada fiesta y porque es frecuente un sistema de puertas abiertas donde se fuereos. Por tratarse de un acontecimiento cotidiano, el proceso gastronmico a veces pasa de modo inadvertido, pero representa en el mbito general, en todas las culturas, no slo un elemento natural en la alimentacin, sino que trasciende esto y configura invita a los asistentes, sean o no familiares e incluso
manifestaciones culturales que matizan con sello propio la identidad de los pueblos. Para procurarse el alimento diario, el hombre entra en contacto con la naturaleza, la transforma y l mismo se transforma como resultado de esta accin. En lo que hoy llamamos Mxico nunca ha existido una sola cultura, somos un pas pluricultural por excelencia y nuestra comida es un reflejo de ello: cuando observamos la gastronoma mexicana de cerca encontramos que est compuesta de diversas cocinas regionales y de mltiples cocinas indgenas, en gran internacional. Algo seguro es cierto: en gastronoma somos potencia mundial. Algunos expertos afirman que la gastronoma mexicana en su conjunto es una de las gastronomas ms importantes del mundo, junto con la espaola, francesa, italiana, china y japonesa. La gastronoma mexicana es ampliamente reconocida en el mbito nacional e internacional y su presencia es sinnimo de una rica y variada muestra alimentaria, que asombra, de verdad, a propios y ms an a extraos. Algunos antroplogos afirman que la frontera principal de una cultura es la lengua, los idiomas no slo son un instrumento de comunicacin, sino adems constituyen el medio por el cual nombramos las cosas, los acontecimientos y los valores que percibimos o provocamos. As como los idiomas que se hablan en Mxico constituyen, cada uno, una forma de ver el mundo, las gastronomas constituyen el medio por el cual saboreamos al mundo. La comida es puente gustativo y esttico con el mundo e influye en los valores y medida desconocidas en el mbito nacional e
en las creencias. La sentencia popular puede ser, en este caso, exacta: dime qu comes y te dir quin eres.
La dinmica cultural Debemos considerar que en el hecho gastronmico se presenta no slo la forma de preparacin, cocimiento y entorno de los alimentos, sino que es importante tomar en cuenta la interrelacin social que se da en el momento preciso de su ingestin, desde el punto de vista familiar, de trabajo cotidiano, ya que el comer implica situaciones especficas en espacios diversos, como por ejemplo la milpa, la casa, las festividades o lo ceremonial, elementos consustanciales que deben ser tomados muy en cuenta para una mejor comprensin de la dinmica cultural. Dichos conocimientos sobre el medio ambiente y los mecanismos inventados por ellos mismos para la satisfaccin de sus necesidades, forman parte de la cultura de las comunidades. De este modo la comida no debe verse slo como resultado o como producto, sino como patrimonio cultural, como parte de un proceso cultural. En el territorio mexicano hay cuando menos 62 grupos tnicos, cada uno con su propio idioma, cada cual con elementos propios que conforman su comida, ellos habitan diferentes ecosistemas, por ello la existencia de una gran diversidad de comidas. Tal vez este es un aspecto poco conocido en nuestro pas, pero hoy da existe una mayor poblacin indgena que a la llegada de los espaoles, y su comida ha preservado en gran medida sus tradiciones centenarias.
La comida mexicana posee una gran variedad de guisos cotidianos en los que intervienen ingredientes diversos y nutritivos, que generalmente la poblacin produce o consigue en el interior de la misma comunidad, en la milpa, en el solar o en el monte. Sin duda es el maz el alimento que nos identifica a los mexicanos a travs del tiempo. Ha sido y es considerado como planta sagrada y como sustento en la alimentacin general de los pueblos del continente. Si para la cultura de Amrica el maz es su principal alimento de supervivencia, la tortilla es el alimento principal de la dieta de Mxico, y en la dimensin cultural es patrimonio que explica la existencia de seres
humanos por ms de doce mil aos en este continente. Mencin aparte merece el chile, ya que nuestro pas se caracteriza por tener una variedad enorme. El chile tiene una importancia fundamental en la gastronoma mexicana, existen investigaciones que afirman que ms del 80 % de los chiles que se consumen en el mundo tienen un origen mexicano. La cocina en nuestro pas ha sufrido algunas modificaciones a partir de la incorporacin del trabajo femenil en sectores informales o formales del mercado de trabajo, y de la penetracin de nuevas pautas culturales en materia alimentaria, como es el caso de las llamadas comidas rpidas, la influencia de los medios de comunicacin masivos y la llegada de productos nuevos que anteriormente eran prcticamente desconocidos, como las comidas enlatadas, conservas, especias e ingredientes fabricados de manera industrializada.
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En nuestro medio, como en diversas partes de nuestro pas, la dinmica gastronmica se transmite de manera directa a partir de dos figuras centrales principalmente: la madre y la abuela; en estas dos personalidades descansa en buena medida el que los saberes populares de la cocina sigan vigentes, aunque es de considerarse que de manera general tambin son responsables de la cocina en el rea rural hijas, tas y nueras. Adems de los productos nativos fundamentales en la cocina mexicana, la alimentacin y disfrute culinario en la regin es producto del intercambio de diversas especies de flora y fauna, y debido a la integracin de las mismas a nuestra cultura parece difcil aceptar que provengan de sistemas naturales de otras regiones de Amrica y hasta de tierras ms lejanas del mundo. De esta manera, los platillos tradicionales son elaborados a travs de la increble integracin de los productos de diversos sistemas naturales en nuestro pas, con su riqueza de ecosistemas: desde selvas altas tropicales o mediterrneas; fros mares, pantanos de agua dulce, amplias sabanas, bosques templados, hasta lejanas regiones desrticas. De ah la necesidad de promover la investigacin integral de la gastronoma como etapa indispensable para su promocin cultural y turstica. Las rutas gastronmicas tienen una relacin inseparable con el patrimonio histrico y prehispnico. La gastronoma mexicana sigue viva recrendose continuamente: por ejemplo, la cocina indgena ha recuperado ya elementos de la cocina mestiza y se ha apropiado de muchos elementos de la comida de otras naciones. A la riqueza de nuestra gastronoma indgena
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se le ana la variedad de otras cocinas y la incorporacin de productos trados del mar, su presencia es sinnimo de una rica y variada muestra alimentaria. No olvidemos: el contenido simblico y emotivo de todo acto social, econmico y poltico, es aquello que conduce a la formacin de un sentido de identidad cultural y es lo que permite el dilogo y el asombro. Y el dilogo y el asombro entre elementos autnticos de cultura, constituyen parte sustancial del turismo cultural.
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