El Verdadero Benito Juárez

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El verdadero Benito Jurez

En ocasin del aniversario del natalicio del indio zapoteca que lleg a convertirse en Presidente de Mxico, celebrado el 21 de marzo, resulta una ocasin apropiada para pasar revista a una imagen sumamente negativa que suele presentarse del Benemrito de las Amricas en ciertos textos y en ciertas corrientes ideolgicas plenamente identificadas con el conservadurismo de aqul entonces. Con el alto concepto en que se le tiene en muchos textos histricos, seguramente para quienes son introducidos por vez primera al sub-mundo de la extrema derecha resulta una verdadera sorpresa que Benito Jurez termina siendo uno de los personajes histricos ms vilificados, ms criticados, ms demonizados y ms satanizados en la literatura de corte extremista como se hace en el libro Amrica Peligra del alucinado pseudo-historiador de la ultraderecha mexicana Salvador Borrego Escalante. Esto nos obliga a preguntarnos con toda la seriedad del mundo: quin era el verdadero Benito Jurez? Era el hroe que en medio de las peores circunstancias y condiciones rescat a Mxico de las fuerzas que queran a toda costa imponer una monarqua en Mxico a sangre y fuego haciendo retroceder el reloj de la Historia hasta los tiempos de la Colonia? O era realmente un personaje tan malo como lo pintan sus detractores, principalmente los pseudo-historiadores que son el faro de iluminacin de la ultraderecha mexicana? Benito Jurez es usualmente tipificado como un archivillano en la literatura de la derecha extrema. Ejemplo de ello es el libro titulado Jurez marxista escrito por uno de los exponentes mximos del Sinarquismo de Guanajuato el fascista mexicano admirador de Hitler y del Nazismo Salvador Abascal (de Guanajuato, naturalmente). En su libro Amrica peligra (el ttulo del libro es una alusin directa a la bizarra ficcin de la gran conspiracin juda masnica comunista inspirada en el fraude literario ruso Los Protocolos de los Sabios de Sin que es la que supuestamente hace que Amrica peligra), el endurecido fascista pseudo-cristero mexicano (tambin admirador de Hitler y del Nazismo) Salvador Borrego Escalante tambin aporta sus dosis de veneno en contra de Benito Jurez (el hecho de que ambos se llamen Salvador quiz contribuy a que ambos con su propaganda anti-juarista, anti-semtica, anti-izquierdista y anti-todo se creyeran realmente salvadores).

Quiz la mejor forma de responder a quienes desde los sectores ms ultraconservadores del pas han despotricado a sus anchas en contra de la figura de Benito Jurez y lo que l represent en vida es considerar lo que habra sucedido en caso de que los conservadores de la derecha de aqul entonces hubieran triunfado en contra de Benito Jurez y se hubiera terminado de consumar la instalacin de una monarqua en Mxico tal y como ellos queran. En primer lugar, y de esto no debe haber absolutamente duda alguna, se habra instaurado en Mxico un sistema de castas privilegiadas tal y como se acostumbraba hacerlo en las monarquas europeas, con aristocracias y ttulos de nobleza hereditarios; o sea condes, marqueses, duques, viz-condes, prncipes, princesas, etc., tal y como se acostumbraba hacerlo en Mxico en los tiempos de la Colonia. Miramn y Meja habran sido los primeros en obtener estos ttulos nobiliarios y en ser reclasificados como parte de la nobleza, como mexicanos de sangre azul. (?) Habran llevado a Mxico hasta los tiempos del coloniaje, retrocediendo el reloj ms de medio siglo. En esto, las derechas de ayer no son muy diferentes de las derechas extremas de hoy, y de hecho son casi idnticas, siempre han sido clasistas . El Nazismo alemn estaba basado precisamente en eso, en el dogma de los seres superiores y los seres inferiores, o sea los arios y los no-arios, con los arios teniendo el pleno derecho de someter a los no-arios a su servicio en condiciones de esclavitud y vasallaje por el supuesto mrito biolgico hereditario de considerarse superiores. Las derechas ultraconservadoras de Mxico, algunos de cuyos impulsores en Mxico an se creen descendientes de nobles europeos, detestan el concepto de una sociedad sin clases, detestan la nocin de que las masas que conforman al proletariado o la prole puedan ejercer su poder de decisin en elecciones libres para escoger a los gobernantes que ellos quieran. Precisamente por tales cosas son enemigos acrrimos de la democracia, precisamente por tales cosas tienen como hroes a tipos como Francisco Franco, Adolfo Hitler, Victoriano Huerta y los virreyes de la Nueva Espaa. De haber triunfado los conservadores reaccionarios que derramaron mucha sangre mexicana en su afn enfermizo por instaurar en Mxico una monarqua con un extranjero importado de Europa que les ayudase a superar sus malinchistas complejos de inferioridad con la reparticin de ttulos nobiliarios hereditarios a todos aquellos que apoyasen la aventura descabellada, los pueblos indgenas de Mxico estaran hoy mil veces peores que como ya estn bajo el yugo del PAN-Gobierno y sus depredadoras polticas econmicas neo-liberales que han ensanchado de modo grotesco la separacin entre las clases sociales con una reparticin de la riqueza que se antoja desproporcionada (cmo es posible que un pas en el cual vive el hombre ms rico del mundo pueda haber tanta miseria?) Para poder llevar a cabo sus fechoras, los ultraconservadores de las derechas extremas de hoy le vendieron al pueblo la idea de que al pas le convena tener una clase social super-privilegiada a la cual se le mime con tasas bajas de impuestos y se le concedan todo tipo de ventajas y privilegios que no se le conceden a los de la prole porque, supuestamente, entre ms dinero tengan los nuevos aristcratas con todas sus concesiones y todos sus privilegios otorgados por el Estado (ejemplos destacados: TELEVISA y TV Azteca, o lo que es lo mismo, Emilio Azcrraga Jean y Ricardo Salinas Pliego) ms podrn invertir generando empleos creando prosperidad y bienestar social, desparramando felicidad a manos llenas como solo ocurre en los cuentos de hadas. Esas eran las promesas luminosas, era la fantasa, esa era la trampa. La realidad es que, en vez de suceder tal cosa, lo nico que sucedi es que los poderes fcticos que se han beneficiado a manos llenas con la instauracin del Partido Accin Nacional en la silla presidencial terminaron instaurando tambin una aberracin econmica conocida como crony capitalism en la que los nicos que se benefician son los mismos supracapitalistas que si antes acaparaban el 65 por ciento de la riqueza nacional pasaron a acaparar el 75 por ciento de la riqueza nacional pasando al 80 por ciento y as sucesivamente. Y no estando conformes con ello, han presionado para obtener la privatizacin de la energa elctrica, del petrleo, de los servicos de correos, en fin, de todo lo que se pueda privatizar, terminando por convertir al gobierno en una especie de empresa privada en manos de accionistas cuya nica finalidad siempre ha sido lucrar, lucrar y lucrar, porque nunca han sabido hacer otra cosa ms que eso. El triunfo de Benito Jurez y el fracaso de los conservadores en la pretendida instauracin de una monarqua con el sistema de castas que tanto anhelaban instaurar se empez a desvirtuar en las tres dcadas de dictadura porfirista que condujo a un nuevo sistema de castas (sin ttulos nobiliarios) en el cual los nobles bajo el porfirismo terminaron siendo los latifundistas y los hacendados (el ejemplo ms conocido es el del soberbio y

pedante Luis Terrazas, el cual cuando se le preguntaba si era del Estado de Chihuahua responda pedantemente Chihuahua es mo). El colapso total de la dictadura porfirista permiti recuperar algunos de los principios del legado juarista, tales como el concepto del estado laico. Sin embargo, los enemigos mortales de Benito Jurez (o mejor dicho, los descendientes de los enemigos mortales de Benito Jurez) siempre estuvieron al acecho, esperando una oportunidad, maquinando y conspirando con otros de su misma ideologa, para poder hacer algo en Mxico como lo que estaban haciendo en Europa Francisco Franco, Benito Mussolini y Adolfo Hitler. Y siguen estando al acecho hasta el da de hoy, no se han detenido ni han cambiado en nada, siguen siendo los mismos rapaces de ayer. En rigor de verdad, mucho de lo que est sucediendo en el Mxico de hoy es una consecuencia directa del repudio que siempre han sentido las derechas ultra-reaccionarias y conservadoras de Mxico hacia todo lo que representaba Jurez. Esto explica la movilizacin que las derechas ultraconservadoras de Mxico han estado llevando a cabo para colmar su obsesin de acabar con el estado laico en Mxico. En cuanto a lo de instaurar una monarqua en Mxico capaz de conferir ttulos nobiliarios hereditarios a empresarios amorales y aptridas como Emilio Azcrraga Jean, eso ya no lo pueden hacer, pero no por falta de ganas sino por el hecho de que tras la Revolucin Rusa, la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial, el sistema monrquico en Europa qued prcticamente colapasado, y no hay muchas ganas en Europa por regresar a tales pocas en las cuales los monarcas tenan un poder y dominio casi absoluto sobre sus vasallos. Pero a falta de ttulos nobiliarios que ciertamente no se le habran concedido a nadie en tiempos de Benito Jurez, el concepto de nobleza ha sido redefinido para drselo a cualquiera segn las fortunas que tenga amasadas, e irnicamente, siendo dichas fortunas hereditarias, los nuevos nobles tambin estn en condiciones de heredarle a sus hijos el nuevo smbolo de status quo. Lo nico que ha cambiado son las formas, no el contenido. No se cuestionar aqu en lo absoluto el derecho que tenga cualquier ciudadano en hacer una fortuna ya sea inventando algo nuevo como una cura contra la calvicie, sacndose la lotera, o encontrando un gigantesco yacimiento de oro en el patio de su casa. Lo que tiene que ser cuestionado duramente es que el origen de la fortuna radique en canonjas y privilegios inmerecidos otorgados por un Estado cuya principal prioridad debera ser el garantizar una distribucin ms o menos equitativa de la riqueza nacional (como ocurre en los pases escandinavos). A Benito Jurez los conservadores ultrareaccionarios de hoy le cuestionan con dureza el haber llevado a cabo una expropiacin de los bienes del clero, ignorndose en el argumento que el mismo Jess de Nazareth advirti a sus seguidores en contra de la acumulacin desmedida de riquezas como una receta segura para perder el alma, ignorndose tambin que en los tiempos de la Colonia en Mxico el diezmo era un impuesto que era obligatorio para todos (la palabra diezmo significa el diez por ciento de las ganancias obtenidas por cualquier actividad empresarial) mientras que la misma Iglesia no pagaba un solo centavo de impuestos. Haber acabado de tajo con este estado de cosas es algo que la ultraderecha conservadora de Mxico nunca le ha perdonado jams a Benito Jurez (ni se lo perdonar). Y de hecho, ya lo condenaron al Infierno, como puede apreciarse en el libro Mxico, Tierra de Volcanes escrito por el sacerdote catlico Joseph H. Schlarman:

en donde aparece la siguiente ancdota (la cual, obviamente, resulta imposible de corroborar, excepto con un paso inconveniente y sin retorno hacia el ms all): He visto caer al infierno el alma de Benito Jurez -respondi el prelado-. Pocas horas despus, al abrirse la oficina telegrfica, apareci la fatal noticia. Aqu surgen varias dudas. Siendo el alma algo etreo e incorpreo, de naturaleza netamente espiritual (al menos as es como se le concibe), incapaz de ser percibida directamente por los sentidos fsicos y en cuya existencia se debe creer como un acto de f, cmo pudo el prelado ver el alma de Benito Jurez y saber que se trataba de l? La ancdota a la cual Joseph Schlarman le d mucha importancia no d ms detalles, como tampoco d descripcin alguna de lo que debe haber sido la primera ocasin en la cual se le muestra a ser humano alguno una visin de lo que es el Infierno, a no ser que se trate de la misma descripcin que daban los griegos del Trtaro (que por cierto predata los mismos orgenes del Cristianismo). Aceptando como cierto sin cuestionamiento alguno todo lo que afirma el multicitado Schlarman en su libro, entonces podemos tener la seguridad absoluta de que hay ya dos almas en el Infierno, la de Judas Iscariote y la de Benito Jurez (adems de las muchas otras que Satn seguramente habr reclamado como de su propiedad). Por otra parte, segn se puede apreciar en un libro del tambin frecuentemente multicitado sacerdote catlico que termin autoexilindose en Marfa, Texas, Regis Planchet:

que viene siendo su obra de 316 pginas titulada La Cuestin Religiosa en Mxico (la cual incluye tambin en muchos prrafos citas anecdticas imposibles de ser corroboradas, adems de citar numerosas obras y autores anti-Juaristas sin mencionarlos como tales):

en donde despus de adjudicarle a Benito Jurez Instintos sanguinarios en el captulo XVIII de dicho libro (captulo titulado, precisamente, Instintos sanguinarios de Jurez), se cierra la obra al final del captulo XIX en una seccin titulada Su muerte repentina y misteriosa, atribuyendo la muerte de Benito Jurez a una conspiracin masnica. Es importante subrayar este tipo de comentarios porque son precisamente estas enseanzas repetidas miles y miles de veces l as que han dado y siguen dando sustento a la estrambtica fantasa de la gran conspiracin juda masnica comunista. Son precisamente este tipo de comentarios vertidos a raudales los que terminaron calentndole el cerebro a pseudo-historiadores revisionistas de corte neofascista como Salvador Borrego Escalante que citan a Regis Planchet como la verdad absoluta. Escribe Regis Planchet lo siguiente en la pgina 302 de su libro: Estos indicios vehementes unidos a rumores pblicos y repetidas amenazas que se dirigieron a Jurez, vienen a robustecer (?) la creencia general de que Jurez fue vctima de un asesinato masnico, del mismo modo que iba a serlo Iturbide (?), cuya supresin an por medio del pual lleg a ser discutida en las logias. y agrega en la pgina 303 la siguiente prueba contundente: En los ltimos aos de Jurez, los principales masones lo odiaban a muerte: qu cosa ms natural para ellos que procurar que de cualquier modo desapareciera? Con los recursos tecnolgicos actuales del nuevo milenio, si se quiere, se puede vindicar o echar por tierra la asercin de que Jurez fue vctima de un asesinato masnico. Basta con unas muestras pequesimas tomadas del cadver de Benito Jurez para detectar la presencia de cualquier veneno que lo pudiera haber llevado a su sepulcro. Pero tal ejercicio sera completamente intil, porque an comprobndose por medio de las ms avanzadas tcnicas forenses con las que se cuenta hoy en da que Benito Jurez muri de causas naturales y no como resultado de alguna fantasa urdida en las mentes de quienes queran verlo asesinado, los alucinados ultraconservadores de la derecha de hoy seguramente diran algo como lo siguiente: es que los masones son tan astutos, tan ladinos, tan sofisticados, que pidindole ayuda a los illuminati lograron evaporar del cuerpo de Benito Jurez de alguna manera tecnolgicamente sofisticada para la poca hasta el ltimo tomo que pudiera haber quedado en su cuerpo del veneno que le fue suministrado, lo cual explica satisfactoriamente los resultados negativos obtenidos de la autopsia. Se trata de gente que ya est aferrada a cierta visin de la realidad que se han fabricado para s mismos, y nada los sacar de su cerrazn. Regis Planchet di por hecho que la figura de Benito Jurez quedara demeritada e inclusive vilificada merced a unos recientes trabajos histricos (pagina 304) de los cuales jams di detalle alguno, a no ser que se estuviera refiriendo a l mismo y a su propio libro anti-juarista: Merced a unos recientes trabajos histricos, el culto del gran patricio y Boudha zapoteca est en vsperas de desaparecer, destrudo por sus mismos sectarios (?) avergonzados de haber tributado durante tantos aos una adoracin fetichista a divinidad tan grotesca (?). Sin embargo, y al final de cuentas, un siglo despus de que Regis Planchet hiciera tales profecas, quienes se han encargado de inmolar el recuerdo y el legado histrico de Benito Jurez han sido precisamente los descendientes de la derecha conservadora y reaccionaria que quiso imponer una monarqua en Mxico con un aristcrata importado de Europa, empezando por Vicente Fox que personalmente con sus propias manos desmont la imagen de Benito Jurez que haba servido de fondo al escritorio de la Presidencia de la Repblica, y continuando con Felipe Caldern que en forma sigilosa y encubierta movi a los panistas ms conservadores y reaccionarios en el Congreso de la Unin para empezar con el desmantelamiento total del Estado laico en Mxico. Como era de esperarse, Regis Planchet se refiere despectivamente a las fraternidades masnicas en trminos peyorativos como los siguientes:

As murieron en Francia, Gambetta (?); en Espaa, el General Prim (?); y en los Estados Unidos, Guillermo Morgan y varios otros masones que habiendo sido encumbrados por la secta tenebrosa, quisieron en mala hora recobrar su libertad despus de haberla abdicado en sus juramentos. Podemos decir que esto ltimo es absolutamente cierto en Mxico, pero no por lo que ocurra en las filas de las fraternidades masnicas, sino precisamente por lo que ocurre en las filas de las derechas extremas que fueron creadas e indoctrinadas en Mxico recurriendo a literatura vieja como la que produjo Regis Planchet (citado como docta fuente de informacin por el derechista extremista de corte fascista ultra-radical Salvador Borrego en su libro Amrica Peligra). Porque si hemos de hablar de juramentos terribles que atan y encadenan a una persona por el resto de su vida a sociedades secretas, qu mejor ejemplo en todo el continente americano que la terrible Organizacin Nacional del Yunque y sus creadores aglutinados en torno a la an ms violenta y peligrosa sociedad criminal secreta de ultraderecha Los Tecos que lanz desde Guadalajara la gran conjura nacional para ir infiltrando al gobierno mexicano poco a poco hasta tomar el control de las riendas del poder? Todos aquellos que han sido encumbrados en estas sectas tenebrosas de la extrema derecha y que quisieron en mala hora recobrar su libertad despus de haberla abdicado en sus juramentos casi siempre terminan muertos. Usando su autoridad como sacerdote catlico, Regis Planchet despotric duramente en contra de las fraternidades masnicas de cualquier tipo al igual que otros han continuado hacindolo siguiendo el ejemplo dado por Regis Planchet. En cambio: pese a la extraordinaria peligrosidad y la naturaleza eminentemente conspiratoria que ha llevado a a los lderes y militantes de organizaciones secretas en Mxico como el Yunque y los Tecos a ordenar la ejecucin de crmenes y actos sumamente violentos en el nombre de Dios, en ningn momento ha habido prelado catlico alguno en Mxico que haya emitido una proclama de excomunin en contra de los lderes y alucinados militantes de tan macabras sociedades . Es muy posible que en su virulencia fundamentalista al atacar con la mayor dureza posible a las fraternidades masnicas y a sus miembros, Regis Planchet haya sido motivado en parte por una fantasa segn la cual en los grados superiores de las fraternidades masnicas se le rinde culto a Satans, una fantasa propalada por un contemporneo suyo en Francia (Regis Planchet era de origen francs) que se haca llamar Lo Taxil pero cuyo verdadero nombre era Gabriel Antoine Jogand-Pags. Si tal fue el caso, Regis Planchet cometi el craso error al hacerla de historiador amateur de no investigar ms a fondo el asunto, porque resulta que Taxil era un charlatn estafador que termin siendo expuesto como lo que realmente era (algo de lo cual ya se ha hablado en otros trabajos), quedando en el ms espantoso de los ridculos, pero no sin antes de que su fantasa sobre los supuestos cultos a Satans en las logias masnicas hubieran sido asimilados en su totalidad por los adictos a la prensa sensacionalista cuya credibilidad los hace presa fcil de cualquier tontera por extravagante que sea. Con el debido respeto a su investidura como sacerdote, pero el Pbro. Regis Planchet falt a la verdad cuando se refiri a la francmasonera como una secta, habido el hecho de que las fraternidades masnicas no imponen religin alguna a sus iniciados, a esto se debe precisamente el que haya logias masnicas en pases con religiones distintas. Aunque pudiera argumentarse que a los afiliados se les impone como requerimiento la creencia en algo que puede ser clasificado como monotesmo al basar sus peculiares filosofas en lo que ellos llaman el Gran Arquitecto, no se les impone la adoracin de imgenes religiosas hechas por la mano del hombre (una idolatra que, dicho sea de paso, est en conflicto directo con el ordenamiento bblico asentado en el Libro del xodo 20:4-6 en el que Dios mismo dice a travs de Moiss en el Segundo Mandamiento: No te hars imagen, ni ninguna semejanza de cosa que est arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra; no te inclinars a ellas, ni las honrars, porque yo soy Jehov tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos, sobre los terceros y sobre los cuartos, a los que me aborrecen; y que hago misericordia en millares a los que me aman y guardan mis mandamientos, lo cual irnicamente convierte a los francmasones en algo ms cercano al espritu de las ordenanzas de la Biblia que muchos catlicos que se postran en adoracin a los pies de estatuas de barro pidindoles todo tipo de milagros), ni se les acostumbra a memorizar oraciones y plegarias o a sostener sesiones de rezos espirituales, dejando tales cosas al arbitrio y juicio personal de cada uno de sus iniciados, lo cual explica la universalidad y enorme versatilidad de las asociaciones masnicas alrededor del mundo. Tampoco tienen en los templos masnicos cuartos obscuros con

salas de tormentos como los que tena la Inquisicin Espaola la cual, esa s, y a diferencia de la tolerancia practicada por los masones hacia los credos religiosos de cualquier tipo, era la ms viva manifestacin que pueda haber habido de eso que llamamos intolerancia, ejerciendo grados extremos de crueldad en contra del prjimo... en el nombre de Dios! Benito Jurez, el cual ciertamente era masn, de seguro habra terminado muerto en las fras mazmorras de la Santa Inquisicin al igual que otros masones en los tiempos de la Colonia, torturado hasta la locura con los ms exquisitos y refinados suplicios que pudieran ser concebidos por los insanos inquisidores que eran expertos en tales menesteres (algo que posiblemente hubiera sido del mayor agrado posible para clrigos como Regis Planchet y su squito de admiradores), pero esto ya no pudo ser porque uno de los primeros logros de la Independencia de Mxico de 1810, adems de la abolicin de la esclavitud que practicaba la Corona espaola no en la Madre Patria sino en sus dominios en el nuevo continente, fue la supresin total en Mxico de esa infame institucin criminal que algunos extremistas del neofascismo de nuevo cuo en Mxico quisieran resucitar. Lamentablemente, el que no haya habido un solo juicio pblico en contra de los sdicos inquisidores cuyos crmenes quedaron en la ms completa y absoluta impunidad, dej sembrado un resentimiento extremo entre los liberales ms jacobinos del Mxico independiente (algunos masones, otros no) que se empezaron a cobrar las facturas y cuentas pendientes con la incautacin de los bienes de la Iglesia, adquiriendo su clmax con las persecusiones religiosas emprendidas por Plutarco Elas Calles. Y como siempre, terminaron pagando justos por pecadores. Moraleja? El respeto al derecho ajeno y hacia las creencias de otros es la paz, hoy y siempre. El ttulo La Cuestin Religiosa en Mxico del libro del Pbro. Regis Planchet puede ser engaoso para quienes no hayan echado jams una vista al interior del libro. El libro no menciona para nada ninguna de las atrocidades cometidas por los Inquisidores en los tiempos de la Colonia en Mxico ni emite condena alguna al Tribunal del Santo Oficio por sus caceras de herejes, protestantes, judaizantes, brujas y dems parafernalia. El libro es simple y sencillamente un libelo condenatorio en contra de Benito Jurez sin reconocer en ninguna de sus pginas las razones por las cuales la Iglesia Catlica adquiri fama de intolerante antes de que se llevara a cabo la Independencia de Mxico. Tampoco fue el nico libro que escribi Regis Planchet (al cual en ocasiones se le nombra como un personaje de origen cataln, aunque en realidad era de origen francs, lo cual explica en parte su exacerbada animadversin hacia un indio zapoteca que desde la Presidencia de Mxico luch en contra de la intervencin francesa en Mxico). Tambin escribi los libros La propaganda protestante en Mxico (publicado en 1922) y La intervencin protestante en Mxico y Sud Amrica (publicado en 1928):

queriendo fijar en sus lectores la firme conviccin de que los ministros del culto protestante son y siempre fueron la avanzada de un enorme complot masnico para destrur por completo a la Iglesia Catlica, una fantasa charra con la cual cualquier pastor de cualquier culto protestante en nuestros tiempos seguramente caera al suelo desternillndose de la risa si no quedaba con los ojos cruzados del asombro de que alguien pudiera elaborar tales fantasas o que haya gente dispuesta a creer en tales ficciones (a diferencia de la Iglesia Catlica, en la cual hay una autoridad suprema que est en Roma y de la cual emanan rdenes y directivas de alcance mundial de manera unificada hechas efectivas en cada pas a travs de los Cardenales y los Obispos, los cultos protestantes no tienen ninguna de estas jerarquas, y por lo tanto les sera imposible en toda la extensin de la palabra el poder ponerse de acuerdo para organizar y emprender un plan grandioso para acabar con la Iglesia Catlica en Mxico como pretenda hacerlo creer Regis Planchet). Cualquier ultraderechista que acepte las tesis de Regis Planchet, invariablemente quedar convencido de que la gran conspiracin juda masnica comunista debe ser ampliada para inclur a los ministros del culto protestante y as term inar creyendo en la existencia de una gran conspiracin juda masnica comunista protestante, sumndole a la gran conspiracin otros segmentos de la sociedad para as hacerla an ms grandiosa, ms estremecedora, capaz de mover a las masas a la histeria colectiva. Precisamente por estas razones, es frecuente encontrar los libros de Regis Planchet a la venta en los mismos sitios que diseminan y venden los libros del neofascista cristero mexicano Salvador Borrego y otros libros que forman la literatura de coleccin de quienes militan en la extrema derecha mexicana. Regis Planchet fue precisamente una de las principales fuentes de inspiracin del pseudo-historiador neofascista Salvador Borrego para escribir su libro Amrica Peligra segn el cual Amrica peligra por culpa de la gran conspiracin juda masnica comunista protestante, y para salvar al continente, pues para eso hay que crear sociedades secretas como la Organizacin Nacional del Yunque y los Tecos de Guadalajara dispuestas a la infiltracin, al crimen, a la traicin, a la perfidia y a todo lo que sea necesario para implantar en la Tierra lo que ellos creen que debe ser el reino de Dios. Benito Jurez luch para que en Mxico hubiera plena libertad de culto religioso, entendindose por ello la plena libertad para que cualquiera que pertenezca a la f catlica pueda convertirse a la f protestante, a la f budista, a la f juda, a la f musulmana o cualquier otra f de su predileccin, o regresar a la Iglesia Catlica en cualquier momento si as lo desea por libertad y conviccin espiritual propia, mientras que Regis Planchet no toleraba ninguna otra posibilidad ms que la proscripcin de todas las dems religiones que no fuesen la religin catlica. De este

modo, Benito Jurez simboliza la libertad de credos, mientras que individuos como Regis Planchet simbolizan la intolerancia extrema, la intolerancia total hacia las creencias de los dems, siendo esta la razn por la cual los ultraderechistas siempre han visto con simpata y con agrado a la Santa Inquisicin, que resolva el problema de la diversidad religiosa con el remedio simple y expedito de enviar a la hoguera a quienes no estuvieran dentro de la f catlica. Y si Mxico tuvo al furibundo anti-juarista Regis Planchet para pintar a Benito Jurez como un indio cobarde, sanguinario, asesino, ladrn, ratero, apstata y dems calificativos pintorescos, encabezando una gran conspiracin masnica para convertir a los francmasones mexicanos e importados en los dueos de Mxico, Europa tambin tuvo su propia versin de Regis Planchet, un prelado catlico llamado Ernest Jouin, el cual gast bastante tinta en denunciar lo que tambin l llamaba una gran conspiracin masnica. Pero a los revisionistas histricos forjados en esta escuela les faltaba un ingrediente que pudiera hacer ascender a la presunta conspiracin masnica a proporciones colosales, grandiosas, algo que pudiera desatar la histeria y el pnico moviendo a las masas hacia lo que ya se perfilaba a principios del siglo XX como una extrema derecha reaccionaria e intolerante repleta de odio hasta la mdula, pero eso s, muy cristiana, muy dizque catlica. Ese ingrediente casi mgico lo obtendran con la publicacin en Rusia de lo que hoy es considerado como el fraude literario ms grande de todos los tiempos, el tracto titulado Los Protocolos de los Sabios de Sin (no fue publicado originalmente bajo tal ttulo, pero as es como se le conoce hoy en da). Los ultraderechistas en ciernes de principios del siglo XX no perdieron tiempo en fusionar a la gran conspiracin masnica con la gran conspiracin juda para as terminar con una mito ms increble an, la fbula de la gran consp iracin juda-masnica. Sin embargo, esto an no les era suficiente, y necesitaban un tercer ingrediente que realmente elevara sus doctrinas hasta alturas insospechadas. Y ese tercer ingrediente no tardara en llegar. Tras el colapso total de la torpe y autocrtica monarqua de los Romanov que se hundi a s misma y hundi al pas entero en el peor de los infiernos con el ingreso a una guerra contra Alemania que termin costndole millones de muertos a los rusos, el ascenso de los comunistas al poder en Rusia le agreg a las fantasas conspiratorias propaladas por los clrigos Regis Planchet y Ernest Jouin el tercer ingrediente que faltaba: una gran conspiracin comunista. Unidos los tres ingredientes con la mayor de las ligerezas y el menor de los escrutinios histricos que hayan tenido lugar en la historia del hombre, de esta mescolanza bizarra naci la columna vertebral que di sustento a los Nazis en Alemania, a los Falangistas en Espaa, y que hoy d sustento a organizaciones secretas de naturaleza verdaderamente conspiratoria como la terrible sociedad extremista de ultraderecha Tecos cuya principal sede de operaciones sigue siendo la Universidad Autnoma de Guadalajara, y como la an ms terrible Organizacin Nacional del Yunque prohijada por los dementes Tecos usando como materiales de lavado de cerebro los mismos tractos elaborados un siglo atrs por clrigos amorales como Regis Planchet y Ernest Jouin a los cuales jams les entr en el cerebro que el verdadero mensaje de Jess de Nazareth era el promover una doctrina basada en el amor y la esperanza en lugar de una doctrina de odio visceral basada en fantasas estrafalarias y la creacin de organizaciones criminales secretas aglutinando a legiones enteras de supuestos soldados de Dios. Unidos los tres ingredientes, naci la apocalptica teora de la gran conspiracin juda masnica comunista para el dominio del planeta a la cual hay que agregarle (segn Regis Planchet y sus discpulos entre los cuales se encuentra el alucinado Salvador Borrego) el elemento protestante para as postular la existencia de la gran conspiracin juda masnica comunista protestante (solo les falt meter a extraterrestres y ovnis en el panorama). Cabe destacar aqu que la mayor parte de las traducciones al Espaol de Los Protocolos de los Sabios de Sin a los cuales suele adjuntrseles el sub-ttulo Los peligros judeomasnicos estn precedidos por un comentario introductorio elaborado precisamente por Monseor Ernest Jouin, el cual di sus parabienes en su calidad de ministro religioso a las teoras conspiratorias propaladas por el vil fraude literario ruso, elevando a los Protocolos a la categora de algo casi casi confirmado como cierto por l mismo pese a que Ernest Jouin saba perfectamente que se trataba de un fraude literario (Ernest Jouin falleci en 1932, 11 aos despus de que la naturaleza fraudulenta de los Protocolos haba quedado al descubierto en 1921). Ernest Jouin jams pidi perdn a nadie ni ofreci disculpa pblica alguna por haber avalado personalmente como cierto en su calidad de sacerdote catlico un fraude literario que a la postre termin desatando la locura antisemita que condujo al genocidio Nazi de millones de seres humanos en los hornos crematorios ordenados por Hitler para tales efectos.

Los tratados anti-juaristas y antimasnicos elaborados por escritores como Schlarman, Planchet y Jouin han servido a las mil maravillas para calentarle el cerebro a quienes terminaron montando en Mxico su propia conspiracin para apoderarse por la va de la traicin, la perfidia y el engao de aquello de lo que no se podan apoderar por la va del voto popular manifestado en las urnas. Un ejemplo de quienes quedaron alucinados y deslumbrados con el odio anti-juarista inculcado por Schlarman y Planchet fue el Sinarquista guanajuatense admirador de Adolfo Hitler, Salvador Abascal Infante, un pseudo-historiador revisionista de la extrema derecha de Guanajuato (y gran amigo del tambin aprendiz de historiador Salvador Borrego Escalante) que pese a que jams obtuvo ttulo acadmico universitario de nada se crey con los suficientes mritos y conocimientos para escribir el libro Jurez marxista, 1848-1872 (Karl Marx public en vida su primer libro El capital hasta en 1867, apenas cinco aos antes de la muerte de Benito Jurez, y es dudoso que haya ejercido en la mente de Jurez el impacto que Salvador Abascal Infante le quiere atribur, mxime que aunque Jurez era polglota no hablaba ni lea el alemn, que es el idioma en el que fu escrito originalmente el libro de Marx bajo el ttulo Das kapital) , tratando de enmarcar el espritu liberal de Jurez dentro de la estrafalaria teora conspiratoria de la gran conspiracin juda masnica comunista para que de ese modo la doctrina de la ultraderecha fuese congruente, ubicando a Benito Jurez como uno de los principales instrumentos en Mxico de la fabulosa conspiracin. Fue tal el odio anti-juarista instilado entre los sinarquistas y los fascistas de corte cristero en Mxico por autores como Schlarman y Planchet (un odio que siempre ha compartido el primer Presidente de Mxico emanado de la derecha ultraconservadora, Vicente Fox), que el 19 de diciembre de 1948 (unos cuantos aos despus de la derrota de la Alemania Nazi) en un arrebato de nacionalismo una turba vandlica de unos dos mil sinarquistas del Partido Fuerza Popular se traslad hasta el Hemiciclo a Benito Jurez en la Ciudad de Mxico, y despus de escupirle en la cara le encapucharon la cabeza al Benemrito espetndole: T no eres digno de ver hombres libres (evento documentado en su momento en forma detallada por Vicente Fuentes Daz). Lo cual termin por colmar la paciencia del rgimen trayendo como consecuencia la cancelacin del registro de Fuerza Popular como partido poltico y la proscripcin de la Unin Nacional Sinarquista y el sinarquismo en Mxico, lo cual a su vez aceler el viraje de las derechas reaccionarias de Mxico hacia la tctica Yunquista de que es mejor apoderarse del gobierno infiltrndolo por dentro que enfrentndolo valientemente por fuera dando la cara al enemigo, algo para lo cual los planes detallados de indoctrinacin, fanatizacin e infiltracin ya haban sido elaborados y estaban siendo puestos en prctica en las filas de la macabra sociedad secreta Tecos en el Estado de Jalisco. Si vamos a juzgar a Benito Jurez por lo que public en su contra el Pbro. Regis Planchet, mal haramos en tomarle todo lo que dice como cierto, estando perfectamente definido el bando al cual perteneca. Ciertamente, Benito Jurez, el hombre de carne y hueso, tuvo sus defectos y sus virtudes. Ningn hombre es completamente bueno ni completamente malo (aunque hay algunos que son mucho ms buenos que malos y viceversa). Nuestro propsito no debe ser sacralizar ni demonizar al Benemrito, sino evaluar el peso histrico de su legado. Se trata del hombre que impidi que el Mxico actual estuviese siendo gobernado por una monarqua con un sistema rgido de castas que hubiera impedido a nativos indgenas como Benito Jurez el poder aspirar a gobernar a una nacin como Mxico. Se trata del mismo hombre que hizo prevalecer al Estado laico, estableciendo el poder civil como un poder independiente del poder clerical, definiendo claramente la lnea divisoria entre lo que es de Csar y lo que es de Dios, una lnea divisoria que empez a ser borrada cuando Constantino proclam al cristianismo como la religin oficial de Estado de Roma. Y al hacer prevalecer al Estado laico con el reforzamiento de la autoridad civil y la capacidad para expedir actas oficiales de nacimiento, matrimonio y defuncin para cualquier mexicano sin importar su credo religioso, Jurez garantiz por vez primera para todos los mexicanos la libertad religiosa en Mxico, una libertad que ciertamente no se di ni se conoci en los tiempos de la Colonia cuando el Tribunal del Santo Oficio se encargaba de rostizar vivos a quienes trataran de profesar otra f. Por vez primera, los musulmanes, los judos, los protestantes, los evanglicos, los mormones, los cuqueros, los luteranos, los menonitas, y hasta los mismos nativos indgenas de Mxico que sobrevivieron con su lengua original (nhuatl, totonaca, mayo, etc.) al genocidio cultural impuesto con el filo de la espada por aventureros espaoles genocidas tales como Hernn Corts y Francisco Pizarro, estaran en plena libertad de practicar sus creencias religiosas a su modo o inclusive en libertad de cambiar de creencias de acuerdo a sus

convicciones y a sus experiencias, o inclusive hasta de poder convertirse en agnsticos y ateos, sin el temor de ser acusados de hereja y de caer en las garras de los dementes inquisidores que en su intolerancia y falta de respeto hacia las creencias o no-creencias de otros y en su desmedido afn persecutorio recurrieron a los mismos instrumentos de tormento que hoy podemos ver en algunos museos. Y an as, todava hay quienes se siguen tragando el cuento de que Benito Jurez prohibi en Mxico el culto religioso, una fantasa con la que no concuerdan los ministros de muchas sectas cristianas, a grado tal que son precisamente los ministros de estas sectas quienes han salido en defensa del espritu juarista del Artculo 24 Constitucional que las derechas en Mxico siempre han querido socavar! Es absolutamente falso que en Mxico al iniciar el tercer milenio no haya plena libertad de culto religioso (y esto no fue el resultado de alguna concesin generosa hecha por las derechas y los conservadores ultra-reaccionarios de corte neo-fascista desde los tiempos de Jurez hasta los tiempos de hoy), como igualmente falsa es la afirmacin de que en las escuelas privadas no se permita la enseanza de la religin. Lo que s es absolutamente cierto es que en el Mxico laico del siglo XXI no se privilegia a una religin por encima de todas las dems, como tambin es cierto que los ministros de cultos religiosos no pueden andarse insmiscuyendo en la poltica a tal grado que les sea posible tener en el Congreso de la Unin como representantes populares del poder civil a sacerdotes, Obispos, y hasta Cardenales, como tambin es cierto que la enseanza de la religin no es una asignatura obligatoria en las escuelas pblicas sobre la base de que son los padres de familia quienes se deben encargar de tales cosas en el propio seno familiar. A los Regis Planchet de hoy seguramente les agradara sobremanera el ver a la Santa Inquisicin con sus instrumentos confesionales de tormento restaurada plenamente en Mxico (Planchet jams escribi nada en contra del Tribunal del Santo Oficio con la dureza con la cual atac a las fraternidades masnicas las cuales en comparacin con las barbaridades cometidas por los inquisidores resultan ser un inocente juego de nios), como tambin les gustara el poder quemar vivos en una hoguera a todos aquellos encontrados culpables de los delitos de hereja (como Giordano Bruno). Es precisamente esta falta de neutralidad, esta falta de imparcialidad, lo que obliga a tomar toda la obra anti-juarista elaborada por Regis Planchet con cierta desconfianza, con todo y que se trate de una obra elaborada por un sacerdote catlico que por su misma vocacin religiosa debera de haber sido el primero en hablar con la verdad y en mostrarle a otros con su ejemplo el camino en todo lo que se trate de hablar con la verdad, en obediencia al mandamiento supremo que dice claramente No mentirs. Con la puesta en prctica del Estado laico a raz de la promulgacin de las Leyes de Reforma, por vez primera el pensamiento cientfico quedara completamente liberado en Mxico, sin estar supeditado a censuras o ataduras de ninguna especie. Esto es algo por lo cual, y an pese a los yerros que haya cometido el Benemrito, los mexicanos de hoy que no comulgan con quienes quieren proscribir por completo su legado deberan de estarle agradecidos. Y es algo que es muy importante tener siempre en cuenta, porque la encarnizada lucha que Jurez tuvo que emprender en contra de los intolerantes de su tiempo es una lucha que an contina en contra de los intolerantes de hoy que por azares del destino lograron apoderarse de la Presidencia de Mxico desde el ao 2000 adquiriendo por vez primera el mando absoluto del Ejrcito mexicano, con el agravante de que ya no est Jurez aqu entre nosotros para encabezar la resistencia que se debe dar para impedir que se pierda lo que tanto trabajo cost obtener, aunque del cualquier manera su ejemplo sigue vivo para quien se quiera inspirar en l. En cuanto el derechista conservador del Yunquificado Estado de Guanajuato Vicente Fox tom en sus manos las riendas de la Presidencia de Mxico, lo primero que hizo en un acto de enorme trascendencia simblica, tanto para los Yunquistas de Guanajuato como para los ultraconservadores de todo Mxico y en especial para los juramentados dentro de las sociedades secretas de la extrema derecha, al entrar en la oficina presidencial, fue descolgar personalmente con sus propias manos la imagen de Benito Jurez, dndole a entender claramente a la Nacin que las fuerzas ocultas que l representaba no slo demeritaran la figura del Benemrito de las Amricas sino que en cuanto la ocasin fuera propicia llevaran a cabo el desmantelamiento total y absoluto del Estado laico cuya principal bandera bajo Jurez haba sido la separacin Iglesia-Estado (el mismo Jess de Nazareth dijo a sus Apstoles: Dad al Csar lo que es de Csar, y a Dios lo que es de Dios, enseanza que lamentablemente nunca fue asimilada debidamente por quienes hoy se proclaman como sus nicos y verdaderos representantes en la Tierra). El primer gran resultado del giro hacia la derecha ultraconservadora dado por Mxico con la instalacin del PAN en la Presidencia de la Repblica en lo que toca a la destruccin del legado juarista se dara once aos despus con las reformas al Artculo 24 Constitucional para abrir el paso a la imparticin de clases de religin en las escuelas pblicas as como el visto bueno para que los sacerdotes

catlicos, los Obispos y los Cardenales se puedan entrometer abiertamente en la poltica de Mxico e inclusive se puedan lanzar para puestos pblicos como en los tiempos en los que haba Obispos Virreyes (de hecho ya lo han estado haciendo, se trata ms bien de legalizar estas injerencias en la poltica). Se ha dado ya demasiado espacio arriba a algunas de las voces que tradicionalmente despotrican en contra del indio de Guelatao calificndolo como un verdadero demonio que ya est pagando en el Infierno el atrevimiento de haber luchado por separar los dominios del Csar de los dominios de Dios. En aras de un balance necesario en todo trabajo que requiere la inclusin de ambos puntos de vista, ahora se dar entrada a voces que tienen a Benito Jurez en alta estima. Nada mejor para ello que la reproduccin de un editorial publicado por un articulista que reside en la misma ciudad que lleva el nombre del Benemrito: El Sergio EL 20 natalicio Conde de marzo del de Jurez Varela DIARIO 2012

El llamado prncipe de la palabra, Jess Urueta, chihuahuense, cuyo verbo encendido despertaba las grandes pasiones de la sociedad mexicana y empujaba con frases centellantes a emprender grandes acciones, dijo respecto a Benito Jurez, zapoteca nacido el 21 de marzo de l806: El polvo que piensa, no vuelve al polvo, Jurez, sublime encarnacin del hombre, no se encuentra en su tumba convertido en cenizas, es un icono agregamos nosotros cuya vida se incrust para siempre en la historia nacional. En Mxico, el 21 de marzo es un da festivo por el nacimiento de este hombre. Su vida es un ejemplo motivacional para quienes nacen en situaciones de angustia social y familiar. Trabajo, entrega, estudio, lucha, decisin, errores humanos, aciertos tambin humanos de alcances considerables a niveles trascendentes, hacen de este abogado, formado en seminarios clericales, en universidades y en la vida pblica, un mexicano ejemplar que por su constancia, inteligencia y respeto a la legalidad, pudo sortear graves problemas por los que atraves nuestro pas, desde l847 hasta que muri el 18 de julio de l872. Un escritor chihuahuense, Jos Fuentes Mares, no muy inclinado a las ideas de Jurez, escribi un libro de impacto en torno a l que lo titul Y Jurez se refugi en el desierto en donde seala con claridad el hecho de que don Benito, perseguido, vino a nuestro estado y se refugi en Paso del Norte o sea nuestra estrujada ciudad. Por ese hecho, tom el nombre de Ciudad Jurez hasta la fecha. Muchas frases fulgurantes cargadas de dinamita histrica pronunci Jurez en su tiempo que de alguna manera sirvieron como bases firmes para el caminar del pueblo y sus instituciones. Desde luego el famoso apotegma: El respeto al derecho ajeno es la paz y muchas palabras todas ellas conectadas con el cumplimiento de la ley como aquella que se plasm en el monumento del Chamizal: La ley siempre ha sido mi espada y mi escudo. Lo anterior no slo sirve como un recuerdo histrico sino una consigna que deben emplear los gobiernos para la resolucin de los graves problemas por los que padecemos. Slo las leyes equitativas pueden al aplicarse componer al descompuesto tejido social. Nuestra frontera pide a gritos que se apliquen esos ordenamientos, pero deben ser leyes meditadas y reflexionadas a fondo, por personas responsables que al llegar al poder legislativo aporten esfuerzo y entrega para que el gobierno y el pueblo de comn acuerdo se sujeten a ellas y se quite para siempre los artificios publicitarios de lanzar proclamas para llegar a los puestos representativos sin hacer nada que beneficie a la gente y que slo la cara publicidad puede hacer que se sustituya la ausencia de compromiso comunitario de los aspirantes. En un documentado estudio escrito por la investigadora del Colegio de Mxico Josefina Zoraida Vzquez en 2006, apunt cosas interesantes de Benito Jurez. Fue un lector asiduo y por ello desarroll su capacidad de escribir; jams abandon su compromiso con los desposedos; deca: trabajar constantemente para destruir el poder funesto de las clases privilegiadas; tenia madera de estadista como lo demuestran algunas notas. Su

preocupacin principal fue pacificar al estado; era sereno y seguro en sus metas. Jurez mantuvo unido un gobierno en medio de una guerra trgica y violenta; fue una caracterstica de su carcter una resistencia a toda prueba. Asienta la investigadora que Jurez fue el nico presidente que en el siglo XIX conoci el latn, el ingles y el francs. Para algunas personas, los das de festejo patrio slo sirven para el descanso, sin darle una pequea pasada a la historia que es la maestra de la vida. Se requiere, como en el caso de Jurez, se acuda a sus ideas toda vez que por falta de la aplicacin de la ley empieza a naufragar el barco social, y por la apata en la aplicacin de las normas existe un caos basado slo en la fuerza y no en las normas a quien Jurez respet. De verdad. Veamos otro editorial elaborado con motivo del aniversario del natalicio del Benemrito, publicado en el mismo medio: Benito Vctor EL 4 Jurez y la fuerza del derecho Orozco DIARIO 2012

de

marzo

del

La historia, se ha escrito muchas veces, es la maestra de la vida. Los individuos o las colectividades que no conocen la propia y son reacios a sus enseanzas, estn condenados a repetirla. Hoy, en que se habla tanto aunque se logre tan poco para alentar e instaurar una cultura de la legalidad, vale decir del respeto a la ley, es saludable recordar un episodio crucial en la historia de nuestro pas. El 15 de mayo de 1867 fue tomada por el ejrcito republicano la ciudad de Quertaro donde se haba instalado Maximiliano de Habsburgo con el grueso de las tropas imperialistas. El emperador cay prisionero junto con sus generales, siendo sometidos a juicio de inmediato, incoado por un tribunal de guerra, de conformidad con la ley del 25 de enero de 1862, expedida en los inicios de la intervencin francesa. Esta norma impona la pena de muerte a los mexicanos y extranjeros que invadieran el territorio nacional o pretendieran cambiar la forma de gobierno por medio de las armas. El acto de expedicin por el gobierno juarista, fue una especie de blindaje jurdico de la nacin frente a la gravedad del ataque al cual era sometida. Prisionero el emperador, muy pocos, incluyndolo a l mismo, suponan que los republicanos se atrevieran a pasarlo por las armas. Se trataba del hermano del poderoso emperador Francisco Jos, que reinaba sobre el gigantesco imperio austro-hngaro y era uno de los ms conspicuos miembros de la realeza europea, perteneciente a una casa real cuyos orgenes se remontaban muy lejos en la Edad Media y que rega desde haca centurias. Desde que apareci el peligro de que el archiduque cayese preso, por el avance de las tropas fronterizas hacia el centro del pas, el gobierno austriaco hizo gestiones ante el ingls, el de Prusia y el norteamericano para que protegiesen la vida de Maximiliano. As trataron de hacerlo sus representantes, elevando comedidas peticiones los europeos al presidente de la Repblica y una muy altanera del estadounidense, que sonaba ms como una amenaza que como una solicitud amistosa y humanitaria. Vctor Hugo, el gigante literario francs, que contaba con la autoridad moral de haberse solidarizado con la causa mexicana en contra de su propio Estado, escribi a Jurez una conmovedora carta pidiendo por la vida del joven prncipe. Tambin lo hizo Jos Garibaldi, el libertador de Italia y a quien tanto admiraba el presidente mexicano. La misiva del novelista no lleg a tiempo y quiz hubiera tenido mayor influencia en el nimo del oaxaqueo que las insolentes palabras del diplomtico de los Estados Unidos. Escribi el autor de Los Miserables:

Escuche, ciudadano presidente de la Repblica Mexicana. Acaba usted de vencer a las monarquas con la democracia. Usted les mostr el poder de sta; mustreles ahora su belleza. Despus del rayo, muestre la aurora.

Al cesarismo que masacra, mustrele la Repblica que deja vivir. A las monarquas que usurpan y exterminan, mustreles el pueblo que reina y se modera. A los brbaros, mustreles la civilizacin. A los dspotas, los principios. D a los reyes, frente al pueblo, la humillacin del deslumbramiento. Acbelos mediante la piedad. Los principios se afirman, sobre todo, brindando proteccin a nuestro enemigo. La grandeza de los principios est en ignorar. Los hombres no tienen nombre ante los principios, los hombres son el Hombre. Los principios no conocen sino a s mismos. En su estupidez augusta no saben sino esto: la vida humana es inviolable. Narraron los abogados defensores de Maximiliano y los diplomticos de Europa que se entrevistaron con el ministro Sebastin Lerdo de Tejada y con el presidente Jurez, que la tnica de las respuestas siempre fue la misma: el gobierno mexicano no poda hacer otra cosa que hacer respetar la ley sin hacer excepcin alguna a favor de cualquier persona. Si se estaban juzgando a los mexicanos que haban apoyado a los invasores conforme a la ley del 25 de enero de 1862, deba hacerse lo mismo con los extranjeros y en lo particular con quien tena la mayor responsabilidad en la guerra hecha contra el pueblo mexicano. No hubo, dicen los testigos, ni una palabra, ni un gesto que mostrara un signo de venganza o represalia. Se trataba de aplicar la ley, era todo. Una vez cumplida la sentencia con el fusilamiento de Maximiliano y los generales Miramn y Meja, el presidente Jurez explic en palabras parcas: ...se logr el reconocido efecto y fin de la pena, que propiamente no tiende a reparar el mal causado por el crimen, pero s ha de ofrecer la justa garanta contra su repeticin en lo futuro. Esto es, el objetivo era hacer saber a los filibusteros y conspiradores que pululaban en las cortes europeas y en Washington, funcionarios y potentados, que Mxico no era un pas disponible, sino una nacin de leyes y con un gobierno que las haca cumplir. La prensa europea y la norteamericana, excepcin hecha de pocos medios, se volcaron en sus crticas y agresiones contra el gobierno mexicano despus de la muerte del prncipe. Lo menos que se dijo es que se confirmaba el carcter salvaje de los mexicanos y no falt quien comparara a Jurez con los sacerdotes aztecas que sacaban el corazn a sus enemigos prisioneros. No todos pensaban as. Entre los republicanos franceses exiliados, se despert un sentimiento de admiracin por el presidente indio que se haba atrevido a llevar la justicia hasta sus ltimas consecuencias. Ese mismo ao, se recibi en Mxico una salutacin firmada por obreros republicanos franceses en cuyo nombre signaba Flix Pyat, el mismo revolucionario que dos aos antes haba expresado su solidaridad con la Repblica en otra carta que el presidente Jurez tuvo en sus manos cuando resida en Chihuahua o en Paso del Norte. Con un estilo no muy lejano al de Vctor Hugo, pero con objetivos y orientaciones opuestas, el tribuno y eterno opositor a las monarquas escribi: La historia tiene para siempre tres fechas y tres nombres, iguales en justicia y en gloria; tres fechas: 1649, 1793 y 1867 Tres nombres: Cromwell, Robespierre, Jurez En el mundo moderno, t eres uno de los tres grandes vengadores del gnero humano Y aunque eres el ltimo que ha aparecido, no eres el menor entre ellos La Europa cuenta dos hombres; t los igualas La Amrica dos: t los sobrepujas Bolvar no tena en su contra ms que a Espaa; Washington slo a la Inglaterra: pero tena consigo a la Francia. T tenas al mundo en contra tuya, a todo el antiguo mundo de Amrica y de Europa, porque tambin hay algo viejo en el nuevo mundo; tenas en tu contra a todos los reyes y a sus lacayos, y hasta los buenos republicanos que participaban del duelo de los reyes. Pero tenas contigo la fe y la fuerza del derecho, y has sido ms grande an que Lincoln el mrtir; porque si es hermoso morir por los esclavos, es ms hermoso matar a los tiranos. El estilo es el hombre, dice el dicho. Pyat escribe como lo hacan los jacobinos y libertarios de todo el mundo decimonnico. Como lo hacan aqu Guillermo Prieto e Ignacio Ramrez. Y no le faltaba razn: Mxico, solo

contra el mundo, tena a su favor la fuerza del Derecho. Aferrndose a ella, por fin triunf. Podremos los mexicanos de esta generacin hacer valer esta leccin de nuestro pasado y lograr el imperio de la Ley? El triunfo de Jurez fue el haber logrado que prevaleciera el Estado de Derecho, el estado laico, sobre el estado monrquico el estilo del Mxico virreinal basado en un sistema de castas y ttulos nobiliarios obtenidos no por mritos propios individuales sino por herencia de las glorias de los antepasados . Qu no le han echado en cara las derechas ultraconservadoras reaccionarias a Benito Jurez el que haya procurado la Presidencia de Mxico por una segunda ocasin (como se acostumbra hacerlo en la democracia norteamericana) cuando ellos derramaron mucha sangre mexicana para tratar de imponer un sistema monrquico en Mxico a perpetuidad basado en el sistema de castas y ttulos nobiliarios! El odio atroz manifestado por las fuerzas ya no tan ocultas del fundamentalismo mexicano de derecha as como las enormes cantidades de tinta que han gastado en difamar y calumniar a Benito Jurez obligan a dar un repaso a algunos captulos de la Historia de Mxico que permanecan olvidados para poder apreciar la imagen del verdadero Jurez. Nada mejor para ello que tomar un libro aejo titulado Lecturas nacionales del insigne maestro Teodomiro Manzano publicado en 1932, en donde se incluye una carta de Benito Jurez a Maximiliano en donde al ver a Jurez hablar por s mismo (en lugar de verlo hablar a travs de las falsedades y distorsiones que le inventan los talibanes de la derecha mexicanos) podemos apreciar mejor al verdadero Jurez. La carta fue escrita a toda prisa cuando los predecesores del PAN y del Yunque se haban trado a Mxico a un noble aristcrata europeo para fundar una monarqua (los ultraconservadores jams han credo en la democracia, ni ayer ni hoy, y para ellos la democracia solo es buena si les permite llegar al poder haiga sido como haiga sido, tras lo cual ellos se convierten en los principales enemigos de la misma), una monarqua de opereta cuyos primeros estragos fueron el derramamiento estril de sangre mexicana en la intentona de imponer un sistema de gobierno absolutista y monrquico en Mxico: Carta Monterrey, Muy de Mayo Jurez 28 respetable a de Maximiliano 1864 Seor:

Me dirige usted particularmente su carta del 22 del pasado, fechada a bordo de la fragata Novara; y mi calidad de hombre corts y poltico me impone la obligacin de contestarla, aunque muy de prisa y sin redaccin inmediata, porque ya debe usted suponer que el delicado e importante cargo de Presidente de la Repblica absorve casi todo mi tiempo, sin dejarme descansar de noche. Se trata de poner en peligro nuestra nacionalidad, y, yo, que por mis principios y juramentos soy el llamado a sostener la integridad nacional, la Soberana y la Independencia, tengo que trabajar activamente, multiplicando mis esfuerzos, para corresponder al depsito sagrado que la Nacin, en el ejercicio de sus facultades, me ha confiado.; sin embargo, me propongo, aunque ligeramente, contestar los puntos ms importantes de su citada carta. Me dice usted que, abandonando la sucesin a un trono de Europa, abandonando a su familia, sus amigos, sus bienes, y lo ms caro para el hombre, su patria, se han venido usted y su esposa Doa Carlota a tierras lejanas y desconocidas solo para corresponder al llamamiento espontneo que le hace un pueblo, que cifra en usted la esperanza de su porvenir. Admiro positivamente, por una parte, toda su generosidad, y por otra parte ha sido verdaderamente grande mi sorpresa el encontrar en su carta la frase: llamamiento espontneo, porque yo ya haba visto antes que cuando los traidores de mi Patria se presentaron en comisin por s mismos en Miramar, ofreciendo a usted la corona de Mxico, con varias cartas de nueve o diez poblaciones de la Nacin, usted no vi en todo eso ms que una farsa ridcula, indigna de ser considerada seriamente por un hombre honrado y decente. Contest usted a todo eso exigiendo una voluntad libremente manifestada por la Nacin, y como resultado de

sufragio universal; esto era exigir una imposibilidad; pero era una exigencia propia de un hombre honrado. Cmo no he de admirarme ahora vindole venir al territorio mexicano, sin que se haya adelantado nada respecto a las condiciones impuestas; cmo no he de admirarme vindole aceptar ahora las ofertas de los perjuros y aceptar su lenguaje, condecorar y poner a su servicio a hombres como Mrquez y Herrn, y rodearse de toda esa parte daada de la sociedad mexicana? Yo he sufrido, francamente, una decepcin; yo crea a usted una de esas organizaciones puras, que la ambicin no alcanzara a corromper. Me invita usted a que vaya a Mxico, ciudad a donde usted se dirige, a fin de que celebremos all una conferencia, en la que tendrn participacin otros jefes mexicanos que estn en armas, prometindome todas las fuerzas necesarias para que nos escolten en el trnsito, y empeando, como seguridad de su f pblica, su palabra y honor. Imposible me es, seor, atender a ese llamamiento, mis ocupaciones nacionales no me lo permiten; pero si en el ejercicio de mis funciones pblicas yo debiera aceptar tal intervencin, no sera suficiente garanta la fe publica, la palabra y el honor de un agente de Napolen, de un hombre que se apoya en esos afrancesados de la Nacin Mexicana, y del hombre que representa hoy la causa de una de las partes que firmaron el Tratado de la Soledad. Me dice usted que de la conferencia que tengamos, en el caso de que yo la acepte, no duda que resultar la paz, y con ella la felicidad del pueblo mexicano, y que el Imperio contar en adelante, colocndome en un puesto distinguido, con el servicio de mis luces y el apoyo de mi patriotismo. Es cierto, seor, que la historia contempornea registra el nombre de grandes traidores, que han violado sus juramentos y sus promesas; que han faltado a su propio partido, a sus antecedentes y a todo lo que hay de sagrado para el hombre honrado; pero el encargado actualmente de la Presidencia de la Repblica, salido de las masas obscuras del pueblo, sucumbir, (si en los juicios de la Providencia est determinado que sucumba), cumpliendo con su juramento, correspondiendo a las esperanzas de la Nacin que preside, y satisfaciendo las inspiraciones de su conciencia. Tengo necesidad de conclur por falta de tiempo, y agregar slo una observacin. Es dado al hombre, seor, atacar los derechos ajenos, apoderarse de sus bienes, atentar contra la vida de los que defienden su nacionalidad, hacer de sus virtudes un crimen y de los vicios propios una virtud; pero hay una cosa que est fuera del alcance de la perversidad, y es el fallo tremendo de la Historia. ELLA Soy Benito Jurez Los derechistas del ayer como los reaccionarios Leonardo Mrquez, Miguel Miramn, Flix Mara Zuloaga, Antonio Taboada, Herrn y Toms Meja (predecesores de los Yunquistas y Tecos de hoy) no son muy diferentes de los ultraconservadores de la derecha actual como Felipe Caldern, Vicente Fox, Josefina Vzquez Mota y dems fauna conspiradora de la derecha ultraconservadora en Mxico. Aquellos traidores del ayer son simplemente sus gloriosos antepasados, igual en muchos sentidos que los continuadores actuales de su obras, con la excepcin de que en los tiempos de Jurez no tenan un Adolfo Hitler o un Francisco Franco como ejemplos a seguir, ni contaban con un poderoso medio masivo de comunicacin cmplice de ellos como TELEVISA. Ah, como cambian los tiempos, y al mismo tiempo como no cambian en nada cosas que creamos que cambiaran con el paso del tiempo! Y en ambos casos, hay un desprecio absoluto hacia aquellos que dicen estar salvando. Los ultraconservadores de ayer no tuvieron el menor remordimiento de la sangre que se de NOS ud. seguro JUZGARA. servidor

derramara en suelo patrio al abrirle ellos las puertas a los invasores franceses en apoyo de la aventura monrquica que termin en fracaso, al igual que los ultraconservadores de hoy no tuvieron el menor remordimiento en impulsar a escondidas la masacre de Tlatelolco pregonando falsamente una supuesta conjura marxista disfrazada de conflicto estudiantil para derrocar al gobierno de Mxico. Y aunque hoy defienden a ultranza los derechos de los cigotos a completar el ciclo de fecundacin, jams han tenido respeto alguno por la vida humana, ni ayer ni hoy, henchidos de la hipocresa fantica que siempre los ha caracterizado. Como puede verse en la carta de Jurez a Maximiliano, es vil mentira de la derecha ultraconservadora la afirmacin de que Jurez era un ateo descredo empeado en la destruccin de la Iglesia Catlica. Inclusive aunque Jurez fund la institucin del matrimonio civil (la cual benefici a todos aquellos miembros de otros credos religiosos para los cuales sus uniones eran uniones pecaminosas de amasiato sin derechos ni privilegios legales al estar realizadas fuera de la Iglesia Catlica) Jurez no se opuso a que sus hijas se casaran mediante una ceremonia religiosa catlica adems de la ceremonia civil. Lo que no le perdonan ni le perdonarn nunca los reaccionarios del ayer que son los Yunquistas de hoy a Jurez es el haber luchado para fundar el Estado laico en Mxico dando plena validez al precepto institudo por el mismo Jess de Nazareth. Los mismos traidores del ayer a los cuales Benito Jurez tena identificados plenamente y los cuales les abrieron las puertas de Mxico a los invasores franceses antecedieron a quienes hoy son sus herederos ideolgicos abrindoles las puertas a extranjeros injerencistas como el gachupn Antonio Sol concedindoles rpidamente por la va fast track la ciudadana mexicana para que vengan a envenenar los procesos electorales de Mxico con sus campaas de odio y guerras mediticas sucias para garantizar la permanencia en la silla presidencial de la casta impura de conservadores afines a la ultraderecha que anhelan el poder absoluto haiga sido como haiga sido sin importarles que su obstinacin de querer controlarlo todo pueda llevar a Mxico a una guerra civil (como en los tiempos de Jurez) que termine costndole la vida a miles o quiz cientos de miles de mexicanos al no dejar ninguna otra opcin para expulsarlos del poder o del pas:

Veamos otro pasaje tomado del mismo libro elaborado por el Maestro Teodomiro Manzano: Ancdotas
Bail

de
con

la
un

vida
humilde

de

Jurez estudiante.

Fue en el ao de 1855. Gobernaba el Estado de Oaxaca, con acierto, don Benito Jurez, y era Director del Instituto el Lic. Don Manuel Dubln. Con motivo de la feliz terminacin del curso, los estudiantes del Instituto, ms entusiastas que los de estos tiempos que corren, obsequiaron al seor Dubln con un baile, que se verific en la casa particular de ste. En l un estudiante obscuro y desconocido invit para bailar a una de las hijas ms jvenes del Sr. Jurez. La nia, con la irreflexin propia de la edad, no acept, pretextando una indisposicin. El estudiante se retir corrido, y don Benito Jurez observ la escena.

Casi en seguida, otro caballero de los que brillaban en la festiva Sociedad de esa poca, invit a la misma nia, quien se dispona a gozar de los placeres del baile; pero don Benito se acerc y dirigindose al caballero, suplic dispensara a la nia que, por estar indispuesta, no poda bailar en ese momento. El caballero se excus y tambin se retir sin comprender el por qu de aquello que era extrao en don Benito. La nia, hija del Sr. Jurez, no menos asombrada, pregunt la causa de tal conducta, a lo que don Benito contest: No bailaste con el estudiante pobre y desconocido, porque creste rebajarte. Recuerda que si a fuerza de trabajo no hubiese yo conquistado la posicin que hoy tengo, entonces te consideraras muy honrada con que ese mismo estudiante te dirigiera la palabra. Menos que l fu yo: hoy no sabemos lo que podr ser maana el hombre ms obscuro. Tu deber es satisfacerlo, porque no vales ms que l. Y el Gobernador del Estado no tuvo inconveniente en dirigirse al estudiante desairado, y con su afable cortesa que enajenaba voluntades decirle: Amiguito, mi hija no pudo bailar con usted hace poco porque se senta mal; ahora que est repuesta, me encarga suplique a usted le haga el honor de acompaarla. Y bail el estudiante con la hija del Benemrito de las Amricas.

Agustn Rivera Por sus mismos orgenes humildes, Benito Jurez no era clasista, no era soberbio, no era fatuo ni pedante, no era un junior, en marcado contraste con los malinchistas de hoy que an lo desprecian por sus races indgenas y que en aqul entonces exhibiendo sus complejos de inferioridad se fueron hasta Europa para traerse un Emperador de opereta rubio y de ojos azules para que gobernara a Mxico. Los ultraconservadores de la derecha intransigente eran malinchistas ayer, y siguen siendo malinchistas hoy, al admirar y buscar como ejemplo a los arios Nazis pese a que el acomplejado mximo exponente de todo lo que admira racialmente la extrema derecha de Mxico, Adolfo Hitler, ciertamente no era rubio y en una subasta nrdica habra sido desechado como producto de segunda categora al no satisfacer l mismo sus propias exigencias de superioridad racial. Con la desaparicin del Estado laico, con la destruccin del legado juarista, el siguiente paso lgico debe ser sin duda el reescribir toda la Historia de Mxico tal y como lo hacen revisionistas-negacionistas como Salvador Borrego Escalante y Salvador Abascal, ensalzando y pintando como verdaderos hroes a tipos como el General Leonardo Mrquez, Miguel Miramn, Flix Mara Zuloaga, Antonio Taboada, Toms Meja, Vicente Fox, Felipe Caldern, Josefina Vzquez Mota y Victoriano Huerta, y vilificando al mismo tiempo a figuras como

Benito Jurez, Lzaro Crdenas y hasta al Padre de la Patria Don Miguel Hidalgo y Costilla cuyo levantamiento armado puso fin al Imperio Espaol, algo que los derechistas extremistas de hoy en Mxico nunca le han perdonado al Cura Hidalgo (tampoco los de Espaa). Que al fin y al cabo, para reinventar toda la historia rellenndola con falsedades, verdades a medias y mentiras directas es para lo nico que son realmente buenos los ultraderechistas mexicanos de hoy y sus asesores importados de Europa.

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POST SCRIPTUM: En el mismo mes de marzo del 2012, en ocasin del aniversario del natalicio del Benemrito, un editorialista de nombre Vctor Orozco escribi lo siguiente en un trabajo titulado La iglesia para rezar, la escuela para ensear: El papa Benedicto XVI ha venido a Mxico entre otros propsitos con el de promover la libertad religiosa, dice. Sabe de seguridad que en este pas existe tal libertad desde el 4 de diciembre de 1860, cuando la proclam el gobierno republicano. Y sabe tambin que alcanzar el ejercicio de tal derecho cost a los mexicanos ros de sangre, brotados de la oposicin ofrecida por la iglesia catlica, la cual conden, excomulg y combati con todo lo que pudo a quienes defendieron esa libertad. Y que financi, arm y alent tambin con todo lo que estuvo en sus manos a los ejrcitos enemigos del derecho de este pueblo a tener o no tener creencias religiosas. Tragedias similares ocurrieron a los franceses, espaoles, italianos, brasileos, argentinos, peruanos...etc. De dnde pues, esta cantaleta de la libertad religiosa, en boca de sus peores adversarios? La metamorfosis de verdugos de la libertad de creencias en adalides de la misma, no proviene como puede suponerse, del abandono a la vieja idea del dominio absoluto de las conciencias y de los actos de los humanos, sino de la adecuacin a los tiempos, en los cuales es inconcebible el regreso a la religin de Estado, nica y excluyente, como se consignaba en los cdigos polticos del pretrito. Cmo se puede, en los pases occidentales, apoyar alguna constitucin brbara en cuyos preceptos se reinstalaran las prohibiciones, matanzas y persecuciones desatadas en nombre de la religin verdadera? No es posible, ni siquiera para los ultramontanos o extremistas religiosos. Entonces, se buscan otros instrumentos. Los dos principales son el control de los medios de comunicacin y la imparticin de educacin religiosa en las escuelas pblicas. Ambos constituyen el ncleo de la libertad religiosa pregonada por los dirigentes de las burocracias eclesisticas y

polticas confabuladas en un slo objetivo: conservar el dominio de la sociedad, reproducindose y auxilindose constantemente. All donde es posible instalar un estado con prcticas confesionales, aunque se declare aconfesional o laico, la jerarqua catlica copa todos los espacios a su alcance. Veamos el caso de Espaa, donde los problemas derivados de la confusin entre la religin y la poltica, entre el Estado y la iglesia catlica, son el origen de una divisin antigua, profunda e irreconciliable en la sociedad. En el pas ibrico, gracias al Acuerdo entre el Estado Espaol y la Santa Sede firmado en 1979 (sustituto del viejo concordato), el cual tiene rango de tratado internacional, pues es celebrado entre dos entidades soberanas, la iglesia catlica disfruta de privilegios insostenibles en otras latitudes. Participa de un porcentaje determinado en el monto global recaudado en el impuesto sobre la renta de personas fsicas, mismo que el ao pasado import la suma de 260 millones de euros, casi cuatro mil quinientos millones de pesos mexicanos. Pero no slo, adems, el Estado debe pagar el salario de 25,000 profesores encargados de impartir educacin religiosa en las escuelas oficiales y designados por los obispos en cada dicesis. Este rgimen heredado del franquismo se sostiene desde luego en la enorme influencia que cobra la jerarqua eclesistica en la estructura del gobierno y en el conjunto de las instituciones pblicas. Se trata de un poder fctico cuyo peso especfico desequilibra la vida poltica espaola. Jurdicamente, estos derechos de la iglesia catlica estn salvaguardados por un tratado internacional, como he mencionado. La corte del Vaticano no lo digo en sentido peyorativo, pues se trata de una estructura monrquica ostenta as dos personalidades: su titular es a la vez jefe religioso y jefe de Estado. De esta suerte, puede exigir para el primero en nombre del segundo. El gobierno espaol carece de facultades para eliminar estos privilegios y aberraciones decimonnicas, ni an por acuerdo de sus rganos legislativos, toda vez que los tratados celebrados con otros Estados se encuentran por encima de la ley interna. Se requiere la denuncia del instrumento en el cual se fincan, circunstancia que lleva el conflicto al plano de una disputa internacional. El candado es firme como se advierte y quiz al menos en este punto, Francisco Franco, el caudillo de Espaa por la gracia de Dios, no se equivoc cuando dijo en vsperas de su muerte que todo estaba atado y bien atado. Uno tras otro, los voceros de la iglesia catlica insisten en establecer en Mxico la enseanza religiosa en las escuelas estatales. Algn obispo se preguntaba, haciendo gala de socarronera, quien iba a pagar a esos docentes confesionales. Obviamente no se requiere mucha imaginacin para suponer que como en Espaa, los dineros saldran de los impuestos de todos los mexicanos, catlicos o no, creyentes o no. En noviembre del ao pasado, los obispos reunidos en su conferencia episcopal, tuvieron una junta con el presidente de la Repblica y le presentaron la propuesta-exigencia. Si la constitucin poltica establece que el mexicano es un Estado laico, pues no la modifiquemos dicen los clrigos, hagmonos de la vista gorda y digamos con su santidad Benedicto XVI que ...la educacin de una confesin religiosa en las escuelas pblicas, lejos de sign ificar que el Estado asume o impone una creencia religiosa particular, indica el reconocimiento de la religin como un valor necesario para la formacin de la persona. Pero entonces, no inculquemos religin alguna, con sus dogmas y sus fantasas, sino ensese historia de las religiones, de la culturas religiosas, de todos estos procesos como resultantes histricas, de manera tal, como deca un profesor de la Universidad Autnoma Metropolitana, que el educando conozca las razones por las cuales l es catlico y su compaero de al lado es protestante o testigo de Jehov. Obviamente sta no es la idea de aquellos que claman por la libertad religiosa, sino la de imponer desde las aulas una concepcin, unos usos, una visin del mundo acordes con los de la iglesia catlica y ms an, de quienes la dirigen y administran. sta es la libertad religiosa por la cual tanto disputan ahora clrigos y polticos. Ahora bien, es la mayora de los mexicanos conforme con la terminacin del Estado laico? Con la introduccin de la educacin confesional en las escuelas oficiales? Con la ilimitada participacin de los sacerdotes en actividades polticas, incluyendo su postulacin para cargos pblicos? Con el financiamiento con dineros fiscales para las actividades de las iglesias, preponderantemente de la catlica? Todas las encuestas dicen que no. El pueblo mexicano es mayoritariamente catlico, cierto, pero hay arriba de veinte millones de habitantes de otras confesiones o de ninguna. Y, entre los declarados catlicos, prevalecen, sin ninguna duda la sensatez, el amor a la libertad, el espritu de la tolerancia y la pluralidad. Quiz por ello, los legisladores confabulados con los dignatarios eclesisticos para asaltar una por una a las instituciones republicanas, dan

golpes de mano y no se atreven a desarrollar consultas cada vez que reforman las leyes para imponer marchas hacia el pasado. Un pasado, por cierto que los mexicanos no olvidamos, ni en lo que tiene de glorioso por cuanto nos coloc entre las naciones ms avanzadas del mundo cuando el gobierno de Benito Jurez expidi la ley de la libertad religiosa, ni en lo que tiene de oprobio, cuando las cpulas clericales y polticas provocaron guerras fratricidas para evitar las emancipaciones, econmicas y culturales. La iglesia para rezar, la escuela para ensear, es una frase con la cual muy pocos mexicanos estn en desacuerdo, en ella se sintetizan estos slidos aprendizajes histricos.

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